EL ENFERMO IMAGINARIO
BIBLIOTECA VIRTUAL DE AUTORES CLASICOS
Molire
El enfermo imaginario
Comedia con intermedios musicales y damas
PERSONAJES
ARGAN, enfermo imaginario
BELINA, segunda esposa de Argan
ANGLICA, hija de Argan, enamorada de Cleante
LUISITA, hija segunda de Argan y hermana de Anglica
BERALDO, hermano de Argan
CLEANTE, enamorado de Anglica
SEOR DIAFOIRUS, mdico
TOMS DIAFOIRUS, su hijo y pretendiente de Anglica
SEOR PURGON, mdico de Argan
SEOR FLEURANT, boticario de Argan
SEOR BONNEFOY, notario
ANTOITA, sirvienta de Argan
La accin se desarrolla en Pars.
PROLOGO
Despus de las gloriosas fatigas y las hazaas victoriosas de nuestro augusto monarca, justo es que aquellos que se dedican a las letras se afanen en sus alabanzas o en su diversin. Es esto lo que se ha querido hacer aqu, y este prlogo es una primicia de los elogios a este gran prncipe, que da acceso a la comedia El enfermo imaginario, que ha sido proyectada para descansarle de sus nobles trabajos.
El decorado representa un lugar campestre muy agradable.
EGLOGA EN MUSICA Y DANZAS
FLORA, PAN, CLIMENA, DAFNE, TIRCIS, DORILAS, DOS CFIROS, GRUPO DE PASTORES Y PASTORAS
FLORA.Dejad ya, dejad ya vuestros rebaos,
Venid, pastores y venid pastoras,
Llegad aqu, bajo estos tiernos olmos.
Vengo a traeros nuevas agradables,
Y a alegrar, alegrar vuestras cabaas.
Dejad ya, dejad ya vuestros rebaos,
Venid pastores y venid pastoras,
Llegad aqu, bajo estos tiernos olmos.
CLIMENADeja, pastor, aqu tu nombre en ascuas,
Y DAFNE.Que aqu est Flora, que nos llama, excelsa.
TIRCISPero, cruel, dime, al menos, si un poco,
Y DORILAS.
TIRCIS.Con tu amistad, calmars mis deseos.
DORILAS.Si aplacars, sensible, mi doliente queja.
CLIMENAAh est Flora, que nos llama, excelsa.
Y DAFNE.
TIRCISUna palabra, una, es slo lo que quiero.
Y DORILAS.
TIRCIS.Me consumir para siempre en mi pena letal?
DORILAS.Puedo esperar que un da feliz querrs hacer
me?
CLIMENAOd a Flora, que nos llama, excelsa.
Y DAFNE.
INTERMEDIO
Todo el grupo de PASTORES y PASTORAS va a colocarse, con paso rtmico, alrededor de FLORA.
CLIMENA.Cul es la buena noticia,
Oh, diosa!, que de tanta alegra nos inunda?
DAFNE.Ansiamos de veras que nos digas
Cul es la tal noticia trascendente.
DORILAS.Transidos nos sentimos de deseo.
TODOS.Y morimos, por saberla, de impaciencia.
FLORA.Aqu est: Callaos! Chiss ! Silencio!
Colmados estn ya vuestros deseos: Ha vuelto
el gran Luis!
Nos trae, como ofrenda, el amor y los placeres,
Y veris desvanecerse vuestras crueles alarmas.
Ante su gran valor, todo le es sumiso.
Y abandona las armas
Por falta de enemigos.
TODOS. Oh, qu dulce noticia!
Qu placer, qu delicia!
Cuntos juegos, cuntas risas, qu placeres
Cunta dicha triunfante
Qu bien colma el Cielo nuestros ruegos!
Ah, qu noticia deliciosa!
Grande, emotiva y hermosa!
INTERMEDIO DE BAILE
Todos los PASTORES y PASTORAS expresan, por sus damas, la exaltacin de su alegra.
FLORA.De vuestras flautas silvestres,
Despertad los dulces sones;
Luis presta a vuestros cantos
Mil esplendorosos temas.
Al fin del combate
Recoge en sus brazos
La inmensa victoria.
Formad, pues, vosotros
Mil dulces combates
Y load su gloria.
TODOS.
Formemos nosotros .
Mil dulces combates
Que exalten su gloria.
FLORA.
En este bosque cercano,
Mi joven galn prepara,
Del tesoro de mi imperio,
Un premio a la mejor voz
Que sepa cantar con gusto
Las hazaas y virtudes
De un rey, el ms augusto.
CLIMENA.
Si Tircis es el primero,
DAFNE.
Si es Dorilas vencedor,
CLIMENA.
A su amor toda me entrego.
DAFNE.
Yo me fundir en su ardor.
TIRCIS.
Oh, la ms bella esperanza!
DORILAS.
Oh, palabras de dulzor!
AMBOS.
Una ocasin mejor, ms bella recompensa,
Pueden dar al alma fiesta tan intensa?
Los violines tocan una msica para animar a los dos PASTORES al combate, mientras FLORA, como juez va a ponerse al pie del rbol con dos CFIROS, y el resto, como espectadores, van a ocupar los dos rincones de la escena.
TIRCIS.Cuando la nieve fundida infla un torrente famoso
Contra el embate imponente de su caudal espumoso,
No hay nada que se resista;
Diques, castillos, bosques y ciudades,
De consuno, los hombres y rebaos,
Ceden a la corriente que le gua.
Tal, ms veloz y con ms gallarda,
Avanza Luis en el luchar de cada da.
BALLET
Los PASTORES y PASTORAS, por su lado, danzan a su alrededor con un retornelo para expresar sus aplausos.
DORILAS.El inquietante rayo, que atraviesa furioso
La horrible obscuridad de la nube inflamada,
Hace temblar de terror espantoso
Al alma ms valiente y ms gallarda.
Pero, puesto en la brega del combate,
Es Luis quien ms terror imparte.
BALLET
Los PASTORES y PASTORAS hacen lo mismo que han hecho los otros.
TIRCIS.De las glorias fabulosas que Grecia ha cantado,
Con un brillante haz de bellas realidades,
Vemos los esplendores mitigados;
Y todos los famosos semidioses
Que alaba nuestra historia del pasado,
No son en nuestro claro pensamiento
Lo que es Luis ante los ojos asombrados.
BALLET
Los PASTORES y PASTORAS repiten una vez ms los mismos
bailes.
DORILAS.Luis nos recuerda, con hechos inauditos,
Las bellas gestas que relata la historia
De los siglos extinguidos;
Nuestros nietos, en su gloria,
No creern en los anales
De las grandes epopeyas luisinas.
BALLET
Los PASTORES y PASTORAS repiten el mismo movimiento, despus del cual los dos grupos se entremzclan.
PAN (Seguido Abandonad, pastores, esa idea temeraria de seis
Eh!, qu querrais lograr?
FAUNOS.)
Cantar con vuestros caramillos
Lo que Apolo en su hbil lira
Ni decir ni alabar podra?
Es dar demasiado aliento al empuje que os inspira,
Es como subir al cielo con alas de cera blanda
Para caer en el fondo de las aguas abismales.
Para cantar de Luis la intrpida osada,
No hay docta voz que pueda el tono dar,
Ni la oracin ms sublime trazar su imagen
podra.
El silencio es el lenguaje
Que debe sus hazaas loar.
Otro laurel dedicad a sus excelsas victorias,
que en vano vuestros cantos pretenden alabar.
Dejad quieta, dejad, su ingente gloria.
Afanaos tan slo en hacerle gozar.
TODOS.
Dejemos quieta su gloria;
Afanmonos, pues, en hacerle gozar.
FLORA (A
Aunque, para mostrar sus virtudes inmortales,
TIRCIS y a
Falta la fuerza a vuestras almas,
DORILAS.)
No dejaris ambos de recibir un premio.
En las cosas grandes y bellas,
Basta la intencin para ser premiadas.
INTERMEDIO DE BAILE
Los dos CFIROS danzan con dos coronas de flores en la mano, que luego entregan a los dos PASTORES.
CLIMENA Y
En las cosas grandes y bellas,
DAFNE.
Basta la intencin para ser premiadas. (Dndoles
la mano
TIRCIS
Y DORILAS.
Ah!, un dulce triunfo nuestra audacia ha
coronado.
FLORA Y PAN.Lo que a Luis se dedica, siempre es recompen-
sado.
LOS CUATROCuidemos de sus placeres desde ahora en ENAMORADOS. adelante.
FLORA Y PAN.Dichosos aquellos que le consagran la vida!
TODOS.
Juntemos en estos bosques
Nuestras flautas, nuestras voces.
A ello nos invita el da;
Y hagamos que los ecos repitan veces mil:
"Luis es de los reyes, el ms grande,
Dichoso quien su vida le consagra!"
ULTIMO Y GRANDE INTERMEDIO DE BAILE
FAUNOS, PASTORES y PASTORAS se entremezclan y organizan entre ellos dos grupos de danzas, despus de lo cual se van para preparar la comedia.
OTRO PROLOGO
El teatro representa un bosque.
La obertura del espectculo consiste en un ruido agradable de instrumentos. En seguida, una PASTORA se presenta para quejarse tiernamente de que no halla ningn remedio para calmar las penas que est sufriendo. Varios FAUNOS y GITANOS, reunidos para celebrar las fiestas peculiares, encuentran a la PASTORA, escuchan sus lamentaciones y forman un espectculo muy divertido.
LAMENTACION DE LA PASTORA
PASTORA.Vuestra sabidura es tan slo pura quimera,
Mdicos doctos y ligeros;
No os es dado curar con grandes latinajos
El terrible dolor que me enloquece:
Vuestra sabidura es tan slo pura quimera.
Ay de m!, no me atrevo a descubrir,
Al pastor por quien suspiro,
Mi amoroso martirio,
Que slo l puede, con su amor, mitigar.
En vano darle fin la ciencia pretendiera;
Oh, ignaros matasanos, no lo podrais lograr!
Vuestra sabidura es tan slo quimera.
Estos frgiles remedios cuyo inmenso secreto
Cree el vulgar inocente poseis,
No son la curacin de mi calvario.
Vuestra garrulera slo admitirla puede
Un enfermo imaginario.
Vuestra sabidura es tan slo una quimera,
Mdicos poco doctos y ligeros;
No os es dado aliviar con grandes latinajos
El terrible dolor que me enloquece:
Vuestra sabidura es tan slo una quimera.
La escena se transforma en un aposento.
ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
ARGAN
ARGAN.(Solo en la habitacin, sentado ante una mesa, re
pasa las cuentas de su boticario, valindose de fichas; y,
hablando consigo mismo, canturrea los
dilogos siguientes: Tres y dos hacen cinco, y cinco, hacen
diez, y diez, hacen veinte. Tres y dos
hacen cinco. "Adems, del da veinticuatro, una
pequea ayuda insinuante, preparadora y suavi-
zadora, para ablandar, humedecer y refrescar
las entraas del seor." Lo que me agrada del
seor Fleurant, mi boticario, es que sus cuentas
son siempre muy educadas. "Las entraas del
seor; treinta sueldos." S, pero, amigo Fleurant, no basta ser
educado, hay que ser tambin
razonable y no despellejar a los enfermos.
Treinta sueldos por una lavativa! Ya sabis que
gozis de mi sincero afecto. Pero en otras cuentas me las
habis puesto a veinte sueldos nada
ms, y veinte sueldos, en la jerga de boticario,
significa diez sueldos; por tanto, diez sueldos.
Ms, del mismo da, una buena ayuda deters-
va, compuesta de diacatolicn doble, ruibardo,
miel rosada y otros, segn receta, para refrescar,
lavar y limpiar el hipogastrio del seor; veinte
sueldos." Con vuestra licencia, pondremos diez
sueldos. "Ms, del mismo da por la noche, un
julepe heptico, soporfero y somnfero, compuesto para
hacer dormir al seor; treinta y
cinco sueldos." De ste no tengo por qu quejarme, pues me
hizo dormir de veras. Diez,
quince, diecisis y diecisiete sueldos; seis dineros. "Ms, del
da veinticinco, una buena medicina purgante y tonificante,
compuesta de casia
fresca con sen levantino y otros, ordenada por
el seor Purgn, para expulsar y evacuar la bilis
del seor; cuatro libras." Ah, seor Fleurant!,
esto es una burla; hay que vivir con los enfermos. El seor
Purgn no os ha ordenado que
pusierais cuatro francos. Poned, poned, tres li-
bras, si os parece bien. Veinte; y treinta suel-
dos. "Ms, del mismo da, una pocin anodina y
astringente para dar reposo al seor; treinta sueldos." Bien;
diez y quince sueldos. "Ms, del da
veintisis, una ayuda carminativa, para evacuar
los gases del seor; treinta sueldos." Diez sueldos, seor
Fleurant.
"Ms la ayuda del seor repetida por la noche, como antes;
treinta sueldos."
Seor Fleurant, diez sueldos. "Ms, del da veintisiete, una
buena medicina compuesta ex profeso
para evacuar y sacar del cuerpo los malos humores del seor;
tres libras." Bien, veinte y treinta
sueldos. Me agrada que seis razonable. "Ms,
del da veintiocho, una toma de suero clarificado
y dulcificado para suavizar, ablandar, atemperar
y refrescar la sangre del seor; veinte sueldos."
Bien, diez sueldos. "Ms una pocin cordial y
preservativa, compuesta por doce granos de be-
zoar, jarabes de limn y de granada y otros,
segn la receta; cinco libras." Ah, seor Fleu-
rant!, vayamos despacio, despacio, por favor; si
las gastis as, nadie querr estar enfermo; con
tentaos con cuatro francos. Veinte y cuarenta
sueldos. Tres y dos hacen cinco, y cinco, hacen
diez, y diez, hacen veinte. Sesenta y tres libras,
cuatro sueldos, seis dineros. De manera que du
rante este mes he tomado una, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce
lavativas; y el otro mes haba doce medicinas y
veinte lavativas. Nada tiene de extrao que` este
mes me encuentre menos bien que el otro. Se lo
dir al seor Purgn, para que ponga orden en
este asunto. Ea!, que me quiten todo eso de
ah. (Viendo que nadie acude a su llamada y que
ninguno de sus servidores se encuentra en la habitacin.) No
hay nadie. Qu saco con quejarme? Me dejan
siempre solo; no hay manera
de retenerlos aqu! (Hace sonar una campanilla
para llamar a su servidumbre) No me oyen, y
adems mi campanilla no hace bastante ruido.
(Llama por segunda vez: Tiln, tiln, tiln.) No
hay nada que hacer! (Llama de nuevo: Tiln, ti
ln, tiln.) Estn sordos. Antoita! (Hace todo
el ruido posible con su campanilla: Tiln, tiln, ti
ln.) Nada, como si no llamara. Maldita perra,
bribona! (Tiln, tiln, tiln. Ve que llama intil
mente.) Qu rabia! (Tiln, tiln, tiln. Grita.)
Maldita, que el diablo te lleve! Es posible
que se deje as, solo, a un pobre enfermo? (Ti
ln, tiln, tiln.) Vaya si es lamentable! (Tiln,
tiln, tiln. Ah, Dios mo!, me dejarn aqu
solo aunque me muera. (Tiln, tiln, tiln).
ESCENA SEGUNDA
ANTOITA,
ANTOITA.(Entrando en el aposento. Ya voy!
Ah, perra! Ah, bribona!
ANTOITA.(Fingiendo haberse contusionado la cabeza.) Al
diantre con vuestra impaciencia! Atosigis con
tanta violencia a la gente, que me he dado un
golpetazo con la madera de un postigo.
(Encolerizado.) Ah, traidora!...
ANTOITA.(Para interrumpirlo y evitar que grite, contina
quejndose.) Ah!...
Hace...
ANTOITA.Ah!...
Hace una hora...
ANTOITA.Ah!...
...que me has abandonado...
ANTOITA. Ah!...
ARGAN.Cllate, bribona, que te estoy reprendiendo.
ANTOITA.Vaya que s, ya podis decirlo! Me di cuenta
en seguida. Despus del golpe que me he dado.
Me has hecho desgaitar, bribona!
ANTOITA.Y vos me habis hecho partir la cabeza; lo uno
vale lo otro; estamos en paz, si lo prefers as.
Cmo!, bribona...
ANTOITASi me res, me pondr a llorar.
Dejarme as, traidora...
ANTOITA.(Siempre para interrumpirle.) Ah!...
Maldita perra, quieres...
ANTOITA Ah!...
Vamos! Voy a tener adems que renunciar al
gusto de regaarla.
NTOITA.Venid cuanto queris, hasta saciaros!
T me lo impides, gran perra, interrumpindo-
me a ,cada instante.
ANTOITA.Si vos os dais el placer de regaar, dejadme
que yo me d el de llorar: a cada uno el suyo,
no es pedir demasiado. Ah!...
Vamos, hay que hacer lo que ella quiere. Qu-
tame eso de ah, bribona! (ARGAN se levanta de
la silla y le entrega las fichas y las cuentas del
boticario.) Mi lavativa de hoy, ha hecho su
efecto tal como corresponda?
ANTOITA.Vuestra lavativa?
S. He hecho mucha bilis?
ANTOITA.A fe ma!, yo no me meto en estas cosas. Es el
seor Fleurant a quien corresponde meter la na-
riz en ello, puesto que saca su buen provecho.
Que me tengan preparado un buen caldo para
la otra que debo tomar dentro de poco.
ANTOITA.Ese seor Fleurant y esotro seor Purgn se
divierten con vuestro cuerpo; vaya si han halla
do en vos una buena vaca lechera; y me agra-
dara preguntarles qu mal tenis, para daros
tantos remedios.
Cllate!, ignorante; no eres quin para contro-
lar las disposiciones de la medicina. Que digan
a mi hija Anglica que venga a verme; tengo
algo que decirle.
ANTOITA,Ah la tenis; como si hubiera adivinado vues-
tro pensamiento.
ESCENA TERCERA
ANGLICA, ANTOITA, ARGAN
ARGAN.Acercaos, Anglica; vens a punto; quera ha-
blaros.
ANGLICA.Aqu estoy, dispuesta a escucharos.
(Corriendo al bacn). Esperad! (A ANTOITA.)
Dadme mi bastn. Vuelvo en seguida.
ANTOITA.Daos prisa, seor; corred. Ese seor Fleurant,
vaya si nos da trabajo!
ESCENA CUARTA
ANGLICA, ANTOITA
ANGLICA.(Mirndola lnguidamente, le dice en tono confi-
dencial.) Antoita...
ANTOITA. Qu?
ANGLICA.Mrame un momento.
ANTOITA.Y bien: ya os miro.
ANGLICA.Antoita !
ANTOITA.Y bien, qu significa ese "Antoita"?
ANGLICA.No adivinas de qu quiero hablarte?
ANTOITA.Vaya si lo supongo: de nuestro joven galn;
porque es l, desde hace seis das, el tema de
todas nuestras charlas; v no estis satisfecha si
no hablis de ello a todas horas.
ANGLICA.Puesto que lo sabes, par qu no eres la prime-
ra en hablarme y evitarme la pena de tener que
obligarte?
ANTOITA.Pero si no me dais tiempo para ello, y tratis de
este asunto con tales pensamientos que es muy
difcil seguiros.
ANGLICA.Te confieso que no me cansara de hablar de l y
que mi corazn aprovecha con ardor todos los
momentos en que puede abrirse a ti. Pero dime,
Antoita, condenas, quizs, los sentimientos
que abrigo para l?
ANTOITA.Me tienen sin cuidado.
ANGLICA.Hago mal en abandonarme a estas dulces
sensaciones?
ANTOITA.Yo no digo eso.
ANGLICA.Y querras que fuese insensible a las tiernas
muestras de la pasin ardiente que siente por m? ANTOITA.No lo quiera Dios.
ANGLICA.Dime, de veras no encuentras, lo mismo que
yo, que es como algo del Cielo, un efecto del
destino, esa aventura insospechada de haber-
nos conocido?
ANTOITA. S.
ANGLICA.No te parece que este rasgo de tomar mi de-
fensa sin conocerme es, sin duda alguna, de
hombre honesto?
ANTOITA. S.
ANGLICA.Que no puede nadie conducirse ms genero-
samente?
ANTOITA.De acuerdo.
ANGLICA.Y que cuanto hizo fue con la mayor gracia
del mundo?
ANTOITA.Oh, s!
ANGLICA.No te parece, Antoita, que es un apuesto mozo?
ANTOITA. Seguro.
ANGLICA.Que tiene el mejor porte del mundo?
ANTOITA.No cabe duda.
ANGLICA.Que sus palabras, como sus acciones, tienen
algo de noble ?
ANTOITA.Claro que s.
ANGLICA.Que nadie puede escuchar cosas tan apasiona-
das como las que l me dice?
ANTOITA.Es verdad.
ANGLICA.Y que no hay nada ms enojoso que la sujecin de que se me
hace objeto, que impide toda
comunicacin entre los dulces anhelos de este
mutuo ardor que el Cielo nos inspira?
ANTOITA.Tenis razn.
ANGLICA.Pero, mi querida Antoita, crees que l me
quiere tanto como me asegura?
ANTOITA.Oh, oh! Estas cosas, a veces, se prestan a engaos. Los
mohines del amor se parecen mucho a la verdad; he visto a
grandes comediantes en este arte.
ANGLICA.Al, Antoita ! Qu me ests diciendo? Ay
de m! Cmo sera posible, tal como me habla,
que no me dijera la verdad?
ANTOITA.En todo caso, pronto sabris lo cierto; y ya que
ayer os escribi la resolucin que haba tomado
de pedir vuestra mano, no hay manera ms r-
pida para saber si os dice la verdad o no; eso
ser la mejor prueba.
ANGLICA.Ah, Antoita!, si ste me engaa, en mi vida
creer a ningn otro hombre.
ANTOITA.Ah tenis a vuestro padre que vuelve.
ESCENA SEGUNDA
ANTOITA,
ANTOITA.(Entrando en el aposento. Ya voy!
Ah, perra! Ah, bribona!
ANTOITA.(Fingiendo haberse contusionado la cabeza.) Al
diantre con vuestra impaciencia! Atosigis con
tanta violencia a la gente, que me he dado un
golpetazo con la madera de un postigo.
(Encolerizado.) Ah, traidora!...
ANTOITA.(Para interrumpirlo y evitar que grite, contina
quejndose.) Ah!...
Hace...
ANTOITA.Ah!...
Hace una hora...
ANTOITA.Ah!...
...que me has abandonado...
ANTOITA. Ah!...
ARGAN.Cllate, bribona, que te estoy reprendiendo.
ANTOITA.Vaya que s, ya podis decirlo! Me di cuenta
en seguida. Despus del golpe que me he dado.
Me has hecho desgaitar, bribona!
ANTOITA.Y vos me habis hecho partir la cabeza; lo uno
vale lo otro; estamos en paz, si lo prefers as.
Cmo!, bribona...
ANTOITASi me res, me pondr a llorar.
Dejarme as, traidora...
ANTOITA.(Siempre para interrumpirle.) Ah!...
Maldita perra, quieres...
ANTOITA Ah!...
Vamos! Voy a tener adems que renunciar al
gusto de regaarla.
NTOITA.Venid cuanto queris, hasta saciaros!
T me lo impides, gran perra, interrumpindo-
me a ,cada instante.
ANTOITA.Si vos os dais el placer de regaar, dejadme
que yo me d el de llorar: a cada uno el suyo,
no es pedir demasiado. Ah!...
Vamos, hay que hacer lo que ella quiere. Qu-
tame eso de ah, bribona! (ARGAN se levanta de
la silla y le entrega las fichas y las cuentas del
boticario.) Mi lavativa de hoy, ha hecho su
efecto tal como corresponda?
ANTOITA.Vuestra lavativa?
S. He hecho mucha bilis?
ANTOITA.A fe ma!, yo no me meto en estas cosas. Es el
seor Fleurant a quien corresponde meter la na-
riz en ello, puesto que saca su buen provecho.
Que me tengan preparado un buen caldo para
la otra que debo tomar dentro de poco.
ANTOITA.Ese seor Fleurant y esotro seor Purgn se
divierten con vuestro cuerpo; vaya si han halla
do en vos una buena vaca lechera; y me agra-
dara preguntarles qu mal tenis, para daros
tantos remedios.
Cllate!, ignorante; no eres quin para contro-
lar las disposiciones de la medicina. Que digan
a mi hija Anglica que venga a verme; tengo
algo que decirle.
ANTOITA,Ah la tenis; como si hubiera adivinado vues-
tro pensamiento.
ESCENA TERCERA
ANGLICA, ANTOITA, ARGAN
ARGAN.Acercaos, Anglica; vens a punto; quera ha-
blaros.
ANGLICA.Aqu estoy, dispuesta a escucharos.
(Corriendo al bacn). Esperad! (A ANTOITA.)
Dadme mi bastn. Vuelvo en seguida.
ANTOITA.Daos prisa, seor; corred. Ese seor Fleurant,
vaya si nos da trabajo!
ESCENA CUARTA
ANGLICA, ANTOITA
ANGLICA.(Mirndola lnguidamente, le dice en tono confi-
dencial.) Antoita...
ANTOITA. Qu?
ANGLICA.Mrame un momento.
ANTOITA.Y bien: ya os miro.
ANGLICA.Antoita !
ANTOITA.Y bien, qu significa ese "Antoita"?
ANGLICA.No adivinas de qu quiero hablarte?
ANTOITA.Vaya si lo supongo: de nuestro joven galn;
porque es l, desde hace seis das, el tema de
todas nuestras charlas; v no estis satisfecha si
no hablis de ello a todas horas.
ANGLICA.Puesto que lo sabes, par qu no eres la prime-
ra en hablarme y evitarme la pena de tener que
obligarte?
ANTOITA.Pero si no me dais tiempo para ello, y tratis de
este asunto con tales pensamientos que es muy
difcil seguiros.
ANGLICA.Te confieso que no me cansara de hablar de l y
que mi corazn aprovecha con ardor todos los
momentos en que puede abrirse a ti. Pero dime,
Antoita, condenas, quizs, los sentimientos
que abrigo para l?
ANTOITA.Me tienen sin cuidado.
ANGLICA.Hago mal en abandonarme a estas dulces
sensaciones?
ANTOITA.Yo no digo eso.
ANGLICA.Y querras que fuese insensible a las tiernas
muestras de la pasin ardiente que siente por m? ANTOITA.No lo quiera Dios.
ANGLICA.Dime, de veras no encuentras, lo mismo que
yo, que es como algo del Cielo, un efecto del
destino, esa aventura insospechada de haber-
nos conocido?
ANTOITA. S.
ANGLICA.No te parece que este rasgo de tomar mi de-
fensa sin conocerme es, sin duda alguna, de
hombre honesto?
ANTOITA. S.
ANGLICA.Que no puede nadie conducirse ms genero-
samente?
ANTOITA.De acuerdo.
ANGLICA.Y que cuanto hizo fue con la mayor gracia
del mundo?
ANTOITA.Oh, s!
ANGLICA.No te parece, Antoita, que es un apuesto mozo?
ANTOITA. Seguro.
ANGLICA.Que tiene el mejor porte del mundo?
ANTOITA.No cabe duda.
ANGLICA.Que sus palabras, como sus acciones, tienen
algo de noble ?
ANTOITA.Claro que s.
ANGLICA.Que nadie puede escuchar cosas tan apasiona-
das como las que l me dice?
ANTOITA.Es verdad.
ANGLICA.Y que no hay nada ms enojoso que la sujecin de que se me
hace objeto, que impide toda
comunicacin entre los dulces anhelos de este
mutuo ardor que el Cielo nos inspira?
ANTOITA.Tenis razn.
ANGLICA.Pero, mi querida Antoita, crees que l me
quiere tanto como me asegura?
ANTOITA.Oh, oh! Estas cosas, a veces, se prestan a engaos. Los
mohines del amor se parecen mucho a la verdad; he visto a
grandes comediantes en este arte.
ANGLICA.Al, Antoita ! Qu me ests diciendo? Ay
de m! Cmo sera posible, tal como me habla,
que no me dijera la verdad?
ANTOITA.En todo caso, pronto sabris lo cierto; y ya que
ayer os escribi la resolucin que haba tomado
de pedir vuestra mano, no hay manera ms r-
pida para saber si os dice la verdad o no; eso
ser la mejor prueba.
ANGLICA.Ah, Antoita!, si ste me engaa, en mi vida
creer a ningn otro hombre.
ANTOITA.Ah tenis a vuestro padre que vuelve.
ESCENA QUINTA
ARGAN, ANGLICA, ANTOITA
ARGAN.(Se sienta en su silla) Pues s, hija ma; voy a
daros una noticia que quiz no os esperis. Me
habis sido pedida en casamiento. Qu os su
cede? Os res. Es agradable, s, esta palabra de
casamiento; no hay nada que les parezca ms
grato a las muchachas. Ah, naturaleza, natura-
leza! Por lo que veo, hija ma, no hay necesidad
de que os pregunte si queris casaros.
ANGLICA.Yo he de hacer, padre mo, todo cuanto os plazca ordenarme.
ARGAN.Estoy satisfecho de tener una hija tan obedien-
te. El asunto est pues terminado, y os tengo
prometida.
ANGLICA.Es mi deber, padre mo, seguir ciegamente todos
vuestros deseos.
ARGAN.Mi mujer, vuestra madrastra, quera que os
hiciera religiosa, as como tambin a vuestra
hermana Luisita. Siempre se ha obstinado en
ello.
ANTOITA.(En voz baja.) La pcara tena sus razones.
ARGAN.No quera consentir en este casamiento, pero he
ganado yo y he dado mi palabra.
ANGLICA.Ah, padre mo, cun agradecida os estoy por
vuestras bondades.
ANTOITA.(A ARGAN.) En verdad que me alegra oros
decir esto, y creo que es la accin ms cuerda
que habis tomado en vuestra vida.
ARGAN.No he visto todava al interesado, pero me han
dicho que quedara satisfecho, y t tambin.
ANGLICA.Estoy cierta, padre mo.
ARGAN.Cmo y cundo lo has visto?
ANGLICA.Puesto que vuestro consentimiento me autoriza
a abriros mi corazn, no os ocultar que el azar
hizo que ambos nos conociramos hace de ello
seis das, y que la peticin que os ha sido hecha
es un efecto de la inclinacin que, desde aquella
primera entrevista, hemos sentido el uno para
el otro.
ARGAN.Ah!, no me lo han dicho, pero me place orlo,
y tanto mejor que las cosas hayan ido por este
camino. Me han contado que es un muchacho
alto y apuesto.
ANGLICA.Oh, s, padre mo!
ARGAN.De buena estampa.
ANGLICA.Sin duda.
ARGANUna persona agradable.
ANGLICA.Claro que s.
ARGANDe buena fisonoma.
ANGLICA.Muy buena.
ARGANJuicioso y bien nacido.
ANGLICA. Enteramente.
ARGANMuy honrado.
ANGLICA.El ms honrado del mundo.
ARGANQue habla a la perfeccin el latn y el griego.
ANGLICA.Esto s que no lo s.
ARGANY que ser mdico dentro de tres das.
ANGLICA.El, padre mo?
ARGANS. Es que no te lo ha dicho?
ANGLICA.No, de veras. Quin os lo ha dicho a vos?
ARGANEl seor Purgn.
ANGLICA.Es que el seor Purgn le conoce?
ARGAN Vaya pregunta! Tiene que conocerle, puesto
que es su sobrino.
ANGLICA.Cleanto, sobrino del seor Purgn?
ARGANQu Cleanto? Estamos hablando de quien te
ha pedido en matrimonio.
ANGLICA.Pues bien, s.
ARGANPues es el sobrino del seor Purgn, o sea el
hijo de su cuado, el mdico seor Diafoirus; y
este hijo se llama Toms Diafoirus, y no Clean-
to ; y hemos convenido este casamiento, preci-
samente esta maana, el seor Purgn, el seor
Fleurant y yo, y maana este presunto yerno
me debe ser presentado por su padre. Qu su
cede? Te veo muy sorprendida!
ANGLICA.Es que, padre mo, vos habis hablado de una
persona y yo he entendido que era otra.
ANTOITA.Vaya! Seor, habris sido capaz de tramar
este proyecto burlesco? Vos, con todo lo que
poseis, querrais casar a vuestra hija con un
mdico?
ARGAN.S. Y por qu te mezclas en esto, bribona, mal-
dita descarada?
ANTOITA.Dios mo! Vayamos despacito. Vos arreis por
delante los insultos. Es que no podemos razo-
nar juntos sin salirnos de las casillas? As que
hablemos a sangre fra. Cul es la razn que
tenis para este matrimonio?
ARGAN. Mi razn es que, vindome enfermo y achaco
so, que de veras lo estoy, quiero tener un yerno
y unos aliados, mdicos todos ellos, a fin de
asegurarme buenos auxilios contra mi enferme
dad; de tener en mi familia la fuente de los re-
medios que necesito y poder contar con consul-
tas y recetas.
ANTOITA.Vaya, vaya! Eso es dar una razn, y da gusto
conversar amablemente los unos con los otros.
Pero, seor, poneos la mano en la conciencia.
Es que realmente estis enfermo?
ARGANCmo que si estoy enfermo? Bribona! Pre-
gunta si yo estoy enfermo, descarada!
ANTOITA.Bien, bien, s, seor; estis enfermo, no discu-
tamos sobre esto. S, estis muy enfermo, no lo
pongo en duda, y mucho ms de lo que creis.
Ya estamos de acuerdo. Pero vuestra hija tiene
que casarse con un marido para ella; y, no es-
tando enferma, no es necesario darle un mdico.
ARGANPara m le doy este mdico; y una hija buena y
sumisa debe sentirse encantada de casarse con
lo que es til a la salud de su padre.
ANTOITA.Ya os digo yo, seor! Queris que, como
amiga, os d un buen consejo?
ARGANY cul es este consejo?
ANTOITANo pensar ms en ese noviazgo.
ARGANY por qu razn?
ANTOITA.La razn? Pues que vuestra hija no consentir
nunca en ello.
ARGANQue... no consentir?
ANTOITA. No.
ARGANMi hija?
ANTOITA.Vuestra hija. Os dir que no tiene nada que ha-
cer del seor Diafoirus, ni de su hijo Toms
Diafoirus, ni de todos los Diafoirus de este
mundo.
ARGANPues yo s que tengo algo que hacer con ellos,
entiendes? Adems, el partido es ms venta-
joso de lo que se cree. El seor Diafoirus no
tiene ms que a ese hijo por heredero; y, ade-
ms, el seor Purgn, que no tiene ni esposa ni
hijos, le da todos sus bienes con ocasin de esta
boda; y el seor Purgn es un hombre que tiene
muy bien sus ocho mil libras de renta.
ANTOITA.Habr tenido que matar a mucha gente, para
haber llegado a ser tan rico.
ARGANOcho mil libras de renta son algo, sin contar
con lo del padre.
ANTOITA.Seor, todo esto es bueno y bonito; pero yo
vuelvo a la ma. Entre nosotros, os aconsejo
que le escojis otro marido, pues ella no est
hecha para ser la seora Diafoirus.
ARGANPues yo quiero que lo sea.
ANTOITA.Ah, quitad all!, no digis eso.
ARGANCmo que no diga eso?
ANTOITA.Claro que no.
ARGANY por qu no he de decirlo?
ANTOITA.Se dir que no pensis lo que decs.
ARGANQue digan lo que quieran; pero lo que te digo a
ti es que quiero que ella cumpla la palabra que
he dado yo.
ANTOITA.No, estoy segura de que no lo har.
ARGANPues la obligar a ello.
ANTOITA.Yo os digo que no lo har.
ARGANElla lo har o la encerrar en un convento.
ANTOITA. Vos?
ARGAN Yo.
ANTOITA. Bien.
ARGANQue quieres decir con ese "bien"?
ANTOITA.Vos no la vais a encerrar en un convento.
ARGANQu yo no voy a encerrarla en un convento?
ANTOITA. No.
ARGAN No?
ANTOITA. No.
ARGANOyeme! Esta s que es buena! Que yo no voy
a meter a mi hija en un convento, si lo quiero?
ANTOITA.No, os lo digo yo.
ARGANQuin me lo impedir?
ANTOITA.Vos mismo.
ARGAN Yo?
ANTOITA.S. No sois capaz de tener tan mal corazn.
ARGANVaya si lo tendr.
ANTOITA.Estis chanceando.
ARGANNo chanceo.
ANTOITA.La ternura paternal os lo impedir.
ARGANNo me lo impedir.
ANTOITA.Una lagrimita o dos, unos brazos rodendoos el
cuello, un "Mi papato guapo", pronunciado
con ternura, bastarn para rendiros.
Todo esto no servir para nada.
ANTOITA.S, s.
ARGAN.Te aseguro que no me volver atrs.
ANTOITA.Tonteras!
ARGAN.Haces mal en creer que son tonteras.
ANTOITA.Dios mo! Si os conozco: sois bueno de natural.
ARGAN.(Con vehemencia.) No soy bueno; y, adems,
soy malo cuando quiero.
ANTOITA.Calma, calma, seor; os olvidis que estis en-
fermo.
ARGAN.Le ordeno muy seriamente que se prepare para
tomar el marido que le propongo.
ANTOITA.Y yo le prohbo terminantemente que lo haga.
ARGAN.Pero dnde estamos? Cul es la audacia de
esta bribona de sirvienta para atreverse a ha-
blar as delante de su seor?
ANTOITA.Cuando un seor no piensa en lo que hace, una
sirvienta sesuda tiene el derecho de corregirle.
ARGAN.(Yendo hacia ANTOITA.) Ah, insolente! Yo s
voy a corregirte!
ANTOITA.(Huyendo de l.) Es mi deber oponerme a las
cosas que os pueden deshonrar.
ARGAN.(Montado en clera, corre detrs de ella alrede-
dor de la silla con su bastn en la mano.) Ven,
acrcate, que te voy a ensear a hablar.
ANTOITA.(Corriendo y escapndose hacia el lado de la silla
donde no est .) Me intereso porque es mi
deber evitar que hagis ninguna locura.
ARGAN.(Lo mismo.) Maldita perra!
ANTOITA.(Lo mismo.) No! Yo no consentir jams este
matrimonio.
ARGAN.(Lo mismo.) Bribona
ANTOITA.(Lo mismo.) Yo no quiero que se case con vues-
tro Toms Diafoirus.
ARGAN.(Lo mismo.) Mala pcora
ANTOITA.(Lo mismo.) Y ella me obedecer ms que a vos.
ARGAN.(Detenindose.) Anglica! Es que no quieres
detener a esa bribona?
ANGLICA.Vamos, padre, no os disgustis; vais a enfer-
mar.
ARGAN.(A ANGLICA.) Si no me paras a esa bruja, te
dar mi maldicin.
ANTOITA.(Marchndose.) Y yo la desheredar si os obe-
dece.
ARGAN.(Se desploma en su silla, cansado de perseguirla.)
Ay, ay! No puedo ms. Lo que me faltaba para matarme.
ESCENA SEXTA
BELINA, ANGLICA, ANTOITA, ARGAN
ARGAN.Ah!, esposa ma, acercaos.
BELINA.Qu os sucede, mi pobre marido?
ARGAN.Venid, venid pronto en mi ayuda.
BELINA.Qu es lo que pasa, hijito mo?
ARGAN.Querida, mamita.
BELINA.Amigo mo.
ARGAN.Me han hecho montar en clera.
BELINA.Ah, pobre maridito! Y cmo ha sido eso, amigo mo?
ARGAN.Vuestra pcara Antoita se ha vuelto ms insolente que nunca.
BELINA.No os lo tomis de este modo.
ARGAN.Me ha hecho rabiar, querida.
BELINA.Calma, calma, hijito.
ARGAN.Durante una hora ha estado contrarindome
respecto de todo lo que quiero hacer.
BELINA.Vamos, vamos, tranquilo.
ARGAN.Y ha tenido la desvergenza de decirme que no
estoy enfermo.
BELINA.Eso es una impertinencia.
ARGAN.Y vos sabis, corazoncito, lo que me pasa.
BELINA.S, mi amor; est equivocada.
ARGAN.Alma ma, esta bribona me har morir.
BELINA. Vamos, vamos.
ARGAN.Ella es la causa de toda la bilis que me sale del cuerpo.
BELINA.No os la tomis tan a pecho.
ARGAN.Y no s cunto tiempo hace que os digo que me
la quitis de delante.
BELINA.Dios mo! Hijito, no existen los sirvientes sin
defectos. Una se ve con frecuencia obligada a
sufrir sus malas cualidades a cambio de las buenas.
Esta es lista, cuidadosa, diligente, y sobre
todo fiel; y de sobras sabis que hay que ser
precavido en cuanto a la gente que nos metemos
en casa. Ah, Antoita
ANTOITA. Seora.
BELINA.A santo de qu haces rabiar a mi marido?
ANTOITA.(Con un tono suave)
Yo, seora? Ay de m!
No s a qu se refiere la seora, y no tengo
ms anhelo que complacer al seor en todas sus
cosas.
ARGAN.Ah, la traidora!
ANTOITA.Nos ha dicho que quera otorgar su hija en ma-
trimonio al hijo del seor Diafoirus; yo le he
contestado que encontraba el partido ventajoso
para ella, pero que yo cresa que hara mejor me-
tindola en un convento.
BELINA.No hay nada malo en eso, y encuentro que lleva
razn.
ARGAN.Ah!, amor mo, os la creis? Es una malvada,
me ha dicho toda suerte de insolencias.
BELINA.Vaya!, os creo, amigo mo. As, calmaos. Es
cuchad, Antoita: si hacis rabiar otra vez a mi
marido, os pondr de patitas en la calle. Esto
es; y ahora dadme la manta forrada y los almohadones
para que le acomode en su silla. No s
cmo estis envuelto. Entraos bien vuestro gorro,
hasta las orejas: no hay nada que resfre
tanto como que d el aire en los odos.
ARGAN.Ah, amor mo, cun agradecido estoy de todos
los cuidados que me dedicis
BELINA.(Arreglando los almohadones alrededor de ARGAN)
Levantaos para que pueda poneros ste
debajo. Pongamos ste para que os apoyis en
l, y ste al otro lado. Pongamos ste a vuestra
espalda, y ste otro para sostener vuestra cabeza.
ANTOITA.(Ponindole con rudeza un almohadn sobre la
cabeza y escapndose luego.) Y ste para guardaros
del relente.
ARGAN.(Se levanta colrico y echa todos los almohadones
a Antoita.) Ah, bribona, quieres ahogarme!
BELINA.Vamos, vamos! Qu es lo que os pasa?
ARGAN.(Jadeante, se deja caer en la silla.) Ah, ah, ah!
No puedo ms.
BELINA.Por qu os exaltis as? Ella ha credo hacerlo
bien.
ARGAN.Vos no conocis, amor mo, la malicia de esa
maldita. Ah!, me ha sacado de mis casillas; y
se necesitarn ocho mdicos y doce lavativas
para reparar todo esto.
BELINA.Bien, bien, amigo mo, calmaos un poco.
ARGAN.Amor mo, sois mi nico consuelo.
BELINA.Pobre pequen mo!
ARGAN.Para procurar hacer honor al amor que me ofrecis,
quiero, esposa ma, como ya os dije, hacer
mi testamento.
BELINA.Uy, amigo mo! No hablemos de eso, os lo
ruego. No podra soportar esta idea; y la sola
mencin del testamento me hace temblar de
dolor.
ARGAN.Ya os he dicho que hablis de ello a vuestro notario.
BELINA.Ah est; lo he trado conmigo.
ARGAN.Hacedlo entrar, mi amor.
BELINA.Ay de m!, amigo mo, cuando se quiere de
veras a un marido, no se est para pensar en todo esto.
ESCENA SPTIMA
EL NOTARIO, BELINA, ARGAN
ARGAN.Acercaos, seor de Bonnefoy, acercaos. Tomad
asiento, por favor. Mi esposa me ha dicho que
sois un gran hombre honrado y uno de sus
buenos amigos; y -la he rogado que os hablara
acerca de un testamento que quiero formalizar.
BELINA.Ay, pobre de m!; no me siento con valor para
hablar de estas cosas.
NOTARIO.Ella me ha explicado, seor, vuestras intenciones
y el propsito que tenis a su favor; y he de
deciros que no podrais dar nada a vuestra es
posa por medio de vuestro testamento.
ARGAN.Y eso por qu?
NOTARIO.La costumbre se opone a ello. Si estuvieseis en
un pas de derecho escrito, no habra inconve-
niente; pero en Pars y en los pases de derecho
consuetudinario, por lo menos en su mayora,
no puede hacerse, y vuestra disposicin sera
nula. Todo el beneficio que hombre y mujer
unidos por matrimonio pueden hacerse el uno
al otro es un don mutuo entre vivos, y aun es
preciso para ello que no haya hijos, ya sea de
ambos cnyuges, ya de uno de ellos, en el momento
de la defuncin del primer muerto.
ARGAN.Vaya una costumbre impertinente: que un marido
no pueda dejar nada a una mujer que le
ama tiernamente y que se toma por l tantos
cuidados. Me gustara consultar a mi abogado
para saber cmo podra hacerlo.
NOTARIO.No hay que dirigirse a los abogados, pues acos-
tumbran a ser muy severos a este respecto y se
imaginan que es un gran delito disponer en
fraude de la ley. Son gente de dificultades y
que estn en la ignorancia de los vericuetos de
la conciencia. Existen otras personas a quienes
consultar que son mucho ms acomodaticias;
que tienen recursos para pasar suavemente por
encima de la ley y hacer que sea justo lo que no
est permitido; que saben allanar las dificulta
des de un asunto y encontrar los medios de eludir
la costumbre por alguna ventaja indirecta.
Sin esto, adnde iramos a parar a cada mo-
mento? Hay que dar facilidades para la resolucin
de las cosas; de otra manera, no podramos hacer
nada, y yo no dara un cntimo por nuestro oficio.
ARGAN.Mi mujer ya me haba dicho, caballero, que
erais tan hbil como honesto. Podis decirme,
pues, si gustis, cmo he de hacerlo para darle
a ella mis bienes y privar a mis hijos de ellos?
NOTARIO.Que cmo lo podis hacer? Podis designar
bonitamente a un amigo ntimo de vuestra espo-
sa, a quien daris en debida forma en vuestro
testamento, todo cuanto queris. Y este amigo
en seguida se lo entregar todo. Tambin podis
contraer un gran nmero de obligaciones,
nada sospechosas, en provecho de varios acreedores,
que prestarn su nombre a vuestra esposa,
y entre cuyas manos ellos confiarn su declaracin
de que cuanto han hecho ha sido nica
mente con la intencin de complacerla. Tambin
podis, mientras os encontris en vida,
poner en sus manos dinero contante y sonante,
o billetes que podis poseer, pagaderos al portador.
BELINA.Dios mo !, no hay por qu atormentaros con
todo esto. Si vos no estis en l, hijo mo, no
quiero quedarme en este mundo.
ARGAN.Amor mo...
BELINA.S, amigo mo; si tengo la desgracia de perderos...
ARGAN.Mujer querida...
BELINA.De qu me va a servir la vida?
ARGAN.Dulce amor mo.
BELINA.Y seguir vuestros pasos para probaros la ternura
que siento por vos.
ARGAN.Querida, me destrozis el corazn. Consolaos,
os lo ruego.
NOTARIO.(A BELINA.) Estas lgrimas estn fuera de
lugar, las cosas no estn todava en ese punto.
BELINA.Ah, caballero!, no sabis qu es un marido a
quien se ama con ternura.
ARGAN.Toda mi pesadumbre, si me muero, amor mo,
es no tener ningn hijo vuestro. El seor Purgn
me haba dicho que conseguira que os hiciera uno.
NOTARIO.Esto podra todava acontecer.
ARGAN.Es preciso hacer mi testamento, amor mo, tal
como dice el seor; pero, por precaucin,
quiero poner en vuestras manos veinte mil francos
en oro que guardo en el zcalo de mi alcoba y
dos billetes pagaderos al portador que me deben,
uno, el seor Damon y, otro, el seor Grante.
BELINA.No, no, no quiero nada de eso. Ay!, cunto
decs que hay en vuestra alcoba?
ARGAN.Veinte mil francos, amor mo.
BELINA.No me hablis de intereses, os lo ruego. Ay! Y
de cunto son los dos billetes?
ARGAN.Pues son, querida, uno de cuatro mil y el otro
de seis.
BELINA.Todos los bienes del mundo, amigo mo, nada
me importan si os pierdo a vos.
NOTARIO.(A ARGAN.) Queris que procedamos a redactar el testamento?
S, seor, pero estaramos mejor en mi despacho. Amor mo, conducidme, por
favor.
BELINA.Vamos a donde queris, mi pobre pequeuelo.
ESCENA OCTAVA
ANGLICA, ANTOITA
ANTOITA.Ah los tenis con un notario, y he odo que
hablaban de testamento. Vuestra madrastra no
pega ojo, y es, sin duda, alguna conspiracin
contra vuestros intereses la que est tramando
con vuestro padre.
ANGLICA.Que disponga de sus bienes a su gusto, mientras
no quiera mandar en mi corazn. Ya vez, Antoita,
los proyectos violentos que estn urdiendo
contra mi amor. No me abandones, te lo ruego,
en el atolladero en que me hallo.
ANTOITA.Abandonaron yo? Antes querra morir. Vuestra
madrastra puede a su antoj hacerme su
confidente y quererme convencer de que sirva a
sus intereses; pero nunca he podido sentir por
ella ninguna inclinacin, y he estado siempre de
vuestro lado. Dejadme hacer, har cuanto sea
preciso por vos; pero, para serviros con ms
eficacia, quiero cambiar de batera, disimular
el celo que me inspiris y fingir que comparto
los sentimientos de vuestro padre y de vuestra
madrastra.
ANGLICA.Haz cuanto puedas, te lo imploro, para dar a
conocer a Cleante el matrimonio que han concertado.
ANTOITA.No tengo a nadie ms a quien confiar esta empresa
que el viejo usurero polichinela, que me
corteja, y slo me costar algunas zalameras,
que me agradara emplear en vuestro servicio.
Hoy es ya demasiado tarde; pero maana, de
madrugada, le mandar llamar, y estar encantado de...
BELINA.(Desde el interior de la casa) Antoita!
ANTOITA.(A ANGLICA). Ya me estn llamando. Buenas
noches. Confiad en m.
Cambia el decorado y representa una ciudad.
PRIMER INTERMEDIO
POLICHINELA viene, en la noche, para festejar con una serenata a su enamorada. Le interrumpen primero unos violines, contra los que se irrita, y luego la ronda compuesta de msicos y bailarines.
POLICHINELA. Oh, amor, amor, amor, amor! i Pobre Polichinela!,
qu diablo de fantasa has ido a
meterte en la cabeza? En qu te diviertes, insensato
incorregible?
Apartas la atencin de tus negocios y los dejas
en el ms absoluto abandono.
No comes ni bebes casi, no gozas del reposo
de la noche; y todo ello, por qu? Por
una ingrata, cruel ingrata, una diablesa que me
rechaza, y se burla de cuanto le digo. Pero no
hay que buscar lgica en esto: t lo quieres,
amor; hay que estar loco, como lo estn muchsimos otros.
Esto no es lo mejor, que digamos, para un hombre de mi edad;
pero qu queris que haga? Uno no es juicioso cuando
quiere, y los cerebros viejos se desquician como
los jvenes.
Ahora me tenis aqu intentando ver si
logro suavizar a mi tigresa con una serenata. A
veces, no hay nada ms emotivo que un galn
enamorado que viene a cantar sus amarguras
a los goznes y los cerrojos de la puerta de su
amada. (Despus de haber tomado su lad. Aqu
traigo algo para acompaar mi voz. Oh, noche!
Oh, idolatrada noche!, lleva mis lamentos
amorosos hasta el lecho de mi inflexible. (Canta estas palabras.)
Notte e di v`amo e v `adoro,
Busco un si per mo ristoro;
Ma se voi dite di no,
Bell ingrata, io morir.
Fra la speranza
S`afflige il cuore,
In lontananza
Consuma l'hore;
Si dolce inganno
Che mi figura
Breve l affano
Ahi!, troppo dura!
Cos per tropp amar languisco e muoro
Notte e di v`amo e v`adoro,
Cerco un si per mio ristoro;
Ma se voi dite di no,
Bell` ingrata, lo morir.
Se non dormite,
Almen pensate
Ale ferite
Ch`al cuor mi fate;
Deh! almen fingete,
Per mio conforto,
Se m'uccidote,
D'haver il torto:
Vostra piet mi scemer il martoro.
Notte e di v amo e v adoro.
Cerco un sper mo ristoro;
Ma se voi dite di no,
Bellingrata, io morir.
Una vieja aparece en la ventana y responde al seor POLICHINELA, burlndose de l.
Zarbinetti, ch` gnfsor con finti sguardi,
Mentiti desiri,
Fallaci sospiri,
Accenti bugiardi,
Di fede vi pregiate,
Ah!, che non mingannate,
Che gi so per prova
Ch in voi non si trova
Constan a ne fede;
Oh! quanto panza colei che vi crede!
Que sguardi languidi
Non minnamorano,
Que sospir fervidi
Piu non minfiammano;
Vel giuro a fe.
Zerbino misero,
Del vostro piangere,
Il mio cor libero
Vuol sempre ridere
Credet' a me
Che gi so per prova
Ch in voi non si trova
Constanza ne fede;
Oh!, cuanto pasa tole que vi crede!
(Violines.)
POLICHINELA. Qu impertinente armona viene a interrumpir mi
voz?
(Violines).
POLICHINELA. Silencio! Callaos, violines; dejad que me la
mente a mis anchas de las crueldades de mi
inexorable.
(Violines.)
POLICHINELA. Callaos, os digo. Soy yo quien quiere cantar.
(Violines.)
POLICHINELA. Por tanto, silencio!
(Violines.)
POLICHINELA. Vaya!
(Violines.)
POLICHINELA. Ay!
(Violines.)
POLICHINELA. Es que va de guasa?
(Violines.)
POLICHINELA. Ah, cunto ruido!
(Violines.)
POLICHINELA.Que el diablo os lleve!
(Violines.)
POLICHINELA. Me exaspero!
(Violines.)
POLICHINELA. No vais a callaros? Loado sea Dios!
(Violines.)
POLICHINELA. Todava?
(Violines.)
POLICHINELA. Caramba con los violines!
(Violines.)
POLICHINELA. Vaya msica insulsa que os trais!
(Violines.)
POLICHINELA. (Cantando, para mofarse de los violines.) La, la,
la, la, la, la.
(Violines.)
POLICHINELA. La, la, la, la, la, la.
(Violines.)
POLICHINELA. La, la, la, la, la, la, la, la.
(Violines.)
POLICHINELA. La, la, la, la, la.
(Violines.)
POLICHINELA. La, la, la, la, la, la.
(Violines.)
POLICHINELA. A fe ma, que eso me divierte! Seguid, seores
de los violines; me agrada mucho. (Al no or
nada.) Vamos, adelante, continuad. Os lo ruego.
(Solo.) Esta es la manera de lograr que se callen.
La msica est acostumbrada a no hacer lo que
uno quiere. Oh! Ea, sta es la nuestra! Antes
de cantar, he de ensayar un poco y tocar alguna
pieza, a fin de hallar el tono. (Toma su lad,
con el que simula tocar, imitando con sus labios
el sonido de este instrumento.) Plan, plan, plan.
Plin, plin, plin. Vaya, mal tiempo para afinar
un lad. Plin, plin, plin. Plin tan plan. Plin,
plin. Las cuerdas no dan el tono con este tiempo.
Plin, plan. Oigo ruido; escondamos mi
lad en la puerta.
ARQUEROS.
(Pasan por la calle, acuden al ruido que oyen y
preguntan.)
Quin anda por ah? Hola!
POLICHINELA. (En voz, baja.) Que diablos son sos? Es que
est de moda hablar con msica.?
ARQUEROS.
Quin anda ah? Quin anda ah? Quin
anda ah?
POLICHINELA. (Asustado.) Yo, yo, yo.
ARQUEROS.
Quin est ah? Quin va por ah?, os preguntamos.
POLICHINELA. Yo, yo, os digo.
ARQUEROS.
Y quin eres t? Quin eres t?
POLICHINELA. Yo, yo, yo, yo, yo, yo.
ARQUEROS.
Dinos tu nombre, dinos tu nombre sin esperar
ms.
POLICHINELA. (Fingiendo valor y atrevimiento.) Mi nombre es:
Ve a que te ahorquen!
ARQUEROS.
Por aqu, compaeros; aqu. Atrapemos al inso-
lente que nos contesta asi.
INTERMEDIO DE BAILE
Entra toda la ronda, que busca a POLICHINELA en la obscuridad de la noche.
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Quin anda ah?
(Violines y bailarines:)
POLICHINELA. Quines son los bellacos que oigo?
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Ah!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Hola! A m, mis lacayos, a m mi gente!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA.Por la muerte!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Por la sangre!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Los voy a derribar!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Champas, puatuvs, picards, vasco, bretn!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. Dadme un mosquete!
(Violines y bailarines.)
POLICHINELA. (Haciendo el ademn de disparar una pistola.)
Pum!
Se caen todos y huyen corriendo.
POLICHINELA. (Burlndose) Ah, ah, ah, ah! Vaya susto que
les he dado! Se necesita ser necio para tener
miedo de m, a quien todo el mundo intimida.
A fe ma! En este mundo basta ser listo. Si
no me las hubiera dado de gran seor y no hu-
biese gritado como un valiente, seguro que me
daban una paliza. Ah, ah, ah! (Los ARQUEROS
se acercan y, habiendo odo lo que deca, le agarran
por el cuello.)
ARQUEROS.Ya es nuestro. Ya le tenemos. Aqu, compaeros,
Aqu! Traed las linternas.
BALLET
Toda la ronda entra con linternas.
ARQUEROS.
Ah, traidor! Ah, bellaco! Erais, pues, vos?
Ganapn, pillastre, bribn, descarado, temerario.
Insolente, sinvergenza, malandrn, pillete, ladrn.
Habis osado darnos miedo?
POLICHINELA. Seores, es que estaba beodo.
ARQUEROS.
No, no, no; nada de razones.
Hay que ensearos a bien vivir.
Pronto! Ala peor de las prisiones
POLICHINELA. Seores, yo no soy un ladrn.
ARQUEROS.
A la prisin.
POLICHINELA. Yo soy un buen burgus de la villa.
ARQUEROS.
A la prisin.
POLICHINELA. Pero qu es lo que he hecho?
ARQUEROS.
A la crcel, pronto, a la prisin.
POLICHINELA. Seores, permitid que me vaya.
ARQUEROS.
No.
POLICHINELA. Os lo ruego.
ARQUEROS.
No.
POLICHINELA. Ah!... ARQUEROS. No. POLICHINELA.
Concededme esa gracia.
ARQUEROS.
No y no.
POLICHINELA. Pero, seores...
ARQUEROS.
No, no y no.
POLICHINELA. Por favor os lo ruego.
ARQUEROS.
Que no!
POLICHINELA. Por caridad.
ARQUEROS.
No, no.
POLICHINELA. En nombre del Cielo!
ARQUEROS.
No, no.
POLICHINELA.Misericordia!
ARQUEROS.
No, no y no; nada de razones.
Hay que ensearos a bien vivir.
Pronto! A la peor de las prisiones
POLICHINELA. Vamos! Es que no hay nada que sea capaz de
conmover vuestros corazones?
ARQUEROS.
Nada hay ms fcil que conmovernos.
Somos todos humanos, ms que lo parecemos:
Dadnos, chita callando, seis pistolas para
vino y veris que nos vamos por donde he-
mos venido.
POLICHINELA. Ah, seores!, os aseguro que no llevo ni un
sueldo encima.
ARQUEROS.
A falta de seis pistolas,
escoged, sin embarazo,
o doce golpes de palo
o treinta capirotazos.
POLICHINELA .Si a tal sentencia no hay remedio, y por ella he
de pasar, prefiero los capirotazos.
ARQUEROS.
Vamos, preparaos, sin ms razones,
y contad los golpetazos.
BALLET
LOS ARQUEROS bailarines le dan los capirotazos al son de
la msica.
POLICHINELA. Uno y dos, tres y cuatro, cinco y seis, siete y
ocho, nueve y diez, once y doce y trece, y ca-
torce, y quince.
ARQUEROS.Ah, ah!, queris saltaros alguno;
Empezad pues, de nuevo, por el uno.
POLICHINELA. Ay, seores, mi pobre cabeza ya no puede ms,
y acabis de ponrmela como una manzana al
horno. Prefiero los bastonazos mejor que empe-
zar de nuevo.
ARQUEROS.Sea! Puesto que el palo os viene ms a gusto,
os vamos a complacer para que se os vaya el
susto.
BALLET
LOS ARQUEROS bailarines le dan algunos golpes de palo al ritmo de la msica.
POLICHINELA. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, Ah!, ah!,
ah! Ya no puedo resistir ms. Od, seores;
aqu tenis seis pistolas, que os entrego de buen
grado.
ARQUEROS.Ah! Hombre honrado! Ah! Alma noble y
bella! Adis, seor; adis, seor Polichinela.
POLICHINELA. Seores, que tengis buena noche.
ARQUEROS. Adis, seor; adis, seor Polichinela.
POLICHINELA. Soy vuestro servidor.
ARQUEROS. Adis, seor; adis, seor Polichinela.
POLICHINELA. Vuestro humilde sirviente.
ARQUEROS. Adis, seor; adis, seor Polichinela.
POLICHINELA. Hasta la vista.
BALLET
Todos ellos danzan, demostrando gran regocijo por el dinero que han recibido.
La escena se transforma y aparece el mismo aposento.
ACTO SEGUNDO
ESCENA PRIMERA
ANTOITA, CLEANTE
ANTOITA.(No reconoce a Cleante.) Qu deseis, seor?
CLEANTE. Qu deseo?
ANTOITA.Ah, ah! Sois vos? i Qu sorpresa! Qu vens
a hacer aqu ?
CLEANTE.A saber qu me depara el destino, hablar con la
amable Anglica, consultar los sentimientos de
su corazn y preguntarle cules son sus resolu-
ciones respecto a ese casamiento fatal del que
me han prevenido.
ANTOITA.S, pero no se habla as, de buenas a primeras,
con Anglica. Tiene que haber su pizca de mis-
terio, y ya os ha dicho la vigilancia estrecha a
que est sometida; tanta, que no puede ni salir
ni hablar con nadie. Slo a la curiosidad de una
vieja ta suya se debe la libertad de que acudiera
a esa comedia en que os visteis los dos por pri-
mera vez y que dio lugar al nacimiento de vues-
tra pasin, y nos hemos guardado mucho
de hablar de esta aventura.
CLEANTE.Por eso no vengo como Cleante y bajo la apa-
riencia de su galn, sino como amigo de su
maestro de msica, quien me ha dado permiso
para decir que me enva en su lugar.
ANTOITA.Ah viene su padre. Retiraos un poco y dejad
me decirle que estis aqu.
ESCENA SEGUNDA
ARDAN, ANTOITA, CLEANTE
ARGAN.(Creyendo estar solo y sin ver a ANTOITA.)
El seor Purgn me ha dicho que me paseara por
las maanas por mi aposento, doce idas y doce
vueltas; pero se me ha olvidado preguntarle si
era a lo largo o a lo ancho.
ANTOITA.Seor, he ah un...
ARGAN.Habla bajo, bribona! Me acabas de conmover
todo el cerebro; y ni siquiera tienes en cuenta
que no hay que hablar tan alto a los enfermos.
ANTOITA.Quera deciros, seor...
ARGAN.Habla bajo, te digo.
ANTOITA.Seor... (Aparenta estar hablndole.)
ARGAN. Qu?
ANTOITA.Os deca que... (Aparenta estar hablndole.)ARGAN.Qu es lo que dices?
ANTOITA.(En voz, alta.)Digo que ah est un hombre que
quiere hablaros.
ARGAN.Dile que venga. (ANTOITA hace sea a CLEANTE para que
entre.)CLEANTE. Seor...
ANTOITA.(Escarneciendo a su amo.) No hablis tan alto,
podrais despedazar el cerebro del seor...
CLEANTE.Seor, estoy encantado de hallaros levantado y
de ver que os encontris mejor.
ANTOITA.(Fingiendo estar encolerizada.) Qu es eso de
que se encuentra mejor? Esto es falso! El
seor se encuentra siempre mal.
CLEANTE.He odo decir que el seor se siente mejor y
admiro su buena cara.
ANTOITA.Qu queris decir con eso de buena cara? El
seor la tiene psima, y han sido personas im
pertinentes las que os han dicho que se siente
mejor. Nunca se haba encontrado peor.
ARGAN.Tiene razn.
ANTOITA.Anda, duerme, come y bebe como los dems;
pero esto no empec para que est muy enfermo.
ARGAN.Esto es cierto.
CLEANTE.Seor, creed que lo siento infinito. Vengo de
parte del maestro de canto de la seorita, vues
tra hija. Se ha visto obligado a ir al campo por
algunos das; y por mi calidad de amigo ntimo
suyo, me manda en su lugar para proseguir las
lecciones, temiendo que al interrumpirlas olvi-
dara la discpula lo que ya sabe.
ARGAN.Muy bien. (A ANTOITA.) Llama a Anglica.
ANTOITA.)Me parece, seor,
que sera mejor que acompa-
ara al seor a su habitacin.
ARGAN.No; decidle que venga.
ANTOITA.No podr darle su leccin como conviene si no
se encuentran en privado.
ARGAN.S podrn, s podrn.
ANTOITA.Seor, esto no har ms que aturdiros, y poca
cosa basta para alteraros la sangre en el estado
en que estis, y despedazaros el cerebro.
ARGAN.Nada de eso, nada de eso; me gusta la msica,
y me agradar mucho... Ah, ah viene! (A ANTOITA.)
Vete a ver, t, si mi esposa est vestida.
ESCENA TERCERA
ARDAN, ANGLICA, CLEANTE
ARGAN.Venid, hija ma. Vuestro maestro de msica se
ha ido al campo y aqu tenis a una persona que
nos enva en su lugar para vuestras lecciones.
ANGLICA.(Reconociendo a Cleante.) Oh, Dios mo!
ARGAN.Qu os pasa? A qu viene esta sorpresa?
ANGLICA. Es...
ARGAN.Qu? A qu viene esta emocin?
ANGLICA.Es, padre mo, una aventura sorprendente que
se encuentre aqu.
ARGAN. Cmo?
ANGLICA.He soado esta noche que me hallaba en el
aprieto ms grande del mundo y se me ha pre-
sentado una persona igual al seor a la que he
pedido auxilio y que me ha librado de la pesa-
dumbre en que me encontraba; y mi sorpresa ha
sido grande al ver inopinadamente, al llegar
aqu, lo que he tenido en el pensamiento toda
la noche.
CLEANTE.No puede decrsele desgraciado al que ocupe
vuestro pensamiento, ya sea durmiendo, ya es-
tando en vela, y grande sera mi felicidad, sin
duda, si os hallarais en una pena cualquiera, de
que me juzgaseis
digno de mitigarla; y no hay
nada que yo no hiciera para...
ESCENA CUARTA
ANTOITA, CLEANTE, ANGLICA, ARDAN
ANTOITA.(Burlndose.) A fe ma, seor, que estoy de
vuestro lado ahora y me desdigo de todo cuan-
to dije ayer. Aqu estn el seor Diafoirus padre
y el seor Diafoirus hijo, que vienen a visitaros.
Vaya yerno que os espera! Vais a ver al galn
mejor plantado del mundo y al ms espiritual.
No ha dicho ms que dos palabras que me han
dejado encantada, y vuestra hija va a quedar
maravillada de l.
ARGAN.(A CLEANTE, que hace ademn de irse.) No os va-
yis, seor. Es que caso a mi hija; y ah vienen
a traerme a su prometido esposo, a quien toda
va no conoce.
CLEANTE.Es honrarme en demasa, seor, querer que sea
testigo de una entrevista tan satisfactoria.
ARGAN.Es el hijo de un mdico
inteligente y la boda
tendr lugar dentro de cuatro das.
CLEANTE. Magnfico.
ARGAN.Notificadlo, os lo ruego, a su maestro de msi-
ca, para que venga a la ceremonia.
CLEANTE.No me olvidar de decrselo.
ARGAN.Os lo ruego encarecidamente.
CLEANTE.Me hacis demasiado honor.
ANTOITA.Vamos, acomdense; ah estn.
ESCENA QUINTA
SEOR DIAFOIRUS, TOMAS DIAFOIRUS, ARDAN, ANGLICA, CLEANTE, ANTOITA, LACAYOS
ARGAN.(Ponindose la mano en el gorro, sin quitrselo)
El seor Purgn me ha prohibido, seor, que
dejara mi cabeza al desnudo. Vos sois del oficio
y sabis las consecuencias.
DIAFOIRUS.Nosotros estamos prestos en todas nuestras visi-
tas para llevar ayuda a los enfermos, y no para
causarles incomodidades.
ARGAN.Recibo, seor... (Hablan ambos a la vez, inte-
rrumpindose y confundindose.)
DIAFOIRUS.Hemos venido, seor...
ARGAN.Con gran placer...
DIAFOIRUS.Mi hijo Toms y yo...
ARGAN.El honor que me otorgis...
DIAFOIRUS.A daros prueba de...
ARGAN.Y hubiera deseado...
DIAFOIRUS.La satisfaccin que sentimos...
ARGAN.Poder ir a vuestra casa...
DIAFOIRUS.Por la merced que nos concedis...
ARGAN.Para testimoniaros...
DIAFOIRUS.Al querer recibirnos...
ARGAN.Pero ya sabis, seor...
DIAFOIRUS.En el alto honor...
ARGAN.Lo que es un pobre enfermo...
DIAFOIRUS.De vuestra alianza...
ARGAN.Que no puede hacer otra cosa...
DIAFOIRUS.Y asguraros...
ARGAN.Que deciros aqu...
DIAFOIRUS.Que en las cosas que dependan de nuestra pro-
fesin...
ARGAN.Que buscar todas las ocasiones...
DIAFOIRUS.Igual que en todas las dems...
ARGAN.De haceros comprender, seor...
DIAFOIRUS.Estaremos siempre dispuestos, seor...
ARGAN.Que est siempre a vuestro servicio...
DIAFOIRUS.A daros prueba de nuestro celo. Se vuelve hacia
su hijo y le dice: Vamos, Toms, adelantaos.
Haced vuestros cumplidos.
TOMS.(Es un bendito, acabado de salir de la escuela, que
lo hace todo sin gracia y a destiempo.) No es por
el padre por quien hay que empezar?
DIAFOIRUS. S.
TOMS.(A ARGAN.) Seor, vengo a saludar, reconocer,
amar y reverenciar en vos a un segundo padre;
pero a un segundo padre hacia quien me consi-
dero ms deudor que al primero. El primero me
ha engendrado, vos me habis escogido. El me ha
recibido por necesidad, vos me habis acep-
tado por benevolencia y seleccin. Lo que le
debo a l es obra de su cuerpo, pero lo que
me viene de vos es fruto de vuestra voluntad;
y porque las facultades espirituales estn por en
cima de las corporales, tanto ms os debo, tan
to ms preciosa considero esta futura unin por
la que hoy vengo a rendiros por anticipado
el homenaje ms modesto y respetuoso.
ANTOITA.Vivan las escuelas, de donde salen hombres
tan consumados!
TOMS.(Al seor DIAFOIRUS.) Ha estado bien, padre?
DIAFOIRUS. Sobresaliente.
ARGAN.(A ANGLICA.) Vamos, saludad al seor.
TOMS.(Al seor DIAFOIRUS.) He de besarla?
DIAFOIRUS.S, s.
TOMS.(A ANGLICA.) Seora, con justicia el Cielo os
ha concedido el nombre de "madre", ya que...
ARGAN.(A TOMS.) No es mi esposa, es a mi hija a
quien estis hablando.
TOMS.Pues dnde est?
ARGAN.Va a venir ahora mismo.
TOMS.Espero a que haya venido, padre?
DIAFOIRUS.Mientras tanto, podis cumplimentar a la se
orita.
TOMS.Seorita, as como la estatua de Memnn pro-
duca un son armonioso cuando era iluminada
por los rayos del sol, as yo me siento animado
por un dulce embeleso al aparecer el sol de
vuestras beldades. Y, de igual modo que los na-
turalistas observan que la flor llamada heliotro-
po se vuelve sin cesar hacia este astro del da,
as mi corazn de ahora en adelante dar vuel-
tas hacia los astros resplandecientes de vuestros
ojos adorables como si fueran su nico polo.
Permitid pues, seorita, que suspenda en el altar
de vuestros encantos la ofrenda de este corazn
que no anhela y no ambiciona otra gloria que la
de ser toda su vida, seorita, vuestro ms hu-
milde, muy obediente y muy fiel servidor y
amigo.
ANTOITA.(Burlndose de l.) Ah tenis para lo que sirve
estudiar: se aprende a decir cosas bonitas.
ARGAN.(A CLEANTE.) Eh! Qu decs vos a eso?
CLEANTE.Que el seor hace maravillas, y que si es tan
buen mdico como buen orador, ser un placer
contarse entre sus enfermos.
ANTOITA.Ya lo creo. Ser algo admirable si hace tan
buenas curaciones como Pronuncia hermosos
discursos.
ARGAN.Vamos, aprisa, mi silla; y asientos para todo el
mundo.)
Poneos all, hija ma. (Al seor DIAFOIRUS.) Ya veis,
seor, que todo el mundo admira a vuestro se
or hijo, y me satisface mucho que tengis un
muchacho as.
DIAFOIRUS.Seor, no es porque sea su padre, pero puedo
deciros que tengo motivos para sentirme satis-
fecho de l, y que todos los que le ven lo consi-
deren como un joven que no tiene ninguna mal
dad. Es cierto que no ha tenido nunca una
imaginacin demasiado viva, ni ese fuego de
espritu que se observa en algunos, pero es por
esto precisamente por lo que siempre le he augu-
rado un buen juicio, cualidad requerida para el
ejercicio de nuestro arte. Cuando era pequeo,
nunca fue lo que se dice despierto y vivaz.
Siempre se le vea dulce, apacible y taciturno,
sin decir esta boca es ma, ni jugar jams a esos
juegos que llaman infantiles. Tuvimos todas las
fatigas del mundo para ensearle a leer, y a los
nueve aos no conoca todava las letras. "Bien
-me deca a m mismo-, los rboles tardos son
los que dan mejores frutos; se graba sobre el
mrmol con mucha ms dificultad que sobre la
arena, pero las cosas se conservan en l mu-
chsimo ms tiempo; y esta lentitud en com-
prender, esta pesadez de imaginacin, son la
seal de un buen juicio venidero. Cuando le
mand al colegio, lo sinti mucho; pero hizo
frente a las dificultades, y sus educadores se
hacan lenguas, cuando me vean, de su asidui-
dad y su trabajo. En fin, a fuerza de machacar
el hierro, ha llegado gloriosamente a arrebatar
sus ttulos; y puedo deciros sin vanidad que, en
los dos aos que ha pasado en los escaos, no
ha habido candidato que haya provocado ms
ruido que l en todas las disputas de nuestra
escuela. Se ha mostrado temible, y no se celebra
ningn acto al que l deje de acudir a argumen-
tar, a todo trance, en favor de la proposicin
contraria. Se mantiene firme en la disputa, fuer-
te como un turco sobre sus principios; no suelta
presa jams cuando defiende su opinin, y per-
sigue un razonamiento hasta los ltimos recove
cos de la lgica. Pero, por encima de todo, lo
que me gusta de l, y en lo que sigue mi ejem-
plo, es que hace suyas ciegamente las opiniones
de nuestros antecesores, y que nunca ha querido
comprender ni escuchar las razones y experien-
cias de los pretendidos descubrimientos de nues-
tro siglo con respecto a la circulacin de la
sangre y otras opiniones de la misma calaa.
TOMS.(Saca de su bolsillo una gran tesis enrollada que
ofrece a ANGLICA.) He sostenido contra los
partidarios de la circulacin una tesis que, con
el permiso del seor (saludando a ARDAN), me
permito ofrecer a la seorita como un homenaje
que le debo de las primicias de mi ingenio.
ANGLICA.Seor, es para m un trasto intil, pues no en
tiendo nada en esas cosas.
ANTOITA.(Tomando la tesis.) Dadme, dadme; siempre po-
dremos aprovechar los dibujos, si se nos antoja
adornar nuestro cuarto.
TOMS.(Saludando a ARDAN una vez ms.) Tambin
con el permiso del seor, os invito a venir a
presenciar, uno de estos das, por simple diver-
sin y solaz, la diseccin de una mujer, sobre la
que he de hacer mis comentarios.
ANTOITA.La diversin ser agradable. Hay quien invita
a ver una comedia a las personas amadas, pero
ofrecer una diseccin es algo muchsimo ms
galante.
DIAFOIRUS.En fin, en cuanto a las cualidades requeridas
para el matrimonio y la procreacin, os aseguro
que, segn las reglas de nuestros doctores, es tal
como puede desearse, pues posee en un grado
elogiable la virtud prolfica y est dotado del
temperamento adecuado para engendrar y pro-
crear hijos bien constituidos.
ARGAN.No tenis la intencin, seor, de introducirle
en la corte y de procurar que obtenga una plaza
de mdico?
DIAFOIRUS.Para hablaros con toda franqueza, nuestra pro-
fesin cerca de los grandes no me ha parecido-
nunca deseable, y siempre he credo que era me-
jor, para nosotros, quedarnos con el pblico. El
pblico es cmodo. No tenis por qu respon-
der a nadie de vuestros actos; y mientras sigis
la corriente de las reglas del arte, uno no tiene
por qu preocuparse de lo que pueda acontecer.
Por el contrario, lo desagradable cerca de los
grandes es que, cuando estn enfermos, quieren
absolutamente que sus mdicos los curen.
ANTOITA.Esto s que es bueno; vaya si son impertinentes
al querer que vosotros, seores, los curis. Vos
otros no estis a su lado para eso; slo estis
all para cobrar vuestros emolumentos y recetar
les remedios; es a ellos a quienes toca curarse,
si es que pueden.
DIAFOIRUS.Esto es cierto. Uno no est obligado a tratar a
la gente ms que dentro de las formas.
ARGAN.(A CLEANTE.) Seor, haced cantar a mi hija
ante esta compaa.
CLEANTE.Esperaba vuestras rdenes, seor, y se me ocu-
rra, para divertir a la concurrencia, cantar con
la seorita una escena de una opereta que desde
hace poco se representa. (A ANGLICA, dndo-
le un papel.) Tomad, sta es vuestra parte.
ANGLICA. Yo?
CLEANTE.(En voz baja a ANGLICA.) No os neguis a
ello, por favor, y dejadme que os haga com-
prender el significado de la escena que vamos
a cantar. (En voz alta.) Yo no tengo buena voz;
pero basta que me oigis, y tendris la bondad
de excusarme por la necesidad de hacer cantar
a la seorita.
ARGAN.Los versos son bonitos?
CLEANTE.Se trata de una pequea pera improvisada, y
no vais a or cantar ms que una especie de pro-
sa rtmica, o una especie de versos libres, tales
como la pasin y la necesidad pueden inspirar
a dos personas para que digan espontneamente
lo que piensen, y en el acto.
ARGAN.Muy bien. Escuchemos.
CLEANTE.(Bajo el nombre de un pastor, explica a su enamo-
rada su amor despus de su primer encuentro, y en
seguida se dan a entender, cantando sus pensamien-
tos.) He ah el tema de esta escena. Un pastor
estaba atento a las bellezas de un espectculo,
que acababa de empezar, cuando su atencin fue
atrada por un ruido que oy a su lado. Se volvi
y vio a un bruto que con palabras insolentes mal
trataba a una pastora. Para empezar, tom el
partido de un sexo al que todos los hombres
deben homenaje, y, despus de haber propinado
al bruto el justo castigo por su insolencia, se
dirigi a la pastora y vio a una joven que, por
los ojos ms bellos que jams haba visto, derra-
maba lgrimas que l juzg como las ms her-
mosas del mundo. ",Ay de m! -se dijo a s
mismo-, hay alguien capaz de ultrajar a una
persona tan hermosa? Qu brbaro, qu inhu-
mano no se sentira conmovido por tales lgri-
mas?" Se propuso detener aquellas lgrimas,
que encontr tan bellas; y la amable pastora se
esforz al mismo tiempo en darle las gracias
por su ligero servicio, pero de una manera tan
graciosa, tan tierna, tan apasionada, que el pas-
tor no pudo resistirlo; y cada palabra, cada mi
rada, fue un rasgo lleno de ardor que penetraba
en su corazn. " Existe -deca l- algo que
pueda merecer las amables palabras de tal agra-
decimiento? Y qu es lo que alguien se resis-
tira a hacer? A qu servicios, a qu peligros,
no estaramos encantados de someternos para
atraernos un solo instante las tiernas dulzuras
de un alma tan agradecida?" Todo el espec-
tculo transcurri sin que el pastor le prestase
ninguna atencin; pero se dola que fuese de-
masiado corto, porque al terminar se separara
de su adorable pastora; y desde este primer en-
cuentro, desde este primer instante, l lleva
consigo todo cuanto un amor de varios aos
pudiera cobijar de ms violento. Y helo ah que,
al momento, comienza a sentir todos los males
de la ausencia, y a sufrir el tormento de no po-
der continuar viendo a la que ha visto tan fu-
gazmente. Hace todo cuanto puede para volver
a gozar de tal visin, de la que conserva da y
noche una impresin tan deliciosa; pero la gran
sujecin a que tienen sometida a su pastora le
quita toda posibilidad. La violencia de su pa-
sin le induce a pedir la mano de la adorable
belleza, sin la que ya no puede vivir, y recibe de
ella el permiso adecuado por medio de un bille-
te que ha logrado hacer llegar a sus manos.
Pero al mismo tiempo le advierten que el padre
de esta bella ha concertado su matrimonio con
otro y que todo va a disponerse para celebrar la
ceremonia. Juzgad qu dao tan cruel sufre el
corazn de ese triste pastor! Est aturdido por
un dolor mortal. No puede soportar la idea ho-
rrorosa de ver todo lo que l ama en brazos de
otro, y su amor, en la desesperacin, le brinda
un medio de introducirse en la casa de su pas-
tora para conocer sus sentimientos y saber de
sus labios el destino con el que ha de confor-
marse. All se encuentra con los preparativos de
todo cuanto teme. Ve llegar al indigno rival que
el capricho de un padre opone a las ternuras de
su amor. Ve triunfante a este rival ridculo al
lado de la amable pastora, como si fuese un tro-
feo que hubiese conquistado; y esta visin le
llena de una clera que a duras penas puede do-
minar. Lanza miradas doloridas hacia la que
adora, y su respeto y la presencia de su padre
le impiden decirle nada que no sea a travs de
la mirada. Pero al fin arremete contra todo im-
pedimento y la fuerza de su pasin le obliga a
hablarle as: (Canta.)
Bella Filis, en verdad, es demasiado sufrir;
Romped el cruel silencio y confiadme el corazn
Para saber mi destino:
He de vivir o quizs he de morir?
ANGLICA.(Cantando ) As, Tirsis, me veis, triste y melan-
clica,
preparando el himeneo que tanto os acongoja,
con la mirada que elevo y mi suspiro anhelante,
es ya deciros bastante.
ARGAN. Cmo! Nunca me hubiera figurado que mi hija
fuese tan lista como para cantar as, a libro
abierto.
CLEANTE.Ay de m, bella Filis!
Podra ser que el enamorado Tirsis
gozase de tal placer
para poder poseer
un sitio en vuestra alma virgen?
ANGLICA.Yo no quiero fingir en este extremo dolor.
S, Tirsis, vuestro es mi amor.
CLEANTE.Oh, palabras henchidas de seducciones!
Ay, Filis, repetidlas, para alejar todo error!
ANGLICA.S, Tirsis, con toda ternura os amo.
CLEANTE.Por favor, Filis, decidlo ms an.
ANGLICA.Os amo.
CLEANTE.Repetidlo cien veces, no os cansis jams.
ANGLICA.Os amo, os amo. S, Tirsis, os amo.
CLEANTE.Dioses, reyes que bajo vuestros pies miris el
mundo,
no cambiara vuestra dicha por la ma
Pero, Filis, un amargo pensamiento
viene a turbar este dulce momento:
Un rival, un rival...
ANGLICA.Ah!, le odio ms que a la muerte;
Y su presencia, como a vos,
me es un suplicio fatal..
CLEANTE.Pero un padre a su capricho os intenta someter.
ANGLICA.Antes morir, morir;
antes que consentir,
mejor morir, morir
ARGAN.Y qu dice el padre a todo esto?
CLEANTE.No dice nada.
ARGAN.Vaya memo de padre se que presentis; sopor-
tar todas esas necedades sin soltar una palabra.
CLEANTE.(Queriendo seguir cantando.) Oh, amor mo!...
ARGAN.No, no; ya basta. Esta comedia es un muy mal
ejemplo. El pastor Tirsis es un impertinente, y
la pastora Filis una descarada, al permitirse ha-
blar as ante su padre. (A ANGLICA.) Ense-
adme ese papel. Ah, ah! Dnde estn las
palabras que habis dicho? Ah no hay ms
que la msica escrita!...
CLEANTE. Es que acaso ignoris, seor, que se ha encon-
trado recientemente la manera de escribir palabras
juntamente con las notas?
ARGN.Muy bien, muy bien. Me place saludaros, se
or, y hasta la vista. Hubiramos podido prescindir
de vuestra impertinente opereta.
CLEANTE.He credo que os divertira.
ARGAN.Las necedades no divierten. Ah!, aqu est
mi esposa.
ESCENA SEXTA
BELINA, ARGAN, ANTOITA, ANGLICA, SEOR DIAFOIRUS, TOMAS
ARGAN.Amor mo, me place presentarte al hijo del se-
or Diafoirus.
TOMAS.(Empieza un saludo que se haba estudiado
pero le falla la memoria y no puede continuar.)
Seora, con justicia el Cielo os ha concedido el
nombre de madre, puesto que se ve en vuestro
rostro...
BELINA.Seor, estoy encantada de haber venido expre-
samente para tener el honor de saludaros.
TOMAS.Puesto que se ve en vuestro rostro... puesto que
se ve en vuestro rostro... Seora, me habis in-
terrumpido en mitad de mi frase y ello ha per-
turbado mi memoria.
DIAFOIRUS.Toms, reservaos esta pieza para otra ocasin.
ARGAN.Seora, me hubiera encantado que hubieseis es-
tado aqu hace poco.
ANTOITA.Ah, seora! Lo que os habis perdido no es-
tando presente al mencionar al segundo padre,
a la estatua de Memnn y a la flor llamada
heliotropo...
ARGAN.Vamos, hija ma, poned vuestra mano en la del
seor y dadle vuestro asentimiento como ma-
rido.
ANGLICA.Padre mo...
ARGAN. Y bien! "Padre mo." Qu quiere decir esto?
ANGLICA.Por favor, no precipitis las cosas. Dadnos por
lo menos el tiempo para conocernos y para de
jar que nazca entre nosotros, del uno hacia el
otro, esta inclinacin tan necesaria para lograr
una unin perfecta.
TOMAS.En cuanto a m, seorita, os aseguro que ha na-
cido ya, y no tengo por qu esperar ms.
ANGLICA.Si vos sois tan diligente, seor, yo no lo soy
tanto, y os confieso que vuestros mritos no han
hecho todava la impresin suficiente en mi alma.
ARGAN.Ah! i Bien, bien!, bastante tiempo tendris para
que la haga cuando estis casados.
ANGLICA.Oh, padre mo!, dadme algn tiempo, os lo
ruego. El matrimonio es una cadena a la que no
se debe sujetar un corazn a la fuerza; y si el
seor es un hombre decoroso, no debe, de nin-
guna manera, aceptar a una persona que sera
suya por coaccin.
TOMAS.Nego consequentiam, seorita; yo puedo ser un
hombre honesto y aceptaron de las manos de
vuestro seor padre.
ANGLICA.Es un medio ruin, para hacerse amar por al-
guen, el de la violencia.
TOMAS.Leemos en los antiguos, seorita, que su cos
tumbre era raptar a la fuerza de la casa de sus
padres a las jvenes que deban casarse, a fin de
que no pareciese que voluntariamente se haban
precipitado en los brazos de un hombre.
ANGLICA.Los antiguos, seor, son los antiguos, y noso-
tros somos gentes de ahora. Los fingimientos
no son necesarios en nuestro siglo; y cuando un
matrimonio nos agrada, sabemos muy bien ir a
su encuentro sin que seamos arrastradas. Tened
paciencia; si en verdad me amis, seor, debis
querer todo lo que yo quiero.
TOMAS.S, seorita, pero dentro de los intereses de mi
amor exclusivamente,
ANGLICA.Pues la gran prueba de amor est en someterse
a la voluntad de aquella a quien se ama.
TOMAS.Distingo, seorita: en lo que no respecta a su
posesin, concedo; pero en cuanto la afecta, neg.
ANTOITA.(A ANGLICA.) De qu van a valer vuestras
razones? El seor est recin salido del colegio
y os llevar siempre ventaja. Para qu resistir
tanto y rehusar la gloria de estar ligada al
cuerpo de la Facultad?
BELINA.Quiz tiene alguna inclinacin en su alma!
ANGLICA.Si la tuviese, seora, sera tal como la razn y la
honestidad me la permitieran.
ARGAN.Vaya! Estoy haciendo aqu un papel muy
lucido.
BELINA.Si yo fuese vos, hijo mo, no la forzara a que se
casase, y yo s bien lo que hara.
ANGLICA.S muy bien, seora, lo que queris decir, y las
bondades que tenis para m; pero es posible
que vuestros consejos no sean lo suficiente ade-
cuados para ser cumplidos.
BELINA.Es que las hijas bien educadas y honestas como
vos se ren de ser obedientes y sumisas a la vo-
luntad de sus padres. Esto se llevaba en otros
tiempos.
ANGLICA.El deber de una hija tiene sus limites, seora;
y la razn y las leyes no lo extienden a toda cla-
se de asuntos.
BELINA.Es decir, vuestros pensamientos no rehsan el
matrimonio, pero queris escoger un esposo se-
gn vuestra fantasa.
ANGLICA.Si mi padre no quiere darme un marido que me
agrade, por lo menos le suplicar que no me
obligue a casarme con uno que jams podra
amar.
ARGAN.Seores, os pido perdn por todo esto.
ANGLICA.Cada cual lleva su propsito al casarse. En
cuanto a m, que slo quiero a un marido para
amarle de veras, al que pretendo convertir en el
nico afecto de mi vida, os confieso que elegir
con ciertas precauciones. Hay algunas que to-
man marido tan slo para escapar de la suje-
cin de sus padres y ponerse en situacin tal
que puedan hacer cuanto se les antoje. Hay
otras, seora, que hacen del matrimonio un co-
mercio de puro inters, que no se casan ms que
para ganar rentas, para enriquecerse con la
muerte de aquellos con quienes se casan, y co-
rren, sin escrpulos, de marido en marido para
apropiarse de sus despojos. Esas personas, en
verdad, no hacen tantos remilgos y les impor-
ta poco la persona.
BELINA.Os encuentro hoy muy rica en razones y me
gustara saber qu es lo que queris decir con
todo esto.
ANGLICA.Yo, seora, qu podra querer decir ms que
lo que digo?
BELINA.Sois tan necia, querida, que no se os puede
soportar.
ANGLICA.Lo que esperis, seora, es obligarme a respon-
deros alguna impertinencia, pero os advierto
que no os dar este gusto.
BELINA.Nada hay que iguale vuestra insolencia.
ANGLICA.No, seora; tenis razn.
BELINA.Y vos tenis un orgullo ridculo, una imperti-
nente presuncin que hace alzar los hombros a
todo el mundo.
ANGLICA.Todo esto, seora, no os servir de nada. Me
contendr a pesar vuestro; y para quitaros toda
esperanza de saliros con lo que queris, voy a
quitarme de vuestra vista.
ARGAN(A ANGLICA, que sale.) Escucha: esto no pue-
de tolerarse. Escoge entre casarte dentro de
cuatro das con el seor o entrar en un conven-
to. (A BELINA.) No os disgustis, ya le ajusta
r las cuentas.
BELINA.Estoy desolada de dejaros, bien mo, pero ten-
go un asunto que me llama a la ciudad inexcusa-
blemente. Volver en seguida.
ARGANId, amor mo, y acercaos al bufete de vuestro
notario a fin de que d prisa a lo que sabis.
BELINA.Adis, mi buen amigo.
ARGANAdis, querida. He ah una mujer que me ama...
Esto es increble.
DIAFOIRUS.Seor, vamos a despedirnos de vos.
ARGANPor favor, seor, os ruego de veras que queris
decirme cmo me encuentro.
DIAFOIRUS.(Tomndole el pulso. Vamos, Toms, tomad el
otro brazo al seor y veamos si dais un buen
diagnstico de su pulso. Quid dices?
TOMAS.