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EL FENÓMENO RELIGIOSO COMO SOPORTE SIMBÓLICO EN DOS SUJETOS
VÍCTIMAS DE CONFLICTO ARMADO1
Por: José David Gil Montoya2
Resumen:
Introducción: La religión tiene un efecto terapéutico, genera estabilidad emocional, y tiene
que ver en gran medida con las dinámicas de grupo que se establecen cuando se es
religioso. Objetivo: Concluir de qué manera el fenómeno religioso genera un soporte
simbólico para ayudar a sobrellevar situaciones de dificultad en víctimas del conflicto
armado colombiano. Método: Estudio descriptivo, de tipo cualitativo e interpretativo
basado en entrevistas semiestructuradas a tres sujetos víctimas del conflicto armado
colombiano. Resultados: Muchas veces la creencia religiosa es resultado de un proceso de
enseñanza de la misma, y se ve incrementada gracias a la eficacia performativa, la retórica
y la proxemia que se maneja en cada Iglesia. Conclusiones: El tema de lo simbólico es
fundamental, pues es en los símbolos, el discurso y la identificación grupal en donde reside
el poder terapéutico, reparador o aliviador que tiene la religión, es parte de un estímulo
emocional de la Iglesia hacia los fieles.
Palabras clave: Religión, creencia, soporte simbólico, identificación grupal, eficacia
performativa.
Abstract:
Introduction: Religion has a therapeutic effect, it produces emotional stability, and it has
to do largely with group dinámica that are stablished when a person is religious. Objective:
Conclude how “religious fenomen” generates a simbolic support helping to endure difficult
situations in the colomian armed conflicto. Method: Descriptive study of qualitative and
interpretative, base in semi-structured interviews applied to three armed conflcit victims.
Results: Many times the religious belief is the result of a education process, and it get
reinforced because of performative effectiveness, rethoric and proxemia that is used in each
1 Artículo de Proyecto de Grado en Psicología supervisado por el docente Jose Fernando Ossa R. 2 Estudiante de IX Semestre de Psicología de la Universidad de San Buenaventura, Cali, Colombia.
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church. Conclusions: The theme of simbolic is very important, because is son the symbols,
the speech and the goup identification is where therapeutic power, restorative or comforting
effect lives, it’s part of an emotional charming of each church to the faithfull.
Keywords: Religion, belief, simbolic support, group identification, performative
effectiveness.
INTRODUCCIÓN
Podemos iniciar considerando la importancia que tiene el papel de lo divino en la
sociedad. No es solo una preocupación de expertos o de teólogos; de cualquier manera y
por alejado que alguien pueda estar de las creencias y prácticas religiosas, su contexto está
permeado por la idea de lo divino, es incluso parte de su argot popular, cuando alguien
exclama: ¡Dios mío¡, por haberse sorprendido.
La religión es un tema espinoso y controversial y ha resultado, históricamente como
algo contrario a la ciencia, representada en nuestro caso en la psicología, aunque existen
casos, como el nuestro, en el que podemos llegar a encontrar una “alianza” entre lo
religioso y lo científico. Hemos de entender, como lo menciona Scharron (Scharron, 2010),
que tanto la ciencia como la religión son dos sistemas que intentan explicar la vida y la
experiencia humana, los procesos de relaciones y las formas de llegar al conocimiento;
mientras Hutchinson, G.
Peckham, J. Cheong, J & Nagoshi, C. (1998) mencionan que, al igual que las subculturas,
los grupos religiosos proveen ideas y normas de comportamiento social y de interacción
entre sus miembros, y por otra parte, Peterman et. al. (citado por Henninsgaard, J & Arnau,
R. 2008) ha definido la religiosidad como “un sistema de creencias y prácticas sociales
relacionadas con un ser superior, que usualmente está organizada en una iglesia o grupo
específico”; en este orden de ideas, podemos pensar que desde la ciencia, la creencia
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religiosa responde a una ruptura subjetiva con lo científico o la racional, además que afirma
una creencia en lo sobre-natural.
Los textos aquí trabajados aportan al planteamiento del problema en la medida en que
estos intentan explicar cómo se enfrenta un sujeto a situaciones traumáticas cuando se tiene
una religión específica. Esto es algo que si bien se ha aplicado en Colombia, se
evidenciaron pocas investigaciones al respecto en la bibliografía consultada. Debemos
entender que la religión es una parte fundamental de la cultura; adicionalmente no se han
estudiado las formas o los mecanismos mediante los cuales se adquiere la religión, lo cual
hace del proyecto algo innovador. Los trabajos que hemos consultado en general coinciden
en que la religión presta un soporte a los creyentes que la profesan, mientras estos
atraviesan problemas, ya sean estos de salud, consumo de drogas y alcohol, entre otros.
Durkheim (1912) se preguntaba por la necesidad y la funcionalidad de la religión en
lo que él denominaba “términos más mundanos”, es decir, lo que le aportaba ésta a las
colectividades que la seguían, gracias a que la misma funciona como un agente de cohesión
social. Respecto de esto, podemos mencionar por ejemplo que en ciertas ocasiones y
situaciones, la religión entra a jugar un papel fundamental en situaciones de estrés o de
dificultad. Por ejemplo, hay estudios que demuestran que la religiosidad está asociada con
niveles reducidos de enfermedad mental, consumo de drogas o intento suicida.
Teniendo en cuenta entonces la importancia que tiene la religión como agente mediador en
las relaciones humanas y el aporte que esta le hace al comportamiento humano, se ha
decidido entrevistar a tres personas que hayan sido afectadas por el conflicto armado
interno colombiano, para, con el análisis de sus respuestas, poder responder a la pregunta
¿de qué manera el fenómeno religioso genera un soporte simbólico para ayudar a
sobrellevar situaciones de dificultad en víctimas del conflicto armado colombiano?
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OBJETIVOS
General:
Identificar de qué manera el fenómeno religioso genera un soporte simbólico para
ayudar a sobrellevar situaciones de dificultad en víctimas del conflicto armado
colombiano.
Específicos:
Describir la experiencia personal de dificultad en dos personas víctimas del
conflicto armado interno.
Analizar la posición personal respecto de las prácticas y creencias religiosas en tres
sujetos víctimas del conflicto armado interno.
Estimar las condiciones en que el fenómeno religioso surge y se desarrolla durante
el enfrentamiento de un hecho dificultoso.
Antecedentes
Abriendo el panorama de lo que se ha investigado sobre la religión en la sociedad,
podemos empezar por mencionar una investigación realizada por Rasic, D. Belik, S. Elias,
B. Katz, L. Enns, M. Sareen, J. (2009) con ayuda del Canadian Community Health Survey
Cycle, en la que los participantes, una muestra representativa de 36.984 personas, fueron
divididos en cuatro subgrupos por edad, tres por estado civil, dos por nivel educativo y en
cinco por ingresos mensuales. Los resultados demostraron que el 63% de los encuestados
respondieron que los valores espiritualeseran importantes, el 56% declaran haber utilizado
servicios religiosos al menos una vez en el año. El estudio concluye que en poblaciones
cuya religión es más dominante o está más presente, los intentos suicidas se reducen en una
gran medida.
De lo anterior podemos vislumbrar que el papel de la religión entra a ser fundamental
cuando el sujeto profesante atraviesa situaciones de dolor, tristeza, o de cualquier
dificultad, pues sienten por medio de su religión, que Dios les está protegiendo, a diferencia
de una persona agnóstica o una atea que siente que su única opción es ella misma.
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El filósofo y psicoanalista esloveno Slavoj Zizek en conversación con el filósofo y
catedrático alemán Peter Sloterdijk, proponía la importancia de la “fuerza emancipadora del
cristianismo” como una forma de unir al mundo. En su entrevista, publicada en el diario Le
Monde (2011) menciona que los rituales religiosos son importantes en colectividad porque
unifican pensamientos, y eso resulta crucial para la superación de la crisis comunitaria que
sufre la civilización Occidental desde hace varias décadas. También decía que es
importante creer aunque no se crea, como en una espeie de “religión sin Dios”. En
contraparte, Sloterdijk planteaba que la práctica de rituales espirituales en solitario permitía
identificarse con algo que en solitario, varias personas tienen en común, añadiendo que no
hay total certeza de que lo que la gente cree exista, pero el creer se configura como un
agente de cohesión social. Entonces, es posible decir que la religión tiene una serie de
prácticas que influyen en el comportamiento de las sociedades, luego de que ha tenido una
influencia en el comportamiento de los sujetos.
Viéndolo de esa forma, y basados en los textos consultados, podríamos entonces
plantear como hipótesis que al igual que la diversidad de credos y religiones que existen en
el mundo, también existe diversidad de motivos para afiliarse a una religión específica, y
que esto responde principalmente a la presión social o condicionamiento cultural por parte
de quienes conforman el núcleo vital de los niños, o por otra parte podemos evaluar la
posibilidad de la influencia del contexto en que una persona se desenvuelve.
Según el Doctor Kenneth Shouler, filósofo y escritor estadounidense “se puede
afirmar con seguridad que nadie sabe con exactitud cuántas religiones hay, aunque la mejor
estimación es 4.200” (2010). Mismas cifra que da el portal Adherents.com, una base de
datos especializada en la recolección de datos religiosos alrededor del mundo. No obstante
lo anterior, de acuerdo con su antigüedad, popularidad y cantidad de seguidores y
practicantes, se enumeran las cinco grandes religiones del mundo, a saber: Cristianismo,
Islamismo, Judaísmo, Budismo, e Hinduismo. De estas cinco se desprenden múltiples
iglesias que conforman diferentes sistemas de creencias, teniendo cada una de éstas,
normatividades diferentes.
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De acuerdo con la información anterior, debemos evaluar la relevancia que tiene el
estudio del fenómeno religioso como parte del comportamiento humano, puesto que esta es
finalmente una de las partes fundamentales de la personalidad. Según Otto (1980) la
concepción de Dios es una de las características propias de la constitución humana, y cada
cultura dota a sus dioses de una serie de características atribuibles solamente a un ser que
tendrá la capacidad de comandar la vida de cada persona que confíe en su poder.
Entre los autores que hemos de consultar en el presente estudio y que han hecho
23investigaciones, indagaciones y reflexiones al respecto podemos citar filósofos,
antropólogos, psicólogos, psiquiatras y sociólogos, quienes han logrado establecer la
importancia de la religión para el desarrollo de la humanidad, pues finalmente, cada
persona debe creer en algo, lo más usual es en un dios, de ahí una creencia religiosa.
Aunque el tema de cómo cada persona vive su religión lo retomaremos más adelante. Los
estudios buscan, en términos generales, conocer qué uso le dan las personas a su religión en
momento de angustia, por enfermedad, por adicciones o por pérdidas.
Hay un momento crucial en la historia del estudio de la religión, y es después de la
Segunda Guerra Mundial hasta finales del siglo pasado, tiempo en el cual los fenómenos
religiosos fueron concebidos “como parte central de la expresión cultural que se debe
aceptar y comprender” (Camarena & Tunal 2009). Esta concepción de la religión vista
como expresión cultural diversa y respetable ha sido considerada en aras del estudio
científico del comportamiento humano y de la cultura, es decir que es válido para
psicólogos, antropólogos y sociólogos dentro del ejercicio propio de la investigación y
dentro del marco de la pluralidad y la libertad de credo proclamada por los Derechos
Humanos.
Aunque durante muchos siglos la iglesia tuvo un papel dominante extremo sobre la
sociedad (por ejemplo la época de la Edad Media, la Inquisición, e incluso las primeras
décadas del siglo XX cuando la posición dominante eclesiástica, aunque reducida, seguía
evidenciándose en el discurso), desde hace un par de décadas empezó a generarse cierta
inquietud sobre el asunto de creer o no creer en Dios, teniendo en cuenta que la sociedad
colombiana es tradicionalmente religiosa. A partir de dicha inquietud, empezó a tomar
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fuerza el ateísmo que en época pasadas era símbolo de posesión diabólica y motivo de
exclusión social; y junto al ateísmo, el agnosticismo, y otras subjetividades religiosas, como
el aceptar y aprobar la existencia de Dios, pero desaprobar el papel de la iglesia, e
igualmente el debate acerca de la existencia de Dios o no, con tintes científicos y religiosos
que darían lugar a una de las disputas más largas que se hayan hecho.
Es importante tener en cuenta que mientras una cantidad de personas niega la
posibilidad de que Dios exista y por ende considere inútil el profesar una religión, hay otra
cantidad de personas que opinan lo contrario. Y el profesar una religión o bien una doctrina
de valores tiene una cantidad de aristas que se deben considerar, por ejemplo, según unos
muy ligeros resultados de una encuesta publicada por Hutchinson et. Al. (1998) realizada
en los Estados Unidos, muestra que de quienes afirmaron tener una creencia religiosa en
ese país, (87% de los encuestados) un 62% aseguró que existe un dios, el 24% considera
que hay una especie de espíritu superior o fuerza de vida y el 83% le dieron una
importancia muy relevante en su vida. De acuerdo a todo lo anterior, podemos decir
entonces que la religión es un constructo social, legitimado por una cantidad de personas
que se someten a lo que ese constructo establezca como normas. A lo largo del documento
iremos ampliando la conceptualización.
Una de las preguntas dominantes que puede surgir mientras se estudia el tema
religioso es ¿cómo funciona la religión?. Básicamente es el objeto de estudio de todos los
documentos consultados, pues se plantea, cómo actúa la creencia religiosa sobre la mente
de las personas, qué le aporta, cómo le hace sentir seguridad y qué soporte le brinda. Por
ejemplo en una de las investigaciones, de autoría de Rasic, D. Belik, S. Elias, B. Katz, L.
Enns, M. Sareen, J. (2009) en el que se intentaba investigar acerca de cómo la
espiritualidad y la religión se relacionan con una disminución en el nivel de intento suicida
en una población estadounidense. Entre otros asuntos se mencionaba que muchos adultos
estadounidenses confiaban en la vida post-mortem y esto disminuía su ansiedad hacia la
muerte. De esta manera varias veces los textos se plantean la idea de evaluar las
condiciones en las que se da la fe. En esto influye el proceso de adquisición de la religión y
las formas en que se dé la misma. Se puede retomar un par de documentos, volviendo a uno
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de los estudios ya mencionados realizado por Hutchinson et. Al. (1998), en el cual se
menciona la interpretación que le dan algunos niños y jóvenes a su creencia religiosa.
Lenski (1961) sostenía que la religión es “un sistema compartido de creencias y
prácticas asociadas, que se articulan en torno a la naturaleza de las fuerzas que configuran
el destino de los seres humanos” (p. 316). Podemos resaltar que el autor menciona el
“destino de los humanos”, lo cual supone algo que a lo largo del documento veremos y es
uno de los objetivos básicos de cualquier religión. Por ejemplo, encontramos la definición
que hace Geertz (1973) “La religión es un sistema de símbolos que obra para establecer
vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres,
formulando concepciones de un orden general de existencia” (p. 89). En esta definición el
autor nos pone frente al sentido de la existencia de los hombres, cosa que la religión intenta
proporcionar.
Entonces, podemos dar nuestra definición de religión como todo un constructo social
de carácter mitológico que tiene por objetivo dotar de sentido la realidad del hombre y
preocuparse, tanto por su origen como por su futuro. Durkheim (1912) daría otra definición,
más desde lo sociológico: “(…)una religión es un sistema solidario de creencias y de
prácticas relativas a las cosas sacras, es decir separadas, prohibidas, creencias y prácticas
que unen en una misma comunidad moral denominada iglesia a todos los que adhieren a
ellas”.
Voy a aclarar en este momento por qué motivo hace algunas líneas dije que la
religión es un sistema mitológico. Si nos alejamos un poco del fanatismo de los detractores
de la religión, analizamos con mayor detenimiento las condiciones para que una religión
sea considerada mitología. Según los portales Wikipedia, la enciclopedia libre, y
Definición.de, un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato
tradicional que se refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres
sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o
personajes fantásticos. Se dice que los mitos forman parte del sistema religioso de
una cultura, que los considera como historias verdaderas. Tienen la función de otorgar
un respaldo narrativo a las creencias centrales de una comunidad. De acuerdo con esto,
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podemos plantear que todo el concepto que se conoce como “religión” puede ser
enmarcado dentro de la definición de “mito”, teniendo así entonces la “mitología griega” o
religión griega; “mitología romana” o religión romana; “mitología cristiana” o religión
cristiana, etc.
Como vemos, hay una cantidad de defensores o de detractores que toman a la
religión, tanto como un sostén de la sociedad misma, como un mecanismo de alienación. Al
respecto Alves (1973), comentando a Marx, plantea que “la religión resulta del hecho de
que el hombre se niega a aceptar la realidad social tal como es. No hay conciliación posible
con esta realidad, porque es demasiado pobre, irracional, absurda, antihumana”.
En esta misma dinámica las sociedades actuales intentan sobrellevar el asunto
religioso, hasta cuando la cultura se lo permita. Podemos observar por ejemplo que
religiones absolutistas como el islam no aceptan personas con creencias diferentes, e
inclusive llega a ser obligatoria la práctica de ritos y la profesión de su credo; por otra parte
las creencias católicas y cristianas han permitido la fuga de sus seguidores, más que las
otras. En un mundo occidental donde la religión determina el curso de la vida cotidiana,
existen Estados laicos y personas tanto agnósticas, como ateas, o anti-clericales. Entonces,
mientras Nietzsche decía que “Dios ha muerto” (Nietzsche, 1882), Unamuno proponía que
resucitemos a Dios; el primero basado en que aceptar la religión es dejar de lado al hombre
y a la naturaleza, mientras su contendor sostiene que resucitarlo es mantener vivo aquel
elemento que tiene por objetivo soportar a la humanidad.
Generalidades sobre el estudio de la religión
Nuestro tema en cuestión no es un objeto de estudio reciente, para ello inclusive, se
han dedicado tres vertientes importantes que dividen su abordaje dependiendo del impacto
que la religión genera al mundo: por una parte está la sociología de la religión que intenta
comprender los cambios sociales que se generan a partir de las creencias y el juego de los
roles de la religión en la sociedad, es decir, cómo una influye a la otra y viceversa. Entre los
autores más destacados podemos encontrar a Emile Durkheim, que estudiaba los medios de
cohesión social y encontró e la religión un sistema que une subjetivamente a las personas;
luego encontramos la psicología de la religión que por su parte estudia los fenómenos
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psicológicos asociados a la religión, de qué manera las prácticas, las vivencias y las
experiencias religiosas repercuten sobre la psiquis de cada sujeto.
Uno de los principales autores, junto a Sigmund Freud y Friedrich Schleiermacher, es
William James, que fundó la rama en cuestión, y distinguía la religión como institución y la
religión como vivencia personal, argumentando que independiente de la cultura y los ritos
que un sujeto siga, es posible vivir experiencias místicas; y por ultimo encontramos la
antropología de la religión que estudia el origen, evolución, desarrollo y adaptación
cultural de los rituales y creencias religiosas a los grupos humanos, y nos plantea algo
fundamental: un fenómeno religioso lo es en tanto hayan unas creencias y unos ritos, es
decir, que un sistema de creencias sin una serie de rituales que le sustenten, no son en sí una
experiencia religiosa, y viceversa. Hemos entonces de tener en cuenta las tres vertientes de
estudio para comprender el fenómeno religioso.
Encontramos en un primer momento que la antropología de la religión ha estudiado
los fenómenos culturales mediante los cuales la religión ha sido socialmente aceptada.
Morris (1995) pensaba que en las ideas de Spencer “se consideraba a las estructuras
sociales como organismos vivos cuya estadía en la realidad dependía de su capacidad de
adaptación” (p. 124). Y si mencionamos que la religión es un constructo social, esta
empieza a formar parte de la realidad de los sujetos en la medida en que entre en contacto
con su cultura, y pase por algunos sentimientos propios de cada población. Es decir, en la
medida en que la religión hable de la unidad familiar, del respeto al prójimo, de vivir en
comunidad o sea un soporte ante una sociedad que no tiene más en qué creer, esta será
mayormente aceptada, y practicada.
Berger y Luckman (1986) plantean dos tesis básicas desde lo sociológico y es que por
una parte la realidad se construye socialmente y por otra parte que la sociología del
conocimiento debe analizar los procesos por los cuales la tesis anterior se produce. Vamos
a mencionar en esta parte dos de los más trabajados conceptos de Berger y Luckmann
(1986), el proceso de socialización primario, que es aquella entapa en la cual el sujeto toma
conciencia de la existencia suya y del otro. En ese momento es un ente activo de la
sociedad, ya ha generado una subjetividad propia. Luego, en un proceso de socialización
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secundario el sujeto internaliza submundos, o nuevos contextos con estructuras diferentes y
establecidas, es decir, una realidad alternativa, como lo puede ser el colegio, el equipo de
futbol, el barrio o la religión, que es una institución.
Estacio, poeta italiano del 45 d.C. decía que “el miedo fue lo primero que dio en el
mundo, nacimiento a los dioses” (s.f). Básicamente, los seres humanos han creado la
religión como un mecanismo para alivianar sus culpas; es decir, si la sociedad ha de señalar
a alguien por determinada forma de actuar, el entrar en una dinámica religiosa, este siente
que en ese lugar puede descargar aquello que los demás le han reprochado. Por ello se dice
que la religión genera un soporte, además, da identidad, pues es indispensable que todo ser
humano crea en algo (el ateísmo no existe, pero más adelante haremos esta disertación), y
estando inmersos en una cultura religiosa, lo más “corriente” sería adherirse a una religión.
Entonces, encontramos a los factores socioculturales como los elementos que aporta
la cultura, en cuanto a creencias, legitimidades, preconceptos, señalamientos, costumbres, e
inclusive formas de interpretar el mundo. Ahora evaluemos la formas en que cada sujeto
adquiere su religión.
En relación con lo anterior, y ampliando un poco la idea, el antropólogo francés
Claude Levi-Strauss analiza en su texto La eficacia simbólica el caso de los indígenas Cuna
de Panamá cuando el parto de sus mujeres se hace difícil. En estos casos deben solicitar la
presencia de un chamán experto en estos casos que intenta solucionar, por medio de cantos
a los espíritus, la dificultad afectiva, física y emocional que genera la dificultad del
alumbramiento. Lo que concluye el autor es que “aunque la realidad del chamán no sea
objetiva, la mujer pertenece al mismo sistema de creencias, a esa realidad subjetiva” (1974)
Haciendo referencia a una lucha espiritual entre el brujo y los seres malignos que circundan
al bebé. En relación con la religión, podemos establecer que este mismo fenómeno se
presenta en su poder curativo, en la que es fundamental que los creyentes pertenezcan a la
misma realidad subjetiva que su pastor (o sacerdote, o rabino etc.) pues hay que solucionar
un asunto, tangible o intangible que está de por medio.
En el capítulo inmediatamente anterior a La eficacia simbólica, se sitúa El hechicero
y su magia, también perteneciente al libro Antropología Estructural se estudia la efectividad
que la magia tiene sobre la víctima. Esta efectividad se presenta gracias a que la víctima
comparte un mismo sistema de creencia que el hechicero y que su círculo social más
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cercano, entonces, resulta tan fuerte la influencia tanto de su propia subjetividad como de la
actitud que adoptan sus cercanos que termina por enfermar, creyéndose víctima real de un
hechizo; por ejemplo, cuando un escéptico lee por curiosidad o casualidad el horóscopo del
día, eventualmente no se sentirá identificado con nada de lo que este diga, pues pertenece a
otra realidad subjetiva. Por el contrario, si fuera creyente de lo que el horóscopo dice,
encontraría compatibilidades entre este y su vida diaria. Podemos concluir entonces, de
acuerdo con los dos capítulos abordados de Levi-Strauss, que lo que cura a un enfermo no
es Dios, sino la fe que se tenga en él.
Surgimiento de la creencia
Ahora veamos cómo un sujeto entra en el mundo de la religión. Existe un bulo3
popular que dice que los hombres nacen ateos. Esto explicado en que el bebé no tiene el
albedrío necesario para legitimar a un dios. Pero debemos tener claro que así como no lo
tiene para legitimarlo, tampoco lo tiene para deslegitimarlo, por ende un bebé podría
considerarse religioso según el credo que su familia profese.
Podríamos empezar la discusión sobre cómo se adquiere la religión en lo que
Vigotsky (1931) denominaba la Zona de Desarrollo Próximo. La esfera familiar es el
primer contacto directo del niño con la cultura que lo rodea, de manera tal que si un niño
nace en una familia de religión judía, el niño empezará a frecuentar, desde sus primeros
días de vida, las prácticas religiosas propias del judaísmo. Pese a encontrarse poca
información respecto de cómo las personas adquieren una religión, hacemos el mayor
esfuerzo por relacionar conceptos y teorías lo más cercanas posible al asunto que nos
compete.
Rousseau (s.f.) decía que “la fe es cuestión de geografía”, y al respecto de ello,
Scheitle & Finke (2012) sostienen que hay múltiples creencias religiosas respecto de los
lugares del planeta en que cada sujeto se encuentre. Podríamos entonces inducir que la
religión es un asunto contextual, tanto del medio en que se nace como del medio en que se
3 Un bulo es información que se difunde, usualmente a través de internet, de la que no se tiene autor, fuente o sustentación válida, pero comunica algo a manera de noticia o artículo investigativo.
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vive, el lugar de donde se proviene, la historia de vida, y la necesidad de pertenencia a un
grupo. Por su parte, Durkheim (1912) citaba el origen de la religión en la seguridad
emocional que el individuo alcanza por su interacción con otros, en otras palabras, la
convivencia bajo un mismo ritual, con otras personas, genera una tranquilidad que se
traduce en bienestar personal, social y familiar. De ahí entonces que cuando las personas
practican una religión afirmen que esta les genera bienestar, como lo menciona un estudio
anteriormente nombrado.
Por otra parte podemos tener en cuenta la educación escolar, en la cual se ha incluido
la enseñanza de la religión. Los niños, por su condición de niños, son muy propensos al
temor a lo desconocido, aquellos elementos sobrehumanos que no pueden serle explicados,
en pocas palabras, fácilmente se infunde temor en ellos; y si tenemos en cuenta que parte de
los primeros contactos de los niños con la cultura es la escuela, y que los niños ven a sus
docentes como unos segundos padres poseedores del conocimiento, simplemente los niños
atenderán a lo que se les diga respecto de la religión. Aprenderán a ser creyentes.
Liston y Zeichner (193) opinaban que la subjetividad es una concepción que el sujeto
ha formado de manera personal, atendiendo a la realidad inmediata en la que viven y luego,
en la realidad ampliada, en otras palabras, la cultura. Denominaremos subjetividad religiosa
a la vivencia de cada religión o de cada elección respecto de ella, lo que incluye ser o no ser
creyente, los motivos para una u otra opción, o qué lugar ocupa la religión en la vida de
cada sujeto que la práctica.
Otro punto muy importante que sería imposible desestimar en un estudio acerca de la
religión es el ateísmo, el agnosticismo y las religiones paródicas. Primero nos ocuparemos
de los dos primeros conceptos.
Camus (1980), un declarado ateo, rechaza la idea de Dios, diciendo “Allí donde sufre
un niño inocente, no puede haber ningún Dios”, en esta perspectiva, la idea de una
divinidad personal no es necesaria o posible, pues permite el sufrimiento. Por su parte,
Sartre (citado por Muñoz, 2002) lo define como una “toma de posición categórica y
apriorística respecto de un problema que excede infinitamente nuestra experiencia”.
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Su definición etimológica viene del griego ἄθεος, que quiere decir “sin dios”. Siendo
el prefijo “a” el negativo y “teos” “dios”. Entonces ateo, significaría etimológicamente, sin
dios, lo cual no es posible, pero ahondaré en esta explicación más adelante. Una variación
que se le hace al agnosticismo es que mientras el ateísmo niega la existencia de un dios por
falta de pruebas, el agnosticismo considera que si bien exista o no un dios, daría igual para
el curso normal del mundo.
Russell en 1949 diría frente a una audiencia que lo atendía que “debería considerarse
agnóstico pues no cree que exista un argumento por el cual se demuestre que no existe un
dios”. Mientras Huxley (citado por Huxley, H., 1907) decía que “agnosticismo, de hecho,
no es un credo sino un método, la esencia en la que se sustenta la aplicación rigurosa de un
solo principio”. (p. 12). Los agnósticos adoptan otra posición frente a la creencia en un
dios, y es que mientras un religioso cree que existe un dios, un ateo cree que no existe
ninguno, el agnóstico considera que no sabe ni está del todo seguro si algún dios existe o
no, pues la doctrina agnóstica dice que si bien no hay pruebas para legitimar
científicamente a alguna deidad, tampoco existen pruebas para hacer lo contrario.
Adicciones y religiosidad
En el periódico El Tiempo (s.f.) se publica un texto titulado “La yerba buena”, en él, cinco
intelectuales de Estados Unidos debaten acerca de lo que ellos consideran como una droga
más, comparando la marihuana con el alcohol, el tabaco o el café. Confiesan haber
experimentado alguna vez con la marihuana, y critican el uso de la cocaína y otro tipo de
drogas sintéticas puesto que no representan lo que a través de la marihuana se logra: un
consumo consciente.
Jean Claveau (1959) plantea en su texto “La Palabra del Alcohólico” que este es narcisista,
espera que todo sea favorable a él, por ende encontrará la forma de resistirse a cualquier
tipo de coerción del orden de lo que los demás consideran que es “bueno”.Las personas que
dependen subjetivamente del uso de sustancias psicoactivas, en su gran mayoría no
reconocen cuando la situación se les está saliendo de control, son las personas con quienes
convive quienes reconocen que está teniendo problemas. Siempre habrá una justificación
por parte del adicto, frente a todas las consideraciones que hagan sus cercanos.
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Sardinha (2009) plantea que los discursos cristianos “vinculados con los discursos jurídicos
y médicos, produce efectos discursivos específicos” (p. 101). Las condiciones en las que se
da la inclusión del fenómeno religioso (creencia y práctica), puede resultar en unos avances
significativos en el proceso de recuperación o elaboración de los problemas de abuso de
drogas. Ya lo mencionaba Zizek cuando planteaba que la religión ingresa a las personas en
una dinámica de grupo que tiene una fuerte incidencia en todos los que lo conforman.
De ahí que la recuperación por vía religiosa de las personas drogadictas, sean siempre en
colectividad, pues las condiciones son ideales para que todas las personas puedan, por una
parte expresar sus sentimientos, y por otra ser persuadidos inconscientemente por los
demás, de manera que la recuperación se hace inminente.
Rodríguez, J. Fernández, A. Hernández, E. Valdés, M. Villalón, M. Ramírez, S. Román, A.
y Muñoz, M. encontraron en su estudio titulado Asociación entre creencias religiosas y
consumo de drogas lícitas e ilícitas en jóvenes universitarios, que los jóvenes no
consumidores de drogas tienen un mayor índice de compromiso con las actividades
religiosas.
Esto puede deberse en parte a todos los fenómenos que Mandoki, K. mencionaba en
“Prosaica II”, y son todas las condiciones físicas y discursivas, así como la presión
psicológica que estas generan. Los jóvenes que han logrado manejar el consumo de drogas
a través de terapia de grupo y soporte religioso, sostienen que su recuperación se debe a la
Iglesia, por ende desde el momento en que empiezan el proceso de recuperación dejan de
lado la percepción subjetiva de poder que si tienen mediante el consumo de drogas. Es
decir, que en la construcción personal de la autoimagen juega un papel fundamental el
empoderamiento que genera la afiliación a cualquier colectividad, sea la de los
drogodependientes o bien sea la de la comunidad religiosa.
MÉTODO
En relación con la profundidad alcanzada con la investigación se diseñó un estudio
descriptivo. Dado a que se realizará una sola toma de datos en el tiempo se trata de un
estudio transversal. Respecto al diseño, se trabajará a manera de estudio de caso. De
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acuerdo con el tratamiento que se le da a los datos, será un estudio cualitativo, comparativo
e interpretativo.
Para lo anterior se tomó como instrumento principal, para resolver el objetivo inicial,
una entrevista semi-estructurada (adicional a un análisis documental y estado del arte), con
el fin de cubrir más dimensiones personales del sujeto, pues esto implica un acercamiento
directo con los actores implicados, lo cual arrojará un mayor nivel de profundidad, pues
adicional a las respuestas textuales que se obtengan, el investigador tiene la posibilidad de
conocer y considerar las formas de expresión de cada persona en cuanto a comodidad con
las preguntas y la afinidad o no con algunos conceptos que se trabajen a lo largo de la
entrevista.
En las observaciones, tanto participantes como no participantes se evaluarán unos
aspectos muy específicos que son las que enuncia Katya Mandoki en su libro “Prácticas
estéticas e identidades sociales. Prosaica II (2006), que propone el estudio de algunas
condiciones observables de las materialidades y los usos de la religión para la formación de
sus fieles y la generación de confianza en sus prácticas. Habla del despliegue de una
“retórica” y de una “dramática religiosa” (elementos necesarios para responder los
objetivos dos y tres).. En la retórica tiene en cuenta el elemento icónico, que se refiere a la
forma como las cosas están organizadas en el espacio para ayudar a crear el ambiente en el
que las personas llegan a instalarse, por ejemplo, la disposición de los objetos, las velas,
mobiliario, telas, imágenes y estatuas, etc. En el aspecto léxico se refiere a la forma de
hablar del oficiante, los términos técnicos que utiliza, a menudo en otro idioma, lo que
genera una confianza en la sabiduría y el dominio que este oficiante tiene del tema que
trata; en el “aspecto quinésico” habla de cómo los movimientos y el lenguaje corporal,
tanto del oficiante como de los asistentes, generan una atmósfera de confianza, que es
necesario analizarla y en ocasiones tratar de controlarla para los fines deseados. Por último
el “aspecto acústico” analiza la forma de hablar, la entonación, las pausas, la velocidad y el
volumen de quien habla, sea para generar mayor interés, para relajar, para asustar o atraer al
público hacia lo que se está haciendo.
En relación con la dramática, podemos diferencia el aspecto proxémico, que consiste
en las acciones del oficiante antes o durante la sesión, sean estas el hacer una oración de
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invocación o golpear con un ramillete de hojas frescas al cliente cuando se trata de magia o
adivinación, y rociar agua bendita y cantar durante una celebración católica o cristiana. El
pulso, que es el centro de atención de la sesión, que bien puede ser el creyente o el ritual; la
tónica que se refiere a los temas en los que se centra la sesión o la celebración, que pueden
responder a un pedido de salud, de ayuda para encontrar un empleo o de mejorar las
relaciones interpersonales, por ejemplo. Y por último el aspecto de la cinética, que es el uso
de rituales tradicionales (y por ende conocidos por muchas personas) , y el tiempo que en
ellos se dedique, todo esto con el fi de generar una atmósfera de confianza entre el oficiante
y el creyente.
Se seleccionaron dos personas sin distinción de edad ni género, de estratos
socioeconómicos opuestos, que profesen una creencia religiosa independiente de cuál sea, y
que hayan sido afectados por el conflicto armado interno colombiano, que afirmen haber
sido recuperadas por su Iglesia.
El proceso incluyó tres fases: la primera de ellas fue la búsqueda documental, que
permitió dar cuenta tanto de qué se ha investigado respecto del tema, como de qué opinan
diversos referentes teóricos respecto de la sociología de la religión, la antropología de la
religión y la psicología de la religión, así como hacer un breve recorrido por estudios
similares. La segunda etapa fue el diseño y recolección del material de campo y la última
fue el análisis y discusión de resultados, que debe dar respuesta a los objetivos propuestos.
En una investigación en la que se analicen aspectos que forman parte de un aspecto
tan importante en la vida de un ser humano como lo es su creencia religiosa, es importante
tener en cuenta el compromiso ético con el tema y con los participantes. Para acceder a la
entrevista, los informantes firmaron un documento de consentimiento informado, por medio
del cual se aclaró que la entrevista tenía fines académicos y no comerciales, que se
protegería su identidad o datos personales que pudieran comprometer la privacidad de las
personas y que autorizaban a que sus respuestas fuesen expuestas y analizadas en el
documento. Por otra parte, se tomaron las precauciones necesarias para que en ningún
momento se expresara algún tipo de reproche o cuestionamiento al respecto de las creencias
y las formas en que estas formaban parte de su vida. De otro lado, las interpretaciones y
análisis de documentos explorados y las conclusiones a las que se llegue o cualquier tipo de
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argumento dado en el presente documento corresponda exclusivamente al ámbito científico
y nada tiene que ver con las convicciones personales, ni del autor, ni de los entrevistados ni
personas externas que colaboraron con la investigación.
RESULTADOS
Presentación de resultados.
Se utilizó la información de tres sujetos, dos hombres y una mujer. A través de un
párroco de Cali que en años anteriores había trabajado con víctimas del conflicto armado se
contactó al primer informante, quien a su vez contactó a otra persona que estuvo de acuerdo
con participar de la investigación; la mujer se contactó a través de un psicólogo de la
Universidad de San Buenaventura quien había desarrollado su práctica profesional con la
población. Al primer informante lo llamaremos Adolfo* un hombre de 68 años de edad
nacido en Bolívar, Valle del Cauca en 1947. Es casado y tiene tres hijos, actualmente reside
en un barrio del sur de Cali, de estrato socioeconómico seis. La segunda informante es
Edilma* una mujer de 61 años, nacida en Ceilán, Valle del Cauca en 1954, tiene seis hijos y
es divorciada, reside en un barrio de la zona suroccidental de Cali, de estrato
socioeconómico dos. El tercer informante es un hombre de 51 años, a quien llamaremos
Jorge*, reside en un barrio estrato socioeconómico cinco, nacido en Cali. Adolfo es
pensionado desde hace trece años, Edilma vive de una venta de ropa y variedades que tiene
en su residencia; actualmente y desde su juventud, es líder comunitaria y Jorge es
pensionado desde hace poco más de un año.
Adolfo se confiesa católico practicante, y cumple con los principales rituales y
celebraciones que su iglesia ha establecido, que son: la eucaristía dominical, los grupos
pastorales, las celebraciones de la Semana Santa y la Navidad. Por su parte Edilma es
cristiana, perteneciente a la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, asiste a
las celebraciones que en esta se realizan y predica, tal como lo ordenan las directrices de su
* Su nombre ha sido cambiado a fin de proteger la identidad del informante.
19
creencia: culto de alabanza, lectura bíblica y enseñanza; y Jorge, quien también profesa el
catolicismo, al igual que Adolfo, asiste a todas las celebraciones que exige su iglesia.
Adolfo salió de su pueblo natal “buscando una mejor vida, porque en Bolívar no
había escuela de bachillerato, tocaba venir hasta acá”. En Bolívar, gran parte de su infancia
la pasó sin tener zapatos, y tenía solamente dos conjuntos de ropa, que tenía que intercalar
día de por medio. Teniendo en cuenta su situación económica y que su único destino era
seguir con las labores del campo, decidió irse a estudiar a Santiago de Cali; obtuvo su título
de médico en la Universidad del Valle e hizo cuatro posgrados en universidades fuera del
país, cuyos nombres no especificó. Manifiesta recordar especialmente a un docente que le
decía a él y sus compañeros que “un médico que sabe escuchar ya es 70% buen médico,
pues muchas dolencias vienen de problemas emocionales y psicológicos”, por lo cual
considera que se le debe dar suficiente importancia a la relación humana con los pacientes.
Adolfo fue secuestrado junto a otro gran grupo de personas que asistían a la misa dominical
en la, para ese entonces, incipiente Parroquia de La María.
Edilma fue desplazada de Ceilán cuando tenía solo ocho meses de nacida, debido a la
violencia bipartidista que azotaba al país en la década del 50’. Dos de sus hermanos fueron
víctimas de los simpatizantes del partido conservador, quienes irrumpieron en la pequeña
población e incendiaron las casas y las construcciones que encontraron a su paso. La madre
de Edilma huyó junto a ella, sus otras cuatro hermanas y sus vecinos a través del Río
Bugalagrande. Desplazados por la violencia, tuvieron que asentarse en Cali, donde pasó su
niñez, primero de posada, luego en una casa que su madre logró conseguir.
Mientras tanto, Jorge fue víctima de extorsión por parte de grupos paramilitares
cuando empezaba a recibir su pensión, pues adicional a ello era comerciante de productos
para la limpieza del hogar, cuyas ventas las hacía desde su casa y en su mayoría a vecinos y
personas cercanas que se interesaban en sus productos. Ha vivido siempre en Cali, ha salido
del país en algunas oportunidades y nunca tuvo que desplazarse de su residencia por
problemas con grupos armados ilegales, pues la situación que vivió sucedió siempre en su
barrio y su casa.
Influencia familiar en la religión.
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Al igual que Adolfo, toda su familia es practicante de la misma religión. Comenta que
a muy temprana edad su madre los llevaba a él y a sus hermanos a la iglesia local,
insistiéndoles de la importancia que tiene “el entregarse siempre en las manos de Dios”.
Esto nos puede reafirmar una hipótesis según la cual las primeras formas básicas de
inclusión en las prácticas religiosas, es decir, la creencia y el cumplimiento con los rituales
y celebraciones que cada credo tiene, se dan por enseñanza de los adultos, más que por una
convicción personal. Aun así, habiéndose establecido en Cali, Adolfo asegura que toda la
vida ha creído en Dios y ha asistido a los rituales “cada domingo me iba para misa, sin que
nadie me levantara o me dijera”.
“Nunca he sentido que no quiera ir a la Iglesia, de hecho siento la necesidad”, dice
al preguntársele si en algún momento llegó a sentir que no quería seguir asistiendo a sus
prácticas religiosas. También dice que no recuerda que haya vivido alguna experiencia que
le hubiese generado atracción por la religión, simplemente empezó a cumplir con sus
rituales y creencias cada día.
El provenir de un hogar con dificultades económicas y con una cultura tradicionalista,
como lo es de los pequeños pueblos y municipios del Norte del Valle del Cauca le ayudó
además a tener una guía espiritual que bien encontró en la religión cristiana, pues también
asegura que “Dios me ha acompañado en todos los momentos”.
Mientras tanto, Edilma afirma que en su niñez, y luego de haber enfrentado la
situación del desplazamiento con su familia, su madre “se aferró a Dios” y a veces les leía
la biblia a ella y sus hermanos; pero aun así Edilma no era muy creyente todavía.
“Cuando enfrenté lo de mi hijo si me metí mucho en la iglesia” comenta cuando
relata que hace unos años, su hijo entró a la cárcel por problemas legales del dueño del
negocio en el que laboraba. A partir de ese momento, según cuenta, “se dedicó por
completo a Dios” y agrega que: “mucha gente dice que cree en Dios pero realmente hasta
que uno no se entrega totalmente en sus manos, no es posible creer en él”.
21
En general se puede decir que si bien los padres de ambos no fueron determinantes en
el proceso de afianzamiento de la creencia religiosa de los dos hijos, si iniciaron el proceso
de adquisición la misma, pues a través de la insistencia en la importancia de Dios, en la
vida personal, la enseñanza de ir a la Iglesia o de poner a leer la biblia, poco a poco fueron
sembrando tanto en Edilma como en Adolfo el interés por continuar.
Jorge comenta que de niño, si bien sus padres oraban junto a él y sus hermanos, no
los llevaban a ninguna Iglesia ni se consideraban profesantes de alguna religión en
específico, aunque teniendo en cuenta que para orar ponían en frente un altar con imágenes
sagradas, tenían mayor afinidad hacia el estilo católico. Cuando se casó empezó a asistir a
misa católica regularmente y es su esposa quien persiste en la idea de cumplir con los
rituales y celebraciones que su Iglesia propone. Toda la familia de su esposa es creyente y
practicante católica, mientras su familia no es practicante.
Jorge dice que “todo está en las manos de Dios, que uno tenga trabajo, plata para
responder con las obligaciones, salud, comida, todo es porque Dios quiere que las cosas
sean así”.
Sucesos traumáticos vividos.
Fue paradójicamente durante una celebración religiosa que Adolfo fue capturado,
junto a más de cien personas, por miembros del Ejército de Liberación Nacional ELN, en
un sonado caso de secuestro masivo. Relata que el grupo fue fraccionado para facilitar el
transporte de todas las personas, y durante su cautiverio la religión le daba “herramientas
para sobrevivir espiritualmente”, pues, al enfrentarse a un escenario en el que se ha perdido,
por condiciones propias de la guerra, la posición de padre, esposo, hijo o cualquier labor o
“título” que la sociedad le concediera, la única forma de encontrar sentido en la vida es la
de orar. “Habían dos cosas que no me podían quitar: Dios y el ser médico” dice.
El domingo 30 de mayo de 1999, durante la celebración matutina, a la que asistían
como de costumbre alrededor de doscientas personas, se empezaron a escuchar sonidos de
carros ingresando al lote donde actualmente se ubica la parroquia La María. En ese
22
entonces, y ante la construcción de la capilla que para ese momento se hacía, el sacerdote
del barrio optó por organizar junto a otros vecinos del sector una carpa, un pequeño altar y
acondicionar el lugar con guadua para poder oficiar la misa. El rededor se encontraba
encerrado con plástico verde, lo cual impedía ver los vehículos que se escuchaban. Un
hombre de uniforme camuflado se acercó al oficiante y le dijo que serían víctimas del ELN
y que ellos, haciéndose pasar por miembros del Ejército Nacional, los iban a evacuar.
Adolfo reconociendo las botas que portaban estos hombres y la forma en que se
estaba dando el operativo, comprendió que se trataba de un secuestro. En total fueron tres
meses exactamente que duró el cautiverio de algunos del grupo, entre esos Adolfo, el 30 de
agosto volvió a la vida civil. Él manifiesta que la oración era lo único que le generaba
consuelo o sosiego, y que era Dios quien le acompañaba en los días en que “recibió tantas
humillaciones y maltrato por parte de ellos (los guerrilleros)”.
Por su parte Edilma ha pasado por varios momentos difíciles en su vida, el primero de
ellos se dio cuando debió salir de su pueblo natal teniendo tan solo ocho meses de edad.
Posteriormente a lo largo de su vida vinieron otros problemas: en 2006 fue diagnosticada
con cáncer de colon, inicialmente consultaba por un sangrado rectal que según los médicos
era un ataque de parásitos.
Edilma comenta que Dios se le manifestaba, a través de sueños o de la oración,
diciéndole que tuviera confianza en él. “estarás muy enferma, irás a la ciencia, pero la
ciencia no dará nada por tu vida” fue lo que en aquella ocasión Dios le dijo. Después de
mucho solicitarlo, la doctora encargada de su caso le ordenó una colonoscopia, gracias a la
que se le logró detectar el cáncer que ya se encontraba en estado avanzado. Las opciones de
vida que le planteaba la medicina eran escasas, inicialmente proponían una colostomía, lo
que implicaba remover la última parte del intestino grueso y dejarle una incisión
permanente en el vientre.
Su familia decidió pagarle a un médico particular de una reconocida clínica de Cali
para que diera su diagnóstico y con ello poder instaurar una acción de tutela en contra de la
EPS por las demoras en el tratamiento; el resultado fue que era posible simplemente extraer
una parte del intestino sin necesidad de dejar abierto un estoma. La cirugía que inicialmente
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duraría cuatro horas y media, solo tomó cuarenta y cinco minutos, a lo que Edilma comenta
que “el tiempo es de Dios, las cosas en sus manos funcionan a su voluntad”. Finalmente se
recuperó por completo.
Por otro lado, en 2010 su hijo fue acusado junto a dieciséis personas más de
receptación y desguace de vehículos. Inicialmente fue contratado como vendedor de
repuestos automotrices, los cuales entregaba con factura de importación; pero cinco años
atrás las autoridades habían iniciado la búsqueda del dueño del negocio con al argumento
de que hurtaba partes de autos para venderlas. En una redada policial el hijo de Edilma se
encontraba en horario laboral y él junto al resto de detenidos fueron puestos en prisión.
Pocos meses después volvieron a la libertad tras una investigación de la que resultaron
inocentes los que tenían funciones como vendedores en el almacén.
“Tu hijo tendrá un accidente, pero no debes de preocuparte porque yo guardaré su
vida” fue lo que en esa ocasión –según relata– le dijo Dios días antes de que otro de sus
hijos sufriera un accidente de automovilístico camino a la universidad, sobre la calle quinta
a la altura del Centro Comercial Holguines Trade Center. Un bus de transporte público se le
atravesó y provocó que su carro diera tres vueltas y terminara arrinconado contra la acera.
El vehículo resultó entre el 95 y 98% de pérdida, pero él resultó ileso.
Jorge tuvo que enfrentar la extorsión de quienes se identificaban como miembros de
las AUC, durante cuatro meses no denunció la situación por temor a las represalias que
pudieran tomar los victimarios. Cada mes debía dejar cuatrocientos mil pesos en una bolsa
negra en una cesta de basura en el parque del barrio. Todo sucedió hasta un día en que su
hermano decidió hacer una denuncia anónima de lo que venía ocurriendo. Entonces la
policía decidió actuar. Le dieron a Jorge la instrucción de dejar el dinero correspondiente en
la cesta de basura. Los policías encargados debieron esperar seis horas y media hasta que
vieron a un sujeto que se acercó a la cesta, y sacó la bolsa. El operativo entonces había
comenzado; siguieron al hombre que sacó la bolsa, tres cuadras más allá lo esperaba un
carro al cual subió, y fue en el momento en que arrancaron cuando fueron detenidos por la
policía, los dos hombres fueron capturados y puestos a disposición de la justicia. No
inculparon a nadie más, y Jorge no volvió a saber del proceso nada más que habían sido
llevados a prisión.
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Percepción de la creencia en la vida cotidiana.
Los dos sujetos entrevistados sienten una influencia grande de Dios y su religión en
su vida cotidiana. A través de la oración, los dos manifiestan que se comunican con Dios.
“Yo soy el que hace las cosas, pero es Dios el que me da fuerzas para hacerlas bien”,
considera Adolfo, mientras Edilma dice que “las cosas son de Dios, y cuando él quiera han
de suceder”; por eso mismo ella dice que no se preocupa mucho por lo que pueda suceder
más adelante, pues todo lo que suceda es porque “el Padre celestial” así lo ha determinado.
Cuando Adolfo se enfrentó al secuestro, lo que siempre le dio fuerzas para resistir
todo lo que sus captores hacían con él y sus compañeros fue la oración “nos organizábamos
para orar diario, y leíamos una biblia que tenía uno de esos hombres”, comentaba,
aludiendo a que la importancia de Dios para el hombre es que lo acompaña cuando está
solo, le apoya cuando nadie más lo hace y protege, pese a las circunstancias.
Por su parte Edilma, al momento de que su hijo fuese abordado por miembros de un
grupo paramilitar exigiéndole el pago de una “vacuna”, al igual que en el momento de su
enfermedad, y el del accidente de su hijo, siempre esperó y actuó de acuerdo a como Dios
“le dijera” que lo hiciera. Sus respuestas ante cualquier cuestionamiento siempre fueron que
“esperaría a que la voluntad del señor se cumpla”.
Jorge pone como ejemplo la experiencia vivida con la extorsión, tiempo durante el
cual esperó por temor, pero al mismo tiempo sentía seguridad en su creencia “si tenía
miedo, pero que fuera lo que Dios quisiera, lo que había que hacer era orar mucho, para que
todo quedara ahí”. Él nunca vio o habló con Dios, simplemente oraba y esperaba a que las
cosas se fueran dando, pues además sostiene siempre que la justicia divina no se equivoca.
DISCUSIÓN
Hay que comenzar teniendo en cuenta que nos encontramos en un país que tiene una
religión oficial y en la que el 92% de la población admite practicar alguna religión, lo que
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puede hacernos suponer que las comunidades religiosas tienen una gran influencia sobre los
ciudadanos nacionales, permeando nuestras prácticas y creencias.
Pese a que los entrevistados (borrado lo de lenguaje corporal) están narrando
situaciones difíciles, algunas con desenlaces adversos, no pareciera haber mayor exaltación
contándolos, como si fuese algo absolutamente normal y cotidiano lo que ha sucedido.
Podríamos decir que el hecho de que en esos momentos las personas se encontraran con su
fe totalmente fuerte, les hizo percibir como si los problemas fueran menores, aunque al
mismo tiempo fueran confrontados. De hecho Adolfo relata que:
Durante el tiempo que estuvimos secuestrados lo único que nos quedaba era
confiar en Dios, sabíamos que ahí mandaban ellos; tener un hombre armado todo el
día al lado de uno, que además no responde a ninguna pregunta ni dice nada, es
difícil y tensionante; pero solo nos quedaba orar, entonces todos los días orábamos
en la mañana; era lo que nos identificaba a todos.
Lo anterior quiere decir que el hecho de orar en grupo le generaba a todos un
poderoso aliento y apoyo ante la situación que estaban viviendo. El poder tranquilizante
que tiene la religión se fundamenta en gran medida en lo que se realiza en grupo, pues es
esa la base de todo lo que se conoce como eficacia simbólica, que es la influencia del
contexto sobre cada uno de los miembros.
Esto es muy importante para pensar que el orar está acompañado de situaciones
dramáticas y performativas, situaciones que van atravesadas por el fenómeno religioso, que
es la creencia, la práctica y la creencia en la práctica: la performatividad tiene tres aspectos
esenciales, ya que es necesario –para que se demuestre el poder sanador de la religión– que
en cada persona exista la creencia o la fe (que puede entenderse como el creer en la
incertidumbre, creer en lo que no se tiene seguridad de su existencia, creer simplemente
porque si), además deben haber unas prácticas de los diferentes rituales que propone cada
religión, bien sea la misa, el culto, grupos bíblicos, grupos de ración, peregrinaje o lo que
sea que cada religión exija. Pero además se debe creer en lo que se está haciendo, creer que
la oración tiene poder, creer que el ritual realmente funciona. Solo cuando estos tres
elementos se cumplan, podemos empezar a notar el poder emancipador de lo religioso.
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Es esta performatividad verbal-corporal y proxémica sobre la que se apoya y se
fortalece la eficacia retórica y simbólica, que finalmente produce lo que en esta
investigación denominaremos el “soporte simbólico” de la religión. La performatividad
podemos evidenciarla en los registros de observaciones en los cuales se ha prestado
atención a los movimientos de las personas, a sus posturas corporales y en cuanto a la
proxemia, la cercanía de unos con otros: actitudes como levantar los brazos, cerrar los ojos,
cantar en voz alta, y estar tan cerca entre si al momento de las celebraciones aumentan la
confianza general en lo que están haciendo.
Al escuchar el discurso de Edilma, se evidencia una confianza y entrega absoluta en
su fe; de tal forma que manifiesta no tener afán en recibir atención médica, pues todo se
hará “según el tiempo de Dios”. Esta situación nos lleva a hacernos una pregunta
importante frente al análisis de la situación religiosa: ¿hasta qué punto se lleva la confianza
en Dios, de modo tal que se deje de lado el cuidado personal y se tenga una actitud sobria
frente a problemáticas complejas como las que vivieron los hijos de Edilma.
La respuesta podría encontrarse en la retórica, la icónica, la kinesia y la proxemia que
se maneja en las Iglesias: las palabras que utilizan los pastores o los sacerdotes, las
suntuosas decoraciones que hay en los templos, tanto cristianos como de otras religiones, la
forma de acercarse a las personas o las acciones que realizan durante o después de las
celebraciones. Todo lo anterior se hace con un objetivo: aumentar la confianza de las
personas. Funciona similar a los casinos, en los cuales hay luces, música, una decoración
llamativa, y donde se realizan actividades que tienen por objetivo que el usuario
permanezca en los recintos y aumenten su confianza en ganar.
Al ingresar a un templo católico en el Norte de la ciudad, una edificación bastante
amplia, se escucha música, hay ornamentos florales y algunas personas que prestan sus
servicios al lugar caminan rápidamente en diferentes direcciones con el objetivo de tener
todo en orden y listo para cuando entre el sacerdote. Este, al momento de llegar, pasa por el
centro y en compañía de sus ayudantes, como lo hacen los sujetos dueños del poder
público, mientras tanto, los presentes cantan música animada y algunos bailan manteniendo
la compostura del momento. Estas características pueden variar de iglesia a iglesia, cada
comunidad y cada sacerdote tienen un estilo particular de celebrar los rituales que es
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finalmente lo que determina de qué manera se hará el ingreso y el desarrollo de la
celebración. Pese a ello, en los estratos medios suele ser en donde más comúnmente se
encuentra esto de cantar animadamente, bailar, hacer un ingreso pomposo y sentir el
ambiente de fiesta. Los estratos altos suelen ser un poco más solemnes a la hora de realizar
sus rituales.
Auge plantea que existen
“(…) lugares donde los hombres se cruzan, se encuentran y se reúnen, que fueron
diseñados a veces con enormes proporciones para satisfacer, especialmente en los
mercados, las necesidades del intercambio económico y, por fin, centros más o
menos monumentales, sean religiosos o políticos, construidos por ciertos hombres y
que definen a su vez un espacio y fronteras más allá de las cuales otros hombres se
definen como otros con respecto a otros centros y otros espacios”. (p. 62).
Lo anterior puede llevarnos a pensar que las edificaciones religiosas, cuanto más
grandes, más imponentes y más concurridas, más propician un ambiente de congregación y
de reconocimiento o identificación ante otras Iglesias u otros credos.
Por otra parte, el hecho de encontrarse con personas que comparten unas creencias, y
con historias quizá similares, genera una atmósfera de confianza y eso fortalece la fe, pues
hay alrededor personas diciendo cómo les ha ayudado Dios en su vida, qué ha hecho por
cada una de ellas, y qué le han pedido. Freud (1921) plantea que “si los individuos que
forman parte de una multitud se hallan fundidos en una unidad, tiene que existir algo que
los enlace unos a otros, y este algo podría bien ser aquello que caracteriza a la masa”. Es
decir que la oración genera cohesión social, la creencia genera sentimiento de grupo o lo
que Le Bon (1895) denomina alma de masas: las personas al estar en grupos tiene
actitudes, sentimientos e incluso pensamientos diferentes a los que tendrían en su intimidad,
el grupo debe compartir algo que les una, y es eso precisamente lo que hace que el grupo
sea unido. En otras palabras, la confianza en la deidad de cada persona depende en gran
medida de lo que el entorno le ofrezca, pero ejerciendo un ciclo circular, en el que tanto la
multitud permea al sujeto como el sujeto a la multitud.
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Solo basta con observar los grupos de oración: las personas están coordinadas al
momento de hablar sin ser esta una pieza ensayada, todos cierran los ojos, la posición de
sus manos indica súplica y protección, y algunas personas escriben plegarias y las ponen
bien sea bajo una imagen o busto, o bien sea que la queman en los cirios.
De ahí que las teo-terapias o terapias basadas en la religión, frecuentemente utilizadas
en grupos de rehabilitación de abuso de SPA, consistan en buena parte en rituales donde
cada persona relata, con la mayor sinceridad posible, qué le ha sucedido; es en ese
escenario donde la fe empieza a obrar, como si fuese un placebo
: las personas sienten el apoyo de una entidad superior en fuerza y bondad, entonces,
cada cosa que hagan bien, por empeño o por azar, será una forma de reafirmar la creencia.
Si evaluamos lo que expresaban Adolfo y Jorge, ambos de creencia católica, podemos
encontrar que los dos admiten que es importante trabajar por sus cosas, que Dios les guía y
les da fortaleza, pero que si no se proponen el logro de algo, no sucederá.
La entrega o la rendición ante el Ser Supremo
Un componente importante común a todas las religiones es la confianza absoluta al
Ser Supremo de cada una de ellas. Para nuestro caso en cuestión, se trata de la entrega a
Dios, lo cual está consignado en el primer mandamiento de la Ley de Dios: amarás a Dios
sobre todas las cosas”. Además, de cierta manera podemos considerar el primer
mandamiento de la Iglesia: “Oirás misa entera todos los domingos y fiestas del precepto”.
Analicemos entonces la situación: los fieles de una iglesia tienen el deber de
obedecer a su Ser Supremo, y eso implica entonces tener una confianza absoluta en él.
Algunas personas, como en el caso de Edilma, pueden en algún momento llevar esa
exigencia al límite, por ejemplo, al caso de no movilizar todo lo que esté a su alcance para
hacer frente a su enfermedad o a la situación que su hijo vivió, sino que solamente esperó
bajo la premisa de que “el tiempo de Dios es perfecto”.
Esta frase ha sido promovida por la Iglesia e inclusive en el Libro del Eclesiastés, en
la Biblia, se hace alusión a “evitar el desespero” o “el afán cuando las cosas no suceden”.
La Iglesia debe intentar al máximo mantener la confianza y la esperanza de los fieles, de
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modo tal que se promueven permanentemente enunciados y discursos que instan a los
creyentes a no abandonar sus creencias; apoyado todo ello por la manipulación moral a la
que se ven sometidos los devotos de cada religión.
Dicha manipulación moral la podemos expresar como los mecanismos de chantaje
emocional que se utilizan para generar un compromiso que no es físico o tangible (es decir,
si una persona deja de asistir a su Iglesia nadie le obligará, al igual que si no cumple con
sus celebraciones o sus mandamientos) pero que precisamente por ello el vínculo es más
fuerte. En nuestro caso, por ejemplo Edilma podría haber decidido solicitar mayor celeridad
en su tratamiento o en la atención al caso de su hijo, pero prefirió esperar, pues considera
que no debe cuestionar la forma de proceder de Dios.
En ese mismo orden de ideas, es necesario también analizar las formas discursivas de
referirse a la fe. El hecho de utilizar adverbios totalizantes, exageradas o hiperbólicas, como
por ejemplo: totalmente, todo, por completo, etc, muestra una forma subjetiva de percibir la
religión que indica una especie de rendición o sumisión ante las ordenanzas divinas. Ello
puede convertirse en un problema en el sentido que deja al sujeto desprovisto casi por
completo de una voluntad propia para actuar según su criterio; por lo contrario será
propenso a vivir de acuerdo a como en su Iglesia le indiquen que debe hacerlo y con esto, el
sujeto renuncia a una autodeterminación. Este aspecto, en el cual se centran muchas de las
críticas a la religión, es lo que tiene un efecto tranquilizante en los fieles; es ahí donde
empieza a constituirse la idea de “la religión como un soporte simbólico para afrontarlos
problemas”.
Pero de otro modo, esa sumisión pudiese también ser leída como la búsqueda o el
hallazgo de un “complemento” para la vida, y es precisamente, para los creyentes, ese
complemento el admitir que hay un ente superior en capacidad y conocimiento, lo que
genera el soporte simbólico que hemos venido tratando a lo largo del documento: un sostén
último para la vida y para la organización de la realidad. Es decir, la religión busca siempre
la protección de los fieles. Volviendo nuevamente al caso de Adolfo cuando dice que su
único refugio era Dios y la oración y que ello fue lo que le mantuvo con vida, nos podemos
dar cuenta del poder que representa esa sensación de seguridad basada en una creencia
religiosa.
30
Es preciso también considerar cuáles son las condiciones que subyacen alrededor de
la entrega absoluta al Ser Supremo, pues entran a jugar factores como la posición
económica y el nivel de escolaridad. Las personas que tengan una situación social
privilegiada generalmente tienen posiciones de poder, sea a nivel comunitario,
organizacional, dirigiendo personal o con empleados a cargo o inclusive poder político.
Estas personas usualmente saben cuáles condiciones son necesarias para ostentar el poder y
el hecho de hacerlo, genera ya un sentimiento de igualdad frente a quienes tengan otro tipo
de poderes, incluido el Divino. Ellos o percibirían la sumisión, sino que por el contrario,
podrían verlo simplemente como una compañía o complemento para su quehacer diario.
Por lo contrario, quienes tengan una situación socio económica desfavorable pueden
percibir que su vida es controlada por otras personas, quienes deciden todo lo concerniente
al funcionamiento social: qué se construye y qué no, qué empresa se encarga de prestar el
servicio de salud y bajo qué parámetro, quienes deciden el funcionamiento de los colegios y
universidades públicas, es decir, son otros quienes ejercen el control de todo. Estas
personas bien podrían asumir un tipo de sumisión a Dios, pues han vivido en una dinámica
en la cual no tienen ninguna posición de poder, de tal manera que Dios no será un caso
excepcional. Así pues, todo lo anterior es solo un discusión que se abre al respecto, y no es
general ni universal, sino que varía según cada caso particular.
Rosolato (1969) habla de la “sumisión” como la forma de redimir la culpa colectiva,
pues si bien hay religiones que incluyeron el sacrificio para “el perdón de los pecados”, no
sucede así en todas, y existen formas de resarcir esa culpa, a través de “la sumisión de los
fieles”. Es a través de la sumisión que se puede llegar a pedir la redención.
El aporte terapéutico de la religión es entonces aliviar la angustia de la inseguridad
cubriendo dicha angustia con el recurso a un ser supremo omnipotente y bondadoso. La
angustia es una forma de defensa ante una situación de crisis, fracaso o pérdida, y es
precisamente en esos casos donde se pone en juego la creencia religiosa para mediar entre
lo que sucede, lo que puede suceder y lo que se espera que suceda. Ya hemos mencionado
que la identificación con la comunidad es fundamental, el otro aparece como forma de
protección ante las situaciones desfavorables del mundo y es la comunidad la que viene a
decirle al sujeto “tranquilo, que la oración ha de salvarte”.
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Existe socialmente y tradicionalmente, según lo instauró el pensamiento eclesiástico,
una fuerte creencia en el poder protector del padre, basado siempre en la figura paterna la
cual llega a hacerse cargo de los problemas de los hijos. Rosolato (1969) menciona que las
principales religiones monoteístas del mundo responden a la figura masculina: Abraham al
Judaísmo, Jesús al Cristianismo y Mahoma al Islam, y es de hecho Abraham quien aparece
como fundador de la religión que posteriormente daría inicio al resto.
CONCLUSIONES
De acuerdo con toda la información presentada anteriormente, podemos llegar a
varias conclusiones: la primera de ellas es que el tener una creencia religiosa implica
además estar soportado por una estructura cultural y social en la cual cualquier problema se
puede menguar siempre que el dios de cada religión así lo determine. El soporte simbólico
que se mencionó hace referencia entonces a la forma en que la religión, al introducir toda
una simbología a la que se le da un sentido especial, en forma de discursos, oraciones,
practicas, rituales, creencias en seres superiores protectores, genera una sensación de alivio
que “ayuda a llevar las cargas de la vida”, es decir, que da aliento, protección, seguridad;
pero precisamente es simbólico, se da emocionalmente, no físicamente.
Más allá de que haya una serie de símbolos verbales y materiales que se tienen en
cuenta como factores determinantes de la fe, hay algo que va más allá, y es esa sensación
de sostén frente a la vida. Más adelante ampliaremos el tema de lo simbólico en relación
con la protección emocional que genera la religión.
Por ese mismo motivo, una persona creyente se siente más segura frente a la vida y
sus vicisitudes, considera que detrás suyo está su “ángel guardián” o su dios para prestarle
protección, mientras una persona no creyente considera que está solo frente al mundo, y
que todo lo que suceda ha de ser producto de una serie de sucesos fortuitos y de trabajo
propio, que nada tienen que ver con la decisión divina.
Es precisamente por ello que las personas no creyentes en ocasiones pueden presentar
mayores niveles de estrés, pues están convencidos de que todo aquello por lo que no
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trabajen, y las cosas que no puedan controlar por si mismos, no podrán ser controladas por
nadie más; contrario al planteamiento de dejar “todo en las manos de Dios” que profesan
los creyentes.
Pero en ello son fundamentales las dinámicas de grupo, hacerse parte de una
comunidad permite establecer unos lazos de identificación que tienen el efecto sanador que
ayuda a incrementar la fe. Es una relación cíclica, en la cual a mayor fe, mayor compromiso
y práctica, y cuanto más compromiso y práctica, más protección y fe sienten los creyentes.
En el momento en que una persona escucha sobre Dios, y decide confiar en él,
ademas de entrar en una práctica performativa compartida colectivamente, siente que la
vida empieza a jugar a su favor, como si las cosas se le facilitaran –al menos desde su
perspectiva– y es ahí cuando aparece el soporte simbólico: si hay un bagaje histórico que
habla de “bendiciones” o bienaventuranzas para quienes han sido parte de la religión,
significa que lo mismo sucederá con cada persona que decide unirse a la misma creencia.
Una persona cuya confianza y creencia son fuertes, al momento de enfrentarse a una
situación de dificultad, fácilmente afianzará sus creencias pues entra a jugar un papel muy
importante lo que en su Iglesia haya escuchado y practicado; por ejemplo, frases como “el
tiempo de Dios es perfecto” o “nada sucede sin la voluntad de Dios” son formas de dar
alivio al sistema emocional de una persona, pues cualquier situación que esté atravesando
seguramente se resolverá o se dará en la temporalidad que Dios ha determinado, al igual
que si sucede es porque él así lo quiere. La persona creyente confía en que esto es así, de tal
forma que su preocupación baja.
Como ya mencionamos, el fenómeno religioso se da cuando se cumplen dos
condiciones: que exista la creencia y que hayan unas prácticas. Esas dos condiciones se
conjugarán para generar en las personas una sensación de tranquilidad y de seguridad que
no es posible cuando no se es creyente, pues no hay un “ser superior” que sea capaz de
todo, inclusive de cuidar la vida de los mortales.
Precisamente en las congregaciones religiosas es común encontrar grupos de apoyo,
así como también es recurrente la teo-terapia, en círculos como Alcohólicos Anónimos,
Narcóticos Anónimos y en general instituciones que buscan mejorar la calidad de vida de
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personas que han pasado por situaciones perjudiciales para su salud o para su ser, pues la
cohesión que genera una práctica religiosa grupal es tan fuerte que se traduce en un
compromiso por parte del sujeto, le lleva a modificar algunas rutinas o costumbres de su
vida y por ende su calidad de vida es mejor.
Pasa algo similar a lo que ocurre con grupos de fans de artistas o de algún producto o
elemento en particular, que al interior del grupo se generan unas dinámicas importantes,
que logran atraer a los sujetos y modificar sus costumbres, pues además es un espacio en
donde se permiten la reflexión, la descarga de problemas, compartir gustos, opiniones y
experiencias de vida; ello genera identificación, agrado, y se traduce en bienestar.
La segunda conclusión a la que podemos llegar es que la creencia religiosa es otro
determinante en el proceso de la construcción propia, hace parte de cada persona y tiene
relación con su forma de vida. Las tres entrevistas consideradas, plantean que asistir a las
celebraciones y rituales (según sea el caso) hace parte de la vida de las personas, y su óptica
del mundo se forma a partir de lo que su religión profese o enseñe.
En esta parte podemos notar la gran influencia que tiene sobre las personas, y sobre la
sociedad en general el tema de lo religioso, y es precisamente por ello que es importante la
religión para el mundo, como ente organizador, que pone normas, fija ciertos límites y da
unión y esperanza a determinados grupos humanos. No podemos negar que la multiplicidad
de credos que existen en el mundo han generado problemas de convivencia, inclusive
conflictos y guerras; aun así, es la misma religión la que permite mediar e inclusive ser
generadora de cambios, pues algunos líderes religiosos en la actualidad, hacen grandes
esfuerzos, movilizaciones de conciencia y plegarias en contra de la violencia, por ejemplo.
La creencia religiosa de cada persona es edificadora de vida, da valor a la existencia y es a
través de la misma, que muchas personas ven, entienden y actúan en el mundo.
La tercera conclusión a la que podemos llegar es la idea del poder de la religión para
ser un “soporte simbólico”, que ha sido durante toda nuestra investigación el objetivo
principal. De acuerdo con la información anterior y luego de haber analizado en
profundidad los relatos y las situaciones alrededor de la vida de tres sujetos víctimas del
conflicto armado, podemos concluir que son “soportes simbólicos” todos aquellos
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elementos materiales que se despliegan a partir del ejercicio pleno del fenómeno religioso.
Hay un asunto complejo en esta parte: si bien es cierto que existen una serie de elementos
materiales que están cargados de sentido, y que precisamente tienen una simbología
específica, como los bustos, los crucifijos, el agua, las velas etc.
Hay otra dimensión de lo simbólico, y es que de forma similar a cuando un niño se
siente protegido por encontrarse con sus padres así no compartan una misma habitación, las
personas religiosas sienten que hay algo detrás suyo que irá en su amparo o su ayuda en
cuanto alguna situación sobrepase su capacidad de control. El sujeto se siente soportado por
una estructura sagrada poderosa. Pero esa sensación no se puede tocar, no se puede ver,
sino es a través de los elementos materiales performativos. Toda esa estructura sagrada le
genera un bienestar y un aliciente frente a situaciones adversas que difícilmente una
persona podría afrontar sin el respaldo del Ser Supremo en el que crea.
Como hemos mencionado anteriormente, una persona que no es religiosa tiene unas
formas diferentes de afrontar los problemas, la razón, la planificación, la ciencia y la ley
son las herramientas que tiene a mano, pero no hay algo que ayude a sobrellevar la
fluctuación, simplemente espera a que todo suceda “como deba ser”. Por su parte, las
personas religiosas tienen aquel soporte que calma la incertidumbre, estas personas
simplemente confían en el poder de una entidad que les sobrepasa en conocimiento,
capacidades y bondad, y esperan que sea esa entidad la que por amor a los humanos medie,
resuelva o calme las situaciones desfavorables. Es ahí en donde reside la capacidad de
protección frente al mal y frente a la angustia que expone la religión, en esa particular
manera de “decirle” a los fieles “que no teman, que todo se resolverá según la voluntad de
Dios”, y, al ser su Dios incuestionable, lo que suceda será lo acertado y solo él sabrá por
qué las cosas han sucedido de esa manera y no de otra, dado que los creyentes han
interiorizado la idea de que el tiempo de Dios es perfecto.
Por supuesto que no está mal que esto sea así, son las herramientas que la religión le
ha dado, y las promesas que le ha hecho al sujeto; es todo lo que un creyente tiene para
afrontar la incertidumbre; tiene todas las facultades humanas y legales para hacer frente a
cualquier situación que se le presente, pero siempre tendrá la duda acerca de cómo van a
darse las cosas y la angustia y la duda se aplaca con “soportes simbólicos”, que resultan
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además ser terapéuticos. No en vano las personas que admiten practicar alguna religión y
tener alguna creencia reportan menos niveles de estrés, ansiedad y en general menos
consultas psicológicas por malestares asociados a la duda que genera el proceder de las
cosas.
Como conclusión final, debemos decir que lo poderoso de la religión se encuentra en
sus simbolismos. La simbología es lo característico de toda cultura y creencia, es lo que
perdura en la historia, precisamente porque es en la simbología donde se encuentra el poder
congregante de toda creencia. Gran parte de lo que hoy pervive de los celtas, los vikingos,
las tribus indígenas, o de grupos místicos y sectas religiosas paganas son sus símbolos, son
esos elementos cargados de sentido que representaban algo en específico para la
comunidad. Por ejemplo los Atrapasueños, adminículos creados en la nación nativa
norteamericana Ojibwa y de los que se dice su función es atrapar los sueños negativos y
permitir el paso de los positivos. Más allá de que su función sea comprobable o no, existe
una fuerte tendencia a mantener estos artilugios como una forma de depositar una creencia
en los poderes que se supone, tienen los Atrapasueños. Otro ejemplo que podemos
encontrar es la Orden Hermética de la Aurora Dorada, la Orden de la Rosacruz y los
masones, que son por ejemplo sectas y fraternidades de origen filosófico, religioso y
simbólico: todas sus teorías y creencias están basadas en simbología.
La fuerza curativa y emancipadora de la religión está alojada en las formas de
interacción social que genera, el reconocimiento de grupo y la confianza que lleguen a
generar los simbolismos: son amuletos. Usualmente las religiones consideran el uso de
amuletos como el depósito de la fe en creencias irreales, por ejemplo la religión Yoruba
(pues por desconocimiento muchas veces se considera que sus dioses son en realidad
demonios y que por ende es un culto diabólico). Pero el crucifijo es un amuleto, al igual
que las imágenes que son constantemente guardadas en billeteras o en portarretratos.
Por su parte el Islám prohíbe la idolatría, pues considera que eso desvía la creencia
verdadera en el espíritu de Alá y Mahoma, sino que termina siendo depositada en
elementos materiales, lo cual es contrario a la creencia cristiana, en la cual la idolatría hace
parte del diario vivir de los fieles. El crucifijo se carga o se tiene a manera de protección, al
igual que los bustos de santos.
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La religión es de vital importancia para el curso de la humanidad, pues así una
sociedad no sea en su mayoría creyente, hace parte del equilibrio del mundo, de la
estabilidad social, el creer en algo o esperar algo de un ser que se supone, es superior al
resto de los mortales le da vida a un grupo humano. Es tan terapéutico como el fútbol o la
música, resulta ser una forma de exorcizar los problemas.
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