En la Región de Aysén, en Chile, se encuentra el Parque Nacional Queulat,
uno de los paisajes más intactos de toda la Patagonia, y con extensas zonas aún sin
explorar. La sensación de presenciar algunas de sus maravillas naturales es
sobrecogedora. Un buen ejemplo, es el observar el
imponente Ventisquero Colgante, un campo de hielo en las alturas que da un
abrupto salto al vacío:
El recorrido por el Parque Nacional Queulat nos obliga a internarnos en
zonas de verdadera “jungla patagónica”, un paisaje que parece ser parte de un
mundo mágico:
Gran parte del parque Queulat está cubierto por el llamado Bosque
valdiviano, una zona tan densamente cubierta de vegetación que resulta en su
mayor parte impenetrable. El bosque valdiviano, recibe unos 4.000 mm anuales de precipitación, un ambiente húmedo, y cubierto de musgo y hongos que le dan
un aspecto casi mágico.
El paseo por la selva en un área de poderosas lluvias y humedad eterna,
nos acerca a la majestuosidad del Ventisquero Colgante.
El Ventisquero Colgante se encuentra a unos 1.889 metros sobre el nivel del
mar, y es parte de uno de los campos de hielo milenarios del parque, el del glaciar
Queulat. En uno de sus límites, el monstruo helado se asoma al abismo
desprendiendo saltos de agua helada, un espectáculo imponente como pocos en el
planeta
El Parque Nacional Queulat está dominado por los Andes patagónicos, y es accesible desde la Carretera Austral que recorre en forma longitudinal gran
parte del sur de Chile. Es un área despoblada y poco explorada que junto a la Patagonia argentina, supone uno de
los paisajes más deslumbrantes y vírgenes del planeta.
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