E L M E T O D O.
Al pensar sobre el método se pueden seguir tres caminos. En el primero, el método puede concebirse más como un arte que como una ciencia. No se aprenderá de libros o conferencias, sino en el laboratorio o en el seminario. Lo que vale es el ejemplo del maestro, el esfuerzo de hacer las cosas de la misma manera, sus comentarios sobre la propia práctica. Tal, pienso debe ser el origen de todo pensamiento sobre el método, porque dicho pensamiento tiene que ser una reflexión sobre un logro previo. Así, también, éste seguirá siendo siempre el modo en que los detalles y las sutilezas propias de las áreas especializadas se seguirán comunicando.
Existen, sin embargo, espíritus
audaces. Ellos se1eccionan la ciencia evidentemente exitosa
de su época, estudian sus procedimientos, formulan sus
preceptos. Finalmente, ellos proponen una analogía de la
ciencia. Llaman propiamente ciencia a la ciencia exitosa que
han analizado. Otras materias son científicas en la medida en
que se conforman con sus procedimientos y, en la medida en
que no lo hacen, son algo menos que científicas. Por eso Sir
David Ross hizo notar acerca de Aristóte1es: "A través de
todos sus trabajos le encontramos diciendo que todas las
materias, exceptuando las matemáticas, llevan el nombre de
ciencia sólo por cortesía, puesto que ellas se ocupan de
materias en las cuales las eventualidades juegan un papel"1.
Así, también hoy, la palabra inglesa ciencia significa
ciencia natural. Uno baja un peldaño o más en la escala
cuando habla de ciencias de la conducta o humanas. Los
teólogos, finalmente, tienen que contentarse frecuentemente
con que su materia esté incluida, no en una lista de las
ciencias, sino en la de disciplinas académicas.
Es suficientemente claro que estos
acercamientos al problema del método hacen poco por el avance
1 W. D. Ross, Aristotele's Prior and Posterior Ana1ytics, Oxford, 1949, P . 14. cf. pp. 51 ss.
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de las materias menos exitosas. Porque en dichas materias,
precisamente por ser así, se da una escasez de maestros a
quien seguir y de modelos que imitar. Ni será útil recurrir a
la analogía de la ciencia, porque tal analogía, lejos de
ayudar a la menos exitosa se contenta con asignarle una
categoría inferior en el orden establecido. Un tercer camino,
entonces, debe ser encontrado y, aunque es difícil y
laborioso, ese precio debe ser pagado para que las materias
menos exitosas no permanezcan en su mediocridad o tengan el
peligro de caer en decadencia y desuso.
Elaborar las bases para ese tercer
camino es el propósito del presente capítulo. Primero,
recurriremos a las ciencias exitosas para formar una noción
preliminar del método. Segundo, iremos más allá de los
procedimientos de las ciencias naturales hacia algo más
fundamental y general, a saber: los procedimientos de la
mente humana. Tercero, en los procedimientos de la mente
humana discerniremos un método trascendental, esto es, un
patrón básico de operaciones empleado en toda empresa
cognoscitiva. Cuarto, indicaremos la relevancia del método
trascendental en la formulación de otros métodos más
especializados apropiados para campos particulares.
I. UNA NOCION PRELIMINAR.
Un método es un patrón normativo de
operaciones recurrentes y relacionadas que producen
resultados acumulativos y progresivos. Así pues, se dará un
método, donde existan operaciones diferentes, donde cada
operación esté relacionada con las otras, donde el conjunto
de relaciones forman un patrón, donde el patrón sea descrito
como el camino correcto para hacer el trabajo, donde las
operaciones de acuerdo con el patrón puedan repetirse
indefinidamente, y donde los frutos de tal repetición sean,
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no repetitivos, sino acumulativos y progresivos.
Así, en las ciencias naturales el método
inculca un espíritu de indagación, y las indagaciones
recurren. Insiste en una observación y descripción precisas:
tanto las observaciones como las descripciones recurren.
Sobre todo, se estima el descubrimiento, y los
descubrimientos recurren. Demanda la formulación de los
descubrimientos en hipótesis, y las hipótesis recurren.
Requiere la deducción de las implicaciones de las hipótesis,
y las deducciones recurren. Se urge continuamente que los
experimentos se diseñen y se realicen para comprobar las -
implicaciones de las hipótesis contra los hechos observables,
y tales procesos de experimentación recurren.
Estas observaciones distintas y
recurrentes están relacionadas. El inquirir transforma la
mera experiencia en escrutinio de la observación. Lo que es
observado se somete a descripción. La confrontación de las
descripciones hace surgir los problemas, y los problemas se
resuelven con los descubrimientos. Lo que se descubre se
expresa en una hipótesis. De la hipótesis se deducen sus
imp1icaciones y éstas sugieren experimentos para llevar a
cabo. Así, todas las operaciones están relacionadas; las
relaciones forman un patrón; y el patrón define el camino
correcto a seguir en una investigación científica.
Finalmente, los resultados de las
investigaciones son acumulativos y progresivos, porque el
proceso de investigación produce nuevos datos, nuevas
observaciones, nuevas descripciones que pueden o no confirmar
la hipótesis que está siendo comprobada. En la medida en que
sean confirmatorios, revelan que la investigación no va sobre
una pista equivocada. En la medida en que no lo sean,
conducen a una modificación de la hipótesis, y en el límite,
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a nuevos descubrimientos, a nuevas hipótesis, a nuevas
deducciones y nuevos experimentos. La rueda del método no
sólo gira sino también se desplaza. El campo de los datos
observados se sigue ampliando. Los nuevos descubrimientos son
agregados a los viejos. Las nuevas hipótesis y teorías no
sólo expresan nuevas intelecciones, sino también, todas
aquéllas que fueron válidas anteriormente, para dar al
método su carácter acumu1ativo y engendrar la convicción de
que, por remota que sea la meta de la explicación completa de
todo el fenómeno, por lo menos ahora estamos más cerca de
ella de lo que estábamos antes.
Tal es, muy sumariamente, el método en
las ciencias naturales. Lo dicho está sin duda muy lejos de
ser suficientemente detallado para guiar al científico
natural en su trabajo. Al mismo tiempo es demasiado
específico como para ser trasladado a otras disciplinas. Pero
al menos ilustra una noción preliminar del método como un
patrón normativo de operaciones recurrentes y relacionadas
que producen resultados acumulativos y progresivos.
Algunas observaciones aparecen en orden.
Primera, el método se concibe frecuentemente como un conjunto
de reglas que, aun si son seguidas ciegamente por alguien,
producirían a pesar de todo resultados satisfactorios. Yo
podría conceder que el método así concebido, es posible
cuando el mismo resultado se produce una y otra vez, como en
la línea de ensamblaje o en la "Lavandería el Nuevo Método".
Pero no funcionará si se esperan resultados acumulativos y
progresivos. Los resultados son progresivos sólo si se da una
sucesión continua de descubrimientos; son acumulativos sólo
si se ha efectuado una síntesis de cada nueva intelección con
todas las intelecciones válidas anteriores. Pero ni los
descubrimientos ni las síntesis están a las órdenes de ningún
conjunto de reglas. Su ocurrencia sigue leyes estadísticas;
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pueden hacerse más probables, pero no pueden asegurarse por
un conjunto de prescripciones.
Segunda, nuestra noción preliminar no
concibe el método como un conjunto de reglas sino como un
patrón previo normativo de operaciones del cual pueden
derivarse las reglas. Además, las operaciones consideradas no
están limitadas a estrictas operaciones 1ógicas. Es decir, a
operaciones sobre proposiciones, términos o relaciones. Se
incluyen dichas operaciones, por supuesto, porque se trata de
describir, de formular problemas e hipótesis, de deducir
implicaciones. Pero no hay duda en trascender este grupo y
hablar de indagación, observación, descubrimiento,
experimento, síntesis, verificación.
Tercero, en qué consistan precisamente
estas operaciones no lógicas será el tema de la siguiente
sección. Pero, inmediatamente puede notarse que la ciencia
moderna deriva su carácter distintivo de este agrupamiento de
operaciones lógicas y no-lógicas. Las lógicas tienden a
consolidar lo que se ha logrado. Las no lógicas mantienen
todo logro abierto a progresos ulteriores. La conjunción de
las dos da por resultado un proceso abierto, continuado,
progresivo y acumulativo. Este proceso contrasta claramente
no sólo con el fixismo estático que resulta de la
concentración de Aristóteles sobre lo necesario e inmutable,
sino, también, con la dialéctica de Hegel la cual es un
movimiento encerrado en el interior de un sistema completo.
Bernard Lonergan Method in TheologyDarton, Longman & Tod, London, 1972
Cap. 1 Method, pp. 3-6
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