“El moderno Estado boliviano”
Lic. Damián Andrada
Buenos Aires, Argentina
Septiembre 2010
1
“Voy a hablar de mi pueblo, de Bolivia, y de su revolución. Voy a hablar de
Evo Morales, del movimiento indígena. Voy a hablar de lo que hoy estamos
haciendo en la patria para transformar las condiciones de opresión”
Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera
Introducción
“Una revolución en democracia”. De todas las definiciones y calificaciones escuchadas sobre
el gobierno del presidente de Bolivia, Evo Morales, sin dudas ésa fue la que más me convenció. Me
convenció no por una simple afinidad ideológica: quien haya pisado tierras bolivianas y entablado
una charla con alguno de los ciudadanos del “pueblo” boliviano, habrá escuchado la gran
aceptación que cosecha el líder indígena. Por el contrario, quien escuche la opinión de las elites
del país gasífero se llevará la impresión de un primer mandatario populista y demagogo.
Pero, ¿por qué “revolución en democracia”?
Desde la dimensión institucional, podemos mencionar el punto de inflexión que produjo el
Movimiento Al Socialismo (MAS) en las elecciones presidenciales de diciembre de 2005: su líder,
Evo Morales, fue proclamado el primer presidente de origen indígena del país con el 53,7 por
ciento de los votos. Así, por primera vez desde 1966 (sin contar el resultado fraudulento de 1978)
un candidato llegaba a la Presidencia con más del 50% de los sufragios. Esta elección puso fin a un
período de la historia boliviana caracterizado por un circuito cerrado de poder entre tres partidos,
el enriquecimiento de una elite socio-económica, el prebendalismo, la corrupción y el deterioro
social; este final había comenzado ya en 2003 con la renuncia de Gonzalo Sánchez de Losada a raíz
del conflicto por la capitalización de las cinco principales empresas del Estado.
“Acaba dramáticamente una etapa de la democracia reabierta en 1982 y organizada por el
MNR, MIR y ADN en 1985. Los partidos tradicionales agotaron un modelo que de a poco le
fue dando la espalda a la gente y terminó enredado en procesos de exclusión, favoritismo de
elites de poder y un cuoteo descarado de los espacios del Estado.” 1
Desde la gestión, el gobierno de Evo Morales responde aún más a una revolución. Más allá
de los buenos niveles en que se mantuvo la economía durante sus primeros tres años (lo cual de
1 DE MESA, José, et al, Historia de Bolivia⁷, Editorial Gisbert, La Paz, 2008, p. 624.
2
por sí ya marca una ruptura en la historia contemporánea de Bolivia)2, el líder boliviano
implementó varias medidas a favor de los sectores que siempre fueron marginados: país Libre
de Analfabetismo mediante la alfabetización de 824.000 bolivianos; crecimiento de la Renta
Dignidad para los abuelos de más de 60 años; Bono Juancito Pinto a 2.000.000 de niños para la
compra de útiles escolares y ropa; Bono Juana Azurduy para embarazadas; distribución de más
de 900.000 hectáreas de tierras; reducción en las tarifas de gas, luz y teléfono; crecimiento del
80% de la cobertura médica; nuevos empleos; y suba del salario mínimo en un 47%, entre otros.
De este modo, con medidas favorables a los sectores más humildes, Evo Morales, comenzó a
revertir años y años de políticas favorables al capitalismo extranjero y las elites dominantes; una
forma de hacer política que el escritor y periodista Eduardo Galeano describe a la perfección en su
ya clásico libro “Las venas abiertas de América Latina”:
“La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del
sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes -
dominantes hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes
condenadas a una vida de bestias de carga.” 3
En consecuencia, teniendo en cuenta el cambio político-estatal que se originó con la llegada
de Evo Morales a la Presidencia, creemos que la sociedad boliviana está protagonizando un
proceso de modernización tras más de 20 años de estancamiento y status quo. El sociólogo
alemán Niklas Luhmann sostiene que cuando se titula a una sociedad “moderna” se la identifica
con ayuda de una relación de diferencia respecto al pasado en tanto dimensión temporal, existe
una desidentificación, una producción de otredad.
“Todo sistema autopoiético, sólo puede construir una identidad propia, es decir,
distinguir autorreferencia y referencia ajena, mediante continuos retornos a su propio
pasado. Sin embargo, este retorno no se produce hoy a través de la identificación,
sino de la desidentificación, de la diferencia. Lo queramos o no, ya no somos lo que
éramos y ya no volveremos a ser lo que somos” 4
2 Crecimiento del PBI en un 5,17%, aumento de las exportaciones en un 134%, crecimiento del 500% de las Reservas
Internacionales, disminución de la deuda externa a la mitad y superávit fiscal del 2,5% en el período 2006-2008.
3 GALEANO, Eduardo, Las venas abiertas de América Latina²³, Editorial Catálogos, Buenos Aires, 2003, p. 17.
4 LUHMANN, Niklas, Observaciones de la modernidad, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1997, pp. 15-17.
3
En consecuencia, en el presente trabajo analizaremos diversos aspectos del moderno Estado
boliviano a través de la sociología, para luego elaborar una aproximación general.
Surgimiento del moderno Estado boliviano 5
Álvaro García Linera es el vicepresidente de Bolivia. Sin embargo, el hombre es mucho más
que eso: es el componente ideológico más importante que tiene el partido gobernante y, por la
función que ocupa, el país. En su conferencia magistral en la Facultad de Derecho de la UBA, “La
construcción del Estado”, el político teorizó sobre el momento de transición en un Estado e hizo
su pertinente comparación con lo sucedido en su país:
“Un Estado funciona con estabilidad cuando sus componentes mantienen su regularidad y
continuidad. Hablamos de un Estado en tiempos normales; pero vamos a usar el concepto
de ‘crisis estatal general’ de Lenin para estudiar cuando esos componentes del Estado no
funcionan en la idealidad, en la correlación de fuerzas que da lugar al Estado”
García Linera explica que una crisis general de Estado va más allá de un cambio de gobierno,
sino que significa un cambio de estructuras de poder y de dominación. Esta transformación global
se identificaría a partir de cinco elementos:
1. Develación de la crisis: en primer lugar, la tolerancia del gobernado al gobernante comienza a
diluirse. Luego, este descontento inicial comienza a encontrar otro escenario de aceptación en un
bloque social disidente con capacidad de movilización social y expansión territorial. En tercer
lugar, el malestar empieza a adquirir ámbitos de legitimidad social hasta que, finalmente, surge
un proyecto político no cooptable por el poder gobernante con capacidad de articulación política
y generación de expectativas colectivas.
En Bolivia, este elemento se vio desde el año 2000 al 2003. Tras 15 años de gobiernos
conservadores y políticas neoliberales, comenzarán las protestas locales en ciudades pobres de
productores de hojas de coca y de campesinos, la “guerra” contra la privatización del agua en abril
de 2000, el bloqueo de las rutas La Paz-Oruro y Chuquisaca-Cochabamba que dará lugar a nuevos
5 GARCÍA LINERA, Álvaro, Conferencia Magistral: La construcción del Estado, Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, 9 de abril de 2010.
4
liderazgos campesinos-indígenas como Evo Morales y Felipe Quispe Huanta. En 2001 se formarán
cuarteles indígenas en el pueblo de Calachaca para impedir que las Fuerzas Armadas ingresen a
un territorio liberado del control del Estado. Finalmente, en 2003, habrá otro levantamiento en El
Alto en rechazo a la venta de gas a Estados Unidos a través de una empresa instalada en el puerto
de Chile: el resultado serán más de 60 muertos y el fin del gobierno de Sánchez de Losada.
2. Empate catastrófico: (toma la definición de Antonio Gramsci) las movilizaciones se expanden a
nivel nacional y disputan territorialmente la autoridad política. Así, la fuerza de dominación del
gobierno y del Estado inicia un repliegue fragmentado de su autoridad y la sociedad comienza a
construir mecanismos alternativos de legitimidad, deliberación y toma de decisiones. Existe una
“dualidad de poder” (Lenin y Trotsky), una disputa de la dirección política de la sociedad, dando
fin al Estado como “monopolio de la fuerza” (Max Weber).
Este momento se da entre 2003 y 2005: a un parlamento electo por ciudadanos se le contrapone
un régimen de asambleas barriales, agrarias y comunitarias que toman decisiones con un efecto
político mayor al parlamentario.
3. Sustitución de las elites: el bloque dirigente de los sectores sociales articulados acceden al
gobierno. Es un proceso de descolonización del Estado en el cual el poder construido desde los
ámbitos comunitarios perforan el armazón del Estado. Tras la tensión, se materializa la nueva
correlación de fuerzas.
En 2006, Evo Morales gana las elecciones con el 53,7% de los votos. De este modo, un país en el
cual más de la mitad de la población es indígena vuelve a tener un líder indígena después de casi
cinco siglos (el último había sido el Inca Atahualpa, quien fue capturado por el conquistador
español Francisco Pizarro en 1532). Habrá un presidente indígena; senadores, diputados, canciller
y presidente de la asamblea constituyente indígenas, la bandera del Tawantisuyo, la Whipala,
llegará al Palacio de Gobierno.
4. Punto de bifurcación: es el momento de definición en el cual o se reconstituye el viejo bloque
de poder conservador o se consolida un nuevo bloque de poder. Apelando a Foucault, es el
momento de la “confrontación desnuda” en el cual la política como construcción de acuerdos y
legitimidad calla y se define como un hecho de guerra, de medición de fuerzas.
“Ninguna clase dominante abandona voluntariamente el poder, a pesar de que uno se esfuerza
para que lo hagan. Ninguna clase dominante ni ningún bloque de poder puede aceptar que de la
5
noche a la mañana quien era su sirviente o empleada, ahora sea su legislador o su ministro (…)
Que los recursos que usaban para viajar a Miami o París, para comprar una Hammer, una tienda o
un collar de perlas sean utilizados para crear más escuelas, hospitales o mejorar los salarios”,
sostiene el vicepresidente de Bolivia. Entre agosto y octubre de 2008, los sectores opositores al
gobierno de Evo Morales iniciaron la “contra-revolución en democracia”.
En agosto, la oposición en el Senado planteó una votación revocatoria de mandatos (recordemos
que fue el primero en superar el 50% desde 1966), la cual fue ganada por el oficialismo por el 67%.
En septiembre de 2008 hubo un intento de derrocamiento mediante una escalada golpista iniciada
en los distritos de la “Media Luna de Oriente” (Santa Cruz, Beni, Tarija, Pando y la ciudad de Sucre
que se ubica en el departamento de Chuquisaca): se bloquearán y tomaron aeropuertos, se
subordinará a la policía y soldados del ejército, se atacarán a instituciones del Estado y medios de
comunicación, al menos 19 personas serán asesinadas y unas 50 resultarán heridas en lo que se
llamó la “Masacre de Pando”, y se cerrarán los ductos de gas. El gobierno responderá con dos
tipos de acciones envolventes: un proceso de movilización general conformado por campesinos, el
movimiento indígena, cooperativistas, ponchos rojos, ponchos verdes y productores de coca. A
este movimiento, se sumaron las Fuerzas Armadas. La movilización terminará con la rendición de
los rebeldes y golpistas. Finalmente, en octubre, una gran movilización de 100.000 personas,
encabezada por el Presidente, se dirigirá al Parlamento para que se convoque a un referéndum
para la nueva constitución. En tres días se sancionaría la ley. “Victoria electoral, victoria militar,
victoria política, cerrarán el ciclo de la crisis estatal en Bolivia”, concluye García Linera.
5. Consolidación de la estructura estatal: retomando el concepto de “Estado Integral” de
Gramsci, García Linera se refiere a una representación óptima entre cuerpo político y sociedad
civil, y una creciente pérdida de las funciones coercitivas del Estado para convertirse en funciones
administrativas y de gestión de lo público (retomaremos este concepto más adelante al hablar del
moderno Estado boliviano, ver página 11).
En enero de 2009 se aprobará la nueva constitución con el 72% del electorado, en diciembre de
2009 Evo Morales y García Linera serán reelectos con el 64% de los sufragios, mientras que en
mayo de 2010, el MAS logró el control de dos tercios de los municipios y gobernaciones bolivianas.
“La crisis estatal, la transición de un tipo de Estado neoliberal, colonial, a un nuevo tipo de Estado
plurinacional, autonómico y con una economía social comunitaria, ha tenido entonces este intenso
período de transición de ocho años y medio”.
6
La teoría estatal del moderno Estado boliviano 6
Si bien uno podría creer que García Linera es un hombre de las ciencias sociales, en verdad
proviene de las ciencias duras: es matemático. Para teorizar mejor su explicación, podemos
sostener que el académico define al Estado mediante la siguiente fórmula matemática:
“No hay Estado sin instituciones. Lo que Lenin denominaba ‘la máquina del Estado’”, explica el
vicepresidente. La dimensión material son el régimen y el sistema de instituciones: gobierno,
parlamento, justicia, cultura, educación y comunicación. Incluye también las normas,
procedimiento y materialidad administrativa que dan vida a la función gubernativa.
Por su parte, la dimensión ideal incluye las concepciones, enseñanzas, saberes, expectativas y
conocimientos. Es la ideología que mueve a las instituciones; el combustible ideológico de la
maquinaria estatal.
Antes de explicar la correlación de fuerzas y el monopolio, vale la pena rescatar unas líneas de
“Ensayos sobre la sociología de la religión” para notar la influencia de Max Weber en el
pensamiento de García Linera:
“El Estado es aquella asociación que reclama para sí el monopolio del uso de la violencia
legítima (…) El éxito de la violencia y de la coacción con la violencia dependen naturalmente,
de las relaciones de poder y no de un ‘derecho’ ético” 7
Con correlación de fuerzas, el matemático se refiere a las relaciones y las jerarquías entre las
personas sobre el uso, función y disposición de las instituciones; y las jerarquías en el uso, mando,
conducción y usufructo de la ideología. Tanto la dimensión material como la dimensión ideal son
fruto de luchas y enfrentamientos.
Finalmente, el Estado es monopolio: tiene el control total y legítimo de la fuerza, de la
legislación, de la tributación y del uso de los recursos públicos.
6 Ibídem.
7 WEBER, Max, Ensayos sobre la sociología de la religión, Editorial Taurus, Madrid, 1998, pp. 537s.
ESTADO = DIMENSIÓN MATERIAL + DIMENSIÓN IDEAL + CORRELACIÓN DE FUERZAS + MONOPOLIO
7
El espíritu del moderno capitalismo cholo-andino8
“Es la economía, estúpido”. La frase del asesor y estratega del ex presidente de Estados
Unidos Bill Clinton, James Carville, es una de las mejores expresiones contemporáneas que uno
puede citar para explicar la incidencia que representa la economía en el Estado. Con esto
deseamos plantear que una modernización estatal, implicará una modernización económica. En el
caso de Bolivia, la modernidad significará una desidentificación con el régimen neoliberalista de la
década del ’90. Paradójicamente, la modernización económica boliviana se basará en una vuelta a
las fuentes incaicas cuya mayor expresión se verá plasmada en la reforma constitucional encarada
por Evo Morales: la palabra “solidaridad” aparecerá mencionada 14 veces.
En su obra, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Max Weber sostiene que el
capitalismo en Occidente tiene una importancia y unas formas, características y direcciones que
no se conocen en ninguna otra parte del mundo: la organización racional-capitalista del trabajo
formalmente libre (p. 11, 12). En este sentido, el sociólogo menciona como factores la separación
jurídica de la economía doméstica y la industria, la contabilidad racional, la organización racional
del trabajo y el desarrollo de la técnica. Para analizar esta particularidad, Weber sostiene que
primero se deben explicar sus orígenes y observar sus elementos formativos más importantes en
el pasado: la fe en los poderes mágicos y religiosos, y la consiguiente idea del deber ético.
“Determinar la influencia de ciertos ideales religiosos en la formación de una ‘mentalidad
económica’, de un ethos económico, fijándonos en el caso concreto de las conexiones de la
ética económica moderna con la ética racional del protestantismo ascético. Por tanto, nos
limitamos a exponer su relación causal (…) poniendo de relieve las conexiones que las más
importantes religiones habidas en el mundo guardan con la economía y la estructura social
del medio en que nacieron” 9
Basándose en el análisis weberiano, el historiador y cónsul general adscrito del Consulado
General del Perú en Buenos Aires, Hugo Pereyra Plascencia, sostiene el capitalismo andino
responde a los valores de austeridad y honradez, y grafica su apreciación con un ejemplo:
8 La Real Academia Española define “cholo/a”: “Mestizo de sangre europea e indígena”. Disponible en:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cholo . Consultado el 22 de agosto de 2010. 9 WEBER, Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo⁵, Ediciones Península, Barcelona, 1979, p. 18.
8
“Conocí a un empresario que se ocupaba de manejar los camiones de una empresa muy
grande de gaseosas. Me dijo una vez: ‘Como ayudante, prefiero a un andino porque, aunque
no hable bien el castellano, nunca me va robar. Si escojo a un costeño mestizo y acriollado
corro el riesgo de caer en sus picardías y de ser víctima de robos asolapados” 10
A la austeridad y honradez, Pereyra Plascencia agrega también “el trabajo”, refiriéndose así al
sacrificio empleado por los trabajadores bolivianos en malas condiciones laborales y de bienestar:
de más está destacar la labor de los mineros, las cholas que venden sus productos en la calle
desde la mañana hasta bien entrada la tarde, los campesinos y cocaleros, entre otros.
Siguiendo la teoría weberiana, podemos afirmar que existen ciertas influencias ejercidas por
la conducta que sólo pueden ser captados al confrontar la economía con lo etnográfico y lo
folcklórico. En este sentido, nos retrotraeremos al nacimiento de la sociedad boliviana al calor del
imperio inca11.
Para hablar de “trabajo y honradez” tomaremos una ley incaica milenaria que aún perdura en
la sociedad: el “ama sua, ama llulla y ama quilla” (“no robar, no mentir, no ser flojo”, entendiendo
no ser flojo como no ser ocioso, o sea, ser trabajador). El Consejero en Temas Políticos y
Promoción Cultural de la Embajada de Bolivia en Argentina, D. Álvaro Seda-Reyda Guzmán,
explica:
“Estos tres principios son normas éticas. No podemos decir que son leyes, pero el infringirlas
sí podría ser un hecho ilegal y motivo de aplicar una ley. Son enunciados éticos, básicos,
elementales, de una estructura o una construcción legal o ideológica. Son principios morales
fundamentales” 12
10
PEREYRA PLASCENCIA, Nueva consulta, Mensaje a Damián Andrada, 17 de agosto de 2010. Comunicación Personal.
11 Si bien es verdad que podemos situarnos en Tiwanaku (o Tiahuanaco) para explicar el origen de Bolivia, desde
mediados del siglo XV (no contamos con fuentes que den el año exacto, sino que sólo sabemos que fue durante el
incanato de Pachacútec 1438-1471, aproximadamente) hasta el 16 de noviembre de 1532 con la captura del Inca
Atahualpa por parte de Francisco Pizarro (que significó la caída del Imperio), el collasuyo estuvo bajo dominio Inca. Son
casi 100 años de pertenencia, que moldearon significativamente a la sociedad imprimiéndole su idioma, religión y
costumbres, que nos llevan a estudiar a esta civilización.
12 SEDA-REYDA GUZMÁN, Álvaro, La influencia de la moral andina precolombina en la filosofía político-social de Bolivia,
Perú y Ecuador, Entrevistado por Damián Andrada, Buenos Aires, 30 de marzo de 2010. Entrevista personal.
9
Para reforzar esta idea, podemos agregar que la sociedad incaica era profundamente moral y
ante cada falta había una pena distinta acorde a la gravedad del acto. En este sentido, cabe
destacar que las leyes del Tawantisuyo se caracterizaban por su severidad extrema y que los
estudios tipifican los delitos en diez categorías: 1) contra la seguridad del estado; 2) contra el inca,
3) contra le religión, 4) contra la organización administrativa, 5) contra la administración de la
justicia, 6) contra los deberes de función, 7) contra el honor sexual y las buenas costumbres, 8)
contra la vida y la salud, 9) contra los bienes ajenos, 10) contra la honra u honor.
Finalmente, para hablar de una raigambre incaica de la austeridad con la que Pereyra
Plascencia define a la economía andina, podemos retrotraernos al principal modelo económico
inca: la actividad agropecuaria de subsistencia. A esto, podemos agregar la redistribución y la
coparticipación igualitaria, y el almacenaje de excedentes para todo el año.
A los tres calificativos explicados por el historiador peruano, consideramos importante agregar
un rasgo esencial de la economía de Bolivia, que más tarde vendrá a colación en la definición del
moderno estado boliviano de García Linera: la fraternidad y lo social, en contraposición al
individualismo capitalista occidental. El trabajo colectivo y la cooperación recíproca es un rasgo
distintivo de la sociedad boliviana, rasgo idiosincrático que también puede observarse en el
noroeste argentino.
En su completo estudio “Los Incas”, el escritor e investigador Waldemar Espinoza Soriano
realiza un completo estudio sobre la economía, la sociedad y el Estado del Imperio Inca. Al
preguntarse “qué tipo de sociedad fue la andina y especialmente la Inca”, el autor enumera las
diferentes conclusiones producto de años de debate: quienes han estudiado únicamente el ayllu
determinan que fue un comunismo agrario o un socialismo totalitario; quienes sólo examinan la
superestructura política, jurídica o ideológica ven un esclavismo patriarcal; otros hablan de un
feudalismo temprano o un modo de producción comunal-tributario (conocido también como
modo de producción asiático); finalmente, están quienes rechazan el materialismo histórico y la
historia universal comparada y hablan de un sistema sui generis, único y singular bautizado “modo
de producción andino”.
“Si alguien preguntase cuál es la posición asumida por el autor del presente trabajo, la
respuesta sería que lo predominante en la sociedad andina fue el denominado modo de
producción comunal-tributario. Esta asunción no niega que al interior de dicha sociedad
10
funcionaran tanto elementos del comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo y socialismo
como muchos elementos típicamente andinos” 13
Para comprender un poco mejor las diferentes concepciones colectivistas que rondan en la
explicación, resulta fundamental explicar conceptos como el ayllu, el ayni y la minga.
El ayllu era una estructura comunitaria formada por una familia extensa cuyos miembros
estaban vinculados por un parentesco real. Colectivista e igualitario, el ayllu estaba conformado
por campesinos que gracias al ayni y la minga lograban satisfacer sus necesidades vitales.
El ayni es un intercambio de trabajo, una ayuda recíproca entre los grupos domésticos que
conformaban el ayllu. Consistía en el préstamo de trabajo de una persona o grupo de personas a
condición de que se les devolviera en fecha oportuna y, en iguales estipulaciones de tiempo y
envergadura de tarea.
Las mingas eran las faenas colectivas y obligatorias, y las obras de bienestar para el ayllu. Estos
trabajos colectivos engendraban vínculos de solidaridad y estaban impulsados por la necesidad de
satisfacer problemas socio-económicos como canales de riego, edificación de puentes y templos,
construcción de casas a recién casados y trabajos en beneficio de esclavos, viudas, menores de
edad, huérfanos, enfermos y ancianos.
Como bien lo demuestran los conceptos anteriores, la característica comunitaria de la
economía boliviana bien encuentra su origen en el Imperio Inca. Esta cualidad social volverá a
tener un rol central en el país andino con la llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia.
Interpretando el moderno Estado boliviano
Históricamente, el pueblo boliviano ha sido una nación oprimida, arrasada. Con la llegada de
los españoles, las riquezas mineras fueron extraídas exhaustivamente para mantener las malas
administraciones españolas: los yacimientos de plata de Potosí fueron, sin duda alguna, el mayor
ejemplo de esto. Del mismo modo, la mita se cobró la vida de miles de indígenas: los mineros
bolivianos cuentan que se podría construir un puente con toda la plata extraída y que el mismo
puente podría construirse con los indígenas muertos en las minas.
13
ESPINOZA SORIANO, Waldemar, Los Incas, Ediciones Inkamaru, La Paz, 2009, p. 485
11
Sin embargo, la opresión boliviana no sólo fue por parte del país europeo. En la Guerra del
Pacífico, Chile le quitó a Bolivia los territorios que le permitían la salida al mar; mientras que
Paraguay también hizo lo propio en la Guerra del Chaco. Más cerca en el tiempo, empresas
transnacionales se quedaron sistemáticamente con los recursos petrolíferos bolivianos, mientras
que la Argentina y Brasil importaron gas durante años a precios de remate.
Como si esto fuera poco, la opresión y el abuso no sólo fue propiedad extranjera. Como bien
citamos a Galeano, el bienestar de las clases dominantes bolivianas significó la “maldición” y la
miseria de millones de bolivianos hasta transformar al país en el más pobre de Sudamérica. En la
década del ‘90 y principios del siglo XXI, el neoliberalismo agravó aún más las inequidades sociales.
Antes de seguir con la interpretación del moderno Estado boliviano, resultará interesante dar
un nuevo vistazo a la sociología clásica.
El padre de la sociología francesa, Emile Durkheim, define “conciencia colectiva” al conjunto
de creencias y sentimientos comunes del término medio de los miembros de una misma sociedad.
Para el académico, la “conciencia colectiva” es el tipo psíquico de la sociedad que tiene sus
propiedades, sus condiciones de existencia y su manera de desenvolverse14.
Tomando la definición de Durkheim, podemos decir que la conciencia colectiva del pueblo
boliviano es la de una nación que fue oprimida desde aún antes de su concepción: con la llegada
del hombre blanco y, su consecuente conquista, saqueo y esclavización del Imperio Inca. Como
bien vimos antes, el saqueo de los recursos bolivianos fue realizado tanto por los españoles, como
por las multinacionales como por las demás naciones sudamericanas “hermanas”; incluso las elites
bolivianas han acentuado esta humillación. Como consecuencia, la pobreza, la miseria, la
precarización y la ausencia de un horizonte promisorio forman parte de la “conciencia colectiva”
de esta rica nación andina. En este contexto, la fraternidad y la solidaridad ha sido la respuesta
encontrada por el pueblo boliviano. Respuesta que ha pasado a engrosar la conciencia colectiva.
A partir de este “diagnóstico”, lo que en este trabajo pretendemos reflejar es el punto de
inflexión que marca la llegada de un indígena a la presidencia de Bolivia. El hecho de que uno de
los oprimidos que sufrió la miseria y la precarización llegue y se mantenga en el poder, a pesar de
las trabas internas y externas, va a significar una modernización del Estado, entendiendo
14
DURKHEIM, Emile, La división del trabajo social³, Ediciones Akal, Madrid, 1995, pp. 94s.
12
modernización en los términos de Niklas Luhmann: como una relación de diferencia respecto al
pasado, una desidentificación, una producción de otredad (ver página 2).
Basándose en la definición de Antonio Gramsci de “Estado integral”, o sea, aquél que es un
óptimo representativo entre el cuerpo político estadual y la sociedad civil y conlleva una creciente
pérdida de sus funciones monopólicas para dedicarse sólo a las administrativas y de gestión de lo
público, García Linera define al gobierno de Evo Morales como “un gobierno de los movimientos
sociales”: 1) el horizonte estratégico de Bolivia es creado por la propia deliberación de los
movimientos, 2) los representantes en el parlamento son, en su mayoría, fruto de la deliberación
asambleística, 3) los mecanismos de selección de personal administrativo dejan de ser únicamente
en función de meritocracia académica y la combina con la meritocracia social.
Volviendo a Durkheim, podemos explicar que estos movimientos sociales mencionados por
García Linera, que hoy ocupan un rol central en el gobierno de Morales, nacieron como una
reacción popular de resistencia ante el atentado a la conciencia colectiva: son fruto de la
oposición, la resistencia y la protesta contra las políticas neoliberales de la década del ’90 y
principios del siglo XXI. Ante una “ofensa grave” (la pobreza y el saqueo de recursos naturales),
todo el grupo afectado se contrajo ante el peligro y se replegó en sí mismo: no actuaron
aisladamente, sino como un cuerpo socialmente constituido.15
Sin embargo, esta concepción de “gobierno de movimientos sociales” choca con la anterior
definición weberiana de “monopolio” del Estado:
“Estado por definición es monopolio y movimiento social, por definición, es democratización
de la decisión. El concepto de gobierno de movimientos sociales es una contradicción en sí
misma. Sí, ¿y qué? Hay que vivir esa contradicción”
El vicepresidente agrega que el riesgo de esta contradicción surge en priorizar uno de los dos
aspectos: si se prioriza la parte monopólica del Estado ya no será un gobierno de los movimientos
sociales, será una nueva elite, una burocracia política; en cambio, si se opta solamente por la
deliberación en el terreno de los movimientos sociales, se deja de lado el ámbito de la gestión y
del poder del Estado. La solución está en “vivir permanentemente y alimentar esa contradicción
dignificante de la lucha de clases, de la lucha social en nuestro país”.
15
Ibídem, 121s
13
Finalmente, García Linera explica que la modernización del Estado que encara su Gobierno no
es la clásica modernización de las elites y de las burguesías nacionales, sino un tránsito al
socialismo (“un mundo de socialización, de la felicidad, de la riqueza de todos”).
“Lo que estamos haciendo en Bolivia es encontrar una vía democrática a la construcción de
un socialismo de raíces indígenas, que llamamos socialismo comunitario. Este socialismo
comunitario recoge la modernidad de la ciencia y la tecnología, y la tradición en
asociatividad, en gestión de lo común, es un horizonte (…) Un gobierno no construye
socialismo, el socialismo es una obra de las masas, de las organizaciones, de los
trabajadores”
Esta definición de García Linera nos llevará una vez más al pensamiento de Emile Durkheim.
En su obra “La división social del trabajo” (ya citada anteriormente), el sociólogo reconoce dos
tipos de solidaridad presentes en las sociedades.
El académico explica que en las personas existen dos conciencias: la primera responde y
representa nuestra personalidad individual y la constituye; la segunda es común a toda la
sociedad y la representa. Estas conciencias habitan en cada ciudadano y su resultante es una
solidaridad que liga al individuo a la sociedad. Esto es lo que Durkheim llama “solidaridad
mecánica o por semejanzas”.16
Por otra parte, el sociólogo también rescata la solidaridad que surge a partir de la división del
trabajo que, a diferencia de la solidaridad mecánica que implica semejanza, surge de la diferencia
de los individuos. A medida que aumenta la individualidad y la especialización de las partes
aumenta la individualidad del todo; cuanto más movimientos propios tengan sus elementos, la
sociedad se mueve con más unidad. Durkheim encuentra una analogía con la solidaridad existente
entre los órganos de los animales superiores, donde cada órgano tiene su fisonomía especial y su
autonomía, y la unidad del organismo es mayor cuando la especificación de las partes es más
señalada y por eso la llama “solidaridad orgánica o debida a la división del trabajo”.17
Cabe destacar que tanto la solidaridad mecánica como la solidaridad orgánica son
constitutivas de la colectividad y la fraternidad boliviana mencionadas anteriormente.
16
Ibídem, Cap. II: “Solidaridad Mecánica o por semejanzas”
17 Ibídem, Cap. III: “Solidaridad debida a la división del trabajo u orgánica”
14
El moderno Estado boliviano
Un Estado plurinacional y autónomo. Una economía social comunitaria. Un gobierno de
movimientos sociales. Estas tres definiciones dadas por García Linera respecto a Bolivia marcan
una clara modernización del país dirigido por el primer presidente indígena de Bolivia, Evo
Morales, en tanto desidentificación y producción de otredad respecto al pasado.
Más allá de la afinidad o la diferencia ideológica, es imposible negar que el gobierno de Evo
Morales ha llevado a cabo una transformación revolucionaria del Estado boliviano en su
dimensión socio-económica durante un profundo y complejo proceso democrático.
Bibliografía
I. DE MESA, José, et al, Historia de Bolivia⁷, Editorial Gisbert, La Paz, 2008
II. DURKHEIM, Emile, La división del trabajo social³, Ediciones Akal, Madrid, 1995
III. ESPINOZA SORIANO, Waldemar, Los Incas, Ediciones Inkamaru, La Paz, 2009
IV. GALEANO, Eduardo, Las venas abiertas de América Latina²³, Editorial Catálogos, Buenos Aires,
2003
V. GARCÍA LINERA, Álvaro, Conferencia Magistral: La construcción del Estado, Facultad de Derecho
de la Universidad de Buenos Aires, 9 de abril de 2010.
VI. LUHMANN, Niklas, Observaciones de la modernidad, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1997
VII. WEBER, Max, Ensayos sobre la sociología de la religión, Editorial Taurus, Madrid, 1998
VIII. WEBER, Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo⁵, Ediciones Península, Barcelona,
1979