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El Mundo Inventado
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Carlos E. Luján Andrade
El Mundo Inventado
Ciudad Grifalda Ediciones
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© Carlos E. Luján Andrade 2012
© de esta edición Ciudad Grifalda Ediciones, 2012
Edición Digital, Marzo de 2012
Prohibida la reproducción total o parcial
Por cualquier medio sin permiso escrito del autor.
Publicado en Perú.
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“Más tarde, tal vez… Más tarde, sí… Otro, tal vez… No sé…”
(Fernando Pessoa – Libro del desasosiego)
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El mundo inventado
Mundo inventado bajo esqueleto
Que fuga y baila sobre la sala televisiva
Amarilla con ojos de malaria cartonera.
Narra acariciando
Lo posible sin armas de mal humor.
Palabras sin embargos
Avanzan con desayunos satisfechos
La andanza debida sin dudar del porqué
De suya suerte.
Ignorancia de mayoría
Que andan con el alma apretada
Sin más mundo figurado
En estampitas de postal.
Mundo inventado sobreviviente
Por billetera adiposa enrarecida
La confluencia de residenciales esquinas
Con seres que padecen trivial enfermedad
Y todo anda bien…
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En segunda fila
Punta de alfil quiebra los escaques
Abismos sin altura,
La pieza impávida deduce
Sus caminos vendada todavía por
Marfil baldosas y son 32 a libre
Cálculo imbecilimal.
El reloj de sobre tiempo porfía
El segundero y no se va el jaque
Matador perseguidor al final del castillo
Sobre caballo reina peón.
Cede el paso para danzar
Tieso con fichas de turnos aprendidos,
Más o menos al temblor del zapateo confundible
Por la polvareda adherida a la sepultura
Del baile de Gambito.
Un suspiro mientras la sequía de armonía
Baja hasta el finito contable,
Sin fuego ni juegos golondrinos
Porque hoy queda tiempo para un movimiento:
El que salva al alfil, pero mata al rey.
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Espera
Esperas la sentada, relajada
Mirando lo impalpable
Viaje visual guiado,
Placentero de indiferencia
Al paciente sin palabras
Devoradas vocales de textura impronunciable.
Sesión de turnos alrededor
Del sudor angustiante de cabeza
Que se funde en numerales juegos en serio
Hasta el estupor de lo mal insomne.
Corrosivos tobillos y
Tu rodilla relámpago se
Aparta de húmeda dermis
Cien pasos hacia el oeste.
Huye del lugar no arrinconado
Ladrona del líquido lubricante
Para pasar el mal gusto del mal rato.
Lesión fatídica sin sonido
Falto de imagen fotografía velada
Mentalmente creada
Con cabellera madera.
Una silla al lado aguarda
Lo que se va, pero anhela ser función,
Soporte de paquiderma pena
La hipótesis del dolor.
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Negación
No levanto el auricular
Que ensordece al silencio
No contesto la carta
Mientras el papel desbarata la mesa
No imagino la solicitud de despedida
Y sin embargo, no se disipa la espera.
Entreabro la puerta y el horizonte tropieza con ella,
Una figura final marcando lo céntrico
De mi inmediato universo
Un punto central de la espiral devoradora
De mis presentes segundos.
Extraña a la turba
Que retumba más que sus llamados,
Pero aquello no penetra a mi hermética conciencia
De su reclamo inesperado.
Magnética indiferencia
Sobreviviente de la enervada
Armonía de su llamado,
Porque aunque precisa
En la exaltación y la interpretación de su destino
Abandono el deseo por las respuestas
Pues confieso aún mi apetito de interrogantes
Por siempre desatendidas.
No levantaré el auricular
No contestaré la carta
No imaginaré la solicitud de despedida,
Ya no lo haré.
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Horóscopo
No me acercaré libre de atmósferas
Inclinadas a lo que llaman deseo,
Cuando cabaña mal derruida
Diga que eres la estrella.
Porque eres la destruida reconstruida
Día a día,
Ofrecida al firmamento espumoso
Cada final de austero invierno.
Usas lo convenido con cancionero
Religioso, atormentando la belleza
Aniquilada con voz sacrílega de encanto.
Vacío discurso, encanto del mal
Asesinando momentos de ira
Servido en plato de poesía y
Saturado de ella en
Corrompido cielo
Desbarrancado en cada ventura.
Eres el horóscopo jamás cumplido.
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El último vistazo
El juego con agua transparente
Oculta lejía
Sobre lienzo blanco rosa dibujada
La cruz del segundo tiempo.
La perla extraviada,
El juguete arrebatado,
La actriz zapeada,
La fotografía decolorada
El anuncio retirado por orden municipal.
Miles de formas mueren sombras
Sin pensar en la chispa de un no se pudo
Cuando se es extraño en paraje ajeno.
Y quién imagina el punzón multicolor
Brillante de burbujas idas al cielo
Reventadas por anhelo de estrella sol.
Recibo de asombro mentiroso
Y lo veías cantado a lo lejos en misa dominical.
Siento acribillar a los dobles de cuerpo
Viviente en dos momentos:
Tanto de 19 como de 29
Al desubicado creyendo vivir y cruzar frontera
Y al otro al ambulante por aguante.
Destinado a la labiada herida
Esperando en sillón de contratiempos y
Gestos asustadizos de mesura.
Ahora reconocer en lo desmoronado
Un camino, un rasgo
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Algo que fue y ya no recuerdo.
Tal vez a un niño andante de la mano adulta
Desparecido en un abrazo confesionario.
Escoger lo inmemorial y preguntarnos:
¿Cuándo hay sequía de amor, de qué vivir?,
¿Y si el cuerpo ya no anhela alimento?
¿Qué hacer cuando los pulmones desisten aire?
¿Qué hacer cuando el corazón abdica sangre?
¿Adónde ir si el cuerpo ya no es movimiento?
No tengo palabras de hombre si la garganta se moja
Con saliva seca y nos iluminamos con luz sin destello.
Increíble amanecer cuando despiertas por las noches y
Se muere de día.
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El grito
Escuálido pesar dando tumbos
Mientras el río de extraño caudal
Avanza con alma turbia de tristeza
Asomada regordeta,
Precipitando el torrente carente de aguas
Claras cándidas.
Tristísimo de nada, de la nada
Apabullado por el halo de aleteos pterodáctilos
Relinchos unicornios
O miedos del lago Ness.
Tiránica Longinos
Haces ruinas con espectrales
Ovnis de medianoche,
Soberbia discreta y no se sabe
De dónde proviene el quiebre
De pasado furor.
Hoy, el descomunal deseo es un delgado susto
La montaña rosa, menguada piedra caliza
Punto de intersección imposible se desinfla
Ensangrentando lo bestial.
Amor sangre viviente con corazón cadáver
De hombre enano, rey de comarca,
El pequeño dardo lanzado al aire
Derrumbando a vigoroso zeppelín.
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7 a.m.
Las dimensiones sujetan pretensión
De los lunes acabado fin de semana,
Sin disco digital calendario que marque
Los feriados pesarosos de fecha incierta.
Descubro el cansancio en la almohada
Y en el calor de invierno apachurrado
Que inhala buenos días pero exhala buenas noches.
Soporífero tenue andar
Por humo helado de madrugada
Aspirante a arco iris mediodía
Pero sólo queda en bandera gris de siete colores.
Todos despiertan y la mañana ladrona de la
Noche invade mi ventana, sentenciando
Mi marasmo a la duda de ser heroína de los días
O verdugo de buena voluntad.
Son los rostros con ojos abiertos,
Matutinos soñadores de la continuidad
De estelas nubes espumosas o Presidente de la Nación
En desorden irreal.
Son lo carcomido de lo alucinado en lugares donde
Hombres oyen y ven sin orejas ni oculares embusteros.
Buenos días con piernas y brazos al hombro.
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Casa vacía
Simultáneo el otro yo cambiado
No reconoce al cualquiera
Que no llega.
Sórdidas inevitables las imágenes
Atraviesan el pasillo de un viaje pasado
Donde termina el abrigo que no duerme
Sereno y se desbarata ante tacto de antaño.
No hay causa visible en esta historia
Pasajera de gestos paralelos con presente de mano
Porque se abandona la distancia del abrazo reclamado
Y se oprime el vacío hasta el polvo.
Se desvanece sin disolvente
Lo mirado con atención silenciosa.
Se quiebra el aura
Que con ansia doblegada
Existía en la humildad infantil de
Fugaz tortura.
Para darle la retirada del indiferente
Dejándole al libre albedrío
La descomposición, el deterioro de mundo real.
Y alejar la bondad triste de las felices evocaciones,
Separar el espacio que nunca tarda en llegar,
Del que hace mucho es pasaporte de viajes circulares.
Cierro la puerta del pasado que no llegó
De la vida mutilada engullida por cofres vacíos
Al no reclamarse su cautivo tesoro.
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Apnea
Cromo librado de celda descompuesta
La cuenca empapada de remedo
Vista color cosquilla picante
Aire sin hielo.
No será mismo sabor ciego
Del que cierra los ojos
En las madrugadas cafeínicas
Donde bautizas los arroyos con
Humo tabáquico.
Hierba con ortiga cobertor
Sobre la bendición negra
Por noche de sobresaltos y los
Azotes santarrosinos me dicen
Bye antes que el desamor.
Querido pecador fangoso,
No lo entiendas si cabizbajo
Traes lágrimas al borde de estribor
Deseando el beso pedazos
De cerámica del entusiasmo.
Cuando ojeroso cuentas
Regresivo hasta quedar exhausto
Y sabes de los sueños alucinados del
Salvavidas bíblico.
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Ahora seca el fluido líquido
Psicotrópico que nunca supo de
Religión ni de sustancias fisiológicas.
La pesadilla sólo tiene tonalidad
Gris inválida.
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Candilejas
El retrato de los espectadores
Llama al segundo aplaudido acto
Donde lo aclamado cae dentro de tanto tiempo
Al medio del ojal con costura de
Traje de payaso…
Y crece el monigote dando la mejor sonrisa
Del mejor argumento con afanes alegres…
Dios corrija sus reclamos que no llegan hasta esta altura…
Donde las expresiones gentiles dramáticas tienen similar
motivo.
Mensajes de verdad o mentira
Me cuentan toda la historia resonando igual
Porque duele el placer de saber lo ignorado
Escondido en el humo del cigarrillo del de enfrente.
Demoremos el juego de titiriteros hasta la mañana
Cuanto se aburran de los gritos,
La aclamación suene a barullo y la necesidad de memoria
Un nombre escrito en pozo de agua.
Pintar en las paredes algo oscuro
Tanto negro que sea la nada donde estuvo
El teatro jamás levantado cuando los personajes
Murieron sin crear voz, callando la felicidad.
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Veredicto
Cadencioso el justiciero, alarga la pena
Mas la luna quiebra su espera
Imparcial, callada de tristeza
Refleja en el revólver platino.
Los dominios pálidos de labios resecos
Aguardan por su veredicto,
Pero es imposible la certeza de ya no
Engañar a la venganza.
Aún no se cree en la calma
Que despierta del estertor profundo
De pólvora melancólica
La ceniza de puertas cerradas
Dispone el fin del día y el aroma
Color arena abrazan la mirada
Caída a lo lejos, vigía.
Soldados condecorados con buitres
Dementes piadosos por iluminar la ausencia
De sosiego, con carroña de justicia.
Fue la sombra en fuga lo que escapó
esa noche de multitud,
La que quiso arrebatar, bajo espectral alegría,
Tu ajeno e indescifrable gozo.
El sentenciado de por vida dentro de los
Ojos suyos, ejecutado a conciencia
Fusilado por las ráfagas de un olvido.
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Preámbulo a la ceguera
Menuda silueta se asoma cual
Cerrojo furtivo de lavadero adolescente
Reducidora hasta punto ortográfico
Venciendo a la pupila negra cubierta de miopía.
Las puntas de ardor llenan lo diagonal del paisaje,
Si descendentes tonalidades
Convierte la luz en relieve
Y monitor apagado.
Avivada con la conciencia de uno mismo y
Su reflejo sombra con peinado
De brillos par, los que adivinan la presencia
De un diagrama de hombre indescifrable.
Ha de andar a tientas interpretando
Lo estar en quizás, lo definido en suposición,
Sus manos en garras prensiles
De blancura asfixia como olvido de congoja.
Trágico delirio amarga soledad
Como nunca decir media noche cuando
Quieto se desmaya de pie y en vertical.
Confusión de constelaciones y
Brújula perdida, orientación
En lo que no está y mantenerse en la ruta.
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Lienzo
Floreciente de manos de pintor fabulador,
Contador durmiente de lo suyo,
Pincelados con bordes creadores de sombras luz
Dentro del castillo blanco donde
Mil trazos, muy cerca de los rasgos amados,
Se transforman en huracanadas
Tempestades de fallida plenitud.
Algo no revelado ahuyenta el mejor color
Y las tonalidades predestinadas,
A la vestimenta figurativa de adorada forma,
Son copias temerarias:
Nunca un rojo verde del envés
O la pura sustancia de azúcar caña.
Tentación pictórica a cántaros bajan
A buscar su universo, en la galaxia
Silente, dureza del instante
Al movimiento de alegría final
Alejados del precipicio del tiempo.
Formas verdades de condensada pena
Dedicadas a las imágenes embusteras
Cansadas de moralejas,
Obras durables del entusiasmo.
Embriagante ensueño de pintor pensativo,
Delirio plástico explorador de
Sinónimos de lenguaje…
Su esbozo de vida irreal.
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La carta
De la aguja solar crepuscular
Desciende el fuego que toca a la puerta
Sin espantar la entrega.
Ella queda dentro de hojas descompuestas
Donde el verbo espantado transita vacío
En la retina de sincero lector.
¿Grave herida a deshora?
Su huracán liberado del pobre sobre
Inocula morfina de cafeína para
Diálogos caóticos de porqués acertijo.
Tantas brisas penetran los jardines de hojas,
Y del norte vienen neutros, buscando la raíz
Que de improviso infortunado siembra lo malvado.
Pues la siesta de las cuatro cubre el vuelo regular
Y nos hunde cuando acaba la imagen trasfigurada de temblor.
Que no regrese la ola de tinta azulada venenosa
Táctil sólo a la garganta, tragada de un sorbo
Hasta dar remolinos tempestuosos
Alrededor de pálida existencia.
Tal es la letra que escribo de respuestas
Cautivas en balde roto, que desbordadas por
Goce palurdo y siglo romántico
Simulan sincero ajeno universo.
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Una historia…
Se asemeja a papeles tristes
Los pliegues abandonados de la culpa,
Nace un quiebre dentro de la voz
Cantora y miras nebulosa el viento
Que no cabe en un beso.
Sobre esta casa hay dibujado
Un surco de estelas traviesas
Cabalgando tus ideas de gozo,
Ya es tu mañana flotante con carrozas
Subidas por primeras palabras
Dentro del abrazo de algún cobijo inolvidable...
Sólo comparas el cielo con el amor,
La dulzura con rosas rojas
Al amante con hierro azul
A la espera del beso durmiente.
Suplicas por la sed de misericordia
Y por el afán del perdón arrodillado de entrañas.
No llores si el crayón está extraviado
Y si los colores alegres no extrañan
Las historias de tu cuento infantil,
Porque también los príncipes pueden ser grises
Y su ramillete de rosas, sin matiz pastel.
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Réquiem
Escarpada convulsión augura
Lo atravesado aguijón volante,
Una avispa quiebra el rocío
De tajo hambriento al rogar
Por el rayo estelar.
Vidrios rotos de aguacero
Refractarios que se entierran
En medio del llanto trunco
De niño alejado de la infancia
Al usar calzados vencidos.
Y lucimos el vestido disfraz monarca de
La celebración negra armónica
Con lo sientos y te quieros,
Estrépito citadino, cadenciosa
Maneras de cabellos líricos
Son meritorio destino.
Las lámparas degustan su petróleo
A la espera de nuestra respuesta
Y nos dicen que fue suficiente y…
Que si hoy no hay odio
Las olas del viento retornarán el afecto universal.
Preferimos la alcoba de solitarios
Con una puerta y ventana y
La nada que es imaginación
La necedad andante que nutre
El olor a flores muertas y sepelios
De fotografía.
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Marinero
Se lo he dicho a todos
Desde la ventana ciega de la alianza,
Entre tus brazos sujetos entrelazando
Los eslabones encarnados…
Desmembrado mi murmullo ayer, con tanto sueño
Y el polvo del mar desaparece al cerrar
La puerta del viento.
No se negocia la aceptación…
No me convence la agonía
No se tararea las líneas del pentagrama
De la noche clarodeluna.
Aquí no hay potros deseando saltar las vallas
Ni ovejas calculadoras siguiendo el paso
De la agraciada descarriada,
Todas aglutinan los espectrales gaseosos deseos
De doméstica rutina.
Ha venido la conciencia de mi declaración,
Embarcada sobre ríos de largos túneles
De direcciones infernales
Y tempestades de crisis financiera.
Curando las heridas del esclavo,
Las del látigo de pretor imperial,
Para empeñar la Mar de Neruda
Por mundano rocío de imposible:
“Sí, te recuerdo”.
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Álbum
Salto al tiempo, al aire que se va,
En entrecortadas apariciones mediáticas
Tiempo desmenuzado compaginando las imágenes
De pasado vetusto.
Época que huye inanimada,
Espectros luminosos de acetato
De propios recuerdos que no se extrañan,
Así sean lo sublime que deja dulce huella
En las fotografías de álbum familiar.
Ir más allá de la silente ausencia
Entorpecer la tranquilidad,
Alterar la evolución de los cuerpos y dejar
Al albedrío, al asesino de la juventud…
Desbaratar las fotografías impregnadas de jóvenes horas,
De imágenes amadas con figuras cicatrizadas por hierro
hirviente,
Identificadas como rancia visión compañera
Antes que subleven su recuerdo
Y nos dejen imaginando como fue
Aquél irreconocible tiempo presente.
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Tras
Ave guanera en contra del viento
Aislada al borde de caída resolana,
Relatas historias cruzadas al dorso
De ventana mañanera.
Un vuelo de caída sin brazos volantes
Que eviten precipitar su moribundo trayecto.
Metáfora adormilada hundida
Crepúsculo a oscuras
Para trazar los puntos en la seguidilla
De símbolo estelares que dejas
Tras lo aprendido que no volverá.
Aterriza de impacto, en la escena final,
Precipita la pesadilla
Cuando veas al ave intrusa tras la luna.
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Medianoche en Groenlandia
Extraño la pasada sombra,
En los prados del sol
Donde se cubrían las melenudas cabezas
De exhaustos aventureros.
La extraño,
De día remedaba a la noche
Comprendiendo que en la vida,
Hay para el descanso.
Ahora, ¿adónde ir?
Sin reposo, se agrava la rutina
El Sol fiero calcinante,
El aire cogotero sofocante,
El tiempo no da tregua
Y los días eternos sin estrellas.
Deshojado mi árbol
No digo buenas noches,
No hay un mañana
Y seguimos en eternos presentes.
Al parecer, sin sombra
No olvidaremos el color del cielo.
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INDICE
El mundo inventado /9
En Segunda Fila /11
Espera /13
Negación /15
Horóscopo /17
El último vistazo /19
El grito /21
7 a. m. /23
Casa vacía /25
Apnea /27
Candilejas /29
Veredicto /31
Preámbulo a la ceguera /33
Lienzo /35
La carta /37
Una historia… /39
Réquiem /41
Marinero /43
Álbum /45
Tras /47
Medianoche en Groenlandia /49
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