UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Desarrollo del Individuo 1
Alberto Sanders
“El Autismo”
Alumna
Cinthia Aida Valenzuela Balderas
Autismo
Existen diversos trastornos del desarrollo, muchos de ellos para nosotros
como estudiantes son poco conocidos, incluso para la totalidad de población
que ante un caso como este se encuentra en la ignorancia de no saber como
atender a un pequeño con autismo, que es lo que debe hacer para cuidar de la
mejor manera a su hijo y proporcionarle los medios adecuados de desarrollo,
sin olvidar el desconcierto y cuestionamiento de las posibles causas que
generaron la situación y sobre todo la culpa que pueden tener los padres por
considerar que participaron de manera directa en la alteración del desarrollo de
de su bebé.
Ante la ignorancia muchas veces impera la generación de mitos, ideas
erróneas, que en lugar de ayudarnos a generar y buscar conocimientos
acertados sobre el tema o resolver nuestras dudas ante los profesionales nos
introducen en una caverna de ideas apócrifas, de errores que pueden minar
más el sano crecimiento del niño.
De ahí la importancia de conocer sobre estos trastornos, existen muchos y
aunque su incidencia no es relativamente alta, como futuras Trabajadoras
Sociales y/o madres de familia tenemos que contar con una educación por lo
menos básica en esta clase de temas, pues al estar en contacto directo con la
población podremos enfrentarnos a la observación de casos que necesiten de
nuestra adecuada intervención profesional.
El autismo es un síndrome que afecta las relaciones personales del
individuo, su comunicación y expresión emocional. En 1943 Leo Kanner lo
define por primera vez. En los últimos años se ha designado como el prototipo
de los trastornos profundos del desarrollo que se caracteriza por:
Aparición del síndrome antes de los 30 meses de vida
Alteraciones y déficits en la capacidad para relacionarse con las
personas
Alteraciones en la capacidad para utilizar el lenguaje como
comunicación social
Aparición de modelos de conductas repetitivas y estereotipadas. El niño
no ve directamente a los ojos, parece que fuese sordo, tiene obsesión
por los objetos o muestra desinterés por las relaciones sociales.
Existen síndromes que comparten algunas de las características
conductuales del autismo y que llevan a un diagnóstico erróneo, generalmente
se le ha confundido con esquizofrenia infantil, aunque hay diferencias que a
continuación se enumeran.
Autismo-psicosis de la infancia tardía y/o
esquizofrenia. Edad de comienzo del síndrome:
en la esquizofrenia es en la infancia tardía.
Antecedentes familiares. En el autismo no hay
antecedentes de psicosis familiar, en la esquizofrenia suelen existir.
Alteraciones del lenguaje: en el autismo el desarrollo del lenguaje está
alterado, en la esquizofrenia suelen conservarlo. Existencia de procesos
alucinatorios en la esquizofrenia, pero no en el autismo. Incidencia: el
autismo se da más en varones, en la esquizofrenia es semejante en
varones y mujeres.
Autismo-mutismo. En el mutismo existe lenguaje en contextos y con
personas restringidas, con sistemas alternativos de comunicación
(gestos), prácticamente inexistentes en el autismo donde el niño no
muestra capacidad o interés por la comunicación en ningún contexto.
Autismo-déficits sensoriales (sordera, ceguera). La sordera congénita no
diagnosticada posibilita la aparición de conductas autistas, que
desaparecen con la implantación de sistemas alternativos de
comunicación, aunque se considera muchas veces, al desconocer la
presencia de autismo, que el niño simplemente es sordo. La ceguera
puede producir automutilación o movimientos estereotipados como en el
autismo.
Debido a la existencia de estos distintos síndromes es que se dan
diagnósticos erróneos, pues la posibilidad de hablar de otra alteración es
grande al estar tan relacionadas, sobre todo considerando que la mayoría de
los niños que padecen autismo tienen también retraso mental, esto como
resultado de algunas alteraciones neurológicas que lo acompañan.
También es común confundirlo con epilepsia, ya que aproximadamente la
cuarta parte de los autistas sufren accesos epilépticos en la adolescencia.
Etiología
Aún no existen causas evidentes que produzcan el cuadro clínico del
autismo. Los estudios realizados no parecen apuntar hacia una causa única,
sino más bien a considerar que este síndrome es consecuencia de una
variedad de etiologías neuropatogénicas.
Teorías psicogenéticas
Tienen sus raíces en teorías psicoanalíticas, presuponen que los niños
autistas eran normales en el momento de su nacimiento, pero que debido a
factores familiares adversos en su desarrollo desencadenan el cuadro autista,
los factores que intervienen en la génesis del autismo los agrupan Cantweel,
Baker y Rutter en cuatro (1984):
Trastorno psiquiátrico parental o características de personalidad
anómalas de los padres
Cociente intelectual y la clase social de los padres
Interacción anómala padres e hijos
Intenso stress y sucesos traumáticos en una fase temprana de la vida
del niño.
Estas teorías resultan insostenibles, pocos autores las defienden. Hay que
hacer notar que todos los estudios realizados sobre la personalidad de los
padres se hicieron una vez se había diagnosticado al hijo autista. Dice Polaina
(1981) que confunden las causan con las consecuencias, ya que las
alteraciones aparecidas en los padres surgen a consecuencia de la convivencia
con un niño autista.
Teorías biológicas
En la mayoría de los casos no existe una causa fisiológica evidente pero se
acepta que el déficit cognoscitivo tiene un papel crucial en la génesis del
mismo. Tampoco se sabe si se debe a un agente etiológico o a una
combinación de varios.
Existen estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el
autismo, otros buscan ligarlo a cuestiones biológicas como vacunas e
intoxicación de metales. A la fecha siguen ignorándose las causas de este
síndrome.
Otras teorías biológicas que se postulan son:
Teorías genéticas (síndrome del cromosoma X frágil)
Anomalías bioquímicas (esclerosis tuberosa, fenilcetonuria no tratada)
De tipo infeccioso (rubéola, encefalitis)
Teoría de la disfunción cerebral del hemisferio izquierdo
Teorías inmunológicas
Lo importante es la intervención lo más temprana posible y acorde a las
potencialidades de cada niño.
Epidemiología
Los estudios realizados demuestran que el autismo es más frecuente en los
varones que en las niñas, en una proporción de 3 o 4 varones por cada mujer.
Así mismo se da de 4 o 5 por cada 10, 000 habitantes.
Grados
Según Rutter (1987) el autismo se asocia casi en un 75% con la deficiencia
mental, y en el 50% ésta es severa. Solamente del 1 al 5% sus cocientes
intelectuales son normales.
Alteraciones y déficits sociales de comunicación
Existe incapacidad para establecer relaciones sociales y falta de respuesta y
motivación hacia las personas. Los niños aprecian inadecuadamente las
señales socioemocionales, no muestran respuesta a las emociones de otras
personas, no modelan su conducta según el contexto social, usan pobremente
las señales sociales, no integran las conductas socioemocionales y carecen de
reciprocidad emocional.
Hay dos tipos de bebés autistas según Lorna Wing (1982), aquellos que son
muy tranquilos y que prácticamente no reclaman la atención y aquellos que
lloran incansablemente sin posibilidad de calmarlos. Ambos muestran desde
muy temprano esa falta de interés y uso de las relaciones sociales. Los bebés
autistas no responden prácticamente a la voz humana, no adoptan una postura
anticipatoria para ser tomados en brazos, fracasan en el uso de las
capacidades acomodaticias visuales (no siguen con la mirada), en la expresión
facial, corporal y gestual. Aunque la sonrisa tiende a aparecer en una edad
normal, ésta se entiende como la respuesta a un estímulo físico (cosquillas al
alzarlos) más que de tipo social.
No exploran su entorno ni piden la atención de los padres para lograr
consuelo o afecto. No reconocen las figuras de los padres visualmente a los
cinco meses como los niños normales. Tienen incapacidad para los juegos
interactivos e imaginativos.
En algunos casos, en la medida que el niño crece, este déficit social
disminuye, los niños se van volviendo más sociables sobre todo si se produce
un aumento en su capacidad para entender y usar el lenguaje.
Alteraciones del lenguaje
Los niños autistas presentan un déficit en la capacidad para usar el
lenguaje como comunicación social. Muestran deficiencias en la adquisición del
sistema lingüístico y en el uso de este. Para adquirir las reglas fonológicas,
morfológicas, sintácticas y semánticas, al igual que las reglas pragmáticas,
estando mucho más afectadas estas últimas. Hay niños que nunca adquieren
un lenguaje hablado ni lo compensan con el uso de gestos o mímica como
modelos alternativos de comunicación a excepción de cuando quieren
satisfacer alguna necesidad material (coge la mano del adulto para que le dé lo
que desea).
Los niños que consiguen un lenguaje hablado presentan una serie de
alteraciones, deficiencias en el tono, énfasis, velocidad, ritmo y entonación,
emisiones inmediatas o retardadas, fracaso para iniciar o sostener intercambios
conversacionales, uso de “tu” en lugar del “yo”, no se les observan expresiones
emocionales, carencia de fantasía e imaginación, uso abusivo de los
imperativos (palabras limitadas a un contexto particular para conseguir
consecuencia del ambiente), uso infrecuente de declarativos (dar información o
pedirla).
Deficiencias cognitivas
El retraso intelectual no es total, puede ser diverso en las funciones
cognoscitivas
Alteración en la abstracción, secuenciación y comprensión de reglas
Dificultad en la comprensión del lenguaje hablado y uso del gesto
Pobreza en la transferencia de una modalidad sensorial a otra. Dificultad
para entender un estímulo multisensorial, por lo que responden a un solo
aspecto del estímulo complejo (superselectividad estimular), de ahí la
gran dificultad para el aprendizaje general.
Problemas en procesar y elaborar secuencias temporales
Dificultad para percibir las contingencias de sus conductas y del entorno
en general.
Modelos de conductas repetitivas estereotipadas
Rutter en 1987 enumera seis tipos de conductas:
Pautas de intereses muy restringidos y estereotipados, uso de juguetes
inadecuados (golpear cochecito, amontonar taquitos en serie
repetitivamente), cuando son mayores y con suficiente nivel intelectual
pueden tener intereses ligados a temas muy concretos como la ruta del
autobús.
Vinculación a objetos particulares, algunos niños desarrollan una
atracción hacia un objeto en particular (cuerdas, piedras) e insisten en
llevarlos con ellos a todas partes.
Rituales compulsivos: suelen aparecer frecuentemente en la
adolescencia y se desarrollan de forma compulsiva (rutinas al entrar o
salir de una habitación, a la hora de las comidas) generando una gran
ansiedad si se les rompe dicho ritual
Manierismos motores estereotipados y repetitivos: aparecen
fundamentalmente cuando existe deficiencia mental severa.
Autoestimulaciones cinestésicas (balanceo del cuerpo)
autoestimulaciones perceptivas de índole visual (mirar los dedos a la
altura de los ojos, luces) táctil (rascar superficies, acariciar determinados
objetos) o auditivo (canturrear, golpear superficies)
Preocupación por una parte de los objetos (los cordones de los zapatos,
ruedas del coche)
Ansiedad ante cambios de ambiente (hay niños que no soportan un
cambio en la rutina diaria, cambio de muebles)
Muchos niños autistas presentan además hiperactividad, agresividad,
pautas erráticas de alimentación y sueño.
Tratamiento y evaluación
Existen en la actualidad dos tendencias sobre el tratamiento. Las técnicas
psicogenéticas fueron las principales hasta que comenzaron a usarse las
técnicas de modificación de conducta con estos niños, las cuales demostraron
su efectividad para mejorar a los niños autistas.
Terapias usadas: maternaje, musicoterapia, relajación, interpretación, todas
ellas de corte psicoanalítico.
Al comenzar a utilizar métodos de enseñanza basados en técnicas de
modificación de conducta, las cuales eran realmente efectivas, la educación se
convierte en el principal tratamiento a partir de la década de los 70,
reconociéndose como lo mejor para modificar la calidad de vida de estos niños
y acercarles al mundo de los humanos.
Los autistas tienen enormes dificultades para aprender, parece que sólo
aprenden aquello que se les ha enseñado de forma explícita, apenas se
benefician del aprendizaje incidental, no se benefician de los medios de
aprendizaje que los demás niños utilizan, como imitación, aprendizaje vicario y
observacional o cualquier forma de transmisión simbólica.
Identificar qué debemos enseñarle a un niño autista es una tarea compleja y
delicada, ya que no se ajustan a las formas usuales de evaluar.
Son muy paradójicos en sus conductas. Parecen saber hacer
determinadas cosas en determinados ambientes, o tienen grandes
desfases en las áreas que deberían correlacionar.
No se ajustan a las normas habituales de aplicación de test y
cuestionarios estandarizados, por lo cual hay que utilizar normas que se
ajusten a su comprensión.
Poca resistencia a la frustración. Necesitan incentivos no habituales
(música, comida) cuando se les aplican pruebas para conseguir la
máxima ejecución. Aplicación de pruebas en varias sesiones de corta
duración.
Los cuestionarios y entrevistas con los padres dan información valiosa sobre
hábitos, utilización de objet9os, nivel de autonomía, problemas de conducta,
estereotipias, formas de comunicación e interacción, tipo de lenguaje y su
funcionalidad, intereses y premios que utilizan habitualmente.
Los bloques específicos en la educación del niño autista son aquellos en
que son especialmente deficitarios: comunicación-interacción, lenguaje,
desarrollo cognitivo. Existen otras áreas a educar aunque no se consideran
primarias porque no se describen como específicas del síndrome pero que
también hay que potenciar: psicomotricidad gruesa y fina, coordinación
vasomotora, autonomía personal, conductas inadecuadas.
Se trata de hacer que el niño autista sea capaz de comprender lo que se le
pide ya sea con gestos entrenados estables, con palabras o frases cortas, y
siempre después de estar el educador seguro de que le está atendiendo. Si el
niño puede predecir lo que va a ocurrir, debido a la dificultad de percibir
contingencias.
El educador y los padres deben tomar un papel muy activo en la enseñanza
del lenguaje. Promover el juego simbólico, con objetos en secuencias fijas y
juego con reproducción de objetos en secuencias variables.
Pueden utilizarse aumento de la aceptación de estímulos táctiles (tocar y
explorar dos nuevas texturas, aceptar estímulos nuevos sobre muchas partes
del cuerpo), búsqueda de un lugar para localizar un objeto determinado,
aumento del mantenimiento de la visión, hacer cambios en la atención visual,
localizar fuentes de sonido, reconocer secuencia de sonidos.
En cuestiones conductuales es necesario reforzar conductas aprendidas y
adaptadas, administrar al niño algo lo suficientemente aversivo como para
eliminar la conducta inadecuada.
CONCLUSIÓN
Es necesaria la investigación sobre esta y otras alteraciones, aún no se
conocen las verdaderas causas que desencadenan su presencia por lo que
tampoco se conocen métodos adecuados de prevención, las más sonadas son
las teorías genéticas, tal vez los continuos adelantos en materia de genoma y
de ingeniería genética puedan ayudar a que pronto se conozcan las verdaderas
causas de estos síndromes.
Lo importante es tener especialistas entrenados y conocedores del tema y
lugares equipados para atender a estos niños, que puedan proporcionar
herramientas a los padres para que contribuyan a su crecimiento lo más ideal
posible.
Sobre todo deben tomarse en cuenta el área rural y suburbana, o aquellas
donde los medios de atención de salud no han llegado o están demasiado
alejados. Para todos son conocidos los diferentes casos de niños con alguna
discapacidad que por ignorancia, pobreza y nulo acceso a los recursos y
servicios, viven en condiciones deplorables sin tener jamás posibilidades de
mejorar y de tener una convivencia adecuada con su entorno y las personas
que los rodean.
Las Trabajadoras Sociales que laboran en estas zonas muchas veces
tienen que darse a la tarea de buscar más personas con estas características
para poder promover algún programa de atención ante las instituciones y
dependencias gubernamentales, pues ante la poca población que necesita de
atención, muchas veces los planes no son aprobados, considerando que pocas
personas no merecen el gasto del municipio o del estado. Y además, siendo
difícil para los padres trasladar a sus hijos a donde si se encuentran los
servicios, terminan perdiendo la posibilidad ante la falta de recursos.
Se necesitan también más personas dedicadas a la educación en
condiciones especiales, las asociaciones civiles que atienden a estos niños son
pocas y tienen listas de espera enormes, lugares como el CRIT son de difícil
acceso, conozco a una menor que lleva mucho tiempo esperando atención por
parte de esta institución y ha sido toda una odisea poder acceder a sus
servicios. Las organizaciones publicas como el DIF también tienen un acceso
limitado, creo que es impera la atención del estado ante la niñez vulnerable.
Otro punto importante es la concientización ciudadana, aunque no se
conozcan aún las causas exactas que generan el autismo y otros síndromes,
de igual manera las mujeres en edad reproductiva deben tener una educación
adecuada que les permita conocer el desarrollo de su embarazo, el crecimiento
de su bebé, los requerimientos y cuidados necesarios para prevenir cualquier
malformación o alteración, así como el uso de ácido fólico.
Bibliografía
Bernardo García Teresa, Martín Rodríguez Carmen (2002). El niño y la niña
mustias pág (249-268) en Bautista, Rafael. (Coordinador). Necesidades
educativas especiales Málaga: Ediciones Aljibe
www.psicopedagogia.com/autismo/