5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
1/72
,
,
o
u
lisabethRoudinesco
lisabeth Roudinesco
l
CIJ
el paciente, el terapeuta
y
el Estado
.
'I:J
o
s
l paciente l terapeuta
El charlatn es una figura tan antigua como
Occidente.
Adivi
oC
CIJ
nos, encantadores
de
serpientes, magos y
hechiceros
perduran
.CI
.
y
l
Estado
asta el presente e incluso pugnan con los llamados hombres
de
ta
ciencia.
En
Francia,
despus que
el Estado
emprendi
el control
-
J
de os tratamientos de salud mental, psiquiatras, psicoanalistas,
psiclogos y psicoterapeutas se acusaron mutuamente
de
ser los
o
' O
responsables
de la inseguridad que invadi a los
pacientes.
Y fue
ro
-I-l
en
vano
que
la fuerza p blica procurara establecer
un
acuerdo y
( /)
calmara los nimos con una profusin de procedimientos
de
pe-
-
ritaje
fundados sobre
principios
supuestamente
cientficos.
>-
En
suma, los criterios clnicos
tambalean y
los
pacientes
no
ro
-I-l
saben
ms a
qu
santo consagrarse.
En cuanto l
Estado,
que
o
o...
corre con un garrote
en
la mano detrs
de
los charlatanes, tiene
ro
1- sin
diploma
y sin
inscribirse en
listas,
pero
muchos de
ellos
recurren
tambin a las
medicinas paralelas -homeo
pata,
fitoterapia,
iridologa-
o a
nuevas
terapias.
No cabe duda de
que
es en
el
seno
del
movimiento de
la
New Age
donde se han
ido acumulando,
durante
veinte aos, todos
los
com
ponentes de estas nuevas terapias.
Movimiento neoespiritualista compuesto de
magos, taumaturgos
y msticos, el
ocultismo hizo su aparicin
a fines
del
siglo
XIX
reac
cionando
contra
el positivismo de los saberes
enseados
en las
uni
versidades
de los
pases occidentales.
Se trataba en
ese momento
de
reunir en
una especie
de
sincretismo, difundido
por diferentes sec
tas,
temas comunes
a las
religiones occidentales
y
orientales con
el
fin de
revalorizar
los saberes llamados
ocultos
o
reprimidos
tan
to por el
discurso cientfico
como por las
religiones
institucionaliza
das en
iglesias.
Sobre ese
terreno se desarroll
en
los
Estados Unidos,
y vincula
da a la gran epidemia de
espiritismo
que se haba difundido entre las
mujeres, una
nueva
doctrina esotrica inspirada en
la
antigua
teoso
fa.
Convencida
de
que
los
maestros
invisibles
de
la tradicin msti
ca haban encontrado
refugio
en las altas cimas del Himalaya, Alice
Bailey,
espiritista
y adepta
de
la
telepata,
17 forj en 1948 la
expresin
New Age para nombrar
la
futura edad de oro
a la que
deba acceder
la humanidad
por medio de un conocimiento
profundo y
subjetivo
del ms
all.
If El
Jaumal
des Psyclwlogues, n
2
174,
febrero de
2000, ha publicado varios testimo
nios a este respecto. El documento se titula Les sectes, un danger pour la profession .
17 Freud,
como se sabe, se
interes
vivamente por el fenmeno
de
la telepata (co
municacin del pensamiento a distancia)
para
mostrar que el fenmeno no exista. El
psicoanlisis --escribeJacques Derrida- se traga yal mismo tiempo
expele
ese cuer
po extrao que se llama telepata. Vase S. Freud, Psicoanlisis y telepata (1921),
Oeuvres comjlte
les,
t. XVI,
Pars, PUF, 1991
[O ras coml,/e/as,
Buenos Aires, 1998, vol.
XVIII,
pp. 165 Y s. ], yJacques Derrida, Psych,
Inv en tion
de l'aulre, Pars, Galile, 1987.
78
79
LISABETH ROUDINESCO
EL UNIVERSO DE LAS SECTAS
http:///reader/full/charlata.nshttp:///reader/full/charlata.ns5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
39/72
En 1961, en un momento
en
que el psicoanlisis norteamericano
se
someta, por un lado,
de
un modo
cada
vez ms pronunciado a los
principios
de
una psiquiatra
biolgica,
y en que, por otro lado,
em-
pezaba a tomar en
cuenta
la
cultura
del narcisismo , Michael Mur
phy cre, en
Esalen
(una
pequea
estacin
balnearia
de la costa ca
liforniana
de Big Sur) , un
instituto
que se dio la
misin
de reunir
todos los saberes emanados de la
ciencia,
la filosofa y la religin,
con
el
fin de inventar
una
nueva manera de vivir y desarrollar el poten-
cial humano .' Ello brind a muchos pensadores la oportunidad de
dar conferencias donde se abordaban, frente a
uno
de los ms
bellos
paisajes
del
mundo, todos los temas que pudieran resolver el callejn
sin salida que Freud haba descrito
con tanta
exactitud treinta aos
antes
con
el nombre de
malestar
en la cultura . No se tard
en
ense
ar, en Esalen, nuevas tcnicas
de
meditacin y
nuevas
investigaciones
sobre
la filosofa
oriental..
. as como
nuevos caminos
para acceder a
la New Age. Se dir, un poco
ms tarde, que
en Esalen los
psicticos
curaban a los
otros .
Cierta idea
de
la felicidad,
desconocida
por
la
misma
poca en
Eu
ropa,
pero inventada a
principios del
siglo en el corazn de una Euro-
pa que sera devastada enseguida por dos guerras,
se
puso as en
pf'ctica en ese
fantstico
laboratorio
de
la libertad que prolongaba,
con
una
modalidad
libertaria,
las
antiguas
experiencias msticas. Ac
ceder
al conocimiento
del ms
all, es decir, a
un ms all de
la
con-
ciencia e incluso a
un
ms all del inconsciente freudiano: tal era la
extravagante utopa de los creadores del centro de Esalen. Para rea-
lizarla, se basaban en
el
legado que les haban dejado los surrealis-
tas, y
sobre
todo
en
la trayectoria
mstica
de Antonin Artaud cuando
haba cruzado
el
Atlntico
para
iniciarse
en
el
culto del
peyotl'9
en-
tre los indgenas de Mxico. El acceso a la
verdadera
libertad, es de-
cir, a la confrontacin
con
lo desconocido, la locura o el Yo soy otro
de
Arthur
Rimbaud, pasaba
por
el
consumo
de
drogas (el famoso
De all derivar la tcnica denominada
de
desa
rrollo
personal . Vase
W.
T An
derson, The UpSlart 5ning: t: salen nd the
Ame7i
m
Awailening,
Reading , Mass., AIdison
We sley, 1983, y Susan Baur, Relations intimes, fp.
cit.
En las clasificaciones actuales, se da
a
menudo
el calificativo de humanista a esta corriente de la psicoterapia.
'9 Hongo alucingeno.
L S D ~ \ I y por una experiencia de la sexualidad carnal, colectiva y
transgresiva
fundada
en el
extremo goce
de los cuerpos,
que
iba en
contra
de la perspectiva freudiana no sin pretender desbordarla, re
novarla y subvertirla.
Durante varios aos,
el Instituto de Esalen recibi
la visita
de
una
cantidad
considerable
de escritores, investigadores,
disidentes
del
freudismo
o crticos
de
la
psiquiatra
y
del
orden
familiar burgus,
to
dos
fascinados por
esta
bsqueda
psicodlica
de la
New
Age. Entre ellos
figuran
Anals
Nin, Carl
Rogers,
Abraham
Maslow, Allan Watts, Erich
Fromm
, William Shutz,
Ida
Rolf, Ronald Laing, Frederick
Perls,
Al
dous Huxley,
Carlos Castaneda, Timothy
Leary.21
Del mejor
de los mundos
soado
por
Huxley, que
haba profe-
tizado en
1932
la llegada de una humanidad vctima
del
delirio cien-
tista, nacieron todas las escuelas de
psicoterapia
contempornea. To
das
ellas
queran
romper
con
una
visin estrecha y reductora de la
ciencia que pretenda, ya en ese entonces, regentear
el
conjunto
de
los
comportamientos
subjetivos.
Entre
ellas, varias se
subordinaban
al modelo de la Gestalt-terapia fundada por
Fritz Perls,
a la psicologa
del ser
y la existencia, o a un
abordaje llamado no
directivo o
de
bioe
nerga
inventado
por Alejandro Lowen, discpulo de Wilhelm Reich.
Nacido en 1893
en
una
familia juda
berlinesa,
Perls
fue
analiza
do por dos de las grandes figuras disidentes del
movimiento
freudia-
no:
Karen Horney y Wilhelm Reich. Obligado a
huir de
Alemania en
1933,
vivi en frica
del
Sur, donde empez
efectuando curas
clsi
cas. Permaneci sin embargo
profundamente
marcado por la ense-
anza de
Reich.
Al
igual que
muchos
freudianos
de esa generacin,
aspiraba
a
emanciparse de
ese psicoanlisis
que
se
haba
esclerosado
en
' LSD: cido lisrgico dietilamida,
sustancia
derivada del tizn de
centeno,
des
cubierta en 1943 por un mdico suizo, Alberto Hoffmann, e importada a los Estados
Unidos
por la CIA,
que tena
la
esperanza de
utilizarla
como
test
de verdad
durante
sus interrogatorios...
Timothy
Leary
(1920-1996),
un
profesor norteamericano
de origen
irlands,
convertido al hinduismo
y gran amigo
de Aldous
Huxley.
Sancionado
varias veces con
penas de
crcel por uso
de estupefacientes,
termin
creando
una liga , la Iglesia LSD
Al
final
de
su vida, llevaba
dos
pulseras
que mencionaban
la
direccin de dos
socIeda
des que deberan intervenir para conservar su cerebro en el
momento
de morir. Cam
bi luego de
opinin
y reclam
que
sus cenizas fueran esparcidas
en
el espacio ..
80
81
LISABETI-I ROUDlNESCO
EL UNIVERSO DE LAS SECTAS
http:///reader/full/Leary.21http:///reader/full/Leary.21http:///reader/full/Leary.215/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
40/72
reglas
demasiado
rgidas.
Soaba
con
una nueva
forma
de practicar
la
cura que no
se limitara a la
palabra,
a la
exploracin
del
inconscien
te o al anlisis de la
transferencia, sino
que
incluyera en su protoco
lo la
cuestin del
cuerpo
sexuado: paso
al acto,
transgresin, expe
riencias diversas
destinadas
a poner coto a las fuerzas de la represin
para hacer
surgir
del
sujeto
la
pulsin
en
estado bruto.
Inspirndose en
el
gran neurlogo Kurt
Goldstein,
de quien
ha
ba sido asistente en Frankfurt,
invent
la Cestalt-terapia, esa
forma
de
psicoterapia
individual
o colectiva, e
incluso
existencial, durante
la
cual
se invita al
paciente
a vivir sus
conflictos
a travs de una
expre
sin
a
la
vez
corporal
y verbal,
con
el fin
de
volver a encontrar la
uni
dad de
su
personalidad.
Fue primero en Nueva
York,
en
1946, y despus en el
Instituto
de
Esalen,
donde
Perls
desarroll
sus
teoras
gestaltistas, animando
gru
pos vinculados
a la
contracultura norteamericana. Mantuvo minu
ciosas
relaciones
sexuales con sus
pacientes,
que se volveran luego,
tambin, futuras
terapeutas.22
Despus de una larga estada en elJa
pn,
va a asociar la
teora
teraputica
de
la
Cestalt con
el
budismo zen
y se
transformar en
un gur que preconiza tanto el naturismo como
la
apertura
a
todas
las
formas de
terapia
corporal.
stas se
desarrolla
rn
despus de su muerte,
primero en California
y
despus en
diver
sos pases.
Existen
actualmente, sobre todo en
Europa,
en
los Estados
Unidos
yen
Amrica
latina, ms
de
cien
institutos de formacin en
la
Cestalt
terapia
. Sus
promotores
han
renunciado desde hace largo tiempo
a
las practicas transgresivas del jefe fundador y han
puesto en
vigor seve
ros cdigos
deontolgicos
que
prohben
ese tipo de desviaciones. Co
mo
los psicoanalistas,
persiguen
a los
charlatanes.
Y
nada nos autori
za
a
afirmar que
se
organizan en
sectas o que
estn bajo
la
influencia de
una
organizacin
sectaria, aun
cuando
las sectas
recurran
a
algunos
de sus
mtodos.
a aVentura de la
New Age
termin con
una
pesadilla. Poda suce
der
acaso
de otro modo?
No,
por cierto
.
Sabemos,
en
efecto y
Freud
no fue
el primero
en decirlo-,
que
toda doctrina que
promete al
hombre una libertad fundada en la realizacin ilimitada de sus pulsio
n Vase Susan Baur, Relations
intimes, op. cil.,
pp. 98-103.
nes
sexuales
est destinada al encierro tpico
de
la secta y
no conduce
a otra perspectiva
que no
sea el acrecentamiento de su
servidumbre.
En
1980,
cuando una periodista norteamericana anunci
la llega
da de
una
conspiracin
de Acuario , retomando,
para transformar
los,
todos
los temas de la
New Age puestos en prctica
en Esalen, volvi
a poner en el
tapete
una versin
astrol
gica
de
la antigua teosofa: La
humanidad
-
deca
en
resumen-
iba
a
entrar
en
un
milenio
de
amor
y
de
luz
ligado
al pasaje
astrolgico
de la
era de
Piscis a la
de Acuario,
signo anunciador de una Nueva Edad y de un futuro encantador .
Para
las
diferentes
sectas
que
adhirieron a
ese anuncio,
la
profeca pro
porcion
la
oportunidad para acentuar
sus
campaas de denigracin
de
la medicina
cientfica
y
para hacer prosperar
una multitud
de me
dicinas ocultas, delirames o
mortferas:
la instintoterapia,
capaz
su
puestamente
de
curar el
cncer
ingiriendo
carne cruda,
o la urinote
rapia,
que consiste
en hacer beber
su
propia orina
a
un paciente para
regenerarlo. Todas
las
medicinas paralelas
y todas las
otras
terapias
del
cuerpo
y
del
alma aprovecharon
este nuevo advenimiento
de
Acua
rio para modernizarse . En cuanto
a las sectas,
florecieron tambin
en el
terreno
fertilizado por una
New Age
que ya
no tena
mucho que
ver con las bellas
experiencias
libertarias de Big SUr.
24
El
lector
habr
comprendido que,
aunque
sea
-posible
hacer
la
lis-
ta
de las
grandes
sectas
organizadas
a escala
planetaria para
comba
tirlas legalmente,2'
resulta
en cambio mucho ms difcil enumerar los
' Citado
por Renaud
Marhic y
Emmanuel
Besnie
r,
Le New Age,
/J.
cil. Vase igual
mente
Lau ra Winkler (astrloga y terapeuta del desarrollo personal ), L tre
du
Ver-
sea
u
dJIS
pOllr
tes
temps
a
venir,
Pars, Des Trois Monts, 1999.
. Vase Michel Lacroix, Le spiritualisme totalitaire: le NewAge et les secles Pars, Plon,
1995.
2'
El trabajo
de
lucha
en contra de
las sectas ha sido llevado a cabo
de
manera muy
eficaz
en
Francia,
entre 1998
y 2004,
por
la Misin Interministerial
de
lucha
contra
las
sectas
dirigida por
Nain Vivien.
Contrariamente
a pases
como Canad
o los Estados
Unidos, Francia se neg, con toda razn, a considerar las
grandes
sectas
-especial
mente
la
cientologa- como
verdaderas religiones. La consecuencia de ello es
que
el
fenmeno de las sectas en Francia sufri cla ra men te una regresin desde 1999, mien
tras que en el resto
del mundo
se
despliega cada
vez ms. Pero resulta
de
ello al mis
mo
tiempo
que
las psicoterapias y sobre todo las nuevas terapias, en plena
expan
sin,
son tachadas de
tcnicas influenciadas
por
el espritu sectario.
83
LlSABETI-I
ROUDINESCO
EL UNIVERSO DE
LAS
SECTAS
http:///reader/full/terapeutas.22http:///reader/full/terapeutas.225/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
41/72
mltiples grupos
con
tendencia
o no a
convertirse
en
sectas,
que
go
zan
de
una perfecta
insercin en
las
redes
asociativas
de
las socieda
des occidentales.
Estos grupos
recurren
a
todo tipo
de
medicinas
del alma
y
del cuerpo entre
las
cuales
se
encuentran tanto
las
medi
cinas paralelas y las psicoterapias clsicas como las terapias mgicas o
msticas o las
curas
psicoanalticas
incontroladas.
Deseadas
actualmente con
vehemencia, esas
medicinas
,
pasa
das por
el
filtro
de
la
New Age,
son tambin valorizadas
por
algunos
programas
de
televisin
que ponen
en
escena
en
forma directa l
su
frimiento
psquico contemporneo. ' Ciertas revistas especializadas
28
las
recomiendan asimismo
a sus
lectores despus de
haberlas
pues
to a prueba 9 comparndolas
con otras medicinas
consideradas
ms
cientficas , como la
psiquiatra
o el psicoanlisis.
Cuanto
ms se
desea
y
valora
ese
tipo
de
medicinas, ms
se
ven
condenadas
a
ser objeto
de
evaluaciones,
medidas
precautorias,
pes
quisas e
incluso
a
ser rechazadas
por
parte de
los
mismos que
las uti
lizan y las
difunden,
y
que temen siempre
ver
surgir
a travs
de
ellas
la
sombra
figura del charlatn.
Porque, en las
sociedades
democr
ticas modernas, los sujetos,
librados
a s mismos, estn
profundamen
te
animados de una demanda
contradictoria:
quieren poder
elegir
li
bremente
al que los cure
(principio
de
libertad)
sin dejar
de exigir
al
Estado
que los
proteja de
los
charlatanes (principio de seguridad).
Pero de qu charlatn tenemos miedo,
ya
que
se
trata
de
esas
medicinas que por
definicin escapan
a
toda
forma de objetivacin
Treinta millones
de
franceses recurren a esas diferentes medicinas (especial
mente a la homeopata), a las que consideran complementarias respecto de la me
dicina cientfica, calificada de deshumanizada .
Telerrealidad o programas que renen a
personas desesperadas y expertos
(psiquialras, psicoanalistas, psicoterapeuta s) bajo la gida de un animador inofensivo.
Para los modos de reclutamier\to de los testigos
que
se exhiben en esos programas,
se puede consultar Macha Sr)', Des tmoins i la chaine ,
Le
Monde-Tlvision, 8-14 de
marzo
de
2004.
' Despus de haber estado dirigida hasta 1996 por
una adepta
de la secta IVl, la
revista Ps)'ch gies,
controlada
ahora
porJean-Louis
Servan-Schreiber, es actualmente
en Francia el principal vector de todas las nuevas terapias. Consltese Dominique Mehl,
La Bonne Paro ', Pars, La Martiniere, 2003.
Especialmente L'E:o.1;ressy
Le N01luel
Obscrualeur.
racional
o
que desaparecen
al
cabo de
algunos
ai'ios
para
volver a na
cer con otro nombre? Cmo
definir, al fin
de cuentas,
al
charlatn
cuando
sabemos
que los adeptos de las terapias comportamentalistas
catalogan de
ese modo
al psicoanalista con
el
pretexto de
que la cu
ra practicada
por ste no
tiene
valor cien tfico? Cmo definir al char
latn
si
este
ltimo
utiliza el
mismo trmino para designar unas
veces
al
psicoterapeuta
y
otras
veces a sus
propios adversarios
freudianos
o
lacanianos?
Al fin y al
cabo,
el charlatn
no
es
acaso
el
que consume
esas
medicinas como
si
fueran drogas, favoreciendo
la
promocin
de
stas y
corriendo
el
riesgo de abusar
d el
pblico?
El
charlatn
no
es aquel que
seala
a su semejante tachndolo de charlatn sin saber
de qu
est
hablando?
Pese a
todo,
no
podremos menos que afrontar l problema de
sa
ber
quin estar habilitado para controlar
lo
incontrolable
y
cul
es el
procedimiento
que
habr
que poner en
prctica para lograrlo.
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
42/72
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
43/72
Desde que se separ
del
psicoanlisis
bajo
la influencia de una
concepcin comportamentalista
de
la condicin humana y desde
que la
ltima
versin
del
Manual
e
estadstica
y
diagnstico de
los
tras-
tornos mentales (DSM)' se
convirti en
la nica referencia
considera
da cientfica
para
clasificar las
enfermedades
mentales
y
los trastor-
nos
psquicos, la
psiquiatra
ha renunciado
a
toda forma
de misin
salvadora para ponerse al servicio de los laboratorios farmacuticos y
de la dictadura del peritaje.
Por consiguiente todas las polticas de salud mental
de
los Estados
democrticos
- y
sobre todo
la de Francia- estn sometidas al mismo
tiempo al doble imperativo biolgico
y de
seguridad. Su objetivo radi-
ca
en
detectar y
perseguir
la anomala psquica de la misma
manera
en
que se detecta una
enfermedad
orgnica
y por ejemplo
tratar al
nio que se
rebela
contra el sistema escolar como un enfermo hipe-
ractivo al cual
habra
que suministrar ritaJina
'
para cerrar los ojos an-
te las causas reales, econmicas psquicas o sociales de su malestar.
2
* Este
diccionario
ele L 120
pginas
reeditado por cuarta vez
en Francia en
2003
por la
editorial
Masson, es la traduccin
del
manual originalmente
escrito en ingls
,
publicado
por
primera vez en 1980 por el equipo norteamericano de la
American
Psy.
chiatric
Association. [T]
I
Remedio
psicotrpico derivado de las
anfetaminas y
ampliamente distribuido
sobre
lOdo
en
los Estados
Unidos
a los
nios
que presentan signos de inestabilidad
es
colar.
, Prueba
de
ello, si es
que
vale la
pena
insistir,
es
el
programa de
detecci':'il d
f
1
sufrimiento psquico';
elaborado
por el Ministerio de Salud publicado
en
el Bole til lt
l
cial del 1 I de diciembre de 2003, con el tlUJo La salud de los alumnos; pro.;r;llil (jI,ill
88
89
LlSABETf-I
ROUDINESCO
ESPEJISMOS DEL PERITAJE
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
44/72
El nombre de
ese cientificismo policial, estas polticas tratan
de
evaluar
el desorden mental
en
la
escuela
y el sufrimiento
psquico
en
la
sociedad
a
fuerza de
pericias psiquitricas y
tratamientos, en
su ma
yora ineficaces, as como se previenen las enfermedades cardiovascu
lares con
regmenes
alimenticios y re medios adecuados. No
solamente
los nii'los no
tendrn
ya
derecho, en
el futuro, a
ser insoportables,
re
beldes
o
dotados de
espritu crtico
,
sino
que
para remediar
su inso
lencia contra los
maestros
(no es elemental saber
que
esa
insolencia
no se origina
en
las neuronas?), se los obligar dentro de poco, al igual
que
a los
profesores,
a llenar un cuestionario acerca del comporta
miento mental de
sus
padres.
Son
stos alcohlicos,
locos, suicidas
o simplemente
sufren trastornos? Gozan
de una buena
salud
psqui
ca? Se pelean? Discuten? Consumen
medicamentos
psicotrpicos?
Hay antecedentes
en
la familia?, etctera.
Ahora
bien,
cuando se empieza a practicar ese
tipo de
mtodos,
se olvida
que
en el
campo del
psiquismo
el
imperativo de
la
norma y
de
la
patologa no pertenece
al
mismo registro que
el
que
rige al
cuer
po orgnico.
Yaun
cuando
se descubriera algn da
que
se
trata
de
un mismo
registro, se olvidara
que aprender
a
curar
es,
como deca
Georges Canguilhem, aprender conocer
la
contradiccin entre
la
esperanza
de un
da y el fracaso
del
final, sin
perder
la esperanza .'
Inscripta en
el
movimiento de una globalizacin
econmica
que
transforma
a los
hombres en objetos de mercanca,
nuestra
sociedad,
que califiqu
hace
un
tiempo
de "depresiva",' est seriamente expues
ta a
obedecer
a esas
rdenes de
vigilancia y
seguridad
colectivas.
Por
que todo Ocurre como
si el
individuo
so
lamente
le in
teresase
para
contabilizar sus logros, y como si no encarase al
sujeto
que
sufre
ms
que como
la vctima posible
de
la
charlatanera. Pero
esa
sociedad
no
ve
que
este
ltimo,
a fuerza
de no creer ms ni en
las
virtudes de
la
li-
quenal
de prevencin y educacin .
Tr
atar de
detectar
de ese
modo
el s u f ~ m i e n t o ps
quico como si se tratara
de una
enfermedad, equivale a considerar que cada suje to es
un enfermo y, ms an, considerar criminal a un
sujeto
cuyo comportamiento ser
ju zg
ad
o por anticipado como susceptible de llevarlo a co meter
un acto
criminal.
'
Georges
Canguilhem, Le nonna el le palhologique (1943), Pars, PUF, 1966 [Lo nor-
mal)'
lo
jJalolgico, Mxico, Siglo XXI, 1978).
, lisabeth Roudinesco, Pourquoi la jJs) clwnalyse?, Pars, Fayard, 1999 [Por qu el j si-
coanh
sis, Buenos Aires,
Paids
, 2004).
bertad ni en
el
progreso
de
la
medicina
cie ntfica, es
provocado cada
vez en
ma
yo r escala por ella misma. Es as como con
obstin
ac in cre
ciente
trata
de poner
en cifras el
dficit en funcin de una norma
,
adoptando mediciones de la
deficiencia
o
el
traumatismo p
ra e ludir
una interrogacin sobre sus
orgenes.
Por eso
asistimos, en nuestros
Estados democrticos,
a una espe
cie
de
involucin del racionalismo
de
las Luces,
que
lleva a los suje
tos a
desear por
s
mismos
su
propia
esclavitud.
La consecuencia de
esto es
que
el psicoanlisis es atacado con violencia por las neurocien
cias y el comportamentalismo, los
cu
ales
constituyen
los
dos pilar
es
de este
sombro
higienismo de
las
almas
en funcin de]
cual
un indi
viduo
es
capaz
de abdicar
de
su libertad
para
adaptarse a un
modelo
de sumisin
colectiva. El psicoanlisis es atacado en
todas partes
del
mundo
por
los psicoanalistas
mismos
, a veces
cmplices
de una re
sistencia
inconsciente frente a
su propia
disciplina- porque repre
senta una de
las
formas ms modernas de resistencia,
no
solament
e
respecto de
los
saberes ocultos, sino
adems
contr
a la
prctica
de
la
pericia
psiquitrica, del control
y la
evaluacin
puestos en prctica
por
e
poder dominante.
Predecir,
evaluar,
calcular
, redactar pericias, validar, contar, me
dir: qu
quieren
decir
todas
estas
palabras
tratndose
del sufrimien
to
psquico
y de las
terapias que
deberan curarlo, y
ms
an de la cl
nica que debera describirlo?
Para
comprender
cmo hemos podido
pasar,
en un perodo de
trein
ta
aos, desde un
enfoque
estructural
de
sujeto que tena en
cuen ta sus afectos, su vivencia existencial, una
lectura
de su vida in
consciente
o
de
la
de su entorno,
a
una compartimentacin
"ateri
ca"
de
sus
comportamientos
, es
preciso que sepamos
en
prim
er
lugar
que los
procedimientos
para
evaluar
el
psiquismo
nacieron,
despu
s
de 1970, de una
voluntad de
los
responsables
de
la
s polticas de
salud
pblica
con
vistas a reducir de modo
drstico
el
co
sto de las financia
ciones
de todas
las
formas de patologa:
en los campos de la medici
na, la
psiquiatra,
la
psicologa
y la
psicoterapia.
As se
explica
la c
lebre
y
alarmante frmula que lanzaron,
ms
all del Atlntico,
los
; Como lo pr ueba la
famosa
entrega de los anu arios del 12 de diciembre de 200
3.
90
91
LlSAJ3ETH ROUDINESCO
ESPEjlSMOS
DEL
PERITAJE
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
45/72
fanticos de
la
evaluacin:
la
medicina de calidad
es
aquella
que
cuesta lo
menos
posible .
Admitamos que
la prolongacin
e
la duracin
de
la vida
en
Oc-
cidente,
as como la
amplificacin e un gran malestar en
la
cultura,
hacen
que
la evaluacin del buen
uso e
los
cuidados mdicos
se
vuelva una necesidad
absoluta. Pero
cmo
podemos explicar
que
cuan to ms tratamos de reducir los costos, ms se
desarrollan
a esca-
la planetaria las terapias mgicas, las
medicinas
paralelas, las
auto
te-
rapias delirantes, las
pldoras
milagrosas, en resumen,
todo un
formi-
dable mercado
de
la
ilusin
teraputica? No
podemos
menos
que
observar, en efecto, que este
mercado responde
a una
economa del
goce,
el
gasto,
de
la
pulsin
y
del desborde, que echa por
tierra con
tocio
desprecio
las reglas
e
la
racionalidad
el cuidado
mdico.
C-
mo
no ver
que
esta
medicina,
a
pesar e
sus
logros
cientficos y
un
in-
discutible poder
de
curar, no
da
al
sujeto
una
respuesta
a sus angus-
tias?,
y
que cuanto ms
trata
la enfermedad
reduciendo
los costos
mediante evaluaciones
excesivas,
ms favorece
la
miseria psquica,
adems de
la
desigualdad de
las
condiciones?
La evaluacin se ha vuelto
obligatoria en Francia
desde 1991 en
todas las disciplinas mdicas.' En funcin de ella, se evala
el
costo
e
una
patologa,
el costo
de
la
calidad
del
tratamiento,
el costo del
tiempo que
el
mdico
pasa
con
el
paciente
, se
establecen protocolos
de
tratamiento perfectamente
codificados
y se
mide,
por ejemplo, la
cantidad de
aos
de
vida
que se ganan
con ello,
admitiendo, de un
modo convencional, que un ao de vida ganado pero cargado de su-
frimiento
y
de
falta
de confort
ser igual a
un
medio
ao de
vida
con
buena salud .s A pesar
de
estos
desconcertantes
razonamientos, co-
e Alexandra Gil'aud, Origines el dfinilions de l'valualion
en
m dec ine , en Vi.
viane
Kow
es
(ed
.),
E7 aluation
de la
qllalil
en ps) ch
iatrie,
Par
s Econmica,
1994.
ESla
le-
sis fue
criticada
violemameme por Hillary Rodham Clinlon, Historia viva.
Memorias,
Buenos Aires, Planela, 2004.
, Precisamenle en esta
ptica
de evaluacin
generalizada,
Bernard Kouchner,
por
ese emonces
ministro
de Salud, cre el 14 de oClUbre de 1997 la Asociacin
Nacional
de Acredilacin
y Evaluacin de la Salud (ANAES), con la firme imencin de
incluir
en eSle sislema el
peritaje psicolerapmico.
,
Alexandra
Giralld, Origines el dfinilions de valllalion
en
mdecine ,
ojJ cit.,
p.33.
mo el que
consiste
en dispensar de todo trabajo en contacto con
el
amianto
al
sujeto genticamente
predispuesto a un
cncer
para
rem-
plazarlo por otro supuestamente sano , la evaluacin no ha dejado
e
tener
efectos
benficos en la medida en que ha permitido, por
ejemplo, cuidar
mejor a los
pacientes
,
racionalizar
los gastos
de salud
y recomponer la
geografa e
la
institucin hospitalaria
dentro
e un
sistema
reconocido como
el
mejor
del
mundo
desde
el
punto
de
vis-
ta
e
la
igualdad del ciudadano frente
a las
enfermedades
graves. Hay
que
reconocer
asimismo que contribuy
a
que
el
Estado dejase de
efectuar
el
reembolso
de
una gran cantidad
de remedios
en funcin
de
la
insuficiencia
el
b
eneficio producido , sobre todo
en lo
que
hace
a las
famosas
sustancias
de alta dilucin producidas
por los la-
boratorios
farmacuticos
.
9
Pero, por otro lado,
no
resulta
menos
inevitable reconocer que
los
procedimientos de evaluacin,
aunque
no obedezcan en
s mis-
mos a un riguroso control, pueden volverse
peligrosos, perversos
y
hasta
totalitarios, ya
que toman como
punto
de referencia
privilegia-
do la arbitrariedad legal
inherente
a un supuesto accionar objetivo
o
cientfico
en
detrimento de
la deliberacin crtica.
Cmo
es po-
sible, por
ejemplo, considerar que un
ao
de vida
ganado a
costa de
una falta
radical
de
confort
pueda
equivaler
a
medio
ao
de
vida
gozando de buena salud,
sin
tener en cuenta
la
opinin del pacien-
te,
su deseo profundo,
su resistencia al
sufrimiento,
etc.? La
cuestin
reside fundamen talmente en saber
cul es la
instancia
legal
en
la
que
se basa el
que
pretende
evaluar
a los
dems.
Quin reunira las con-
diciones
para
evaluar
al
evaluador? Cmo controlar
las desviaciones
provocadas por
los
espejismos
de esta
ideologa
del
peritaje genera-
lizado,
que
ha invadido
las
sociedades
democrticas y
pretende, en
nombre
de
la
seguridad de
la
poblacin, controlar
lo
incontrolable?
En
el
campo de
la
psiquiatra
y la
psicologa,
la
ideologa de
la
evaluacin ha
llevado a
un verdadero desastre, tanto en
el
plano
cl-
nico
como desde el punto de vista de la ensei1anza
misma
de las dis-
ciplinas. Para
reducir
los costos y
definir mejor
los perfiles patol-
, Este cese del reembolso no es efectivo lodava en Francia y no deja de provocar
muchas pol micas.
92
93
LISABETl-I ROUDINESCO
ESPEpSMOS DEL PERITAJE
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
46/72
gicos de los pacientes, los
evaluadores han aplicado
a los
enfermos
mentales criterios idnticos a los que se
utilizan
para reunir en un
mismo sector hospitalario a las especialidades mdicas. Por
consi
guiente,
ya
no
se
trata
a los
pacientes caso
por caso y
de acuerdo con
la singularidad de
su
historia,
sino
en la medida
en
que pertenecen
a
grupos
homogneos
de enfermos
definidos
en funcin
de crite
rios
componamentalistas
y
psicofarmacolgicos.
Esto
equivale
a
de
cir
que a cada comportamiento corresponde un
remedio;
a
cada
pa
tologa,
una cierta cantidad de
actos mdicos; a
cada
hospital, un
tipo
de patologa. Los enfermos se clasifican en funcin de fichas , des
tinadas
a recopilar todas sus acti vidades y a definir la cantidad
de
tr
mites
-ambulatorios, hospitalarios
o extrahospitalarios-
efectuados
por el psiquiatra, el cual
tiene
adems
en
cuenta
en
su
autoevaluacin
el
tiempo transcurrido en
la
presentacin
telefnica
de
un caso. La
ficha sirve
luego para establecer
un
informe de
actividad
anual
envia
do
a la
Direccin General de la Salud
(DGS), la
cual puede
utilizarlo
para
redactar
estadsticas.
Constreidos
por un
trabajo administrativo cada
vez
ms
pesado,
debiendo multiplicar
clculos y evaluaciones,
obligados
a
efectuar
las
famosas
pericias
destinadas a clasificar a los
pacientes, en virtud
de
un sistema de vigilancia, en unajerga
tan
especializada como incohe
rente,
los psiquiatras se
han convertido en unos pocos aos en
los pro
tagonistas
principales
de un
proyecto
en descomposicin, cuando en
realidad
deberan ser (como algunos nos
lo
quieren hacer creer)
los
clnicos
modernos de
un
acercamiento dinmico de
la
locura
.
Es
as
como han terminado por
transferir su competencias
a enfermeros o
psiclogos
que
se
ocupan
del
psiquismo del paciente. En un informe
a
cargo de
]ean-Fran\=ois
Mattei
(gran protector del
psicoanlisis ),
que reclamaba una
acentuacin
del aspecto mdico en el enfoque
del
hecho psquico en
Francia,
10
varios
psiquiatr
as
evaluadores anun
ciaron
la
desaparicin, en
2020,
de
la
disciplina psiquitrica: Entre
los
mdicos,
los
psiquiatras son aquellos
que presentan el promedio
de
edad ms
elevado
[
...
].
En
2012,
una disminucin del 12%
de psi
quiatras es
casi
ineluctable, si
tenemos
en cuenta
las
decisiones
ya
'
Carta d e j e a n F r a n ~ o i s Mattei a Philippe Clry-Mlin, del 10 de
febrero de
2003.
tomadas
y el
plazo
mnimo
de once aos
para
que
stas se materiali
cen.
Si se
conservan unos
176
diplomas
de
estudios especializados
en
psiquiatra,
la
disminucin
de la
cantidad de
psiquiatras sera de al
rededor del 40 % (5.398) en el horizonte del 2020,
en
que quedaran
solamente
7.856 psiquiatras. Esta
importante reduccin de
la
canti
dad de especialistas compromete
la
realizacin de
las
misiones que
preconizamos
para
la
psiquiatra
.
l
texto de
este informe
no es
otro que
el
que
sirvi
de base
a las
enmiendas de Bernard
Accoyer y
sobre todo de
Jean-Fran\=ois Mattei
a las que nos hemos referido antes. Para poner
un
remedio a la ine
luctable declinacin de
la
psiquiatra
, abandonada por los
ms
bri
llantes entre los
estudiantes,
que se orientan de
ahora
en adelante ha
cia otras
especialidades,
los
autores del
informe proponen crear un
estatuto de psiquiatra coordinador,
cuya
misin consistira en
evaluar,
vigilar y redactar informes o
peritajes
sobre todos los terapeutas de la
psique
sin diploma
en psicologa
o
psiquiatra,
para
impedirles
per
judicar
a los
pacientes.
Preconizan, de
esta manera, considerar
cien tficas solamen te a
las psicoterapias
que han sido objeto
de las mentadas pericias, y efec
tuadas fundamentalmente por
psiquiatras o,
a
falta de
stos, por psi
clogos. Esto significa
tambin, a la larga, considerar que esas psi
coterapias sern
las
nicas
en
ser tomadas
a
cargo
por el
seguro de
enfermedad.* Yes en nombre de esta ideologa del peritaje como
11 Philippe Clry-Mlin ,jean-Charles Pascal yViviane Kovess-Mafety, Plan d actions
jJsJ chiatrie el sanl mentaw del 15 de septiembre de 2003. Hay en Francia 196.000 mdi
cos; 94.859 son clnicos generales y 101.141 se reparten en unas cuarenta especialida
des,
entre
las cuales se
encuentra
la psiquiatra,
que cuenta con
13.600 profesionales
listados en el nnuaire des j sycla lres fmnrais del IO 2003-2004. El 50% de ellos
han
re
cibido una formacin psicoanaltica (especialmente los profesionales liberales). Entre los
5.000 psicoanalistas fr anceses
que
figuran
en
los anuarios y listados de sus sociedades,
2.000 son psiquiatras. Ntese que entre los clnicos generales encontramosa homepa
tas y psicoterapeutas. Vase Robert Levet, Que penser du rapport Clry-Mlin? , Cultu-
res en mouvement, 65, marzo de 2004. Vase tambin Ccile Prieur, Un rapport prco
nise 140 pistes
de rforme
pour sonir
la
ps
yc
hiatrie de la crise , Le Monde, 7 de
octubre
de
2003.
En el captulo
1.
La au tora se refiere al sistema de reembolso
generalizado
de los gastos m
d
icos
gnrantizado por la Seguridad Social,
integrada
en
Francia
en
el
Estado. [T.]
95
94
LISABETH ROUDlNESCO
ESPEJISMOS DEL PERITAJE
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
47/72
los
psicoterapeutas no
diplomados han
sido
condenados
por
un
minisu'o
benevolente qu e
no sabe
cuntos son a inscribirse en
listas con el fin de
ser
evaluados por jurados
compuestos
por psi
quiatras
y psiclogos
incapaces de juzgarlos
y
que ignoran absoluta
mente
con
quines se las
tienen
que ver. Es as como se
piensa
prote
ger a los usuarios del poder
ele
las sectas
en
el
momento mismo en
que, como
ya lo
seal,
el
fenmeno de
las sectas est
en
retroceso
en Francia.
Frente a las
psicoterapias
y
nuevas terapias
cuyo
despliegue trat
de describir, las tera pias cognitivo-comportamentalistas (TCC) , com
pletamente
ignoradas
por los pacientes,
son
sin embargo las nicas
que merecen una apreciacin de
cientficas por
parte de
los psiquia
tras hostiles al psicoanlisis, as como por parte de los psiclogos cog
nitivistas, globalistas o
experimentalistas
poseedores de
diplomas
es
tatales, y,
por ltimo
(lo
cual
es
ms
grave
an), por parte del muy
serio Instituto
Nacional
de
la
Salud
y de la
Investigacin
(Inserm).
Surgidas
del
behaviorismo
y
de
las
teoras
cognitivistas y
del compor
tamiento,
estas
terapias consisten
en una
mezcla de mtodo Cou,"
de
domesticacin
del cuerpo, tcnicas de
persuasin
y condiciona
miento
de
conciencias.*
Lejos
de querer emancipar
al sujeto,
proponen, en
efecto, un
pro
tocolo
teraputico cifrado,
especie
de contrato,
proyecto
de vida o
reeducacin
del pensamiento. Al
trmino de
ste, y
en
el marco
de
una
cantidad muy precisa de
sesiones, se
supone que
el
paciente, que
ha sido
claramente informado
por su terapeuta,
aprende,
si es fbi
co, a
curar
su fobia
mirando pelculas de terror;
si es
anorxico,
a co
mer poco yen pequeas cantidades
;
si
es ansioso, a
controlar
su an
gustia
y volverse
razonable; si
es esquizofrnico,
a
no hacerse ms
el
loco y razonar correctamente.
Una
vez
embalado
en
este tipo de
m
' En Francia, dos sociedades componamentalistas agrupan a ms de 567 profe
sionales, casi todos psiquiatras.
11 Emile Cou (1857-1926), farmacutico francs , inventor del mtodo llamado
de autosugestin
,
que consiste en controlarse o dominarse a s mismo.
Tngase en
cuenta
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
48/72
Conscientes
de que es
imposible
verificar la eficacia de una tera-
pia con un
mtodo
idntico al que
consiste
en
evaluar
la presencia
o
ausencia de una sustancia
activa
en un medicamento,
los
peritos
sealan
que no han recurrido a la comparacin entre una
terapia
lla-
mada
"activa" y
una terapia placebo . Afirman, de este modo,
que
han medido
la eficacia
de
las
TCC mediante
"metaanlisis"l'
que
pa-
san revista a
un
total
de
cerca
de
setecientos estudios efectuados
des-
de hace sesenta
aos".
Pero cuando sabemos que
los "anlisis" que
componen esos "metaanlisis" utilizan la
tcnica
del
contraplacebo
(simple
o
doble ciego), nos damos
cuenta
de hasta qu
punto los pe-
ritos del Inserm se condenan ellos
mismos
a no poder hacer
ningu-
na pericia.
En
efecto,
todas
las pericias
que
pretenden
comparar una terapia
denominada "eficaz" con
una terapia llamada placebo ponen en
prctica
protocolos
que no vacilar en calificar de perfectamente ri-
dculos. Se pretende
de
esa
manera
"verificar" mediante
un
peritaje
la
diferencia
entre
un grupo de
pacientes sometidos a
verdaderas
terapias y
otro grupo obligado
a entrar
en
las
ms extravagantes
situa-
ciones
de
tipo placebo;
por ejemplo,
contacto mnimo con un
tera-
peuta
durante dos
semanas,
lista de
espera
con contacto
telefnico
durante
meses, comparacin
de una terapia
ya validada
con
este "m-
todo con
otra que
no
ha sido
validada,
etctera.
En una poca
en
que los mejores
investigadores
se preguntan c-
mo evitar
sufrimientos
a los animales, a los
que
se somete necesaria-
mente
a
experiencias mdicas, nos
preguntamos
en
virtud de
qu
aberracin los adeptos del
comportamentalismo
han podido as
"practicar pericias" sobre
hombres
y
mujeres tratndolos como
se tra-
tigaciones en PsicopatOloga Psicoanlisis (SIUERPP), creado por Pierre Fdida en
2000, el cual agrupa a 130 profesores psicoanalistas que pertenecen a todas las tenden-
cias del freudismo francs: "Siento repugnancia. Ese informe se presenta como cien-
tfico pero no lo es [ ... ] No es ms que un discurso pseudocienfico
que
legitima el
discurso al modo higienista, dando prioridad a la seguridad ante todo" (Le Monde, 6
de
febrero
de
2004).
Los
metaanlisis consisten en adoptar la hiptesis
de que
el
conjunto de
los es-
tudios es una muestra
de
todos
Jos
estudios posibles sobre el tema dado". Esos metaan-
lisis estn sacados de trabajos norteamericanos y canadienses ya conocidos.
taba en pocas
lejanas
a las
ratas
de laboratorio. Una vez ms, es la
ciencia
occidental ms sofisticada la que ha
producido
las invasiones
brbaras ms
violentas que nos devastan. En Francia,
es el
Estado
el
que
las
financia
y ellas pretenden
hoy en
da,
con
la complicidad t-
cita de tres mil quinientos psicoanalistas, erradicar a los siete mil qui-
nientos
psicoterapeutas
instalados en
la
comunidad para reemplazar-
los
por adeptos
del
condicionamiento
autoevaluado. Hay
que decirlo
sin
ambages:
la
crueldad humana no tiene
lmites.
l
"
Celosos
de
las
otras escuelas de psicoterapia,
a las
cuales
conside-
ran
irracionales
y no cientficas", sintindose
inferiorizados
a cau-
sa
de
la falta
total
de
reconocimiento pblico,
los
adeptos
de las
TCC
pretenden poseer con
exclusividad
el nico mtodo
infalible,
veri-
ficado,
evaluado y eficaz
del
mundo. Desde el fondo de su maldito
anonimato, se
consideran vctimas de un formidable
complot
me-
ditico orquestado por intelectuales
l
"
que
se
atreven, desde hace un
siglo, a rebajar la verdadera ciencia y que otorgan valor a la terapia
ms nefasta,
temible y escandalosa nunca imaginada
en Occidente,
esto
es, la
cura freudiana. En
efecto,
en
casi
todas
las
obras
que
ala-
ban las ventajas
de
las
TCC
,
la famosa disciplina
que
reina
sobre las
dems
es
juzgada como
afectada de un
gran
retraso
francs en
ma-
teria
de investigacin cientfica.
En
cuanto a
Freud en
persona,
se
lo
califica a lo largo de mltiples
pginas
de mitmano ,
impostor
o
padrino de una
omer
que apunta a disimular
crmenes
y opera-
ciones
"fraudulentas" O
" Despus de la publicacin de ese informe, uno de los peritos psiquiatras, jean-
Michel
Thurin,
desminti en
una
declaracin
en Internet
(28
de
febrero de 2004),
un
trabajo en el
que
sin embargo haba participado: "La pericia se fue acercando progre-
sivamente
a una
orientacin L vidence Based Medecine,
Jlevada
hasta
sus ltimas
conse:
cuencias. Ahora bien, esta ltima
no
se
adapta
a
nuestro objeto de estudio por
mlti-
ples razones. La ms
evidente
reside en que una psicoterapia no es una molcula
qumica
que
se prescribe a
un
paciente .
1 Entre los cuales se
incluyen
filsofos o escritores tan
poco
"serios" como Tho-
mas
Mann, Theodor Adorno
,
Romain
Rolland,
Andr Breton, Pierre:Jeanjouve,jac-
ques Derrida, Christianjambet , Gilles Deleuze, Michel Foucault, etctera .
,
~ j e a n
Cottraux, autoperito
de
sus propias terapias, Jlega incluso a designar al sa-
bio ~ e n s con eJ
sobrenombre
de Sigmund Fraude , Vase Les visileurs de SlY
,
IYp cit.
p.140.
99
98 LlSABETH ROUDINESCO
ESPEJISMOS DEL PERIHJE
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
49/72
Pero algo peor nos queda
por
descubrir. En
un
libro reciente
ti
tulado
Mensonges freudiens,
, premiado por la Sociedad Francesa de
Historia de
la
Medicina
y
recibido con
fervor
por
la
corporacin
m
dica,
Le Quotidien du Mdecin
[El
diario
del mdico], los promotores
de
las TCC,
con un
prefacio
de un
psiclogo
simpatizante del Club de
I'Horloge
[Club
del
Reloj],"' el
psicoanlisis
es
presentado
por
l
autor,jacques
Bnesteau,
como un
"invento
mentiroso
,
una
"esta
fa",
una "prodigiosa retrica de
falta
de
informacin".
En cuanto
a
sus
representantes, desde Freud hasta Lacan pasando por jones,jung,
Melanie Klein,
Anna Freud, Bettelheim,
etc., se los
compara
con
una
cohorte de gngsteres
psicpatas vidos
de llenarse
los bolsillos, inca
paces de curar
a
nadie
y
protegidos
por "redes"
o
"submarinos"
que
les permitiran infiltrarse en las
sociedades
occiden tales
para difun
dir en ellas sus "mitos
fundadores".
Basndose
en
estos
razonamien
tos y
otros
similares, el
autor y
el
redactor
del
prefacio no
vacilan en
afirmar
que
habra que
escribir el "libro negro del
freudismo",
inven
tario
altamente necesario
de sus
daos, crmenes
y abusos.
l vocabulario utilizado
en
este
libro responde a
una
"metodo
loga" que
tiende
a
reducir todas
las
formas de compromiso
a estra
tegias policacas
fomentadas por lobbies. La metodologa en cuestin
se
asemeja bastante
a la
utilizada
por
Roger
Garaudy en
su
libro
Los
mitos fundadores
de la
poltica israel,
que fue retirado de
la
venta en
Francia en 1995 al aplicarse la
Ley Gayssot del
13 de
enero
de
1990.
23
De este modo,
Bnesteau
finge ignorar
que todos
los
poderes
dic
tatoriales
prohibieron
siempre
y
en todos
lados la
enseanza
y la prc
tica del psicoanlisis,
empezando
por el poder emplazado por los na
zis,
que
lo calificaron
de
"ciencia
juda",
y
siguiendo
por
el
rgimen
estalinista, que hizo de l
una
"ciencia burguesa". Varis representan
tes
de
esta disciplina
diablica
y
mentirosa
fueron
perseguidos, exter
1
Jacques Bnesteau, Mensonges ji ev.diens. Histoire d une dsinJrmnalion smlaire Spri
mont
(Blgica) , Editores Mardaga , 2002 , prefacio deJa cques Corraze.
? Una sede de la
extrema
derecha francesa.
?JVaseJacq ues Derrida)' lisabeth Roudinesco, De quo;
dem
ain .. . Dialogue, Pars,
Fayard-Galile, 2001 [Y ma1.ana, qu, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica,
2004J.
minados
,
torturados
a
causa de
sus
ideas
')
Pero nada de eso interesa
realmente al autor del libro, que llega hasta a afirmar que Freud in
ve
nt las
persecuciones antisemitas de
las que
fue vctima en
Viena;
tampoco parece interesar a los adeptos de las TCC, que se inspiran
en
el
primero para
maldecir al psicoanlisis.
En
los
albores
del siglo
XXI, en
el
pas ms freudiano
del mundo,
el psicoanlisis es
odiado,
por
consiguiente,
por unos
oscuros expertos
del poder mdico, deseosos de desterrar de la sociedad
al que consi
deran el
mayor charlatn
de la historia. El
espectro de Freud -phar
mahos, envenenador, mentiroso,
autor de complots- sigue perturban
do
el sueo de
los brbaros.""
Y
cmo no
pensar, en
este
contexto, en la
observacin
de Tho
mas
Mann escrita
en
1938? "
iCon qu
intensidad ese hombre
[Hitler]
debe odiar al
psicoanlisis Sospecho
secretamente
que el
furor con
el
cual march
con.tra cierta capital se
diriga
al viejo
psicoanalista
ins
talado
all, su
verdadero
y
esencial enemigo,
el
que desenmascar la
neurosis,
el gran destructor
de ilusiones
, el
que sabe
a
qu
atenerse
acerca del genio y lo conoce de
sobra."
26
Ninguna forma de
cura
psquica, por
definicin
,
puede ser
obje
to de
peritajes
,2 7
como
un
remedio
o un tratamiento mdico.
La
cu
ra
no
es
ni
una
tcnica ni
un acto de ciruga, tampoco es
un medica
mento, sino una experiencia singular que transforma
al sujeto.
Lo que
muestra
la
historia moderna de
las
enfermedades del alma
es que
la
diversidad
es
necesaria para
comprender
mejor la
subjetividad
huma
na. As, gracias a
la alianza
de
la
quimioterapia, a una acogida colec
,.,
Vase lisabeth Roudinesco, "Le Club
de
I
'Hor
loge
et
la psychanalyse:
chroni
que d'un antismitisme masqu", Les Temps Modemes, junio de 2004.
. Cuando uno se entera del triste estado en que se halla la investigac in cientfI
ca
fr
ancesa, se pregunta realmente por qu el
Inserm
financia
semejantes
estupideces.
Vase Le Monde del 7-8
de
marzo
de
2004.
"Thomas Mann, Les exigences du jour, Pars, Grasset, 1976, p. 284.
"En Por qu el psicoanlisis (op.
cit. examin en
detalle los mtodos puestos en
prctica desde 1930 para verificar la eficacia de las psicoterapias. Tod os los resultados
muestran que
basta con
que
un
paciente
se ocupe de s mismo y
que
se decida a ir a
a un terapeuta para sentirse ya "curado" a medias. Es as como el 80% de los P' \
cien tes interrogados se muestran satisfechos
de
la experiencia de
un
a cura, de Clal
quier tipo que fuere .
100
101
LlSABETH ROUDlJ \JESCO
ESPEJISMOS DEI. PERITAJE
5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
50/72
tiva en los hospitales y a las curas psicodinmicas, el rostro
de
la locu
ra se ha transformado en
todos
los pases
occidentales. Es grac
ias a
esa alianza
que hemos pasado del
encierro en el asilo a la
reinsercin
de los enfermos
mentales
en la sociedad. En
cambio,
desde que el
mencionado anual
de
estadstica y diagnstico
de los
trastornos mentales
(DSNI)
pu so fin a ello, asistimos a una
regresin
en el
tratamiento
de
la
locura
. Las
crceles
se
han poblado de enfermos
mentales
y las in
ternaciones arbitrarias
van en
aumento,
acompaadas
muy
a
menu
do de abusos y tratamientos de baja calidad.'
Debemos, asimismo, al psicoanlisis que se hayan podido desen
mascarar las teoras del condicionamiento, cuya fuente
de
inspiracin
no
es
otra que
la
negacin
radical
de todas
las
formas de libertad.
29
y
por
ltimo, es el increble desarrollo de las terapias ms extravagan
tes -venidas del otro lado del
Atlntico-
lo que permiti que el
hombre occidental
pudiera
enfrentar
el
gran
espejismo
inherente
a
la esencia misma
de
su n arcisismo, aun cuando fuera mortfero en ex
tremo.
Recordemos
el caso
de
Stanley
Milgram,
ese
prof
e
sor
de la
Un i
versidad
de
Yale, adepto de la experimentacin. En 1970, poniendo
avisos en la prensa escrita, se le ocurri reclutar a estudiantes
deseo
sos de ganar dinero y les propuso intentar
un
pequeo
experimen
to .
Hacindoles
creer
que trataba
de hacer mediciones de la
memo
ria
y
del aprendizaje,
los
arrastr en
una
espiral infernal
en
nombre
del
noble
principio
de la investigacin cientfica de la
verdad
.
Los
reclutado
s se distribuyeron en dos grupos: monitores y alum
nos. Provisto de
un electrodo
en la mueca y atado
con
sogas a una
silla,
l alumno
se
converta en
el cobayo de una experiencia
que
le
resultaba incomprensible
, ya
que
su
finalidad
no
era
otra que
poner
a prueba la
crueldad
del monitor. Instalado
delante
de una hilera ho
rizontal de treinta palanquitas capaces de producir choques elctri
cos
graduados
que podan aumentar hasta producir
efectos
mortales,
' Hasta el
punto
de que
un
diputado co munista, Georges Hage , reclam a este
respec to
una
investigacin en el Parlamento. Vase
e Quotidien
du
Mdecin,
27 de fe-
brero de 2004.
sectas utiliz an estas teoras
por
esta razn.
' Stanley Milgram, Soumission
ti
l au tt rit, Pars, Cal mann-Lvy, 1974.
el monitor deb a administrar
un
castigo
al alumno en cuanto come
ta e l menor
error
en la
memorizacin
de
una palabra.
Encarnando siempre la autoridad
cientfica,
el experimentador
Milgram comprob, a medida que se desarrollaba su invento, que l
60% de los monitores
era
capaz de descarga r
choques
mortales sobre
sus vctimas. stos
ignoraban que su alumno
era un
actor que
simula
ba
el
dolor
.
De
ese
experimento ,
Mil
gram
sac la
conclusin
de
que
si muchos individuos
pu
e
den cometer actos de
ese tipo, es
porque
se
identifican con
el
experimentador,
el
cual
encarna un poder
simbli
co
sin lmites por l hecho mismo de ocupar el
lugar de
jefe o lder.
Sin embargo,
este
experimento no demuestra otra cosa
que
la
inutilidad
de todo procedimiento de
peritaje sobre l
comportamien
to humano. En cambio, nos proporciona la prueba de que el goce d el
experimentador no
tiene
lmites, y que ste no es ajeno en su
fuero
interno
a los
deseos perversos que pretende suscitar
en sus reclutas.
Mentiroso, abusador, tramposo, inventor
de
engaos, l experimen
tador slo mira a sus sujetos
como objetos
fetiches. En cuanto al
mo
nitor
manipulado, nada nos demuestra que en otro contexto deba
transformarse
necesariamente en un
torturador.
Nuestro mundo, poblado de evaluadores incompetentes, siente
sin embargo fascinacin por los espejismos del peritaje
generalizado.
Todo
ocurre como si la proliferacin de
las
relaciones, compilacio
nes y
metaanlisis
nos autorizara a taparnos los odos frente a las ver
daderas
demandas de la
sociedad
civil. Hay all un
formidable abuso
de
poder.
La ideolo
g
a
del
peritaje
se
ha extendido
a
todos
los
campos
de
las
ciencias
humanas, y sobre todo a la universidad, donde produce
efectos devastadores
t
a
tndose
singularmente
del
nombramiento
de
los
profesores de
Psicolo
ga
y por ende
de
la
formacin de
los psi
clogos,
cuyos dos tercios
son
clnicos, y
entre
los cuales se reclutan
los futuros psicoanalistas.
3
De
sde 1991 , por
consiguiente,
la Direc
Dentro
de los 50 .000 psiclogos diplomados las univers idades de ciencias hu
manas, 35.000 estn en actividad.
Entre
s to s,
do
s te rcios son psiclog os clnicos
(22.000) y
un
porcentaje del 80% han seguido
un
proceso psicoanaltico o se
han
vuel
to psicoanalistas, o en otros casos, se
han orientado
hacia diversas psicoterapias sin ha
berse inscripto fo rzosamen te en
li
stado
s.
102
103
LISABETH ROUDINESCO
ESPEJISMOS DEL PERITAJE
mismo principio. Se determina as el factor de impacto
(impactfac-
http:///reader/full/libertad.29http:///reader/full/libertad.29http:///reader/full/psicoanalistas.31http:///reader/full/psicoanalistas.31http:///reader/full/libertad.29http:///reader/full/psicoanalistas.315/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
51/72
cin de
Investigacin del
Ministerio de
Educacin
ha
puesto
en
obra
un protocolo de evaluacin sistemtica de
los
equipos de
recepcin
de
las escuelas
doctorales. En
la
repblica
laica,
para
tener
autoridad,
ya no
basta
con
ser un profesor
con
un diploma
estatal del
ms alto
nivel,
ni haber publicado t r b ~ o s reconocidos en
el mundo
entero,
sino que hay que adaptarse,
adems
de todo ello, a
evaluaciones
lle-
vadas a
cabo
por
expertos
que no
tienen,
en
general,
ni
la
misma
notoriedad y menos an el talento o la competencia de
aquellos
a los
que
sometern
a
estudio.
Para que elle.ctor
comprenda
cabalmente el
funcionamiento
de
esta mquina
de peritaje
que pretende controlar cientficamente la
transmisin del
saber, voy a recurrir a
mi
propia
experiencia;
hacer
lo una vez no significa que
esto
se
repetir. En
1998,
cuando
se me
propuso ser miembro del comit de redaccin de la revista
L volu-
tion Psychiatrique, acept
con
tanto ms entusiasmo cuanto
que
tena
all
muchos amigos
y
sobre todo porque
yo
haba sido
la
primera,
ha-
ce
veinte aos, en escribir su historia.
32
Ignoraba
por ese en
tonces
que
los
miembros del comit
de
redaccin
de
esta
revista haban
adheri
do
al sistema
en vigor en
el
seno de
la
seccin
XV
de psicologa del
Consejo Nacional
de la
Universidad
(CNU), el cual, para calificar a
los
profesores, aplica ciertos
mtodos
llamados
cientficos de eva-
luacin.
La
aplicacin de
este
sistema
lleva a
apreciar
la competencia
no
en funcin de las obras ni
de
los libros o
artculos
publicados en exce-
lentes
revistas o
en editoriales respetables, sino en [uncin de
colabo-
raciones publicadas por
revistas
distribuidoras de calificaciones
y
por
lo
tanto
listadas
en bancos de datos que garantizan su
valor,
por
el
hecho de adoptar
un
principio de
lectura
annima .
El
carcter
cientfico
de
esos textos se
colige por
la cantidad de
citas
que
los mencionan en
otros
textos,
seleccionados
stos segn el
Fundada en
1925
por
on ce psiquiatras psicoanalistas, dirigida despus
por
Hen
ri
Ey
luego
por
tienne
Trillat Ja cques Postel, L volution psychiatriqueencarn
du ran
te sete
nta cinco aos la
(lor nata
del
p
en samiento psiquitrico-psicoanallico
fran-
cs antes de
convenirse,
bajo
la
dir ecc in
de
xVes Thoret ,
en una
revista
distribuidora
de calificaci
ones sometida
al peritaje. Vase lisabelh
Roudines
co ,
La
batalla
de 1
aos. Historia delj)sicoanlisis en Francia (1986), tres volmenes,
0 /
). cit.
tm de un artculo.
Cuanto
ms el autor es citado por otros
autores,
ms
probabilidades
tiene, creen
ellos,
de
alzarse con
un Premio Nobel.
Con
la
condicin, con
todo, de
que obedezca
a la regla
impuesta
de
no
citar
en la bibliografa textoS publicados
ms
de cuatro
aos
atrs.
En
el campo de las
ciencias
humanas, es fcil imaginarse las conse
cuencias
destructivas
que
puede
provocar una regla semejante. Un
candidato
a
un
puesto
o a
una
publicacin debe,
en
efecto,
eliminar
de su
demostracin
toda
referencia
a Platn, Freud,
Kant, etctera.
Gracias a la lucha
llevada
a
cabo
por Pierre Fdida y Roland Ga-
ri
den tro del CNU, esa regla del impact factor
no
se aplica
en las
otras
revistas
de ciencias
humanas
denominadas
calificadoras
para
el
nombramiento
de
candidatos
y
sometidas, sin
embargo,
al
procedi
miento
del
peritaje. Muchas de
ellas
pudieron,
de ese
modo, evitar
caer en el engranaje de la pericia generalizada manteniendo comits
clsicos
que seleccionaban
los
textos
sin
recurrir sistemticamente
al
anonimato
y
en funcin
de las
cualidades reales de
los
autores.
Pe-
ro
cunto
tiempo
durar
esta
rectificacin?
No fue ste
el caso
de
la revista
L volution Psychiatrique,
que,
al
sostener la poltica expuesta en el
DSM,
opt por
someterse entera
mente a los criterios
impuestos por
las revistas mdicas llamadas
cientficas .
Este
sistema de
clasificacin
de
las competencias
cientficas
fue
inventado
en
1957 por
Eugene Garfield,
mdico
norteamericano, in-
vestigador
en
la
Universidad
Johns
Hopkins
,
qu
e se
haba propuesto
eliminar toda forma de afecto
o
subjetividad en
los
criterios de
selec-
cin
de los
investigadores,
para fabricar
premios
Nobel .
Para hablar de manera ms concreta,
un
universitario del
nivel
de Michel
Foucault, cuya contribucin a las di fe
rentes disciplinas
de
la
psicopatologa, psiquiatra,
psicoanlisis y
psicologa clnica
es re-
conocida
mundialmente, traducida
en cuarenta
lenguas
y
comenta
da en todas las universidades de todos los pases del mundo, no ten
dra hoy en da ninguna probabilidad de
ser calificado
como profesor
de
Psicologa
en Francia. Se tachara en efecto
su
obra de
literaria
o filosfica y por ende se la
considerara marginal respecto de
la es-
pecialidad.
Peor an,
si persistiera,
en postularse
a
un cargo,
se
vera
obligado
a
olvidar
sus
obras ya publicar
por
lo menos una docena
de
104
105
LISABETH ROUDINESCO
artculos
sometidos a pericias en revistas especializadas en "califica
ESPEJISMOS DEL PERITAJE
do, ya que al
mismo
tiempo no se abstenan de rebajarlo y criticarlo:
http:///reader/full/historia.32http:///reader/full/historia.32http:///reader/full/historia.325/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
52/72
ciones".
Pude hacer
la
experiencia
de
este sistema
dentro
de L volution
P
syc
hiatrique
cuando asist a la primera reunin del
comit
de redac
cin,
la
nica
a la que
acept concurrir.
Ese da,
espantada
por lo
que
estaba descubriendo, pregunt
al
jefe de redaccin
y a los
otros
miem
bros -transformados
en
expertos- si
se
atreveran por
ejemplo a re
chazar un artculo que
se
hubiera
solicitado a Lvi-Strauss, en el caso
de que uno de
los
peritos expertos, ignorando
el
nombre
del autor, lo
estimara no
cientfico". Esperaba
que
mi
pregunta desatara
la hilari
dad
general. En cambio,
eljefe
de
redaccin, con
una gran sonrisa, me
respondi afirmativamente, evidentemente seducido por
la
idea de
poder negarse
a
publicar
, por lo
menos
una vez
en su
vida,
un
artcu
lo encargado a
uno de
los
grandes
pensadores
de nuestro tiempo
...
Algunos
colegas se
sintieron molestos ante
lo ocurrido.
Otros, en
cambio,
se
regocijaron
alabando ese maravilloso principio igualitario
que
permita
de
una vez por todas detectar los falsos valores y
demos
trar cientficamente que ciertos pensadores reconocidos
no
hacan
otra
cosa que ejercer, en
realidad, un
poder
editorial me
ditico-po
ltico". Ese poder los
haca
pasar
por verdaderos
sabios,
relegando
as
a los
verdaderos
investigadores a un
anonimato
humillante. AJirm
entonces que,
en lo que a
m
me
concerna,
yo
prefera
no publicar
nunca
nada
en una revista que
me
haba cooptado como "perita". Pa
ra
mi gran sorpresa,
el
jefe de redaccin
me respondi:
Pero con
us
ted
,
querida amiga, haremos una excepcin .
Se
inici entonces una
discusin entre todos
los
miembros del
comit,
y
cada uno de
ellos
admiti
que esos peritajes annimos no eran ms que una apariencia
simulada
en
la
medida
en
que
los
lectores designados
como expertos
eran muy
a
menudo miembros del comit de
L volution Psychiatrique
y que de
jacto
establecan
pericias
de los
textos
escri tos a
veces por
otros miembros y
otras
veces
por
allegados. Tenan ya la costumbre,
por
consiguiente, de identificar
al autor
mediante dos
criterios: el es
tilo,
verdadero estigma de una personalidad,
y e
modo de redaccin
de
las citas a
pie de pgina. (En efecto, cada autor
tiene
la suya a es
te
respecto,
que
difiere de todos
los
dems.)
Muy intrigada, pregunt entonces a los miembros de comit de
esta prestigiosa
revista por
qu haban adoptado
un
mtodo tan
rgi-
Pero,
al fin y al
cabo -d i j e -
quin
tiene
derecho a
decidir por
s
mismo
la
validez de un texto,
y
cules son
los
criterios adoptados?
Quin
est
habilitado a decidir
que
existe una excepcin y
cul
es el
estatuto
de
un autor
que goza de
esa
excepcin? No recib
ninguna
respuesta.
Sin
embargo,
eljefe
de redaccin declar que era un
"inte
grista" en ese
tipo de procedimiento
"igualitario" y "cientfico",
mien
tras
que
el
secretario de redaccin,
convertido
hoy en jefe de
redac
cin, afirm en forma confidencial
que todo eso era una
simulacin, que
adems
todos
lo
saban,
y que era el CNU el que impona esa moda
lidad. Como
revista
calificadora en ciencias
sociales,
L volution Psy-
chiatrique
deba
as
atenerse
a la
cientificidad impuesta por
las
ms
altas
instancias
de la
escuela
republicana.
Luego de ese dilogo,
se
me confi la
tarea
de
analizar en
tanto
expert?
un texto,
llegado
por
correo
y
titulado
"Deficiencias
de la
fun
cin
de padre y
suplencias
de autofundacin en la psicosis: el
crimen
de Louis Althusser
. El
texto era
una
especie de pastiche de la
obra
de
Pi
erre
Legendre, estaba
escrito
en jerga
lacaniana
,
en resumen,
un
fragmento
de antologa
digno de
una obra de Moliere revisada y
corregida por Sokal y Bricmont.
Entre
otras
inepcias, el autor expli
caba
que Althusser haba
pasado
su
vida
enmascarando
su
mal pro
fundo y que solamente el mtodo "casustico permita
colegir
una
historia
semejante.
En realidad, me hacan hacer una pericia de un texto que habran
podido
negarse
a
publicar con toda simplicidad despus de una me
ra lectura y sin que hiciera falta el menor anlisis de experto. Por
qu,
entonces, me haban
hecho perder el
tiempo? Lo
comprend s
lo
despus. En
el
sistema
del
peritaje general,
las revistas
distribuido
ras
de
calificaciones
deben
proporcionar
una prueba de que
recha
zan, cada
ao,
una cantidad suficiente
de
textos para que su famoso
impact jactorvaya
en
aumento.
Tuve
que enfrentarme,
a
mi
vez,
con
el Big Brother
del peritaje
,
Autores de
Impos
tuTes
inte
Uectuelle
s,
Pars Odilejacob, 1997
[ImpostuTos intelectua-
les Buenos Aires, Pai
ds, 1999], libro
que pasa en revista, simplificndolas, las
ideas de
var ios in telectuales parisinos (entre los cuales algunos son eminentes) presentados co
mo una
band
a
de im p
ostores. [T.]
107
106
LISABETH
ROUDINESCO
cuando
el
director del servicio literario
de L'volution psychiatrique,
ESPEJISMOS DEL PERITAJE
su
visibilidad y difusin.
Da
testimonio de
ello
la progresin de
su
im-
http:///reader/full/etc%E9%B4%A5ra%22.33http:///reader/full/etc%E9%B4%A5ra%22.335/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]
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otro
ardiente defensor
de la cientificidad del
trabajo
intelectual,
de
cidi
preparar un nmero
especial de
la revista
dedicado
a
La