1
El tema de nuestro tiempo y el tiempo de nuestro tema: reflexiones sobre la crisis a
partir de la filosofa de Ortega
Juan Bagur Taltavull (UCM)
1. Introduccin
Ortega y Gasset escribi que una de las caractersticas ms importantes del siglo XX
era la conversin de la vida en prisa1, debido a una serie de circunstancias que vemos
potenciadas en el XXI como consecuencia de realidades tan diversas como las TICs o el
proceso de globalizacin. Si miramos a nuestro alrededor, vemos que hoy ms que
nunca el tiempo es algo que no quiere perderse, lo que se traduce en hbitos sociales
que van desde la popularidad de los fast food hasta la bsqueda instantnea de
informacin por internet, pasando por la consolidacin de formas de comunicacin
como los whatsapp o las reuniones de empresa en videoconferencias. Sin menospreciar
los beneficios de estos hechos, hay sin embargo que ser conscientes de que esta forma
de vida muchas veces elimina en el ser humano la necesidad, o incluso daa la
capacidad, de pensar.
Por ello, nuestro objeto ser presentar cmo el mundo contemporneo parece
arrinconar la capacidad de ensimismamiento, que segn Ortega constituye la base de
la condicin humana, en favor de una existencia alterada donde la vivencia del tiempo
conduce a una cierta animalizacin. El ser humano actual tiende a percibir y asumir la
temporalidad en su dimensin cronolgica, cuantitativa, a contemplar su vida como un
conjunto de horas que tiene que utilizar al mximo sin permitirse la posibilidad de
malgastarlo, o simplemente a vivir pendiente de estmulos del exterior sin entrar en s
mismo para meditar sobre ellos. Por el contrario, la temporalidad kairtica, cualitativa,
es poco tenida en cuenta en la cultura que nos rodea. La tesis que sostendremos es la de
que existe una escisin entre Cronos y Kairs en la forma de vida actual, y que uno de
los temas de nuestro tiempo es lograr su conciliacin.
1 Son diversos los escritos en los que dice el filsofo que la vida es prisa. Por ejemplo, en 1931: Ortega
y Gasset J., Qu es el conocimiento? (trozos de un curso), en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo IV (1926-1931), Madrid, Taurus: Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2010, pp. 571-593, p. 588.
2
2. Vida y temporalidad en Ortega
Mucho se ha escrito sobre la vida en el pensamiento del filsofo madrileo, puesto
que es la conciliacin de esta categora con la razn el leitmotiv de su quehacer
filosfico2. nicamente recordaremos ahora que la dimensin temporal forma parte
esencial de la misma. La crisis entendida como cambio dentro de un proceso
problematizador es as lo que explica que en un momento dado llegue a decir que el ser
humano no tiene naturaleza, lo que tiene es historia3. Para Ortega, escribe en el
Prlogo para alemanes (1934), la vida no es materia o alma sino determinadsima
perspectiva espacio-temporal, todo lo contrario del utopismo y el ucronismo desde
el que muchos autores han concebido al hombre. Frente a la nocin de species
aeternitatis derivada de aquella cosmovisin emanada bsicamente de la enfermedad
idealista4, l propone a partir de su Razn vital e histrica una nocin antropolgica
distinta, la del ser humano como species temporis5.
Pero, qu significa que la temporalidad forme parte esencial de la estructura
emprica de la vida humana, como la llamara despus Julin Maras6? Quiere decir que
es un elemento de los muchos que conformar la circunstancia con la que tiene que lidiar
todo yo humano; una de las tablas de salvacin con las que cuenta el nufrago en el
proceso de construccin de la balsa que le llevar a buen puerto. Ortega afirma que la
vida es un quehacer con fecha de caducidad, una actividad que se consume a s
misma7, y que por ello cada persona tiene que encontrar su vocacin antes de que sea
tarde. Existe por tanto una crisis de temporalidad, el ser humano tiene prisa, pero no
debiera ser en el sentido en que la padece el hombre-masa, que tal vez quiere vivir al
mximo cada instante porque no se siente capaz de dar forma a su bote salvavidas. Lo
2 As lo considera Mara Zambrano, si le sumamos como segundo elemento vertebrador del pensamiento
orteguiano la reflexin sobre Espaa. Vid., Zambrano M., Obras de Jos Ortega y Gasset (1914-1932. Seal de vida, en M. Zambrano, Escritos sobe Ortega. Edicin, introduccin y notas de Ricardo Tejada, Madrid, Trotta, 2011, pp. 63-70, p. 68. 3 Ortega y Gasset J., Historia como sistema y del imperio romano, en J. Ortega y Gasset, Obras
completas. Tomo VI (1941-1955), Madrid, Taurus: Fundacin Ortega y Gasset, 2006, pp. 45-132, p. 73. 4 En estos trminos define en diversas ocasiones a la filosofa emanada de Descartes, viendo en el siglo
XIX su etapa de mxima expansin. Por ejemplo, vid.: Ortega y Gasset J., Ensayo de esttica a manera de prlogo, en Ortega y Gasset J., Obras completas. Tomo I (1902-1915), Madrid, Taurus: Fundacin Jos Ortega y Gasset, pp.664-680, p. 670 5 Ortega y Gasset J., Prlogo para alemanes, en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo IX (1933-
1948): obra pstuma, Madrid, Taurus: Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2009, pp. 125-165, p. 152. 6 Maras J., Antropologa metafsica: la estructura emprica de la vida humana, Madrid, Revista de
Occidente, 1970. 7 Ortega y Gasset J., Para un museo romntico (conferencia), en J. Ortega y Gasset, Obras completas.
Tomo II (1916), Madrid, Taurus: Fundacin Ortega y Gasset, 2010, pp. 623-632, p. 628.
3
apremiante viene ms bien determinado porque la cronologa es uno de los lmites que
conforman la circunstancia, y antes de que se consuma, el hombre ha tenido que
encontrar el modo de vivir con autenticidad su existencia.
Por esto, afirma con radicalidad Ortega citando a Dilthey y Heidegger, la vida es
tiempo, y el hecho de que sea limitada implica la necesidad de prestar atencin a su
dimensin cualitativa antes que a la cuantitativa. Los contemporneos no son
coetneos, indica al aplicarlo a su filosofa de la historia8, ofreciendo una distincin
que se comprende partiendo su concepcin de la vida-tiempo personal. Aqu hay que
recordar que en la definicin de la vida yo soy yo y mi circunstancia se incluyen tres
yos9, y el tercero de ellos mi circunstancia consta de un posesivo que viene a
sealar que el ser humano tiene que asumir y reabsorber, en lo que nos interesa, el
tiempo. Lo mismo da, pues, que digamos nuestro tiempo que nuestra vida, pues
las dos nos pertenecen por igual. Pero hay que entender esta definicin: el tiempo
astronmico, cualitativo, no es de nadie, es siempre igual y homogneo. Ortega
distingue el tiempo abstracto de la cronologa del tiempo vital, y as el que nos
pertenece es el ahora con el que lo vivimos. Un ahora que es triple: el efectivo y
actual, el pasado que se articula con l, y la protencin hacia el futuro10.
De aqu se deriva algo esencial: la dimensin proyectiva de la vida humana. En las
definiciones sobre el ser humano que ofrece Ortega, siempre, y como elemento de los
ms constantes en el desarrollo de su pensamiento, est la del hombre como realidad de
futuro. Del yo soy yo y mi circunstancia que expone en 1914 se deduce otra
conceptualizacin que ofrece en 1930: yo soy proyecto, algo que escribe porque la
vida comienza por ser futura. La vida es un quehacer, una realidad que construye el ser
humano desde sus lmites, puesto que al contrario de lo que ocurre al animal, en su caso
la vida no viene dada porque tiene una esencia constantemente crtica. De esta suerte, no
8 Ortega y Gasset J., En torno a Galileo, en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo VI..., pp. 371-
506, p. 392-393. 9 Maras J., Ortega. Circunstancia y vocacin. Vol. II, Madrid, Revista de Occidente, 1973, p. 187.
10 Ortega y Gasset J., Meditacin de nuestro tiempo. Introduccin al presente, en J. Ortega y Gasset,
Obras completas. Tomo VIII (1926-1932), Madrid, Taurus: Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2008, pp.
31-114, pp. 36-47 y 95.
4
nicamente es proyecto el yo, sino que adems vida es anticipacin11, otra forma de
sealar que la temporalidad repercute directamente en la estructura de la existencia12
.
3. Ensimismamiento y alteracin: el equilibro de Proteo y Prometeo con
Cronos y Kairs
La vida humana tiene de esta suerte una dimensin proteica y prometeica, pero con
ms importancia del primer elemento. Y a la vez, presenta una situacin que es
cronolgica y tambin cairtica. Son las dos dualidades de la vivencia temporal, y segn
define Ortega, la sociedad de masas iniciada en el siglo XX provoca una escisin de las
mismas: la conversin de la vida en prisa implica que el hombre se entregue a Prometeo
y Cronos en exclusiva. Las creencias13
enlazan al primero con Proteo, forman parte de
la circunstancia humana, y tambin con Cronos, puesto que el hecho de que el ser
humano tenga un repertorio cultural que le lleva a actuar automticamente sin necesidad
de pensar y de crear ideas, le permite aprovechar el tiempo cuantitativo que se presenta
ante l. Pero muchas veces a costa de la autenticidad, de la asuncin de una vocacin
que posibilite vivir con plenitud ese futuro, de lo que resulta una crisis existencial.
Ortega ve que el hombre de su tiempo est alterado, y efectivamente sabemos que
desde el siglo pasado, y todava ms en el XXI, toman ms visibilidad enfermedades
que son fruto del ritmo de vida occidental, entre ellas el estrs. Aunque la alter-accin
sea importante en la vida humana, pues sin ella no puede existir accin alguna, si queda
desgajada de la reflexin provoca una cierta animalizacin del hombre. La psicologa
cognitiva y evolutiva lo ha demostrado ms recientemente: el animal ha sido
determinado por la seleccin natural a vivir en constante respuesta a estmulos externos,
que bien pueden ser un peligro ante el que huir o un alimento al que acudir14
. El hombre
tiene tambin esta tendencia, pero segn Ortega, tambin otra que define su
especificidad frente a la bestia: el ensimismamiento, la capacidad de entrar en s mismo
11
Ortega y Gasset J., Qu es la vida? Lecciones del curso 1930-1931, en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo VIII..., pp. 413-463, p. 433-447. 12
La psicologa ha demostrado ms recientemente la condicin futuriza del hombre. En efecto, Pozo
Municio escribe que los animales salvo ciertos primates viven atrapados en el tiempo, en un presente continuo del que puede huir el ser humano gracias a la dopamina, un neurotransmisor que posibilita el recuerdo y la anticipacin gracias a la supresin representacional. Vid.: Pozo Municio J.L, Aprendices y maestros: la psicologa cognitiva del aprendizaje, Madrid, Alianza, 2011, pp. 285-288. 13
Sobre este concepto, vid.: Ortega y Gasset, J., Ideas y creencias, en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo V (1932-194), Madrid, Taurus: Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2010, pp. 657-685 14
La dopamina que mencionbamos ms arriba forma parte de un sistema qumico reciente en la
evolucin del cerebro, mientras que en estructuras ms antiguas predominan los sistemas excitatorios. Vid., Pozo Municio J.L., Aprendices y maestros..., p. 289.
5
para crear ideas, un plan de ataque a las circunstancias15 que le permita afrontarlas
habindose desprendido por un momento de su conexin. La capacidad de
concentracin del ser humano no es por tanto algo natural, sino una actuacin violenta
contra su propia tendencia, de la que resulta la cultura que le humaniza, y que hoy en
da es ms importante que nunca.
Un paradigma de la alteracin del ser humano en nuestros das la vemos en las TICs.
La informacin se multiplica a marchas forzadas, y cualquier alumno puede utilizar
internet para encontrar una cantidad enorme de ella consumiendo una cantidad de
tiempo mnima. Pero puede ocurrir que no utilice ese tiempo para reflexionar sobre lo
que ha encontrado, dndole un sentido; y de esta suerte vemos cmo tena razn
T.S.Eliot al escribir que la informacin es degeneracin de la sabidura16
. Pero si
queremos ver un ejemplo en el que la falta de ensimismamiento se traduce en una
efectiva alteracin, hemos de volver la vista hacia los whatsapp. Es evidente que el
continuo estar pendiente del pitido del mvil pone a veces nervioso a su usuario, o por
lo menos contribuye a romper la capacidad de concentracin. Tal y como me deca hace
poco un hombre sabio, con ellos se acerca a los lejanos, pero se aleja a los cercanos,
esto es, la comunicacin pierde calidad a costa de la cantidad.
No es este un alegato en favor del pasado previo a la era de la informacin, sino una
puesta en guardia al modo de la que hizo Ortega con su reflexin sobre la tcnica. Si el
ensimismamiento es realmente lo que nos convierte en seres humanos, es necesario
potenciarlo, comenzando por hacer de la Filosofa una disciplina importante en la
sociedad. No es casual que la crisis de la misma, entre otras cosas manifestada en su
exclusin de la educacin, se desarrolle en un momento de crisis econmica y de
valores como la actual, dado que el hombre cuya vida es prisa va perdiendo la capacidad
y voluntad de ensimismarse creyendo que el puro utilitarismo econmico, realmente
causa del mal, le sacar de ella. Ortega sealaba que las crisis histricas como las
horas crepusculares pueden ser vespertinas o matutinas, en funcin de si dan lugar a
una etapa de mayor oscuridad o de una luz esperanzadora17
. Pues bien, para
encontrarnos en el segundo caso ser necesario asumir una vivencia temporal de
15
Ortega y Gasset J., Ensimismamiento y alteracin, en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo V..., pp. 527-550, p. 537 16
Scofield M., T.S. Eliot: the poems, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, p. 218. 17
Ortega y Gasset J., De Europa Meditatio Quaedam, en J. Ortega y Gasset, Obras completas. Tomo X (1949-1955): obra pstuma e ndices generales, Madrid, Taurus: Fundacin Jos Ortega y Gasset, 2010,
pp. 73-135, p.77.
6
carcter cualitativo, donde el ser humano entre dentro de s para afrontar sus problemas
y salir despus para actuar ante su mundo, sabiendo que Cronos es limitado y por eso
mismo se ha de aprovechar bien su compaa.
En una emotiva carta que enviaba al mexicano Alfonso Reyes en 1938, despus de
que ste le comunicara su angustia en aquellos aos ms penosos que los nuestros, le
daba Ortega un consejo para salir de su crisis personal:
(...) es preciso demostrar ahora que se tiene la fuente de vida ms
inagotable que existe: la vocacin. Recoja usted dentro de s mismo,
proyecte alguna obra suficientemente amplia, en que pueda trabajar aos,
una empresa que, al proporcionarle concentracin y continuidad, dara
solidez a su temple18.
De esta manera, resume lo que hemos venido diciendo hasta aqu: uno de los temas
de nuestro tiempo (histrico), ni mucho menos el esencial pero no por ello desdeable,
es asumir desde otro tiempo (experiencial) el tema de nuestra vida; esto es, contrarrestar
el influjo absorbente de Cronos con la ayuda de Kairs. Y esto no significa otra cosa
sino potenciar la capacidad de pensar que nos hace humanos, de suerte que el lmite no
sea una rmora para nuestra accin sino el escenario donde proyectarnos de forma
eficaz. Como deca Mara Zambrano, la filosofa de Ortega nos invita en definitiva a
convertir la fatalidad en empresa19, hacer del tiempo cronolgico el lugar de
proyeccin de una accin bien aprovechada.
18
Ortega y Gasset J., Carta a Alfonso Reyes, Pars, 6-2-1938, en Archivo de la Fundacin Jos Ortega y Gasset, Fondo Jos Ortega y Gasset, CD-R/41, ID: 10033 19
Zambrano M., Obras de Jos Ortega y Gasset..., p. 68.