El Condominio 1 de Sea Ranch, realizado por MLTW, surge de la abrupta costa
californiana, como una pintura de madera sobre un lienzo de praderas y bosques.
Una bonita forma de entender el conjunto es analizándolo según las relaciones
que se crean.
En primer lugar, observamos cómo se conforma el conjunto mediante volúmenes
de alturas diferentes, con cubierta inclinada a un agua. Estas formas, junto con el
uso de madera natural, crean un equilibrio con el perfil de la costa, formada por
acantilados.
Su morfología permite que el alzado se adapte al perfil del terreno. De este modo,
su sección se percibe como un estrato más.
Su disposición sobre el paisaje refleja un enorme respeto por el entorno. La
actividad se focaliza en los dos espacios a modo de patios interiores que crean los
volúmenes, mientras que la relación con el paisaje es únicamente contemplativa.
En este aspecto, también juegan un importante papel las circulaciones dentro del
Condominio. Se crean dos ejes principales, interiores, que dejan el alrededor del
proyecto libre de tráfico.
Por último, centrándose ahora en la unidad menor, encontramos una relación
especial entre cada una de las células que forma la vivienda. El espacio interior de
las cabañas se percibe de forma unitaria, sin particiones, dando así la sensación
de una mayor amplitud. El espacio no se acaba al llegar una nueva estancia, sino
que envuelve todo el conjunto. Esto se consigue mediante cabinas independientes
depositadas como objetos en el interior de la cabaña. Como ya he dicho, estas
cabinas no perturban la visual del espacio como lo podría hacer un tabique de
partición. Esto permite ajustar las medidas mínimas y proporcionar una mejor
experiencia de de arquitectura en cuestión.