EVOLUCIÓN DEL TRATAMIENTO
DE LAS LESIONES DEL
LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR
DE LA RODILLA
Autores:
JAVIER ÁNGEL CANELAS FERNÁNDEZ
PABLO CURIEL MARTÍNEZ
Tutor:
AURELIO VEGA CASTRILLO
GRADO EN MEDICINA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
CURSO 2017-2018
INDICE
Resumen Pág. 1
Introducción Pág. 2
Objetivos Pág. 3
1. Anatomía de la rodilla Pág. 3
2. Biomecánica y estabilidad de la rodilla Pág. 6
3. Patología Traumática del LCA Pág. 7
3.1. Epidemiología Pág. 7
3.2. Mecanismos Lesional Pág. 7
3.3. Diagnóstico Pág. 8
Material y Métodos Pág. 10
Resultados Pág. 10
Discusión Pág. 14
1. Evolutivo de fracasos Pág. 14
2. En función del injerto utilizado Pág. 15
3. En función de los túneles Pág. 17
4. En función del sistema de fijación Pág. 17
Conclusiones Pág. 17
Bibliografía Pág. 18
1
RESUMEN
Introducción: La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es una lesión muy
frecuente por el aumento de la práctica deportiva y recreacional actual. Afecta en
su mayor parte a población joven por lo que un tratamiento adecuado es
imprescindible para permitirles recuperar el ritmo y calidad de vida previo a la
lesión. Objetivos: evaluar la importancia de la reparación quirúrgica del LCA y su
población diana, analizar los condicionantes que han hecho evolucionar la técnica
quirúrgica, evaluar los procedimientos actuales, sus indicaciones y perspectivas de
futuro.
Material y Métodos: Se llevó a cabo una revisión bibliográfica de las publicaciones
sobre la evolución histórica de la reparación quirúrgica del ligamento cruzado
anterior en diferentes bases de datos (Pubmed, Cochrane, Medline). Sin
restricciones de idioma o fecha
Resultados: Se expone una relación evolutiva y explicativa de las distintas
técnicas utilizadas en la cirugía reconstructiva del LCA. Desde sus inicios, a
principios del siglo XX, con la sutura directa propuesta por Mayo Robson, hasta las
técnicas más modernas y actuales con las reconstrucciones mediante artroscopia.
Discusión: Realización de un análisis de los procedimientos anteriormente
expuestos. Comenzando con un evolutivo de los fracasos que provocaron la
modificación de la técnica quirúrgica reparadora del LCA, y continuando con un
estudio de las técnicas actuales, revisando las ventajas y desventajas en función
del injerto, los túneles y del sistema de fijación utilizados.
Conclusiones: Tras el análisis de las distintas técnicas actuales se afirma que no
existen diferencias significativas o indicaciones claras para la superioridad de un
tipo de procedimiento sobre otro. Por tanto, la elección debe basarse en una
individualización del tratamiento según las características del paciente concreto.
Por último, las líneas de investigación actuales enfocan el futuro de esta cirugía
hacia la mejora y utilización de ligamentos sintéticos que reduzcan tiempos de
recuperación y complicaciones asociadas.
2
Palabras clave: ligamento cruzado anterior, anatomía, evolución, plastias,
técnicas.
INTRODUCCIÓN
La lesión y reparación quirúrgica del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) es hoy en
día una de las cirugías más realizadas en los Servicios de Traumatología, sin
embargo, ha supuesto un gran desafío para los especialistas desde principios del
siglo XX y aún hoy quedan aspectos controvertidos. La utilización de la artroscopia
ha reportado notables mejoras en la recuperación de los pacientes y los buenos
resultados de las intervenciones. Conocer la evolución y las opciones de las
diferentes corrientes, nos puede ayudar a entender mejor lo que se hace
actualmente y hacia dónde pueden evolucionar las técnicas en el futuro.1
La rotura del ligamento cruzado anterior es una lesión muy habitual en la práctica
deportiva y recreacional. Los pacientes cuyas rodillas presentan un LCA
incompetente tienen mayor predisposición a lesiones de otras estructuras y a la
aparición de degeneración articular temprana. Las lesiones del ligamento cruzado
anterior de la rodilla tienen una alta prevalencia en la población general, sobre
todo en relación con el deporte. De hecho, prácticamente dos tercios de las
lesiones del LCA tienen un origen deportivo. La incidencia de esta lesión está
notablemente más asociada a personas que practican deportes de contacto, sobre
todo en aquellos en los que se requieren movimientos de rotación o pivotaje del
fémur sobre la tibia, ejemplos claros de esto son el rugby, fútbol, baloncesto, tenis
o el esquí.1,2
Podemos concluir, por tanto, que, en la actualidad, con el gran aumento de la
práctica de actividad física que se ha producido en la sociedad la lesión del
ligamento cruzado anterior es muy frecuente. Tiene una incidencia mayor en la
población más joven y activa, con todas las repercusiones que esto conlleva tanto
a nivel personal como social, así como de bajas laborales y pérdida de calidad de
vida a corto, medio y largo plazo.2
3
Objetivos
• Evaluar la importancia de la reparación quirúrgica del LCA y su población
diana.
• Analizar los condicionantes que han hecho evolucionar la técnica
quirúrgica.
• Evaluar los procedimientos actuales y sus indicaciones.
• Perspectivas de futuro
1- Anatomía de la rodilla3,4,5
Para introducir el trabajo realizaremos una breve introducción anatómica.
Ya en el año 3000 a.C., en un papiro egipcio, se puede obtener la primera
descripción anatómica del Ligamento Cruzado Anterior (LCA). También Hipócrates
(460-370 a.C.) habla de un episodio de subluxación de una rodilla humana debido
a una lesión del LCA. Pero fue Claudio Galeno de Pergamon (129-199 a.C.) quien
diese nombre a dicha estructura “ligamento genu cruciata”3.
En cuanto a la anatomía propiamente dicha, la rodilla, es la articulación más
grande del esqueleto humano. Se trata de una articulación de tipo diartrosis
bicondílea, en ella una superficie cóncava se desliza sobre otra convexa alrededor
de 2 ejes, un eje transversal (movimientos de flexo-extensión) y un eje longitudinal
(movimientos de rotación). Cuenta con varias superficies articulares, entre ellas
encontramos los cóndilos y la superficie rotuliana del fémur, la carilla articular de la
rótula y los meniscos, asentados sobre la meseta tibial.4
A continuación, iremos desglosando las diferentes estructuras que integran o se
relacionan con la articulación de la rodilla.
En primer lugar, hablaremos de las estructuras óseas que componen la
articulación, que son tres:
1. Epífisis distal del fémur: constituida por los dos cóndilos femorales, medial y
lateral (articulación femoro-tibial) y la tróclea femoral (articulación femoro-
patelar).
4
2. Rótula: se sitúa en la parte anterior de la rodilla y los ¾ superiores de su cara
posterior se articulan con la tróclea femoral.
3. Epífisis proximal de la tibia: parte superior de la tibia que recibe el nombre de
meseta tibial, constituida por los dos platillos tibiales.
En segundo lugar, encontramos las estructuras cartilaginosas:
Meniscos: son estructuras fibrocartilaginosas que están situados sobre los platillos
tibiales, aumentando así la superficie de contacto entre cóndilos femorales y
superficie articular tibial, de manera que mejora la distribución de la carga en la
articulación. Ambos se encuentran unidos a la cápsula articular por sus caras
externas y entre sí por el ligamento yugal, que une los dos cuernos anteriores. Son
dos:
- Menisco interno o medial (MI): es más grande, con forma de C.
- Menisco externo o lateral (ME): más pequeño, con forma de O.
Por otro lado, debemos hablar de los elementos de contención articular entre los
que destacan la cápsula articular y las estructuras ligamentosas:5
1. Cápsula articular: manguito fibroso que la articulación femoro-tibial y
femoro-patelar, delimitando y constituyendo las paredes no óseas de la cavidad
articular. Su cubierta interna se conoce como membrana sinovial, encargada de
producir el líquido sinovial.
2. Pivote central: constituido por,
- Ligamento cruzado anterior (LCA): se inserta en la parte externa de la
escotadura intercondílea en la cara postero-interna del cóndilo femoral
externo y en la parte anterior de la meseta tibial, entre las espinas tibiales,
ligeramente medial.
- Ligamento cruzado posterior (LCP): transcurre por detrás del LCA desde la
parte antero-medial de la escotadura femoral hacia la región posterior de la
tibia.
5
3. Ligamentos laterales:
- Ligamento lateral interno (LLI): también recibe el nombre de ligamento
colateral medial (LCM). Va desde el epicóndilo medial del fémur hasta la
cara supero-interna de la tibia.
- Ligamento lateral externo (LLE): también conocido como ligamento colateral
lateral (LCL). Se extiende desde el epicóndilo lateral del fémur hasta la
cabeza del peroné.
Y por último los principales músculos que actúan en los diferentes movimientos de
la rodilla son dependiendo del movimiento:
1. Músculos extensores de la rodilla: el cuádriceps es el músculo principal,
formado por 4 vientres musculares (vasto interno, vasto externo, vasto medial
y recto interno o gracilis).
2. Músculos flexores de la rodilla: los músculos isquiotibiales que son, el
semitendinoso, el semimembranoso y la cabeza larga del bíceps femoral.
Figura 1: Imagen tomada de la página web (https://lesionesdeportivas.wordpress.com/2012/08/28/anatomia-de-la-rodilla/)
Figura 2: Imagen tomada de la página web (http://lesionderodilla.com/partes-anatomia/)
6
Anatomía del LCA
El ligamento cruzado anterior es una estructura ligamentosa de la articulación de
la rodilla intracapsular y extrasinovial, presenta dos inserciones, una a nivel tibial y
otra femoral. Su función principal es la limitación del desplazamiento anterior de la
tibia sobre el fémur, a su vez actúa limitando la hiperextensión y como un
elemento estabilizador situaciones de valgo o varo excesivos.5
La inserción femoral se origina en la cara axial o medial del cóndilo femoral
externo, desde ahí discurre oblicuamente hacia su inserción en la meseta tibial, en
concreto en la cara lateral de la espina tibial interna a nivel de la fosa
intercondílea.6
A su vez, el LCA, se encuentra constituido por dos haces, un haz anteromedial y
otro posteromedial, la denominación de anterior o posterior es debida a la
situación de su inserción tibial. El primero de ellos asume una mayor tensión
cuando la rodilla se encuentra en flexión, y en cambio, el haz posterolateral, se
tensa en extensión, asumiendo el papel protagonista de evitar el desplazamiento
anterior de la tibia.7
2- Biomecánica y estabilidad de la rodilla
El ligamento cruzado anterior es uno de los estabilizadores de la rodilla, junto con
el ligamento cruzado posterior, el ligamento colateral medial y el ligamento
colateral lateral. El LCA se va encargar principalmente de restringir la traslación
anterior de la tibia y secundariamente su rotación interna, un poco la rotación
externa y las posiciones de varo y valgo.4
En su caso el LCP se encarga de limitar la traslación posterior de la tibia, además
secundariamente limita la rotación externa y la hiperextensión de la rodilla.
Por otro lado, el LCL es el principal estabilizador en varo y en la rotación externa.
Y el LCM será el que se encargue de la estabilización en valgo y rotación interna.
Para estas acciones también van a intervenir las cápsulas correspondientes en
cada caso.8
7
3- Patología traumática del Ligamento Cruzado Anterior
3.1. Epidemiología
-En Estados Unidos se producen cerca de 120.000 lesiones del ligamento cruzado
anterior al año, la mayoría de ellos en adolescentes y generalmente deportistas.
Además, está lentamente aumentando, sobre todo en mujeres atletas.9
-En España, en el año 2014, hizo un estudio con una encuesta para saber el
número de artroscopias realizadas en territorio nacional. Calculando 33.736
cirugías artroscópicas de rodilla, de las cuales el 30% serían plastias de LCA
(unas 10.121).10
-En ese mismo estudio se evidenció cómo se han ido incrementando
progresivamente las reconstrucciones del LCA, ya que en el año 2000 era el 22%
de las cirugías de rodilla y en el año en el que se realizó el estudio (2014) se
acerca, como hemos dicho, al 30% de los procedimientos.10
-Las mujeres presentan entre 2 y 8 veces más roturas de LCA que los varones que
desarrollan la misma actividad deportiva. Se han señalado diferentes factores que
podrían explicar esta discordancia: la morfología y la mayor laxitud articular, el
grado de preparación física, o las diferencias en el ángulo Q, entre otros.2
3.2. Mecanismo lesional
En su mayor parte, las lesiones del ligamento cruzado anterior de la rodilla se
producen en el contexto de un traumatismo indirecto, aproximadamente el 70% de
las mismas. El porcentaje restante se atribuyen a traumatismos directos de la
articulación.
El mecanismo de lesión más frecuente, en el LCA, es la realización previa de un
movimiento de desaceleración y a continuación un cambio de dirección mediante
una rotación externa de la tibia. Es decir, se produce una rotación del fémur sobre
una tibia fija (pie apoyado), durante un movimiento de valgo excesivo o forzado
(pivote).5
Otro mecanismo lesional del LCA, corresponde a la lesión del mismo, durante una
flexión forzada de la rodilla.
8
Y por último un tercer mecanismo de lesión es la hiperextensión de la articulación
de la rodilla, ya sea aislada o en conjunto con una rotación interna de la tibia.7
3.3 Diagnostico
En el diagnóstico de la lesión del LCA, tanto la anamnesis como la exploración
física son imprescindibles para establecer el diagnóstico de sospecha. Por otro
lado, para la confirmación del diagnóstico se hacen necesarias las pruebas de
imagen, en concreto la Resonancia Magnética.7
1. Anamnesis:
En la realización de la entrevista clínica, se debe valorar la presencia de un
antecedente traumático previo y un mecanismo lesional compatibles con la lesión.
Alrededor de la mitad de los pacientes aquejados de esta lesión refieren haber
percibido un chasquido o crujido en el momento de la lesión, acompañado de una
sensación de luxación. Además, en un alto porcentaje, la mayoría de los pacientes
cuentan incapacidad para continuar la actividad deportiva que estaban realizando.
Los síntomas referidos más frecuentemente son:
- Dolor, variando la intensidad según las características individuales del
paciente y el umbral personal. La ausencia de este síntoma no descarta de
ninguna forma el diagnóstico.
- Tumefacción o derrame articular: presencia de hemartros en las primeras
24 horas tras el mecanismo lesional, altamente indicativo de posible lesión
ligamentosa.
- Inestabilidad de la rodilla o sensación de fallo: más frecuentemente referido
en la fase crónica de la lesión que en el momento agudo tras el
traumatismo.
2. Exploración.
Dentro de la exploración física dividimos las pruebas en estáticas o dinámicas.
Entre las primeras destacan:
9
● Signo del cajón anterior: Se explora con la rodilla a 90º. Se realiza mediante
una tracción de la parte superior de la tibia de atrás hacia delante valorando
el desplazamiento anterior que se produce de la tibia respecto al fémur. Es
la exploración menos sensible y específica en las lesiones del LCA, solo
resulta positivo en el 33% de los casos y va a ir variando dependiendo del
tiempo de evolución de la lesión, a su vez puede estar condicionado por la
integridad del menisco interno.9,11
● Test de Lachman: Variante del cajón anterior que se realiza con la rodilla a
25-30º de flexión. Es más sensible y específico que el cajón anterior, tiene
una sensibilidad del 87 al 98%, podemos considerarla, por tanto, la prueba
exploratoria de elección para el diagnóstico, sobre todo en fase aguda.9,11
Y en cuanto a las estáticas la única reseñable es:
● Maniobra de resalte o “pivot shift”: Se realiza con la rodilla en extensión, se
produce un estrés en valgo en la tibia proximal más rotación interna de la
pierna. Lo que hacemos con esta prueba es provocar una subluxación y su
posterior reducción del platillo tibial sobre el cóndilo femoral. Tiene una
especificidad elevada de en torno al 98%, pero la sensibilidad de solo el
24%. 7,8,9,11
3. Pruebas complementarias:
● En cualquier lesión aguda de rodilla empezaremos pidiendo una radiografía
simple. La mayoría de las veces será normal, nos permite descartar
lesiones óseas asociadas (fractura de Segond). Las proyecciones que se
utilizan son la axial, lateral y anteroposterior.9
● El patrón oro para el diagnóstico por imagen es la resonancia magnética,
que permite ver mejor las partes blandas. Tiene una sensibilidad y
especificidad muy elevadas (95%), pero para valorar mejor el LCA se
suelen usar las proyecciones coronal y sagital.8,9
● Las radiografías en stress o los artrómetros como el KT-1000 solo se usan
cuando se están realizando estudios, no en la práctica clínica habitual.9
10
MATERIAL Y MÉTODOS
En la realización de este trabajo, que es una revisión narrativa, se han buscado
artículos de investigaciones originales, artículos de revisión, así como distintos
libros de texto en el proceso de obtención de información necesaria para el mismo.
La búsqueda del material empleado se ha efectuado en diferentes bases de datos
digitales como son Pubmed, Cochrane, UpToDate, Google Académico y Medline.
Las palabras clave o combinadas que se han usado en las distintas bases para
encontrar los artículos adecuados al tema han sido: ACL, LCA, ACL treatment,
HTH, 4T, autoinjertos, aloinjertos, fijaciones, ligamentoplastias, sintético,
anatomía.
Por otro lado, los libros seleccionados para consulta son los que aparecen en la
bibliografía utilizada en otros artículos o revisiones similares añadidos a aquellos
que hemos considerado, tienen relación con el tema en cuestión.
En esta búsqueda no hemos puesto límites ni de idioma ni de fecha de las
publicaciones.
RESULTADOS
A continuación, expondremos un resumen de las técnicas más representativas
utilizadas a lo largo de la historia del tratamiento quirúrgico de las lesiones del
LCA.
A lo largo de la historia, se han utilizado dos tipos de técnicas para reconstruir
quirúrgicamente el LCA, las técnicas intraarticulares (sustitución del LCA dañado)
y las extraarticulares (suplen la función del ligamento a distancia de su inserción).
La primera técnica en aparecer sería la sutura directa propuesta por Mayo Robson
en 1903. Estos cirujanos realizaron un método a priori sencillo y lógico que trataba
de suturar lo antes posible los cabos del LCA roto.12
11
Ante las dificultades de la técnica anterior, el cirujano Georg Perthes unió la
porción del ligamento roto al hueso con un alambre de bronce y aluminio en el año
1910.12
Más relevante fue la aportación de Hey-Groves, que en 1917 desarrolló la primera
técnica que usaba la cintilla iliotibial. El procedimiento consistía en desinsertar la
fascia lata de la tibia y tunelizarla por el fémur y tibia.13
Ricardo Galeazzi describió la utilización del músculo semitendinoso en 1934.
Realizaba un anclaje distal a la pata de ganso de este músculo con una técnica
parecida a la Hey-Groves. En 1936 fue descrita la técnica de tendón cuadricipital y
ligamento rotuliano por Willis Campbell. Efectuaba un túnel femoral y tibial y
suturaba el injerto al periostio del fémur distal.14
Lindemann en 1950 utilizó una plastia tomada del músculo recto interno
desinsertado, pasándola por la escotadura intercondílea seguida por un túnel tibial
siendo suturada posteriormente a su salida con el ligamento rotuliano.14
En la década de los 60, Jones recomendó la realización de un injerto autólogo
hueso-tendón-hueso (HTH) con origen en el tercio central del tendón rotuliano.
Sería Clancy el que daría más repercusión a esta técnica, utilizada inicialmente
con técnicas extraarticulares de refuerzo, mediante el uso de tendones de la pata
de ganso.12
McIntosh en los 70 describió una reconstrucción intraarticular con una tira de
cintilla tibial, a esta técnica la denomino McIntosh I. Después modifica su propia
técnica, McIntosh II, tunelizando el injerto por una perforación tibial. Y finalmente,
pasó a utilizar un injerto de tendón cuadricipital, el cual introducía por la
escotadura y lo fijaba en la cara externa del fémur, esta sería la técnica McIntosh
III.15
En 1979 Marshall, reconstruyó el LCA usando la porción central del ligamento
rotuliano como si fuera un cigarrillo pasándolo por un túnel tibial cruzando la
articulación hacia el cóndilo femoral posterolateral.14
12
Hasta este momento todas las cirugías intraarticulares de reparación de LCA
requerían de una artrotomía con las complicaciones y alteraciones que ello
conllevaba. Hasta que, en 1984, Rasmussen y Rosenberg diseñaron una técnica
endoscópica utilizando el artroscopio de Watanabe e Ikeuchi. Esta técnica
endoscópica sigue siendo utilizada hoy en día en la mayoría de los centros puesto
que disminuye el número de complicaciones y el tiempo de recuperación
postquirúrgico.12,13
A finales de los años 80 aparece una nueva corriente en la reconstrucción del
LCA: el uso de prótesis sintéticas y de tendones alogénicos (procedentes de
donantes de la misma especie). En el caso de las prótesis sintéticas fue Lange el
primero en utilizar estos ligamentos artificiales, en su caso, de seda. En los años
posteriores, se probaron fibras de distintos materiales como el polietileno,
poliéster, nilón, fibra de carbono, dacron, etc. Las más reconocidas fueron estas
últimas.13,16
Por otro lado, los aloinjertos fueron utilizados por figuras como el doctor Konsei
Shino o el doctor Richard Levitt, que utilizaron tendones rotuliano y semitendinoso
de cadáver.1
Figuras 3 y 4: Imágenes tomadas de la página web (http://www.rodilla.co/enfermedades/hola-mundo/)
En la actualidad tenemos que diferenciar entre qué tipo de injerto utilizamos, cual
es la ligamentoplastia que vamos a realizar y que tipo de fijación usaremos.
13
En cuanto a los injertos tenemos que tener en cuenta que la fijación sea rígida y
resistente, que no se mueva y que se integre de forma rápida. Es por eso por lo
que tradicionalmente la plastia más usada ha sido la de tendón rotuliano (HTH).
Sin embargo, últimamente los tendones de la pata de ganso se usan cada vez
más. Esto viene corroborado por Boyer et al., ya que salvo en el Kaiser
Permanente en el que el uso del HTH es del 47% y el de la pata de ganso del
53%, los registros demuestran una predominancia del HTH.17
Opciones menos populares entre los traumatólogos son la utilización del tendón
del cuádriceps autólogo. Presenta buenos resultados clínicos y menor morbilidad,
además se puede usar en plastias de doble fascículo por sus dimensiones.18
Terminando con los injertos, existe la opción de los aloinjertos que podría ser de
tendón rotuliano con dos pastillas óseas, de tendón de Aquiles y otros menos
comunes como los de tibial anterior y posterior y los peroneos.19
En lo que refiere a la técnica quirúrgica concreta, en los inicios esta cirugía era
realizada mediante artrotomía o técnica abierta. Esto ha ido evolucionando con la
llegada de la artroscopia, en primer lugar, con la doble incisión y la más prevalente
hoy en día que es la técnica de una incisión con origen tibial.2
Dentro de esta cirugía de una sola incisión distinguimos dos tipos: la técnica
monotúnel o transtibial y las técnicas bitúnel. En la primera de ellas, se realiza una
incisión en la zona de origen del túnel tibial y desde este mismo se excava el túnel
femoral. En cambio, las técnicas bitúnel permiten realizar los túneles tibial y
femoral de manera independiente. El túnel tibial de la misma forma que en la
técnica monotúnel y el túnel femoral desde un portal accesorio anteromedial. Esta
técnica persigue que ambos túneles coincidan en la zona media de las inserciones
del ligamento nativo. Esta técnica, además, tiene dos variantes, la primera sería la
creación de un fascículo simple y la segunda recreando los dos fascículos de los
que está provisto el ligamento original realizando cuatro túneles.16,18
Hablando de los tipos de fijación, dividiremos, por un lado, la fijación femoral y por
otro la fijación tibial. En la fijación femoral distinguimos tornillos interferenciales., la
fijación trasversal y la fijación cortical. Las técnicas interferenciales van a fijar el
14
injerto a las paredes del túnel gracias a que se alojan en su interior (tornillos
intratúnel). Otro método sería la fijación transversal que consiste en sujetar dentro
del hueso esponjoso el implante atravesándolo con agujas reabsorbibles (Rigid
fix® o transfixantes) o colgando la plastia de un tornillo (tenosuspensión). Por
último, la fijación cortical se realiza con grapas directas o tornillos, de la misma
forma que la fijación tibial.20
DISCUSIÓN
Evolutivo de fracasos
Como se indica al inicio del apartado de resultados la primera técnica utilizada en
la reparación quirúrgica del LCA fue la sutura directa del ligamento dañado. Esta
técnica presentó resultados insuficientes no mejorando significativamente los
resultados del tratamiento conservador, añadido a la complejidad del
procedimiento, desencadenó que otros profesionales, como Perthes, propusieran
otro tipo de técnicas.1,12
Todas las variaciones que se realizaron a posteriori para intentar mejorar los
resultados de esta fueron infructuosas, ya que se vio que no se conseguía una
mejora las complicaciones y secuelas de la cirugía, a pesar de las modificaciones
técnicas y la utilización de injertos de distintos tipos (semitendinoso, recto interno y
rotuliano en sus distintas porciones). Además, el hecho de usar la artrotomía en
todas estas técnicas provocaba daños en los elementos propioceptores de la
cápsula articular. No sería hasta 1984 con la aparición de la ya mencionada
técnica endoscópica, vigente en la actualidad, cuando se sustituiría a la
artrotomía.2
En los años 70, vista la ineficacia de las técnicas anteriormente propuestas y
siendo la rotura del LCA una afección cada vez más prevalente y en una población
joven, continuaron apareciendo nuevas técnicas. Uno de los autores con más
relevancia fue McIntosh que con su técnica McIntosh I, tuvo unos resultados
iniciales prometedores, pero con deterioro importante en su evolución. Fue por
esto que en busca de unos resultados mejores modificó su propia técnica,
15
McIntosh II y III. Pero ambas volvían a fallar con el tiempo, y fue en busca de una
mayor resistencia del injerto por lo que empezó a utilizar el tendón del cuádriceps
y material sintético en la técnica conocida como Marshall-McIntosh.15
En esta época estaba recomendado que a los pacientes más activos se les
complementara la técnica anterior con una de refuerzo extraarticular.15
La evolución que seguiría tras los malos resultados de las técnicas previas iría
orientado a reconstrucciones cada vez más anatómicas en la década de los 80. A
finales de la misma, se cuestiona el uso de la porción central del tendón rotuliano y
se comienza a sustituir por los tendones de la pata de ganso. Esto fue debido a
que quedaba de manifiesto la debilidad y molestias posteriores del tendón
rotuliano residual. Otro de los problemas asociados que se vieron fue la artrosis
precoz de la articulación femoropatelar con pérdida de movilidad a largo plazo e
importantes sinovitis.21
En función del injerto utilizado
En el caso de los aloinjertos la cirugía era más rápida, la recuperación
postquirúrgica también acortaba plazos y permitía volver a las actividades diarias
con una mayor premura y una rehabilitación menos agresiva. Pero a su vez, este
tipo de injertos, requieren de unas condiciones de preservación previas a la cirugía
y presentaban ciertas complicaciones, riesgo de transmisión de distintas
enfermedades infecciosas y alteraciones en la propiocepción.22
En cuanto a los autoinjertos, en la actualidad, dos tipos destacan por encima del
resto, son el HTH con origen en el ligamento rotuliano y el 4T con origen en los
músculos isquiotibiales (Músculo semitendinoso y gracilis de la pata de ganso).
Hoy en día son las dos intervenciones más prevalentes en la reparación de la
rotura del LCA.22
Durante esta década, también hicieron su aparición las prótesis sintéticas como
sustitutos del ligamento dañado. Se probaron distintos tipos de materiales sin
buenos resultados ya que tendían a deformarse de manera irreversible con una
tensión muy inferior a la que soportaba el ligamento nativo. Otras complicaciones
inherentes a las plastias sintéticas son sinovitis, fracaso de crecimiento tisular y
16
problemas de integración con los túneles óseas, añadiendo la pérdida de
propiedades biomecánicas.22 En la actualidad se está iniciando una investigación
mediante ingeniería tisular con una matriz proteica creada con recombinámeros a
partir de Escherichi Coli y células madre mesenquimales alogénicas (donante). Lo
que se pretende es trenzar esta proteína, aumentando su resistencia, y que las
células mesenquimales presentes en su interior generen un nuevo ligamento a
partir del polímero inicial.
En el caso del HTH actual, es la evolución de la técnica inicial realizada por Jones.
Este tipo de reconstrucción presenta ventajas como la mayor resistencia a
movimientos rotacionales del injerto, una integración y consolidación más rápida
del mismo, no altera la propiocepción de la articulación ni la musculatura
isquiotibial y permite un retorno más precoz que otro tipo de cirugías a la actividad
habitual y deportiva. En el caso de pacientes que practiquen deportes de contacto,
diversos estudios avalan su mayor resistencia y menor tasa de rotura en los
mismos. Por otro lado, las desventajas que conlleva son, mayor dolor
postoperatorio y persistente, una recuperación inicial más lenta, artrosis tardía de
la articulación patelofemoral, dificultad para la flexoextensión y un mayor grado de
edema en la extremidad intervenida. Además, aumenta significativamente el
riesgo de rotura de tendón rotuliano y fractura de rótula. Esta técnica no sería de
elección en pacientes con patologías previas o actuales en la articulación
patelofemoral.23,24
La técnica 4T, por su parte, mejora a la anterior al ser una técnica más sencilla
tanto en la obtención del injerto como en el resto de la cirugía. Presenta una mejor
estética cicatricial, un postoperatorio y rehabilitación menos dolorosos, así como
una reincorporación laboral más rápida. Múltiples trabajos aseguran que
proporciona la misma estabilidad que un injerto HTH. Además, la técnica 4T
permite la preservación de la musculatura extensora, asociado a una escasa
morbilidad sobre la zona muscular donante. Como desventajas encontramos una
menor resistencia que el HTH, una mayor incidencia de desgarros musculares en
la musculatura posterior del muslo, sobre todo asociada a sobreesfuerzos en la
17
rehabilitación. Además de estas, este tipo de injerto necesita un tiempo, hasta su
completa integración, superior al demandado para una plastia HTH.16,22,25
En función de los túneles
La técnica monotúnel sigue siendo la más frecuente por su relativa sencillez
instrumental y por su compatibilidad con cualquier tipo de injerto. Pero no todo es
positivo con esta técnica ya que presenta algún problema como el hecho de no ser
una técnica anatómica lo que supone que el túnel femoral este localizado en una
posición diferente a la de la inserción original. En cambio, la técnica bitúnel,
aunque es de mayor complejidad técnica, a su vez, tiene una disposición más
anatómica de los túneles, lo que a priori parece dar mayor estabilidad a la
articulación. No se han encontrado estudios comparativos que demuestren
diferencias significativas entre los dos tipos de técnica.25,26
En función del sistema de fijación
Por otro lado, en las fijaciones destacan como primera opción los tornillos
interferenciales, tanto en la fijación tibial como en la femoral, en este caso
tampoco se encuentran diferencias significativas con otro tipo de anclajes.26
Según Prieto Deza et al., dentro de estos procedimientos, las plastias actualmente
más utilizadas son los injertos de los tendones isquiotibiales (pata de ganso). La
fijación femoral que se usa con más frecuencia es la tenosuspensión (52%),
después la transfixiante (26%) y las menos habituales con tornillo interferencial. En
cuanto a la fijación tibial, el 80% fue con tornillos interferenciales y menos
frecuentes las fijaciones transfixantes (13%).10
CONCLUSIONES
• La reparación quirúrgica del LCA es una cirugía habitual en la práctica
clínica, cuya población diana son pacientes jóvenes, activos y deportistas.
• El objetivo de los procedimientos es, desde el inicio, encontrar la técnica
menos invasiva y con menores secuelas y complicaciones.
18
• Actualmente no existen diferencias en cuanto a los resultados obtenidos
con los distintos injertos disponibles, técnicas de tunelización o tipo de
fijación.
• La técnica a emplear se decide valorando individualmente a cada
paciente, en función de su actividad deportiva habitual, edad, necesidades
y calidad de vida previa.
• En lo referente a las perspectivas de futuro de la reconstrucción quirúrgica
del LCA, las líneas de investigación parecen orientadas hacia las prótesis
sintéticas.
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