Existe una arraigada y fuerte corriente de pensamiento
donde se asocia las cuestiones de la fe a la ignorancia, en el
mejor de los casos a la pobreza intelectual o a la falta de
inteligencia.
La tendencia humanista pareciera dejar como un concepto
válido que solo hay extremos, el de la fe donde
indefectiblemente se asocia a la pobreza
intelectual, haciendo de ella un valor no apta para aquellos
que tengan un noble deseo de propia superación, o de
progreso aún en los terrenos que involucran áreas
intelectuales.
Esta corriente de pensamiento define a los que encuentran
en la fe un terreno indispensable en la vida como los pobres
del intelecto. Veo como inclusive muchos cristianos han
limitado gran parte del potencial que Dios le dio para
tareas que involucran su intelecto por pensar que no es
válida la conjunción de ambos factores.
En definitiva, como se podrán dar cuenta esta reflexión
apunta a combatir ese pensamiento aceptado por
muchos, donde fe e inteligencia o intelectualidad son pares
del agua y el aceite, quiero decir totalmente incompatibles
entra si.
Si bien las cuestiones relativas a la fe en la gran mayoría de los
casos no se pueden medir con la lógica humana, creo que en
muchas otras esta no va en contra de las creadas en el cerebro
humano.
Para comenzar quisiera referirme a algunos factores que
influyen en gran manera en la formación intelectual de las
personas.
Entendiendo al ser humano como un ser integral, compuesto
por alma, cuerpo y espíritu vemos como las cuestiones de
nuestra alma o parte sentimental influyen de una manera
directa en nuestra mente, limitándonos o potenciándonos,
según sea el caso.
Ejemplifiquemos pensando en alguien que se prepara muy
arduamente para la obtención de un título
universitario, debe tener su mente descansada y renovada
para poder llenarla de conocimiento intelectual, pero existen
factores como las diferentes clases de miedos, la falta de
paz, la falta de esperanza ante los problemas que la vida nos
somete, complejos en general, la inestabilidad e
incertidumbre sobre el futuro, etc, etc, que condicionan de
una importante manera nuestras mentes, restando de ella
una gran potencialidad con la que fuimos creados por Dios.
En definitiva algunos de estos ejemplos solo intentan
demostrar como algunas carencias y faltas de respuestas
en el área de lo espiritual puede influir en gran manera en
las áreas del intelecto.
Dice la Biblia en 2 Corintios 5: 17
POR ESTA MISMA RAZON, EL QUE ESTA EN CRISTO
ES UNA CRIATURA NUEVA. PARA EL LO ANTIGUO
HA PASADO; UN MUNDO NUEVO HA LLEGADO.
Indefectiblemente, creo que los que han tomado la decisión
de ser seguidores de Jesús, están en pleno proceso de
transformación, y todas sus áreas comienzan a ser nuevas.
Existe un trabajo de restauración totalmente integral, que
el Espíritu Santo se encarga de realizar en nuestras
vidas, incluyendo absolutamente todas las áreas de nuestra
humanidad, sin la exclusión de las relativas a las de la
mente o del intelecto.
Cuando el hombre vive en un estado de pecado constante sin
conciencia de el, esas acciones lo alejan de Dios, y abren las puerta a
que situaciones como las que nombramos anteriormente como
miedo, falta de paz y esperanza, etc etc, condicionen la mente
humana, limitándola. Pero cuando la persona por decisión propia se
vuelve a Dios, comienza este perfecto trabajo del Espíritu de
Dios, haciendo nuevas todas las cosas en nosotros, pero no solo en las
áreas que normalmente solo se asocian a lo espiritual, sino que
también este trabajo de restauración comienza a cambiar nuestra
mente, afectándonos de manera positiva, llevándose los miedos que
nos agobian, cubriéndonos con una paz inmensa, brindando
esperanza para el presente y el futuro, etc.
En conclusión, creo que este proceso de restauración potencia
nuestro intelecto para poder alcanzar metas u objetivos que de
otra manera se verían amenazados por obstáculos naturales
que cualquier persona que vive lejos de Dios no puede resolver
en su interior. Creo que estudiantes
universitarios, profesionales en sus empresas pueden alcanzar
una superación intelectual adicional cuando tienen una vida
rendida a Dios, ya que el proceso de transformación de su
Espíritu se encarga de restablecer lo anteriormente perdido
por los efectos negativos del pecado en nuestras
vidas, devolviendo capacidades perdidas.
Resumiendo, si eres uno de los que ha decidido seguir a
Jesús tienes todas las armas para poder superarte, en tu
lugar, sea cual sea tu actividad, aún en momentos de
debilidad puedes confiar que esta restauración traerá
como consecuencia un crecimiento constante de nuestro
intelecto e inteligencia, y que este repercutirá de manera
significativa en nuestras actividades, ya que desde este
punto de vista fe en Jesús indefectiblemente significa
también crecimiento intelectual.
Fuente: Internet