PENSAR POSITIVO NO ES ALIVIOPor: Boris GreiffPronunciar frases como piense positivo o esfuérzate por ser feliz
constituyen consignas imperativas para la actual formación so-
cial del individuo, introduciendo modelos de dependencia hacia
ciertos deseos asociados a alcanzar la satisfacción y la felicidad.
Estas sugestivas pretensiones inician un viaje por los progra-
mas médicos, los productos saludables y los vendedores, tran-
sitando así un plan que promueve la falsa promesa de mejorar
tu vida —eso sí, sustraen tu bolsillo— llegando a la completa
dependencia contemplativa de la autoayuda.
Lo cierto es que esta dependencia ha formado una suerte de co-
munidad, un núcleo, que se expandido de manera desmesurada
globalmente. Un colectivo que se reconoce por las necesidades
que pretenden satisfacer: la falta de estima, alcanzar el éxito, de-
sarrollar la personalidad, controlar la ansiedad y suprimir los im-
pulsos, rasgos que hacen posible la emergencia de la autoayuda,
termino cómodo para, en apariencia, resolver los problemas —en
su mayoría reales— que son hábilmente explotados por charlatanes
y gurús, vendedores de obviedad y mentiras fáciles, capaces de seducir a
sus seguidores hasta el punto de hacerlos dejar de lado sus necesidades
reales en beneficio de una ilusión abstracta de bienestar.
El bienestar, esa confortable sensación de saber que se tiene lo ne-
cesario, es un deseo ambiguo. Buda afirmaba que el camino para
alcanzar la iluminación y evitar el sufrimiento era la supresión del
deseo, pues en el se reconocían las necesidades competitivas del ser.
El tener lo suficiente adquiere un rasgo distractor que logra alejar las
verdaderas necesidades y motivaciones, creando así patrones de re-
conocimiento y culpa que obligan al consumo de esas falsas mentiras
que los haga sentir bien consigo mismos.
Todo esto conduce a una reflexión sobre los modos en que esta depen-
dencia produce nuevas formas de vanidad y comparación —hábilmente
aprovechadas por estrategias mercadotécnicas— que terminan siendo
frágiles cascarones, cuyas fisuras permiten reconocer los defectos que
posibilitan las condiciones de autosuficiencia para examinar las ver-
daderas preocupaciones que deben ser acogidas. Cuando alguien le
diga piense positivo no lo escuche, eso no es alivio.