Inversión pública y economía verde:
posibilidades de financiamiento hacia la
transición
Preparado por:
Daniel Coronel Chamorro
Documento de Trabajo: 001-2011
Julio, 2011
Inversión pública y economía verde: posibilidades de financiamiento hacia la transición
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RESUMEN EJECUTIVO:
La Iniciativa para la Economía Verde es una iniciativa lanzada por el Programa de las
Naciones Unidad para el Medio Ambiente (PNUMA) que busca la aplicación de la
sostenibilidad a través de la promoción de actividades económicas que mejoren “el
bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los
riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”. Como medida concreta ha propuesta la
meta de invertir cerca del 2% del PBI mundial en enverdecer once sectores de la
economía que puedan llevarnos a alcanzar dicho objetivo. Los mecanismos de
financiamiento de la Iniciativa para la Economía Verde van cobrar importancia ya que
será el principal tema que se abordará en la Cumbre Río+20; donde probablemente se
tomen decisiones vinculantes respecto a la aplicación de estas medidas.
Es evidente que el sector privado es el que tiene recursos financieros considerablemente
mayores que los del sector público para financiar actividades económicas relacionadas a
la economía verde. No obstante, el Estado tendrá un papel fundamental no solo en la
corrección de distorsiones provocadas por las políticas públicas perjudiciales a la
sostenibilidad sino que la inversión pública será necesaria para financiar el inicio a la
transición.
El objetivo de este documento es revisar cual es el grado de inversión pública que el
Estado Peruano podría implementar en los próximos años (2012-2015), dadas las
actuales tendencias del gasto, para iniciar el camino hacia esta transición. En este
sentido, se busca generar una primera aproximación sobre cómo podemos financiar,
para el caso peruano, este 2% del PBI nacional que debe servir para impulsar iniciativas
que nos lleven hacia una economía verde o sostenible.
Los resultados de este ejercicio señalan que el financiamiento público en el quinquenio
2012-2016 cubriría entre el 29% y el 18% dependiendo de los escenarios, optimista y
conservador, los montos requeridos considerando los montos de inversiones actualmente
relacionadas (o potencialmente) con los recursos naturales y el medio ambiente que
migren efectivamente hacia este sector. En ese sentido, se identifica que el sector hídrico,
la agricultura, la infraestructura y la investigación en recursos naturales son espacios
donde la inversión pública es importante y donde, con relativamente pocos esfuerzos, el
Estado puede contribuir directamente a financiar la transición.
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1. INTRODUCCIÓN
Consideraciones Iniciales
Al ver los procesos de largo plazo del desarrollo es posible percibir que la sociedad se está
enfrentando a varias crisis en forma conjunta: la del clima, de la biodiversidad, del
combustible, la alimentaria, del agua y del sistema financiero. Algunas de estas crisis como las
enmarcadas dentro de aspectos sociales (como la crisis alimentaria), no son nuevas. La
pobreza y la desigualdad aún representan el mismo reto que en 1990, cuando la ONU
estableció los Objetivos del Milenio, entre ellos; el de erradicar la pobreza mundial a la mitad
en el 2015. No obstante, la crisis social se ha visto eclipsada parcialmente por otra crisis, que
preocupan más y que ha movido los cimientos de la actividad humana reciente: las crisis
emanadas de problemas ambientales como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
De ellas, es la crisis del clima la que más preocupa por sus consecuencias perceptibles. Por
ejemplo, estudios serios como los del Panel Internacional de Cambio Climático (IPPCC, ingles)
han estimado que los impactos en América Latina del aumento de la temperatura mundial
serian graves1. Asimismo, junto a la crisis social y ambiental, también nos enfrentamos a la
crisis económica. En este aspecto no nos referimos a una fluctuación de corto plazo del sector
financiero, sino a una crisis de tipo estructural. La economía mundial actual es fuertemente
dependiente de fuentes de energía fósiles que son escasas y contaminantes. El crecimiento
constante del precio de petróleo que se venía observado desde el 2008 solo fue frenado por la
crisis financiera [si es que el aumento del petróleo no fue, más bien, el factor causal de la crisis
como afirma Martínez Alier (2008)].
Desde que Bruntland conceptualizó el concepto de desarrollo sostenible, este paradigma se ha
planteado como la solución para superar todas las crisis interrelacionadas del ámbito social,
ambiental y económico. Lo que se propuso entonces fue la de satisfacer las necesidades de la
humanidad tanto presente como futura mediante la conservación del capital indispensable
(ya sea este material o natural). Existe un consenso mundial de que este es el camino a
seguir. No obstante, también es cierto que establecer esquemas concretos para aplicar el
concepto ha sido sumamente difícil. El principal obstáculo ha sido planteado como el
“triángulo crítico” del desarrollo, donde los tres objetivos de política (social, ambiental y
económica) no pueden alcanzarse a plenitud simultáneamente (Reardon y Vosti, 1995). Por
un lado, mejorar la sostenibilidad ambiental a través de regulaciones socaba las bases del
crecimiento económico que a su vez resta posibilidades de superación de la pobreza
(especialmente en países pobres). Sin embargo, con los años se han logrado respuestas más
comprensivas.
1 Entre los impactos señalados esta una disminución de la humedad del suelo que ocasionará el reemplazo de selvas tropicales por ecosistemas de sabanas, disminución de la productividad de los cultivos, disminución de la disponibilidad del agua, entre otros efectos negativos (IPCC, 2007).
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El concepto lanzado desde la PNUMA llamado Iniciativa para la Economía Verde representa
uno de los más novedosos esquemas para encontrarle una aplicación a la sostenibilidad.
PNUMA señala que una economía verde debe “mejora el bienestar del ser humano y la
equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces
ecológicas” (PNUMA, 2010). Aunque la denominación dada al concepto emana desde las
preocupaciones ambientales actuales, ya que señala que el concepto “busca bajas emisiones
de carbono y utiliza los recursos de forma eficiente”, las implicancias en aspectos sociales al
señalar que la economía verde debe ser “socialmente incluyente” permiten catalogarla más
bien como una propuesta de economía sostenible.
Para lograr una economía verde se requiere la voluntad política de invertir, cada año, el 2%
del PIB mundial -1,3 billones de dólares - (para el PBI mundial estimado del 2010). Con esta
inversión se logrará, incluso, mantener nuestro actual ritmo de crecimiento pero generará un
cambio significativo hacia la sostenibilidad. Es probable que esta iniciativa pueda tener un
carácter más vinculante para los países del mundo debido a que las discusiones de apoyo
político y financiero a este tema en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro, Brasil en el año
2012 (más conocida como Río+20). De allí que es necesario empezar a analizar, a nivel de
economías nacionales, las implicancias de esta transición.
Caracterización del trabajo
Financiar la transición hacia la economía verde requiere una restructuración importante de
ingresos que sin duda, tendrá cambios significativos en la actual distribución de las
prioridades del gasto público de los países como también las de los sectores privados.
Esto marcará el inicio de un periodo muy intenso donde los países tendrán que reconvertir
sus sectores económicos siendo esta conversión, en algunos sectores, sumamente costosa no
solo para la Estado sino para las mismas empresas. La transición hacia una economía verde
será un proceso largo y complicado. Se requiere un desarrollo sumamente denso de
evaluaciones que requieren como mínimo la elaboración de los escenarios base sobre la
situación de sostenibilidad de la que parten los países, sobre cómo medir los avances hacia la
economía verde, qué sectores en las que los países tienen ventajas competitivas priorizarán
en el financiamiento, cuales son las impactos de esta restructuración económica, etc.
Para iniciar la compleja elaboración de políticas públicas, sus impactos y las priorizaciones de
gastos se requiere saber cuánto ya están los países gastando en su inversión pública en los
diez sectores priorizados por la Iniciativa para la Economía Verde. Existe la primera intuición
de que el gasto público no podría financiar la totalidad del gasto de financiamiento meta. En
el caso peruano para cumplir con la meta del 2% del PBI se requiere, durante el periodo 2012-
2016, un inversión por encima de los 10 mil millones de soles cada año (3,5 mil millones de
dólares aprox.). Esto es cerca del 10% del presupuesto del sector publico anualmente.
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En este camino complejo, el presente trabajo pretende identificar a cuánto ascendería la
inversión pública durante el periodo 2012-2015 destinada a sectores económicos sostenibles.
Asimismo, algunas cuestiones que se pretende resolver:
¿Cuál es el porcentaje de participación del sector público en el financiamiento de la
transición hacia la economía verde? ¿Cuál sería la brecha que faltaría cubrir?
¿En qué sectores se concentra el financiamiento público?
¿De dónde se podrían redireccionar recursos desde otros sectores desde el sector
público?
2. MARCO TEÓRICO: ECONOMÍA SOSTENIBLE Y SECTOR PÚBLICO
Economía sostenible
Desde la perspectiva de la Iniciativa para la Economía Verde, la causa de los problemas
ambientales ha sido consecuencia de la asignación incorrecta de capital natural. Los recursos
de la economía se han dirigido a “propiedades, combustibles fósiles y activos financieros
estructurados” (PNUMA, 2010). Esta acumulación de capital físico, financiero y humano se da
a costa del agotamiento y la degradación excesiva de nuestros recursos naturales y los
ecosistemas que al no tener visibilidad económica han sido subestimados. La invisibilidad
económica, y las políticas y los incentivos de mercado que surgen por este tema, son los
principales causantes de este problema.
Dado este diagnóstico, si queremos avanzar hacia una economía sostenible, la principal
reforma que se debe hacer al sistema económico actual es la puesta en valor de los llamados
servicios ecosistémicos. Por servicios ecosistémicos se entiende la variedad de condiciones y
procesos de los ecosistemas y sus componentes que ayudan a mantener y satisfacer la vida
humana (Daily et al. 1997). Los servicios ecosistémicos deben ser incluidos dentro del stock
de capital como capital natural y de esta forma entrar en la contabilidad nacional del
crecimiento económico. La no consideración de la perdida de acarrea graves sesgos a las
estimaciones del PBI. Un país con altas tasas de crecimiento económico basado en la
explotación insostenible de sus recursos naturales puede que tengan un porcentaje de ahorro
nacional bruto (ANB) y el ahorro nacional neto (ANN) positivos. No obstante si se llega a
descontar la degradación y la pérdida del capital natural, el ajuste llamado también ahorro
genuino, podría mostrar que en realidad esta no es alta e, incluso, podría ser negativa. Este el
caso de países como Perú que muestra que la brecha entre ahorra nacional neto y ahorro
genuino (ahorro nacional neto ajustado) se está ampliando, según señala Belaustegui y
Tolmos (2010).
Brecha frente a ahorro genuino (% del PBI)
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Fuente: Belaustegui y Tolmos (2010) Datos del Banco Mundial
La valorización económica de los servicios ecosistémicos permitirá como paso siguiente que
este valor sea incorporado en los mercados. Los agentes económicos pagarán por los servicios
que utilizan y de esta manera harán uso eficiente de ellos. Sin duda, estos requiere una
completa reforma de las políticas públicas y ofrecerá nuevos incentivos a la economía
(PNUMA, 2010). La búsqueda de la valorización ya está sucediendo a gran escala. Una de las
principales iniciativas es el proyecto La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad que
busca generar un estándar global para la contabilidad del capital natural. La inclusión de los
costos de los servicios ecosistémicos también se está dando lugar principalmente a través del
pago por servicios ambientales en la regulación del ciclo del carbono (los mercados de
carbono) y la provisión de agua dulce; a medida que aumenten las estimaciones de otros
servicios ecosistémicos se irán añadiendo al mercado.
Los servicios ecosistémicos y la economía
Los recursos que los ecosistemas proveen servicios a la actividad económica humana que se pueden
clasificar en cuatro (Common, 1995): i) son fuente de recursos para la actividad económica
(aprovisionamiento); ii) son sumidero de los desechos producidos por la actividad económica
(regulación); iii) base de los procesos biológicos que sostienen la vida humana y sus actividades (de
apoyo) y iv) ofrecen servicios culturales, de entretenimiento y estéticos. (Ver gráfico)
El primer servicio de los ecosistemas se refiere a todo aquello que los humanos extraemos o usamos
para producir bienes que sustenten nuestra existencia. Los recursos naturales extraíbles se clasifican
en stocks y flujos. Stock son aquellos recursos cuyo consumo actual tiene implicancias en la
disponibilidad de los recursos en el futuro. Asimismo, los recursos stock se dividen en renovables (ya
que se reproducen biológicamente en periodos relativamente cortos respecto a la escala de vida
humana) y no renovables (los que no tienen capacidad de reproducirse y si es así lo hacen es a escalas
geológicas). En el caso de los recursos clasificados como flujo, el uso de estos en el presente no tiene
implicaciones para su uso en el futuro siempre que no se sobrepase su límite de sostenibilidad.
El segundo servicio de los ecosistemas se relaciona a la recepción que hace de los desechos o residuos
que son descargados hacia el medio ambiente por parte de las firmas productoras para que sean
regulados por este. Los desechos que se descargan pueden ser conceptualizados como stock de
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ANB ANN ANNA
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desechos o como un flujo que afecta la capacidad de asimilación de los recursos naturales.
El tercer servicio de los ecosistemas es crear las condiciones para la vida humana. Los recursos
naturales sostienen la vida en el planeta al permitir la purificación del aire y el agua; la destoxificación
y descomposición de desechos; la estabilización y moderación del clima de la Tierra; la moderación de
las inundaciones, sequías, temperaturas extremas y fuerza del viento; la generación y renovación de la
fertilidad del suelo, incluido el ciclo de los nutrientes; la polinización de las plantas; el control de las
plagas y enfermedades; el mantenimiento de los recursos genéticos como contribución fundamental
para las variedades de cultivos y razas de animales; la capacidad de adaptación al cambio (CINU, ONU).
Finalmente, los ecosistemas proporcionan a los seres humanos servicios de recreación, de cultura y
estéticos por su mera existencia sin necesidad de actividad económica directa sobre dichos recursos.
Por ejemplo, las playas y los bosques que brindan espacios para la recreación humana.
Gráfico: Servicios de los recursos de los ecosistemas a la actividad económica
Fuente: Adaptación en base a Common (1995)
Fuente: Elaboración propia
Es probable que estos cambios no estén exentos de incertidumbre. Se sigue manteniendo el
mito de que la sostenibilidad está reñida con el progreso económico. No obstante, hay que
considerar que nos encontramos en una situación apremiante. O establecemos estos
mecanismos que nos ayudaran a luchar contra cambio climático y la pérdida de biodiversidad
y, a la vez nos permitirán con una senda de crecimiento al menos positiva, o continuamos con
el crecimiento económico convencional pero con los peligros climáticos, energéticos y
ambientales de toda índole en el mediano plazo (PNUMA, 2010).
Desde los países del Sur, ha habido críticas respecto a la economía verde porque implica
enormes costos solo asumibles por países ricos [y por otro lado, que se trata de imposiciones
Stock de
Capital
Firmas
productoras
Consumo de los
individuos
Ecosistemas
(Base de procesos
biológicos)
Desechos
Recursos
extractivos
Servicios culturales y
estéticos
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de puntos de vista occidentales2]. Respecto a los costos económicos de una transición a una
economía sostenible, estos serían menores en países en desarrollo basadas en economías
primarias (como la agricultura y la silvicultura) ya que es hacia estos sectores donde, más
bien, se dirigirá el capital. De hecho, en estos casos la migración sería más fácil.
La transición hacia una economía sostenible es costosa dependiendo de los sectores
económicos comprendidos, pero bajo cualquier caso requiere tiempo. Podemos clasificar la
transición en un proceso de tres etapas. En una primera etapa, existe un surgimiento de
brotes verdes dentro de sectores económicos. Se trata de proyectos pilotos o iniciativas
innovadoras que son exitosas en términos de sostenibilidad y son posibles de replicación. En
una segunda etapa, las experiencias exitosas ya se han replicado y se empiezan a dinamizar
generando un subsector de iniciativas o empresas con criterios de sostenibilidad que empieza
a ocupar parte importante del mercado. En la tercera etapa se da cuando importantes y
amplios sectores económicos ya han transitado totalmente hacia una economía sostenible.
Transición hacia una economía sostenible
Fuente: Elaboración propia con datos de PNUMA
Según la iniciativa para la economía verde, la transición hacia este objetivo debe enfocar en i)
invertir en aquellos sectores intensivos en capital natural y ii) en sectores eficientes en
recurso y energía. Se han indicado sectores concretos, dentro de cada división planteada
previamente, donde ya existen iniciativas importantes y donde es posible una transición
relativamente rápida:
Sectores priorizados por la Iniciativa para la Economía Verde
Enfoque Sectores
Capital Natural Agricultura
2 Países como Bolivia se han opuesto de forma oficial a iniciativas como la economía verde ya que rechazan, desde una perspectiva ética, que los recursos naturales sea valorizados (CMPCC, 2010). Aunque actualmente existe un debate ético sobre el valor intrínseco o antropológico del medio ambiente, este no será analizado en el presente documento.
Brotes verdes Subectores
verdes Economía sostenible
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Forestal
Agua
Pesca
Eficiencia en el uso de
recursos y energía
Turismo
Construcción
Manufactura
Transporte
Energías renovables
Residuos
Ciudades
Fuente: Elaboración propia con datos del PNUMA
Es posible que esta transición lleve a la desaparición de sectores económicos enteros (como el
de la industria petrolera) así como una restructuración de otras. De allí la necesidad que tiene
el sector privado a adelantarse a este nuevo escenario se hace cada vez más urgente y asimilar
a lo que se está llegando a conocer como los negocios sostenibles (ver cuadro Negocios
Sostenibles)
Negocios sostenibles
Es posible que esta transición lleve a la desaparición de sectores económicos enteros (como el de la
industria petrolera) así como una restructuración de otras. La necesidad que tiene el sector privado a
adelantarse a este nuevo escenario se hace cada vez más urgente.
Lamentablemente, hasta hace poco, los negocios han estado desligados de esta dinámica. Desde el
surgimiento del movimiento ambientalista, han visto a las regulaciones ambientales como contrarias a
sus intereses por que ocasionaba incremento de costos y reducción de utilidades. No obstante, está
generando frente a ello un gran cambio de paradigma para cambiar esta visión. Lo que se busca es que
las empresas transiten hacia los negocios sostenibles.
El concepto de negocios sostenibles se encuentra aún en formación. Uno de los pioneros en
conceptualizar los negocios sostenibles ha sido Elkingtong quien lo catalogo como un enfoque de
“triple resultado”, que a diferencia del balance de negocios tradicional, enfocado en resultado
económico, la versión sostenible busca el balance de intereses económicos con preocupaciones
sociales y ambientales (Elkington, 1999). Aunque es importante señalar que en los negocios
sostenibles no solo se debe valorar el resultado económico, esta tesis no logra explicar cuáles son los
criterios específicos sobre los que se desenvuelven negocios con orientación sostenible.
Es Porter quien ha planteado el concepto de valor compartido que revoluciona la comprensión de los
negocios y que puede iniciar el camino para entender mejor a los negocios sostenibles. Porter (2011)
señala que actualmente hay una pérdida de confianza de la sociedad en la clase empresarial. Las
empresas contaminan y sobreexplotan los recursos, y que es la industrialización la que nos ha puesto
al borde del peligro climatológico (Porter & Kramer, 2011). Asimismo, asegura que el Estado ha
tomado este espacio para tomar medidas que socavan el crecimiento económico (Porter & Kramer,
2011). En suma, el sector privado ha tenido un reflejo meramente reactivo ante el surgimiento de los
debates socioambientales.
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Porter propone que el sector privado asuma un rol más bien proactivo frente a la problemática
socioambiental. La propuesta pasa por cambiar el enfoque de los negocios desde la medula misma de
su concepción. Ya no se trata de negocios que generen valor económico sino que le adicionen lo que se
ha llegado a llamar valor compartido. Es decir, “crear valor económico de una manera que también
cree valor para la sociedad al abordar sus necesidades y desafíos” (Porter & Kramer, La creación de
valor compartido, 2011).
En concreto se trata de políticas y prácticas operacionales que mejoran la competitividad de las
empresas a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas y sociales de las comunidades
donde opera. Se pueden establecer tres ámbitos de acción donde las empresas pueden generar valor
compartido tanto de forma aislada como interrelacionada: en nuevos productos o mercados; redefinir
la productividad en la cadena de valor y promoción del desarrollo de clúster locales.
Formas de creación de valor compartido
Formas Características
Nuevos productos o
mercados
Generar respuestas que resuelvan las demandas de la sociedad y a
los nuevos desafíos mundiales.
Redefinir la productividad
en la cadena de valor
Mejorar estándares laborales
Ecoeficiencia energética
Eficiencia en el uso de recursos naturales (agua, maderas,)
Mejoras en las prácticas de abastecimiento
Distribución (mejorar el acceso a los servicios de formas
creativas)
Ubicación. (priorizar el procesamiento local, menos gasto de
energía, menos emisiones de GEI)
Desarrollo de clúster local Apoyar la innovación y la productividad del entorno,
especialmente de sectores relacionados.
Fuente: Elaboración propia con datos de (Porter & Kramer, 2011)
Lo que Porter está planteando desde el valor compartido es que las empresas respondan a las nuevas
demanda del mercado enfocadas ahora en necesidades sociales y ambientales (mejor alimentación,
insumos ecológicos, nuevos estilos de vida). La sociedad mundial ya no demanda solo bienes y
servicios que satisfagan sus necesidades inmediatas; existe un creciente interés también por las
características que llevan adicionados los bienes consumidos. Ello se ve en casos concretos como el
crecimiento de la demanda de la agricultura ecológica y las energías renovables.
Consideramos que el concepto el valor compartido (VC) en los negocios es un elemento importante en
la formulación del concepto de negocios sostenibles, pero requiere también la consideración dentro de
la concepción de los negocios sostenibles la inclusión de los servicios ecosistémicos en los costos de
producción de las empresas. La inclusión de los costos de servicios ecosistémicos, sin lugar a dudar,
significa un cambio importante en la forma como se van a desarrollar los negocios. La tendencia es que
los costos de producción sean relativamente más altos y surjan nuevos segmentos económicos.
Fuente: Elaboración propia
El rol del sector público
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La visión del Estado debe ser que el “desarrollo debe mantener, mejorar y, cuando sea
necesario, reconstruir el capital natural como un activo económico vital y fuente de beneficios
públicos, especialmente para las personas pobres cuyos medios de subsistencia y la seguridad
dependen en gran medida de la naturaleza” (PNUMA, 2010). Según la Iniciativa para la
Economía Verde, la participación del sector público debe estar enfocada a dos aspectos: i) las
reformas políticas y cambios en la reglamentación; y ii) la inversión pública dirigida. En esta
última es la que se enfoca el análisis.
No obstante, para los dos ámbitos existe el peligro de que las políticas y el gasto público
desplacen de sus prioridades el gasto en alivio de la pobreza para destinarlo al financiamiento
de las actividades de economía sostenible. Sin embargo, según el PNUMA ambos objetivos
pueden ser cumplidos invirtiendo en los sectores señalados como aquellos vinculados
intensivamente al capital natural.
Consideramos que un aspecto importante que es necesario superar es la visión sectorial y
sesgada al sector ambiental como se afronta el reto de la sostenibilidad, al menos para el caso
peruano. Junto con el incremento de las preocupaciones ambientales también se ha generado
un sesgo a creer que es la autoridad nacional ambiental y el sector ambiental la que debe
generar y desarrollar todos los aspectos vinculados a la promoción de la sostenibilidad. Uno
de los más grandes retos es cambiar la idea que para iniciar la transición es la de considerar
que esta se lograra solo con políticas ambientales cuando se deberían plantear una estrategia
general de desarrollo sostenible. Puede que la política ambiental este bien fundamenta y
desarrollada pero no es nada si no coinciden con la política en materia de comercio,
agricultura o minería, por ejemplo.
La intersectorialidad es evidente y no solo debe estar vinculada al financiamiento sino
acompañada con otras tareas como:
Completar los vacíos de información (derechos de propiedad sobre recursos; sistemas de
información, valoración de los principales servicios ecosistémicos (agua y aire), provisión
de mercado incompletos, legislaciones adecuadas) que facilite el desarrollo de los
negocios sostenibles
Cambios en la política fiscal; nuevos instrumentos basados en el mercado; inversión
pública dirigida a enverdecer sectores claves;
Marcos regulatorios adecuados.- Un aumento gradual y flexible de los estándares que
permita planificación a las empresas; diferenciar claramente empresas sostenibles de las
que no lo son.
Evaluación del cumplimiento de los estándares ambientales y fortalecer la capacidad
institucional para legislar, sancionar y generar información e indicadores ambientales
sobre la transición hacia la economía sostenible.
Por otro lado, en el sector público podría existir el temor a desarrollar mecanismos que
ayuden a la transición ya que algunos podrían desalentar las inversiones. No obstante, las
reformas políticas podrían ser, más bien, un fuerte dispositivo indicador para atraer empresas
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de alto valor y "descartar" a las no sostenibles. Los gobiernos deberían concentrar su atención
en atributos sostenibles que estimulen la inversión de estas empresas de alto nivel. Los
atributos más deseables para las empresas de alto nivel son: i) Estándares ambientales
transparentes, estables, y aplicados de manera equitativa y ii) alto nivel de disponibilidad de
infraestructura especializada e industrias relacionadas y de apoyo, para brindar servicios
sostenibles básicos consistentes con las políticas y programas de las empresas (INCAE-
CLACDS, 1999). Lo que se requiere es la buena gobernanza con objetivos claros y específicos,
y las soluciones que se pueden implementar de una manera apolítica y profesional (Figueres,
2008).
El rol del sector privado
Por el lado del sector privado es necesario identificar donde están las oportunidades de los
nuevos negocios sostenibles competitivos. El sector privado debe tener un rol innovador y
competitivo para identificar estas oportunidades y desarrollarlas. En el caso peruano, existen
algunos trabajos que tratan de identificar espacios donde puedan haber oportunidades de
negocios en un contexto de economía sostenible (o verde) (Libélula, 2010). Sin embargo aún
se identifican oportunidades de negocio desde la percepción ecológica (y sesgada en la
decarbonización) y no bajo esta nueva óptica de los negocios sostenibles donde la
sostenibilidad parte desde la concepción misma del emprendimiento. Asimismo, las
oportunidades sostenibles involucran en buena medida la resolución de problemáticas
ambientales pero también comprenden aspectos no considerados hasta ahora como mejorar
estándares laborales y de interrelación con comunidades proveedoras, mejorar el acceso a
servicios básicos a las poblaciones (agua, factores productivos agrícolas). Actualmente
existen casos evidentes donde empiezan a surgir brotes de economía sostenible que también
ofrecen oportunidades de retornos y puesto de trabajo como en los de la economía
convencional (PNUMA, 2010).
Fuente: Elaboración propia con datos del PNUMA
3. LAS POSIBILIDADES DE LA INVERSIÓN PUBLICA
Necesidades de financiamiento
El primer paso para analizar las posibilidades de inversión pública para la transición es
conocer cuáles son las necesidades en el caso peruano de este financiamiento. Para ello, se ha
tomado las proyecciones del PBI del Perú del Marco Macroeconómico Multianual 2011
(versión mayo del 2011) para los años 2012-2014, y extrapolando la proyección de la tasa de
crecimiento para los años 2015 y 2016. Si tomamos dichos datos para un periodo quinquenal,
tenemos que el PBI acumulado en el periodo será de 3 055 millones; con lo cual las
necesidades de financiamiento durante el mismo lapso serían de 61 mil millones de soles (2%
del PBI acumulado).
Concepto 2012 2013 2014 2015 2016 2012-2016
PBI 518 566 619 656 696 3055
Porcentaje de crecimiento 6% 6% 6% 6% 6% 6%
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promedio
Financiamiento EV 10 11 12 13 14 61
Fuente: Elaboración propia con datos del Marco Macroeconómico Multianual 2011. Datos de los años
2015 y 2016 son resultado de la extrapolación de la tasa de crecimiento de los años previos.
Metodología
Para la obtención del financiamiento público, primero ha sido necesario diferenciar entre
gastos público en conservación y/o gestión de RRNN y la referida a la inversión en sectores
de economía verde potencialmente relacionados o que están bastante ligados a ellos. Es
importante considerar que no todo gasto relacionado al medio ambiente debería ser
considerado como parte de la economía verde; sino solo aquellos que estén vinculados al
aprovechamiento sostenible de recursos naturales o permitan una mayor eficiencia en el uso
de recursos o de energía (por ejemplo, los gastos de conservación de áreas naturales
protegidas per se no podrían considerarse como parte de la economía verde). Para ello ha sido
útil la revisión de las actividades de los principales sectores públicos e identificar los
siguientes tipos de inversiones que se han considerado como parte de economía verde en este
análisis:
aquellas que puedan trasladarse/ orientarse hacia la promoción de la economía
sostenible
aquellas que actualmente promueven inversiones en sectores contaminantes con el
medio ambiente y que luego de una restructuración podrían migrar desde sectores
contaminantes hacia estos sectores.
La fuente de datos para la elaboración del análisis ha sido el Portal de Transparencia Fiscal
donde se detallan los Presupuestos a escala Nacional, Regional y Local y los datos
proporcionados por la Dirección General de Evaluación, Valoración y Financiamiento del
Patrimonio Natural del Ministerio del Ambiente. Dentro de estos presupuestos se ha tomado
como base de referencia el Presupuesto Institucional Modificado que define el monto final
proyectado hacia la actividad concreta a la fecha en qué se realizó el análisis.
Los sectores públicos considerados para cuantificar la inversión pública son los siguientes:
ambiente, educación, salud, agricultura, energía, transporte y producción. Se han hecho un
nivel de análisis desagregados a nivel del gobierno central y a nivel agregado a nivel de
gobiernos regionales y locales.
Finalmente se ha establecido dos escenarios de orientación de las actuales inversiones hacia
estándares que podría catalogarse como de Economía Verde. Estos dos escenarios son los
siguientes:
Optimista.- Como mínimo el 50% del monto total de inversión de la partida se podría
destinar hacia estándares de sostenibilidad cada uno de los 5 años del periodo de
Inversión pública y economía verde: posibilidades de financiamiento hacia la transición
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análisis. Se considera un aumento de la inversión pública en Economía Verde durante
el periodo del 8%.3
Conservador.- Como mínimo el 20% del monto total de inversión de la partida se
podría destinar hacia estándares de sostenibilidad cada uno de los 5 años del periodo
de análisis. Se considera un aumento de la inversión pública en Economía Verde
durante el periodo del 4%4.
Resultados
Los resultados señalan que el monto de inversión pública en el periodo 2012-2016 sería de 18
mil millones y 11 mil millones de nuevos soles en el escenario optimista y conservador,
respectivamente. Esto representaría entre el 29% y 18% dependiendo de los escenarios
señalados. Las brechas de financiamiento se estiman entre 43 y 50 mil millones de nuevos
soles.
Respecto a la inversión pública, los resultados señalan que existen fuertes potencialidades en
el sector hídrico, construcción, agricultura e investigaciones aplicadas en recursos naturales
que pueden ser financiados por el Estado. Es en estos sectores donde las inversiones públicas
son importantes y donde rápidamente se pueden implementar medidas para orientarlas a la
economía verde.
Asimismo, existe un potencial de reconversión desde sectores que actualmente financian
sectores contaminantes (relacionados a combustibles fósiles) que podrían ser trasladados a
financia la economía verde.
Posible inversión pública futura en Economía Verde
Sector económico
Estimado escenario optimista
(2012-2016)
Estimado escenario
conservador (2012-2016)
Nivel de inversión base (2011)
Agua 8.36 5.03 3.87
Construcción 4.49 2.70 2.08
Reconversión+ 3.71 2.23 1.72
Agricultura 0.75 0.45 0.35
Investigación aplicada+ 0.12 0.07 0.05
Pesca 0.11 0.07 0.05
Turismo 0.10 0.06 0.05
3El MMM señala que durante el primer trimestre del 2011 la inversión pública habría caído hasta en 3.9% debido a la menor inversión realizadas por los tres niveles de gobierno. No obstante, dicho documento también señala que las proyecciones de la inversión pública podría pasar transitoriamente de 6% del PBI en el 2012 a 7,1% del PBI en el año 2013, registrando un crecimiento de 18% en términos reales durante ese periodo, y luego reduciendo su ritmo de crecimiento en el año 2014 (7% en términos reales). Teniendo en cuenta que la tasa de crecimiento de la inversión pública fluctuaran entre 18% y 7% durante los años 2012 y 2014; Es válido considerar escenarios de la tasa del crecimiento de la inversión destinada al economía verde durante el periodo de análisis 2012-2015 en 8% en el caso más optimista y 4% en el conservador. 4 Ídem.
Inversión pública y economía verde: posibilidades de financiamiento hacia la transición
14
Aprovechamiento de biodiversidad+
0.06 0.04 0.03
Energías Renovables 0.06 0.04 0.03
Transporte 0.02 0.01 0.01
Ciudades 0.02 0.01 0.01
Total de inversión pública* 17.80 10.72 8.24
Brecha* 43.20 50.28
Meta* 61.00 61.00
Fuente: Elaboración propia con datos del MEF. El año base 2011 no es comparable con los escenarios por qué esta inversión no se
considera como parte de Economía Verde. Son los escenarios los que estiman los márgenes de conversión. *Cifras expresadas en miles de millones de nuevos soles. + Estos sectores no son sectores priorizados por PNUMA como economía verde pero han sido analizados
separadamente por sus características especiales.
En el sector hídrico se invierten cerca de 3,87 mil millones de soles. Estas inversiones están
destinadas por un lado a mejorar el sistema de acceso a agua potable en el sector urbano
como en el sector rural así como aumentar la cobertura de riego para actividades económicas.
Asimismo aquí también están incluidas las inversiones destinadas a asegurar y hacer eficiente
el uso de agua en el sector rural. Estas inversiones se podrían convertir entre 8,3 y 5 mil
millones en escenarios optimistas y conservadores de transición. Si queremos transitar hacia
una economía verde en este sector, se debería mejorar los estándares de utilización del
recursos que permitan hacer uso eficiente del agua y también asegurar su disponibilidad ante
los efectos del cambio climático.
El sector infraestructura es otro sector importante. Las inversiones actuales se estiman en 2
mil millones de soles. Las inversiones públicas en la construcción son abundantes en los
sectores de educación básica y superior donde se puede implementar tipos de construcción
sostenible que permita generar la demanda de este tipo de bienes y servicios. Las inversiones
hacia la economía verde sectoriales se podrían convertir entre 4,5 y 2,7 mil millones de soles.
Es importante señalar que el sector también tiene capacidades muy importantes en la lucha
contra problemas ambientales concretos como el cambio climático. Según el Panel
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el sector ofrece el mayor
potencial que cualquier otro sector industrial para lograr importantes reducciones en las
emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se debe a que la construcción no requiere
grandes inversiones tecnológicas para reducir sus emisiones, sino una simple adaptación y un
correcto diseño de los proyectos. Se estima que el sector de la construcción podría reducir
sus emisiones hasta en un 30% a un costo cero o con un ahorro financiero neto en las
economías, según el IPCC.
En el sector agricultura las inversiones actualmente están dirigidas a apoyar a la pequeña
agricultura en infraestructura de riego, desarrollo productivo, conservación de suelos, de flora
y de fauna. Las inversiones en este sector se estiman en 300 millones de soles. En un
escenario optimista de transición, las inversiones en economía verde se podrían convertir en
750 millones, mientras que en el conservador en 452 millones de soles. Existe un enorme
potencial para que estas inversiones puedan ser orientadas hacia técnicas ecológicas e
Inversión pública y economía verde: posibilidades de financiamiento hacia la transición
15
intensivas en el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad nativa, sobre todo en el
ámbito de la pequeña agricultura comercial. La agricultura orgánica es un sistema de
producción que usa al máximo los recursos propios de las chacras (la fertilidad del suelo, la
actividad biológica interna) e insumos no renovables evitando el uso de fertilizantes,
pesticidas y plaguicidas sintéticos, según señala la FAO. La demanda de este tipo de productos
ha crecido en mercados de Europa, Norteamérica y Asia. Según el informe “The World of
Organic Agriculture 2010” de IFOAM, este tipo de agricultura ya es realizado en más de 150
países y existen 35 millones de hectáreas manejadas orgánicamente. Las ventas mundiales de
alimentos y bebidas orgánicas alcanzan los casi US$ 60 mil millones según Organic Monitor.
Las características agrícolas peruanas (pequeña agricultura comercial y alta diversidad de
cultivos de alto precio por unidad) hacen que el país tenga ventajas comparativas en este
nicho. Entre los principales productos orgánicos peruanos de exportación están el café, cacao
y plátano. Asimismo, diversas frutas, cereales, verduras y hortalizas, incluso en otras áreas
como el sector acuícola y la industria vitivinícola también están ingresando a este mercado. La
demanda interna por este tipo de productos también está creciendo: tanto en la feria
alimentaria ExpoAlimentaria 2010 y la gastronómica Mistura 2010, los productos orgánicos o
ecológicos han incorporado secciones especiales dedicadas a este tipo de productos.
La investigación aplicada relacionada al aprovechamiento de los recursos naturales es
también otro gran sector de inversiones en el país donde es posible generar mecanismos para
orientarlos hacia la búsqueda de la sostenibilidad. Centro de investigación como el Instituto
de Investigaciones de la Amazonía Peruana, Instituto Tecnológico Pesquero y el Instituto de
Innovación Agraria actualmente destinan cerca 100 millones de soles. En el escenario
optimista las investigaciones aplicadas basadas en recursos naturales podrían alcanzar los
117 millones de soles, mientras que en el escenario conservador los 70 millones de soles.
Estos podrían enfocarse en innovación en tecnologías que permitan el aprovechamiento de
los recursos pesqueros, agrícolas y de la biodiversidad amazónica pero en condiciones de
sostenibilidad.
Actualmente existe cerca de 1 700 mil millones de soles que actualmente se destinan a
estabilizar el precio de los combustibles fósiles y la promoción de inversiones en
hidrocarburos. De mantener sus mismas tendencias, estas inversiones se podrían convertir
entre 3,7 y 2,2 mil millones dependiendo de los escenarios considerados. Esto se convierte
en un incentivo negativo contra la sostenibilidad ya que subsidia un espacio de la economía
altamente contaminante. Aquí hay un espacio donde estos recursos se podrían redireccionar
hacia inversiones en sectores sostenibles.
5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Los resultados del ejercicio realizado muestran que las inversiones públicas en sectores que
podrían ingresar a la economía verde alcanzan entre el 29 y 18% dependiendo de los
escenarios optimistas o conservadores. Los principales sectores donde se podría dirigir estas
inversiones son el sector hídrico, agricultura, infraestructura e investigación aplicada en
Inversión pública y economía verde: posibilidades de financiamiento hacia la transición
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recursos naturales. Asimismo existe un importante monto destinado hacia actividades
contaminantes que podrían reconvertirse hacia la economía verde. Con estos montos de
inversión, existen las posibilidades para iniciar la transición con estos sectores además de ir
generando las reformas políticas que mejoren la sostenibilidad. No obstante, aun con estas
condiciones mínimas existen algunos temas que hay que considerar.
El primero se refiere a los parámetros eficaces de medición. En los escenarios supuestos se ha
señalado que existe entre 20% y 50% de conversión hacia la economía verde. No obstante,
falta contestar la pregunta de cuándo una inversión se considerará como parte de la economía
verde. Se necesita especificar parámetros. Una herramienta útil puede ser los estándares y
certificados que permitan obtener parámetros claros de esta transición hacia algunos sectores
específicos. Ya existen estándares como los orgánicos para el caso de la agricultura, las
certificaciones Green Building para el sector de infraestructura, entre otros.
Segundo, la brecha de financiamiento existente entre la inversión pública que podría existir
nos obliga a plantear nuevos mecanismos de financiamiento que pueden incluso venir por
reformas tributarias. Entre las medidas que se pueden implementar está la de colocar un
impuesto a combustibles fósiles utilizando un esquema ya existente con el Impuesto Selectivo
al Consumo. El posible ingreso de las sobreganancias mineras también genera expectativas de
que un porcentaje de estos nuevos ingresos puedan dirigirse hacia estos fines.
Tercero, queda evidente que la participación del sector privado será fundamental aunque
requiere especificar cuáles serían los mecanismos en los que estos podrían participar. Desde
luego, la promoción de la participación privada desde el Estado será importante. Habría que
establecer de forma precisa los sectores a los que se deben apoyar, se debe identificar donde
se encuentra las sectores de alta competitividad y de qué forma vincularlos con las nuevas
opciones de economía sostenible o verde.
Finalmente, una institucionalidad de financiamiento directo puede ayudar mucho a apalancar
recursos de los privados para orientarse hacia la economía verde. Aunque habría que discutir
los mecanismos, quizá la más adecuado sea un sistema mixto de financiamiento público y
privado. Los recursos que surjan de la reconversión de sectores contaminantes, montos que
no son nada despreciables, quizá podrían ser destinados a un fondo de inversión que
apalanque recursos para financiamiento de proyectos públicos y privados de los sectores que
el país decida priorizar. [ ]
Inversión pública y economía verde: posibilidades de financiamiento hacia la transición
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