Oración
“NAVIDAD es.... MUJER.
Sí, que fue mujer la que a Dios hizo bajar
de su alto cielo a nuestro barrizal.
Que fue mujer la tierra en la que Él se sembró,
que fue mujer el seno que la cobijó.
Y a quien primero oyó hablar y cantar.
Mujer fue. Sí, mujer.
El poder de todo un Dios...
Pendiente de la voz de una mujer.
Las promesas del pasado,
las posibilidades del futuro,
Todo a expensas... de una mujer.
Nadie, pues, mejor que tú, mujer,
hija, madre, hermana, esposa, tía
para comprender y transmitir
el Misterio de la Navidad.
Nadie entiende como tú, mujer,
los dolores de parto,
la nueva vida que se abre paso,
la esperanza y el llanto.
Nadie comprende mejor que tú, mujer,
el milagro de la vida.
Nadie como tú, mujer,
que haces que cada año, en mi corazón,
Jesús Niño vuelva a nacer”.
ofszonafranciscanasangregorio.blogspot.com
Nº 40 DICIEMBRE DE 2012
Editorial
¡Paz y bien, hermanos!
Llega diciembre. El frío que nos trae este tiempo contrasta con el
calor que la Iglesia siente. Y es que nace el “Sol que nos visita de lo
alto”, Cristo, cuya luz irradia el calor que necesitan los cristianos en su
vida de cada día.
Diciembre es un mes especial para nosotros, los franciscanos
seglares, pues celebramos el día 8 a la Patrona de toda la Orden
Franciscana, la Inmaculada Concepción, la mujer concebida sin
mancha, la única sin pecado en la que Dios fijó su mirada para que
fuese la Madre del Salvador, la Madre de todos los hombres, y por
tanto, Francisco la escogió como Madre de toda la Familia Franciscana,
nuestra Madre.
Y como en cualquier familia cuando nace un nuevo miembro la
alegría reina en los corazones de todos sus miembros, así la Iglesia en
general y la Familia Franciscana en particular, salta de gozo la noche
del 24 de diciembre cuando los ángeles anuncian al mundo el
nacimiento de Cristo.
La Navidad es una fiesta muy franciscana. San Francisco fue el
“inventor” de los belenes. Gracias a él, una fría noche de diciembre, en
Greccio (Italia), se hizo una representación real del nacimiento de
Nuestro Señor.
Alegrémonos, como Francisco, con la llegada del Niño Dios a
nuestra tierra. ¡Cristo también nace en Villarrubia de los Ojos!
Abramos nuestro corazón franciscano para que le sirva de cuna. ¡Feliz
Navidad!
“DAME FE RECTA” AÑO DE LA FE
Clara de Asís: una mujer viva, una mujer santa. Breves pinceladas de su vida: (I I I parte)
¿Cómo vivió Clara en San Damián?
Francisco escribió para las hermanas una sencilla
forma de vida, que Clara recogerá más tarde en la Regla que ella misma redactó.
Las hermanas viven fraternidad y pobreza, en un
estilo de vida contemplativo abierto a las necesidades de los hermanos. Una experiencia novedosa en aquel
tiempo. Se acoge en la fraternidad hermanas de
diferentes clases sociales en igualdad de condiciones. Se vive la pobreza personal y comunitaria- que conlleva
ausencia de propiedades y trabajo manual, la confianza
en la Providencia de Dios. Asumen por tanto, la condición real de los pobres.
Clara recuerda en su Testamento los primeros años:
«Viendo Francisco -nos dice- que aunque éramos débiles y frágiles corporalmente, no rehusábamos indigencia alguna, ni pobreza, ni trabajo, ni tribulación, ni afrenta, ni desprecio del
mundo, sino que al contrario, siguiendo el ejemplo de los santos y de sus hermanos, todas estas cosas las teníamos por
grandes delicias, se alegró mucho en el Señor».
Tienen por delicia las dificultades, las afrentas, la
pobreza, los trabajos...» Este texto nos recuerda la verdadera alegría de Francisco, ¿verdad?. La alegría
franciscana, la alegría y la paz que Dios da a los que le
siguen de todo corazón, asumiendo la cruz, el peso de la vida.
En el proceso de canonización, las hermanas hablan
del espíritu de penitencia de Clara, camino de liberación-purificación necesario e imprescindible para
entrar en comunión con Jesucristo.
Se nos dice que Clara abrazaba los trabajos más costosos,
practicaba el ayuno, cuidaba y servia con humildad a las hermanas, les lavaba los pies... Todo ello nos habla
de la dinámica de amor que anima el cotidiano vivir de
Clara; su deseo de identificarse con los sentimientos y las actitudes de Cristo siervo, que convierte lo más
cotidiano en gozo de servir.... ¡Clara vive abrazada a
Cristo pobre y crucificado!. Esta es su alegría, la fecundidad de su vida... Incluso la hermana enfermedad
que le acompañó gran parte del camino es asumida y vivida
desde aquí.
“¡DICHOSA TÚ QUE HAS CREÍDO!”