EL MUNDO
Eduardo Galeano
“El mundo", es un relato metafórico, una gran
metáfora que nos acerca una historia, que
aunque parece fantasía bien podría ser real.
Para entender es necesario acercarnos al
pensamiento de su autor, Eduardo Galeano, con
el solo deseo de que quien lo vea y lo escuche,
pueda comprender lo importante que es, soñar
por soñar.
Dice Galeano de un alguien, que quizá no sea otro que él mismo, que un hombre del pueblo de Negua, en la costa de Colombia, “pudo subir al alto cielo”.
A la vuelta, dijo que “había contemplado, desde allá, la vida humana”. Y dijo… “somos un mar de fueguitos”. El mundo es eso reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos”.
Como Platón en la Alegoría de la Caverna,
Galeano describe aspectos sublimes de la
condición humana y le hace decir al hombre de
Negua: “Cada persona brilla con luz propia entre
todas las demás. No hay dos fuegos iguales.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del
viento, y gente de fuego loco que llena el aire de
chispas”.
Este hombre como aquel hombre que construyó
Platón, en su inmortal metáfora, había visto, había
conocido nuestra condición, desde un lugar
diferente e intentaba que los otros vieran, que los
otros comprendieran la maravilla que había
contemplado.
Sabemos por pura experiencia sensorial que
algunos fuegos cuando arden, destruyen todo a
su paso, tienen la ilusión de ser poderosos y
eternos.
Sabiamente nos sigue diciendo que “otros son
solo fuegos bobos que no alumbran ni queman,
solo lastiman”.
Son solo fuegos que no pueden ver ni disfrutar
de la inmensa belleza que nos rodea, son
solo fuegos que miran sin ver.
Por otro lado dice: “otros arden la vida con
tantas ganas que no se los puede mirar sin
parpadear, y quien se acerca, se enciende”.
Evidentemente Galeano, piensa que las cosas
pueden cambiar, que algo diferente puede
suceder, invitándonos a todos los docentes a
pensar que quizá esa sea la maravillosa tarea
de enseñar, pero más que enseñar, por lo que
vamos comprendiendo, debemos encender,
debemos hacer que el mundo se encienda, que
se ilumine, para que los invisibles se hagan
visibles.
Tarea no menor