PROYECTO DE RESOLUCIÓN
La Cámara de Diputados de la Nación…
RESUELVE
“Expresar su gratitud y reconocimiento a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo por la
recuperación del nieto número 106, Pablo Javier Gaona Miranda.”
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
El proyecto de Resolución que ponemos a consideración de ésta Honorable Cámara tiene
por objeto expresar el reconocimiento a la labor constante que realiza la Asociación
Abuelas de Plaza de Mayo, en una incesante e imparable búsqueda de sus nietos apropiados
por el terrorismo de Estado.
El día 8 de Agosto de 2012 asistimos al anuncio de una noticia que nos conmueve y
enorgullece como sociedad democrática. La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo
recuperó al nieto número 106, Pablo Javier Gaona Miranda.
Pablo es hijo de Ricardo Gaona Paiva, nacido en Paraguay el 20 de Septiembre de 1956 y
María Rosa Miranda, nacida en Tucumán, el 10 de noviembre de 1949. Ambos militaban
en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y vivían en la Ciudad de Buenos Aires,
donde Ricardo se desempeñaba como portero en un edificio céntrico.
Pablo fue secuestrado junto con sus padres el 14 de mayo de 1978 cuando tenía un mes de
vida. Ese día la familia había ido a celebrar el aniversario de la Independencia de Paraguay
a la casa de los padres de Ricardo Gaona, en Villa Martelli. Luego de dicha reunión, nunca
más se tuvieron noticias de ellos.
Pablo fue entregado a un matrimonio que lo inscribió como hijo propio, suprimiendo su
identidad a través del ocultamiento de la verdad sobre su origen, su familia, vulnerando sus
derechos humanos.
La recuperación de Pablo, como la de los demás nietos que han recobrado su verdadera
identidad, es el fruto de la incansable e incesante búsqueda que emprendieron las abuelas, y
de la consolidación de una cultura democrática de los derechos humanos, mediante la
implementación de políticas direccionadas hacia la búsqueda de la verdad y la justicia.
El modelo político, económico, social y cultural implementado desde el año 2003, ha
puesto en marcha y articulado herramientas jurídicas y políticas que fortalecieron la
institucionalidad democrática, produciendo conquistas irrefutables en materia de derechos
humanos.
Esta férrea lucha contra la impunidad no tiene marcha atrás, y ello queda en evidencia,
entre otros motivos, mediante el avance de las causas penales y el consecuente juzgamiento
de los responsables del terrorismo de estado, de la desaparición forzada de personas, de las
detenciones ilegales, de un plan sistemático de robo de bebés, entre muchos otros delitos
atroces, perpetrados con total impunidad. La condena de aquellos que cometieron crímenes
de lesa humanidad, violando derechos humanos de miles de ciudadanos, ya es una realidad.
La lucha de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo fue reconocida por el ex presidente
Néstor Kirchner, quien colocó la piedra fundamental y avanzó en el camino de producir
reparaciones históricas, reclamadas por la sociedad toda.
Así fue que en el año 2003 Néstor Kirchner promovió en el Congreso de la Nación la
sanción de la Ley 25.779, que declaró insanablemente nulas las leyes 23.492 –Punto Final-
y 23.521 –Obediencia Debida-.
En el mismo sentido y en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Revolución
Mayo, el 12 de Mayo de 2010 este cuerpo aprobó por unanimidad una Declaración en la
que se reafirmó “el repudio hacia las graves violaciones a los derechos humanos cometidas
en el marco del terrorismo de Estado” y se destacó la importancia de “ asegurar el proceso
de verdad y justicia como una política de Estado de carácter irrenunciable, que debe
completarse en plazos razonables dentro del más absoluto respeto a las garantías del debido
proceso. Esta política de memoria y justicia, que nos distingue hoy como país en la
comunidad internacional, representa una bisagra ética fundamental del Estado de Derecho
que beneficia a la sociedad argentina en su conjunto”.
Resulta imprescindible reconocer y destacar la labor de la Asociación de las Abuelas de
Plaza de Mayo, que hoy celebran la recuperación de un nieto, de su identidad, de su
historia, de su origen. Su lucha, de más de 35 años, no ha finalizado, porque son muchos
aún los nietos que no conocen su identidad.
En este sentido, es fundamental continuar difundiendo la labor que realizan las Abuelas, así
como las demás organizaciones de Derechos Humanos, en la incansable búsqueda de sus
nietos y en su lucha por memoria, verdad y justicia.
En virtud de los fundamentos expuestos y por un eterno “NUNCA MÁS”, solicito a mis
distinguidos colegas que me acompañen en la aprobación de este proyecto de Resolución.