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GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL MANEJO DE LOS MANANTIALES
DE SAN CRISTÓBAL (ISLAS GALÁPAGOS)
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CONOCIMIENTO ACTUAL DE LOS RECURSOS HÍDRICOS DE SAN
CRISTÓBAL
Localización y geología 2
Clima 3
Hidrogeología 4
Manantiales 5
METAS, OBJETIVOS Y POLÍTICAS
Ordenación general de los recursos subterráneos 7
Ordenación del territorio 8
Conservación 9
Gestión de residuos sól idos 10
Gestión de aguas servidas 10
REFERENCIAS
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INTRODUCCIÓN
Debido a sus 68 manantiales inventariados, San Cristóbal es la isla del
archipiélago con mayor cantidad de recurso hídrico disponible de forma
natural como consecuencia de que estos elementos permiten que el
agua subterránea de la isla se encuentre disponible en la superficie para
la población.
En muchas islas volcánicas, el incremento de la población unido a la
escasez del recurso hídrico ha conducido a problemas críticos de
abastecimiento (Falkland y Custodio, 1991; Falkland, 1999; d’Ozouville,
2007; d’Ozouville y Merlen, 2007). Además, el escenario de cambio
climático en el que nos encontramos asociado con una subida de las
temperaturas y del nivel del mar (IPCC, 2007) puede reducir la recarga
de los acuíferos, así como intensificar la intrusión marina (Falkland,
1999; Underwood et al., 1992).
En este contexto, existe la necesidad de realizar una gestión sostenible
de los recursos hídricos que sólo puede alcanzarse mediante una
correcta comprensión del funcionamiento hidrogeológico de los
mismos y el desarrollo de las correctas políticas de gestión.
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CONOCIMIENTO ACTUAL DE LOS
RECURSOS HÍDRICOS DE SAN CRISTÓBAL
LOCALIZACIÓN Y GEOLOGÍA
San Cristóbal es una isla oceánica localizada en la placa de Nazca en el
extremo oriental del archipiélago de Galápagos. La isla presenta una
geometría alargada, con una longitud de 50 km de largo en la dirección
SO‐NE y 14 km en la dirección SE‐NO. Posee una superficie total de 558
km2 (Figura 1).
La isla puede dividirse en una región suroccidental, en la que comenzó
la actividad volcánica hace 2,35 Ma formando un edificio en escudo de
710 m sobre el nivel del mar (msnm), y una región nororiental, más
moderna, y con menor relieve (Geist et al., 1986). En la base del edificio
en escudo aflora una sucesión de coladas basálticas con una edad >0,78
Ma, aunque la mayor parte del volcán está formado por coladas del
periodo paleomagnético Brunhes (<0,78 Ma; Cox, 1971).
Las coladas cordadas y escoriáceas (pahoehoe y aa’) que forman el
edificio volcánico suroccidental varían en espesor de 1 a 3 m (Geist et
al., 1986) y se encuentran intercaladas con paleosuelos, algunos de ellos
cocidos por las coladas posteriores que los recubren (d’Ozouville, 2007).
Los diques son muy escasos en San Cristóbal, sin embargo, su posición
se puede inferir en un pequeño porcentaje de ellos que poseen una
expresión superficial en fisuras eruptivas y conos. Estos últimos no
aparecen alineados a lo largo de una sola zona de rift sino a lo largo de
dos zonas principales con dirección OSO‐ENE (Pryet et al., 2012a).
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Figura 1. Localización de la isla San Cristóbal y límites geológicos propuestos por Geist et al. (1986) siendo la formación 1 la más antigua (2,3 Ma) y la 6 la más moderna (<0,78 Ma).
CLIMA
El clima de las islas Galápagos es relativamente seco dada su posición
en el Ecuador (Colinvaux, 1972). La precipitación a altitudes bajas es
particularmente escasa, con un valor medio anual total de 343 mm en
Puerto Baquerizo Moreno (6 msnm) (1950–2005, INHAMI). Existe un
marcado contraste entre la ladera sur de la isla, expuesta a los vientos
alisios y con vegetación abundante, y las laderas norte más secas, en las
que la vegetación está formada por arbustos y cactus (Ingala, Orstom y
Pronareg, 1987).
No existen registros climáticos a largo plazo en la zona alta de la isla. Sin
embargo, el comportamiento climático es similar al de la vecina isla de
Santa Cruz, que está mejor estudiada (Trueman y d’Ozouville, 2010;
Violette et al., 2014). En la ladera de barlovento, el gradiente orográfico
de precipitación se ha estimado en aproximadamente 415 mm/año por
cada 100 m de elevación (d’Ozouville, 2007b; Pryet et al., 2012b;
Violette et al., 2014). En base a estos valores, la media total anual a lo
largo de la ladera de barlovento de San Cristóbal se ha estimado
indirectamente en 1580 mm (Pryet, 2011; Violette et al., 2014).
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HIDROGEOLOGÍA
Es en la región suroccidental de la isla, más antigua y con mayor relieve,
en la que aparecen los manantiales permanentes y por ello en las que
se han centrado hasta ahora los estudios hidrogeológicos. Pryet et al.
(2012a) establece el primer modelo hidrogeológico conceptual para San
Cristóbal (Figura 2) a partir de los datos electromagnéticos
proporcionados por la campaña de geofísica aerotransportada que se
llevó a cabo con el sistema SkyTEM en mayo de 2006 (Sørensen and
Auken, 2004). En este modelo se diferencian tres tipos de acuíferos: 1)
un acuífero basal; 2) uno o más acuíferos colgados; y 3) un acuífero
controlado por diques. La lámina de agua dulce del acuífero basal tiene
un mayor espesor en la ladera de barlovento, a pesar de permanecer a
cotas topográficas próximas al nivel del mar (0–2,5 msnm). Los
manantiales que afloran en la ladera sur de la isla están asociados a
acuíferos colgados desarrollados a favor de capas impermeables de
poca continuidad local, como paleosuelos cocidos por coladas o “baked
contacts”. Por último, la identificación de una zona de baja resistividad
cerca de la zona de cumbres se ha interpretado como la existencia de
un acuífero controlado por diques, en el que existiría una
sobreelevación del nivel piezométrico.
Figura 2. Modelo conceptual hidrogeológico de la isla de San Cristóbal propuesto por Pryet et al. (2012a).
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Esta sobreelevación se justifica mediante una menor transmisividad de
estas estructuras verticales en comparación con las coladas basálticas
que forman el acuífero. Algunos modelos conceptuales de
comportamiento del agua subterránea similares han sido propuestos
para los archipiélagos de Hawái (Ingebritsen y Scholl, 1993), Azores
(Cruz y França, 2006), la isla de Reunión (Violette et al., 1997) y la vecina
isla de Santa Cruz (d'Ozouville et al, 2008; Auken et al, 2009, Violette et
al, 2014).
MANANTIALES
La oficina de SENAGUA en San Cristóbal inventarió durante el periodo
2012 – 2014 los manantiales existentes en la isla. El resultado, fue la
identificación de un total de 68 puntos en los que aflora el agua (Figura
3), pudiéndose diferenciar dos grupos: los manantiales de agua
subterránea y los puntos de descarga del flujo sub‐superficial. Los
manantiales de agua subterránea son aquellos cuyos caudales
representan el agua infiltrada que aflora nuevamente en superficie y, o
bien es aprovechada directa o indirectamente por el hombre, o bien se
incorpora a la escorrentía superficial mezclándose con ella. En este
último grupo se incluyen todos aquellos puntos situados a menor cota.
Por otro lado, los manantiales de flujo sub‐superficial son aquellos
situados en la zona alta de la isla y cuyos caudales son el resultado del
afloramiento en superficie del flujo en la zona no saturada (Figura 3).
Además, se puede realizar una segunda clasificación en función de si
nos encontramos ante manantiales emergentes (depression springs),
agua subterránea que emerge de forma natural ya que el nivel
piezométrico del acuífero intersecta la topografía, o si estamos ante
manantiales drenantes (contact springs)en los que el agua subterránea
aflora debido a un contacto geológico entre materiales de diferente
permeabilidad. Los manantiales de San Cristóbal son, en su mayoría,
emergentes ya que el nivel piezométrico se encuentra muy cercano a la
topografía. En algunos casos, encontramos que la existencia de
paleosuelos recocidos por la colada suprayacente es la causa de la
existencia de un punto de surgencia de agua subterránea.
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Puesto que no existe una cuantificación de los recursos hídricos en la
isla, se desconoce el porcentaje que representan los caudales aportados
por los manantiales al total de los recursos de San Cristóbal. Sin
embargo, en la actualidad todo el agua utilizada en la isla proviene de
la escorrentía generada por dichos manantiales por lo que su
conservación y manejo sostenible es de extrema importancia y debería
ser un objetivo absolutamente prioritario.
Figura 3. Mapa de los manantiales inventariados en San Cristóbal agrupados según el tipo de agua que afloran.
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METAS, OBJETIVOS Y POLÍTICAS
ORDENACIÓN GENERAL DE LOS RECURSOS
SUBTERRÁNEOS
Meta: Conocer, cuantificar y proteger los recursos hídricos
subterráneos de la isla de San Cristóbal para realizar una correcta y
sostenible gestión de los mismos.
Objetivo 1: Identificar las áreas de recarga o cuencas de cada
manantial.
Política: Realizar el monitoreo de las variables hidroclimáticas
(precipitación y evapotranspiración) en la zona alta de la isla así como
en la zona de barlovento, con el final de continuar la recogida de datos
que ya viene desarrollando el GIIWS.
Política: Realizar un estudio de identificación y cartografía de las zonas
de recarga de cada uno de los manantiales incluidos en el inventario de
SENAGUA.
Objetivo 2: Una vez identificados e inventariados los manantiales,
cuantificar sus caudales para evaluar el porcentaje que representan con
respecto a los recursos hídricos totales.
Política: Mantenimiento de los accesos a los manantiales para realizar
las labores de monitoreo y control de los mismos.
Política: Realizar campañas periódicas (mensuales) de medición de
caudales que permitan evaluar el recurso que suponen los manantiales
así como posible variaciones estacionales o de origen antrópico que
experimentan los mismos.
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Objetivo 3: Caracterización y clasificación hidroquímica de las aguas de
los manantiales
Política: Realizar campañas periódicas de muestreo y análisis de las
aguas de los manantiales para monitorear posibles cambios en la
calidad de las mismas. La periodicidad de las campañas deberá
adaptarse al tipo de manantiales semanal o mensual según tengan un
flujo sub‐superficial o de flujo subterráneo profundo.
Objetivo 4: Evitar cualquier tipo de afección en los caudales de los
manantiales.
Política: No pueden otorgarse concesiones privadas de aguas
subterráneas captadas mediante pozos, sondeos, galerías u obras
similares por encima de la cota doscientos.
Política: Por debajo de la cota doscientos, las concesiones estarán
sujetas a la realización de un estudio hidrogeológico de posible afección
a los manantiales.
ORDENACIÓN DEL TERRITORIO
Meta: Reconocer el valor económico y ambiental de los manantiales
para proteger, mantener y, cuándo sea posible, mejorar la calidad de
los manantiales.
Objetivo 1: Definir y delimitar zonas de protección ambiental para
proteger la cuenca de los manantiales y designar usos del suelo
apropiados para estas zonas.
Política: Definir las cuencas de los manantiales como “zonas de
protección hídrica”.
Política: Asignar a las “zonas de protección hídrica” usos del suelo de
baja intensidad y densidad como áreas de conservación, silvopastoril,
pastos o zonas de recreo. No permitir dentro de estas zonas agricultura
intensiva. Potenciar la agricultura orgánica.
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Política: Restricción del uso ganadero en aquellas cuencas de las que
se capte agua para consumo humano.
Política: Antes de aprobar cualquier tipo de uso, identificar todos los
elementos superficiales y sub‐superficiales que puedan ser potenciales
líneas de flujo para contaminar el acuífero. Debe llevarse a cabo un
estudio hidrogeológico en el que se incluya especialmente el
tratamiento de las aguas servidas.
CONSERVACIÓN
Meta: Mantener y restaurar las características ambientales de las
“zonas de protección hídrica”.
Objetivo 1: Proteger los recursos más sensibles dentro de las “zonas
de protección hídrica”, incluyendo las áreas de recarga así como las
áreas inmediatamente adyacente a los manantiales y las encañadas de
agua de escorrentía a las que dan lugar.
Política: Adquirir como terrenos públicos aquellas áreas especialmente
sensibles y críticas, o en las que sus propietarios no cumplan con los
usos recomendados en las políticas de ordenación del territorio.
Objetivo 2: Establecer programas de divulgación y educación para la
comunidad sobre la importancia de las cuencas de los manantiales para
la isla y como pueden contribuir a su protección.
Política: Coordinar con los centros educativos de la isla el desarrollo de
actividades de educación ambiental acerca de los manantiales y las
zonas de protección hídricas.
Política: Formular una campaña mediática para mejorar la
concienciación de la comunidad y sus líderes sobre la importancia de los
recursos hídricos, en general, y de los manantiales en particular.
Política: Alentar y asistir a los agricultores a utilizar buenas prácticas
ambientales dentro de las “zonas de protección hídrica” que minimicen
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el uso de agua, fertilizantes, herbicidas, pesticidas y que reduzcan la
erosión.
Objetivo 3: Promover actividades agrícolas y silvopastoriles que
protejan los recursos hídricos de los manantiales.
Política: Dentro de las “zonas de protección hídrica” seguir las buenas
prácticas desarrolladas por organismos internacionales para la
silvicultura (por ejemplo, United States Department of Agriculture,
USDA).
Objetivo 4: Recuperar la vegetación endémica y recuperar los
ecosistemas originales de la isla.
Política: Realizar programas de eliminación de especies invasoras que
incluya el mantenimiento de caminos de acceso a los manantiales.
GESTIÓN DE RESIDUOS SÓLIDOS
Meta: Minimizar los impactos en la calidad del agua del manantial de
residuos sólidos.
Objetivo 1: Evitar la localización de rellenos sanitarios dentro de las
“zonas de protección hídrica”.
Política: Quedará prohibido la construcción de instalaciones de
tratamiento o deshecho de residuos sólidos dentro de las zonas
definidas como de protección hídrica.
GESTIÓN DE AGUAS SERVIDAS
Meta: Proteger la calidad del agua dentro de la cuenca de los
manantiales utilizando los necesarios procesos de tratamiento de aguas
servidas para asegurar la calidad del agua del manantial.
Objetivo 1: Conseguir y mantener valores de contaminantes (nitratos,
coliformes, etc.) que se encuentren dentro de los estándares
internacionales.
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Política: Evitar que las aguas servidas se viertan dentro de la “zona de
protección hídrica”.
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REFERENCIAS
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Galápagos: A Natural Laboratory for the Earth Sciences,
Geophysical Monograph 204, 2014.
Dra. Tatiana Izquierdo Labraca
Miembro del grupo de investigación:
Galalapagos Islands Integrated Water Study
(Violette S., d'Ozouville N., Adelinet A., Bruel D., Chaumont C., Domínguez C., Fortin J.,
Tournebize J., Villacís M., Vincent B., Izquierdo, T)
Con el apoyo de: