Área visitable con indicación de los lugares que integran el recorrido
Abrigos rocosos con arte rupestre
Frentes de cantera
Cruz latina grabada en el suelo
Bloques de piedra que cierran elrecinto denominado "el atrio"
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 1
Consejero de CulturaPaulino Plata Cánovas
Viceconsejera de CulturaDolores Carmen Fernández Carmona
Secretario General de Políticas CulturalesBartolomé Ruiz González
Directora General de Museos yPromoción del ArteInmaculada López Calahorro
Delegado Provincial de MálagaManuel Jesús García Martín
ProducciónInstituto Andaluz de las Artes y las Letras
EditaJUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura
ISBN 978-84-9959-032-5Depósito Legal: x
TextosRafael Maura Mijares
Dibujos, planos e infografíaRafael Maura Mijares
FotografíasJavier Pérez González, Pedro Cantalejo Duartey Rafael Maura Mijares
Fotografía de portadaJavier Pérez González
Diseño de la colecciónCarmen Jiménez del RosalAinhoa Martín Emparan
MaquetaciónCarmen Jiménez del Rosal
Impresión y encuadernaciónIdeas exclusivas y publicidad
© de los textos: los autores© de las fotografías y los planos: los autores© de la edición: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 2
PEÑAS DE CABRERA
g u í a d e l e n c l a v e a r q u e o l ó g i c o
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 3
Cerca de Casabermeja, en el Campo de Cámara, hay un afloramientode areniscas que ha vencido al tiempo y al silencio. Un espacio sociallleno de mensajes, cuando aún no se había inventado la retórica. Elextraordinario valor ecológico del lugar encierra un muro de la memoriaque asombró a los jóvenes universitarios que en 1973 lo descubrieron.
Desde entonces, estas piedras de Cabrera están emparentadas connosotros no solo por herencia y genética sino porque los tonos rojos desus pinturas dejaron ver unos trazos tan precisos como las huellasdigitales de un pasado que envejeció precisamente para recobrar suidentidad.
Pero no estamos ante un yacimiento de verdades imperecederas.Aquella exuberante imaginería verbal convertida en signos y figurasconforman hoy el discurso estético de las Piedras de Cabrera, un ocrelugar de veneración de cuando los dioses aún eran mortales.
4000 años después, el trabajo de Rafael Maura devuelve la vida a lasimágenes al dialogar con ellas. Restablecida la comunicación, elinvestigador construye una mirada distinta para desarrollar lasmotivaciones de tan inusual concentración artística. La visióncontemporánea desvelará parte de su misterio. El arqueólogo hasabido leer e interpretar la sintaxis de unas piedras y el excepcionalelemento narrativo que ocultaban.
El eje en el que se enmarca este estudio es el trabajo interdisciplinarSociedades, Territorios y Paisajes en la Prehistoria Reciente de lasTierras de Antequera. El proyecto se erige en la actualidad como elcauce para todas las investigaciones presentes y futuras de esteyacimiento, otorgándoles así un sentido integrador y de proyeccióncientífica en torno a los dólmenes antequeranos.
Gracias a esta guía podemos ahora conocer y respetar el repertorioiconográfico impreso en las piedras, desnudar sus imágenes yrecrearnos en la abstracción discursiva de un espacio poético dondese dibujaron las coordenadas de la vida y la muerte.
Estamos ante un paisaje esencializado, cuyas manifestaciones gráficashacen retroceder el reloj del tiempo para crear la ilusión de un recintotrascendente donde vivir una experiencia estética de primer orden.
En el archivo pétreo del Cerro de Cabrera, unos primitivos pobladoresse plantearon preguntas y respuestas. Y dibujaron sobre los viejossoportes de arenisca los elementos fragmentados de una totalidad.
Una escenografía repleta de juegos visuales y tatuada ya para siempreen la memoria del lugar. Un teatro de imágenes en las tierras deCasabermeja.
Paulino Plata CánovasConsejero de Cultura
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 5
í n d i c e
11 SOBRE ESTA GUÍA
17 INTRODUCCIÓN A LA PREHISTORIA
31 INTRODUCCIÓN AL ARTE ESQUEMÁTICO
EL ENCLAVE ARQUEOLÓGICO PEÑAS DE CABRERA
41 DESCRIPCIÓN
42 El medio físico47 El conjunto rupestre y el dolmen del "Tajillo del Moro"
49 HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN50 El descubrimiento del arte rupestre y los primeros estudios52 Los trabajos de la Universidad de Málaga en el dolmen del "Tajillo
del Moro"55 La investigación actual: "Sociedades, Territorios y Paisajes en la
Prehistoria Reciente de las Tierras de Antequera"
57 OCUPACIÓN PREHISTÓRICA58 Los abrigos rocosos60 Las pinturas 66 Los grabados69 Otras evidencias de frecuentación71 Propuestas interpretativas
102 Contexto artístico107 Yacimientos del entorno
115 OCUPACIONES HISTÓRICAS
123 LA PUESTA EN VALOR
127 UNA VISITA A PEÑAS DE CABRERA
141 GLOSARIO
147 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 7
VISITAS
_ Las visitas a la Zona Arqueológica Peñas de Cabrera se gestio-
nan desde el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera.
Los datos para la reserva son los siguientes:
Conjunto Arqueológico Dólmenes de AntequeraCentro de RecepciónCtra. de Málaga, 529200 Antequera (Málaga)Atención de visitantes: 952 71 22 06 / 07Reserva de visitas: 952 71 22 08 / 670 945 453Web: www.juntadeandalucia.es/culturaCorreo-e:[email protected]
_ Horario de atención al público:De martes a sábado: de 9:00 a 18:00 h.Domingo: de 9:30 a 14:30 h.
NORMAS
Con carácter general durante la visita deberán observarse lassiguientes recomendaciones:
_ Siga las instrucciones para la contemplación de los abrigos ypinturas que los guías especifiquen en cada caso.
_ Bajo ningún concepto entre en contacto directo con las pintu-ras y evite que cualquier otro lo haga.
_ No recoja plantas ni altere la posición de las piedras.
_ Absténgase de arrojar basuras, por pequeñas que sean. Por elcontrario, colabore en recoger cualquier residuo que vea.
_ Si se da cuenta de alguna circunstancia anormal o peligrosa, nodude en comunicarlo a las autoridades responsables.
Esta herencia es de todos. Por ello tenemos el derecho a disfrutar-la a la vez que el deber de conservarla.
da
tos
úti
les
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 8
OTRAS VISITAS DE INTERÉS
Conjunto Arqueológico Dólmenes de AntequeraCueva de ArdalesCueva de la PiletaCementerio de San Sebastián en Casabermeja
MARCO JURÍDICO
El Yacimiento Arqueológico de Peñas de Cabrera fue declarado
Bien de Interés Cultural por ministerio de la Ley 16/1985, de 25 de
junio, del Patrimonio Histórico Español.
La zona donde se localizan los abrigos es propiedad de la Junta de
Andalucía.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 9
En el torbellino de la Historia cada hecho ocurre en un
instante y a partir de unas circunstancias. Las cosas
pudieron hacerse antes o después, pero se llevan a cabo
en un momento determinado. Y este es el momento, y no
otro, en que aparece esta guía.
La revitalización del proyecto de puesta en valor del
Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera está
suponiendo un nuevo impulso para la arqueología mala-
gueña, ya que se retoma con la intención de irradiar la
gestión tutelar y valorizadora hacia yacimientos importan-
tes del entorno que hasta la fecha permanecían en un
lamentable estado de abandono. Su generoso radio de
acción permite que se integren enclaves tan emblemáti-
cos como el que aquí presentamos, Peñas de Cabrera,
sin duda el conjunto rupestre al aire libre más sobresalien-
te de la provincia de Málaga, con una treintena de abri-
gos rocosos pintados y grabados, y uno de los más nota-
bles de este tipo, tanto cuantitativa como cualitativamen-
te, de nuestra Comunidad Autónoma.
La presente guía se concibe como una fase más de un
amplio plan que contempla desde la revisión de las inves-
tigaciones precedentes hasta su definitiva puesta en valor
y uso público, pasando por la realización de un estudio
arqueológico exhaustivo de todos los vestigios de ocupa-
ción, tanto prehistóricos como históricos, así como de un
programa orientado hacia su conservación y protección
definitivas.
Con objeto de consolidar la información existente y reco-
pilar los datos necesarios para la confección de esta guía,
se ha llevado a cabo una revisión general del lugar, con-
siderándolo en un sentido amplio en cuanto a su exten-
sión, independientemente de sus delimitaciones parcela-
rias o administrativas. Se pretendía un reconocimiento
exhaustivo del área finalmente estimada, en orden a una
correcta localización de todos los restos que pudieran ser
detectados. A partir de estos trabajos, ha sido posible
abordar una aproximación a las sucesivas ocupaciones
12
Sobre esta guía
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 12
de este enclave por parte del ser humano más precisa de
la que hasta ahora se tenía.
Esta labor ha originado, a su vez, un importante banco de
datos que han sido procesados en el laboratorio y cuyos
resultados se vierten en la presente publicación. Para
esta actividad se ha contado con la cooperación del Dr.
Rafael Maura Mijares, como investigador principal, José
Luís Pérez Bueno, Javier Pérez González, José Antonio
Hernández Miró-Quesada, Adolfo Román Triguero, Pedro
Cantalejo Duarte, Antonio Aranda Cruces y Francisco
José Valero Arce, a quienes queremos agradecer aquí su
colaboración.
La valoración de este primer avance es muy positiva, ya
que, además de una veintena de nuevos motivos rupes-
tres esquemáticos, se han sacado a la luz numerosos
vestigios hasta ahora inéditos para el mundo científico,
entre los que destacaremos los grabados hallados en el
interior de varios abrigos, así como algunos de los locali-
zados en superficie, susceptibles, en espera de su
correspondiente estudio, de ser considerados también
como prehistóricos. No obstante, ante la dimensión que
ha tomado el enclave con motivo de esta actividad, inclu-
yendo los restos de interés histórico, se impone la reali-
zación de un análisis más profundo de los mismos para
poder obtener una visión más amplia que la meramente
prehistórica.
Por lo que se refiere a las manifestaciones rupestres pro-
piamente dichas, su estudio queda contemplado en el
seno del proyecto Sociedades, Territorios y Paisajes en la
Prehistoria Reciente de las Tierras de Antequera, adscri-
to a la Línea de Investigación del Plan Director del
Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, dirigido
por los doctores Leonardo García y Víctor Hurtado, pro-
fesores de la Universidad de Sevilla, y que cuenta con la
colaboración de un equipo dirigido por el doctor D. W.
Wheatley, profesor de la Universidad de Southhampton,
en el que se incluyen todas las actividades relacionadas
SO
BR
E E
STA
GU
ÍA
13
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 13
14
con el análisis de las grafías prehistóricas de las Tierras
de Antequera, línea de investigación coordinada por los
doctores Primitiva Bueno y Rodrigo de Balbín, catedráti-
cos de la Universidad de Alcalá de Henares. Estos traba-
jos incluyen tanto la reproducción calcográfica digital de
los paneles y motivos artísticos de Peñas de Cabrera,
como el correspondiente levantamiento topográfico, ade-
más de un estudio detallado de los datos obtenidos. En
cuanto al plan de restauración y conservación de los mis-
mos, que corre cargo del Dr. Fernando Carrera, de la
Escola Superior de Conservación y Restauración de
Bens Culturais de Galicia, servirá para garantizar la fiabi-
lidad de las reproducciones, así como de punto de parti-
da para la puesta en valor del enclave.
Esta guía trata de sintetizar, en formato divulgativo, toda
la información de que se dispone sobre este yacimiento.
Ineludiblemente, nuestra jerga de especialistas inundará
estas páginas, aunque hemos hecho un importante
esfuerzo de contención.
El esquema que se ha seguido propone, en primer lugar,
una aproximación general, tanto a la Prehistoria como al
arte rupestre esquemático, tema que va a constituir el eje
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 14
en torno al que gire esta guía. Estos capítulos iniciales
están orientados hacia el gran público y sirven para situar
al lector en la época y para familiarizarlo con una termino-
logía muy específica.
El recorrido por el enclave propiamente dicho comienza
por una breve descripción del marco físico y geomorfoló-
gico, para inmediatamente pasar a describir los lugares y
vestigios de interés que contiene, aportándose también
una introducción historiográfica, exponiéndose numero-
sas valoraciones de carácter interpretativo y dándose un
repaso a otras estaciones artísticas y enclaves prehistóri-
cos del entorno.
Finalmente, se incorpora un capítulo dedicado a las ocu-
paciones históricas posteriores, se da cuenta del proyec-
to de puesta en valor y se invita al lector a recorrer dete-
nidamente el área más interesante del enclave. La edición
se completa con un glosario y con una selección temáti-
ca de referencias bibliográficas.
La intención de esta guía es dar a conocer un yacimiento
de incalculable valor arqueológico que hasta ahora
permanecía inédito, más allá del mundo científico. Pero
SO
BR
E E
STA
GU
ÍA
15
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 15
con ella se pretende también llamar la atención de
vecinos y visitantes sobre la importancia de conocer,
respetar y conservar nuestros bienes de interés histórico
y paisajístico para que continúen siendo un nexo con el
pasado en los tiempos venideros. Esperemos que, en la
medida que le corresponde, esta publicación contribuya
a lograr la consecución de dicho fin.
Por último, invitamos a quien se decida a acompañarnos
a lo largo de las próximas páginas a dejarse atrapar,
como hicimos nosotros, por el encanto de este paraje
ancestral y único que permanece aún indemne al paso
del tiempo, y por el misterio del arte prehistórico que
esconde en sus rincones. Si así fuere, el esfuerzo que ha
supuesto la elaboración de esta guía habrá tenido verda-
dero sentido.
16
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 16
Los orígenes de la Humanidad se sitúan en un tiempo
impreciso en que el bipedismo y la oposición del dedo
pulgar de la mano abrieron las puertas al desarrollo
actual de nuestra especie. Desde la cuna africana fueron
surgiendo, uno tras otro, grupos humanos de cerebro y
constitución cada vez más depuradas, hasta que, hace
unos 40.000 años el Homo Sapiens Sapiens acabara por
imponerse al resto y ocupar todo el planeta. A este enor-
me lapso de la Prehistoria se la conoce como Paleolítico
y lleva la impronta de las sociedades cazadoras, pesca-
doras y recolectoras de frutos silvestres.
Al principio, los homínidos comenzaron a horadar la
naturaleza en su beneficio fabricando útiles para interac-
tuar con el medio de un modo más eficaz.
Fundamentalmente eran cantos de sílex, cuarzo o cual-
quier otra piedra dura, recogidos en ríos cercanos y tra-
bajados toscamente, que servían como herramientas de
mano: raederas, buriles, perforadores, tajaderas o raspa-
dores, utensilios de buen tamaño todos ellos destinados
al despiece y posterior aprovechamiento de los animales
(elefantes, ciervos, caballos, bóvidos, rinocerontes...),
que caían en sus trampas. Aún eran cazadores muy ele-
mentales y es posible que no pasaran por alto unos res-
tos de carroña. A esta fase inicial se la llama Paleolítico
inferior. Sus últimos grandes protagonistas son el Homo
Erectus y el Homo Antecessor, a quienes se atribuye el
descubrimiento de la talla Levallois, una técnica que se
usará después con profusión y que consiste en preparar
un núcleo de materia prima de forma que permita extraer
lascas más o menos iguales de forma repetitiva. No obs-
tante, y a pesar de que habían logrado implantar su
supremacía durante un millón y medio de años, el prime-
ro en Asia y el segundo en Europa (en atención a las con-
clusiones del equipo que estudia el yacimiento burgalés
de Atapuerca) ambos estaban predestinados a extinguir-
se, a ser suplantados por otra especie que iba a adaptar-
se mejor a las condiciones de los nuevos tiempos.
18
Introducción a la Prehistoria
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 18
Hace aproximadamente 100.000 años, en una época en
que la Tierra atravesaba uno de sus períodos más fríos,
aparecieron los primeros grandes cazadores, a los que se
les conoce con el nombre de Neandertales. Esta especie
acapara por entero el período que denominamos
Paleolítico medio. El Homo Sapiens Neanderthalensis,
que es su nombre de pila completo, era un ser de frente
huida, arcos superciliares muy salientes, ausencia total de
mentón, dolicocefalia acusada (es decir, el cráneo más
largo que ancho) y una capacidad craneana de 1.465
c.c., robusto y de fuertes articulaciones. Es cazador y
recolector de frutos silvestres, al igual que sus antece-
dentes Erectus y Antecessor, aunque sus técnicas cine-
géticas debieron ser más efectivas. Vive en campo abier-
to o en las entradas de las cuevas, en las que extienden
su habitáculo hacia el exterior por medio de estructuras
de huesos y pieles. Se le relaciona con la industria mus-
teriense, que presenta el uso de lascas, raederas, denti-
culados y cuchillos, y con la generalización de la técnica
Levallois. Estos útiles eran menos espesos que los ante-
riores, bastante más pequeños y, probablemente,
muchos de ellos se enmangarían.
Así era nuestro pariente más cercano. Muy tosco aún,
achaparrado y fornido, demasiado primitivo. ¿Por qué
entonces se le eleva a la categoría de Sapiens? La res-
puesta es simple: porque en él encontramos los primeros
indicios de espiritualidad. En efecto, los hallazgos más
antiguos de enterramientos humanos se documentan en
este período. También se conocen vestigios inequívocos
que demuestran la práctica de un ritual funerario, puesto
de manifiesto en inhumaciones relacionadas con coloran-
tes para pintar los huesos, algunos de los cuales parecen
haber sido objeto de un culto especial.
Hacia el 30.000 a.C. el Homo Sapiens Neanderthalensis
es una especie en vías de extinción. Según las últimas
investigaciones, es precisamente en estas tierras del sur
de la Península Ibérica donde subsisten los últimos gru-
pos. Son muy conocidos los yacimientos de Gibraltar y
Zafarraya (Málaga), este último a pocos kilómetros de
Peñas de Cabrera. Desde ese momento, y hasta el día de
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
LA P
RE
HIS
TOR
IA
19
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 19
hoy, el Homo Sapiens Sapiens
queda como último y único actor
de esta aventura evolutiva. La
denominación Cro-Magnon (aun-
que en la actualidad se prefiere el
término Sapiens arcaico) que
hacemos para referirnos a los
hombres que vivieron durante el
Paleolítico superior, es decir, hasta
el 10.000 a.C., responde a que
sus restos son tan antiguos que
nos han llegado en estado de fosi-
lización, ya que genéticamente
eran iguales a nosotros, de alta
estatura, posición recta, dolicocé-
falos, con mentón, y con una
capacidad craneana parecida a la
actual.
El Sapiens arcaico, pues, es un cazador especializado en
uno o varios tipos de animales, según la región, que utili-
za arcos, mazas, palos y trampas (Solutrense, caracteri-
zado por las puntas de flecha con superficie plana) e
inventa armas arrojadizas como las azagayas, los arpo-
nes y los propulsores o lanzaderas (Magdaleniense, iden-
tificado con los primeros objetos de asta y hueso).
Recoge frutos silvestres con los que se complementa la
dieta alimenticia. Lleva una vida nómada o seminómada.
No produce alimentos. Sólo los consume. Dedica mucho
tiempo a la fabricación de una industria lítica y ósea que
consigue llevar a altos grados de perfección, como en el
caso de las delicadas agujas. Aparecen entonces los pri-
meros adornos y objetos claramente relacionados con el
ritual funerario. Y por supuesto, es el momento en el que
surge el arte.
Las figuras zoomorfas constituyen el tema principal de
estos primeros artistas. Caballos, bisontes, toros, cier-
vos, cabras, mamuts, rinocerontes, zorros, osos, félidos,
peces, aves, serpientes... Toda la fauna del entorno vista
a través de los ojos de un buen conocedor de sus captu-
ras. Pero allí, en lo más profundo de la tierra no puede
20
Portada del tomo 1 de la monografía sobrela gruta del Boquete de Zafarraya, enAlcaucín (Málaga), publicada bajo la direc-ción de Cecilio Barroso y Henry de Lumleyen 2007. En el centro la famosa mandíbulade neandertal, elemento estrella del registroarqueológico de este yacimiento.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 20
copiarse la realidad; hay que pintar de memoria, recordar
cada pose, cada músculo, o tal vez repetir simplemente
unos trazos aprendidos... Muchas veces las imágenes
son líneas que no delimitan completamente al animal, que
sólo sugieren su idea. Otras, los rasgos están perfecta-
mente definidos y los gestos y actitudes de los modelos
quedan expuestos con un naturalismo detallista y esme-
rado. En la mayoría de los casos el trazo es seguro, pre-
ciso, quizá ensayado una y otra vez antes de ser ejecuta-
do en su lugar definitivo...
Este arte primigenio sorprende por la persistencia en los
temas faunísticos frente al escaso tratamiento de la figu-
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
LA P
RE
HIS
TOR
IA
21
Caballo paleolítico pintado con pigmentos ocres en la cueva deLa Pileta (Benaoján, Málaga). Fotografía, Pedro Cantalejo.
Gran pez representado en la cueva de La Pileta. El arte paleolíti-co de esta gruta es, sin duda, el más atractivo entre los conser-vados en la Comunidad Autónoma andaluza. Fotografía, PedroCantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 21
ra humana, ya que ésta no alcanza el número ni el grado
de naturalismo que presentan los zoomorfos. Las repre-
sentaciones antropomorfas, sobre todo las masculinas,
son caricaturescas y deformadas, y en contadísimas oca-
siones nos muestran sus caras; las femeninas, más
numerosas, suelen quedar reducidas a los rasgos más
esenciales, haciendo especial hincapié en las sinuosida-
des que conforman su cuerpo, sobre todo las nalgas. No
hay representaciones seguras de vegetales, aunque algu-
nos signos pudieron tener esa intención. Sí son frecuentes
las impresiones de manos, propias de las fases antiguas,
ya sea por la aplicación directa de la palma pintada
(manos positivas), bien mediante aerografía (manos nega-
tivas). También abundan los signos de muy variada tipolo-
gía: desde simples barras y puntos hasta formas muy
22
Figura humana femenina paleolítica grabada sobre el lateral deun bloque en la cueva de Ardales (Ardales, Málaga). Está repre-sentada de cintura para abajo, destacándose a la izquierda lalínea sinuosa que forma la nalga. Las piernas acaban en formaapuntada, un convencionalismo empleado habitualmente en elarte paleolítico para representar las patas de los animales. Elpubis está representado mediante una triple línea. Fotografía,Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 22
complejas. En la provincia de Málaga se cuenta con una
decena de cavidades con arte paleolítico, entre las que
destacan a nivel europeo las de La Pileta, Ardales y Nerja.
Sobre la interpretación de estas manifestaciones gráficas,
las primeras de la Humanidad, han corrido ríos de tinta, y
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
LA P
RE
HIS
TOR
IA
23
Impresión de una mano positiva localizada en las Galerías Altasde la cueva de Ardales. Esta cavidad destaca por su diversidadtécnica y temática, lo que confiere a este yacimiento un alto inte-rés científico. Fotografía, Pedro Cantalejo.
Panel principal de lacueva de Ardales. Sedesarrolla sobre unaserie de hornacinas natu-rales creadas por lasconcreciones calcáreas.Se cuentan en él hastatreinta figuras de anima-les, todas ellas cérvidos,a excepción de unarepresentación de cápri-do en el centro de lacomposición. Algunos delos grupos constituyenverdaderas escenas, ple-nas de dinamismo, rela-cionadas con la berrea.Abajo a la izquierda, unafigura humana femeninagrabada sobre una esta-lagmita de connotacio-nes fálicas, en una suge-rente asociación motivo-soporte. Calcografía digi-tal, Rafael Maura y PedroCantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 23
seguirán corriendo. No obstante, las últimas propuestas
explican su significado a partir de una necesidad de
transmisión generacional de cierta información relaciona-
da con los modos de vida, en orden a asegurar tanto la
continuidad de sus usos, costumbres y tradiciones,
como el mantenimiento de las fuentes de recursos y de la
cohesión social.
Pero hace unos 12.000 años, a comienzos del Holoceno,
los hielos retrocedieron al finalizar la última glaciación,
produciéndose un cambio climático tan drástico que la
cultura de los grandes cazadores entró en franca deca-
dencia, quedando sólo algunos grupos aislados que fue-
ron capaces de adaptar sus modos de vida a las posibi-
lidades de subsistencia que ofrecía el nuevo medio físico,
lo que contribuyó a la pérdida de la cohesión que había
caracterizado a las comunidades del Paleolítico superior.
Esta fase final del Paleolítico, que se asocia al declive de
los grandes cazadores, se conoce con el nombre de
Epipaleolítico, una etapa intermedia que preludia el otro
gran período en que se divide la Edad de Piedra, el
Neolítico, durante el que se transformarán irreversible-
mente las bases económicas de los grupos humanos, a
partir sobre todo de la introducción de la agricultura, la
ganadería y la producción de alimentos, y se abrirá un
proceso de cambio progresivo hacia las estructuras
sociales plenamente jerarquizadas. Este proceso es lo
que conocemos como Postpaleolítico, o dicho de otro
modo, Prehistoria reciente.
El uso generalizado de instrumentos de piedra pulimenta-
da de todas las formas y de perfecto acabado como
hachas, azuelas, cuchillos, escoplos, y brazaletes y cuen-
tas de collar fabricados en mármol, concha o pizarra,
definen y dan nombre al Neolítico. Pero son otros
muchos los descubrimientos e inventos debidos e este
período: la domesticación de animales, como el cerdo, la
cabra, la oveja, el buey, el conejo y el perro; la creación
de las primeras vasijas de cerámica, en muchos casos
decoradas; el proceso de cultivo y cosecha del cereal,
como atestiguan las hachas, azuelas, molinos, molinetas,
etc. De huesos largos de ovejas y cabras se fabricarán
mangos, cucharas, espátulas y agujas. También se tienen
24
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 24
pruebas de sus primitivas indumentarias: vestidos y
zapatos eran confeccionados con cuero, pieles o fibra de
esparto. Sin embargo, también se documentan restos de
cabras monteses, ciervos, rebecos, jabalís, corzos, etc.,
lo que indica que la caza siguió teniendo gran importan-
cia para estas economías incipientemente productoras.
En las áreas costeras y valles fluviales la práctica sistemá-
tica de la pesca se atestigua mediante la presencia de
anzuelos y redes.
El fenómeno megalítico se constata hacia un Neolítico
reciente. Sus artífices son portadores de una tradición
constructiva que implica el empleo de grandes lajas de
piedra, mediante los que se erigen tumbas (dólmenes),
piedras verticales clavadas en el suelo (menhires), recin-
tos (cromlechs) y alineamientos. En Andalucía priman las
tumbas, siempre cubiertas por una colina artificial (túmu-
lo), que en la mayoría de los casos no se ha conservado.
Los distintos elementos que integran estas construccio-
nes son:
Ortostatos: lajas verticales que conforman las pare-des de los corredores y cámaras. Cobijas: losas de cubierta.
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
LA P
RE
HIS
TOR
IA
25
Interior del dolmen deMenga. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 25
Piedra cabecera: laja vertical que cierra el fondo de lacámara.Puertas: pueden ser de jambas y dintel o lajas verti-cales dispuestas transversalmente al eje del corredorcon una perforación para permitir el paso.
Las tipologías de estos dólmenes son variadas, desde
simples galerías cubiertas hasta sepulcros de corredor y
cámara, adoptando estas distintas morfologías según su
planta: cuadradas, rectangulares, poligonales y circula-
res. Estas últimas añaden una técnica arquitectónica
novedosa, la falsa cúpula, que consiste en ir aproximan-
do hiladas superpuestas de mampostería hasta cerrar el
espacio mediante una gran losa de cubierta denominada
clave. Es característico de los dólmenes de falsa cúpula
el presentar, al menos, una cámara secundaria.
El megalitismo se atribuye a pueblos de base fundamen-
talmente ganadera y explotación agrícola muy precaria,
dedicada al pastoreo trashumante. Dichos grupos delimi-
taban y reafirmaban su propiedad sobre las tierras de pas-
tos mediante la presencia de las tumbas de sus antepasa-
dos. Estas marcas territoriales eran respetadas tácitamen-
te por el resto merced a las complejas normas de conduc-
ta de una sociedad dividida en clanes y linajes, basadas
26
Gran losa que cierra labóveda de la cámaraprincipal del dolmen deEl Romeral. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 26
en el intercambio, la reciprocidad y la cooperación. Se
tiene constancia de una utilización sucesiva a través de los
siglos de las tumbas megalíticas, debido probablemente a
su condición de sepulcros colectivos destinados a recibir
los restos mortales de sucesivas generaciones de miem-
bros de un clan o de un linaje. El ajuar fune-
rario que acompaña a estos enterramientos
suele estar compuesto por hachas de piedra
pulimentadas, herramientas de sílex, cuentas
de collar, colgantes de piedras semiprecio-
sas, objetos de hueso y restos de cerámica.
En muchas ocasiones, más reseñables a
medida que nos aproximamos a la banda
atlántica, los monumentos megalíticos estu-
vieron decorados, tanto con grabados (los
más abundantes) como con pinturas. Las
consideraciones tradicionales del llamado
“arte megalítico” en cuanto a su distribución
espacial y su asociación con ciertas morfo-
logías arquitectónicas han sido objeto de
una revisión llevada a cabo por Primitiva
Bueno y Rodrigo de Balbín, a través de la
cual se reafirma la idea de que se trata de
formas directamente extraídas del conjunto
expresivo del arte esquemático, cuyo núcleo
de asociación gráfica y espacial, según el
cual se conjugan los distintos temas, sería la
figura humana. Los antropomorfos crucifor-
mes (con los brazos en cruz) y de brazos en
asa y en “T”, y algunos signos, como rami-
formes (en forma de rama), halteriformes (en
forma de halteras o pesas), serpentiformes
(en forma de serpiente) y soliformes (en
forma de sol), constituirían las tipologías más
características. Estos autores consideran
que muchos de los dólmenes estuvieron
sujetos a verdaderos programas iconográfi-
cos que comenzaban a desarrollarse incluso
antes de la construcción de los mismos,
como demuestran algunos ortostatos que
contienen manifestaciones gráficas ocultas
en sus caras internas.
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
LA P
RE
HIS
TOR
IA
27
Muchos monumentos megalíticospresentan decoraciones tanto pinta-das como grabadas. Arriba, figuraantropomorfa pintada bajo la granlosa de cubierta del dolmen de laGiganta (Montejaque, Málaga). Abajo,ortostato con cazoletas inscritas en eldolmen de Viera (Antequera, Málaga).Fotografías, Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 27
Hace unos 6.000 años, las sociedades neolíticas, inmer-
sas en su dinámica innovadora, dieron con un descubri-
miento revolucionario: la metalurgia. A partir de ese
momento, el ordenamiento en períodos, a veces un tanto
ficticio, de la Prehistoria, propone un cambio de era.
Hemos dejado atrás la Edad de Piedra y pasamos a la
Edad de los Metales: el Cobre, el Bronce y el Hierro.
Los primeros metales tratados y transformados por el ser
humano fueron el oro, la plata, el plomo y, sobre todo, el
cobre. Al principio, el cobre nativo era sometido simple-
mente al martilleado en frío para darle forma.
Posteriormente pudo ser calentado para dotarlo de una
mayor ductilidad y conseguir así formas más variadas.
Pero no se llega a la verdadera metalurgia hasta que se
descubre que el cobre puede calentarse hasta ser fundi-
do. Es entonces cuando comienzan a emplearse moldes
que, una vez enfriado y solidificado el metal, dan lugar a
una variada gama de objetos de considerable dureza,
como hachas, picos con agujero central para su enman-
gue, puñales, lanzas, hebillas, alfileres, etc.
La introducción del metal, aun constituyendo un avance
tecnológico sin precedentes, no supone en un principio
modificaciones drásticas en las estructuras sociales ni en
las bases económicas, aunque su incidencia tuvo que ser
necesaria en el lento proceso de transformación a que los
grupos humanos estaban abocados desde el Neolítico.
Durante la Edad del Cobre, llamada también Calcolítico,
la tendencia hacia el sedentarismo y la intensificación de
la producción de alimentos posibilitaron la acumulación
de excedentes, cuyo control y redistribución fue quedan-
do progresivamente en menos manos, lo que condujo al
establecimiento de divisiones sociales cada vez más
acentuadas. La manufactura de objetos de cobre y cerá-
mica, o de tejidos de lana y lino, esteras y cuerdas, fruto
del desarrollo que adquirieron en esta época la industria
textil y la cestería, comienzan a considerarse como ofi-
cios. Esta producción artesana es también monopolizada
paulatinamente por las elites emergentes, adquiriendo un
significado social como distintivo de clase.
El establecimiento definitivo de las redes de intercambio
posibilitó la movilidad de estos productos, lo que contribu-
28
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 28
yó a su consideración como objetos de prestigio. Sirvan
como ejemplo el hallazgo de hachas, azuelas y recipientes
cerámicos sin huellas de uso formando parte, junto con
objetos de cobre, de los ajuares de enterramiento. Entre
estos símbolos de estatus y rango destaca la cerámica
campaniforme, que se caracteriza por sus vasijas de per-
fil en S, que les confiere una forma acampanada, y por sus
profusas decoraciones en franjas ordenadas en líneas
simples o en zigzag. Este fenómeno, que coincide crono-
lógicamente con las últimas fases del megalitismo, obede-
ce a una moda decorativa cerámica, sin vinculación espe-
cífica con ningún grupo, que se expande por toda Europa,
relacionada fundamentalmente con el comercio del metal.
La mayor parte de los yacimientos donde se han encon-
trado restos de cerámica campaniforme han sido de tipo
funerario, en inhumaciones individuales, y su introducción
marca una línea imaginaria que divide en dos la Edad del
Cobre, de forma que llega a hablase de un Calcolítico pre-
campaniforme y otro campaniforme.
Durante la Edad del Cobre, la distribución espacial de los
poblados revela un creciente interés por el control del
territorio y por la situación de los emplazamientos en
lugares propicios para el mejor aprovechamiento de los
recursos. Pero al final de este período comienza a apre-
ciarse un cambio decidido en los patrones de asenta-
miento y se buscan enclaves vinculados con puntos
estratégicos, detectándose núcleos poblacionales cada
vez más elevados y en cerros aislados, proceso que cul-
minará con las estructuras defensivas características de
los grupos humanos más belicosos y jerarquizados de la
Edad del Bronce.
La Prehistoria reciente no supuso, ni mucho menos, el
abandono de la expresividad artística del ser humano.
Objetos de todo tipo elaborados en piedra y metal, escul-
turas en bulto redondo, y sobre todo, las manifestaciones
rupestres, dan buena fe de ello. En la Península Ibérica se
dan dos grandes ciclos de arte rupestre, el levantino,
caracterizado por las representaciones humanas y ani-
males realizadas de un modo naturalista, y el esquemáti-
co, cuyas formas se reducen a figuras abreviadas hasta
los mínimos esenciales. El primero, como su nombre indi-
ca, se circunscribe en un sentido amplio al levante espa-
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
LA P
RE
HIS
TOR
IA
29
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 29
ñol y sus soportes son siempre abrigos
rocosos al aire libre, mientras que el
arte esquemático tiene un desarrollo a
escala peninsular, adaptándose a otros
soportes como las cuevas oscuras o la
arquitectura funeraria y ritual, además
de a las decoraciones de diferentes
objetos líticos, óseos y cerámicos.
El arte esquemático se origina a partir
de la consolidación de las primeras
sociedades productoras del Neolítico y
alcanza su momento de mayor repercu-
sión durante la Edad del Cobre, es
decir, se trata de un fenómeno contem-
poráneo al megalitismo (casi con toda
seguridad, ambos son obra de los mis-
mos grupos humanos). Su grado de imbricación con el
proceso de cambio que tuvo lugar en esa época queda
de manifiesto al comprobarse que, ciñéndonos a la tradi-
ción expresiva que conocemos como arte esquemático,
y hacemos esta aclaración porque en la Prehistoria, tanto
la antigua como la reciente, se dan otros esquematismos,
va entrando en crisis a medida que se estabilizan definiti-
vamente las estructuras jerárquicas de poder. Producto
inicialmente de una sociedad comunitaria de base tribal,
el arte esquemático (como ocurre con el fenómeno
megalítico) pierde su sustento ideológico al entrar en con-
flicto con la nueva realidad socioeconómica.
La Edad del Bronce supone la culminación de este pro-
ceso de estratificación e inequidad social. Las estructuras
tribales quedan desmanteladas y surgen las primeras
concentraciones territoriales de poder, los protoestados.
Para entonces, la Península Ibérica era un codiciado des-
tino económico, como lo fue mucho después el continen-
te americano. Hace unos tres mil años, comenzaron a
arribar a nuestras costas fenicios y griegos, portadores
de culturas avanzadas, cuyos contactos con los nativos
supuso el inicio de un nuevo proceso. Con estos viajeros
inquietos, la Península Ibérica entra en la Edad del Hierro,
época de colonialismos y conquistas, pero que queda al
margen de nuestra aproximación, ya que este es el
umbral de la gran sala de la Historia.
30
Detalle del gran panel dearte rupestre levantino delabrigo de Minateda(Hellín, Albacete), en elque se aprecia un grupode arqueros pintados enforma dinámica y natura-lista. Calografía digital,Rafael Maura y Martí Mas.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 30
En general, la idea que el gran público tiene sobre el arte
rupestre prehistórico es la de los animales expresados
de un modo naturalista propios del Paleolítico superior,
datados de un modo aproximado entre el 30.000 y el
10.000 a.C., o la de las imágenes de arqueros represen-
tados en forma dinámica que son característicos del arte
levantino, un estilo cuya cronología de amplio espectro
pudo arrancar en el Epipaleolítico, perdurando hasta
comienzos de la Edad del Cobre, es decir, entre el 8000
y el 3000 a.C. aproximadamente, aunque este extremo
es muy controvertido.
Pero existe una modalidad artística prehistórica bastante
menos conocida que se definiría por una abreviación
extrema de las formas y que se conoce tradicionalmente
con el nombre de “arte esquemático”. En la mente de
todos está el famoso “indalo”, que ha llegado a convertir-
se en imagen corporativa de la provincia de Almería y que
tiene su origen en estas figuraciones primitivas. El conjun-
to de expresiones gráficas que conforma el arte esque-
mático se desarrolla fundamentalmente en la Península
Ibérica, y tiene como marco cronológico el final del
Neolítico y la Edad del Cobre, perdurando en ocasiones
hasta la Edad del Bronce, y de manera ya muy residual
hasta la del Hierro. Se caracteriza por presentar formas
abreviadas y estereotipadas que representan figuras
humanas (antropomorfos), animales (zoomorfos) y sig-
nos, realizados mediante pintura o grabado, sobre todo
tipo de soportes. Se trata de un fenómeno notablemente
generalizado, ya que algunas de estas formas podrían
haber llegado a constituirse, por repetición, en significan-
tes de carácter convencional. También la presencia cons-
tante de la figura humana como eje en torno al que giran
las representaciones gráficas puede entenderse como un
nexo común. Esta tendencia, derivada probablemente de
una visión del mundo más antropocéntrica, alcanzará su
máxima expresión con el arte esquemático típico, centra-
do en un Neolítico final-Calcolítico, consolidando un cam-
bio importante respecto a los modos de expresión pale-
32
Introducción al arte esquemático
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 32
olíticos, a través del cual, el hombre substituye al animal
como motivo figurativo central de las composiciones.
Las primeras referencias escritas de la
existencia de este tipo de grafías se
deben a Manuel de Góngora y
Martínez, catedrático de la Universidad
de Granada, quien en su libro de 1868
Antigüedades Prehistóricas de
Andalucía publica las copias de los
motivos de Fuencaliente y Batanera
(Ciudad Real), realizadas en 1783 por
Antonio López, hermano del párroco
de Montoro, así como las reproduccio-
nes efectuadas por él mismo de las
pinturas de la Cueva de los Letreros, en
Vélez-Blanco (Almería).
La publicación de Góngora precede en once años al
hallazgo de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira
por Marcelino Sanz de Sautuola. Las historias de estos
hombres guardan cierto paralelismo, ya que los descubri-
mientos de ambos no fueron aceptados hasta que obtu-
vieron el reconocimiento por parte de la comunidad cien-
tífica de la época. Sin embargo, tras el visto bueno, apa-
recieron signos esquemáticos y pinturas naturalistas por
toda Europa. Se produjo entonces un fenómeno curioso.
Nadie los había visto antes simplemente porque resulta-
ba impensable que hombres tan primitivos fueran capa-
ces de poseer ya una iconografía simbólica tan desarro-
llada o un arte pictórico tan depurado.
En los inicios, se consideró este arte como una forma de
escritura prehistórica, relacionándose con los jeroglíficos
egipcios o con los caracteres fenicios, púnicos e ibéricos,
una interpretación que se mantuvo hasta comienzos del
siglo XX. Sin embargo, los trabajos del ingeniero belga
Luis Siret, basados en los paralelos formales entre estas
grafías rupestres y las decoraciones de ciertos vasos
cerámicos e ídolos de hueso y piedra de Los Millares,
halladas en contextos arqueológicos y, por lo tanto, sus-
ceptibles de ser fechadas, permitieron una aproximación
33
Único retrato conoci-do de D. Manuel deGóngora y Martínez(detalle). Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 33
cronológica más precisa, demostrándose más antiguas
que las formas escritas de las culturas clásicas mediterrá-
neas y propiciando nuevas lecturas, como la de Juan
Cabré, quien las consideraba “típicamente neolíticas”. No
obstante, persiste la idea de que fueron importadas
desde el Mediterráneo, llegando a proponerse paralelis-
mos y significados extraídos de los estudios de la época
sobre las comunidades neolíticas y calcolíticas de Oriente
Próximo.
En estos momentos se realizan varios descubrimientos
que amplían la zona de influencia de este tipo de mani-
festaciones a otros puntos de la Península, aunque el
hallazgo más trascendente es, sin duda, el de las pintu-
ras de la cueva de la Pileta, en Benaoján (Málaga), con un
Decoración simbólica de uno de los famosos recipientes cerámi-cos de Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Almería), con clarosparalelos formales de algunos motivos característicos del arteesquemático. Dibujo, Dimas Martín y María Dolores Cámalich.
Panel con figuracionesen negro pintadasprofusamente en lacueva de la Pileta(Benaoján, Málaga).Fotografía, PedroCantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 34
extenso repertorio artístico que va desde el Paleolítico
superior hasta, probablemente, el Calcolítico. Su estudio
correrá a cargo, junto con el descubridor de las manifes-
taciones gráficas, un coronel inglés retirado dedicado a la
ornitología, Willoughby Verner, de dos pesos pesados de
la ciencia prehistórica clásica, el abate francés Henri
Breuil y el arqueólogo alemán Hugo Obermaier. Este equi-
po contó con la inapreciable colaboración de campo del
propietario de los terrenos en que la cueva se ubica,
Francisco Bullón, hombre humilde que conocía la gruta
desde antiguo. Los resultados fueron recogidos en una
monografía publicada en 1915 y que lleva el sencillo títu-
lo de La Pileta à Benaoján.
A partir de los estudios del abate Breuil, que se editaron
en cinco tomos, todos ellos centrados en la Península
Ibérica, se consolidan tanto la denominación “arte esque-
mático”, como las propuestas cronológicas de Siret, pre-
sentándose por primera vez una sistematización tipológi-
ca que, en líneas generales, se ha mantenido hasta la
actualidad.
La Guerra Civil y la Dictadura del general Franco son años
infructuosos en el estudio del arte esquemático, aunque
sí existió un interesante debate en torno al arte levantino.
Hemos de esperar a épocas tardofranquistas para asistir
a la publicación de una nueva visión de conjunto que
marcaría un antes y un después en el conocimiento de
estas representaciones postpaleolíticas. Nos referimos a
la monografía de Pilar Acosta La pintura rupestre esque-
mática en España, editada en Salamanca en 1968. Esta
autora realiza una importantísima revisión y actualización
de los trabajos de Breuil, puliendo su clasificación tipoló-
gica y aportando, en este y en otros trabajos sucesivos,
interesantes apreciaciones en relación con aspectos
como la técnica, la temática o la cronología.
La clasificación de Acosta ordena los motivos esquemá-
ticos en seis temas:
Antropomorfos: representaciones abreviadas de lafigura humana.Zoomorfos: representaciones abreviadas de anima-les, sobre todo cuadrúpedos.
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
L AR
TE E
SQ
UE
MÁ
TICO
35
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 35
Objetos etnográficos: formas cuadrangulares (tec-tiformes), representaciones de medios de transporte(carros, trineos y barcos), escaleriformes (con formade escalera), herramientas y armamento. Petroglifoides: formas geométricas relacionadasformalmente con la tipología de los grabados esque-máticos (circunferencias, herraduras y espirales).Signos: puntos, barras, zig-zags, esteliformes (enforma de estrella) y ramiformes (en forma de rama ode árbol). Ídolos: oculados (representaciones de ojos, cejas ytatuaje facial), placas (formas de tendencia rectangu-lar tratadas internamente), triangulares (unitriangula-res, bitriangulares y tritriangulares) y halteriformes (enforma de halteras o pesas).
Dado el peso que la figura humana tiene en el seno de las
composiciones esquemáticas, su clasificación tipológica
de los antropomorfos tiene un especial interés. Todos
ellos parten de un elemento común, el trazo vertical que
representa el eje corporal y, en algunos casos la cabeza,
encontrando sus diferencias en las distintas formas de
expresar las extremidades superiores. Estos son los que
se refieren a tipos ápodos, es decir, sin representación de
las piernas:
Tipo cruciforme: formado por una barra vertical querepresenta la cabeza y el tronco, y por otra barratrasversal horizontal para indicar los brazos.
36
Tipología de los moti-vos antropomorfosesquemáticos, segúnP. Acosta.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 36
Tipo en “T”: similar al anterior pero acéfalo. Tipo golondrina: compuesto por un trazo vertical yotro transversal curvado hacia abajo.Tipo ancoriforme: en forma de ancla, muy similar alanterior, pero acéfalo.Tipo brazos en asa: semejante a una “Phi” griega,las extremidades superiores se representan median-te una circunferencia.
Aunque se plantea la posibilidad de considerar ciertas
tipologías en función de la inclusión de las extremidades
inferiores, caso de los tipos de doble “Y”, en “X” y de
“piernas en ángulo”, este aspecto no queda del todo
desarrollado.
Para esta autora, el arte esquemático supondría un inten-
to de escritura ideográfica, en la que, en algunos casos,
puede llegar a hablarse de signos pictográficos o ideo-
gramas; una protoescritura que no llegaría a eclosionar a
causa de la llegada de los primeros colonos procedentes
de la orilla oriental del Mediterráneo, portadores de for-
mas de escritura evolucionadas.
Cuarenta años después de la aparición de la monografía
de Acosta, el panorama de los estudios del arte esque-
mático se ha diversificado notablemente, si bien, sus
tipologías siguen gozando de aceptación generalizada.
En los años ochenta se produjeron otros intentos, como
la revisión de Julián Bécares o las propuestas “objetivis-
tas” de Alfonso Caballero Klink para las pinturas de Sierra
Morena, pero que no han calado del todo en la termino-
logía empleada por los prehistoriadores del arte.
En la línea de los planteamientos de Breuil y Acosta, la
revisión de Bécares supone un paso más hacia la conse-
cución de una tipología general para el arte esquemático.
En su clasificación de los antropomorfos aborda la pro-
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
L AR
TE E
SQ
UE
MÁ
TICO
37
Principales aportacio-nes de J. Bécaes a laclasificación tipológicade Acosta para losmotivos antropomorfosesquemáticos.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 37
blemática de las formas de representación de las extre-
midades inferiores. He aquí sus principales aportaciones
en este sentido:
Tipo de brazos y piernas en arco.Tipo de brazos y piernas en ángulo.Tipo doble Y (ya reconocido por Acosta).Tipo de brazos y piernas en cruz.Tipo doble “T”.Tipo con piernas en zig-zag.
Es sorprendente descubrir que tipologías primarias y
numerosas como los antropomorfos en “Y”, de brazos en
ángulo o de brazos en círculo (por encima de la cabeza),
todas ellas ápodas, se incluyan en estas sistematizacio-
nes en el socorrido apartado dedicado a “otros antropo-
morfos”.
Por su parte, la propuesta de Caballero plantea una sis-
tematización del proceso descriptivo en orden a profun-
dizar en la mecánica interna con que se articulan las gra-
fías esquemáticas, prestando más atención a los elemen-
tos que las conforman que a los tipos presentados como
primarios o básicos que parten de figuraciones comple-
tas, describiéndolos según sus rasgos identificativos, y
tratando así de evitar cualquier connotación de carácter
interpretativo. No existen aquí referencias a antropomor-
fos, zoomorfos o ideomorfos de tipo alguno, sino que se
habla de figuraciones compuestas por trazos dispuestos
de una u otra forma o con tal o cual característica, por lo
que se trata de un intento clasificatorio de una asepsia
intachable. Otro aspecto diferenciador de esta forma de
clasificación es que Caballero no busca estereotipos
generalizados obtenidos a partir de la observación de sus
originales físicos, sino que trata únicamente de recoger la
mayoría de las formas representadas en su área de estu-
dio. Pero la línea iniciada por Caballero, al contrario que
la representada por Acosta, no ha tenido continuidad ni
se ha profundizado decididamente en ella.
En esta década de los ochenta se asiste a un renovado
interés por el arte esquemático, proliferando los nuevos
hallazgos y generándose un nutrido grupo de jóvenes
investigadores centrados todos ellos en sus respectivas
38
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 38
áreas de influencia y que siguen en activo hasta la fecha.
En Andalucía destacarían Julián Martínez en la zona de
Almería, Manuel López y Miguel Soria en la de Jaén,
Cecilio Barroso, Pedro Cantalejo y José Luis Sanchidrián
en la de Málaga y Martí Mas en la de Cádiz.
No cabe duda que el descubrimiento más importante de
esta época es el del conjunto pictórico objeto de esta
guía, Peñas de Cabrera, suceso en el que nos detendre-
mos más adelante.
En los últimos veinte años, y a partir de las primeras pro-
puestas de Alejandro Marcos Pous, confirmadas poste-
riormente por Beatriz Gavilán y Juan Carlos Vera, se han
intensificado los estudios comparativos entre los motivos
esquemáticos representados en la cerámica neolítica y
los hallados en los muros de cuevas y abrigos, que han
puesto de manifiesto numerosos paralelismos ya desde
el Neolítico medio. Las analogías se confirman en los
zoomorfos, antropomorfos y signos (ramiformes, esteli-
formes y oculados).
Debe recordarse que en España, el estilo artístico que se
asocia de forma más clara al Neolítico es el llamado arte
macroesquemático, muy focalizado en la provincia de
Alicante, que fue descubierto y estudiado por Mauro
Hernández. Se definiría como un conjunto de pintura
rupestre esquematizada y de gran formato, en el que apa-
recen representados fundamentalmente figuras humanas,
líneas serpenteantes, puntos y barras. Su cronología se
fundamenta a partir de los paralelos que encontramos en
las decoraciones de la cerámica cardial (llamada así por-
que se decora mediante las improntas que deja la concha
del Cardium Edule, es decir, el berberecho).
Hoy por hoy, las aproximaciones interpretativas al arte
esquemático vienen de la mano del estructuralismo y de
la llamada “Arqueología del Paisaje”, que vincula los
enclaves artísticos al aire libre con el territorio en que se
inscriben, atribuyéndoles distintas funciones a partir de
las correspondencias detectadas entre los modelos de
emplazamiento y los contenidos temáticos. En esta línea
de investigación se sitúan las aportaciones de autores
INTR
OD
UC
CIÓ
N A
L AR
TE E
SQ
UE
MÁ
TICO
39
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 39
como Primitiva Bueno o Julián Martínez. La primera ha
planteado la existencia de patrones de integración entre
marcadores gráficos al aire libre, pinturas y grabados
rupestres y grafías en monumentos megalíticos. El
segundo, propone una visión que va más allá de las dis-
cusiones tipológicas y cronológicas, al plantearse el arte
esquemático como una forma más de “ocupación simbó-
lica del paisaje”, y entendiendo los paneles pintados
como “espacios sociales” en los que los motivos se orde-
nan respondiendo a los tipos de organización social de
cada momento, lo que conlleva sugerentes implicaciones
cronológicas, en función de las diferentes formas de dis-
poner las figuras humanas y otros elementos compositi-
vos. Así, en líneas generales, la tendencia horizontal
correspondería a períodos colectivistas, y por tanto más
antiguos, y las de tendencia vertical a momentos poste-
riores, es decir, más jerarquizados.
Partiendo de estos y otros presupuestos, el futuro de la
interpretación del arte esquemático aparece pleno de
expectativas. Como dice el propio Julián Martínez, los
abrigos no deben verse únicamente desde fuera hacia
dentro, sino también desde dentro hacia fuera. En efec-
to, el arte rupestre esquemático no es un legado muerto
o encerrado en sí mismo, ni ha quedado irremisiblemen-
te atrapado por la conceptualización de sus formas. Todo
lo contrario. Día a día, enclave tras enclave, se demues-
tra que está conectado directamente con el entorno, con
las pautas inmutables de la naturaleza, con la vida y las
tradiciones de aquellos que lo crearon, con sus realida-
des sociales.
40
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 40
EL MEDIO FÍSICO
El Enclave Arqueológico Peñas de Cabrera se localiza al
este del término municipal de Casabermeja, en la provin-
cia de Málaga, próximo al llamado Cortijo de Cabrera.
El accidente geográfico más destacado del entorno es el
río Guadalmedina, que nace en la sierra próxima de los
42
Descripción del enclave
Mapa de localizacióndel EnclaveArqueológico Peñasde Cabrera.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 42
Camarolos, y cuyo valle se desarrolla frente al enclave for-
mando suaves colinas. Este río, en su cuenca alta, se
encaja en una depresión estrecha y alargada en sentido
Este-Oeste que se desarrolla sobre materiales geológicos
del Mioceno Inferior, compuestos principalmente por are-
niscas, margocalizas y margas.
Esta cuenca sedimentaria se extiende desde más allá de
la propia Casabermeja hasta Periana y constituye una
derivación del llamado Surco Intrabético, ya que separa
las formaciones netamente metamórficas del Sistema
Bético, al sur, representadas por los Montes de Málaga y
sus materiales pizarrosos, de los macizos calcáreos del
sector meridional de las cordilleras subbéticas, al norte,
compuestos por las sierras de Cabras, Co, Camarolos,
Jobo y Alfarnatejo. Atendiendo a la antigua denominación
árabe de este espacio, se le conoce con el nombre de
“Campo de Cámara”.
Al este y al oeste del enclave se sitúan los arroyos de
Mogea y los Pilones respectivamente, encajados en sen-
das gargantas hacia las que caen las laderas del cerro en
el que éste se ubica. Estos arroyos, junto con los de Las
Vacas, Almácidas, Choperas, Frailes, etc., forman parte
de la red hidrográfica del Guadalmedina, que funciona
como un verdadero eje vertebrador del paisaje.
DE
SC
RIP
CIÓ
N D
EL E
NC
LAVE
43
Panorámica hacia elnorte del valle del ríoGuadalmedina. Deizquierda a derecha sedistinguen las sierrasde El Torcal, Cabras,Co, Camarolos, Jobo yAlfarnatejo. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 43
Los abrigos de Peñas de Cabrera se concentran en dife-
rentes flancos de un potente banco de areniscas, de
grano grueso de cuarzo y de tonalidad pardo-rojiza, que
culmina en un pequeño cerro. Su morfología escarpada
se debe a la mayor resistencia a la erosión de las arenis-
cas frente a las margas. Se reconocen diferentes estruc-
turas sedimentarias cuyas superficies aparecen cuartea-
das, presentando un grado de fracturación tectónica muy
elevado, y estando afectadas tanto por fallas como por
espesas redes de diaclasas (grietas producidas por frac-
tura). Los abrigos se generaron a partir de los planos de
44
Al pie del corredor delCampo de Cámara.Fotografía, Javier Pérez.
Abrigos rocosos en losafloramientos de arenis-ca del Cerro deCabrera. Abajo a laizquierda, el cortijo deCabrera. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 44
fractura de estas diaclasas y evolucionaron siguiendo dis-
tintos procesos de erosión hidroeólica y de meteorización
mecánica y química, en los que han intervenido las con-
diciones climáticas, el agua de infiltración, las caracterís-
ticas petrológicas y petroquímicas de la roca y el grado
de fracturación de las mismas. Estos procesos siguen
reproduciéndose en la actualidad, siendo una de las cau-
sas del deterioro de las manifestaciones rupestres que
constituyen el centro de atención de este enclave. El otro
es la agresión antrópica, que ha dejado su huella junto a
varios motivos.
Tanto el clima como la vegetación de la zona son propios
de la región mediterránea seca. La floresta consiste en un
bosque poco denso de Quercus Suber, con abundantes
arbustos y matorrales bajos. Las especies mayoritarias
son típicas: la encina, el alcornoque, el acebuche, la jara,
la aulaga, la lavanda, el tomillo, el romero, etc. Las setas
y hongos proliferan en las umbrías y las esparragueras
crecen con vigor entre las grietas. Muy interesante es
también la compleja comunidad vegetal que se desarrolla
DE
SC
RIP
CIÓ
N D
EL E
NC
LAVE
45
El bosque mediterrá-neo en Peñas deCabrera. Fotografía,Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 45
sobre la superficie de las rocas, predominando los
líquenes, los musgos y algunos helechos y algas.
La fauna más representativa la componen conejos, lie-
bres, roedores, zorros y, eventualmente, cabras monte-
ses, jabalíes y venados. Los cielos están dominados por
las aves rapaces. En algunos abrigos se descubren ves-
tigios dejados por los murciélagos, y nidos de pájaros y
avispas terreras. También se detecta una variada comu-
nidad de insectos, así como pequeños reptiles.
El enclave es, por lo tanto, una zona de condiciones
ambientales uniformes que provee de espacio vital al con-
junto de flora y fauna integrada en ella, es decir, un verda-
dero biotopo extraordinariamente conservado, donde la
gran mayoría de las especies son autóctonas, lo que supo-
ne un hecho diferencial respecto a los parajes del entorno,
en los que la flora hace tiempo que dejó de ser silvestre.
Valga este apartado para hacer hincapié en el extraordina-
rio valor ecológico que tiene este lugar por sí mismo, inde-
pendientemente que constituya el complemento perfecto
para un yacimiento prehistórico también excepcional. Es
nuestro deber preservar ambos aspectos de la degrada-
ción y la ruina para que perduren en el tiempo, aunque
sean una muestra aislada, como ejemplos de lo que un día
46
Biodiversidad de laflora. Fotografías,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 46
fueron nuestro ambiente natural y nuestra cultura.
EL CONJUNTO RUPESTRE Y EL DOLMEN
DEL “TAJILLO DEL MORO”
El Enclave Arqueológico Peñas de Cabrera cuenta con
dos áreas arqueológicas bien definidas, relacionadas
ambas con la ocupación del entorno por parte de grupos
humanos prehistóricos: el conjunto de arte rupestre y el
sepulcro megalítico conocido como “el Tajillo del Moro”
La zona en que se enmarca el conjunto rupestre, con una
superficie aproximada de 15 hectáreas, comprende por
entero el cerro de Cabrera, cuya mayor elevación se sitúa
a 666 m de altitud.
La nota más singular del paisaje es, sin duda, la gran con-
centración de abrigos rocosos que se suceden siguiendo
los estratos pétreos que afloran en sus laderas, desde el
flanco norte del banco de areniscas silíceas hasta las
inmediaciones del alto del cerro.
El interés cultural del lugar se define fundamentalmente
por las pinturas prehistóricas esquemáticas presentes en
DE
SC
RIP
CIÓ
N D
EL E
NC
LAVE
47
Mapa del enclavecon la localización delos abrigos rocososque conforman elconjunto rupestre(rojo: abrigos conpinturas; amarillo:abrigos con graba-dos; azul: abrigos sinmanifestaciones grá-ficas) y del dolmendel Tajillo del Moro(en naranja).
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 47
muchos de estos abrigos, a las que habría que sumar, en
función de los resultados obtenidos a partir de los estu-
dios preliminares, otras formas grabadas, tanto en su
interior como en el exterior, de diseños mayoritariamente
lineales y circulares, así como interesantes restos de
material lítico y algunas estructuras de piedra.
El otro hito prehistórico con que cuenta el enclave es el
dolmen del Tajillo del Moro, sepulcro megalítico de pro-
porciones reducidas del que en la actualidad sólo quedan
los ortostatos laterales, la piedra cabecera y una de las
cobijas. Se localiza próximo al conjunto rupestre, hacia el
noreste, en un altozano perteneciente al cortijo del
Hospital, rodeado al sur por el arroyo de Ballesteros y al
norte por el río Guadalmedina.
Como complemento de estos vestigios prehistóricos, el
enclave cuenta con otras evidencias de frecuentación en
períodos históricos, como grabados en superficie, frentes
de cantera, restos de algunas estructuras arquitectónicas
48
Dolmen del Tajillo delMoro. Fotografía,
Rafael Maura.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 48
EL DESCUBRIMIENTO DEL ARTE RUPES-
TRE Y LOS PRIMEROS ESTUDIOS
El descubrimiento para el mundo científico del importan-
te conjunto rupestre de Peñas de Cabrera ocurre en 1973
y se debe a la intuición de Juan Podadera Sosa, cabrero
que pastoreaba por entonces los rebaños de ese pago y
que tantas veces había visto aquellos “monigotes” pinta-
dos en los huecos de las rocas sin darle la menor impor-
tancia. Sin embargo, en una ocasión, este pastor lo
comentó casualmente con Sebastián Fernández, natural
de Casabermeja, por entonces un adolescente y que
más tarde se convertiría en profesor de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga, de la que
en la actualidad es Decano, quien a su vez compartió la
información con el también bermejo Bartolomé Ruiz.
Éste, que acababa de ingresar en esa facultad, organizó
al año siguiente una visita conjunta, en la que también
participaron Juan Antonio Leiva y Pedro Olalla, y que sir-
vió para confirmar la autenticidad de las pinturas, locali-
zándose además algunos restos líticos prehistóricos en
superficie. Años más tarde, en 1978, Ruiz colaboraba
con un equipo compuesto por varios alumnos vinculados
con el Departamento de Prehistoria e Historia Antigua,
entre los que se encontraban Cecilio Barroso y Francisca
Medina, que en aquellos momentos se formaban como
especialistas en arte rupestre y que fueron quienes se
encargaron finalmente del estudio de las manifestaciones
gráficas prehistóricas de este yacimiento.
Los trabajos a realizar en dicho proyecto se organizaronen dos fases. La primera consistió en una serie de pros-pecciones mediante las que se descubrió la mayor partede abrigos rocosos con pinturas rupestres, actividad enla que se reconoce la colaboración de un grupo de inves-tigadores procedentes de la Universidad de Málaga:Bartolomé Ruiz, Manuel García, Margarita García, MªCarmen Solana y Julia Sáez. Los resultados preliminaresfueron expuestos en dos artículos firmados por CecilioBarroso y Francisca Medina. El primero de ellos, publica-do por la revista Zephyrus en 1982, es un avance de
50
Historia de la investigación
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 50
estudio en el que se describen pormenorizadamente loscontenidos gráficos de cuatro de los abrigos, los núme-ros 5, 6, 31 y 37 de nuestro inventario (22, 16, 3 y 5 delsuyo respectivamente), aportándose las topografías delos mismos, así como reproducciones de los paneles rea-lizadas a mano alzada. En esta publicación toma carta denaturaleza el topónimo que actualmente identifica alyacimiento, es decir, “Peñas de Cabrera”, aunque en rea-lidad se trata de una variante del nombre por el que seconoce al sitio entre los lugareños: “Las Piedras deCabrera”. El segundo, aparecido en la revista Mainake en1988, centra su atención en la escena representada en elabrigo nº 11 de de nuestro inventario (12 del suyo), incor-porándose también la correspondiente topografía y unareproducción a mano alzada de los motivos presentes enel abrigo y conocidos hasta entonces. En esta publica-ción se hace un análisis detallado de las figuras, aten-diendo a las características tipológicas de cada una deellas, a su condición sexual, a los elementos complemen-tarios considerados (objetos y atuendos) y a la disposi-ción que presentan todos estos motivos dentro de lacomposición. Así mismo, se abordan interesantes pro-puestas interpretativas que la relacionan con una escenade danza, idea basada en su propio estudio iconográficoy en diferentes paralelismos con otras composicionessemejantes conocidas en el arte esquemático deAndalucía, y se defiende para ella un carácter mágico yritual, ya sea como la escenificación de determinar pormedio de un círculo el ritmo de las estaciones y susciclos... o quizás la escenificación de la procreación, biencon un sentido de iniciación femenina, bien como una
ceremonia fálica.
En una segunda fase, y bajo autorización y financiación
de la Dirección General de Bienes Culturales de la
HIS
TOR
IA D
E LA
INV
ES
TIGA
CIÓ
N
51
Composición pictóricainterpretada comouna escena de danza.Reproducción deCecilio Barroso yFrancisca Medina.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 51
Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se llevó a
cabo una prospección extensiva de la zona de aflora-
mientos de areniscas, en la que colaboraron miembros
de la Sección de Actividades Espeleológicas de la
Sociedad Excursionista de Málaga. En esta etapa se
tomaron nuevas series fotográficas y se confeccionó una
tabla de color de los motivos. También se completó el
levantamiento topográfico de todos los abrigos, tarea que
corrió a cargo de José Molina, se realizaron varios calcos
directos de algunas figuras importantes, y se elaboró un
catálogo inventario en el que se registraban 135 motivos
pintados repartidos entre 23 abrigos rocosos, obra
importantísima que ha sido la base imprescindible para
cualquier aproximación posterior al enclave.
Queremos reconocer aquí estos trabajos pioneros, que
han servido, como decimos, de guía inestimable para el
reconocimiento de este conjunto artístico y que presen-
tan escasos errores u omisiones, sobre todo teniendo en
cuenta las posibilidades técnicas del momento.
A partir de entonces, el conjunto rupestre de Peñas de
Cabrera ha ido apareciendo periódicamente en sucesivas
visiones de conjunto del arte esquemático, incluyéndose
también en publicaciones especializadas relacionadas, de
un modo amplio, con los bienes patrimoniales y su gestión.
LOS TRABAJOS DE LA UNIVERSIDAD DEMÁLAGA EN EL DOLMEN DEL “TAJILLODEL MORO”
Este dolmen fue descubierto y excavado a finales de los
años setenta por un nutrido equipo de estudiosos, todos
ellos miembros del departamento de Prehistoria y
Arqueología de la Universidad de Málaga, dirigidos por
los profesores Ignacio Marqués y José Enrique Ferrer, en
52
Calcos manuales dealgunas figuras dePeñas de Cabrerarealizados porCecilio Barroso yFrancisca Medina.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 52
el marco de un conjunto de planes generales de trabajos
arqueológicos orientados a ocupar el vacío que entonces
existía entre los grandes focos megalíticos de Andalucía
oriental y occidental.
Las excavaciones llevadas a cabo sacaron a la luz un
sepulcro de corredor con la cámara en forma ovalada y el
corredor largo, trapezoidal y segmentado en dos tramos.
Las técnicas empleadas para su construcción habrían
pasado por la apertura previa de una zanja, para poste-
riormente, mediante hundimiento en el terreno ir embu-
tiendo los bloques laterales. Su condición funeraria y
colectiva se sustenta mediante el hallazgo de una treinte-
na de fragmentos de hueso, correspondientes, al pare-
cer, a tres individuos. Su falta de posición concreta pare-
ce apuntar al clásico osario, donde se depositaban cier-
tas partes anatómicas, quizás de forma selectiva, tras la
descomposición del cadáver y las manipulaciones a las
que se le sometía.
Los ajuares asociados a estos enterramientos son, según
sus respectivos materiales, cerámicos, líticos y metálicos.
HIS
TOR
IA D
E LA
INV
ES
TIGA
CIÓ
N
53
Planta y alzado del dolmen del Tajillo delMoro, según IgnacioMarqués y JoséEnrique Ferrer.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:31 Página 53
Los restos de cerámica pertenecen a cuencos globulares
y hemiesféricos (en forma de media esfera), platos y fuen-
tes, de calidad lisa al exterior y tonos claros y medios,
que debieron recibir una cocción irregular y discontinua.
Más numerosas proporcionalmente son las piezas de
sílex, destacando diez puntas de flecha, de formas trian-
gulares y losángicas (en forma de rombo) y bases cónca-
vas, láminas retocadas y sin retocar, una muesca y un
raspador. Otros elementos localizados fueron un molino
de mano, una azuela realizada en diabasa, un hacha voti-
va en cuarcita y un hacha de cobre. También aparecieron
agrupados restos óseos de origen animal, pertenecientes
en su mayoría a pezuñas de bóvidos, así como a algún
ovicáprido y a un conejo.
Todas estas evidencias, tipología constructiva, ritual de
enterramiento, ajuar funerario y restos faunísticos, indu-
cen a los autores a considerar para el dolmen del Tajillo
del Moro una cronología hacia un Calcolítico antiguo,
entre el 2600 y el 2300 a.C.
Al margen de ser los primeros hitos de un paisaje antro-
pizado cuya función era legitimar la ocupación de un terri-
torio por parte de un grupo humano, los sepulcros mega-
líticos suelen buscar también correlaciones con el orden
cósmico. El del Tajillo del Moro presenta la misma orien-
tación, por ejemplo y como muchos otros, que el de
Viera, en la necrópolis de Antequera, hacia la salida del
54
Material cerámico (A),lítico (B) y metálico (C)procedente del ajuar deenterramiento localiza-do en el dolmen delTajillo del Moro, segúnIgnacio Marqués yJosé Enrique Ferrer.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 54
sol en los equinoccios, circunstancia sobre la que abun-
daremos a lo largo de estas páginas.
Los dólmenes son ámbitos creados para los muertos,
pero insistentemente nos remiten a la vida. Nos hablan de
cómo fue la existencia de sus ocupantes, del carácter de
su sociedad, de su economía de subsistencia, de su con-
cepción espacial del territorio, de sus convicciones más
trascendentes. Como comprobaremos más adelante, se
trata del mismo discurso que nos ofrece el arte rupestre.
LA INVESTIGACIÓN ACTUAL.
“SOCIEDADES, TERRITORIOS Y PAISAJES
EN LA PREHISTORIA RECIENTE DE LAS
TIERRAS DE ANTEQUERA”
Una vez finalizados los trabajos de Barroso y Medina en
el conjunto rupestre y de la Universidad de Málaga en el
sepulcro megalítico del Tajillo del Moro el enclave arqueo-
lógico Peñas de Cabrera entra en una fase de cierto letar-
go, pudiendo destacarse únicamente su inclusión en
algunos informes y estudios realizados por parte de la
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería
de Cultura de la Junta de Andalucía, sobre todo relacio-
nados con los factores de riesgo, y del Centro Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC), centrado en los
procesos de alteración de las rocas soporte.
Nuestra relación como especialistas con el conjunto
rupestre de Peñas de Cabrera se inicia a partir de 1999,
y desde entonces ha formado parte importante de varias
aproximaciones y revisiones generales que hemos abor-
dado sobre diferentes aspectos del arte rupestre postpa-
leolítico en la provincia de Málaga.
Por otro lado, al retomarse en 2005 el proyecto de tutela
y valorización del Conjunto Arqueológico Dólmenes de
Antequera, se diseñaron también unas líneas maestras de
HIS
TOR
IA D
E LA
INV
ES
TIGA
CIÓ
N
55
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 55
actuación orientadas a la consecución de una visión pre-
cisa de las sociedades que construyeron y usaron esta
excepcional necrópolis megalítica, no sólo a través del
análisis de los propios sepulcros sino también de su entor-
no arqueológico, considerándose un amplio territorio al
que se dio el nombre genérico de “Tierras de Antequera”,
del que debía formar parte importante, entre otras discipli-
nas arqueológicas, el análisis del arte rupestre representa-
do. El Proyecto de Investigación Sociedades, Territorios y
Paisajes en la Prehistoria Reciente de las Tierras de
Antequera se concibe precisamente para dar cobertura
científica a todos estos estudios.
Se trata de un proyecto que engloba a la mayoría de tér-
minos municipales de la mitad septentrional de la provin-
cia de Málaga, asumiéndose, pues, un carácter extensivo
en el espacio (geografía) y en el tiempo (cronología), pluri-
disciplinar (geología, arqueología, arte rupestre, prospec-
ción sistemática, arqueometría, artes gráficas, etc.) e inte-
rinstitucional (departamentos de varias universidades).
El proyecto Sociedades, Territorios y Paisajes en la
Prehistoria Reciente de las Tierras de Antequera se erige
en la actualidad como el eje en el que se enmarcan los
estudios presentes y futuros de estas estaciones rupes-
tres, otorgándoles un sentido integrador y de proyección
científica en torno a los dólmenes antequeranos. En efec-
to, el análisis de todo este conjunto de lugares con grafí-
as esquemáticas considerados en un marco geográfico
natural vinculado a un territorio bien definido, así como su
puesta en común con los datos extraídos de los yaci-
mientos y materiales arqueológicos estudiados en la
zona, está permitiendo el planteamiento de hipótesis
novedosas en relación con la ocupación prehistórica de
dicho espacio y su percepción por parte de las comuni-
dades que lo habitaron entre el Neolítico final y el Bronce
inicial, generándose así una nueva visión panorámica,
intensiva y extensiva que deberá conducirnos hacia una
mejor comprensión del proceso general de su prehistoria
y que, sin duda, abrirá las puertas a unas posibilidades
interpretativas impensables en escenarios de carácter
más restringido.
56
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 56
LOS ABRIGOS ROCOSOS
En total han sido contabilizados 77 abrigos rocosos, de
los cuales 51 están matriculados con las siglas CS en
pintura azul. El orden caótico de esta numeración, que
fue la base de la clasificación de Barroso y Medina, impu-
so la necesidad de establecer un nuevo inventario
siguiendo, en la medida de lo posible, una línea ascen-
58
Ocupación prehistórica
Algunos abrigos fueronmarcados en los añosochenta con las siglasCS (Casabermeja) y unnúmero. En el curso dela investigación actualse hizo necesario reem-plazar la antigua nume-ración por una másacorde con el orden delos emplazamientos.Fotografía, JavierPérez.
Mapa de la sectoriza-ción del enclave a efec-tos de la investigación.Las localizacionescorresponden a losabrigos rocosos inven-tariados, en rojo losque contienen pintura,en amarillo los que pre-sentan grabados y enazul los que no ofrecenvestigios artísticos.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 58
dente, desde las cotas más bajas hasta las más altas.
Con objeto de racionalizar los espacios a reconocer, se
dividió el área en cuatro sectores (A, B, C y D).
Cada sector cuenta con un número de abrigos similar, en
torno a la veintena. Todos ellos han sido objeto de una
minuciosa revisión y búsqueda de vestigios gráficos.
También se tienen datos como las coordenadas geográfi-
cas, la altitud y la orientación de cada uno, y se cuenta
con un diagnóstico relativo a los rellenos sedimentarios
que se observan en algunos de ellos, en los que se plan-
tea la posibilidad de efectuar en el futuro cortes y sonde-
os estratigráficos. A partir de estos datos han podido
determinarse los abrigos que finalmente contienen pintura
esquemática (en rojo), así como los que presentan graba-
dos (en amarillo), en oposición a los que no cuentan con
vestigios artísticos (en azul). En este sentido, se suman 7
abrigos con arte rupestre al inventario propuesto por
Barroso y Medina, 3 con pinturas y 4 con grabados, ele-
vándose la cifra de estaciones artísticas a un total de 29.
SECTOR A (Abrigos 1 al 17)
Cuenta este sector con un total
de 17 abrigos, resultando un
número de 10 abrigos con arte
rupestre.
SECTOR B (Abrigos 18 al 38)
El total de abrigos correspon-
dientes a este sector es de 21,
13 de los cuales registran moti-
vos artísticos.
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
59
Localización de los abrigosrocosos en el sector B.
Localización de los abrigos rocosos en elsector A.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 59
SECTOR C (Abrigos 39 al 59)
El número de abrigos registra-
dos en este sector se eleva a
21. Sólo 3 presentan manifes-
taciones gráficas.
SECTOR D (Abrigos 60 al 77)
Son 18 los abrigos incluidos
en este sector, de los cuales 3
presentaron grafías esquemá-
ticas.
LAS PINTURAS
En la actualidad se conocen 25 abrigos pintados. Así
mismo, ha sido reconocida alrededor de una veintena de
motivos que no aparecían en los trabajos de Barroso y
Medina. En tres ocasiones, concretamente en los abrigos
11, 24 y 39, los motivos pintados comparten espacio con
los grabados, siendo en los dos primeros grupos de
cazoletas y en el último una simple línea.
Las representaciones pintadas de Peñas de Cabrera se
caracterizan por un alto grado de esquematismo, con
una preponderancia de los antropomorfos sobre el resto
de formas, aunque todas ellas muy típicas, lo que se tra-
duce en una gran uniformidad estilística. El color rojo con
diferentes matices es el único utilizado, observándose
tonalidades que van desde las anaranjadas hasta las
parduscas y violáceas. No se dan superposiciones de
figuras más allá de lo meramente accidental. Estos
hechos apuntan a que todo el conjunto pudo ser realiza-
do hacia la misma época, y no durante diferentes perío-
dos. Sin embargo, sí se han documentado figuras repin-
tadas, lo que supone también un claro indicio de la per-
duración en el tiempo del uso social de estas manifesta-
ciones gráficas.
60
Localización de los abrigosrocosos en el sector C.
Localización de losabrigos rocosos enel sector D.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 60
Las sustancias empleadas para la confección de las rece-
tas de pintura parten del óxido de hierro en polvo, disuel-
to en algún tipo de líquido. Los análisis de los pigmentos
utilizados en Peñas de Cabrera no son concluyentes en
cuanto a la presencia de aglutinantes u otros componen-
tes. La técnica empleada mayoritariamente para la aplica-
ción de la pintura es la digitación.
La utilización de los espacios pictóricos en los abrigos es
irregular en cuanto al número de representaciones. A
veces se conserva una sola figura; en otros casos se dan
varias espaciosamente distribuidas; y en ocasiones son
numerosas y abigarradas, ocupando por completo los
paneles rocosos y dando lugar a complejas composicio-
nes tendentes a lo narrativo, entre las que se ha llegado
a sugerir, incluso, un carácter escénico.
61
La gama cromáticade las pinturas rupes-tres de Peñas deCabrera presenta dis-tintos tonos de rojo,desde los anaranja-dos hasta los violáce-os. Fotografías, PedroCantalejo, JavierPérez y Rafael Maura.
Algunos motivos o conjuntos de motivos se adaptan a los relievesnaturales de las rocas que les sirven de soporte. otografías, PedroCantalejo, Javier Pérez y Rafael Maura.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 61
Son de gran interés los motivos o conjuntos de motivos
adaptados a los relieves naturales de las rocas soporte.
Se aprovechan huecos, rehundimientos, protuberancias
y salientes. A veces se observa una forma escondida lo
que sugeriría cierta intencionalidad.
Las tipologías son muy características de este estilo artís-
tico. Entre los antropomorfos se cuenta con representa-
ciones cruciformes, en “T”, “tipo golondrina”, ancorifor-
mes, en “Y”, en doble “Y”, de brazos y piernas en cruz,
en doble “T”, de “brazos en asa”, de brazos en círculo, de
brazos en ángulo y en “Phi” griega. Se trata, por lo tanto,
de formas muy estandarizadas que responden a momen-
tos en los que todos estos modelos estaban plenamente
vigentes. Algunos antropomorfos aparecen matizados
por elementos añadidos, que parecen referirse a detalles
corporales, utensilios o atuendos. En el primer caso, las
indicaciones más comunes son las de la cabeza, señala-
da casi siempre mediante una mancha redondeada, a
veces provista de tocados semejantes a plumas, y la del
órgano sexual masculino. No se encuentran, sin embargo,
representaciones en las que se detallen las manos o los
pies. También se incorporan a las figuras puntos y barras,
estas últimas representando quizás algún tipo de herra-
mienta o armamento, como en el caso de la composición
del abrigo nº 12, en el que la figura humana central pare-
ce portar un hacha. Mención especial requiere uno de los
antropomorfos dibujados en el abrigo nº 31, de tipología
ancoriforme con las piernas en ángulo y sexo masculino
indicado, que aparece portando en ambas manos sendos
arcos abiertos hacia el exterior, identificados con repre-
sentaciones de hoces.
62
Principales tipologías de losantropomorfos de Peñasde Cabrera. De izquierda aderecha: cruciforme, “tipogolondrina”, ancoriforme,brazos en “Y”, en doble “T”y “brazos en asa”.Fotografías, PedroCantalejo, Javier Pérez yRafael Maura.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 62
Las significaciones del género no son fáciles de determi-
nar en estos motivos. Las figuras realizadas a partir de
dos trazos cruzados, atributos del tronco (el vertical) y de
las extremidades superiores (el horizontal), que suelen
ser mayoritarias, no nos aclaran cuestiones relativas al
sexo, bien porque no es necesario en el contexto del dis-
curso, bien porque se entiende que el trazo que indica el
tronco es de por sí eminentemente fálico, y por lo tanto
se trata de representaciones masculinas. Sólo cuando
quedan indicadas las extremidades inferiores cabe inter-
pretar la prolongación del vástago vertical como un
pene. Las formas femeninas son aún más complejas de
discernir, aunque podría aceptarse en algunos casos
que las tipologías antropomorfas concebidas a partir de
trazos curvados sobre sí mismos pudieran hacer alusión
a esta condición genérica.
En ocasiones se aprecian actitudes dinámicas, que pue-
den venir dadas por la asimetría entre los trazos repre-
sentativos de las extremidades de la parte derecha res-
pecto a los que representan a las de la parte izquierda.
Valgan como ejemplo uno de los antropomorfos del abri-
go nº 10, pintado en castaño oscuro, y el antropomorfo
realizado con pigmento anaranjado en el abrigo nº 20.
También puede sugerirse la animación a partir de la com-
binación de motivos. En el caso de la escena localizada
en el abrigo nº 11, la disposición irregular de las figuras
formando un corro contribuye notablemente a dar la sen-
sación de movimiento. Otro tanto ocurre en el abrigo nº
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
63
Antropomorfo de tipolo-gía ancoriforme con laspiernas en ángulo y sexomasculino indicado, queaparece portando dosarcos abiertos hacia elexterior, identificadoscon representaciones dehoces. A su derecha, yasociado a él, otro antro-pomorfo de tipologíaancoriforme. Fotografía,
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 63
10, donde quedan asociados un antropomorfo crucifor-
me y una serie de trazos cortos horizontales que parecen
alejarse o aproximarse al individuo en cuestión. La anima-
ción queda también sugerida de algún modo cuando se
representa una acción. Tendríamos una muestra de esto
en el abrigo nº 39, donde una figura con las piernas en
forma de “W” aparece superpuesta a otro antropomorfo,
con los brazos en ángulo y de tamaño sensiblemente
menor, en lo que pudiera considerarse como la represen-
tación de un parto.
Al igual que ocurre con las figuras humanas, los signos
presentan tipologías muy características. Destacan los
pectiniformes, ramiformes, bitriangulares, cuadrangula-
64
Escena principal repre-sentada en el abrigo nº11. Calcografía digital,Rafael Maura y PedroCantalejo.
Figura singular quepudiera ser interpretadacomo la representaciónde un parto. Fotografía,Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 64
res, reticulados, circulares y oculados.
Las asociaciones directas entre dos elementos, ya sean
en el seno de las composiciones, ya de forma indepen-
diente, se dan tanto entre antropomorfos, como entre
signos, y como entre antropomorfos y signos. En este
último caso, la asociación más recurrente es la de una
figura humana junto a un motivo cuadrangular con barra
inscrita en su interior.
En Peñas de Cabrera los grupos compositivos son nume-
rosos. A veces están constituidos únicamente por ele-
mentos antropomorfos, aunque en la mayoría de los
casos éstos se combinan con signos. Además de los
ejemplos ya comentados localizados en los abrigos 10 y
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
65
Algunos signos típicospresentes en Peñas deCabrera. De izquierdaa derecha: bitriangular,ramiforme, rectangular,pectiniforme y reticula-do. Fotografías, PedroCantalejo, Javier Pérezy Rafael Maura.
En la composición delabrigo nº 12 un granramiforme queda aso-ciado a otra formasimilar, a un antropo-morfo que parece por-tar un hacha y a tresbarras. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 65
11, debemos destacar el del abrigo nº 12, donde un gran
ramiforme, figura emblemática de este enclave, se asocia
a otra forma similar, a un antropomorfo que aparenta por-
tar un hacha y a tres barras. También interesantes son las
composiciones de los abrigos 20, 24, 31 y 33, en las que
se combinan con profusión diversas tipologías de antro-
pomorfos y signos.
LOS GRABADOS
El número de abrigos en los que han sido localizados
grabados rupestres asciende a un total de 7. Como se
ha dicho, los grabados comparten espacio con los moti-
vos pintados en los abrigos 11, 24 y 39. En el resto, las
grafías realizadas mediante esta técnica son las únicas
registradas.
En general puede hablarse de dos tipos de
motivos, las denominadas cazoletas y los
grabados lineales.
Las primeras se localizan con claridad en
cuatro abrigos. En el nº 11 se cuentan
66
Composición del abri-go nº 33, en la que secombinan elementosantropomorfos y dife-rentes signos.Fotografía, JavierPérez.
Cazoletas grabadas en elsuelo del abrigo nº 24.Fotografía, Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 66
hasta diez cazoletas de pequeño tamaño, cuatro de ellas
formando pareja, realizadas en el suelo del abrigo y sobre
superficies muy pulidas en torno a las mismas. También
se documentó una perforación realizada a través de un
pliegue de la pared, hecho que se repite en el abrigo nº
12. En el abrigo nº 24 se observan otras cuatro cazoletas
de pequeño tamaño, dos de ellas formando pareja, reali-
zadas también en el suelo e, igualmente, sobre superfi-
cies muy pulidas. Así mismo, los abrigos 29 y 64 presen-
tan varias cazoletas de tamaño ligeramente mayor que
las anteriores y con canalillos asociados, estando esta
vez intensamente pulidas las partes cóncavas.
67
Perforación intencio-nada sobre un plieguedel abrigo nº 11. Vistadesde el interior.Fotografía, PedroCantalejo.
Cazoletas pulidas concanales asociados ygrabados lineales enel abrigo nº 29.Fotografía, JavierPérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 67
Por lo que se refiere a los grabados lineales, todos ellos
tienen sección en “V”, presentando en la mayoría de oca-
siones apariencia fusiforme (en forma de huso), resultado
técnico que, en función de los análisis realizados en otras
zonas artísticas, responderían a procesos abrasivos que
obedecen a incisiones repetidas hacia arriba y hacia
abajo realizadas por un instrumento lítico, interpretándo-
se generalmente como “pulideras”. Estos motivos linea-
les se han documentado en los abrigos 29, 39, 42, 50 y
64. En el primero de ellos, aparecen super-
puestos a una de las cazoletas pulidas.
Debe señalarse que la adscripción cronoló-
gica de estas pulideras es sumamente
compleja.
Mención especial requiere un motivo locali-
zado en el abrigo 64, que presenta tipología
ramiforme y que se adapta a una protube-
rancia de la pared.
Pero en Peñas de Cabrera los vestigios gra-
bados adscribibles a épocas prehistóricas
no se circunscriben al interior de los abri-
gos, sino que los hallamos también en luga-
res del exterior, todos ellos sobre superficies
horizontales, si bien las tipologías son las
mismas.
68
Grabados lineales amodo de profundashendiduras fusiformeslocalizados en el abri-go nº 42. Fotografía,Javier Pérez.
Figura ramiforme grabadasobre una protuberancia de lapared en el abrigo nº 64.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 68
Se localizan series de líneas incisas y paralelas frente al
abrigo nº 11, sobre una roca que ha perdido la costra
superficial, y junto a un gran círculo labrado en la roca
relacionado con labores de cantería posteriores.
Próximo al abrigo nº 24 y también
sobre una gran roca plana que ha
perdido la capa de costra superficial,
se asocian tres cazoletas, de tamaño
semejante a las de los interiores y
dispuestas formando un ángulo
obtuso, con una línea orientada hacia
la cazoleta central.
Finalmente, y coincidiendo con la
mayor altura del cerro se sitúa una
cazoleta de tamaño sensiblemente
mayor a las del interior de los abrigos.
Próxima a ella se localiza otra de mayores proporciones y
con la particularidad de presentar un canal que parte
hasta el borde de la roca en la que está labrada.
OTRAS EVIDENCIAS DE FRECUENTACIÓN
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
69
Cazoletas grabadassobre una roca hori-zontal del exterior.Abajo, una línea quedaorientada hacia lacazoleta central.Fotografía, JavierPérez.
Cazoleta de tamañomedio localizada exac-tamente en el puntomás alto del cerro.Fotografía, JavierPérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 69
Además de las pinturas y grabados rupestres, en Peñas
de Cabrera han sido localizados otros restos que pueden
ser enmarcados también en época prehistórica.
Lamentablemente, no han sido hallados aún materiales
cerámicos susceptibles de ser adscritos a este período,
aunque varios abrigos presentan serias posibilidades de
ser excavados, lo que posiblemente pueda ofrecernos en
el futuro elementos de este tipo. Sin embargo, sí se ha
registrado abundante material lítico, repartido entre los
abrigos 37, 38, 42 y 51, invariablemente sílex. En el inte-
rior de este último se localizan infinidad de
lascas y fragmentos de multitud de tama-
ños, formas y tonalidades, lo que indicaría
el uso de este lugar como taller, sin que se
hayan encontrado herramientas o útiles
líticos de tipología definida. Pero la pieza
más interesante se halló en el abrigo nº
38, una pequeña lámina de sección trape-
zoidal que podemos adscribir cronológi-
camente hacia un Neolítico final-
Calcolítico, a la espera de que el hallazgo
futuro de nuevos materiales con los que
pueda relacionársela nos permita ser más
precisos. Estos dos abrigos no cuentan
con arte rupestre. Los otros, sin embargo,
sí lo tienen, concretamente pinturas en el
37, donde sólo se ha documentado una
pequeña lasca, y grabados en el 42.
70
Material lítico de sílexlocalizado en el abrigonº 51, restos pertene-cientes a un posibletaller.
Pequeña lámina de sílexde sección trapezoidalhallada en el abrigo nº 38. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 70
Aparte del arte rupestre y del material lítico, el enclave
presenta algunos lugares que posiblemente pudieran
haber sido objeto de transformación de carácter arquitec-
tónico durante la Prehistoria. Este extremo debe ser con-
firmado a través de futuras intervenciones arqueológicas,
aunque uno de ellos resulta especialmente sugerente en
relación con el escenario en que se enmarca el arte
rupestre. Se trata de la estructura de mayores dimensio-
nes del conjunto y consiste en un gran semicírculo for-
mando por piedras de considerable tamaño, tanto que en
algunos casos podemos hablar incluso de bloques simi-
lares a los megalíticos. Esta estructura cierra una expla-
nada, a modo de altozano, localizada inmediatamente
delante de los abrigos principales, al noreste del enclave
y en las cotas más bajas. La llamamos “el atrio”. Otros
recintos de piedra seca a escala mucho más reducida
pueden observarse en la ladera norte y en torno a los
abrigos 24 y 49.
PROPUESTAS INTERPRETATIVAS
A poco que profundicemos en este enclave, que pense-
mos en su ubicación o en sus condiciones naturales, nos
daremos cuenta de que se trata de un lugar ciertamente
especial. En primer término, es singular la concentración
de tantos abrigos rocosos en un espacio muy determina-
do. Es interesante constatar que no se han detectado
este tipo de cavidades en los cerros vecinos. Este factor,
sin duda, fue un condicionante para los hombres y muje-
res prehistóricos, inmersos en una tradición expresiva
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
71
Vista panorámica delgran recinto de pie-dras en torno a losabrigos principales dePeñas de Cabrera,denominado “el atrio”.Fotografía, JavierPérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 71
que valoraba explícitamente estos soportes como conte-
nedores de sus repertorios iconográficos. Pero no todos
los abrigos o conjuntos de abrigos de la Península Ibérica
fueron distinguidos mediante la incorporación de mani-
festaciones rupestres. Todo lo contrario. Los prehistoria-
dores del arte conocemos bien la sensación de localizar
un abrigo rocoso de condiciones inmejorables y que
carece del menor vestigio. Siempre cabe la posibilidad de
que hubiera habido pinturas o grabados que hayan
sucumbido al paso del tiempo, pero en la mayoría de los
casos no parece que fuera así. Esta es una realidad cons-
tatable también, como hemos visto, en el propio conjun-
to de Peñas de Cabrera.
Los abrigos y las cuevas están, efectivamente, donde
están y no donde el “artista” esquemático quisiera que
estuviesen. Su forma y localización dependen de los
caprichos de la naturaleza, nunca de la voluntad humana.
Los diferentes agentes de la erosión horadaron huecos y
simas donde era posible hacerlo, es decir, en mantos y
afloramientos rocosos expuestos a su acción. Se trata,
pues, de accidentes mayoritariamente vinculados al
monte y no al valle. Este hecho explica suficientemente la
localización periférica de los abrigos que se ha observa-
do en varias zonas artísticas, ya que estas quedan deli-
72
El corredor del Campo de Cámara, que se extiende al pie del enclave, visto desde uno de losabrigos. Al fondo, la sierra de El Torcal a la izquierda, la de Las Cabras en el centro y la delCo hacia la derecha. Entre estas dos últimas elevaciones se sitúa el puerto de montaña deLas Pedrizas, uno de los pasos que conectan el corredor con la vega de Antequera.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 72
mitadas por prominentes complejos serreños. Pero ade-
más sugiere ciertos matices demarcativos en cuanto a
que se hallan ubicados en los confines de cada una de
las zonas, a modo de hitos que conforman cordones
exteriores en torno a las mismas. También esta localiza-
ción en altura predispone el que posean amplísimos cam-
pos de visión, característica que, por lo demás, es una
constante en el arte esquemático.
Las montañas separan unos valles de otros y por lo tanto
a los hombres que los habitan. Los pasos naturales que
las cruzan constituyeron hasta hace bien poco las únicas
vías de enlace, contacto y comunicación entre poblado-
res de valles vecinos. El emplazamiento mayoritario de
enclaves artísticos en estos lugares, sobre todo abrigos,
en detrimento de otros con mejores condiciones para ser
pintados, es una pauta que se repite aquí y en toda la
Península, y debió suponer para el “artista” esquemático
un importante factor a considerar dentro de su estrecho
margen de elección. Por lo tanto, se trataría de un intere-
sante indicio de intencionalidad. Pero no todos los pasos
naturales cuentan con abrigos rocosos donde realizar
actividades artísticas. Del mismo modo, existen puertos
de montaña con abrigos donde no se encuentran eviden-
cias de esta índole, aunque, como decimos, siempre
existe la posibilidad de que hayan desaparecido. También
cabría observar que los hallazgos suelen darse en pasos
frecuentados en la actualidad, lo que podría estar produ-
ciendo cierta distorsión de la realidad, al no tenerse cons-
tancia de otros abrigos marginales y localizados en zonas
más despobladas e intransitadas.
Por lo tanto, lo más probable es que existiera una estra-
tegia de selección, en función de variables que aún no
estamos en condiciones de explicar de un modo taxati-
vo, pero que pueden estar vinculadas con los límites de
los territorios, los pasos naturales o las relaciones de visi-
bilidad, tanto entre lugares con arte rupestre, como entre
estos y ciertos accidentes geográficos significativos, en
un entramado de líneas de visualización en el que estarí-
an implicados también los monumentos megalíticos e,
incluso, algunos fenómenos astronómicos. No debe olvi-
darse, en este sentido, que todos estos hitos no hacen
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
73
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 73
sino articular un territorio productivo, y que estos mode-
los vienen a preludiar el concepto de propiedad tal y
como lo entendemos hoy.
Estudios realizados en la depresión de Antequera han
puesto de relieve las líneas visuales que se establecen
entre grandes abrigos pintados, como la cueva de las
Grajas y Camarolos-Malnombre, hacia el este, y abrigo
de los Porqueros, el Arquillo de los Porqueros y la Casilla
del Búho, hacia el oeste, con la Peña de los Enamorados,
convirtiendo a este hito geográfico en un lugar central
dentro del esquema de visualizaciones, hecho que se
refuerza al comprobarse la alineación con este macizo
prominente que presenta el eje del corredor del dolmen
de Menga. En efecto, desde el atrio de este dolmen se
puede observar que la línea de orientación visual pasa
74
Vista hacia el exteriordesde la entrada deldolmen de Menga.Dominando el paisaje, laPeña de losEnamorados, donde selocalizan las pinturas delabrigo de Matacabras.Al fondo, a la derechade La Peña y bañadapor el Sol, la sierra deArchidona, donde sesitúan los grabadosrupestres del abrigo dela Hoya. Fotografía,Javier Pérez.
Grabados con motivoscirculares en el abrigode la Hoya (Archidona,Málaga). Calcografíadigital, Rafael Maura yPedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 74
por el túmulo del dolmen de El Romeral, en el valle, y con-
tinúa hasta los riscos de la cara norte de La Peña, lugar
donde se encuentra el abrigo con pinturas esquemáticas
de Matacabras. Desde este mismo punto, en lontananza
y unos grados hacia el sur, se divisa la sierra de
Archidona, donde se localiza el abrigo de la Hoya, con
series de motivos circulares de gran formato grabados
con formas espirales y concéntricas.
Los otros dos dólmenes que componen la necrópolis
megalítica antequerana también cuentan con corredores
orientados hacia puntos determinados, el de Viera, hacia
el orto solar en los equinoccios (como ocurre con la orien-
tación del propio abrigo de la Hoya de Archidona), y el de
El Romeral, hacia la sierra de El Torcal, cuya máxima altu-
ra, el Camorro de las Siete Mesas, se sitúa a 1.342
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
75
El sol ilumina el corre-dor del dolmen de Vieradurante el equinocciode otoño. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 75
m.s.n.m.
Estos hechos confirmarían que, de alguna manera, y par-
tiendo de unos ejes cardinales marcados por las orienta-
ciones de los corredores de los tres monumentos mega-
líticos, estos, el arte esquemático, los accidentes geográ-
ficos más relevantes y algunos fenómenos astronómicos,
pudieron estar relacionados visualmente entre sí como
una forma de articulación protocolar y armonizada del
paisaje, a través de la cual, los elementos antrópicos (dól-
menes y arte rupestre) quedarían integrados con los
76
Esquema que reprodu-ce los distintos alinea-mientos visuales obser-vados en la necrópolisde Antequera y suentorno.
Panorámica del valle delAlto Guadalmedinadesde Peñas deCabrera. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 76
naturales (accidentes geográficos y eventos solares) en
un posible ordenamiento espacial y simbólico del territo-
rio del que se valdrían las primeras comunidades agrope-
cuarias para legitimar su control económico sobre los
mismos.
Desde cualquier punto elevado de Peñas de Cabrera se
tiene una panorámica espectacular del valle que se abre
a nuestros pies en sentido Este-Oeste. Hacia el noreste,
el alto del Vilo marca el lugar de la salida del sol en el sols-
ticio de verano, cuya puesta, hacia el noroeste, queda
señalada por la sierra de El Torcal. Es evidente que no
existe decisión antrópica en este hecho, pero lo más pro-
bable es que dicha constatación fuera conocida desde
tiempos prehistóricos, idea que vendría a reforzar la
dimensión simbólico-ideológica del lugar. Volviendo a la
perspectiva que desde Peñas de Cabrera se tiene de la
depresión del Alto Guadalmedina, como decimos, en el
solsticio de verano el sol sale hacia nuestra derecha y se
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
77
Ocaso solar desdePeñas de Cabreradurante el solsticio deverano. El sol se ocul-ta tras la sierra de ElTorcal. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 77
pone hacia nuestra izquierda. Se trata de puntos extre-
mos naturales, pero entre ambos existe un centro, que es
el Norte, y que queda señalado nítidamente por la Peña
Negra, en la sierra del Co. La decisión de que existe un
punto central sí es completamente humana, ya que no
existen referentes en la naturaleza que marquen esta
orientación, si bien, como todos sabemos, siempre hubo
una estrella aparentemente inmóvil en torno a la que giran
todas las demás y que señala el Norte. Entonces, hace
unos 5000 años, sería Thuban (α Draconis), que alcanzó
su distancia más pequeña hacia el verdadero polo norte
celeste (10´) el año 2830 a. C. Sin embargo, no podemos
estar seguros de que en aquella época se contara con
este conocimiento. Otro tanto ocurre con el Sur, punto
intermedio entre el orto y el ocaso solar en el solsticio de
invierno, sin que en este caso, debido a nuestra latitud,
pueda observarse una estrella de referencia.
El Este y el Oeste responden a circunstancias similares.
Ambos son el punto intermedio del recorrido anual de los
ortos y ocasos solares respectivamente. Tampoco en
estos casos existen referentes naturales que los marquen
y, por lo tanto, se trata también de demarcaciones artifi-
ciales; es el ser humano quien determina que existe un
centro. Pero en esta ocasión, y sobre todo en lo que con-
cierne al este, sí podemos asegurar que se trata de un
punto conocido por estas comunidades prehistóricas, en
función de los numerosos alineamientos hacia ese lugar
del horizonte que encontramos en buena parte de los
dólmenes, sobre todo los de corredor. Un caso claro e
inmediato sería la orientación del sepulcro megalítico del
Tajillo del Moro, otro próximo sería el de Chaperas I, y por
supuesto el de Viera.
Conocer los ciclos solares y establecer posiciones inter-
medias que marcan los puntos cardinales supone un
notable avance en cuanto al control del tiempo y del
espacio, algo que no podemos intuir con tanta nitidez en
períodos anteriores, aunque como veremos, también los
hubo. Los monumentos megalíticos nos ofrecen argu-
mentos bastante consistentes en este sentido, ya que su
dimensión espacial queda de manifiesto con la propia
creación arquitectónica, que supone la aparición de un
78
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 78
volumen donde no lo había, mientras que la temporal se
refleja tanto en su interés por perpetuar el pasado (culto
a los muertos) como en un afán de perduración en el futu-
ro (solidez constructiva).
Así pues, la ubicación armónica con la naturaleza y sus
ciclos de un espacio propicio como es Peñas de Cabrera,
con decenas de abrigos rocosos ideales para recibir el
bagaje iconográfico de estas comunidades prehistóricas,
pudo motivar la inusual concentración artística que se
plasmó en ellos y que, afortunadamente, ha llegado en
relativo buen estado hasta nuestros días. Y he aquí que la
dimensión espacio-temporal que sugieren los dólmenes
encuentra su contrapunto en las manifestaciones gráficas,
ya que estas presentan también un desarrollo espacial,
tanto en los paneles pintados como en la distribución con-
secutiva de los abrigos (concretamente en las de Peñas
de Cabrera, donde casi se nos obliga a contemplarnos en
un orden determinado) o su condición
limítrofe respecto a los territorios, a la
vez que se proyectan hacia el pasado
mediante la fijación en imágenes de
una cultura oral ancestral, y hacia el
futuro a través de una técnica indeleble
que permite su aprovechamiento por
parte de las sucesivas generaciones,
una idea que también aparece implícita
en el arte paleolítico y en el de los últi-
mos cazadores epipaleolíticos. Ahora
bien, ¿tenemos indicios de que todo
esto que decimos hubiera quedado
reflejado de una u otra forma en las
manifestaciones gráficas?
En Peñas de Cabrera contamos con
algunos motivos y disposiciones que
parecen apuntar a que sí. En al abrigo
nº 12 hay una figura antropomorfa con los brazos en cír-
culo en un color violáceo desde la que se observa (y es la
única figura en todo el conjunto en que esto es así) el orto
solar en el solsticio de verano por detrás del alto del Vilo.
En los tajos calcáreos al pie de esta montaña se sitúan
los abrigos con pintura rupestre de los Tajos del Vilo, en
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
79
Antropomorfo con losbrazos en círculo delabrigo nº 12 (abajo a laizquierda). En el ortosolar del solsticio deverano, la figura pareceapoyarse sobre la som-bra de una gran roca.Arriba, la composiciónprincipal de este abrigo.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 79
Alfarnatejo. A su vez, desde la boca de estos
abrigos se produce un espectacular efecto
visual mediante el que, en los equinoccios, el
sol se oculta justo por la vaguada situada
entre el Alto del Fraile y el Tajo de Doña Ana.
Muy sugestivo resulta el efecto visual que se
produce en el abrigo nº 11, donde aparecen
relacionadas una perforación que atraviesa
uno de los pliegues de la pared y una curiosa
escena en la que quedan asociados un rami-
forme en posición oblicua y una barra vertical.
Si miramos a través del orificio, o mejor, si lo
iluminamos, la escena queda perfectamente
enmarcada. En Peñas de Cabrera se dan jue-
gos visuales que requieren ser observados
desde determinada posición. En este mismo
abrigo, por ejemplo, necesitamos introducir la
cabeza en una oquedad secundaria para
poder apreciar una figura antropomorfa; y en
el nº 20, otra figura humana en actitud diná-
mica sólo se ve si nos damos la vuelta y mira-
mos hacia el interior de la visera que cubre el
abrigo. Pero tal vez el más espectacular, por
80
Salida del sol en el solsticio de verano tras el Altodel Vilo. La fotografía está tomada desde la posiciónque ocupa el antropomorfo de brazos en círculo.Fotografía, Javier Pérez.
Vista a través de una perforaciónpracticada en un pliegue del abri-go nº 11. La composición delfondo queda enmarcada por esteorificio. Fotografías, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 80
sus connotaciones respecto a las
relaciones espaciales que venimos
comentando, sea el caso de la perfo-
ración practicada en un pliegue del
abrigo nº 12, a través de la cual
puede observarse el orto solar del
solsticio de verano, que se produce,
como hemos visto con anterioridad,
tras el alto del Vilo. Casualidad o no,
es imposible negarse a la evidencia.
Debe aclararse en este punto que,
tanto la constatación de que las pau-
tas que rigen los cambios de estación
pueden deducirse y pronosticarse a
partir de la observación de los ciclos
solares, como la posible manifesta-
ción de este conocimiento en el apa-
rato gráfico o arquitectónico de los
grupos humanos de la Prehistoria
reciente que fueron sus artífices, no
llevan implícito, en absoluto, el consi-
derar para ellos unas motivaciones de
carácter científico-astronómico, de
las que estaban completamente ale-
jados, sino que deben contemplarse
en el sencillo marco del reconoci-
miento humano de su incipiente
capacidad de interacción con las
fuerzas de la naturaleza.
Por otro lado, las relaciones de visibili-
dad, los alineamientos, o las orienta-
ciones astrales, a pesar de ser elemen-
tos de juicio interesantes, sobre todo
en cuanto al análisis de las comunida-
des prehistóricas desde el punto de
vista paisajístico, y de constituir una
forma de aproximación novedosa, y
probablemente atractiva para el gran
público, a los fenómenos esquemático
y megalítico, estos presupuestos no
dejan de tener cierta parcialidad en
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
81
Figura antropomorfa pintada en elinterior de la visera que cubre el abri-go nº 20. Fotografía, Javier Pérez.
Asomándose a través de la perfora-ción del abrigo nº 12 se observa elAlto del Vilo, lugar por donde sale elsol en el solsticio de verano.Fotografías, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 81
cuanto al el estudio integral de las manifestaciones rupes-
tres primitivas. Son, sin duda, datos a tener muy en cuen-
ta, aunque en realidad representan sólo una parte más de
la investigación, y probablemente también representaran
una parte más en el interés vital de las personas que inte-
graban aquellas primeras comunidades agropecuarias. De
hecho, las formas esquemáticas que podemos relacionar
con estos factores son muy escasas en proporción con el
resto de figuraciones. El arte esquemático, sin duda, estu-
vo relacionado también con otros muchos aspectos de la
existencia.
Parece claro que tanto el arte rupestre prehistórico en
general como el esquemático en particular son una expre-
sión de los modos de vida de las sociedades que los pro-
dujeron, y que su intención última debió ser la transmisión
generacional, no sólo de un patrón socioeconómico sol-
vente, una tradición milenaria, unos conocimientos verifi-
cados o unas arraigadas creencias, sino también de una
concepción espacial del territorio heredado.
Pongamos tres ejemplos andaluces de diferentes
momentos de la Prehistoria en los que enclaves rupestres
han sido propuestos como representaciones territoriales,
todos ellos con monografías actualizadas.
Consideremos en primer lugar dos hitos artísticos de la
Prehistoria antigua: la cueva de Ardales (Málaga), con una
importante colección de motivos artísticos paleolíticos, y
el Tajo de las Figuras (Cádiz), un abrigo con multitud de
manifestaciones rupestres algunas de las cuales, de ten-
dencia naturalista, han sido fechadas en el Epipaleolítico.
En ambas propuestas interpretativas se contempla un
modelo de ocupación estacional del territorio vinculado a
los desplazamientos periódicos de grupos de cazadores-
recolectores en función del aprovechamiento intensivo,
especializado y diversificado de sus recursos económi-
cos, en el seno de un sistema de bandas dispersas que
encontrarían en estos enclaves singulares sus centros de
asociación, estrechando así las relaciones sociales y
reforzando las actividades económicas. En este marco
teórico, la predación a gran escala, las relaciones de
82
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 82
género y la incorporación de los adolescentes al mundo
adulto, supondrían los ejes principales sobre los que se
articularía la cohesión social de dichos grupos.
La realidad socioeconómica y cultural de estas bandas
quedaría expresada en el arte mediante recursos gráficos
capaces de hacer resaltar ciertas pautas de comporta-
miento características de la fauna reproducida en los
muros rocosos. En la cueva de Ardales se ha argumenta-
do, incluso, que todos los pisos climáticos del entorno
del yacimiento (montaña, bosque, valle, río, laguna) estu-
vieran representados en una de las salas de esta gruta
por las especies que les son propias, como si se hubiera
querido reflejar, de alguna forma, el territorio circundante.
Estas conclusiones, además de señalar hacia un trasfon-
do sociocultural semejante, conducen también a otras
valoraciones coincidentes o paralelas, que pueden resu-
mirse en la interpretación del conjunto del Tajo de las
Figuras como un auténtico mapa etológico, que demues-
tra un gran conocimiento del medio ambiente, incidiendo
en temas tan importantes como la reproducción de la
vida... y la transmisión de información.
El tercer enclave es la cueva de la Victoria (Málaga), en
cuyo interior se desarrolla el segundo conjunto pictórico
postpaleolítico subterráneo más importante de nuestra
comunidad autónoma. El primero es, claro está, la cueva
de La Pileta. Esta gruta de la costa malagueña contiene
un centenar largo de motivos esquemáticos pintados en
un tono amarillento, que originalmente debió ser blanco,
repartidos entre dos frisos enfrentados de forma simétri-
ca en relación con el eje longitudinal de una sala alarga-
da, en cuyo suelo fueron excavados restos de enterra-
mientos y ajuares funerarios. La última propuesta inter-
pretativa de uno de esos frisos pasa por considerarlo
como la representación de un grupo humano, probable-
mente el mismo que realizó las pinturas y que fue ente-
rrado en este lugar. La hipótesis de que ciertos referentes
territoriales y culturales, como los espacios destinados al
hábitat, al trabajo o al culto a la vida y a la muerte queda-
ran aquí representados, nos pondría en sintonía con el
argumento del discurso expresivo: un grupo humano que
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
83
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 83
controla y explota el territorio que le pertenece por heren-
cia.
La representación de lugares reales mediante elementos
simbólicos no debió ser, pues, ajena al arte prehistórico
de ninguna época. Por lo tanto, es muy probable que en
un lugar tan representativo como Peñas de Cabrera,
algunos paneles hagan referencia a espacios concretos
del territorio.
La escena del abrigo nº 11, que presenta un grupo de
personas formando un círculo en torno a una figura cen-
tral, parece remitirnos a algún tipo de celebración, identifi-
cada por Barroso y Medina como una danza, aunque no
deben descartarse otras posibilidades interpretativas.
Recordemos aquí un grupo de figuras dispuestas también
en círculo en la cueva de la Victoria y que han sido inter-
pretadas como una probable celebración relacionada con
la agricultura, a juzgar por varios elementos asociados en
forma de azuelas. La asunción de que se llevaran a cabo
actos de este tipo implicaría la necesidad de que existie-
ran centros de reunión donde poder realizarlos.
84
Figuras humanas esquemáticas dispuestas en círculo en la cueva de la Victoria(Rincón de la Victoria, Málaga). Algunos elementos han sido consideradosrepresentaciones de aperos de labranza, por lo que se ha propuesto su inter-pretación como alguna actividad o celebración relacionada con la agricultura.Calcografía digital, Rafael Maura y Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 84
Sin duda, el espacio al que llamamos
“el atrio”, con su frontispicio de gran-
des abrigos, uno de los cuales es,
precisamente donde se pintó la esce-
na, pudo ser un marco usado en la
Prehistoria para la celebración de reu-
niones, un lugar importante. Es difícil
sustraerse a relacionar ambos
hechos. El trasfondo de esta escena,
es decir, el carácter de la reunión de
hombres y mujeres que quiso aquí
representarse no es sencillo de inter-
pretar, si bien se trata quizá de la com-
posición más asequible, menos her-
mética, de todo el conjunto. Se distin-
guen hasta trece individuos, once de
los cuales forman una especie de
corro en torno a dos motivos centra-
les. Las figuras de la parte superior son sensiblemente
más pequeñas que el resto, lo que confiere a la escena
cierta sensación de perspectiva. Los extremos derecho e
izquierdo quedan ocupados por parejas de antropomor-
fos entrelazados, siendo las figuras más exteriores las
que presentan formas más redondeadas, lo que confie-
re también a la escena un aire simétrico, cuyo eje coinci-
diría aproximadamente con el vástago vertical de una
figura de brazos sinuosos. Podría admitirse el carácter
heterosexual de las dos parejas de los extremos, siendo
femeninas las figuras de extremidades curvadas. La figu-
ra masculina de la izquierda presenta indicación del
pene, y la de la derecha parece portar algún tipo de
tocado. De las dos figuras centrales, la de la derecha es,
claramente, una representación masculina, mientras que
la de la izquierda nos ha llegado tan deteriorada que, no
ya su condición genérica, sino también su adscripción
tipológica son difíciles de precisar.
Pero a partir de aquí, si no desde mucho antes, comen-
zamos a adentrarnos en arenas movedizas. Aún estamos
lejos de poder interpretar el arte esquemático con cierta
fiabilidad. La aplicación de atribuciones de carácter
semiológico, como pueden ser la posible indicación del
sexo masculino o la significación numérica que cabría
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
85
Detalle del panel principal del abrigonº 11. Pareja de antropomorfosentrelazados localizada en el extre-mo derecho de la composición.Calcografía digital, Rafael Maura yPedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 85
atribuir a tipologías como los pectiniformes o los ramifor-
mes, sobre la que incidiremos más adelante, parecerían
un punto de partida. A través de este tipo de líneas de
investigación podrían asignarse significados concretos
para cada una de las tipologías antropomorfas, atendien-
do no sólo a cuestiones de género y número, sino tam-
bién de actitud, estado, acción, o condición, aunque por
ahora casi siempre en el terreno de las hipótesis, cuando
no de la especulación.
En el abrigo nº 39 se conserva una figura con las piernas
en forma de “W” y sin indicación de los brazos, bajo la
cual e íntimamente asociada a ella, se aprecia otra figura
de menor tamaño con los brazos en ángulo. En función
de los paralelismos entre esta figura y las ampliamente
difundidas de Peñaescrita de Fuencaliente (Ciudad Real),
puede sugerirse que se trata de la representación de un
parto. La situación de este abrigo, aislado del resto,
podría hacer referencia a que estos trances tenían lugar
en algún paraje exterior a la zona de hábitat. Sin embar-
go, en otros casos el hecho de que aparezcan pinturas
en un abrigo apartado no se explica a partir de la icono-
grafía que contiene, como ocurre en el abrigo nº 61,
donde las figuraciones representadas son un ancoriforme
y un “tipo golondrina”, es decir, tipologías que pueden
86
Motivos esquemáticosen el abrigo dePeñaescrita(Fuencaliente, CiudadReal), interpretadoscomo la representaciónde un parto. Fotografía,Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 86
encontrarse en cualquier otro sitio.
Otra representación singular es la del personaje masculi-
no que parece portar una hoz en cada mano. De este tipo
de figuraciones se tienen paralelismos muy claros y cono-
cidos, caso del famoso “Hechicero de Vélez Blanco” en
la Cueva de los Letreros (Almería), un individuo también
masculino y equipado con dos hoces, aunque ataviado
con un gran tocado en forma de cuernos o anteras y de
estilo algo más naturalista que el de Peñas de Cabrera.
Sin echar mano de tesis chamanistas, la presencia de
hoces nos remite, sencillamente, a las labores agrícolas
relacionadas con la siega, sin que parezca posible, por
ahora, ir más allá.
También podría tratar de identificarse el objeto que porta
el antropomorfo cruciforme de la escena del abrigo nº 12.
Antes que presuponer para este motivo connotaciones
bélicas, deben considerarse aspectos relacionados con
la agricultura o con el abastecimiento de recursos made-
reros, en función de que se trate de un apero de labran-
za o un hacha. Por lo tanto, debiera interpretarse más
como una herramienta que como un arma.
Una de las tipologías más características del arte esque-
mático, presente también en Peñas de Cabrera, los
antropomorfos de brazos y piernas en cruz o de tipo
doble “T”, (denominados a menudo antropomorfos en “H
invertida”, una expresión quizá no demasiado afortuna-
da), suelen disponerse en lugares distinguidos. Todos los
ejemplos con que contamos en la provincia de Málaga así
parecen confirmarlo. En la Sima de la Curra (Carratraca),
la primera figura que se observa, ya que está situada en
un lugar inmediato a la entrada, es un antropomorfo de
brazos y piernas en cruz, siendo además una representa-
ción de gran formato. En la cueva de la Victoria (Rincón
de la Victoria), la única figura correspondiente a estas
tipologías, un antropomorfo en doble “T”, se coloca en lo
más alto de uno de los frisos, es decir, en la cúspide de
la composición. En la Raja de Retuntún (Casarabonela),
también el único antropomorfo en doble “T”, se sitúa en
el extremo izquierdo de la composición, siendo en este
caso la última figura que se observa siguiendo el sentido
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
87
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 87
de la penetración.
En Peñas de Cabrera, dicho paradigma parece poder
aplicarse a los motivos de este tipo que han sido docu-
mentados. En el abrigo nº 5, el primero de la serie si
seguimos un orden a partir de las cotas más bajas, pre-
senta un único antropomorfo, esta vez en doble “T” con
un trazo horizontal intermedio. También en los abrigos
31 y 34, un antropomorfo de brazos y piernas en cruz y
otro en doble “T”, respectivamente, ocupan los lugares
más extremos hacia la izquierda en sus respectivas com-
posiciones.
La insistencia en la disposición de estas tipologías en
lugares destacados de las composiciones nos inclina a
pensar que mediante las formas en “H invertida” quería
representarse un personaje principal, tal vez el de mayor
autoridad del grupo, pudiendo relacionarse, en principio,
con una idea ligada a la personificación del poder, o visto
en términos espaciales, como símbolo del lugar desde el
que emanaba dicha potestad, es decir, el poblado o la
aldea. Es una hipótesis.
88
Antropomorfo en doble “T” pintado junto a la boca del abrigo nº 31 y en el extremo izquier-do de la composición. Esta tipología tiende a ser representada en espacios señalados opreeminentes. Al fondo, la sierra de Las Cabras. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 88
Si desentrañar el significado más o menos preciso de las
formas representativas de la figura humana es un reto por
ahora inalcanzable, no digamos nada de los signos.
Llamaremos signos a todos aquellos motivos no repre-
sentativos de la figura humana, incluyendo los que pudie-
ran haber tenido una dimensión simbólica. En este caso
es posible, ya que ni en Peñas de Cabrera ni en toda la
provincia de Málaga se conocen por ahora representacio-
nes netamente zoomorfas, tan características en otras
zonas con arte esquemático.
Los signos más simples son las barras y los puntos. Las
primeras pueden hacer referencia a un concepto simple
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
89
Grupo de puntos junto a la perforación del abrigo nº 11.Fotografía, Pedro Cantalejo.
Gran pectiniforme del abrigo nº 10. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 89
de unidad, aunque también pueden considerarse como
la forma más reducida de expresar la condición humana.
Los puntos suelen presentarse formando grupos, cir-
cunstancia muy habitual en Peñas de Cabrera (abrigos
11, 31, 33 y 39).
Los signos complejos más abundantes en Peñas de
Cabrera son los pectiniformes, los ramiformes y los rec-
tangulares.
La problemática de los pectiniformes y ramiformes viene
dada por las interpretaciones de Acosta relativas a las
tipologías compuestas. Para esta autora, las figuras en
“Pi” griega se entienden como una forma derivada que
representaría una pareja humana con los brazos entrela-
zados, es decir, dos antropomorfos en “T” que compar-
ten el trazo horizontal. Esta posición es contraria a la de
Bécares, para quien es muy dudosa incluso la significa-
ción humana de estas figuras, aunque al final acaba inclu-
yéndolas en su categorización en el apartado de los
antropomorfos. También cabría considerarlas versiones
reducidas a dos “púas” de los pectiniformes, ya que con-
ceptualmente responden bastante bien a este criterio,
aunque, en efecto, no debe descartarse la posibilidad de
que se tratara de una tipología primaria con un significa-
do propio e independiente.
Ahora bien, si las figuras del tipo “Pi” griega fueran real-
mente representaciones antropomorfas y además versio-
nes reducidas de los pectiniformes, estos podrían consi-
derarse, a su vez, como versiones ampliadas de las figu-
ras tipo “Pi” griega, con lo que se estaría representando
a grupos de personas unidas por vínculos familiares o de
otro tipo. Formalmente estarían representándose series
de antropomorfos tipo “T” o cruciformes. No obstante,
debe destacarse que los pectiniformes de cuatro o cinco
“púas” se asocian mayoritariamente a representaciones
de cuadrúpedos, algo que no parece tan evidente para
los de tres o más de cinco púas o para aquellos en los
que aparecen representadas hacia un lado o hacia arriba.
Lo más probable es que se trate de un recurso gráfico
alusivo a un concepto general antes que particular, que
habría servido para representar una parte por el todo,
90
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 90
pudiendo estar referido en cualquier
caso a grupos de animales (rebaños)
o a la simbolización de una actividad
económica (la ganadería) antes que a
seres humanos.
De esta misma controversia partici-
pan también las figuras ramiformes o
arboriformes. Para Acosta, algunos
ramiformes bien podrían considerar-
se como la visión sintética de varias
figuras humanas alineadas. También
en estos casos entiende que la asimi-
lación de una serie de figuras huma-
nas al mismo motivo responde a que
quiere significarse una relación entre
ellas de la índole que sea. Este argu-
mento es tal vez más sólido, ya que,
si se trata de una forma compuesta a
partir de elementos primarios, estos
no podrían ser más que antropomor-
fos, bien con los brazos en cruz, en
“T”, en “Y”, en ángulo, etc. Además,
la posibilidad de ser interpretados
como líneas genealógicas encaja per-
fectamente en los parámetros cultu-
rales y sociales que atribuimos a
estos grupos humanos prehistóricos,
entre los que todo se legitimaba a tra-
vés de la pertenencia a una estructu-
ra tribal.
Asumiendo los riesgos de esta inter-
pretación, cabe la posibilidad de pre-
guntarse si los grupos humanos
representados mediante estas tipolo-
gías cuentan con matices que indi-
quen cierta especificidad. La disposi-
ción vertical u horizontal de estas
figuras podría obedecer a significa-
dos más concretos. Del mismo
modo, la inclusión de estos motivos
en otras formas, generalmente cua-
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
91
Gran ramiforme del abrigo nº 12.Fotografía, Javier Pérez.
Motivo rectangular con barra verticalinterior. Esta tipología se repite con fre-cuencia en Peñas de Cabrera, en oca-siones asociada a antropomorfos. Eneste caso el antropomorfo es una figu-ra en “Y” con indicación de la cabeza.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 91
drangulares, dando lugar en ocasiones a signos com-
puestos identificados con las llamadas “estelas”, podría
considerarse como un modo de representar algún tipo de
habitáculo, un lugar de reunión, un redil, un espacio fune-
rario, ya sea un dolmen, ya una cueva… Entre los signos
localizados en Peñas de Cabrera, las formas cuadrangu-
lares son las variantes tipológicas que más incidencia
porcentual tienen. En su práctica totalidad se trata de
rectángulos, a veces abiertos, con un travesaño interior,
que puede ser vertical u horizontal, y suelen estar asocia-
dos espacialmente a figuras antropomorfas.
Bitriangulares, reticulados y circulares tienen escasa
representación en Peñas de Cabrera. De estas tres tipo-
logías es quizás la primera la que ha suscitado un mayor
interés desde el punto de vista interpretativo. Fue el pro-
pio Bécares quien, recogiendo ideas precedentes acuñó la
definición de los bitriangulares como el modo más básico
de representación del concepto “ídolo”. Para ello se basa
en numerosos paralelos de objetos muebles de piedra y
hueso identificados con este tipo de simbología. La feno-
menología de estas figurillas, es decir, su esencia identifica-
tiva aún no ha sido desvelada de forma categórica.
La clasificación de estos “ídolos” propuesta por Víctor
Hurtado, gran conocedor de esta cuestión, contempla
tres tipologías y las ordena cronológicamente:
- Los “ídolos placas”, que serían los más numerosos y
antiguos, hacia el IV milenio a. C.
- Los “ídolos oculados”, correspondientes cronológica-
mente al III milenio a. C.
- Los “ídolos antropomorfos”, que serían la última mani-
festación de este proceso de representación simbólica y
que estarían relacionados con los primeros indicios de
una plena jerarquización.
En cuanto a las distintas interpretaciones que se han
hecho sobre estas figuras idoliformes, cabría señalar la
de K. Lillios acerca de que las “placas”, para quien sus
diseños decorativos tendrían una función de carácter
heráldico, distintiva e identificativa de la pertenencia de
los individuos a un grupo social o un linaje. Los contextos
92
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 92
funerarios megalíticos de inhumación colectiva en los que
suelen aparecer, aceptados mayoritariamente como
expresión monumental del grupo familiar en el territorio,
tendrían su contrapartida en las placas depositadas en su
interior, entendidas como expresión individual de perte-
nencia al grupo.
Los ídolos antropomorfos, al igual que las placas deben
sus respectivas categorizaciones a la morfología de sus
soportes. Dicho sea de paso, las interpretaciones acerca
de los ídolos antropomorfos inciden en su condición de
elementos asociados al estatus social de ciertos indivi-
duos preeminentes, e incluso de dispositivos rituales de
mediación entre los hombres y las esferas míticas. Sin
embargo, la categoría de “ídolo oculado”, debe su esti-
mación a un diseño iconográfico, ya que puede aplicarse
tanto a los idolos placas como a los antropomorfos, las
falanges, los huesos largos y los cilindros de piedra, ade-
más de presentarse sobre soportes más neutros, como
la cerámica, las paredes rocosas de los abrigos o los
ortostatos de los monumentos megalíticos. Esta capaci-
dad adaptativa a todo tipo de soporte corroboraría su
relación con diversas facetas de la vida.
Su característica principal sería la representación de dos
grandes ojos acompañados, bien de las cejas, bien de lo
que denominamos el “tatuaje facial”, es decir, series de
líneas curvas bajo los ojos. Debe señalarse que la presen-
cia de, al menos, uno de estos dos atributos complemen-
tarios es lo que define a estos motivos como “oculados”,
ya que unos simples ojos no tienen por qué remitirnos
necesariamente a esta idea, con la única salvedad de que
estuvieran representados como soliformes (con forma de
sol). Esta es la razón de que, aunque según las zonas se
exprese de manera diferente, podamos comprender que,
en todas ellas, se hace referencia a un mismo ideograma.
Según Bécares, la homogeneidad formal que llegarán a
alcanzar determinados signos como los antropomorfos
típicos o los "ídolos" (oculados, bitriangulares, halterifor-
mes y placas) ya sea en el arte rupestre, ya sobre el arte
mueble, no puede darse más que en una sociedad con
una cierta uniformidad en su modo de conceptualizar
estos tipos de motivos, y por lo tanto con una cierta uni-
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
93
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 93
dad cultural, en la que las variantes tipológicas o numéri-
cas no son más que indicadores de modas o variantes
regionales de esa cultura común.
A pesar de tratarse de una tipología reconocida y con una
amplia distribución espacial, no existe un consenso sobre
la significación de este diseño tan característico. Sin
embargo, oculados y bitriangulares en particular parecen
referirse a ideas trascendentales relacionadas con el
mundo de las creencias. Es muy conocida la composi-
ción del abrigo de El Gabar, en Vélez-Blanco (Almería),
94
Detalle de la composi-ción del abrigo de ElGabar, (Vélez-Blanco,Almería), donde bitrian-gulares y soliformes dis-persos de asocian haciael centro conformandodos figuras mixtas.Reproducción de Henri Breuil (1935).
Única figura bitriangular registrada en Peñas de Cabrera.Corresponde al abrigo nº 6 y aparece asociada a un antropomor-fo en doble “Y”. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 94
donde formas bitriangulares y soliformes dispersas se
asocian hacia el centro de la composición conformando
un par de ídolos de carácter mixto, a la vez bitriangulares
y oculados.
En Peñas de Cabrera sólo conocemos un bitriangular
claro, en el abrigo nº 6, aunque sí ha sido propuesta la
interpretación de varias figuras como ídolos oculados. Sin
embargo, en algunos casos porque su estado de deterio-
ro casi ha hecho desaparecer el motivo y en otros porque
su inclusión parece demasiado forzada, lo cierto es que
sólo una representación en todo el conjunto parece
poder atribuirse, sin paliativos, a esta idea, la del abrigo
nº 37. Es un esquema simple en el que los ojos quedan
expresados mediante manchas circulares y las cejas por
un par de trazos curvos. Esta figura no es sólo la única
representación oculada clara de Peñas de Cabrera (aun-
que, como decimos, Barroso y Medina consideran algu-
nas más), sino que también lo es de toda la provincia de
Málaga. Únicamente se conoce otro motivo susceptible
de ser considerado también como tal, aunque no con
tanta nitidez, el localizado en el abrigo de la Hoya, en
Archidona, ya mencionado, cuyo esquema central con-
sistiría en dos series de círculos, enmarcados por lo que
podría ser una representación de las cejas. Esto nos da
una idea de lo infrecuentes que son estas figuras en el
arte rupestre en comparación con otras tipologías, a
pesar de ser casi una constante, como hemos visto, en
las piezas de arte mueble.
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
95
Figura oculada del abri-go nº 37, Aunque hallegado hasta nosotrosmuy deteriorada, aúnse aprecian los trazoscurvos que conformanlas cejas y los ojosrepresentados mediantedos gruesos puntos.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 95
La inclusión del tema de oculados en soportes no portá-
tiles, caso de los paneles rocosos o los ortostatos mega-
líticos, supone, de algún modo, una forma de fijar su
“mirada”. Y si es así, ¿hacia donde miran?
Se han propuesto interpretaciones que relacionan esta
“mirada fija” con el control simbólico del territorio, en
especial de los pasos naturales, a modo de iconos pro-
tectores y vigilantes de los recursos económicos de las
tierras ocupadas y explotadas. Esta podría ser, en efecto,
su dimensión espacial, pero, como hemos visto, las
manifestaciones rupestres esquemáticas pueden suscitar
también lecturas que las relacionan con el control del
tiempo y con el mundo de las creencias.
Es interesante constatar que ambas figuras malagueñas,
la del abrigo de la Hoya y la de Peñas de Cabrera, miran
hacia puntos muy significativos del horizonte, la primera
hacia el Este y la segunda hacia el Oeste, lugares por
donde sale y se pone el sol en los equinoccios y que,
como ya se ha hecho constar, constituyen referentes
arbitrarios, no naturales o, lo que es lo mismo, estableci-
dos por el ser humano. En Henarejos, provincia de
Cuenca, ha sido descrito un abrigo con tres representa-
ciones oculadas, cuyo estudio las pone en relación, de un
modo muy concluyente, con las salidas del sol en los
solsticios y equinoccios.
El Sol, siempre el Sol. ¿Por qué no la luna, las estrellas o
las constelaciones? Porque el sol es sencillo, estable,
preciso, seguro. Porque su luz y su calor posibilitan la
vida y su ausencia equivaldría a una muerte segura.
Porque es tan poderoso que ni siquiera se le puede mirar
de frente sin quedar cegados. De hecho, pocos habrán
sido los pueblos antiguos que no se rindieran a su omni-
potencia. La luna es todo lo contrario. Sus ciclos son
complejos y cambiantes. En su calidad de astro eminen-
temente nocturno se asocia a la oscuridad y al frío, y se
la puede contemplar sin peligro. Pero esto no significa
que la luna fuera olvidada. En el abrigo nº 33 de Peñas de
Cabrera se conocen dos motivos pintados en el techo,
uno en forma de semicircunferencia y el otro, mucho más
pequeño, aparenta ser una estrella de cinco puntas. Su
96
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 96
disposición recuerda a la que adoptan a veces la luna,
que estaría representada en este caso en cuarto men-
guante, y el planeta Venus.
El Sol es, por lo tanto, un valor infalible que representa
como ningún otro cuerpo celeste el orden del Universo.
Afrontemos pues primero los retos que éste nos plantea
antes de apuntar a la voluble luna, no sin antes recordar
la importancia de su influencia, por ejemplo, sobre la
menstruación o los partos de las mujeres,
hecho que le aporta ciertas connotaciones
femeninas, lo que no quiere decir necesaria-
mente que el sol, por simple contraposición,
las haya tenido siempre masculinas. No en
vano, pudo haber sido considerado perfecta-
mente como un ente asexuado.
No debemos obviar, por más que se hayan
propuesto interpretaciones que relacionan los
oculados con representaciones de lechuzas o
búhos que, en una gran mayoría de ocasio-
nes, los ojos de estas figuras adquieren for-
mas claramente solares, constituyendo ade-
más por separado, es decir, consideradas en
solitario, una categoría tipológica nítidamente
definida en el arte esquemático, precisamente
la de los soliformes.
Por todo ello, parece aceptable considerar, al menos de
forma provisional, que el tema de oculados pudo estar
vinculado de un modo amplio al sol, sus eventos y sus
ciclos, y que cabría la posibilidad de que encerrara una
idea incipiente de la divinidad, no inspirada en una visión
rígida de culto monoteísta, sino dinámica e integradora
de los diferentes aspectos del devenir natural. La ampli-
tud de este concepto quedaría reflejada en sus posibilida-
des de adaptación a todos los soportes y explicaría su
inclusión en representaciones tanto masculinas como
femeninas y hermafroditas, caso del famoso ídolo de
Almargen, contribuyendo así a afianzar la idea de que
pudo tratarse de un arquetipo desprovisto de atribucio-
nes de género.
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
97
Ídolo localizado enAlmargen (Málaga), sincontexto arqueológico.El tema oculado seincorpora a esta escul-tura de mármol decarácter hermafroditaen la que se representatanto la condiciónfemenina (vientre abul-tado por la gestación),como la masculina(forma fálica y glandeen la parte inferior).Fotografía, Miguel ÁngelBlanco.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 97
Sin embargo, y aunque parezca que podemos estar ras-
cando ciertas verdades, la realidad es que continuamos
nadando en un mar de incertidumbre. Y la razón principal
de que nuestras valoraciones interpretativas sean, al fin y
a la postre, tan poco precisas se debe, fundamentalmen-
te, a la propia esencia de estas figuraciones, que basan
en la abreviación de las formas el fundamento de su dis-
curso expresivo, aunque también al hecho de que dichas
grafías carecieron de reglas capaces de coordinarlas y
unirlas para dotarlas de sentido gramatical completo; es
decir, sus autores desconocieron o no alcanzaron a des-
arrollar suficientemente el concepto de sintaxis.
Sin la sintaxis, no nos es posible “leer” los paneles pinta-
dos prehistóricos como hacemos con un libro o con un
papiro cubierto por jeroglíficos, porque sólo a partir de
ella podemos hablar de escritura. Esta limitación no nos
incluye únicamente a nosotros, mujeres y hombres del
siglo XXI, sino también a los contemporáneos de estas
figuraciones.
Nos hallamos, pues, en una fase anterior a la escritura; es
lo que llamamos “protoescritura”. Este estadio contempla
el establecimiento de unos códigos gráficos mínimos y
suficientes como para poder transmitir conceptos sim-
ples. Con nuestras clasificaciones tipológicas tratamos
precisamente de aproximarnos a estos códigos, aunque
sea de un modo meramente formal. Cada uno de los
tipos está probablemente relacionado con una idea, pero,
como venimos diciendo, sigue siendo arriesgado por
ahora determinar correspondencias concretas, y es ade-
más difícil precisar si estas vinculaciones entre imagen y
concepto tuvieron una aceptación generalizada.
Sea como fuere, y aún estando en posesión de las claves
para decodificar las figuras más estandarizadas, la
ausencia general de sintaxis impediría la comprensión
completa del discurso expresivo, por lo que es posible
que siempre, tanto en el momento de su ejecución como
cuando se reviviera el contenido de lo representado, fuera
necesario el complemento de la palabra, de tal forma que
sólo aquellos que estuvieron presentes durante el acto en
que se realizó un panel, o bien a quienes se explicara el
98
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 98
mensaje una vez pintado, estarían en condiciones de
aprehenderlo en todos sus matices. Y decimos esto por-
que no es de recibo admitir que el alcance de estas mani-
festaciones quedara restringido al momento de su ejecu-
ción, sino que, como producto social que fueron, debie-
ron tener un sentido de continuidad, de preservación de
la memoria, que las mantuvo vigentes mientras lo estuvo
la tradición cultural que les daba sentido. Valgan como
ejemplo los repintes observados en el abrigo nº 12, que
bien pudieron responder a la necesidad de reavivar figu-
ras desgastadas o de resaltar su importancia.
El arte esquemático es, por lo tanto, un medio de comu-
nicación a mitad de camino entre la transmisión oral y la
escritura. Este hecho implica la introducción de mediado-
res iniciados que posibilitaran el traspaso de la informa-
ción a quienes debían recibirla. Todo el arte prehistórico,
tanto el paleolítico como el postpaleolítico, estuvo sujeto
a este condicionante. En caso contrario, el discurso no
hubiera podido mantenerse más allá de una generación
y, como estamos viendo, esto no fue así. De hecho, la
intención debió ser precisamente la contraria, que el
mensaje se proyectara en el tiempo hacia los límites de la
descendencia.
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
99
Escena central del abri-go nº 10, en la que seasocian un antropomor-fo de tipo cruciforme yvarias barras. El antro-pomorfo parece portaralgún tipo de tocado ypresenta las piernas enángulo. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 99
El abrigo nº 10 de Peñas de Cabrera, ocupando un lugar
central respecto al atrio, con su forma ovalada caracterís-
tica, visible desde muy lejos, debió ser uno de los abrigos
más significados de todo el conjunto. Su iconografía,
pues, debió estar acorde con la importancia de su ubica-
ción y especial fisonomía. Sin embargo, las figuras repre-
sentadas en este abrigo son escasas, y además se
encuentran bastante espaciadas. Es muy interesante la
disparidad cromática que presentan. El gran pectiniforme
de la izquierda es de un rojo oscuro muy bruñido. La
escena central, compuesta por un antropomorfo crucifor-
me asociado a un grupo de barras horizontales y relacio-
nada espacialmente con otros dos antropomorfos, es de
un rojo más vivo. De los dos antropomorfos de la parte
derecha del techo, uno es de color castaño y el otro tiene
un tono violáceo. Todos estos datos indican, por un lado,
que en este lugar se pintaron motivos a partir de pigmen-
tos elaborados con diferentes recetas, lo que sugiere que
fueron diacrónicos y, por otro, que no se pintó en más de
cuatro o cinco veces, y que cuando se hizo, se incorpo-
ró, casi siempre, una sola figura. La excepción es la com-
posición central, cuya homogeneidad cromática parece
fruto de un único acto pictórico. Su disposición privilegia-
da en un abrigo tan relevante y su condición de única
composición, nos aproximan a la entidad que, en su
momento, esta imagen debió tener.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, traeremos a
colación ciertos paralelos con el arte rupestre de
Australia, donde se ha propuesto una interesante inter-
pretación para los grupos de barras horizontales similares
a las que se asocian al motivo cruciforme principal de la
composición del abrigo nº 10. Se sugiere que con este
tipo de trazos querría representarse el sonido, lo que
transportado a la escena de Peñas de Cabrera podría tra-
ducirse en el habla, es decir, en un convencionalismo for-
mal representativo de la voz humana, idea que entronca
directamente con el carácter híbrido entre la escritura
propiamente dicha y la transmisión oral que hemos trata-
do. Con la introducción en la escena de otros dos perso-
najes dispuestos de forma simétrica y en un plano inferior,
podría haberse querido hacer referencia, siempre en fun-
ción de estos presupuestos, a aquellos a quienes dicho
100
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 100
discurso estaba dirigido.
Fijar en imágenes la tradición oral supone el estableci-
miento de un vínculo inequívoco entre los grupos huma-
nos y los lugares donde se hace. Es reafirmar la relación
de una comunidad con un espacio geográfico concreto.
Es legitimarla a través de la identificación con un legado
ancestral. Los cambios estructurales hacia modelos
sociales cada vez más estratificados tuvieron su reflejo en
la concepción del ordenamiento territorial, asistiéndose a
la suplantación de las formas de ocupación por las de
dominio. Al final de este proceso, y al consolidarse las
estructuras jerárquicas de poder, los iconos que habían
servido para identificar a un grupo humano con un espa-
cio natural, arte esquemático y monumentos megalíticos,
y que sólo tenían sentido en el seno de las sociedades tri-
bales y de transición, fueron perdiendo paulatinamente su
razón de ser.
Gentes sencillas, posiblemente rudos campesinos, consi-
guieron crear una infraestructura sociocultural y económi-
ca amplia en el espacio y duradera en el tiempo, basada
en conceptos territoriales ligados a los vínculos genealó-
gicos grupales e intergrupales y en la propiedad colectiva
de la producción. Pero desde el primer momento, este
modelo tuvo en su contra la necesidad que un sistema
así tiene de controlar la redistribución equitativa de la
riqueza.
No obstante, y a pesar de desarrollarse en una época de
progresiva tensión social, aquellos grupos humanos con-
siguieron dejar una huella indeleble de su paso por este
mundo, cuyos mejores exponentes son los monumentos
megalíticos y el arte rupestre esquemático. A través de
ellos y del resto de vestigios arqueológicos podemos
aproximarnos a sus modos de vida y a sus creencias,
descubriendo que tal vez no se valora en su justa medi-
da la gran cultura que fueron. Y Peñas de Cabrera fue, sin
duda, un lugar principal en este contexto.
El control del tiempo y del espacio pudo inducir a gene-
rar credos míticos, expresados a través de toda una ico-
nografía simbólica, que respondieran al porqué de la inte-
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
101
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 101
gración del ser humano en el cosmos; la vida y la muerte
como hechos inseparables de los ciclos periódicos e
inexorables de la naturaleza.
Lejos de constituir un mero conjunto de figuras y compo-
siciones dispuestas de forma aleatoria y con un conteni-
do intrascendente, el arte esquemático de Peñas de
Cabrera se nos muestra como un todo ordenado y cohe-
rente con los modos de vida que presuponemos para
estos grupos humanos de la Prehistoria reciente. Pero no
debemos verlas como simples representaciones de per-
sonas o hechos concretos, sino como expresiones
arquetípicas de una realidad vital multifacética, de interés
social antes que individual.
El espacio y el tiempo, la causa y el efecto, el principio y
el fin, lo humano y lo divino. Preguntarse sobre estas
cuestiones es algo intrínseco al ser humano. Y siempre,
verdadera o falsa, fue necesaria una respuesta.
CONTEXTO ARTÍSTICO
El área geográfica inmediata en la que se integra Peñas
de Cabrera, es decir, la cuenca alta del río Guadalmedina,
no es precisamente rica en estaciones rupestres, tal vez
porque este enclave funcionó como una especie de agu-
jero negro que atrajo para sí la totalidad de las expresio-
nes gráficas del grupo o los grupos propietarios de este
territorio.
Sin embargo, al este y al oeste del Corredor del Campo
de Cámara, se sitúan dos interesantes núcleos de arte
rupestre, el primero compartido entre los términos muni-
cipales de Alfarnatejo y Periana y el segundo concentra-
do en el de Almogía.
Las estaciones artísticas del núcleo occidental serían:
- Tajos del Vilo (Alfarnatejo)
- Abrigo de Marchamonas (Periana)
- Abrigo del Romeral (Periana)
102
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 102
Los abrigos de los Tajos del Vilo se loca-
lizan en la vertiente oeste del alto del que
reciben su nombre. Son cuatro oqueda-
des de las cuales dos cuentan con mani-
festaciones gráficas prehistóricas. La
figura más interesante es un ramiforme
semejante a un abeto asociado a una
barra y a una puntuación. El resto son
trazos en forma de barra. Como se ha
comentado con anterioridad, el abrigo
donde se encuentra el ramiforme está
orientado al puerto que se forma entre el
Alto del Fraile y el Tajo de Doña Ana, por
donde se pone el Sol en los equinoccios.
El abrigo de Marchamonas está situado
al noreste del término municipal de Periana, en un lugar
denominado La Torca, localizado en la cuenca alta del río
Guaro, es decir, en la vertiente sur de la Sierra de Alhama.
En su interior se describió un motivo complejo grabado,
compuesto por dos formas circulares superpuestas, la
superior en espiral y la inferior en serie de circunferencias
concéntricas. Los paralelismos que se detectan entre
103
Desde el interior de este abrigo perteneciente al conjunto de los Tajos del Vilo(Alfarnatejo, Málaga), las puestas de sol de los equinoccios coinciden con elpuerto que se forma entre el Alto del Fraile (a la derecha) y el Tajo de Doña Ana(a la izquierda). Fotografía, Javier Pérez.
Espiral superpuesta auna serie de círculosconcéntricos en el abri-go de Marchamonas(Periana, Málaga).Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 103
estos motivos y los hallados en el abrigo de la Hoya de
Archidona, dándose la circunstancia además de su orien-
tación hacia el oeste (coincidente también con el Alto del
Vilo), sugieren una posible identificación con las tipologías
oculadas. Asimismo, se ha propuesto la presencia de un
antropomorfo pintado en ocre.
Por último, el abrigo del Romeral se inserta en una enor-
me grieta transversal que se señala claramente en un
cerro aislado muy próximo a la localidad de Periana en
dirección noreste. Al igual que el hallazgo de los motivos
del Abrigo de la Hoya en Archidona, debemos este des-
cubrimiento a la labor incansable del arqueólogo Ángel
Recio. Contiene un buen número de motivos de tipología
variada, destacando un arboriforme, sin que se haya lle-
vado a cabo aún un análisis que nos permita ser más
precisos.
El núcleo de Almogía está compuesto por tres enclaves
artísticos a saber:
- Cerro de los Trébedes
- Venta del Fraile
- Cortijo Chirino
Presenta como principales características comunes el
uso exclusivo de la pintura, siempre en color rojo, y de los
soportes, invariablemente abrigos. Como es la norma, la
figura humana centra las composiciones, quedando a
veces representada en solitario. La estación artística del
Cerro de los Trébedes cuenta con un solo abrigo que
contiene una composición compleja y en relativo buen
estado de conservación. Los enclaves de Venta del Fraile
y Cortijo Chirino, por su parte, ofrecen, por ahora, las
mayores concentraciones de abrigos con arte esquemá-
tico de la provincia de Málaga, tras Peñas de Cabrera. El
primero, compuesto por cuatro abrigos reconocidos y
otros tantos inéditos, bastante aislados entre sí, cuenta
sin embargo con escasas figuras, antropomorfos en su
práctica totalidad. El segundo, integrado por cuatro abri-
gos, esta vez agrupados, se destaca por sus nubes de
puntos y por una composición en la que quedan asocia-
dos, un antropomorfo “tipo golondrina”, un pectiniforme y
104
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 104
un par de puntuaciones.
Todos estos enclaves, incluyendo Peñas de Cabrera,
constituyen el límite meridional de un conjunto más
extenso centrado en la depresión de Antequera. Este
conjunto encuentra su centro neurálgico en la Peña de
los Enamorados, a modo de hito geográfico vertebrador
(incluidas las relaciones visuales con ciertas estaciones
artísticas periféricas y la presencia de las pinturas del
abrigo de Matacabras), en torno al que se desarrolla un
mundo iconográfico extremadamente homogéneo y
coherente, separado con cierta nitidez tanto de la sobrie-
dad que caracteriza al núcleo esquemático del Valle del
Guadiaro, en la Serranía de Ronda, como de los conjun-
tos subterráneos de la Costa Oriental de Málaga, las cue-
vas de La Victoria, en Rincón de la Victoria, y Nerja. Está
compuesto por un total de 18 enclaves conocidos hasta
la fecha, comprendiendo también las grafías localizadas
en necrópolis y asociadas, por lo tanto, al mundo funera-
rio. Estas serían:
- Casilla del Búho (Cañete la Real)
- Cueva Rota (Teba)
- Tajo del Molino (Teba)
- Necrópolis de las Aguilillas (Campillos)
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
105
Parte del panel pintadocon figuras esquemáti-cas en el abrigo deMatacabras, Peña delos Enamorados(Antequera, Málaga).Calcografía digital,Rafael Maura y JavierPérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 105
- Tajo del Cabrero (Antequera)
- Abrigo de los Porqueros (Mollina)
- Arquillo de los Porqueros (Antequera)
- Necrópolis de Antequera (Antequera)
- Abrigo de Matacabras (Antequera)
- Cortijo de Alcaide (Antequera)
- Cueva de las Grajas (Archidona)
- Abrigo de la Hoya (Archidona)
- Abrigo de Sopalmito (Archidona)
- Cortijo de la Escardadera (Archidona)
- Abrigo de Malnombre (Antequera)
- Sierra de Los Camarolos (Antequera)
- Raja de Retuntún (Casarabonela)
- Sima de la Curra (Carratraca)
Los soportes rocosos de estas
estaciones fueron horadados
por los agentes erosivos natura-
les en arenisca o caliza, pudien-
do establecerse, a grandes ras-
gos, tres grupos según esta
variable: dos de origen calcáreo,
que se sitúan al este y al oeste,
y una franja intermedia de
soportes en arenisca. En su
gran mayoría son abrigos roco-
sos al aire libre, aunque también
se cuenta con una cavidad sub-
terránea, la Sima de la Curra. La
versatilidad de estas grafías pro-
picia que se adapten también,
como hemos dicho, a las
estructuras funerarias, e incluso
a los objetos muebles, proble-
mática esta última que, sin duda, y aunque se ha tocado
colateralmente, excede los límites de esta guía.
Con las excepciones de la Casilla del Búho y Cueva Rota,
que presentan pigmentaciones en negro, el color utiliza-
do mayoritariamente en los abrigos es el rojo monocromo
en distintos tonos. La bicromía (rojo y negro) en una
misma composición sólo se presenta en la Casilla del
Búho, donde también se da un caso de superposición de
106
Figura antropomorfagrabada en uno de losabrigos del Arquillo delos Porqueros(Antequera, Málaga).Presenta los brazos enalto, con indicación talvez de las manos,piernas en ángulo yporta un gran tocadoen forma de “U”.Fotografía, PedroCantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 106
ambas tonalidades. Por último, se registran grabados en
seis ocasiones, dos en abrigos rocosos (Arquillo de los
Porqueros y Abrigo de la Hoya), dos en sepulturas
(Necrópolis de Antequera y de Las Aguilillas) y otros dos
en lugares completa o prácticamente desprotegidos
(Cortijo de Alcaide y Tajo del Cabrero). Sin duda, la carac-
terística tipológica más destacable es el gran número de
figuraciones antropomorfas que se han inventariado. No
obstante, son más abundantes las representaciones de
barras y puntos, agrupados o no, y de otros motivos típi-
cos como pectiniformes, ramiformes y rectangulares.
En cuanto a las técnicas de ejecución, se documenta
tanto el uso de los dedos como de instrumentos a modo
de pinceles para la aplicación de la pintura, considerán-
dose que los motivos grabados fueron realizados
mediante diferentes técnicas, como la incisión, el cincela-
do, la abrasión o el repiqueteado.
YACIMIENTOS DEL ENTORNO
NEOLÍTICO
La presencia humana durante este período en el entorno
próximo a Peñas de Cabrera ha sido documentada de
forma escasa.
- Necrópolis
En la Cueva del Jaral, al suroeste del término municipal
de Casabermeja, han sido recuperados materiales
encuadrados en el Neolítico medio, aunque también se
conoce la existencia de platos de borde engrosado que
apuntarían hacia una permanencia hasta la Edad del
Cobre. El uso de esta cavidad se considera eminente-
mente sepulcral, sin que hayan sido localizados lugares
de habitación cercanos en cuevas o al aire libre con los
que se la pueda vincular.
Los enterramientos en cueva quedan representados tam-
bién por el yacimiento de Cueva Bermeja, que se abre en
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
107
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 107
108
Cueva de la Pulsera (Casabermeja, Málaga). Vista desde elinterior. Fotografía, Rafael Maura.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 108
forma de abrigo a media ladera del Monte Calvario, situa-
do muy próximo y al sur de la localidad de Casabermeja.
La prospección superficial de este abrigo ofreció varios
fragmentos de cerámica, sólo uno de ellos con decora-
ción incisa, dos azuelas planas con filo a bisel y un colgan-
te realizado sobre guijarro de río. Estos materiales apare-
cieron asociados a los restos óseos de cuatro individuos,
dos niños y dos adultos, y se encuadran cronológicamen-
te hacia un Neolítico final o inicios de la Edad del Cobre.
- Asentamientos
El lugar en el que se ha propuesto un asentamiento más
antiguo es la Cueva de la Pulsera, muy próximo al límite
que separa los términos municipales de Colmenar y
Antequera y perteneciente a este último. Se trata de una
cavidad de escaso desarrollo enclavada en la Peña
Negra, localizada a unos 50 m de la cueva de los Chivos.
En efecto, y aunque los materiales aparecidos en este
yacimiento no se hallaron en contextos estratigráficos,
pudo establecerse una cronología relativa en función de
sus características tipológicas, diferenciándose un primer
lote adscribible al Neolítico final, representado por frag-
mentos de cerámicas decoradas con motivos incisos y
cordones, durante el que se apunta la posibilidad de que
la cueva fuera habitada.
CALCOLÍTICO
La posterior ocupación socioeconómica del territorio, que
se manifiesta en el aprovechamiento sistemático del
medio y en los nuevos patrones de asentamiento propios
del Calcolítico, se articula sobre cuatro parámetros: los
espacios funerarios, los asentamientos, los sitios artísti-
cos y las zonas dedicadas a la explotación de los recur-
sos líticos (canteras y talleres). Aquí nos referiremos,
como en los otros períodos, a los dos primeros.
- Necrópolis
Además del dolmen del Tajillo del Moro, la zona cuenta
con otros sepulcros megalíticos, algunos no estudiados
aún, como la necrópolis de la Era del Cura, en las inme-
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
109
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 109
diaciones de Casabermeja, las posibles estructuras fune-
rarias de la ladera meridional del Cerro Alcaide, frente a
Peñas de Cabrera, o los que conformaban la desapareci-
da necrópolis del Cerro de Casa de Arias, al noroeste del
término municipal de Casabermeja, sobre un cerro próxi-
mo a la rivera del río Cauche.
Distinta situación es la de los dos sepulcros que compo-
nen hasta la fecha la necrópolis de Chaperas, que han
sido excavados y estudiados convenientemente por
miembros del Departamento de Prehistoria de la
Universidad de Málaga. Este conjunto dolménico está
localizado en la linde que separa los términos municipa-
les de Casabermeja y Málaga, en la margen izquierda del
río Guadalmedina y a sólo 2 Km en línea recta de la cueva
del Jaral, situada en la vertiente contraria.
El primero de ellos, conocido como Chaperas 1, es un
dolmen compuesto por un corredor segmentado en dos
tramos y una cámara de planta trapezoidal cuya cabece-
110
Dolmen nº 1 de la necrópolisde Chaperas (Casabermeja,Málaga). Planta de la estructu-ra arquitectónica y dibujo le losmateriales arqueológicos obte-nidos a raíz de su excavación,según Ignacio Marqués.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 110
ra circular está compuesta por cinco ortostatos. Tanto los
tramos del corredor como la cámara están separados por
dos puertas transversales al eje longitudinal de la estruc-
tura. La materia prima empleada por los constructores de
este dolmen fue la pizarra. Mide 6,30 m de largo y está
orientado con bastante precisión hacia el este (88º).
Este sepulcro había sido expoliado antes de su excava-
ción, por lo que ofreció escasos materiales, algunos res-
tos de cerámica correspondientes a una orza, un cuenco
y una taza, un fragmento de lámina de sílex y un alfiler de
hueso. También se encontraron huesos humanos, partes
de cráneos, mandíbulas, huesos largos y piezas denta-
rias correspondientes a varios individuos.
El otro sepulcro, llamado Chaperas 2, es una galería con
atrio de entrada en forma triangular, separado de la
cámara por una puerta de la que sólo queda la jamba de
la izquierda. La planta de la cámara es rectangular y su
cabecera está formada por un único ortostato. Se con-
servan zonas en las que el piso aparece enlosado
mediante lajas de piedra de tamaño medio y pequeño. La
materia prima empleada en su construcción fue la caliza.
Su longitud es de 4,62 m y está orientado en dirección
sur-suroeste (202º).
Al igual que Chaperas 1, este dolmen fue objeto de
saqueos previos a la intervención arqueológica, por lo
que también ofreció un registro reducido. Aparecieron
restos de un vaso cerámico, varios fragmentos de sílex
geométricos y laminares, así como cuentas de collar puli-
mentadas. Los huesos humanos recuperados son esca-
sos y estaban muy fraccionados.
Esta necrópolis, como ocurre con el sepulcro del Tajillo
del Moro, se encuadra en un Calcolítico antiguo, con un
desarrollo temporal aproximado entre 2600 y 2300 a.C.
Finalmente, el segundo lote de materiales localizado en la
Cueva de la Pulsera, definido como un conjunto de vasos
con formas globulares y un fragmento de cerámica pinta-
da, nos situaría en un momento más avanzado, hacia un
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
111
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 111
Calcolítico pleno, en el que la cavidad parece haber sido
utilizada como lugar de enterramiento.
- Asentamientos
Un lugar donde ha sido localizada una interesante zona
de hábitat es el Cerro de los Peñones, perteneciente al
término municipal de Colmenar. Está situado en la cima
amesetada del cerro del mismo nombre, justo antes de
que el río Guadalmedina haga una curva muy pronuncia-
da para cambiar su recorrido en sentido Norte-Sur, que
trae desde su nacimiento, por la dirección oeste.
Presenta restos de construcciones de tipo defensivo y
fragmentos de adobe con improntas de cañas, razón por
la que se considera un espacio de asentamiento.
Los materiales de superficie hallados en este yacimiento
son mayoritariamente restos de cerámica, ollas, cazue-
las, cuencos y escudillas de buena factura, algunas con
decoraciones incisas y modelados en superficie, encua-
dradas de un modo normativo en un Cobre antiguo. Así
mismo, destacan algunas piezas pulimentadas, hojas y
lascas retocadas de sílex y varios percutores. La intro-
ducción de la cerámica campaniforme coincidiría con la
fase final de ocupación de este asentamiento.
Otro espacio habitacional de gran interés se sitúa en el
Cerro García, localizado a unos 3 Km de Casabermeja
hacia el sureste, en una zona denominada Lugar de
Bocanegra. Se conoce únicamente a través de materia-
les de superficie, estudiados por Ignacio Marqués, sin
que se hayan practicado aún excavaciones arqueológi-
cas. Estos son, fundamentalmente, alineaciones de
muros construidas con piedras de tamaño variable y,
sobre todo, gran cantidad de improntas de cañizo, vesti-
gios que nos remiten a la existencia de construcciones
tanto de carácter defensivo como de habitación. También
fueron halladas piezas cerámicas de vajilla doméstica,
como platos, fuentes, cuencos, ollas, vasos carenados,
cazuelas y orzas, en algunos casos con decoración inci-
sa, además de molinos de mano y elementos de hoz
fabricados en sílex, así como una punta de cobre tipo
Palmela. Estos elementos apuntan hacia una práctica
agrícola en el entorno cercano y sirven para encuadrar
112
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 112
cronológicamente el yacimiento hacia un Cobre tardío y,
por lo tanto, más reciente que los sepulcros megalíticos
de Chaperas y del Tajillo del Moro.
El yacimiento al aire libre mejor conocido de la zona es,
sin duda, el de Aratispi, ya que es el único que cuenta
con un estudio, realizado por Manuel Perdiguero, a partir
de materiales obtenidos en niveles estratigráficos.
Situado en el cerro de Cauche el Viejo, hacia el límite
meridional del término de Antequera, al sur de la pedanía
de Villanueva de Cauche y al pie del puerto montañoso
de las Pedrizas, se ha documentado en este lugar un
fondo de cabaña de tendencia circular asociado a un uti-
llaje compuesto por cuencos, ollas, orzas, platos, fuentes
y vasos, generalmente de buena calidad, algunos de
cuyos fragmentos presentan decoración de tipo campa-
niforme, además de varios molinos de mano, elementos
de hoz y restos de talla, constatándose mediante estos
últimos la utilización del mismo hábitat como taller de
sílex. Dichos elementos apuntan hacia una base subsis-
tencial agrícola de carácter cerealista, y sirven para fechar
este primer período de ocupación del yacimiento en torno
a un Cobre final-Bronce antiguo.
EDAD DEL BRONCE
El valle del alto Guadalmedina presenta un gran vacío
documental en este período. Únicamente en el poblado
de Aratispi puede hablarse de cierta continuidad, con
influencias de la etapa anterior, detectándose en los
OC
UPA
CIÓ
N P
RE
HIS
TÓR
ICA
113
Vista hacia el Oestedesde la cima de ElVilo. En primer térmi-no, los altos de DoñaAna y El Fraile, alfondo, la Peña Negra,donde se encuentranlas cuevas de LaPulsera y de LosChivos. Fotografía,Rafael Maura.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 113
momentos finales contactos con los asentamientos cos-
teros fenicios que configurarán el proceso formativo de las
comunidades ibéricas a lo largo de los siglos VIII - VI a. C.
- Necrópolis
Correspondientes a este momento tardío son las cuatro
cistas (estructuras negativas de carácter funerario para
inhumaciones individuales, muy simples y de tamaño
reducido compuestas por tres o cuatro ortostatos y una
losa de cierre) halladas al norte de la localidad de
Colmenar, en un altiplano rodeado por el arroyo de las
Zorreras, junto al conocido como Cortijo de Gonzalo. En
su interior se hallaron restos humanos aparentemente
dispuestos en posición fetal, con ajuares de enterramien-
to de cerámica hecha a mano.
Asimismo, algunos materiales hallados en la Cueva de la
Pulsera, una punta de bronce, un cuenco con órfalos y
varias formas con carena baja, nos remitirían a un Bronce
pleno, confirmando la gran amplitud cronológica de este
lugar.
- Asentamientos
Al igual que la cueva de la Pulsera, el yacimiento de
Aratispi debió tener una continuidad, esta vez habitacio-
nal, hasta la Edad del Bronce, aunque el registro arqueo-
lógico no recoge materiales correspondientes al Bronce
pleno. Así, se documentan dos períodos bien definidos,
el primero representado por cerámicas hechas a mano y
el segundo por la introducción de la cerámica a torno,
ambos encuadrados en el Bronce final.
La primera fase se caracteriza por presentar restos cerá-
micos de superficies bien tratadas frente a otras más gro-
seras, con decoraciones incisas, digitadas y esgrafiadas.
Son recipientes de tendencia esférica y bordes engrosa-
dos, ollas bicónicas de paredes levantadas, vasos de
base plana y cuerpo globular, y cuencos de altas carenas
y bordes abiertos.
Por lo que se refiere a los fragmentos de cerámica a
torno, algunos se distinguen por su decoración pintada
114
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 114
Además de los vestigios prehistóricos descritos anterior-
mente, el Enclave Arqueológico Peñas de Cabrera cuen-
ta con una serie de evidencias que confirman la presen-
cia continuada del ser humano hasta momentos recien-
tes, todas ellas relacionadas con la explotación del lugar,
bien mediante la extracción de materiales de cantería,
bien a través de su aprovechamiento agropecuario.
Los restos históricos más antiguos localizados hasta la
fecha son de origen romano. Se trata de fragmentos de
tegulae, es decir, tejas de barro. Las tejas romanas no
son como las posteriores tejas árabes, cuyas trazas se
aproximan mucho a las que usamos hoy en día. Se trata
de piezas de mayor tamaño, planas, con un ligero abom-
bamiento central y con dos de sus extremos levantados
en forma de cuña. Estas protuberancias de sección trian-
gular funcionaban a modo de pestañas que servían para
ensamblarlas unas a otras, en una disposición similar a la
que se emplea en la actualidad. Los tejados que se con-
seguían mediante este procedimiento eran planos, y se
usaban tanto para las casas como para las tumbas.
Estas tegulae aparecieron asociadas a una de las estruc-
turas arquitectónicas modernas que se comentarán a
continuación. Esta estructura cuenta con la particularidad
de presentar numerosos materiales de reutilización, entre
los que parece se incluyeron estos restos romanos. Esto
dificulta que podamos ser taxativos respecto a la presen-
cia humana en este enclave durante la romanización, si
bien lo más razonable es pensar que dichos materiales
constructivos fueran recogidos en áreas no muy alejadas
de la edificación. Para ser más concretos a este respec-
to debemos remitirnos a futuras intervenciones arqueoló-
gicas que vengan a aclarar los motivos de este hallazgo.
En función de la lógica de ubicación de emplazamientos
habitacionales seguidas por los romanos, deberíamos
esperar un asentamiento, que aún no ha sido identifica-
do, más ligado al valle. Tal vez alguno de los cortijos pró-
ximos se levanten sobre los cimientos de alguna villa. En
este planteamiento, la zona de Peñas de Cabrera podría
116
Ocupaciones históricas
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 116
ajustarse más a la localización de un espacio dedicado a
servir de necrópolis.
En esta misma estructura, y en ocasiones formando parte
integral de ella, han sido descritas también tejas de apa-
rente factura medieval. Estos vestigios se encuentran en
una situación análoga a las tegulae. Tampoco se han
localizado otros restos encuadrables en esta época, pero
la presencia de estas tejas nos remite a una continuidad
de la ocupación, o al menos de la frecuentación de este
lugar en momentos sucesivos.
Los vestigios más visibles de la relación humana con
Peñas de Cabrera en estas épocas antiguas son los fren-
tes de cantera. Los afloramientos de arenisca que confor-
man el cerro son propicios para el desarrollo de las acti-
vidades de cantería, ya que la disposición cuarteada de
las diaclasas facilita la extracción de los sillares. A juzgar
por la intensidad de esta explotación en algunos lugares,
estos bloques debieron emplearse en la construcción de
un edificio de proporciones considerables, aunque por
ahora desconocemos dónde encontraron su emplaza-
miento definitivo.
OC
UPA
CIO
NE
S H
ISTÓ
RIC
AS
117
Frente de cantera enlas cotas bajas delcerro. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 117
En efecto, las actividades de cantería tienen una notable
presencia en las cotas más bajas, hacia el noreste del
enclave. Su huella se deja notar en varios frentes, en los
que pueden apreciarse con nitidez los cortes provocados
por las labores de extracción de los bloques de arenisca.
Son interesantes las marcas dejadas por los instrumentos
de los picapedreros que aún se observan en las facetas
horizontales, así como algunos sillares cuya tarea de
extracción quedó inconclusa. También destacaremos un
extraño signo grabado claramente asociado a uno de
estos frentes.
La adscripción cronológica de esta cantera es, por ahora,
incierta, aunque las técnicas de extracción son muy pri-
marias, pudiendo tratarse de una explotación medieval e,
incluso, romana. Sólo la investigación futura nos dará
118
Las tareas de extrac-ción de este sillar que-daron inconclusas.Fotografía, Javier Pérez.
Signo profundamentegrabado sobre la super-ficie horizontal de unode los frentes de cante-ra. Fotografía, JavierPérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 118
norte respecto a esta cuestión.
No obstante, la morfología de una serie de figuras cruci-
formes grabadas profundamente sobre superficies roco-
sas horizontales y realizadas a la intemperie parece remi-
tirnos con cierta firmeza a tradiciones cristianas medieva-
les que bien podrían caracterizarse como mozárabes. En
número de cinco, aunque estamos seguros que aparece-
rán más, se disponen de forma más o menos consecuti-
va y en sentido ascendente, desde el atrio hasta el cerro.
Las cuatro primeras son cruces latinas simples, con la
hendidura vertical más larga que la transversal. La última,
es decir, la localizada a más altura, es de mayores pro-
porciones que las otras y presenta un diseño más elabo-
rado. Los ensanchamientos de los extremos son propios
de las cruces patadas de tipo bizantino, habiéndosele
añadido en este caso un triángulo en la base, al modo de
las cruces de evangelio conocidas también con el nom-
OC
UPA
CIO
NE
S H
ISTÓ
RIC
AS
119
Próxima al alto del cerro,se localiza esta cruz pro-fundamente grabada detipo bizantino. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 119
bre “calvarios”.
Las analogías formales que estos motivos cruciformes
presentan con las típicas cruces grabadas mozárabes,
de las que contamos con multitud de ejemplos en esta
misma provincia, suponen un aceptable indicio en cuan-
to a su adscripción cronológica.
También han sido localizadas cuatro estructuras moder-
nas de planta rectangular en estado ruinoso que sólo
conservan restos de los muros, presentando todas ellas
subdivisiones interiores, así como una calera, asociada a
una de estas estructuras, y dos eras grandes, localizadas
al suroeste del enclave, muy próximas entre sí y emplaza-
das en terraza. Todas estas estructuras, a las que pueden
sumarse algunos restos de balate muy perdidos, obede-
cen a una ocupación moderna vinculada con actividades
agropecuarias, a las que estarían asociados la mayoría de
fragmentos de cerámica.
Éstos han sido localizados en nueve puntos, dos de ellos
asociados a estructuras arquitectónicas, cinco relaciona-
dos con los abrigos rocosos, uno vinculado de forma
extensa con el alto del cerro, y otro descontextualizado.
Todo este material parece corresponder a épocas moder-
120
Los paralelismos forma-les con las típicas cru-ces bizantinas son pal-pables. A la derecha,un motivo probable-mente mozárabe locali-zado junto al pantanodel Chorro (Ardales,Málaga). Fotografías,Pedro Cantalejo.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 120
nas, presentando muchos de ellos superficies vidriadas
en tonos pardos, verdes y blancuzcos. Son destacables
los hallazgos de un borde y un fondo de grandes vasijas,
próximos al alto del cerro, así como el borde de una orza
con decoración incisa, en este caso en un lugar aislado.
A modo testimonial incluimos aquí el hallazgo de una cru-
cecita de Caravaca incompleta, fundida en estaño, con
un orificio superior para ser utilizado como colgante, un
objeto personal que nos pone directamente en contacto
con los individuos que frecuentaron este lugar y que son,
y no las piedras, los utensilios o las manifestaciones ide-
ográficas, el verdadero objetivo de nuestra disciplina.
Hasta hace bien poco, los recursos económicos del terri-
torio eran, en esencia, los mismos que se introdujeron
durante el Neolítico: la agricultura y la ganadería. Aún hoy,
en el mismo enclave y en sus zonas de influencia más
próximas, se practican actividades ganaderas como la
OC
UPA
CIO
NE
S H
ISTÓ
RIC
AS
121
Caballos pastando en la ladera norte. Al fondo el valle delGuadalmedina y más allá la sierra de El Torcal. Fotografía, JavierPérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 121
cría de caballos o el pastoreo de cabras. El sonido lejano
y monótono de los cencerros se sigue manteniendo
como una constante en este lugar.
Pero de un tiempo a esta parte y de un modo exponen-
cial, el paisaje del entorno se ha transformado radical-
mente. Formas de ocupación humana mucho más agre-
sivas han venido a imponerse a las precedentes volvien-
do irreconocible su fisonomía. Es el precio que pagamos
por el llamado “progreso”.
122
La zona es utilizada actualmente para el pastoreo, en régimensemiestabulado, de rebaños de cabra doméstica, que suben alcerro en busca de los brotes que crecen en el suelo del bosque.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 122
El estudio preliminar al que se deben todos estos datos,
así como la edición de esta guía se incluyen en un pro-
yecto de revalorización mucho más amplio.
En dicho plan se contemplan tres grandes áreas de
actuación:
Un proyecto de documentación y mejora del conocimien-
to, que se encarga de estudiar y documentar con abso-
luta exhaustividad el conjunto artístico del Enclave.
Un proyecto de conservación, que se encarga de estimar
los riesgos de degradación y poner freno a ésta.
Un proyecto de musealización, que busca la organización
de los sistemas que favorezcan la comprensión pública
del Enclave Arqueológico.
El proyecto de revalorización de Peñas de Cabrera debe
someterse absolutamente a las condiciones paisajísticas
124
La puesta en valor
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 124
y naturales del entorno, que precisamente le otorgan un
carácter tan sobresaliente. En ese sentido, se ha
esbozado un programa de trabajo progresivo, evitando
acciones muy complejas a corto plazo y potenciando las
iniciativas que con sencillez permitieran alcanzar el
programa temporal previsto, tales como la eliminación de
elementos distorsionadores o el tratamiento de la
vegetación. Sólo después, y a la vista de los resultados
obtenidos puede estudiarse la puesta en marcha de
acciones más complejas desde el punto de vista
expositivo e infraestructural.
El proyecto de musealización pretende diseñar y organi-
zar los diversos elementos y estrategias que faciliten el
disfrute y la comprensión de los visitantes hacia los ele-
mentos arqueológicos que se pretenden exhibir.
Esperamos que, además de contribuir a la salvaguarda y
a la socialización de un espacio tan emblemático de
nuestra herencia patrimonial, estas actuaciones sirvan
como complemento a la revitalización económica de la
zona, y como modelo de explotación racional de los
recursos y respetuosa con el medio natural.
LA P
UE
STA
EN
VALO
R
125
Panorámica desde elinterior de uno de losabrigos. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 125
Las visitas guiadas al Enclave Arqueológico Peñas de
Cabrera forman parte de las numerosas iniciativas que
desarrolla la línea de difusión que promueve el Conjunto
Arqueológico Dólmenes de Antequera y se incluyen en el
programa titulado “Viaje a la Prehistoria”. La participación
en estas actividades requiere cita previa, que puede con-
certarse, bien haciéndolo directamente en el Centro de
Recepción del Conjunto, bien telefónicamente llamando a
los números 952 71 22 08 ó 670 945 453.
Este “Viaje a la prehistoria” nos ocupará toda la mañana,
desde las 9:00 h hasta aproximadamente las 15:00 h,
porque son varias las actividades que se nos proponen.
He aquí un resumen de las mismas, en el que se especi-
fican los tiempos estimados para su realización:
128
Una visita a Peñas de Cabrera
Localidad deCasabermeja, a cuyotérmino municipal perte-nece el Enclave. En pri-mer término, su famosocementerio. Arriba a laizquierda, el monteZambra, coronado poruna torre vigía.Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 128
1.- Recepción del visitante: introducción al arte esque-
mático y proyección de diapositivas de Peñas de
Cabrera (60 minutos).
2.- Proyección del audiovisual “Menga. Proceso de
construcción” y visita guiada a los dólmenes de Menga
y Viera (1hora y 30 minutos).
3.- Visita guiada al Tholos de El Romeral (30 minutos).
4.- Desplazamiento a Casabermeja (30 minutos). (93)
5.- Visita guiada al Enclave Arqueológico Peñas de
Cabrera (1 hora y 30 minutos).
6.- Desplazamiento a Antequera (30 minutos).
Llegados al Enclave Arqueológico
Peñas de Cabrera, el recorrido parti-
rá del cortijo de Cabrera, situado al
pie del cerro en el que se localizan
los abrigos con arte rupestre. Desde
este cortijo podemos ver ya un
poderoso frente de piedra en el que
se distinguen varias oquedades
naturales de notables proporciones.
Nos dirigiremos hacia allí, acompa-
ñados por los guías, ascendiendo
por una suave pendiente.
Fijémonos en el paisaje al que nos
enfrentamos, un bosque autóctono
de encinas y alcornoques práctica-
mente virgen. Comparémoslo con
las zonas que están en su entorno.
Durante la primavera y el invierno, el
enclave ofrece su aspecto más exu-
berante, con sus característicos pra-
dillos intercalados entre las rocas.
Una vez situados ante el gran frente de abrigos, observa-
remos que nos hallamos sobre una amplia explanada
delimitada artificialmente por un semicírculo de grandes
piedras, es lo que llamamos “el atrio”, tal vez un espacio
dedicado a posibles celebraciones o rituales prehistóri-
cos, como se verá más adelante. Descubriremos su perí-
metro y valoraremos el tamaño de los bloques que lo
demarcan. Desde este lugar puede accederse sin dificul-
UN
A V
ISITA
A LA
S P
EÑ
AS
DE
CA
BR
ER
A
129
Cortijo de Cabrera. Por encima de élse encuentran los abrigos visitablesdel enclave. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 129
tad a varios abrigos con motivos pintados que servirán de
referentes para llevarse una idea muy aproximada del arte
rupestre de este enclave.
Como decimos, los abrigos asociados al atrio son los de
más fácil acceso y, desde luego, los que presentan los
motivos pictóricos mejor conservados. Si miramos el
gran frente rocoso desde el atrio y de izquierda a dere-
cha, son los abrigos 6, 7, 10, 11 y 12. A continuación
pasaremos a reconocerlos, deteniéndonos en cada uno
de ellos para que los guías nos ofrezcan una descripción
pormenorizada de los mismos.
Abrigo nº 6:
Es un abrigo de reducidas dimensiones, elevado aproxi-
madamente un metro sobre el nivel del atrio. Las pinturas
que contiene pueden ser observadas sin necesidad de
encaramarse al suelo del abrigo. En su interior se apre-
cian con cierta nitidez varias figuras en rojo. Los óxidos
naturales de la roca dificultan en gran medida su contem-
plación, aunque pueden distinguirse: una figura humana
en forma de “T”, en el centro del abrigo, una forma pare-
cida a una “E” girada hacia abajo, en la parte superior, y
otras dos figuras a la derecha, un antropomorfo en doble
“Y”, muy perdido, y un motivo bitriangular. El panel se
130
Mapa de situacióndel área donde selocalizan los abrigosprincipales. Se seña-lan el atrio y los tresgrandes abrigoscuyas lecturas inter-pretativas son mássugerentes.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 130
completa con algunos trazos en forma de barra.
Abrigo nº 7:
Más que un abrigo propiamente dicho, se trata de una
ancha grieta horizontal a metro y medio de altura respec-
to al nivel del atrio. Conserva un único motivo que consis-
te en una serie de tres barras paralelas y verticales junto
a un punto. Posiblemente se trate de la impronta de cua-
tro dedos impregnados de pintura. Queda a la derecha
de la grieta y aproximadamente a la altura de los ojos.
Abrigo nº 10:
Ésta sí es una oquedad de buen tamaño. Elevada tam-
bién sobre el nivel del atrio, tiene una forma oblonga muy
característica que la hace visible desde gran distancia. Se
desaconseja decididamente el acceso a este abrigo, ya
que sus suelos pendientes y extremadamente pulidos
son resbaladizos y peligrosos. Tampoco es necesario
hacerlo, ya que desde fuera pueden observarse perfecta-
mente los motivos artísticos conservados. A la izquierda,
salta a la vista una gran figura pintada en rojo oscuro.
Este tipo de figuras se denomina “pectiniforme”, por tener
forma de peine, y puede ser interpretada como la forma
más abreviada de representar a un cuadrúpedo, si bien
podría haber tenido significados más amplios, como el de
un rebaño, e incluso como expresión simbólica de la acti-
UN
A V
ISITA
A LA
S P
EÑ
AS
DE
CA
BR
ER
A
131
Abrigo nº 10 y surepertorio iconográfico.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 131
vidad ganadera en general.
Frente a nosotros, sobre la superficie plana de un rehun-
dimiento de la pared, podemos contemplar una compo-
sición en la que una figura humana muy alargada pintada
en un rojo vivo, con los brazos en cruz y con las piernas
abiertas en ángulo, se asocia a unos trazos cortos y hori-
zontales situados a la derecha. En ocasiones, este tipo
de trazos ha sido interpretado como representaciones del
sonido, y en este caso podrían hacer referencia a la voz
humana.
Más difíciles de apreciar son las dos figuras crucifromes
pintadas también en rojo que flanquean esta composi-
ción, una abajo a la derecha y la otra abajo a la izquierda,
y que podrían formar parte de la escena anterior a modo
de “oyentes”.
Finalmente, en el techo del abrigo y a nuestra derecha pue-
den verse otras dos figuras humanas, prácticamente en la
misma vertical. Una de ellas, en un tono castaño, es de
tipología ancoriforme, es decir, en forma de ancla, y una de
sus piernas forma un ángulo, tal vez queriendo expresar la
articulación de la rodilla. La otra es un antropomorfo de
color violáceo, con los brazos y piernas indicados y con un
pene muy señalado. La presencia del órgano sexual mas-
culino es la única pista que nos define la condición gené-
rica de algunos de los individuos representados.
132
Abrigo nº 11 y surepertorio iconográfico.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 132
Abrigo nº 11:
Sin duda, se trata del abrigo que contiene la iconografía
más compleja y espectacular de todo el enclave, aunque
también presenta serias dificultades para su correcta
observación. En primer lugar, al exterior no es más que
una larga grieta, a la que se entra prácticamente arras-
trándose. Tampoco el interior es un espacio amplio y
cómodo. Por ello, y para que la contemplación del arte
pueda realizarse en condiciones óptimas y sin peligro
para las pinturas y grabados, los guías nos invitarán a ir
accediendo al abrigo de dos en dos. Debe tenerse en
cuenta que en el suelo existen grabados. Son varias
“cazoletas” o pequeñas concavidades redondeadas, gra-
badas sobre superficies muy pulidas. Los guías nos
advertirán de ello. Una vez identificadas evitaremos el
contacto con ellas. Su significación es difícil de precisar,
siendo un elemento relativamente común entre las deco-
raciones de los monumentos megalíticos, a la vez que
muy inusual en los abrigos rocosos al aire libre.
Inmediatamente nos daremos cuenta que en una horna-
cina natural de la pared, al fondo del abrigo, hay numero-
sos esquemas representando figuras humanas. Es la
composición más interesante de todo el conjunto rupes-
tre, pero para apreciarla en su plenitud, al menos en la
que ha consentido la acción del tiempo y la del ser huma-
no, merece la pena esperar a que los ojos se acostum-
bren a la penumbra. Mientras tanto, podemos entretener-
nos con otros motivos de interés.
A nuestra derecha, el borde de una visera natural en
forma de arco, quedó señalado mediante una serie de
pequeños trazos alineados. Como protegiéndose bajo
este relieve, un trazo grueso en forma de barra vertical,
que suele interpretarse como la expresión mínima a que
queda resumida la figura humana, o desde una perspec-
tiva más conceptual, simplemente el signo representativo
de la unidad, como ha sido siempre.
A la izquierda de la composición de los antropomorfos,
observamos una perforación que atraviesa un pliegue
rocoso, cuyo biselado prueba que es obra del ser huma-
no. A su izquierda un nutrido grupo de puntos, muy des-
UN
A V
ISITA
A LA
S P
EÑ
AS
DE
CA
BR
ER
A
133
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 133
vaídos. Pues bien, si miramos a través de este hueco, o
mucho mejor, si lo iluminamos con una linterna, nos dare-
mos cuenta que sus bordes enmarcan una pequeña
composición pintada en la pared de atrás formada por un
motivo “ramiforme”, es decir, en forma de rama, dispues-
to en posición horizontal, junto a una barra vertical situa-
da a su derecha. La relación visual entre la perforación y
estas pinturas no debió ser casual, sino que parece tener
una clara intencionalidad.
Es el momento de valorar la composición central de este
abrigo. No lo describiremos en todos sus pormenores,
sino que nos limitaremos a hacer un análisis general. Una
de las figuras mejor conservadas, hacia el centro de la
composición, es un antropomorfo muy típico del arte
esquemático, con las piernas y los brazos curvados hacia
abajo. También observamos que el pene queda indicado
de forma muy explícita, lo que nos indica que se trata de
una figura humana masculina. A su izquierda, una figura
bastante deteriorada que aparenta ser otro antropomorfo
de cuerpo muy largo y con los brazos cortos y ligeramen-
te curvados. En torno a estas dos figuras, se disponen
hasta once antropomorfos de diversas tipologías que
parecen formar un corro. La sensación de perspectiva se
consigue mediante la reducción del tamaño de las figuras
superiores. Parecen diferenciarse dos parejas heterose-
xuales, una a la derecha y otra a la izquierda del grupo.
Una última figura aislada, arriba a la izquierda, de un tono
algo más claro que el resto, presenta un esquema anco-
riforme, con el cuerpo corto y la cabeza representada
mediante un grueso punto. Su separación del grupo y su
condición de ser la única figura de la composición en la
que la cabeza fuera representada, debe inducirnos a
pensar que se trata de una distinción intencionada.
La interpretación de esta verdadera escena, partiría de
una base muy elemental. Se trata, evidentemente, de una
reunión, probablemente de hombres y mujeres. Más com-
plejo, sin embargo, resulta plantear con certeza la índole
de esta convocatoria. Pudo haberse querido representar,
en efecto, un baile, una “ruea” como la que todavía se
baila en los Montes de Málaga, en la que los participantes
hacen un corro y las parejas se van citando para salir cogi-
134
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 134
dos de la mano a zapatear en su interior. O tal vez estu-
viera relacionada con un enlace matrimonial, una especie
de danza nupcial, o con cualquier otro tipo de ceremonia
o celebración relacionada acaso con algún evento astro-
nómico, quizá el solsticio de verano. Probablemente
nunca lo sabremos con seguridad. No obstante, la cir-
cunstancia de que esta escena esté representada en uno
de los abrigos que cierran el atrio ha contribuido a plante-
ar la hipótesis de que fuera en este mismo espacio donde
se llevara a cabo dicha celebración.
Pero este abrigo nos reserva aún una sorpresa más. Si
introducimos la cabeza en un hueco que se abre a la
derecha y la giramos también hacia la derecha podremos
ver un antropomorfo “tipo golondrina” en bastante buen
estado de conservación. No sabemos por qué se coloca
esta figura en un lugar escondido. Lo que sí parece es
que tampoco fue una decisión al azar, sino que tuvo su
razón de ser.
Abrigo nº 12:
Localizado a la derecha del frente rocoso que cierra el
atrio, es éste un gran abrigo, muy abierto, por lo que sor-
prende el buen estado de conservación que presentan
algunos de sus motivos. La razón es que fueron reaviva-
UN
A V
ISITA
A LA
S P
EÑ
AS
DE
CA
BR
ER
A
135
Abrigo nº 12 y surepertorio icono-gráfico.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 135
dos en un momento avanzado de la Prehistoria reciente
mediante repintes. Es el caso de la gran figura ramiforme
que preside la composición principal y de un motivo
antropomorfo, situado a su derecha, de tipología crucifor-
me, que parece portar un objeto en una de sus manos.
Acompañan a estas figuras otro ramiforme muy perdido y
hasta tres barras. Desconocemos que se haya aventura-
do explicación alguna para este panel, si bien la herra-
mienta que porta la figura humana podría representar un
hacha o una herramienta de labor. Esta es una de las
composiciones más emblemáticas, a la vez que enigmá-
tica, de Peñas de Cabrera.
A la derecha de estas figuras, en un tono malva muy
decolorado, se aprecia un pequeño cruciforme junto a
otro par de vestigios. Y, por fin, mucho más abajo, en una
zona desprotegida y a la altura de un gran bloque de des-
prendimiento, encontramos la última figura de este reper-
torio. Es difícil de apreciar, ya que tiene un color violáceo
y su tono está tan oscurecido que se confunde con la
textura de la roca soporte, aunque con la experiencia
adquirida hasta ahora y con un poco de voluntad será
posible distinguirla. El esquema parte de una línea circu-
lar que representaría los brazos dispuestos en redondo
sobre la cabeza. Ésta, que parece ataviada con algún tipo
de tocado, se sitúa hacia el centro del círculo, y de ella
parte hacia abajo una línea representando el tronco que
se abre ligeramente en la parte inferior insinuando el ini-
cio de las piernas. Esta figura antropomorfa es la única de
todo el conjunto que presenta los brazos en círculo, una
característica a la que cabría dotar, sin excesivo esfuerzo,
de posibles connotaciones solares. Además, sólo ella
entre el resto de motivos está enfrentada nítidamente al
punto del horizonte por donde sale el Sol en el solsticio
de verano, hecho que se produce tras la vertiente sur del
Alto del Vilo, donde, dicho sea de paso, también se loca-
lizan pinturas rupestres.
Un último elemento de interés es la perforación practica-
da en un pliegue rocoso localizado más arriba y en la ver-
tical del motivo anterior, pero es extremadamente peligro-
so encaramarse hasta ella, así que los guías nos la mos-
trarán desde abajo. Mirando a través de este hueco, que
136
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 136
está orientado en sentido suroeste-noreste, se enmarca
en el horizonte el alto del Vilo, por lo que puede observar-
se también, centrado en su perímetro, el orto solar del
solsticio de verano.
Las relaciones que se observan en este abrigo con dicho
evento y el hecho de que no hayan sido descritos en el
enclave indicios que nos remitan a otros momentos seña-
lados del año, sugerirían, tal vez, la interpretación de la
escena, también circular, del abrigo nº 11, como una
posible representación de esta celebración del sol, cuyo
escenario, como se ha dicho, podría haber sido el mismo
recinto que queda enmarcado frente a estos abrigos, es
decir, el atrio.
UN
A V
ISITA
A LA
S P
EÑ
AS
DE
CA
BR
ER
A
137
Vista hacia el Este desde el abrigo nº 12. A la derecha, la perfora-ción. En el centro, la grieta que cierra el abrigo nº 11. A la izquier-da, la sierra de Alfarnatejo, con los altos de Doña Ana y El Fraile,en primer término, y al fondo, El Vilo. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 137
Una vez hecho este recorrido por el arte rupestre de
Peñas de Cabrera, aún podemos exprimir nuestra visita
un poco más. Siguiendo a los guías, retrocedemos hasta
el primero de los abrigos que hemos visitado y compro-
baremos que puede accederse de un modo sencillo a la
parte superior del frente rocoso cuyas oquedades acaba-
mos de inspeccionar. Desde allí se disfruta de amplias
vistas al valle del Guadalmedina. Frente por frente, hacia
el Norte, las imponentes sierras del Co, Camarolos y
Jobo. Hacia el noreste, los macizos calcáreos de
Alfarnatejo y Periana, por donde, como decimos, sale el
Sol en el solsticio de verano. Hacia el noroeste, la sierra
del Torcal, por donde se pone el Sol durante este mismo
solsticio. Imaginemos por un momento que no existieran
las urbanizaciones, ni los polígonos, ni las carreteras. El
bosque y la maleza cubrirían por completo las faldas de
las montañas hasta las estribaciones de un amplio valle
surcado por las aguas de un río aún caudaloso y vivaz.
Los seres humanos prehistóricos que disfrutaron este
paisaje no tenían todavía la capacidad transformadora
suficiente como para que su presencia supusiera un ele-
mento de distorsión. Sin embargo, ya empezaban a con-
trolar la naturaleza, sus ciclos, sus espacios y sus recur-
sos, de un modo integral. Y es en este conocimiento
donde debemos buscar la esencia de las figuras que
acabamos de reconocer, ya que forman parte de un pri-
138
Desde la parte supe-rior del frente rocosose contemplanamplias vistas delvalle y las sierras. Enfrente, las sierras deLos Camarolos yJobo. A la derecha,los altos de Doña Anay El Fraile. Fotografía,Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 138
mitivo modo de fijar y comunicar ideas que eran, sin
duda, trascendentes para aquellas comunidades, tan
arraigado que perduró durante siglos, transmitiéndose de
generación en generación.
A pesar de que el enclave cuenta con otros muchos abri-
gos con manifestaciones artísticas, no es recomendable,
ni merece la pena para un público no especializado, lan-
zarse en su busca, por lo que quedan excluidos de la visi-
ta guiada. En ningún caso tienen la espectacularidad de
las que aquí se han descrito, ni están en un estado de
conservación comparable, además de localizarse
muchas de ellas en abrigos ubicados en lugares insospe-
chados, e incluso peligrosos. Debe tenerse en cuenta
que el conjunto rupestre es de una gran extensión, toda
ella con un paisaje muy similar, con lo que se desaconse-
ja internarse más allá de los abrigos principales, ya que
podemos llegar a correr el riesgo incluso de perdernos.
Sin embargo, aún es posible echar un último vistazo a
algunas evidencias relacionadas con las ocupaciones his-
tóricas del lugar.
Encaramados como estamos sobre el
gran frente rocoso, ya habremos percibi-
do que en la zona se produjeron tareas de
cantería. Las huellas dejadas por las
extracciones de bloques se dejan ver por
todas partes. Entre los abrigos 11 y 12 ha
quedado una formación escalonada muy
clara. También son muy evidentes en la
zona superior del abrigo nº 12, donde
podemos apreciar con nitidez las marcas
oblicuas dejadas en las caras verticales
por las herramientas de los picapedreros,
así como un extraño signo grabado sobre
una superficie horizontal. Las técnicas
empleadas para la extracción de estos
bloques de arenisca son bastante rudi-
mentarias, y los indicios con los que se
cuenta parecen apuntar hacia una explo-
tación de época medieval o romana.
UN
A V
ISITA
A LA
S P
EÑ
AS
DE
CA
BR
ER
A
139
Frente de cantera escalonado entre losabrigos 11 y 12. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 139
Desde donde estamos, mirando hacia
abajo, más allá del borde exterior del
atrio, se divisa otro gran frente de cante-
ra. Acompañados por los guías, nos diri-
giremos hacia allí por donde subimos,
pero antes de abandonar el atrio, más o
menos enfrente del abrigo nº 6 y en el
suelo, Peñas de Cabrera nos depara una
última curiosidad, una cruz latina labrada
profundamente en la roca. Es la primera
de las cinco cruces del mismo tipo que se
han documentado en el enclave. Están
dispuestas a modo de via crucis, una tras
otra, hasta llegar a una última, la más alta,
ya en el cerro, cuya tipología difiere de las
anteriores, ya que es una cruz bizantina
con peana, siendo su tamaño también
superior. Su tipología está muy emparen-
tada con las típicas cruces grabadas de
época mozárabe.
En este punto, se da por terminada la
visita guiada al Enclave Arqueológico.
Pocas horas después de que abandone-
mos el lugar, como siempre fue, caerá la
noche, y a la mañana siguiente amanece-
rá otro día, como siempre fue, y enton-
ces, tenuemente, la luz del sol iluminará
de nuevo las figuras pintadas en los lien-
zos rojizos y, una vez más, tal que espec-
tros ancestrales surgidos de lo más pro-
fundo del subconsciente, los hombres y
mujeres que ocuparon el Campo de
Cámara en aquella época remota de la
Prehistoria, atravesando los milenios, vol-
verán a manifestarse; como lo hicieron en
el pasado; como deben seguir haciéndo-
lo en el futuro.
Peñas de Cabrera, un espacio suspendi-
do en el tiempo.
Que continúe siendo así.
140
Cruz labrada en la piedra junto a losabrigos principales. Fotografía,Javier Pérez.
Noche de luna y estrellas en Peñasde Cabrera. Fotografía, Javier Pérez.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 140
Antropomorfos en forma de ancla característicos
del arte esquemático, en los que un trazo vertical
representaría la cabeza y el tronco y un trazo cur-
vado hacia abajo y dispuesto en forma transversal
representaría las extremidades superiores.
Representaciones de la figura humana.
Conjunto de manifestaciones gráficas caracteriza-
das por presentar formas abreviadas hasta los
mínimos esenciales y cuyo discurso se centra en la
figura humana. Se adapta a todo tipo de soportes,
como las oquedades rocosas al aire libre, las cue-
vas oscuras o la arquitectura funeraria y ritual, ade-
más de a las decoraciones de diferentes objetos
líticos, óseos y cerámicos, empleándose técnicas
de ejecución tanto pintadas como grabadas. Se
origina a partir de la consolidación de las primeras
sociedades productoras del Neolítico y alcanza su
momento de mayor desarrollo durante la Edad del
Cobre.
Conjunto de expresiones gráficas caracterizado
por las representaciones humanas y animales rea-
lizadas de un modo naturalista. Se circunscribe en
un sentido amplio al levante español, siendo sus
soportes siempre abrigos rocosos al aire libre y su
técnica de ejecución la pintura. Su cronología pudo
arrancar en el Epipaleolítico, perdurando hasta
comienzos de la Edad del Cobre.
Conjunto de pintura rupestre esquematizada y de
gran formato en el que aparecen representados
fundamentalmente figuras humanas, líneas ser-
penteantes, puntos y barras. Está muy focalizado
en la provincia de Alicante y su cronología neolítica
se fundamenta a partir de los paralelos que encon-
tramos en las decoraciones de la cerámica cardial.
Expresiones gráficas cuyo soporte son los monu-
mentos megalíticos, extraídas directamente del
conjunto expresivo del arte esquemático.
142
Ancoriformes
Antropomorfos
Arte esquemático
Arte levantino
Arte
macroesquemáti-
co
Arte megalítico
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 142
Conjunto de manifestaciones gráficas que se
caracterizan por la presencia de formas anima-
les, representadas en ocasiones con gran realis-
mo, en torno a las que gira el discurso expresi-
vo. Son también muy abundantes los signos y
muy escasas las representaciones de la figura
humana. Su soporte más distintivo son los
espacios subterráneos, aunque también se
conocen numerosas estaciones al aire libre. Sus
técnicas de ejecución son muy variadas, ofre-
ciendo pintura y grabado, además de esculturas
en bulto redondo y formas en relieve. Se atribu-
ye a grupos de cazadores-pescadores-recolec-
tores del Paleolítico superior.
Signos compuestos por dos triángulos opuestos
y unidos por el vértice que constituyen una tipo-
logía característica del arte esquemático.
Pequeñas oquedades artificiales de factura
hemiesférica. Son relativamente frecuentes en
los monumentos megalíticos formando parte de
su decoración. Las cazoletas localizadas en los
suelos de dos de los abrigos rupestres de Peñas
de Cabrera, constituyen un caso extremada-
mente singular.
Losas que cubren los dólmenes.
Son Instituciones del Patrimonio Histórico que
como Espacios Culturales, ejercen la tutela y
valorización de aquellos bienes que por su rele-
vancia patrimonial cuentan con un órgano de
gestión y custodia del legado que tengan enco-
mendado. Especialmente formularán y ejecuta-
rán un Plan Director que desarrollará programas
en materia de investigación, protección, conser-
vación, difusión y gestión con el objetivo de
alcanzar la tutela patrimonial efectiva.
Antropomorfos representados con los brazos en
cruz característicos del arte esquemático. Están
GLO
SA
RIO
143
Arte paleolítico
Bitriangulares
Cazoletas
Cobijas
Conjuntos
Arqueológicos
Cruciformes
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 143
144
Enclaves
Arqueológicos
Escaleriformes
E s p a c i o s
Culturales
Estelas
Esteliformes
Falsa cúpula
formados por una barra vertical que representa
la cabeza y el tronco, y por otra barra trasversal
horizontal para indicar los brazos.
Son espacios abiertos al público que por sus
condiciones y características no requieran de un
órgano de gestión propio, que asumen funcio-
nes generales de administración y custodia de
los bienes que tengan encomendados, y espe-
cialmente formularán y ejecutarán un Plan
Director que desarrollará programas en materia
de investigación, protección, conservación, difu-
sión y gestión con el objetivo de alcanzar la tute-
la patrimonial efectiva.
Signos con forma de escalera.
Son las Instituciones del Patrimonio Histórico
que ejercen la tutela sobre el área comprendida
por aquellos inmuebles inscritos en el Catálogo
General del Patrimonio Histórico Andaluz, o
agrupaciones de los mismos, que por su rele-
vancia o significado en el territorio donde se
emplazan se acuerde su puesta en valor y difu-
sión al público. Se clasifican en Conjuntos y en
Parques Culturales.
Signos con forma de lápida sin una morfología
muy definida. Constituyen una tipología del arte
esquemático.
Signos en forma de estrella constituidos por un
punto del que parten líneas rectas en forma
radial.
Técnica constructiva empleada en algunos dól-
menes que consiste en ir aproximando hiladas
superpuestas de mampostería hasta cerrar el
espacio mediante una gran losa de cubierta
denominada clave.
Signos en forma de halteras o pesas caracterís-
ticos del arte esquemático.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 144
GLO
SA
RIO
145
Halteriformes
Ideomorfos
Megalitismo
Oculados
Ortostatos
Parques Culturales
Pectiniformes
Signos simples o compuestos que representan
un concepto.
Tradición constructiva que implica el empleo de
grandes lajas de piedra, mediante los que se eri-
gen tumbas (dólmenes), piedras verticales cla-
vadas en el suelo (menhires), recintos (crom-
lechs) y alineamientos. Se asocian a las primeras
comunidades productoras hacia un Neolítico
final – Calcolítico.
Formas típicas del arte esquemático cuya carac-
terística principal es la representación de dos
grandes ojos, radiados o no, acompañados,
bien de las cejas, bien de lo que denominamos
el “tatuaje facial”, es decir, series de líneas cur-
vas bajo los ojos. Destaca el que pueda aplicar-
se tanto a los idolos placas como a los antropo-
morfos, las falanges, los huesos largos y los
cilindros de piedra, además de presentarse
sobre soportes más neutros, como la cerámica,
las paredes rocosas de los abrigos o los ortos-
tatos de los monumentos megalíticos.
Lajas verticales que conforman las paredes de
los corredores y cámaras de los dólmenes.
Son Instituciones del Patrimonio Histórico que
como Espacios Culturales, ejercen la tutela y
valorización sobre aquellos bienes que abarcan la
totalidad de una o más Zonas Patrimoniales y que
por su importancia cultural requieran la constitu-
ción de un órgano de gestión en el que participen
las Administraciones y sectores implicados.
Signos característicos del arte esquemático,
semejantes a peines, y que consisten en una
línea de la que parten perpendicularmente tres o
más líneas.
Formas geométricas relacionadas formalmente
con la tipología de los grabados esquemáticos
(circunferencias, herraduras y espirales).
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 145
146
Laja vertical que cierra el fondo de las cámaras
de los dólmenes.
Formas de tendencia rectangular, casi siempre
tratadas internamente con motivos decorativos
y con perforaciones en el extremo superior para
ser utilizadas como colgantes. Se asocian al
mundo funerario colectivo calcolítico y, por ana-
logía, constituyen una tipología para algunas for-
mas presentes en el arte esquemático.
Lajas verticales dispuestas transversalmente al
eje del corredor de algunos dólmenes y que pre-
sentan una perforación interior para permitir el
paso.
Signos en forma de rama o árbol característicos
del arte esquemático.
Se configura como un sistema integrado y unita-
rio formado por aquellos Espacios Culturales
ubicados en el territorio de la Comunidad que
sean incluidos en la misma, así como aquellos
Enclaves abiertos al público que se determinen.
Signos en forma de serpientes o meandros que
aparecen en todas las fases del arte prehistórico.
Signos en forma de sol, constituidos por un cír-
culo o una circunferencia de cuyo perímetro par-
ten líneas rectas en forma radial.
Signos con formas cuadrangulares que apare-
cen en todas las fases del arte prehistórico.
Representaciones de animales.
Petroglifoides
Piedra cabecera
Placas
Puertas perforadas
Ramiformes o
arboriformes
Red de Espacios
Culturales de
Andalucía (RECA)
Serpentiformes o
meandriformes
Soliformes
Tectiformes
Zoomorfos
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 146
Arte rupestre esquemático:
_ ACOSTA MARTÍNEZ, P. (1968): La pintura rupestre esquemáti-
ca en España. Memorias del Seminario de Prehistoria y
Arqueología. Salamanca.
_ _ (1983): “Técnicas, estilo, temática y tipología en la pintura
rupestre esquemática hispana”. Zephyrus, XXXVI: 13-25.
_ BÉCARES PÉREZ, J. (1983): “Hacia nuevas técnicas de traba-
jo en el estudio de la pintura rupestre esquemática”. Zephyrus,
XXXVI: 137-148.
_ BREUIL, H. (1933): Les peintures rupestres schématiques de la
Péninsule Ibérique. III: Sierra Morena. Fundation Singer-Polignac.
Lagny-sur-Marne.
_ _ (1935): Les peintures rupestres schématiques de la Péninsule
Ibérique. IV: Sud-est et Est de l´Espagne. Fundation Singer-
Polignac. Lagny-sur-Marne.
_ BREUIL, H. OBERMAIER, H. y VERNER, W. (1915): La Pileta à
Benaoján. Instituto de Paleontología Humana. Mónaco.
_ BREUIL, H. y BURKITT, M. C. -con la colaboración de
POLLOCK, M.- (1929): Rock painting of Southern Andalusia.
Oxford.
_ BUENO, P. y BALBÍN, R. (1995): “El papel del elemento antro-
pomorfo en el Arte megalítico ibérico”. Revue Archéologique de
l´Ouest, 8: 41-64.
_ _ (2000): “Art mégalithique et art en plein air: Approches de la
définition du territoire pour les groupes producteurs de la pénin-
sule ibérique”. L´Anthropologie, 104: 427-458.
_ CABALLERO KLINK, A. (1983): La Pintura Rupestre
Esquemática de la vertiente septentrional de Sierra Morena (pro-
vincia de Ciudad Real) y su contexto arqueológico. Estudios y
Monografías nº 9. Museo de Ciudad Real. Ciudad Real.
_ GAVILÁN CEBALLOS, B. (1989): “Paralelismo entre la decora-
ción cerámica y el Arte esquemático parietal: vasija de la Cueva
de La Murcielaguina (Priego de Córdoba)”. Actas del XIX
Congreso Nacional de Arqueología (II): 229-236. Zaragoza.
148
Referencias bibliográficas
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 148
RE
FER
EN
CIA
S B
IBLIO
GR
ÁFIC
AS
149
_ GAVILÁN, B. y VERA, J. C. (1993): “Cerámicas con decoración
simbólica y cordón interior perforado procedente de varias cuevas
situadas en la Subbética cordobesa”. SPAL, 2: 81-108.
_ MARTÍNEZ GARCÍA, J. (1984): “El Peñón de la Virgen: Un con-
junto de pinturas rupestres en Gilma (Nacimiento, Almería).
Asociaciones recurrentes, simbolismo y modelo de distribución”.
Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, 9: 39-84.
_ _ (1998): “Abrigos y accidentes geográficos como categorías de
análisis en el paisaje de la pintura rupestre esquemática. El sud-
este como marco”. Arqueología Espacial, Arqueología del Paisaje,
19-20: 543-561.
_ _ (2002): “Pintura Rupestre Esquemática: El Panel, Espacio
Social”. Trabajos de Prehistoria, 59-1: 65-87.
_ _ (2006): “La pintura rupestre esquemática en el proceso de
transición y consolidación de las sociedades productoras”. Actas
del Congreso Arte Rupestre Esquemático en la Península Ibérica:
33-56. Comarca de los Vélez (Almería).
_ MAS CORNELLÀ, M. (1998): Las manifestaciones rupestres
prehistóricas de la zona gaditana. Consejería de Cultura de la
Junta de Andalucía. Sevilla.
_ SORIA, M. y LÓPEZ, M. G. (1989): El arte rupestre en el Sureste
de la Península ibérica. La Carolina.
Enclave Arqueológico Peñas de Cabrera:
_ BARROSO, C. y MEDINA, F. (1982): “Avance el estudio de las
pinturas esquemáticas de las Peñas de Cabrera. Casabermeja,
Málaga”. Zephyrus, XXXIV-XXXV: 269-284.
_ _ (1988): “Una escena de danza en el arte rupestre postpaleolí-
tico de la Provincia de Málaga”. Mainake, X: 61-73.
_ _ (1989): “El conjunto rupestre de arte postpaleolítico de Peñas
de Cabrera. Casabermeja, Málaga”. Anuario Arqueológico de
Andalucía, t. II. Actividades sistemáticas: 333-345.
_ FERRER, J.E. MARQUÉS, I. FERNÁNDEZ, J. BALDOMERO, A,
y GARRIDO, A. (1980): "El sepulcro megalítico del Tajillo del Moro
(Casabermeja, Málaga)". Cuadernos de Prehistoria de la
Universidad de Granada, V: 81-118.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 149
_ HOYOS, M. CAÑAVERAS, J. C. SÁNCHEZ, S. SANZ, E. BLAN-
CO, M. T. PUERTAS, F. PALOMO, A. SÁIZ, C y ARIÑO, X.: Estudio
de los procesos de alteración de las rocas y pinturas de los abri-
gos de Peñas de Cabrera y Tajo de las Figuras. CSIC.
_ MAURA MIJARES, R. (2003): “Valoración del fenómeno esque-
mático en el arte prehistórico de Málaga”. Actas del II Congreso
de Paleontología "Villa de Estepona". Paleoantropología y
Prehistoria. Pliocénica, 3: 131-138.
_ MAURA, R. RECIO, Á. CANTALEJO, P. ARANDA, A. y PÉREZ,
J (2006): “El grabado esquemático en Málaga: nuevas aportacio-
nes y aproximación a su problemática”. Mainake, XXVIII: 399-422.
_ RODRÍGUEZ DE GUZMÁN, S. SANTANA, I. y MARTÍNEZ, J.
(2001): “La gestión del arte rupestre en Andalucía. Actuación en
materia de protección y conservación”. Panel, 1: 32-43.
_ SANTANA FALCÓN, I. (2001): “Evaluación de factores de riesgo
en las estaciones con arte rupestre de la provincia de Málaga”.
Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 36: 62-74.
Contexto artístico:
_ CANTALEJO, P. MAURA, R. y BECERRA, M. (2006): Arte rupes-
tre prehistórico en la Serranía de Ronda. Editorial la Serranía.
Ronda.
_ GIMÉNEZ REYNA, S. (1946): Memoria arqueológica de Málaga
hasta 1946. Málaga.
_ _ (1966): “Los grabados rupestres del Arquillo de los Porqueros.
Antequera, Málaga”. En Homenaje al Conde de la Vega del Sella.
Diputación provincial de Asturias. Servicio de Investigaciones
Arqueológicas: 207-219. Oviedo.
_ MAURA MIJARES, R.: “El arte postpaleolítico en el Guadalhorce
medio: técnicas de ejecución, métodos de reproducción y modos
de representación”, Congreso de Arte Rupestre Esquemático en
la Península Ibérica. Comarca de los Vélez (Almería) del 5 al 7 de
Mayo de 2004. Vélez Rubio, 2006, pp. 315-326.
150
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 150
RE
FER
EN
CIA
S B
IBLIO
GR
ÁFIC
AS
151
_ MORALES, A. y MÁRQUEZ, J. E. (1984): “Las pinturas esque-
máticas malagueñas y sus relaciones con culturas materiales”.
Arqueología Espacial, 3. Teruel.
_ MUÑOZ VIVAS, V. E. (1990): “Raja de Retuntún: una nueva esta-
ción con representaciones esquemáticas”. Zephyrus, XLI-XLII:
257-262.
_ _ (1992): “Las manifestaciones pictóricas del Cortijo de la
Escardadera”. Zephyrus, XLV: 497-510.
_ RAMOS, J. ESPEJO, Mª M. y CANTALEJO, P. (1989): “Arte
rupestre esquemático en el Alto Vélez: el abrigo de
Marchamonas”. Revista de Arqueología, 99: 12-16. Madrid.
_ SANCHIDRIÁN TORTI, J. L. (1987): “Aportaciones al acervo
artístico esquemático de la provincia de Málaga”. Actas del XVIII
Congreso Nacional de Arqueología. Islas Canarias.
Entorno arqueológico:
_ ARTEAGA, O. (1974): "Un yacimiento eneolítico en la Peña del
Hierro (Málaga)". Pyrenae, 10: 29-43.
_ BALDOMERO, A. y FERRER, J. E. (1989): “Prospección
arqueológica en el sector oriental de la Depresión de Colmenar”.
Baetica, 12: 111-121.
_ FERRER PALMA, J. E. (1973): "Un enterramiento eneolítico en
Casabermeja". Jábega, 2: 72-75.
_ _ (1974): "Hallazgo de unas cistas megalíticas en el entorno de
Colmenar". Jábega, 7: 71-75.
_ FERRER, J. E. y MARQUÉS, I. (1986): “El Cobre y el Bronce en
tierras malagueñas”. En Homenaje a Luis Siret (Cuevas de
Almanzora, 1984). Sevilla.
_ FERRER, J. E. MORENO, A. J. y RAMOS, J. (1984): "Cistas de
la Edad del Bronce excavadas en el Alto Valle del Vélez".
Baetica, 7: 121-134.
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 151
_ GRAN AYMERICH, J. M. J. (1981): “Excavaciones arqueológi-
cas en la región de Vélez Málaga. Campaña 1973". Noticiario
Arqueológico Hispánico, 12: 301-370.
_ LEIVA, J. A. y RUIZ, B. (1979): “La Cueva de la Pulsera
(Antequera, Málaga)”. Actas del XV Congreso Nacional de
Arqueología: 545-552. Zaragoza.
_ MARQUÉS MERELO, I. (1979): "La necrópolis megalítica de
Chaperas (Casabermeja, Málaga): El sepulcro Chaperas I".
Baetica, 2: 111-126.
_ _ (1985): "Materiales de la Edad del Cobre procedentes del
Cerro García (Casabermeja, Málaga)". Baetica, 8: 149-165.
_ MARQUÉS, I. FERRER, J. E. y AGUADO, T. (2000): "El sepul-
cro megalítico Chaperas II (Casabermeja, Málaga)”. Baetica, 22:
175-201.
_ MARTÍN CÓRDOBA, E. (1984): "Yacimientos al aire libre en la
cuenca media del río Bena-Margosa (Málaga)". Arqueología
Espacial, 3: 137-146.
_ PERDIGUERO LÓPEZ, M. (1989-90): "Un asentamiento calcolíti-
co en Aratispi (Cauche el Viejo, Antequera)". Mainake, XI-XII: 57-80.
_ RAMOS MUÑOZ, J. (1984-85): "Las Mezquitas. Un asentamien-
to calcolítico en el Alto Guaro (Periana, Málaga)”. Mainake, VI-VII:
45-72.
_ _ (1986): "La prospección como método de delimitación micro-
espacial de las zonas de taller en el cerro Alcolea (Periana,
Málaga)". Arqueología Espacial, 8: 157-174.
_ RAMOS, J. y MORENO, A. J. (1984): "El poblamiento humano
calcolítico en la pesa de la Viñuela (Málaga)". Arqueología
Espacial, 3: 157-174.
_ RECIO, A. y RAMOS, J. (1991): "Prospecciones arqueológicas
en Alfarnatejo (Málaga)”. Anuario Arqueológico de Andalucía, t. III.
Actividades de urgencia: 350-352.
_ RECIO, A. MARTÍN, E. (1991): "Prospecciones arqueológicas en
Casabermeja (Málaga)". Anuario Arqueológico de Andalucía, t. III.
Actividades de urgencia: 364-369.
152
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 152
_ RECIO, A. RODRÍGUEZ, P. FERRER, J. E. SÁNCHEZ, S.
RAMOS, J. MARTÍN, E. POZO, S. y FERNÁNDEZ, L. E. (1986):
"Excavación arqueológca de urgencia en el Cerro de Capellanía
(Presa de la Viñuela, Málaga)”. Anuario Arqueológico de
Andalucía, t. III. Actividades de urgencia: 247-251.
RE
FER
EN
CIA
S B
IBLIO
GR
ÁFIC
AS
153
peñas_ok.qxd 14/3/11 13:32 Página 153