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Europa es importante para el medio ambiente y el urbanismo sostenible porque: • Es un instrumento fundamental en la lucha contra el cambio climático y contra
la dependencia energética, porque estos son problemas que ningún país puede solucionar por sí mismo y se necesita, por lo tanto, de un fuerte trabajo conjunto y concertado. Las actuaciones emprendidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e incrementar las energías renovables convierten a Europa en líder mundial en la protección del medio ambiente.
• Sin gozar de competencia directa en materia de urbanismo, la UE es un socio
fuerte a la hora de crear un marco sólido que fomenta iniciativas dirigidas a la consecución del modelo de desarrollo urbanístico y territorial en que creemos los socialistas, orientado al interés general y al bienestar social. Todo proyecto nacional de urbanismo integra las directivas comunitarias sobre medio ambiente, desarrollo sostenible y contratación pública.
• Los socialistas abogamos por un modelo de desarrollo sostenible basado en
la economía verde: más progreso, con más seguridad y más bienestar para los
ciudadanos y ciudadanas. Consideramos la lucha contra el cambio climático una oportunidad para trabajar por un nuevo patrón de crecimiento
económico y modelo energético.
• Defendemos una nueva cultura del territorio fundamentada en un desarrollo responsable y sostenible, sobre la base de políticas medioambientales. El
desarrollo urbanístico tiene que ir en beneficio de la colectividad y no de
particulares, evitando modelos de crecimiento incontrolado y poniendo freno a la especulación.
• El negacionismo, la pasividad y la frivolidad del Partido Popular le
incapacita para liderar la lucha contra la amenaza del cambio climático y les descarta para impulsar la nueva economía y sociedad verde del futuro.
• El PP ha practicado un urbanismo salvaje, caracterizado por la falta de un aprovechamiento público y por el desprecio absoluto hacia el medio ambiente y
hacia la más mínima planificación.
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¿Qué ha hecho el PP?
En Europa • Ha tratado de debilitar las propuestas legislativas más ambiciosas destinadas a frenar las
emisiones liberadas a la atmósfera.
• Ha rechazado el establecimiento de instrumentos financieros específicos para luchar contra las
causas del cambio climático y, en particular, contra la degradación de los suelos y la sequía. • Ha votado en contra de la resolución que rechazaba la gestión del agua basada en la demanda y
en la creación de trasvases (principios que rigen su malograda política hídrica en España), rompiendo incluso con la línea de su propio partido, que apoyaba nuestros planteamientos en materia de agua.
• Ha impedido que el PE aprobase la creación del Observatorio Europeo de la Sequía con sede en España, instrumento fundamental a la hora de elaborar un diagnóstico de los problemas derivados de la falta de agua, como la desertización, las inundaciones y otros efectos del cambio climático.
• Ha intentado transformar el debate sobre el cambio climático y la energía en una oportunidad para
promocionar la tecnología nuclear. En su Manifiesto Común ante las Elecciones Europeas del 7-J, avala, incluso, la energía nuclear.
• Ha bloqueado la adopción de la Directiva de protección de suelo, beneficiando la urbanización salvaje y descontrolada y favoreciendo la desertificación en España.
• Ha quedado patente su soledad en la Eurocámara en materia de urbanismo, al no contar ni siquiera
con el apoyo del grupo en el que se inscriben, el Partido Popular Europeo. • Ha practicado una política de descalificación hacia los ciudadanos afectados por los abusos
urbanísticos en las regiones que gobierna y que han acudido al Parlamento Europeo para solicitar un
amparo que las autoridades del PP no han querido ofrecerles.
En España
• Ha demostrado un interés nulo por la amenaza del cambio climático, descalificando, negando y
frivolizando sobre sus consecuencias. No está capacitado para involucrar a la sociedad en la solución de
este problema. • Durante su estancia en el Gobierno, las emisiones de gases de efecto invernadero sufrieron un
crecimiento vertiginoso por culpa de su inacción. En 2004 eran de un 47,9 % más respecto a 1990, año de referencia del Protocolo de Kioto.
• Aznar manifestó que el cumplimiento de este Protocolo sería “la tumba de las empresas españolas”. A
los que luchan contra este fenómeno les calificó como “adeptos a una nueva religión” y “abanderados del Apocalipsis que condenan a la hoguera en la plaza pública a aquellos que osen poner en duda sus
tesis”. Esperanza Aguirre suscribió “al cien por cien” las declaraciones de Aznar. Rajoy aludió a su primo como experto en la materia, desacreditando y ridiculizando lo que nunca les ha importado ni les importará nunca.
• Ha defendido la liberalización del suelo, siendo ésta el origen de un urbanismo guiado por la
especulación sin control, provocando un aumento del precio del suelo y de la vivienda y dando lugar a escándalos de corrupción.
• Su política del “todo es urbanizable” ha supuesto la creación de núcleos desestructurados y aislados, provocando una pérdida acelerada de la diversidad biológica.
• Ha provocado una presión urbanística que acarrea fuertes desequilibrios territoriales y ambientales,
poniendo en peligro espacios naturales protegidos y mostrando un nulo respeto por la protección del litoral.
• Ha dañado la imagen de nuestro país al aplicar leyes urbanísticas que incumplen las directrices
europeas, y que contienen notables lagunas que permiten a políticos y empresarios con pocos escrúpulos obtener enormes ganancias económicas a costa de los más vulnerables.
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¿Qué hemos hecho los socialistas?
En Europa • Hemos apoyado la medida por la que para 2020 el 20 % del consumo energético total de la UE
tendrá su origen en energías renovables.
• Hemos logrado trasladar a escala europea el sistema español de ayudas a las energías
renovables, cuyo éxito ha sido objeto de estudio a nivel internacional. • Nos hemos comprometido a reducir los gases de efecto invernadero procedentes de los carburantes
como la gasolina, el diésel, el gasóleo o los biocombustibles en un 6 % entre 2010 y 2020. • Hemos liderado la recién creada Comisión para el Cambio Climático en el Parlamento Europeo
que, entre otros objetivos, plantea una reducción del 80 % de las emisiones de CO2 para el año 2050. • Hemos fijado objetivos para lograr un desarrollo urbano sostenible y racional, como la inclusión de
“zonas verdes per cápita” en todo nuevo proyecto de desarrollo urbano, y la asignación de recursos financieros de la UE a la rehabilitación de edificios y barrios.
• Hemos promovido un sistema de transporte sostenible. Las ciudades y zonas urbanas establecerán
planes integrados y globales de movilidad urbana que promuevan el transporte colectivo y el transporte
no motorizado. • Hemos establecido una mejor política de reciclaje de residuos sólidos urbanos para garantizar un
nivel elevado de protección del medio ambiente. • Hemos apoyado, con la inmensa mayoría de la Eurocámara, los informes que desaprueban el modelo
de gestión urbanística del PP, y que ratifican nuestras críticas a su nefasta política.
• Hemos diseñado una acción política hídrica de la UE basada en la oferta del agua, así como en el ahorro y en una mejor eficiencia de la gestión de los recursos existentes, lo que ha supuesto un duro mazazo a la política hidráulica del PP.
En España • Hemos logrado reducir en 2006, por primera vez, las emisiones de CO2. • Hemos hecho que España se adelante al objetivo que había fijado la UE para el 2010 de que al
menos un 30 % de la energía eléctrica provenga de energías renovables. • Hemos desarrollado la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible con medidas destinadas a
garantizar la prosperidad económica, a asegurar la protección del medio ambiente y a evitar la
degradación del capital natural. • Hemos establecido el Reglamento de la Ley de Responsabilidad Medioambiental, que propugna el
principio de que quien contamina paga para reparar el daño causado. • Hemos puesto freno a la especulación del suelo con la Nueva Ley del Suelo, que establece
mecanismos efectivos para conjugar crecimiento urbano y protección de espacios naturales. • Hemos puesto en marcha una nueva política de costas para una mejor planificación de las
actuaciones en el litoral. • Hemos establecido el Código Técnico de la Edificación, que marca criterios de eficiencia energética
en la edificación y prevé la obligación de incorporar el uso de la energía solar, térmica y fotovoltaica en determinados edificios.
• Hemos adoptado la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, que compatibiliza la protección
ambiental con la ordenación territorial y urbanística, y recoge un régimen especial para la protección de
los espacios naturales.
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Nuestros compromisos
Para que las ciudades puedan cumplir con su función de motor de progreso social y de crecimiento económico, debemos establecer una elevada calidad en lo que se refiere al diseño y a la arquitectura, pero, ante todo, al medio ambiente. La construcción de un nuevo modelo económico debe hacerse desde los cimientos de la conservación de la biodiversidad y del patrimonio natural. Por ello necesitamos una Europa que ponga en marcha políticas a favor de un urbanismo planificado adecuadamente, pero manteniendo un fuerte compromiso con la protección de la calidad del aire y el agua, de la conservación de los recursos y de la biodiversidad y de la gestión de los residuos. En eso consiste la economía verde que los socialistas propugnamos. Los socialistas nos comprometemos a:
• Defender los derechos de propiedad de los ciudadanos como hasta ahora, garantizando una política urbanística orientada al interés general y al bienestar social.
• Trabajar por el aumento significativo de la inversión en investigación,
desarrollo e innovación, para garantizar un nuevo crecimiento verde e inteligente y nuestra prosperidad a largo plazo.
• Seguir defendiendo un urbanismo sostenible, integrando en nuestra lucha
los compromisos en materia de energía y mitigación del cambio climático establecidos a nivel de la Unión Europea y por el Protocolo de Kioto.
• Promover, de cara a la próxima cumbre de Naciones Unidas de finales de
2009 en Copenhague, una reducción, como mínimo, del 30 % de las emisiones de CO2 en 2020, tendiendo incluso al 40 %, siempre que los grandes emisores industrializados asuman compromisos equivalentes.
• Abogar por una Estrategia Europea de Desarrollo Rural en la línea de la ley
española de Desarrollo Sostenible del Medio Rural. • Contribuir a la elaboración de un gran pacto relativo al agua que no entienda
de fronteras y que pase a formar parte, junto con la energía, del elenco de políticas de seguridad estratégica de la Unión Europea.