María Oropeza
En la actualidad, los
acontecimientos transcurren con tal
rapidez que la mente humana tiene
que programarse para captar todo lo
que sucede en el “aquí, el ahora y el
ya”. Esa es la nueva dinámica que
mueve al mundo, la sucesión de
eventos con tal velocidad que lo que
nos asombra en un momento, en otro
ya deja de tener actualidad para dar
paso a otros.
En la época que nos tocó
vivir, hemos tenido que atestiguar
cambios importantes que impactan
en el devenir de la sociedad. En lo
particular, el desarrollo de la
tecnología ha cambiado los
conceptos de distancia, tiempo y
lugar, dando paso a nuevas prácticas
y realidades en todos los ámbitos de
las actividades humanas.
Es un hecho que nadie puede abstraerse de esta
corriente envolvente que nos arrasa
indefectiblemente y que nos obliga a ser parte del
proceso que se ha venido gestando a partir de la
segunda mitad del siglo XX. La tecnología nos ha
atrapado de tal manera que es imposible abstraerse
de ella, originando una voraz competencia que
exige manejo y uso de los recursos tecnológicos
desde el aula de clases, para afrontar los retos de la
globalización casi en igualdad de condiciones.
Esta herramienta ha
revolucionado el mundo actual, tanto
en los campos
empresarial, personal, social, entre
otros, particularmente el relativo a la
educación, que es el tema que nos
ocupa; la interacción se ha
despersonalizado y se ha creado un
nuevo ambiente dentro del cual se
rigen las relaciones humanas. La educación se ha integrado al
proceso globalizador apoyado en los
avances tecnológicos, así tenemos que
muchas de las instituciones educativas
han tenido que elaborar sus planes de
estudios basados en el uso de esta nueva
tecnología que se vuelve más sofisticada
y a la vez, más útil en los procesos de
enseñanza aprendizaje.
La educación se define como un
proceso interior y personal dirigido de forma
intencional por otros e influido por el medio, al
cual podríamos caracterizar como una sociedad
tecnificada, tenemos que afirmar que la
educación en estos momentos está
necesariamente tecnificada, ligada al desarrollo
tecnológico.
La educación Superior es una
actividad académica y una unidad de
producción intensiva de saber, la nueva ética
del saber abandona su estética liberal y se
asocia a una nueva noción, la institución como
un apéndice de las necesidades del mercado La
educación superior acepta como patrón
tecnológico la virtualización en el proceso de
comunicación y producción del saber.
Los rápidos progresos de
las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación
seguirán modificando la forma de
elaboración, adquisición y
transmisión de los conocimientos.
También es importante señalar que
las nuevas tecnologías brindan
posibilidades de renovar el contenido
de los cursos y los métodos
pedagógicos, y de ampliar el acceso
a la educación superior.
No hay que olvidar, sin
embargo, que la nueva tecnología
de la información no hace que los
docentes dejen de ser
indispensables, sino que modifica
su papel en relación con el
proceso de aprendizaje, y que el
diálogo permanente que
transforma la información en
conocimiento y comprensión pasa
a ser fundamental.
Hay que mencionar que el uso de
las nuevas tecnologías no se da
solamente en la educación presencial
o escolarizada, también en la
educación a distancia, particularmente
en esta modalidad, los recursos
tecnológicos adquieren mayor
importancia.
Del mismo modo, este aprendizaje
permite emitir opiniones y juicios de valor
acerca de cualquier situación. Otro aspecto
positivo de esta técnica de trabajo es que el
alumno aprende a identificar y cribar la
información realmente importante,
desechando la complementaria y superficial,
con lo que es capaz de defender sus opiniones
y enfrentarse a cualquier problema, incluso
multidisciplinar, ya que el estudiante ha
desarrollado, por ejemplo, funciones de
búsqueda de información, estructuración y
sintetización de ideas, habilidades
relacionales, de expresión y comunicación, de
organización o de liderazgo.
El uso de diversas herramientas
tecnológicas en educación superior
integra competencias y habilidades, y une
a docentes, investigadores y estudiantes
en una inmensa comunidades de usuarios
que generan conocimiento.
Docentes y alumnos universitarios tienen
ante sí un gran despliegue de
herramientas para mejorar su
desempeño, para incrementar su
conocimiento, y para construir
comunidades de enseñanza, aprendizaje e
intercambio.
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