Desarrollo
Etapas del arte renacentista
Arquitectura
Pintura
Música o versos renacentistas
Literatura renacentista
AUTORES RENCENTISTAS
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Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento
cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos,
XV y XVI. Sus principales exponentes se hallan en el campo de
las artes, aunque también se produjo una renovación en las
ciencias, tanto naturales como humanas.
El Renacimiento es fruto de la difusión de las ideas del
humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre
y del mundo.
El nombre "renacimiento" se utilizó porque éste retomaba los
elementos de la cultura clásica. El término simboliza la
reactivación del conocimiento y el progreso tras siglos de
predominio de un tipo de mentalidad dogmática establecida en la
Europa de la Edad Media. Esta nueva etapa planteó una nueva
forma de ver el mundo y al ser humano, el interés por las
artes, la política y las ciencias, revisando el teocentrismo
medieval y sustituyéndolo por cierto antropocentrismo.
El artista tomó conciencia de individuo con valor y
personalidad propios, se vio atraído por el saber y comenzó a
estudiar los modelos de la antigüedad clásica a la vez que
investigaba nuevas técnicas (claroscuro en pintura, por
ejemplo). Se desarrollan enormemente las formas de
representar la perspectiva y el mundo natural con fidelidad;
interesan especialmente en la anatomía humana y las técnicas
de construcción arquitectónica. El paradigma de esta nueva
actitud es Leonardo da Vinci, personalidad eminentemente
renacentista, quien dominó distintas ramas del saber, pero del
mismo modo Miguel Ángel Buonarroti, Rafael Sanzio, Sandro
Botticelli y Bramante fueron artistas conmovidos por la
imagen de la Antigüedad y preocupados por desarrollar nuevas
técnicas escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, así como
por la música, la poesía y la nueva sensibilidad humanística.
La primera tiene como espacio cronológico todo el siglo XV, es
el denominado Quattrocento, y comprende el Renacimiento
temprano que se desarrolla en Italia.
La segunda, afecta al siglo XVI, se denomina Cinquecento, y su
dominio artístico queda referido al Clasicismo o Renacimiento
pleno, que se centra en el primer cuarto del siglo. En esta
etapa surgen las grandes figuras del Renacimento en las
artes: Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte
renacentista. Este periodo desemboca hacia 1520-1530 en una
reacción anticlásica que conforma el Manierismo, que dura
hasta el final del siglo XVI. Fuera de Italia, el desarrollo del
Renacimiento dependerá constantemente de los impulsos
marcados por Italia. Artistas importados desde Italia o
formados allí, hacen el papel de verdaderos transmisores.
Monarcas como Francisco I en Francia o Carlos V y Felipe II en
España imponen el nuevo estilo en las construcciones que
patrocinan, influyendo en los gustos artísticos predominantes
y convirtiendo el Renacimiento en una moda.
En Florencia el desarrollo de una rica burguesía ayuda al despliegue
de las fuerzas del Renacimiento, la ciudad se convierte en punto de
partida del nuevo estilo, y surgen, bajo la protección de los Médicis,
las primeras obras que desde aquí se van a extender al resto de
Italia.
La arquitectura renacentista tuvo un carácter marcadamente
profano en comparación con la época anterior y, lógicamente,
surgirá en una ciudad en donde el gótico apenas había penetrado,
Florencia. A pesar de ello, muchas de las obras más destacadas
serán edificios.
Con el nuevo gusto, se busca ordenar y
renovar los viejos burgos medievales e incluso
se proyectan ciudades de nueva planta. La
búsqueda de la ciudad ideal, opuesta al modelo
caótico y desordenado del Medievo, será una
constante preocupación de artistas y mecenas.
Así, el papa Pío II reordena su ciudad natal,
Pienza, convirtiéndola en un auténtico muestrario del nuevo
urbanismo renacentista. En sí, las ciudades se convertirán en
el escenario ideal de la renovación artística, oponiéndose al
concepto medieval en el que lo rural tenía un papel preferente
gracias al monacato.
Al tomar elementos de la arquitectura clásica, los arquitectos
renacentistas lo hacen de forma selectiva, así por ejemplo en
lugar de utilizar la columna dórica clásica se preferirá el
orden toscano. Igualmente se crean formas nuevas, como la
columna abalaustrada, nuevos órdenes de capiteles o
decoraciones que si bien se inspiran en la Antigüedad han de
adaptarse al uso religioso de las iglesias. Así, los amorcillos
clásicos que acompañaban a Venus en las representaciones
griegas o romanas pasan a ser angelotes (putti). Los
arquitectos emplean las proporciones modulares y la
superposición de órdenes que aparecía en los edificios
romanos; las cúpulas se utilizarán mucho como elemento
monumental en iglesias y edificios públicos. A partir de este
momento, el arquitecto abandona el carácter gremial y anónimo
que había tenido durante la Edad Media, y se convierte en un
intelectual, un investigador. Muchos de ellos escribieron
tratados y obras especulativas de gran trascendencia, como el
caso de Leon Battista Alberti o Sebastiano Serlio.
etapas del renacimiento:
En el Quattrocento: fue frecuente recurrir a
columnas y pilastras adosadas, a los capiteles
clásicos (con preferencia el corintio, aunque
sustituyendo los caulículos por figuras fantásticas o
de animales), fustes lisos y casi omnipresencia del arco
de medio punto. Se usa también la bóveda de cañón y de
arista, y cubiertas de madera con casetones. Lo que
ARQUITECTURA
fundamentalmente distingue a la arquitectura del Quattrocento
de la del Alto Renacimiento es la decoración menuda (putti,
guirnaldas de flores o frutos, grutescos, etc.), las cúpulas con
nervios, con ciertos resabios góticos (catedral de Florencia, de
Filippo Brunelleschi) y las fachadas simétricas de pisos
superpuestos (Palacio Medici−Ricciardi, de Michelozzo di
Bartolommeo) o con sillares almohadillados (Palacio Rucellai, de
Bernardo Rossellino, proyecto de Alberti, Palacio Pitti). En
general, la arquitectura cuatrocentista da la impresión de orden,
sencillez, ligereza y simetría, predominando en el interior de los
edificios la luminosidad y la desnudez. Los arquitectos más
destacados de este período son Brunelleschi, Michelozzo, León
Battista Alberti, y la principal obra será la Catedral de Santa
María de la Flor, de Florencia, y su famosa cúpula.
El Cinquecento, Renacimiento pleno o Alto Renacimiento tuvo
como centro Roma: En 1506 Donato d'Angelo Bramante terminaba
su célebre proyecto para la basílica de San Pedro en el Vaticano,
que será el edificio que marque la pauta en lo restante del siglo
XVI. En esta etapa, los edificios tienden más a la monumentalidad y
la grandiosidad. Miguel Ángel introduce el orden gigante en su
proyecto para la basílica, lo que rompe con el concepto de
arquitectura hecha a la medida del hombre. Los palacios se
adornan con elaborados bajorrelieves (Palacio Grimani de
Venecia, 1549, obra de Michele Sanmicheli) o de esculturas
exentas (Biblioteca de San Marcos,1537–50, Venecia, obra de
Jacopo Sansovino). Predominará de este modo la idea de riqueza,
monumentalidad y lujo en las construcciones. A medida que avanza
el siglo el Manierismo se introduce en la arquitectura, con
edificios cada vez más suntuosos, rebuscadas decoraciones y
elementos que pretenden captar la atención del espectador por
su originalidad o extravagancia (Palazzo del Tè, en Mantua, por
Giulio Romano).
En pintura, las novedades del Renacimiento se introducirán de
forma paulatina pero irreversible a partir del siglo XV. Un
antecedente de las mismas fue Giotto (1267-1337), pintor aún
dentro de la órbita del gótico, pero que desarrolló en sus
pinturas conceptos como volumen tridimensional, perspectiva,
naturalismo, que alejan su obra de los rígidos modos de la
tradición bizantina y gótica y preludian el Renacimiento
pictórico.
En el Quattrocento (siglo XV), se recogen todas estas
novedades y se adaptan a la nueva mentalidad humanista y
burguesa que se expandía por las ciudades-estado italianas.
Los pintores, aun tratando temas religiosos la mayoría de
ellos, introducen también en sus obras la mitología, la
alegoría y el retrato, que se desarrollará a partir de ahora
enormemente. Una búsqueda constante de los pintores de esta
época será la perspectiva, objeto de estudio y reflexión para
muchos artistas: se trató de llegar a la ilusión de espacio
tridimensional de una forma científica y reglada. La pintura
cuatrocentista es una época de experimentación; las pinturas
abandonan lenta y progresivamente la rigidez gótica y se
aproximan cada vez más a la realidad. Aparece la naturaleza
retratada en los fondos de las composiciones, y se introducen
los desnudos en las figuras. Los pintores más destacados de
esta época serán: en Florencia, Fra Angélico, Masaccio,
Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi, Paolo
Uccello. En Umbría, Perugino. En Padua, Mantegna, y en Venecia
Giovanni Bellini. Por encima de todos ellos destaca Sandro
Botticelli, autor de alegorías, delicadas Madonnas y asuntos
mitológicos. Su estilo dulce, muy atento a la belleza y
sensibilidad femeninas, y predominantemente dibujístico,
caracterizan la escuela florentina de pintura y toda esta
época. Otros autores del Quattrocento italiano son Andrea
del Castagno, Antonio Pollaiuolo, il Pinturicchio, Domenico
Ghirlandaio, Cima da Conegliano, Luca Signorelli, Cosme Tura,
Vincenzo Foppa, Alessio Baldovinetti, Vittore Carpaccio, y en el
sur de la península, Antonello da Messina.
Dentro de las diferentes escuelas que surgen en Italia en el
Cinquecento, la de Venecia presenta especiales características.
Si los florentinos ponían el acento en el disegno, es decir, en
la composición y la línea, los pintores venecianos se centrarán
en el color. Las especiales características del estado
veneciano pueden explicar algo de esta particularidad, puesto
que se trataba de una sociedad elitista, amante del lujo y muy
relacionada con Oriente. La escuela veneciana reflejará esto
mediante una pintura refinada, hedonista, menos intelectual y
más vital, muy decorativa y colorista. Precursores de la
escuela veneciana del Cinquecento fueron Giovanni Bellini y,
sobre todo, Giorgione, pintor alegorías, paisajes y asuntos
religiosos melancólicos y misteriosos. Deudor de su estilo fue
Tiziano (1476?-1576), el mayor pintor de esta escuela,
excelente retratista, quizá el más demandado de su tiempo;
autor de complejas y realistas composiciones religiosas,
llenas de vida y colorido. En la última etapa de su vida deshace
los contornos de las figuras, convirtiendo sus cuadros en
puras sensaciones de luz y color, anticipo del Impresionismo.
Tintoretto, Paolo Veronese y Palma el Viejo continuarán esta
escuela llevándola hacia el Manierismo y anticipando en cierta
manera la pintura Barroca.
Al no conocerse la música griega o romana con tanta precisión
como la arquitectura y la escultura, la música renacentista no
se produce como una restauración de lo antiguo. La música de
esta época fue una culminación de los estilos anteriores (Ars
nova), buscando naturalidad, proporción y armonía entre texto
y melodía.
Características principales:
Unión entre música profana y religiosa. Equilibrio entre las voces.
Mayor sentido imitativo en el contrapunto.
Progresiva sustitución de voces por instrumentos (se favorece
así a la música instrumental, que también acompaña a la danza).
Se amplía el campo de acción de la interpretación musical
(templos, universidades pero también salones, cortes, etc).
El músico adquiere mayor importancia social.
Música vocal religiosa:
1. Motete: Es una composición de 2, 3 o más voces sobre textos
latinos y de extensión breve. El motete se cantaba en Adviento,
Cuaresma y en Semana Santa. Su época de mayor importancia
fue durante los siglos XII y XIII. En el motete destacan las
figuras de Giovanni Pierluigi da Palestrina y de Orlando di
Lasso, que serán los músicos más destacados de la época.
2. Misa: Se desarrolla sobre los textos litúrgicos de esta
celebración: kyrie; gloria; credo; sanctus y Agnus Dei. La misa
estaba inspirada en temas del canto llano y profano, excepto
en el caso de la Missae sine nomine (misa sin nombre) que no
estaba inspirada en ningún tema preexistente.
Laud
La poesía renacentista
La poesía de este período se dividió en dos escuelas: la
Salmantina (Fray Luis de León) y la Sevillana (Fernando de
Herrera).
La Escuela Salmantina, tiene como rasgos distintivos:
Concisión en el lenguaje;
Llaneza en la expresión;
Realismo en el pensamiento;
Preferencia por la estrofa corta;
La naturalidad y la sencillez.
La Escuela Sevillana, en cambio, es:
Grandilocuente;
Pule en extremo la forma;
Su obra es más de meditación que de sentimiento, más de
documentación que de observación de la naturaleza y de la
vida;
Prefiere la estrofa larga y la composición extensa
Usa abundantemente los adjetivos y el ornato retórico.
Características
En cuanto a la métrica utilizada, se adoptan versos
(endecasílabo y heptasílabo) y estrofas (lira, silva, octava real,
tercetos encadenados,soneto) procedentes de Italia.
Asimismo, aparecen géneros característicos como la égloga
(los protagonistas son pastores idealizados), la oda (para
asuntos graves) o la epístola (poema en forma de carta).
La lengua en esta época está dominada por la naturalidad y la
sencillez, huyendo de la afectación, del amaneramiento y de la
frase rebuscada. Así el léxico y la sintaxis serán sencillos.
Los temas preferidos por la poesía renacentista son,
fundamentalmente, el amor, concebido desde el punto de vista
platónico; la naturaleza, como algo idílico (bucolismo); la
mitología, utilizada como tema central o como ornamento para
un asunto amoroso y la belleza femenina, siguiendo siempre un
mismo ideal clásico.
En relación con estos temas mencionados, existen varios
tópicos renacentistas, tomados del mundo clásico algunos de
ellos:
-El Carpe Diem, cuya traducción sería "atrapa el día" o
"aprovecha el momento". Con él se aconseja el disfrute de la
vida antes de la llegada de la vejez.
-El "Descriptio puellae", descripción de la belleza ideal de la
mujer.
-El Beatus Ille o alabanza de la vida del campo, apartado de lo
material, frente a la vida de la ciudad, con sus peligros e
intrigas.
-El Locus amoenus o descripción de una naturaleza perfecta e
idílica.
-El "Aurea mediocritas", gusto y satisfacción por lo sencillo, lo
que se posee... frente al deseo desmesurado de riquezas
Poesía amorosa
En la poesía lírica de la primera mitad del siglo XVI, la crítica
reconoce varias corrientes paralelas que confluyen en dos
grandes líneas.
Tradicional: que perpetúa los temas y formas procedentes de la
tradición medieval. Recoge tanto la lírica tradicional
(villancicos, cancioncillas de amor, textos romanceriles, etc.)
como las de la poesía de cancionero del siglo XV en su
vertiente amorosa y didáctica moral. Ligada al uso de metros
cortos, especialmente el verso octosílabo.
Italianizante: más innovadora, introduce en España modelos
poéticos de inspiración petrarquista vigentes en la Italia del
Renacimiento. Refleja el desarrollo de las innovaciones de
Juan Boscán y Garcilaso, según el patrón de la lírica culta
italiana de su tiempo. Ligada al empleo del endecasílabo, soneto
y de diversas formas estróficas derivadas de la canción
petrarquista.
Los estudios de José Manuel Blecua y Rafael Lapesa
demuestran la improcedencia de toda rígida dicotomía entre las
dos corrientes ya que ambos descienden de una fuente común
de la poesía provenzal. En la lírica española existía ya un clima
“petrarquista” procedente del fondo trovadoresco que los
poetas del dolce stil nuovo habían recogido en Italia. El
surgimiento de la lírica italianizante tiene una fecha clave, en
1526 Navagero insta a Juan Boscán a probar en lengua
castellana sonetos y otras trovas usadas por los buenos
poetas de Italia. A su vez en Italia el entusiasmo por las letras
grecolatinas repercute en el resurgimiento del bucolismo,
junto al sueño pastoril de la Edad de Oro y otros mitos
clásicos que pudieran servir para la comunicación del
sentimiento amoroso.
Garcilaso de la Vega
AUTORES RENACENTISTAS:
Garcilaso de la Vega
(1501-1536) cortesano y
soldado de la
época del emperador
Carlos V. Es
prácticamente imposible rehacer su
vida externa sin detalles
autobiográficos inspirados en mayor
parte por la portuguesa Isabel Freire,
pasando primero por los celos de su
boda, y después por el dolor de su
muerte. La poesía garcilasiana se
vincula con tres nombres principales:
Virgilio, Petrarca y Sannazaro (de
Virgilio rescata la expresión del
sentimiento, de Petrarca, la métrica y
la indagación en los estados de ánimo
y de Sannazaro, su nivel artístico).
Se destacó por la riqueza
expresiva de sus versos
ejemplificados por Dámaso Alonso
en la égloga II, perfecta
imbricación de recursos técnicos
para acercar al lector a la comprensión en plenitud del
lenguaje poético. Hay tres motivos esenciales: la dulzura, la
tristeza y la gravedad. Parker destacó su simetría, y Clarke su
perspectiva psicológica, etc.
La materia poética de Garcilaso está constituida por las
vivencias de un espíritu agitado entre impulsos
contradictorios, sumido en la conformidad o refugiado en
sueños de hermosura. Pero estos estados del alma se han
encontrado con moldes propios de la tradición literaria, que
han actuado sobre el contenido sentimental y sobre la
expresión, intensificándolos o filtrándolos.
Garcilaso comienza a preocuparse de la belleza del mundo
exterior, de la hermosura femenina, después del paisaje. Pero
nunca desaparecen rasgos hispánicos característicos como la
gravedad y la digna contención, o la voluntad de perderse.
Están presentes elementos del dolce stil nuovo, que le
impulsan a idealizar el amor presentándolo como estímulo de la
espiritualidad.
Como es lógico, buena parte de los subgéneros narrativos del
siglo XV siguen vivos a lo largo del XVI; sin embargo, hay tres
que merecen especial atención:
La Novela Pastoril
La Novela Pastoril es de origen italiano, como la Sentimental.
Al mediar el año de 1558 apareció el primer texto español
perteneciente a este género: La Diana, escrita por Jorge de
Montemayor. El éxito de este tipo de narrativa hizo que
grandes autores de finales del XVI y principios del XVII como
Lope de Vega (La Arcadia) o Miguel de Cervantes (La Galatea) lo
cultivaran.
La prosa didáctica y religiosa.
Durante el reinado de Felipe II, que abarca los años de 1557 a
1597, la Literatura Religiosa en España tuvo su mayor auge. La
religiosidad del monarca, el espíritu de la Contrarreforma y
las costumbres de la época fueron parte en la extraordinaria
importancia que ésta alcanzó.
La Literatura Didáctica y Religiosa es muy vasta, pues incluye:
1. La Apologética, la cual presenta argumentos en pro de la
religión,
2. La Ascética, que tiende a inculcar los preceptos de la moral y
3. La Mística, que procura el conocimiento de Dios dentro del
propio espíritu, por medio de la contemplación y la meditación.
La producción de los místicos del siglo XVI es de gran
importancia, principalmente para el crecimiento y robustez del
idioma
Portada de la edición de Medina del Campo
de 1554, impresa por Mateo y Francisco del
Canto.
Artículo principal: Lazarillo de Tormes
La novela picaresca, como género
literario, posee las siguientes
características:
1. El relato es autobiográfico con una
narración dirigida a una tercera persona que se encuentra en
una posición social superior a la del narrador.
2. La narración sigue un orden cronológico.
3. La ironía y el diálogo son dos de los recursos más empleados
para desarrollar el argumento y expresar la crítica en el
libro.
4. El protagonista es un pícaro; es decir:
a. pertenece a la clase social baja, su protagonista es un
antihéroe cuyo objetivo es medrar, mejorar;
b. se mueve inducido por el hambre o la necesidad de medrar;
c. busca la manera de mejorar de vida;
d. carece de ideales.
El Lazarillo, de autor anónimo, se publicó en 1554 y narra la
vida de un muchacho, Lázaro de Tormes, desde su nacimiento
hasta que se casa en Toledo con la criada de un arcipreste.
Durante todo ese tiempo sirve a varios amos que le maltratan y
apenas le dan de comer.
Como ya se ha dicho, inaugura la novela picaresca y destaca
dentro de la producción de la literatura del Siglo de Oro por
su originalidad ya que representa una literatura basada en la
realidad frente al idealismo o la religiosidad de la literatura
de la época e inmediatamente anterior (libros de caballerías,
novela sentimental, etc.)
En cuanto a la técnica empleada, se ha de destacar el hecho de
articular los episodios a través del hilo conductor de la vida
del pícaro.
El Lazarillo de Tormes