HISTORIA DE LA MEDICINA
Un Millón de años de evolución había producido a una criatura que se tenía en pié,
sabía prender el fuego y había desarrollado un lenguaje primitivo. Se originaron
numerosos tipos de seres humanos quienes tuvieron que adaptarse y formaron
razas, algunas de las cuales desaparecieron y otras prosperaron por la selección
natural. Todas ellas compartieron una doble angustia: enfermedad y muerte.
Ante un hostil ambiente de interminables inviernos y brillantes veranos el hombre
primitivo se aferró a su miserable vida, que era sufrir, cazar y procrear,
sobreviviendo así a través de los siglos.
El primitivo europeo (Cromañón) era un espléndido ejemplar físico de cerca de 1,80
m. de altura, con poderosa musculatura. En el suroeste de Francia, se encontraban
hombres de talla elevada, nariz aguileña y ojos hundidos.
Los de Raza negra tenían un torso corto y extremidades largas. Su alimentación se
basa en la caza de animales como el mamut, con las pieles se abrigaba y con los
huesos construían utensilios. Se refugiaban en cavernas para soslayar los vientos
fríos; en ellas solían realizar grabados y pinturas en las cuales utilizaban pigmentos
compuestos por una mezcla de óxido de hierro y grasa animal que imprimían en sus
dibujos rupestres soplándolas a través de una cerbatana de hueso. No existen, claro
está, datos escritos, e incluso estos dibujos prehistóricos que han sobrevivido
representan una fase relativamente avanzada de la evolución del hombre de la edad
de piedra; además su interpretación está sujeta a error.
Las funciones normales de los seres biológicos desde el origen de la vida, han
ocurrido simultáneamente con los procesos de las enfermedades, pues la reacción
entre un organismo vivo y un agente patógeno no es más que un aspecto de la vida
misma.
En la Era Arcaica, que data de unos 1000 millones de años, junto a los restos fósiles
de algas, se encuentran microorganismos con una estructura histológica semejante
a los micrococos actuales. En la Era primaria, que se remonta a unos trescientos
millones de años, se hallan diversos tipos de bacterias en los dientes, el estómago y
las heces petrificadas de peces fósiles. En la Era secundaria, hace unos 130
millones de años, aparecen reptiles con lesiones claras de fracturas consolidadas.
Algunos dinosaurios y otros grandes reptiles presentan cavidades óseas
características de reacciones inflamatorias purulentas. La hiperextensión de la
columna vertebral de alguno de ellos se relaciona con una inflamación infecciosa de
las meninges. Ya en la Era cuaternaria, hace un millón de años, aparecen los
primeros restos del hombre, la enfermedad más característica del hombre de esta
época era la artritis deformante o artrosis. Se considera que la artrosis es la
enfermedad más antigua del mundo.
Las épocas prehistóricas del hombre se dividen básicamente en un periodo
Paleolítico, con utensilios de piedra tallada, Mesolítico de transición, Neolítico, de
piedra pulimentada, Calcolítico, con instrumentos de cobre, y la Edad de bronce y de
Hierro, ya épocas históricas.
La paleopatología es el estudio de las enfermedades de los animales y del hombre
prehistórico. En ausencia de documentos escritos y debido a la escasa pictografía,
su investigación se centra en los tejidos animales que por un gran contenido de
minerales, como el diente y el hueso, han conservado la forma y la textura, mientras
que los tejidos blandos se destruían inmediatamente con la muerte. El estudio de los
restos fósiles permite establecer el promedio de edad de los grupos prehistóricos, el
tipo de alimentos que consumían y algunas de las enfermedades que padecieron, se
ha demostrado que el origen de la enfermedad está en el origen mismo de la vida en
todos sus niveles. Las enfermedades han sido inseparables también de la existencia
humana, y aparecen en toda su línea filogenética: en los restos de Australopithecus
y de todas las especies del género Homo hasta los Neandethales y el Homo
sapiens, nuestra propia especie.
Muchas enfermedades de todo tipo nos han acompañado desde el origen pero han
existido también en otras formas vivas. Incluso enfermedades que han sido
consideradas “propias de la civilización”, como la gota o la artritis, las padecieron los
dinosaurios hace 200 millones de años y el oso cavernario de hace cincuenta mil
años. También ha demostrado que las enfermedades tal como las conocemos hoy
han cambiado a lo largo del tiempo, en su frecuencia y en las formas que adoptan,
dependiendo de factores sociales y ambientales, inmunológicos, mutaciones etc.,
como ha sido el caso de la lepra, por ejemplo. La revolución que supuso la
agricultura y la ganadería en el neolítico para la forma de vida en general, y en la
alimentación en particular, inició un incremento de la frecuencia de una enfermedad
antes rara, la caries, que ha continuado su progresión hasta la actualidad.
En cuanto a la lucha del hombre contra las enfermedades y su intervención para
curarlas, parece ser que en el Neolítico el hombre utilizó férulas de madera para la
inmovilización y restauración de las fracturas de los miembros. Se supone, que la
inmovilidad y el calor junto al hogar o la aplicación de piedras calientes fueron
utilizadas para tratar el dolor y las contracturas musculares, el ayuno y el reposo
pudo ser la reacción natural ante padecimientos digestivos. El uso de las plantas
medicinales, así como el de instrumentos quirúrgicos de pedernal, se inició con el
hombre del paleolítico. La revolución que supuso la agricultura y la ganadería en el
neolítico para la forma de vida en general, y en la alimentación en particular, inició
un incremento de la frecuencia de una enfermedad antes rara, la caries, que ha
continuado su progresión hasta la actualidad
El concepto de enfermedad es mágico y misterioso, difícil de separar de las
creencias religiosas. No existe distinción entre enfermedad orgánica, funcional y
psicosomática. Reconocen como causa de la enfermedad la infracción de un tabú, el
hechizo dañino, la posesión por un espíritu maligno, la intrusión mágica de un
cuerpo extraño y la pérdida del alma. Por lo tanto es un hecho definitivo que la
Historia de la Medicina se inicia con la práctica mágica y el empirismo sacerdotal con
el único fin de sacar el mal, ayudado por la magia, la sugestión, la hierba misteriosa,
la gimnasia, la dieta, el reposo, uso de brebajes – conjuros – talismanes, otras
medidas, naciendo la "medicina empírica" invadida por la religiosidad, con el tiempo
el Homo acumuló un bagaje extraordinario de experiencias sobre el modo de
conocer las enfermedades y de curarlas, inventando el Mago una infinidad de ritos,
fórmulas mágicas, conjuros en contra de los pecados del enfermo, a pesar de los
métodos y la incertidumbre de los resultados, el Médico Brujo creía tan firmemente
como los enfermos en su poder de curarlos.
La muerte también fue obra de espíritus malignos o místicos y en este Panteísmo
(múltiples dioses) aparecieron los hechiceros, que con ritos y ceremonias espantan
los males y los demonios.
Podemos concluir que la Medicina Primitiva es pues un conjunto de creencias y
prácticas relacionadas con la salud, con un fuerte componente psicológico, basada
en creencias, ritos mágicos y el empleo de prácticas instintivas.
El estudio de la medicina en la prehistoria resulta mucho más difícil. Lo poco que
sabemos de las paleomedicinas, o sistemas médicos en la prehistoria, o sea las
huellas de acción médica dejada en fósiles, momias y objetos arqueológicos apunta
a que se basaron en una combinación de prácticas empíricas y creencias mágicas y
religiosas. Entre las pocas certezas destacan las trepanaciones craneales. La
perforación de los huesos del cráneo ha sido una práctica frecuente en la prehistoria,
especialmente en el Neolítico europeo, y se ha mantenido hasta tiempos recientes
en algunas sociedades aborígenes. No se trata de “neurocirugía”, sino que es una
práctica relativamente sencilla a la que sobrevivieron la mayoría de los individuos en
los que se ha encontrado. Los procedimientos de la trepanación del Neolítico
europeo son básicamente tres: la incisión circular con una piedra cortante hasta
desprender una rodaja ósea, el barrenado con una o varias piedras punzantes y la
abrasión mediante el raspado con una piedra.
El Paciente: el promedio de duración de la vida del hombre era de unos treinta años,
amenazado constantemente por los cuernos afilados y las garras de las fieras que
tenía en jaque. Alternaba festines con periodos de hambre. Cocinaba la carne al aire
libre y consumiéndola medio cruda, con lo que daba lugar al parasitismo intestinal.
Los dientes eran foco de abscesos y caries. Su reacción al dolor era instintiva:
victimas de cólicos, corolario de copiosas comidas, friccionaban el vientre, lamía las
heridas y detenían las hemorragias por compresión; las articulaciones doloridas las
sometían a la acción del fuego; un cuerpo afiebrado era sumergido en una corriente
de agua helada.
Esta medicina instintiva se convirtió con el tiempo en ritual, y el ritual adquirió a su
vez categoría de tratamiento; como complemento de la succión y el lamer surgieron
la sangría y la amputación.
La magia vino a ser la defensa más poderosa contra la enfermedad y la muerte. En
ella buscó el hombre primitivo consuelo para sus temores y la respuesta a misterios
como el nacimiento, el sueño y la muerte. Realizaban ritos los cuales los oficiaba
solamente el jefe natural de la comunidad; mediador entre su gente y el mundo
espiritual, ha de considerarse como el primer sacerdote y el primer médico de la
humanidad.
Los hechiceros, magos o curanderos primitivos constituyen la clase profesional más
antigua en le evolución de la sociedad.
El Hombre en un principio debió creer que estaba destinado a ser inmortal. La
muerte vino como un castigo a la desobediencia del Hombre. El hombre primitivo no
admite la existencia de la enfermedad por causas naturales. La enfermedad es un
fenómeno mágico – religioso. Este otorga a la enfermedad dos causas posibles:
Proyección de alguna materia o influencia morbosa dentro del cuerpo de la
víctima. Ej.: Señalar con el hueso en maléfica intención, que en algunos casos
producía la muerte por sugestión. Como curación el médico o curandero succiona
la mala influencia y la escupe en la mano
La segunda creencia es la separación del alma y del cuerpo. La cual el mago
curandero mediante un estado hipnótico la va a cazar y convencer de regresar al
paciente. La metodología utilizada no dista demasiado de la empleada por lo
psiquiatras actuales
Los huesos de la edad paleolítica y neolítico al principio se pensó que era
postmortem, pero en 1876 Paul Broca demostró que estos agujeros eran resultados
de una operación quirúrgica para aliviar cefaleas o tratar la epilepsia permitiendo
"escapar" el demonio causante. Que la persona operada había sobrevivido lo
prueban las cicatrices óseas en círculo y aún vivido muchos años. Se han
encontrado numerosos cráneos perforados del hombre del neolítico, incluso algunos
con más de 2 hasta 5 perforaciones que muestran señales claras de artritis
reumática, tuberculosis y tumores óseos.
En estas imágenes de figurillas del Paleolítico, destacando las representaciones
femeninas obesas, como las Venus de Willenddorf.
Para enfrentar a la enfermedad causada por la maléfica influencia, los brujos –
curanderos se basaban en diversos métodos mágicos (como danzas, exorcismos,
gestos), además de físicos como lo era la trepanación y los masajes, otro medio
para inducir al espíritu malignos a abandonar el cuerpo y que hoy está en uso, se
basa en la creencia que la enfermedad podía ser transmitida a otro paciente o
animal mediante el contacto de la mano con, inventando el Mago una infinidad de
ritos, fórmulas mágicas, conjuros en contra de los pecados del enfermo, a pesar de
los métodos y la incertidumbre de los resultados, el Médico Brujo creía tan
firmemente como los enfermos en su poder de curarlos.
Como el hombre moderno que no recurre al médico por un vulgar resfriado, el
hombre primitivo sólo llegaba al curandero cuando sus dolencias no habían sido
curadas con remedios caseros hechos por el mismo, de origen vegetal. Los mejores
remedios de la medicina popular forman todavía la base de la moderna herboristería.
Además de los remedios que se ingerían, también desde esos tiempos trataban de
prevenir las enfermedades y realizaban una medicina profiláctica, primitiva, creyendo
en las virtudes protectoras de objetos, tal como portar amuletos, fetiches, esta
creencia es casi universal y actualmente practicada
A esta etapa evolutiva de la medicina se le llama "La Medicina Mágica – demoniaca
o sacerdotal", más adelante los sacerdotes quisieron diferenciarse de los magos y
de los brujos, recurriendo a medios más concretos de eficacia segura como las
plantas y hierbas medicinales, sin renunciar a aplacar los males con rezos y
sacrificios, logrando estos sacerdotes – médicos, diferenciar sus propios deberes
hasta formar dos categorías distintas: los sacerdotes y los médicos.
L A M E D I C I N A D E L O S P U E B L O S P R I M I T I V O S
Existen varios estudios de ese tipo, realizados en diferentes épocas y en numerosos
grupos primitivos de distintas partes del mundo, que muestran una serie de
características comunes:
1) Las enfermedades son castigos enviados por una deidad, casi siempre por la
violación de un tabú o de alguna ley religiosa, o bien son causadas por brujos o
hechiceros, pero en todo caso se trata de fenómenos sobrenaturales;
2) tanto el diagnóstico como el tratamiento de las enfermedades requieren medios y
ritos igualmente mágicos o religiosos;
3) los personajes encargados del manejo de los pacientes son sacerdotes, brujos o
chamanes, que con frecuencia funcionan como las tres cosas, a veces
simultáneamente;
4) hay distintas formas de adquirir las enfermedades, pero entre las más frecuentes
están el castigo divino, la introducción de un objeto en el cuerpo del paciente, como
una piedra o un hueso, la posesión por un espíritu, la pérdida del alma, el "mal de
ojo", el "susto" y otras más;
5) Aún las lesiones traumáticas, como las heridas de guerra así como las
complicaciones del embarazo o hasta la mordedura por animales como el jaguar o la
víbora, cuyas causas son bien aparentes, para el hombre primitivo están llenas de
elementos mágicos o sobrenaturales.
Este concepto mágico-religioso de la medicina, con variaciones de detalle según
distintas épocas y regiones geográficas, estaba ampliamente difundido entre los
pueblos primitivos de localizaciones tan distintas como Mesopotamia, Egipto y otros
grupos de África, Europa, Australia y América. De hecho, cuando a principios del
siglo XVI ocurrió el "encuentro" de las dos culturas, la española y la mesoamericana,
ambas compartían este concepto mágico-religioso de la medicina, aunque los dioses
respectivos tenían distintos nombres y los mecanismos de enfermedad
Medicina Arcaica
LA MEDICINA MESOPOTÁMICA
La escritura se inició en la antigua ciudad de Uruk, situada al sur de los ríos Éufrates
y Tigris, en la Mesopotamia, en donde habitaban los sumerios y los acadios, en el
año 3500 a.C. aproximadamente. Los sumerios construyeron la ciudad de Babilonia,
que sobrevivió unos 3 000 años, hasta que fue destruida en el año 275 a.C. El rey
Hamurabi (2123-2081 a.C.) fue el primero en levantar un cuerpo de leyes para
regular la administración, que incluye algunas relacionadas con la cirugía, y que son
las más antiguas que se conocen
Las leyes médicas se refieren a la práctica de la cirugía y establecen los
honorarios que deben cobrarse según el nivel social y económico del paciente, y
según el resultado de la cirugía. Algunas de ellas son las siguientes:
218. Si un médico (Asu) opera a un noble por una herida grave con una lanceta de bronce y causa la muerte del noble; o si abre un absceso en el ojo de un noble con una lanceta de bronce y lo
destruye, se le cortará la mano.
219. Si un médico opera a un esclavo con una lanceta de bronce y le causa la muerte, tendrá que reponer el esclavo con otro del mismo valor.
221. Si un médico cura una fractura ósea de un noble o alivia una enfermedad de sus intestinos, el paciente le dará cinco shekels (ca.150 g) de plata al médico.
223. Si se trata de un esclavo, el dueño del esclavo le dará dos shekels de plata al médico.
Figura 1. El código de Hammurabi, ca. 1700 a.C. grabado en diorita, con el rey sentado en el trono y recibiendo las leyes de manos de Shamash, el Sol.
Para librarse de estos demonios era necesario practicar exorcismos,
acompañados de purificaciones, sacrificios y penitencias. El médico
o asu era una mezcla de sacerdote y médico, pero también los jueces y los
abogados eran sacerdotes, porque en una cultura tan dominada por los
dioses el poder descansaba en sus representantes. Estos asu habían
desarrollado una serie de medidas terapéuticas de aplicación local que
ayudaban a extirpar al demonio por medio de plantas, lodo, vendajes,
ungüentos y emplastos; naturalmente, todas estas medidas estaban
dotadas de poderes mágicos, sobre todo aquellas que finalmente resultaban
benéficas para el enfermo. Entre las sustancias recomendadas para
preparar pomadas o para administración por distintas vías se cuentan 250
derivadas de vegetales y 120 minerales, como anís, asafétida, belladona,
mariguana, cardamomo, aceite de castor, canela, ajo, mandrágora,
mostaza, mirra y opio. Entre los vehículos están: vino, aceites, grasas, miel,
cera, leche y agua. Algunas indicaciones son adecuadas, como azufre para
la sarna, mariguana para la depresión y la neuralgia, mandrágora y opio
para el dolor y como somníferos, y la belladona para la dismenorrea y el
asma. Pero también se recetaban por vía oral grasa cruda de cerdo, heces
de perro o humanas, sangre y orina de animales y otras cosas peores, con
la idea de que los demonios se asquearan y abandonaran el cuerpo del
paciente.
LA MEDICINA EGIPCIA
Los historiadores antiguos alabaron la capacidad de los médicos egipcios.
En la Odisea, Homero (ca. 1100 a.C.) escribe que: "En Egipto los hombres
son más hábiles en medicina que ningunos otros." Herodoto (ca. 484-425
a.C.) cuenta que los reyes persas Ciro y Darío sólo tenían médicos egipcios,
y también dice que la medicina egipcia estaba muy especializada, al grado
que había médicos que sólo estudiaban y trataban una enfermedad. Como
en otras culturas antiguas, en Egipto prevalecía la medicina mágico-
religiosa, en la que el sacerdote es el médico y todo el panteón de dioses el
causante de las enfermedades
La medicina egipcia está muy ligada al nombre de Imhotep, visir del rey
Zoser (III Dinastía, ca. 2980 a.C.), que al mismo tiempo era también
arquitecto, astrónomo, mago, sacerdote y médico. Un siglo después de su
muerte (ca. 2850 a.C.) se le consideraba como un semidiós, y en el año 525
a.C. ya era un dios, hijo de Ptah (aunque se sabía que había sido hijo del
arquitecto Kanofer). Posteriormente se transformó en el dios de la Medicina
y durante el periodo helénico era la principal deidad adorada en Menfis, al
lado de Ptah. Los enfermos acudían a sus templos, en donde se celebraban
distintos ritos, y muchos dormían ahí; en sus sueños se les aparecía el dios
Imhotep y les indicaba el tratamiento apropiado.
Mucho de lo que se sabe respecto a la medicina egipcia se debe a la
existencia de varios papiros antiguos: el papiro de Edwin Smith, que se
ocupa principalmente de cirugía; el de Ebers, que es una recopilación de
textos médicos; el de Kahun, que se refiere a ginecología En el papiro de
Kahun se da una receta para un preparado contraceptivo: un supositorio
vaginal preparado con heces de cocodrilo, miel y carbonato de sodio.
En el papiro de Edwin Smith se describen numerosas fracturas y
dislocaciones, heridas, tumores, úlceras y abscesos y se señala su
tratamiento; también se recomiendan exorcismos y encantamientos o
recitativos, que deben pronunciarse antes o durante el tratamiento, pero no
se insiste demasiado en ellos.
Página del papiro de Edwin Smith, ca. 1650 a.C.
MEDICINA GRIEGA:
La medicina en Grecia tuvo sus raíces y un nivel de perfección que nunca ha podido
ser igualado.
En la brillante época cantada por Homero, los guerreros conocían la técnica de
extraer a los heridos las flechas; podían cohibir la hemorragia, lavaban las heridas
con agua caliente, untándolas con un bálsamo de propiedades curativas. El propio
Aquiles había sido instruido en las artes médicas, nada menos que por el sabio
centauro Quirón.
Los guerreros conocían los huesos y las articulaciones, músculos y tendones del
cuerpo humano. Habían observado como los latidos del corazón hacían temblar una
fecha en el pecho y cómo los tendones del cuello sostenían la cabeza erecta. Las
heridas más mortales eran las de la frente, garganta y tráquea por donde escapaba
el alma con el último hálito de vida. Los médicos de Homero sabían que una lanzada
a través del pecho podía horadar el pulmón y un pinchazo profundo en una nalga
traspasar hasta la misma vejiga.
Escasas habían sido las observaciones de los griegos en relación a la infección,
supuración, fiebre, gangrena, tétanos y hemorragias internas; un héroe herido moría
o se le reanimaba con bebidas estimulantes y hierbas curativas para que volviera a
la lucha. Del setenta al ochenta por ciento de los heridos no sanaban
El cultivo de la medicina mágico religiosa de Grecia se centró en torno a la divinidad
de Escapulapio. Fue adorado en grandiosos templos a través de la tierra Egea.
Sereno, mas nunca aterrador, calmaba con sugerencias reconfortantes y asistencia
mágica al enfermo y al lisiado; su símbolo fue un báculo (del Árbol de la Vida,
palmera egipcia) con una serpiente arrollada.
Los precursores de la medicina racional fueron los primeros filósofos griegos, los
milesios, los pitagóricos, los tarentinos, quienes intentaron explicar el universo por
medio de la razón pura. Sin el obstáculo de la magia, religión o tradición, estos
heraldos de la ciencia natural fueron los primeros en conjeturar que los fenómenos
naturales no eran milagros sino hechos comprensibles de acuerdo con sistemas de
leyes inmutables.
Hipócrates separó la filosofía de la medicina, apartando los dioses con un certero
golpe: "Me propongo a tratar de la enfermedad llamada sagrada (epilepsia). En mi
opinión no es más divina ni más sagrada que otras enfermedades, sino que obedece
a una causa natural, y su supuesto origen divino radica en la ignorancia de los
hombres y en el asombro que produce su peculiar carácter". Concibió la enfermedad
como un proceso natural debido a causas también naturales; medio ambiente, clima,
dieta, género de vida.
MEDICINA HEBREA:
En el Antiguo Testamento hay poco lugar para el médico, porque sólo Dioses
considerado con poder de curar. Él era la fuente de la vida y salud, El quien enviaba
la enfermedad y el dolor a la humanidad como castigo del pecado y curaba
únicamente si los pacientes merecían la curación. Todo conocimiento humano del
arte de curar era mirado desfavorablemente, como usurpación de un poder que solo
debía pertenecer a Dios. La única operación que se hace mención es la Circuncisión
realizada por un sacerdote.
A pesar de la poca información referente a la medicina, se hace mención de la
higiene personal y social, de las pestes que aquejaban esa época; la limpieza y
pureza estaba literalmente cerca de la divinidad. Existía una conciencia social, el
individuo quedaba subordinado a la comunidad. Los judíos fueron sin duda los
precursores de la Salud pública y Sanidad.
En el Talmud (S. V d.c.) se encuentra bastante información acerca de la higiene
personal y social. El Talmud es principalmente un libro de reglas y de leyes, pero
contiene algunos detalles corrientes a la Medicina Hebrea.
MEDICINA EN CHINA:
Los chinos han demostrado en Medicina originalidad y osadía. La historia de la
medicina china es preciosa fuente de investigación. El padre de la medicina china
Shen Nung (3000 a.c.), descubrió gran número de drogas y venenos; conocimientos
que imprimió en su Peu Tsao (el Gran Herbario). Uno de los descubrimientos
mayores de investigación científica de ciertas drogas chinas antiguas fue el de la
efedrina, un alcaloide aislado de la hierba china Ma Huang.
La medicina china se substrajo de la influencia de la magia o brujería, evolucionando
en la teoría del Yang y Yin, flujo y reflujo, vida y muerte, salud y enfermedad. Otra
doctrina fue la de los cinco elementos (tierra, fuego, agua, madera y metal) que
estaban en armonioso equilibrio en el estado de salud.
Entre los métodos de tratamiento usados figuraban el masaje y la acupuntura. Otra
medida terapéutica era la "Moxa", pequeño cono de material combustible que se
aplicaba en varios puntos y allí se encendía. La inoculación contra la viruela (las
descamaciones secas de un enfermo de Viruela se insuflaban dentro de la nariz)
pionera en la prevención. La organoterapia también se practicaba que consistía en
alimentar a los cretinos con glándulas tiroideas de carnero.
Hua Tu (115-205 d.c.) fue el cirujano más famoso, se le atribuye el descubrimiento
de la anestesia, pues daba a sus pacientes una droga narcótica antes de operarles.
Entre las operaciones figuraban la Laparotomía y la escisión del bazo.
MEDICINA EN LA INDIA:
Paralela a las civilizaciones mesopotámicas y egipcias, aunque no tan antigua, fue la
que floreció en el valle del río Indo, de la India, debido a gentes de origen
desconocido y a la gran migración aria que pobló aquella región y parte del Asia
occidental y Europa. Los grandes médicos orientales eran Charaka (Era Cristiana) y
Susruta (S. V d.c.) escribieron sobre el paludismo, peste, tisis, viruela. Utilizaban el
sentido del gusto como prueba para diagnosticar la diabetes Mellitas. La Medicina
Hindú era muy rica en drogas, preparados de plantas medicinales; que se utilizaban
en aplicaciones externas.
Fue ante todo en cirugía en lo que se distinguieron los antiguos hindúes, aunque es
un tanto más notable por ser tan exiguo el conocimiento de la Anatomía. Sus
conocimientos eran tan fantásticos como erróneos. Se trataban las fracturas, se
practicaban cesáreas, la escisión de tumores y la cistotomía. La rinoplastia (India)
precursora de la Cirugía Estética se realizaba porque a las adúlteras se las
castigaba cortándoles la nariz.
LA EFICIENCIA DE LA MEDICINA PRIMITIVA
¿Qué resultados tenían los médicos primitivos? ¿Se beneficiaban sus pacientes con
las invocaciones a los dioses, las máscaras, los ritos mágicos, los sacrificios, los
exorcismos y la herbolaria? En otras palabras, ¿servía para algo la medicina
primitiva, o cuando el enfermo se curaba, lo hacía a pesar del diagnóstico y del
tratamiento que recibía del curandero o chamán? La respuesta a estas preguntas es
que los resultados de los médicos primitivos eran bastante buenos, que muchos
enfermos, sus familiares y sus amigos se beneficiaban con las funciones del
curandero o chamán, pero no precisamente por ellas mismas sino por otras razones,
totalmente independientes de sus medidas terapéuticas, que podemos resumir en
las tres siguientes:
1) El efecto psicológico positivo de una relación médico-paciente bien llevada, en la
que el enfermo, sus familiares y amigos, así como el médico, sus ayudantes y el
entorno social al que todos pertenecen, comparten las mismas creencias y las
mismas ideas sobre las enfermedades, sus causas y los efectos benéficos de las
medidas terapéuticas empleadas. En esta relación médico-paciente cada uno de los
participantes debe desempeñar su papel con rigor y fidelidad, pues el éxito depende
en gran parte de la ejecución adecuada de una liturgia preestablecida. Esto explica
las máscaras y el atuendo de los chamanes, sus trances, sueños y danzas, los
exorcismos y las estatuillas de los asu asirios, los ritos y encantamientos de
los snw egipcios, la quema del copal, las ofrendas y las yerbas del tícitl azteca; de la
misma manera, también explica el santito con la veladora prendida en la casa del
Niño Fidencio, los dibujos en el piso de la choza del brujo o curandero navajo, y el
título de médico enmarcado en la sala de espera y la bata blanca del médico
científico contemporáneo. Cuando en la relación médico-paciente se cumplen las
expectativas del enfermo, de sus familiares y de sus amigos, una buena parte del
problema ya ha sido resuelta.
2) En ausencia de medidas terapéuticas que realmente las modifiquen, muchas
enfermedades revelan una historia clínica característica, cada una con un principio
más o menos definido, diversas manifestaciones clínicas sugestivas o hasta
diagnósticas, evolución variable pero frecuentemente predecible, y un final propio,
que varía desde curación habitual hasta muerte inevitable. Al conjunto de fenómenos
propios y a la evolución espontánea de cada enfermedad se les conoce como
su historia natural. Su relación con la eficiencia de la medicina primitiva es que, por
su historia natural, muchas enfermedades tienden a curarse espontáneamente, con
frecuencia a pesar de lo que se intente para acelerar su evolución favorable. Por eso
se dice, con toda razón, que el catarro común o coriza se quita con tratamiento en
una semana, y sin tratamiento en siete días. Cuando la medicina primitiva se
enfrenta a padecimientos que de todas maneras, por su historia natural, iban a
curarse (que por fortuna son la mayoría) y el paciente se cura, se anota un triunfo
que en realidad no le corresponde.
3) Otro factor inespecífico que contribuye al éxito de la medicina primitiva se conoce
como el efecto placebo. La palabra "placebo" proviene de la voz latina placit, que
significa "complacer". El término describe un fenómeno biológico interesante: el
efecto fisiológico positivo de un agente (con frecuencia un fármaco) totalmente
inerte, cuando se administra a una persona que cree y espera que tendrá el efecto
deseado. Un ejemplo clásico es la disminución de la fiebre en ciertos pacientes a los
que se les administra NaCl (sal), que no tiene ninguna acción conocida sobre la
temperatura somática, diciéndoles que se les está dando ácido acetil-salicílico
(aspirina), que es un efectivo antipirético. El efecto placebo requiere con frecuencia
que el paciente esté informado de los objetivos de las medidas terapéuticas a las
que se somete, pero también puede observarse en sujetos inocentes de lo que les
ocurre, pero con cierta imaginación.
Estos tres elementos inespecíficos, el efecto positivo de una buena relación médico-
paciente, la historia natural de las enfermedades, y el efecto placebo, explican la
mayor parte de los éxitos de las medicinas primitivas. El resto, que seguramente no
son pocos, puede atribuirse a los conocimientos y a las prácticas empíricas de los
médicos primitivos. La curación de las heridas de guerra y de otras lesiones
traumáticas, el manejo de algunas complicaciones del embarazo y del parto, así
como la atención de muchos padecimientos ginecológicos y pediátricos agudos,
eran y siguen siendo ejemplos de la eficiencia de la medicina primitiva. Pero también
debe señalarse que en no pocas ocasiones los tratamientos del sacerdote, del
chamán o del brujo resultaban (y todavía resultan) desastrosos para el enfermo, en
parte por lo que hacían y en gran parte también por lo que dejaban de hacer. Esto es
cierto no sólo de la medicina primitiva y de su sucesora contemporánea, la medicina
tradicional, sino también de todas las otras medicinas que se desarrollaron sobre
bases empíricas e imaginarias a lo largo de la historia de la humanidad, hasta el
surgimiento, a partir del siglo XVI, de la medicina científica.
BENEFICIOS PARA LA MEDICINA DE LAS PRÁCTICAS DE LA MEDICINA DE
LOS PUEBLOS PRIMITIVOS
Los babilonios y los egipcios practicaban una suerte de Medicina empírica y mágica
regulada por un código estricto, pero no inspirada por ningún espíritu profundo de
investigación de las causas de la enfermedad.
Los hebreos dieron considerable importancia a la higiene personal y social; fueron
los fundadores de la epidemiología y Sanidad pública. Los hindús contribuyeron
materialmente al arte de la cirugía, mientras que los chinos fueron los iniciadores de
muchos descubrimientos en medicina. La medicina oriental basada en
preparaciones con plantas medicinales marco las bases para la farmacología actual.
Los griegos fuertemente impulsados por un espíritu de investigación y búsqueda
para explicar el universo por medio de la razón pura, fueron los precursores de la
medicina racional que nació con Hipócrates de Cos, considerado el padre de la
medicina. A partir del comienza la génesis de la Medicina Científica que comenzó en
el Renacimiento pero que indudablemente los pensamientos de Hipócrates fueron
precursores.
La Hemofilia como enfermedad de la Realeza
La historia de la hemofilia es, probablemente, tan antigua como la del mundo, pero la
difusión de su conocimiento se debe en gran parte a los descendientes de la Reina
Victoria de Inglaterra. Actualmente sus descendientes reinan o son pretendientes
al Trono de Dinamarca, Noruega, Suecia, España, Alemania, Rumanía, Grecia,
Yugoslavia y Gran Bretaña.
Reina Victoria de Inglaterra, la primera portadora obligada de la hemofilia conocida de la familia.
La Reina Victoria con su marido Alberto y sus nueve hijos