Impresiones argentinas (2000-2005) reúne unavariada selección de la obra gráfica y seriadade diez artistas argentinos contemporáneos:Tulio de Sagastizábal, Pablo Siquier, Luis Toma-sello, Liliana Porter, Alejandro Corujeira, AdolfoEstrada, Erik Kirksaether, Laura Lío, César Pater-nosto y Natalia Cacchiarelli. El principal rasgode esta muestra es su heterodoxia, tanto por loque toca a la diversidad de lenguajes artísticos–desde el minimalismo al colorido más expresivopasando por la expresión abstracta–, como porla variedad de soportes: monotipos calcográfi-cos, monotipos serigráficos, impresiones digita-les o fotografías. Todas las obras escogidas secaracterizan por una intención innovadora ale-jada de la producción gráfica más convencional.
IMPRESIONESARGENTINAS2 0 0 0 - 2 0 0 5
Círculo de Bellas Artes
PRESIDENTE
Juan Miguel Hernández León
DIRECTOR
Juan Barja
SUBDIRECTOR
Javier López-Roberts
Arte y Naturaleza
PRESIDENTE
Guillermo García del Toro
DIRECTOR ARTÍSTICO
Francisco Miguel Cano
Exposición
COMISARIO
Francisco Miguel CanoMaría Falagán
DEPARTAMENTO DE ARTES PLÁSTICAS DEL CBA
Laura ManzanoEduardo Navarro
MONTAJE
Departamento Técnico del Círculo de Bellas Artes
Catálogo
DEPARTAMENTO DE EDICIÓN
Y PRODUCCIONES AUDIOVISUALES DEL CBA
César RenduelesLucas G. BorrasElena Iglesias SernaJavier AbellánCarlos PrietoGonzalo HernándezLois Patiño
DISEÑO GRÁFICO
Estudio Joaquín Gallego
IMPRESIÓN Y FOTOMECÁNICA
Da Vinci
© Círculo de Bellas Artes, 2005
Dep. Legal:ISBN: 84-86418-56-9
Consorcio Círculo de Bellas Artes
A pesar de las limitaciones que su título podría sugerir –obra gráfica y seriada deartistas argentinos– la variedad y la heterodoxia son las características principalesque vertebran esta muestra.
Variedad. Al menos tres generaciones de artistas argentinos están presentes enestas salas (de Luis Tomasello a Natalia Cacchiarelli), lo que aporta una equilibradamezcla de solvencia y frescura. A esta distancia intergeneracional entre los autoreshay que añadir la lejanía existente entre las ciudades donde desarrollan su obra (Bar-celona, Buenos Aires, Madrid, Nueva York o París), lo que demuestra la existencia decorrientes al margen de las escuelas tradicionales del arte argentino, y la diversidadde lenguajes artísticos en los que se mueven: desde el colorido más expresivo hastala limpieza minimalista, con paradas en la abstracción geométrica más sensible o enla ternura más irónica. La aportación editorial a esta miscelánea corresponde alaspecto formal: no se han puesto límites de tamaño y se han ajustado las tiradas ala exigencia propia de cada pieza.
Heterodoxia. La fusión de diversos procedimientos técnicos y la intervención visi-ble y directa de los artistas en todo el proceso confiere a la selección de esta mues-tra un sello de contemporaneidad y de experimentación necesario. Igualmente a tra-vés de los distintos soportes utilizados, se manifiesta una evidente intencióninnovadora que aleja a sus autores y a sus editores de la ortodoxia gráfica más con-servadora: en la muestra se exhiben monotipos calcográficos, monotipos serigráfi-cos, impresiones digitales o fotografías. En definitiva, estamos ante una muestra quese caracteriza por la libertad y la amplia disposición de medios con las que han tra-bajado los creadores. En efecto, en esta colección de obra gráfica y seriada argen-tina queda patente la alta calidad técnica del arte argentino, independientemente dedónde haya sido creado.
Francisco M. Cano
Del Buenos Aires geométrico
La cuadrícula es la base de las ciudades latinoamericanas. Lo supo ver muy biennuestro Enrique Díez Canedo en aquel epigrama santiaguino, “Ciudad medida”,que empieza: “Toda en ángulos rectos los tuyos te querían, / toda en cuadras igua-les”. La cuadrícula resulta especialmente visible en Buenos Aires, la ciudad cuyas“calles sin esperanza” ya en 1929 espantaron y fascinaron a un tiempo a LeCorbusier, la ciudad que empezaba a fotografiar inmejorablemente el ojo modernodel hoy casi centenario Horacio Coppola. Tal vez haya que buscar por ese lado unaexplicación al hecho de que la metrópolis austral, urbe fascinante, suscitadoracomo ninguna de reflexiones, interpretaciones y elegías, haya sido, en el terreno delas artes plásticas, sede de tanto geómetra relevante. Si Juan del Prete, miembroen su momento de Abstraction-Création, puede aspirar al respecto al título de pio-nero absoluto, luego vendrían los Madi, los concretos, los invencionistas, los ciné-ticos, gentes como Alfredo Hlito, Enio Iommi, Tomás Maldonado, Lidy Prati, RaúlLozza, Juan Mele, Julio Le Parc...
A lo largo de estos últimos años, la casa madrileña Arte y Naturaleza ha editadoobra gráfica de nada menos que once artistas argentinos, ahora reunidos en estamuestra pertinentemente titulada Impresiones argentinas. Si tres de ellos, la con-ceptual Liliana Porter, con sus evocadoras microrrelatos fotográficos y microdibu-jos, aquí enseñados por Espacio Mínimo, la escultora Laura Lío –hoy españolizada,y también muy volcada en lo dibujístico– con sus enigmáticos utensilios aéreos, yel figurativo y potente Marcos Bontempo, van por otro lado, los otro ocho convoca-dos remiten de un modo u otro a aquella rica tradición constructiva, resultando sig-nificativo en ese sentido que el primer contacto del público español con el trabajode dos de ellos, César Paternosto y Alejandro Corujeira, se produjera a través dela colectiva post-Torres-García del Reina Sofía, La Escuela del Sur (1992).
“El Norte es nuestro Sur” había dicho Torres. De modos muy diversos, que hoy yano hay manifiestos ni “programas” que valgan, han vivido tal hermosa consigna loscreadores argentinos aquí convocados, nacidos allá, pero transplantados luegovarios de ellos a París –donde Luis Tomasello, el de las leves sombras coloreadas,fue defendido de siempre por Denise René–, a Nueva York, a Madrid –ciudad a lacual la última en llegar ha sido Natalia Cacchiarelli, autora de tramas ortogonalesespecialmente sutiles–, a Segovia, al Ampurdán, donde mora el silencioso cons-tructor solitario que es desde los años sesenta Adolfo Estrada...
Desde su ciudad natal de La Plata, todavía más cuadriculada e ideal que BuenosAires, hasta su actual Segovia de residencia, el pintor especialmente concentradoque es Paternosto ha transportado consigo, allá donde ha ido, un concepto pos-minimalista y a la vez sensible de geometría, apoyándose, entre otras, en la expe-riencia de lo prehispánico, en torno a la cual ha reflexionado en su libro Piedra abs-tracta (1989), y en una exposición de tesis, El paradigma amerindio, que comisarióen 2000 para el Palais des Beaux-Arts de Bruselas y para el IVAM de Valencia. Elindoamericanismo, y más específicamente el mundo andino, fueron también funda-mentales, en un primer tiempo, para Corujeira, del que cabe recordar por su inten-sidad su individual de 2002 en el Espacio Uno del Reina Sofía, La tarea del pai-saje. Que la pintura de tan especial levedad de Corujeira, que sus lienzos y suspapeles, se nutren además de poesía –argentina y no argentina–, y de diversostipos de música, resulta algo evidente para quien la ve fluir, en meandros como deanchos ríos de su país. Si Tulio de Sagastizábal ha evolucionado de la geometríaa una abstracción de gran viveza cromática, por un lado que podría tener que vercon la poética de un Jonathan Lasker o de una Beatriz Milhazes, muy otras en cam-bio son las claves de una obra sustancialmente porteña, y de resonancias pormomentos figurativas, como la de Pablo Siquier, que en 2004 representó a laArgentina en la Bienal de Sâo Paulo, y que el verano pasado fue, tras GuillermoKuitca, el segundo “inquilino” argentino del Palacio de Velázquez: tramas, redes enlas que encontramos ecos de la arquitectura de Buenos Aires –no sólo de la máspurista y prestigiosa, sino también de subproductos más demóticos– y de su urba-nismo que de racional y cuadriculado termina tornándose laberíntico y delirante...
Enfrentados al reto de la obra multiplicada y del pequeño formato, estos once artis-tas uno de los cuales, el también madrileñizado Erik Kirksaether, posee una forma-ción específica de grabador, han contado, para la producción de lo ahora expues-to en el Círculo de Bellas Artes, con la complicidad activa de los amigos de Artey Naturaleza, que aman el trabajo bien hecho, que gustan de enfrentarse a retostécnicos y de ensanchar el concepto de obra gráfica, y que –este conjunto de pie-zas constituye una demostración de ello– han demostrado una especial receptivi-dad al imaginario, a los sueños geométricos porteños.
Juan Manuel Bonet
Impresiones argentinas (2000-2005) reúne unavariada selección de la obra gráfica y seriadade diez artistas argentinos contemporáneos:Tulio de Sagastizábal, Pablo Siquier, Luis Toma-sello, Liliana Porter, Alejandro Corujeira, AdolfoEstrada, Erik Kirksaether, Laura Lío, César Pater-nosto y Natalia Cacchiarelli. El principal rasgode esta muestra es su heterodoxia, tanto por loque toca a la diversidad de lenguajes artísticos–desde el minimalismo al colorido más expresivopasando por la expresión abstracta–, como porla variedad de soportes: monotipos calcográfi-cos, monotipos serigráficos, impresiones digita-les o fotografías. Todas las obras escogidas secaracterizan por una intención innovadora ale-jada de la producción gráfica más convencional.
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