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Nicolás Salinas Castillo.
Clemens Franken / Marcelo González.
Literatura Universal I.
30 de abril de 2014.
El sincretismo romano en las páginas de Las Metamorfosis.
Con el relato del comienzo del Universo es la manera en que Ovidio comienza a narrarnos la
inmensa historia mitológica que envolvía la cultura de su época. Dentro de un contexto
sociopolítico denominado “Imperio”, Roma recibía en el seno de su cultura intelectual un
extenso y magnífico libro que contenía en sí mismo un montón de ricos conocimientos acerca de
la mitología.
Era en este momento de la etapa política de Roma, en el cual se podía observar la mayor
cantidad de incorporación de nuevas culturas hacia el centro social romano, y esto queda
reflejado en las muchas historias que nos dan cuenta del sincretismo que Roma ejerció para con
sus pueblos conquistados. Este rasgo característico de la expansión del imperio se nos entrega en
bandeja en la obra de Ovidio.
Partiendo desde la base de la mitología griega, Ovidio comienza a relatarnos el origen del
Universo, introduciendo en la historia romana la mitología cosmogónica así como también la
teogónica desarrollada por los griegos, en un acto de “intertextualidad” completamente explícita.
Muchas de las narraciones de Ovidio son homólogas a las narraciones que Hesíodo hace en su
Teogonía. Tenemos, como primera instancia, a Ovidio relatándonos que “antes del mar, de la
tierra, y del cielo que todo lo cubre, la naturaleza tenía en todo el universo un mismo aspecto
indistinto, al que llamaron Caos” (75). Y, asimismo, Hesíodo nos dice que “en primer lugar
existió el Caos” (2). Luego Ovidio desarrolla la idea de un dios sin nombre que separa los
elementos de la naturaleza (76), lo cual podemos tomar como original si lo comparamos a la
mitología griega, pero encontramos su símil en la literatura hebrea con este dios Creador que
separa los elementos a través del uso de la palabra.
Cabe destacar, que Ovidio expone que “ese dios, quienquiera que fuera, en primer lugar
aglomeró la tierra en forma de globo” (76). En la cita podemos observar claramente que Ovidio
cree en la Tierra como esférica, y no como plana, en contraste con el pensamiento de la época.
Este tema puede ser tomado como original y muy relevante, así como contradictorio con los
años, en la Edad Antigua.
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Siguiendo con la historia del relato, Ovidio nos presenta la creación de los hombres en un
proceso de 4 épocas, bien definidas con los metales preciosos de ese tiempo, en un orden
jerárquico que corresponde al valor que se le da a los respectivos metales: la Edad del hombre de
Oro, la Edad del hombre de Plata, la edad del Hombre de Bronce y la Edad del hombre de
Hierro, siendo esta última la Edad que perdura hasta nuestros días. Esta creencia es propia de la
cultura griega, así también como la posterior idea del diluvio universal enviado por Júpiter (la
equivalencia latina del dios griego Zeus) hacia los hombres. Este último tema también lo
encontramos en la cultura hebrea, con la figura de Noé en comparación con Deucalión; y en la
cultura babilónica, con Utanapíshtim, presente en la epopeya de Gilgamesh.
Adentrándonos más en la historia expuesta por Ovidio, nos encontramos con una situación de
enunciación en la que claramente se ve el sincretismo romano con otras culturas. En las páginas
del “Libro Cuarto”, una de las hijas de las Minias nos relata el mito de Píramo y Tisbe, que es un
mito puramente babilónico. Este origen se nos pone de manifiesto cuando Ovidio nos señala que
“vivían en casas contiguas, allí donde dicen que Semíramis ciñó con murallas de ladrillo su
ilustre ciudad”. Esta ciudad corresponde a Babilonia, cuyas grandes murallas son exaltadas en la
epopeya de Gilgamesh (48). Por lo tanto, podemos asumir que este mito se desarrolla en
Babilonia y que fue adoptado por la cultura romana en el gran sincretismo del Imperio de la
época.
Así, podemos observar que la historia de Roma y de su expansión imperial influyó
directamente en las diversas manifestaciones de la cultura latina. Está presente en la literatura,
gran expresión artística que trasciende en los años y que avanza para llegar hasta nuestros días.
En ella encontramos el punto excelso de Roma imperial, en el cual todas las culturas que
formaron parte del Imperio confluyeron en un solo acervo idiosincrático, formando parte de un
concepto de mundo aún más amplio que lo que hoy podemos establecer. Este juego de culturas y
mitos, de relatos y tradiciones, de cultos y ceremonias, se reflejan en los anales legendarios que
traspasan los años y nos llegan a nosotros, y se plasman en el relato que Ovidio nos muestra y
expone, para deleitarnos con las diversas figuras y personificaciones que representan los
fenómenos explicados y las respuestas a las situaciones diarias que los romanos debían pasar. De
esta manera, el sincretismo ejercido por los romanos en su afán imperial nos enriquece en
nuestros orígenes y le permite a las culturas primitivas y conquistadas entregarnos sus
explicaciones propias sobre las cuestiones que hasta hoy se encuentran en boca de los teóricos. Y
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también nos muestra un aspecto de la literatura como algo no original sino de influencia, siempre
tratando temas preestablecidos y ya expuestos por otros. Y esta característica peculiar nos hacer
preguntarnos, ¿será este relato un caso de influencia o es, simplemente, un caso de plagio en la
literatura universal?
Obras Citadas.
Hesíodo. Teogonía. Recuperado el 29 de abril de la página
http://campus.usal.es/~licesio/L_M_V/Hesiodo_Teogonia.pdf
Ovidio. Las Metamorfosis. Trad. Ely Leonetti. Madrid: Espasa, 2006.
Silva Castillo, Jorge. Gilgamesh o la angustia por la muerte. Barcelona: Kairós, 2006.
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