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GEOGRAFIA DEL NUEVO TESTAMENTO
ÍNDICE
1. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS GENERALES
2. LA GEOGRAFÍA DE TIERRA SANTA. DESCRIPCIÓN Y MARCO
2.1.COSTA MEDITERRÁNEA
2.2.YUGO MONTAÑOSO CENTRAL
2.3. LA FOSA DEL JORDAN
2.4. LA TRANSJORDANIA
3. TOPOGRAFIA DE LA VIDA DE JESÚS
3.1.GALILEA.
ALTA GALILEA
SÉFORIS
NAZARET
CAFARNAÚM
COROZAÍM
BETSAIDA
EL LAGO Y OTROS LUGARES COLINDANTES
TABGA
LUGAR DE LAS BIENA VENTURANZAS
IGLESIA DEL PRIMADO
MAGDALA
LA DECAPOLIS
BAJA GALILEA
EL MONTE TABOR
NAÍN
3.2. SAMARIA
SIQUÉN EL POZO DE JACOB
3.3. JUDEA
JERUSALÉN
JERICÓ
BELÉN
BETANIA
EMAÚS
BAUTISMO
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GEOGRAFIA DEL NUEVO TESTAMENTO
1. ALGUNAS GENERALIDADES
La geografía influye decisivamente en los hombres y las mujeres. Son humanos,
decimos a veces en tono de condescendencia con respecto a sus condicionamientos
naturales; sus sentimientos, talante, manera de comportarse, su cultura del silencio...
También son humanos Jesús, los discípulos, los evangelistas.
“El cristianismo no es tanto una doctrina, una norma o un rito, cuanto un Dios
hecho hombre, nacido de mujer, ciudadano de un pueblo, vecino de una aldea,
insertado en la historia, sometido a las presiones de las fuerzas sociales y políticas
de sus días, cuyo ministerio se mantuvo, además, con ligeras excepciones, dentro
de los estrechos límites de Palestina. Proclamó el evangelio por los campos,
ciudades y aldeas de Galilea y de Judea. Tomó sus parábolas del medio ambiente
geográfico y vital que le rodeaba ... EI cristianismo es una religión de carácter
histórico. Cristo y sus misterios se insertan en un calendario y en un marco
espacial definidos. Desde el primer momento, los cristianos han tenido
conciencia de ellos y nunca han dejado de llegar, en peregrinación ininterrumpida,
hasta los lugares santos para revivir los acontecimientos salvíficos y reafirmar su
unión con la cepa de la vid, y su fidelidad a los orígenes.
En un sentido muy amplio podríamos pronunciar, incluso, la palabra
«sacramento» con relación a los santos lugares. Participan, de alguna manera,
de la dimensión sacramental de Cristo. Cristo fue la manifestación sensible de
la gloria de Dios, es decir, de la divinidad (Jn 1,14; 1 Jn 1,1-4). Los santos
lugares son el escenario de los misterios de Cristo». «Tierra santa, se ha dicho
y muy acertadamente, es el Quinto Evangelio”
Vamos, pues, a estudiar el «quinto evangelio». Lo haremos en tres niveles. En
primer lugar, la geografía en sí misma, una descripción física, oro gráfica y genérica. Es
preciso situarse, ubicarse. Saber dónde estamos. En segundo lugar, veremos la geografía de
Jesús, es decir, las ciudades que visitó Jesús en su vida y que tuvieron relación con él. En
tercer lugar, la geografía de los evangelios, a saber, la concepción peculiar que cada
evangelio ofrece sobre los lugares y regiones de tierra santa
Existen algunas notas peculiares sobre la geografía de tierra santa.
Su pequeñez. Sorprende saber que la superficie total de Palestina es de 25.000 Kms.
Tal vez no nos diga mucho una cifra, pero nos puede ayudar una comparación para caer
en la cuenta de que es tan grande (o pequeña) como nuestra provincia de Badajoz. Sus
límites clásicos, de norte a sur, es decir, desde Dan hasta Berseba, en línea recta miden
240 Km, que es la distancia que existe entre Madrid y Burgos. La anchura es oscilante,
desde 50 hasta 80 Km.
Enigma de su geografía. Ante estos datos, tan insignificantes, surge una pregunta:
¿Cómo es posible que este país, no sólo pequeño, sino minúsculo, de tan reducidas
proporciones, haya jugado un papel tan decisivo en la historia?
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Su estrategia. Palestina ocupa una zona, que es puente obligado entre el mundo de
oriente y el de occidente. Es, en mayor medida, como la ciudad de Berlín, paso necesario
entre dos corrientes. Por aquí pasaron los grandes imperios, hititas, asirios, babilonios,
persas .. , en su avance hacia occidente; asimismo por Palestina se extendía, en su deseo de
alcanzar el oriente, el imperio egipcio. Palestina estaba en medio, como una tierra por
donde no había más remedio que pasar, o conquistar, o ganar con el soborno o el
vasallaje. Por Palestina cruzaban las grandes rutas como el «camino del mar» o «via maris»
(Is 9,1), o camino de los filisteos (Ex 13,17). Otra arteria importante era el camino del rey
(Nm 20,19).
Carácter «histórico» de su geografía. Debido a esta turbulenta situación internacional y,
debido sobre todo, al continuo hostigamiento externo y conflictos internos entre tribus y
monarquía, reinos divididos, deportaciones. Los límites de la geografía no pueden ser
estables ni fijos. Los límites de Palestina son mudables con el correr del tiempo y de los
acontecimientos. No están quietos por mucho tiempo. Por eso, es preferible hablar de una
geografía histórica, o de un atlas histórico, cambiante. No basta una lámina para visualizar
de una vez tierra santa, son precisas muchas láminas y estampas sucesivas para entender el
dinamismo de su historia y geografía. Tantas como acontecimientos históricos la han
conmovido. Es un atlas en movimiento.
Una tierra bajo el mar. Esta nota es única de tierra santa, exclusiva y aparte del resto
de la geografía universal. Normalmente el mar está bajo la tierra habitada, o al mismo nivel,
pero en tierra santa, con muchísima frecuencia y en muchos lugares, ésta se encuentra
bajo el mar. Esta curiosidad determina la geografía de tierra santa.
La gran depresión. La parte central de nuestra tierra se halla encajonada dentro de
una profunda fosa tectónica. Esta forma parte del Gran Rift, sistema de fallas continuadas
que proviene del sur de Turquía y llega hasta el golfo de Aqaba. En Palestina se produce
una cuenca hidrográfica cerrada, el río Jordán muere efectivamente en el mar Muerto. Y el
mar se hunde hasta los límites más profundos conocidos en nuestro mundo. Esta
profunda depresión, a escasos km del monte Hermón, hace de la tierra una geografía
abrupta. No es precisamente la Mancha, sino una tierra con frecuentes altos y bajos.
Nomenclatura diversa. Su nombre es como sus fronteras, cambiante, oscilante.
Actualmente no coincide con el estado de Israel, se halla también en los modernos estados
de Jordania y una parte de Líbano y Siria. El nombre de la tierra ha cambiado a lo largo de
los diversos períodos de la historia y según los pueblos que la habitaron. De la misma Biblia
podemos extraer algunas nomenclaturas:
Tierra de Canaán: Ex 15,15
Tierra d e Israel: 1 Sm 13,19.
Tierra Santa: Zac 2,16.
Tierra prometida: Heb 11,9.
Judea: Lc 1,5; Hch 10,37.
En textos deuteronomísticos es llamada “la tierra buena” o, con expresión
estereotipada (J/E), “La tierra que mana leche y miel” (Ex 3,8). En el período helenístico
ha prevalecido, y de manera inevitable se-ha-impuesto- en-la-posteridad, el nombre-de
Palestina, designación toponímica que alude a los peores enemigos que tuvo el pueblo
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elegido en los inicios de su historia y en la época davídica.
Tierra de paz y de lucha. Es la eterna lucha del pueblo judío, desde que se guarda
memoria hasta ahora, desde la disputa de Abrahán con los hititas buscando un pedazo de
tierra para dar sepultura a su esposa Sara (Gn 23), hasta el conflicto actual entre judíos y
palestinos, con el lema: “paz por territorios, paz por un pedazo de tierra para poder vivir”.
La tierra santa es como su capital Jerusalén, una contradicción en sí misma, una
permanente tierra de paz y de conflicto.
2. LA GEOGRAFÍA DE TIERRA SANTA. DESCRIPCIÓN Y
MARCO
Palestina está formada por cuatro unidades o franjas geográficas que recorren el
país de norte a sur:
2.1. COSTA MEDITERRÁNEA
Junto al mar, Palestina se configura en una estrecha llanura costera con una
longitud de algo más de 200 Kms. Se divide en tres partes desiguales.
1. La parte Norte: Se extiende desde Ras en Naqura, límite actual entre Líbano e
Israel, hasta el promontorio del Carmelo. Está recorrida por cursos de agua
breves y estacionales. Presenta una amplia enseñada, el mar se adentra unos 15
Kms, entre la punta de san Juan de Acre y el Carmelo. Son famosas las ciudades
de Tiro y Sidón, puertos importantes de la antigua Fenicia. Aparecen citadas por
los profetas (Is 23; Jr 27,3; Ez 26-28; Am 1,9-12). San Juan de Acre, conocido
puerto y bastión en la gesta de los cruzados, conserva grandiosos monumentos de
aquel tiempo. Aquí arribó Francisco de Asís, ilusionado con la obra de la Custodia
de Tierra Santa. Haifa, “La Hermosa”, es actualmente el principal puerto de Israel y
su centro industrial más floreciente.
2. La parte Central: Va desde el monte Carmelo hasta Jaffa (Jope). El territorio
está ocupado por la llanura de Sharon, zona muy fértil, recordada por el profeta
(ls 33,9; 35,2) y el Cantar de los Cantares donde líricamente se habla de la “rosa
de Sharon, el lirio de los valles” (2,1). Aquí está situada Cesarea, reconstruida
grandiosamente por Herodes el Grande y dedicada a César Augusto; de ahí su
nombre. Durante el régimen de los procuradores era la residencia habitual de éstos
y capital de Palestina. En el NT. aparece como sitio de la predicación de Felipe
(Hch 8,40); Pedro convierte al centurión (10,1-24); Pablo vivió escenas importantes
de su vida (9,30; 18,22; 21,8;23,23). Todavía se conservan restos del antiguo
puerto y del anfiteatro romano.
3. La parte Sur: Se extiende de Jaffa (Jope, en el nuevo Testamento) hasta Gaza
en una longitud de 72 Kms. Está formada por Filistea y la Sefela. Filistea (Paleshet o
Pereshet: Ex 15,14; ls 14,29) fue habitada por una raza no semítica sino
indoeuropea. En contraste con el sentido peyorativo que hoy la palabra suele
evocar, es preciso reconocer que este “pueblo del mar” era de un nivel superior en
cultura y arte. Trajeron la técnica del hierro. El país filisteo reunía cinco
principados (pentápolis), de gran importancia histórica en el A.T. La Sefela, así
llamada en la Biblia (Dt 1,7; Jos 9,1; Jue 1,9), no es la llanura propiamente dicha, ni
tampoco montaña; aquí empiezan los valles o gargantas que permiten el acceso
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desde-la costa hasta el interior de Judea. La Sefela tiene de 15 a 20 km. de anchura
y colinas que no superan los 450 m. de altura. El control de la Sefela era decisivo
para el predominio militar de los israelitas o de los invasores de cualquier época:
filisteos, griegos, romanos, cruzados y, últimamente, los árabes. Tres son los
valles principales: Ayalón, escenario de la batalla de Josué (10); el valle de Soreq,
popular por las narraciones de Sansón (Jue 13); el valle del Terebinto, donde
pelearon David y Goliat (1 Sam 17). Los dos primeros valles desembocan en
Jerusalén; el último tiene su salida cerca de Belén.
2.2. YUGO MONTAÑOSO CENTRAL
Una cadena de montañas, que arranca desde la actual Turquía y se prolonga
hasta la península sinaítica, cruza Palestina. Se halla rota por la famosa llanura de
Esdrelón. Esta franja central es obviamente la más importante para la Biblia y contiene de
norte a sur:
Galilea. Está dividida naturalmente por la línea horizontal trazada desde S. Juan de
Acre a Cafarnaún, en alta y baja. La alta Galilea es casi toda montañosa; en el libro de
Josué se la denomina «montaña de Neftalí» (20,7) o, simplemente, «montaña» (11,2). La
baja Gali1ea es, en general, una región de colinas, sin grandes alturas, tierra de regadío,
con fértiles llanuras. Aquí se encuentran Nazaret, Caná, Cafarnaúm, ciudades de tan
reconocida importancia para el estudio del NT.
Llanura de Esdrelón. Corta diagonalmente el yugo montañoso central. Tiene
forma de triángulo, cuya base con una longitud a aproximada de 25 km, va desde el monte
Tabor a Yenín; los otros los lados, de 25 y 30 km, respectivamente, confluyen al pie del
monte Carmelo. Es la región más extensa de tierra cultivable en Palestina. Por aquí
pasaba el camino principal que unía Egipto con Siria. Ha sido escenario sangriento de
significativas batallas: Sísara y Débora (Jue 4-5), Gedeón (Jue 7,15) Saúl (1 Sm 31,1), Josías
(2 Re 23,39), por fin, los Macabeos ( 1 Mac 12,49). Cuatro fortalezas, Yokneam,
Megiddo, Tanak y Yiblean custodiaban cuatro grandes pasos a través de las gargantas del
Carmelo.
Samaría. Conviene distinguir Samaría como región de la ciudad -del mismo
nombre-, que en el NT es llamada Sebaste. Tiene una extensión-de 65 a 75 km.
Interrumpido por la llanura de Esdrelón, el yugo montañoso central reaparece en los
montes de Samaría: Garizim (890 m.) y Ebal (945 m.), que rodean Siquem, la primera
capital del reino dividido. Posteriores capitales fueron Tirza y S amaría. Esta última la más
bella y grandiosa ciudad de Israel (llamada así por ser ciudad que servía como lugar de
«vigilancia», en hebreo smr -de aquí viene la palabra española «mazmorra», con las tres
consonantes hebreas más el prefijo árabe ). Los judíos odiaban a los samaritanos y
justificaban su aversión por el origen gentil de esa raza, debido a la fusión de cinco
grupos de paganos, que en parte continuaron adorando a sus dioses, simbolizados por los
«cinco maridos» de la mujer samaritana (Jn 4,1-42).
Judea. Situada entre Jerusalén y Beerseba, con una extensión aproximada de 70 km.
de longitud y 20 de anchura. Levantándose sobre profundos valles, Judea se constituye en
meseta o fortaleza natural. Estas circunstancias topográficas favorecieron la índole
tradicionalista y conservadora del reino de Judá. Tanto en lo militar como en períodos de
crisis religiosas y morales, Judea era quien oponía siempre mayor resistencia. La zona está
señalada por breves cursos de agua, repentinos. Descendiendo hacia el sur, poco a poco, la
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tierra se convierte en árida estepa y ya no se distingue más del desierto del Sinaí Ciudades
importantes fueron Beerseba (Gn 22,19) y Qadés Bamea (Nm20,1-13). A nosotros nos
interesa particularmente Jerusalén y algunos pueblos limítrofes.
2.3. LA FOSA DEL JORDAN
Como está esencialmente cruzada por el Jordán, parece más natural describirla
siguiendo la corriente del río. Se trata de la depresión más profunda de la superficie de la
tierra; tiene sus comienzos en las faldas del monte Hermón y termina después de 440
km., en el golfo de Aqaba.
El Jordán. Nace de tres fuentes, donde se derrite la nieve del monte Hermón. La
primera fuente la constituye el río Banias, cerca está la gruta dedicada al dios pagano Pan; la
segunda es el Liddani, junto a la antigua Dan; por fin, el Hasbani. El paisaje se halla
cubierto de bellos bosques, y torrenteras (recordar el salmo 41: «Cuando mi alma se
acongoja te recuerdo, desde el Jordán y Hermón y el Monte Menor.Una sima grita a otra
sima con voz de cascadas: tus torrentes y tus olas me han arrollado» (vv. 7-8). Los tres
arroyos se congregan y forman el lago Hule, poco profundo y de una extensión de unos 4
km. El lago está artificialmente desecado. El río prosigue su recorrido a través de una
estrecha garganta de 15 km, con impetuosidad. Jordán significa justamente «fuerte
corriente». El río desemboca en el lago de Galilea, conocido asimismo como lago de
Genezaret o de Tiberíades. Tiene el lago 21 km de longitud por 12 de ancho. La
superficie del lago se encuentra a 211 m. bajo el nivel del mar. Jesús, tal como se verá con
detalle, ha gozado de la belleza de este lago y de las ciudades de su orilla: Cafamaúm,
Betsaida, Magdala, y también ha sufrido la violencia de sus tempestades (Mc 4,35).
El valle del Jordán. Desde el lago de Galilea hasta el mar Muerto hay cerca de 105
km; en realidad el Jordán, por la tortuosidad y los meandros, corre cerca del triple.
Durante los meses de sequedad el caudal del río se reduce y en las orillas crece una
vegetación intrincada, que convierte aquel lugar en salvaje. Merece la pena recordar
Jericó, la ciudad más antigua del mundo (7.000 a.C.), o la ciudad de las palmeras (Dt 34,3).
Fue embellecida por Herodes el Grande, que murió precisamente aquí. Jesús se hospedó en
casa de Zaqueo (Lc 19, 1-10) Y curó a un ciego (Mt 20, 29-34).
El Mar Muerto. El lugar habitable más hondo de la tierra. Se hunde a 400 m. bajo
el nivel del mar (y como su fondo es de 400 m, puede decirse que se hunde 800 m. bajo el
nivel del Mediterráneo). Tiene 85 de longitud por unos 16 de ancho. Las aguas son muy
amargas debido a la presencia de un altísimo porcentaje de sal. No hay vida. No hay fauna
piscícola ni flora. El suelo, de sensación desagradable, fangoso, es rico en fosfatos. Bañarse
en el mar Muerto resulta una experiencia singular; nadie se ahoga en sus aguas, sino que
flota como un corcho. Es curiosa la imagen del turista leyendo el periódico sobre el mar,
como si éste fuese una hamaca. En unas montañas vecinas, al oeste, se encuentra
Qurnran; bajando, la fortaleza de Masada, última resistencia judía ante la invasión
romana. De ambos será preciso hablar más adelante y más despacio.
2.4.LA TRANSJORDANIA
Después de la depresión del Jordán, el relieve se alza de nuevo a una altitud de
600 a 800 m. formando la llamada meseta o plataforma de Transjordania, que se pierde
hacia el oriente en el gran desierto sirio-arábigo. La meseta está cortada horizontalmente
por cuatro grandes valles, recorridos por los ríos, Sered, Arnón, Yabboq y Yarmuk.
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Conducen sus breves aguas al río Jordán y sirven de límites naturales a pueblos vecinos de
gran interés en el AT: Edom, Ammón y Galaad.
3. TOPOGRAFIA DE LA VIDA DE JESÚS
3.1. GALILEA
Jesús comienza su misión caminando por Galilea, la recorre entera. Jesús actúa
como un misionero itinerante. Galilea representa la primera parte de su ministerio. En un
apretado sumario, Marcos concentra el contenido de esta misión: la proclamación del
evangelio y la curación de las enfermos. Una muchedumbre numerosa le sigue.
«Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del
Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le
trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados,
lunáticos y paralíticos, y los curó. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis,
Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán» (Mt 4,23-25).
La Galilea que recorrió Jesús era floreciente y rica, debido sobre todo a una
fecunda agricultura. Su población contaba con 360.000 habitantes. Flavio Josefo la ha
retratado muy bien. El historiador conoce muy bien esta región. En la rebelión contra
Roma, él ha sido encargado de su defensa. Conoce sus lugares estratégicos y su topografía.
Descripción: Resulta muy interesante los datos que aporta F.Josefo, pues esta es la estampa
de la Galilea que recorrió Jesús. Nuestro historiador la conoce bien, no en vano era el jefe
militar de la región ante el ataque de los romanos. Realiza una descripción topo gráfica,
muy precisa, enriquecida con nombres de fronteras y pueblos. Además añade notas sobre
su floreciente agricultura, y sobre el talante de los galileos, recia gente acostumbrada a la
lucha.
«Hay dos Galileas, la llamada Galilea Superior y la Inferior. Ambas están
rodeadas por Fenicia y Siria. Limitan por occidente con los territorios de
Ptolemaida y del Carmelo, monte que antes era de los galileos y ahora es de los
tirios. Junto al Carmelo está Gaba, la ciudad de los Caballeros, llamada así
porque viven en ella los soldados de caballería licenciados por el rey Herodes.
Limitan al sur con Samaría y Escitópolis hasta las aguas del Jordán. Al Oriente
hacen frontera con Hipo, Gadara y la Galaunítide, donde también se encuentran
los límites del rey Agripa. Al norte está Tiro y el territorio de los tirios. La
llamada Galilea Inferior llega en longitud desde Tiberíades hasta Cabul, que en
la parte costera está próxima a Ptolemaida. De ancho se extiende desde la aldea
llamadada Xalot hasta Bersabé. Este es el comienzo de la Galilea Superior, cuya
anchura abarca hasta la aldea de Baca, que hace frontera con el territorio de los
tirios. La longitud de la Galilea, Superior se prolonga desde Tela, una aldea
cercana al Jordán, hasta Merot.
Las dos Galileas, a pesar de tener una extensión tan grande y de estar rodeadas por
pueblos extranjeros, han resistido siempre a todo intento de guerra. En efecto, los galileos
están tan acostumbrados a luchar desde niños y en todo momento han tenido una
población numerosa. Los hombres nunca han sido cobardes ni le ha faltado gente al país,
pues es totalmente fértil, tiene abundantes pastos y está lleno de árboles de todo tipo, de
forma que incluso una persona a quien no le gustara la agricultura se sentiría atraído por
estas ventajas. Toda la región está dedicada al cultivo, yno hay ninguna parte de su suelo
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que esté sin aprovechar. Pero, además, hay muchas ciudades y la mayoría de las aldeas
están muy pobladas en todos los lugares a causa de la fertilidad de la tierra, hasta el punto
de que la más pequeña de ellas tiene más de quince mil habitantes».
ALTA GALILEA
SÉFORIS
Nos sorprende que Séforis sea la metrópolis. El historiador lo reconoce: “era la
ciudad más importante de Galilea, una fortaleza constituida en un lugar muy seguro que
sería enclave de protección para toda la región”.
En tiempos de Jesús Séforis era una ciudad en crecimiento. Fue destruida en el
año 4 a.C. por el gobernador romano de Siria, Quintilio Varo . Pero desde este momento,
merced a la influencia de Herodes Antipas, Séforis resurge de sus cenizas. Se convierte
en una espléndida ciudad, la más importante de toda la tetrarquía de Herodes; es la
capital de Galilea.
El elemento judío resulta minoritario, como sucede en gran parte de Galilea,
dominada por una cultura griega y romana. Por eso, el evangelio de Mateo habla de
«Galilea de los gentiles» (Mt 4,12-15). Las autoridades de Jerusalén favorecen la
emigración hacia esta zona. Por una parte, pretenden un asentamiento más sólido, una
implantación judía. Por otra parte, buscan una salida económica en esta región tan
próspera.
Los judíos se asientan en las pequeñas aldeas cercanas, como Nazaret, Caná o
Naín. Dentro de este fenómeno social emigratorio hay que situar la venida de la familia de
Jesús a Séforis. Una familia pobre que necesita vivir, acude a esta ciudad próspera. 12
Los evangelios nos confirman que vienen de Judea, de Belén, en busca del pan de cada día
(Mt 2,1.21-22; Lc 2,37.39).
Nazaret estaba situada a cinco km de Séforis. La gran ciudad atraía las
poblaciones circundantes. La metrópolis, económica y comercial, necesitaba la agricultura
y la mano de obra para sobrevivir. Los campesinos iban a la gran ciudad a vender sus
productos. Los albañiles, artesanos, encontraban en una ciudad en desarrollo, su puesto de
trabajo. En este contexto se entiende muy bien la vida de Jesús y de José.
En la juventud de Jesús, Séforis experimenta una gran expansión económica (el
boom constructivo). Sin dar alas a la fantasía, podemos pensar con sensatez en Jesús y
José, saliendo de Nazaret, al amanecer, como tantos otros trabajadores del pueblo, a
buscar trabajo en Séforis y regresando al caer la tarde. El evangelio nos dice que Jesús era
“tekton” (Mc 6,3), o el hijo del «texton» (Mt 13,55), a saber, un constructor. De ahí viene la
palabra «arquitecto», que es jefe de constructores. La segunda acepción es artesano sin
especificar en concreto. Y como en la época de Jesús aún no existía una gran
especialización profesional, la palabra puede designar un herrero, cantero, un
fontanero… Pero siempre referida a un obrero especializado, no a un simple bracero, o
trabajador de mano barata. Para este último existe en el nuevo testamento el término
«ergates» (Mt 10,10; Mt 20,1-15). Tekton es el operario especializado, preferentemente el
constructor. Pero un constructor o artesano poco podía hacer en la pequeña aldea de
Nazaret, y sí mucho en la vecina ciudad de Séforis. «Por otra parte, la figura romántica de
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Jesús como un carpintero de pueblo, que trabaja en su taller fabricando muebles o aperos
de labranza, es francamente inviable. Conociendo a través de las fuentes literarias y, sobre
todo de la arqueología, el escaso ajuar que tenían las casas campesinas de entonces, no era
posible que una familia de artesanos de una pequeña aldea viviera sólo de la fabricación
de unos muebles prácticamente inexistentes».
No sólo trabajan, sino que José y Jesús tienen que aprender la lengua, para poder
prosperar. Pero aprender una lengua significa empaparse de una cultura, pues la lengua es
vehículo de comunicación. Jesús tenía que conocer el griego, como cualquier trabajador.
Los años de Nazaret no sólo los años de silencio, de apartamiento, sino años en que
Jesús se abre al influjo de otra mentalidad, tiene un horizonte más abierto. Jesús no es
solo un hombre rural, sino un hombre urbano. No del pueblo, sino de la ciudad. Y esto es
muy importante, también para conocer el evangelio y su mensaje de salvación universal.
Por otra parte, no deja de ser un enigma la no constatación de la presencia de Jesús en
Séforis, según los evangelios.
Jesús visitó no más de 15 ciudades en su vida pública. Ninguna de ellas, fuera de
Jerusalén, se conoce de manera apodíctica.
NAZARET
El nombre de esta pequeña aldea se asocia indisolublemente al nombre de Jesús,
quien será llamado y de manera constante como «Jesús, de Nazaret». Aquí, en la casa de
José y María, Jesús pasó 30 años de su vida. Representa, pues, cuantitativamente el más
importante objeto de atención de la piedad cristiana.
Desconocida en el A T (cf. Jn 1, 46), la ciudad como joya preciosa se encuentra
entre las colinas de la baja Galilea, a 157 km. de Jerusalén. Un pueblo que habita en el
silencio. Tampoco F.Josefo habla de Nazaret. Fueron los evangelistas quienes lo
mencionan, con una abundancia extraordinaria. Más de treinta veces, casi siempre en
relación con la persona de Jesús. La aldea que Jesús conoció no era en realidad más grande
que la pequeña colina ovalada que está ocupada hoy por los hermanos franciscanos. A
saber, en términos mensurables, una extensión de 200 x 150 metros. Se trata de un
pueblo pequeño, un villorrio podría decirse con toda la carga despectiva que la palabra
posee. Aquí tuvo lugar la Encarnación del Verbo. Dios se hizo carne en el vientre de
María. “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer” (Gal
4,4). Esta mujer, humilde, como el pueblo donde vivía, era María, una doncella virgen, de
Nazaret. Puede leerse Lucas 1, 26-38. «No existe rival serio para el lugar de la
Encarnación, aunque la naturaleza de un tal acontecimiento no pueda ser localizable con la
exactitud de un metro cuadrado».
No podemos comentar cada una de las escenas en que Jesús participa. Baste
recordar que fue muchas veces escenario de predilección de memorables acontecimientos:
Mt 2,23; 4,13;Mc 1,2; Lc 1,26; 2,4.39.51; 4,16; Mc 6,1-6;Hch 10,38. Aplicado a los
discípulos de Jesús, la palabra tenía un sentido peyorativo (Hch 14,5). Hoy es, en medio
del territorio de Israel, una «isla» de 20.000 árabes.
Existe hoy una «rivalidad penosa» para localizar Caná. Aquí referimos lo más
verosímil. Kafr Kanna, 8 km. al noreste de Nazaret, es mantenida por los padres
franciscanos como la Caná evangélica (Jn 2,lss).
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CAFARNAÚM
Jesús no es un monje del desierto (como los esenios de Qurnrán); emprende con
decisión una vida pública, pues quiere anunciar el mensaje del evangelio a toda la gente.
Debe buscar una base de operaciones, una ciudad en donde irradie su palabra. Cafamaúm es
lugar estratégico, de mucho tránsito y comercio. Se encontraba junto a una de las rutas
más importantes del país, y también servía de puesto fronterizo entre la Galilea y la
tetrarquía de Filipo, cuya capital era Julias (la antigua Betsaida) y se hallaba en la orilla
oriental del lago. Se ubica así, en el sitio idóneo para expandir su doctrina. Los evangelios
lo mencionan de manera lacónica. Tras narrar el milagro o señal de las bodas de Caná, Juan
añade: «Después de esto bajó Jesús a Cafarnaúm» (2,12). También Lucas, tras referir la
escena de la sinagoga de Nazaret, comenta: «Bajó a Cafarnaúm» (4,31). Especialmente
Mateo señala la estancia de Jesus: «Dejando Nazaret vino a residir a Cafarnaúm, junto al
mar» (Mt 4,13). Cafarnaúm era en la época de Jesús una ciudad modesta con una extensión
de 6 ha., y una población que no llegaba ni a unos 10. 000 habitantes. Jesús actuó aquí y
predicó con frecuencia. Tanto es así que Cafamaúm recibirá el nombre de su «ciudad» (Mt
9,1). Jesús la eligió como su segunda patria. Era, como se ha dicho, ciudad fronteriza,
situada entre Galilea con Galaunítide. De esta importancia son eco algunos detalles de los
evangelios. Se menciona la existencia de aduanas. Puede recordarse la llamada del
publicano Mateo, Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en la mesa de los impuestos y
que respondió con generosidad y prontitud a la llamada del Señor (Mt 9,9-10; Mc 2,13-15;
Le 5,27-29).Debida a la misma razón de ciudad fronteriza, existía una guarnición militar,
posiblemente una centuria (Mt 8,5-9; Lc 7,1-8). El centurión, aunque pagano, había
favorecido la religión judía y había edificado una gran sinagoga. Se llamaba Jairo (Mc
5,22; Lc 8,41).
La arqueología ha descubierto una monumental sinagoga, con una extensión de
más 1.000 m2. Es un edificio de indudable lujo, con columnas de capiteles corintios. Data
del silgo IV d.C. Pero las excavaciones han mostrado que fue construida sobre un edificio
anterior, mucho más humilde y modesto, que se sitúa en el siglo 1, y que es, sin duda, la
sinagoga con frecuencia mencionada en los evangelios (Mc 1,21-29;Lc 4,31-38; Jn 6,59).
Cerca de la sinagoga estaba la casa de Pedro, justamente en la segunda manzana al sur de la
sinagoga. Quedó transformada en basílica bizantina de plana octogonal, en el siglo IV; pero
ya antes a finales del siglo I era una iglesia doméstica.
Estos detalles nos permiten emitir algunos juicios y valoraciones sobre el carácter
de los evangelios. Las investigaciones de la arqueología, nos informa con la muda
elocuencia de los hallazgos exhumados, de la verdad de los evangelios; nos ayudan a
recuperar un realismo y una veracidad frente a las puras especulaciones de algunas
escuelas especialmente alemanas, que se mueven de espaldas a la historia y a la
arqueología. El evangelio de Marcos no une artificialmente dos unidades literarias, la
predicación en la sinagoga y la escena en casa de Pedro, sino que la misma orientación
geográfica (se hallaba una de otra a una distancia de 100 m.) permite la conexión de las dos
escenas.
Léase esta descripción para comprobar la coherencia entre la arqueología y los evangelios:
“Las noticias que nos transmiten los evangelios referentes a esta casa,
preferentemente Marcos, concuerdan al detalle con lo que la arqueología ha
puesto de manifiesto. Marcos nos da a entender que estaba próxima a la sinagoga
(Mc 1,29), lo que, como hemos visto, corresponde a la realidad. También es
11
Marcos quien nos cuenta que, al anochecer, había un gran gentío reunido junto a
la puerta de la casa (Mc 1,33), lo que coincide con el hecho de que, delante de ella,
existe en efecto un explanada, donde se apiñaría la gente que llegaba desde la calle
mayor. En otra ocasión nos dice que, cuando en la ciudad se enteraron de que
había vuelto Jesús, acudió a la casa tanta gente «que no cabía ni delante de la
puerta»(Mc 2,2), expresión que parece suponer en quien la escribió que conocía la
casa de Pedro y sus características, pues en otras casas no existe la explanada que
ésta tiene. Más adelante dice que, como no podían entrar en la habitación donde
estaba Jesús, a causa del gentío, cuatro hombres portadores de una camilla con un
paralítico «levantaron la techumbre por encima de dónde estaba él, abrieron un
boquete y descolgaron la camilla” (Mc 2,4; Lc 5,18-19).Quien conozca lo que eran
las casas de Cafarnaún, y concretamente la de Pedro, con la escalera exterior que
sube al tejado, y este de materia vegetal, entiende perfectamente la descripción
evangélica. La vida en el interior de esas casas era muy comunitaria, sin apenas
posibilidad de una independencia personal; por otra parte, ya nos hemos
referido al agobio de las noches calurosas de Cafarnaún. En este contexto se
explican frases como ésta del evangelio de Marcos: «Muy de madrugada, antes de
amanecer, se levantó (Jesús), salió, se fue a un lugar solitario y allí se puso a
orar» (Mc1,35).
Podemos, desde esta base de la arqueología, que nos permite conocer tales lugares
y sus costumbres, recuperar una mejor comprensión de algunas expresiones muy
concretas del evangelio. Las casas de Cafarnaúm estaban hechas de piedras negras con las
paredes sin pintar de cal ni enlucir; tenían que ser muy sombrías. La luz de una lámpara
era algo esencial para moverse en la noche, sin confundirse ni perderse entre tanta
oscuridad. Desde aquí se entienden las palabras de Jesús: “No se enciende una lámpara
para ponerla debajo del celemín, sino que se pone en un lampadario para que alumbre a
todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres” (Mt 5,15-16).
Se han encontrado en Cafarnaúm algunas pequeñas lámparas de cerámica, pequeñas y
redondas, provistas de una pequeña apertura para la mecha, clasificadas como tipo
«herodiano».
También se entiende mejor la parábola de la moneda perdida (Lc 15, 8-9). El suelo
de estas casa estaba hecho de piedras desiguales y tierra pisada, lo que ciertamente n o e s
un pavimento uniforme, de ladrillos simétricos o losas de mármol, y que favorece el
extravío y dificulta el posterior encuentro de una pequeña moneda que se pierde. Por eso,
la mujer de la parábola se afana por buscar y barrer y limpiar para encontrar la moneda
perdida. Símbolo femenino, en conexión con el símbolo del hombre-pastor -ambas
figuras forman un díptico-, del amor misericordioso de Jesús que no cansa de trabajar y
afanarse por encontrar a quien se ha perdido. Y que cuando lo encuentra, se llena de
alegría y contagia de gozo a amigos y parientes. Alegría «soteriológica» de Dios que se
goza con la conversión de un pecador.
La casa de Pedro estaba cerca de la orilla de lago, pues Pedro era pescador. Acaso
era la casa de sus suegros. De hecho el evangelio señala que aquí vivía su suegra, que en
una ocasión estaba enferma con alta fiebre (Mt 8,14-15: Mc 1,30-31; Lc 4,38-39). Aquí se
trasladaría Pedro, probablemente con su hermano Andrés (Mc 1, 29), originarios ambos de
la vecina Betsaida (Jn 1,44). La casa era un inmueble de grandes dimensiones y permite
admitir esta verosimilitud.
De esta casa hizo Jesús su centro permanente, de formación para los apóstoles y
12
lugar de irradiación del evangelio. Desde aquí partía para toda la comarca y pueblos de
alrededor. Por eso el evangelio la menciona, designándola como «su casa» o «la casa» (Mc
2,1; 3,20; 7,17; 9,33). Cafarnaúm queda registrada como «su ciudad» (Mt 9,1). En la
sinagoga de Cafarnaúm, cuyos restos reconstruidos hoy pueden visitarse, tuvo Jesús el
memorable discurso eucarístico, tras la multiplicación de los panes y los peces. El más
largo denso discurso de Jesús, encuadrado de manera explícita en Cafarnáum: «Vinieron a
Cafamaúm en busca de Jesús ... (Jn 6, 24) ... Esto 10 dijo enseñando en una sinagoga de
Cafarnaúm (Jn 6,59).
Un poco más tarde Jesús experimentará la crisis de Galilea, el abandono de tantos
seguidores: «Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban
con él» (Jn 6,66). Tras esta decepción, el evangelio de Juan no la menciona más. Lucas
recuerda a Cafarnaúm, cuando Jesús lamenta la incredulidad de algunos pueblos ante su
mensaje, entre ellos, Corozaím y Betsaida ( 10, 13-14): «y tú, Cafamaúm, ¿hasta el cielo te
va a encumbrar? Hasta el Hades te hundirás! (v.15).
COROZAÍM
A 4 km al noroeste de Gafamaúm se encuentra Corozaím. Pero no está junto al lago, sino
sobre una colina, aunque el lago es visible desde esta altura. La ciudad, por las excavaciones
que se han hecho a comienzos del siglo XX y más modernamente en 1962, parece ser un
poco menos que Cafanaúm. Sobresale una gran sinagoga, construida en basalto negro.
Todavía hoy puede contemplarse. Nos sorprende el silencio del evangelio sobre esta
ciudad, fuera de las imprecaciones con que Jesús la señaló por no haber querido
convertirse, a pesar los milagros que hizo (Mt 11,21-22; Lc 10,13-14). Pero nada sabemos
en concreto de la predicación de Jesús ni de sus milagros. Esto confirma que la narración
de los evangelios es sólo una reducida parte del todo que debió ser su predicación y
actuación salvadora (Jn 20,30).
BETSAIDA
Betsaida, la patria de Pedro, se sitúa a unos 2,5 km de la actual ribera norte del
lago de Genesaret, al oriente de la desembocadura del Jordán, y que corresponde a lugar
llamado Et- Tell. Su población vivía mayoritariamente de la pesca. En efecto, entre los
materiales recogidos en las excavaciones se destacan los relacionados con la pesca. Fue
visitada por Jesús. Se encuentra registrada siete veces en los evangelios (Mc 6,45; 8,22; Le
9,10; Jn 1,44; 12,21). También, como se ha visto, fue juntamente con Corozaím, objeto
del reproche de Jesús por su contumacia y cerrazón ante los milagros allí operados (Mt
11,21; Le 10, 13). Sobre esta ciudad Filipo reedificó una ciudad relativamente importante,
Julias, en honor de la hija de Augusto.
EL LAGO Y OTROS LUGARES COLINDANTES
El lago se ha llamado Kinneret en el antiguo testamento (nombre que hace
alusión a la forma de cítara que evoca el lago ). Se conoce como Genesaret o Mar de
Galilea o Tiberíades en los evangelios, que lo mencionan 51 veces: 46 como “mar” y 5
como “lago” . El evangelio empieza y acaba en sus orillas. En la ribera del lago Jesús llama
a sus primeros discípulos Pedro y Andrés: «Venid conmigo, y os haré pescadores de
hombres».Lo mismo hizo con Santiago y Juan, «que estaban en la barca remendando las
redes con su padre Zebedeo» (Mt 4,18-22; Mc 1,16-20; Lc 5,1-11). En las orillas se
agolpaba la gente para escuchar su palabra, y Jesús debía subir a una barca para dar
13
amplitud y más eco a su palabra (Mc 4,1-9). También las orillas del lago fueron lugar
privilegiado de muchas curaciones.
El final del evangelio o historia de Jesús acontece asimismo junto al lago. «Después
de esto se apareció Jesús a los discípulos junto al mar de Tiberíades y se apareció así» (Jn
21,1) Jesús se aparece, pues, a los discípulos que habían vuelto a su trabajo habitual de
pescadores, acontece entonces la pesca milagrosa y misteriosa, recogen 153 peces de una
sola redada, y Pedro es confirmado en su vocación de pastor de la Iglesia (Jn 21,2-19) ...
Las regiones junto al lago son visitadas con frecuencia por Jesús. En el lago, sentado en la
barca, Jesús ha dicho su palabra a la gente. En alguna ocasión, dormido por el cansancio, ha
experimentado el violento oleaje de sus aguas, pero más fuerte que la tempestad ha sufrido
la falta de fe de sus discípulos (Lc 8,22-25).
Podemos recrear el paisaje, pues sin duda así lo conoció Jesús durante su
actividad apostólica. La descripción nos la proporciona F.Josefo:
“A lo largo del lago de Gennesaret se extiende una región que lleva su mismo nombre,
digna de ver por su belleza natural. A causa de su fertilidad esta tierra no rechaza ninguna
planta, y los agricultores cultivan en ella de todo, pues la temperatura suave del aire es apropiada
para diversas especies. Los nogales, que son, más bien, árboles de climas fríos, florecen aquí en
abundancia. y junto a ellos también germinan las palmeras, que crecen en zonas calurosas, y
las higueras y los olivos, que requieren un aire más templado. Podríamos hablar de un
orgullo de la naturaleza, que se ha esforzado por unir en un solo lugar especies
tan contrarias, y de una hermosa competencia de las estaciones, donde cada
una de ellas parece aspirar a imponerse en esta tierra. Pues esta región no sólo
produce los frutos más diversos...Durante díez meses sin interrupción suministra
los considerados reyes de todos los frutos, es decir, las. uvas y los higos, mientras
que el resto de los productos maduran a lo largo de todo el año. Además de la
buena temperatura del aire, la zona está regada por una fuente muy caudalosa,
que la gente de allí llama Cafarnaúm».
Incluso Plinio ( en el siglo II d.C.) escribía: “El lago que llaman Genesaret está
cercado de pueblos deleitosos”.
La peregrina Egeria, que visitó este lugar a finales del s.IV, escribe: «Allí mismo,
sobre el mar, hay un campo con hierba abundante y muchas palmeras, y junto a ellas, siete
fuentes, de cada una de las cuales brota agua muy abundante».
TABGA
Junto al lago se encuentra Tabga. El nombre de Tabga es una corrupción del
nombre griego Eptagegon que significa «siete fuentes». En torno a este 1ugar, de frescura,
casi como u n vergel, tuvieron lugar tres hechos evangélicos de suma importancia.
La Multiplicación de los panes y los peces. Una Iglesia conmemora el hecho. Existe un
pequeño mosaico -muchas veces reproducida- situado delante del altar, representa un
canastillo de pan flanqueado por dos peces. Es la señal visible de esta lugar, que a todos
nos recuerda el prodigio. La peregrina Egeria lo confirma: «En ese campo sació el Señor
al pueblo con cinco panes y dos peces».
14
Algunos datos de los evangelios no hacen sino confirmar la sintonía de sus
palabras con la naturaleza del lugar. Era el sitio idóneo, tranquilo y relajante, para
reponerse del trabajo: «Los apóstoles se reunieron con Jesús y 1e contaron todo cuanto
habían hecho y cuanto habían enseñado. Y les dice: Venid también vosotros aparte, a un
lugar solitario y descansad. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni para comer
tenían tiempo. Y se fueron en barca a un lugar solitario. Pero muchos les vieron irse, y
corriendo, a pies, de todas las ciudades, llegaron antes que ellos. Y al desembarcar vio
Jesús mucha gente, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y
se puso a enseñarles largamente» (Mc 6, 30-34).
A continuación de esta referencia tiene lugar la multiplicación de los panes ( Mc 6,
3544). El evangelio de san Juan, acorde con el paisaje, habla de que había hierba en aquel
lugar. «Le dijo unos de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: Aquí hay un
muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero qué es esto para tantos. Le
dijo Jesús, haced que se siente. Había en aquel sitio mucha hierba verde» (Jn 6,8-10).
LUGAR DE LAS BIENA VENTURANZAS.
Muy cerca de la iglesia de Tabga, a unos cien metros, hay restos de una iglesia,
donde se recuerda el lugar de las bienaventuranzas. Lo confirma la peregrina Egeria: «En el
monte que está allí cerca hay una cueva, subiendo a-la cual pronunció el Señor las
Bienaventuranzas». Este lugar fue excavado por el franciscano B. Bagatti. Sin embargo,
actualmente, la Iglesia que conmemora el lugar de las Bienaventuranzas se sitúa a unos dos
km. más arriba, tal vez debido a la calidad de la panorámica, pues desde allí se puede
contemplar toda la dimensión del lago. Esta Iglesia fue construida en el año 1938 por la
asociación italiana. El arquitecto A.Barluzzi la describe así: «Sobre las dulces colinas que
rodean el lago Tiberíades, al norte y que recuerdan el Sermón de la Montaña... ha surgido
en 1938 el santuario de las Bienaventuranza. Domina el lago desde una altura aproximada
de 200 metros». La iglesia posee forma octogonal, recordando el número de las
Bienaventuranzas, tiene arcos abiertos, se facilita así la contemplación del lago y sus
contornos. Aquí ser recuerda el célebre discurso de Jesús: «y al ver a las turbas, subió al
monte, y habiéndose sentado, llegaron a él sus discípulos. Y abriendo sus labios, les
enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los
cielos ... » (Mt 5,1-12).
IGLESIA DEL PRIMADO
Otra vez, junto al lago, se levanta una iglesia (construida en 1939), que
conmemora la misión de Jesús a Pedro para pastorear la comunidad de la Iglesia. Evoca
toda una historia, que comienza y se confirma junto al lago. Cuando contempla atónito
la pesca milagrosa, Pedro dice: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador” (Lc
5,11). Al final del evangelio, y tras su traición, el Señor le perdona y le encomienda su
tarea pastoral. Le pregunta sobre la fidelidad de su amor. Tras dos intentos, Pedro ya no
se fia de sí mismo, pone la sabiduría de Jesús por testigo y le confiesa: «Señor, tú lo sabes
todo, tú sabes que te amo. Le dice Jesús: apacienta mis ovejas» (Jn 21,17).
MAGDALA
Es la patria de María, es la hoy llamada Magdala, junto al lago. Magdala significa
«torre», y es una derivación corrupta de Migdal'El (la torre de Dios). Otros escritores
romanos le dan el nombre de Tariquea, que significa <<pesca salada», debido a su
15
comercio de salazón. El nombre de Magdala está unido a su personaje más célebre: María
Magdalena, de la que habían salido siete demonios (Lc 8,2). Convertida al Señor, lo
siguió con total entrega, desde galilea hasta Jerusalén, fue testigo de la pasión, muerte de
Jesús. Y recibió, la primera entre todos, el anuncio de la resurrección, vio al Señor
resucitado (Mc 16, 9). Se encontró con él en el jardín, tal como lo refiere hermosamente,
en un relato, transido de ecos del Cantar y de la fidelidad a muerte de María, el evangelio
de Juan (20, 11-17). Jesús le dio el encargo de anunciarlo (Jn 20, 17-18). Es «apostola
apostolorum».
Dalmanuta aparece en Mc 8,10: es el lugar donde Jesús se retiró después de la segunda
multiplicación de los panes. Se ignora dónde puede haber estado.
LA DECAPOLIS
El nombre griego se refiere claramente a diez ciudades. Aquí existe una cultura
griega (en el sentido más amplio de la palabra), una mezcla de elementos helenísticos y
semíticos, en donde se hablaba principalmente la lengua griega y se practicaba una religión
pagana. También en tiempos de Jesús esta dimensión “pagana” del territorio se refería a
parte de la Fenicia, y Filistea. Las diez ciudades de la Decápolis, en el flanco oriental del
lago eran Escitópolis, Filadelfia (hoy Arnman), Gadara (Mt 8,28; sitio ciertamente conocido
a 8 km al SE del.lago), Gerasa (Lc 8,37; Mc 5,1; en idéntica dirección, pero a unos 50
km), Pella (donde se refugiaron los primeros cristianos antes de la destrucción de
Jerusalén), Dión, Hipos, Canatha, Damascos y Abila.
Se cree que en tiempos de Jesús, a pesar del nombre ya fijo de diez, sólo incluía
a ocho ciudades: Hipos, Gadara, Dión, Abila, Escitópolis, Pella, Gerasa y Filadelfia. No se
trataba de una verdadera confederación, sino una región que se aliaba en una cierta
mancomunidad para defenderse de peligros externos y para favorecer su desarrollo
comercial. Dependían directamente del gobernador romano de Siria.
Hasta esta región se extiende la fama de Jesús. Y no sólo era conocido y hacía milagros
sobre todos los enfermos que le traían, sino que las masas le seguían: «Grandes multitudes
le seguían de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán» (Mt
4,25).
El relato más célebre acontece en Gadara (Mt 8,28). Jesús cura a un
endemoniado (la versión de Mateo señala que son dos), Existen variantes textuales sobre
el nombre. Hay versiones que leen «región de Gerasa», en vez de «Gadara». Esta variante
«gerasenos», que siguen Marcos (Mc 5, 20; Lucas 8, 26 Y la Vulgata de Mateo), deriva
del nombre de otra ciudad, Gerasa o quizá Corsia, y proviene de una conjetura de
Orígenes. Es preferible leer «Gadara». También por razones geográficas, de sintonía con
la narración del evangelio. Gadara se encontraba cerca del lago, a unos 10 km al SE del
lago. Y esta cercanía es referida en el curso del milagro, pues los cerdos se precipitan por
un acantilado y perecen en el lago o mar (Mt 8,32). Y también se indica que la gente de
la ciudad viene a su encuentro y le ruega que se marche (Mt 8,34). En cambio Gerasa
estaba bastante lejos a unos 48 km , al este, a mitad de recorrido entre el lago y el Mar
Muerto.
Existe un texto demasiado complejo y casi ininteligible de Marcos: «Se marchó de la
región de Tiro y vino de nuevo por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis»
(7,31). Si u no piensa que la Decápolis s e refiere s ólo a la p arte oriental del lago, el
texto resulta sencillamente absurdo; pero hay que saber que la Decápolis también incluía la
16
parte sur del lago. Jesús bajó por la llanura de Esdrelón, pasó por las cercanía de
Escitópolis, que estaba bajo el lago y desde aquí subir al lago.
LA BAJA GALILEA
EL MONTE TABOR
Es el actual Yebel et-Tur de los árabes. Se sitúa en el límite sur de la Baja Galilea. El
monte se eleva a una altura de 588 m. sobre el nivel del mar. La transfiguración (Mt
17,1-8; par.) ha sido situada por muchos en este monte, simétrico y hermoso como puede
hoy admirarse tras una subida de unos 40 minutos. Desde luego constituiría un marco
ideal. ¿Fue el Tabor el monte de la Transfiguración? Habría que decir que aunque no 10
fuera merecía haberlo sido, por el silencio que se respira en su cima, por las vistas
panorámicas que regala a la vista del que se ha tomado el gusto de subir hasta lo alto, y
por tantos hechos de que ha sido testigo desde la atalaya de su altura. El evangelio sólo
habla de una montaña alta; y el apóstol Pedro, único testigo presencial de cuantos
escribieron sobre el hecho, dice haber tenido lugar en el “monte santo” (2 P 1,18).
Existen testimonios antiguos que sostienen que este monte Tabor fue el escenario de la
Transfiguración. Así lo declara Orígenes (284 d.C.): “El Tabor es el monte de Galilea en el
que se transfiguró Jesús. El pequeño Hermón es en el que está la ciudad de Nain, en la cual
Cristo resucitó al hijo de la viuda” (Sel. in Psalmos, Sal 88,13). También lo confirma el
historiador Eusebio de Cesarea (265-40 d.C.)m quien añade datos precisos sobre la
ubicación precisa del lugar. Sin embargo, por el contexto geográfico y temporal de las
escenas del evangelio, otros prefieren señalar el monte Hermón, a cuyos pies tuvo lugar,
seis días antes, la confesión de Pedro (cf. Mt 16,13). Poco antes Jesús había actuado en los
confines de Tiro y Sidón (Mt 7,21).
NAÍN
El nombre proviene del hebreo Na'im, que significa «agradable». El lugar
recuerda el milagro de Jesús al hijo único de una madre que era viuda, resucitándolo.
Todos los presentes aclaman a Jesús como un gran profeta, en donde se manifiesta que
Dios ha visitado a su pueblo. Su fama se extiende rápidamente por Judea y por su
contorno: El pequeño poblado actual, medio escondido en la geografía en el regazo de
Nebi Dahi (o Pequeño Hermón), evoca de manera asombrosa la escena del evangelio,
cuando la gente acompañaba en su dolor a la viuda que lloraba por su hijo. Puede leerse
Lucas 7, 11-18.
3.2. SAMARIA
«El territorio de Samaria se halla entre Galilea y Judea. Empieza en la llanura,
en la aldea llamada Ginea, y acaba en la toparquía de Acrabatene. Su
naturaleza no difiere en nada de la de Judea. Las dos son zonas montañosas y, a
la vez, llanas, tienen tierras apropiadas para la agricultura, son muy fértiles,
poseen muchos árboles y están llenas de frutos silvestres y de cultivo. Prácticamente
en todos los lugares sus tierras son secas por naturaleza, si bien reciben
abundantes lluvias. No obstante, toda el agua que hay en sus fuentes es m uy
dulce, y debido a la gran cantidad de rico pasto los ganados producen más leche
que en otras regiones. La prueba más importante de la prosperidad y de la
abundancia de estas regiones es el hecho de que ambas están muy pobladas de
17
gente» (F.Josefo, Guerra III, 48-50).
Herodes el Grande fortificó y embelleció la capital. La dedicó al emperador
Augusto; por eso le cambió el nombre, que pasó a llamarse Sebasté, palabra griega que
significa Augusto. Lo relata así nuestro historiador:
“En la región de Samaría construyó una ciudad rodeada por magníficas murallas
de cuatro kilómetros y asentó en ella seis mil colonos, dándoles tierras muy
fértiles. En el corazón de la nueva ciudad erigió también un amplio templo
cerrado, en un terreno de trescientos metros, dedicado a César. A esta ciudad la
llamó Sebasté y concedió a su vecinos leyes muy favorables» (F.Josefo, Guerra
1, 403).
Jesús tuvo que pasar por 1a región de Samaría en su camino hacia Jerusalén. Los
evangelios nos informan de la situación tensa que se vivía entre judíos y samaritanos, a
saber, una declarada hostilidad y enemistad irreconciliable: «Sucedió que como se iban
cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió
mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para
prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.
SIQUÉN EL POZO DE JACOB
En Samaria se encuentra Siquén, donde tuvo lugar una de las escenas más
atrayentes y reveladoras del evangelio de Juan, en donde se patentiza al mismo tiempo la
humanidad y divinidad de Jesús. Aquella mujer, herida por la vida, cismática,
despreciada, que va en busca de agua, es personaje real y también símbolo de su pueblo y
de su tierra, Samaria, que adora a otros dioses. A esta mujer Jesús se acerca y le pide de
beber. A pesar del rechazo inicial: «¿Cómo tú siendo judío, me pides de beber a mí que soy
samaritana?», Jesús entabla con ella un diálogo, hecho de cercanía y donación, de hondo
misterio y confianza, en donde se manifiesta, incluso en tierra «herética», como el
verdadero lugar de culto al Padre, y en donde el pueblo samaritano empieza a creer en Jesús
como Salvador del mundo. La fe en Jesús es capaz de superar todas las barreras sociales,
étnicas y religiosas que dividen la humanidad.
Al pie del monte Garizim, justamente debajo de la garganta formada por los
montes Garizim y Ebal, se sitúa este pozo, antiquísimo donde los haya. Un estudio
arqueológico ha mostrado que ha estado en uso desde el final del período de Hierro. En el
380 se levantó una iglesia de planta griega, quedando el pozo situado estratégicamente en
el centro de los cuatros brazos. El lugar fue objeto repetido de destrucción muchas veces
en la historia, por parte de los samaritanos, de los árabes, hasta que en 1883 se restauró
merced a la comunidad griega ortodoxa. El pozo tiene 32 m. de profundidad.
3.3. JUDEA
“Entre Samaria y Judea está situada la aldea llamada Anuat Borceos. Esta
población es el límite de Judea al norte, al sur, si tenemos en cuenta su longitud,
ha ce frontera con una aldea próxima a los términos de Arabia, que los judíos de
la zona la denominan Jardán. En anchura Judea se extiende desde el río Jordán
hasta Jope. En el centro exacto de la región está la ciudad de Jerusalén, por la
que algunos la llaman con razón el ombligo del país. Además, Judea cuenta con
las ventajas del mar, pues se extiende en la costa hasta Ptolemaida Está dividida
18
en once distritos 36 y al frente de ellos está la real ciudad de Jerusalén, que
domina a toda la región, igual que hace la cabeza con el cuerpo. Las demás
poblaciones están repartidas en toparquías. Después de Jerusalén está Gofan,
luego Acrabata, Tamna Lida, Emaús, Pella, Idumea, Engadí, Herodio y Jericó”
(F. Josefo, Guerra III, 51-55).
Así la describe Josefo. Pero hay que saber que su configuración ha ido cambiando
con el tiempo y períodos históricos. El nombre «Judea» es helenístico y romano. En
tiempos de Jesús era la región más amplia de tierra santa. Éstos eran sus límites. Al norte
limitaba con Samaría y parte de la Decápolis; al sur con el Mar Muerto; al este con el río
Jordán y parte del Mar Muerto; al oeste con el mar mediterráneo, desde Cesarea marítima
hasta Azoto. Recordamos ahora las ciudades más importante en donde Jesús estuvo:
Jerusalén, Jericó, Betania y Belén.
JERUSALÉN
La ciudad madre de las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el
cristianismo, la religión musulmana. Jerusalén significa ciudad de paz. El salmo 122 es
un hermoso epitalamio que desglosa poéticamente el nombre de Jerusalén. Construida
como ciudad bien compacta (v.3). Desead la paz a Jerusalén ... Haya paz dentro de tus
muros (7) ... Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: La paz contigo (8).
Si alguna vez te olvidase, Jerusalén, que me falle la diestra;
se me pegue la lengua al paladar si no te recuerdo,
si no ensalzo a Jerusalén
.. por. encima de mi alegre canción.
(Canto de los hijos exiliados de Israel. Sal 137,5-6).
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son
enviados! ¡Cuántas veces he
querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus
polluelos bajos sus alas ... !
(Jesús contemplando el Monte de los Olivos. Mt 23,37).
Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: 'Si al menos tú conocieras en
este día el mensaje de paz
Pero está oculto a tus ojos.
(Jesús, presintiendo su ruina. Lc19, 41-42).
Jerusalén, ella sola; merecería todo un capítulo aparte. Es el lugar en donde se
cumple el misterio pascual, la predicación última, la muerte y resurrección de Jesús. Es
también el lugar en donde los apóstoles, reunidos con María, reciben el don del Espíritu
Santo, y centro de irradiación del mensaje del evangelio para todo el mundo. Hemos de
limitamos a señalar su importancia política y religiosa.
Importancia política. Jerusalén era el centro de la vida política judía, conservaba los honores de
la antigua capital. La corte de Herodes donde reinaba un ambiente helenista y pagano, con
luchas de fieras, juegos gimnásticos, carreras de aurigas, teatros ... constituían un fuerte
atractivo para los extranjeros. Aquí venían los poseedores de la riqueza nacional e invertían
su capital. En Jerusalén se encontraban los arrendatarios de la aduana, se establecían los
banqueros que hipotecaban las cosechas y las tierras de los campesinos necesitados. Era
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una costumbre lamentablemente ya antigua (Cf. 1s 5,8; Miq 2,1-5). Residen los grandes
comerciantes que gastan su dinero y al final mueren en un lugar santo. A esto se añadían las
numerosas relaciones oficiales mantenidas por Herodes y Agripa I; debido a ellas,
Jerusalén se convertía en un punto neurálgico de la diplomacia, en un continuo ir y
venir de delegados y guardias extranjeros. También aquí celebraba sus reuniones el
Sanedrín o «Gran Consejo», la primera autoridad del país, al menos sobre el papel. El
resto de Palestina suma la marginación por culpa del centralismo de Jerusalén.
Importancia religiosa. Jerusalén era el centro más notable para la formación religiosa de los
judíos. Acudían intelectuales de Babilonia y de Egipto. Se encuentran las más diversas
corrientes religiosas en abigarrado sincretismo: el núcleo central de los fariseos, los
esenios y durante algún tiempo la iglesia madre de la cristiandad (Gal 2,1-10). La
expectación religiosa estaba ligada a Jerusalén: aquí llegaría en primer lugar el redentor,
tanto tiempo anhelado; aquí comenzaría la resurrección de los muertos. Por eso, todos los
movimiento mesiánicos, muy numerosos entonces, acudían a Jerusalén para hacerse
conocer. En la pascua, Jerusalén era un hervidero de inquietudes y aspiraciones político-
religiosas-reivindicativas.
Jerusalén era la patria del culto judío «porque aquí está el templo». Era el sagrado
lugar de la presencia de Dios sobre la tierra. Los judíos venían a orar, pues «la oración
desde el templo llega más directamente a los oídos de Dios». Al templo se llevaban las
primicias; en él se purificaban las madres, después de cada parto; allí enviaban los judíos
los impuestos en favor del templo; en tres ocasiones afluían los fieles del mundo entero.
Jerusalén contaba con 55.000 habitantes; durante la fiesta de la Pascua la cifra se
multiplicaba y se calculaba en 165.000. El culto constituía la mayor fuente de ingresos
para la ciudad. Sostenía a la nobleza sacerdotal, al clero ya los empleados del templo.
Jerusalén, como en general Palestina en tiempos de Jesús, padece la tensión social entre
estratos de población muy pobres, que vi ven de la caridad, y grupos minoritarios que
monopolizan las riquezas, y que se identifican con personajes de la corte, la nobleza
sacerdotal y una pequeña burguesía.
JERICÓ
Esta ciudad ha poseído siempre una gran importancia estratégica. Estaba situada en
el valle del Jordán y vigilaba el paso fronterizo de este río. Para el nuevo Testamento sigue
siendo crucial, porque era ruta obligada y por aquí tuvo que pasar Jesús cuantas veces
subía a Jerusalén, aunque el evangelio sea parco en describir las estancias de Jesús en la
ciudad. En efecto, Jesús seguía el camino natural del Wadi el Qelt, que todavía hoy
hemos podido hacer los peregrinos. La ciudad posee un encanto natural. No debe sonar
como a frase o reclamo de postal (aunque éstas lo refieren con profusión) el afirmar que
Jericó es la ciudad más antigua del mundo, o la ciudad de las palmeras. Incluso hoy día
sorprende ver este prodigio de verdor y de fecundidad, como un oasis plantado en medio
del desierto ya los pies de los montes calizos que se levantan como un pálido escenario en
frente de la ciudad. Hay mucha agua, que se filtra de la lluvia a través de caliza de su
paisaje. El agua le otorga el don de las fuentes y la esbeltez de las palmeras. No sin razón
se le ha llamado “tierra divina”. Herodes el Grande la embelleció e hizo de ella su
residencia favorita en invierno. Acaso, sin pretenderlo también el lugar de su muerte.
Sobre el lugar se entierran tres ciudades de Jericó: la del período bizantino, la del
Tel el Sultán, y la herodiana. Las tres están desaparecidas. Nos interesa, por su relación
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con el nuevo Testamento, la Jericó herodiana. Esta situada a ambos lados del Wadi el-
Qet,a su entrada en la llanura de el Arabá. La ciudad y las fortificaciones que la rodean
fueron destruidas por Pompeyo en su campaña contra Jerusalén (63 a.C.). Marco Antonio,
más tarde, la regaló a Cleopatra. En el año 30d.C. Augusto la donó a Herodes el Grande,
quien la amplió y embelleció sobremanera. Planto jardines, cavó estanques, construyó
un hipódromo, anfiteatro y se hizo su propio palacio. Las últimas exploraciones
confirman estos datos; un vasto complejo de canalizaciones traía agua de las fuentes más
lejanas y varios acueductos la repartían por la ciudad.
Siendo conscientes los galileos de la dificultad que suponía, para ir a Jerusalén,
pasar por Samaría, organizaban sus viajes por el valle del Jordán a través de Perea. De
esta forma, desde Jericó, necesariamente, se tenía que hacer la gran subida a Jerusalén.
Jericó es lugar de algunas escenas evangélicas. Al atravesar Jericó, se hace el
encontradizo con Zaqueo, jefe de publicanos, y pide hospedarse en su casa, con gran
escándalo de la población que murmura (Lc 19,1-10). Al salir de Jericó la muchedumbre le
rodea y le sigue (Mt 20,29; Mc 10,46; Lc 19,3). Y ya casi, en las afueras (acercándose -Lc- o
saliendo -Mt Mc según las diversas lecturas), Jesús realiza el milagro de la curación del
ciego, símbolo al mismo tiempo de la nueva visión o fe, que debe tener todo discípulo que
quiera subir con Jesús a Jerusalén para compartir su destino (Mt 20,29-34; Mc 10,46-52; Lc
18,35-43).
BELÉN
Quiere decir etimológicamente «casa del pan». El nombre es ya célebre en el AT
por la historia de Rut y por ser la patria y la unción regia de David (1 Sm 16,1). Está
situado a 9 km de Jerusalén.
El pequeño pueblo había sido repoblado con exiliados del mismo lugar a la vuelta
del destierro de Babilonia (Esd 2,21 ;Neh 7,26). Su fuente de sustento era el pastoreo y el
comercio con ganado lanar, que pastaba, incluso como hoy día en las llanuras del cercano
desierto de Judá (Lc 2,8.15; 1 Sm 16,11.19; 17,15).
Justino y el protoevangelio de Santiago indican que Jesús nació en la caverna, lugar
de adoración tradicional. Los evangelios declaran el lugar del nacimiento de Jesús “Nació
Jesús en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes” (Mt 2,1).Aquí nace Jesús, lo describe
el evangelista y lo confirma la voz del cielo:
«Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la
ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que,
mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a
luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre,
porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos
pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y
se llenaron de temor. El ángel les dijo: « 1'10 temáis, pues os anuncio una gran
alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David,
un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un
niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2, 4-12).
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Este lugar fue profanado por el emperador Adriano en el año 135: “Adriano,
vencida la rebelión de los hebreos, que habían logrado reponer algún tanto la grandeza de
Jerusalén, erigió un templo a Júpiter en el Calvario e hizo poner la estatua de Adonis en el
Portal de Belén, mientras colocaba sobre los muros de la ciudad un cerdo de mármol. Su
odio al nombre hebreo se igualaba a su menosprecio del nombre cristiano”.
Constantino (325) eliminó los residuos paganos y construyó allí mismo una
grandiosa basílica de nueve naves. Destruida por una invasión samaritana, fue
remodelada por Justiniano (525). Sin embargo, no podemos ignorar algunas dificultades
hace algún tiempo propuestas. Estas disensiones surgieron en Inglaterra, a comienzos de
siglo. En una fórmula sintética puede resumirse su pretensión: «.Jesús nació
teológicamente en Belén y físicamente en Nazaret». El nacimiento en Belén sería,
entonces, una forma de hablar, una creación teológica del evangelio de Mateo (2,1) Y de
Lucas (2,1-7). Parece anormal, se indica, que Jesús haya actuado en Jerusalén con
frecuencia, sin haber visitado el lugar de su nacimiento, estando tan cerca(!). Existe un
«Belén» muy vecino a Nazaret y algunos arqueólogos alemanes invocaban estas ruinas
asignándolo como el lugar del nacimiento de Jesús. Otros indicaban algunos pueblos de la
otra parte del Jordán. Finalmente, se dice, no sólo hay un silencio en el resto del NT
acerca de Belén, sino casi una «evidencia» de Nazaret como la patria de Jesús (Mt 2,22;
Lc 2,51).
En realidad, ninguno de estos elementos constituye una duda seria acerca del
hecho que Jesús nació en Belén de Judea, entre aquellas grutas donde este
acontecimiento es actualmente recordado y venerado.
Toda una línea orgánica, cuajada de promesas y esperanzas, recorre la Biblia,
afirmando que el Mesías nacería en Belén (Miq 5,1). Hasta los mismo escribas lo reconocen
abiertamente (Mt 2,1-16 cf Le 2,4-15; Jn- 7;42). No se ve razón convincente para romper el
sentido de la profecía. Habría que demostrar lo contrario, lo que aún no he ha logrado con
éxito. Seguimos creyendo en la «verdad» de los evangelios. Su mensaje es fuente de
credibilidad, con base fáctica; brota desde abajo, desde la historia y los acontecimientos;
no como la pura invención y mentira piadosa del ingenio humano.
BETANIA
Se sitúa al este del monte de los Olivos, y a 3 km de Jerusalén. En la antigüedad no
fue más que una pequeña aldea. Aquí vivieron los amigos de Jesús: Marta, María y Lázaro
(In 11,1). El evangelio de Lucas describe el clima de confianza y la hospitalidad con que
era recibido y agasajado (Lc 10,38-42). En Betania también fue invitado por Simón el
Leproso (Mt 26,6-13: Mc 14,3-9). Pero el hecho más destacado, y que Juan señala como
el principal de los signos es la resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44). El acontecimiento tuvo
lugar a las puertas de Jerusalén y no podía pasar desapercibido a las autoridades, que
eran saduceos. Efectivamente este signo va a ser la causa de la muerte de Jesús, según el
cuarto evangelio (Jn 11, 45-53). El hecho de la resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44) ha
sellado a Betania con un nombre propio. Los otras menciones quedan relegadas ante la
singularidad de este milagro. Se ha llamado «Lazarium», a saber, el lugar en donde Jesús
resucitó a Lázaro. La tradición cristiana ha sido unánime. Eusebio de Cesarea (hacia el 330)
recuerda el «Lugar de Lázaro». San Jerónimo confirma (390) la existencia de una iglesia
construida sobre la tumba de Lázaro. La arqueología ha encontrado restos de esta antigua
iglesia. La actual iglesia se asienta sobre el mismo lugar. Se destaca el relieve del altar
mayor, con esta inscripción: «Yo soy la resurrección y la vida». Todo el conjunto evoca el
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triunfo de la resurrección sobre la muerte, patente en el logrado contraste con la
luminosidad y austeridad de sus elementos decorativos.
En la actual Betfagé - no cabe la menor duda por su posición, valor de la
tradición y sintonía con los datos del evangelio- se sitúa la Betfagé de los evangelios, a la
cual mandó a los discípulos pare buscar el asno (Mt 21,1-2; Mc 11,1-2; Lc 19,29-30). Ha
sido siempre un pueblo pequeño. Hoy sus habitantes son musulmanes. El pueblecito se
asienta en una falda del monte de los Olivos. Desde aquí Jesús salió montado camino de
Jerusalén.
EMAÚS
Emaús se sitúa a 11 km. (60 estadios) al noroeste de Jerusalén. Jesús resucitado
se da. a conocer a los discípulos, incrédulos, para devolverles la fe y hacerlos retomar al
grupo de los apóstoles reunidos en Jerusalén.
BAUTISMO
Se dice que «Juan bautizaba en Ainón, cerca de Salim, porque había allí mucha
agua» (Jn 3,23). Salim puede ser la última parte de la palabra Jerusalén. Ainón se sitúa, hoy
cerca de Betania, en la otra orilla del Jordán. Aquí Jesús fue bautizado. Este lugar no queda
lejos de Qumran. Algunos sostienen que Juan Bautista pertenecía a la secta de los esenios.