Primera Edición 2015
© Ediciones simiente (primera edición)
Segunda edición 2015
©Ablucionistas press
©El espejo adecuado
©Jorge Contreras Herrera
Portada: Polo Castellanos
“Se me olvidaba” (disponible)
Esmalte/papel
2015
1.70 x 1.20 mts.
Ablucionistas press
Narciso Mendoza 27 Barrio de Atempa, Tizayuca, Hidalgo, México
C.P. 43800
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede ser
reproducida, archivada o transmitida, en cualquier sistema –electrónico,
mecánico, de fotoreproducción, de almacenamiento en memoria o
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características tipográficas, de composición, diseño, corrección, formato son propiedad del editor.
Impreso y encuadernado en México
Printed and bound in México
El espejo adecuado
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Mario Bojórquez
El hombre regresa a casa, el hombre siempre regresa a casa; y no es solamente un mecánico volver sobre los pasos hasta tocar la puerta de nuestro cobijo, se trata de un regresar a casa aún sin haber salido de ella; y aún más, un retorno a la casa deshecha, demolida entre las ruinas de la memoria. Un regre-so, entonces, que es más bien una voluntad de seguir hasta rozar los pliegues de lo conocido, un reconocerse en ese andar de vuelta sin haber venido de parte alguna. Jorge Contreras nos muestra en El espejo adecuado diversas formas de ese regreso: el cuerpo de la amada, el paisaje de la infancia, el tedio de la soledad viril. Nada es más urgente para Odiseo, y para cualquier hombre, que volver a casa.
Jorge Contreras Herrera
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LA VIDA ES OTRA COSA, ALGO QUE SE TE ATORA EN LA GARGANTA
Raquel Lanseros
Si hay algo que le sobra a El espejo adecuado, este último libro de Jorge Contreras, es vida. Vida auténtica que rezuma a través de sus versos y desemboca en el lector con esa fuerza que sólo posee la verdad. Jorge escribe sus versos con el co-razón temblándole en la pluma, sin miedo a la inmensa fuerza de sus propias palabras, que renacen desde el papel y trans-miten al lector toda la desesperanza de ese tiempo yermo que llega después de perder un gran amor. Los recuerdos hostigan al poeta con la fiereza de un monstruo, vaciando aún más de sentido la insoportable monotonía de la ausencia. Ya dijo el gran William Shakespeare que “las heridas que no se ven son las más profundas”. Contreras desgrana en estos poemas la sabiduría de quien es consciente de la inutilidad de luchar con-tra el desamor. Vencido por clarividencia, reconoce al tiempo como único y lento aliado, y va dejándose mecer como un jun-co por el vendaval de su inevitable tristeza. “Triste quien no ha perdido / por amor una casa”, dice el poeta Joan Margarit. Jor-ge ha perdido una casa, un sueño y una vida. Como los bue-nos poetas, posee un dolor lúcido, que le empuja a concluir: “sin el espejo adecuado / la soledad nos aniquila”, en el verso que otorga título al poemario. La necesidad del otro, la iden-
El espejo adecuado
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tidad propia sólo concebida a través del reflejo, es una de las viejas certidumbres de la filosofía. El espejo adecuado contie-ne poesía genuina, no apta para pusilánimes ni paniaguados, poesía que fluye como un río y desborda los cauces e inunda las praderas. Poesía incontrolable como lo es el destino. En palabras del propio Contreras refiriéndose al asesinato de Fe-derico García Lorca: “un verso de sangre escribiéndose en la carne”. Bienvenidos a un libro cuya lectura, les aseguro, no va a dejar indiferente a nadie.
Jorge Contreras Herrera
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Gabriel Chávez Casazola
Quienquiera que penetre en estas páginas podría sentirse ten-tado a recorrerlas del mismo modo, / que se habita una casa de fantasmas. El espectro de una mujer lo atraviesa de parte a parte, sí, y otras apariciones cotidianas de eso que llamamos, genéricamente, un fracaso (o, peor aún, el fracaso).
Si eso fuera todo, poco habría que decir acerca de estos poe-mas. Sin embargo, una lectura atenta guarda para nosotros pequeñas y valiosas revelaciones de ese estado del alma: que no hay cosa más atroz que la desdicha de perder / la volun-tad y no rendirse / al mismo tiempo; que la inocencia suele tener fauces de monstruo; que en verdad no sabemos aquello que perseguimos ni aquello de lo que huimos, y que eso es divertido; o que el mañana ya no se parecerá a nosotros. Y también, soslayada verdad de Perogrullo, se nos recuerda que una cosa es la literatura y otra la vida, ese algo que se te atora en la garganta, la cuchara inservible de la sopa, el estómago con hambre y el amor con hambre.
‘El hombre usa sus antiguos desastres como un espejo’, escri-be Roque Dalton. Jorge Contreras –lodo de instante, (…) nube de fuego, una idea flotando por el universo– lo ha entrevisto y ha colgado en las paredes de esta casa el espejo adecuado para mirarse y que nos miremos, de frente o de soslayo. Des-
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pués de todo, allí en el fondo del azogue nos encontramos, como en la luz primera, solos con nosotros mismos, sin la ropa interior de las excusas ni el sombrero de los argumentos. Tal como cuando nos abandonan o cuando el reloj del ultimátum se aproxima a cero.
La única posibilidad de detener el conteo, o de reírse de él y de nuestros vanos reflejos, parece proponernos el autor, es abrir nuestros ojos nunca cerrados y observar sin sentidos / el verdadero sentido. Es decir, la poesía.
Jorge Contreras Herrera
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DONDE EL TIEMPO SE REFLEJA Y LA SOLEDAD HABITA
El espejo adecuado, de Jorge Contreras.
Jair Cortés
Jorge Contreras es uno de los poetas jóvenes más activos en el terreno de la poesía mexicana actual. Su labor no sólo se circunscribe a la escritura de la poesía sino a su difusión des-de todos los medios posibles, acercando la poesía a públicos diversos y variados, convirtiéndose así en un poeta que vive para la poesía y comparte esta experiencia con sus lectores de manera directa. El espejo adecuado es un libro en el que lo cotidiano se revela a cada instante como una posibilidad para sublimar la vida, la palabra es un puente que traslada al lector del mundo exterior al otro mundo: el íntimo, el silencioso, el rincón olvidado de nosotros mismos. “No quiero que en mi mirada/ esté la mirada de quien ha perdido el alma”, nos dice Contreras, al acercarse a ese espejo que revela la imagen ver-dadera del ser que emerge por medio de la palabra poética. La poesía de Jorge Contreras busca, por medio de un tono con-fesional, emocionarnos y que nuestros sentidos se despierten para rememorar aquella imagen del amor y de los seres que lo habitan, como en el poema “Me busco entonces”:
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Parece, me niego a escribir.
Hay demonios dentro de mí burlándose de mis buenas inten-ciones.
Vigilo mis emociones y no estoy en ellas.
Me busco entonces,
sólo encuentro mi cuerpo y viejos poemas.
Y en esos “viejos poemas” está el cuerpo que es templo y la-berinto del ser, en donde los poemas habitan la experiencia del poeta y se acumulan como recuerdos en la memoria. Una par-te fundamental de la poesía de Jorge Contreras es el silencio: lo que decimos, muchas veces disfraza lo que escondemos, el silencio es, como en los siguientes fragmentos, un ejercicio inverso del decir, un callar a solas o en medio de la multitud, un hacer hablar al otro y que ese otro se escuche:
Te invoco
grabando estas letras en tu frente
en el corazón de la noche tienes que leerme.
Óyeme.
Yo soy tú.
Jorge Contreras Herrera
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Y del silencio pasamos al amor como una tentativa, un dudar y un insistir en el otro, el que tal vez es uno mismo, pero divi-dido (como en el mito platónico) en donde los seres buscan su complemento. Así, dice Contreras en otro poema:
Ovillé mi lengua en tu boca
mi sexo en tu sexo
aun así
no logré zurcirte el alma.
La ciudad y la noche también son temas recurrentes en este conjunto de poemas que, como en un caleidoscopio, multipli-can y construyen una realidad diferente, llena de una enuncia-ción nostálgica y nutrida por el deseo de transcender el olvido: la familia y sus espacios, las habitaciones en donde el amor y la vida se resuelven.
Estoy convencido que uno de los temas centrales de la poesía de Jorge Contreras es la soledad, el aislamiento, el ser a solas, en la noche, en la ciudad llena de solitarios, en la orfandad del amor o amurallado por el silencio pero nunca por el olvido, por-que la poesía, al final, es la prueba de que el hombre amó: “La mujer como la poesía, exige todo de ti./ Tú eliges, tu estreme-cido corazón elige./ Al final, mujer o poesía te abandonan./ Una podrá llevarse todo,/ la otra, ha de dejarte todo.” Esta soledad
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a la que alude la poesía de Jorge Contreras está cifrada por el tiempo, por el transcurrir de ese río que no se detiene nunca. En esa conclusión se resuelve la vida: el tiempo que transcurre y sobre el que vamos fluyendo. Por eso insisto, el poema, la Poesía, mira al tiempo y se refleja en ese espejo adecuado que no conoce reglas ni instrucciones y que, por eso mismo, es el camino ideal para que nuestras palabras no se pierdan nunca y sepamos siempre reconocernos en la poesía de Jorge Con-treras.
Frente a tu casa silenciosa -pienso que estás-, no llamo. Espero.
Y pasa la vida, y se detiene.
Rubén Bonifaz Nuño
Yo sé
Que el tierno amor escoge sus ciudades
y cada pasión tiene un domicilio,
un modo diferente de andar por los pasillos
o de apagar las luces.
Luis García Montero
Lo que busca con su bastón
el ciego es la luz, no el camino.
Hugo Mujica
El espejo adecuado
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De vez en cuando la distanciaNo puedo evitar esa costumbre
nuestra: dar de beber primero a los ausentes.Waldo Leyva
Vine a Santiago, con un sombrero puesto y mi corazón en casa donde
están mis hijos, mi esposa. Acá supe que Ennio, dio sus primeros pasos
y supe que amo a mi mujer más de lo que nunca antes he amado.
Vine a Santiago y ofrecí el trago de ron que se brinda a las almas que
en algún momento estuvieron con nosotros. Caminé por el parque
Céspedes. Una Still Band de una delegación de Trinidad y Tobago,
tocaba “No woman, no cry” que hacía bailar caminando. Todos cantaban
y mi corazón en casa.
Bebo un mojito mientras escribo. Pienso en ustedes con todo mi amor y
devoción. Digo una plegaria para que todos estemos bien y mejor cada
mañana.
Siempre ha sido necesaria de vez en cuando la distancia para calibrar el
corazón y el alma. Vine a Santiago para volver a casa.
Santiago de Cuba, julio del 2011
Jorge Contreras Herrera
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A propósito de cierto día del fin del mundo
Ya he perdido cosas irrecuperables:
muletas de mi memoria
películas de momentos especiales.
Para algunos el mundo debería acabarse
éste 21 de diciembre del 2012
pero pasará como siempre otro día,
otra hora afilada en el cuello de otro día.
Y habrá quienes busquen otra fecha
que pueda ponerle fin a las esperanzas.
Somos un recuerdo colectivo
que nos mantiene vivos.
Nuestra memoria necesita andamios,
bodegas, planetas enteros de archivos;
El espejo adecuado
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tus besos los recuerdo bien,
ocupan el mayor espacio de todos
y se repiten como una película,
instante que te sigue en los aromas.
También hubiese querido que el mundo terminara
el 21 de diciembre del 2012
no habría dolor por las cosas que se pierden,
no habría muertos a quienes llorar,
ni vivos testigos de la muerte;
pero nada pasará en el enigmático
21 de diciembre.
El reloj de arena continuará su ciclo
otra fecha arcana nos emocionará,
otro reloj contando para atrás
fracasará antes del cero,
y sin embargo, uno a uno,
también moriremos.
Jorge Contreras Herrera
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Mientras mi propio fin del mundo
llega tarde (porque mi mundo
aunque sea una ilusión es mexicano)
me tomará esperándole
quizá desde un remoto 21 de diciembre.
En tanto cuidaré mejor mi memoria,
aquellos besos previos a un supuesto
fin del mundo, los buscaré nuevamente
en tus labios arrancándolos de tu cuerpo,
no vaya a ser que esta vez
con promesas y reclamos
llegue el fin de mi paciencia.
El espejo adecuado
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Familia mexicana
Cuando me casé no tenía para pagar una renta
y me dieron un pedazo de la casa:
La recámara de los niños tiene dos camas;
la cocina, una pequeña estufa,
un refrigerador descompuesto.
En nuestra habitación, ella me abraza,
el bebé duerme junto a nosotros.
Somos una familia, ella y yo,
un bebé y dos niños que van a la primaria.
Renuncié.
No he podido encontrar un buen empleo.
Promesas que nos dañan.
Jorge Contreras Herrera
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Te veo tan bonita cuando me recibes,
más tarde, de madrugada, cuando duermes
abrazada a mí, con tu cabeza en mi pecho
te veo y sufro, me duele darte hambre con amor.
El espejo adecuado
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La vida es otra
Nunca ha sido afán mío pasar en limpio mis poemas; quisiera de pronto
verlos ordenados en un cuaderno o mirarlos ya publicados en un libro,
con mi nombre debajo de un título, que describa bien lo que quise.
Nadie te contrata por escribir bien unos poemas, algunas personas te
quieren, y eso es todo y es bastante, pero la vida es otra cosa, algo que
se te atora en la garganta, la cuchara inservible de la sopa, el estómago
con hambre y el amor con hambre simplemente porque no pudiste
comprar la casa o pagar la renta o cumplirle los sueños a las personas
que amas. Esa es la vida detrás de la puerta.
En la recámara cuando estás solo por abandonado no sabes dónde poner
la cabeza sin que zumbe en los sueños espacio hueco. La vida puede
ser otra, pero la esperanza mata cuando lo único que te deja es tiempo.
Jorge Contreras Herrera
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Miseria
Qué peor miseria
que perder la voluntad
aunque la esperanza
moribunda de pena
siga viva.
Habrá quienes digan:
cómo puedes hablar de miseria
si lo tienes todo.
No me entenderían.
No me entenderían
la desdicha de perder
la voluntad y no rendirse
al mismo tiempo.
El espejo adecuado
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Ni espacios ni momentos
No encuentro un rincón de la casa donde llorar tranquilo:
los espacios vacíos empujan los huecos que ya no tengo.
Tus palabras me mandan a la lona
con una luna quebrada en mi sonrisa.
Escondido bajo el viento de la noche
cuaja lágrimas que son gestos.
Desahogarse, abrir la válvula de escape
llorar donde nadie interrupa
con sus propias muertes
o consuelos inapropiados
llorar solo con el tiempo
expandido de ausencia.
Jorge Contreras Herrera
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Sospechas
Tengo el corazón desgastado
piedra molida de moler
polvo de eternidad, lodo de instante.
Qué hacer si me sobra cansancio,
si las noches espesan sospecha.
Caigo entre sueño y dolor
aguijoneado. Me venciste.
El espejo adecuado
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Soñador
No tengo hábitos, todo lo que hago es una decisión. No sé comer a una
hora justa ni dormir ni levantarme. No sé el día ni el año. Preferiría vivir en
el mundo del sueño siempre y cuando no hubiera pesadillas.
Puedo olvidarme del hambre si escucho música y a veces quisiera bailar
como Sammy Davis Jr., mientras canto Mr. Bojangles, puedo olvidarme
del mundo y sentir que no soy de aquí, que no existo, que soy una nube
de fuego, una idea flotando por el universo.
Jorge Contreras Herrera
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Los poemas que nunca te leí
Las heridas son monumentos de la memoria,
la tristeza un dictador que nada permitía.
Fue un turno sin ruinas, en la ruina.
Las promesas no fueron cordilleras.
Todavía paso las noches pensando qué hacer:
ir a la cocina a tostar un par de tortillas,
poner más café en la olla,
leer los poemas que nunca te leí.
No tuvimos un cigarro que nos sobrara,
o un trago de tinto para celebrar de bueno.
Nuestro abrazo bastaba pleno de sobra.
Nunca te interesó bailar rituales conmigo
El espejo adecuado
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pero hacíamos el amor como el amor quisiera.
Cierto que la música no llegó a tocar la luna
y la luna era una música menguante.
Jorge Contreras Herrera
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El espejo adecuado
Sé que no escribo para detener el tiempo
o para ocupar un espacio en el universo.
Escribo para entender, comprender.
Hablando de teología,
Dios creó al hombre para conocerse.
Sin el espejo adecuado
la soledad nos aniquila.
Jorge Contreras Herrera
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Fábula de los niños y las palomas
En la fuente que tiene cuatro tortugas
en el centro de Real del Monte,
dos niños persiguen palomas:
gritan, enseñan sus garras,
sus fauces de monstruo.
Las palomas vuelan.
Los niños ríen y vuelven.
Me divierto al verlos
y pienso:
qué persigo
qué huye de mí.
El espejo adecuado
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Mujer y poesía
La mujer como la poesía, exige todo de ti.
Tú eliges, tu estremecido corazón elige.
Al final, mujer o poesía te abandona.
Una, ha de quitarte todo,
la otra, ha de darte todo.
Jorge Contreras Herrera
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Mañana
Apenas y puedo nombrarte
sin que estallen costras de caricias
para ahogar en mi memoria
un mañana
que ya no se parece a nosotros.
El espejo adecuado
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Mensaje
Recostado en el sofá
pienso el sueño, lo que quisiera.
Me distrae un arácnido
que del techo cae sobre mi brazo.
Asustado aplasto su organismo de artrópodo.
En voz alta leo un libro virgen
aún con olor a imprenta,
páginas que me recuerdan
los insomnios fértiles.
Esa araña bien pudo ser un mensaje,
a veces no estoy por sentir ausencia.
Busco el abrazo entre sueños.
Jorge Contreras Herrera
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Cronos
Días abandonado en casa.
Mi querido perro me mira
y parece comprender;
trata de animarme
con ladridos de amigo,
mueve la cola
y con su cabeza busca mi mano.
Él no tiene la culpa
Lo acaricio y juego,
le hago creer que estoy mejor.
Sabemos que no es así.
El espejo adecuado
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Hecho a mano
Graves: ¿Notan algo extraño en este cuarto?
—No.
Graves: Bueno, pues todo está hecho a mano, con una excepción: este desagradable archivero
triple de plástico que me regalaron. Voy a ponerlo aquí dos o tres semanas, por cortesía, y
luego lo desaparezco.
Robert Graves - Entrevista de Peter Buckman y
William Fifield 20 de mayo de 2007 por Isaías Garde
Junto mis manos:
jícara de líneas cartográficas,
para beber agua mansa.
La luna se deshora en lágrimas,
rocío, llanto de Isis.
Bebo de mis manos, llanto de luna.
Comprendo, es mejor la vida hecha a mano
con un ombligo
que nos recuerde que una vez fuimos lo mismo.
Jorge Contreras Herrera
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Sirena
En el naufragio,
en el ruido del silencio,
donde los hombres
se convierten en cerdos,
donde voces son dulces
y embriagantes los deseos,
la soledad, arpía o sirena
cuando traiciona:
contenta.
El espejo adecuado
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Fantasmas
Ahora que he tenido que olvidar el futuro
y que no hay recuerdos que anhelar
vivo el tiempo
del mismo modo,
que se habita una casa de fantasmas.
Jorge Contreras Herrera
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La falsa rutina
Mi cama es una ilusión donde duerme otro que fui
un fantasma retador de recuerdos y rutinas.
No existimos, nada existe, nunca fuimos.
El espejo adecuado
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Mi silencio es tuyo
Sin palabras, agotado el discurso,
sangrar silencio, tragárselo.
Nido en la garganta,
ave de vuelo mudo.
Decirme ausente, decirte ausente.
Dejar vacío el hogar vacío.
Dejarte partir con los sueños derrotados.
Ocultar las heridas en mi cuerpo desnudo.
Jorge Contreras Herrera
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Para decir adiós
Quizá el sol se detenga
al atardecer de un domingo
y uno de los dos lastime al otro
sin la intención de hacerlo
pues sabes como yo,
que es inevitable.
Cómo son las cosas:
la casa habitada
se deshabita un día.
quien dice adiós
dice, “regreso, no me voy, no me he ido”
para decir adiós, no hay que decirlo.
El espejo adecuado
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Me busco entonces
Parece. Me niego a escribir.
Demonios dentro, burlándose
de mis buenas intenciones.
Vigilo mis emociones y no estoy en ellas.
Encuentro un cuerpo mío y viejos poemas
de alguien que fui no hace mucho.
Camino,
de afuera hacia dentro camino
con la sonrisa de una estrella,
extraviado, buscándome.
Jorge Contreras Herrera
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Invocación
Yo supe el tono de voz
con el cual despertaste al sueño
vi abrir tus ojos y de tu mirada emerger magia para mí.
Me das en silencio, o en el aleteo de un parpadeo
un himno, cantos, poemas completos.
Un día no estabas, la noche era negra como una yegua negra
sin ojos, sin hocico, sin relincho.
Me cansé de llamarte
y caminé triste, sin moverme.
Entonces supe que me llamabas
que me llamas sin llamarme,
El espejo adecuado
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otro responde, y aunque grito
no me oyes.
Te invoco
grabando estas letras en tu frente
en el corazón de la noche.
Pronuncio este misterio en tu oído;
levántate:
yo soy tú.
Jorge Contreras Herrera
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Hacia un lugar
Preguntarse todo el tiempo,
qué no me dice, y dolerme por dentro.
Estar entre la certidumbre y la incertidumbre
como quien tiene hambre y nada se le antoja.
Beber la copa del juicio, el trago amargo
sin esos labios que endulcen la herida,
labios que la provocaron.
Escucho un viejo disco de Chicago
y recuerdo emocionados vetustos años.
Sin moverme viajo.
Diente de león al viento,
he de llegar a un lugar tranquilo.
El espejo adecuado
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Árbol caído
Otro árbol más que derrumban en mi casa,
en la casa de mis padres separados
en el hogar de hoguera enclenque.
Yo crecí con ése árbol, un pino de altísima copa.
En estos momentos, aún le dan hachazos,
los escucho como azotes de un látigo
y no puedo hacer nada. Por muchos años,
le pedí a mi padre que no lo cortaran.
En un pueblo con apellido de árbol
compré una pata de elefante
y un cáctus llamado viejito.
Ahora me toca a mí alimentar el fuego
la hoguera de mi propio hogar.
Jorge Contreras Herrera
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La bocarnea recurvata conocida como pata
de apenas dos años, es nuestra planta,
crecerá con mi hijo y con nosotros.
Sé que viven más de trecientos años
y se puede mover de un lugar a otro
por si hay mudanza.
No voy a lamentarme por el árbol caído
también talé un pirúl con mis manos
cuando yo tenía la edad de diecisiete
y confieso que no sabía lo que hacía.
Pero hoy sí sé, y pregunto el nombre
de cada árbol, sus aromas, frutos, sombras,
No voy a lamentarme por el árbol caído
por cada uno, plantaré otro más.
El espejo adecuado
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Sastre
Ovillé mi lengua en tu boca
mi sexo en tu sexo
aun así
no logré zurcirte el alma.
Jorge Contreras Herrera
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Revelación
Dios abre sus ojos nunca cerrados
y cambia el cristal de la mirada.
Así, por un instante
exiliado del tiempo,
se observa sin sentidos
el verdadero sentido.
El espejo adecuado
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Camino
Rompí tu corazón
ando sobre los añicos
Vera Pavlova
Enigmática travesía,
de otro lejos del que fuiste.
Caminas ensuciando los zapatos
buscando un pedazo de agua
que sirva para quitar el hambre, la sed.
Muerdo el hielo, sonrío.
Aún no me acostumbro a la costumbre.
El cochambre de recuerdos
donde pones la mirada
como fantasmas ornamentales
de las vidas que has vivido.
Cuántas veces amaste,
arrastra pues tu cobija
junto al frío de quien extrañas.
Jorge Contreras Herrera
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Advierto
No quiero que en mi mirada
este la mirada de quien ha perdido el alma.
No quiero pagar con monedas
las caricias que perdí.
No quiero fantasmas con propósitos de novia.
No quiero acostarme con mis hubieras
ni ver correr a los niños por la casa que no construí.
No quiero mentiras que ignore por conveniencia,
ni confianzas con sospechas.
No quiero que esto parezca un poema
ni el relato de una falsa promesa.
Yo sólo te quiero a ti.
El espejo adecuado
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Los Dados sobre el espejo
“Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!”
César Vallejo
Efectivamente,
Dios, no tienes una cicatriz en el costado
no te duelen las mujeres que se van
las que aman por amar y las que aman sin amar.
Yo quisiera jugar a los dados
sentarme contigo a comer el pan
beberme el vino del siglo
e invitar la siguiente ronda
por las Evas que se van...
Jorge Contreras Herrera
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Yo no sé si tú piensas en el suicidio
o en algún momento, pierdes la voluntad
y tienes que levantarte de todos modos
con la esperanza de que algo pasará...
Yo no sé si Dios, tengas que creer en algo
si se te impone alguna religión.
De cualquier modo,
Dios, no tienes una herida en el costado
no te duelen las mujeres que se van.
El espejo adecuado
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Tarde, te escribo
Hoy me pesa mi vejez de muerto;
Pésame que no me conocieras
En otro tiempo; tus melindres
Sin consideración, me pesan:
son mi monumento funerario.
Rubén Bonifáz Nuño
Soy de los que llegan tarde a las fiestas
a los ágapes, a cualquier reunión.
Sin embargo, me enteré puntual de tu muerte,
y no hice nada, mas seguir con mis quehaceres:
una mudanza, que me llevó cinco viajes
en una pequeña camioneta blanca.
Vi que comenzaban a escribir epitafios de tu muerte,
como si algún juez dijera, en sus marcas, listos fuera.
Y yo no podía hacer otra cosa
que cargar muebles de un lado a otro,
Jorge Contreras Herrera
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recostarme con mi esposa
a jugar con el bebé un rato,
levantarme a fumar los cigarros,
y pensar en tu muerte.
Pensaba igual
en la metamorfosis de Ovidio que tradujiste,
o en el manto y la corona
que le di a una mujer aún sin canas
para que viera lo que era cifrar poesía.
Es cierto,
me he puesto el menos gastado de mis dos trajes
y me puse a escribir pensando
porque escribiendo es como se piensa
y puse mi frente en el cristal frío de la ventana.
El espejo adecuado
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No te vi morir
En homenaje a Federico García Lorca
No vi el momento en que te fusilaron
pero noto que a las cinco de la tarde
reina el silencio en las paredes
y las golondrinas vuelan a ras de suelo.
Tampoco supe, si realmente te asesinó el cielo
y desde este milenio (paredón donde te escribo)
nos extorsiona lo divino, y una gula imperial
nos come la ilusión.
Con una cuchara nos golpean en las costillas,
con una cuchara nos extraen el cerebro,
con una cuchara y llantos nos ponen en renta.
Federico, mis ojos no habían nacido
Jorge Contreras Herrera
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cuando tu cuerpo cayó en la mirada de los rifles
como un verso de sangre escribiéndose en la carne.
Los ojos de aquellas armas aún guardan tu imagen.
Tuya la tarde, Federico. Tuya para siempre.
Algunos pianos, teatros, plazas
parecen decir, a las Cinco de la tarde
ese eco hipnótico de tus poemas
ese cante jondo y oscuro
de tus enardecimientos.
No te vi morir, Federico. No había nacido
pero el aire que mecía aquella hora
en las hojas de los árboles
mece ahora mismo los lóbulos de la noche.
Es el mismo aire, Federico. El mismo.
El espejo adecuado
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Estar bien
Una amiga, me dice que voy a estar bien porque la esperanza siempre
es recomendable y yo me obligo a pensar que voy a estar bien, incluso
pienso que estoy bien. Sin embargo sé que soy un iluso empedernido,
y que la esperanza me tira sonrisas mientras siempre se va con otros,
y yo espero como un tonto todo el tiempo, mientras me consuelan con
palabras, y creyendo que todo es parte de un proceso para tragarme mi
placebo de filosofía barata, sonriendo sin ganas y encabronadamente,
poco a poco, acepto, que no estoy bien, que me lleva la chingada,
que esta vez, no quiero esperanzas. Que de esperanzas estoy hasta
la madre, así que calmadamente acepto que no estoy bien, y así, sin
negociaciones ya no acepto esperanzas por certezas.
Jorge Contreras Herrera
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No digas nada
Si un día en espasmos eróticos despiertas y no soy el que está contigo y
en ese instante sientes que un nudo de alambre o enjambre de avispas
se mueve entre tu alma y tus entrañas, y sientes entonces, que siempre
te he hecho falta, ya no digas nada.
Si un día, entre la muchedumbre mientras caminas pensando en casi
cualquier cosa y miras sin querer a una pareja enamorada sonriendo
entre charla y besos y sientes entonces, que siempre te he hecho falta,
ya no digas nada.
Ese día, lo sé desde ahora, ya no habrá tiempo de reconstruir ruinas, y el
café entonces me estará prohibido, y un brindis lo tendré reservado para
la graduación o boda de mi hijo y mi sonrisa, ya estará mirando hacia otro
lado, y porque entonces, ese día, yo no diré nada. Y no sé, posiblemente
le escribiré un poema a una hermosa muchacha sin ninguna esperanza,
nada más para saber que aún puedo, y a ella le contaré lo que un día
pasó. Por qué razón hoy escribo, que al decirle estas cosas en realidad
El espejo adecuado
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te las digo, y que esperé desesperadamente escucharte decir: “no te
vayas”.
Hoy es tarde y despierto en espasmos de tos y frío y no estás conmigo,
me doy vuelta en la cama con mi vejez y mi nostalgia, nos decimos algo
a través de los años, algo como un epitafio, algo que susurro cada noche
entre sueños: Yo te decía, “no digas nada”, y esperaba escucharte decir,
“no te vayas”.
El espejo adecuado
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Hablando de poesía con Megan
Para Megan, Liam y Ennio
–Cuando sea grande quiero ser poeta como tú.
–¿Y cómo serías?
–Pues me pondría un sombrero
me subiría de píe sobre una silla
y en voz alta diría cosas bonitas
como que el arcoíris está en mi sonrisa
y el sol me acaricia las mejillas.
–Oye, pues sí que eres poeta.
Para ser poeta
abre los ojos, aún cuando los cierres
y trata de recordar tus sueños:
los sueños son como los poemas
y con las palabras tu mundo
se vestirá como tú quieras
–¿en serio?
–Sí. Así es. Mira:
el sol es una rebanada de piña
que sabe a luz.
Jorge Contreras Herrera
74
El mañana
Vengo a escribir bajo este cielo de Tizayuca.
Los árboles murmuran cada que el aliento toca sus hojas.
Heme aquí.
Sobreviví.
Hoy después de tanto querer, te dije adiós.
El viento me dice cosas
son buenas pienso,
y pienso que hay un mañana para mí.
Indicios
Prólogos
Mario Bojórquez 7Raquél Lanseros 8
Gabriel Chávez Casasola 10
Jaír Cortés 12
El espejo adecuado
De vez en cuando la distancia 21
A propósito de cierto día del fin del mundo 22Familia mexicana 25
La vida es otra 27Miseria 29
Sospechas 30
Soñador 31
Los poemas que nunca te leí 32
El espejo adecuado 34
Reflejo 35Fábula de los niños y las palomas 36
Mujer y poesía 37Cronos 40
Hecho a mano 41
Sirena 42
Fantasmas 43
La falsa rutina 44
Mi silencio es tuyo 45
Para decir adiós 46
Me busco entonces 47Invocación 48Hacia un lugar 50
Árbol caído 51
Sastre 53
Revelación 54
Camino 55
Advierto 56
Tres luces
Los dados sobre el espejo 59
Tarde te escribo 61
No te vi morir 63
No digas nada
Estar bien 67No digas nada 68
Postales
Hablando de poesía con Megan 73El mañana 74
El espejo adecuado,segunda edición,
artesanal.Los Ablucionistas pressedición a cargo del autor
bajo la luna creciente de agostodel 2015 de la era vulgar.
Jorge Contreras nos muestra en El espejo adecuado diversas for-
mas de ese regreso: el cuerpo de la amada, el paisaje de la infan-
cia, el tedio de la soledad viril. Nada es más urgente para Odiseo,
y para cualquier hombre, que volver a casa.
Mario Bojórquez
El espejo adecuado contiene poesía genuina, no apta para pusi-
lánimes ni paniaguados, poesía que fluye como un río y desborda los cauces e inunda las praderas. Poesía incontrolable como lo es
el destino. En palabras del propio Contreras refiriéndose al asesi-nato de Federico García Lorca: “un verso de sangre escribiéndose en la carne”. Bienvenidos a un libro cuya lectura, les aseguro, no
va a dejar indiferente a nadie.
Raquel Lanseros
‘El hombre usa sus antiguos desastres como un espejo’, escribe Roque Dalton. Jorge Contreras –lodo de instante, (…) nube de fuego, una idea flotando por el universo– lo ha entrevisto y ha
colgado en las paredes de esta casa el espejo adecuado para
mirarse y que nos miremos, de frente o de soslayo.
Gabriel Chávez Casasola
Estoy convencido que uno de los temas centrales de la poesía de
Jorge Contreras es la soledad, el aislamiento, el ser a solas, en
la noche, en la ciudad llena de solitarios, en la orfandad del amor
o amurallado por el silencio pero nunca por el olvido, porque la
poesía, al final, es la prueba de que el hombre amó.
Jair Cortés