Acción Antrópica 2013, 1, 1-8
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“La Balsa”: de laguna a piscina Francisco Albero Ruiz
Universitat de València. E-mail: [email protected]
Resumen
El endorreísmo aparece en zonas donde el agua no tiene salida fluvial a océanos o mares. Estos ambientes se caracterizan por coincidir
con dominios semiáridos y por establecerse en depresiones cerradas carentes de pendiente. En el interior de la Península Ibérica son
abundantes los espacios que comparten estas propiedades. Uno de ellos es “La Balsa” de Camporrobles. Ésta es una laguna continental
de alrededor de 2 ha que perduró junto al núcleo urbano hasta el año 1966, momento en que se decidió desecar. Tras su secamiento se
implantaron los equipamientos de los que hasta entonces el municipio carecía. En la actualidad esta zona comporta un riesgo de
inundación. Mediante la recopilación de diferentes fotos aéreas y orto-fotos podemos observar la evolución que ha experimentado la
zona de estudio en los últimos sesenta años.
Palabras clave: Camporrobles, laguna continental, endorreico, desecación, urbanización, riesgo de inundación.
Abstract
Endorheic lakes can occur in areas where water does not flow into any oceans or seas. These environments are characterised by being
located in semi-arid regions and closed depressions with low slope. These kinds of areas are around in the Iberian Peninsula’s inland.
One of these examples is “La Balsa”, which was in Camporrobles. This continental lake was around 2 ha. It survived next to the urban
area until 1966, when it was drained. Once dry, the facilities the town lacked were provided in this area. Nowadays, this area is
threatened by flooding. Its evolution during the last sixty years can be observed thanks to a compilation of different aerial photographs
and orthophotos.
Keywords: Camporrobles, continental lake, endorheic, drainage, urbanization, flooding risk.
1 Introducción
El endorreísmo es la acumulación de agua en una
zona continental fruto del pulso que gana la
evaporación a la precipitación. Esta circunstancia
impide a los flujos de agua disponer de la potencia
suficiente para estructurarse y de este modo tener
salida fluvial al mar. En nuestro caso el espacio
endorreico lo encontramos al sureste del núcleo
urbano de Camporrobles, donde existió hasta el año
1966 una laguna conocida popularmente como “La
Balsa”. Cerca de un kilómetro al sur de “La Balsa”
existe un paraje conocido como “Las Balsillas”,
donde, esporádicamente y en menor medida,
también se acumula agua dando lugar a pequeñas
charcas. “La Balsa” debió ser el principal factor
que explica por un lado el poblado íbero cuyos
restos aparecen por la solana y cima de “El Molón”,
y por otro la colonización cerealista por parte de los
romanos, como lo testifican las cuatro villas
rústicas que hasta el momento han sido
descubiertas en el entorno (Piqueras Haba, 1997).
Una de las primeras noticias escritas sobre La Balsa
la encontramos en el Libro de la caza de Don Juan
Manuel. En este tratado cinegético (1325-1326)
escrito en castellano antiguo se sobreentiende lo
siguiente: “En las lagunas de Camporrobles hay
muchas aves y muchas garzas, al tiempo de paso
del arroyo que nace sobre abundante”. Nuestro
objetivo se centrará en conocer el origen y
evolución de “La Balsa”, el porqué de su
desecación y la situación actual de este espacio.
2 Métodos
Se ha realizado una revisión bibliográfica con el
objetivo de recopilar información que sea útil.
Además se ha consultado al ayuntamiento de
Camporrobles y se ha recogido la información
aportada por los habitantes del municipio. También
se ha realizado un trabajo de campo antes, durante
y después de la realización del trabajo para conocer
de primera mano la zona de estudio. Por otro lado,
hemos seleccionado diferentes fotografías aéreas y
orto-fotos para observar la evolución de la zona de
estudio en los últimos 60 años. También se han
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aplicado Sistemas de Información Geográfica con
el objetivo de detallar el lugar exacto en el que se
ubicaría la laguna y su área de influencia en la
actualidad. Para llevar a cabo este procedimiento
ha sido necesario la georreferenciación de la
fotografía aérea del vuelo americano de 1956,
escala 1:33.000, hoja 693-Utiel, respecto a la
ortofoto del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea
(Plan Nacional de Ortofotografía Aérea, en línea),
escala 1:50.000, hoja 693-Utiel.
3 Resultados
3.1 Características de la zona de estudio
El ámbito de estudio se localiza en el vértice
noroccidental de la Meseta de Requena, que
comparte prácticamente las mismas características
geográficas que la submeseta meridional
castellana, de la que queda separada por el río
Cabriel. Nuestro sector en concreto se encuentra en
la parte más alta de la Meseta de Requena, pues ésta
está basculada de NO (900 msnm en
Camporrobles) a SE (600 msnm en Campo Arcís).
La topografía es básicamente llana, dando lugar a
una especie de altiplanicie, no obstante
encontramos una serie de sierras anticlinales de
orientación ibérica (NNO-SSE; Figura 1). Estas
elevaciones son las sierras de Mira, que termina
con un amplio cantil en las proximidades de
Camporrobles dando lugar a la montaña de “El
Molón” (1127 metros), la Sierra de la Presilla
(1040 m) y la Sierra de la Bicuerca, cuya
estribación más septentrional alcanza el municipio
camporruteño con el nombre de cerro de Cardete
(1131 m). Entre estas elevaciones se encuentra el
gran llano donde se localiza el núcleo urbano de
Camporrobles y la antigua laguna. El principal
agente responsable de la configuración de este
espacio es la actividad tectónica que aconteció a
finales del Oligoceno, en el Chattiense. Esta etapa
compresiva plegó los materiales mesozoicos
depositados en las diferentes transgresiones y
regresiones marinas, dando lugar al conjunto de
unidades del relieve: Sierra de Mira, Sierra de La
Bicuerca y Sierra de la Presilla (cerro de El Diente
y el Quijar). Después de esta compresión, tuvo
lugar una nueva etapa distensiva que tuvo su mayor
desarrollo durante el Mioceno Superior y el
Plioceno. En este proceso se formaron un conjunto
de fosas de rift que van desde el Rhin en Alemania
hasta el norte de África, pasando por el
mediterráneo occidental. Este elemento
topográfico fue aprovechado por la red fluvial para
encajarse. Localmente, este proceso afecta en lo
que se refiere a la fosa del Turia, que a partir de
Teruel se bifurca en dos ramales, el del Alto
Mijares y el del Turia. Es probable que la depresión
situada entre estas sierras ibéricas donde se localiza
“La Balsa”, obedezca a este proceso de
encajamiento en la fosa del Turia. Al mismo
tiempo, al Sur de este llano de Camporrobles se
produjo la configuración del Río Magro. Su erosión
remontante provocó la captura de la red fluvial en
la cubeta de Fuenterrobles, entre la Sierra de la
Bicuerca y la Sierra de la Presilla, pero no pudo
alcanzar las tierras más altas del llano de
Camporrobles (Figura 2). A grandes rasgos los
materiales que observamos en superficie son dos:
los jurásicos y cretácicos en las sierras y los
cenozoicos en los grandes llanos.
Figura 1 Corte geológico entre la montaña de El Molón y la sierra de La Bicuerca. Entre ambas elevaciones el llano donde de
emplaza el núcleo urbano de Camporrobles y “La Balsa”.
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Figura 2. Vista desde El Molón; Glacis de El Molón, Llano del Campillo-Camporrobles y sierra de La Bicuerca al fondo.
Debido a la estrecha relación del endorreísmo con
el clima, es importante conocer las características
climáticas de la zona de estudio. Estas tierras altas
y llanas dificultan tanto la captación de los flujos
atlánticos como de los mediterráneos. El volumen
de lluvia gira en torno a los 400 mm de media
anual. Éstos se reparten regularmente a lo largo de
todo el año excepto en el periodo seco de verano,
comprendido entre la segunda mitad del mes de
junio y la primera del mes de agosto. Pero a su vez,
los 900 metros de la altiplanicie y los más de 1100
m de las sierras que la rodean, constituyen una zona
favorable para las tormentas durante el intervalo
mayo-septiembre. En ocasiones estas tormentas
van acompañadas de granizo (Pérez Cueva, 1994).
La temperatura media anual es de 13 ºC,
influenciada por la continentalidad y la altitud.
Existe una fuerte oscilación térmica, cerca de 50
ºC, entre el verano y el invierno. Entre los factores
destacan la distancia al mar (100 km) y la
protección que le brindan las sierras. Nos
encontramos ante una da las áreas más
continentales del País Valenciano ya que las
temperaturas van desde los 36-37 ºC de valores
máximos en verano hasta valores por debajo de los
-10 ºC en los crudos inviernos.
3.2 Origen y evolución
La combinación de varios factores es la que ha
hecho posible la formación y el desarrollo de “La
Balsa” (Figura 3). En primer lugar, un acuífero no
confinado en el que la superficie del suelo
intercepta su nivel freático dando lugar a
manantiales de afloramiento. En segundo lugar, las
particularidades climáticas y topográficas que
otorgan un carácter endorreico al terreno. El
balance hídrico deficitario unido a la zona de
amplia llanura donde nos encontramos dificulta
que los flujos de agua se estructuren en una red
hidrográfica con un sistema lineal, jerarquizado y
estructurado con salida fluvial. Por tanto, el
régimen hidrológico (cómputo entre las entradas y
las salidas de recursos hídricos) de dicha laguna
queda determinado por la interrelación de dos
balances hídricos: el del acuífero y el de la masa de
agua superficial.
El sistema de descarga y recarga de nuestro
acuífero, el del subsistema Plana de Utiel-Requena,
dentro del sistema acuífero nº 53 Medio Turia-
Mesozoico Septentrional Valenciano, tiene el
siguiente balance para el año medio del periodo
1948-1983, con extracciones referidas al año 1985:
las entradas son naturales y quedan determinadas
por la infiltración de la lluvia (8 hm3 año-1) y las
entradas laterales (19 hm3 año-1). Mientras tanto,
las salidas se producen de modo natural al Río
Magro (10 hm3 año-1) y de forma artificial mediante
extracciones de pozos y bombeos (17 hm3 año-1)
(IGME, 1989). Según varíe este balance, el nivel
freático del acuífero aumentará o descenderá y
podrá asomar o no el agua en el perímetro de “La
Balsa”.
Por otro lado, el régimen hidrológico de la masa de
agua continental superficial queda determinado
por el balance del acuífero, pues requiere de un
balance positivo de éste para que suba el nivel
freático y emerja agua en superficie. Considerada
esta hipótesis, el balance en este ámbito endorreico
queda definido del siguiente modo. Las entradas se
determinan por la precipitación caída directamente
sobre el vaso, por el agua de lluvia que no se infiltra
y discurre en forma de escorrentía superficial y por
el agua que se infiltra y circula en forma de
escorrentía subsuperficial. Las precipitaciones más
abundantes tienen lugar en los equinoccios de
primavera y otoño y la escorrentía superficial pude
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Figura 3. La imagen de la izquierda es una fotografía en la que se divisa “La Balsa”, El Molón y su reflejo en la masa de agua.
La imagen de la derecha es una foto aérea del vuelo americano de 1956 con el núcleo urbano de Camporrobles y la superficie
que ocupaba “La Balsa”.
alcanzar gran importancia durante las tormentas de
verano. Estas escorrentías superficiales proceden
de las ramblas estructuradas en las laderas del
Molón y en menor medida del cerro de Cardete y
del resto de la llanura. Mientras tanto, la escorrentía
subsuperficial se genera en la cuenca vertiente de
la laguna, es decir, en las montañas anteriores.
Estas elevaciones calcáreas cuentan con la
presencia de una serie plástica en el substrato. Esto
provoca que parte de la precipitación se infiltre por
las calizas y circule hacia la llanura en forma de
escorrentía subsuperficial al actuar las arcillas del
Keuper como capa impermeable. Este flujo escurre
lateralmente por los primeros horizontes del suelo
sin llegar a tocar la zona saturada y reaparece en
superficie en la llanura. Las salidas corresponden
principalmente a la evaporación, que cobra una
gran trascendencia en el periodo estival, cuando las
temperaturas pueden sobrepasar los 35 ºC. Además
este momento coincide en nuestro territorio con el
periodo seco del año. También existe un pequeño
volumen de agua que se infiltra en el vaso. Así
pues, el agua que queda concentrada en este punto
varía en función del balance alimentación-
evaporación.
3.3 La desecación
Dos fueron principalmente las razones de su
desecación: eliminar un foco infeccioso y ampliar
la superficie urbana para dotar de equipamientos al
municipio (Figura 4). La tradicional valoración
negativa de los espacios húmedos debido a su
concepción como foco de epidemias, ya sea la
malaria o el paludismo, fue uno de los factores
determinantes para su desecación. Si bien es verdad
que a lo largo de la historia han crecido diferentes
brotes de este tipo de epidemias en zonas lacustres,
como la que azotó a España entre los años 1783 y
1786, epidemias como la malaria no se desarrollan
y transmiten solamente por el mero hecho de estar
el agua estancada. Son un conjunto de variables
añadidas las que acompañan su desarrollo. Las
condiciones ambientales, las condiciones socio-
sanitarias, los usos del suelo y las prácticas locales
o las densidades son las responsables de su avance
(Giménez, 2008). A este fenómeno contribuyó el
hecho de que parte de los desagües del núcleo
urbano de Camporrobles fueran a parar a La Balsa.
Así pues, un espacio natural se convirtió en un
lugar de acumulación de vertidos y. por tanto, en
un punto infeccioso. Esta idea se vislumbra en un
edicto sobre Camporrobles en el que se formula lo
siguiente: “Queda prohibido que en la charca
denominada “La Balsa” se introduzcan personas
con la finalidad de tomar baños libres,
primeramente, por el peligro que ello encierra para
los niños de poder ahogarse, y después, porque de
hacerlo serían removidas las materias orgánicas
que se encuentran en estado de putrefacción,
produciendo olores desagradables que lleguen
hasta la población, y enturbiando las aguas que en
tal estado repugnan de beberlas los ganados lanar y
cabrío, cuya balsa sirve de abrevadero en toda
época del año” (Peinado, 1955).
A finales de los años 60, una década después de que
el éxodo rural comenzara, el municipio todavía
contaba con más 1900 habitantes, lo que supone
casi quinientos habitantes más que en la actualidad:
1498 habitantes (Instituto Nacional de Estadística,
en línea). A pesar de este elevado número de
habitantes, el municipio contaba con unos
equipamientos insuficientes para la población de
ese momento.
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Figura 4. Izquierda: fotografía aérea del vuelo IRYDA de 1977; zona de “La Balsa” una década después de su desecación.
Derecha: fotografía aérea de 1991 con los equipamientos instalados.
Figura 5. A la izquierda una fotografía de 1950 con “La Balsa” y a la derecha fotografía de los años 80 con la edificación del
colegio, el campo de fútbol y la piscina municipal.
De este modo, el consistorio del momento apostó
por desecar la balsa y extender la superficie urbana
con el objetivo de implantar en ese lugar espacios
públicos para el esparcimiento de la población
(Figura 5). Para su desecación, se abocaron
toneladas de rocas, tierra y escombros para revestir
la superficie. Además, maquinas excavadores
extrajeron el cieno que existía en la zona.
3.4 Situación actual
Como hemos visto, tras su desecación toda esta
superficie se urbanizó y edificó dando lugar a una
parte urbana más del municipio (Figura 5). El
espacio que ocupada La balsa era propiedad
municipal, pero los terrenos circundantes de
pequeños huertos eran de propiedad privada. Para
poder disponer el ayuntamiento de ese suelo, tuvo
que recurrir a la práctica de la expropiación. Esta
praxis no era muy común en aquellos tiempos, ya
que los ayuntamientos no disponían de los recursos
económicos y financieros suficientes. Tras largas
negociaciones con los propietarios que se negaban
a vender sus parcelas, la municipalidad adquirió las
múltiples propiedades. Una vez impermeabilizada
la superficie de la ya antigua laguna y de disponer
de la propiedad de las tierras contiguas, se fueron
construyendo progresivamente los equipamientos
previstos. La piscina, el polideportivo y en tiempos
más recientes un camping y un pabellón cubierto
que todavía no está terminado, en el mismo espacio
en el que se ubicaba la masa de agua de “La Balsa”,
y parte del colegio público y del campo de fútbol
en las áreas adyacentes. En las dos últimas décadas,
se han implantado una decena de construcciones de
titularidad privada, como viviendas y almacenes,
en el área de influencia de “La Balsa”. Es sabido
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por la comunidad científica que la actividad
humana aumenta tanto la magnitud como la
frecuencia de las inundaciones en cuencas
hidrográficas urbanas pequeñas de unos pocos
kilómetros cuadrados. Este hecho está determinado
por el porcentaje de tierra cubierto por tejados,
pavimento y cemento, lo que se conoce como
cubierta impermeable. Las inundaciones son en
función de la relación entre la lluvia y escorrentía
que cambia apreciablemente con la urbanización.
Un estudio mostró que la escorrentía de tormentas
grandes es cinco veces mayor en zonas urbanas que
en condiciones preurbanas (Terstriep et al., 1976).
El incremento de la superficie de cubierta
impermeable provoca un descenso de la infiltración
y un aumento de la escorrentía superficial. En
nuestro caso, a esta actuación humana se le unen
los factores físicos. El área que ocupaba la balsa se
sitúa en la cota más baja del núcleo urbano y de la
depresión. Como hemos repetido en múltiples
ocasiones a lo largo del trabajo, a este punto van a
parar las escorrentías procedentes las unidades de
relieve circundantes y del resto de la llanura. El
nexo de estos dos fenómenos provoca que, cuando
se producen acontecimientos meteorológicos como
el sucedido el 5 de julio de 2003, en el que una
fuerte tormenta convectiva acompañada de granizo
azotó el municipio, toda esta zona quede inundada.
En la actualidad, el Plan de Acción Territorial de
carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de
Inundación en la Comunidad Valenciana
(PATRICOVA), declara la franja de la llanura del
“Campillo” que alcanza el área donde se hallaba La
Balsa, como zona de Riesgo 4: Frecuencia media
(100 años) y calado bajo (< 0.8 m). No obstante, la
escala 1:50.000 de la cartografía regional del
PATRICOVA se antoja insuficiente para estudios
de inundabilidad locales y pormenorizados.
Figura 6. La imagen corresponde a una orto-foto del año 2010. En ella podemos observar la zona de “La Balsa” en la actualidad,
con los equipamientos de la piscina, el campo de fútbol y el colegio municipal, además de una decena de construcciones privada.
Vemos en azul la superficie que ocuparía la balsa en la actualidad y en rojo su área de influencia que también quedaba inundada
ocasionalmente.
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4 Discusión
“Endorreico es un concepto teórico que no implica
necesariamente estabilidad: lo que es ahora
endorreico –por ejemplo, el mar Caspio- puede que
no lo fuera hace 20.000 años” (Rosselló et al.,
1998). El espacio de la antigua Balsa de
Camporrobles se inserta dentro del contexto
endorreico del interior sur de la península ibérica.
En estos lugares existen climas con acusados
rasgos de semiaridez, donde prevalecen los flujos
transitorios derivados del déficit de precipitación.
De este modo los flujos intermitentes se acumulan
en zonas bajas ausentes de pendiente. Bajo la
influencia de estas características encontramos la
Laguna de San Benito, la de Villena, de Salinas, del
Saladar o de Pétrola. En todos los casos, estos
espacios húmedos han acabado controlados y
utilizados por el ser humano. En estos ejemplos, la
transformación del estado natural se llevó a cabo
con el objetivo de implantar y desarrollar
actividades económicas como la salinera o la
agrícola. Por el contrario, en el espacio de “la
Balsa”, se implantaron una serie de equipamientos
públicos como el campo de fútbol, el colegio, el
polideportivo o la piscina municipal. De ahí el
título de nuestro trabajo: “La Balsa”: de laguna a
piscina, pues en la zona que ocupaba la masa de
agua continental encontramos en la actualidad la
piscina. Otra nota de interés que refleja la
repercusión de “La Balsa” es el nombre de la banda
de música municipal: “Unión Musical la Mar-
Chica”, haciendo referencia a esta especie de mar
de reducidas dimensiones.
Además de esta tipología de lagunas, encontramos
otras como las de la costa mediterránea valenciana.
La génesis y el desarrollo de este tipo de lagunas es
diferente al nuestro. Estos espacios húmedos
proceden de antiguas bahías que fueron cerradas al
mar por cordones litorales. Estos cordones o
restingas se formaron por los aportes sedimentarios
de ríos y barrancos y por su redistribución mediante
las corrientes y el oleaje del mar. Con el paso del
tiempo, estas lagunas han visto reducida su
superficie por la acción antrópica, pues han sido
desecadas para implantar cultivos como el arroz o
el naranjo después.
5 Conclusiones
Este trabajo muestra una vez más como el ser
humano transforma constantemente la naturaleza.
El cambio en los usos del suelo es una práctica
histórica utilizada por el hombre con el objetivo de
adaptar el medio a sus necesidades. Este espacio ha
sido transformado desde la ocupación de El Molón
por el pueblo ibero durante la Edad del Hierro
(s.VII-I a.C.) hasta la actualidad. En el pasado, “La
Balsa” fue el centro de encuentro de rebaños que
buscaban los pastos y el agua y, por ello, la
principal causa que explica el asentamiento
humano en esta zona. En la actualidad, es una parte
urbana más del municipio de Camporrobles,
utilizada como fuente de esparcimiento y recreo de
sus habitantes. El uso del territorio varía en función
de las preferencias sociales del momento, sin
embargo, se debería tener una visión a largo plazo
a la hora de transformar y cambiar el uso del suelo.
Si bien el consistorio del momento dictaminó
desecar la laguna por la valoración perniciosa que
se tenía de los espacios húmedos, la determinación
de implantar equipamientos en aquel lugar no fue
la decisión más acertada. De las inundaciones
pueden derivar unos costes socioeconómicos que
repercuten en el conjunto de la sociedad, y lo que
todavía es peor, pueden provocar costes humanos.
De acontecimientos como éste nace la necesidad de
planificar el territorio con una visión amplia y
sostenible y no bajo los criterios expansionistas de
la España de los sesenta. En estos momentos,
seguramente la decisión no hubiera sido la misma.
A finales de los años setenta, se generaliza la idea
de considerar factores ecológicos a la hora de
declarar espacios protegidos las zonas húmedas.
Por tanto, “La Balsa” actualmente dispondría de
alguna figura de protección que impediría
cualquier tipo de urbanización y permitiría de igual
modo su disfrute para el conjunto de la población.
Agradecimientos
Al personal de la cartoteca de la Universidad de
Valencia por mostrar siempre su voluntad de
ayudar al alumno. A Silvia Latorre por facilitar
información del archivo municipal. A todos
aquellos camporruteños que me han aportado su
conocimiento acerca de “La Balsa”. A los
compañeros de clase, José Alberola, por animarme
a la elección de este trabajo y Miguel García, por
aportar su corrección. Y como no, a mi pareja
Verónica por ayudarme con el inglés y
principalmente por mantenerme siempre viva la
ilusión.
Referencias
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