La celebración consiste en la Eucaristía. Al finalizar se traslada el Santísimo al
Monumento
Una vez terminada la Homilía, según costumbre, se tiene el “Lavatorio de los pies”: gesto de servicio y purificación.
En nuestra Parroquia se sustituye con el lavado de las manos
Cuando finaliza la Comunión, el
Santísimo queda en el altar, se
adora y se realiza la procesión más
más importante de la liturgia: el traslado del Santísimo al “Monumento”
La liturgia pide que sea, si es posible, en el “sagrario” y que esté sencillamente adornado.
No es un día ni una noche para quedarse más que con la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, entre nosotros.