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Page 1: La ciudad puede servir de escuela

Salga a la calle y abra los ojos.Más allá de dibujar las ciudadesy, en consecuencia, la conviven-cia entre las personas, el urba-nismo juega un papel decisivocomo escuela para ciudadanosde todas las edades.No se tarda nada en averi-

guar si en un vecindario tienenprioridad las personas o los co-ches. Cuesta poco más compro-bar si los barrios están pensadospara que la gente pasee, consu-ma o pueda elegir entre otrasopciones. Las calles revelan siestán diseñadas para que pase-mos de largo o para acogernos.Hay lugares que fomentan laconvivencia entre ancianos y ni-ños y zonas de las que estos handesaparecido, recluidos en el jar-dín privado de una urbaniza-

ción (uno de los modelos de vi-viendamás populares en la Espa-ña de los últimos años y una la-cra que rompe el tejido urbanollenando de islas —o guetos— lasciudades).Pero en la ciudad no todo se

divide entre buenos y malos.Los haymejores. Existe un urba-nismo que no se contenta confacilitar nuestra vida y se arrogael difícil papel de enseñarnos avivir mejor. Es el caso de algu-

nos proyectos españoles recien-tes que reflejan el convencimien-to de que la educación y la liber-tad de los ciudadanos están porencima de cualquier miedo. Por-que eso reflejan nuestras ciuda-des: el miedo de los ciudadanosa que a sus hijos les pase algo yelmiedo de arquitectos y Consis-torios a ser denunciados por larotura de un tacón en la calle.Tener miedo es humano, perono inevitable. ¿Son las rejas y losmuros la mejor manera de aca-bar con él?Algunos arquitectos, como

Creus e Carrasco en Galicia,Pereda y Pérez enPamplona o VoraArquitectura enBarcelona, parecenpensar que no. Esaidea la compartenmuchos ciudada-nos, como los habi-tantes del pueblopesquero de Malpi-ca, en A Coruña,que se pasean porel puerto sin sentir-se encarcelados. Pa-radójicamente, enla posibilidad deque quien no paseecon un mínimo decuidado caiga almar no encuentrandesprotección sinoprotección. Sientensu libertad, su inte-ligencia, su respon-sabilidad y su capa-cidad de decisión protegidas. Yes que las barreras que han idoinvadiendo nuestras ciudadeshasta enjaular nuestra existen-cia generan una sociedad descui-dada, infantil e irresponsable.Creus e Carrasco, que no qui-

sieron enjaular el único paseode Malpica, idearon losas prefa-bricadas de hormigón que sepliegan al llegar al borde delagua para avisar a despistadosde que, de seguir caminando

por ahí, acabarán mojados. Deesta manera, dificultando el ac-ceso pero no sacrificando lasvistas, los arquitectos no solohan arreglado el paseo por elpuerto, también advierten a lostranseúntes de que no todos lospeligros pueden avisarse conseñales triangulares y les invi-tan a pensar en todo lo que sepierde tapiando peligros conmurallas.Entretanto, en Vilafranca del

Penedés, el estudio Vora Arqui-tectura abrió el paseo del pue-blo cerrándolo con las copas delos árboles y agujereándolo paraque los alcorques de los árbolespudieran convertirse en arena-les. Así, la Rambla de Sant Fran-cesc no es solo un lugar de paso,es también distracción paraquien se sienta a ver pasar lagente mientras el niño se dis-trae con la arena.El urbanismo cívico baraja to-

das las escalas, la de ese alcor-que y las de la política. En Pam-plona, Carlos Pereda y Óscar Pé-rez levantaron la pasarela La-brit, que se suma al Paseo deRonda y busca unir peatonal-mente la ciudad. Ofrece acceso alos peatones por encima de ca-pas de historia y edificios. Y lohace dando una lección de urba-nidad, sin alterar la huella de losantiguos monumentos, solucio-nando con decisión el acceso delos paseantes y añadiéndose convalor artístico a la suma de ca-pas que es una ciudad.Uno puede pasear y, sin dar-

se cuenta, ir a clase. Hoy, cuan-do parece que solo desde la callese podría subir el nivel de la polí-tica, también la arquitectura en-cuentra allí su mayor reto. Lacalle debe volver a ser escuelapara ciudadanos, para arquitec-tos y para los políticos que sien-tan más preocupación por loque allí sucede que por su futu-ro puesto en el consejo de admi-nistración de un banco.

La ciudad puedeservir de escuelaNuevos puentes, paseos o plazasenseñan a convivir, perder el miedoa los espacios y optimizar recursos

ANATXU ZABALBEASCOA

Madrid

Vista del nuevo puerto deMalpica y la plaza deVilafranca del Penedés,del estudioVora Arquitectura.

Hay un urbanismoque se arrogael difícil papelde ilustrarnos

En Vilafranca seabrió el paseocerrándolo con lascopas de los árboles

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26/09/2012

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