Universidad de Guadalajara
Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
División de Estudios Históricos y Humanos
Departamento de Historia
Licenciatura en Historia
La Cruz de Plazas. Transformación Urbana: Guadalajara 1947-1959
TESIS que para obtener el grado de
Licenciado en Historia presenta
Fernando Ruiz
Director de Tesis
Fernando Mora Mora
Guadalajara, Jalisco; Diciembre 2013
Agradecimientos
Concluir esta licenciatura es una meta cumplida en mi
vida, pero culminarla con la presentación de esta tesis
es el esfuerzo que se materializa. Durante este arduo
proceso muchas personas me ofrecieron su apoyo, su
crítica, su opinión y su corrección; me acompañaron en
los momentos de crisis y felicidad.
Agradezco a mi director Mtro. Fernando Mora por
haber confiado en mí y por sus atinados consejos. A mi
tutora Luz María Pérez, por leer mi trabajo y asesorarme
durante su desarrollo. A la Mtra. Martha Alicia Villaseñor,
por ayudarme a elaborar el proyecto y que sin ser su
obligación estuvo pendiente de su avance hasta el último
día. A las profesoras Sofía Mendoza y Leticia Ruano por
sus observaciones durante los cursos de redacción. A la
profesora Gabriela Ruiz por introducirme a las fuentes
documentales. Al Dr. David Carbajal por alentar mi
investigación.
A mi increíble madre Margarita Santana y mi
padre José Ruiz que me han dado todo sin pedir nada a
cambio, infinitas gracias. A mis creativos hermanos
Alberto, Katia, Sergio y Adrianne. Gracias familia por
acompañarme de forma incondicional y entender mis
ausencias y malos momentos.
Gracias también queridos compañeros y próximos
historiadores, que me apoyaron bastante y me
permitieron entrar en su vida durante estos cuatro años
de convivir dentro y fuera del salón de clase, por esas
amenas horas de charlas que quisiéramos fueran
interminables; Octavio Ávila, Eduardo Camacho, Marina
Reyes, Susana Sedano. A mis amigos que siempre han
estado presentes en los momentos cruciales de mi vida y
me han tendido la mano en las tragedias y que a su vez
me han brindado experiencias inolvidables que me
enseñaron a valorar aún más la vida. Gracias Thania
Aguayo, Martín Macías, Michelle Torres, Matthew
Rodríguez, Rubén Zataráin, Michael Bück, Juan
Camacho; y gracias a todos mis demás amigos que
saben forman parte de lo que soy. Gracias a todos.
Índice Introducción ........................................................................................................................................................................... 1
Capítulo 1
Guadalajara: Proceso de urbanización y crecimiento demográfico. .................................................................................... 13
El Proceso de Urbanización ............................................................................................................................................. 14
Capítulo 2
Las políticas de urbanización de González Gallo y el Proyecto de la Cruz de Plazas. ....................................................... 34
Las políticas de urbanización de Jesús González Gallo .................................................................................................. 35
El modelo de sustitución de importaciones .................................................................................................................. 35
Las políticas de urbanización en los informes de gobierno. ......................................................................................... 37
El Proyecto de la Cruz de Plazas ..................................................................................................................................... 41
Capítulo 3
La Plaza de la Liberación .................................................................................................................................................... 52
El proceso de construcción .......................................................................................................................................... 55
La Plaza de la Liberación Ayer ........................................................................................................................................ 59
El Teatro Degollado ...................................................................................................................................................... 70
El Palacio Cañedo ........................................................................................................................................................ 72
Capítulo 4
La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres ............................................................................................................................... 88
El proceso de construcción .......................................................................................................................................... 90
La Rotonda ayer .............................................................................................................................................................. 92
El Templo de la Soledad y su plazuela ......................................................................................................................... 92
Edificio de Correos ....................................................................................................................................................... 99
Capítulo 5
La Plaza Guadalajara ........................................................................................................................................................ 106
El proceso de construcción ........................................................................................................................................ 108
La Plaza Guadalajara Ayer ............................................................................................................................................ 111
El cine Lux .................................................................................................................................................................. 119
Palacio Episcopal y Casa de la Moneda .................................................................................................................... 122
Conclusiones ..................................................................................................................................................................... 129
Fuentes Documentales ...................................................................................................................................................... 135
1
Introducción
2
La Cruz de Plazas representa uno de los proyectos más
significativos de la Guadalajara moderna pues ha
otorgado a esta ciudad uno de los espacios públicos más
característicos de las ciudades mexicanas, único por su
disposición, un original conjunto de plazas en forma de
―cruz latina‖, y relevante por su carácter, tanto por
encontrarse en el corazón de la ciudad como por el
hecho de ser disfrutable para sus habitantes y visitantes.
En la siguiente investigación se introduce al lector
en los temas concernientes a los procesos y políticas de
urbanización que vivió la ciudad, obedeciendo a la
iniciativa ―modernizadora‖ del Gobernador del Estado de
Jalisco, Jesús González Gallo, y que en las primeras
décadas del siglo XX desembocaron en la demolición de
una enorme cantidad de patrimonio histórico y
arquitectónico para dar sitio a la construcción de la Cruz
de Plazas en torno a la Catedral de Guadalajara,
proyecto diseñando en su mayoría por el Arq. Ignacio
Díaz Morales; así mismo se analiza lo ocurrido durante
su construcción al tiempo que se ofrecen descripciones
gráficas y textuales de los edificios demolidos a su paso,
además se abordan estos propósitos desde las
dimensiones, histórica, urbana, política y social.
La motivación para la realización de este proyecto
de investigación deriva de la observación y la estancia en
este espacio de la ciudad, que a lo largo de esta vida me
ha asombrado con los planos que nos ofrece de los
edificios que lo acordonan y de la gente que lo visita. Sin
embargo en algún momento llegó el rumor de que estas
plazas, que calzan muy bien en este espacio, no siempre
estuvieron ahí, y que en su actual planta alguna vez
existieron edificaciones; resaltándose siempre la
existencia de un palacio y viejas casonas. Al paso del
tiempo el conocimiento sobre lo que antecedió a las
plazas se fue agrandando y el interés sobre el tema
creció a la par. Ya no solo se conocía de un palacio y
casonas; ahora se añadían un templo, un cine, dos
palacios más y todo un cumulo de historia y tradición
arquitectónica. No se pudo entonces encontrar mejor
tema para redactar una tesis que el que la presente
investigación expone, pues la intriga y la curiosidad
generada por este fenómeno requería de una
3
satisfacción más profunda, a su vez buscando satisfacer
la curiosidad de aquellas personas que vivieron la misma
experiencia.
El primer capítulo hace referencia de manera
breve al proceso de urbanización y crecimiento
demográfico que vivió la localidad de Guadalajara desde
el momento de su fundación definitiva en 1542 hasta la
década de 1970; año en que la urbe superó el millón de
habitantes, otorgando una perspectiva de tiempo largo
sobre el desarrollo de la ciudad. Se retoman aspectos
como el crecimiento espacial de la ciudad, la
deformación de la trama urbana, así como el aumento de
población; además se consideran posturas ideológicas
como la de ―modernización urbana‖ y sucesos de la
época que influyeron de manera directa en el futuro de
ésta población. Este capítulo ofrece información de
carácter demográfico obtenida del archivo del INEGI para
dar nota del crecimiento que experimentó la ciudad y
como al acercarse a los años que esta investigación
rescata (1947-1959), se observa un considerable
aumento poblacional, a su vez se contrasta esta
información con la de diferentes autores como Eduardo
López Moreno en su texto ―La Cuadrícula” y Daniel
Vázquez con, Guadalajara: Ensayos de interpretación.
De la misma manera ofrece mapas que acorde a los
diferentes censos poblacionales demuestran el
crecimiento urbano de la ciudad, en donde se observan
transformaciones en su fisonomía a través de los siglos y
que al llegar a los años en cuestión y a la par de la
población su crecimiento se desborda. Es en este
momento cuando en Guadalajara se comienza a tener
más conciencia sobre el modelo de urbanización, dando
paso a la aparición de la Junta General de Urbanización
y Planeación del Estado de Jalisco, que en la ciudad
actuó bajo los estándares de modernidad de la época. Al
final del capítulo se adjunta una tabla de crecimiento
poblacional apoyada con un mapa que expone el
crecimiento espacial de la ciudad.
El segundo capítulo nos introduce al proceso de
adaptación al modelo económico de ―sustitución de
importaciones‖ que se vive en todo el país y en la misma
Guadalajara. Continuando en el siguiente apartado se
4
analizan las políticas de urbanización del gobernador
Jesús González Gallo entre los años 1947-1953, que
favorecieron la adaptación al nuevo modelo económico,
el cual modificó enormemente la fisonomía de la ciudad.
Posteriormente se habla en términos generales de los
inicios y sucesos relevantes que desembocaron en la
puesta en marcha del proyecto de la Cruz de Plazas,
entre los años de 1947-1959, liderado por el arquitecto
Ignacio Díaz Morales con el apoyo del gobernador del
estado. De esta manera la información que ofrece el
capítulo resulta importante pues es la adaptación al
nuevo modelo económico de sustitución y las
mencionadas políticas urbanizadoras las que
modificarían en gran medida la trama urbana de
Guadalajara, y en donde se buscó favorecer al sector
comercial, social y religioso, generando en la Cruz de
Plazas una representación tangible de la ideología
económica, política y religiosa de la época. Para tal fin en
este apartado se recupera la explicación por parte de
Cristina Sánchez del Real, se ofrece un análisis de las
políticas urbanizadoras de González Gallo localizadas en
los informes de gobierno, se expone y analiza
hemerografía y además la entrevista que Fernando
González Gortázar realiza a Díaz Morales, de donde se
logra extraer información que plantea la perspectiva que
él mismo tenía sobre la construcción de dicho proyecto y
su interés por el futuro urbanístico de Guadalajara.
En los tres capítulos siguientes se hace referencia
a las partes que conforman el proyecto de la Cruz de
Plazas: Plaza de la Liberación, la Rotonda de los
Jaliscienses Ilustres y Plaza Guadalajara. En cada uno
se hace una descripción del proyecto como es en la
actualidad, observando el proceso de construcción de las
plazas con toda la problemática que se presentó y la
participación y resistencias de los diferentes actores,
concluyendo con una detallada descripción de los
edificios demolidos. Estos capítulos finales permiten un
acercamiento más puntual y particular de cada una de
las partes de este proyecto que constituyen un ejemplo
de la modernización urbana que experimentó el centro de
Guadalajara pero que se expandió por diferentes
ciudades del estado. Se logra diferenciar el proceso que
5
vivió cada plaza durante su construcción, pues en dos de
ellas, Liberación y Guadalajara, se presentaron debates
entre la sociedad, que retrasaron el proyecto; mientras
que para la Rotonda se localizó poca información
concerniente a algún contratiempo relacionado con los
desacuerdos de la sociedad. Este proceso se ilustra con
artículos periodísticos de la época que nos ofrece la
hemeroteca de El Informador y fotografías en su mayoría
extraídas del archivo del Consejo de Planeación Urbana
(COPLAUR, 2013), y del Archivo Histórico del Estado de
Jalisco, documentos que evidencian la transformación de
estos espacios. Descripciones de Ramiro Villaseñor y
Villaseñor y algunas del Presbítero José T. Laris sobre
los edificios ahora demolidos. Otros documentos que
completan el rompecabezas histórico son las
descripciones y defensas de José Cornejo Franco, Javier
Hernández Larrañaga y la investigación de Adriana Ruiz
Razura sobre el Palacio Cañedo.
Fuera de esta investigación se dejó a la Plaza de
Armas, pues su construcción quedó establecida desde
tiempos de la colonia y las transformaciones más
importantes de esta ocurrieron en el siglo XIX y principios
del XX (Garcia Oropeza, 1980). Sin embargo es
importante mencionar que está plaza fue uno de los
espacios más vivos y dinámicos de la ciudad: ―[…] Era
asiento de activo comercio que buscaba lugar y sombra
en los portales que la rodeaban donde se vendían, entre
otras cosas, las frutas de la tierra […] a corta distancia de
la plaza mayor encontraban los vecinos no sólo los
alimentos terrestres sino ―el pasto espiritual‖ […]‖ (Garcia
Oropeza, 1980). La Plaza de Armas forma hoy el brazo
sur de la Cruz de Plazas, sirviendo como la base para la
proyección de dicha cruz. Mantiene su importancia en
este conjunto pues funge como atrio para el Palacio de
Gobierno, además se ser la única plaza que está
conectada a Catedral sin interrupción de calle; sobre su
planta se presentan ocasionalmente manifestantes y en
su kiosco todas los martes con su fiel público: la Banda
Municipal de Música de la ciudad de Guadalajara,
amenizando las noches de la ciudad.
La metodología utilizada para la realización de la
presente investigación se pensó en función de responder
6
el cómo se manifestó el intenso proceso de urbanización
ocurrido a partir de la década de 1940-1950 en
Guadalajara. El análisis se particularizó en las
transformaciones ocurridas en las inmediaciones de la
Catedral de esta ciudad, para lo cual fue necesario el
análisis de diversas fuentes: mapas, planos, fotografías y
diferentes textos; de los cuales algunos hacen
referencias directas al proyecto de la Cruz de Plazas,
algunos más nos ofrecen una visión del pasado, de las
políticas de urbanización y del pensamiento de la
sociedad contemporánea. Confrontando y analizando
todos los anteriores, se obtiene como resultado una
explicación sobre la demolición de los edificios que en
esta zona existieron; a su vez se vuelven importantes y
cobran protagonismo las fuentes fotográficas ya que
permiten elaborar una mejor perspectiva del proyecto en
su totalidad y de algunos de los edificios demolidos.
El valor de esta investigación radica en la
importancia de observar y comprender la evolución de la
ciudad de Guadalajara, reconociendo a las urbes como
entes vivientes en las que los cambios son ineludibles.
Del mismo modo esta investigación cobra
originalidad al presentar un texto donde se habla a
detalle del desarrollo y las implicaciones de la puesta en
obra del proyecto de dichas plazas.
El objetivo de esta tesis es analizar las
transformaciones urbanas que ocurrieron en el primer
cuadro de la ciudad de Guadalajara en el periodo de los
años 1947-1959 durante la construcción de la Cruz de
Plazas; las razones por la que tuvieron que ser
demolidos algunos edificios de valor arquitectónico;
además de realizar un rescate visual de las edificaciones,
conocer cómo las políticas de modernización urbana de
González Gallo influyeron en la transformación del
panorama urbano, así como conocer el debate que tuvo
lugar entre la sociedad. Del mismo modo el aporte que
esta investigación histórica realiza, está enfocado en la
tarea de entregar un texto que se refiera meramente al
proyecto de la Cruz de Plazas, haciendo uso de
fotografías y descripciones de los momentos y edificios
que se mencionan, para así brindar un panorama más
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integral de este intenso proceso de modernización
urbana.
Algunos conceptos cobran protagonismo tales como el
de urbanismo, modernización y espacio público, cruciales
para comprender en amplitud sus motivaciones:
Urbanismo, en su definición real es el estudio y
planeación de las ciudades y de las regiones donde
estas se asientan. (Ducci, 1989, p. 9) Una definición
disciplinar de urbanismo explica que; la ciudad es uno de
los productos más extraordinarios que ha creado la
humanidad, por definición es multifuncional, concentra la
diversidad y está en permanente construcción-
reconstrucción, porque nunca se acaba; se trata de un
―producto social‖ en proceso de cambio constante que
tiene historia. (Carrión, 2001) El surgimiento de
diferentes y más complejas definiciones de urbanismo
radica en la complejidad de explicar el fenómeno de la
ciudad. En la definición operacional los procesos de
urbanización más intensos y realmente visibles en la
ciudad de Guadalajara se originaron en los años 40,
mediante la ampliación de calles y generación de
espacios públicos, entendiéndose que el urbanismo tiene
como fin la modelación y remodelación de las ciudades,
por lo cual es el estudio de las ciudades enfocado a
lograr el diseño del ámbito espacial donde se
desenvuelven las actividades sociales del hombre.
(Carrión, 2001 p. 9) Es necesario comprender que el
urbanista proyecta a nivel del interés colectivo dejando
de lado la individualidad, donde este interés colectivo o
comunal, que es la ciudad, es cambiante lo que
representa desafios constantes en su ejercicio. Para ello
el urbanismo se apoya en diversas disciplinas como la
geografía, topografía, biología, economía, demografía,
sociología, ingeniería, arquitectura, etc. El urbanismo es
una disciplina que está en proceso de constante
construcción y recontrucción para adaptarse a las
necesidades de un mundo cambiante.
El proceso de urbanización que vivieron las
ciudades se hace más intenso a partir de la segunda
postguerra, cuando se da inicio a esta nueva lógica de
urbanización en América Latina, basada en la
periferización y metropolización, propios del modelo
8
económico de la sustitución de importaciones y del
estado de bienestar; sobre esto se puede decir que la
ciudad latinoamericana tiene la cualidad de ser joven
pero con vejez prematura. Joven por cuanto su desarrollo
se produce sólo a partir de la segunda mitad del siglo
pasado, pero en condiciones de pobreza extrema; lo cual
exige su mantenimiento, reposición y renovación
constantes. (Carrión, 2001)
En lo que a esta investigación respecta se analiza
el fenómeno que ocurre durante la primera mitad del
siglo XX, donde se registró un cambio drástico en la
dinámica urbana de Guadalajara, debido a los procesos
migratorios que aumentaron la población que
demandaba suelo y servicios urbanos, ello repercutió en
una extensión de las vías de comunicación y en la
creación de nuevos espacios públicos.
Otro concepto fundamental es el de
Modernización, por el cual se entiende es la aplicación
de las tecnologías en cada una de las partes que
conforman la sociedad, para de esta manera mejorar y
hacer más eficaz su desarrollo y funcionamiento. La
modernización tuvo influencia en la arquitectura, la
pintura, la música etc., pero también presentó fuertes
repercusiones en las ideologías políticas y de desarrollo
económico así como en el urbanismo. El concepto de
modernidad urbana aparece en las primeras décadas del
siglo XX apoyado en el ideal de crear ciudades más
eficientes, organizadas y racionales. A causa de esto se
generó un grupo de teóricos de la ―modernidad urbana‖,
con un ímpetu de revolución y aspiración de progreso,
que pronto se vio enfrentado a contradicciones políticas y
sociales, y en algún punto a mediados del siglo XX la
modernización urbana en Guadalajara sólo se vio
relacionada con la apertura de calles, dejando atrás su
verdadera esencia como planificadora de ciudades
diseñadas para otorgar mejor calidad de vida.
De esta manera se introdujo la modernidad
urbana, donde se implementaron proyectos para hacer a
las ciudades más competitivas y capaces, tanto de
responder a las necesidades sociales y globales así
como de impulsar la explotación de sus recursos en pos
del beneficio económico.
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El proyecto modernizador que se analiza, resultó
ser uno de los que más carácter le otorgó a la ciudad de
Guadalajara: La Cruz de Plazas que ha dejado un legado
cultural, resaltando por su valor como espacio público
para el continuo desarrollo del quehacer comercial y
cultural; sin dejar de lado lo obvio de su significación,
pues cabe mencionarse que la religiosidad y más en
específico la catolicidad de los tapatíos, intervino en la
conformación del diseño en forma de ―cruz latina‖ de
dichas plazas, otorgándole a la Catedral un lugar pródigo
en su corazón y a Guadalajara un constante recuerdo de
ciudad ―santa‖.
El siguiente concepto a tratar es el de espacio
público, concepto que resulta difícil definir, pues existen
varias vertientes; una de ellas habla desde el punto de
vista de las corrientes del urbanismo moderno, donde se
hace referencia exclusiva a un lugar físico (espacio) que
tiene una modalidad de gestión o de propiedad (pública).
Una segunda concepción, predominantemente jurídica y
bastante difundida, es aquella que proviene del concepto
de propiedad y apropiación del espacio. En ella se
distingue entre espacio vacío y espacio construido,
espacio individual y espacio colectivo, lo que conduce a
la formación del espacio privado en oposición al espacio
público. Una tercera concepción, más filosófica, señala
que los espacios públicos son un conjunto de nodos —
aislados o conexos— donde paulatinamente se
desvanece la individualidad y, por tanto, se coarta la
libertad (Carrión, 2007 p. 80). Según María Ana Portal,
Sabatier comparte el mismo concepto que Carrión pues
no habla que ya desde la sociedad grecorromana lo
―público‖ se identificó con la organización política estatal
y lo ―privado‖ todo lo que queda fuera de esto y concierne
a los demas sujetos, así mismo Sabatier, nos habla de
que a mediados del siglo XIX ocurre una mutación en el
concepto, donde se buca motivar que lo público tenga un
uso para todos, utilizando como garantia al estado
(Portal, s.f.).
La función del espacio público puede verse
modificada a través de la historia pues originalmente
puede cumplir, por ejemplo, una función mercantil (los
grandes mercados indios llamados tianguis),
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posteriormente asumir un rol político (ágora) y luego
predominantemente estética (monumento) (Carrión, 2007
p. 81).
Los elementos del espacio público se constituyen
en articuladores y facilitadores de las relaciones sociales,
las funciones y actividades del ciudadano, de tal manera
que se responda a las necesidades primarias de
circulación, recreación, encuentro y disfrute, es a la vez
eje estructurante de la ciudad y la ciudadanía, y en su
manifestación física, así como un factor determinante de
la calidad de vida de la población. Así mismo el espacio
público facilita y soporta la producción económica, la
competitividad y la movilidad de una población,
permitiendo la comunicación interna de la ciudad y de
ésta con la región (Borja, 2000).
El espacio público cobra importancia debido a su
función para formar ciudades pues es en ellos donde se
produce la integración e interacción social. Las calles,
plazas, parques, monumentos, edificios, etc., que
conforman el espacio público han adquirido un peso más
significativo a la hora de poner en marcha nuevos
desarrollos urbanos y en la transformación de los ya
existentes, así como en diversas investigaciones
incluyendo la presente tesis donde se analizarán las
diferentes plazas que conforman el proyecto de la Cruz
de Plazas, y como dice Guillermo García Oropeza: ―Las
plazas y jardines son la otra mitad de las ciudades. Por
estar hechas de aire, como quería el poeta, tendemos a
olvidarnos de ellas y las guías dan usualmente noticia de
los edificios sólidos y tangibles y descuidan esos vacíos,
esos huecos espaciales con los cuales también se
construye la ciudad del hombre.‖ (Garcia Oropeza,
1980,s.p.)
María Ana Portal maneja en su texto tres tipos de
espacio público; el primero, la ―plaza pública‖ que se trata
como el espacio público tradicional, el segundo hace
referencia a las calles y sus diferentes usos, y un tercero
que se contrapone a los anteriores son las nuevas plazas
comerciales, que tienen como característica ser espacios
privados pero de uso público. En lo que a esta
investigación respecta tratamos a la Cruz de Plazas con
el concepto de espacio público tradicional o ―clásico‖ que
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nos dice que: ―puede o no tener connotación histórica,
(plaza cívica). El interés por este tipo de lugar público se
articula al concepto de historia, al de identidad local, a la
defensa o no del patrimonio frente a los nuevos usos
cotidianos y comerciales que se desarrollan en ella, a
prácticas ciudadanas y a las formas de interacción social
y de pertenencia que allí se construyen (Portal, s.f., pág.
10). La Cruz de Plazas sin tener una carrera histórica
larga, conforma ahora parte de la identidad local, que si
bien no hizo justicia a la conservación del patrimonio, si
propicio nuevas formas de comercio y de interacción
social en Guadalajara.
Se tiene entonces como hipótesis que: el
desarrollo del proyecto la Cruz de Plazas radicó en las
necesidades ocasionadas por el crecimiento demográfico
y económico, las políticas de modernización urbana,
además de un realce en la estética de los edificios del
primer cuadro de la ciudad. Esto motivó que una
sociedad ―conservadora‖ se abriera al progreso, pese a
que ello implicaba la demolición de edificios y la
reorganización de los espacios en el corazón mismo de
la urbe, sin embargo cabe destacar que este ―progreso‖
no mermo de todo el conservadurismo, prueba de ello es
la misma ―Cruz‖ de Plazas. Detectar las motivaciones y
los argumentos por un lado y las resistencias e inercias
por otros, es relevante en el sentido de identificar los
actores y sectores que participaron en la propuesta y
ejecución de un proyecto de re-urbanización que ha
llegado como legado hasta la actualidad, no sin haber
demolido y reconstruido sobre los escombros de otro
pasado más remoto.
12
13
Capítulo 1
Guadalajara: Proceso de urbanización y crecimiento demográfico.
14
El Proceso de Urbanización
En 1542, Guadalajara se fundó y asentó definitivamente en el Valle de
Atemajac; ya desde esos tiempos la ciudad prestó interés en mantener
una traza ordenada a manera de tablero de ajedrez o cuadrícula, pues
por decreto real su crecimiento se perfiló de esta manera. Lo anterior
no presentó grandes conflictos pues el terreno, un valle extenso sin
muchos accidentes topográficos, ofreció condiciones favorables para
este tipo de desarrollo. Conforme la ciudad crecía las condiciones
arquitectónicas y de infraestructura cambiaban a través de los siglos; la
trama de la ciudad sufre modificaciones en su estructura, y a finales del
siglo XIX aparecieron el ferrocarril, y el tranvía de mulitas. Para el siglo
XX el tranvía eléctrico, el automóvil, y el autobús, generando nuevos
requerimientos que ejercerían presión y problemas sobre la planta
urbana de esta antigua ciudad.
Las primeras disposiciones urbanísticas, concentradas en la
cédula de Felipe II, publicadas en 1573 muestran el conocimiento de la
monarquía española cuando se habla de estructurar ciudades (López,
2001, pág. 21). La ciudad de Guadalajara se perfiló a manera
de tablero cuadriculado, sus calles con orientación norte-sur,
Fig. 1 Plano de Guadalajara y pueblos de indios, 1595 (INEGI, 2013). Al centro la ciudad española, en la parte inferior izquierda Mexicaltzingo y a su derecha Analco, de sur a norte corre el río San Juan de Dios.
15
oriente-poniente y con espacios destinados para la plaza, la iglesia y
las autoridades civiles como punto central, organizando y jerarquizando
el espacio partiendo del centro a la periferia. Se observa entonces que
los edificios representantes de los principales poderes como: la
Catedral, las Casas Consistoriales y la Audiencia, se encuentran
ubicados en las inmediaciones de la plaza principal; después de éstos
estaban las casas de las familias adineradas y posteriormente en sus
límites las casas de las menos acaudaladas. Esta disposición
perduraría en la ciudad a través de los siglos (Fig. 2).
Desde el momento de la fundación de la ciudad existió uno de
los primeros espacios destinado para fines públicos, la Plazuela de San
Agustín (INEGI, 2013), actualmente se ubicaría sobre la planta de la
Plaza Fundadores a espaldas del Teatro Degollado, y fue la primer
plaza central de la ciudad, sin embargo años después se optó por
cambiarla a la ubicación que actualmente tiene la Plaza de Armas.
En las inmediaciones de la ciudad, ubicadas a cierta distancia y
rodeándola se localizaban tres pueblos de indios: Analco,
Mexicaltzingo y Mezquitán; estos pueblos no tenían una distribución
tan ordenada como la de la ciudad, de este modo se denotaba una
diferenciación entre la ciudad española y los pueblos de indios que
contaban con normas de urbanización menos estrictas (Fig. 3).
Fig. 2 Plano de Guadalajara del Siglo XVI. Reconstrucción basada en descripciones (López, 2001).
16
Se puede decir que este intento de planificación de la ciudad de
Guadalajara y en general de las ciudades coloniales en Latinoamérica,
que ponía énfasis en la racionalización de normas urbanas, tuvo sus
orígenes en los ideales del Renacimiento, por otro lado se hacía
evidente la oportunidad observada por los europeos de ensayar estos
nuevos modos de organización social en terrenos vírgenes (Vázquez,
1989, pág. 31).
En 1560 Guadalajara contaba con una extensión aproximada de
80 hectáreas, en las que habitaban las 63 familias o vecinos que en
1542 fundaron la ciudad (López, 2001, pág. 23). Estas hectáreas
estaban divididas en manzanas y a su vez se dividían en solares, que
eran los terrenos delimitados sobre los cuales se construían las
viviendas. A los alrededores de estas primeras manzanas se
ubicaban los ejidos que ya desde este momento se perfilaron para el
uso común y posteriormente con fines de urbanización.
Para el año de 1606 Mota y Escobar dice que; ―Las calles son
anchas y derechas, todas a un nivel, y tiene once que corren de norte a
sur, y diez de oriente a poniente‖ (Vázquez, 1989, pág. 29), la ciudad
conformaba casi un cuadrado perfecto, y partiendo del número de
calles en ambos sentidos se tenía una cantidad de 110 manzanas en
las que habitaban 173 vecinos o aproximadamente 2 500 personas,
Fig. 3 Plano de Guadalajara y pueblos de indios. Reconstrucción de las condiciones geográficas del siglo XVI (Mendoza, 2005).
17
además hay que tomar en cuenta a unos 1 200 habitantes de los
pueblos de indios (López, 2001, pág. 24). El mayor crecimiento urbano
de la ciudad se desarrolló al poniente del río San Juan de Dios, que
cruzaba la ciudad de sur a norte, bajo lo que actualmente es la Calzada
Independencia. Conforme la ciudad continuó su expansión; el trazo de
cuadrícula comenzó a sufrir modificaciones en el orden de las calles y
manzanas, ya no resultaban tan precisas y se rompían los ejes de
trazo; a esta nueva disposición en el que las calles ya no cumplen
rigurosamente con sus proporciones se le conoce como ―retícula‖, pues
las formas ya no son uniformemente cuadradas, aparecen manzanas
rectangulares y calles sesgadas (López, 2001, pág. 29).
El monitoreo de crecimiento urbano de Guadalajara presenta
una gran brecha documental pues del último plano mencionado es de
1606, y se da un salto hasta el año de 1732, del cual se sabe que la
ciudad contaba con 13 manzanas de norte a sur y otras 11 de oriente a
poniente, formando una figura rectangular de aproximadamente 92
hectáreas y con una población estimada de 8 010 habitantes (López,
2001, pág. 32). En esta etapa del desarrollo de Guadalajara se perfila
un patrón significativo que marcaría la tipología de las viviendas y el
desarrollo volumétrico, las manzanas generalmente empiezan a
dividirse en 4, estructurando un tipo de manzana-damero, regulando
Fig. 4 Reconstrucción aproximada del plano urbano de la ciudad de Guadalajara durante el siglo XVII (COPLAUR, 2012).
18
una serie de cuatro casas por manzana. Estas edificaciones se
caracterizaban por contar con un patio central y alrededor de él se
distribuían cuartos con varios usos. Esta tipología de vivienda árabe-
andaluz, marcó las características que definirían la imagen de la ciudad
desde su fundación hasta los años 1900.
Durante la expansión de la ciudad se presentó un fenómeno
interesante, y es la formación de una especie de cruz latina formada
por cuatro conventos en el centro de la ciudad: al norte Santo
Domingo, al oriente San Juan de Dios, al sur San Francisco y al
poniente el Carmen; en el vértice encontramos a la Catedral y la Plaza
Mayor. De cierta manera se puede tomar a esta forma como la
precedente para el futuro proyecto de la Cruz de Plazas (Fig. 6). Si a
estos cuatro conventos añadimos otros edificios religiosos existentes
como los de Santa Mónica, Jesús María y el Pilar, Guadalajara daría la
impresión de ser una ciudad amurallada. La gran cantidad de
edificaciones de esta clase habla de la intensa identidad religiosa de
los tapatíos, que más tarde se reflejaría de nuevo en la Cruz de Plazas.
Para 1741 la ciudad contaba con 11 calles que corrían oriente-
poniente y otras 14 más que corrían en dirección norte-sur,
nuevamente se denota una ciudad de forma casi cuadrada que
Fig. 5 Plano de Guadalajara 1732. Este documento no muestra las condiciones reales de la distribución urbana. Se sabe que los solares de algunos conventos eran de forma rectangular asi como que no todas las manzanas tenian una forma tan precisa (López Moreno, 2001).
19
contenía 165 manzanas y agrupaba a una población aproximada de 8
000 habitantes (López, 2001, pág. 50). En esta etapa los espacios de
la ciudad destinados para uso público son más abundantes, y
únicamente se hace referencia a las plazas, dejando de lado los
paseos, portales, fuentes y demás. Se tiene entonces que Guadalajara
contaba con la ya mencionada Plazuela de San Agustín, más la Plaza
Central o de Armas, la Plaza de la Palma frente al templo de Santa
Mónica, y una plaza que aparece sin nombre en el espacio que hoy
ocupa la Plaza de la Reforma frente al templo de San José (INEGI,
2013), además de la Plazuela de la Catedral; una cantidad moderada
de espacios para el esparcimiento pero suficientes para el tamaño y
población de la ciudad.
En 1753 la ciudad contaba con cerca de 175 manzanas, 16
norte-sur y catorce oriente-poniente, cuenta con 109 hectáreas y una
población estimada de 11 000 habitantes. En estas representaciones la
ciudad ya no se muestra con todas sus calles rectas sino que
aparecieron diagonales en la traza. (López, 2001, pág. 58)
Durante el periodo de 1753-1800 la ciudad de Guadalajara sufrió
su primer boom demográfico y urbano (Fig. 8 y 9), que no tuvo
precedentes en los siglos anteriores; pasó de tener 175 manzanas a
334, se continúa manteniendo una forma más o menos rectangular,
Fig. 6 La Cruz Urbana. (López, 2001)
Fig. 7 Plano de Guadalajara 1745 (INEGI, 2013).
20
15 manzanas oriente-poniente y 25 norte-sur, lo que da un estimado de
200 hectáreas y un aproximado de 33 000 habitantes. El primer censo
oficial llevado a en 1784 identificó una población de 22 163 habitantes
y en 1803 se señaló que la ciudad ya contaba con 34 697 habitantes
(López, 2001, pág. 61). En este momento los pueblos de indios ya se
encontraban adheridos a la ciudad y se comenzó a notar un desarrollo
urbano más intenso en el margen oriental del río San Juan de Dios. Al
incorporarse estos pueblos se convirtieron en los barrios que
reconocemos hoy en día.
Para el año de 1800 Mariano Bárcena nos habla de la existencia
de las siguientes plazas y jardines:
Se hallan 20 en la ciudad y se conocen con los nombres de: Armas o principal, Catedral, Soledad, Santo Domingo, Santuario, Alameda, Jesús, Universidad, Escobedo, Carmen, Nueve Esquinas, Mexicaltzingo, Aduana, San Francisco, Venegas, Analco, San Sebastián, Alcalde y Hospicio. […] Se encuentran el Antiguo Jardín Botánico, hoy parque de Alcalde, que se haya cerca de Belén; el Jardín Botánico Moderno establecido en un lote del exconvento de Santa María de Gracia, los de Santo Domingo, del Carmen, de San Francisco y de Zaragoza. (Bárcena, 1954, pág. 75 y 76).
En este momento la ciudad contaba con una mayor cantidad de
espacios públicos, siendo notable que la mayoría de estos se
Fig. 8 Plano de Guadalajara, 1800 (Archivo Histórico de Jalisco, 2005) Fig. 9 Guadalajara en 1800 (INEGI, 2013).
21
localizaban en las inmediaciones de los edificios emblemáticos de la
ciudad. Es en este periodo que comienza a aparecer en los mapas
como un gran parque ―La Alameda‖ actualmente Parque Morelos, uno
de los espacios más amplios para el esparcimiento y socialización,
que sin embargo en la actualidad no goza de la puntual atención de las
autoridades para el cuidado de sus andadores y jardines, además de
no ser referido por los ciudadanos con comentarios de muy buena
fama.
Para el año de 1823 la ciudad ya contaba con aproximadamente
47 000 habitantes y el crecimiento continuó hacia el sur y sur-oriente
(Vázquez, 1989, pág. 32). Es importante señalar que a pesar de la
gesta independentista, el crecimiento de Guadalajara no se vio
mermado entre las diferentes temporalidades que se muestran en esta
investigación, parece ser que la importancia de la ciudad como punto
de encuentro entre importantes rutas comerciales del país la
favorecieron, además de encontrarse en un terreno relativamente
plano, que favoreció su crecimiento.
Según López Moreno la ciudad también se vio favorecida por
contar con gran cantidad de terreno ejidal tanto en la periferia como en
zonas intraurbanas, además de ser punto de captación de las
Fig. 10 Plano de Guadalajara 1813. Copia del que se encuentra en la Biblioteca del Congreso en Washington (López, 2001).
22
migraciones humanas provocadas por la guerra de independencia
(López, 2001, pág. 62 y 77).
En el plano de 1842 la ciudad ahora tenía 599 manzanas que
cubrían una superficie estimada de 422 hectáreas las que albergaban
una cantidad de habitantes estimada en 45 554; para 1850 la ciudad
tenía 759 manzanas que ocupaban unas 553 hectáreas y contenían
una población estimada de 50 185 habitantes (López, 2001, pág. 81).
En este periodo la ciudad creció en dirección norte, hasta que se
encontró con un obstáculo natural: la barranca de Belén.
Durante la guerra de Tres Años y ―la aplicación no muy drástica‖
(Vázquez, 1989, pág. 32) de las Leyes de Reforma, la ciudad sufrió
transformaciones internas que derivaron en la apertura de las barreras
hacia el poniente de la de la ciudad, propiciando su desarrollo hacia
este punto. Entre 1850 a 1860 el crecimiento de Guadalajara muestra
los siguientes datos: 820 manzanas, un equivalente a 601 hectáreas, y
su población se incrementó al número de 79 500 habitantes (López,
2001, pág. 97), (Fig. 11, 12 y 13). La ciudad ahora mantenía un
crecimiento más pujante hacia el oeste y al sur. Este periodo resultó
importante por la dinámica de apropiación de edificios religiosos y la
apertura de algunas calles, aspectos que sin duda modificaron la trama
de la ciudad, la cual comenzó a presentar dificultades pues su
Fig. 11 Plano de Guadalajara 1863 (INEGI, 2013).
Fig. 12 Plano de Guadalajara 1850 (López, 2001).
23
naturaleza reticulada impidió la adaptación de algunos de los
desarrollos urbanos.
Para el año de 1880 se tiene un número aproximado de 611
hectáreas de superficie, 831 manzanas y una población estimada de
90 000 habitantes (López, 2001, pág. 116).
Una vez estabilizado el régimen porfirista algunos cambios
importantes llegaron a Guadalajara, en 1874 se inició con el transporte
de tracción animal, en 1888 el ferrocarril mexicano y, en 1897 se
extendió una nueva línea de tranvía por lo que ahora es avenida
Hidalgo; para 1907 el tranvía fue eléctrico (Vázquez, 1989, pág. 34). En
este periodo floreció el desarrollo de algunas colonias en los espacios
residuales dentro de la misma ciudad y se comenzó a poblar la zona de
los ejidos. Surgieron algunas colonias que se vieron beneficiadas por el
tranvía como: Moderna, Americana, Francesa, Hidalgo entre otras.
En este momento el modelo de construcción y distribución de las
colonias y las casas se modifica y se aparta del modelo anterior, ya no
se guarda necesariamente una distribución con un patio central como
es el estilo andaluz en donde todas las habitaciones convergen hacia
un patio central teniendo consigo también un control visual sobre todas
las actividades de cada una de las habitaciones. En el modelo
moderno, las habitaciones tienen ventanas que dan hacia el perímetro
Fig. 13 Plano de Guadalajara 1860 (López, 2001).
24
externo y jardines exteriores que rodean a la casa. Esto corresponde a
un modelo higienista que permite ―aerear‖ la construcción. En colonias
como la Americana, Moderna y Francesa, se localizan calles en
diagonal y glorietas, nuevamente se rompe la traza original, dando
lugar a modelos urbanísticos diferentes.
Estos acontecimientos muestran el resurgir de una burguesía
porfiriana que en aras del progreso buscaron modernizar su ciudad a la
usanza americana y europea, aunque no todos los tapatíos pensaban
de la misma manera, López Portillo y Weber nos relata lo siguiente;
―[…] como doña María Rojas, que viajó por Europa y Estados Unidos el
tiempo necesario para convencerse de que lo mejor del mundo era
Guadalajara‖ (Vázquez, 1989, pág. 33), lo anterior como una
afirmación de que Guadalajara es única, y es que esta ciudad tiene su
toque distintivo que con el gozo de pasear por sus calles se logra
percibir, cuando disfrutamos del sentido de pertenencia y precisamente
cuando hacemos de la ciudad nuestra casa.
Después de 10 años el censo de población realizado en 1900
arrojó el dato de 101 208 habitantes (INEGI). En el plano de 1908 se
observa que en ese momento la ciudad contó con un aproximado
de 2 977 hectáreas compuestas por 1 200 manzanas
que contenían una población estimada de 120 000 habitantes
Fig. 14 Plano de Guadalajara 1896 (López, 2001).
Fig. 15 Plano de Guadalajara 1896 (INEGI, 2013).
25
(López, 2001, pág. 156) (Fig. 16) muy aproximado al Tercer Censo de
Población realizado en 1910 que nos muestra una población estimada
de 119 468 habitantes (INEGI). Estos datos comparados con los de
principio de siglo muestran un considerable crecimiento pues
Guadalajara aumentó su población cerca de 20 000 nuevos habitantes.
Para el año de 1920 la ciudad alcanzó 128 136 habitantes y 1 338
hectáreas (Vázquez, 1989) (Fig. 17), en el censo realizado en 1921 se
reflejó una población aproximada de 146 376 habitantes (INEGI). En
esta resultó interesante la dinámica de migraciones ya que por un lado
se hicieron presentes la Revolución y la Cristiada, lo que generó un
movimiento migratorio tanto al interior como al exterior de la ciudad,
motivadas por las nuevas reformas del reparto agrario, que modificaron
la composición de las elites locales y las estructuras de los capitales en
el sentido de sus destinos, además de provocar un boom en la
urbanización (Vázquez, 1989, pág. 36).
En la evolución de la traza de Guadalajara se aprecia la
relevancia de algunas calles que funcionaron como los ejes más
importantes para cubrir la demanda de infraestructura para los nuevos
medios de transporte, como los tranvías eléctricos y automóviles;
entre 1900 y 1920 la Calzada Independencia y la actual Avenida
Fig. 16 Plano de Guadalajara 1906 (Skyscrapercity.com, 2013).
Fig. 17 Plano de Guadalajara 1920 (INEGI, 2013).
26
La Paz. La demanda de infraestructura se acelera y los transportes,
con la introducción de autobuses de pasajeros, se fue marcando la
pauta para la ampliación de calles, así entre 1920 y 1940 se agregaron,
la Prolongación Vallarta, Hidalgo, Lafayette hoy Chapultepec y otras
(Junta General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco),
(Fig. 18).
La mayor parte de estas avenidas funcionaron bajo el propósito
de beneficiar a los vehículos, tanto públicos como privados, sin
embargo la de Chapultepec, fue diseñada con un amplio camellón que
además de beneficiar al traslado de vehículos, proporcionó a los
ciudadanos un paseo arbolado rodeado por una de las más bellas
manifestaciones arquitectónicas de la ciudad (Fig.19), que si bien en la
actualidad no existe más que la memoria de muchos de estos edificios,
la importancia social y comercia de este paseo se conserva, siendo
uno de los puntos más concurridos por los tapatíos. Posteriormente se
realizaron nuevos trazos de avenidas y calles que comenzarán a
deformar aún más la retícula ortogonal de la ciudad, lo que agregó
complicaciones en los futuros sistemas viales, peatonales y de
nomenclatura. Para 1930 la ciudad de Guadalajara ya contaba con una
población aproximada de 179 556 habitantes (INEGI). En este periodo
uno de los espacios públicos más destacado fue el parque Agua Azul,
Fig. 18 Plano de Guadalajara 1940 (Junta General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco).
Fig. 19 Av. Lafayette hoy Chapultepec, 1935 (Skyscrapercity.com, 2013).
27
que ofrecía una alternativa más para la interacción social y el
esparcimiento.
En el año de 1940 el censo de población reflejaba una cifra
aproximada de 229 235 habitantes (INEGI) (Fig. 20). En esta misma
década se presentó un deseo más o menos generalizado de
embellecer a Guadalajara, lo que privilegió una reconciliación entre
los sectores público y privado, dando lugar a la creación del Consejo
de Colaboración. Lo anterior se desglosó desde la unidad nacional
propiciada por el gobierno de Ávila Camacho, y posteriormente con el
modelo de desarrollo estabilizador de Miguel Alemán, dando pie al
desarrollo de proyectos locales que durante los años cuarenta
estuvieron representados por los gobernadores García Barragán y
González Gallo, siendo concretados por sus sucesores (Vázquez,
1989, pág. 77). Durante el transcurso de esta década el tranvía
comenzó su desaparición total, para ser reemplazado completamente
por vehículos particulares y autobuses.
El fuerte crecimiento de la ciudad y el afán de elevar a
Guadalajara a los niveles de modernidad y desarrollo de las mejores
ciudades mexicanas y extranjeras, hizo necesario atender la
proyección de su crecimiento y en 1947 se realizó uno de los primeros
planes generales de urbanización de la ciudad, para lo que sirvió de
Fig. 20 Plano de Guadalajara 1942 (INEGI, 2013).
28
inspiración el plano que se realizó para la Ciudad de México (Junta
General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco). Este
plano fue proyectado para una ciudad que entonces era de tamaño
mediano y con relativamente pocos vehículos. A medida que la ciudad
continuó su expansión con un incremento de la carga vehicular y
peatonal, el problema se agudizó al dar pie a una franca competencia
en las saturadas calles, sistema al que se le implementaron soluciones
superficiales como la adición de cruces semaforizados.
Fue en esta etapa que se dice que Guadalajara fue crucificada y
no precisamente por la Cruz de Plazas, sino por la apertura de dos
avenidas; 16 de Septiembre que durante su ampliación no se tuvo
consideración por la mayoría de sus pintorescas fachadas, o el
ensanchamiento y apertura de la avenida Juárez (Fig. 22).
Ambas representarían una de las más grandes mutilaciones
sufridas en la ciudad, que a falta de políticas de conservación
de patrimonio arquitectónico e histórico no existió impedimento para
dar paso a la modernidad urbanizadora, que se anteponía y demolía a
todo lo viejo. Las obras anteriores fueron pagadas por los propietarios
de los inmuebles, pues la ampliación de estas avenidas les generaría
plusvalía a sus propiedades, una muestra más de la fuerte
colaboración entre los intereses públicos y privados; ambos jugaron un
Fig. 21 Automóviles en la Plaza de Armas, 1940 (Skyscrapercity.com, 2013).
Fig. 22 Ampliación de Av. 16 de Septiembre (COPLAUR, 2012).
29
papel fundamental en el desarrollo urbano de la ciudad y definieron su
fisonomía.
Por otro lado la zona más céntrica de la ciudad, que funcionó y
funciona, a manera de vertedero para todo este tránsito sufrió las
consecuencias, pues en sus calles más angostas circulaban la mayor
parte de peatones y vehículos que ocuparon todos los espacios
posibles de estacionamiento; en este lugar confluyeron también las
principales rutas de transporte de la ciudad lo que agregó más carga a
las ya saturadas calles (Fig. 23).
Es necesario comprender el crecimiento explosivo de la ciudad
pues tenemos que para finales de la década de 1940 y hasta entrada la
de 1970, Guadalajara vivió un auge económico; la población aumentó
de manera exagerada, paso de tener en 1950 el número de 380 226
habitantes a 1 199 391 para la década de 1970 (INEGI). Este repentino
aumento de la población propició una época de cambios en la
fisonomía de la ciudad, sin embargo el cambio tan drástico en el
aumento de la población de Guadalajara se debe a que para la
realización del censo de 1970, ya se toman en cuenta a las zonas
conurbadas de la ciudad, Zapopan y Tlaquepaque, a la que después se
añadiría Tonalá dando lugar a un fenómeno de metropolización; no
obstante Guadalajara seguía liderando este crecimiento.
Fig. 23 Diagráma de distribución vial (Junta General de Urbanización y Planeación del Estado de Jalisco).
30
Entre 1940 y 1970 la ciudad creció a más del doble de su
tamaño en sentido horizontal y se salió rápidamente de las
delimitaciones municipales. Se experimentó un crecimiento radio-
céntrico, que extendió la ciudad hacia nuevos y distantes suburbios y la
persistencia del centro como punto principal de origen y destino de la
población, influyó en los problemas de tráfico y embotellamientos,
conflicto favorecido por un deficiente sistema vial y de comunicación
entre la población.
Ya desde la década de los años 30, el Centro Histórico de
Guadalajara estaba urgido de una solución a su problemática urbana,
pues comenzaba a convertirse en una gran mancha desorganizada,
donde el automotor comenzaba a afianzar su dominio sobre las calles.
La ―Guadalajara ciudad de la rosas‖, la del olor a tierra mojada,
desaparecía bajo la mancha asfáltica, manzanas enteras demolidas en
beneficio del tránsito vehicular, o si no en beneficio de alguna
―moderna‖ construcción con fines comerciales, factores que
contribuyeron a la mutilación de la identidad de la ciudad.
Se vivó un proceso de reconfiguración en Guadalajara, pues no
solo se realizaron ampliaciones y aperturas en las calles más céntricas,
sino que también se construyeron nuevos espacios públicos, todo esto
Fig. 24 Guadalajara 1958 (COPLAUR, 2012).
31
con el altísimo costo que implicó la demolición de edificios de un gran
valor arquitectónico e histórico.
Uno de los proyectos más trascendentales para brindar espacio
público al corazón de la ciudad de Guadalajara es el de la Cruz de
Plazas; esta construcción fue pensada como el modo más factible de
otorgar a la ciudad un espacio donde se pudieran seguir desarrollando
actividades culturales y de esparcimiento, así como dar continuidad al
predominante quehacer comercial.
Proyectos como éste dieron a la ciudadanía un espacio propio,
libre de tránsito vehicular, donde poder circular con tranquilidad y
apreciar la belleza imponente de sus principales edificios históricos.
Fig. 25 Guadalajara antes de la Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).
32
Tabla de crecimiento: Guadalajara 1560 – 1970. Año Número de
Habitantes Número de Hectáreas
Núm. de Manzanas
1560 63 vecinos 80
1606 3 700 110
1732 8 010 92 143
1741 8 000 165
1753 11 000 109 175
1780 22 163
1800 33 000 200 334
1803 34 697
1823 47 000
1842 45 554 422 599
1850 50 185 553 759
1860 79 500 601 820
1880 90 000 611 831
1900 101 208 938
1908 120 000 1 200 2 977
1910 119 468
1920 128 136 1 338
1921 146 376
1930 179 556
1940 229 235 1 994
1950 380 226
1960 740 394 9 469 *
1970 1 119 391 11 005 *
Fig. 26 Tabla de crecimiento elaborada con los datos mostrados en el este capítulo. Se muestra el aumento poblacional, crecimiento en hectáreas y manzanas, reflejando el constante avance demográfico y urbano de la ciudad (INEGI, 2013) (López, 2001). *Se agrega Zapopan y Tlaquepaque a los censos.
Fig. 27 Cortes Históricos (INEGI, 2013) Plano del crecimiento urbano de Guadalajara entre 1595 y 1960.
33
34
Capítulo 2
Las políticas de urbanización de González Gallo y el Proyecto de la
Cruz de Plazas.
35
Las políticas de urbanización de Jesús
González Gallo
A partir de la década de 1940 la ciudad de Guadalajara
experimentó un crecimiento urbano, económico y
demográfico impresionante; comenzó a ser notorio que la
infraestructura de la ciudad y los modelos de producción
locales serían insuficientes para sustentar este auge. La
producción local comenzó a ser desplazada por un nuevo
modelo, el de ―sustitución de importaciones‖, donde la
producción se orientó a mercados nacionales e
internacionales y cedió terreno a la inversión extranjera.
Pese a esto, la privilegiada ubicación de Guadalajara en
una encrucijada comercial y como paso obligado del
Pacifico a la capital mexicana, mantuvo con vida la
producción tradicional local.
Este nuevo modelo exigió desarrollos industriales
de gran envergadura, que en este periodo se
desarrollaron en la periferia de la ciudad, pero además
de esto fue necesario modificar la estructura física
tradicional de Guadalajara, pues se requería
infraestructura más dinámica de comunicaciones y
transportes, se produjo un enorme despliegue de
modernización, en el cual no se tuvo consideración por la
conservación del patrimonio.
El gobernador Jesús González Gallo se mostró
muy enérgico al apoyar la transformación de la ciudad,
siendo uno de los periodos de gobierno donde el
desarrollo urbano fue parte de las prioridades. Sin
embargo pareció no pesar la perdida de una enorme
cantidad de patrimonio arquitectónico.
El modelo de sustitución de importaciones
El modelo de sustitución se presentó como una
alternativa para sustentar el desarrollo de Guadalajara,
involucrando fuertes inversiones públicas sobre el
dominio de la economía privada. Lo que proponía el
modelo de sustitución era crear un régimen de
acumulación de capital nacional autosostenido basado
en producir para satisfacer la demanda interna; sin
embargo, se dejó de lado el desarrollo tecnológico de las
36
industrias lo que incrementó la dependencia con los
países desarrollados y sus avanzados procesos
industriales. Las condiciones laborales permitieron una
alta producción pagando salarios muy bajos. De esta
manera se puede considerar este modelo como una
intervención extranjera en los modos de producción
mexicanos y latinoamericanos para beneficio propio.
Cristina Sánchez del Real habla del modelo de
sustitución de importaciones:
El modelo de sustitución de importaciones, como es sabido, fue impulsado por la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), desde 1948, con el pretexto de poner fin a la dependencia económica de los países de América Latina que, entre otras cosas, los convertía en grandes importadores de productos manufacturados y en importantes exportadores de materias primas. Prácticamente la misma asimetría de la vieja colonia, pero esta vez bajo las leyes del capital internacional (Sánchez, 2008, pág. 11).
Generando o no dependencia de las naciones
primermundistas, el modelo de sustitución propició
fuertes cambios en la fisonomía de la ciudad, pues exigía
la adecuación de los espacios para sostener la nueva
infraestructura fabril; si este despliegue tuvo lugar en la
periferia, en la parte externa de la ciudad, que en 1940
ya se extendía fuera de las delimitaciones municipales
del municipio de Guadalajara ¿Cómo fue entonces que el
centro de la ciudad se vio afectado? Las nuevas
empresas que se desarrollaron en la periferia
necesitaban de un nuevo mercado comercial y el sitio por
excelencia para desarrollarlo era el mismo centro de la
ciudad, pero serían necesarias modificaciones de
carácter urbanístico y arquitectónico.
Se puede decir que el modelo de sustitución vino a consolidar en la ciudad su protagonismo comercial y de servicios y cierta producción de bienes básicos. En pocas palabras, una prolongación del modelo histórico pero reformulado a una escala metropolitana, donde el desarrollo laboral se mantenía en términos de escasa cualificación y los procesos de trabajo adoptaban modalidades informales (Sánchez, 2008, pág. 12).
Fueron bastantes las modificaciones en las
estructuras sociales de Guadalajara que comenzaron a
producirse, pero lo que en esta investigación compete,
37
son la transformaciones urbanas ocurridas a causa de
este proceso de modernización, donde si bien influyeron
factores externos también puede ser visto como un
último esfuerzo de la oligarquías locales por conservar su
hegemonía urbana, donde Guadalajara a fin de cuentas
resultó bienaventurada en comparación con otras
ciudades mexicanas (Sánchez, 2008). Cabe mencionar
que esta transformación urbana también benefició a la
sociedad pues, durante su proyección se tomó en cuenta
la realización de espacios públicos, acordes a los ideales
modernizadores del momento.
En una nota de El Informador del 31 de mayo de
1951 se presentó una síntesis del artículo publicado en la
revista norteamericana Engineering News Record, en el
que se habla elogiosamente de Guadalajara:
Un brusco cambio.- Despertando la ciudad de cuatrocientos años, Gonzales ha instituido un ciclo de reconstrucción, replaneación y expansión industrial en general que ha barrido con iglesias y edificios para ampliar calles transformando el histórico pueblo en una moderna ciudad. […] Así, con su estratégica localización, este moderno México, del cual Guadalajara es prototipo, parece destinado al éxito, la
alfarería está a sus espaldas, la ciudad ha subido de sus viejas siestas a llenar los ―standards‖ [sic] de velocidad y eficiencia, moviéndose dentro de la última meta del siglo XX con energía igual en cualquier tarea venidera (Artículo sobre Guadalajara, 1951).
Este artículo que si bien hablaba elogiosamente
de la ciudad, no dio espacio para hablar de la otra cara
acerca del significado de la destrucción del patrimonio
histórico; se antepone a la modernidad por sobre la
tradición, artículo muy similar al modelo de discurso
urbanizador de González Gallo.
Las políticas de urbanización en los informes de
gobierno.
Durante la administración de González Gallo la
urbanización de Guadalajara tomó un papel protagónico
en la agenda de actividades, entrando de lleno con la
elaboración de una ―Ley para el Mejoramiento Urbano de
los Municipios de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan y
Chapala‖ (Jalisco, 1949) que ya se vislumbraban con
potencial para el desarrollo económico y turístico, al
tomar en cuenta su ―desarrollo armónico‖.
38
En el tercer informe de gobierno ya se habla de la
ampliación de las principales arterias de la ciudad:
La necesidad de dotar a Guadalajara de un sistema crucial de grandes avenidas, que facilite la concurrencia al centro comercial y desahogue hacia todos los rumbos su intenso tránsito, y la ampliación de la Avenida Juárez, nos impulsaron al ensanchamiento de las Avenidas 16 de Septiembre Alcalde. Declarada la utilidad pública de dichas ampliaciones […] (Jalisco, 1950, pág. 19).
Tomando como base la anterior cita, pareciera que
la modernización urbana de Guadalajara se observó
desde la única perspectiva de ensanchar y abrir calles
para facilitar el acceso al nuevo centro; para 1951 el
gobernador informa que ―Se terminó la ampliación de las
avenidas 16 de Septiembre y Alcalde, se realizó la de
Tolsá y parte de las de Munguía, La Paz, Libertad,
Lafayette, Alemania y Catalán.‖ (Jalisco, 1951). Pero en
está ocasión ya comienza a hablarse de la terminación y
el progreso de nuevos trabajos de espacio público, como
la Plaza de la Bandera en la antigua garita a
Tlaquepaque y el Jardín Cuauhtemoc contiguo a Tolsá.
Más adelante el gobernador hace énfasis en su
justificación para la demolición de edificaciones en el
centro de la ciudad mencionando lo siguiente:
―La necesidad de espacios libres nos llevó a proyectar la Plaza Central, que abarcará las dos manzanas ubicadas entre la Catedral y el Teatro Degollado. La misma necesidad nos condujo a ampliar el jardín llamado de La Soledad, mediante la demolición de los edificios contiguos, propiedad de la Nación, que para tal fin nos fueron cedidos por el señor Presidente de la República‖ (Jalisco, 1951, pág. 20)
Tal parece que las intenciones del Gobernador
estaban encaminadas a traer el progreso, la modernidad
y el ―mejoramiento‖ a Guadalajara, pero ¿A qué precio?.
El proyecto continúa, e informe tras informe nos
vamos enterando del progreso de las transformaciones
que sufría la ciudad:
Se llevaron a cabo las obras de la Plaza Central [Plaza de la Liberación], que juntamente con la de los Hombres Ilustres y la de Los Laureles [Plaza Guadalajara], que hemos iniciado demoliendo la manzana frontera a la Catedral y al Palacio Municipal en construcción y la Plaza de Armas, cambiará la
39
fisonomía del centro de la ciudad, al dotarla de un conjunto armónico de jardines, digno de su tradición y categoría. La Plaza de los Laureles tendrá subterráneo para estacionamiento de vehículos, necesario por la intensa circulación en el centro de la ciudad. (Jalisco, 1952, pág. 23)
Se buscó dotar de características dignas de la
―tradición‖ cuando precisamente estaba siendo demolida
con la construcción de cada plaza, sin embargo todo
parecía justificarse con la construcción de nuevos
espacios de esparcimiento y comercialización para los
tapatíos, pues la proyección de estas plazas contempló
la construcción de algunos caracteres típicos de la
tradición tapatía como los portales, espacios para el
comercio.
Pero, ¿Cómo es que los propietarios de estas
fincas lograban llegar a acuerdos con el gobierno para
que fueran demolidas? Fue que en los casos donde el
edificio sería completamente demolido, se justificó con la
futura utilidad pública que tendría el espacio pero en los
que la finca solo sería parcialmente modificada, se
basaron en vender la idea de la plusvalía que las nuevas
obras de ampliaciones y construcción de plazas tendrían
sobre sus propiedades.
Enmarcado su lado Poniente [de la Plaza de los Laureles], se ha iniciado la construcción de un portal, costeado por los propietarios de las fincas respectivas, en consideración al beneficio que reciben con las obras de embellecimiento de esa zona. (Jalisco, 1952, pág. 24)
En su último informe, González Gallo nos da un
recorrido por todos los proyectos que realizó en la ciudad
y alrededor del estado de Jalisco, aportando un ejemplo
de la magnitud de su obra en cuestión de urbanización,
de la cual se extrae lo siguiente:
No menos urgente era atender a las necesidades del tránsito y a la demanda de mayores espacios libres, especialmente en el centro y algunas arterias de la ciudad. Para satisfacerlas, ampliamos total o parcialmente las Avenidas Juárez, 16 de Septiembre y Alcalde y estamos en plena obra en la de Corona; y se ampliaron total o parcialmente las calles de Tolsá, La Paz, Libertad, Munguía, Alemania, Prisciliano Sánchez, Chapultepec, Lafayette, Constitución y Catalán, y abrimos la Calzada del Águila que conectará la parte de oriente de la ciudad con la Estación definitiva de los Ferrocarriles Nacionales.
40
Con la misma finalidad construimos las Plazas de la Liberación, de La Bandera, Cuauhtémoc, Alcalde, Venustiano Carranza, Clemente Orozco, Oblatos y Habitación Popular; están por terminarse la de los Jaliscienses Ilustres, en cuyo centro se construye la rotonda que guardará sus restos, y la de los Laureles en su parte oriente. Esta plaza tendrá estacionamiento subterráneo para automóviles, lo que coloca a la ciudad de Guadalajara como la primera que contará con este servicio en la República. Para la constitución de las plazas de la Liberación, la Bandera, Cuauhtémoc, Alcalde, Jaliscienses Ilustres y Los Laureles, se tuvieron que demoler manzanas de casas, y para la de Venustiano Carranza se aprovechó el solar de lo que fue el Jardín Botánico. (Jalisco, 1953, pág. 33)
El interés por dotar a Guadalajara de nuevos
espacios públicos queda bastante claro, pero cabe
señalar que en todo el discurso analizado en esta
sección jamás se menciona o se muestra interés sobre la
conservación del patrimonio, donde se toma a lo viejo
como algo inservible, pasado de moda y sin ninguna
utilidad, ―manzanas de casas‖ pero de casas y
edificaciones llenas de valor histórico y arquitectónico.
Sin embargo es de reconocerse que uno de los
proyectos más trascendentales para brindar espacio
público al corazón de la ciudad de Guadalajara es el de
la Cruz de Plazas; esta construcción fue pensada como
el modo más factible de otorgar a la ciudad un espacio
donde desarrollar actividades culturales y de
esparcimiento, así como el importantísimo quehacer
comercial.
Proyectos como éste dieron a la ciudadanía un
espacio propio, libre de tránsito vehicular, donde poder
circular con tranquilidad y apreciar la belleza imponente
de sus principales edificios históricos. Esta
transformación generó espacios verdaderamente
interesantes además de increíbles perspectivas de los
edificios más representativos del centro histórico. No
obstante, no serán olvidadas las antiguas edificaciones
que sin consideración fueron demolidas.
41
El Proyecto de la Cruz de Plazas
La Cruz de Plazas de Guadalajara es un proyecto llevado a cabo
entre 1947 y 1959 durante las administraciones de González Gallo y
Agustín Yáñez. El proyecto en su mayoría fue confeccionado en los
talleres del ingeniero, arquitecto y urbanista Ignacio Díaz Morales,
donde se pretendía despojar de sus edificaciones a 4 de las manzanas
circundantes a la Catedral de esta ciudad, para dar lugar a 3 nuevas
plazas; Guadalajara, Liberación y Rotonda de los Jaliscienses Ilustres,
lo que causó gran controversia entre la población tapatía. (Fig. 28)
El proyecto no se realizó estrictamente bajo la planeación del
arquitecto, como la Plaza de la Rotonda que sufrió modificaciones que
derivaron en la demolición del Templo de la Soledad, esto bajo la
dirección del arquitecto Vicente Mendiola (Kasis, 2004).
El espacio circundante a la Catedral de Guadalajara lució
notablemente diferente antes de la puesta en marcha de este proyecto,
al punto de que actualmente nos resultaría complicado imaginarlo de
no ser por la existencia de un rico archivo fotográfico y textual. (Fig. 29)
La Cruz de Plazas antes de su construcción era un espacio
hacinado con una importante cantidad de edificios que Díaz Morales se
Fig. 28 Fotografía aérea tomada antes del inicio del proyecto de La Cruz de Plazas, la zona resaltada sería demolida (COPLAUR, 2012).
42
propuso demoler, sobre todo los de las dos manzanas que serían la
Plaza de la Liberación a espaldas de la Catedral, zona donde se
encontraba el Palacio Cañedo que colindaba con la Catedral y el actual
edificio del Museo Regional.
A un costado de Catedral y frente al Museo Regional se
encontraba un espacio arbolado y un pequeño jardín, allí se localizaba
la Plaza de la Soledad y por supuesto el mismo templo de Nuestra
Señora de la Soledad, además del Edificio de Correos o Palacio
Federal; aquí se edificaría la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.
Al frente de la Catedral, lugar que ocuparía la Plaza
Guadalajara, existía ya un pequeño espacio correspondiente a la
Plazuela de la Catedral y su reducido atrio, (Fig. 30) insuficiente para
semejante edificación, y de frente a esta plaza sobresalían edificios de
carácter comercial, donde destaca el edificio que ocupó el Cine Lux.
Al costado sur de Catedral está la Plaza de Armas que existió
casi desde la fundación de la ciudad, esta plaza también sufrió algunas
modificaciones a lo largo de su historia. Al costado de la Plaza
Guadalajara y al frente de la Rotonda también estuvo el edificio del
Palacio del Arzobispado y la Casa de Moneda que fueron demolidos
para dar lugar al nuevo edificio que ocuparía el Ayuntamiento de
Guadalajara. Las cuatro plazas antes mencionadas forman entonces la
Fig. 29 Fotografía aérea tomada antes del inicio del proyecto de La Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).
43
característica cruz latina de donde este proyecto de espacio público
toma su nombre, reflejo de una sociedad conservadora y de tradición
religiosa.
El proyecto de la Cruz de Plazas nace por iniciativa del ingeniero
y arquitecto Ignacio Díaz Morales, que desde 1936 lo venía
trabajando calladamente, por mera iniciativa propia, y con el afán de
buscar una mejoría para la ciudad con el verdadero ideal de llenar a
Guadalajara de espacios públicos y de esparcimiento para sus
habitantes, además de que mediante su construcción se buscaba
propiciar el desarrollo de los comercios de esta zona y sus aledañas.
Sin embargo y como ya ha sido mencionado, el diseño proponía liberar
de las edificaciones a las manzanas vecinas a la Catedral, demoliendo
el patrimonio que allí se encontraba.
Los ingenieros Luis Barragán y Aurelio Aceves, hicieron llegar a
oídos de González Gallo, gobernador de Jalisco, este proyecto al cual
manifestó particular interés en llevarlo a cabo. El Arq. Díaz Morales
habla del proyecto:
Se me ocurrió hacer un levantamiento de los atrios de los templos tapatíos, […] En una ocasión le tocó el turno a la catedral –sin duda el edificio más importante de nuestra ciudad, cuyo valor estético estriba en el milagroso acorde de elementos mediocres con otros magistrales-; desde la azotea contemple las dos manzanas que estaban detrás, las
Fig. 30 La Catedral enjarrada y con atrio (COPLAUR, 2012).
44
cuales estaban rodeadas por una serie de edificios de gran valor arquitectónico, y se me ocurrió pensar en una gran plaza; desde la misma azotea miré al norte y al poniente, y vi un jardín y un espacio sin objetivo. Fue entonces cuando concebí la idea de proyectar una cruz de plazas. […] A la primera plaza yo le había puesto el nombre de Plaza de los Poderes, pero el licenciado González Gallo lo cambió por Plaza de la Liberación recordando la abolición de la esclavitud, en timbre de la gloria más grande de Guadalajara, pionera mundial en esta admirable campaña. Las demás plazas se hicieron después. La que está al norte de la Catedral no se hizo según mi proyecto, que contemplaba la conservación de La Soledad, una modesta capilla; […] aunque el espacio abierto –que era medular de mi proyecto- sí se conservó (Kasis, 2004, págs. 54-55).
Las intenciones del arquitecto son realmente visibles en el relato
anterior y derivan en la construcción de una gran plaza para hacer
justicia a los valores estéticos de los edificios de valor arquitectónico
adyacentes a la Catedral, además de la creación de un gran espacio
abierto, ―medular en su proyecto‖.
El Gobernador González Gallo que estaba muy interesado en la
realización de esta modernización urbana, (no solo en Guadalajara
sino por todo el estado de Jalisco) en una entrevista realizada a
Ignacio Díaz Morales por el Arq. Fernando González Gortázar, hijo del
gobernador, se dice lo siguiente:
Entonces un buen día siendo ya gobernador, me mandó llamar [el gobernador González Gallo] y me dijo esto: ―Dos de sus amigos me han
Fig. 31 Planos de las Manzanas del Cuartel 2do. Las Manzanas 1, 11, 13 y 24 serían derribadas (Planos del Fondo Cartográfico del Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
Fig. 32 Imagen aérea del área de demolición, 1947 (Planos del Fondo Cartográfico del Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
45
dicho que usted tiene un proyecto de una plazas en el centro de Guadalajara‖. ―Si licenciado; ¿Puedo saber quiénes son esos amigos?‖ ―Si: Luis Barragán y [Aurelio] Aceves‖, que eran los únicos con quienes yo había platicado de este proyecto (González Gortázar, 1995, p.127).
El gobernador muestra interés por observar los planos del
proyecto que plantea el arquitecto, a lo cual Díaz Morales responde de
manera inmediata mandando a recoger los planos a su despacho.
Mientras tanto en la oficina del gobernador ocurre lo siguiente:
[…]Yo me sonreí, y tu papa se picó un poco. ―¿Y de que se ríe usted?‖ ―Ay licenciado, no, si no es que me ría, es que me parece una cosa encantadora. Eso de que se puedan tumbar cuatro manzanas en el corazón de Guadalajara, en este momento, sería una cosa sublime‖. ―Ah, pues verá usted que lo vamos a hacer‖ (González Gortázar, 1995, pág. 128).
Más adelante el arquitecto justifica que su risa no fue por
incredulidad y menciona lo siguiente:
No, no por incrédulo; porque veía que era una cosa titanesca, francamente, como fue. En cincuenta y tres, cuando estaba terminándose aquello, cuando tu papá [González Gallo] vio terminada la plaza de la Liberación y la inauguraron los señores aquellos, me dice: ―¿Quihubo, arquitecto, la hicimos o no?‖ ―Sí, licenciado, pues como no‖. ―¿Se acuerda de aquella vez que usted se rió cuando me la enseñó?― ―Sí, Licenciado‖. ―Pues eso fue… me caló un poco…‖ Dije: ¡Pues bendita cosa! (González Gortázar, 1995, pág. 128).
Fig. 33 y 34 Vista aérea de la Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).
46
De la anterior cita se puede observar la intensidad con la que el
afán de modernizar impactaba en los desarrollos urbanos dentro del
mismo corazón de la ciudad, además de la importancia que en este
periodo cobran los proyectos generadores de espacio público.
La entrevista continúa con el tema de la fundación de la Escuela
de Arquitectura en Guadalajara, en donde Díaz Morales expresa su
verdadero interés por brindarle a la ciudad un grupo de arquitectos
calificados capaces de dirigir el crecimiento que el arquitecto ya
vislumbraba que vendría en un futuro no muy lejano.
Durante este periodo existió un Consejo de Colaboración
Municipal, conformado por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, Carlos
Ugarte, Jorge Matute, Luis González Hermosillo y en un momento
Aurelio Aceves además de Carlos Contreras, el cual tuvo un conflicto
con el arquitecto Díaz Morales al proponer al gobernador del estado
González Gallo sin la autorización del Consejo un proyecto que tendría
consecuencias destructivas para la imagen de la ciudad, en la
entrevista se obtiene lo siguiente:
En primer lugar, unas aperturas de calles. Él fue el que propuso a y entusiasmo a tu papá, [González Gallo] por 16 de Septiembre y por Juárez. Y yo me opuse rotundamente contra eso, porque le decía yo que el corazón no hay que tocarlo, por amor de Dios, no hay que tocarlo.
Fig. 35 Fracturas Urbanas. Ampliaciones de avenidas y espacios abiertos. 1. Cruz de Plazas. 2. Plaza Tapatía. 3. Av. 16 de Septiembre. 4. Calzada Independencia. 5. Av. Colón. 6. Av. Libertad. 7. Av. Tolsá. 8. Chapultepec. 9. Av. La Paz. 10. Calzada González Gallo (Mendoza, 2005).
47
Pero montó mucho a tu papá, por una parte, y sobre todo un grupito de ellos influyeron mucho a tu papá, que él aprobó la apertura de Juárez. Yo me fui, de tristeza (González Gortázar, 1995, pág. 137).
González Gortázar interroga al arquitecto sobre si el proyecto de
la Cruz de Plazas no es entonces una contradicción por el hecho de la
mutilación que este causaría en la ciudad por la demolición de los
edificios, a lo cual responde:
La cruz de plazas no es circulatoria, es estancia. A mí lo que me importaba era darle estancia pública a la gente de Guadalajara. Lo que Guadalajara tenía antes, que estaba llena de patios, y se empezaron a acabar esos patios. Yo le quise dar a Guadalajara estancia pública, las plazas… Sí estancias públicas para la comunicación y mira cómo han funcionado para comunicación. Eso fue lo que entusiasmo a tu papá. Le dije: ―Licenciado, estas son plazas para que la gente vuelva a hacer de la ciudad su casa grande‖. Entonces no había contradicción, porque las vías de comunicación, y más las de automóviles, no son de comunicación de la gente, sino al contrario: de enojo con la gente. […] Además yo tenía proyectado proponer como zona peatonal toda aquella parte del centro, y solamente accidental para ambulancias, cuestiones de aseo, en fin… La situación, por tanto, fue ésa (González Gortázar, 1995, págs. 137-138).
Las recomendaciones de Díaz Morales no fueron escuchadas
por el gobernador del estado Jesús González Gallo y finalmente se dio
el sí a la realización del proyecto del urbanista Carlos Contreras y se
procedió a la ampliación a los tres carriles en ambos sentido de la Av.
16 de Septiembre resultando en la demolición de numerosas fincas a
Fig. 36 Vista aérea de la Cruz de Plazas 1958 (COPLAUR, 2012).
48
lo largo de su recorrido. Igual que ocurrió en la Av. Juárez generando
en su cruce uno de los puntos que menos favorece a la imagen de la
ciudad, en comparación con lo que otrora fue al demoler edificios de
gran valor histórico y arquitectónico.
Hasta la fecha esta acción le ha valido a González Gallo, la fama
de haber sido un gobernante que arraso con la ciudad; este afán por
modernizarla ha quedado marcado en la memoria de los tapatíos como
una de las mayores destrucciones, como una ruptura entre la
tradicional Guadalajara y la que presenciamos en nuestros días.
González Gallo, que en inicio fue motivado por proyectos en beneficio
de la ciudad y su gente, parece haberse dejado llevar por el vicio de
perpetuar su mandato.
Díaz Morales proponía un proyecto que además de la Cruz de
Plazas contaba también con la realización de un largo y amplio
andador que partiría desde la parte posterior del Teatro Degollado
(actual Plaza Fundadores), la cual contendría un paso elevado
sobre la Calzada Independencia que tomaría el nombre de, ―Paseo
del Hospicio‖ y Plaza Tapatía y desembocaría frente al Hospicio
Cabañas, (Fig. 37 y 38) brindando un largo corredor lleno de espacios
comerciales y lugares para la convivencia. Este proyecto así como el
de la Cruz de Plazas no se llevó a cabo tal cual exigía el arquitecto, y
Fig. 37 Plano del proyecto del ―Paseo del Hospicio‖ y Plaza Tapatía (COPLAUR, 2012).
Fig. 38 Demolición de las manzanas entre el Teatro Degollado y el Hospicio Cabañas (Gallo, [1970]).
49
terminó siendo uno de menos calidad a lo proyectado originalmente;
Díaz Morales habla de ello:
De 1940 es otro proyecto que consideraba la demolición de nueve o más manzanas entre el Teatro Degollado y el Hospicio Cabañas. Yo quería urgir lugares para sentarse, hacerlos proliferar, tanto en cajetes para los árboles como en el perímetro, para que los tapatíos tuvieran un asiento gratuito en el corazón de la ciudad, para que todo el pueblo pudiera sentarse en el gran patio de su casa grande. […] Aunque posteriormente se tomó como base mi proyecto del Paseo del Hospicio, fue destrozado en lugar de conservarse; se hizo un desafortunado centro comercial en vez de los espacios arquitectónicos que exigían los dos grandes edificios, el Hospicio Cabañas y el Teatro Degollado (Kasis, 2004, págs. 59-60).
Este proyecto siguió otras especificaciones y respondió a
intereses distintos a los planteados por el arquitecto Díaz Morales, que
no tenía más intenciones que buscar beneficios para la ciudad a la que
él llamaba ―Mi novia‖. Movido por un sentimiento regionalista
encaminado al beneficio y desarrollo de la propia tierra, realzando
mediante la urbanización planeada las características arquitectónicas
que brindan gran parte de la identidad de los ciudadanos y otorgando
espacios públicos dignos para su admiración y gozo, ofreciendo plazas
para la realización de las actividades sociales y comerciales del pueblo
tapatío.
Fig. 39 Vista aérea de la Cruz de Plazas con la Catedral de frente (COPLAUR, 2012).
50
Como podemos notar a partir de las citas anteriores, realmente
se veía la realización del proyecto de la Cruz de Plazas no como una
forma de dejar huella o testimonio para ser recordado, sino que estaba
relacionado con la entrada de la modernidad en la urbanización de los
espacios internos de la ciudad, era la realización de una obra para la
sociedad tapatía, una que se pudiera palpar y sentir con la propia
estancia, una obra para disfrutarse y que otorga espacios públicos a
los tapatíos, ―Un patio para su Casa Grande‖, en el mismo corazón de
la ciudad. Este proyecto de modernización urbana ha otorgado a
Guadalajara uno de los espacios públicos más característicos de las
ciudades mexicanas, único por su disposición y carácter.
El proyecto entonces se convierte en una necesidad para esta
ciudad cada vez más ávida de espacios públicos, situada en el centro
de un movimiento modernizador, lo que fue mantenido en secreto,
ahora se hacía público, la demolición y la posterior construcción de las
plazas era inminente. Este proceso se realizó en etapas, pues no todos
los propietarios otorgaron los derechos de sus propiedades tan
fácilmente, asimismo existía un descontento por parte de personajes
políticos, académicos y religiosos e incluso del mismo Díaz Morales al
no seguirse las pautas de su proyecto, y al ver la inaplazable
demolición de siglos de historia arquitectónica de la ciudad.
Fig.40 Vista aérea de la Cruz de Plazas dirección sur-norte (COPLAUR, 2012).
Fig.41 Vista aérea de la Cruz de Plazas (COPLAUR, 2012).
51
52
Capítulo 3
La Plaza de la Liberación
53
La Plaza de la Liberación representa el cuerpo de esta cruz latina que
da forma al proyecto de la Cruz de Plazas, se encuentra localizada a
espaldas de la Catedral y al frente del Teatro Degollado, por su lado
norte se encuentra flanqueada por el Museo Regional de Antropología
e Historia, y el Palacio Legislativo, en su parte sur por el Palacio de
Gobierno del Estado de Jalisco y algunos locales comerciales. Avenida
Hidalgo y las calles Belén, Morelos y Liceo la enmarcan. Por su parte
exterior encontramos jardines adornados con flores, por el interior un
arbolado de tabachines, y en el centro un asta bandera donde rara vez
se ve ondear al lábaro patrio (Fig. 42).
Se le conoce con el nombre de Plaza de la Liberación por la
escena que allí se representa con la estatua en bronce de Don Miguel
Hidalgo y Costilla, el cual sostiene unas cadenas rotas simbolizando a
la libertad, en directa relación con la firma del decreto de abolición de la
esclavitud hecho en esta ciudad en tiempos de la gesta
independentista mexicana (Fig.43). Dicha estatua sufrió una
modificación pues la que actualmente encontramos ahí no corresponde
a la original. Villaseñor y Villaseñor nos da la explicación: […] se le
cambió el nombre y se le puso el de Los Tres Poderes, retirándose la
estatua de Hidalgo y la pusieron en el parque del Deán hoy Liberación
[…] (Villaseñor, 1998, pág. 142), (Fig. 44).
Fig. 42 Mapa de la ubicación de las cuatro plazas.
54
Lleva como sobrenombre ―Plaza de las Dos Copas‖ debido a las
dos fuentes en forma de copa que posee. Se le conoce también como
―Plaza de los Tres Poderes‖, pues con ella colindan el Palacio de
Gobierno representando al poder ejecutivo, el Palacio Legislativo su
respectivo poder y el Palacio de Justicia al poder judicial. Aunque
existe una versión más adornada donde se unifican los tres poderes;
ejecutivo, legislativo y judicial, conformando el poder político, y se
anexan el poder del arte y la cultura, representados por el Teatro
Degollado, y el religioso por la Catedral.
Lo anterior habla del intenso simbolismo representado en esta
cruz, y se hace evidente que su planeación no fue al azar, si no que se
buscó dejar marcado en piedra los valores que representan a esta
sociedad. En la Rotonda, la historia, la legitimación; en la de Armas, la
ley, el orden y el gobierno; en la Liberación, al pueblo, y en su
cabecera a la Catedral como la cabeza ideológica de los tapatíos.
Representa uno de los espacios públicos más importantes de la ciudad
por su céntrica ubicación, ya que sobre su planta se presentan
numerosos espectáculos; conciertos, exposiciones, actos cívicos,
manifestaciones, pista de hielo y más. Encontramos también a los
boleadores de calzado, que resultan ser muy útiles para transeúntes y
Fig. 43 Estatua de Miguel Hidalgo, Plaza de la Liberación.
55
funcionarios públicos que laboran en los edificios circundantes. Bajo
ella encontramos un amplio estacionamiento de dos niveles, el cual fue
construido ya culminada la plaza.
La Plaza de la Liberación, enmarcada por estos edificios de gran
valor arquitectónico y patrimonial, es punto obligado de visita para
extranjeros y locales, pues brinda una de las mejores perspectivas de
los edificios más representativos de la ciudad.
Desde su construcción esta plaza es uno de los espacios más
importantes para el encuentro de los tapatíos, un lugar rodeado y lleno
de historia donde siempre ocurre una interesante interacción cultural
entre sus visitantes.
El proceso de construcción de la plaza inicio en el año de 1950,
liberando de construcción el enorme espacio abarcado por las dos
manzanas demolidas (Fig.45). El inicio del proyecto de la Plaza de la
Liberación es narrado por Don Julio Peña de la siguiente forma:
[…] y un día, un día en una de esas conversaciones instructivas, le pregunté yo: ―Oye, Nacho, [en referencia a Ignacio Díaz Morales] ¿qué es una plaza?‖ […] le quise preguntar qué es una plaza, cómo nace una plaza. Dijo: ―una plaza es un espacio abierto con edificaciones alrededor‖. Dije, ―bueno, ¿pero esa se hace, o qué, antes o después…?‖. Dice: ―Mira, por ejemplo, a espaldas de la Catedral hasta el Teatro Degollado, allí hay una plaza‖; y esto debe de haber sido en
Fig. 44 Monumento a Hidalgo. Aniversario luctuoso 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
56
mil novecientos treinta y nueve, ¿eh? […] ―Allí hay una plaza, nomás Morelos, entre la calle Degollado y la espalda de la Catedral; allí está la plaza y algún día la voy a hacer‖. Palabra de caballero: eso fue en 1939 (Kasis, 2004, pág. 56).
Ante lo anterior parece que la construcción de esta plaza sería
asunto simple, ―nomás quitar todo el estorbijo‖, (Fig. 46) pero no lo fue
así, numerosos edificios ocupaban el lugar de este futuro plan de
modernización urbana, el cual se enfrentó a muchas contrariedades en
su proceso, pues para la puesta en marcha de la plaza no solo había
que demoler antiguas casonas, incluyendo al Palacio Cañedo y
edificios comerciales, sino que también había que lidiar con los
ciudadanos en desacuerdo. Ya cerca y durante su construcción
personas de la ciudad de Guadalajara se expresan así de este
proyecto en una nota del día martes 22 de agosto de 1950, y en otra
del 27 de diciembre de 1952 en periódico El Informador con lo
siguiente:
Se le quiere dar ornato, amplitud y facílidades de tránsito al centro de Guadalajara, formándole una gran plaza en el sitio menos a propósito para estos fines, como lo es a espaldas de la Catedral, al costado del Palacio y del Museo, y sólo al frente del sumido Teatro Degollado, a un metro abajo del nivel de la cabecera de la plaza (Comentarios del Día, 1950).
Fig. 45 Demolición y aplanamiento del terreno de la Plaza de la Liberación (Skyscrapercity.com, 2013).
Fig. 46 Las dos manzanas frente al Teatro Degollado (González Gortázar, 1995).
57
La plaza Central, de la Liberación o del Dos de Copas, debía ser un centro de distribución de tránsito, de estacionamiento en vez de un obstáculo rodeado por callejones y cerrando la única vía de norte a sur que atraviesa el centro de la ciudad, como es la que forman las calles de Pino Suárez y Maestranza (Comentarios del día, 1952). Colonialismo fósil, sosiego de gente floja no encajan en una población que se desarrolla y cobra vida a grandes pasos, a no ser que se le quiera dejar coja. La belleza de tan magnífico espacio libre logrado en el centro de la ciudad, que forma el pie de la cruz que cubre nuestra Catedral, en nada se perjudicaría con darle utilidad y transitabilidad para todo movimiento, tanto de peatones como de vehículos. Para los primeros se les hicieron entradas contra todo lo que prescriben los reglamentos de tránsito, invitando al transeúnte a atravesar calles a media cuadra, y para los segundos, ya ni hablar, que sólo se les dejaron callejones y un tapón. Eso, y no lucir por allá en las alturas del pegote sur de la espalda de Catedral ropa íntima tendida al sol, es lo que le daría la belleza de lo útil a la plaza, aparte de la que se le pudiera añadir en lo ornamental (Comentarios del día, 1952).
Notas como estas son comunes en las paginas de El Informador
donde la sociedad se muestra indignada por la construcción de un
nuevo proyecto antes que la restauración de los espacios ya
existentes, ademas del constante problema de la basura en las calles,
plazas y mercados, y de los altos indices de criminalidad y vagancia,
pero por sobre todo lo que parece afectar mas a los ciudadanos son
los problemas de trafico en esta zona de la ciudad, donde no parece
intesarles la libertad con la que el peaton podrá desplazarse,
Fig. 47 Evento masivo en Plaza de la Liberación, 1951 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
58
buscándose privilegiar al flujo de automoviles criticando de una manera
picaresca la estética del proyecto de la plaza. Además lo que no todos
sabian es que esta plaza estaba planeada de manera que la
inclinacion de 185cm. del terreno (Kasis, 2004, pág. 56), que
desciende hacia el Teatro Degollado iba a ser remediada con un leve
desnivel en la planta de la plaza, el cual es dificil de apreciar por su
excelente planeación. Las constantes quejas y dificultades durante la
construcción de este proyecto y la demolición de los edificios se
aprecian mejor en la demolición del Palacio Cañedo que se analizará
mas adelante en esta investigación.
La Plaza de la Liberación sufrio modificaciones ya concluida su
construcción; los arboles de fresno que se plantaron a su alrededor
fueron removidos, el nombre de Plaza Central se modificó a Plaza de
la Liberación y luego a Tres Poderes, e incluso como ya mencione, la
estatua de Hidalgo fue removida, para despues ser sustituida por una
nueva y se le dio su nombre actual. Sufrio también algunas
modificaciónes visibles durante la construcción del estacionamiento
subterraneo en donde se eliminaron algunas jardineras para la
construcción de accesos para vehiculos y peatones.
Fig. 48 Excavaciones bajo la Plaza de la Liberación
durante la construcción del túnel de Av. Hidalgo c. 1970 (Gallo, [1970]).
59
La Plaza de la Liberación Ayer
Un personaje que resalta en esta investigacion es Ramiro Villaseñor y
Villaseñor, que con base a su experiencia presencial de estas calles y
de los edificios que las enmarcaban, nos narra de una exquisita
manera lo seguiente, en referencia a las calles de la zona en cuestión.
Sobre la Calle 3 o Hidalgo en la Manzana posterior a la Catedral dice:
[…] la acera sur en esquina [Hidalgo] con Pino Suárez, antes Alhóndiga, estuvo la Administración de Correos en la que fue varias veces jefe D. Pantaleón Pacheco nacido en 1800 y murió el 7 de junio de 1891, después de estar ocupada por otros negocios; estuvieron las oficinas y talleres de El Informador; ésta era una casa en renta de los Cañedo anexa a la casa Solariega, cuando yo conocí la parte baja se rentaba a aestablecimientos de cajas mortuorias para gente de escasos recursos; en el n. 289 había un despacho de la fábrica de hilos para coser de Miguel Bravo; en el resto de la cuadra había algunas imprentas y encuadernaciones; en la esquina la obligada cantina que se llamaba ―La Oficina‖. (Villaseñor, 1998, pág. 141)
En referencia al tramo de la calle Liceo que va de Hidalgo a
Morelos (espaldas de Catedral) nos relata lo siguiente:
Es una de las calles de más historia tanto por sus edificios como por la gente que habitó en ella; antiguamente se llamada Seminario. En la primera nomenclatura oficial de 1825, se le puso el nombre de Riqueza a
Fig. 49 Toma aérea de las manzanas en torno a la catedral de Guadalajara. CIA. Mexicana Aerofoto (COPLAUR, 2012).
60
la cuadra comprendida entre Morelos e Hidalgo, porque ahí estaba la entrada de la clavería donde se guardaban los fondos de la iglesia. En la cuadra donde ahora está la gran Plaza de la Liberación construida por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, reformada levemente para construir el sótano, llamada actualmente Plaza de los Tres Poderes. Por este lado estuvo el costado de la casa de los Balbuena, donde vivió el poeta Bernardo de Balbuena; después fue del Ayuntamiento de Guadalajara; he visto una fotografía de esta lado donde ya aparece con sus reformas hechas en el siglo XIX, como yo la conocí; tengo un plano de la planta del edificio ejecutada por mi padre el Ing. Arnulfo Villaseñor en 1884, por lo que se ve no hubo muchos cambios en el interior de su construcción hasta su demolición. (Villaseñor, 1998, pág. 341)
Del tramo de la calle Morelos entre Liceo y Pino Suarez narra lo
siguiente:
[…] la calle de Pino Suárez del lado norte en la esquina, hubo unos negocios: la camisería de doña Alejandra Velazco de Buendía, que ha de haber durado poco tiempo, después la ocupó la zapatería de García López; en seguida estaba la litografía de Alberto Rodríguez; en la casa marcada con la letra Y, en los bajos estuvo Camilo C. Gómez, comerciante y comisionista, en los altos el escribano público Francisco L. Navarro y también en los bajos estuvo la fábrica de libros en blanco, litografía y encuadernación ―El Libro Mayor‖ de José Cabrera; en la esquina estaba la casa de los Balbuena, solo tenemos noticias de un dibujo del Archivo de Indias del siglo XVIII donde aparece coronado de almenas terminadas en perlas, pero tanto ellas como dos grandes escudos que decoraban la puerta han desaparecido, mi padre el Ing. Arnulfo Villaseñor en 1888 levantó un plano de las dos plantas que creo han de haber tenido muy pocas variantes desde su construcción, posteriormente la adquirieron para casa consistorial, al ceder las que tenían en la manzana del Palacio en el lado sur para la construcción del
Fig. 50 Esquina de Morelos y Liceo. A la izquierda sobresale la esquina de la casa de los Balbuena (Skyscrapercity.com, 2013).
61
actual Palacio [de Gobierno]; en 1861 le rentaron un local al abogado y escribano público Juan Bautista Sánchez recibido en 1857, ―participa al público haber abierto su oficina en la calle de S. Agustín, bajo el Palacio Municipal, frente al del Gobierno, donde ofrece sus servicios en ambas profesiones‖, en 1888 se le dio una arreglada general a la fachada, desapareció la antigua fachada dejándola al estilo de la época del porfiriato con una cornisa en la parte superior; este arreglo ha de haber sido porque en la parte baja instalaron el Monte de Piedad, después de la Revolución el ayuntamiento se cambió al Antiguo Palacio Arzobispal; en la esquina estuvieron los Ferrocarriles de Jalisco, las Escuelas de Comercio y Odontología, la dirección de Educación Pública, hasta que en 1937 lo vendió Everardo Topete a Modesto Barreto quien construyó el feo edificio que se llamó Mercantil, el único atractivo que tuvo fue que en la parte baja tenía unos portales, afortunadamente lo demolieron para hacer la gran Plaza de la Liberación ahora de los Tres Poderes […] (Villaseñor, 1998, pág. 99).
La anterior cita reboza de importante información histórica, pues en
ella se menciona a la Casa de los Balbuena, que durante su existencia
sufrió de numerosas modificaciones y de la cual no se pudo localizar
alguna imagen. Está casona resulta importante, entre otras cosas, por
haber cumplido la función de Casa Consistorial, siendo una de sus
varias sedes hasta haber quedado localizada definitivamente en el
actual Palacio Municipal. También se logra observar un tanto de la
intención del autor, pues rescata la obra que su padre realizó en esta
finca, además se le nota congratulado de que el posterior, y ―feo‖
Edifico Mercantil (Fig. 51), construido sobre lo que fue esta casona,
Fig. 51 Edificio Mercantil sobre lo que fue la casa de los Balbuena (COPLAUR, 2012).
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haya sido demolido para la construcción de la actual Plaza de la
Liberación. Así mismo de esta cita se puede rescatar las
transformaciones previas sufridas en importantes edificios históricos de
la ciudad, de lo que se desprende que no todos ellos fueron víctimas
de la construcción del proyecto de la Cruz de Plazas, un caso similar
se verá mas adelante con la demolición del Palacio Cañedo.
Continuando con la descripción se sabe que, sobre la calle Pino
Suarez entre Morelos e Hidalgo que actualmente se encontraría sobre
la superficie de la Plaza de la Liberación, se encontraba lo siguiente:
Del lado poniente en el N. 1 estuvieron los baños de San Agustín en 1888, ha de haber habido otras propiedades que demolieron para hacer el edificio Mercantil; enseguida está el edificio de Teléfonos de Jalisco, después estaba una casa de no grandes proporciones donde vivía la Sra. Tovar, tercera esposa del Lic. D. José López Portillo y Rojas, la quise conocer con el pretexto de comprar libros de D. José, pero todo fue por intermedio de la ama de casa; en la esquina en un tiempo estuvo la Casa de Correos, en los altos vivió el abogado Antonio Zermeño recibido en 1893, la casa era de la familia Cañedo, cuando la conocí ya era expendio de ataúdes para gente de escasos recursos; en un tiempo en las dos aceras estaban varias cantinas, la más popular fue la de Florentino (Villaseñor, 1998, pág. 239).
Los edificios de las manzanas antes mencionadas rebosaban
tanto de actividad comercial, como de historia. Familias de renombre
Fig. 52 Fotografía de la manzana 13, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
63
como los Cañedo, Balbuena y Lopéz Portillo, compartian el espacio
con cantinas, fabricas y negocios de venta de ataúdes. Para la época
era común en Guadalajara que las casas de los habitantes más
privilegiados contaran en la planta baja con comercios varios y en la
parte superior se ubicara la vivienda familiar, contando con una estable
entrada de dinero proporcionada por la renta o administración de los
locales comerciales, reflejando el apego que las familias acaudaladas
de Guadalajara sentían por este espacio de la ciudad, que no solo les
brindaba las facilidades de vivienda sino para el mismo quehacer
comercial. Este apego por su lugar de residencia se vería reflejado por
algunos personajes al no ceder estas propiedades sin antes oponer
resistencia.
En la fotografia y plano, (Fig. 52 y 53) se muestra la zona
ocupada por la manzana 13, donde se localizaban las construcciones
de las que anteriormente se habla. Se nota que la planta de las casas
no era regular, sino que mas bien seguian una forma totalmente fuera
de linea y simetría. La regulacion de ―manzana damero‖ que se
menciona en el primer capítulo de esta investigacion, se ve
contrastada por estos planos. Esta modificación bien pudo obedecer a
interes posteriores en los que las fincas fueron divididas o repartidas.
Fig. 53 Plano de la manzana 13, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
64
La siguiente manzana ubicada al frente del Teatro Degollado
tambien contaba con numerosas construcciones que fueron demolidas,
de las que estaban sobre el sur de la calle Hidalgo entre Belén y Pino
Suárez se describe lo siguiente:
[…] del lado sur en la esquina de Bélen estuvo una cantina con un nombre muy mexicano ―La Reina Xóchitl‖ de Enrique Zepeda, antes o después en esa misma esquina ―El Surtidor‖, expendio de vinos y licores finos; en la casa siguiente con el N. 35 estuvo el colegio de León XIII dirigido por el Lic. Martín Rivera Calatayud recibido en 1881. Enseñanza: elemental y preparatoria para niños; depués estuvo la ―Fábrica de Agua Mineral y Gaseosa‖ de Gabriel Ruiz, ya con el N. 219; en el N. 229 vivía la Sra. Petra Veytia viuda de Remus que a la edad de 85 años murió el 12 de abril de 1885; en la esquina con Pino Suárez fue casa de Rosario Cañedo, casada con Jorge Palomino dueña también de la plaza de toros ―El Progreso‖ que se la vendió a Ignacio García Aceves; en los bajos estuvieron las oficinas de la Compañía Telefónica Jalisciense que después se cambió enfrente, posteriormente estuvo una botica (Villaseñor, 1998, pág. 141).
Continuamos con la descripción de los edificios de la calle Pino
Suárez en su parte oriente, entre Morelos e Hidalgo:
Antigua calle de la Alhóndiga, al comenzar la calle, en Morelos, del lado oriente había una casa de tres pisos sin relieve alguno, en los bajos estuvieron los almacenes de efectos del País de don Pablo Navarrete, que datan desde el año de 1850; con el N. 2 estuvo el local ocupado por la Sociedad de las Clases Productoras, despues se cambió en 1879 al exconvento de Santa M. de Gracia; con el No. 2 ½ estaba la casa de
Fig. 54 Al fondo se aprecia el proceso de demolición de las casonas frente al Teatro Degollado (Skyscrapercity.com, 2013).
65
Camarena y Corcuera, único deposito de fierro de Tula, cemento de Portland Gibbs, y también distribuían el cemento de los señores Enrique Myard y Pedro Livrelli, fue la primera fábrica de cemento Portland ―El Águila‖ en Guadalajara, alcohol de maíz y de caña de azúcar, vino y tequila de la hacienda de San Diego, harina y salvado de los molinos de Irapuato y Santa Cruz, publicó dos catalogos de la ―Ferreteria de Tula‖, uno en 1872 y otro en 1900, después se dedico exclusivamente a la distribución de fierro de Monterrey; la fachada fue reconstruida en el porfiriato, en la parte baja tenia seis puertas más anchas que las usuales, en la parte alta, dos balcones, uno triple y otros dos balcones, su cornisa y balustrada, alcancé a conocer el interior, tenía unos corredores desde la época colonial; con el N. 4 ½ estaba otro comisionista, don Antonio Orozco González, ―Agencia de Inhumaciónes‖, compra, venta y alquiler de muebles de todas clases, en los altos vivió el Arq. Carlos L. Strange; en la esquina con Hidalgo estuvo la compañía Telefónica Jalisciense que después se cambió a enfrente al N. 5 donde yo la conocí, daba servicio a las poblaciones siguientes: Ameca, Tequila, Amatitan, Arenal, La Capilla y Chapala y las haciendas: La Estancia, Atequiza, Buena Vista, Cedros, Santa Rosa, La Caldera, Zapotlanejo, El Castillo, El Salto y Miraflores (Villaseñor, 1998, pág. 238).
De algunas de las citas anteriores se desprende, que durante el
porfiriato si existió ese deseo generalizado por embellcer a
Guadalajara, en el que las fachadas de algunas edificaciones fueron
rediseñadas y reconstruidas. Nuevamente queda demostrada la
versatilidad de esta zona de la ciudad, pues su variedad de negocios
era bastante amplia, sin importar si el tamaño de algunas edificaciones
fuera reducido.
Fig. 55 y 56 Fotografía y plano de la manzana 24, 1947.(Archivo Histórico de Jalisco, 2013) Se nota la amplia disparidad entre los lotes de esta manzana.
66
Sobre la calle Morelos entre Belén y Pino Suárez (Fig. 57) la
ciudad contaba con las siguientes casas y establecimientos:
[…] en la esquina [Bélen y Morelos] estaba una casa que la conocí con el nombre de ―casa de los Veytia‖ que tenía por el lado de Belén una bonita puerta marcada con el N. 9, por Belén en la esquina tenía su columna, balcón y su nicho, por esta calle tenía una serie de puertas y balcones con portadas de cantera, en la esquina estaba Florencio Chávez con un almacén de efectos del país; tiempo después se establecieron los Dávalos Hermanos y Cía., almacenistas de artículos del país y fabricantes de rebozos, después fabricaron mezclilla ―orilla de coral‖ y tenían la fábrica por la calle Hospital, han de haber prosperado en su negocio, pues tuvieron uno de los coches más grandes y costosos de Guadalajara y con chofer uniformado, que no era lo usual; en seguida estaba el almacén de efectos del país y comisiones del Sr. Saucedo, marcado con la letra Q, en los altos vivio el Dr. Salvador Garciadiego, destacado médico muy erudito, que asistió a diversos congresos científicos nacionales y extranjeros. En los bajos en la misma casa, tiempo depués estuvo la tienda de los Romero Hermanos que vendían de todo: papel, artículos para encuadernador y loza; en una ocasión mi padre compró unos platones de cincuenta cm de díametro y yo conservo uno; en la esquina estaba la tienda de Pablo Navarrete marcada con el N. 28, que estaba salteado, con un surtido general de reboceria de Guadalajara: ―Valle de Santiago, Temascaltepec, hilos planchados para rebozos, hilachas inglesas, añil flor, grana, tafiletes, sábanas, chagres y ótras clases de pieles‖ (Villaseñor, 1998, pág. 95).
De los edificios que estaban justo frente al Teatro Degollado
sobre la calle Bélen, aunque popularmente se le conoce como calle
Degollado que en realidad es hasta la calle Morelos donde cambia su
Fig. 57 Calle Morelos desde esquina con Calle Belén (COPLAUR, 2012).
67
nomenclatura en sentido norte-sur, se redacta lo siguiente:
Esta calle comienza en Morelos, es de sur a norte; antiguamente se le llamaba calle del Parián o Costado de Santa María de Gracia; fue nombrada con el nombre de Belén al construirse el Hospital de Belén (de 1787 a 1794) por fray Antonio Alcalde. […] En la acera poniente, está la gran Plaza de la Liberación, hoy de los Tres Poderes, pero la gente la sigue nombrando Dos de Copas, construida cuando fue gobernador el Lic. D. Jesús González Gallo, realizada por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, anteriormente habia tres casas, pero la que sobresalia era la primera, marcada con el N. 9 de la familia Veytia, era del siglo XVIII, en la esquina tenía la clásica columna tapatía rematada en un nicho con un balcón que daba vuelta, en la parte baja tenía dos puertas para comercio, enseguida una puerta de construcción posterior, la puerta de entrada queda muy elegante con su portada de cantera, arqueada con cornisa muy labrada y tenía en la parte superior, a los extremos dos estatuitas, y al centro un escudo o monograma, del lado norte tenía dos puertas que después las hicieron dobles y otra puerta de construcción posterior para la escalera, en la parte alta tenía cuatro balcones, el primero rematado en arco que le daba más elegancia, el segundo más sencillo se cerramiento recto, el tercero que coincidía con la puerta de entrada era igual al primero ligeramente más ancho, el último era sencillo, para terminar una claraboya de posterior construcción para darle luz a la escalera, todas sus portadas eran de cantera, algunas de sus portadas fueron puestas en una casa de Madero y Maestranza, a demolerse no sé donde quedaron estas hermosas portadas; el año de 1867 había adquirido por cuenta de don Justo Veytia, el señor Félix Núñez, la casa marcada con el número uno de la calle Belén esquina con San Agustín, que había sido valuada en $13 000.00 por don Jacobo Gálvez y don Felipe Ciprés, al ser denunciado por el Sr. Guadalupe Medina como bienes del Seminario Conciliar de Guadalajara, siendo adquirida en remate por don Ignacio Madrid, en la cantidad de $8 666.88, que representaba la tercera parte del avalúo, por no haber otros postores.
Fig. 58 Calle Belén-Degollado antes de la construcción de la Plaza de la Liberación (COPLAUR, 2012).
Fig. 59 Calle Belén-Degollado antes de la construcción de la Plaza de la Liberación (COPLAUR, 2012).
68
Esa casa, según el Pbro. José Trinidad Laris, había pertenecido a don Agustín de Zavala, caballero de Santiago, quien en 1613 reconstruyó de su peculio el templo de San Agustín, pasando después a ser propiedad de don Antonio Ávila de la Cadena, deán de la catedral de Guadalajara, quien la dejo al Seminario Conciliar. […] en seguida estaba una casa similar a la anterior con seis puertas en la parte baja, tres balcones espaciados en la parte superior; en la esquina había una casa del porfiriato con seis puertas en los bajos, en la parte alta igual número de balcones, el comercio principal era de jarcería; pero también habia relojerías, restaurantes o cantinas; en la esquina con Morelos, en la casa, de los Veytia, en los bajos estuvo la tienda y escritorio de los hermanos Dávalos que vendían variedad de textiles, pero principalmente la mezclilla ―orilla de coral‖, fabricadas por ellos mismos; en un tiempo fabricaron vino de uva muy bien preparado, pero no le podian dar madurez y lo vendían como vinagre; en el número 11, vivia el abogado Juan Castro. En los bajos estaba la cantina y restaurante ―La Reina Xóchitl; en la casa de la esquina, en uno de estos locales, estuvo la tienda de Jose L. Morales de hilados y tejidos de lana, en esa cuadra, en diferentes épocas, estuvieron los siguientes negocios o talleres: en el N. 3 ½, la carpinteria de Alejo Espinoza en 1888; en número 5 vivió o tuvo su bufete en 1880, el abogado Antonio Bonilla, recibido el 17 de enero de 1880; supongo que éstos dos que he citado estuvieron en la casa de los Veytia por la numeracion baja; en la letra G, en 1888 estuvo la tienda de efectos del País y rebocería de Sabino Padilla y Cía.; en la letra H, en 1888, estuvo Juan Camacho con la misma mercancía; sin especificar número o letra también estuvieron en 1888, Cirilo Aguirre con los mismo productos; en el mismo año, Herlindo Reyes, sombreros de palma; Lino Plascencia sombreros de palma bisabuelo de los actuales Plascencia (Villaseñor, 1998, pág. 187).
Es de reconocer el preciso nivel con que Villaseñor nos describe estas
cadras de la ciudad, nos habla de su profundo y sincero compromiso
con realizar un rescate de la historia arquitectónica de la ciudad, que a
Fig. 60 y 61 Construcciones frente al Degollado antes y durante la demolición (COPLAUR, 2012).
69
su vez es reflejo de la sociedad. Su discurso es generalmente prolijo y
son casi nulos los juicios que sobre el proyecto de la Cruz de Plazas, o
de las plazas en partucular, en este caso solo menciona, ―la gran Plaza
de la Liberación‖, y hace una breve anotación sobre el gobernador en
turno y el arquitecto de este proyecto.
Sin embargo es lamentable el caso de la demolición de esta
pintoresca y ajetreada cuadra comercial y habitacional, ejemplo de una
sociedad viva dispuesta a compartir su lugar de residencia con los
comercios y el estilo de vida cosmopolíta que representan. La
demolición de los históricos y numerosos edificios de las dos
manzanas anteriores brindarían el espacio necesario tanto para
agrandar el frontis del Teatro Degollado, como para la futura Plaza de
la Liberación.
De las anteriores citas, que si bien son largas se consideran
necesarias, se puede obtener una detallada descripción del espacio
que antecedió a las plazas, además de transportarnos a un momento y
estilo de vida que contrasta en parte con la actualidad. Es de
destacarse también que Villaseñor no tiene un acercamiento real a
criticar en forma el proyecto de la Plaza de la Liberación, como se verá
más adelante con otros personajes.
Fig. 62 Fachada original del Teatro Degollado, a la extrema izquierda parte de una casona demolida (COPLAUR, 2012).
Fig. 63 Costado del Teatro Degollado (COPLAUR, 2012).
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El Teatro Degollado
Este Teatro es tomado en cuenta en esta investigación pues se ubica
dentro del periodo en estudio, y porque es cuando se finaliza la Plaza
de la Liberación que el Degollado obtiene en su mayoría el aspecto
con el que cuenta actualmente (Fig. 64).
El Teatro Degollado se encuentra en el extremo oriente de la
Plaza de la Liberación sobre la Calle Belén-Dogollado, antes llamada
Parián por el mercado que allí se ubicaba. Este edificio fue mandado a
construir por el gobernador Santos Degollado en 1856, obra que se le
encargó al arquitecto Jacobo Gálvez, tras su triunfo en el concurso
convocado para su construccíon un año antes. La primera piedra la
colocó el entonces gobernador Degollado el 5 de marzo de 1856, y su
inauguración ocurrió el 13 de septiembre de 1866 con el teatro aún sin
terminar y con su antiguo nombre ―Teatro Alarcoón‖ en honor al
dramaturgo Juan Ruiz Alarcón, pero cinco años después a la muerte
del ex gobernador Santos Degollado se le cambia el nombre en honor
a éste.
En el año de 1900 los portales que se encontraban a su
alrededor se incendiaron (Fig. 65) y después de este fátidico evento
Fig. 64 Teatro Degollado, 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
Fig. 65 Incendio de los portales de San Agustín adheridos al Degollado, 1900 (COPLAUR, 2012).
71
Miguel Ahumada, gobernador del estado, le realizó un arreglo general
al cuidado del arquitecto L. Ding e hijo. En 1923 siendo gobernador del
estado José Guadalupe Zuno, se le encargo al ingeniero Arnulfo
Villaseñor retirar todo el enjarre de las partes de la fachada que fueran
en cantera. En 1941 se le hicieron arreglos interiores y exteriores, esta
obra fue realizada por los arquitectos Alfredo Navarro Blanca y Luis
González Hermosillo, siendo gobernador del estado el licenciado
Silvano Barba González. Cuando era gobernador Agustin Yañez se le
mandó poner al frontis unas figuras en mosaico veneciano, obra de
Roberto Montenegro, el cual actualmente se encuentra desaparecido.
En 1959 sufre su modificación mas grande a cargo de nuestro
arquitecto Ignacio Díaz Morales, donde al teatro se le realizó un arreglo
generalizado, tanto interior como exterior, arreglandosele totalmente el
pórtico agregándose más columnas y una escalinata; al frontis se le
quitó el mosaico y se le agregó un relieve de las nueve musas, obra
del escultor Benito Castañeda. Por la parte posterior se le retiró la
rampa de acceso (Fig. 68) y años después, en su lugar se construyó la
fuente de la Plaza Fundadores.
Fig. 66 y 67 Manzana 13, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
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El Palacio Cañedo
La demolición de este edificio resultó en una de las mayores pérdidas
para la ciudad, siendo también una de las más controvertidas del
proyecto de la Cruz de Plazas, pues durante su demolición se efectuó
uno de los mayores debates entre los intereses privados y públicos.
La construcción del Palacio Cañedo fue realizada en la primera
mitad del siglo XIX, durante los años de 1830 a 1840 por don José
Ignacio Cañedo, se edificó con arreglo al proyecto y planos del
arquitecto jalisciense don José María Gutiérrez. Del Palacio se tiene
esta descripción:
La fachada de la casa denotaba el eclecticismo propio de la época, determinado por ritmos de vanos y macizos muy propios de las construcciones y tipologías de la arquitectura de Guadalajara. Ventanas rectangulares de sección áurea con jamba pronunciadas en cantera, cornisas de mayor pronunciamiento. En la esquina de Liceo e Hidalgo la cornisa estaba pronunciada para lograr un balcón en ambos sentidos, protegido por forja. El ingreso a la construcción estaba enmarcado por una cornisa que sirvió de balcón en la parte superior, con sus respectivas ménsulas de cantera, y con pilastras que pronunciaban el ingreso de una gran puerta que daba de piso a techo, en la parte superior enmarcaba la puerta del balcón dos columnas avanzadas rematadas con una cornisa del estilo neoclásico puro con triglifos y metopas. El interior de la casa era estilo neoclásico academicista, con columnas toscanas pareadas,
Fig. 68 Parte trasera del Teatro Degollad antes de su remodelación (COPLAUR, 2012).
Fig. 69 Museo Regional y a la derecha el Palacio Cañedo (COPLAUR, 2012).
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con un intercolumnio corto con uno más largo. En su disposición tenía un patio central como elemento regente y generador de espacios. El arquitrabe lo conformaban triglifos y metopas ciegas, y gotas en el friso que formaban un establecimiento clásico. La parte de debajo de la casa era un espacio dedicado a caballerizas y zona de comercio; estaba conformado por arcos de medio punto y pechinas decoradas con pinturas fitomorfas. Las columnas que sostenían el paso de la escalera eran toscanas triatóstilas, decoradas en el tercio (Ruiz, 2010).
Descripciones como la anterior demarcan el inmensurable valor
arquitectónico que esta edificación contenía, es un pesar que
semejante construcción tuviera que ser destruida a causa de un
desenfrenado proceso de modernización urbana en conjunción con
diferencias ideológicas.
El Palacio Cañedo albergó a una de las familias más
distinguidas e importantes de Guadalajara por más de 200 años. Su
historia inicia en 1767 en lo que alguna vez fue el reino de la Nueva
Galicia, con Manuel Calixto Cañedo y Jiménez de Alcaraz, y hasta
1933 cuando esta nobilísima familia realizó su traslado a la ciudad de
México. El licenciado Juan de Dios Cañedo hijo de Hilario Íñiguez
Cañedo Sanmartín decendiente del sexto mayorazgo de los Cañedo
vivió y nació en este palacio hasta la edad de diez años, hasta que la
familia Cañedo realizó su mudanza. En entrevista describe el palacio
de la siguiente manera:
Fig. 70 Palacio Cañedo circa 1930 (COPLAUR, 2012).
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Era una casa muy grande, con una sala enorme que daba a la calle de Liceo; en el segundo piso, amueblada con muebles de madera de cedro, alfombrada, con dos enormes candiles… tenía un patio enorme empedrado con vértebras de vaca, con pilares sosteniendo los corredores, y una escalinata de cantera que en el descanso se abría en dos partes; coronada en la parte superior con dos leones de madera en reposo. Los corredores eran anchos, con los muros y techos decorados, y barandales de fierro. En el piso superior había de 8 a 10 habitaciones. Abajo, a la derecha de la escalera estaba el ante comedor y la cocina con un brasero muy grande y de ahí se pasaba a la habitación de la servidumbre. Al trasladarse a la ciudad de México se queda viviendo en la casa mi tío Alfonso, un hombre culto que vivió muchos años en Europa, pero muy excéntrico. Por la mañana se iba en bicicleta a los juzgados y por las noches hacía tertulias en la casa donde tocaba un piano Steinway propiedad de los mismos. Para mantenerse rentaba las recámaras. Ahí murió hasta que se vendió la casa. André Bretón en alguna ocasión visitó la casa y se expresó muy bien de ella en algún artículo que escribió (Ruiz, 2010, pág. 38).
La anécdota de la visita de André Bretón al palacio, según Ruiz
Razura, se corrobora en texto de Juan José Doñán con lo siguiente:
Lo que más impresionó a André Bretón de su visita a Guadalajara, en 1938, fue la vieja casona, la cual llamó ―palacio de fatalidad‖ en su famoso Souvenir de Mexique. Era una antigua casona señorial situada en pleno centro de la ciudad, deteriorada por el descuido de sus propietarios que apareció a los ojos de Bretón como la encarnación de la corte de los milagros. Tanta fue la fascinación que aquella finca señorial despertó en su ánimo que no sólo la visitó varias veces mientras estuvo en Guadalajara, sino que acabó convirtiéndose en el centro de su famosa crónica mexicana (1939). Aquel encuentro quedó inscrito como uno de los momentos estelares de las memorias del autor (Ruiz, 2010, pág. 26).
Fig. 71 Escalinata principal del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).
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Este palacio fue una de las edificaciones cuya demolición causó
gran controversia, ya sea por los acontecimentos de relevancia
histórica que en esta finca ocurrieron o por ser considerado como una
de las construcciones con más valor arquitectónico y patrimonial de la
ciudad. Sobre la riña en torno a su destrucción se sabe lo siguiente de
una publicación del periódico El Malcriado que contenía el título
―Tapatíos… ¡Salvemos a nuestra Guadalajara!‖:
Se le dio el hachazo maldito a nuestros portales, ―sala de recibo de Guadalajara‖ y se empleo [sic] una de las calles tranquila o sea la Juarez, siendo un pretesto [sic] para crear la llamada plus-valia que dejo temblando a propietarios, comerciantes y arrendatarios […] con el pretexto de embellecer la ciudad y dejarla al nivel de las grandes urbes modernas, se ha herido en pleno corazón, el sentimiento de los tapatíos, […] ¡Unámonos, gritemos hagamos ver que se nos debe oir! ¡Porque en el grito de nuestra protesta, esta la salvación de lo que queda de esta capital de Jalisco! (Ruiz, 2010, pág. 45).
Las voces de protesta comienzan a hacerse evidentes entre la
sociedad tapatía, pués no todos estaban de acuerdo con el
Gobernador, no todos consideraban que llevar a Guadalajara ―al nivel
de las grandes urbes modernas‖ mediante la demolición de patrimonio
era el mejor camino; existe una consideración por el patrimonio
histórico-arquitectónico que no se encuentra en el discurso de las
politicas modernizadoras de González Gallo.
Fig. 72 Interior del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).
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Ante la inminente destrucción del Palacio Cañedo
y las negativas de parte del gobierno en pro de su
conservación, José Cornejo Franco el reconocido
historiador de la ciudad de Guadalajara y en calidad de
Inspector de Monumentos de la misma, emitió un
publicado el 23 de septiembre de 1943 a través del
periódico El Informador, en una nota llamada ―Que no
debe demolerse‖ que además de hablar sobre la
importancia y la benevolencia de la familia Cañedo
menciona lo siguiente:
En cuanto a su mérito arquitectónico es de tradición de que fue construida por alguno de los dos mejores arquitectos de neoclásico finisecular, Tolsá o Tresguerras, firmas ambas, cualquiera de ellas, que merecen respetarse, como son dignas de respeto las obras de artistas tan insignes en la tradición arquitectónica de nuestro país, y de paso recordamos que Tresguerras trabajó para los Cañedo en la Hacienda del El Cabezón […] debe respetarse dicho monumento que procure y gestione la conservación de dicho edificio, uno de los tres más importantes de nuestra arquitectura civil que hasta hoy han podido escapar a la barbarie mercantilista de fenicios y cretinos (Franco, 1943).
Si bien es notable el gran esfuerzo que parte de la
sociedad y personajes relevantes de la misma realizaron
para la conservación de la mencionada construcción, no
se hicieron esperar los que estaban en pro de su
demolición, y que incluso contradicen de manera muy
convincente algunas afirmaciones de Cornejo Franco y
en un publicado de El Informador del 3 de octubre de
1943 el licenciado Rafael Ruíz Díaz menciona esto:
La ―Caca [sic] de los Cañedo‖ no es un monumento histórico, cuya conservación sea de interés público, porque tal edificio no está vinculado en manera alguna a nuestra historia política o social, ni tiene valor artístico sobresaliente, que lo haga ser un exponente y una expresión de la historia de la cultura de Jalisco. La ―Casa de los Cañedo‖ fue edificada en la primera mitad del siglo XIX, durante los años de 1830 a 1840, por el Excmo. Señor don José Ignacio Cañedo. Segundo Gobernador Constitucional del Estado […] Apoyados en pruebas irrefutables, podemos afirmar con absoluta seguridad que ni los planos, ni el proyecto ni la dirección y ejecución de la ―Caca [sic] de los Cañedo‖ fueron obra ni de Tolsá, ni de Tresguerras. Los planos, el proyecto general, la dirección y la ejecución de la ―Casa de los Cañedo‖ fueron obra de José María Gutiérrez […] fue una verdadera mansion señorial, la habitó hasta su muerte, acaaecida en el año de 1848 el Excmo. Señor Don José Ignacio Cañedo
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Después de él, sus descendientes, entre los cuales se contó el filántropo Don Ignacio Cañedo Valdivieso, ocuparon esa finca hasta el año de 1940, en que fue enajenada a personas extrañas a la familia, por los últimos restos de la opulenta Casa Cañedo […] Por esta sumaria y breve relación comprobada con abundante documentación que ha tenido a la vista, se advierte, desde luego, que la ―Casa de los Cañedo‖ no es un edificio colonial, que hubiera sido construido durante la dominación española, ni el estilo, gusto y caracteres que predominaron en las construcciones levantadas durante los tres siglos de la Colonia, sino que por el contrario, es un edificio muy posterior a la independencia, que se erigió ya muy avanzado el siglo XIX […] Ningún acontecimiento trascendental en nuestra historia política o social se verificó en ese edificio, y, por lo mismo, ese edificio no está vinculado a nuestra historia, el sólo hecho de haber sido edificado y habitado por un Gobernador del Estado,ni basta ni puede bastar para darle el carácter de un Monumento Histórico, máxime si se tiene en consideración que la actuación del Excmo, Señor Cañedo, como Gobernador del Estado, fue tan combatida y discutida y juzgada tan desfavorablemente a pesar de las relevantes prendas personales que adornaban al Señor Cañedo […] Ninguno de los señores Cañedo que con sus hechos ilustraron las páginas de la patria historia nació en ese edificio, ni en ese edificio realizaron hechos que enaltecieron su vida y les valió la consagración de la posteridad. […] Este edificio no fue la obra de un artista eminente, puesto que el arquitecto don José María Gutiérrez, su creador, a pesar de su reconocida habilidad como constructor y maestro de obras, distaba mucho de ser un arquitecto de la talla de Tolsá o de Tresguerras y fue muy inferior a su propio discípulo el insigne Manuel Gómez Ibarra, que sí legó a Guadalajara edificios muy bellos y notables. […] En este momento es necesario aclarar que José Gutiérrez fue el primer arquitecto que llegó a la Nueva Galicia y tuvo la valentía de cambiar la imagen urbana de la ciudad imponiendo el nuevo estilo arquitectónico: el neoclásico. Construyó la casa de la misericordía (hoy Instituto Cultural Cabañas), el templo del Sagrario y modificó el templo de Santo Tomás para hacerlo sede del Congreso. Por lo que podemos equiparar, sin temor a
Fig. 73 Interior del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).
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equivocarnos, su trayectoria profesional con la de Manuel Tolsá y Eduardo Tresguerras (Díaz, 1943).
Mas adelante el licenciado Rafael Ruíz Díaz continúa con la
defensa de la demolición del Palacio Cañedo donde según la autora
Adriana Ruiz Razura, el licenciado Ruíz Díaz da muestra de su
desconocimiento de los códices formales que identifican el estilo
neoclásico:
Es la ―Casa de los Cañedo‖ manifestación de un ―academismo‖ [sic] pobre y frío, que no expresa absolutamente nada, y que está muy distante del ambiente general de la ciudad en que tal edificio se construyó, y más lejos aún del ambiente ―colonial‖ que pretende atribuírsele. El aspecto general de esa construcción es frío, seco, triste, e inexpresivo, presentando en detalle la multitud de incorrecciones técnicas, que lo privan de toda belleza y de toda armonía, produciendo un efecto desagradable; es un edificio que impresiona solamente por su severidad y pesantez […] Hay en ese edificio un predominio absoluto y completo de líneas rectas; los órdenes dórico y toscano que son los más usados en él, están simplificados por completo y desprovisto de toda ornamentación. En general sus superficies son casi lisas, produciendo una extraña y dura sensación de rigidez. Es un edificio de formas muy pesadas y de líneas y superficies inexpresivas, en el cual, las torpes mutilaciones que ha sufrido, ponen de manifiesto su extrema fealdad […] La ―Casa de los Cañedo‖ es una aberración arquitectónica y para que tal aberración fuera mas patente y manifiesta, esto es, para colmo de absurdos, hace algunos años por mandato de las autoridades municipales, obedeciendo a razones de orden público, de utilidad ycomodidad pública, fue mutilado el pórtico de la entrada principal y de la fachada principal de Liceo, mutilación que consistió en sustituir las
Fig. 74 Entrada principal del Palacio Cañedo sobre la calle Liceo (Ruiz, 2010).
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columnas de orden toscano por unas enormes ménsulas de estilo completamente moderno que rompiendo la unidad de estilo afearon horriblemente ese pórtico […] la situación de edificio no pudo ser mas defectuosa: porque carece de visibilidad y perspectiva. Colocado en una calle estrecha y a espaldas de un gran edificio como es la Catedral, cuya mole enorme parece pesar sobre la gris pesantez de esa casona, haciendo resaltar sus defectuosas proporciones […] Estas consideraciones, comprobadas por el edificio mismo, demuestran plenamente que la ―Casa de los Cañedo‖ no tiene ni puede tener un valor artístico excepcional, ni una reconocida e indiscutible belleza arquitectónica, y que por ello mismo, no es un exponente del arte, capaz de marcar un jalón en la historia de la cultura de Jalisco, careciendo de toda significación en la vida de Guadalajara, cuyo progreso y desarrollo está estorbando. Porque impide la expansión de la zona comercial hacia la parte norte de la Ciudad, donde se hace sentir más la carencia de actividad mercantil (Díaz, 1943).
La aportación del licenciado Ruiz Díaz es interesante, pues
realiza una extensa crítica, y en apariencia bien sustentada, sobre la
irrelevancia histórica y arquitectónica que la edificación representaba,
todo lo anterior con la exclusiva intención de propiciar el desarrollo y el
progreso de la zona norte de la ciudad.
La participación de la sociedad se vuelve mas activa ante la
inminente demolición de éste y otro edificios y el 11 de enero de 1946
aparece un artículo en el periódico Excelsior firmado por el arquitecto
Federico Mariscal cuyo encabezado decia ―Se halla en peligro una joya
arquitectónica‖:
Fig. 75 Fachada frontal del Palacio Cañedo sobre la calle Liceo (Ruiz, 2010).
80
El edificio corresponde a la época más importante de la arquitectura de Guadalajara: las mejores construcciones de esta ciudad no son las de la época de Tolsá, sino las que se erigieron en la época del artista Don Luis Gutiérrez, [el nombre correcto es José y más que artista fue arquitecto] el primer pensionado de España, que vino a México a estudiar arquitectura a nuestra academia [sic] de San Carlos y dejo allí obras que son testimonio irrecusable de su gran talento y exquisito gusto. No hay en Guadalajara una casa más importante que la de Cañedo que corresponde al estilo neoclásico o borbónico español, caracterizado por su sobria elegancia y majestad. La destrucción de la Casa Cañedo no sólo eliminaría un edificio que es por sí solo una obra de arte, sino que rompería la armonía que aún se conserva particularmente en la plaza que está a un costado de la Catedral de Guadalajara, donde aquel edificio armoniza con el que hoy en día ocupa el Museo del Estado (Ruiz, 2010, pág. 53).
A pesar de las múltiples voces que buscaban detener la
demolición del Palacio Cañedo y conservar parte del patrimonio y
carácter de la ciudad, el edificio finalmente desapareció a mediados de
el año de 1946. Pero esta finca no fue demolida a raíz de la
construcción del proyecto de la Cruz de Plazas como podría creerse,
sino que fue hecha tiempo atrás durante la administración del general
Marcelino García Barragán; su último dueño fue Fernando Assad y
Trejo quien mando demoler el palacio, para en su lugar construir el
complejo de oficinas llamado Edificio Mercantil.
Assad ya había solicitado con anterioridad permiso para demoler
la casa, pero le fue negado, hecho que suscitó el polémico debate ya
Fig. 76 La Catedral desde el Palacio (Ruiz, 2010).
81
tratado entre José Cornejo Franco y Rafael Ruíz Díaz. Asi el dueño,
Fernando Assad decide tomar la causa en sus propias manos y la
noche del 15 de septiembre de 1946 mientras las festividades
conmemorativas de la gesta independentista se llevaban a cabo, un
grupo de albañiles contratados por él mismo, se encargaron de
dinamitar el interior del Palacio, estruendo que se confundió con la
pirotécnia de esa noche.
Al preguntarle a Fernando Assad por qué la había derribado si
era un edificio tan hermoso, contestó: ―Porque era mía, y por tal motivo
yo podía hacer con ella lo que quisiera‖ (Ruiz, 2010). Se entiende la
decisión que tomó solo por un aspecto; el edificio de junto donde
alguna vez estuvieron las Casas Consistoriales, había sido vendido por
el ayuntamiento a Modesto Barreto, quien las demolió para establecer
las oficinas de seguros La Nacional, despachos de abogados y
consultorios médicos y dentales. Por lo tanto Assad se sintió con
derecho de derribarlo para construir un edificio similar.
El permiso para demoler la totalidad del edificio le fue concedido
en 1948, pero posteriormente le fue denegado, lo que condujo a la
interposición de un amparo, demandando al gobierno del estado y
varias de sus dependencias. Se le concedió el amparo pero poco
Fig. 77 Demolición del Palacio, 1948 (Ruiz, 2010).
82
después el 9 de julio de 1949 en el periódico oficial El Estado de
Jalisco se publicó el siguiente acuerdo:
Acuerdo de fecha 22 de marzo de 1948 aprobando la veda de construcción y reconstrucción en las dos manzanas situadas entre la Catedral. Palacio de Gobierno, Teatro Degollado y Museo del Estado, con el fin de que se construya en esa zona una gran Plaza que se considera necesaria en vista del desarrollo de la ciudad y falta de espacios abiertos dentro de la misma que resuelva problemas de estacionamiento y circulación y al mismo tiempo procure puntos de vista para los edificios allí construidos (Ruiz, 2010, pág. 57).
Ahora la jugada politica cambiaba en favor de beneficiar a la
ciudad con la construcción de un enorme espacio público, ―una gran
plaza‖. El espacio en cuestión de aquí en adelante, sólo sería
aprovechado con fines de utilidad pública.
Como era de esperarse el licenciado Fernando Assad y Trejo no
se quedó con los brazos cruzados e interpuso una nueva demanda con
base en el artículo 14 constitucional, reclamando la violación de sus
derechos, y el 12 de agosto de 1949 el juez Cristobal Ruiz Gaitán
resolvió el asunto en favor del licenciado Assad, resolución ante la cual
el gobernador del estado Jesús González Gallo y el delegado de
Hacienda, Fidel Ramírez Gutíerrez exigieron el recurso de revisión ante
el dicho juez, quien eleva este recurso ante la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, la cual el 31 de octubre de 1949 falla en favor de
Fig. 78 Al fondo el Edificio Mercantil, que posteriormente sería demolido para dar lugar a La Plaza de la Liberación (Skyscrapercity.com, 2013).
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la protección del licenciado Fernando Assad y Trejo. Assad apresura la
construcción del edificio comercial que tenía pretendido y en el
periódico El Malcriado aparece una nota donde se expresa lo
siguiente:
El portal mercántil y los edificios cercanos en venta; un alto funcionario está en tratos con don Modesto Barreto para comparle el edificio mercantil, con lo que se descarta la idea de hacer un gran parque entre la Catedral y el teatro Degollado según se tenía proyectado al principio (Ruiz, 2010).
Ante publicados como éstos que rapidaménte se esparcieron
por la ciudadania Fernando Assad aceleró la construcción del edificio
pero cuando recién comenzaba el alzado de la segunda planta, llegó la
orden de expropiación por parte del gobierno federal, resolución que lo
obligó a suspender de manera tajante la obra y terminó de una vez con
el conflicto sobre la propiedad, por la cual solo se pagó el monto
referente al terreno por el hecho de que la construcción aún no estaba
terminada. El Informador publicó la siguiente nota el martes 22 de
agosto de 1950:
En estos momentos los peritos del Departamento de Economía y Hacienda están haciendo un estudio minucioso de costos, extensión, etc., de las fincas que serán afectadas correspondientes a las dos
Fig. 79 Destrucción del Palacio Cañedo (Ruiz, 2010).
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manzanas que se hallan hacia el oriente de Catedral, en las cuales se construira la Plaza Central […] Ayer se dio el primer convenio de la finca ubicada en las dos manzanas (espaldas de Catedral y frente Degollado) que formarán la Plaza Central; el predio conocido como la ―Casa Cañedo‖ propiedad de Fernando Assad y Trejo en la esquina noroeste de la manzana limitada por las calles Liceo, Pino Suárez y Morelos se darán indemnizaciones; el convenio comprende 4 cláusulas; la finca tiene 1720 m2 se estípula indemización de $224,913.00, el monto total asciende a $449,324.00 pagándose a partir del 23 de septiembre entrante, se pagará en 3 pagos (El Informador, 1950).
El destino del Palacio Cañedo ahora ha quedado sellado, ha
desaparecido para siempre al igual que numerosas edificaciones a lo
largo y ancho de la ciudad, la construcción de la Plaza Central ahora
se convierte en una realidad. La demolición del Palacio Cañedo y
posteriormente el del Edificio Mercántil contiguo dieron pie a la
construcción de la Plaza de la Liberación en 1950; en una nota de El
Informador titulada ―Un Paso más Para Realizar el Proyecto de la Gran
Plaza‖ dice lo siguiente:
El gobierno pagó cerca de un millón ochocientos mil pesos por el Edificio Mercantíl. El convenio relacionado con la sesión del Edificio Mercantil al Gobierno del Estado para ser demolido en breve, se redondeo ayer. El señor Modesto Barreto acompañado del ingeniero Muidon, estuvo a entrevistar al Ejecutivo, largamente. Según se supo, la cantidad que se le asignó como indemnización al señor Barreto ascendió a cerca de un millón ochocientos mil pesos. Posiblemente hoy se conocerán detalles del citado convenio. Este es el segundo paso para demoler esa
Fig. 80 Demolición de una de las casonas a espaldas de Catedral (Skyscrapercity.com, 2013).
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manzana, y también la frontera, hacie el oriente, para construir en el predio resultante, la gran plaza central. El primer paso lo dio el Gobierno al adquirir el lote donde estaba la ―Casa Cañedo‖, en una cifra mayor de cuatrocientos mil pesos (Un Paso más Para Realizar el Proyecto de la Gran Plaza, 1950).
De esta manera las construcciones que ocupaban este lugar
desaparecieron para dar cabida a uno de los proyectos mas grandes
de espacio público hasta entonces realizado en la ciudad. Otorgando a
la sociedad tapatía un gran patio central en el corazón de la ciudad,
culminado en el año de 1953.
Como se observa, las demoliciónes efectuadas para la
construcción de esta plaza representaron un gran choque en las
ideologías de los tapatíos, ante la inminente destrucción de su
patrimonio, de modo que lo único que parecía tranquilizarlos era la
aparente seguridad de que el espacio sería destinado para fines
públicos, de esparcimiento e interacción social.
Las políticas modernizadoras de González Gallo, lo identificaron
a la mala con una máquina demoledora, derribando edificios y
ampliando calles, y de manera justificada pues ni en lo teórico ni en la
acción se le vio hacer un esfuerzo por rescatar la tradición
arquitectónica; parece ser que la entrada de la modernidad en la
Fig. 81 Plaza de la Liberación (Skyscrapercity.com, 2013).
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ciudad de Guadalajara llegó con un gran ímpetu por eliminar lo viejo
para dar paso al progreso.
Las interrupciones en la construcción del proyecto de la Cruz de
Plazas no terminaron con la finalización de la Plaza de la Liberación,
las inconformidades de los ciudadanos se seguirían haciendo
presentes y se prolongarían hasta una nueva administración,
personajes como Assad y Trejo resurgirán en esta investigación.
Fig. 82 Plaza de la Liberación (Guadalajara, 2013). Esta plaza tiene una dimensión aproximada de 148 por 68 metros (Kasis, 2004, pág. 56).
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Capítulo 4
La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres
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La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres alguna vez llamada ―Rotonda
de los Hombres Ilustres‖ se encuentra ubicada al norte de la Catedral,
Al poniente del Museo Regional y al oriente del Palacio Municipal, entre
las avenidas Hidalgo y 16 de Septiembre y las calles Liceo e
Independencia. Este monumento está conformado por diecisiete
columnas estriadas sin base ni capitel, coronadas por un aro de
cantera, contiene 98 nichos para el descanso eterno de las figuras más
sobresalientes del estado. En el aro de cantera está escrita la leyenda
que dice ―Jalisco a sus Hijos Esclarecidos‖, y en sus bien cuidados
jardines están ubicadas las esculturas en bronce de cuerpo completo
de los siguientes tapatíos: Dr. Enrique González Martínez y Francisco
Rojas González, escritores; general Martin M. Diéguez y Marcelino
García Barragán; Dr. Leonardo Oliva, científico; Ignacio Luis Vallarta,
jurisconsulto; Valentín Gómez Farías y Enrique Díaz de León,
reformadores; Pedro Moreno, insurgente; Manuel López Cotilla e Irene
Robledo educadores; Luis Pérez Verdía, historiador; Jacobo Gálvez y
Luis Barragán arquitectos; Clemente Aguirre, músico; Agustín Yáñez,
literato; Agustín de la Rosa, benefactor; Dr. Atl, pintor y escritor ; José
Clemente Orozco y Gabriel Flores, pintores; Guadalupe Zuno político,
escritor, maestro, pintor, pensador y humanista; Efraín González Luna,
político.
Fig. 83 La Rotonda en plena construcción, al fondo el Museo Regional, 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013)
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La Rotonda se yergue sobre lo que antes fue la Plazuela de la
Soledad y el mismo Templo de Nuestra Señora de la Soledad además
del Palacio Federal o Edificio de Correos. El monumento fue construido
en el año de 1952, por el arquitecto Vicente Mendiola, bajo iniciativa
del entonces gobernador del estado Jesús González Gallo. Esta obra
no fue realizada por el Arq. Díaz Morales, pues él en su proyecto
original proponía mantener el edificio del Templo de la Soledad
(Fig.84).
En entrevista Díaz Morales habla sobre la plaza de Rotonda y
dice lo siguiente: ―La que está al norte de la Catedral no se hizo según
mi proyecto, que contemplaba la conservación de La Soledad, una
modesta capilla; […] aunque el espacio abierto –que era medular en mi
proyecto- sí se conservó (Kasis, 2004, pág. 55)‖.
El proceso de construcción de la Rontoda parece haber ocurrido sin
mayores complicaciones que las modificaciones del proyecto original
de Diaz Morales y posteriores modificaciones de la proyección del
arquitecto Vicente Mendiola. Se sabe tambien que dicho proceso era
bien atendido por las autoridades y en una nota de El Informador
titulada ―El proyecto de la Rotonda‖ se obtiene lo siguiente:
Fig. 84 Maqueta aún con el Templo de la Soledad intacto (Skyscrapercity.com, 2013). No se tuvo acceso al archivo de Díaz Morales, por lo tanto se desconoce cómo es que La Soledad quedaría incorporada dentro del proyecto de la Cruz de Plazas.
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El arquitecto Mendiola presentó ayer un anteproyecto de la Rotonda de los Hombres Ilustres, que se construira en la manzana que se halla al norte de Catedral y en donde ahora está el Telégrafo, durante la reunión que los tecnicos y directivos de obras tuvieron ayer con el Gobernador González Gallo. En virtud de que se hicieron algunas sugestiones y modificaciones, el propio arquitecto Mendiola presentará en la reunion próxima otro anteproyecto. […] A la junta de ayer asistieron Lic. J. Jesús González Gallo, […] Arq. Ignacio Díaz Morales […] (El proyecto de la Rotonda, 1951).
A diferencia de la Plaza de la Liberación o Plaza Guadalajara, La
Rotonda no ocasionó gran debate entre la población no se abrieron
juicios de utilidad pública, ni se demando al gobierno por su
contrucción, de hecho el Gobernador cedió la propiedad sin demora,
como lo demuestra la siguiente cita extraída del sexto informe de
gobierno de González Gallo, ―La misma necesidad nos condujo a
ampliar el jardín llamado de La Soledad, mediante la demolición de los
edificios contiguos, propiedad de la Nación, que para tal fin nos fueron
cedidos por el señor Presidente de la República” (Jalisco, 1951, pág.
20). Pero si el gobierno sólo hace breve mención sobre la demolición
de este y otros edificios, algunos personajes contemporáneos se
encargaron de documentar el valor histórico de éstos.
Fig. 85 La Rotonda en construcción (Skyscrapercity.com, 2013).
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La Rotonda ayer
El espacio donde ahora se encuentra construída la Rotonda alguna vez
fungió otro papel, pues en su lugar se encontraba localizado el Templo
de la Soledad (Fig. 86) con su plazuela y el Palacio de Correos, el cual
era un activo espacio ubicado junto al lado norte de la Catedral, sobre
las avenidas Hidalgo y 16 de Septiembre y las calles Liceo e
Independencia, justo en el corazón de la ciudad de Guadalajara. Fue:
―[…] sitio de coches durante el porfiriato y umbroso rincón hasta que el
moderno urbanismo dejó limpio el solar para levantar en su centro este
griego y tapatío monumento.‖ (Garcia Oropeza, 1980, pág. s.p.).
Esta pequeña plaza o jardín, fue uno de los primeros espacios
públicos de Guadalajara, y si bien el templo al que se le debía su
nombre ha desaparecido, y con el esta plazuela, la función para uso de
los tapatíos permanece.
El Templo de la Soledad y su plazuela
El Templo de la Soledad fue un modesto edificio que se mantuvo en
pie desde la segunda mitad del siglo XVII, y hasta su demolición en
1951. Se sabe que su construcción fue pagada por doña Juana Román
Fig. 86 Templo de la Soledad (Skyscrapercity.com, 2013).
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de Torres, y que el solar de ―La Palma‖ contiguo al Colegio de San
Diego, fue donado por el cabildo de la ciudad en aquellos entonces
José Cornejo Franco lo describe de la siguiente manera:
Consta de una capilla dedicada a San Francisco Xavier; su fachada la componen pilastras dóricas que flanquean la entrada; sigue una pequeña ventana y al eje de portada y ventana una estatua de orante de San Felipe Neri en su nicho de presentación de concha y pilastras dóricas; sobre el cornisamento de este nicho un medallón con el blasón felipense –la azucena y el bonete- , señal que acusa su origen primitivo, medallón rematado en piña. En su interior un arco demarca las dos cláusulas de bóvedas por arista. La iglesia se compone de su portada en arco de tanto y medio flanqueada por pilastras dóricas; al eje de éstas, perillones aguzados encuadran la ventana del coro rematada en medallón ornamentado, y las cifras de Jesús y de María. Su interior, decorado por Félix Bernardelli, es de poco interés; está cubierto por tres cláusulas en el cañón de la iglesia, la cúpula sobre tambor de luces y la cláusula del presbiterio; cubren los cruceros de dos cláusulas y por el crucero Poniente se pasa a la capilla del Santo Entierro. Encaja entre la iglesia y la capilla de San Francisco Xavier el cubo con la escalera para la torrecilla compuesta de dos cuerpos rectangulares con un claro por cara; el tercero, con remate en gajos, es octogonal con un claro por cara (Cornejo Franco, 1985).
Por la descripción anterior se da a entender que el edificio no
contaba con características arquitectónicas de gran consideración,
Larrañaga se refiere al templo de la siguiente manera:
Fig. 87 Al fondo entre la Catedral y el Arzobispado, la torre del Templo de la Soledad (Skyscrapercity.com, 2013).
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No era una iglesia muy agraciada, según se veía desde el exterior; su fachada era de una asimetría casi casi desagradable y la torrecilla era definitivamente muy simple; su interior había sido decorado por el célebre Félix Bernardelli, pero no se había logrado nada extraordinario, por lo menos nada que hubiera justificado una lucha heroica por evitar su desaparición (Hernández, 2001, pág. 241).
Además de la falta de simetría en la fachada frontal del Templo
de la Soledad a causa de sus dos puertas de ingreso bastante
diferentes, y sus ventanas de tamaños y alturas variadas, también se
observa la pobreza de sus muros, (Fig. 88) lo único rescatable sería su
esbelto campanario. Pero si bien el exterior de este Templo no era
muy agraciado sí representaba un importante papel en la vida de los
fieles católicos pues, ya desde el siglo XVI la veneración a la Virgen de
la Soledad en Guadalajara era cosa seria. La Virgen fue nombrada
Patrona de Guadalajara contra los temblores de tierra que azotaban la
ciudad. La virgen que estaba en este templo fue trasladada a la
Catedral donde sigue mereciendo la veneración de sus fieles tapatíos.
Dentro de La Soledad se sabe que en algún momento existieron
algunos tesoros, en la nota siguiente de El Informador el presbítero
José T. Laris relata lo siguiente:
Fig. 88 Templo de la soledad, vista desde la calle San Francisco, al fondo a la derecha la cúpula de Catedral (Guadalajara, 2013).
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[…] Por los años de 1861 a 1862, el sacristán de Catedral “D. Julio”, depositó en el Templo de la Soledad un cajón copeteado de monedas de oro y pesos de los llamados “cuerones”, que las chusmas de Rojas acuarteladas en el mesón de San [Joaquín] hoy convertido en cine, [dirigidas por el mencionado bandido fuera de la ley] por el asesinato proditorio que cometió en la persona de Blancarte mientras dormía éste, se apoderaron de ese tesoro catedralicio. El Gral. D. Pedro Galván que tenía su cuartel en Santa María de Gracia, logró recuperar algo de ese dinero que conforme publicaron los periódico de entonces alcanzaba la respetable suma de $68,000 […] La parte recuperada la tomó Galván […] para pagar a su tropa que sin haberes y vestuarios marcharía para la metrópoli a recibir órdenes; y así se esfumó ese tesoro que hoy se busca entre las ruinas de la Casa de Dios desaparecida (Laris, 1951).
Al parecer el autor de esta nota da a entender que durante la
demolición de este edificio la gente tenía en mente la existencia de
dicho tesoro y lo buscaron durante este proceso. A continuación el
presbítero Laris nos relata sobre la existencia de un segundo gran
tesoro:
Todavía en la última década de la centuria pasada, [siglo XIX] el templo de la Soledad poseía un tesoro en las alhajas de Nuestra Señora, titular de la iglesia: una corona de oro purísimo de subidos quilates guarnecida con pedrería preciosa, donde campeaban los brillantes más raros y valiosos y dignos de un Rajah y otras joyas coloniales. Esa corona estaba valuada en muchos miles de pesos y sólo la ostentaba la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, el viernes santo en su santuario, y en el novenario que se le celebraba en la Catedral anualmente. […] Corría el año de 1896 y Nuestra Señora de la Soledad recibía en la Metropolitana su homenaje de culto y veneración en la cuaresma de ese año; por esos
Fig. 89 La torre de La Soledad, al fondo el ex Palacio del Arzobispado (Skyscrapercity.com, 2013).
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días quedaba no sólo instalado sino perfectamente afinado el órgano grande, adquirido en la casa De los señores Merklin y Cía., de Paris, en el año de 1889 y recibido en Ciudad Lux por el primer organista de la Catedral D. Francisco Godínez, años más tarde […] No terminaba aquella tournée de arte, cuando una mañana se descubre que la corona riquísima de Nuestra Señora de la Soledad había desaparecido. Desde luego se sospechó del sacristán segundo, un tal Ignacio N., quien usando la coartada, fue el primero en echar de menos la valiosa obra de arte; mas como la cosas estaba clara, es decir, que él aprovechando la concurrencia de los asistentes a los conciertos pudo, una vez sola la Catedral, inventar que alguien se había quedado oculto y robar a altas horas de la noche la corona, diadema y cetro de la imagen, todo ello de oro y cuajado de brillantes. El V. Cabildo no creyó tal versión y el sacristán fue a Escobedo, pero las joyas no aparecieron jamás. El sacristán fingió estar loco, pero fue examinado y observado cuidadosamente, se descubrió que sólo era un recurso para rebajar responsabilidades. ¿Realmente fue él, el autor del cuantioso robo sacrilegio? Nunca pudo probar su inocencia ante los tribunales y el tiempo que estuvo en la cárcel se escapa a mi memoria, entonces un estudiante despreocupado y ajeno a aquellos líos (Laris, 1951).
Este dato y el anterior, resultan interesantes por su carácter de
―leyenda urbana‖, sin embargo, a lo que a esta investigación respecta,
no se indagó más en el conocimiento de estos tesoros y su paradero;
aun así, ofrecen una perspectiva diferente de las edificaciones
memorias que son dignas de rescatarse y difundirse, pues son las que
enriquecen el carácter histórico de las mismas.
Fig. 90 Plaza Porfirio Díaz, al fondo el Templo de la Soledad y el edificio de Correos (COPLAUR, 2012).
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Frente al Templo de la Soledad existió alguna vez un sitio de
coches que con el tiempo se transformó en el Jardín Porfirio Díaz.
Tiempo después aparece con el nombre de Jardín Herrera y Cairo,
después fue llamado Jardín de la Soledad o Plazuela de la Soledad; el
primer nombre en honor al presidente de la república que gobernó de
1877 a 1911 y es el nombre oficial con el que lo registran mapas y
documentos de la época, el segundo al ilustre médico y altruista tapatío
que vivió de 1821-1858. Era uno de los jardines más visitados debido a
su céntrica ubicación, rodeado de construcciones de gran importancia
como la Catedral, la Presidencia Municipal, el Liceo Para Varones, y el
Edificio Federal o de Correos.
El jardín cubría un poco menos de la mitad de la manzana, por
tanto su forma era rectangular. Era iluminado con dos postes de luz
incandescente y un farol colgante que pertenecía al alumbrado público.
Es muy probable que el ornato haya sido igual al de los otros jardines
de la ciudad. Este pequeño y pintoresco jardín desaparecería para dar
lugar a uno más espacioso, aunque parte de su arbolado sí se
conservó. Villaseñor y Villaseñor nos cuenta sobre el jardín y templo
ubicados dando frente a Av. Hidalgo lo siguiente:
Fig. 91 Plazuela de la Catedral, a la derecha el Templo de la Soledad (COPLAUR, 2012).
Fig. 92 Edificio de Correos y Plazuela de la Soledad, se observa el Kiosco (COPLAUR, 2012).
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Fue la antigua plaza de La Soledad donde se pensó hacer un monumento a Prisciliano Sánchez primer gobernador del Estado a raíz de su muerte quedando en la primera etapa, […] cuando yo lo conocí tenía en el centro un kiosco estilo morisco, construido por mi padre [Arnulfo Villaseñor] que después se trasladó a la plaza principal de Zapopan, en él estaban instalados ―los evangelistas‖, eran escribientes, que hacían cartas manuscritas que después se modernizaron y las hacían mecanografiadas; en las esquinas de esta calle había dos figuras una de león (Fig. 85) y otra de leona de fierro fundido ya desaparecidas; cargado a la esquina de Alcalde había un kiosco cerrado para el despacho de los tranvías […] El Santuario de la Soledad lo había costeado doña Juana Román de Torres […] (Villaseñor, 1998, pág. 142).
En texto de Lucía Arévalo Vargas sobre el jardín nos cuenta un
poco diferente la descripción a la de Villaseñor y Villaseñor,
mencionando lo siguiente:
En el ángulo sureste del Jardín, frente a las Oficinas de Correos, se encontraba una estatua canina vaciada en bronce y de pie sobre un pedestal de piedra en el ángulo suroeste, estaba la figura también vaciada en bronce, de un león en posición sedente y que al ser destruido el Jardín para construir la Plaza de la Rotonda de los Hombres Ilustres, fue trasladada a la zona norte del Parque Agua Azul (Arévalo, 1988, pág. 86) (Fig. 93).
El Templo de la Soledad junto con su plazuela y el contiguo
Edificio de Correos estaban condenados a su demolición, tal parece
que su falta de características arquitectónicas dignas de consideración
y una falta de interés por la conservación de este histórico inmueble
Fig. 93 El cambio de los Telégrafos (4 de Abril de 1951).
Fig. 94 Plano de la manzana 11, 1947, aparecen el Jardín y el Templo de la Soledad contiguos al Edificio de Correos (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
99
además de su fatal ubicación junto a la Catedral donde se tenía
proyectada una plaza, dieron marcha al inicio de la cuenta de sus
últimos días de existencia.
Edificio de Correos
Este edificio como ya se mencionó se encontraba ubicado junto al
Templo de la Soledad con su respectivo jardín. (Fig. 88) Anteriormente
en esta misma construcción se localizó el Seminario de San José, que
databa de 1700 y donde en 1800 se fundaría el Seminario Clerical de
El Salvador. En aquellos años el edificio cobró fama porque era una
especie de cárcel para contener a los clérigos desobedientes que
habían caído en tentaciones bajas y carnales; José Cornejo Franco se
refiere a él como ―Colegio Clerical para clérigos relapsos‖ (Cornejo
Franco, 1985). De este edificio se tiene lo siguiente:
[…] en la parte posterior del jardín [ de la Soledad] estaba el primer edificio del Seminario Fundado en 1700, de Señor San José; después fue casa de los Oblatos; el señor doctor Juan Cruz Ruiz de Cabañas en 1801 por Real Cedula del 5 de diciembre de 1800 fundó el Seminario Clerical de El Salvador, gasto en la fábrica treinta mil pesos, habiéndole señalado ochenta y cuatro mil como fondo del establecimiento, además mil mensuales que desde 1801 eran cubiertos por la Mitra; el seminario fue instituido para las direcciones espirituales, instrucción y prueba de
Fig. 95 Foto aérea de la manzana 11, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 2013).
100
ordenados, enmienda y corrección de los eclesiásticos; la biblioteca paso a formar parte de la del Estado, prácticamente era una cárcel para eclesiásticos descarriados con muros lisos y ventanas altas y con contrafuertes; en la Guerra de Tres Años, fue cuartel de las fuerzas del Estado; después se arregló para oficinas federales en la parte baja del lado oriente estaba el Correo, en el centro una puerta para subir a los altos y del lado poniente estuvieron las oficinas de la Caja de Préstamos primero, después las oficinas del Banco Agrícola, posteriormente fue ocupada por Telégrafos; constaba de dos pisos, la reconstrucción estuvo a cargo del ingeniero Ramón Gómez; en seguida estuvo el Templo de la Soledad […] (Villaseñor, 1998, pág. 143).
José Cornejo Franco nos relata un poco más sobre la fundación
y transformación de este mismo edificio:
El doctor D. Juan de Santiago y de León Garabito, obispo de Guadalajara, fue el iniciador de la Congregación de los Sacerdotes Seculares de los Oblatos de San Ambrosio, que fundó San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán. Muerto el iniciador en 1694, un grupo de sacerdotes solicitó al año siguiente, del Cabildo sede vacante, las licencias para establecerse, aprobándose sus constituciones el 27 de mayo de 1695. El mismo señor garabito donó para la fundación el solar de la Palma, contiguo al Colegio de San Diego, que no aprovecharon, en virtud de que el Cabildo les entregó la cuarta parte de un solar donde se acababa de construir el Santuario de la Soledad, para que en él edificaran su casa dejando comunicación interior con el Seminario, de cuya erección ya se trataba en lo restante del solar. […] la casa de los Oblatos corrió por cuenta de […] el capitán don Juan Bautista Panduro, mercader y vecino principal de la ciudad. Los Oblatos formaron unión con los felipenses, ya establecidos en la Soledad, y dice Mota Padilla que ―su principal instituto, después de visitar hospitales y cárceles, y de la asistencia al púlpito y confesionario, y vivir en comunidad, fue el de misioneros de celo y perseverancia, y administrar curatos y doctrinas
Fig. 96 Edificio de Correos. Vista desde la esquina de Liceo e Hidalgo (COPLAUR, 2012).
101
temporales; tener dos días en cada semana conferencias de moral,
prohibición y confirmación‖ (Cornejo Franco, 1985, pág. 186).
Este edificio como sucedió con numerosos edificios eclesiásticos
pasó a ser propiedad del estado durante La Reforma, e incluso durante
la intervención de las fuerzas napoleónicas en México, la intervención
francesa. Durante este tiempo fungió como cuartel, aunque
oficialmente le fue restituido a la iglesia de Guadalajara; se sabe lo
siguiente:
El Colegio Clerical subsistió 60 años a la aplicación de las Leyes de Reforma, el edificio tuvo la suerte de los demás bienes eclesiásticos. El Presidente Juárez lo mando restituir a la Iglesia de Guadalajara, como consta en un documento publicado el 8 de octubre de 1868 en el periódico ―El País‖, órgano oficial del Gobierno del Estado de Jalisco. Esta orden empero no se llevó a efecto y el histórico plantel se convirtió en cuartel, ocupado primero por fuerzas del Partido Liberal, y más tarde por los soldados de la intervención francesa (Laris, El Templo de la Soledad de Guadalajara-México, 1951).
Posteriormente se determinó que sería adaptado para hacerlo
funcional a las dependencias federales de la época. Esta
reconstrucción y adaptación fue realizada por el ingeniero Ramón
Gómez; en su planta baja quedaron ubicadas las oficinas de
Correos y en el segundo nivel y por algún tiempo las oficinas de
Fig. 97 Edificio de Correos (COPLAUR, 2012).
102
Telégrafos. Este edificio fue destruido junto con el Templo de la
Soledad en el año de 1951 para dar lugar a la Rotonda. Sobre la
demolición de este edificio se sabe que no causó mayor conflicto que la
logística del traslado e instalación de los equipos en las nuevas
oficinas:
Para el primer movimiento ya se tenía presupuesto aprobado y planos hechos, pero ahora se ha cambiado de opinión sin saberse las causas, según las órdenes que se dicen ha recibido la oficina de telégrafos local. En cambio en la Dirección de Obras Públicas del Municipio se informó ayer mismo que las obras de adaptación para que los telégrafos se instalen en el ex-templo de la Universidad se siguen adelante, a ritmo acelerado, sin que haya dictado orden alguna de suspenderlas […] Sábese además que una de las mayores dificultades para el traslado de los telégrafos es el conmutador, del que no se ha encontrado en el país uno de repuesto, para poder instalarlo en las nuevas dependencias y no usar el que está en servicio, lo que ocasionaría interrupción en las comunicaciones telegráficas. Para subsanar esta dificultad se está armando en ésta un conmutador hecho con los materiales que se han recibido, lo que es un trabajo largo, complicadísimo y de una gran paciencia, pues por su misma índole no se pueden emplear en él gran número de operarios, sino unos cuanto y éstos deben ser verdaderamente peritos en la operación de los hilos telegráficos (El cambio de los Telégrafos, 1951).
En una nota del informador el 10 de septiembre de 1951 se
obtiene lo siguiente:
Fig. 98 Foto aérea de la zona de la Catedral. Se observa el área de la manzana de La Soledad (Skyscrapercity.com, 2013).
103
Hasta ayer al mediodía no había llegado el Director General de Correos Lic. Emigdio Martínez Adame, pero era esperado de un momento a otro para asistir a la inauguración de la nueva central e inspeccionarla. De inmediato se procederá al derrumbe del edificio que en la Soledad ocupara por más de medio siglo, aunque con algunas precauciones pues allí seguirán por algún tiempo las oficinas de telégrafos, para las cuales se termina su local provisional en el ex-templo de la Universidad y por lo tanto ni tan siquiera se ha dado principio, por parte de Telégrafos de llevar a la nueva oficina las necesarias líneas. Pero a esto tendrá que dársele prisa, pues las molestias que el polvo del derrumbe de la parte del correo ocasionen al público y a los telegrafistas serán muchas y hasta riesgosas. Aparte de que el polvo de la demolición puede dañar los teletipos, el múltiple y otros aparatos delicados del Telégrafo (Abre hoy el Correo, 1951).
En general existe muy poca información sobre El Templo de la
Soledad, pero lo que sí se sabe es que el obispo de Guadalajara José
Garibi Rivera pudo no haberse manifestado en contra de su
demolición, debido a su estrecha y amistosa relación con el gobernador
del estado en turno Jesús González Gallo, además de que el proyecto
general de la Cruz de Plazas era dirigido por el arquitecto que ya
conocemos, Ignacio Díaz Morales, que pocos años más tarde fue el
encargado de la construcción de uno de los edificios más
emblemáticos de la ciudad, el Templo Expiatorio, motivo por el cual
pudo no haber existido una motivación para salvaguardar la integridad
del edificio. Sobre la demolición del Palacio Federal tampoco se
Fig. 99 Rotonda de los Jaliscienses Ilustres recién terminada, 1954. Aún se conserva parte del arbolado del Jardín de la Soledad (Guadalajara, 2013).
104
conoce gran cosa, pues al ser un edificio que desde la Reforma
perteneció al estado y por parecer no tener más que la fama de alberga
a clérigos rebeldes en un pasado, tampoco implicó un retraso para la
construcción de la Rotonda. Sin embargo, ambos edificios
representaban parte de un patrimonio histórico y arquitectónico.
El caso de la construcción de Plaza de la Rotonda y la anterior
demolición de edificios es diferente al proceso que sufrieron las otras
plazas, pues en este caso no se presentó gran escándalo entre la
sociedad tapatía, que por estar hablando de la destrucción de un
edificio patrimonial y de carácter religioso, se esperaría la generación
de una mayor controversia y debate entre la sociedad. No resultaría
extraño que detrás de este fenómeno se oculte alguna otra razón que
haya influido en el silencio de las voces que hablaran en pro de la
conservación de este edificio, o que de alguna manera la sociedad se
haya visto influida por otros factores ideológicos.
Fig. 100 La Rotonda en la actualidad (Skyscrapercity.com, 2013).
105
106
Capítulo 5
La Plaza Guadalajara
107
Esta plaza se encuentra localizada al frente de la Catedral de
Guadalajara, entre las calles Hidalgo, Av. Alcalde y los andadores
Pedro Loza y Morelos; al norte limita con el edificio del Ayuntamiento
de Guadalajara (Palacio Municipal), (Fig. 101). Su construcción inició
durante la administración del gobernador del estado de Jalisco, Jesús
González Gallo y fue concluida durante la administración de Agustín
Yáñez. La Plaza Guadalajara hace las veces de atrio para la Catedral
y vestíbulo para el Palacio Municipal. Bajo ella originalmente se
construyó un estacionamiento que ahora funciona como centro
comercial donde se ubicó a vendedores ambulantes. A este espacio
originalmente se le llamó Plaza de los Laureles y sigue siendo uno de
los nombres más comunes para referirse a ella, pues es precisamente
la cabecera de esta Cruz de Plazas, son sus laureles. Sin embargo
para la celebración de los 450 años de la ciudad, se cambió al actual
nombre, que es el usado en esta investigación, aunque también se le
conoció como Plaza de la Fundación y del Ayuntamiento.
Sobre su superficie toman lugar macetones arbolados a manera
de bancas para proporcionar sombra y descanso a turistas y
transeúntes. Al centro de esta plaza encontramos una fuente formada
por círculos concéntricos ascendentes, que en su cúspide soportan un
pilón con agua y al medio se ubica una base cilíndrica que sostiene
Fig. 101 Plaza Guadalajara y Ayuntamiento, 1952 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
108
una perla de cantera, en honor a ―Guadalajara, la Perla de Occidente‖.
Sobre ésta se localiza el representativo escudo de la ciudad (Fig. 102).
Dicha fuente fue construida y diseñada por el arquitecto Ignacio Díaz
Morales para conmemorar los 450 años de la fundación de
Guadalajara.
La Plaza Guadalajara es visitada por centenares de personas
todos los días, en sus alrededores cuenta con gran cantidad de
comercios y ofrece una de las mejores vistas de la fachada de la
Catedral, es el lugar perfecto para apreciar su majestuosidad.
El proceso de construcción de esta plaza se inicia en respuesta a la
culminación de la tercera parte del proyecto de la Cruz de Plazas en
1953. Se enfrentó a diversas y grandes problemáticas ante el
desacuerdo de la ciudadanía por la necesidad de la demolición de
números edificios de valor arquitectónico al igual que en las demás
plazas (Liberación y Rotonda), de tal manera que el proyecto no pudo
ser culminado durante el periodo de este gobernador y paso la batuta
al siguiente gobernador en turno, Agustín Yáñez. Mientras tanto la
ciudad daba un aspecto de haber pasado por un fuerte bombardeo
en su centro histórico (Fig. 103). Se corrobora la tardanza de la
Fig. 102 Fuente de la Plaza Guadalajara, 1954 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
109
continuación del proyecto de la plaza en una nota de El Informador,
que habla en general de La Cruz de Plazas; ―En cuanto a la demolición
de la manzana frontera a la catedral Basílica nada se ha vuelto a decir
al respecto pareciendo que el proyecto ha sido abandonado (Un Paso
más Para Realizar el Proyecto de la Gran Plaza, 1950)‖.
Dentro de las complicaciones que se presentaron durante la
construcción de esta plaza se conoce el siguiente recurso de revisión
de Declaración de Utilidad Pública interpuesto ante el Poder Ejecutivo
representado por el gobernador Jesús González Gallo:
En el curso del expediente, los quejosos aportaron pruebas prolijas, en un intento por demostrar que en el propósito de construir la ―PLAZA DE LOS LAURELES‖, no hay utilidad pública. El Juez toca incidentalmente este problema, y aunque no llega a afirmar que los quejosos tienen razón, sí asienta algunas consideraciones que no son propias del régimen legal de la expropiación. La declaración de utilidad pública, es atributo exclusivo y soberano del Ejecutivo. La Ley se aparta del sistema que sometiera aquella declaración a requisitos formales. El hacer aquella declaratoria es una facultad subjetiva, personal, exclusiva, del Poder Ejecutivo. La decisión que en esa materia sea adoptada, no puede ser revisada por ninguna otra autoridad. Sus poderes en esa materia son insubstituibles (La declaración de utilidad pública, 1952).
Al día de hoy sabemos que la utilidad como espacio público
queda más que comprobada. La demolición se retrasó pero cuando
el gobierno del licenciado Agustín Yáñez inició funciones la
Fig. 103 Destrucción de la manzana frente a la Catedral durante la administración de González Gallo (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013). Está fotografía muestra el pleno proceso de demolición, ofreciendo una impresionante y trágica visión de esta destrucción.
110
administración anterior ya había dejado hecha la mitad de la
excavación y una tercera parte del techo; al mismo señor Yáñez le
correspondió finiquitar el amparo que había sido interpuesto por los
propietarios de las fincas que habían quedado en pie y terminar
totalmente la construcción, tanto del estacionamiento como de la plaza
(Fig. 105).
El estacionamiento de la plaza sería el primer estacionamiento
subterráneo en todo México y según un acuerdo todos los rendimientos
por mitad que resultaran por el cobro del espacio para estacionarse
serían donados para desayunos escolares y biberones a desnutridos
(Hernández Larrañaga, 2001).
Para 1956 la plaza ya había sido completamente concluida, con
su subterráneo y fuente funcionando para así proporcionar el tan
necesitado espacio de esparcimiento y estacionamiento. Más tarde
sufriría algunas modificaciones en las calles circundantes, pues
algunas de estas fueron convertidas en andadores sacando a los
vehículos particulares de las mismas.
Fig. 104 Demolición de casas para la construcción de la Plaza de Guadalajara, 1950 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013). Se muestra el metódico proceso de demolición parcial, dando prioridad a la terminación de los trabajos de ampliación de la avenida 16 de Septiembre.
Fig. 105 Plaza Guadalajara y subterráneo en plena construcción (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
111
La Plaza Guadalajara Ayer
Antes de la construcción de la plaza, el lugar donde ahora se ubica
tenía un aspecto notablemente diferente al que tiene hoy en día y era
conocida como la Plazuela de la Catedral (Fig. 106) que limitaba al
norte con el Palacio del Arzobispado (Hoy Presidencia Municipal) y al
sur con el ―Portal de las flores‖. Sobre lo que ahora es la Av. 16 de
Septiembre se encontraba el pequeño atrio de la Catedral que alguna
vez estuvo enrejado; sobre el resto de la actual construcción algunos
edificios de carácter comercial como una tienda de ropa y rebocería,
consultorio médico, perfumería, peluquería y la famosa tienda, ―La
Mexicana‖, además del Cine Lux. Todos estos edificios fueron
derribados para dar lugar a la construcción de la Plaza Guadalajara, sin
antes generar controversia y desacuerdo entre los tapatíos,
provocando constantes pugnas entre propietarios y gobernantes. La
demolición de estos edificios comenzó a principios del año de 1952.
El presbítero José T. Laris describe a este proceso de la
siguiente forma:
Fig. 106 La Plazuela de Catedral, al fondo el Ayuntamiento (COPLAUR, 2012).
112
Me decían que, con motivo del derrumbe de la manzana llena de unción histórica, ubicada frente a la Catedral Basílica, se estaba desarrollando una enfermedad rara que los eruditos habían llamado con el nombrecito de ―Portalitocefalia‖ y que las primeras víctimas de las trombas de polvo que se levantan a manera de tempestad del desierto habían sido un señor llamado Elías, Gonzalo González de la Gonzalera y otro, Pedro apodado ―El Cruel‖ para la ciudad que lo vio nacer. En el derrumbe que con febril ahínco se realiza, en edificios tan antiguos como el Templo Mayor de Guadalajara […] con muy acuciosa prisa se derribaron las grandes moles grises de los templos y sus piedras vinieron a servir para fábrica de mansiones de magnates. […] Todo lo que pierde Guadalajara para dar paso a la ―Plaza de los Laureles‖ tiene una riqueza colosal de recuerdos y un valor que sin ser del estilo clásico, sí gozaba de la fresca lluvia que corría por sus gruesos canalones que como brazos de ventana daban a la ciudad niña el don invisible de sus caricias de verano (Laris, 1952).
Esta cita rebosa de información pues en ella se observa la fuerte
crítica sobre la incontrolable destrucción de patrimonio que las políticas
modernizadoras de González Gallo implicaron sobre esta histórica
ciudad, todo en favor del desarrollo industrial y el enriquecimiento de
unos cuantos, incluso hace una cómica referencia a una enfermedad
llamada ―Portalitocefalia‖ en directa relación a la cantidad de portales
que se estaban construyendo, modificando las fachadas de algunas
fincas, y a manera de rescatar algo de la tradición.
Más adelante se hace una referencia a la ―Cerería Calderón‖
donde alguna vez el general Porfirio Díaz se hospedara:
Fig. 107 Plaza Guadalajara en plena construcción (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
113
Al llegar triunfante a la urbe tapatía, el Gral. D. Porfirio Díaz, después de un paseo de apoteosis por la ciudad en un carruaje abierto, en compañía de los señores Gral. D. Fidencio Hernández y licenciados D. Fermín Riestra y D. Trinidad Bonilla el 9 de enero de 1877, se hospedó en la finca de la ―Cerería Calderón‖, donde los principales vecinos lo colmaron de honores y le facilitaron fondos para el completo triunfo del plan de Tuxtepec. Desde ese día hasta el 5 de febrero siguiente en que el caudillo partió para la capital metropolitana, se le vio de particular, de guayabera de lino, sombrero panameño y pantalón blanco con una franja dorada. […] Nos contó el Sr. D. Francisco Calderón que ya en la Presidencia el Sr. Díaz había elogiado la finca que le dio hospedaje como una mansión de una riqueza colonial envidiable. Ahora algunos impreparados la calificaron de una mole de enorme estorbo. ¡Lo que va de uno a otro tiempo! ¡Oh témpora, oh mores!, como tradujo un festivo: ¡Oh tiempos de los moros, en vez de: ¡Oh tiempos, o costumbres! ¡Perdónales Señor que no saben lo que hacen!... (Laris, 1952).
De una manera más clara no se puede denotar la importancia
patrimonial que estos edificios conllevan y la relevancia de su
significado histórico y arquitectónico. ¿Qué imagen sería la de
Guadalajara en nuestros días de haberse hecho un esfuerzo por la
conservación de estas fincas? Es una pregunta que no se puede
responder más que con la romántica imaginación de algún pensador
ocioso. ¡Perdónales Señor que no saben lo que hacen!, Laris se
presenta como uno de los primeros defensores de la tradición histórica
de la ciudad, como un noble defensor frente a las demoliciones
efectuadas en el primer cuadro de la ciudad, parece que para él
Fig. 108 Fotografía de la manzana 1, frente a la Catedral, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 1947).
114
resultaba más importante conservar la esencia de Guadalajara antes
que doblegar la historia para dar paso a la modernidad.
Sobre los negocios y casas que estaban sobre la calle Morelos
entre el tramo de 16 de Septiembre y Pedro Loza se tiene lo siguiente:
Calle de Santa Teresa letra F. ―Acaba de recibir directamente de Europa un nuevo y variado surtido de instrumentos de música y todo lo concerniente a un repertorio musical‖. Era una tienda donde se vendía mercería, perfumería y semillas de hortaliza, de Benito González Paloma, en 1882 gran repertorio de música. Sucursal de H. Nagel sucesores de México, gerente Abelardo Rico. Librería. Centro de suscripciones y agencia El Monitor Republicano. Santa Teresa N. 34 frente al Portal de las Flores de Abelardo Rico, zapatería ―El Progreso‖ de Silverio Castro. Santa Teresa letra V, se construyó de nuevo un edificio de tres pisos, los dos primeros pisos simulaban uno solo, cuando los edificios eran de varios pisos de veían bien, el primero de aquí se veía muy alto y el tercero achaparrado y fue ocupado por el Banco de Londres y México, después por la librería de Gallardo y Álvarez del Castillo, en los altos el cine ―Lux‖ […] que duró hasta su demolición, es decir, a principios de la década de los cincuenta. La casa siguiente era de los Calderón, una de las más antiguas de la ciudad; en los bajos estuvieron los siguientes negocios: Agustín Gil, Santa Teresa N. 40, almacenes de efectos del país, ya en el N. moderno 384 estuvo en ese local o en otro ―La Argentina‖, almacén de toda clase de calzado de Alfonso Luna; en seguida en 1861 estuvo la librería del C. Manuel Ocampo, situada frente al Portal de las Flores, después adquirió por compra la botica de la Santísima Trinidad, fundada en 1802, que ha de haber existido hasta fines del siglo; en la esquina, que la alcancé a conocer, estuvo la serería [sic] de Francisco Calderón que en un tiempo también fue dulcería, posteriormente fue restaurante ―Cosmopolis‖ y joyería hasta que la
Fig. 109 Plano de la manzana 1, frente a la Catedral, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 1947).
115
demolieron, en los altos siempre vivieron miembros de la familia Calderón
(Villaseñor, 1998, pág. 100).
A diferencia de Laris, Villaseñor sólo nos otorga una descripción
de las edificaciones y sus habitantes, siempre haciendo mención de su
triste demolición para dar espacio a la Cruz de Plazas.
Sobre las edificaciones de la calle Pedro Loza, entre Morelos e
Hidalgo se sabe lo que a continuación transcribo:
Fue la antigua calle del Santuario, de las más importantes de la ciudad, comienza en Morelos y tenía una numeración muy irregular. Del lado oriente, está la Plaza del Ayuntamiento, más conocida como Los Laureles, donde hubo tres casas; la primera, cerería de la familia Calderón. […] La fachada principal estaba por esta calle, en la esquina tenía un pilastrón con un nicho en la parte alta que con el curso del tiempo lo redujeron al segundo piso por obstruir el paso; en la esquina, puerta para comercio, muro liso que después le agregaron tres puertas, puerta ancha de entrada, cuatro puertas para comercio; en la parte alta tenía un muro liso, un balcón triple únicamente dos puertas, en la parte superior tenía seis gárgolas; por la calle de Morelos, en la parte baja, dos puertas para comercio, otras cuatro, pero cuando yo la conocí ya estaban modernizados los dos locales siguientes; en la parte superior tres balcones espaciados y ya no existían las gárgolas, tenía su cornisa de cordón que rodeaba toda la casa, en la esquina ligeramente más alta, se aclaraba ―Fundada –la cerería- en 1729 por Cleofas Calderón‖. […] La cerería duro más de 200 años con los mismos dueños y en el mismo lugar. […] A través del tiempo estuvieron varios negocios: la librería general de Maillefert y Cía., anunciaba que vendía ―mapas del estado de Colima a colores y barnizados a $3.00 pesos, planos del puerto de
Fig. 109 Comercios sobre Calle de la Merced (Av. Hidalgo) y
San Francisco (16 de septiembre) frente a la Catedral (COPLAUR, 2012).
116
Manzanillo a $1.00 peso, completo surtido de obras de ciencias, literatura, arte, oficios a precios muy equitativos‖, firmaba Eufemio Mendoza. En el N.4 estuvo la ―Chocolatería la Merced‖ de Victoriano Vázquez del Mercado, la camisería Elegante de Francisco Paula Fuerte, y recién fundado ―El Vapor‖, por don Bartolo Hernández, ocupó un local que después se lo pasó a su hermano. En la casa N. 38, en los bajos estuvo la relojería y joyería ―El Brillante‖ de Ignacio Barbosa que fue asesinado en el ―Hotel Roma‖, en el cuarto N. 29; al desaparecer ésta se puso la relojería y joyería ―El cronometro de Assad‖, construyendo un edificio nuevo; cuando hicieron la plaza se amparó y duró mucho tiempo el litigio del edificio hasta que fallaron en su contra; en los altos tenía un bufete Genaro Ramírez, quien fue originario de Atoyac. En la esquina estuvo la tienda de abarrotes ―La Siberia‖ de Felipe Gómez, en los altos no sé quien vivía; en la misma cuadra en el N. 24 nuevo, estuvo el bufete de Alfonso Matute que anteriormente había sido juez menor (Villaseñor, 1998, pág. 392). .
De nuevo leemos el testimonio de una cuadra muy ajetreada y
rebosante de negocios, en el cual percibimos que algunos de estos
edificios, como se dio en otros casos en la ciudad, ya no estaban en
sus condiciones originales, sino que previo al proyecto de la Cruz de
Plazas, ya habían sufrido transformados o habían sido ―modernizados‖.
Sobre la finca anteriormente mencionada con el nombre de ―El
cronometro de Assad‖, se sabe que como lo menciona Villaseñor, el
gobierno de González Gallo enfrentó algunas trabas para su
demolición y en una nota de El Informador con título: ―Fue amparado el
Lic. Assad‖, se relata esto:
Fig. 110 Plazuela de la Catedral, al fondo el ex Palacio del Arzobispado (COPLAUR, 2012).
117
Contra todas las predicciones de juristas que se dicen conocedoras, y contra los deseos y el interés de diversos sectores, el Juez Segundo de Distrito, licenciado Cristóbal Ruiz Gaytán, concedió el amparo de la justicia federal al Lic. Fernando Assad, que se quejó de actos del Gobernador del Estado y otras autoridades, a propósito de la demolición del edificio que se halla en la Avenida Pedro Loza, el único en pie en lo que será la Plaza de los Laureles, frente a Catedral. El Juez basó su resolución en dos puntos principales: que el quejoso no había sido notificado legalmente, y que no estaba ―demostrada‖ la causa de ―utilidad pública‖ para la ―demolición‖ del edificio (Fue amparado el Lic. Assad, 1952).
Nuevamente se hace notar la incertidumbre sobre la
demostración de la utilidad pública del proyecto, lo que pudo ser
utilizado a beneficio de los propietarios de la finca, para alargar y
buscar beneficiarse del proceso, ante la inminente perdida de su
herencia arquitectónica. Una de las tantas trabas que enfrentó el
enérgico esfuerzo modernizador.
En descripción de Villaseñor y Villaseñor, sobre lo que alguna
vez estuvo en el espacio frente a la Catedral sobre la calle 16 de
Septiembre, se conoce lo siguiente:
Al construirse la Catedral no existía la plazuela en la manzana de enfrente que se hizo posteriormente para darle vista; tuvo que hacerse un largo juicio para demoler la media manzana donde estaba la Caja Real; después se hizo atrio, desapareciendo en 1915. En la acera poniente había tres casas; la primera, al comenzar la cuadra [esquina con Morelos] estuvo la del Lic. Lázaro Gallardo, donde vivió desde su niñez
Fig. 111 Calle Pedro Loza esquina con Hidalgo (COPLAUR, 2012).
118
el poeta Aurelio Luis Gallardo. […] en la planta baja estuvo en diferentes épocas estos negocios: José Ocampo, imprenta, Santo Domingo N. 1; Luz M. de Páez, sedería, Santo Domingo No. 1 1/2; Librería de Eusebio Sánchez, donde se reunían José López Portillo y Rojas, Manuel Álvarez del Castillo, Luis Pérez Verdía y Dña. Esther Tapia de Castellanos. De este grupo salió la idea de publicar [la revista] La República Literaria; al cambiarse la librería, la ocupó la peluquería y perfumería de José M. López de Hernández, situada frente al Sagrario; posteriormente el edificio construido de nuevo, fue ocupado por el Banco de Londres y México; al cambiarse el banco, la parte alta fue ocupada por el Cine Luz [sic] y la planta baja por la librería de Gallardo y Álvarez del Castillo; posteriormente estuvo una agencia de coches de los Hemuda y en los altos el Club Jalisco; la casa contigua era una regional que fue modificada al estilo del porfiriato; la imprenta de Ocampo se cambió a uno de eso locales y se ha de haber dedicado a impresiones comerciales, porque no he encontrado ningún folleto de esta imprenta; en el local norte estuvo almacén de Alfonso Heymann, vendía muebles de Viena, camas de latón, frente a Catedral; posteriormente este local lo ocupó la ―Casa Franco‖. La tercera casa que era de la familia García Aceves se conservó en su estilo original hasta que le demolieron su fachada; estaba compuesta en la parte baja, del lado sur, ventana, en seguida puerta monumental de entrada con portada muy original y descanso en la cornisa un balcón; al norte en la parte baja tres ventanas y otros tres balcones en la parte alta, en el zaguán de la casa vendían empanadas; posteriormente la parte baja se hizo comercial; en el lado norte estuvo una de las primeras agencias de la lotería nacional, de Ignacio Gómez y en la esquina, una tienda de ropa que no recuerdo su nombre ni de ella, ni de su propietario; todas estas casas fueron demolidas para construir la plaza Guadalajara oficialmente y popularmente de Los Laureles (Villaseñor, 1998, pág. 58).
Fig. 112 Plazuela de la Catedral, y Palacio del Arzobispado, a la izquierda edificios comerciales (COPLAUR, 2012).
119
En la cita anterior, Villaseñor, se adentra un poco más a los
acontecimientos ocurridos en las edificaciones, haciendo mención de
personajes célebres, en donde se hace presente la versatilidad de
estas edificaciones. También cobra importancia la referencia que hace
a una anterior demolición de media manzana, pues al construirse la
Catedral, casi al tope de la calle, no se le dejo espacio para el atrio. Se
tuvo que demoler media manzana incluido el edificio de la Caja Real, y
se llevó un largo juicio, justo de la misma manera que estaba
ocurriendo en este momento, la historia se estaba repitiendo, ahora
para culminar con la demolición total de la manzana.
Parece ser que desde siempre la Catedral necesitó de un atrio
que hiciera honor a semejante edificación, sin él la perspectiva que
observaríamos de ella sería bastante distinta al actual plano iluminado
que permite la Plaza Guadalajara.
El cine Lux
El Cine Lux (Fig. 114), ocupó un edificio que anteriormente cumplió la
función de banco, pues aquí se alojó alguna vez el Banco de Londres y
México. Al cambiar de sede el banco a la Av. Madero, el edificio fue
ocupado por diversos comercios; librerías, tiendas de ropa y demás.
Fig. 113 Plazuela de la Catedral, y Palacio del Arzobispado, a la izquierda edificios comerciales (COPLAUR, 2012).
Fig. 114 El Cine Lux al frente, a la izquierda los antiguos portales (Skyscrapercity.com, 2013).
120
El edificio del cine contaba con una ubicación privilegiada en el
primer cuadro de la ciudad en la esquina de la calle de Morelos y 16 de
Septiembre, la perspectiva desde el pequeño atrio de la Catedral y la
Plaza de Armas brindaba una excelente vista de sus tres pisos de
altura, construcción elegantemente porfiriana.
Es importante no confundir al Cine Lux antiguo con uno que se
construiría después en las calles de Garibaldi y Frias, que terminó
siendo un cine más, sin la elegancia y clase que caracterizaban al otro.
El Cine Lux (el antiguo) fue fundado por uno de los primeros
empresarios tapatíos, Luis Pérez Verdia, que se enfrentó a adversas
situaciones porque la mayoría de sus proyecciones cinematográficas
eran de un carácter moralizador, fue socorrido por los eclesiásticos
pero tuvo que ceder el cine a la cadena de salas que manejaban José
Montes y Carlos Pérez Rojas, que dieron inicio a funciones sonoras el
24 de octubre de 1929 con la que por este motivo sería histórica cinta
El cantante de Jazz (Hernández, 2001, pág. 327).
El Cine Lux (Fig.115) resulta ser uno de los edificios mas
recordados y lamentados de este espacio por la sociedad tapatía de
antaño y aunque sí fue de los mas bellos, no era el único edificio que
ocupaba un lugar en donde en un futuro se contruiría la Plaza
Guadalajara.
Fig. 115 Edificio del Cine Lux, vista desde la Plaza de Armas (Skyscrapercity.com, 2013).
121
La construcción del Cine Lux resultó ser victimária de una
edificación mas, una antigua casona ubicada frente a la Catedral donde
tomó lugar el Cine Olimpia ―Museo de Diversiones‖ (Fig. 108); que
inicio con simples proyecciones en 1905 en diversos edificios de la
ciudad con las cintas adquiridas por Carlos Sthal en un viaje al
extranjero, que junto con sus empresarios Toscano y Echeverria,
fueron pioneros en este espectáculo que tendría gran impacto en
nuestra sociedad (Hernández, 2001). El edificio del Cine Lux también
sirvió mas tarde como asilo del Comité Estatal del P.N.R. en 1936 (Fig.
117).
Esta bella edificación porfiriana identificada por los tapatíos
como el Cine Lux, finalmente fue derribada en 1951 a causa del
proceso de modernización urbana auspiciado por el gobernador del
estado Jesús González Gallo, otra mas de las cicatrices dejadas
durante su periodo 1947-1953.
Los varios niveles del Cine Lux rebosaban de establecimientos
comerciales, era un edificio de primera ubicado en el punto mas
céntrico de la ciudad, numerosas proyecciones se llevaron a cabo en
este lugar. En sus alrededores se encontraba una de las zonas con
mas bullicio de la ciudad, transitada por tranvías, vehículos particulares
y peatones (Fig.118).
Fig. 116 Fotografía de la Plaza de Armas, al fondo la izquierda se observa el pequeño edificio del Cine Olimpia (Skyscrapercity.com, 2013).
Fig. 117 El jardín de la Plaza de Armas en 1936. Al fondo a la derecha el edificio del Comité Estatal del P.N.R. en el edificio del Cine Lux (Skyscrapercity.com, 2013).
122
Después de la demolición de este edificio parecía que la
cabecera de la Cruz de Plazas podía ser finalizada pero no sucedió de
esta forma, pues los propietarios renuentes continuaron la contienda
legal en contra de su demolición, y retrasaron la culminación del
proyecto hasta la administración del nuevo gobernador, Agustin Yáñez.
Palacio Episcopal y Casa de la Moneda
El Palacio Episcopal o Palacio del Arzobispado, se encontraba ubicado
sobre lo que actualmente es el edificio del Ayuntamiento de
Guadalajara, en contra esquina a la Catedral y de frente a la que hoy
es la Plaza Guadalajara, esto sobre las avenidas Hidalgo y 16 de
Septiembre, el andador Pedro Loza y la calle Independencia.
José Villa Gordoa describe el antiguo Palacio de la siguiente
forma:
Es la residencia del Arzobispo, de una apariencia muy severa. Una gran puerta decorada con dos columnas de orden sencillo y caprichoso, da entrada al edificio que es de dos pisos y se compone de dos departamentos. El primer patio es amplio y rodeado por cuatro corredores qué sostienen veinte columnas de orden jónico correspondiente a otras en igual número que forman los cuatro corredores superiores, y que pertenecen al orden corintio. La escalera es de una elegancia notable y de estilo gótico hallándose colocado en la pared que la limita, un cuadro pintado al óleo que representa a Nuestra Señora del Rosario, de buena ejecución. El techo de la escalera lo forma una airosa cúpula rematada en linternilla. En las piezas del primer piso se
Fig. 118 Tranvías y vehicules en la Plazuela de la Catedral, al fondo a la derecha el Cine Lux (COPLAUR, 2012).
Fig. 119 Palacio Episcopal o del Arzobispado (COPLAUR, 2012).
123
encuentra la Secretaría del Gobierno eclesiástico y además oficinas respectivas, y en el primer piso están las habitaciones del Prelado, un oratorio y el departamento de familiares. El segundo patio es más reducido que el anterior y las columnas de los corredores pertenecen al orden toscano. En el primer piso de este departamento se encuentra establecido un colegio de infantes dedicado exclusivamente a enseñar música, canto e instrumentación primaria a los niños, que hacen de monaguillos y componen el coro de la Catedral. En el piso superior se hallan algunas habitaciones para sacerdotes, en una de esas piezas en la esquina de Alcalde e Independencia estuvo confinado por su padre D. Lázaro Gallardo, el poeta cronista de la ciudad, por sus ideales liberales Aurelio Luis Gallardo, y un salón donde celebran sus reuniones al Consejo de las Conferencias pertenecientes a la Sociedad de San Vicente de Paul. [El Palacio] Tiene una larga serie de balcones y ventanas que miran al sur, al oriente y al norte (Villa, 1980).
Cuando el edificio del Palacio del Arzobispado fue derribado ya
no se mantenía éste en su forma original, pues al igual que numerosos
bienes de la iglesia, fue expropiado, aunque no durante La Reforma.
Villaseñor y Villaseñor nos ayuda una vez más con una puntual
descripción de lo que en persona conoció:
Con el N. 56, [de la calle Hidalgo] que era el Obispado, Trinidad Verea lo daba como el de su bufete. Al principio de este siglo siendo canónigo el Dr., y maestro Manuel Azpeitia Palomar, mi padre [Arnulfo Villaseñor] le dio una arreglada al edificio. En 1915 fue expropiado el Palacio Arzobispal y convertido en Casa Municipal, así decía en los altos de la puerta, ya le habían quitado las columnas, no presentaba ningún atractivo a la vista, sucio, muebles deteriorados, lleno de gente, gendarmes, gestores y prostitutas; en el segundo patio estaba la sección
Fig. 120 Palacio Episcopal desde la torre norte de Catedral (COPLAUR, 2012).
Fig. 121 Edificio del Obispado, Foto: Antonio Romero Gallegos.
124
médica, la única mejora que tuvo en este tiempo fue el ochavo de la esquina de Alcalde e Hidalgo, y en alguna ocasión una ligera pintada (Villaseñor, 1998, pág. 147).
Posteriormente durante el gobierno de González Gallo el edificio
fue adquirido para en su lugar ser construido el nuevo Palacio
Municipal de estilo neocolonial; esta obra fue proyectada por el
arquitecto Vicente Mendiola Quezada y lo construyó el ingeniero Mario
Contreras Medellín. La demolición del antiguo palacio fue aprobada por
el cabildo el 15 de julio de 1948. La ingrata tarea de echar abajo este y
otros inmuebles históricos la ejecutó el ingeniero Felipe de Jesús
Arregui Zepeda. El señor Carlos Sthal y el ex gobernador José
Guadalupe Zuno Hernández, representantes del Museo Regional de
Guadalajara, pidió que las canteras, columnas, marcos de puertas y
ventanas, las piedras, canales, gárgolas, almenas y azulejos (de
indiscutible valor patrimonial) pasaran a la administración del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH), cosa que no se llevó a
cabo pues los materiales obtenidos durante su demolición serían
propiedad del Ingeniero Felipe Arregui. Con la construcción del Nuevo
Palacio, la casa municipal de Guadalajara termino el trayecto que
había tenido durante siglos en varios edificios de la ciudad.
Fig. 122 Vista interior del Palacio del Arzobispado (COPLAUR,
2012).
Fig. 123 Plano de la manzana 2, 1947 (Archivo Histórico de
Jalisco, 1947).
125
Por otro lado de la Casa de Moneda contigua al Palacio también
tuvo que ser demolida, esta casa tiempo después fue adaptada para
formar el Palacio Federal en 1934 obra realizada por el Ing. José R.
Brambila y de ella se describe lo que continúa:
En seguida estuvo la Casa de Moneda, fundada en el año de 1811, no en ese local sino en uno de los departamentos del Palacio de Gobierno. […] Conocí el edificio y según mis recuerdos era bastante feo por dentro y por fuera, posteriormente fue oficina de Telégrafo y de Pesas y Medidas, después fue remodelado con un estilo neocolonial; al demolerse para hacer el nuevo Palacio Municipal, sus portadas de cantera fueron trasladadas el edificio del Trabajo, en la calle de Independencia y Humboldt (Villaseñor, 1998, pág. 147).
El edificio de la Casa de Moneda al ser propiedad del estado no
presentó mayor inconveniente en su demolición, justificada con el
hecho de que dicha construcción resultaba insuficiente para cumplir
sus fines y propósitos. La demolición tuvo que ser llevada a cabo de
manera inmediata por la urgencia de la construcción del inmueble, y
se estipuló también que dicho predio no podría ser utilizado para otro
fin que no fuera construir el nuevo palacio. La demolición de este
inmueble fue llevada a cabo por el señor Guadalupe Barocio pero en
este caso si quedaron para uso del estado las canteras y los forjados,
trabajos que iniciaron a finales de julio de 1949.
Fig. 124 Foto aérea de la manzana 2, 1947 (Archivo Histórico de Jalisco, 1947).
126
Una tercera propiedad tuvo que ser adquirida para completar la
manzana donde se construiría el Palacio y fue la finca de dos pisos en
la calle Pedro Loza esquina con Independencia, perteneciente a
Ignacio García Aceves y Laura Villaseñor de García Aceves.
La construcción del nuevo Ayuntamiento (Fig. 126) culminaría
con un tedioso periodo en el que la institución se tuvo que estar
trasladando por diferentes edificios de la ciudad, brindándole un
establecimiento que continua en funciones hasta nuestros días. Este
edificio también se incluye dentro del plan de modernización urbana
que hizo cambios que perduraron en la traza de la traza de la ciudad
hasta nuestros días.
Finalizada la construcción de la Plaza Guadalajara, en lo que
ahora es la parte de la fuente, existió un pequeño y escueto jardín
circular:
Debajo de aquella plaza se construía el que sería el primer estacionamiento subterráneo en Guadalajara, y era algo que en aquella época se consideraba casi como una extravagancia. Se terminaron aquellas demoliciones, se terminó aquel estacionamiento y el producto final fue algo así como aquel ratoncillo del parto de los montes. Resulta que quizás por lo novedoso del estacionamiento bajo su superficie, la famosa plaza no tenía casi áreas verdes, si acaso unos cuantos macetones con bancas integradas alrededor; su complemento era un jardincillo central muy simple, tanto que muchos pensaron que el famoso ―Ombligo de Ahumada‖ era a su lado un verdadero derroche de verdor.
Fig. 125 Construcción del edificio del Ayuntamiento de Guadalajara,1951 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
Fig. 126 Edificio del Ayuntamiento de Guadalajara, 1952 (Archivo Municipal de Guadalajara, 2013).
127
Parece que de su propia imprevisión vino la solución: como no se había contemplado el desalojo de los gases de combustión de los vehículos, se ingenió el sacarlos disfrazados por una fuente, de esa manera el jardincillo aquel dejó su lugar a una aceptable fuente elevada. Menos mal (Hernández, 2001, pág. 202), (Fig. 127).
Al hablar del ―Ombligo de Ahumada‖ se entiende que hace
referencia a una discreta fuente (Fig. 128) ubicada en las
inmediaciones del rio San Juan de Dios y sobre la calle Pedro Moreno,
También se le conoció como ―La Pila Roja‖, tal vez construida por el
Gobernador Miguel Ahumada. Pero lo que más salta a la vista en esta
anterior cita, es que verdaderamente la Plaza Guadalajara es la que
cuenta con menos áreas verdes, y bien pudo haber sido por las
complicaciones de su construcción que el diseño de esta se terminó
con prisas, quedando demostrado que ni siquiera se había considerado
la expulsión de los gases producidos por los automotores.
Con la Plaza Guadalajara concluida, la Cruz de Plazas ahora era
una realidad, el proyecto planeado por Díaz Morales e impulsado por
González Gallo, ya estaba ahí, tangible y disfrutable para todos los
tapatíos, sin embargo no quedó en su memoria, olvidado el arduo
proceso que ello significó y la enorme pérdida de edificaciones llenas
de valor histórico. La modernización urbana dejó una marca imborrable
a quienes la presenciaron que ha traspasado hasta nuestros días.
Fig. 127 Jardín circular en la Plaza Guadalajara (Hernández, 2001).
Fig. 128 El ―Ombligo de Ahumada‖ Calle Pedro Moreno y Calzada Independencia (COPLAUR, 2012).
128
129
Conclusiones
130
Después de la revisión y el análisis de las diversas
fuentes mostradas en los anteriores capítulos finalmente
se llega al momento de presentar las conclusiones
obtenidas en este proceso de investigación. En un primer
momento, ello nos introdujo a la breve historia del
crecimiento demográfico y urbano de la ciudad, que nos
dio muestra de un proceso de transformación de los
medios de producción que a su vez influyeron de manera
directa en la modernización de los espacios mismos de la
ciudad; donde la mirada al futuro de un arquitecto nos da
idea de su proyecto de ciudad moderna a la par del
gobierno de su época, y en donde se dio una mirada al
pasado arquitectónico de lo que hoy es uno de los
proyectos de urbanización más sobresalientes de la
ciudad de Guadalajara: la Cruz de Plazas.
El proceso que vivió la ciudad de Guadalajara
desde su fundación en 1542 y hasta la década de los
1970, nos da muestra de la capacidad que demostró
tener la ciudad para adaptarse a las adversidades y
cambios enfrentados a lo largo de su existencia y que la
llevaron a posicionarse como uno de los núcleos más
importantes del país, económica y culturalmente, e
incluso a proyectarse a nivel internacional. Guadalajara a
pesar de albergar lo que se cree es una de las
sociedades más conservadoras del país, pues
constantemente se habla de su arraigada religiosidad,
resultó ser muy flexible ante los momentos que
requirieron su modernización, proceso que se volvió más
demandante durante las décadas de 1940 a 1970. El
pujante crecimiento demográfico y económico que sufrió
la ciudad durante estas décadas obligó a los
administradores públicos y académicos de la ciudad a
elaborar un plan que regulara el crecimiento urbano de
esta urbe, poniéndose en marcha este proyecto bajo los
criterios de modernización de la época, que además de
la ampliación de calles y avenidas, generaron en la
ciudad una serie de espacios para propiciar la interacción
de la ciudadanía, un proyecto incentivado por objetivos
sociales que garantizaran un crecimiento urbano de
calidad, esto sin dejar de lado el desarrollo del sector
inmobiliario y comercial que sin duda favorecieron su
131
realización, pero sin considerar la conservación del
patrimonio histórico y arquitectónico.
En esta investigación se trató en particular el caso
del proyecto de la Cruz de Plazas, sin embargo se
conoce que esta oleada modernizadora alcanzó a otras
zonas de la ciudad e incluso se extendió por el país. La
construcción de dichas plazas se proyectó entonces
como la mejor solución para aumentar los espacios
públicos en el corazón mismo de la ciudad, y al decir esto
es en referencia a que la zona centro y la circundante a
la Catedral fue y sigue siendo uno de los puntos focales
para el desarrollo comercial de la ciudad; a su vez fue y
sigue siendo uno de los puntos más importantes para la
interacción y esparcimiento de las masas además de
serlo para la proyección cultural de Guadalajara a nivel
internacional y que mediante la construcción de estas
plazas se elevaron a la vista de todos, los valores
estéticos de las edificaciones que las circundan, edificios
que resultan ser íconos de la ciudad que se proyectan
hacia el mundo y nos representan.
Sin embargo, la transformación promovida por las
políticas de gobierno de González Gallo y el proyecto de
Díaz Morales exigían que para la modernización de este
espacio urbano fuera necesaria la demolición de la
mayoría de los edificios antiguos encontrados en el
espacio que rodea a la Catedral, dando como resultado
un proceso de sustitución de lo tradicional por lo
moderno, ―Antiguo vs. Moderno‖, llevando a la
desaparición de una importante cantidad del patrimonio
histórico y arquitectónico de la parte más representativa
de Guadalajara. Es entonces que en esta investigación
se logró además hacer el rescate de la memoria visual
de estas edificaciones mediante archivo fotográfico
acompañado de descripciones y referencia textuales de
los mismos, obteniendo como resultado el rescate de la
memoria histórica de los edificios otrora adyacentes.
A su vez, se otorgó la posibilidad de conocer las
complicaciones que enfrentó la realización del proyecto
de la Cruz de Plazas; cómo los diferentes actores
contemporáneos influyeron en este proceso; de donde se
rescató que la situación para la demolición y la posterior
132
construcción de cada una de estas plazas resultó ser
diferente, pues no en todos los casos se ofreció
resistencia a la demolición; como en el del Templo de la
Soledad y el Edificio de Correos y algunos edificios más;
otros como el Palacio Cañedo y algunos de la Plaza
Guadalajara causaron grandes contratiempos en la
construcción del proyecto, esto último porque sus
defensores se mostraban reacios a aceptar su
demolición en directa relación a perjuicios económicos y
de su herencia patrimonial, además por falta de la
demostración de utilidad pública de la posterior
construcción por parte de las autoridades. Se rescató la
importante labor que realizaron algunos actores durante
este periodo, pues ante la inminente demolición de los
edificios se dieron a la tarea de recordar su historia e
importancia en publicaciones de la época.
Esta investigación tuvo como fin otorgar una
mirada más detallada de la transformación urbana que
tuvo lugar en Guadalajara en uno de sus espacios más
emblemáticos, aportando nuevas interpretaciones de
este proceso para el campo de la urbanística y la historia
de la ciudad, presentando un texto que hace una entera
referencia al proyecto de la Cruz de Plazas y el impacto
en la transformación de la traza urbana de la ciudad. Se
rescató también la importancia de los espacios públicos
en la ciudad, pues son ellos parte medular de la misma,
proyectándose como un lugar de interacción social y
cultural, un sitio donde la sociedad se hace visible,
generando en sus plazas y calles uno de los paisajes
más bellos.
Además en esta tesis, siempre existió el contraste
entre varias fuentes, lo cual concede una experiencia
única, pues en este texto se presentan, tanto imágenes
como descripciones, así como la opinión de la sociedad
durante la edificación de este proyecto; un contraste
entre los diferentes discursos y perspectivas, mismas
que permitieron enriquecer nuestra propia manera de ver
este proceso. Metodológicamente el diverso uso de las
fuentes, generan en esta investigación un fuerte sustento
para el análisis y explicación del fenómeno modernizador
que vivió Guadalajara, pues son las fuentes la base de la
objetividad de la misma.
133
Entonces pues, se tiene como resultado que la
ciudad de Guadalajara, así como otras ciudades
latinoamericanas, vivió un proceso de transformación,
resultado de un progresivo proceso de mutación que las
ciudades así como los entes vivientes sufren, pues ellas
crecen adaptándose a las condiciones que ofrecen las
diferentes etapas de su vida y donde los cambios no son
necesariamente predecibles. Así mismo, durante las
primeras décadas del siglo XX la ciudad se enfrentó a un
momento más demandante, donde los cambios a los que
se vio sometida, generaron en ella el rompimiento con
gran parte de su pasado histórico, motivado por nuevas
ideologías de urbanización, cambios que desembocaron
en una transformación irreversible del paisaje urbano de
la ciudad; un cambió para convertirse en ciudad
moderna, de donde se rescata que la Cruz de Plazas se
alza sobre los intereses personales de sus constructores,
elevándose para funcionar como uno de los espacios
públicos más funcionales y beneficiosos para los
habitantes de la ciudad, que muchas veces
inconscientes, transitan ajenos a un pasado más remoto,
sobre los pasos ya recorridos por antiguos habitantes en
las bulliciosas calles bordeadas por la arquitectura de
adobe y cantera otrora existente.
134
135
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