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” LA GESTACIÓN EN LA MATRIZ ESPIRITUAL”

LA GESTACIÓN EN LA MATRIZ ESPIRITUAL

NIVEL MENTAL SUPERIOR

Al cuerpo causal también se le llama sencillamente “alma”, esa alma “eterna” que se

encarna en diferentes cuerpos físicos “vida tras vida”. El cuerpo causal es “la matriz espiritual”

ya que es ahí en ese cuerpo donde se gesta una “nueva vida búdica” después del Gran

Orgasmo Cósmico. El plano en el que se desenvuelve el cuerpo causal es la parte más alta, la

parte superior del plano mental. El mental superior es exclusivamente positivo, la negatividad

no tiene acc eso a esta parte del plano. La negatividad

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existe solamente en la parte inferior del plano mental. Por eso, una vez que alguien entra en

su cuerpo causal, queda aislado en la positividad y la negatividad procedente del plano astral

ya no tiene acceso a él/ella. Esta parte alta y positiva del plano mental se comunica con el

plano búdico. No existe un tal “plano causal” separado del plano mental. ¿Por qué entonces

tenemos dos cuerpos, el mental y el causal, para desenvolvernos en un mismo plano, en el

plano mental? Para poder vivir la negatividad en el cuerpo mental visitando la positividad en

modo de entrenamiento (la Estrella de David) y poder aislarnos cuando llegue la hora en la

positividad del cuerpo causal, la matriz espiritual, para incubar la consciencia búdica envueltos

en el cuerpo búdico-átmico del Gurú y así poder renacer en el plano búdico.

Un “feto espiritual” es una persona que vive su periodo de gestación espiritual en el

cuerpo causal dentro del seno de su Gurú antes de poder renacer en el plano búdico. Un feto

espiritual se alimenta de su Gurú (su madre espiritual): la luz búdica del Gurú es el alimento del

feto. Toda la sabiduría del Gurú ya está al alcance del feto: todo lo que siente la madre, lo

siente el feto también. El único contacto de un feto con el mundo exterior (búdico-átmico) es

su madre, su Gurú. Con el mundo de la negatividad, el feto ya no tiene contacto, el cuerpo

búdico de su madre le protege de ello. El feto sabe todo lo que sabe la madre, porque

técnicamente son uno.

La gestación consistirá en ir descomponiendo el “yo negativo”. Según se va descomponiendo

el “yo negativo”, se va positivando el “yo hago”, el aspecto masculino del alma y se

va sincronizando con el aspecto femenino que ya viene siendo positivo (la positivización

del aspecto femenino es la condición para que se dé lugar a la Inseminación Divina). En el

cuerpo causal se funden lo masculino y lo femenino, el “yo soy” y “yo hago”. El cuerpo causal

no tiene pareja porque él mismo es femenino y masculino. La descomposición del “yo

negativo” es “la crucifixión del hijo del hombre”. Ninguna negatividad desde fuera puede

afectar al feto, pero la descomposición del “yo negativo” puede llegar a ser un proceso muy

penoso, extremadamente doloroso, pero imprescindible para poder renacer en el mundo de la

positividad. Cuando el “yo negativo” todavía no ha desaparecido, cuando todavía está ahí, sin

la protección del Gurú, la persona seguiría atrayendo a su vida negatividades, el “yo negativo”

se seguiría alimentando, la persona seguiría creándose karma y la positivización sería

imposible. Para que el “yo negativo” muera, hay que dejar de alimentarlo, porque

alimentándolo le estamos dando fuerza. Por eso el Gurú protege a su feto de la negatividad,

para que la negatividad no alimente el “yo negativo” y para que se pueda llevar a cabo su

descomposición. Sin un Gurú protegiendo un cuerpo causal, ninguna positivización sería

posible.

Es más, SIN UN GURÚ NO SE PUEDE ENTRAREN EL CUERPO CAUSAL.

Ningún esfuerzo individual, personal puede hacer que alguien entre en el cuerpo causal. El

Gurú pone la semilla búdica y acoge en su seno a una persona solamente cuando esa

persona ya ha terminado de vivir su negatividad, cuando ya no necesita más negatividades

para crecer espiritualmente. Cuando una persona ha absorbido toda la negatividad que

necesitaba su alma, la ha vivido plenamente, la ha soltado y ha pagado su karma, entonces

esa persona está lista para dar un paso más en su camino hacia la positividad y es en ese

momento en el que aparece el Gurú para engendrar y gestar. Si el Gurú apareciera antes con

esta intención, privaría a la persona de adquirir toda la sabiduría, toda la luz que puede y

tiene que adquirir de la negatividad.

La gestación habrá terminado cuando el “yo negativo” haya desaparecido y cuando los

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aspectos masculino y femenino se hayan igualado en su positividad. Cuando eso suceda, la

persona despertará en el plano búdico.