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La Madrugada
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LA MADRUGADA
PRIMAVERA 2014, VOLUMEN 2, EDICIÓN I
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Poesia
La TempestadOcaso de un amor que
nunca fueCuicapeuhcayotl Independencia en elcrecimientoLa muchacha de lamagdalena
Cuentos
ContracarasEl cuento de mi traje
preferidoInesperadoPiezas
Críticas de Cine
Dracula o DráculaLa mala educación
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2022
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Índice
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76
Eres como la luna:Luz en la oscuridad.Como el sol me calientas, Y das a mi vida claridad.
Eres como el mar azul:Llena de vida y poder.Como sus olas me consumes, Y yo siento tu amor profundo en mi ser.
Eres como las montañas:Orgullosa y majestuosa.Hasta tu pico quiero llegar,Porque la vista allí es tan hermosa.
Estamos en tiempo de tempestad:Con viento malicioso y cielo negro.
A veces nos daña y nos quiere destruir,Pero aunque todo esté mal, te veo y mealegro.
Eres mi compañera del alma:Cariñosa, tierna, y preciosa.Cómo me amas es de por vida, Y juntas podemos superar cualquier cosa.
La Tempestadpoesía Nathaly Aramayo
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Fueron en esos días del alba, soleadosMadrugadas de gloria, espíritusardientes En los que tu sol y mi luna amboscrecientesBajo un mismo cielo se hallaronposados.
Y ahora sé que fui por completocegadoPor tu resplandor en aparienciainocente
Pues hoy el firmamento es muydiferente Ya tu sol se a ocultado en mi mente
Hoy por hoy han por designio divinocambiadoNuestros caminos astrales pasados
Y si antes nuestros cuerpos celesteschocaronNo fue amor; fue el destino o lasuerte.No pretendas pensar que mi mundoSeguía al sol sin demás por quererle
Hoy tú ya no estás más a mi ladoNorte sin sur, amarillo, azul o verdeHoy reposa tu visión, pasión y mente En un horizonte de libros y amorestenues.
Y qué lástima por tí que el día hayapasadoPuesto que un sol, brillante y ardienteNo es más que un punto blancopendiente En un ocaso sereno, pleno y consci-ente.
Ocaso de un amorque nunca fueRaúl Monraz
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Canto con mi corazón.Dónde he de recoger las fragantesflores bellas? A quién le preguntaré?Déjenme preguntarle al colibrícon plumas de quetzal,al señor colibrí que es del color del jade.
Déjenme consultar la mariposa dezacuán,ya que es su don saber dónde florecenlas fragantes flores bellas.
Déjenme aquí vagar por el bosque del tzinitzcan.Déjenme aquí vagar por el bosque florido del quecholcolorado,allá donde se doblanbañadas en rocío lleno de sol,
allá dónde ellas brotan de alegría.Tal vez allá verélas aves que se pierden en los bosques,y si acaso me muestran sus tesorosse llenará de flores mi regazoy me dirigiré a los príncipes Y los haré llenarse de alegría
cuicapeuhcayotl
Ninoyōlnonōtza
Cāmpa niccuiz yēctli àhuiacāx-
ōchitl
āc nictlàtlaniz?
Mānozo yèhuātl nictlàtlani in
quetzalhuītziltziltin
In chālchiuhhuītzitzilcatzin
Mānozo ye nictlàtlani zacuānpa- palōtl
Ca yèhuāntin inmachiz
Ommati cāmpa cuepōni
In yēctli àhuiac xōchitl
Tlā nitlahuihuiltequi
In nicān acxoyatzinitzcauhtlâ
Mānocê nitlahuihuiltequi
In tlāuhaquechōlxōchicuauhtlâ
Oncān huihuītolihui
Àhuachtōnameyòtoc
In oncān mocècemelquīxtia
Àzo oncān niquimittaz
Intlā ōnechittitìquê
Nocuexānco nictēmaz
īc niquintlàpalōz in tēpilhuān
īc niquimēllelaquixtiz in tētēuctin
Cristóbal Trujillo
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Lasensación delcuero rugoso
Bajo mis manos,Se acentúa por mi
sentido floreciente de lalibertad.
El olor de pinos aplastados
Impregna el aire,Un presagio de las nuevas oportuni-dades por venir.
La vista de extensiones perpetuasDe carreteras asfaltadas complementa
El rojo deslumbrante, el verde radiante, y elamarillo evanescente
De los semáforos.
Aún lacantidad voluminosa dePreocupaciones deseguridadInherentes a la conduc-ción
No pueden malograr La cacofonía deBocinas de alta frecuencia tocando ymotores resoplandoQue es como música para mis oídos.
La promesa de la independencia Deja un sabor meloso en mi lengua, Y me impulsa a la acción.
Respondo de buena gana Con un toque benigno delacelerador—Mi carrera de conducción hacomenzado oficialmente.
Para la mayoría,La conducción representa Un paso de menor importan-cia
En este mundo vasto ycomplejo.Pero en realidad,La conducción significaUna gran zancada hacia lalibertadPara el adolescente.
De una manera similar a laconducción, El crecimiento y la indepen-
dencia De la generación jovenSe yuxtaponen con la creciente vorágineDe las responsabilidades y lascargas.La dualidad complicada De los pros y los contras de lalibertad
Pesa sobre mi conciencia enuna forma opresiva De la misma manera que losfracasosPesan en mi mente y reprimenmi confianza.
Sin embargo, sin la autonomíaindividual,Otros elementos esenciales de
la vida,Como la integridad y ladeterminación,No tienen la oportunidadDe manifestarse y desarrol-larse.
Al igual que un árbol semarchita sin luz solar y sinagua, Yo, como un ser humano,
No puedo vivir por micuenta—Por lo tanto,La única forma verdadera deprosperarSe encuentra en la mezclaprudenteDe la independencia y lainterdependencia.
Independencia en
el crecimientoJonathan Yu
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1514
La veo desde el otro lado de la calle Entro en la panadería e inmediatamenteme fijo en el azúcar teñido que constituyelos patrones jaspeados,el adorno de los “pasteles sencillos” (justo
como anuncia el letrero neón).Soy incapaz de apartar la vista, esasmagdalenas selladas detrás de un
vidrio gruesome tientancomo un abismo luminoso.¡Ánimo!Recobro la compostura, y meenojo de nuevo.“Repite.” Repito:
El azúcar me da asco. Asco. Asco. Es empalagoso, empalagoso y…reluci-ente.Lo que quiero decir es que esos “pastelessencillos” ya tenían su forma de ser antesde que ella se los emperifiliera a la ligera,sin ni siquiera tener en cuenta cómo sesentiría, por ejemplo, esa pequeña magda-lena en el rincón del escaparate
si fuera capaz de sentir.Resumiendo, a esa muchacha le falta lacapacidad de comprender el alma delproducto de su horno y mano.Inundar la magdalena con colores artifi-
ciales al menos es una herejía terrenal, sino es un pecado mortal.
Murmuro para mis adentros: ¿Quiéntendrá el descaro de comer esamagdalena corrupta? Y mientras mi mano hurgaentre las cositas que abarrotan el
bolsillo de mi abrigo, buscandola billetera,
me contesto: Yo la como,porque en el fondo de mi pecho escondoel deseo incontrolable de clavar los dientesen ella, y averiguar ¿A qué sabe “salpicadura de unicornio?”
Y entonces me doy cuenta que mi corazónlate detrás del vidrio gruesoaunque nadie, ni siquiera yo, pueda oír loslatidos.Las capas de azúcar amortiguan el sonido.
La Muchacha de la Magdalena
cuentos
Max Goldberg
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1716
Lorena en medio de un bar, de esetipo de bares que la gente no suele fre-cuentar, sentada al frente de una tarima vacía contemplando en ella su más allá,así como las otras nueves personas quecoexistían en este lúgubre, sucio bar,como sí la vida les hubiera trazado elcamino a este lugar de penas desechas,de sueños derrumbados y de esperanzasperdidas.
Cada uno compartía un trago quebebían uno a uno lentamente, con
entrega y paciencia por cada uno de losfantasmas de su triste pasado que losacompañaban aquella noche. Brind-aban por la personas que fueron y que jamás volverían a ser, por las puertas quecerraron y que jamás verán abrirse otra vez y brindaban aún con más fuerza por
esa maldita culpa que los anclaba a estemísero lugar. Ésta era una noche especialmente
larga y profunda para muchos. Sereconocían y se respetaban unos a otros,mantenían un orden para que sus penasno perdieran su rumbo y para que eldestino de cada uno no interfiriera conel de los otros. Era un juego silencioso yoscuro cuyo aroma se sentía al atravesar-lo, su textura al rozarlo y su inmensidadal mirarlo. Era una bruma que coexistía
con estos seres como yo, a quienes la vidalos tomó por sorpresa y sin preaviso ylos envolvió con la maraña del destino,atrapándolos para dejarlos anclados eneste barco desolado de sueños perdidosque no navegará nunca más.
La cara de Lorena
¿Quién era Lorena? Esa era una de lasmúltiples preguntas que logré hacermeal verla sentada en esa banca de metaloxidado. ¿Quién podría ser esa mujerde piernas largas que esconde su rostroen la penumbra de la noche, esa mujerque invita a ser conocida pero cuyos
miedos transpiran a kilómetros creandouna barrera única, irrompible, que sólopuede ser vista en su sombra? Aún así,llegué a conocerla. ¿Cómo? Todavíano lo sé. Sólo sé quién es Lorena, unamujer que pide impares sus copas parano retar a la mala suerte, que esconde sumirada del espejo por miedo a encontrarsu realidad, que los Domingos quemasus penas en la iglesia para no desafiara Dios. Esa era Lorena, una mujer conuna larga historia, con un perfil enlo-quecedor y un mundo de frustracionesy miedos que la llevaban a refugiarse enla oscuridad del bar. Pero, ¿cómo seríaLorena desde este lado?
Lorena era una mujer solitaria desdesu niñez, sin familia cercana y dejada alazar con su abuela que había perdido la
lengua desde muy pequeña. Una niñezdesierta, con sólo sus fantasías para darlefrente a su destino. Lorena encontró sulibertad al conocer a Ernesto, un foráneoque visitaba la ciudad para venderalgunos de su grandes inventos. No eranni tan ingeniosos ni mucho menos útiles,pero la gente siempre tiende a necesitarlo que no tiene, lo que no conoce, lo
increíble, lo inimaginable, lo no creado,sólo por ese incómodo sentimientode vacío profundo que siempre sale aflote al pensar que la vida es un “todo onada” en vez de aquel perfecto balancede imperfectos, de sueños elásticos yrealidades duras. En fin, la vida de ladesolada Lorena era una vida sin tiemponi espacio, como un viaje largo, estático,en el tiempo de una joven que empezabaa nacer con el alba y a su vez se apagabacon el cerrar de sus ojos en cada ano-checer. Muy pronto el tiempo mostrarádónde el destino jugó con ellos y cómosus historias fueron finamente tejidaspara ser encontradas en este lúgubre yoscuro bar.
Contracaras
Aurora Mezzogiorno
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Hay trajes que no se construyen en undía. Necesitas encontrar cada pieza que
encaje en la tapicería de forma perfecta.Te tienes que asegurar de que cada piezatenga significado personal, que te quedebien una vez puesto. Mi traje preferidoempezó con unos anillos de piedra,colocados sobre cada dedo. Los anillosfueron fríos, pesados… ¿bonitos? Unpoco inconvenientes. Pero me haríanmas fuerte. Continué. Me até a ambosbrazos unos brazales de hierro. Feas ymolestas y pesaban demasiado, pero nopude resistirme. Las aguanté porque
combinaban con los anillos. Luego mecoloqué el collar de cadenas. El cascode plomo. La manta de acero que meescudaría de cualquier daño. Finalmentehundí mis pies en unas botas de cementohúmedo, cuidando de no moverme de-masiado para no crear hueco. Me harían
imposible de derrumbar. No puedomoverme. Quizás debería haberme
puesto antes unos pantalones. Da igual.Mi traje me protege.w
Mi traje no me queda bien. Me sofoca,no puedo respirar. Intento oler las rosaspero mis esfuerzos son en vano. Intentosonreír pero mi casco lo oculta. Bailarpero mis botas me lo impiden. Correr,saltar, gritar. Amar. Existo pero nadie me ve. Hablo pero nadie me escucha. Sangropero a nadie le importa. Nadie me echará
de menos. ¿Necesito decir adiós?Pero mi traje me protege. Me damiedo quitármelo. Quizás algún día loharé. Quizás mañana. No es probable.
Hay trajes que no se destruyen en undía.
EL CUENTO DE
MI TRAJE PREFERIDONicholas Andressen
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lo lejos escuchaba pequeños golpeteos,pequeñas explosiones. Cerró más los
ojos y trato de entender qué producíaaquellos ruidos. No supo la respuesta.Seguía muy triste por el funeral acuáticoque había llevado a cabo como parapensar en algo más. Sentía los estallidoscada vez más cerca y cada vez apretabamás los ojos: no quería escucharlos. Larazón por la cual no se cubrió los oídosen este intento desesperado de huir a larealidad —que no conocía ni podía in-terpretar, se debe agregar— es tambiéndesconocida, al igual que el suceso en
el agua y muchas cosas más que han deformar su destino.Pero claro que pronto algo le daría
calma al pequeño, y es lo que sucediódespués. Con el ceño fruncido e in-tentando pensar en cosas que no fuesenesos ruidos que tanto le molestaban —
que ahora estaban más cerca e incluíangritos en tonos muy agudos—, Santiago
Orpinela escuchó algo que le hizo abrirlos ojos de inmediato. De entre lossauces llorones que se encontraban enel río, surgió un súbito sonido. Era el deun animal pequeño saliendo del agua ymoviendo las hojas de los árboles, peroa Santiago le pareció un tanto el de unmonstruo a punto de asustarlo. Conmiedo, se arrodilló para luego ponersede pie. Se acercaban los estallidos, ahoramás claros por la falta de concentración. Escuchó las ramas del árbol caído
moverse bruscamente una vez más y ungolpe, un ruido tan fuerte como paradejarlo sordo de por vida, le hizo perderla vista con el cerrar repentino de suspárpados, reacción de su cuerpo al re-pentino impacto.
Santiago Orpinela estaba sentadoa la orilla del río. Estaba triste yconfundido. Su mejor amigo, un
viejo osito de peluche al que llamaba In-dalecio Orpinela, se había roto. SantiagoOrpinela —Santi, como le decía sumamá— no estaba preocupado por lasnubes que oscurecían aquella mañana.Tampoco le importaba la guerra queestallaba a su alrededor ni la muertede sus padres, aunque de éstas aún nosabía nada. Encontrábase el pequeñohuérfano, pues, sentado a la orilla del
río. Sus rodillas flexionadas, sus brazossobre éstas y, un poco más arriba,su rostro en dirección al agua. Teníaconsigo a Indalecio, o a los dos Indale-cios (cabeza y cuerpo por separado), ensus puños. Sollozando, estiró su cuerpoy vio al decapitado. «Adiós», le dijo, y
lo besó. Hizo el brazo izquierdo haciaatrás y con un fuerte empuje lo lanzóhacia el caudal. Su brazo, detenido porel resto de su cuerpo, se quedó dondeestaba. El Luis XV de peluche, por leyesde la física que el pequeño no conocía,llegó al agua. Por coincidencia o destino,nunca se sabrá, las dos partes de Inda-lecio se fueron acercando. Formaron lastelas al cuerpo y se quedó éste flotandounos segundos, para luego empezar ahundirse y perderse de vista.
Santi, Santiago; Santiago El
Huérfano y Santiago El verdugo: SantiagoOrpinela… Se recostó en el césped. Quería
descansar antes de ir a comer a su casa,donde su mamá ya no lo esperaba concomida calentita. Cerró los ojos pero nopudo evitar jugar con sus sentidos. A
InesperadoJosé Pablo Vega Villanueva
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PIEZASJacob Albert
De verdad que le parecíainocente, que el empleado en aquel
almacén cavernoso de sus sueñosllevaba buenas intenciones. Es que nopudo comprender la fuerza que apli-caría al tocar, no sabía la destrucciónque sus caricias sutiles llevarían a cabo.Se le había advertido, por supuesto,que los contenidos del próximo envío,una pareja de anfibios amantes encajas separadas, serían frágiles. Peroal descargar la primera caja, al avanzarsus manos ahuecadas dentro del aguahacia la hembra, tan pronto como rozósu vientre rosado y liso, ella se deshizo. En tres piezas plásticas se descompuso,limpiamente, sin entrañas que habríanresistido la fisión, como juguete malditodiseñado por ingeniero bromista. Lasmanos culpables se volvieron rígidas
en el agua, congeladas entre los trozosflotantes del animal, mientras un almaarriba se derretía en llanto.
w
El macho, que ansiaba reunirse denuevo con su amor, llegó cayendo enel depósito permanente, echado brus-camente por brazos que ya se habíanresignado al fracaso de haber destru-ido. No la reconoció cuando vio susrastros que flotaban en el depósito y seapuró hacia el fondo para buscarla. Noencontró a la que buscaba pero no sabíallorar. Se quedó inexpresivo. Habríaestado plantado allí para siempre si nohubieran aparecido sus dedos pequeñi-tos, con sus uñas que ligeramente loacariciaron y que tiraron de él. Giró y justo en frente estaba su amor, o por lomenos su tercio más cariñoso: sus patas
anteriores aún vinculadas a la cabeza. Ella le agarró las manos y las llevóhacia su cara, ofreciéndole pruebastangibles de su supervi-v e nc iamilagrosa. Sus ojos lesusurraban. Ni pienses. Estoy aquí.
Son los axolotl. Si disfrutan de la re-generación de los miembros en el mundomortal, no era posible que murieran enun sueño.
w
Se despertó sudando. Comprobó elacuario y suspiró. Allí estaba su mascota,contento como siempre, colgando de lasplantas sintéticas. Del otro lado de lahabitación sonaron tres tonos, llenos yradiantes como los timbres de escuelasprimarias. El ruido que anunciaba unnuevo mensaje de su novia.
Lo ignoró. Anduvo tropezando altanque donde vivía el axolotl y destapóla lata de pastillas a su lado. Era horade preparar los alimentos, y sus pens-amientos despegaron para otros temas.Hace mucho tiempo había leído uncuento sobre los axolotl, en que el autor,
quizás Márquez o Cortázar, detectóen ellos una humanidad encarcelada yquedó cautivado por sus misterios. Aúnse acordaba del momento que leyó lassúplicas que encontró el autor en suscaras triangulares: Sálvanos, sálvanos. Y justo después, cuando se había girado ensu silla para descifrar los pensamientos
de su propio axolotl, allí estaba, fijadohacia él también, penetrándolo con ojospermanentes.
Pero si de verdad existían pistas depensamientos humanos en su salaman-dra, los años de monotonía las habíanborrado o el axolotl le había engañado,porque invariablemente lefrustraba con sus estu-
pideces mudas. Elautor clásico, porcierto, nunca tuvoque aguantar el sufrimientotorturador de cebar a un axolotl, desujetar una pastilla en el agua y esperarcomo idiota a que el anfibio se dieracuenta de que era comida el objeto que leempujaba (a menudo tenía que utilizaruna pipeta plástica, penetrando la bocaa empujones para iniciar una probada).Tampoco había sentido el terror desalvar a un axolotl de la aspiradora deltanque, cuya apertura otra vez le tentóa explorarla con la cabeza. De vez encuando, mientras miraba a su mascotafijo y estoico en el agua, imaginaba cadaantepasado espectador que hubieraencontrado más que una bestia en ese
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animal. Pero la monótonía de su propia vida siempre aplastaba cualquier delirioy su mente sustituía empatía por indif-erencia.
Otra vez cantó su móvil, y dejó eltanque. Su novia le había invitado acenar, en un lugar sofisticado cuyonombre apenas reconocía. Cayó en lacama y leyó el mensaje otra vez. Los
dos se conocieron en la oficina ochomeses antes y empezaron a salir juntossiguiendo un protocolo científico. Alprincipio negociaban fechas de citascomo si fuera otro asunto del trabajo.Después de unos meses, desarrollaronuna atracción, y después un afecto, perosiempre sentía obstáculos para entre-garse a ella. Le gustaba entretenerla, yella a su vez lo inspiraba con sus ambi-ciones, pero la posibilidad de imbuiren ella su ser y luchar cada día para nod a ñ a r lo de ella encargado en sí le
espantaba, por si acasoalguno saliera herido.
Pensó en su sueño,en la fragilidad
que nadie pusoc o m p r e n -
der, y se le escapó una risa amarga. Elamar y el destruir son actos iguales, opor lo menos tienen el mismo requisito:aislar la porción más vulnerable del com-pañero.
Durmió por una hora, se levantó y se vistió. Mientras apagaba la luz le captóuna forma en el rincón. Estaba demasi-ado lejos para distinguir detalles, pero
vio perfectamente el cuerpo pequeñoe inmóvil, como una flecha apuntadohacia él, dirigido por su cabeza y sus ojossin párpados.
w
Entró chocando con la puertaaquella noche, dominado por un vértigoborracho que sólo la pasión podía estim-ular. Agarró una maleta de debajo desu cama y tiró sus pertinencias en ellasin orden. Finalmente había llegado la
hora de dedicarse a otra, de mudarse yemprender una nueva era de amor. Lascosas fuera de su alcance las dejó. Sinrespiración, arrastró la maleta hacia lapuerta de su habitación, consciente deque sería la última vez que atravesaría sumarco.
Dio una vuelta y se enfrentó con el
acuario, plácido como siempre. Lo agarróy intentó levantarlo, tirando primerohacia el borde de la mesa, pero por causade su prisa juzgó mal la distancia. Eltanque vaciló sobre el borde momentán-eamente antes de caer. Se estrelló contrael suelo bajo su grito desesperado.
w
Sólo se oían las pisadas rápidas y
lejanas de uno que decidió abandonarlo desahuciado por otro esfuerzo ciego. En el piso yacía el axolotl, su corazónlatiendo más despacio pero, a través desu piel traslúcida, siempre a plena vista.
Inspirado por “Axolotl” por Julio Cortázar
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Quizás el director contemporáneomás distinguido de toda España, Pedro Almodóvar es conocido como auteur conuna visión extraordinaria por las mujeres,gracias a los éxitos que ha tenido con susnumerosas películas alrededor de lasemociones y los sufrimientos de perso-najes femeninas. En el Festival de Cannes,Su Volver (2006) obtuvo el premio de
mejor interpretación femenina para elconjunto de seis actrices. Sin embargo, La mala educación (2004) es una películacentrada no en las mujeres sino en loshombres, o más bien, hombres homo-sexuales, bisexuales y transexuales. Noscuenta una historia tan compleja que se
confunde hasta la ficción y la vida dentrode la película, y que hizo que Roger Ebertdejara su intento de describir la trama ensu reseña.
El protagonista, Enrique, es directorde cine en busca de una buena historiapara el próximo proyecto. Un día, tieneuna visita de un antiguo amigo que sellama Ignacio. Éste fue su primer amor
en colegio pero nunca se han visto desdeentonces. Ignacio ha escrito una historiatitulado La visita sobre los días juntos enel colegio católico y los abusos sexualesque sufrió a manos del Padre Manolo, unpederasta que tenía un fetiche para niñoscon voz angélica. Además ha inventado
La mala educación:LA FICCIÓN Y LA VIDA
David Yao
críticas de cine
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en su historia un reencuentro del PadreManolo y Zahara, la Ignacio ficticia ytransexualizada en su madurez. Quiereque Enrique dirija una película basadaen el relato y también, ya que es actor,le pide que le dé el papel de Zahara. Enrique, escéptico al principio, tiene que volver a su juventud y a su relación conIgnacio para descubrir lo que se esconde
detrás de esta visita.La película oscilaentre dos mundos denarración sin esfuerzo.Uno es la vida real de Enrique, y el otro es laficción de La visita, eltítulo de su película. Almodóvar mezcla losdos mundos, así que vemos un personaje en uno, y luego loencontramos en el otro, actuado porotra persona. En parte para que cada es-pectador pueda seguir el argumento sinproblema, Almodóvar utiliza una señalde forma que distingue la película pordentro: las escenas de La visita tienenuna proporción de aspecto distinta.Con atención muy enfocada, se puede
ver la ligera reducción del tamaño y lasdos tiras de negro a ambos lados de lapantalla cuando se alterna de la v ida reala la ficción interior. La narración de Lavisita se funde con la realidad en el rodajede su última escena cuando se muestranlas cámaras y todo lo demás del plató.
Aunque La visita es ficción, se basala parte del colegio en el pasado de
Ignacio y Enrique como autobiografía,así que al principio laconsideramos comoserie de sucesos en elmundo real. Eso no esel único caso en que Almodóvar vincula laficción y la vida. En La mala educación, hayuna escena en que dos
personas acaban de terminar un ases-inato y deciden meterse en el cine parahacer tiempo. Es la semana de cine negro(alias film noir, un género de cine delhampa) y, saliendo de la sala de proye-cción, uno comenta irónicamente: «Escomo si todas las películas hablaran denosotros.» Al final del plano la cámara separa, abandonando a los dos y fijándose
en tres carteles de películas, los cualesincluyen Double Indemnity (1944) deBilly Wilder, una obra maestra de filmnoir acerca de un asesinato bastante se-mejante a lo que ellos acaban de cumplir.
Como La visita, La mala educación también está relacionada con la realidadfuera de sí misma. Se ve en la oficina de Enrique el cartel de una película titulada
La abuela fantasma. Éste fue el nombreprovisional de la próxima película de Almodóvar, la cual se tituló finalmente loque ya he mencionado, Volver. Además,dicen que no sólo el papel de Enriquetiene algún elemento autobiográfico sinotambién que muchos otros personajes
tienen sus respectivos prototipos enciertos conocidos del director.
Tal vez la fusión de la ficción y la vidaen La mala educación quiere decir que elmundo dentro de la película no es tandistinto de el fuera. Aunque aquél seamás dramatizado, somos empujados anuestros destinos por la misma pasiónmostrada por los personajes, la cual
también se presenta en letras gigantescasen el último fotograma de La mala edu-cación. w
“La película oscila
entre dos mundos
de narración sin
esfuerzo.”
D
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virtiendo su desaparición en ser más obviay estéticamente agradable. En otra escena,Martín (quien trabaja en la instituciónmental), dice a la enfermera que todo elmundo está loco y que duda hasta el estadomental de ella. En la película original, suacto siguiente es absurdo e inesperado: él seaparta enloquecido de ella. Sin embargo, enla versión española la escena fue mejorada:
la enfermera se enoja y se aleja de él, comose esperaría en una situación realística.No obstante, parece que la versión
española carece de actuación verosímil. Villarías no puede superar el desempeñosuperior de Lugasi, con sus locos ojosfelinos y miradas terribles (que, admita-mos, son imposibles de igualar). Villaríassimplemente no parece tan espantoso comoLugasi, y fracasó en crear el ambiente necesa-rio. El resto del elenco en la versión originalsorprende con una actuación notablemente
realista, que no se encontraba mucho en laspelículas de la época. Dwight Frye, quieninterpretó a Renfield, demuestra un cambioextraordinario en su carácter después deque Dracula le muerde, mientras que suequivalente español presenta un cambiomediocre, tan forzado que el espectador se
Lanzado en 2006, la 75a edicióndel aniversario de Drácula contiene no sólo la película
clásica de Tod Browning, sino ademásotra versión, rodada también en 1931pero enteramente en español. La películaoriginal se inspiró en la película anterior Nosferatu (1922), así como la novela deBram Stoker. Llevaba a sus espectadoresprimeros a desmayarse de temor, y hoy esconsiderada como una obra maestra delcine de terror. Se pensaba que la versiónen español de la película se perdió, hasta
que fue descubierta y restaurada en ladécada de 1970. En estos años en Hollywood, era
costumbre rodar una película en Inglésy también en lenguas extranjeras con elfin de llegar a un público más amplio. Eldirector, George Melford, recibió la tareade crear una nueva película en español,
utilizando los mismos decorados y el vestuario de la película original. A todoel elenco, a excepción de Carlos Villarías,quien interpretó a Drácula, se le prohibió
ver la película original, mientras Villaríasse instó simular la actuación excepcionalde Bela Lugosi. Como Melford había
visto la película original varias veces, tuvola oportunidad de mejorar muchos de losaspectos de ella, como la composicióndel fotograma y los ángulos de cámara.
Después de ver ambas películas,admito que todavía me gusta más la
versión en inglés. La versión españolaes superior al pensar en algunas escenas.Más notablemente, la escena famosa enla que Van Helsing se da cuenta de queno puede ver a Drácula en el espejo seconstruye mejor en la versión española.Se nos presenta una escena más larga enque Drácula besa la mano de Mina, con-
¿Dracula o Drácula ?Dor Mizrahi
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siente incómodo. La representación deDrácula y Renfield en la versión españolano sólo es malo en comparación, sinotambién objetivamente. El único per-sonaje que presenta una actuación másnatural es Eduardo Arozamena en elpapel del profesor holandés Van Helsing,pero si se compara con Edward VanSloan, su equivalente estadounidense,
no puede superarlo, con su control totalde la situación y su postura autoritaria yrecta.
Hoy en día, algunos críticos consider-an que la versión española es un clásicode su propia. Afirman que la ventaja deMelford de poder ver la película original,
junto con el alargamiento de la película de75 a 104 minutos, fortaleció la estructurade cada escena, pero estoy en desacuer-do. Esta prolongación no añade ningúncontenido importante en la película, yen cambio quita algo de su suspenso. Elpunto principal de la película originales su elección de actores excepcionales,cuyas características únicas y peculiares
los hacen memorables, algo que se haperdido por completo en la versiónespañola. Aunque algunos ángulos de lacámara y cambios al establecimiento dealgunas escenas son mejores en la versiónde Melford, parece que Drácula tienemenos de ofrecer que Dracula. w
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8/12/2019 La Madrugada - Spring '14
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