Universidad Autnoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa
UAM-I
Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades
CSH
La narrativa de las Cristiadas.
Novela, cuento, teatro, cine y corrido de las
Rebeliones Cristeras
Tesis que, para obtener el grado de Doctor en Humanidades, con
especialidad en Historia, presenta
Antonio Avitia Hernndez
Bajo la direccin de la Doctora
Andrea Olivia Revueltas Peralta
Mxico, 2006
2
COMIT DE SEGUIMIENTO:
Dr. Jean Meyer Barth
Dr. Mario Ramrez Rancao
Dr. Aurelio de los Reyes Garca Rojas
Dr. Eduardo de la Vega Alfaro
3
Introduccin
Y aunque fuera cierto...
cada quien tiene su modo
de contar el mismo cuento.
(Parlamento del personaje Melitn,
en la pelcula El Gaviln de la Sierra,
de Juan Antonio de la Riva, 2002) Las dos Rebeliones Cristeras, o Cristiadas mexicanas del siglo XX, la Primera que
transcurri de 1926 a 1929 y la Segunda de 1934 a 1941, son guerras en las que
pelearon algunos sectores de campesinos catlicos mexicanos y sus aliados en
contra del Estado persecutor, propiciadas, a grandes rasgos, por los grupos de
poder emergentes de la Revolucin mexicana que, en su afn de limitar el poder
poltico de los grupos tradicionalistas catlicos, involucraron y enfrentaron a una
gran diversidad de actores y grupos sociales difcilmente controlables en ambos
bandos contendientes.
Con la publicacin del libro La Cristiada, de Jean Meyer, en 1973, que sac del
closet el tema que, hasta ese momento, de manera generalizada era considerado
tab, prejuzgado y tratado de manera superficial y maniquea por la mayora de los
historiadores y narradores de ficcin, paulatinamente se propici y se estimul la
realizacin de diversas investigaciones y el desarrollo de diversos productos
acadmicos: libros, ensayos, filmes documentales y museos, entre otros que
abrieron al debate acadmico el periodo histrico, en los mbitos nacional y
regional.
Las Cristiadas y sus actores generaron la creacin de un abundante corpus de
obras narrativas de ficcin histrica, la mayora en trminos de impostura y
legitimacin de los discursos ideolgicos de las facciones en pugna, en diferentes
formas de novelas, cuentos, piezas teatrales, pelculas cinematogrficas y
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corridos, entre otras. Estas piezas narrativas, a su vez, son el sustento del tema
principal de esta tesis.
Es pertinente aclarar que en el lmite del universo de esta investigacin, en la
misma, solamente se incluye a la narrativa de las Cristiadas, en virtud de que
frecuentemente se confunde a la persecucin religiosa con las Rebeliones
Cristeras, porque son temas relacionados y colaterales, toda vez que, en la
mayora de los casos, la persecucin fue una de las principales causas de las
rebeliones. Sin embargo, en algunas entidades en las que hubo persecucin no
hubo rebelin, de tal suerte que la narrativa que se refiere especficamente a la
persecucin y temas anlogos solo ser mencionada de manera secundaria.
Partiendo del anlisis del corpus de obras narrativas de ficcin sobre las
Cristiadas, el objeto principal de este trabajo se centra en el recuento y situacin
del corpus de obras narrativas ficcionalizadas de tema cristero, as como su
ubicacin en tiempo y espacio histrico.
En cada una de las obras de narrativa ficcionalizada sobre las Rebeliones
Cristeras que se han logrado localizar, se ubica a los relatos, de acuerdo a las
regiones, los sucesos y los personajes histricos reales, en su propia recreacin
y, en su defecto, se establecen los procesos de ficcionalizacin o falsificacin total
del relato histrico, con sus diversas parcialidades ideolgicas y de interpretacin
de la realidad, as como las limitantes y controles polticos e ideolgicos que, en
sus respectivos momentos, se ejercieron para evitar su libre divulgacin.
Otro de los objetivos de este trabajo es el de la ubicacin de los autores y sus
relatos, con sus filias y sus fobias, de acuerdo con su respectiva carga ideolgica:
cristera, anticristera, neutral y colateral, en su relacin discursiva con la historia del
conflicto.
En el primer captulo: Pequea historia de las Rebeliones Cristeras se presenta los
personajes y grupos protagnicos de los bandos en pugna que tuvieron
participacin en la guerra y se hace un resumen de la evolucin de los
acontecimientos polticos y guerreros relativos a las acciones y situaciones de las
Rebeliones, como punto de referencia para establecer una posterior confrontacin
del discurso histrico con la narrativa de ficcin histrica.
5
El segundo captulo: Las Cristiadas noveladas, se ocupa de la resea, el anlisis,
clasificacin y relacin histrica de las treinta y siete obras que conforman el
corpus de novelas, de la Primera y la Segunda Rebeliones Cristeras; a favor, en
contra y neutrales, con respecto a la guerra, al tiempo que se abunda sobre los
pormenores relativos al comportamiento poltico y la biografa de los creadores,
los motivos que los estimularon a escribir sus obras y la interesante historia de la
suerte editorial de las mismas, en la que se destacan los mecanismos de control y
de divulgacin de las letras de las Cristiadas por parte de los grupos polticos en
pugna. Es de hacer notar que la mayora de los escritores de novelas a favor de
las Cristiadas fueron citadinos de clase media y que, en el tratamiento de las
tramas y situaciones ficcionalizadas de sus escritos, ubican a personajes citadinos
y de clase media como los protagonistas y dirigentes del movimiento, aunque en el
balance histrico general los citadinos no fueron quienes tuvieron mayor
participacin en la guerra cristera, misma que fue peleada esencialmente por
campesinos. Esta impostura de protagonistas y situaciones gener un imaginario
colectivo que result en una fuerte confusin de motivos y personajes de las
Cristiadas, confusin que ha llevado a establecer la falsa idea de que algunos
personajes y organizaciones catlicas citadinas fueron las que mayor actuacin y
protagonismo tuvieron en el transcurso de la guerra. En este apartado, por el
hecho de ser la obra narrativa que, por su calidad narrativa y de relacin histrica,
ha recibido una mayor cantidad de elogios de la critica literaria y de los
historiadores, se dedica especial atencin a la novela Rescoldo. Los ltimos
Cristeros, de Antonio Estrada Muoz.
Las novelas de las Cristiadas han sido objeto de estudio en los trabajos de
investigacin de: Manuel Pedro Gonzlez, Frank Len Gelskey Beier, Alicia
Olivera de Bonfil, Agustn Corts Gavio, Luisa Paulina Njera Prez, Mara del
Carmen Luca Ramrez Coronado, Jean Meyer, Jos Luis Martnez, Christopher
Domnguez Michael, Guy Thiebaut, Xorge del Campo, lvaro Ruiz Abreu, ngel
Arias Urrutia, Irma Anglica Camargo Pulido, Rosa Mara Sauter Bindel, Agustn
Vaca y Lourdes Celina Vzquez Parada, que han precedido al presente.
6
En el tercer captulo: Los cuentos de las Cristiadas, se hace la resea, el anlisis,
la clasificacin y la relacin histrica de los veintids cuentos de tema cristero que
ha sido posible localizar, sobre la Primera y Segunda Rebeliones Cristeras; a
favor, en contra y neutrales con respecto a la guerra y al igual que con la narrativa
novelstica, se ubica a sus autores en sus detalles biogrficos y los posibles
motivos que los llevaron a escribir sus relatos breves.
Guy Thiebaut, Frank Len Gelskey Beier, lvaro Ruiz Abreu, Lourdes Celina
Vzquez Parada, Xorge del Campo, Jean Meyer y Juan Jos Don han sido los
investigadores que han precedido al presente trabajo en la ubicacin y recuento
de la narrativa breve de tema cristero.
En el cuarto apartado: La teatralidad cristera, se hace el recuento, resea, anlisis
y ubicacin histrica de las siete piezas teatrales de tema cristero localizadas,
todas ellas referentes a la Primera Cristiada. Hasta donde ha sido posible, se
estableci la identidad y motivos que estimularon la creatividad de los
dramaturgos para redactar los guiones teatrales de la Cristiada, mismos que eran
representados en los teatros y atrios aledaos a los templos del pas. Es de
aclarar que no se localizaron textos dramticos referentes a la Segunda Rebelin.
Por otra parte, John B. Nomland ha sido el nico investigador que, hasta donde se
ha podido investigar, previamente y de manera somera, se haba ocupado de la
dramaturgia de tema cristero.
La Cristiada en celuloide, es el ttulo del quinto captulo que se ocupa de la resea
y ubicacin histrica de los dos filmes silentes y de las siete pelculas sonoras de
tema cristero que se han logrado localizar haciendo nfasis en los problemas de
autorizacin y limitaciones de tipo ideolgico y de contenido a que, en su momento
ante la censura previa por parte del Estado Mexicano, se vieron sometidos los
creadores para la realizacin de sus rodajes. Cabe destacar que no se localizaron
filmes cuyo contenido tenga relacin con la Segunda Cristiada y que, hasta donde
se sabe, Aurelio de los Reyes Garca Rojas y Eduardo de la Vega Alfaro son los
investigadores que han precedido a este trabajo en relacin con el tema especfico
del cine de tema cristero.
7
En el sexto apartado Los corridos de las Cristiadas, se hace la ubicacin histrica,
espacial y temporal de las setenta composiciones de lrica narrativa de tema
cristero que se han localizado, abundando en los datos y hechos histricos que
dieron lugar a la composicin. En virtud de que las composiciones corridistas se
refieren a un suceso o personaje en especfico, el corrido es la nica forma de
expresin histrico narrativa a la que se le puede ubicar geogrfica y
cronolgicamente y establecer una relacin ms estrecha con los hechos
histricos que relata sobre las dos Rebeliones Cristeras, por supuesto que desde
el punto de vista ideolgico y de inters de sus propios creadores. En este
apartado, por el hecho de ser la composicin corridista ms famosa de la Primera
Rebelin Cristera, se trata de manera especial a las Maanas de Valentn de la
Sierra. Tambin se describen los mecanismos de control que, en los medios de
difusin, ha tenido esta forma de expresin cultural, por parte del Estado.
Vicente T. Mendoza, Armando de Mara y Campos, Cuauhtmoc Esparza
Snchez, Alicia Olivera de Bonfil, Guillermo Hernndez, Juan Diego Razo Oliva,
Irene Vzquez Valle, Jos de Santiago Silva y Jean Meyer, son los investigadores
que han precedido en las tareas de compilacin y relacin histrica de la lrica
narrativa de tema cristero.
En el sptimo apartado: Historia y narrativa de las Cristiadas, partiendo de la
confrontacin del discurso histrico con las obras de narrativa de ficcin se
establece otra historia, la de la diversidad de interpretaciones y versiones de una
misma historia que, a la larga, se transforma en una fuente ms del propio
discurso histrico. Historia que, por su impacto social y meditico, genera y divulga
los mitos y las ficciones de las diversas parcialidades y que influye directamente
en el imaginario colectivo conformando una visin generalizada, a veces
distorsionada, de los hechos histricos del periodo especfico.
Los estudios para obtener el grado de Doctor en Humanidades con especialidad
en Historia, en la Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, UAM-I,
han sido posibles, gracias al goce de la licencia por beca comisin que, como
trabajador adscrito, en primera instancia, a la Subdireccin de Superacin y
Actualizacin de Personal, SSAP, de la Direccin General de Educacin
8
Secundaria Tcnica, DGEST, dependiente de la Subsecretara de Educacin e
Investigacin Tecnolgicas, SEIT, de la Secretara de Educacin Pblica, SEP, me
ha sido autorizada por el Consejo del Sistema Nacional de Educacin
Tecnolgica, COSNET. Actualmente la SSAP depende de la Coordinacin
Administrativa de Secundarias Tcnicas, de la Administracin Federal de
Sertvicios Educativos en el Distrito Federal.
Para la elaboracin de esta tesis: La narrativa de las Cristiadas. Novela, cuento,
teatro, cine y corrido de las Rebeliones Cristeras, se cont con el invaluable apoyo
acadmico, en calidad de directora de tesis, de la Doctora Andrea Olivia Revueltas
Peralta, por lo que le expreso mi ms profundo agradecimiento por su paciencia y
sus atinadas sugerencias y correcciones. Por los mismos motivos, mi gratitud a los
Doctores: Jean Meyer Barth, Mario Ramrez Rancao, Aurelio de los Reyes
Garca Rojas y Eduardo de la Vega Alfaro, quienes fungieron como sinodales de
este trabajo y lo apoyaron con sus atinadas y pertinentes sugerencias y revisiones.
Por mltiples razones que van desde el apoyo moral, hasta la aportacin de datos
y materiales, as como la aclaracin de dudas, en mayor o menor cuanta, sta
tesis est en deuda con las siguientes personas: Francisco Javier Gmez Muoa,
Guy Thiebaut, Patricio Avitia Hernndez, Irma Anglica Camargo Pulido, Elizabeth
Brody, Martha Irene Len Vera, Juan Antonio de la Riva Gutirrez, Jos Luis
Sagredo Castillo, Fernando del Moral Gonzlez, Jorge E. Medina Villanueva,
Rosala Salas Garca, Dora Maldonado viuda de Estrada, Walter Bishop, Manuel
Deras Rodrguez, Francisco Flix, Francisco Hernndez Hernndez, Vicente
Leero, Juan Lpez Mendoza, Abel Martnez, Abelardo de la Pea, Santos Quirino
Navarro, Casimiro Ruiz, Xorge del Campo, Luis de la Torre, Germn Pintor y Rosa
Isabel Vereo Pinto. A todos ellos, mi gratitud por su desinteresada colaboracin.
9
I Pequea historia de las Rebeliones Cristeras
Antecedentes lejanos. Estado e Iglesia en el conflictivo siglo XIX
Al concluir de los tres siglos novohispanos, durante los que la Iglesia Catlica
estableci y afianz la hegemona espiritual y parcialmente material, sobre los
feligreses indgenas, mestizos, negros y criollos, con estos ltimos a la cabeza de
la jerarqua social, las reformas borbnicas aplicadas durante las postrimeras del
siglo XVIII y principios del XIX debilitaron a la Iglesia, eficiente como instrumento
social, con diversas medidas que le arrebataban el lugar privilegiado que haba
ocupado y que desamortizaban parcialmente sus bienes, incautando su capital
lquido mediante un decreto de 1804. Este decreto afectaba el dinero del Juzgado
de Capellanas y Obras Pas, utilizado como banco por los mineros, comerciantes
y rancheros. Para cumplir con el decreto, el Juzgado tena que redimir los
prstamos para enviar los capitales a la metrpoli, lo que no slo dejaba sin
crdito a la economa novohispana, sino que obligaba a los deudores a devolver
los prstamos; situacin que gener una honda crisis en el sector productivo
novohispano. 1
Tras los primeros violentos aos de la guerra de independencia, dirigida
inicialmente por miembros del clero bajo, en enero de 1820, se inici la rebelin
liberal espaola que oblig al rey Fernando VII a jurar, de nueva cuenta, la
Constitucin de Cdiz, situacin que no convena a los intereses de los criollos ni
de los miembros del alto clero de la Nueva Espaa.
La Independencia de 1821 fue inmediatamente provocada por los decretos
anticlericales de las Cortes de 1820. Los liberales espaoles a la sazn en
el poder perdieron inmediatamente el apoyo de las clases dirigentes
criollas, las mismas que haban contribuido a la derrota de los insurgentes y
a la pacificacin realizada en esa fecha. Y ellos que, por su fidelidad al 1 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Los primeros tropiezos, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, p. 527.
10
virrey, haban vencido a Hidalgo y Morelos, proclamaron la independencia
con el apoyo de los prelados que condenaron a los sacerdotes que haban
luchado por ella. 2
En la Nueva Espaa, criollos y obispos del alto clero, en la defensa de sus
privilegios e intereses ante el poder imperial, optaron por la separacin definitiva
de la Colonia e iniciaron sus labores de conspiracin. A la sazn, el virrey Juan
Ruiz de Apodaca envi a Agustn de Iturbide, quien era uno de los principales
conspiradores, a combatir a los ltimos insurgentes encabezados por Vicente
Guerrero.
Como realista defeccionado, en la bsqueda de la independencia criolla, Iturbide
logr la alianza con Guerrero y proclam la independencia del Imperio Mexicano,
mediante el Plan de Iguala, impreso y distribuido por sacerdotes y frailes, que
proclamaba tres garantas: la libertad de Mxico, la unin entre los americanos y
los espaoles y la conservacin de la Religin Catlica, legitimadas por el
gobierno del breve Primer Imperio Mexicano de Agustn de Iturbide
Al cesar la dominacin espaola surgi la cuestin de si el gobierno de Mxico
haba heredado o no el derecho del Patronato Regio, que consista en la
delegacin, por parte del Vaticano a los reyes de Espaa, de la facultad de
ejercer el gobierno de la Iglesia en los territorios de sus dominios. El emperador
Iturbide se dirigi al arzobispo Pedro Jos de Fonte y Hernndez para consultarle
sobre la cuestin y, en marzo de 1822, ste convoc a una Junta Interdiocesana
a la que concurrieron varios obispos quienes, por unanimidad, resolvieron que:
Por la independencia del Imperio que en sus iglesias se concedi por la Silla
Apostlica a los reyes de Espaa y para que las hubiera en el supremo gobierno
del Imperio Mexicano sin peligro de nulidad de los actos, era necesario un
concordato o tratado entre el Vaticano y Mxico, como los existentes entre Roma
y otros muchos pases.
2 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2. El conflicto entre la Iglesia y el Estado, 1826-1929., Siglo XXI Editores, 1980, p.13.
11
Las presiones de las revueltas en contra del gobierno del Primer Imperio Mexicano
terminaron con la abdicacin del emperador mexicano, en marzo de 1823 por lo
que el asunto del patronato qued en suspenso. 3
La Repblica catlica.- En la primera Constitucin Federal de los Estados Unidos Mexicanos, como pas independiente, promulgada el 3 de octubre de 1824,
durante el gobierno del general Guadalupe Victoria, se dio carcter de oficialidad y
exclusividad a la religin catlica en la naciente Repblica Mexicana, al tiempo
que se garantizaban los privilegios del clero y del ejrcito. Sin embargo, la
conformacin de la Repblica Mexicana no tuvo una integracin pacfica de los
diversos grupos de poder de la nueva y extensa nacin.
Infructuosos resultaron los intentos diplomticos de la Repblica Mexicana, por
establecer relaciones cordiales con el Vaticano, as:
Algunos polticos mexicanos pretendieron seguir los causes que aconsejaba
una conducta ortodoxa al solicitar del Pontfice un patronato para Mxico,
otorgado con todos los privilegios que la Curia Romana haba concedido al
gobierno espaol.
El solicitar respetuosamente una concesin tan amplia no era incurrir en
ningn acto que la iglesia pudiera condenar, pero tratar de ejercer el
patronato sin la autorizacin papal, como lleg a pensarse tambin, era ya
un acto contrario a la autoridad eclesistica. El Senado Mexicano desde
1825 adopt una actitud que distaba mucho de ser la de un cuerpo
legislativo sumiso al Vaticano. Aunque haca declaraciones de devocin a la
Iglesia y a la autoridad pontificia, pretenda arrogarse derechos que no
poda ejercer sin la aprobacin de la Santa Sede. 4
La cuestin del patronato deriv en una situacin en la que las vacantes
generadas por el deceso de los obispos no eran cubiertas, toda vez que el Estado
3 QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp. 147 a 150. Ver tambin: VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Los primeros tropiezos, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, pp.543 a 544. Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo III, Mxico, Ed. Porra, 1995, p. 2660. 4 QUIRARTE, MARTN, Op. Cit., p. 150.
12
Mexicano no tena la facultad para remover o nombrar obispos y el Vaticano, por
su parte, previendo una lucha antirreligiosa en el pas no se decida por delegar el
patronato a la Repblica catlica. De esta manera, para el ao de 1830, Mxico no
tena ya un solo obispo en su territorio. 5
Durante la emergencia de la Repblica catlica se destac la conformacin y
desarrollo de diversas sociedades secretas en todo el pas, bajo la denominacin
genrica de logias masnicas, aunque de hecho fueron dos los principales ritos
que predominaron entre los miembros de las logias. El Rito Escocs, integrado por
antiguos militares realistas a quienes, por su posicin tradicionalista centralista y
su preferencia poltica monarquista, se les relacion con los posteriores partidos
conservadores. Por su parte el Rito de York, al que se integraron polticos de
origen insurgente, optaba por seguir las lneas de las logias masnicas inglesas,
dada su posicin independiente, federalista, de libre pensamiento y libre mercado.
Las logias masnicas del Rito de York, pronto se transformaran en los grupos de
lite de los partidos liberales.
El encono de la lucha de las logias y su peligrosidad, oblig al parlamento a
decretar la disolucin de las mismas el 25 de octubre de 1828. Por su parte la
Iglesia Catlica, mediante la publicacin de la bula Quo Graviora, del Papa Len
XII, el 13 de mayo de 1826, proscribi las sociedades masnicas.
Como parte de la lucha de escoceses versus yorkinos, para disimular parcialmente
sus actividades, los primeros formaron la asociacin de Los Novenarios a la que
se le dio la imagen de agrupacin catlica dedicada a las festividades y ritos en
honor a la Virgen de los Remedios. Los yorkinos, a su vez, integraron la
asociacin de Los Guadalupanos, heredera de la sociedad secreta insurgente de
Los Guadalupes. Los Guadalupanos, como contraparte de Los Novenarios,
optaron por las festividades patriticas y religiosas en honor a la Virgen de
5 Ibd., p.163. Ver tambin: VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Los primeros tropiezos, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, p. 535.
13
Guadalupe. Se iniciaban las largas y sangrientas guerras decimonnicas de los
conservadores contra los liberales. 6
A grandes rasgos, los conservadores pugnaban por un gobierno fuerte,
organizado y con disciplina, centralizado en la capital, sin autonoma de las
provincias, estados o departamentos, segn el caso, para ejercer mayor control y
evitar el desorden y la desunin. Las opciones de gobierno preferidas por los
conservadores eran la monarqua y / o el centralismo, por lo que combatan a la
federacin de estados y al sistema representativo y popular. Los conservadores
intentaban hacer prevalecer los privilegios de la Iglesia, el ejrcito, los
comerciantes y terratenientes, al tiempo que trataban de conservar algunas de las
instituciones coloniales. En el pensamiento conservador la nica religin posible
era la Catlica Apostlica y Romana, las formas de propiedad podran ser
privadas, de la Iglesia y / o comunales. En el caso de la inversin, para los
conservadores decimonnicos, el proteccionismo industrial y manufacturero, as
como el cierre de las fronteras a la inversin, daba seguridad a los capitales
nacionales.
Para los liberales mexicanos del siglo XIX, en teora, Mxico deba tener un
Estado fuerte y ser una federacin de estados soberanos y autnomos, una
repblica federal, democrtica, representativa y popular, gobernada por tres
poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, a semejanza del modelo estadounidense.
Los liberales pugnaban por la suspensin de privilegios del clero y los militares y
por la igualdad de los ciudadanos ante la ley. El pensamiento liberal defenda la
libertad de credos y la separacin efectiva de la Iglesia y el Estado, as como el
respeto de la propiedad privada individual y el rechazo de la propiedad comunal.
Pugnaba por la afectacin de los bienes de la Iglesia y de las comunidades
indgenas, al tiempo que se declaraba a favor del libre mercado, la libre empresa y
la apertura de las fronteras a las inversiones extranjeras. 7
6 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003,pp.83 a 86. Ver tambin: VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Op. Cit., pp. 534 a 536. 7 DAZ, LILIA. El liberalismo militante, en: Historia general de Mxico. Versin 2000, Mxico, El Colegio de Mxico, pp. 592 a 598. Ver tambin: PRIETO HERNNDEZ, ANA MARA y Col. . Mi libro de historia. Sexto grado, Mxico, GrafiXpress, 1993, p. 21.
14
Poco despus de la publicacin del decreto de 1828, las actividades masnicas
paulatinamente se fueron reanudando, aunque las logias escocesas si
desaparecieron. La segunda etapa de la masonera mexicana, de 1830 a 1860
aproximadamente, se caracteriz por la hegemona del llamado Rito Nacional
Mexicano, grupo del que no se puede negar que tuvo un importante papel en el
desarrollo de los acontecimientos polticos del pas. 8
Religin y fueros.- Entre mayo y junio de 1833, abanderados con el Plan de Huejotzingo, ocurrieron diversos levantamientos en lugares muy localizados de los
estados de Michoacn, Estado de Mxico, Quertaro, Puebla y Zacatecas, al grito
de Religin y Fueros, por el hecho de que, con la colaboracin de don Jos Mara
Luis Mora, el vicepresidente Valentn Gmez Faras, ejerciendo las funciones de
presidente, en ausencia del general Antonio Lpez de Santa Anna, haba iniciado
una serie de cambios radicales de corte liberal, en la estructura poltica del pas,
que afectaban seriamente a la Iglesia Catlica.
Los conventos y monasterios perdieron atractivo con las reformas liberales
y la disminucin de las vocaciones. Para 1833 quedaban slo 1,423 frailes
en 148 monasterios, de manera que cada uno tena entre 5 y 12 monjes. 9
En las reformas de Gmez Faras se abolan los privilegios del Ejrcito, se
limitaban las propiedades de la Iglesia, se propona la remuneracin de los
clrigos a cambio de la gratuidad de la administracin de los sacramentos. Lo
inconexo de las acciones de los partidarios del Plan de Huejotzingo facilit el
sometimiento de stos por el gobierno de la Repblica.
Para los liberales no hay nada ms escandaloso que el privilegio, nobiliario,
militar o clerical, y la supresin de los fueros figura en el primer lugar de su
programa.
La recuperacin por la nacin de la riqueza econmica del clero se impona,
ya que era previa a la destruccin de su poder poltico y de su fuerza
8 MARTNEZ ZALDUA, RAMN. Historia de la masonera en Hispanoamrica. Es o no religin la masonera?, Mxico, Costa Amic Editor, 1967, pp. 53 a 67. 9 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Op. Cit., p. 552.
15
ideolgica; la supresin de las rdenes religiosas masculinas se desprenda
lgicamente de una interpretacin jacobina del concepto de libertad, aunque
se adujeran justificaciones econmicas (el peso de los perezosos sobre la
comunidad), o morales (la desvergenza de los frailes). La educacin, en
fin, haba de ser secularizada y el control de las mentes jvenes arrancado
a la influencia funesta de los sacerdotes para que las luces pudieran disipar
las tinieblas del fanatismo y de la intolerancia. 10
Aunque las intrigas de los conservadores lograron que, en abril de 1834, Valentn
Gmez Faras (despus de fungir en mltiples ocasiones como presidente
substituto, durante las frecuentes ausencias y licencias del general Antonio Lpez
de Santa Anna en el poder ejecutivo) y el doctor Jos Mara Luis Mora fueran
desterrados, y todas las reformas liberales que haban logrado implantar,
exceptuando la de la Ley que abola la coaccin gubernamental en materia de
votos religiosos y el cobro de diezmos, fueron nulificadas.
En mayo de 1834, con el Plan de Cuernavaca se volvi a poner el grito de Religin
y Fueros en boca de nuevos rebeldes conservadores, a los que el mismo Santa
Anna, en su papel de dictador, y en el ejercicio el control sobre liberales y
conservadores por igual, tambin apacigu.
La Repblica Centralista. Desde la consumacin de la Independencia los defensores de la corriente poltica llamada centralismo, se agruparon en torno a un
proyecto nacional que, respetando los privilegios del viejo orden, permitiera la
transicin al capitalismo, mediante la alianza de la vieja aristocracia con la
naciente burguesa, estratos sociales ante los que deberan subordinarse los
intereses regionales y las demandas populares, para lo cual, como ya se apunt,
se requera de un estado fuerte y autoritario, capaz de hacer frente a las
inevitables tendencias disgregantes del momento, las cuales podran provocar el
desmembramiento del territorio nacional. La cohesin social, de acuerdo con los
centralistas, se lograra mediante la sumisin hacia la autoridad y fortaleciendo el
control ideolgico de la Iglesia, lo que exclua la libertad de cultos. El proyecto
10 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2. Op. Cit., pp. 23 a 24.
16
centralista de nacin fue derrotado en el Congreso Constituyente de 1823-24, a
pesar de que sus defensores contaban con representantes de gran renombre
revolucionario como Fray Servando Teresa de Mier y Carlos Mara Bustamante.
En contraparte, los federalistas, entonces agrupados en la Logia Yorkina,
acusaban a los centralistas de constituir el partido del inmovilismo. Al desaparecer
las logias, centralistas y federalistas fueron los protagonistas de la vida poltica
nacional. Los primeros lograron, en dos ocasiones, instaurar formalmente la
Repblica Centralista, la primera de 1835 a 1841 y la segunda de 1841 a 1846,
periodos extremadamente convulsos durante los que hubo rebeliones
separatistas, una invasin francesa, la guerra de Texas y el inicio de la invasin
estadounidense, lo que signific la prdida de la mitad del territorio nacional. 11
Iglesia, invasin estadounidense y rebelin de los polkos.- Durante la invasin estadounidense a Mxico, la difcil situacin y la desorganizacin del joven Estado
Mexicano contribuyeron a la psima defensa militar del pas, con el mal armado y
poco experimentado Ejrcito Mexicano.
Mientras el general Antonio Lpez de Santa Anna diriga las derrotas de las armas
mexicanas, de nuevo Valentn Gmez Faras asuma, de manera provisional, la
presidencia de la Repblica.
Desde 1846, el gobierno haba manifestado la necesidad de disponer de recursos
para la defensa contra la agresin estadounidense. Con este argumento, el 11 de
enero de 1847, Valentn Gmez Faras expidi la Ley de Bienes Eclesisticos, en
la que se autorizaba al Estado a obtener hasta quince millones de pesos para
continuar la guerra, mediante la venta e hipoteca de bienes de manos muertas,
especficamente de la Iglesia Catlica. En la Ley se exceptuaban los bienes de los
hospicios, hospitales, casas de beneficencia, colegios y establecimientos de
instruccin cuyos individuos no estuvieran ligados por voto monstico, las
capellanas, beneficios y fundacin en que se sucediera por derecho de sangre o
de abolengo, los vasos sagrados, paramentos y objetos de culto, los bienes de los
11 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. Op. Cit., pp. 544 a 549. Ver tambin: QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico. Grupo Loera Chvez, pp. 101 a 116.
17
conventos de religiosas bastantes para dotar a cada una de las existentes a razn
de seis mil pesos. 12
Mientras el gobierno mexicano, con muy poca fortuna, peleaba contra la invasin
estadounidense, el Partido Moderado y los grupos conservadores iniciaron, en la
ciudad de Mxico, una revuelta contra el Estado, dirigida por el general Matas de
la Pea y Barragn, en la que participaron jvenes de familias conservadoras y
algunos oficiales del Ejrcito. De nuevo el grito de guerra fue: Religin y Fueros y
los motivos de la revuelta eran: por la revocacin de la Ley de Bienes
Eclesisticos y la salida del poder de Valentn Gmez Faras.
Los rebeldes presionaban al clero para que los dotara de fondos para continuar la
guerra, con la amenaza de que, si no reciban los recursos suficientes, se pasaran
al bando del gobierno mexicano. Poco populares y desprestigiados por su actitud
nada patritica, los rebeldes recibieron el mote de polkos, en alusin al presidente
de los Estados Unidos James Knox Polk, instigador de la guerra de invasin en
contra de Mxico.
De nada sirvi la Ley de Bienes Eclesisticos, ni la rebelin de los polkos, ni la
resistencia de los patriotas mexicanos, ni el cambio de bando y el sacrificio de los
soldados irlandeses del batalln de San Patricio, ni la defensa del castillo de
Chapultepec por los cadetes del Colegio Militar. De manera inexorable, el ejrcito
estadounidense ocup temporalmente la ciudad de Mxico y, como ya se apunt,
el pas perdi para siempre ms de la mitad de su territorio.
La Constitucin de 1857, la Guerra de Tres Aos y las Leyes de Reforma. Despus de su undcimo periodo de gobierno, de corte conservador, y tras diez
aos de represiones, fusilamientos, convulsiones y asonadas, el 9 de agosto de
1855, el general Antonio Lpez de Santa Anna fue derrocado por los liberales
abanderados con el Plan de Ayutla, en el que se propona la formacin de un
Congreso Constituyente que deba dar al pas una ley fundamental adecuada a
sus necesidades. Los seguidores de la revolucin de Ayutla fueron dirigidos por
12 SOBERANES FERNNDEZ, JOS LUIS. VII. La desamortizacin de 1847, en: http://bibliojuridica.org/libros/1/111/8.pdf , pp. 3 a 10.
18
Ignacio Comonfort quien, en cumplimiento del plan, a partir del 11 de diciembre de
1855, inici sus actividades como presidente sustituto.
Edmundo OGorman explica la trascendencia del Plan de Ayutla en lo que se
refiere a la nueva composicin y concepcin del ejercicio del poder, por parte de
los liberales, de la segunda mitad del siglo XIX:
La tesis es clara: lo esencial no es el hombre fuerte; no es el prncipe
demcrata de los conservadores; lo esencial es el principio democrtico
mismo. Las miras no son, pues, personalistas; las miras son la reforma
social y el progreso. La igualdad y la legalidad son las bases de todo. Bien;
pero es preciso, explica Lafragua, la unidad del poder ejecutivo, es
necesario crear un centro de donde emanen todas las medidas que se
crean convenientes para desarrollar la idea esencial de la pasada
Revolucin (Ayutla). El supremo magistrado tiene que mantener la suma
del poder de que ahora est investido. El ministro no usa circunloquios: se
trata de una dictadura, s; pero de una dictadura necesaria, no slo porque
garantiza la paz y afronta las circunstancias del momento, sino porque es
indispensable como elemento de la reforma social. Sus nicos lmites son el
respeto a las garantas individuales, por eso es dictadura, pero por eso no
es despotismo ni tirana. 13
La instalacin del Congreso Constituyente, a partir del 18 de febrero de 1856,
produjo la promulgacin de diversas leyes liberales que afectaban el poder de la
Iglesia y de los grupos conservadores, entre stas, la Ley para Desamortizar los
Bienes de las Corporaciones Civiles y Eclesisticas, tambin conocida como Ley
Lerdo, del 25 de junio de 1856, sobre cuya puesta en vigor Martn Quitarte explica
que:
Tanto las propiedades rsticas como las urbanas pertenecientes a la
Iglesia, pasaran a poder de los particulares, pero sta recibira el valor de
las mismas.
13 OGORMAN, EDMUNDO. Seis estudios histricos de tema mexicano, Mxico, Universidad Veracruzana, Biblioteca de la Facultad de Filosofa y Letras, 1960, p. 141.
19
Lerdo declaraba que persegua dos propsitos al poner en circulacin los
bines del clero. Uno, crear la mayor cantidad de propietarios, el otro,
mejorar las percepciones fiscales mediante el establecimiento de un mejor
sistema tributario.
Mas se haba exagerado el valor de las propiedades eclesisticas. Por otra
parte, el resultado prctico de la medida, fue catastrfico desde el punto de
vista econmico. Pocos se atrevieron a denunciar las propiedades
eclesisticas. El temor a las excomuniones se lo impidi. A la sombra
protectora de la disposicin, se beneficiaron muchos extranjeros no
catlicos. Adems los indgenas que posean propiedades comunales, al
sentirse propietarios individuales, no podan defenderse de la voracidad de
los latifundistas. 14
La aplicacin de la Ley Lerdo tuvo su respectiva oposicin armada con la rebelin
de los jefes conservadores: Joaqun Orihuela, Luis G. Osollo y Miguel Miramn,
con brotes en los estados de: Guerrero, Michoacn, Jalisco, Puebla y San Luis
Potos. Los rebeldes volvieron a lanzar el grito de Religin y Fueros y para
distinguirse, como mulos de los cruzados medievales, su emblema era una cruz
roja pintada en el pecho de sus camisas, haciendo patente su lucha por la religin.
Para febrero de 1857, los nuevos cruzados haban sido sometidos. 15
La redaccin y aprobacin de las diversas leyes liberales por parte del Congreso
dieron como resultado la Constitucin Poltica de la Repblica de 1857,
promulgada por Ignacio Comonfort: En el nombre de Dios y con la autoridad del
pueblo mexicano. En la Carta Magna se incluy un captulo de garantas
individuales y derechos del hombre, as como un sistema jurdico de proteccin de
esas garantas y derechos. Estipulaba, en su artculo 2, la libertad de todos los
habitantes de la Repblica y la proteccin de las leyes a los mismos. El artculo 3
14 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, p. 138. Ver tambin: ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento poltico y social de los catlicos mexicanos 1867 1914, Mxico, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Coleccin: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, p. 69. 15 FLORES LPEZ, ADONAI. Relaciones Iglesia-Estado, Mxico, www.monografas.com/trabajos15/iglesia-estado-mexico/iglesiaestado-mexico.shtml, p. 7.
20
prevea la libertad de enseanza. En los artculos 6 y 7 se garantizaba la libertad
de ideas y la libertad de prensa, sin censura previa. El artculo 8 estipulaba el
derecho de peticin, mientras que el 9 estableca el derecho de asociacin. El 11
se refera a la libertad de trnsito y de manera especial el 12 especificaba que:
No hay ni se reconocen en la Repblica, ttulos de nobleza, ni prerrogativas, ni
honores hereditarios. En la misma Constitucin se declaraba la desamortizacin
de la tierra de toda clase de corporaciones con la finalidad de que subsistiera
nicamente el sistema de propiedad individual. De hecho se estaba abriendo el
camino a la libre empresa y al sistema de inversin de capital con opcin a la
reinversin de las ganancias, que suplantara al sistema de inversin con
atesoramiento que, a grandes rasgos, era el que hasta ese momento, los
conservadores y la Iglesia haban ejercido en la economa mexicana. En el artculo
32 se estableca la preferencia a los mexicanos para los empleos, cargos o
comisiones de nombramiento de las autoridades. De la misma manera, La
Constitucin de 1857, con respecto a la forma de gobierno, en su artculo 40
asentaba que Mxico, se constitua en una repblica representativa, democrtica,
federal, compuesta de estados libres y soberanos, pero unidos en una federacin
segn los principios de la ley fundamental. La misma Carta Magna estipulaba que,
quien quisiera ocupar el cargo de presidente o diputado, debera no pertenecer al
estado eclesistico. 16
En su interpretacin sobre la Constitucin de 1857 y su relacin con la Iglesia,
Jean Meyer explica:
Se contaba, pues, con la historia para dejar que la Iglesia se extinguiera
lentamente, encerrada en sus templos. Lo esencial era arrojarla fuera del
mundo. Eso fue lo que hizo la Constitucin de 1857: el artculo 3 prev la
eliminacin de la Iglesia de la enseanza. El artculo 13 (Ley Jurez de
1855) pone fin a los privilegios y a los tribunales especiales; el artculo 27
(Ley Lerdo de 1856) prohbe a las comunidades religiosas poseer o 16 Constitucin Poltica de la Repblica Mexicana de 1857, en: DUBLN, MANUEL y JOS MARA LOZANO. Legislacin mexicana o coleccin completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la Repblica, Tomo VIII, edicin oficial, Mxico, 1877, pp.384 a 399.
21
administrar todo bien que no sirva directamente a las necesidades del culto;
los artculos 56 y 57 vedaban el acceso a la diputacin o a la presidencia
para los eclesisticos; el artculo 123 permita al Estado intervenir en
materia de culto. 17
El primer da de diciembre de 1857, Ignacio Comonfort fue electo presidente
constitucional de la Repblica. Ante las limitaciones a los privilegios y a la vida
eclesial, el 17 de diciembre de 1857, los conservadores opusieron el Plan de
Tacubaya, en el que se abola la Constitucin de 1857. El Plan de Tacubaya fue
adoptado por todas las guarniciones militares de la ciudad de Mxico por lo que,
de manera inopinada y sin proponrselo, Comonfort, como presidente liberal, se
encontr en territorio conservador. Convencido de que no podra gobernar con la
Constitucin liberal, Ignacio Comonfort, opt por defeccionar y adherirse a los
conservadores.
Por la va de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin y ante la
defeccin del presidente constitucional de la Repblica, Benito Jurez, como
presidente substituto, estableci los poderes de la Repblica liberal en
Guanajuato, al tiempo que los conservadores instalaban a Flix Zuloaga como
presidente por su bando. En enero de 1858, con la existencia de dos presidencias
antagnicas se dio inicio a la Guerra de Reforma o Guerra de Tres Aos, en la
que, durante sus inicios, se presentaba una correlacin de fuerzas aparentemente
equitativa, en cuanto a cantidad de estados afiliados a cada faccin. En la razn
de Martn Quirarte:
Liberales y conservadores percibieron que toda tentativa de concordia era
ya imposible. Los reaccionarios aspiraban a defender los privilegios del
clero y del ejrcito. Y si la Iglesia puso toda su simpata y parte de sus
caudales a favor de los enemigos de los reformistas, era porque vea
amenazados no slo sus bienes materiales sino su autoridad, su disciplina y
17 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2, Op. Cit., p. 29.
22
su dogma. Los liberales por su parte aspiraban a poner las bases de una
sociedad civil emancipada del influjo de la Iglesia y el ejrcito. 18
La fuerza militar conservadora se esmer en la persecucin del gabinete liberal y
ste se vio en la necesidad de iniciar la trashumancia, de Guanajuato a
Guadalajara, donde Jurez estuvo a punto de ser asesinado, luego a Colima. De
all a Manzanillo. En Manzanillo, el gabinete liberal se embarc a Panam y,
siguiendo la va a los Estados Unidos, termin su itinerario en Veracruz, donde el
gobierno liberal se instal a partir del 5 de mayo de 1858.
Como consecuencia de una escisin al seno del Partido Conservador, el general
Miguel Mara Echegaray lanz, en diciembre de 1858, el Plan de Navidad, en
Ayotla, mismo que fue secundado por la mayora de los conservadores y llev a
Miguel Miramn a la presidencia conservadora, en febrero de 1859. El objetivo
militar principal de Miramn se centr en la ocupacin de la capital del gobierno
liberal, accin que fue impedida por las maniobras defensivas de los generales y
tropas liberales, por mar y tierra.
En medio de la guerra, en Veracruz, entre el 12 de julio y el 11 de agosto de 1859,
el gobierno juarista public por primera vez las Leyes de Reforma y en la edicin
se incluyeron las siguientes leyes anticlericales: Ley de Exclaustracin de Monjas
y Frailes, y Extincin de Corporaciones Eclesisticas, Ley de Matrimonio Civil, Ley
de Registro Civil y Secularizacin de Cementerios, Ley de Limitacin de Das
Festivos y Prohibicin de Asistencia Oficial a Ceremonias Religiosas por
Funcionarios Pblicos y la Ley de Libertad de Cultos.
El conflicto poltico entre liberales y conservadores se complic con la
guerra religiosa. El Papa, consultado por los obispos mexicanos, conden la
Constitucin. 19
Los gastos de la Guerra de Reforma obligaron a los bandos contendientes a
contratar crditos y a establecer tratados, en condiciones muy desventajosas, con
los gobiernos extranjeros que reconocan la legitimidad de cada grupo. Los 18 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, p. 143. 19 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2, Op. Cit., p. 30.
23
conservadores disearon el Tratado Mon-Almonte, entre Mxico y Espaa, que
comprometa grandes indemnizaciones de Mxico al Gobierno Espaol, mientras
que los liberales redactaron el Tratado MacLane-Ocampo, entre Mxico y los
Estados Unidos, en el que se estipulaba el libre trnsito estadounidense a
perpetuidad, por el Istmo de Tehuantepec y la ayuda mutua en casos de guerra o
peligro. Sin embargo, ninguno de los dos tratados se llev a la prctica, el primero
por el triunfo de los liberales y el segundo por el rechazo del Senado de los
Estados Unidos.
Despus de mltiples reveses, los liberales triunfaron en el terreno armado y,
concluyendo la Guerra de Tres Aos, en enero de 1861, el gabinete del Gobierno
Liberal logr instalarse en la ciudad de Mxico.
Descabezado, el Gobierno Conservador, fue retomado por Flix Mara Zuloaga y
la resistencia conservadora se transform en una serie de guerrillas. Durante las
mltiples acciones de las guerrillas conservadoras cayeron varias de las mejores
cabezas de la direccin liberal.
Paralelo a la promulgacin de las Leyes de Reforma, en 1859, el liberal Melchor
Ocampo realiz diversas diligencias con el objeto de formar una iglesia
independiente de Roma, para lo cual tuvo el apoyo del sacerdote Rafael Daz
Martnez, quien se encarg de reclutar a otros doce clrigos que integraron el
cisma catlico llamado Reformista y que inicialmente se instaur en el templo de
La Merced. Los Reformistas usaron diversos templos de la ciudad de Mxico y, en
1864, algunos de los clrigos cismticos mexicanos intentaron consagrarse como
obispos de la Iglesia Episcopaliana (Iglesia Anglicana de los Estados Unidos).
Diez aos despus de iniciada la Iglesia Cismtica Reformista, su propia
existencia y la de los obispos conversos episcopalianos mexicanos se
transformara en uno de los motivos de la rebelin de los religioneros. 20
En una reflexin acerca de la legitimidad poltica del gobierno de Benito Jurez
durante la Guerra de Tres Aos, Emilio Rabasa, citado por Martn Quirarte explica:
20 Cisma catlico (1859), en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo I, Mxico, Ed. Porra, 1995., p. 793.
24
La Constitucin, que para Jurez no poda ser ms que ttulo de legitimidad
para fundar su mando, y bandera para reunir parcialidades y guiar huestes,
era intil para todo lo dems. La invocaba como principio, la presentaba
como objeto de lucha; pero no la obedeca, ni poda obedecerla y salvarla a
la vez. Como jefe de una sociedad en peligro, asumi todo el poder, se
arrog todas las facultades, hasta la de darse las ms absolutas, y antes de
dictar una medida extrema, cuidaba de expedir un decreto que le atribuyese
autoridad para ello, como para fundar siempre en una ley el ejercicio del
poder sin lmites.
As gobern de 1858 a 1861, con la autoridad ms libre que haya habido en
jefe alguno de gobierno, y con la ms libre aquiescencia de sus
gobernados, puesto que slo se le obedeca por quienes tenan voluntad de
someterse a su imperio; y as lleg el triunfo, y restableci el orden
constitucional cuando entr en la capital de la Repblica. 21
El Segundo Imperio Mexicano conservador con emperador liberal.- La escasez de fondos en el erario pblico de la Repblica, que propici la moratoria a
la deuda externa mexicana y la aventura colonialista francesa en Amrica, bajo la
corona de Napolen III, que aprovech la distraccin de la hegemona
estadounidense por la Guerra de Secesin, fueron algunos de los factores que
intervinieron para que los conservadores mexicanos apoyaran la Guerra de
Intervencin Francesa, iniciada formalmente del 19 de abril de 1862, con los
dramticos captulos de la batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862 en la que el
triunfo fue para las armas mexicanas contra los invasores franceses, el largo sitio
de Puebla que concluy con la rendicin de las tropas nacionales el 17 de mayo
de 1863 y la instauracin del Segundo Imperio Mexicano, a partir del 10 de abril de
1864, con la figura del Archiduque de Austria, Maximiliano de Habsburgo.
En el momento en que Maximiliano asumi el trono del Segundo Imperio
Mexicano, 22 los miembros monarquistas del alto clero abrigaban la esperanza de
21 QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp. 262 a 263. 22 RIVA PALACIO, VICENTE. Mxico a travs de los siglos. Historia militar y completa del desenvolvimiento social, poltico, religioso, militar, artstico, cientfico y literario de Mxico desde la
25
restituir el antiguo orden, previo a los gobiernos liberales. A su regreso del exilio
en Europa, el arzobispo Antonio Labastida se instal en el gobierno imperial de
Maximiliano, en calidad de presidente del Consejo de Estado. Sin embargo, el
emperador se neg a restaurar los privilegios de la Iglesia Catlica, al tiempo que
reconoci algunas de las Leyes de Reforma e integr a su gabinete a algunos
liberales moderados, haciendo a un lado a los conservadores que lo instalaron en
el recin creado trono.
A finales de 1864, el arzobispo Labastida se rebel ante la posicin anticlerical del
emperador y su conducta era apoyada por los dems miembros del Episcopado
Mexicano, al tiempo que muchos conservadores, decepcionados de su gobernante
se separaron de l. Por su parte, Maximiliano confiaba en que el arribo de Pedro
Francisco Meglia, arzobispo de Damasco, en su calidad de nuncio papal,
propiciara la negociacin y el entendimiento entre el Vaticano y el Imperio
Mexicano. En diciembre de 1864, Maximiliano present a Meglia un proyecto de
negociacin que contena los siguientes puntos:
1. Establecimiento del regio patronato.
2. Supresin del fuero eclesistico.
3. Nacionalizacin de los bienes del clero.
4. La Iglesia pasar a ser rgano del Estado y recibir subvencin de ste.
5. Los servicios del clero sern gratuitos.
6. Se evitarn los excesos de la vida monstica y se darn reglas para este
fin. El Papa y el Emperador dictarn normas al respecto.
7. Libertad de cultos.
8. Reconocimiento del registro civil.
9. Secularizacin de cementerios.
antigedad ms remota hasta la poca actual, Tomo Dcimo, Mxico, Editorial Cumbre, Decimosptima edicin, 1985. pp. 169 a 171. Riva Palacio narra que: El 28 de mayo (de 1864) () lleg el Novara al puerto de Veracruz () al entregar Almonte sus poderes, el archiduque le nombr gran mariscal de palacio () Entretanto se haban puesto en movimiento las comisiones nombradas desde mediados de abril, para llevar a efecto el programa de la recepcin en la capital. () el 12, despus de haber odo misa, montaron en el tren del ferrocarril, y se dirigieron a Mxico. La recepcin fue solemnsima. Ver tambin: PAYNO, MANUEL. Compendio de la historia de Mxico. Historia nacional. Obras completas, Tomo XII, Mxico, CONACULTA, 2002, pp. 202 a 203.
26
Sin embargo, el nuncio Meglia no tena rdenes para negociar sino para imponer
las medidas que el Papa consideraba necesarias para el ejercicio de la clereca en
el Imperio Mexicano. Los puntos a imponer eran los siguientes:
1. Decretar religin de estado la catlica sin tolerancia de ninguna otra.
2. Dar completa libertad al Episcopado.
3. Restablecer las rdenes monsticas.
4. Poner la enseanza pblica y privada bajo la dependencia de la Iglesia.
5. Que no ejerza la autoridad civil influencia sobre la Iglesia de una manera tal
que limite sus libertades. 23
Excepto por el punto referente al restablecimiento de las rdenes monsticas, las
negociaciones entre el Imperio Mexicano y el Vaticano no tuvieron coincidencias ni
arreglos. Otras evidentes muestras del anticlericalismo de Maximiliano fueron: la
promulgacin del decreto que otorgaba la libertad de cultos a los sbditos del
Segundo Imperio Mexicano y el de la nacionalizacin de los bienes del clero, en
1865. 24 La posicin de Maximiliano de Habsburgo era contraria a la del Papa Po
IX, expresada en el Syllabus 25 publicado junto con la encclica Cuanta Cura, en
1864, en el que defina como errores contrarios al dogma y a la doctrina catlicos,
los principios liberales de soberana popular (Prop. 60), libertad de cultos (Prop.
15, 77 y 78), separacin de la Iglesia y el Estado (Prop. 65), desamortizacin
(Prop. 26 y 27), educacin laica (Prop. 45, 47 y 48), matrimonio civil (Prop. 73) y
otros. 26
23 QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, pp. 193 a 196. Ver tambin: QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp.334 a 337. ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento poltico y social de los catlicos mexicanos 1867 1914, Mxico, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Coleccin: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, pp.11 y 12. 24 ESPARZA R., JUAN CARLOS. La guerra cristera (1926-1929) 1/ Una breve perspectiva, Por los siglos de los siglos, en: http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/crist1.asp, p. 8. 25 Syllabus: Enumeracin sumaria de errores doctrinales condenados por la autoridad eclesistica. 26 Syllabus errorum. Resumen de los principales errores de nuestra poca, que se sealan en las alocuciones consistoriales, encclicas y dems letras apostlicas de Nuestro Santsimo Papa Po IX, en: GARCA CANT, GASTN. El pensamiento de la reaccin mexicana, Historia documental, Tomo Segundo (1860-1926), Antologa, Mxico, UNAM, Lecturas universitarias # 34, 1994, pp. 357 a 372. Ver tambin: ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento poltico y social de los catlicos mexicanos 1867 1914, Mxico, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Coleccin: Centenario de la Rerum Novarum # 2, 2004, p.55. QUIRARTE, MARTN. El problema religioso en Mxico, Mxico, INAH, 1967, pp.305 a 306.
27
La constante resistencia de los republicanos y las guerrillas populares al avance
de los soldados de la Legin Extranjera, mamelucos, imperialistas mexicanos,
franceses y belgas, que sostenan al Segundo Imperio Mexicano y el drstico
cambio de la correlacin internacional de fuerzas, por las guerras en Europa y el
fin de la Guerra de Secesin en los Estados Unidos, oblig a Napolen III a
desalojar de Mxico a sus fuerzas de ocupacin y, sin el apoyo de los zuavos, el
Segundo Imperio Mexicano de Maximiliano Habsburgo, feneci con el fusilamiento
del emperador liberal, el 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas. Desde
ese momento, la Repblica Liberal fue restaurada, con el gobierno de Benito
Jurez.
Una vez que el Partido Liberal triunf definitivamente y que la Constitucin
de 1857 qued como norma fundamental del pas, los catlicos
conservadores se enfrentaron al problema de adaptarse a un orden social
que en principio rechazaban. Restaurada la Repblica en 1867, el gobierno
de Jurez fue tolerante y no aplic en todo su rigor las Leyes de Reforma,
permitiendo as que la Iglesia subsistiera y que los fieles intentaran ubicarse
en el nuevo estado de cosas. No obstante, los catlicos conservadores
carecan de oportunidades para participar en la poltica; el Partido
Conservador como grupo organizado, haba desaparecido; algunos de sus
ms sealados miembros fueron encarcelados o desterrados; quienes
tenan puestos pblicos o mando de tropa fueron removidos y todos los que
haban colaborado con el Imperio fueron tachados con la nota de traidores
y consecuentemente se les suprimieron sus derechos polticos. 27
De manera muy paulatina, los catlicos conservadores de la ciudad de Mxico se
animaron a volver a organizarse y para el 25 de diciembre de 1868, se integraban
en la efmera Sociedad Catlica de Mxico, cuyo objeto, en apariencia, era
exclusivamente religioso, aunque posteriormente se ocup de labores de culto,
enseanza de la doctrina cristiana, fundacin de colegios catlicos y escuelas
gratuitas, atencin a hospitales y crceles y promocin de publicaciones. Con
27 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 27.
28
problemas insolubles de integracin, la Sociedad Catlica dej de existir en 1878. 28 El 13 de octubre de 1870, el Congreso aprob un decreto en el que se otorgaba la
amnista a quienes fueran culpables de infidencia a la patria, de sedicin y
conspiracin y dems delitos de orden poltico, as como a los militares acusados
de desercin. En el decreto se estipulaba que los amnistiados conseguan su
libertad, el goce de sus derechos polticos y la remisin de las penas pecuniarias,
pero no podan exigir la devolucin de los empleos, cargos, grados,
condecoraciones, sueldos, pensiones y montepos, ni la restitucin de los bienes
que se les hubieran confiscado y ya se hubieran enajenado. 29 Los conservadores
sufran la victoria de los liberales. As, slo hasta 1871, el arzobispo de Mxico
pudo regresar al pas y ocupar su sede, desmantelada por la aplicacin de las
Leyes de Reforma. 30 De acuerdo con Adame Godard:
Los catlicos conservadores se adaptaron al rgimen liberal guardando tres
lneas generales de conducta: abstencionismo poltico, trabajo a favor de
obras acadmicas y educativas y colaboracin para la reorganizacin de la
Iglesia.31
Los religioneros o la Cristiada decimonnica.- Al momento del deceso del presidente Benito Jurez, el 18 de julio de 1872, el presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nacin, Sebastin Lerdo de Tejada, asumi el Poder
Ejecutivo. El gobierno de Lerdo se caracteriz por la estricta aplicacin de las
Leyes de Reforma, especficamente en los aspectos anticlericales. En el ejercicio
del anticlericalismo, en abril de 1873, el gobierno orden la expulsin de los
miembros de la Compaa de Jess que, a ttulo personal, haban retornado al
pas. El mismo trato recibieron, el 20 de mayo, las 200 monjas de la orden de las
Hermanas de San Vicente de Paul, quienes por sus labores caritativas, gozaban
de gran popularidad. 32
28 Ibd., p. 16 a 24. Ver tambin: CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. El catolicismo social: Un tercero en discordia. Rerum Novarum, la cuestin social y la movilizacin de los catlicos mexicanos(1891 1911), Mxico, El Colegio de Mxico, 1991, pp.51 a 53. 29 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 74. 30 Ibd., pp. 100 a 101. 31 Ibd., p. 15. 32 PAYNO, MANUEL. Op. Cit., p.257.
29
Los excesos anticlericales propiciaron que, desde fines de 1873, diera inicio la
guerra de los religioneros, guerra espontnea y desconcertada, sin un jefe
nacional aparente, con focos insurreccionales localizados en los estados de:
Jalisco, Mxico, Quertaro y Guanajuato, pero especialmente en Michoacn. Para
los religioneros, el pas estaba en peligro de caer en manos de los protestantes,
por lo que los jerarcas y obispos conversos del ya mencionado cisma
episcopaliano de la incipiente Iglesia de Jess o Iglesia Mexicana, Rama
Mexicana de la Iglesia Catlica de Nuestro Seor Jesucristo, vinculada con la
Iglesia Anglicana de los Estados Unidos, 33 eran considerados como el principal
peligro y por lo tanto, foco de ataque.
Llegando a ser un cuestionamiento serio a la legitimidad del gobierno de Lerdo de
Tejada, en el centro occidente del pas, la Cristiada de los religioneros no dejaba
de incrementar el nmero de sus combatientes, al tiempo que representaba la
expresin del rechazo popular a las polticas anticlericales. En este contexto, el 3
de marzo de 1875, los religioneros hicieron pblico el Plan de Urecho, Michoacn. 34 Para enero de 1876, haba 5,000 religioneros en Michoacn, 3,000 en Guanajuato
y 2,500 en Jalisco, adems de otras partidas que merodeaban en los estados de:
Quertaro, Hidalgo, Mxico y Guerrero. Ante la impotencia del Ejrcito Federal, los
combates y escaramuzas se multiplicaban en los poblados pequeos y las fuerzas
religioneras ya amenazaban a las ciudades. De acuerdo con Jean Meyer:
La guerra, en estas condiciones, guerra popular, no poda ser sino una
guerra de guerrillas, sin plan de conjunto, ni plan particular, agrupndose y
dividindose las partidas al azar de los accidentes del terreno y segn las
posibilidades militares y econmicas. Se desbandaban para dedicarse a las
labores del campo, la siembra y la cosecha. Se volvan a agrupar para
tomar una ciudad, y se diseminaban ante las columnas federales; se 33 Iglesia de Jess en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo II, Mxico, Ed. Porra, 1995, p. 1771. 34 PAYNO, MANUEL. Op. Cit., pp. 254 a 255. Ver tambin: Cristeros, levantamiento (1875 1877), en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo I, Mxico, Ed. Porra, 1995, p. 1001. ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., pp. 92 a 93.
30
enterraban las armas y se desensillaban los caballos en espera de un
momento ms favorable. (...)
En cuanto a las motivaciones de los combatientes, sabemos que son de
dos tipos: hostilidad al gobierno y fanatismo. (...) El 10 de diciembre de
1875 fue publicado un manifiesto por Jess Gonzlez, Benito Mesa,
Domingo Jurez, Gabriel Torres, Jess Soravilla, Antonio Reza, etc., en el
que explicaban que la rebelin era el fruto de la impaciencia y la
desesperacin de los pueblos. Su programa se limitaba a estas palabras:
Viva la Religin! Muera el mal gobierno! 35
La Cristiada de los religioneros, proporcion al general Porfirio Daz Mori, el apoyo
involuntario de la faccin para obtener el triunfo de los rebeldes del Plan de
Tuxtepec que logr derrocar al gobierno de Lerdo de Tejada. Con la cada de
Lerdo, la Cristiada de los religioneros dej de tener sentido y se apacigu con la
misma espontaneidad con que se inici. Para el 15 de febrero de 1877, el general
Porfirio Daz ocupaba la presidencia de la Repblica de manera provisional y el 5
de mayo del mismo ao se ratificaba constitucionalmente su investidura.
Porfirio Daz y el catolicismo La dictadura conciliadora de Porfirio Daz.- Se ha divulgado la versin, poco fundamentada, sobre un supuesto pacto, entre el general Daz y el Vaticano, en el
que se estipulaba que, una vez que el general Daz ocupara el poder, ste se
comprometa a suavizar la aplicacin de las Leyes de Reforma, con la condicin
de que el clero, a su vez, se concentrara exclusivamente en su labor
evangelizadora. Juan Carlos Esparza relata que:
Aunque Porfirio Daz tena orgenes liberales y masones, finalmente tuvo
que hacer las paces definitivas con la Iglesia Catlica el 7 de abril de 1880
cuando, a causa de la agona de su esposa Delfina, quien era su sobrina
carnal, fue presionado por el arzobispo Antonio Labastida a abjurar de sus 35 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2, Op. Cit., pp. 40 a 41.
31
pasadas ideologas, como condicin para administrar los ltimos
sacramentos a su cnyuge y para oficiar su matrimonio religioso. Delfina
falleci al da siguiente y fue sepultada en el Panten del Tepeyac. El
expediente fue guardado en un archivo secreto de la Mitra. 36
La poltica conciliadora de Porfirio Daz para con la Iglesia se hizo evidente an
antes de la muerte de su sobrina cnyuge. Ya desde el ao de 1877, el gobierno
permiti el restablecimiento y la creacin de diversas rdenes religiosas, as como
la construccin de templos. La paulatina recuperacin econmica de la Iglesia se
configur mediante las obvenciones parroquiales o pago por conceptos
sacramentales, el diezmo voluntario (la dcima parte, o menos, de la produccin
agrcola y ganadera o de cualquier otro tipo de producto o ingreso que algunos
catlicos, de manera voluntaria, entregan a la Iglesia para su mantenimiento),
donaciones, herencias y contentas. Este ltimo concepto consista en una cuota que, con el objeto de obtener el perdn de su pecado de avaricia, daban aquellas
personas que, aprovechando la Ley de Desamortizacin de Bienes del Clero,
haban adquirido, a bajo costo, tierras que haban sido propiedad de la Iglesia. 37
La poltica de conciliacin se desarrollo a nivel de relaciones personales
entre Porfirio Daz y los obispos mexicanos. No hubo una actitud formal por
parte del gobierno mexicano, que pudiera concretarse en un concordato con
la Santa Sede o siquiera una reforma de la legislacin vigente que afectaba
a la Iglesia. 38
Con respecto a los catlicos, de acuerdo con Adame Godard, desde el triunfo de
la Repblica y hasta los aos del porfirismo, stos se mantuvieron divididos en dos
grupos, el conservador y el liberal.
36 ESPARZA R., JUAN CARLOS. Op. Cit. 2/ Una breve perspectiva, p. 1. 37 MRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. La oposicin catlica, en: As fue la Revolucin mexicana. Tomo I. Crisis del porfiriato, Mxico, Senado de la Repblica / SEP / INAH / CONAFE, 1985, p. 84. 38 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 104. Ver tambin: ODOGHERTY MADRAZO, LAURA. De urnas y sotanas. El Partido Catlico Nacional en Jalisco, Mxico, Coleccin Regiones, 2001,p. 22. QUIRARTE, MARTN, Visin panormica de la historia de Mxico, Mxico, Grupo Loera Chvez, 2003, pp. 241 a 242.
32
Los conservadores consideraron al Syllabus como un documento infalible
que ningn catlico poda contradecir sin comprometer su conciencia. Los
liberales insistan en separar los principios polticos de los principios
religiosos, el Estado de la Iglesia, y declaraban obedecer al Papa en
materia religiosa y a la Constitucin en materia poltica. Los conservadores
recomendaban la abstencin de los catlicos en materia poltica mientras
no hubiera posibilidades de triunfo .Y los liberales queran que los catlicos
mexicanos participaran activamente en la poltica y colaboraran con el
gobierno establecido. 39
El mismo Adarme Godard explica que: para entender el pensamiento poltico y
social de los catlicos, es necesario tener en cuenta su concepcin teocntrica de
la vida que los haca relacionar la teologa con cualquier estudio sobre el hombre
o la sociedad. 40
El 15 de mayo de 1891, el Papa Len XIII promulg la Encclica Rerum Novarum,
en la que la Iglesia defina su posicin con respecto a las relaciones obrero-
patronales, establecindose como la autntica normativa del movimiento llamado
catolicismo social y que ocasion una transformacin radical en la posicin de los
catlicos.41
Se pas del catolicismo apoltico a uno crtico y preocupado por la cuestin
social. La Encclica Rerum Novarum se opona tanto al liberalismo como al
socialismo. Del primero criticaba el egosmo, que se tornaba en pilar del
sistema. Del socialismo rechazaba la abolicin de la propiedad privada, ya
que sta era un derecho natural del hombre. Afirmaba tambin que si bien
los hombres eran iguales como hijos de Dios, en la Tierra stos tenan
diferencias fsicas, a partir de las cuales se daban las diferencias en la
fortuna. De la misma manera, Len XIII, estaba en contra de concebir a las
39 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 26. 40 Ibd.. p.30. 41 AGUIRRE CRISTIANI, MARA GABRIELA. La poltica social de la Iglesia Catlica en Mxico, 1920 1924, Mxico, Tesis de doctorado en historia, Facultad de Filosofa y Letras, UNAM, 2002, pp. 15 a 25. Ver tambin: CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. El catolicismo social: Un tercero en discordia. Rerum Novarum, la cuestin social y la movilizacin de los catlicos mexicanos(1891 1911), Mxico, El Colegio de Mxico, 1991, pp. 51 a 74.
33
clases sociales como enemigas naturales. Por el contrario, afirmaba que las
clases se necesitan unas a otras, por lo que era necesario que se diera el
amor y el respeto entre ellas. 42
La encclica Rerum Novarum dio el sustento ideolgico para la transformacin y
reestructuracin efectiva de la Iglesia, con la creacin de nuevos arzobispados, el
incremento del nmero de sacerdotes, de las asociaciones piadosas seglares y la
apertura de nuevas escuelas catlicas.
Entre 1891 y 1914, el reconocimiento oficial por parte de la Rerum Novarum
de la cuestin social y la extraordinaria vitalidad que ese reconocimiento
gener en algunas naciones, lanz a la palestra pblica a cuatro grupos de
catlicos que pretendan hacer participar a la Iglesia en los problemas de su
tiempo. Surgieron y contendieron as con mayor o menor capacidad e
identificacin, dependiendo de las circunstancias de tiempo y de lugar los
catlicos liberales, los tradicionalistas, los sociales y los demcratas. 43
Despus de la publicacin de la Rerum Novarum la posicin de la Iglesia y de
algunos catlicos citadinos con respecto a la pobreza y a diversos problemas
sociales tuvo algunas modificaciones y gener la doctrina del catolicismo social.
De acuerdo con Adame Godard:
El catolicismo social moderno que apareci hacia la segunda mitad del siglo
XIX, constituye una respuesta a los problemas econmicos y sociales
causados por el liberalismo. Se distingue de la caridad tradicional, en que
se refiere no tanto a aliviar al pobre, sino a remediar el problema social
causado por la evolucin de la sociedad que afecta, en primer lugar, al
proletariado industrial y a las dems clases laborales; y en que procura
descubrir las causas del desorden social y definir un remedio que no slo
ataque los sntomas de los trastornos, sino sus races. Puede decirse que la
caridad procura socorrer a los miserables, en tanto que el catolicismo social
42 MRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. La oposicin catlica, en: As Fue La Revolucin Mexicana. Tomo I. Crisis del Porfiriato, Mxico, Senado de la Repblica / SEP / INAH / CONAFE, 1985, p. 84. 43 CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. Op. Cit., p. 37.
34
procura prevenir la miseria social, mediante un programa de reformas
sociales que se funde en el propio ser social. 44
El trgico cisma serrano de Tomchic.- En treinta aos de gestin, la hegemona del gobierno de Porfirio Daz, en tanto dictadura, no slo se estableci
en la conciliacin. En el caso de algunos conflictos protagonizados por sectores
especficos de campesinos e indgenas, como los de la Rebelin Cismtica de
Tomchic, Chihuahua; la Guerra de Castas de Yucatn, la Rebelin de los Yaquis
en Sonora, la rebelin agrarista del padre Felipe N. Castaeda en el Estado de
Mxico 45 y la matanza de mineros en Velardea, Durango, entre otros, el uso de
la represin directa mediante la guerra, la masacre, el destierro y la prisin, con la
estimulada actuacin del Ejrcito, la Polica Rural, las fuerzas militarizadas
auxiliares locales y los jefes polticos, mantuvo la paz social en el pas, por la va
de las armas.
Tomchic es un poblado situado en la Sierra Tarahumara, en el actual municipio
de Guerrero, del estado de Chihuahua, colindante con la zona minera de lamos,
Sonora. Entre los aos cincuenta y ochenta del siglo XIX, los tomochitecos se
haban destacado en la guerra contra los apaches, situacin que, junto con las
difciles condiciones de la sobrevivencia serrana, los haba transformado en gente
muy independiente.
A finales de la dcada de 1880, algunos pobladores de Tomchic, vctimas de
diversos abusos por parte de las autoridades civiles, fortalecidos por la influencia
mstica de la taumaturga Teresa Urrea, conocida como Santa Teresa de Cabora e
integrados en una extraa religin aislada y cismtica, con santos vivos y dirigida
por Cruz Chvez, lder religioso y militar, autonombrado Papa Mximo de
Chihuahua y de Sonora, con el lema de Religin e Independencia, declararon
44 ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 191. 45 CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. El catolicismo social: Un tercero en discordia. Rerum Novarum, la cuestin social y la movilizacin de los catlicos mexicanos(1891 1911), Mxico, El Colegio de Mxico, 1991, pp. 86 a 87.
35
oficialmente que no reconoceran ms amo que a Dios y se negaron a seguir
obedeciendo las disposiciones del gobierno porfirista y de la Iglesia Catlica. 46
El 7 de diciembre de 1891, se present en Tomchic una partida del Ejrcito
Federal, que someti momentneamente a los sorprendidos tomochitecos. La
agresin oblig a los seguidores de Cruz Chvez a organizarse como grupo
armado y para el 27 de diciembre, los cismticos de Tomchic derrotaban en toda
lnea a las tropas del Onceavo Batalln de infantera, bajo las rdenes del capitn
Emilio Enrquez, quien muri en la ocasin.
Se haba sublevado contra el Gobierno un pueblo lejano, clavado
altivamente en el corazn de la Sierra Madre; se haban mandado
reiteradas veces fuerzas militares, y fueron derrotadas, muertos muchos
oficiales y hecho prisionero el teniente Coronel Ramrez del 11 Batalln.
(...)
Cruz Chvez, el Caudillo, les predicaba una extraa religin, especie de
catolicismo cismtico que desconoca al Clero, mezclado con extravagantes
ideas de santidad, propias de un estado inculto y de una ignorancia
completa, candorosa y terrible. 47
Los, a s mismos llamados soldados de Jesucristo de Tomchic, se distinguan por
una cruz roja pintada en sus sombreros y tenan como gritos de guerra: Viva el
Gran Poder de Dios! Viva la Santsima Trinidad! Viva la Virgen Santsima! Viva
la Santa de Cabora! Mueran los Pelones! y Mueran los Hijos de Lucifer! y
contaron con el apoyo del grupo de bandidos que diriga Pedro Chaparro y, a
distancia, de los sublevados indgenas de los pueblos pimas y mayos.
46 VARGAS VALDEZ, JESS (compilador). Tomchic: La Revolucin adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891 1892), Tomo I, Ciudad Jurez, Chihuahua, ICHICULT / UACJ / Estudios Regionales 10, 1994, pp. 26 a 41. Ver tambin: Tomchic (Rebelin de) en: Diccionario Porra, Historia, Biografa y Geografa de Mxico, Tomo IV, Mxico, Ed. Porra, 1995, pp. 3536 y 3537. Urrea, Teresa, en: Diccionario Porra, (Ibd.), p.3645. 47 FRAS, HERIBERTO. Tomochic. Novela histrica mexicana, Mxico, Editora Nacional, Quinta edicin, 1973, pp. 22 a 23.
36
El 2 de septiembre de 1892, los tomochitecos tuvieron otra victoria, esta vez
contra las tropas del general Toms Rangel. Como la rebelin de Tomchic tena
la posibilidad de extenderse, el gobierno de Porfirio Daz no dud en movilizar todo
tipo de fuerza disponible y reuni a soldados de lnea del 9, 11 y 24 Batallones
del Ejrcito Federal, Defensas Nacionales de Chihuahua y Sonora, soldados
auxiliares irregulares indgenas pimas, patas y mayos de Sonora, e irregulares de
Chihuahua. En total mil doscientos hombres armados con fusiles Remington y un
pequeo can de montaa, para acabar con los 133 fieles del Papa Mximo de
Chihuahua, armados con carabinas Winchester y atrincherados en sus casas.
Las acciones de exterminio de los cismticos tuvieron lugar entre el 20 y el 29 de
octubre de 1892, cuando cay el ltimo de los soldados tomochitecos de
Jesucristo. Slo 43 mujeres y 71 nios sobrevivieron de la guerra del Papa Cruz
Chvez. 48
Los catlicos citadinos desvinculados de los rurales.- Segn el censo oficial, en el ao de 1900, Mxico tena trece millones seiscientos mil habitantes, la
mayora ubicados en rancheras y pequeos poblados en los que los documentos
propios de los catlicos citadinos, como el Syllabus y la encclica Rerum Novarum,
no eran conocidos por la poblacin que, en su gran mayora, era analfabeta. Los
mismos catlicos citadinos reconocan que, como lo haba mostrado el cisma de
Tomchic, desde su punto de vista, la evangelizacin de la poblacin indgena y
mestiza aislada y desvinculada del Vaticano, de la Arquidicesis, de las Dicesis,
de las parroquias y de las organizaciones catlicas citadinas, no era completa y
48 En su calidad de teniente del Noveno Batalln de Infantera, que particip en las acciones de Tomchic, Heriberto Fras fue el autor de la famosa novela histrica Tomchic a la que, por su temtica, se le ha equiparado con la narracin de Los sertones, de Euclides da Cunha. La apasionante historia de la Rebelin de Tomchic ha sido tema de investigacin de diversos historiadores que han producido textos como: CHVEZ, JOS CARLOS. Peleando en Tomochi, Sociedad Chihuahuense de Estudios Histricos, Chihuahua, Chih., 1943. VARGAS VALDEZ, JESS (compilador). Tomchic: La Revolucin adelantada. Resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891 1892), dos volmenes, Ciudad Jurez, Chihuahua, ICHICULT / UACJ / Estudios Regionales 10, 1994. VANDERWOOD, PAUL J. . Del plpito a la trinchera. El levantamiento de Tomchic, Mxico, Ed. Taurus, Coleccin Pasado y Presente, 2003. ILIADES AGUILAR, LILIN. La Rebelin de Tomchic, Mxico, INAH, 1993. SABORIT, ANTONIO. Los doblados de Tomchic. Un episodio de historia y literatura, Mxico, Ed. Cal y Arena, 1994. Y la pelcula Longitud de Guerra, de Gonzalo Martnez Ortega, 1975, entre otros.
37
que, en el ejercicio de sus propias religiones y del sincretismo, haciendo a un lado
la liturgia catlica, se practicaba, entre los pueblos indios y mestizos aislados, lo
que algunos catlicos citadinos consideraban como: supersticin, nigromancia,
idolatra, hechicera y brujera.
La desvinculacin, de hecho, de los catlicos citadinos, en relacin con sus
correligionarios rurales e indgenas, por los conceptos de vida, religiosidad,
ritualidad, costumbres, formas de produccin y consumo, intereses, anhelos,
proyectos, visiones del mundo y relaciones cotidianas bien diferenciados, seguira
presentndose de diversas maneras, aunque ms especficamente en la
separacin racial y de clase de los minoritarios catlicos citadinos de las clases
media y alta, de la capital de la Repblica, de algunas capitales de los estados y
de otras ciudades relativamente grandes, con respecto de la religiosidad y las
formas de entender, practicar y vivir el catolicismo por parte de los catlicos
rurales, y ms an de los diversos pueblos indgenas. Este menosprecio y la
evidente divisin y prejuicios de la feligresa citadina, en trminos de clase, regin
y raza, para con la feligresa rural e indgena, que inclua e incluye el tipo de
templo y parroquia a que se asiste para recibir los sacramentos, restaba fuerza y
peso a la grey y beneficiaba a la hegemona poltica del Estado.
Con gran irona los redactores catlicos hablaron de la prepotencia del
estado porfiriano, que haca un gran despliegue de fuerza para combatir a
los sublevados de Tomochic. Pero con gran sagacidad arguyeron tambin
que lo sucedido en esa pequea poblacin era parte del proyecto de los
tuxtepecanos de ir acabando, por la fuerza de las armas, con todos los
opositores () Curiosamente, no aprovecharon la ocasin para manifestar
su agrado por la rebelin por inspirarse sta en motivos religiosos. Esto
ltimo puede explicarse puesto que la religiosidad de los habitantes de
Tomchic pudo parecerles pagana y no cristiana. Es por esto que slo
destacaron los motivos de estricta justicia y en funcin de ellos excusaron la
insurreccin 49
49 CEBALLOS RAMREZ, MANUEL. Op. Cit., p. 85.
38
En su descripcin del contenido de las obras de la narrativa de los escritores
catlicos citadinos de la poca, como Jos Lpez Portillo y Rojas, Rafael
Ceniceros y Villarreal y Cayetano Rodrguez Beltrn, J. S. Brushwood explica:
Se aferraron a la esperanza del perfeccionamiento individual del hombre.
Como este perfeccionamiento estaba ligado al cristianismo lo que les
interesaba en verdad era la moral. Y la moral por la que abogaban est ms
ligada al tradicionalismo que a la fe cristiana. El elemento costumbrista de
sus novelas es algo ms que un cuadro de costumbres; es la base de la
moralidad. Muestran cmo actuaban las personas que saban distinguir el
bien y el mal, y proponen que dichas costumbres tradicionales sean la
norma de conducta .quien es ejemplo de buena conducta puede ser
tambin exponente de la fe cristiana; pero la pretensin de que cristianismo
y moralidad contrminos equivalentes, no es sino otro ejemplo de la
artificiosa realidad del periodo. 50
Los catlicos citadinos organizados.- Con el nuevo siglo se estrenaba la red de ferrocarriles y los catlicos citadinos realizaban la celebracin de los Congresos
Catlicos: en Puebla (1903), Morelia (1904), Guadalajara (1906) y Oaxaca (1909).
De Congresos Agrcolas en: Tulancingo (1904 y 1905) y en Zamora (1906) y el
tiraje de peridicos catlicos.
Los congresos catlicos reunieron, para discutir sobre la manera de
remediar los terribles males de que adolecen las sociedades modernas,
vctimas de la impiedad, la indiferencia religiosa y el positivismo, a prelados
y cannigos, sacerdotes y religiosos, profesionistas, hacendados y, en
general, seglares catlicos. () Los congresos lejos de lograr la unidad
deseada por la Santa Sede, provocaron la divisin del episcopado, el clero
y los seglares asistentes. Las diferencias surgieron en torno a dos
problemas estrechamente relacionados: cul deba ser el papel de la
Iglesia en la sociedad? Y, en consecuencia, cul su relacin con el
rgimen de Porfirio Daz? () En los congresos agrcolas el enfrentamiento 50 BRUSHWOOD, JOHN S. Mxico en su novela, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, Coleccin Breviarios # 230, 1987, pp. 286 a 287.
39
fue similar. Las discrepancias entre militantes catlicos y hacendados
fueron inmediatas en lo relativo a las obligaciones de los propietarios y los
derechos de los jornaleros. 51
En la ciudad de Mxico, un pequeo y activo sector elitista de catlicos citadinos
de clase media y alta, con el nombre de Consejo de Guadalupe y con el nmero
1050, se incorporaron, a partir del 8 de septiembre de 1905, a la asociacin
catlica, fraternal y mutualista de origen estadounidense de la Orden de los
Caballeros de Coln.
La Orden de los Caballeros de Coln fue para la Iglesia de nuestro pas uno
de los brazos ms poderosos y ms dedicados a fortalecer los designios de
la Santa Sede. La prominencia de sus miembros desde el periodo
porfiriano, como gobernadores, diplomticos, o miembros del Congreso,
hizo que dicha sociedad tuviera injerencia en terrenos que iban ms all de
la fe. Constituyeron siempre una fuerza econmica y poltica y por lo tanto,
dentro de la Iglesia mexicana, un sector poderoso.52
En un principio sus sesiones se sujetaban a los rituales en ingls y por ello su
membresa era exclusivamente de personas que conocan esa lengua y, en 1910,
se inici lo que propiamente se llam el periodo mexicano, al traducirse sus
sesiones al idioma espaol, los principios pblicos bsicos de los Caballeros de
Coln son: la caridad, la unin, la fraternidad y el patriotismo. En las dcadas de
los aos veinte y treinta, del siglo XX, algunos militantes de los Caballeros de
Coln participaron directamente en las R