Nació en Eleusis ahora Grecia, 525 a.C. Y murió en Gela, Sicilia, 456 a.C.
Fue un trágico griego muy importante en su época. Vivió en un periodo de grandeza para Atenas, tras la victoria contra los persas en las guerras de: Maratón y Salamina, en las que participo directamente.
De las noventa obras que escribió, solo se han conservado siete, entre ellas, la más conocida es la Trilogía laOrestiada (Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides, 478 –a.C.).
Se considera a Esquilo el fundador de la
Tragedia Griega, a partir de la lírica coral y
al introducir un segundo actor a la escena, lo
cual permitió independizar el dialogo del
coro, aparte de otras innovaciones en
escenografía y técnica teatral. Llevo a la
escena grandes ciclos mitológicos de la
historia de Grecia, en ella reflejo la sumisión
del hombre a un destino ya escrito, a una
fatalidad eterna que rige la naturaleza y
contra la cual los actos individuales son
estériles, puro orgullo abocado al necesario
castigo.
En sus obras el héroe trágico no se encuentra
envuelto en grandes acciones, se convierte
en el centro del cosmos y el valor se vuelve
el primer término.
El género trágico, se convirtió en un reflejo
de la situación social que pasaba Grecia
entre las creencias religiosas tradicionales y
las nuevas tendencias racionalistas y
democráticas.
Otras obras de Esquilo que se han conservado
son: Las suplicantes (c. 490), Los siete contra
Tebas (467) y Prometeo encadenado, obra
sobre cuya autoría existen aún dudas.
Basada en la Ilíada, que cuenta la guerra de
Troya, se inicia la obra en un palacio: un
vigía espera desde hace mucho tiempo
noticias sobre la expedición de Agamenón a
Troya. El coro interviene para darnos pistas
sobre los acontecimientos más recientes.
Un heraldo anuncia la entrada de Agamenón,
rey de Micenas y jefe de las fuerzas griegas
en la guerra de Troya, quien entra a la
ciudad. Agamenón era hijo de Atreo, y sufre
la maldición hecha sobre su casa.
El rey entra en Argos acompañado por Casandra, quien es una esclava que le regaló el ejército. Clitemnestra, su esposa, se queja por la espera y tiene preparado un recibimiento que no es del gusto de Agamenón, sin embargo, este lo acepta.
Casandra tiene poderes proféticos y es hija del rey Príamo a quien Agamenón ganó en la guerra de Esparta contra Troya. Los presagios de la muerte de Agamenón se van volviendo más fuertes y explícitos. El coro va respondiendo a los presagios de este.
Todos se encuentran en el palacio cuando se escucha el grito de Agamenón: Egisto le da un golpe que lo sume en la inconciencia y Clitemnestra a su vez, le da otro golpe con su espada, que lo decapita. Clitemnestra sale a escena y aparecen los cadáveres de Agamenón y Casandra. El crimen y la venganza se han consumado.
Clitemnestra se enorgullece de su acción y admite que es un meticuloso plan urdido anteriormente desde que Agamenón le dio muerte a su hija Ifigenia, en ofrenda al dios Zeus, antes de su partida a la guerra. La venganza también es de Agisto, primo de Agamenón y amante de Clitemnestra.
Agisto expone sus razones: Agamenón había
hecho atrocidades con su padre Tiestes en el
pasado.
Es una tragedia donde hay una influencia en
toda la obra de lo divino. Se creía que el
destino era ya un hecho inamovible e incapaz
de cambiar. En toda la obra se vé cómo todos
los personajes involucrados no pueden
escaparse a su suerte, y a lo que ya está
escrito en el linaje maldito. Es una obra de
conquista, poder, ambición y guerras.
El dios para esta época era Zeus, quien era el
autor de la justicia divina. A él se le ofrecían
ritos y homenajes, como la muerte de la hija
de Agamenón, un sacrificio por demás, inútil
y perverso (desde el punto de vista de un
dios que lo requiere)
Aquí todos los personajes se rigen a la
voluntad divina sin cuestionamientos.
Pareciera que de todas formas, el destino
implacable les cobra factura y no hay forma
de evadirlo y evitarlo. Por tanto, bajo esta
concepción divina, no existe libre albedrío ni
libertad.
La visión de la vida es trágica. El hombre
llega a sus propios límites en la búsqueda de
lo que busca: Clitemnestra, quien nunca
logró perdonar a su marido por la muerte de
su hija, termina ella misma castigándolo.
Pareciera que nadie puede evitar este
destino tan atroz. Casandra, la adivina,
también es castigada por la mano asesina de
Clitemnestra. Muere a la par de Agamenón y
no puede evadir ─ni ella misma que es capaz
de ver el destino─, del suyo propio.
Agamenón es un hombre con exceso de
ambición. Acostumbrado a hacer su voluntad,
a los placeres carnales, también es un gran
líder. Logra ─no solo por medio de la fuerza
física, sino por la astucia─ vencer al enemigo
con el famoso Caballo de Troya. Sin embargo,
a pesar de esos diez años de lucha, su final
es infructuoso. Muere no en batalla, sino en
manos de una mujer, su propia esposa. No
deja de ser irónico.
El destino de los personajes es un destino
común. Casandra vé el futuro y es capaz de
hacerlo en comunión con todo el pueblo
troyano.
Egisto, amante de Clitemnestra ─autor junto
con esta de la muerte de Agamenón─, busca
también la venganza. Hacía años atrás, su
padre había muerto por órdenes de
Agamenón. Pareciera que todos los
personajes tienen sed de venganza, de
sangre, como si prevaleciera la famosa ley
del Talión “ojo por ojo, diente por diente”.
Es una tragedia que relata los sucesos después
de la muerte de Agamenón, muestra la
venganza de Orestes alentado por su hermana
Electra y por el Dios Apolo, mata a Egisto y a
su propia madre, Clitemnestra, por haber
cometido este crimen es perseguido por las
Erenias (divinidades vengativas nacidas de la
tierra regada de la sangre de Urano, cuando
este fue mutilado por Cronos).
Ellas causaron que Agamenón sacrificara a su
hija, Clitemnestra asesinara a su esposo y
Orestes asesinara a su madre.
Comienza con el reencuentro de Electra y su
hermano Orestes; Él está con su primo,
también están la Coéforas haciendo
libaciones en la tumba de su padre, por la ira
éstos quieren tomar venganza por sus propias
manos así que invocan el espíritu de
Agamenón para que los ayude, Apolo también
los alienta a matar a los asesinos.
Llega Orestes al palacio donde esta
Clitemnestra y se hace pasar por un
extranjero que tiene noticias de la muerte
de su hijo, pues él fue desterrado de su
tierra cuando era un niño, Ella le cuenta a
Egisto y éste duda porque él lo mato cuando
era solo un bebe así que cuando le está
haciendo preguntas, Orestes lo mata y luego
va detrás de su madre, la cual días antes ha
tenido una pesadilla, en la cual estaba
amamantando a un niño, pero no es un niño
es un dragón que le está mordiendo el pecho
y tomando leche al mismo tiempo.
Así que el la mata también, pero siente que
hizo las cosas mal, pero si no lo hacia lo
podrían castigar pues habían predicho que él
iba a matar a su madre y prefería estar en
paz con los Dioses que con los humanos. Así
que cuando va a salir llegan unas mujeres
vestidas de negro llamadas las Erinias, que
han ido tras su busca ya que el es el único
que las ve entonces huye rápidamente.
Orestes huye a Delfos y se refugia en el
templo de Apolo, para lavar su culpa por
haber matado a su madre Clitemnestra. Él,
por instigación de su hermana Electra y el
dios Apolo, ha matado a su madre
Clitemnestra, que ha asesinado a su padre, el
rey Agamenón, quien a su vez había matado
a su hija Ifigenia. Apolo no puede protegerlo
contra las Erinias y le aconseja que huya a
Atenas, bajo la protección de Hermes, para
someterse al juicio de la diosa Atenea.
Mientras, el dios lanza un conjuro sobre las
Furias que lo persiguen, para retrasarlas.
El fantasma de Clitemnestra asesinada
aparece y que despierta a las durmientes
Erinias, instándolas a que sigan persiguiendo
a Orestes. Cuando despiertan empiezan a
cantar al unísono un castigo para Orestes y
buscan el olor de la sangre que les llevará a
seguir el rastro de Orestes. Apolo interviene
para salvar a Orestes de las Erinias, y estas
se enfurecen por el apoyo del dios al acecino
de su propia madre.
Cuando las Erinias localizan a Orestes en
Atenas, Orestes se ha abrazado a una
pequeña estatua de Atenea como suplicante.
La diosa aparece y decide que un jurado de
doce atenienses juzgue al suplicante. Las
Erinias que aceptan que se realice un juicio y
dicte sentencia, protestando no obstante por
el hecho de se dicten leyes nuevas que
impidan el castigo inmediato y sin
contemplaciones de los crímenes de sangre.
Se instituye el Areópago de Atenas.
Apolo actúa de abogado de Orestes mientras
las Erinias actúan como abogado de la
fallecida Clitemnestra. Las Erinias, diosas de
la venganza de sangre, sostienen que, si no
se condena a Orestes, en la ciudad
cualquiera se sentirá libre de cometer
cualquier tipo de acto por venganza propia.
Durante el juicio, Apolo convence a Atenea
de que, en un matrimonio, el marido es más
importante que la mujer, señalando que
Atenea nació sólo de Zeus y sin intervención
de una madre.
Antes de que se cuenten los votos, Atenea
vota en favor de Orestes. Apolo y Atenea
sostienen que los dos homicidios tienen
diferente gravedad. El hijo tiene la misma
sangre que el padre porque él lo ha generado
y por lo tanto tiene el derecho de vengarse.
Después del recuento, los votos son iguales
en cada lado. Atenea intenta convencer a las
Furias de que acepten su decisión. Las
Erinias, increpan a Atenea por vulnerar viejas
leyes. Pero, al final, ellas se someten.
Atenea entonces les da otro nombre,
Euménides, quienes se comprometen a
mostrar su lado más benigno a Atenas. Las
Erinias serán entonces honradas por los
ciudadanos de Atenas para asegurar su
prosperidad. Atenea también declara que en
adelante los empates entre los jurados deben
resolverse en beneficio del acusado, siendo
absuelto, puesto que la misericordia debe
prevalecer siempre sobre la severidad.