La precomposicio n
Aprender no es solo dominar ciertos conocimientos, si no que consiste en desarrollar las
destrezas mentales y actitudes. A esto se le llama módulo cognoscitivo y es construido por el
alumno a lo largo de la escolarización. Para que esto sea posible es necesaria la composición ya
que permite al alumno dominar el lenguaje, para adquirir conocimiento y transmitirlo
Si bien se usan como términos indistintos, componer es diferente a escribir. Escribir es inscribir
signos lingüísticos reconocibles sobre alguna superficie. En cambio, componer es usar los
signos lingüísticos para construir un texto. Exige ser consciente de la estructura del discurso y
conocer y saber usar los recursos lingüísticos más adecuados para transmitir un contenido.
Al tratarse de un proceso complejo y que requiere de variados recursos, los adultos deben
planear lo que van a escribir antes de redactar un borrador. Este proceso se denomina
precomposición y requiere, en primer lugar, una toma de conciencia sobre el acto de usar el
lenguaje y en segundo lugar una exploración sobre el tema y sobre el escrito mismo. Este
orden no es taxativo, sino que es un período de idas y venidas entre los subprocesos de toma
de conciencia, descubrimiento e investigación.
Toma de conciencia
Es la reflexión sobre el tema y sobre la retórica o manera de comunicarlo. Puede
esquematizarse a través de preguntas previas al escrito, como:
¿Qué es lo que voy a escribir y cuál es su función? (género)
¿Cuál es su tema, que conocimientos tengo acerca del mismo?
¿A quién está dirigido mi escrito?(comunidad discursiva)
¿Cuánta información debo dar?
¿Cómo debo distribuir la información?
¿Qué registro debo usar?
Para responder estas preguntas el autor debe buscar lectores reales además del profesor. Esto
le permitirá comprender que al escribir tiene el poder de decir algo, expresar una idea, al
mismo tiempo que se expone a ser observado y juzgado por el lector. Asumiendo que el texto
tiene una función social, jerarquiza las funciones, es decir, sabe cuál es la que más le interesa.
Además, investiga sobre el tema hasta creer de buena fe que sabe lo suficiente para expresar
la idea central de su composición y especifica el tema central del texto.
Cualquier escrito es un dialogo aunque no tenga su forma, ya que al leer se crea en el texto
una presencia parecida al autor de carne y hueso; y al escribir se imagina un destinatario. A
estas creaciones se las denomina “autor textual” y “lector textual”. Esta clasificación es
importante porque, para que se establezca una buena comunicación, el lector se tiene que
sentir identificado con lo que el autor escribe. Para ello es necesario que la imagen creada sea
lo más cercana a la de los lectores reales. A su vez, estos deben tener una postura criticada y
asumir la tarea que les corresponde de interpretar el texto.
Descubrimiento
La etapa de descubrimiento consiste en explorar el tema y la situación de comunicación. Se
distinguen dos modos básicos de encarar la tarea de escribir: la primera es cuando el autor
plasma sus ideas básicas, es decir, cuenta lo que sabe; y la segunda es transformar esos
conocimientos aportando información nueva y relacionándolos con ella.
Al mismo tiempo que el autor va acopiando información, escribe para sí mismo un primer
boceto del texto. Son anotaciones en las que se plantean preguntas y se preparan las
estrategias de comunicación que se utilizarán en el texto definitivo, es decir, que el boceto
incluye tanto el contenido del texto como el modo de expresarlo.
Por último, estas ideas son organizadas en categorías a las que se les puede aportar nuevos
conocimientos de diferentes materiales bibliográficos, siempre respetando la idea central del
tema.
Estrategias retoricas
La retórica de un escrito es un conjunto de procedimientos de comunicación utilizados en un
texto. Por ello, para encarar el aspecto retorico del escrito es necesario tener en cuenta tres
puntos de la toma de conciencia (cuanta información debo dar, como debo distribuirla, que
registro debo utilizar), y así el texto presentará una coherencia lingüística y una armonía
estilística.
Es de suma importancia para la armonía estilística del texto que se conjuguen correctamente
la gramática, el vocabulario y el título. En el caso de la primera, es aconsejable detenerse en
ella en el proceso de revisión, y no antes, ya que de lo contrario se perdería tiempo e ímpetu.
Con respecto al vocabulario, los conceptos deben claros y las palabras deben estar
adecuadamente utilizadas. Por último, el título, es recomendable colorarlo al finalizar el
escrito, ya que el largo proceso de escritura nos hace aprender más acerca del tema.
Escribir para transformar el conocimiento
A través de la composición se solucionan diferentes problemas acerca de cómo escribir y
estructurar el texto que ayudan a transformar las ideas que el autor tiene y a reflexionar sobre
el lenguaje para poder archivar y comunicar el conocimiento.
Para que esto sea posible es necesario tener en cuenta las dos dimensiones básicas de la
composición: conocimiento del contenido y conocimiento del discurso. En otras palabras,
mientras más escribimos sobre un tema más sabemos sobre el mismo y sobre el lenguaje.
Para finalizar la composición debemos tener en cuenta tres etapas que parecen describir un
proceso lineal:
- Pensar, buscar información, tomar notas
- Hacer un borrador
- Revisar el borrador
Componer un texto es un proceso complejo cuya meta más alta es transformar el
conocimiento, es decir, enriquecer el módulo cognoscitivo que toda persona va construyendo
a lo largo de su vida.