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BIBLIOTECA ROMÁNICA IllSPAN!CA
DIRIGIDA 1'01. DAMAso ALONSO
LAPESA
111. MANUALES, 45
HISTORIA DE LA~LENGUA ESPANOLA
PRÓlOGO DE RAMÓN MENeNDEZ PIDAl
NOVENA EDICION COUiGIDA y AUMENTADA
Departamento
do
F R A N C ~ SBIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
BDITORIAL GREDOS
.......
UNIVERSIDAD DE SEVILLA
Fac. Filologfa.eibliOlflCa
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IXI
Historia de la lengua española
/y/ afr icada, como la cas te ll ana de conyugal, el yun-
que.
IY/ fricativa sorda, como la chilena de jefe o la ale·
mana de ich, gleichen.
Iyl africada sorda del bable occidental en mucher,agucha.
Fonema fricativo siseante sonoro.
Izl ápico-alveolar cóncava, como la catalana de casa,
rosa.
/zl den ta l, eomo en desde, las diez.
Izl predorso dental convexa, como en el judeo-espa
ñol hermoza o en el francés poison.
Fonema dental a fr ic ad o sonoro, como el i ta li ano de
mezzo, azzurro.
Fonema o alófono prepalatal fricativo sonoro rehílan·
te, como el portugués de janela, el francés dejamais, gentil, el inglés de pleasure, etc.
Fonema interdental fricativo sordo cieeante, como el
castellano de cerca, decir.
Fonema o alófono b ilab ia l f ri ca tivo sordo.
Fonema velar frica.tivo sordo, como en jardín, mojar,
gente.
Ix/ postpalatal, frecuente en la dicción hispanoame
ricana, sobr e todo ant e le/ , l i/ , gente, Méjico.
I. LAS LENGUAS PRERROMANAS
§ 1. PUEBLOS ABORfGENES, INMIGRACIONES y COLONIAS.
1. La historia de nuestra Península antes de la conquistaromana encierra un cúmulo de problemas aún distantes de
se r esclarecidos. Los investigadores tienen que construir
sus teorías apoyándose en datos heterogéneos y ambiguos:
restos humanos, instrumental y testimonios artísticos de
t iempos remotos; mitos, como el del jardín de las Hespéri .
des o la l ucha de Hércules con Gerión, que, si poe tizan al·
guna lejana realidad hispánica, sólo sirven para aguzar más
e l deseo de conocerla sin la envoltura legendaria; indicacio
nes -imprecisas muchas veces, contradictorias otras- deautores griegos y romanos; monedas e inscripciones en len
guas ignoradas; nombres de multitud de pueblos y tribus
de diverso origen, que pulularon en abigarrada promiscui
dad; designaciones geográficas, también de varia proceden
cia. Combinando not icias y conjeturas, etnógrafos, arqueó
logos y l ingüistas se esfuerzan por arrancar espacio a la
nebulosa, que defiende paso a paso su secreto.
2. Al alborear los t iempos his tóricos, pueblos con un
idioma común que sobrevive en el vasco actua l se hal labanestablecidos a ambos lados del Pir ineo. Por la cos ta de Le-
vante y regiones vecinas se extendía, quizá como resto de
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14 Historia de la lengua española § 1 § 1 Las lenguas prerromanas 15
un dominio anter ior más amplio, la cul tu ra de los iberos,
de origen probablemente norteafricano: a ellos debió la
Península el nombre de Iberia, que le dan los escritores
griegos 1.
3. La actual Baja Andalucía y el Sur de Portugal fueron
asiento de la civilización tartesia o turde tana , que hubo de
recibir tempranas influencias de los navegantes venidos de
Oriente. Se ha r el acionado a los tartesios con los tirsenos
de Lidia, en Asia Menor, de los cuales proceden los tirrenos
o e truscos de Italia. Inc luso se ha dado como posible una
colonización etrusca en l as cos ta s españolas del Mediodía
y Levante, ya que desde Huelva al Pir ineo hubo topónimos
que reaparecen con forma igualo análoga en Etruria o en
otras zonas italianas (Tarraco, Subur, un río Arnus, etcé
tera) 2. Esperemos a que o tr as investigaciones confirmen o
rechacen las hipótesis.
El florecimiento de la civilización tartesia fue largo, y la
antigüedad nos ha transmitido curiosas noticias acerca de
ella. La Biblia dice que Salomón enviaba sus naves a Tar
sis - e l nombre bíblico de Tartessos-, de donde volvían
cargadas de oro, plata y marfil . También los fenicios sos
tenían relaciones comerciales con el Sur de España: el pro
f eta I sa ía s menciona las naves de Tarsis como símbolo de
la pretérita grandeza de Tiro. Heródoto cuenta que Argan
tonio, rey de Tartessos, proporcionó a los focenses plata
bastante para construir un muro, con el que resistieron al
gún t iempo los a taques de Ciro. La longevidad y r iquezas
1 Según A. García Bellido, Los mds remotos nombres de España,Arbor, 1947, págs. S-28, la denominación de Iberia procedería de unos
iberos asentados en la zona de Huelva, mejor que de los iberos del
Este peninsular.2 Véase Adolf Schulten, Die Etrusker in Spanien y Die Tyrsener
in Spanien, Klio, XXIII, 1930, Y XXXIII, 1940.
de Argantonio 3 se hicieron proverbiales en la Hélade. Estas
noticias responden al hecho indudabl e de que los dos pue
blos navegantes del Mediterráneo oriental, fenicios y griegos,
se disputaron el predominio en la región tar tesia. La pugna,
que acabó con la desaparición de las fac tor ía s griegas, barridas por los cartagineses, herederos de los fenicios, debió
de aca rr ea r la ruina de Tartessos.
4. Los fenicios se establecieron, pues, en las costas meri
dionales. Ya hacia el año 1100 antes de Jesucristo tuvo lugar
la fundación de G á d i r , cuyo nombre equivalía a 'recinto
amurallado'; deformado por los romanos ( G a d e s) y árabes
( Q a d i s ), ha dado el actual Cádiz. Otras colonias feniciaseran As ido , hoy Medinasidonia, relacionable con el Sidón
asiático; Má 1a k a > Málaga, probablemente 'factoría' y A b
de r a , hoy Adra. Más tarde, los cartagineses reafirmaron, in
tensificándola y extendiéndola con sus conquistas, la influen
cia que habían tenido sus antecesores los fenicios en el Sur.
A los cartagineses se debe la fundación de la nueva C a r t a g o
(Cartagena), capital de sus dominios en España, y la de
Po r t u s M a g o n i s > Mahón, que lleva el nombre de un
hijo de Asdrúbal. De origen púnico se dice ser el nombre de
H i s pan i a, que en lengua fenicia significa 'tierra de cone
jos', así como el de E b u s u s> Ibiza, que originariamente
querría decir ' isla o tierra de pinos' o 'isla del dios Bes ', divini-
3 El nombre de Argantonio ha dado lugar a diversas hipótes is .H. Hubert (Revue Celtique, XLIV, 1927, págs. 84-85) ve en él un céltico a r g a n t o s , hermano del latín a r gen t u m; ya fuese Argan-tonio el nombre efectivo de un monarca, ya se tratara sólo del sustantivo que designaba la plata , personificado mít icamente como símbolo de l as r iquezas tar tesias , revelar ía de todos modos la presenciade celtas en Tar tessos o tierras inmediatas. En cambio, Schulten(Klio, XXIII, 1930, pág. 339) cree descubrir en A r g a n to n i o un
etrusco a r c n t i con adición de un sufijo griego. Los topónimos Ar-ganda, Argandoiia, de otras regiones, apoyan la hipótesis celtista
(n'ase § 18),
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4 Véanse Alber t Die tr ich , Phonizische Ortsnamen in Spanien,Abhandlungen für die Kunde des Morgenlandes, XXI, 2, Leipzig, 1936;
José M.a Millás, De toponimia púnico-española, Sefarad, 1 , 1941; J. M.Sola Solé, La etimología púnica de Ibiza, Ibíd. , XVI, 1956, Y Toponimia fenicio-púnica, "Enciclopedia Lingüística Hispánica», 1, 495499. Para
otras etimologías dadas a H i s pan i a , véase B. Maurenbrecher, Zu
«Hispania» und "Hispanus», Berliner Philologische Wochenschrift, 1938,LVIII, 142-144.
dad egipcia cuyo culto, muy popular en el mundo púnico, se
halla atest iguado en monedas y figurillas de la isla 4.
5. La colonización helénica, desterrada del Sur, prosiguió
en Levante, donde se hallaban L u c e n t u m > Alicante, H e
m e r o s c o p i o n (Denia), R h o d e (Rosas) y E m po r ion
> Ampurias. Al contacto con las civilizaciones oriental y gr ie
ga se desarrolló el arte ibérico, que alcanzó brillantísimo
florecimiento: las monedas y metalister ía , las figurillas de
Castellar de Santisteban, las esculturas del Cerro de los Santos
y el singular encanto de la Dama de Elche, demuestran hasta
qué punto acertaron los hispanos primitivos a asimilarse
influencias extrañas dándoles sentido nuevo.
6. Respecto a l Centro y Oeste de la Península, la s pri
meras noticias c la ras de los historiadores antiguos y los ha
llazgos de la moderna arqueolog ía a test iguan inmigraciones
indoeuropeas que, procedentes de l a Europa central, comen
zaron con el primer milenio antes de nuestra er a y se
sucedieron durante varios siglos. Parece se r que las prime
ras corresponden a la cultura de los campos de urnas fune
rarias. En el siglo VI pueblos célticos habían llegado hasta
Portugal y la Baja Andalucía, y estaban ya ins ta lados allí;
a e llos se refiere, hac ia e l año 445, Heródoto de Halicarnaso,
en dos pasajes donde por p rime ra vez c ons ta de manera
fidedigna el nombre de celtas. Es posible que hubiera otras
oleadas célticas p o s t ~ r i o r e s . En este marco hay que encua
drar las diversas afirmaciones e hipótesis sobre la presencia
5 H. d'Arbois de Jubainvil le , Les Celtes depuis les temps les plusanciens jusqu'en l'an 100 avant notre ere, Paris, 1914; H. Hubert, LesCeltes et l'expansion celtique jusqu'a l'époque de La Tene, Paris, 1932;
P. Bosch-Gimpera, Etnología de la Península Ibérica, Barcelona, 1932;
El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España,México, 1944, y Paletnología de la Península Ibérica, Graz, 1974' J. Pokorny, Zur Urgeschichte der Kelten und lllyrier, Zeitsch. f. ~ e l t i s c h ePhilologie, XX, 1936, ':f XXI, 1938; A. rovar, Estudios sobre las primitivas lenguas hispánicas, Buenos Aires, 1949; Indo-European Layers in
the Hispanic Peninsula, "Proceedings of the Vlllth. Congress of Linguists», 1957, 705-720; Lenguas prerromanas de la Península Ibérica.Lenguas indoeuropeas. 1. Testimonios antiguos, "Enciclopedia Lin.güística Hispánica.., 1, Madrid, 1960, 101-126; The Ancient Languagesof Spain and Portugal, New York, 1961; La lucha de lenguas en la
Península Ibérica, Madrid, 1968, 76-96; El nombre de celtas en Hispania,«Homena je a Garc ía Bellido», 111 (Rev. de la Univ. Complutense,XXXVI, 1977, núm. 109), 163-178, Y Einführung in die Sprachgeschichteder Iberischen Halbinsel, rübingen, 1977, 97·124; M. Almagro, La Es·paña de las invasiones célticas, «Historia de España» dirigida por
R. Menéndez Pidal, 1, vol. 11, Madrid, 1952, 241-278; U. Schmoll, Die
de ligures, más o menos indoeuropeizados, y de indoeuro
peos ilirios, vénetos y hasta germanos, en la Hispaniapre
rromana. Tratándose de un a época en que .las distintas etnias
no estaban plenamente configuradas, es muy difícil precisar
si los invasores centroeuropeos que llegaron aquí en tiem
pos más remotos eran prece ltas , e sto es pueblos anter io res
a la existencia o ven ida de los celtas, o eran protoceltas, es
decir , celtas que todavía no se l lamaban así y cuya lengua
no se había diferenciado marcadamente aún de las de sus
vecinos i li rios o vénetos, protogermanos, etc. Hay también
quienes suponen que en las· primeras migraciones partici
paron, junto a los protoceltas, pueblos afines (paraceltas),
ya fuesen indoeuropeos, ya de otro origen. Las tres teorías
-precéltica, protocéltica y paracéltica- tratan de explicar
el hecho de que en las inscripciones peninsulares indoeuro
peas hay algunos rasgos l ingüís ticos ajenos, según veremos,
al arquetipo celta 5.
17as lenguas prerromanasl ''1
¡1
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§ 1istoria de la lengua española16
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18 Historia de la lengua española § 1 § 1 Las lenguas prerromanas 19
7. La hipótesis de una inmigración ligur, basada en
referencias de historiadores griegos, fue renovada po r Me
néndez Pidal con el apoyo de significativas coincidenciasformales entre topónimos españoles y otros de zonas italia-nas o francesas que se han venido considerandoligúricas:
Langa (Soria, Zaragoza, Cuenca y Avila), Berganza (Alava) yToledo, po r ejemplo, corresponden a Langa, Bergenza y To-
leto de Piamonte y Lombardía. Aunque no exclusivo, se ha
dado como caract erí sti camen te li gu r el sufijo -asco, que
abunda en denominaciones geográficas de la mitad septen-t rional de España: Beasque, Viascón (Pontevedra); Girasga,
Retascón, Tarascón (Orense); Piasca (Santander); Benasque
(Huesca); . Balase (Lérida); más al Sur, Magasca, río de laprovincia de Cáceres; Benascos (Murcia). Se dan también
como ligures las terminaciones -oseo, -usco de Amusco (Pa-lencia), Ledusco (Coruña), Orusco (Madrid), Biosca (Lérida).
Algunos de estos nombres se hallan con forma idéntica ogemela en la región mediterránea francesa, en el valle delRódano o en el Norte de I ta lia . Igual sucede con Velasco
(Alava, Logroño, Soria, etc .) , derivado de be 1a 'cuervo' yarraigado en la onomástica personal hispánica , y Balase
(Lérida), que tienen paralelos en el Mediodía francés, Lom-bardía y Ticino (Balasque, Velasca, Balasco). Los que ofre-cen la raíz * b o r m, * b o r b , * b o r n (Bormela en Por-tugal, Bormate en Albacete, Bonnujos en Sevilla, Bornos
en Cádiz, Borbén en Pontevedra) tienen analogías no sóloen el dominio l igur, sino también en e l ant iguo de los ilirios.Lo mismo ocurre con el sufijo -ona, de Barcelona, Badalona,
Ausona, Tarazona, f recuente en el Sur de Francia, Norte
Sprachen der vorkeltischen Indogermanen Spaniens und das Keltibe·rische, Wiesbaden. 1959, etc. J. Corominas usa e l término sorotáptico(del gr. oop6C; 'urna cineraria' y Elá'lt'tElv 'enterrar') para des igna r apreceltas y paraceltas, así como a sus lenguas.
de I ta li a y en la Iliria balcánica. Algunos topónimos como
Corconte, Corcuera y los derivados de * c a r a u 'piedra'
(Caravantes, Carabanzo, Caravia, Carabanchel, de Soria, As
turias y Madrid), sólo encuentran. semejantes en Iliria.Precisamente han admitido algunos que la lengua de losligures, no indoeuropea en su origen, su frió el influjo de
vecinos indoeuropeos, que, según unos, fueron los i lir ios, y,
según otros, los Ambrones; de estos últ imos nos hablan lostoponímicos Ambrona, Ambroa y Hambrón, de Soria, Coru-ña y Salamanca 6.
8. Muchas ciudades fundadas po r los cel tas tienen nom-bres guerreros, compuestos con b r i g a 'fortaleza' o s e g o ,s e g i 'victoria': Con i m b r 1g a > Coimbra, Mi r o b r 1 -g a (Ciudad Rodrigo), Mu n do b r 1g a > Munébrega (jun-to a Calatayud), N e m e t o b r 1g a (Puebla de Trives), La·
cobr Iga (Carrión), Br igan t i um (Betanzos),Brigae-
t i u m (Benavente), S e g o n t i a> Sigüenza, S e g ov i a >Segovia y Sigüeya (León). Otros nombres célticos que con-t ienen en vez de b r i g a su sinónimo d u n u m, se encuen"tran todos en el Pirineo central y oriental: Navardún
(Zaragoza), Berdún (Huesca), Verdú y Salardú (Lérida),
6 M. GÓmez·Moreno, Sobre los iberos y su lengua, «Homenaje aMenéndez Pida!», 111, Madrid, 1925; J. Pokorny, Zur Urgeschichte (véa-se n. 5), especialmente t. XXI, 148-156; R. Menéndez Pidal, Sobre elsubstrato mediterráneo occidental, Zeitsch. f. romanische Philol., LIX,1938, y Ampurias, 11, 1940; Ligures o ambroilirios en Portugal, Rev.da Faculdade de Let ra s de Lisboa, X, 1943, Y Toponimia prerrománicahispana, Madrid, 1952; G. Bonfante, Rev. de Fil. Hisp., VII, 1945, 392, y1l retico, il leponzio, il ligure, il gallico, il sardo, il corso, Atti deiConvegni Lincei, 39, Roma, 1979, 208-209; A. Tovar, Estudios sobre lasprimito lenguas hispo (v. n . 5), 96-119 Y 194-210; J. Hubschmid, Lenguasprerromanas no indoeuropeas. Testimonios románicos y Toponimiaprerromana, en «Enciclopedia Ling. Hispánica., 1, 1960, 4248, 57-66,
466-474 Y 482486, y Die asko-/usko- Suffixe und das Problem des Liguríschen, Revue Internat. d'Onomastique, 18-19, 1966-67 (reseñado po r
A. Tovar, Language, 46, 1970, 695-699); M. Rabanal, Hablas hispánicas.Temas gallegos y leoneses, Madrid, 1967, 99-137, etc.
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20 Hístoría de la lengua española § 1 § 2 Las lenguas prerromanas 21B is u 1d u n u m > Besalú (Gerona). De otros tipos tenemos
U x ti m a > Osma, que es probablemente un superlativo
celta equivalente a 'muy alta ' ; formaciones análogas parecen
S e gis ti m o > Sasamón (Burgos) y Ledesma (v. § 22).
Céltico es el sufijo - a c u superviviente en Luzaga, Buítrago,Sayago y o tros . Una ciudad antigua, donde aho ra e st á La
Bañeza (León), se llamaba Be d u n i a , como hoy Bedoña
(Guipúzcoa), Begoña (Vizcaya), Bedoya (Santander), Bedoja
(Coruña); derivan todos del celta be d u s 'zanja, arroyo'.
Los celtas adoraban a los ríos; recuerdo de este culto son
los nombres Deva (Guipúzcoa y Santander) y Ríodeva (Te
ruel), cuya raíz indoeuropea es la mi sma del latín d i v u s ,
d e u s . Coruíia y Coruña del Conde (Burgos) son resultado
del celta C 1u n i a .Más al Sur, se atribuye origen celta a Aleobendas, topónimo hermano del nombre personal Al c o v i n-
d o s 'corzo blanco'; Coslada, de c o s 1o, c o s 1a 'avella
na'; Arganda, Argandoña, Arganee, de a r g a n t o 'metal
brillante, plata '; Yebra < Ae b ti r a , y a lgunos más de la
antigua Carpetania. En el Occidente abundan los nombres
célticos; aparte de algunos ya mencionados, hay ~ v o r a , procedente de otro Ae b t i r a , Braga « B r a c ti n a o B r a .
c a l a , variantes de B r a c a r a ) , el río Támega « T a·
m a g a ) , etc. Peculiar de los ártabros, que habitaban hacial a a ctua l provinc ia de La Coruña, es la terminación -obre de
Fiobre, Illobre, Tiobre y unos treinta pueblos más, todos
situados en Galicia 7.
7 Véanse las obras de d'Arbois de Juba invi ll e, Hubert y Tovarmencionadas en las notas 5 y 6. Además, A. Castro y G. Sachs, «Bedus».Rev. de Filol. Esp., XXI I, 1935, 187; R. Menéndez Pidal, Toponimiaprerrománica hispana, 179-220; A. Tovar, Numerales indoeuropeos enHispania, Zephyrus, V, 1954, 17-22; El suf ijo ·ko: indoeuropeo y circumindoeuropeo, Archivio Glottologico Italiano, XXXIX, 1954, 56-64;
Topónimos con -nt- en Hispania, y el nombre de Salamanca, «Actes et
Mémoircs du Cinquieme Congres Internat. de Sciences Onomastiques»,
§ 2. LAS LENGUAS DE LA HISPANIA PRERROMANA.
1. En la época de AUgusto el geógrafo griego Estrabón
afirmó que entre los naturales de la Península hispana había
diversidad de lenguas. Tal aserto ha sido plenamente corro
borado por los estudios que en nuestro siglo se han hecho
sobre las inscripciones de lápidas y monedas ant iguas. La
escritura ibérica ofrece ya pocas dificultades para su lectura,
gracias a que don Manuel Gómez-Moreno, el gran maest ro
de la arqueología hispánica, descubrió en ella una combi
nación de signos silábicos, como los de los sistemas gráficos
cretense y chipriota , con signos representativos de sendos
fonemas, como los de los alfabetos fenicio y griego. También Gómez-Moreno descifró la escritura tartesia, precedente
de la ibérica y más arcaica 8. La ibérica sirvió no sólo para
n, Salamanca, 1958, 95-116; Más conexiones precélticas en hidrónimosy orónimos de Hispania, «Homenaje al Prof . Alarcos García», I1,Valladolid, 1966, 81-88; Hidronimia europea antigua: Jarama, balsa,Habis, 1, 1970, 5-9; J. Corominas, Suggestions On the origin of someold place names in Castilian Spain, «Romanica. Festschrift für G.
Rohlfs», Halle (Saale), 1958, 97-120; Acerca del nombre del río Esla y
otros celtismos, Nueva Rev. de Filol. Hi sp. , XV,1961, 45-50,
Y Tópicahespérica, 2 vols., Madrid, 1971-1972; J. Hubschmid, Toponimia prerromana, «Enciclopedia Lingüística Hispánica», 1, Madrid, 1960, 482-491;
M. Rabanal (v. n. 6); A. Moralejo Lasso, Toponimia gallega y leonesa,Santiago de Compostela, 1977, etc.
8 M. Gómez-Moreno, De epigrafía ibérica. El plomo de Alcoy,Rev. de Filol. Esp ., IX, 1922, 341-366; Sobre los iberos y su lengua,«Homenaje a Menéndez Pidal», n i , Madrid, 1925, 475-479; Las lenguashispánicas, discurso de recepción en la R. Acad. Esp ., 1942; La escri·tura ibérica, Bol. R. Acad. de la Historia, cxn, 1943, 251-278; Digresiones ibéricas, Bol. R. Acad. Esp., XXIV, 1945, 276-288; Miscelánea(Dispersa, emendata, inedita). Excerpta: La escri tura ' ibérica y sulenguaje. Suplemento de epigrafía ibérica, Madrid, 1948; y La escri·tura bástulo-turdetana (primitiva hispánica), Rev. de Archivos, Bibliot.y Mus., LXIX, 1961, 879-950; J. Vallejo, La escritura ibérica. Estado
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22 Historia de la lengua española § 2 § 2 Las lenguas prerromanas 23
la propia lengua, sino también, lo mismo que e l a lfabeto
latino, para lenguas precé lt icas o cél ticas; pero no se ha
encontrado has ta ahora ninguna inscripción que al lado de
la versión indígena contenga otra en una lengua bien cono
cida. A pesar de ello el análisis de los textos ha permitido
reconocer como elementos gramaticales o derivativos ciertas
secuencias de carac teres que se rep it en en determinadas
circunstancias. Su identificación, así como la de no pocas
raíces, es relativamente fácil en e l caso de inscripciones pre
célticas y célticas por la comparación con otras lenguas de
igual rama o de otras lenguas indoeuropeas. En bas tantes
ocasiones se ha l legado a inferir sentido plausible, aunque
pocas veces seguro todavía. Cuando se trata de inscripciones
ibéricas o tar tesias , la dificultad es mucho mayor. Aun con
estas l imitaciones, las principales zonas lingüísticas de la
Hispania prerromana pueden distinguirse con cierta claridad.
2. En el Centro, Oeste, Norte y Noroeste las migraciones
centroeuropeas dieron por resultado el afianzamiento de len
guas precélticas y célticas. La de los lus itanos , representada
po r las inscripciones de Arroyo del Pue rco o de Malpartida
(Cáceres), Lamas de Moledo (Portugal , cerca de Viseo) y
C a b e ~ o das Fraguas ( también en Portugal, junto a Guarda) ,
mantenía la Ipl indoeuropea (porcom) que el celta perdió.
Igual conservación se daba en tierras hoy leonesas y palentinas (p a r ami, véase § 62; P a 1 a n t i a > Palencia). La
lengua de los ce lt íberos se extendía po r las actuales provin-
actual de su conocimiento, Emerita, XI, 1943, 461-475; A. Tovar, Lossignos silábicos ibéricos y las permutaciones del vascuence, ibid., 209
211; Lengua y escritura en el Sur de España y Portugal, Zephyrus,XII, 1961, 187-196, Y Revisión del tema de las lenguas indígenas de Es-paña y Portugal, «Miscelánea de Estudos a Joaquim de Carvalho»,Figueira da Foz, 1962, 784-794; J. Casares, El silabismo en la escrituraibérica, Bol. R. Acad. Esp., XXIV, 1945, 11-39; U. Schmoll, Die südlusi-tanischen lnschriften, Wiesbaden, 1961, etc.
cias de Burgos, Logroño, Soria y Guadalajara, Su r de Nava-
rr a y Oeste de Zaragoza y Teruel; a ella corresponden las
inscripciones mural es de Peñalba de Villastar (Teruel), en
caracteres l at inos , y los bronces de Luzaga (Guadalajara) y
Botorrita (Zaragoza), ambos en escritura ibérica ; el de Botorrita, recientemente descubierto, es de considerable exten
sión. El celtibérico era un a lengua céltica, pero arcaizante,
con notables diferencias respecto al galo. Las formas p re .
rromanas antecesoras del topónimo Ledesma (Soria, Logroño
y Salamanca) ilustran sobre las divergencias entre l as len·
guas cel tibérica y lus itana: mientras en Celtiberia se ates
tigua L e d a i s a m a , en Lusitania aparece B 1e t i s a m a ,
que supone * PIe t i s am a 'muy ancha', anterior o ajena
a la caída cel ta de la Ip/. En los últimos decenios se ha
avanzado mucho en el conocimiento de las lenguas hispá
nicas prerromanas de origen indoeuropeo: se ha reconstruido
la declinación celto-hispánica; se han identificado no pocos
elementos léxicos y nombres propios de lugar; y la onomás
tica personal ha sido estudiada a la v is ta de sus relac ione s
con otras lenguas indoeuropeas 9.
9 Véase la bibliografía indicada en las notas S, 6 Y 7, así comoC. Hernando Balmori, Sobre la inscripción bil ingüe de Lamas de Mo-
ledo, Emerita, III, 1935, 77-119; A. Tovar, Las inscripciones ibéricas y
la lengua de los celtíberos, Bol. R. Acad. Esp., XXV, 1946, 1-42; Can-tabria prerromana, Madrid, 1955; Las inscripciones de Botorrita y dePeñalba de Villastar y los límites orientales de los celtíberos, HispaniaAntigua, 3, 1973, 367-405, y Ein neues Denkmal der KeltiberischenSprache: die Bronze von Botorrita , Zeitsch. fü r Celtische Philologie,34, 1975, 1-19; J. Caro Baroja, La geografía lingüística de la Españaantigua a la luz de la lectura de las inscripciones moneta/es, Bol. R.Acad. Esp., XXVI, 1947, 197-243; M. Lejeune, Celtiberica, Salamanca,1955, y La grande inscription celtibere de Botorrita, Comptes Rendusde I'Académie des Inscriptions et Belles Lettres, 1973, 622-647; M. Palomar Lapesa, La onomástica personal pre·latina de la antigua Lusi-tanía, Salamanca, 1957, y Antroponimia prerromana, «EnciclopediaLingüística Hispánica», 1, Madrid, 1960, 347-387; M.a L. Albertos Firmat,
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24 Historia de la lengua española § 2 § 2 Las lenguas prerromanas 25
3. En el Sur llegó a haber núcleos de población púnicofenicia que conservaron su lengua hasta el comienzo de la
época imperial romana. Independientemente, t u r d e t a ~ o so tartesios tuvieron su lengua propia, que , segun Estrabon,
con taba con algún cultivo en poemas y leyes versificadas.Parece que el tartesio, hablado desde el Algarbe hasta el
Bajo Guadalquivir, er a distinto del ibérico lO, extendido por
el Este de Andalucía, todo Levante y la parte orienta l del
Valle del Ebro has ta llegar por el Su r d e Francia más allá
del Rosellón. A pesar de que cuenta con abundante documentación y pasan del millar sus palabras registradas, esmuy poco .10 que se sabe del ibérico: su sistema fonológico,
algunas raíces y sufijos, l a re it erada apar ición de o tr os ele·mentos cuyo significado se desconoce. Nada hay segu ro res·
pecto a su procedencia, aunque ciertos. i n ~ i c i o ~ la hacen
suponer camítica, norteafricana. Sus c O l D c l ~ e ~ ~ l a s con el
vasco se reducen a la carencia de Ir l y Ifl lDlclales; posesión d e un sufijo -tar de gentilicios (saitabietar 'saitabense,
de Ját iva' , como bermeotar 'natural de Bermeo'); e x i s t e ~ 'cia de un pronombre -en que parece corresponder a la desl-
La onomástica personal primitiva de Hispania T ~ r r a c . o n ~ ~ s e y ~ é t i 7 a .Salamanca. 1966; J. de Hoz y L. Michelena. La mscrzpclOn celtlbérzcade Botorrita, Salamanca. 1974; Actas del 1 Coloquio sobre Lenguas YCulturas Prerromanas de la Península Ibérica. Sal.amanca Z!.-3.1 de mayode 1974, Salamanca, 1976, Y Actas del 11 ColoquIO [...] Tubmgen .17-19
de junio de 1976, Salamanca. 1979 (con comunica.dones L. F l e u r ~ o t yH. Sc;hwerteck sobre las inscripciones de.Botornta Y Penalba de V i l l ~ 'tar); Juan Gil, Notas a los bronces de Botor ,i ta y ·de Luzaga, HablS,
VIII, 1m, 161-174, etc. .lO Aparte de los estudios de GÓmez·Moreno, Tovar y Sc?moll cita
dos en la nota 8 y referentes a la escritura y lengua tartesia o t ~ r . d e -tana, véanse otros de Tovar, Lenguas prerrom. de la P ~ n . Ibe,!ca.
A) Lenguas no indoeuropeas. Testimonios antiguos, «Enclclop. b. ng.Hisp.», 1, 1960, 5-9, y El oscuro problema de la lengua de los t a r ! e s l O ~ .en cTartessos y sus problemas. V Symposium internac. de Prehlstona
Peninsular». Barcelona, 1969. 341-346.
nencia vasca de genitivo; abundancia de topónimos con
elemento inicial ili· (1 1e r d a > Lérida, 111c i > Elche,
11 i b e r i s , etc.) que hace pensa r en el vasco iri, uli, u ri
'ciudad'; y algún antropónimo como En n e c e s , identificable con E n n e k o > lñigo. Pero e l que las dos lenguas compartan estos y otros rasgos no quiere decir q ue tengan ori·gen común ni qu e una descienda de otra: el contacto entre
los dos pueblos hubo de originar mutuo influjo lingüístico,más activo probablemente po r parte de los iberos, dado el
mayor avance de su cul tura . El conocimiento del vasco ha
servido poco para interpretar las inscripciones ibéricas:
caso aparentemente positivo es el de un vaso de Liria (Va
lencia) decorado con la figura de un guerrero y que tienegrabada la frase gudua deisdea, equivalente a ' gr ito de guerra' o 'llamada a l a gue rra' en vasco actual; pero no hay
cer teza de que gudu y dei pertenezcan al léxico vasco patriomonial: pueden se r préstamos del ibérico multisecularmente
conservados en vasco \1.
E! problema lingüístico se ha mezclado durante largo
tiempo con cuestiones étnicas. Humboldt, apoyándose en
semejanzas de nombres geográficos -muchas de ellas recha
zadas hoy- , creyó probar la identidad lingüística y racial
11 GÓmez·Moreno, Sobre los iberos y su lengua, v. nota 6; J. Caro
Baroja, Observaciones sobre la hipótesis del vasco-iberismo, Emerita,
X. 1942, 236·286, YXI, 1943, 1-59; Sobre el vocabulario de las inscripciones ibéricas, Bol. R. Acad. Esp., XXV. 1946; La geografía lingüís·tica de la Esp. antigua, v. n. 8; Tovar, Estudios sobre las primo leng.,The Ancient Languages...• La lucha de lenguas. .. , y Einführung, V. n. 5;
Léxico de las inscripciones ibéricas (celtibérico e ibérico), «Estudios
dedicados a Menéndez Pida!», 11, Madrid, 1951, 273-323; Lenguas pre·rrom. de la Peno Ibér. A) Lenguas no indoeuropeas. Testimonios antiguos, «Enciclop. Ling. Hisp.», 1, 1960, 10-26; Fonología del ibérico,
«Miscelánea Homenaje a Andr é Martinet. Estructuralismo e Historia»,III, Univ. de La Laguna, 1962, 171-181; L. Michelena. La langue ibere.«Actas del 11 Coloquio sobre Leng. y Culto P re rrom. de l a Peno Ibér.»,Salamanca, 1979. 23-39. etc.LE'\GU.\ ESPAÑOLA. - 3
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26 Historia de la lengua española § 2 § 3 Las lenguas prerromanas 27
de vascos e iberos, primitivos pobladores de toda la Península, y aunque reconoció la importancia del elemento cel ta ,lo supuso mezclado con el ibérico en la mayor par te de His
pania. De este modo la teoría vasco-iberista amparó la ideade una primitiva unidad lingüística peninsular: as í Hübner,
en 1893, tituló Monumenta Linguae Ibericae, con genitivosingular, su valiosísima colección epigráfica, donde hay inscripciones indoeuropeas junto a las propiamente ibéricas,y Schuchardt, en 1908, intentó reconstruir la declinaciónibé rica a base de morfemas vascos 12. Hoy no parece sostenible el parentesco -n o ya la identidad- entre las doslenguas. Tampoco se admite la comunidad de raza: aunque
algunos hayan defendido que los dos pueblos son ramas distintas del tronco .caucásico, la procedencia africana de losiberos parece indudable. Luego examinaremos (§ 33.7) la posibilidad de que en época remotísima, anterior a las invasionesindoeuropeas y quién sabe si incluso pre ibér ica, e l vasco olenguas afines a él se hablaran en regiones peninsulares muyalejadas de los modernos límites del eusquera.
4. La interpenetración y superposición de distintas gentes y lenguas debía de se r grande en toda la Península.
Hasta en la Gallaecia, considerada tradicionalmente comocéltica, había pueblos de nombres bárbaros, probablemente
no cel tas y acaso relacionables con ot ros de Asturias y Cantabria. A su vez, po r tierras de Lérida, los nombres de loscaudillos ilergetes muertos po r los romanos en el año 205,
denuncian también la mezcla lingüística: Indibilis o Ando-
12 W. von Humboldt, Prüfung der Untersuchungen über die Ur-bewohner Hispaniens vermittelst der Vaskischen Sprache, Berlín, 1821
(trad. de F. Echeba rr ía , Primitivos pobladores de España y lenguavasca, Madrid, 1959); H. Schuchardt, Die iberische Deklination, Sitzungsberichte der k. Akademie der Wíss. in Wíen, Phil.-Hist. Klasse, CLVII,1908, JI, 1·90.
bales parece un compuesto de e lementos cel tas e ibéricos',Mandonio es un der ivado de la misma palabra ilirio-celtaque subsiste en el vasco mando 'mulo '. Y bárscunes o báscu
nes « v a s con e s ) ha sido explicado recientemente comouna denominación indoeuropea (precé lt ica o cé lt ica) que
significaría, o bien ' los montañeses, los de las alturas', obien, en sentido figurado, ' los orgullosos, los altivos' 13.
§ 3. EL VASCUENCE Y SU EXTENSIÓN PRIMITIVA.
1. Mientras el resto de la Península aceptó el latín como
lengua propia, o lvidando sus idiomas primi tivos, la regiónvasca conservó el suyo. No po r eso permaneció al margen
de la civilización que trajeron los romanos; la asimiló en
gran parte, y el enorme caudal de voces lat inas que incorporó, transformándolas hasta adaptarlas a sus peculiaresestructuras, es la mejor prueba del influjo cultural romano.Desde nombres como abere 'animal' « ha b e r e 'hacienda', 'bienes'), kipula y tipula 'cebolla' « ce p u 11 a) oerrota 'molino' « r ó t a 'rueda'), hasta pake, bake 'paz', erre
ge 'rey' « re g e ), atxeter 'médico' « a r c h i a t e r ) ,pesta o besta 'fiesta', liburu 'libro', gurutz 'cruz', abendu
'diciembre' « a d ven t u s) , no hay esfera material o espiritual cuya terminología no esté l lena de lat inismos 14.
13 A. Tovar, Etimología de «vascos», BoJ. Sociedad Vascong. deAmigos del País, 11, 1946, 46-56, Y A propósito del vascuence «mando»y «beltz» y los nombres de Mandonio e lndíbil , «Homenaje a don Juliode Urquijo», I, San Sebastián, 1949, 109·118 (artículos incluidos en Estudios sobre las primo leng. hispdn., 1949).
14 G. Roh1fs, La influencia latina en la lengua y la cultura vascas,
Revista Internacional de Estudios Vascos, 1933; J. Caro Baroja, Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latinaActa Salmanticensia, 1946, y V. García de Diego, Manual de d i a l e c t o ~logia española, 1946, 195-221.
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28 Historia de la lengua española § 3 § 3 Las lenguas prerromanas 29
2. Respecto al origen de la lengua vasca, se han indicado
hipotéticos parentescos, sin l legar a ninguna solución irreba·
t ibIe. Dos son las opiniones más persistentes y favorecidas:
según unos, el vascuence es de procedencia afr icana y pre·
senta significativas coincidencias con l as lenguas camíticas
(beréber, capto, cusita y sudanés); otros, en cambio, apoyán-
dose principalmente en semejanzas de estructura gramati-
cal, so stien en que hay comunidad de o rig en entre el vasco
y las lenguas del Cáucaso; y no fal tan teo rías conciliadoras,
según las cuales el vasco es una lengua mixta: pariente de
las caucásicas en su origen y estructura primaria, incorporó
numerosos e importantes elementos camíticos, t omados de
la lengua o lenguas ibéricas, recibió influencias indoeuropeas
precélticas y célticas, y acogió finalmente abundantísimos
latinismos y voces románicas 15. La solución es difícil po r
15 Véanse, entre otros, H. Schuchardt, Baskisch und Hamitisch,Rev. Int. de Estudios Vascos, IV, 1913; J. de Urquijo, Estado actual delos estudios relativos a la lengua vasca, Bilbao, 1918; R. MenéndezPidal, Introducción al estudio de la lingüística vasca, 1921; A. Trom-betti, Le origini della lingua basca, Memorie del la Reale Accademiadelle Scienze dell 'l s ti tuto di Bologna, 1925; Joseph Karst , Originesmediterranece, Die vorgeschichtlichen MittelmeervOlker, 1931; R. Lafon,Basque et langues kartveles, Rev. Int. de Estudios Vascos, XXIV, 1933;
Études basques et caucasiques, Acta Salmant icensia, V, 1952, y elcapítulo La lengua vasca de la «Enciclop. Ling. Hisp.», 1 , 1960, 67·97 ;
C. C. Uhlenbeck, De la possibilité d'une parenté entre le basque etles langues caucasiques, Rev. Int. de E st. Vascos, XV, 1924; Vorlateinische indogermanische AnkUinge im Baskischen, Anthropos, XXXV-XXXVI, 1940·1941, Y La langue basque et la linguistique générale, Lin·gua, 1 , 1, 59 ·76 ; A. Tovar, Notas sobre el vasco y el celta, Bol. de la R.Sociedad Vascongada de Amigos del País, 1, 1945, 31·39; N. M. Holmer,
Iberocaucasian as a linguistic type, Studia Linguistica, 1, 1947; K. Bou-da, Baskisch·kaukasische Etymologien, 1949, y Neue b.-k. Etymologien,1952; A . Tovar, La lengua vasca, 2.& ed. 1954; El Euskera y sus parien·tes, Madrid, 1959; The Ancient Languages of Sp. and Port., 127 y sigts.;
El método léxico·estadístico y su aplicación a las relaciones del vascuence, Bol. R. Soco Vascong. de Amigos del País, XVII, 1961; Mitologíae ideología sobre la lengua vasca, Madrid, 1980, etc.
escasez de datos: si el latín, en los veintidós siglos que han
transcurrido desde su implantación en Hispania, ha cambia-
do hasta convertirse en nuestra lengua actual, la t ransfor-
mación del vasco a lo largo de sus cuatro o cinco milenios
de probable existencia tien e que haber sido incomparable-mente mayor. Pero su evolución interna es casi desconoci-
da: algunas inscripciones romanas dan palabra s sueltas
vascas; los documentos medievales suministran nombres
personales y algunos adjet ivos; las Glosas Emilianenses, en
el siglo x, contienen dos f rases breves y de controvertida
interpretación; en el XI I la guía de peregrinos a Compostela
atribuida a Aimeric Picaud reúne un pequeño vocabulario.
Hasta e l siglo XVI no po see el vascuence tex tos extensos y
sólo en época muy rec iente ha recibido cultivo literario no
ora l. Hoy se nos ofrece como un idioma que mantiene firme
su peculiarísima estructura, tanto fonológica como grama-
tical, pero sometido a secular e intensa influencia léxica del
latín y del romance, y fraccionado en multitu d de dialectos.
Comparando unos y otros y aprovechando toda la documen-
tación existente se ha reconstruido hace poco el devenir de
su fonética en los t iempos historiables 16.
3. El actual domin io de la l engua vasca es un pequeño
resto del que hubo de tener en otras épocas. Aun rechazan-
do la inmensa mayoría de los supuestos vasquismos alega-
dos po r Humboldt en la toponimia antigua y moderna, los
nombres de lugar proporcionan el mejor argumento de que
el eusquera o l enguas muy relac ionadas con él tuvieron en
nuestra Península, an tes de la romanización, una extensión
muy amplia. Vascos son muchos topónimos repartidos a lo
largo del Pirineo, sobr e t odo desde Navarra hasta el No-
guera Pallaresa. Son compuestos integrados po r lexemas
16 Luis Michelena, Fonética histórica vasca, San Sebastián, 1961
(2.& ed. muy aumentada, Ibíd., 1976-77).
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30 Historia de la lengua española § 3 § 3 Las lenguas prerromanas 31
como be r r i 'nuevo', g o r r i 'rojo' y e r r i 'lugar'; así Ja
vier y Javierre corresponden a e s a b e r r i 'casa nueva',
con dialectal, variante de la le l de e che , e che a
'casa'; Lumbierre proviene de i r u m b e r r i 'ciudad nueva';
Ligüerre y Lascuarre de i r i g o r r i 'ciudad roja' y 1a t s .
ca r r i 'arroyo rojo' respectivamente; Esterri vale 'lugar cer
cado', y VaUe de Arán es una denominación tautológica, pues
a r a n significa 'valle' en vasco. Más al Oriente, al Sur del
Segre, la comarca de la Segarra toma su nombre del vasco
s a g a r 'manzana'; en ella está Sanahuja < * S a n i g o i a ,
del vasco z a n i 'vigilante, guardián' y g o i a 'alto'. En la
Cerdaña, Estahuja 'cercado de arriba' < * e s t a g o i a , se
opone a Estavar 'cercado de abajo' (vasco ba r r e n 'bajo').
Cerca de Puigcerdá, Crexenturri, escrito Crescenturi en los
siglos x y XI, junta al nombre personal galo C r a s s a n t u s
el apelativo vasco u r i , u r r i , variante de i r i 'ciudad,
villa'. En el Rosellón l a actua l Elne se llamaba en la Anti
güedad I 1i b e r i s, que corr esponde al vasco I r i b e r r i
'ciudad nueva ', y en l a cos ta gerundense Tossa procede de
I tu r i s s a, que cont iene e l vasco i t u r 'fuente'. Aunque
estos dos últimos casos no sean seguros (1 1i b e r i s po
dría se r ibérico e 1 t u r i s s a tiene un elemento final ta l
vez no vasco), la epigrafía corrobora el testimonio general
de la toponimia pirenaica: en la Alta Ribagorza una inscrip
ción romana del siglo 1 de nuestra era da nombres persona
les vascos; en unos plomos del Vallespir (Rosel lón) , tamo
bién de época imperial romana, se invoca repetidamente a
diosas fluviales l lamándolas niskas, d o m n a s n i s k a s ,
n e s c a s « vasco n e s k a 'muchacha'). Los mencionados
topónimos pirenaicos no pueden considerarse fruto de in
flujo vasco tardío, pues han experimentado iguales cam·
bios fonéticos que las palabras lat inas al pasar a los roman
ces aragonés o catalán; po r lo tanto, es preci so admitir
que existían ya en la época en que se iniciaron esos cam·
bias, es decir , an tes de los siglos VI al VIII; y como no pue·
den atribuirse a una población que hablara latín, tienen que
ser forzosamente anteriores a la romanización, esto es, in
dígenas 17.
4. Al Suroeste del actual dominio vasco, en el Su r de
Alava, Noroeste de la Rioja, y en la Bureba y Juarros , a l
Este de Burgos, abundan topónimos como Ochanduri, He
rrameUuri, Cihuri, Ezquerra, Urquiza, Zalduendo, Urrez.
Todavía en tiempo de Fernando HI , hacia 1235, los habi
tantes del valle ri ojano de Ojacast ro e st aban autorizados
para responder en vascuence a las demandas judiciales. En
la provincia de Soria, Iruecha, Zayas y otros nombres de
lugar son asimismo de origen vasco. Ahora bien, no es se-
17 Los diptongos liél de Javierre, Lumbierre, Belsierre y luál, lué/ deLascuarre, Ligüerre p rueban que b e r r i , g o r r i y e r r i existíanen ellos cuando p t r a dio piedra y b n u, buano, bueno. El cont ras te entre estos topónimos aragoneses y los catalanes Esterri, Alge·rri, que no diptongan, demuestra que unos y otros son anter io res a la
düerenciación de los romances aragonés y catalán. Igual divergenciao frecen dos terminaciones de o rigen di scut ido : la de los aragonesesBentué, Aquilué frente a los catalanes Ardanuy, Beranuy, y la deAragüés, Arbués en Huesca f rent e a Arahós, Arbós en Lérida. Véanse
R. Menéndez Pidal, Sobre las vocales ibéricas y {) en los nombrestoponímicos, Revis ta de Filología Española, V, 1918, 225-255; Orígenesdel español, §§ 25 Y 96, Y Javier-Chabarti, Emerita, XVI, 1948, 1-13;
G. Rohlfs, Le gascon, 1935, § 3; Le suffixe préroman -ue, -uy dans la
toponymie aragonaise et catalane, Archivo de Filología Aragonesa, IV,1952, 129-152, Y Sur une couche préromane dans la toponymie de Gas
cogne et de l'Espagne du Nord, Rev. de FiloI. Esp., XXXVI, 1952, 209
256; P. Aebischer, ..Crexenturri»: Note de topOltymie pyrénéenne, Zaragoza, Insti tuto de Estudios Pirenaicos, 1950; A. Badia, Le suf fixe ·uidans la toponymie pyrénéenne catalane, "Mélanges de Phil. Rom.offerts a Karl Michaelsson», 31-37; y J. Corominas, Estudis de Toponímia catalana, 1, Barcelona, 1965, 82-91 Y 155-217; De toponimia vasca
y vasco-románica en los Bajos Pirineos. Dos notas epigráficas, Pamplona, 1973, y Les Plombs Sorothaptiquesd'Arles, Zeitsch . f. romo
PhiloI., CXI, 1975, 1-53, etc.
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32 Historia de la lengua española § 3 § 3 Las lenguas prerromanas 33
guro que la expansión vasca por Rioja , Burgos y Soria fuese
primitiva; pudo ser resul tado de la repoblación durante
los siglos IX al XI 18.
5. Se suele admitir que, en época anterior a la instala
ción de los cántabros, astures y celtas galaicos, la franja
septentrional correspondiente pudo estar habitada por pue
blos afines al vasco. A ese fondo primario son atribuibles
topónim()s como, en Santander, Selaya (vasco z e 1a i 'cam
po, prado') y, quizá de la misma raíz, Selores, Selorio, Sela,
Selgas y ant iguo Selórzeno, hoy Solórzano; también Urbel
(<: vasco u r 'agua' y be 1 'oscuro'). En la frontera meridio
nal de Cantabr ia , Amaya proviene del vasco a m a r , a m a i
'límite'. Plinio habla de una comunidad astur, los E g i v a
r r i , que parecen haber tomado nombre de un topónimocompuesto de e g i 'cresta de montaña' y ba r r i variedad
vasca occidental de be r r i 'nuevo'; para la presencia de
este adjetivo en un orónimo, recuérdese Peña Vieja en los
Picos de Europa. El Urría de Astur ias se ha relacionado
con el vasco u r r i 'colmo'; pero es más probable que tenga
su origen en otro u r r i , variante de u r i 'ciudad', que en
territorio inmediato al vascón forma parte de Cal a g u
rris> Calahorra y de los híbridos Gracchu r r i s ,
Crexenturri (v. antes, apartado 3, y § 94). Este mismo elemento se encuentra en el nombre de los G i g u r r i , comunidad
18 Véanse J. J. B. Merino-Urrutia, Boletín de la Sociedad Geográfica, LXXI y LXXII (1931-1932), y Revis ta Intern. de Estudios Vascos, XXVI (1935); La lengua vasca en la Rioja y Burgos, 3.& ed., Lo-groño, 1978; J. Caro Baraja, Materiales para una historia de la lenguavasca, 17-19; R. Menéndez Pidal, Origenes del español, 3.& edición, § 98,
473, Y Sobre la toponimia ibero-vasca de la Celtiberia, «Homenajea don Julio de Urquijo», 111, 1950, 463-467; E. Alarcos L1orach, Apuntessobre toponimia riojana, Berceo. Bol. de Est. Riojanos, V. 1950, 473
513; C. Sánchez Albornoz, El nombre de Castilla, «Estudios dedico aM. Pida!», 11, 1950, 636 n.; y los trabajos de var io s autores reunidosen los tomitos «Geografía His tórica de la Lengua Vasca», Zarauz. 1960.
astur que ocupaba una de las ent radas de Galicia; el F o
r u m G i g u r r o r u m se l lamaba en 1206 cuallem de Orres
y hoy Valdeorras; la evolución G i g u r r i o * G i g 11 r r e s
> Orres está documentada en cada una de sus etapas. En
el extremo occidental, cerca de la costa atlántica gallega,I r i a F 1a v i a ha hecho pensar, desde Humboldt, en el
vasco i r i 'ciudad'. En la meseta, po r tierras de León, Valla
dol id y Zamora, discurre el Valderaduey, no llamado antes
Araduey, y en el siglo x Aratoi; a r a - t o i significa en vasco
'tierra de llanuras', sinónimo de «Tierra de Campos», que
es el nombre actual de l a comarca regada po r el Valdera
duey. En el Centro, la antigua A r r i a c a coincidía con el
vasco arriaga ' pedregal '; los árabes cambiaron el nombre
de la ciudad, sustituyendo Ar r i a c a po r Wa d - al - h a g a r a , que significa también 'río o valle de piedras' >Guadalajara. Aranjuez (antes A r a n ~ u e x ) y Aranzueque (Gua
dalajara) guardan indudable relación con a r a n z 'espino',
componen te del vasco actual Aránzazu. Los nombres pre
rromanos de la cordill er a Ibérica, I d u b eda , y de S ie rr a
Morena, O r o s p eda , han recibido explicación satisfacto
ria po r etimología vasca ( id i -b id e ' camino de los bueyes'
y o r o t z -P i d e 'camino de los terneros' ). En el Sur, 11 i
b e r i s o 1 11 i b e r i s , antecedente de la Elvira inmediata
a Granada, se ha tenido po r latinización de I r i b e r r i 'ciu
dad nueva'; y en A s t i g i > Ecija (Sevilla), A 1·6 s t i g i >
Huécija (Almena) se ha reconocido aspecto claramente vas
co, identificando su -Ú g i con te g i 'cabaña' 19.
19 Humboldt, Primitivos pobladores, 39, 43, 107, 131, 142-143, 147;
H. Schuchardt, Die iberische Deklination, Sitzungsberichte der K. Akademie der Wissenschaften in Wien, Philos.-Hist. Kiasse, CLVII, 1908,
71; R. Menéndez Pidal, Orígenes del español, §§ 246&, 251 y 416a; Topo
nimia prerrom., 25, 26 y 247; A. Tovar, Cantabria prerromana, Madrid,1955. 13 y 17; Esp. amarraco. vasco amar. amai y el topónimo Amaya..Ethymologica. W. van Wartburg zum siebzigsten Geburtstag», Tübin-
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34Historia de la lengua española § 3 § 3 Las lenguas prerromanas 35
6. En casi toda la Península se encuentran topónimoscon el sufijo ·eno o -én, -ena. Su repartición no es igual entodas las regiones, t an to por el número como po r el carácte r de la base nominal a que se aplica el sufijo. Escasean en
el Centro y Noroeste, donde Caracena (Soria y Cuenca), Na
valeno (Soria), Teleno (León), Borbén (Pontevedra) derivan
de gentilicios y apelativos prerromanos, Y donde son pocoslos formados sobre nombres personales latinos, como Vidalén < Vi t a li s (Orense), Visén < V i s i u s (Coruña),Toreno < Tu r i u s (León). En cambio, estos últimos abundan en Aragón, Lérida, Levante, Murcia, Andalucía y Portugal: Leciñena < Lic in iu s , Cariñena < Ca r i n i u s ,
Mallén < M a 11 i u s (Zaragoza); Grañén (Huesca) y Grañena (Lérida) < G r a n i u s; Cairén < Ca r i u s , Bairén <
Va r i u s y muchos más en Valencia; Villena < Be 11 i u s(Alicante); Archena < A r c i u s (Murcia); Lucainena <
Lucan iu s , Purchena < Po rc iu s (Almería); Canena <
Canus , Jamilena < *Same l l u s (Jaén); Lucena < Lu-
c i u s (Córdoba y Huelva); Mairena < M a r i u s , Marchena < Ma r c i u s (Sevilla); Lucena y Marchiena en Portugal, juntamente con Galiena < G a 11 i u s , Barbacena <
Bar b a t i u s , etc. La vital idad del suf ijo no sólo se man-
gen, 1968, 831-834; R. Lafon, Noms de. lieux d'aspect b a s q u ~ en Anda·lousie «Ve Congres Intern. de Toponymie et d'AnthroponYIDle. Actes et
Mémo'ireslt , Salamanca, 1958, 125-133; J. Hubschmid, «Enciclop. Ling.Hisp.», 1, 454465; J. Corominas, Tópica Hespérica, 1, 1,!72, 4748.. Delos muchos topónimos a los que estos y otros autores atribuyen Origenvasco, cito sólo aquellos que me parecen más probables o más representativos. Para los G i g u r r i , v. J. Maluquer, Los pu.eblos celtas,«Hist. de España, dir.por M. Pidal", 1, vol. 111, Madrid, 1954, 19;
R. Menéndez Pida l y A. Tovar, Los sumos con -rr- en España y fuerade ella, especialmente en la toponimia, Bol.. R. A c a ~ . Es?, XL":II,1958 185-186' A. García y Bellido, La latinizacIón de Hlspanra, ArchiVO
Esp: de A r ~ u e o l o g í a , XL, 1967, n. 6, y Hubschmid, «Enciclop. Ling.Hisp.", 1, 468469 Y 481.
tuvo durante la época romana, sino aun después, ya que
Requena (Valencia y Palencia) parece derivar del germánico R i c h k i s . Geográficamente el mayor arraigo corresponde a l Oriente y Mediodía pen insu la res, lo que está en
armonía con el hecho de que topón imos y gentilicios -e n u s ,- e na se den en etrusco y se extiendan por todo el litoral
mediterráneo desde Asia Menor. En la onomástica latina
existían G a 11 i e n u s , «L u c i e n a gens», B e 11 i e n u s ,etc., y gentilicios en - é n u s están muy atestiguados desig.nando pueblos y gentes de la Hispania an tigua. De otra
parte el vascuence posee un morfema -en (.ena con el art ículo -a; variante -enea) para formar der ivados de apelativos([barrena, de ib a r 'va lle, vega' ) o' con valor posesivo (Mi
chelena, Simonena, Errandoena 'de Miguel, Simón o Fer·nando'); en la toponimia aparece en ocasiones apl icado anombres latinos antiguos (Manciena <. M a n c i u s , en Vizcaya; Urbiñenea < U r b i n i u s , en GuipÚzcoa). En el sufijo -én, ·ena de los topónimos peninsulares de base antroponímica parecen haber confluido factores de diverso origen;uno de ellos ha debido de ser vasco 20.
7. Es innegable que, cuando se trata de topónimos situados l ejos del Paí s Vasco, l a a tr ibución de vasquismo ha
de hacerse con reservas tanto mayores cuanto lo sea la distancia. Lo mismo cabe dec ir de e lementos compos it ivos oderivativos extendidos po r áreas de amplitud difusa. Unode los estudiosos que con mayor cautela ha abordado la
20 R. Menéndez Pidal , El suf ijo e-en", su difusión en la onomtÍS·tica hispana, Emerita, VIII, 1940. G. Roh1fs, Aspectos de toponimiaespañola (Boletim de Filologia, Lisboa, XII, 1951, 244) y J. M. Pabón,Sobre los nombres de la ..villa... romana en Andalucfa (<<Estudios dedicoa Menéndez Pidab, IV, 1953, 161-4) creen que los topónimos meridiona·les en -én, -ena pueden proceder, en par te al menos, del sufijo latino
-anus transformado po r la imela árabe. Véase réplica de MenéndezPida l a Roh lfs en Toponimia prerrománica hispana, 158.
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§ 4. SUBSTRATOS LINGüíSTICOS PRERROMANOS EN LA FONO
LOGíA ESPAÑOLA.
21· A. Tovar, El Euskera y sus parientes, 1959, 93. Véanse sus objeciones respecto al vasquismo de A r a t o i , I r i a F l a v i a, I l i b r i s y -én, -ena, Anales de Filología Clásica, V, 1952, 156.
12 J. Corominas, Estudis de Toponimia Catalana, 1, 98.
1. La romanización de la Penínsu la fue lenta , s egún ve·remos, pero tan intensa, que hizo desaparecer las lenguasanteriores, a excepción de la zona vasca. No sobrevivieronmás que algunas palabras especialmente significativas o muy
37as lenguas prerromanas4
arr aigadas, y unos cuantos sufijos. Cuestión muy discutidaes si, a t ravés del l atín, subsi st ie ron hábitos prerromanos en
la pronunciación, tonalidad y ritmo del habla, y si esos rescoldos primitivos influyeron en el latín hispánico hasta la
época en que nac ie ron los romances peninsulares 23.
El his toriador Espartiano da una noticia interesante sobre las diferencias entre el latín de Roma y el de Hispania:siendo cuestor Adriano (emperador de 117 a 138 d. de C.),hispano e hijo de hispanos, leyó un discurso ante el Senado;y e ra t an marcado su acento regional que despertó las r isasde los senadores. Si un hombre culto como Adriano con.servaba en la Roma del siglo n peculiaridades fonéticasprovincianas, mucho más durar ían éstas entre e l vulgo de
Mispania. Sin duda, la influencia de los substratos·primitivos no es el único factor en la formación de los romances;la penetración de la cultura lat ina hubo de reducirla mucho.Pero cuando un fenómeno propio de una región es muy
raro o desconocido en el resto de la Romania, si en el idioma prelatino correspondiente existían tendencias parecidas,debe reconocerse la intervención del factor indígena. Veamos algunos casos 24:
23 Véanse A. Alonso, Substratum, superstratum, Rev. de Filo!.Hisp., 111, 1941, 185-218; R. Menéndez Pidal , Modo de obrar el substrato lingüístico, Rev. de Filo!. Esp., XXXIV, 1950, 1-8; y F. H. Jungemann, La teoría del sus trato y los dialectos hispano-romances ygascones, Madrid, 1956.
24 Hasta mediados de nuestro s iglo se vino admitiendo que la /5 /
ápico-alveolar del Norte y Centro de la Península era distinta de la
latina y procedía del substrato prerromano vasco o ibérico. Pero losestudios de A. Martinet (Concerning some Slavic and Aryan Ref lexesof I.E. s, Word, VII , 1951, 91-92), M. Joos (The Medieval Sibilants,Language, XXVIII, 1952, 222-231), F. H. Jungemann (La teoria del sustrato, 68-101) y Alvaro Galmés de Fuentes (Las sibilantes en la Romania, Madrid, 1962) obligan a aceptar que la /5 / ápico-alveolar existíaoriginariamente en latín.
§ 4i stor ia de la lengua española6
cuestión da como posible que l a lengua vasca «hace poco más
de dos mil años se extendiera a lo largo de los Pirineoshasta el Mediter ráneo», y reconoce que «elementos toponímicos vascos acreditan que hace tres mil años esta lengua
u otra afín se extendía po r los montes y valles de Santandery Asturias» 21. Otro investigador, tras explicar po r semejanzas con el vascuence nombres de lugar de regiones aparta·
das, se pregunta: «¿Vascos en la Costa Brava, en Valencia,en Andaluc ía , e inc luso a l Occidente de esta última región?No, sin duda eran i be ros y nos hallamos ante elementos camunes a las dos lenguas. En consecuencia, más vale no
decidirse entre vasco e i b ~ r o cuando se trabaja en toponimia
románica, y l imi ta rse a hablar de ibero-vasco. De manera
totalmente provisional un nombre explicable mediante el
vasco podrá atribuirse al vasco o al ibérico basándose en
razones geográficas» 22. A estas consideraciones ha de añadirse que tanto los indoeuropeos p recel ta s y ce lta s como
los iberos se impusieron a habitantes previos cuyas lenguaspudieron tener conexión con el vasco e influir como substrato en la s de sus dominadores.
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según se ha dicho, subsistían en el siglo XIII núcleos vascosno romanizadosaún2( ' .." . ' ..
. --- I--A causa análoga se ha a tr ibuido la ausencia de Iv l
labiodental en l a mayor parte de España y en gascón, siendo
así que el fonema existe en los demás países románicos, en
zonas laterales del Mediodía peninsular, y existió en español antiguo, aunque no en las regiones del Norte. El vascono lo conoce, al menos desde la Edad Media, y en la primera mitad del siglo XVI la pronunciación bilabial indistinta
para Ib l y Iv l románicas se atribuía especialmente a gascones y vizcaínos 27. Ahora bien, la ausencia de Iv l labio- .
26 Véanse §§ 34 y 461, Fuera de Castilla'y Gascuña, el cambio
If l > [hJ o la caída de la I f l sólo aparecen en casos o lugares aislados. Es cierto que el intercambio entre I f l y Ih l se ve atest iguado en
ejemplos dialectales lat inos (h i r c u s . f i r c u s , h o r d e u m - f o rd e u m ,. etc.); pero siempre habrá que preguntarse por qué razón ha
cundido única y precisamente a ambos lados de Vasconia. VéaseR. Menéndez Pidal, Orígenes del español, § 41, YManual de GramdticaHistórica Española, sexta edición, 1941, § 4, nota, donde contesta objeciones de J. Orr. También las combate F. Lázaro Carreter, F > H.
¿Fenómeno ibérico ° romance?, «Actas de la Primera Reunión deToponimia Pirenaica", Zaragoza, 1949.
TI Convendrá aclarar conceptos desde e l p rinc ip io: la semiconsonante que el l at ín t ranscr ib ía con u o v (u e n i o, ven i o; u i .
n u m, vi n u m; 1 e u is ,
1e v is)
yque
se pronunc iaba [wJen
el latín clásico, pasó a articularse como [15J fricatíva bilabial desdela época del Imperio, confluyendo así con la [15J resultante de haberse
aflojado la Ib l intervocálica (h a b e re , ca b a 11 u s , p ro ba r e ) ,antes oclusiva. Este fonema rol de doble origen se hizo más tar de
Iv l labiodental en unas zonas del dominio románico, pero se mantuvo
bilabial en otras . Parece se r que en la Península la articulación [vJarraigó principalmente en las regiones más romanizadas, Levante yla mitad meridional, mient ra s que en el resto subsistió la [bJ. Elespañol antiguo transcribía con u o v el fonema f ric ativo (uenir, auer,cauallo, uino o venir, aver, cavallo, vino), cuya pronunciación debióde ser [vJ en unas regiones, [bJ en otras; en cambio transcribía con
b e l fonema oclusivo b ilab ia l Ibl, procedente de Ib l latina inicial( b e n e > bien, b r a c c h i u m > brafo) o de Ip l latina intervocá.l i c a . ( s a p e re> saber, 1u p u s > lobo); pero las confusiones empezaron muy pronto en el Norte, y se corrieron al Sur, hasta eliminar
38 Historia de la lengua española § 4
2. La If l iniciaL latina pasáen.castellano--a-{hl--aspira-.
da, que--en unaeta,pa más aVl:inzada ha d e s ~ p ~ l " ~ l : ~ c l P (f a-
g e a > [haya] > [aya]k El f.ocoinicialdeLfenómeno..se.
limita en los siglos IX al XI I al Norte de Burgos, ~ _ M o n t ¡ , \ Í Í ay Rioja. .ALo.tro ..ladodel.--PJrineo¡-el gascón da. igual tratamiento a la If l l a t i ~ a ( f i 1 i u > hilh [hin). ~ . 2 . ! ! ! _ ~ ~ ~ , _dosi'egjon,es inmediatas al país vasco, Cantabria y Gascuña, lasque coinciden. Gascuña « V a s con i a) es la parte romanizada de la primitiva zona vasca francesa. Yel vascuenceparece no tener Ifl originaria·; ep..Jº.s..latiIlÍsm.ºs.. s l l ~ I ~ U ) ! J : l i - .t ir la( f il u > iru; f i c u > iko) o sustituirla cem Ib/ oIp l (f a g u > ba&.o; f e s t a > pesta). Además, e l vasco-incluso el vizcaíno durante la Edad Media- :poseía. ~ ~ l i .Ih l asp ir ada que pudo sus ti tu ir t ambién a la If/, con la
cual alterna a veces. ~ ª n t a b r i a , la región española cuya rO
manización fue más tardía, debió de compartir la repugl1anc ia vasca por l a / f / ; es cierto que los .cántabros eran de __
o r i g ~ n .indoeuropeo, p ~ r ( ) el substrato previo de la regió.nparece haber sido semejante al vasco.; po r otra parte,. loscántabros aparecen constantemente asociados con los vasS;os
durante las épocas romana.y visigoda. La hipótesis de un
substrato cántabro que actuara desde los tiempos de la ro
manización cuenta con el apoyo de un hecho significativo:en el Este de Asturias y Nordeste de León la !iivisoriaactual ent re la Ifi y la Ih l aspiradacoi.ncide con los ant i-. -gúos'-Tííltites'-entre astures y c á n t a b r ~ s 25. ~ ~ t c ; L S t i b s t r ; ; 1 t o
tabro se vio reforzado decisiv;;1J.:Qente eIl.la Alta Edad. Mediapo r el adstrato vasco en la Rioja, la Bureba y Juarros, donde,
25 R. Menéndez Pidal, Orígenes del español, § 418; L. RodríguezCastellano, La aspiración de la ...h" en el Oriente de Asturias, Oviedo,Instituto de Estudios Asturianos, 1946, y A. Galmés de Fuent es yD. Catalán Menéndez-Pidal, Un límite lingüístico, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 11, 1946, 196-239.
§ 4 Las lenguas prerromanas 39
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dental se extendía a fines de la Edad Media desde Galicia
y Norte de Portugal, pasando po r León, Cas til la y Aragón,
ha st a la mayor parte de Cataluña y algunas zonas del Mediodía francés, aparte del Rosellón y Gascuña 28. En este
caso el vasquismo parece manifestación parcial de un subs
trato más ant iguo y extenso que el representado por la as
piración o pérdida de la Ifl inicial latina.4. Aparte de los casos más seguros de influencia, se
observan significativas semejanzas entre la fonología vasca
y la castellana. En ambas, el sistema de las vocales consta
de sólo cinco fonemas, repartidos en tres grados de aber
tura; den tro de los límites de es to s grados, cada una de las
vocales, f irmes y claras, admite variedades de timbre según
el carácter de la sílaba y de los sonidos circundantes 29. Los
la [v] en la segunda mitad del siglo XVI salvo en Portugal, Levante y
Baleares (v. §§ 534 Y 92).28 Así lo ha demostrado Dámaso Alonso, La fragmentación fonética
peninsular, Suplemento al tomo I de la «Enciclop. Ling. Hisp.», Madrid, 1962, 155-209. El betacismo del Norte peninsular ha sido relacionado con e l del Mediodía i ta liano, como consecuencia de la colonizac ión sur itál ica (véase después, § 22), po r H. Lüdt ke (SprachlicheBeziehungen der apulischen Dialekte zum Rumiínischen, Revue desetudes Roumaines, III, 4, 1957, 1A6) y P. Blumenthal (Die Entwicklung
der romanischen Labialkonsonanten, Romanistische Versuche undVorarbeiten, 38, Bonn, 1972, 80-81). Sería necésario un examen más
detenido de estas analogías.29 Este resultado ha sido posible en castellano porque las vocales
acentuadas 1r;1 y IQI del latín vulgar se hicieron [jel, [we] (b I:! n e>bien, b n u > bueno) y porque los e lementos const itut ivos de talesdiptongos se identificaron con los fonemas /i/, lu!, !e ! (v. E. AlarcosLlorach, Fonología española, 3." ed., 1961, §§ 143 y 144). Alarcos suponeque la diptongación surgiría cuando hispanos acostumbrados a su
sistema vocálico de una sola le l y una sola /0/ t ra ta ron de adoptar
la distinción latina vulgar entre !f;! y ! ~ ! , entre !9 ! y IQ!, bimatizandoenfáticamente las dos vocales abier tas. Esta hipótesis merecerá total
asentimiento si se llega a probar que los h ispanos no vascos delCentro peninsular hablaban lenguas con vocalismo de cinco fonemas,como el vasco , y no de diez, como el latín clásico, o de s iete, comoel latín vulgar de Hispania. Véase luego, § 18\.
tres fonemas Ibl, Idl, Igl pueden se r oclusivos [b], [d],
[g] o fricativos [b], [a], [g], según condiciones iguales en
las dos lenguas. Tanto en vascuence como en los romances
peninsulares la Ir l de una sola vibración y la Irl de dos
o más son fonemas distintos que se oponen en posición
intervocálica; en posición inicial, donde nuestros romances
t ienen sólo Ir/, el vasco exige prótesis de una vocal (errota,
errege, § 3\; arraza 'raza', arrosa 'rosa'), que también se dio
en español preliterario (arroturas 'roturas, roturaciones'),
dejó huella en topónimos y apellidos (Arriondas, Arredondo),
y aparece como prefijo en multitud de dobletes léxicos (ruga
I arruga, antiguos ranear, rastrar, repentir junto a arrancar,
arrastrar, arrepentir , rebatar
Iarrebatar, rebozar
Iarrebo-
zar, etc.) 30. Latinismos como pI a n t a t u han perdido la con
sonante inicial en su adaptación vascuence (landatu); cosa
análoga sucedió en la evolución cas te llana de los grupos
iniciales latinos Ipl-I, lel-I, Ifl-I (p 1 a n u > *[p!anu] >Dano]) 3\ . Estas y otras coincidencias no parecen casuales.
5. En el Alto Aragón, las oclusivas sordas intervocálicas
latinas se conservan frecuentemente sin sonorizar (ripa, fo
ratar, lacuna). En algunos valles de la misma región (Fanlo
y Sercué) se sonorizan las oclusivas que siguen a nasal olíquida (cambo 'campo', puande 'puente', chungo 'junco',
aldo 'alto', suarde ' suerte ') ; restos dispersos en otras loca
lidades denuncian que el fenómeno alcanzó antaño a todo el
Pirineo aragonés. En la Rioja de los siglos x y XI las Glosas
Emilianenses conservan de ordinario las sordas intervocálicas
(lueco, moueturas, etc.), mientras sonorizan tras In l la It l de
a l i q u a n t a s > alguandas; en documentos riojanos de la
30 Menéndez Pidal, Orígenes, § 40\; Michelena, Fon. Bis t. Vasca,
§ 8.1.3\ Menéndez Pidal, Orígenes del español, § 102. F. H. Jungemann,
La teoría del sustrato, págs. 177 y 189, rechaza, sin argumentos concluyentes, el influjo vasco.
LENGUA ESPAÑOLA. - 4
41as lenguas prerromanas44istoria de la lengua española0
42 Historia de la lengua española § 4 § 4 Las lenguas prerromanas 43
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época hay otros ejemplos semejantes. Los dos rasgos se dan
en bearnés y coinciden con el tratamiento que da el vasco a
las oclusivas de los lat inismos que ha adoptado: el vasco no
altera las intervocálicas (tipula 'cebolla', kukula 'cogolla',
izpatha 'espada'); pero sonoriza las que van tras m, n, ro l ,
tanto en los latinismos ( t e m p6 r a > dembora, f ro n t e >
boronde, al t a r e > aldare) como en formaciones indígenas
(emenkoa > emengoa, Iruntik > Irundik). En vasco, el carác
te r sordo o sonoro de una oclusiva depende de los sonidos
vecinos, sin constituir rasgo fonológico diferencial; y la es
critura ibérica empleaba un mismo signo para sorda y sono
ra, meras varian tes , s in duda, de un mismo fonema 32.6. Otros cambios fonéticos españoles pueden atribuirse
a substratos distintos del vasco. La sonorización de las oclu
sivas sordas intervocálicas latinas parece coincidir origina
r iamente en la Península y en la Romania con la existencia
de un anterior dominio céltico. Entre los celtas hispanos la
indiferenciación de sordas y sonoras debía de ser grande,
a juzgar po r grafías alternas como Doitena y Doidena, Am
batus y Ambadus, Arcailo y Argaela, Ataecina y Adaegina,
-briga y -brica. Estas vacilaciones se extendían po r todo el
32 Véanse las dist intas opiniones expuestas po r Saroihandy, Vestiges de phonétique ibérienne en territoire roman, Revista Internacional de Estud ios Vascos, VII, 1913; R. Menéndez Pidal, Orígenes delespañol, §§ 46 y 55; G. Rohlfs, Le Gascon, 1935, §§ 364-370; A. Kuhn,
Der hocharagonesische Dialekt, Revue de Linguistique Romane, XI,1935, 70-77; W . D. Elcock, De quelques all inités phonétiques entrel'aragonais et le béarnais, 1938; r es eña de e st a obr a por T. Navarro
Tomás Revista de Filología Hispánica, 1, 1939, 175-176; A. Tovar, Lossignos'sildbicos ibéricos y las permutaciones v ~ c u e n c e , E m e ~ i t a ,XI, 1943, 209 Y sigts., y A. Martinet, De la sonorlsatlOn des ocCZuslVes
initiales en basque, Word, VI, 1950, 224-33. Para las Glosas y documentos
r iojanos, véase F. González OUé, La sonorización de las consonantessordas tras sonante en la Rioja. A propósi to del elemento vasco en lasGlosas Emilianenses, Cuad. de Invest. Filológ., Logroño, IV, 1979, 113
121.
Noroeste peninsular a partir de la línea Lisboa-Medellín-tie
rras de Sor ia ; en las mismas regiones alcánzaron también
a palabras latinas ( i m u d a u i t po r i m m u t a u i t , P e r-
p e d u o , Pe r e c r i n u s , A u c u s t i n us en inscripciones
de la época romana); y hubieron de constituir base favora
ble para la sonorización de las oclusivas sordas intervocá
licas, que en los siglos IX al XI aparece especialmente arrai
gada en Galicia, Portugal, Asturias y León 33,
7. En casi todos los países románicos donde estuvieron
asentados los celtas, el grupo latino Iktl evolucionó hasta
l legar a litIo le!, soluciones en que se repar ten los roman
ces occidentales (lat. no c te , fa c tu> port. noite, feito;
esp. noche, hecho; cato nit, fet; prov. nuech, fach; fr. nuit,
fait). La primera fase del fenómeno (relajación de la !k! en
[xl, sonido igual al de la i castellana moderna) aparece en ins
cripciones galas y es general en irlandés. En inscripciones
celtibéricas constan R e c t u gen u s y su reducción R e
tu gen o , que probablemente habrá de leerse * R e i t u g e no ; el nombre es el mismo de R h e t o gen e s , héroe nu
mantino mencionado po r Appiano 34. Como el grupo Iks/ ha
seguido una transformación análoga a la de Ikt! (lat. 1a x a .re> port. leixar; esp. lexar; fr. laisser), con igual exten
sión, podría se r también de origen cél tico.
33 A. Tovar, La sonorización y caída de las intervocálicas y losestratos indoeuropeos en Hispania, Boletín de la R. Acad. Esp., XXVIII,
1948; Sobre la cronología de la sonorización... en la Romania Occi-dental, «Homenaje a Fritz Kriiger», 1, 1952, 9-15; The Ancient Lang. 01
Sp. and Port., 1961, 93-95; La lucha de lenguas... , 1968, 88, Y Einlührungin die Sprachgeschichte der ibero Halbinsel, 1977, 111-112; S. da SilvaNeto, História da Língua Portuguesa, Rio de Janeiro, 1952, 147-151. Norechazan la posibilidad del substrato céltico A. Martinet, Ce/tic Lenition and Western-Romance Consonants, Language, XXVIII, 1952, 192
217, ni Jungemann, op. cit., 152 y 189.
34 W. Meyer-Lübke, Introducción a la lingiiística romdnica, Madrid,1926, § 237; Tovar, The Ancient Lang. 01 Sp. and Port., 81; Silva Neto,História, 146.
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35 A. Tovar, The Ancient Lang., 95; Einfiihrung, 112.
36 R. Menéndez Pidal y A. Tovar, Los suf ij os con -Tr- en Españay fuera de ella, Bol. de la R. Acad. Esp., XXXVIII, 1958, 161-214.
37 Mcnéndez Pidal, Orígenes, § 61.
8. Por último, en el Centro y Noroeste. peninsulares yen otras zonas occidentales de Europa hay testimonios célticos de vocales inílexionadas po r la acción de otra vocalsiguiente; po r ejemplo, a un nominativo A n c e t u s corresponde un genitivo An g e i t i . En este fenómeno se ha visto
un an ticipo de la met afoní a que con d iver sa intensidad yalcance se da en la Romania occidental: lato f é c ¡ , v é n ¡ >fr. fis, vins, esp. h ice, v ine, port. fiz, vim. Será necesario
precisar las condiciones en que ta l inflexión se produce en
l as lenguas cél ticas y en los distintos romances 35.
§ 5. HUELLAS PRERROMANAS EN LA MORFOLOGíA ESPAÑOLA.
1. En lenguas cél ti cas de Hispania a l menos en la
celtibérica- los nombres de tema en /-0/ tenían /-os/ como
desinencia de nominat ivo plura l: en inscripciones aparecen
a r a t ic o s , c a l a c o r i c o s, 1u t i a c o s , etc., en función
de sujeto. Ello pudo contribuir a que el nominativo plural
lat ino en /-i/ desapareciera en Hispania y quedase una forma
única para nominativo y acusativo. Véase § 181•
2. En español se conservan a lgunos sufijos derivativos
nominales de abolengo prerromano. De el los, los que tienenhoy mayor vitalidad son los despectivos -ar ra, -ar ra, -urro
(buharro, machorro, baturro), de origen mediterráneo primitivo 36. Por los siglos XI Y XI I subsistían -ieco y -ueco (kan
nariecas, pennueco), procedentes de - c c u y -ó c c u no
latinos; ahora sólo se encuent ran, con pérdida total de significado, en palabras sueltas (muñeca, morueco) y en nombres de lugar (Barrueco, Batuecas) 37. En peñasco, nevasca,
45as lengL!as prerromanas5
borrasca parece sobrevivir un sufijo ligur - a s c o 38. Acasotenga el mismo origen el patronímico español en z (Sánchez,
Garciaz, Muñiz, Muñoz, Ferruz); las tesis contrarias a su abolengo pre rromano no han logrado ofrecer ninguna solución
satisfactoria, mientras que las terminaciones ·az, -ez, -oz,abundan en toponimia peninsular y alpina presumiblemente
ligur; este sufijo -z fue incorporado po r e l vasco con valor
posesivo o modal 39. Del precéltico o céltico - a i k o, - a e c u ,muy atestiguado en inscripciones hispanas, proviene -iego,
bastante activo en otro tiempo, pero apenas empleado hoy
fuera de los der ivados ant iguos como andariego, nochernie
go, mujeriego, solariego, palaciego, labriego, etc. 40.3. Aparte hay que señalar l a ext raña afición del español
a formar derivados mediante la añadidura de un incremento inacentuado con vocal a (relámpago, ciénaga, méda·
no, cáscara, agállara, de lampo, c ieno, meda, casca, aga lla) .
Las consonantes del sufijo son indiferentes, según se ve en
murciégano y murciégalo > murciélago, de murciego, oen
38 Menéndez Pidal, Toponimia prerrom. hisp., 79, 81-83 y 162-165.
Supone origen no ligur J. Hubschmid, «Encicl. Ling. Hisp.», 1, 462-463, YDie asko-/usko- Suffixe und das Problem des Ligurischen (v. n. 6).
39 Menéndez Pidal , Toponimia prerrom. hisp. , 167-172; Menéndez
Pidal y A. Tovar, Los suf ijos españoles en «-Z», y especialmente los
patronímicos, Bol. R. Ac. Esp., XLII , 1962, 371460. Para o tr as teoríasvéanse Baist , Grundriss der rom. Phil., de Grobe r, 1, 2." ed., 908;'
Cornu, [bid., 992; Carnoy, Le latin d'Espagne d'apres les inscriptions,232-235; W. Meyer-Lübke, Romanische Namenstudien, Sitzungsberichte
de r k. Akad. in Wien, 184, 1917, 5-17, YDie iberoromanischen Patronymikaauf «-ez», Zeitsch. f. r. Philol. , XL, 1919-1920, 208-210; E. C. Hills,Spanish patronymics in -z, Revue Hispanique, LXVIII, 1926; 161-173;
L. H. Gray, L'origine de la terminaison hispano-portugaise -ez, Bulletin
de la Société de Linguistique de Paris, XXXVII, 1935, 163-166; J. Caro
Baroja, Materiales para una historia de la lengua vasca en su relacióncon la latina, 1942, 102-113; E. García Gómez, Hipocorísticos árabes ypatronímicos hispánicos, Arabica, 1954, 129-135.
40 Y. Malkiel, The Hispanic Suffix -(i)ego. A Morphological andLexical Study based on Historical and Dialectal Sources, Berkeley,1951.
§ 5istoria de la lengua española4
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§ 6. VOCABULARIO ESPA.ÑOL DE ORIGEN PRERROIlANO.
la s alternancias s6tano y antiguo sdtaJo, Huircanos y Huir.
caJ(o) OYera. A veces sólo se conoce l a forma der ivada y no
la primitiva; así ocurre en rdfaga, bdlago y tantos otros.
Los esdrújulos latinos que se han conservado no bastan
para expUcar un fenómeno tan amplio ; en cambio, la toponimia prelatina abunda en nombres como N a ¡ I r a y los
ya citados Yamlga y Br a c l r a , con sus variantes Bra .
e J. n a y B r a e 1 I a. semejantes a los actuales Huircanos,
Nuhalos, Soldrzano. El sustantivo pdramo es indudable-
mente prerromano. y probablemente lo es también légamo
o légano. Parece tratarse, por lo tanto, de un hábito heredado
de las lenguas peninsulares anteriores al latín 41,
1. Son muy numerosas las palabras españolas que no
encuentran etimología adecuada en laHn ni en otras lenguas
conocidas. No pocas. exclusivas de la Península, son tan
viejas. arraigadas y características que invitan a suponerlas
más antiguas que la romanización: po r ejemplo, abarca,
artiga, aulaga o aliilga, barda, barraca, barro, cueto, charco,
galdpago, manteca, perro, rebeco, samarugo, silo, simo., tamo,
toca, tojo 42; pero no se ha encontrado fundamento suficiente
(l R. Mentndc:z PidaJ, Mamull de GramdtiCQ hut6riaz espait.ola,§ 84; Orl,mes del español, §§ 61 Y 61 bis, Y S,qijos dlanos m el Medi-tUT41Ieo Occidental, Nueva Rev. de Filo!. Hisp., VII, J95J, 34-55: J. R.Craddod:, La.tin Le,aC1 versus Substratum Residue. The Ul1$tres.sed'Derivalion4l' 5uf1Ues in the Romance Vernaculars 01 the WestemMulitUTll1Iet1.II, Be:rkeley-Los An¡eles, 1969.
<Q Vb.nse, ante todo, eJ. Dice. crft. Cltim. de la ICln,1U1. castellana de
J. Corominas, Madrid, 1954, y su T6piea Hespima, 11, Madrid, 1972,194-235: R. Menéndc:z Pidal, Orlgenes, §§ l3. y 8S¡, Y ToponimiIJ prerrom.
hisp., 267-175: Silva Neto, Hut6ria, 173-308; Hubschmid, .Eneiel. LiD,.Hisp._, J, 28-66 Y 127-149; Y A. Tovar, Les traces UI1,uutiques cdtiques
dal1$ la Pininsule Ibirique, _Celticum VI. Actes du T r o i s ~ m e ColloqueIntern. d ' ~ t u d e s Gauloiscs, Celtiqucs et Proloccltiques_, Renncs, 1963,381-403.
47as lengUllS prerromantLS6
4J V. Ber1oldl, Romance PhilolOl)', 1, 197·198.
para señalarles procedencia concreta de alguna lengua pre
rromana conocida. Mayor es la probabil idad de acier to cuan-
do entre la palabra española y una de lengua prerromana
hay afinidades f o n ~ t i c a s y significativas suficientes para su
poner ent re ambas parentesco o relación no explicables po rvía latina o posterior: vega tenía en los siglos x Y XI las foro
mas baica y vaiga, semejantes al vasco ibaiko 'ribera'; arto
'cambronera' corresponde al vasco arte 'encina'; igüedo y
el vasco auto 'macho cabrío' pos tu lan un ~ t i m o común
• e lE: o t o; vilorta significa lo mismo que el vasco bilur;
pestaña vale igual que el vasco pittule, en conexi6n con
pitta ' Iegafta' ; los altoaragoneses ibón 'laguna' y sarrio 'es
pecie de gamuza o cabra m o n t ~ s ' parecen relac ionarse con
los vascos ibai 'no' e iUlr 'altura', etc, Tal vez sea de origen
libio tamujo, port, tamuge, p lant a que sólo se da en una
franja de la Península y en una zona de Argelia donde estuvo
asentada la antigua localidad de T a m u g a d i oO. A juzgar
po r 1& geograffa de sus posibles parientes parecen ibéricas,
mediterráneas o acaso ilirio-ligures barranco, carrasca, gdn-
d4.ra 'pedregal', lama 'barro', etc. Nava no sólo se extiende
po r todo el dominio castellano y vasco, sino también po r
zonas alpinas y en el celta insular. El láico de origen pre
celta o cel ta comprende sustant ivos referentes al terreno:
berf'U«o, Ugt2mO, serna; nombres de árboles y plantas:
abedul, aliso, tUt2mO, beleño, belesa, berro; zoónimos:
garca, puerco y toro (en la inscripci6n de Cabeco das
Fraguas po r com y t a u r om se anticipan a los latinos
po r c u s Y t a u r u s ) ; terminologfa relacionada con los
quehaceres n1sticos: busto 'cercado o establo para bueyes'
( b o u s t o m en e l bronce de Botonita), amelga o ambelga,
colmena, gancho, gorar 'incubar', güero, huero; y otras pa-
§ 6istoria de la lengU4 española6
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.. vta.nse Carnoy. u Ültin d'Espagne d'apru lu inscriptions, BruxeUes, 1906, y J. Vives, Inscripcio nes CTÍSlilul4s de la EspañIJ romanay visigoda, Barcelona, 2.· ed., 1969.
tS Por ejemplo, can t h u s 'hierro con que se cifte el borde de la
rueda', africano o espai'iol se¡ún Quintiliano, es el origen del esp.
labra s de campos semánticos diversos: bartl1UÚ1, basca, be-
rrendo, cantiga. tarugo, los verbos estancar, atancar, trtlnU1r,
virAr, etc. El calzón era prenda característica del vestido
celta, y el término correspondiente, b r a ca , ha dejado el
espaftol braga; el uso de b r a e a en la Península está~
gurado po r l a existencia de Br acA r a y los b racAr i ,
pueblo que habitaba la región de Braga. El compues to la·
tino-celta Oc t a v i o 1c a (ciudad situada entre Reinosa y
Aguilar de Campoo) atestigua el empleo de o l ea 'terreno
cercado inmediato a la casa', de donde el español huelga
(hoy casi olvidado; recuérdense nombres geográficos como
Las Huelgas y compárese e l f rancés ouche).
2. La epigrafía la ti na de la Pen1nsula no proporciona
muchos datos. En el ara votiva de L.eón (siglo I I d. de C.),
Tulio ofrece a la diosa Diana los c ie rvos cazados cin p a ·
r a m i aequore_; pdramo no tiene aspecto ibérico; debe
pertenecer a la lengua predltica o p r o ~ l t i c a de lo s pue
blos que habitaban el Oeste de la meseta septentrional.
B a I s a figura como nombre de una ciudad lusitana encla·
vada en terreno pantanoso; es la primera muestra del es
pañol y portugués balsa, cato bassa. El bronce de Aljustrel
(Portugal, siglo 1) da 41 1a u s i a e lap ides_ ; de * 1a u s a vie
nen el español losa, port. lousa, cato l losa".
3. Los autores latinos citan como hispanas o ibéricashasta unas treinta palabras, que en su mayoría no h an lle
gado al romance. De la s que han perdurado, algunas no son
originari as de España, s ino latinismos provinc ia les o voces
extranjeras tS. Quedan, sin embargo, ciertos testimonios in-
c anlo 'borde'; pe ro es voz heléni ca o pla. San Isidoro rccoa:e del
vul¡o peninsular m a D t u m. probable rqresióD del latín m a n t e 1I u m, y b a r ca, derivada sepuameate del pie¡o b a r I s 'barca
~ p c i a . ' pero atestiauada ya bada el a60 200 d. 1. C. ea una Inscripción
del Alprbe... VQse V. Ber toldi, Archivum Romaokum, XV, 1931, 400; Ro
manee PhilolOlY, 1, 204. Y Nueva Revista de FlloJ. Hisp., 1, 1947, 141·144; Plinio, S, 217; c1eporum Ieneris sunt e l quos Hispania cuniculosappeUab.
47 S. Fernández Ram1re%, Ilev. de FiloJ. Esp., XXVI, 1942, 536, yA.. Tovar, Nolas elimot6,ic4s, .Bomeoaje a V. Gama de Dieto-, 1,
Madrid, 1976, 560-.565. ." V. Bertoldl, La Iberio. en el swrrato élnico·lIn,ü!stico del Medi·
terr6neo, Nueva Rev. de Filo!. Hisp., 1, 1947, 128-147.I
49as lenguas p r ~ " o w u u t 4 Steresantes: Varron afirma que l a nc e a (> español lan.z.a)
no er a voz. latina, sino hispana; podria ser, en efecto, un
celt ismo peninsular. Plinio recoge a r r u g i a 'conducto sut>.
terrineo', antecedente de 4IToyo; da c u s c u I i u m (> esp.
coscojo, coscoja) como nombre de una especiei ~ r i c a
deencina; y atribuye origen hispano a c u n i c u 1u s (> esp.
cone.jo) ". Quintiliano señala como oriundo de Hispania el
adjetivo g u r d u s 'estólido, necio' (> esp. gordo, con cam·
bio de sentido); la palabra se usaba en lat ín desde varias
¡eneraciones antes 47. Y en el siglo VI I San Isidoro mencio
na en sus Etimologías c ama , s a r n a y s t i p a , variante
de s t i P P a > e s t ~ p a 'mata resinosa parecida a la jara'.
Es probable que e l l atín tomase de las lenguas hispánicas
los nombres de algunos productos que se obtenlan princi
palmente en la Península, como p i u m b u m (> esp. plo-mo), g a le n a, m i nium (compárense el nombre Ouvial
MUto ----en Galicia, ti er ra d e donde se extrafa abundante
óxido de p lomo-- y e l vasco mm 'vistoso, encendido'). His
pania era ya gran exportadora de corcho: e l l at ín s u b e r
(> esp. sobral, cat. sure.r, port. soyro, sobreiro, it . sughe.ro,
sovero) parece se r una voz peninsular adoptada".
§ 66istoria Jo. l ~ n g U 4 espaitola
UNIVERSIDAD DE SEVIllA
Fac. Filologiil·Biblioteca
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§ 7. CELTISMOS DEL uttN ....
4. La influencia de las lenguas prerromanas en el voca·
bular io romance de la Península. según lo que podemos
apreciar hoy, se limita a términos de significación suma·
mente concreta, referentes en su mayorfa a la naturaleza
y a la vida material. No pervive ninguno r el at ivo a la orga·nización política y social ni a la vida del espíritu.
e w. Mcyer·Lübke, /nlroti. a la Lin,. Rom4nicG. Madrid, 1926,
§§ "".!O El uso de c a r p e n t a r i u 5 ron el valor de t i ¡ n a r i u5 apa-
rece ya en Paladio (Thuaunu l in,wu latinGe, IlI, 1907, rol. 489). Car-pintero no es UD ¡a1idsmo evidente. romo pretende H. Lausber¡ (Ro-manlscbe For5Chunaen, LX, 1947, 212); su anti¡Uedad en Espafta es"
ase¡urada po r la del derivado carpmterla, Q.ue fisura en UD documento
ovetense de los 51¡los IX o x (MufiOz y Romero, Colección de FuerosMunicipales, 1847, 1%4).
51A.s lenguas prerromanas
§ 8. VASQUISUOS.
51
G. M. Verd, S. l. , IRi,o, /tii,uet. Hutñ.e,4. Historia y Morfologfa,Miscelánea Comillu, XXXII, 1974, .5-61 y 2(17·293,
52 R. M e n ~ n d c z Pida], Cal1tar de Mio Cid, 111, 1946, 1211, YChamar-til1, en Topol1imia prerr. hisp., 229.
Después de la romanización el vascuence ha seguido pro-
porcionando al español algunos vocablos. En la Alta Edad
Media e l dominio de la l engua vasca e ra más extenso que en
la actualidad, y el crecimiento del reino navarro favoreció
la adopción de vasquismos, En el siglo x las Glosas Emi-
Jianenses mezclan frases éuscaras con o tr as romances ; en
la onomistica española entraban nombres como G a r s e a
> Garcia, Enne co > lñigo 51 , Xemeno > ¡imeno; y
en el XI I I el riojano Berceo empleaba humoríst icamente
bildur 'miedo' como ténnino conocido para sus oyentes. Po r
esta época annaia 'hermano' y echa « vasco a i t a 'padre')
formaban sobrenombres honorí ficos o afect ivos (cMinaya
Alvar Fáñez. en el Poema de l Cid; cMiecha don Ordonio.,
en documentos del s ig lo XIl)sz. Siniestro, de origen latino,
contendía con izquierdo « vasco e z k e r ) , que había de
imponerse. De z a t i 'pedazo' y su diminutivo z a t i k o , vi&-
nen zato y fatico 'pedazo de pan', 'pequeña cantidad', usado
por Berceo; en las cortes medievales se llamaba fQtiquero
al cr ia do que levantaba la mesa de los señores,
El vocabulario español de origen vasco seguro o proba·
ble incluye además términos alusivos a usos hogareños,
sión en el Occidente de la Romania son • b r i g o s 'fuerza'
(> esp. brío) y vas s a 11 u s (> esp. vasallo), que sirvió
para designar una relación social que los romanos desco-
nocían.
§ 87istoria de la lengUll española
No son prer romanos muchos celtismos que, tomados de
los galos. adquirieron carta de naturaleza en latín y pasaron
a todas o gran parte de las lenguas romances. As! ocurrió
con un nombre caracterfstico del vestido celta. e a ID i s i a(> esp. camisa). La vivienda celta dejó allatln c a panna
(> esp. cabaña); la bebida típica de lo s galos se llamaba
e e r e v i s i a. or igen de l esp. cerveza. Medidas agrarias de
igual procedencia son a r e p e n n i s > arpende y 1 e u e a >legua. Los romanos aprendieron de los galos nombres de
árboles , plantas y animales: a I a u d a y s a 1 r o o son en
espafiol alondra y salmón. La habil idad de lo s galos como
constructores de vehfculos hizo que los romanos se apropia.
ran los celtismos c a r r u s > carro y ca rpen tum. ' c a r rode dos ruedas'; ca r p e n t a r i u s 'carrero' amplió su sen-
tido hasta hacerse equivalente de t i g n a r i u s , y es el origen
de carpintero !o. Dos términos celtas que lograron gran difu·
50
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Historia de la lengua españo14 § 8
omo socarrar SJ; nombres de minerales, plantas y ani-ales, como pivl.rra. chaparro, acaso zumaya; prendas de
estir, boina y vunarra; agricultura, tracción y ganade-ía, laya 'pala de labrar', PUJrri.a, cencerro; navegación, g .
1arra;
metalurgia, chatarra; supersticiones, aquelarre; juego,jrdago, etc. Del vasco buruz. 'de cabeza', cruzado probable-ente con una voz árabe, vienen los espaf'ioles de brutos,
te brut.as, de bruces, y el port. de b r U f o s ~ . En ocasiones laalabra vasca es, a su vez, de origen lat ino o románico: asf,iel ladn a u g u r i u m proviene la interjección vasca de sa-ludo o despedida agur, de donde el espaf'iol agur, usado como
:lespedida a partir del siglo XVII por lo menos; el latín e 1 5-
t e 11 a dio en vasco tristera, que ha pasado al castellano en
ta forma chistera; nuestra c1uabo14 es adopción reciente delrasco tx.abola, pero ~ t e procede del f r a n ~ antiguo jaole
jaula o cárcel' ss. A cambio de estos y otros escasos p ~ t a -iDOS, la influencia lwea del espa601 sobre el vasco ha sido,t' sigue siendo, enonne.
SJ J. Corominas, Revista de Filol. Hisptnica, V, p6¡. a.A. Tonr, Boletlm de Filolo¡la, VIII, UsbOll, 1947, 267.
55 A. Castro, Rcv. de Fllol. Esp., XX, 1933, 6W1; l. Corominu,
r;licc. crlr. etimol.
11. LA LENGUA LATINA EN HISPANIA
§ 9. ROMANIl.A.CIÓP{ DB HISPANIA l.
1. La segunda guerra púnica decidió los destinos de
Hispania, dudosa hasta entonces entre la s encontradas in-lIuencias oriental, b e l ~ n i c a , celta y africana. En el afto 218antes de Cristo, con e l desembarco de los Escipiones en Am-purias, empieza la incorporación definitiva de Hispania al
mUIÍdo grecolatino. Gades, el último reducto c a r t a g i n ~ , su-cumbe el 206, y los romanos emprenden la conquista de laPenínsula. A principios del siglo II les quedaban sometidosel Nordeste del Ebro, el l it oral mediterráneo y la B ~ t i c a .La contienda sostenida por lusitanos y celtíberos duró más:aun después de la destrucción de Numancia (133) se regis-tran nuevas insurrecciones. En el siglo 1 repercuten en nues-tr o suelo la s discordias civiles de Roma. La pacificación delterritorio no fue completa hasta que Augusto dominó a do-
tabros y astures (afta 19 a. de Jesucristo).Mientras tanto el se1\oóo romano se habfa ido exten-
diendo po r todo el mundo entonces conocido: a Italia y
I V&.nse A. Garda y BclUdo. lA latinizAci6ft dI: His1XJ'lia, ArchivoEsp. de Arqucoloafa. XL, 1967, Y la bibliocrafta dtada por K. Baldin¡er,lA formaci6n de los dominios lin(lJfst icos DI la Penlnsula Ibirlca,
Madrid. 1972, 104-105.
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55A lengua latina en His¡xmia
que el nervio lat ino. el pensamiento y las letras griegas. la
creación más asombrosa del intelecto y arte europeos.Como consecuencia de la conquista romana hubo en His-
pania una radical t ransformación en todos Jos órdenes de
la vida: tknica agrlcola e industrial. costumbres. vestido,
organización civil. jurfd.ica y militar. La religión de los con·
quistadores, con sus dioses patrios y los extranjeros que
iba cobijando. convivió en la Península con el culto a divi·nidfdes indfgenas. La mitología clásica alzó templos con·
sagrados a Diana, Marte o Hércules. y pobló de ninfas losbosques hispanos. Aún hoy subsiste en Asturias la supers-
tición de las .ranas, hermosas moradoras de las fuentes. que
tejen hilos de oro y favorecen los amores; xamz es evoluciónfonética y semántica de D i a na , la diosa virgen de los bos-ques y la caza.
2. ilación más intensa y temprana fue la de
La ~ ! ! . . c a . c u ~ p e r i o I : 8 la de las d e m ~ s r e g i ~ e s 7facilitaba la asimilación de USOS nuevos. La feraCidad de tiSCOmarcas andaluzas atrajo desde muy pronto a los coloni·zadores; ya en 206 a. de 1. C. tuvo lugar la fundación de
ItAlia, para establecimiento de veteranos; legionarios casa·
dos con mujeres españolas const ituyeron la colonia liberta
de Car teya (171), y Córdoba, má s señorial. fue declarada
colonia patricia (169). En la época de Augusto a6nna Es-t rabón que los turdetanos. especialmente los de las orillas
de l Betis. habían adoptado la s costumbres romanas y ~bian olvidado su lengua nativa. Esta noticia ha de referirse
a l as c iudades impor tant es . pues en los pequeños núcleos
de población y en el campo el apego a las costumbres y
lenguas nativas hubo de se r mucho más duradero.
A las costas mediterráneas y al valle del Ebro acudieron
también muchos colonos. La politica de atracción dio ex·
§ 9istoria de la lengua española4
El sentido práctico de los romanos los hizo maestros en
la administración. el derecho y las obras pdblicas. Roma
sentó la base de las legislaciones occidentales. Calzadal,puertos, faros. puentes y acueductos debidos a sus técnicoshan desafiado el transcurso de los siglos. Y si, po r natuJ'a.leza. el romano no senda afición hacia el escape desintere-sado del espfritu y de la fantasfa, acertó a apropiarse la
cultura helénica, bebiendo en el la lo que le faltaba. De estemodo , l a escuel a romana l levaba a las provincias, a la vez
sus islas circundantes se añ.adían en el siglo II Iliria. Mac:.dania, Grecia, el Norte de África y la Galia Narbonense;
en el 1, Asia Menor, Galia, Egipto, el Su r del Danubio yAlpes. Asi el Oriente, colosal y refinado; la Hélade. ~del saber y la belleza, pero incapaz de unificarse poUtk:aoomente; y el Occidente europeo, habitado po r pueblos dilocordes en mezcolanza anArquica. quedaban sujetos a la ~ciplina ordenadora de un Estado universal.
La primitiva Roma quadrata se habia engrandecido gra.cias a nu ~ p J ; , e m u : ru en un principio, como . , . . .
Tu re,ue imperio populos, Ro_ e . memnllo
(hae libi errmt artu), pa.cisque imporure morem,
pdrcere subiectis el debdlare superbos.
lo de agricultores y soldados, poseía UD sentido de eneqta
viril. de do.minio, que le abrió el camino para cumplir •excelsa misión histórica, la cultura romana traía el concep-
to de la ley Y la ciudadanfa; pero el Estado no r epresen_
sólo garantías para el individuo, sino que era objeto dIIservicio más devoto y abnegado. Al.conq . nuevos P'ÚMIaRoma acababa con las luchas de tribus, los desplazam1ende pueblos. las pugnas entre ciudades: im. nía a lo s demú
_e l orden copstituJa su propia fuena. Consciente de esta
providencial encomienda, Virgilio la hada saber a sus CO. .patriotas:
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Historia la lengua upañola
ceJentes y t empranos resul tados con 105 indígenas. En
afto 90 a. de J. e.. durante la guerra social de Italia.
baUan en las filas del ejército romano caballeros na
de Salduia (zaragoza). quienes merecían po r su valo r la
dadanfa romana y otros honores. Sertorio fundó la . . ." ". .
de Osea (Huesca) a fin de dar educación latina a los jóde la nobleza hispana, preparándolos para l a magis tr a
a la vez que se procuraba rehenes. Según Estrabón. la ro
nización de levantinos y celtíberos no estaba tan a.va. . .ldlqhacia el comienzo de nuestra era. como la de los turde
Más retrasada se hallaba todavía la de Lusitania; Y Jali
pueblos del Nor te . galaicos. astures y cántabros, recién dolminados, seguían viviendo con arreglo a sus rudos hábitml
seculares.
3. Con la civilización romana se impuso la lengua ladRlti.mporta po r 00 • o anos a muust tiv
su difusión no ·hicieron falta coacciones; bas tó el peso de
-las drcunstancias: ,98rácter de id ioma oficial, acción de laescuela y del servicio militar. su oridad cultural y coa-
iencia de emplear un instnunen o exp rva- i6ñ.
todo el I m ~ - : - l . a ~ a r i c l ó ñ " d ; las.,.prinUtivas lengua
~ p c r U . n & u 1 a r e s . . n o ~ r e p e n t i n a ; ubo un periodo de bUiDo
..gü.ism más o menos largo, según lupres Y : " ~ 1 r a t o s ~ciales. \1.05 hispanos empezarían a servi rse del latín en susrelaciones con los romanos; poco a poco, tas hablas i n d f ~nas se irian refugiando en la conversación famil iar, y al finllegó la latinización completa.
4. Son interesantes a este respecto algunos nombres
de Jugar que mezclan elementos lat inos con otros iWricos oceltas. No es de extrañar que en G r a c c h u r r i s (Alfaro)
se junte al recuerdo de su fundador. Tiber io Sempronio
Graco. la palabra vascona u r r i . integrante del nativo y
l ' La lengua laJina en Hispania 57~ e a lag u r r i s . hoy CaIaborra 2: la fundaciÓn de
dudad ocurrió en el año 178 a. de Jesucristo. muy al prin
de la conquista. Pero J u Ji o b r i g a {cerca de ReinoCae s a r ob r i g a (Talavera). Augus tob r i g a (Ciu.Rodrigo), F I a v i o b r i g a (Bilbao o Portugalete). I r i a
l . v i ay otros, demuest ran que en tiempo de César. de
Au¡uslo o de los Flavios e l cel ta b r i g a y el i r i conservado• vasco guardaban su valor significativo. Para O e t a v i o l ·
l. vQse § 61• Coinciden con esta deducción los tes timoaIos de escritores latinos y griegos. Cicerón. en su tratado
. . divinatione. compara el desconcertante efecto de los suelDa incomprensibles con el que produciría oír en e l Senado
t i babla extraña de hispanos o cartagineses. El historiador
Tkito (55?-120) refiere que un aldeano de Termes. en lo
lII'Iehoy son tierras de Soria, acusado de haber inlervenido• el asesinato del pretor Lucio Pisón (año 25 d. de J . C.), se
Dq6 a declarar quiénes e ran sus cómplices. dando grandes
voces en su idioma nativo. Plinio el Mayor (23-79). al describir las explotaciones auríferas de la Penlnsula. registra
abundante nomenclatura minera prerromana. Recordemos
que, según Estrabón, en la época de Augusto sólo estaba
próxima a consumarse la latinización de la Bética. En Le-
vante el alfabeto iWrico siguió empleándose hasta muy en
lrada la época imper ia l, lo que imp lica supe rv ivencia delas lenguas nativas. Más tarde un tratado De simüitudine
cllrnis peccati. atribuido a San Paciano, obispo barcinonense
de l siglo IV, o a Eutropio. que lo fue de Valencia en el VI,
alaba la car idad de una dama que hablaba en lengua ver·
nácula a desva lidos paganos que no sabían lat ln). Es de
suponer que en el Centro. Oeste y Nort e l a latinizaciÓn no
z Véase ! 3)" .
J Garda y Bellido. arto cit., 27·28.
I r-':(lUA wARou.. - 5
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§ la . EL ul1N.
se generalizaría sino más tarde aún. La toponimia asturia
na abunda en derivados de nombres lat inos de ter rateniente s (AntoRana. CorneUana, ]omc1.,lDUl, Terem.amz. de An to -
o iu s . C o r ne li us . Diomedes . Ter en t i u s ) ; perola epigrafta de la misma región ofrece nombres ind.fgenasde dioses, individuos y gentilidades basta fines del siglo IV
por lo menos 4.
Entre las lenguas indoeuropeas. la latina se distinguepor su claridad y precisión. Carece de la musicalidad, rique
za y finura de matices propia del griego, y su 8exi6n es,
comparativamente. muy pobre. Pero en cambio posee jus
teza ; s impl if ica el instrumental expresivo, y si olvida diJo
tinciones sutiles. subraya con firmeza la s ue mantiene ocrea; en la fonét ica, un proceso paralelo acabó con eui
todos los diptongos y redujo las complejidades del conso
nanUsmo indoeuropeo. Idioma enérgico de un pueblo pr6c>tico y ordenador. el lado adquirió gracia y armonia al contacto de la literatura griega. Tras un aprendizaje iniciado
en el siglo In antes de J. C.• el latín se hizo a to para la
poesía. la _ ocuenCiaV"Iafiloso la.:iiñ perder con ello lancisión originaria Helenizada en cuanto .g y !JUt'
delos .......ro rofundamente romana de espír itu, es la obn~ r =de Cicerón, e igualmente la de Virgilio, Horacio y Tito Livio.los grandes clásicos de la ~ p o c : a de Augusto.
59a lengua latina en HispGnia
1. f ; U o J l u ~ cultura! de la· H ~ l a d ~ se ~ e j ó sentir sobre
Roma e!LtQdos lo s momento.!.de su historiaJ.El-'9ntacto con
las ciudades griegas de I ta lia - la Magna Greciafue ~ i s i v o para la evolución esplntual de los romanos.Un cautivo de T ~ e n t o , Livio Andrónico, inauguró en clsiglo 111 la literatura latina, traduciendo o imi tando obras
griegas. La ~ - d e L m u n d o - . h E : l é n i c o 3amiliarizó a losromano&-CQlt-tlD&-ivilización,..muy-supedor.\Grecia les prQ:-
901X'iOnÓ nombreS de C O D C C p ~ ~ d a delespíritu: i dea , p h a n t a si a , p h i lo s o p h ia , mus i ·
ca . poe s i s , ma th ema t i c a ; tecnicismos literarios:t r a go ed i a, ca m oe d i a, s cae n a, r hy thm u s . o de,r h e t o r ; palabras relativas a danza y deportes: e h Or u s ,pa l ae s t r a , a t b l e t a ; a ensefianza y educación: seho -
la , paedagagus ; en suma. a casi todo lo que repre-senta refinamiento espiri y mater ial,
l\
§ 11. I!ELENISMOS '.
Hispania contribuyó notablemente al florecimiento de lasletras latinas; primero con retóricos como Parcia Latrón
y Marco Anneo Séneca; después, ya en la Edad de Plata.con las sensatas enseñanzas de Ouintil iano y con un bri·liante grupo de escritores vigorosos y origina les: LucioARneo ~ n e c a , Lucano y Marcial. En sus obras -especial.
men te en la s de Séneca y L u c a n ~ , españoles de t iemposmodernos han creído r econocer a lguno de los rasgos funda·mentales de nuestro espíritu y literatura.
§1110istoria de la lengWl t:.spañola58
4 Maria del Carmen Bobes, lA roponimi4 romana en Asturilu,Emerita, XXV11I, 1960, 241·284, Y XXIX, 1%1, 1·52; F. Dieao Santol,
RomalliUlci6n de Asturias a travú de su epierafla romana, Oviedo,
'963.
s Vbse M. PemáDdez Galiano, Helenismos, ..Enciel. Una. Hisp._,ti , Madrid, 1966, 51·77 (excelente visión de conjunto).
UNlvt:RSIOAD OE SEVIllA
Fac.Filolog(a Biblioteca
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, Para el cambio de sentido, compá re se l a equivalencia entre_hágalo mhorabuma; no lo a p r o b a ~ . y _no lo a p r o ~ aunque lo
haga_, El portulUb embora 'aunque' es ori&inariamentc em boa hor. .
'enhorabuena', El i ta liano matari ofrece aún los dis tintos ¡rados deesta evoluciÓn. En espaftol del si¡lo x macGre ke era ya equivalentede q u a m u i s (Glosas Silen.ses 281). Sin embarlo dos siaJos des
pu& Den Quzmán emplea makka,. con el sllPillieado de ' oj al a' quetambién el i ta!. magarj posee (Garda Gómez, Todo Ben Qutman, 111,
Madrid, 1972, 473).
2. U 'MfI'IIIl popular ,e "eTlÓ tambjln de greciSIDOS lÚ a
c o n c r e ~ e n t c más anti¡um qnc 1m; de introduc>..9ón.-aUta: DQmb.res-de-plantAA y animales... como o r i g 1-
Dum, s l p i a (> esp. origano, ¡ibUl); costumbres y vivia-
da : b a ln l !um . c am l! ra . a p o t b l c a (> baño. cdnf6.ra, bodega); utc:Dsilios..e_instrumental: amp6 r a y el dimI
DUtivO ampd l l a (por amph6 r a > dnfora), s agma ,c h 6 r d a (> tunpolla. jalma., cuerda); navegación, comeJ'oocio. medidas: a n e 6 r a . b e m i n a (> ancla., lineara. ~mina); instrumentos-mu.sicale6: s y m p h o n 1a . e l t h I r a(> zamp;;ño, 1.Ilnfoful, cedra, cftara), etc.
Durante el ImPerio nl levo nismos netraron en ellatín vulgar. La preposición k a t á tenfa valor distribut YO
en frases como ka ta duo . ka ta t r e i s 'dos a dos', 'tresa tres'; introducida en latin, es el origen de nuest ro cad4.El sufijo verbal . i z e i n fue adoptado po r el latín tardio
en las formas - iz a re , - ld I ar e; la primera, más erudita, s igue siéndolo en el español -izar (autorizar, rea1iuu,ridiculizar), mientras que -1d 1a r e ha dado e l sufijo po-pular ~ r (guerrear, sestear, colorear), má s espontáneo ,prolífico. El adjetivo m a e a r i o s 'dichoso, bienaventundo', se empleaba como exclamación en felicitaciones; de su
vocativo m a c a r j e proceden el i taliano magan y la antigua conjunción espadola maguer, magut:ra 'aunque". LuC80(§ 13) veremos la importantísima contribución del griego al
vocabulario y terminología cristianos.
3. Las distintas ~ p o c a s en que se introdujeron en latín
los helenismos enumerados se revelan en las adaptaciones' o n ~ t i c a s que sufrieron. Los primeros y más populares fuerontomados al oldo. Como el griego poseía fonemas extraños
al latín. fueron reemplazados por los sonidos lat inos másparecidos: la o er a semejante a la u francesa, pero en latínpasó a u velar; las aspiradas 4'. O. X se transformaron enp, t, c. Así. "dvOa dio mI n t a . de donde el esp. menta;
8úf.1oC; > *t i lmum > esp. tomUlo; 1 t 0 p f 6 p a > pi l r
p ti r a . Es frecuente en el l ati n arcaico y despw en el vul
p r que la oclusiva sorda K se convierta en g, en lugar de c,
IU correspondiente latina: K O ~ € p \ l a v > g ti b e r n a re>esp. gobernar; Káf.1f.1apo<: > g am m 1 r u s > esp. gdmbaro,
al l ado de cdmaro y camarón.
Cuando se intensificó la heleniz8ción de la sociedad elevada, los hombres cultos intentaron reproducir con másfidelidad la pronunciación griega. La u se transcribió y, yl e le dio su sonido de u francesa; 4'. B. X se representaroncon ph, th, ch, respectivamente. Esta costumbre se genera·lizó durante el período clásico, extendil!ndose al latín wlgar.
Pero en boca del pueblo la y se pronunció como i, la ph
como t, th Y ch como t, c. De esta manera KG f.1U > cy ·
ma > c Ima dio en espafiol cima; y ~ > gypsum >g lpsum > yeso; KÓfl\lOC; > coph l nu s > cuévano;ÓP4'm'ó<; > o r p h ¡( n u s > huérfano.
Los grecismos más recientes adoptados por el latín muestran los cambios fonéticos propios del griego moderno. LaTI. que en griego clásico equival1a a e, se cerró en i: áKl'l&[adio acidia 'pereza'; ci1lo0i)KT). a t r a ~ de apotbi!ca, babía
pasado a bodega, pero según la pronunciación griega moder·na y, probablemente, con evolución semiculta. resultó tamo
bién botica. Las oclusivas sordas Tr, 1' , K se sonorizaron des-pués de nasal ; Kaf.1Trf) hubo de da r en ladn no sólo c a m p a ,
61J. lengua lat ifUl en HispanÜJ11IIistorUI. de la lengua upaño140
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sino también e a m b a • g a m b a . exigidos por el esp. ant. y
cato cama 'pierna', il . gamba, fr . jambe; de oáVt"aA.ov pro
nunciado s" n d a Ion . viene el espai'iol sdntüüo.
4. La inftumcja de! &riego sobre el lat ín no debiÓ de
l imitar se a l vocabulari,2. Se han sefialado paralelos sintk.t ros roo s j ~ c a t i v o s entre el latín vulgar el gnego roo
derno: las perffrasis verbales d ie e r e ha b e o y s e r 1 p .
hrttr h a b e o , origen del futuro y del perfecto románicos
(§ 17,), corresponden exactamente a .Xc.> d'ltE:tv. (XC.) Y E Y p a ¡ . L ~lJivov; la s romances estoy diciendo, va y dice, tomo y " ..voy t ienen igualmente precursores griegos. En las oraciones
subordinadas las lenguas románicas se apa rt an de l l at ín y
coinciden con el griego en el uso de Jos modos verbales. iD-
finitivo y gerundio. Estas y otras muchas semejanzas, todavía no estudiadas a fondo, parecen responder a que tan to
construcciones ya existentes en griego clásico o heleníst ico
como las que ¡lctuaban en él para transformarlo en el IDO-
derno, penetraron como fennento en el latín hablado y asf
llegaron a las lenguas románicas '.5. La introducción de gredsmos continuó tras la caida
del Imperio Romano. La dominación bi zant in a en el l it ora l
mediterráneo de nuestra Penfnsula durante la segunda mitad
del s ig lo VI y buena parte del VIl hubo de ocasionar la a d o ~ción d irec ta de algunos '. A esta época parece corresponder
, E. Coseriu, Das Problem des gri«hUellen EinfllUSes auf d. uVulgiirlllleín• •Sprache un d Gesdúchte. Fest5chrift fü r Rarri Mdu. .Münc.ben, 1971, 1JS.147; .Tomo y me "O,.... Ei7I Problem lIugleicJJot.du europiüscher S)'J'Il4%. Vox. Romanica, XXV, 1966, J3.55. G. Boo-fante (llalÜJ e Gr«ÜJ, .To honor Roman Jakobson_. TIte Hque.Paris,
1967. l6J.173) relaciona t ambién con d ariea:o tn.Il5foflDaclones aceD-
tuales y voeüicas en d latln vuIp.r, as1 como la reducdón de los casos.Vbnse ademis W. Dietrich. Dt.r ruripllrasliselle Vuball1$pdl in denrom4l1ischen Sprachen. Beihefte zu r Zeitsch. f. romo Philol., CXL, Tü.
binlen, 1973; y resei\ a de H. y R. Kahane. Rom. Philol., XXXI, 1978,........
J Véase C. E. Dubler, Sobre la crónica ardb/go-bilQntina de 741
1 ID. influencia. bivmtin4 en la PenbuulD. lbiricD., AI·Andalus. Xl, 1946.
2&>]49.t Véan5e H. y R. Kahane. Abmdl4l1d und BYUJnz.: Spra&he, .Real·
lexilr.on del" Byuntinistilr._, ed. po r P. Wirth, 1, Amsterdam, 1968;
8yzantinorommdCl2, .PolychronKm_, homenaje a F. DOlier. Heidelberg.1966, 304-)17; Graeeo-RomlUlC4! Etymolo,iu. Romance PhilolOl)'. XIX,1965,261.267: XXI, 1968. SOl·StO. y .Studia Hlspanica in honorem R. L._,
f. Madrid. 1972.)2) . ) ) ) ;
de los mismos autores YA. Pietrangeli, CulturalCriteria lor Western Borrowings Irom B)/VJntine Greek, .Homenajea Antonio Tova.... Madrid. 1972, 205-229.
. . ent rada de OEio(, Oda> lato tardío t b iu s , t bi a . que J'&.
emplazaron a a v u n c u l u s . p a tr u u s, m a t e rt er a y
• m i ta (esp. tío. tla); t h i u s er a todavía griego para San
isidoro. Entrada la Edad Media o ya en la Moderna el comer·
clo y la navegación trajeron U . ) E , á ~ I l ' t O C ; > xdmet. xdmed'lela de seda'; tal vez OlV&WV > lat. ce n d a 1u m. con
cambio de su fi jo . > esp. cendal; yaHa > ant. galea, des·
p u ~ s galera; Kaüf.l.a 'quemadura' , 'calor' > calma, que del
lentido de 'bochorno' pasó a tomar el de 'bonanza'; dJ...s:uolla
'orden, mandato'. 'canto del cómitre para acompasar el movi·
miento de los remeros' > lato tardfo • c 1u s m a > g e n o v ~ sant. ciüsma > esp. chusma 'conjunto de galeotes'; 'tartf¡nov
> fr. ant. tapiz. > esp. tapiz.. etc. La his toria de estos grecis
mos medievales es muy compleja, po r tratarse de voces que,en su gran mayorla, llegaron por via indirecta J. Más adelante
(1 3311) veremos no pocos que vinieron a través del árabe.
6. La ciencia y filosofía medievales, renacentistas y mo
dernas nutrieron y nutren su tenninologfa con abundante
Incorporación de helenismos: unos, tomados ya po r el latfn
en la Antigüedad; o tros , d irec tamente del griego; muchos
IOn compuestos y derivados de nueva formación, que ni el
¡riego clásico ni el bizantino conocieron (cefalópodo, trau·
matologia. anafilaxia, megalómano, diacronla, tecnocracia,etc .) . El helenismo li terario, existente ya en la Edad Media.
63a lengua latina en Hispania1111istoria la lengua española2
87atín vulgar y latln hjspdnicoHistoria de la lengU4 ~ p a ñ o l a6
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22 El plura l de los temas en ·a se rormó en la Romania oc:ddell&al
con la desinencia -a s común a nominativo y acusativo en la 1eDIUI
vulgar (§171). Las rormas italianas pietre, capre y las rumanas púa".,ClJpre, ele., se han venido reconociendo como continuadoras de 101
nominativos latinos pe t r a e , e a p r a e . Sin embar¡o Paul Aeb1lctwtha demostrado que en la Alta Edad Media documentos de toda Italiaatestiguan profusamente plurales oQ$ > ·es. que con la pérdjda del l .-.s final pudieron dar origen a las formas con -e generalizadas en .1i tal iano normal, y a la s dialectales en -tJ: la sorMa 'las hennanlU',tr e kkapra 'tres cabras', etc. (Le pluriel ·4 s de la p r e m i ~ r e dklinlJlSOIllatine el ses résultats dans les langues romanes, Zeitsch. f. romo Phllol"LXXXVII, 1971. 74-98).
Ha sido frecuente entre Jos romanistas relacionar esta
evolución reposada con el carácter español , apegado a tradi ·ciones y poco amigo de la expresión plebeya. Dejando a unlado estas razones psicológicas, poco seguras refir iéndoseA época tan lejana, otros factores debieron contribuir a queel lat in hispánico tuviera aspecto arcaizante en relación con
• •·1 de Galia y, en muchos rasgos, con el de Italia.
§ 21 . ARCAfSMOS DEL LATíN HISPÁNICO.
de ca n t a r e ha beo . En Oriente eLauxiliar"lle: rum. \IOiU cinta, de volo c an t a r e .
Dentro--J1e la RomaniA..-occidental-unas lenguas se;.
-::::, más revolucionarias y otras más conservadoras." s ha llevado hasta el último extremo las tendencias
s. No se ha contentado con suprimir la acentuaciónula, sino que, debilitando toda vocal posterior al acen·
tia gcneraliza.d_o_el ritmo agudo. Después de_sonorizar.I Itl, Icl, ha suprimido la sonora resultante de Itl ymuchos casos la de Icl (s p a t h a > ~ p é e , épée; jo ·
re > jouer, etc.). En cambio, el espaftoJ es más lentoIU evolución. En él domina el acento llano o trocaico,
edio entre los abundantes proparoxítonos del Orienteel ritmo cWtono del francés; incluso conserva la vocal
.ónica con relativa frecuencia (pdmpano, huérfano, cán-, ' rébede, vibora y tantos otros). La relajación de lasIIDoras intervocálicas procedentes de It l y Icl latinas no
llegado a una pérdida t an extensa como en francés (esp."palla, jugar). En términos generales puede decirse que Josprimeros textos franceses están ya más alejados del latfnque el español actual.
4. ~ i t a l i a n o , retorromano, dálmata y nunano-laluclóLde_!!__ r . ~ ] (§ 184) no rebasó el_punto ~ _ .p ~ t a l : cae l um , c e rv u s , v ic in u s tienen lb/1 1 en los 1tal. cielo, cervo, vicino, retorr. eiel, e.ierv ovJin, vegliota e.i1, vie.ain, romo cer, cerb, vecino ~salvo en mozárabe, picardcyr walón, prosiguió el d
miento hasta aJcanzar articulación dental o i n t ~ r c k n . . . . i ! I :cid, cerf, \IOisin, esp. cielo, ciervo, vecino, port. ceo,
vizinho.
5. É!llos plurales de nombres y adjet ivos hay di
5ias muy caracteristica5. En retorromano, cat:aü.D,y galJeao-portugués Jos de tema en " adoptan comocia ún ica la del acusativo - o s , apoyada en Hispan la_el nominativo celtibérico ·o s (§ 51 y 171); a igual resul
llegaron el francés y el occitanoal abandonar
ladec:
bicasual. En cambio el italiano y el rumano preñric"".nominativo .¡ (it. lupi, muri, alti, buoni, romo lupi,
cuya li l final coincidió con el resultado fonético de 101rales en -es ( hom in e s. c la ve s, m u l ie re s >uomjnj, ch;av;, rum. oamenj, mujeri) 22.
6. El futuro románico se ha fonnado con el awtilioha b e r e en Occidente e Italia: esp. cantaré, fr . chante....
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85atín vulgar y latin hispdnico
,OlI, nebQla > nevoa, f r a x l n u > ff"eiJeM > ff"eixo). Por otra
.,.rte, la pérdida de l as vocales f ina les en rumano transfonna des·pués en trocaicas muchas formas ori¡¡inarlamente dactílicas.
I1 La conservación de las oclusivas sordas intervocálicas en aralIOnés pirenaico debe considerarse como fenómeno local de substrato
vasco (v. § 4,), po r l o que no altera el hecho ¡¡eneral de que la sonori·&ación domine en t odo el Occidente románico. Para el i taliano, vc!:anse(l . Rohlfs, Hi-Stor/sche Gf"ammatik dCf" italienischen Spf"ache, 1, Bern,
1949. §§ 194·209 Y 212: R. G. Urc lo lo, The lntCf"vocalic PlosivC$ in Tus·t'tln ·P·T-C Bern 1965 y resei\a de H. Meler, Rom. For sch. , LXXVII.
1965. 409-415. R e ~ l a n t e a el problema ¡¡eneral en térm inos fonéticos1. lordan, Evolution de.s OCc!14sives latine.s en f"oman, Rev. de Linl·
Rom., XXXVlJJ, 1974. 291-301.
3. En Occidente las oclusivas /p/. /t/, le l situadas entre
lesse sonorizaron por la acción del substrato céltico
picio (véanse §§ 46 Y 18d. sufrieron ulteriores relajaciones
h a n . . . . . . d . ~ s j l p a r e c i d Q . e n ~ c i e r t o scasos: r i p a • I a e t u e a , m u ·
I r e , s pa th a , sp i ca , e ate na , c ap ut , focu's ,
mi c a dan, por ejemplo, en español riba, lechuga, mudar,
pada, espiga, cadena, cabo, fuego, amiga; en francés, riviere,
lue, muer, épée, épie, chalne. feu, amie. E QtienteJas.
lusivas sordas se mantienen inalteradas: rumano rip(1, Ufp-..
, muta, spatlt, spicl1; dálmata de Veglia raipa, spuota,
"N'¡ca, kataina. ~ I tal ia los dialectos del Norte s o n o ~llegan con frecuencia a la omisión de la consonante (riva,
'ptUla, cadena y kena, fogo y fo, amiga y spia), mientras
los del Sur conservan por lo general la sorda; las dos ten·ciencias contienden en toscano y en la lengua l iterar ia (riva,
""uga, spada, redina < re t 1na , pero mutare, catena, capo,
"'oca, amica, con dobletes como spica I spiga)1l. Añádaseque en Occidente, también por probable influjo del substrato
&'leila, los grupos {ctl y Icsl han pasado a litIo le/, lisl,II1I o (v. §§ 4? y 18 n. 14), l ~ 9 _ o c u r r e en el Centr2,. Sur de Ita lia, ni tampoco en la Dacia.
Historia de la lengua española4
latina se !.KbI2. y las diferencias locales constituyeron
zetas e idiomas d i s t i n t o s ~Es dificil precisar cuáles de estas diferencias hablan
recido ya en el lat ín imper ia l y cuáles corresponden a
época románica primitiva, pues no alcanzaron pleno
arrollo hasta mucho después. Aun así, cabe distO
-
la Romania dos s lin .. sticos bien esracte .
o n ~ l , que comprende la antigua Dacia, cun!. delD-ªlmacia y os ialectosde a n sUf'a i t á l i c a · ~ ; = y " ' e ~ ·
d ~ ~ - . ~ ó n s p t u i - - º o RQ.t: Hi,$pania"••!ia1i;l, orte deGalja Cjsalpinai>"Y Retiaf'-
2. n los romance
J) Estas diferencias no han de enlenderse como ',eclIQ$ cNm"' ' ' ' ' ' '
en el la.Un vul ¡a r. n i s iquier a en el de los siglos v al Vil, sino co.tendencias apuntadas entonces y que se fueron desarrollando en . .
t ranscurso de varias centurias. El espall.ol de los Sillos x y XI decIIaún tdbola, cutmpetet, póttef"O 'potro', en alternancia con hIIrI&
cuemptet, pollf"O, cada vez más favorecidos (Menc!:ndez Pida!, ~lIes del espanol, §§ 3l Y 58). La conservación o sincopa de la \'OCa1 poto
tónica es uno de los aspectos del fenómeno, pero no el unico; el espaftolha transformado voces dactílicas en trocaicas mediante la apócope de
la vocal final (m4nnol, df"bol, c t s ~ d , hut.sped, pdmel, ant. jún.. elc,l,
procedimiento que se da t amb ién en otros romances occldentak!tjel portugués llega. a iaual resultado rftmico eliminando la 1 y n I n t e ¡ ~yocálic:I!' deshaciendo los hiatos subsiauientes (m a cO l a > ni. '
tiende a concentrar a-fuerzae$ a
-da, de trás de la cual nos u e · 7 I e ~ n " " ' t ~ o ~ I e ~ r a " ' , " " ' m ~ á s : " ' - d e
unaEn consecuencia, ha desaparecido o se ha reducido m
la acentuación dactílica...En-cambio, los-romances o .
conservan gran n ú m ~ esdrújulo,. Así, f r a x 1n u, •b il l a, p e c t 1 n e dan en francés frene, table, peignc.provenzal, fraisse, taula, penche o pente; en catalán, fr
taula, pinte, y en español, fresno, labia, peine; pero en
liana frassino, tavala, pettine, y en rumano, frasine.ten(e) "lO.
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pero de importancia estiJfstica desde el Renacimiento, seJ'6cstudiado al historiar cada período de Duestra lengua, junto
con las restantes manifestaciones de las tendencias cultas.
§ 12 - l HISPANlA BAJO EL IMPERIO.. . )
- -a división administrativa de la Península sufrió varia-
ciones a lo largo de la dominación romana . A la s dos pri-meras provincias, Citerior y Ulter ior. sucedió la reparticiÓDde Agripa (27 a. de 1 . C.) en Tarraconense o Citerior, Bl!ticay Lusitania. En tiempo de Caracalla se const ituyó comoprovincia aparte la GaUaecia·Astúrlca. qu e comprendfa el
Noroeste hasta Cantabria. Diocleciano escindió la Tarraco-nense, separando de el la la Cartaginense. con la franja CCD-
tra1 de Burgos, Toledo, Valencia y Cartagena. Desde Diocle-c i . a n ~ las provincias peninsular es, con la Baleári ca y la
Tmgltana, formaron la diócesis de Hispania, que dependfa
de la prefectura de las Galias.
Al principio del Imper io. Roma gozaba de una serie de
privilegios que no alcanzaban a las provincias; pero l a ere-
ciente incorporación activa de ést as a la vida romana exigió
que disminuyera la desigualdad. El derecho lat ino, y mú
aún l a c iudadaní a r omana, sólo eran otorgados fuera de
Italia como honor o recompensa. Pero cuando Hispania er a
ya -según P l i n i ~ el segundo país del Imper io , Vespasiano
extendió a todos Jos hispanos el derecho latino. Las dinasUu
de Césares y Flavios eran roma nas; con la de Jos Antoninos
comienzan los emperadores provinciales. Hispanos eran T ~jano y Adriano . los príncipes qu e dieron mayor prosperidad
al Imper io: después siguen otros africanos o ili rios . Roma
cede sus prerrogativas y Caracalla (212) convierte en ciuda-danos romanos a todos Jos súbditos imperiales. MI K. VossJer, Metodologla '¡/o/6gictl, Madrid, 1930. ]5 .
65a lengua latina en Hispania
§ 13. EL CRISTIANISMO.
Conseguida la unificación jurídica. faltaba la espiritual.
No bastaba el culto al emperador como s ímbo lo de unidad
luprema. Se sentia el ansi a de una comunión universal, yel Cristianismo vino a traerla como buena nueva; enseñaba
la existencia de la v ida inter io r. desdeñaba las grandezas
terrenas, equiparaba el alma del hombre libre y la del es-c lavo y abrazaba a toda la humanidad redimida, po r encima
de los l imites del Estado. Hispania ofrendó a la fe salvadora
l . sangre de sus numerosos már ti res, la enérgica act itud de
Osio frente a la herejia arriana, y la obra del mayor poeta
cristiano del Imper io, el cesaraugustano Prudencio.
El Cristianismo ayudó eficazmente a la completa latini-
zación de las provincias. Muchos l at in ismos del vas co sedeben indudablemente a las ensefianzas eclesiásticas. En losromances, la influencia espiritual del Cristianismo ha dejado
innumerables huellas . El análisis de la propia conciencia, elafio po r ver en los actos la intención con qu e se realizaban,explica el crecimien to de los compuestos adverbiales b o D am e n t e , s a n a m e n te , aunque hubieran empezado a usar
se antes 10. El griego, como idioma más extendido en la parte
oriental del Imperio. fue en los primeros t iempos instru
mento necesario para la predicación a Jos genti les ; en élfueron escritos casi todos Jos textos del Nuevo Testamento.
La doctrina y organización de la Iglesia están l lenas de tér-minos griegos, que constituyen la última capa de helenismos
acogida po r e l l at in ; evange l i um , a n g ~ l u s , apo s t iSlus , d iab iS lus , e c c le s ia , b a s i lI c a , ep i s c 6
pu s , d i a c 6 n u s , c a te c hum ! n u s, a s ce ta , maT-
113I lisloriD. de la lengua españolo..
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§ 14 . LA DECADENCIA DEL IMPERIO.
1I V ~ a s e H, Rheinfelder, Kultsprache IInd Profonsprocl¡e in d.,.
romllllisc1ltm Uindern. 1934, pá¡. 132.-¡
I•
67a lengua latina en Hispania
Dian que vender sus predios para defenderse del fisco, ole procuraban el amparo de los poderosos mediante la ce-
.Ión de la propiedad. De esta manera aumentaban los lat i·fundios, aparecía la adscripción del hombre a la gleba y seiniciaban formas de relación socia l que habían de conducir
I la servidumbre, encomendaciones y behetrfas. S e n i o r'anciano' adquirió el sentido de 'amo, sefl.or', en oposiciónal j un i o r 'mozo, siervo '.
Cuando la invasión germánica amenazaba ya las desmo-ronadas fronteras del Imperio, empezó a cundir el nombre
de Romania, que designó el conjunto de pueblos ligados po r
el vínculo de la civilización romana.
I 1414istoria de lJl. lengua española6
tye , e rem i ta . b a p t iz a r e. monas t e r i um, cae ..
ro e t e r i u ro. Muchas de estas voces grecolatinas haD
tomado un sentido especial al emplearlas la Iglesia: Lo g o .. .Ve r bum . cha r l t a s . aoge lu s (en griego 'mensajero').
ma r t y r (en griego 'testigo'), asce t a (originariamente
'el que se ejercita en algo. sobre t odo e l a tl et a') , etc. Bao
pecial difusión tuvo pa r a bo l a re . formado sobre e l grie-go p a r a bOl a 'comparaciÓn': el vulgo lo tomó del lenguaJ.eclesiástico y le dio el sentido de 'hablar' (fr. parler, ¡l. par-lare); de pa r a bo l a vienen e l esp. palabra, catalán paraula,
fr. parate, ¡l . parola. Un sfmil del Evangelio (San Mateo. 25.Yers. 14-30) habla del s iervo que no supo obtener provechode la moneda ( ta l e n t u r o ) que le dio su sefi.or; la imagi-nación popular sus ti tuyó l a acepción directa de 'moneda'
por la alegórica de 'dotes naturales. inteligencia'; y en una
época afectiva, como la Edad Media, talento y talante van.ron como 'voluntad, deseo'. En la terminología militar ro-
mana p a g a n u s 'paisano, civil' se contraponfa al ro ¡ le s ;
y, como los cristianos primitivos se consideraban m il i t e .Chr i s t i , paganu s vino a significar el no adepto a 18
nueva fe 11.
A partir del siglo 111 empiezan a asomar en el Imperiosíntomas de descomposición. Las legiones eligen e m p e r a ~res y se convierten en mesnadas personales de sus caudillOl.Las exacciones tributarias, cada vez más duras, resultaban
insostenibles para los terratenientes modestos, quienes . . .
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llI. UTlN VULGAR y PARTICULARIDADESDEL LATIN HISPÁNICO
§ 15. L.U1N LITERARIO y LATíN VULGAR 1.
Desde el momento en que la literatura fijó el tipo de
lengua escr ita, se inició la separación entre el latín cu1que era el enseñado en las escuelas y el que todos pdían escr ibi r, y el latín empleado en la conversación de
gentes medias y de las masas populares. Mientras la
I Vhnse. entre o tros . E. Bourde2:, ~ l t m m l s de Lin,uistiquc ~mane, 2 .· cd. , Paris, 1923; W. Meyer-liibte, lntrodua:i6n a Úl Unallflotica Rom41!iea, t rad., adiciones y notas de A. Canro, Madrid, 1_C. E. Grand,ent. lnlroducci6n al Lalln Vul,ar, id . de id . de f. de ••
MolI, Madrid. 1928; H. f. Muller, A Chronolo¡y at Vul,ar La,,""Beibefte zur Zeitseh. f. romo Philol., 78, Halle, 1929; S. da Silva Neto"Hist6ria da Un,Ull Porlu,ulsa, Rio de Jandro, 1952, 161-315. e Histd""do latim vulgar, ¡bid .• 1977; K. Vossler, Einführun, ¡ns Vul,arlatd".
herausle¡eben und bearbeitet von H. Schmcck, MUnchen, 1954; J. a,
Hofman, El lalin familiar, trad. y anotado po r J. Corominas, Madrid,1958; B. E. Vidos, ManUllI de Ung. Rom., Madrid. 1963; H. Lausbe....Ling. Rom., 2 vols., Madrid, 1965-1966; V. Vünllnen, lnlroduction /1M
L/uin Vulgaire, Pans, 1%7 (Tr ad . e sp . de Manuel Carrlón , Madrid.1968); l . lordan y M. Manoliu, Manual de Lin,. Rom., revisión, reelat»
ración parcial y notas de M. Alvar , 2 vals .• Madrid, 1972. u f como la
Antolo,la de l Lalln Vul,ar de M. Diaz Y Diaz, Madrid, 1950, y el Sumo
Vul,aris Lalinu.s, Vul,arlateinisches Lesebuch de G. Rohlfs. Hallel
Sule, 1951; W. M.anczak, Le problbne de la lan,ue romane commwu,
_Atti XIV Con¡res.so lntern.u. di Un¡Wstic:a e Filo!. Romanza., N.poll,
1974, 11, 61·74; E. Coscriu, Der so,erumnte _Vul,iiTlatdn_ und diecrsten Dffcrmz.iuun, in der Rom4rliD, _Zur Entstehunl d a romo
Sprachen_. Dannstadt. 1978, 257-291; A. Niculescu, El latfn vul,Dr. COIt·sideraciones sobre un concepto, Anuario de Letras. XVII. 1979, 20 ·
255, etc.
LU Latfn vulgar y 14tm hispdnico 69
literaria se depuraba hasta llegar al refinamiento de lasde Horacio o la prosa de César y Tácito, el habla vulgarapegada a usos antiguos; pero a la vez progresaba en
lnnovaciones, desarrollando tendencias existentes en eldesde el primer momento, aunque repudiadas o acep-
ta n sólo parcialmente po r la literatura.Durante el Imper io, las divergencias se ahondaron en
considerable: el latín culto se estacionó, mientras quewlgar, con rápida evolución, proseguía el camino que
18 de nevar al nacimiento de las lenguas romances. Lastea extraftas que iban romanizándose no percibían bien
"Unciones de matiz antiguas en la lengua que aprendían;• cambio, se percataban del valor significativo encerrado• las expresiones que entonces empezaban a apuntar ; asf....ban terreno los usos nuevos. Al fin de la ~ p o c a imperial.IN Invasiones y la consiguiente decadencia de la cultura ace-IInron el declive de la lengua literaria. Desde el siglo VD
1610 la emplean eclesiásticos y letrados; pero su lenguajerevela inseguridades Y admite vulgarismos, fabrica multitudde palabras nuevas Y acoge, bamizándolas ligeramente, nu-merosas voces romances o exóticas. Es el bajo lat ín de la
Edad Media.Para el conocimiento del lat ín vulgar la documentación
es escasa: fragmentos de una novela reali sta de Petronioque reflejan el habla ordinaria; textos descuidados, a n ~ n i ~ o so de escritores de la decadencia; inscripciones lapldanas
Incultas. citas de gramáticos que reprenden incorreccionesd e l 1 e n ~ j e : a esto se reduce el tes timonio de la antigUedad.Pero, en cambio. disponemos de la comparación entre laslenguas romances, cuya evolución podemos seguir paso apaso, y que obligan a suponer base latina para muchos de
los cambios comunes que hay en ellas,Veamos en qué diferfan el latfo literario y el vulgar:
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3 Remito a Los CQSOS latinos: restos sint4ctlcos y sustitutos 11ft
espa;¡ol, Bol. R. Acad. Esp., XLIV, 1964, 62-73.• M. Dfaz Y Dfaz, Antolorla dd Lalfn Vul,.ar, Madrid. 1950, UI
US; Carnoy, Le fatin d'Espqne d'apru les inscriptions, 1906, tas-2G6.reúne alrededor de 60 ejemplos, que ~ p I l c a como descujdos o a ~viadones po r estar ¡cneralmente en fin de linea. Tal explicadón •insatisfactoria para omisión ta n repetida.
n i f i c em dabo,.. Plauto; .. ad m e magna nunt iauit .) . El
acusativo se empleó con preposiciones que antes eran exclusIvas de ablativo: inscripciones pompeyanas dan _curo i u m e Do
turnIO, «cum s oda l es» en vez de ccum j umen to , " .
.cum s od a l i b u s . l .
Porotra parte. la evolución fonl!tica suprimía la f-ml final,eliminaba la distinción entre vocales largas y breves e igua.laba la /11/ con la /6/ (véase § 181), con lo que las desinenciu
de cier tos casos coincidieron con las de otros: el nominativo
r o s 1. dej ó de d is tingu ir se del acu sa ti vo r o s a ( ro ) y del
ablativo r o Sá . 1.0 mismo ocurrió con el acusa tivo a m i ·
e 11 ( m ) y el ablativo a ro i e 6. con los que confluyó en determinadas áreas geográficas y niveles sociales el nominativoa m i e 11 ( s ) . cuya j-s/ omitían el latín arcaico y el IÚStico:inscripciones hispanas ofrecen nominat ivos La b e o. a UD ·
cu lo . mar i tu . t amuJu . etc.4• En cambio. formas roo
manees como hombre, luz. verdad. ladrón son resultado
común de los acusativos h om ln e (m ) , l u ce (m ) , ve ·
r i t a t e ( m ) , 1a t ron e ( m ) y de los ablativos h o m iD • •
l u ce . ve r i t á t e , l a t r 6ne , pero no de los nominativoahorno , l ux , ver l t a s , l a t ro , En el plural, el sistema
latino clásico diferenciaba nominativo y acusativo en las cloIprimeras declinaciones ( r o s ae I ro s ji s , I u p l / l up 6s ) :
pero en las tres últimas homines . l u ce s , sensQI .
d ie s vallan para los dos casos. ambivalencia contagiable
a los t emas en I-al y en I.(J/. En éstos los nominativos ro -s a e y a m i c l . I u P I tenían desinencias comunes con fOl'-
5 D. Gazdaru, Prejuicios persisrentes en la morfosi llttuis romdrtica.Romanlca, 1, 1%1, 69-11S, defiende jwtificadamente la necesidad detenef" en cuenta 101 nominI.t!voI / - a l /Y / . o s / al ~ p l l e a r el pluralromtnico. Pero en d sIn¡u1ar, salvo en fr'ands y ocdtano anti¡uosy en cultismos o semieultlsmos de otros romances. son ~ c e p c : i o n a l e slos restos inequlvocos de nominativo.
IZNOUA ESPAAou.-6
73alin vulgar y latln hispd.nico•.. del singular: el genitivo y dativo r o s a e . el genitivo• m i e i , I u P I respectivamente; por el contrario los acu_Uvos r o s a s , a m i c o s posefan morfemas inconfundibles.. plural. La distinción entre desinencias casuales de un
"m o número pocHa ' desaparecer s in gran dañ.o para la-.nprensi6n, gracias sobre todo a las preposiciones ; pero
. . oposición entre singular y plural no contaba con más inst rumento que las desinencias. Afiádase que el indoeuropeollInía nominativos de p lu ra l 1- a s I y I -6 sI . conservados1f t oseo, umbro y cel ta ; para 1- o sI en celtibérico. v. § S,.
Motivaciones internas del sistema lingüistico se combinaron
con la acción del substrato para que inscripciones de diver. .s zonas del Imper io -entre eUas Hispania- atestigüenabundantes nominativos de plural como f i I i a s , 1 i b e r
'a s , y para que en el latín hispánico hablado 1- 6 s I se
pneralizase como desinencia de nominativo y acusativo de
plural para los t emas en I.(J/'.A consecuencia de todos estos cambios la flexión del nom
bre en el latín vulgar fue limitándose progresivamente hasta
oponer una forma única de singular a otra forma única de
plural. Sólo en francés y occitano antiguos sobrevivió una
declinación bicasual con formas distintas para el nominativoy para el ~ g i m e n o caso oblicuo; pero desapareció antes del
ligio xv mediante eliminación de las fOnDas de nominativo.2. También se simplificó l a clasificación genér ica : los
IIUstantivos neutros pasaron a se r masculinos (m a n e i •p i um> mance.bo,tempus > tie.mpo)ofemeninos(sag-
'17istoria de la lengua española2
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75atín vulgar y 1atin hispdnico17
revela como. u n u s fossor au t caprimulgus. 'como un ca
vador o un cabrero'. Así se inició la creación del artfculo in
definido '.
5. En la conjugación muchas formas desinenciales fuo
ron sustituidas por perífrasis. Todas las formas simples de
la voz pasiva fueron eliminadas: a p e r i u n t u r , a m a b a-
l u r , dejaron paso a se ap e r i u n t , ama t u s e r a t . Se
olvidaron los futuros can t a b o, d i c a ro , mientras cun
dian can t a re habeo , d ice r e babeo . que en un prin.
cipio significaban 'h e de cantar', 'tengo que decir '. Una ex
presión semejante, can t a r e ha b e b a ro , dio lugar a la
formación de un tiempo nuevo, el postpretérito o condicional
románico (cantaría, amarla). El verbo ha b e r e con el par
licipio de otro verbo servía para indicar la acción efectuada,
pero mantenida en s í o en sus consecuencias, como en espa
11I01 ten.er ('tengo estudiado el asunto ') ; más tarde adquirió
el valor do perfecto, y al lado de di x i, f e e e r a m surgie
ron habeo d i c t um , habebam f a c t um .
6. El desgaste que tuvo el s ignificado de las preposicio
nes al aumentar sus usos hizo necesar ia la formación de
partfculas compuestas, como d e x (d e - e x ), a b a n te ,
Inan te , de i n t r o , de t r an s (> esp. aut. des, arag.
avant, esp. an t. y vulgar enante, enantes, esp. gene ral de
lante, dentro, detrds).
, Remito a Del demostrativo al ltrtfculo. Nueva Rev. de Filol.Hisp., XV. 1961, 23-44 Y Dos estudios sobre la aetuali1.aci6rr del sw -lantivo en espa;¡of. 1: _Un., _una. como 4Ttfculo indefinido ePI espa;¡ol,
Rol. de la Comls . Perm. de la Asoc. de Academias. núm. 21, 1915. 39-49.
Historia de la le.ngtUl española4
ro a > jalma), con no pocas vacilaciones y ambigüedades,
sobre todo para los que terminaban en . e o en consonante
( ro a r e > el mar y la mar; 1a e > fr. le lait, port. o lrile.
esp. la leche). Muchos plurales neutros se hicieron femeninoe
singulares a causa de s u · a final: f 01 i a > hoja, b r a e e b i.> braza, r a ro a > rama, 1i g n a > leña. De ahí el valor
colectivo que conservan a veces, patent e en .1a caída de
la hoja. y en el contraste bralo I braza, leño / leña, etc.
3. En la lengua clásica los comparativos en - i o r y loe
superlativos - i s s i ro u s alternaban con perífrasis como m a",
g is dub iu s , maxime ¡ d oneu s . El lat ín vulgar 19
emplazó fo r rnos ior . g rand io r por mag is f orm o
su s , p lu s g ra n di s, y a l t i s s imu s por mu l t u
a l tus .
4. La influencia del lenguaje coloquial, que daba amp
margen al elemento defctico o señalador, originó un pro
empleo de los demost ra tivos. Aumentó, sobre todo. el
mero de los que acompañaban al sustantivo, en es
haciendo referencia (anáfora) a un se r u objeto nomb
antes. En este empleo anafórico, el valor demostrativo
i II e (o de i p s e, según la s regiones) se fue desdibuj
para aplicarse también a todo sustant ivo que indicara
u objetos consabidos sin mención previa; ta l fue el
de partida en l a formación de l articulo determinante,
trumento desconocido para el latín clásico y que se d
al formarse las lenguas romances. A su vez el numeral UD 11empleado con el valor indefinido de ' alguno', 'cualq
'cierto', extendió sus usos acompañando al sustantivo
designaba cntes no mencionados antes, cuya entrada en el
curso suponía novedad o conllevaba carga expresiva. Un
sonaje de Plauto dice .dum edormiscam u n u m so
frase traducible por 'mientras echo un sueñecito'; y
habla de un poetastro que cuando lee sus propios versos
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7 H. Schuchardt, Der Vokalismw des Vulflirlatdns, 3 vols ., Letp.u¡. 1866-1868.
• lo s romances de Cen:leiú., Calabria. lucania. SIc il ia y o.ciIparten de otros sistemas yoc:álicos latiI»vulpres. H. Lüdtke (!NI
strukturelle El1twjcklul1' du romanischm Vokalismus, Bonn, 1956)ereyó encontrar veSllaios de estos sistemas en espaIIol y p o n ~pero lo rechazó convineauemente Dtmaso Alonso, La fra¡mmladlrl
fon¿tie4 peninsular. _EDcid. Una. Hisp._, 1, Suplemento, Madrid. l.-21.
77atin vulgar y latfn hispdnico
Por último se pronunciaron largas las vocales acentuadas
que terminaban sUaba y breves las que estaban en sflaba
IlCabada po r consonante. En Hisparna estas diferencias de
duración debieron de se r menores que en o tras zonas de la
Iomania. pues la D;l:isma su ert e han corr id o lel, 101 en
p ' . d em , nO·vum. que en s ! p - t em . pOr · t am :
11II8I y o tr as han dado lié/. luél (pie, nuevo, siete. puerta).la cambio. en otros romances ha habido evolución distinta
I IPn fuera libre o trabada la silaba (fr. pied-sept. neuf·l'O,te; it. piule..sette. nUO\Io-porta). El problema de la dip
tongación es uno de los más controvertidos en el devenir de
las vocales latinas'; las más afectadas, aunque no en toda
la Romania, fueron la y la I ~ / , cosa bien explicable:
aalentras los cambios acentuales y cuantitativos recién ex
puestos condujeron a resultados IJ/.I ~ / .
19/. NI que perpetuaban la dob le condición de vocales largas y cerradas,
. . . mismas transformaciones convirtieron la y la
ecentuadas en y I ~ / . fonemas que rompfan los hábitos
del sistema al ofrecer insólitamente asociados los rasgos de
largas y abiertas. Ya en el siglo 1 de nuestra era el originario
caricter breve de la no fue obstáculo para que se con·
, MCIW!ndez Pidal, Orl,mu. §§ 22, 244, 2S y 26; F. Schürr. UmlautNfId Dipluhongienm" Rom. Fonch .• L. 1936. 275-316; La diptongaciÓn. . . . .orrorrrblica:. Rev. de Dlalee. y Trad. Pop., VII, 1951. 379-390; LaMplttonlaison romane, Tubinp, 1970 (síntesis d e otr os varios estu
. . . . ); Epilolo alla discusionesl411.a
dittol11azione romant4, Rev. deUnl. Rom .• XXXVI, 1972, 311-321; lA metafol1fa y sus fUl1cionestcm0,ó,ictlS. _Homenaje a V. Garel a de Die¡o-, J, Madrid, 1976, 551·
5S5 y Orilm y reparticiÓn de los íe. uo (ue) iberorro""4,,i&os. I b c ~romania, n.- 8, 1918, 1·10; H. Weinrich, Plwnolo¡ische Studim tur romo5prach,eschichte, Münster. 1958, 17s.183; E. Alareas L1orach, FOl1oloef4
",,(dlola, 3.- ed., 1961. §§ 143 Y 1....; D'maso Alonso, La fra.¡mentaciÓnfOl1ét. peninsular, _Enclel. Una. Hisp._, J, Suplemento, 1962, 2J.45;
G. Bonfante, l tali4 e GreciA. _To honor R. lakobson•• The Haaue-Paris.1961. 364-365; G. Hilty, Zur Diphthol1¡ierun. im GalJoromanischm und¡" . Iberoromanischm, _Philolo¡i.sche Studien fü r 1. M. Piel., Heidel·berll. 1969, 95-107; P. Sporc, LA diphtongaison romane, Odense, 1972. ele.
I 11islori4 de la lengua LSpañOÚl
§ 18. CAMBIOS POmICOS.
76
1. En la fonética hay que señalar en primer urmino 101
cambios referentes al sistema acentual y al vocalismo 7. BI
latín cIAsico tenía u n ritmo cuantitativo-musical basado ca
Ja duración de la s vocales y sOabas. Desde e l siglo m empieza a prevalecer e l acento de intensidad, esencial en las
lenguas romances. Combinada con la transformación del
acento, hubo también radical transformación en las vocales.
En UD principio las diferencias de durac ión estaban ligadu
a diferencias de timbre: las vocales largas eran cerradas,
y de timbre medio o abiertas las breves. De este modo, el
t imbre de una Id l breve (abierta) se aprox imaba al de la
/0/ larga (cerrada), y lo mismo ocurríaCOD
la /TI y la ¡e/.Desaparecida la dis tinción cuant itativa, se confundieron NIy /9/. fU y It>/. En Hispania. Galia, Retla y casi toda HaU.
las diez vocales clásicas quedaron reducidas a siete. seg6D
el esquema siguiente':
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78 Historia de la lengua espanola § l'
fundiera con el d ip tongo I a e I monoptongado en I ~ / : una
inscripción hispana de los años 96-98 presenta N a e r v a epor Nervae , y otras del siglo n t r i b un i c i e , que ••
t us , por t r i b un i c i a e , qua e s t u s lO• Lo desacostwa
brado de estas dos nuevas vocales y I,ºI fue sin
una de las causas de la inestabil idad y pronta bimatizaciÓltde su timbre, mediante articulación cerrada de su mOme:D
inicial; poco antes del 120 d. de J. C. se registra n i epo .
por n ! p o s , y en África, tambim durante el Imperio, Di ••
por D e o, apart e de ejemplos menos seguros y posib
ultracorrecciones 11.2. Desde los tiempos más remotos del lat ín hay casos
vocal postónica perdida. Ya en P lauto apa recen a r d u Id omnus , c a ld u s por a r l du s, d om ln u s , ca l l dUI
como consecuencia de l a fuerza con que el l atm primi
había acentuado la sílaba inicial . En el latm vulgar, bajo
Imper io . e l nuevo acento de intensidad renovó la tena omitir la vocal: oc lum , t r i b l um , auca , de oc
l um, t r i bOlum . av I ca , etc. En casos como ve t i i l u l
v i t 111u s , la caída de la pos tónica dio lugar a la forma
del grupo inusitado ItIl (ve t I u s , vi t I u s) , que pasó
lell ( v e c lu s , v i c lu s ) por analogia con los nUID
- c lus procedentes de ·UCll lus, · i cOlus ( au r i c l
o v i c la , etc.). En menor grado se debil itó también laprotónica, que en algunas regiones, sobre todo en G
llegaba a elidirse: f r i gda r i a < f r i g ida r i a , v e t r
nus < ve t e r anus u.
10 M. Dial Y Ofaz, El latEn de Ea Peno lbir.• l. RJu,os lin,ms,_Enciel. Linll:. Hisp._, 1, 1960, 160.
11 Bourciex, eliments, § 154; Grand¡e:nt, IntrOO., § In ; A. TEstado latente en 'a"n vulgar: ¿cu4ndo e inicia la dipton,acIdfIbreves? _Estudios ofrecidos a E. Al.reos Uorach_. I. Oviedo.241·246.
11 S. Klss. Les Iransfonnations de la s tructure syllabique •
I 11 Latín vulgar y latín hispdnico 79
3. La separación silábica tuvo un cambio de gran imparlIDcia: f i -11- u , vi· ne · a y sus similares agruparon en
.. sola sílaba las vocales en contacto, con to que la escantI6n fue f i · l i u , v i -nea > vi ·n i a u. En casos como• • . r l ·6 ·1a , mu· l I · e · re , l a s inéres is acarreó el tnm
lito del acento a la vocaI más abierta ( va · r i ó - l a . muo
JI ' · re ) . Esas I ~ / . /11 átonas, as( convert idas en semicon·IDnantes, originaron multitud de alteraciones fonéticas; sont i elemento revolucionario que en lo sucesivo l lamaremos1fId N. La yod, fundimdose con la consonante que precedía.JI palatali zó: m u 1 i e re> [mu!ere], f i t i u > [filu], vi
. I a > [viga]. As' nac ie ron los fonemas pa la ta le s IV y/ tI (representados con II y ñ respectivamente en nuestra
M'tografla actual), desconocidos po r el latm clásico y caraeterlstlcos de las lenguas románicas. El grupo It + yodl se_bUó en 15 + yodl o simplemente en I!/: los dos grados
• hallan descritos por gramáticos latinos 1.5, y una inscripción da Vincenu ;u s po r Vincen t i u s . Evotución pa·
Ndda siguió el grupo le + yod/, con resultado, ya que no
IcWntico al de It + yod/. sí lo bastante cercano para que
IIIi" t(Udif, Studi. Romanica, Series Unauistica. fase. 11, Debrecen.1m , 99-100.
u [bid., 93-98.H El ttrmlno .yod_ desipar i también la al semivocal qu e nació
11 evolucionar INPGS como /c.1/, /el/. la/. 111:1/, Im I y oriPoó reIUltados con consonante palatal (1 oc:'1 u I > [ollu) > 10101 > lom/.010, con j patatal en castellano andlUo; I fac.tul > [faXtu] >l&Jto] > [fejto) > Ifeto/, f«ho; I l a J : u ' l > [IaXsus] > [lalsus]
> [Iellos] > [lelos]. casto ant. luos: I p u l n u l > [pulnu] >1p.Jf)0/. pullo).u Dice QuInto Papirio: .1 u s t i ti . cum sc.n'bltur, tertla sylla
ha sic: sonat, quasl constet ex tr ibus ll tteris t, l, et i, c um hab ea t
duas t et 1_ (Kei.l. Gr«mm4tici L4tini. VlI, P'I . 216). Otro p-amAtico,Pompeyo. afirma • propósito de la i en el If\lPO It + yod/: .s i dlcasTltius...• perdit sonum suum et ac:ciplt slbllum_ (/bld .• V, pág. 104).
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" Las representaremos en adelante con los ,il llOS y ItI.l' Véase R. Menéndcz PjdaJ, Manual de ,ram4tics hist. e s ~
S ( ' ~ I : l edici6n, 19041, § 34;¡.
•
81a tí n vulgar y latm hispdnico
l' Véase H. Lüdtke, HistorilJ del lúico romdnico, Madrid, 1974,
]1-65.
l. El lhico del lat in vulgar olvidó muchos términos del
,lúico, con lo cual se borraron diferencias de matiz quela lengua culta expresaba con palabras distintas: g r a n-
d i s indicaba principalmente el tamaiio, y m a gnu s alu-
dfa con preferencia a cualidades morales; el latfn vulgar
Q)nservó sólo g r a n d i s . Al i u s era 'otro, diferente'; a l t e r
' ot ro ent re dos, el otro'; pero a l t e r asumió el papel de
a 1i u s . Muchas voces clásicas fueron sustituidas po r otras
que al principio no eran sinónimas de ellas: j o c u s 'burla'
reemplazó a l u du s 'juego'; ca s a 'cabaña', a domu s ;
a p r e h e nde r e 'asir, coger', a d is ce re ; c a ba llu s
'caballo de carga, rocín', a e q u u s . Son frecuentes las mea-foras humorlsticas: pe r n a ' jamón, perni l' se aplicó a miem-
bros humanos en lugar de c r u s ; t e s t a 'cacharro, tiesto'
se empleó para designar la cabeza (> fr. tite, esp. ant. tieso
tal, al lado de cap u t (> ¡t . CGpo, cato CGp); junto a c o·
§ 19. VOCABULARIO l' .
• 19
6. Otros fenómenos de asimilación y absorción: e l grupo
1_/ solía pronunciarse como simple /s/: me n s a , a n s a
)lo mesa , a s a ; /n / pasaba a /ss/ y aun a /s/: dor sum
> do s s um ; s u r s um , deó r s um > sUsuro , de -
o. u m (de donde vienen nuestros adverbios medievales suso
'arriba', yuso ' abajo' ); en la Romania occidental y en Italia,Ipt/ dio /U/, Juego reducida en español a simple /t/; ap -
'are> a t t a r e > esp. atar; s ep t em > se t t em > es-
pdo l siete; y la /v/ seguida de /u / desapareció frecuente-
mente: r i vus > r i u s ; f l avus > f l au s .
Historia de la lengua e5pGñola0
hubiera grafías como Mapc lávoC; y menda t i um
Marc i a nu s , mcnda c i um . Los grupos Id +Ig + yodj se redujeron a [ j ] o [y] ( a d j u t a r e > ay
t a r e ) ; pero Id + yodj se asibilaba frecuentemente.
valiendo entonces a /2/. y en esta alternancia, el sufijo ve
griego • t l; E l V dio en latín el doble resultado . I d la re · i z a r e (véase § lh).
4. En latín clásico, / e el. / e i / sonaban Ike/. / 'dlel valor de I g e / . / g i l era el que nosotros damos a
gui. Durante la época imperial la s oclusivas le/./g/ si
ante le/. ji l w, subieron un desplazamiento de su punto
articulación; las vocales palatales las atrajeron hacia la
delantera de la boca. La (é l Ucgó a pronunciarse de modI:t
semejante a le l (nuestra eh), grado que afrecia el TOrnaDOI
de Ja España visigoda y que conservan el i taliano, retoJ'TOt
mano, dálmata. rumano y picardo; y avanzando más
.-se hizo /5/ (esto es, como ts ) alveolar o dental; desde m.del s ig lo In hay ejemplos epigráf icos ( p a e e , paz e , i Dh
c i t amen t o , f e s i t en vez de pace , i n c i t amen t o ,
fe c i t ) que revelan claramente la asibilación. La [g ] pu4
a [j ] o [y ] ( ~ E l t V T t por v ig in t i ) y era frecuente su ~dida entre vocales ( f r i dum po r f r ig idum) t7 .
5. Las consonantes sordas intervocAlicas empezaron •
contagiarse de la sonor idad de las v.ocales inmediatas. l a .
cripciones hispánicas de la época imperial dan i ro u d a v i t
Ype r p e duo po r i r omu t a v i t , pe r p e t uo (véase § . .).Según veremos, Ja sonorización no fue general en la Roma-
nia, y en España tardó muchos siglos en eliminar po r CQIDo
pleto la resistencia cul ta.
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83AtEn vulgar y l4J.En hispdnico
., Vbnsc J. Jud, Probltmes de ,to,raphie l i n , u i s t i q u ~ romane,Re\' de Un¡uistique Romane, 1, 1925, Y n , 1926; M. Bartoh, lntrodu-~ e Blla Neolmauistica, Ginebra, 1925; Per la s'oria del latil10 volcare,Archlvio Glottoloaico ltallano, XXI, y Caratteri fondamentali della1111,1Ul n/l%ion4le itGtUJI14 e ddle 1in¡lIe sordle, Torino, 1936; G. L.
TraSer, Cl4ssjfiution of the Romance .tan¡1Ul'U, Rom. Rev. Quart.,XXV, 1932, l2!J.136; W. VODWartburl, ~ v o l u : t i o n el slructllre de la .Uut,"eI ~ , 1934 (Tmd. esp. de Carmen Chust, Madrid, 19(6); 1J!e Aw-cJldefllttl tk r ~ h m Sprachriiunu, Zeit5Ch. f. romo Phil. , LYI(tnd. po r M. MuIkJ:Z Coná ccm d dtulo de lA f r t z p t . m t ~ linjiliútiea de la RomaniD, Madrid, 1952}: Die E " I S t ~ dn r ~vótUr Halk 1939: lA po.siz;imu cUu. Im,1IO ílGtUIftQ, F1orcDda, 1940;~ ~ ~ de 101 t reS Ultimol estud ios de WartbUI1 enla Ilev. de FdoÍ: Esp., XXIV. 1937-40, J&4.J96; Harri Meier , Die EI1'·srdum, de r rormmUchm Sprachen und Nationen, F ~ n k f u r t . 1941;
Seralim da Silva Neto, Hisf6ria do Unp14 Porfllllltsa, ~ de J ~ ~ ,1952-54, 114 Y siaI_., y Fon,u do lAtim Vwlcar. O Appendu P r O ~ I , Rio
d J ._ 1956· • Tovar A. Ruearch Report 011 Vulcar lAtm ande anet, ...., . ' ,its Local Variatiol1s, Kratylos. IX. 1964. 113-134, etc.
120
I 20. EL lAl1N VULGAR DB H SPANlA EN JU!L\CIÓN CON EL
. . . RESTO DE lA ROMANlA 19. : : : u . . r r - r ~ <o
-. ..m latín ""I¡aT se maOMD jndi1ÍÍ59. Yo eñ cierto ¡rado
. . , ~ , durante la "poca imOSri!l; pelO esta fundamentalanidad no im liaba falta de d i f e r e n c i a s ~ lndu4ablemente las había, aunque frenadas lDlentras se mantu·vieron la cohesión poUtia del Imperio, la comunicación entrelas diversas provincias, el influjo unificador de la administraciÓD y el servicio militar. Qeshecbo el Imperio en el siIia Y. las provincias, convertidas en Estados bárbaroS, que';;;;';;"::ajr.s1adas' unas de otras; la decadenCÜ! de.1as escuelasdejó al latfn -vuIgar sin la, contención que antes s u p o ~ eleJemp o engua cl6sica. En cada . D se abneron
camino iDDovac:ioDcs foD6:ticas y gramaticales, nuevas toO$tnlCciones de frases, ~ r e f e r e n c i a s especiales por ta l opalabra. Y lleió üñ"mOmento en Que la unidad lingüfstica
Historia de la lmgU4 espaiiola2
m e d e r e (> esp. comer). que sustituyó al clásico e d e re .cundió m a D d u e a r e (> fr . manger. prov. manjar), tora..do po r derivación de M a n d u e u s . personaje ridículo
la comedia. A veces los t ~ r m i n o s vulgares eran extranjerocg 1 a d i u s sucumbió ante el grecismo s p a t h a (> esp.
pada) y d i ves ante el germánico r i k s (> ric<J).2. El lat in vulgar fue muy aficionado a la derivación.
expresividad afectiva prefería usar diminutivos como a U.
r i c t l l a , geni1c111um. so l i cü l um (> esp. oreja,
rlojo; fr. soleü). en vez de B u ri s, g en u, solo, Muvocablos con sufijo átono lo cambiaron por otro acentuado:así r a t d l a pasó a r oun t a > esp. rodilla; f ibOla •• f i b l! 11 a > esp. hebilla.. Adjetivos derivados de nom m .
se sustantivaron: d i u r n u m (> fr . jour, ¡l . gionw) ocup6
el puesto de d i e s en gran parte de la Romania; m a ••
'rna"ana' (> la m 4n en el Cantar de Mío Cid ) decayó . . . . .*maneana o matu t inum (> esp. mañana, ant.tino, fr. matin. ¡l . mallino). La formación verbal fue mu,fecunda también: se crearon verbos derivados de n o m b ~como de c a rr u s, · c a rr i ea r e (> esp. cargar), y ele
fo l l í s , f o l l i ea r e (> esp. holgar); derivados de adJe-
tivos, como de al t u s , * al t i a r e (> alzar) y de a m a r u • •
ama r i e a r e (> amargar); y derivados de otros verbol.Estos illtimos, en especial los frecuentativos fonnados som.participios, tomaron ta l incremento que en muchos cuoa
reemplazaron total o parcialmente a los verbos de que proooedfan: *a u s a r e (> esp. osar) sustituyó a aude r e ; ad .
j u t a r e (> ayudar), a ad j uv a r e ; * f ig icare (> pon.ficar. esp, hincar), a f ig er e: * u sa re (> usar), a uH :
*acu t i a r e (> aguur), a acu e r e , etc.
89atín vulgar y.latín hispánicoHistoria de la lengua española88
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u S. da Silva Nelo, HistdriJ1. da UnSlla Portus"Lsa, 116 y 117;A. Tovar, Ú2tfl1 de Hisp,mia: tUp«tos lu icos de la romal1itDcidl1,dIscurso de recepción en la R. Acad. E$p., Madrid, 1968, lG-lS y 45-46:Altlateil1 IlI1d Romani$Ch: s a r r a re , 'lichl s a r dar e, GIOl13,XLVI, 1968. 267-274, YCardn y d lalfll de Hispania. _Philologische Studien für Ioseph M. PieJ.. Reidelber¡:, 1969. 201·208.
U'NCUA ESI'.u:lOlA. - 7
mate r i e s y ma t e r i a > madera, mus taeeu s
,"ostachón, y en otro campo semántico l a e e r a re , que
de perdurar en lazerado 'lastimado' y lazrar 'padecer'
español antiguo; en las sátiras de Lucillo (l80-I03) consvoces expresivas ° jergales como r o s t r u ro 'morro,
• > esp. Tostro, port. Tosto, b a r o, - o n i s 'ganapán' >, gumia 'tragón' > gomia, c omedo , - o ni s > ca-
dn; también el adverbio d e m a gis > cato demes, esp.ds, port. demais. Varron (l16-h. 26) atestigua ca p i t i u ro
bezón de la túnica', precedente de e a p i t ia > cabeza;
mismo menciona la l u e a n a 'cierta clase de embutido' ,donde der iva la 1u e a n i e a de Marcial y o tros , o rigen avez de • l u e a n ice a > longaniza, cato llonganisa. Más
Joven que Varron y muerto antes que él, Luerecio (97 ó 965 Ó 53), aunque nunca estuvo en Hispania, emplea s a 1 i re
1f t la acepción de 'brotar una planta', sólo conservada en el"paJ\ol salir. Más tarde escritores de la Edad de Plata nacidos en la Penfnsula prueban que en el latín hispánico segufan"Iacntes antiguas voces que han sobrevivido exclusiva o casipclusivamente en e!panol y portugués: Séneca el filósofomuestra gran apego por a p t a r e (> esp. y port. atar), y,lo mismo que Quintiliano"se vale de pandus 'curvo' (>esp. panda); las dos palabras cardan desde Plauto y Ennió u.fol repetido uso de t r i t ic u m por ColumeJa y el de « t r i -
1 i e e u m frumentum_ por Marcial anuncian la superviven·la de la palabra (sobre cuya etimología había discurrido
Varron) en el esp. y port. trigo (véase el apartado siguiente).
romanización de la Peninsu
1II antes de Cnsto. tIempo que Ennio y Plauto
peza a elaborar literariamente el latiD. Así como enrica sobreviven usos q ue en los siglos XVI y xvn en a
nientes en el español peninsular y hoy no existen en
igual modo el latín de Hispania retuvo arc:afsJIloSeron desechados. Por e jemplo. e l esp. c u ~
1án y portugués cova, exigen un latín e Ova . anterior
fonna clásica e a va . En el lat ín arcaico existía un ad
relativo e . a· u ro ue llega has ta V i ~ o . perodespués no se emplea sino el Derecho; de:...!ese:!!t..llil!llrovienen el es añal u ( ) j i rtugués CUjCHl; los
romances lo desconocen; sólo se ha conservado en
romanizada antes que Hispania. En Nevio. Plauto.Terencio. contemporáneos de las primeras conquisw
nas en la Península. se encuentran fa r t u s con el
de nuestro h..!rtQ.; ~ : : P 1 J L con el valor de P.ie"!'!!:'cierta parte comestible del buey'. probablemente los
campsa re o c an s a r e> cansar; sa r r a r e >r e s na t a 'las circuDStancias, las cosas como están' y D.'n e m o . antecedentes de los medievales cosa natIa,
nado y de los indefinidos nada y nadie. En el n i n I u • •de Ennio, formado sobre s in g u 1 u s y equivalente din u 11 u s , pa rece configurado el elemento inicial de n'n. . . . . .
Terencio usa q u a e r e r e con el significado del espdoI
querer, y en el latín del siglo JI son comunes fa b u I • r I ,pe r con t a r i > esp. hablar, preguntar, port. f41lu, 1M'guntar. Tres autores que intervinieron las guenu hl .
pinicas emplean en sus obras vocablos que sólo han trnldt)descendencia en los romances peninsulares: entre losminos referenles a la vida agr icola usados po r Marco Porel.,Calón (234-149) figuran 1a b r u m > lebrillo. t r a p e tu Itl> trapiche, poc i l lum > pocillO, ve rvac l um > ')fu
91atin vulgar y latin hispdnico
fermoso y rumo frumos; pero be 11 u s , netamente
Historia de la lengua esfHJñola
El JÜ$taDciamiCJltQ,.geográfico
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•• V ~ los estudios de Bartoli citados en la DOta 19; S. da SUva
JWto. Histdria dll lbI&ua p ~ . 118-1.)0; G. Iloblfs, Die tuihJli·...Irl. Differmdenm, ü r rom4tnisclten Spradlm, MUncben, 1954 (trad.
, notas de M. Alvar. DiferencUJci6n lÚÍC4 de hu ten,UJU romdnic4s.M.drid, 1960). Para las coinddeocia.s entre los romances hispinicos y,1 rumano. Y. blbUo¡raffa en BalcUnaer, L4 formacidn lh los domiJÚlJs
/In•. en la Pen. lb., 108, n. 100.1S lA comparación con p i u S DO fue desconocida en España: las
(llosas del s l¡ Jo X tnducen a s P e r I u s po r cplus úpcro, m4,s.; en
1 ~ " l u g u é s medieval exist ió chus, y Berceo usa plus y chus: en ca·
y mAs reciente, prevaleció en el Centro de la Romania
. . . . ., 11. bello; el español bello ha sido siempre literario,
menos, poco general). Fe r ve r e se mantiene en el
INmr, port. ferver, puUés ferve, rumo fierbe; pero1II re 'echar burbujas' se propagó po r casi t od a I ta lia
11) Y Galia (bouillir). desplazando a fe r ve r e . De modo
la t r a r e (esp. lluIrar, rumo latra), m e n s a (esp.rumo masll) y a r e n a (esp. arena, rom. arinl1) son
antiguos que .. b a u b a r e (fr. aboyer, it . abbaiare),
Itula (fr. table, it. tavala) y s a bu l um (francés sable,
ItIbbitl. sabbione). T r i t i c u m, cuya presencia en eseri·
hispanorromanos acabamos de mencionar, sólo se ha
.....ado en el esp. y portugués trigo, en el sardo tridicu
• valles de los Alpes réticos (tridik, tredi); el resto de la
nia prefirió f r u m e n t u m (> it. frumento) o adoptó
' la t um, tomado del fráncico (> fr. bM, prov. y cato blat).
_tos ejemplos se podrían añadir bastantes mAs 2t •
J. Igual ocurre con fenómenos de tipo gramatical. Entre
l i t .ustitutos del comparativo c lá si co b r e v i o r , Ion g i o r ,. . pcrffrasis m ag i s lo n gu s er a anterior a p lu s l ongu s, "Iaba mAs admitida; m a g is es la partícula comparativa
. . . , sigue usándose en los romances peninsulares y en IU
IDUO (port. mais, esp. mds, cato mes, rumano mal); la Ro
_nla central prefirió p i u s (fr. plus, italiano piU) 'IS.
tro del periQ..fue Q ~ . P . . 3 J ' 8 ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~biata con menos rap.id.r;z l.as i n n o v a c ~ n e s de
foco p r i n c i ~ de la Rom@"ijiP; aUf confluía la poblaci6D.
Persa de las provincias y se emitían las modas de 1
Galia er a otro centro irradiador: SU comunicación coa.
metrópoli. más estrecha que la de las demás regiona.,
establecimiento de sede imper ia l en Tréveris y el
revolucionario del latín galo favorecfan allí la difusi6a
la s novedades procedentes de Roma, a la s , : ~ u : e : s e ~ : : ~otras. .En-eambio,-comarcas m4s alejadas
Cerdefia, el Su r de Italia. Sicilia, los valles alpinos,y Dacia, igoºnu:gg muchos ~ o s y coDocie.,ro"D.. ._en grado insuficiente para que pudieran enraizar.
Asf se explican las- coincidencias léxicas entre ely IQs romances meridionales, orientales y de zonas ai.I
Al desaparecer el clásico I o q u i , triunfó fa b u l a r 1
.. fa b e II a re , que subsi st en en e l esp. hablar, port.
sardo fae(i(1are, retorromano favle.r; pero Italia y Galiataron el tardío" p a r a bo l a r e (fr. fHJrler, it. fHJrlare).
coincidencias del español con el rumano son especial.....abundantes; y como la Dacia quedó separada del reato dila Romania a partir del siglo 111, revelan una etapa ~tica anterior a la escisión. En lugar del latín clásico ID .
ven i r e , el lenguaje vulgar acudió a una metáfora propll
de la caza: a f f la r e ' resollar el perro al oler la presa' puó
a s igni fica r 'encontrar' (esp. hallar, port. achar, dialeclo.meridionales de Italia aJiJiari, ald, siciliano aJari, retorr,
o b v a l d ~ s unfl4, dálmata afIar, rumo afIa); después sur81c'1
.. t ro pa r e , de origen discutido, que ha dado el fr. troll
ver y el it. trovare. De los adjetivos pu l che r y f o r m os u s , el primero . más selecto, no subsistió en el lat in vulglu,f o r m o s u s , más popular, queda en el español hermo\fl,
r - : -1
•
93atín vulgar y latfn hispánicoHistoria la lengua. española92
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. , Otras veces los romances peninsulares concuerdan con
de rincones alpinos, Cerdeña o Dacia . en usos ajenos al
clásico. que ha mantenido Jos suyos en Galia e Italia.
nlos casos hay que suponer que las coincidencias son
lado fortuito de evoluciones independientes entre sí,
n qu e se trata de innovaciones generales a toda la Rola en un tiempo determinado. pero desechadas más tarde
Ilalia y Galla, mientras se conservaban en regiones latera
O aisladas. Esto últ imo parece haber ocurrido con g e r-
• n u s (> esp. hermano, port. irmao. catalán germd), que
lazó en España al chuico f r a t e r (> fr. frAre. it. fratel-
). cosa que ocurre tambiéD en los dialectos de Bérgamo y
V.helina: tales son lo s reslos de un dominio anterior más
110. pues g e r m a n u s aparece sustituyendo a f r a t e r
lcalos merovingios. y prevaleció hasla el siglo XI I en toda
la. a excepc ión del extremo Sur:!J. En el fr. vouloir, it.
. . . .re. cato voler. pervive ve 11 e. vulgo vo l ere. mientras
el Cenlro y Qccidenle de la Península, as1 como Cerdeña.
IlIoPtaron q u a e r e r e 'buscar', que Terencio (v. apartado l )
ha como expresión de voluntad (> esp. y port. querer,
IDaudores kerrere); pero el f rancés ant iguo conoció tam·
Wn querre 'désirer. vouloir'. después eliminado:$. En
ti latín clásico p a s s e r significaba propiamente 'gorrión.
..rdal'; pero en algún pasaje de Cicerón parece lener el
.nUdo amplio que ha prevalecido en el esp. pdjaro. port.
• P, Aebischer, L'itlJlien prilittiraire tI·t·il di ' .fermano_ et .fer-/fNI1I/lo pour _ / r ~ r e _ et _sot'ur.? Stude de stratisrophie linguutique,"ltliCh. f. romo PhiJol .• LVII, 211·239.
10 En el slaJo n n Adam de la Halle alterna los dos verbos: _De¡'WII amer l/tiJ mainteniT J'u.sa¡e: I plus douc:hement ne quier mon11'''' use:r- (Baruch, Chruto1t1 .• 7t1' a, 21-22). Los únicos restos de
." I e r e en espaAoJ están fosiLIzados en pronombres indefinJdos ar
_Itos: el prelllerario quaJbu (Mené:ndet Pidal. Orf¡mes, § 69) yhutlque. JivudquaJ, qulJlJivud 'cualquiera', sivudqutlrldo 'cuando
'I"ltra', usados po r Berceo,
Los demostrativos h ¡c . i s te . i 11 e indicaban
la gradación de distancia en retación con las tres
gramaticales; al perderse h ¡c . el latín peninsular
la triple gradación con i s t e . ipse y eccu (m) i l l
a t q u e 16 ( e e e u m) i 11 e (esp. este, ese, aquel; port.
esse.aqueJe); en los demás países románicos, salvoy el Sur de Italia, los demostrativos se redujeron a dis
la proximidad y l a l ej an ia (fr. ce1ui-ci, celuj·14; ¡l.
quello ». rumano acest, acel). A igual polarización
categorias ha Uegado el catalán moderno; pero el
distingue Jos tres grados como hace todavía hoy el
no (est, eix. aqueJl)D.
En español. portugués y catalán (sobre todo catalúl
gua y valenciano) se conserva el pluscuamperfecto
am av eram . pOlu eram , total o parcialmente
vertido en subjuntivo (esp. amara, pudiera; portugués
poderlJ, dormiTa; cato amara, poguera, dormira); fuera
la Península sólo existe en provenzal y en diálectos delde I tal ia; el f rancé s Jo olvidó muy pronto. El futuro •
ve r o sólo queda precariamente en España y en Ja
oriental (port. cantar. dormir; esp. cantare. durmiere;mata kanturo. con va lo r de futuro imperfecto; rumaDD
Macedonia cintare. dormire).
talán 8nt . y dialectal hay pus. Pero tales restos no invalidan la ......
preferencia de los romances peninsulares po r m a l i s .26 Como introductor enfático a t q u e aparece frecuentemente .11111
demostrativos y sobre todo ante e c e u m, e c e 8 m (Thesauru. I ~ , !guae /Ati"tJe, J, 1076), Véase F. Goruález Qllé, Precisiones Job" 1.etimolo,i4 de .tlque/•• _Homenaje a Mu60z Cortés., Murcia, 1m , 1186J.M9, En gal1.-port. anl. hay tique ' he aqu í' (Dámaso Alonso, 611"",/ogloJ hispdniau, Rev. de Filol. Esp., XXVIJ. 1943. 41-42).
n Véase A. Badia, Los demOJtrlJlillOJ y los wrbos de moviml IIIt!
n i ibuorromdnico• •Estudios ded lcs. a M. Pidal_, 111, 1952, ].JI, 111
italiano central la lriple referencia se mantuvo mediante la cru( 11\ ..
de cotesto, eodesto « e e eu (m ) t ib i i stum ) ; pero ya . . . . . 1siglo XI\ ' se eXlendla a costa suya questo. y hoy está en dcclldrll'
95Atln vulgar y latín hispánicoHistoria de la lengua española4
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11 antes de J. C. los romanos estaban en minor ía res to
lÜ.llcos de i ra procedencia cuya l enm O r i ~ , ~ " , s e . . .la t in , ' oseo o el Úlnbrico otros dialectos indoeuro-. Muchos e esos legionarios se asentaron como coloni·res. La presencia de i ti l icos no lat inos se renovó después
las guerTaS sertorianas de los años 80-72: Sertorio había
do en la Sabina, tie rr a de dialecto saWlicoosco, y se.
¡"onmente le acompañaron paisanos suyos, Las inscripciones
no-latinas abundan en nombres personales como e a m .anu s , Sab i n u s , Lucanu s , Tu s cu s , Apu l u s ,
.. proclaman oriundez no romana. Otros gentilicios itilicos
han perpetuado en l a toponimia española: la comarca
• los Oscos en el Occidente de Asturias, Salentinos en León,~ ~ n t i n o s en Ávila, se añaden al antiguo S po i e t i n u m,
MrC8no a la gran [ t a I i ca , la eItálica famosalt de Rodrigo
Caro, Tales gentes reprodujeron en su nueva residencia losnombres de la originaria: Abella (Urida), Vinuesa (Sorla),
el antiguo S u e s s a (Tarragona) y Suesa (Santander) son
evidente recuerdo de Ab e lla , V e n u si a y Su e s s a de
C.mpania y Apulia.2. Mucho se ha discutido la influencia que los inmigran·
tes i tá licos no lat inos pudieron ejercer en el habla de las
provincias. Ha de tenerse en cuenta que hast a la Guerra
Social (comienzos del siglo 1 antes de J. C.) tanto el oseocomo el úmbrico gozaban plenitud de vida; doscientos años
más tarde el oseo seguía usándose aún, según lo demuestran
Inscripciones pompeyanas. Es muy significativo que una íos
Jl'CSO Intcmae. del PiriDco., 1952; ConeordJmcúu mtre d cotal4n Y el,lUC6n, .VII Coqr. IntcrDac. de. Una. R.om.inJca., 11, 1955, ti63-672;Oslci.sche Últinitilt in Spculien?, Rcvue de l inl . Romane, XIX, 1955,221·225, ., Vorrlimi.scher lAutsubstra/e out de r PyreniknJr.albinsel?,Zeitsch. f. romo Philol., LXXI, 1955, 4OS-41l; C. Blayloc.k, Últín /', ·11·m the Hispanic Dialects: Retrofluion and únition, Rom. Philol., XXI,
1967-68, 392-409. BlbliOlraffa critica y más completa en K. Baldinger,f.o f01maci6n de los dom .. ling. m la Peno lb., 1972, 104·124.
pdssaro y mm. pasl1re XI; el resto de la Romania
a v ic e I I u (fr. oiseau, it. uccdlo, prov. auzd, cato . . . . .1),
5. Sólo en el Centro y Occidente de la PenínsUlae l l at ín hab lado c ie rtos rasgos de ~ p o c a clásica que
recieron en el uso de las demás provincias. Los nde decena mantuvieron la acentuación clásica· a g i n t • •gunda po r una inscripción hispana del siglo VI ( s e p t
z i n t a ) y por los derivados romances sessaenta,(> port. moderno sessenta, setenta; esp. moderno
setenta); en el resto de l a Roman ia la tenninación - a ,.sufrió un cambio de acento y se contrajo en • a n t a (fr.
rante, soixante; it . quaranta, sessanta).Estas y otras particularidades, unidas a los demú
mas señalados antes , debían de dar al latm de Espa4a
dejo de vetustez, compensado por la originalidad y acia de sus innovaciones (v. § 23),
§ 22 . . .DIA.LEtJAJ T$MºS IT" 'cm; IiN-BL,.¡.¿.ttl<.. . .. l l........
l. Por testimonio de los historiadores antiguos seue entre los legionarios venidos a Hispania durante el
XI De Finibw, 2, 23: ..Voluptas, quae passer ibus DOta •
o m n i b u s, • oob is, • nobis i n t c ~ non potest?_.JI Véansc R. Mem!ndcz Pidal, Orlemes, §§ 52·SS y 96; A propdsl to •
l· Y n Ú!tiMs. Cotoniz.aci6n sudit41ica DI EsptÚl/l., Bol. R.. Acad ....XXXIV, 1954, 165-216; Y Dos problemas iniciales rc1lJtivos a 101 . . .
manees hispdrticos, .EncicL Unl. Hisp._, 1, 1960, LIX<ICXXVlII; HMOer, E1t$4Ú)s de FilotogiG Rom4nico, Lisboa, 1943, 11·16; S. da SU.. .
Neto, Hist6ri4 do lJn6u.a Port., 116-117, y Fontes do Latim VNl,G', b ide lanc: iro, 3 .- ed. , 1956, 166-169; V. BertoIdi, Episodi diolettllli ,. .11.s/orio del Ú!tino delÚ! CampG1lÍ4 e delE'Iberio, ..Est. dedico a M. Pidal.,111, 1952, J3.S3; Dimaso Alonso, Met12f0nJ4 '1 n.cutro de mater ia '"
Españ4 (sobre un tondo italiano). Ze:ftsdt. f. romo Pbilol., LXXIV,J958, 1-24; ÚI frqmmtQCi(Jn tonitica porinsulfzr, .Enciel. Line. HIsIl .,1, Supl., 1962, 105-154; A. Tovar, Últln de HisPtUtia, 1968, 3 7 ~ . Enll
Jos contradictores de la tesis suritAlica destaca G. RohHs, Ú I im'll1'ulrlcia del gascdn m los estudios de los idiomas hispdnicos, .1 eOIl
I 12 Lolin vulgar y latín hispdnico ' 97
de Ir·1 y /1·1 t iene el de · 10-/ inicial, manjfiesto sólo en
HislorU¡ de la len gua e sp añ ola6
cripción pamplonesa del año 119 dé Oe t u b e r po r o e
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ur-leonés ño, ñariz) y esporád icamente en I tal ia (nnutu
o en Apulia, ignudo del i ta liano general , etc.
4. Caso más problemático es el de las reducciones ImblJm , que se da en catalán, aragonés, castellano y ~
b u > lomo, cato 110m; · p a l umba > paloma, co·
m b a > catalán coloma); o I > In general en catal án
11 m a n dar e > demana gasc n, recuente en aragonés
a:-vft1dl ; , I l l ~ 11/ a 111 (s a 1d a t a > sallada),l e ve-eh-ejem os spersos, pero numerosos, de Aragón,
tUIa, León, Toledo y hasta de Sevilla y Cádiz, en la Edad
»-.. 1.35 tresJlSimiladones son normaJes.,.cn los difksi:.del Cent ia co la s mismas dile cias de
sión e intensidad ue en España; a1U guardan innegable
6n con el substrato lingillstico osco-umbro1 ) '1. . . . . . Tam·
la s o n o r i z a ~ de Ipl, Itl, Ik tras r o I / , ~en es o-aragoneses (cambo, fuande, por campo,
Itwnre) es corriente en el Centro de Italia y existfa en úmbrico.
Aunque esta sonorización alto-aragonesa se halla en estrecha
Nlaci6n con la habitual en vasco (v, § 4,), la influencia de los
IOIonizadores itálicos pudo reforzar la s tendencias nativas.
".mitro i.e:6&luaos, aunque Imbl > Iml alcance mayor di·
fullón, SE. ~ n g r e g a n en ~ s p a ñ a hacia, la I e g j ó . g . . . . g i r ~ n a j c ¡ p ,IItIUran el aram4tico Pompeyo y San Isidoro (H. Sdluchardt, Vo-
blllmfls Vulgiirlateills, nI, 303; Silva Nelo, Histdria da Ungua...gulsa, U4).
JJ bk Hay ejemplos ara¡onescs medievales y al¡uno aclual aislado;wt.¡e Menmdez Pidal, _Encid. ling. HIsp._, 1, LXXXIX·XC.
'" - A los ejemplos aducidos po r MenendeZ Pida! (Orlgenu. § 54),".de B. Pot tier los de alcalle, C4ZbiUo, que lleaan a superar en fu -
¡l!tnda a los de alcalde, cabildo eD d siglo XIV y decaen mis tarde
IOco,raffa dialectal antigua, Rev. de Filo!. Esp. , XLV, 1962, 241·257),.u ........ Para la conservación de .mb- y -nd- en la escritura y en el
l.'O CUllO o urbano durante la Edad Media y siglo XVI, vease AlbertoV/lrvl1ro, Capiloli per la llOrla linguistica deU' Italia Meridionale e,1,1111 Sicilia, Medioevo Romanzo, {1980}.
b e r • pues el vocalismo·oseo tenia /ü / donde el latin
de o e t ü b e r proceden el esp. octubre, ant. ochubre,
outubro, cato "y/ubre; en igual caso están el esp. mulo
cato nu. que presuponen * n 11 d u s en vez de no d u s .
bién Jos esp. pdmez. esteva y cierzo, port. pomes y cal.
provienen de formas dialectales p o ro e x. s t e v a y
e i u s (este último. usado por Catón) y no de las
puras p l1mex . s t l v a y c l r c i u s .
3. hi tesis de l influjo suritálico en el latín
is ama se fonalece en vista de una ser ie de coinci
ue se dan ent re los actuales dialectos del Mediodía~ Sicilia Cer ma de una parte, y Jos romancesde otra. n el i ta liano meridioñiJ. si"
l.lUCJa de palabra se refuerza hasta t'Onunciar$e~ ; - i g ú a l que en catalán, español, RO
eón. ~ n zonas de ambas penínsulas se refuerza tam
11-/ "DiéiaI, quiequipara(!a a la 1M! interior, da en unas
resultado palatal (/!!/. !yy/ o, simplificado, /!I. /y/),-tado c a ~ ~ en ntnos UMI. 1\';/. NI. N. etc.);Jos suditálicos a1tuales {luna, luna, (i(iuna, yupo, ~{l{lengUll tienen su paralelo en los catalanes lluna. llop. u...,llengua, en los astur·leoneses l luna, llobu, llana, 11m,... o{luna, l$una, t$obu, tlana, t$ingua, en los mozárabes yet. . . .llaneas 'lanzas', etc., y en otras numerosas muestras e It ta -
tos y toponimia del Centro y Sur peninsulares (v. § 44¡),
..J..a..eeeuminalipcióQ de I·H· interior no de l· inicial
c.nJa..mayo.r...parte del M e d i ~ italiano y n Sicilia., Cerde,).,
el Pir ineo aragonés y Gascuña . Menor pujanza que el refue
99t!n vulgar y latin hispdnico•11
_ t r a l ]a acción de la /u/ alcanza a toda /0/, /e / y /a/; ya
Historia de la lengua española8
en tomo a las ciudades sertorianas O s e a e 1I e r d . t
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lIKJa 1155 se documenta manaba frente a manceba; hoy,
,uu, cuirnu, sentu, sUicusu, f rente a pelos, cuernos, santos y,,"ta, silicosos. Y en el habla pasiega son normales babiru,
",niu, arruyu, lubu, nUtu, puiblo contra baberos, espejos,
....tos, pueblos, etc.; ]a /a/, sin llegar a /tr/, se hace algo
. . . . tal ante fu/o Excepción importante es el adjetivo aplica
. . . nombres de materia: termina invariablemente en /-u/,
1-0/, aunque el nombre sea femenino, y no cier ra la vocal
MnJca (d á negro el arroz-, .borona seau.); los sustantivos
• tema en /-0/ usados en sentido general de mater ia no
. r r an su vocal final ni inflexionan la tónica (pelo), pero
ID hacen cuando se refieren a unidades concretas y numera·
" '" (pilu). Este neutro de mater ia se extiende desde el cabo
. .. Peñas y Pala de Lena hasta zonas de la Montaña santan
dlrina, éomo Cabezón de la Sal y el valle del Paso Tanto laII'Iet8fonía como el neutro de materia tienen en el Mediodía
Italiano Areas, antigüedad y pujanza mayores que en el
Noroeste de nuestra Península. La filiación no deja lugar a
dudas, pese a diferencias explicables por la s distintas con·
dlciones en que ambos fenómenos se d e s a r r o l l ~ n en el
país de or igen y en el colonizado, aislados entre s( desde la_ida del Imperio romano!l.
Ó. Las ) ~ i b e D ' ) l T Q m á i j i c a s concue.t4aP_C9-9 Jos di!lcetos del_Sm: de.1talia Sicilia en ras os característicos de
tlu morfología y...dntaxis s i s t ~ y formas de los
m o s t r a t i v o ~ ( v . § 21); el1}I!leg de la pref,2sición a ante ob'eto
directo que 1 e ~ i ~ : ~ r s = 9 ~ ~ i ~ d i v i P l ! ~ d . ! . _SI vvisto a ffra-
.\S R. Menéndez Pidal, Pasiegos y vaqueiros, Archivum, IV, 1954,.18; D. Alonso, v. nota 31; R. J. Penny, El habla pasiega: ensayo de
,l/a1eetologla montallesa, Londres, 1970, §§ 41-45 Y 158. Robert A. Hall,)ro, niega la existencia de un «neutro de m a l e r : i a ~ y trata de explicar
rl fenómeno como resto de l ablativo partitivo latino ('Ne14ters', Mass-"mms. and the Ablative in Romance, Language, XLIV, 1968, 480-486).
l4 Menénda Pida! (Orígenes, § SS bis y .Ende!. Una.
UC:IH,XVI) asienta que O s e a es el nombre dado por los
a la ciudad, mient ras las inscripciones monetales más an
escritura i ~ r i c a la llaman Bol s e a n , y sólo unas pocas
mis modernas Hol s c an u Olscan . Se ha atribuido _
mo la pérdida de la lb ! inicial. pero es hipótesis carente de
mento: L. Mlehelena, Fcmitica Histdrica Vasca, 1961, no
'semejante fenómeno. Por otra parte O I s e a n es demasiado
.. D s e a -dIce Menéndez Pidal- era corriente en latín cuando toIIIIlas monedas decían Bolsean y no Dlscan_ ; y la supueltl . . .
ducción de DI s e a-n a O s e a , contraria a la cronoloafa. 10..bién a la evolución fonética normal, ya que no se explica la ...,..1
ción de la /11 sin dejar rastro. Finalmente es tentador el pa.-Idlj
entre Bolsean y el nombre de los vo l s eo s . e l pueblo I I ' I ' ~ ..vecino y enemigo de Roma en tiempo de Coriolano (véanse 11M
Insinuación de A. Tovar, Anales de Filo!. CIá.s .• S, Buenos AireI, 1''111
52, 157. Y el articulo de M. D o I ~ Los primitivos nombru de Hu.', n,
Ar¡ensola, 1951. 15]..165); en el sl¡lo 11 Titinio menciona Junto_ •oseos y volscos como gentes que hablan sus lenguas respectlvl&' I)'U
iplorar el latfn (Tovar, Latln de Hispanill, 38-39); sin emba"ltv 111identificación de B o ls e a n y vo ls el exigiría demostrar III'o}vl ..mente que Bolsean es nombre pos te ri or a la lIe¡ada de 11111,,_
no, como parece, ¡ndlgena.
nombre de O s e a (> Huesca) alude a la proced
sus colonos lot.
5. En el Noroeste peninsular la /iJ./ latina en
final, articulada en romance como /u/, cierra la vocal
El fenómeno está regis trado en Portugal, el centro
turias y el valle del Paso en Santander ; falta expsuficiente respecto de Galicia. En portugués la me
provocada po r la /u l final (escrita o), aparte del caso
cional t o tu> tudo. afecta casi exclusivamente a la
la /0 / procedentes de /l!/ y 10/ latinas; ambas
c ie rran ante la fuI de nombres y adjetivos nuoscu1lJoal
singular (q)rno, h9rto, s9gro) pero se conservan
ante la /a/ del femenino y ante el resultado del plural
¡-OSI (cprnos, hprta, hprtos. segra, sQgros). En el as
101atín vulgar y latín hispdnico23
Ir l Inicial en Ir1, l a subsistencia de los tres demostrativos,
Historia de la lengua españcla00
timo?_ '¿has visto a mi hermano?'); uso de t ene r a
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23 . NEOLOGISMOS OBL LAT1N HISP,(NIC
t i acusativo con a d para el objeto directo personal, la ex.IÓn de t e n e r e y fu i a costa de habe r e e iv i .
d . x a r e por 1 a x a re . etc. Pero la palatalización de /1/al en /V no a lcanzó a la Gallaecia ni al Oeste de Lusi·
tlnla; la asimilación /mb/ > /m/ solo arraigó en la Tarra
ose, y /nd/ > /n / en el Nordeste de ella. En cambio la/u/ final sólo provoca metafonia en el Noroeste, y el neutro
• materia se limita a parte de Astur ias y de la Montaña.Por último los resultados cacuminales de /1-/ y /-11·/ sólo seproducen en una zona de Asturias y León, a caballo de la
IOrdillera cantábrica. y en otra del Pirineo aragonés. Estas
diferencias han de atribuirse a f ac tor es de diversa indole:la variedad lingüística del Sur de Italia era y es muy grande.
1I contingente de legionarios y colonos de unas y otras re
"ones no hubo de se r el mismo en cada expedición ni en
cada época. Es de suponer que los i tálicos asentados en la
Tarraconense durante el siglo II estarian menos latinizadosque los combatientes de las guerras cántabro-astúricas bajo
Augusto. Por otra parte los dialectalismos de su lat ín enconIraron en layetanos, ilergetes y vascones substratos distintos
de los precélticos y cél ticos del Noroeste.8. Sobre la posible relación del betacismo del Norte
peninsular con el suritálico, v. § 43, n. 28.
de h a b e r e para expresar la • e incluso como
auXi1iar; precedente ~ a r a fu i comn perfecto de e ay de i r e. etc_ En el 1 ica. aparte de las coincidenciasHispania y las hablas icas comparten con otras
periféricas de l a Roman ia (§ 2h), hay otras exclusivas de
dos penínsulas o de ambas y Sicilia o Cerdeña: el ealal"dassare y el siciliano dassari corresponden al cato
esp. dejar, gallo y port. deixar; la evolución semántica
p 11 e a re . a p p t i e a r e ha conducido a igual resultado
el cal. ai:kikare. sic. kikari, esp. allegar, llegar, gall. ychegar; lo mismo 1e v a re> cal. levare, sic. livari,
llevar, ga11. y port. levar. En estos casos las prefesuritálicas e iberorrománicas contrastan con la elecciónl a x a r e , * a r r i p a r e y po r t a r e en la Romania
tral (fr. laisser, arriver, porter, it . lasciare, arrivare, portA estos ejemplos podrían añadirse otros 36. Además no
olvidarse la procedencia de autores arcaicos latinos en
obras se han sefia1ado antecedentes de vocablos his
típicos (§ 211): Nevio y Lucil lo habían nacido en Caro
Plauto en Umbría y Enoio en Calabria. Por o tr a parte t igaditano Columela aplica a la higuera e l adjet ivo b ¡ fe r a ,que solo subsiste, s u s t a n t i v ~ d o , en Cosenza (bffaru), 101
Abruzzos (vefere), el esp. breva. gallo bebra y port. b e b ~ r a ,befara.
7. El influjo suritálico en el latin de Hispania no se ma,nifiesta de manera uniforme. Son generales el refuerzo do
36 Véanse G. Rohlfs, Die Quellen des unteritalienischen Wortscha,col,1,
Zdtsch. f. romo Philol., XLVII, 1926, 135-164; H. Meier , Ensajos /1"
Filol. Rom., 11-16; Silva Neto, Hist. da Un. Port .• 122-124; Mem!ndl!I,Pida], Colonizaci6n sudit., CXXXVIII; Damaso Alonso, La (ragmentac/IJu(onit. penin., 140-146; A. Tovar, Latfn de Hisp., 36 Y43: Joseph Palcrllll),JI problema del siciliano. Alcune isoglosse ibero-sicjliane rilevan/i, .1.111
XIV Congr. Intemaz. d i Ling. e Filo!. Romanza, Napoli , 1974. 17.20.
1. En el laHn hispánico apuntaban seguramente n o v e d ~ -des exclusivas suyas. Perduraban rasgos de pronunciación yvocablos procedentes de las lenguas primitivas (v. §§ 4-6).Otras veces eran p ~ e s o s ' a u t 6 c t o n ~ s del ladn peninsular y
pueden inducirse del ulterior desarrollo de los romances his-
103atín vulgar y latin hispánico
Iltneca da a p r a v u s el valor de 'duro, riguroso, violento'
Historia de la lengua espaiWla02
panas; así la dencia a e . la .ó
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n Vwse J. Jud, P r o b l ~ m e s de gtographie linguistique roml/ll/I,
Rev. de Ung. Rom., J, 1925, 181-236, Y 11, 1926, 163-207; Paul Aeblsch.'I,Les dbrominations des ' c i r i a ' ~ ' , du 'bU' et du 'trament' d ' a p r ~ 1 I ludonnks du latin múliátaJ, ..Essais de Philolo¡ie Moderne ., 1"1 ,
TI Y sigts.; G. Rohlfs, Aspectos y problemas del eslXlilol en su etrl/l."con los orros romances, .Probl. y principios del estructuralismo tint¿o
Madrid, 1967,231·239.
JI Menéndez Pidal, Manual, § 2; Carnoy, Le la/in d'ESIXIgne d ' a p r ~ s¡Il$criptions, Brw:elles, 19lXi; J. Sofer, Lateinischts und Romanisches
IWS den Etymologiae des /sidorw von Sevilla, GOttingen, 1930; A_ To
\ ' ~ l · . '.mlu de Hisp., 34 y 36.
ICrvado en el esp. bravo. Plinio cita el hispanismo-l2.!..-
l e I:!: " que ha dejado por única descendencia
ica el español hormazo 'pared hecha de tierra'. En
rlpciones hispanolatinas se encuentran otras: e o 11 a c-
U8, regresión de c o 11 a e t a n ! u s 'hermano de leche',
,1 origen del espanol medieval c o l l ~ o ; el masculino m a n-tp 1 u s , en ' lugar del neutro clásico m a n e i p i u m, proe-
que era término usado entre el vulgo español ; en efecto,
ha conservado. en la Península (esp. mancebo, cato rilasip),Iras se ha perdido en el resto de la Romania. Al t a·
t u ro por a I t a r e es fonna precursora del español otero,l. outeiro.3. En los albores de la época romance, San Isidoro re
muchas voces usadas en el habla vulgar de Espafia.
Alpnas son privativas ella: a n t e n a t u s (> espafiol....ado); a r g e n t ! u s 'blanco' (> esp. aut. arienfo); b o s ·
' I r 'establo· de bueyes ' (> esp. bastar, port. bostal); e a -
,. n a t u s (> esp. candado, pon. cadiado, catalán cadenat);o l o m e l l u s ~ ' d i e n t e canino' (> esp. colmillo); ~ e r r a ·1'. 'lechuga silvestre' (> esp. cerraja, port. serralha, cato
..,ralla). Una .caprichosa ·etimología isidoriana dice que al
" l O se le JliUDaba e a t t u s ~ < i u i a e a t t a t , id est, videb;
{On ello nos da la certeza de que en el siglo VII los hispano
ItKlos empleaban el verbo e a t t a r e « c a p t a r e ) con
111 sentido de 'ver, mirar ', propio de l esp. medieval catar,ronservado hoy en catadura 'aspecto', catalejo, cataviento.V la afinnación isidoriana .orone satis viride a m a r u m
tllciturs aclara el origen del esp. amarillo, port. amarelo 31.
beneficio de la s en •é r e o . j r e , reduciendo a tres
cqatro RM8digmas verbales ( fa c ! r e > hacer, s e r i b'> escribir); as í ..también formaciones It¡iC3S CODl2. • •
p e r g i t a r e (> esp. y port. espertar, despertar) por
p e r g i s c ! r e ; * a p p a e a r e (> esp., cato y pon. a
po r e x s t i n g u e r e ; * e a l l a r e (> esp. y cato callar,calar), por t a e e r e ; * m a n e a n a (> esp. mañana.manhii) junto a m a D e (> .la man_ en el Cantar de
Cid); · v e r a n u m t e m p u s (> esp. verano, pon.• c i b a t a ( > esp. cebada, pon.· cevada; con el sen
'avena', prov. y cato civada); ce r e o 1 a (> esp. ciruela,cirola) po r p r u n a;
d ...de ! p a l 1 ~ i p i o c a l e n s , . e n t i s convertido en ad
sustituto de c a l i d u s (cat. caltmt, esp. caliente, port.
te); o la extensión del adverbio t a r d e a uso sus
en vez de s e r a (esp., pon. tarde); y bias seméD
como el de s o b r i n u s 'primo vgnndo', que ocupó el
de n e p o s (esp. sobrino, port. sobrinho); el de r l v u
que del significado de 'arroyo' pasó al de 'curso im'po.....
de agua' (> cato riu, esp. y port. TÍO), propio de f 1u v l• •
o f 1u m e n ; y el de c i b a r i a 'al imentos' a 'cereales , graDD'
(esp. cibera)11.
2. Poseemos noticiasconcretas acerca
deunas
CUUlIaIpalabras características del lat ín hablado en nuestro suelol
Columela usa v u l t u r n u s 'viento del Sur' (> esp. bochono); él YSéneca emplean s u b i t a n e u s (> esp. supitallo):
105atín vulgar y latín hispdnico
perpetuaban arcaísmos o aparecfan innovaciones ex
Historia de la lengua española04
4. Frente a la consideración general del español 7
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• Memndc:z Pida!, El dialecto lumb, 1906 (ed. Oviedo, 1962, 19-20).fl Véase después, § 47•.
t1 Véase H. Moer, Beitrii,e .tur sprachlichen Gtiederung de r Py.
" 'lCI)A ESpARou. _ 8
a las comarcas vecinas. La Iglesia estableció sus se
episcopales con arreglo, generalmente, a la distribución
conventos y provincias romanas, continuándolas después
Imperio y profundizando la disociación. En la geograf(a
tal quedan huellas de tan antiguas divis iones: la re-
de Miranda do Oouro, que per teneció al convento y
is de Astorga, habla dialecto leonés, no obstante ha
enclavada políticamente en t ie rra por tuguesa desde
muy lejana 40. Cantabria formaba parte de la Gallaecia,
Iras la meseta burgalesa correspondfa a la Cartaginen-
el cas te llano de la Montaña y otras zonas norteñas fue,
algún tiempo, distinto del de Burgos en ciertos caraeoo.
3. La romanización se efectuó en distintas épocas y con
iones para ca n. mciacia en la Bética y la Tarraco-
IInse, hu de formarse en ellas el sedimento lingü.f.stico
.. (ue e al interior. El } 1 i . M ~ , a art;d;", culta, patria de retóricos y poetas, se hablaría ~ r a m e n - ; ' ' t = - ..n- '~ Q I
latín conservador purista en cierto gradca:- En cambio, J.J"'U f. . T a r r a c o n ~ ~ oriental ra la obtip:da de legionarios, _
l'Olonos y.merca_c;es; es de su er ue acogiera una"1>O= ...--hlaclón flotante ue se expresa rla con descuido, traer a no-
wdades de len a' e r o ~ n d e r i a . sin...-duda .al néologlmao.Al progresar la romanización, los focos ciudadanos-4e-RvO:.,.
l. , Drácara, Emérita AstúricaJecibieron,.-probablemente,-1 lat in de la liélica, mientras el de la Tarraconense avan-
"lIldo po r la vía mll[ la del Ebrp, debió deJ1.egaI:..haJ;ta J.!.
n l c ~ t a . . . . . s e p t e n t I : i . l m ! l f · En Cataluña, Aragón y Burgos en-
rumano como romanees arcaizantes. hay reacciones que,
justicia. ponen de relieve la potencia creadora de SUS
logismos ". Realmente son dos aspectos complemen
l a fuerte pecul iaridad qu e caracteriza a cada un a de . .lenguas.
1. Durante el nodo romano el l at ín peninsular
de ser blstaQtLunifo. _ Sin emlñfgo. entre loSy XJ9-y.e ionarse" di ersos dialee OS
Ya se han indicado los factores que contribuyeron •
tener la cohesión lingüística bajo el Imperio, y cómo.
aparecer aqdéllos. hubieron de surgi r l as variedades
ces. Pero cuando tratamos de inqui ri r s i antes delapuntaban en España diferencias regionales qu e
ser base de futuras escisiones. hemos de renunciar a la
tidumbre absoluta y contentamos COD hipótesis.
2. La división administ rativa romana no e ra a rbI
Los conventos jurfdicos que integraban las provincial . . .cen haberse atenido, en su demarcación, a núcleos P....de pueblos indígenas. A esta diversidad étnica -y poli.....
mente de substrato lingüístico- se aiiadió la concentl'lld6n
de actividades de cada convento en tomo a su capital. Pulmábanse de este modo subcomunidades, dentro de lu cu .
§ 24 . DIFERENCIA.S REGIONALES EN EL LATfN HISP,(NI
JJ l. lordan, P a r G 1 ~ l o s Iin,Uúticos nunano-españolu, .Acl.' ¡I,I11 Con¡rao lotero. de Hispanista.h, Nijmqe:n, 1967, 347-355; El 11 ....1dd upditol m t r ~ los idiom/U romancu, .Actas dd V Conare:so ", IBordeaux, 1m , 49-.58. Más ponderadamente, Marius Sala, El '111"'''''Y el upditol, 4,etU lau,aJu de la Romania, . ~ , Literatura, 1..1
k lo re . Est . dc:dic. a R. OrOl_, Santiago de Chile:, 1967, 439-448.
107Atin vulgGr y 'Gtin hisp4nico
PAlABRAS CULTAS
1 2Sistoria de la lengua e.s¡xUiolo.06
contraremos más adelante ciertos rasgos innovadorel
DO aparecen en el Sur y el Oeste (reducciones lail >
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rmilDt1u11binsd. Hambur1. 1930, y Entstdlun, romo Spr«1uttW1d NlUiOftett, Frankturt, 1941.
4.1 La cuestión de si el ala16n, en su ori,en, es I ~ iberorromAmea o p1orrománica ha sido muy debatida. Vbnse, entre otros, ~estudios de K. Salow, S p r G d l , e o , r ( l p h j s d l ~ Untersucluuz,ett über d,,¡6stlichett Teil des KlUtJ1Imisdr·LanglUdokischm Grenuebiaes, 19UJA. Griera, La t r c m t ~ r ( l cattJ1lm04ra,onua, 1914, y critiea de R. MC':I 11
dc:z Pidal en la Rev. de FlIol. Esp., ID , 1916, 80 y si¡ts.; A. Grl<'.1O
Atro-romdnic ol b ~ r o - r o m d n i c ? ,
ButUed de Dialectologia Catalana, X
§ 25 . POPULARES, 44.
1. La civilización occidental ha heredado el latín en dosfDnnas distintas: como lengua hablada, madre de los idiomasft\IInÚlicos, y como vehículo universal y permanente de culo
. . . . . .Consagrado por la
Iglesia, seconserva en sus usos
Iklales y en la l iturgia católica, si bien con creciente retroIl1O frente a las lenguas de los respectivos países; la admi·
lI"ración, leyes y canc il ler ía s lo emplearon hasta la bajaldad Media, y aún más tarde, en todos los países europeos;fue instrumento general de la exposición científica, y todavíahoy se usa como ta l alguna vez; y las literaturas modernas.• especial desde e l Renacimiento, no han perdido de vistael modelo de los poetas, historiadores y didácticos latinos.
1m, J4..53; W. Meyer·Lübke, Das K I Z t l J l . t m i s c h ~ , 1925; reseña de esta
obra por W. von WartbUl'l, Zeitse:h. f. romo Philol., LVllI, 1928, 157·MI; Amado Alonso. lA sulHlgrupaci6n r0m4nic4 del catal4n, Rev.• Fllol. Esp., XIII, 1926, 1·38 Y 2:25-261, Y Partici6n las len,uaI ro-1Mnic4s Occidmte, en .Miscellll.nja Fabra_, Buenos Aires (ambosartlculos incluidos en Estudios lil1gülsticos. Temas esptliloles. Madrid,1951, 11·127); M. Ha¡edom, Die Stdlung des Katalmlischen a.uf darIb.rUchen Halbinsd, zeltseh. f. neusprach. Unterricbt, XXXVIII, 1939,209-217; las ¡ramáticas históricas catalanas de A. Badia, 1 9 5 ~ , §§ 2 YJ, y de F. de B. MolI, 1952, §§ 5-8; G. Rohtrs, ConcordanCIas entreCfualál1 y ,asc6n, .VII Conp-eso Int cmac . de Linl, Rom._, I1, ~ a r -celoRa, 1955, 663-672; D i t ~ r m c i o c i d l 1 lbica las l ~ n f U 4 S romániCas,l raducclón y notas de Manuel Alvar, Madrid. 1960, Y Catalal1, pro-\ ' , ~ a l 14SC0l1 espagnol, .Estudis... dedicats a la memo ria d eP o m ~ Fabra_, 1, 1963-68 [1971], 7·1D; R. Brwnmer, Das K Q t a l ~ i s c h e
a u t o r w m ~ Sprtu:/u, Ibid., 7·18; K.. Baldin¡er, lA fonrwci611 detos domirtios ImfÜÚt1cos en /( l Pen. lb., Madrid, 1972, JlS.160 (apf l .
.81 cat.tl6n, lenaua·puente-); G. Colón, Qudques coruidérationsl . l u i q u ~ catalan, d.a lin¡uistique catalane. Acles et ool1oqucs-, Pans,197J 239-280 Y El léxico C41taldn en ÚI RomaniG, Madrid, 1976, etc ..; V ~ José Jesús de Bustos Tovar, Contribución al estudio del
r141tismo li.xico m ~ i e v a I , Madrid, 1974, 9-114, Y R. Wri,lit, Semicultis
..,0. Archivum Unguisticum. VII, 1976, 13-28.
fauf > fof. fmbf > fm/).La Tarraconense comunicaba con Italia y Galia
trechamente que el res to de la Peninsula, lo que cüoa mayor influencia lingüística de la Romania CCIl
adoptó la contracción •a n t a en los numerales de(cat. y arag. sixanla, quaranta), en vez de • a g i D t • •noció como posesivo de la persona ellos el genitivo ir u m (cat. llur, arag. lar, IUT, como el francés leur e i
loro) al lado de s u u s . En ta parte más oriental de lano fue eliminada la conjugación proparoxftona . ar e ,subsis tió t ambién en Galla e Italia (cat. p r e h e nd6 rpendre, r edd f r e > rel re , frente a prender, render.de los otros romances peninsulares). En el Jético. 101
lanes menjar. parlar, ,robar, voter, taula, cosl « • eDUS , de con sob r i nu s ) . donar, cercar « c l r e a r
odure « o e c id e r e ) . etc., muestran preferenciastas a los castellanos y portugueses comer, hablar·
hallar·achar, querer, mesa, cormano·gall. curmán « cog e r m a n u s ), dar, buscar, matar. No es forzoso que tolIIIestas divergencias aparecieran ya en la ~ p o c a imperial, . .tampoco en la visigótica; la mayoría debió de surgi r ea. ..último período de formación de los romances, cuando ea..luña dependia del Estado carolingio 4.1.
109atín vulgar y latín hispdnicoII_lIdo. muy distintos de las soluciones normales";. La in-
Historia de la lengua española
A consecuencia de este doble legado. el vocabulario
108
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lue:ncia de la administración fue semejante a la de la Igte
• aunque menos extensa . Los notarios redactaban sus
tlDcumentos en lat ín , con arreglo a fórmulas muy repetidas.
al se r leidas a los otorgantes, se grababan en su me
. C láusul a muy usada en escrituras er a .vendo tibi
r a t i a n e in illa terraa, y con este sentido perduróNri6n con su l il latina, que desapareció en el vulgar raz6n;
• la data se mencionaba el nombre del monarca, y las re
ffticiones • r e g n a n t e Adefonso in Legionea, • r e g n a n ·
l. rege nostro Ordonioa, juntamente con el • r e g n u m
Dela de la liturgia, hic ieron que r e g n a r e y r e g n u ro
• detuvieran en reinar, reino y no llegaran a ·renor, "reño.
In la mayorf a de los casos c itados , y en p h Ys 1e u s >14.igo, t o x 1 e u s > t6sigo, c a n o n I c u s > can6nigo, etc.,
la acción de la cultura no fue bastante poderosa para manollIner la integridad formal de la palabra, pero si para frenar
O desviar el proceso fonético iniciado en ella; el resultado
.. lo que los lingUistas llaman semicultismo.
3. Los cultismos puros se atienen con fidelidad a la forma
latina escrita, que guardan sin más alteraciones que la s
precisas para acomodarla a la estructura fonét ica o grama
lical romance ( e v a n g e l i u m > evangelio. v o l u n t a t e
> voluntad). Algunos se han transmitido por el habla y la
«entura combinadas; pero en su mayor part e han sido
lomados directamente del latiD literario, aunque éste fuera
el bajo latín m e d i e v a l ~ :
tino ha pasado a l as l enguas romances siguiendo di
caminos: unas pal abras han vivido s in interrupción . .
habla. libres del recuerdo de su forma literaria y
nadas al curso de la evolución fonética; se han tracnslfol'aal tiempo que nadan l as nuevas lenguas y muestran ea
sonidos cambios regulares caracterfsticos; por ejf i l i u s , g e n e s t a . s a l t u s han dado en castellano
hiniesta, soto, según leyes fonéticas que distinguen el
llano de otras lenguas romances 4$. Son las palabras
populares o tradicionales. que constituyen el acervo m á
presenlativo de cada lengua.
2. Tan antiguas como las voces populares. y
cientes como ellas a la lengua hablada. hay otras que DO
tenido un proceso fonético desembarazado de remini!""'"
cultas. Mientras a r g i l l a y r i n g e r e se defohasta ll egar a arcilla, reñir, no sucedía igual con vi r ,1o a n g e l u s . que en la predicación y ceremonias
sas se pronunciaban de una manera más o menos diI
de la l at ina pu ra , pero esencialmente respetuosa con
el ofdo de las gentes se acostumbro a la pronunciación eaIit
siástica, cuyo inOujo impidió que se consumaran las ..dencias fonéticas usuales: vi r g i n e dio virgen, no ."""
zen, y a n g e l u s , ángel, en vez de "año o "anlo. De ip lmodo s a e e i H u m . r e g i 1 l a , a p o s t 6 1 u s , e p i . e O ·
p u s , m i r a c ü l u m , p e r i e i 1 l u m , c a p l t ' l 1 l u m , Pli-
saron a sieglo > siglo, regla. apdstol, obispo, milagro, pdigru,
4S En f IJ i u ( ,) la I f l ha tenido l¡ml sue rt e qu e la de r. r I fU> hariml, • f a m 1n e > hambre, ete:., y el ¡ropo /l + yodl la mlanl"que en m u l i e r e > mujer, a l i e n u ( s ) > ajeno. En lenell.
la 1I1 inicial.ha desaparecido como la de l e r m a n u > hennmlQ,I e l a re> helar. y la ¡tI tónica ha diploDpdo como en ti ! s I u ..tiesto, Ii ! p o r e > liebre. En s a I t u s 1a 11 anle consonante hr,
dado 10/. como en a l t e r u m > otro, e:ale:em > COl. cte:.
• De haber obedecido a las leyes fonéticas, hubieran dado ·sejo,-reja. °aboc.ho. ·bcsbo o ·ebcsbo, ·mirajo , ·perl jo , ·cabejo comor e g Q l a > reja, t e l a l a > tt'ja, v e t O l u > viejo, cte:.
'" Por ejemplo, aniquilar no procede del clásico n i h i 1, sino de
tn pronunciación bajo-Iatina n i e: h i I ([nUdl]).
Histori4 dI! la lengua e.spañol410
Una pal ab ra latina puede or igi na r dos romances.
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§ 26. Los GERMANOS.
IV. TRANSICION DEL UTIN AL ROMANCE.
EPOCA VISIGODA
En el año 409 un conglomerado de pueblos germá.nicos
_vlbldalos, suevos Y alanos- atravesaba el Pirineo y caía
IObre España; poco después el rey visigodo Atarico se apo
deraba de Roma y la ent regaba al saqueo.
Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía
pesando desde el Rhin y el Danubio. Los éxitos de Tiberio
'1 Gennánico habían s ido amargados por el descalabro. de
Varo cuyas legiones aniquiladas lloraba Augusto en la vejez.
Tici;o observaba el contraste entre la disoluta sociedad im·
perial y la vigorosa rudeza de los germanos• • ~ g i s triuro
phati quam victi•. Desde el siglo DI las agreslones germá
nicas se hicieron cada vez más fuertes: en una de eUas
corrieron las Galias y l legaron a Tarragona (256-262); dos
emperadores Decio y Valente, murieron en l ucha con los
Bodos. Y a ~ e n a s desapareció con e.l hispa.no T ~ o d o s i ol ~ l t i m a columna del Imperio. sobrevlDo la trropclón definl'
liva.La penetración germánica en Roma no fue solamen.te
guerrera. Desde el siglo I los germanos c o m e ~ n ~ s - la rse en las legiones; otros se establecían en temtono 1m·
culta y otra popular. En ocasiones los resul tados
acepciones comunes (fosa y huesa, frEgido y trio, ". ,
entero). pero aun en ellas hay distinto matiz afectivo O
ceptual; por lo genenl. son palabras completamente
dientes, sin más nexo que el de la etimologfa, olvidado
uso (laico y lego. signo y s ~ . fingir y hmi,., artlculo yconcilio y concejo, radio y rayo, cátedra y cadera).
que la s voces populares suelen tener un sentido m il
creOO y material que la s eruditas. Otras veces la du
se da entre un derivado cul to y un semicultismo (s
seglar) o entre UD semicultismo y una voz popular (
reja). La lengua se ha servido de estos dobletes para la
renciación semántica: el cul to litigar ha descargado al
pular lidiar de uno de sus sentidos.
Desde que los idiomas románicos alcanzaron flo.....:Ia. .lo literario, su lbico se ha enriquecido con incesante
ción de cultismos. En el siglo xm, cuando los poeta
meste r de clerecía y AHonso el Sabio habilitaron el
para la expresión ilustrada, fueron muchas las voces ladall
introducidas. A partir del Renacimiento. lat inismos y ...
cismos dieron vestido a las nuevas ideas y sirvieron COIDD
elemento est il ls tico de primordial importancia. Yen"
tiempos modernos el latín y el griego siguen siendo cantera
inagotable de neologismos. Si la s palabras populares
. .las que mejor reflejan la tradición oral del latín vulpr ,
ofrecen los rasgos fonéticos peculiares de cada romance, 101
cult ismos revelan la perenne t radición del espír itu latino
en la civilización europea. Su menor interés fonético se como
pensa crecidamente con el histórico.social: son índice de
las apetencias, inquietudes, orientaciones ideológicas y con·
quistas científicas de los momentos culturales en que pene
traron.
perial como tributarios o colonos . Est il icón , el caudillo
113el la tín al romance. Epoca ~ i g o d a...,nir, guarnecer). El guer rero germano l lamaba h i! l mcasco que protegía su cabeza (> esp. yelmo); entre sus
I 27istoria de la lengua española12
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I Vbnse W. Meyc:r·Lübke, ln'roducd6n a la tin,i.lutica romdtlkll.
§§ 36-47, Y E. Gamil lsche¡, Romania Genrumica, 1, 1934.
Roma opuso al alud invasor, era de sangre bárbara.
s ofensivas figuraba el dardo « germano d a r d ), yaba albergue « * h a r ib a i r g o) donde guarecerse
wa r j a n ) . La equitación era una de sus mayores afio
; por eUo se han asentado en la s lenguas románicas
. p a u r a o spOro (> esp. espuela, espolón), y * fa lw ,livo de colo r apli cado al caballo, que dio el derivado
Uno f a lvu s : de un derivado suyo, * f a l v a r i u s . oun c ruce de f a l v u s con el latín va r i u s, proceden el
TI. fouveiro, español overo. Todas estas voces y la mayorfalas que se mencionan a continuación dejaron también
~ d . i e n t e s en Francia e I ta lia.3. Al vestido germánico pertenecen h Os a 'calzón corto'
( esp. ant. huesa 'bota alta' ); fa Ida 'pliegue, regazo de
. . falda' (> esp. f alda, halda), y c o f e a (> esp. cofia).LlI tareas del campo están representadas po r el verbo
• w a i t han ja n 'apacentar' , 'cultivar la tierra', origen del
pañol ganar l . La construcción proporcionó s a l 'espacio
abierto donde recibfa el setiior' .(> esp. sala); el $llevo·1 a u b j o 'enramada' se conserva en el gallego labio ·pa·
rral bajo', y el correspondiente franco * l a u b j a en e l f ran·
loge 'galerfa' (que pasó al italiano loggia y español lonja).
BI techo de las primitivas viviendas germánicas era un en-tramado o cañizo: b a s t j a n 'entretejer' ha dado el francésbdtir y el esp. ant. bastir 'constn.J.ir, preparar, disponer'. LosICnnanos gus taban de l a música y cantos heroicos: h a r p a(> esp. farpa, arpa) es el nombre de uno de sus instrumentos.
4. Al constituirse los estados bárbaros hubo en todos losaspectos de la vida un cambio esencial, debido en g ran parte
l Vb.se R. Menéndez Pidal , Modero Philology, XXVII. t930, 413~ t ~ . En la palabra espal'iola han debido de confiui r el derivado de
• wa i t h 8 D ja n y el de l ¡6tico *'8 n 8 n 'codiciar': v. Corominas,
,)icc. crit. elimol., 11, 654-656.
§ 27 . VOCES ROMANCES DE PROCEDENCIA. CEJW.4NICA 1.
1. Las relaciones sostenidas po r los dos pueblos
los siglos 1 al IV dieron lugar a un nut rido intercamblctpalabras. Los germanos tomaron del latín nomenclatura
comercio, agricultura, industria, vivienda. derecho. etc.;también comunicaron a los romanos términos suyos.importaba del Norte e l j abón, cuya fabricación desepo r eso el germánico s a i p o entTÓ en el léxico latiDo,donde pasó a l as lenguas romances ( s a pon e > esp.jabón). Se traían de Germania piele s y plumas; con
se introdujo la palabra t h a h s u . ladn t a x o (> esp. t .
B u r g u s procede del germano b u r g s 'fuerte', •ciudad' (> esp. Burgo. Burgos).
2. En la época de las invasiones fueron muchas 1..bras germánicas que entraron en el latin vulgar. Losmundos es taban en con tacto directo. ya fuenl belicoso.pacifico. Los germanos, enseftoreados del territorio ro
conservaban con plena vital idad sus lenguas, y los latblolaprendfan de ellos denominaciones de cosas y costumb*
extnlñas, famil iarizándose con expresiones germánicas. I1vocabulario militar adoptó muchas, primero a causa de 11convivencia en las legiones; después porque la nobleza JeI'"
mánica. dedicada principalmente a l as armas , impuso IU
propia t enninologfa. El lat in be 11 u m fue susti tuido por
we r r a (> it . guerra, fr. guerreo prov., cat., esp. y porfllgués guerra); extensión parecida tuvieron w a r d Ó n (> esp.guardar), r aubón (> esp. robar) y wa r n j a n (> esp.
115el latin al romance. Epoca visigoda
-Mnle a través del francés, como blondo y gris). El sus tan·
111Historia de la lengua española14
a la implantación de instituciones gennánicas. Ese
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Iho w i s a 'manera' debió de ser adoptado en época temo
na (fr. guise, it . guisa, esp. guisa, guisar, antes 'preparar,
ner'); en el espaftol de los siglos XII y XIII guisa se
pleó para l a formación de adverbios compuestos (fiera
IsG 'fieramente').
7. Son de notar , por último, traducciones parciales opletas de palabras germánicas. El prefijo g a · de g a ·
rl d a n 'cuidar' fue reemplazado por lo's equivalentes lati·
c u m · o a d · , surgiendo así · c o n r e d a r e y · a d r e ·
' .re ( > esp. conrear, arrear). Los dos elementos de ga
lila i b a 'e l que comparte el pan' ( h 1a i f s 'pan') se han
ere'do ver calcados en e o m p a n i o , origen de compañ6n,
fOmpañero, compañia y toda su familia léxica romance 1 bll.
' ,,",les procedimientos usaban los germanos para reproducir
kM compuestos latinos.
8. La historia detallada de los germanismos en las len-
p a s romances es sumamente compleja. Unos pertenecen al
'ondo común germánico: otros son exclusivos de un dialec-
lo; algunos entraron independientemente en cada país, toma·
dos del habla de los respectivos invasores. Los hay propaga·
dos a t r a v ~ s del lat in vulgar y por intermedio del bajo latino
Muchos han pa sado de unos romances a otros. Especial
J bll Tal es la tesis preferida por Friedrich Diez y lradicionalmente
.ceptada por los romanistas. Recientemente (Archiv f. d. Studium der
11, Sprachen und Liter., t . 217, 1980, 1·25) Hans Dieter Bork ha defen·lUdo con fuer te s razones la autonomía de c o m p a n I o • • c o m p a ·
u I a en el marco de la compos ic ión lat ina, y Ham Meier ha abogadoIlOr la etimologia c o m p a g I n a r e (apuntada, pero rechazada, por
Olc:z) y su postverbal c o m p a g 1n a . Hay que aducir en su apoyoqlle c o m p a s I n a aparece repetidamente en textos leoneses y sallesos
¡le los siglos JI( Y XI como ' avenencia jud icia l' , a veces con formasromnnces: _deuenimus [ ... ] de judic io ad copajina. (afto 1022, I...eón,
Arch. Episcopal, 113"); _deuenimus inde a compa"ia bona_ (1045, TumboI ~ ' g i o n c n s e , fol. 206 v.).
se refleja en el vocabulario romance: el derecho ge
perpetuó voces como b a n 'proscripción. prohibición' ( >
tin medieval b a n n u ro , fr. ban, esp. bando); el b
es, originariamente. la persona proscrita que ha pe
paz pública. Los bienes patrimoniales recibieron la d
nac ión de a J ó d ( > lato medievo a l o d i u m > esp.la posesión o tenencia concedida por el señor al va
designó mediante e l f ranco * fe h u 'ganado', que onla.tin medieval f e v u m ( > fr. fiel) y f e u d u r n , con 1&
de a 1o d i u ro ( > esp. feudo). La diplomacia empleó
r i w a l d ( > fr. héraut > esp. heraldo. faraute); •
b a h t i 'cargo. servicio' (> prov. ambaissada > 11.
sciata > esp. embajada); y t r i g g w a 'alianza' ( > es
tregua).
5. Otros germanismos se refieren al mundo afectivo.
natural que los bárbaros, muy cuidadosos de su fama.
servaran con especial cariño palabras relativas al
de sí mismos, ofensas y valentía, como o r g o l i ( > esp,
gulIo); h a u n i t h a 'burla, mofa' ( > fr. honte, prov.
anta > esp. antiguo anta, fonta); s k e r n j a n 'burla
(> prov. escarnir > esp. escarnir, escarnecer); h . r l .j a n 'atreverse' ( > fr. hardi, prov. ardit > esp. ant . Gr""
do, fardido). Para indicar el deca imiento de ánimo, ya 1fttiempos del Imperio se formaron • m a r r i r e y • e x m ••
r r i r e del germánico m a r r j a n ( > fr. ant. marrlr, el.pafiol ant. desmarrido 'triste', it . smarrire, romo amllrl); .,1
desfallecimiento ffsico se expresó t ambién con un hfbrldll
gennano-Iatino, • e x m a g a r e , de ro a g a n 'tener fUet"lll '
( > fr. esmaier y de éste el esp. desmayar).
6. De adjetivos han pasado r i k s 'poderoso', f r i s k ',,,
ciente, lozano', difundidos por toda l a Roman ia occidcnlfll
(esp. rico, fresco); b I a n k 'brillante' (esp. blanco, probahl,
117el lalín al romance. ~ p o c a visigoda2¡
• n d a 1u s está fuera de duda. Su recuerdo estaba muy
. . \'O entre los españoles de los siglos XVI y XVII: el sevillano
Historia de la lengua española
poder de difusión tuvieron los germanismos in t
po r Jos francos: a través del l at ín tardío o del p
116 _
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) V&.nsc J. Bruch, Rev. de Una. Rom., 11, 1926,73-74, YW. Wyclchl,AI-Andalus, XVI(, 1952, 449, H. Uvermore cree que el paso del r_lcecho hubo de hacerse po r varios puertos y recue rda que el 1.1'11"
MalmuQ llama l a z i r a l · a l · a n d a I u 5 'isla de los vándalO!' ..1exlremo meridional de Espai\a (l.4 isla de los vdndalos, _Actas del IIConareso Inlemac. de Hispanistas., NljmeRen, 1967, 387-393). No ¡Ir...en cuenta eslos estudios M. Valh'é, El "ombre de AI-AndtJlus, Anu." 1"
de Est . Med., IV, Barce lona , 1967, 361-367.
4 Véase W. Reinhal1, Sobre el asentamiento de los visigodos en/11 Penlnsllla, Archivo Español de Arqueoloa'a, XVIII, 1945, p3aS. 124
118.
Outlerre de Cetina adoptó el nombre poé tico de Vandalio,
el Bachiller Sansón Carrasco del Quijote l lama .Casildea
Vandalia. a su imaginaria dama sevillana. También hay
IIUquias toponímicas de l pueblo suevo (varios SUevos y
lOS en Galicia, Puerto Sueve en Asturias), cuya influenciaIMcillstica en el Norte hubo de ser mucho mayor.
2, Los visigodos eran los más civilizados entre los ger·
- .nos venidos a la Península. El siglo y medio que habían
ptnnanecido en la Dacia y al Sur del Danubio, y los casi
*s i años que duró el reino de Tolosa, les habían hecho
lDnOCer la vida r omana. No vini eron en gran número: se
.acula en unos doscientos mil los que pasaron a Espafta al
lDmenzar el siglo VI, cuando su reino tolosano fue destnlido
flOr los f rancos . Recientes hallazgos arqueológicos indican
que la región donde preferentemente se asentaron fue la
meseta castellana. desde el Norte de Palencia y Burgos basta
Ior ia , l a Alcarria, Madrid y Toledo, con la actua l prov incia
de Segovia como centro de más intensa colonización •.
la asimilación de los visigodos no progresó grandemente
hasta mucho después de su instalación definitiva en el suelo
español. Al principio evitaron la mezcla con los hispanorro-
manos; estaban prohibidos los matrimonios mixtos; el arria-
nismo de los dominadores establecía una división esencial
con el catolicismo de los dominados; y Jos dos pueblos re
huían la convivencia hasta el punto agruparse en núcleos
diferentes, como demuestran Jos nombres de lugar Godos,
Revillagodos, Gudillos, Godojos, Godones, Gudln, Gudino,
Goda, de una parte, y de otra, Romanos, Romanillos, Roma·
§ 28. Los PRlMEROS INVASORES y LOS VISIGODOS.
1. De la primera invasión germánica que penetró ea
pania. dos pueblos desaparecieron pronto: tos alanos
exterminados a los pocos años. y los vándalos. tras UD
asiento en la Bética, a travesaron e l est recho y
Africa (429). La estancia de ambas est irpes dejó
topónimos como Puerto del Alano (Huesa), Bandalih
ca) y Campdevdnol (Gerona). Los vándalos embarcaron j
la antigua J u lia T r ad u ct a (hoy Tarifa); se ha su
que este lugar tomó un nuevo nombre referente al pueblo
grado, · [ P o r t u ] Wanda l u , o, en boca de n a ~griegos, [ Po r t u w]and a l u s i u , origen del árabe a l·
A n d a l u s (> esp. andaluz, Andalucía). Otros explican lapérdida del /w / inicial por falsa identificación con el genlllvlI
bereber 3; de todos modos la filiación W a n d a l u s > "
romance de la época merovingia pasó a España b
registrado ya po r San Isidoro; otro tanto debió de
con f a Jda . hl!:lm. compan i o , wa rdón y
w i s a . Después, el prestigio de la soc iedad feudal y
vida cortés bajo la monarquía capeta propagó. yalicismos o provenzalismos, guarnir, dardo, bastir, sal4I,
la, escarnir, ardido, heraldo. etc.
119el lalín al romance. E.poca visigoda
,limos del latín vulgar o del romance primitivo , y por loFnera! sufrieron los mismos cambios que las hispano-Ia·tinas. Hay excepciones, sin embargo: por ejemplo. rapar.
129Historia de la lengua española18
nones, Romaneos!. Pero desde la abjurac ión de
(589), la actitud de los visigodos empezó a cambiar.
eracia toledana conquistó las capas superiores de la
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§ 29. EL ELEMENTO VISIGODO EN ESPAAoL
! R. Mcnéndcz Pida!, O r ¡ g e n ~ del Español, § IOJ.
l. La influencia lingüística de los visigodos en los romances hispánicos no fue muy grande. Romanizados pronto,abandonaron el uso de su lengua, que en eJ siglo VII Hhallaba en plena descomposición. No hubo en España tIIl
período bilingüe tan largo como en Francia . El elemenlOvisigodo no parece haber influido en la fonética espaí'iolltl:las palabras góticas adaptaron sus sonidos a los más pró
, Véanse E . Gamil lsche¡, HistorUJ lingüJsticD de los visigodos, Ilev.de Filo!. Esp .• XIX, 1932, 117·150 Y 224-260; Romania GerrruznicD, 1,
1934, Y Germanismos, .Encic1op. Un¡. Hisp._, 11, 1967, 79-91; J. C o ~minas, Dicc. crft. etin«. de la l. cost., 1954 ( lis ta de ¡ennanismos ylot icismos en el t. IV, 1195-1196); Y numerosos artIculos de Harri
Meier, entre ellos Sobre o superstralo visi,6tico no vocsbuldrio hUpano-portu¡uts, _Actas do IX Con¡resso Jnternac. de Unl. Rom._. Usboa, 1961, 67·70; Zwei romo Wortfamilim, Romanistisches JahTbuch,IX, 1958, Uh-28I; L a t e ¡ n i s c h · R o m Q 1 l i s c h ~ , ¡bid. , X, 1959, 281·284. Y XI.
brotar, espeto, hato. no han sonorizado las oclusivas inter·
vocálicas, taJ vez porque los son idos gó ticos eran más con·listentes que los correspondientes latinos. En la morfología
1610 queda el sufijo - i n g > -engo, en unos cuantos deri
vados de voces latinas, como abadengo, retJlengo, abolengo.2. La mayoría de los vocablos peninsulares de origen
IÓtico tienen correspondientes -d e igual procedencia o fran·
ros- en i ta liano, provenzal o francés; asf ocurre con los ya
citados albergue, espuela, guarecerse, tregUll, tejón, y con
bramar « * b r a ro on ), uno de los gennanismos más ex·tcndidos po r la Romania. De los got ic ismos hispanos, unosestaban incorporados al l at ín vulgar: Jos más datan deltiempo en que Jos ostrogoQos dominaban Italia y los visi·godos el Su r de Francia. Incluso los que no han dejado
rastro más que en la Penfnsula pueden haber penetrado en
España lat in izados ya. Las etimologfas gót icas que se han
propuesto para voces españolas pasan del cen tenar, pero
escasean Jas seguras. La mayoría son reconstrucciones basa·
das en las correspondencias habituales entre la fonología del
gótico y la de otras lenguas germánicas; en no pocos casos seles han opuesto en los últimos afias etimologías latinas arries
gadas o plausibles '. Entre los galicismos más probables-n o
•
goda Y constituyó el más firme apoyo del poder reaL
fin se llegó a la unificación jwidica para los in,clli"licio.ambas procedencias (h . 655).
La romanizac ión de los visigodos no significa quecomo pueblo, carec iesen de vigor. Perdieron, si, laintransigente de dominio y se debilitó en ellos elparticu1arista de raza: Hispania no se llamó Gotia.
que Galia se convirtió en Francia. La fusión con losrromanos tuvo resultados de valor nacional superior:a los visigodos, la idea de la persona lidad de Hispanla
provincia se trocó en conciencia de su unidad inde
Transformaron las costumbres y el derecho, y tr a
s imiente de la inspiración épica. Si durante el sigloevidente la decadenc ia del reino toledano, que se dcomo un castillo de naipes al surgir la invasiónimpronta visigótica está grabada en muchas insti
medievales y en la epopeya castellana.
121Del 'a tín a l romance. Epoca visigodo.
viLdn « g a b i 1 a 'horcón', por la forma de las garras).
Por su va lor emocional o v igor expresivo arraigaron g a s aI a • u f j o exceso'
129Historia de la lengua española20
controvertidos o que DO han sido objeto de expli
convincente- se encuentran representan tes del
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1960. 289·292; El1tfernte Verwandte, Romanische Forschungen, 71, t..,250-253; Neue lIulgiirlateil1ische V e r b ~ 1 der BelVegul1g, ¡bid., 71, Jf7.258; Zur Geschichte der ErforschulIg des germallischen SuperstrtUWO'"schattes im Romanisclren, .Sprachliche lntcrferent. Festschrift f. W,
Belz_. Tübingen. 1m, 292-334; etc.
, El diptongo de nlec:a y la. /9 / de l ital. rD«a y de los rctorrom.
nos roclul, rokia, etc., reclaman • r 9 k k a . no '"' r O k k a . Se hlI
pensado en un cruce con el equivalente latino cOl u $. De no .ce"tarsc esto. habría que pensar en un origen no ¡ 6ti co . sino germanooccidental ' " ' r9kka; u f Corominas, Dice. crlt. etim., IV. 7&-81. Mj,
diffciles son de aceptar la hipótesis de un cruce con el lat. rOl 11 ,o la etimolo¡fa • r O t Te a de K. Maurer (Roman. Jabro.. IX. 19.511,
2&2-298), pues la rueca no rueda. aunque los pro fanos la conrund:ma menudo con el huso o la devanadera.
• Paraeste
apartado y los que s.ip¡en,vwse
los estudiosde
E. Gamillschea citados en las notas 1 Y 6, asl comn Ins de W. Merer.LUbke, Romonische Namenstudien, SitzunlSb. der k. Akad.. der W I ~ . ,Wlen, 1904 y 1917; G. 5achs, Die rUl7uudschen O r t s n a m e ~ In Spc:rI1let1
und Portur41, Jena, 1932; J. M. Piel, Os "omes r e ~ o s rn:r
nimia portupes4, lisboa, 1, 1937, Y 11, 1945; Antroporumuz g e r m d n ~y Toponimia genndnicd, .Eoclcl. Un¡. Hisp.-, 1, 1960, .422-444 Y 531-560,
Neue Beitrige %14r raJicisch-west,otischen Toponomos'rk, .Sprtehe un d
Geschkble. Festsehrift fü r H. Meier-, Müncheu, 1971, 373-401; A. Mora·leja Uuo, Toponimia rallega y Iwt1WJ. Santiago de C o . m ~ t d a , 1m ;Mercedes Etrcros. Toponimia ,ermdniaz en 112 prOVIncIa de Le6rt,
Archivos leoneses. 1978, 5J.64, etc.
1I >.:<;u'" ESP",J'lOU.. - 9
i 'compailero' (> agasajar), 'abundancia,
«> ufano, ufGnia) y • g a n Ó 'avidez' (> gana). AñAdanse,ftnalmente, verbos como • h r a p 6 n 'arrancar' (> rapar),
• l h r i s k a n 'pisotear, trillar' (> triscar), elc.3. La onomástica española cuenta con buen número de
nombres visigodos acomodados a la f o n ~ t i c a y morfologfalatinas y romances l. Muy caractensticos son los compuestos
tuya significación alude a la guerra, al valor personal, fama
u otras cualidades r elevan tes: a 1I 'todo' y w a r s 'prevenido' fonnaron Alvaro; f r i t h u 'paz, alianza ' y na n t h'atrevido', Fr " idenandus (> Fernando); h r o t h s 'fama'
'1 r iks 'poderoso', Rode r i c u s (> Rodrigo); el mis.moelemento inicial Y s i n t h s 'dirección', dieron Rude s l n -
dus (> RosDldo); h a r j i s 'ejército' y m4!ris 'famoso',
.trgimiro; Elvira « Gel o v i r a ) viene de g a i I s 'alegre,
satisfecho', y we r s 'fiel'; la raíz. primera de Gont.alo oGonz.a1vo« Gund i s a l v u s ) e s gunthis ' lucha ' ; Ade
ron su s I l d e f on su s y Alfon su s (de h a t b u s ,
h i l d s ' I ~ c h a ' o a 11 'todo' y fu n s 'preparado'), han coincidido en Alfonso; Adolfo « A t a u I f u s ) , Ramiro, Ber-
mudo, Galindo y otros más son también de origen gótico.
•
como el verbo lastar 'sufrir o abonar por otro' «j a n o • la i s t ó n 'seguir los pasos de alguien'),
s akan 'pleitear') y say6" « s ag io . s ai o, la
de • s a g j i s 'notificador. ejecutor. ministro inferiorticia'). Los textos de la l!poca dan títulos godos a 101
tarios. pero sólo sobrevive escanciano, forma la .* s le a n le j a ; el verbo correspondien te . s k a D k J .origen del esp . escanciar. La vida gue::rrera conservó
guardidn « wa r d j a ) y espia « *spa i ha ) . La
mentaria. ropa « · e a u p a ) , hato « ·fat). al
* a t t a u j a n 'disponer, aparejar') y el antiguo bMI,
'guante' « 16 fa 'palma de la mano'). La agricultura,
dena, ajuar e industrias domésticas ofrecen brote.
« *b rO t ) . parra « ·parra), casta « · k a s t ·
de animales'), esquila « • s le. i 11 a ) . esquilar « ••can ) , sera y ser6n « · s a h r j a ) , tapa {< ,o. tapp
e..speto (< ,o.spi tus) . aspa « ,o.haspa 'devanadera'rueca (< • r ü k k a ) '. De ascendencia gótica son losbres de animales ganso (< • g a n s ) y probablemente . . .
123el latin a l romance. E.poca visigoda
I 30 . EL ROWANCB EN LA éPOCA VISIGODA.
•.wHistor ia de la lengua española22
4. Muchos restos de onomástica visigoda se "". .1Ilfosilizados en la toponimia . Las vil las y fundos toma
n o m ~ r e de su poseedor, indicado en genitivo latino:
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, R. ':ienbldcz Pidal y A. Tovar. SI/fijos en -l. -o espec ia lmet lte losp a t ~ O t l i m l c o s o Bol. R. Acad. Esp., XLII, 1962. 3a().3!1.
I Ibid., 378-379.
l. La importancia de las invasiones germánicas para laoria lingüística peninsular no consiste en los escasos
ntos góticos o suevos que han subsistido en los ro-
. .. . , . . hispanos. El hecho trascendental fue que a raíz deinvasiones sobrevino una grave depresión de la cultura
,. dificultaron extraordinariamente las comunicaciones con
ti resto de la Romanía. El l at fn vulgar de la Pen(nsula quedó
lllandonado a sus propias tendencias. Aderruis, los ciento"en ta y cinco años que du ro e l r eino suevo hasta su con"ta por Leovigildo (585) y la constante insumis ión de lost6ntabros supusieron barreras poUticas que hubieron deahondar las nacientes divergencias regionales del habla.
Ahora bien, de las siete centurias que median entre el fi n
.1 mundo antiguo y los primeros monumentos conserva·doI de las literaturas románicas peninsulares, el penodo
vl,lgótico es el menos conocido en cuanto se refiere a los'c6menos de lengua je. Los escritores h i s p a n ~ o d o s usan
.1 bajo latiD, igual que la s leyes, redactadas por eruditos.Sólo San Isidoro proporciona datos acerca del habla vulgar,pero se limitan casi exclusivamente al léxico. Faltan para
l . época visigoda los documentos notariales, que tanta luz.rrojañ sobre los cambios lingüísticos ocurr idos en Ga1ia
durnnte el dominio merovingio y sobre el español durante
los primeros siglos de la Reconquista. Sólo muy parcialmente
llenan algo de ese vacio las pizarras escritas que se han
encontrado en tierras de Avila, Salamanca y Cáceres, y algunaen el Noroeste de Asturias. Hay entre ellas misivas, conjuros
hasta algún borrador de texto importante, como el tes taUlento del rey Wamba. Son muy difíciles de leer e interpretar.
el ong en de Guitiriz « W ¡ te r i e i ) , Mondariz.
Rairiz, Allariz. Gome.sende, Hermisende. Guimariiu «maran i s ) . AldAn, Gondomar « Gundema r l ) ,
dim « S e n d i n i ) . concentrados principalmente ea
tia y Norte de Portugal. Esas regiones, que habían " " " " _al reino suevo, sirvieron de refugio a los visigodoshuyeron de la invasión árabe; AHonso 1 asentó alli • loe
trajo de las tierras por él devastadas en ]a meseta',
extendidos están. aunque menos abundantes. los """'1'"tos de un nombre común latino y otro propio visigodoCasanande, Castrageriz. « Cas t r um S ige r i c i ) ,
f tI fi la, ViI leza « v i i i a d e A gJ l a ) , Villasandino.
ldn « v i l la Eg i l an i ) , etc.
5. Aunque el patronímico español en -et, ·i, sea de
prerromano (véase § 52). su propagación o consolidaciónde ser ayudada por los numerosos genitivos góticos la
dos en · r i c i > -ril ( R o d e ri ci , S i g er ic i , GUDt .
r i c i , etc.) que se ponfan a continuación del nombre in6
vidual para indicar el paterno MI.
6. Los masculinos germánicos en -a poseyeron una decJI.naciÓn en -a, - a n i s , cuyos restos sobrevivfan en el s. XIII
(Cintila-Cintilldn) y todavía se ven en Froil4n al lado de
Frue1a, o en topónimos como e l ci tado Guimaráes.
125el latfn al romance. J!poca visigoda
, .t rasada: su palatalización se hallaba todavía en curso en el
liCio VI, pues alcanzó a muchos nombres propios visigodos;
130istori4 de la lengua española24
Su lat ín bárbaro muestra frecuentes confusiones en . .
clinación y abunda en grafías como tibola, tegalas, CIU
tonica 'túnica', que atestiguan la igualación de Id! ,
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11 Véase M. Gómez.Moreno, Docrune"tDCi6n godo. n i pitA"_, Ma
drid, R. Acad. Hial., 1960. De aran iDten!s son las Notas sobre !mUtle.
del Io.tl" visi,odo de Juan Gil (Habis, 1, 1970, 4s.&6), que a6adcn a 10il'
datos de estas piurns los de inscripciones y manuscr itos , asl romoalgunos procurados por etimoloafas isldorianas.
u Véanse W. Meyer.LUbke, La s o n o r i ~ a c i d n de las sordtu i"'er
vocdlica.s latinas en espartol, Revista de Filologfa Española, XI, 192..1,
R. Menéndcz Pidal, Origelles del Español, § 46, Y H. Lausberg, Romi'nische Forschungen, LXI, 1948, 131.
u Véanse Amado Alonso, Correspondencias ardbi,o-¿sP/2;wlas enlus su'enuu de sibilantes, Rev. de Fllol. Hisp., VIII, 1946, 12·76; W.
Meyer.Lübke L4 evolucidn de la .e - latilUJ delante de .e . e .¡ . , Rev.de Filol. E s ~ . , VIII, 1921, 225-251, Y E. GamiUSc:het, ROmDnÜl Germo.ulca, 11, 1935, SI. la conservación de la Ikl velar en los topónimosHequiao, Quende, Quendemil, etc., puede explicarse por el apeao que
la . visigodos sentirían por su pronunciación tradicional, deformada
por la palatallzaclón en las adaptaciones romanizadas.14 Gómez..Mol'Clo, op. cit., 47 Y 86.15 En la extrafUsima pizarra XLVI (Gómez..Moreno, p. 86), encono
Irnda en el Occidente de Astur ias, bay un obe,iam, que, de no ser
crrnta inscriptoria por ·obeglam < o v i e 0.1 a m, plantearla iraves
pl'oblemas respecto a la evolución del ¡rupo le '11 .G ó m e z - ~ o r e n o ,
23 y 54.
por eso no t ienen hoy pronunciación velar, s ino denta l o
kllerdental, los topónimos portugueses Cintiíes, Sintiao «kh in t l l a ) , l o s gallegos Cende, Cendemil « Khin t h s )
• el burgalt!:s Rezmondo « R i k i m On d s ) ! l. El sonido
procedente de lé l o 11/ presentaba distintos grados de ev<>
lución: en pizarras escritas aparecen anzUa y quatorze po r
I nc i J l a y qua t uo rdec im l4, con grafía propia de ar
ticulación dental (§] o [ t ] ; pero los resultados mozárabes
prueban que dominaba aún el grado palatal [cl, como en
Italiano ( e e r vu > Icervol o Iciervo/. p a c e> Ipace / ) .
II posible que tantQ. esta IEI como la 1st descendiente de
1I + yOOI y le + yod l se sonorizasen entre vocales, hacit!:n
dose entonces, respectivamente IV y It/.
En los grupos de consonantes le'1/.
resul tan te del-c(O)I-1 o l - t (ü )I -1 se convirtió en la palatallateral
11/,10 mismo que l -g (u) I -1 y II + yod/: a u r i c u l a >
(H i e l a> lore!a/; ve t ü l u > vec lu > Ivelol o Ivielo/;
tegOla > t eg la > Itela/; f i l iu > Ifilo/u. En vez de
-el- una pizar ra escribe sólo ·t- en Bitorius y otra en p r ~'e/afato ": acaso reOejen imperfectamente la relajación de
Fielius, Flaino., con su Idl y su Ivl intervocálicas
Bitorius, oUba y sourjno. con lb! y Iv / indistintas; o
te po r ualente. prueba del acercamiento morfol6gk:o
las conjugaciones. f r e e ·1 re . si no Jo es de la
c i6n de /!! en lie/. etc. 11.
2. Gracias a Jos dialectos mozárabes sabemos.
imprecisamente, el punto a que había llegado la In"'.ci6n de l latín vulgar de España a principios del 51110
Veamos algunos de Jos procesos fonchicos que e s t a _
tándose en ese momento:
Proseguian los cambios consonánticos iniciados en elvulgar. La sonorización de las sordas intervocálicas
losejemplos
pon t i f i c atu s
> pontivicatus y e c ( c )s i a e > eglesie en inscripciones bét icas de los años
691. La resistencia culta contra el fenómeno debía de
grande, y por espacio de var io s siglos continuó la 8ci6n 12.
El grupo le + yodj habfa llegado seguramente a la .....
ma pronunciación dento-alveolar que Id + yodl precedkle
de consonante o que It + yodl (e a l e a > 1bJ.!a/, IIUIIque v l r d l a > lberial o po t i one > IpoSone/). En _
demás casos la evolución de la lel ante le/, l il estaba JDh;
El tratamiento de ambas vocales cuando iban seguidas
de yoo establece otro criterio de división dialectal. El cas-
126 Historia de la lengua española
la Ikl implosiva en [X] o ya su ulterior transfomlaCl6I
U], pues siglos más tarde los mozárabes decfan [
130 Del latin al romance. E.poca visigoda 127
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17 Es dificil admitir la hipótesis, sostenida por F. Schürr (v. § 18,
n. 9), de que el castellano primitivo dipton¡:ara tambibl /e / 1'-/ ante
yod y anles del sl¡lo lt redujese los dipton¡os de [ ·uolo). [ ·fuoJal ,
¡·sieya), f·lidto) a la s vocales cerradu de [010). [folal, [ ~ l ,( I ~ i t o ) : véanse Die¡o Cataltn y Alvaro Galmb. La diptonga.cidn en
lconis, Archlvum, IV, 1954, 99-102 Y 115-117, Y Dámaso Alonso, La Irag·/FIenlacidn fonitica peninsular, Enciel. Lina. Hisp., 1, Supl.. 1962, 41-42.
lt:lIano no tiene diptongo en este caso (p i:í d I u > poyo,
OC(I1)lu > ojo. s e d e a t > sea): pero en el resto de
JI zona central la yod no fue obstáculo para el nacimiento
del diptongo (leonés y aragonés pueyo, giieyo, giielo, sieya;
mozo ue[o). En cat al in la yod tuvo efectos contrarios a Jos
que aparecen en castellano, ya que sólo ante yod se ha dado
el paso de I ~ / . ltil a lie/. lue/. reducidos muy pron to a
11/, lu l ( f t i l l a > (*fuela] > tulla; l ~ c t u > [*!iei-
10] > llit). La diptongación ante yod se extendía, po r tanto,
desde León y Toledo hasta el Mediterráneo. con excepción
de Castilla n.
Difusión parecida debió de lograr e l refuerzo de la 1IIinicial, que se hizo geminada y llegó mAs tarde a palata-
liurse en las mismas regiones (1 u p u, 1u n a > loon. /la-bu, /luna. cato /lop, /luna; 1i n g u a > leon. /lengua, llingua,
cal. llengua, mozo yengua; v. § 22).
4. El romance que se hablaba en España al terminar la
'poca visigoda se hallaba en un estado de formación inci·
plente. con rasgos muy primitivos. Ofrecía grados iniciales
por los que han a travesado otros romances, como la lelo
11/ de Icerasia/, lrajimo/. intermedias entre la I{;I latina Y
la asibilación; la Iyl (yenesta, yennano), primer resultado de
la I t l latina vulgar; o la [X] de [noxte], [maXse!a]. No sehabía diferenciado grandemente de los romances extrapenin-
5ulares, pues las soluciones 11/ y luI de lfilol, IvirJa/. 111
[noite] o [nwe¡te] « n 6 c t e ) ; paralelamente dedI.D.
bién. de ro a x II Ja . [maXse!a ] y [maik!a], forma
cabe Suponer existentes en la época visigoda.
3. Otros fenómenos asomaban sola.tnellte en do. . . .
das regiones y marcan el principio de la escisión
Es probable que al final de la época visigoda el habla
Tarraconense hubiera comenzado a reducir a le/. "diptongos latinos lai/, laul y fundiera en Iml el grupo( c a r r a r i a > carraira > carrera; au r u > oro:I l 1mba> paloma, co l l1mba > cato coloma, v.•
Por el contrario. la Bética, Toledo, Valencia, Lusi
Gallaecia conservaban los estados primarios lai/,/au/.según veremos en el capítulo VII.
Desde que la corte visigótica se estableció en Tocentro cultural. pol ft ico y lingüfstico de la P'enÚll. . . .
estuvo en las comarcas primera y más hondamente
zadas, Bética y Tarraconense. sino en la región centraL
ella debió de cundir la diptongación de I!I y 161según el proceso atestiguado ya en el latín imperial (1 . . . . .
la diptongación debfa de se r vacilante, con altemanclll ..
[ie], [ ia ] par a I!/, [uol, [uo), [ual, [ue] para 16/, e ....
guridad en el acento (sierra, siarra o s(erra, sÚl.rra; b ~buono, bueno, buano. o búono. búeno. bÚ4nO) según oaarr thoy en los dia lectos más arcaizantes . Alternaban sierra
siarra. buono. bueno y buano. Esta diptongación espont6nr.
de le l y 161 no alcanzó a la Tarraconense oriental; ampU.,
regiones de la Bética y Lusitania , a sf como el Oeste de 1.1
Gallaecia, permanecieron fieles al último vocalismo del huI..
vulgar, s in conocer tampoco la alteración producida en 111
Centro.
Historia de la lengua españJ:Jla2lI
de /010 /. luelo/. /velo/· /vicIol e lit! de lnoite/.o databan del latín vulgar, u ocupaban casi todo el
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11 M ~ n d c z Pidal, Orl,enes, § 103; M. Rabanal Álvarez, lA. 1m...hablada en tiempos de San Isidoro, Archivos Leoneses, 1970. 1·15.
V" LOS ARABES y EL ELEMENTO ARABE
EN E S P ~ O L I
§ 31. 1..A. CIVILIZACiÓN A R Á . I G < > - E S P A ~ O L A .Cuando empezaba a consolidarse el aluvión germánico
1f t Occidente, las tribus dispersas de Arabia, electrizadaspor las doctrinas de Mahoma, encontraron un credo y unannpresa aglutinante: la guerra santa. En menos de medio
liBio se aduei\aron de Siria, Persia, el Norte de África ySicilia; siete años les basta ron para conquistar Espafia, y• continuación cayó en sus manos casi todo el Mediodla deFrancia. Frente a la Europa cristiana y romano-germánicale alza el Islam, que será su rival y a la vez su estimulo ycomplemento. Dos civiliz.aciones sostendrfan en Espafia una
contienda prolongada y decisiva.Los árabes, sirios y berberiscos que invaden la Península
no t raen mujeres: casan con hispanó.godas, toman esclavas
Hanegas y vascas. Entre los musulmanes quedan muchoshispano-godos, los mozárabes, conservadores del saber isidoriano: unos consiguen cierta autonomía; los más exalta·dos sufren persecuciones y martirio; otros se islamizan;
I Véanse las excelentes eJ:posiciones de conjunto, con rica biblioarafia, de K. BaldiJlaer. lA. for7fl4ci6n de los dominios lin,Ulsticos en
ID Pmbuula Ibtriu, Madrid, 1972, 62-91 Y 402-405, y Julio Sarnsb, Losf'studios sobre d dUzluto andalwl, la onomd.ttic4 hispanodrobe y losarabismos en las lenguas pe:ninsu1ares dude 1950, indice Histór ico
Espaftol, XVI. Barcelona, 19'ro [1971],Xl·XLVlI.
te de la Romania. Como hispanismos específicosseñalarse la diptongación de 10/ y I ! ! en sila ba
(puerta, siete < p 15 r t a ro . s p t em) y la ge,m]"inldl.palatalización de /1/ inicial (1 i n g u a > llcngua);
dos fenómenosni
eran generales en la Península, nitotalmente de paralelos fuera.
S. Por encima de las variantes regionaJes, todaVÚI
acusadas , exist ia en el español nac ient e una
unidad. representada por la conservación de I f l y /y /
les «(arina, yenesta), y por los reci6l enumerados pa ....l l I .lfilol. /0101. ¡vieIo/. ¡noxte!. /faito/. Ahora bien, estoe
menos comunes eran radicalmente distintos a Jos que
tarde habfan de propagarse con ]a expansión C8StCllaDa
rina, hiniesta, hijo, ojo, viejo, noche, hecho). Formasaura, carraira, palomba y pucyo, opuestas tambicm a 1Mlellanas oro, carrera, palOn1Q y poyo, ocupaban la s ~ : ~áreas del territorio pen}nsular. Se hablaba, pues, unce precastel lano. Tal vez en la s montañas de Cantabria.
tr o de frecuentes insurrecciones, apuntaran indicios de •dialecto nuevo; pero, dado que asf ocurriera, no debf8D di
rebasar los limites comarcales 11,
131os drabes y lo árabe en español
califas para curen su obesidad;
132is toria de la lengua española
pero todos influyen en la España mora , donde se
130
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2 Véanse M. Gómez.Morcno, Iglesias Mozdrabes. Arte up"llj'/ .1
los siglos IX al XI, Madrid, 1919, y A. Sleiger, Zur Sprache ti,.,. tUI' •
raber, en _Sache, Ort und Wort. Festschrirt Jakob Jud_, RomanlaIfelvetlca, 20, 194J.2bll R. Menéndez Pidal, España y la introduccidn de la ciencia
drabe en Occidente, Se¡ovia, 1952, y España, esl4bdn entre la Cris·l/andad y el Islam, Col. Austral, 1956, JUJO; W. Mont¡omery Watt,rile [nfluence of Islam on Medieval Europe, Edinburgh, 1972; JuanVcmel, ÚJ cultura hislHmodr4be en Ori ente y Occidente, Barcelona,
1978.
§ 32. EL HISPANG-WBE y sus VARIEDADES.
El dialecto de los musulmanes andalusíes ofrecía pecu.Uaridades que lo caracterizaban frente a las otras variedades
aeográficas del árabe. Dentro del Andalus existían diferencias
regionales, as í como divergencias entre el uso urbano y el
que
Alfonso V sos tiene tall eres donde se fabrican tej idos moru·
nos; y el conde castellano Sancho García recibe a los legados
flOrdobeses vestido a usanza mora y sentado en cojines.
Al avanzar la Reconquis ta caen en poder de los cristia
DOS Toledo (1085) y zaragoza (1118), comarcas bien pobladas,
con vida y tráfico intensos. Los mozárabes que las habitan
..tAn fuertemente arabizados y el contingente moro que
pennanece en ellas es muy numeroso. Los mudéjares y mo
riscos de las regiones que se van ocupando conservan sus
ereencias, instituciones. costumbres y hasta el uso de su
lengua. El arzobispo don Raimundo (1125-1152) funda en
Toledo la célebre escuela de traductores, y AHonso el Sab io
(rey de 1252 a 1284) reúne en su corte sabios judíos, conocedores de la ciencia árabe, al l ado de los let rados cri st ianos.
El renacimiento europeo del siglo xu y la Escolástica traban
conocimiento con Aristóteles, Hip6crates y Dioscórides por
mroio de Avempace y Averroes, Avicena y los botánicos
'rabes 2 bll.
manee al lado del á.rabe. cunden relatos épicos sobre
de la monarquía goda y personajes mozárabes re
se cantan villancicos romances y nace un tipo de
tinca. el zéjeI. en metro y lenguaje híbr idos. E l
herradura, caracterfstico de las construcciones visi...._ . .a la arquitectura ambiga.
Córdoba se convierte pronto en el centro de una
tísima civilización islámica; florecen la agricultura e
trias y el comercio alcanza gran desarrollo. La vida
moda y refinada; el lujo y los festines alternan con la
la danza Y la poes ía más exquisita. Califas y reyes de
reúnen copiosas bib liotecas, como la de Alhákem U.
tegeo a los sabios. En Oriente. los árabes recogenla
máticas indias. la ciencia y la filosofía griegas, e .
a todas sello propio.
En la Península. los primeros en sentir el in8ujo
cultura musulmana son, naturalmente, los m.oz.......1ll
los que siguen profesando el cristianismo escriben
en árabe y suelen tomar nombres árabes. Les s'
cristianos del Norte , movidos po r el ejemplo de los
dos que acogen en sus reinos. En Jos siglos x y Xl
en León y Castilla nombres como Abolmondar. AlZiti, Abohamor; habia quien, en vez de emplear el
mico romance, indicaba el l inaje anteponiendo ib,. •
al nombre paterno, según la costumbre semítica; u l . .
maron apellidos como Benavides, Benigómez. A la
tura ramirense de Santa Maria de Naranco sucedo el
dominio de la mozárabe; en los inventarios eclea"'t
aparecen citas numerosís imas de enseres , telas, joyal y P'
seas venidas del Sur 2. Sancho 1 de León va a la corte dt "
133os drabes y lo drabe en esplU"iol§ 33isloria de la lengua española32
campesino. Tales dialectalismos extensos o limitadolt
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§ 33 . VOCABULARIO ESPAÑOL DE OfUGEN ÁRABE s.
El elemento árabe fue, después del latino, el mAs impor-tante del vocabulario español hasta el s ig lo XVI. Sumando elléxico propiamente dicho y los topónimos, no parece exage
rado calcular un total superior a cuatro mil formas s bh .
1. La guerra p ropo rc ionó muchos términos: los moros
organizaban contra los reinos cristianos expediciones anualesllamadas aceifas, además de incesantes correrías o algaras;
iban mandados po r adalides; los escuchas y centinelas se llamaban atalayas y la retaguardia del ejército, zaga. Entre lasarmas figuraban el alfanje y la adarga; los saeteros guardaban
las flechas en la aljaba; y l a c abe za d el guerrero se pro teg(acon una malla de hierro o almófar. Fronteras y ciudades
estaban defendidas po r alcaz.abas, con almenas para qu e se
s Vb.nse R. Dozy Y W. Enge1mann, GlOJSaire des mots espagnolset l'OTtu,ais dtri\lh " a r a ~ e , Leyden, 1869; L. de EguDaz, Glosariodimold¡ico las p G 1 a ~ r Q . $ españolas de origen oriental, Granada,1886; E. K. Neuvonen, Los arabismos del esP41101 el! el s i ~ l o . XlIi,
Helsinltl, 1941; A. Stci¡cr, Aulmarschstrassen des m o r g e n l a l l d l $ c h ~ nSprachgutes, Bem, 1950; Origin ami Spread 01 Oriental Words InEuropun Languages, New York, 1963, Y A r a ~ i s m o s , .Ende!. Llnl·Hisp._, 11, Madrid, 1967, 93-126; G. B. Pellegrini, L'elemento a ~ a b o nelle
l i n g u ~ neolatine, con particolare riguardo all 'l talia, .5ettlmane dIStudio del Cen tro I ta li ano den'Alto Medloevo-, Spoleto, 1965, 70S Ysiguientes; C. Maneca, A proposito dd prestiti lessicali arabi dellospclgnuolo, Revue Roumaine de llnpUstique, XlI, 1967, 369-374; M. U ·
rincz:I Acerca del cambio sem4ntico de las palabras esparlolas deo r i g ~ 4rabe, Ibid., XIV, 1969, 65-75; F. Marcos ~ n , . A r a ~ i s m O $ enAzorin y Doce mlevos arabismos para el DicdOl'ulf'lo Hl$tdnco, Al-An·dalus, XXXIV, 1969, 143-158 Y 441-450; Jobo K. Walsh, Notes enArabisms in Coromittlu' DCELE, Hisp. Rev., XLIl, 1974, 323-131.sWa Los arabismos Ib.ic:os cuya etimolQ&ia estA identificada como
prenden unas &50 palabras espafiolas sobre las que se han formado
unas 780 derivadas. Sus variantes formales son muy numerosas , lo
mismo que los vocab los de aspec to trabe cuya f i ~ i a c i ó n c o n e r e t ~ noha sido au n establecida. Al\ idase más de un mil ia r d e tOpó01mosse¡uros y casi Quinientos probables.
propios de l lenguaje vulgar, que además incorpl....titud de préstamos romances tomados de los ID" ....lenguaje escrito procuraba mantenerse fiel al árabeo po r l o menos al l lamado .árabe medio_, koiné bajo
se transparenta a veces la lengua hablada subyacente".hubo poetas y géneros poéticos que cultivaron artfsel dialecto vulgar y aun l a mezcla de árabe y ro.m. . .'"ocurrfa en la muwa ! ! a h a o moaxaja y en elzéjel, géneros cuya invención se atribuye a dos
Cabra, t:I ciego Muhammad ben Harnmud o MaII. .Muqqadam o Mocádem ben M u ~ a f a . contemporáneo dI IAbdaJá (muerto en 912) (v . § 49). La elaboración pooidllldialecto, con inserción de abundantes romancismO$ seen Muhammad ben Mascud (primera mitad del
pero culmina en el Cancionero de Ben Ouzmán (h . l0a0.
e l más ext raordinar io poeta de la Espafta musulmana
Vbnse Amador Dfaz Garda. El d i a 1 ~ c l o drabe hisp4nleo.KltiJb fl Gl-cdmma_ de lbn HiUm al·La;ml, Tesis doctoUniv. de Granada, 56, 1973; Federico Corriente, A GrammIJtiCdl S01 SP4nish Arabic Dialect B u " d l ~ , Madrid, 1977. y 1. SamIb.estudios (v. nota 1), XlII·XV.
• Edición, traducción y estudio ma¡istrales de Emilio GardImez, Todo Sen 0utm4n, 3 vols., Madrid, 1972 ( .rtfcuJos.resdla" loromiDu, AI-AndaJus, XXXVI, 1971, 141-254, Y de A. Ga1JD!I deRom. PhiI., XXIX, 1975, 66-81); F. Corriente, CrGm4.tica, mirra,dd ame. ms.P.-M- de Aban Quundrr, Abdrfd, 1911); E. Garda ~ ,de la GraoJ., M ~ a m m a d bm MasCad, poeta herbolario dd "WlJo prNec:esor de Sen Outm4n, AI-Andalus, XXXVII, 1972,~ caudal de rornancismos usados po r Ben Quzmán suma ~ .. .aentos, referentes a los campos léxicos más diversos; incluye __~ t o s . . . . .matieales como pronombres, adverbios, preposldoan ,~ U D O o n c s , y hasta no pocas frases enteras . Sobre la in.eDdóo ..la moaxaja y su terminoloaía, '''éase B. Duuon, S o m ~ new . . . . . . . . .lor r O m I J n c ~ origilU 01 muwashshahas, BuU. of Hisp. StucUel,
~ L I . ! , 1965, 73-31. Para las /archas o estrofas finales, ¡eneralmente bl"n¡tles, de estas composiciones, ~ a s e nuestro § 49 Y la b iblio¡nrtaQue 311f se menciona.
UNIVERSIDAO OE SEVIUJ,
fato filologia-Bihlioteca
135os drabes y lo drabe en espa;tolJ
,"buche; y hasta en la tiara silvestre se introdujeron deno
Historia de lo. lengua española34
resguardaran los que disparaban desde el adarve. N
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_Inaciones como jara, retama, alhucema, almoraduj; la s tres
"timas en alternancia con las románicas hiniesta, espliego,
_¡arana.
3. La laboriosidad de los moros dio al español el signifi
.Uvo préstamo de tarea. De Jos telares levantinos y anda
. .Jes salfan tejidos como el barragdn, de lana impenneable,
• el tirtlt, ricamente estampado; además se comerciaba con
lilas de Oriente : egipcio er a el fustdn y chino el aceitunl
que vestían las hijas del Marqués de Santillana. El verbo
f'Kamar y el ant iguo margomar 'bordar' dan fe del pres
tllfo que alcanzaron los bordados árabes. El cur tido y ela
boración de los cueros dejó badana, guadamacil, ta1ulll;
los cordobanes fueron usados en toda Europa. Alfareros y
"caIlere.s fabricaban tazas y jarras con reRejos dorados o
.t'losos colores, mientras los joyeros, maestros en el arte
de la ataujía, hadan ajorcas, arracadas y alfileres, o ensar
taban el alj6far en collares. Muy estimadas eran las precio
. .s arquetas de marfil labrado. Entre los productos minera
les que se obtenían en la España mora están el azufre, alma-
rre, albayalde y alumbre; y el azogue se extraía, como hoy,
de los yacimientos mineros de Almadén, topónimo que sig
nifica 'l a mina'.4. La act iv idad del t ráfico hacia que los más saneados
Ingresos del era rio fueran los procurados po r aranceles y
torifas de aduana. Almacén, almoneda, zoco, alhóndiga, recua
y el antiguo almayal, almayar 'arriero", recuerdan el comer
cio musulmán. El almotacén inspeccionaba pesas y medidas,
de las que han perdurado muchas: arroba, arrelde, quintal,
fanega, cahlz, azumbre. La moneda de los moros corrió du-
de los musulmanes fue acompañar sus ataques O
con el ruido del tambor; sus t rompas bélicas enlD loe
files. La caballería mora seguía táctica distinta que la
tiana: ésta er a más firme y lenta; aquélla, más dleso"¡'.
y ágil. Los alféreces o caballeros montaban a la iineM.estribos cortos, que permilian rápidas evoluciones. y
Jeaban a la cabalgadura con acicates. Entre sus
ligeros o alfo.rGCes habia muchos de color alazán; la
menta er a Uevada po r acbnilas. y en los arreos de la
tias entraban jaeces, albardas, j4.quimas y ataJulrra.
2. Los moros eran hábiles agricultores: ped.<d....el sis tema romano de riegos, que aprendieron de los
bes; de ah.( Jos nombres de aCUJuia, aljibe, aIbere«.noria y arcaduz. En sus alquuúLS y almunias se cuhhol
alcachofas, algarrobas, alubias, umahorilLs. chiriVÚlS,jCtuLS. alfalfa. Los campos del A.ndalus dieron p
desconocidos hasta entonces en Occidente, 'como el
la caña de azúcar y el algodón. La paja de la s miCMI
guardaba en a1miarl!S. y en alfalfes e l gr ano, que
se molturaba en aceñas y tahonas mediante el pago ele
maquila; la aceituno se molfa en almazaras. Cuando 101
geles europeos estaban casi abandonados a la esponnatural, la jardinería lU"abe l legaba a gran perfección
tica . Los caste llanos del siglo xv, al soBar con el anbelllo
rescate de Granada, no encontraban nada comparable a _
jardines: el Generalife era _huerta que par no tenía_. I!D
España mora había patios con arriates y surtidores, ~nas, azahar, adelfas y alhe.lfes, encuadrados po r setos •
arraydn. Nombres arábigos de á rbo les son alme.z, ale"",
, J. Ollver Asin, Ori,en drabe de .rebato_, .arrobda_ y sus ltomcJ.
nimos. C0l1tribuci6n al estudio de la tdctic4 militar y de su ILdc"peninsular, Madrid, 1928.
7 P. de la Granja, Un arabismo i"tdito: almayar/alm4yal, AI.An.dlllus. XXXVIII, 1973, 483-490.
137os drabes ., lo drabe en español
7. Los cristianos españoles adoptaron instituciones, cos
• 33istoria de la lengua española136
rante mucho tiempo entre los cristianos; el primitivo
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tumbres jurídicas y prácticas fiscales de los moros, con la
terminología consiguiente: alcaldes y zalmedinJlS entendían
en los pleitos y jui cio s; el alguacil fue p rime ro 'goberna
dor', según el significado del árabe a l- w a z 1r ' lugarten iente'; pero descendió más tarde a la categoría de oficial sub
alterno. En las testamentarfas intervenía, como hoy, el alba-
cea. Los contratos se formalizaban por medio de documen
tos o albalaes y para festejarlos había convites de robra o
Glboroque, El almojarife cobraba impuestos y alcabalas.
8. la s matemáticas deben a los árabes grandes progre
sos. El sobrenombre de A1-Xu w a r i z ro ¡ , llevado por uno
de sus más eminentes cultivadores. dio lugar a algoritmo
'cálculo numérico' y guarismo. Propagaron l a numerac iónIndia, y con ella el empleo de un signo para indicar la ausen
cia de cantidad; el s igno en cuestión se llamó s i f r 'vacío' ,
de donde viene el español cifra 1) . Iniciaron además el dlge-
bra. En la alquimia fueron constantes investigadores: ins
lnunentos como el alambique, la alquitara y la redoma; tér
minos tan usuales como alcohol y dlcali hablan de sus
esfuerzos para obtener el elixir o piedra filosofal. Gran pres
tigio tuvo la medicina árabe: la autoridad de Avicena fue
reconocida en Europa hasta el siglo XVIlI, y un refrán español
lo proclama supremo curador: .más mató una cena que sanó
Avicena_. En la terminología médica europea entro n u Xa •
'médula espinar, que a través del bajo ladn n u c h a y quizá
inUuido po r el ár . nuq r a 'cogote', ha dado nuca; calcos
del árabe son duramadre, piamadre y baz.o 11, La farmacia
1) Además de aplicarse :ro los si¡oos n ~ r i c o s en llenual y a la
eripto¡rafla, cifra era d n equivalente de 'cero' para nuest ros clásicos.Cero arranca del mismo ori¡en trabe, pero h a venido a t ravá del
11. :;ero, que a $U vez proviene de z ep h i r um , z ep h y r um ,
adaptaciones bajo-latinas de l ir. s i f r .
11 H. 8ehlppergel, Die Auimilation de r arabuchen Medit.in durch
1bi t GermAn Colón, El anzbismo .aIhanúz_, .SlUdia HIspana.,
hon. R. L._, 11I, 1975, 16.5-178.
• Para las contradictorias etimologías Que se han dado apalabra, vbse Marius Valkoff, W mots fran,au d'oritine """
daue, 1931, p4¡. 77, YCororninas, Dice. cric. etimol., Aunque el o ri¡ en de l a pal ab ra pueda se r el lat1n Di b DI U••
etimolo¡(a propuesta por Diez y Meye.r-lübke, en hispano-úabe ......
cruce con lebll, neblf 'd e Niebla', reaistndo como aentilicio po r .....de Alcalá y, como adjetivo aplicado a una clase de halcones, po r Dorv
y En¡elmann.
vedf er a el dinar de oro acufiado en las cecas a1m
S. Las casas se agrupaban en arrabales. o bien se
naban en pequeñas aldeas. A la vivienda pertenecen
azolea, alcoba y suantiguo
sinónimo alhani4
1loU;
penetraba po r ventanas con alféizar, partidas po r il.j
Alarifes y albañiles decoraban los techos con a
alfarjes; levantaban tabiques, ponían az.u1ejos y
el saneamiento con alcantarillas y albañales. El ajwu
casa comprendía muebles de taracea. almohadas. al
jofainas y utensilios de cocina como alCUltlS y G1
Entre los manja res f iguraban las albóndigas y el
y en la repostería entraban el almíbar. el arrope y
como el alfeñique y la alcor4a.6. Los moros vestlan aljubas o jubones, almejías.
noces y zaragüelles; calzaban borceguIes I y babucluu.
bao cuando el almuédano, desde lo alto del aImin4r,
la señal de Z,Q1a u oración. En lo s ratos libres taiUan la
el albogue, el adufe o el laúd; se entretenían con el 4/
y los tahúres aventuraban su dinero en juegos de
a z - z a h r 'dado'). Los nobles sentían po r la caza de alrí a igual afición que los señores cristianos; conocfan
los sacres, borníes, alcaravanes, neblles', alcotanes yaves rapaces para las cuales disponían alcándaras o
139os drabes y lo árabe en español33
'robes en la lengua de los cristianos. Sin embargo, ha.z.o.ña
Historia de la lengua española38
conserva jarabe, alquermes y muchos nombres de p
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desciende del árabe h a s a o a 'buena obra ', 'acción merito-
ria', con influencia posterior de fazer ", y aleve, del ár . a l
' a i b 'vic io ', 'acción culpable'.
11. Como en tantos aspectos de su civilización, también
en el léxico fueron los árabes afortunados intermediarios.
Transmitieron buen número de voces procedentes de diver·
sas lenguas, y las amoldaron a su fonética igual que el es-
pañol hizo con los arabismos. De origen sánscrito son, po r
ejemplo, alcanfor y ajedrez; los brahmanes de la India apa-
recen en el Calila castellano del siglo XU1 con las formas
albarhamiún y albarIJamin de su original árabe IS. Del persa
vienen, entre otras, jazmin, n.aranja, azul, escarlala; los hele-
nismos son muchos: ó r y z a > arroz, z i z y P h o n > azu-
faifa, d r a c h m é > adarme, á m b i x > alambique, c h y
m e i a > alquimia, s i k e I ó s > acelga; y abundan la s
palabras lat inas: [ m a 1u m] p e r s I c u m > albérchigo,
m o d i u s > almud, e a s t r u m > alctkar. Las formas es-
pañolas son resul tado de una doble adaptación: a la distan-
da que media entre el latín s i t 11.1 a o el griego t h e r m o s
y los árabes a s - s e ~ l , a l - t u r m ü s . se ha añadido la de-
formación que lleva de estos últimos hasta los españoles
acetre, altramuz.. Estas deformaciones permiten reconocerlos vocablos y nombres geográficos grecolatinos que han
pasado a través del árabe. Aparte del a rt ículo árabe a l .
que suele anteponerse. la /p/, que no existía en ár abe, fue
sustituida por lb / ( p r a e c o q u u s > albaricoque, [ro a
l u m ) p e r s l c u m > albérchigo); la /g /velar da a veces
14 1. Corominas, Vox Romanica, X. 67·72, y Dicc. crlt. etim.1$ Francisco Marcos Marin, Notas de literatura medieval (Alejandro,
Mainete, Marco Polo...) desde la investigaci6n hist6rica de _brahmán.
)' sus variantes, Vox Romanica, XXXVI, 1m, 121-161, y Nolas de hisIOrUJ lhica para las literaturas romdnicas medievales, Cuadernos de
1nvestisaclón Filolósica, 111, Logroño, 1m, 19-61.
das lat. Mittdalter, Wiesbaden, 1964 (reseaa de K. Baldinaer, -C."::iI
f. romo PhiJo!., LXXXII, 197-200); Ba1din¡er, ~ fornuu:i6Jt "
domo lin,., 1972, 82.11 V&nse O. J. Tállgren, Los nombres drabes de las estrdlM , . .
trtJJtScripcidn alfonsina, _Homenaje a MeMndez Pidab, 111, 1925, •718; 1. Garcla Campos, De toponimia ardbiao-este1ar, Madrid, .tIIa
P. Kunitzseh, Untersuchunam tu r Stemnomm1clatur de r Araber, WIIIo
haden, 1961, y Arabische Sternnamen in Europa, Wlesbaden, 1959,u E. Gama Gómez, Paremioloala y fi/oJoala: sobre _VIIIar. ,
_tahareño., AI·Anda1us, XLII, 1m, 391-408.
medicinales. La astronomía alfonsí usó muy nutrida
clatura arábiga; hoy tienen plena vigencia cenit, nadir,
acimut, etc., y numerosos nombres propios de estrellas.Aldebardn. Algol, Rigel, Vega y muchos otros u.
9. No abundan los adjetivos: horro. mezquino.baldío, zaJu1reño u, gandul; los antiguos rahez. 'ruin' '1 J'vistoso'; algunos de color, como azul, añil, cQnnesf, y
más. Del indefinido árabe f u i i n 'uno', 'cualquiera',
fulano <esp. medieval fuldn); y ro a n k ¡ n a 'el que
dio origen a mengano. De verbos. aparte de los DUll"""¡
fonnados sobre sustantivos y adjet ivos. hay algunos
dos directamente, como halagar ( Xa I a q 'pulir'), acic
el ya ci tado recamar. Partículas de origen árabe son
de balde, en balde. hasta (de h a t t ñ > esp. 8 0 t . fata,
la demostrativa he de he aquí, h ~ l o ; las interjecciones
guay, ojald, as í como la antigua ya 'oh' (e ¡Ya Cam
en buena cinxiestes espada!»), y alguna otra.
10. En el léxico español de procedencia arábiga
palabras referentes al sentimiento, emociones, deseos.
y virtudes. La religión cristiana apoyaba los términos
oos, y el arab ismo, cuando lo hubo, consistió en p
alguna acepción nueva Casi sólo las manifestacionesdosas de alegria (alborozo, alboroto, albuilbola) y la
moniosidad de las salutaciones (zalema) dejaron t . ~ m "
141os árabes y lo drabe en español•población morisca fueron más importantes , s ino también ,
Historia de la lengua española40
ItI sonido análogo al d e nuestra antigua i palatal:
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§ 34 . TOPONIJoUA PENJNSULAR DE ORIGEN {RADE n.
IUnque con menor intensidad, en la meseta septentrional
, el Noroesle, reconquistados en época temprana. Recorde.~ Algarbe « a l · g a r b 'e l pon ient e' ); l a Mancha «• a D1 a 'altiplanicie'); los muchos Alcald y Alcoiea « a l ·
. .1 a t 'el castillo' y su diminutivo a l · q u la i <a t ) . Me
~ I n a y Almedina « m a d i n a t 'ciudad'), Rdpita, Rdbida, Rd·
« r i b i t a 'convento militar para la defensa de las fron
leras ') ; los compues tos de w a d i 'no' (Guadalajara 'río de
las piedras'; Guadalquivir 'n o grande'; Guadalén 'río de la
fuente'), t a b a l 'monte' (Gibraltar 'monte de Tárik', la
WIlambre) o h i s n , h a s n 'fuerte, castillo' (lV1djar 'castillo
alegre', Avraitín 'f ue rte de l a h iguera ', Avzalcdzar) y, ade
IDAs, Alborge. Borja « bu r 1: 'torre'); Algar, Algares «a l. g a r 'cueva'); AIgmra.s, AIcira « a l · t a z i r a 'l a isla'),
Almauín « a 1-m a h s a n 'el fortificado'), Maqueda «11I a k i d a ' fi rme, estable ') , etc . Abundan los que tienen por
ICgUIldo elemento un nombre personal (Medinaceli 'ciudad
de ~ l i m ' , Calatayud ' cast il lo de Ayub', Calaceite 'castillo
de Zaide ') , así como los del tipo Benict1sim 'hijos de Cá·
11m', Bugarra < Ab u Q u r r a . Muchos son hibridos arábigo
romances (Guadalcanal 'río del canal', Guadalope, Guada-
'"pe 'rio del lobo' , Guadiana < wa d i A n na , Guadix <wa di A c c i ,Ca.stielfabib 'castillo de Habib'), o afladen a una
voz romanee el artículo árabe a 1- (Almo'J4Ster. Almonacid
< m o n a s t e r i u ro , Almonte, AIpuente, Alportei < po r ·
I ! l l um) .
SUd de r Iber. Halbinsel, Bonner Geo&r, AbhandlunaCfl, 28, Bonn, 1960,11.13; J. Vernet Ginb, TopanimUi Arábi,tl, _EDcicl. Una. Hisp._, J,
Madrid, 1960, 561-578; E. T ~ r é s , Sobre el n o m b r ~ árabe de al,unos,fos espG/loles, Al-Andalus, XLI, 1976, 409-443; Y los numerosos estudiosllarliculares cilados por SIlms() (v. n. 1), XXIV·XXXIII.
Es nutr id fs ima, no sólo en l as zonas que estuvieIUI
tiempo bajo el dominio musulmán y donde los ~
> Tajo, port. Tejo. Fenómeno peculiar del árabe
la imela o paso de la Ji ! a le ! y ulteriormente •
Hi s p a l i s > "H i s p a l i a dio Bb i l i l ' a , origen
tr a Sevilla.
12. Cuando a raíz de la invasión, los árabes en
contacto con los hispano-godos sometidos, tomaroa
la ¡El con que articulaban lo que había sido /é l la
lelo /i/. Los árabes conservaron en las voces
este sonido, incluso después que los mozárabes allas pronunciaciones /e! y j§/. A esto s e debe el
de le l en las transcripciones árabes de voces
(acetaira 'acedera', cerasia 'cereza', rieino 'ricino'),
la abundancia de eh por e en topónimos de l a s ~ : = :pertenecieron al Andalus: Conchel (Huesca), Al
ragoza, Cuenca, Badajaz, Portugal). Conchillos (
e o n e 1I tu ; Escariche (Guadalajara), EscriCM (T
genitivo A s e a r i e i ; Carabanchel (Madrid), Car,
(Portugal); Elche < 11' e e (Al icante) ; Hornac
f i1 r n a ee u (Córdoba); Turmchel (Ciudad Real 1
compárese Torrecilla); Aroche < A r i1 c e i (Huelva),
" Vbse Amado Alonso, Correspondencias ardbi,o-espdolu •sistemas de sibiltmtes, Rev. de Filo!. Hisp., VIII, 1946, 30-40 ,
n Véanse M_ Asin Palacios, Contribuci6rr a la toponimi4a . . . . .España, Madrid-Granada, 1940; Jaime Oliver Asin, Historia • . . . . . . .
'UD Espaffola, 6.· ed_, Madrid, 1941, § 39; H. Lautensacb, V" MItopo,raphischm Namm arabischen Urspnm,s in Spanim NrUI r.",""al (Arabische Zü,e im ,eographischen Bild der /berischere 111""
insel), Die Erde, VI, 1954, 219-243, Y Maurische Züge im 1'''/1
143os drabes y lo drabe en español35
Xa l u q u i > aloque). Otro caso de adaptac ión fue el de
Historia de la lengua ~ p a ñ o l a42
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§ 35 . FONtnCA. DE LOS ARABISMOS u.
11 V&.nse A. Slei¡er, Contribuci6n a la fonitica del hispllltO . .y de los arabismos en el i b e r ~ r o m 4 n i c o y en el siciJiaIto, . . . . . . .1932; M. L Wa¡ner, Rcv. de Filo!. Esp., XXI , 1934, mm; ~Alonso, Co"espondmcias ardbi,o-upa;lolas en los sisterruu " . .. ,
lantes, Rcv. de Filo!. Hisp., VIII, 1946, 12 Y si¡ ls.: Maria Grou"""
L4 adaptaci6n de los fonemas I!rabes al sistem4 f o n o l 6 ~ d" "1
mallce, Revue Roumaine de Linguisllque, XlV, 1969, 5 1 ~ .
los masculinos que terminaban en consonantes y grupos que
desde el siglo XIV nuestra lengua no tolera en final de palabra:
la dificultad se resolvió unas veces afiadiendo una vocal de
apoyo, como en los recién mencionados drabe, alarife, alarde
yen a s - süq > ant. azogue 'mercado' y lOCO; a r . r a ~ 1 >
arre/de; a 1- t i b > aljibe, etc. Otras veces la consonante
árabe fue sustituida po r o tra tolerab le en castellano (a 1.
muh t a s i b > antA almotaceb > almotacin; a l -Caqrab
> alacrdn; r a b l\ b > rabel) o simplemente omitida (rabé).
Los nombres á rabes que t erminaban en vocal acentuada o
habían perdido la consonante que la seguía ofrecían un final
entonces insól ito en poUsfiabos nominales castellanos (sólo
en la conjugación hab ía formas canté, sall, cantd, salid,
veld): po r eso tomaron frecuentemente una consonante para-
gógica. mediante la cual se asemejaron a t ipos de sustantivo
o adjet ivo habituales en nuestra lengua: a l · le. i ra> > ant.
alquilé pasó a alquiler según el modelo de loguer, mujer,
esparver, canciller; junto a albald ( a l · b a r ! > ) y alajú ( a l ·
ha ! ü) surgieron albardn y alfajor, concordes con las ter.
minaciones romances --tin y a l - b a l · 1a ea y su variante
a l · b a l · 1Ü ea dieron albañal o albañar y albolldn, respec.
livamente, asimilados a los sufijos castellanos -al, -ar y -án.Incluso arabismos en I·fl la incrementaron con adición de
consonante ( a l · b anna> > albañl > albañil: a l · hu r I
> alholi, alfolI, junto a algorln y murciano alfodn; e a m a-
n i> celemln), a pe sa r d e que el suf ijo adjetivo I·f/ se con.
servó generalmente inalterado, como después veremos (§ 36).2. Una vez admitidos, los arabismos experimentaron los
cambios fonéticos propios del romance. La palatalización y
ulterior asibilación de Ik l ante lel, l i l estaban ya consuma·
das cuando se introdujeron los más antiguos, y no les alcan.zaron: la Ik l guarda en todos su articulación velar (r o i s ·
1. Los arabismos. tomados al oido. fueron aeoa las exigencias de la fonología romance. Muchos fárabes eran extraños al español, que los reemplazó poi'
nemas propios más o menos cercanos. El romance
la r no tenfa entonces más sibilantes fricativas que
sorda y /tl sonora ápi<»alveolares; asf pues, las si
fricativas dentales árabes fueron sustituidas por las
romances /g¡ y/f./. escritas respectivamente e o f y t.
en árabe gran variedad de fricativas o constrictiva
punto de art iculación era el velo de l paladar o la
los romances peninsulares. en cambio, no contaban ea
más que con la [b] aspirada. alófono castellano de
pues lo que hoy se escribe con g ante e, i (gente. giro)
j (jamQs. jabón.) e ran ha st a el siglo XV I fonemas
(jicote! o l!ente/. ¡famás!. /!aMo/). En consecuen
aspiradas o constrictivas árabes se representaron unu
con 1a [b ] familiar a Jos castellanos (alharaca. alhdla):
veces fueron reemplazadas po r Ifl, como en a l · h a u z >a l · Xo r t > alforja (d e ah í la s alternancias alhollJ,
AlhambraIAlfambra); en ocasiones dan Ig/o Ikl ( a l ·e
b i Yy a > algarabla, ! a i X > ant. uque, modo jeqIM
no e s r ara la supresión total , sobre todo del 'ai" ( eara
drabe: a l · ' a r i f > alarife; a l ·Ca rd > alarde),
tamb ién de otras velares o laríngeas (t a r e ha>
145os á r a b ~ y lo árabe. e.n espaiiJJl
Sa r aqu s t a > esp. C a r a g ~ a . Ast l g i > Ar. Es t i l a
135istoria de la lengua LSpaiio1.D.44
k t n > melquino). Pero los diptongos /ai/. /au/ han
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> esp. Ecija ti .
3. El español no ha incorporado ningún fonema árabe.
Nebrija, observando que las antiguas Igl, I§I y [h ] aspira
da, representadas gráficamente por f, x Y h, no ten ían equi
valentes en griego ni en latín y sí en árabe, creyó procedían
de éste. Pero se t ra ta de una simple coincidencia: ]a e v ~lución autóctona de ciertas consonantes y grupos lat inos en
.español había producido los tres sonidos con absoluta in-
dependencia respecto del lirabe, aunque éste los poseyera
lambién. Se suele afirmar que el paso de 151 a I§I ( s a p o ·n e > ..uzb6n, s u c u > xugo) ha sido fruto de influencia
morisca, pues el irabe no tenía 151 igual a la castellana y la
lransformaba en /§/: Y la pronunciación morisca I§/ (moxca)está atestiguadfsima hasta el siglo XVII. Con todo, nuestra
/5/ adquiere de modo espontáneo un timbre chicheante que
basta para explicar su frecuente sustitución po r /§I; el in·
Rujo morisco sólo es probable en nombres geográficos del
Andalus, como Sae t ab i s > Xdtiva, Sa r amba > Xara·ma, y en algún arabismo claro, como . . u z r a b ~ , urope 22.
4. Se ha apuntado )a posibilidad de que la introducción
de arabismos alterase la proporción de vocablos agudos,
llanos y esdrújulos en el léxico espaf'iol y favoreciera tipos
especiales de palabra n. Será necesario comprobarlo mediante
un estud io estadístico riguroso, que hasta ahora no se ha
hecho; parece, no obs tante, que el poreenlaje de polisílabos
agudos no verbales es mayor en las voces espaiiolas de origen
árabe que en las procedentes del 1aUn; no ocurre igual con
n Amado Alonso, ATabe st > ,;.-Esp. st > haba ch, PMU,
1947, LXII, J25.lJ8. (Incluido en Estudios lin,iJIslicos. TQft4S espaAolu,Madrid, 1951, 128-1.50).
22 Amado Alonso, Trueques de sibÜ4ll1es m antiguo espGtlol, Nueva
Rev. de FJ.lol. Hisp., J, 1947, S Y si¡ts.
13 Y. Malkid, Rom. Philol., VI, 1952, 62 Y slat•.
lel, 101 en castellano y catalán, ¡ei/. 1001 en gaI. . . ., . , ...
gu& ( a}· d a i a > casto y cato Gldea. port. aldei4; al-'
> casto azote, cato arrot, port. tl9Jute) 19. Muchos J'I '!Il"
viejos sonorizaron sus oclusivas sordas intervocálicas.
las voces latinas: a 1- q u t i i n > algod6n, ! a b a k a >bega, jdbega 19 bis; t a < 1i q a > talega; es de notar, sin
go, que el la ' enfático y el qa f uvular eran total o " : : : :
sonoros en el primitivo hispano-árabe 1lI. T a . m b i ~ n 1los arabismos en la palatalización de IHI y lonl ge,mi_. . . .
IV y ITJI: an-nt l > añil, a l · b anoa ' > albañil, ao-f I r > casto aMfil, cato anyafil; a l - m u ~ a H A > cu t .
almufalla; el portugu6s ha reducido estas consonantes
a sencillas (onU, lÜvant:l. anafil. almocela, igual que a n D11
ano y e a p 111 u > cabeZo). El grupo /st/ (con sin o SIU1
dorsales en árabe) fue interpretado en castellano como Idespués reducido a /§,! (escrita f. e): m u s t a e r i b >fdrabe, a l · f u s t a q > alfócigo; • u s t u w i n t ~ > ; " ; : : :el cambio alcanzó a las palabras grecolatinas
po r los irabes: gr. mas t i che , lato mas t l cum
a l m a ~ ! ik a > casto alm4l¡iga, Caes a r augus t a
19 Sleiaer, Contribuci6n a la tonitica de los 4TabLfmos, 369070,
buye la conse rvac ión del diplonao lail en dD.i!a, ataitor, 4l
etcétera, 11 que la /al se habla velarizado por contado de 111nante velar o enfát ica que la precedJa. Hab ría que te ner ea . . . . . .~la fecha en Que tales arabismos entraTOD en espaAol, que ~se r posterior a la reducción castellana lail > le/. Existen ade:mú ~de lell extraños en castellano (aceite, aceita, 4lbtirar).
" .. M. A1var, HistoriD. lin,aIsticG de .jd1n,a., Anuario de LetnI.XlJI, 1m , 3J.53.
Xl Std¡er, Contribución, 47 y 2(l8.2Ol); Corriente, A Grtllrl1nDt. SUIdI"
§§ 2.8..2. Y l, 2.22.2 Y l; G. Hilly, lk u &hicks4l de r lateinischm in,.,.vok4lischm Verschlusslaute -P', ·1" .l:. im MoUU"abischen, .festlchrlftK. Baldln¡er., Tübinaen, 1979, 145-160.
147os árabes y lo drabe en español36
derivación (alborotar. alcaldada. acemilero, alevoso). Los ara
Historia de la lengua española
los proparoxftonos árabes. pues el cultismo literario y
146
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§ 36 . ASPECTOS MORFOLóGICOS Y SINTÁCTICOS DEL AlU
afi Las discute a ~ r t a d a m e n t e S o l a · S o I ~ (v. nota anterior), Quien
por otra parte explica la disminución o ausencia de1I1-
en los arabismos del cat al tn por su ident if icación con el art iculo romance el alneutrali7.arse lal y lel átonas en el catalán oriental.
bismos españoles reflejan de ordinario la asimilación árabe
del lam del articulo a las l lamadas -.letras solares_ (dentales,
sibilantes, 11/. Irl y In/): a e - e umn > azumbre, ad ·
da rga > adarga, a s - s a u t > azote, a r - r abad > arra-
bal, a n-n a f t r > aña/il; pero no faltan casos con III no
asimilada a la _solar_ siguiente (a 1- a i e a > aldea, a 1
l U r m i i s > altramuz, aunque también hubo atramuz). La
incorporación de a l · (o sus fonnas asimiladas) al lexemade los arabismos españoles contrasta con la ausencia de tal
elemento en los arabismos del ilaliano (esp. azÚcar, it. zucche-ro). Esta diferencia de trato ha sido objeto de interpretacio
nes poco convincentes afi.
Po r contagio de los arabismos, palabras españolas de otra
procedencia han tomado al-, a- protéticos (lat. m e n a > ant.
mena, modo almena -acaso ya mozárabe-; • m a t e r j.
n e a > madreña, almadreña; I i g u S t r u > ligustre, aligus-tre); otras han inlroducido 1II epentética en su silaba inicial( a m 1 d d 111 a > almendra), o han trocado po r 11/ en ella
otra consonante implosiva (. a d m o r d i u > almuerz.o,a r b u t e u > alborzo).
2. La tenninación I-i/ ha pasado al español como parte
integrante de adjetivos. sustantivados o no, de origen árabe(cequí, jabalf. maravedí, muftí, muladí, baladí, etc.), y sobre
todo, como sufijo de gentilicios y otros derivados de nombres propios árabes (fatimi, yemenf, marroquí). Con este
valor sigue activo en español para nuevas formaciones ( b ~ n .galí, irani, iraquí, paquistanf, israelí) . Dos e jemp los de su
vigencia a t ravés de los siglos: en el XlII los sabios judíos
1. En árabe el artículo a l · presenta normal
sustantivo; cualquiera que sea su género y 'número,
con referencia a entes determinarlos como entendido
ceptualmente. Los sustant ivos españoles de origen
su g ran mayoría, han incorporado a sus respectivos Ieste elemento al· sin valor de articulo, po r lo que
ir acompañados de artículos y determinativos r o ~alheli, un alacrán, estos alborotos)
Zl
y conservar su al-
tífico adoptó y adopta continuamente esdníjulos
nos:N. En cambio es evidente la especial abundancia de
bismos polisílabos graves terminados en l · a r I (albéitar, alfl.h.aT, aljófar, almíbar. almog6.var, azófar,
náctlr. nozúfar, etc.), estructura escasisima en su s
de otro linaje (néctar); y el gran número de agudos
ban en . , (ajimez. almire.l. cahiz. rahez. marfuz. alfa.raros en el vocabulario español de origen lat ino (nariZ.
salvo en sufijos de sustantivos abstractos (sencillez. Io de adjet ivos cultos (audaz. capaz, locuaz. voraz, feliZ.
veloz).
2t Una cal icata hecha tomando como base 211 arabiUDOl ,palabras españolas de otro ori ¡en arroja para los primeros UD
de qudos, 61.l'6 de ¡raves y S, . de esdnijulos, y para las11,7", 77, 5" Y 10,8 " respectivamente. No se han c o m p u ~snabos, palabras ' tonas ni fonnas verbales (en éstas el aa:D1Odetenninado po r la morfología romance, incluso en verbos detrabe). Po r otra parte estos porcenta jes basados en el espdQI ..hoy pueden no valer para el de los sl¡los xn y XlII, cuando . . . . .
alharem, m:hm:, etc., no hablan tomado aún la para¡6aica y a-...los cultismos arecolatinos esdrújulos eran muchos menos Que aJloh
Zl Véase J . M. S o l a - 5 0 l ~ , El artfclllo a l en los arabismos del II,.rorrom4nico, Romance Philol., XXI, 1968, ns-28S.
149os árabes y 10 árabe en español36
g r e g a r e , a l l e v a r e , a n n o t a r e , a n n u l l a r e , a s ·
Historia de la lengua espaiiola48
que colaboraban en las empresas cientfficas de Alfa. .
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30 H. R. Lana:, Tbe Romanic Review, n , 1911. 339; H. Kuen, Versuchener verl/eichenden Charakteristik de r romallischen ScJlriftsprachell,Erlangen, 19S5. 16.
31 Véanse L Spitzer. Archivum Romanicum, IX, 131; E. LOfstedt,Syntactica, 1, Lund, 1942, 65-70 (con abundante biblio¡rafla), y S. Ma
riner, P a r e l l t e s ~ o l ' l a / j et o.ffilles, Hclmanlica, XXVIII, 1m, 343-352.
s a c i a r e , a d u n a r e > aunar.
4. Semejante es el caso de los plurales hispanorrománi·
cos los padres 'e l padre y la madre', los reyes 'e l rey y la
reina', los duques 'e l duque y la duquesa', los guardas 'e l
guarda y la guardesa' , los hennanos, los hijos , etc., inclusi ·vos de varones y hembras . El que fuera de la Penínsu la no
haya lengua románica donde este uso tenga desarrollo tan
amplio ha hecho pensar en influjo árabe XI; pero el latin
conocia r e g e s 'e l rey y la reina', f r a t r e s 'e l hermano y
la hermana', f i 1i i 'los hijos y las hijas', y hasta p a t r e s
como sinónimo de p a r e n t e s 31 . El arabismo, si realmente
existió, no hizo sino corroborar l a herencia latina.
5. En el Calila e Dimna, en otras versiones medievales
castellanas de textos árabes y en la literatura aljamiada, se
dan profusamente fenómenos que, si bien están atestigua
dos casi todos en la s in taxis románica, no l legan a ser norma
en ella y si en la arábiga; véanse algunos: se emplean pre·
posición + pronombre personal tónico en lugar de pronom·
bre átono (eayuntáronse l as aves a él_, eya encontré a ellos
po r 'ayuntáronsele', 'ya los encontré'), y de + pronombre pero
sonal en vez de posesivo (.Ias pisadas dellos_, _el cabdielIo
dellos_). Abunda el posesivo pleonástico (.su vida del hermi·
tanno»). La frase relativa se introduce mediante un que cuya
dependencia respecto a l verbo introducido o respecto al ante>
cedente se aclara después con una preposición + pronombre
personal o con un posesivo (cla jarra que yue en ella muerte
supi taña_ ' en que yace, en que se oculta'; cla estrella que
sugirieron un nuevo cómputo cronológico a panir de
al10nsl_, for jando e l der ivado sob re un antropónimo
mítico; en 1951 Menéndez Pidal puso en circulación
'perteneciente o relativo al Andalus' para distin
tZ11dalul 'perteneciente o relativo a Andalucfa'17. No.mw,,,,,·í en singular e -íes en plural valen para masculino ,
nino (hurE, hurles); pero hay ejemplos medievales
« ár . - I y y a ) , -ias: marroqula. ceptlas. tortorúu-,
3. La cuarta forma (voz causativa) de los verbos
se caracteriza por anteponer un dli! a la raíz trilitera.
primera consonante toma posic ión implos iva : a la
básica h a z ¡ n a 'estar tris te' corresponde la cuarta a h
n a 'entristecer, afligir'; a k a r u ro a 'ser noble' , a Ir; r
'honrar a otro', etc.; en ciertas condiciones el álif es el
morfema causativo (m 3. t a 'morir', a ro 1 t a 'matar')
ah í que se haya atribuido a influ jo árabe e l valor ca
f recuente en e l prefijo español a- (aminorar, acalorar.
dar, agravar. avivar), señaladamente en amatar frente •
taro Aparte de este caso discutible 29t1b y sin excluir la
dad de arabismo subsidiario, es preciso tener en cuenta
prefijo latino a d -, con su l-dl asimilada a la c o n , , " , , " , " ' ~guiente,
o perdida ante vocal en español, formaba muldverbos causativos: a c c o r n m o d a r e , a f f i r m a r e .
n Vbse J. K. Walsh, The Hispall0-0rinrtm lHrivation4l s.nqRomance PhilolOl)', XXV, 1!J7I, 159-172.
11 .Doblas d'oro mtJ"oquúu o ceptúu. t2l4, $e1.illa (Doc.354-); .como la I1'I41'roqui4 Que me cor rió la vara., Juan R.W&. ...BUn! Amor, 132Jc; .Dos ollas tortoxúu vidriadas. 1380, 1 , , " , , " "arQgoneses, Bol. R. AI;;;. Esp., rv, 1917, 350.
29 Veanse Eva Salomonski, Funciones formativas del prq;jo ••tudi4d4$ m d c4$tdlano anticuo, Zürich, 1944, y rese6a de E n ......Vox Romanica, X, ~ 3 O l J .
211 bb A. Tovar, .Matar_ de . ~ t a r e . , Tbesaurus, XXXIV, 1979, m,134, ha probado la vinculación l at ina de la palabra cspall.ola.
151os árabes y 10 árabe en español36
dicvales, hubo de contribuir a que tuvieran en la Península
mayor arraigo que en francés o italiano 3J.
Historia de la lengua espanola50
tú quisieres saber su lugar. 'cuyo lugar quisieres saber'),
frecuentes otros tipos de anacoluto (<<el que quiere po r su
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J2 Véase W. Meyet·lübke, Gram. des lallgues rom., 111, §§ 58 y 311:74; 76: 628: 92; 654, etc.
Junto al factor árabe es necesario t ener en cuenta el he
breo, ya que no pocos de estos rasgos son comunes a ras dos
lenguas y abundan en versiones castellanas de la Biblia; ade·
más, los traductores del árabe al romance solfan se r judios ..Si hay modelos árabes de reflexividad expresada po r medio
de _en mi corac;:ón., .con mi voluntad., los bíblicos son
Infinitos; recuérdese, de los Salmos, _dijo el necio en su
coralón: no hay Dios•. De igual modo, si el acusativo interno
y otras especies de figura etimológica son frecuentes en las
versiones del árabe (_bramó yenc;:eba muy fuerte bramido.),
en las de la Biblia son característicos giros intensivos como
_errando errará la tierra", .muchiguar muchiguaré tu semen"
0, en el latín de la Vulgata, . d e s i d e r i o de s i d e r av i "
'he deseado con vehemencia'. Huella sintáctica de la convi·
vencia medieval entre gentes de las tres religiones es la per
duración de calla callando, burla burlando, yendo que íbamos,
ll! pasar que pasé, etc., en el español posterior:M.
6. El orden de palabras normal en la frase árabe y he
brea sitúa en primer lugar el verbo, en .segundo el sujeto y
:1 continuación los complementos. Como en español y por·
lugués el verbo precede a l sujeto con más frecuencia que enolras lenguas romances, se ha apuntado la probabilidad de
JJ Véanse G. Diettich, S)'I1taktisches zu Kalila wa Dimna. BeitriisearQbisch·spanisehen UbersetUUtSfkunst im 13. Jahrhundert, Betlin,
1937; J. Olivet Asín, Hist. de la Len. Esp., 1941, § 59; el estudio funda.
mental de Alvaro Galmés de Fuectes, Influencias sintácticas>, estills.lieas del árabe en la prO$a medieval castellana, Madrid, 1956; y el de
A. Hottin¡et, Kalila und Dimna. Ein VerSlleh zur Darstellung der
Ilrabisch-a1tspanisehen Ubersetzungskunst, Bem, 1958; F. Marcos Mann,
Estudios sobre el pronombre, Madrid, 1978, cap. IV.
14 Galmés, op. cil., 132·134 Y 197·200; reseña de J. M. Solá-Solé, Bi.btiolheca Orienlalis, XV, 1958,67-68.
sica ayer gualardón en el otro siglo. non le mengua rriqueza
este mundo.; «el estos quatro tiempos; partiéronlos a
de los quatro elementos_). El suj et o impersonal se .
valiéndose de formas verbales de tercera persona, ya de
ra l (<<quando vieren en la tierra árbol grande..., es la
buena_ 'cuando se viere') , ya de singular (<<tuelga las foj
eche en ellas de los cominos e del orégano» 'quítense', •
se' ), o, más aúit. utilizando la segunda per sona de si
(<<quando esto conocieres, para mientes . .. a l sennor
faz.). Es abunrlantisima la coordinación copulativa (<<el
mi mano de ferir e de aviltar e de rrobar el de furtar e f
El guardé el mi cuerpo de las mujeres. e mi lengua de
ti r...•); y muchas veces, tras una o ración subordinada
conjunción copulativa precede a la principal o al verbo
ésta (_si non ha cuydado de su vientre, el aquel es con
con las bestias neSl;ias.; .Ias uvas que son maduras
este t iempo e rrléguenlas.). La conjunción subordinativa
se r ep it e tras inciso (_e non fue seguro que, si me
del mundo e tomasse rreligión, que lo non pudiera conp
etcétera. Todos o casi todos estos ejemplos tienen pa
en otras lenguas románicas J2 y bas tantes cuentan concedente latino; a lo largo de la historia del espailol,
el Cantar de Mio Cid hasta el lenguaje coloquial de hoy.
registran numerosísimas muestras de unos y otros, a
del f reno impuesto po r la norma cu lta , más racional
expresiva. No se trata, pues, de s in tagmas prestados por
á rabe ; pero el arabismo, innegable en las traducciones ~
153os drabes y lo lÚabe en español
o sufijos. Hay palabras y expresiones completamente romá·
nicas en cuanto a l o rigen y evolución forma l de su signifi,
§ 37istorio. de la lengua española52
influjo semítico n. La hipótesis necesitarla comprobarM
un estudio riguroso del orden de palabras espa60l ea
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§ 37 . ARABISMO SEMÁNTICO, FtlASEOLÓClCO y PAREMloLdO
La penetración ára be e n español tiene otras :::==clones más recatadas que la incorporación de y
cante, pero parcial o totalmente arabizadas en su contenido
significativo, pues h an adquirido acepciones nuevas po r la
presencia mental de una pal ab ra árabe con la que tenían
algún significado común. Así, el antiguo poridat tomó lossent idos de 'intimidad' y 'secreto' poseidos po r los derivados
del ár . XAl a a 'ser puro'; casa significó 'casa' y 'ciudad'
según uso del árabe d i r ; infante se concretó a significar'hijo de noble', 'hijo de reY, apoyándose en el árabe wa l ad
'hijo', 'niño' y 'heredero del trono'; acero valió 'fiJo agudo'
y ' e n e ~ a , fuerza', según el árabe d k r a 'acero de la espa·
da', 'agudeza del fiJo', 'vehemencia, fuerza'. Nuevas aparece en
la Edad Media con los sentidos de 'acaecimiento, suceso','hazañas', 'renombre' y 'relato', 'noticia', existentes todos en
los árabes ha d I e , hu d ü o. bl&. El árabe llama 'hijo de una
cosa' a quien se beneficia de e ll a ( el r ico es i b n a d - d u n y I'hijo de la riqueza'; el ladrón, i b n a 1,1 a y I 'hijo de la noche',
porque la noche favorece el. robo); as( se explica el primer elemento de hijodalgo, hidalgo, voz s inónima de 'hijo de bienes',según la definió Alfonso el Sabio. Dos de las palabras litabes
( I u A: a y n y w a r a q A.) que significan 'plata' poseen acepciones originarias de 'hoja, follaje' y 'lámina'; a imitación
suya el latín p i a t t a ' l á m ~ de metal' tomó el valor de-,--....,,-- -- - -,
tique offerts • Albert Dauzah, 1951, 12·21, Y H. L. A. YaO Wijk, El calcodrabe sem4ntico m esp. _tu1ellmtado., port. _adiantado_, Neophilolop, 1951, 91-94, Y .A1,unos arabismos s ~ m d n t i c o s >' s¡ntdcticos elespaAol y el portu,uú, .Homenaje a J. A. van Praaa-, Norte, XII, 2,1971; F. de la Granja, .Uendr el ojo_, AI-Andalus, XLI, 1976, 445-459.
• bis Emilio Lorenzo (.A1,unos p r o b l ~ m a s m 'la traducci6n del_Clmtar de los Nibel_,os., Filo!. Mod., n.- ~ , febrero-junio 1978,
264) objeta que en d poema a lemin maere t iene los sen ti dos de 'fama,
renombre' y 'noticia '. No dice Ji la voz referida posee también, como
la árabe y las nuevas dd espaliol medieval, las acepciones de 'acaeci·miento' y 'haz:a!ias'.
LENGUA ESPAlilou.. - 11
JS T. B. Irvinl. The Spanish Refluive and Ver lnll SentmCCo
pania, XXXV. 1952, 3(15.309; D. M. Crabb, A ComP4rotrve SWord Order in Old Spanj.df and Old Frmch Prose Works, W1955; H. Kuen, Versuch elner ver,leichender C1umJlcterislik de r
nischm Schriltsprachen, ErJan¡eTI, 1958, 16.» A pesar de la abundante: bibliografia que hay sobre el
la rcc:ose puntualmente Manuel Ariza, Contribuci6n tJI e.shllfioorden de palabrllS en español, Univ. de Extremadun, Cicera, 1911.
J1 Crabb, 09 . cit. (v. nota 35), compara cinco telltosespaftoles con otT0'5 tantos franceses; p ero e n su s conelusiones asólo al contraste entre versiones españolas y francesas de la Bi
de la AscDui6n de Mahoma, sin tener en cuenta que las esestAn hechas sobre ori¡inales hebreo y trabe, probablemente
judios, mientras que las francesas se basan e n l a Vul ¡a ta y la
ci60 latiDa de la Ascensión. No cooccde tampoco importaDcia al
de qu e en los fngmentos de las Cr6nic4s de los Reyes de Cl1StiU41.
Marco Polo castellano (no del a n ¡ ~ de Fernández de HeredIa) ,del Corbacho e l orden predominante sea sujet(>.verboobjeto, COft ,...
o e n ~ que en las Cr6nic4s y el Muco Polo son poco m" o ~iauates a los de JoinYille y el Marco Polo francés.• Vb.nse Américo Castro, Espa;w en su historid, 1948, 63, " " .
86-92, 218-219, 222, 253-255, 658-662, 661-671 Y 686-689, Y La rNli.dall .. .
t6ric4 de Espaild, 1954, lQ6.112 Y 567-572; L SpitteT y A. castro, N__kv . de Ftlol. Hisp., IlI, lM9, 141·151; Ma.J; Leopold Wa¡ner, lJlJu . .Unrerla,m de r romtmischen PhnueoloBie, Volkstum und KultuJ' del'Romanen, VI, 1913, 1.26; Paul Aebiscber, _Ar,mtum. el .pb1lta• .. .ib¿,(>.romdn. E:tude de strati,raphie lin,uistique, . M ~ 1 a n I e s de Ii.npats.
distintas épocas y niveles. parangonado con el de la s
lenguas románicas . el árabe y el hebreo. Tal estudio DO
te aún:l6; las comparaciones parciales que has ta ahora •hecho DO son suficientes n.
155os drabes y lo drabe en españolJ8
Al adoptar la vida española prácticas religiosas o socia.
les de origen musu lmán, se ha n rep roduc ido c on palabras
romances la s fórmulas árabes correspondientes. Tal es el
Historia de la lengtul española.54
a r gen t u ro en l a Cat aluña de los si glo s X y XI, de
pasó al ¡-esto de la España c ri st iana : e l Poema de) Cid.
no usa ariento, sino plata. En ocasiones una misma
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" Se ha a tr ibu ido a arabismo el uso de casa con el senlido de'habitación o cAmara dentro de un edilicio' y la construcción p e ~li.l.ada de amanecer y anochecer 'encontrarse uno en determinado ¡upro estado a l hacerse d e d ía o de noche'; pero t al acepción de casa eanormal en romano, lo mismo que empleos personales de 105 verbol
La suerte de lo s arabismos hispánicos ha variado según
las épocas. Hasta el siglo Xl, mientras l a Pen insu la estuvo
orientada hacia Córdoba, se introdujeron sin obstáculo ni
competencia. Durante la baja Edad Media continúa pujante
la influencia arábiga, aunque l ucha ya con el latinismo culto
y con el ext ranj er ismo europeo . Después se inicia el r em,
§ 38. APocEO y DECADENCIA. DEL ARABISMO.
caso de la s bendiciones .que Dios guarde_, _que Dios man-
tenga., que antaño acompañaban la mención del rey o señor,
La exclamación entusiasta .bendita sea la madre que te pa
rió_, el .s i Dios quiere_ con que s e l im it a la confianza en los
proyectos humanos al hablar del futuro, o el .Dios le ampare_que se dice al mendigo, son también, entre otros, traducción
viva de fraseología arábiga c. Por ú lt imo e l r ef rane ro espa·
ñol se ha nutrido ampl iamente de refranes árabes t raducidos,
adaptados o refundidos 41.
correspondientes a amanecer y anochecer . Como e sto u lt imo ocu rr easimismo, aunque en menor grado, en f rancés y prove .nuJ , s e ha pen_
sado t a m b i ~ n en una base latina y no árabe. Véa5e E. Coseriu, ¿Arabismos o romanismos?, Nueva Rev. de Filo!. Hisp. , XV, 1961, 4-22
(incluido después en Estud. de Ung. Rom., Madrid, 1977, -40-69), y ré-
plica de Aml!rico Castro, Sobre «yo amanelCO. )' «)'O anochezco_, Bol.de la R. Acad. Esp., XLVI, 1966, 187-190.
e Castro, Esparla en su historia, 89-92; La reatidad hisl. de Esp.,119-124.
41 E . Ga re la Gómez, Hacia un _refranero_ ardbigo-andaluz, AlAndalus, XXXV al XXXVII, 1970-1972; Una prueba de que el refranerodrabe fue incorporado en traducción al refranero espaRol, Ibid., XLII,1m.
árabe ha d ado lugar a un calco semántico y a un p
léxico: g i w a r a . que valía 'correr' y 'depredar', con
este segundo sen ti do a l español correr (cagora c6,."em·
tierras qu e e n mi empara están», Mio Cid, 964); de aquf
uso de corredor po r 'depredador', que no impidió laducción del arabismo lá ico almogávar « a 1 m o g I W1
participio de g i w a r a ) . De igual modo e l e sp añol tul
lado, port. adiantado reproducen la semántica de oleo
cipio ;\rabe, a 1ro u q a d d a m 'antepuesto' , ' jefe', 'm a
do', 'autoridad' (compárese el lato p r a e p o s i t u s ) sin
esto fuera obstáculo para que se adoptase también al
dh l 'caudillo, j ef e d e t ropa ', E l v er bo esp. y port. criar
a las acepciones de 'amamantar , alimentar' y 'educar' la
'echar o dejar crecer' (carne, pelo. plumas. etc.), lo
que el Ar. r a b b a , 2.- forma de r a b a . El empleo de s
como 'd ue ño ' se e xtie nde e n esp. medieval y clásico •
presiones como .I a señora de la traYfi6n- 'l a traidora', ..señora del (buen) parecer_ 'l a bien parecida ' (lifar) o ...bada de a ~ ó f a r .. _ que era señora de un escudo. 'que vaIMun escudo' (Quijote): todas ellas calcan l as á rabe s con lJ a..fem. c;J a t ' el de' , 'e l que tiene', 'e l poseedor o dueño' + galo
tivo. La locución adverbial con bien 'felizmente' corresponde
a la ár. b i 'Xayr , hebrea b e ~ o b ; y henchir o l lenar"
ojo a alguien 'agradarle, gustarle mucho, satisfacerle' u.duce l iteralmente el ár . m a I a a 1_ e a y na" .
UNIVfRSIDAD DE SEVILlA
Fac. Filologia·Biblioteca
Historia la lengU4 española56
ceso: Villalobos. en 1515, censura a los toledanos
empleaban arabismos con que _ensucian y O f u . s c a n ~ : I a ~ : :
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§ 39 . LA ESPAAA CRISTIANA HASTA EL SIGLO XI.
VI. EL PRIMITIVO ROMANCE HISPANICO
l. El primer empuje de la invasión árabe ocupó todo el
suelo peninsular. a excepción de pequeños focos de resis-
tencia amparados en las montañas del Norte. Los cristianos
que los constituyen se limitan durante el siglo VIll a a p ~vechar las disensiones internas de los musulmanes para ex-
t ende r su escaso territorio. y a asolar la cuenca del Duero.
evitando as í la proximidad del enemigo. Alfonso 1 logra foro
mar así un pequeño reino que se extendfa desde la Gal icia
septentrional hasta Cantabria y AIava y que cincuenta años
después fue capaz de resistir , bajo Alfonso 11, poderosas aco-
metidas musulmanas y emprender la lenta recuperación de
la meseta. A cada reconquista definitiva sigue la repoblación
de tierras yermas, que hacia el <IDo 900 había Ilegado hasta
el Duero . y hacia 950, hasta $epúlveda. Salamanca y Coimbra.
Por el Noroeste la intervención de los francos crea l a Marca
Hispánica en el territorio de la Cataluña Vieja, desde el
Rose11ón hasta Barcelona, y apoya la subsistencia de peque-
ños sef tonos pirenaicos independientes. A principios del si·
g10 x uno de ellos. el de Pamplona, se erige en reino y re-
conquista la Rioja Alta. En la segunda mitad del mismo
siglo el Cal ifato cordobés alcanza su máximo poderío mili·
y claridad de la lengua castellana_o Nuevas técnicas.
intereses suceden a los medievales, y la cultura
en franca decadencia, no podía ofrecer nada comparable
espléndido Renacimiento europeo. Mientras Jos moriscosmanecieron en España, su vestido, costumbres y usos
valor de actua lidad; desde su expulsión quedaron sólo
recuerdo. Muchos términos árabes fueron desechados:
yate. alfajeme no r es is ti er on la competenci a de saslr.barbero; el albéitar creyó ganar en consideración social
mándose veterino.rio, y el nombre de alarife se co. . . . . . .
únicamente en la memoria de los eruditos. Otros arab
han sido recluidos en el habla campesina o regional
la gran cantidad de los que subsisten con plena vida, m
de eUos fundamentales, caracteriza al léxico hispano-
gués frente a Jos demás romances.
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