Las Multinacionales se van de Colombia
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Ya son cuatro las multinacionales que en los últimos dos años han cerrado las
puertas de sus fábricas en el país y han decidido abastecer el mercado local
importando los productos desde el exterior. Estas son:
La multinacional Mondelez, con casa matriz en Estados Unidos. Fabricante de
reconocidos productos como Chiclets Adams, Trident y Bubaloo, comunicó que
próximamente cerrará las puertas de su fábrica, actualmente radicada en Cali, y
procederá al despido de 480 personas. La intención de Mondelez es importar desde
México los productos que se consumen en nuestro país.
El grupo Icollantas-Michelin, de origen francés, tenía en el país dos plantas. Una
en Chusacá y otra en Cali, con 460 empleados en total. Al igual que Mondelez,
finalizó con la producción local para abastecer el mercado desde el exterior.
Bayer, industria farmacéutica, cerró su planta en Cali con 100 empleados.
Fabricaba Aspirina, cremas Canesten y Alka-Seltzer, productos que a partir de ahora
importará desde México y Guatemala. Agraciadamente, Bayer mantiene su fábrica en
el país de fitosanitarios en Soledad (Atlántico).
La Compañía Colombiana Automotriz (CCA) ensamblaba vehículos Mazda en
Bogotá, pero anunció el cierre de su planta finalizando el año 2014 y despidiendo a
500 personas. Abastecerá el mercado local importando los productos desde México.
Resumiendo, éstos cierres dejan sin empleo a alrededor de 1500 personas en
forma directa, e indirectamente sufren la misma suerte otras 1500 personas más.
Este período de desindustrialización que vive Colombia debería ser un llamado de
alerta para que el gobierno intente no sólo evitar el éxodo de las empresas radicadas,
sino también buscar nuevos capitales que se asienten en nuestro territorio.
Estas empresas decidieron convertirse en importadoras en lugar de ser fabricantes;
mientras que diez años atrás la industria aportaba el 23% del empleo colombiano. En la
actualidad ese porcentaje ha bajado hasta el 13%.
Es increíble que mientras los servicios de información afirman que la economía
colombiana es de las que más crece en América Latina, vemos que industrias que por
años han tenido sus fábricas en el país ahora están buscando otros horizontes donde
instalar su aparato productivo.
Muchas empresas nos habían escogido para producir y despachar sus productos al
área andina, pero Venezuela está en crisis económica y sus mercados están cerrados. En
cuanto a Ecuador, ha perdido paulatinamente su dinámica. Queda sólo Perú, cuyo
mercado es menor. Estos factores externos han influido también en la
situación actual de la industria.
Otro factor relevante es que la revaluación del peso colombiano favoreció a las
importaciones de distintos productos, afectando la producción local. Empresas
como Michelín se vieron duramente golpeadas con las importaciones masivas,
obligándolas a tomar decisiones drásticas.
Las empresas deciden radicarse donde logran mayor ganancia, economía de
escala y ventajas competitivas. Y a esas condiciones las encuentran hoy en México
más que en las posibilidades que ahora nosotros les estamos brindando. Además, con
el tratado de libre comercio, la producción queda libre de derechos de importación,
siendo más conveniente importar que producir desde acá. Corremos el riesgo de
convertirnos en parte de la órbita externa de México.
Mauricio Cárdenas, Ministro de Hacienda, afirma que con una macroeconomía
estable, con un manejo eficiente y con excelentes perspectivas, Colombia debería
ser un atrayente lugar de radicación de industrias. Pero con las recientes
modificaciones al régimen impositivo se han minimizado estas ventajas, priorizando la alta
carga impositiva que deben afrontar las empresas comparada con la de otros países.
El Banco Mundia l mide la atracción que ejerce el sistema tributario, y le ha
otorgado a Colombia el puesto número 146, ya que al sumar las cargas impositivas,
tanto locales como nacionales, se llega a un valor de 75,4% de impuestos que hay que
pagar sobre la utilidad neta. En México ésta cifra llega sólo al 52%.
El presidente de la Andi manifestó que en base a una encuesta realizada, abarcando
a 253 empresas, representativas de 18% del PIB, la mayor carga impositiva recae en el
sector manufacturero con un 77% y en el sector minero con 72,2%.
Un estudio comparativo elaborado por Santiago Pardo determinó que al productor
colombiano le cuesta el 35% más caro que en otros países la adquisición de bienes de
capital.
El 91% de 150 empresas encuestadas considera que el impuesto a las utilidades ha
tenido un efecto negativo, y el 100% considera que el impuesto a la riqueza ha sido aún
peor.
Algunos proyectos de inversión requieren hasta 4 años de tiempo para comenzar
a producir, generando durante todo éste tiempo solamente gastos. En otras palabras
están castigando una producción futura.
Otro factor a considerar es el costo de la energía, que crece por encima de la inflación
y que el gobierno continúa aumentando.
En este momento se están realizando estudios para proponer cambios impositivos
para aliviar e incentivar a las empresas. Este objetivo a corto plazo es difícil de creer,
puesto que la baja del precio del petróleo ha ocasionado un déficit más profundo en
las finanzas públicas, y para el gobierno es fundamental asegurar el recaudo.
Definitivamente, si industrias largamente arraigadas en nuestro país están emigrando,
es necesario que el gobierno encuentre la forma de retener las industrias que quedan.