VOLUMEN III
Tomo I
Página
CAPÍTULO I (Revolución Naval -II-)…………………………………………………………... 1
Las Marinas militares rompen con la tradición………………………………….. 1
CAPÍTULO II (El Imperialismo)………………………………………………………………… 20
Iberoamérica ante el siglo XX…………………………………………………… 28
Mahan……………………………………………………………………………. 30
Emergen otros países…………………………………………………………….. 37
La primera victoria asiática……………………………………………………… 39
Balleneros………………………………………………………………………... 46
CAPÍTULO III (Europa: Geopolítica, Ideologías y Guerra)…………………………………….. 50
Geopolítica………………………………………………………………………. 50
Paréntesis ideológico y revolucionario………………………………………….. 59
Síntesis del conflicto que acabaría con las guerras……………………………… 63
CAPÍTULO IV (Primera Guerra Mundial)……………………………………………………….. 76
Guerra Naval…………………………………………………………………….. 76
Iberoamérica en guerra…………………………………………………………... 97
Guerra Submarina………………………………………………………………... 98
Estados Unidos en guerra………………………………………………………. 106
Tomo II
CAPÍTULO I (Entreguerras.)……………………………………………………….................. 113
Un largo prólogo……………………………………………………………….. 113
La Guerra Civil española……………………………………………………….. 122
Antecedentes………………………………………………………..................... 126
La Segunda Guerra Mundial……………………………………………………. 132
CAPÍTULO II (Teatro de Operaciones del Mediterráneo)……………………………………... 136
La lucha por el ―Mare Nostrum‖ ………………………………………………. 136
Operaciones………………………………………………………...................... 144
Cuerpo de élite italiano…………………………………………………………. 148
La campaña africana………………………………………………………......... 153
CAPÍTULO III (Teatro de Operaciones del Atlántico).…………………………………………. 157
El problema naval alemán……………………………………………………… 157
Minas………………………………………………………................................ 160
Scapa Flow………………………………………………………....................... 162
La Batalla del Río de la Plata…………………………………………………... 165
Dunkerque………………………………………………………........................ 169
Barcos corsarios………………………………………………………………… 172
Convoyes……………………………………………………….......................... 185
La Conferencia de Rio…………………………………………………………. 194
Overlord (Día D)……………………………………………………………….. 196
CONTENIDO
El fin de la Flota de superficie alemana………………………………………... 206
CAPÍTULO IV (La Campaña Submarina alemana) ……………………………………………. 208
La Batalla del Atlántico………………………………………………………... 208
Primera Fase………………………………………………………..................... 211
El Radar………………………………………………………........................... 217
Segunda Fase………………………………………………………………….... 219
Tercera Fase………………………………………………………...................... 226
Enigma……………………………………………………….............................. 227
Cuarta Fase………………………………………………………....................... 231
El ―Schnorchel……………………………………………………….................. 233
Defensa a ultranza………………………………………………………............ 235
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES……………………………………………………………………... 239
ÍNDICE DE MAPAS…………………………………………………………………………………. 242
Apéndices
CRONOLOGÍA…………………………………………..…………………………………………... 244
REFERENCIAS GEOGRÁFICAS ACTUALES, AL AÑO 2000…………………………………... 253
GLOSARIO…………………………………………………………………………………………... 265
PERSONAJES.……………………………………………………………………………………….. 298
1
LAS MARINAS MILITARES
ROMPEN CON LA TRADICIÓN
La Tecnología se dispara en la Guerra Naval
urante los doscientos cincuenta años que
precedieron inmediatamente a 1830, las
marinas militares del mundo no experimentaron
ningún cambio decisivo por lo que se refiere a su
composición material y a las exigencias técnicas de
su personal. Si los tripulantes de los galeones se
hubieran encontrado en el ―Victory‖ de Nelson,
habrían podido navegar y luchar en esta nave sin
necesidad de ser sometidos a un prolongado
adiestramiento.
Sin embargo, a partir de 1830 el interés se
invierte. Las naciones marineras no están ya en
eterno conflicto, y las que usualmente están en
guerra no son precisamente ellas. Así, las
operaciones pasan, naturalmente, a segundo plano,
y, aunque las flotas de guerra continúan siendo un
instrumento político, su utilización es más indirecta,
menos primariamente bélica. En cambio se
producen una serie de revoluciones sin precedentes
en los medios materiales que, al extenderse de
manera inevitable al personal, alteran
profundamente todo el carácter de la Marina.
Aunque los hombres de Nelson hubieran podido
vivir dos siglos y medio antes sin sentirse
desplazados, se habrían quedado atónitos si les
hubiera sido dado vivir y navegar treinta años
después.
Es precisamente en el periodo comprendido
entre 1830 y 1870 cuando tuvieron lugar los
cambios más rápidos, más revolucionarios y de
resultados más decisivos. Además, en ningún otro
periodo de la historia moderna ha tenido tanto
predominio una Armada sobre sus rivales. La
reciente victoria de Inglaterra sobre sus antiguos
competidores, Francia y España, fué singularmente
decisiva, y los recién llegados Prusia, Japón y los
Estados Unidos-, estaban aún, en cuestiones
navales, en su infancia. De aquí que la Armada Real
inglesa dominara a lo largo del período.
En el mencionado período se produjeron amplios
y rápidos cambios en los medios materiales que
invadieron todas las flotas mundiales - quizás la
mayor revolución de toda la historia naval, nada
menos que la aplicación de la ciencia y los inventos
modernos a las fuerzas armadas marítimas - y, en
segundo lugar, al correspondiente cambio, casi
igualmente radical, en el personal de las Armadas.
Los cambios en el material alcanzan a todo el
barco de guerra, y pueden dividirse en cuatro
grandes apartados, esto es: propulsión -el cambio de
la vela al vapor-; material básico -la sustitución de
la madera por el hierro-; ofensiva -la revolución en
el cañón-; y defensiva -la introducción del blindaje-.
Estos cuatro cambios, llevados a cabo rápidamente
y a menudo condicionándose entre sí,
revolucionaron tanto a los barcos como a los
hombres.
El que todo se produjera con tanta rapidez y
simultaneidad no debe de sorprendernos. La causa
común está en la notable aceleración de la destreza
técnica, que comenzó a finales del siglo XVIII y
condujo a mejoras de todas clases. Sin embargo,
esta nueva técnica dominante, sobre todo en Gran
Bretaña, estuvo casi por entero confinada en la
industria. En realidad, se tardó bastante en aplicarla
al arte de la guerra, y así, aunque Inglaterra estaba a
la cabeza del desarrollo industrial basado en la
maquinaria, no se aprovechó de esta ventaja por lo
que a su potencia naval se refiere.
Políticas navales.
La razón de ésto, es también clara. Inglaterra
carecía de un motivo importante para realizar
cambios navales. Sus antiguas fortalezas de madera,
con sus mástiles, sus velas y sus baterías de cañones
de ánima lisa, habían desempeñado un papel
importante en la política nacional y siempre con
resultado satisfactorio. Resultaba natural, que tanto
el pueblo como el gobierno británico no sintieran la
necesidad de que se efectuaran drásticas mejoras en
la Armada Real, que les había servido durante tanto
tiempo y con tanta eficacia.
D
CAPÍTULO I. (Revolución Naval II)
2
No cabe duda de que se obedecía en parte a un
prejuicio. Pero ello hizo que Gran Bretaña actuara
exactamente en dirección contraria a otros países,
especialmente Francia. En Francia, en efecto, los
antiguos métodos no habían sido menos
satisfactorios. Había combatido con Inglaterra
utilizándolos, y había fracasado; un motivo
sumamente convincente para llevar a cabo la
experimentación.
El joven pueblo americano también tenía
motivos especiales para figurar en la lista de los
experimentadores. Sus barcos de guerra no habían
fracasado, como los franceses, porque casi no tenía
marina de guerra.
En su nuevo esfuerzo por crearse una potencia
naval, pensaron que la competencia no podía
establecerse sobre el viejo tipo de navíos, ya
anticuado. El camino más corto, que era el que ellos
necesitaban seguir, consistía en adoptar aquella
política que Inglaterra tanto temía, empezar desde el
principio en la nueva competición. En los años
sesenta se añadió también el acicate de la guerra de
Secesión, en la que los Estados del Sur contaban
con tan escasos recursos navales, que sólo un
tremendo esfuerzo de improvisación con las nuevas
y apenas ensayadas armas podría tal vez cambiar el
giro de las cosas. El intento se llevó a cabo
valerosamente y, aunque fracasó, obligó al Norte a
responder en la misma forma. Y así se crearon las
condiciones más apropiadas para un rápido
desarrollo.
El hombre a quien más debe la revolución
material fué un oficial de artillería francés, Henri
Joseph Paixhans. El comienzo de sus
revolucionarias ideas data de 1809, y durante los
veinte años siguientes realizó experimentos y
publicó panfletos, que tendrían una profunda
influencia sobre el futuro. Abogaba por una fuerza
combatiente totalmente nueva, conseguida mediante
un sistema de tácticas también enteramente nuevo:
un gran número de barcos relativamente pequeños
(y, por consiguiente, menos costosos), movidos a
vapor, construidos en hierro, y blindados, armados
con una colección de cañones pesados, de igual
calibre, que disparasen proyectiles pesados, huecos
y explosivos.
Describía con detalles minuciosos y
convincentes los experimentos realizados con estos
proyectiles contra los antiguos barcos; manifestaba
claramente que los resultados devastadores a que se
refería, habían sido aceptados como hechos
innegables por su Ministerio de Marina; y
proclamaba, sin embages, que si se admitían sus
proyectos, invertirían, rápida y decisivamente, la
vieja historia de las derrotas francesas y las victorias
inglesas.
En la otra orilla del Canal sus obras fueron leídas
con extrema ansiedad, y el Almirantazgo, si bien no
se sintió aún dispuesto a cambiar nada, contemplaba
la política francesa de construcción y de
rearmamento naval, con creciente recelo. Con todo,
aún se produjo una cierta espera, porque Paixhans,
muy adelantado a su época, tardó algún tiempo en
ser escuchado. Pero, no cabe duda de que, aunque
nadie se diera cuenta en su tiempo, esta obra
constituyó una asombrosa realización profética de
todo lo que sucedería después.
Primeras construcciones.
Se le debe a Fulton, además de otros desarrollos,
la primera aplicación del vapor a buques para fines
militares. En 1813, somete al Presidente de su
nación los planos del ―Demologos‖,
Destinado a la defensa de las aguas del puerto de
Nueva York, un año más tarde el proyecto era
aprobado por el Congreso de los Estados Unidos.
Tenía una eslora de 47,5 mts – manga de 17,1- y un
puntal de 3,4 – desplazamiento: 2.475 toneladas,
dotación, 200 hombres. Primer barco de vapor de la
marina de USA se ha descrito como batería flotante
y como fragata de vapor. Se terminó después de
haber finalizado la guerra de 1812.
De costados rectos, armado con una batería
lateral de 8 cañones de a 32 por banda, proa y popa
semicirculares, con dos cañones del mismo calibre
orientados a crujía en cada una de ellas y con una
protección de madera de 1,5 metros de espesor
3
hubiese sido seguramente una formidable máquina
de guerra si la paz no hubiese impedido su uso.
La estructura de su casco semejaba a la de un
catamarán de grandes flotadores, en uno de los
cuales se instaló la máquina y en el otro la caldera,
dejándose el canal central de 4,5 metros de ancho
para que en el mismo actuase una rueda de paletas
que le imprimía una velocidad de alrededor de 5
nudos.
El primer vapor de la Armada Real inglesa fué
un remolcador comprado en 1821, con poco interés.
Desde 1822 a 1830 se construyeron otros
remolcadores. Inglaterra podía aceptar el
remolcador por sus indudables ventajas en el ahorro
de tiempo, pero no consentiría que se pusiera un
dedo sobre su amado navío de línea. El progreso,
sin embargo, no esperó.
El primer barco de guerra a vapor usado en
batalla fué el ―Diana‖, en la guerra de Birmania de
1824. Y el primero en aguas europeas fué el
―Karteria‖, en la guerra de la Independencia griega.
Tanto su capitán como su jefe superior en la armada
griega, Lord Cochrane, se mostraron entusiastas
acerca del futuro del vapor.
La primera gran transformación fué provocada
por la aplicación de la hélice a la industria naval,
debida al ingeniero sueco John Ericsson, quien, en
1843, botó en Estados Unidos la balandra de 10
cañones ―Princeton‖, primer barco de hélice de la
historia. Anteriormente, Ericsson había presentado
su invento al Almirantazgo británico, que no le
atendió; sin embargo, ante las noticias sobre el
Princeton, la construcción británica reaccionó
botando el ―Dauntless‖, al año siguiente.
El perfeccionamiento de la hélice hizo des-
aparecer al fin la parte más grave de las objeciones
del Almirantazgo. También en esto había algo más
que un mero prejuicio. En las luchas navales de
todas las épocas había existido siempre un conflicto
entre la posibilidad de moverse con rapidez y
libertad y la posibilidad de ataque entre la agilidad y
la fuerza del golpe. En los tiempos de las
embarcaciones a remo la movilidad era superior.
Tenían libertad de movimiento, pero la fuerza de
ataque estaba sumamente limitada.
Este era el gran fallo de las galeras a remo -no
había sitio para muchos cañones o de mucho peso-
en los siglos XVI y XVII; todos los países, no
pudiendo conseguir ambas cosas a la vez,
descartaron enteramente la libertad de movimientos
en favor de los cañones pesados, adoptando como
modelo el velero de alto costado con una batería de
artillería eficaz. Esto no fué más que eludir el
problema sin resolverlo.
Ni tampoco lo resolvió el vapor. Con él se podía
conseguir una movilidad mucho mayor que nunca,
pero las enormes paletas que la transmitían y las
monstruosas cubiertas que las protegían ocupaban la
mayor parte del costado del barco y se llevaban la
mayor parte de la carga.
La hélice, sin embargo, no necesitaba todo esto,
y su desarrollo en los primeros años de la década del
treinta, proporcionó casi la solución, persuadiendo
al Almirantazgo para que permitiera al vapor
invadir el campo de sus intocables fortalezas de
madera.
Aún así, el Almirantazgo no se decidiría
inmediatamente. Ya había hecho la hélice grandes
progresos en todas las flotas mercantes y en algunas
marinas de guerra, como en la americana, a la que
se había entregado el ―Princeton‖ de Ericsson,
cuando establecieron en 1845 una serie de pruebas
oficiales para decidir, de una vez para siempre los
méritos de la hélice y de las paletas. Prepararon dos
chalupas de igual tonelaje y maquinaria; una (de
paletas), la otra (de hélice). Compitieron en una
carrera ordinaria de vapor, que ganó la de hélice.
Pero muchos de los partidarios de las paletas no se
sintieron convencidos. De todos modos, en el
arrastre -afirmaron-, su favorita debía de ganar. En
consecuencia unieron las dos chalupas por las popas
y las hicieron marchar hacia delante a toda máquina.
El final de aquella extraña competición de tiro de
cuerda fué que la de hélice arrastró a su rival dos
nudos y medio. La victoria de la hélice fué absoluta.
Con la hélice aumentaban las posibilidades de
los buques a vapor, vaticinándose un amplio y
halagüeño futuro para las Marinas de guerra porque
4
además de los problemas ya indicados en los
vapores de ruedas, las paletas resultaban muy
frágiles y vulnerables, siendo casi incompatibles
con las tácticas del combate naval, y por añadidura,
sus grandes y pesadas máquinas, al ocupar toda la
parte central del buque, limitaban enormemente la
capacidad de fuego, en comparación con el buque
de vela tradicional, que parecía haber alcanzado la
perfección absoluta, tanto por el diseño del casco y
del aparejo como por la distribución y potencia de
su artillería.
La tradición pesa mucho…
Por todo ello, y a título de ensayo, se dotaron
con hélices las antiguas fragatas y los viejos buques
de vela que permanecían en la reserva, y también
se transformaron, en ciertos casos, algunas nuevas
construcciones que se hallaban en grada y que
estaban proyectadas originalmente como auténticos
veleros; pero en la práctica estas reformas sólo
proporcionaron soluciones mediocres, dando lugar a
una marina mixta de vela y vapor en la que éste
seguía desempeñando un papel secundario.
Durante los cuatro años siguientes, el
Almirantazgo permitió que algunos de los antiguos
barcos de guerra fueran equipados con máquinas
auxiliares muy ligeras de peso; pero no porque
estuvieran convencidos, sino porque los franceses
estaban realizando experimentos de esta clase.
Stanislas Dupuy de Lóme, en 1850 botaba el
―Napoleón‖, un barco según el modelo antiguo en
muchos aspectos, pero equipado desde el principio
con una hélice auxiliar. Inglaterra replicó dos años
después con el ―Agamenón‖, también movido por
hélice, pero igualmente anticuado en todo lo demás.
5
Su éxito le hizo prototipo de una generación de
barcos de guerra a vapor, más todavía con velas en
sus tres mástiles; con una dotación de 860 hombres
y 5.080 toneladas, fue buque insignia de la flota
británica en la guerra de Crimen. En 1858, un año
después de un primer intento fracasado, el
Agamenón y el americano Niágara se encontraron
en medio del Atlántico y unieron los extremos de
sus cables, estableciendo el primer enlace
telegráfico trasatlántico.
La guerra de Crimea encontró a Francia lo
mismo que a Inglaterra con casi todos sus navíos de
línea movidos todavía a vela, aunque podían ser
llevados hasta el lugar de la acción, si era necesario,
por remolcadores a vapor. La guerra no fué una
buena escuela para la experimentación, porque
Rusia no quiso comprometerse a lo largo de toda
ella en ninguna operación naval. Con todo, la lucha
convenció a todos de que el vapor había sido un
refuerzo. En el bombardeo marítimo de Sebastopol,
por ejemplo, dos barcos de vapor ingleses y tres
franceses fueron claramente mucho más valiosos y
menos vulnerables que el resto.
Empero, esto no convenció al Almirantazgo de
que la navegación a vela debía desaparecer. Antes
sacaron la conclusión de que los barcos debían de
contar con los dos medios de propulsión: todo el
equipo de vela para un crucero de viaje ordinario, y
máquinas auxiliares para un caso de emergencia.
También era tener una prudencia muy normal. Si el
velero fallaba en el punto de vista táctico, por su
falta de libertad de movimientos, era, en cambio,
muy fuerte estratégicamente, porque poseía una
ventaja que ningún otro barco había tenido antes ni
tendría después.
Era excelente en cuanto a ―aguante marítimo‖,
gozaba de un radio de acción independiente de la
ayuda exterior, muy superior al de la galera de
remos que le precedió, o al barco de vapor que le
siguió. Con relación a la primera, una amplia manga
y un profundo calado, dejando gran cantidad de
espacio para las provisiones; a diferencia del
segundo, no necesitaba espacio para su combustible,
ya que era el viento quien lo impelía.
Los primeros vapores necesitaban carbón en
grandes cantidades, en relación con la potencia que
desarrollaban y tenían que llevarlo en donde fuera.
Esto implicaba uno, o ambos, de los dos accesorios
costosos -una flota de barcos carboneros siempre
dispuesta-o estaciones de suministro de carbón en
todas partes, que en último término, también
precisaban de los barcos carboneros. Al principio,
Inglaterra no disponía ni de una ni de otra; por tanto
no podía aventurarse a poner el vapor en todos sus
barcos sin tenerlas.
Las naciones continentales cuyas aventuras
navales rara vez les alejaban del país, podían, tal
vez, arriesgarse, pero no así Inglaterra, con sus
compromisos imperiales en todo el mundo. Primero
debía abordar y resolver el problema del carbón. Así
una vez más, fué Francia, con sus intereses
oceánicos más pequeños, la que marcaba el paso.
Siguen los cambios
La transición de la madera al hierro en la materia
base, requiere una descripción más corta. Comenzó
después y terminó antes, y tropezó con menos
obstáculos porque era claramente inevitable.
Lo que sucedió fué que la madera, incluso la de
roble más cuidadosamente curado, teniendo
constantemente que soportar la nueva .carga de
objetos, cada vez más pesados, se acercaba a los
límites de su resistencia natural.
Los grandes cañones y, especialmente, las
enormes máquinas, creaban en los barcos una serie
de tensiones locales, desigualmente distribuidas en
su estructura, que iban más allá de su resistencia.
Incluso los soportes de hierro, reforzando las
partes sobrecargadas, resultaron insatisfactorios; el
hierro y la madera no se podían casar con éxito.
El material básico debía tener una contextura
homogénea, y ésta debía de ser de hierro. También
en esto los buques mercantes fueron en cabeza; su
problema era relativamente sencillo.
El comercio exigía barcos espaciosos, que
pudieran albergar grandes máquinas y pesados
cargamentos.
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Y también debían alejar las posibilidades de
incendios. Francia, una vez más se puso a la cabeza
en buques de guerra; en 1859 construyó la ―Gloire‖
(5.600 toneladas). Acorazado de casco de madera,
con 5.630 toneladas y una velocidad de 12.5 nudos.
Además de las velas, su maquinaría tenía biela
de retorno horizontal, 8 calderas: 2.500 cv., una
hélice y 36 cañones estriados de 162 mm;
proyectada por Dupuy de Lóme, que aunque recibió
el nombre de fragata, era para aquella época, un
inmenso barco de vapor, y suponía un gran avance
sobre todo lo que le había precedido.
Por tanto, Inglaterra se vió obligada a responder
y lo hizo, al año, con el ―Warrior‖. Una fragata
acorazada con casco de hierro que pretendía superar
y destruir a cualquier barco de los que entonces
había a flote. Con un completo equipo de hélices,
era tal vez el barco de guerra más revolucionario
que se había construido nunca y que contenía toda
suerte de novedades.
La construcción en hierro hizo posible que el
barco británico fuera más grande (9.137 toneladas),
y también más largo sin perder resistencia
estructural y además con menos riesgo de peligro de
incendio. Adicionalmente, era más veloz, en 1.5
nudos, que el barco más rápido existente; con vela
alcanzaba los 13 nudos y con vela y vapor los 17;
más seguía siendo un velero con todo el aparejo.
De modo casi repentino se terminó la disputa
sobre la madera y el hierro. Otros países siguieron
inmediatamente el ejemplo de Inglaterra. Y a partir
de 1861 no se construyó ningún buque de guerra
más que con hierro, hasta que en 1885 vino a
reemplazarlo el acero.
Los papeles ahora se invirtieron. El buque de
guerra se había adelantado al mercante. La
estadística con relación a este último, demuestran
que, incluso en 1870 el grueso de la flota mercante
inglesa seguía moviéndose a vela. En aquel año,
navegaban a vela, en una proporción de más de
cuatro a uno. Pero Inglaterra había avanzado más en
los barcos a vapor que ninguno de sus competidores
y a la larga, la evolución al vapor fué una ganancia
casi neta para ella.
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La vela precisaba de mástiles, y el Reino Unido
no podía, ni nunca había podido, suplir sus
necesidades de madera en su propio país.
En cambio producía carbón para cubrirlas
ampliamente. Nueve años antes se mejoró la
propulsión de los barcos al introducir los motores de
dos o tres cilindros, comenzando así una revolución
naval que, muy pronto, afectaría también a los
cascos y a los cañones. Rusia se puso en cabeza;
ella comenzó en ese año, a encargar a Inglaterra una
serie de cañoneros de hierro.
La revolución en el ataque y defensa:
cañón y blindaje.
Las mejoras que acompañaron a la revolución en
el ataque, en el cañón, no fueron menos
trascendentales. Las piezas de hierro colado de
ánima lisa y bala rasa habían tenido un largo
empleo, pero no habían sufrido ninguna
transformación básica en el arma misma, aunque sí
algunas de consideración en su montaje.
En realidad no existía ninguna diferencia
esencial en cuanto a la construcción o al mecanismo
entre las piezas más modernas colocadas en un
navío de 1545 y el tipo de cañón naval de tres
siglos después.
Ni estaba este último notablemente mejorado en
cuanto a alcance y precisión de tiro. La razón
principal de este curioso estancamiento fué, también
aquí, la carencia de móvil para el cambio. Esto se
podía decir sobre todo de Gran Bretaña.
La experiencia táctica, tal como la interpretaban
los mayores estrategas, les había llevado a buscar
la acción lo más cercana posible, castigando al
enemigo hasta inducirle a rendirse.
En tales condiciones la longitud y precisión del
tiro eran cuestiones completamente secundarias. El
cambio se operó, al fin, gracias a la sustitución de la
sólida bala rasa por el casco hueco relleno con
material explosivo o incendiario. La granada era así
misma susceptible de un inmenso perfeccio-
namiento, que la llevaría instantáneamente al
proyectil moderno. El hombre que introdujo este
cañón moderno es principalmente, Armstrong. Tal
cañón disparaba un proyectil alargado y cilíndrico
destinado a girar en su largo eje, mediante la espiral
del cañón. El cañón era revolucionario en su
estructura.
Descartó el antiguo método de fundirlo en una
sola pieza; el suyo, que desde entonces
siguió utilizando una artillería posterior, era un
mecanismo compuesto de varias piezas; un cañón
interior de hierro forjado, y un cilindro de refuerzo
8
en el exterior, y entre los dos, una envoltura
metálica de varillas de hierro, trabajada al rojo vivo
para formar una espiral y montada sobre el cañón
interior.
En Sinope, Rusia, en noviembre de 1853, con su
escuadra del Mar Negro aniquiló a una flota de
madera turca con sus nuevos cañones de granadas.
Las potencias occidentales, sobre todo Inglaterra,
tardaron en asimilar la lección proporcionada por
este significativo incidente. Tal vez fué una suerte el
que los rusos no aceptaran ninguna operación naval
cuando poco después empezó la guerra de Crimea,
porque ninguno de los barcos aliados era de hierro.
El blindaje.
En la defensa, la armadura o blindaje fué la
secuela inevitable del cañón de Armstrong. Así
pues, en 1860, la gran lucha del cañón contra el
blindaje, ataque contra defensa, estaba entablada.
Surge la necesidad de ofrecer los menores
blancos posibles a los poderosos nuevos cañones del
enemigo, y en consecuencia la reducción de la obra
muerta al mínimo por encima de la línea de
flotación. Pero la reducida obra muerta significaba
también el abandono de las baterías tradicionales,
un paso al que contribuyeron otros dos factores.
Uno, fué el deseo de montar cañones que pudieran
disparar hacia adelante desde la proa al hacer el
navío la carga y espolonear a su adversario. Estaba
generalmente aceptado que las nuevas posibilidades
de movimiento controlado, abiertas por la
sustitución de la vela por el vapor, darían como
resultado el que las batallas navales se dirimieran en
una mayor proximidad, con ataque de espolones y
quizá con abordajes.
La primera batalla entre buques blindados con
espolón se entabló entre el ―Merrimac‖
confederado y el ―Monitor‖ yanqui en la guerra de
Secesión norteamericana, construidos,
precipitadamente, más para luchar que para navegar.
Ambos hicieron uso del espolón, que aún siendo
mortal, resultaba inútil cuando se enfrentaba con un
cañón capaz de detener su carrera.
El combate fué indeciso, los daños en barcos y
las bajas fueron insignificantes, a pesar de su lucha
de 4 horas, pero el espolón le sirvió al almirante
austriaco Tegetthoff que lo usó contra el barco
almirante italiano, en la batalla de Lissa en 1866;
dos acciones cuyos resultados decidieron la doctrina
naval durante un espacio de casi cincuenta años. De
este modo el espolón y la batería situada en la proa
se convirtieron en partes esenciales del armamento
empleado.
Resultaba imposible revestir la totalidad de un
gran barco con una capa de blindaje lo
suficientemente espesa como para estar a cubierto
de los proyectiles de los grandes cañones. Había que
construir una ―ciudadela‖ o plaza fuerte en donde
reunir todo lo esencial del barco. Esto afectó a lo
que se llamaba ―la batería‖, que había durado 350
años. Una vez aceptada la idea de ―ciudadela‖ o
casamata, la popa y la proa, desprovistas de
blindaje, debían ser despojadas de cañones o
máquinas, dejándolas sólo el de conferir al barco la
flotabilidad suficiente. La fuerza de choque debía
concentrarse en la parte central blindada y como
compensación a la inevitable reducción de su
número, los cañones debían ser mayores y sus
proyectiles más pesados.
La ciudadela combinada con el cañón móvil
produjo ―la torre‖, una casamata giratoria
pesadamente blindada en la que al mismo tiempo
que se protegía a los cañones, se producía un campo
de tiro circular. Emergía la batería central
fuertemente protegida que contenía la artillería
pesada, y los camarotes sin blindar de la tripulación,
en torno a ella.
Así fué el buque con torre ―Devastation‖, una
combinación de todo lo más nuevo, que justificaba
el que se le designara como el primer buque de
guerra moderno en 1869, y el ―Inflexible‖ de
Inglaterra, el “Redoutable‖ de Francia y el ―Duillo‖
de Italia. Pero estos navíos tenían sus
inconvenientes. Con todos los cañones centrados en
una zona del barco, el humo de uno cegaba a todos;
y con el aumento del poder de penetración de las
balas, resultaba imposible acorazar adecuadamente
9
todos los puntos vitales, en particular la línea de
flotación y la batería central.
Los puntos vitales del ―Inflexible‖ de 1874, por
ejemplo, tuvieron que ser protegidos por una
plancha de hierro de hasta 60 centímetros. Los
franceses abandonaron la batería central entera-
mente, y no acorazaron más que la línea de flotación
y montaron sus cañones sobre barbetas de proa a
popa. Los ingleses no estaban dispuestos a continuar
una carrera que parecía sacrificar despiadadamente
la protección de la tripulación a la del navío.
Pero la ciencia pronto vino en su ayuda.
Bessemer, en Inglaterra, estaba perfeccionando un
nuevo proceso de enfriamiento y endurecimiento del
acero, y durante la década de 1880 se dispuso de
una nueva forma de plancha de blindaje, ligera,
delgada y resistente; esto hizo posible no sólo el
abandono de aquellas enormes camisas de fuerza a
la que los navíos de la década de 1870 se vieron
condenados, sino la protección de los cruceros que
no tenían que sacrificar ya la seguridad a la
velocidad.
A partir de 1881, todos los nuevos cañones
navales fueron de aleaciones de acero. Se adoptó en
firme la retrocarga, después de que se hubiera
desechado tras los experimentos realizados unos
veinte años antes. El peso máximo de los cañones
pasó, en Gran Bretaña, de las menos de 5 toneladas
del cañón de 68 libras, de ánima lisa, a las 111
toneladas del cañón de 41,275 centímetros de ánima
estriada. Este último lanzaba un proyectil explosivo
de 816 kilogramos (tras haberse sustituido la bala
maciza) que podía atravesar 86 centímetros de
hierro fundido a 1.000 metros de distancia. Sin
embargo, no se produjeron avances equivalentes en
la precisión, ya que no se dispuso de instrumentos
de control del disparo ni de capacidad para
observación y comunicación de la caída de los
proyectiles, hasta bien entrado el siglo siguiente.
La marina británica volvió a la obra muerta
elevada, con todas las ventajas que esto suponía en
comodidad y velocidad, y los constructores navales
extranjeros hicieron rápidamente lo mismo. La
batería central desapareció finalmente, y los
cañones pesados en sus torres de montaje fueron
reforzados con otros más pequeños y de más rápido
disparo de 12, 6 y 3 libras y las ametralladoras
indicadas. Al terminar el siglo, los barcos de guerra
tenían de 14.000 a 15.000 toneladas de
desplazamiento; podían navegar a unos 18 nudos; y
montaban cañones de 304 ó de 330 milímetros, con
una velocidad de salida de algo más de los 600
metros por segundo.
Era evidente que las batallas entre estos grandes
cañoneros diferían tanto en género como en grado,
de las dirimidas en la época de Nelson. Entonces,
los factores del viento y el tiempo podían favorecer
a una flota más débil y menos diestramente
manejada. Manteniéndose a barlovento y disparando
contra el velamen del enemigo, como los franceses
habían aprendido a hacer en el siglo XVIII, se podía
dañar a un adversario más fuerte, y escapar
indemne. Pero ahora, contra máquinas más podero-
sas y cañones mayores ni la suerte ni la pericia
podían ofrecer la salvación. La flota más débil, una
vez localizada, apenas sí podía mantenerse en el
mar; y una vez que los cañones desarrollaron un
alcance efectivo de 3.600 metros, no se podía
compensar la debilidad, provocando una ―melée‖.
En 1894 los japoneses derrotaron a una flota
china numéricamente superior frente al río Yalú,
sólo mediante el cañoneo, sin acercarse para clavar
el espolón o abordar, y cuatro años después, la
Armada americana en Cavite (Filipinas) y Santiago
(Cuba) haría lo propio contra los obsoletos barcos
españoles. Los navíos más rápidos, los mejor
acorazados, los de más potentes cañones y los más
disciplinados serían los que obtendrían la victoria.
El temor producido por la actividad de los astilleros
franceses y rusos impulsó a los ingleses. A su vez,
la creciente industria naviera italiana y alemana
arrastró a la de los franceses, y el miedo a ser
superados en potencia y en prestigio estimuló a los
americanos y japoneses.
La velocidad suicida de la innovación
tecnológica, con la alarmante consecuencia de que
quedara desfasada en breve período de tiempo, hizo
que la posición relativa de las grandes potencias
10
navales fuera muy variable. En el decenio de 1890,
Estados Unidos intentó sumarse a las tres
principales: Gran Bretaña, Francia y Rusia; Italia y
Alemania establecieron las bases de una flota
moderna; y gracias a unas compras acertadas, Japón
y Chile aspiraron también a pertenecer al grupo de
cabeza.
El “Acorazado”
El derecho del ―Acorazado‖ a tener un lugar en
la historia no se basó en lo que consiguió. Este
nuevo tipo de super-barco de guerra había surgido
del deseo y fuerte voluntad del Primer Almirante
inglés, Jacky Fisher. La amenaza naval alemana
provoco una revuelta naval en Gran Bretaña. Bajo el
ímpetu de Jacky Fisher -quien en 1904 iba a
convertirse en la contraparte del alemán Tirpitz - en
Londres el Almirantazgo británico desvelaría un
buque de guerra totalmente nuevo en 1906.
Ese barco fue el ―H.M.S Acorazado‖, más
grande, veloz y poderoso que cualquier otro barco
en la historia. Tantas y tan efectivas fueron sus
innovaciones -en propulsión, en blindaje, en sus
enormes cañones capaces de lanzar proyectiles con
gran precisión a mayor distancia que lo que el ojo
podía ver- que con su botadura todos los demás
buques de guerra quedaron obsoletos al instante.
Jamás disparó sus grandes cañones con ira, y su
única acción de batalla en la Primera Guerra
Mundial fué la de embestir y hundir a un submarino
alemán en el Mar del Norte en marzo de 1915. Su
fama más bien radicaba en lo que era: un barco tan
avanzado cuando se puso en servicio activo en
1906, que todos los buques de guerra que lo
siguieron, incorporaron su concepto básico. Su
insignia era una nave de oro aferrada en un
guantelete de hierro, representando, sin duda, lo que
el Almirantazgo esperaba que fuera la nave para el
control absoluto de los mares.
11
El gran adelanto del Acorazado, desde luego, fué
la incorporación de 10 cañones pesados de 305 mm.
en un sólo barco. Pero, además de las de su
armamento, hubo otras muchas innovaciones
inspiradas en su diseño. Un castillo de proa
inusualmente largo y una obra muerta de 8,40 m. en
las amuras, mantenían su cubierta seca durante el
mal tiempo, incrementando mucho la precisión de la
acción de los cañones. La misma proa fué
configurada con un pié de roda en forma de bulbo,
por debajo de la línea de flotación. En medio del
buque, el casco se dividía en secciones parecidas a
cajas para detener el balanceo. Y a lo largo de cada
lado, por debajo de la línea de flotación, largas y
triangulares quillas de pantoque sobresalían
verticalmente para añadirle resistencia a la
turbulencia.
Entre sus medidas defensivas había una hilera de
pescantes diagonales montados en el casco, que se
podían desplegar para que sustentaran redes
metálicas cuyo fin era la interceptación de torpedos.
Una segunda defensa contra el ataque de torpederos
la proporcionaban los 27 cañones algo más ligeros,
operados manualmente, que estaban montados en
diversos puntos de la superestructura, algunos,
encima de las torretas.
El palo mayor tripoidal del Acorazado, único en
su género, fué diseñado para dar un firme apoyo a la
cofa mayor, desde la cual se transmitía la
información de control del disparo a las torres. La
idea demostró ser eminentemente acertada. Pero la
ubicación del mástil entre las chimeneas fué el
único y gran desacierto en el diseño del barco. No
sólo el humo de la chimenea de proa a menudo
oscurecía la vista desde su cima, sino que le daba
tanto calor a las tuberías del trípode -dentro de las
cuales estaba la escalera que conducía a la
arboladura- que resultaba imposible subir al palo
mayor mientras navegaba con el viento en contra.
Bajo cualquier consideración el Acorazado era la
maquinaria más compleja inventada hasta esa fecha.
Era más largo (160 m.), ancho (25 m.) y hondo en
calado (8 m.) que cualquier buque de guerra
anterior. Con 17.900 toneladas, su desplazamiento
era 750 toneladas superior al de su rival más
próximo.
Cada una de sus enormes torretas pesaba 500
toneladas; cada uno de sus grandes cañones
superaba el peso de todo el armamento que llevaba
el ―Victory‖ de Horacio Nelson. Las torretas
estaban montadas sobre barbetas estacionarias
circulares reforzadas con vigas de acero verticales y
protegidas por cilindros con planchas blindadas de
27,5 cm. Para proteger las santabárbaras y otras
partes vitales, bandas de blindaje, también de 27,5
cm. cubrían el casco en medio del barco a lo largo
de la línea de flotación. Justo en el interior del
blindaje, depósitos laterales con forma de cofa que
almacenaban la mayor parte de las 2.900 toneladas
de carbón del Acorazado formando otro bastión.
Además, tabiques transversales herméticos
llegaban desde la quilla hasta un punto situado a
2,70 m. por encima de la línea de flotación y
dividían el casco en 18 secciones cerradas. El
Acorazado estaba tan completamente dividido en
compartimentos que los ingenieros creían que
podría absorber dos impactos de torpedo sin graves
problemas. (de paso, el Acorazado podía lanzar sus
propios torpedos desde cinco tubos situados debajo
de la línea de flotación.)
La energía que impulsaba a ese gigante
representaba un abandono radical de los motores de
pistones rugientes y atronadores. El Acorazado fué
el primer buque de guerra importante en navegar
con turbinas de vapor. Llevaba ocho turbinas
Parsons conectadas a 18 calderas Babcock y
Wilson. Generando una potencia total de 23.000
caballos para hacer girar sus cuatro hélices, las
turbinas permitían que el Acorazado navegara a
unos asombrosos 17,5 nudos durante una distancia
de 12.225 km. Y era capaz de alcanzar la velocidad
punta de 21 nudos.
Los timones gemelos compensados del
Acorazado se controlaban desde una rueda de timón
en el puente, o desde cualquiera de los otros cuatro
puestos auxiliares que había en el barco. A dos de
ellos -en puestos de combate en ambos mástiles-
sólo se podía acceder por escaleras que subían desde
12
tubos de comunicación situados detrás del blindaje
más grueso de la bodega.
Hacía falta una tripulación de 773 hombres para
operar esa fortaleza flotante. Y su distribución fué
otra de las innovaciones del Acorazado. Por
tradición, la dotación había estado confinada a los
atestados castillos de proa, mientras que los
oficiales mandaban en los más espaciosos
alojamientos de popa. Pero en el Acorazado la
tripulación fué acomodada en la popa, donde podía
estar más cerca de los motores, mientras que los
oficiales vivían en medio del barco con el fin de
hallarse más cerca del puente.
Cruceros de batalla.
Cinco días después de botarse el ―Acorazado‖,
se colocaba la quilla del primero de un trío de
cruceros blindados de nueva clase, también pedidos
por Fisher. El barco que en última instancia salió del
tablero de dibujo fué una variante del Acorazado, de
desplazamiento similar y comparable extensión.
Pero incorporaba un número de innovaciones -entre
ellas chimeneas telescópicas que se podían retraer al
instante para no ser visibles en el horizonte del
enemigo- y en algunos aspectos era un barco aún
más sorprendente que el Acorazado.
El avance más importante de todos estuvo en su
maquinaria: motores de turbina, con una asombrosa
potencia de 41.000 caballos, casi el doble que los
del Acorazado. Y esa enorme potencia funcionó
incluso mejor que lo esperado. Había sido
planificado para 25 nudos, y cuando entró en
servicio demostró ser capaz de alcanzar unos
todavía más sorprendentes 28 nudos: siete más que
el Acorazado.
Después de la velocidad, la segunda gran
innovación para un crucero fué el armamento: ocho
cañones de 305 mm., sólo dos menos que el
Acorazado. Los cruceros blindados de la clase
anterior habían llevado armamento mixto, del cual
el más formidable por lo general, era media docena
de cañones de 230 mm. Los de 305 mm. en los
nuevos cruceros estaban distribuidos dos en la proa,
dos en la popa y cuatro en medio del barco. Éstos se
hallaban situados a babor y a estribor, pero uno
estaba ubicado a pocos metros a popa del otro, con
el fin de que si una torreta se veía incapacitada, la
otra pudiera disparar desde cualquiera de los dos
costados. En suma, el crucero tenía una artillería
superior en uno y medio al armamento principal de
cualquier buque de guerra existente, con excepción
del Acorazado.
La velocidad y la potencia de impacto, las dos
grandes virtudes de estos gigantescos cruceros, era
lo que atraía a Fisher por encima de todo. En su
agresiva mente los cruceros casi se emparejaban con
el mismo Acorazado como el barco ideal, y a lo
largo de toda la controversia que iba a existir por los
nuevos programas de construcción naval, los
cruceros siguieron siendo sus favoritos. Los llamaba
«sabuesos del océano» por su viva rapidez, y a
menudo exclamó: «la velocidad es igual a
protección».
Ése fué uno de sus escasos ejemplos de visión
poco clara. La gran velocidad de los cruceros, que
sólo se podía conseguir manteniendo su peso bajo,
se obtuvo por el peligroso recurso de limitar el
blindaje. Los cruceros tenían un mezquino cinturón
de blindaje de 15 cm. en el combés (comparadas
con los 27,5 cm. del Acorazado), y se reducían a
unos precarios 10 cm. en la proa; no había blindaje
alguno a popa de la torreta de popa, y de ningún tipo
en la cubierta.
Las múltiples virtudes del crucero -que ocultaron
su manifiesta fragilidad- sugirieron variados usos.
El barco apenas había salido del tablero de dibujo
cuando, además de su función de reconocimiento,
fué propuesto para interceptar a los buques corsarios
del tráfico comercial, para darles el golpe de gracia
a los buques de guerra incapacitados, y hasta para
iniciar la acción de la flota rodeando al enemigo.
Mientras tanto, su nombre había pasado de crucero
blindado a crucero acorazado, y de éste a crucero de
combate, o de batalla, subrayando una cierta
vaguedad de propósitos.
Cuando surgió la guerra, los capitanes iban a
encontrar los grandes cañones del crucero
13
demasiado tentadores como para no usarlos... y
descubrirían para su pesar que la delgada plancha de
blindaje hacía que los barcos fueran
catastróficamente vulnerables.
Esa catástrofe no se previó. Los tres cruceros de
batalla iníciales fueron puestos en circulación de
prisa siguiendo la estela del mismo Acorazado,
concluyéndose en marzo, junio y octubre de 1908 ...
antes de que Alemania hubiera llegado a terminar su
primer acorazado o incluso a colocar la quilla de un
crucero que se les comparara. Así pues, para mejor
o peor, Inglaterra le sacaba una ventaja de cuatro al
resto del mundo en la carrera armamentística naval,
antes de que ninguna otra nación hubiera siquiera
entrado en la pista.
El “destructor”
Mientras tanto, el acorazado y los cruceros
debían ser protegidos contra el ataque de torpedos,
amenaza que se sabía que Alemania estaba
perfeccionando. Esta iba a ser la misión del tercer
miembro de la modernizada flota de batalla de
Fisher, el destructor.
Se debió al marino militar español Villamil la
concepción del contratorpedero ―Destructor‖, de
380 toneladas, prototipo que supuso el nacimiento
de los buques de tal nombre, universalizándose en
su acepción inglesa con la denominación de
―destroyer‖. Proyectado para dar los 22 nudos,
alcanzó en las pruebas los 23, velocidad muy
considerable para un buque de su porte, causando el
asombro de las autoridades navales de la época.
Construido en astilleros escoceses, se lanzó al mar
en julio de 1886 y se entregaba a la Marina
española, siendo Villamil su primer comandante.
En esencia era dos barcos en uno: un navío
diseñado para destruir los torpederos del enemigo y
un porta-torpedos en sí mismo. El típico destructor
de la época llevaba un cañón de 305 mm. y cinco de
150 mm, de disparos rápidos, que eran capaces de
hundir a cualquier torpedero a corto alcance, y dos
tubos para soltar torpedos contra cualquier buque de
guerra y crucero.
Pero estos destructores tempranos eran pequeños
(de 335 a 550 toneladas), y transportaban de 80 a
130 toneladas de carbón, lo que los limitaba a zonas
costeras.
Fisher exigió algo lo suficientemente apropiado
para la navegación en alta mar como para
acompañar a los acorazados allí donde fueran. En
1905, los astilleros británicos estaban trabajando a
toda velocidad para sacar seis nuevos destructores
con una media de casi 900 toneladas.
Estos barcos navegaban con combustible, lo que
hacia que repostar en alta mar fuera más rápido y
limpio, y algo que les confería una velocidad de 36
nudos. Junto con un par de tubos para torpedos de
450 mm. (no muy modificados de los que llevaban
los modelos anteriores), cada uno de esos navíos
llevaba cañones de 100 mm. que disparaban
proyectiles de 25 libras.
En 1914 Gran Bretaña dispondría de 125
destructores nuevos en servicio: un número casi
siete veces superior al de la flotilla de 1905.
Con los acorazados, cruceros y destructores en
camino, solo quedaba el submarino para completar
la flota ideal que imaginaba Fisher.
Y ese será el único navío que no se construiría
de acuerdo con sus especificaciones. El hecho era
que el submarino tenía pocos aficionados entre los
británicos.
Sumergibles y submarinos.
Sin duda, el hombre comenzó a soñar con
conquistar las profundidades tan pronto como se
hizo a la mar, y en diversas crónicas antiguas
aparecen insinuaciones del progreso hacia esa meta.
En el siglo V a.C. el historiador Herodoto narró la
historia de un submarinista griego, que se arrojó al
mar y no salió a la superficie hasta una distancia de
15 kilómetros; ―sólo puedo imaginar -añadió- que
realizó el viaje en algún tipo de nave‖.
Apenas un siglo después se dice que los
cortesanos de Alejandro Magno idearon un barril de
cristal sumergible para permitir que el emperador
observara los misterios submarinos.
14
Protegido en el barril, Alejandro era bajado o
elevado por medio de cuerdas, y respiraba el
limitado suministro de aire sellado en el interior.
Por supuesto, en 1480 el genial Leonardo Da
Vinci diseñó un sumergible o barco submarino, idea
que sería retomada posteriormente.
Se puede decir que un submarino es un barco
subacuático con un casco de metal resistente a
grandes presiones y que, mediante algún
mecanismo-por ejemplo, expulsión o absorción de
aire comprimido de unas cámaras-, tiene asegurada
la variación controlada de su flotabilidad.
Y, así, su capacidad de inmersión y de emersión,
además de contar con una buena navegabilidad en
superficie.
En los comienzos de la historia de la tecnología
submarina, para distinguir entre los ingenios que
sólo podían navegar por debajo del agua de los que,
además, podían hacerlo sobre la superficie, se
usaban los términos "submarino' y "sumergible".
Los primeros eran muy inestables frente al oleaje
propio de la superficie marina; los segundos, entre
los que se encuentran los actualmente denominados
submarinos, tenían, por contra, una estructura que
les confería la posibilidad de navegar por encima
del agua.
La invención del submarino se atribuye al inglés
William Bourne en 1578. No hay indicios de que su
invento llegara a navegar.
Describió una nave que podía tomar y expulsar
agua, variando así su capacidad de flotación y que
llevaba un tubo parecido al moderno snorkel, que
servía para recibir aire mientras estaba sumergido.
Al leer tal descripción, se nos viene a la mente
lo leído sobre las ballenas.
Dos norteamericanos, David Bushnell y Robert
Fulton, promovieron los submarinos militares
basados en el concepto de Bourne... e incluyeron un
medio de propulsión submarina lateral.
El sumergible de Bushnell, un navío de madera,
monoplaza, con forma de huevo, llamado ―turtle‖
(tortuga), subía y se hundía por medio de una
combinación de válvula y bomba de agua manual
que controlaba el desplazamiento.
Nave bien pensada, pesando 900 kilos, con una
bomba de pié al pantoque, un tornillo manual,
ventanillas con cierre hermético y un tipo primitivo
de válvula de snorkel, tornillos horizontales y
verticales a manivela. Un tripulante. Una mina
empaquetada con sesenta y ocho kilos de pólvora
que podía fijarse al barco enemigo, haciendo un
taladro. Navegando en el puerto de Nueva York, en
1776, el ―Tortuga‖ al intentar poner la mina en el
buque insignia británico, el Eagle abandonó el
intento al verse frustrado por las fuertes corrientes.
Al volver a la costa lo capturó un cúter británico
pero desistieron de su propósito al darse cuenta que
llevaba una mina, ésta explotó una hora más tarde,
aunque no hubo daños. Tuvo dos misiones más sin
éxito y para evitar que cayera en manos de los
británicos, se desguazó.
Fué la primera nave submarina usada en tiempos
de guerra. Introdujo dos características esenciales;
un casco cerrado y la propulsión por hélice, aunque
esta última se accionaba a mano.
El siguiente submarino que la historia registra
fué obra de otro americano: Robert Fulton. Este
hombre ingenioso había ido a la Francia
revolucionaria de 1797 y volvió convencido de que
el obstáculo para realizar el reino de Utopía era la
restricción al libre comercio, impuesto por la Flota
15
británica, que entonces bloqueaba a la República
Francesa. Fulton inventó un submarino para destruir
aquella flota, aparato que se parecía un poco al
ideado por Bushnell. Construido en 1800, lo llamó
―Nautilus‖, nombre del molusco en forma de
caracol.
El Nautilus de Fulton era más largo que la
Tortuga de Bushnell; tenía la forma de un
submarino moderno y podía navegar también a flor
de agua, con casco metálico de cobre sobre
cuadernas de hierro, con 6,3 m. de eslora y un timón
horizontal, concebido para llevar entre 3 y 8
tripulantes y una autonomía de unas 4 horas,
Se manejaba manualmente, a dos nudos de
velocidad debajo del agua. Equipado con tanques de
lastre y con timones horizontal y vertical. Un mástil
plegable con una vela lo conducía sobre la
superficie. Tenía un periscopio. Más tarde se le
añadió un ojo de buey de cristal. Su arma era un
taladro para perforar en los barcos enemigos y
colocarles minas explosivas. Dotación, 4 hombres.
Fulton recorrió en aquel buque sumergible seis
leguas bajo las aguas del río Sena.
Poco después, durante un viaje experimental, el
sumergible se perdería cerca de Cherburgo,
muriendo sus ocupantes. Napoleón, que había dado
la razón a Fulton en aquello de querer hundir la flota
inglesa para que él pudiera invadir Inglaterra, acabó
por desinteresarse de ello, pues su Ministro de
Marina no simpatizaba con la idea de unos barcos
sumergibles que no dejasen luchar a sus tripulantes.
Lo calificaron de pirata.
Fulton regresó a América, donde había de
inventar otro barco importante, el primer buque
impulsado por vapor. El ingenio de Fulton fué
perfeccionado por un inglés, quien en 1832 navegó
con su submarino durante más de 9 horas por el
Támesis.
Norteamérica obtuvo el primer éxito en el arte de
hundir buques mediante el submarino. El aparato de
ataque construido por los Confederados en la guerra
civil americana, fué llamado ―Hunley‖, Como la
máquina submarina de Fulton, llevaba un depósito
de aire comprimido, y como la de Bushnell, debía
enganchar un torpedo al casco del buque de guerra,
por debajo del agua.
16
Dos ingenieros del ejército confederado
supervisaron su construcción. La sección principal
del casco se construyó a partir de una caldera de
vapor cilíndrica a la que se habían añadido extremos
más estrechos.
El submarino arrancaba en forma manual, por
medio de una manivela y ponía en movimiento una
única hélice y para ello era necesario una tripulación
de 8 personas. Una novena permanecía en los
controles de la sección delantera.
Había tanques de lastre en cada extremo que
funcionaban abriendo unas válvulas y se vaciaban
mediante bomba manual.
Una quilla de hierro iba atornillada a la base de
la nave, que se podía destornillar desde el interior,
en caso de emergencia. Se utilizaba una brújula para
navegar por debajo del agua y la profundidad de
ésta se controlaba por medio de un indicador de
mercurio.
Cuando se sumergía un poco, se subían dos
tubos con llave de paso para permitir entrar el aire.
Cuando estaba en superficie, las ventanillas de
cristal de las paredes de la tapa permitían al
Comandante ver el exterior.
El 17 de febrero de 1864 hundió la nueva
fragata de los Unionistas, la ―Housatonic‖, ante la
bahía de Charleston. La fragata vió venir al
submarino y alzó el cable para escapar, pero chocó
con él en el intento, estalló el torpedo y los dos se
hundieron. Ciento cuarenta años después, en el
2004, Estados Unidos efectuó una ceremonia de
despedida en honor de los ocho tripulantes del
Hunley. La nave fué encontrada y reflotada en el
año 2000.
El submarino más famoso del mundo es uno que
no llegó a existir jamás: el Nautilus, de Julio Verne,
en su novela ―Veinte mil leguas de viaje
submarino‖, que alcanzó profundidades no logradas
por otro alguno. Era una maravillosa máquina para
explorar y viajar pacíficamente, pero, en realidad,
los submarinos se han usado sobre todo para la
guerra. Pero faltaban dos elementos fundamentales
para que el submarino se convirtiera en máquina de
guerra eficaz; un arma submarina, el torpedo y un
motor apropiado.
“Arma de guerra”.
A final de siglo, y tras una larga y accidentada
historia, marcada por fracasos absurdos y por éxitos
suicidas, el submarino empezó a convertirse
también en un instrumento eficaz de la guerra naval.
Entre 1859 y 1884, los españoles Narciso
Monturiol e Isaac Peral, construirán submarinos con
adelantos muy significativos, que señalaron la
aparición del submarino moderno, desaprovechados
por la desidia de su Gobierno. Narciso Monturiol
fabricó varios submarinos de vapor, bautizados
todos con el nombre de lctíneo, con 9 metros y 30
toneladas, su motor de vapor estaba destinado a
funcionar incluso cuando estaba sumergido. Tenía
un casco doble y una bomba de aire comprimido
para vaciar los tanques de lastre. El oxigeno se
suministraba por medio de una planta de
conversión química. Isaac Peral diseñó el primer
submarino ―Peral” con mecanismo totalmente
eléctrico y provisto de dos torpedos, que fué botado
en el arsenal de La Carraca (Cádiz) en 1888.
17
El estadounidense John P. Holland un maestro
de escuela irlandés que marchó a América, y Simón
Lake, un arquitecto naval que fué inspirado por
Julio Verne, diseñaron el auténtico ingenio
precursor de los modernos submarinos, con doble
motor: uno de combustión interna para la
navegación de superficie y otro eléctrico para
sumergirse; el de Holland, llamado con su nombre,
fue aceptado por la Marina de EE.UU. y el de Lake
fue empleado por los alemanes.
El ―Holland‖ fue el primer submarino moderno y
ya poseía las características típicas de los que
lucharon en las dos guerras mundiales. La eficacia
se limitaba por su dependencia de sus motores
eléctricos alimentados por baterías, ya que ello
reducía la velocidad y autonomía cuando navegaban
en inmersión. Las baterías se agotaban muy pronto
y debían salir a menudo a la superficie para reponer
el aire que los motores Diesel necesitan y para
recargar las baterías. Estos motores se usaban
también para la propulsión en superficie.
En 1900, ―The Plunger‖ de la Armada de
Estados Unidos contó con un elemento adicional de
vital importancia: el periscopio. Después, el
progreso de los buques sumergibles fué enteramente
guerrero. Desde luego, fué la Primera Guerra
Mundial la que los promovió al rango de arma naval
de gran estilo.
En todas las Armadas los submarinos eran tan
incómodos y peligrosos, con aire malo y alimento
peor, y frío húmedo que se filtraba siempre, que se
les llamaban ―pocilgas del mar‖.
El daño que podían hacer se puso de manifiesto
por primera vez ante el mundo cuando los alemanes
trataron de romper el bloqueo británico e
interrumpir las líneas inglesas de aprovisionamiento
con sus barcos ―U‖. Tomaron este célebre nombre
de la palabra alemana ―Untersee‖ (submarino),
inicial seguida de un número, como U-21, que fué el
primero en hacer víctimas. Por esta época, ya se
usaba el periscopio, que permitía divisar a los
buques sin salir a la superficie, y los torpedos,
provistos de propulsión autónoma.
18
Minas navales.
Las minas navales son armas relativamente
baratas y muy efectivas. La simple sospecha de su
presencia impide al enemigo el control del mar y le
exige un costoso despliegue para declarar la zona
"segura" para la navegación.
Las primeras minas (entonces denominadas
"torpedos", hasta que este nombre se impuso para
designar las armas submarinas autopropulsadas)
datan del siglo XVI.
Ya en 1627 los ingleses intentaron atacar sin
éxito la flota francesa con unos "petardos flotantes"
durante el sitio de la Rochelle. Esta táctica,
evolución de los brulotes (barcos a los que se les
prendía fuego y se enviaba contra la flota enemiga),
puede considerarse la prehistoria de la guerra de
minas. Fué en 1776, durante la Guerra de
Independencia norteamericana cuando aparece el
primer antecedente directo de las minas que hoy
conocemos.
El invento, obra de David Bushnell, consistía en
un contenedor sumergido y estanco, relleno de
pólvora negra, con un detonador de percusión,
suspendido de un barril. La novedosa arma la
utilizaron los norteamericanos al año siguiente. El
general George Washington ordenó que los "barriles
de Bushnell" se arrojasen a las aguas del río
Delaware, con la esperanza de que la corriente las
llevase río abajo, donde se encontraban los barcos
ingleses bloqueando el puerto de Philadelphia.
El término "torpedo" fué usado universalmente
durante todo el siglo XIX para designar cualquier
arma submarina. Se cree que el término fué acuñado
por el inventor inglés Robert Fulton, con referencia
al pez torpedo, especie capaz de defenderse
mediante potentes descargas eléctricas. Fulton
diseñó varios modelos de minas entre 1787 y 1812.
El primer empleo fructífero se remonta a la
Guerra de Secesión americana. El Congreso
Confederado, consciente de su desventaja naval
frente al norte, y mientras sufría las consecuencias
del bloqueo naval, creaba en 1863 el "Torpedo
Service‖.
Durante la campaña, un total de 43 buques de la
Unión fueron alcanzados por minas, 27 de los
cuales se hundieron.
En función del tipo de arma, y a menudo como
referencia a su inventor, se dieron a conocer los
"torpedos de botalón" (como el empleado por el
Hunley para atacar al Housatonic), diversos tipos de
torpedos unidos firmemente al barco; los torpedos
―Harvey‖, que no eran sino una mina flotante
remolcada, o los torpedos Whitehead, ingenios
autopropulsados que con el tiempo acabaron por
perder el nombre de su inventor (Whitehead) y que
son lo que hoy conocemos por un torpedo.
A corto plazo, los torpedos automáticos y las
minas de amarre tuvieron una repercusión aún
mayor en el pensamiento naval, ya que amenazaban
no sólo con poner fin al combate directo, sino
también al estrecho bloqueo de los puertos
enemigos.
Portaaviones.
La idea de que el aeroplano podía tener un papel
importante en la guerra naval parece que se les
ocurrió a tres oficiales navales -uno de cada una de
las flotas británica, norteamericana y francesa-al
mismo tiempo y en el mismo lugar. La escena
ocurrió en una llanura tierra adentro, cerca de la
ciudad francesa de Reims, donde en agosto de 1909
los tres eran observadores oficiales de una
exhibición aérea internacional. Allá vieron a un
avión realizar una serie de hazañas de las que nunca
se había oído hablar: volar 180 kilómetros
ininterrumpidos, alcanzar altitudes de 150 metros y
lograr velocidades de 75 kilómetros por hora.
Estas temerarias proezas inspiraron a los tres
agregados a aconsejar a sus superiores que los
aeroplanos podían proporcionar ojos, en el tiempo
futuro, a través de los cuales una flota podría ver de
lejos o incluso convertirse en un arma ofensiva.
Antes de que esto pudiera convertirse en una
realidad, sin embargo, era preciso hallar una forma
de llevar a los aviones, frágiles y de corto alcance,
al mar.
19
El primero de tales intentos tuvo lugar en
Estados Unidos a finales de 1910, cuando un joven
piloto acrobático ambulante llamado Eugene Ely
hizo despegar un avión desde una rampa construida
en la cubierta de un crucero de la Marina de Estados
Unidos.
Dos meses más tarde, en otro vuelo
experimental, aterrizó su aparato en otro buque, una
hazaña que hizo posible un ingenioso mecanismo de
aterrizaje -cuerdas tendidas entre sacos de arena-
que frenó y detuvo el aparato.
Esos vuelos, que hicieron época, demostraron
que los barcos podían utilizarse como campos de
aviación flotantes, pero el desarrollo del
portaaviones efectivo sería un proceso largo
señalado por penosas tentativas.
Durante la Primera Guerra Mundial, la Marina
Real Británica se situó a la cabeza, experimentando
inicialmente con hidroaviones y luego con barcos de
guerra dotados con rampas de madera desde las
cuales podían despegar aviones con tren de
aterrizaje de ruedas..., y en las que a veces
conseguían aterrizar también.
Sin embargo, sólo después de la guerra produjo
Gran Bretaña -y los Estados Unidos y Japón-
auténticos portaaviones con cubiertas de vuelo en
las que los aviones podían aterrizar rutinariamente
además de despegar. Éstos serían los prototipos de
los enormes y complejos cubiertas planas que
revolucionaron la guerra naval en la Segunda
Guerra Mundial y demostraron ser las armas
navales más poderosas de la historia.
20
CAPÍTULO II. (Imperialismo)
21
Una vieja práctica
l Imperialismo es la expansión de un Estado
con el objetivo de dominar otros Estados o
territorios. El imperialismo constituye la extensión
de la autoridad de un pueblo sobre otros
dominados; con formas variables, desde el total
sometimiento al mero vasallaje. Tiene su origen en
las tendencias expansivas que diferentes pueblos
han experimentado a lo largo de la historia por
razones demográficas, económicas, culturales,
políticas, climáticas, etc. Generalmente, estos
imperios se basaron en la dominación de un grupo
militar conquistador, auxiliado en el tiempo por una
creciente burocracia para administrar los territorios
sometidos y que acabarían extendiendo una cultura
uniforme sobre ellos, aunque no siempre la propia
del grupo conquistador. Aunque el término
comenzó a utilizarse a mediados del siglo XIX y
sólo se popularizó para designar la expansión
colonial de finales de ese mismo siglo, el hecho del
imperialismo se remonta a los comienzos de la
historia escrita. Los primeros casos de imperialismo
bien documentados se dieron en Mesopotamia, que
fue unificada en el siglo XXIV a.C. en el efímero
imperio acadio creado por Sargón. Procesos
análogos se dieron en todas las civilizaciones
antiguas, desde Asia oriental hasta América.
El debate intelectual se ha centrado, sin
embargo, en la gran expansión imperialista europea
de fines del XIX, que algunos autores atribuyeron
principalmente a causas políticas, otros, a causas
económicas y otros más, a causas psico-
sociológicas. Tales tipos de causas no se excluyen
entre sí.
Otras exigencias capitalistas que influyeron
fueron la intensificación del comercio y la
necesidad de asegurar el consumo de los productos
industriales en los enormes mercados coloniales.
Apareció así el imperialismo económico que era, en
realidad, consecuencia natural del capitalismo
industrial. También influyeron las causas
geopolíticas: especialmente el deseo de las poten-
cias europeas de ejercer su poder en el ámbito
internacional mediante el control de territorios que
consideraban de alto valor estratégico.
Por otro lado, las causas ideológicas y morales
constituyeron asimismo un elemento esencial, por
cuanto cada país expresaba mediante el
imperialismo la voluntad de extender sus valores
mediante una misión civilizadora de sociedades que,
consideradas inferiores, había que occidentalizar.
Incluso, por una peculiar interpretación del
darwinismo, se defendía la idea de la superioridad
del hombre occidental, tesis que llevó a niveles
deformadores de la realidad.
Entre las causas sociales, estaban también la
evangelización de las poblaciones indígenas, la
acción educativa, cultural y sanitaria, el deseo de
aventura y la necesidad de encontrar empleo en las
nuevas tierras. Además, la curiosidad intelectual y
el interés científico impulsaron empresas para reali-
zar todo tipo de descubrimientos y exploraciones
geográficas.
Los factores socio-demográficos, por otro lado,
constituyeron un elemento esencial, sobre todo, el
crecimiento de la población europea. El excedente
de población tendía a emigrar hacia las colonias, por
lo que puede afirmarse que el imperialismo se
encuentra íntimamente ligado a los fenómenos
sociales de presión demográfica, superpoblación,
emigración y poblamiento de las colonias.
También tuvo su importancia el nacimiento, en
la segunda mitad del siglo XIX, de un nuevo tipo de
relaciones internacionales, unido a la presión de las
instituciones gubernamentales; al acceso a la vida
política de nuevos grupos sociales, y a los medios
de opinión pública; todo ello alentó rivalidades
internacionales y repartos coloniales.
Entre las grandes potencias del siglo XX
llegaron a convivir varios tipos de imperios colonia-
les. Por una parte, los viejos imperios supervivientes
de épocas anteriores -aunque mucho más reducidos-
, como España y Portugal; por otra, los grandes im-
perios inglés y francés, los más ricos, que se
extendían por todos los continentes. También apare-
cieron imperios nuevos, como los de Bélgica,
Alemania e Italia.
E
22
Otros ejemplos fueron el tradicional Imperio
Ruso, de carácter más continental, y el más nuevo
de los Estados Unidos, que intentó expandirse por
las áreas americana y japonesa.
La penetración: exploraciones.
A principios del siglo XIX, el mapa de África al
sur del Sáhara, era un inmenso espacio en blanco,
cuyo contorno estaba pespunteado por una serie de
enclaves costeros, castillos y factorías, que los
europeos habían ido erigiendo en desembocaduras
de ríos, en promontorios o en islas frente a la costa.
Durante cuatro siglos habían sido la meta de las
caravanas que conducían la principal materia prima
africana que demandaban los europeos: esclavos
para las plantaciones americanas. Pero, con breves
excepciones, el interior había sido por lo general un
territorio desconocido, misterioso y hostil,
celosamente preservado por los jefes africanos.
Sólo los portugueses, con presencia temprana en
las franjas litorales de las actuales Angola y
Mozambique, y los holandeses, que desembarcaron
en Ciudad del Cabo en 1652, habían penetrado unos
pocos cientos de kilómetros hacia el interior. Del río
Congo, sólo se conocía la desembocadura: del Níger
se creía o bien que afluía al Nilo, o bien que moría
en un mar interior, puesto que corría hacia el Este,
alejándose de la costa atlántica. De las fuentes del
Nilo se conocía lo mismo que en la época en que
Heródoto escribió: "sobre el origen de este río nadie
sabe nada". África era un gran mapa mudo en el que
los cartógrafos rellenaban los espacios vacíos con
animales y personajes exóticos.
La búsqueda de materias primas con las que
alimentar una industria en crecimiento y de
mercados donde colocar los excedentes
manufacturados; la conveniencia de sustituir los
desaparecidos imperios coloniales americanos por
otros en Asia y África, con la consiguiente
adquisición de territorios tanto de explotación como
de poblamiento; la propia revolución de los
transportes -sobre todo, por la aplicación del vapor
y la hélice a la navegación- pero también
consideraciones de orden social, científico y cultural
-eliminación de la trata de esclavos, los nuevos
descubrimientos geográficos o el formidable
impulso experimentado por las misiones cristianas
en su doble versión protestante y católica- todo se
concitó, en suma, para que en un tiempo breve
África desvelase gran parte de sus secretos al
hombre occidental. También, para que su reparto y
ocupación fuesen un hecho.
A finales del siglo XIX, sólo dos Estados eran
libres. Liberia: una colonia creada en 1815 y
formalmente independiente desde 1847, había sido
fundada por filántropos blancos estadounidenses
que, además de acabar con la esclavitud, querían
devolver a los negros a África, convencidos de la
imposibilidad de la convivencia igualitaria entre
ambas razas. Y Etiopía, el mítico reino del Preste
Juan, aislado geográficamente y congelado en una
modorra medieval, de la que pronto le iba a
despertar bruscamente el afán expansionista eu-
ropeo. En unos pocos años, la escuadra v el
cartabón dividieron caprichosamente a pueblos,
separaron grupos lingüísticos y pulverizaron las
culturas locales, tecnológicamente mucho más atra-
sadas, a la par que miles de europeos
desembarcaban en el continente, unos para
establecerse definitivamente, otros para hacer una
rápida fortuna.
La cartografía de la última frontera que le
quedaba al hombre blanco la rellenó un puñado de
exploradores, en su mayoría británicos y franceses,
con una fortuna milagrosa, una innegable tenacidad,
una hábil instrumentalización de los guías nativos y
de los conflictos entre grupos rivales, y unos
métodos a menudo brutales, como en los casos de
Burton o Stanley.
Los más importantes fueron, el escocés Mungo
Park, que exploró el curso del río Níger; el francés
Caillié, que desde muy joven recorrió el interior del
Senegal, el también escocés Livingstone, que en
labor misionera viajó durante 15 años por tierras
africanas, desconocidas por los europeos;
habiéndose perdido en 1871, fue hallado
por el galés Stanley, nacionalizado americano y de
23
profesión periodista, quien aceptó el encargo – que
le haría famoso- de encontrar a Livingstone. El
inglés Speke, quien fue compañero de otro inglés,
Burton (militar y excelente lingüista), en un
viaje por Somalía y después, en la búsqueda de las
fuentes del Nilo. Burton enfermó y Speke prosiguió,
llegando al lago Victoria y afirmando que en dicho
lago nacía el río Nilo. Burton –posiblemente celoso-
lo negó y se originó entre ellos una célebre
controversia.
24
Un conde italiano, nacionalizado francés, Pierre
Savorgnan de Brazza exploró el río Ogowe y la
desembocadura del Gabón. Fundó la ciudad de
Brazzaville, donde estableció una colonia. Entre
estos connotados exploradores se encuentra también
una mujer, Mary Kingsley, hija de un clérigo, quien
a los treinta años viajó a África para investigar
religiones locales. Visitó Cabinda y la isla de
Fernando Poo, demostrando siempre simpatía y
respeto por los africanos, lo que en ese entonces no
era nada común.
La nueva era del imperialismo europeo surgido
en el siglo XIX, consecuencia del triunfo del ideario
liberal, pero sobre todo de la revolución industrial y
de los formidables avances de las técnicas y las
ciencias, determinaron una nueva apertura del
horizonte geográfico, que supuso para el hombre
occidental el conocimiento y ocupación del planeta,
prácticamente en su totalidad. África no podía ser la
excepción.
La colonización europea afectó tan
profundamente a los africanos que marcó el fin de
una época y el advenimiento de otra nueva, cuyas
consecuencias siguen gravitando hoy. El
expansionismo europeo en África, iniciado por
Portugal en el siglo XV terminaría transformando
todos los aspectos de la vida de las sociedades
africanas, incluidos los morales y religiosos, de
forma que cuando se produce la descolonización del
continente, en la segunda mitad del siglo XX, los
africanos han perdido casi totalmente su
personalidad, obligados a abrazar la fe y las
costumbres de los europeos.
Penetración político – militar
Hasta mediados de siglo XIX, la presencia
europea en África era puramente testimonial. En
1830, los franceses ocuparon Argel, so pretexto de
librar a la navegación internacional de aquel
peligroso foco corsario, pero una vez allí ya no se
marcharon. Antes al contrario, desde esa base de
operaciones iniciaron la sistemática conquista del
país, completada en 1848 con el sometimiento del
emir Abd el Kader. Desde el Sahel argelino, fue
ocupado todo el Sahara centro-occidental, hasta
lograr enlazar con los territorios ocupados por
Francia desde sus bases senegalesas en el Oeste
africano y Níger superior. Más al sur, Francia se
hallaba también en el golfo de Guinea -Costa de
Marfil, Dahomey, Congo superior y Gabón-, y
desde sus islas del Índico permanecía atenta para
proceder al asalto de Madagascar a la primera
oportunidad.
25
De superior alcance eran los planes británicos
para la ocupación del frente oriental del continente.
Ello mediante un movimiento envolvente de Sur a
Norte y viceversa, que debería tener como bases la
recién adquirida Colonia de El Cabo y Egipto,
provincia emancipada del Imperio turco, cuya
ocupación era para Londres asunto prioritario para
asegurar su hegemonía en el Mediterráneo oriental
y. sobre todo, el control de la nueva ruta a la India
por el canal de Suez, inaugurado en 1869.
El moderno Estado introducido por Mehmet Alí
en Egipto en la primera mitad del XIX, saludado por
los contemporáneos como aurora de un
resurgimiento árabe, sobrevivió con dificultad a su
fundador, de forma que en 1882 ese país quedó
reducido de hecho a Protectorado británico. El paso
siguiente fue la ocupación del Sudán -condominio
anglo-egipcio, pero en la realidad dependencia
exclusivamente británica-. Ello, sumado a la
ocupación de Kenia, Uganda y otras regiones del
África oriental, permitiría a Gran Bretaña conectar
esos territorios con sus posesiones meridionales. Si
bien en 1881 hubo de aceptarse la segregación de
las dos repúblicas bóers (holandesas y calvinistas)
de Transvaal y Orange, situadas en los confines
noroccidentales de Sudáfrica, su viabilidad era
dudosa como los hechos no tardarían en demostrar.
En contrapartida, por el Norte y Noreste, el
avance desde El Cabo resultó imparable: Natal,
Bechuanalandia, Basutolandia, Suazilandia, fueron
cayendo una tras otra, reducidas a colonias o
protectorados. Cuando en las décadas de 1880 y
1890 surgió la doble posesión de Rhodesia, desde
ella pudo enlazarse sin dificultad con Uganda y los
dominios del Norte. El Imperio británico en África
oriental era una realidad incuestionable. Basta decir
que se extendía casi ininterrumpidamente desde el
Mediterráneo a El Cabo. Pero también en el
occidente africano, en la costa atlántica, dominaban
en Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro (Ghana) e
incluso Nigeria.
Iniciada la década de 1880, Gran Bretaña y
Francia se repartían buena parte del continente
africano. Alemania quedaba muy por detrás.
Hizo acto de presencia tarde, pero con
determinación de quedarse: a sus posesiones de
Camerún y Togo, en el golfo de Guinea, sumó en
1884 los extensos territorios de África del Suroeste
y Tanganica, este último en el Índico. Portugal y
España continuaban en sus posiciones históricas de
siempre. Italia hacía su aparición en Eritrea y
Somalia en 1890 y en 1891; sufría una derrota unos
años más tarde en Etiopía y al término de la primera
década del siglo XIX (1911) se anexionaba Libia, y
una compañía belga, presidida a título particular por
el rey Leopoldo II, operaba en la inmensa región del
Congo.
El reparto.
El proceso de penetración desordenada en el
continente africano a partir de cabeceras de puente
establecidas en el litoral, mediante la doble táctica
de demostraciones de fuerza y de compra de
voluntades, una y otra garantizadas con ocupaciones
fácticas, o con tratados de protectorado sobre los
débiles poderes autóctonos, necesariamente tenía
que terminar enfrentando a las potencias
26
colonialistas. Así sucedió con británicos y franceses
en Egipto, Sudán y Nigeria; a los franceses con los
alemanes en África ecuatorial, y a los alemanes con
los británicos en África oriental y en el Suroeste del
continente. De otro lado, también era necesario
decidir si se reconocían o no los derechos históricos
alegados por Portugal y España y si se atenderían la
pretensiones soberanistas del rey Leopoldo II de
Bélgica sobre el Congo y, en caso afirmativo, de
qué forma hacerlo compatible con los intereses de
Francia y Portugal y con la deseable libertad de
comercio y navegación en ese extenso país. Por
último, se imponía reconocer o no, una por una, las
adquisiciones ya realizadas y, sobre todo, introducir
mecanismos adecuados que regulasen las anexiones
futuras, así como los posibles contenciosos entre las
partes interesadas.
Para poner orden entre tanto caos y sentar las
bases de un reparto consensuado, tuvo lugar una
Conferencia en Berlín, entre el 15 de noviembre de
1884 y el 26 de febrero de 1885.
Si la conversión de África en una gigantesca ―res
nullius‖ (cosa vacía) facilitaba la tarea de poner en
conexión la "misión civilizadora" y la ocupación de
un territorio, la contrapartida se encontraba en la
tensión que el sistema podía generar entre las
metrópolis, embarcadas en una imparable carrera
por ampliar sus dominios. La Conferencia de Berlín
de 1885 obedece al propósito de desactivar la carga
desestabilizadora que la empresa colonial
representaba para las potencias europeas: mejor
llegar a un acuerdo entre pueblos civilizados, según
correspondía al Senado del mundo, que resolver las
controversias recurriendo a la fuerza militar.
Berlín era el marco más apropiado para la
Conferencia. La nueva Alemania, el II Reich,
ejercía desde la reunificación de 1870 un arbitraje
incuestionable en el continente europeo.
De otro lado, venía a ser la única potencia capaz
de ofrecer un escenario neutral, ya que entre las
grandes era la única, por los momentos, sin
apetencias coloniales.
El canciller germano Otto von Bismarck estaba
firmemente persuadido de que la hegemonía
mundial corres-pondería al Estado que ejerciese
clara prepon-derancia en Europa, y ésta resultaría
tanto más imbatible cuanto más concen-trados estu-
viesen sus fuerzas y recursos en el continente
europeo. Ocupar colonias equivalía por tanto a
dispersión de fuerzas y, en definitiva, a una mayor
vulnerabilidad.
Se entienden las reticencias de Bismarck a ese
tipo de adquisiciones, que tuvieron lugar tarde y a
desgana por no caberle otra salida, al tener que
proteger intereses de compañías privadas alemanas
ya introducidas.
Por lo mismo se comprende también que durante
la Conferencia de Berlín, el Reino Unido y sobre
todo Francia, rivales reales de Alemania en Europa
respectivamente, sorprendentemente tuvieran en el
canciller germano al principal valedor en sus
pretensiones coloniales. Bismarck cumplió a
cabalidad ese papel, pues... a más colonias, más
dispersión y por tanto, mayor debilidad.
27
28
IBEROAMÉRICA ANTE EL SIGLO XX
urante el último tercio del siglo XIX y el
primero del XX, Iberoamérica sufre una
profunda transformación, evolucionando desde unas
estructuras semi-coloniales a otras más conformes
con la moderna sociedad europea. El elemento
generador de esta evolución es el capitalismo
europeo y norteamericano que invierte en estas
naciones, elevando de un modo algo artificial su
prosperidad, ya que en muchos casos las
transforman en productoras de uno o como mucho
dos productos (café, fruta, ganado, trigo), sometidas
por tanto a los caprichos de los mercados y bolsas
mundiales.
Paralelamente hay países que inician una tímida
industrialización, en lucha con la competencia
inglesa y norteamericana. Simultáneamente se
produce una intensa avalancha inmigratoria que
cambia las estructuras sociales, que evolucionan
desde las formas patriarcales y coloniales a otras
más semejantes a los modelos europeos.
Un fenómeno significativo será la aparición de
las clases medias y la de un proletariado con
conciencia de clase.
En cuanto a los gobiernos, aparece un
predominio de los gobiernos civiles que superan la
etapa del caudillismo, gracias en especial a las
nuevas clases burguesas en que se asientan, la
expansión económica y la influencia europea a
través de los inmigrantes y las mayores facilidades
en las comunicaciones.
El factor más negativo de esta etapa fue el
imperialismo norteamericano, manifestado en el
campo económico, en el político, y mucho más
drásticamente en las intervenciones militares.
Norteamérica invirtió capitales cuantiosos en
plantaciones y obras de infraestructura,
fundamentalmente ferrocarriles, de tal forma que
llegó a dominar la economía de las naciones más
débiles, pudiendo coaccionar a sus gobiernos. Baste
recordar como ejemplo característico la 'United
Fruit Company”que monopolizó el comercio de
frutas.
D
29
30
MAHAN
La U.S. Navy, punta de lanza imperialista.
n nuevo ―navalismo‖, que sería artífice de
una geopolítica encontró su apóstol en la
persona del capitán Alfred Thayer Mahan de la
Marina de los Estados Unidos. En 1890, Mahan
publicó las conferencias sobre ―la influencia del
poderío marítimo en la historia‖, que había dado en
el Colegio Naval de los Estados Unidos. Estas
consistían en su mayor parte, en un concienzudo
análisis de las tácticas y la estrategia de la guerra
naval en los siglos XVII y XVIII, pero contenían
generalizaciones acerca del carácter y elementos
sustituyentes del poderío marítimo y de su relación
con la prosperidad nacional. ―Por primera vez
escribió sir Julián Corbett, la historia naval ha sido
colocada sobre una base filosófica‖.
Este juicio no hacía justicia al pensamiento
dominante en el propio país de Corbett, especial-
mente al del contralmirante Philip Colomb, cuya
gran obra analítica sobre la Guerra Naval apareció
al mismo tiempo que la de Mahan. Pero las
expresiones de Mahan tenían un halo magistral y
convincente que las hacía comprensibles -y
traducibles-, mientras que los minuciosos
tecnicismos de Colomb no lo eran.
Mahan sostenía que el predominio marítimo, el
comercio y las colonias están inseparablemente
asociados y constituían los fundamentos
indispensables de la riqueza y prosperidad
nacionales. ―Sin el comercio no hay marina; sin una
marina no puede haber comercio. Y el comercio y la
marina necesitan bases en ultramar.
El control de los mares es el principal entre los
elementos puramente materiales del poder y la
prosperidad de las naciones‖, escribió Mahan en
1893...
De esto se sigue naturalmente el principio de
que, como una cosa subsidiaria de este control,
resulta imperativo el tomar posesión, cuando pueda
hacerse rectamente, de las posiciones marítimas que
contribuyan a asegurar el dominio.
Sus enseñanzas y escritos, posteriores a la
edición de su obra naval, más que crear nuevas
orientaciones dieron énfasis a las ya existentes.
Mantenía que los Estados Unidos debían ocupar,
primero, posiciones que les dieran el control sobre
el istmo de Panamá, a través del cual, conside-
raciones comerciales y estratégicas harían necesaria
la construcción de un canal y, segundo, bases en el
Pacífico para proteger los intereses de los Estados
Unidos en el Extremo Oriente, en donde a
los antiguos rivales, Inglaterra, Francia y Rusia,
se habían unido en la pugna, Japón y Alemania;
países, cuyos gobernantes eran discípulos fervo-
rosos de Mahan.
U
31
Una poderosa flota y un floreciente comercio
eran dos elementos de la trinidad de Mahan. Las
bases ultramarinas eran el tercero; y Mahan, como
ya hemos visto, dirigió la atención de sus
compatriotas a dos áreas en donde tales bases
deberían ser establecidas; el Caribe, para sal-
vaguardar el comercio del Atlántico, y el Pacífico,
para proteger el creciente intercambio con la China
y el Japón; y, por natural progresión, el istmo entre
los dos mares con un paso a través del mismo, que
no sólo aumentaría las posibilidades del comercio
americano, sino que disminuiría las dificultades que
su protección presentaba. En ambas zonas se podía
contemplar ahora el espectáculo de una potencia
europea en decadencia, gobernando los últimos
restos de lo que en otro tiempo fue un gran imperio.
La rebelión cubana contra el dominio español
fue una cuestión casi de interés doméstico para
Norteamérica, y la misteriosa destrucción del
crucero ―Maine‖ de la Marina de los Estados
Unidos en el puerto de la Habana en febrero de
1898, sólo dio ocasión a un conflicto al que el
gobierno americano fue empujado por un clamor
abrumador de la opinión pública. Los americanos
hubieran encontrado difícilmente un mejor
adversario en el que afilar sus dientes. La marina
española tenía un sólo acorazado contra cinco de los
Estados Unidos; sus navíos estaban ruinosos y sus
tripulaciones mal adiestradas. Dewey aniquiló a la
flota del Pacífico en Cavite, bahía de Manila en
mayo; Sampson la del Atlántico en Santiago de
Cuba en julio, y la captura de las Filipinas y Cuba,
con sus guarniciones aisladas de la patria y sus
poblaciones nativas en rebelión, siguió a esto como
una cuestión de trámite. Las doctrinas de Mahan del
poderío naval aparecían justificadas del modo más
rotundo.
Terminada la guerra hispano-americana, en París
se firmó un tratado el 10/12/1898, según el cual
España cedió a EE.UU. sus derechos sobre Puerto
Rico, Filipinas y Guam, y Washington reconoció la
independencia de Cuba pero obtuvo el ―derecho de
protegerla‖ hasta 1902, cuando por presión de
EE.UU., la Asamblea Popular cubana aceptó lo que
se llamó la ―Enmienda Platt‖, que daba a EE.UU. el
derecho a intervenir en los asuntos internos de Cuba
y a mantener una base naval en Guantánamo por 99
años. En 1934 se anuló esa enmienda pero quedó el
control de Guantánamo, que sólo cesa por acuerdo
de ambas partes. Cuba ha intentado en la ONU su
revisión, inútilmente.
32
Pero la guerra hispano-americana no fue
simplemente un conflicto naval. Se planeó un
desembarco en Cuba que se llevó a cabo, pero
surgieron problemas tácticos y de organización que
evidenciaron que el poderío naval no bastaba por sí
solo para solucionar una guerra, cuestión que un año
después se plantearía a los ingleses en la guerra de
los boers.
En 1898 el ejército de los Estados Unidos estaba
mal preparado para hacer una guerra, igual que la
marina diez años antes. Sus 28.000 hombres estaban
diseminados por todo el territorio en pequeños
destacamentos que nunca se reunían para
instrucción y maniobras.
La Guardia Nacional proporcionó otros 114.000
hombres, y conservó su independencia del ejército
regular con un celo tal que repercutió tristemente en
su efectividad militar.
Los voluntarios hicieron ascender el número
total de hombres -que el Departamento de Guerra
tuvo que administrar- a 225.000, y su completa
incapacidad para alimentarlos, unifor marlos o
alojarlos adecuadamente, causaron una mayor
preocupación pública que el fracaso de las fuerzas
que desembarcaron en Cuba para forzar a las líneas
españolas a presentar batalla en Santiago.
Finalizada la corta guerra, se impuso un
programa al que en los primeros años del siglo
XX, el pueblo americano fue gradualmente
aceptando; América, no menos que las potencias de
Europa, tuvo que transformarse en una nación en
armas.
El patio trasero de U.S.A.
En la parte septentrional de América del Sur, la
república de Gran Colombia, compuesta por
Colombia, Ecuador y Venezuela se disolvió en
1830.
En lo que quedaba del siglo, estas repúblicas
estuvieron envueltas en contiendas internas, en las
que el poder naval casi no tuvo participación.
33
Venezuela, como la mayoría de las naciones
iberoamericanas, estuvo sujeta a frecuentes
amenazas de flotas extranjeras. En diciembre de
1902 los barcos de guerra británicos y alemanes
bloquearon la costa venezolana y bombardearon los
fuertes de Puerto Cabello. El crucero alemán
Panther intentó entrar en el Lago de Maracaibo,
pero fue rechazado por el fuerte San Carlos que
guardaba la entrada y se vió obligado a retirarse a
Curacao para efectuar reparaciones.
Italia se unió al bloqueo, y el Presidente
norteamericano Roosevelt acordó intervenir como
árbitro de reclamaciones, y el ministro de Asuntos
Exteriores argentino repudió públicamente, con
argumentos jurídicos, contra el cobro por la fuerza
de las deudas de Venezuela por parte de las
potencias marítimas extranjeras. El bloqueo
terminaría a mitad de febrero de 1903.
Las grandes potencias utilizaron sus flotas en
Ibero-América, no sólo para intervención abierta,
sino para desempeñar políticas de fuerza. Las
relaciones de Chile con los Estados Unidos en las
décadas inmediatamente posteriores a la Guerra del
Pacífico, son un ejemplo. Los Estados Unidos
temían que Chile pudiera convertirse en la nación
dominante del Pacífico y una amenaza a sus
ambiciones, especialmente en el istmo de Panamá.
Durante la década de 1880 y entrada la de 1890, la
marina chilena era superior a la flota
norteamericana.
En el campo político se celebró en 1889 en
Washington la Primera Conferencia Internacional
de Estados Americanos, con unos objetivos
comerciales, que Estados Unidos utilizó para
consolidar tanto su expansión económica como su
imperialismo, cuya más trágica versión serán las
intervenciones militares, frecuentes en el área
centroamericana.
En diversas ocasiones, la mayoría de las
naciones del Caribe fueron bloqueadas,
bombardeadas o invadidas por marinas europeas y
de los Estados Unidos. Panamá, provincia de
Colombia hasta 1903, sufrió muchas intervenciones
por buques de guerra e infanterías de marina.
La zona fue un semillero de revoluciones durante
todo el siglo XIX y cuando el levantamiento
amenazaba a los intereses políticos o económicos de
una potencia naval sobre el istmo, dicha potencia
intervenía, en ocasiones de parte del gobierno
colombiano, pero a veces la intención era ayudar a
la causa rebelde, y era poco lo que la débil flota
colombiana podía hacer para evitarlo. Precario era
el estado de dicha flota para 1903, cuando la marina
norteamericana respaldó con éxito una rebelión en
Panamá para conseguir su nacionalidad.
Colombia se encontró con las manos atadas;
poco después de iniciarse la rebelión fue
despachado un cañonero colombiano a Panamá, con
una tropa de quinientos hombres y llegó a Colón,
terminal del ferrocarril transpanameño en el Caribe.
Al día siguiente, infantes norteamericanos,
embarcados en un crucero, prohibieron a las tropas
colombianas utilizar el ferrocarril, de propiedad
estadounidense y gestionado por su personal, para
atravesar el istmo hasta el corazón de la rebelión en
la ciudad de Panamá, término del ferrocarril en el
Pacífico. El 4 de noviembre Panamá declaró la
independencia, que reconocieron los Estados
Unidos extraoficialmente dos días después, y
oficialmente, una semana más tarde.
Tras provocar la escisión de Panamá, EE.UU.
intervino militarmente en ella los años 1917,1918 y
1925; en Cuba, tras la guerra hispano
norteamericana no se retiró hasta 1902, para volver
a ocuparla militarmente de 1906 a 1909, tras lo que
apadrinó una serie de gobiernos títeres; Haití la
ocupó desde 1915 a 1934; a la República
Dominicana la ocupó desde 1916 hasta 1924; en
Nicaragua desembarcó en 1912, no retirándose
hasta 1925, para volver al año siguiente a instaurar
un gobierno títere y la dinastía somozista.
En México, donde en 1911 se había iniciado la
―Revolución Mexicana‖, impulsada por dos grandes
líderes populares: Emiliano Zapata y ―Pancho
Villa‖, desembarcó en Veracruz en 1914, en donde
se encontraron con una fuerte y heroica resistencia
de los cadetes y marineros de planta de la Escuela
Naval, comandados por el Comodoro Azueta, y en
34
1916 envió la expedición punitiva del General
Pershing.
Influencia naval en la Política.
En Iberoamérica, tras la independencia, algunos
hombres de la Marina se mostraron políticamente
activos, expresaron sus apoyos o desacuerdos por
medio de manifestaciones, pero hasta la época
indicada no hubo intentos importantes por ninguna
Marina, para derrocar a los gobernantes. Esto
cambió en la última década del XIX, al estallar
revoluciones navales significativas en Argentina
(1890), Chile (1897) y Brasil (1893-1894).
En esa época, el cañón y la lancha eran los
únicos medios disponibles con los que la Marina
podía desafiar a los centros militares basados en
tierra. La primera y más importante arma de la flota
era el cañón, y aunque su potencia destructora
aumentó notablemente hacia final del siglo, su
alcance era aún bastante corto en términos reales y
su precisión limitada. En 1890 un cañón de 305
mm. tenía un alcance de unos trece kilómetros, unas
diez veces más que un 32 ó 42 libras montado en la
cubierta inferior de un navío de línea de setenta
años antes. Como sus predecesores, el 305 mm. era
todavía apuntado a ojo, de forma que su alcance
eficaz no aumentaba mucho efectivamente.
En cierto modo, la lancha enmendaba las
deficiencias del cañón. Podía transportar la tercera
parte de la tripulación de un buque de guerra de
cuatrocientos hombres, que era lo que se podía
reducir de la dotación cuando el buque no estaba
empeñado en combate con el enemigo. Así, el
buque mayor contribuiría a las actuaciones en tierra,
con el equivalente a una compañía de infantería
ligeramente armada. Por toda Ibero-América los
destacamentos de desembarco estaban
característicamente constituidos por otros del
ejército, y en algunos casos, de infantería de marina.
Así, las marinas iberoamericanas no tenían
capacidad anfibia propia, ni sus cañones tenían
mucho alcance en tierra. Consecuentemente, no
existía una posibilidad razonable de imponer su
voluntad a la nación.
Solamente Chile tuvo éxito en el derrocamiento
de un gobierno, debido en gran parte a su capacidad
para formar una fuerza anfibia. Se presentó a la
Armada un modelo de submarino de unos 8 metros
de eslora, 15,5 toneladas de desplazamiento y
tripulado por 5 hombres. En esa época, se construyó
en Talcahuano, fue sometido a una serie de pruebas
pero no consiguió despertar interés. En el resto de
Ibero-América, las Marinas tuvieron una influencia
secundaria en la evolución de las políticas
nacionales, hasta después de la Segunda Guerra
Mundial.
Argentina – Chile
El descomunal esfuerzo económico realizado por
ambos países comprometía seriamente sus finanzas.
El equilibrio militar entre las dos naciones se
inclinaba hacia una u otra dependiendo del
momento en que se recibían las naves que, dicho sea
de paso, la Corona británica, como mediadora que
era, les vendía a unos y a otros, con pagos bien
garantizados…. por las dudas.
A principios de 1902 la confrontación era
inminente. La Escuadra argentina se encontraba en
permanentes evoluciones y las tropas terrestres
estaban desplegadas hasta el punto que solía decirse
que bastaba que a un soldado se le escapara un tiro
para desatar la guerra.
Por aquella época, la banca británica venía
efectuando fuertes inversiones en los dos países en
rubros como ferrocarriles, aguas corrientes,
telefónica y otros servicios, y de seguro, temió que
una guerra por una remota zona del planeta en la
que se ignoraba si había riquezas estratégicas,
afectase a sus negocios. Así que comenzaron con las
presiones primero, y con los cortes del crédito,
después. Por supuesto, tal acción fue suficiente.
Con un simple cambio de plenipotenciarios,
cuajó en pocos días un arreglo que no se había
podido alcanzar en más de una década de
discusiones. Se aceptó la mediación de la Corona
británica y tuvo como resultado colocar a ambas
35
Escuadras en un estado de discreta equivalencia.
Buena parte de los barcos de guerra fueron
desarmados por cinco años y tanto Argentina como
Chile se vieron obligados a vender los acorazados
que tenían en construcción en Italia e Inglaterra,
respectivamente, entre otras medidas.
En 1904/6 el Brasil sanciona dos leyes de
renovación de la Escuadra y decide la construcción
de 3 acorazados de 19.000 toneladas, 2 cruceros y
10 destructores. Las relaciones coincidentalmente
empeoraron por cuestiones de jurisdicción en el Río
de la Plata. Se produce una ampliación de
jurisdicción vertical para las Marinas del mundo,
con la aparición de la Aviación Naval y el
Submarino. En este período, la Aviación Naval
Argentina empieza a tener incremento, pero el arma
submarina no tiene mayor desarrollo, al contrario de
lo que ocurre en otras marinas sudamericanas como
Chile, Brasil y Perú.
Equilibrio naval a la inglesa
En la década de 1880 los ingleses se
convencieron de lo inadecuado de su potencia naval,
si sus dos principales rivales, Francia y Rusia, unían
sus fuerzas. Si el Estado Mayor alemán se sentía
obsesionado por los cálculos del potencial militar
francés y ruso, los pensadores ingleses no se sentían
menos preocupados ante la suma de los barcos
franceses y rusos.
Porque la fricción con estas dos potencias fue en
aumento a lo largo de la década, al entrar Inglaterra
en repetido conflicto con ellas en África y Asia. Una
campaña en la prensa y en el Parlamento culminó en
la adopción oficial del patrón de doble-potencia. La
Royal Navy tenía que mantener una Armada
equivalente a la de las flotas combinadas de las dos
potencias marítimas que la siguieran en
importancia.
Para llevar a efecto esta política se aprobó en
1889 el Naval Defence Act, un paso que dio lugar a
una carrera de armamentos de una intensidad
totalmente nueva. Implicaba la construcción en el
plazo de los tres años siguientes de diez buques -
ocho de ellos de una nueva clase de más de 14.000
toneladas-, juntamente con nueve grandes cruceros
y treinta y tres más pequeños. Pero esto no fue más
que el principio. El acicate de la competición
franco-rusa, considerada como particularmente
amenazadora después de las demostraciones de
fraternidad naval entre estas dos potencias en 1891,
y la rápidez con que quedaban anticuados los
barcos, obligaron a los ingleses a establecer entre
1893 y 1904, un promedio de siete grandes
acorazados por año. Conservadores, radicales,
imperialistas, liberales, todos cooperaron para forzar
la marcha, bajo el estímulo de la recién formada
Liga Naval.
El desarrollo técnico y los temores alimentados
por las tradicionales rivalidades coloniales bastaron
así para producir la carrera naval con la que dio
comienzo el siglo XX. Pero tal pugna tuvo, además,
otras consecuencias.
El abandono de la vela, incluso como fuerza
motriz auxiliar, hizo depender a los navíos de bases
de aprovisionamiento y los barcos de guerra
precisarían de algo más que combustible si se quería
que estuviesen dispuestos para la acción en aguas
distantes.
Necesitarían municiones y víveres, muelles,
cuarteles navales y hospitales; todas las exigencias
de una base naval completa. De este modo si los
gobiernos iban a dar a su comercio la protección a
que tradicionalmente tenía derecho, habrían de
hacer uso de tales instalaciones. Estas bases nece-
sitarían asimismo protección; así como las líneas de
comunicación que las conectaran entre sí; y sería
precisos, por tanto, más barcos y más gastos.
Por esta razón, la solicitud de expansión naval
procedió no sólo de los círculos militares
encargados de las cuestiones como seguridad, sino
que fue pedida también por los múltiples intereses
comerciales y financieros de la Europa occidental y
de los Estados Unidos. A todo esto se unió la
presión de las grandes industrias navieras,
metalúrgicas y de armamentos, en favor de una
política que no sólo protegía sus in tereses
nacionales, sino también los suyos propios.
36
37
EMERGEN OTROS PAÍSES
mitad del siglo XIX empezaron a aparecer
en escena dos nuevos países para integrarse
en el elenco de actores con dominio naval:
Norteamérica y Japón. Otro país lo intentaría;
Rusia, queriendo romper sus propias ataduras de
inmenso país continental. Japón cuya puerta se
había ido abriendo muy lentamente, desde un siglo
antes, pasaba por una profunda crisis interna y se
enfrentaba a la creciente amenaza de las potencias
occidentales. El Japón de mediados del siglo XIX
hubo de enfrentarse a problemas domésticos a la par
que veía cernirse sobre sí la amenaza de un
expansionismo occidental decidido a abrir mercados
en el Extremo Oriente.
Muchos fueron los esfuerzos anteriores a 1853
realizados por las potencias occidentales con el fin
de forzar la apertura de los puertos japoneses,
aunque se trató de esfuerzos aislados y carentes del
apoyo de unos intereses económicos y políticos
sustanciales. En 1778 y 1792, los rusos pretenden
establecer relaciones comerciales. En 1804 sucede
lo mismo pero se rechazan éstas y otras ofertas
similares de barcos británicos. En 1825, el gobierno
ordena que todos los barcos extranjeros abandonen
aguas japonesas, una orden que no hará nada por
aliviar las presiones, cada vez mayores.
El cierre de sus puertos a los barcos extranjeros
fue temporal, ya que en 1853 el Comodoro
norteamericano Matthew Perry, condujo una
escuadra hasta la costa japonesa y ―solicitó‖ la
apertura de relaciones diplomáticas y comerciales.
Otras potencias obtuvieron pronto semejantes
ventajas y en pocos años la reclusión voluntaria del
Japón había terminado. Profesores y toda clase de
técnicos especializados occidentales fueron
invitados a Japón, mientras que un gran número de
japoneses, fueron a estudiar al extranjero. Un
espíritu belicista dominó en el país, y con él, un
ansia expansionista.
El Japón, cuya sociedad permanecía dentro de un
régimen, que se podría considerar feudal, tuvo que
aprender a vivir dentro de un mundo completamente
nuevo, que lo sometía a profundos cambios. Estaba
surgiendo como potencia. La imitación de los
patrones militares y navales occidentales fue un
factor decisivo del proceso por el que los japoneses,
saliendo de su aislamiento, se dispusieron a
competir como iguales con los Estados de Europa.
En 1866 el Shogun había invitado a una misión
militar francesa y a otra naval británica a poner los
cimientos de las nuevas fuerzas japonesas, pero dos
años después, una alianza de los ―samurais‖
restablece el poder del Emperador y la ciudad
capital pasa a ser Edo ―Tokio‖. En 1885 la misión
militar francesa fue seguida de una procedente del
Imperio alemán, y la instrucción y la organización
castrense japonesa pasaron a moldearse más
estrechamente sobre el modelo germano.
Para cuando el siglo terminaba, el Japón había
realizado en una generación lo que Europa tardó
veinte en conseguir, y atravesó el umbral del siglo
XX como potencia plenamente equipada desde el
punto de vista industrial, militar y naval. Lo hizo a
costa de China, a la que derrotó, tanto en tierra
como en el mar.
La guerra chino japonesa de 1894-1895
catapultaría al archipiélago del ―status quo‖ semi-
colonial a uno imperialista. La ocupación de Taiwán
aportó la primera experiencia de control imperialista
y desarrollo dirigido.
Para 1894, la marina japonesa tenía un mayor
poder artillero que la China, con cañones rayados, y
muchas de sus piezas eran de tiro rápido. Los chinos
tenían una mayor protección acorazada. La mayor
diferencia estribaba en el personal; los únicos
oficiales expertos entre los chinos eran extranjeros,
pero las tripulaciones carecían de práctica y tenían
muy poca preparación. En cambio, los nipones
tenían tripulaciones muy bien preparadas, con
marinos eficientes y excelentes artilleros.
El más importante encuentro naval se dio en la
boca del río Yalú. La victoria nipona no fue tan
decisiva en cuanto al número de bajas y de unidades
sufridas por los chinos, pero le dio el control del
mar y demostró ante el mundo que el Japón tenía
algo que decir en la moderna guerra naval.
A
38
Ese año proporcionó a la marina japonesa una
mayor oportunidad de demostrar cuánto había
absorbido de sus tutores británicos.
En su desarrollo se había mantenido bastante
atrás con relación al ejército. En 1894 no; sería
bastante más que los tres navíos acorazados que
databan de veinte años antes y eran de un modelo
totalmente anticuado, y su principal fuerza residía
en tres cruceros acorazados, provistos de artillería
pesada.
Pero en los apartados de navegación, en su
instrucción y en la artillería, los japoneses
demostraron ser superiores a sus más potentemente
equipados rivales. En la batalla, en el Yalú,
consiguieron ese dominio sobre el mar. Después de
esto, el gobierno japonés se esforzó por robustecer
unos efectivos cuya utilidad había quedado
señaladamente probada.
Más no sacó frutos de la victoria, pues las
potencias europeas se lo impidieron en defensa de
sus propios intereses en China, siendo Rusia, por ser
vecina de los chinos, la que ampliaba cada vez su
intromisión, obteniendo de la decadente China, la
Manchuria, Corea y la plaza y puerto de Port-
Arthur.
En 1898, la adquisición por parte de Rusia del
arriendo de la disputada península de Liaodong hizo
resurgir el resentimiento japonés contra los grandes
competidores europeos. Muy pronto, la influencia
rusa sobre Corea comenzaría a empañar los éxitos
obtenidos. Por otra parte, Japón participaría en
1900, conjuntamente con las Grandes Potencias, en
la represión del levantamiento boxer en Beijing, lo
que le valdría el redoblado respeto y amistad de
Gran Bretaña, expresados en la Alianza Anglo
Japonesa de 1902.
En medio siglo su avance fue espectacular, como
lo fue la destrucción de la flota rusa en Tsushima en
1905 por el Almirante Togo, quedando Rusia atada
nuevamente a sus lazos terrestres. La Marina
japonesa se enfrentaría a la rusa con seis acorazados
de primera clase y ocho cruceros blindados, y
establecería una supremacía en las aguas del
Pacífico que tendría profundas repercusiones sobre
el equilibrio de poder.
Estados Unidos, que ya mantenía en su esfera de
influencia a la América Central y del Sur, y a gran
parte del área del Caribe, paseaba su pabellón por
otros Océanos, en los mástiles de su naciente y
poderosa flota.
39
LA PRIMERA VICTORIA ASIÁTICA
n 1903, tras asegurarse el apoyo de Gran
Bretaña, Japón propone a Rusia el reparto
de Manchuria. Los rusos rechazan toda oferta
porque ya ocupan gran parte de la región y han
infravalorado la fuerza militar del rival nipón.
Fortalecido por la garantía de que la Armada
británica vendría en su ayuda en caso de encontrarse
en guerra con más de una potencia europea,
Japón inició los preparativos para hacer frente a
Rusia.
E
40
La guerra ruso-japonesa de 1904 a 1906, se
inició con una gran sorpresa naval preparada por el
Japón. Dos días después de la ruptura de las
relaciones diplomáticas, pero antes de haberse
declarado la guerra formalmente, -lo cual sucedió el
1 de febrero-, por medio de una escuadrilla de
torpederos realizó la flota japonesa un ataque por
sorpresa a la flota rusa, reunida en la rada de Port
Arthur.
Un conjunto de 11 torpederos atacó por sorpresa
a la Escuadra rusa, compuesta de 7 barcos de línea
acorazados y 5 cruceros, lanzando hasta 20
torpedos, la mitad de ellos a quemarropa. El éxito
fue muy mediano, si se tiene en cuenta lo propicio
de la ocasión; resultaron 2 barcos de línea rusos y
un crucero con graves averías, pero no se perdió
ninguna unidad. Este fracaso relativo se debió muy
probablemente a defectos técnicos de los torpedos,
pero la sorpresa en sí, fue un éxito completo.
El 7 de febrero la Flota del Almirante japonés
Togo, se hizo a la mar para atacar la Flota rusa. En
la noche del 8, lanzó un ataque con torpedos contra
los barcos enemigos, a 60 millas de Port Arthur,
obligándolos a regresar a puerto. Al día siguiente la
Flota rusa se hizo también a la mar y tuvo lugar un
encuentro que resultó indeciso, pero a partir de ese
momento, los rusos se vieron obligados a actuar a la
defensiva. Las naves rusas con base en Vladivostok,
importante puerto en el extremo S. E. de Siberia,
zarparon al saber de la salida de la Flota rusa desde
Port-Arthur. Fueron interceptadas por otra escuadra
japonesa y destruidas. Así, la Flota rusa del Extremo
Oriente quedaba fuera de combate.
El 5 de mayo los japoneses iniciaron sus
desembarcos en la península donde se encontraba la
plaza fuerte y base naval de Port Arthur; cercada
por los japoneses, la Flota rusa de acorazados,
cruceros y ocho destructores, decide abandonar el
puerto y unirse a la Escuadra de Vladivostok. A la
salida se enfrentan con destructores japoneses,
muriendo el almirante ruso y regresando al puerto
cinco acorazados, un crucero y tres destructores. El
resto, amparado por la oscuridad lograron llegar a
puertos chinos, quedando internados.
Durante siete meses los japoneses fueron
estrechando el cerco, con frecuentes y sangrientos
asaltos, hasta lograr conquistar las colinas que
dominaban el puerto. El dividendo obtenido –a
pesar de sus fuertes pérdidas- fue la Flota rusa, que
podía ser bombardeada impunemente. El
bombardeo empezó el 6 de diciembre y en los
siguientes días los barcos rusos fueron reducidos a
escombros. Acto seguido, asedian más
estrechamente a Port Arthur. Este dura casi un año y
cuando a comienzos de 1905 se produce su caída, el
ejército japonés penetra en Manchuria
enfrentándose con el ejército ruso en la gran batalla
campal de Mudken, de la que resulta vencedor.
Rusia envía el socorro
Al haber quedado asediada la Flota del Pacífico
en Port Arthur, el Alto Mando ruso ya comenzó a
planear el envío de una de sus otras dos Flotas a esa
área. Lo más lógico era enviar a la Flota del Mar
Negro, puesto que saliendo al Mediterráneo y por el
Canal de Suez, tendría que recorrer la mitad del
camino que si la Flota del Báltico pasara también al
Mediterráneo y siguiera al final el mismo recorrido.
Sin embargo, los Tratados que había firmado el Zar
con respecto al uso de la Flota del Mar Negro, así
como el boicot inglés del Canal de Suez, obligaron a
los rusos a recurrir a la Flota del Báltico,
rebautizada como el Segundo Escuadrón del
Pacífico. Además, al frente de dicho Escuadrón se
encontraba un hombre de la plena confianza del Zar,
el almirante Rodjestvensky.
Este marino ha tenido a lo largo de la historia
igual número de partidarios como de detractores,
indicando estos últimos que todos los méritos
obtenidos a lo largo de su carrera naval tenían
cuanto menos, atisbos de fraude. Sin embargo, en su
época estaba considerado como uno de los mayores
expertos en artillería naval de su tiempo,
demostrando en numerosas ocasiones sus
habilidades en exhibiciones, como una realizada
ante el Káiser Guillermo de Alemania en 1902, el
cual -para satisfacción del Zar- no pudo disimular su
41
asombro ante la increíble puntería de los cañones
navales rusos.
Por otro lado, el poder alcanzar con los 38
heterogéneos barcos de su Flota las costas del
Japón, con una tripulación desmotivada y una
oficialidad desmoralizada, ya es de por sí una
proeza de habilidad marinera, que cuanto menos nos
tiene que hacer pensar que no era un simple
cortesano.
Efectivamente, el reto que le encargó el Zar era
prácticamente irrealizable. Se pretendía que
partiendo de sus bases en el mar Báltico
(mayormente Krondstadt, en San Petersburgo), se
realizara un viaje de 33.335 km. con barcos con
calderas a carbón que no estaban diseñados para
viajes tan largos y sin ninguna base amiga para
repostar por el camino, y que una vez allí,
destruyera a la Flota nipona al completo. Un reto,
sin lugar a dudas, colosal, que Rodjestvensky aceptó
con disciplina, zarpando, pero con el pleno
convencimiento de que la Flota su mando se
encaminaba a su casi segura destrucción, si es que
conseguía llegar.
La navegación
Navegaron por el Canal de la Mancha y una
División de navíos ligeros se internó en el
Mediterráneo para pasar por el Canal de Suez hacía
el Océano Indico. Lo mismo hizo una tercera
División que partió del Báltico un poco después.
Desde su partida, el viaje estuvo plagado de
incidentes. El más notorio fue el cañoneo por parte
de un crucero auxiliar ruso en el Mar del Norte, a la
altura de Dogger Bank, de una flotilla de pesqueros
británicos que el Almirante, mal informado por la
Inteligencia Naval rusa, confundió con torpederos
corsarios a sueldo del Japón. Este incidente provocó
la mofa de los enemigos del Almirante, desprestigió
aún más si cabe a la Marina rusa, y acabó por
desmoralizar definitivamente a sus tripulaciones,
amén de emplazar la situación diplomática con Gran
Bretaña en un peligroso punto de práctica rotura de
relaciones diplomáticas.
Otro grave problema fue el carboneo. Gran
Bretaña vetó la venta de su carbón de gran calidad
para la navegación, (por su mayor capacidad
calorífica y su menor producción de humo debido a
su mayor pureza), a todos los países o colonias de
países que se encontraran en la ruta de la Flota rusa,
(carbón del que por otra parte Japón había hecho
enormes acopios antes de la guerra), y dada la falta
de colonias rusas hasta el Mar del Japón, podía
significar que la Flota no podría llegar por falta de
combustible. Finalmente el Káiser ayudó a su
pariente el Zar, enviando sesenta buques carboneros
para que suministraran a la Flota en el mar durante
su recorrido, labor también sucia y desagradable
para las tripulaciones, que hicieron más amargo
todo el camino rumbo a la guerra en el Lejano
Oriente.
42
El grueso de la Flota inició su largo periplo
alrededor de África. Tras hacer desastrosos
ejercicios de tiro en Madagascar, para hacer tiempo
mientras se esperaba la llegada del Tercer
Escuadrón del Pacífico, se llegó al último mes de
singladura, reuniéndose toda la Flota Rusa a la
altura de Vietnam a principios de mayo de 1905.
Mientras tanto, los japoneses, ya que la guerra
terrestre se había estancado en una guerra de
trincheras, -preludio a la futura Gran Guerra- guerra
de desgaste que el mayor poder económico de Rusia
podía resistir durante mayor tiempo, necesitaban
acabar con la Flota Rusa, o evitar su llegada a
Vladisvostok, por dos motivos:
En primer lugar, en Vladivostok, los efectivos
navales rusos podrían recuperarse, hacerse fuertes, y
atacar el tráfico marítimo de Japón a Corea, única
manera de abastecer de tropas y material a su
ejército, mientras que los rusos tenían la más fácil
vía terrestre.
En segundo lugar, logísticamente no lo era
posible a la Flota japonesa bloquear Vladivostok,
por lo que el enemigo en potencia podría desgastar
de tal modo a su flota, que junto con la primera
causa podrían obligar al gobierno japonés, asfixiado
económicamente, a pedir negociaciones de paz.
Por lo tanto, Togo sabía que el enfrentamiento de
su Flota con la rusa, era la batalla definitiva, en la
cual debería destruir a su enemigo, o a la larga, éste
ganaría la guerra.
Último acto
Aquella Armada de 50 navíos se puso en camino
el 14 de mayo de 1905 para la última parte de su
viaje. Conocedor Rodjestvensky de que Port-Arthur
había caído en enero, intentaba llegar a Vladivostok.
Existían tres rutas posibles. Las dos primeras, por
los estrechos de Tsugaru y el de la Perousse,
significaban derrotas más largas y exigían
reabastecimiento de carbón al lado de las costas del
Japón, y pensaba que podían haber sido minados
durante su largo viaje. Quedaba la tercera, por el
estrecho de Tsushima, en completo silencio
radiotelegráfico, entre la Península coreana y el sur
de la mayor isla del Archipiélago japonés.
Estando informado de que dadas las condiciones
del ferrocarril ruso -el Transiberiano- todavía sin
terminar en un gran tramo, no podía contar con
reabastecimiento en Vladivostock, decidió entrar al
estrecho de Tsushima con algunos buques
auxiliares, enviando el resto a Sanghaí y
amontonando en las naves de guerra el carbón, en
pañoles y cubiertas, con el fin de dar a sus
acorazados una provisión suficiente para recorrer
5.555 km., medida ésta, que perjudicaba la eficacia
militar de su flota, compuesta de barcos, en general
ya viejos la mayoría y de lento andar, mientras los
barcos japoneses eran modernos y rápidos. Aún
cuando los rusos los superaban en artillería pesada,
los cañones de tiro rápido de los japoneses y la
agilidad maniobrera de sus naves, cubrirían a los
rusos con una lluvia devastadora de fuego.
El Almirante Togo, que mandaba la Flota
japonesa, la tenía bajo sus órdenes, tanto en paz
como en guerra, desde hacía ocho años. Sus
Comandantes llevaban con él todo ese tiempo y en
ellos podía confiar para comandar sus Divisiones
independientemente, pero siempre en coordinación
con su plan general. Un entrenamiento constante,
comprendiendo los ejercicios de tiro, había dado a
sus tripulaciones una habilidad considerable.
También los proyectiles japoneses eran de calidad
superior, teniendo espoletas que detonaban al más
ligero contacto. La escuadra rusa era un
amontonamiento heterogéneo de barcos de
diferentes calidades y tripulaciones valerosas, pero
pésimamente entrenadas y disciplinadas. Además,
fatigadas por un viaje de ocho meses.
43
El resultado sólo podía ser uno: en la mañana del
28 de mayo de 1905 los fragmentos de la flota rusa
estaban dispersos por el mar. De 37 naves rusas de
todas las clases que empezaron a cruzar el estrecho,
sólo escaparon tres cruceros, dos torpederos y
cuatro naves auxiliares. Las pérdidas materiales
japonesas fueron tres destructores hundidos, aunque
los cinco acorazados fueron gravísimamente
averiados, pero serían reparados.
Análisis militar
Diferentes analistas, expertos en la materia,
coincidieron en los resaltantes puntos siguientes,
que demuestran la serie de factores contrarios a la
consecución exitosa del viaje de la Flota Rusa.
En primer lugar, los navíos rusos, aunque
modernos, no eran de buen navegar y con diseños
defectuosos, llenos de objetos y componentes
fácilmente inflamables y sobre todo no estaban
diseñados para largos viajes, puesto que su
construcción fue para navegar en el Báltico.
Los motores de vapor desgastaban rápidamente
las piezas, por lo que debido a la falta de repuestos
durante todo el viaje, el almirante decidió navegar
lo más lento posible para retrasar dicho desgaste.
Adicionalmente, las calderas de vapor debían ser
sometidas a frecuentes limpiezas periódicas de las
incrustaciones de sales cálcicas y magnésicas -no
existían sistemas a escala industrial de purificación
del agua- por lo que provocaba que los tubos de las
44
calderas (las calderas rusas eran generalmente de
triple expansión, verticales, y del tipo ―tubos de
agua‖), se obstruyeran.
Si tenemos en cuenta que un acorazado podía
tener fácilmente, dado el bajo rendimiento de las
calderas de la época, entre 12 y 26 calderas,
podemos imaginar la penuria de estas operaciones
de mantenimiento, en alta mar, y sobre todo en
climas tropicales para una tripulación acostumbrada
al severo clima continental del norte de la Rusia
europea.
La flota era demasiado heterogénea, con un
conglomerado de acorazados, cruceros y
destructores que entorpecían la acción coordinada
de la misma, al presentar diferentes prestaciones de
velocidad, potencia de fuego, protección y
capacidad marinera.
Además, la imposición de que a la flota se le
sumaran viejos acorazados, con el pomposo nombre
de Tercer Escuadrón del Pacífico con la idea de que
un número grande de efectivos sería mejor para el
combate, -amén de que estos barcos antiguos
servirían como ―blancos‖ que dividirían la potencia
de fuego nipona-, fue una decisión absurda que
afectaría gravemente al futuro desenlace de los
acontecimientos.
Otras deficiencias graves eran respecto a las
prestaciones de los equipos de radio, de las
direcciones de tiro (o su uso), pero sobre todo, el
ambiente de indisciplina y pre-revolucionario de
muchos componentes de la marinería.
Las Armadas del mundo examinaron la batalla
de Tsushima con gran atención, y del desastre ruso
surgieron dos hechos. Uno fué que la velocidad era
crucial.
Los veloces buques de guerra de Togo habían
decidido la naturaleza y el tipo de combate,
arrinconando a su presa antes de que ésta pudiera
replicar.
Incluso sin la desventaja añadida de los fallos de
Rodjesvensky como Comandante, los lentos barcos
rusos eran trampas mortales. Unos pocos barcos
lentos ponían en peligro no sólo a los
desafortunados hombres que llevaban a bordo, sino
a toda la flota, que se veía obligada a seguir el paso
de su miembro más rezagado.
El otro hecho, observado en un tiempo posterior,
era la avasalladora importancia de los grandes
cañones de 305 mm. de largo alcance.
Los más pequeños y los torpederos habían
jugado su papel, sin ninguna duda, pero aparecieron
en escena sólo en el último acto, asestando el golpe
mortal a barcos ya mortalmente heridos.
El resultado se había decidido en la primera hora
de batalla, cuando los cañones grandes le dieron a
sus blancos a más de 7 km. de distancia.
Paz y geopolítica
Actuando como intermediarios, EE.UU. como
padrino de Japón, y Alemania como padrino de
Rusia, se iniciaron las conversaciones de paz que
culminaron el 14 de octubre de 1905 con la firma de
un Tratado.
En este tratado se acordaba:
Rusia aceptaba la primacía japonesa en Corea
Rusia cedía al Japón los derechos obtenidos de
China sobre la península de Liaotaung, en
especial Port Arthur y Dalny.
Rusia cedía la mitad de la isla Sajalín al Japón.
Todas las propiedades rusas de los territorios
transferidos al Japón pasaban a ser de propiedad
japonesa.
Ambos ejércitos abandonaban Manchuria.
La victoria de Togo, trajo como consecuencia,
además de problemas sociales a Rusia, sembrando
el virus de la revolución y desequilibrando las
políticas en Europa, provocar el despertar de Asía y
África, descargando un golpe mortal sobre todos los
Imperios Coloniales.
El carácter invencible de las potencias europeas
y la supremacía de la "raza blanca" fueron objeto de
profunda discusión a raíz de la derrota de Rusia:
Extremo Oriente dejó de ser un campo libre de
acción para las potencias occidentales y se convirtió
en escenario de la rivalidad entre las dos nuevas
potencias imperialistas en ascenso: Japón y los
Estados Unidos.
45
El reparto del Pacífico.
El siglo XIX llevó a Europa hasta el cenit de su
ascendencia colonial a medida que Francia
(Polinesia francesa, Nueva Caledonia, Wallis y
Futuna) y Gran Bretaña (Fidji, las islas Salomón,
Papúa Nueva Guinea, las islas Gilbert y Ellice,
Tonga) establecían Protectorados y se anexionaban
territorios. Alemania fue la última nación europea
en unirse a la caza de los despojos en el Pacífico
Sur, adquiriendo intereses en Samoa y Micronesia y
anexionándose en 1884 el noreste de Nueva Guinea,
mientras las colonias blancas de Australia y Nueva
Zelanda participaban en (y más tarde tomaban el
control de) la administración de las posesiones
insulares británicas.
En 1888 la isla de Pascua fue anexionada por
Chile, y en 1898 los Estados Unidos se anexionaron
Hawai y se apoderaron de Guam en la Guerra
Hispano norteamericana.
España, a su vez, vendió a Alemania los
archipiélagos de las Carolinas, Palaos y las
Marianas.
Los americanos, al año siguiente compraron por
tratado todos los anteriores territorios españoles en
Micronesia y adquirieron la Samoa norteamericana
a través de un acuerdo con Alemania y Gran
Bretaña.
46
BALLENEROS
a caza de ballenas se remonta a los oscuros
rincones de la historia, cuando los hombres
de la Edad de Piedra se enfrentaron a los temores
del mar desconocido para desafiar a los grandes
monstruos que respiraban aire. Restos arqueológicos
indican que hace tres mil años, esquimales del
Atlántico y del Pacífico, cazaban ballenas pequeñas,
varadas o cercanas a las costas. La carne de una
ballena podía mantener viva a una comunidad
entera durante los inviernos más brutales, y se han
encontrado arpones hechos de hueso en cuevas a lo
largo de las costas occidentales de Europa.
Esta había formado parte de la vida vasca desde
fines de la Edad de Piedra, cuando por primera vez
los vascos aparecieron en la costa noroeste de
España y del otro lado de los Pirineos en el extremo
sudoeste de la costa de Francia Se desconoce de
donde proceden, algunas de las palabras de su
lenguaje, cuyo origen es desconocido; varias de
ellas se abrieron paso a otros idiomas. Una de ellas
era arpoi, cuyo significado es empuñar o sostener, y
que con el tiempo se convirtió en la palabra
castellana arpón, de la que deriva la inglesa
―harpoón‖.
Los primeros cazadores vascos, probablemente
atacaran a las ballenas embarrancadas en los bajíos.
Pero por el 700 d.C., según textos antiguos, los
vascos salen al golfo de Vizcaya en flotillas de
botes pequeños y montan un ataque organizado
contra esos animales.
Los vascos no solo empleaban la carne de la
ballena, sino que en marmitas sobre la playa,
convertían la gruesa capa de grasa en aceite con el
que iluminaban sus casas. Descubrieron que sus
huesos pesados se podían transformar en diversidad
de utensilios, como cuchillos y azadas. Y la lámina
córnea, dura pero flexible, hallaba un uso en látigos
para Ios caballos y otros animales, a la vez que para
arcos y escudos. Cuando se la cortaba y coloreaba,
también conformaba penachos impresionantes para
los yelmos de los guerreros.
La ballena no tardó en ser considerada un animal
tan valioso, que la temprana ley medieval inglesa la
proclamo un pez real, y por ello, propiedad del rey.
L
47
Su lengua era aceptada como diezmo por la diócesis
de Bayona, Francia, cuyos canónigos la disfrutaban
como una exquisitez en la mesa del refectorio.
De manera inevitable, a medida que los usos y el
valor de las ballenas aumentaban, los animales
fueron expulsados del golfo de Vizcaya. En el siglo
XV los vascos se adentraron cada vez más en el
mar, primero en sus galeras impulsadas a vela y
remos, siguiendo diseños romanos, y luego en
barcos a vela, posiblemente carracas de 60 pies de
eslora y 30 pies de manga. La dotación de la nave
totalizaba casi 50 hombres, incluyendo un piloto,
por lo general un vecino normando de ascendencia
vikinga, familiarizado con la navegación nórdica
por el frío Atlántico Norte. Los vascos perseguían a
las ballenas Atlántico arriba hasta las Feroe, y más
allá, hacia los mares árticos alrededor de
Spitzbergen. Existen pruebas en mapas antiguos de
que los balleneros vascos de la Edad Media es
probable que pasaran por delante de Islandia hacia
Groenlandia y Terranova, llegando al Nuevo
Mundo después que los vikingos, pero un siglo
antes que Colón.
Con el tiempo, la carraca vasca fué sustituida por
la más veloz carabela, en la que transportaban dos
botes balleneros que botaban cuando avistaban
ballenas. La ballena era arponeada, lanceada y
remolcada al barco, donde se cortaba la grasa en
pedazos grandes y se almacenaba en cubas hasta
llegar a casa. El clima en esas latitudes
septentrionales por lo habitual era lo bastante frío
como para evitar que se descompusiera, pero
cuando los barcos se aproximaban al golfo de
Vizcaya el hedor de la grasa podrida se expandía
hacia tierra.
Durante tres siglos los barcos vascos navegaron
por todo el Atlántico Norte. Los empresarios
protestantes de Inglaterra y Holanda estaban
enfrascados en una creciente rivalidad comercial y
naval por el dominio de las ricas rutas marítimas del
mundo. Los británicos y los holandeses, con
anterioridad buenos clientes del aceite y las láminas
corneas de ballena proporcionados por los vascos,
decidieron lanzarse a esa actividad y empezaron por
reclutar a los propios vascos como arponeros v
cortadores.
A fines del siglo XV sólo los holandeses tenían
ya cerca de 200 balleneros peinando las aguas
septentrionales. Casi todas las dotaciones incluían a
algún vasco, cuyo conocimiento especial era
rápidamente absorbido por sus patronos extranjeros.
Los estudiosos británicos v holandeses pronto
dominaron el arte de la caza de la ballena y
despidieron a sus maestros. Las dos naciones
impusieron su control tanto de la industria como del
mar, e incluso prohibieron a los vascos entrar en las
aguas septentrionales, amenazando con hundir sus
navíos si osaban aventurarse demasiado hacia el
norte o el oeste del golfo de Vizcaya. A mediados
del siglo XV el dominio ballenero de los vascos
había llegado a su fin, y los británicos y holandeses
luchaban entre sí para ganar el control de las
regiones septentrionales. Al final, los holandeses
expulsaron a los británicos de las zonas balleneras
del Atlántico Norte.
En el otro extremo del mundo, los japoneses
perseguían a las ballenas y a algunos cachalotes del
Pacífico que migraban a lo largo de la costa del
Japón. Sus métodos de captura eran muy distintos
de los europeos. Usaban arpones, pero les añadían
bolsas infladas, para cansar a la ballena que se
sumergía, y marcar su emplazamiento. Los
cazadores salían en flotillas de naves largas de remo
que impulsaban entre 30 y 40 remeros. E
incorporaron otra invención propia: una red
sustentada por barriles flotantes. La técnica
japonesa usaba nada menos que 30 botes, algunos
para rodear a la ballena y otros para manejar la red.
Una vez que la ballena quedaba atrapada en ésta, se
la lanceaba repetidas veces hasta que un hombre
pudiera, con impunidad, saltar sobre ella y colocarle
un cabo de remolque para arrastrarla a tierra.
Al mismo tiempo, los esquimales en el Ártico
cazaban a la ballena austral, atacándola con arpones
de puntas hechas de colmillos de morsa. Como los
japoneses, los esquimales ataban a los arpones
boyas fabricadas con vejigas, y después de que
grupos de seis hombres en botes de piel hubieran
48
arponeado y lanceado a la ballena austral, la
remolcarían a tierra para cortarla.
Con el fin de garantizar una captura, los
habitantes de las islas Aleutianas a menudo
empapaban los arpones en veneno, que actuaba
como un sedante que apaciguaba a la ballena, hasta
que la abatían can lanzas.
Pero ninguna de esas depredaciones, la caza a
gran escala realizada por los vascos, los británicos y
los holandeses, ni los ataques de los japoneses y los
pueblos del Pacifico Norte podían compararse con
la cosecha de grandes ballenas que recogerían del
océano los yanquis de Nueva Inglaterra. Estos
elevaron la caza de ballenas —al menos en la
acepción antigua de la palabra— a su cenit,
convirtiéndola en una industria importante que
involucraba cientos de barcos que recorrían el
mundo.
Con el tiempo, el aceite de ballena iluminó
ciudades y hogares, lubricó máquinas, y la dura y
flexible lámina córnea encontró montones de usos:
desde muelles de sillas y cepillos para e1 cabello
hasta látigos para los coches a caballo, aros de
faldas y ballenas de corsé (que misericordiosamente
sustituyeron a las anteriores tiras de hierro). En el
siglo XVII se desarrollaron técnicas para cazar en
alta mar. En 1670 los balleneros americanos
llevaban en las embarcaciones hornos para freír la
grasa de los cetáceos.
El cachalote.
Durante todos estos siglos, el objetivo de la caza
era la ballena y los pescadores procuraban apartarse
de los cachalotes, considerados más fieros y
violentos. Pero a principios del siglo XVIII, un
pescador de Nantucket se atrevió a cazar uno,
descubriendo que daba un aceite más fino que el de
la ballena, ideal para hacer velas, y que en su cabeza
se alojaba una cavidad llena de un líquido
oleaginoso muy puro, bautizado como espermaceti.
Este aceite era un lubricante excepcional para
rodamientos delicados y maquinaria de alto
rendimiento. La Revolución Industrial tiene mucho
que agradecer al espermaceti. Esa revolución exigía
combustible. Por ello, se ampliaron las zonas de
caza hasta el Pacifico y se inició la de los cachalotes
y otras especies que proporcionaban más aceite.
La Guerra de Independencia Norteamericana
también fué una guerra ballenera. A finales del siglo
XVIII, Nantucket era ya un puerto ballenero de
excepcional importancia, y la flota británica acosó a
los balleneros coloniales enrolando a la fuerza a sus
tripulaciones en los barcos de Su Majestad. Así,
Gran Bretaña fué la gran potencia ballenera de 1780
a 1810, ampliando al Océano Pacífico sus
actividades. Pero la guerra contra los Estados
Unidos, 1812 a 1814, y la paulatina desaparición de
las ballenas en el Atlántico Norte, terminaron con
tal supremacía.
El declive británico convirtió los puertos
norteamericanos de Nantucket y de New Bedford en
el epicentro de la captura de cetáceos. Sus
balleneros fueron diseñados como fragatas
mercantes, de recia construcción y amplia capacidad
de carga. Llevaban la obra viva forrada de cedro y
de cobre para evitar la broma, y la roda reforzada
para resistir a los hielos. Sus balleneras iban
colgadas de sus pescantes, no estibadas sobre
cubierta, como era habitual. Las bodegas estaban
repletas de barriles y cargaban provisiones para
cuatro años.
El ballenero daba la vuelta al mundo, tocando
tierra muy pocas veces. La vida de las heterogéneas
tripulaciones era difícil, pues aparte de los riesgos
del mar y de la caza y de las incomodidades de
abordo, el trabajo resultaba duro y mal pagado. De
todo aquello en el imaginario colectivo sólo ha
quedado el aroma de aventura, gracias a las páginas
de Herman Melville en ―Moby Dick‖ y el grito de
los vigías alertando de la presencia de ballenas:
¡‖Allá resopla‖!.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los
balleneros de vela y remo se sustituyeron por los de
vapor. Estos se dotaron de cañones de arpones que
permitían la caza a distancia.
En 1900 la caza de ballenas era de 2.000
ejemplares anuales; en 1911 ascendió a 20 mil.
49
La demanda de aceite en las siguientes guerras
mundiales hizo aumentar las cifras. En 1946 se creó
la Comisión Ballenera Internacional, organismo que
regula la caza de ballenas, -con el fin de conservar
todas las especies y proteger las que se hallaban en
peligro de extinción- tras la creación de varios
santuarios balleneros (zonas donde se prohíbe la
caza comercial).
Después, en 1986 entró en vigor una moratoria de
cinco años, que se ha ido renovando para la caza de
ballenas con fines comerciales.
Japón, Noruega e Islandia aprovechan la
existencia de lagunas legales en las normas de la
C.B.I., o hacen caso omiso de éstas, para continuar
con la caza de cetáceos, amparándose en el pretexto
de la ―caza científica‖.
EXPLORANDO LOS CONTINENTES HELADOS
50
Geopolítica.
n 1914 Europa estaba dominada por cinco
grandes potencias: Reino Unido,
Alemania, Francia, Austria-Hungría y Rusia. Los
otros Estados sólo tenían una importancia
secundaria. Las monarquías liberales escandinavas,
muy poco pobladas, no tenían ninguna influencia.
Bélgica y los Países Bajos, bien situados junto al mar
del Norte y con ricos imperios coloniales, y la
neutral Suiza, eran países prósperos, pero al
margen de los grandes problemas internacionales.
Algo parecido ocurría con las penínsulas me-
diterráneas, que sufrían las dificultades
tradicionales de las sociedades agrarias pobres.
Sólo la Italia unificada había intentado participar
en el gran juego internacional, pero los resultados
habían sido escasos. Los países balcánicos, li-
berados en su mayor parte del Imperio Otomano -
que había quedado reducido en Europa a una
estrecha franja que controlaba los estrechos Bósforo
y Dardanelos- sufrían la presión de Austria-Hungría
y Rusia, sus poderosos vecinos.
Las grandes potencias, de acuerdo con sus
regímenes políticos se dividían en dos grupos: uno
liberal y en parte democrático al oeste: Francia y
Reino Unido, donde funcionaba un parla-
mentarismo sólidamente instalado. Otro, autoritario
en el centro y este: Alemania, Austria-Hungría y
Rusia constituían tres Imperios en los que la
existencia de partidos políticos y asambleas
representativas no ocultaba su carácter autocrático,
sostenido por el origen divino del poder y por el
predominio social y político de ejércitos y
aristocracias.
Uno de los problemas candentes del momento
era la reivindicación independentista de grupos
nacionales minoritarios. El Reino Unido no
había encontrado una solución para la cuestión
irlandesa; Alemania englobaba a una importante
proporción de polacos, alsaciano-loreneses y
daneses; Rusia incorporaba fineses, bálticos,
polacos y rumanos. Peor era la situación en el Im-
perio Austro-húngaro, cuyos grupos dirigentes sólo
eran una minoría frente a eslavos del sur, polacos,
checos, eslovacos, rumanos e italianos; amplias mi-
norías que se detestaban entre sí pero que se
unían a la hora de rechazar la política de Viena y
Budapest... Este problema amenazaba la existencia
de la monarquía de los Habsburgo y, como
consecuencia del juego de alianzas, constituía un
serio peligro para la paz.
Estas cinco grandes potencias se encontraban
en un muy distinto grado de evolución económica.
Rusia y Austria-Hungría apenas iniciaban su
modernización: la masa de su población seguía
siendo esencialmente rural. Francia, aunque
mantenía un fuerte carácter agrario, había
desarrollado una importante industrialización,
transportes modernos y una moneda sólida, tan
apreciada como la libra esterlina en las transacciones
internacionales. El Reino Unido y Alemania
competían en la producción de hulla, hierro y
acero, en el transporte marítimo y en el sistema ban-
cario y financiero... pero Alemania estaba cobrando
ventaja y convirtiéndose en la primera potencia
industrial.
Esta Europa dividida y problemática dominaba
el planeta por medio de su control económico e
inversiones financieras. Dueña de la mayor parte
de los medios de comunicación, compraba al resto
del mundo los productos agrícolas y las materias
primas y vendía productos manufacturados en
todos los mercados. Desde mediados del siglo
XIX, cerca de cincuenta millones de europeos se
habían instalado en los cuatro puntos cardinales
y fortalecían los lazos económicos y financieros
que conectaban a Europa con un mundo ab-
solutamente dependiente.
Y, además, disponía del monopolio colonial.
En 1914 las potencias europeas controlaban casi por
completo África y Asia. Los beneficios eran
importantes, ya que los países coloniales quedaban
sometidos a una economía de explotación orientada
hacia la producción de materias primas o de
manufacturas exóticas muy apreciadas por los
mercados.
Sólo dos potencias, Estados Unidos y Japón,
E
CAPÍTULO III. (Europa: Geopolítica, Ideologías y Guerra)
51
escapaban a esa hegemonía y competían como
iguales. Los norteamericanos iban en cabeza
tanto en la producción energética como en la me-
talúrgica; sus exportaciones hacia Asia Oriental
amenazaban los intereses británicos y se oponían
a la intervención europea en el continente
americano, al tiempo que copaban sus mercados.
Japón, con muchos menos recursos, se había ganado
el respeto militar y vivía un crecimiento económico
espectacular.
A pesar de que los indicios hacían pensar que
su posición hegemónica tenía los días contados, las
potencias europeas no se preocuparon ni por la apa-
rición de nuevas potencias rivales, ni por el
crecimiento de movimientos nacionalistas en las
colonias y en los países islámicos, ni por el lento
declinar de su porcentaje en la producción mundial.
En 1914 seguían confiando en el mantenimiento
indefinido de su situación privilegiada. Pero la
amenaza más evidente se derivaba de sus propias
rivalidades.
La revancha estaba latente
En 1914, todas estas potencias no eran piezas
aisladas del equilibrio estratégico, sino que estaban
comprometidas en un sistema internacional
bipolar, en el que la Triple Alianza de Alemania,
Austria-Hungría e Italia, y la Triple Entente de
Francia, Rusia y Reino Unido se enfrentaban en el
marco de una impresionante carrera armamentística,
en medio de un clima dominado por sentimientos y
valores irracionales. Aquellas crisis internacionales
-cuatro en nueve años- se debieron a antagonismos
y compromisos que tenían tras sí una larga historia.
Es posible que el proceso de destrucción del
concierto europeo que culminó en 1914 se iniciara
en 1871, cuando Alemania, recién unificada,
alcanzó de golpe la preponderancia en Europa,
gracias a su poder militar, que se impuso en tres
guerras a Austria, Dinamarca y Francia. El canciller
Otto von Bismarck -tan hábil en las negociaciones
como en la adaptación de su sistema al paso del
tiempo- encarnó esa primacía y dirigió el juego
diplomático hasta 1890.
Las unificaciones de Italia y de Alemania
debilitaron la posición de Austria. Bismarck no
quiso unirla al nuevo Reich, pero deseó contar con
ella, pensando que había jugado un papel tan
importante en el mundo germánico, que su
colaboración era indispensable para la propia
existencia de Alemania. Por su parte, el emperador
austríaco, Francisco José, tras la derrota de Sadowa
ante los prusianos, buscó la salvación en un
compromiso con los húngaros que, en la nueva
monarquía dual, convertirían en predominantes sus
intereses balcánicos y facilitarían el compromiso
con la nueva Alemania.
Francia, que disponía de unas finanzas y una
economía sólidas, se recuperó enseguida de la
derrota y no se resignó a la pérdida de Alsacia-
Lorena. La revancha se convirtió en una aspiración
para la inmensa mayoría de los franceses. Bismarck,
convencido de que Francia no se resignaría, pensó
que, sin aliados, debería posponer su revancha; por
tanto, trató de aislarla -para lo cual estableció un
sistema de alianzas permanentes- y de intimidarla
con amenazas. Estas maniobras antifrancesas
contribuyeron a la tensión internacional.
El “juego” del Canciller alemán
Con la seguridad que le proporcionaba la
superioridad de su economía industrial y de su
marina comercial y de guerra, Inglaterra no se
inquietó por la preponderancia alemana que ni
parecía desear una flota de guerra ni ambicionar un
imperio colonial. Los británicos, confiados en su
dominio colonial y marítimo, mantuvieron una
política exterior de manos libres, sin entablar
alianzas que pudieran comprometer su futuro.
La Triple Alianza fue una consecuencia de la
política de Bismarck, que aprovechó las rivalidades
existentes para establecer un sistema defensivo que
asegurase la preponderancia europea del II Reich.
La primera pieza del nuevo sistema se estableció en
1879, cuando Alemania y Austria-Hungría firmaron
una alianza defensiva frente a Rusia, que se
52
renovaría sin cambio alguno hasta 1914.
Aunque la alianza era secreta, Rusia fue
consciente de los peligros que se derivarían para sus
intereses si permanecía aislada. Por esa razón no fue
difícil la conclusión de un Acuerdo entre los Tres
Emperadores (Guillermo I, Francisco José y
Alejandro III) sobre la base del respeto a los
recientes compromisos sobre los Balcanes y de una
promesa de neutralidad que no contradecía
formalmente la alianza defensiva de Alemania y
Austria frente a Rusia. Alemania se aseguraba de
que Rusia no apoyaría a Francia, y Rusia se
garantizaba que Austria no ayudaría a Inglaterra.
La segunda pieza se estableció en 1882 y fue la
Triple Alianza, que asoció a Alemania, Austria-
Hungría e Italia. La iniciativa fue italiana: pretendía
el apoyo alemán para fortalecer su posición frente a
Francia; pero Bismarck no aceptó una negociación
en la que no participase Austria, por lo que intentó
neutralizar el rencor y las reivindicaciones italianas.
El Canciller de Hierro consideraba que Austria-
Hungría e Italia sólo podían ser aliadas o enemigas;
por eso trenzó un tratado de los tres países por cinco
años, que se renovaría hasta 1914. La Triple Alianza
fue, por tanto, un acuerdo antifrancés que
comprometía a italianos y alemanes, completado
con la promesa de neutralidad italiana en caso de
conflicto austro-ruso.
Por otro lado, Bismarck mantenía su
compromiso con Rusia a cambio de la neutralidad
rusa en la guerra franco-alemana, Bismarck
prometió apoyo a las aspiraciones rusas en Bulgaria
y los Estrechos del Bósforo y Dardanelos. En
realidad, Bismarck favorecía a Austria a costa de
Rusia. Sin embargo, desde 1887, el zar tenía un
importante motivo de disgusto: la Bolsa de Berlín
rechazaba el crédito solicitado para abordar su
equipamiento militar y ferroviario. Si al agravio se
añade el acercamiento de Alemania a Inglaterra en
1889, se entenderá que San Petersburgo quisiera
renovar el Tratado con Alemania y Austria sobre
bases más firmes.
Estas contradicciones y las complicaciones
consiguientes, ocasionaron la caída de Bismarck en
1890, al comienzo del reinado de Guillermo II.
El nuevo Kaiser creía que era políticamente im-
posible el acercamiento de Rusia a la República
Francesa, por lo que no renovó el compromiso
Alemán con Rusia.
Un tejido francés
Esa medida inquietó a Alejandro III de Rusia, que
hasta entonces había rechazado los intentos de
acercamiento realizados por Francia, pues no
quería compromisos con un régimen liberal y
republicano, ni oír hablar de sus intereses
revanchistas en el Rin. Pero el deterioro de sus re-
laciones con Alemania y su temor ante el
acercamiento de Londres y Berlín, favoreció la
aproximación del zar a París. En 1891, Rusia y
Francia entablaron un acuerdo reducido a meras
consultas en caso de crisis.
El Gobierno francés insistió en su deseo de
firmar un acuerdo militar y logró, en 1892, un
tratado defensivo frente a la Triple Alianza; lleno de
dudas, el zar Alejandro III firmó, porque la política
del Kaiser (el Emperador alemán) le inspiraba gran
preocupación.
Para que Alemania siguiera dominando Europa,
Guillermo II intentó debilitar la alianza franco-rusa.
Su política suponía una mundialización de la estra-
tegia, que pasaba por el control de África central
y por la adquisición de zonas de influencia. Para
conseguirlo, en un mundo ya repartido, se dedicó
a entrometerse en toda cuestión susceptible de
modificar las diversas situaciones establecidas, y
más tarde, empezaba a exigir compensaciones.
Eso alarmó a todas las potencias.
Francia se convirtió en garante del ―statu quo”
balcánico y los dos aliados, Francia y Rusia se
comprometieron a cooperar militarmente en caso de
conflicto con los británicos.
Paralelamente, también se aproximaron Italia y
Francia. Roma obtuvo créditos franceses y garantías
de que Tripolitania (actualmente Libia) sería
italiana y, en 1902, un acuerdo secreto
comprometió la neutralidad italiana, incluso si
53
Francia atacaba a Alemania como respuesta a una
provocación directa. Con su actitud Italia
desactivaba la Triple Alianza; sólo tenían verdadero
valor los compromisos entre Berlín y Viena.
Las nacionalidades minoritarias estaban en
ebullición por todas partes. En los Balcanes, los
pequeños Estados, y los cristianos que vivían bajo
la autoridad turca, socavaban los cimientos del
Imperio Otomano y tramaban su reparto. Pero la
marcha de los acontecimientos también debilitaba
la influencia austro-húngara en la región e,
incluso, podía comprometer su misma supervi-
vencia. Para controlar la situación, el Gobierno de
Viena no contaba más que con el apoyo
alemán.
Mutuos intereses
A partir de 1902, Francia abrió distancias con
Alemania. Por un lado, rechazó sus peticiones de
capital para abordar la construcción del ferrocarril
Constantinopla-Bagdad; por otro, para enraizar sus
intereses en Marruecos, buscó un acuerdo con
Inglaterra. Los británicos dudaron, pero el fracaso
de las negociaciones con Alemania y el
incremento de la competencia comercial y naval
del II Reich se unieron a la sensación de fragilidad
provocada por la guerra de los bóers.
Finalmente, en 1904, París y Londres se apoyaron
en sus mutuos intereses: manos libres para Francia
en Marruecos y lo mismo para los británicos en
Egipto. La seguridad británica en el estrecho de
Gibraltar quedó garantizada por la aceptación
española de una zona de influencia que separaría
el Marruecos francés de la colonia británica. No era
una alianza, pero eliminaba sus fricciones fa-
voreciendo la posterior Entente Cordial.
En la formación, a partir de ese momento, de
la Triple Entente y de un sistema internacional
bipolar -Triple Entente (Francia, Rusia y Reino
Unido) frente a Triple Alianza (Alemania,
Austria, Hungría e Italia)- tuvieron mucho que
ver las convulsiones de principios de siglo. El
ataque japonés contra Port Arthur, en 1904 y la
sorprendente derrota rusa de 1905, debilitaron al
imperio de Nicolás II y el estallido de la
revolución en San Petersburgo aún empeoró su
situación.
El kaiser Guillermo II trató de pescar en las
turbias aguas del momento y desencadenó la
crisis marroquí de 1905 con objeto de resaltar la
soledad e impotencia de Francia. Sin embargo,
la arriesgada jugada alemana será contra-
producente. Gran Bretaña, consciente de que sus
intereses eran contrarios a cualquier
aprovechamiento alemán de la debilidad rusa,
apoyó a Francia y se acercó a Rusia.
La crisis de 1905 facilitó los esfuerzos de París
para acercar las posiciones de rusos y británicos.
Inglaterra deseaba concluir con Rusia un acuerdo
similar al de 1904 con Francia, para cerrar, defini-
tivamente, el camino a una alianza continental
antibritánica, y en 1907 los dos países firmaron un
acuerdo que repartió Afganistán, Tíbet y Persia
en zonas de influencia. La Alianza Franco-Rusa y
la Entente Cordial se combinaban en la Triple
Entente, con la que mantendrían compromisos
Japón, Italia y España. Aunque no fueran todavía
rígidos, existían dos bloques de poder que se
vigilaban con desconfianza.
Las conversaciones oficiosas que tienen lugar en
1908, chocan con la voluntad de Guillermo II de
continuar con su programa de construcción naval.
En 1909 el nuevo canciller prevé la idea de
abandonar el programa naval, idea a la que se opone
inmediatamente el almirante Tirpitz. En
consecuencia, el gobierno británico comunica que
mantiene el principio del «Two Powers Standard»,
es decir que la Marina británica debe ser superior a
las de las dos potencias más fuertes reunidas.
Hasta 1914 la situación europea se fue
degradando a causa de un enjambre de tensiones
y agresiones, fundamentalmente de origen
balcánico. Ya lo había pronosticado Bismarck en
1897, un año antes de su muerte: "Un día la gran
guerra europea estallará a causa de alguna maldita
estupidez en los Balcanes". Tenía razón: allí se
dieron cita los intereses austro-húngaros y rusos, el
54
respaldo alemán a su aliada, la debilidad de
Turquía, los intereses expansivos de Albania... Y
todos, temiéndose mutuamente, iniciaron un
rearme acelerado. En esa carrera se implicaron,
también, Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Los Balcanes y el nacionalismo eslavo
En la segunda mitad del siglo XIX, el antes
poderoso Imperio turco era considerado como "el
enfermo de Europa‖, y Rusia y Austria-Hungría se
disputaban su sucesión como potencia en los
Balcanes. Para Rusia, el dominio de los Balcanes
suponía alcanzar un objetivo histórico: controlar el
estrecho del Bósforo y el de los Dardanelos con la
ciudad de Constantinopla, para así tener acceso a
mares sin hielo. La principal preocupación de
Austria- Hungría era impedir que Rusia se
estableciera en los Balcanes como protectora de un
puñado de pequeños Estados, algunos de los cuales
reclamaban territorios situados en el imperio de los
Habsburgo. La política austrohúngara de bloqueo
del avance ruso hacia el Mediterráneo contaba con
el apoyo de Alemania y Gran Bretaña.
Las esperanzas rusas se desvanecen
En 1877-78, Rusia luchó contra Turquía al lado
de Serbia y Montenegro en apoyo de los cristianos
eslavos de la provincia de Herzegovina, que se
habían enfrentado a las autoridades turcas para no
pagar impuestos y no prestar determinados
servicios.
Una de las fuerzas turcas enviadas contra ellos
en 1875 había sido derrotada con ayuda de
simpatizantes procedentes de Serbia y Montenegro,
así como de la provincia croata de Dalmacia,
perteneciente a Austria-Hungría.
La insurrección se había extendido en 1876 a
Bulgaria, donde entre 12.000 y 30.000 búlgaros
habían encontrado la muerte a manos de tropas
irregulares turcas con una atrocidad que causó
indignación en toda Europa.
Aunque las tropas rusas llegaron a las afueras de
Constantinopla en 1878, la diplomacia de Gran
Bretaña y Austria-Hungría frustró el objetivo
principal de Rusia.
En el Congreso de Berlín, Rusia obtuvo la
ampliación de Serbia y Montenegro y la
independencia de Bulgaria. Austria-Hungría, que
había permanecido neutral, fue autorizada a ocupar
Bosnia-Herzegovina.
Se negó a Bulgaria el acceso al mar Egeo. Y la
provincia de Macedonia, a la que aspiraban Serbia y
Bulgaria, fue devuelta a Turquía.
Los éxitos de Serbia y Montenegro en la guerra
despertaron la imaginación de todos los eslavos del
Imperio Austro-Húngaro, pero en especial de los del
sur: de los croatas, de los eslovenos y de los serbios
que vivían en Bosnia, Croacia y Hungría.
En la propia Serbia, el Gobierno (en secreto) y
varios grupos (no oficiales) daban dinero y apoyo a
otros que buscaban la unión de los eslavos del sur.
Los políticos y los intelectuales serbios consi-
deraban a Serbia como el núcleo de una gran nación
eslava meridional.
55
Suspicacias.
Los croatas y otros eslavos que vivían en la parte
húngara del imperio de los Habsburgo veían con
suspicacia la idea de una unión con Serbia,
prefiriendo un Estado eslavo meridional bajo el
liderazgo de los Habsburgo (la dinastía que regía al
Imperio Austro-Húngaro). Pero el progresivo
dominio magiar en Hungría hizo que muchos se
convirtieran en revolucionarios después de 1900.
Conscientes de la amenaza nacionalista en su
imperio multinacional, los Habsburgo redoblaron
sus esfuerzos para controlar y someter a Serbia,
considerada la causante de los problemas de la
monarquía. Por eso se anexionaron Bosnia-
Herzegovina en 1908: era un intento de apropiarse
de antemano del nacionalismo eslavo del sur,
simplemente incorporando al Imperio una zona en
disputa y, por tanto, neutralizándola. La debilidad
rusa tras su desastrosa derrota en la guerra contra
Japón en 1904-05 permitió a Austria-Hungría salirse
con la suya sin represalias rusas.
Pero las esperanzas de los Habsburgo de que la
situación se calmase, se vieron frustradas. La
agitación nacionalista para conseguir la unión de
todos los eslavos del sur se vio impulsada por los
éxitos serbios en las guerras balcánicas.
Los asesinatos por miembros de sociedades
secretas en Bosnia y en otros lugares se
multiplicaron. El ―impasse‖ político hizo que los
líderes austrohúngaros pensaran de nuevo en una
solución militar. Creían que si conseguían dominar
y neutralizar a Serbia, foco principal de la agitación
nacionalista, el resto de Europa se calmaría. El
apoyo casi ilimitado de Alemania a la política
austrohúngara reforzó la decisión de ciertos
dirigentes militares y civiles austriacos.
Por si era poco, Italia se implicaba en la tensión
generalizada con su decisión de instalarse en el
Norte de África, a costa de territorios pertenecientes,
al menos teóricamente, al Enfermo de Europa, el
imperio Otomano. Y al olor de la carroña volaron
Serbia, Bulgaria y Grecia, apoyadas por Rusia.
Las consecuencias de la derrota turca asustaron a
las potencias, que favorecieron un compromiso y
la independencia de Albania.
Guerras balcánicas (1912-13)
La anexión de Bosnia encauzó el empuje del
nacionalismo serbio hacia Albania y hacia
Macedonia, región que reclamaban tanto Serbia
como Bulgaria y Grecia pero que el Congreso de
Berlín había devuelto a Turquía.
Aprovechándose de la preocupación turca por su
guerra contra Italia en 1911-12, los cuatro Estados
balcánicos -Grecia, Bulgaria, Serbia y Montenegro-
formaron la Liga Balcánica y declararon la guerra a
Turquía en octubre del año 1912; era la primera
guerra balcánica. Pero su victoria no produjo
resultados positivos, debido a la diplomacia de las
grandes potencias.
Alemania veía a Turquía como la base
estratégica de su propio impulso futuro hacia
Oriente Medio para desafiar a su mayor rival, Gran
Bretaña.
Bajo presión austriaca se negó a los serbios el
acceso al Adriático, estableciendo a Albania como
un Estado independiente. A su vez, Serbia se
enfrentó a Bulgaria a causa de Macedonia, y en
junio de 1913 estalló entre ellas una segunda guerra,
que duraría mes y medio. Bulgaria fue derrotada por
una alianza de todos sus vecinos, incluyendo a
Rumania.
Encaminándose a la guerra
Y mientras todos andaban en conflicto en los
Balcanes, la rivalidad anglo-germana se
incrementaba bajo el impacto de la competencia
comercial y naval. Los alemanes estaban
construyendo una amenazadora flota de
acorazados y el Gobierno liberal británico trató
de frenar la carrera naval, pues prefería invertir su
coste en las reformas sociales que había
emprendido; pero fracasó ante la exigencia
alemana de compensaciones sustanciosas o un
acuerdo de neutralidad, que Londres no aceptó.
56
El 30 de mayo de 1913, la conferencia de
Londres obliga al Imperio Otomano a que abandone
todas sus posesiones territoriales en Europa, así
como Creta y las islas del mar Egeo.
En ese año se aceleró la carrera arma-
mentística y los Gobiernos la justificaban
insistiendo en la proximidad de un conflicto
general. Al tiempo, ambos bloques fortalecieron sus
compromisos y los Estados Mayores fijaron los
detalles de su cooperación militar. A comienzos de
1914, la paz pendía de un hilo. En estas
circunstancias, todos suponían que la firmeza era el
mejor medio para frenar al adversario y que el apoyo
total al aliado era la única forma de no perderlo.
Alemania temía el incremento del ejército ruso y
consideraba vital impedir el hundimiento de
Austria-Hungría.
Rusia no quería abordar las necesarias reformas
sociales antes de fortalecer su ejército y disponer
de una red ferroviaria que cubriera todo el
Imperio. Tampoco estaba dispuesta a ceder en
los Balcanes, como había hecho en 1909, pues
otro retroceso liquidaría su influencia sobre los
eslavos del sur y daría carpetazo al sueño del
acceso al Mediterráneo por el Bósforo y
Dardanelos.
Francia no estaba dispuesta a hacer más
concesiones a Alemania. Pero creía inevitable un
nuevo choque con Berlín y fiaba sus esperanzas de
victoria en el apoyo ruso. Por eso, Francia
potenció su alianza con Rusia y se comprometió
directamente en los Balcanes.
La agitación de los eslavos del sur, sobre los que
ejercía una progresiva influencia Serbia -cada vez
más rusófila, ambiciosa e influyente- suponía
una amenaza mortal para el Imperio Austro-
Húngaro, minado también por liberales y socialistas.
El 28 de junio de 1914, el estudiante serbio
Gabrilo Princip en una calle de Sarajevo, dispara
contra el archiduque Francisco Fernando, heredero
del trono del Imperio Austro-Húngaro y lo mata.
Las casas reinantes en Rusia, Alemania
y Gran Bretaña hubiesen entendido una represalia
fulminante y brutal de Viena, pero Austria dejó
enfriar el cadáver de su Archiduque. Lo que sucedió
luego fue una cadena de errores y de
irresponsabilidades que costó más de veinte
millones de vidas y que arruinó Europa, privándola
de su preeminencia mundial.
57
El conflicto se desencadenó con esta secuencia:
Viena presentó un ultimátum a Belgrado el 23 de
julio y le concedió cuarenta y ocho horas para
responderlo; Serbia lo rechazó en parte el día 25 y
Viena declaró la guerra a Serbia el 28.
Rusia reaccionó con la movilización general y
Alemania exigió que la desconvocara, amenazando
con la guerra y ante el rechazo ruso, ordenó su
propia movilización general el 1 de agosto... Como
si se tratara de piezas de dominó, uno tras otro los
países implicados en las alianzas irían
introduciéndose en la contienda.
Frente a las tendencias belicistas, los
contrapesos pacifistas resultarían insuficientes. El
recurso a alianzas cada vez más estrechas y a crisis
cada vez más duras arruinó los mecanismos de la
diplomacia del concierto. Tampoco fueron freno
suficiente los intereses económicos de las potencias,
ni la actitud de los socialistas, que habían
condenado la guerra y sostenido la idea de que los
intereses de clase unían a los obreros por encima
de las fronteras de los Estados burgueses. Al día
siguiente de la declaración de guerra, la mayoría
corrió a alistarse.
Europa marchaba alegre hacia la guerra. Hubo
manifestaciones de júbilo en Moscú, en Viena, en
Belgrado, en Londres, pero fue en Alemania y en
Francia donde la alegría desbordó todo lo previsible.
En 1914 hacía cuarenta y cuatro años que Alemania
no entraba en combate.
Dos generaciones de alemanes se habían
dedicado a construir un poderoso país y muchos
creyeron que era el momento de tener un poco de
acción.
Guerra europea…. y mundial
Lo que no calculó ninguno de los que la
desencadenaron es que el mundo entero iba a quedar
involucrado en una catástrofe de magnitudes
inimaginables. Inmediatamente comenzó a
combatirse en el este y en el oeste, en África y en el
mar... La que se pensaba fuera una guerra rápida,
pasaría a ser un largo y sangriento conflicto que
duró cuatro años. El gobierno turco, presidido por
Enver Bajá entró en la Primera Guerra Mundial al
lado de Alemania (noviembre de 1914) iniciando
operaciones contra Rusia y Egipto y logró contener
a los aliados en los Estrechos y en Mesopotamia.
Todo empeoraría a partir de 1915, cuando Italia
declaró la guerra a Austria-Hungría; cuando los
anglo-franceses atacaron Turquía en los Dardanelos;
cuando canadienses, sudafricanos, neozelandeses,
australianos y tropas procedentes de todas las
colonias británicas y francesas llegaron a Europa a
pelear por sus metrópolis; cuando los árabes se
lanzaron contra los turcos; cuando los submarinos
alemanes declararon la guerra a todos cuantos
traficaran con sus enemigos y, finalmente, en 1917
cuando los norteamericanos declararon la guerra a
la Alianza.
58
59
PARÉNTESIS IDEOLÓGICO Y
REVOLUCIONARIO
El comunismo
a teoría comunista postula el logro de una
sociedad igualitaria y sin clases, donde la
riqueza se reparta de forma equitativa entre todos
los seres humanos, llegando incluso a la abolición
de la propiedad privada. Estas ideas se encuentran
presentes en todo tipo de utopías a lo largo de la
historia. Ya los filósofos griegos Zenón y Platón lo
consideraron. En ―La República‖, Platón describió
una sociedad ideal en la que la élite se veía libre de
las preocupaciones de la propiedad y de la familia;
se dice que también un grupo religioso hebreo, los
―esenios‖, practicaron la comunidad de bienes. Algo
semejante hicieron en su vida diaria las
comunidades monásticas cristianas o budistas, o
grupos religiosos medievales revolucionarios, como
los ―fratricelli‖ o los ―taboritas‖, desarrollando
desde la teoría o la práctica estas ideas.
En la Edad Moderna, entre los teóricos más
importantes de esta corriente, destacan Tomás
Moro. En su ―Utopía‖, describió por primera vez
una sociedad imaginaria en la que no sólo una
minoría, sino todos sus miembros compartían
colectivamente la propiedad. Francis Bacon y
Tommaso Campanella (siglo XVII), discurrieron
teóricamente sobre ello, mientras que algunos
grupos religiosos (anabaptistas, cuáqueros) la
practicaron en comunidades pequeñas y cerradas.
Durante la Revolución Francesa, Gracchus Babeuf,
con la ―Conspiración de los Iguales‖, planteó la
posibilidad de que un grupo revolucionario
estableciera por la fuerza una sociedad comunista.
El marxismo
Fue el siglo XIX el que forjó el comunismo
moderno, como respuesta a los desafíos sociales de
la Revolución Industrial. Siguiendo la estela de los
socialistas utópicos, el alemán Karl Marx desarrolló
una obra teórica en la que destacan ―El Capital‖ y el
―Manifiesto comunista‖, ésta última en colaboración
con F. Engels, dando origen al concepto moderno de
comunismo. Para Marx, el socialismo constituiría
un primer paso hacia la sociedad comunista del
futuro, a la que la historia necesariamente conducía,
en la que el hombre se liberaría de la propiedad
privada, de la explotación, de la división del trabajo,
de la religión, de la familia y del Estado. La
concepción de la evolución histórica de Marx se
basaba en la dialéctica de la lucha de clases. Las
relaciones sociales determinaban los
enfrentamientos entre las clases por la posesión de
los medios de producción. El modo de producción
capitalista estaba abocado a la destrucción. La
apropiación de los beneficios (plusvalías) y la
concentración del capital en un grupo cada vez
menor de burgueses capitalistas, a costa de la
depauperación de las demás clases, conduciría al
estallido de una revolución, en la que la mayoría
obrera se alzaría con el poder, instaurando una
―dictadura del proletariado‖ como paso previo a la
creación de una sociedad sin clases. Marx, sin
embargo, no se atrevió a prever los rasgos definidos
de esa sociedad ni los mecanismos concretos que
llevarían a ella.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial
(1914-18), esa revolución todavía no se había
producido en los países industrializados, en los que
los partidos marxistas se habían integrado en el
juego político parlamentario de los estados liberales.
La Revolución rusa de 1905
El brote revolucionario de 1905 se inició en San
Petersburgo, capital del Imperio Ruso y ciudad
altamente industrializada. El Gobierno no había
comprendido que la industrialización requería una
nueva estructura política. Había nacido una nueva
sociedad en la que la burguesía cobraba cada vez
más relevancia, aunque carecía aún de conciencia
política y no tenía ninguna cuota de poder. La
revolución surgió de esta burguesía deseosa de
intervenir en las decisiones políticas. En un primer
momento, no se planteó la destrucción de la
L
60
estructura política que regía el Imperio; el peso del
proletariado, la clase más azotada por la crisis
económica, no se hizo patente hasta el otoño de
1905.
Pero el detonante de la revolución no fue el
descontento político ni la crisis económica, sino el
inicio de la impopular guerra ruso-japonesa en
1904. Además de las grandes pérdidas humanas y
materiales, la población perdió la confianza en el
zar.
Los desheredados, respaldados por los liberales,
organizaron una marcha de protesta hacia el Palacio
de Invierno, brutalmente reprimida por los soldados,
que dispararon contra los obreros desarmados. Este
suceso rompió definitivamente los lazos entre el zar
y el pueblo llano.
A partir de entonces se sucedieron las huelgas,
con la participación de todos los estamentos
sociales, y resurgieron las demandas autonomistas
de las nacionalidades.
Durante este periodo de agitación nacieron los
primeros sindicatos -el de los impresores de San
Petersburgo, entre otros-, que pusieron en marcha
una intensa campaña de difusión, gracias al reparto
masivo de panfletos. En junio tuvo lugar la rebelión
de los marineros del acorazado ―Potemkin‖,
violentamente reprimida, lo que enfrentó al
Gobierno con las Fuerzas Armadas.
En la segunda mitad del año comenzaron las
revueltas campesinas organizadas, y en otoño el
movimiento proletario tomó las universidades; el
temor se extendió entre los liberales y el Gobierno
acabó clausurándolas. Según Lenin, éste fue el
motivo de que la revolución se lanzara a la calle. En
noviembre se proclamó la ley marcial, pero los
soldados se negaron a reprimir las manifestaciones.
El soviet de San Petersburgo, una asamblea obrera
que hacía oposición al Gobierno, fue disuelto y sus
miembros, encarcelados.
Tras muchas vacilaciones, se instituyó una
Asamblea Imperial (Duma), que debía estar
formada por representantes de todos los estamentos
sociales, elegidos por censo. Convocada por primera
vez el 27 de abril de 1906, sus atribuciones fueron
mínimas: la discusión de las leyes y el seguimiento
del presupuesto.
Los liberales se encontraron ante el dilema de
aceptar estas concesiones ó asumir las
consecuencias derivadas del boicoteo de la ―Duma‖.
Fue entonces cuando el campesinado tomó las
riendas de la situación y se organizó en asociaciones
políticas que exigían la creación de una Asamblea
Constituyente y el reparto de tierras. Las ciudades
siguieron sus pasos, los sindicatos obreros
declararon la huelga y comenzaron a crearse soviets
en empresas y barrios.
El 17 de octubre, el zar Nicolás II firmó un
manifiesto que establecía los derechos
fundamentales de los ciudadanos y concedía
mayores poderes a la Duma. Pero el desprestigio del
régimen zarista abrió la posibilidad de instaurar una
república. El soviet de San Petersburgo convocó una
nueva huelga general; los obreros de las afueras de
Moscú se levantaron en armas. El Gobierno
contraatacó arrasando los núcleos de oposición.
En julio de 1906, la falta de acuerdo entre el
Gobierno y la Duma sobre la reforma agraria acabó
con la disolución de la Asamblea y puso fin a la
Revolución. Pero los hechos de 1905 constituyeron
un adelanto de lo que ocurriría años después.
61
La Revolución de 1917
La política paneslavista del zar llevó a Rusia a
intervenir en la Primera Guerra Mundial frente a
Alemania (1914), mientras la Duma, que seguía
funcionando pese a haber sido disuelta en 1906 y
1907, evolucionaba hacia posiciones más liberales.
Los sucesivos desastres militares provocaron la
indignación popular, y las asambleas locales, en las
que eran mayoritarios los partidos burgueses, se
federaron en una unión.
El 27 de febrero de 1917, la huelga general de
San Petersburgo desencadenó la Revolución. Cinco
días antes, los obreros en paro se habían unido a una
manifestación de mujeres que pedían pan y paz, sin
reivindicaciones políticas concretas. Las fuerzas del
orden no los molestaron y el Gobierno no dio mayor
importancia a la protesta. Al día siguiente, las
mujeres se manifestaron por los barrios burgueses y
en la tercera jornada fueron los bolcheviques
quienes tomaron la iniciativa. El Gobierno amenazó
con disolver la Duma. Al cuarto día la represión fue
sangrienta. Durante la noche, los soldados, furiosos
por haber tenido que disparar sobre civiles
desarmados, encarcelaron a sus oficiales y,
finalmente, se sumaron al movimiento popular.
El Zar abdicó y desató una reacción de alegría en
todo el país, instaurándose un gobierno provisional.
Esa revolución dio a un grupo marxista, el de los
bolcheviques, dirigidos por Lenin, la posibilidad de
conseguir el poder en el Imperio ruso. Según Lenin,
había que rechazar al gobierno provisional y su
decisión de proseguir la guerra. Las ideas de Lenin
triunfaron dentro de los soviets.
El gobierno provisional culpó a los bolcheviques
de las insurrecciones y ordenó su detención, por lo
que Lenin se vio forzado a huir. Kerenski, partidario
de instaurar una república parlamentaria a través de
una Asamblea Constituyente, se puso al frente del
gobierno y consiguió librarse del peligro de la
izquierda radical (bolcheviques) y de la derecha más
reaccionaria (zaristas).
Pero la crisis interna continuaba; al problema de
la guerra se sumaban las reivindicaciones
independentistas de las nacionalidades no rusas,
cercanas al bolchevismo, dado que Lenin había
prometido reconocer el derecho a la
autodeterminación de los pueblos.
La revolución bolchevique
En octubre de 1917 comenzó la segunda etapa de
la revolución, conocida como la revolución
bolchevique. El 25 de octubre, los bolcheviques
tomaron los puntos estratégicos de la capital sin
derramamiento de sangre. Kerenski huyó y el resto
del gobierno fue encarcelado. La nueva autoridad
actuó con rapidez. Sus decretos más importantes
fueron la paz inmediata sin anexiones, la propiedad
de la tierra para los soviets campesinos, el control
de las fábricas por los trabajadores, a través de sus
propios órganos de gobierno supervisados por los
soviets, y la nacionalización de los bancos.
Los bolcheviques, que no se atrevieron a anular
las elecciones para la Asamblea Constituyente
convocadas por el anterior gobierno, obtuvieron
apenas una cuarta parte de los escaños. Ante este
resultado, la ―guardia roja‖, brazo armado del
62
bolchevismo, procedió a su disolución. En enero de
1918, el Ill Congreso de Soviets se declaró heredero
de la Asamblea, y en julio se aprobó una
Constitución en la que se acordaba una estructura
federal (URSS) que englobaría a todas las etnias,
adoptando el partido bolchevique el nombre de
comunista.
No obstante, no todo el mundo estaba de acuerdo
con el nuevo régimen. Los oficiales y soldados
afines al zar crearon el denominado ―ejército
blanco‖. Algunos Estados separatistas se apoyaron
en los alemanes para combatir al gobierno ruso.
Incluso hubo partidos de izquierdas que
consideraron la paz de Brest-Litovsk, firmada con
Alemania, como una vergüenza para Rusia. Todas
estas tensiones condujeron a una guerra civil en la
que, finalmente, los bolcheviques se alzaron con la
victoria. En 1919 se fundó la Internacional
Comunista. En la Unión Soviética se puso en
práctica el concepto leninista de dictadura del
proletariado, que implicaba, durante la fase de
transición al comunismo, el reforzamiento del poder
del Estado, ejercido por un partido que no admitiría
ni oposición externa ni tendencias en su seno.
Socialismo
La Primera Internacional, fundada en 1864, trató
de coordinar esfuerzos entre los grupos socialistas
de distintos países, pero sus disensiones internas la
llevaron a un pronto fracaso. Poco después comenzó
la fundación de partidos socialistas en distintos
países, empezando por Alemania en 1863, y en
1889 estos partidos crearon un órgano de
coordinación, la Segunda Internacional. Las ideas
de Karl Marx tuvieron en ella una influencia
predominante, pero dieron lugar a diferentes
interpretaciones, de las cuales la que a medio plazo
se impondría en el socialismo sería la llamada
revisionista que eliminó los aspectos más radicales
del marxismo.
El rechazo de los métodos dictatoriales y
violentos de la Revolución Rusa, cuyos partidarios
se escindieron para fundar partidos comunistas, dio
al socialismo una nueva fisonomía en la que la
crítica del capitalismo se aunó a la defensa de los
derechos individuales y las libertades democráticas.
En el período de entreguerras se dieron las primeras
experiencias gubernamentales socialistas.
63
SÍNTESIS DEL CONFLICTO QUE
ACABARÍA CON LAS GUERRAS
l primer gran conflicto bélico de alcance
internacional, desarrollado entre 1914 y
1918, superó en proporciones a todos los conocidos
hasta entonces. La participación de los territorios
coloniales y de Estados Unidos le otorgó su carácter
mundial
Los ejércitos alemanes comienzan su avance a
primeros del año 1914, en un conflicto armado que
conoce dos grandes momentos: la "guerra de
movimientos" y, más tarde, la "guerra de
trincheras", (guerra de posiciones), con la única
finalidad de destruir por agotamiento al enemigo
El conflicto fue total: todos lanzaron sus recursos
humanos, económicos y tecnológicos a la lucha, que
se libró fundamentalmente en tierra, pero también
en el aire, en el mar y bajo el mar... Nada se libró de
la guerra; tampoco las poblaciones civiles, acosada
por los bombardeos artilleros y aéreos, por la acción
de los submarinos contra el tráfico de mercancías y
pasajeros... Ni las minorías, -armenios, kurdos,
sirios, griegos- que, al resguardo de la contienda,
fueron diezmadas. Se supone que cerca de diez
millones de soldados perecieron en el frente y más
de doce millones de civiles en la retaguardia.
E
64
Poco a poco, la guerra iba asumiendo carácter de
guerra total. Cada potencia había puesto en
movimiento a sus fuerzas; la economía fue
reconvertida según las necesidades bélicas. Los
progresos técnicos en el sector de las armas y de la
destrucción fueron excepcionales, y excepcional-
mente trágicos. Nació la guerra submarina; la guerra
aérea y los gases tóxicos aparecieron por primera
vez; la propaganda construyo odiosas imágenes del
enemigo para movilizar a la opinión pública.
Nuevas armas se emplearon para aniquilarse:
gases, bombardeos y ametrallamientos aéreos,
blindados, cañones de un alcance y calibre jamás
antes empleado, lanzallamas, ametralladoras -reinas
de las trincheras y ruina de la caballería-,
submarinos, terror de los mares...
65
66
Empieza la guerra
Alemania puso en marcha un plan de guerra en
dos frentes; lanzó una ofensiva masiva en el frente
francés, antes de volver sus fuerzas contra el este.
Las divisiones alemanas realizaron una maniobra
envolvente, invadiendo Bélgica a pesar de su
neutralidad, lo que decidió a Gran Bretaña a
declarar la guerra a Alemania.
A pesar de los avances iniciales, la debilidad
germana permitió a los franceses contraatacar
(batalla del Marne, septiembre de 1914). Mientras,
en Prusia Oriental, los rusos eran frenados por los
alemanes en Tannenberg y los Lagos Mazurianos
(agosto-septiembre); no obstante, el ejército austro-
húngaro fue empujado hasta los montes Cárpatos.
Ambos frentes quedaban estabilizados. Los
ataques de los dirigibles alemanes a los centros
industriales ingleses se realizaron, también en un
principio, por sorpresa, hallándose los atacados sin
medio de defensa contra tal acometida; aparte del
efecto moral, estos ataques tuvieron.
Además, un gran valor estratégico indirecto,
puesto que Inglaterra se vio precisada a reservar,
para repeler tales agresiones, gran cantidad de
cañones, municiones, proyectores y hombres, que
en otra forma hubieran sido utilizados en el frente
de batalla.
La defensa contra los ataques aéreos se organizó
con admirable rapidez y eficacia; las primitivas
sorpresas se trocaron en verdaderas batallas de
avión contra dirigible, y ya en el verano de 1918, el
número de estos últimos, derribados constantemente
por el enemigo, no quedaba compensado por los
servicios que prestaba como arma de ataque.
¡La negación de la ―maniobra‖!
Comenzó una guerra de posiciones, con un
frente que en occidente se extendía desde Suiza
hasta el mar del Norte.
Librada en las trincheras, avances de unos
cuantos metros se lograban al precio de muchos
miles de vidas.
67
68
En el mar, la flota aliada franco-británica
aprovechó su superioridad para establecer un
bloqueo sobre las potencias centrales. La entrada de
Turquía en la guerra, al lado de Austria y Alemania
(octubre de 1914), permitió aliviar un tanto esta
presión.
En la primavera de 1915, Austria y Alemania
realizaron una ofensiva conjunta en el frente
oriental. Aunque lograron recuperar Galitzia y
tomar gran parte de Polonia (agosto), los rusos
resistieron. La incorporación de Italia en la guerra al
lado de la Entente permitió establecer un pequeño
frente secundario en los Alpes. Mientras, los aliados
habían tratado de arrebatar a Turquía el control de
los estrechos que unían el Mediterráneo y el mar
Negro, pero el desembarco británico en los
Dardanelos (Gallípoli) fracasó, y la entrada de
Bulgaria en el conflicto permitió a Austria acabar
con la resistencia serbia (noviembre de 1915).
En el oeste, las ofensivas francesas en
Champagne y Artois no lograron expulsar a los
alemanes de Francia, aunque aliviaron la presión
sobre los rusos. En febrero de aquel año, Alemania
lanzó un ataque submarino para romper el bloqueo y
destruir las líneas de abastecimiento británicas, pero
fue interrumpido en mayo por las protestas
estadounidenses, mientras Gran Bretaña se
apoderaba de las posesiones alemanas en África del
sudoeste.
En 1916, Alemania decidió romper el frente
occidental (ofensiva sobre Verdún, febrero-junio).
Después de 300 días de encarnizados combates, se
restablecieron las posiciones anteriores; el
contraataque aliado en el Somme (julio-octubre)
tampoco logró avances significativos. En el este, los
rusos habían apoyado el esfuerzo aliado en Francia
mediante una ofensiva en Galitzia y Bucovina
(junio-agosto), sus últimas victorias. La entrada de
Rumania en la guerra (agosto) volvía a amenazar
con el bloqueo a las potencias centrales, pero fue
rápidamente conquistada por los alemanes.
Desde Salónica, los aliados apoyaron un nuevo
ataque serbio en Macedonia, y en Oriente Medio el
británico T. E. Lawrence arrastró a los árabes a la
lucha contra los turcos, que amenazaban Egipto y el
canal de Suez. La batalla naval de Jutlandia (31 de
mayo) fue la última acción de la flota de superficie
alemana; en adelante se recurrió al uso masivo de
submarinos.
En 1917, el fracaso de la ofensiva aliada en
Francia (abril) provocó un cambio en eI gobierno
(Clemenceau) y en el Estado Mayor francés (Foch).
Tanto Francia como Gran Bretaña y Alemania
supeditaron todas sus energías políticas, económicas
y sociales al esfuerzo bélico.
En el este, la caída del régimen zarista (marzo) y
la revolución bolchevique marcaron el derrumbe del
frente ruso. La paz de Brest-Litovsk (15 de
diciembre) dejó las manos libres a Alemania para
concentrar sus esfuerzos en Francia, tras la derrota
infligida a Italia en Caporetto (24 de octubre).
Turquía, sin embargo, perdió Bagdad y Jerusalén
ante los británicos.
69
Por otro lado, Alemania recurrió a la guerra
submarina indiscriminada, para romper el bloqueo y
acabar con la flota mercante aliada. Aunque causó
enormes pérdidas, no logró interrumpir el
abastecimiento, y sí provocar la entrada en la guerra
de Estados Unidos (2 de abril).
En estas circunstancias, el Estado Mayor alemán
decidió realizar un último esfuerzo para lograr la
victoria antes de que se organizasen los refuerzos
norteamericanos; concentrados todos sus efectivos
en Francia, la ofensiva, iniciada el 21 de marzo de
1918, consiguió romper el frente del Somme, separó
a las fuerzas británicas de las francesas, amenazó
Amiens y logró bombardear París. Pero las fuerzas
germanas habían llegado al límite. Foch, convertido
en jefe supremo del ejército aliado, logró contener
al avance enemigo, y el 18 de julio inició una
contraofensiva, aprovechando el refuerzo de las 16
divisiones norteamericanas.
70
En agosto comenzó a derrumbarse el frente
alemán, y, el 4 de noviembre, el general Hindenburg
ordenó el repliegue hacia el Rhin, solicitando un
armisticio.
A partir de entonces, las potencias centrales
fueron derrotadas en los demás frentes.
En los Balcanes, una fuerza multinacional logró
tomar Macedonia, vencer a Bulgaria (29 de
septiembre), recuperar Serbia (1 de noviembre) y
entrar en Rumania.
La victoria italiana de Vittorio Veneto (27 de
octubre) contribuyó al hundimiento de Austria-
Hungría. El emperador Carlos I abdicó, mientras
húngaros y checos proclamaban su independencia, y
el 3 de noviembre se firmó el armisticio.
Antes, en septiembre de 1918, los británicos
rompieron el frente de Palestina, y la rendición de
Bulgaria determinó la de los otomanos.
El sultán Mehmet VI se convirtió en un
prisionero en Estambul, mientras el tratado de
Sévres (1920) repartía el imperio entre los
vencedores.
Pero en Anatolia surgió una reacción
nacionalista acaudillada por Mustafá Kemal
(Ataturk) que logró expulsar a los ejércitos
extranjeros y asegurar el control sobre los territorios
de población turca de Asia Menor. Ataturk fue el
fundador de la Turquía moderna, convertida en
república tras la deposición de último sultán.
En Oriente Medio, los británicos tomaron
Palestina y Siria, y los turcos firmaron el armisticio
de Mudros (30 de octubre). En Alemania, la presión
aliada y las insurrecciones obreras forzaron la
abdicación del káiser, que huyó a los Países Bajos y
un gobierno provisional socialista firmó el
armisticio (11 de noviembre).
71
Exigencias conflictivas
La delegación francesa, dirigida por el primer
ministro Georges Clemenceau, estaba obsesionada
con la amenaza que a largo plazo representaba para
Francia una Alemania más poblada y más
industrializada que ella, por lo que exigía un tratado
duro que impidiera cualquier agresión posterior de
ella. Los objetivos franceses entraban en conflicto
con los del Presidente estadounidense Woodrow
Wilson, que en sus Catorce Puntos (aceptados con
reservas por Gran Bretaña y Francia el 4 de
noviembre de 1918), abogaban por un acuerdo de
paz basado en la autodeterminación y la creación de
una Sociedad de Naciones.
Las principales exigencias británicas habían
quedado ya satisfechas con la rendición de la flota
alemana y la ocupación británica de la mayoría de
las colonias alemanas y de gran parte del Oriente
Medio turco. Pese a la presión de Wilson para que
estas zonas fueran administradas por la Sociedad de
Naciones, quedaron en poder del Imperio Británico
bajo un complejo sistema de "Mandatos" de la
Sociedad. Así, el primer ministro británico, David
Lloyd George, estaba en una posición que le
permitía mediar entre franceses y americanos.
72
Italia pedía las zonas que le habían prometido en
el pacto de Londres de 1915: el Tirol, Trieste y una
amplia zona de la costa de Dalmacia (de población
eslava), que incluía Fiume. Los italianos no
consiguieron convencer a Wilson sobre Fiume, que
fue asignado a Yugoslavia, obteniendo sólo Trieste
y el Tirol.
Una serie de compromisos
La victoria republicana en las elecciones al
Congreso americano en noviembre socavó el
prestigio de Wilson, que se vio obligado a ceder en
algunos de los Catorce Puntos para lograr la
adhesión de los otros dirigentes a su estatuto de la
Sociedad de Naciones.
Sin embargo, ni él ni Lloyd George aceptaron la
demanda francesa de establecer un Estado tapón
bajo control militar francés en Renania: esto habría
sido una clara violación del principio de
autodeterminación nacional y, según Lloyd George,
habría alimentado un duradero resentimiento
alemán.
El 14 de abril, los franceses aceptaron un
compromiso: los Aliados ocuparían durante 15 años
una Renania desmilitarizada, que incluía las cabezas
de puente del Rin, con una garantía angloamericana
de proteger a Francia en caso de agresión alemana.
Además, los franceses fueron autorizados a explotar
los valiosos campos carboníferos del Saar alemán.
Pese a la fuerte oposición de Wilson, los
franceses exigieron también cuantiosas reparaciones
de guerra a Alemania, no sólo para compensar la
enorme destrucción que habían sufrido durante la
guerra sino también como un medio para debilitar la
economía alemana. A finales de marzo, Lloyd
George se sentía preocupado por la creciente
severidad de las exigencias aliadas a Alemania, que
podían llegar a impedir la recuperación económica
del país y llevar a la creación de una Alemania
bolchevique.
Por fin se alcanzó un compromiso: dejar que la
suma adeudada por Alemania fuese determinada por
una comisión de reparaciones en 1921. Mientras,
Alemania fue obligada a aceptar la responsabilidad
de haber causado la guerra. Los Aliados impusieron
importantes medidas de desarme al Ejército, a la
Armada y a la Aviación alemanas.
Los tres líderes no consiguieron ponerse de
acuerdo sobre el establecimiento de las fronteras
orientales alemanas. Francia apoyaba importantes
ampliaciones territoriales de los nuevos Estados del
este europeo, especialmente de Polonia, a costa de
Alemania. Tras un largo forcejeo, Lloyd George
consiguió reducir las adquisiciones de Polonia, al
insistir en un puerto libre en Danzig bajo control de
la Sociedad de Naciones, en la reducción del
corredor polaco y en un plebiscito en la Alta Silesia.
Checoslovaquia retuvo los Sudetes alemanes. Se
despojó a Austria de su anterior Imperio y se le
prohibió unirse con Alemania. En 1920, Hungría
perdía todos sus territorios no magiares, que
pasaban a sus vecinos, y se impuso a Turquía una
severa paz.
Alemania se decidió a presentar una verdadera
contrapropuesta por medio de un largo memorando
de un centenar de páginas impresas, dirigido el 29
de mayo de 1919 a los vencedores.
El documento comenzaba con una refutación
general del proyecto de Tratado, basada en el
Derecho Internacional Público y expresamente
aprobado por su Gobierno. El tratado de Versalles
no respetaba los principios aceptados en el
armisticio, ya que el derecho a la libre disposición
de los pueblos era violado en detrimento de
Alemania y la vida económica y las finanzas
públicas alemanas serían destruidas. El documento
preguntaba: ¿Cómo construir un nuevo orden
internacional sobre bases tan injustas? Y se
contestaba; ―Sólo las naciones que se benefician de
la libertad y de la independencia, fundadas en la ley,
pueden darse las unas a las otras la garantía de
relaciones justas y honorables‖. Seguía el análisis de
numerosas cláusulas particulares del Tratado, del
que Alemania pedía la revisión. Únicamente el
principio del desarme no era discutido.
Pero la principal queja alemana fue que el
principio de autodeterminación no se aplicó a la
73
distribución de los países germanófobos del anterior
Imperio Austríaco, lo cual daría a los nacionalistas
alemanes y al partido nazi de Hitler un valioso
argumento contra la República de Weimar en la
década de 1920.
El Senado de Estados Unidos rechazó el Tratado
y el Estatuto de la Sociedad de Naciones, y los
Estados Unidos se retrajeron en su aislamiento.
Francia perdió así la garantía angloamericana e
insistió en reclamar el cumplimiento del Tratado por
parte alemana, especialmente en lo referente a las
cláusulas de reparaciones. Esta actitud intransigente
la llevó a considerables fricciones políticas con
Gran Bretaña.
El 16 de junio, los Aliados notificaron su
respuesta: el Tratado permanecía en sustancia,
intacto, y no existía contradicción según los
vencedores entre el Tratado y los principios
expuestos en el acuerdo de armisticio. Sólo hubo
una concesión importante: Alemania conservaría la
Alta Silesia hasta la consulta popular, que quedaba
autorizada.
Se concedió un plazo de cinco días al gobierno
alemán para que diese a conocer si firmaría o no el
Tratado. Si confirmase su rechazo, las hostilidades
volverían a empezar, teniendo por objetivo Berlín.
El 23 de junio, el Parlamento alemán aprueba a
mano alzada un Tratado que según su ministro de
Asunto Exteriores, ―representa una injusticia sin
igual‖.
La ceremonia de la firma tendría lugar el 28 de
junio en la Galería de los Espejos del Palacio de
Versalles.
Otros Tratados fijaron las condiciones de paz
con Austria, Bulgaria, Hungría y Turquía,
respectivamente. Conocidos globalmente como la
paz de Versalles, establecían la creación de la
Sociedad de Naciones, organismo internacional
encargado de dirimir los futuros conflictos sin tener
que recurrir a la guerra y de supervisar la
administración de los antiguos territorios coloniales
de Alemania y Turquía, que fueron entregados a
otras potencias, sobre todo Gran Bretaña y Francia,
como Mandatos. Se establecían nuevas fronteras en
Europa -a costa sobre todo de Alemania y Rusia y
de la desmembración del Imperio austro-húngaro-, y
aparecían nuevos Estados (Hungría, Yugoslavia,
Checoslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania,
Finlandia, Polonia), donde permanecieron
importantes minorías, cuyas reclamaciones
territoriales caracterizarían el periodo de
entreguerras.
Turquía
Tras la capitulación de 1918, Turquía, aliada de
los Imperios Centrales había sufrido la ley de los
vencedores: se le habían amputado sus provincias
árabes, Estambul fue ocupada por los Aliados,
Cilicia, por las tropas francesas y Esmirna por los
griegos. Una vez más se había salvado por las
rivalidades de Francia, Gran Bretaña y Rusia, ahora
soviética, pero sobre todo por la energía de Kemal
―Atartuk‖ que organizó la sublevación nacional de
1919 en Anatolia, combatió victoriosamente a los
griegos en 1921 y en 1922, y obtuvo por el Tratado
de Lausana, la consagración de la existencia de una
Turquía ciertamente disminuida, pero salvada de un
desmembramiento demasiado grave.
Convertido en el hombre providencial al que se
entrega completamente el pueblo turco, Mustafá
Kemal desenraizará lo que quedaba del Imperio
otomano para alumbrar una nación moderna. Sobre
las ruinas del sultanato, construirá un nuevo Estado
y pese a la atracción y la profunda influencia del
Islam, se esforzará por modelar un pueblo nuevo.
Gracias a su impulso, el pueblo turco que había
estado tanto tiempo bajo la tutela de Europa y que
estuvo tan cerca de hundirse en la tormenta de la
Primera Guerra Mundial, recuperó en 1939 una
sólida posición.
Japón
Pese a la oposición de Wilson y de los chinos,
Japón obtuvo las antiguas concesiones alemanas en
Shantung (China) que le habían prometido en 1917.
Pero la Primera Guerra Mundial provocó cambios
74
aún mayores en la vida social y económica del país.
Japón se incorporaría al conflicto como aliado de
Inglaterra, aunque limitando su participación a la
ocupación de las posesiones alemanas en China y el
Pacífico Sur. El país inició desde su victoria sobre
Rusia, al empezar el siglo, una política imperialista.
Se había anexionado a Corea en 1911, estableciendo
un reparto con Rusia del Noroeste chino. Como en
el desarrollo económico europeo, pronto derivó
hacia la producción de materiales bélicos; Japón
aprovechó la coyuntura para abrir nuevos mercados
en occidente y sobre todo en Asia. La victoria de
Japón sobre China comenzaba a rendir sus frutos:
Shangai se llenó de fábricas textiles establecidas
con capitales japonesas. Los astilleros y puertos
también crecían en tamaño y número; si las flotas
imperiales que derrotaran a chinos y rusos habían
sido compradas en el extranjero, ahora Japón se
alzaba como una prospera potencia naviera.
Consecuencias.
Aquel mortífero esfuerzo arruinó Europa. Dos
viejos Imperios, el Austrohúngaro y el Otomano, se
desintegraron y sus fragmentos se convirtieron en
repúblicas, dando lugar a nuevas naciones: además
de las que nacían en Europa se fundaron las de Iraq,
Siria, Cisjordania... Y el Imperio ruso pasó a ser el
soviético, tras la revolución bolchevique de 1917.
Italia se transformó pronto en una dictadura
fascista y Alemania, en república, primero, y en el
Imperio nazi de Hitler quince años después.
Francia y Bélgica, arrasadas, comenzaron a
fortificarse para la guerra siguiente; Gran Bretaña
dejó de arbitrar la política mundial y empezaron a
emancipársele sus territorios más britanizados:
Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica... Y
en las restantes colonias de Gran Bretaña, Francia,
Bélgica u Holanda, cuyos habitantes habían
combatido en Europa junto con los soldados
metropolitanos, surgió el nacionalismo y la
aspiración de independencia.
Y no sólo cambiaron las armas, la mentalidad y
las fronteras, también la química, la medicina, la
mecánica, las relaciones laborales, políticas y la
moda...; tras la guerra, surgió un mundo nuevo, más
reivindicativo, tanto en lo social como en lo
político.
La destrucción ocasionada por la guerra tuvo un
profundo impacto económico, psicológico y social.
Aunque hasta la Segunda Guerra Mundial no se
perfilarían claramente las nuevas potencias -Estados
Unidos y la URSS-, la contienda supuso el fin de la
supremacía europea en el mundo. Asimismo,
destruyó la confianza en el progreso humano que
había caracterizado a la ―belle époque‖, (los años
entre 1870 y 1914). Las pérdidas humanas
provocaron motines e insurrecciones obreras que, en
el caso ruso, condujeron al estallido de la
revolución.
Países como Francia, Alemania y Austria-
Hungría perdieron una parte considerable de su
población activa masculina, lo que, unido a la
movilización general, hizo que las mujeres se
incorporasen al mundo laboral.
El endeudamiento de las naciones europeas
convirtió a Estados Unidos en el principal acreedor
y en la primera potencia económica. Las duras
condiciones impuestas a los vencidos en la paz de
Versalles despertaron en ellos un sentimiento de
humillación y revanchismo, que, combinado con los
conflictos derivados del nuevo trazado de fronteras
y con los efectos de la crisis económica de 1929,
aumentaron la tensión internacional durante los años
treinta, ante la impotencia de la Sociedad de
Naciones.
75
¡DESOLACIÓN!
76
GUERRA NAVAL
Análisis previo.
a aparición de Alemania como gran
potencia naval implicó una completa
ruptura con su tradición nacional. Navíos sueltos o
escuadras alemanas habían desplegado el pabellón
imperial y protegido el comercio desde la fundación
del Reich: en Haití en 1872, para exigir la com-
pensación de los daños infligidos a los comerciantes
alemanes; en los mares de China en 1876, en una
alianza conjunta con las demás potencias europeas
para suprimir la piratería; en Angra en 1883, en
Zanzíbar en 1885 y en Venezuela en 1902. Pero
estas actividades eran de importancia secundaria.
Desde su creación en 1867, la Marina alemana
dependía del Ministerio de la Guerra. Fue un hecho
significativo el que el emperador Guillermo II
inaugurara la nueva era con la creación de un
Almirantazgo independiente.
El instrumento para conseguir entrar en la
competencia naval con Gran Bretaña sería un
brillante almirante llamado Alfred von Tirpitz, que
creía con igual intensidad que Guillermo en el
derecho de Alemania al tridente, la lanza de tres
puntas que, como símbolo tradicional del poder
marino, llevaba tiempo aferrada en la mano derecha
británica. Juntos montarían la primera amenaza
seria a la supremacía naval británica en un siglo.
A principios de 1890 Tirpitz comenzó a escribir
memorandos para la Armada prusiana sobre la
importancia del poderío naval. Se guió -al igual que
la mayoría de los pensadores navales de su época-
por un libro llamado ―The Influence of Sea Power
upon History‖, de Alfred Thayer Mahan, oficial
naval e historiador estadounidense.
Mahan atribuyó la subida del Imperio británico
al dominio del mar que tenía esa isla-nación. En la
mente lúcida de Tirpitz se presentó lo inverso de la
tesis de Mahan: sin el poderío naval, no podría
existir poder político para Alemania en el mundo
moderno. Al convertirse en una nación industrial, se
había vuelto dependiente del caucho, del petróleo y
del algodón, importados de lejos, apuntó Tirpitz. ―Si
pretendemos salir al mundo y reforzarnos
comercialmente por medio del mar‖, escribió
entonces, ―si no nos proporcionamos de manera
simultánea una cierta medida de poder naval,
estaremos erigiendo una estructura por completo
hueca‖. Expuesto de forma directa, eso significaba
que Alemania debía construir una Armada para
protegerse contra los depredadores imperiales.
Para el Kaiser, con su veta de megalomanía, esa
teoría la hizo suya, en forma natural. Antes de que
pasara mucho había arrancado a su autor de su
puesto de avanzada en el Lejano Oriente y lo instaló
en Berlín en el nuevo cargo de Secretario de Estado
del Ministerio de la Armada imperial, y le
encomendó la construcción de una Armada para
desafiar a los británicos, misión que Tirpitz cumplió
en forma rápida y eficiente.
Guillermo II devoraba al americano Mahan, y
había puesto traducciones suyas a bordo de todos
los navíos de la armada alemana. Una flota fuerte
significaba la construcción de barcos de guerra, y
éstos, en cantidad suficiente para impresionar a los
ingleses. Fue para resolver este último punto para lo
que Tirpitz ideó su famosa teoría del ―riesgo‖. La
escuadra alemana debería ser al menos lo
L
CAPÍTULO IV. (Primera Guerra Mundial)
77
suficientemente fuerte como para poder, si entraba
en lucha con la británica, infligirle tal daño que la
Royal Navy inglesa no pudiera hacer ya frente a sus
rivales francesa y rusa. El riesgo implicado en llegar
a acciones decisivas con la Marina alemana
disuadiría a los ingleses de atacarla con la eficacia
que su tamaño pudiera justificar.
Este era un medio barato de pujar por el poderío
naval, y las medidas de Tirpitz, jefe del Estado
Mayo Naval, al convertirse en ministro de Marina
en 1897 fueron relativamente modestas: la
construcción de siete nuevos barcos de combate -
explicables en gran parte como sustitutos de las
unidades anticuadas- que elevaron a diecinueve la
totalidad de los grandes navíos de guerra alemanes.
Pero Tirpiz fue superado por el entusiasmo por lo
naval de su Emperador; Gran Bretaña no aparecía
ya como una potencia naval de fuerza tal que no
pudiera ser tratada más que sobre la base de riesgos
y equilibrios. La Guerra de los Boers reveló no
sólo lo inadecuado de su preparación militar, sino
su aislamiento diplomático; las necesidades
coloniales británicas eran tan grandes que la Marina
alemana superaba a las fuerzas dejadas por la Royal
Navy inglesa en sus aguas nacionales. La apertura
del canal de Kiel en 1896 había aumentado
considerablemente la fuerza potencial alemana en el
Mar del Norte.
78
El canal tuvo el efecto de duplicar el poderío
naval germano. La flota, que antes debía estar
dividida entre el Báltico y el Mar del Norte,
entonces pudo ser reunida en su totalidad en uno u
otro mar con escaso margen de tiempo.
Aunque Alemania podía alardear de un ejército
magnífico, apenas poseía una Armada mediocre.
Con unos ―miserables‖ 68 navíos, en comparación
con los 330 de Gran Bretaña, sólo figuraba en
cuarto lugar entre las potencias navales del mundo,
por detrás de Francia (con 95 buques de guerra) y
Rusia (con 86). Pero el Kaiser estaba dispuesto a
rectificar esa pobre posición.
El siglo XX se inauguró así con la decisión
alemana de construir una formidable flota de
combate, y los ingleses no tardaron mucho tiempo
en llegar a la conclusión de que ésta estaría dirigida
principalmente contra ellos.
El comercio mundial se triplicó entre 1880 y
1913, y Alemania fue una de las principales
beneficiarias.
Las exportaciones británicas durante ese periodo,
al tiempo que mantenían un absoluto liderazgo,
descendieron proporcionalmente de casi el 40 por
ciento del total mundial a un aproximado 27 por
ciento. Pero las exportaciones de Alemania durante
ese mismo intervalo subieron un espectacular
240 por ciento, y su participación del total mundial
Aumentó de un 17 a un 22 por ciento.
Otro factor crucial para la reflexión de Guillermo
fue el extraordinario crecimiento de la industria más
importante de Alemania, la del acero.
Inicio.
En el mar del Norte transcurrían sin incidente los
primeros días de la guerra, limitándose los
beligerantes a observarse mutuamente.
En tanto, se producía en el Mediterráneo un
hecho que había de tener gran influencia en los
acontecimientos ulteriores de la guerra; este hecho
fue la evasión del crucero de batalla alemán
―Goeben‖ y el crucero ligero ―Breslau‖ del puerto
de Mesina, en Sicilia.
Pero la sorpresa que esta acción produjo fue con
todo muy inferior a la producida por la noticia
confirmada de la entrada de los dos citados barcos
en Constantinopla, hecho que, sin género de dudas,
influyó grandemente en la intervención de Turquía
en la guerra del lado de Alemania.
Inglaterra, a la que estaba confiada la vigilancia
de los dos citados cruceros, ignoraba su destino al
evadirse de Mesina, y, pensando que intentaran
refugiarse en el puerto de Pola, en el mar Adriático
(actual Croacia) trató de darles caza, pero fracasó tal
intento por realizarlo con medios inadecuados.
79
La entrada de los dos cruceros en
Constantinopla fue una tremenda sorpresa para
Inglaterra y para el mundo entero. En efecto;
imagínese la audacia y magnitud de esa empresa
estando minado el estrecho de los Dardanelos,
prohibida la navegación y estrechamente vigilada la
entrada; todo esto tuvieron que vencer los dos
barcos para entrar en Constantinopla;
posteriormente fueron transferidos a Turquía.
Bloqueo naval.
El control de los mares pronto se convirtió en un
elemento decisivo para la resolución de la guerra.
Los recursos y las provisiones llegaban hasta los
ejércitos involucrados en los dos frentes, sobre todo
desde las colonias; impedir la llegada de estas
embarcaciones a su destino suponía mucho más que
ganar una importante batalla en el campo. Inglaterra
pronto impuso un bloqueo naval que poco a poco
estrangulaba a Alemania. La flota inglesa, de gran
tradición y prestigio, bloqueó el acceso al Mar del
Norte y en consecuencia, también el abastecimiento
de las tropas desplegadas en Centroeuropa.
El bloqueo tradicional era ―lineal‖, delante de las
costas enemigas; podía aplicarse a un país insular, o
provisto de un gran perímetro de costas. Pero el
bloqueo de un país continental, separado del océano
por naciones neutrales que son limítrofes, planteaba
problemas diferentes.
¿Cómo establecer un bloqueo completo y eficaz
contra un enemigo continental? Con un bloqueo
lineal, los puertos neutrales, como Rotterdam,
podrían recibir mercancías en tránsito destinadas a
Alemania. La respuesta del Almirantazgo británico
será doble: ampliar la lista de materias primas
consideradas como contrabando de guerra y apresar
a los navíos neutrales en alta mar para verificar su
cargamento.
La dirección de la guerra en el mar adquirió
especial relevancia a la luz de los intentos recientes
por civilizarla y por proteger los derechos de los
países neutrales, por medio de los Convenios de La
Haya de 1907 y de la Declaración (no ratificada)
que siguió a la Conferencia de Londres en 1909. En
definitiva, las principales cuestiones eran definir de
modo riguroso el carácter del bloqueo (debía ser
efectivo para ser legal) y permitir a los países
neutrales comerciar con los beligerantes con todo
tipo de mercancías, salvo los materiales de guerra.
Desde el principio, la Royal Navy mantuvo que
haría cualquier cosa, en última instancia, para
garantizar la soberanía nacional. En su intento de
que el bloqueo de Alemania fuera lo más completo
posible, Gran Bretaña presionó mucho a los países
neutrales, pidiéndoles, por ejemplo, que siguieran
rutas prescritas para evitar las zonas de minas y que
se sometieran de forma voluntaria a la búsqueda del
contrabando, que era una práctica generalizada. De
hecho, se impidió a los países neutrales no sólo que
comerciaran con Alemania de forma legal y lícita,
sino también entre ellos mismos. De ahí el resentido
sarcasmo alemán de que Britania no sólo gobernaba
los mares, sino que también dejaba en suspenso las
normas.
El principal factor atenuante de la implacable
política naval británica era que, normalmente, no
implicaba una amenaza para la vida de los neutrales.
Alemania, sobre la que ya recaía la mala reputación
de haber violado la neutralidad belga, sólo pudo
contrarrestar el cada vez más firme cerco británico
sobre la navegación mercante, intensificando la
guerra submarina, que tuvo inevitablemente un
coste de vidas inocentes.
La táctica de ―bloqueo a distancia‖ adoptada por
la marina inglesa, y la reclusión de las grandes
unidades en los puertos del Norte, hizo que los
directores alemanes se ingeniaran en ensayar
medios para que la flota inglesa se lanzara al mar, y
a tal fin realizaron diversas expediciones de ataque
por sorpresa a la costa enemiga.
En las ocasiones en que los ingleses tuvieron
noticia previa de la preparación de tales ataques,
salieron con fuerzas considerables a repeler la
agresión de las unidades ligeras alemanas; por este
medio hubiera quizá podido la flota alemana
presentar batalla a la inglesa en condiciones más
favorables.
80
Durante las noches oscuras de luna nueva se
realizaron también con frecuencia, por parte de los
alemanes, audaces golpes de mano. Utilizaban para
ello buques ligeros de mucho andar, principalmente
escuadrillas de torpederos, y en repetidas ocasiones
lograron señalados éxitos contra barcos de
vigilancia, convoyes escoltados por barcos
enemigos, y contra las fuerzas de protección de la
navegación en el Canal de la Mancha.
El “código”.
El crucero ligero alemán, ―Magdeburgo‖,
encalló, y fue destrozado por los aliados rusos de
Gran Bretaña. En el cadáver de un oficial de señales
los rusos encontraron los códigos secretos y las
cuadrículas de posición de la Armada alemana,
tanto para el golfo de Helgoland como para el Mar
del Norte. Manchados por el agua salada, pero aún
legibles, esos inapreciables cuadernos fueron
enviados a Gran Bretaña.
Los alemanes, ajenos a que sus más íntimos
secretos navales habían caído en manos enemigas,
se hallaban muy afligidos por la descuidada pérdida
del ―Magdeburgo‖.
En la primera acción naval importante de la
guerra, el 28 de agosto, una fuerza de ataque
británica derrotó a una escuadra alemana en el golfo
de Helgoland.
A las 7:00 de la brumosa mañana, la patrulla
regular de más o menos media docena de
destructores germanos que salió del golfo de
Helgoland en busca de submarinos británicos, oyó
el estruendo de cañones y de pronto se encontró
entre una tormenta de fuego de proyectiles
procedentes de una escuadra de barcos enemigos.
Los británicos habían partido a toda velocidad
durante la noche con ocho cruceros ligeros (la mitad
de ellos nuevos, y todos menos uno, con cañones de
150 mm.), 31 destructores y ocho submarinos.
Su doble objetivo era el de emboscar a
la metódica patrulla alemana -y a cualquier cosa que
81
saliera en su ayuda- y el de distraer la atención de
los alemanes de un desembarco de tropas aliadas en
Ostend, Bélgica.
Detrás de los barcos atacantes, por si algo iba
mal, estaban preparados los cañones de 305 y 340
mm. de cinco cruceros de batalla al mando del
almirante, David Beatty. Empezó a funcionarles a
los británicos el conocimiento de los movimientos
de los alemanes.
Coronel y Falkland.
El Primer Lord del Almirantazgo, el almirante
Fisher llevaba sólo cuatro días en el cargo cuando
recibió noticias de una derrota para la Armada más
grande y potente del mundo. La calamidad había
tenido lugar en el sudeste del Pacífico, en las
afueras de la costa de Chile, a unos 13.000 km. de
distancia.
El almirante alemán Maximilian von Spee,
comandante de la germana Escuadra de China,
había pasado los meses desde que comenzaran las
hostilidades trasladando sus mejores barcos al este,
para hacer incursiones a lo largo de la costa
occidental de Sudamérica y, posiblemente, rodear el
cabo de Hornos para hostigar las bases y los barcos
británicos en el Atlántico Sur.
A finales de octubre, en las islas de Juan
Fernández, a 745 km. de las costas chilenas, se
encontraban reunidos dos acorazados y tres cruceros
ligeros, al mando del almirante alemán. Actuaba por
sus propios medios, careciendo de algún puerto
seguro donde refugiarse, en caso de necesidad y
había comentado ―He de surcar los mares
provocando tantos daños como pueda, hasta que se
me acaben las municiones o un enemigo con poder
superior tenga éxito en alcanzarme‖.
En las islas Malvinas, puerto de abastecimiento
de carbón en la red mundial de la Armada Real
inglesa, se encontraban un crucero pesado, dos
cruceros ligeros y un mercante armado con un
cañón de 120 mm. Se les iba unir un viejo crucero
que apenas alcanzaba ya los 12 nudos, pero la
escuadrilla no le esperó y conociendo de la ruta de
navegación de los barcos alemanes, fueron a su
encuentro y los consiguieron el 1º de noviembre en
las aguas del puerto de Coronel, en la costa chilena,
a 2.600 km. del Cabo de Hornos, bajo fuertes
vientos y mar embravecido. El resultado fue lo
esperado: hundidos el crucero pesado y uno ligero
ingleses; el otro y el mercante huyeron hacia la
oscuridad de la noche.
Los ingleses, por su parte, prepararon una
sorpresa estratégica, con ella recuperaron el
dominio del Sur del Atlántico y del Pacífico que
había quedado en entredicho por la victoria naval
del conde Spee, frente a Coronel; victoria que
dejaba abierto el paso de Cabo de Hornos hacia la
costa oriental sudamericana a la escuadra alemana
de cruceros que operaba por aquellas aguas; dichas
fuerzas alemanas podían enfrentarse con
probabilidad de éxito con cuantos barcos de guerra
enemigos operaban por entonces en aquellos
parajes.
Comprendiendo los enormes perjuicios que esta
situación podía y comenzaba ya a originar al
comercio aliado, el Almirantazgo inglés decidió, a
proposición del Primer Lord del Almirantazgo, Lord
Fisher, organizar una Escuadra que fuera superior a
la alemana citada, a base de los cruceros de
combate ―Invencible‖ e ―Inflexible‖; esta escuadra
se concentró en secreto en las Islas Falkland.
Ya al día siguiente de la derrota sufrida frente a
Coronel, se recibió la orden secreta de separar como
disponibles los dos mencionados cruceros de
combate. Una semana después, realizada una ligera
82
carena, emprendían ambos barcos el viaje de más de
13.000 km. El 7 de diciembre estaba la escuadra
inglesa en las islas Falkland con los dos cruceros de
batalla, seis cruceros ligeros y un mercante armado,
más el viejo crucero que ya se encontraba allí, sin
que los alemanes tuvieran noticia alguna de tales
preparativos.
Al amanecer de la mañana siguiente a su llegada,
la Escuadra de Spee arriba a las aguas de la isla
principal, buscando destruir el puesto de
abastecimiento de carbón y cualquier barco que se
encontrara aprovisionándose, para luego emprender
el largo y riesgoso viaje a Alemania.
Al aparecer en la desembocadura del puerto los
dos cruceros de batalla ingleses, con velocidad
superior a la de los cruceros pesados alemanes, Spee
ordena retirada.
Al ser alcanzados, el almirante alemán ordena a
los tres cruceros ligeros que intenten escapar
mientras él, con los dos cruceros pesados se
enfrentaba a los británicos.
A las tres horas de iniciado el combate, el
―Scharhorst‖ se hundió, sin haber dado respuesta a
la petición de rendición.
Por tres horas más, mientras los cruceros ligeros
alemanes intentaban alcanzar la costa sudamericana,
el ―Gneisenau‖ continúa la lucha, negándose
también a rendirse; ya sin municiones y sin presión
en sus calderas, su capitán dio orden de
abandonarlo, mientras se iba a pique.
El sacrificio de los dos cruceros pesados fue en
vano. De los ligeros, dos de ellos fueron alcanzados
y hundidos, sólo uno escapó, para que perseguido
durante meses, finalmente fuera hundido por un
crucero británico en la isla de Juan Fernández,
donde Spee había iniciado su operación austral.
La moraleja táctica de las dos batallas fue obvia.
En Coronel, los envejecidos y obsoletos barcos
británicos no habían sido rival para los más nuevos
alemanes, y en las Malvinas, los alemanes no habían
sido rival para los cruceros de combate. En alta mar,
el cañón grande y rápido reinaba supremo... tal
como Jacky Fisher siempre había sabido que así
sucedería.
En términos de estrategia naval, la batalla de las
Malvinas marcó el fin del combate en los mares
lejanos. Los últimos de los dispersos buques
germanos habían sido derrotados; a la mayoría de
los barcos británicos se les llamó a casa, y la guerra
de los grandes buques entonces se concentró por
completo en el Mar del Norte.
83
“Dogger Bank”
A principios de diciembre hubo un movimiento
hacia las márgenes de Dogger Bank, en el centro del
mar del Norte, de cinco cruceros de combate
alemanes y un restaurado crucero blindado, más una
fuerza de cobertura de cruceros ligeros y
destructores al mando del Almirante aleman Hipper,
con la idea de inducir la salida de la Flota Británica
y que cayera en una emboscada cuando apareciera
la flota de Alta Mar Alemana.
Más al encontrarse en poder de los ingleses y
haber descifrado el cuaderno de códigos y
cuadrícula de posición alemanes, la ventaja era de
ellos, pero sin embargo, algo había fallado en la
trascripción; los datos no estuvieron completos y
parte de la Gran Flota Británica se encontró sin
saberlo con la Alemana, en inferioridad de tres a
uno; el almirante alemán al mando de la Flota de
Alta Mar, temeroso de verse separado, huyó hacia
sus costas, abandonando a la Escuadra de Hipper,
que finalmente pudo escapar.
Un mes después, Hipper salió de nuevo hacia
Dogger Bank con cuatro cruceros de batalla, cuatro
cruceros ligeros y diecinueve destructores. Los
británicos, al tanto de ese movimiento, salieron con
cinco cruceros de batalla y cuatro cruceros ligeros,
más una segunda fuerza de apoyo de tres cruceros
ligeros y 35 destructores. Al amanecer las dos
escuadras se encontraron y el combate no fue
significativo para ningún bando.
Dardanelos.
Un estrecho de unos 60 kms de largo con un
anchura entre 1.5 y 6.5 kms, conectando el mar
Egeo con el mar de Mármara. El estrecho separa la
península de Gallípoli, en la Turquía Europea, de la
Turquía Asiática y en unión con el Estrecho del
Bósforo –donde se ubica Constantinopla y que une
el mar de Mármara con el mar Negro-, es la única
ruta naval al Mediterráneo. Los aliados habían
argumentado que una fuerza naval, no sólo podría
bombardear y destruir las fuerzas turcas en la
Península de Gallípoli, sino posiblemente ocupar
Constantinopla.
Turquía cerró el Estrecho de los Dardanelos
mediante un dispositivo de artillería basada en
tierra, emplazamientos de lanzatorpedos costeros y
campos minados. El paso de los Dardanelos, tiene
profundidad suficiente para que pase cualquier
buque de guerra.
Con apenas 100 cañones, la mayoría anticuados,
72 de los cuales estaban emplazados en nueve
fuertes protegiendo la parte más angosta del
Estrecho, y 324 minas dispuestas en nueve hileras,
los turcos, ayudados por los alemanes, fueron
capaces de resistir el ataque de una obsoleta flota
anglo-francesa compuesta por 18 acorazados,
cuatro cruceros de batalla, cruceros, destructores y
dragaminas.
84
El 18 de marzo de 1915, los grandes barcos de
guerra intentaron forzar el paso. La mayoría de los
cañones turcos fueron destruidos por el fuego naval.
Los dragaminas, hostigados desde la costa no
pudieron realizar su trabajo, y la observación de los
movimientos de la flota enemiga permitió a los
alemanes, determinar el punto donde los acorazados
reviraban tras finalizar sus bombardeos costeros.
Dispusieron 20 de sus 36 minas de reserva, en esa
zona del estrecho, y tres de los acorazados, el
―Ocean‖, el ―Bouvet‖ y el ―Irresistible‖ fueron
hundidos por ellas.
La Escuadra se retiró, el ataque naval se perdió y
con él, la posibilidad de vencer rápidamente a
Turquía. Se intentó con desembarcos que se inicia-
ron el 26 de marzo. Los preparativos fueron
ineficaces e inadecuados; no se había estudiado la
estructura de mando del ejército turco, ni
comprobado su disposición y fuerza; no hubo
reconocimiento a fondo de los lugares de
desembarco y los mapas se habían trazado a partir
de guías turísticas.
El peso principal lo llevaron las tropas ―Anzacs‖,
(australianos y neozelandeses) en número de 70 mil
hombres, con poca experiencia de combate.
Después del desembarco no hubo coordinación
entre las unidades desembarcadas y el Alto Mando;
las tropas desembarcadas quedaron fijadas sobre el
terreno ante la resistencia turca.
Se produjeron nuevos desembarcos en otras
85
partes de la península, detrás de las líneas turcas, sin
ofrecer los resultados esperados, quedando
establecidos en trincheras, sin posibilidad de
maniobra.
Los errores tácticos se sucedieron y fallaba el
apoyo logístico. Al final, la retirada se impuso
y se inició en las diferentes playas y colinas el 18 de
diciembre y terminando el 08 de enero de 1916. Los
Aliados habían sufrido un 54% de bajas del total de
los 480 mil efectivos empleados finalmente. Los
Turcos tuvieron, posiblemente, pérdidas algo
mayores, pero el terreno de la península y el
estrecho – con su gran implicación estratégica-
quedaron en su poder.
86
Jutlandia
La actividad de la Armada alemana, desde el
comienzo de la Primera Guerra Mundial, despertó
serías inquietudes entre los británicos, tanto más
cuanto en el período inmediatamente precedente a la
contienda, la fuerza naval alemana, surgida
prácticamente de la nada, se había convertido en la
segunda del mundo, aunque todavía a bastante
distancia de la inglesa. Los alemanes tenían el
propósito, al parecer, de adelantarse a los británicos
hacia 1920, en grandes navíos; más la construcción
de submarinos detuvo algo esta política de naves de
superficie, pero sobre todo, al originarse la guerra
en 1914, mientras se concretaban los planes de
superar a los ingleses en un número de unidades y
calidad de las mismas para Alemania, una política
naval defensiva era claramente justificable; dado
que su Escuadra de Alta Mar era definitivamente
inferior, la usaría como Flota ―en potencia‖,
manteniendo el dominio del Mar Báltico, aislando
los puertos rusos en ese mar y dando protección a la
frontera marítima del Norte de Alemania.
En el pensamiento alemán, la Marina se
subordinaba al Ejército, con el que se esperaba
ganar la guerra. El Emperador alemán -el Káiser-
deseaba conservar su espléndida Flota intacta, a fin
de que al ganar la guerra en tierra, pudiese hacer
una mejor paz de transferencias mutuas con
Inglaterra. Su influencia sobre el Estado Mayor
Naval era mucho mayor que sobre el Ejército.
Una nueva mentalidad se desarrolla en la
Escuadra de Alta Mar alemana, en la primavera de
1916, cuando su mando pasa a las manos del
Vicealmirante Scheer; él participaba del deseo del
personal de la Flota para la acción agresiva, y su
ofensiva era empeñar en ese designio todos los
recursos a su disposición –minas, aviones,
submarinos y la Escuadra de Alta Mar-. La
situación naval y terrestre favorecía tal
pensamiento. La ofensiva alemana en Verdún estaba
declinando en su empuje y el garrote del bloqueo
naval aliado sobre Alemania se estaba tornando
opresivo. En abril de 1916, el Almirante Scheer
concibió una operación que condujó directamente a
la Batalla de Jutlandia. Esta operación debería ser
un nuevo ataque contra las costas de Inglaterra y
antes de ella, todos los submarinos disponibles
deberían estacionarse delante de las bases
británicas, en el período entre el 23 de mayo y el 1
de junio, de modo de comenzar el ataque a los
ingleses cuando éstos se hiciesen a la mar para el
combate. No buscaba Scheer una batalla decisiva,
pues era consciente de la desproporción entre sus
fuerzas y las inglesas, más su esperanza era
concentrar sus fuerzas contra una parte de la
enemiga. Sin embargo, algo había pasado en 1914
que impediría su deseo.
Como ya comentamos, durante el primer mes de
la guerra, del naufragio de un crucero alemán en el
Báltico, los rusos retiraron del agua un código
alemán y lo entregaron a los ingleses.
Como los alemanes desconocían este hecho, se
descuidaron en reformar este código; esta
circunstancia, asociada al hábil uso de las estaciones
radiotelegráficas y al magnífico servicio de
información del Almirantazgo inglés, proporcionó a
éste una previsión bastante exacta de los
movimientos del enemigo.
Así aconteció que a la medianoche del 30 al 31
de mayo de 1916, al momento en que la Escuadra
de Alta Mar alemana estaba a punto de partir, las
fuerzas inglesas ya navegaban hacia el Este, con un
encuentro proyectado para el día siguiente. Para ese
momento estaban una docena de submarinos
enfrente de las bases inglesas, más solamente hubo
dos ó tres contactos que no representaron pérdida
alguna para los ingleses y le dieron a Scheer vagas
noticias acerca de la proporción de las fuerzas
enemigas y de sus probables movimientos.
No narraremos los sucesos tácticos de la batalla
pues resultaría profuso en su descripción y extenso
en su relato. Sólo apuntaremos que tal encuentro
terminaría siendo la mayor batalla naval de grandes
buques de superficie por la cantidad y calidad de las
unidades empeñadas en la misma, que empezó a las
14:00 horas del 31 de mayo y terminó a mediodía
del 1 de junio de 1916.
87
Finalmente, las dos flotas se enfrentan y ante la
mayor potencia de los ingleses, la flota alemana
opta por retirarse; el almirante inglés Jellicoe no
ordenó la persecución y destrucción de la flota
alemana por temor a que los navíos del Kaiser
largasen minas flotantes en su estela o les
condujesen a una trampa formada por campos de
minas y submarinos.
88
Si la guerra sólo fuera una cuestión de números,
Jutlandia pareciera más derrota que victoria para los
ingleses, pues la Gran Flota sufrió pérdidas de 6.097
muertos, 510 heridos y 14 barcos, con un total de
111.000 toneladas hundidas.
Contra eso, el precio de la Flota de Alta Mar
alemana fue de 2.551 muertos, 507 heridos y 11
barcos que totalizaban 62.000 toneladas, enviados al
fondo del mar.
Jutlandia fue casi un empate táctico, aunque los
alemanes, aún retirándose, pudieron sentirse
orgullosos de haber combatido contra una fuerza
superior en la proporción de 8 a 15 y lograron
escapar después de causar casi el doble de los
daños que ellos sufrieron.
Más la victoria estratégica fué de los ingleses,
pues resulta indudable que demostró la incapacidad
alemana para alcanzar la superioridad en el mar
por medio de operaciones navales.
La simple aritmética decía que los británicos,
que aún tenían más del doble de barcos modernos e
importantes que los alemanes, podían superar al
enemigo en una lucha de desgaste naval. Y en la
construcción ganaban a los alemanes por un
promedio de 3 a 1.
Además, no sólo confirmaba la superioridad
naval de Inglaterra, sino la imposibilidad por parte
de Alemania de forzar el bloqueo. La Gran Flota
quedó en posesión del campo de batalla, ya que los
acorazados y cruceros de combate de la Flota de
Alta Mar alemana habían entrado en puerto; a lo
largo del resto de la guerra salieron únicamente tres
veces, en breves incursiones de poca importancia,
quedando resguardados en sus bases por los campos
de minas. En consecuencia, los Comandantes de la
―Kriegsmarine‖ abandonan los ataques navales
directos y se lanzan a una engañosa y mortífera
guerra submarina.
89
Cruceros corsarios.
Los cruceros pequeños alemanes que operaban
en mares lejanos, entorpeciendo el tráfico
comercial, no podían aventurarse en luchas contra
cruceros enemigos, tanto por incapacidad técnica
cuanto por carencia de refugios en los cuales
pudieran reparar posibles averías. Siempre que
intentaron algún ataque, bien fuera contra barcos de
guerra enemigos, o bien contra alguna base naval,
hubieron de hacerlo por sorpresa, a favor de la
oscuridad; ejemplos de estos actos por sorpresa, son
el bombardeo de Madrás por el crucero ―Emden‖; la
entrada del mismo en el puerto de Penag y la
destrucción del crucero ruso ―Shemtschung‖ dentro
del puerto, y el hundimiento del crucero inglés
―Pegasus‖, por el ―Konigsberg‖ frente a Zanzíbar.
El más representativo de estos barcos corsarios fue
el ―Emden‖, buque de guerra famoso, el crucero
ligero alemán que había prestado servicio en aguas
del Lejano Oriente desde 1909, apoyando a las
diversas colonias alemanas en la región.
Por orden del almirante von Spee empezó
ataques al comercio -actuando en corso- al empezar
la primera guerra mundial. Los cruceros ligeros
germanos llevaban tres chimeneas y los británicos,
por lo general, cuatro. El ―Emden‖ agregó una de
madera e inició su crucero.
En septiembre de 1914 atacaba a los barcos
aliados en el Océano Índico, con gran audacia; se
internaba en la bahía de Bengala donde empezó a
hundir barcos mercantes y a bombardear la costa.
Su aparición repentina en Madrás el 22 de
septiembre, donde bombardeó los tanques de
almacenamiento de petróleo produjo alarma general
y su sola presencia causó demoras en la navegación
de transporte de tropas desde Calcuta al Oriente
Medio. En un mes, las bajas aliadas eran de 11
barcos con un total de 50.000 toneladas, pero sin
pérdidas de vidas. El capitán alemán, antes de
hundir los barcos se cercioraba de que las
tripulaciones se hallaran a salvo en botes salvavidas
o se hubieran trasladado al ―Emden‖ antes de
proceder al hundimiento de los buques.
El 9 de noviembre, después de hundimientos de
barcos mercantes, destruyó la estación de radio de
Isla de Cocos, pero ese mismo día fue interceptado
por el crucero australiano ―Sydney‖.
Al finalizar al primer encuentro naval de la
Armada australiana, el ―Emden‖ quedó en llamas y
encallado en unos arrecifes. La tripulación
superviviente pudo apresar una goleta y un vapor,
desde donde navegaron en viaje de aventuras, que
prosiguió en tierra por Árabia, Siria y Turquía hasta
Constantinopla, desde donde pudieron regresar a
Alemania, siendo recibidos como héroes. El ―corso‖
volvería a resurgir al estilo de siglos anteriores, con
un solo protagonista.
90
Una obra maestra del disfraz.
Era tan inocente como hermoso -un buque de
vela americano, hasta que la Armada imperial
alemana lo capturó en 1916 y lo convirtió en una
siniestra arma de guerra-, un crucero auxiliar
cuyo papel era el de sorprender y destruir barcos
mercantes enemigos.
Su reconversión fue una obra maestra del
disfraz. Siguió siendo hermoso, e inocente
parecía, pero bajo sus esbeltas líneas y enorme
velamen, ese espléndido buque de tres palos,
ahora rebautizado Seeadler, o Águila de Mar.
Llevaba garras tan afiladas como las del ave
rapaz. En un astillero de Bremerhaven, los
trabajadores instalaron paneles secretos que
ocultaban pasadizos, de los cuales, hombres de la
Armada alemana, fuertemente armados, podían
salir por sorpresa a la cubierta.
Metidos en la proa había dos cañones de 106
mm., listos para volar del agua a los desprevenidos
barcos enemigos.
Por debajo de la línea de flotación, se
reconstruyó la quilla para que contuviera un
motor diesel que le permitiría perseguir a sus
víctimas cuando no soplara viento.
A bordo se colocaron dos lanchas a motor,
preparadas para botarlas por el costado con
grupos de abordaje.
Como se esperaba que albergara gran cantidad
de prisioneros, para ellos se construyeron
alojamientos secretos en la bodega... secretos, por
si el Seeadler era inspeccionado por un buque de
guerra enemigo más poderoso.
Con el fin de disfrazarlo como un neutral
buque de vela noruego, se instalaron cronómetros,
barómetros, termómetros y otros equipos
noruegos.
91
Al mando, un capitán de corbeta, el conde
Félix von Luckner, y 16 de los 64 tripulantes
cuidadosamente escogidos, hablaban con fluidez
ese idioma.
Uno de ellos, describió su disfraz: ―la
tripulación se vestía como marineros noruegos,
con zapatos de madera, gruesos jerséis islandeses
y gorras azules, y llevaba tabaco noruego, tabaco
de mascar y, por encima de todo, papeles
noruegos. De repente, muchos tuvieron "novias
"
en Noruega que les escribían cartas llenas de
añoranza.
Nos dejamos crecer la barba y adoptamos
nombres noruegos‖.
Su capitán, poseía tanto la experiencia en
buques de vela como el gusto por la acción
dramática. Llegaría a ser conocido como ―el
Diablo del Mar‖.
Cuando el Seeadler salió del dique seco y se
deslizó al mar, era un barco mortal al acecho,
bajo la apariencia de un clásico gran buque de
vela. Y antes de que concluyera su mortal
travesía, el Seeadler se convertiría en una leyenda.
En el transcurso de 224 días, el Seeadler
acecharía en el Atlántico Sur y se aventuraría en
el ancho Pacífico; un merodeador a vela en la
época del vapor, esquivando escuadrones aliados,
capturando y hundiendo miles de toneladas. Al
final, cuando acabó la Primera Guerra Mundial,
ese guerrero navegante sería respetado e incluso
admirado por sus enemigos británicos y
franceses.
Pero la historia de Luckner tiene otro aspecto,
uno de mayor importancia quo la simple
intrepidez. La travesía del buque significó el
último gran servicio naval de un buque de vela.
El Seeadler -y su capitán- eran anacronismos
en una era de acorazados cada vez más grandes, a
vapor y combustible, con sus terribles cañones de
305 mm. y enormes proyectiles capaces de
penetrar en treinta centímetros de blindaje a una
distancia de 18,5 km. Cierto, el Seeadler era un
barco corsario que dependía de la astucia para
depredar. Pero al ser el último de su clase en ir a
la guerra, hizo sonar un homenaje final a la época
de los veleros de combate.
92
Minas.
Después de los grandes éxitos alcanzados
durante la guerra ruso-japonesa mediante el minado
de ciertos parajes estratégicos, era de prever que en
futuras guerras esta arma había de jugar gran papel,
a pesar de lo cual su empleo en la guerra mundial
excedió a toda previsión. El número de minas
colocadas en conjunto pasó de 100.000. ´
La colocación de minas en un determinado
paraje produce doble efecto; en primer lugar, una
acción táctica por sorpresa, al producirse la primera
y quizá única víctima por voladura, en el paraje
minado; en segundo lugar, el efecto estratégico que
se manifiesta en el cuidado del enemigo por evitar,
siempre que ello sea factible, la navegación de sus
barcos por la región en que se ha comprobado la
presencia de minas por accidente anterior.
De todas las armas de la Primera Guerra
Mundial, de lejos la más diabólica fue la mina.
Flotando silenciosa e invisible a 3 o 4,5 m. por
debajo de la superficie del agua, esas bombas
marinas, cada una con 200 kilos o más de poderosos
explosivos, podían abrir la parte inferior de
cualquier barco. Colocadas en campos de 25 a 100
minas, se las empleaba para convertir amplias
extensiones de rutas navales estratégicas en
horrendas trampas mortales.
Dada la situación geográfica nada favorable de
Alemania, por lo que afecta a su salida al mar del
Norte, el intenso minado realizado por los ingleses y
americanos en aquellas aguas, tuvo enorme
influencia estratégica en el movimiento y
utilización de la flota alemana, siendo mucho menos
marcada la influencia táctica producida.
Muchas han sido las unidades de guerra, de todo
género, perdidas por una y otra partes bajo la acción
de las minas. Las pérdidas alemanas por voladura
fueron muy numerosas; sin embargo, pocas víctimas
causaron las minas en las grandes unidades, y en
ello quizás influyó la táctica seguida por la Marina
alemana de utilizar en su navegación derrotas
prefijadas de muy exigua anchura, que se revisaban
cuidadosamente antes de aventurarse por ellas las
grandes unidades, yendo, además, precedidas por
una división de dragaminas, siempre que navegaban
en aguas en las cuales se sospechaba la existencia
de aquellas. Hacia el final de la guerra, la mayoría
de los grandes barcos iban provistos de protección
propia contra minas, medio por el cual, si bien no se
anuló el peligro que aquellas representaban para la
navegación, se limitó, sin embargo tal riesgo en
gran medida.
Para los británicos, con su flota superior, la mina
al principio fue una despreciable y bárbara ―arma de
los débiles‖, aunque a medida que avanzó la guerra
la Armada Real depositó su buena ración de minas,
en especial en orden defensivo alrededor de los
fondeaderos de su flota. Pero desde el principio, los
alemanes vieron en la mina un arma de ataque de
gran eficacia, un igualador barato con el que, tal
como lo expuso un oficial alemán, ―llevar la guerra
a las costas del enemigo‖.
Avanzando furtivamente de noche, submarinos,
destructores y cruceros alemanes especialmente
equipados, salían a colocar sus mortíferos
cargamentos a lo largo de todo el Canal de la
Mancha y de las costas de Inglaterra en el Mar del
Norte. Multitud de navíos británicos, tanto de guerra
como mercantes, fueron hundidos en los primeros
meses de la guerra. El 27 de octubre de 1914 el
acorazado de 23.000 toneladas recién puesto en
servicio, ―Audacious‖, golpeó una mina y se
hundió, provocando una oleada de pánico entre la
plana mayor de la Gran Flota. El almirante John
Jellicoe escribió: ―Sería un absoluto suicidio sacar a
la flota sin hacer un dragado, y no dispongo de nada
con qué dragar‖.
Desesperados por no disponer de dragaminas, los
británicos equiparon a cientos de barcos de pesca
con aparatos para atrapar y cortar los cabos de
amarre de las minas. Era un trabajo peligroso: hubo
ocasiones, antes de que se perfeccionaran las
técnicas de dragado, en que se hundía un pesquero
por cada dos minas barridas. En total, los alemanes
colocaron más de 43.000 minas en cuatro años de
guerra, y en 1918 sobre 210 dragaminas británicos
se habían perdido al intentar manipularlas.
93
Los ingleses responden.
En la cresta de la campaña británica contra las
minas, todos los días salían 725 dragaminas para
limpiar un ―canal de guerra‖ de 540 millas entre el
estuario de Forth y Dover.
No obstante, los dragaminas jamás pudieron
atraparlas todas. Al finalizar la guerra, un millón de
toneladas de embarcaciones aliadas, incluyendo 588
barcos británicos, habían caído ante las semillas
plantadas en el mar. Al mismo tiempo que el
sistema de convoyes privaba a los submarinos de
blancos cómodos, los aliados se afanaron en
negarles acceso a mar abierto.
Una mina nueva y mortífera conocida como
Mark H2 -una copia de la mina básica alemana- se
convirtió en el ingrediente principal de vastas
barreras que se emplearon para aislar las bases de
submarinos. La barrera de minas entre Folkestone y
el cabo Gris-Nez, tendida en noviembre de 1917,
resultó ser tan eficaz que los submarinos
prácticamente fueron incapaces de entrar en el canal
desde el mar del Norte.
Otra barrera, que se extendía a lo ancho de todo
el golfo de Helgoland desde las fronteras danesa a la
holandesa, fue plantada con más de 25.000 minas
para bloquear el paso de los submarinos desde las
bases alemanas del norte. Una de las campañas de
minado más famosas de la Primera Guerra Mundial
fue llevada a cabo por minadores ingleses y
estadounidenses en el Mar del Norte, donde más de
72.000 minas fueron fondeadas en una línea de más
250 millas desde Escocia hasta Noruega.
Esta operación, que tardó cinco meses en
completarse, no tuvo lugar hasta 1918. Los
resultados directos fueron seis submarinos alemanes
hundidos, otros varios dañados, y la necesidad de
que los U-boote emplearan tiempo y combustible
para flanquear el campo de minas.
Convoyes
Los convoyes no eran nuevos para la guerra.
Inglaterra los había empleado durante sus
contiendas con Francia a comienzos del siglo XIX,
y mucho antes, los españoles, durante más de dos
siglos -y en pleno auge en cuanto a cantidad de
naves y regularidad de las llamadas ―Flotas de
Indias‖- por casi cien años, cruzando el Atlántico y
el Caribe. En la guerra que estamos relatando, los
convoyes a escala pequeña -tráfico de carbón desde
Francia por el canal de la Mancha, tráfico de madera
desde Suecia por el mar del Norte- llevaban
funcionando algún tiempo. Pero su introducción a
gran escala había recibido el veto persistente del
Almirantazgo y la marina mercante por igual.
El primero temía que la escasez de escoltas
permitiría a los submarinos destruir por completo la
concentración de buques mercantes.
La segunda, al haber sacrificado a sus más
experimentados oficiales e ingenieros a favor de la
siempre en expansión Royal Navy, temía que las
considerables dificultades de mantenimiento de
formación por parte de barcos de diferentes
velocidades y tamaños en convoyes muy
compactos, en especial cuando zigzagueaban y
viajaban de noche, sería insuperable para las
tripulaciones inexpertas y daría pie a muchas
colisiones y desastres en el mar. Arguyeron que era
mucho mejor que un barco navegara solo y corriera
sus riesgos para escabullirse de los submarinos en la
vastedad del océano... una falacia que sólo el tiempo
y la experiencia demostrarían.
La entrada de América en la guerra envalentonó
al Almirantazgo para llamar barcos de las escuadras
británicas de todos los rincones con el fin de
destinarlos a la protección de convoyes, con la
confianza de que cualquier pérdida de escoltas con
el tiempo se compensaría. El primer convoy de
largo recorrido, 17 barcos desde Gibraltar, llegó a
Gran Bretaña el 20 de mayo de 1917, seguido poco
después de otro convoy de 12 barcos procedentes de
América; ambos arribaron sin sufrir pérdida alguna.
En agosto, todos los barcos del Atlántico cuyo
destino era Gran Bretaña y cuya velocidad era
inferior a 12 nudos, viajaban en convoy; con
posterioridad se llevaría a cabo con barcos de
velocidad superior. Se establecieron horarios para
94
que las escoltas pudieran acompañar un convoy
hasta el límite de su territorio de protección,
entregárselo a otras escoltas y luego recoger un
convoy que fuera en dirección contraria.
A pesar de todas las inquietudes, el sistema
funcionó. A fines de agosto, sólo 2 barcos de cada
100 se hundían al ir en convoy, contra 1 de cada 10
que viajaban solos. En octubre, más de 1.500 barcos
mercantes en casi 100 convoyes habían entrado en
puerto con la única pérdida de 24 navíos, de los
cuales sólo 10 fueron hundidos mientras iban en un
convoy; el porcentaje de pérdidas era inferior al uno
por ciento. El tonelaje total perdido en noviembre se
redujo a 259.521 toneladas... menos de la mitad de
la cifra de abril.
Aún contando con la rápida reposición, por parte
de Alemania de numerosos submarinos perdidos
constantemente en la contienda, ya en otoño de
1.917 decrecieron los hundimientos de barcos
mercantes enemigos en tal medida, que ya no pudo
Alemania pensar en la posibilidad de resolver
rápidamente a favor de ella el conflicto, mediante la
presión ejercida por los submarinos.
Los barcos “Q”.
También los ingleses apelaron a los barcos
corsarios, usándolos específicamente contra los
submarinos alemanes. Cada uno, cuidadosamente
disfrazado y pertrechado para destruir submarinos
alemanes por medio de un elaborado ardid de
guerra. Fingiendo ser un buque transoceánico viejo,
un carguero costero, un pesquero o cualquier otro
navío que pareciera inocente y desvalido, un barco
Q pretendía atraer cerca a los predadores y
desprevenidos submarinos; entonces se quitaría el
disfraz e intentaría destruirlo.
Durante casi dos años, entre 1915 y 1917, los
barcos Q fueron casi las respuestas más eficaces que
tuvo Inglaterra contra las campañas de submarinos
de Alemania. En total sólo llegaron a hundir 14
submarinos, más o menos el 10 por ciento de las
145 naves alemanas perdidas en acciones del
enemigo durante la guerra. Pero dañaron a 60 más,
algunos de tanta gravedad que tuvieron suerte de
escapar y pasar semanas siendo reparados antes de
recuperar su rango operativo. Esos combates
estuvieron entre las más extraordinarias y
dramáticas batallas navales de la guerra... aunque el
mundo en gran parte fue ajeno a ellas cuando se
llevaron a cabo. El gobierno británico mantuvo los
barcos Q envueltos en un halo de secreto y, de
hecho, se negó incluso a reconocer su existencia
hasta que la guerra casi hubo acabado.
Aunque tales barcos nunca fueron una respuesta
realmente efectiva contra la amenaza de los
submarinos, y muchos historiadores han llegado a
considerarlos como poco más que una especie de
acción quijotesca en la historia de la guerra naval,
durante un tiempo, no obstante, representaron la
única respuesta disponible. Los aeroplanos aún
tenían un alcance, velocidad y armas demasiado
escasos, y eran muy vulnerables a la mala
climatología y a los fallos mecánicos como para
proporcionar unas defensas aéreas eficaces lejos de
tierra. Los grupos de veloces destructores y
patrulleras de la Armada iban de un lado a otro en
busca de submarinos, pero éstos podían sumergirse
a los pocos minutos de avistar esos barcos de
guerra, y lo único que por lo general encontraban
las patrullas era un barco torpedeado que marcaba el
lugar donde había estado un submarino.
Era más fácil establecer defensas antisubmarinas
como los campos de minas a lo ancho de canales
vitales, las redes de acero y las enormes barreras de
maderos en las entradas de los puertos y el
armamento defensivo para los barcos mercantes.
Pero mientras los submarinos pudieran tornarse
invisibles al sumergirse, seguían siendo casi
invulnerables para cualquier acción que pudieran
emprender los británicos.
Lejos de las zonas costeras, en el mar, donde el
agua era demasiado profunda para fijar minas, un
submarino era prácticamente libre de ir y venir por
donde quisiera, cobrándose un precio terrible sobre
los barcos mercantes. De los muchos navíos que la
Royal Navy equipó como barcos Q para combatir a
los submarinos -incluyendo cargueros, barcos
95
costeros, pesqueros, goletas y carboneros-, el más
popular era el común carguero a vapor de servicio
irregular. Sus ventajas eran numerosas. El perfil del
carguero a vapor habitual, de tres islas elevadas -
superestructura de proa, popa y central- resultaba
tan corriente que acallaba toda sospecha. Estos
cargueros viajaban a poco más de ocho nudos, un
paso lento que los convertía en objetivos fáciles
para los submarinos. Llevaban suficiente
combustible como para permanecer en el mar
durante 24 días. Y, con una capacidad de carga de
hasta 10.000 toneladas, podían transportar los
cambios de decorados y disfraces esenciales para un
trabajo de reclamo con éxito.
Debido a que los hombres de un submarino se
mostrarían suspicaces de un navío que vieran
demorándose en una sola zona durante varios
días,los barcos Q estaban obligados a sufrir
metamorfosis frecuentes.
Las botavaras, los aparejos y las antenas se
podían alterar con facilidad, y la madera o las cajas
se podían subir a cubierta para hacer de cargamento.
También se les podía incorporar o eliminar
chimeneas y ventiladores falsos, lo que los
capacitaba para adoptar identidades nuevas de la
noche a la mañana.
Pero a pesar de la destreza y el coraje de sus
tripulaciones, los barcos Q no eran una respuesta
suficiente para el ataque masivo contra los barcos
aliados de la campaña ilimitada de los submarinos.
Para derrotar esa embestida, los aliados tenían que
conseguir nuevos y vastos recursos y adoptar
tácticas radicalmente nuevas. En abril de 1917 -el
mes más negro de Gran Bretaña-, los aliados
obtuvieron el primero de esos elementos básicos
cuando, en parte como reacción a las campañas de
los submarinos, Estados Unidos entró en la guerra.
96
97
IBEROAMÉRICA EN GUERRA
as graves pérdidas de buques, ocasionadas
por la Primera Guerra Mundial, acarrearon la
ruina económica en Iberoamérica. Sólo Brasil pudo
comercializar productos al poseer una flota mercante
de considerable porte. Sin embargo, algunas de sus
mercancías eran poco convenientes, por lo menos en
cuanto a Gran Bretaña, que dominaba en los mares, y
que restringió en gran medida la cantidad de café que
se podía enviar a los aliados y a la Europa neutral,
poniéndolo en la lista de contrabando para que
Alemania y sus aliados no pudieran recibir ningún
café. Había demanda de trigo y carne argentina,
además de nitratos chilenos, pero la escasez de
buques dificultaba la salida de estos productos.
Las marinas de guerra iberoamericanas, que
compraban sobre todo en Europa sus buques de
guerra y municiones, se vieron también afectadas. Al
empezar la guerra fueron embargados los buques en
construcción en astilleros europeos. Para Chile y, en
menor medida, para Brasil, estos embargos hicieron
mucho más difícil la misión de hacer respetar su
neutralidad.
En esta época, el mejor combustible para los
buques de guerra era el carbón duro. Iberoamérica,
sin reservas propias del mismo, lo importaba antes de
la guerra, sobre todo de Gran Bretaña. Después de
1914, su mayor abastecedor eran los Estados Unidos,
y, cuando en 1917 éstos entraron en la guerra, fue
más difícil obtener el carbón. Estas dificultades,
unidas al embargo de buques, restringieron aún más
las operaciones de las flotas.
Iberoamérica trató de imponer la neutralidad
sobre los buques beligerantes. Estos utilizaban
ilegalmente sus radios dentro de las aguas
territoriales iberoamericanas; carboneaban en las
mismas y hasta en su interior apresaban buques
mercantes enemigos; pero la mayor parte de
Iberoamérica fracasó en su cumplimiento. Algunas
naciones, como Colombia, Ecuador, México y
Venezuela, tenían cuantiosas líneas litorales y pocos
barcos de guerra para patrullarlas. A veces,
determinadas personas en Iberoamérica prestaban su
ayuda a buques de naciones beligerantes, de cuya
causa eran partidarios.
La marina brasileña estaba en una posición
difícil; de las marinas que patrullaban, era la única
que no estaba en guerra con Alemania y, por tanto,
no tenía derecho para actuar fuera de las aguas
territoriales, y aunque esto limitaba su utilidad,
podía, aún incluso como beligerante, contribuir a la
causa aliada. Podía seguir y vigilar a los buques
sospechosos de ser alemanes. Podía patrullar sus
costas, donde un gran número de emigrantes
alemanes que se establecieron en el Brasil
meridional eran sospechosos de ayudar al esfuerzo
de guerra alemán. Además, persistían los rumores
de que en los ríos septentrionales había refugios de
submarinos.
Los buques mercantes brasileños navegaban bajo
la protección de buques de guerra aliados. El 18 de
octubre, el mercante ―Macao‖, uno de los barcos
alemanes requisados por Brasil, fue torpedeado
frente a la costa española y su capitán hecho
prisionero. El 24 de octubre de 1917, el Presidente
brasileño envió un mensaje al Congreso declarando
que se había forzado a Brasil a una situación de
guerra. Dos días después, el Senado, por votación
unánime, proclamó ―un estado de guerra entre
Brasil y el Imperio alemán‖, con la Cámara de
Diputados de acuerdo en un 87%. De inmediato,
Brasil debió sufrir el ataque de los submarinos, que
se apuntaron triunfos entre la flota mercante
brasileña en noviembre y diciembre de 1917.
L
98
GUERRA SUBMARINA
l principio, nadie sabía con certeza cuán
efectivo sería como arma... o si llegaría a
tener alguna eficacia. Por ese motivo, la Flota de
Submarinos alemana, que dos veces estuvo tan
cerca de hacer historia, tuvo un comienzo
excepcionalmente mezquino y avaro. En 1901,
mientras otras naciones desarrollaban
embarcaciones submarinas, el almirante Alfred von
Tirpitz, creador de la moderna Armada alemana,
declaró con rotundidad que «Alemania no tiene
necesidad de submarinos». Luego explicó: ―Me
negué a desperdiciar dinero en submarinos mientras
sólo pudieran navegar en aguas nacionales‖. El
primer submarino que entró en servicio no se
terminó hasta diciembre de 1906, varios años
después de que las Armadas rivales como las de
Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Estados Unidos
hubieran adquirido unas flotas submarinas bisoñas.
El U-1 tenía una inmersión lenta y mal
armamento, con un solo tubo lanzatorpedos en la
proa. Pero se movía muy bien en la superficie -
donde la mayor parte de los submarinos, a pesar de
su nombre, pasaban casi todo su tiempo- y en 1908
completó con éxito un viaje de 1.115 km. desde
Helgoland, alrededor de la península danesa, hasta
Kiel. Ese logro ayudó a convencer al conservador
Alto Mando alemán de que el submarino merecía
más consideración... aunque en esencia siguió
siendo un arma experimental.
Alemania no tardó en dejar atrás a otras naciones
en la tecnología de submarinos. En 1909, sus
astilleros acabaron dos nuevos que alardeaban de
una velocidad en superficie de 12 nudos y de un
armamento que consistía de cuatro tubos
lanzatorpedos y un cañón.
En 1910, los submarinos alemanes podían cruzar
el mar del Norte, realizar una patrulla y regresar a la
base sin repostar. En 1913, los de la clase U-19,
equipados con motores diesel más eficientes,
periscopios ópticamente superiores y poderosos
radiotransmisores inalámbricos, podían recorrer
9.300 km. a ocho nudos... En otras palabras, eran
capaces de operar en aguas alrededor de toda la
costa de Gran Bretaña.
“No es posible….”
Winston Churchill, que albergaba pocas
ilusiones sobre los sentimientos de humanidad en la
guerra, rechazó la posibilidad de una campaña de
submarinos contra los barcos mercantes. ―No creo
que eso jamás lo lleve a cabo una potencia
civilizada‖, declaró. Y el resto del Almirantazgo
estuvo de acuerdo. Tal como lo veían, un submarino
estaba sujeto a las mismas reglas que un buque de
guerra de superficie. Esas reglas, las así llamadas
Ordenanzas de Capturas, se remontaban al siglo
XVI pero aún eran aceptadas como ley internacional
por la mayoría de las potencias marítimas. Según
esas ordenanzas, un buque de guerra podía detener
un barco mercante desarmado para registrarlo
disparando una andanada por delante de su proa. Si
el barco resultaba neutral, había que dejarlo
marchar. Si pertenecía a un beligerante, tanto la
nave como el cargamento se podían confiscar como
botín y mantener a los pasajeros y a la tripulación
como rehenes. Si no se le podía destinar una
dotación de captura, tenían derecho a hundirlo. Bajo
todas las circunstancias los pasajeros y la
tripulación debían ser tratados con el máximo
cuidado posible.
Estaba claro que las características de los
submarinos no eran idóneas para el cumplimiento
de las Ordenanzas de Capturas; no podían registrar
un barco mercante sin quedar expuestos en la
superficie, y tampoco asignarle una dotación
mínima ni acomodar prisioneros a bordo durante
mucho tiempo. Por lo tanto, fiel a las suposiciones
de Churchill, en los planes de Alemania no figuraba
para su pequeña flota -sólo tenían 20 preparados
para el combate en comparación con el total de 70
de Gran Bretaña- una campaña de submarinos
contra barcos mercantes cuando el 1 de agosto de
1914 comenzó la guerra.
Gran Bretaña impuso un bloqueo naval
extremadamente riguroso sobre el enemigo.
A
99
Los barcos británicos detenían y registraban
todos los navíos, incluidos los neutrales, en busca de
cargamentos de contrabando destinados a Alemania;
la definición británica de ―contrabando‖ era tan
amplia que incluso abarcaba la comida. Los buques
de guerra de la Armada Real también impidieron a
los barcos alemanes las rutas de salida al Atlántico.
En ese tiempo, semejante bloqueo era
prácticamente el único medio del que una potencia
marítima como Gran Bretaña disponía para atacar a
una importante potencia de tierra como Alemania.
La réplica lógica de Alemania fue imponer un
contrabloqueo. Pero los pocos navíos germanos de
superficie que se aventuraron cerca de aguas
británicas no tardaron en ser repelidos por la
Armada Real. Para los alemanes, el submarino era
la única solución práctica. Incluso en fecha tan
temprana, algunos de los almirantes del Alto Mando
empezaron a hablar de éste como su principal arma
ofensiva. Sus características hacían que fuera
perfecto para patrullar las rutas marítimas sin ser
vistos, y estar emboscados en puntos vulnerables de
convergencia de los barcos que iban hacia puertos
británicos. Bien manejado, el submarino tenía la
capacidad de cortar las vitales líneas marítimas de
Gran Bretaña.
A finales de 1914, todos los cruceros alemanes
habían sido hundidos o estaban atracados en los
muelles de sus bases, y sus submarinos sólo podían
utilizarse en la práctica para la destrucción del
comercio más que para el apresamiento.
Comienzan su ataque.
Desde septiembre de 1914, rompiendo el
bloqueo, pequeños submarinos alemanes habían
atacado a los cruceros británicos y su éxito
explicaba la utilización masiva por el Gobierno
Imperial de esta forma de guerra. Para Alemania la
justificación era evidente: se trataba de romper a
cualquier precio el bloqueo británico y el riesgo de
hambre que rondaba a la población.
Al comenzar la guerra las flotillas de submarinos
alemanes sumaban ya unas veinticinco unidades
operativas, que recibieron órdenes para hacerse a la
mar de inmediato e iniciar la guerra contra las flotas
de guerras y las naves mercantes enemigas. Pero a
pesar del esfuerzo de sus tripulantes, los éxitos
tardaron más de un mes en llegar.
Cuando los astilleros alemanes iniciaron la
construcción de submarinos, al U-1 ya mencionado
le siguieron en dos series, otras unidades, levemente
mejoradas. Uno de estos primitivos sumergibles fue
el U-9, que fue protagonista el 22 de septiembre de
1914 de los primeros hundimientos de importancia
de naves de guerras enemigas, empezando la
leyenda de los temidos U-Boote y de los marinos
que tripularon y comandaron esas naves.
Entre esos oficiales con mando, destaca
Weddigen, con su U-9, quien en un intervalo de 65
minutos hundió a tres poderosos cruceros británicos
frente a las costas de Holanda; con las primeras
luces del amanecer de ese 22 de septiembre, en el
submarino al mando de este oficial se había
localizado un grueso penacho de humo en el
horizonte.
Se ordenó inmersión inmediata, quedando
solamente el periscopio sobre la quieta superficie de
las aguas, pudiéndose observar al paso de los
minutos como se aproximaban frente al submarino
tres grandes cruceros. Hacia la costa se divisaban
asimismo otros barquitos, pesqueros holandeses que
faenaban en sus labores de pesca.
El submarino se pudo colocar en buena posición
para lanzar sus torpedos de proa casi a quemarropa
–menos de quinientos metros- hacia el crucero que
navegaba en el centro de la línea británica. El
primer torpedo casi hizo levantarse sobre el mar a
las doce mil toneladas de la nave inglesa. Su
capitán, como también los de las otras naves
pensaron que había sido una mina, tomando
únicamente precauciones para evitar el choque con
otros artefactos de ese tipo.
Los dos cruceros indemnes se aproximaron al
que hacía agua a través de un gran boquete en uno
de sus costados, escorándose lenta pero
inexorablemente y lanzaron lanchas al agua para
rescatar a los náufragos.
100
El submarino navegó lentamente hasta situarse
frente al costado de otro de los cruceros y lanzó dos
torpedos que dieron en el blanco. Cualquiera de
ellos hubiera sido suficiente para hundirle y así, en
solo diez minutos el navío se fue a pique, no
tardando en seguirle el primer torpedeado.
Para ese momento el submarino había sido
descubierto por el crucero que todavía flotaba sobre
las aguas y era sometido a una granizada de
proyectiles, dificultando el poder maniobrar con
libertad; sin embargo, el capitán inglés cometió el
error de permanecer detenido para izar los botes que
había echado al agua para recoger supervivientes.
Weddigen erró en su primer ataque, pero el
segundo de los torpedos dio en el costado de
estribor del crucero; la nave encajó bien el impacto,
pero el alemán lanzó el último torpedo que le
quedaba, para concretar su tarea. La nave inglesa
quedó tumbada sobre un costado durante un par de
minutos para luego llevarse consigo hacia las
profundidades a los casi seiscientos hombres de su
tripulación.
El tipo U-35 marca la diferencia.
De acuerdo a cualquier parámetro, el submarino
más avanzado de la Primera Guerra Mundial fue el
U-35. Pero aparte de su récord, poco había de
inusual en el U-35; de hecho, era típico de la
notable clase de nave construida a cientos para la
Armada submarina del Kaiser. Botado en Kiel en
1913, el U-35 tenia 64,5 m. de eslora, con una
manga de 6 m. y una altura desde quilla hasta
cubierta de 3,5 m. desplazaba unas 800 toneladas,
llevaba dos tubos lanzatorpedos en la proa y dos en
la popa, y disponía de un total de seis torpedos. Dos
motores diesel, cada uno produciendo 1.700
caballos de potencia, giraban sus dos hélices y
recargaban los acumuladores que lo impulsaban
cuando estaba sumergido.
El U-35 era un asombroso logro tecnológico.
Podía emprender misiones sólo soñadas en guerras
anteriores, sumergiéndose debajo del mar para
atacar barcos 10 o 20 veces más grandes. Además, a
diferencia de los submarinos de otras naciones, era
una nave maravillosamente elegante en la
superficie.
Los principios de la hidrodinámica dictaban que
para soportar la enorme presión del agua en lo más
hondo de la superficie del mar, el casco de un
submarino debía tener la forma de un tubo ahusado
en ambos extremos. Gran Bretaña y sus aliados
construían naves con forma de tubo que
se comportaban bastante bien una vez sumergidas,
aunque cabeceaban de manera horrible en la
superficie. Sin embargo, los alemanes recubrieron
un casco tubular interno de presión con un segundo
casco con la forma de un esbelto destructor. La
forma del casco exterior permitía que los
submarinos germanos cortaran las olas a unos 18
nudos y mantuvieran una navegación estable en
mares que obligarían a submarinos fusiformes a
buscar refugio bajo las aguas.
101
El Telegrama
El 4 de febrero de 1915, el gobierno de Berlín
había declarado zona de guerra los mares
circundantes de las Islas Británicas, así como un
vasto espacio oceánico más allá de estos mares. Una
zona establecida en la que el derecho no tenía
cabida, ya que los submarinos alemanes hundirían
sin previo aviso a los navíos enemigos que
navegasen en el interior de esta delimitación, por lo
que los navíos neutrales entrarían en esta zona por
su propia cuenta y riesgo.
El 27 de febrero, se produce el primer ―acto
manifiesto‖ al perecer dos ciudadanos americanos
en el torpedeo del trasatlántico británico ―Laconia‖.
Otros acontecimientos le siguen: el 12 de marzo el
carguero americano ―Algonquin‖, que transporta
víveres de Nueva York a Londres es hundido sin
previo aviso. El 19 de marzo se pierden otros tres
navíos americanos, el ―Vigilancia‖, el ―Illinois‖ y el
―City of Memphis‖, y con el primero desaparecen
quince hombres de la tripulación. La opinión
pública americana, muy afectada, presiona al
Presidente Wilson para que reaccione.
La diplomacia alemana está realmente mal
inspirada en este período febril, pues
involuntariamente va a hacer lo necesario para
acrecentar en la opinión americana el sentimiento de
que la guerra con Alemania es inevitable.
El 26 de febrero el gobierno americano es
informado por el de Londres de una nueva hazaña
de los servicios de espionaje del Almirantazgo
británico, que durante toda la guerra darán pruebas
de una gran perspicacia en el arte de sacar a plena
luz los secretos militares alemanes. El Almirantazgo
interceptó y descifró un telegrama dirigido, cinco
semanas antes, por el ministro alemán de Asuntos
Exteriores a su embajador en México, por
intermedio del embajador alemán en Washington.
La comunicación anunciaba la iniciación de la
guerra submarina a ultranza y daba instrucciones al
embajador de que en caso de un conflicto germano-
americano, intentase negociar una alianza con los
mexicanos, prometiendo a México la recuperación
de los «territorios perdidos» de Texas, Nuevo
México y Arizona.
Wilson se indigna ante la ―perfidia‖ alemana,
puesto que el telegrama fue trasmitido por un canal
americano que el Departamento de Estado, por
excesiva cortesía, había abierto a Alemania. El
documento se transmite discretamente a la
Associated Press y ocupa los titulares de todos los
periódicos el 1º de marzo. La revelación del
―complot‖ provoca una formidable explosión de
cólera en la opinión pública. La nación americana
está a partir de ese momento unida contra Alemania,
pues hasta entonces si los estados del este
reclamaban la entrada en el conflicto, los del centro-
oeste y el Pacífico se habían sentido extraños al
mismo. La causa de la libertad de los mares les
parecía vaga y abstracta. La propuesta del ministro
les descubre repentinamente que es la propia
seguridad del país lo que está en juego.
El único temor de los americanos es que se
ponga en duda la autenticidad del mensaje, lo que
no podía probarse sin descubrir a los informadores
del Almirantazgo británico. Para su gran sorpresa, el
ministro reconoce francamente el 3 de marzo que el
telegrama es auténtico.
Pero de manera más inmediata la preocupación
se centra en la preparación militar y naval de
Estados Unidos en ese momento, en caso de su
entrada en la guerra. En 1914, Estados Unidos
contaba con 38 submarinos. Pero la marina
americana, que era la segunda del mundo en 1909,
se había visto desbordada cuantitativamente ante el
crecimiento de la potencia naval de Alemania. En el
cuadro de honor de las grandes unidades modernas
(los acorazados y cruceros de batalla), el Reino
Unido permanecía en cabeza (con 34 barcos)
delante de Alemania (21), Estados Unidos (8)
Francia y Japón (4). El ejército americano, era poco
numeroso y no estaba entrenado.
Hasta ese momento América había adoptado una
actitud ambivalente hacia la guerra en Europa.
Decidido a no tener nada que ver con ningún
conflicto extranjero, Estados Unidos, pacífico
neutral, se reservaba el derecho a comerciar con
102
ambos bandos y enviaba sus barcos a cualquier
parte para realizar transacciones legales... con o sin
guerra. Los empresarios americanos al principio se
mostraron descontentos con el modo en que el
bloqueo británico interfería sus negocios con
Alemania.
Sin embargo, a medida que avanzaba la guerra,
su comercio con los británicos y los franceses en
material de guerra y alimentos de todos los tipos se
tornó más lucrativo que cualquier posible comercio
con Alemania, y la indignación ante la interferencia
de los submarinos aumentó en consecuencia. A
medida que éstos proseguían cobrándose vidas
americanas, la opinión pasó de la indignación a la
ira abierta, pero aun así, Estados Unidos siguió
decidido a mantenerse fuera de la contienda a toda
costa.
El 20 de marzo el gobierno americano constituye
un frente unánime. Uno de los ministros señala que
la nación tiene el gran deseo de tomar parte en la
guerra. Wilson contesta que no tiene por costumbre
dejarse guiar por el sentimiento popular. Sin
comunicar al gabinete sus intenciones decide
convocar al Congreso para el 2 de abril, dándose
tiempo para meditar su decisión y no ceder a un
primer impulso. Sus sentimientos le empujan a
entrar en combate al lado de la Entente. Su
conciencia de calvinista le incita a dominar sus
pasiones. Washington y el mundo esperan, y ante el
enigma, la capital federal hierve de inquietud.
Haría falta una catástrofe importante en el mar
antes de que la opinión norteamericana y
principalmente, su Gobierno, finalmente cambiara
lo suficiente como para que el país considerara con
seriedad la posibilidad de incorporarse a la lucha.
Desde una posición objetiva, había escasas
diferencias entre la actitud británica y la alemana
para con los países neutrales; con posterioridad, las
autoridades legales decidieron de hecho que el
recurso de esta última a la guerra total submarina
estaba justificada por ser tanto una represalia
legítima como ―una reivindicación lícita‖. Sin
embargo, desde el punto de vista de la opinión
pública neutral -sobre todo en Estados Unidos- y
como un regalo a sus enemigos en la guerra de
propaganda, la guerra submarina alemana tuvo el
defecto fatídico de matar a civiles británicos, y aún
más grave, neutrales, a menudo en circunstancias
vergonzosas.
Los propagandistas alemanes hicieron todo lo
posible por sacar partido al hecho de que el
resultado último del bloqueo británico sería la
muerte por inanición de «civiles inocentes», pero
esta baza resultó muy pobre frente a un
acontecimiento internacional tan espantoso como el
hundimiento del gran trasatlántico de pasajeros
―Lusitania‖ en mayo de 1915.
Hasta entonces los americanos pensaban que
ningún submarino alemán se atrevería a atacar a un
barco de pasajeros, en especial uno que transportara
a cientos de americanos.
En cualquier caso, ningún submarino construido
podía superar en velocidad al viejo ―Lusitania‖,
ganador en tres ocasiones de la codiciada Cinta
Azul al trasatlántico más veloz. Los pasajeros puede
que se sintieran más inquietos si hubieran sabido
que en la bodega del barco se cargaban municiones
para llevar a Inglaterra.
103
Con o sin amenazas, el ―Lusitania‖ zarpó hacia
Liverpool (Inglaterra) el 01 de mayo de 1915. Cinco
días después entra en la zona de guerra, al sudoeste
de Irlanda. Se adoptaron las medidas rutinarias de
precaución. La noche del 6 de mayo un urgente
mensaje de radio procedente del Almirantazgo
británico -el primero de cuatro- advertía de la actividad
de un submarino alemán en la zona.
Aparte de apostar serviolas adicionales, el capitán
no prestó mayor atención a las advertencias. De hecho,
hizo lo que no tendría que haber hecho aquella fatídica
mañana del 7 de mayo. Con indiferencia ignoró o
malinterpretó la más vital de todas las órdenes del
Almirantazgo en tiempos de guerra: mantener máxima
velocidad, permanecer alejado de los promontorios, ir
por el centro del canal y establecer un curso en zigzag.
A cambio, redujo la velocidad a unos cómodos 18
nudos y siguió la línea costera a 930 m. de distancia
del faro de Coningberg, cerca de una zona donde se
había informado de presencia de submarinos. En vez
de eludir a cualquier atacante yendo en zigzag,
estableció un curso relativamente recto, convirtiendo
su barco en un blanco fácil.
Cerca, el capitán del submarino alemán U-20 salió
a la superficie, poniendo fin a una larga semana de
patrulla. Ya había hundido a una pequeña goleta y a
tres buques a vapor en las afueras de la costa sur de
Irlanda. A las 13.20 horas avistó un barco a unos 24
km. Sumergiéndose, fue a máxima velocidad en un
curso de interceptación. Se le garantizó una presa muy
fácil cuando el ―Lusitania‖, sin saberlo, alteró el
rumbo en su dirección.
Sin advertencia previa, el submarino disparó el
primer torpedo de proa; momentos después, impactó
en el trasatlántico en la proa del lado de estribor, y
detonó en el interior de su casco, provocando una
explosión secundaria y más fuerte, en las salas de
calderas. Escorándose a estribor, el barco comenzó a
hundirse rápidamente por la proa. Los supervivientes
del ataque fueron 761. En total, 1.198 personas
murieron, incluyendo a 128 americanos y 35 de los
39 bebés que habían salido de Nueva York.
En Alemania, en general, la Prensa aclamó el
hundimiento, aunque algunos informes germanos
mantuvieron que el capitán alemán había
confundido el ―Lusitania‖ con un transporte de
tropas. (El capitán alemán murió antes del fin de la
guerra, y jamás se determinó con certeza si antes de
disparar el torpedo sabía que estaba atacando un
trasatlántico de pasajeros).
Pero Estados Unidos no estaba listo para declarar
la guerra. El Presidente sólo le transmitió una nota
de protesta a Alemania, reafirmando su
determinación de salvaguardar por cualquier medio
los derechos de los norteamericanos a viajar a
cualquier parte de ultramar en cualquier barco que
eligieran, aunque dicho barco perteneciera a una
nación beligerante. No obstante, el caso del
―Lusitania‖ era una mecha encendida. Contribuyó
poderosamente a avivar los sentimientos anti-
alemanes en América; con el tiempo ayudaría a
cambiar las mentes del pueblo y del presidente.
Asombrada por la violencia de la reacción
americana, Alemania le ordenó el 6 de junio a su
fuerza de submarinos que frenara los ataques
contra los barcos de pasajeros grandes, y el 18 de
septiembre el káiser ordenó un alto en la guerra total
de los submarinos contra los barcos mercantes en
aguas británicas.
En el fondo yacía la sombra de Estados Unidos,
con su vasta capacidad industrial y su enorme
reserva de mano de obra. Alemania no deseaba
encolerizar a ese gigante neutral, y sabia que todo
americano que muriera accidentalmente en un
ataque de submarinos (y había habido muchos
casos) hacía que Estados Unidos se acercara un paso
a su unión con los aliados.
Durante gran parte del año siguiente, Gran
Bretaña disfrutó de un respiro de las depredaciones
de los submarinos... aparte del continuo tendido de
campos de minas fuera de los puertos británicos y
de las rutas marítimas, una actividad que prosiguió
sin interrupción hasta el fin de la guerra.
Ansioso de no desperdiciar el potencial de sus
submarinos, el Almirantazgo alemán desvió sus
naves del Atlántico y el mar del Norte al
Mediterráneo. Allí podrían apoyar a los aliados de
Alemania, los turcos, en su lucha contra las fuerzas
104
británicas e imperiales por intentar obtener una
posición fuerte en los Dardanelos, en Gallípoli.
Con flotillas basadas en el Adriático, los
submarinos lanzaron una campaña nueva contra los
transportes que llevaban refuerzos de tropas al
frente de Gallípoli y contra los barcos mercantes
británicos y neutrales llevando cargamentos desde la
India y el Lejano Oriente. Los frutos fueron buenos,
la oposición ligera y las hazañas de los submarinos,
espectaculares.
A comienzos de 1916 los políticos cedieron a la
presión de los militares y soltaron una vez más a los
submarinos en aguas de Gran Bretaña, pero los
ataques se vieron restringidos a barcos mercantes.
Dos meses más tarde, después de unas enérgicas
protestas de los países neutrales -el Presidente
Wilson amenazaba con cortar las relaciones
diplomáticas con los alemanes-, Alemania se tornó
cauta y en mayo de 1916 hizo regresar de nuevo a
los submarinos.
Durante un tiempo, el Atlántico y el mar del
Norte quedaron vacíos de los temidos submarinos,
pero la quietud solo duró el verano. Es otoño, el
Alto Mando obtuvo permiso para otra ofensiva -de
nuevo restringida a barcos armados- tras convencer
al Kaiser de que era improbable que Estados Unidos
entrara en la guerra. La nueva campaña tuvo un
éxito asombroso. La flota totalizaba 134
submarinos, de los que 87 eran operativos. Entre
ellos figuraban los nuevos tipos UC, equipados para
plantar minas, y el UB, llamado el renacuajo por su
tamaño diminuto, diseñado para defensa costera.
La agrandada flota de submarinos le provocó a
Gran Bretaña el peor número de pérdidas desde que
comenzara la guerra, 154 barcos mercantes
británicos, con un total de 487.000 toneladas,
durante los últimos cuatro meses de 1916. El
Comandante en Jefe de la Gran Flota, el almirante
sir John Jellicoe, advirtió que si la guerra de los
submarinos seguía expandiéndose sin limitaciones,
Gran Bretaña se vería obligada a pedir la paz en el
verano de 1917.
El principal esfuerzo ofensivo de Alemania en
1917 no se llevó a cabo en tierra, sino en el mar; la
reanudación de la guerra submarina sin límites
contra Gran Bretaña. Esta estrategia fue decidida
después de muchos meses de difícil debate. El
almirante Tirpitz había dimitido en marzo de 1916
al no permitírsele que la adoptara, pero los
submarinistas alemanes siguieron siendo favorables
a la misma, aunque no tanto la Flota de Alta Mar,
cuya función quedaba mermada.
Al inicio de 1917, el Kaiser dio su aprobación a
la reanudación de una campaña total y sin
limitaciones, a pesar del riesgo de encolerizar a
Estados Unidos.
De ese modo el resultado de la guerra y el
destino de Alemania se confió a los submarinos...
algo sin imaginar en 1914. Los argumentos de la
Armada germana a favor de la compañía coincidían
en cada detalle con la desolada predicción del
Almirante Jellicoe; se basaban en una serié de
cálculos estadísticos que demostraban que si cada
mes se hundían 600.000 toneladas de barcos
británicos, y se conseguía asustar y ausentar a los
navíos de los países neutrales de los puertos
ingleses, el sistema de abastecimiento británico se
colapsaría y la guerra acabaría en seis meses porque
Gran Bretaña ya no sería capaz de obtener las
materias primas necesarias para continuar.
En 1917, en febrero, 86 barcos mercantes
británicos con un total de 256.000 toneladas se
fueron a pique. En marzo, ese número se elevó a
103 barcos con 284.000 toneladas. Las tripulaciones
de los submarinos trabajaron al máximo de su
capacidad y superaron todas sus actuaciones
previas. Ahora se perdía uno de cada cuatro barcos
que salían de puertos británicos, incluyendo naves-
hospital claramente señalizadas y brillantemente
iluminadas. En el feroz clima invernal, el precio
mortal se incrementó.
Esta política atraería casi con toda seguridad a
Estados Unidos a la guerra, pero pasaría al menos
un año hasta que pudiera desplegar sus ejércitos en
Europa. ¿Se podría dejar a Gran Bretaña fuera de
combate en los pocos meses de que disponían?
Desde un punto de vista técnico, los últimos
progresos hacían pensar que era posible.
105
ESTADOS UNIDOS EN GUERRA
l 2 de abril de 1917 el Presidente de Estados
Unidos, Woodrow Wilson, apareció ante
una sesión conjunta especial del Congreso celebrada
en la Cámara de Representantes. Todo el mundo
sabía que estaba a punto de pedirles a los
legisladores que tomaran una decisión trascendental.
Al terminar la sesión, casi tres años después de
que el conflicto estallara en Europa, Estados Unidos
le declaró la guerra a Alemania. Los motivos para
hacerlo fueron diversos y complejos; la ofensiva de
los submarinos, aunque se cobraba un precio cada
vez más alto en vidas americanas, no fue la única
causa de que renunciaran a su intención largo
tiempo defendida de evitar verse mezclados en las
guerras europeas. Pero contribuyó de forma
poderosa la manera en que los submarinos libraban
la guerra, habiendo provocado una ira incendiaria en
el público americano, y todo congresista que
escuchó la alocución de Wilson pudo sentir el calor
de esa furia.
La intervención de América no aportó un alivio
inmediato a los asediados británicos, ya que los
hombres y las armas aún no estaban disponibles en
cantidades suficientes para lanzarlos a la batalla. En
vano el almirante William Sims, al mando de las
fuerzas de la Marina de Estados Unidos en Europa,
advirtió que Gran Bretaña se hallaba en peligro
inminente de colapso bajo la embestida de los
submarinos e instó a que su país enviara en el acto
cualquier navío antisubmarino que tuviera
disponible. A medida que proseguían los ataques de
los submarinos -en mayo de 1917 se hundieron
549.987 toneladas-, el Almirantazgo predijo que la
guerra estaría perdida en noviembre.
A comienzos de mayo, seis destructores
americanos arribaron a Queenstown, Irlanda. Eran
una ayuda, más no la respuesta. El significado
verdadero de la beligerancia americana en aquellos
oscuros e inciertos días era la futura promesa de la
realmente asombrosa productividad industrial de
Estados Unidos. Por ejemplo, la Compañía de
Aceros de Bethlehem pronto sería capaz de
E
106
construir un destructor grande en apenas seis
semanas, mientras que los astilleros británicos
necesitaban nada menos que 18 meses para
construir un navío similar. Los británicos se
mostraron prestos en tratar de aprovechar esa
cornucopia industrial: le presentaron a su nuevo
aliado una lista que incluía 55 destructores de
escolta, 41 cruceros, cuatro acorazados, más de 100
aviones, 100.000 minas y 250 pequeñas
embarcaciones minadoras para establecer una
enorme barrera a lo ancho del mar del Norte, a la
vez que un número no especificado de barcos
mercantes y variados navíos de patrulla
antisubmarina.
Haría falta tiempo para satisfacer las necesidades
en apariencia inagotables del Almirantazgo
británico, por no hablar de las propias de los
americanos, y una gran parte del equipo
manufacturado en Estados Unidos no salió del
conducto industrial hasta que la guerra hubo
acabado. Pero el apoyo de América bastó para
conseguir un cambio importante: le dio a Gran
Bretaña confianza para introducir al fin el sistema
de convoyes.
La agonía.
De un modo u otro, el mundo se convirtió en un
sitio inhóspito para los submarinos alemanes. En el
apogeo de su efectividad, 70 cargueros resultaron
hundidos por cada submarino perdido. En julio de
1917 la proporción había descendido a solo 16
cargueros por cada submarino. Y la mortalidad de
los submarinos empeoraría mucho más. De 55 que
había en el mar en mayo de 1918 -el total más
elevado en cualquier momento de la guerra- 16 se
perdieron, convirtiendo ese mes en el más
desastroso en la historia de los submarinos. Aunque
su producción se incrementó, ello quedó
contrarrestado por los programas acelerados de
construcción de barcos en Gran Bretaña y América.
Durante el segundo cuarto de 1918, la producción
de barcos compensó las pérdidas. Las estadísticas
vitales de la campaña de submarinos revelaron
clínicamente la inminente derrota de la flota
submarina.
Un arma antisubmarino todavía más temida era
la carga de profundidad, que reclamó su primera
presa en julio de 1916, y casi de inmediato, cada vez
más tripulantes de submarinos se vieron obligados a
soportar el terror de sus ataques: las sacudidas de las
explosiones bajo el agua, las oscilaciones violentas,
el apagado de las luces, la destrucción de los
instrumentos, el agua saliendo de las tuberías y
válvulas agrietadas. Aunque la mayoría de las
cargas de profundidad caían lejos de sus blancos,
compartieron el crédito con las minas por el
hundimiento de más submarinos que cualquier otra
arma Aliada: 35 cada una.
Más o menos en los últimos días de la guerra de
submarinos, la potencia aérea de los aliados se
convirtió en otro factor crucial en la contienda. Los
aeropuertos, las estaciones de hidroaviones y las
bases de aeronaves destinados al esfuerzo
antisubmarino brotaron por toda la costa de Gran
Bretaña.
Las naves voladoras caían desde el sol sobre los
submarinos desprevenidos, y llegaron a hundir a
siete y a dañar a 40. Cuatrocientos dirigibles
pequeños, algunos con una autonomía de 50 horas,
entraron en servicio como escoltas aéreos de
convoyes y localizadores de submarinos en los
accesos septentrionales, el canal de la Mancha y el
mar del Norte, y con el tiempo patrullaron un total
de 4.180.000 km cuadrados. De los 312 barcos
torpedeados en un convoy desde abril de 1917 hasta
el fin de la guerra, sólo dos recibieron un impacto
mientras se hallaba presente una escolta aérea.
107
Los líderes de Alemania comprendieron
tardíamente las implicaciones de la participación
americana en la guerra. Estaba claro que había que
hacer algo para combatir a ese enemigo, nuevo y
poderoso. De algún modo había que llevar la guerra
a los mismos Estados Unidos con el fin de
interrumpir el flujo de tropas y municiones
americanas a los campos de batalla y apartar a las
fuerzas navales norteamericanas de aguas europeas.
En busca de una respuesta, los alemanes recurrieron
a un nuevo tipo de submarino de guerra: los
cruceros. Esos submarinos gigantes fueron la mejor
excepción al declive generalizado de la flota de
submarinos.
Solo nueve de esos submarinos crucero llegaron
a entrar en acción, aunque el programa de
construcción de 1917 y 1918 pretendía fabricar
muchos más para incursiones de larga distancia en
los siguientes dos años. Siete de los nueve citados
iban a funcionar como submarinos mercantes, y sólo
con posterioridad se convirtieron en cruceros. Pero
los otros dos fueron diseñados desde la quilla hasta
la perilla como naves de guerra.
Con un desplazamiento de casi 2.500 toneladas
en inmersión, 95 mts de eslora y armados con seis
tubos lanzatorpedos y dos cañones de 150 mm, esos
dos últimos eran los submarinos más grandes que se
construyeron en la Primera Guerra Mundial.
Nuevos ingenios.
Citaremos solamente dos máquinas que, o bien
por el resultado obtenido, o por lo que era razonable
prever de su perfeccionamiento y utilización en
futuras guerras, son dignas de mención. Una de ellas
es la ―Vedette-Torretera‖, de sólo el tamaño
necesario para poder soportar uno o dos tubos lanza-
torpedos; dieron excelente resultado en la vigilancia
costera, siendo utilizadas por primera vez en
Flandes. Posteriormente, los italianos en particular,
sacaron gran partido de su empleo; en la primavera
de 1918 atacaron por sorpresa, a favor de la relativa
oscuridad de las primeras horas de la mañana, una
sección de la flota austro-húngara en las costas de
Dalmacia, utilizando en la sorpresa solamente
aquellas ―Vedettes‖, consiguiendo hundir el buque
108
de línea más moderno de la flota austro-húngara, el
―Szent Istvan‖, alcanzado por dos torpedos.
La otra innovación a que nos referimos la
constituye el avión armado de torpedo, en lugar de
bombas, el cual se ha de lanzar contra el blanco
enemigo volando en plano muy próximo a la
superficie del agua. Esta arma se utilizó en la
Primera Guerra Mundial por parte de los alemanes,
sin gran éxito, a causa, sin duda, de las imperfec-
ciones técnicas iníciales del nuevo sistema y de la
impericia de los encargados de su manejo. Pero se
debía prever que una vez vencidas las dificultades
en el manejo del torpedo, en futuras guerras, las
grandes unidades de combate y cruceros habrían de
tener muy en cuenta la contingencia del ataque de
aviones torpederos.
La revolución hierve en la Marina alemana.
Un resultado del virtual embalsamamiento de los
buques grandes fue que los más capacitados y
dedicados oficiales y hombres alistados, pronto se
presentaron de voluntarios para el servicio a bordo
de destructores y submarinos, dejando en los
acorazados y los cruceros de combate una
desproporcionada cuota de ineptos e indolentes.
Además, tal como le correspondía a su estado de
inactividad, los hombres alistados en los barcos
grandes ahora recibían raciones reducidas e
inferiores -nabos, pan, té de hierbas y muy poca
carne-, mientras que los comedores de los oficiales
de tierra seguían abastecidos de licor, tabaco y
buena comida.
El 2 de agosto de 1917, unos 350 hombres a
bordo de un acorazado se negaron a montar guardia,
bajaron a tierra y marcharon en protesta por las
calles de Wilhelmshaven. Entonces, aireadas sus
quejas, regresaron a sus puestos... sólo para ver
cómo arrestaban a sus líderes para someterlos a un
consejo de guerra. Varios fueron sentenciados a
largas penas en prisión, mientras que dos alcanzaron
el martirio cuando se les llevó a Colonia y un
pelotón de fusilamiento del ejército los ejecutó.
El Alto Mando de la Armada insistió en que la
insurrección había sido inspirada por agitadores
comunistas. Parece bastante más probable que los
contactos de los marineros con elementos
revolucionarios fueran un resultado del motín en
vez de una causa. Entre las pocas concesiones
arrancadas a la Armada Imperial había una que
permitía a los marineros elegir comités de
provisiones para supervisar la distribución de
raciones en cada barco.
109
Esos grupos sí que atrajeron a revolucionarios de
Berlín y condujeron a la formación de secretas
asambleas de marineros basadas en las que ya
surgían en la Armada rusa. Y así, bajo las cubiertas
de los acorazados y cruceros de combate alemanes,
la rebelión hirvió a fuego lento durante más de un
año.
El armisticio.
El 5 de octubre de 1918 un nuevo Canciller
alemán solicitó que el Presidente de los Estados
Unidos, Woodrow Wilson, preparara un armisticio.
En ese punto los alemanes aún esperaban una paz
negociada en vez de unas condiciones dictadas por
el vencedor sobre el vencido... y el mando de la
Armada británica temía que los alemanes pudieran
intentar mejorar su posición de facto, demostrando
que la Flota de Alta Mar todavía era una fuerza de
combate formidable. Un almirante británico lo
explicó: ―El enemigo debe comprender que, en
cualquier caso, parte de su flota le será exigida en el
armisticio y en las condiciones de paz. Puede que
trate de infligirnos algunas bajas antes de perder por
completo dicho poder‖.
Eso mismo era lo que planeaba el Jefe de la
Flota alemana, Scheer. El 21 de octubre, sin
contárselo al Gobierno ni al Mando de la Armada
(mucho menos al Kaiser), le envió órdenes al
Almirante Hipper en Wilhelmshaven: ―Ha de
prepararse a la Flota de Alta Mar para un ataque y
una batalla con la flota británica‖.
Su Plan de Operaciones requería que 19
destructores atacaran barcos mercantes en la costa
de Flandes y en el estuario del Támesis, mientras la
flota principal de combate se reunía. Los
destructores atacantes atraerían a la Gran Flota y la
conducirían hasta una isla holandesa a unos 13 km.
del estuario del río Ems. Una vez allí, después de
que las minas y 25 submarinos al acecho hubieran
empezado a destruir a la fuerza británica, los
acorazados y los cruceros de combate de la Flota de
Alta Mar entrarían en la escena y rematarían el
trabajo.
Era un plan desesperado para una época
desesperada y, por fortuna prácticamente para todos,
jamás tuvo la oportunidad de ser llevado a cabo. Al
anochecer del 29 de octubre la Flota de Alta Mar se
había agrupado, programada su salida para
medianoche. No obstante, a pesar de los
extraordinarios esfuerzos de Scheer por mantener el
secreto, las luces de señales parpadearon por las
troneras de los buques de guerra mientras las
tripulaciones se transmitían de barco a barco los
rumores más fantásticos.
Poco importaba cuál de las historias era verdad.
Por claro consenso, las dotaciones fueron renuentes
a arriesgar sus vidas en la última batalla de una
guerra perdida. A las 22:00, mientras Hipper
mantenía una conferencia a bordo de su buque
insignia, un oficial irrumpió con la espantosa noticia
de que los hombres de tres acorazados se negaban a
obedecer a sus oficiales. A medianoche, la hora
estipulada para la partida, los hombres de otros tres
acorazados se hallaban en un motín declarado, con
los fogoneros amenazando con apagar las calderas
si los barcos intentaban navegar.
El 3 de noviembre unos 500 marineros
abandonaron sus barcos y se reunieron en un parque
en las afueras de la ciudad. Allí, trabajadores de los
astilleros y otros civiles se unieron a los marineros
hasta convertirse en una multitud de unos 20.000
hombres. Mientras marchaban hacia la cárcel de
Kiel con la intención de liberar a algunos
prisioneros, una patrulla costera leal disparó contra
la bulliciosa muchedumbre, dejando a una veintena
de muertos y heridos sobre los adoquines.
Regresando a sus barcos y barracas, los marineros
entraron a la fuerza en las armerías. Con las armas
que tomaron, casi sin ninguna oposición, el 4 de
noviembre obtuvieron el control de Kiel. La
rebelión se extendió, y en dos o tres días banderas
rojas ondearon en Wilhelmshaven, Hamburgo,
Lübeck, Rendsberg, Bremerhaven y Rostock.
El caos creció. Otra orden enviaba a los
submarinos y a las torpederas en Kiel y
Wilhelmshaven a buscar refugio en Helgoland. Pero
aun allí había estallado la revolución, y los navíos
110
leales al gobierno no eran bien recibidos. La flota de
submarinos carecía de refugio en el mundo.
Esas dotaciones alemanas, invictas ante el
enemigo y leales y disciplinadas hasta el final,
fueron derrotadas de esa manera por sus
compañeros de armas, los marineros de las naves de
superficie. El 9 de noviembre los submarinos
recibieron la orden de regresar a sus bases y
entregarse a la ignominia de capitular ante los
amotinados.
Ese mismo día, el Gobierno cedió su puesto a un
régimen socialista. Y a las 5 de la madrugada del
lunes 11 de noviembre de 1918, se firmó un
armisticio.
La entrega.
Bajo los términos del armisticio, el grueso de la
Flota de Alta Mar alemana debía ser entregada a los
británicos para su internamiento, hasta un convenio
de paz definitivo.
Así pues, el 21 de noviembre, conducidos por el
crucero ligero británico Cardiff como guía, once
acorazados alemanes, cinco cruceros de combate,
siete cruceros ligeros y 49 destructores navegaron
despacio a través de la niebla hacia su último punto
de reunión.
Una condición crucial del acuerdo del armisticio
fue la rendición de todos los submarinos, en puertos
designados por los aliados. Si los alemanes
intentaban echar a pique sus submarinos,
advirtieron, Helgoland quedaría bajo permanente
ocupación militar de los aliados.
El puerto elegido para rendirse fue Harwick, en
la costa este de Inglaterra. El 20 de noviembre,
mientras la niebla del amanecer se despejaba desde
el mar, a 38 km. de distancia se podían ver las
formas largas y bajas de 20 submarinos alemanes
escoltados al cautiverio por buques de guerra de la
Royal Navy.
Las tripulaciones británicas los abordaron y
ocuparon los puestos de las dotaciones alemanas, y
mientras entraban en puerto, la enseña británica se
izaba por encima de la bandera germana.
En los días siguientes, la humillación se repitió
una y otra vez. Contando los que ingresaron en otros
puertos, al final, 176 submarinos quedaron
prisioneros.
Había otros 224 que se oxidaban en astilleros
alemanes en diversas fases de construcción,
destinados a una gran ofensiva que nunca tendría
lugar.
La Flota alemana había sido llevada a Scapa
Flow para su internamiento... y cuarentena.
Temerosos de que la enfermedad de la revolución
alemana pudiera contagiar a los marineros
británicos, las autoridades de la Armada Real se
negaron incluso a permitir que los alemanes
pusieran pie en la costa de Scapa, confinándolos a
las calientes cuevas de sus barcos, que cada día
estaban más herrumbrosos y sucios.
De modo comprensible, los británicos se negaron
a reconocer al Soviet de los marineros y, salvo para
proporcionarle al almirante alemán al mando (Von
Reuter) periódicos, mantuvieron escasos contactos
con el Comandante alemán.
Hundimientos
Mientras las negociaciones de Versalles se
dilataban, con el destino de la flota germana en la
balanza, Reuter desarrolló un plan para salvar parte
del honor perdido de su Armada: si se presentaba la
oportunidad, hundiría sus barcos.
En junio de 1919 los británicos inadvertidamente
le proporcionaron la oportunidad. A principios de
ese mes, los buques de repatriación se llevaron a la
mayoría de los marineros alemanes a casa, dejando
dotaciones básicas de apenas una docena de
oficiales y hombres en cada destructor y de unos 80
en cada buque superior.
Bien fuera por idea de Reuter o simplemente
porque los marineros más rebeldes eran también los
más ansiosos por retornar a una vida civil, los que
se quedaron fueron los más leales.
El 17 de junio Reuter envió una carta secreta a
sus comandantes, ordenándoles que mandaran a
pique a sus navíos en respuesta a una señal
111
procedente del buque insignia. Sus partidarios
comenzaron los preparativos de inmediato. Cuatro
días después, una soleada mañana de sábado, los
barcos británicos levaron anclas y se hicieron
despreocupadamente a la mar.
Confiado en que los alemanes no podían causarle
problemas, el almirante inglés que comandaba la
Escuadra de vigilancia de Scapa Flow, había
ordenado un día de prácticas de torpedos, dejando
atrás sólo a dos destructores, siete barcos de pesca y
unos paquebotes.
A las 11:20, el buque insignia de Reuter
transmitió: ―Párrafo 11. Confirmen‖. En 70 barcos a
lo largo del enorme puerto, marineros alemanes
corrieron bajo cubierta y aguardaron la orden de
acción, que llegó a los pocos momentos: ―Condición
Z: ¡Hundir!‖. En un estallido de energía largo
tiempo contenida, los alemanes abrieron las espitas
de mar, arrancaron los remaches de los mamparos y
con almádenas aplastaron válvulas, tuberías y con-
densadores. Una vez que las válvulas y las espitas
de mar estuvieron abiertas, tiraron por la borda sus
llaves y manivelas, al igual que todas las válvulas de
admisión de los condensadores. Ahora ya no
podrían volver a cerrarse... nunca.
A bordo de uno de los barcos de pesca británicos
que no habían zarpado, un artista civil estaba
realizando el boceto del acorazado ―Friedrich der
Grosse‖ (Federico el Grande), que había servido de
buque insignia de Scheer en Jutlandia, y mientras
dibujaba, para su asombro se dio cuenta de que el
gran barco parecía estar hundiéndose.
En un barco de visita que había estado
serpenteando entre la Flota de Alta Mar, unos 200
escolares británicos centraron su ahora excitada
atención en la visión de los marineros alema-
nes saltando a los botes salvavidas y abando-
nando sus barcos mientras lo que quedaba de
la orquesta germana tocaba el himno nacional
alemán.
112
Alertada al fin, la Escuadra británica regresó a
toda máquina... demasiado tarde. A las 12:16 el
―Friedrich der Grosse‖ se hundió. La Armada
inglesa se comportó como si hubiera enloquecido;
los buques de guerra y los paquebotes británicos
dispararon sobre los botes salvavidas alemanes que
enarbolaban banderas blancas, matando a 10 e
hiriendo a 21.
En un ignominioso episodio, un marinero alemán
que había estado a bordo de un barco británico en el
momento de los hundimientos fue ejecutado en el
acto.
Incluso mientras desahogaban su ira, los
británicos se afanaron como locos por remolcar a la
costa, encallar y, así, salvar a los buques que se
hundían; tuvieron éxito con un acorazado, cuatro
cruceros ligeros, y 18 destructores.
Antes de que terminara ese funesto día, 51
barcos, incluyendo 10 acorazados y cinco cruceros
de combate, con un total de casi 500.000 toneladas -
más del doble de las bajas sufridas por ambos
bandos en Jutlandia-, yacieron en el fondo de Scapa.
Reuter y 1.860 hombres fueron llevados a tierra
como prisioneros de guerra, y por dos veces el
Almirantazgo intentó juzgar al Comandante
germano por el hundimiento. En ambas ocasiones,
el Auditor de Marina de la Gran Flota británica
decretó que el juicio era imposible: bajo el
Armisticio y hasta que se firmara un Tratado de Paz,
la Flota de Alta Mar había sido internada, no
rendida... y en un sentido legal, Reuter simplemente
había destruido propiedad que aún pertenecía a su
propio gobierno.
Reflexión
Con el fin de la primera campaña de submarinos
de la historia tuvo lugar el mortífero recuento.
Alemania había comenzado la guerra con 20
submarinos operativos, había construido 345 y
perdido 178 en acciones del enemigo. De los 13.000
oficiales y hombres que sirvieran en ellos, 515
oficiales y 4.849 hombres habían perdido la vida,
una tasa de mortalidad superior al 40 por ciento.
Pero eso no era nada comparado con las bajas
que habían infligido. Hundieron casi 5.000 barcos,
con un colosal total de once millones de toneladas,
la mayor parte británicos.
Un joven Oficial Naval submarinista, Karl
Dönitz, al contemplar las lecciones de la guerra de
submarinos en el ocio forzado del campamento-
prisión, llegó a la misma conclusión. ―La culpa de la
derrota‖, escribiría muchos años después, ―radicaba
en la propensión continental de nuestro gobierno, de
nuestros jefes en el Ejército y de todo el pueblo
alemán‖.
Alemania había salido victoriosa en el pasado
porque sus oponentes eran países continentales y la
lucha la llevaban a cabo los ejércitos de tierra.
―Entonces nuestra posición política y estratégica se
había visto fundamentalmente alterada‖, continuó
Dönitz. ―Por primera vez, 1914 fue una contienda
marítima, y el mayor poder naval estaba del lado de
nuestro oponente, con el que podíamos combatir
con alguna esperanza de éxito sólo en el Atlántico.
Y eso no lo comprendimos.‖ Él lo comprendió
entonces.
En los años siguientes a su regreso a Alemania
en julio de 1919 -los amargos años de las
aplastantes indemnizaciones de guerra y del
empobrecimiento nacional, de la anarquía política y
la violencia civil, de la galopante inflación y la
impotencia militar- Dönitz supo que si alguna vez
tenía lugar otra guerra sería una continuación de la
primera, librada de manera muy similar y contra
casi los mismos enemigos.
Si Alemania quería ganar la próxima guerra,
concluyó, ésta se decidiría en el Atlántico... y
gracias a los submarinos.
Pero si iban a determinar el resultado de una
segunda contienda, los submarinos deberían
emplearse de una manera nueva: en fuerza, y con
grupos trabajando en concierto, en ataques
nocturnos despiadados en una campaña completa-
mente ilimitada. A esa conclusión había llegado por
su experiencia en la última campaña de submarinos.
Si se aplicaban esas lecciones, Alemania podría
ganar la próxima guerra en el mar.
113
UN LARGO PRÓLOGO.
ras la Primera Guerra Mundial, la desilusión
y el abatimiento se extendieron por una
sociedad europea, ya de por sí imbuida en una crisis
moral sin precedentes. Esta difícil situación reveló
la incapacidad del capitalismo contemporáneo para
sacar a flote la hundida economía. Considerados los
culpables de la inmovilidad y de los problemas
sociales, se desató un sentimiento en contra de los
valores y de los esquemas ideológicos tradicionales;
para un amplio sector de la sociedad, el liberalismo
y la democracia se mostraron como sistemas
fallidos, decadentes e hipócritas, que carecían de la
fuerza necesaria para enfrentarse a la crisis.
Por otro lado, el triunfo de la revolución
bolchevique en Rusia estimuló el desarrollo de los
movimientos de izquierda, difundiendo entre los
conservadores el temor creciente a una invasión
socialista de Occidente.
T
CAPÍTULO I (Entreguerras)
114
África y Oriente Medio
La mirada colonial sobre África se prolongaría
en las décadas posteriores.
Cuando terminada la Primera Guerra Mundial
las potencias vencedoras deciden privar a Alemania
de los territorios obtenidos en la Conferencia de
Berlín, su decisión no es la de concederles la
independencia.
Antes, por el contrario, los colocan bajo la
fórmula del Mandato, tomando como modelo el
complemento de capacidad de los menores en el
Derecho Civil. De acuerdo con la nueva institución,
los colonizados eran comparados con criaturas a las
que había que conducir, corrigiéndolas y
ayudándolas, a través de lo que el Pacto de la
Sociedad de Naciones consideraría "las
complejidades del mundo moderno".
115
El carácter derogatorio de la fórmula aplicada a
las colonias africanas de Alemania se convertiría en
abierta aberración cuando se decidió extenderla al
Imperio Otomano, la otra potencia derrotada en la
Gran Guerra. Constantinopla, la capital de un
Imperio musulmán que, históricamente, había sido
gobernado desde Bagdad y Damasco, se transformó
repentinamente en metrópoli y, en correspondencia,
el resto de los territorios del Islam, incluyendo Siria,
Egipto o Arabia, en inusitadas colonias, a las que
había que colocar bajo mandato de las potencias
vencedoras.
Hacia el nuevo Imperio Romano.
En 1869, una compañía privada había adquirido
una localidad al sur de Eritrea, región al norte de
Etiopía. Ambos territorios conformaban lo que
desde la antigüedad se conocía como Abisinia,
poblada en tiempos remotos por una etnia
procedente del Yemen, de cuyo nombre se derivó el
del país, y que se asentó en la zona central del
macizo Etíope. Sus gobernantes habían sido
convertidos al cristianismo en los tempranos
tiempos de la nueva fé.
Esa localidad de Eritrea a su vez le fué comprada
a dicha compañía en 1882 por el Estado Italiano,
que además ocupó en 1885 el puerto de Massaua, en
la costa del mar Rojo. Siguiendo la larga costa que
se abría hacía el golfo de Aden y al Océano Índico,
se encontraba un gran territorio de históricas raíces
islámicas (Somalia), pero que anteriormente había
sido feudatario de los faraones egipcios.
Egipto reclamó antiguos derechos y de, 1874 a
1884 ocupó diferentes puntos de su costa hasta que
los británicos establecieron un Protectorado en la
zona en 1887.
Italia se unió al expansionismo europeo en
África y tras conquistar toda Eritrea, pactó tratados
de protectorado con jefes de zona somalíes en 1889
y firmó un protocolo con Inglaterra en el que
quedaban delimitadas las respectivas áreas.
En 1893 la crisis económica que padecía Italia
había erosionado al país; el gobierno buscó en el
exterior una solución que potenciara la conciencia
nacional. El lugar elegido para ello fué África,
prosiguiendo la penetración desde Eritrea y a costa
de Abisinia (Etiopía). La acción militar italiana se
convirtió en un fracaso, siendo derrotados en Adua,
en marzo de 1896. La derrota no sólo ocasionó la
muerte de unos 5.000 soldados italianos, quedando
como una espina clavada, sino la inmediata caída
del gobierno.
No obstante, las apetencias africanistas
persistieron y fruto de las mismas, las antiguas
regiones costeras norteafricanas de Cirenaica y
Tripolitania (actual Libia), antiguos nidos de piratas
berberiscos, fueron convertidas en colonias italianas
en 1911-12.
116
La llegada de Mussolini al poder en 1922,
acrecentó las apetencias italianas sobre África
Oriental.
En sus primeros años, el régimen se mostró
cauto, llegando a firmar un pacto de amistad con los
etíopes. Sin embargo, por sus especiales
características, el fascismo veía en el uso de la
fuerza un síntoma de vitalidad nacional.
En la mente del Duce fué tomando forma la idea
de que una acción victoriosa en Etiopía no podía
ofrecerle sino ventajas.
Con el importante añadido de que la conquista
de ese territorio daría continuidad a las posesiones
italianas de Eritrea y Somalia, ahora separadas en la
costa por dominios franceses y británicos.
Esto permitiría sentar las bases del Nuevo
Imperio Romano que había prometido al rey Víctor
Manuel III.
Ninguna nación europea estaba dispuesta a ir a la
guerra para defender el trono de quienes se decían
herederos del rey Salomón y la reina de Saba. Se
produjo un incidente en la frontera eritrea-etiope y
por supuesto sirvió de ―casus belli‖para Italia. Así,
el 2 de octubre de 1935 Mussolini anunciaba al
mundo entero, desde el balcón principal del romano
―Palazzo Venecia‖, su decisión de invadir Etiopía.
Se hizo efectiva al día siguiente, cuando tropas
italianas procedentes de Eritrea cruzaron la frontera.
Etiopia en ese momento era una de las pocas
naciones africanas independientes y el más antiguo
país cristiano de África. Su sociedad se mantenía en
una situación cercana a la Edad Media y, por
supuesto, su ejército, conformado principalmente
por los guerreros de los nobles locales-casi siempre
enemistados entre sí-; si ya en 1896 carecía de
armamento contemporáneo, la diferencia con
relación al que existía en aquellos años era casi
absoluta, y poca resistencia podía ofrecer. Los
italianos entrarían en su capital siete meses después,
en mayo de 1936.
La Commonwealth
A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña
estableció un sistema que le daría magníficos
resultados, puesto que vincularía a sus colonias
hasta nuestros días, y aún, ya naciones
117
independientes, a mantener vínculos fuertes con la
metrópoli, no sólo políticos, sino, más importante,
comerciales. En una primera fase, la Corona
delegaba el poder en un Gobernador y en su
Consejo, que podía ser de carácter ejecutivo o
simplemente consultivo. Más adelante se
incorporaba una Asamblea Legislativa, cuyo papel
constitucional aumentaba a medida que la
proporción de miembros electos crecía en relación a
la de miembros nominativos.
En la etapa siguiente, el Consejo Ejecutivo se
hacía responsable ante la Asamblea. El Consejo y la
Asamblea adquirían autonomía para los asuntos
internos, mientras que la política exterior quedaba
en manos del Gobierno británico.
El primer paso en la transición del Imperio a la
Commonwealth fue un informe publicado en 1839;
en este informe se atribuía el descontento y el
origen de los disturbios en las provincias del
Canadá, en la falta de armonía entre el ejecutivo y el
legislativo y proponía como remedio la elección de
los ministros del ejecutivo entre los miembros de
grupo mayoritario en la asamblea.
Tras ser acogido favorablemente en Canadá el
principio de establecimiento de un gobierno local,
se extendió rápidamente a las demás colonias
británicas.
El poder de tales gobiernos era limitado; las
relaciones y el comercio exterior, así como la
utilización de los terrenos públicos y la reforma de
la Constitución, continuaron siendo competencia del
gobierno británico.
118
Estas limitaciones desaparecieron gradualmente,
a excepción de las relativas a la dirección de los
asuntos exteriores, que permanecerían en manos de
Gran Bretaña hasta el siglo XX: Canadá, Australia,
Nueva Zelanda y África del Sur eran ya conocidos
a principios del siglo XX, como ―Dominios‖ y
a partir de 1917 comenzó a utilizarse el término
Commonwealth para designar la nueva
configuración del Imperio Británico. Antes de que
los territorios coloniales de África y otros lugares
accedieran a la independencia, la ―familia de la
Commonwealth‖, en 1926, era un pequeño e
íntimo grupo de blancos, fiel a las tradiciones y a la
Corona británica.
En aquellas colonias en que la implantación
europea no había sido preponderante, los progresos
constitucionales fueron mucho más lentos.
En los años 30 (del siglo XX), los gobiernos
coloniales de África y Asia parecían tener asegurada
una larga existencia. Sin embargo, la Segunda
Guerra Mundial, contribuyó a revitalizar los
sentimientos nacionalistas.
Las nuevas naciones independientes decidieron,
no obstante, permanecer dentro de la
Commonwealth, a pesar de las peculiaridades
étnicas e históricas que las distinguían de los
miembros más antiguos. Consideraron que su
participación les aportaría beneficios económicos y
diplomáticos y que aumentaría su influencia
internacional. Más no sentían el especial apego a la
Corona de los miembros más antiguos.
En la actualidad, a pesar de que todos los
miembros participan en el sistema de consulta y
cooperación, que cubre numerosas actividades, la
Commonwealth ya no es un bloque tan compacto
como en el pasado.
De Lenin a Stalin
Triunfante la revolución soviética de 1917 en
Rusia, el primer gobierno bolchevique del que
formaron parte Lenin, Trotski y Stalin, redactó la
Constitución provisional en julio de 1918, que
instauró la dictadura del proletariado basada en el
sistema de los soviets o ―consejos‖, y que
nacionalizó tierras e industrias. El nuevo régimen
impulsó el capitalismo de Estado y, sobre todo las
nuevas relaciones de producción socialista. Pronto
surgieron opositores y en la primavera de 1918
estalló la guerra civil, hasta que, finalmente, venció
el gobierno.
Ante una mala situación social, debido a la
política económica, se estableció un ritmo más lento
a la instauración del comunismo, con una etapa
transitoria de respeto a la propiedad privada y libre
intercambio de productos, significando el abandono
del ideario colectivista, volviendo temporalmente a
un capitalismo controlado para estimular la
producción, con un sistema de economía mixta.
Con la economía en alza, el Estado abordó su
edificación política. En el Congreso de los soviets,
(diciembre de 1922) se constituyó la Unión de
Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), con una
estructura federal que trataría de evitar los
problemas del Imperio por las numerosas
nacionalidades. Poco a poco, el régimen se
radicalizó, dominado por el Partido único, hasta que
el Secretario General del Comité Central ejerció su
autoridad sobre el resto de los componentes del
gobierno, recayendo tal poder, primero, en Lenin y
después de su muerte, en Stalin.
A la muerte de Lenin (1924), Stalin inició un
repliegue del comunismo soviético, motivado en
parte por la hostilidad internacional, y en parte por
los graves problemas internos de la URSS. Esta
doctrina del ―socialismo en un sólo país‖
prevaleció sobre las tesis de la revolución
mundial, defendidas por Trotski, que tuvo que
exiliarse.
Stalin pretendía consolidar el marxismo (y su
poder personal) en la URSS, antes de extenderlo al
resto del mundo, y para ello estableció relaciones
con las potencias capitalistas, e incluso con
regímenes como el nazismo (pacto germano -
soviético, 1939).
Se volvió a los ideales de la dirección estatal de
los primeros tiempos de la Revolución, instalándose
el colectivismo integral. Los objetivos de la
119
colectivización se consiguieron; en 1939 casi todos
los campesinos vivían en régimen colectivo y el
campo estaba mecanizado, lo que permitió que casi
veinte millones de personas pasaran de la
agricultura a la industria y los servicios. El control
de los excedentes agrícolas permitió financiar un
crecimiento industrial sin precedentes, obteniendo la
posición de tercera potencia industrial mundial,
después de EEUU y Alemania, en vísperas de la
Segunda Guerra Mundial.
Fascismo
Doctrina política nacionalista, autoritaria y
radical, creada en Italia por Benito Mussolini, que
fue luego adoptada, o en parte imitada por partidos
de diversos países. Aunque algunos estudiosos
prefieren utilizar el concepto exclusivamente para el
caso italiano, el uso académico habitual consiste en
aplicarlo a todo un conjunto de movimientos
surgidos en Europa en el período entre las dos
guerras mundiales, como el propio fascismo
italiano, el nacionalsocialismo alemán y la Falange
española.
El fascismo se oponía al conjunto de doctrinas
existentes en el momento de su aparición:
era antiliberal y antisocialista, fuertemente
anticomunista y en cierta medida anticonservador,
aunque en muchos casos se alió con la derecha
conservadora.
Su objetivo era un Estado nacionalista y
autoritario, dotado de una estructura económica
regulada por las autoridades políticas (que se
denominó, según los casos, corporativa,
nacionalsocialista o nacionalsindicalista) y
orientado hacia la expansión imperialista. Su
mentalidad era idealista, voluntarista y secular
(aunque en España se combinó con un catolicismo
nacional).
Proponía la movilización de las masas, exaltaba
la juventud, la masculinidad y la violencia, y
practicaba el culto al líder carismático.
El Nacionalsocialismo
Los principios ideológicos elaborados por Adolf
Hitler a partir de la década de 1920-30 procedían de
movimientos ya existentes en la Alemania del
primer tercio del siglo XX. El pangermanismo o
deseo de integrar a todos los pueblos de raza
alemana, identificados por la lengua, la sangre o
incluso la voluntad de serlo, dentro de un mismo
Estado homogéneo, había constituido un
movimiento organizado desde 1891. Las pérdidas
territoriales tras la Primera Guerra Mundial
exacerbaron estos sentimientos. Intelectuales
criticaron el sistema político vigente, en aras de un
nacionalismo popular crecientemente antiliberal.
Spengler abogó por un Estado fuerte y autoritario
que extendiera la fuerza del espíritu prusiano por
toda Alemania.
Se defendió un nacionalismo de Estado, alemán,
neoconservador y apegado a la tradición prusiana y
protestante. Rechazaba el liberalismo, el catoli-
cismo, el capitalismo, la democracia y el marxismo,
ideas todas ellas extrañas, según se pensaba, al
espíritu del pueblo alemán. A todas estas corrientes
se sumó el antisemitismo.
120
La exaltación de la raza germánica y el deseo de
reducir la influencia de los judíos en Alemania, que
se exageraba, suponiendo conspiraciones para
dominar el país y el mundo entero, se extendieron
por otros grupos, desde los socialistas hasta los
partidos socialcristianos. Aparecieron sociedades
antisemitas que influirían profundamente en la
sociedad alemana.
Estas tendencias y movimientos prepararon
el terreno para el nazismo y muchas de
ellas colaborarían con él, facilitando su
encumbramiento.
Hitler Y El NSDAP
El austriaco Adolfo Hitler, que sirvió en el
ejército durante la Primera Guerra Mundial,
convirtió en 1921 un pequeño partido radical de
Munich, en una importante organización política,
(NSDAP Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores).
Pronto adquirió gran número de seguidores
gracias al magnetismo y dotes de organización de
su líder. Los 25 puntos programáticos expuestos
ese año, resumían la ideología del partido:
nacionalismo y racismo unidos en el
pangermanismo y la defensa de un Estado fuerte,
además de vagas ideas socializantes, ideas
desarrolladas en ―Mein Kampf‖ (Mi lucha)
publicado por Hitler en 1925, ampliando los temas
racistas, anticomunistas y autoritarios.
Además de la creación de una Gran Alemania,
en la que sólo los alemanes de sangre serían
ciudadanos de pleno derecho, preconizaba su
expansión hacia el Este, en tierras eslavas.
Cualquier idea internacionalista, de tipo religioso o
político, fue rechazada, desarrollando un
antagonismo especial contra el marxismo y los
judíos. El nazismo hizo concesiones a la propiedad
privada, para obtener el apoyo de los grandes
capitalistas.
121
Pero atacó duramente las instituciones demo-
cráticas y el pensamiento liberal, preconizando el
―principio del jefe‖ (Führerprinzip). Pueblo,
Imperio y Jefe debían fundirse en una sola voluntad
(Ein Volk. Ein Reich. Ein Führer).
En el contexto de crisis política y económica del
periodo de entreguerras, había en Alemania
numerosos descontentos atraídos por el radicalismo
y el populismo mesiánico de los nazis, especial-
mente los nacionalistas y excombatientes, en
desacuerdo con las consecuencias del tratado de
Versalles.
En el siglo XX aparece una amplia clase media
(pequeña burguesía) y se consigue un mejor nivel de
vida y la formación de la clase trabajadora,
tendiendo a confundirse con la clase media.
122
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
a tenaz oposición de los sectores
conservadores al régimen republicano
español, desembocó en el alzamiento militar que,
después de tres años de guerra, liquidaría la
Segunda República e instauraría la dictadura
Franquista.
Los orígenes del conflicto.
E1 régimen republicano había surgido con un
proyecto político y social nuevo, bajo la forma de
una democracia burguesa reformadora. Hostigado
por diversos enemigos desde sus comienzos, trató
de apoyarse tanto en las clases medias como en los
socialistas moderados para desarrollar sus proyectos
L
123
de transformación social y económica. Pero sufrió el
continuo obstruccionismo de los grupos
oligárquicos (terratenientes, financieros e
industriales), tradicionales dueños del poder, que
eran apoyados por la Iglesia y el Ejército,
provocando la impaciencia del movimiento obrero.
Este tira y afloja entre tendencias opuestas durante
la República produjo episodios violentos. Mientras,
se polarizaba el espectro político, con la fuerza
renovada de movimientos de ultraderecha y
ultraizquierda.
Tras la victoria electoral del Frente Popular, que
integraba a las fuerzas de izquierda, se produjo una
conspiración militar, organizada por el general
Mola, que logró el apoyo de grupos civiles
conservadores y de los movimientos de
ultraderecha.
Se planeó una insurrección militar simultánea en
Marruecos, donde se encontraban las fuerzas mejor
preparadas del ejército, y en la Península, con el
objetivo de que los rebeldes convergieran en Madrid
desde la periferia. El asesinato del diputado
monárquico José Calvo Sotelo (14 de julio de 1936)
fue la chispa que encendió la rebelión.
La guerra
El 17 de julio estalló la sublevación militar. Al
día siguiente, se reprodujo en la Península. El
Gobierno controlaba los centros financieros, las
zonas industriales y exportadoras del país, además
de la fuerza aérea y la flota, con lo que tenía cierta
ventaja estratégica, si lograba evitar el desembarco
de las tropas africanas.
Sin embargo, la debilidad de la aviación y la
falta de mandos de la marina impidieron realizar un
bloqueo eficaz.
El general Franco logró transportar las tropas
acantonadas en Ceuta y Melilla, ciudades situadas
en el litoral norteño africano, colindantes con el
Protectorado español de Marruecos, mediante una
operación de puente aéreo, que acabó contando con
la colaboración material de la Italia fascista y la
Alemania nazi, desde ese momento firmes apoyos
de la insurrección.
El levantamiento provocó un movimiento
revolucionario en el bando republicano, con el
surgimiento de poderes populares autónomos
nacidos de los sindicatos y partidos obreros,
agrupados en juntas y comités locales que crearon
sus propias milicias y administraron los territorios
que controlaban al margen del Gobierno de Madrid.
Esta caótica situación hizo que en la primera fase
de la guerra, la República sufriera importantes
derrotas.
Los ―nacionales‖ o rebeldes, procedieron a la
creación de un verdadero mando unificado; el
general Franco fue elegido por la junta de generales
como generalísimo del ejército y jefe del gobierno
del Estado (1 de octubre de 1936).
También la República se reorganizó. Se trató de
integrar y someter a la autoridad gubernamental del
Frente Popular a todas las fuerzas en defensa de la
República.
Se procedió a la reestructuración de las fuerzas
militares, con la integración de tropas regulares y de
milicianos en las Brigadas Mixtas.
Tras los disturbios de mayo de 1937 en
Barcelona, Largo Caballero fue sustituido por Juan
Negrín, cuyo gobierno excluyó a los anarquistas. Se
renunció a las experiencias revolucionarias en favor
de la unidad y la concentración en el esfuerzo
bélico. Aumentó también el protagonismo de los
comunistas gracias al apoyo soviético a la
República.
En la etapa final de la guerra, el gobierno de
Negrín, previendo el desastre, decretó la retirada de
las Brigadas Internacionales, que abandonaron
Barcelona el 15 de noviembre.
El 23 de diciembre, Franco emprendió una
ofensiva sobre Cataluña, combinando avances
terrestres y bombardeos hasta la capitulación de
Barcelona (26 de enero de 1939). La Junta de
Defensa de Madrid intentó entablar negociaciones
con las tropas franquistas que sitiaban la ciudad.
Finalmente, Madrid cayó el 28 de Marzo. El 1 de
Abril del 1939 es la fecha que marcó el final de la
contienda.
124
125
La dimensión internacional del conflicto
Frecuentemente se ha analizado la Guerra Civil
española como un campo de pruebas donde
midieron sus fuerzas los protagonistas de la
Segunda Guerra Mundial: las democracias
burguesas, los regímenes fascistas y el comunismo
filosoviético. Sin embargo, esta visión, en el campo
político, es desmentida por la actitud de las
democracias occidentales, que, por temor al avance
del fascismo y a la amenaza bolchevique, decidieron
no implicarse en el conflicto, mediante la
organización de un Comité de No Intervención
(septiembre de 1936).
A Francia, iniciadora de esta política, se unieron
Gran Bretaña, Alemania, Italia, la URSS, Portugal y
hasta una veintena de países. Las denuncias
republicanas al flagrante incumplimiento de dicho
compromiso por parte de Alemania, Italia y
Portugal motivaron que la URSS también se
desligara del acuerdo, pero tanto Francia como Gran
Bretaña se abstuvieron de intervenir, preocupadas
por las maniobras de Hitler en Europa central. El
bloqueo marítimo establecido resultó poco eficaz, y
el gobierno norteamericano de Roosevelt decidió
vender armas a los bandos enfrentados, sin
implicarse políticamente.
La guerra española, considerada un conflicto
secundario, fue definitivamente relegada tras los
acuerdos de Munich (30 de septiembre de 1938).
No obstante, la colaboración germana e italiana
reforzó al ejército de Franco, sobre todo en aspectos
técnicos (aviación, carros de combate) y
financieros; y específicamente, en el campo militar,
la llamada Legión Cóndor, formada por militares
profesionales alemanes, principalmente del Arma
Aérea y tanquistas y artilleros de su Ejército de
Tierra. España se convirtió en un buen marco,
donde probar en situación real de combate, sus
nuevas tácticas y armas.
Esta ayuda fué relativamente contrarrestada en el
bando republicano por los voluntarios de las
Brigadas Internacionales y por los aportes de
material y asesores por parte de la URSS.
126
ANTECEDENTES.
Lo Político
a segunda Guerra Mundial no comienza el
primero de septiembre de 1939, con la
invasión de Polonia por parte de Alemania. Ese no
fue más que uno de los últimos eslabones de una
larga cadena de agresiones perpetradas por Hitler
contra los países limítrofes, con miras a realizar su
programa de expansión territorial.
Hay que tener en cuenta un largo prólogo que
comenzó veinte años antes. Efectivamente, fue el
Tratado de Versalles el que creó las condiciones del
futuro conflicto mundial. En París, los vencedores
de la primera Guerra Mundial no supieron hallar
una fórmula válida y digna para que vencedores y
vencidos pudieran construir una nueva Europa en
paz.
Los 14 puntos de Wilson (entonces presidente de
los EE.UU.) fueron un fracaso, no tanto por su
contenido, como por prevalecer en ellos el espíritu
nacionalista de las potencias vencedoras firmantes
del Tratado que, más que una paz justa y duradera,
pretendían consolidar su hegemonía. Los alemanes
se opusieron inmediatamente al articulado del pacto,
que fue considerado como una imposición injusta.
Con la Primera Guerra Mundial se había hundido
todo el mundo occidental. En esta dramática
situación, los políticos que se sentaron alrededor de
la mesa de negociaciones para decidir las fronteras
de los Estados y el destino de millones de hombres,
no tuvieron la necesaria amplitud de miras. Si bien
crearon la Sociedad de Naciones, le cortaron las alas
limitando su fuerza y prestigio, y sus decisiones
tuvieron muy escaso valor práctico. Sirva como
ejemplo la invasión de Etiopía por Italia, y la de
China por Japón, para no citar las muchas y
frecuentes agresiones de Alemania a diversos
países.
Estados Unidos, que al final del conflicto
desempeñaba un papel muy importante, se aisló
dentro de sus fronteras a causa de las presiones
internas, sobradamente conocidas, y del
hundimiento de su economía. El paro, la inflación,
la caída de la bolsa, la incertidumbre en el porvenir
y la crisis espiritual, fueron las constantes que
actuaron sobre toda la sociedad occidental.
Por otro lado, en Rusia se consolidaba el sistema
bolchevique, con gran temor por parte de las
democracias occidentales. En Italia, Mussolini, con
la marcha sobre Roma, se adueñaba del Gobierno e
implantaba la dictadura. En Alemania, Adolf Hitler,
nombrado canciller del Reich en 1933, comenzaba
su política de revisión: poco a poco rompió el cerco
impuesto por Versalles; presentó sus
reivindicaciones nacionalistas; transformó su país
en un Estado totalitario, y realizó con habilidad, sin
despertar la alarma, el programa anunciado en su
libro ―Mein Kampf‖, escrito durante su cautiverio
en prisión, en 1924, tras el fracasado golpe de
Múnich.
L
127
Después de 1935 el avance nacionalsocialista ya
no halla una resistencia significativa por parte de las
potencias europeas. Hitler ya no tiene freno y pide
cada vez más.
Restablece el servicio militar obligatorio, ocupa
la zona desmilitarizada del Rhin, firma el acuerdo
con Italia que en 1936 da lugar al Eje Roma-Berlín,
y luego pacta con Japón el "anti-Komintern",
con lo cuál trata de crear un baluarte contra el
comunismo.
Francia y Gran Bretaña no alcanzan a valorar en
su justa medida las ambiciones y poderío nazis.
Hitler necesita resolver el problema del "espacio
vital" para los alemanes y para ello "prepara la
guerra con fintas y distracciones".
Comienza en Austria. La unión de Austria y
Alemania en un sólo Estado, (Anschluss) hace que
siete millones de austriacos vuelvan bajo la égida
alemana: cuestión étnica, opinan los más optimistas.
Luego le toca el turno a Checoslovaquia.
128
El dictador dice –fingiendo para no alarmar a los
asistentes a la conferencia de Munich, que no quiere
dominar a los checos-le basta con redimir a los tres
millones setecientos mil sudetes.
Y mientras proclama esto, ordena a su Estado
Mayor que estudie la maniobra militar que le
permita llegar hasta Praga (Checoslovaquia).
Luego, la atención del Führer, que sueña con un
Reich siempre más poderoso, se centra en las
llanuras polacas. Al no conseguir que el gobierno
de Varsovia acepte sus reivindicaciones, entre ellas
la anexión de la ciudad de Danzig, y antes de
consumar la premeditada agresión a Polonia, Hitler
manda a su ministro de Asuntos Exteriores, von
Ribbentrop, a firmar, el 23 de agosto de 1939, un
pacto de no agresión con la Unión Soviética.
Stalin se muestra satisfecho; ingleses y franceses
trataban de lograr lo mismo y él eligió a los nazis.
Hitler, una vez más, había triunfado. Ahora ya
puede lanzarse a la guerra: deberá cuidarse sólo de
un frente, el occidental, y no de dos, como tuvieron
que hacer sus predecesores en la Primera Guerra. La
diplomacia nazi había forjado su obra maestra.
Una vez expuesta la política nazi, es necesario
examinar la reacción de las demás potencias,
Francia y Gran Bretaña particularmente, frente a los
afanes de dominación de Hitler. La Segunda Guerra
Mundial no fue únicamente el fruto de la desmedida
ambición y de la sed de conquista de Alemania. Son
igualmente corresponsales las demás naciones. La
falta de iniciativa y de decisión demostrada por los
gobiernos franceses e ingleses de Mac Donald,
Laval, Chamberlain y Daladier, y la complicidad de
Mussolini.
129
Lo Naval
Los años transcurridos entre 1906 y 1935
estuvieron marcados por una innovación
tecnológica inimaginable. Los destructores, que no
habían sido más que meras embarcaciones costeras,
se convirtieron en buques resistentes, en
condiciones de navegar con suficiente autonomía en
alta mar, con un papel a representar en los océanos
del mundo, y en la Primera Guerra Mundial se
demostró la capacidad destructora del submarino sin
dejar lugar a dudas. Durante esa guerra, Gran
Bretaña dio los primeros pasos vacilantes en la
creación del portaaviones, navío que se iba a
convertir en el acorazado del futuro. Quizá el
portaaviones fue el modelo naval más significativo
que surgió del período comprendido entre 1906 y
1935.
Desafiando un Tratado
En febrero de 1922 se celebró en Washington un
Congreso que debía limitar el número y
desplazamiento de los buques de guerra, con el
objetivo de impedir una nueva carrera
armamentística... Aquel congreso dimanaba de la
Conferencia de Versalles y uno de sus evidentes
objetivos era controlar el rearme alemán.
Aunque sólo firmaron el acuerdo las grandes
potencias vencedoras en la Gran Guerra y,
obviamente, poseedoras de las mayores flotas que
surcaban los océanos (Gran Bretaña, Francia,
Estados Unidos Japón e Italia) los acuerdos
obligaban a todos. Pero, hecha la ley, hecha la
trampa. Todos trataron de cobrar ventaja y, por
tanto, de buscar fórmulas que permitieran burlar lo
acordado. El primero, el país más afectado:
Alemania.
Después de la guerra muchos de los magníficos
barcos fueron desmantelados bajo los términos del
Tratado de Desarme Naval de 1922. En la década de
1930, mientras Europa caía bajo la creciente
tormenta de nubes de Hitler, y los japoneses se
movían con agresividad para realizar un Imperio, el
tratado de desarme se abandonó y se construyeron
buques de guerra nuevos y mucho más poderosos,
incorporándose a los supervivientes de las viejas
flotas. Más ninguno de esos navíos combatió jamás
en la gran batalla naval para la que fueron
diseñados. En su mayor parte, los buques de guerra
resultaron útiles para los bombardeos de las costas,
y como escoltas antiaéreos de las fuerzas operantes
de portaaviones; y en un grado asombroso,
aniquilados por el poder aéreo.
En los Estados Unidos, el brigadier general del
ejército, William ―Billy‖ Mitchell, habiendo
mandado al inexperto brazo aéreo americano en
Francia durante la Primera Guerra Mundial, estaba
obsesionado con la idea de que el poder aéreo con
base en tierra podía casi inutilizar a las Armadas en
la superficie del agua.
El padre de Mitchell había sido un senador de los
EE.UU., y el hijo tenía muchos amigos y conocidos
en el Congreso. Los presionaba descaradamente
para obligar a la Armada a proporcionar un buque
de guerra viejo que sirviera como blanco, con el fin
de que él pudiera demostrar la eficacia de las
bombas aerotransportadas. Por último, bajo fuertes
presiones, la Armada aceptó. Se eligió como
víctima al acorazado alemán ―Ostfriesland‖ de
130
27.000 toneladas, construido en 1911, superviviente
de 18 impactos de bomba británicos y de una
explosión de mina en Jutlandia.
El 20 de julio de 1921, un día tormentoso con
unos vientos en dirección nordeste que alcanzaban
los 30 nudos, el ―Ostfriesland‖ fue anclado a unas
65 millas del cabo Charles en Virginia. Seis
bombarderos bimotores, cada uno armado con
bombas de 250 kilos, fueron seguidos por un cierto
número de hidroaviones de la Armada, cada uno
llevando dos bombas de 200 kilos; de 19 bombas
que se soltaron, el Ejército hizo dos blancos y la
Armada tres, pero los jueces de la Armada que
subieron a bordo informaron que el barco estaba
―absolutamente intacto‖.
E1 ―Ostfriesland‖ se hundió unos pocos pies en
la popa al día siguiente, cuando los bombarderos de
Mitchell lo intentaron de nuevo. En esta ocasión
soltaron bombas de 500 kilos, acertando tres
impactos. Los jueces encontraron daños graves pero
decretaron que el navío estaba ―aún en acción‖. Para
ese momento, la mayoría de los observadores
pensaron que no se conseguiría hundir al buque,
pero sí lo lograron.
Poco después, los bombarderos, a Ios que se les
había concedido una última oportunidad, atacaron
otra vez con bombas de 900 kilos. Las primeras dos
fallaron, más a las 12:21 una tercera dió en el punto
de la proa, abriendo un gran agujero; tras otro
impacto aparente en la proa, la quinta bomba
aterrizó en el agua cerca de la popa, levantando al
barco herido en el aire. A las 12:38 el acorazado se
hundió bajo la superficie.
Las Armadas crecerían en importancia. Pero
serian Armadas en las que las mayores fuerzas de
ataque estarían compuestas de aviones,
transportados a bordo de gigantescos portaaviones.
El día del majestuoso acorazado como la más
temida de las armas navales, había terminado.
E1 último día de 1936 vio el fin de la "limitación
en la construcción" de buques de guerra impuesta
por el Tratado de Washington de 1922, que había
obligado a las cinco Armadas más poderosas
durante un período de quince años. Ahora se les
permitió reanudar la construcción libremente, si
eran capaces de ello, y al terminarse la depresión de
principios de la década de 1930 (un factor muy
importante), también desaparecieron las
restricciones económicas.
Alemania no estuvo sometida al Tratado de
Washington (y tampoco la Unión Soviética; iban a
pasar muchos años antes de que se convirtiera en
una potencia naval poderosa), pero tenía que
enfrentarse a varios problemas diferentes, porque su
flota había sido desmantelada por el Tratado de
Versalles de 1919. Esto le había producido una serie
de restricciones completamente diferentes, y ya se
había negado a cumplirlas.
Cuando Hitler llegó al poder desencadenó una
carrera armamentística que duraría hasta la II
Guerra Mundial y en la que estuvo durante cinco
años en cabeza.
Ese rearme acelerado crearía una Marina de
guerra compuesta por cuatro acorazados, tres
acorazados de bolsillo, tres cruceros pesados, seis
cruceros ligeros, 34 destructores y 57 submarinos.
No era gran cosa para medirse a británicos y
franceses, pero en ese tiempo se creó la tecnología y
la estructura para construir cientos de sumergibles y
para introducir en la guerra submarina grandes
adelantos.
Quizás la más ingeniosa de las vulneraciones
sufridas por el Tratado de Washington fueron los
acorazados de bolsillo, siendo la mayor novedad en
el programa de construcción naval alemán que, a
partir de 1925, se puso en marcha. Se trataba de
buques que, listos para hacerse a la mar,
desplazaban cerca de 14.000 toneladas. Sus
características superaban en mucho a las previsiones
del Tratado para los cruceros, clase bajo la que se
camuflaban:
- Superior artillería: 6 cañones de 280 mm frente
a 8 de 230 mm: (1.818 kilos por andanada, frente a
1.000 y, además, doble poder perforante). Su
armamento secundario también duplicaba al
habitual en los cruceros.
- Mayor blindaje (lo que incidía en 2.000
toneladas más de desplazamiento).
131
- Más velocidad: 28,5 nudos –sólo igualada por
tres buques entonces en servicio- proporcionada por
motores diesel de 56.800 caballos.
- Superior reprise, lo que les permitía conseguir
en pocos minutos su velocidad punta, haciéndolos
especialmente aptos para la caza y para eludir a
enemigos más poderosos.
- Autonomía: 20.000 km, triple que los buques
de vapor de su clase.
Cuando llegara la guerra -y la guerra se acercaba
rápidamente- sería un nuevo tipo de guerra, y
demostraría rápidamente la vulnerabilidad de
los viejos barcos acorazados a las armas nuevas, y el
ascenso del portaaviones y del submarino como
medios de proyección de fuerza.
Había otros factores además del rearmamento:
las tecnologías nuevas de dirección y telemetría por
radio y sonido ("radar" y "sonar") pronto
empezarían a equilibrar la balanza y a permitir que
los hombres buscaran y siguieran los pasos a barcos
y aviones a distancias casi inimaginables, por la
noche, con mal tiempo y bajo la superficie del mar,
despojando al submarino de su invisibilidad y
haciéndole vulnerable.
Sin embargo, pasarían algunos años antes de que
esto fuera algo normal.
132
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Orígenes
a Segunda Guerra Mundial, el conflicto más
amplio y destructivo de la historia de la
humanidad, causó más de 40 millones de muertos y
un número similar de heridos y desplazados.
Tres fueron las causas principales de la guerra:
los contenciosos territoriales y nacionales
planteados tras la paz de Versalles, las
consecuencias de la crisis económica mundial
iniciada en 1929 y el surgimiento de regímenes
totalitarios y agresivos durante la década de los
treinta, sobre todo en Italia, Alemania y Japón,
países que, desde 1936 habían establecido lazos de
amistad (Eje Roma-Berlín, pacto Antikomintern).
Las crecientes exigencias del régimen nazi,
interesado en la recuperación de los antiguos
territorios alemanes, aumentaron la tensión
internacional.
Tras la devolución del Sarre (1933), Hitler
remilitarizó Renania, se anexionó Austria (1938) y
reclamó la región checoslovaca de los Sudetes,
habitada por alemanes. En la conferencia de Múnich
(septiembre de 1938), Gran Bretaña y Francia
transigieron con las exigencias alemanas, pero la
invasión de Checoslovaquia (marzo de 1939)
convenció a las potencias europeas de la necesidad
de intervenir. Mientras, el dictador ganaba tiempo
tras la firma del pacto de no agresión germano-
soviético (23 de agosto). El 1 de septiembre ordenó
la invasión de Polonia; dos días después, Gran
Bretaña y Francia declaraban la guerra a Alemania.
L
133
La primera fase de la guerra
Alemania emprendió una ―guerra relámpago‖,
que combinaba la rápida y devastadora acción de la
aviación y los carros de combate con la ocupación
de las fuerzas de infantería. Varsovia capituló el 22
de septiembre, y los soviéticos se repartieron el país
con los alemanes. Hitler ofreció la paz a Francia y
Gran Bretaña, al tiempo que aceleraba los
preparativos para una guerra de grandes
proporciones. En abril de 1940 invadió Noruega,
donde instaló un gobierno pronazi, y Dinamarca.
Paralelamente, el 10 de mayo inició la ofensiva en
Europa occidental, ocupando los Países Bajos y
Bélgica.
El rápido avance alemán separó a las fuerzas
Aliadas, aunque la mayor parte del Cuerpo
Expedicionario británico pudo reembarcar, junto
con algunas fuerzas francesas, en Dunkerque. París
cayó el 14 de junio, y cinco días después los
alemanes habían ocupado gran parte del país,
mientras Italia entraba en la guerra al lado de
Alemania. El 22 de junio se firmaba el armisticio
francoalemán, que dejaba en manos germanas la
fachada atlántica y el norte del país, mientras que en
el sur y sudoeste se formaba un gobierno
colaboracionista, dirigido desde Vichy por el
mariscal Pétain.
Desde Londres, el general De Gaulle exhortó a
los franceses a continuar la resistencia junto a Gran
Bretaña. El nuevo gobierno británico de Winston
Churchill continuó la lucha. Su situación insular y la
superioridad de su flota le brindaban una protección
que Hitler trató de vencer con la lucha submarina e
intensas operaciones de bombardeo aéreo.
Pero el país resistió, defendido por el esfuerzo de
la RAF (Reales Fuerzas Aéreas), y el proyectado
desembarco alemán tuvo que posponerse una y otra
vez. Estancado el conflicto en el Atlántico, Hitler
decidió ampliar el escenario de la contienda. En los
Balcanes, tras aliarse con Hungría, Rumania y
Bulgaria, inició una campaña que en dos meses
(abril-mayo de 1941), le otorgó el dominio de
Yugoslavia y Grecia.
En el norte de África, el envío del Afrika Korps,
en auxilio de los italianos, al mando de Rommel
(febrero de 1941), permitió a las fuerzas del Eje
restablecer sus líneas. El 22 de junio de 1941, Hitler
inició la invasión de la URSS: la ―operación
Barbarroja‖. Esta nueva campaña relámpago avanzó
rápidamente en un frente de 3.000 km, y en menos
de un mes llegó a la línea Stalin, que defendía
Moscú. Las conquistas fueron espectaculares hasta
octubre, pero el avance germano resultó frenado por
la resistencia rusa a las puertas de la capital, y el
invierno detuvo la ofensiva.
La guerra en el Pacífico
y los últimos avances del Eje
Japón, que había iniciado su expansión en Asia
en 1937, conquistando gran parte de China,
aprovechó la derrota francesa para iniciar su
penetración en el sudeste asiático por Indochina, al
tiempo que estrechaba sus relaciones con el Eje
(Pacto Tripartito).
El 7 de diciembre de 1941 atacó por sorpresa la
base naval norteamericana de Pearl Harbor. En
Hawai; la ofensiva significó la inmediata entrada de
Estados Unidos en la guerra contra las potencias del
Eje. Japón penetró con extraordinaria rapidez en el
sudeste asiático; el desembarco en Guadalcanal
(agosto de 1942) inició la reacción americana.
Durante esta primera etapa de 1942 se produjeron
los últimos avances alemanes.
A los éxitos de la guerra submarina se sumaron
134
las victorias de Rommel en África y el avance en el
sur de Rusia, que condujo a los germanos hasta el
Cáucaso y Stalingrado (septiembre); no obstante, en
este punto fueron de nuevo contenidos por los
soviéticos, que forzaron la capitulación del VI
ejército alemán en febrero de 1943.
Los Aliados toman la iniciativa
En noviembre de 1942, las tropas aliadas
desembarcaron en Marruecos y Argelia. Rommel se
retiró de Egipto y resistió desesperadamente en
Tunicia hasta mayo del año siguiente. Tras difíciles
negociaciones, De Gaulle llegó a un acuerdo
con el gobierno francés de Vichy y formó un
Comité de Liberación Nacional, mientras los
alemanes ocupaban todo el territorio francés.
El sur de Europa quedaba expuesto a los
Aliados: el 10 de julio, tras desembarcar en Sicilia,
pasaron al sur de Italia, provocando la caída de
Mussolini.
El gobierno de Badoglio firmó un armisticio,
pero los alemanes ocuparon el norte y centro de la
península, e instalaron a Mussolini al frente de un
gobierno títere (República de Saló).
A partir de la toma de Nápoles, el avance aliado
se vio frenado: Roma no cayó hasta junio de 1944, y
el norte de la península resistió hasta el final de la
guerra. Por otro lado, en la URSS, la ofensiva
soviética de 1943 logró la retirada alemana del
Cáucaso y Crimea, y alejó al enemigo de
Leningrado y Moscú.
En la conferencia de Teherán (28 de noviembre-
2 de diciembre) Churchill, Roosevelt y Stalin
decidieron abrir un nuevo frente europeo contra
Alemania. El avance soviético a comienzos de 1944
liberó los Estados Bálticos, Bielorrusia y Ucrania.
Los alemanes lograron resistir en Prusia Oriental y
aplastar la insurrección de Varsovia, al mismo
tiempo que Rumania, Bulgaria y Hungría
capitulaban ante el Ejército Rojo. Mientras, los
partisanos de Tito liberaban Yugoslavia y los
británicos desembarcaban en Grecia.
Tras lograr limitar las acciones de los
submarinos alemanes en el Atlántico, los aliados
decidieron realizar un desembarco masivo en las
playas de Normandía (6 de junio de 1944).
En 31 de julio se rompió el frente alemán en
Bretaña, y el 24 de agosto se liberó París, donde se
instaló el gobierno provisional de la República
Francesa, presidido por De Gaulle. La encarnizada
resistencia alemana en los Países Bajos y la frontera
belga estancó el frente a la izquierda del Rhin.
En el Pacífico, a pesar de que los japoneses
mantenían el control del sudeste asiático, las
ofensivas de MacArthur y Nimitz convergían sobre
las Filipinas, territorio que fue controlado
definitivamente en febrero de 1945.
135
El final de la guerra
Los bombardeos aliados sobre las instalaciones
militares germanas abortaron los últimos intentos
alemanes de dar la vuelta a la situación. Mientras las
tropas del Eje se batían contra los soviéticos en
Hungría, en Occidente su contraofensiva desde
Bélgica (diciembre de 1944) hundió el frente aliado.
No obstante, la situación quedó restablecida en
enero de 1945, al tiempo que los soviéticos
liberaban Polonia.
En la conferencia de Yalta (febrero de 1945),
Churchill, Roosevelt y Stalin discutieron la
estrategia contra Alemania y los arreglos
posbélicos. En febrero, la acción combinada de la
aviación y las fuerzas terrestres permitió emprender
la ofensiva final; las tropas occidentales cruzaron el
río Rhin, mientras los soviéticos atravesaban el
Oder. A fines de abril, el general estadounidense
Patton llegaba al río Elba. Hitler, cercado por el
soviético Zhukov, que entró en Berlín el 2 de mayo,
se suicidó. El mariscal Jodl tuvo que firmar la
rendición incondicional (Reims, Francia, el 7 de
mayo). En la conferencia de los aliados en
Potsdam, celebrada en julio de 1945, Truman
anunció su decisión de emplear la bomba atómica.
El 6 de agosto se lanzó la primera sobre Hiroshima;
el 9, una nueva bomba atómica caía sobre Nagasaki.
Japón se rindió el día 16.
Consecuencias
Esta devastadora guerra, que implicó a 70 países,
provocó ingentes pérdidas económicas. La creación
de la Organización de las Naciones Unidas (1945)
aspiró a cumplir el papel que la Sociedad de
Naciones no había sido capaz de desempeñar como
defensora de la paz mundial y los derechos
humanos.
Los acuerdos de paz de París (1947) modificaron
significativamente las fronteras, y Estados Unidos y
la URSS se configuraron claramente como las
máximas potencias mundiales, pronto enfrentadas
en la que se llamaría ―guerra fría‖.
136
LA LUCHA POR EL “MARE NOSTRUM”
n la hipótesis de que Italia fuese un
beligerante activo, los Aliados
anglofranceses acordaron que las fuerzas navales
británicas asumieran la responsabilidad por la mitad
oriental de la cuenca mediterránea en tanto que las
fuerzas navales de Francia se encargaban de
asegurar la mitad occidental. Al estallar la guerra,
los británicos poseían una poderosa flota
mediterránea. Además de su gran base de
Alejandría, contaban con las complementarias de
Malta y Gibraltar.
Los franceses tenían en el Mediterráneo tres
acorazados, once cruceros, 33 destructores y 40
submarinos.
Tanto para los Aliados como para el Eje, la
batalla por el Mediterráneo fue desde su inicio una
lucha para abastecer a sus propias fuerzas, y para
impedir el aprovisionamiento del enemigo. Para
abastecer y reforzar sus ejércitos en África, el Eje
estableció una red de rutas de convoyes entre
puertos italianos y del norte de África. Los
convoyes aliados entraban en el Mediterráneo a
través del estrecho de Gibraltar en el oeste y del
canal de Suez en el este; respaldaban a las fuerzas
británicas con base en Egipto y aprovisionaban a la
diminuta isla de Malta, un vital puesto destacado al
sur de Sicilia.
Se comprendía perfectamente porqué la primera
reacción de Mussolini fue declarar a Italia territorio
neutral, a pesar de sus ambiciones imperialistas y su
tratado de alianza con Hitler. Aproximadamente el
80 por ciento de los artículos importados por Italia
le llegaban por mar, y los británicos, controlando las
dos entradas del Mediterráneo, en Gibraltar y el
Canal de Suez, se moverían automáticamente para
cortar esas importaciones en caso de guerra.
Además, excepto en el caso de Italia y la Libia
italiana (territorio en el norte de África), todos los
países del Mediterráneo eran Aliados o neutrales, y
parecía muy probable que fueran a seguir así.
E
CAPÍTULO II (Teatro de Operaciones del Mediterráneo)
137
Los italianos tenían una Marina grande y
poderosa, pero las flotas combinadas de Gran
Bretaña y Francia en el Mediterráneo la superaban
ampliamente.
No obstante, el equilibrio de poder empezó a
cambiar antes de que se disparara un solo cañonazo
en el Mediterráneo.
Entre marzo y junio de 1940, el ejército alemán
entró en Dinamarca, Noruega, Países Bajos,
Luxemburgo, Bélgica y Francia. El almirante
Cunningham, al mando de las Fuerzas Navales
británicas en el Mediterráneo se vió obligado a
prestar varios de sus barcos importantes -incluyendo
su propio buque insignia, el acorazado Warspite-
para combatir en la batalla del Atlántico. Para
potenciar la reducida fortaleza de Cunningham, los
franceses enviaron una escuadra de buques de
guerra a Alejandría, el principal puerto de Egipto,
compuesta del acorazado Lorraine, tres cruceros
pesados, uno ligero, tres destructores y seis
submarinos.
Los ingleses también asumieron una mayor
responsabilidad en el Mediterráneo occidental, con
la ayuda -desde su base en Gibraltar- de la Fuerza
H, que era una Escuadra británica que operaba tanto
en el Atlántico como en el Mediterráneo.
Cunningham creía que era solamente cuestión de
tiempo antes de que los éxitos alemanes en el norte
tentasen a los italianos para lanzarse a compartir los
despojos de las victorias alemanas. Desde la
invasión de Etiopía en 1935, la Armada italiana
había estado operando casi en pie de guerra. Cuando
los italianos se apoderaron de Albania en Abril de
1939, tomando desprevenidos a los británicos, éstos
concentraron apresuradamente su flota mediterránea
en Alejandría.
El 10 de junio de 1940, Mussolini dio el paso
decisivo y declaró la guerra a Gran Bretaña y
Francia. Ya se había previsto que la guerra afectaría
de nuevo a las fuentes primigenias de la civilización
occidental, con sus rutas comerciales históricas y
todavía cruciales. Ninguno de los bandos podía
mantener segura Europa en tanto en cuanto el flanco
meridional del continente estuviera expuesto al
ataque desde el Mediterráneo.
El histórico mar era una de las principales
arterias de la comunicación mundial, y el simple
hecho de la declaración de guerra de Italia lo cerró a
todo el tráfico, menos a los convoyes aliados más
urgentes, obligando a la mayoría de los barcos a
tomar la ruta más segura -pero de más de 19.000
kilómetros- alrededor del continente africano.
138
Los convoyes del Eje procedentes de Italia
tenían que aprovisionar y reforzar sus ejércitos en el
Norte de África. Para Gran Bretaña, cuyo Imperio
dependía del acceso a países ribereños del
Mediterráneo y de allende este mar, especialmente
de Oriente Medio, muy rico en petróleo, el
Mediterráneo era un teatro de operaciones de gran
importancia.
La victoria en el Mediterráneo no daría el triunfo
en la guerra, pero posibilitaría el desembarco de los
ejércitos de tierra, necesarios para vencer.
La larga y estrecha configuración del
Mediterráneo (Europa y África distan unos 1.350
kilómetros, en su parte más ancha) creaba un tipo
especial de combate, en el que los barcos
frecuentemente eran atacados por aeronaves con
base en tierra en lugar de luchar con barcos
enemigos.
Los alemanes y posteriormente los británicos y
los estadounidenses perfeccionaron el arte del
bombardeo en picado a un barco en movimiento. El
nacimiento del bombardero en picado señaló el
declive del acorazado como principal arma naval, y
fue en el Mediterráneo donde por primera vez los
acorazados fueron atacados por porta-aeronaves. La
guerra del Mediterráneo también confirmó la
enorme eficacia del bombardero torpedero a baja
altura: en un único y devastador ataque un puñado
de estos aviones afectaron fuertemente a la flota
italiana y crearon una pauta que siguieron un año
después los japoneses al atacar la flota
estadounidense en Pearl Harbor.
Fué un excelente campo de prueba para armas de
reciente desarrollo: radares, lanchas torpederas, y
torpedos con dispositivos magnéticos de
detonación; vió desembarcar en Sicilia la mayor
fuerza de asalto de la historia, que superaba en dos
divisiones a la que desembarcó en Normandía.
Y para no ser menos, en la guerra del
Mediterráneo se enfrentaron muchos de los mandos
más capacitados de la guerra.
La “Roca”
Los Aliados, agobiados por la fuerzas del Eje,
tuvieron mucho que agradecer a la fortaleza
británica de Gibraltar, un promontorio rocoso que se
levanta en la costa meridional española.
Tomado por los británicos como botín de guerra
en 1713, Gibraltar no tiene más que cinco
kilómetros de largo y 1.200 metros de ancho,
aunque resultó ser una posición avanzada clave en
el teatro de operaciones del Mediterráneo.
139
Una recia formación de piedra caliza de unos
425 metros de altura, el Peñón, daba a los británicos
el control del vital estrecho de 22 kilómetros de
anchura que une el Atlántico con el Mediterráneo.
Barcos, aviones y cañones de Gibraltar protegían
los convoyes con destino a Malta y Oriente Medio,
mantenían a la marina de superficie alemana fuera
del Mediterráneo, embotellando a los buques de
guerra italianos dentro de él.
Desde 1939 los ingleses habían estado
trabajando sin parar para redoblar las defensas del
Peñón, creando una fortaleza subterránea con
cientos de cañones, depósitos para más de 72
millones de litros de agua potable y suficientes
suministros para resistir un año de asedio.
Los alemanes eran muy conscientes del valor
estratégico de Gibraltar. Poco después de que la
Wehrmacht tomara Francia en junio de 1940, Hitler
aprobó un asalto del Peñón a través de España y las
tropas de ataque alemanas empezaron a ensayar
para el ataque. Este ataque nunca llegó a producirse,
porque España negó el paso a las tropas del Eje. Los
cañones de Gibraltar continuaron controlando el
estrecho y protegiendo el puerto y el campo de
aviación construido en el istmo llano entre el Peñón
y España. Ese campo de aviación fue adquiriendo
gran importancia a medida que se fue desarrollando
la contienda.
En 1942, cuando maduraron los planes de los
Aliados para la Operación Antorcha - la invasión
del norte de África - el alto mando británico se dio
cuenta de que Gibraltar era el único punto en el
Mediterráneo occidental desde el que aviones con
base en tierra podían dar cobertura a la flota de
asalto que se dirigiría a Marruecos y Túnez.
En ocho meses de trabajo de construcción a toda
velocidad, se amplió 385 metros la pista del campo
de aviación para recibir a los mayores bombarderos
aliados. Cuando empezó la operación Antorcha
(Torch), el Peñón estaba preparado. Esa invasión
fue el principio del fin del poderío del Eje en el
Mediterráneo
140
Suez
Los Aliados, para evitar las numerosas pérdidas
entre los convoyes, forzaron a tomar una ruta
alternativa más lenta pero segura para llegar a
Oriente Medio: el trayecto de más de 19.000
kilómetros alrededor del continente africano, hasta
el Mar Rojo y a través del Canal de Suez.
El canal de 160 kilómetros de longitud -colosal
obra de ingeniería del francés Ferdinand de Lesseps
-que se abrió en 1869, era la vital vía de acceso al
Mediterráneo oriental y las tierras de más allá; si la
puerta quedara cerrada, las fuerzas británicas en
Egipto podrían perder toda su operatividad por falta
de suministros.
La importancia del canal no pasó desapercibida
para el Eje. El 30 de enero de 1941, aviones de la
Luftwaffe con base en Rodas atacaron Suez en
formación cerrada, sobrevolándolo a la altura de los
árboles para lanzar minas magnéticas en el estrecho
y poco profundo canal. Las minas pronto alcanzaron
a varios barcos, cuyos cascos atascaron el canal
durante varios días. Los británicos podían retirar
muy pocos aviones de los diferentes frentes de
batalla para interceptar a los incursores alemanes, de
manera que respondieron con las fuerzas que tenían.
Las tropas británicas, indias y egipcias se
apostaron a lo largo de todo el canal para lanzar
fuego concentrado de armas portátiles contra las
aeronaves intrusas v los centinelas apostados a lo
largo de las orillas detectaban y registraban la caída
de minas.
En el ínterin, las instalaciones portuarias del Mar
Rojo se ampliaron de manera que se pudiera
transbordar más cargamento a medios de transporte
por carretera y ferrocarril hasta Alejandría, evitando
el cuello de botella de Suez.
Con el tiempo, el canal quedó libre para su uso
por los Aliados, ya que los alemanes tropezaron con
graves dificultades en otros sitios.
Hitler gradualmente retiró del Mediterráneo
muchas escuadrillas de la Luftwaffe para apoyar la
―Operación Barbarroja‖, su invasión de la Unión
Soviética.
Los restantes aviones de guerra alemanes se
dedicaron a otros cometidos más acuciantes: atacar
la flota británica del Mediterráneo y prestar apoyo a
su ejército destacado en los territorios
norteafricanos, el Afrika Korps.
El canal de Suez volvió a ser un claro embudo a
través del cuál, barcos, hombres y suministros
aliados entraban en el Mediterráneo.
141
Mers-el –Kebir
Durante quince días, contados desde el inicio de
la guerra, los franceses cooperaron en la guerra
contra Italia, hasta su rendición a los alemanes.
Entonces la preocupación de los británicos acerca
de la flota francesa se agudizó.
En escasamente un mes la situación británica en
el Mediterráneo pasó de aplastante superioridad a la
de inferioridad casi irremediable. En vez de
disponer de dos fuerzas vigilando a un no
beligerante, ahora el Reino Unido debía cuidar de
todo aquel mar interior con una Italia hostil y la
gran posibilidad de que la poderosa armada francesa
fuese utilizada en contra. En consecuencia, el
Gabinete de Guerra ordenó actuar a sus
comandantes en el Mediterráneo.
Pocos episodios de la guerra fueron más
patéticos que la confrontación entre antiguos
aliados, que se inició la mañana del 3 de julio de
1940, cuando una fuerza de barcos británicos
apareció frente a la base de Mers-el-Kebir en
Argelia, donde estaba anclada una flota francesa.
Francia se había rendido ocho días antes, pero la
poderosa Marina francesa estaba todavía en libertad,
dispersa desde Egipto a Martinica, en el Caribe.
En previsión de tener que asumir la
responsabilidad en el Mediterráneo Occidental, el
Almirantazgo había ya reunido una fuerza en
Gibraltar, llamada fuerza H, incluyendo los
acorazados Valiant y Rervolution, el crucero de
combate Hood, el portaaviones Ark Royal, dos
cruceros y once destructores.
La presencia de los buques de guerra británicos
sorprendió a los marinos franceses ¿Atacarían
realmente los británicos? Muchos oficiales
pensaban que las posibilidades eran poco
imaginables.
El vicealmirante inglés Sir James F. Somerville,
recibió instrucciones de presentar al destacamento
francés en Mers-el-Kebir, en la rada de Orán
(Argelia), las siguientes proposiciones:
a) Operar con nosotros y seguir luchando por
la victoria contra los alemanes y los italianos.
b) Navegar con tripulaciones reducidas bajo
nuestro control hasta un puerto británico…
c) Alternativamente, si usted se siente
obligado a estipular que sus barcos no sean
utilizados contra alemanes o los italianos porque
esto pudiese romper al armisticio, navegue con
nosotros con tripulaciones reducidas hacia algún
puerto francés en las Indias Occidentales-la
Martinica, por ejemplo-, donde puedan ser
desmilitarizados a satisfacción nuestra, o tal vez
encargados a los Estados Unidos de América y
permanecer a salvo hasta el fin de la guerra, siendo
repatriadas las tripulaciones.
―Si usted rechaza estas equitativas ofertas, debo
requerirle con profundo sentimiento para que hunda
sus barcos dentro de seis horas.
Finalmente, si nada de lo expuesto da resultado,
tengo órdenes del Gobierno de Su Majestad para
emplear la fuerza que sea necesaria para evitar que
sus barcos caigan en manos de los alemanes o de los
italianos‖.
El francés encontró imposible el aceptar un
ultimátum bajo la amenaza de los cañones ingleses.
Decidido a combatir la fuerza con la fuerza, ordenó
que sus barcos dieran presión a las calderas y se
prepararan para la acción, pero los barcos franceses
necesitaron seis horas para alcanzar la presión
suficiente.
Escasamente diez minutos después de que se
iniciara, los británicos dieron por finalizado el
bombardeo, en el que sólo emplearon un total de
treinta y seis granadas de 380 mm. Con gran valor,
los franceses intentaron devolver el fuego, pero
rápidamente quedaron incapacitados para el
combate.
La batalla había terminado. Las penalidades, no
obstante, continuaron. Los tripulantes que se las
habían arreglado para abandonar los barcos,
lucharon por permanecer a flote y alcanzar la costa
en un agua de mar cubierta de hediondo
combustible. Muchos de ellos, luchando por
respirar, tragaron combustible y murieron cuando
les llegó a los pulmones. Muchos se hundieron
cuando sus brazos, impregnados en combustible se
142
resbalaban de las manos de sus posibles
rescatadores.
El acorazado Strasbourg, se las arregló para
abandonar su punto de amarre mientras las granadas
explotaban en su camino. Oculto de los ojos de los
británicos por la densa cortina de humo negro que
cubría el puerto, el Strasbourg navegó a 15 nudos
hacia la entrada del mismo, evitando las minas que
habían sembrado anteriormente los británicos. Junto
con cinco destructores franceses, salió a mar abierto
y huyó al este.
El almirante Somerville al darse cuenta de que el
Strasbourg había escapado, ordenó a los aviones del
portaaeronaves Ark Royal que le persiguieran. Dos
escuadrillas de torpederos localizaron al barco
francés pero no le causaron ningún daño, y el
acorazado llegó a refugiarse en la seguridad del
puerto de Tolón en la Francia no ocupada.
Alejandría
En Alejandría, se había ordenado también al
Almirante Cunningham, Jefe de la Flota británica
del Mediterráneo que presentara el mismo
ultimátum a su amigo, el Almirante al mando de la
Escuadra francesa, refugiada en el puerto.
El inglés presentó tres opciones: la primera,
integrar los barcos franceses en la flota británica
para ―continuar luchando contra el enemigo junto
con la Marina británica‖.
143
Para el francés, la primera era inaceptable, pues
no quería que su gobierno condenara a sus
marineros por desertores o traidores; además, si lo
hacía, los alemanes podrían ocupar también el Sur
de Francia, como medida de castigo.
La segunda, que los franceses inmovilizaran sus
barcos y los británicos asumirían la responsabilidad
del sueldo y aprovisionamiento de las tripulaciones
francesas.
La tercera era que los franceses sacaran sus
barcos al mar y los hundieran. El francés pidió
tiempo para tomar una decisión. Pasadas unas horas
respondió aceptando la tercera opción; saldría a la
mar y hundirían la Escuadra, pero necesitaría por lo
menos cuarenta y ocho horas para preparar la
operación.
A pesar de las órdenes del Almirantazgo de
desarmar a la escuadra francesa antes de finalizar el
día, que coincidía con el plazo dado a los otros
barcos franceses en su base de Mers-el-Kebir, a
3.200 Km. al oeste, Cunningham aceptó el retraso
de cuarenta y ocho horas, pues no había duda de que
los franceses necesitarían más tiempo para preparar
el hundimiento de sus barcos, que las horas que
restaban, y le dejó claro al almirante francés, que
estaba desafiando las órdenes específicas de sus
superiores.
A las 5:30 p.m., petroleros franceses ya habían
empezado a extraer combustible de sus buques de
guerra, indicando con ello que el francés tenía
intenciones de cumplir con su palabra. En la tarde-
noche, el inglés recibió una comunicación del galo,
notificándole que se había enterado del ultimátum
de la Marina británica en Mers-el-Kebir y que su
Almirantazgo le había ordenado que sacara su
escuadra a mar abierto; si abandonaba el puerto, lo
haría con la intención de escapar y si la Marina
británica intentaba impedirlo, hundiría sus barcos
bajo los cañones británicos; eso sí, intentaría
hundirlos de tal manera que bloquearan el puerto lo
menos posible.
A primeras horas de la mañana del segundo día,
4 de julio, recibió el almirante inglés un urgente
mensaje del francés, quién, indignado, le
comunicaba que los británicos habían disparado
contra los barcos franceses en Mers-el Kebir y por
tanto, él intentaría salir a mar abierto, combatiendo
si fuera necesario. Se observó que ya estaba
saliendo vapor de los barcos franceses y sus cañones
se preparaban para la acción. Los británicos
respondieron colocándose a los costados de los
franceses, y submarinos y destructores recibieron
órdenes de salir del puerto y aprestarse a cañonear y
torpedear a cualquier buque francés que intentará
salir del mismo.
Cunningham intentó una última y desesperada
jugada. Quedaban unas pocas horas antes de que los
barcos franceses pudieran conseguir suficiente
presión de vapor en sus calderas.
El almirante inglés consideró que al inminente
adversario, su honor no le dejaba otra opción que
combatir y posiblemente, necesitaba una excusa
para no hacerlo.
El inglés preparó esa excusa, saltándose el
mando del francés y dirigiéndose a sus oficiales y
tripulantes, para incitarles a una rebelión pacífica.
Se preparó un mensaje en francés donde se
explicaba su desesperada situación y el sincero
deseo de no combatir contra ellos, y las generosas
condiciones que se les ofrecía, asegurándoles que
podrían aceptarlas sin menoscabo de su dignidad y
honor.
Se enviaron a todos los barcos tales mensajes
y se escribió en grandes pizarras sobre muchas
lanchas, que evolucionaron alrededor de los barcos
franceses.
Se observó, con inquietud, como todos los
capitanes franceses abordaban su buque insignia,
por lo visto, convocados por su Almirante. Al final
de la hora siguiente, el Almirante francés anunció
que se sometía a la fuerza ―aplastante‖ de la Marina
británica.La flota francesa en Alejandría se había
neutralizado y, posteriormente, combatiría del lado
de los Aliados.
La jugada del Primer Ministro, Churchill, había
dado resultado. Una gran parte de la Marina
francesa había quedado fuera, en un solo golpe, del
alcance del Eje.
144
OPERACIONES
Una Armada ciega
eneralmente la armada italiana pensaba en
una estrategia de guerra defensiva en el
Mediterráneo Oriental y Occidental, mientras que
en el Mediterráneo Central debía proteger a toda
costa la navegación entre Italia y sus ejércitos en
Libia. La doctrina naval italiana prescribía debilitar
las flotas aliadas con incursiones y por ataques de
submarinos y hombres ranas, mientras, se evitarían
encuentros con fuerzas superiores.
La flota británica del Mediterráneo libró sus
primeras escaramuzas con la flota italiana en
Calabria, la punta de la bota italiana.
Dispuestos en tres grupos, los británicos
pusieron en vanguardia a cinco cruceros ligeros,
seguidos por el acorazado Warspite, buque insignia,
escoltado por cinco destructores.
Unas cuantas millas a popa formaban línea el
viejo acorazado Malaya con su contemporáneo
Royal Sovereign y el portaaviones Eagle (con 19
aviones), escoltados por diez destructores más. Para
despistar, la fuerza H recorrió el Mediterráneo
Occidental.
La fuerza italiana, rumbo al noroeste hacia Italia,
después de escoltar un convoy a Bengazi, en ese
territorio, se componía de los acorazados Giulio
Cesare y Cavour, seis cruceros pesados, doce
cruceros ligeros y varios destructores, bajo el mando
del Comandante en Jefe de la flota italiana.
Los ingleses maniobraron para colocarse entre la
fuerza italiana y su base de Tarento. Por la tarde, los
cruceros ligeros británicos se encontraron con los
italianos. Superados en número y en alcance de
artillería, lucharon hasta que llegó a su recate el
Warspite. Poco después éste divisó a los dos
acorazados italianos y entabló combate a distancia.
A los primeros disparos el buque insignia italiano
Giulio Cesare recibió un impacto en la base de la
chimenea delantera.
G
145
El almirante italiano ordenó atacar los
destructores y se retiró tras una cortina de humo
rumbo a Mesina. El combate se generalizó y se hizo
más confuso a medidas que los británicos intentaban
cortar la retirada italiana, pero la velocidad superior
de éstos les permitió escapar. La acción de Calabria
pareció demostrar el acierto de la táctica agresiva
británica. Si bien los acorazados italianos montaban
baterías de cañones ligeramente menos pesados que
los británicos, tenían más de ellos y los dos
acorazados italianos hubiesen podido librar combate
al crucero insignia antes de que los dos acorazados
británicos, más lentos, hubiesen podido entrar
acción. La fuerza italiano era muy superior en
cruceros, pero el almirante italiano no aprovechó
sus ventajas; si bien los británicos tenían un
portaaviones dentro del radio de ataque, su papel
fue inefectivo.
Por otra parte, el ataque de la aviación italiana
basada en tierra, careció de coordinación, llegó
terminado el combate y entonces atacó a su propia
flota, confundiéndola con la británica, aunque
felizmente para los marinos italianos, no hicieron
ningún blanco.
El 18 de Julio de 1940 cuando navegaban dos
cruceros ligeros italianos al norte de Creta, los
vigías informan de cuatro destructores británicos
por la proa de estribor. Los italianos emprenden la
persecución, confiados en su gran velocidad, 37
nudos, y durante dos horas dispararon varias
andanadas; cuando lograron acercarse a una
distancia más efectiva, sintieron el impacto de
varios proyectiles cerca de la proa de babor. En el
horizonte se divisó un refuerzo británico: un crucero
acompañado de un destructor. Los cruceros
italianos, poco blindados, invirtieron el curso para
disponer de espacio para el tipo de maniobra de alta
velocidad.
Pero antes de poder alejarse, un proyectil del
crucero británico atravesó el casco de uno de los
ligeros cruceros italianos y explotó en el interior de
su sala de máquinas, dejándolo inmóvil. Pocos
minutos después, los destructores británicos se
acercaron, dispararon sus torpedos y mandaron al
italiano al fondo del mar. A esta acción se la
llamaría ―batalla de Cabo Spada‖.
Este encuentro, poco significativo en el contexto
de una ―batalla naval‖ reveló que la Armada italiana
era una Armada ciega, (la flota se había quedado sin
arma aérea: decisión de Mussolini de situar toda la
potencia aérea bajo el mando de la Fuerza Aérea).
Privadas de portaaviones –la propia península
italiana era un portaviones imposible de hundir –
según Mussolini, pero que, por supuesto era un
portaviones estático, la Armada dependía de la
Fuerza Aérea, tanto para realizar reconocimientos
de largo alcance como para tener cobertura aérea.
La Flota italiana era impresionante: 6 hermosos
acorazados, con dos más a punto de terminarse; 19
cruceros pesados y ligeros; 59 destructores, 67
torpederos y 115 submarinos, que en el momento
representaba el componente submarino más grande
que el de cualquier otra nación. En la Flota se había
sacrificado el peso del blindaje a favor de la
velocidad y la potencia de fuego, pero en teoría, eso
no representaba desventajas, pues se planificó que
se operase en mares cerrados, en incursiones por
sorpresa contra convoyes enemigos, golpeando con
fuerza y escapando a gran velocidad.
Pero tras las primeras y pocas acciones no volvió
a hacerse a la mar; los submarinos sólo disponían de
un alcance y potencia de fuego limitada, se
sumergían muy despacio y así una décima parte de
la Fuerza fue eliminada en las tres primeras semanas
de guerra.
La velocidad de los grandes barcos de superficie
quedó anulada por la falta de reconocimiento aéreo,
permitiendo que los británicos se acercaran sin ser
detectados y los machacaran, aprovechando su débil
blindaje.
Todo esto aumentado, pues estaban sin radar
mientras que los británicos estaban equipados con
él, siendo la primera Armada en estar dotada con tal
aparato detector; pero además, los italianos no
tenían ni idea de que se estaba empleando tal
invención contra ellos y así se mostraban extrañados
de que se pudieran detectar sus barcos en la noche
más oscura.
146
Tiempo atrás, los científicos italianos habían
empezado a experimentar con un equipo de
detección –localización de onda corta- pero la
política fascista desconfiaba de los resultados y se
les retiró el apoyo. Para colmo de los causales
comentados, se tenía una persistente escasez de
petróleo y repuestos, debido al cierre de Suez y
Gibraltar, sin que los mercantes italianos pudieran
conseguir tales mercancías de otros mercados; ésto
y la escasez de otras materias primas, necesarias
para poder librar una guerra, se le había advertido a
Mussolini.
Tarento
Bajo el manto de la oscuridad, el 11 de
noviembre de 1940, una docena de biplanos
torpederos partieron de la cubierta del portaaviones
británico Illustrious y se encaminaron a través del
mar Mediterráneo hacia Italia, a unos 275
kilómetros al noroeste.
Los frágiles aparatos se dirigían a atacar una
flota italiana anclada en el puerto de Tarento, una
fortaleza naval erizada de cañones antiaéreos; tal
Flota estaba compuesta por 6 acorazados y 3
cruceros, además de otras unidades menores tipo
destructor, submarino, etc.
El raid sería una dura prueba de la efectividad de
los portaaviones como armas navales; nunca antes
unos aviones con base en un ―cubierta plana‖ habían
atacado a una flota de buques de guerra.
Los 12 aviones de combate -seis armados con
torpedos, cuatro con bombas y dos con una carga
mixta de bombas más bengalas para iluminar los
blancos- se dividieron en dos al acercarse a Tarento,
con la esperanza de confundir a los artilleros
antiaéreos. Casi una hora después llegó una segunda
oleada de nueve aviones del Illustrious.
147
Desafiando el incesante fuego antiaéreo, los
―Swordfish‖ cayeron sobre el enemigo anclado e
inutilizaron a tres acorazados, un crucero y dos
destructores, la mitad de la fuerza de la escuadra
italiana en la base naval. Los atacantes sólo
perdieron dos de sus aviones.
Al día siguiente de este devastador ataque, el
resto de la flota italiana partió hacia el norte para
refugiarse en Nápoles, cediendo el Mediterráneo en
un momento temprano y crítico de la guerra a la
Marina Real británica. La valía de los portaaviones
no podía haber sido más convincentemente
demostrada.
Cabo Matapán.
En la primavera de 1941 los alemanes estaban
pidiendo a sus renuentes socios italianos que
atacaran a los convoyes británicos que se dirigían
con tropas a Grecia en auxilio de los griegos,
mientras los propios alemanes desviaban tropas en
auxilio de los italianos, que en su invasión a Grecia,
habían sido detenidos.
El Estado Mayor de la Marina italiana puso
reparos y argumentó que una acción de ese tipo
llevaría a sus barcos lejos de puerto, estando su flota
necesitada de combustible, y que aviones de
reconocimiento británico con base en Creta y
Alejandría podrían privarlos del elemento sorpresa;
ratificada la orden por Mussolini, se inició la acción
de una batalla en aguas del Cabo Matapán, en
Grecia, siendo este enfrentamiento el más parecido
a una batalla naval clásica durante toda la guerra en
el escenario del Mediterráneo.
El 27 de Marzo de 1941, Cunningham fue
alertado por su Servicio de Inteligencia de que la
flota italiana se estaba dirigiendo al Mar Egeo y
supuso que los italianos conocían la existencia del
convoy que estaba atravesando ese mar en dirección
a Grecia y que intentarían destruirlo. Su flota,
compuesta por 13 barcos, en que los que se incluían
el portaaeronaves Formidable, 3 acorazados y 9
destructores, navegó al encuentro de la italiana, al
amparo de la oscuridad.
Aunque no contaban con portaaeronaves, la flota
italiana a la que iban persiguiendo era poderosa, la
mayor que se hacía a la mar, con el moderno
acorazado Vittorio Veneto, 6 cruceros pesados, 2
ligeros y más de una docena de destructores.
Después de dos días de fugaces encuentros y de
ciertas imprecisiones por ambos mandos, la batalla
se decantó a favor de los británicos y con resultados
muy desproporcionados. Tres de los mayores
cruceros italianos y dos destructores se habían
hundido, con una pérdida estimada de unos 2.400
hombres. Los británicos perdieron un avión
torpedero y su tripulación compuesta por tres
hombres.
148
CUERPO DE ELITE ITALIANO.
l éxito más notable de un arma poco
anunciada pero devastadoramente eficaz de
la Marina italiana, fueron las unidades especiales de
asalto. A fin de cuentas, estas unidades hundirían o
dejarían fuera de servicio 86.000 toneladas de
buques de guerra aliados y 131.527 toneladas de
buques mercantes.
La más mortífera de esas unidades especiales de
la Marina italiana fue la X Flotilla Ligera, cuyos
equipos asaltantes de élite sembraron la devastación
en los puertos y rutas marítimas aliadas a lo largo y
ancho del Mediterráneo. La puntuación total de la
flotilla fue de 28 barcos hundidos o dañados. Esa
cifra incluía los acorazados ―Queen Elizabeth‖ y
―Valiant‖ y el crucero ―York‖, así como 111.527
toneladas de buques mercantes.
Las proezas de los equipos de asalto italianos
causaron consternación entre los británicos, y algo
de envidia. Cuando el Almirantazgo creó una
escuela para la formación de sus propias unidades
de asalto, los alumnos clavaron en las paredes
fotografías de la 10ª Flotilla que arrancaron de
varias revistas.
Producían estragos, atravesaban las defensas de
los puertos y atacaban antes de que el enemigo
supiera qué les había alcanzado. Los equipos
especiales de asalto obtuvieron su primer triunfo en
marzo de 1941, cuando seis pilotos atravesaron con
motoras cargadas de explosivos un campo de minas
y redes antipersonal hasta entrar en la bahía de
Suda, en Creta.
Cada hombre eligió su objetivo entre los barcos
británicos anclados en la bahía y atacaron,
obteniendo un impacto directo contra el acorazado
―York‖; otros tres pilotos también tuvieron éxito ese
día, hundiendo dos buques cisterna y un vapor. Seis
meses después y alentados por el golpe en la Bahía
de Suda, los italianos entraron con tres torpedos
biplaza en el puerto de Gibraltar, donde averiaron
dos cargueros y un petrolero de la Marina Real.
Las incursiones en la Bahía de Suda, Gibraltar y
después en Alejandría hicieron que los británicos
estuvieran nerviosamente alerta en todo momento
contra los ataques sorpresa. Pero eso no detuvo a las
unidades de asalto especiales; antes de que
finalizara la batalla por el control del Mediterráneo,
hundirían cerca de una veintena más de barcos.
Motonaves de turismo
Las unidades de asalto especiales italianas
utilizaban motoras convencionales, motoras de
asalto biplaza y lanchas más grandes que iban
equipadas con una gran variedad de armamento
ofensivo. En un ataque típico, varias lanchas se
dirigían a toda prisa hacia un convoy desde ambos
lados, disparando sus torpedos y luego retirándose a
toda velocidad. Esta maniobra podía repetirse hasta
que las motoras-E (especiales) hubieran agotado sus
torpedos o fueran repelidas. Frecuentemente la
táctica resultaba devastadora: en el ataque a un
convoy con destino a Malta en agosto de 1942, un
grupo de motoras-E hundió un crucero y cuatro
buques mercantes.
Eran también conocidas por ―barchini esplosivi‖
(barquitos explosivos). Naves ideadas para atacar a
los buques en alta mar y en movimiento. Su
velocidad era de 31 nudos y estaban armadas con
una carga explosiva de 330 kg. De ellas se derivaron
las versiones (reducida) y (lenta), también las
―Motoscafi Turismo Silurante‖ que con dos
tripulantes eran capaces de lanzar un torpedo que,
tras caer por la popa, iniciaba su marcha hacia el
blanco.
Las más espectaculares de las motoras
explosivas eran las diseñadas para misiones sin
retorno. Esta embarcación, gracias a un casco de
madera con quilla plana y una hélice-timón abatible,
pasaba sin dificultad las barreras portuarias,
momentos en el que su único tripulante la dirigía
hacia el objetivo a una velocidad de más de 30
nudos, lanzándose él, instantes después, al agua.
Sus 330 kg de carga bélica, situados en la proa
podían deflagrar de dos formas; por choque directo
contra el casco o por presión hidrostática. En este
último caso la carga se hundía una vez producido el
E
149
impacto y al estallar a una determinada profundidad
abría un boquete por debajo de la línea de flotación
del navío atacado. Actuaron en la bahía de Suda y
en Malta.
También existieron submarinos de bolsillo, uno
de los cuales, el Clase A, contaba con tres
tripulantes y escasa autonomía, mientras que el otro,
Clase B, gozaba de un mayor radio de acción y
embarcaba a cuatro hombres.
El repertorio lo completaban armas como la
Cimice (chinche) artefacto metálico de reducidas
dimensiones que contenía tres kilogramos de
explosivos y que el buceador colocaba en la quilla
del buque a destruir mediante una espoleta regulable
de tiempo. Otro medio parecido, aunque más
potente, el Bauletto (baulito) contenía una carga de
cuatro kilogramos y medio que estallaba cuando el
buque así minado, ya en mar abierto, alcanzaba una
velocidad superior a los cinco nudos. Estos dos
ingenios se crearon exprofeso para los ―Nuotatori
d´Assalto‖ (nadadores de asalto) o ―Gamma‖, grupo
especial constituido en la X MAS.
“Maiali” (cerdos)
Eran unos torpedos modificados, de marcha
lenta, de 533 mm de diámetro y 6,70 m de longitud,
provistos de un motor que permitía alcanzar una
velocidad máxima de 2,5 km/h con una autonomía
de unos 20 km. Pilotado por dos buceadores
situados a horcajadas sobre él, podía llegar hasta las
inmediaciones de la nave enemiga navegan do en
inmersión, para colocar en su quilla la carga
explosiva de 300 km con que iba dotado en su
cabeza. Posteriormente, los tripulantes, tenían la
posibilidad –aunque remota- de escapar del lugar,
aprovechando la sección motriz del torpedo.
Se emplearon en Gibraltar, Malta, Argel y
Alejandría. A la velocidad máxima de los torpedos,
los hombres rana atravesaban las defensas del
puerto solamente con la cabeza por encima del
agua. Incluso por la noche, al amparo de la
oscuridad, podían seleccionar fácilmente un barco
para su destrucción.
Una vez en posición bajo el barco enemigo, los
hombres rana soltaban cuidadosamente la carga
explosiva del torpedo, la sujetaban cautelosamente
al casco del barco y ponían en marcha el
temporizador.
Caballo de Troya
Para un saboteador del Eje, los buques de guerra
británicos anclados en el puerto de Gibraltar y los
convoyes Aliados que periódicamente abarrotaban
su fondeadero eran una tentación irresistible.
Aunque también era extremadamente difícil llegar
hasta ellos: el Peñón rebosaba cañones por doquier;
reflectores y lanchas patrulleras recorrían
continuamente el puerto, y las cargas de
profundidad se hacían estallar cuando se sospechaba
la presencia de cualquier intruso. Sin embargo, los
comandos submarinos italianos atacaron decidida
y frecuentemente los barcos atracados en Gibraltar,
150
desde guaridas habilitadas debajo de las mismísimas
narices de sus defensores.
En los inicios de la guerra los incursores
operaban desde una villa en la costa española a algo
más de tres kilómetros de Gibraltar, atravesando la
bahía a nado para adosar explosivos en los barcos
aliados. Pero las dificultades que estos hombres rana
tenían para eludir a las patrullas costeras españolas
después de las misiones, llevó a los italianos a
utilizar lo que un oficial del servicio de información
británico denominó un ―Caballo de Troya flotante‖:
el ―Olterra‖ de 4.995 toneladas, un maltrecho buque
mercante italiano anclado al otro lado de la bahía de
Gibraltar.
Los italianos sustituyeron a la mayoría de la
tripulación del ―Olterra‖ por buzos y técnicos de la
Marina, que construyeron un taller secreto en la
bodega de carga del barco.
Contenía todo lo necesario para montar y reparar
torpedos biplaza y mantenerlos cargados con
explosivos; a casi dos metros por debajo de la línea
de flotación de la nave se abría una puerta para que
los hombres rana y sus torpedos pudieran salir sin
ser detectados. Los torpedos se introducían en
España camuflados como tubos de caldera.
Los primeros ataques desde ese mercante contra
los buques de guerra anclados en el puerto interior
de Gibraltar resultaron costosos para los incursores:
cinco de los seis hombres ranas enviados no
regresaron, y no se causó ningún daño a los barcos.
Pero cuando los italianos se fijaron en los mercantes
anclados en la rada menos protegida, encontraron
blancos fáciles. En total, los hombres rana
hundieron o dañaron más de 42.000 toneladas de
barcos Aliados en Gibraltar y los británicos nunca
descubrieron de dónde venían o por dónde se iban.
151
152
Un caballeroso oficial naval
La tarde del 18 de Diciembre de 1941 un
submarino italiano salió a la superficie para
recibir por radio el último informe de sus servicios
de inteligencia, desde Atenas; el informe era
prometedor: el puerto de Alejandría estaba lleno de
barcos, incluyendo dos grandes acorazados.
El capitán de fragata Luigi Durant de la Penne y
cinco hombres más se prepararon para iniciar la
operación.
El capitán y un buceador irían a por el acorazado
―Valiant‖. Un teniente y un cabo, igualmente a por
el acorazado ―Queen Elizabeth‖. La tercera pareja,
otro teniente y otro buceador, recibieron la orden de
buscar un portaaeronaves; si no había ninguno,
debían seleccionar un petrolero, ya que su torpedo
estaba armado con explosivos incendiarios
adicionales para prender el combustible del
petrolero cuando se esparciera por el agua, lo que
convertiría la superficie de las aguas del puerto en
una cortina de fuego.
A la velocidad máxima de los torpedos, de tan
solo 2.5 nudos, los comandos sentados a horcajadas
sobre el ingenio metálico, atravesaban las defensas
del puerto solamente con la cabeza por encima del
agua. De la Penne finalmente divisó su objetivo, el
acorazado ―Valiant‖ de 31.000 toneladas. En la
oscuridad y a tientas lograron llegar al casco del
barco y en un momento dado el compañero cayó del
torpedo y desapareció. El capitán, después de 20
minutos de estar dando vueltas alrededor del
acorazado, agotado, sin buzo que le ayudara, no
podía soltar la bomba y sujetarla a la quilla del
barco. Colocó el torpedo y su bomba en el lodo,
directamente bajo el casco y puso en marcha el
temporizador. La nave torpedo estallaría con la
bomba; tendría que escapar sin ella.
Al subir a toda prisa a la superficie y jadeando
por el esfuerzo, el ruido le delató. Las balas de una
ráfaga de ametralladora impactaron en el agua a su
alrededor; divisó una boya y nadó hacía ella. Su
compañero estaba agarrado a la misma y le dijo que
se había caído del torpedo y que había intentado
ocultarse detrás de la boya en lugar de nadar, para
no llamar la atención.
Se rindieron y los británicos los apresaron, el
capitán miró su reloj. Eran las 3:30 de la madrugada
y la bomba explotaría a las 6:20. Se identificaron a
sus captores y se negaron a decir nada más, siendo
encerrados en la bodega. Cuando se acercaba la
hora de la explosión, de la Penne llamó a sus
guardias y pidió ver al capitán; llevado ante él, le
anunció que el barco volaría en pocos minutos. El
británico pidió más detalles, pero el italiano le
comunicó que no daría ninguno más. El capitán del
barco ordenó que le llevaran de vuelta a la bodega y
mientras esto ocurría, de la Penne podía oír como en
los altavoces del barco se daba la orden de
abandonarlo.
Cuando la puerta de la bodega acababa de
cerrarse tras él, se produjo una explosión sorda y el
acorazado se estremeció, se escoró y entraba humo
por debajo de la puerta. La pareja de italianos
comprobaron que la puerta no estaba cerrada con
llave y que no había ningún guardia.
Abriéndose paso en la humeante oscuridad
subieron al puente, avanzaron hacía la popa donde
todavía algunos oficiales del acorazado estaban
reunidos en la inclinada cubierta.
En aquel momento, el otro acorazado, el ―Queen
Elizabeth‖ pareció levantarse del agua al producirse
una tremenda explosión; una violenta erupción de
chatarra salió por su chimenea, el combustible se
desparramó por el aire y una parte salpicó la
cubierta donde el grupo de británicos y la pareja
italiana se encontraban.
También la tercera pareja había logrado
destrozar la popa de un petrolero y dañado a un
destructor que estaba atracado a su lado, pero los
explosivos incendiarios habían fallado y por eso el
puerto de Alejandría no se convirtió en una ardiente
caldera. Finalmente, los seis hombres ranas
quedaron prisioneros, pero su audaz asalto había
causado más daño a la Marina británica que toda la
flota italiana, pues los dos últimos acorazados
británicos en aquel teatro de operaciones, estarían
fuera de servicio durante meses.
153
LA CAMPAÑA AFRICANA.
l Mariscal Graziani, Jefe del Ejército
italiano de Libia, intenta, a instancias de
Mussolini, la conquista de Egipto, mientras en
Etiopía, los italianos, también por orden del Duce,
se enfrentaban, se suponía que fácilmente para ellos,
a los ingleses y sus colonias, que rodeaban a
Etiopía. También parecía fácil para Graziani, dada
la desproporción de fuerzas, su ataque a Egipto.
Wavel, Jefe inglés para todo el Medio Oriente, le
enfrenta con pocas fuerzas, pero la agilidad de los
ingleses-contra el casi estatismo italiano- y sus
grupos blindados (principalmente la 7ª División
Blindada, ―las ratas del desierto‖), consiguen parar a
los italianos en su pequeña penetración en la
frontera; contraatacan sin desear mayores metas, y
van derrotando a los italianos, de plaza en plaza,
(una incursión de 5 días, se había convertido en una
campaña de 2 meses); sin tener nunca más de dos
divisiones, habían aniquilado a 9 divisiones
italianas.
Los ingleses estaban listos con la 7ª D.B.-
mientras tuviera apoyo de aviación y con 2
operaciones anfibias que tenían planificadas-a llegar
hasta la frontera tunecina y apoderarse de toda
Libia, operando entre el desierto y el mar, en una
franja de 20 a 30 km, practicable para los carros de
combate. Pero, había orden de socorrer a Grecia, y
tuvieron que parar y consolidar su posición en
Bengasi.
Hitler envía a África, en auxilio de los italianos,
un Cuerpo Expedicionario compuesto alrededor de
la 15ª División Panzer (acorazada). El 12 de febrero
de 1941, el general alemán Rommel se presenta a su
jefe (Gariboldi-sucesor de Graziani) en Trípoli.
Podía, sin embargo, recurrir al cuartel general del
ejército alemán, si se comprometía la seguridad del
Cuerpo Expedicionario o el ―honor‖ de los ejércitos
alemanes.
Hizo su primera exploración. Con un batallón
blindado y el grupo de reconocimiento (lo único que
había llegado de la 15ª D. Panzer y ayudado por su
primera artimaña (automóviles Volkswagen
disfrazados), se lanza al ataque. Los ingleses se
repliegan sin presentar combate; Rommel
audazmente, aprovecha su penetración y toma
Bengasi y El Mekili.
Kesselring-entra en escena (sin mando en el
Grupo de Ejército África). Se mejora la balanza, al
lanzar con fuerza el poderío de los aviones de
combate alemanes destacados en Italia, más
submarinos alemanes pasados al Mediterráneo.
Empiezan a poder llegar los convoyes, abasteciendo
a Rommel. La aviación de Kesselring más tarde
acomete la tarea de conquistar Malta, pero sobre la
isla se encontraron con una red letal de fuego
antiaéreo, más el concurso de los cazas británicos;
así la batalla aérea por el control de Malta costó al
Eje 1.126 aviones alemanes e italianos. Rommel por
su parte y siguiendo su avance, conquista el
importante puerto de Tobruk.
Hitler asciende a Rommel a Feldmariscal y éste
decide proseguir hacia el Nilo. ¿No debería ponerse
en marcha antes el plan ―Hércules‖, la conquista de
Malta? Rommel presiona para que no se intente en
ese momento, pues según él, con los
abastecimientos de Tobruk llegará hasta el Nilo, y
de no conquistar o tardar demasiado la tal conquista
de Malta, equivalía a dar la oportunidad de
rehacerse a los británicos. Necesitaba refuerzos y en
todo caso, a la vez, atacar Malta para impedir el
corte posterior de abastecimientos. Sabía que los
USA reabastecerían a su aliado, cada vez más y
mejor.
De hecho, caído Tobruk, Roosevelt ofreció y
mandó 300 tanques (Sherman) y 100 cañones, (del
convoy, un barco fue hundido en el Atlántico;
inmediatamente, otro barco, a toda máquina, con el
material que se había perdido, se reunió con el
convoy).
La isla de Malta se sitúa en el Mediterráneo casi
exactamente a mitad de camino entre Alejandría,
que en 1941 era la base terrestre más próxima
(1.290 km. al este) y el bastión naval de Gibraltar
(1.610 km al oeste). Además, la isla se sitúa al sur
de Sicilia (Italia) y al norte de Trípoli (Libia),
dominando por lo tanto el Mediterráneo central.
E
154
La importancia estratégica de Malta en 1941 era,
en consecuencia, de primer orden, tanto para
permitir que los convoyes británicos navegaran
libremente hasta Egipto como para evitar que los
refuerzos del Eje se transportaran sanos y salvos
para auxiliar a las fuerzas de Rommel en campaña
en el norte de África.
Por otra parte, la superioridad aérea de los
alemanes impedía que los portaaviones británicos
con base en Alejandría, operaran plenamente. Pero
Malta era un portaaviones que no se podía hundir y
cumplía un papel que, de otro modo, hubiera tenido
que desempeñar la Marina británica. Por estos
motivos la isla estaba fuertemente reforzada. Contra
la estrategia de ―adelante‖, sin esperar, de Rommel,
pesaban 3 razones:
a.- Entre el DAK (Afrika Korp Alemán) y el
Nilo, mucho terreno, el enemigo por muy castigado
que se sienta –si lo sabe hacer-, no deja de tener
oportunidades de desquite y de desgastar a su vez a
los alemanes-
b.- No se puede tensar demasiado el arco –las
tropas de Rommel están agotadas-.
c.- Kesserlring le dice que cuanto más se
adentre, mejor blanco ejercería a la RAF, mientras
que la Luftwaffe podría protegerle menos.
Al final, la victoria británica en la localidad de
El Alamein, a las puertas de El Cairo, paró
definitivamente el avance alemán. La retirada de
Rommel fue un prodigio táctico.
Ya estaba muy consciente de que el Teatro de la
Guerra en el Mediterráneo –presionado por la lucha
en Rusia-no iba a tomar un cariz principal para
Hitler, y sin dominar el mar, él no podría intentar
nada más en el Norte de África.
Intentaba regresar a Trípoli o mejor aún, a Túnez
y salvar lo salvable, tomando el camino más corto
entre África y Sicilia, pero el 8 de noviembre
desembarcaban en Marruecos y Argelia 80.000
soldados USA y 25.000 británicos.
El 9 de noviembre tropas alemanas llegaban al
aeródromo de Túnez para intentar garantizar
el camino final a los exhaustos hombres de
Rommel.
Los U-boote en el Mediterráneo.
Raeder tuvo que enviar submarinos al
Mediterráneo, en refuerzo de la Flota italiana. El
Gran Almirante era opuesto a esta medida. Sin
embargo, había llamado siempre la atención de
Hitler sobre la importancia del Mediterráneo, pero
consideraba que la lucha submarina tenía su mejor
campo de acción en el Atlántico, y que no se debían
retirar submarinos para otro teatro de operaciones,
antes de poder mantener un número suficiente de al
menos cuarenta submarinos operando
simultáneamente en el Atlántico. Pero no podría
alcanzar esta cifra hasta finales del invierno 1941-
1942. El 10 de julio, Hitler preguntó a Raeder si le
era posible enviarlos al Mediterráneo. Raeder
respondió que no podía hacerlo. Añadió que los
ingleses actuaban en este mar especialmente con
aviones y submarinos, contra los cuales eran
ineficaces los submarinos propios.
Argumento chocante, pues el Gran Almirante no
ignoraba que grandes convoyes enemigos,
fuertemente escoltados por acorazados y
portaaviones, habían ya cruzado de Gibraltar a
Malta y Alejandría. Estas operaciones se repetirían
y los submarinos alemanes hundirían en el
Mediterráneo al acorazado ―Barham‖ y a los
portaaviones ―Ark Royal‖ y ―Eagle‖. El 22 de
agosto volvió Hitler a la carga y de nuevo Raeder se
esforzó en eludir la decisión, pero el Führer
mantuvo su punto de vista con argumentos
juiciosos.
No se tomó, a pesar de todo, ninguna decisión
tampoco en esta ocasión, pero el Mando alemán se
atrevió a causa de las dificultades de abastecimiento
informadas por el ―Afrika Korp.‖, y los primeros
submarinos salieron para el Mediterráneo. En
diciembre, Raeder informó que 36 estaban en aquel
mar o en viaje hacia allá. Pensaba aumentar este
número hasta 50, de los cuales 20 actuarían en el
Mediterráneo Oriental y 30 en el Occidental o en la
región de Gibraltar.
De hecho, el número total no pasaría de 25;
cinco submarinos serían hundidos durante el otoño
155
y el invierno de 1941 al intentar el paso del Estrecho
de Gibraltar. La ayuda a Italia significó un descenso
de las fuerzas submarinas alemanas, que se hizo
sentir notablemente en aquella época.
Tolón.
Efectuados los desembarcos aliados en
Marruecos y las noticias de la capitulación de las
tropas francesas en ese territorio, indujeron a Hitler
a tomar represalias inmediatamente: ocupar la zona
de Francia controlada por el gobierno de Vichy. La
invasión eliminó cualquier esperanza de poder
conservar el gobierno francés su neutralidad. El
Admirante en Jefe francés, Darlan, ordenó a la flota
francesa en la gran base naval de Tolon-costa
mediterránea, cerca de Marsella-que partiera con
destino al norte de África.
La maniobra para esa todavía poderosa fuerza,
compuesta por 77 buques de guerras, eran más fácil
de ordenar que de ejecutar. Los aviones de la
Luftwaffe (Fuerza Aérea alemana), minaron la
entrada del puerto y submarinos alemanes estaban al
acecho en las proximidades. Más los mandos
navales franceses estaban en desacuerdo entre ellos,
con respecto a sus lealtades, y perdieron un tiempo
valioso. Esa indecisión logró que para el momento
en que dos columnas blindadas alemanas llegaran a
la ciudad de Tolón, los barcos siguieran en puerto.
Advertido el avance alemán, el Almirante
francés, desesperado, envió por radio un mensaje a
los capitanes, ordenando que los hundieran. Los
marineros franceses se apresuraron a abrir las
válvulas de sus barcos antes de que llegaran los
alemanes a los muelles. Cuando éstos lo lograron,
era demasiado tarde. Los equipos de demolición
franceses habían hecho su trabajo; las cargas
explosivas empezaron a detonar dentro de los
cañones, y granadas de mano destruyeron las
maquinarías y el agua empezó a entrar por las
válvulas de fondo, abiertas. En total, los franceses
destruyeron 1 acorazado, 2 cruceros de combate, 7
cruceros, 32 destructores, 16 submarinos y 19
buques más pequeños.
Solamente quedaba una flota del Eje en el
Mediterráneo, los buques de guerra italianos
supervivientes. Pero en Enero de 1943, finalizando
la campaña del desierto, los Estados Mayores
Combinados decidieron en Casablanca que
atacarían Sicilia y una vez conquistada, se
eliminarían los ataques del Eje contra las cercanas
rutas de suministros en el Mediterráneo y además la
gran isla se convertiría en una excelente zona de
fuerzas para la invasión del continente.
Epílogo Naval.
A principios de 1942 se adoptó el proyecto de
invasión por el Canal de la Mancha por la Junta de
Jefes de Estado Mayor anglo-norteamericana;
únicamente se preveía un desembarco en África del
Norte en las dos eventualidades siguientes: llamada
de los franceses o entrada de los alemanes en
España. Pero en la primavera de 1942 la gravedad
de la situación en Rusia y en Libia daba urgencia a
una ofensiva aliada de alivio. Los ingleses no creían
posible un desembarco en el Canal de la Mancha en
el otoño de 1942, y hubo que resignarse a un ataque
en África del Norte; operación que, lejos de ser la
aplicación de un plan general de ataque a Europa,
como se creyó en Francia al tener conocimiento del
desembarco, fue en su origen una simple maniobra
de diversión
Se marcaba el final de la batalla por el control de
las rutas marítimas del Mediterráneo, el drama
central de una campaña de tres años de duración.
La flota mercante italiana prácticamente había
desaparecido y pocos de sus transportes se
arriesgarían a recorrer ―la ruta de la muerte‖ hacia el
sur pasando por la fortaleza británica de Malta con
destino al norte de África.
Por el contrario, los convoyes Aliados se
dirigirían ahora a Malta y Alejandría casi sin
oposición
Aunque la guerra en el Mediterráneo había visto
algunas acciones navales como las de cerca del cabo
Matapán y Ias costa calabresa italiana, las batallas
críticas las habían librado los submarinos y
156
aeronaves que operaron en la costa de Sicilia, Malta
y la costa africana en manos del Eje.
Los ingleses participaban ampliamente, sobre
todo con sus fuerzas navales, en las operaciones de
Argelia. En Marruecos, los norteamericanos
actuaron solos, y toda la empresa había recibido un
estilo propio de ellos, al pensar los Aliados,
justamente, que los norteamericanos serían mejor
acogidos que los ingleses, por estar todavía muy
vivo en África del Norte el recuerdo de los
acontecimientos de 1940, (Mers-el-Kebir).
El África Occidental francesa se unía al
Almirante Darlan.
Con el gran puerto de Dakar, la Escuadra
francesa del África Occidental, compuesta
por el acorazado ―Richelieu‖, tres cruceros y varios
destructores, entró en la lucha al lado de los
Aliados. La ruta de Inglaterra a El Cabo podía ser
explorada por aviones basados en tierra, desde
Inglaterra hasta el sur de Dakar. La situación de los
Aliados en la batalla del Atlántico había mejorado
notablemente.
Por el contrario, las operaciones en el
Mediterráneo entrañaban la apertura de dos nuevas
rutas que debían ser protegidas, una ruta del
petróleo Curacao-Aruba hacia Casablanca-Gibraltar
y una ruta de abastecimiento general desde Nueva
York hacia Casablanca y Gibraltar.
Progresivamente, las fuerzas francesas tomaron a
su cargo la protección de la ruta costera de África en
el Atlántico Norte, lo que alivió a las Marinas
británica y norteamericana.
157
EL PROBLEMA NAVAL ALEMÁN.
El factor geográfico.
a Naturaleza no ha favorecido el desarrollo
marítimo de Alemania, país cuyas costas
sólo bordean dos mares 'secundarios: el Báltico y el
Mar del Norte. La salida del Báltico está bajo el
dominio de los Estados escandinavos y sólo dá
acceso al Mar del Norte. Este último, está, a su vez,
bajo el dominio de Inglaterra. Una flota alemana
que quiera entrar al Océano está obligada a desfilar,
sea por el Canal de la Mancha, sea por el norte de
Escocia, ante las costas británicas.
Por otra parte, la situación de Alemania sobre
dos mares la obligaba a dividir sus fuerzas navales,
que sólo podían reunirse contorneando la península
de Jutlandia o franqueando el Canal de Kiel. La
situación terrestre repercutía desfavorablemente
sobre la situación naval. Si Alemania tenía la
ventaja de estar en el centro de Europa, lo que le
permitía maniobrar por líneas interiores, no tenía, en
cambio, frontera natural en el Este ni en el Oeste,
donde contaba con poderosos vecinos. Si estaba en
paz con estos adversarios posibles, debía mantener
Ejércitos para vigilarlos, y sólo podía consagrar una
parte de su potencial militar para la lucha en la mar.
Era, pues, una situación análoga a la que tenía
Francia durante sus guerras contra Inglaterra, pero
agravada por la necesidad de vigilar dos fronteras
abiertas.
Factores geopolíticos.
El factor económico intervenía también, de
manera muy importante, para limitar las
posibilidades militares. Alemania poseía carbón en
cantidad muy abundante, pero carecía de todas las
otras materias primas, que normalmente le llegaban
por mar. Incluso en 1939, después de haber
conseguido el dominio de la Europa Central,
Alemania recibía la mayor parte de sus
importaciones por ese medio. Las tres cuartas partes
de su mineral de hierro procedían de Escandinavia;
su níquel, de Pétsamo. A lo largo de la costa
noruega existe un rosario de islas que dejan un
pasillo completamente dentro de aguas territoriales,
y que los barcos alemanes podían seguir sin temor a
los ataques enemigos, a condición, sin embargo, de
que los ingleses respetasen la neutralidad noruega.
También Alemania debía asegurarse la neutralidad
benévola de los escandinavos, y debía,
imperativamente, dominar el Báltico; primero, para
el transporte del mineral de hierro, y después,
porque, en 1939, dicho mar aseguraba sus lazos de
unión con la Prusia Oriental, de la que estaba
separada por el pasillo polaco, separación producida
por los vencedores al término de la Primera Guerra
Mundial.
Alemania conseguiría, en el curso de la guerra
obtener las materias primas necesarias, mediante el
dominio de la península escandinava y de una parte
de Europa, y además, utilizando sucedáneos,
practicando una economía severa, y renovando los
procedimientos de elaboración de las aleaciones;
pero todo ésto no sin inconvenientes.
Factor militar.
Debía, asimismo, dominar el Báltico para
resguardarse de un posible contraataque enemigo
sobre las costas de Pomerania. Por otra parte, con el
desarrollo de la Aviación, la bahía alemana en el
Mar del Norte, que antaño era la zona de ejercicios
de la Flota, ya no ofrecía seguridad: sería el Báltico
el que serviría, durante toda la guerra, de zona de
adiestramiento para las numerosas flotillas de
submarinos. Por lo tanto, solamente después de
haberse asegurado el dominio de este último mar,
haber obtenido una cierta influencia sobre la
península escandinava y la seguridad de sus
posiciones continentales al Este y al Oeste, podía
Alemania emprender operaciones ofensivas de gran
amplitud contra Inglaterra. Para conducir tal
ofensiva, serían de gran valor bases en el Océano
Atlántico, pero en 1939 no poseía ninguna.
Los progresos de la Aviación, aunque ofrecían a
Alemania grandes posibilidades, constituían una
L
CAPÍTULO III (Teatro de Operaciones del Atlántico)
158
nueva molestia para la lucha oceánica. El radio de
acción de los aviones del Reich, en 1939, no les
permitía alcanzar el Atlántico. Una vez pasados al
Océano, los barcos alemanes se encontraban en
manos no solamente de la Flota británica, sino
también de la Aviación inglesa, sin poder contar con
el apoyo de la «Luftwaffe» (Fuerzas Aérea
alemana). Así, era inútil buscar la victoria por la
destrucción de las escuadras enemigas, porque no se
podrán reunir los medios suficientes.
Únicamente por medio del ataque a las
comunicaciones comerciales se podría derribar a
Inglaterra; esta clase de lucha debía ser llevada a
efecto por los submarinos ante todo, pero
fuertemente apoyados por grupos de superficie y
por la Aviación. Sería muy útil, si no necesario,
apoderarse de bases fuera de las costas alemanas, en
país extranjero, para mejorar la situación geográfica,
extremadamente desfavorable.
Aplicando estas ideas, el Gran Almirante Raeder
había establecido, en febrero de 1939 un programa
de construcción que comprendía seis acorazados,
ocho cruceros pesados, diecisiete cruceros ligeros,
cuatro portaaviones, 225 submarinos, destructores,
etc. Este programa debía ser acabado en 1947, y se
añadiría a las construcciones ya en curso.
En 1947 la Flota alemana hubiese estado
formada por 13 acorazados, 33 cruceros y cuatro
portaaviones. Raeder contaba para entonces, en caso
de guerra, conservar en las aguas alemanas una
fuerza suficiente para dominar el Báltico y para fijar
en el Mar del Norte a una parte importante de la
Flota británica, y enviar a sus submarinos y a grupos
de superficie, fuertemente constituidos, al Atlántico.
Los alemanes preveían en su programa acorazados
de 80.000 toneladas, que estimaban como
insumergibles.
En esto se equivocaban, pues como veremos los
acorazados no resistieron a los ataques masivos de
los aviones torpederos y bombarderos. También que
la proporción entre acorazados y portaaviones no
debía ser tan a favor de los primeros, estando los
japoneses mucho más acertados en establecer una
paridad entre ambos tipos.
Por otro lado, el Gran Almirante reprochaba a
Göring el despreciar a la aviación de exploración,
mientras que para Raeder tal arma era muy
importante para la Marina. La aviación de
exploración tiene, ciertamente, una importancia
extrema, pero la aviación de combate también la
tiene, pero él y muchos almirantes no lo
consideraban así.
En suma, si veía claro en el plano de alta
estrategia, pues se opuso a la invasión de Rusia y
comprendió la gran importancia que tendría el
Mediterráneo en el conflicto, tenía, en cambio, ideas
equivocadas sobre la dosificación de los diversos
elementos constitutivos de una Marina que, aunque
pudiesen parecer ortodoxas y justas antes de la
guerra, de hecho eran retrógradas.
El estallido de la guerra sorprendió a Raeder en
medio de sus proyectos de ampliación. La Marina
alemana no constituía en septiembre de 1939 más
que una pequeña fracción de las fuerzas armadas
alemanas, y su jefe no tenía todavía una
considerable influencia sobre la estrategia del país.
Partiendo de esta situación desesperada, el Mando
naval, planificó la liberación de las rutas de acceso,
dominadas por Inglaterra y vitales para Alemania,
mediante la utilización de los pocos buques de
superficie disponibles. Se pretendía distraer y
debilitar a las poderosas flotas inglesa y francesa
provocando encuentros ocasionales en puntos muy
distantes entre sí.
Por otra parte, la flota submarina que quería
construir el Gran Almirante era, en desplazamiento,
cinco o seis veces menor que la flota de superficie,
y también por esta causa se puede pensar que
Raeder no veía claro. Para la guerra contra las
comunicaciones que quería emprender, el
submarino era, con gran ventaja, el tipo de barco
más eficaz. Dönitz, el Jefe de los submarinos
alemanes, estimaba que la construcción de éstos
tenía preferencia sobre todas las demás, y el
desarrollo de los acontecimientos habría de darle la
razón.
Tiempo después de terminada la guerra, se le
preguntó a Dönitz sobre cuál consideraba él que fué
159
el mayor error alemán: su respuesta fué inequívoca.
―No haber construido al estallar la guerra los 300
submarinos que le pedí al almirante Raeder.‖
¿Y qué cree que hubiera ocurrido si hubiera
podido disponer de ellos?, se le preguntó. Sonrió y
dijo: ―Creo que en 1941 hubiéramos ganado la
guerra‖.
Su petición no fue aceptada por dos razones:
primero, porque Hitler le había prometido a Raeder
que Alemania no tendría que luchar contra Gran
Bretaña al menos hasta 1944; y- segundo, porque
Raeder planeaba utilizar este respiro para construir
una flota ―equilibrada‖, que incluiría poderosos
barcos de guerra capaces de enfrentarse a sus
contrapartidas británicas en términos de igualdad.
Pero Hitler se vio superado por los
acontecimientos; y cuando estalló la guerra en 1939,
la Marina de guerra alemana tenía todavía un
tamaño más bien modesto.
Comprendía un puñado de submarinos
operativos y una flota de superficie formada por tres
cruceros de combate, tres acorazados de bolsillo,
ocho cruceros y 34 destructores y torpederos. Los
enormes acorazados Bismarck y Tirpitz estaban
todavía en construcción.
Situación de la Gran Bretaña.
Cierra el Mar del Norte, por el Oeste, sobre una
longitud aproximada de mil millas, lo que permitía a
los británicos dominar todas las rutas marítimas que
unen las costas del norte de Europa con el Atlántico.
Esta es una ventaja de la mayor importancia, pero
toda medalla tiene su reverso. El acceso al Báltico
podía ser fácilmente prohibido a los barcos
británicos; en caso de alianza de Inglaterra con la
U.R.S.S., el contacto entre ambas fuerzas aliadas no
podía ser establecido más que por los puertos del
Ártico.
En el Mar del Norte, las costas del Reino Unido,
muy extensas, son vulnerables a los ataques
aeronavales. Las Islas Británicas estaban
enteramente expuestas a los bombardeos aéreos. Se
verían comprometidas sus comunicaciones si el
enemigo se instalaba en Francia, en Noruega, en
Islandia y en Irlanda.
Islandia amenazaba a la vez a Inglaterra, al
Canadá y a los Estados Unidos. Así fue que, desde
la caída de Dinamarca, los británicos se
preocuparon de asegurarse a Islandia, donde serían
acogidos solamente con un moderado entusiasmo.
160
MINAS
os mares contrajeron la peste de las minas:
nada menos que 600.000 de estos ingenios
fueron distribuidos por las potencias beligerantes en
aguas europeas durante la Segunda Guerra Mundial.
Barreras de minas, con una o más hileras, iban
acumulándose en los fondos marinos, formando
zonas infestadas que significaban la muerte para los
buques que cruzaran por ellas. Las minas tenían una
función específica: suponiendo para quien las
colocaba los menores gastos y riesgos posibles,
deberían producir al enemigo un máximo de daño
en material y hombres.
Con todo, la ―guerra de minas‖ resultó cara.
Ingleses y alemanes ampliaron desmesuradamente
los cuerpos respectivos para inutilizar tales
artefactos. Cada parte contendiente necesitaba por
lo menos 500.000 marineros (el 40% de los
efectivos totales de la Armada alemana) para lograr
detectar y desactivar 5.000 minas al mes.
Durante la primera Guerra Mundial se empleó a
fondo la llamada mina de ancla. Sin embargo sus
―antenas‖ tenían que entrar en contacto inmediato
con el casco del buque para detonar. Por otra parte,
tanto ingleses como alemanes se encontraron muy
pronto en disposición de eliminar el peligro de las
minas ancladas en el fondo marino, pero también
los constructores alemanes de estos ingenios
mortíferos crearon muy pronto, entre las dos guerras
mundiales, un mecanismo magnético para activar
las minas: la Marina tuvo así su arma secreta, las
minas magnéticas, cuyo mecanismo se ponía en
funcionamiento cuando entraba un buque en su
ámbito de acción. Explotaban cuando el objetivo se
situaba exactamente encima de ellas. Algo parecido
lograron los ingleses. Sus primeras minas
magnéticas se utilizaron ya en 1918, aunque desde
luego sin éxito completo.
El empleo de destructores e hidroaviones
alemanes en los primeros meses de la segunda
Guerra Mundial para minar los puertos británicos,
halló a los ingleses completamente desprevenidos.
Sólo cuando un avión de reconocimiento dejó caer
una mina en aguas poco profundas y los británicos
la recuperaron al bajar la marea, pudo constatarse
que los alemanes contaban con minas dotadas de un
excelente mecanismo magnético. En consecuencia
se equipó a las unidades inglesas con un dispositivo
antimagnético y los buques minadores se
enriquecieron con nuevos elementos para detectar e
inutilizar la moderna arma secreta.
Las dificultades industriales para su aplicación
presentaron, especialmente al principio de la lucha,
un carácter agotador, pues sólo en Inglaterra había
que equipar a unos 500 barcos de guerra y 6.000
mercantes, forzándose al máximo la producción del
cable antimagnético que se enrollaba alrededor del
barco, llegando a ser insuficiente para cubrir las
necesidades de las estaciones de desmagnetización
los 300 kilómetros diarios que se producían, a la vez
que representaba serio problema el de la
alimentación de energía de este anillo, obligando a
instalar grupos eléctricos en un buen número de
buques mercantes.
La mina magnética inglesa no tardaría en
aparecer, pero, a diferencia de la alemana, no
actuaba por fuerza magnética, sino por inducción
electromagnética. Un barco quieto no activaba esa
mina, pero en la práctica su comportamiento era tan
eficaz como la alemana.
Con posterioridad, ante las nuevas perfecciones
de la mina, el sencillo anillo de las primeras
instalaciones se hizo ineficaz y fue preciso recurrir a
dotar a los buques de un engorroso pero
imprescindible equipo de bobinas; ardua labor
desarrollada por un departamento creado al efecto
por el Almirantazgo desde 1939, llegando a tratarse,
en las estaciones desmagnetizantes que se
extendieron durante la lucha a todos los países
aliados, del orden de 500 buques diarios.
Sólo durante la época de la trágica evacuación de
Dunkerque se neutralizarían en cuatro días unos 400
barcos. Naturalmente, los dragaminas fueron pronto
provistos de su correspondiente instalación
antimagnética, empleándose cuando era posible
para la limpieza de puertos y canales, buques de
madera.
L
161
En esta misión se utilizaron aviones dotados del
correspondiente anillo desmagnetizador que volaban
a baja altura, desarrollando así una labor peligrosa,
dificultada además por los inconvenientes que
suponía el anillo para los despegues y aterrizajes.
Los aviones desarrollaron la generalidad de los
minados ofensivos durante la segunda guerra
mundial, por su característica especial de poder
lanzar su carga sobre las radas, canales y entradas
de puertos, utilizando minas de fondo lanzadas con
paracaídas durante al noche.
En el otoño de 1940 la Marina de guerra alemana
puso en servicio la ―mina acústica‖. Actuaba por
efecto del sonido o de la trepidación del buque que
pasaba sobre ella. Los ingleses aplicaron
inmediatamente medidas contra el nuevo artefacto.
Los minadores lanzaban unas boyas sonoras que
activaban el mecanismo submarino y las minas
explotaban sin peligro para sus buques.
Ante estas circunstancias los alemanes trataron
de combinar las características de los dos tipos:
magnéticas y acústicas. Pero los ingleses lograron
inutilizar este nuevo ingenio diabólico y
perfeccionar los propios métodos con otros
descubrimientos. Por su parte, también los alemanes
examinaron muy pronto el complicado mecanismo
de las minas británicas y montaron sus propios
aparatos para desactivar los artefactos submarinos
del enemigo.
El último tipo que surgió en la guerra fue el
llamado de presión, cuyo mecanismo de explosión
se activaba con un simple remolino de agua
producido por las hélices del barco que navegase
sobre ella, conocido por los ingleses con el nombre
de minas-ostras.
La utilizaron los alemanes en el desembarco de
Normandía y para obstruir y mantener cerrados al
tráfico Aliado algunos puertos, como el de
Amberes, creando a los anglosajones serias
preocupaciones.
Tras la capitulación alemana en 1945 se conoció
el secreto de esta mina; hasta entonces no se pudo
analizar convenientemente y con resultados
prácticos su mecanismo, a pesar de que algunos
ejemplares habían caído en manos del Este y del
Oeste.
El fundamento de las minas de presión es
motivado por la variación de la presión hidrostática
que se produce con el paso de un buque, variación
tanto más sensible cuanto mayor es la velocidad del
barco.
La utilidad en esa mina, se reduce a lugares de
poco fondo, siendo utilizada por la aviación. Los
propios aliados reconocieron al final de la guerra
que se trataba del tipo más seguro y difícil de
neutralizar, su mecanismo de fuego está regulado
para que no actúe por cambios de presión lentos,
como las mareas; ni rápidos, como explosiones
cercanas, sino que precisa una variación continua de
varios segundos de duración.
Este tipo de guerra les costó 1120 buques a los
aliados. El Eje perdió un total de 1.340 barcos,
mientras que otros 540 resultaron seriamente
dañados.
162
SCAPA FLOW
a guerra submarina comenzaba formalmente
con la entrada de Inglaterra en el conflicto
mundial. Un 80% de los submarinos alemanes se
encontraban dispuestos para ella desde el primer día
de la contienda. A finales de la segunda semana de
guerra un informe anunciaba un primer éxito
espectacular, el U-29 había hundido al portaaviones
Ingles ―Courageous‖.
Pero ya el jefe de la flota submarina, Dönitz
trabajaba en un plan que transformaría a un capitán
de submarinos, Gunther Prien, en el primer héroe de
la Segunda Guerra Mundial. El plan era introducir a
un sumergible alemán en el punto clave de la
Marina británica, el puerto natural y gigantesco de
Scapa Flow.
La bahía, situada en la isla Mailand, del
archipiélago de las Orcadas, proporcionaba a los
ingleses un abrigo seguro y disponía de un sistema
muy completo de alerta, considerándose que el
penetrar en la rada era prácticamente imposible; sin
embargo, según informaciones de agentes, existía
una posibilidad: las barreras de protección estaban
oxidadas en partes o dañadas, y éstas no se habían
reparado desde hacía años.
Sólo cuando se encontraban cerca de Scapa
Flow, en la noche del 12 al 13 de octubre de 1939,
la tripulación tuvo la noticia del punto de destino.
Aunque las condiciones climáticas eran perfectas,
como se había predicho –una noche sin luna, un mar
picado pero no demasiado revuelto y una fresca
brisa -, todo se veía estropeado por un espectacular
fenómeno de luces árticas, la aurora boreal,
iluminando la mitad del cielo y amenazando con
traicionar la presencia del submarino. Prien
consideró por unos momentos abandonar su misión,
pero posiblemente pasarían semanas antes de que
las condiciones de marea y luna fueran de nuevo
ideales y decidió seguir con la misma.
La entrada de Scapa Flow estaba bloqueada por
barcos hundidos, minas y redes y además, si un
submarino intentara deslizarse a su interior, iba a
encontrarse con una serie de corrientes
excepcionalmente fuertes.
En la Primera Guerra Mundial dos submarinos
alemanes habían intentado un ataque similar contra
la flota británica en ese puerto y no habían
regresado.
Ahora los alemanes lo volverían a intentar, ya
que a la importancia de dicha base naval se unía un
amargo y especial recuerdo para ellos. Al término
de la Primera Guerra, las principales unidades de la
flota alemana habían sido internadas allí y en el
tiempo en que los Aliados y particularmente, los
británicos discutían sobre el destino final de esa
flota, sus tripulaciones las hundieron.
Había siete entradas a Scapa Flow: tres
principales en el extremo occidental, cerradas con
una barrera de maderos antisubmarinos, y cuatro
más estrechas en el extremo oriental que estaban
guardadas con barcos de bloqueo.
L
163
El U-47, navegando en superficie se deslizó al
interior de Holm Sound, una de las tres entradas a
Scapa Flow. Las fotografías aéreas y reportes de
inteligencia habían indicado a Dönitz que la entrada
de Kirk Sound al norte de Holm Sound –un estrecho
canal entre islas, que estaba casi completamente
bloqueado por tres barcos hundidos-podía ser
franqueado por un navegante osado con una
embarcación pequeña.
En Kirk Sound no los habían hundido proa a
popa en una línea continua, sino que yacían
superpuestos. Entre el barco de bloqueo más austral
y la tierra había un canal angosto pero navegable de
unos 50 pies de ancho y 20 pies de profundidad.
Entre los barcos de bloqueo más septentrional y
central había un canal similar, un poco más ancho
pero menos profundo que el austral.
Al acercarse la media noche, Prien permaneció
en el puente observando el canal, brillantemente
iluminado por la aurora boreal. La tierra se cerraba a
ambos lados y las chimeneas y mástiles de los
barcos hundidos se alzaban amenazantes allá
adelante.
Había rebasado sin problemas a una goleta de
dos mástiles, hundida en aproximadamente 10
metros de agua, cuando una corriente repentina hizo
girar al submarino a estribor. Rozó un cable de uno
de los barcos hundidos y Prien notó que el casco
tocaba fondo.
Cuidadosa y delicadamente, desprendió el U-47,
lo hizo girar ligeramente a babor y luego, con una
difícil y rápida maniobra, lo hizo pasar a través del
hueco. A las 12:30 de la madrugada del 14 de
Octubre estaba dentro de Scapa Flow.
164
Los británicos se sentían tan seguros en su bahía
que ni siquiera tenían en servicio lanchas
patrulleras; el submarino sólo tuvo que navegar
lentamente sobre las superficies de las aguas, en
dirección al puerto.
Después de hacerlo por una amplia extensión de
agua vacía, divisó las bajas formas de los
destructores anclados junto a la orilla, luego los
mástiles de dos grandes barcos. A 3.600 metros de
sus presas, se dio la orden de abrir fuego, pero los
torpedos fallaron –problema que ya había ocurrido y
seguiría ocurriendo durante meses en el modelo de
esa arma-; fríamente, se puso de nuevo en posición
bajo las parpadeantes luces de la aurora, dió la
orden de recargar los tubos y de disparar. Los
torpedos dañaron al buque de apoyo de aviones
―Pegasus‖ y destruyeron al acorazado ―Royal Oak‖.
La marea estaba entrando desde el este; el U-47,
aún con sus motores al máximo, se arrastró
lentamente, mientras el puerto hervía de actividad y
destructores se desplazaban en su búsqueda.
Había decidido salir por el canal austral más
estrecho pero más profundo en vez de por el que
había entrado. También lo logró; casi dos horas
después de entrar en Scapa Flow, el U-47 había
huido, ileso.
165
LA BATALLA DEL RIO DE LA PLATA
Corsario de Hitler
mparado en la oscuridad se hacía a la mar
el crucero de 10.000 toneladas ―Graf
Spee‖, limitado a ese tonelaje máximo por el
Tratado de Versalles, que obligaba a la Alemania
vencida en la Primera Guerra Mundial a no superar
tal tonelaje en sus buques de guerra. La
construcción naval alemana había logrado un buque
que superaba en potencia y alcance artilleros,
blindaje y autonomía, a los cruceros ingleses de
mayor tonelaje.
Su capitán, Langsdorff, había
recibido la orden de operar en el
Atlántico Sur. Desde el último
día de septiembre de 1939
empezó su ataque hundiendo
frente a Pernambuco, (Brasil), a
un mercante británico. Para el 15
de noviembre, después de hundir
a varios más frente a las costas
atlánticas, el ―Graf Spee‖,
apoyado en el magnífico
servicio de radio del Mando
naval alemán, que controlaba el
movimiento de los buques
ingleses, se internó hacia el
Océano Índico y hundía en el
Estrecho de Madagascar a un
cisterna inglés. Éstos, trazando
la derrota del alemán por sus
hundimientos, dedujeron que se dirigía a ese
Océano.
Por su parte, el capitán Langsdorff, cuyo
propósito era intuir el movimiento del enemigo,
imprimió un giro repentino, volviendo al Atlántico y
a primeros de diciembre echó a pique a otros tres
buques en la ruta de la Ciudad del Cabo, al Sur del
continente africano.
Ante la costa sudamericana, asegurando la
importante ruta marítima de Río de Janeiro a
Montevideo, se encontraba una División Naval
inglesa al mando del Comodoro Harwood,
con los cruceros pesados ―Cumberland‖ y ―Exeter‖
A
166
y los ligeros ―Ajax‖ y ―Achilles‖. Harwood,
sacando sus propias conclusiones, calculó que el
alemán podría estar del 12 al 14 de diciembre en
aguas de Río de Janeiro, Río de la Plata ó Islas
Malvinas. Se decidió por Río de la Plata y se apostó
en la entrada de la desembocadura.
El capitán Langsdorff había dado órdenes de
evitar cualquier combate con unidades de guerra
británicas, pero el 9 de diciembre su Mando naval le
comunicó la noticia, dada por su Agregado naval en
Montevideo, de que cuatro cargueros, escoltados
sólo por un crucero ó un mercante armado, se
disponían a abandonar el puerto. El buque alemán
enrumbó hacia allí. Dos días más tarde, el 11, su
avión de reconocimiento quedó fuera de servicio,
con lo que el navío perdió un medio precioso para
poder conocer anticipadamente la posición del
enemigo. A las 05:30 del 13 de diciembre, el vigía
anunció, ―dos mástiles a babor‖. Langsdorff pensó
en la escolta del convoy y a pesar de que su Oficial
de Navegación le recordó el evitar combate con
unidades de guerra, ordenó el ataque.
El Comodoro Harwood que había acertado en la
fecha y lugar donde aparecería el alemán, había
cometido una equivocación, debilitando sus fuerzas,
pues el día antes, envió uno de sus dos cruceros
pesados, el ―Cumberland‖, a las Malvinas, para ser
sometido a algunas reparaciones.
Además, sus vigías estaban descuidados. Sólo 45
minutos después de que los alemanes los hubieran
avistado y en marcha hacia ellos, a toda velocidad,
el vigía del ―Exeter‖ se dió cuenta.
Tres minutos más tarde el ―Graf Spee‖ abría
fuego contra el crucero pesado inglés, con una salva
de sus cañones de 280 mm., mientras su artillería de
alcance medio, de 150 mm, elegía como blancos a
los cruceros ligeros ―Ajax‖ y ―Achilles‖.
El ―Graf Spee‖ alcanzó pronto al ―Exeter‖, que
en cuarenta minutos encajó siete proyectiles de 280
mm y un ametrallamiento general, por lo que a las
7:00 a.m., con importantes vías de agua y todas sus
torres inutilizadas, abandonó el combate a escasa
velocidad. Mientras, Harwood había acortado
distancias con sus cruceros ligeros, cuya artillería de
152 mm acertaron varias veces al alemán,
causándole ligeros daños. Libre del ―Exeter‖, el
―Graf Spee‖ se volvió contra sus rivales y con dos
disparos consecutivos desmontó la mitad de la ar-
tillería al ―Ajax‖.
A las 7.30 de la mañana, a sólo 4 millas de
distancia el buque alemán podía disparar el triple que
sus dos oponentes juntos y sus granadas taladraban a
los británicos como si fueran latas, mientras que éstos
-salvo con sus torpedos- no podían dañar su obra viva
ni sus torres blindadas. A las 7.38, el ―Ajax‖ perdía
sus mástiles y antenas y su obra muerta era una criba.
Los buques de Harwood, bastante dañados,
empiezan a romper el contacto, protegidos por
niebla artificial.
El alemán, con varias bajas, entre muertos y
heridos, necesita también alguna reparación y no
dispone de combustible suficiente para volver a
Alemania; pero en vez de dirigirse hacia mar abierto
e intentar conseguirlo a través de su buque de
apoyo, el mercante ―Altmark‖, decide internarse en
el puerto neutral de Montevideo.
Proporcionó unos cuantos días de
desacostumbrada prominencia e intriga diplomática
al puerto neutral de Montevideo, Uruguay. El
dañado buque de guerra -con 57 heridos y 37
muertos a bordo- había buscado refugio allí, pero en
vez de ello se encontró en una trampa.
El Gobierno de Uruguay envió una comisión
inspectora a bordo del ―Graf Spee‖. La comisión
indicó que para que el buque pudiese hacerse
nuevamente a la mar necesitaría por lo menos
catorce días; en la noche siguiente los ingleses y los
franceses ejercieron una gran presión sobre las
autoridades uruguayas para que retuviesen todo lo
posible en el puerto al ―Graf Spee‖.
Esto convenía a los británicos, porque al final de
las 96 horas, el ―Graf Spee‖ tendría o bien que salir
cojeando del puerto con sus reparaciones
incompletas y enfrentarse a sus buques de guerra, o
permanecer anclado, sometido entonces a la ley
internacional que requería que el buque fuera
intervenido y su tripulación internada. Luego los
británicos descubrieron que no estaba tan dañado
167
como habían creído. Ansiosamente, prepararon un
plan para impedir que escapara antes de
transcurridas las 96 horas.
Puesto que la ley internacional prohíbe que un
buque de guerra de una nación beligerante abandone
un puerto neutral durante todo un día después de la
partida de un buque mercante del bando opuesto, los
diplomáticos británicos se apresuraron a enviar una
nota al gobierno uruguayo indicando que uno de sus
buques de carga iba a partir en el período de unas
pocas horas. El gobierno aceptó la nota, pero no
hizo más que enviar un pequeño remolcador para
detener al buque de guerra si él también pretendía
partir.
Resultaba claro para el jefe de la inteligencia
británica que era preciso hacer algo drástico. Pero el
tiempo se estaba agotando. Tuvo una repentina
inspiración: ―Hagamos que los alemanes crean que
están llegando fuertes refuerzos‖. El truco consistía
en filtrar la información a los alemanes, a través de
una falsa llamada telefónica al embajador británico -
cuya línea se sabía que estaba pinchada por la
inteligencia alemana- y una historia entregada a un
periódico en la vecina Argentina.
A bordo del ―Graf Spee‖ reinaba una gran
tensión: circulaban rumores de que el crucero de
batalla ―Renown‖ y el portaaviones ―Ark Royal‖ se
encontraban en los aledaños del puerto, a las
órdenes directas del comodoro Harwood. El
comandante británico de la división sudamericana
se había limitado a ordenar la vuelta de su crucero
―Cumberland‖ a toda prisa, pero, de pronto, tuvo la
idea de solicitar a los representantes británicos que
pidiesen refuerzos de policía para la noche
siguiente, ―porque llegaría a puerto la tripulación de
dos grandes buques ingleses con el fin de disfrutar
un permiso en tierra‖.
El capitán Langsdorff recibió esa noticia tras el
entierro de sus muertos y la creyó ―sin reserva
alguna‖. En un mensaje radiado al Mando naval
comunicaba el 16 de diciembre: ―Situación
estratégica ante Montevideo: sin contar con
destructores y cruceros, también están el ―Ark
Royal‖ y el ―Renown‖.
Estricto bloqueo por la noche. Alcanzar alta mar
y emprender el regreso hacia la patria,
absolutamente descartado... Pido instrucciones
sobre si procedo a hundir el barco en la bahía del
Río de La Plata, a pesar de la poca profundidad de
sus aguas, o si se prefiere el internamiento de la
nave‖.
En la noche víspera del 17 de diciembre recibió
la respuesta de Raeder, según la cuál, Hitler había
dado su consentimiento a un término de la
propuesta: ―Intente usted por todos los medios
prolongar su estancia en aguas neutrales... Si es
posible, diríjase a Buenos Aires. De ningún modo
proceda al internamiento en Uruguay. En el caso de
que se vea obligado a hundir el buque, hágalo de
modo que sea irrecuperable para el enemigo‖.
El día 17, por la tarde, la tripulación del ―Graf
Spee‖, unos 700 hombres, abandonaron el buque, y
con sus petates al hombro, se trasladaron a tierra
para ser transbordados a un mercante alemán, surto
en el mismo puerto. Por la ciudad había circulado el
rumor de que ese día ―iba a ocurrir algo‖. La
circunstancia de que fuese domingo permitió que se
agolparan en el puerto un gran número de curiosos,
calculado en unos 750.000. Fueron testigos de cómo
a las 18:20 el ―Admiral Graf Spee‖, con su
comandante y cuarenta hombres a bordo, levaba
anclas y comenzaba su último viaje.
168
Lentamente, Langsdorff se alejó más allá de la
zona de las tres millas y ordenó que echaran anclas.
El agua tenía una profundidad de ocho metros. La
munición restante se distribuyó por todo el buque,
seis torpedos en total.
Luego, la reducida tripulación, con su capitán al
frente, se trasladó a bordo de una gabarra. Cuando
el sol se ocultaba en el horizonte, exactamente a las
19,56, se produjo a bordo una enorme llamarada, y
se oyó una explosión atronadora, que hizo
estremecer la bahía de Montevideo. El ―Graf Spee‖
voló por los aires.
Pero el capitán del crucero, Hans Langsdorff,
―una persona de primera clase‖, en palabras de
Winston Churchill, supo que no había escapatoria.
Los pasos que tomó para salvar su honor e impedir
que su barco cayera en manos de sus enemigos
forman el emocionante final de la historia del ―Graf
Spee‖.
En sus correrías como corsario, Langsdorff dió
muestras de gran astucia y habilidad para burlar
reiteradamente a sus perseguidores, y también,
de humanidad, pues en esas cacerías no murió ni un
solo tripulante de los mercantes destruidos. El
capitán Langsdorff, se suicidó de un disparo de su
pistola, en la mañana del día 20, en su habitación
del hotel, en Montevideo.
Se dice que lo hizo, abrumado por no haberse
atrevido a desobedecer a Hitler, debiendo haber
seguido la tradición naval de que si su barco se
hundía, lo hiciera enfrentándose al enemigo.
Sesenta y ocho años después, lo ocurrido con el
―Graf Spee‖ sigue sido un misterio, cuyas
consecuencias tendrían gran calado en las
decisiones de Hitler sobre sus fuerzas navales, pues
aquel tipo de buque era el orgullo de la marina nazi,
y la pesadilla de la británica; constituía la mejor
muestra del acierto de los ingenieros alemanes, al
diseñar un barco que superaba a todos los cruceros
existentes y que era inalcanzable para los
acorazados...
Esas características le hacían eje de la política
corsaria de Hitler que, a falta de una marina de
superficie que pudiera medirse con la británica o
francesa, podía causar estragos en sus
comunicaciones y rutas comerciales.
169
DUNKERQUE
n los últimos días de Mayo de 1940, Gran
Bretaña se tambaleaba al borde de un
desastre militar. Los ejércitos alemanes se habían
abierto camino con ataques sorpresa, a través de los
Países Bajos y norte de Francia, en poco más de dos
semanas. La resistencia Aliada se desintegraba y
casi toda la Fuerza Expedicionaria británica quedó
acorralada en una pequeña área situada alrededor
del puerto francés de Dunkerque, en el canal de la
Mancha.
Hitler, inexplicablemente (aunque se piensa que
estaba dando una oportunidad a los ingleses para
reconsiderar su posición ante Alemania), ordeno a
sus tanques que se detuvieran y que dejaran a
la fuerza aérea acabar con la resistencia Aliada en la
zona, misión que no lograron y que cuando se
permitió días más tarde que los carros de combate
volvieran a avanzar, una fuerte lluvia había vuelto
impracticable el terreno, lleno de canales y zanjas,
obstaculizando un rápido avance.
La llamada operación ―Dinamo‖ se empezó a
poner en marcha. La evacuación empezó del 26 al
27 de mayo con la llegada a Dunkerque de un buque
transporte de tropas. Se empezó a coordinar la
misión de rescate, con mal tiempo y bajo el fuego
de la fuerza aérea y artillería alemanas y con los 8
kilómetros de muelles fuera de servicio. Sólo
quedaban intactos los espigones del este y oeste,
bastante frágiles, pero no diseñados para poder
amarrar navíos grandes.
El gran número de soldados que llegaban a la
ciudad-puerto y el hecho deprimente de que sólo
E
170
habían podido embarcar menos de 8.000 hombres,
llevaron a decidir que las extensas y rectas playas
que se extendían al norte del arruinado puerto,
tendrían también que servir para el embarque.
Se envió un aviso urgente al Almirantazgo
solicitando todas las embarcaciones menores
posibles, para que vinieran a trasladar a los hombres
desde las arenas de las playas hasta los buques
mayores situados en mar abierto, pues éstos, que
requerían aguas profundas no podían emplearse
debido a los bajíos de la costa. Los destructores
podían acercarse más a la orilla, pero muchos de
ellos no podían retirarse de las funciones que
estaban cumpliendo en otras operaciones, como la
escolta de convoyes. Así, se recurrió a navíos civiles
de todo tipo.
La Fuerza Expedicionaria británica, con la
cooperación de franceses y belgas, que ahora
aceptaban que la evacuación era inevitable, empezó
una retirada gradual hasta un perímetro defensivo
de 25 kilómetros de ancho por 12 de profundidad.
Al empezar el retroceso, incapacitó toda su artillería
y transporte y destruyó grandes cantidades de
aprovisionamiento para que el enemigo no pudiera
utilizarlo.
Mientras infantería británica y francesa
mantenían fuerte lucha en el perímetro defensivo,
unidades hambrientas y agotadas formaban
ordenadas y largas colas en las playas para acceder
a embarcaciones pequeñas que empezaban a llegar a
la costa en la noche del 29 de mayo.
El mar, en la zona de embarque, pronto se vió
lleno de barcos zozobrados, restos flotantes y
cientos de cadáveres. Abriéndose camino entre todo
esto, más las bombas de los aviones alemanes y el
cañoneo artillero, decenas de naves de todas formas
y tamaños continuaban llegando a Dunkerque. Unos
600 barcos, entre buques de guerra,
transbordadores, mercantes y gabarras fueron
utilizados, además de unas 300 pequeñas
embarcaciones, tripuladas por muchachos jóvenes,
pescadores, marineros, etc., consiguiendo muchas
de ellas y, sin conseguirlo otras, trasladar a los
soldados hasta los barcos de gran tamaño.
El 30 de mayo, 125.000 hombres estaban de
regreso en Inglaterra y el día 31 fueron embarcados
otros 68.000, el número diario más alto conseguido.
El 4 de junio la resistencia en el perímetro había
caído y 40.000 hombres ya no podían ser
rescatados.
Afortunadamente, de los nueve días que había
durado la operación, sólo dos días y medio
permanecieron sin nubosidad, sometidos a los
bombardeos de la aviación, aunque sus ataques
fueron impedidos, en buena medida por la caza
británica, que aún perdiendo en ese período de
tiempo 177 aviones, produjeron la destrucción de
240 a los alemanes.
De aquel esfuerzo naval y solidario, de marinos
militares, mercantes y civiles, muchos ofrendaron
sus vidas, y de las aproximadamente 900
embarcaciones que hicieron posible el éxito de la
evacuación, 235 fueron hundidas.
Sin embargo, Churchill, recién nombrado Primer
Ministro, en algo más de un mes lanzaba un
desafiante discurso y alentaba a la población a que
en caso de invasión, no huyeran ante el enemigo y
no se repitiera en ningún caso circunstancias que
propiciaran lo ocurrido en Dunkerque, pues como
ya había comentado en ocasión anterior, ―las
guerras no se ganan con evacuaciones‖.
171
172
BARCOS CORSARIOS
l renunciar a la invasión Alemania pensó en
reducir a Inglaterra por medio de
bombardeos aéreos y por el bloqueo comercial.
Hitler quería instalarse en Irlanda para hacer más
crítica la situación a Inglaterra, pero Raeder le
convenció de las dificultades. La flota británica,
contando sólo las disponibles en el Norte, disponía,
por lo menos, del doble de acorazados, siete veces
más cruceros, y diez veces más destructores; la
situación geográfica era también desfavorable, la
península de Cornualles se extiende en punta sobre
la línea de comunicación de Brest con Irlanda (los
alemanes, en ese momento, disponían de Noruega y
sus costas y de los puertos franceses del Atlántico).
Los puertos de Irlanda no tenían ninguna defensa y
los barcos alemanes estarían muy expuestos. El
apoyo aéreo era muy aleatorio y la isla, muy
lluviosa, no permite siempre utilizar la protección
aérea.
Se exponían a un desastre, y de nuevo Hitler se
rindió a los razonamientos del Gran Almirante. Este
último quería instalarse en Gibraltar, utilizar a
Dakar de acuerdo con los franceses, a los que sería
preciso atraerlos a la colaboración, tomar las
Canarias y las islas de Cabo Verde, pero estos
proyectos no seguirían adelante.
Considerando que una gran parte de las fuerzas
británicas estaba retenida en el Mediterráneo,
Raeder podría reemprender el ataque a sus
comunicaciones oceánicas. Esta acción sería ante
todo confiada a los submarinos, pero no podría
apoyarlos lejos de las costas con la Aviación y esta
sería una causa importante de su fracaso tras
algunos éxitos.
La Aviación alemana estaba, ante todo, ocupada
en los frentes terrestres. Sin embargo, Raeder
fundamentaba algunas esperanzas en los cruceros
auxiliares y también en el concurso que el Japón e
Italia pudiesen aportarle en el ataque a las
comunicaciones, y en los barcos de superficie, con
sus carencias, pues al no existir la posibilidad de ser
apoyados por portaaviones, el barco de guerra de
superficie, comparado con los submarinos, era un
mal corsario.
Mercantes (Cruceros auxiliares).
Desde la Conferencia de Paz de La Haya, de
1907, se entiende por cruceros auxiliares, barcos
mercantes armados puestos al servicio de la Marina
de guerra y cuya dotación está integrada por
militares. Se permiten todos los camuflajes; los
barcos pueden navegar con nombres y banderas
diferentes y llevar escondidos sus cañones en tanto
no ataquen a nadie. En caso de combate deben izar
la bandera de su país y la dotación vestir uniforme.
Durante la primera Guerra Mundial, el Reich
alemán ya había utilizado esta clase de cruceros
auxiliares, sobre todo disponiendo de los grandes
barcos de pasajeros que, si bien eran muy rápidos,
también eran fácilmente reconocibles, amén de muy
caros de mantener. Fueron sustituidos por pequeños
buques de carga. También figuró entre ellos un
velero, el ―Seeadler‖, (Águila del Mar) del capitán
Luckner, el conocido ―diablo de los mares‖.
También en la Segunda Guerra navegaron bajo
bandera alemana once cruceros auxiliares. En la
propaganda enemiga se llamaba a los cruceros
auxiliares, buques piratas. En todo caso, podrían
considerarse como sus ascendientes a los barcos de
Francis Drake y compañía.
Los cruceros auxiliares de las dos guerras
mundiales no pueden, naturalmente, compararse con
aquéllos. La organización moderna del aparato
estratégico, la dependencia absoluta de las órdenes
del Mando no lo permiten.
Sin embargo, tomaron del antiguo arte de la
piratería el gusto por el camuflaje, el juego al
escondite con el enemigo, los descansos fuera de las
rutas de servicio y hasta el botín, estrictamente de
acuerdo con las leyes de la guerra, y la
correspondiente contabilidad.
Su misión era impedir el tráfico Aliado en los
Océanos y debilitar las escoltas antisubmarinas. Se
prepararon durante todo el invierno del 1939 al
1940.
A
173
Los buques se pertrecharon extraordinariamente
para su misión; estaban armados de tal forma que si
bien no se podían comparar con un crucero ligero en
el blindaje, sí lo igualaban en la capacidad de fuego.
Tenían buena autonomía; se podían disfrazar, no
sólo de bandera y nombre, sino su total
superestructura, a base de chimeneas y palos
móviles, falsos puentes y cargas ficticias en
cubierta; a veces, sus tripulantes iban vestidos
de mujer. Su armamento antes del combate era
invisible: de 6 a 8 cañones de 150 mm, pesadas y
ligeras ametralladoras, tubos lanzatorpedos, cente-
nares de minas y 1 ó 2 aviones de reconocimiento.
Burlaban la vigilancia inglesa por el estrecho de
Dinamarca (entre Groenlandia e Islandia), ó incluso,
con ayuda de rompehielos soviéticos, por el Norte,
hasta alcanzar el Pacífico.
El tonelaje hundido por estos corsarios fué de
unas 427.000 toneladas (la 5ta parte de lo hundido
por submarinos), pero movilizaron y distrajeron
muchas fuerzas; seguiremos las correrías de alguno
de ellos.
174
En marzo de 1940 zarpa el ―Atlantis‖; estará en
la mar 664 días consecutivos, batiendo la marca de
navegación ininterrumpida, recorriendo unas
112.000 millas; opera en el Índico y Pacífico y
hecha a pique 22 barcos, sumando 146.000
toneladas. Más de 1.500 prisioneros han circulado
por su cubierta. En el Atlántico, al sur de Ecuador
(entre Guinea y Brasil), repostando de combustible
al submarino U-126, es interrumpido por la
aparición del crucero británico ―Devonshire‖, que lo
ataca y hunde a una distancia en que las piezas del
corsario alemán no pueden alcanzar a su oponente.
Más tarde, el submarino emergió y recogió a los
supervivientes.
El 22 de junio de 1940 el ―Pinguin‖ cruza el
estrecho de Dinamarca; después de repostar de
gasolina y víveres a un submarino alemán, cerca de
las islas de Cabo Verde, izó bandera y nombre
griego y a poco consigue su primera víctima en
aguas de la isla de la Ascensión; en el Indico hunde
a dos mercantes y un petrolero es capturado y
convertido en su buque auxiliar. Adopta nueva
bandera y nuevo nombre: inglés y ―Trafalgar‖. Se
dirige a Australia y deposita a lo largo de aquellas
costas campos de minas que ocasionaron la
destrucción de 10 naves. El corsario destruye 3
mercantes más, volviendo hacía el Oeste.
En Diciembre se le ordena pasar al Círculo Polar
Antártico, donde operaban muchos barcos
balleneros acompañados de buques factoría. En los
3 meses siguientes efectuó numerosas acciones en
esas latitudes, capturando varios barcos-factoría y
balleneros. Grandes cantidades de productos
capturados se trasladaron a un mercante alemán, en
ruta hacia Alemania. El corsario se transforma
nuevamente, adoptando otro nombre e izando
bandera noruega. Con el nuevo disfraz llegan al
Índico donde hunde varias unidades inglesas. Llega
el momento de volver, pero primero debe surtirse de
combustibles y provisiones.
Al noroeste de las islas Seychelles, avista a un
petrolero inglés, que trata de darse a la fuga,
lanzando la alarma. Para reducirlo al silencio, lo
hunde a cañonazos, pero la llamada de socorro es
captada por un crucero pesado británico; cuando
éste se acerca por su popa, el ―Pinguin‖ dispara y
acierta, causando graves daños, pero la andanada
del crucero produce una fuerte explosión, partiendo
al barco alemán en dos partes, que se hunden
instantáneamente. El éxito mayor se lo apuntó el
―Pinguin‖, según el registro oficial, con 32 barcos
hundidos, con un total de 150.000 toneladas.
El crucero auxiliar ―Komet‖, el más pequeño de
ese tipo de barcos alemanes, con 3.827 toneladas,
pero armado potentemente, similar a sus hermanos
mayores, con 6 cañones de 150 mm., 2 de 37mm., 4
AA de 20mm., 6 tubos lanza torpedos (4 de
superficie y 2 submarinos), 30 minas magnéticas
y…. un intérprete de ruso, sale del Báltico y navega
por aguas noruegas, a lo largo de sus costas, a
principios de julio de 1940, en dirección Norte.
Anclado en el Mar de Barents, espera; suben a
bordo 2 prácticos rusos de un rompehielos soviético,
empezando a navegar en aguas rusas (merced al
pacto vigente germano-soviético). Hacia el 3 de
septiembre, el último de los tres rompehielos rusos-
que han colaborado y abierto la ruta, en el
transcurso de esa navegación entre los hielos-,
recibe a los dos prácticos y se separan, deseando
buena suerte.
El alemán sigue sólo su viaje, atravesando el
estrecho de Bering y entra al Océano Pacífico. El
―Komet‖ era el primer barco alemán que había
bordeado las costas de Siberia, invirtiendo en el
recorrido 23 días. Navegando por la ruta comercial
entre Japón y Canadá, el 18 de octubre se
encontraron, dirigidos por el Mando naval, el
―Komet‖, el ―Orión‖ y 2 buques nodrizas que los
aprovisionaron de carburantes y víveres, cervezas,
etc. El ―Komet‖ es pintado de forma distinta y pasa
a ser un mercante japonés y en ruta hundirá cinco
barcos, con un total de 35.000 toneladas. Todos los
prisioneros son desembarcados en una isla del
archipiélago de las Bismarck (bajo mandato inglés).
Se acerca a Nauru, antes, posesión alemana, de
donde se exportaba mucho fosfato. Bombardea las
instalaciones del puerto y los depósitos del petróleo;
pasa al Índico, cerca de la Antártica.
175
En las islas Kerguelen se encuentra con el
―Pinguin‖ y un buque nodriza. El 14 de agosto,
llevando ya un año en el mar, atraviesa el Canal de
Panamá y al salir de él, en los días siguientes
intercepta y hunde a tres mercantes, con un total de
21.300 toneladas. Cambia su disfraz y se convierte
en un buque portugués.
Entra al Golfo de Vizcaya y después al Canal de
la Mancha, escoltado por 2 submarinos y 3 lanchas
rápidas, y sobrevolado por la aviación alemana. Se
presentan las primeras torpederas inglesas y atacan.
Se entabla combate y el ―Komet‖ se refugia en el
puerto de Dunkerque. Sale al siguiente día y durante
su navegación es atacado por un bombardero
británico, que no le acierta con sus bombas.
Finalmente, el ―Komet‖ entra en puerto alemán el
30 de noviembre de 1941, y su tripulación y 109
prisioneros desembarcan; el corsario descansa de
unos largos 16 meses de mar, que inició un 30 de
Julio de 1940.
Once meses más tarde, vuelve a salir con nueva
dotación, pero no remonta hacía los mares helados,
pues para entonces el pacto germano-soviético se
había roto con el inicio de la invasión alemana a
Rusia. El crucero auxiliar intentó ganar la costa
francesa del Canal, siendo alcanzado y hundido por
una lancha torpedera británica. No hubo
sobrevivientes.
El ―Kormoran‖ cuando fue cañoneado y echado
a pique, llevaba 10 meses de navegación, y 11 naves
hundidas; enfrentado al crucero ―Sydney‖, fue
destruido, pero también él lo hizo con su oponente.
El ―Widder‖, con su capitán, proveniente de la
Reserva Naval, y considerado como un ―duro‖,
hunde en el Atlántico Central a un petrolero. Hace
fuego, sin avisar, a dos vapores británicos y los
destruye. La misma suerte para un petrolero
noruego y uno holandés. A otro mercante, lo
torpedea e ignora a los náufragos, que señalaban su
posición con linternas… Con fallas en sus
máquinas, regresa. Ha hundido 21 barcos con
58.645 toneladas.
Su capitán es asignado al ―Mitchell‖, que
empieza operaciones en marzo de 1942, en el
Atlántico Meridional. Usa en algunas ocasiones de
una lancha torpedera que llevaba a bordo. Se vale de
su alta velocidad-casi 40 nudos-para llegar al blanco
antes de que el enemigo pudiera preparar su
defensa. Hunde 12 barcos, pero necesitado de
reparaciones se dirige al Japón y el barco corsario es
llevado al dique seco en Kobe y su capitán,
enfermo, es internado en un hospital.
Será juzgado en 1947 como criminal de guerra
por no haber dado asistencia a náufragos, y
condenado a diez años de cárcel. Se justifica,
afirmando que las lanchas (en el episodio de los
náufragos) estaban a pocas cientos de millas de las
Canarias y tenían viento favorable.
Estando la nave reparada, le sustituye otro
Comandante, quien inicia su nuevo periplo,
hundiendo a un petrolero y a unos vapores
noruegos. En octubre de 1943, en navegación
nocturna, y después de ofrecer resistencia con sus
piezas artilleras, es hundido, explotando
previamente, por los torpedos de un submarino
americano. Con él, desaparece la última nave
corsaria alemana.
Militares.
El 23 de octubre de 1940, el acorazado de
bolsillo ―Admiral Scheer‖, favorecido por un
tiempo de escasa visibilidad desembocó en el
Atlántico por el Estrecho de Dinamarca.
Su misión, atacar los convoyes procedentes de
Halifax (Canadá), para Inglaterra. Sorprendió al
convoy HX84, de 37 barcos, escoltado solamente
por un crucero auxiliar, el ―Jervis Bay‖.
El comandante del crucero ordenó dispersarse a
los barcos del convoy, y sin medir la desproporción
de fuerzas, se colocó frente al acorazado alemán,
ante el asombro admirativo de los alemanes. El
―Jervis Bay‖, envuelto pronto en llamas, se hundió,
disparando hasta el final.
Después, el acorazado pudo hundir 5 barcos del
convoy; los otros, cubriéndose con nubes de humo,
y por el sacrificio del ―Jervis Bay‖, lograron
salvarse.
176
La Flota británica buscó al buque alemán,
suponiendo que iría a un puerto francés del Golfo de
Vizcaya, pero éste, penetró en el Océano Indico,
(durante doce días estuvo desorganizado el sistema
de convoyes del Atlántico). En el Índico, hundió 4
barcos, regresando a Alemania en abril de 1941,
burlando a sus enemigos, no sin antes hundir otros 6
barcos más. En total 16, sumando 99.000 toneladas.
Un segundo barco de guerra, el crucero ―Hipper‖
salió el 30 de noviembre de ese mismo año, y entró
al Atlántico, también protegido por un mal tiempo
protector. Encontró a un convoy, al que atacó sin
éxito, con torpedos. Entró en contacto con dos
cruceros de escolta ingleses, y después de un breve
combate, se retiró, ya que como todos los corsarios
alemanes, tenían orden de atacar los barcos
mercantes, pero evitar la lucha contra barcos de
guerra, salvo que el enemigo fuera muy inferior en
fuerza.
Entró en el puerto de Brest en el litoral
occidental francés y se hizo a la mar desde este
puerto el primero de febrero del siguiente año y a
unas 200 millas de las Azores cayó sobre un convoy
de 19 barcos, sin escolta, que procedía de Freetown
(el principal puerto de Sierra Leona, en la costa
occidental africana). Hundió a 7, los otros se
dispersaron y lograron escapar. El crucero alemán
tuvo que interrumpir su misión por averías en las
máquinas, regresando a Brest después de haber
hundido 8 barcos con un total de 34.000 toneladas.
A fines de enero del mismo año, los dos cruceros
de batalla ―Scharnhorst‖ y ―Gneisenau‖ fueron
avistados en el Gran Belt (estrecho de Dinamarca,
que une al Báltico con el mar del Norte), con rumbo
al Norte. La ―Home Fleet‖ (Flota Metropolitana
británica), organizó la búsqueda en el mar del Norte.
Los barcos alemanes encontraron un convoy
escoltado por el acorazado ―Ramillies‖ y se
alejaron, obedeciendo a las consignas de proseguir
en su misión esencial, que era la destrucción del
tráfico marítimo enemigo y en ese menester, se
debía evitar todo combate con adversarios de igual
potencia. Ante Terranova hundieron 5 barcos
mercantes y arrumbaron hacia el Sur; a 350 millas
de Cabo Verde se encontraron con un convoy de 50
barcos, escoltados por el acorazado ―Malaya‖.
Renunciaron al ataque, pero contactaron con 3
submarinos y los condujeron al encuentro del
convoy, donde éstos hundieron 3 barcos. Vueltos
los dos cruceros de batalla nuevamente a la ruta
Halifax-Inglaterra, encontraron a un grupo de
barcos que acababan de dispersarse de un convoy y
estaban sin protección y hundieron a 16 de ellos
para luego regresar a Brest. Habían hundido en
total, 22 barcos con 115.000 tn.
Este y los anteriores éxitos, envalentonaron a los
alemanes para montar, en mayo de 1941 una gran
ofensiva por medio de barcos de superficie contra el
comercio británico. Deberían intervenir el
―Bismarck‖ y el ―Prinz Eugen‖, saliendo desde
Alemania, y el ―Scharnhorst‖ y el ―Gneisenau‖
desde Brest, pero éstos no pudieron, a causa de
avería en sus máquinas. El almirante Lütjens que
había mandado los dos cruceros de batalla en su
última operación, izó su insignia en el ―Bismarck‖,
pero opinaba que para iniciar la operación debía
esperarse por la reparación de los dos cruceros de
batalla y la puesta a punto del acorazado ―Tirpiz‖
(gemelo del Bismarck, que estaba terminándose).
Sin embargo, hubiese significado condenar a la flota
de superficie a largas semanas de inactividad,
mientras se potenciaban los ingleses a través de los
convoyes de suministros.
Era entonces el ―Bismarck‖ la mayor innovación
a flote de la ingeniería naval alemana; era un
magnifico barco, con un blindaje lateral de 340 mm,
en las torres de 360 mm, en los puentes de 203 mm
y 120 en la cubierta; gran manga: 36 mts; muy
buena distribución de compartimentos estancos y
buena protección contra explosiones submarinas.
Una fuerza de 150.000 CV. y una velocidad de 30
nudos (57 kms). Tonelaje neto registrado: 35.000;
en misión de combate, 42.000. Armamento: 4
torres, con un total de 8 cañones de 380 mm, 12 de
150, 16 AA de 105; 16 AA de 37; 12 AA de 20; 8
tubos lanzatorpedos de 533 mm y 6 aviones
lanzados por catapultas. Su dotación era de 2.065
hombres.
177
Usaba los muy perfeccionados medios ópticos de
la marina alemana para calcular la distancia de tiro;
un ―radio telémetro‖, especie de radar que emitía en
una longitud de onda de 90 cms (pero, al igual que
los demás buques alemanes no tenía radar de
navegación).
El crucero ―Prinz Eugen‖, también de nueva
construcción, desplazaba 14.800 tn y sus armas eran
8 de 203 mm, 16 de 105 y 12 tubos lanzatorpedos
de 533 mm. con una velocidad de 32 nudos.
Contrario a las órdenes anteriores, el Grupo
Bismarck estaba autorizado para atacar convoyes
con escolta, si bien, sólo el acorazado debía trabar
combate para dar a su acompañante, el crucero, la
oportunidad de atacar a los barcos mercantes. El
combate sólo quedaba autorizado en la medida en
que lo exigiera la misión, y siempre que no
implicara riesgos demasiado grandes.
Salieron del puerto polaco de Gdynia el 18 de
mayo de 1941. Dos barcos de abastecimiento y
cinco petroleros enviados anticipadamente,
consiguieron pasar al Atlántico Norte. Estaba
previsto el concurso de los submarinos en contacto
con los barcos de Lütjens. Los buques de guerra
fondearon cerca de Bergen, en Noruega, donde se
aprovisionaron de combustible. Salieron a la mar el
21 en la noche, y al siguiente día, Lütjens despidió a
los destructores de escolta que le habían
acompañado hasta allí.
Los reconocimientos aéreos británicos habían
localizado los barcos cerca de Bergen, fondeados,
pero cuando repitieron la exploración, éstos habían
partido.
Avisado el almirante Tovey, al mando de la
―Home Fleet‖, no descartó ninguna hipótesis
(incluso ataque contra Islandia). Reforzó las
patrullas en las aguas de las islas Orcadas, Shetland,
Feroes, Islandia y Groenlandia y ordenó la partida
de Scapa Flow de otra División: crucero de batalla
―Hood‖, acompañado del acorazado ―Prince of
Wales‖ y 6 destructores, a situarse en posición de
espera, al oeste del Estrecho de Dinamarca. Envía
los cruceros ―Suffolk‖ y ―Norfolk‖, de vigilancia al
Estrecho de Dinamarca. Los cruceros ―Arethusa‖,
―Manchester‖ y ―Birminghan‖ vigilaban el paso
entre las Feroes e Islandia. Tovey con el grueso de
la ―Home Fleet‖ se hizo a la mar el 23, desde Scapa
Flowr, arrumbando hacia el Sur de Islandia, con el
Acorazado ―King George V‖, crucero de batalla
―Repulse‖, portaaviones ―Victorious‖, 4 cruceros y
7 destructores.
El simple movimiento alemán había ya
movilizado 14 naves británicas de alto porte, sin
contar destructores y otras naves menores. El 23 de
mayo, al amanecer, los dos barcos alemanes se
encontraban al norte de Islandia, rumbo Oeste-
Noroeste. Lütjens había podido elegir para pasar: 1)
el estrecho de Dinamarca (reducido a 90 kms, por
178
los hielos de Groenlandia y por un campo minado:
2) entre Islandia y las Feroes, unos 450 km. Opta
por la primera opción; de haberlo hecho por la otra,
se habría deslizado por detrás del grupo del ―Hood‖
y delante de la ―Home Fleet‖ posiblemente, ya que
sólo se encontraban los tres cruceros mencionados.
Quizás Lütjens contaba con la niebla, más no se
sabe si tuvo en cuenta al radar inglés.
A las 20:15 los cruceros ―Shuffolk‖ y ―Norfolk‖
establecían contacto con el grupo alemán. Se
entabló un breve combate, sin resultado, a causa de
la mala visibilidad. A pesar de la bruma, los
ingleses mantienen el contacto. Los alemanes se dan
cuenta de que eso es producto de un excelente radar,
cuyo alcance eficaz estimaron en 35.000 mts.
Vanamente intentó Lütjens desprenderse, mediante
bruscos cambios de rumbo; los dos cruceros
marcaban con toda normalidad la situación de los
alemanes y señales radio telegráficas escuchadas en
todas las demoras, indicaban la presencia, en sus
proximidades, de numerosas fuerzas enemigas.
Así transcurrió la noche; al clarear del día 24, el
―Hood‖ y el ―Prince of Wales‖ aparecieron en línea
de fila, en buena posición táctica (sector adelantado
respecto al enemigo). El Almirante británico, con su
insignia en el ―Hood‖ ordena a sus naves un viraje
de proa (8 piezas de sus torres posteriores quedan
incapacitadas para participar en el combate,
reduciendo su superioridad de 18 a 8 cañones en los
calibres pesados). Parecía, por tanto, una maniobra
apresurada, pero quizás, fue hecho por
motivos balísticos (se le había informado que a
más de 12 km de distancia los proyectiles alemanes
alcanzarían al ―Hood‖ en un ángulo que ponía en
peligro sus puentes, débilmente blindados).
Al poner proa hacia el enemigo, llegaría antes a
un punto donde podría evitar esas peligrosas
trayectorias casi verticales; además, quién sabe si no
tenía confianza en su supuesta superioridad artillera
en los cañones gruesos, dado que la artillería
principal del ―Prince of Wales‖ con calibre nuevo
en la marina británica no había sido puesta a punto.
Dos de sus tres torres (una doble y dos
cuádruples, sumando diez de 356 mm) estaban
recién montadas y aún llevaban a bordo equipos de
obreros empeñados en eliminar los últimos defectos
de funcionamiento.
Su buque insignia, el ―Hood‖ era ya barco
antiguo, de 1920, gloria británica, desplazando
42.000 tn. Con débil protección horizontal en
puentes y cubierta (el defecto de que adolecían los
cruceros de batallas ingleses); sin embargo, llevaba
un buen armamento en cantidad y calibres; una gran
velocidad de 31 nudos y una dotación de 1.477
hombres. El Almirante inglés ordenó abrir fuego
sobre la primera nave alemana, que resultó ser el
―Prinz Eugen‖ (que en la noche se había
adelantado). El ―Prince of Wales‖ identificó
correctamente al Bismarck como la segunda nave y
no se tuvo en cuenta esa orden, producto de un
error.
Cuando los barcos ingleses viraban a la izquierda
para poder emplazar sus torres posteriores y cuando
el ―Hood‖ se disponía a disparar, esta vez contra el
―Bismarck‖, éste abrió una salva de 380 mm. sobre
el británico.
179
180
El ―Hood‖ fue alcanzado, probablemente en un
pañol de municiones, y con una formidable
explosión desapareció en unos instantes. El
Almirante y toda la dotación desaparecieron. Sólo
hubo tres supervivientes, (entre ellos un joven
oficial).
El ―Bismarck‖ ataca inmediatamente al ―Prince
of Wales‖ y le encaja 4 proyectiles de 380 y 3 de
203 mm. Uno explota sobre el puente de mando,
mata a todos en el puente excepto al capitán de la
nave, y a un timonel.
Con problemas, como dijimos, en sus torres, el
inglés rompe el contacto, desplegando una cortina
de humo, pero antes lanza una última andanada con
los 356 de popa, consiguiendo tres impactos sobre
el Bismarck y uno de ellos abre una vía en un pañol
de combustible. Al mezclarse éste con el agua del
mar, quedó gravemente afectado el radio de acción
del vencedor, y lo delataba una enorme estela
oleosa; su velocidad, se redujo a 20 nudos y
hocicaba de proa.
Comunica Lütjens su intención de dirigirse a
Saint Nazaire, en la costa francesa. Da libertad al
―Prinz Eugen‖ –que está ileso- para que se marche.
Al conocer de la desaparición del ―Hood‖, la
reacción inglesa se incrementa, atizada por la sed de
venganza; la fuerza H, desde Gibraltar: crucero de
batalla ―Renown‖, portaaviones ―Ark Royal‖,
crucero ligero ―Sheffield‖, más los acorazados
―Rodney‖ ―Revenge‖ y ―Ramillies‖, que se hallaban
en misión de escolta fueron lanzados también a la
caza.
El crucero ―London‖, que también escoltaba
convoyes desde las Azores, el crucero ligero
―Edimburgo‖, desde Freetown y el acorazado
―Nelson‖ fueron también requeridos.
Todos abandonaron todo para ir a la caza del
―Bismarck‖.
El hundimiento del ―Hood‖ había sido difundido
por radio al mundo entero. Si el acorazado alemán
escapaba, el efecto moral sería grande para ambos
contendientes. Pero el Mando alemán era desde
tierra casi impotente. Ignoraba la situación de las
fuerzas perseguidoras; los aviones de exploración de
que disponía no tenían autonomía para sobrepasar
los 15° de latitud Oeste. El ―Bismarck‖ estaba solo
y no podía contar más que con un problemático
socorro de los submarinos.
181
Localizado por Tovey, éste se lanza a una ruta de
intercepción y ordena retrasar la marcha del alemán
con los aviones del ―Victorious‖ (buque y
aviadores, todavía inexpertos). Los ―Swordfish‖ lo
atacan y alcanzan con un torpedo en el blindaje
lateral que sólo quemó la pintura. Los aviones
vuelven a su barco y logran aterrizar en la
oscuridad.
Con una espesa niebla, y a pesar del radar, el
―Shuffolk‖ pierde el contacto y muchos buques
menores ingleses-destructores-se retiran para
repostar. El ―Bismarck‖ estaba entonces a 350
millas al Sur-Sudeste de la punta meridional de
Groenlandia. Lütjens continuaba emitiendo
mensajes por radio, creyendo que era seguido. Las
marcaciones radiogonométricas tomadas desde
Inglaterra, y casi paralelas, daban una zona de
incertidumbre muy extensa.
Tovey subió hacia el Norte durante un cierto
tiempo. Durante 30 horas se ignoró la posición del
alemán. Por fin, el día 26, a las 10:30, un hidroavión
del ―Coastal Command‖ localiza al alemán, rumbo
al Sureste, a la altura de Brest y a unos 1.000 km.
Sólo los ―Swordfish‖ del portaaviones ―Ark Royal‖
(Fuerza H) estaban en condiciones de retrasar su
marcha. A las 17:30, el crucero ―Sheffield‖,
destacado de la fuerza H, estaba en contacto; los
aviones torpederos que llegaban, se confunden y
atacan al ―Sheffield‖, se libra el crucero por su
elevada sensibilidad magnética que hace que
exploten antes de tocarlo.
Error positivo, cuando vuelven lo hacen con los
torpedos con viejos percutores de impacto, atacan,
pero la cortina del acorazado es demasiado densa,
solo hacen impacto, uno en el centro, contra
el blindaje lateral... el otro en la popa, averiando el
182
servomotor del timón, bloqueándolo (la nave queda
sin gobierno). Vira dos veces en redondo y después,
logró reemprender su rumbo, con dificultades, pero
a muy poca velocidad. Su destino estaba marcado.
A las 23:40 Lütjens cursó a Berlín el siguiente
radio. ―El barco es ya ingobernable, combatiremos
hasta el último instante ―Heil Hitler‖. Durante toda
la noche, aguantó la carga de los destructores, que
en vez de hacer cobertura antisubmarina, se lanzan
siguiendo los principios de Nelson, según el cual, un
capitán nunca se equivoca si avanza hacia el
enemigo.
Pero el estado del mar y el fuego preciso del
―Bismarck‖, logran, al parecer, que ningún torpedo
alcance su objetivo. En la mañana siguiente, a las
08:47 a.m., los acorazados ―King George V‖ y
―Rodney‖, que habían esperado que fuera de día,
abren fuego contra el ―Bismarck‖.
Este se mueve lentamente, a 7 nudos, tratando
de mantener en lo posible un curso ordenado que
facilite el disparar a la artillería de a bordo. Recibe
el impacto concentrado de 10 piezas de 356 mm y 9
de 403.
Aunque averiado y poco dueño de su maniobra,
todavía el ―Bismarck‖ pudo disparar, pero otra salva
del ―Rodney‖ puso fuera de servicio su dirección de
tiro.
Cuando cesó el fuego a las 10:15, no pudo
responder –ruina silenciosa y desmantelada- Lütjens
y el capitán del buque, parece ser que murieron en
las primeras andanadas inglesas; a las 10:40 una
sarta de torpedos, a quemarropa, del crucero
―Dorsentshire‖ lo hunde y desaparece a las 11:00.
Antes de la salva, se ordenó abandono de la nave:
400 náufragos. El crucero rescató a 85 y el
destructor ―Maori‖ a 25.
183
Se retiraron del rescate porque se dijo que se
había avistado un submarino alemán. El ―Bismarck‖
estaba entonces a 400 millas de Brest y dentro del
alcance de los aviones alemanes, pero el mal tiempo
limitaba su radio de acción; sin embargo, pudieron
hundir al destructor inglés ―Mashona‖.
Al siguiente día, dos náufragos fueron rescatados
por un submarino y tres por un buque de
observación meteorológica, total de alemanes
supervivientes: 115, entre ellos tres jóvenes
oficiales.
Para aquel momento, el movimiento del
―Bismarck‖ había movilizado a 9 buques de línea, 2
portaaviones, 13 cruceros, 22 destructores y 6
submarinos.
Podemos deducir como consecuencia que 1) el
plan de Raeder tenía bases reales, pero no disponía
de una suficiente Escuadra de combate para
apoyarlo. 2) sin poder contar con la aviación con
base en tierra, era necesario el apoyo de
portaaviones (―Stukas‖ navales hubiesen aplastado a
los ―Swordfish‖, además de atacar duramente
a las naves inglesas). 3) ausencia en la Royal
Navy británica de petroleros rápidos –fuente de
preocupación tanto desde el punto de vista logístico
como táctico-.
Los alemanes hicieron todavía otra tentativa del
mismo plan pero fracasó y contribuyó a reforzar la
opinión de Hitler contra los grandes barcos (a pesar
de decidir acelerar la construcción del portaaviones
―Graff Zepelin‖, como la transformación en
portaaviones del crucero ―Seydlizt‖ en construcción
y de varios transatlánticos). Todo quedó sin hacer
pues la guerra empezó a variar en tierra.
En total, los barcos corsarios, de guerra y
mercantes armados, hundieron 1.558.000 toneladas
de buques, o sea el 6,3 por 100 del tonelaje total
hundido durante la guerra. Porcentaje comparable al
de las destrucciones producidas por minas, y que es
pequeño. Se explica ello por el hecho de que la
Marina alemana no podía mandar a los Océanos
grupos acompañados por portaaviones. En estas
condiciones, sus grandes buques de guerra, poco
numerosos, estaban expuestos a la destrucción,
como ocurrió con el ―Bismarck‖.
Se vieron, además, retenidos por la escasez de
combustible, pues la Marina era tratada como un
pariente pobre. Pero sus resultados no deben ser
184
medidos en cifras de tonelaje hundido únicamente.
Hemos visto en el caso del ―Graf Spee‖ y mucho
más con el ―Bismarck‖, el despliegue de fuerzas que
requirieron. Los ingleses tuvieron que asignar a la
protección de los convoyes de tropas los acorazados
de la clase R, que fueron así, en general, distraídos
de otras misiones. Cuando declinaba el año 1942 los
efectivos pesados de las fuerzas navales alemanas
de superficie -o, mejor dicho, sus restos- se
encontraban en una aguda crisis.
A la vista del fracaso de un ataque de dos
cruceros y seis destructores contra el convoy
británico JW 51 B en el Ártico, el Führer ordenó el
desguace de las grandes unidades aún disponibles y
el paso de las tripulaciones y la artillería pesada de
los buques a cumplir un servicio en tierra: el de
reforzar la ―Muralla del Atlántico‖. Su resistencia
ante orden tan absurda le acarreó al Comandante
Supremo de la Marina de guerra, almirante Raeder,
el cese en el servicio activo.
185
CONVOYES
uando estalló la guerra en 1939, la Armada
alemana desplegó rápidamente numerosos
submarinos y buques corsarios de superficie para
hundir los navíos mercantes con destinos a los
puertos británicos, con la esperanza de estrangular
la línea de aprovisionamiento de Gran Bretaña a
través del Atlántico.
El Almirantazgo británico volvía a poner en
práctica de inmediato los sistemas de convoyes que
habían demostrado ser tan eficaces para combatir
esta amenaza durante la Primera Guerra Mundial,
aunque mantener unida una compacta formación a
través del océano Atlántico sin que se produzca una
colisión o algún otro incidente importante puede ser
una auténtica hazaña.
En invierno la empresa exigía un esfuerzo
sobrehumano.
La principal ruta de los convoyes atravesaba una
región del Atlántico Norte donde prevalece uno de
los peores climas del mundo entre noviembre y
abril. Los buques, escarchados por el hielo o
cegados por la nieve, luchaban por mantener sus
lugares en la formación; en densa niebla, quedaban
ocultos a los submarinos alemanes, pero corrían el
riesgo de chocar entre sí o con sus escoltas que los
rodeaban.
Olas de hasta 18 metros de alto podían romper
las cubiertas de los barcos y reducir los botes
salvavidas a astillas, mientras que los vientos con
fuerza de huracán ponían a prueba la habilidad de
los capitanes. Los hombres que eran barridos de la
cubierta morían a menudo congelados en cuestión
de segundos.
Mantener un buque en su rumbo bajo tales
circunstancias era agotador; sincronizar la
navegación de docenas de buques durante una o dos
C
186
semanas frente a los submarinos alemanes y el feroz
tiempo, requería la más absoluta habilidad y
tenacidad.
Incluso en las circunstancias más difíciles, había
que permanecer en alerta. Por la noche, las
tripulaciones montaban guardias que calaban los
huesos, vigilando las blancas crestas de las olas en
busca de alguna torreta.
Durante el día, intentaban captar periscopios con
los binoculares en tediosos pero metódicos
exámenes, con cada hombre registrando una y otra
vez un pequeño cuadrado de mar.
Y, siempre, la tensión y el agotamiento se veían
mezclados con el miedo. La vigilancia de
veinticuatro horas al día no era ninguna garantía de
que un torpedo no pudiera golpear en cualquier
momento.
Los submarinos alemanes podían incluso salir a
la superficie en medio de un convoy, para lanzar
destrucción a su alrededor.
Los convoyes incluían a menudo de 45 a 50
barcos y ocupaban hasta 52 kilómetros cuadrado de
mar. Normalmente había varias columnas de barcos
con 1 kilómetro de separación.
En teoría, los buques escoltas se situaban
rodeando completamente los extremos del convoy
para proteger los flancos.
Una fuerza de avance, con observadores, ―Asdic‖
y/o ―Sonar‖, más tarde también ―Radar‖, trabajaba
por delante del convoy, que también iba respaldado
en la retaguardia por un buque de rescate.
En caso de encuentro con atacantes de
superficie, el Oficial al mando de un convoy sólo
ordenaba su dispersión como último recurso si la
fuerza atacante era abrumadoramente fuerte. A
partir de ahí, cada mercante tenía que mantener la
radio en silencio y dirigirse a su destino sin
protección.
La orden ―dispérsense en abanico y avancen a
velocidad máxima‖ suponía un procedimiento
simple y bien comprendido. La columna central de
barcos o la columna de la derecha de las dos
centrales, cuando existía un número par de
columnas, seguía recta.
La columna situadas a ambos lados se alejaba
girando 10 grados hacía babor o hacía estribor. Las
siguientes columnas giraban 20 grados (10 grados
más que las embarcaciones contiguas), y así
sucesivamente hasta los flancos del convoy.
De este modo, un convoy compacto se
dispersaba en un abanico de lenta expansión.
Los atacantes podían atacar algunos navíos, pero
esta maniobra garantizaba normalmente la
seguridad de una buena parte de ellos.
187
Los barcos que transportaban pasajeros o cargas
volátiles, como municiones o combustible,
normalmente se situaban en el centro de convoy con
la creencia de que serían menos vulnerables al
ataque de los submarinos, pero no siempre era así.
Cuando el convoy era atacado, los barcos de la
fuerza de escolta se separaban para buscar a los
atacantes. Esto podía ser una acción peligrosa ya
que dejaba un hueco en la línea de defensa a través
de la cual podrían penetrar otros submarinos.
En la práctica, a menudo sólo se disponía de 2 o
3 barcos de guerra para proteger todo un convoy; al
principio de la guerra los submarinos eran capaces
de hundir buques mercantes a voluntad.
Los ataques más efectivos eran aquellos en los
que dos buques escolta trabajaban conjuntamente,
uno mantenía contacto mediante ―Asdic‖, luego
podía comunicar por radio al segundo escolta la
posición y la profundidad del submarino, para que
se desplazara rápidamente al lugar y soltaran las
cargas de profundidad.
El cono del ―Asdic‖ se agrandaba con la
distancia y la precisión era poco fiable en su
extremo; por otra parte, el cono, estrecho en su
origen, no era eficaz a menos de 275 metros. La
mejor posibilidad que tenía un submarino de
escapar era cambiar de curso, bien directamente
hacía el buque escolta o bien alejándose todo lo
posible de él.
Un submarino sumergido perdía su mayor
velocidad de superficie y desconocía lo que pasaba
arriba. Por lo tanto, era vulnerable a los ataques de
las cargas de profundidad. Las cargas de
profundidad se detonaban activando un mecanismo
cronometrado a la profundidad donde se encontraba
el submarino, según lo mostrado por el ―Asdic‖.
188
Antes de que la Batalla del Atlántico terminara,
Gran Bretaña perdería más de 32.000 de sus
marinos mercantes. Casi una cuarta parte del
número total que sirvió en sus fuerzas durante toda
la Segunda Guerra Mundial.
Para disminuir las pérdidas de personal,
los Aliados organizaron a partir de 1941,
barcas de salvamento, ―rescue chips‖, equipados
con el único objeto de recoger al personal de los
barcos torpedeados.
Los ―rescue chips‖ se mantenían por la zona de
los convoyes, eran relativamente pequeños, fáciles
de maniobrar y tenían, sólo ellos, la autorización y
la orden de permanecer en busca de supervivientes
en una zona en que fuese torpedeado un barco.
Hasta el fin de la guerra salvaron a 4.200 personas.
189
190
Convoyes del Ártico.
En 1941 la URSS, ya en guerra con Alemania
no tenía acceso a los Océanos más que por el Ártico
y por el pequeño puerto de Petropavlosk, en la
península Kamtchtka, sobre el Pacífico, puerto de
pequeña importancia, aprisionado por los hielos en
una gran parte del año y sin comunicaciones
practicables con el interior del país. Los otros mares
a los que se asomaba la U.R.S.S, Mar Caspio, Mar
Negro, Mar Báltico y Mar del Japón, son mares
interiores o mares costeros de los que Rusia no
poseía la desembocadura.
Dado que los ingleses y americanos necesitaban
que los rusos aguantaran el embate alemán, se
mostraron dispuestos a suministrar abastecimientos
de toda índole a sus Fuerzas Armadas. Este
abastecimiento se efectuaría por tres vías:
1.-Por el Pacífico, Vladivostok y el ferrocarril
Transiberiano. Los japoneses dejarían pasar, con
disgusto de los alemanes, en aplicación del pacto de
no-agresión ruso-japonés, a los barcos mercantes
norteamericanos bajo bandera rusa.
2.-Por el Golfo Pérsico, donde las
comunicaciones por mar estarían poco amenazadas,
pero continuadas por vías terrestres de escaso
rendimiento.
3.-Por el Océano Glacial Ártico, por donde se
efectuarían los transportes de mayor importancia y
los más urgentes, pero donde la lucha sería dura e
impondría a las Marinas Aliadas grandes sacrificios,
sobre todo a la británica.
191
En esa ruta podían ser utilizados dos grandes
puertos: Murmansk y Arcángel y dos pequeños
puertos secundarios, uno cerca de Murmansk y otro
al fondo del mar Blanco, que permitían la descarga
de un pequeño número de barcos. Murmansk está
siempre libre de hielos, gracias a los efectos del
Gulf Stream (Corriente del Golfo). Arkángel sólo
está libre una parte del año, y en invierno, el puerto
sólo es accesible por medio de barcos rompehielos.
Los dos puertos están ligados por vía férrea a
Moscú y Leningrado. Los alemanes pudieron
destruir parcialmente el ferrocarril de Murmanks,
pero los rusos hicieron una desviación en la vía de
Arkángel.
Entre el mar Blanco y el Báltico, el canal Stalin
permitía el paso de barcos de poco tonelaje. Raeder,
el Jefe de la Armada alemana no cesaría de insistir
para que los puertos del mar Blanco fuesen
ocupados, pero su territorio es fácil de defender y
los germano-finlandeses no lograron aislar a
Murmanks.
El abastecimiento de la URSS por el Ártico
siempre fue posible y el paso de los convoyes daría
lugar a una lucha que, debido al clima, sería terrible
y que constituiría la réplica por mar de las atroces
campañas de invierno en tierra, en el frente ruso. Al
norte del Círculo Polar el mal tiempo es casi
continuo; las depresiones se suceden, originando un
violento viento del Sudeste, acompañado de lluvia y
nieve, y levantando olas muy gruesas. El agua,
apenas caída sobre las cubiertas o las
superestructuras, se hiela. Es difícil moverse; con
mayor motivo aún lo es el combatir; un hombre que
caiga al mar, si no es socorrido inmediatamente, se
muere de frío. Los salvamentos después de los
torpedeamientos, eran pues, muy inciertos.
En cuanto el viento cesa, viene la bruma y aún
con viento, la visibilidad permanece muy reducida;
en la isla de los Osos se cuentan al año 300 días de
tiempo cerrado. Gracias a la corriente del Gulf
Stream, el sur de Islandia, el norte de Noruega, el
este de Spitzberg y la Península de Kola están casi
siempre libres de hielos de julio a octubre, se
permite el paso por el Estrecho de Dinamarca, más
las costas de Groenlandia, llenas de hielos, son
peligrosas.
En verano, la brevedad de las noches, menos de
4 horas, facilitaba la acción de la Aviación alemana,
cuyos aeródromos se encontraban cerca, en
Noruega. De noviembre a marzo, el Estrecho de
Dinamarca, sólo ofrece un paso libre de menos de
20 millas de anchura. La ruta de invierno pasaba al
Sur del círculo formado por Islandia, la isla de Jan
Mayen y la isla de Osos, mucho más cerca de las
bases alemanas, pero la noche es casi continua y
siempre sombría, lo que complica la navegación,
pero, sin embargo, hacían más difíciles los ataques
enemigos.
Los convoyes británicos se formaban,
generalmente en Escocia, e iban hacia Islandia,
donde se reunían con los barcos venidos de
América. Después seguían una derrota más o menos
al Norte, según la época del año, aproximándose lo
más posible a la barrera glacial.
Murmansk y Arkángel son buenos puertos, pero
contaban con reducidos medios portuarios, la
descarga llevaba mucho tiempo. En resumen la ruta
de Rusia era larga y dura; el abastecimiento por
mar, difícil, los convoyes pasaban a corta distancia
de la aviación enemiga, por una zona infestada de
submarinos y expuestas a los ataques de superficie
de los alemanes; las desviaciones del rumbo
principal no podían ser de mucha amplitud a causa
del reducido espacio, y los alemanes conocían la
derrota a seguir con precisión. La flota británica no
disponía, al principio, de suficiente número de
portaaviones para todos los convoyes.
192
Al este de la isla de los Osos, los convoyes sólo
podían contar con su defensa antiaérea propia. Fue
necesario escoltarlos con cruceros y a menudo, con
acorazados, a causa de la presencia en Noruega de
los barcos alemanes, pero entonces, los grandes
buques británicos, navegando a la reducida
velocidad de los barcos de carga se veían muy
expuestos a los ataques de los submarinos.
Los rusos disponían en el Ártico de destructores,
de lanchas rápidas y submarinos. Atacarían
frecuentemente a la navegación costera alemana,
que era intensa para el abastecimiento de los
ejércitos de Finlandia, y participarían activamente
en la defensa de los convoyes de Murmansk, pero el
peso de la misión de paso sería soportado, la
mayoría de las veces, por las Marinas occidentales,
especialmente por la británica.
Si las condiciones eran muy duras para los
Aliados, también lo eran para los alemanes, pero
éstos tuvieron la ventaja de poder usar sus bases
navales en Noruega.
Se pueden distinguir varios períodos en las
operaciones de convoyes: 1) hasta septiembre de
1942, la actividad fue intensa, zarpando el primero
el 21 de agosto de 1941. Hasta finales de ese año
pasaron 13 convoyes con un promedio de 9 barcos
mercantes cada uno y sólo se perdió un buque.
Dado que, en aquel momento, Inglaterra
era incapaz de crear un segundo frente en Europa y
su ofensiva aérea sobre Alemania era débil
(los bombardeos estratégicos no empezaron, prác-
ticamente hasta 1943), Rusia se salvó por sí misma
en 1941.
A finales de marzo de 1942, un convoy seguido
por los submarinos alemanes, que daban
continuamente su situación, fue atacado durante tres
días consecutivos por formaciones aéreas que
alcanzaron a un centenar de aviones.
De 25 barcos mercantes, 6 fueron hundidos,
totalizando 37.000 tns. y en barcos de guerra
también los daños fueron graves.
A finales de julio, el convoy P.Q.17 de 27
barcos, salió de Islandia al mismo tiempo que otro
de 25 barcos salía de Arkángel, los dos iban
fuertemente escoltados y protegidos por los
movimientos de la ―Home Fleet‖.
El convoy que iba hacia el Este fue
violentamente atacado por los submarinos y los
aviones a 120 millas de la isla de los Osos; el
Almirantazgo, inquieto, ordenó su dispersión. El
resultado fue desastroso, sólo la mitad, 13 de los 27
barcos llegaron a Arkángel.
193
El convoy que venía de Rusia escapó a los
aviones y submarinos, pero 6barcos se hundieron en
un campo de minas fondeado al oeste de Islandia.
2) Después del fracaso del P-Q-17, el
Almirantazgo suspendió las salidas para Rusia, en
espera de que el acortamiento de los días permitiese
el paso en condiciones más favorables. Sin
embargo, las llamadas de Stalín se hacían
apremiantes y fue enviado un convoy en agosto, que
pasó felizmente. En septiembre de 1942, un nuevo
convoy de 33 barcos mercantes salió con una
escolta muy fuerte: a 200 millas al sudoeste de
Spitberg; los submarinos alemanes atacaron y
hundieron 2 barcos.
Durante los tres días siguientes, el convoy fue
asaltado por unos 225 aviones alemanes, que
destruyeron 10 barcos, los submarinos hundieron,
otros tres perdiendo los alemanes unos 40 aviones.
En el transcurso de los tres meses siguientes,
oct-nov-dic/42 no se envió ningún barco a Rusia.
Los desembarcos en África del Norte no permitían
asegurar las escoltas.
3) Desde finales de diciembre de 1942, intensa
actividad hasta el verano de 1943. El 22 de
diciembre, un convoy de 14 barcos salió escoltado
por 6 destructores, 2 corbetas, 1 dragaminas y varios
patrulleros. El día 31 fue atacado por una Escuadra
alemana, con el crucero ―Hipper‖, acorazado
―Lützow‖ y un destructor. El capitán de navío
británico que mandaba la escolta, se dirigió
resueltamente al encuentro de los barcos alemanes.
En el curso de la acción, el destructor del capitán,
junto a otro, fueron hundidos, pero el convoy se
salvó; la llegada de los cruceros británicos
―Jamaica‖ y ―Sheffield‖ de la fuerza de cobertura,
transformó el combate.
El Almirante alemán, que había recibido la orden
de ser muy prudente, rompió el contacto, ya que la
visibilidad era mala y podía dar lugar a sorpresas;
los jefes navales alemanes temían el furor de Hitler
si se desataba por la pérdida de uno de los barcos
grandes, pero Hitler supo la noticia por la radio
inglesa. El asunto, de poca importancia, provocó
una grave crisis en el Alto Mando alemán.
(El almirante Raeder, ante una fuerte escena de
violencia y crítica a la Marina por parte de Hitler,
dimitió –Hitler eligió para sucederle a Dönitz).
4) durante el verano de 1943, suspensión. Los
aliados lanzaban entonces una ofensiva reforzada
contra los submarinos alemanes en el Atlántico, y
tenían necesidad de todos sus destructores y
aviones. 5) después del verano de 1943, renovación
del tráfico (a pesar del desembarco de Normandía.
etc) pero es que para entonces, era muy grande la
superioridad de aviones, barcos de todos tipos –
mercantes y de guerra- que permitían cubrir todas
las necesidades.
En el transcurso de la campaña –convoyes del
Ártico –775 barcos en 35 convoyes transportaron 4
millones de toneladas de material a Murmanks y
Arkangel; fueron hundidos 57 barcos en los viajes
de ida y 21, en los de regreso; la ayuda a la URSS
fue muy grande. Solamente los EE.UU
proporcionaron a Rusia, por el Ártico, por el
Océano Indico y por el Pacífico, 14.700 aviones,
7.000 tanques, 52.000 jeeps; 375.000 camiones, etc.
Stalín reconocería que esos envíos fueron uno de los
factores esenciales de la victoria.
194
LA CONFERENCIA DE RÍO
l arquitecto del sistema de defensa atlántico
estadounidense fue el presidente Franklin
D. Roosevelt, que consiguió imponer sus planes, la
construcción de bases, pese a la fuerte oposición
interna. Su primer esfuerzo, iniciado el 6 de
septiembre de 1939 (tres días después de estallar la
Segunda Guerra Mundial), consistió en reforzar las
tres débiles bases norteamericanas del Atlántico: el
enclave naval de la bahía de Guantánamo, en Cuba;
una estación hidrográfica y radial en Puerto Rico, y
el Canal de Panamá, que era vulnerable a un ataque
en cualquier momento.
Luego, en septiembre de 1940, Roosevelt se
anotó un importante triunfo defensivo. Cerró un
contrato de arriendo con Gran Bretaña por el que los
Estados Unidos podían construir y mantener durante
99 años bases en las Bahamas, Jamaica, Santa
Lucía, Antigua, Trinidad y la Guayana Británica. A
cambio, la apurada Royal Navy obtuvo 50
destructores viejos de un tipo que los Estados
Unidos habían estado vendiendo como chatarra a
5.000 dólares la unidad. Los británicos, sumamente
necesitados de buques de guerra, quedaron tan
contentos que el primer ministro Winston Churchill
añadió a tal arriendo, Terranova y las Bermudas.
Entre agosto y octubre de 1940, los
representantes de la Marina estadounidense se
reunieron con sus homólogos de toda Iberoamérica,
a excepción de Bolivia, que no tenía costa ni
Marina, y Panamá, que ya formaba parte de la
defensa norteamericana del Canal. Los Estados
Unidos hicieron acuerdos bilaterales con sus
vecinos meridionales, pero no con Argentina ni
Ecuador.
La primera se reservó el derecho a permanecer
neutral y comerciar tanto con los Aliados, como con
el Eje. En esa época Ecuador estaba enfrentado en
lucha con Perú y quería incluir en el acuerdo una
garantía de los territorios nacionales.
En febrero de 1942 se llegó a un entendimiento
entre Ecuador y los Estados Unidos, sin dicha
exigencia.
Después del ataque japonés a Pearl Harbour,
cuando los Estados Unidos declararon la guerra a
las potencias del Eje en diciembre de 1941, uno de
sus escasos activos militares era un paquete de bases
estratégicas en el Atlántico. Estas bases aumentaban
considerablemente el alcance de las patrullas aéreas
y navales norteamericanas, y cobraron mayor
importancia a medida que Alemania amplió su
guerra de submarinos. Las tropas del ejército que
guarnecían los puestos de avanzada no tenían
mucho que hacer salvo sentarse y esperar; sin
embargo, su presencia era una advertencia contra
cualquier intento alemán de expandirse hacia el
oeste desde la Europa ocupada.
Los Estados Unidos solicitaron una tercera
conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de
las naciones iberoamericanas, que se reunió en Río
de Janeiro en enero de 1942. Los Estados Unidos
trataban que se adoptase una resolución por la que
todas las repúblicas americanas debían romper las
relaciones diplomáticas con las potencias del Eje.
La respuesta de las repúblicas americanas estaba
dividida geográficamente -Costa Rica, la República
Dominicana, Guatemala, Haití, Honduras,
Nicaragua, Panamá y El Salvador-, habían ya
declarado la guerra a las potencias del Eje, y tres
naciones, una, centroamericana y dos
sudamericanas- México, Colombia y Venezuela-
rompieron las relaciones diplomáticas.
Chile pidió en la conferencia garantías de ayuda
militar y económica de los Estados Unidos como
condición para romper las relaciones, lo que no se
pudo concertar. Argentina mantuvo su tradicional
posición de neutralidad. Así, al final de la reunión,
todas las repúblicas de Iberoamérica, excepto
Argentina y Chile, rompieron sus relaciones
diplomáticas con las potencias del Eje.
Otra consecuencia de la conferencia de Río fue
la formación de una Junta Interamericana de
Defensa para coordinar los asuntos militares y
técnicos en todo el hemisferio. Militarmente, los
Estados Unidos llevaron el peso de la defensa del
hemisferio durante la guerra. Más de cien mil
soldados repartidos por toda Iberoamérica y sus
E
195
buques y aviones, fueron los encargados
fundamentales de proteger las rutas marítimas. En
ayuda de préstamo y arriendo proporcionaron más
de 475 millones de dólares a Iberoamérica, de los
que más del setenta por ciento fueron para Brasil.
De las naciones iberoamericanas, sólo México y
Brasil enviaron fuerzas militares a ultramar.
Las contribuciones militares de las demás
naciones fueron de escasa importancia, y de hecho,
los Estados Unidos disuadieron a otras naciones a
participar directamente en la guerra, al considerar
dichas contribuciones militares más perjudiciales
que valiosas, prefiriendo que los participantes
iberoamericanos suministraran materias primas al
esfuerzo militar.
Por lo mismo, excepto la flota brasileña, las
Marinas iberoamericanas no combatieron mucho
durante la guerra, pero recibieron instrucción en las
técnicas y equipo más recientes sobre buques de
guerra pequeños, como caza-submarinos y
patrulleros, y adquirieron conocimientos del radar y
sonar.
Las marinas más pequeñas recibieron también
equipos de control de tiro por primera vez.
Pero la Segunda Guerra Mundial cambió el
equilibrio del poder naval en Iberoamérica. Durante
las primeras décadas del siglo Argentina trataba de
mantener una flota equivalente a las flotas
combinadas de Brasil y Chile, sus vecinos más
fuertes, y durante los años treinta dio un salto
cuantitativo para casi conseguir su objetivo, pero la
amplia ayuda dada por los Estados Unidos a Brasil
en la guerra aumentó considerablemente la fuerza
de su flota en relación con las de Argentina y Chile.
196
OVERLORD
197
(El día D)
n diciembre de 1941 Adolf Hitler se jactó
ante el mundo de que el Tercer Reich
controlaba toda la costa occidental de Europa, desde
el Océano Ártico hasta el golfo de Vizcaya. Se
había concebido una línea de defensa imponente,
una amplia banda de hormigón, acero, cañones y
soldados a lo largo de 3.800 kilómetros de litoral.
La llamó ―Muralla Atlántica‖. En los siguientes dos
años y medio, se convirtió en un proyecto obsesivo
para él.
Para los planificadores de la invasión Aliada, la
muralla se convertiría en la barrera defensiva
más
formidable de toda la guerra. Hitler ordenó la
construcción de 15.000 puestos fortificados
permanentes, que serían ocupados por 300.000
soldados.
Los puestos de defensa, muchos de los cuales
diseñó el mismo, empezaron oficialmente a
principios de 1942 con la mayor concentración de
defensas en la parte más angosta del Canal de la
Mancha, entre Holanda y el gran puerto de Le
Havre, en Normandía.
Durante dos años, 250.000 hombres trabajaron
día y noche. Utilizaron más de un millón de
toneladas de acero v vaciaron más de 20 millones de
metros cúbicos de hormigón.
E
198
La Muralla inspiraba confianza a casi todos los
alemanes. Por supuesto, había unos cuantos
escépticos. El máximo Comandante de Occidente, el
Mariscal de Campo, Gerd von Rundstedt, dudaba de
que la Muralla pudiese por sí misma detener un
ataque aliado. Tampoco estaba muy de acuerdo el
Mariscal de Campo, Erwin Rommel, ex
Comandante del famoso Afrika Korps; sin embargo,
luego de que se le nombrara inspector de las
defensas costeras de Occidente, Rommel se dedicó a
reforzar y profundizar la línea de defensa; implantó
obstáculos minados en las playas abiertas e inundó
grandes áreas para impedir el descenso de invasores
aerotransportados.
El 1 de Junio de 1944, cinco días antes del día D,
más del millón y pico de tropas alemanas
estacionadas en Francia y Holanda estaban
posicionados a lo largo de la Muralla Atlántica, una
barrera costera con poderosas fortalezas,
fortificaciones menores, innumerables nidos de
ametralladoras y fortines artilleros. La mayor parte
de los tres millones y medio de soldados aliados en
Gran Bretaña fueron concentrados en el sur de
Inglaterra, en áreas de estacionamientos en torno de
los principales puertos de embarque.
Al otro lado del Canal de la Mancha, en el sector
más fuerte de la Muralla Atlántica, unas veinte
divisiones alemanas ocupaban la costa francesa
entre dos fortalezas, el puerto de Cherburgo, en la
península de Cotentin, en Normandía, y Calais, más
al noreste. El área del Paso de Calais, la más
próxima a Gran Bretaña y el objetivo de invasión
más probable, tenían las defensas más formidables.
Pero los Aliados ya habían elegido su objetivo: una
extensión de 95 kilómetros de la costa de
Normandía, al oeste de Caen.
La empresa era difícil, y un desastre acarrearía
las consecuencias más graves. Se necesitaría mucho
tiempo para montar una nueva operación de la
misma amplitud; el retraso podía desanimar a los
rusos y hasta, quizá, conducirles a una paz de
compromiso. Era una partida decisiva.
El éxito exigía imperativamente dos condiciones
preliminares: el dominio del mar y el dominio del
aire. El primero podía ser considerado como
adquirido al haber sido dominados los submarinos
alemanes en la batalla del Atlántico, y por el hecho
de ser débiles las fuerzas navales de superficie del
Reich.
Para la supremacía aérea, el punto culminante de
la lucha fue alcanzado en febrero de 1944, cuando la
Luftwaffe hizo un esfuerzo general con el propósito
de barrer a la Aviación estratégica aliada. En el
curso de una lucha encarnizada, que duró ocho días
sobre los centros industriales importantes de
Alemania, las fuerzas aéreas de caza alemanas
fueron diezmadas. En la primavera de ese año, el
bombardeo estratégico Aliado tomó como objetivo
principal a la industria petrolera alemana y a los
centros de comunicaciones...
199
La zona del desembarco prevista era la de la
bahía del Sena, en las costas de Calvados y de la
Mancha. Había sido escogida teniendo en cuenta las
siguientes consideraciones: a causa del radio de
acción de los aparatos de caza destinados a cubrir la
operación desde los aeródromos ingleses, el
desembarco no podía tener lugar más que entre
Flessingues y Cherburgo. Un estudio de las playas
demostró que las que se prestaban mejor a los
desembarcos y a la progresión rápida de las tropas
hacia el interior, se encontraban, ante todo, entre
Gravelinas y el Somme; después, en la bahía del
Sena, entre los ríos Orne y el Cotentin.
El Paso de Calais presentaba la ventaja de su
proximidad a Inglaterra y a los centros vitales
alemanes, objetivos de la ofensiva, pero los grandes
puertos que se esperaba conquistar rápidamente eran
de acceso poco fácil: El Havre, a más de 200
kilómetros de los puntos de desembarco, y los
puertos del Mar del Norte, comprendido Amberes,
protegidos por ríos y canales.
Además, en la región del Paso de Calais era
donde el enemigo había establecido los puntos de
defensa más fuertes y reunido a la mayor parte de su
Aviación de caza. La región de la bahía del Sena,
menos defendida, presentaba, además, la ventaja de
la facilidad para la construcción de aeródromos y
estaba protegida por la península del Cotentin
contra los vientos del Sudoeste, dominantes en la
Mancha.
El Puerto de Cherburgo y el más lejano del
Havre se esperaban conquistar rápidamente, en
algunos días; pero, mientras tanto, después de
dominar las cabezas de playa, se construirían en
pocos días, puestos artificiales, cinco, llamados
―Gooseberries‖ para barcos pequeños, formados por
buques-bloque, que eran barcos que se hundirían en
el sitio escogido, y dos grandes, llamados
―Mullberries‖, formados por inmensas moles de
hormigón armado. La fabricación y colocación de
estos puertos sería una de las realizaciones más
audaces de la guerra.
“El Segundo Frente”
La Batalla de Normandía fue la mayor invasión
anfibia de la historia. De vencer los aliados, los 4
años de ocupación alemana en Francia, llegarían a
su fin. Si los alemanes lograban forzar un ―empate‖
en Normandía, contarían al menos con un año para
reforzar sus defensas, volverse contra el avance de
la Unión Soviética en el frente Oriental y desarrollar
las armas secretas a las que tanta importancia
concedía Hitler. Los alemanes no contaban con un
plan definido para repeler a los invasores. Hitler
opinaba que los aliados atacarían por la ruta más
corta y directa, la del paso de Calais y que
aprovecharían el buen tiempo de finales de junio a
principios de julio.
El Mariscal Rundstedt apoyaba una estrategia
flexible, opuesta a la del Mariscal Rommel. Este
opinaba que una defensa móvil no resultaría posible,
por las condiciones de superioridad abrumadora
aérea de los aliados. Pensaba que fuera por donde
fuera la invasión, la única posibilidad alemana
consistía en rechazarla en las propias playas y
durante las primeras 24 horas. Ejerció presiones
para que las divisiones acorazadas –las ―Panzer‖-
fueran desplegadas cerca de las costas bajo su
control, así como que los cañones que dependían de
la Fuerza Aérea se concentraran cerca de las playas,
más no tuvo éxito en ninguno de ambos casos.
El Cuartel General Aliado se decidió por
Normandía, pero se hizo una desorientación
destinada a convencer a los alemanes de que las
Fuerzas Aliadas eran el doble de lo real y crearon un
ejército ―fantasma‖, estacionado en Inglaterra,
frente al Paso de Calais. Sus Fuerzas Aéreas
intensificaron sus ataques sobre y detrás del Paso de
Calais. La invasión del Continente fué denominada
―Operación Overlord‖ y el desembarco propiamente
dicho, ―Operación Neptuno‖.
Las fuerzas puestas a disposición del General en
Jefe, el americano Einsenhower, eran considerables.
A principios de junio, las terrestres, listas para
desembarcar, eran 14 divisiones británicas, 3
canadienses, 20 americanas, 1 francesa y 1 polaca.
La aviación Aliada en Gran Bretaña, comprendía
once mil aviones de combate, entre bombarderos
200
pesados, medios, ligeros y cazas, más 2.300 de
transporte y 2.600 planeadores.
Las Fuerzas Navales comprendían: 6 acorazados,
213 cruceros, 104 destructores, 150 barcos de
escolta, más 5.000 barcos diversos entre monitores,
mercantes, dragaminas, patrulleros auxiliares y
lanchas de desembarco. La capacidad de transporte
de las fuerzas de asalto permitía desembarcar 130
mil hombres y 20 mil vehículos durante las tres
primeras mareas.
Como preparativo para la invasión, los aviones
de reconocimiento aliado realizaron centenares de
vuelos a baja altura sobre Normandía, fotografiando
la línea de la costa hasta en sus detalles más
insignificantes. Las fotografías eran enviadas de
inmediato a la Universidad de Oxford, donde la
Unidad Topográfica Inter-Armas había reunido un
cuerpo de delineantes, geólogos, técnicos
fotográficos y geógrafos. Se fue formando un
panorama continuo de la costa a nivel del mar.
El retrato era tan detallado que los buques de
guerra, en su momento, pudieron disponer sus
cañones en función de las cuadriculas dibujadas
encima. Los resultados impresionaron tanto al
general Eisenhower que ordenó imprimir 40.000
copias para que las unidades de asalto las emplearan
en estudios tácticos.
Usando al clima como aliado.
Antes de la declaración de guerra, en Agosto de
1939, habían zarpado para ocupar sus posiciones
con miras a la guerra al tráfico británico, dos de los
tres buques alemanes, especialmente asignados para
la guerra de corso. Se trataba de los acorazados de
bolsillo ―Deutschland‖, que arrumbó hacia las frías
aguas del Atlántico Norte y el ―Admiral Graf Spee‖,
que lo hizo hacia el Sur.
Operando en aguas muy alejadas de Alemania y
por tanto, aislados, se presentaban para ellos el
problema de cómo disponer de una información
meteorológica adecuada. Ambos llevaban a bordo
especialistas en esa materia, pero todavía no se
había montado, como se hizo poco después, una
pequeña red de buques de observación
meteorológica, camuflados de pesqueros.
En el caso del ―Graf Spee‖ el servicio
meteorológico del buque contaba solamente de dos
personas: un meteorólogo y el técnico de
radiocomunicaciones. La oficina estaba situada en
la parte superior de la torre delantera, que fue
alcanzada por un impacto en la batalla ante la
entrada del Río de la Plata.
El especialista preparaba predicciones de las
zonas de tiempo variable y datos meteorológicos en
altitud, calculando el tiempo balístico para su
empleo en la artillería. El que estas mediciones,
aparentemente rudimentarias, resultaran exactas,
desde el punto de vista artillero, lo prueba el hecho
de que en la batalla el barco alemán abrió el fuego a
23 kilómetros de distancia y centró inmediatamente
al crucero británico ―Exeter‖.
Desde el punto de vista de los análisis regulares
del clima en el Atlántico, los ingleses tenían
ventajas, tanto por poseer el dominio del mar, como
por la razón técnica de que las depresiones se
desplazan del O al E. Podían, por tanto, detectar la
llegada de éstas a Europa, con antelación superior a
la de los alemanes, que dominaban tierras
continentales, pero no el Atlántico. Para remediar
un tanto esta situación, algunos cuatrimotores de
gran radio de acción de la Luftwaffe efectuaban
periódicamente vuelos de reconocimiento.
En superficie, los pesqueros camuflados
operaban entre el sur de Groelandia y Noruega y los
corsarios que rompían el bloqueo inglés efectuaban
también observaciones, y algunos submarinos se
situaron en posiciones semifijas, antes de ciertas
operaciones.
Tras el hundimiento del ―Bismarck‖,
desapareció la red de buques meteorológicos de
superficie alemanes (los falsos pesqueros). La
información meteorológica recayó en el arma
submarina. Los submarinos alemanes tenían
instrucciones de informar sobre el estado del tiempo
(viento, mar, presión, y visibilidad), siempre que les
fuera posible incluir dichos datos en sus
comunicaciones operativas.
201
Pero, además, entre las unidades que operaban
en el Atlántico, se designaron algunas de ellas
específicamente como ―Wetterboote‖ (buques
meteorológicos).
Estos submarinos efectuaban, por lo menos, una
o dos observaciones diarias, que se difundían por
radio, cifradas en una clave especial preparadas por
la Marina. Se fijó un calendario de fechas y
posiciones a ocupar por las ―estaciones
meteorológicas flotantes‖ del arma submarina.
Incluso muchos de ellos izaban, mientras efectuaban
estos servicios especiales, un gallardete verde, a
efectos de señal de reconocimiento como
―Wetterboote‖.
En noviembre de 1940, el gobierno de la
Groenlandia danesa pidió ayuda a los Estados
Unidos para proteger la enorme isla (del tamaño de
Alaska y Texas juntos) de la suerte que acababa de
correr la propia Dinamarca: la ocupación alemana.
Tras cinco meses de negociaciones, los Estados
Unidos aceptaron el desafío debido a la ubicación
estratégica del territorio. Las estaciones
meteorológicas en la costa este de Groenlandia
podían predecir el tiempo en Europa Occidental con
24 horas de antelación, y las bases aéreas en la isla
podían desempeñar un papel crucial en la protección
de los convoyes aliados con destino a Gran Bretaña.
La tarea de patrullar el sinuoso litoral de
Groenlandia fue encargada a la Guardia Costera,
con gran experiencia en las aguas de Alaska y el
Atlántico Norte. Durante el verano de 1941, la
Guardia Costera formó la Patrulla de Groenlandia.
La patrulla creció hasta convertirse en una fuerza de
37 guardacostas y arrastreros, que perseguían a
barcos meteorológicos alemanes, escoltaban a
cargueros y rescataban a náufragos de barcos
hundidos y aviones derribados.
La costa este de Groenlandia, de 2.570
kilómetros, era demasiado extensa para ser vigilada
por los guardacostas. De modo que se contrataron a
algunos de los mejores cazadores escandinavos y
esquimales de Groenlandia para patrullar el nordeste
con trineos. Estos intrépidos exploradores eran los
ojos y los oídos de la Guardia Costera durante los
meses de invierno, cuando la única luz provenía de
la luna, las estrellas y la aurora boreal.
Canal de La Mancha: verano de 1944.
Las condiciones del clima eran francamente
malas. Fuertes vientos y mala mar sobre el Canal,
nubosidad baja que impediría los bombardeos
aéreos, etc. Teniendo además en cuenta las
dificultades que las mareas presentaban al empleo
de las barcazas de desembarco en las playas
normandas, quedaban un escaso número de días en
junio para poder realizar la invasión bajo unos
márgenes meteorológicos mínimos; desde semanas
antes se proporcionaban día por día, pronósticos al
Mando Supremo Aliado que abarcaban desde el día
D-2 al día D+3. Se trataba de predicciones a plazo
medio, para que la cantidad de datos ―en tiempo
real‖ o ―condiciones iniciales‖ sobre el Atlántico
pudieran ser muy abundantes.
Se solicitó a las autoridades navales el
estacionamiento de 2 o 3 buques en las
proximidades de determinados puntos del Atlántico
Norte. A primeros de mayo de 1944, la Marina de
los EE.UU, que ya disponía de 6 buques
meteorológicos en el oeste del Atlántico los
aumentó a un total de 8. Y a fines de mayo, la
Marina Británica situaba también 2 buques
meteorológicos, uno al sur de Islandia y otro al
norte de las Azores.
El 8 de mayo, Einsenhower fijó el día D para el
5 de junio, con el 6 y el 7 como alternativas
aceptables. Durante el resto del mes de mayo, el sur
de Inglaterra y el Canal de la Mancha disfrutaron
del sol del verano y prácticamente ni una brisa
acarició la superficie del Canal. Era un clima ideal
para la invasión. El 29 de mayo, el Comité
Meteorológico, un equipo de meteorólogos
británicos y norteamericanos hizo un pronóstico
relativamente optimista para los primeros días de
junio. En base a ese pronóstico, la maquinaria del
día D se puso en marcha.
El 3 de junio todas las tropas de asalto, unos
170.000 hombres, estaban a bordo. Los buques de
202
guerra y barcos para los grandes puertos flotantes,
que tenían que navegar más, ya habían partido
desde puertos distantes en Escocia e Irlanda del
Norte, así que sólo un cambio climático haría
cambiar los planes. Pero esa misma noche ese
cambio empezó a ocurrir.
A las 9:30 p.m. del 3 de junio el jefe del Comité
Meteorológico dijo que el inesperado cambio en el
largo período de estabilidad se debía al colapso de
un sistema de altas presiones sobre las Azores, con
la consecuencia de que el clima para las Islas
Británicas y el nordeste del Atlántico se tornaba
muy complejo e inestable. En el Canal se predijo
que iban a soplar vientos intensos hasta el 7 de
junio, con nubosidad del 100 por cien entre 150 y
300 metros. Bajo esas condiciones no podían tener
lugar ni los asaltos aerotransportados ni los
bombardeos marítimos. Se decidió esperar hasta las
4:15 de la mañana siguiente, domingo 4 de junio.
Las siguientes 24 horas fueron de enorme
tensión. Todo descansaba sobre la pericia de los
meteorólogos y en su evaluación; a la hora que se
había fijado, se confirmó el pronóstico anterior. Por
consiguiente, se pospuso 24 horas el día D y los
barcos que ya se hallaban en el mar fueron
obligados a regresar.
A las 11:00 a.m. se dió un aviso de tormenta
para el mar de Irlanda, que fue creciendo en
intensidad, lanzando grandes olas contra las playas
de Normandía y dificultando el regreso de los
barcos a sus muelles. Cuando los Comandantes se
volvieron a reunir a las 9:30 p.m. del domingo 4 de
junio, el viento seguía soplando con fuerza y llovía
bajo un cielo nublado; sin embargo, la invasión no
se podía retrasar otras 24 horas más… pues la marea
estaría en su punto más bajo y no se podía mantener
más tiempo encerrados a los soldados en los barcos.
En caso de tener que posponer el día D, iba tener
que ser por dos semanas, y para entonces no habría
luz de luna para los lanzamientos de paracaidistas y
además se estaría creando un caos incalculable al
intentar invertir la enorme ―maquinaria‖ de
Overlord . Para colmo, a Stalin se le había
prometido la apertura del Segundo Frente para la
primera semana de junio, habiendo éste programado
una gran ofensiva que coincidiría con esas fechas.
El Jefe de los meteorólogos habló: desde ayer
por la noche, cuando se presentó el último
pronóstico ha habido algunos cambios rápidos e
inesperados sobre el Atlántico Norte. Un frente frío
se aproxima a mayor velocidad y más al sur de lo
esperado. Consideramos que tan pronto haya
atravesado el área del Canal, habrá un período de
mejoras a partir de la tarde del lunes 5 de junio
hasta las últimas horas de la noche del martes 6 de
junio. Después, volverá a empeorar.
Los meteorólogos alemanes también habían
previsto unas condiciones de tiempo tan malas, que
el desembarco los tomaría por sorpresa; ellos
definieron que para el 4,5 y 6 de junio habría
vientos fuertes, lluvias y nubes bajas sobre el Canal;
sólo se les escapó la breve mejoría del día 6, que fue
decisiva, pues como comentamos, su conocimiento
del ―frente‖ climático era posterior al de los
Aliados. En consecuencia el estado de alerta de las
defensas, muy tenso a lo largo del mes de mayo, se
relajó al suponer que la invasión no podría tener
lugar con tan malas condiciones climáticas.
En la sala de reunión de los Comandantes
Aliados, siguió un tenso silencio al terminar de
hablar el experto, mientras los asistentes pensaban
en que si ese corto buen tiempo permitía
desembarcar a las primeras oleadas de asaltos, el
mal tiempo previsto para después dejaría a esas
oleadas aisladas en la playa.
La decisión tenía que tomarla solamente
Eisenhower, el Comandante Supremo y éste dijo
estar convencido de que debía darse la orden, pero
la decisión irrevocable se alargó hasta recibir un
último parte meteorológico a las 4:15 a.m. del lunes
5 de junio.
En ese momento se ratificó que el intervalo de
buen tiempo se extendería por todo el sur de Gran
Bretaña durante la noche y que, probablemente,
duraría hasta la tarde del martes.
Bien, dijo finalmente Einsenhower. Iremos. Y se
envió la orden a la flota: ―procedan con la operación
Neptuno‖.
203
“Operación Neptuno”
Al atardecer del día ―D‖ –el del desembarco,
martes 6 de junio- debían encontrarse en tierra 8
divisiones, de las cuales, 3 serían aerotransportadas,
y 14 regimientos de carros de combate. El Mando
aliado prefirió desembarcar al amanecer, de forma
de poder utilizar lo mejor posible el bombardeo
aéreo y el fuego artillero de los barcos. La hora
elegida era aproximadamente 45 minutos después
de las primeras luces del alba y tres horas antes de
la pleamar, para poder destruir en seco los
obstáculos en las playas, compuestos esencialmente
de estacas, caballetes y minas.
Las 5 divisiones de asalto anfibio debían
desembarcar en las playas que habían recibido de
Este a Oeste los nombres convencionales de
―Sword‖, ―Juno‖, ―Gold‖, ―Omaha‖ y ―Utah‖.
Previo al amanecer del 5 de Junio, recibida la orden,
se empezaba la lenta travesía marítima hacia
Normandía.
Cerca de 5.000 embarcaciones de todos los
tipos-acorazados y cruceros, fragatas y corbetas,
navíos de desembarco de tanques y cañoneras,
transporte de tropas y lanchas de asalto, barcos de
reparaciones y municiones, buques para tender
cortinas de humo, para dirigir a los aviones
y para ser hundidos como rompeolas frente a las
costas-zarparon esa madrugada. Los componentes
de la flota más grande que había navegado en la
historia naval se abrieron paso hacia el punto de
reunión.
Luego avanzaron precedidos de dragaminas, que
despejaron diez carriles por el campo de minas
alemán del centro del Canal. La Flota estaba
protegida de los submarinos y las torpederas
alemanas, por patrullas aéreas y navales y un
paraguas de cazas. A las 8:00 p.m. del 5 de junio,
los primeros dragaminas se hallaban frente a las
costas. A las 10:00 p.m. la tripulaciones pudieron
distinguir algunas edificaciones en la oscura orilla,
sin que un sólo cañón alemán hubiera abierto fuego.
Los dragaminas trabajaron eficazmente para
facilitar el avance de la inmensa Flota, a pesar de las
dificultades, pues era preciso dragar con corrientes
de través y cambiando de sentido.
En la madrugada del 5 al 6 de junio de 1944, la
aviación bombardeó las defensas enemigas.
Los primeros desembarcos fueron precedidos,
en la noche, por el envio de tres divisiones de
paracaidistas, una británica y dos americanas, en la
retaguardia de las primeras líneas enemigas,
destruyendo puentes y ocupando las cabeceras de
las carreteras que atravesaban los estanques y zonas
averiadas por detrás de la costa.
Con las primeras luces del amanecer, los 80
kilómetros del frente de invasión se estremecieron
bajo un estruendo ensordecedor, en el momento en
que los buques de guerras iniciaron un bombardeo
de las defensas costeras y las baterías alemanas.
Sobre los puestos fortificados, encima de las playas,
llovieron incesantemente proyectiles, volando los
campos de minas, tapando las trincheras con arena,
y sacudiendo los blocaos de hormigón. En uno de
éstos, su comandante escrutó a través de la neblina,
viendo innumerables siluetas sobre el mar. No tuvo
la menor duda de lo que estaba ocurriendo. Había
llegado el día de la invasión!. El mal tiempo
anterior, que facilitó el elemento sorpresa y la lluvia
de proyectiles de los grandes barcos de guerra, de
los barcos de apoyo, próximos a la costa y el
bombardeo aéreo, pulverizaron y desmoralizaron a
los defensores, salvo en la playa ―Omaha‖, donde
nubes bajas impidieron la acción de los
bombarderos pesados.
204
A la Hora H, a lo largo de las playas de invasión
aparecieron vehículos de ataque que parecían
bañeras cubiertas de lona. Al llegar a la orilla
bajaron sus collarines de flotación de lona y
revelaron su verdadera identidad: eran tanques
Sherman totalmente armados, equipados con dos
hélices.
El tanque flotante era uno más de la
sorprendente variedad de vehículos acorazados
especializados, llamados por algunos,
―extravagancias‖, que atravesaron la supuestamente
impenetrable Muralla Atlántica en Normandía. La
necesidad de estos vehículos se había hecho más
patente tras la desastrosa derrota británica en
Dieppe, en un desembarco que intentaba servir
como ejemplo de la futura invasión al continente y
en la que los tanques que debían haber cubierto el
avance de la infantería, no consiguieron superar los
obstáculos alemanes y dejaron a los soldados
expuestos al fuego enemigo
Un tanque Sherman con mallales de cadena
giratoria delante se convirtió en un barreminas
eficaz. En una hora podía limpiar un sendero de 3
metros de anchura y 2,5 kilómetros de longitud.
Se adoptaron tanques Churchill para construir
una pista sobre arena o terreno blando. Cargaban 34
metros de tejido de fibra resistente en un carrete de
32 metros de anchura montado delante y otros iban
equipados con un mortero de 290 mm y podían
lanzar un proyectil de 18 kilos, de forma parecida a
un cubo de basura, tres veces por minuto.
Algunos llevaban un lanzallamas, con un alcance
de 110 metros, montado sobre su casco; arrastrando
consigo un tanque de combustible de 1.018 litros, y
otra versión llevaba un pequeño puente de
entramado metálico, capaz de soportar una carga de
40 toneladas; en 30 segundos se podía salvar un
boquete de 9 metros de anchura.
El general británico Montgomery, comandante
de campaña de todas las fuerzas de invasión, ordenó
distribuir las ―extravagancias‖ entre las fuerzas
británicas, canadienses y norteamericanas. Pero los
estadounidenses sólo aceptaron unos cuantos
tanques flotantes; rechazaron el resto de las
―extravagancias‖..., una decisión que lamentaron
más tarde, especialmente durante los sangrientos
combates en Omaha Beach, porque las
―extravagancias‖ salvaron muchas vidas británicas y
canadienses.
En las playas ―Sword‖ y ―Juno‖, la oposición fue
muy débil. Algo más seria fue en la ―Gold‖ donde
la situación no estuvo dominada hasta después del
mediodía. En la playa ―Utah‖, la sorpresa fue
completa; por error, el desembarco tuvo lugar más
205
al Sur de lo previsto; este error fue feliz, pues allí no
había, prácticamente, obstáculos.
En ―Omaha‖ la acción fue muy dura. Por
casualidad, una división alemana de campaña se
encontraba en este sector, en ejercicios y, apoyada
en una escollera natural, cercana a la playa, ofreció
una resistencia encarnizada.
Durante dos horas, las tropas desembarcadas
permanecieron clavadas en el terreno. Al llegar otra
oleada de desembarco, el poco espacio se fue
llenando de hombres y material.
Numerosas lanchas de asalto se hundieron con
hombres y material y hubo elevadas pérdidas entre
los hombres llegados a la playa. Finalmente, se
logró penetrar y en la noche de ese día, se podía
considerar que el desembarco en su fase de
ocupación de playas –la operación Neptuno- había
tenido éxito. Las sorpresas estratégicas y tácticas
habían jugado un papel importante.
Como dijo un periodista años después, en un
libro donde recogía las impresiones de muchos
combatientes de ambos bandos, el día D, ―el día
más largo‖, se había ido, junto con el Sol, tras el
horizonte.
206
EL FIN DE LA FLOTA DE SUPERFICIE
a carrera del acorazado alemán ―Tirpitz‖ fué
tal vez la más extraña entre los más
importantes buques de guerra de la Segunda Guerra
Mundial.
Desde el día de su botadura en 1939, el ―Tirpitz‖
fue considerado una de las armas navales más
temibles del mundo. Su desplazamiento de 42.500
toneladas fue más grande que el de cualquier buque
británico y norteamericano.
Sus turbinas de 163.000 caballos de fuerza le
permitían desplazarse en el agua a casi 32 nudos...,
dos nudos más rápido que el acorazado británico
más moderno.
Sus cuatro torres principales alojaban ocho
cañones largos de 380 mm. cuyos proyectiles de
800 kilos podían penetrar 33 centímetros de blindaje
desde una distancia de casi 35 kilómetros.
El ―Tirpitz‖ estaba dotado de dos juegos de
lanzatorpedos cuádruples, ideales para actuar como
buque corsario errante contra convoyes de
abastecimiento aliados.
También sus defensas eran formidables. Poseía
112 cañones antiaéreos, y su cubierta principal y
blindaje del casco, en algunos puntos, de 38
centímetros de grosor, lo hacía invulnerable a casi
todos los proyectiles existentes.
Sin embargo, esta fortaleza flotante iba a
desempeñar un papel casi pasivo. Unos meses antes
de que el ―Tirpitz‖ completara sus pruebas de
navegación en 1941, su buque gemelo, el
―Bismarck‖, fue hundido por la Royal Navy tras
uno de los mayores cercos en la historia marítima a
una unidad naval.
En un delirio protector, Adolf Hitler ordenó que
a partir de entonces, ningún buque de guerra alemán
saliese al mar sin su consentimiento y envió al gran
acorazado a las aguas relativamente seguras de
Noruega para proteger su flanco noroccidental.
Allí pasaría la mayor parte de la guerra, pasando
de un fiordo a otro, buscando los amarraderos más
aislados. Aún en el exilio, el acorazado provocaba
alarma.
El Almirantazgo británico mantenía tres
acorazados modernos en aguas territoriales, en caso
de que saliera de su amarradero..., pese a que los
necesitaba urgentemente en otros lugares. Pero en
noviembre de 1944 era destruido por las bombas
británicas el último acorazado alemán.
La prueba definitiva, la más trágica, para la
Marina de guerra alemana se produjo a raíz de la
gran ofensiva soviética el 12 de enero de 1945, y de
la huida masiva de la población civil alemana
establecida hasta entonces en los territorios
orientales, amenazados y arrollados por el Ejército
Rojo.
Dönitz, ascendido a Gran Almirante y
Comandante Supremo de la Marina, ordenó, bajo su
propia responsabilidad, que se empleasen la mayor
parte de los buques disponibles que quedaban,
ligeros o pesados, en apoyar desde el mar con su
artillería a las tropas que todavía luchaban en tierra
y, sobre todo, que cooperasen en las tareas de
evacuación de la población civil, soldados, heridos
y enfermos. Para él, el primer mandamiento en
aquellas circunstancias era el de salvar vidas
humanas; ante eso, cualquier orden de lucha debía
quedar pospuesta.
En esta función cooperaron los cruceros pesados
―Admiral Scheer‖, ―Admiral Hipper‖, ―Lützow‖
(antes acorazado ―Deutschland‖) así como cinco
destructores, quince torpederos y cerca de 330
pequeñas unidades, lanchas rápidas, minadores,
dragaminas, lanchas de reconocimiento,
guardacostas, transbordadores, gabarras… En total
fueron trasladados unos dos millones de personas
desde las regiones orientales.
Una serie de duros ataques aéreos británicos
contra las bases navales de Kiel y Swinemünde
determinó en abril de 1945 el final de las últimas
unidades navales alemanas aún con capacidad de
lucha, todas ellas cruceros pesados o ligeros.
Resultaron hundidos o gravemente dañados el
―Scheer‖, ―Hipper‖, ―Lützow‖, ―Emden‖ y ―Kóln‖.
El día de la capitulación sólo quedaban en
condiciones de navegar un crucero pesado y otro
ligero: el ―Prinz Eugen‖ y el ―Nuremberg‖.
L
207
208
LA BATALLA DEL ATLÁNTICO.
or dos veces en el espacio de 25 años, en las
fases más críticas de las dos guerras
mundiales, sólo los submarinos tuvieron el poder de
decidir el resultado para Alemania. Por dos veces
estuvieron a punto de la victoria en su intento de
aislar a Gran Bretaña y obligarla a rendirse. Y dos
veces se lo impidió la intervención de los Estados
Unidos. En el sentido de que el submarino estaba
dirigido principalmente contra los barcos civiles,
representó la vanguardia de ese fenómeno moderno
llamado guerra total: un estado de guerra absoluta y
extrema que se libraba prácticamente con cualquier
medio que pudiera abatir al enemigo.
Era inevitable que la matanza que provocaban en
las tripulaciones de los barcos mercantes y en los
ciudadanos normales, planteara la cuestión de la
legalidad de sus acciones en la ley internacional.
Las tragedias accidentales y las atrocidades
deliberadas... todas las facetas oscuras de la guerra
de los submarinos levantaron gritos de repulsa. Los
propagandistas y los románticos los llamaron Ios
―lobos grises‖. Sus víctimas los maldijeron como
bárbaros navíos piratas. La suya era una guerra
solitaria y desesperada, librada con extremas
penurias, muy alejada de los corresponsales y
fotógrafos propagandísticos.
El Submarino.
En parte la culpa de la mala fama hacía ese tipo
de guerra, la submarina, radicaba en las mismas
características del arma usada, el submarino. Era
invisible; no jugaba de acuerdo con las reglas;
poseía ventajas que se consideraban poco
deportivas; libraba la guerra en el mar igual que un
comando en tierra: golpeando y luego
desapareciendo.
Se le temía tanto, que en la Segunda Guerra
Mundial, el Imperio Británico y los Estados Unidos
desplegaron casi la mitad del poderío industrial del
mundo contra él, en una campaña a la que se le dio
la más alta prioridad.
Para los 40.000 hombres que tripularon la flota
germana de submarinos durante la guerra, sus vidas
en el mar tenían poca relación con las ideas de
encanto y gran aventura que sus heroicidades
inspiraban en la mente del público. Los submarinos
iban atestados, eran olorosos, insalubres y
claustrofóbicos.
Los alojamientos se encajaban allí donde la
maquinaria y las armas lo permitían. En un
submarino típico, el compartimiento de proa, una
sección ahusada de apenas tres metros y medio en
su parte más ancha, albergaba y alimentaba más o
menos a la mitad de la dotación de la nave, unos 25
hombres que compartían su espacio vital con un
arsenal de torpedos, cureñas de carga y otros
equipos. Seis literas se levantaban en hileras a cada
lado del pequeño compartimiento. Se usaban en
turnos, y los hombres que volvían de un servicio de
guardia se metían en camas aún calientes por los
cuerpos de otros hombres que acababan de salir a
cumplir con la suya.
Los baños eran las comodidades más escasas de
todas. El submarino típico tenía dos para unos 50
hombres, pero al comienzo de una patrulla -cuando
la nave iba aprovisionada para una misión que podía
durar varias semanas-, uno de ellos a veces servía
como almacén de comida. Y tampoco se podía usar
cuando la nave se sumergía por debajo de 25
metros., ya que a esa profundidad las bombas que
desaguaban los inodoros al mar no podían funcionar
debido a la presión del agua en el exterior del casco.
En el submarino, el medio de ataque principal
residía en los torpedos; para el momento de inicio
del conflicto estos ingenios eran de percusión, que
estallaban al chocar contra el blanco; prontamente
se usaron también de espoleta magnética, que
estallaban cuando pasaban a ciertas distancia de la
masa magnética del blanco. El submarino, en
general, estaba dotado de una pieza de artillería (de
88 o 105 mm.), más algunas ametralladoras con
cometido antiaéreo.
Ciertos tipos de sumergibles fueron adaptados
para la colocación de minas, aunque nunca tuvo el
favor del Mando de submarinos, pese a que en
P
CAPITULO IV. (“La Campaña Submarina Alemana”)
209
algunos casos, se infligieran graves daños al
enemigo.
Dotada la nave de una torreta de poca altura
sobre el nivel del mar, no era muy fácil divisar
desde ella a otros barcos, en especial a cierta
distancia. Pero el hidrófono, aún siendo limitado,
ofrecía un mayor radio de localización. Bastaba
seguir la dirección de origen del sonido, y antes o
después se llegaría a la vista del blanco. Cuando un
submarino navegaba en superficie, llevaba en la
torreta vigías, que vigilaban el mar, dividiéndolo en
sectores, sin descuidar el cielo por la posibilidad de
ataques aéreos.
El principal medio de defensa pasivo era el
silencio, una especie de oscurecimiento acústico, al
ser atacado y obligado a la inmersión. Desde el
momento de que la velocidad de un submarino
sumergido era muy inferior al de un barco de
superficie, era inútil intentar la fuga, que sería
ciertamente descubierta a causa del funcionamiento
de los motores, aún siendo éstos eléctricos y
silenciosos. Estando en silencio y realizando de vez
en cuando sólo pequeños desplazamiento, el
submarino podía evitar ser localizado con precisión,
pudiendo salvarse.
Puesta a punto.
El 16 de marzo de 1935 Hitler anuncia que no
respetaría la prohibición de fabricar submarinos y
tres meses después firmó un acuerdo naval con
Inglaterra, por el cuál, su flota submarina podía
llegar a ser hasta un 45 % de la flota submarina
inglesa.
Desde antes de la ascensión de Hitler al poder, la
Marina protegía a una empresa privada de
construcción de sumergibles-como quien dice, para
no olvidar el oficio-con domicilio en territorio
holandés. Y algo más adelante, con planos
alemanes, se construyeron, no sólo en territorio
holandés, sino también en territorios españoles y
finlandeses.
El jefe del Arma Submarina, Dönitz, dispuso de
libertad para formar su nuevo Mando como quisiera.
Su objetivo era crear una fuerza de élite, compuesta
de hombres especialmente elegidos, entrenados a la
perfección e inculcados de un espíritu
adecuadamente agresivo para el papel claramente
atacante que desempeñarían en la guerra. El
programa de adiestramiento de seis meses fue
riguroso en extremo, y exigió una familiaridad
completa con los submarinos bajo todas las
condiciones.
Todas las tripulaciones tuvieron que llevar a
cabo 66 prácticas de ataques de superficie y 66
ataques fingidos en inmersión antes de pasar
siquiera a la práctica de torpedos.
Entrenados hasta con vientos cuya fuerza
formaban olas de la altura de una casa. El resultado
de dicho entrenamiento fue una fuerza pequeña pero
formidable de combatientes de primera clase.
En la campaña que por casi toda la guerra
sostuvieron los alemanes contra las rutas
comerciales de navegación, con el fin de intentar
estrangular a la economía británica, privándola de
los productos necesarios para su población y de los
elementos de guerra que la ayudarían a proseguir la
lucha, provenientes de sus Dominios en el mundo y
de los países neutrales, Alemania usó barcos de
superficie, aviones y sobre todo, submarinos.
Dönitz había calculado que necesitaría una
fuerza de 300 submarinos para garantizar la victoria
en el Atlántico.
Pero sólo tenía a su disposición 57 naves
cuando finalmente se inició la guerra; de éstas,
apenas la mitad eran submarinos de alta mar
capaces de extender sus operaciones por el
Atlántico Norte.
Inicio de la Campaña.
Desde comienzos de 1940 parte de la presión de
los submarinos sobre las rutas marítimas de
abastecimiento de Gran Bretaña-ejercida tras la
osada incursión de Günther Prien a Scapa Flow en
octubre de 1939- se había levantado. Durante los
tres meses de aquella primavera ni siquiera hubo un
submarino alemán en las proximidades de Gran
210
Bretaña, ya que se les había desviado para apoyar la
invasión de Noruega.
Acabada esa operación, Hitler había acordado
soltar los lobos grises de Dönitz en una nueva
campaña ―ilimitada‖ contra el movimiento de
barcos alrededor de las islas británicas. Hasta
entonces no habían podido hundir sin advertencia
previa ningún barco que no fuera británico; ahora
los únicos navíos que había que respetar de las
depredaciones de los submarinos eran los de
Estados Unidos y los así llamados neutrales amigos:
Italia, Rusia y Japón.
El O. K. W., que bajo el impulso de Hitler
preparaba la ofensiva en el Oeste, todavía
consideraba como secundarias las operaciones en la
mar; sin embargo, los submarinos y aviones
alemanes se empleaban activamente contra los
barcos mercantes. Los medios eran todavía débiles,
pero en los dos bandos se esforzaban por
perfeccionar el material y los métodos.
Hitler se fué convenciendo,-que dado que los
bombardeos sobre Inglaterra, arrojaban resultados
decepcionantes-, lo verdaderamente eficaz era la
guerra comercial, ordenando
que la aviación se concentrase
en el ataque a los puertos y se
intensificase la acción
submarina.
Pero aunque el trabajo en
los navíos de superficie se
suspendió en 1940 para que
los constructores pudieran
concentrarse en la fabricación
de submarinos, existía un
límite para producirlos y
dotarlos de hombres.
Febrilmente, los alemanes
construían más submarinos
oceánicos; un tipo de 500
toneladas, con radio de acción
de 11.000 millas a 10 nudos de
velocidad y otro, de 800
toneladas, 15.000 millas de
autonomía y gran velocidad en
superficie: 21 nudos. Empezaron también la
construcción de submarinos –crucero de 1.500
toneladas, y de un tonelaje algo superior,
submarinos de abastecimiento.
Por su parte, los ingleses aceleraron la
construcción de fragatas, corbetas y unidades de
escolta para los convoyes y recibiendo de los
EE.UU, 50 destructores como pago por la cesión de
bases navales inglesas próximas a las costas
americanas, situadas en Terranova, Bermudas,
Bahamas, Jamaica, Antigua, Santa Lucía, Trinidad,
etc.
Para mayor claridad de exposición, hemos
estudiado separadamente la acción de los
acorazados y cruceros alemanes contra la
navegación comercial.
Sin embargo, forman también parte de la lucha
emprendida por los aviones y por los submarinos
contra las comunicaciones aliadas, lucha que ha
recibido el nombre de ―batalla del Atlántico‖.
211
PRIMERA FASE
urante la Primera Guerra Mundial,
Alemania poseía una poderosa flota,
careciendo, estratégicamente, de una buena
posición, pero en este conflicto, su flota era bastante
menos potente que en la ocasión anterior, más, sin
embargo, iba a obtener bases estratégicas de
importancia, desde Tromso en Noruega hasta San
Juan de Luz, en la frontera de Francia con España.
Tras la toma de Francia en mayo de 1940,
Dönitz instaló sus submarinos en puertos a lo largo
del golfo de Vizcaya: Brest, La Pallice, Saint-
Nazaire, Burdeos y Lorient. Eso representó una
importante transformación estratégica de la guerra
de submarinos: En vez de perder tiempo y
combustible en el largo viaje desde las bases en la
costa báltica de Alemania, ir por el mar del Norte y
alrededor de la costa de Escocia, las naves ahora
podían iniciar sus patrullas muchos cientos de
millas más cerca del área operativa: los accesos
occidentales, donde las rutas atlánticas de convoyes
convergían hacia puertos británicos.
A partir de entonces no sólo podían llegar más
pronto a las áreas operativas y permanecer más
tiempo en ellas, sino que eran capaces de entrar en
el Atlántico hasta los 25°, mucho más allá del
alcance de los escoltas británicos de convoyes... un
factor poderoso durante ese período de tiempo, que
duró hasta la primavera de 1941 y al que llamaron
los submarinistas la Hora Feliz.
Durante el período que transcurrió entre la caída
de Francia y la invasión de la U.R.S.S., en junio de
1941, los submarinos alemanes fueron
poderosamente ayudados por las otras fuerzas, sobre
todo por la Aviación. Las pérdidas de la navegación
se reparten así: por submarinos, aproximadamente
el 50 por 100; por la Aviación, el 35 por 100; por
barcos de superficie, el 15 por 100.
Las misiones de las fuerzas alemanas se
repartían así: en el Canal de la Mancha y en el Mar
del Norte eran, sobre todo, los aviones y las lanchas
rápidas los que atacaban a la navegación; al oeste de
las Islas Británicas, submarinos y bombarderos
medios conjugaban sus esfuerzos; en alta mar, los
―U-Boote‖ y los bombarderos de gran radio de
acción; por último, como ya hemos visto, los
corsarios de superficie actuaban por todo el
Atlántico y por el Océano Indico.
Después, el papel de la ―Luftwaffe‖, ocupada en
los frentes terrestres o en el cielo de Alemania,
disminuiría considerablemente en la mar, y la
batalla del Atlántico se convertiría, ante todo, en
una lucha de los Aliados contra los submarinos.
El mes de junio de 1940 fue el inicio. En ese
mes, más los de julio y agosto, fueron hundidos por
los submarinos 152 barcos con un desplazamiento
total de 747.000 toneladas y se empezó a hablar de
los grandes ases submarinistas, y sin embargo, al
oeste de las costas inglesas no pasaban de seis
unidades submarinas las que simultáneamente
operaban allí.
Los británicos se enfrentaron a una prueba
terrible y amarga no sólo en lo tocante a su
capacidad material de sobrevivir, sino a sus más
profundos recursos de fortaleza. En momentos
andaban tan escasos de suministros para sustentar a
su isla nación, y de los barcos que transportaban
dichos suministros, que el resultado de la guerra
parecía depender únicamente de la voluntad
nacional.
No es que los Aliados olvidaran las sombrías
lecciones de la Primera Guerra Mundial. Sabían qué
debían hacer; sencillamente carecían de los medios
para llevarlo a cabo de forma eficaz. Gran Bretaña
adoptó el sistema de convoyes casi tan pronto como
empezó la Segunda Guerra Mundial, pero en los
primeros 18 meses de ésta, los convoyes tuvieron
una pobre protección. Había pocos barcos de escolta
disponibles, y prácticamente casi ninguno de ellos
disponía de suficiente capacidad de combustible
para acompañar a los convoyes salientes más allá de
la longitud 15° Oeste, apenas 200 millas fuera de la
costa de Irlanda.
Pasado ese punto los convoyes navegaban
virtualmente solos, mientras los escoltas esperaban
para recoger a los entrantes. Además, el
Almirantazgo carecía de informes adecuados del
D
212
Servicio de Inteligencia sobre los movimientos de
los submarinos y de medios efectivos para
detectarlos y destruirlos. Para la detección de los
submarinos bajo el agua, los ingleses utilizaban el
Asdic.
Este era un instrumento secreto que rastreaba
submarinos, bautizado Asdic, acrónimo para
―Comité de Investigación para la Detección Anti-
Submarina‖, compuesto por un grupo científico
anglofrancés que había pasado 20 años
desarrollando el aparato.
El aparato consistía en una unidad electrónica
transmisora y receptora de sonidos, metido en una
cúpula de metal y sujeto al fondo del casco de un
barco patrulla. El transmisor enviaba impulsos de
alta frecuencia -pings audibles- que rebotaban
cuando golpeaban un objeto. Esos ecos, recogidos
por el receptor, eran monitorizados por un operador
que llevaba auriculares y vigilaba las fluctuaciones
de una línea trazada en una hoja de papel en
movimiento. EI tiempo transcurrido entre la
transmisión y la recepción indicaba la distancia del
objeto; el tono del sonido revelaba si se acercaba o
se alejaba.
Bajo las condiciones de la guerra naval, el Asdic
no tardó en mostrar serias limitaciones. Sólo
proporcionaba el rumbo de un submarino, no la
profundidad de inmersión. Los ecos que rebotaban
en las naves tenían un confuso parecido con los de
diversos objetos submarinos: rocas, barcos
hundidos, cardúmenes de peces y ballenas. Incluso
las diferencias en temperatura entre capas de agua
producían olas de ecos. Un marino necesitaba
semanas de experiencia de combate y un oído agudo
para usar con eficacia el equipo Asdic.
Aún con operadores veteranos de Asdic, a los
británicos todavía les resultó extremadamente difícil
la detección de los submarinos.
El alcance útil del Asdic era de apenas 1.500
metros, y el campo de su transmisión se parecía a un
estrecho cono horizontal. Sabiendo eso, los
Comandantes de submarinos -que podían oír los
impulsos de sonido bajo el agua- no tardaron en
aprender a esquivar la exploración de los Asdics al
poner rumbo en una dirección que debilitara los
pings de sonido.
Con posterioridad la Armada alemana desarrolló
una medida para contrarrestar el Asdic, llamada
―Pillenwerfer‖ (Lanzador de píldoras), que consistía
en perdigones químicos que se soltaban en el agua.
Emitían torrentes de burbujas que reflejaban el
sonido para engañar al operador del Asdic mientras
el submarino escapaba.
No obstante, los británicos abatieron unos
cuantos submarinos con el empleo del Asdic. Y en
e1 apogeo de la Batalla del Atlántico, muchos
submarinos se vieron impedidos de atacar un
convoy cuando su tripulación oía los pings que
indicaban que los cazadores enemigos avanzaban a
tientas hacia ellos.
El Asdic se acreditaría como una buena arma,
pero no decisiva; su principal inconveniente era la
pequeñez de su alcance. Para la Marina de Estados
Unidos el instrumento pasó a ser conocido como
Sonar, por navegación y determinación de
distancias mediante el sonido, siendo la palabra
―Sonar‖ el anagrama de la frase ―Sound Navigation
And Ranking‖.
La onda emitida se refleja sobre el cuerpo
submarino que capta, activando el receptor del
aparato, lo que permite así conocer en consecuencia
la demora y distancia a que se encuentra el objeto
localizado. El equipo va montado bajo la quilla de
los buques, contando a veces con instalación para
izarlo y arriarlo, similar al sistema de algunas
―espadillas‖. La diferencia esencial entre el ―Asdic‖
y el ―Sonar‖ es que aquel utiliza para su emisión las
propiedades piezoeléctricas del cuarzo, y en éste se
emplea un batería de tubos de níquel y una platina
de acero. También son distintos en su sistema
receptor; el ―Asdic‖ va marcando los ecos sobre un
papel que corre a velocidad uniforme, acusando la
distancia al objeto sumergido, en tanto que en el
―Sonar‖ esta distancia se mide sobre un círculo
graduado, en el cual se enciende una lámpara de
neón cada vez que hay un eco. Conocidas las
sucesivas posiciones del submarino, por marcación
y distancia, se pueden determinar en consecuencia
213
su rumbo y velocidad, dirigiéndose el buque
detector hacia la posición futura del sumergible para
realizar, bien aisladamente o en combinación con
otro, el ataque con cargas de profundidad.
Los aparatos detectores, tanto en su sensibilidad,
alcance eficaz y claridad de los sistemas indicadores
de eco, se fueron perfeccionando sucesivamente
durante la guerra. En circunstancias normales,
distancias del orden de 3.500 metros permiten
obtener ecos perfectamente definidos.
Los operadores es preciso que estén bien
entrenados para distinguir el eco procedente del
sumergible, del producido por accidentes del fondo
u otros objetos cualesquiera, contando para facilitar
su misión, con cartas submarinas de la zona donde
actúan.
El armamento de los barcos escolta consistía en
los medios corrientes: cañón y torpedo; y en otro
exclusivamente submarino: la carga de profundidad.
Las cargas eran recipientes metálicos que contenían
explosivos, un detonador y un dispositivo
hidrostático regulable que servía para hacerla
explotar a la profundidad determinada.
La forma de estas cargas, generalmente
cilíndricas, fué poco a poco modificada hacía una
silueta de ―gota‖, mucho más hidrodinámica y capaz
de descender con mayor velocidad en el agua para
explotar lo más cerca posible del submarino antes
de que éste pudiera alejarse.
Pesaban aproximadamente 200 kilogramos y
podían explotar a profundidades desde 15 a 150
metros. Se las lanzaba en rosarios que comprendían
un conjunto de cargas reguladas para explotar a
diferentes profundidades sucesivamente. Más
adelante se perfeccionaría el material para obtener
explosiones sincronizadas.
Las cargas podían ser lanzadas desde tolvas que
las hacía caer al agua en la estela de la nave
lanzadora o con lanzacargas, similares a catapultas o
cañoncitos, en cuya boca iba sujeta la bomba,
accionados por cartuchos explosivos o de aire
comprimido. Generalmente estaban dispuestos
lateralmente sobre el puente del barco y lanzaban la
carga a una docena de metros.
Para la detección de los submarinos, los escoltas
usaban el hidrófono, que permitía descubrir la
presencia en la cercanía de una fuente de sonido,
basándose en propagación de las ondas sonoras a
través de un líquido y también usaban el
radiogoniómetro, aparato electrónico capaz de
captar las ondas de radio y revelar la posición de su
fuente de origen.
La táctica de traílla.
El alto mando alemán tomaba grandes medidas
de seguridad. Dönitz tenía dos medios de mantener
en secreto los destinos de sus submarinos. Uno era
despachar una nave y luego radiarle órdenes en
clave; la otra era darle al comandante un sobre
sellado con instrucciones de que no debía abrirlo
hasta que hubiera navegado hasta los 20° Oeste de
Vizcaya.
Desde el momento en que el comandante recibía
sus órdenes, el submarino permanecía en
comunicación por radio con el cuartel general del
arma submarina, transmitiendo informes regulares
214
de su situación y, siempre que era necesario,
recibiendo a su vez nuevas órdenes. Este incesante
flujo de información por radio explicaba la
velocidad mortífera con la que respondían cuando
se agrupaban para una caza.
Dönitz comenzó en septiembre de 1940 a
experimentar con una táctica que había desarrollado
como resultado de sus experiencias en la Primera
Guerra Mundial: el ataque en manada. Entonces, en
vez de enviar a los submarinos a acechar solos, los
mandó en grupos de cuatro o cinco... con
extraordinarios resultados. Fue denominada por los
alemanes ―Rudeltaktik‖, o sea, táctica de traílla.
El Almirante estimaba que el submarino debía,
como todas las armas, obedecer al principio de la
concentración. Seis submarinos atacando juntos
debían tener una eficacia mayor que seis
submarinos actuando sucesivamente. Por otra parte,
Dönitz pensaba que este principio era independiente
de la guerra comercial, y podía ser aplicado también
al ataque contra escuadras. Pero, de manera general,
para concentrarse en el ataque, los submarinos
debían disponer de una velocidad muy superior a la
del objetivo. La ―Rudeltaktik‖ sería, pues,
especialmente apta para el ataque a los barcos de
marcha lenta.
Los submarinos debían descubrir por sí mismos
los convoyes a atacar, con lo cual no podían
permanecer concentrados, y tenían que dispersarse
para la búsqueda. Los submarinos, en la
―Rudeltaktik‖, se disponían primero en barrera
sobre la derrota probable del convoy enemigo, para
aumentar así las probabilidades de encuentro. El
primero de ellos que avistaba al convoy, establecía
el contacto, manteniéndolo en el límite máximo de
la visibilidad, y comunicaba al Almirante Dönitz,
cuyo puesto de mando estaba en Francia,
primeramente en París y luego en Lorient, su
situación, rumbo y velocidad. Dönitz daba las
órdenes oportunas a todos los submarinos del grupo
para conducirlos al convoy.
Cuando algunos de los submarinos estaban ya en
su puesto, comenzaban los ataques de noche en
superficie, esforzándose cada submarino por
penetrar en el interior de la formación con objeto de
perturbar las reacciones enemigas. Los ―U-Boote‖
continuaban manteniendo el contacto durante el día,
conservándose en diferentes demoras, y de noche
volvían a renovar sus ataques, mientras la traílla
aumentaba con nuevos submarinos que acudían.
Cada uno atacaba separadamente.
No había mando táctico local; lo que ha podido
hacer creer a veces en una coordinación local, es
que para aprovechar circunstancias favorables,
varios submarinos atacaban simultáneamente desde
una misma demora, la que escogían sin ponerse de
acuerdo, únicamente porque era favorable, por
ejemplo, contra la luz de la luna. Dönitz estimaba
que, si bien la dirección estratégica de los
submarinos debía ser centralizada, en cambio, desde
el punto de vista táctico, era preciso dejar a los
comandantes de los submarinos libertad de
maniobra.
En marzo de 1941, había continuamente 12
submarinos operando en el océano, usando el
método de ataque en grupo –la táctica de Traílla-
popularmente llamada ―manada de lobos‖.
La ―Rudeltaktik‖ sólo presentaba ventajas. En
primer lugar, los ingleses sabían que un convoy ya
atacado vería renovarse y aumentar los asaltos.
Desde el momento que este convoy alcanzaba la
zona de protección aérea, se podía reforzar ésta con
la certeza de que sería remunerador el hacerlo así.
También se podía, aunque con mayor dificultad,
aumentar el número de los escoltas de superficie; a
la concentración en el ataque respondía la
concentración en la defensa. Por otra parte, el
submarino transmisor de señales de contacto podía
ser localizado a causa de sus emisiones, y los
métodos de marcación se habían perfeccionado
durante las hostilidades. El Mando alemán no
desconocía estos inconvenientes, pero pensaba que
las ventajas debidas a la concentración de los ―U-
Boote‖ eran superiores a los inconvenientes.
En efecto: la táctica de traílla les daría a los
alemanes unos excelentes resultados. Los caza-
submarinos no podían estar en todas partes a la vez.
La caza del submarino emisor de señales exigía una
215
dispersión de los buques de escolta, tanto mayor
cuanto que un submarino que emitía desde la popa
del convoy era a menudo relevado por otro situado
por la proa o por el través. En mayo de 1941 los
ingleses pusieron en servicio una bomba iluminante
con paracaídas, de gran potencia lumínica, el
―Snowflake‖ (copo de nieve), que transformaba la
noche en día, pero que permitía también a los
submarinos asaltantes darse cuenta exacta de la
disposición del convoy y de los barcos de la escolta.
Los éxitos de la ―Rudeltaktik‖ confirmaban que
el submarino era un excelente torpedero nocturno
para el ataque de los barcos lentos. Su casco, muy a
ras del agua, se confundía con las ondulaciones de
la superficie; su torreta, de pequeñas dimensiones,
se veía a distancias mucho menores que los cascos
de los barcos mercantes o de los de escolta; su
velocidad superior en superficie le permitía escoger
la demora de ataque de tal forma de poder
aprovecharse de las desigualdades de la luz. La
visibilidad podía ser de varias millas en una demora
y de sólo algunos centenares de metros en otra.
La concentración dislocaba la defensa de los
barcos de escolta. El mejor antídoto era el avión,
que al obligar al submarino a sumergirse lejos de su
objetivo, reducía su velocidad, le impedía llegar al
contacto y hacía difíciles las concentraciones. Pero
fue necesario esperar largo tiempo antes de que se
reuniesen los medios que permitirían tapar el
―agujero del Atlántico‖
Los británicos habían empezado a instaurar una
serie de medidas que con el tiempo darían
resultados. Los escoltas de convoy se habían visto
reforzados con los 50 destructores viejos
americanos; con destructores liberados de otros
servicios, al igual que con corbetas, fragatas y
portaaviones escolta. Los barcos y las tripulaciones
se organizaron en grupos de escolta unificados y
fueron sometidos a un entrenamiento especial en
tácticas antisubmarinas.
Se establecieron dos bases navales en Islandia, lo
que permitió que las naves de escolta repostaran
allí, aumentando de esa manera su alcance. Los
aviones del Mando Costero de la RAF se colocaron
bajo el control operativo del Almirantazgo, lo que
hizo posible coordinar una ofensiva antisubmarina
de dos puntas, por mar y por aire. Y se dio prioridad
al desarrollo del radar.
Hasta cierto punto, los Aliados debían echarle la
culpa de sus problemas a su propio e imperfecto
sistema de seguridad. Durante gran parte de la
guerra de submarinos, Dönitz estuvo muy bien
informado sobre los movimientos de los convoyes
Aliados, en su mayor parte porque un Departamento
especial de la Armada alemana llamado ―B-Dienst‖
decodificaba las señales navales británicas. Pero
tenía otra fuente de información que representaba
un fallo de seguridad verdaderamente increíble por
parte de Estados Unidos.
Después de que comenzara la guerra en Europa,
las empresas americanas aseguradoras de barcos
continuaron con su práctica normal de compartir los
riesgos con aseguradoras europeas. Las compañías
norteamericanas enviaban libremente telegramas de
información sobre los cargamentos asegurados a sus
socios europeos -incluyendo material de guerra para
Gran Bretaña-, junto con los nombres de los barcos,
las fechas de partida y los destinos.
Y sucedió que un receptor de toda esa
información era una importante empresa
aseguradora suiza con sede en Zurich, que tenía
negocios conjuntos con una empresa de Munich. La
compañía suiza transmitía rutinariamente su
información naviera a su socio de Munich, donde
rápidamente quedaba a disposición de la
Inteligencia Naval germana. Eso significaba que el
Cuartel General de los submarinos conocía no sólo
el contenido de muchos de los cargamentos más
importantes de material con rumbo a los puertos
británicos, sino también cuándo y dónde yacer a la
espera en el Atlántico. De esa manera los
submarinos rara vez fallaron el objetivo en el verano
de 1940.
En 1941 el Departamento de Justicia de Estados
Unidos se enteró de la existencia de esa sociedad
aseguradora y tomó medidas para frenar el flujo de
información naviera. Pero la práctica continuó aún
después de que Estados Unidos entrara en la guerra,
216
y no fué hasta comienzos de 1943 cuando a las
compañías de seguros se les requirió, bajo la Ley de
Espionaje, que mantuvieran la información de
barcos en secreto.
Durante ese tiempo, los submarinos salieron
prácticamente con mapas y horarios.
Como resultado de la conexión de Zurich,
incontables toneladas de barcos se fueron a pique
antes siquiera de haber dejado las aguas territoriales
americanas.
217
EL RADAR
ara la búsqueda del submarino en superficie,
los cazadores no tenían todavía radares, y
además de los medios mencionados, se usaban
también instrumentos ópticos.
Los experimentos sobre radiolocalización
comenzaron durante la guerra pasada, obteniéndose
por medio de ondas hertzianas el ángulo formado
por la línea localizador-localizador con una
dirección determinada. Tras posteriores
perfecciones se logró crear aparatos
radiogoniometricos que utilizando ondas normales
permitían fijar la posición de un buque al ser
marcado por dos o tres estaciones, así como en caso
de guerra conocer su situación cuando aquél
utilizaba su T.S.H.
Estos estudios radioeléctricos continuados en la
posguerra, especialmente por ingleses y
norteamericanos, cristalizaron en la resolución del
problema de conocer la distancia localizado-
localizador, mediante la reflexión en aquél de las
ondas hertzianas lanzadas por un emisor,
apareciendo en Inglaterra hacia 1932 un aparato,
que al permitir conocer simultáneamente la
distancia a que se encuentra un objeto y el ángulo
antes dicho, daba en consecuencia la situación
exacta de éste. Tal aparato se denominó ―radar‖,
anagrama de las voces ―Radio-detecting-and-
ranging‖.
De esta manera, al estallar la guerra cualquier
avión quedaba detectado a distancias que oscilaban
entre 110 y 170 millas. En orden a la defensa
antiaérea, con estos aparatos se había conseguido no
sólo la localización de los aviones, sino el
conocimiento, mediante un sencillo cálculo, de su
cota de vuelo, dato éste, al igual que la distancia,
muy útil para el tiro artillero.
En cuanto a la aplicación del ―radar‖ para la
lucha antisubmarina aún no se había intentado al
estallar la guerra; pero pocos meses después, en
enero de 1940, ya fueron equipados aviones del
Comando Costero con detectores, dando comienzo
una serie de experiencias que alcanzaron éxito
completo hacía el mes de marzo en la localización
de buques y submarinos de noche o con niebla.
Entre tanto, para la lucha antiaérea se fueron
introduciendo perfecciones con objeto de conseguir
que el haz de ondas, una vez localizado un avión o
blanco, siguiese a éste automáticamente. También
los alemanes, al comenzar la guerra, iniciaron la
creciente aplicación de estos aparatos, al que
denominaron ―radiotelémetro‖, entablándose entre
los adversarios una lucha técnica que giraría
alrededor de utilizar una menor longitud de onda en
la emisión, lucha mantenida durante todo el
conflicto.
P
218
Los aviones debían atacar a los submarinos en
inmersión, volando muy cerca de la superficie del
agua, y podían ser dañados por las explosiones;
además, como la carga de profundidad de los barcos
era demasiado pesada para la mayor parte de los
aparatos aéreos, fue reemplazada por otro tipo de
100 kilogramos que explotaba a ocho metros bajo el
agua.
Los aviones, luego el enemigo más temido de los
submarinos, todavía eran pocos en número, de corto
alcance y mal armados... y no podían proporcionar
cobertura de escolta por la noche.
219
SEGUNDA FASE
esde el mes de abril de 1941 la Marina
norteamericana vigilaba las aguas del
Atlántico Occidental y patrullaba las rutas
comerciales. Tenía orden de no atacar a los
submarinos enemigos, pero daba con claridad sus
situaciones y estos informes eran aprovechados por
la Marina británica. En julio, el Ejército
norteamericano había ocupado Islandia y en
septiembre los barcos y aviones norteamericanos
recibieron orden de destruir a los corsarios de
superficie que amenazaban o atacaban a la
navegación comercial neutral y beligerante en la
zona comprendida entre América e Islandia.
La Marina norteamericana participó en las
escoltas de los convoyes rápidos en el Atlántico
Occidental. Consintió en unirse a estos convoyes,
no solamente a los de los neutrales, sino también a
los de los beligerantes en guerra contra Alemania.
Hubo incidentes con barcos de EE.UU, y Hitler dio
la orden de evitarlos, puesto que, además, los
alemanes tuvieron que enviar submarinos al
Mediterráneo en apoyo a la Flota italiana y al
―Africa Korps‖, en contra del pensamiento del Alto
Mando Naval. Pero también declaró a Raeder que
no impondría ninguna sanción al comandante de
submarino que torpedease por error a un barco
norteamericano. Los incidentes fueron frecuentes y
graves.
D
220
Casi tan pronto como Estados Unidos entró en la
guerra en diciembre de 1941, Dönitz envió cinco
submarinos a aguas americanas en una operación
que bautizó ―Redoble de Tambor‖, provocando una
gran matanza. Desde finales de diciembre
comenzaron a salir unos 20 submarinos hacia los
nuevos terrenos de caza, en donde la navegación se
hacía por buques aislados.
La entrada en guerra de los Estados Unidos
ofrecía a los submarinos una zona de acción
especialmente favorable en las costas americanas.
El Almirante King, Jefe del Estado Mayor General,
había previsto que los alemanes actuarían en las
costas de los Estados Unidos desde el comienzo de
las hostilidades. Pero las múltiples obligaciones a
las que debía hacer frente no le permitieron reunir
los medios de defensa necesarios.
El 12 de enero se produjeron los primeros
torpedeamientos a lo largo de las costas de los
Estados Unidos, en donde la navegación continuaba
haciéndose por buques en solitario. Los ―U-Boote‖,
reposando de día en el fondo, operaban de noche en
los puntos focales, cerca de Hampton Roads y del
Cabo Hatteras, buscando obtener el máximo
rendimiento de su reserva de torpedos. También
utilizaban sus cañones cuando les faltaban torpedos,
y atacaban preferentemente a los petroleros. Desde
tierra era un espectáculo corriente ver explosiones,
barcos incendiados y hundimientos.
Los submarinistas se vieron ayudados por la falta
de apagones de tiempos de paz a lo largo de la costa
Este norteamericana: las ciudades centelleaban con
luz; los faros y las boyas de navegación aún estaban
iluminados; hasta los barcos llevaban luces
normales y usaban con libertad las radios, revelando
con frecuencia su posición, de forma que los
submarinos no tuvieron dificultad en dirigirse hacia
ellos. Para colmo:
- Los destructores patrullaban con toda
predecible regularidad.
- Los lanzamientos de las cargas de
profundidad, jamás eran sostenidas durante el
tiempo necesario, aún en bajos fondos.
- Los aviadores no tenían experiencia.
Por tanto, la costa americana fué considerada
como el Paraíso para los submarinistas, cebándose
ante presas tan fáciles y la falta de preparación para
esos menesteres de la Marina americana, ya que no
existía ningún sistema de convoyes, y las defensas
antisubmarinas seguían siendo primitivas e
ineficaces.
Los submarinos penetraron en aguas cercanas a
la costa, permaneciendo en el fondo durante el día
para emerger por la noche y recorrer con calma las
rutas interiores de barcos y torpedearlos en su
trayecto.
Los U-Boote de 500 toneladas, gracias a su radio
de acción, podían operar durante tres semanas en las
aguas americanas, y los de 700 toneladas, durante el
mismo periodo de tiempo en el Mar Caribe.
Encontraban allí objetivos valiosos, pues Inglaterra
sacaba sus reservas de petróleo de Venezuela y
México y de las refinerías de Aruba y Curazao.
Para los U-Boote, el factor que limitaba su
acción era el número de torpedos y también la fatiga
de las dotaciones; pero esta fatiga era menor en las
costas de los Estados Unidos y en el Mar Caribe que
en los agotadores ataques a los convoyes escoltados
del Atlántico del Norte.
Durante los diecinueve últimos días de enero los
U-Boote destruyeron 39 barcos, que desplazaban, en
conjunto, 250.000 toneladas.
Ante el peligro, el Almirantazgo británico puso a
disposición de los Estados Unidos 24 patrulleros
cazasubmarinos y les envió 10 corbetas en febrero.
Pero durante este mismo mes los grandes
submarinos hicieron su aparición en el Mar Caribe,
en unión de algunos italianos, para atacar en su
origen el tráfico de petróleo; fueron hundidos 23
petroleros en esta zona en el mes de febrero. La
reacción Aliada era todavía muy débil.
Durante los meses de enero y febrero, las
pérdidas de la navegación Aliada causadas por los
submarinos se elevaron a 144 barcos, con un total
de 800.000 toneladas. Es preciso añadir a éstas,
cerca de 200.000 toneladas de barcos hundidos por
la ―Luftwaffe‖ en las proximidades de las Islas
Británicas.
221
En marzo, la ofensiva se debilitó en el Mar de las
Antillas, pero aumentó en la costa de los Estados
Unidos, y las pérdidas de abril alcanzaron 94
barcos, que representaban en total 500.000
toneladas, lo cual era una marca desde el comienzo
de las hostilidades. Según un cálculo conservador,
casi 200 barcos, con un total de 1.150.675
toneladas, habían sido destruidos para fines de abril
de 1942... con la pérdida de un único submarino en
el proceso.
En Washington era grande la inquietud. Los
norteamericanos se apercibieron de su pobre estado
de preparación, que era tan ineficaz contra la
amenaza submarina alemana como contra la
ofensiva japonesa en Extremo-Oriente.
A principios de 1942, los alemanes construyeron
suficiente número de submarinos para proceder a
fuertes concentraciones, al mismo tiempo que
extendían las zonas de operaciones.
Durante el año 1941 las dotaciones habían
adquirido experiencia; además, las nuevas unidades
sufrían un adiestramiento muy severo en el Báltico,
en donde toda la zona occidental de este mar estaba
reservada para los ejercicios. La instrucción se
efectuaba por grupos, siguiendo un programa
concreto. Durante los ejercicios se reproducían lo
más exactamente posible situaciones encontradas en
el frente.
Por ejemplo: convoyes fuertemente escoltados y
protegidos por destructores y aviones; salidas de
larga duración con inmersiones rápidas y profundas,
durante las cuales un oficial instructor, con
experiencia de guerra, alteraba el equilibrio del
submarino, ponía fuera de uso a una parte de los
aparatos y colocaba a la dotación ante situaciones
análogas a las que se producían después de un fuerte
ataque con cargas de profundidad. Estas maniobras
eran tan duras, que provocaban incluso pérdidas de
submarinos.
La situación era tanto más alarmante cuanto que
los nuevos submarinos alemanes entraban en
servicio en gran número, Según informes dados, la
―U-Bootwaffe‖ tenía a primeros de abril 285
submarinos, de los cuales 125 estaban en
operaciones y el resto en pruebas o adiestramiento.
Los 125 submarinos en servicio se repartían así:
Océano Ártico: 19 submarinos, de los que 14
estaban en la mar; Océano Atlántico: 81
submarinos; de los que 45 estaban en las costas
americanas o en el Atlántico Norte; dos en el
Atlántico Sur, 34 en las bases francesas;
Mediterráneo: 20 submarinos, de los cuales, 7 en la
mar; Alemania: 5 submarinos.
Por consiguiente, de 125 submarinos en
operaciones, había 68 en la mar simultáneamente, o
sea más del 50 por 100, lo que representa una
proporción muy alta y da una idea de la autonomía y
eficacia de la ―U-Bootwaffe‖. La ofensiva alemana
continuaría tomando a las costas americanas como
zona predilecta durante toda la primavera y una
parte del verano. Dönitz no esperaba tanto, y más
tarde diría que quedó sorprendido de que la reacción
de la Marina norteamericana tardase tanto tiempo en
hacerse eficaz en aquella zona. Desde enero hasta
julio, los Aliados perdieron, en el conjunto de todos
los mares, 500 barcos, desplazando, en conjunto,
2.500.000 toneladas, de los que 142 eran petroleros,
que representaban más de un millón de toneladas.
La ofensiva alemana en las costas de los Estados
Unidos tenía, por lo menos, la ventaja de dejar un
respiro a los convoyes de Halifax a Inglaterra,
contra los que no operaba más que un pequeño
número de submarinos mandados por los oficiales
de menor experiencia. En marzo, 19 convoyes,
totalizando 450 barcos, alcanzaron los puertos del
Reino Unido sin una sola pérdida. Hasta el verano la
ruta no se vería nuevamente amenazada.
A partir del mes de julio de 1942 pudo ser
generalizado el sistema de convoyes en las costas de
los Estados Unidos y en el Mar de las Antillas.
Entonces se hizo posible para un barco de carga,
marchando continuamente en convoy, el ir desde
Liverpool hasta el Golfo de México.
En agosto, los alemanes tenían en la mar 80
submarinos. Dönitz se dio cuenta rápidamente de
que la costa americana ya no era el paraíso de los U-
Boote; de nuevo los alemanes cambiaron la zona de
ataque y enviaron numerosos submarinos a la región
222
de Freetown, en la costa de África, dejando al
mismo tiempo a un cierto número de ellos cerca de
Cuba, Haití y Trinidad. Los submarinos italianos
operaban más al Sur, en la costa del Brasil.
En estas zonas atacaron el tráfico que llevaba a
los Estados Unidos la bauxita de América del Sur, y
al material militar destinado al Próximo Oriente y
que pasaba por el Cabo de Buena Esperanza.
El almirante Dönitz encaró la nueva fase sin
vacilar. Su estrategia fué devastadora en su
sencillez: buscar los puntos blandos del enemigo,
golpear donde era más débil y estaba más
desprevenido, obligándolo a estirar sus defensas
más allá del punto de ruptura. Era evidente que las
rutas marítimas del Atlántico Norte resultaban las
áreas de mayor oportunidad debido al intenso
tráfico que tenían y a su relativa proximidad con las
bases de submarinos de Francia.
Sin embargo, al mantener esa nueva estrategia,
Dönitz extendió la guerra a otros mares. Los
submarinos entonces llevaron su azote al
Mediterráneo y al mar Negro, al océano Glacial
Ártico y al Caribe, al Atlántico Sur, al océano
Índico y a las aguas del Lejano Oriente.
A pesar de la mejora de los métodos y del
armamento, la situación seguía siendo inquietante.
Las escoltas escaseaban para hacer frente a una
amenaza que cambiaba rápidamente de zona. Los
alemanes preparaban submarinos mayores.
Al hacerse insostenible la vida para sus buques
de superficie abastecedores, construyeron petroleros
submarinos, las ―vacas lecheras‖, que les permitían
aumentar su radio de acción. Estaba lejos
de ser vencida la amenaza submarina, que el
enemigo desarrollaba con una tenacidad
extraordinaria.
“
223
Vacas Lecheras”
En los primeros dos años y medio de la Segunda
Guerra Mundial los submarinos sólo podían llevar
suficiente combustible y provisiones para un viaje
de 7.000 millas; si cruzaban el Atlántico, apenas
llegaban al otro extremo cuando ya tenían que
regresar.
Pero la primavera de 1942, el Mando de
Submarinos puso en operación los primeros 10
nuevos e ingeniosos submarinos cisterna, diseñados
para reabastecer a los submarinos normales en el
mar, extendiendo drásticamente de esa manera su
campo de acción.
Designados Tipo XIV en el tablero de dibujo, las
menos estilizadas naves cisternas -unos dos metros
más anchas en el combés que sus más esbeltos
hermanos de combate- fueron apodadas ―vacas
lecheras‖ por los tripulantes alemanes. Una sola
―vaca lechera‖ con sus 1.700 toneladas de
desplazamiento podía transportar 700 toneladas de
combustible diesel y 45 toneladas de otros
suministros en su amplio casco, bastante para
mantener hasta cuatro meses a una manada de 10
lobos en el mar. Cuando una ―vaca lechera‖ se
agotaba, regresaba a casa para reabastecerse
mientras otra ocupaba su lugar.
Algunas manadas de lobos, las primeras en ser
alimentadas por las vacas lecheras, llevaron a cabo
un ataque exitoso contra los barcos Aliados en el
corazón del Caribe y del golfo de México la
primavera y el verano de 1942. Dönitz se mostró
exultante. ―Gracias a los submarinos cisterna,
pudimos explotar un vasto teatro de operaciones,
que se hallaba entre 3.000 y 4.000 millas de las
bases del golfo de Vizcaya‖.
Hostigados en su misma puerta, la Marina de
Estados Unidos declaró que la destrucción de las
naves cisterna era de máxima prioridad. En agosto
de 1942 un bombardero logró localizar y destruir
una vaca lechera con una carga de profundidad; sin
embargo, transcurrió casi un año antes de que
hundieran otra. Con el tiempo, los aviones y barcos
Aliados cazarían y hundirían a los 10 submarinos
cisterna construidos por el Mando alemán, pero
hasta entonces las ―vacas lecheras‖ mantuvieron a
sus manadas de lobos, con combustible, armados, y
peligrosamente efectivos.
Lucha Técnica.
La lucha iba acompañada de incesantes
progresos técnicos. El ataque y la defensa se
perfeccionaban. El Asdic no podía detectar a los
submarinos a distancias muy pequeñas; el haz del
aparato, muy estrecho cerca del barco de escolta, ya
no alcanzaba al submarino en inmersión. Cuando
apreciaban que estaban a poca distancia del
224
objetivo, y antes de ser atacados con cargas de
profundidad, los submarinos cambiaban
violentamente de rumbo. El cazasubmarinos
continuaba el suyo y lanzaba entonces la serie de
cargas por la popa del submarino y sin precisión.
Era evidente que hacía falta llegar a un
lanzamiento por la proa.
Un perfeccionamiento del Asdic permitió
obtener no solamente la trayectoria y la distancia del
submarino, sino también su profundidad de
inmersión, lo que daba todos los datos de tiro, pero
a condición de lanzar antes de que el aparato
perdiese al objetivo. A partir del mes de enero de
1942, algunos barcos de escolta fueron equipados
con el ―Hedgehog‖, o erizo, montaje colocado en la
proa y que lanzaba una salva de 24 rockets, o
cohetes percutores, cargados cada uno con quince
kilos de explosivos. La salva cubría una zona
elipsoidal de unos 30 por 40 metros,
aproximadamente. Los cohetes sólo explotaban al
contacto, pero cada uno de ellos era mortal para el
submarino.
Un modelo más reducido, el ―Mouse trappins‖
(ratonera), fue instalado a bordo de los barcos de
escolta de pequeño tonelaje. Sin embargo, al no
estallar los cohetes más que por percusión con el
submarino, perdían algo de interés respecto a las
series de cargas lanzadas por la popa; al ser mucho
más potentes éstas que los cohetes, las cargas de
profundidad causaban averías a los submarinos
cuando estallaban a corta distancia de éstos.
Los erizos fueron perfeccionados mucho más
adelante, a finales de 1943, al ponerse en servicio el
―Squid‖, mortero colocado también en la proa y que
lanzaba una salva de tres grandes cargas de
profundidad con mucha cantidad de explosivos; el
lanzamiento se efectuaba con una gran precisión.
Conectado con el Asdic, el ―Squid‖ era apuntado
por aquél y su disparo hecho automáticamente, y la
regulación contínua de la profundidad de explosión
era producida por el indicador de inmersión del
Asdic. Un submarino que fuese bien detectado al
contacto con el Asdic, tenía pocas probabilidades de
escapar a la destrucción.
En octubre de 1942 el U-156 hunde al
―Laconia‖, barco de pasajeros, que llevaba 1.800
prisioneros italianos. Al emerger, iniciando una
operación de salvamento, el submarino fué atacado
por aviación, bombardeándolo. Desde ese momento
Dönitz prohíbe las operaciones de salvamento con
el siguiente comunicado:
―Todo intento de rescate de las tripulaciones de
los barcos hundidos cesará a partir de este instante;
esta prohibición se aplica por igual a la recogida de
hombres en el agua y a ponerlos a bordo de un bote
salvavidas, al enderezamiento de los botes volcados
y al abastecimiento de comida y agua. Esas
actividades son una contradicción del principal
objetivo de la guerra, a saber, la destrucción de los
barcos enemigos y de sus dotaciones‖.
Despiadada ya, sin dar ni pedir cuartel, la guerra
de los submarinos entró en un invierno que nadie
olvidaría. En los últimos tres meses de 1942, los
ventarrones del Atlántico Norte, siete de ellos de
fuerza 10, soplaron durante 63 de 92 días. Ese año,
los submarinos hundieron seis millones de toneladas
de barcos Aliados -más que en 1939, 1940 y 1941
juntos- y menos de la mitad fueron reemplazados
por la producción en marcha. En la salvaje batalla
del desgaste, las pérdidas de submarinos se
dispararon de 35 en 1941 a 87 en 1942.
Para entonces Dönitz recibía naves nuevas a un
ritmo de 17 al mes, y en diciembre de 1942 disponía
de 212 para las operaciones... más que en cualquier
momento anterior de la guerra. Las usó para
intensificar los ataques de sus ―manadas de lobos‖,
aprovechándose al máximo de las largas, oscuras y
tormentosas noches del Atlántico Norte.
“El cuervo y el topo”.
Dönitz había declarado: ―Un avión no puede
eliminar a un submarino, lo mismo que un cuervo
no puede combatir contra un topo.‖ El porvenir le
daría un sangriento mentís. La caza de submarinos
que practicaban los aviones del ―Coastal Command‖
(Comando Costero) sólo era eficaz de día, pero los
submarinos atravesaban el Golfo de Vizcaya en
225
inmersión durante el día, y de noche en superficie,
cargando sus acumuladores al mismo tiempo que
navegaban. El radar, que permitía descubrir de
noche a los submarinos, no facilitaba un
lanzamiento preciso. El Comandante Leigh inventó
un proyector que lleva su nombre, con el cual
fueron equipados, a partir de junio de 1942 los
aviones ―Wellington‖, que los ingleses
especializaron en la caza; estos proyectores iban
colocados en la torreta inferior, y tenían una cierta
holgura de puntería. En combinación con los
radares, permitían alumbrar a los submarinos a una
distancia de una milla y atacarlos en condiciones tan
buenas como de día. Los ―Liberators‖ y los
―Sunderlands‖ fueron equipados también con
proyectores ―Leigh‖.
Desde su aparición, los submarinos tuvieron que
modificar su táctica. Prefirieron aceptar el riesgo de
los ataques de día en aquella zona infestada de
aviones, lo que les daba la probabilidad de ver a
tiempo al avión para sumergirse. Los alemanes
mejoraron también el armamento antiaéreo de los
submarinos con un notable incremento de
ametralladoras antiaéreas de 20 mm. y un cañón
antiaéreo de 37 mm, eliminando el cañón que
anteriormente portaban y organizaron patrullas de
aviones de caza de gran radio de acción.
A partir de junio de 1942, el ―Coastal
Command‖ jugaría un papel principal en la derrota
de los ―U-Boote‖. Hasta el mes de mayo de 1942, el
―Coastal Command‖ sólo había hundido nueve
submarinos, mientras que desde junio de 1942 hasta
el final de la guerra hundiría a más de doscientos.
La guerra de los radares continuaba también con
ventaja para los Aliados. En septiembre de 1942, los
alemanes lograron construir un detector de
emisiones de radar, el ―Matox‖, llamado también
―Cruz de Vizcaya‖ por su forma y porque había sido
ideado para conseguir cruzar el golfo de Vizcaya,
permitiendo a los ―U-Boote‖ descubrir la
aproximación de un cazador con tiempo suficiente
para escapar en inmersión, pero en noviembre, los
progresos de la técnica consintieron a los Aliados
pasar del radar de ondas métricas al radar de ondas
centimétricas, al que el aparato alemán no podía
detectar, y durante largo tiempo los alemanes se
adormecieron en una seguridad engañosa; por fin
comprendieron que su aparato había sido superado,
pero hasta la primavera de 1943 los submarinos
alemanes que atravesaban el Golfo de Vizcaya
fueron sorprendidos con frecuencia.
En octubre, el Almirantazgo decidió la
transformación de seis barcos de carga de grano, en
portaaviones, los llamados M.A.C. (Merchant
Aircraft Carrier); seis petroleros también fueron
reformados, instalándoles una cubierta de vuelo;
estas cubiertas eran reducidas, tenían
aproximadamente 130 metros de largo y 20 metros
de ancho, y sólo podían ser utilizados por los viejos
aviones biplanos ―Swordfish‖.
Los barcos continuaban siendo tripulados por
las dotaciones de la Marina mercante; únicamente el
personal de vuelo era militar. En total, en el
transcurso de la guerra fueron puestos en servicio 15
de estos barcos, y todos operaron en el Atlántico;
pero los primeros no estarían listos hasta el verano
de 1943.
A consecuencia del desembarco en África del
Norte, Dönitz había enviado a una gran parte de sus
submarinos contra las líneas de comunicación del
Cuerpo Expedicionario, en el Atlántico, al mismo
tiempo que los submarinos italianos y los ―U-
Boote‖ disponibles en el Mediterráneo se lanzaban
hacia las costas de Argelia y de Marruecos. Dönitz
conservaba todavía unos 70 submarinos para el
ataque de los convoyes de América del Norte a
Inglaterra, convoyes cuyas escoltas eran muy
reducidas a causa de las exigencias de la operación
―Torch‖.
Noviembre de 1942 fué el peor mes de toda la
guerra para la navegación Aliada. Fueron hundidos
134 barcos con 800.000 toneladas, de los cuales,
117 con 700.000 lo fueron por submarinos, con sólo
la pérdida de 15 de ellos. Las elevadas pérdidas eran
debidas, principalmente al aumento del número de
submarinos; sin embargo, su rendimiento unitario
no había aumentado, sino que, por el contrario era 4
ó 5 veces menor que en 1940.
226
TERCERA FASE
n la Conferencia de Casablanca, celebrada
en enero de 1943 por los jefes Aliados, se
había decidido que en el orden de preferencia de los
objetivos a alcanzar, la victoria sobre los
submarinos pasaba a ser de urgencia primaria.
Roosevelt, Churchill y los jefes de Estado Mayor
pensaban que todas las demás empresas debían ser
supeditadas a esta victoria. Decidieron el empleo
intenso de aviones de gran radio de acción y de
portaaviones en el ataque aéreo de las bases
alemanas de submarinos, el refuerzo de los campos
de minas ante dichas bases, el aumento del número
de los grupos de apoyo y el desarrollo de la
investigación científica orientada hacia su
destrucción. Una de estas medidas fue
decepcionante: aunque durante la guerra el
bombardeo de los astilleros de construcción de los
U-Boote dió buenos resultados, el ataque aéreo de
las grandes bases de submarinos en Francia fue
ineficaz.
Los alemanes habían construido refugios que
protegían no solamente a los submarinos, sino
también a los talleres de reparación. Estos ataques
fueron efectuados principalmente bajo la presión del
Almirantazgo y en contra de los consejos del
Mariscal del Aire, Harris, jefe del bombardeo
estratégico británico, que juzgó con mucha
severidad aquel derroche de la Aviación.
La Conferencia de Casablanca condujo a una
redistribución de las fuerzas aéreas Aliadas. El
aumento de los medios y la mejora de los métodos
les permitieron finalmente tapar el ―agujero del
Atlántico‖ por medio de aviones de gran radio de
acción de la R.A.F., de la ―Royal Canadian Air
Force‖ y de la ―American Air Force‖ utilizando las
bases de Inglaterra, de Islandia, de Terranova y de
los Estados Unidos. La protección de los convoyes
en el ―agujero del Atlántico‖ sería completada con
portaaviones de escolta, que entraron en servicio en
el Atlántico Norte.
Pero, para entonces, los británicos habían
conseguido descifrar el código por el cual Dönitz y
sus hombres en los submarinos se comunicaban; en
poco tiempo, la libre transmisión de mensajes de
radio, tan vital para la coordinación de los ataques
en grupo, iba a representar su destrucción. Y
además, toda la potencia del poder americano
empezaba a sentirse. Finalmente, la pericia británica
y americana se habían combinado para producir
algunos artilugios extraordinarios que harían que
fuera posible cazar y destruir a los alemanes en los
rincones más alejados del mar.
En la guerra tecnológica, los Aliados estaban
empezando a llevar una considerable ventaja; las
construcciones navales, tanto mercantes como de
barcos de escolta, se disparaban a un ritmo frenético
por parte de los astilleros americanos y los aviones,
dotados de radar, se convirtieron en el principal y
letal enemigo de los submarinos.
En conjunto, el aumento de mano de obra y de
material, la tecnología avanzada y, por encima de
todo, el heroico trabajo en equipo de las fuerzas
antisubmarinas Aliadas iba a cambiar el rumbo de la
guerra.
Quizá el mayor golpe de todos en la nueva
contraofensiva Aliada, sin el cual los hombres, las
armas, los aviones, los barcos y los aparatos no
podrían haber sido tan efectivos, fue descifrar el
código; fue un triunfo de primera magnitud del
Servicio de Inteligencia. Ese triunfo colgaba de una
caja de madera no más grande que una maleta... una
caja misteriosa con una historia complicada y
diversa.
E
227
ENIGMA
fectivamente, fueron varios factores los que
finalmente ayudaron a cambiar las tornas
frente a la amenaza de los submarinos alemanes;
pero hubo otra arma, cuyos secretos no han sido
revelados hasta bastante después de finalizado el
conflicto, que en último análisis tuvo un papel
decisivo. Fue el ―Ultra‖, el nombre dado al sistema
mediante el cuál los Aliados consiguieron a lo largo
de la mayor parte de la guerra descifrar los códigos
militares alemanes.
A partir de una patente holandesa, el Servicio de
Información alemán creó la máquina de
codificación más avanzada hasta la llegada del
computador, capaz de establecer una gran variedad
de ajustes (dos veces diez, hasta la potencia ciento
cuarenta y cinco), cada uno de los cuales podía
contener una clave diferente.
Ya por el año 1926 los ingenieros alemanes
habían inventado una máquina eléctrica para
codificar mensajes. El artilugio, sencillo de operar
pero complejo en su rendimiento, a todos los efectos
era una máquina de escribir equipada con un juego
de tres ruedas internas que rotaban cuando se las
activaba con impulsos eléctricos transmitidos por
las teclas de escribir. Cada rueda tenía 26 puntos de
contacto diferentes, uno para cada letra del alfabeto,
pero distribuidos en una secuencia desordenada.
Dependiendo de cómo se colocaran las ruedas, el
golpe de una letra marcada haría que la primera
rueda se ocupara con otra letra especificada; a su
vez, esa rueda activaría las otras dos ruedas, que al
final iluminarían otra letra sobre un tablero delante
de los ojos del operador. Mientras éste tecleaba el
mensaje, iba registrando las letras que aparecían en
el tablero; éstas constituían el código, que luego se
podían enviar en morse a un receptor en algún punto
distante. Allí, alguien con una máquina equivalente
y un libro de códigos sobre las posiciones de las
ruedas realizaría el proceso a la inversa para
descifrar el mensaje. Por buenos y suficientes
motivos, los alemanes llamaban a ese dispositivo,
―Enigma‖.
Las tres ruedas secuenciales de ―Enigma‖, cada
una de las cuales tenía su propio juego desordenado
de letras, eran intercambiables. Como cada rueda
disponía de 403 x 1024 conexiones diferentes, y
como existían seis posibles combinaciones de
secuencia de las tres ruedas, las diversas
distribuciones hacían que fuera posible un número
abrumador de posiciones para la máquina. A medida
que ―Enigma‖ evolucionó en la década de 1930, la
máquina dispuso de ruedas suplementarias; con
cinco de éstas, el número de distribuciones posibles
para la rueda saltó de seis a 336, y el número de
posiciones se incrementó en consecuencia.
Otro refinamiento tuvo lugar más adelante (no se
sabe cuándo con exactitud) con la introducción de
clavijas similares al cuadro de la centralita de un
operador de teléfono; al aumentar el número de
circuitos eléctricos, estos aparatos incrementaron
aún más el número posible de posiciones. (La
característica de las clavijas proporcionó una
E
228
medida adicional de seguridad, ya que era
independiente de la operación mecánica del resto de
la máquina.) En su forma final, que alcanzó durante
la guerra, la máquina Enigma tenía un total de tres
ruedas, cinco suplementarias y 10 clavijas
diferentes, y un número astronómico de
combinaciones.
Pronto se hizo evidente para los miembros del
Servicio de Inteligencia Naval británico que el
único modo de resolver el misterio de ―Hidra‖,
nombre dado por los alemanes al código, era
adquirir una máquina ―Enigma‖ nueva, completa,
con las posiciones actuales y todos los libros
secretos del código ―Hidra‖ y otros documentos
relevantes. Los capitanes de los buques de guerra de
la Royal Navy recibieron órdenes de aprovechar
cualquier oportunidad para capturar navíos
germanos con su equipo de radio señales intactos.
Suerte e Inteligencia
Una ballenera está siendo arriada del destructor
británico ―Bulldog‖ para llevar a un grupo de
abordaje al mutilado U-110 el 9 de mayo de 1941,
en las afueras de la costa de Groenlandia. El
comandante del submarino no logró destruir su
máquina ―Enigma‖ y sus libros de códigos.
Capturados por los británicos, éstos contribuyeron a
uno de los más importantes éxitos del Servicio de
Inteligencia en la Segunda Guerra Mundial.
Los británicos llevaban en posesión de la
máquina nueve meses cuando de pronto pareció que
ya no funcionaba más; las transmisiones empezaron
a ser el mismo galimatías de antes. Resultó que el
motivo se debió a que el 1 de febrero de 1942 la
Armada alemana adquirió un nuevo modelo de
máquina ―Enigma‖, y en el proceso, Dönitz
sustituyó el código ―Hidra‖ por uno nuevo llamado
―Tritón‖.
Se trabajó casi un año antes de poder descifrar el
código ―Tritón‖ -nunca se ha revelado con exactitud
cómo se consiguió-, y en ese fatal intervalo las
pérdidas de barcos Aliados se dispararon de manera
catastrófica.
Durante el primer cuarto de 1942, antes de que el
cambio de código fuera completo, las pérdidas
Aliadas llegaron a las 800.000 toneladas. En el
cuarto siguiente, éstas casi se duplicaron,
alcanzando las 1.400.000 toneladas. Y no dejaron de
subir el resto del año.
A fines de 1942, cuando de nuevo fueron
capaces de seguir las conversaciones de los
submarinos, los Aliados tenían la fuerza agrupada -
más hombres y más y mejor material- para atacar a
los submarinos alemanes. Aproximadamente por esa
época el Mando Costero británico empezó a recibir
―Liberators‖ hechos en América que habían sido
modificados para volar a distancias de hasta 800
millas -lo que les permitía penetrar hasta el centro
de la franja del Atlántico, donde con anterioridad
los submarinos habían prosperado con impunidad de
los ataques aéreos- e iban equipados con nuevos
radares de 10 centímetros con un haz capaz de
detectar objetos pequeños en la superficie del
océano. Además, la Marina de los Estados Unidos
por ese entonces disponía de su propia Sala de
Seguimiento de Submarinos, informada por el
sistema de desciframiento ―Ultra‖.
Pero aún había problemas esporádicos que se
tenían que solucionar. En marzo de 1943, los
submarinos cambiaron a un modelo de máquina
todavía más nueva, la ―Enigma M4‖, con cuatro
rotores en vez de tres. Durante unos pocos y
cruciales días, mientras los convoyes caían en la
trampa de la ―manada de lobos‖, la visión de los
Aliados se nubló por las complicaciones de
decodificación resultantes del cambio. Pero gracias
a un inteligente trabajo de criptoanálisis, se
descifraron los nuevos códigos M4 en menos de
quince días. Los resultados fueron casi inmediatos.
Los submarinos prácticamente no consiguieron nada
en abril y mayo; con los analistas de nuevo en el
rastro, llegaría a ser conocido para los alemanes
como ―el mes de los submarinos perdidos‖.
Pasando a ciegas de efectos conocidos a causas
desconocidas, Dönitz y sus expertos especularon sin
éxito sobre cuáles podían ser esos aparatos de
detección de los Aliados. ¿Acaso el enemigo
229
recogía alguna especie de rayo emitido por el
submarino: infrarrojo, de calor, electrónico de
diversos tipos?
Hasta las sugerencias más extravagantes se
tomaron en consideración.
Al final, el Cuartel General de los submarinos
atribuyó las pérdidas al radar... y quedó tan
convencido de que había arribado a la respuesta
correcta que descartó todas las otras posibilidades.
Cuando llegó a mencionarse la sospecha de que
los Aliados podrían estar leyendo el tráfico de radio
de sus naves -como inevitablemente sucedía-, los
expertos de Dönitz desdeñaron la idea.
Por ello, el código ―Tritón‖ de los submarinos no
se modificó; los británicos y los americanos
prosiguieron leyendo las transmisiones alemanas, y
se hundieron más submarinos.
Finalmente, el 24 de mayo de 1943, tras perder 8
naves de 33 enviadas contra dos convoyes, sin que
se disparara ni un solo torpedo, Dönitz transmitió un
mensaje trascendental a todos los submarinos:
debían retirarse de las rutas de convoyes del
Atlántico Norte hacia unas posiciones más seguras
al Sur.
Ese súbito movimiento pretendía ser una retirada
táctica para dar tiempo a que se encontraran armas
nuevas y defensas mejores. De hecho, significó que
después de 45 meses de estar por delante en la
guerra de los submarinos, Alemania perdía su poder
en el mar.
Los “Liberty”
Una de las razones por las que los A2liados
consiguieron ganar la Batalla del Atlántico fue que
los Estados Unidos podían construir barcos más
rápido de lo que los alemanes podían hundirlos.
En 1939-1940 sólo se construyeron en los
Estados Unidos 102 barcos de alta mar. Pero en
septiembre de 1941, la nación se lanzó a un
programa de choque, y reunió todas sus habilidades
industriales para producir un formidable barco
llamado ―Liberty‖. En todos los astilleros del país,
1,5 millones de trabajadores aprendieron a remachar
y soldar componentes prefabricados. El barco de
135 metros que construían -trabajando sin
interrupción y al coste sorprendentemente bajo de
dos millones de dólares por casco- podía recorrer
17.000 millas a una velocidad de 11 nudos,
utilizando motores de vapor de un modelo antiguo.
No era hermoso ni rápido, pero sus líneas rectas y
planas lo hacían sencillo y fácil de construir, y podía
llevar 10.800 toneladas de la tan necesitada carga.
Esos cargueros toscos de 7.200 toneladas -por lo
demás conocidos como barcos ―Liberty‖-
demostraron ser la respuesta a los submarinos de
Alemania. Producidos en masa en astilleros
americanos, a mayor velocidad que lo que podían
hundirlos los submarinos, transportaron más de 100
millones de toneladas de material de guerra a los
Aliados.
230
El primer barco ―Liberty‖ construido en Estados
Unidos, basado en un prototipo británico de manga
ancha de 1939 y bautizado ―Patrick Henry‖, bajó
por las rampas del astillero de Baltimore en
septiembre de 1941.
A finales de 1942 se habían completado 646
cargueros, 597 de ellos ―Liberty‖, y las botaduras
superaron por primera vez los hundimientos en el
Atlántico. Por cada barco hundido, 4 fabricados; en
1943 eran botados 140 ―Libertys‖ cada mes.
La media de montaje de los navíos, compuesto
cada uno de 30.000 piezas, quedó reducida de 244
días en 1941 a unos increíbles 42 días en 1944. En
un momento dado se botaron cuatro barcos diarios
en todo el país. En total se construyeron 2.710
barcos ―Liberty‖.
El genio detrás de este milagro de fabricación
fué Henry J. Kaiser, un contratista californiano de
61 años, que había completado las gigantescas
presas de Boulder. Bonneville y Grand Coulee antes
del plazo prefijado, quien alcanzó el potencial
completo del simple y tosco diseño al aplicar a la
antigua industria naviera las técnicas de la línea de
montaje de los automóviles. Al principio sabía tan
poco de barcos que aludía a la proa y a la popa
como partes frontal y trasera.
Pero sí comprendía las técnicas de diseñar
máquinas con piezas por completo intercambiables,
de prefabricar y almacenar esas piezas, y de unirlas
sin desperdiciar esfuerzos.
Y no perdió tiempo en garantizarse un contrato
del gobierno para producir barcos ―Liberty‖. Al
poco tiempo los astilleros de Estados Unidos
producían barcos ―Liberty‖ como si fueran
automóviles de Detroit.
El secreto de la construcción rápida de un buque,
se dió cuenta Kaiser, era construir lo máximo
posible en tierra. Los componentes eran
ensamblados por todo el país.
Los camiones lo, trasladaban luego a los
astilleros, donde eran almacenados en un ―sistema
de archivo‖ a lo largo del lugar donde se construían
los cascos. Cuando un casco estaba listo, las grúas
alzaban mamparos, depósitos de combustible,
cubiertas y superestructuras y los colocaban en su
lugar.
Una vez botados los cascos, los remolcadores los
conducían a las áreas de acabado, donde se
instalaban los motores y todo el equipo que un
barco necesitaría en el mar. En la cúspide del
esfuerzo de guerra, los trabajadores construían un
barco en 80 horas y 30 minutos.
231
CUARTA FASE
ayo de 1943 se considera como una fecha
crucial en la Batalla del Atlántico, a partir
de la cuál el arma submarina alemana no puso ya en
peligro la victoria Aliada.
Sin embargo, Dönitz no se desanimaba. Los
alemanes fundaban esperanzas grandes en una
nueva arma que acababan de perfeccionar: era el
famoso torpedo acústico. Lanzado en la dirección
del objetivo, se dirigía por sí mismo sobre él cuando
estaba próximo, atraído por el ruido de las hélices.
Así, pues, el ingenio corregía automáticamente los
errores de lanzamiento y paliaba las evasiones del
objetivo. Cada ―U-Boot‖ poseía tres o cuatro de
estos torpedos, que estaban destinados a los buques
de escolta; los torpedos ordinarios estaban, en
principio, reservados a los mercantes, los acústicos
se revelaron eficaces, pero no decisivos.
Los Aliados encontraron el antídoto: un aparato
productor de ruidos, remolcado, llamado ―Foxer‖,
hacia el cuál se dirigía el torpedo, no alcanzando al
barco remolcador. La lucha de astucia técnica se
renovaba sin descanso, pero los golpes recibidos por
los alemanes eran más graves que los que ellos
asestaban.
Durante los terribles meses de muerte que le
quedaban a los submarinos, sus operaciones se
sustentaron por la devoción de sus capitanes y el
extraordinario espíritu de sus tripulaciones.
También por el hecho de que por entonces muchos
de sus hombres tenían muy poco por lo que vivir.
Esa fé ayudó mucho a mantener la moral. Pero
no pudo repeler las fuerzas combinadas que
asolaron a los submarinos tras su retirada de las
rutas de convoyes del Atlántico Norte. Los Aliados
habían dividido sus escenarios de responsabilidad, y
durante el verano de 1943 el grueso de la campaña
contra los submarinos en todo el Atlántico Sur
recayó en los americanos
Expandidas, mejoradas y reorganizadas desde las
humillantes derrotas sufridas el año anterior en sus
propias aguas, las fuerzas antisubmarinos de la
recién formada Décima Flota de Estados Unidos se
M
232
cobró un precio salvaje sobre las naves que entonces
intentaban reagruparse al oeste de las Azores.
Dönitz no había sabido prever el potencial de los
portaaviones como escoltas de convoyes.
Los portaaviones que iban como escoltas ya
llenaban la franja central del Atlántico que los
aviones con bases en tierra no habían podido cubrir.
Los ―Wildcats‖ y ―Avengers‖ transportados por
esos navíos, que seguían el rastro de los submarinos
gracias a la información que ―Ultra‖ suministraba a
la Sala de Seguimiento de Submarinos americana,
los atacaban con bombas, cargas de profundidad,
torpedos v fuego de cañón.
De los 489 submarinos hundidos en el mar desde
enero de 1943 en adelante, 93 fueron víctima de las
fuerzas de los Estados Unidos con la ayuda directa o
indirecta de ―Ultra‖. El ataque americano fue tan
feroz que a Dönitz le resultó prohibitivo formar
grupos de naves y a cambio se vio obligado a darles
asignaciones individualmente. La época de las
―manadas de lobos‖ se había terminado.
Aun así, quedaban dos puntos vitales donde las
fuerzas Aliadas podían encontrar submarinos en
masa. Uno estaba en las proximidades de los
submarinos cisterna, las ―vacas lecheras‖ alrededor
de las cuales las naves tenían que agruparse para
recibir el necesario combustible durante sus largas
patrullas en el Atlántico Sur.
En octubre de 1943 la Marina de Estados Unidos
había destrozado prácticamente toda la flota de
submarinos cisterna, con lo cual redujo de forma
drástica el área de operaciones de las naves de
ataque.
La otra zona crítica era el golfo de Vizcaya, que
todos los submarinos tenían que cruzar con el fin de
ganar acceso a sus bases francesas. En cuanto éstos
se retiraron del Atlántico Norte, grandes fuerzas
británicas antisubmarinas se precipitaron a
concentrar sus esfuerzos en las rutas de los
submarinos por el golfo. La destrucción allí alcanzó
su apogeo el 18 de julio de 1943. A comienzos de
agosto totalizaban 41.
Por ese entonces el Mando de Submarinos ya no
sabía qué hacer. ―La inmersión significa la muerte‖,
reprendió Dönitz a sus comandantes, razonando que
la velocidad de un avión de ataque garantizaba que
sería capaz de arrojar una o dos bombas sobre un
submarino en inmersión antes de que éste pudiera
alcanzar la suficiente profundidad de escape. Era
mejor quedarse en la superficie y luchar.
Los submarinos empezaron a cruzar el golfo en
grupos, con la esperanza de que la potencia de fuego
combinada de sus cañones antiaéreos fuera
suficiente para repeler los aviones.
Cuando esa táctica fracasó, se les dijo que
entraran sumergidos por las aguas interiores de la
costa de España.
Pero incluso para las naves que lograron
esquivar a los cazadores Aliados cerca de sus bases,
no hubo respiro.
Tan lejos como en la desembocadura del
Amazonas, un capitán, desde el U-4661 radió lo que
iba a convertirse en un lamento demasiado familiar:
―patrulla aérea, como en el golfo de Vizcaya. Radar
día y noche‖. En total, durante 1943 se hundieron
237 submarinos.
233
EL “SCHNORCHEL”
os alemanes habían intentado todo para
disminuir la eficacia de los radares.
Fondeaban boyas que producían ecos análogos a los
de los cascos de los submarinos. Emplearon forros
para el revestimiento de las superestructuras, con el
fin de absorber las emisiones de los radares y
disminuir así en fuertes proporciones el peligro.
Pero estos no eran más que paliativos. No se había
encontrado la solución del submarino imperceptible
al radar. El mejor medio era el permanecer siempre
en inmersión. En inmersión se corría el peligro del
―Asdic‖, ó ―Sonar‖ de los barcos de superficie, pero
se eliminaba al del avión.
Los submarinos existentes hasta entonces,
obligados a salir a superficie frecuentemente para
recargar sus acumuladores o para navegar con los
Diesel, no eran, de hecho, otra cosa que barcos de
superficie que poseían la facultad de sumergirse, o
sea, simples sumergibles. Los alemanes buscaban la
solución de lo que ellos llamaban el ―submarino
puro‖.
A pesar de los desastres que le acaecieron a la
flota aquel año, Dönitz tenía esperanzas de resucitar
la potencia del submarino. Ya era evidente que el
único modo en que podría escapar de un ataque
aéreo era operar sumergido durante prolongados
períodos de tiempo.
Y en enero de 1944 los alemanes al fin
dispusieron de un medio para lograr ese propósito:
pusieron en operación lo que quizá fuera la más
importante de las muchas modificaciones de sus
submarinos: el schnorchel.
El aparato que permitió a los submarinos recibir
aire fresco mientras estaban bajo el agua no fue un
invento alemán, ni siquiera una idea nueva. Ya por
1897 un primitivo submarino americano, el
―Holland‖, tenía encendido su motor de combustión
interna bajo el agua, gracias a que recibía aire a
través de una manguera; sin embargo, la movilidad
de la nave quedaba seriamente limitada, ya que el
extremo abierto de la manguera se mantenía sobre la
superficie del agua por medio de un flotador.
En la década de 1930 la Armada alemana
experimentó con tubos de ventilación que se podían
cerrar cuando Ios hombres quisieran apagar Ios
motores diesel y sumergirse a mayor profundidad.
Cuando los alemanes conquistaron Holanda
descubrieron los schnorchel holandeses, y en 1943
—azuzados por la situación cada vez peor que
vivían en el mar— comenzaron a producir aparatos
similares. En aguas patrulladas por cazasubmarinos
Aliados, una nave equipada con un schnorchel tenía
una mejor posibilidad de supervivencia.
Un submarino podía navegar a una profundidad
de 60 metros durante el día para evitar ser
detectado. Cuando caía la noche, podía elevarse
justo por debajo del nivel de la superficie y extender
el schnorchel.-un modelo retráctil en los submarinos
estándar Tipo VII y un modelo telescópico en el
nuevo Tipo XXI.
Un tubo largo, como un gran periscopio, que
aspiraba aire de la superficie y así capacitaba a la
nave a funcionar con los motores diesel a
profundidad de periscopio, unos 13 metros bajo el
agua, y a recargar sus baterías mientras permanecía
sumergido.
Por el interior de este tubo pasaban dos tuberías,
destinadas una al aire fresco necesario para el
funcionamiento de los Diesel y para la vida a bordo,
y la otra a evacuar los gases de escape de los
motores y el aire viciado del interior. Los
submarinos provistos con este dispositivo podían,
pues, permanecer indefinidamente en inmersión y
escapar, en principio, a la detección por radar a
causa de las pequeñas dimensiones de la manguera.
Un submarino equipado con un schnorchel no
necesitaba nunca emerger a la superficie en el mar;
uno, en patrulla, permaneció sumergido durante 69
días. Así como pocos capitanes mantenían sus naves
tanto tiempo bajo el agua, todos los que tenían los
aprovecharon al máximo.
El schnorchel presentaba, sin embargo,
inconvenientes. Con buen tiempo era detectable por
los radares, a pesar de que la cabeza del schnorchel
estuviese revestida con un producto antirradar; con
la mar en calma producía una estela visible.
L
234
Con mar gruesa, el mantenimiento de la cota de
inmersión de forma que permitiese utilizar el
schnorchel era difícil. Para evitar la entrada de agua,
el extremo superior de la manguera iba provisto de
una válvula automática que se cerraba cuando era
cubierta por la mar, o cuando la inmersión, mal
mantenida, aumentaba; el cierre brusco de la válvula
provocaba entonces en el interior del submarino
brutales diferencias de presión, extremadamente
penosas para la dotación. El humo que salía por la
tubería de escape producía a menudo una tenue
nube azulada, perceptible para observadores
advertidos.
Con mucho adiestramiento y habilidad, las
dotaciones conseguían, no obstante, reducir el
penacho de humo, mantener bien la profundidad de
inmersión y maniobrar los Diesel de manera que se
atenuasen el sobre-presión interno. Pero había un
inconveniente más grave. El schnorchel no permitía
a los submarinos rebasar bajo el agua la velocidad
práctica de seis nudos, a causa de las reducidas
dimensiones de la manguera. Aunque significaba un
progreso enorme en comparación con la navegación
por acumuladores, la flota submarina perdía así el
beneficio que le daban las grandes velocidades en
superficie.
Ya no era posible, si se navegaba con schnorchel
o con los acumuladores, en inmersión, desplazarse
rápidamente y proceder a las grandes operaciones
de concentración. El aparato no daba, pues, a los
―U-Boote‖, la libertad de maniobra que había
permitido los éxitos de la ―Rudeltaktik‖ y que el
progreso de la aviación Aliada y el radar les habían
hecho perder.
Además, el schnorchel sólo era utilizable a poca
profundidad de inmersión. Cuando el submarino se
sumergía profundamente, tenía que utilizar los
motores eléctricos y los acumuladores, con su
servidumbre de poco radio de acción. El schnorchel,
por lo visto, estaba muy lejos de proporcionar la
solución del submarino puro.
La producción de este aparato y su instalación en
naves existentes se convirtió en la máxima prioridad
de la Armada. Pero el proceso resultó muy lento, y
de los 61 submarinos reunidos en las bases de
Vizcaya a comienzos de junio de 1944, menos de la
mitad llevaban schnorchel. Por ese entonces los
Aliados estaban preparados para lanzar una enorme
invasión a la costa de Normandía. Y el 6 de junio,
en el día ―D‖, cuando éste tuvo lugar, ni un solo
submarino se acercó lo suficiente como para lanzar
un torpedo contra la flota de invasión.
235
DEFENSA A ULTRANZA
a ofensiva submarina alemana contra las
fuerzas de desembarco Aliadas constituyó
un fracaso casi total en junio de 1944, y en el
transcurso de ese mes la guerra contra los barcos
mercantes dio pocos resultados; se perdieron 24 ―U-
Boote‖, y las pérdidas Aliadas en el conjunto de
todos los mares se elevaron a 11 barcos con un
desplazamiento total de 58.000 toneladas. En la
zona de invasión sólo fueron destruidos cinco
barcos mercantes.
En julio, los alemanes perdieron 16 submarinos;
los Aliados, 12 barcos mercantes con 63.000
toneladas. Algunos barcos fueron hundidos en el
Océano Indico. En el curso de los seis primeros
meses de 1944, desaparecieron 122 ―U-Boote‖.
Para ese entonces la potencia operativa de los
Aliados era abrumadora; a un gran convoy, se le
podía asignar hasta centenares de barcos de escolta
y, al acercarse a las costas inglesas, se les unían
otros tantos.
Por los océanos navegaban formaciones de
submarinos británicos, denominados ―Killer-
Groups‖ (Grupos Asesinos) y otros americanos,
llamados ―Hunter-Groups‖ (Grupos Cazadores), en
coordinación con aviones; de éstos, sólo el ―Coastal
Command‖ (Comando Costero), británico, tenía
1.500 aviones dedicados a la caza sistemática de los
submarinos alemanes.
La esperanza no había abandonado aún a Dönitz.
Tenía en reserva nuevas armas; torpedos especiales
que permitían lanzamientos a grandes distancias y
seguían rutas predeterminadas, calculadas para tener
el mayor número de probabilidades de alcanzar a un
barco, aún lanzándolos sólo en la dirección de un
convoy, y el desarrollo de un torpedo cohete, el
―Ursel‖, que era lanzado desde un profundidad de
50 metros.
Desde febrero de 1944, los alemanes habían
abandonado la colocación de quillas de submarinos
del tipo clásico y se limitaban, aparte de los
submarinos de bolsillo, a dos tipos de gran
velocidad en inmersión: el XXIII, de 300 toneladas,
y el XXI, de 1.600 toneladas, este último de gran
autonomía. Todos estos submarinos se construían
aplicando métodos de prefabricación y eran
montados en pocas semanas en los astilleros de
Hamburgo, el más importante, y en los de Bremen y
de Dantzig.
Los alemanes preveían la entrada en servicio de
350 submarinos tipo XXI y XXIII en 1945; pero, a
pesar de todas las medidas adoptadas para acelerar
la construcción, no lo lograron
Los duros ataques aéreos de los Aliados
devastaron las redes de comunicación y producción
de Alemania, cortando los canales por los que las
partes prefabricadas de los submarinos eran
transportadas, lo cuál retrasó su entrega al Arma
Submarina.
En agosto de 1944 la ―U-Bootwaffe‖ (Arma
Submarina) comenzó a evacuar las bases de Brest,
Lorient y Saint Nazaire, que estaban muy
amenazadas. Algunos submarinos se retiraron hacia
La Pallice y Burdeos, pero La Rochelle sería
ocupada por los Aliados el 13 de septiembre. La
masa de los U-Boote se fue a Noruega.
El abandono de la guerra por parte de Finlandia
trajo consigo el que en septiembre del mismo año
los alemanes tuviesen que renunciar al bloqueo de la
flota soviética en el puerto báltico de Kronstadt.
Numerosos submarinos de bolsillo tipo
―Seehund‖ entraron en servicio, tripulados
exclusivamente por voluntarios.
Estos ingenios se adaptaban bien para golpes de
mano excepcionales contra puertos, a condición de
ser remolcados hasta cerca de la entrada. Pero para
la mar eran demasiado pequeños y pocos marineros.
Sus resultados serían de poca consideración y
desproporcionados a las esperanzas puestas en ellos.
En la Navidad de 1944 los astilleros germanos
habían logrado producir 90 de los grandes y
estilizados Tipo XXI, y 31 de los más pequeños
Tipo XXIII, que sólo llevaban dos torpedos.
Luego la Armada se enfrentó a otro revés: era
difícil volver a entrenar a las tripulaciones para esos
submarinos especializados de alta velocidad en las
aguas atestadas de minas del Báltico.
L
236
El primer submarino Tipo XXIII no salió a
operaciones de combate hasta el 29 de enero de
1945. No tardó en tener éxito en hundir un barco
mercante en las afueras de la costa nordeste de
Inglaterra, y durante febrero y marzo otros cinco
Tipo XXIII fueron responsables de la pérdida de
seis navíos enemigos, aportándole a Alemania su
primer rayo de esperanza en muchos meses.
Un tipo XXI era casi el doble de grande que el
viejo Tipo VIIC; con motor eléctrico,
completamente silencioso; tenía un casco
hidrodinámico, alojamientos amplios y un
congelador para almacenar comida. Los seis tubos
lanzatorpedos se podían recargar automáticamente
en apenas 12 minutos con el simple proceso de
apretar un botón (recargar los tubos en otras naves
requería de 10 a 20 minutos por cada tubo), y en 20
minutos se podían disparar hasta 18 torpedos desde
una profundidad de 50 m.
Los hidrófonos eran capaces de detectar un barco
a una distancia de 50 millas. Podía sumergirse hasta
los 200 m., unos 20 más que los viejos submarinos,
y alcanzaba una velocidad bajo el agua de 16 nudos
y medio, más del doble que sus predecesores.
Más interesantes eran los ―U-Boote‖ del tipo
llamado ―Walter‖, nombre de su inventor. Estaban
provistos de una turbina que utilizaba como
combustible el oxígeno obtenido por la
descomposición del peróxido de hidrógeno.
Con la turbina, los ―Walter‖ podían sostener,
durante algunas horas, una velocidad de 20 a 25
nudos; a 15 nudos podían recorrer aproximadamente
unas 200 millas.
La turbina, en general, se añadía a los motores
eléctricos y a los Diesel.
Proporcionaba a los submarinos una gran ventaja
para el ataque y para la evasión, y era muy valiosa
desde el punto de vista táctico. Pero el combustible
empleado producía emanaciones tóxicas y la turbina
no era económica a pequeñas velocidades y no
permitía una marcha silenciosa.
Para la autonomía era necesario volver a los
acumuladores y a los Diesel y schnorchels, con sus
ventajas e inconvenientes.
El submarino ―Walter‖ no permitía las
combinaciones estratégicas; tal como era, no pasaba
de ser un ingenio temible que, felizmente, quedó en
un buque de pruebas.
Los alemanes intentaron también obtener
motores Diesel a circuito cerrado para la navegación
en inmersión, solución que parece inferior a la de
los ―Walter‖.
En suma, si los alemanes se habían acercado al
submarino puro, en cambio, no habían encontrado
una solución perfecta antes de la terminación de las
hostilidades. El submarino puro debe poseer una
gran autonomía en inmersión y permitir al
Comandante ser dueño de su velocidad y de la
inmersión.
El Fin
Equipados con avanzados submarinos,
armamentos mejorados y variedad de nuevos
artilugios defensivos, los intrépidos lobos grises del
Servicio de Submarinos de Alemania se preparaban
para lanzar una nueva ofensiva contra los invasores
aliados la primavera de 1945... justo cuando el resto
del Tercer Reich se colapsó a su alrededor.
El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se suicidó,
habiendo nombrado como sucesor nada menos que
al Comandante del arma de submarinos y
Comandante en Jefe de la Armada, el Gran
Almirante Karl Dönitz.
237
El 4 de mayo de 1945 el gran almirante Dönitz,
ordenó detener la guerra submarina, al tiempo que
acordaba con los ingleses una capitulación parcial
en la zona del Noroeste.
Dönitz envió una orden general a sus
Comandantes para cesar en toda operación de
guerra y regresar a sus bases. En el mar, los
submarinos recibieron orden de salir a superficie,
izar bandera negra de rendición, indicar claramente
su situación y dirigirse a los puertos Aliados
designados.
Cuarenta y cinco submarinos se hallaban en el
mar cuando el almirante Karl Dönitz transmite la
orden de cese el fuego.
Dos días más tarde el submarino U-2.336, del
tipo XXIII, torpedeó dos cargueros, los últimos
mercantes de una larga serie de 2.882, con un total
de 14.500.000 toneladas, que los alemanes enviaron
al fondo del mar durante la segunda Guerra
Mundial.
El 8 de mayo el Almirantazgo británico ordenó
que todos los submarinos alemanes que se
encontrasen aún en alta mar, emergiesen, diesen su
posición y se dirigieran a puertos ingleses. El 9 de
mayo de 1945, a las 23,36, el U 2.336 recibía un
lacónico comunicado: ―la guerra ha terminado‖.
A regañadientes, uno tras otro durante las
siguientes semanas, casi todas las naves acataron la
orden; 23 entraron en puertos británicos, tres en
Estados Unidos, cuatro en Canadá, dos en
Argentina; dos fueron echados a pique por sus
dotaciones en las afueras de Lisboa; uno encalló
cerca de Holanda, los diez restantes en Noruega o
en Kiel.
Los submarinos que esperaban en bases del norte
de Europa al finalizar la guerra-377 en total-
recibieron las órdenes de rendición por parte del
Almirantazgo británico.
Se les ordeno navegar en superficie a los
fondeaderos británicos designados. Las obedecieron
las tripulaciones de 156 naves. Los hombres fueron
internados, y luego casi todos sus submarinos
remolcados a 30 millas de Malin Head, República
de Irlanda, y hundidos.
Pero las dotaciones de otros 221 submarinos
decidieron de manera independiente desafiar el
ritual del enemigo, por su derrota, y ellos mismos
echaron sus naves a pique. Fueron capturados 824
submarinos de bolsillo: 200 ―Neger‖ de 5 toneladas;
200 ―Marder‖, también de 5 toneladas y 324
―Seehund‖ de 6,5 toneladas.
El precio de su lucha había sido terrible. De los
1.162 submarinos construidos entre 1939 y 1945,
784 se habían perdido, 632 hundidos en el mar. De
los 40.000 tripulantes que sirvieron en submarinos,
28.000 habían muerto y de los 12.000
sobrevivientes, 5.000 fueron capturados; más, sin
embargo, habían estado asombrosamente cerca de
derrotar a Gran Bretaña y alterar el resultado de la
guerra. Al final crearon una leyenda de potente
fuerza casi sin rival en la historia de la guerra en el
mar.
Finalmente, sólo queda comentarles que en toda
la guerra sólo consta la rendición de una unidad, el
U-570, y el juicio y fusilamiento de un Teniente de
Navío submarinista. La mínima excepción que
confirma plenamente la magnífica regla de conducta
del arma submarina alemana.
En las dos guerras los submarinos hundieron casi
8.000 barcos mercantes y buques de guerra, con una
pérdida de cientos de miles de vidas. Casi todas las
acciones individuales en esta lucha brutal fueron a
escala pequeña. No fue una gran batalla naval la que
decidió el destino de la Marina de guerra alemana,
sino la aplastante mayoría de las fuerzas marítimas
y aéreas Aliadas.
Desde hace ya mucho tiempo, los estrategas
navales han sostenido que la guerra de corso está
siempre condenada al fracaso, cualquiera que sea el
medio de combate empleado, y que el único método
para vencer en la mar es el de la destrucción de las
fuerzas organizadas del enemigo.
Esta teoría no es falsa, pero a veces es de difícil
aplicación. No ha sido por aberración intelectual
que los almirantes franceses de tiempos pretéritos,
el alemán Scheer en 1917 y después, sus
compatriotas Raeder y Dönitz en la última guerra,
se hayan convertido en los apóstoles del corso; todo
238
lo contrario, ha sido porque tenían sentido de la
realidad.
Juzgaban, con toda justicia, que sus naciones, en
conflicto con poderosos ejércitos terrestres, no
querrían o no podrían construir fuerzas navales
suficientes para vencer, por el combate entre
Escuadras, a la Flota británica.
Al no disponer de fuerza, intentaron la astucia, y
el submarino dió a los alemanes un medio apto para
el corso, en medida infinitamente superior a los
corsarios del pasado.
El submarino fué vencido en la batalla del
Atlántico; no obstante, obligó a los Aliados a un
esfuerzo tal que, si se considera el conjunto del
conflicto, fue de un gran rendimiento para
Alemania.
239
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
Tomo I
Batalla de Jutlandia (31 de mayo a 1 de junio de 1916)
―Agamenón‖………………………………………………………………………………………………………. 4
―Gloire‖.……………………………………………………………………………………………………........... 6
―Warrior‖.……………………………………………………………………………………………………..........7
―Dreadnought‖.…………………………………………………………………………………………………... 10
The ―Turtle‖.……………………………………………………………………………………………………... 14
El ―Hunley‖.…………………………………………………………………………………………………….... 15
El ―Íctineo II‖…………………………………………………………………………………………………….. 16
El ―Isaac Peral‖ – Minas…………………………………………………………………………………………. 17
Uno de los primeros portaaviones……………………………………………………………………………….. 19
Bases comerciales occidentales en el puerto de Cantón – También estaban situadas en el sistema fluvial chino……. 20
Derrota italiana en Adua (Etiopía)…………………………………………………………………………………….. 25
Presencia de los barcos de Su Majestad (Thalasocracia)…………………………………………….…………... 26
Indígenas bolivianos – Pozo de petrolífero en Maracaibo, Venezuela………………………………………….. 28
Un ―Quetzal‖ guatemalteco……………………………………………………………………………………… 29
Flota anglo-alemana en aguas venezolanas……………………………………………………………………… 32
Reunión de oficiales a bordo de unidad de la Marina japonesa…………………………………………………. 39
Marinos japoneses en la batalla naval de Tsushima…………………………………………………………… 42
Ballenero……………………………………………………………………………………………………......... 46
Buque rompehielos………………………………………………………………………………………………. 49
El multiétnico Imperio Austro-Húngaro…………………………………………………………………………. 54
Asesinato en Sarajevo……………………………………………………………………………………………. 56
Lo viejo y lo nuevo………………………………………………………………………………………………. 57
Toma del Palacio de Invierno……………………………………………………………………………………. 60
Lenin……………………………………………………………………………………………………………... 61
Lenin: el Soviet al Poder…………………………………………………………………………………………. 62
Tropas coloniales francesas……………………………………………………………………………………… 63
Nueva arma, los gases – Tanque inglés – Artillería pesada……………………………………………………. 64
Ametralladoras – Duelo aéreo…………………………………………………………………………………… 65
Guerra de trincheras……………………………………………………………………………………………… 66
Guerra de trincheras y lucha de posiciones……………………………………………………………………… 67
Avance de infantería italiana…………………………………………………………………………………….. 68
Batallón de Montaña alemán – Avance inglés…………………………………………………………………… 69
Avance estadounidense…………………………………………………………………………………………... 70
Firma de Aarmisticio…………………………………………………………………………………………… 71
Mussolini………………………………………………………………………………………………………… 74
―Desolación‖……………………………………………………………………………………………………... 75
El primer Acorazado……………………………………………………………………………………………... 76
El ―Goeben‖ y el ―Breslau‖.……………………………………………………………………………………... 78
La Escuadra de Von Spee………………………………………………………………………………………... 81
Buque insignia alemán…………………………………………………………………………………………… 82
240
Los acorazados Lord Nelson y Canopus………………………………………………………………………… 83
Desembarco en los Dardanelos…………………………………………………………………………………... 85
Buques insignia en Jutlandia……………………………………………………………………………………... 87
El ―Emden‖……………………………………………………………………………………………………..... 89
El ―Seeadler‖……………………………………………………………………………………………………... 91
Camuflaje de barcos corsarios…………………………………………………………………………………… 95
Un barco ―Q‖ dispara a un desprevenido submarino…………………………………………………………….. 96
Iberoamericana…………………………………………………………………………………………………… 97
El ―U-35‖.……………………………………………………………………………………………………..... 100
El ―Lusitania‖.…………………………………………………………………………………………………... 102
Saludo al camarada que regresa………………………………………………………………………………... 105
Submarinos……………………………………………………………………………………………………... 106
Bombardeando a un submarino………………………………………………………………………………….107
Ataque al puerto de Pola………………………………………………………………………………………... 108
Acorazado alemán hundido por su tripulación…………………………………………………………………. 111
Tomo II
Dunkerque, una derrota que se convirtió en victoria (Portada)
Mussolini………………………………………………………………………………………………………... 115
Zapadores del ejército italiano…………………………………………………………………………………. 116
Visión parcial de una concentración fascista…………………………………………………………………... 119
Hitler vendiendo su ―Mein Campf‖ (Mi Lucha) – Hitler ensayando..………………………………………… 120
Visión parcial de una concentración nazista…………………………………………………………………… 121
Los primeros destrozos – Avión de la ―Legión Cóndor‖ ataca posición republicana………………………….. 125
Las Banderas del Eje flamean en Japón………………………………………………………………………... 126
El Führer entra en Viena………………………………………………………………………………………... 127
Alemanes arrancan poste de línea fronteriza - ―Pacto de Amistad y No agresión‖ – La celebración…………. 128
Cartel de reclutamiento de la Marina militar alemana…………………………………………………………. 129
Un nuevo inicio………………………………………………………………………………………………… 131
Destrucción en Pearl Harbor……………………………………………………………………………………. 133
―Los tres grandes‖………………………………………………………………………………………………. 134
Berlín es ocupado……………………………………………………………………………………………….. 135
Peñón de Gibraltar……………………………………………………………………………………………… 138
El Canal de Suez………………………………………………………………………………………………... 139
Crucero de batalla francés……………………………………………………………………………………… 140
Acorazado francés recibe impacto directo……………………………………………………………………... 142
Destructores italianos…………………………………………………………………………………………... 144
Ataque a Tarento……………………………………………………………………………………………….. 146
Acorazado italiano: fuego a discreción………………………………………………………………………… 147
―Maiale‖: torpedo italiano………………………………………………………………………………………. 149
Navegación en inmersión………………………………………………………………………………………. 150
Pegado al periscopio…………………………………………………………………………………………… 159
Lanzamiento de un mina desde la popa de un buque…………………………………………………………... 161
El U-47……………………………………………………………………………………………………......... 162
241
El ―Royal Oak‖…………………………………………………………………………………………………. 164
El ―Graf Spee‖………………………………………………………………………………………………….. 165
El CN Langsdorff y su tripulación……………………………………………………………………………... 167
El ―Graf Spee‖ arde antes de hundirse...……………………………………………………………………….. 168
Masas de soldados formando filas para intentar embarcar..…………………………………………………… 170
Nave destruida – Marineros aferrándose a una escala – Idas y venidas de naves al rescate…………………… 171
El ―Atlantis‖, buque corsario‖…………………………………………………………………………………. 173
Acorazado ―Bismarck‖…………………………………………………………………………………………. 177
Crucero de batalla ―Hood‖……………………………………………………………………………………... 178
El ―Hood‖ explota – Aterradora explosión de su polvorín…………………………………………………….. 179
El acorazado alemán es avistado……………………………………………………………………………….. 181
Ataque de aviones torpederos………………………………………………………………………………….. 182
El ―Bismarck‖ en su batalla decisiva…………………………………………………………………………... 183
Marineros alemanes supervivientes……………………………………………………………………………. 184
Esquema de convoy…………………………………………………………………………………………….. 185
Buque C.A.M. británico………………………………………………………………………………………... 186
Corbeta clase ―Flower‖ – U-Boote, tipo IXB………………………………………………………………….. 187
Barco tocado; estela de torpedo y un cisterna torpedeado……………………………………………………... 188
Barcos en convoy y realizando brusco viraje ante ataque submarino………………………………………….. 189
Lanzando cargas de profundidad……………………………………………………………………………….. 191
En convoy por el Atlántico Norte………………………………………………………………………………. 192
En la torreta, navegando en superficie…………………………………………………………………………. 193
Vista de Río de Janeiro…………………………………………………………………………………………. 195
Transatlánticos usados para transporte de tropas – El ―Queen Mary‖ abarrotado de soldados………………... 196
Blocao y obstáculos en las playas……………………………………………………………………………… 197
Los ―Ingenios‖ del General Hobarts…………………………………………………………………………… 203
Penetrando hacia el interior de Francia………………………………………………………………………… 205
Destructores americanos en préstamo………………………………………………………………………….. 210
Lanzamiento por popa de cargas submarinas………………………………………………………………….. 213
Mar embravecido……………………………………………………………………………………………….. 216
Torre de radar inglesa – Radar portátil alemán…………………………………………………………………. 217
Atrapado bajo el haz de un foco y una lluvia de fuego………………………………………………………… 218
Las ―vacas lecheras‖ …………………………………………………………………………………………… 222
Encuentro en el Atlántico Sur………………………………………………………………………………….. 223
La computadora que descifraba a ―Enigma‖ …………………………………………………………………... 227
Barcos ―Liberty‖ preparados para zarpar………………………………………………………………………. 229
Un ―Liberty‖.…………………………………………………………………………………………………… 230
Sometido al bombardeo aéreo…………………………………………………………………………………. 231
Ataque aéreo a un submarino que repostaba de una ―vaca lechera‖………………………………………….... 232
Submarino con ―Snorkel‖………………………………………………………………………………………. 234
U-Boote, tipo XXI – ―Walter‖………………………………………………………………………………...... 236
Nuevamente, el ocaso del arma submarina alemana……………………………………………………………. 238
Un fumadero de opio y soldados, alemán e inglés (Primera Guerra Mundial) (Contraportada – Volumen III)
242
ÍNDICE DE MAPAS
Al asomar el siglo XX, reinaban todavía los colonialismos (Portada)
Tomo I
África: Itinerarios de las principales exploraciones……………………………………………………………… 23
Exploración desde los lagos africanos al Nilo…………………………………………………………………… 24
La expansión de la India británica (1785-1914)…………………………………………………………………. 27
La ―República Imperial‖ en 1900……………………………………………………………………………....... 30
Filipinas – Puerto Rico…………………………………………………………………………………………... 31
Intervenciones de EE.UU. en América Central…………………………………………………………………. 36
El cerco de Asia (1850-1914)……………………………………………………………………………………. 38
El Imperio Ruso (1800-1914)……………………………………………………………………………………. 39
Crucero de Rodjestvensky……………………………………………………………………………………….. 41
El final de la Escuadra de Rodjestvensky………………………………………………………………………... 43
Islas del Pacífico…………………………………………………………………………………………………. 45
La Conquista del Polo Norte (s. XIX-XX) – A la conquista del Polo Sur (s. XX)……………………………… 49
Europa al borde de la guerra……………………………………………………………………………………... 58
Primera Guerra Mundial: Operaciones………………………………………………………………………….. 63
Canal de la Mancha y Mar del Norte…………………………………………………………………………….. 77
Campos Aliados de minas………………………………………………………………………………………... 80
Plano de batalla de las Malvinas…………………………………………………………………………………. 82
Los Dardanelos: defensas turcas…………………………………………………………………………………. 84
Plano de batalla de Dardanelos y Gallipoli……………………………………………………………………… 85
Plano de batalla de Jutlandia…………………………………………………………………………………….. 88
Crucero del ―Emden‖.……………………………………………………………………………………………. 90
Tomo II
El reparto de África (1924) …………………………………………………………………………………… 113
La desintegración del Imperio Otomano……………………………………………………………………… 114
El Imperio italiano en los años veinte………………………………………………………………………….. 115
Abisinia…………………………………………………………………………………………………………. 116
La Commonwealth en 1931…………………………………………………………………………………….. 117
Guerra Civil española: el Alzamiento…………………………………………………………………………... 122
Operaciones…………………………………………………………………………………………………….. 124
La ―guerra relámpago‖ en Europa……………………………………………………………………………… 132
El Mediterráneo………………………………………………………………………………………………… 136
El Mediterráneo: ruta de los convoyes…………………………………………………………………………. 137
Peñón de Gibraltar……………………………………………………………………………………………… 138
Puerto de Alejandría……………………………………………………………………………………………. 151
África en 1939………………………………………………………………………………………………….. 156
La ruta seguida por el U-47…………………………………………………………………………………….. 163
La ruta del ―Graf Spee‖………………………………………………………………………………………… 165
Posición geográfica de Dunkerque……………………………………………………………………………... 169
243
La Ruta del ―Bismarck‖……………………………………………………………………………………….... 180
Norte de Europa: ruta de Convoyes Árticos…………………………………………………………………… 190
Canal de la Mancha y costas atlánticas francesas………………………………………………………………. 198
Desembarco en Normandía (Operación Neptuno)……………………………………………………………... 204
Decadencia y Derrota de Alemania (1942-1945) ……………………………………………………………... 207
La ―Batalla del Atlántico‖……………………………………………………………………………………… 219
Posición geográfica de Casablanca…………………………………………………………………………….. 226
244
CRONOLOGÍA PERTENECIENTE AL VOLÚMEN III
Acontecimientos relevantes político-militares y navales
1578 Se atribuye la invención del submarino al inglés William Bourne.
1776 El inventor estadounidense David Bushnell construyó la llamada “Turtle”, un submarino de
madera de forma ovoide, operado a base de válvulas, bombas y hélices, que podía ser
manejado por el propio tripulante mediante una manivela. Con él se produjo el primer
ataque submarino de la historia, durante la guerra de la Independencia de Estados Unidos,
cuando el sargento Ezra Lee, a bordo de “Turtle”, colocó una carga explosiva en el casco
del barco británico “Eagle", en el puerto de Nueva York; sin embargo, no consiguió
perforar el casco de cobre del “Eagle".
1797 El estadounidense Robert Fulton, financiado por Napoleón, había construido en Francia,
un sumergible, el “Nautilus”. Un prototipo con casco metálico de cobre sobre cuadernas de
hierro, concebido para llevar entre 3 y 8 tripulantes y una autonomía de unas 4 horas.
Fulton recorrió en aquel buque sumergible 6 leguas bajo las aguas del río Sena. Poco
después, durante un viaje experimental, el sumergible se perdería cerca de Cherburgo,
muriendo sus ocupantes.
1814 Fulton hace navegar a su primer barco de guerra.
1824 El “Diana” fue el primer barco de guerra a vapor usado en batalla.
1832 Perfeccionado el sumergible de Fulton por el inglés Johnson, navegó con su submarino
durante más de 9 horas por el Támesis.
1842 El sueco Ericsson bota en EEUU el “Princeton”, primer barco de guerra con
hélice.
1845 El inventor alemán Wilhelm Sebastián Bauer construyó un submarino que mostró pronto su
eficacia, resistencia y seguridad.
1847 El ingeniero francés Dupuy de Löme, proyecta el primer buque de guerra que
utilizó hélice.
1859 Se bota la fragata acorazada “Glorie” de Dupuy de Löme, a hélice, con casco de madera
recubierta en hierro.
1859/1884 Entre estas fechas, el español Narciso Monturiol fabricó varios submarinos de vapor,
bautizados todos con el nombre de “Ictíneo” y provistos de unos cartuchos químicos que
permitían generar oxígeno durante la inmersión.
1864 Por primera vez en la historia, el submarino “Hunley”, al servicio de los Estados del Sur,
destruyó la corbeta “Housatonic” de los Estados Unidos del Norte.
El ingeniero austriaco G. Luppis inventa el torpedo.
1866 Botado un submarino en Chile, durante la guerra contra España. El intento falló pues la
nave se hundió en su primera inmersión.
1871 El primer barco del mundo que careció por completo de velas fue el buque de guerra inglés
“Devastation”, botado en ese año.
1875/1900 La necesidad de materias primas, de nuevos mercados y de invertir el capital acumulado en
países donde los beneficios fueran mas atrayentes, expandió el proceso imperialista. Estados
Unidos aumentó su presión en América Central. África fue repartida entre las potencias
europeas que también afianzaron sus intereses comerciales en China. Fue allí donde se
exacerbó la rivalidad ruso-japonesa. Los Balcanes, muy divididos, se convirtieron en un
245
verdadero polvorín. España asistió al ocaso de su imperio con la pérdida de las Filipinas y
de sus últimas colonias americanas (Cuba y Puerto Rico).
1879 El peruano Blume construyó un submarino, que demostró su capacidad sumergible. Se
empezó su construcción, pero finalmente fue hundido para impedir que cayera en manos de
los chilenos, durante la Guerra del Pacífico.
1884 Dos británicos, Campbell y Ash, construyen un submarino propulsado por dos motores
eléctricos.
1886 Botadura del contratorpedero “Destructor” del marino español Villamil (en inglés:
“destroyer”)
1888 El español Isaac Peral diseñó el primer submarino con mecanismo totalmente eléctrico y
provisto de dos torpedos, que fue botado en el arsenal de La Carraca (Cádiz).
El estadounidense John P. Holland diseña el precursor de los modernos submarinos, con
doble motor, uno de combustión interna y el otro, eléctrico.
1900/1925 Las rivalidades económicas y políticas que se tradujeron en crisis coloniales o
balcánicas, reavivaron viejos rencores nacionalistas y dividieron Europa en dos
bandos hostiles. El atentado de Sarajevo dio inicio a cuatro años de lucha
encarnizada que se cerraron con un saldo de 13 millones de muertos y enormes
pérdidas materiales. El triunfo del socialismo en Rusia y la perspectiva de una
revolución mundial de la clase obrera, aumentó la ansiedad de las clases medias
que aspiraron a un Estado fuerte.
1900 Revuelta nacionalista de los Boxer en China contra las legaciones extranjeras;
posteriormente tiene lugar una expedición internacional en la que participan las
principales potencias europeas, Japón y los Estados Unidos. Las fuerzas japonesas,
unidas a destacamentos europeos, conquistan Tientsin. Rusia ocupa Manchuria,
que se convierte en una zona de influencia de Rusia.
1902 Finaliza la llamada ―lucha por las concesiones‖ chinas: Rusia obtiene la cesión en
régimen de alquiler de Port Arthur, Alemania la bahía de Chiao -chou, Gran
Bretaña el puerto de Wei-hai-wei (frente a Port Arthur) y toda la cuenca del río
Yang-tze, Italia el puerto de Tientsin.
El primer motor naval diesel se instaló en el bote francés “Petit-Pierre”.
Se bota el “Preussen”, el mayor buque a vela.
1903 Panamá se separa de Colombia, con el respaldo de Estados Unidos.
La motonave “Wandall”, construida por los hermanos Nobel, navega y trafíca en el Mar
Caspio.
1904 Estalla la guerra Ruso-japonesa. - 19 de agosto: la plaza fuerte rusa de Port Arthur es
tomada por los japoneses.
1905 Las fuerzas japonesas invaden Manchuria. En la batalla de Mukden el ejército ruso
sufre una gravísima derrota. En la batalla naval de Tsushima la flota rusa es
destruida por el almirante Togo.
Intervención militar de los Estados Unidos en la República Dominicana.
Noruega obtiene su independencia.
1906 Botadura del primer acorazado de guerra impulsado por turbinas a vapor.
1908 La Anglo-Iranian Oil Company descubre petróleo.
Los Jóvenes Turcos asumen el poder.
246
Robert E. Peary es el primero en llegar al Polo Norte.
1910 Japón se anexiona Corea. Reparto del noreste de China entre rusos y japoneses.
1911 Comienzo de la Revolución mexicana
Guerra italo-turca. Italia inicia la conquista de Trípoli (Libia).
Proclamación de la República en China.
El explorador noruego Roald Amundsen llega al Polo Sur en 1913.
La motonave “Selandia” navega en el Océano con su máquina diesel.
1912 Empiezan las guerras de los Balcanes.
Conquista francesa de Marruecos y del Sahara.
1914 Inauguración del Canal de Panamá.
Es asesinado en Sarajevo el archiduque Francisco Fernando. Estalla la Primera Guerra
Mundial.
04/08. Gran Bretaña declara la guerra a Alemania tras la invasión de Bélgica
12/08. Francia y Gran Bretaña declaran la guerra a Austria -Hungría.
26-30/08. Los alemanes derrotan a los rusos en Tannenberg.
10/11. El frente occidental se estabiliza en Francia en la línea que va de Yprés a Verdún.
1915 Feb. Ofensiva alemana que concluye con la derrota de los rusos en los lagos Mazurianos.
24/04. Los aliados desembarcan en Gallipoli (Dardanelos).
1916 09/01. Los aliados evacuan los Dardanelos.
Feb/Dic. Verdún: espantosa lucha entre alemanes y franceses
Jun/Agt. Ofensiva Rusa contra Austria; rechazada. El ejército ruso comienza a desbandarse.
Jutlandia. Gran enfrentamiento naval entre la flota alemana e inglesa sin victoria
decisiva para ningún bando en el campo táctico .
1917 01/02. Alemania declara la guerra submarina a ultranza
08/03. 23/02. Según el calendario ruso, en Petrogrado estalla la revolución rusa de
febrero. El Zar Nicolás II abdica y es arrestado junto con su familia.
06/04. Declaración de guerra de los EE.UU., contra Alemania
07/11. Según el calendario ruso, estalla la revolución de octubre. Los soviéticos se
hacen con el poder, que es confiado al Consejo de los Comisarios del Pueblo,
presidido por Lenin; en él participan Trotski y Stalin.
1918 18/07. 03/08. Segunda batalla del Marne: los alemanes son rechazados.
27/10. Victoria italiana en Vittorio Veneto.
11/11. Armisticio entre los Aliados y Alemania.
1919 Firma del Tratado de Versalles. Creación de la Sociedad de Naciones.
1920 Guerra Ruso-Polaca.
1921 Creación del Estado Libre de Irlanda.
1922 Proclamación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Mussolini electo Jefe del Gobierno italiano.
Victoria turca contra los griegos. Proclamación de la República turca.
1923 Abolición del sultanato turco; imposición de un gobierno estilo europeo.
1924 Se prohíbe la inmigración japonesa a Estados Unidos.
1925/1950 Italia instauró un Estado fuerte con Mussolini, y en Alemania, el desempleo y la frustración
facilitó el acceso de Hitler al poder. La Sociedad de Naciones asistió impotente a la invasión
italiana de Etiopía y a la agresión japonesa en China, mientras la torpeza francobritánica
247
dejó las manos libres a Hitler en Austria y Checoslovaquia. La Guerra Civil española fue un
banco de pruebas de la mundial, que se inició con la invasión de Polonia por los nazis. La
Segunda Guerra Mundial terminó con una reordenación de las relaciones de fuerzas en el
mundo. Las viejas naciones europeas se vieron reducidas al rango de potencias secundarias,
mientras que el nacimiento de las democracias populares en Europa y China rompió el
aislamiento de la Rusia Soviética. Enfrentados ideológicamente Estados Unidos y la URSS,
comenzaron a tejer sus redes de alianzas con los países satélites.
1925 Abd al-Aziz Ibn Saúl conquista Hejaz y en 1938 funda Arabia Saudí
Reza Kan se convierte en sha de Persia.
1927 Stalin, dueño absoluto del poder en Rusia.
Limdbergh sobrevuela el Atlántico por primera vez.
1931 Las tropas japonesas entran en Manchuria.
1932/1935 Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay.
1933 Hitler, electo como Canciller de Alemania.
1934 Comienza la Larga Marcha de Mao.
1935 Guerra de Etiopía.
1936/1939 Guerra Civil en España.
1937 Empieza la guerra chino-japonesa.
1939 01/09. La hora H del destino de Alemania está fijada para el 01 de Septiembre a las
4.45 de la mañana. A esa hora 56 divisiones, de ellas 9 acorazadas, invaden Polonia.
03/09. Declaraciones de guerra de Inglaterra y Francia a Alemania. Las fuerzas navales
alemanas entran en acción colocando la barrera de minas "Westwall" en el Mar del Norte.
Inicio de la actividad bélica contra el tráfico marítimo comercial, según la orden de presa,
con 17 submarinos alemanes en el Atlántico Norte.
11-16/09 La Flota británica cierra el paso de Calais con 3.000,00 minas.
Primeros convoyes transatlánticos británicos desde Freetown, Kington y Halifax.
17/09. El U-29 hunde en el Atlántico Norte al portaaviones británico “Corageous”.
Dos grupos de Ejércitos soviéticos entran en Polonia oriental.
18/09. Tropas soviéticas y alemanas se encuentran por primera vez en Brest-Litovsk.
28/09. Ribbentrop y Molotov firman en Moscú un tratado de amistad, que fija además la
frontera entre los dos Estados invasores en el río Bug. Desaparece el Estado polaco.
14/10. El "U 47" (bajo el mando del comandante Prien) echa a pique en Scapa Flow al
"Royal Oak" británico.
20/11 Lanzamiento aéreo de minas por los alemanes.
28/11 El U-30 torpedea al acorazado “Barhan”.
13/12. El “acorazado de bolsillo” alemán "Admiral Graf Spee" presenta batalla en la
desembocadura del Río de la Plata a tres cruceros británicos y tiene que refugiarse en el
puerto de Montevideo. Al no conceder las autoridades uruguayas el plazo necesario
para las reparaciones - el acorazado había sido alcanzado repetidas veces - el "Graf Spee"
fue hundido por su propia tripulación el 17-12. Su comandante, Hans Langsdorff, se suicidó.
14/12. La Sociedad de Naciones denuncia la agresión de la URSS en la guerra de invierno
finosoviética y decide su expulsión.
1940 12/03. En Moscú se firma el tratado de paz soviético-finés.
31/03 Los corsarios alemanes entran en acción.
248
09/04. A las 05,00 comienza la ocupación de Dinamarca y Noruega por parte de las tropas
alemanas. – 8 destructores alemanes son hundidos en Narvick por un acorazado
inglés.
10/05. A las 05,35 comienzo de la ofensiva alemana en el Oeste desde el mar del
Norte hasta la frontera meridional de Luxemburgo, con la consiguiente
violación de la neutralidad de Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
27/05 al 04/06. Los 338.226 soldados británicos y franceses cercados por los alemanes en
Dunkerque son evacuados a través del Canal de la Mancha a bordo de cientos de naves. En
la operación tienen que abandonar su equipo y material bélico.
10/06. Entra Italia en la guerra.
22/06. Se firma en Compiégne el armisticio francoalemán que prevé la ocupación de Francia
hasta la línea al oeste y al norte de Ginebra, Dóle-Tours, Mont de Marsan, frontera española.
Así todo el sector del Canal y la costa Atlántica están en manos alemanas.
03/07. Los británicos atacan una parte de la flota francesa en Mers-el-Kebir, con el
pretexto de evitar que los buques galos caigan en manos a lemanas.
09/07. Batalla naval entre la flota británica del Mediterráneo y la flota italiana, cerca de
Punta Stilo, interrumpida sin resultados.
19/07 Encuentro de Cabo Spada: Italia pierde un crucero ligero.
13/08. "Adlertag" - ("Día de las águilas"). Comienza la escalada de ataques aéreos contra
Inglaterra con el fin de lograr para Alemania el predominio en el aire como medio de
garantizar un desembarco.
30/08. El Mando supremo de la "Wehrmacht" anuncia que los preparativos de la Armada
para la Operación' "León Marino" no culminarán antes del 15/09. Se fija como fecha más
viable el 20/09.
17/09. Hitler aplaza la operación "León .Marino" a la vista de que no logra controlar
plenamente el cielo europeo. Se deja el plan "para mejor ocasión.
27/09. Firma en Berlín del pacto tripartito entre Alemania, Italia y Japón.
28/10. Comienza la ofensiva italiana contra Grecia, partiendo de Albania.
05/11. Franklin Delano Roosevelt es elegido por tercera vez presidente de los Estados
Unidos.
11/11. Aviones torpederos y bombarderos ingleses procedentes del portaaviones británico
"Illustrious", atacan a la flota italiana en Tarento.
12/11 Cruceros ingleses aniquilan a un convoy italiano.
14-22/11. Contraofensiva griega que rechaza a los ejércitos italianos hasta la frontera
grecoalbanesa.
09-17/12. Inicio de la ofensiva inglesa, contra el X Ejército italiano en Cirinaica.
Por primera vez, bombarderos ―Stukas‖ toman parte en la lucha en el Mediterráneo.
1941 11/01. Hitler cursa la normativa No. 22 para el envío a Libia de una unidad. Nace así el
"África Korps", compuesto por dos divisiones, una de ellas acorazada.
07/03. Desembarco de las primeras unidades inglesas en Grecia.
11/03. Entra en vigor en Estados Unidos la ley de "Préstamo y Arriendo"
06/04. Sin previa declaración de guerra empieza el ataque a Yugoslavia y Grecia. Aviones
alemanes bombardean Belgrado.
24-29/04.Con la "operación Demon" se realiza la evacuación de las tropas británicas de
249
Grecia.
30/04. Termina la ocupación por los alemanes de la península griega, incluido el
Peloponeso.
Batalla naval de Matapán entre italianos e ingleses.
02/05. Se abre el conflicto entre Gran Bretaña e Irak; las tropas iraquíes ocupan Rutba y
atacan las guarniciones inglesas de Habbanje y Basora.
04/05. En Palestina se extienden los incidentes entre árabes y judíos.
17/05. El virrey de Etiopía, Amadeo de Saboya-Aosta, se rinde tras tenaz
resistencia a los ingleses que asedian Amba Alagi (Etiopía).
20/05. Comienza la operación "Merkur", que prevé la ocupación de la isla de Creta por
parte alemana, Precedidos por masivos bombardeos aéreos, a las 8 horas, los primeros
paracaidistas alemanes mandados por el general Student aterrizan cerca del
aeropuerto de Maleme.
27/05. Fuerzas navales británicas hunden en el Atlántico el buque de línea alemán
"Bismarck".
03/06. Las tropas inglesas conquistan la zona petrolífera de Mossul, completando así la
ocupación del Irak.
08/06. Tropas inglesas y unidades gaullistas invaden Siria y el Líbano, apuntando hacia
Beirut y Damasco. Las tropas francesas que siguen fieles al gobierno de Vichy
tratan de resistir, pero son obligadas a abandonar Tiro.
22/06. Los ejércitos alemanes cruzan la frontera con la URSS. La ofensiva alemana NO es
precedida por declaración de guerra.
09-12/08. El presidente Roosevelt y Winston Churchill se encuentran en el crucero
americano "Augusta" y en el acorazado inglés "Prince of Wales", en Terranova. Al
final de la reunión se publica la "Carta del Atlántico", en la que se establecen los
ocho puntos que caracterizan los objetivos de la guerra por parte de las democracias.
25/08. Tropas rusas e inglesas invaden Irán.
02/10. Comienza la gran ofensiva contra Moscú.
08-09/11 La X Flotilla MAS ataca en Gibraltar.
Unidades inglesas hunden todos los barcos de un convoy italiano.
17/11 El U-81 hunde al portaaviones “Ark Royal”.
06/12. Después de casi un mes de combate contra las defensas de Moscú, se agota el empuje
ofensivo de las fuerzas alemanas. Las tropas soviéticas, mandadas por el general Zukov, dan
inicio a una contraofensiva para aliviar la presión sobre Moscú.
07/12. A las 7 de la mañana, hora local, se produce el ataque japonés por sorpresa, sin
previa declaración, de guerra, contra Pearl Harbor, base principal de la Flota americana
del Pacífico, en las islas Hawai.
1942 01/01. Se firma en Washington el pacto de las "Naciones Unidas" - se adhieren 26
naciones que se comprometen a no concluir tratados separados de paz con Alemania
y Japón.
11-31/01. Por primera vez actúan submarinos alemanes en las inmediaciones de la
costa oriental norteamericana, echando a pique 23 mercantes con un total de
143.320 toneladas de regis tro bruto.
250
15/05. El Ejército 11 alemán al mando del general von Manstein conquista Kerch, en el
extremo de Crimea.
13/06 La Flotilla X MAS italiana combate contra los soviéticos en el Mar Negro.
Buceadores italianos hunden varios mercantes en Gibraltar.
15/06. “Batalla de mediados de Junio”: una formación naval italiana al sur de Pantelaria
ataca a una escuadra inglesa, hundiendo dos destructores y cuatro vapores.
21/06. El Ejército acorazado de África al mando de Rommel, conquista Tobruk. Los
vencedores hacen prisioneros a 33.000 soldados ingleses y de la "Commonwealth". Días
después, Rommel es ascendido a Feldmariscal.
22/06. Los próximos objetivos militares de Rommel son El Alamein, Alejandría, el Delta
del Nilo y El Cairo.
05/07. Un convoy de abastecimiento aliado que se dirigía al puerto soviético de Murmansk
es destruido por la Luftwaffe después de tres días de continuos ataques.
28/07. Las primeras vanguardias de las tropas acorazadas alemanas alcanzan Stalingrado,
donde son frenadas por la resistencia soviética. Tropas alemanas ocupan Azov, en la
desembocadura del Don.
13/08 Batalla naval de “mediados de agosto”, en el Mediterráneo las pérdidas inglesas son
superiores.
03/10. Von Braun experimenta con éxito la V-2 en la base secreta de Pennemünde.
23/10. Comienza una ofensiva del Ejército 8 británico, al mando de Montgomery, en el
frente de El Alamein.
02/11. El Ejército 8 británico emprende la penetración a través de las posiciones del
"Ejército acorazado África" italoalemán.
07-08/11. Comienza la "Operación Torch": tropas aliadas, a las órdenes del general
Eisenhower, desembarcan en Marruecos.
11/11. Tropas alemanas e italianas cruzan la línea de demarcación establecida en el
armisticio y ocupan la parte de Francia no tomada anteriormente.
19/11. Comienza la gran ofensiva soviética sobre Stalingrado.
1943 20/01. Se inicia en Yugoslavia la guerra de guerrillas. Unidades alemanas, italianas y
croatas intentan acabar con los hombres de Tito en Bosnia.
30/01 Cesa Raeder; Döenitz asciende a Gran Almirante y Comandante Supremo de la
Marina.
En Stalingrado el VI Ejército alemán se rinde a los soviéticos. Es la primera gran derrota del
Ejército alemán.
09/02 Comandos anglonoruegos se lanzan en paracaídas en Verkork, Noruega, y averían las
instalaciones alemanas para producción de ―agua pesada‖.
13/05. Se rinden las tropas italogermanas que al mando del general Arnim ocupaban Túnez.
24/05. Tras una serie de fracasos, el gran almirante Dönitz dá la orden a los submarinos de
abandonar la lucha contra los convoyes del Atlántico Norte. La guerra submarina comienza
a cambiar de signo.
29/06 Tropas americanas desembarcan en Nueva Guinea.
05/07. Operación "Zítadelle". Los Grupos de Ejércitos Sur y Centro comienzan la ofensiva.
Tras algunos éxitos iniciales, la última ofensiva alemana en el frente del Este debe ser
251
interrumpida una semana más tarde ante la resistencia soviética y suspendida
definitivamente el 17/07.
10/07. Tiene comienzo la operación "Husky", es decir, el ataque aliado a Sicilia. Tropas
aliadas bajo el mando del general Eisenhower desembarcan en la costa sudoriental de
Sicilia.
25/07. Mussolini es detenido. Víctor Manuel III nombra al mariscal Badoglio nuevo
presidente del Consejo.
08/09. El general Eisenhower da a conocer el armisticio con Italia, Medidas alemanas de
réplica; ocupación de Roma, desarme del Ejército Italiano y cautiverio parcial de las tropas
establecidas en la propia Italia y en los Balcanes.
09/09. El rey, el gobierno y el Estado Mayor, huyen de Roma. En Dalmacia capitula el II
Ejército italiano.
Tropas americanas desembarcan cerca de Salerno.
Tropas inglesas desembarcan en Tarento.
La flota de guerra italiana abandona sus bases para constituirse prisionera en Malta.
Irán declara la guerra a Alemania.
12/09. Paracaidistas alemanes liberan a Mussolini, prisionero en ―Campo Imperatore‖, en el
Gran Sasso.
23/09. Mussolini anuncia la formación de un nuevo gobierno republicano.
06/11. Los rusos prosiguen su avance. Se produce la reconquista de la capital de Ucrania,
Kiev. Continúa la batalla en el arco del Dnieper.
1944 27/01. Durante todas las noches del mes de enero los ingleses bombardean Berlín. Durante
la del 27/28 y siguiente atacaron con un total de 1.077 aparatos y lanzaron 3.715 toneladas
de bombas.
16/02 Desembarco americano en Anzio.
20-25/02. Aviones americanos atacan a diario los puntos industriales alemanes. En ellos
toman parte 2.300 aparatos de la VIII Fuerza aérea y 500 de la XV.
04/06. Roma es liberada.
06/06. A las 6:30 a.m. comienza el desembarco aliado en Normandía.
Flota americana en camino para desembarcar en Saipán
Explosión de una bomba en el cuartel general del "Führer", "Guarida de Lobo", cuando el
dictador se encontraba en la reunión de mediodía en el cuarto de mapas. El coronel conde
Stauffenberg, jefe del Estado Mayor del Ejército de Reserva había colocado la bomba en
una cartera debajo de la mesa. Hitler resultó tan sólo ligeramente herido, pero cuatro de sus
colaboradores murieron como consecuencia del atentado.
21/06. La 8 Fuerza aérea USA ataca con 2.500 aviones objetivos situados en la zona de
Berlín (factorías aéreas, tendidos ferroviarios y el barrio de los edificios del gobierno).
22/06. En el tercer aniversario del ataque alemán, los rusos lanzan su gran ofensiva de
verano en el sector centro del frente oriental. En el plazo de dos semanas fueron aniquiladas
25 divisiones alemanas y la totalidad del Grupo de Ejércitos Centro.
15/08. Desembarco de tropas aliadas en la costa del Sur de Francia, entre Cannes y Tolón,
sin que se registre una decidida resistencia alemana.
25/08. Liberación de París.
252
17/09. Se realiza una gran operación de paracaidistas y tropas aerotransportadas,
denominada "Operación Market Garden"; tres divisiones, la 1ra. Inglesa y la 82a. y 101a.
americanas, toman tierra camino a Arnhem, en Holanda, en zona ocupada por las tropas
alemanas. La división inglesa será aniquilada después de nueve días de durísimos combates.
05/10. Los ingleses desembarcan en Grecia y entran en Atenas el 12 de Octubre.
16/12. En las primeras horas de la mañana comienza la última ofensiva alemana en las
Ardenas. Pocos días después se detiene al no conseguir abrirse paso hasta el río Mosa o la
costa del Canal de la Mancha.
1945 13-14/02. La RAF ataca Dresden en dos noches de intensos bombardeos. Al mediodía
unidades norteamericanas bombardean la ciudad, que quedó destruida en un 50%. El
número de muertos no se pudo calcular con exactitud, pues la ciudad estaba repleta de
fugitivos.
18/03. Aviones norteamericanos llevan a cabo el más duro ataque de toda la guerra contra
Berlín, arrojando 4.000 toneladas de bombas.
12/04. Muerte del presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt. Le sucede el
vicepresidente Harry Truman.
13/04. Las tropas soviéticas conquistan Viena
16/04. Comienza la ofensiva soviética en Silesia y en el frente del Oder. Su objetivo es la
conquista de Berlín.
25/04. Encuentro en el río Elba de las Divisiones americanas y soviéticas. El territorio, aún
controlado por las tropas alemanas, queda dividido en dos partes.
28/04. Mussolini es ejecutado por algunos partisanos. Violentos combates en la periferia de
Berlín.
30/04. Se combate en el centro de Berlín. En el bunker de la Cancillería del Reich, Hitler se
suicida.
02/05. Berlín, conquistada por el Ejército Rojo.
04/05. Firma oficial de la rendición de las tropas alemanas en Italia. Se rinden las tropas
alemanas en Holanda, en Alemania noroccidental y en Dinamarca. Rendición de la flota
alemana.
07/05. En Reims los alemanes firman la rendición incondicional.
09/05. En Berlín se repite, en el Cuartel General soviético, la firma de la capitulación de la
Wehrmacht.
Fin de la guerra en Europa.
07/07. Los representantes de los EE.UU, Clay; Gran Bretaña, Weekes y la Unión Soviética,
Zukov, llegan a un acuerdo para el establecimiento de un gobierno interaliado en el Gran
Berlín. Igualmente se dictan medidas conjuntas para el tráfico de personas y mercancías
entre los sectores.
26/07. A consecuencia de la victoria electoral de los laboristas, dimite el gobierno Churchill
y se constituye un nuevo gobierno con Attlee como primer ministro.
Desmilitarización de Alemania y división en cuatro zonas de ocupación.
253
REFERENCIAS GEOGRÁFICAS ACTUALES, AL AÑO 2000
PERTENECIENTES AL VOLUMEN III
TOMO I Mapas
Capítulo II. (El Imperialismo)
Temas: La primera victoria asiática………………………………………………………… P
Balleneros…………………………………………………………………………….. U-V
Capítulo IV. (Primera Guerra Mundial)
Tema: Guerra Naval………………………………………………………………………… B-E-I
TOMO II
Capítulo II. (Teatro de Operaciones del Mediterráneo)
Temas: La lucha por el “Mare Nostrum”…………………………………………………… A-R
Operaciones…………………………………………………………………………... H1
Capítulo III. (Teatro de Operaciones del Atlántico)
Temas: Scapa Flow…………………………………………………………………………… B1
Overlord (Día D)……………………………………………………………………... D
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261
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263
264
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GLOSARIO PERTENECIENTE AL VOLÚMEN III
(Los términos náuticos van en cursiva)
AA: Antiaéreo.
Abordaje: Constituía el fin mismo de los combates de galeras, que se identificaban así
con los enfrentamientos terrestres. Practicado igualmente por los corsarios,
esta técnica se hizo mucho menos frecuente en las batallas de navíos. No
concernía más que a los buques cuya capacidad combativa estaba muy
reducida por el fuego de la artillería.
Acadio/ sumerio: Etnias de procedencia mesopotámica, sumerios y acadios se fusionaron hacia
el IV milenio a. C., hasta el punto de compartir incluso las divinidades
religiosas. Al parecer, fueron los primeros en utilizar la escritura. Con
posterioridad, sus dominios fueron englobados en el Imperio babilónico. La
ciudad de Acad fue capital de un verdadero Imperio que dominó
Mesopotamia bajo la dirección de Sargón en el siglo XXVII a.C.
Acetileno: Hidrocarburo gaseoso que se obtiene por la acción del agua sobre el carburo
de calcio y se emplea para diversos usos, como en la soldadura y en la
industria química.
Acorazado, (buque): En un principio los barcos más grandes y más poderosos de la flota, con
cañones normalmente de calibre de 254 mm, o mayor (los más grandes eran
de 460 mm, con blindaje pesado). La palabra procede de “buques de línea”,
los buques de guerra equivalentes en los días de los navíos de vela.
Acrónimo: Palabra compuestas por las iniciales y a veces más letras de otras palabras.
Aeróbico: Perteneciente o relativo a la aerobiosis o a los organismos aerobios / Aerobio:
dicho de un ser vivo: Que necesita oxígeno para subsistir.
Afrika Korps: (Cuerpo Expedicionario Africano); nombre oficial de todas las tropas
alemanas con destino en Libia (África del Norte), a cuyo frente se encontraba
el general Erwin Rommel.
Ahusado: De forma de huso / Huso: Instrumento manual que sirve para hilar torciendo
la hebra y devanando en él lo hilado.
Alcázar: Parte de la cubierta superior a popa del palo mayor (o donde lógicamente
estaría situado el palo mayor en un barco de vapor o de motor /
Tradicionalmente el espacio reservado para oficiales.
Almádena: Mazo de hierro con mango largo para romper piedras.
Almirantazgo: El tribunal establecido en diversos países donde se tratan y determinan los
diferentes asuntos pertenecientes a la marina. Término o terreno que se
comprende en la jurisdicción del almirante.
Alojamientos: Espacios sobre la cubierta principal del buque donde se acomodaba la
tripulación para el descanso.
Alsaciano / Lorenés: Habitante de Alsacia / Lorena, antiguo territorio alemán, cedido por Francia a
Alemania tras la guerra franco-prusiana. Estaba constituido por Alsacia y
parte de Lorena; comprendía los actuales departamentos del Alto y Bajo Rhin
y Mosela, fue devuelto a Francia en 1919, pero Hitler lo anexionó
266
nuevamente en 1940. Retornó a Francia al término de la Segunda Guerra
Mundial.
Amorrita: Se dice del individuo de un pueblo bíblico descendiente de Amorreo, hijo de
Canaán. Procedían del NO del Próximo Oriente.
Amura: Parte de los costados de buque donde éste empieza a estrecharse para
formar la proa / Cabo que hay en los puños bajos de las velas.
Anabaptista: Individuo de una congregación cristiana surgida en el interior de la Reforma
protestante. Fue fundada por Thomas Münzer; defendía la destrucción del
orden existente y su sustitución por otro nuevo que acabaría con las
desigualdades y con la propiedad privada. Esas ideas contribuyeron
decisivamente a la ―revolución de los campesinos‖ (1525). Tras la derrota y
ejecución de sus dirigentes, los anabaptitas se reorganizaron dentro de los
límites estrictamente religiosos, como los menonitas y fueron extendiéndose
por casi todos los países de la Europa Central. Todavía subsisten pequeños
núcleos en Alemania, EE.UU. y Reino Unido, aunque la mayor parte han sido
absorbidos por los baptistas.
Anacronismo: Persona o cosa impropia de las costumbres ó ideas de una época.
Anagrama: Palabra que resulta de la transposición o reordenación de las letras de otras.
Anarquista: Persona que profesa el anarquismo o desea o promueve la anarquía /
Anarquismo: Doctrina política que, inserta en la corriente de pensamiento
libertario, afirma la posibilidad de abolir el Estado y de hacer de la sociedad
un conjunto de hombres libres, conforme a un orden natural espontáneo.
Ancla (de cepo): Instrumento fuerte de hierro, con arpón o anzuelo de dos lengüetas, el cual,
afirmado al extremo del cable y arrojado al mar, sirve para aferrar o
amarrar las embarcaciones. El cepo es un madero grueso que se sujeta al
extremo, en dirección perpendicular a la caña y al plano de los brazos del
ancla y sirve para que el ancla agarre en el fondo.
Andanada: Descarga completa y simultánea de la artillería.
Anglosajón: Se aplica a los individuos procedentes de la fusión de los pueblos germánicos,
anglos, sajones y jutos, que en el siglo V invadieron Inglaterra / Se dice de los
individuos y pueblos de procedencia y lengua inglesa.
Anilina: Amina aromática, oleosa, incolora, tóxica por ingestión, inhalación o
absorción a través de la piel, que tiene muchas aplicaciones industriales,
especialmente en la fabricación de colorantes.
Ánima lisa: Cañón liso (no rayado), usado en la artillería naval hasta la segunda mitad
del siglo XIX.
Ánima: Tubo interior de un cañón.
Antena: Dispositivo de forma muy diversa que en los emisores y receptores de ondas
electromagnéticas, sirve para emitirlas o recibirlas.
Aparejo: Conjunto de palos, vergas, jarcias y velas del buque que se utilizaban para su
propulsión aprovechando el viento.
Arameo: Conjunto de tribus nómadas cuyos recorridos trashumantes los llevaron desde
el norte de Arabia hasta Siria, Palestina y Babilonia. Hablaban una lengua de
267
la misma rama que el fenicio y el hebreo. Su gran vitalidad la impuso como
lengua literaria del Próximo Oriente en la Antigüedad.
Arboladura: (Ver aparejo).
Armenio: De Armenia, Estado trascaucásico, antigua república de URSS que limita con
Georgia, Azerbaiyán, Turquía e Irán. / Se dice de ciertos cristianos de Oriente,
originarios de Armenia, que conserva su antiquísimo rito y forman en lo
religioso cuatro patriarcados cismáticos y uno católico.
Armisticio: Suspensión de hostilidades, pactadas entre pueblos o ejércitos beligerantes.
Arrastrero: Dícese del buque o embarcación que se dedica a la pesca de arrastre.
Arrumbar: Fijar el rumbo a que se navega o al que se debe navegar.
AS: Antisubmarina.
Asamblea: Cuerpo político y deliberante como el Congreso o el Senado.
Asceta: Persona que hace vida ascética / Ascética: Parte de la teología que trata de la
perfección cristiana.
ASDIC: Quizás, siglas del Comité de Investigación de Detección Antisubmarina
(británico), creado por el Almirantazgo durante la Primera Guerra Mundial.
ASDIC es el nombre que se da a la técnica de emplear ondas de sonido para
detectar objetos debajo del agua y por extensión, al equipo que se utiliza.
(Véase sonar, por cuyo nombre se conoció después este equipo).
Astillero: Sitio destinado a la construcción y carena de embarcaciones.
Atlantis: Del griego, Isla de Atlas (Atlántida); mencionado por primera vez en los
diálogos de Platón (Timeo y Critias).
Áurica: Velas colocadas a lo largo del eje longitudinal de un barco/de oro, dorado.
Aurora Boreal: Meteoro luminoso que se observa en el hemisferio septentrional y que
consiste en arcos, franjas y otras estructuras luminosas de color verde, rojo o
amarillo. Se origina por la interacción de la ionosfera con partículas atómicas
de origen solar que se concentran siguiendo las líneas de fuerza del campo
magnético de la Tierra.
Austral: Relativo al Polo y al hemisferio Sur.
Autocracia: Sistema de gobierno en el cual un solo hombre acumula todos los poderes.
Avenger: Bombardero torpedero Grumman TBM-1C (1942). Podía cargar un torpedo
de 22 pulgadas o 900 kg. de bombas en su bodega.
Babor: Banda o costado izquierdo del buque, mirando desde popa a proa.
Bajío: Área de escasa profundidad, de constitución arenosa, en los mares, ríos y
lagos / banco de arena peligroso.
Bala: Proyectil de piedra, de fundición de hierro, arrojado por los cañones de ánima
lisa hasta mediados del siglo XIX.
Balandra: Embarcación pequeña de un solo palo, con velas latinas y una vela
cuadra en la parte superior del mástil, generalmente inferior a 100
toneladas de arqueo.
Balcánico: Habitante de los Balcanes, sistema orográfico de Europa que se extiende en el
curso inferior del río Danubio. Esa zona cubre partes de países como Grecia,
Albania, Macedonia, Bulgaria, Serbia-Montenegro, Croacia y Bosnia-
Herzegovina.
268
Ballena: Nombre común de unas 80 especies de mamíferos cetáceos de la familia
balénidas, caracterizadas por su gran tamaño (hasta 30 m. de longitud) /
Cada una de las láminas córneas y elásticas que tiene la ballena en la
mandíbula superior y que, cortada en tiras, sirven para diferentes usos.
Ballenero: Barco especialmente destinado a la captura de ballenas.
Bao: Gran madero que de trecho en trecho atraviesa de babor a estribor y sirve
para aguantar los costados, al mismo tiempo que sostiene las cubiertas; hace
el oficio de las vigas en las casas.
Baptista: Perteneciente o relativo al baptismo / Baptismo: Doctrina religiosa protestante
cuya idea esencial es que el bautismo solo debe ser administrado a los adultos.
Bárbaro: Palabra griega usada originariamente para designar a todos los pueblos no
griegos, adoptada por los romanos para indicar a todos los pueblos que
estaban fuera de su Imperio.
Barbarroja: Nombre dado al plan para el ataque a la Unión Soviética. El 18-12-1940 firmó
Hitler la Directiva. Los preparativos debían estar concluidos el 15-05-1941.
Barbeta: En un principio era un recinto blindado abierto por arriba, dentro del cual se
montaba un cañón sobre una plataforma giratoria. La adición de una capota,
que giraba con el ajuste, se convirtió en torreta. Posteriormente, el cilindro
(blindado) fijo sobre el cual giraba la torreta.
Barómetro: Instrumento que sirve para determinar la presión atmosférica. Inventado por
Torricelli en 1643. Puede ser de mercurio o de vacío (aneroide); el primero es
más exacto.
Barreminas: (Dragaminas).
Barreno: Dar barreno. Agujerear alguna embarcación para que se vaya a fondo.
Bastión: Baluarte: obra de fortificación de figura pentagonal, que sobresale en el
encuentro de dos partes de una muralla / Amparo, defensa.
Batería: Designaba en los antiguos navíos las cubiertas en las que se alineaban los
cañones. Se encontraban generalmente dos en las fragatas, tres o cuatro en
los navíos de línea. Los cañones más pesados se ubicaban, naturalmente, en
la batería baja.
Bauprés: Mástil oblicuo, en la cubierta superior, que sale de ella por la proa y lleva la
vela cebadera por debajo, y las velas triangulares llamadas foques, por
arriba.
Atlantis: Del griego, Isla de Atlas (Atlántida); mencionado por primera vez en los
diálogos de Platón (Timeo y Critias).
Beligerante: Se aplica a la potencia, bando, facción, etc. que está en guerra.
Belle époque: Término con que se designa el período de tiempo comprendido entre 1871 y
1974. Esa etapa de la historia se caracterizó por la ausencia de guerras en
Europa y cierta prosperidad económica, lo que contribuyó a crear un ambiente
de optimismo y euforia.
Bengala: Fuego artificial que despide claridad muy viva en diversos colores.
Bergantín: Embarcación de dos palos o mástiles cuyo arqueo o capacidad de carga era
inferior a 200 toneladas. Originalmente, se denominó así, en el
Mediterráneo, a una nave sutil, derivada de la galera / Bergantín Goleta:
269
Tipo mixto de bergantín y goleta, con dos palos, uno con velas cuadras
generalmente el de proa y el otro con velas cangrejas.
Biela: Barra que en las máquinas transforma el movimiento de vaivén en otro de
rotación, o viceversa.
Binocular: Aparato óptico con dos oculares.
Bisoño: Nuevo o inexperto en cualquier arte u oficio.
Bodega: El espacio mayor de un buque destinado al acomodo o estiba de la carga,
ubicado bajo la primera cubierta.
Boer: Significa colono en holandés. Habitante del África Austral, al norte de El
Cabo, de origen holandés.
Boicot ó Boicoteo: Nombre del primer administrador irlandés a quien se aplicó el boicoteo en
1880 / Acción de boicotear / Boicotear: privar a una persona o a una entidad
de toda relación social o comercial para perjudicarla y obligarla a ceder en lo
que de ella se exige.
Bolchevique: Partidario del bolchevismo / Bolchevismo: doctrina política, económica y
social propia de los bolchevique, que constituyó el sistema de gobierno que
imperó en la URSS después de la Revolución de Octubre de 1917.
Bolsa: Lugar donde se celebran reuniones de los que compran o venden activos
financieros como acciones, obligaciones, etc.
Borda: Extremo lateral de un buque sobre la cubierta superior.
Botadura: Acto de echar al agua un buque desde el astillero.
Botalón: Palo colocado a continuación del bauprés para aumentar así el número de
foques.
Botavara: Palo horizontal que sirve para sujetar la vela cangreja.
Botín: Conjunto de las armas, provisiones y demás efectos de una plaza o de un
ejército vencido y de los cuales se apodera el vencedor / Producto de un robo,
atraco, estafa, etc.
Boxer: Nombre inglés dado a los miembros de la sociedad secreta china del ―Yi Ho
Chuan‖ (Sociedad de los Puños Armoniosos), fundada en los primeros años
del siglo XIX, que atacaba a los europeos residentes en China. En 1900
acaudillaron un movimiento contra los blancos, que intentaba terminar con la
ocupación extranjera de Pekín.
Boya: Cuerpo flotante sujeto al fondo del mar, de un lago, etc, y se coloca como
señal para indicar un sitio peligroso o un objeto sumergido.
Breslau: Nombre alemán de la ciudad polaca de Wroclaw, antigua capital de Silesia;
Por la ―Paz de Breslau‖, Austria cedió la Silesia a Federico de Prusia.
Brisa: Viento de la parte del nordeste que es contrapuesto al vendaval.
Broma (Teredo): Molusco bivalvo que provoca la carcoma de la madera en el casco de un
buque. Vive en el Atlántico y el Mediterráneo.
Brújula: (del italiano “bussola” y éste del latin “buxis”, caja). La aguja imantada que
gira libremente sobre un pivote vertical y marca los polos magnéticos de la
Tierra.
270
Brulote: Muy usado en los siglos XVI y XVII, el brulote era un buque lleno de
explosivos y materias inflamables. Su tripulación se esforzaba por dirigirlo
hacia la línea adversaria antes de proceder a abandonarlo rápidamente.
Bruma: La niebla que se levanta en el mar.
Bulbo: Tallo subterráneo de algunas plantas. Está integrado por escamas o bases de
hojas superpuestas.
Búlgaro: Ciudadano de Bulgaria, estado de Europa sudoriental, en la península de los
Balkanes.
Buque cisterna: El término, puesto tras una nave, significa que ésta está construida para
transportar líquidos.
Buque factoría: El que está dotado de lo necesario para transformar y conservar las capturas
de los barcos pesqueros.
Buque nodriza: Se aplica al barco que sirve para aprovisionar a otros.
Burgués: Perteneciente o relativo al ciudadano de clase media.
Caballete: Armazón de madera con tres patas para sostener un cuadro, una pizarra, etc.
Cabo: Lengua o porción de tierra que penetra en el mar.
Cachalote: Cetáceo que vive en los mares templados y tropicales, de 15 a 20 m de largo,
de cabeza muy gruesa y larga, con más de 20 dientes cónicos en la mandíbula
inferior y otros tantos agujeros en la superior, para alojarlos cuando cierra la
boca. De la parte dorsal de su cabeza se extrae una sustancia grasa llamada
esperma de ballena, y de su intestino se saca el ámbar gris.
Calabrés: Natural de Calabria / Calabria: Región meridional de Italia.
Calado: Profundidad que alcanza en el agua la parte sumergida de un barco.
Caldera: Aparato para calentar el agua hasta el punto de ebullición, para trasformarlo
en vapor de manera que se pueda utilizar para dar potencia a la máquina. El
desarrollo de las calderas fue paralelo al de las máquinas de vapor; las
calderas de tiro dieron paso a las cilíndricas, que a su vez fueron
reemplazadas por los tipos tubulares, en un principio calderas tubulares de
humo, en las cuales los gases calientes pasaban a través del agua de
alimentación, posteriormente tubulares de agua o acuatubulares, que
invirtieron la disposición.
Caleta: Diminutivo de cala / Cala: Ensenada pequeña.
Calibre: Diámetro del tubo de un cañón. La cantidad de veces que ese diámetro
encaja en la longitud del tubo, expresado como "calibre", por ejemplo, un
cañón de calibre de 254 mm. con un tubo de 756 cm de largo se describiría
como "10/30".
Calvinista: Seguidor de la doctrina religiosa cristiana, predicada por Calvino, teólogo y
reformador religioso francés, que profundizó y radicalizó el mensaje de
Lutero.
CAM, (barco): Buque Mercante Armado con Catapulta. Buque mercante equipado para
lanzar aviones de caza, un recurso temporal adoptado durante 1940.
Camuflaje: Acción y efecto de camuflar / Camuflar: Disimular la presencia de armas,
tropas, etc. / Por extensión, disimular dando una cosa el aspecto de otra.
Cangreja: Vela trapezoidal del palo de mesana o mástil posterior del buque.
271
Canónigo: Sacerdote que pertenece a la comunidad eclesiástica de una catedral.
Canopus: Estrella de primera magnitud del hemisferio austral, en la ―Constelación del
Navío‖.
Cañonera/ ro: Se aplica al barco, barca o lancha que monta algún cañón.
Capitalismo: Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de
producción y creador de riqueza.
Carabela: Buque de los grandes descubrimientos, maniobrable, rápido, apto para ceñir
el viento. De un porte de 80 a 100 toneladas, de dos o tres mástiles.
Carcoma: Nombre común de diversos insectos coleópteros. Miden entre 4 y 8 mm de
longitud tienen forma cilíndrica y tanto los adultos como las larvas excavan
galerías en la madera seca, alimentándose de ella.
Cardumen: Banco de peces.
Carena: Parte sumergible del casco de una nave, desde la quilla hasta la línea de
flotación.
Carenar: Proceso de inclinar un barco sobre su costado para facilitar la limpieza de
sus fondos.
Carga de Profundidad: Está constituida por un potente explosivo encerrado en un recipiente
cilíndrico y una espoleta con las apropiados dispositivos de regulación y
seguro; se utilizan contra submarinos.
Carraca: Buque de alta mar, con altos castillos a proa y popa, que asociaba la vela
cuadra del Norte con la latina del Mediterráneo. En el siglo XVI las carracas
mercantes de Venecia, la Hansa o Portugal, tenían un porte de 500 a 800
toneladas y una artillería de 120 a 140 piezas livianas.
Carroña: Carne corrompida / Persona, idea o cosa ruin y despreciable.
Cartabón: Instrumento en forma de triángulo rectángulo, que se emplea en dibujo.
Cartógrafo: Que ejerce la cartografía / Cartografía: conjunto de operaciones que
intervienen en la elaboración de mapas geográficos, geológicos, de
vegetación, que incluyen desde topografiar el terreno hasta imprimir el mapa /
Ciencia que los estudia.
Casamata: Caja blindada fina dentro de la cual se monta el cañón. Permitía elevar y
apuntar el arma y normalmente sobresalía del casco o de la superestructura
para aumentar su sector de tiro.
Casco: Cuerpo del buque o embarcación.
Castillo: Torre o estructura alzada sobre la cubierta superior, en la proa o parte
delantera del buque / Castillo de proa: En un principio la superestructura
elevada en las amuras de un barco que servían de plataforma para luchar,
posteriormente la parte delantera (elevada) y el espacio situado debajo de
ella, utilizado normalmente como camarote para la tripulación.
Casus belli (caso de guerra): Acontecimiento que da motivo a una guerra.
Catamarán: Barca, posteriormente barco con dos cascos unidos por medio de una
cubierta continua o de varias cubiertas.
Catapulta: Máquina militar antigua para arrojar piedras o saetas. Durante la primera
posguerra los acorazados y cruceros disponían de catapultas para el
lanzamiento de hidroaviones livianos de reconocimiento o de control del tiro.
272
Desde la década del 50 todos los portaaviones de combate están provistos de
catapultas de vapor que llegan a alcanzar un centenar de metros de largo y
que están destinadas al decolaje de los aviones a reacción, cuyo peso puede
ser de más de 35 toneladas.
Caudillismo: Sistema de caudillaje o gobierno de un caudillo / Caudillo: El que como
cabeza, guía y manda la gente de guerra.
Cazasubmarino: Buque veloz, destinado a la caza y destrucción de los submarinos.
Cazatorpedero. Buque destinado a rechazar a los torpederos.
Celta: Se dice un antiguo grupo de pueblos indoeuropeos que habitaban en el centro
y O de Europa.
Cenit: El punto más alto del hemisferio celeste, superior al horizonte, que
corresponde verticalmente a un lugar de la Tierra.
Chalupa: Barco prolongado mayor que el esquife, el cual tiene dos árboles pequeños
para el uso de las velas y además suele tener seis u ocho remos en cada
banda.
Checo: Ciudadano de Chequía ó República Checa; estado de Europa Central formado
por Bohemia y Moravia que hasta 1993 fue una de las dos repúblicas
federadas que constituían Checoslovaquia.
Claustrofobia: Sensación morbosa de angustia, producida por la permanencia en lugares
cerrados.
Clérigo: El que ha recibido las órdenes sagradas.
Codaste: Madero puesto verticalmente sobre el extremo de la quilla, inmediato a la
popa / Originalmente (y todavía en barcas pequeñas) de sencillos pinzotes
conocidos como machos y unidos directamente a la barra del timón o por
cuerdas o cadenas a la rueda de dirección que, cuando adquiere cierto
ángulo con el curso del barco, provoca un cambio de dirección.
Código: Conjunto de normas legales sistemáticas que regulan unitariamente una
materia determinada / Conjunto de reglas o preceptos sobre cualquier materia
/ Conjunto de reglas y signos que permite formular y comprender un mensaje.
Cofa: Meseta colocada horizontalmente en el cuello de un palo. Antiguamente,
redondas, semejantes a un cesto. (Hasta Trafalgar había soldados en las
cofas para hostilizar al enemigo).
Cohete: Fuego de artificio que consta de un canuto resistente cargado de pólvora y
adherido al extremo de una varilla ligera. Encendida la mecha que va en la
parte inferior del canuto, la reacción que producen los gases expulsados le
imprime un rápido movimiento hacia la altura donde estalla con fuerte
estampido / Artefacto que se mueve en el espacio por propulsión a chorro y
que se puede emplear como arma de guerra o como instrumento de
investigación científica.
Combés: Espacio que media entre el palo mayor y el de trinquete, en la cubierta de la
batería que está debajo del alcázar y castillo / Segunda cubierta de los navíos
de dos puentes.
Commonwealth: Organización política y económica formada por 54 Estados soberanos (2001),
constituidas en la Conferencia Imperial de Londres de 1926 y definida
273
jurídicamente por el estatuto de Westmister de 1931. Es una asociación
política y económica del Reino Unido con sus excolonias, sin ninguna
subordinación entre sus miembros. La soberana británica es, en algunos
países, el jefe del Estado.
Condado: Territorio o lugar a que se refiere el título nobiliario de conde y sobre el cual
este ejercía antiguamente señorío / Cierta circunscripción administrativa en
los países anglosajones.
Conde: En la Edad Media, señor feudal que gobernaba en un condado.
Cóndor FW 200: Avión alemán de gran alcance. Construido en 1936 como cuatrimotor de
línea; un avión de este tipo logró recorrer el trayecto Berlín-New York sin
escalas. A partir de 1940 se le destinó a fines militares, con el carácter de
bombardero pesado, para cumplir funciones allende el Atlántico. Sirvió
además, de transporte, patrulla marítima y como avión de uso particular de
Hitler. Velocidad máxima: 406 km/h. Autonomía: 4.100 km. Dotación: 8
hombres. Dos cañones de 20 mm. y cuatro ametralladora de 7,9. Carga de
bombas: 5,6 toneladas. Hasta 1944 se construyeron 262 unidades.
Conservador: Se dice de los partidos políticos de derecha, favorables a la continuidad en la
forma de vida colectiva, y adversos a los cambios bruscos o radicales.
Contencioso: Se dice de los asuntos sometidos al fallo de los tribunales en forma de litigio /
Litigio: Pleito, disputa, contienda.
Convoy: Grupo de buques mercantes que navegan en tiempos de guerra bajo la
protección de buques de guerra. Practicado en la época moderna por todas
las potencias marítimas para luchar contra el corso y la piratería, el sistema
probó nuevamente su eficacia contra los submarinos durante ambas guerras
mundiales.
Corbeta: En la marina de vela, las corbetas se identificaban con las fragatas,
aparejadas con tres palos y armadas con una veintena de cañones. Durante
la Segunda Guerra Mundial se designaron como corbetas los pequeños
buques de escolta para la lucha antisubmarina.
Cornucopia: Vaso de figura de cuerno del que rebosan flores y frutas, representando la
abundancia – Espejo de marco tallado con brazos para poner luces.
Corsario: Embarcación u oficial de un gobierno que actúa como su agente represor en el
mar bajo una patente o licencia y ciertas condiciones legales.
Corso: Aparecido a fines de la Edad Media, reglamentado en el siglo XVII, el corso,
conducido por buques del Estado o unidades armadas por particulares que
goza de patentes de corso, es decir, autorizaciones oficiales, se refiere a la
lucha contra el comercio enemigo. Si bien la convención de 1856 prohibió el
corso privado, los alemanes no dejaron de practicar la guerra de corso por
medio de submarinos y buques corsarios durante ambas guerras mundiales.
Costal Command: “Comando Costero”.
Cota: Número que en los planos topográficos indica la altitud de un punto.
Croata: De Croacia / Estado de Europa que hasta enero de 1992 formó parte de
Yugoslavia.
Cronómetro: Reloj de precisión, insensible a las influencias externas.
274
Crucero de batalla: Designación inventada para un buque de guerra híbrido armado como un
acorazado, pero sacrificando la protección pasiva en forma de planchas de
blindaje a cambio de mayor velocidad.
Crucero: Buque de guerra más grande que un destructor o una fragata, con un
armamento mucho más pesado y con frecuencia con algún grado de blindaje,
capaz de combatir en forma independiente o como barco de reconocimiento
para una flota de buques de guerra. / La acción de un buque en la operación
de cruzar (recorrer una distancia entre determinados puntos).
Crujía: Espacio de popa a proa en medio de la cubierta del buque.
Cuaderna: Cada una de las piezas curvas, cuya parte inferior va sujeta a la quilla de la
embarcación y desde allí salen a derecha e izquierda en dos ramas
simétricas, formando como la costilla del casco.
Cuáquero: Individuo perteneciente a una secta religiosa fundada en 1648 por George
Fox. Se llamaron ―Hijos de la Luz‖ y, más comúnmente, ―Sociedad de
Amigos‖, pero en el uso general ha prevalecido la voz ―cuáquero‖ (de quaker
= tembloroso), inicialmente una burla de sus enemigos. Nacieron como una
reacción contra el estado latente de guerra civil existente en Inglaterra desde
el cisma religioso. La condenación de toda violencia y la exaltación de la
caridad cristiana procuraron a Fox sus primeros prosélitos y las persecuciones
robustecieron su posición. Los cuáqueros se trasladaron a EE.UU. dirigidos
por William Penn, fundador de Pensilvania. En 1947 recibieron el premio
Nobel de la Paz, por sus servicios caritativos durante la Primera y Segunda
Guerra Mundial.
Cuarentena: Tiempo de cuarenta días, meses o años / Período de tiempo en que individuos
sospechosos de un mal contagioso deben estar privados de comunicación,
para evitar la infección del resto. El tiempo coincide con el de la incubación
de la enfermedad de que se trate.
Cuarzo: Mineral dióxido de silicio. Es transparente y casi siempre incoloro, aunque
también puede presentarse coloreado en diversas tonalidades, debido a la
presencia de impurezas. No exfoliable y tan duro que raya el acero; también
es muy resistente al desgaste físico y la alteración química.
Cubierta: Cada uno de los pisos o entablados que unen los costados de un buque por
medio de los baos o vigas donde se apoyan, y sirven de plataforma para
sostener la artillería y alojar la tripulación. Dícese también Puente.
Cureña: Pequeño carro de madera donde se coloca el cañón.
Curtiente: Que sirve para curtir / curtir: Adobar, aderezar las pieles.
Cúter: Originalmente una barca pequeña, con cubierta, con armamento ligero, con
un solo mástil y bauprés, con frecuencia utilizados como auxiliares en las
flota o en misiones preventivas / También una embarcación de servicio
pequeña o de tamaño medio especialmente en organizaciones de prácticos o
de Guardia Costera.
Daimyo: Señor feudal provincial japonés. Ejerció su poder con el apoyo de los
samuráis.
275
Danés: (del latín Dania-Dinamarca) También dinamarqués, ciudadano de Dinamarca /
Estado del Norte de Europa, que abarca la mayor parte de la península de
Jutlandia y un grupo de islas que separan el mar Báltico del mar del Norte.
Darwinismo ó Darvinismo: Teoría biológica del naturalista británico Charles R. Darwin, según la cual, la
transformación de las especies animales y vegetales se produce en virtud de
una selección natural de individuos, debido a la lucha por la existencia y
perpetuado por la herencia / Doctrina político – social apoyada en el
evolucionismo de Darwin y H. Spencer. Aplica categorías del análisis
naturalista al mundo de lo social; la supervivencia del más apto a través de la
lucha por la vida y la selección natural. Insiste en la idea de que toda
obstrucción de la competencia favorece a los más débiles y por ello,
perjudica a la sociedad.
Decodificador/Descodificador: Aplicar inversamente a un mensaje codificado las reglas de un código para
obtener la forma primitiva del mismo.
Decreto: Decisión de un gobernante o de una autoridad, o de un tribunal o juez, sobre
la materia o negocio en que tengan competencia.
Delineante: Que delinea / Persona que tiene por oficio trazar planos.
Demora: La dirección o rumbo en que se halla ú observa un objeto, con relación a la
de otro dado o conocido / Dícese también “marcación”.
Derrota: Camino marítimo que debe hacerse por uno o por distintos rumbos para
trasladarse entre puertos.
Desguazar: Deshacer un buque total o parcialmente / Desmontar o deshacer pieza a pieza
cualquier estructura.
Desplazamiento: Medida de peso total real de una embarcación y todo lo que contiene, que se
obtiene calculando el volumen de agua que desplaza. Los navíos mercantes
y antiguamente todos, incluso los militares, se medían por su capacidad de
carga en toneladas de volúmenes, esto es el porte de registro, que es bruto
cuando se considera la capacidad total o espacio que ocupa la carga,
máquinas, alojamiento de tripulación, etc., y neto cuando se considera
solamente el espacio útil para carga.
Destructor de Escolta: Pequeño buque de guerra, más grande que la “corbeta” de la época de la
Segunda Guerra Mundial, diseñado y construido para proteger convoyes de
buques mercantes, especialmente en las aguas atlánticas.
Destructor: Aparecido a fines del siglo XIX como instrumento de lucha contra los
torpederos, el destructor, a favor de ambas guerras mundiales, se convirtió
esencialmente en un buque de lucha AA y AS. En las últimas unidades, los
misiles prácticamente han reemplazado a la artillería.
Diesel: Tipo de motor de combustión interna que detona su mezcla de fueloil y aire
solamente por comprensión. Fue inventado por Rudolf Diesel en 1892. En la
década de 1970, por cuya época ya se había perfeccionado mucho, había
arrinconado casi por completo los motores de vapor como unidad de
propulsión para barcos de todo tipo. La única competencia seria procede de
las turbinas de gas instaladas en muchos buques de guerra / Eléctrico: Forma
de propulsión en la que el motor de combustión interna y encendido por
276
compresión arrastra un generador, que a su vez alimenta un motor eléctrico
que hace girar el eje de una hélice. Este método ofrece ventajas en lo que se
refiere a flexibilidad, pero a expensas de una considerable pérdida de
potencia.
Diezmo: Derecho del diez por ciento del valor de cierta mercadería que se pagaba al
rey / Parte de los frutos, regularmente la décima, que pagaban los fieles a la
iglesia.
Dique: Cavidad fabricada, situada en la orilla de una dársena u otro sitio abrigado,
y en la cual entran los buques para limpiar o carenar en seco / Dársena:
parte resguardada de un puerto, para carga y descarga de embarcaciones.
Dirección de tiro: Sistema (centralizado) de dirección de tiro de los cañones de un barco,
basado en la observación de la caída del proyectil sobre el objetivo, teniendo
en cuenta tanto los movimientos del objetivo como los de la plataforma de
disparo.
Dirigible: Que puede ser dirigido / Aparato aerostático fusiforme, que se sustenta por
medio de gases más ligeros que el aíre y lleva una o varias barquillas con
motores y hélices propulsoras y un timón para conducirlo. Son de tres clases,
rígidos, semirígidos, y flexibles.
Dominio: Territorio sometido a un Estado. Se usaba para designar los territorios del
antiguo Imperio Británico que gozaban de autonomía plena y posteriormente
pasaron a formar parte de la ―Commonwealth‖.
Dotación: Tripulación de un buque de guerra.
Dragaminas: Barco pequeño, apenas del tamaño de una barca pesquera (en un principio
muchos eran en realidad barcas de pesca convertidas), adaptado y equipado
para localizar y neutralizar minas submarinas. Posteriormente completado
con detectores de minas especializados.
Dreadnought: Nombre dado en vísperas de la Primera Guerra Mundial a los acorazados
botados después de la puesta en servicio en 1906 del buque de línea inglés
“Dreadnought” provisto por primera vez de artillería pesada monocalibre.
Dreadnought: Sin miedo.
Duce (Dux): (del latín, Dux, Ducis: Guía, Jefe, Caudillo). Primer magistrado en las
antiguas repúblicas de Venecia y Génova.
Elenco: Nómina de una compañía teatral.
Elipse: Curva cerrada y plana, simétrica respecto de dos ejes perpendiculares entre sí,
con dos focos, y que resulta de cortar oblicuamente una superficie cilíndrica o
una superficie cónica de revolución.
Elite: Minoría selecta o rectora; conjunto de individuos que, por sus cualidades
morales o intelectuales, ejercen una función directriz dentro de una sociedad.
Embate: Golpe impetuoso de mar.
Emden: Ciudad de Alemania. Importante puerto: astilleros y refinerías de petróleo.
Enigma: Lo que no se alcanza o que difícilmente puede entenderse o interpretarse. /
Conjunto de palabras de sentido artificiosamente encubierto para que sea
difícil entenderlo o interpretarlo.
Ensenada: Seno o recodo que forma el mar entrando en la tierra.
277
Erizo: Arma antisubmarina desarrollada durante la segunda Guerra Mundial y
puesta en servicio a finales de 1941 (en inglés: Hedgehog). Fué la realización
práctica de la necesidad de disponer de armas antisubmarinas disparada por
la proa, con el fin de obtener un mayor rendimiento en la utilización del Asdic
y el Sonar. El montaje del erizo es un piano “Lanzacohetes”; las cargas
disparadas caen por la proa del buque, formando un círculo de unos 40
metros de radio, hasta una distancia de unos 270 metros.
Errante: Que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo.
Escollera: La obra adelantada en el mar en forma de escollos o piedra perdida, para
defender un muelle u otra construcción, o para dar resguardo a una caleta.
Escorar: Acto temporal de un buque cuando se inclina sobre un costado; normalmente
lo provoca la presión del viento en las velas.
Escuadra: Reunión de varios tipos de buques de guerra bajo las órdenes de un oficial
de graduación superior / Instrumento de metal o madera, de figura de
triángulo rectángulo, o compuesto solamente de dos reglas que forman
ángulo recto.
Esenio: Antigua secta judía, surgida en el siglo II a.C. que practicaba el ascetismo, la
comunidad de bienes, la habilidad para predecir el futuro y la sencillez en las
costumbres. A ellos pertenecen probablemente los manuscritos de Qumran ó
―Rollos del mar Muerto‖.
Eslavo: Pueblo antiguo, de la familia indoeuropea, que se extendía principalmente por
el NO. de Europa. De su lengua se derivan en la actualidad el ruso, polaco,
búlgaro, macedonio, serbocroata, bieloruso, ucraniano, checo y eslovaco. A
partir del siglo XV, los pueblos eslavos se dividieron entre Austria, que ocupó
Bohemia y Eslovaquia, y el Imperio Otomano. Quedaron como estados
independientes Rusia y Polonia (a su vez dividida durante el siglo XVIII).
Durante el siglo XIX los distintos pueblos eslavos fueron recuperando su
independencia.
Eslovaco: Habitante de la república eslovaca / Eslovaquia: Estado de Europa Central
que hasta 1993 fue una de las dos repúblicas que constituían Checoslovaquia.
Espadilla: Remo grande que hace oficio de timón en algunas embarcaciones menores.
Espaldón: Parte maciza y saliente que queda de un madero después de abierta una
entalladura.
Espermaceti: Grasa dura y sólida que se extrae de la cabeza del cachalote, usada en
perfumería. También denominada ―esperma de ballena‖.
Espigón: Macizo saliente que se construye a la orilla de un río o en la costa del mar,
para defender las márgenes o modificar la corriente.
Espita: Canuto de una cuba o depósito por el que sale el fluido.
Espoleta: Aparato que se coloca en la boquilla de las bombas, granadas o torpedos, para
dar fuego a su carga.
Espolón: Saliente reforzado, normalmente blindado, de la proa de un barco de guerra,
diseñado para perforar el casco de un enemigo con relativa impunidad. Se
empleaba mucho en la época de la galera, cayó en desuso con la llegada de
la vela, pero disfrutó de un breve renacimiento después de la batalla de Lissa
278
en 1866, y se encontraba en la mayoría de los buques de guerra importantes
después de esa fecha hasta la llegada de los acorazados dreadnought.
Esquife: Bote pequeño. Bote de dos proas y de cuatro o seis remos que llevaban
las galeras a bordo. Bote alargado y ligero que se emplea en regatas.
Esquimal: Pueblo de raza mongólica que, en pequeños grupos dispersos, ocupa una gran
extensión de terreno alrededor del Polo Norte, desde las costas árticas de
Norteamérica hasta el extremo Noroeste de Siberia.
Estanco: Se aplica a los navíos, embarcaciones que se hallan bien dispuestas y
reparados para no hacer agua por sus costuras.
Estiba: Conjunto de pesos que se colocan en el fondo y bodega de un buque para
darle estabilidad.
Estrategia: Arte de dirigir las operaciones militares.
Estribor: Banda o costado derecho de un buque, mirando de popa a proa.
Etnia: Agrupación natural de hombres que presentan ciertas afinidades físicas,
lingüísticas o culturales, habitando generalmente un espacio geográfico
determinado.
Exótico: Extranjero, peregrino, extraño, extravagante / En Biología se dice de las
especies animales y/o vegetales que viven en una región distinta a la de su
origen.
Factoría: Fábrica o complejo industrial / Establecimiento de comercio en un país
colonial.
Falacia: Engaño, fraude, mentira.
Fascista: Partidario del fascismo / Fascismo: se caracteriza por el ejercicio del poder sin
oposición, supresión de los partidos políticos y la libertad de prensa; en
política exterior, se distingue por su afán imperialista. Tiene su origen en la
milicia antisocialista, oponiéndose de manera violenta a la acción de las
organizaciones izquierdistas. Combinaba el nacionalismo con un socialismo
no marxista, y una orientación antiliberal y antidemocrática.
Feldmariscal: Mariscal de Campo alemán.
Feudo: Señorío gobernado por la ley feudal a cambio de servicios de carácter militar.
Fideicomiso: Disposición por la cual el testador deja su hacienda o parte de ella
encomendada a la buena fe de alguien para que, en caso y tiempo
determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le
señala.
Filántropo: Persona que se distingue por el amor a sus semejantes.
Finés: (del latín ―Finnia = Finlandia‖. También, finlandés. Habitante de Finlandia.
Estado de Europa septentrional.
Fiord: Nombre que se da en Noruega a unas ensenadas de gran profundidad que se
forman en las costas acantiladas.
Flota: Conjunto de embarcaciones comerciales. Conjunto de buques de guerra.
Escuadra. Total de los buques de guerra o mercantes que posee un país
determinado.
Flotilla: Reunión de embarcaciones menores.
Flower: Flor.
279
Fondeadero: Lugar de fondeo (Ver fondear).
Fondear: Reconocer el fondo del agua. Registrar los aduaneros una embarcación.
Desarrumar o apartar la carga de un navío hasta descubrir el fondo de él para
reconocer una cosa. Asegurar una embarcación o cualquier otro cuerpo flotante.,
por medio de anclas o pesos, en el fondo de las aguas.
Foque: Vela triangular que se dispone en el bauprés o palo delantero de un buque.
Fortín: Fuerte pequeño / Obra de defensa que se levanta en los atrincheramientos de
un ejército.
Fosfato: Sal tomada por la sustitución de uno, dos o los tres hidrógenos del ácido
fosfórico por un metal. Se usa sobre todo como fertilizante.
Fragata: Buque de tres palos que tenía un solo puente o batería corrida; en la antigua
marina las fragatas estaban entre los navíos y las corbetas y figuraban entre
los buques de 5to y 6to rango. Livianas y rápidas, las fragatas aseguraban las
misiones de exploración, de sostén o de lucha contra el comercio. A fines del
siglo XVIII, las más importantes portaban 50 cañones dispuestos sobre la
cubierta y una batería inferior. Desaparecidas a partir de 1860 con el
desarrollo de los acorazados, reaparecieron desde la Segunda Guerra
Mundial bajo la forma de buques de lucha antisubmarina. Hoy las fragatas
son naves provistas de misiles con destino antisuperficie, antiaéreo o
antisubmarino. Originalmente, se denominó así, en el Mediterráneo, a un tipo
sutil de nave, derivada de la galera.
Francos: Pueblo germánico que conquistó la Galia en el siglo III.
Franquista: Seguidor del franquismo / Franquismo: Régimen político implantado en
España por el general Franco. Su principal característica fué la concentración
de poder en la persona de Francisco Franco. Se sustentaba en la existencia de
un partido único, el rechazo de la democracia parlamentaria a favor de la
democracia orgánica y la prohibición de los derechos de expresión, reunión y
asociación. Declaraba que España era un Reino e instituyó un Consejo de
Regencia.- En 1966 fué aprobada la Ley Orgánica del Estado que preveía la
separación de los cargos de Jefe del Estado y Jefe del Gobierno, y tres años
después el príncipe Juan Carlos de Borbón fué ratificado por las Cortes como
sucesor de Franco a título de Rey.
Fraticello (fraticelli): Movimiento herético que se desarrolló desde el siglo XIV hasta la primera
mitad del XV. Ellos afirmaban que eran la única Iglesia, desechaban la
autoridad eclesiástica, prohibían el matrimonio y el juramento y se entregaban
a la ascesis. Juan XXII los condenó en 1317 / Ascesis: Conjunto de prácticas
que tienden al perfeccionamiento y al progreso espiritual del individuo.
Führer: Conductor–Guía (del verbo führen: conducir-guiar).
Führer: Nombre dado en Alemania a Adolf Hitler a partir de 1934.
Fusiforme: De figura de huso / Huso: instrumento manual que sirve para hilar.
Gabarra: Pequeño bote de fondo plano usado en puerto para el transporte de cargas
entre barco y muelles y también en los ríos.
Galeón: Buque de alto bordo y tres palos de uso militar y mercante, que dominó el
sistema de transporte marítimo entre Europa y América desde mediados del
280
siglo XVI hasta finales del XVII. En el último cuarto del siglo XVI, como
consecuencia 4e las investigaciones de Hawkins y de Matthew Baker, el
galeón se convierte en un buque de combate de líneas lanzadas, con castillos
reducidos notablemente en las proas, más rápido y maniobrable que la
carraca.
Galera: Embarcación guerrera de remo y vela, de mucha eslora, que se usó, sobre
todo, en el mar Mediterráneo en el siglo XVI, pero que duró hasta fines del
siglo XVIII. Tenía espolón. Llevaba hasta 51 ó 61 bancos de remeros, con
cinco remeros por banco. En su origen, desde la Antigüedad y bajo diversas
denominaciones, fue la nave militar por excelencia. En la Edad Media, por su
forma, sumamente alargada y fina se la llamó en griego “galaya” (pez
espada), y en castellano, galea o galera.
Galimatías: Lenguaje oscuro y confuso por la impropiedad de la frase o por la confusión
de las ideas.
Gallardete Azul / Trofeo: Fue desde la década de 1840 el premio con el que se recompensaba al barco
(de pasajeros) que cruzaba el Atlántico a más velocidad en una u otra
dirección.
Galo: Individuo perteneciente a los pueblos de raza celta que invadieron la Galia
(Francia) e Italia Septentrional entre 700 y 400 a.C. La Galia, denominación
dada por los romanos a dos regiones, la cisalpina y la transalpina, habitadas
por tribus celtas, que a partir del siglo V a.C., adoptaron el nombre de galos.
La transalpina, la Galia propiamente dicha, es actualmente, Francia. Tras la
dominación romana fueron sometidos por los francos, con quienes se
fusionaron.
Gamma: Tercera letra del alfabeto griego, equivalente a nuestra ―g‖.
Geodesia: Ciencia matemática que tiene por objeto determinar la figura y magnitud del
globo terrestre y describir con detalle su campo de gravedad.
Geopolítica: Ciencia que estudia las relaciones entre el medio geográfico y la política
nacional e internacional, considerando que las circunstancias sociales,
económicas y políticas de una región, país o continente, vienen determinadas
por las características naturales, físicas y humanas del mismo.
Germano: Diversos pueblos que ocupaban en el siglo VI a.C. Escandinavia y Jutlandia,
de donde iniciaron una lenta y progresiva emigración hacia Europa Central.
Tras la desaparición del Imperio Romano en Occidente formaron diversos
reinos: el suevo en Galicia, el anglosajón en Gran Bretaña, el vándalo en
África, el visigodo en el Sur de Francis y en España, el ostrogodo y el
lombardo en Italia, y el franco en Francia. En el siglo X, una nueva oleada de
pueblos germanos se abatió sobre Europa, los llamados vikingos o
normandos.
Gloire: Gloria.
Gobernar: Guiar al buque en la derrota que debe seguir, u obedecer el buque al timón.
Gold: (Voz inglesa): Oro.
Goleta: Embarcación pequeña y fina con dos palos o más. Pero todos con velas
cangrejas, es decir, trapezoidales. Aparejo de velas áuricas / Aúrica: La vela
281
que se enverga en su palo mismo por medio de racas / Raca: Anillo grande de
hierro que sirve para que alguna cosa a él sujeta, pueda cerrar fácilmente.
Golfo: Porción del mar que se interna en la tierra entre dos cabos.
Goniómetro: Aparato receptor que detecta la dirección de donde provienen las radioondas.
(ver Radiogoniómetro).
Grada: Plano inclinado a orilla del mar o de un río, sobre el cual se construyen los
barcos.
Grado (Celsius): Se aplica a los grados de la escala del mismo nombre / Escala termométrica
dividida en 100° iguales desde la temperatura de fusión del hielo hasta la
ebullición del agua. Se denomina también ―centígrado‖.
Granada: Proyectil hueco de metal en el que se aloja un explosivo y se dispara con obús
u otra pieza de artillería / Globo de cartón, vidrio, bronce o hierro, lleno de
pólvora y con un espoleta atacada con un mixto inflamable. Durante ambas
guerras mundiales las granadas eran tarros metálicos llenos de decenas de
kilos de explosivos lanzados por morteros y destinados a la guerra
antisubmarina.
Grava: Piedra machacada con que se cubre y allana el piso de los caminos.
Guantelete: Pieza de la armadura con que se protegía la mano.
Guardacosta: Embarcación destinada a la persecución del contrabando.
Gulf Stream: Corriente del golfo / Corriente marina cálida del Atlántico Norte, que se
forman al Oeste del canal de Florida y se dirige al NE. bordeando la costa de
EE.UU hasta llegar a Noruega, donde se divide en varias ramas. Ejerce un
influjo moderador sobre el clima marítimo del Oeste de Europa / Fué
descubierta en 1513 por el español Antón de Alaminos.
Halo: Resplandor, disco o circulo luminoso que suele figurarse detrás de la cabeza
de las imágenes santas.
Hedgehog: (Ver Erizo).
Hegemonía: Supremacía que un Estado, pueblo, partido, persona, etc., ejerce sobre otro.
Hélice: Hablando con propiedad, el árbol de hélice. Esencial para los barcos de
motor Diesel y de vapor como elemento propulsor. La rotación del árbol de
hélice y el ángulo de sus paletas se combinan para generar la propulsión
contra la masa de agua.
Hemisferio: Aplicado a la tierra, cada una de las dos partes en que queda dividida por el
Ecuador. El norte se denomina ―Boreal‖ y el sur ―Austral‖.
Hertziano, (Herciano): Relativo a las ondas hercianas- Descubiertas por Hertz, que transportan
energía electromagnética, y tienen la propiedad de propagarse en el vacío a la
misma velocidad que la luz.
Híbrido: Se dice de todo lo que es producto de elementos de distintas naturaleza.
Hidroavión: Aeroplano que en lugar de ruedas de aterrizaje, lleva uno o varios flotadores
para posarse sobre el agua.
Hidrodinámica: Parte de la mecánica que estudia el movimiento de los fluidos.
Hidrostática: Parte de la mecánica que estudia el equilibrio de los fluidos en reposo.
Hulla: Carbono fóxil de color negro, con una riqueza entre el 75 y 80 %. Se utiliza
como combustible y por destilación se obtiene gas del alumbrado y carbón de
282
coque / También se emplea para la obtención de anilinas, perfumes,
curtientes, cauchos, carburantes, resinas sintéticas, productos farmacéuticos,
explosivos y abonos / Coque: combustible sólido que se obtiene de la
destilación parcial de la hulla. También se emplea en metalurgia, como agente
reductor de óxidos metálicos.
Huracán: Palabra de origen taino, usada por los nativos del Caribe para denominar a la
tormenta.
Íctineo: (Raíz griega: semejante a un pez).
Impasse (voz francesa): Punto muerto o situación en la que no se encuentra salida.
Inodoro: Que no tiene olor / Taza del retrete. (Ver retrete).
Ionosfera: Conjunto de capas de la atmósfera que están por encima de los 80 km.
Presentan fuerte ionización causada por la radiación solar, y afectan de modo
importante a la propagación de las ondas radioeléctricas / Disociar una
molécula en iones o convertir un átomo o molécula en ion.
Iron Duke: Duque de Hierro.
Islam: Palabra árabe que significa ―Sumisión‖ a la voluntad de Dios (Alá). Sus
seguidores son conocidos como musulmanes o mahometanos y su religión, a
través de la ―Shariah‖ –que es la ley sagrada del Islám-, abarca todos los
aspectos de la vida, no sólo las prácticas religiosas.
Islandés: Natural de Islandia / Estado de Europa, constituido por la isla de su nombre,
situada en el Atlántico Norte, a unos 250 Km. al SE. de Groenlandia.
Istmo: Lengua de tierra que une dos continentes o una península con un continente.
Izar: Hacer subir velas, banderas, embarcaciones menores o cualquier objeto,
halando del cabo o aparejo del que están colgados.
Jarcia: Aparejos y cabos de un buque.
Jeep: Vehículo todo terreno de origen militar, que se emplea para el transporte.
Jersey: Prenda de vestir, de punto, que cubre de los hombros a la cintura y se ciñe
más o menos al cuerpo.
Juanete: Vela que va colocada más arriba que la gavía y está sostenida por el
mastelerillo
Kaiser: Título aplicado a los tres emperadores alemanes del Segundo Reich:
Guillermo I, Federico III y Guillermo II. Proviene del término latino César.
Kriegsmarine: Marina de guerra (de Krieg: Guerra)
Kurdo: Natural de Kurdistán, región montañosa de Asia Occidental, que se extiende
esencialmente por el E. de Turquía, el N. de Irak, Armenia y el NO. de Irán.
Sus habitantes, agrupados en tribus de religión musulmana, están divididos
actualmente entre Turquía, Irán, Irak, Siria, Armenia y Azerbaiyán.
Lancha Rápida: Embarcación militar ligera, dotada de gran velocidad y de armamento
fuertemente ofensivo.
Lancha: Bote grande para ayudar en las faenas que se ejecutan en los buques y para
transportar carga y pasajeros en el interior de los puertos / Embarcación de
remos para el servicio de buques mayores / Bote.
Lanzatorpedos: Tubo de retrocarga destinado a lanzar los torpedos al agua. Pueden ser
instalados en submarinos o buques de superficie. Algunas lanchas torpederas
283
y aviones, en lugar de lanzar los torpedos, los dejan “caer” al agua, en
donde por sí mismos se ponen en marcha. En este caso se sustituye el tubo
lanzatorpedos por un mecanismo de dos o tres soportes giratorios, llamado
“canasta”, que mantienen suspendido al torpedo encima del agua hasta el
momento del disparo, en que le deja libre y el torpedo cae por su propio peso.
Lastre: Peso añadido al barco o al bote para llevarlo al nivel deseado de flotación y
aumentar la estabilidad. En un principio era grava, después metal, y algunas
veces hormigón; ahora es más común el agua que posteriormente tiene la
ventaja de ser más fácil de quitar y sustituir / En Lastre: navegar sin
cargamento, por ejemplo, con las bodegas vacías.
Legión Cóndor: Nombre del escuadrón aéreo alemán que luchó a favor del general Franco
durante la Guerra Civil española. Se constituyó en noviembre de 1936 al ser
reforzado el contingente que venía operando desde el principio de la guerra.
Con una organización autónoma dentro del Estado Mayor franquista participó
en acciones de bombardeo masivo en diferentes frentes, proporcionando al
bando nacionalista una decisiva superioridad aérea.
Legua: La legua marina es la vigésima parte de la extensión lineal de un grado de
meridiano terrestre.
Liberal: Que profesa doctrinas favorables a la libertad política en los Estados.
Liberator: Bombardero de gran autonomía, conocido como B-24. fué el cuatrimotor que
alcanzó mayor número de unidades durante la Segunda Guerra Mundial:
18.188. Por su gran alcance los americanos lo emplearon como avión de
transporte, reconocimiento, y bombardero de patrulla en la lucha
antisubmarina. Velocidad: 467 km/h a una altura de 7.600 metros.
Autonomía: 3.380 km. Con una carga de 2.270 kg. de bombas. Armado con
10 ametralladoras de 12,7 mm. y una dotación de 10 hombres.
Liberty: Libertad.
Libra esterlina: Unidad monetaria del Reino Unido, dividida en 100 peniques.
Libra: Medida de peso equivalente a 0,454 gramos.
Línea de batalla: La que forman los navíos capaces de la mayor potencia de fuego. En la
antigua marina se utilizaron dos medios de combate; la línea de frente
referida a las galeras y la línea de fila asociada a los navíos que permitía
obtener el mejor partido de la artillería y facilitaba el mando. La línea
volvería a aparecer con la aparición del acorazado o del crucero, cuyo
armamento estaba dispuesto en torres.
Lion: León.
Litera: Cada una de las camas adosadas a los mamparos y amuradas de un buque.
Lombardo: Pueblo germánico que se estableció en el norte de Italia en el año 568,
fundando un reino independiente.
Luftwaffe: (alemán). Arma Aérea.
Lusitania: Antigua provincia romana en España, que comprendía casi todo el actual
Portugal.
Lützow: Ciudad de Alemania.
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Macho: La púa de bolina que pasa por el guardacabo del chicote de ésta, teniendo
uno de las suyas hecho firme en el garrucho de la vela, mientras que por el
guardacabos del otro pasa la “hembra”/ Parte inferior y más gruesa de los
palos de los veleros.
Magiar (Ver Húngaro): Pueblo de lengua afín al finlandés. Tras saquear repetidas veces los reinos
cristianos y ser vencidos por el Emperador germánico Otón, se instalaron en
el Danubio medio y fundaron un reino, origen de la actual Hungría.
Mamparo/mamparo estanco: División vertical empleada para dividir un espacio interno del barco, tanto
longitudinal como transversalmente. Estas peticiones pueden ser estancas, en
cuyo caso las aberturas para permitir el paso a ellas tienen que poder
sellarse, preferiblemente por control remoto.
Mandato (internacional): Potestad titular que, conferida e intervenida por la Sociedad de Naciones
ejercía una potencia o Estado sobre otros territorios. La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) recogió, modificándolo, este concepto. Los antiguos
―mandatos‖ pasaron a denominarse territorios bajo tutela, territorios en
régimen de administración fiduciaria o fideicomisos y contaron con derechos
muy superiores a los de los antiguos ―mandatos‖, de los cuales no perduran
más que los africanos y el de Oceanía (a cargo de EE.UU), en calidad de
fideicomiso de la ONU, ya que el resto se ha convertido en naciones
independientes.
Manga: Anchura máxima de un buque a la altura de la primera cubierta y de la
cuaderna maestra.
Maniobra: Operación mediante la cual se dan posiciones y movimientos a las
embarcaciones, o el conjunto de todo el aparejo de ellas.
Mapa: Representación gráfica a escala de la tierra o parte de ella, en una superficie
plana / representación geográfica de una parte de la geografía terrestre, en la
que se da información relativa a una ciencia determinada.
Mar gruesa: Marejada fuerte que provoca gran inclinación, abatimiento y oscilación de
las naves.
Mare Nostrum: Expresión latina con que los antiguos romanos designaban al mar
Mediterráneo.
Marea: Movimiento periódico y alternativo de ascenso y descenso de las aguas del
mar, producido por la atracción del Sol y de la Luna sobre ellas. Ese ciclo se
repite cada 12 horas y 25 minutos, llevándose a cabo un desplazamiento
horizontal de los límites del agua: el máximo o ascenso se denomina
“pleamar” o “marea alta” y el mínimo “bajamar” o “marea baja”.
Marmita: Olla de metal con tapadera ajustada.
Marxismo: Doctrina económica, política y filosófica elaborada por Karl Marx, partiendo
del estudio de las relaciones económicas de la producción. Se funda en la
interpretación materialista de la dialéctica de Hegel aplicada al proceso
histórico y económico de la humanidad, y es la base teórica del comunismo y
algunas corrientes del socialismo.
Mastelerillo: Cada uno de los palos menores que van sobre los masteleros en ciertos
buques de vela y que sirven para sostener los juanetes.
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Mastelero: Cada uno de los palos menores que van sobre los principales en las
embarcaciones de vela, y sirven para sostener las velas de gavia, juanetes y
sobrejuanetes.
Mástiles: Palos, montados verticalmente, normalmente sostenidos en cada costado y a
proa y a popa, empleados para portar las velas. Los barcos más grandes
tenían masteleros e incluso mastelerillos de juanete montados sobre el mástil
más bajo. Un empleo secundario era proporcionar una plataforma para
vigías y banderas de señales. Y eso continuó, especialmente en los buques de
guerra, mucho tiempo después de haberse eliminado las velas. En los últimos
tiempos los mástiles actúan solamente como plataformas para antenas de
radio y radares.
Me-109: Avión militar. Uno de los mejores cazas en el período de 1936-1942.
Diseñado por el ingeniero aeronáutico alemán, Willy Messerschmitt. También
construyó el primer avión de reacción, que entró en combate en 1944.
Medieval: Relativo a la Edad Media de la historia.
Megalomanía: Manía o delirio de grandeza.
Mein Kampf: (alemán). ―Mi lucha‖.
Meleé (voz francesa): Apelotonamiento de barcos en la batalla, sin orden ni concierto.
Menonita: Disidente de los anabaptistas que acepta la doctrina de Mennón, reformador
holandés del siglo XVI.
Mentís: Acción de desmentir lo dicho por otra persona.
Mercurio: Es el único metal líquido a la temperatura ordinaria, de color plateado
brillante y muy pesado. Tiene la propiedad de disolver los métales y formar
amalgama. Se usa para termómetros y barómetro; también en medicina,
electrotecnia, industria química y de plásticos. Cuando se inhala o ingiere
daña el sistema nervioso, produciendo graves envenenamientos.
Mesopotamia: Del griego: ―Tierra entre ríos‖ / región de Asia, situada entre los ríos Eufrates
y Tigris; cuna de la civilización occidental. Hoy en día, tal región corresponde
en su mayor parte, a Irak.
Meteorología: Ciencia que estudia los fenómenos atmosféricos.
Metox: Detector de emisiones electromagnéticas, llamado también “Cruz de
Vizcaya”, por su forma y porque había sido ideado para conseguir cruzar el
golfo de Vizcaya, evitando la caza aérea aliado. El detector permitía
sumergirse apenas el submarino estaba en el haz del radar que llevaban los
aviones.
Metrópoli: Gran centro de actividades urbanas, con un mínimo de población cifrado en
torno al millón de habitantes.
Milicia: Tropa o gente de guerra / Milicia popular: Cuerpos armados de voluntarios
que apoyaron al ejército regular durante la Guerra Civil española a favor de la
República.
Milla náutica: Medida internacional de distancia en el mar que se ha estandarizado en 1852
metros.
Mina (submarina): Ingenio explosivo que se emplea para la defensa de puertos, radas, canales, y
también posadas o sueltas en el mar, contra los buques enemigos.
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Misil: Todas las armadas modernas tienen en servicio una gama de misiles cada vez
más variados, que prácticamente han reemplazado a la artillería. De guiado
activo o pasivo, esos misiles pueden ser superficie-superficie, superficie-aire,
aire-mar. Igualmente los submarinos están provistos de ellos. Lanzados en
inmersión, esos artefactos efectúan un recorrido en la atmósfera antes de
alcanzar un blanco en superficie o un objetivo terrestre. Dentro del marco de
la lucha contra otros submarinos, pueden acabar su recorrido dentro del agua.
Por último, los submarinos propulsados nuclearmente disponen de misiles
balísticos con cabezas múltiples, de un alcance de miles de kilómetros.
Monitor: Buque de combate acorazado, muy llano, sin bordas, provisto de torres de
artillería gruesa, y a veces, con espolón. Fue construido el primero en
Norteamérica cuando la guerra de Secesión.
Monopolio: Concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa para que ésta
aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio / Concepto
económico que se refiere al polo opuesto al régimen de libre competencia.
Mormón/Mormonismo: Movimiento cristiano milenarista fundado por Joseph Smith (1830) en EE.UU
bajo el nombre de Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su
sucesor Brigham Young se trasladó con sus adeptos a Utah (1846-47) donde
crearon la ciudad de Salt Lake City. Los mormones adoptaron originalmente
una forma de vida inspirada en los antiguos patriarcas bíblicos. Sus libros
sagrados son la ―Bíblia‖ y el ―Libro del Mormón‖ / Mormón: según las
doctrinas mormónicas, último profeta que escribió el libro de su nombre sobre
planchas de oro y reveló a Joseph Smith, por medio del espíritu de su hijo,
Moroni, dónde estaba escondido / Milenarista: relativo al milenarismo,
doctrina o creencia que suponía que Jesucristo reinaría en la tierra durante mil
años antes del Juicio Final / Doctrina de los que pensaban que el fin del
mundo acaecería en el año 1.000 / Patriarca: Persona que por su edad y
sabiduría ejerce autoridad moral en una familia o colectividad/ Nombre que se
da a algunos personajes del Antiguo Testamento por haber sido cabezas de
numerosas familias / Profeta: persona que posee el don de la profecía /
Profecía: predicción de las cosas futuras en virtud de un don especial.
Morse: Sistema de telegrafía inventado por Morse, que utiliza un alfabeto a base de
puntos y rayas.
Mousetrappins (ratonera): Rampa de 4 raíles con una elevación de 45º por la que se lanzaban pequeñas
cargas explosivas antisubmarinas, cuya propulsión se efectuaba por medio de
cohetes.
Nautilus: (4º barco con el mismo nombre). Fue el primer submarino y buque de guerra
nuclear del mundo. Entró en servicio en septiembre de 1954; en agosto de
1957 partió hacia su primer viaje bajo el hielo polar, un año más tarde se
convirtió en el primer buque que alcanzó el Polo Norte geográfico; desde allí
continuó su rumbo y después de 96 horas y 2.945 km. debajo del hielo, salió a
la superficie al nordeste de Groenlandia.
Nave: Cualquier embarcación.
287
Navío: Derivado del galeón, el navío encuentra su estilo en la primera mitad del
siglo XVII. Con una relación eslora-.manga de 1 a 4.5, una toldilla integrada
con el casco, este buque relativamente bajo en el agua ofrece una capacidad
oceánica y una velocidad que podía alcanzar los 10 nudos, capaz de sostener
el combate en la línea de batalla. A fines del siglo XVIII y principios del XIX
los más importantes son de tres puentes que llevaban de 100 a 120 piezas de
artillería.
Nazista (ab: Nazi): Partidario del nacionalsocialismo (nazismo). Movimiento político alemán
dirigido por Hitler, su autoridad máxima. La doctrina entronca con el
pensamiento pangermánico del siglo XIX, en su vertiente más reaccionaria
(idea de la Gran Alemania, predestinación del pueblo germánico, exaltación
de la raza aria).
Neón: Elemento químico perteneciente al grupo de gases nobles del sistema
periódico / Gas monoatómico, incoloro e inodoro que se encuentra en
pequeñas cantidades en la atmósfera terrestre.
Nudo (Velocidad): Medida internacional de la velocidad de un barco (una milla náutica por
hora).
O. K. W: Siglas del Mando Supremo de las Fuerzas Armadas alemanas.
Obra muerta: Toda la parte de un barco comprendida entre la línea de flotación y la
borda, es decir, la que permanece fuera del agua.
Ojo de buey: Ventana o claraboya circular.
Oligarquía: Forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido
grupo de personas.
Omaha: Ciudad de EE.UU en el Estado de Nebraska. Centro agrícola y ganadero.
Ostrogodo: Se dice del individuo de aquella parte del pueblo godo que estuvo establecida
al oriente del Dniéper, y fundó un reino en Italia.
Palatino/a: Relativo a palacios o propio de los palacios.
Palo: Cada uno de los mástiles que conforman la arboladura de un buque. El
lanzado hacia la proa del buque se llama bauprés. Los tres o cuatro
verticales se llaman de proa a popa: trinquete, mayor, mesana y
contramesana. Los palos constan generalmente de tres secciones: el palo
macho, mastelero y mastelerillo.
Panel: Compartimentos en que se dividen los lienzos de una pared, las hojas de
puertas, etc. / Elemento prefabricado para construir divisiones en los edificios/
Grupo de personas que discuten un asunto en público.
Paneslavita: El individuo perteneciente a un movimiento político y cultural que propaga la
unidad de todos los pueblos eslavos.
Panfleto: Escrito en que se denigra o infama a personas, ideas o instituciones.
Pantoque: Parte exterior del casco de un barco.
Panzer: (alemán). Blindado, tanque de guerra.
Pañol: Almacenaje seguro para explosivos. (Ver Santabárbara).
Paquebote: Embarcación semejante al bergantín, con la diferencia de llevar vela mayor
redonda como las fragatas, y mesana en lugar de cangreja, Por lo regular tal
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buque solía servir de correo / Barco empleado en un servicio programado,
regular, para transportar pasajeros y/o cargamentos.
Parlamento: Cámara o Asamblea nacional o provincial que tiene como funciones básicas
elaborar y aprobar las leyes, y controlar la actividad del Gobierno.
Patriarca: Persona que por su edad y sabiduría ejerce autoridad moral en una familia o
colectividad/ Nombre que se da a algunos personajes del Antiguo Testamento
por haber sido cabezas de numerosas familias.
Patricio: Descendiente de los primeros senadores romanos establecidos por Rómulo,
que formaban la clase social privilegiada, opuesta a los plebeyos / Individuo
que por su nacimiento, riqueza o virtudes descuella entre sus conciudadanos.
Patrullero: Buque ligero de guerra que puede desempeñar diversas misiones
acompañando a buques de mayor porte; también puede cubrir vigilancia
marítima.
Penacho: Grupo de plumas que tienen algunas aves en la parte superior de la cabeza /
Adorno de plumas.
Penuria: Escasez.
Percutor: Pieza que golpea en cualquier máquina.
Periplo: Viaje de larga duración / Viaje de circunnavegación.
Periscopio: Aparato óptico que permite a un observador cambiar el plano de visión.
Funciona por medio de prismas verticales, o espejos situados en planos
paralelos, que reflejan rayos incidentes en ángulos idénticos pero opuestos.
En el mar se utilizan normalmente para permitir que los submarinos
sumergidos vean la superficie, y también en torretas de cañones.
Peróxido (de hidrógeno): Agua oxigenada: Líquido incoloro, soluble en agua, con débil olor a ácido
nítrico. Disuelto en agua es muy utilizado en medicina como desinfectante y
en otros usos.
Pescante: Una grúa pequeña de cuello de ganso equipada con un mecanismo de subida
y bajada, normalmente utilizado para transportar y facilitar el lanzamiento y
recuperación de botes (especialmente de botes salvavidas) desde un barco
más grande.
Petardo: Tubo de cualquier materia no muy resistente, que se rellena de pólvora u otro
explosivo y se liga y ataca convenientemente para que, al darle fuego, se
produzca una detonación.
Petate: (del ―náhuatl: estera). Esterilla de palma / Lío de la cama y la ropa de cada
marinero y soldado en el cuartel o penado en su prisión.
Pie: Medida de longitud subdividida en 12 pulgadas que en la España del
siglo XVII equivalía a 27,8 cm. También conocido como pie de Burgos /
Hoy, 0, 3048 m.
Pillenwerfer: Consistía en recipientes de sustancias químicas colocadas externamente al
submarino, que en contacto con el agua de mar producía grandes y
persistentes burbujas de acetileno, capaces de reflejar los impulsos
goniométricos como si fuera otros submarino intentando confundir a la caza
adversaria.
Piloto (Pilotar): El que dirige un buque en navegación.
289
Pinzote: Hierro acodillado en forma de escarpia que se clava para servir de gozne o
macho, como los del timón donde se enganchan las correspondientes
hembras. / Barra o palanca que se encajaba en la cabeza del timón y servía
para moverlo.
Pirata: Barco, tripulación y capitán. Proviene del griego “peiratées”: emprendedor.
Desalmados que atacaban, asaltaban y asesinaban en busca de un botín, sin
obedecer Ley ni autoridad alguna.
Planeador: Aeronave sin motor, que se sustenta y avanza aprovechando solamente las
corrientes atmosféricas.
Platina: Disco de vidrio o metal, y perfectamente plano para que ajuste en su
superficie el borde del recipiente de la máquina neumática.
Pleamar: Límite superior alcanzado por una marea media / Tiempo que dura.
Plebiscito: Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que se
apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía,
poderes excepcionales, etc.
Plenipotenciario: Se dice del agente diplomático investido por el Jefe del Estado de plenos
poderes para resolver los asuntos de que trate.
Plusvalía: Incremento del valor de un bien mueble o inmueble por causas extrínsecas
a la actividad de su propietario / En la teoría marxista, diferencia entre el
valor producido por el trabajo del asalariado y la remuneración que recibe.
Constituye la base del beneficio capitalista y, por lo tanto de la
acumulación de capital.
Pocilga: Establo para ganado de cerda / Cualquier lugar hediondo y asqueroso.
Popa: Toda la sección trasera de un buque.
Portaaeronaves: En las marinas modernas la expresión portaaeronaves se refiere a una gama
de buques cada vez más variados: portaaviones de combate provistos de una
pista oblicua y catapultas, portaaviones simplificados que no disponen más
que de helicópteros y aviones de despegue corto o bien porta helicópteros y
buques de operaciones anfibias que unen barcazas con aeronaves.
Portaaviones: (Ver Portaaeronaves).
Porte: Tamaño o capacidad de un buque.
Práctico: El piloto que conduce una embarcación en navegación costera y, principalmente,
el que pilotea un buque para entrar o salir de puerto.
Prisma: Triangular de cristal, que se usa para producir la reflexión, la refracción y la
descomposición de la luz.
Proa: Toda la sección delantera de un buque.
Protectorado: Parte de soberanía, especialmente sobre las Relaciones Exteriores, que un
Estado ejerce en un territorio en el que existen autoridades propias. Su
desarrollo estuvo ligado al fenómeno del colonialismo.
Protocolo: Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo, conferencia o congreso
diplomático / Regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto
o por costumbre.
Provence: Antigua Provincia de Francia.
290
Prusiano: Natural de Prusia / Antiguo Reino de Europa, el mayor y más importante de
los que dieron origen a la nación alemana.
Puente: (Véase cubierta).
Pulgada: Medida de longitud, duodécima parte del pié, que equivale a 23 mm. / Medida
inglesa de longitud equivalente a 25.4 mm.
Queen Elizabeth: Reina Elizabeth.
Queen Mary: Reina María.
Quemarropa: Tratándose de un disparo de arma de fuego, hacerlo desde muy cerca.
Quilla: Primera pieza que se coloca al construir el buque; gran madero compuesto de
varias piezas fuertemente empalmadas, que va en la parte más inferior del
casco, de proa a popa y sobre el que se insertan, como en un espinazo, las
cuadernas, que son como las costillas del buque.
Rada: Bahía, ensenada.
Radar: Aparato de búsqueda electrónica, llamado así por las iniciales de las palabras
―Radio detecting and ranking‖. El funcionamiento del radar se basa en la
reflexión que sufren las ondas electromagnéticas que se propagan en el aire,
cuando chocan con un obstáculo. Particularmente temible para los submarinos
en su empleo montado en un avión, dada la rapidez del ataque que sigue a la
detección.
Radical: Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático.
Radiogoniómetro: Aparato receptor que detecta la dirección de donde provienen las radiondas.
Raid: Incursión militar en terreno enemigo, sin finalidad de conquista ni de
apoderarse de botín.
Rayar / rayado: Práctica de tallar una serie de ranuras en espiral en la longitud del cañón de
un arma de fuego con el fin de hacer girar el proyectil y así estabilizarlo en
su vuelo. El sistema se adopto ampliamente en la Artillería Naval desde
mediados del siglo XIX. (véase también: Ánima lisa).
Refectorio: Habitación reservada en las comunidades y colegios para juntarse a comer.
Reich: Voz alemana que significa ―Imperio‖. En la historia de Alemania se suelen
distinguir tres períodos imperiales: el I Reich fue el Sacro Imperio Romano
Germánico (desde Otón I hasta la paz de Westffalia); el II abarcó desde la
proclamación del Imperio alemán en Versalles, tras la guerra franco-prusiana
ganada por Guillermo I y su Canciller, Bismark (1870), hasta la derrota
germana en la Primera Guerra Mundial (1918), y el III Reich (1939 – 45)
proclamado por Hitler.
Remolcador: Embarcación usada para toar (arrastrar) a otra.
Reprise: (Voz francesa): Paso rápido de un régimen de motor a otro superior.
Retrete: Aparato sanitario consistente en un recipiente adecuado para orinar o evacuar
el vientre, con una cañería de desagüe y un depósito de agua para su limpieza
/ Habitación donde está instalada este aparato.
Retrocarga: Cañones que se cargan desde la recámara, por medio de un segmento que se
puede quitar.
291
Roble: Árbol de gran tamaño, copa ancha y longevo. Crece en casi toda Europa. Su
madera es dura, compacta, de color pardo amarillento y muy apreciado en
carpintería.
Roda: Pieza gruesa y curva que forma la proa de la nave.
Rompehielos: Buque de forma, resistencia y potencia adecuadas para abrir camino en los
mares helados.
Rompeolas: Dique avanzado en el mar, para procurar abrigo a un puerto o rada.
Rosario: Sarta de cuentas, separadas de diez en diez por otras de distinto tamaño, que
sirve para hacer ordenadamente el rezo del mismo nombre.
Royal Oak: Roble Real.
Rubro: Título, rótulo.
Rumbo: Dirección considerada o trazada en el plano del horizonte / Camino que uno
se propone seguir.
Sabueso: Persona que sabe indagar, que olfatea / Perro sabueso.
Sahel: Zona al Sur del desierto del Sahara. Se encuentran comprendidas en ella
porciones más o menos extensas de Chad, Etiopía, Mali, Mauritania,
Nigeria, Senegal, Sudán y Burkina Faso. Su clima es extremadamente seco.
Salva: El acto de saludar o contestar a ese honor militar en cualquiera de los casos
y forma / También se llama al saludo de la artillería, sin balas.
Salvavidas: Bote y / o aparato de especiales características que se usan para el
salvamento de náufragos.
Samurai: Fueron en principio los guerreros que guardaban la corte imperial. El término
se extendió paulatinamente a todos los guerreros provinciales, BUSHI, en
general. Después, se aplicó el término a todo guerrero con rango o cargo
oficial al servicio de un shogun o ―daimyo‖.
Santabárbara: Pañol en el que se guarda y custodia la pólvora en las embarcaciones / La
cámara que da acceso a este pañol.
Sarta: Serie de cosas metidas por orden en un hilo cuerda, etc. / Serie de sucesos o
cosas no materiales, iguales o análogas.
Scapa Flow: Bahía y base naval en las islas Orcadas, archipiélago del Reino Unido al norte
de Escocia.
Schnorkel: Tubo con una válvula en su extremo superior rebatible; de unos diez metros
de largo; que permite la toma de aire, y la evacuación de los gases
quemados, a un submarino de propulsión clásica, navegar a profundidad de
periscopio utilizando sus motores diesel y así continuar funcionando con sus
motores de combustión interna mientras permanece sumergido. Inventado en
los Países Bajos en la década de 1930, no se utilizó mucho hasta que la
armada alemana lo empleó en la Segunda Guerra Mundial, pero desde
entonces ha sido universal. Naturalmente, no es necesario a bordo de los
submarinos nucleares.
Semita: Según la tradición bíblica, descendiente de Sem. Pueblos originarios del norte
de Arabia que entre el V y el I milenio a. C., se asentaron en Oriente Medio,
donde desarrollaron las grandes civilizaciones posteriores a las sumerias. Son
292
de origen semita los acadios, amorritas y arameos, así como hebreos, fenicios
y árabes.
Senado: Asamblea de patricios que formaba el Consejo de la antigua Roma / Cuerpo
legislativo formado por personas elegidas por sufragio o designadas por razón
de su cargo, posición, título, etc. / Edificio o lugar donde los senadores
celebran sus sesiones.
Serbio: De Serbia, llamado hasta 2003 Federación Yugoslava o Yugoslavia.
Serviola: Pescante muy robusto en las proximidades de la amura y al exterior del
costado del buque / Estar de serviola: hallarse un marinero de guardia en
aquel sitio por la noche.
Servomotor: Aparato mediante el cuál se da movimiento al timón aplicando una fuerza
mecánica.
Shogun: ―Gran General‖. Originalmente, título temporal que se otorgaba a los
príncipes imperiales que dirigían campañas militares. Se hizo extensivo a los
jefes guerreros queriendo legitimar su poder, como resultado de ser el brazo
armado del emperador. De hecho, hubo varios shogun, que por grandes
períodos ostentaron el poder supremo en Japón.
Singladura: Camino recorrido por un buque en veinticuatro horas durante una
navegación / La acción de singlar, caminar ó navegar; y también la velocidad
que lleva la nave.
Sonar: Siglas de Sound Navigation and Ranking; técnica de emplear ondas
ultrasonoras para detectar objetos debajo del agua y, por extensión, el equipo
que se utiliza. (Véase también ASDIC).
Soviet: Órgano de gobierno local en la antigua URSS / Agrupación de obreros y
soldados durante la Revolución Rusa.
Squid (Calamar): Lanzacargas similar al erizo, pero con sólo tres cargas de mayor peso, con
espoleta de efecto hidrotástico además de choque.
Statu quo: Del latín; significa literalmente ―en el estado en qué‖. Se usa especialmente en
la diplomacia, para designar el estado de cosas en un determinado momento –
―Per statuto in quio ante‖. Esto es, ―el estado en que estaban las cosas‖.
Stuka J-87: Cazabombardero de ataque en picado. Probado con éxito en la Guerra Civil
española por la ―Legión Cóndor‖. Más tarde utilizado en las campañas
relámpago contra Polonia y Francia. Temido por sus efectos mortíferos,
además del psicológico, creado por el sonido de unas sirenas que
acompañaban su caída en picado. Fué usado en la batalla aérea contra
Inglaterra, pero sufrió graves pérdidas debido a su pesadez y falta de
maniobrabilidad en la lucha contra los cazas ingleses. Voló en el frente del
Este hasta el fin de la guerra y se fué convirtiendo en un arma eficaz contra
los tanques, empleando cañones de 37 mm.
Submarino: Hablando con propiedad, buque capaz de operar indefinidamente debajo del
agua. Al principio los submarinos eran meros sumergibles y hasta que no
llegaron los sistemas de propulsión anaeróbicos no se construyeron
auténticos submarinos.
293
Sudete: Habitante de la región del mismo nombre, territorio enclavado en una
cordillera de Europa Central, entre Polonia y la República Checa. Sus gentes,
en su mayoría de origen alemán, sirvieron de base a un movimiento
nacionalista de emancipación. En 1938 Hitler lo incorporó a Alemania.
Después de la Segunda Guerra Mundial volvió a la República Checa.
Suevo: Se dice del individuo perteneciente a una liga de varias tribus germánicas que
en el siglo III se hallaba establecida entre el Rin, el Danubio y el Elba, y en el
siglo V invadió las Galias y parte de Hispania.
Sultán: La fuente reinante de la autoridad, que llega a convertirse en el término
islámico usual para designar la soberanía.
Sumerio: (Ver Acadio / Sumerio).
Sunderland Mark III: Hidroavión. Cuatro motores de 1.065 hp cada uno; velocidad máxima 308
km/h. armado con una tonelada de bombas y cargas de profundidad,
patrullaba el mar por más de 13 horas seguidas, escoltando a los convoyes
cientos de kilómetros desde los puertos británicos. En el rescate marítimo su
amplio fuselaje y largo alcance le permitía salvar muchas vidas. Bien armado,
era una presa difícil para los cazas enemigos.
Sword: (Voz inglesa): Significa ―espada‖.
Swordfish (Pez espada): Avión bombardero británico. Uno de los pocos biplanos que estuvieron en
servicio en el frente hasta el final de la guerra. Pese a tratarse de un tipo de
avión anticuado, logró notables éxitos. Se utilizó además, de bombardero en
servicio en los portaaviones, como lanzaminas.
T. S. H: Siglas de Telegrafía Sin Hilos.
Taborita (Husita): Seguidores del reformador religioso checo Jan Hus. A su muerte, sus
seguidores interpretaron su causa de modo político: defensores de su
nacionalismo. Los Husitas exaltados establecieron una comunidad a la que
llamaron Tabor, de ahí su nombre de taboritas, que se entregó a la violencia
social y a la destrucción de templos, monasterios, etc.
Táctica: Conjunto de reglas a que se ajustan en su ejecución las operaciones militares.
Taino: nombre con el que los historiadores y arqueólogos han denominado a la
población indígena que habitaba parte de Puerto Rico, Cuba y la isla de Santo
Domingo a la llegada de los españoles.
Tanque (de guerra): Automóvil de guerra blindado y con armas de artillería que, moviéndose
sobre una llanta flexible y articulada puede andar por terrenos irregulares.
Telemetría: Medida de distancia entre objetos lejanos.
Teólogo: Persona especializada en Teología, ciencia que trata de Dios, de sus atributos
y perfecciones.
Termómetro: Instrumento que sirve para medir la temperatura.
Timón: Tabla o aleta vertical colocada en la línea central del barco en el codaste,
originalmente (y todavía en barcas pequeñas) de sencillos pinzotes conocidos
como machos y unidos directamente a la barra del timón o por cuerdas o
cadenas a la rueda de dirección que, cuando adquiere cierto ángulo con el
curso del barco, provoca un cambio de dirección.
Timonel: Persona que gobierna el timón de la nave.
294
Tonelada: Medida de capacidad de carga antigua. Actualmente la tonelada métrica de
1.000 kilogramos es unidad de desplazamiento de la nave. La tonelada de
registro bruto o neto, es una medida de volumen, equivalente a 2.183 metros
cúbicos.
Tonelaje: Capacidad de carga transportada por un buque mercante o el desplazamiento
de un buque de guerra. En un buque mercante, el tonelaje se puede calcular
de varias formas (el termino procede de “tonel” –tonel de vino-., la unidad de
carga estándar original y “tonel” significa 100 pies cúbicos). Como los
buques de guerra casi siempre están cargados en su totalidad y preparados
para la batalla, el tonelaje naval es una medida del peso del navío. Se calcula
por medio del principio de Arquímedes de que un cuerpo que flota empuja a
los costados, o desplaza su peso en agua. La longitud en pies cúbicos del
casco de un barco bajo el agua con carga de combate corresponde al
volumen de agua desplazada; cada 35 pies cúbicos de agua de mar pesa una
tonelada gruesa, a 2.240 libras. Por lo tanto, un buque de guerra que
desplaza 35.000 pies cúbicos de agua de mar tiene un peso, o desplazamiento,
de 1.000 toneladas gruesas. Un acorazado típico desplazaba por lo menos
700.000 pies cúbicos de agua de mar, lo que se traduce en 20.000 toneladas.
Tonelaje bruto es el volumen interno total del casco de un barco que procede
de un cálculo basado en sus dimensiones. El tonelaje neto es el volumen
interno disponible para la carga (es decir, el tonelaje bruto menos el espacio
para acomodo de la tripulación, maquinaria, carboneras, etc). El tonelaje de
peso muerto es una medida de carga total de cargamento, fueloil y
provisiones que puede transportar un buque cuando va a plena carga. La
capacidad de los buques de carga a granel se expresa siempre en metros
cúbicos. En los barcos mercantes el tonelaje siempre ha sido una medida de
capacidad antes que de desplazamiento. Se calcula dividiendo el volumen
interior utilizable en pies cúbicos por 100: un número arbitrario. Así pues, un
navío que tenga 100.000 pies cúbicos de capacidad esta catalogado como de
1.000 toneladas. Esta medida no tiene nada que ver con el peso del barco. En
verdad, la misma palabra tonelada deriva de la practica inglesa del siglo el
de imponerle a los barcos mercantes un impuesto acorde con la cantidad de
barriles o toneles de vino que cada uno era capaz de transportar en su
bodega.
Topografía: Arte de describir y delinear detalladamente la superficie de un terreno o
territorio de extensión no grande / Conjunto de particularidades que presenta
un terreno en su configuración superficial, es decir, la forma de su relieve y la
estructura de los dos niveles que lo configuran.
Torch (antorcha): Nombre clave para el desembarco de los Aliados en Marruecos y Argelia, a
partir del 08-12-1942. Dirigido por D. Eisenhower, con las costas marroquíes
y Casablanca como primer objetivo. La ciudad fué defendida por la Marina
francesa. El grupo central desembarcó en Orán donde también resistieron los
franceses. El grupo Este desembarcó en Argelia. Protegían las operaciones 8
acorazados, 12 portaaviones, 15 cruceros y 81 destructores. El 10-12-42, se
295
produce un alto el fuego tras un telegrama del Mariscal Petain al Almirante
Darlan, Comandante en Jefe de las tropas francesas en el Norte de África.
Torpedero (avión): Destinados a disparar torpedos.
Torpedero: Sucesor de la lancha portadora de los torpedos de botalón; el torpedero
armado con torpedos Whitehead, bajo la forma de un buque rápido y poco
visible, alcanza unas cien toneladas. No escapa, sin embargo, a la clásica
carrera del desplazamiento y en 1939 los torpederos de alta mar llegaron a
las 1.500 toneladas. Siempre aptos para el lanzamiento de torpedos, su tarea
principal acaba por convertirse en la lucha antisubmarina / Se dice del barco
o avión de guerra destinado a disparar torpedos.
Torpedo: En un principio una mina amarrada; posteriormente una carga explosiva al
final de un palo colgado de las amuras de un barco pequeño. En términos
modernos, un torpedo es un explosivo autopropulsado, guiado o no, que va
por la superficie del mar o por debajo del agua. Es de esta forma como lo
inventó Robert Whitehead en la década de 1860. El nombre procede de un
pez pequeño capaz de lanzar una descarga eléctrica.
Torre / Torreta: En un principio una especie de caparazón blindado que cubría un cañón que
giraba con la plataforma sobre la cual se montaba dicho cañón.
Posteriormente la cubierta acorazada se convirtió en una parte integral del
soporte giratorio, soportando el cañón o cañones.
Tóxico: Se dice de las sustancias venenosas o que producen efectos muy negativos
sobre el organismo.
Trailla: Cuerda o correa con que se lleva al perro atado a las cacerías / Un par de
perros atraillados o conjunto de esas traíllas unidas por una cuerda.
Tramp: (Voz inglesa). Buque de carga que no cubre una línea regular y aprovecha
las ofertas de fletes más favorables.
Transiberiano: Ferrocarril transcontinental que une Moscú con el puerto de Vladivostok en el
litoral del Pacífico, atravesando grandes extensiones de Siberia.
Trapezoidal: Derivado de trapecio / Trapecio: Cuadrilátero que tiene paralelos solamente 2
de sus lados. Puede ser de 3 clases; rectángulo, isósceles y escaleno.
Trasatlántico: Barco de transporte de pasajeros con un programa fijo, normalmente en
rutas oceánicas. El término se hizo común desde mediados de la década de
1800.
Trasbordador: Embarcación que circula entre dos puntos y sirve para transportar viajeros y
vehículos.
Travesía: Viaje que hace un buque de un sitio a otro.
Trineo: Vehículo sin ruedas para caminar sobre el hielo y la nieve.
Trinquete (Palo de): Palo siguiente a la proa de un buque.
Trípode: Armazón de tres piezas.
Trípoide: Con rasgos de trípode.
Tripulación: El personal que lleva una embarcación.
Tronera: Abertura en el costado de un buque, en el costado de una muralla o en el
espaldón de una batería.
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Troya: Antigua ciudad de Asia Menor, inmortalizada por Homero en la ―Iliada‖.
Sitiada la ciudad por los griegos, Ulises consiguió penetrar en la misma,
mediante la célebre estratagema del caballo de madera.
Turbina de vapor: Motor rotatorio en el cual se emplea vapor para mover las paletas de la
turbina situadas en un eje. Más adelante, Parson, el inventor y otros, crearon
un sistema de engranaje (reducción simple, reducción doble) que hizo que la
turbina fuera más eficaz que la turbina de transmisión directa original,
permitiéndole operar a velocidades mucho más altas.
U-boot: Abreviación de Untersee-boot, submarino en alemán. Contrariamente con lo
que sucede en la mayoría de los demás países, la armada alemana de ambas
guerras mundiales no dió nombres individuales a sus submarinos. Estos eran
siempre designados por la letra U seguida de un número de serie.
U-bootwaffe: Arma de Guerra Submarina.
Utah: Estado centroccidental de EE.UU. en las montañas Rocosas. Su capital es Salt
Lake City. Explorado por los españoles en el siglo XVIII, la colonización del
Estado fué llevada a cabo, sin embargo, por los mormones, a partir de 1847.
Por el Tratado de Guadalupe- Hidalgo (1840), México cedió Utah a EE.UU.
Utopía: La descripción de una sociedad ideal situada en una abstracción de tiempo o
espacio. Platón elaboró el modelo clásico de sociedad ideal en su obra ―La
República‖. Esta construcción especulativa reaparecía en el siglo XVI con
Tomás Moro en su obra ―Utopía‖. Con Tommaso Campanella en 1602 y su
obra ―La ciudad del Sol‖ reaparece la descripción detallada de una sociedad
comunitaria ideal, orientada hacia la consecución de la virtud. En el siglo XIX
la Utopía fue defendida por el socialismo y en el XX por personajes aislados,
muchos de ellos con un carácter más visionario que riguroso.
Vándalo: Este pueblo cruzó el Rin en el 406 y después de atravesar la Galia (Francia),
penetró en España. Después de 20 años de pillaje pasaron al norte de África,
donde establecieron un reino que duró hasta el 533.
Velamen: Masa total de las velas de un buque.
Velas Cuadras: Velas rectangulares o trapezoidales regulares, que se envergan por su parte
superior en vergas que cruzan los palos.
Velas Latinas: Velas triangulares, una de cuyas relingas vá envergada en una percha que es
izada o arriada con la vela.
Vendaval: Viento fuerte y sostenido que no llega a ser temporal declarado.
Verga: Palo largo de madera o de metal que cruza el mástil de un barco y en el que
se coloca una vela.
Vichy: Ciudad de Francia central. En 1940 contaba con 25.000 habitantes. Tras el
armisticio, se convirtió en la residencia del Gobierno francés del territorio no
ocupado por Alemania. Los alemanes entraron en él en noviembre de 1941 y
lo abandonaron en agosto de 1944 ante el avance de los aliados, llevándose
consigo a los miembros del Gabinete de Petain.
Vigía: Persona destinada a vigilar el mar o la campiña.
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Vikingo: Pueblo escandinavo que entre los siglos VIII y XI realizó diversas
expediciones marítimas por las costas de Europa occidental y exploró
regiones del Atlántico Norte; también llamados normandos.
Visigodo: Rama del pueblo godo que penetró en el Imperio Romano. Fueron asentando
su dominio en la Península Ibérica hasta que en el año 711 fueron derrotados
decisivamente por los musulmanes que penetraron en España.
Warrior: Guerrero.
Wellington: Bombardero medio de la casa Vickers. La estructura geodésica de sus
ventanillas y el grueso de su fuselaje le ayudaba a aguantar los impactos del
fuego de artillería. A estos aviones también se les incorporó un aro externo
electromagnético alrededor de su estructura para activar las minas alemanas
dotadas de un fusible magnético. Para ser eficaces, estos ―imanes‖ voladores
tenían que volar a ras de las olas, tanto, que a veces resultaban dañados por las
minas que detonaban.
Werhrmacht: Nombre dado al Ejército de Tierra alemán.
Wildcat: (gato salvaje). Caza Grumman F4F. (1942). Armado con 6 ametralladoras
calibre 50, depósitos de combustibles autosellantes, blindaje protector y un
motor de 1.200 caballos de fuerza. Era poco ágil comparado con el ―Zero‖
japonés y tenía un alcance de sólo 1.250 km.
Yelmo: Parte de la armadura antigua, que resguardaba la cabeza y el rostro.
Zar: Título que se daba al emperador de Rusia y al soberano de Bulgaria. Proviene
del latín ―César‖.
Zozobrar: Perderse la embarcación, yéndose a pique.
298
PERSONAJES
PERTENECIENTES AL VOLUMEN III
Abd el Kader o Abd al Qáder ben Muhyí Din: Caudillo argelino (1807 – 1883). Desde 1832 sostuvo una
guerra contra la colonización francesa de Argelia. Llegó a dominar Orán (1837), que le fue reconocido por el
tratado de Tafna. Quiso crear un Estado musulmán, dotado de un ejército y una administración moderna, pero en
1840 Francia inició una brutal y definitiva conquista del país, lo que le obligó a huir a Marruecos (1843) y más
tarde a entregarse a los franceses (1847). Estuvo en prisión hasta 1852.
Agamenon: Rey de Micenas; Jefe de los griegos en el sitio de Troya.
Alejandro III: (1845 – 1894). Sucedió a su padre, Alejandro II, en 1881. Partidario del sistema autocrático,
reforzó la censura, recortó el poder de las asambleas provinciales e impulsó una política de rusificación de las
minorías étnicas y religiosas. Durante su reinado se produjo un fuerte impulso económico. Se construyó el
ferrocarril transcaspiano y se comenzó el transiberiano. En política exterior mantuvo las líneas de acción de sus
predecesores. Le sucedió su hijo Nicolás II.
Alejandro Magno: Rey de Macedonia (356-323 a.C.) hijo de Filipo y Olimpia. Educado por Aristóteles. A la
muerte de su padre, arrasó algunas ciudades griegas que se habían sublevado. Atacó a Persia y en 4 años derrotó
a los persas y se apoderó de su Imperio. Fundó Alejandría. Realizó expediciones por Oriente y marchó hacia la
India; tuvo que retroceder por el cansancio de sus tropas. Murió de fiebres (o envenenado), sin haber establecido
un mecanismo de sucesión.
Amudsen, Roald: Explorador noruego. Realizó expediciones a ambos Polos y en 1903 descubrió el paso del
Noroeste. Fue el primero en llegar al Polo Sur, en 1913. Sobrevoló el Polo Norte en 1926 y murió al ir en
socorro de otra expedición, la del italiano Nobile.
Armstrong, William George: Ingeniero e inventor ingles. En su juventud fue agente jurídico y comenzó a
publicar varios trabajos sobre electricidad. Luego inventó una grúa hidráulica y una máquina hidroeléctrica, pero
la mayor celebridad la debe a la fabricación de artillería rayada y al cañón de su nombre, que supuso una
verdadera revolución. También construyó buques de guerra y en 1887 se le concedió el título de Barón. Después
de su muerte, su empresa se unió a otra para formar la Vickers Armstrong Ltd, la gran sociedad de armamento.
Azueta, Manuel: Nació en Pueblo Viejo (Veracruz en 1862 y murió en 1925). Ingresó al Colegio Militar en
1878, donde cursó la carrera naval; se perfeccionó en los Astilleros de Cartagena, España y regresó a México en
1884. Navegó en ―La Libertad‖ y ―La Zaragoza‖, trajo al país varios barcos y fue Director de la Escuela Naval
de 1904 a 1906 y de 1909 a 1911. En ese año obtuvo el grado de Comodoro y en 1912, se le nombró Jefe de la
Flotilla del Golfo. Fiel a Madero durante la revuelta felicista, continuó en el puesto, sin embargo, durante el
gobierno de Victoriano Huerta. El 21 de abril de 1914, al ocurrir la invasión de los norteamericanos a Veracruz,
y cuando ya las fuerzas del General Gustavo Maas habían evacuado la Plaza, el Comodoro Azueta se dirigió a la
Escuela Naval y gritó a los Cadetes ―a las armas, muchachos; la patria está en peligro‖. Se improvisaron
barricadas en el piso alto y se abrieron aspilleras en el bajo. El fuego se generalizó a la 1:00 p.m., cuando los
norteamericanos cruzaron por detrás del mercado, en construcción, a unos 200 metros de la Escuela. El edificio
fue bombardeado por el ―Prairie‖ y ametrallado por algunas lanchas. El tiroteo menguó a las 05:00 p.m. mientras
los invasores se iban apoderando, palmo a palmo, del centro de la ciudad. Entre las 07:00 p.m. y las 07:30 p.m.
Azueta dirigió la evacuación del edificio, ya destrozado; de dos en dos, salieron por una ventana del comedor,
oficiales, alumnos y marineros de la Intendencia, más el Comodoro, que caminaron hasta Tejería para tomar el
ferrocarril. Llegaron a la ciudad de México el día 26. El día 22, sin embargo, los barcos ―S. Francisco‖ y
―Chester‖ volvieron a bombardear la Escuela, pues creyeron que todavía estaba ocupada por los alumnos.
Azueta vivió después en Cuba, y nuevamente en Veracruz, donde en 1919 fue invitado de honor a la reapertura
de la Academia Naval.
299
Babeuf, Francois Noel: (Llamado Gracchus Babeuf). Revolucionario francés (1760 – 1797). De origen humilde
y autodidacta, concibió el proyecto de redimir a los miserables por medio de un reparto equitativo de las riquezas
y, en último término, por la disolución de la sociedad, si con el reparto no se obtenía el resultado apetecido. Al
ver que la Revolución no respondía a sus ideales la atacó rudamente, intentó derrocar al Directorio
(Conspiración de los Iguales) e implantar una dictadura revolucionaria que pusiese en práctica su doctrina
(Babuvismo). Murió ajusticiado.
Bacon, Francis: Filósofo y político inglés (1561-1626). Es uno de los fundadores del método experimental;
combatió la filosofía escolástica y exigió de la ciencia que ayudará al hombre a dominar la naturaleza. En la
novela ―Nova Atlantis‖ proyectó un estado utópico, científicamente organizado.
Badoglio, Pietro: Mariscal italiano. (1871-1956). Participó en la campaña de Eritrea (1896) y en la de Trípoli
(1911-12). Jefe de un Cuerpo de Ejército en la Primera Guerra Mundial, fué gobernador de Libia, Comandante
del Cuerpo Expedicionario de Abisinia (1935) y Virrey de Etiopía (1936). Se mostró contrario a que Italia
atacase a Francia. A la caída de Mussolini se hizo cargo del Gobierno y concluyó el armisticio con los Aliados.
Baker, Samuel White: Explorador británico. Tras seguir el curso del Nilo durante 1 año, descubrió un lago,
desconocido hasta entonces por los geógrafos, al que bautizó, como Alberto (1864).
Baker, Samuel White: Explorador británico. Tras seguir el curso del Nilo durante 1 año, descubrió un lago,
desconocido hasta entonces por los geógrafos, al que bautizó, como Alberto (1864).
Barbarroja, Jair Al-Din: Hermano de Haruj. Fue ―bey de Argel‖, bajo la soberanía del sultán otomano. Luchó
contra los españoles a la orden de los sultanes turcos Solimán y Selím y conquistó Túnez. Carlos V envió contra
él una escuadra al mando de Andrea Doria, que le venció. Nombrado gran almirante por Selím I se enseñoreó del
Mediterráneo hasta 1544, año en que se retiró a Constantinopla.
Bauer, Wilhelm: Ingeniero alemán. En su juventud era tornero e ingresó en el ejército, donde fue suboficial de
artillería e inventó una cabría para el manejo de las piezas. Con ayuda de sus compañeros de armas construyó en
Kiel, el año 1850, un submarino, cuyas características principales eran: eslora, 8 metros; manga, 1.85 m; puntal,
2.70 y 35 toneladas de desplazamiento. Como elementó de propulsión disponía de una especie de hélice
accionada a mano por medio de volantes; tenía asimismo, doble fondo y la estabilidad longitudinal se regulaba
por un peso trasladable con un tornillo sin fin. En un primer ensayo tuvo la virtud de ahuyentar a los buques
daneses que mantenían bloqueo en la rada. Durante una inmersión, hallándose a bordo Bauer y dos marineros,
las planchas de la popa cedieron y el submarino se puso vertical y por último acabó yéndose al fondo, a 18
metros. Después de 15 horas angustiosas, los tres consiguieron escapar y fueron recogidos. El submarino,
rescatado en 1887 pasó a un museo. Bauer se fue al servicio de Rusia y construyó allí otro submarino de
mayores dimensiones. Las pruebas duraron varios meses, efectuando 134 inmersiones. Para ese entonces, Bauer
saco fotografías del fondo, iluminado por un proyector fijo a un portillo. Hubo de sufrir las envidias del
Almirantazgo ruso, hasta que partió la orden de hundir el submarino. Descorazonado, Bauer abandonó Rusia y
se ocupó luego en trabajos de salvamento de buques hundidos, para acabar sus días en la miseria y tras penosa
enfermedad que le tuvo siete años postrado en el lecho.
Beatty, David. Conde de: Almirante inglés. De guardiamarina, se distinguió en las campañas de Egipto y
Sudán. Tomó parte en China en la lucha contra los ―boxers‖. Ascendido a Contralmirante fue nombrado
Secretario naval del Primer Lord del Almirantazgo. Luego fue Jefe de la Primera Escuadra de cruceros de
batalla. En la I Guerra Mundial realizó con sus buques un ataque a Heligoland, hundiendo varios barcos
enemigos y rechazando poco después una incursión de los cruceros alemanes contra la costa inglesa. Tomó parte
importante en el combate de Dogger Bank. Ascendido a Vicealmirante, un año después participó en la batalla de
Jutlandia como Jefe de la vanguardia de la Gran Flota, a la que sucedió en el mando. Además de otorgarsele
varios títulos de nobleza, fué nombrado Primer Lord del Almirantazgo.
300
Bessemer, Henry: Inventor inglés. Aunque sin formación cultural, estaba dotado, de singular aptitud para la
mecánica. Durante la guerra de Crimea llegó al convencimiento de la necesidad de mejorar los aceros. Descubrió
dos años más tarde el proceso que le ha hecho famoso y que se conoce por su nombre.
Bismarck, Otto-Leopold, von. Príncipe de: Político y diplomático alemán. Guillermo I le nombró Primer
Ministro en 1852. Impuso el plan de reforma del ejercito prusiano y estableció como objetivo fundamental de su
actuación la unidad alemana, que desarrollo en tres fases: Guerra de Prusia y Austria contra Dinamarca; guerra
austro-prusiana que terminó con la victoria de Sadowa (1866), con lo que Prusia se convirtió en la primera
potencia alemana y, guerra franco-prusiana con la que se consiguió la reunificación de todos los Estados
alemanes. En 1871 Guillermo I fue proclamado Emperador y Bismarck, Canciller del II Reich. A partir de 1878
estableció una política proteccionista e introdujo los Seguros Sociales obligatorios. Actuó como arbitro de la
política internacional, creando un complejo sistema de alianzas con Austria, Italia y Rusia, a fin de mantener
aislada a Francia y dirigió al reparto de África en la Conferencia de Berlín (1884-85). Las diferencias con el
nuevo Káiser, Guillermo II, le llevarían a dimitir en 1888.
Blume Othon, Federico: (1831 - 1901). Ingeniero, nacido en la isla de Santo Tomás (Antillas Danesas), de
padre alemán y madre venezolana, prima hermana del Mariscal Antonio José de Sucre, vencedor en Ayacucho.
Trabajó en EE.UU., construyendo ferrocarriles y más tarde hizo lo mismo en Chile. Finalmente se asentó en
Perú participando en la construcción de varias vías ferrocarrileras y puentes. Desarrolló los planos y construyó
un modelo de submarino, más terminada la guerra contra España el proyecto quedó en el olvido. Durante la
Guerra del Pacífico contra Chile, construyó otro submarino en Paita, siendo trasladado a bordo de un transporte
hasta El Callao, en donde fue probado, realizando una inmersión exitosa; más tarde sería hundido para evitar que
los chilenos se apoderaran de él. Blume, precursor del arma submarina, falleció el Lima.
Bourne, Wiliam: (1578 - ?). Marinero de la Marina Real inglesa. Diseñó una nave cerrada que podía
sumergirse.
Bruce, William Speirs: Explorador y Oceanógrafo escocés. Fue uno de los principales exploradores polares.
Tomó parte de la expedición al Antártico en 1892 – 1896 y 1908.
Burguiba, Habib Ben Alí: Político tunecino. Contribuyó decisivamente a la independencia de su país del que
fue nombrado primer Presidente de la República (1957). Reelegido en varias ocasiones, la última lo fue de forma
vitalicia (1974). En noviembre de 1987, tras ser declarado incapaz para gobernar, fue sustituido como Jefe del
Estado por Zine el Abidin Ben Alí.
Burton, Richard: (1821 – 1890). Educado en Francia e Italia, fue un excelente lingüista. Tradujo ―Las Mil y
Una Noches‖ del árabe, el ―Kama Sutra‖ del hindi y otros textos clásicos, del persa, como ―El Jardín
Perfumado‖, de Nefzaoui. Militar en el ejército británico en la India, estudió en 1845 la prostitución homosexual
en Karachi y lo detallado de su informe le ganó el desprecio de sus compañeros de armas. En 1853, disfrazado
de musulmán afgano, visitó La Meca, aunque no fue el primer occidental que lo hacía. Sí lo fué en entrar en la
ciudad prohibida de Harar en Etiopía, antes de viajar con John Speke en busca de las fuentes del Nilo. Fue
cónsul en Fernando Poo, Santos (Brasil), Damasco y Trieste, donde falleció.
Bushnell, David: Ingeniero estadounidense. Se le atribuye la invención de las armas submarinas, siendo llamado
el ―padre de la guerra submarina‖. Inicio sus experiencias cuando era un obrero y emigró a Francia en busca de
apoyo del gobierno francés, ya que no lo encontraba en el americano. Después, volvió a América. En 1776
construyo una embarcación submarina, ―The Turtle‖, (La Tortuga), que se utilizó casi en plan de ensayo en la
guerra de Independencia de USA. Los principales ensayos de Bushnell se dirigieron posteriormente al torpedo.
Proyectó uno a remolque y otro flotante. No tuvo gran adelanto el arma por desconocerse en aquel tiempo el
empleo de los altos explosivos y tener que reducirse a usar pólvora.
Caillié, René-Auguste: (1799 – 1838). Antes de sus 20 años, el joven y humilde obrero francés ya había viajado
dos veces a la zona francesa de Senegal y recorrido parte del interior. Logró llegar a pie a Tombuctú en 1828,
301
disfrazado de viajero musulmán. El relato de sus peripecias, en tres volúmenes, se publicó en 1830 en francés y
pronto fue traducido al inglés. Nunca se recuperó del desgaste físico sufrido en el viaje y no volvió a África.
Calvo Sotelo, José: Político, economista y jurisconsulto español. Diputado, se convirtió en el líder de la derecha
y contribuyó a la radicalización de la lucha en el Parlamento. Murió asesinado el 13 de julio de 1936, en vísperas
del comienzo de la guerra civil.
Campanella, Tommaso: (1568 - 1639). Filósofo y poeta italiano, monje dominico. Defendió las doctrinas de
Telesio, atacando la filosofía de Aristóteles y el escolasticismo en general. Acusado de herejía, fue torturado y
estuvo preso durante 27 años. Su pensamiento participa del sensualismo y del animismo, y propugna la
exaltación de la ley natural. Su obra más importante, "La ciudad del Sol" es una utopía en la que se define las
características de un Estado político - religioso ideal.
Carlos I: Emperador de Austria y rey de Hungría (1887 – 1922). Sucedió a su tío abuelo Francisco José I en
1916 y abdicó en 1918.
Clemenceau, Georges: Político francés (1841 – 1929). Republicano a ultranza, fue jefe del partido radical,
ministro del Interior y presidente del gobierno (1906 – 09 y 1917 – 20). Contribuyó desicivamente a la victoria
aliada en la Primera Guerra Mundial. Participó en la conferencia de paz y en el tratado de Versalles (1919), pero
sus actitudes intransigentes así como su profundo anticlericalismo le granjearon muchas enemistades, por lo que
fue apartado de la presidencia
Clinton, Bill: Político estadounidense. Gobernador de Arkansas. Accedió a la presidencia de EE.UU en 1992,
representando al Partido Demócrata obtuvo la reelección en 1996. Fue sustituido por George W. Bush a
principios del 2001.
Cochrane, Thomas: Almirante inglés. Conde de Dundonald y Marqués de Maranhao. Durante bastante tiempo
sirvió en la Marina de su país y en un crucero por las costas de Francia destruyó parte de una escuadra francesa,
pero en 1814 causó baja en la Armada británica, acusado de fraude. Después de tomar parte en las luchas por la
independencia de Chile y Perú (1818 – 1822), fue contratado por el emperador brasileño Pedro I, quién lo
nombró primer Almirante de la Armada de Brasil. Continuó por algún tiempo en ese servicio, más en 1827 pasó
a comandar la Flota griega en su lucha de independencia contra Turquía. En 1832 Inglaterra lo reestableció en
sus títulos y dignidades.
Colomb, Philip Howard: Vicealmirante inglés. Escritor y táctico naval. Sirvió primero en el mar de Portugal y
en el Mediterráneo. Tomó parte en las operaciones contra los piratas en aguas de China y en 1852 – 53 en la
guerra de Birmania. Estuvo en la expedición ártica de 1854 y operó en el Báltico. Durante la guerra rusa luchó
por la supresión de la trata de esclavos. Colomb fue uno de los primeros marinos que previeron las profundas
transformaciones que habrían de seguirse por la introducción del vapor en los buques, y la necesidad de
establecer un nuevo sistema de señales y un nuevo método de táctica naval. Su sistema de señales, ideado en
1858, fue adoptado por la Armada inglesa. Fue autor de la obra ―Naval Warfare; its ruling principles and
practice, historically treated‖ – Londres 1891.
Corbett, Julian Stadfford: Escritor naval inglés. Fue director de la sección histórica del Comité de Defensa
Imperial. Su obra maestra fue ―Fighting Instructions‖, (Instrucciones de Combate), publicado en 1905, trabajo de
gran interés desde los puntos de vista estratégicos y tácticos. Escribió varias obras más, todas de interés naval e
histórico, destacándose también con ―Some principles of maritime strategy‖, (Algunos principios de estrategia
marítima), obra que fue traducida a varios idiomas.
Cunningham, Andrew Browne: Almirante británico (1883-1963). Ascendido a contralmirante en 1933, ejerció
cuatro años más tarde el mando de una flotilla de destructores en el Mediterráneo. Ocupó el cargo de subjefe del
Estado Mayor y en 1939 se le confió el mando de las Fuerzas Navales británicas en el Mediterráneo. En
desacuerdo con los procedimientos del Almirantazgo respecto a la flota francesa, consiguió evitar en Alejandría
una repetición del drama de Mers el-Kebir. Llevó a cabo con éxito un ataque contra la flota italiana en Tarento y
302
después ejerció el mando de las fuerzas navales que aseguraron el desembarco aliado en el norte de África. Una
vez obtenida la capitulación de la flota italiana en 1943, regresó a Londres, donde desempeñaría hasta 1946, con
el título de Primer Lord del Almirantazgo, las funciones de Jefe del Estado Mayor de la Armada. En 1951
publicó su obra ―La odisea de un marino‖. Falleció en Londres.
Chamberlain, Arthur Neville: Político inglés (1869-1940). Entre 1923 y 1937, tres veces Ministro de Bienestar
Social y dos veces Canciller del Tesoro. Después, Primer Ministro. Trató de lograr una distensión en Europa con
su política. En septiembre de 1938 estampa su firma en el documento del Tratado de Munich sobre el futuro de
los Sudetes, junto con Hitler, Mussolini y Daladier. El 3 de septiembre de 1939 declara la guerra a Alemania y
forma un gabinete de emergencia. Dimite en mayo de 1940 y es sustituido por Churchill.
Churchill, Sir Winston Leonard Spencer: Político y escritor británico (1874-1965). Luchó al servicio de
España en Cuba (1898); pasó dos años con su regimiento en India y Egipto; y presenció la guerra anglobóer
como corresponsal del diario londinense Morning Post. En 1901 entró en el Parlamento por el Partido
Conservador. En 1911, se le nombro primer Lord del Almirantazgo. Actuó en ese cargo de manera
revolucionaria, armando los barcos con cañones de 15 pulgadas, introduciendo el uso de combustibles líquidos
en los barcos de guerra y creando la aviación como arma auxiliar de la marina. Como ministro de armamentos
(1917), facilitó la admisión del carro de combate como arma. De 1924 a 1929, fue ministro de Hacienda. En
1939, Neville Chamberlain lo incluyó en su gabinete. En 1940 después de la invasión alemana de Bélgica y los
Países Bajos, Chamberlain renunció y Churchill le sustituyó como Primer Ministro. Su actividad y capacidad de
trabajo para la resolución de los problemas que plateó la guerra no conocieron límites, y se puede afirmar que
fue el principal artífice británico de la victoria aliada. Las elecciones de 1946 dieron la victoria a los laboristas y
pasó entonces a ser jefe de la oposición, hasta que en las elecciones de 1951 volvió a triunfar su partido. En 1955
presentó la dimisión como primer ministro. Escribió más de diecinueve volúmenes sobre política e historia.
Entre sus obras se citan El liberalismo y el problema social (1909), La crisis mundial (1923-29), Pensamientos y
aventuras (1932), La biografía Marlborough (1933-38), Paso a Paso (1939), La novela Savrola (1900), y sus
Memorias (1948-54). Publicó 4 tomos de su Historia de los pueblos de la lengua inglesa: El nacimiento de
Bretaña y El Nuevo mundo (1956-58), La edad de la Revolución (1957) y Las grandes democracias (1958). En
1953 le fue concedido el premio Nóbel de Literatura.
Da Vinci, Leonardo: Pintor, escultor, arquitecto, ingeniero, biólogo, músico, escritor y filósofo italiano (1452 –
1519). Discípulo de Verrocchio, está considerado el genio mas completo de todos los tiempos; su obra abarca la
totalidad de los conocimientos de su época, no sólo en el campo de las artes, sino también en el de las ciencias y
la filosofía. Concibió varios mecanismos y aparatos de los que ejecutó modelos a escala reducida. Dirigió la
construcción de la mayor parte de los canales de Lombardía, llevó a cabo importantes trabajos en la catedral de
Milán y esculpió la estatua ecuestre de Francisco Sforza, de proporciones colosales. Como biólogo se le deben
valiosos estudios sobre anatomía. En el terreno de la investigación experimental, fue un precursor de Bacon y
Galileo. Pintó muchos cuadros entre los que cabe citar de su período de juventud sus dos Anunciaciones y la
Adoración de los Magos; de su estancia en Milán, la Virgen de las Rocas y la Santa Cena, y durante el período
que permaneció en Florencia, Santa Ana con la Virgen y el Niño, la Batalla de Anghiari, Leda y la Gioconda.
Escribió un célebre Tratado de la Pintura, donde expuso su concepción del arte. Sus manuscritos, caligrafiados
de derecha a izquierda (escritura de espejo), se encuentran reunidos en diversas colecciones y cubren temas de
aviación, arquitectura e ingeniería mecánica.
Daladier, Edouard: Político francés. Presidió tres veces el Consejos de Ministros y ocupó la presidencia del
Partido Radical Socialista. Encarcelado en 1940, fué deportado a Alemania de 1943 a 1945, en que fué liberado
por los Aliados. Prosiguió en su país con participación en política.
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Darlan, Jean Francois: (1881-1942) Ingresó en la Escuela Naval en 1899. En 1926 fué llamado por el Ministro
de Marina para ocupar el puesto de Director de su Gabinete. Darlan se consagró a partir de entonces a la
renovación completa de la Flota francesa. En 1934 recibió el mando de la Escuadra del Atlántico y después
ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor General y ascendió al grado de Almirante. Desde el comienzo de la
Segunda Guerra Mundial estuvo al mando de todas las Fuerzas Navales francesas. En el momento en que el
gobierno francés se planteaba la cuestión del armisticio, las responsabilidades de Darlan serian grandes, dado
que la suerte de la Flota estaba ligada al problema de la paz. Ministro de Marina en el gobierno del Mariscal
Petain, no ocultó su firme decisión de ordenar el hundimiento de la flota francesa en caso de que los alemanes
intentaran utilizarla para sí. Pero poco tiempo después se produjo el drama de Mers el-Kebir. Más tarde, su
influencia aumentó, siendo considerado como sucesor de Petain. Tras celebrar una entrevista con Hitler en mayo
de 1941, se vería obligado a concluir acuerdos respecto a determinadas facilidades concedidas a los alemanes en
los puertos de Dakar, Bizerta y Cazablanca. En noviembre de 1942 tuvo lugar el desembarco de los Aliados en el
Norte de África. Darlan negoció con los americanos y, más tarde, después de lograr un acuerdo confidencial del
Mariscal Petain, se decidió a combatir a las fuerzas del Eje. Depositario de la soberanía francesa en el norte de
África, concluyó nuevos acuerdos con los Aliados; moriría en Argel, víctima de los disparos efectuados por un
joven antifascista francés.
Dayán, Moshe: (1915-1981). Militar y Político israelí. Jefe del Estado Mayor en la campaña contra Egipto
(1956). Ministro de Agricultura (1959). Ministro de Defensa (1967-74). Dirigió la fulminante ofensiva israelí en
la Guerra de los Seis Días. Ministro de Asuntos Exteriores. Dimitió en 1979 al estar en desacuerdo con la
política del Gobierno sobre la autonomía de Palestina.
De Gaulle, Charles André: General y político francés (1890-1970). Graduado en Saint-Cyr en 1912. Herido y
capturado durante la Primera Guerra Mundial, intentó evadirse en cinco oportunidades, por lo que fué internado
en una fortaleza. Erudito, cursó estudios de Historia Militar y empezó a escribir. A partir de 1934 asume las
nuevas ideas sobre la guerra y se mostró partidario de la creación de los Cuerpos Blindados, pero no logro
cambiar los conceptos defensivos del Estado Mayor; más, cuando iniciada la Segunda Guerra, Francia es
invadida, De Gaulle, al mando de la cuarta división acorazada, contiene en dos ocasiones la ofensiva enemiga.
Vencida Francia, defiende la continuación de la Guerra en el norte de África y termina asilándose en Inglaterra.
Al día siguiente de su llegada, difundiría por radio la nueva fase de resistencia francesa, convirtiéndose en Jefe
de los Franceses Libres. En mayo de 1944 es el Jefe del Gobierno Provisional de la República Francesa y el 28
de agosto de 1944 entra en París. Terminada la guerra, dimite el enero de 1946. En 1958 es electo Presidente de
la V República; concluye la guerra de Argelia, desarrolla el concepto de una ―Europa de Patrias‖ y se opone a la
entrada de Gran Bretaña en la Comunidad Económica Europea. Fomentó la creación de la potencia atómica
francesa. En abril de 1969 abandonó la política y se retiró a la vida privada.
De Long, George Washington: Oficial de la Marina de EE.UU., explorador polar que falleció en el ártico
siberiano.
Dewey, George: Almirante de EE. UU. Tomó parte en la guerra de Secesión americana con el grado de Teniente
de Navío. En 1870 ascendió a Comodoro. En 1898 se le dio al mando de la Escuadra de Asia, hundiendo el
primero de Mayo a casi todos los buques de la Escuadra españolas, fondeados en Cavite (Filipinas); en su mayor
parte, antiguos y mal armados. Colaboró con el ejército americano que atacaba Manila, ascendiendo a
Contralmirante y poco después a Vicealmirante. A su regreso a América fue recibido apoteósicamente en Nueva
York, siendo propuesto para Presidente de la República, tanto por los republicanos como por los demócratas, no
llegándose a formalizar tal propuesta.
Dönitz, Karl: Almirante alemán. Ingresó a la Marina a los 19 años, para ser promovido a oficial en 1910. En los
comienzos de la I Guerra Mundial estaba embarcado en el crucero ―Breslau‖ y posteriormente pasó a prestar
servicio en submarinos. En 1928 ascendió a Capitán de Corbeta; dos años después se le confirió el mando de la
304
IV Flotilla de torpederos, al que siguió el de un buque escuela y luego una Flotilla de submarinos. Por los éxitos
obtenidos en los principios de la Segunda Guerra Mundial, se le ascendió a Contralmirante en Octubre de 1939.
Mandando la flota submarina, en 1943 se le nombró Gran Almirante y Jefe Supremo de la Marina alemana, en
sustitución del almirante Raeder. Al sobrevenir el derrumbamiento de la resistencia alemana, sucedió a Hitler en
la Jefatura del Estado y solicitó de los aliados la rendición incondicional. En el famoso proceso de Nuremberg se
le condenó a diez años de prisión.
Dupuy de Löme, Stanislas-Charles Henri-Laurent: Ingeniero naval francés. Cuando contaba con diecinueve
años de edad ingresó en la Escuela Politécnica, pasando a especializarse en Ingeniería y a estudiar la entonces
naciente arquitectura de los buques acorazados y el empleo de las máquinas de vapor para la propulsión de
grandes naves de guerra, ya que hasta entonces solamente se había empleado en las pequeñas unidades. En 1847
proyectó el vapor ―Napoleón‖ de más eslora que los navíos de velas entonces existentes. Fue el genio reformador
de la marina francesa. Debido al éxito del ―Napoleón‖ – que tardó en ser mejorado por los astilleros ingleses- fue
encargado de modernizar el arsenal de Tolón. Empezó después la construcción de acorazados, primero la
―Gloire‖ y a continuación, cinco más, que juntos constituyeron la primera Escuadra francesa de acorazados a
vapor. Después fue nombrado Inspector General de la Marina de Guerra y en 1868 miembro de la ―Academia de
Ciencias‖. Estudió la navegación aérea y submarina, construyó un globo dirigible y defendió con tesón la
conveniencia del empleo de la propulsión eléctrica en los submarinos. En 1875 presentó un proyecto para el
embarque de un tren en el puerto de Calais y su trasbordo a Inglaterra. Oficial de la ―Legión de Honor‖ y gran
ingeniero naval de todos los tiempos.
Durand de la Penne: Marino militar italiano. En la Segunda Guerra Mundial era Capitán de Corbeta y formaba
parte de la X Flotilla Ligera, unidad especial de la Marina Italiana. Bajo su mando, con cinco hombres montados
sobre tres torpedos dirigidos penetraron en la rada de Alejandría y pusieron cargas bajo los acorazados ―Valiant‖
y ―Queen Elizabeth‖, más un petrolero y un destructor. Cuando Italia se rindió, ayudó a hombres rana británicos
en una incursión contra una instalación naval alemana. Terminó su carrera con el grado de Contralmirante.
Eisenhower, Dwight D.: Militar y político estadounidense. (1890-1969). Graduado en la Academia Militar de
West Point. Considerado uno de los oficiales de Estado Mayor más notables de Estados Unidos, especialista en
la coordinación de fuerzas de tierra, mar y aire. En 1941 alcanzó el grado de General y poco después pasaría a
depender del General Marshall, Jefe del Estado Mayor. En junio de 1942, cumpliendo órdenes prepara un plan
para establecer las líneas generales de una operación Aliada en Europa. Presentó su Directiva al Mando del
Teatro de Operaciones de Europa. Marshall le designó como el Jefe de la Operación ―Torch‖ para el norte de
África. Después dirigió la campaña de Túnez y los desembarcos en Sicilia y en la península italiana.
Posteriormente dirigió la gigantesca operación ―Overlord‖. (La apertura del Segundo Frente, con el desembarco
en Normandía). Al concluir la guerra fué nombrado Consejero Militar del Presidente Truman y el 1950,
Comandante Supremo de las Fuerzas de las Naciones Atlánticas en Europa. En 1953 sería elegido presidente de
los Estados Unidos por el Partido Republicano y reelegido en 1956. Escribió dos libros de memorias militares y
políticas: ―Crusade in Europe‖ (1948) y ―Mandate for Change‖ (1963).
Ely, Eugene: Joven piloto acrobático ambulante estadounidense. Típico componente de la camarilla de atrevidos
pilotos civiles. Despegó desde una rampa construida en la cubierta de un crucero de la Marina de EE. UU. En su
despegue pionero, el avión llegó a rozar el agua antes de que Ely ganara la suficiente altitud y volara cuatro
kilómetros hasta tierra firme, cerca de la base naval de Nordfolk. Dos meses más tarde, en otro vuelo
experimental, aterrizó su aparato en otro buque, aprovechando un ingenioso sistema de aterrizaje – cuerdas
tendidas entre sacos de arena- que frenó y detuvo al avión.
Engels, Friedrich: Filósofo, economista y político alemán (1820-1895). Hijo de un acaudalado fabricante de
tejidos, entró en contacto en la Universidad de Berlín con los jóvenes hegelianos. En Inglaterra simultaneó su
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trabajo teórico con la dirección de la industria de su padre, en Manchester. Fue uno de los más destacados
colaboradores de los Anales francoalemanes, publicados bajo la dirección de Ruge y Karl Marx. Un gran
acontecimiento en su vida fué el encuentro con éste, en París (1844), de quien llegó a ser el más íntimo amigo y
colaborador hasta el punto de que es difícil precisar cuál es la aportación de cada uno al marxismo, pues juntos
fundaron el materialismo dialéctico, el socialismo científico y el movimiento socialista internacional. Fue
directivo de la Liga de los comunistas, contribuyó a la fundación de la Asociación internacional de trabajadores e
inspiró la creación del Partido Socialista Alemán. El 1870 liquidó sus negocios y se dió de lleno a la prosecución
de sus ideas. Entre sus contribuciones específicas a la teoría marxista podemos destacar la concepción del
materialismo dialéctico (y, en especial, de la dialéctica de la naturaleza), así como el esfuerzo dedicado a aclarar
las relaciones entre la infraestructura económica y las superestructuras culturales. Obras: La ideología alemana
(1844), en colaboración con Marx; La sagrada familia (1845), Manifiesto del partido comunista (1848), también
en colaboración con Marx; Socialismo utópico y socialismo científico (1876-77), Anti-Dühring (1878), que
después de ―El Capital‖, es la exposición más completa sobre el socialismo; Dialéctica de la naturaleza (1882),
y Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884). A la muerte de Marx (1883), recogió y publicó
parte de las obras póstumas de su amigo y correligionario, y concretamente, redactó y publicó los libros segundo
y tercero de El Capital. En 1901 se editaron todas sus obras con las de Marx y Lassalle.
Enver Bajá: Militar turco (1881-1922). Participó en el golpe de Estado que destronó a Abdul-Hamid II en 1909.
Como ministro de Guerra (1914) se alió con Alemania durante la Primera Guerra Mundial. En 1918, después del
armisticio de Mudros, se refugió en el Cáucaso. Promovió la guerra civil en Asia Menor, al mando de un ejército
que pusieron a sus órdenes Trotski y Lenin, a los que traicionó, apoderándose de Turquestán. Fue rechazado por
los soviéticos hacia el Pamir. Murió asesinado.
Ericsson, John: Ingeniero de origen sueco. Fue a EE. UU para aplicar el propulsor helicoidal a los buques.
Primero ofreció su invento al Almirantazgo británico, patentándolo el 13/07/1836. Ericsson proyectó dos hélices
concéntricas que giraban a velocidades distintas. Durante su estancia en Inglaterra hizo diversos ensayos; en un
vapor de 14 metros de eslora, obtuvo la velocidad de 10 nudos y remolcó otro barco grande a 4.5 nudos.
Construyó el ―Novelty‖ para navegar por un canal, siendo el primer barco mercante a propulsión por hélice. A
pesar de los resultados satisfactorios no pudo decidir a su favor al Almirantazgo inglés. En EE. UU halló todo
género de facilidades y ayudas; construyó el ―Princeton‖ para su Marina de guerra que en 1841 ya poseía seis
vapores a hélices y cerca de treinta en 1843. Si bien su contemporáneo inglés Francis Pettit Smith, le aventajaba
en el orden cronológico de la utilización de la hélice en los buques, Ericsson le superó en capacidad y perfección
mecánica. Ericsson ideó otros inventos también, entre ellos, una locomotora que alcanzaba la velocidad de 50
millas por horas, una máquina de aire caliente y el célebre barco acorazado ―Monitor‖ que combatió en la guerra
de Secesión americana.
Fisher de Kilverstone, John Arbuthnot: Almirante inglés. A los trece años sentó plaza de guardiamarina. Se
especializó en artillería y en 1874 fue promovido a Capitán de Navío. En 1879 fue nombrado Presidente de la
junta de revisión de empleos de la artillería naval. Con mando en buque, tomó parte en la campaña de Egipto.
Dirigió la Escuela de Artillería de Porstmouth. En 1899 pasó a comandar la Escuadra del Mediterráneo. Tomó
parte en la guerra contra los ―boers‖. En 1902 fue nombrado Segundo Lord del Almirantazgo y después asignado
a la Comisión de Reformas del Ministerio de la Guerra. En 1904 se le eligió para Primer Lord del Almirantazgo,
en cuyo puesto desarrolló notablemente la Marina Real: ejemplo de ello fue la construcción de los
―Acorazados‖. Retirado del servicio activo se le nombró Par y Barón y siguió presidiendo el Comité de Guerra
Imperial. Cuando se declaró la Primera Guerra Mundial fue nuevamente llevado al Almirantazgo, donde trabajó
intensa y eficazmente, a pesar de su avanzada edad. En 1915, al no estar de acuerdo con el Gobierno, presentó su
dimisión.
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Foch, Ferdinand: Mariscal francés (1851-1929). Al comenzar la Primera Guerra Mundial fue nombrado jefe del
IX Ejército, al frente del cual desempeñó un papel fundamental en la batalla de Marne. Posteriormente dirigió las
ofensivas de Artois (1915) y la batalla del Somme (1916). En 1918 se le nombró generalísimo de los ejércitos
aliados. La ofensiva que desencadenó en todos los frentes obligó a los alemanes a solicitar la capitulación.
Francisco Fernando de Habsburgo: Archiduque de Austria (1863 – 1914). Sobrino del emperador Francisco
José I y heredero del trono de Austria, fue asesinado junto a su esposa en Sarajevo, hecho que desencadenó la
Primera Guerra Mundial.
Franco, Francisco: Militar y político español (1892-1975). Tuvo una carrera militar muy destacada en las
campañas de Marruecos. Asciende a General, siendo el más joven de Europa con ese grado. En 1934 es Jefe del
Estado Mayor. Apartado, por sus ideas, es nombrado Gobernador Militar de las Islas Canarias. Inicia en 1936 el
alzamiento contra el Gobierno del Frente Popular, que conducirá a la guerra civil. Después de tres años de
cruentas luchas, logra la victoria. Durante la Segunda Guerra Mundial mantiene la neutralidad española, a pesar
de cierta afinidad con el régimen alemán; más, sin embargo, niega la entrada de tropas alemanas por España para
atacar Gibraltar y pasar al norte de África.
Friedrich der Grosse: (Federico el Grande). Rey de Prusia (1712-1786). Gran militar y hábil administrador,
cuyo reinado transformo a Prusia en un poderoso Estado. Típico representante del ―Despotismo Ilustrado‖, llamó
a su Corte a Voltaire y dejó numerosas obras escritas en francés.
Fuchs, Vivian: Científico y Explorador británico. En 1946 organizó una expedición a la Antártida; llego al Polo
Sur el 15 de enero de 1958, días después que Edmund Hillary, quien formaba parte de su expedición y procedía
de la base Scott, establecida en el Mar de Ross. Fuchs siguió el camino de éste con su equipo y alcanzó dicha
base, consiguiendo por vez primera la travesía de la Antártida, propiciando importantes datos físicos,
geográficos y meteorológicos.
Fulton, Robert: Ingeniero e inventor estadounidense. Su instrucción primaria no fue muy esmerada, por falta
de medios. Empezó a trabajar en casa de un platero y pronto se reveló como pintor de talento, subsistiendo con la
venta de sus cuadros. Pasó a Inglaterra donde empezó a trabajar en un taller mecánico, donde demostró una gran
inventiva. Para el año 1793, solicitó se le concediesen patentes de diferentes inventos, uno de ellos el de sustituir
la esclusas en los canales, por planos inclinados. Se trasladó a París y vivió de la construcción de dioramas. Se
consagró a la idea de transformar los medios de guerra en el mar y siguiendo las investigaciones de Bushnell
invento el ―torpedo‖ o bomba submarina y un buque submarino al que denominó ―Nautilus‖. Rechazado su
proyecto por el Directorio Francés, consiguió que Napoleón nombrase una comisión que lo estudiase y en 1800
obtuvo autorización para su construcción. Finalmente, ante la indiferencia de las autoridades navales francesas,
Napoleón le retiró su protección. Insistió en sus proyectos anteriores sobre la navegación a vapor y probó un
buque donde navegó por el Sena hasta el mar. Pasó a Inglaterra, pero los marinos allí se mostraron contrario al
empleo del vapor. Fulton regresó a EE. UU, ofreció su ―torpedo‖ al Gobierno y éste lo aceptó; luego construyó
un gran barco a vapor que tuvo gran éxito. En 1810 fue encargado por el Gobierno de unir el río Missisipi con el
lago Pontchartrain, obteniendo una magnífica realización. Durante los últimos años de su vida vivió en constante
pleito con imitadores que pretendían ser ellos los primeros inventores antes que lo realizado por Fulton y esto
hacía que se encontrara viajando acompañado por un abogado. En unos de sus viajes navegando por el río
Hudson, el abogado cayó al agua y Fulton se arrojó a ella, salvándole, pero la frialdad del agua le produjo la
enfermedad que le llevó a la muerte.
Gariboldi, Italo: General italiano (1879-1970). En junio de 1941, Jefe Supremo del Ejército. Luego Gobernador
General de Libia y Comandante Supremo de las Tropas Italianas en África, participó en la reconquista de
Cirenaica. Vuelve a ejercer la jefatura del ejército. De septiembre de 1943 a mayo de 1945, es internado en
Alemania.
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Goeben, August Karl: (1816-1880), reconocido General prusiano de Infantería.
Göring, Hermann: Mariscal del Reich y político alemán. (1893-1946). Oficial de Infantería en 1912. Pide el
pase a la Aviación y es piloto de caza en marzo de 1916. Al final de la Primera Guerra mandaba el Grupo de
Cazas ―Richthofen‖; de 1919 a 1921, piloto civil en Dinamarca y Suecia. Encargado por Hitler de la creación y
mando de las SA. Tras la toma del poder por los nazis, ejerció muchos cargos de importancia y fué Jefe Supremo
de la Luftwaffe y Mariscal. Cuando trató de hacerse con el poder absoluto, Hitler lo mando detener y le depuso
de todos sus cargos. Fue hecho prisionero por los americanos y condenado a muerte en el juicio de Nuremberg.
Se suicidó en su celda el 15/10/46 envenenándose, a pesar del estricto control a que estaba sometido.
Graziani, Rodolfo: Militar italiano. Combatió por primera vez en Libia en 1913 y luego durante la Primera
Guerra Mundial. En 1930 fué nombrado para el cargo de Vicegobernador de Cirenaica. Seis años después,
asumió la dirección de las operaciones en el frente de Somalia y luego fué virrey de Etiopía. Su ejército fué
derrotado por los ingleses, y en adelante permaneció inactivo, hasta su colaboración como Ministro de la Guerra
en la República Social Italiana, de Mussolini. En 1945 fué condenado a veinte años de cárcel por un tribunal
Italiano. Amnistiado cinco años más tarde, su nostalgia del fascismo le llevaría a participar en el Movimiento
Social Italiano.
Guillermo II, Federico Víctor Alberto: (1859-1941). Nieto de Guillermo I e hijo de Federico III, a quien
sucedió en 1888. Tras acceder al trono se enfrentó a Bismarck en diferentes cuestiones hasta que en 1890
consiguió la dimisión del Canciller. Deseoso de atraerse al proletariado y alejarlo de los socialistas, inició la
llamada política de la ―nueva ruta‖, aunque fracasó en sus reformas obreras. Lanzó al país a un desarrollo militar
y a la expansión colonial. A partir de 1898 desarrolló un programa naval para rivalizar con el Reino Unido en el
dominio de los mares. En 1914 debido a sus compromisos internacionales, y presionado por su Estado Mayor,
declaró la guerra a Rusia y Francia. El 31 de octubre de 1918 el gobierno alemán le conminó a abdicar. Su
negativa provocó la revolución y el 9 de noviembre entregó el poder.
Habsburgo: Dinastía alemana, originaria de Suabia, que reinó en Austria de 1279 a 1918. Accedió al trono
imperial en 1273 con Rodolfo I, quien incorporó Austria, Estiria, Carniola, tras la victoria de Marchfeld (1278).
Mediante los enlaces de Maximiliano I con María de Borgoña, duquesa de Borgoña y condesa de Flandes y del
Franco Condado (1477), de Felipe el Hermoso con Juana de Castilla (1496), cuyo hijo Carlos I, inició la rama
española, más conocida por ―Casa de Austria‖, y de Fernando I con Ana Jaguellón, heredera de Bohemia y de
Hungría (1516), se convirtió en la familia europea con mayores dominios territoriales. Al morir Carlos II de
España (1700) se extinguió la rama española, y con la muerte de Carlos VI de Austria (1740) desapareció la
línea masculina de los Habsburgo en ese país. Los miembros modernos de esta familia descienden de María
Teresa, hija de Carlos VI, y de su esposo, Francisco de Lorena. En 1804, el archiducado de Austria se convirtió
en imperio, y en 1806, Francisco II renunció al título de emperador de Alemania, hecho que puso fin a la historia
del imperio alemán de esta dinastía. El último emperador Habsburgo fue Carlos I de Austria, sobrino nieto de
Francisco José I, que subió al trono en 1916 y abdicó en 1918.
Harris, Sir Arthur Travers: Mariscal de la Real Fuerza Aérea británica. En 1938 Jefe de Cuarto Grupo de
Bombarderos; luego Jefe de la Aviación en Palestina y Transjordania. Y más tarde, Jefe del Quinto Grupo de
Bombardero. En 1940-42, Ministro del Aire. De febrero de 1942 a septiembre del 45, Comandante en Jefe de las
Escuadrillas de Bombardero de la RAF. Como tal, responsable de los continuos bombardeos contra las ciudades
alemanas, sobre todo contra la población civil. Por todo ésto mereció el apodo de ―Bombardero Harris‖.
Harwood, Henry: Almirante inglés. (1888-1950). Ingresó muy joven en la Armada y para 1908 era Teniente de
Navío. Durante la Primera Guerra Mundial estuvo embarcado como oficial de torpedos. En 1929 ya Capitán de
Navío, estuvo al mando de un crucero y después fué jefe de una flotilla de destructores. Desde 1932 desempeñó
el mando de un crucero pesado, Dirección de la Escuela de Guerra Naval y la jefatura de las Fuerzas Navales de
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América del Sur e Indias Occidentales. En diciembre de 1939, siendo Comodoro, al mando de los cruceros
―Ajax‖ (su buque insignia), ―Achilles‖ y ―Exeter‖, averió al acorazado de bolsillo alemán ―Graf Spee‖ en la
llamada batalla del Río de la Plata. Por esta acción ascendió a Contralmirante y luego Jefe de Estado Mayor
Adjunto del Primer Lord del Almirantazgo. En 1942, tomó el mando de la Flota del Mediterráneo y en 1943 de
la Flota de Levante, siendo ascendido a Vicealmirante. Promovido a Almirante en 1945, se retiró del servicio por
motivos de salud.
Herodoto: Historiador griego (484-425 a.C.). Autor de una ―Historia‖ que constituye una fuente inapreciable
para el conocimiento de la Antigüedad hasta el año 479 a.C., siendo la primera historia escrita con criterio
científico.
Hidra: Monstruo mitológico con siete, cabezas que renacían a medida que se cortaban. Lo mató Hércules
cortándoles todas sus cabezas de un solo golpe.
Hillary Edmund: Explorador y Alpinista neozelandés. Participó en varias expediciones al Himalaya y en 1953
alcanzó la cima del Everest junto al sherpa Tensing. En 1958 forma parte de la expedición británica al Polo Sur.
Hindenburg, Paul von Beneckendorff und von: Mariscal alemán (1847 – 1934). Participó en la campaña
austroprusiana (1866) y en la francoprusiana (1870 – 71). Durante la Primera Guerra Mundial, derrotó a los
rusos en la batalla de Tannenberg (1914). Tras dirigir con éxito la tropas del frente oriental (1914 - 16), asumió
la jefatura suprema del ejército alemán (1916 - 18). En 1925 accedió a la presidencia del Reich como candidato
de una coalición de partidos de derechas. Durante su mandato apoyó la política de Brüning, que consiguió
mejorar la situación económica del país. Reelegido en 1932, nombró canciller a Adolf Hitler (1933).
Hipper, Franz von: Almirante alemán. En 1906 mandaba un crucero y dos años más tarde la Primera Flotilla de
dichas unidades, ascendiendo a contralmirante en 1911. Estuvo dedicado al estudio de la táctica y de la
estrategia, especializándose en los servicios de descubierta y de vanguardia. Mandó las fuerzas de vanguardia en
la batalla de Jutlandia, constituida por los grandes cruceros de combate. En 1916 fue nombrado Comandante en
Jefe de la Escuadra de Alta Mar y en 1918 pasó a retiro.
Hitler, Adolf: Político alemán (1889 – 1945). Participó en la Primera Guerra Mundial. En 1919, ingresó en el
Partido Obrero Alemán, transformado en 1921 en el Partido Nacionalista Alemán de los Trabajadores, del que
llegó a ser presidente. Tras organizar un fallido golpe de Estado en Munich (1923), fue encarcelado. En prisión
escribió ―Mein Kampf‖ (Mi Lucha), que contiene su ideario político. La crisis económica de 1929 facilitó el
crecimiento de su partido, que se extendió entre la pequeña burguesía y los obreros. A la caída del canciller
Schleicher, Hitler fue requerido por el presidente Hindenburg, para encargarse de la cancillería (30 de enero de
1933). Aprovechando el incendio del Reichstag, falsamente atribuido a los comunistas, recabó y obtuvo del
Parlamento poderes absolutos por cuatro años. Emprendió entonces depuraciones en el seno de su propio
partido; durante la llamada ―noche de los cuchillos largos‖ (30 de junio de 1934) hizo exterminar a Röhm y a
los jefes de las SA. Al morir Hindenburg (2 de agosto de 1934), Hitler asumió las funciones presidenciales y
tomo el título de ―Führer‖. Su sistema político, totalario y despótico, proclamó la superioridad de la raza
germánica y emprendió una violenta persecución contra los judíos. Creó una policía especial, la Gestapo,
disolvió el sistema parlamentario, prohibió los partidos políticos, y suprimió los derechos civiles y la igualdad de
la ciudadanía. Hitler convirtió el Estado nazi en una máquina diplomática y militar. Paralelamente, se ponía de
manifiesto la tendencia expansiva de su política exterior. En marzo de 1935 Alemania ocupó la región de
Renania; en enero de 1937 Hitler denunció las cláusulas del tratado de Versalles; en marzo de 1938 anexionó
Austria; en octubre, la región de los Sudetes en Checoslovaquia; en marzo de 1939, Bohemia y Moravia. La
invasión de Polonia (1 de septiembre de 1939) dió origen a la Segunda Guerra Mundial. A los éxitos iniciales
(1939 – 42), siguió el periodo de retroceso. El 30 de abril de 1945, Hitler se quitó la vida en unión de su esposa,
Eva Braum, en los sótanos de la Cancillería de Berlín, sitiada por los rusos.
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Holland, John Phillips: inventor estadounidense. Nacido en Irlanda, antes de emigrar a USA fue maestro de
escuela y también se dedicó a la enseñanza en los primeros tiempos de su estancia en los Estados Unidos. A raíz
del combate entre los buques blindados "Monitor" y "Merrimac", se le ocurrió la idea de un submarino,
logrando destacar entre los muchos que en aquel entonces perseguían el mismo objetivo. Su primer submarino,
en 1875, fue un fracaso, pero persistió y a su noveno intento, veinte años después, consiguió el éxito, siendo
adquirido por la Marina de EE. UU. El Almirantazgo británico compró todas las patentes de Holland a fin de
evitar que la nueva arma pusiera en peligro la supremacía inglesa; no obstante, el porvenir del submarino había
quedado abierto y todas las Marinas le dedicaron atención, principalmente la alemana. Más adelante Holland se
dedicó a la construcción de submarinos oceánicos y todos sus proyectos fueron con destino a la Marina de EE.
UU.
Hood: Almirante británico (1724-1816). Barón y Lord Comisario del Almirantazgo.
Jellicoe, John Rushworth, Primer Conde de: Almirante inglés. Se especializó en artillería. Tomó parte en la
expedición a Egipto y en la campaña de China, donde resulto gravemente herido. Para 1910 había ascendido a
vicealmirante. Al iniciarse la Primera Guerra Mundial era Segundo Lord del Almirantazgo, siendo nombrado
Comandante en Jefe de la Flota Inglesa, mejorando notablemente las instrucciones de tiro de los buques,
especialmente de los acorazados. En Jutlandia no empleó, según opiniones, la Flota tan a fondo en la batalla,
pero de todos modos logró hacer retirarse a la Flota alemana. En 1916 fue nombrado Primer Lord del
Almirantazgo, se le concedió el título de Vizconde y en 1920 fue Gobernador General de Nueva Zelanda.
Jodl, Alfred: Militar alemán (1890-1946). Sirvió en la artillería durante la Primera Guerra Mundial; a
continuación fué nombrado agregado en el Estado Mayor del Ejército. Coronel en 1935, seria puesto al frente de
la sección de Operaciones del O. K. W., y desde ese puesto jugó un papel importante en la preparación de todos
los planes de guerra establecidos por el Ejército hasta la finalización de las hostilidades, gozando de una gran
confianza por parte de Hitler. Después del suicidio del Führer, Dönitz, designado para formar Gobierno, hizo de
Jodl su Jefe de Estado Mayor, correspondiéndole la misión de firmar el 7 de mayo de 1945, el acta de
capitulación de los ejércitos alemanes. Fué condenado a muerte por el tribunal de Nuremberg y ejecutado en
1946.
Kerenski, Alexandr Feodoravich: Político ruso (1881 – 1970). Fue ministro de Justicia en el gabinete formado
por Lvoff en marzo de 1917. Al reorganizarse el gobierno en mayo, se encargó de la cartera de Guerra y Marina.
Tras la crisis de julio accedió a la jefatura del gobierno. Perdió el apoyo de los sectores moderados y, tras el
fracaso del golpe de Estado de Kornilov (agosto), los bolcheviques se hicieron dueños de la situación. Derrocado
por la Revolución de Octubre, abandonó Rusia.
Kesselring, Albert: Militar alemán. (1885-1960). No permaneció mucho tiempo en la artillería, su primera
arma. A partir de la Primera Guerra Mundial, solicitó su pase a la Aviación. En 1934 fué llamado a desempeñar
un papel de primera fila en la creación y organización de la Luftwaffe. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial
pasó a mandar una flota aérea en Polonia primero, y más tarde en Francia, después se ocupó de los ataques
aéreos sobre Inglaterra. Ascendido al rango de Mariscal. En 1940, al año siguiente era destinado al frente Ruso,
para asumir acto seguido la dirección de todas las Fuerzas Alemanas que operaban en el Mediterráneo, aunque
sin autoridad sobre el ―Áfrika Korps‖ de Rommel. En 1943-44 se hallaba al frente de un grupo de ejército en
Italia y en febrero de 1945 sustituyó a Von Rundstedt en el frente oeste. Hecho prisionero y condenado a muerte
en 1946 por un tribunal británico, en Venecia, por crímenes de guerras, vería no obstante conmutada su pena por
la de cadena perpetua. Fué liberado en 1952 y escribió sus memorias.
King, Ernest Joseph: Almirante de Estados Unidos. (1878-1956). Graduado en la Academia Naval de
Annapolis. En la Primera Guerra Mundial estuvo destinado en el Estado Mayor del Almirante Mayo,
Comandante en Jefe de la Flota del Atlántico. En 1926 se le nombró Jefe de la base de submarinos de New
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Londón (Connecticut), y cuando ya contaba 49 años se hizo aviador naval. Fué Comandante del portaaviones
―Lexington‖ y luego, Jefe de la Aviación Naval. En 1938, ascendido ya a Vicealmirante, tuvo el mando de una
división de cinco portaaviones. En 1940 era Jefe Supremo de la Flota del Atlántico, y después del ataque japonés
a Pearl Harbor tuvo el mismo cargo en la del Pacífico. De marzo de 1942 a diciembre de 1945 fué Jefe de
Operaciones Navales y en calidad de tal asistió a la Conferencia del Atlántico. En diciembre de 1944 ascendió a
Almirante de la Flota.
Kingsley, Mary: (1862 – 1900). Sobrina de un clérigo, llevó una vida anodina hasta sus 30 años, cuando decidió
viajar a África para terminar un libro sobre religiones locales iniciado por su padre. En 1893 y 1894, visitó
Cabinda y la isla de Fernando Poo, descubrió nuevas especies de peces, convivió con los caníbales ―fang‖ y
escribió unos relatos de sus viajes que muestran una sensibilidad pionera y a contracorriente de los valores
conservadores de sus contemporáneos varones, por su simpatía y respeto hacia los africanos negros. Murió
trabajando como enfermera en la Guerra de los Bóers.
Krapf, Johann Ludwing: Misionero alemán. Descubrió el Monte Kenya en 1849 y numerosos manuscritos
egipcios en el curso de sus viajes.
Lake, Simon: Inventor de EE. UU. Aplicado al estudio de los submarinos, proyectó el tipo de su nombre,
construido en 1897 y al que se bautizó ―Argonaut‖, pero la Marina de USA se inclinó por el proyecto de
Holland, mientras que el de Lake fue empleado con gran éxito por los alemanes durante la I Guerra Mundial.
Posteriormente Lake se dedicó a proyectar submarinos para el tráfico comercial, sin que llegaran a tener
aplicación práctica.
Largo Caballero, Francisco: Político español. (1869-1946): Estuquista de profesión, ingresó en la UGT (Unión
General de Trabajadores) en 1890 y en PSOE (Partido Socialista Obrero Español). Condenado a muerte por su
participación en la huelga general de 1917. Excarcelado al ser elegido diputado, y designado Secretario General
de la UGT. Ocupó el Ministerio del Trabajo; preconizó la alianza socialista con comunistas y revolucionarios.
Durante la Guerra Civil formó en septiembre de 1936 un gobierno de coalición en el que se reservó la cartera de
Guerra. Emigró a Francia en 1939 donde fué detenido por el gobierno de Vichy e internado en el campo de
concentración de Oraniemburg (1943-45).
Laval, Pierre: Político francés, (1883-1945). Fue al principio socialista, luego independiente. De 1925-1935,
varias veces Ministro. De acuerdo con Alemania procuró desarrollar una política que, luego (junio 1935 a enero
1936), continuaría como Primer Ministro; intentó llegar a un acuerdo con Mussolini. Tras la derrota de Francia
se convirtió en Viceprimer Ministro, en junio de 1940, y creyó poder lograr que los ocupantes alemanes tratasen
con consideración a su país. Los alemanes presionaron sobre él hasta que en abril de 1942, tuvo que ceder su
puesto a Darlan. En septiembre de 1944, fué transferido a Alemania. Al finalizar la guerra. Laval trató de
evadirse a España pero fué detenido por los americanos y entregado a los franceses, que lo condenaron a muerte
el 09/10/1945.
Lawrence, Thomas Edward: (más conocido como Lawrence de Arabia). Militar británico. (1888 – 1935).
Miembro del Servicio de Inteligencia británico en los países de lengua árabe, fue consejero del rey Hussein y
principal organizador de la revuelta contra los turcos. Defensor de los derechos de los árabes, los consideró
traicionados cuando Francia logró el mandato sobre Siria. Es autor de Los siete pilares de la sabiduría (1926).
Lenin (Vladimir Ilich Ulianov): Político revolucionario ruso (1870 – 1924). Tras estudiar derecho, fue
desterrado a Siberia (1897) por sus ideas revolucionarias. Liberado en 1900, se distinguió como jefe de un
partido socialista radical, tomó parte en varios congresos y propagó sus doctrinas de inspiración marxista.
Provocó la escisión del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (1903) y pasó a dirigir la facción bolchevique
(mayoritario) frente a los mencheviques (minoritarios). Participó en la revolución de 1905, pero tuvo que
exiliarse de nuevo hasta 1917. Ese mismo año, tras la caída del zarismo, el gobierno alemán le permitió atravesar
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Alemania y entrar en Rusia, donde se puso al frente de los bolcheviques en oposición a Kerensky. Partidario de
la toma del poder por los Soviets y opuesto a la alianza con los burgueses, el 8 de noviembre se presentó en la
capital, derrocó al gobierno de Kerensky y se constituyó en presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
cargo que ocupó hasta su muerte. En 1918 trasladó la sede de Gobierno de San Petersburgo a Moscú. En 1919-
20 Lenin y Trotsky lograron hacer fracasar todos los intentos encaminados a derrocar el comunismo, llevados a
cabo por Koltchak, Denikin y Wrangel. Entre las principales obras que escribió cabe citar ―Materialismo y
Empiriocriticismo‖ (1909), ―El Imperialismo, fase superior del capitalismo‖ (1916) y ―El Estado y la
Revolución‖ (1918).
Leopoldo II: (1835 – 1909). Hijo de Leopoldo I. Durante la guerra francoprusiana de 1870 hizo respetar
enérgicamente la neutralidad de su territorio. Creó en 1885 el Estado Libre del Congo.
Lesseps, Ferdinand, Vizconde de: Diplomático francés. Ingresó al Servicio Consular en 1825. Ocupó
diferentes cargos en varias ciudades, entre ellas, Alejandría. Por cinco años fue Cónsul en El Cairo y allí, por su
valeroso comportamiento durante la peste que atacó a la ciudad, se vio recompensado con la Cruz de la Legión
de Honor. Después estuvo destinado en Rótterdam, Madrid y Barcelona. En 1848 fue nombrado Ministro de
Francia en Madrid. Seis años más tarde concibió el proyecto de construir el Canal de Suez y en 1856 obtuvo la
concesión del Virrey de Egipto. Transformar la compañía que había de acometer la empresa, se iniciaron las
obras en abril de 1859, finalizando diez años después, siendo inaugurado el 17/12/1869. El éxito animó a
Lesseps a realizar el de Panamá pero le faltó dinero y el proyecto se le presentó en la práctica como irrealizable.
Después del fracaso, el Consejo de Administración le acusó de fraude y fue condenado a cinco años de prisión.
Perteneció a la Academia de Francia, a la Academia de Ciencias y a numerosos círculos científicos de otros
países.
Lloyd George, David: Político británico (1863 – 1945). Elegido diputado liberal en 1890, se encargó de la
jefatura del partido hasta 1926. Como ministro de Hacienda (1908) llevó a cabo importantes reformas sociales.
También fue primer ministro (1916 – 22), y durante su mandato tuvo lugar la firma del tratado de Versalles
(1919). Defensor de las identidades culturales y regionales, consiguió de la Cámara de los Comunes que se
aprobara la creación del Estado Libre de Irlanda (1921) y una administración autónoma para Irlanda del Norte.
Llevó a cabo una política reformadora y restringió el poder de la Cámara de los Lores. Se retiró de la vida
pública en 1944.
Livingstone, David: (Escocia, 1813 - Zambia, 1873). Educado en un ambiente piadoso y humilde, acudió a una
llamada en busca de misioneros en 1834 y, una vez ordenado, partió para África en 1840. Durante 15 años viajó
llevando el Evangelio por zonas nunca antes pisadas por los europeos. Su intención era abrir rutas comerciales
en África que fueran una alternativa económica al comercio de esclavos. La fama y los ingresos que le otorgaron
sus libros de viajes le convirtieron en independiente para planificar sus itinerarios. Perdido en 1871, fue hallado
por H. M. Stanley en un encuentro célebre en la historia de ambos exploradores.
Luckner, Félix von: Nació en una familia de guerreros prusianos, casi todos pertenecientes a la caballería. Su
bisabuelo fue un conde que servía como oficial de caballería en el ejército de Federico el Grande y luego forma
su propio regimiento de húsares, combatiendo como mercenarios para el gobierno revolucionario francés... con
tal efecto que lo nombraron Mariscal de Francia. Tanto el abuelo como el padre de Luckner cabalgaron para
Alemania como aristócratas ofíciales de los húsares. Era de esperar que el joven conde Félix seguiría en ese
romántico servicio, pero Félix, por motivos inexplicables incluso para sí mismo, se sintió atraído por los mares y
por los grandes buques en cruz que los surcaban. Sin embargo, cuando expuso a su familia el deseo de hacer
carrera en el mar, su rígido padre, no quiso saber nada del asunto. En 1894, a la edad de 13 años, Luckner se
fugó de la mansión familiar y juró no regresar jamás hasta que se convirtiera en un pleno oficial naval. Deseando
evitar las ventajas y los posibles hostigamientos que podrían derivarse de su noble linaje, adoptó un nombre
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nuevo, Phelax Luedige, del lado materno de la familia. Durante siete años navegó en buques de vela y en otros
navíos por todo el globo, en los que aprendió los caminos del mar, encontró suficientes aventuras como para
llenar muchas vidas... que en años posteriores gozaría de contar con adornos. Nadie tuvo nunca la certeza de
donde terminaban los hechos y empezaban los adornos, ya que Luckner era un narrador en la gran tradición
náutica.
Lütjens, Gunther: Almirante alemán. (1889-1941). Desde octubre de 1937, Jefe de lanchas torpederas. Desde
octubre de 1939, Comandante de las Fuerzas de reconocimiento. Desde julio de 1940, Jefe de la Flota. En
febrero y marzo de 1941 Lütjens operó con el ―Scharnhorst‖ y el ―Gneisenau‖ en el Atlántico. El 24/05/41
hundió con el ―Bismarck‖ y el ―Prinz Eugen‖ al crucero británico ―Hood‖. Tres días después Lütjens pereció en
el hundimiento del ―Bismarck‖.
MacArthur, Douglas: General estadounidense con categoría de Feldmariscal (General of the Army). (1880-
1964). En 1930-35, Jefe del Estado Mayor del Ejército. Del 08/12/41 hasta el 23/02/42, defensa sin éxito de las
Filipinas. El 17/03/42, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Norteamericanas en el Suroeste del
Pacífico. Recibió el 02/09/45 la rendición sin condiciones del Japón. De 1945 a 1951, Comandante Supremo en
el Extremo Oriente (Ejército de ocupación). En 1950, Comandante de las tropas norteamericanas en Corea. El
11/04/51, desposeído de sus cargos por el presidente Truman como consecuencia de ciertas críticas a las
decisiones del presidente en materias político-militares. MacArthur, por ejemplo, había exigido el empleo de
armas nucleares contra China.
MacDonald, James Ramsey: Político británico, (1866-1937). Jefe del Partido Laborista. Su renuencia ante la
intervención británica en la Primera Guerra Mundial provocaron su sustitución al frente del partido. Recuperó el
liderazgo y en 1929 volvió a ocupar la Presidencia del Consejo de Ministro. Por la crisis económica de 1931
decide formar un gabinete de coalición nacional, hecho que motivó la división del partido. Presentó su dimisión
en 1935.
Mahan, Alfred Thayer: Marino estadounidense. Historiador, estratega, novelista e imperialista. Su padre era
decano del profesorado y profesor de ingeniería civil en la Academia Militar de EE. UU, (West Point) y autor de
dos libros que se hicieron clásicos sobre fortificaciones y tácticas. El joven Mahan en contra de la opinión de su
padre ingresó en la Academia Naval de Anápolis y se graduó con el número dos de su promoción. Sentía
admiración por los buques a vela y aversión a los de vapor, evitando destinos a bordo, dedicándose a escribir
libros y artículos. Intervino en la guerra civil y a su término era Capitán de Corbeta. Estuvo destinado en
astilleros, en el Estado Mayor de la Academia Naval y al mando de una antigua fragata de vapor por las costas
de Perú. Recibió una oferta para incorporarse al nuevo Colegio de Guerra Naval y la aceptó. Recién ascendido a
Capitán de Navío se hizo cargo de las cátedras de Historia y Estrategia, además de ejercer la Presidencia del
Colegio. En 1890 sacó a la luz el conocido libro ―The Influence of Sea Power upon History, 1660 - 1783‖. En
una época de rápidos cambios tecnológicos, muchos oficiales consideraban que maniobras como las que Nelson
realizó en Trafalgar resultaban arcaicas y sin ningún valor actual. El énfasis que daba Mahan a la historia,
resultaba una actitud reaccionaria o, peor aún, sin ningún valor práctico. Su respuesta era que nada sería más
práctico para un oficial naval que ―el establecimiento de los principios y métodos por los que se puede conducir
una guerra para obtener las máximas ventajas a través del estudio de la historia‖. Más tarde publicaría un
segundo volumen: ―The Influence of Sea Power upon the French Revolution and Empire, 1793 – 1812‖. En
1896 se retiró del servicio activo y siguió escribiendo. Su obra está contenida en 20 libros y 137 artículos.
Alguno de éstos fueron publicados en forma de libro. Le fueron concedidos muchos títulos honoríficos
universitarios y fue elegido en 1902 Presidente de la American Historical Association. Durante la guerra contra
España fue llamado como asesor estratégico del Secretario de la Marina y del Presidente. En 1914 murió de un
fallo cardiaco en el Hospital Naval de Washington. Se opina sobre Mahan que ―ninguna otra persona a influido
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tan directa y profundamente en la teoría del poder naval y su estrategia‖, y podemos añadir que también influyó
en muy alto grado para que ese poder naval fuera la punta de lanza del imperialismo estadounidense.
Marx, Karl: Filósofo, sociólogo y economista alemán (1818-1883). Perteneciente a los jóvenes hegelianos de
izquierda, ya desde su tesis doctoral, ―Diferencia entre las filosofías de la naturaleza de Demócrito y Epicuro‖
(1841), dio una orientación materialista en su filosofía. A causa de sus ideas revolucionarias sufrió el exilio en
Francia, Bélgica e Inglaterra. Desde 1842 colaboró en distintas publicaciones, y comenzó a mantener contactos
con el movimiento obrero. En 1844 inició su amistad con F. Engels, de quien recibió ayuda moral y financiera,
especialmente durante su exilio en Londres, desde 1848. Con él escribió ―La sagrada familia‖ (1845), ―La
ideología alemana‖ (1846), ―La tesis sobre Feuerbach‖ (1888) y, tras su ingreso en la Liga de los Comunistas,
ambos redactaron el ―Manifiesto Comunista‖ (1848). Tras las jornadas revolucionarios de 1848, escribió en su
exilio de Londres ―La lucha de clases en Francia‖. Reemprendió luego sus estudios de economía política e
inició la redacción de ―El Capital‖, considerada una continuación de ―La Contribución a la crítica de la
economía política‖ (1859). En 1864 participó en la fundación de la I Internacional Obrera, de la que redactó la
memoria inaugural y los estatutos. Colaboró también en el ―Anti-Dühring‖ (1878) de Engels. Otros escritos
suyos de importancia son ―Manuscritos económico-filosóficos‖ (1844), ―Miseria de la filosofía‖ (1847), ―El 18
Brumario de Luís Bonaparte‖ (1852) y ―Crítica del programa de Gotha‖ (1875).
Mehmet Alí: (Muhammad Alí) Bajá de Egipto (1769-1849). Al mando de tropas del sultán turco Selim III, se
apoderó de Egipto (1810) y acabó con los jefes mamelucos. Más tarde extendió su autoridad sobre Arabia,
Sudán, Siria y Adana; fundó Jartum (1823). A cambio de renunciar a algunas de sus conquistas (Adana, Siria,
Creta), obtuvo el gobierno hereditario de Egipto como virrey (1840). Fue fundador del moderno Estado egipcio.
Mehmet VI: (Muhammad VI) - (1861-1926). Sucedió a su tío Muhammad V en 1918. Capituló ante los aliados
y colaboró con ellos contra los nacionalistas turcos. Tras la abolición del sultanato por la asamblea nacional
(1922), huyó de Constantinopla en un navío de guerra británico. Con él, concluyó el Imperio otomano.
Melville, Herman: Escritor estadounidense (1819 – 1891). Considerado uno de los mejores prosistas en la
lengua inglesa, su obra ejerció una influencia decisiva en la evolución posterior de la novela estadounidense.
Entre sus obras destacan ―Moby Dick‖, ―Benito Cereno y otros cuentos de la veranda‖, y ―Billy Budd‖.
Mitchell, Billy: Militar de Aviación estadounidense. (1879-1936). Nació en Francia, nieto de un magnate de los
ferrocarriles americanos e hijo de un Senador por Wisconsin. Se alistó en el Cuerpo de Transmisiones en la
guerra hispano-norteamericana; ejerció en Asía labores de espionaje. A los 32 años era el oficial más joven
formando parte del Estado Mayor General; destinado a la aviación como oficial de transmisiones aprendió a
pilotar. Cuando EE.UU se disponía a entrar en guerra (1914-18), él era oficial de enlace ante los británicos.
Iniciado el conflicto tuvo a su cargo el ―Air Service‖ (Servicio Aéreo), americano, siendo el primer militar de esa
nación en obtener la ―Croix de Guerre‖ por la audacia de sus actuaciones en el frente. Pasó años presentando
todo tipo de proyectos aéreos, sin mayor éxito, pero ya en 1919 organizó los primeros vuelos de gran autonomía
que llevaron el correo de costa a costa, a través de los EE.UU. Más adelante logró demostrar el poder de los
ataques aéreos, principalmente sobre objetivos navales. Logró destruir un submarino, un destructor y un
acorazado ligero (que ofreció una resistencia algo mayor). Al persistir el escepticismo, logró que le dieran
oportunidad para demostrar que aún siendo el objetivo mucho más fuerte, igualmente se lograría hundirlo con
bombardeo aéreo. Lo demostró al hundir a un gran acorazado alemán, que había combatido en Jutlandia y había
quedado en poder de Estados Unidos. Tras una visita al Japón para comprobar su desarrollo aeronáutico, y luego
de examinar el sistema defensivo norteamericano, Mitchell redactó en 1924 un informe en que pronosticaba con
suficiente precisión el ataque a Pearl Harbor. Ante las presiones que sufría por sus ideas, buscó el que se le
hiciera un Consejo de Guerra para defenderlas; fué relevado del mando con suspensión de empleo y sueldo por
314
cinco años. Solicitó la baja en el ejército para continuar su lucha mediante artículos y libros. Cuando murió
estaba, prácticamente, olvidado.
Mola, Emilio: General español, (1887-1937). Contribuyó a la pacificación de Marruecos y fué Director General
de Seguridad en 1930-31. Desde Pamplona, participó activamente en la sublevación militar que dio origen a la
guerra civil en la que tuvo a su mando las fuerzas nacionalistas del Norte. Murió en accidente de Aviación.
Montgomery, Bernard: (18871976). Vivió parte de su infancia en Tasmania, donde su padre era obispo
anglicano. Terminados sus estudios en Londres, ingresó en la Academia de Sandhurst (1907-1908), donde su
carácter difícil le crearía constantes dificultades con sus superiores (uno de ellos llegó a decirle el día en que
abandonó la escuela, con el grado de Teniente segundo ―Usted no sirve para nada, y nunca llegará a ser nada en
el ejército‖). Capitán al comienzo de la Primera Guerra Mundial, y herido dos veces, terminó la contienda como
Teniente Coronel del Estado Mayor. Participó en la ocupación de Renania, donde estudiaría los métodos
militares seguidos por los alemanes, y publicó su Manual sobre el Mando. Fue promovido al rango de General en
1933, adquiriendo en el Ejército británico la reputación de Jefe austero, animado por elevados ideales religiosos
y patrióticos. En la primavera de 1940 daría muestras de verdadera talla militar, fué llamado por Churchill para
dirigir al 8ª. Ejército de Egipto. La gloria esperaba a Montgomery en el desierto. Su plan minuciosamente
concebido, le reportó constantes éxitos, cada uno en su momento, a pesar de la impaciencia de Churchill. La
victoria de El-Alamein, obtenida en una semana (octubre-noviembre de 1942), no sólo borró los fracasos de la
primavera, sino que marcó un viraje decisivo en la guerra. Después de haber obligado a las tropas de Rommel a
retroceder hasta Túnez (1943). Montgomery participó en la invasión de Sicilia y de Italia. En 1944 se le hizo
regresar a Londres para elaborar con Eisenhower el plan de desembarco en Normandía, y el 16 de junio de 1944,
se convirtió en el personaje principal de esta gigantesca empresa, en calidad de Jefe del Ejército de Tierra.
Promovido a Mariscal el 31 de agosto de 1944, liberaría el norte de Francia y, a la cabeza del 21º. Grupo de
Ejércitos, tomó Amberes; después, tras desempeñar un papel importante en la respuesta a la ofensiva alemana de
las Ardenas, condujo a sus tropas hasta Lübeck. El 4 de mayo de 1945 Montgomery recibía en su cuartel general
al Almirante von Friedeburg y al general, Kinzel, signatarios del documento de rendición de las fuerzas
alemanas del Noroeste (acuerdo de Luxemburgo). Pero después fué nombrado jefe del Estado Mayor Imperial
(1946). Posteriormente y hasta su retiro en 1958, ocuparía el cargo de Comandante adjunto de las Fuerzas
Atlánticas en Europa. Falleció en 1976. ―Monty‖ mantuvo siempre su reputación de ―enfant terrible‖, pero su
apodo, conocido universalmente, testimonia su popularidad tanto como el título de Vizconde de El-Alamein su
gloria. No fué un General como los demás. ―Monty‖ entró en la leyenda en vida, con su eterna boina negra- de la
que él mismo afirmaba que ―valía dos divisiones‖-y orlado de una reputación absoluta de invencible en el campo
de batalla.
Monturiol, Narciso: Inventor y político español (1819-1885). Fue uno de los principales protagonistas del
socialismo utópico de Cabet en Cataluña. Tras abandonar la política activa en 1857, se consagró a la invención
del primer submarino, al que le dio el nombre de ―Ictíneo‖. La primera prueba se hizo en 1859, en el puerto de
Barcelona. El segundo modelo, movido por una máquina de vapor, fue terminado en 1866. La falta de apoyo de
las autoridades impidió continuar la experiencia. En 1891 se publicó su obra ―Ensayo sobre el arte de navegar
debajo del agua‖.
Moro, Tomas: Santo, Estadista y escritor inglés (1478 – íd., 1535). Desempeñó importantes cargos públicos,
entre ellos el de Canciller. Fue acusado de alta traición, por negarse a reconocer a Enrique VIII como suprema
autoridad de la Iglesia, encarcelado en 1535 y decapitado. Entre sus obras figuran ―Poesías latinas‖, ―Ricardo
III‖, ―Utopía‖ (1516), ―Respuesta a Lutero‖ y ―Diálogo de consuelo‖, escrita en prisión. Fue decapitado
Mungo, Park: (Escocia, 1771, Nigeria, 1806). Estudió medicina en Edimburgo y trabajó en Sumatra, ganándose
la confianza de la Royal Society, que le encargó que explorara el curso del Níger. Su primera aventura, cuyo
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relato publicó en 1797, le hizo famoso. Dos años después, ya casado y establecido en Escocia, el Gobierno le
pidió que condujera una segunda expedición. La época de las lluvias, sin embargo, causó la muerte por
paludismo de la mayoría de los componentes y los seis que se salvaron se ahogaron en el Níger poco después,
durante un ataque de los habitantes de la región de Bussa.
Mussolini, Benito: Político italiano, (1883-1945). Hijo de un herrero, se hizo maestro. Se consideraba así mismo
anarquista y en 1902 huyó a Suiza para eludir el servicio militar, después de que su padre fuera detenido por
actividades subversivas. Al regresar a Italia volvió a ejercer de maestro. Militante socialista desde 1900, fué
nombrado redactor jefe del periódico ―Avanti‖, órgano del Partido. Desde allí hizo campaña contra la guerra en
Libia y a favor de la neutralidad italiana (1914). A continuación fundó ―Il Popolo d´Italia‖ y desde él, apoyó, por
el contrario, la intervención junto a los aliados y contra Austria; esa postura le hizo ser expulsado del partido
socialista y le animaría a formar en 1915, los ―Fascios de Acción Revolucionaria‖. Ese año partiría al frente de
batalla, para regresar herido y transformado en sus ideas. En 1917 fundó los ―Fasci di Combattimento‖ con un
programa en el que el nacionalismo más extremista se conjugaba con la demagogia. Elegido diputado por Milán,
transformó el movimiento en ―Partido Fascista‖. Después de la ―Marcha sobre Roma‖, el Rey le confiaría el
gobierno del país y el Parlamento plenos poderes. Intervino en la guerra civil española a favor de Franco y,
realizó un acercamiento a Hitler, que concluyó con la firma del pacto de Acero e involucrando a Italia en la
Segunda Guerra Mundial. En 1943, empezando a ser invadida Italia por los aliados, se provoca su caída y
encarcelado por orden del Rey, y liberado por paracaidistas alemanes, intentó formar un gobierno en el norte de
Italia, bajo la protección de Alemania. Finalmente, cuando huía, fué descubierto y ejecutado por los ―partisanos‖
(guerrilleros italianos, en lucha contra los alemanes).
Mustafá Kemal: Militar y político turco (1881-1938). Fue el principal promotor del movimiento político que
cristalizó en la Gran Asamblea Nacional de Turquía, que en noviembre de 1922 abolió el sultanato. En octubre
de 1923 fue nombrado presidente de la República. Gobernó dictatorialmente, introdujo reformas en todos los
aspectos de la vida pública y civil de Turquía, y adoptó decididamente los cánones occidentales. Recibió el
apelativo de Ataturk (padre de los turcos).
Nansen, Fridtjof: Noruega. Es el navegante que más ha contribuido al conocimiento del Ártico y su banco de
hielo, con 3 viajes relaizados entre 1882 y 1895. Fracasa en sus intentos de alcanzar el Polo.
Negrín López, Juan: Medico y político español, (1892-1956). Alumno de Ramón y Cajal y maestro de Severo
Ochoa, fué catedrático de la Universidad de Madrid. Ingresó en el PSOE, fué Diputado y Ministro de Hacienda.
En 1937 sustituyó a Largo Caballero en la Presidencia del Gobierno, con el apoyo de socialistas, comunistas y
republicanos; intentó fortalecer el ejército, controló la industria y trató de poner orden en la retaguardia. Trasladó
el gobierno a Barcelona ante el avance nacionalista. Al fracasar su propuesta de paz, impulsó una gran ofensiva
del ejército republicano (Batalla del Ebro). Poco antes de acabar la guerra civil, marchó a Francia, donde siguió
presidiendo el gobierno republicano en el exilio hasta 1945.
Nelson, Horatio: Duque de Bronte, Vizconde de Nelson, Barón del Nilo. –Nació en el condado de Norfolk el 28
de septiembre de 1758. Hijo de un rector de parroquia y de una dama de la noble familia de los Walpole. A los
doce años ingresó a la Marina Real. Su primera navegación la hizo en el barco que mandaba su tío; sirvió
después en la India y en uno de los buques que formó la expedición a los mares árticos, para volver después a la
India como ―aspirante‖ de Marina. A los veintiún años, al mando de un navío pasó al Caribe, Jamaica, donde
volvería después de haber estado en Francia, durante un período de paz, donde estudió el idioma y las
costumbres francesas. Contrajo matrimonio con una dama viuda, Francés Herbert y en 1793, declarada la guerra
con Francia, volvió al mar, como Comandante del ―Agamenon‖, escuadra del Mediterráneo, al mando del
Almirante Hood. En Nápoles contrae amistad con Lord Hamilton, Embajador de Inglaterra ante el Reino de
Nápoles y sobre todo con Emma, esposa del Embajador, con quién mantuvo un apasionado amor. En el combate
de Abukir atacó a la vanguardia y centro, dejando para el día siguiente la persecución de la retaguardia en huída.
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Se provocó por entonces la separación de su esposa, por sus públicas relaciones con Emma, lady Hamilton.
Nombrado Vicealmirante, pasó al Báltico, a las órdenes del Almirante Parker, Jefe de la expedición organizada
contra la liga formada por Suecia, Dinamarca y Rusia. Al regresar a Inglaterra, fue nombrado Vizconde. Al
romperse nuevamente las hostilidades con Francia, Nelson toma el mando de la Escuadra del Mediterráneo y
establece un bloqueo abierto a Cádiz donde se encontraban los buques españoles y franceses, formando una
escuadra combinada al mando del francés Villeneuve. Cuando el indeciso Villeneuve se decide a salir, aquel 21
de octubre de 1805, en las aguas frente al Cabo Trafalgar, la Escuadra de Nelson lo intercepta. Corta la línea
franco-española mediante el ataque simultáneo de dos divisiones, una mandada por él y otra por su segundo.
Collingwood. A poco de iniciarse el fuego, Nelson es herido mortalmente, pero sus capitanes procederán en todo
momento, hasta conseguir una victoria total.
Neptuno: Dios romano del agua, asimilado al Poseidón del panteón griego.
Nicolás II: (1868-1918): Hijo y sucesor de Alejandro III. Defensor de los principios autocráticos, continuó la
política absolutista de su padre. Tras la guerra con Japón (1904-05), que costó al imperio ruso la perdida de
Manchuria y la renuncia a la posesión de Corea, aumentó el malestar interior y se vio obligado a realizar ciertas
reformas constitucionales. En la Primera Guerra Mundial luchó junto con Francia y el Reino Unido contra
Alemania. Ante las graves pérdidas que sufrió el país, la mayor parte de los sectores sociales, le retiraron su
apoyo. Al estallar la Revolución de 1917, abdicó y se retiró a Crimea, pero fue preso y conducido a
Yekaterinburgo, donde fue asesinado junto con su familia.
Nimitz, Chester W.: Almirante norteamericano. (1885-1966). En 1939 hasta diciembre de1941, Jefe de la
sección de Navegación en la Secretaría de Marina. Desde el inicio de 1942 a octubre de 1945, Comandante
Supremo de las Fuerzas Navales Aliadas en el Pacífico. El 2 de septiembre de 1945 firmó por parte americana,
junto con el General MacArthur, a bordo del acorazado Missouri, el acta de capitulación del Japón. Al iniciarse
la paz y hasta 1948, fué el Comandante Supremo de las Fuerzas Navales de los EE.UU.
Paixhans, Henri-Joseph: General francés. Después de estudiar en la Escuela Politécnica ingresó en el arma de
artillería y tomó parte en las guerras del Primer Imperio. En 1848 ascendió a General de División y también
actuó en política como Diputado. Se le deben importantes trabajos sobre artillería y la invención del cañón-obús
de su nombre, que le daría gran celebridad.
Parsons, Sir Charles Algernon: Ingeniero británico, inventor de la turbina de vapor de ese nombre que produjo
una verdadera revolución en los sistemas de propulsión marítima. El primer barco en que se montó en 1897, fue
justamente el barco de su propiedad, el ―Turbinia‖. También trabajó por el progreso de la aviación y en 1911 fue
ennoblecido.
Patton, George S.: General estadounidense. (1885-1945). Fué uno de los grandes tácticos en la guerra de
blindados, en el lado aliado. Mandó el II Cuerpo de Ejército Americano en el norte de África, luego Jefe del
Séptimo ejército y en 1944 tomó parte del ataque final, dentro de Alemania, con el tercer ejército, con el que
llegó hasta Checoslovaquia. Fue ascendido a General de cuatro estrellas en junio de 1945 y hasta su muerte, por
accidente de automóvil, fué gobernador militar de Baviera.
Peary, Robert Edwin: EE.UU. Explora el norte de Groenlandia y es el primero en llegar al Polo Norte en 1908.
Peral y Caballero, Isaac: Teniente de Navío de la Armada española. En 1872, ya Alférez de navío, era en Cuba
segundo comandante de un cañonero, tomando parte en diversos hechos de armas. De regreso a España, hizo la
campaña contra los carlistas, pasando luego a Cuba y Filipinas y, posteriormente, nombrado profesor de física y
química de la Academia de Ampliación. Se dedico con ahínco a la electricidad y al estudio de la navegación
submarina. Peral tuvo oculto sus proyectos hasta 1885 en que con motivo del conflicto de las Carolinas, en el
Pacífico, dió cuenta de los mismos al ministro de marina. En octubre de 1887 se empezó la construcción de su
submarino. Las pruebas que tuvieron lugar en la bahía de Cádiz dieron magnífico resultado. Al final, por
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inoperancia política, el submarino nunca fue usado. Peral se distinguió por otros inventos eléctricos; un
acumulador que lleva su nombre, un proyector luminoso, una metralladora eléctrica, etc. Recibió ofrecimientos
del extranjero para la construcción de su submarino, más los rechazó por más ventajosos que fueran. Obtuvo el
retiro en 1891, cuando era Teniente de Navío. Cuatro años más tarde se trasladó a Berlín para someterse a una
intervención quirúrgica para la extirpación de un tumor en su cabeza. Falleció como resultado de la operación.
Perry, Matthew Calbraith: Comodoro de la Armada de los Estados Unidos. Tomó parte en la guerra contra
Inglaterra, en 1812. Veintitrés años después mandaba la escuadra del Golfo de México y en 1852 en una
expedición a China y Japón, firmaba con el Gobierno japonés – que se sintió presionado por los cañones de
Perry- la apertura de dos puertos japoneses a los barcos americanos.
Pershing, Jhon Joseph: Militar estadounidense (1860-1948). Dirigió el ejército expedicionario estadounidense
en la Primera Guerra Mundial y , posteriormente, fue jefe del Estado Mayor (1921-24).
Pétain, Philippe: Militar francés. (1856-1951). Al comenzar la Primera Guerra Mundial entró en combate en
1915. Un año después le fué confiada la defensa de Verdún y en 1917 era Comandante en Jefe. Ascendido a
Mariscal de Francia después del armisticio, es enviado a Marruecos para restablecer allí la paz. En febrero de
1934 se le confió la cartera de Guerra. Embajador ante el régimen de Franco, pasó a ser Vicepresidente del
Consejo de Ministro en 1940. Se convirtió en Jefe del Estado (Gobierno de Vichy) de la zona francesa no
ocupada por los alemanes. Creó un Estado autoritario y sostuvo una política de colaboración con Alemania.
Terminada la guerra, fué acusado por ello y condenado a muerte, pena que le fué conmutada por la de reclusión
perpetua.
Platón: Filósofo griego (h. 428 a.C. –íd., – 347 a.C.). Discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, fundó en
Atenas una escuela de filosofía llamada Academia (h. 387 a. C.). Sus teorías se opusieron a la sofística y
recibieron la influencia de la filosofía pitagórica y los misterios órficos. El punto fundamental de su doctrina
(Platonismo) es la teoría de las ideas, que establece el dualismo entre el mundo de los fenómenos, sombras
pasajeras de una realidad superior, y el mundo de las ideas, arquetipos inmutables y eternos que sólo la razón
puede aprehender. La unidad de las ideas se cifra en la idea del Bien, razón y causa de todas las cosas. El hombre
puede acceder al conocimiento de la verdad mediante el recuerdo, puesto que su alma inmortal y racional ha
contemplado las ideas puras en la existencia anterior. Su pensamiento político, expresado sobre todo en ―La
República‖ y ―la Carta VII‖, se basa en la atribución de responsabilidades a partir de las capacidades de cada
grupo social; así, la clase de los filósofos, que posee el conocimiento y cuya virtud suprema es la justicia, será la
más capacitada para dirigir el gobierno de la ciudad. Su obra está escrita en forma de diálogos influidos por el
método mayeútico de Sócrates, personaje principal de la mayoría de ellos. Entre los más importantes, además de
la citada República, se encuentran ―Fedro, el Banquete‖, ―Gorgias‖, ―Parménides‖, el ―Sofista‖, el ―Político‖, el
―Timeo‖ y ―Critias‖. En ellas está contenida la totalidad del pensamiento platónico, que ha ejercido una
influencia extraordinaria en el desarrollo del pensamiento occidental.
Poseidón: Hijo de Crono y Rea. Es el Dios del mar y se le representa con un tridente en la mano.
Preste Juan: Uno de los títulos que tenía el emperador de Etiopía (Preste: sacerdote, que celebraba la misa
cantada, asistido del diácono y el subdiácono). Legendario monarca cristiano del siglo XII que unos sitúan en
Oriente y otros en Etiopía. Según la leyenda, se ordenó de presbítero o preste, ante los misioneros nestorianos.
Prien, Günther: Oficial de Marina Alemana. (1908-1941). Capitán de Corbeta. Comenzó su carrera en la
marina mercante, a costa de grandes sacrificios para costear sus estudios. Después de varias navegaciones
obtiene el nombramiento de piloto. En 1932 consigue el título de Capitán. Sin embarcar, la falta de empleo le
obliga a trabajos humildes. Más tarde ingresó en la Marina de Guerra y pasó a la Escuela de Submarinos.
Obtiene su primer mando en el otoño de 1938. Al estallar la Segunda Guerra Mundial se encuentra en viaje de
ejercicios por el Atlántico, iniciando la guerra al tráfico enemigo. En seguida figura como uno de los
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Comandantes con la más alta cifra de toneladas hundidas. A principios de octubre de 1939, el Jefe del Arma
Submarina lo elige para un ataque a la gran base naval inglesa de Scapa Flow. Consiguió introducirse con su
submarino y hundir al acorazado ―Royal Oak‖. Para octubre de 1940 Prien había ya hundido mercantes aliados
por un total de 200.000 toneladas, hasta que el 7 de marzo de 1941 su submarino fué alcanzado por una carga de
profundidad lanzada por un destructor Inglés, pereciendo toda la dotación.
Princip, Gavrilo: Patriota serbio, autor de la muerte en Sarajevo de Francisco Fernando de Habsburgo, pretexto
para el inicio de la Primera Guerra Mundial.
Raeder, Erich: Almirante Alemán, (1876-1960). En mayo de 1935 era Gran Almirante y Jefe de las Fuerzas
Navales. Gran estratega en combate de superficie. En enero de 1943, por diferencias con Hitler, perdió su puesto
en beneficio de Dönitz y pasó a desempeñar el cargo de Inspector de Marina. Acusado de crímenes de guerra fué
condenado por el tribunal de Nuremberg a prisión perpetua y en 1955 se le liberó por razones de salud.
Rebmann Johannes: Misionero alemán y explorador de África en el siglo XIX; fue el primer europeo, junto
con Krapf en descubrir las cumbres nevadas del el Kilimanjaro y el monte Kenia.
Reuter, Ludwig von: Almirante alemán. En la I Guerra Mundial participó en la batalla de Dogger Bank y como
Comodoro mandó en Jutlandia el tercer grupo de vanguardia. Después del armisticio, siendo ya Vicealmirante,
comandó a los buques alemanes que debían concentrarse dentro de la rada de la gran base naval inglesa de Scapa
Flow. El 21/11/1918 fondeaba y el mismo día recibió la orden de arriar la bandera alemana. Volvió a Alemania
para intentar conseguir seguridades de que los buques no serían entregados a cambio de mejorar las condiciones
de la paz. Llegó al convencimiento de que los ingleses no dejarían escapar tal ocasión de eliminar la fuerza naval
alemana y de que el gobierno alemán tampoco conseguiría nada en sus reclamos a los gobiernos aliados.
Organizó lo que había de ser el hundimiento en masa de la Escuadra, que tuvo lugar el 21/07/1919. Reuter se
retiro del servicio en 1920.
Ribbentrop, Joachim von: Político alemán. (1893-1946). Afiliado al Partido Nazi en 1932; fué embajador en
Londres (1936-38) y Ministro de Asuntos Exteriores (1938-45). Fue condenado por el tribunal de Nuremberg y
ahorcado.
Rodjestvensky, Zinovei Petrovich. Almirante ruso. Se especializó en artillería; hizo la guerra ruso-turca como
Capitán de Corbeta siendo condecorado. Mandó sucesivamente seis barcos, así como la división afecta a la
escuela de artillería del Báltico, Ascendió a Contralmirante, luego de haber ejercido importantes cargos y haber
sido agregado naval en Londres. Fué segundo jefe del estado mayor de la marina, siendo promovido a
Vicealmirante en 1904. Al declarase la guerra ruso-japonesa se le dió el mando de la Segunda Escuadra del
Pacífico. Después de un largísimo viaje, plagado de dificultades, se enfrentó en aguas del estrecho de Tshushima
a la escuadra japonesa, de buques más modernos y, sobre todo, de tripulaciones mejor adiestradas.
Rodjestvensky fue derrotado y herido muy gravemente. Al volver a Rusia, después del cautiverio, fue juzgada su
conducta por un consejo de guerra, que la calificó de honorable, como lo había sido por la opinión naval y
militar japonesa.
Rommel, Erwin: Militar Alemán. (1891-1944). Condecorado durante la Primera Guerra Mundial con los más
altos méritos. Jefe del Cuartel General del Führer. En la invasión a Francia mandaba la 7ª División Acorazada,
siendo la punta de lanza del ataque alemán. En 1941 Jefe del célebre ―Áfrika Korps‖. Desde enero de 1944 hasta
que cayó herido en julio de ese año, Jefe del Grupo de Ejércitos B en Francia. Siempre gozó de una gran fama,
incluso en el campo enemigo. Por haber participado en la conspiración del 20 de julio contra Hitler, se le obligó
a que se suicidara.
Roosevelt, Franklin Delano: Político Estadounidense. (1882-1945). Miembro del Partido Demócrata, comenzó
su carrera política en 1910 como Senador y fue Subsecretario de Marina de 1913 a 1920. Resultó elegido
Presidente de la nación en las elecciones de 1932, cargo que renovó por tres veces consecutivas (1936, 1940 y
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1944). Mediante la aplicación del programa político conocido como ―New Deal‖ sacó a Estados Unidos de la
gran depresión económica originada por la crisis de 1929. Fue uno de los grandes artífices de la victoria aliada
en la Segunda Guerra Mundial.
Roosevelt, Theodore: Político y escritor estadounidense. (1858-1919). Dirigente del ala reformista del Partido
Republicano; tomó parte activa en la guerra contra España y entre 1899 – 1900 gobernó el Estado de Nueva
York. Vicepresidente con Mac Kinsley en 1900, se encargó de la presidencia al ser éste asesinado (1901). Fue
reelegido en 1905 y en 1906 obtuvo el premio Nobel de la Paz, por sus gestiones para finalizar la guerra ruso-
japonesa. Luchó contra los trusts y protegió los recursos naturales del país.
Rundstedt, Gerd von: (1875-1953). Por sus brillantes cualidades, durante toda la Primera Guerra Mundial
perteneció en calidad de agregado al Gran Cuartel General y continuaría dentro de esas altas esferas hasta 1945.
General desde 1927 se le confió en 1932 el Gobierno Militar de Berlín. Su escaso entusiasmo hacia el régimen
nazi le indujo a retirarse en 1938, pero Hitler le confió el mando de un grupo de ejércitos en Polonia y después
en Francia. Trasladado después al frente Ruso, se apoderó de Ucrania. Poco partidario de una ofensiva de
invierno, presentaría en noviembre de 1941 su dimisión. Los acontecimientos le dieron la razón. Más tarde,
Hitler le confió la Dirección del Frente Oeste, en Francia. Fué reemplazado al no poder resistir tras el
desembarco aliado en Normandía. Todavía dirigiría la última ofensiva alemana, en las Ardenas. Internado en
Nuremberg, en Londres y en Hamburgo, finalmente se le concedió la libertad.
Sargón de Acad: Rey de Acad (s. XXVII a.C.). Fundador del imperio acadio, 2350 a. C. Tras conquistar
Sumer, parte de Elam y Siria, constituyó por primera vez en Mesopotamia un Estado centralizado.
Savorgnan De Brazza, Pierre: (1852 – 1905). Brazza era un conde italiano que se nacionalizó francés en 1874
y se alistó en el ejército de ese país. De 1875 a 1878, exploró el río Ogowe y la desembocadura del Gabón.
Regresó dos años después para pactar tratados con los jefes locales de lo que luego se convertiría en el Congo
francés, al norte del río del mismo nombre. En 1884, fundó la ciudad de BrazzaviIle, donde estableció una
colonia que gobernó de 1886 a 1897. En 1905, viajó de nuevo a investigar denuncias de abusos a los nativos y
murió en el viaje.
Scott, Robert Falcon: Marino y Explorador británico. Realizó dos expediciones a las regiones antárticas. En la
segunda alcanzó el Polo Sur (08-01-1912) ya conquistado por Amudsen 34 días antes. Murió, junto a sus cuatro
compañeros en el penoso regreso a la base.
Schakleton, Ernest: Explorador británico. Perteneció a la misión Scoot en 1904, y en 1907 emprendió otra,
llegando a 100 millas del Polo Sur.
Scharnhorst: General alemán (1755-1813). Reorganizó el ejército con habilidad y contribuyó a la liberación de
su patria.
Scheer, Reinhard Karl Frederic: Almirante alemán. En 1879 ingresó como cadete en la marina de guerra
alemana. Años después se distinguió en la expedición al África Oriental por lo que fue condecorado. Fue jefe de
las fuerzas de torpederos y mandó un acorazado. Desde 1909 fue jefe de estado mayor de la Escuadra de Alta
Mar y de operaciones marítimas en el Cuartel General. Pasó a mandar escuadras de acorazados. En 1916 fue
nombrado jefe de la Flota de Alta Mar, batiéndose al frente de ella en la batalla de Jutlandia contra la Gran Flota
Inglesa. En el mismo año fue promovido a Almirante y Jefe de Estado Mayor de la Marina alemana.
Schweinfurth, Georg: Explorador y Geólogo alemán. Exploró Eritrea y Egipto. Realizo investigación sobre la
fauna y geología de esas regiones y fundó el Instituto Egipcio de El Cairo. En exploraciones posteriores
descubrió el río Ubangi y entró en contacto con los pueblos pigmeos
Sims, William Snowden: Almirante de EE.UU. Fue Agregado Naval en las embajadas de Paris y San
Petersburgo y más tarde Inspector de prácticas de tiro, ayudante del Presidente, Director de la Escuela de Marina
de Newport y Jefe de la flotilla de torpederos del Atlántico. Al intervenir los EE.UU en la Primera Guerra
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Mundial, ya Contralmirante, se le dio el mando de las fuerzas navales americanas destacadas en Europa. Al
regresar a EE.UU en 1919 ya era Almirante y tomó la Dirección de la Escuela de Guerra Naval y presentó al
Senado en 1920 una cruda memoria en la que mostraba los graves errores en que había incurrido el Gobierno en
la orientación de las operaciones navales de la reciente guerra. Su carácter independiente le creó serias
dificultades. En 1922 pasó a la situación de reserva. Publicó algunos interesantes trabajos profesionales.
Somerville, James Fownes: Marino Inglés. (1882-1949). Al mando de la Escuadra de la India, se retiró por
razones de salud en 1939, pero iniciada la guerra, se integró al servicio y participó en las operaciones de
evacuación del ejército inglés en Dunkerque. Se le asignó la misión de hundir con su Escuadra a la Flota
Francesa en el puerto de Mers el-Kebir. Meses más tardes combatiría contra la flota italiana y acabó su servicio
en tiempo de guerra al mando de la flota inglesa de Extremo Oriente y en 1944 pasó a representar al
Almirantazgo en Washington.
Spee, Maximilian, Conde de: Almirante alemán. Desempeño altos cargos en el Ministerio de Marina y en la
estación naval del mar del Norte. En la Primera Guerra Mundial, llevó el desasosiego a todas las colonias aliadas
del Extremo Oriente, atacando a algunas. En el combate de Coronel, cerca de Chile, derrotó a la débil escuadra
inglesa que se encontraba en esas aguas. A su vez, después de doblar el cabo de Hornos fue vencido en aguas de
las Malvinas por una fuerte escuadra inglesa, muriendo en el combate.
Speke, Hanning, John: (1827 – 1864). Sirvió en el ejército inglés en el Punjab, el Himalaya y el Tibet. En
1855, viajó por Somalia con Burton y al año siguiente ambos salieron de Zanzíbar en busca de las fuentes del
Nilo. Cuando Burton enfermó, él llegó al lago Victoria y afirmó que era el origen del Nilo. Burton lo negó y su
controversia fue célebre. Regresó a África para repetir el trayecto y murió en un accidente el día antes de
exponer sus conclusiones en un debate con Burton, en Londres.
Spengler, Oswald: Filósofo Alemán. (1880-1936). Autor de la ―Decadencia de Occidente‖, interpretación
organicista de la historia, sujeta a un ―ciclo‖ de nacimiento, madurez y decadencia. Otras obras: ―El hombre y la
técnica‖ (1930) y ―Años decisivos‖ (1933).
Stalin, Josif Djugasvili V.: Político Ruso. (1879-1953). Hijo de un obrero, ingresó con una beca en un
seminario. Pronto haría alarde de ideas socialistas que le condujeron a ser expulsado. En 1902 es detenido y
deportado a Siberia, de donde consiguió evadirse. Tras una nueva detención y nueva evasión entró a formar parte
del Comité Central del Partido Bolchevique. Participó en la Revolución de Octubre y al formarse el primer
gobierno Bolchevique fue designado Comisario del pueblo para las nacionalidades. Se desató una lucha
ideológica entre Stalin y Trotski; Stalin consiguió el triunfo y Trotski fue exiliado. A partir de 1929, Stalin,
Secretario General del Comité Central y ostentando el máximo poder emprende vastas reformas internas y en el
exterior práctica una política de paz; después tendrán lugar depuraciones sangrientas y la firma en agosto de
1939, del pacto Germano-Soviético. Cuando Alemania invadió Rusia, Stalin apelará al patriotismo y hará resistir
al país en su cruenta lucha contra el invasor, hasta ir revirtiendo la suerte de la guerra a su favor. Al término de la
misma, se instaurará una política de ―guerra fría‖ entre el Este y el Oeste.
Stanley, Morton, Henry: (1841 -1904). Hijo ilegítimo, se embarcó en Liverpool y llegó a Nueva Orleans en
1859, donde fue apadrinado por Henry Hope Stanley, de quien tomó el apellido. Soldado y periodista, fue a
África en 1867 a cubrir la expedición inglesa contra el emperador de Abisinia. Luego aceptó el encargo de
encontrar a Livingstone, que le hizo famoso, y finalmente navegó por el río Congo cruzando África de Este a
Oeste, momento a partir del cual aceptó trabajar para el rey Leopoldo de Bélgica. Antes de morir, se nacionalizó
británico de nuevo.
Sverdrup, Oton: Explorador noruego. Tomó parte en la expedición de Nansen a Groenlandia y al Polo Norte en
1893.
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Thomson, Joseph: escocés, a los 20 años se unió a una expedición al lago Tanganica. Recorrió Tanzania, Kenia,
Uganda, Sudán, las montañas del Atlas y el río Zambeze.
Tirpitz, Alfred von: Almirante alemán. Fue jefe del Almirantazgo y Ministro de Marina, siendo una figura
relevante entre las marinas de todo el mundo. En lo que a Alemania se refiere, fue el creador del poderío
marítimo alemán. No sólo desarrolló poderosamente la flota de guerra, sino también la mercante y fue el
principal impulsor de la campaña submarina en la Primera Guerra Mundial, que estuvo a punto de producir el
colapso de los Aliados.
Tito (Josip Broz o Brozovich llamado). Político y militar yugoslavo (1892-1980). Trabajador metalúrgico.
Hubo de repatriarse a la URSS en 1935 por sus ideas comunistas. Durante la Segunda Guerra Mundial lideró la
lucha de guerrillas en su país contra los alemanes. Al final de la misma, se erigió en dictador. Desde 1945 se
inicia la disconformidad de Tito con la hegemonía rusa sobre los países comunistas. Orientó su política exterior
hacia la consecución de un frente común de países neutrales. En 1971, sin abandonar la Jefatura del Estado,
decidió la creación de una presidencia colectiva y en 1974, con la entrada en vigor de las nuevas reformas a la
Constitución, fué elegido Presidente vitalicio.
Togo, Heihachiro, Conde de: Almirante japonés. De distinguida familia samurái, pronto empezó su carrera en
las armas, pues a los dieciséis años de edad ya tomó parte en la defensa de su ciudad, Kagoshima, bombardeada
por la escuadra inglesa. En marzo de 1871 pasó Togo a Inglaterra para adquirir los conocimientos necesarios
para servir con eficacia en la nueva escuadra imperial y permaneció allí siete años. Declarada la guerra contra
China, actuó brillantemente durante la misma. Por su comportamiento fue ascendido a Contralmirante y en 1898
a Vicealmirante. Declarada la guerra con Rusia fue nombrado comandante general de la flota. Durante toda la
campaña llevó la iniciativa, que culmino con su victoria en Tsushima.
Tovey; John Cronyn: Almirante ingles. A los 15 años ingresó en Armada y en la Batalla de Jutlandia estuvo al
mando de un destructor que resultó gravemente dañado. Después, destinado en el Almirantazgo y más tarde
mandó el acorazado ―Rodney‖. Luego desempeñó la Jefatura del arsenal de Chatam y ya Contralmirante, se le
confió el mando de la flotilla de destructores de la Escuadra del Mediterráneo (1938-40). Al ascender a
vicealmirante pasó a comandar la ―Home Fleet‖.
Tritón: Dios marino, hijo de Poseidón y Anfitrite. Se le representaba con cuerpo de hombre y forma de pez.
Trostki, León: Político y escritor Ruso. (1877-1940). Participó en la revolución de 1905 y fue deportado a
Siberia, pero consiguió escapar. En contacto con Lenin fue uno de los organizadores de la revolución de octubre
de 1917. Como Comisario de Relaciones Exteriores presidió la delegación que firmó con los Imperios Centrales
la paz de Brest-Litovsk. Comisario de guerra fue el organizador del Ejército Rojo; derrotó a los Generales
―blancos‖ zaristas. Muerto Lenin se enfrentó con Stalin; en 1927 se le expulsó del Partido y se le desterró de
Rusia. Entonces se trasladó a México, donde murió asesinado. Escritor y pensador notable, escribió, entre otras
obras, ―Capitalismo y Socialismo‖ (1926), ―Mi vida‖ (1929), ―La revolución permanente‖ (1930), ―Historia de la
revolución rusa‖ (1932), ―La revolución traicionada‖ (1937), Etc.
Truman, Harry: Político estadounidense. (1884-1972). Senador por Missouri en 1934. Presidente desde 1941
de su propio Comité para el control de la financiación de los gastos bélicos americanos. Candidato Demócrata a
la Vicepresidencia. Tras la muerte de Roosevelt, Presidente. Tomó parte en la conferencia de Potsdam en julio
de 1945. Ordenó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón. Proclamó una doctrina (doctrina Truman)
en 1947 para frenar el influjo comunista en el mundo. Fue confirmado en su puesto en 1948 y se retiró en 1952.
Verne, Julio: Escritor francés (1828-1905). Se dió a conocer con ―Cinco semanas en globo‖ (1863), en la que
ya aparecen los elementos básicos de su literatura: aventura geográfica, voluntad didáctica y preocupación por el
progreso tecnológico y científico. Su obra consta de unos 60 títulos, entre los que destacan: ―Viaje al centro de la
tierra‖, ―De la tierra a la luna‖, ―Los hijos del capitán Grant‖, ―Veinte mil leguas de viaje submarino‖, ―La vuelta
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al mundo en ochenta días‖, ―La isla misteriosa‖, ―Miguel Strogoff‖, ―Un capitán de quince años‖ y ―Las
tribulaciones de un chino en China‖, etc. Ha sido considerado un precursor de la Ciencia Ficción por su
anticipación de conquistas científicas que se llevaron a cabo posteriormente, como el aeroplano, el submarino y
el viaje a la luna.
Villa, Pancho: (Doroteo Arango, llamado) - (1876-1923). General mexicano. Durante bastante tiempo vivió en
rebeldía con el gobierno, internado en la serranía de Durango, donde consiguió organizar unas fuerzas
guerrilleras que le obedecían ciegamente. Al estallar la revolución de 1910, Villa, que contaba ya con numerosos
seguidores, transformó sus actividades, abandono el bandolerismo y se adhirió a Francisco I. Madero, quien lo
nombró general de los revolucionarios. Reunió un importante ejército con el que obtuvo grandes triunfos en la
revolución. Enfrentado a la facción constitucionalista de Venustriano Carranza, fue derrotado por el general
Álvaro Obregón, pero vivió en rebeldía hasta 1920, en que se rindió al gobierno provisional de Adolfo de la
Huerta. Murió asesinado por motivos políticos al iniciarse el gobierno de Obregón.
Villamil y Fernández Cueto, Fernando: Capitán de Navío español. Brillante hoja de servicios. Tomo parte en
las campañas de Santo Domingo y Filipinas. En 1892, mandando la corbeta ―Nautilus‖ efectuó un viaje de
circunnavegación del globo. Fue creador de un tipo de buque rápido, el ―Destructor‖. Se incorporó con una
escuadrilla de destructores a su mando, a la escuadra enviada a Cuba, en guerra contra EE.UU. En el combate
naval de Santiago de Cuba se lanzó heroicamente al ataque de los cruceros acorazados enemigos, con los
destructores ―Plutón‖ y ―Furor‖, pereciendo en la acción.
Wavell, Archibald Percival: Militar ingles. Conde de Cirenaica y de Winchester. (1883-1950). Hizo sus
primeras armas durante la guerra de los ―Boers‖. En la Primera Guerra Mundial se distinguió en Palestina. Al
comienzo de la Segunda fué nombrado Comandante en Jefe de los Ejércitos de Oriente Medio. Cuando Italia
entró en guerra, recibió la misión de defender Egipto. En julio de 1941 se le entregó el mando de las fuerzas
británicas en la India. Apenas había ocupado su puesto, cuando se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor; pasó
a encargarse de la difícil tarea del mando Interaliado en el Sureste asiático; desde esa posición se fué resolviendo
la situación de los Aliados en Malasia y Birmania. Ascendió a Mariscal en 1943 y fué el Virrey de la India desde
ese mismo año hasta 1947.
Weddigen, Otto: (1882-1915). Ingresó en la Marina Imperial alemana a los 19 años. Navegó por todos los
océanos del mundo y estuvo destinado en la base naval de Tsingtao, colonia alemana del Lejano Oriente. De
regreso a Alemania se presentó voluntario para servir en la recién nacida arma submarina, consiguiendo con
prontitud el grado de Comandante de submarino (1910), siéndole entregado el mando del U-9 en octubre de
1911. Tras el hundimiento de tres cruceros británicos, fue recompensado por el Kaiser con la Cruz de Hierro de
1° y 2° clase. En una acción posterior hundió a otro crucero enemigo y acosado luego por una escuadrilla de
destructores, logró escabullirse y salir indemne. A su regreso, se convirtió en el primer receptor de la máxima
recompensa alemana al valor, la prestigiosa orden ―Pour le Merité‖. Al sufrir un accidente que le lesionó la
pierna, tuvo que causar baja en el servicio. Al recuperarse, recibió el mando del U-29, un sumergible mucho
más moderno que su anterior nave. En su primer servicio con el nuevo submarino logró hundir cuatro mercantes
aliados frente a las costas británicas a fin de febrero de 1915, pero al regresar, su periscopio fue avistado por una
patrulla de vigilancia de la ―Royal Navy‖. Un viejo crucero se lanzó sobre el submarino y logró impactarlo de
lleno, partiéndole literalmente por la mitad, enviando a las profundidades del mar al U-29 y a su tripulación.
Veinte años después, honrando su memoria, Hitler bautizó con su nombre a la 1° flotilla de submarino creada en
el seno de la renacida Marina de Guerra alemana.
Whitehead, Robert: Ingeniero inglés. A raíz de la guerra italo-austriaca perfeccionó el torpedo automóvil
inventado por el Capitán de Fragata austriaco Luppis. Adaptado por las principales marinas del mundo, el
torpedo fue perfeccionándose hasta constituir un arma importantísima.
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Wilson, Thomas Woodrow: Político estadounidense (1856-1924). Miembro del partido Demócrata, fue
gobernador del Estado de Nueva Jersey y, en 1912, resultó elegido presidente de la República. Llevó a cabo una
importante reforma económica, política y social, basada en puntos como el control federal bancario, el
establecimiento de la jornada de ocho horas, y el sufragio femenino, etc. Al estallar la Primera Guerra Mundial
decidió intervenir en el conflicto a favor de los Aliados (1917). Después del armisticio logró hacer aceptar a sus
colegas el proyecto de una Liga de Naciones, la cual halló una seria oposición en EE.UU. En 1919 se le otorgó el
premio Nobel de la Paz. Abandonó la política en 1920.
Zapata, Emiliano: Político y revolucionario mexicano (1883-1919). Procedía de una familia campesina pobre.
En 1909 comenzó sus actividades revolucionarias, con la fundación de una junta de defensa de las tierras de la
región de Ayala. Durante la revolución de 1911 apoyó a Madero frente al dictador Porfirio Díaz y, a la muerte de
Madero, fue el máximo exponente de la lucha contra los conservadores Huerta y Carranza. En 1912 tomó
postura radicales (exigió el reparto inmediato de las tierras) y, bajo el lema de Tierra y Libertad, se inició la
lucha abierta entre los zapatistas y el ejército federal. En 1914 se había adueñado de casi todo el Sur del país y,
aliado con Pancho Villa, que controlaba el Norte, llegó a dominar casi todo México. En los años siguientes
consiguió la Ley de los ingenios estatales, la Ley administrativa y otra de carácter agrarista. En 1918 realizó su
manifiesto ―A los revolucionarios y a los trabajadores de la República‖, en el que reafirmó su defensa del
campesinado y planteó un duro enfrentamiento a la dictadura de Carranza. Ante las dificultades que se le
presentaban a la burguesía mexicana y al presidente Carranza para terminar con el movimiento zapatista, se
decidió recurrir a la traición y Zapata murió acribillado al ser víctima de una emboscada en Chinameca.
Zenón de Elea: Filósofo griego (h. 495 - ?, 430 a.C.). Discípulo de Parménides, utilizó la lógica para demostrar
que el ser es uno y no múltiple y que el movimiento es imposible. Para él, el movimiento sólo existía en el medio
ilusorio de los sentidos. Para demostrar ese principio se valió de ingeniosas paradojas, como la de Aquiles y la
tortuga, la de la flecha que no alcanza al blanco, etc. Platón y Aristóteles intentaron resolver las paradojas de
Zenón, pero esto no se consiguió de forma satisfactoria hasta que los matemáticos definieron correctamente el
infinito y la continuidad.
Zukov, George Konstantinovich: Militar ruso. (1896-1974). Ingresó en el ejército en 1915. Durante la Segunda
Guerra Mundial fue la máxima figura militar de su país y encargado luego de las defensas exteriores de Moscú y
de la defensa y ofensiva de Stalingrado. Como Mariscal dirigió los ejércitos del sector central del frente e inició
la ofensiva que llevó a la conquista de Berlín. Fue el Jefe del Ejército Soviético de ocupación en Alemania. En
1952 se le encargó la inspección general de los ejércitos de los países satélites de la URSS y en 1955, a la muerte
de Stalin, se le nombró ministro de Defensa y posteriormente, miembro del Presidium del Soviet Supremo y del
Comité Central del Partido. En 1957 fue destituido de todos sus cargos. Escribió unas ―Memorias‖, publicadas
en 1971.
Fin del volumen III
Luís Antonio Rodríguez Moro.