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LETRA Y ESPIRITU

Si este carácter se desarro­lla, ~sistiremos a~n, dentrodel cme norteamencano a unmayor desarrollo de la'miso­ginia, que además de la quese dirige contra la super-hem­bra está encontrando'una ex­presión velada pero bastantevirulenta, en lo que se refierea los caracteres cinematográ­ficos secundarios. Obsérven­se si no las esposas de los se­gundos a<;tores o lo que deeHas se dice. '

En ese mundo de transac­ciones queda sin embargouna esperanza: en el curso de1954 la actriz más taquilleraen los Estados Unidos ha si­'dd ~ Audrey Hepburn. Contralá' vírgen rapaz y la super:­hembra deshumanizada ¿aca­so sobrevivirá en Hollywoodel mito de la Mujer? ,

tas italianos es ,la de la so1);e­vivencia .de lo vivo; es unalección de esperanza, y por 10tanto de fidelidad; porque laesperanza, ,entre otras ,cosas,es una forma de la fidelidad.Si Camus nos ha enseñado quedebemos ser fieles ,a ciertascosas que hoy nos aparecen te­rriblemente amenazadas, estosnovelistas que surgen, llenosde vida, entre la ceniza y, lasruinas, nos han enseñado queesta fidelidad es posible.

Es tentadora la idea de queel genio de Italia es el geniode los renacimientos. Y, pre­cisamente,qué ,fidelidad tanhonda y segura tiene que serla de un pueblo que, cuandolos d'emás se sienten extra'­viadas y alejados de los nú­cleos vitales, encuentra lozanaen su fondo una semilla vivay perenne que ofrecer.

Italia nos había dado ya unaprueba de esa vitalidarl inex:­tinguiblecon su cine de post­guerra. Es cierto queli1uchosreniegan hoy del llamado neo­rrealismo, y sin duda la caüs~

de esta repulsa está en algunamedida en lo antipáticodeldstérminos de "neo" v de "rea­lismo"; pero no' clebei-í~rn'cisolvidar que en una época todoshabíamos perdido casi comple­tamente nuestras esperanzasen el cine, y que Italia fuéentonces la única que supo vol­ver a llenar de vida un arteque parecía condenado a lamás estúpida vaciedad. Desdeque empezaron a llegar estas.primeras películas neorrealis­tas, se sentía va que aquel re­surgimiento tenía que estarevidentemente respaldado poruna fuerza más general. Algose sabía de la existencia en Ita­lia de una noesía moderna rl~

calidad, si bien los texto" mis­mos eran v si{!llen sienno bas­tante desconocidos: t;¡mbién elarte había trascendido m:ls.aunque nombres como los delescultor Manzu o el pintor

Mal1::;¡t: 1l piccolo Dav:'d

Por Tomás SEGOVIA

mona ha comenzado a subas­tarse. No es tonta y sabe queen esa lucha por la vida nopuede aspirar a la posición dela super-hembra. Pero calcu­la y establece presupuestos.

Maggie Mac Námara es es- .ta nueva expresión de rebotedel mito de la super-hembra."La luna es azul" es expre­sión de pública subasta: lasque tienen virginidad o cua­lidades de futura matronapueden conseguir un mundocon ciertas seguridades: ren­ta, mobiliario, posición eco­nómica tranquila. Claro estáque hay que anunciarse. Lavirginidad y el pudor son ar­tículos comerciales para lasno super-dotadas, y como eldeterg-ente o, la pasta dentí­frica hay que hacerles publi­cidad.

por unos escrúpulos segura­mente muy franceses ese im­pulso suscitador de entusiasmoy emulación que tienen otrosartistas de fuerza menor quela suya. La gran lección deCamus ha sido la honradez, yesta lección es en nuestros díasde un valor ínapreciab1e. Perola gran lección de los novelis-

FIDELIDAD DEITALIA

mensa protección policíacaotorgada a la hembra menor,rapaz y ávida de 'pescar ma­rido o divorcio que signifi­quen seguridad económica.principal seguridad en unmundo altamente comerciali­zado.

¿y la super-hembra? Buscaa elevar el precio: "Cómopescar un millonario".... ocómo ser poseída por sobrevarias pruebas de machismoque justifiquen la otra pro­piedad del super-hombre ...los riñones. Y con riñonessiempre se puede hacer di­nero en última instancia, en lajungla de asfalto.

¿ y la hembra menor, es de­cir el noventa por ciento delas mu iere~ norteamericanasrestantp~? Claro pstá que hanaprendido la lección. La chica

DESDE hace algunosaños, los lectores delengua española hanempezado a conocer,

a través de traducciones ar­gentinas principalmente, a unaserie de novelistas italianos cu­yo número y calidad es unaverdadera revelación. Estos no­velistas nos traen el testimoniode un resurgimiento verdade­ramente asombroso en un paístan maltrecho como Italia. Escosa de preguntarse qué teoríavan a inventar ahora los quecreen en una dependencia di­recta y absoluta del espíritucon respecto a la po'ítica oincluso la economía. Y no esque los italianos hayan hechotabla rasa de la realidad, sehayan escastillado en esteticis­mas y hayan producido un artepreciosista contra viento y ma­rea, contra el viento y mareade la realidad. Al contrario,estos escritorps de la post-gue­rra no se han salvado de losdesastres de nuestro tiempo através de una infidelidad, sinoprecisamente encontrando unafidelidad tal vez más profunda.

Lo primero que llama aquíla atención es una cuestión devitalidad. Francia, por ejem­plo. a pesar de no haber que­dado tan destrozada. nos haofrecido muchas menos reno­vaciones en el terreno de lacreación. Sartre, como novelis­ta, es una figura secundaria,y el mismo Camus es un casoun poco aislado, un gran ejem­plo humano, y también sin du­da un gran escritor; pero que,tal vez a causa de su mismoaislamiento y de las responsa­bilidades que esto le imponía,ha avanzado cautamente en elterreno del arte, se ha prohi­bido cierta despreocupacióncreadora, y ha visto frenado

de "tough guys" o de ban­queros. Se la consigne a basede puños y pistola o a basede chequera. La montaña nova hacia Mahoma, y el cami"no hacia la montaña está em­pedrado de balas o dinero, debalas y dinero, y sobre todode dinero.

Yel público lo siente. Porirrdlexivo que sea, a fuerzade repetición temática su in­consciente percibe la diferen­cia. Sólo le han dejado la mo­rralla: las chicas monas. Laseda, el mink y el nylon yano le pertenecen. El gran se­xualismo de recámara acol­chada -sueño inconcluso deadolescencia- ya no es paraéL La' Super-hembra no estáfabricada para lo humano, si­ha para lo inhumano. A lohumano le queda el breakfasty la vida a plazos.

De aquí proviene muv po­siblemente uno de los facto­res importantes en el desarro­llo de la criminalidad. Elgran erotismo es un motormuy fuerte para la acción enla adolescencia; y en la ado­lescencia que persiste en unahumanidad mal madurada. Ysi el camino es tener ... hayque tener. El dólar fácil pa­sa sobre toda moral. Hay queser super-hombre, luego in­humano, so pena de no poseernunca la super-hembra que

, día a día hacen parpadear losproyectores ante millones deojos, el sábado en la noche,en Technico~or y Cinemas­cope.

Tay vez se haya dicho porejemplo "Marilyn Monroe seha casado con un jugador debeisbol y todo eL mundo sabepor la: prensa en los EstadosUnidos que su máxima ambi­ción es ser "una buena madrede familia". ¿ y qué? pres­dndiendo del hecho de quesu marido era millonario y hasido uno de los grandes' ído­los del deporte yanqui, laMarilyn Monróe que cuentaen el mito es la otra. y loimportante es que todos qui­sif'ran 'ser padres de esa fa­milia engendrada en la entra­ña mitológica de la super­hembra que representa.

De aauí también la miso­ginia. El gran erotismo es lomás caro. Si no se puede ad­quirir se abofetea. Y si sepuede adquirir se desarrollala comnensación de la ante­rior Ín ferioridad posesivahllscando a reducirlo a objetonp P0sesión absoluta. de uso.Si siemnre se ha podido ad­(111irir. el desprecio es expre­sión de la posición superiornue tiene el poseedor frente alos demás mortales.

La bofetada de Gilda es asípI principio de una nueva re­lación que ha proseguido sucamino. Pero es a la vez unavenganza trasferida a la su­per-hembra fUera de la leyy que va dirigida contra la in-

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A Iberto M o'ravia y Palma Bucarelti

Por AJí CHUMACERO

tras, se sitúa entre los mejorlogrados de nuestras últimasgeneraciones.

Pero no sólo los temas v laforma de relatarlos hiciéronque El llano en llamas arras­trara tan l1~pentinalmente lacuriosidad, a menudo inclinadaa preferir lo trágico, de lospocos que se interesan por laliteratura mexicana. Había ahíotro diestro ingrediente deigual importancia., que entrenosotros ha sido pretexto, so­bre todo desde que apareció lanovela de la Revolución, paraarmar "pastiches" cuyo dudo­so valor literario desciende enocasiones por la cuesta baja delo folklórico Me re!fiero aluso del lenguaje popular conintenciones artísticas. Rulfo,apartándose ele esa semitradi­ción adivina el alcance de laspalabras en boca del campe­sino y, además de eJ.C~lotar e.nsu provecho la tradICIonal 1'1­

queza del habla circunscrita alabios torpes aunque no caren­tes de malicia, sabe adaptar asu régimen expresivo los girosy las significaciones de talt'sfórmulas maduraclas por eltiempo y atávicamente vivasen el trato cliario de la g-ente.El buen uso, cuando no el abu­so de esas frases lo lleva ae1~var a dignidad artística locorriente, aquello que en :1recodo de un camino se c1epoír sin más propósitos que se­ñalar una cosa por su nombreo recordar un hecho pasajero.Como muy pocos de los escri­tores que han desmedido suentusiasmo por redimir el ha­bla popular, Juan Rulfo captacon probidad e inteligencia losmatices favorables a la ¡:rea­ción de su obra.

Tal parece, pues, que elcuento es el campo idóneo enque se ejercita la' pluma deJuan Ru\ fa. La n~vela es ~tra

blo más fiel a la vida que alas ideologías, a lo concretoque a lo abstracto, a las situa­ciones que a los propósitos.

Todo un siglo de historiaparece haber escogido la fide­lidad a unos principios siste­máticos antes que a la asiste­mática realidad, y cuandotodos se sentían en el deberde ser infieles a la vida ennombre del Nuevo Orden o decualquier otro orden impositi­vo, toda una generación erafiel en la somura, y esperabasu momento para mostrarnosque por debajo de las leyesestán los hombres vivos, pordebajo de la historia la natu­raleza viva, por debajo de losracionalismos la rea!idad viva.y que ningún sistema' abstrac­to, aunque esté respaldado porla más poderosa policía, puedepretender absorber toda nues­tra capacidad de fidelidad.

PARAMO"R U L F O

Hitler. 110 gobernaba sobre unpueblo si~ltemático, "profun­do", lógico, sino sobre un pue-

brando al transcurrir de argu­mentos desagradables, siem­bran esas páginas de premedi­tadas sorpresas aptas paraasombrar incautos pero firme­mente estructuradas con latranquila desesperación de unávido cálculo literario. Hechosinsólitos, recogidos en monó­tonas maneras monologales, seincorporan a la literatura jo­ven de México por medio deesa manía evocadora de JuanRulfo. Su libro contiene el ba­lance de varios años de apren­dizaje y, con' no pocas mues-

de un racionalismo rígido, au­toritario y abstracto. PeroMussolini, contrariamente a

EL "PEDRODE JUAN

LIBROS

eAsr desconocido apenashace dos años, con la

. publicación de su libro; inicial El llano en lla­

mas (1953) Juan Rulfo atrajopoderosamente la atención dela crítica v de los lectores en­terados. S~l inmediato prestigionació de unos cuantos cuentos-sencil!os algunos, complica­dos los menos- sobresalientesrOl' la cualidad que ha de serimprescindible en todo cuen­tista: la de saber "contar".Frases llanas, provistas de unpoder ~fín a lq terrible y vi-

Tasi no sonaban entre nos­otros; y después empezaron anegar las traducciones de no­velas, y a fines de 1953, unvoluminoso número de! Surdedicado a las letras italianas.

La novela italiana de lapost-guerra ofrece un pano­rama de insospechado vigor yriqueza. En él encontramos,por lo menos, dos novelistas deprimer orden: Cesare Pavesey Guido Piovene. Y una va­riedad de temperamentos, demétodos, de temas, cuya am­plitud puede ser sugerida consólo mencionar nombres comoCorrado Alvaro, Carla Levi,Alberto Moravia, Vasco Pra­tolini, Elio Vittorini, por ejem­plo.

Es I1lUY difícil intentar des­entrañar líneas generales en unpanorama tan abigarrado, yotros artículos de esta serie seocuparán de comentar algunasfiguras aisladas; pero tal vezsea. interesante, aun a riesgode caer en apreciaciones per­sonales, sugerir algo acerca delsentido de este fenómeno ensu conjunto. Fidelidad, rena­cimiento, esperanza, como yaqueda apuntado, son, a mi ver,las palabras que más espontá­neamente evocan el espectáculode este panorama. Estas trespalabras me parecen estrecha­mente ligadas, me parecen co­mo tres incisiones hacia unmismo centro, un centro narae! que no encuentro una defi­nición mejor que la vida, lovivo. Ya en el Renacimientoclásico, según creo, esto estáclaro. Es sabido que el Rena­cimiento no es un descubri­miento de los antiguos, sinode lo vivo de los antiguos. LaEdad Media conocía a los an­tiguos, cuyas obras nos legó enmanuscritos; pero en la EdadMedia los antiguos estabanmuertos; la vi·da estaba en otraparte. Y entonces Italia volvióa encontrar y a hacer germinarla semilla viva de lo antiguo..que allí sin duda no habíamuerto del todo, como lo mues­tra su misma fecundidad. Poreso es re-nacimiento; la EdadMedia es simplemente naci­miento - en lo cual tal vezhaya más grandeza.

y es ('sta misma Italia, otravez invadida, dominada y des­pedazada como en tiempos deFelipe TI, la que nos ofreceahora otro eiemplo de fideli­dad a la vida. ¿ N o es lícitopensar que tenía que ser estepueblo meridional. mediterrá­neo (como le gusta decir aCamus); este pueblo alegre.vital, poco racionalista v qUf'algunos juzgan superficial elque se mantuviera fiel a lascosas originarias cuando est:!fidelidad era casi una ·~xtra­

vagancia? Los tdtalitarismosde nuestro siglo son sin dudaId última y feroz consecuencia