EL NIÑO INOCENTE DE LA GUARDIA
FELIX LOPE DE VEGA CARPIO
VERSION DIGITALIZADA
FELIX LOPE DE VEGA CARPIO _____________________________________________________________________________________________
Nota Preliminar Y Texto Extraídos De:
Félix Lope de Vega Carpio
Obras Escogidas
Estudio Preliminar, Biografía, Bibliografía, Notas y Apéndices
de FEDERICO CARLOS SAINZ DE ROBLES
Tomo III
TEATRO * *
AGUILAR Madrid - 1962
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NOTA PRELIMINAR
Esta “comedia famosa” no está incluída en la primera lista de “El Peregrino en su patria” (1604), pero sí en la segunda (1618): por ello
debió ser escrita entre dichos años. Figura impresa como la última de
las doce comedias insertas en el volumen titulado “El Fénix de España, Lope de Vega Carpio, familiar del Santo Oficio. Octava parte
de sus comedias, con loas, entremeses y bailes” (Madrid, 1617), por Sebastián Comellas. Existen de ella manuscrito copia en la Biblioteca
de Parma y copia en nuestra Biblioteca Nacional -Cat. número 3.041-, con el título de “El Santo Niño de la Guardia, segundo Cristo”, y una
censura fechada en Málaga a 7 de enero de 1638. Aparece impresa en el tomo V (págs. 71 a 107) de la edición de las Obras de Lope de
Vega, publicadas por la Real Academia Española (1895) bajo la dirección de Menéndez Pelayo.
El tema de esta magnífica obra de Lope es la crucifixión de un niño,
hijo de Alonso Martín, vecino de Quintanar, en una dehesa de la ribera de Algodor, llamada La Hoz, en el camino antiguo de Mora a
Tembleque, y llevada a cabo por unos feroces judíos: Jucé Franco,
Lope Franco, Benito García, Mosén Abenamías, Juan Franco, García Franco... Todos ellos condenados a la hoguera por el Santo Oficio,
cuya sentencia se cumplió en Avila el 16 de noviembre de 1491. El relato completo de tan horrendo crimen fue publicado por el padre
Fidel Fita, en el tomo XI (1887) del Boletín de la Real Academia de la Historia, con el título de “Proceso de Jucé Franco, judío”. El hecho ha
sido desvirtuado capciosamente, en 1890, por el historiador
norteamericano Henry Charles Lea en su libro tendenciosísimo
“Chapters from the religious history of Spain connected with the Inquisition”. También Graetz, en “Geschichte den Juden” (1890),
puso en duda la veracidad del suceso.
Se comprenderá fácilmente que si a Lope le bastaban muy pocas
noticias para urdir una obra admirable, el abominable drama le dio motivo para componer una de sus mejores comedias de vidas de
santos.
¿Cuáles fueron las fuentes de Lope para su obra? Muy improbablemente, la “Memoria muy verdadera de la pasion y martirio
que el glorioso mártir, inocente niño, llamado Cristóbal, padeció en los palacios o cuevas que están e se dicen del Inocente en esta villa
de La Guardia estramuros”, escrita (1544) por el licenciado Damián de Vegas, y cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de
Madrid. Y he dicho improbablemente, porque como dicha Memoria no llegó a imprimirse, no es fácil que fuera conocida por Lope. Pero si
conoció a fondo, y siguió con gran fidelidad la “Historia de la muerte y
glorioso martirio del Santo Inocente que llaman de La Guardia”, escrito por fray Rodrigo de Yepes, monje de San Jerónimo el Real, de
Madrid, impresa en esta Villa y Corte en 1583, obra muy divulgada y que, a su vez, está basada en el manuscrito de Damián de Vegas; y
también conoció Lope el poema latino de Jerónimo Ramíres “De Raptu Innocentis Martyris Guardiensis libri sex” (Madrid, 1592),
inspirado en la Historia de Yepes.
José de Cañizares, que tanto admiró y plagió a Lope, volvió a plagiarle en su comedia “La viva imagen de Cristo: El Santo Niño de
la villa de La Guardia”.
De la obra de Lope esribió el admirable Menéndez Pelayo “¡Qué felices rasgos de costumbres! ¡Qué linda descripción de las huertas
de La Guardia! ¡Qué tierna poesía en el encuentro de la madre del
niño con la ciega que cantaba la oración del niño perdido! Y en toda la comedia ¡Qué apacible y natural el diálogo, contrastando con la
lobreguez del argumento, y atenuando en parte sus depresivos efectos!... Lopez, que no era poeta rústico, sino poeta francamente
realista, insiste de tal modo en los pormenores de la tortura que casi nos hace sentir sus angustias.”