Los almendrones: Ingeniería del ingenio
Imaginen. Vamos montados en un Che-
vrolet sin pasarnos de los 60. Son coches
clásicos. Almendrones los llaman. El color
de la matrícula es amarillo, lo que indica
que es de un particular. Hay muchas pro-
babilidades de que el conductor lo haya
heredado. Seguramente sea un coche de
tercera o cuarta mano. Tal vez no nos ha-
yamos dado cuenta pero lo cierto es que
bajo el capó no queda ni rastro de grasa
de las piezas originales de vehículo. ¿Cómo
sigue rodando? Ingeniería de ingenio.
Un poco de historia
Los almendrones son anteriores a 1959,
año de la Revolución. Fidel Castro se hizo
con el poder en la isla y el gobierno de
EEUU puso en marcha su bloqueo comercial.
Empezó la guerra del capitalismo contra
el comunismo. Uno de los daños colatera-
les: el sector automovilístico se quedó en
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impuesto es el kilometraje de los vehícu-
los. Y, como en momentos de crisis sólo la
imaginación es más importante que el cono-
cimiento, como decía Einstein, los cubanos
hicieron lo que sólo ellos pueden y saben
hacer mejor que nadie: se reinventaron.
Pueden llegar a cambiar un motor entero
para minimizar costes, utilizar piezas aje-
nas al mundo mecánico para que su
vehículo siga rugiendo, echar mano
allí donde pueden para poner su auto
a punto. Una avería es un nuevo de-
safío. Desde luego, dejarlo morir no
ha sido ni es la opción. Hay que ‘bus-
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Y es que la flota de automóviles
se ha renovado poco en las últimas
décadas. Se han contabilizado al-
rededor de 60.000 clásicos por los
pueblos cubanos. Chevrolet, Ford,
Oldsmobiles o Buicks adornan las vías. Un
recorrido por La Habana, por ejemplo, es
un viaje al siglo pasado, un museo con rue-
das, una huida del avance tecnológico. Y
esta situación en sí misma ha hecho que los
almendrones sean considerados parte del
Patrimonio Nacional y sean admirados por
los amantes de las cuatro ruedas desde to-
dos los rincones del planeta.
Tan grande es su popularidad que se
celebran exposiciones y concursos sobre
ellos. Un ejemplo lo tuvimos en 2011 cuan-
Pongan a cero sus cuentakilómetros. Metan primera y vayan soltando suavemente el embrague a la vez que pisan el acele-rador. Ahora, segunda. No pasaremos de tercera porque esta historia será un parsimonioso paseo por la agudeza del pueblo
cubano. Habrá que ir despacio, para conocer cada detalle.
@Chus del Pino
“En momentos de crisis sólo la imaginación es más impor-tante que el conocimiento”
definitivamente, lo cierto es que adquirir
uno nuevo queda muy lejos de las posibili-
dades económicas de los nativos.
Lo qué si está cambiando a mayor rit-
mo son los colores de las matrículas. Irán
desapareciendo las
placas amarillas (par-
ticulares), las azules
(organismos oficiales),
las negras (cuerpo di-
plomático) y las naranjas (empresas o
periodistas extranjeros) para dar paso a
las blancas con letras negras. Una pequeña
variación en la historia.
Mientras se va produciendo el cambio
en esta zona del Caribe, vayan buscando
aparcamiento. No olviden poner el freno de
mano. Ya pueden bajarse del coche, cierren
con llave y disfruten de lo maravilloso del
Malecón. Próxima parada turística: el De-
pósito del Automóvil.
do la Unión de Clubes de Autos y Motores
Antiguos de Cuba (UCAMAC) organizó el I
Concurso de Vehículos Elegantes Antiguos.
Pero la pasión traspasa fronteras y hace
desaparecer incluso 90 millas de distancia.
Y es que los exiliados
de Miami también
hacen su particular
gala automovilística
aunque, obviamente,
el volumen de coches y el cuidado de los
mismos es diferente. Lo que para el mundo
es una pieza de coleccionista, para los cu-
banos es un habitual. Y parece que así será
durante algún tiempo más. Si bien es cierto
que con Raúl Castro, a través de la apro-
bación de un decreto de 2011, se ha dado
luz verde a la compraventa de automóviles
entre cubanos y extranjeros residentes
en la isla y se flexibiliza los traspasos de
propiedad para quienes abandonen el país
Los diferentes colores de las matrículas están
desapareciendo para dar paso a las placas blancas
con letras negras