Tierra, Fuego y Tiempo:
Los Hornos del Espinal
Silvia Cornero
Desde finales del siglo XIX asombraban a los arqueólogos, lugareños,
naturalistas y caminantes, la presencia de redondeadas estructuras de tierra cocida
que afloraban entre cárcavas y cavas, al borde de caminos, o en las orillas y playas de
lagunas.
Estas estructuras, aún hoy se presentan como círculos dibujados, sobre la
superficie del terreno, con terrones de tierra roja-amarillenta, o vistos de perfil como
anchos cilindros compactos comparables a ladrillos agrietados, cuyos fragmentos se
esparcen a su alrededor, generalmente acompañados de restos de carbón vegetal. Las
figuras circulares corresponden a cortes, o perfiles transversales, que se destacan en el
terreno por el contraste de color rojizo del terrón de tierra cocida y los depósitos de
suelos claros, conocidos como gredas blancas donde generalmente se suelen encontrar
estos sitios.
Los hornos fueron comunicados a la comunidad científica a comienzos del siglo
XX, a través de publicaciones que exponían descripciones, dibujos, fotografías y
variados esfuerzos interpretativos para explicar su funcionalidad, coincidiendo
científicos y lugareños en que dichas estructuras eran el resto material de hornos
subterráneos de combustión a leña. Aún se busca una explicación a estos hornos que
evidentemente fueron excavados y que en su mayoría no dejaron restos en su interior,
a excepción de sedimento y carbón. Se conocen pocos casos donde se hallaron restos
de huesos de ciervos, y un esqueleto de un niño en una sola ocasión.
Las hipótesis que se plantean sobre el uso de estos hornitos oscila entre cocción
de cerámicas, crematorios, cocción de alimentos, secadero o almacenaje de granos y
conservación de fuego.
De acuerdo a los autores o lugareños estos sitios recibieron diferentes denominaciones
tales como hornos, hornitos, hornillos, tinajas y botijas.
En rasgos generales los hornos se presentan como unidades simples o bien en
conjuntos de hasta seis estructuras contiguas. Internamente suelen presentar una
estratigrafía en que alternan depósitos de sedimentos y carbón.
Los hornos componen el molde externo de una excavación en la que se efectuó
una combustión de alta temperatura, que compactó, calcinó y en algunos casos agrietó
el terreno circundante, en un espesor de 3 a 7 cm.
En ciertas ocasiones se observan las improntas o marcas realizadas con algún
instrumento como una vara de rama, durante la excavación original, que debió hacerse
sobre el suelo humedecido para facilitar la cavidad del pozo.
Los hornos constituyen sitios arqueológicos que dan cuenta de una habitación
humana en el lugar, con asentamiento temporario o bien con un establecimiento
prolongado que será deducido de los resultados del proceso de investigación. Este tipo
de sitios se caracterizan por presentar un registro de restos de hornos dispersos por
amplias extensiones de terreno.
Los hornos afloran en la superficie, asociados a escasos fragmentos de cerámica
y de restos de carbón desprendidos del interior de la cavidad, pero en el sustrato
subterráneo existen más hornos que no son visibles hasta tanto la erosión del agua y el
viento desgasten el suelo y puedan observarse, o bien cuando se realizan excavaciones
para la construcción de caminos, por ejemplo, quedan expuestos en los bordes de las
cavas o de las banquinas, como podemos ver en la imagen dos hornos o una unidad de
dos bocas hallado a pocos metros de la banquina de la ruta 36, que une las localidades
de Calchaquí y Alejandra.
Hornos de Alejandra Calchaquí
Sitios de similares características fueron hallados en las provincias de Santa Fe,
San Luis, Mendoza, Santiago del Estero, La Rioja, Córdoba, Jujuy, Formosa y Chaco.
Pueden consultarse los trabajos de Carlos Ceruti quien ha realizado interesantes
aportes a la arqueología de los hornos, particularmente en Santa Fe asignando
caracterizaciones a las diferentes formaciones arqueológicas y culturales del litoral
(Ceruti, 1995, 1999 y 2006).
Los restos de hornos y su contexto arqueológico han sido asignados por Ceruti
a una entidad cultural que denominó Esperanza y que define de la siguiente manera:
“ Entre 3.000 y 1.000 años atrás las condiciones climáticas eran muy distintas a las
actuales. En el Nordeste predominaba un clima árido a semiárido, similar al que hoy
podemos encontrar en San Luis o en algunos sdectores de la Provincia de La Pampa. El suelo
estaba cubierto de montes achaparrados y pajonales, quedando amplias superficies
desnudas de vegetación. (…) Estos primeros santafesinos se desplazan a pie, agrupados en
unidades familiares o en bandas de pocos individuos. La disposición de las estructuras de
cocción que suelen formar conjuntos de cinco o seis fogones, permite estimar una cifra de 25
a 30 individuos por banda, cantidad que parece aceptable teniendo en cuenta lo conocido
para grupos etnográficos con características similares. Estas bandas recorrían la llanura
central argentina, entre las costas del Saladillo Amargo y el pie de serranía cordobesa o el
pedemonte cuyano, aprovechando los recursos de los distintos ecosistemas.” Ceruti, 1993 :
568.
En la provincia de Santa Fe son numerosos los hallazgos de éstos sitios en el
espinal de la llanura central, ubicados mayormente entre los ríos San Javier y Salado, y
en las proximidades de lagunas (Cornero y Ceruti, 2009, Ceruti 1993 y 1998, Cocco et
al. 2004, Echegoy 1994 y 1996, Cornero 1996, Cornero y Arelovich 2011, Ruggeroni
1997). Esta llanura presenta uniformidad topográfica en la que sólo se distinguen una
planicie más elevada al sur separada por el río Salado. En la provincia de Santa Fe el
espinal está representado en los departamentos Castellanos, Garay, La Capital, Las
Colonias, San Cristóbal, San Javier y San Justo, coincidente con la presencia y
distribución de sitios.
En el mapa se observa la frecuencia y distribución de sitios en el centro norte
del territorio provincial, que hasta el momento han sido comunicados por diferentes
autores a través de publicaciones académicas o medios de difusión.
●
Referencias de sitios y autores: 1. Lag. San Pedro (Cocco et all.), 2. Esperanza (Castellanos, Ceruti), 3 y 4. Lag. Del Plata I y II (Ceruti), 5. Col. Dolores (Cornero), 6. San Cristobal (Ceruti), 7. La Pelada (Ceruti), 8. Lag. El Cristal (Moreira, Ceruti), 9. Arroyo El Toba (Ruggeroni), 10. Arroyo El Toba y RN 11 (Ruggeroni), 11. Kee (Cornero y Arelovich), 12 y 13. El Garabato (Ruggeroni), 14. N.Molina (Echegoy), 15. Lanteri (Ruggeroni, Cornero), 16. Alejandra Calchaquí (Cornero, Ceruti, Arelovich), 17. Primi (Cornero), 18. Ramseyer (Cornero).
El hallazgo de nuevos sitios en la región de Colonia Dolores enriquece el mapa
incrementando la densidad de sitios que implican una mayor actividad y distribución
de poblaciones humanas en el lugar, hasta ahora no conocidos.
Como resultado del conocimiento social aplicado a la investigación
participativa, y de prospecciones realizadas en el marco de los proyectos Arqueología
del Centro Norte de Santa Fe y Nelovek covó Mokoit (1), de la Universidad Nacional de
Rosario, se localizaron 3 sitios próximos a la desembocadura del Arroyo Saladillo
Amargo y Cayastá, localidad rural de Colonia Dolores.
Los sitios presentan similaridades en el afloramiento de estructuras
subterráneas, se trata de estructuras de forma cilíndrica y ovoide, con base en la
formación San Guillermo, tal como describiera Ceruti en textos citados. Los diámetros
1177
de su boca o abertura varían entre 30 y 60 cm. La altura promedio desde la base a la
boca es de unos 70 cm.
Los hornos de estos sitios son de tierra cocida y contienen restos de carbón
vegetal en su interior. Diseminados a su alrededor junto con fragmentos de tierra
cocida se hallan escasos fragmentos cerámicos o tiestos. La cerámica es sencilla, se
observa una pasta compuesta por arcilla y tiestos molidos, conocida como antiplástico.
Los tiestos encontrados no presentan ornamentaciones complejas, sino en su mayoría
son restos de vasijas simples con lineales incisiones decorativas.
Restos de cerámica hallados en la superficie del terreno
Los hornos exponen estados de deterioro por intemperismo y erosión hídrica,
que los presenta como dibujos circulares de tierra cocida y carbón sobre el terreno. Los
hornos quedaron expuestos por remoción de suelos en la construcción de obras
públicas y por la erosión natural del agua y la pendiente. Las estructuras se presentan
simples o agrupadas.
Se reconocen tres sitios cuyas denominaciones corresponden a sus
descubridores.
El sitio Salteño
El sitio Salteño recibe su nombre de sus descubridores Salvador y Alfredo
Salteño, lugareños de la comunidad Mocoví Aim Mocoylek.
Se ubica a 3 Km Este de Colonia Dolores, en un campo propiedad de la familia
Urbina, entre las coordenadas S30 23.394 W60 17.771, y S302316 W601741.
La superficie se halla a 34 m de altitud sobre el nivel del mar.
El sitio se extiende en un amplio territorio y se visualiza próxima al camino, en
torno a una cava rectangular de préstamo de suelo, de 335 m dirección N-S por 37 m
dirección O-E, excavada por la Dirección Provincial de Vialidad sobre la vieja ruta, a
510 m de la ruta provincial nro. 39.
Sitio Salteño. Borde de la cava, en cuya orilla afloran los restos de hornos.
Hasta el momento se registraron, por observación 14 unidades que distan
linealmente 524 m del primero al más distante. Los hornos presentan diferentes
estados de conservación, con tiestos en superficie. A unos 500 m en dirección norte se
hallaron 4 unidades más en exposición superficial.
Vista de Horno doble. Detalles de surcos de confección en la cara interna.
En las paredes interiores se observan, en algunos casos, improntas de marcas
paralelas como surcos de unos 4 cm que indican la dirección y el modo en que se
realizó la excavación original para la confección de los hornos. Estas marcas se
realizaron sobre suelo intencionalmente húmedo o mojado y se secaron con las altas
temperaturas, conservando el molde negativo del instrumento empleado en la
excavación. Para conocer la antigüedad en que los pueblos del monte daban uso a estos
hornos, realizamos un análisis de carbón por Carbono 14 y obtuvimos una antigüedad
de 990 + 70 años (LP- 2628), antes del presente, es decir que hace alrededor de mil
años estos hornos estaban en uso.
El gráfico ilustra la distribución de los 14 hornos en el sitio registrados por GPS
El sitio presenta una distribución de hornos en dos sectores, distantes entre sí
por 334 m. Este espacio no significa que haya habido ausencia de hornos,
posiblemente se deterioraron hasta desparecer, aun se hallan bajo la superficie, o bien
se combinaron ambas posibilidades.
El primer sector nuclea 9 hornos cuyos extremos distan 140 m y 77 m en el
segundo grupo. La distancia mínima entre hornos es de 3 m , seguida por 5 y 8 m.
El sitio Dora
El sitio Dora recibe su nombre por su descubridora Dora Salteño, cacica de la
comunidad Mocoví Aim Mocoylek, de Colonia Dolores.
El sitio se observa en un área comprendida entre las coordenadas Suroeste: S
30º 24’ 25.8’’ W 60º 18’ 31.3’’, Noroeste: S 30º 24’ 21.4’’ W 60º 18’ 33.3’’ y Este: S
30º 24’ 25.6’’ W 60º 18’ 23.3’’, propiedad de la familia Manassero. Se halla a 34 m
sobre el nivel del mar.
Los hornos quedaron expuestos como consecuencia de arreglos de un camino
comunal, perpendicular a la ruta 39 y 1.500 m distante de ésta.
Escala 100 m
El sitio Dora dista de Salteño 2,5 km. dirección NE y unos 5 km NO del sitio
Coria.
Relevamos 6 hornos en estado crítico, con pocos tiestos asociados y carbón en
superficie. No se hallaron restos de carbón in situ para realizar un fechado de Carbono
14.
Camino en el que se hallan los hornos Restos de horno meteorizado
El sitio Coria
Recibe su nombre por César Coria descubridor de éste sitio, que se halla en
un campo propiedad de la familia Manassero, de Gobernador Crespo. Se ubica en
las coordenadas: S 30º 22’ 47.1’’ W 60º 20’ 52 , paralelo al canal colector Nro 8.
En este sitio sólo hallamos parte de 2 hornos asociados, en corte
transversal, expuestos por erosión del agua de escurrimiento superficial.
Prospectamos en el área circundante, sin observar otros hornos, que
posiblemente se encuentren en el subsuelo. El sitio Coria dista 5 km. SE del sitio
Salteño y se ubica perpendicular a la ruta 39 a unos 600 m dirección Sur.
Entorno ambiental, lugar del hallazgo y vista de los hornos Coria con carbón.
Realizamos un fechado con el método de Carbono 14, en el Laboratorio de la
Universidad de La Plata (LATyR), sobre una muestra de carbón que resultó de una
antigüedad de 900 + 90 años antes del presente (LP 2353).
Ubicación de los sitios De acuerdo a los fechados la ocupación de los sitios Coria y Salteño ha sido
simultánea y es esperable que el sitio Dora también pero aún no lo hemos
comprobado.
Posiblemente los sitios hayan constituido un sólo espacio de ocupación, o
bien instalaciones temporarias sucesivas de grupos menores, debido a la cercanía entre
los registros y a la proximidad temporal en torno a los últimos 1000 años. Desde
entonces muchos hornos se han perdido a causa de los procesos naturales y de las
transformaciones humanas del paisaje, otros tantos continúan bajo el subsuelo, y lo
que hoy observamos es sólo una parte de él o de los sitios que presentamos.
Estos sitios no constituyen un registro aislado, como hemos visto más arriba,
en la cuenca del río Salado otros sitios de similares características se han ubicado,
hasta el momento, en un rango cronológico entre 500 y 2000 años antes del presente.
Coria
Colonia Dolores
Ruta 39
Dora
Salteño
San Martín Norte
Tabla de sitios por cronologías
Sitio Ubicación Fechado
en años antes del presente
Autores
Laguna del Plata II Saladillo Amargo
2000 INGEIS
Ceruti 1993, 1994, 1999
San Cristóbal San Cristóbal 1980
LATyR Ceruti 1993, 1994, 1999
NM -Nicanor Molina Arroyo
Malabrigo 1530 ± 80
LATyR Echegoy 1994
Hornitos- Alej./Calchaqui I
Ruta Prov. 38 500 + 50 LATyR Cornero 1996, Nóbile, Ceruti y
Cornero, 1999
Hornitos- Alej./Calchaqui II
Ruta Prov. 38 1480 + 80
LATyR Cornero y Ceruti 2009
Hornitos- Alej./Calchaqui III
Ruta Prov. 38 1460 + 90
LATyR Cornero 2010
Kees-Romang Arroyo
El Gusano 1290+ 80
LATyR Cornero y Arelovich
2010
Salteño Colonia Dolores 990+ 70 LATyR Cornero 2011
Coria Colonia Dolores 900+ 90 LATyR Cornero 2011
Los hornos del monte han dejado un rasgo característico en el paisaje del
espinal. Constituyen testimonios de un milenario y particular desarrollo regional,
cuyas estructuras pudieron haber sido empleadas para el acopio de energía calórica
como resultado de un saber sustentable y económico (Cornero y Arelovich, 2010).
Representación ideal de la distribución de los hornos en un asentamiento.
Los hornos que afloran en estos sitios y su contexto arqueológico indican que el espinal
constituyó un ambiente recurrente de habitabilidad humana de los pueblos cazadores
y recolectores del chaco santafesino.
Agradecimientos
A las familias Urbina, Manassero y Salteño, a Gerardo Fabricius, Lucía Rangone, Bárbara
Magnabosco, Carolina Bruno y a Oscar Pavanetto por la ilustración del asentamiento.
Bibliografía
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