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  • La semitica de la cultura y el concepto de texto*

    En la dinmica del desarrollo de la semitica durante los ltimos quince aos se pueden aprehender dos tendencias. Una est orientada a precisar los conceptos de partida y a determinar los procedimientos de generacin. La aspiracin a una modelizacin exacta conduce a a creacin de la metasemitica: devienen objeto de investigacin no los textos como tales, sino los modelos de los textos, los modelos de los modelos, y as sucesivamente. La segunda tendencia concentra su atencin en el funcionamiento semitico del texto real. Mientras que desde la primera posicin la contradiccin, la inconsecuencia estruc-tural, la conjuncin de textos diversamente estructurados dentro de los lmites de una sola formacin textual y la indefinicin del sentido son rasgos casuales y no funcionantes", suprimibles en el metanivel de la modelizacin del texto, desde la segunda posicin son objeto de especial atencin. Aprovechando la terminologa saussureana, podra-mos decir que en el primer caso el habla le interesa al investigador como materializacin de las leyes estructurales de la lengua, y en el segundo, pasan a ser objeto de la atencin precisamente aquellos aspec-tos semiticos que divergen de la estructura de la lengua.

    As como la primera tendencia obtiene su realizacin en la meta-semitica, la segunda genera de manera natural la semitica de la cultura.

    * Semiotika kul'tury i poniatie teksta, en Semiotik. Trudy po znakovym sisteman, nm. 12, Tartu,Tartu Riikliku likooli Toimetised, 1981, pgs. 3-7. Reproducido en I. M. L, Izbrannye stati, Tallin, Alexandra, 1992, t. I, pgs. 129-132. [N. M T.]

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    Lotman, Iuri M. (1981), La semitica de la cultura y el concepto de texto, ibdem, pp. 77-82.

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  • La conformacin de la semitica de la cultura disciplina que examina la interaccin de sistemas semiticos diversamente estructu-rados, la no uniformidad interna del espacio semitica, la necesidad del poliglotismo cultural y semitico cambi en considerable medida las ideas semiticas tradicionales. El concepto de texto fue objeto de una transformacin sustancial. Los conceptos iniciales del texto, que subrayaban su naturaleza unitaria de seal, o la unidad indivisible de sus funciones en cierto contexto cultural, o cualesquiera otras cualidades, suponan implcita o explcitamente que el texto es un enunciado en un lenguaje cualquiera. La primera brecha en esta idea que pareca obvia, fue abierta precisamente cuando se examin el concepto de texto en el plano de la semitica de la cultura. Se descubri que, para que un mensaje dado pueda ser definido como texto, debe estar codificado, como mnimo, dos veces. As, por ejemplo, el mensaje definible como ley se distingue de la descripcin de cierto caso criminal por el hecho de que pertenece a la vez al lenguaje natural y al jurdico, constituyendo en el primer caso una cadena de signos con diversos significados, y en el segundo, cierto signo complejo con un nico significado. Lo mismo se puede decir sobre los textos del tipo de la plegaria y otros1.

    El curso del desarrollo del pensamiento cientfico, en este caso, ai igual que en muchos otros, repeta la lgica del desarrollo histrico del propio objeto. Como se puede suponer, histricamente el enunciado en una lengua natural fue primario, despus sigui la conver-

    1 Pueden darse casos de reduccin de los significados de la primera serie (de! len-

    guaje natural): la plegaria, el conjuro, la frmula ritual, pueden estar en una lengua ol-vidada o, tambin, tender a la glosolalia. Esto no suprime, sino que subraya la necesidad de tomar conciencia del texto como un mensaje en cierto lenguaje primario des conocido o secreto. La definicin que aqu damos del texto en el plano de la semitica de la cultura, slo a primera vista contradice la adoptada en la lingstica, porque tambin en esta ltima el texto, de hecho, est codificado dos veces: en una lengua natural y en el metalenguaje de la descripcin gramatical de la lengua natural dada. El mensaje que satisface solamente la primera exigencia, no era considerado como texto. As, por ejemplo, mientras la lengua hablada no devino objeto de una atencin lingstica inde-pendiente, era tratada slo como una forma incompleta o incorrecta de la lengua escrita, aun siendo un hecho indiscutible de la lengua natural, no era considerada como texto. Es paradjico, pero la conocida frmula de Hjelmslev que defini el texto como todo lo que se puede decir en la lengua danesa, de hecho era entendida como lodo lo que se puede escribir en correcta lengua danesa. Pero la introduccin de la lengua hablada en el crculo de los textos lingsticos supona la creacin de un meta-lenguaje que correspondiera especialmente a ella. Desde este pumo de vista, el concepto de texto en el contexto linguosemitico es comparable con el concepto cien tfico general de hecho.

    sin del mismo en una frmula ritualizada, codificada tambin mediante algn lenguaje secundario, o sea, en un texto. La siguiente etapa fue la unin de tales o cuales frmulas de modo que formaran un texto de segundo orden. Adquirieron un especial sentido estructural aquellos casos en que se unan textos en lenguajes esencialmente diferentes; por ejemplo, una frmula verbal y un gesto ritual. El texto de segundo orden que se obtena como resultado encerraba, dispuestos en un solo nivel jerrquico, subtextos en lenguajes diversos y no deducibles uno del otro. El surgimiento de textos del tipo del ritual, la ceremonia, la representacin dramtica" (deistvo), conduca a la combinacin de tipos esencialmente diferentes de semiosis y como resultado al surgimiento de complejos problemas de recodificacin, equivalencia, cambios en los puntos de vista y combinacin de diferentes voces en un nico todo textual. El paso siguiente desde el punto de vista heurstico es la aparicin de los textos artsticos. Al ser reexpuesto en el lenguaje de un arte dado, el material multivocal adquiere una unidad complementaria. As, la conversin del ritual en un ballet se acompaa de la traduccin de todos los subtextos diversamente estructurados al lenguaje de la danza. Mediante el lenguaje de la danza se transmiten gestos, actos, palabras y gritos, y las propias danzas, que, cuando esto ocurre, se duplican semiticamente. La multiestructuralidad se conserva, pero est como empaquetada en la envoltura multiestructural del mensaje en el lenguaje del arte dado. Esto es particularmente visible en la especificidad genrica de la novela, cuya envoltura un mensaje en una lengua natural oculta una controversia extraordinariamente compleja y contradictoria de diferentes mundos semilicos.

    La ulterior dinmica de los textos artsticos est orientada, por una parte, a aumentar la unidad interna y la clausura inmanente de los mismos, a subrayar la importancia de las fronteras del texto, y, por otra, a incrementar la heterogeneidad, la contradictoriedad semitica interna de la obra, el desarrollo, dentro de sta, de subtextos estructuralmente contrastantes que tienden a una autonoma cada vez mayor. La vacilacin en el campo homogeneidad semitica heterogeneidad semitica constituye uno de los factores formadores de la evolucin histrico-literaria. De los otros factores importantes de esta ltima debemos subrayar la tensin entre la tendencia a la integracin la conversin del contexto en texto (se forman textos como el ciclo lrico, la creacin de toda la vida como una sola obra, etc.) y la tendencia a la desintegracin la conversin del texto en contexto (la novela se desintegra en novelle, las partes devienen unidades estti-

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  • cas independientes). En este proceso las posiciones del lector y del au-tor pueden no coincidir: all donde el autor ve un texto nico que posee unidad interna, el lector puede ver una coleccin de novelle y novelas (cfr. la obra de Faulkner), y viceversa (as, Nadezhdin interpretaba en gran medida El conde Nulin como una obra ultrarromntica, porque el poema haba aparecido en un mismo libro junto con El baile de Baratynski y ambos poemas fueron percibidos por el crtico como un so/o texto). En la historia de la literatura se conocen casos en que la percepcin de tal o cual obra por los lectores fue determinada por la reputacin de la edicin en que fue publicada, y casos en que esta circunstancia no tuvo ninguna importancia para el lector.

    Las complejas colisiones histrico-culturales activan una u otra tendencia. Sin embargo, potencialmente en cada texto artstico ambas estn presentes en compleja tensin entre s.

    La creacin de la obra artstica indica una etapa cualitativamente nueva en la complicacin de la estructura del texto. El texto de muchos estratos y semiticamente heterogneo, capaz de entrar en complejas relaciones tanto con el contexto cultural circundante como con el pblico lector, deja de ser un mensaje elemental dirigido del destinador [adresant] al destinatario. Mostrando la capacidad de condensar informacin, adquiere memoria. Al mismo tiempo muestra la cualidad que Herclito defini como logos que crece por s mismo2. En tal estadio de complicacin estructural el texto muestra propiedades de un dispositivo intelectual: no slo transmite la informacin depositada en l desde afuera, sino que tambin transforma mensajes y produce nuevos mensajes.

    En estas condiciones la funcin socio-comunicativa del texto se complica considerablemente. La podemos reducir a los siguientes pro-cesos:

    1. El trato entre el destinador y el destinatario. El texto cumple la funcin de un mensaje dirigido del portador de la informacin a un auditorio.

    2. El trato entre el auditorio y la tradicin cultural. El texto cumple la funcin de memoria cultural colectiva. Como tal, muestra, por una parte, la capacidad de enriquecerse ininterrumpidamente, y, por otra, la capacidad de actualizar unos aspectos de la informacin depositada en l y de olvidar otros temporalmente o por completo.

    3. El trato del lector consigo mismo. El texto esto es particular-

    2 Herclito de feso, Fragmenty. Citado segn la recopilacin Antichnye filosofy.

    Svidetel'stva, fragmenty, teksty, Kiev, 1955, pg. 27.

    mente esencial en lo que respecta a los textos tradicionales, antiguos, que se distinguen por un alto grado de canonicidad actualiza deter-minados aspectos de la personalidad del propio destinatario. En el curso de ese trato del receptor de la informacin consigo mismo, el texto interviene en el papel de mediador que ayuda a la reestructura-cin de la personalidad del lector, al cambio de la autoorientacin es-tructural de la misma y del grado de su vnculo con las construcciones metaculturales.

    4. El trato del lector con el texto. Al manifestar propiedades inte-lectuales, el texto altamente organizado deja de ser un mero mediador en el acto de la comunicacin. Deviene un interlocutor de iguales de-rechos que posee un alto grado de autonoma. Tanto para el autor (el destinador) como para el lector (el destinatario), puede actuar como una formacin intelectual independiente que desempea un papel ac-tivo e independiente en el dilogo. Resulta que desde este punto de vista la antigua metfora platicar con el libro est llena de profundo sentido.

    5. El trato entre el texto y el contexto cultural. En este caso el texto no interviene como un agente del acto comunicativo, sino en calidad de un participante en ste con plenos derechos, como una fuente o un receptor de informacin. Las relaciones del texto con el contexto cultural pueden tener un carcter metafrico, cuando el texto es perci-bido como sustituto de todo el contexto, al cual l desde determinado punto de vista es equivalente, o tambin un carcter metonimia), cuando el texto representa el contexto como una parte representa el todo1. Adems, puesto que el contexto cultural es un fenmeno com-plejo y heterogneo, un mismo texto puede entrar en diversas relacio-nes con las diversas estructuras de los distintos niveles del mismo. Por ltimo, los textos, como formaciones ms estables y delimitadas, tienden a pasar de un contexto a otro, como ocurre por lo comn con las obras de arte relativamente longevas: al trasladarse a otro contexto cultural, se comportan como un informante trasladado a una nueva situacin comunicativa: actualizan aspectos antes ocultos de su sistema co-

    3 Relaciones anlogas surgen, por ejemplo, entre el texto artstico y su ttulo. Por

    una parte, stos pueden considerarse como dos textos independientes dispuestos en di-versos niveles de la jerarqua texto metatexto. Por otra, pueden considerarse como dos subtextos de un nico texto. El ttulo puede referirse al texto que l designa con arreglo al principio de la metfora o al de la metonimia. Puede estar realizado con ayuda de palabras del lenguaje primario, elevadas al rango de metatexto, o con ayuda de pa-labras de un metalenguaje, etc. Como resultado, entre el ttulo y el texto que l designa surgen complejas corrientes de sentido que generan un nuevo mensaje.

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  • dficante. Tal recodificacin de s mismo en correspondencia con la situacin pone al descubierto la analoga entre la conduca sgnica de la persona y el texto. As pues, el texto, por una parte, al volverse semejante a un macrocosmos cultural, deviene ms importante que s mismo y adquiere rasgos de un modelo de la cultura, y, por otra, tiende a realizar una conducta independiente, al volverse semejante a una persona autnoma.

    Un caso particular ser la cuestin del trato entre el texto y el meta-texto. Por una parte, tal o cual texto particular puede desempear con respecto al contexto cultural el papel de mecanismo descriptor, y, por otra, puede, a su vez, entrar en relaciones de desciframiento y estruc-turacin con alguna formacin metalingstica. Por ltimo, tal o cual texto puede encerrar en calidad de subestructuras parciales tanto ele-mentos textuales como elementos metatextuales, como es caracterstico de Sterne, de Eugueni Oneguin, de los textos marcados por la irona romntica, o de una serie de obras del siglo xx. En este caso las co-rrientes comunicativas se mueven siguiendo la vertical.

    A la luz de lo dicho, el texto se presenta ante nosotros no como la realizacin de un mensaje en un solo lenguaje cualquiera, sino como un complejo dispositivo que guarda variados cdigos, capaz de trans-formar los mensajes recibidos y de generar nuevos mensajes, un gene-rador informacional que posee rasgos de una persona con un intelecto altamente desarrollado. En relacin con esto cambia la idea que se tena sobre la relacin entre el consumidor y el texto. En vez de la frmula el consumidor descifra el texto, es posible una ms exacta: e consumidor trata con el texto. Entra en contactos con l. El proceso de desciframiento del texto se complica extraordinariamente, pierde su carcter de acontecimiento finito que ocurre una sola vez, tornndose ms parecido a los actos, que ya conocemos, de trato semitico de un ser humano con otra persona autnoma.