Luciana,17años,estáencomaporhaberingeridounapastilladeéxtasis.Es«eldíasiguiente».Mientrassusamigossepreguntanquéhapasado,Eloy,elchico que la ama, busca desesperado al camello que le vendió la pastillaparatratardesalvarlelavida.Sóloanalizandoquéconteníaladrogasabránlosmédicosaquéseenfrentan.Lucianaseconvierteennoticiadelaprensadepredadorayenunaspocashorasasualrededortodoseconvulsiona:suspadres,suhermanapequeña,sumejoramigaqueesbulímicaylanecesitapara luchar contra su enfermedad, losmédicos, la policía que persigue alcamello y este que se enfrenta a su jefe…Ymientras, Luciana lucha unapartidadeajedrezconlamuerte.
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JordiSierraiFabra
CamposdefresasePUBv1.0
Dirdam13.08.12
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CamposdefresasAutor:JordiSierraiFabra,1997Editorial:SM,1997ISBN:84-226-6846-7
Editororiginal:Dirdam(v1.0)ePubbasev2.0
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AMontserratSendil,compañeraesencialymágica
detantashistoriasyaventurasliterarias
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«Nadaesreal,nohaynadaporloquepreocuparse.Camposdefresasparasiempre.»
JohnLennon,Strawberryfieldsforever
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Capítulo1Blancas:e4
Abrió los ojos cuando el primer zumbido del teléfono aún no había muerto y loprimeroqueencontrófueronlosdígitosverdesdesuradio-relojenlaoscuridaddelanoche.
Porellosupoquelallamadanopodíaserbuena.Ningunallamadatelefónicaloesenlamadrugada.Alargó el brazo en el preciso momento en que sobrevenía el silencio entre el
primeryelsegundozumbido,ytropezóconelvasodeaguadepositadoenlamesitadenoche.Loderribó.Asulado,sumujer tambiénseagitóporelbruscodespertar.Fueellalaqueencendiólaluzdesupropiamesita.
Lamanodelhombreseaferróalauriculardelteléfono.Lodescolgómientrasseincorporaba un poco para hablar, y se lo llevó al oído. Su pregunta fue rápida,alarmada.
—¿Sí?Escuchóunavozneutra,opaca.Unavozdesconocida.—¿ElseñorSalas?—Soyyo.—Verá,señor—lavoz,demujer,setomóunaespeciederespiro.Omásbienfue
comosisedispusieraatomarcarrerilla—.LellamodesdeelClínico.Metemoquehasucedidoalgodelicadoynecesitamos…
—¿Esmihija?—preguntóautomáticamenteél.Sintiócómosumujerseaferrabaasubrazo.—Sí,señorSalas—continuólavoz,abiertaydirectamente—.Noslahantraído
enbastantemal estadoy…bueno, aún es prontoparadecir nada, ¿entiende?Seríanecesarioquesepasaraporaquícuantoantes.
—Pero…¿estábien?—latensiónlehizoatropellarse,lapresióndelamanodesuesposalehizodaño,sucabezaentróenunaespiraldemiedosyangustias—.Quierodecir…
—Suhijahatomadoalgúntipodesustanciapeligrosa,señorSalas.Lahantraídosus amigos y estamos haciendo todo lo posible por ella. Es cuanto puedo decirle.Confíoenquecuandolleguenaquítengamosmejoresnoticiasquedarle.
—Vamosinmediatamente.—HospitalClínico.Entrenporurgencias.—Gracias…sí,claro,gracias…Sequedóconelteléfonoenlamano,sindarsecuentadequesumujeryaestaba
enpie.Despuéslamiró.—¿Unaccidentedecoche?—apenassiconsiguióarticularpalabraella.
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—No,dicenqueseha…tomadoalgo—exhalóél.Laconfusiónseempezabaareflejarensusrostros.—¿Qué?—fueloúnicoquelogródecirsuesposaentrelasbrumasdesunueva
realidad.
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Capítulo2Negras:c6
Cinta,SantiyMáximonosemovíandesdehacíayaunosminutos.Eracomosinoseatrevieran. Sólo de vez en cuando los ojos de alguno de ellos se dirigían hacia lapuerta,porlaquehabíadesaparecidoelúltimodelosmédicos,obuscabanelapoyodelosdemás,apoyoqueerahurtadoalinstante,comosiporalgunaextrañarazónnoquisieranversenireconocerse.
—¿Porquéamínomehapasadonada?Habíaformuladolapreguntamediadocenadeveces,ycomolasanteriores,Cinta
notuvorespuesta.—Yotambiénestoybien—dijoMáximo.—Dejadlo,¿vale?—pidióSanti.—¿Quévamosa…?LapreguntadeCintamurióantesdeformularla.Desdequehabíaempezadotodo,
los nervios se mantenían a flor de piel, pero aún adormecidos, o mejor dichoatontados, a causa del estallido de la situación. Ahora empezaban a aflorarplenamente.
Fue Santi el primero en reaccionar, y lo hizo para sentarse al lado de ella. Larodeó con un brazo y la atrajo suavemente hacia sí. Después la besó en la frente.Cintasedejóarrastraryapoyólacabezaenél.Luegocerrólosojos.
Comenzóallorarsuavemente.—Hasidounaccidente—suspiróSanticonunhilodevoz.Máximohundiósucabezaentresusmanos.Cintasedesahogósólounossegundos.Acabómordiéndoseellabioinferior.Sin
desprendersedelamparoprotectordeSanti,pronuncióelnombrequetodosteníanenesemismoinstanteenlamente.
—DeberíamosllamaraEloy.Seprodujounsilencioexpectante.Nadiesemovió.—YtambiénaLoreto—terminódiciendoCinta.Santisuspiró.PerofueMáximoelqueresumiólasituaciónconunrotundoyexpresivo:—¡Joder!
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Capítulo3Blancas:d4
Lo despertó el timbre del teléfono y al levantar la cabeza de lamesa, el cuello leenvióunapunzadadedoloralcerebro.Labrusquedaddeldespertarfueparalelaaesedolor.
—¡Ay, ay! —se quejó tratando de flexionar el cuello para liberarse delanquilosamiento.
Casinolologró,asíqueselevantóyfuehaciaelteléfono,moviéndoselomismoqueunmuñecoarticuladoqueiniciasesuandadura.Nosóloeraelcuello,acausadehaberse quedado dormido sobre la mesa, sino los músculos, agarrotados, y lasensacióndemareoproductodelsúbitodespertar,unidoalalarganochedeestudioabasedecafésycolas.
EnquienprimeropensófueenLuciana,Cinta,SantiyMáximo.Sus padres no podían ser. Nunca llamaban, y muchomenos a una hora como
aquella.¿Paraqué?Asíquesólopodíanserellos.Losmuy…Levantó el auricular, pero antes de poder decir nada escuchó el zumbido de la
líneaalcortarse.Encima.Volvióadejarelteléfonosobrelamesaybufóllenodecansancio.Esperóunpar
desegundos,luegosedesperezó.Teníalabocapastosa,losojosespesosylalenguapegada al paladar. Debía haberse quedado dormido aproximadamente hacía treshoras.Lasprimeraslucesdelamanecerasomabanyaalotroladodelaventana.Miróloslibros.
Élestudiandoylosdemásdemarcha.Genial.ClaroqueaMáximoleimportabanunpitolosestudios,ySantiyahabíadejado
dedarlealcallo.Peroencambio,LucianayCinta…Elteléfononovolvíaasonar,asíqueseapartódeélyfuealcuartodebaño,para
lavarselacara.Todavíateníatodoelsábadoytodoeldomingopordelanteantesdeldichosoexamendellunes.Suspadreshabíanhechobienyéndosedefindesemana.Yélhabíahechobiennegándoseaescucharloscantosdesirenasdelosotrosparaquealmenossalieraelviernesporlanoche.
ApesardelomuchoquedeseabaestarconLuciana.Lallamadaserepitiócuandoseechabaaguaalacaraporsegundavez.¿Porqué
suspadresnocomprabanunmalditoinalámbrico?Cogiólatoallaysesecómientrasse dirigía hacia el teléfono. En esta ocasión se dejó caer en una butaca antes delevantarelauricular.Sí,teníanqueserellos.¿Quiénsino?
—SeccióndeVoluntariosEstudiososyFuturosEmpresarios—anunció—.¿Quéclasedezánganoyparásitonocturnoosa?
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Nadieleriólabromaalotrolado.—Eloy—escuchólavozdeMáximo.Unavoznadaalegre.—¿Quépasa?—fruncióelceñoinstintivamente.—Oye,antesdequeestopuedacortarsedenuevo…Estamosen…bueno…Es
que…—¡Díselo!—escuchóclaramentelavozdeCintaporelhilotelefónico.—Máximo,¿quéhaocurrido?—gritóalarmadoEloy.—Lucisetomóunapastilla,ylehasentadomal.—¿Una…?—sedespejódegolpe—.¡Mierda!¿Quéclasedepastilla?Lapausafuemuybreve.—Éxtasis.Fueunmazazo.Unaconmoción.¿Luciana? ¿Un éxtasis? Aquello no tenía sentido. Estaba en medio de una
pesadilla.—¿Quélehapasado?¿Dóndeestáis?—EnelClínico.Lahemostraídoporque…bueno,nosabemosquélehapasado,
perosehapuestomuymaldeprontoy…—Deberíasvenir,Eloy—escuchódenuevolavozdelamejoramigadeLuciana
porelauricular.—Los médicos están con ella —continuó Máximo—. Pensamos que deberías
saberloyestaraquí.Sepusoenpie.—Salgoahoramismo—fueloúltimoquedijoantesdecolgar.
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Capítulo4Negras:d5
Apesardequeelsolacababadedespuntarmásalládelaciudad,lamujeryaestabaenpie, comocadamañana,por costumbre.Estabacercadel teléfono, en la cocina,preparándosesuprimercafé.Debidoaellopudocogerelauricularantesdequesuzumbidodespertaraatodoslosdemás.
Nolegustabanlasllamadasintempestivas.Laúltimahabíasidoparadecirlelodesumadre.
—¿Sí?—contuvolarespiración.—¿SeñoraSanz?—¿Quiénllama?—SoyCinta,laamigadeLoreto.—¿Cinta?Perohija,¿sabesquéhoraes?—EsquehapasadoalgoycreoqueLoretodeberíasaberlo.—Estádormida.—Esalgo…importante,señora.—Serátodoloimportantequetúquieras,peroensuestadonopiensorobarleni
unminutodesueño.Dimeloqueseaycuandosedespierteselodigo.Hubounapausaalotroladodelhilotelefónico.—Esque…—vacilóCinta.—¿Quéhasucedido?—SetratadeLuciana—suspirófinalmenteCinta—.Estamosenelhospital,enel
Clínico.—¡Diosmío!¿Unaccidente?—No,noseñora.Quelehasentadomalalgo.—¿YquieresqueLoretovayaahítalycomoestáella?—Yosólohepensadoqueteníaquesaberlo.—¿Quéesloquehatomado?—Una…pastilla.—¿Drogas?—Noexactamente,bueno…nosabríadecirle—selenotabanerviosayconganas
determinarcuantoantes—.¿Lediráloquehasucedidocuandodespierte?—Sí,claro—lamujercerrólosojos.—¿Cómoestáella?—Llevaunpardedíasmejor.—¿Come?—Lointenta.—Estábien.Gracias,señoraSanz—sedespidióCinta.
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ColgódejandoalamadredeLoretotodavíaconelauricularenlamano.
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Capítulo5Blancas:Caballoe2
LaprimeraenentrarenlasaladeesperafueNorma,lahermanapequeñadeLuciana.Despuéslohicieronellos,lospadres.Elpadresujetabaalamadre,queapenassisesosteníaensusbrazos.Lasmiradasdelosreciénllegadosconvergieronenlasdelosamigosdesuhijayhermana.Cintasepusoenpie.SantiyMáximono.Losojosdelhombreteníanunhalodemarcadadureza.Losdesuesposa,encambio,naufragabanenlaimpotenciayeldesconcierto.LacaradeNormaeraunamáscarainexpresiva.
—¿Cómoestá?—quisosaberCinta.ElpadredeLucianasedetuvoenmediodelasala,abarcándolostotalmentecon
su mirada llena de aristas. Vieron en ella muchas preguntas, y leyeron aún mássentimientos,deira,rabia,frustración,dolor.
Cintatuvounestremecimiento.—¿Quéhapasado?—lavozdeLuisSalassonócomounflagelo.—Nada,estábamos…—¿Quéhapasado?—repitiólapreguntaconmayordureza.SantisepusoenpieparacogeraCinta.—Tomamospastillasyaellalehansentadomal,esoestodo—tuvoelvalorde
decir.—¿Quéclasedepastillas?—Bueno,yaselohemosdichoalmédico…—¡Mierda!,¿estáislocosoqué?La madre de Luciana rompió a llorar más desconsoladamente aún por la
explosióndefuriadesumarido.InclusoNormapareciódespertarconella.Seacercóasumadrebuscandosuprotección.Sindejardellorar,lamujerabandonóelregazoprotectordesumaridoparaabrazarasuhijapequeña.
LuisSalassequedósolofrenteaellostres.Cintateníalosojosdesorbitados.—¿Cómo…está?—preguntóporsegundavez.Larespuestalesalcanzódelleno,hiriéndolosenlomásprofundo.—Está en coma—dijo el hombre, primero despacio, para agregar después con
mayordesesperación,conlospuñosapretados—:¡Estáencoma!,¿sabéis?¡Lucianaestáencoma!
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Capítulo6Negras:de4
El exterior del after hour era un hervidero de chicos y chicas no precisamentedispuestosadisfrutardelosprimerosrayosdelreciénnacidosoldelamañana.Unoshablaban,excitados, tomándoseunrespiroparaseguirbailando.Otrosdescansaban,agotadosaunquenorendidos.Algunosseguíanbebiendodesusbotellas,básicamenteagua. Y los menos echaban una cabezada en los coches ubicados en el amplioaparcamiento.Perolamayoríareíanyplaneabanlacontinuidaddelafiesta,allíoencualquierotraparte.Cercadelapuertadellocal,lamúsicaatronabaelespacioconsumachaconainsistencia,puroritmo,sinmelodíasnisuavidadesquenadiequería.
Elúnicoqueparecíanoparticipardelaesenciadetodoaquelloeraél.Se movía por entre los chicos y las chicas, la mayoría muy jóvenes, casi
adolescentes.Ylohacíaconmeticulosacautela,igualqueunpescadorentreunbancodepeces,sóloqueélnoteníaqueextenderlamanoparaatraparaninguno.Eranlospeceslosquelebuscabansiquerían.
Comoaquellamuñecapelirroja.—¡Eh!,túeresPoli,¿verdad?—Podríaser.—¿Aúntequedaalgo?—ElalmacéndePolisiempreestálleno.—¿Cuánto?—Dosmilquinientas.—¡Joder!¿Noerandosmil?—¿Quieresalgobuenoosimplementeunaaspirina?La pelirroja sacó el dinero del bolsillo de su pantalón verde, chillón. Parecía
imposiblequeallídentrocupieraalgomás,por loajustadoque lequedaba.Poli lacontempló.Diecisiete,talvezdieciochoaños,aunqueconloquesemaquillabanylobienalimentadasqueestaban,igualpodíatenerdieciséis.Eraatractivayexuberante.
—Conesto temantienesenpieveinticuatrohorasmás,yaverás.Nohace faltaquetetomesdosotres.
Le tendió una pastilla, blanca, redonda, con una media luna dibujada en susuperficie.Ellalacogióyélrecibiósudinero.Yanohablaronmás.Lavioalejarseendirección a ninguna parte, porque pronto la perdió de vista por entre la mareahumana.
Siguiósucamino.Apenasunadecenademetros.—¡Poli!Girólacabezaylereconoció.SellamabaNéstorynoerauncliente,sinounex
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camello.Sehabíaligadoaunacuarentonaconpasta.Suerte.Dejóqueseleacercara,curioso.
—Néstor,¿cómoteva?—Bien.Oye,¿elPandora'ssiguesiendozonatuya?—Sí.—¿Estuvisteanochevendiendoallí?—Sí.—Puesalguientuvounasubidadecalor,yomeandaríaconojo.—¿Qué?—Marioviolamovida.Unacría.Selallevaronenunaambulancia.Polifruncióelceño.—Vaya—suspiró.—Yasabescómosonestascosas.Comopasealgo,habráunbuenmarrón.¿Qué
vendías?—Lodesiempre.—Ya,pero¿eraéxtasis…?—Oye,yovendo,nofabrico.Hayloquehayypunto.Pormí,comosisellama
Margarita.—Bueno—Néstorseencogiódehombros—.Yoteheavisadoyyaestá.Ahora
allátú.—Teloagradezco,enserio.—Chao,tío.Sealejódeéldejándolesolo.Realmentesoloporprimeravezentodalanoche.
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Capítulo7Blancas:Caballoxe4
NormaviocómosuspadressalíandelahabitaciónenlaqueacababandeinstalaraLuciana,reclamadosdenuevoporlosmédicosquelaatendían,ysequedósolaconella.
Entoncescasilediomiedomirarla.Teníaagujasclavadasenunbrazo,porlasquerecibíaprobablementeelsuero,un
pequeño artilugio fijado en un hombro y conectado a sondas y aparatos quedesconocía;untuboenorme,deunostrescentímetrosdediámetro,decolorblancoyamarillo,parecíaserelnuevocordónumbilicaldesuvida.Deélpartíaunderivadoqueentrabaensuboca,abierta.Otro,selladoconcintaasunariz,seincrustabaenelorificiodeladerecha.Porlapartedeabajodelacamaasomabaunabolsadeplásticoalaqueiríanlosorinescuandoseprodujeran.Ydesdeluegonoparecíadormir.Conlabocaabiertaylosojoscerrados,embutidaenaquellaparafernaliadeaparatos,másbienseleantojóunconejillodeindias,oalguienalaspuertasdelamuerte.
Yeraaterrador.Tuvounaextrañasensación,ajenaalarealidadprimordial.Unasensaciónegoísta,propia,mezcladerabiaydesesperación.Loqueteníaante
sus ojos, además de una hermana en coma y, por tanto, moribunda, era el fin demuchosdesussueños,yespecialmentedesusansiasdelibertad.
Ahora,aella,yanoladejaríansalir,nidenochenitalvezdedía.YsiLucianamoríatantocomosiseguíaencomamuchotiempo,suspadresseconvertiríanenlaimagendelaansiedad,convertiríansucasaenunacárcel.
Siempre había ido a remolque deLuciana. Total, por tres años de diferencia…Ellaaúnteníaquevolveracasaaunashorasconcretas,ynopodíasalirdenoche,ymuchomenosregresaralamanecerypasarlanochefueradecasaaunquesetrataradealgoespecial,comounaverbena.Ellaaúnestabaatadaalamalditaadolescencia.TambiénLuciana,perosuhermanamayorsehabíaganadofinalmentesusprimerasydecisivascotasdelibertad.Lucianayaestabadejandoatráslaadolescencia.Eraunamujer.
¿Porquéhabíatenidoquepasaraquello?LospadresdeErnesto,uncompañerodelcolegio,habíanperdidoaunhijoenun
accidente,ysevolcarontantoensuotrohijoqueloteníanamargado.Esoeraloqueleesperabaaellasi…
Deprontosintióvergüenza.Sumentesequedóenblanco.Bajólacabeza.¿Quéestabapasando?¿Eraposiblequeconsuhermanaallí,encoma,ellapensara
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tansóloensímismayensusansiasdevivirydeserlibreparaabrirlasalas?¿EraposiblequeaúnnohubieraderramadounasolalágrimaporLuciana?Sesintiótanculpablequeentoncessí,algoserompióensuinterior.Yempezóallorar.Lucianapodíamorir,ésaeralarealidad.Opermanecerenaquelestadoelrestode
suvida,ytambiéneralamismarealidad.Uncomaeracomolamuerte,aunqueconunaposibilidaddedespertar,enunashorasounosdías.Unaposibilidad.Nisiquierasabíasisuhermanaeraconscientedealgo,desuestado,desusimplepresenciaallí.
Lecogióunamano,instintivamente.—Luciana…—musitó.
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Capítulo8Negras:Alfilf5-Blancas:Caballog3
Nollores,Norma.Nollores,porfavor.Ayúdame.Osnecesitofuertes,atodos,asíquenollores.Puedoverte,¿sabes,Norma?Nosécómo,porqueséquetengolosojoscerrados,
peropuedoverte.Séqueestásahí, ami lado, yque llevas tublusaamarilla y losvaquerosnuevos,¿verdad?
¿Loves?Y,sinembargo,aquídentroestátanoscuro…Esunaextrañasensación,hermana.Escomosiflotaseenningunaparte,mejor
dicho, es como si mi cuerpo estuviese fuera de toda sensación, porque no sientonada,nifríonicalor,tampocosientodolor.Esunlugaragradable.Bueno,loseríasino estuviese tan oscuro.Me gustaría ver, abrir los ojos ymirar.Hay algo quemerecuerda la placenta demamá. Sí, antes de nacer. Recuerdo la placenta demamáporqueeracálidayconfortable.
¿Ycómopuedorecordareso?No,allínoteníamiedo,habíapaz.Aquíencambiotengomiedo,apesardeque
sientoalgodeesamismapaz.Lasientoporqueestoya suspuertas.Puedodarunpasoyolvidarmedetodoparasiempre.
Unsimplepaso.Peronopuedomoverme.Norma,Norma,¿ylosdemás?¿Estánbien?¿YEloy?Oh,Dios,daríamiúltimoalientopor tenerloaquí,ami lado,ysentirsumano
comosientolatuya,hermana.Tumano.Eloy.Mesientotansola…
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Capítulo9Negras:Alfilg6
En el despacho del doctor Pons había dos sillas únicamente, así que mientrasesperaban, él entró en un pequeño cuarto de baño y regresó con un taburete quecolocóenmediodeellas.CintaySantiocuparonlassillas.Máximo,el taburete.Elmédicorodeódenuevosumesaparaocuparlabutacaquelapresidía.Desdeellalosobservó.
Cintaeradeestaturamedia,tirandoabaja,adolescentementeatractivaconlaropaque llevaba, pero también juvenilmente sexy: cabello largo, ojos grandes, labiospequeños, cuerpoenplenaexplosión.SantiyMáximo, encambio, eraneldíay lanoche.Elprimerollevabaelcabellocortoyteníalacarallenadeespinillas,comosien lugar de piel tuviera un sembrado. El segundo mostraba una densa cabellera,rizada,comosidelacabezalenacierandosotresmiltirabuzonesdecolornegroqueluegolecaíanendesordenportodaspartes.
Unió sus dos manos entrelazando los dedos y se acodó en su mesa. Luegoempezó a hablar, despacio, sin que en su voz se notaran reconvenciones o tonosduros.Eramédico.Sólomédico.
Yhabíaunavidaenjuego.—Ahora que vuestra amiga, por lo menos, está estabilizada, es hora de que
retomemoslaconversaciónqueantesiniciamos.—Yaledijimostodo…—Oídme,¿queréisayudarlaono?—Sí—contestóCintarápidamente.Losotrosdosasintieronconlacabeza.—¿Quiénmástomópastillas?—Yo—volvióahablarCinta.MiróaSantiyaMáximo.—Todostomasteis,¿no?—preguntóeldoctor.—Sí.—¿Éxtasis?—Sí.—¿Cómosabéisqueeraéxtasis?—Bueno…—vacilóMáximo—.Sesuponeque…—¿Soléistomarloamenudo?—No—dijeronalunísonolosdoschicos.Probablementedemasiadorápido,aunque…—¿Quéefectooscausó?—continuóelinterrogatorio.—Era como… si tuviera unmillón de hormigas dentro—dijo de nuevoCinta,
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dispuesta a hablar—. Mi cuerpo era una máquina, capaz de todo. Un estado deexaltacióntotal.
—Yoquería a todo elmundo—reconocióMáximo—.Un rollo estupendo.Medioporreírmecantidad.
—Sí,eso—convinoSanti—.Eracomoestar…muyarriba,nosésimeentiende.Arribaymuyfuerte.
—¿Yahora?Nohizofaltaquerespondieran.Elbajónyaeraevidente.Fueranonohabituales,
podíantenernáuseas,cefaleas,dolorenlasarticulaciones…—¿QuélepasóexactamenteaLuciana?—Empezóasubirlelatemperaturadelcuerpo.—No —Santi detuvo a Cinta—. Primero se mareó, y luego vino lo de los
calambresmusculares.—Fue todo junto—apuntóMáximo—.Yome asusté cuando vi que dejaba de
sudar.Entoncescomprendíqueleveníaungolpedecalor.—¿Asíquesabéisloqueeseso?—Sí.—¿Yaunasí,osarriesgáis?Era una pregunta estúpida, improcedente. Lo comprendió al instante.Miles de
chicos y chicas lo sabían, y sin embargo todas las semanas se jugaban la vidatomandodrogasdediseño.Despuésdetodo,sóloalguienmoríadevezencuando.
Sólo.—¿Quépasódespués?—siguióeldoctorPons.—Lo que le hemos contado—dijo Cinta—. Empezó con las convulsiones, el
corazónseledisparóy…—¿Tenéisaquíunapastilladeesas?—No.Suspiró con fuerza. Hubiera sido demasiada suerte. Con una pastilla al menos
sabríaquéllevabaLucianaenelcuerpo.Unanálisisdesangrenobastaba.Habíaqueanalizarelproducto.
Nisiquierasabíancontraloqueluchaban.—Anosotrosnonoshizonada—manifestóSanti—.¿Porquésíaella?—Eso no se sabe, por esta razón es tan peligroso. Os venden química pura
adulterada con yeso, ralladura de ladrillos, materiales de construcción como el«Agua-plast» e incluso venenos como la estricnina. A veces sonmás benévolos ysimplemente se trata de un comprimido de paracetamol, que no es más que unanalgésico.Perodeloquesetrataesdeque,luego,cadacuerpohumanoreaccionadeunaformadistinta.Dehecho,nohaynada,ningunasustancia,capazdeprovocarunareaccióncomoloquelehasucedidoaLuciana,uncomaenmenosdecuatrohoras;
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perosialguiensufredelcorazón,tieneasma,diabetes,tensiónarterialalta,epilepsiaoalgunaenfermedadmentalocardíaca,queavecesinclusoseignoraporserjóvenesynoestardetectada,lareacciónesimprevisible.Inclusobeberaguaenexceso,peseaque se recomienda beber un poco cada hora, puede llevar a esa reacción. En unapalabra:eldetonanteloponelapersona.
Dejódehablar.Lostreslehabíanescuchadoconatención.Peroelresultadoeraelmismo.Cercadeallíunachicadedieciochoañossedebatíaentrelavidaylamuerte,al filo de ambos mundos, perdida, tal vez eternamente, en una dimensióndesconocida.Quizáporelloesperabalaúltimapregunta.
LaformulóCinta.—Sepondrábien,¿verdad,doctor?Ynoteníaningunarespuestaparaella.Nisiquieraunmínimodeoptimismoen
quebasarse.
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Capítulo10Blancas:h4
AlsalirdeldespachodeldoctorPonssequedaronunossegundossinsaberquéhacero adónde ir. Luego, de común acuerdo aunque sin mediar palabra alguna,encaminaronsuspasosendirecciónalasalitaenlaquehabíanesperadolasnoticiasacercadelestadodeLuciana.
Nosabíanacienciaciertaporquéseguíanallí,perolociertoesquenoselespasóporlacabezamarcharse.Eracomosiyaformaranpartedelhospital,odeldestinodesuamiga.
Vacilaron al ver que en la sala había otras dos personas, esperando tambiénnoticias de otros enfermos. Entonces fue cuando vieron aparecer a Eloy; veníacorriendo,congestionadoaúnporlaprisaquesehabíadadoenllegardesdesucasaaaquellahora.
Máximollenósuspulmonesdeaire.Santisequedóquieto.Cintafuelaúnicaenreaccionaryendo,directamente,alencuentrodelreciénllegadoparaabrazarseaél.
Volvióallorar.—¿Qué…hapasado?—preguntóEloyalarmado.Cintanopodíahablar.FueSantiquienlohizo.—Estáencoma.—¿Qué?—Eloysepusopálido.—Hasidounaputada,tío—manifestóMáximo.—Pero…¿cuántotiempo…?—Estáencoma—repitióSanti—.¡Jo,tú,yasabes!,¿no?Laideapenetrómuydespacioensumente.Fuecomosisedieracuentadeque
Cintaestabaallí,entresusbrazos.Laapretóconfuerza,paranosentirsesolo,nitanimpotentecomosesentíaeneseinstante.
—¿Quédicenlosmédicos?—logróromperelnudoalbergadoensugarganta.—Quehayqueesperar.Lascuarentayochohorassiguientessondecisivas—le
respondióSanti.Eloyapretólasmandíbulas.—¿Quémierdashabéistomado?—alzólavozdepronto.Nohubouna respuesta inmediata.Fueron losojosdeEloy losque actuaronde
sacacorchos.—Nada,tío,sólounestimulante—pareciódefenderseMáximo.—¿Paraqué?¡Mierda!¿Paraqué?—Oye,sihubierasestadoallí,tútambiénlohabríashecho,¿vale?—¿Yo?¡Sinisiquierafumo!—¿Quétienequeverestoconeltabaco?Lotomamosparaverquépasabayestar
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enformaynocansarnosy…—¡Yparaverquépasaba,coño!—acabóSantilafrasedeMáximo.—Porfavor…noospeleéis…porfavor—suplicóCinta.—Yonohabría tomadonada—insistiómirándola—.Ni lahabríadejadoaella.
¿Lohabéishechoporeso,porquenoestabayo?—Hasidounacasualidad—Santidejócaerlacabezaabatido.—¡Yunamierda!—gritóEloy.—Estábamos con Ana y Paco, bailando, y entonces…—Cinta volvió a verse
dominadaporlaemoción.Laslágrimasleimpidieroncontinuarhablando.SeabrazódenuevoconfuerzaaEloyybalbuceóundesesperado—:Losiento…Losiento…Losiento…
Yanoencontróningunasimpatíaniconsueloenél.Laapartóbruscamentedesulado.
—¡Irosalamierda!—exclamóelmuchacho—.¡Parecéiscríosde…!Noterminólafrase.Girósobresustalonesylosdejóallí,quietos,inmóviles,tan
perdidoscomoloestabanyaantesdesullegada,peroahoramuchomásvulnerablesporlacondicióndeculpablesantesusojos.
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Capítulo11Negras:h6
SetropezóconNormainesperadamente,mientrassesentíacomounleónenjauladoenmitad del laberinto de pasillos y salas, sin saber quémás hacer para conseguirabrir una brecha en el sistema. Los dos se reconocieron en mitad de la nada,envueltosensusoledad.
—¡Eloy!La hermana de Luciana se le echó a los brazos. Por primera vez desde que la
conocía,yprontoharíadosaños,élnolarehuyó,alcontrario:laabrazóylediounbesoenlacabeza,porentrelaespesamatadesupelo.Normatemblaba.
Yélesperó,cauteloso,aunqueenaquelmomentosabíaquesenecesitaban.Yanoteníanadaqueverelhechodequeella,comomuchashermanasmenores,
estuvieraenamoradadeél.—Mehandichoqueestá…encoma—murmurócasiunminutodespués.Normanoseseparódesuabrazo.—Tengomiedo—reconoció.—Nomehandejadoverla—dijoEloy—.Llevolatirapidiendo…Estavezsí.Lachicaseapartódeélparamirarlealosojos.Luegolocogiódela
mano.—Ven—selimitóadecir.Lasiguió.Erauncontactodulcey,enelfondo,unamanoamiga.Laprimeraen
aquel mundo inhóspito. ¡Norma y Luciana se parecían tanto! De hecho, viendo aNorma,recordabacómoycuándosehabíaenamoradodeLuciana.Enaqueltiempo,sinembargo,Lucianaseacababadeconvertirenunamujer.
El trayecto apenas duró veinte segundos. Norma se detuvo en una puerta. Sinsoltarle a él de la mano la traspuso, empleando la otra para abrirla. Los dos seencontrarondentroconlospadresdelasdoshermanas.
PeroEloyapenassireparóenellos.La imagen de Luciana, inmóvil, con los ojos cerrados, la boca abierta y las
agujas,ylostubosentrandoysaliendodeella,leatravesólamente.—Hijo…—suspiróconemociónlamujerlevantándose.—Mequedéaestudiar…Losiento,¡losiento!—apenassilogróarticularpalabra
aunquesinpoderdejardemiraralapersonaquemásamabaenelmundo.
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Capítulo12Blancas:Caballof3-Negras:Caballod7
¿Eloy?¡Oh!,Dios…¿Erestú,Eloy?¿Estoysoñando?No,noesunsueño.Erestú.Reconozco tu voz, y huelo tu perfume y… sí, también puedo verte, al lado de
Norma.Yahoramamáquetedaunbesomientraspapásigueabatidoahí,juntoalaventana.
Has llegado.Sabíaque loharías,perocomoaquíel tiemponoexiste,nosabíacuándoseríaposibleverte.¡Ahora,sinembargo,mealegratantotenerteamilado!
Aunquelamentomiaspecto.Estoyhorrible,¿verdad?Ypensarqueloúltimoquetedijefue…Tequiero.Nohablabaenserio,¿sabes?¡Quéestúpidafui!Enrealidad…nosé,
estabajugando,yasabestú.Creoquemeasustabaatarme.Sedicentantastonteríasacercadelprimeramor:quesiseempiezaprontoluegoseestropeaenseguida,queesmejorvivirprimeroydespués…
Noquieroperderte,Eloy.Niquieroperdermeyo.¿Porquénomecogesdelamano?Porfavor…¿Hasestudiadomucho?Supongoquesí,todalanoche.Menudoeres.Yterco.Y
ahoraesto,¡menudopalo!Siellunessuspendeselexamen,encimaseráculpamía.Mesabemal,cariño,perotejuroqueyonoqueríaacabarasí.Loúnicoquedeseabaerapasarunanocheloca,emborracharmedemúsica,olvidar,volar.Lodeseabamásquenunca.
Aunqueteechabademenos.Mecrees,¿verdad?Claro.Estásaquí.Delocontrarionohabríasvenido.Cógemedelamano.Vamos,cógemedelamano.Así…Gracias.Ahorayanomeimportanelsilencionilaoscuridad.Ahora…
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Capítulo13Blancas:h5
—¿SoislosqueestabaisconLucianaSalas?Lo miraron los tres, sorprendidos. Era como si hubiera aparecido allí de
improviso,materializándoseensupresencia.—Sí—reconocióMáximo.—InspectorEspinós—sepresentóelhombre—.VicenteEspinós.—¿Policía?—seextrañóSanti.—¿Quécreéis?—hizoungestoexplícito—.Setratadeundelito,¿noosparece?Cintaestabapálida.—Nosotros no hemos hecho nada—se defendió.El hombre no respondió a su
aseveración.—¿Quiénosdioesapastilla?—preguntósinambages.Los tres se miraron, inseguros, acobardados, indecisos. El policía no les dejó
reaccionar.Suvozsehizounpocomásruda.Sólounpoco.Nadamás.Suficiente.—Oídme: cuanto antes me lo contéis, antes podré hacer algo. Puede que os
vendierancualquiercosaadulterada,¿entendéis?Paraqueestanochenoacabenadiemáscomovuestraamiga,dependedeloqueahorahagamos.Esmás:siconseguimosunapastillaigualalaquesetomóella,esprobablequelaayudemosarecuperarse.
—Noloconocíamos—dijoCinta.—¿Quéaspectotenía?—Pues…nosé—miróaSantiyaMáximoenbuscadeayuda.—Eraunhombredeunostreintaaños,puedequemenos,notengobuenojopara
eso—se adelantóMáximo—.Me pareció normal, vulgar. Todo fuemuy rápido, yestabaoscuro.
—Eralaprimeravez…—tratódeintercalarSanti.—¿Algunaseña,colordeojos,decabello,untatuaje?—Bajo,cabellonegroycorto,vestíatrajeoscuro.Mechocóporquehacíacalor.—Narizaguileña—recordóSanti.—¿Algúnnombre?—No.—¿Cuántooscostóloquecomprasteis?—Dosmilcadauno.Pedíadosmilquinientas,peroalcomprarvarias…—¿Tomasteistodos?—Oiga…—seincomodóMáximo.—¿Selopreguntoavuestrospadres?—Tomamostodos—dijoCinta.—¿Cómoeranlaspastillas?
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—Blancas,redondas,tipoaspirinaymáspequeñas,¿cómoquiereque…?—Teníanunamedialunagrabada—manifestóSantisabiendoaquésereferíael
inspector.Elhombrepusocaradefastidio.—¿Unamedialuna?—Sí.Chasqueólalenguaconmalcontenidafuria.—¿Quépasa?—quisosaberMáximo.—Nada que os importe —se apartó de ellos pensativo antes de agregar—:
¿Dóndefue?—EnelPandora's.—Muy bien —suspiró—. Dejadme vuestros teléfonos y direcciones, y si
recordáis algo más, llamadme—les tendió una tarjeta a cada uno—. A cualquierhora,¿deacuerdo?
Noesperósurespuestaysealejódeelloscaminandoconelpasomuyvivo.
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Capítulo14Negras:Alfilh7
VolvieronatropezarseconEloyfrentealapuertadeaccesoaurgencias.Salíadelazona de las habitaciones, allá donde ellos no habían conseguido entrar, y pudieronpercibirclaramentelashuellasdelllantoensusojos.Teníalasmandíbulasapretadas.
—¿Lahasvisto?—seinteresóCinta.—Sí.Iba a preguntar algo más, pero no lo hizo al ver la cara de su amigo. Por el
contrario,fueélquienformulólasiguientepregunta.—¿HabéisllamadoaLoreto?—Sí.—¿Quéhadicho?—Hemoshabladoconsumadre.Nohaqueridodespertarla.Sólolefaltabaesto
talycomoestáella.—¿Tenéisalgunapíldoramásdeesas?—preguntódeprontoEloy.—No.—Los médicos no saben qué había en ella, cuál era su composición. Si
pudiéramosconseguiruna,talvez…—Sí,yalosabemos—asintióSanti.—¿Deverascreesqueunapastillaayudaríaa…?—apuntóCinta.—¡Nolosé,perosepodríaintentar!,¿no?Noocultósuimpotenciallenaderabia.Frentealabatimientoyladesesperanzade
Cinta,SantiyMáximo,todoenélerapuronervio,unaansiedadmalmedidaypeorcontrolada.
—¿Adóndeibais?—lespreguntódenuevo.—Acasa,adormirunpoco—suspiróCinta.Eloynolamiróaella,sinoaMáximo.—¿Osvaisadormir?—espetó.—¿Quéquieresquehagamos?—¿Ellaestámuriéndoseyvosotrososvaisadormirtantranquilos?—insistióél.—¡Estamosagotados,tío!—protestóMáximo.Parecíanopodérselocreer.—¿Te pasas los fines de semana enteros bailando, de viernes a domingo, sin
parar,yahoramevienesconqueestásagotadounsábadoporlamañana?—levantólavozpresodesufuria.
—Yavale,Eloy—tratódecalmarloSanti.—Todosestamos…NadiehizocasoahoraaCinta.EloyseguíadirigiéndoseaMáximo.
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—Fuistetúquiencompróesamierda,¿verdad?—Oye,¿dequévas?—¡Fuistetú!—¿Yquésifuiyo,eh?—acabódisparándoseMáximo—.¿Quépasacontigo,tío?—¡Malditocabrón!Seleechóencima,peroSantiestabaalerta,yeramásfuertequeél.Lodetuvoy
loobligóaretroceder,mientrasCintaseponíatambiénenmedio,denuevollorosayalbordedeunataquedenervios.
—¡Porfavor,noospeleéis,porfavor!—gritólamuchacha.—Vamos,Eloy,cálmate—pidióSanti—.Nohasidoculpadenadie.Ytampoco
hasidoculpasuya.FueRaúlelquetrajoaltipoyelque…—¿Estabaahíeseimbécil?—abriólosojosEloy.—Sí—reconocióSanti.La presión cedió, los músculos de Eloy dejaron de empujar y Santi relajó los
suyos.Máximotambiénrespiróconfuerza,apretandolospuños,dándoleslaespaldamientras daba unos pasos nerviosos en torno a sí mismo. Cinta quedó en medio,abrazándosecondesvalidatristeza.
Fueenesemomentocuandolaspuertasdeurgenciasseabrierondeparenpary,corriendo,entraronvariaspersonasllevandoaunniñollenodesangreenlosbrazos.
Ellugarseconvirtióenuncaosdegritos,vocesycarreras.
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Capítulo15Blancas:Alfild3
EldoctorPonsletendióelpliegodehojas.—Desde luego, no es Metilendioximetaanfetamina, sino
Metilendioxietanfetamina.ElinspectorEspinósalzólavistadelanálisisdesangre.—Noeséxtasis—aclaróelmédico—,sinoeva.—Bueno, eso ya me lo imaginaba —reconoció el policía—. La gente sigue
llamándoloéxtasispero…—Lomaloesqueahoraqueteníamoseléxtasisbastanteestudiado…—hizoun
gesto de desesperanza el doctor Pons antes de empezar a hablar, casi como si lohicieraparasímismo—.Quizánodebíahaberseprohibido,yavestú.Cuandovamosdescubriendouna cosa, la prohíben, y entonces sale otramásdifícil y complejadedetectar. A comienzos de siglo se empleaban dosis controladas de éxtasis enpsiquiatríaparamejorarlacomunicaciónconlospacientes.Ahora,desdequelaDEAlocatalogóen1985dentrodelgrupodesustanciassinutilidadmédicareconocida,yconriesgosdeadicción…Enfin,quepreferíavérmelasconeléxtasis,amigo.Estáclaro que siendo el eva un veinticinco por cientomenos potente que el éxtasis, sumayorcantidaddeprincipioactivolohacemáspeligroso,porqueactúamásrápido.Estodoloquesabemosypocomás,muypocomás.
—¿Yademásdeeva,quéconteníaesapastilla?—Ahí está todo lo que hemosdetectado—señaló el análisis de sangre—,pero
como siempre, es insuficiente. El cuerpo ya ha eliminado algunas sustancias.Seguimos sin saber contra qué luchamos. De las variedades analizadas por loslaboratorios de toxicología últimamente, el ochenta por ciento era eva, y no habíaningunapastillacuyacomposiciónfueseigualaotra.Siemprehayalgunaporqueríaquelasdiferenciaentresí.
—Ésta también es diferente —le informó el inspector Espinós—. Según esoschicos, tenía unamedia luna grabada. Es la primera con estamarca, así que debehaberunanuevapartidareciénllegadaalaciudad,talvezdeprocedenciaremota.
—¿Porquélesponenesossellos?¿Losabes?—Paradistinguirlas,parajugar…¡quéséyo!Hevistopastillascontantasfiguras
ynombres…:elconejitodePlayBoy,lalenguadelosRollingStones,logotiposdecanalesdetelevisión,dibujosinfantiles…
—Demomento,estalunayatieneunavíctima.—Luna —rezongó el policía—. Malditos hijos de puta… Un paquete de mil
pastillaspesaalgomásdeuncuartodekilo,¿cómo loves,eh, Juan?Alrededordedoscientosochentagramos. ¡Diezmilpastillaspesanmenosde treskilos! ¡Yvalen
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veintemillonesdepesetasenelmercado!—Eselprecioloquelohacefácil—intercalóelmédico—.¿Acómoestáahorala
cocaínaenlacalle?VicenteEspinóssuspiróagotado.—Docemilelgramo.—Creoqueelspeedestáaunastresmil,yeléxtasisoelevaaunpocomenos,
¿me equivoco? Es lo más barato, y por tanto también lo más explosivamentepeligroso. En Inglaterra se consumen a la semana entre un millón y un millón ymediodepastillas,todasentrechicosychicasdetreceadiecinueveaños.¿CuántasseconsumenenEspaña?
Nohabíacifras,ylosdoslosabían.Porellolapreguntasehacíamásangustiosa.—Nosllevanunagranventaja—dijoelpolicía—,losfabricantesylostraficantes
porun lado,yesoschicosporotro.Avecesoigoamihijahablardemúsicaymeparece una extraterrestre.Rave, hardcore, trance, house, techno, hip-hop… ¡Hastahacepocoaúncreíaqueelbacalaosecomía,yahoraresultaqueloescribenconKyse baila!—no se rió de sumal chiste—. ¿Quémás quieren si ya salen de noche,practicanelsexoyhacenloquelesdalagana?¿Porquéademáshandedestruirse?¿Esesolibertad?
—¿Recuerdascuandofumábamoshierbaenlossesenta?—¡Venga,nocompares,tú!—Lo único que sé es que a veces se necesita una muerte para sacudir a la
sociedad—desgranó Juan Pons con deliberada cautela—. En 1992 las drogas dediseño apenas si alcanzaban un tres por ciento del consumo total en nuestraComunidad.En1993saltamosaldiecinueveporciento,en1994llegamosaltreintaycuatroporcientoyen1995…Desdeentonces,ysobretodoenestosúltimostiempos,haseguidoaumentandosuconsumo.Aunasí,estamos lejosde loscincuentaydosadolescentesmuertosenInglaterraen laprimeramitadde losnoventa.Cincuentaydos, que se dice pronto. Y eso quitando comas, lesiones permanentes y efectossecundarios. Y espera, que dentro de diez años tendremos una generación dedepresivos, porque eso es lomenosque lesva apasar a estos chicos.Las lesionescerebralesyfísicasserándeconsideración.
—Estecasolevantaráampollas—dijoVicenteEspinós.—Poresotedecíaqueavecessenecesitaalgocomolodeestachicaparasacudir
alaopiniónpública.—Ya,peroalaúnicaopiniónpúblicaquevaasacudiresalapolicía.—¿Quéharás,unaredadageneraldecamellosconsellodeurgencia?—Noseascruel,Juan—protestóelinspector—.Perodesdeluegovaahaberuna
buenamovida.—¿Tehandadoalgúndatodeinterésesoschicos?
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Elpolicíasepusoenpie.—Unanarizaguileña.—¿Y?—Essuficiente—dijoVicenteEspinós—.Almenosporahora.Yle tendió lamanoasuamigo,dispuestoa irse,dandopor terminadasubreve
charla.
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Capítulo16Negras:Alfilxd3
Marcóelnúmerodeteléfonodememoriayapenaslohubohecho,miróaderechaeizquierda, para asegurarse una vez más de que todo estaba tranquilo y la calleenvuelta en la normalidad prematura de un sábado por la mañana. No tuvo queesperarmucho.
—¿Sí?—lecontestóunavozfemeninaporelauricular.—¿ElseñorCastro?—Duerme—fueuncomentarioescueto—.¿Quiénlellama?—Poli—dijoél—.PoliGarcía.—¿Quéquieres?—Hahabidounamovida.Hedehablarconél.—¿Quéclasedemovida?—Oye,despiértalo,¿vale?Puedeserimportanteytienequesaberlo.—¿Quéclasedemovida?—repitiólavozfemenina.—Unachicaenelhospital—bufóelcamello—.Estoyenunacabina,ynotengo
muchasmonedas.—Cómprateunmóvil.¿QuétienequeveresachicaconAlex?—Levendíunaluna.Delasprimeras.Ahorasí.Ellapareciócaptarlaintención.—Espera—suspiró.Notuvoquehacerlomuchotiempo,peroporsiacasointrodujootramonedade
veintedurosporlaranuradelteléfono.—¿Poli?—escuchólavozdeAlejandroCastro—.¿Quéclasedemierdaesésa?—Yaves.Estuve en el Pandora's, vendí como cincuenta, y nadamás irmeuna
chicasepusoaparir.—¿Golpedecalor?—Esoparece.—¿Cómolosabes?—Melohansoplado.Yotambiéntengoamigos,¿sabes?—¿Estábien?—¡Yyoquésé!Debeestarenalgúnhospital.—¡Eh,eh,tranquilo!—¿Tranquilo?Esaclasedemarronesnomegustan.Simuere,habráproblemas;y
aunque no la palme puede que los haya igualmente. ¡Coño, me dijiste que eramaterialdeprimera!
—¡Yloes!,¿quétecrees?—¡Nuncamehabíapasadonadaasí!
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—Oye,Poli,entérate:yonolasfabrico,lasimporto.Ytrabajocongentequelohacebien.
—Todoloquetúquieras,peroyotengodoscientaspastillasencimayyaveremosquépasaestanoche.
—¡Yotengoquincekilos,yhayquevenderlas,nomevengasconchorradas!—Mira,Castro,siesacríamuere,lapolivaaremovercieloytierra,ycomoden
conmigo…—¿Comodencontigo,qué?—leatajóelaludidoalotroladodelteléfono.Polipercibióclaramentesutono.Llenósuspulmonesdeaire.—Nada—acabódiciendo—.Supongoqueestoyunpoconervioso.—Puestómateunatilaycálmate,¿vale?Nohabíamuchomásquedecir.—¡Vale!Elotronisiquierasedespidió.
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Capítulo17Blancas:Reinaxd3
Loretoaparecióenlapuertadelacocinaconelsueñotodavíapegadoasuspárpados.Su madre la contempló buscando, como cada mañana en los últimos días, lanaturalidad en sus gestos y la indiferencia en sumirada. Pero también como cadamañana, le fue difícil hacerlo. Pese al camisón, que le llegaba hasta un pocomásarriba de las rodillas, la delgadez, de su hija era tan manifiesta que seguíahorrorizándola.Losbrazosylaspiernaseransimpleshuesosconapenasunosgramosdecarnetodavíaluchandoconfirmezaporlasupervivencia.Elpechonoexistía.Perolopeorseguíasiendoelrostro,enteco,llenodeángulosdebidoaqueenélnohabíayamásquepiel.
Aveceslecostabareconocerla.Habíasidotanbonita.Tan…—Hola,mamá.Buenosdías.—Buenosdías,cielo.—Hedormidodocehoras,¿no?—Sí,estábien.¿Cómoteencuentras?—¡Oh!,estupendamente.Lehizo lapreguntaque tanto temía,peroquedebía formularparadarvisosde
normalidadcotidiana.Lapreguntaquetresvecesaldíalallenabadezozobra.Ynoporqueellafuesearechazarla.
—¿Quieresdesayunar?Seencontróconlamiradadesuhija.—Unoscereales,conleche.—¿Telospongoyo?—No,yaloharéyomisma,gracias.Voyalavarme.Laviosaliryseapoyóenlamesa.Afindecuentasloimportanteyanoerasólo
quecomieraalgosinmuestrasdegulaoansiedad,sinoquenolovomitaradespués.Ésaeralaclave.De algún lugar de sí misma buscó las fuerzas que le permitieran seguir. Ella
tambiénestabacomosuhija:en loshuesosdesuresistencia.Pero losmédicos, lospsiquiatrassobretodo,nodejabanderepetirleyrecordarlequeteníaqueserfuerte,muyfuerte.
Siellaflaqueaba,Loretoestaríaperdida.Deprontorecordólallamadatelefónica.Pensóennodecirlenada,perodecualquierformaellallamaríaantesodespuésa
susamigos,asíque…
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—¡Loreto!Fuetrasella.Yaestabaenelbaño.Llamóalapuertayentrócasiacontinuación.
Su hija se cubrió el cuerpo rápidamente con la toalla. Pero bastó una fracción desegundoparaqueellapudieseverladesnuda.Casituvoqueabortarungritodepánicoydolor.
Losprisionerosdeloscamposdeexterminionazisnoteníanpeoraspecto.—¡Mamá!—gritóLoreto.—Lo… siento, hija—trató de dominarse a duras penas—. Es que algo le ha
pasadoaLucianay…Loretoseolvidódelainterrupción.—¿Quépasa?—sealarmó.—Lahan llevadoalClínico.Por lovisto seha tomadoalgoestanoche,alguna
clasededroga.—¡Oh,no!—elrostrodelamuchachasetransmutó—.¿Estábien?—Nolosé.Hanllamadomuydemañana,apenashabíaamanecido.—¿Porquénomedespertaste?—Vamos,hija,¿quéqueríasquehiciese?—Hedeirallí—dijoLoreto.—¿Entuestado?—Mamá…Saliódelbaño,envueltaenlatoalla,ycaminóendirecciónalteléfono.Marcóel
númerodelacasadeLucianayesperóunossegundos.—Nohaynadie—dijofinalmente.Colgó.Yeneseinstanteeltimbredelaparatolassacóalasdosdesusilencio.
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Capítulo18Negras:e6
VicenteEspinóssalióporlapuertadeurgenciasdelHospitalClínicoysedetuvoenlaacerapara tomaraireydecidirquérumboseguir.Lamañanaeraagradable.Unatípicamañanadeprimavera,a laspuertasdelveranoyen tiempodeverbena,peroaún sin los calores caniculares. No le gustaban los hospitales. Debía serhipocondríaco.Sedecíaqueunbuentantoporcientodepersonasqueentrabanenunhospital, salían con algún virus pegado al forro. Y lo mismo los pacientes. Loscurabandeunatonteríaysalíanconalgogordo.
Se olvidó de sus malos presagios cuando le vio a él. Aunque de hecho supresencianohizomásquereavivarleotros.
Elreconocimientofuemutuo.—¡VayaporDios!—comentóelpolicíasinocultarsudisgusto.—Caramba,laley—dijoelaparecidodeteniéndoseanteél.Nopodíasercasual.NoconMarianoZapata.—¿Quéhaceporaquí?—lepreguntó.—Creoquelomismoqueusted—sonrióelperiodista—.¿Quéhaydeesachica?—Lasnoticiasvuelanrápido.¿Quiénlehallamado?—Contactos—seevadióMarianoZapataconunairedesuficiencia.—¿Porquénolehaceunfavoraella,yalainvestigación,yseva?—Vamos, Espinós —el periodista abrió los brazos mostrándole sus manos
desnudas—.¿Melodiceenserio?—Selodigoenserio,sí.—Debería saber que es bueno que esas cosas se sepan —justificó Zapata—.
Siempre actúan de freno. Unmontón de padres les prohibirán a sus hijos salir elpróximo fin de semana, y tal vez, algunos chicos y chicas no vuelvan a tomarporquerías recordando lo que le ha sucedido a esta chica. Eso tiene de bueno lainformación.
—Dependedecómosedé.—¿Quieredecirqueyolamanipulo?No lecontestódirectamente,aunque lehubieragustado.Siemprehabíaexistido
unacoexistenciamásomenospacíficaentrelaleyylaprensa.PeroMarianoZapataeraotracosa.Unsensacionalista.
—Si habla de esa chica, los responsables de lo que le ha sucedido tomaránprecauciones.
—Osea,quedebocallarparaayudarlesadesarrollarsuinvestigación.—Másomenos.—No puedo creerlo—se burló el periodista antes de que cambiara de tono y
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dijera con énfasis—: ¡La gente tiene derecho a saber lo que pasa! ¡Y cuanto antesmejor!
Eralamismahistoriadesiempre.Nosabíaporquédiscutíaconél.Iniciódenuevosucamino,sinsiquieradespedirse.—Vamos,Espinós—leacompañólavozdeZapata—.Tienetodoeldíadehoy
parainvestigarelcaso,¿quémásquiere?Queríaromperlelacara,odetenerle,peroesohubierasido…¿anticonstitucional?¿Quiéndecíaquehastalasratastienenderechos?
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Capítulo19Blancas:Alfilf4
Alllegaralportaldeledificio,losdosaminoraronelpasodeformaquesedetuvieroncomosiseleshubieseterminadolaenergía.Santi,quellevabaaCintacogidaporloshombros,fueelquesecolocódelantedelachicaparabesarla.
Ellasedejóhacer,sincolaborar,sinreaccionar.—¿Estásbien?—acabópreguntandoél.—Sí.—¿Seguro?—Quesí.Santilevantólacabeza.Mirólacasa.—Noesconvenientequetequedessola—comentó.—Ya—Cintaplególoslabios.—¿Tuspadresvuelvenmañana?—Yasabesquesí.—Déjamequesuba.—No.—Pero…—Ahorano—quisozanjareltemasinconseguirlo.—¿Porqué?—Porqueacabaráscomosiempre,ynomeapetece.Además, laúltimavezcasi
nospillan,yjuréquenovolveríaasertanimprudente.—Oye,queessábadopor lamañana.Laotravezeradomingoynosquedamos
dormidos.Yellosnovanavolverelsábadoporlamañana,¿vale?—Imagínatequemimadreseponemaloquéséyo.—Escucha—tratódeserconvincente,casi tantocomosolíagustarleasunovia
—,sóloquieroecharmeunrato,nadamás.Yasínoshacemoscompañía.Hasidounpalo,ynoquierodejartesola.
SeencontróconlamiradacargadadedudososreprochesdeCinta,peronadamás.—Ademásdijeencasaqueestaríafueratodoelfindesemana—continuóél—.Si
aparezco a esta hora del sábado van a creer que ha pasado algo.No esperaba queocurrieraunacosaasí.
—Muchacaratienestú.—Va,noseasasí.Le dio un beso en la frente yCinta cerró los ojos. Luego él la atrajo hacia su
pecho,yellasedejóacariciar,muyquieta.Nohizofaltavolverahablar.Acabaron entrando en el portal en silencio, todavía abrazados, revestidos de
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ternura,hastaquelaaparicióndeunavecinaenlaescaleraleshizosepararse.
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Capítulo20Negras:Reinaa5
Abriólapuertaconsigilo,porsiteníasuerteyellosaúndormíanoporlomenosnoleoíanllegar,perocomprendióquenoeraprecisamentesudíadesuerte.
Sumadreaparecióenelpasillo,enbata,consuhabitualcaradepreocupación.—¡Vayahoras,Máximo!—fueloprimeroqueledijo.Losiguientefueacercarseaél,paracomprobarsuestado.—Estoybien,mamá.Nohebebido.Parecíanocreerle.Seleplantódelante,mirándolodehitoenhito.Notuvotiempodemostrarseenfadadoporlafaltadefematerna,nideprotestaro
tratar de capear el temporal al que, por otra parte, ya estaba habituado. Su padreaparecióporlapuertadelbañoamedioafeitar.
—¿Qué,porquénoempalmasya,directamente?—legritó.—Semehahechotarde,caramba.Novoyaestarmirandolahora…—¡Ay, hijo, es que primero llegabas a las tres o las cuatro, luego ya fue al
amanecer,yahora…!—sepusoenplandramáticosumadre.—Oye,tengocasidiecinueveaños,¿vale?—¡Atumadrenolecontestes!,¿meoyes?¡Miraquetedoyunguantazoquete
pongo lasorejasdel revés! ¡Casidiecinueveaños, casi diecinueveaños! ¡Si aún tequedansietemeses,críodemierda!
—Bueno,nodiscutáis—tratódecontemporizarlamujer.—Tú has empezado,mamá—la acusóMáximo—.He salido, seme ha hecho
tardeyestoybien,¿ves?¿Quémásquieres?—¿Ynopiensasquetumadreavecesnopegaojoentodalanoche?—continuó
gritandoelhombre.—Yonotengolaculpadeeso—sedefendióél.—Siesquecadasemanasematantantoschicosenaccidentesque…La discusión ahora ya era entre ellos dos, como habitualmente solía suceder.
Dejarondehacerlecasoaella.—¡Yahoraadormirhastalahoradecomer,claro!¡Esositelevantas,porquealo
peorempalmasyhastalanoche,yvueltaaempezar!Pues¿sabesloquetedigo,eh?¿Sabes loque tedigo?¡Quesemeestánempezandoahinchar lasnarices! ¡Yamícuandosemehinchanlasnarices…!
—Vale,oye,nogrites—tratódecontenerleMáximoalverque sumadre ibaaponerseallorar.
—¡Túacallar,yogritoloquemedalagana!Máximosetragósuposiblerespuesta.Lohizotantoporcansanciocomoporsu
madre.Elsilenciolosenvolviósúbitamente,deformaquelostressemiraroncomo
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animalesacorralados.Fuesuficiente.Latensióncediódemaneraprogresiva,comounaespiral.Elhombrevolvióameterseenelcuartodebaño,dandounportazo.YMáximoentróensuhabitación.Enelmomentodedejarsecaersobrelacama,teníalospuñosapretados,perono
sóloeraporladiscusiónqueacababadetener.SeguíapensandoenLuciana,yenRaúl,yen…
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Capítulo21Blancas:Alfild2
Aparecieronlosdos,y,alentrarenlasala,MarianoZapataselevantó.Fueélquienlestendiólamanoenprimerlugar.
—¿SeñoresSalas?Primerose laestrechóaella,haciendouna leve inclinación.Despuésaél.Acto
seguidolesmostrósucredencialdeprensa.EstherSalaslomirósinacabardecomprender.—¿CómoestásuhijaLuciana?—seinteresóelperiodista.—En…coma—articulóLuisSalas.—Sí,losé.Mereferíaasihabíahabidoalgúncambio—aclaróMarianoZapata.—No,dicenqueaúnes…pronto.—Créanmequelosiento.Estascosaslerevuelvenaunoelestómago.—¿Vaaescribiralgosobrenuestrahija?—vacilóelpadredeLuciana.—Debohacerlo.—¿Porqueesnoticia?—Esalgomásqueeso,señorSalas—tratódemostrarselomássinceroposible,y
enelfondoloera—.Cuandoestascosaspasanladesgraciadeunapersonasueleserlasalvacióndeotras.
—Noleentiendo—musitólamujer.—Un caso como el deLuciana alerta a los demás, a posibles víctimas y a sus
padres—leaclarósumarido.—Asíes—corroboróelperiodista—.Deahíquequierahablarconustedes,saber
algomásdesuhija,pedirlesquemecuentencómoera,quemedenalgunafotografía.—Señor…—Zapata,MarianoZapata—lesrecordó.—Señor Zapata —continuó Luis Salas—. Ahora mismo no estamos para otra
cosaquenoseaparaestarasulado,¿entiende?Talvezmañana,opasado…nosé…—Esta noche cientos de chicos y chicas tomarán la misma porquería que ha
llevadoaLucianaaeseestado,señorSalas—insistióél.—Todoestoacabadeocurrir.Todavía…—balbuceóEstherSalas.—Seloruego,señorZapata—pidióLuisSalas.—¿PodríahacerleunafotografíaaLuciana?—¡No!Fuecasiungrito.Losdoshombreslamiraron.—Señora,esaimagen…—¡Noquieroquenadielaveaasí,porDios!Todoel horror delmundo tintaba sus facciones.El periodista supover en ellas
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unanegativacerrada.—Deacuerdo,señora—seresignó—.Losiento.Yvolvióatenderleslamanodispuestoamarcharse.
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Capítulo22Negras:Reinac7
CintasintiólamanodeSantiensumuslodesnudo,yrápidamentemoviólasuyaparadetenersuavance.
—Yavale—dijoconescuetasequedad.Santinolehizocaso.Siguiórecorriendosupiel,ensentidoascendente,tratando
devencerlaoposicióndelamanodeella.—¡Estatequieto!,¿quieres?—acabógritandoCintamientrassedabalavueltaen
lacama,furiosa.—Mujer…—sedefendióél.—¡Hasdichoquesóloqueríasecharteunrato!—Esquealverteasí…—¡Puescierralosojos,odatelavuelta!—Ya.Cintaseacodóconunbrazoylemirópresadeunafuerterabia.—¿Seríascapazdehacerlo,ahora?—lepreguntó.—¿Porquéno?—¿ConLucianaenelhospital,encoma?—Precisamenteporesonecesito…—Eresuncerdo—leespetósunovia.—Nosoyuncerdo.Cinta volvió a darle la espalda. Hizo algo más: se apartó de él, colocándose
prácticamente en el filo de la cama.A travésde la penumbraSanti vio sus formassuaves,subellezajuvenil,todocuantoencerrabaensucuerpo.
Tancerca,y,depronto,tanlejos.—Vale,perdona—dijo.Nohuborespuesta—.Hedichoquelosiento.Elmismosilencio.Rotoapenasunossegundosdespuésporelahogadollantodeella.Aunquesabíaquenoeraporél.EracomosiLucianaestuvieseallí,entreellos,ytambiénensusmentes.
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Capítulo23Blancas:0-0-0
Alprincipio,precisamente,laquelehabíagustadoeraLuciana.Lasconocióalasdosalmismotiempo,inseparables,sinolvidaraLoreto,queibamásasubolayapareciódespués. Las llamó las destroyers, porque arrasaban. Tenían toda la marcha delmundo,eranfansdecasitodoslosgruposdeguaperashabidosyporhaber.Peroensusrostrosyensuscuerposanidabaunángel,algoespecial.
CuandocomprendióqueLucianaeradiferente,másinaccesible,yqueademásseinclinabaporEloy,entoncessefijóenCinta,yellaenél.Desdeesemomentotodofuemuyrápido.
Enamoradoscomotontos.Jamáspensóquepudieraliarsetanpronto,peroconCintahabíaencontradoalgo
que no conocía: la paz. Por otra parte, primero todo fue un juego adolescente.Despuésyano.
AhoraCintanoerafandeningúngrupodeguaperas.Eraunamujer.Unamujerdedieciochoaños.¿Porquéhabíatenidoquemeterlapata?La oyó llorar más y más, hasta que el viento huracanado de ese sentimiento
menguóycesó.Tuvodeseosdecogerla,abrazarla,yasindeseosexual,sóloporqueellalonecesitaba,peronoseatreviósiquieraatocarla.Cintateníacarácter.
Muchocarácter.Cerró losojos, y, entonces, sevio a símismo,y a losdemás, lapasadanoche,
bailando.Luciana,Máximo,Cinta,Raúl,Ana,Paco,él…Oíasusvoces.—Vamos,total…averquépasa.—Oye,estonoserámuyfuerte,¿verdad?—Amímedaporreírme.—¡Ya,quetevoyacreer!—Enserio.—Miradquecomomañanamedespierteenunacamaajenaynorecuerdenada…
Osmato,¿vale?—Tododependedecómoseaél.—¡Perosinoesmásfuertequeunaanfeta,cagada!—Poresovaledosmilcucas,¿no?—¡Cómoteenrollas!—Venga,tía,va.—Queno,enserio.—Serás…
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—¿Vasaserlaúnicaquepase?—Enfin…peronoselodigáisaEloy.—Aversiesquevasatenerquepedirlepermisoparatodo,tú.—Venga,venga,quevamosaarrasar.—¿HabéisoídohablardelSpecialK?—No,¿quées?—¡Huy,lomásfuerte!¡Yloúltimo!—Notoméisalcoholconesto,¿eh?Tedeshidratas.Ybebedaguacadahora,pero
sinpasarse.—Muyenteradoestástú.—Hombre,hayquesaberdequévalapelícula.—¿Quétal?¿Flipaonoflipa?—Yonosientonada.—¡Venga,vamosabailar!¡Quecircule!Santivolvióaabrirlosojos.Jadeaba,yelcorazónlelatíaconmuchafuerzaenel
pecho.NoeraCinta,sinoél,quiennecesitabaqueleabrazaranahora.—Cinta…—susurró.Nohuborespuesta.
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Capítulo24Negras:Caballogf6
Cintamirabalasrendijasdelapersiana,lossegmentoshorizontalesporloscualessefiltrabalaluzdelsol.Noteníasueño,nipizcadesueño,aunqueagradecíaelhechodepoder estar tumbada, en silencio. Lo únicomalo del silencio era oír el eco de suspropiospensamientos.Unecocargadodereverberacionesquelaaturdían.
Y no podía escapar de las mismas. Eran como ondas que se dilataban y secontraíanenlasuperficiequietadeunlago.
EllayLucianahabíansidolasmásreaciasatomarlapastilla.Unacosaeranlasanfetas o alguna bebida fuerte, y otramuy distinta una pastilla de éxtasis. Raúl, yMáximo, y también Santi en el fondo, incluso lamismaAna, fueron losmotores.RaúlyMáximoestabanhabituados.Enrealidad,niAnaniPacoformabanpartedelgrupo,perolosconocían.Ellaparecíaestardevueltadetodo.Demasiado.
Una simple pastilla blanca, redonda, del tamaño de una uña, o tal vez máspequeña.
¿Cómoeraposibleque…?—Oye, ¿nodicesquequieresprobar nuevas experiencias, yque le hasdicho a
Eloyquevasatomárteloconcalma?Puesempieza.—Creoquesoyidiota.—Bueno,mañana le llamasy ledicesqueeres idiota.Peroestanochevamosa
soltarnoselpelo.—Laverdadesquepagardosmildelalaporesto…—Amínomeirámaldejardepensarunrato.Tengolosexámenesmetidosenel
tarro.—Seguroquememareoyvomito.—¡Jo,quémoral,tía!¡Tómatelayaycalladeunavez!Ojaláhubieravomitado.Cuando laviocaeral suelo,y sediocuentade lomal
queestaba…Ytodo loqueocurriódespués,cuando lasacaronfuera,yempezaronlosgritos,ylaesperadelaambulancia,ytodolodemás…
Santi talvez tuviera razón:necesitabaunpocodecariño,amor, ternura, talvezsexo.Peronosemovió.
Recordaba cuando se conocieron. Hacían cola para comprar dos entradas delconciertodesugrupopreferido,ydeprontocerraronlataquillayanunciaronquesehabían agotado.Luciana se echó a llorar, y ella empezó a gritar, dispuesta a saltarsobre la taquilla y abrirla a golpes. Sin saber cómo, se vieron una junto a la otra,llorando desconsoladas, y abrazándose. No sabían nada la una de la otra, perocompartíansuamorinfinitoporellos,loscincochicosmásguaposdelacreación,losquemejorcantaban,losquemejorbailaban,losquemejorsemovían…
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No pudieron ir a ese concierto, pero desde entonces fueron como hermanas.Luego, Luciana le presentó a Loreto. Eran íntimas, pero a Loreto la música leimportabamenos,asíqueLucianayellateníanmuchasmáscosasencomún.
Inclusoteníanplanes.Sequeríaniravivirjuntas.Ysolas.Deprontotodoparecíaincreíble,lejano,ysobretodo,¡tanabsurdo!Unasimplenoche,unasimplepastillaquesesuponíaibaadisparar…Sí,disparareralapalabraexacta.Comotodaslasarmas,eldisparopodíallegarasermortal.
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Capítulo25Blancas:Reinae2
Máximotampocopodíadormir.Lapeleaentresuspadresacausadeélhabíacesadohacíarato,yahora lacasa
estabaensilencio,perosumenteeraunhervidero.Creíaqueundescanso,atemperarlosnervios,levendríabien,ydescubríaqueno,quelasoledaderapeor.Elsilencioseconvertíaenuncaos.
CintaySantiestabanjuntos,peroélnoteníaanadie.Nuncahabíatenidoanadie.EllocodeMáximo.Locoono,ahoranopodíaeludirsuresponsabilidad.Eloyteníarazón.Laculpa
era suya, no toda, pero sí gran parte. Fue él quien llevó las malditas pastillas aLuciana,CintaySanti.Ély,porsupuesto,Raúl.
Aúnmáscondenadamenteloco.—¡Vamos,tío,sicompramosunpuñadonoslasrebaja!—¿Colocanbien?—¿Dequévas?Teestoyhablandodeéxtasis,nodeningunamierdadeesasde
coloresparacríosconacné.—Queyalosé,hombre,¿quétecrees?Peronosésiellas…—¿LuciyCinta?¿Quéson,bebés?¡Eh,colega!Entonceshabíaaparecidoél.Elcamello.Talycomoselodescribióalinspector.—Recién llegadas. ¿A que son bonitas? ¿Veis?Una luna.Dosmil cada una si
compráismediadocena.Preciodeamigo.—Deamigoseríaamil.—Sí,hombre,siquierestelasregalo.—¡Andaya!Seconocían.Raúlyelcamelloseconocían.Entonces fueron con Cinta, Santi y Luciana. Paco yAna también estaban allí.
Sietepastillas.Catorcemilpesetas.Raúlyallevabaalgoencima,porquenoparabademoverse,dereír,degritar,conlosojosiluminados.
Raúl era de los que aguantaban todo el fin de semana, de viernes a lunesprácticamente.Cuatrodíasdebajadayalsiguienteviernes,vueltaaempezar.Erasuvida.
Lamúsica,lamákinayelbakalao,ladisco,elmovimientocontinuo.Yenunmomentodeterminado,todosformandounacadena,elcamello,Raúl,él,
y,finalmente,Luciana.Unacadenaqueserompíaporeleslabónmáspequeñoymásdébil.
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ApartedeLoreto,laúnicachicaquelehabíaimportado,yqueyanoeramásqueunasombradesímismaporculpadelamalditabulimia.
¿Porquésedestruíanasímismos?Suspiróconfuerza,parasentirsevivo,perosóloconsiguiórecordarqueLuciana
yanopodíahacerlo.Eldolorselehizoentoncesinsoportable.Ynoteníaniideadecómoarrancárselo.
SiLucianamoría…Sipermanecíaencomadurantemeses,oaños…Máximoselevantódeunsalto.Estabatemblando.
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Capítulo26Negras:0-0-0
Eloy tuvo suerte. No se vio obligado a llamar desde el interfono. Un hombre,llevandodelamanoaunniño,salíadelportal,yélsecolódentrosinnecesidaddellamar.Ni siquiera esperó el ascensor.Total, sólo eran tres pisos.Los subió dandozancadas que devoraron los peldaños de dos en dos y se detuvo ante la puerta eltiempojustoparacogeraire.Luegollamó.
LeabrióJulia.Laconocía.Eraunapreciosidaddecatorceaños,quedaríamuchoquehablarcuandoseformaraunpocomás,siesqueyanolohacíaahora.Rubia,depecho pequeño y puntiagudo, ojos grises, piernas largas que ella resaltaba conajustadasminifaldasdetubo…
—Vaya—lesonrió—.Estodaunasorpresa.¿Cómoestás?—Bien—mintió—.¿EstáRaúl?Suhermanapareciósorprenderseporlapregunta.—¿Esunchiste?—sonrió—.Pasa.—No,tengoprisa.Ellanoocultósudisgusto.—¿NoconocesaRaúl?Elfindesemananoapareceporcasa.¿Porquéibaaestar
aquíunsábadoporlamañanahabiendoafterhours?—¿Sabesdóndepodríaencontrarlo?—Noesdelosquedicendóndeva,nitampocodelosquehacenplanesprevios.
Sitúnolosabes,menosloséyo.¿Porquélobuscas?—Necesitounainformaciónurgente.—Pueshastaellunes…Se dio cuenta de que ella aún pensaba que era una excusa, así que se rindió
definitivamente.—Vale,gracias.Juliaseencogiódehombros.—Estoysola—ledijo—.Yaburrida.—Yyodeexámenes.Yaestabaenlaescalera.LahermanadeRaúlcerrólapuertasindarletiempoadespedirse.
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Capítulo27Blancas:Caballoe5
VicenteEspinósaparcóelcochesobre laaceradirectamente,ybajódeélsinprisa.Nocerrólapuertaconllave.Sólounidiotaselorobaría,apesardenollevarningúndistintivoqueindicasequeerauncochepolicial.LuegosalvólabrevedistanciaqueleseparabadelaentradadelapensiónÁgata.
Nohabíanadiedentro,perono tuvoqueesperardemasiado.Unhombrecalvo,bajito, conuna camiseta sudada, apareció de detrás de una cortina hecha con clipsunidosunosaotros.Suánimodecrecióalverloyreconocerlo.
—Hola,Benito—lesaludóelpolicía.—Hola,inspector,¿quéletraeporaquí?No había alegría ni efusividad en su voz, sólo respeto, y un vano intento de
parecertranquilo,distendido.—BuscoalMosca.—Moscastenemosmuchas…—Benito,quenotengoeldía.—Perdone,inspector.Porlacortinaaparecióalguienmás,unamujer,entradaenaños,peroaúncarnosa
ysugestiva.Ibamuyceñida,luciendosuscaducosencantos.Lesacabatodalacabezaalcalvo.
—¡Inspector!—cantóconaparienciafeliz.—Hola,Ágata—lasaludóél.—EstábuscandoalMosca—lainformóBenito.—ElbuenodePolicarpo—suspiró lamujer—.¿Enqué líosehametidoahora,
inspector?—Sóloquierohablarledeunpardecosas,nadaimportante.—Puestendráquebuscarenotraparte—dijoÁgata.—Semarchóhacedosmeses—concluyóBenito.—¿Adónde?—¿Quién lo sabe?—fingió indiferencia ella—.Ésta es unapensión familiar, y
barata.Cuandoalgunosgananunpocodedinero, siempre intentanbuscaralgoquecreenqueesmejor.
—Elmundoestállenodedesagradecidos—apostillóelhombre.—¿TrincópastaelMosca?—Yonohedichoeso—sedefendióÁgata—,perocomosemarchódeaquí…—HacedmemoriaollamoaSanidadoaalguienparecido.—¡Hombre,inspector!—¡Quetampocoeseso!
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Noloconmovieron,asíquedecidieronlomáspráctico.—Lo único que sabemos es que se veía con la Loles, ¿la conoce? Una del
Laberinto.—Séquiénes—asintióVicenteEspinós.—Bueno,puesmealegro—manifestólamujer.El policía los miró de hito en hito. Formaban una extraña pareja. Y llevaban
treinta años casados. Otros se divorciaban a la más mínima. Luego se dio mediavuelta.
—Siloveis…—Lollamamos,inspector,descuide.Nofaltaríamás.Noloharían,peroesoeralodemenos.
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Capítulo28Negras:Caballob8
Loretosemiróenelespejodesuhabitación.Desnuda.Recorrió las líneas de su cuerpo, una a una. Casi podía contar sus huesos, las
diagonales de sus costillas, el vientre hundido, la pelvis salida y extrañamentefrondosa, lasnudosidadesde sus rodillas, lapiel seca, el cabellodébily sin fuerzaqueselecaíacadadíamás.
Yaunasí,sesintiómalporalgodistinto.Peor.Gorda.Tuvoquecerrarlosojos,yvolveraabrirlos,paraenfrentarsealarealidad.Talycomolehabíadichoelpsiquiatra.Se estaba muriendo. Si no dejaba de comer incontroladamente para vomitar
después al sentirse culpable de ello y temiendo a la obesidad, sería el fin. Habíallegadoalpuntolímite,ytrasél,noexistíaretornoposible.
Luchódesesperadamente,consigomisma,ypensóenLuciana.Luciana,tanllenadevida,siemprealegre.Desdequesabíaqueestabaencoma,eracomosialgo,ensuinterior,pugnasepor
estallar, sin saber qué era, ni tampocopor dónde saldría esa explosión.Estaba ahí,agazapado.
Luciana.Ella.Apenas veinticuatro horas antes, Luciana había estado allí, a su lado, frente a
aquelespejo,obligándolatambiénamirarse.—¡PorDios,Loreto!,¿esquenoloves?¡Miratusdedos,tusdientes,tuspies!Miró susdedos.De tanto introducírselos en laboca,paravomitar, los tenía sin
uñas, doblados, convertidos en dos garfios, atacados por los ácidos del estómago.Mirósusdientes,conlasencíasdescarnadas,colgandocomoracimosdeuvasecadeunavidagotada, tambiéndestrozadospor losácidosestomacalesquesubíancon lacomidaalvomitar.Mirósuspies,sushermosospies,casitantocomolasmanosunosañosantes,ahorallenosdecallosidades,puesalperderpeso,aldesaparecerlacarnedesucuerpo,habíantenidoquedesarrollarsupropiabaseparasostenerla.
Eraunmonstruo.Aunquemuchopeoreraestargorda…Tenertantahambre,ycomer,yengordar,y…—¡Yoteayudaré,Loreto!¡Voyaayudarteasuperaresto!¡Teloprometo!¡Estaré
a tu lado! ¡Comeremos juntas, lonecesario, singulasni ansiedades, yno tedejarévomitar,seacabó!¡Telojuro!
Nohacíaniveinticuatrohoras.
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Yahoraellaestabaencoma.Semoría.Erataninjusto…YnosóloporLuciana,sinotambiénporellamisma.Porqueladejabasola.Sola.Sintió una punzada en el bajo vientre, dolorosa, aguda. No podía ser la
menstruación, porque se le había retirado hacía meses después de tenerla enocasionesdiezdíasseguidosodepasartresmesessinella,yelestreñimientonoleproducíaaqueltipodedaño.Tampocoeransushabitualesdoloresabdominales.Eraundolordiferente,nuevo.
Talvezunespasmo.Perode alguna forma,por extrañoquepareciese,gracias a él sintió, depronto,
queestabaviva.Luciananosentíanada.Yano.Loreto se apoyó en el espejo. Primero la mano. Después la cabeza. Cerró
definitivamentelosojos.—Notemueras—susurró—.Porfavor,notemueras.Niellamismasupoacuáldelasdosserefería.
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Capítulo29Blancas:Torreh4
MarianoZapataestabaenlacafeteríadelhospital,tomandosusegundocafédeldía,cuandoaparecióNorma,cabizbaja,conlasmuestrasdelapreocupaciónatentandosuserenabellezaadolescente.Lamuchachaparecíabuscaralgo,talvezunamáquinaenvezdelabarradelbar.
Paraelperiodista,eralaoportunidadqueesperaba,laquebuscabadesdequeunaenfermeraselaseñalóalolejos.
Seacercóaella.—TúeresNormaSalas,¿verdad?LahermanadeLuciana.Lomirósinsospecharnada.—Sí.—¿Cómoseencuentra?—Igual.¿Ustedes…?—¡Oh,perdona!MellamoMariano.SoydelaAsociaciónEspañoladeAyudaa
Drogodependientes.—Mihermananoesunadrogata—ladefendióespontáneamente.—Claro,claro—latranquilizóél—,nosetratadeeso.Loquepasaesqueeste
casovaadarmuchoquehablar,¿entiendes?—¿Porqué?—Tuhermanaesunachicajovenysana,habíasalidoparapasarlobien,bailar,y,
sinembargo,ahorapuedemorir.Comocomprenderás…Esaporqueríaquesetomó…éxtasis,¿verdad?
—Elmédicodicequenoeséxtasis,sinoeva.—Bueno,eselmismoperrocondistintocollar.¿Quéedadtienetuhermana?—Casidieciocho.—¿Estudiaotrabaja?—Aúnestudia,perolosuyoeselajedrez.—¿Ah,sí?Interesante.¿Esbuena?—Mucho. Ha ganado varios campeonatos escolares, aunque ella no acaba de
creérselo.Supongoqueparasobresalirenesohayquearrimarmuchoelhombro,yellaaúnnolotieneclaro.
—¿Dóndesucediótodo?Quierodecirlodetomarseesacosa.—EnunadiscotecallamadaPandoras.—¿Ibasola?—No,consusamigosyamigas.Ayereraviernesporlanoche.—Sí,claro,eslógico.¿Tienenovio?
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Porprimeravez,Normasepercatódequesindarsecuentaestabarespondiendoalas preguntas del desconocido que tenía delante. Aunque no parecía mal tipo. Éltambiénpercibiósuinstintivareacción.
—¿Tomas algo?—le propuso antes de que ella siguiera hablando o dejara dehacerlo.
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Capítulo30Negras:Alfild6
PoliGarcíavolvióadetenersefrenteaunacabinatelefónica,perosólofuecuestióndeunossegundos.Chasqueólalenguaymiróarribayabajodelacalleenbuscadeunbar.Lodivisóenlaesquinaopuesta,amenosdeveintemetros.
EntodaslascallesdetodaslasciudadesdeEspañahabíaporlomenosunbar.Unbarydosotresbancos.Cruzó lacalzadayentróenel local.Fuedirectamentea labarra.Apenashabía
genteaaquellahora.—¿Quéserá?—lepreguntóuncamarero.—Uncortadoyellistíntelefónico,porfavor.Ellistínllegóinmediatamente.Buscólosteléfonosdeloshospitalesdelaciudad
y empezó a anotarlos en un papel, despacio, para no dejarse ninguno.Mientras lohacíalesirvieronelcafé.
—¿Tienecambioparahaceralgunasllamadastelefónicas?—pidió.Elcamarerotomóelbilletedemilpesetasyledioelcambiodelcaféenmonedas
decienydecincuenta.Elcamellolasrecogió,sebebióelcafédedostragosysefuehaciaelteléfono,queeraverdeyestabaubicadoenelextremoopuestodelabarrademaneravisible.Marcóelprimerodelosnúmerosquehabíaanotado.
—Urgencias,¿dígame?—Perdone,¿podríadecirmesitieneningresadaahíaunachicaqueanochetomó
drogasenunadiscoteca?Lallevaronenunaambulancia…Negativo.Marcóunsegundonúmero.Yuntercero.Larespuestalellegóenelcuartointento.—¿LucianaSalasMasoliver?—lepreguntóunavozfemenina.No teníani idea.¿Perocuántaschicashabrían ingresadodenocheporcausade
lasdrogas?—Sí, sí es ella —su tono cambió revistiéndose de angustias—. ¿Cómo se
encuentra?—Disculpe,pero…—Mire,esquemicuñadamehadejadoelrecadoenelcontestadorcontándome
loquehabíapasado,perosindecirmeelhospitalninada,ycomoestamos fuera…¡Dios,quéangustia!,sóloquierosaber…Estáviva,¿verdad?
—¿Essusobrina?—insistiólavozfemenina.—Sí,porfavor…¡porfavor!—Bueno—laresistenciacedió—,sehaestabilizadoyporelmomentoestábien,
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aunquenofueradepeligro,pero…sigueencoma.Escuantopuedodecirle.Coma.—Gracias,hasidoustedmuyamable.—Denada,señor.Colgóysequedómirandoelteléfono.Tal vez debiera llamar a los otros hospitales, para asegurarse.Tal vez no fuese
ella.TalvezladePandora'syaestuvieseencasa,tantranquila.Talvez.Coma.Golpeó el mostrador con el puño cerrado, impulsivamente, preso de una
inconteniblerabia.Alinstanteseencontróconlamiradapreocupadadelcamarero.Saliódelbardesorientado,sinsaberadóndeiroquéhacer.
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Capítulo31Blancas:Caballoc4
Eloy se detuvo en seco, inesperadamente, al encontrarse con ElArca de losNoéscerrada. Se acercó a la puerta y descubrió que estaba precintada por la autoridadfacultativa.Sudesconciertofuepalpable.
EraunadelasposibilidadesdeencontraraRaúlaaquellahora.Pese a todo, no había muchos locales de baile abiertos en un sábado por la
mañana,legales,ilegales,camufladosoprivados.Suspiródesalentado.Yentonces,porprimeravezdesdequehabíasalidodelhospital,sepreguntóqué
demoniosestabahaciendo.Enpartelosabía:moverse,noparar,haceralgoparanovolverseloco.Nohabría
podido quedarse en casa, solo, o en el hospital, abatido, con Luciana tan cercahundida en la sima de su silencio. Pero en parte era algo más. Las palabrasrevoloteaban por su mente como moscas inquietas: «Si pudiéramos dar con unapastilla igualalaquesehatomadoella»,«Sisupiéramosquésustanciascontenía»,«El éxtasis, el eva, son como bombas inexploradas, y cada remesa es diferente aotra»…
No,noqueríadarconRaúlpararomperlelacara.QueríadarconélparaintentarayudarasalvaraLuciana.
Teníaqueconseguirunadeaquellaspastillas.Asídesimple.Sesentóenelbordilloyhundiólacabezaentrelasmanos.¿Quéestabahaciendo,
jugarapolicíasyladrones?Y,sinembargo,talvezfueseunaoportunidaddehacerlo,sí,desalvaraLuciana.
Luciana.Oyósuvozysurisacontagiosaenalgúnlugardesucerebro.Yrecordólaprimeravez.Aquellaprimeravez.EstabaencasadeAlfredo,unounpocopirado,yoyódecirqueibaallegar«la
Karpov».Lallamabanasíporquehabíaganadouncampeonatodeajedrezescolar.Seimaginó a una chica con gafas, paticorta, fea, con granos, hombruna, sin elmenorsexy,ysumachismoseviosorprendidoconalgototalmentediferente.Peroaunantesdesaberqueeraella,yasehabíaenamorado.Desdeelmomentoenqueentróenlacasa se le paró el corazón en el pecho. Flechazo puro. Como para no creérselo, oreírse,porqueeralapuraysimplerealidad.
Cincominutosdespuésyaestabanhablando.Unasemanadespuésledabaelprimerbeso.Unañodespués…Noibaapoderamaranadiemáscomolaamabaaella.Esolosabía.Supadrele
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hablóunavezdel«amordesuvida»,suprimeranovia.Nunca laolvidó,yaunquehabía sido feliz con su madre, aún pensaba en ella, porque había sido lo másimportantedesuadolescencia.Supadredecíaquelaadolescenciaeralapartedelavidamás importante, porque es aquella en la que las personas se abren a todo, setocan,descubrenqueestánvivas,sesienten,aprenden,sufrenlaprimerarealidaddelaexistencia,amanybuscanseramadas.Elestallidodelasemociones.
Supadreteníarazón.Por eso se había declarado a Luciana. Ya eran novios, pero él quería el
compromiso definitivo, para empezar a hacer planes. Por eso no entendía elcomportamientodeella.
—Luciana…—gimióenvueltoenunsuspiro.Sinosehubieraquedadoaestudiar.Sino…¿A quién quería engañar?Máximo tenía razón: Luciana era tozuda. Se habría
tomadoaquellacosaigualmente.Yprobablementeéltambiénlohubierahecho,paranopareceridiota,paraacompañarlaentodo.
Ahorayanoteníaremedio.Noteníaremedioelpasado,aunquesíelfuturo.Sepusoenpie,degolpe,apartólassombrasdesumenteycontinuósubúsqueda.Cadaminutocontaba.
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Capítulo32Negras:Torred7
Acabó demarcar el número telefónico y esperó con la frente apoyada en el puñocerradodesumanolibre.Erasábado,asíquelarespuestalellegódeinmediato.
—Marisa—ledijoalatelefonista—,ponmeconGaspar.Otroscincosegundos.—¿Mariano?—escuchólavozdesucompañeroyjefedesección.—Oye, hazme un favor: que me busquen todo lo que haya en documentación
acercadeléxtasis,eleva,loscasosenInglaterradecomasymuertesdeadolescentes,estadísticasespañolasytodolorelacionadoconeltema.
—¿Dóndeestás?—EnelClínico,conalgomuybueno.—¿Quées?—Unaadolescenteencomaporungolpedecalordebidoaleva.—¿Creesquevalelapena?—¿Unabuenaniña,campeonadeajedrez, limpia,sana?¿Túquécrees?Estoes
deportada,¿vale?—¿Estando el Campeonato de Europa de fútbol, la reunión de laONU, lo del
Gobiernoy…?—¿Quétepasa?Sacamosenportadacuatroocincotemas.Yteaseguroqueéste
será unodemañana.Vamos a remover las conciencias justamente el día en que lagenteolvidalassuyasencasaparaecharsealascarreterasahacerelhortera.
—Vale,vale.Túereselexperto—concedióelotro.—Puedes apostar a que sí —confirmó Mariano Zapata—. Un caso así, a las
puertasdelverano,serádinamitapura.Vamosaponeralapolicíaeneldisparadero,ya todas las discotecasmakineras, que son la tapadera de ese comercio, y a esosniñatos que se pasan el fin de semana bailando con la muerte…—se detuvo uninstanteycambióeltonoparadecir—:¡Eh,buentitular:«Bailandoconlamuerte»!¡Megusta!
—Eresuncaso—seburlóGaspar—.Disfrutascontutrabajo,¿eh?—¿Meheequivocadoalgunavezcuandohedichoqueteníaalgobueno?—No—reconociósucompañero.—Pueseste temavaadarpara toda lasemana.Ymuchomásconesachicaen
coma.Sólomefaltasufotografía.—¿Lapuedesconseguir?—Creoquesí.—Sihayfotodesdeluegoesportada—convinoGaspar.—Cuentaconella.
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—Buenamovida.—Hastaluego.Tetendréinformado—sedespidióelperiodista.
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Capítulo33Blancas:Caballoe4
VicenteEspinóstuvoqueesperarmásdeunminuto,yllamartresveces,antesdequealotroladodelapuertasonaraunruidoolomásparecidoaunarespuesta.Después,unavozgutural,espesa,sehizopatenteconescasasmuestrasdecordialidad.
—¿Quiénes?—Abre,Loles.—¿Quiénes?—repitiólavozprácticamenteenelmismotono.—¿Quieresquetemuestrelapatitapordebajodelapuerta?Abreoecholapuerta
abajo.Transcurrieron unos segundos. Tras ellos, la puerta se abrió sólo unos
centímetros. Los necesarios para que por ellos asomara un ojo enrojecido que seesforzóalmáximoparacentrarloensuretina.
Elpolicíanodijonada.Esperó.—¿Quéquiere?—farfullólamujerunavezlohuboreconocido.VicenteEspinóspuso lamanoen lapuerta.No laempujó,porquese lahubiera
llevadoaellapordelante.Sólohizounpocodepresión,lajusta.Lolessetuvoqueapartar.
Pudoolerladesdeallí,apesardelmetroescasodedistancia.Olíaavinopeleónyasudor.Peroesonoeralopeor.Lopeorerasuimagen,conelcabelloalborotado,labata que apenas le cubría nada, aunque lo que ocultaba tampoco era como pararecrearse, los ojos cargados de rimel corrido, el maquillaje tan seco como lospantanos enEspañadespuésdeuna sequía canicular, las uñasde lasmanos con elesmalteroto,todasuedaddobladaenlosplieguesdeunavidacastigada.
Ellatambiénhabíavividoelviernesnoche.—Estoy buscando al Mosca —la informó tras echar también una ojeada por
detrásdeLoles,por losconfinescaóticosde lahabitación,quemásseasemejabaaunasucursaldelinfiernoqueaotracosa.
—Yoencambioyahedejadodebuscarle—rezongólamujer.—Segúnparece,estabaisjuntos.—¿Quiénes su informante,HumphreyBogart?Porquemuyaldíanoestá,que
digamos.—¿Cuántohacequenoloves?—Selargóhaceunpardemeses.—¿Ospeleasteis?—Diferencias irreconciliables—manifestó Loles, siempre en el mismo tono y
conlamismaexpresión.—¿Nomeengañas?
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—¿Por qué tendría que hacerlo? Es un idiota malnacido. ¿Qué ha hecho,inspector?
—Hametidoaunachicaenunproblema.—¿Poli?—sellenódedudassinpoderlocreer.—Noesunproblemadeesos.Ellaestáencomaporsuculpa,ypuedemorir.Le
vendióalgo,¿entiendes?Pareció acusarlo. O tal vez no. Su cara seguía siendo una máscara. Vicente
EspinósrecordóqueLolesteníaunahija.Adolescente.—¿Tuhijasesaliódelaheroína?—preguntódepronto.Loleslomirófijamente.Lamáscaraseresquebrajóunpoco.Letemblóel labio
inferior.—Mihijamurióhacedosaños—dijo.—Losiento.Siguieronmirándose,aunqueahorael tiempodejóde tenervalidezparaambos.
Más bien fue un pulso. La ingravidez del policía frente al desmoronamiento de lamujer.Algomuyimpresionantelaestabaaplastandodeformalentaperoimplacable.
Porestarazónnoesperabaaquello.—PensiónCostaRoja—musitóLolesconunhilodevoz.Nopudonidarlelasgracias.Ellacerrólapuertasindespedirse.
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Capítulo34Negras:Caballoxe4
Máximointentóabrirlosojos.Nopudo.Intentómoverse,primerounamano,despuésunapierna.Nopudo.Estabadormido,losabía,peromaniatado,comosialgofallaraentreelcerebroy
sus terminaciones nerviosas. Y también estaba despierto, lo sabía, porque de locontrarionohubierapodidopensarydarsecuentadesuimposibilidaddereacciones.
Lehabíasucedidounpardeveces,ysiemprehabíasidoangustioso.Quererynopoder.Desearinclusogritar,llamaraalguien,pedirayuda,ysentirse
muertoenvida.Escuchósupropiogemidodeimpotencia.¿EraesoloquesentíaLuciana?Selecolóporlapuertadelarazón.Luciana.Yesoleasustóaúnmás.Todo su ser se agitó, no física, sinomentalmente. Unmiedo atroz, silencioso,
abrumador, leasaltódearribaabajo.Sabíaque teníaqueguardar lacalma,queerauna pesadilla, que lo mejor era tranquilizarse y esperar. En unos segundos todovolveríaalanormalidadypodríaabrirlosojos,moverse.
Perounossegundospodíansereternosaveces.Se debatió en esa zozobra, aumentadamil, cienmil veces, por el fantasma de
Lucianayporsupropiarealidad.Elmiedosehizoatroz,nuncahabíasentidotanto.Dejódeluchar,vencido,arrastradohacialasima,yentoncesdespertó.Quedótendidoenlacama,conlosojosabiertos,empapadoporelsudor,antesde
ponerse en pie, de un salto. Su corazón estaba desbocado, a mil pulsaciones porminuto.Mirólahoraypensóquesufamiliaestaríasentándosealamesa.
¿Ysisalía,sesentabaconellosylocontabatodo?No,no,mejorno,¡quéestupidez!Asupadresólolefaltabaeso.Se acercó a la ventana ymiró a través de ella. La imagen de lo cotidiano, las
casas,lasventanas,lascalles,porprimeravez,leparecióespantosa.Yentoncessupoqueaquellosóloeraelcomienzo.
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Capítulo35Blancas:Torrexe4
Santisehabíaquedadodormidofinalmente,ysussuspiros,aveces,seconvertíanenronquidoscargadosdeunapazqueaellaleenturbiabaaúnmáslossentidos,porqueelsueñodesunovioladejabasolaconsuspropiasideasypesadillas.
Asíqueselevantó.Seacercóa laventanaymiróa travésdeunade las rendijashorizontalesde la
persiana.Por la calle casi no circulabancoches, y al otro lado, en lasventanasdeledificiodeenfrente,noseveíamovimientoalguno.
Laciudadvivíaencerradaensímisma.Elmundoenterovivíacerradoensímismo.Aunque, detrás de cada ventana, podría haber una tragedia, una lucha tal vez
perdidadeantemano,talvez…Cintacerrólosojos.Nuncahabíapensadoasí,porquenuncahastaahorasehabía
tenidoqueenfrentaranadasemejante.Nisiquieracuandomuriósuabuela.Afindecuentaseramayor,yyaestabamuertacuandollegaronellos.Ahoratodoeradistinto,eracomomadurardegolpe.Unlatigazoenmitaddelaconciencia.
Volvió a abrir los ojos, para no abandonarse a su depresión. Cada vez que loscerraba veía a Luciana cayendo al suelo enmitad de la pista de la discoteca. Losdemás,dado loabigarradodelespacio,casi lahabíanpisoteado.Teníacadaunodeaquellosespasmosgrabadoenlamemoria.
—¡Luciana!¡Luciana!¿Quétepasa?¡Luciana!—¡Va,tía,nohagastonterías!—¡Estáardiendo!—¡Luciana!—¡Quealguienllameaunmédico!¡Socorro!La música seguía sonando, y sonando, y sonando, y los que les rodeaban lo
miraban todo entre curiosos y sorprendidos, sonriendo, como si aquello fuese unjuego.
—Menudopedo.—Siesquenoaguantan.—Sacadlafuera,tendráunmalembarazo.Másrisas,másindiferencia.No iba con ellos. Bailaban juntos pero nadie conocía a nadie. Eran
compartimientosestancosdeunmismobarco.Nisiquieraeranconscientesdequeenesebarconavegabantodosjuntos.
Cintaabandonólaventana,aunquesuabatimientolaacompañó,nosequedóallímirandoatravésdeella.Saliódelahabitaciónysedejócaer,agotadaporesesimple
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esfuerzo,enunadelasbutacasdelasala-comedor.Elteléfonoestabaasulado.Noteníamásquelevantarelauricularymarcarunnúmero.Lucianatalvezyaestuviesebien,fueradelcoma.Findelapesadilla.Tendiósumanoendirecciónalaparato,peronollegóaponerlasobreél.
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Capítulo36Negras:Reinaxd8
—¿Ysiyaestuviesemuerta?—Vamos, Loreto—dijo su padre—.Un coma es algo que puede durar días, o
meses,perodeahíaqueenunashorasseproduzcaundesenlacefatal…—Seacomoseahedeir,entendedlo.El hombre y la mujer se miraron entre sí, pero no llegaron a proferir palabra
alguna.—Nomepasaránada—insistióella.—Puedeserunesfuerzoconsiderable—searriesgósumadre.—Cogeréuntaxi.Nomecansaré,deverdad.—Hablaremos luego, ¿de acuerdo? Llamas por teléfono y si sigue igual…—
concediósupadre—.Ahora loquedebeshacerescomerdemanera tranquilaynopensarennada.
Suesposalemiródirectamente,aunqueyaerademasiadotarde.Lospsiquiatrasleshabían insistidoenqueno la forzaran,quenohablarandeobligacionesninadaparecido, aunque tampoco se mostraran permisivos o falsamente indiferentes. Sinembargo,lanaturalidaderadifícildeguardarcuantoloqueveíanantesínoeramásqueelpálidoreflejodeloqueundíahabíasidosuhija.
Loretomiró la sopera, la fuente de carne, el pan, la ensalada.La necesidad decomer se le disparó en lamente.La avidez de su estómago le acentuó su habitualdolordecabeza.
—¿Das tú las gracias hoy? —le preguntó la mujer a su marido cambiandorápidamentedeconversación.
—¿Hija?—trasladóélelofrecimientoaLoreto.Ellavacilósólouninstante.Después,lostresbajaronlacabezayunieronsusmanos.—Tedamoslasgracias,Señor,porlosalimentosquerecibimosdetubondad,yte
pedimospor todostushijos,enespecialaquellosquesufren—hizounapausamuybreve, antes de continuar diciendo—: Y te pido que ayudes a Luciana, Diosmío.Ayúdala a luchar, y a ser firme en esta hora oscura, porque sin Ti estará perdida.Ayúdalaaencontrarelcaminoderegresodelassombras.Telopedimos,Señor.
Sobrevino un largo segundo de silencio, mientras la emoción se apoderaba deellos.
Pero inclusoesaemociónquedóenunsegundoplanocuandoLoreto levantó lacabeza, suspiró,apretó lasmandíbulasy,condeterminación,sesirvió trescazosdesopa.Luego introdujo la cuchara en el platopara empezar a tomarla con lamayornaturalidad.
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Suspadresintentaronmantenerlanormalidad.Despuésdetodolaclaveerasiempreeldespués.Loquehicieraellaconloque
hubieseingerido.—Estábuena—dijoLoreto.
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Capítulo37Blancas:Torreg4
EstherSalasnoconseguíaapartarlosojosdesuhijaydelcomplejosistemadetubosyaparatosquelaenvolvía.
En aquellas pocas horas, había aprendido todo lo que tenía que aprender de lasituación, y de todo aquello que ahora lamantenía convida de forma artificial.Eltubo de la nariz era una sonda nasogástrica; el de la boca, un respirador para laventilación asistida, y que la unía a la bomba que le suministraba a ella el aire.Tambiénsabíaqueuncomaeralarupturadelasfuncionescerebralesespecíficas,laabolición del movimiento, la sensibilidad y la movilidad. El doctor Pons y lasenfermeraslehabíandichoque,sobretodo, trataseasuhijacomosiellarealmentepudieraoírla,yquelehablase.
Lohabríahechoigualmente.Noestabamuerta,ysinoestabamuertaesqueestabaviva.Porlotantopodíaoír.
Estabaseguradeello.Fueacogerladelamano…YentoncestodoenLucianasedisparó.Fue tan fulminantequeporunmomentocreyóque ibaavolvera lavida.Pero
inmediatamentesediocuentadelaanormalidadenlasiguientefraccióndesegundo.Lucianaseestiróyarqueóporcompleto,deuna formaabsolutamenteantinaturalycasi inverosímil, apoyándose tan sólo en la nuca y los talones, con la espalda tancurvadahaciaarribaqueparecíaqueseleibaaromper.Todosucuerpofuepresodeunatensiónbrutal.
—¡Luis!—gritó.Sumarido ya se había dado cuenta, lomismo queNorma, aunque la chica se
quedóinmóvil,atenazada.Elhombresalióporlapuertagritando:—¡Enfermera!¡Enfermera!Laprimeraentró inmediatamente.Otrasdoscorríanyahacia lahabitación.Una
cuartallamabaalmédico.Elpequeñoespaciosellenódevocesprofesionales.—¡Estáenopistótonos!—¡Rápido!—¡Sujetadla!EldoctorPonstardóenllegarloqueparaLuisyEstherSalaseraunaeternidad.
Tambiénreaccionódemanerafulminante,sinnecesidaddeconsultaralasenfermerasqueyaatendíanaLucianayprocurabanquenosedesconectaradelasmáquinas.
—¡Sulfatodemagnesiointravenoso,ya!Luciana continuaba arqueada, arrastrada por sus convulsiones espásticas. Sus
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padrescontemplaronhorrorizadoslaescenasinsaberquéhacerodecir,lomismoqueNorma,querompióallorar.
Laagujahipodérmicasehundióenlacarnedelapaciente.
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Capítulo38Negras:Torreg8-Blancas:Caballoxd6
Estoyalfinaldeuncaminoyalcomienzodeotro.Puedoescoger.Retroceder,paraempezardenuevo,porelprimercamino,oseguir,paraverque
hayenéste.Sientoqueunapartedemímeempujahaciadelante,perohayotraquemeobliga
aesperar,yluchar.Comoluchanellos.Todosestánahíabajo,juntoamicuerpo,tratandodesalvarme,deconseguirque
eseyoqueahoraflotavuelvaamíotroyofísico.Losveodesesperarse,meinyectancosas,segritanunosaotrosdándoseórdenes,manipulanlosaparatos.Nosabenqueladecisiónesmía.Tengolapaztancerca…
Sin embargo, no quiero que sufran, y sé que están sufriendo. Papá, mamá,Norma,Eloy…
Sufren por mí, porqueme quieren, y si me voy… Si me dejo atrapar por estapaz…
Talvezdebieraluchar.Siemprehabráunapaz,peronotengomásqueunavida.Estavida.Recuerdo la partida del último campeonato. ¡Oh, sí, sí, fue genial! ¡Qué
maravilla!Nosólofuelavictoria,sinocómolaconseguí.Mesentíorgullosademímisma.Acorralada,sinmireina,sintorres,sinelalfilblancoysinelcaballonegro,conunalfilyuncaballo,ytrespeones.Mirivalteníatodaslasdeganar,peroresistí,paciente.Ellacometióunerror,provocadopormí,ytrasél…
Puedequeésasealaclave:luchar.Sí, la paz estará siempre ahí, al final del camino, pero antes he de pasar por
muchasbatallas.Éseeselsentidodelavida,delapartida.Norendirse.Norendirsejamás.Esperad…¡esperad!¿Quiénhadichoquemeestáisperdiendo?Quierovolver.Aúnnoeselmomento.Quiero seguir con vosotros, mientras decido cuál ha de ser mi próximo
movimiento.Esperad…Hevuelto,estoyaquí,¿notáismipulso?Esperad…
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Capítulo39Negras:Torrexd6
Al entrar por la puerta, todo cambió. Ella, lamujer que estaba detrás del pequeñomostrador, se puso en pie de un salto. Su camiseta ajustada, a pesar de que lesobraban bastantes kilos, era tan roja como el cuadro de una imaginaria costa quepresidíalarudimentariarecepción.Polisesintióporunmomentocomosiestuviesedelantedeungransemáforoenmovimiento.
—¡Poli!¡Poli!¡Ay,menosmalquehasllegado!—ledisparóabocajarrolamujer—.¡Acabadellamaruna,llorando,histérica,gritandoqueellanoquería,peroque…!
—Espera,espera—intentócontenerla—.¿Quiénhallamado?—¿Quémásda?—casilegritósaliendodedetrásdelmostradorderecepciónde
la pensión—. ¡El caso es que debes largarte cuanto antes! ¡Pueden llegar de unmomentoaotro!
—¿Quién?—¡La policía!, ¿quién va a ser, maldita sea? —le empujó hacia la puerta—.
¡Estánencamino!¡UntalEspina,oEspinosa,norecuerdobien!¡Yoteguardarétuscosas,tranquilo!
Poli García ya no luchó contra la desaforadamasa de nervios que le sacaba aempujonesdellugar.Porpuroinstintodesupervivenciamiróhacialacalle,comosiesperaseveraparecerelcochedelapolicíadeunmomentoaotro.Luegomiróhaciaarriba, donde también de forma real, pero imaginaria para él, debía hallarse eldescansodiscretoqueformabanlascuatroparedesdesuhabitación.
Ellateníarazón.Sisubíaaporalgosearriesgabaaverseatrapado.Noquedabatiempo.—¡Mierda,Eulalia,mierda!—gritóamododeexclamación.—¡Lárgateya!—leapremióenlacalle—.¡Telefonéameantesdevolver!¡Sidigo
tu nombre, es que no hay moros en la costa, pero si no lo digo, es que hayproblemas!,¿vale?
—¡Tedebouna!—legritóélantesdeecharacorrer.—¡Ay,Dios,Dios!—ledespidiólavozyelgestodramáticodelaEulaliaantesde
que desapareciera y exclamase más bien para sí misma, igual que una madrepreocupada—:¡Asaberenquélíostehabrásmetidoahora,hombre!
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Capítulo40Blancas:Reinaf3
Loretoentróenelcuartodebañoycerrólapuerta.Inmediatamentedespuésdeello,pególaorejaalamadera.
Notuvoqueesperardemasiado.Nolesoíahablarconclaridad,aunquesísupoqueloestabanhaciendoporeltono
desusvoces,ahogadasporloscuchicheosyladistancia.Tambiénreconocíaeltonode su previsible discusión.Ahora sumadre solía entrar en el baño sin llamar a lapuerta, para tratar de sorprenderla si vomitaba. Las últimas peleas, y las últimaslágrimas maternas, habían sido por esa causa. Al menos antes del ultimátum delpsiquiatra.
Tantotiempovomitando,vomitando,vomitando…Elpsiquiatra ledijoque tododependíadesímisma.Sicontinuaba,muypronto
dejaríadevomitar.Yanopodría.Estaríamuerta.Noqueríamorir,perosuhambreincontrolada,elmiedoaengordar,lasensación
deimpotenciayfrustración,aúneransuperioresaella.Nadie se acercó a la puerta. El cuchicheo subió de tono, alcanzó un clímax y
después cesó. Creyó escuchar palabras como «confianza» y fragmentos de frasessueltascomo«nopresionarla»o«vamosaesperar,nosprometió…».
Promesas,promesas.Todasdesaparecíanal acabardecomer.Entoncesquedabaella,ysóloellafrenteasímisma.
Casi instintivamente, como el drogadicto que busca la aguja de formainconscienteparahundírselaenlavena,sellevólosdedosalaboca.
Losintrodujohastalagarganta.Ysintiólaprimeraarcada.Habíacomidoenexceso:sopa,carne,ensalada,pan,postre.Seríafácildevolverlo
todo.Bastaríanunossegundos.Comosiempre.Sinruido.Laarcadaaumentó.Seacercóalatazadelinodoro.Searrodillódelantedeella.Inclinólacabeza.Perodeprontosevioasímisma,reflejadaenelpequeñolagoquietoformadopor
elaguaclaraytransparentedelfondodelWC,alotroladodelacualdesaparecíaelconducto,rumboalascloacas.
Ella.No…deprontodejódeverseasímisma.SeconvirtióenLuciana.Tuvounespasmo,unestremecimiento,peronodebidoalapresióndelosdedoso
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acausadeotranuevaarcada.Fuecomosiungritosilenciosoacabasedeestallarensuinterior.
Luciana.Loretonuncahubiesegritado;Lucianasí.Cerró los ojos y volvió a abrirlos, un par de veces. Esperó, pero la imagen no
desapareció,novolvióaserladesímisma.Despacio, muy despacio, apartó los dedos del fondo de su boca, hasta acabar
sacándoselosdeella.Entonces,laimagenvolvióaserlasuya.Sedejócaertemblandohaciaatrás,hastaacabarsentadaenelsuelodelcuartode
baño, aturdida. Luego se llevó lasmanos a la cabeza.No era una guerra, era algomuchopeor.Dospersonaspeleándoseensuinterior.
Corazóndividido,cerebrodividido,vidadividida.—¡Vomita!—¡Nolohagas!Ella…yLuciana.De algún lugar sacó las fuerzas, no supodedónde.Loúnicoque fue capazde
recordarenlosdosotresminutossiguientesfueque,traspermanecerenelsuelountiempoindefinido,acabólevantándoseparasalircomounrayodelbaño,alejándosedelinflujohechizantedesureclamo.
Ylohabíaconseguidosola.Porprimeravez.Sola o con el espectro deLuciana reflejado allí abajo, aunque la decisión final
seguíasiendosuya,yesoeralomásimportante.Seencontróconsuspadres,llenosdeansiedad,peronohizofaltaquelesdijera
nada.El ruido de la cisterna del inodoro no había sonado.Así que semetió en suhabitación temblando, asustada por su éxito, más asustada de lo que nunca habíaestadoenlavida.
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Capítulo41Negras:Torred7
Juan Pons entró en la sala tratando de que su rostro reflejara una esperanza quedifícilmente podía transmitirles. Al verle aparecer, los padres de Luciana selevantaronyfuerontambiénhaciaél.Antesdequelamujerpudierahablar,lohizoelmédico.
—Lahemosestabilizado—informó.—¡Oh,Diosmío!—EstherSalassellevóunamanoaloslabios.—Entonces…—vacilóLuisSalas.—Todohavueltoalanormalidad,siesquepodemoshablardenormalidadensu
estado—explicóelmédico—.Sigueelcoma,ysusconstantesvitalessemantienen,perolacrisishapasado.
—¿Sonnormalesestetipodecomplicaciones?—quisosaberelpadredeLuciana.—Nohayunarespuestaexactaparaesto,señorSalas—dijoelmédicomidiendo
laspalabras—.Hacemosloquepodemos,peroaveces,aunquelescuestecreerlo,nosabemoscontraqué luchamos.Ya ledijequesuhijapuededespertarencuarentayochohoras,seguirasío…
—Ellaesfuerte—asegurósumadre.—Ignoramos lo que pueda haber en su mente ahora mismo. Tal vez sea
conscientedealgo,yluche,otalvezno.Uncomanoesmásqueunlargosueño,ytambiénundelgadocordónumbilicaldoblequeunealpacienteconlavidayconlamuerte,uncordónmuyfrágilenambossentidos.Loquesíestáclaroesquetalveznoresistaotracrisiscomolaqueacabadetener.
—¡Oh,no!—temblóella.—Miren, he de ser sincero con ustedes —el doctor Pons buscó los ojos del
hombrepara apoyarse en suaparentemayordominio, aunque sabíaqueLuisSalasestabatandestrozadocomosuesposa—.Laspróximashorasserándecisivas,quieroquelosepan.Megustaríaqueloentendieranyqueseprepararanparaloquepuedasuceder.
—Díganoslaverdad—pidióelpadredeLuciana.—Selaestoydiciendo.Poresarazónleshabloahoraynodespués,cuandoyano
haya nada que hacer. Hay un riesgo de que muera, y en tal caso es mi deberpreguntarlessiestaríandispuestosadonarsusórganos.
—¡No!Lareacciónfueinstantánea,fulminante,porpartedeEstherSalas.—Señora…—¡Noquiero que la troceen y…! ¡No, no, no!—se negó a escucharmás y se
llevólasmanosalosoídos.
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LuisSalasbajólosojos.Suvozsonócomosihablaradesdeelsuelo.—¿Tenemosquecontestarleahora?—preguntó.—¡Luis!—gimiósuesposa.—No,claroqueno—suspiróJuanPons—.Laurgenciaessiempreparalosque
esperanvivirconlosórganosdelosquesevan.Lamentohaberparecido…Erasutrabajo,ylaconversaciónteníaparaélmuchosecoshabituales.Peroaun
así,noseacostumbrabaaellos.Nuncaloharía.Todoslospadres,igualqueloshijos,teníanunrostropropio,inolvidable.Todos,tantolosqueveíamoriryllorarcomolosqueveíaviviryreír.
—¿Seencuentrabien,señoraSalas?Eraunapreguntasinsentido,poresoellanolerespondió.
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Capítulo42Blancas:Reinag3
MarianoZapatahabíaestadoesperandoelmomentooportuno,ydeprontoloteníaasualcance,fácil,rápido.
Despuésdelsustoylacrisis,conlachicasóloestabasuhermana.Laenfermeraacababa de irse tras dejarlo todo en orden. Las demás bastante tenían con tenercontroladosatodoslospacientesqueestabanasucargo.
Aunquesabíaquelospadresvolveríanenseguida,ylomásprobablefueraqueyanoseapartarandelladodesuhija.
Noesperómás.Elsecretodeléxitoperiodísticoeralanzarsesiempre,arriesgarse.Después de todo, Norma ya lo conocía, habían estado hablando, se la había
ganado,confiabaenél.MetiólacabezaporlapuertadelahabitacióndeLuciana.—¿Norma?—¿Sí?Pareció asustarse. Estabamuy concentradamirando a su hermanamayor. Casi
hechizadaporaquellaimagentantristeydramática,conlosojoscerradosylabocaabierta, conectada a todos los aparatos que la mantenían con vida. Respiró conansiedadtraslarupturadesusilencio.
—Tuspadrestellaman,creoquehandeconsultartealgo—ledijo.Normaselevantó.—¿Dóndeestán?—Enlasaladeespera,alfinaldelpasillo,yasabes.Creoqueelmédicoestácon
ellos.—¡Oh,no!—gimióasustadaNorma.—Nocreoqueseanadagrave,notemas.Comoves,yaestáfueradepeligro.—Gracias.Pasóporsulado,saliódelahabitaciónyechóacorrerporelpasillo.Apenashabíadadodospasos,deespaldasaél,cuandoMarianoZapatayahabía
sacadolapequeñacámaradealtasensibilidaddelbolsillodesucazadora.Al tercerpasodeNorma,elperiodistaentróenlahabitación.
Hizouna,dos,tresfotografíasrápidas.Laprimeraalospiesdelacama,lasotrasdosdecerca,muydecerca.PorelojodesuobjetivopudoveraLuciana,llenandolacámara,impregnándoledesurealidad.
Comoimpregnaríalaportadadelperiódico,ylasconcienciasdesuslectores.Unasfotografíasqueprobablementetambiénsepublicaríanenotrospaísesconla
mismaproblemática.Salió justoa tiempo.Laenfermeravolvióa entrar en lahabitación, cruzándose
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conélunpocomásalládelapuerta.—¡Eh,oiga!—lellamólamujer,extrañada.PeroMarianoZapatayanosedetuvo.Teníatodoloquenecesitaba.
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Capítulo43Negras:Reinaf6
Eloysesintiócansadoyabatido,enprimerlugarporlaspocaseincómodashorasquehabía logrado dormir durante la noche, y en segundo lugar por el fracaso de suspesquisas.
Raúlpodíaestarencualquierparte.Enunafiestaprivada,obailandoenunanavereciénestrenadaoencualquierade
losmuchosafterhoursilegalesqueproliferabanparalosquequeríanbailarsetentaydoshorasseguidas.Eracomobuscarunaagujaenunpajar.
Entró en una cafetería. Necesitaba un café para no desfallecer, víctima de losnervios o del cansancio, aunque sabía que si se detenía un segundo, y pensaba enLuciana,seríapeor.
Bastante duro era llevar esa imagen en sumente. Peromás duro sería llevarladuranteelrestodesuvida.
La imagende lapersonaquemásqueríaenestadodecoma,convertidaenunamuerta viviente. Precisamente él, que quería sermédico.Qué extraña paradoja deldestino.
—Uncafé,porfavor.—¡Marchando!Elcamareroempezóamanipularlacafetera.Uncliente,asulado,enlabarra,le
dirigióunamiradaocasional.Sesentíamuyraro.Teníapercepcionesynocionesdelarealidadmuydistintas,nuevas.Lecostabacreerqueelmundosiguieracomosinada.PodíaentenderqueLoreto,porejemplo,estuvieseenferma.PerolodeLucianano.
Esono.Laconfusiónyelaturdimientoseacentuaron.Hastaqueelcaféaterrizódelantedesusmanos.Sin embargo, no fue por él. La reacción se la produjo el cliente de la barra,
cuandodeprontolevantólavozyllamólaatencióndelcamarerodiciendo:—Paco,ponmeotra.Eloy tuvoel flash.AnayPaco.Ellos tambiénestabanallí.Verdaderamente,no
eranmásquedoszumbadosqueyalohabíanprobadotodoenlavida,peseasucortaedad,yendosiempreacontracorriente.Peroloimportanteesquesabíadóndevivían,yeranamigosdeRaúl.
Eransuúltimaoportunidad.
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Capítulo44Blancas:Alfilf4
LapensiónCostaRojaeratantoomásdestartaladaquelapensiónÁgata.ObienelMoscaprotegíasuidentidadsaltandodeunladoaotro,sindarmuestrasdeestarvivoymenosde tener algúndinero,obien lodevender comocamellono ledabaparamás.
Lo primero que vio Vicente Espinós al entrar fue el cuadro sobre el pequeñomostradorderecepción,siesquepodíallamarseasí.Losegundo,lainmensidaddelaqueestabatrasél,embutidaenunacamisetarojaapuntodereventar.
La dueña de la camiseta lomiró con precaución. Evidentemente no parecía unposiblehuésped.
—InspectorEspinós—lemostrólacredencial—.¿EstáPolicarpoGarcía?—¿ElseñorGarcía?—repitiólamujerinsegura.—ElseñorGarcía—insistióél.—No,noestá.—¿Cómosellamausted?—EulaliaRodríguezEspartero,paraservirle.—Mebastabaconelnombre,Eulalia,peropuestoqueestádispuestaaservirme,
hágalo.¿Dóndehaido?—Nolosé.Ahíestásullave,¿ve?Lanúmero9.Colgabadeunclavoenlapared,asuderecha.—¿Volverá?—Tampocolosé.Avecesestáunpardenochesfuera.—¿Cuándolovioporúltimavez?—Ayeramediodía,oaprimerahoradelatarde.Nohapasadolanocheaquí.VicenteEspinósalargólamano.Cogiólallave.—Noleimportaráquesubaasuhabitación,¿verdad?Ynomepreguntesitraigo
una orden de registro, porque esa chorrada sólo pasa en las películas americanas.Todoelmundovedemasiadaspelículasamericanas,hastalosdelincuentes.
—¡Oh, no, claro…!—asintió Eulalia—. Encantada de colaborar. Puede subir,aunqueleagradeceríaque…
—Descuide.Notocarénada.—EsquenoquisieraqueelseñorGarcíaseenfadara,¿sabeusted?Esunabuena
persona.Noséquépuede…Ladejóhablandoysubióladestartaladaescalerasinprisas,porsiacaso.Losque
corrían se encontraban antes con las balas, y no había ninguna necesidad de tenerprisaparaalgoasí.Llegóaunpasillomaliluminadoyencontrólahabitaciónnúmero9alosdospasos.Introdujolallaveenelhuecodelacerradurayabriólapuerta.
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ElMoscanonadabaenlaabundanciaprecisamente.Había un par de pantalones, una poca ropa interior, un par de camisas y una
chaqueta.Esoeratodo.Nohabíanadamás,salvoundespertador,unarevistaeróticayunaviejafotografíadeunamujermayor.
—Hastalosdelincuentestienenmadre—dijoelpolicíaenvozalta.Nirastrodepastillas.ElMoscalasllevabaencima.Abrió los cajones del armario empotrado y de lamesita de noche. Fue en esta
últimadondeencontróunlistadoescritoamáquina.Discotecas,pubs,afterhours,clubesprivados,confechas,anotacionesyalgunas
marcas.Le echó una rápida ojeada. Junto a la mayoría de los nombres escritos había
números. No hacía falta ser muy listo para saber que era el número de pastillasvendidas en cada local. Una extraña forma de llevar la contabilidad. Las otrasanotaciones correspondían a días de la semana. Se detuvo en cinco locales enconcreto:CalígulaCiego,Popes,LaMirinda,ElPeñóndeGabriltaryMarchaAtrás.Escritoamanojuntoatodosellospudoleerlapalabra:«sábado».Sábado.
Podíaserestesábado,otalvezotro.DenoserporquejuntoalnombredePandora'slapalabraescritaera:«viernes».
Losleyótodos.«Viernes»aparecíaescritojuntoaotrostreslocales.Talvezfueraalgúnindicio.Talvezyanolofuera.DependíadelMosca.Aunasí
sacóunaplumadelachaquetayunblocdenotasdelbolsillo,ycopiólosnombresdelos locales junto a los que se leía viernes y sábado.Hubiera sidomejor hacer unafotocopia de todos, pero entonces habría tenido que salir y volver a entrar, y esohabría alertado a la tal Eulalia. Dejó el listado en el mismo cajón y en la mismaposiciónysaliódelahabitación.
Eulalia seguía en el mismo sitio, como si no se hubiera movido y estuviesepegadaalsuelo.
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Capítulo45Negras:Caballoa6
Máximosaliódesuhabitacióntrashaberseduchadoycambiadoderopa.Laduchalehabía despejado y serenado las ideas. Se sentíamejor,más fresco, pero no queríaseguir en casa. En su habitación todo eran fantasmas azuzándole, y fuera de ellaestabansuspadres,sobretodosupadre.
—Vaya,¿yavuelvesairte?¿Loespiaban?¿Teníanojosenlanuca?Creíaqueestabanviendolatele,yhabía
tratadodenohacerningúnruidoalsalir.—Voyadarunavuelta—dijo—,perovolverétemprano.—¿Aquéllamastútemprano?Apareció su madre. Salía de la cocina. Era una mujer de la vieja escuela. Se
pasabaeldíaenlacocina.—Temprano—repitióél—.Estanochenovoyasalir.—¡Oh,québien,gracias!—seburlóelpadre.—¿Perovendrásacenar?—preguntósumadre.—Nolosé—tratódenoperderlapaciencia—.Puedequesíypuedequeno,pero
novoyasalir.Lomismollegoalasdiezquealasdoce.—Olasdosolastres.Esotambiénestempranoparavosotros.Volvió el agobio, sólo que no tenía fuerzas para discutir. Más aun, cuando se
enterarandelodeLuciana,yprobablementeseenteraríanaunqueellosnoconocíanalospadresdesusamigos,tendríanunbuendisgusto.Seríaunpalo.
—VoyaveraLoreto—mintió.—¿Labulímica?—seinteresósumadre.—Sí.Undía,unpardesemanasantes,selodijoasumadre,porhablardealgo.Ellase
pusoinmediatamenteenplandemadresufridora, identificándoseconeldolordelamadredeLoreto.Algomuypropio.
—Estáistodoslocos—rezongósupadredándolelaespaldaparavolveralasala,juntoaltelevisor.
Ibaadecirlequenomásqueélyendocadadomingoalfútbolygritandocomounposeso a un tipo vestido de negro y a veintidósmendas en pantalón corto que sematabanporunabolamientrasganabanunapastaporello.Peronolohizo.Novalíalapena.
Sumadreleacompañóalapuerta.—Dalerecuerdosaesachica,yanímalaparaquecoma.Nosemolestóenvolverleaexplicarquebulimiayanorexiaerancosasdistintas.
Bajólaescalerasintiéndoselibreyalllegaralacallesupoqueseguíasinsaberqué
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hacerniadóndeir.EntoncespensóenCinta.Suspadresestabansiemprefueraelfindesemana.Teníanotracasa.Ellaestaría
allí,talvezdurmiendo,peroalmenoseraunlugarseguroytranquilo.Ynoselopensódosveces.
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Capítulo46Blancas:Alfile5
Santiabriólosojos.Dealguna forma, supoque lehabíadespertado el silencio,más estruendoso en
ocasionesquemilsonidosdistintosoinclusoqueunaexplosión.YelsilencioencasadeCintaeramuyintenso,estabacargadodesensacionesypresagios.
Miróa sualrededor: lasparedesestaban llenasdepóstersy fotografías, la ropatiradaporelsueloformandomontones;eldesordennaturaldecualquierhabitación.Luegomiróelvacíoenlacama,asulado,dondeanteshabíaestadoelcuerpodesunovia.
Se desperezó, y quedó boca arriba unos segundos, no demasiados. El mismosilencioaterradorconimagendeLucianaensuspensamientosleobligóalevantarse.Iba en calzoncillos, pero no se molestó en ponerse los pantalones. Salió de lahabitaciónysemetióenelbaño,paralavarselacarayrefrescarselanuca.Sesintióunpocomejortrasello,yentoncesbuscóaCinta.
Notuvoquebuscarmucho,tampocoeradifícilapesardequeelpisoerabastantegrande. La encontró en la sala, acurrucada, sentada en cuclillas en una butaca,abrazadaasuspropiaspiernasdesnudas,con lacabezaapoyadaen lasrodillasy lamiradaperdida.
Lepareciósugestivamentesexy,unsueño,hermosaysugestiva.Noteníamásquealargarunamanoytocarla.Peronolohizo.Unabarrerainvisiblelosseparabadeformamásimplacablequesihubierasidode
piedrasycemento.Cintasabíaqueélestabaallí,depie,ysinembargonosemovió,niunápice.Nada.Siguióenlamismaposición,conlamiradaperdida.
Santisintióelpesodeunaculpamuygrande,aplastándolo.Elmismopesoylamismaculpaquelaestabanaplastandoaella.Nohabló,nodijonada.Sesentóenlaotrabutaca,omásbiensetendióenella,
con lospies colgandoporunode los ladosy la cabezaapoyadaenelotro.Ydejóperdidasumiradaeneltecho.
Losminutoscomenzaronadevorarloscomotermitas.
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Capítulo47Negras:Reinaf5
Luis Salas apartó la mirada de su hija y la fijó en su mujer, que seguía comohipnotizada por ella. Norma acababa de salir una vez más, incapaz de quedarsequieta, asustada y al mismo tiempo nerviosa por aquel caos de emociones ysensaciones.Lecogióunamanoasumujer,yselapresionósuavemente.
Fueunallamada.PeroEstherSalasnolaatendió.—Esther—musitóélfinalmente.Nohuborespuesta.—Esther—repitió—.Tenemosquehablar.—¿Dequé?—Detodoesto.—No.—Creoquesí.Tenemosquedecidiralgo.—No—repitióellaconmayordeterminación.—Debemos confiar, esperar, y estaremos con ella aunque pase así días, o
semanas,omeses—senegóadecirlapalabra«años»—.Peroeldoctortienerazón.Siseproduceloirremediable…
—Noquieroqueladestrocen.Esmihija.—Querida…—¡Estáviva!—gritósinlevantarlavoz,ensumismocuchicheo—.Noquierooír
hablardeeso.—Vamos,porfavor,cálmate—lapresióndelamanoseacentuó.Hastaqueellalaapartódelassuyas.—Túestásdeacuerdo,¿verdad?Seenfrentóalosojosdesuesposa.—Sí—manifestóagotado,perodecidido.—¿Porqué?—Porqueesmihija,ytieneuncorazón,unhígado,dosriñones,doscórneas…Y
porquesiellamuere,megustaríapensarquesiguevivaenotrascincopersonas,talvezcincochicascomoellamisma.
EstherSalasyanolloraba.Desdelacrisisyanolloraba.—Aveces…—¿Qué?—laalentóparaquesiguieraalverquesedetenía.—No,nada—bajólosojosunmomentoantesdevolverafijarlosenelcuerpode
Luciana.LuisSalasrespetósusilencio.
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Lorompiódenuevosuesposaunossegundosdespués.—¿Ysinosestáoyendo?—susurró.—Sabequeestamosaquí.—Sí,pero¿ysinosestáoyendo?—Luciana siempre ha sido una gran chica, tiene un corazón de oro. Todo el
mundolosabe.EstherSalassuspiró.Sumaridosupoqueeratantounaderrotacomounimplícitoreconocimientodela
realidaddecuantohabíanestadohablando.
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Capítulo48Blancas:Torrexg7-Negras:Torrexg7
Osoigo.Claroqueosoigo.Nisiquierahacefaltaquehabléis.Puedoescucharvuestrospensamientos.Yno
meduelen.Tampocomellenandealegría.Aquílasemociones,lassensaciones,sondistintas.Puedorazonarsinpresiones,comonuncalohabíahecho.Encambio,símeimportavuestrodolor,perodeberíaissaberqueestoybien.
Y si abandono mi cuerpo al final del camino… por supuesto, ¿para quénecesitaréyamicorazónomisriñones?
Loúnicoquequerríaerateneruninstantefinaldelucidez,sóloeso,paradecirosqueosquiero,aunquevosotrosyalosabéis,yparadecírseloaEloy,quetalvezcreaqueyanoesasí.Sóloquierouninstante.Uninstantefinal.
Aunque temo que baste ese simple segundo para sentir el dolor que no sientoahora. No me gusta el dolor. Tal vez por ello no quiero volver. Ése es mi últimomiedo.
Metocamover.Pasaeltiempoylapartidaestáentablas.Perometocamover.Mirivalacabadelanzarunataquesobrelasposicionesdemireyymireina.Esunasituacióncomprometida.Debohacerlo.Puedo sacrificaruna torreparaescapar,omeditardetenidamentemipropioataque, lanzandoelcaballosobresualfil.¿Yesepeón?Cuidado.Mirivalesbueno.Eselmejorquehetenidonunca.
Porqueahorasécómoes.Séquiénes.Lehevistolacara.Mirivaleslamuerte,yjuegaaganar.
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Capítulo49Blancas:Reinaxg7
Tuvoquellamaraltimbremediadocenadeveces,yaporrearlapuertaconlospuños,hastaconseguirdespertarlos.Cuandoyacreíanopoderhacerlo,escuchóunruidoalotroladodelamadera.Yunavoz.
—¡Yava!¡Yava!LeabrióAna.Nosehabíapreocupadomuchodetaparse.Llevabaunabatacorta
malanudadaporencimadesudesnudez.Despuésdetodo,loraroerainclusoquesehubierapuestolabata,porqueAnaeradelasquepasabadeconvencionalismos.EnesoleganabaaPaco.Lamodernidadpormontera.Elestímulodelacontracorriente.Larebeldíadelosquenotienenningunarebeldía,salvovivir.
Vivirparapasarlobien.—¿Eloy?—loreconocióaduraspenasporentrelasbrumasdesusopor—.¿Qué
hacesaquí?—Tengoquehablarconvosotros.—¡Jo!¿Estásloco?¿Quéhoraes?Eranavesnocturnas,asíqueeldíalesproducíasarpullidos,ymásaúnlosfinesde
semana.Talvezsevolvierandepiedraysedeshicieran,convirtiéndoseenunmontóndecenizas,comoDrácula.
Eloyentródecidido,sinesperarunainvitación.Anacerrólapuerta,indecisa,ylesiguió como si flotara, sin entender qué pasaba. El pequeño apartamento era unmuseobarrocomalarreglado,convelitas,símbolosdetodasclases,desdeelyinyelyangypóstershindúeshastaobjetosdediseño, lucesporel sueloounmuebledelmáspuroestiloartdecó.No faltaba ropa tiradapor el suelo.Al finyal caboAnateníadieciochoañosvPaconohabíallegadoaúnalosveinte.
—¡Paco!—llamóEloy.—¡Nogrites!—Anasellevólasmanosalosoídos.—¿Tehastomadounvaliumoespuraysimpleresaca?—¡Eh,quépasacontigo!—protestóella.Entróenlaúnicapuertaqueestabamediocerrada,yseencontróconelcolchón,
enelsuelo,yconPacotendidosobreél,bocaabajo.Sesintióirritadoporlaescenasinsaberporqué.
—Vamos,Paco,despierta.Larespuestafueunbufido.Asíqueleapartólasábanay,trasarrodillarseasulado,lozarandeó.—¿Quéhaces?—protestóAnadespejándosemásrápidamentealcomprenderque
pasabaalgo.Pacoacabóabriendolosojos.Lomiróaélyfruncióelceño.Luegolamiróaella.
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AnatambiénsehabíaarrodilladojuntoaEloy,paraimpedirleseguir.Elsilenciofuemuybreve.
—¡Lucianaestáencoma!,¿vale?—lessoltóabocajarro—.Ahoraquieroquemedigáissitenéisalgunapastillacomolaqueellasetomóanoche.
Tardaron en reaccionar. Las palabras tenían que atravesar una espesa masa dealgodónhastallegarasucerebro.
—¿Qué?—balbuceóPaco.—¡Lucianaestáencoma!—gritóaúnmásfuerteEloy—.¡Setomóunamierday
le sentó mal! ¡Lamismamierda que os tomasteis vosotros, y que se tomaron losdemás!¿Locogéisahora?
Locogían,peroacámaralenta.—Perosi…—Nosfuimosyella…—¿Tenéisunapastilladeesas?—No—dijoAna.—¿Para qué vamos a tener una…? No hay ningún problema en comprarla
después,dondevayamos.Ningúnproblema.—¿DóndepuedoencontraraRaúl?—¿Paraqué…?—Porqueélfueelquelasconsiguió.MelodijoMáximo.Venga,¿dóndepuede
estaraestahoraunsábadoporlatarde?—Raúl…—siguióespesoPaco.—¡Vamos,vamos,joder!—lezarandeóEloy.—¡Déjaleenpaz!,¿quieres?—ledefendióAna—.¡Ibaaunaprivada!¡Nosdijo
siqueríamosir,peropasamos,porqueyonomeencontrababienypreferíasalirestanoche!
—¿Dóndeestáesaprivada?—¡Enunanaveabandonada,cercadelasviejasfábricas,al ladodelaestación!
¡Ynogritesmás,coño!—¿Cómolareconozco?¡Ahíhayvariasfábricas,lasestánechandoabajo!—¡Tieneel techoplano,yun rótuloen rojoen lapuerta,HilosdeNo-sé-quéo
algoparecido!—Pacosellevóunamanoalacabeza,comosiéstafueseaestallarle.—Al lado hay una con una chimenea muy alta, ¡no tiene pérdida!—tomó el
relevoAna.Erasuficiente.Sepusoenpie,jadeando,ysedirigióalapuertaparanoperderni
un minuto más. Iba a traspasarla cuando escuchó de nuevo la voz de Ana a suespalda.
Yanogritaba.—Eloy—ledetuvo.
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Éllamiró.—¿Es…grave?—preguntólamuchacha.—Yaoslohedicho:estáencoma.Tuvoungolpedecalor.Anacerrólosojos.YEloysemarchósinesperarmás.
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Capítulo50Negras:Reinaxh5
Alsalirdelascensoryasomarsealportal,seencontróconlaportera,quenoocultósualegríaalverla.
—¡Loreto,hija!—Hola,señoraCarmen.—¿Cómoestás?¡Tienesmuchomejoraspecto!Mentía,peronoeraunamujerchismosa.Alosumo,comocualquiervecinadelas
quelaconocíandetodalavida.Pasóporsuladodispuestaanodarlepalique.—Sí,estoymuybien—afirmóella.—¿Depaseo?—Hacemuybuenatarde,¿verdad?—Muybuena,ytodavíanohacenadadecalor.Seestámuybien.—Bueno,adiós.Salióalacalle,sindetenerse.Sabíaquesuspadresestaríanasomadosalbalcón,
mirándola,asíquenoseleocurriólevantarlacabeza.Loúnicoquehizofuellegaralacalzadaymiraraderechaeizquierda,porsiveíauntaxi.
Luegocaminóhacialaizquierda,endirecciónalaavenida.Amitaddecaminolasvio.Una era una mujer de mediana edad, obesa, mejor dicho, gorda, absoluta y
rematadamentegorda,sinmediastintas,delasquemedíaeldobledeanchoquedealto, con unos brazos rollizos, unas piernas enormes, un vientre abultado y dosgigantescossenosquesemejabanglobosdecarneaposentadosenél.Laotrapodíasersuhija,ounaamiga,porqueeramásjoven,muchomásjoven,peroestabaigualmentegordaparasusaños,con ladiferenciadeque,acausadeellos, lucíaunespléndidoescote,sincomplejos.
Lomáscuriosoeraqueibanporlacallecomiéndoseunfantásticohelado.Yriendo.Reían sin parar, abriendo la boca, ofreciendo toda su abundante felicidad a los
que,comoella,lasmirabanporlacalle.Loretolasviopasar,alejarse,darlelametonesalhelado,reírse.Comositalcosa.Felices.Ella,consólounpardekilosdemás,habíaempezadosusregímenesalostrece
años,yésefueelcomienzo,eldetonante.Después,lasfrustraciones,laculpabilidad,el progresivo hundimiento de su ánimo, el hallazgo de los vómitos como remedioparasuhambre, lasganasdemorirse,eldelicadoequilibriode todounmundoqueacabóconvergiendoexclusivamenteensímismayensusdosúnicasacciones,comer
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ydevolver,yasí,elinexorabledeclinarhaciaelabismo.Apartóesosrecuerdosdesumente.Ylediolaespaldaalasdosmujeresobesas.AhorasólocontabaLuciana.Teníaqueverla.Saber.Eracomosielfuturoseconcentraradeprontoenesepuntoinmediato,yennada
más.Levantóunamanoalverelprimertaxiconlaluzverdeiluminadaenlacapota.—¡Taxi!Ycuandosemetióenél,casisindarsecuenta,símiróun instanteasucasa,al
balcóndesupiso.Lojustoparaverasupadreyasumadreallí,quietos,observandosusmovimientos con atención, comohacían a cadamomento fingiendonohacerlodesde que la crisis había sido ya tan irremediable que el desenlace parecíaaterradoramentepróximo.
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Capítulo51Blancas:g4
Máximo llamó al portero automático y no tuvo tiempo de preguntarse si habíacometidounaestupidezyendohastaallí.LavozdeCintasonóporelinterfono.
—¿Sí?—Soyyo,abre.—¡Jo, tío, menudo susto nos has dado! —exclamó la voz antes de oírse el
zumbidodelapuertaalserabiertadesdearriba.«¿Nos?» Bien. Eso quería decir que Santi estaba allí también.Mejor. Los tres
juntospodríanpensarenhaceralgo.Porlomenospodríancompartirlainquietud,yapoyarsemutuamente.
Subióalpisoyalsalirdelascensorseencontróconlapuertaabierta.Entró.Santiaparecióenelpasillo,encalzoncillos.Cintanoestaba.
—Oye,noestaríais…—lamentódepronto.—Sí,hombre—suspiróSanti—.Paraesoestamos.—¿YCinta?—Vistiéndose.—¿Creíaisqueeransuspadres?—Ellos tienen llave, pero como no esperaba a nadie y menos a esta hora…
¿Sabesalgo?—No,nada.Heestadoencasa.¿Yvosotros?—Tampocosabemosnada.Cinta salióde suhabitación acabandode abrocharse losvaqueros.Llevabauna
camisasueltaporencima.—¿Sabesalgo?—repitiólapreguntadesunoviosindarsecuenta.—No, ya le he dicho aSanti que he estado en casa, y no he querido llamar al
hospitalparanotenerqueexplicarlesnadaamispadres.Sólohubierafaltadoeso.—Ya.—¿Habéisdormido?—Éste, unpoco, aunqueno sé cómohapodido—dijoCinta señalando aSanti
coneldedo.—Yoesqueestoycomo…—noencontrólapalabraadecuadaparareferirseasu
estado.—Comonosotros—terminóSanti.—¿Quéhacemos?Estabanenlasala.Máximoesperóunarespuesta,peroéstanollegó.Cintavolvió
adejarsecaersobrelabutaca.YSantisecruzódebrazos.—Oye,vístete,¿no?—lereprochóCinta—.Aversiaúnvasatenerquesalirpor
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laventana.—Vale,vale.Pero no se movió, y los tres se miraron de nuevo el uno al otro, hasta que
Máximorepitiólapregunta.—¿Quéhacemos?
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Capítulo52Negras:Reinag6
VicenteEspinós levantó el auricular del teléfono ymarcó élmismo el número delhospital.Elsonidodeldiscoalgirarenelviejoaparato,extrañamenteaudible,lehizorecordarqueerasábadoporlatarde,yquenohabíamuchagenteencomisaría,comosilossábadosellos,losprotectoresdelaley,tuviesenvacaciones.
—¿HospitalClínico?—dijounavoz.—InspectorEspinós.ConeldoctorPons,porfavor.—EldoctorPonshasalidoya,señor.—PuesconalguienqueatiendaaLucianaSalas.—¿LucianaSalas?Unmomento,noseretire.Notuvoqueesperardemasiado.Unavozfemeninatomóelrelevodelaanterior.
Nisiquierapreguntóquiénera.Desdeluegonosetratabadelamadredelachica.—SoyelinspectorEspinós.LlamabaparasaberelestadodeLucianaSalas.—Sigueigual,señorinspector,aunquehemosestadoapuntodeperderlahaceun
rato.Ahoraestáestabilizada.—Gracias—suspiró.Colgóelaparatoymirólosnombresanotadosensulibreta,losquehabíacopiado
dellistadohalladoenlahabitacióndelMosca.Selossabíayadememoria,perolosrepitióunavezmás.
—¡Roca!—llamódepronto.LorenzoRoca apareció ante él. Era alto y delgado, de nariz prominente y ojos
saltones,de lanuevaescuela,unbuenpolicía.Casado,conhijos,pero teníafuturo,esosí.Llegaríalejos.
—Míramedóndeestánesoscincolocales,hazmeelfavor—lepidió.—Enseguida,jefe.Lovioalejarseendirecciónasumesaycogerunlistíntelefónicoyunaguíade
calles. Se echó hacia atrás y recapituló por el breve recorrido del día en busca dePolicarpo García, alias el Mosca. La tarde enfilaba su última hora y prontoanochecería.Eralahorademoverse.
LorenzoRocareapareciófrenteaélenuntiempoinusitadamentecorto,otalvezfuera que él se había quedado pensativo sin darse cuenta mucho más allá de localculado.
—Vea,jefe—dijosusubordinadodandolavueltaalamesaparasituarsefrentealmapadelaciudadquepresidíalapared—:ElCalígulaCiegoestáaquí;LaMirinda,aquí;elPopes,aquí;elMarchaAtrás,aquí,yelPeñóndeGabriltar…aquí—ydiopor concluida la señalización enfatizando las dos sílabas del último «aquí». Luegoagregó—:Vayanombres,¿no?Loshayque…
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Noestabanlejosunosdeotros.Sepodíanrecorrerenunanoche.TododependíadelMosca.—¿Puedesaveriguarmealgomásacercadeellos?Horariosy todoeso,clasede
público,etcétera.—Sí,claro—Rocahizoademándealejarse.—Espera.—Esperó.—Antes da aviso de búsqueda dePolicarpoGarcía, alias elMosca, y envía un
coche para que vigilen discretamente la pensiónCostaRoja, por si aparece por suhabitación.
—¿Algomás?—No.Tráemeesosdatoscuantoantes.LorenzoRocavolvióadejarlesolo.
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Capítulo53Blancas:f3
Lamúsicamákina, elbakalao puro, atronaba el lugar con una amplitud decibélicaensordecedorainclusoparaélensuscircunstancias,conlapresióndelosucedido,elrecuerdoconstantedeLucianaenelhospitalyunanochecasienvela.
Perosesintiócercadesuobjetivo.Teníaunpresentimiento.Lohabíatenidodesdeelmismomomentodeasomarseallugaryverlacantidad
degentequesemovíaenélyescucharsumúsica,dispuestaamachacartodaenergía.Allíhabíadetodo.Cuerposqueerancomomodelosindividualesdelagranfotografíaclónicadelaespecie.Cuerposembutidosenjerséisde lycraypantalonesdenailoncortos o largos, ajustados y andróginos, conmuchas cremalleras, colores vistosos,aplicacionesholográficas, fluorescentes,metalizadas, irisadasoplásticas; cazadorasbombers, bolsas en bandolera,mochilas de charol a la espalda, gafas de plexiglás,cabellos«divertidos»,enpuntaodejandoespacioa la imaginación,desordenadosylocos, tanto como cabezas peladas o con una leve capa de pelo, algún tatuaje yavisible, zapatillas deportivas a la última, con sus cámaras de aire que permitieranvariarlapresiónysituarlaeneltonoidealparabailartechno,rave,house.Lasumaexpresióndelosintético.
EraelmarcoidealparaellocodeRaúl.Eloy trató de seguir un plan, peinar la enorme nave abandonada de forma
rigurosa,paraqueRaúlnoseleescaparaporunladomientrasélestabaporelotro,osecruzaransindarsecuenta.Laventajaeraqueaquellonoeraunadiscotecaaluso,con poca luz. La desventaja era que podía tener una docena de rincones ocultos,porqueportodasparteshabíacolumnas,viejasmáquinas,barrasdebarimprovisadas,restosdesuantiguafuncióndefábrica.Lamodadelospartysprivadosyanodejabarincónvirgenpordescubrir.
Buscóalgúnsitioalto,y loencontrósinproblemas.Dosescalerasconpeldañosde hierro subían hasta un primer piso del cual salía una plataforma metálica,enrejillada,quecorríaparalelaaunadelasparedeslongitudinales.Unperfectopuntodeavistamiento.
Tuvoquedaralgunoscodazos,sonreíraunpardemonadasquelesonrieronaélyluegosepusieronacuchichearenvozaltasindisimulos,yesquivaraunoqueyallevabalatajadaencima,yaotroquesemovíaconlosojoscerrados,agolpes,brazosenformadeaspasdemolino,bailando igualquesiestuvieseenmediodeldesiertodelSáhara.Cuandollegóalaescalerasubióiniciandoyaelreconocimientodeloquequedabaabajo.Lagranpistadebaile.
No,Raúlnoeradelosquesedeteníanmásalládecincominutos, lo justoparabeberalgo,orinar,otomarsealgunaporqueríaquelepermitieraseguiryseguir.Era
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un loco del baile, un loco de lamákina, un perfecto modelo de genuina estirpe.Siempreleshabíahechogracia.Inclusoaél.Vivíaporyparaelfindesemana.Esoylaspastillas.El restode losdíasnoexistía.Erauna islaentredosfinesdesemana.HastaMáximoeraunchiconormalcomparadoconél.
Leparecióque los cuerpos, desde arriba, se retorcían enun infierno sin fuego.Todoseleantojabaartificial.Sinembargo,denohabersidoporelestadodeLuciana,élmismotalvezhabríaestadoallíabajo,bailando,conellaycontodos losdemás.Nopodíasentirsejuezdenada.
Perodesdeluegoahoraloveíadeotraforma.Conotrosentimiento.Buscó a Raúl. También eso debía resultar fácil. Siempre iba a la última de su
rollo,colores,sensaciones.ClaroqueallíhabríacienodoscientosRaúlesyRaúlas.Elespectáculo resultabaenorme.Lamasahumanasemovíaalmismocompás, conelmismo ritmo, bajo el mismo influjo hechizante, magnético, y muy especialmentehipnótico.Locuriosoesqueantesnoledabaimportancia.Cadacualteníasurollo.¿Porqué,depronto,eracomosisesintieseviejo,muymayor,inclusocarca?Habíaleídoqueelbakalao gustaba a los adolescentes por esa razón: los hipnotizaba, lossumergía en un mundo en el cual no había ideas propias, los globalizaba y losunificaba.Nohabíanecesidaddepensar,nicambiar, sólodejarse llevar,y llevar,yllevar.
Ycuandoelcansanciopodíacontodo,paraesoestabanlaspastillas,eléxtasis,eleva, los speeds, los ácidos, las anfetas, los popperazos, una larga lista deposibilidades para mantener el cuerpo en forma y aguantarlo todo, absolutamentetododuranteveinticuatro,cuarentayochoosetentaydoshorassindormir.
Llegóalaplataforma,ypasólossiguientestresminutosmirandoabajodeformasistemática,calculada,hastaqueempezaronadolerlelosojos.Sólohastaentonces.
Porquedeprontolovio.Raúl.Estabaallí,casienelcentrodelapista,bailandocomounloco,comosiacabara
deempezarenlugardellevaryacasiundíaenello.Eloybuscóunpardepuntosdereferenciaparasituarleyfuehaciaél.
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Capítulo54Negras:Caballoc7
Enelsilenciodelasala,lavozdeCintasonócomoundisparo.—Nosotroslohicimos.SantiyMáximofueronalcanzadosporél.Semiraronelunoalotro.—Simuere,lahabremosmatadonosotros—continuóCinta.—Noescierto—articulóMáximo.—Síloes—Cintaleatravesóconunamiradadehierro.—Tepodíahaberpasadoa ti—ledijoSanti—,oamímismo,oaMáximo.Le
tocóaellaporungolpedemalasuerte.Esascosaspasan.—¿Quéexcusaesésa?Ningunodelosdoslecontestó.—¿Queréisresponderme?—exhalóellarevestidadeunafalsapaz.—¿Qué quieres, que no salgamos de casa por si nos atropella un coche? —
manifestóMáximo.—Uno hace cosas, y ya está. Se arriesga —dijo Santi—. Siempre nos
arriesgamos,contodo.Alrespirar,puedescogeralgoconlaporqueríaquehayenelaire,¿ono?
—Aversitevaadarahoralaneura—continuóMáximodirigiéndoseasuamiga.—Asíquetenemosqueolvidarloyyaestá.Comosifueraunaccidente.—Hasidounaccidente—puntualizóSanti.—Ytodosnossentimosmalporél—leapoyóMáximo—,peronosirvedenada
castigarnosenplanmasoca.—Todostomamosuna,¿vale?Cintafulminóasunovio.—Ellanoqueríatomarla.—Perolatomó,ynolaobligamos—insistióSanti.—¡Prácticamenteselapusimosenlaboca!,¿lohasolvidado?—elevólavozla
chica.—Sehizounpocolaestrecha,nadamás.—YasabescómoesLuciana.—Legustahacersederogar.—Eso.—Además,elqueloliótodofueRaúl.—No,Máximo—volvióahablarCintadespuésdelpuñadodefrasessueltasde
ellosdos—.Fuistetú.—¡Sí,hombre,encima!
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—TúfuisteenbuscadeRaúl,paraque tepasaraalgo,y luegoRaúl trajoaesetipo, al camello, y despuésme decidí yo, lo reconozco, ¡yo!, no voy a escurrir elbulto, pero no vengáis ahora con excusas. Todos estábamos allí, y todos somosresponsablesaunqueningunajusticianosacuse.
—Vamos,cálmate—lepidióSantiyendohaciaella.Cintalorehuyó.Pusolasdosmanosconlaspalmasabiertaspordelante,amodo
depantalla,perosinmirarlealacara.Losojoslosteníafijosenelsuelo,enelabismoabiertoentreellos.Todala tensiónquesentíaseexpandióconesegesto,abarcandounenormeradioentornoasímisma.
—Estoymuycalmada—dijo—.Muycalmada.Perolosdossabíanquenoeraasí,quelasemocionesvolvíanaflotar,asalirpor
losresquiciosylasgrietasdesuánimo.Ytantoomásquelaverdaddelaspalabrasde Cinta, temieron la inminente explosión que iba a llevarles de nuevo a lacrispación.
Lacuentaatrásfuemuyrápida.
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Capítulo55Blancas:Torreh1
LepusounamanoenelhombroaRaúl,ylepareciótocarunarcovoltaicorebosantedeelectricidad.
Elmuchachosevolvió,quedófrenteaél,perosindejardemoverse,siguiendoelritmo.
Loreconoció.—¡Eloy!Yseleechóencima,abrazándolo.Eloynopudohacernadaparaevitarlo,nipara
apartarlo.Raúlteníalosojosmuyabiertos,elrostrocongestionado, lahuelladelashormigasmordiéndoleeltrasero,laenergíadecuantollevaraenelcuerpodisparandotodassusreservas.
Loaprovechóparaintentarsacarlodeallí.—¡Eh, eh! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? ¿Están todos? ¡Putamadre!, ¿no?
¡Putamadre,tío!Estabamuypasado,muchísimo.Probablementehabríaempezadoconalcoholel
viernespor lanoche,paradarle a laspastillasde éxtasisdemadrugada, tal vezunpoco de coca aquella misma mañana y ahora, quizás, acabara de pegarse unpopperazo, por lo de reírse y no parar demoverse, que eran sus efectos. Aquellanochepodíaseguirconspeed,yvueltaa laspastillasdenuevodemadrugada,sóloque entonces comidas, inhaladas en polvo o disueltas en alcohol, para aguantardefinitivamentelasubidafinaldeldomingo.
Raúlsegastabadeveinticincoatreintamilpesetascadafindesemanaentodaesaporquería.
Nosabíadedóndelassacaba,porque,desdeluego,notrabajaba.Continuóllevándoselodeallí,hastaqueélsediocuentadeello.—¿Quéhaces?¿Adónde…?Nopudoevitarlo.Semovíasinparar,perosusfuerzasestabanencaminadasaesa
acción,noaintentardeteneraEloy,ymenosaresistirseasufuria.—¡Eloy,tío!—Vamosfuera.—Pero…—¡Fuera!Continuóriéndoseybailando,aunqueahora,sujetoporEloy,másbienparecíaun
muñecoarticulado,unamarioneta.Surostroseconvirtióenunamueca,peroyanoseresistió.Atravesaronlamareadecuerpossudorososbajolacortinasónicayllegarona la puerta.Alguien les puso un sello invisible, para poder volver a entrar. Luegosalieronfuera.
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Eloynosedetuvohastahaberandadounosveintemetros,aladerechadelanave,enunazonaenlaquenohabíanadiecerca.EntoncesempujóaRaúlcontralapared.
—¡Eh,mehashechodaño!—protestóelchicoaúnriendo.—¿Tienesunapastillacomolasquetomasteisanoche?—¿Paraesomesacasfuera?Jo,quémorro!—¿Latienes?—gritóEloy.—¡No! —por primera vez Raúl dejó de reír, aunque los ojos siguieron
desorbitadosyselequedóunticenellabioinferior—.¿Quépasacontigo,eh?—Lucianaestáenunhospital,encoma.—¿Qué?Lohabíaoído,peroensuestadolascosasdifícilmenteleentrabanalaprimera.—¡Lucianaestáencomaenunhospital,porlamierdaqueostomasteisanoche!—Jo…joder,tío—parpadeó.No,yanoreía.—Raúl,estoesserio—dijoEloy—,necesitounadeesaspastillas.Talvezayude
aLuciana.—¿Ayudarla?¿Cómo?—¡No lo sé!—se sintió desfallecido—. ¡Losmédicos no saben de qué estaba
hecha!Alomejor…Comprendió que estaba dando palos de ciego, empeñado en una búsqueda
extraña,probablementeinútil,aunqueenpartehabíaseguidohaciendoaquelloporlamismarazóndelcomienzo:noquedarsequieto,moverse,haceralgo,escapar.
¿LomismoqueRaúl?No,eradistinto.—¡Diosmío,Luciana…!—gimióRaúlresbalandohaciaelsuelodeespaldasala
pared.Eloy apartó sus ojos de él. Había deseado pegarle, descargar su ira, toda su
frustración.Ahorayanosentíaganasdehacerlo.Nosentíanada.Lamismavozdelcaídoseleantojómuylejanacuandodijo:—Oye,sé…dóndeparaesetío,elcamello.Élsítienepastillasdeesas.Todaslas
quequieras.Eloyvolvióamirarle.
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Capítulo56Negras:Reinaxg7
No era una pelea, era más bien la liberación de todas las tensiones, de todas lasfrustraciones, de toda la impotencia.Máximoya nohablaba, teníamiedodeque aCintaledieraunataquedehisteriaimparable.Santieraelqueintentabacalmarla,sinmuchoéxito.
—¡Porfavor,Cinta,vasahacerquetodoslosvecinosseenterenytecaeráunabuena!
—¡Yonoquieroquesepaseelrestodelavidaasí,enunacama!¡Noloresistiré!—¡Cinta!—¡HoyteníamosqueiraverlaúltimadeBradPitt!¡Yestáallí!¡Yalopeorya
sehamuerto!¡Yyonoquieroquesemuera!¡Noquiero!—Dalealgo,tú—pidióMáximo.—¡Sí,hombre!—protestóSanti—.¿Qué tecrees,queyovivoaquíy sédónde
estátodo?—¡Simetocáis,grito!—anuncióCinta.Máximoseapartóaúnmás.—Silosénovengo—rezongó.—¡Cobarde!—le insultóCinta—. ¿Vas a pasarte el resto de la vida ignorando
esto,fingiendoquenohapasadonada?¡Pueshapasado!—¡Yonodigoquenohayapasado,sólodigoqueasínoresolvemosnada!—¡Cállate!—ordenóella.—Deberíamos llamar al hospital—propusoSanti, asustado por el estado de su
novia—.Seguroqueyaestábienynosotrosaquí…—¡Mierda!—llegóallímiteCinta—.¿Porquélohicimos?¿Porqué?¿Porqué?
¿Porqué…?Iba a volver a llorar, dejándose arrastrar por los nervios, abandonándose por
completo,yenesemomentosonóelteléfono.Elzumbidolosalarmóalostres.Lesparalizóelcorazón,ylamente.Se miraron entre sí, asustados, y tras la primera señal, llegó la segunda, y la
tercera.—Serán tus padres…—el primero en hablar fue Santi, indicando así que no
podíacogerloél.—Déjalo—dijoMáximo—.Como si no hubiera nadie. Tal vez sea un vecino,
comohadichoantesSanti.—Esdelhospital—balbuceóCinta.Suspalabraslosatenazaronaúnmás.
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Eltimbresonóporcuartavez.Yporquinta.Cintasemovióhaciaelaparato.Vacilóduranteelsextozumbido.—No—susurróMáximo.—Sontuspadres,seguro—insistióSanti.Ellaatrapóelauricularconlaséptimaseñal.—¿Sí?—musitódébilmente.—¿Cinta?¡Malditasea,creíquenoestabais!—¿Eloy?Losotrosseleacercaron.—Oye,¿estáncontigoSantiyMáximo?—Sí.—¡Bien! —los tres le oyeron gritar por el pequeño auricular telefónico—.
Escucha,osnecesitoy rápido. ¡Sédóndeencontraral tíoqueosvendióanoche laspastillas! ¡Necesitamos una!, ¿vale?Hay que intentarlo, por Luciana. Por pequeñaquesealaesperanzadequeesolapuedaayudar…Peroyonopuedoirsolo,tenemosqueirtodos.
Cintamiróalosotrosdos.Lahisteriadesaparecía.Ahoratodosteníanalgoquehacer.
Porfin.—¿Dóndeestás?—quisosaber.
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Capítulo57Blancas:Alfilxg7
Al entrar en la habitación de Luciana, Loreto apenas si pudo dar unos pasos. Elchoque,alver la imagendesuamigapostradaen lacama, fuebrutal.Norma,a sulado,hizounademáncomodeirasostenerla,extendiendounamanoypensandoqueen su estado de debilidad el impacto tal vez fuese excesivo. Pero Loreto logrósobreponerse.
—¡Oh,hija!—exclamóEstherSalasalverla.Se levantó y fue hacia ella. Luis Salas también se puso en pie. Loreto, sin
embargo, no tenía ojos más que para Luciana. El mazazo aún expandía ondasparalizantesatodosucuerpo,apesardequeNormayalahabíaadvertidodeloqueibaaencontrarse.
Lamadredesuamigalaabrazó,peronosintiónada.Elpadrelediounbesoenlamejilla,perotampocosintiónada.Atravésdelosojosle llegabalacrudezadeunarealidadsuperiorasusfuerzas.Eraelúnicopuenteconunexteriorquedeprontolabloqueó.
Elefectoapenasduróunossegundos,mientrashablaba,casisindarsecuenta,conlospadresdeella.
—Yaves,hija.—¿Túcómoestás?—Siesqueestascosas…Después,Norma logróarrastrara supadreya sumadre fuerade lahabitación,
comprendiendoquesiseguíanallí,hablándole,aturdiéndola,acabaríantodosllorandodenuevo.
Loretosequedósolaconelcuerpodesuamiga.Elcuerpo.Tardóensentarseenlasilla,juntoalacama.Ylohizopordebilidad,másquepor
elhechoconscientedeestarmáscercadeella,porquesintiócómolaspiernasseledoblaban.Finalmente,buscósumanolibre,aquellaencuyobrazonohabíaningunaagujaclavadaenlacarne,yselacogiócontodalaternuradelmundo,igualquesitemieradespertarla.
—Luciana…—susurró.Esperó unos segundos. La inmovilidad de la enferma le pareció aterradora. En
otras circunstancias hubiera sido un juego, ella se habría hecho la dormida y, depronto, le habría saltado encima haciéndole cosquillas. Ahora no era un juego.Lucianaflotabaenunadimensióndesconocida.
—Por favor,no tevayas—suplicómuydébilmente—.Nomedejessolaahora.Porfavor…
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Leacariciólosdedos,unoauno.Lucianateníalasmanosmásbonitasquejamáshabía visto. Cuando jugaba al ajedrez, más que mover las piezas del tablero, lasacariciaba.Ylosabía.Siempreselashabíacuidadomucho.Lasuñasperfectamentecortadaseranlamejorpruebadeello.
La mano de Luciana, entre las suyas, con los dedos deformes por los ácidosestomacales,destacabacomounaobradearteenmediodeunhorror.
—Sintinoloconseguiré,¿sabes?—Loretocerrólosojosysedejóarrastrarporel dolor—. Quiero que sepas que hoy no he vomitado. ¿Qué te parece? No hevomitado,ylohehechoporti,créeme.Porti.Peroahoranovoyapoderseguirsitútevas, simedejas.Luciana, ¡Luciana!, por favor…Hagamosunpacto, ¿vale?Unpacto.Yo comeré, aunque estalle, aunqueme convierta en lamujermás gorda delmundo, y no volveré a vomitar, pero tú tienes que seguir viviendopara estar amilado…Luciana,¿meoyes?Vuelve.Notemueras,vuelve,¡vuelve!Lohehechoporti,Luciana,porti,porti…
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Capítulo58Negras:Caballoe8-Blancas:Alfilh8
Tesientatanbienesteconjunto,Loreto.Mealegrodequetelohayaspuesto.Ycon unos kilos demás, estarás arrebatadora, preciosa. Javier caerá rendido a tuspies. ¿Recuerdas el día que lo compramos? ¡Qué locura! Fue verlo, entrar,probártelo y ¡zas! El dinero de la escapada de fin de semana convertido en artesobreti.
Lástimaqueesofuesepocoantesdequeempezasesacaerenpicado.Loreto.¿Quéestáshaciendoaquí?Claroqueteescucho,peroaunquemegustaría,nopuedomoverme,niabrazarte,
nidarteunbeso,nidecirtelocontentaqueestoy.Entiéndelo,Loreto:simemuevo,sentiréeldolor,ynosésiestoypreparadaparaeso.¡Dios…!,mealegrodequemehablesdevivir,perotalvezsiconocierasestodieseselpaso.Nosé.
Todoestanextraño,tanrelativoaquí.Os oigo a todos, os veo a todos, pero es como si hubiese una distancia de
millonesdekilómetros.Encambio, lossentimientosestáncerca.Soncomounaolade calor constante. Cada voz, cada caricia, cada mirada, cae sobre mí como unmantodeternura.Ycreoqueesesaternuralaquemeretiene,¿noescurioso?Noquierohacerdañoanadie,ymenosaquienmequiere.Asíquelaternurameataaesteladodelcaminomientraslapazmellamaalotro.
Bien,puedequemequedeaquíparasiempre,enestatierradenadie.Unapartidadeajedrezsinfin,singanadorniperdedor.Tablaseternas.Háblame,Loreto,háblame.Nohasvomitado.¡Bien!Esunamagníficanoticia.Unprimerpaso importante.
Ahora el siguiente te costará menos, seguro. Esta noche tampoco vas a vomitar,¿vale?Estanochedaráselsegundo.Pormí,deacuerdo.Perotambiénporti.Ánimo,Loreto,¡ánimo!Nohasvomitado,ydaigualelmotivo:esoesquequieressalirdelpozo,yvivir.
Loreto,nodejesmimano.¿Meescuchas?Sí,séquelohaces,hemosabiertounapuerta.¿YEloy?¿SabesdóndeestáEloy?Loreto,Loreto…
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Capítulo59Negras:f6
PoliGarcíaentróenelbar, sedetuvoen lamismapuerta,ymiróendireccióna labarra.ElúnicocamareroeraVictorino,ynolehizoningúngesto,asíqueacabódetraspasarelumbralycaminóunospasos,noendirecciónalabarra,sinohaciaunadelasmesasubicadasenlaparteposterior.Sesentóenunadelassillasdeplástico,yseapoyóconcansanciosobreelmármolde lamesa,circularycastigadopormilesdepartidasdedominó.TenermesasconlasuperficiedemármolysillasdeplásticoeraunantagonismomuypropiodeAlejandroCastro.Elmuy…
Esperó casi cincominutos. Se le hicieron eternos.Acabó llamando aVictorinopara que le trajera una cerveza. El camarero no dijo nada, ni antes, ni durante nidespuésdeservírsela.Nohacíafalta.Seladejósobrelamesa,conelpequeñoticketdelaconsumiciónallado.Perosídesaparecióunossegundosporlapuertadeatrás,para regresar al instante, tal cual, manteniendo su mutismo. Poli cogió el ticketmaquinalmente. En la parte superior estaba escrito el nombre del local: BarRestauranteLaPerla.Muyadecuado,pensó.
Jugóconél,enrollándolo,matandoeltiempodeespera.AlejandroCastroacabóasomandolacabezaporlamismapuerta,miróhaciaély
lehizounlevegesto.Noteníacaradebuenosamigos,másbiendetodolocontrario.Poliselevantóconlaintencióndeirtrasél.LedetuvolavozdeVictorino.
—¡Eh,tú,paga!Polilelanzóunamiradadeira.Eraundesgraciado.Noteníaagallasmásquepara
sercamarero.—¿Quépasa?Tengoquevolverasalir,¿no?—Mira,estonoesgratis,ytúerescapazdeirteporlapuertadeatrás,asíque…Todavíallevabaelticketenlamano,peronomiróelimporte.Sacódosmonedas
decienpesetasyunadeveinticincoylasdejóenelplato.Elticketseloguardóenelbolsillode la chaqueta.Fueotrogestomaquinal.Loúnicoquequería erapasardeVictorino,hablarconCastroylargarsedeallícuantoantes.
Se metió por la puerta del fondo del local y fue tras los pasos del dueño deltinglado. Allí había un pasillo que daba al almacén, a la cocina, a los retretes y,finalmente,enlaparteposterior,aunpardedespachos.Unoteníalapuertaabierta.Entró.AlejandroCastroyaloesperaba,sentadodetrásdelamesadesudespacho.Lacerró y cubrió la breve distancia que lo separaba de la única silla libre frente a lamesa.
—¿Quéestáshaciendoaquí?—leespetósincontemplacioneselhombre.APoliGarcíanolegustósutono.—Esacríaestáencoma—ledijo.
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Elotrovaloródebidamentelainformación,perosinpestañear.—¿Yqué?—acabódiciendo.—¿Sabesloqueesosignifica?—semovióinquietoenlasillaelcamello—.¡Van
aremovercieloytierraporsuculpa!—Oye, tú, tranquilo —Alejandro Castro le apuntó con un dedo—. Cada día
muerendrogatas,yunadocenadechicosychicassufrencomasetílicosogolpesdecaloroloquesea.Ynopasanada.Nuncapasanada.
—¡Estoesdiferente!—Nogrites,Poli.—Estoesdiferente—repitiócambiandolavozaunquenoelnerviosismo—.Sé
dequéva.Eraunacría,yasabes,quince,dieciséisodiecisieteaños.Losperiódicosvanameterbulla,ylapolicíamontaráunadelassuyas.¡Yameestánbuscando!
—¿Cómoqueteestánbuscando?—He ido ami pensión y la dueñame ha dicho que uno que conozco,Vicente
Espinós,andabatrasdemí.—Seráunacasualidad.—¡Yunaleche,casualidad!—Tehandetenidootrasvecesporcamello,asíque…—Mira,Castro,yomeabro.Hevenidoadevolvertelaspastillasyaliquidar.Sacó un montón de billetes de mil, dos mil y cinco mil de un bolsillo, y un
paquetitodelotro.Lopusotodosobrelamesa.AlejandroCastrocogióeldinero.Notocóelpaquetito.
—Recógelo—ordenó.—¿Qué?—Recógeloysalavender.Nomejodas,Poli.—¡Nopuedo!—Acabaeso—señalóelpaquetito—,yluego,siquieres,desaparecesunosdías.—Castro…Altraficanteseleacabarondeendurecerlasfacciones.—Poli,meestoyhartandodeti.AnochePepevendióeldoblequetú.Eldoble,y
sin chorradas. ¿Cuántomedebes? ¿Lo tienes?Yo también tengomis problemas, ymisobligaciones.Yhedecumplirconotros,porqueestoesunacadena,¿teenteras?Nopuedopararelnegocionicerrarsóloporqueunacríatengaunmalviaje.
Si tienes miedo, véndelo todo esta noche, que para eso es sábado, y mañanadesaparecesunosdías.Peroprecisamenteporqueessábado,novasadejarlohoy,niadejarmecolgadoamí.¿Lohasentendido?
Lohabíaentendido,peroseguíasingustarle.—Estoesunmalrollo—rezongó.—Lasdospiernasrotasotucadáverenunacunetasonunmalrollo—leaclaró
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AlejandroCastro.Polirecogióelpaqueteyseloguardódenuevoenbolsillo.Apretólasmandíbulas
alhacerlo.—Simecogen…—suspiró.—Sitecogen,sabesquetemandamosunabogado.Perosalvoquelohagancon
unapastillaigualalaquetomóesacríaencima,novanapodertocarteunpelo.Poresotienesqueacabarhoyconloquetequedayenpaz.Yotengoquincekilosaquí,cincuentamilpastillas,yatelohedichoantes.Ynovoyatirarlasporelretrete.Asíquetranquilo,¿eh?
Polisepusoenpie.Estabadetodomenostranquilo.
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Capítulo60Blancas:Torrexh6
MarianoZapataentróeneldespachoconunaampliasonrisaensurostro,sinllamar.GasparVallslevantólacabezaylelanzóunamiradafugaz,conlosojosarqueados,antesdevolveraexaminarlaspruebasqueteníadelante.
—Muycontentovienestú—ledijo.Elperiodistanocontestó.Pusosobrelamesa,frenteasusojos, lafotografíade
Luciana.Inclusoalguientanexperimentadoycontantosañosdeprofesiónasusespaldas
comoGasparfruncióelceño.—¡Coño!—exclamó.Le fue imposible apartar los ojos de aquella imagen en los segundos que
siguieron.Aunensuestado,ojoscerrados,bocaabierta, llenadetubosyagujas,seadvertíandetallesimportantesenella,sujuventud,subelleza,suextrañaindefensión.
—¿Esdeportadaono?—leretóMarianoZapata.GasparVallslevantólacabeza.—¿Tieneselpermisodelospadres?—No.—Entonces,¿noslajugamos?—Sí.—Así,condosparesde…—Conloquehagafalta—elperiodistaapuntólafotografíaconeldedoíndicede
sumanoderecha—.Esto es dinamita.Nos la van aquitar de lasmanos.Saldrá entodaEspaña,yenelextranjero,¿quéteapuestas?
—¿Yeltexto?—Me pongo a ello enseguida. Ya casi está. Antes quería ver cómo salían las
fotos.—¿Ellasigueencoma?—Sí.—¿Seguro?—Bueno—noentendiósuprevención—,loestabacuandolehicelasfotografías.—Antesdellevarloamáquinas,asegúrate.—¿Porqué?¿Quétienequeverquepuedasalirdelcoma?—Vamos,Mariano,¿y túme lopreguntas?Esunacuestióndeética,nadamás.
Aquíaúntenemosunpocodeeso.Siesachicamañanaestábienysalimosconesafotoenportadadiciendoqueestáasí…noscubrimosdegloria.Sisepusierabien,lopublicamosigual,perodentro.Lanoticiaseríadistinta.
—Noveoladiferencia—arguyóelperiodista.
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—Noseasbestia,hombre—lereprochósucompañero,perotambiénsusuperior—.Sabesperfectamenteloquevendeyloqueno,yloquepuedeirenportadayloqueno.
—¿Ysimuere?—Entonces es una gran exclusiva —reconoció Gaspar Valls—. Sólo que no
querrásqueesa infeliz lapalmeúnicamentepara teneresaexclusivayunaportada,¿verdad?
—No,hombre,claro.Eraunapregunta,nadamás.Loobservódehitoenhito,comosidudaradesuafirmación.—Túllamaalhospitalantes,enelúltimominuto,yasínoscuramosensalud.—Deacuerdo.Hizoademándeirse.Gasparlodetuvo.—¡Eh!,llévateeso—letendiólafotografíaaunsabiendoqueteníavariascopias
—.Quierodormirestanoche.—Impacta,¿verdad?—Yalocreoqueimpacta—asintióGaspar—.Yatiteimpactaríamássituvieras
hijos.—Tenerhijos,¿paraesto?—soltóunbufidodesarcasmo—.Hastaluego.Salióporlapuertaabuenpaso.CasiunminutodespuésGasparVallsseguíamirandoesapuertasinpodervolver
aconcentrarseeneltrabajo.
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Capítulo61Negras:Torrexd4
Eloy repitió una y otra vez el número de teléfono que acababan de darle eninformación, e introdujo una moneda de cien pesetas por la ranura superior delaparatoantesdemarcarlo.Mientraslohacía,noapartólosojosdelcrucedondehabíaquedadoconCinta,SantiyMáximo.Aúneraprontoparaqueapareciesen,pero semanteníaalertaporsiacaso.
—HospitalClínico,¿dígame?—LafamiliadeLucianaSalas,porfavor.NosésisigueenlaUCIoestáyaen
unahabitación…—Espere,noseretire.Esperó,unoslargossegundos.Elcorazónseleaceleróenelpechoamedidaque
seaproximabaelmomentodelaverdad.Tuvoquepasarotrofiltromás.DeprontoescuchólavozdeNorma.
—¿Sí?—SoyEloy—cerrólosojosymantuvotodosuserenvilo.Notuvoquepreguntarnada.—Sigueigual.—¡Ah!—¿Dóndeestás?—Notelocreerías—suspiró.—¿Porqué?—Andodetrásdeltíoquelesvendióesasmierdas.—¿Qué?—Es igual, déjalo. Supongo que no es más que una forma de hacer algo,
aunque…—Eresincreíble.—Dilequelaquiero.—Vale.—Perodíselo,¿eh?Yocreoque…—Loharé,tranquilo.AhoraestáLoretoconella.—¿Loreto?—Havenido,sí.Llenólospulmonesdeaire.Elteléfonosepusodeprontoadarseñalesdequeel
dineroseestabaacabando.Yyanoteníamásquedecir.—Estosecorta,adiós.—Adiós,Eloy.Se quedó con el auricular en lamano y la señal de la línea cortada zumbando
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entrelosdos.
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Capítulo62Blancas:Alfilxf6
FuealdetenerseeltaxienunsemáforocuandoCintarompióelsilencio.—Eloyesalucinante.—¿Porqué?—preguntóSanti.—¿Túquécrees?—lodijocomosiparecieraevidente—.Saledelhospitalesta
mañanahechouna furia, conLucianamediomuerta, y semete abuscar al tíoqueanoche…—miróaltaxistaynosiguióhablando.
—Perotienerazón—intervinoMáximo—.Siconseguimosunapastilladeesas…—Losmédicosestánbastantedespistados,¿no?—manifestóSanti.—Amímedaunpocodemiedo,pornodecirmucho—plególoslabiosCinta.—¿Miedo?—Yoestoyencoma,ytúteencuentrascaraacaraconeltíoquemehadadoeso.
¿Quéhaces,ledicesquenecesitasotrapastillaparaversiasímesalvasoledasdehostias?
Santiparpadeó.—Oye,¿noirásapensarqueEloy…?—dudóMáximo.—Sólodigoloquehay—repusoCinta.—Peroloimportanteesconseguiresapastilla—convinoSanti.—Ya,nosacercamosylepedimosuna.¿Creesqueeltíovaaestartannormalito?—De entrada, el tío no sabe que tú estás en coma —dijo Santi—, así que
normalitosívaaestar.—Otra cosa es que tras conseguir la pastilla, si es queEloy tiene la suficiente
sangrefríacomoparaesperar,después…—aventuróMáximo.—¡Eh!,nosomoshéroesdecómic—dijoCinta.—¿HasvistocómosehapuestoEloyestamañanaconnosotros?—pusoeldedo
enlallagaMáximo—.¿Teimaginasconesecamello?Cinta volvió amirar al taxista. Parecíamuy ocupado controlando el tráfico de
últimahoradelatarde.—Esaspersonassonpeligrosas—advirtióSanti.—¿Ése?Noeramásqueunmierda—dijoMáximocondesprecio.—¿Ysillevaunarma?—Oye—MáximomiróaCinta—,¿quétecrees,queestoesNuevaYorkoqué?—Bueno,seacomoseanosotrossomoscuatro—tercióSanti.—MesiguedandomiedoEloy.EstálocoporLuciana.Ese pensamiento losmantuvo en silencio en los instantes siguientes.El taxi se
paróenunnuevosemáforo.Eltaxistaleslanzóunamiradadistraídaporelretrovisorinterior.Ladetuvo sobre ella, bastante rato, casi todoel queduró la espera ante el
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semáforo.Cintaselaacabódevolviendo,yelhombreretirósusojos.—¡Vamosya,queestáenverde!—protestólevantandounamanoendirecciónal
vehículoqueleprecedía.
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Capítulo63Negras:Torref4
Porprimeravezentodoeldía,estabaquieto.Podíapensar.Deseó no hacerlo, y que los otros tres llegaran de una vez para ponerse en
marcha. Por eso les había citado cerca de su destino tras llamarles por teléfono,aunque había llegado antes. Probablemente ellos aún tardarían unos minutos.Demasiados.
¿Ysihubieraidosolo?No,quéestupidez.Selohabíarepetidoyaunadocenadeveces.Losnecesitaba.
Deentradaporqueélnoconocíaalcamello,yMáximosí.Ytambiénporquecuandolotuviesedelante…
¿Quéharíacuandolotuviesedelante?Lomás importante eraLuciana, conseguir unapastilla.Pero aquel cerdo era el
causantedequeellaestuviesecomoestaba.Eracomosilahubiesematado,aunque…No,noeracierto.Elcamellonoeramásqueuneslabóndelacadena.Yelúltimo,
eldecisivo,eranellos.Ellosdecidíancomprar,ytomársela.Ellosynadiemásqueellos.Unjuegodivertido.Paraesoseesjoven,paraprobarcosas,paraexperimentar.Paraesoyparadesafiarlotodo.¿Ono?Anduvo inquieto por la esquina. Parecía idiota. Un idiota de diecinueve años.
¿Por qué todas las reflexiones surgían después de que las cosas hubieran pasado?¿Porquélosataquesdemadurez,ylossentimientos,ylasprevenciones,yelsentirsecarca,y…?
Laconfusiónloinvadíacomounamareanegra.Impregnándolotodo.Deacuerdo,daríanconesecabrón,compraríaunapastilla,apretaríalospuñosy
lasmandíbulas,setragaríasuodio,susdeseosdevenganza,yluegoiríanalhospitalyllamaríanalapolicía.Poreseorden.Existíalaley.
Aunquenada,nisiquieraesaley,podríaayudaraLucianaavolveralavida.Siguió caminando arriba y abajo, inquieto,mientras los coches pasaban por su
lado llenándole de humos y ruidos. Ningún taxi se detuvo en la calzada. Volvía amoverseparanopensar,paraseguiractivo.
Lopeorllegaríamástarde,cuandotuvieraqueparar.EntoncesestaríaprobablementetanmuertoenvidacomoLuciana.
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Capítulo64Blancas:Alfile5
—Esodebequedarporaquí,¿no?—dijoSantimirandoporlaventanilla.—Supongo,nosé—hizolomismoMáximo.—Ahídelante—lesindicóeltaxista—.Pasadoelpróximosemáforo.—Bueno—suspiróCinta.Los dos chicos lamiraron a ella, como si fuera la jefa o tuviera algomás que
decir.—¿Quéhacemos?—quisosaberSantialverquesunovianoseguíahablando.—¿Quéquieresquehagamos?—Nosé.UnavezquenosreunamosconEloy…—Todosestamos fastidiados—reconoció lamuchacha—,pero esto esdeEloy,
asíqueloúnico…tratardequenohaganada…Enfin,yameentendéis.—Vaasermuycomplicado.—¿Túestásbien?—Santilecogióunamano.Nosehabíantocadodesdequeestuvieronenlacamajuntos.—Sí.—¿Deverdad?—Sí,deverdad.No lo estaba, pero ahora al menos no se sentía como en su casa, con aquella
presiónyaquelmiedo,pensandoenLuciana.InclusoagradecióelcontactollenodecalordeSanti.Eltaxirecorrióelúltimotramodecalle.—¡AhíestáEloy!—Máximofueelprimeroenverlo.
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Capítulo65Negras:Torrexf3
Eloy ya había visto el taxi, primero porque su velocidad decrecía, después por elintermitente indicando que se detenía, y, finalmente, porque sentados detrás contótrescuerpos.Cuandoelvehículosedetuvo,abriólapuerta.Máximofueelprimeroenbajar,seguidodeCintaqueibaenmedio.Santiestabapagandolacarrera.
—¡Jo, tío! —expresó su liberación de tensión Máximo—. ¿Cómo te lo hasmontado?
—PorRaúl.—¿HaslocalizadoaRaúl?—abriólosojosCinta.—Primero he estado en casa de Paco y Ana, y después lo he pillado a él. Le
hubieratraídoconmigodenohaberestadocompletamenteido.—Losuyoesdemasiado—reconocióMáximo.Santiyaestabafuera.Eltaxistalesdirigióunaúltimamirada,sobretodoaella,y
luegoarrancóalejándosedeallí.Sequedaronsolos.—¿Dóndeestá?—quisosaberMáximo.—EnunadiscotecallamadaPopes,aquícerca.—Nolaconozco—plególoslabiosSanti.—Esdebarrio,quinceañerosygenteasí—leinformóEloy.—¿Seguro?—Raúlmehadichoquesí,queaestahorayensábadosueleestarsiempreahí.—¿Ydeverascreesquesaberloquehayenunapastilladeesaspuedeayudara
Luciana?—repitióCintalamismadudaqueaquellamañana.—Elmédicolodijo,¿no?¿Seosocurrealgomejorparaayudarla?Ningunoteníaunarespuestaválida.Esozanjóeltema.Quedaba,tansólo,darelprimerpaso.—¿Quéhacemos?Semiraron los cuatro.Las diferencias de lamañana habían desaparecido.Eran
cuatroamigosunidosporlascircunstancias,perotambiénporalgosurgidomásalládeellas.Algoquesóloconocíanellosmismos, igualqueloconocíantodos losquecompartíanunmismosentimientocomúnenlaadolescencia.
Porlogeneral,esesentimientosedesvanecíadespués.Aunqueesoaúnnolosabían,lointuíanporlavidadesuspadres.—Vamosya,¿no?—Espera—ledetuvoCinta.Eloysintiólapresióndelamanodesuamigaenelbrazo.Sedetuvoylamiróa
losojos.Losteníaenrojecidos,ynoeranecesariopreguntarporqué.
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—Tranquila—musitócomprendiendoel tonodesu inquietud—.LoprimeroesLuciana.
EntoncesCintaloabrazó.Un abrazo cálido, de corazón, preñado de emociones sin medida. Y él le
correspondióconlamismaintensidad.Fueloúltimoantesdequeloscuatroecharanaandarcallearriba.
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Capítulo66Blancas:Torreh8
—Inspector.Vicente Espinós centró la mirada en Lorenzo Roca saliendo de su larga
abstracción, una más en los últimos minutos. El policía llevaba unas anotacioneshechasamano.
—¿Lotienes?—ElCalígulaCiegoyelMarchaAtrássondiscotecasnocturnasdegenteguapa
—comenzóadecirRoca—.Seanimanapartirdelasdosdelamadrugada.Antes…—pusocaradeasco—.ElPeñóndeGabriltaresunbarmusicalconalgodeambienteputero,hayreservadosytodoeso,aunquealparecerlaclientelaesselectaporquelaschicasestánbien.ElPopesesunadiscotecadetardeynoche,osea,queaestahorahayniñosyniñasbien,ymástardevansushermanosyhermanas,osuspadres.Porúltimo,LaMiranda, esunbarde esos fríos, peroque también se llenapasadas lastantas.
VicenteEspinósevaluólainformaciónfacilitadaporsusubordinado.Despacio.—Oseaque,deloscinco,sóloenunohayanimaciónahoramismo—expresósus
pensamientosenvozalta.—EnelPopes,sí—lerespondióRocacomosihablaraconél.—¿Aquéhoracierraeselocal?—A las diez. Justo para que los nenes y las nenas vuelvan a casita. Reabren
después,aesodelasonce.Decinco,uno.Nosetratadeinstintoointuición,sinodeunhecho.—ElMoscapuedeiraunodeellosestanoche,asíquehabráquevigilarlostodos,
peroahora…—miróaRoca,decidido—,noperdemosnadaprobando.—¿Nosvamos,jefe?Sepusoenpie.Agradecíasalirdeallí.Loscasosseresolvíanenlacalle,aunque
no había nada como «la oficina» para pensar en ellos y reunir los datos y lainformaciónnecesarios.LorenzoRocafueaporsuchaqueta.Losdosseencontraronenlapuertadeldepartamento.
—¿Quiéncreequeganarámañana?—seencontróconlainesperadapreguntadeRoca.
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Capítulo67Negras:Reyd8
La diferencia entre el Popes y la nave en la que había encontrado a Raúl eramanifiesta,ynosóloporelespacio,apesardequeladiscotecatambiénerabastantegrande y tenía dos niveles. Allí los chicos y las chicas transpiraban todavía lechematerna,oalmenosasíseloparecía.Nohacíamásdecuatroañosqueéleratambiénasí,peroseleantojabaunagranlejaníaeneltiempo.Avecesinclusosepreguntabacómohabíapodidocomportarseasí,tanabsurdamenteloco.
¿Oeraquesesentía«mayor»?¿Absurdamentemayor?Contempló la fauna de bollycaos, ellas abriéndose a la vida en plan peleón,
dispuestasacomerseelmundo,luciendolaesbeltezdesuscuerpos,lalongituddesuspiernasemergiendodesusbrevesfaldasopantaloncitosmuyceñidos, labellezadesuscabellerastípicadespotpublicitario,loúltimoenmoda,laaudaciaparacombinarcoloresysensaciones,ysinlosprotectoresdelosdientesqueguardabanenlosbolsoso las chaquetas para volver a ponérselos al llegar a casa, fumando, convertidas endepredadorascuandoibanengrupoyaquelafuerzalashacíaestallar,oentregadasalamorenelcasodequecompartierantempranamentesuespaciovitalconunchico;yellos ocultando sus inseguridades o luciendo su buena planta y, por tanto, susargumentos de dominio, mirándolas y dejándose mirar, ofreciendo lo sano de susvidasaúnsinmalear,conelvasodealgúnbrebajeenlamano,igualquesienlugardesostenerlofueseélquienlossostuvieraaellos.Yensuma,todasytodos,bailando,bailandosinparar,porqueparaesosesuponíaqueestabanallí.
Bailandoparadivertirseyrompercontodo.—¡Quémovida!,¿no?EloymiróaMáximo.Parecíahaberseolvidado tambiéndequeelloseran igual
cuatroañosatrás,inclusomenos,tres…otalvezdos.—Primerizos—comentóSanti.—¡Menudaguardería!—continuóMáximo.—¿Pordóndeempezamos?Eloyestabaalmando.Nadieselodiscutía.—Vamosarriba,aversilovemos—empleólamismatácticaqueenlanave—.Si
estávendiendo,loquenovaahaceresestarenlapista,yfueranolohemosvisto.—Deacuerdo—gritóCintaparahacerseoírporencimadelamúsica.Eloyabrióelcaminohaciaarriba.
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Capítulo68Blancas:g5
Mariano Zapata puso el punto final y se apartó de la pantalla del ordenadorechándosepara atrás.Suspiró feliz, orgullosode suobra, peronoperdió el tiemporefocilándoseeneseorgullo.Miró lahora,y luegomanipulóel tecladoparaver elartículodesdeelprincipio.Empezóaleerloparasímismo,peroenvozalta.Primeroeltitular,directo,contundente:
«BAILANDOCONLAMUERTE».
Despuéslosantetítulos:
«Unajovendedieciochoañosencomaporeleva»,«Lasdrogasdediseñosedisparanentrelajuventud»y«Desconciertomédicoantelospocosdatosdelasnuevasdrogasjuveniles».
Finalmente,elartículo:
«Tienenentre13y19años,ysonnuestroshijos,lossuyosylosdesuvecino.Losvemoscadadía,sanos,alegres,estudiandootrabajandooluchandoporsaliradelante,consusproblemasysus frustraciones,pero llenosdevidayenergía,capaces de superar lo que se les ponga por delante. Es difícil imaginarleshaciendoalgoinsólito,algomalo.Ysinembargo,muchosdeellos,alllegarelfin de semana, cambian, se transforman, se abocan al lado oscuro de laexistencia.Mientras sus padres están en casa, durmiendo, o fuera, dejándolessolosporque"yasonmayores"omuchomásindependientesquenosotrosasuedad,ellos,chicosychicas,soncapacesdeestarbailandotresdíasseguidos,sinparar, utilizando todos los medios a su alcance para forzar la máquina, paraconseguirqueelcuerpoaguante.Nohayotra ley.Asíes larealidad.Yconsumúsica,mákina,bakalao,elfindesemanaseconvierteenunlargocaminoquetraspasatodoslosmárgenesprohibidos,porqueloimportanteesllegarallunesynohaberparado,habervivido la locura total, laevasiónmáxima,con losojosdesorbitados,lamandíbulatemblandoylarisafácildelnopoderparar.
»L.S.M.esunadeesaschicas.Salióelviernesdesucasaparagozardelavida,yenunaspocashoraslavidalediolaespalda.Unapastilla,uneva,loquemuchosaúnllamanéxtasis, lesególaesperanza.Ella,comomilesdechicosychicasenEspañayenotrospaíses,pagótansólodosmilpesetaspor"algo"quelepermitieraverlasestrellas.Ahora,encoma,esprobablequelasvea,yquenolegusten.Suimagen,enelhospital,esestremecedora.
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»Elcóctelformadoporlamúsicadiscotequeraactualylasdrogasdediseñotieneatrapadosamilesdenuestrosjóvenes.Elviejoporroparecehaberpasadoamejor vida, con los últimos heavys, grunges o pasotas. La coca sigue siendoprivativa de la gente guapaquepuedepagarla. Por el contrario, las drogas dediseñosehanapoderadodeesagranmasaformadaporlosadolescentesávidosdesensaciones.Sonbaratas,contundentes,efectivas.Médicamente,sedicequeno crean adicción, así que, para sí mismos, no son drogadictos, sólo adictospsíquicos del fin de semana, porque no entienden lo de salir de casa sin"colocarse".Peroahoraqueeléxtasis(mdma)comenzabaaserconocido,loquetriunfaeseleva(mdea),delquenosesabeabsolutamentenada.Casielcuarentapor ciento de las sustancias requisadas en nuestra comunidad recientementecontenían mdea, mientras que sólo en el diez por ciento aparecía mdma. Eléxtasis y sus derivados, antes llamados "la droga del amor", son ahora ya "ladrogadelamuerte",comotodas,porqueaunsuponiendoqueseaverdadquenocreenadicción,suusoymássuabuso,soncomounbilleteaNingunaParte.
»El manual de drogas de diseño, e incluso el de bebidas utilizadas pornuestrosjóvenes,dejaríaboquiabiertosamuchosdesuspadresoprofesores.LaRealAcademiadelaLenguanotieneningunodeesostérminosensusvetustaspáginas. ¿Habían oído hablar del popperazo? Inhalación de nitritos. Provocarisasespasmódicase impidedejardebailar, todoenunossegundos.¿Sabenloque es un speed? Un combinado de cafeína y anfetamina que se vende enpapelinas.¿Les suenael términoSpecialK? Es una sustancia farmacéutica deuso hospitalario, la ketamina, para anestesias humanas o animales, y sólo sevende con receta. Un botecito cuesta en cualquier farmacia 900 pesetas. Essuficientecondejarloevaporarenunasartén,cortarelresiduoparaquesequedeen polvo, y con ello se fabrican las suficientes dosis como para ganar veinteveceslainversión.Dicenqueda«viajes»muyfuertesydejaatontado,peroaunasí,eslamoda,ymuypeligrosaahoramismo.EnEstadosUnidossemezclaconcocaínayse llamaSpecialKalvinKlein. ¿Quierenquesiga?Podríahablardeléxtasislíquidoydeléxtasisnatural,conocidocomoPazdeIndio(unabotellitacuesta 3.000 pesetas y dos o tres personas pueden colocarse con ella), y delcristal,delxtc,delAdam,deláguiladoradaydemuchosotros.Lasdrogasyanoson cocaína o heroína. El sida ha cambiado muchos de nuestros hábitos. Laquímicanosha invadido.Lopeorde todoesque los fabricantes las adulterantambién continuamente, por lo que los jóvenes a los que van destinadas casisiempre ingieren auténticas bombas de relojería. Ninguna mata de facto. Elcomponente fatal loponesiempreel receptor,perobastacualquieranomalíaocualquiercasuísticadesafortunadaparadesencadenarunareacciónquímicaqueprecipite el fin. Tampoco matan las bebidas, pero ¿pueden imaginarse las
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reacciones de algunas con nombres tan llamativos como Pepdrink, FlyingHorse, Red Bull, Semtex, TakeOff, Love Bomb, Explosive, si semezclan conproductosquímicos?Unsimpledato:laPepdrinkproduceunefectoparecidoatomarseunporroconuncafépuroymuycargado.
»L.S.M.cayóporungolpedecalor lamadrugadadelviernes.Estapasadamadrugada,milesdepastillashabránsido ingeridasporunejércitodeacólitosdelanoche.Elpróximofindesemanasucederálomismo.Lapolicíadecomisaalgunaspartidas,peroyanosetratadedrogasdurasquellegandeColombiaoTailandia, ni de hachís procedente de Marruecos. Se trata de laboratoriosclandestinosqueaparecenentodaspartesyquelasfabricansincesar,llenandoelmercadoysobretodofacilitándolasapreciosmuyasequibles.Nuestroshijos"bailanconlamuerte";yanoessólocuestióndedivertirse,sinodeexplorarelladooscurode la realidad.La secuelaquedeje en susmentesno lo sabremoshasta dentro de unos años, cuando esas bombas de relojería estallen y pasenfactura.Entonces,comoesnatural,serádemasiadotardeparaactuar.Puedeseruna generación sin letra, ni X, ni Z, ni P, o A. Puede ser la generaciónesquizofrénica.Puedeserlaúltima.Ylahabremoscreadonosotros,pornoabrirlosojosatiempo.
»L.S.M. tiene 18 años, era campeona de ajedrez, una chica normal,modélica, buena estudiante, con unos padres felices y una hermana pequeña.Teníanovio.Todoesoseha idoenunossegundos,sóloporqueunapastillasecruzó en su camino. El coma puede ser eterno, llevarla a un rápido y fataldesenlace, o cesar inesperadamente. Pero eso no ocultará la cruda realidad.ComodecíanlosBeatles,loscamposdefresaspuedenllegarasereternos.
»L.S.M.bailóelviernesporlanocheconlamuerte,ysiguebailando.»
MarianoZapatasoltóaireyasintióconlacabeza.Perfecto.Directoalasconciencias.Periodismo y azote. Le gustaba. ¿Oportunista? ¿Demagogo? ¿Sospechoso?
¿Panfletario?Aldiablocon todo.Eraunanoticia,ysabíacómotratarla.Fueracualfueraesanoticia,loimportanteeraelmododepresentarla,eltono,elenvoltorio.
PensóenelinspectorEspinós.Ibaatenertrabajo,muchotrabajo,peroéseerasuproblema.—¡Enmarcha!—dijoponiéndoseenpie.
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Capítulo69Negras:Torref1
—¿Quéedadtienensushijos,jefe?No le gustaba que le llamasen «jefe». Le sonaba a película de gángsters
americana.Peroseolvidódeelloporlasorpresadelapregunta.—Veintitrés,diecinueveyquince.—Lamíatienesiete,yelgolferastres,quemenudotoroestáhecho.—Cuandosonpequeñossufrimosporquesonpequeñosyparecen indefensos,y
cuandosonmayoressufrimosporquesonmayoresysecreenque losaben todo—contestóVicenteEspinós.
Quizálomejorerahablar,aunquefueradeaquello.Llevabandemasiadoratoensilencio,envueltosenelruidodeltráficodelanochecer.
—Lodeesachicaesunpalo,¿verdad?—¿Lodicesporsuspadres?—Ypornosotros.Laprensavaahincarleeldienteal tema.Unacosaesquela
palmeundrogata,yotraunachicanormalycorrientequehabíasalidoadivertirse.—Cada fin de semana mueren una docena de chicos y chicas jóvenes por
accidentesdecirculación.—Ya,pero sonunadocena, comodice.Ésta está sola, y además está en coma,
porque si temueres, a los pocos días ya no es noticia, pero como siga asímuchotiempo…¿Pongolasirena,jefe?Estonosemueve.
—No,nolasoporto.—¿Sushijossalendenoche?Eraunabuenapregunta.—Sí—convinocondesgana.—Yllegandemadrugada,claro.Comotodos.NohacíaunmesquelehabíaencontradoaFernando,eldediecinueveaños,una
pastilladehierbaenuncajón.—Roca,nometoquesloshuevos,¿quieres?—Jefe,siyosólo…—Ynomellamesjefe.—Vaya—suspiróelpolicía—,parecequeéstevaaseruncasomovido.Teníasugracia,porelacentoylaformadedecirlo,asíquehastaforzóunamedia
sonrisaensuslabios.—Tú estate alerta con el toro ese que dices que tienes, que ya verás dentro de
quinceaños.—No,siahorayapuedeconmigo.—Pueseso.
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—Perounabuenalecheatiempo…—Ya.—Laculpaesnuestra,quecomoselodamostodohecho…—Roca.—¿Qué,jef…inspector?—Nomefilosofees,¿vale?Yponlasirenaparasalirdeesteatasco,peroluegola
apagas.Notuvoquedecírselodosveces.Enunminutoyaestabapisandoelaceleradorcasiafondo.
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Capítulo70Blancas:Reyd2
Nohabíanirastrodelcamello,asíqueelprimeratisbodefrustraciónasomabayaensusrostroscansadosdemiraratodaspartes,luchandocontralosflashesdelaslucesestroboscópicasyelmovimientocontinuodeladiscoteca, lamúsicaylosgritosdelosqueintentabanhablarentresí.
Comoellosahora.—¡Yo creo que no está! ¡Lo veríamos! ¡Un tío de más de veinte aquí canta
mucho!—¡Puedequeestéfuera,apostadoenalgunaparte,yquenolehayamosvisto,o
quehayallegadomientrastanto!—¿Ysipreguntáramosaunodeéstosdóndepodercompraralgo?—¿Estásloco?¿Creesquetodoshacenlomismooqué?Máximolosmirócomosiasífuera.—¿Salimos?—propusoCinta.—¡Sí!—accedióEloy.Regresaron a la puerta del Popes. Tardaron cerca de tres o cuatro minutos en
abrirsepasoporentreloscuerposjuvenilesquepululabanporelespaciolúdico.Unportero con aires de gorila les puso el habitual sello invisible en la muñeca,mirándolos impertérrito. Una vez fuera empezaron a moverse de nuevo por elaparcamientoylasproximidadesdeladiscoteca,queocupabaunlugarpropioenlacalle, abierta a los cuatro vientos.No tardaron en regresar a las inmediaciones delrecinto,másymásdesconcertados.Denohabersidopor ladeterminacióndeEloy,Santi y Máximo ya habrían arrojado la toalla, convencidos de que el camello noestabaporallíniteníaintencióndeir.
Perolesbastóconverlacaradesuamigo.—Volvamosdentro—ordenóél—.Yestaveznossepararemos.Yoiréallavabo,
túteponesentrelapeceradeldiscjockeyylabarradelbar,yCintaySantiquesequedenenlapuerta,viendoatodoelqueentraysale.
—Bien—asintióella.MáximoySantinodijeronnada.VolvieronameterseenelPopes.
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Capítulo71Negras:Torreg1
Loretosentíaelpesodeunaenormeconmociónsacudiéndoladearribaabajo.Nisiquieraloentendía.Creía que ver a Luciana allí, en aquel estado, sería tanto como renunciar a la
salvaciónfinal,porquesiLuciana,tanfuerte,tandistinta,sucumbía,¿quéesperanzasteníaella?Ysinembargo…
La mano de Luciana entre las suyas, aún caliente. La vida que fluía de esecontactoapesardetodo.Elalientodeunaluchasoterrada,silenciosa,comosipesealcomasuamigalehubiesehablado.
Habíacreídooíraquellavoz,suvoz.Muydentrodesímisma.Unextrañoefecto.Yunaconsecuenciasorprendente,porsufuerzademoledora.Queríavivir,vivir,vivir…ComoLuciana.—¿Echoporelpaseoodoylavuelta?Eltaxistanolaarrancódesuabstracción.—Dalomismo—dijo.Elhombreseencogiódehombros.Lebastóconvolveramirarlaparaqueevitara
hablarledeloqueibaahaceryporqué.Supasajeraparecíaobnubilada.Loestaba.Loreto pensó en su pequeña victoria de hacía un rato, cuando se venció a sí
misma para no vomitar. Ése había sido realmente el primer paso. Y lo hizo porLuciana.
Aunqueesofueseyalodemenos.Loimportanteesquelohabíahecho.—Luciana…—musitó.—¿Decíaustedalgo,señorita?—No,no,nada.Sesentíatandistinta…Algotansimplecomonovomitar.Tanytandistinta.
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Capítulo72Blancas:Alfilf6+
EstherSalasselevantócomoimpelidaporunresorte.SumaridolavioacercarsealacamadeLuciana,mirarla,moverunamanotemblorosahastasufrente,depositarlaenella.
—¿Quésucede?—preguntó.—Creíaque…sehabíamovido—desgranólamujer.Noeracierto.Éltambiénlaestabamirandoenesosmomentos,bajolaperpetua
sombradeaquellaincredulidadquesinembargoeramásymáscertezaamedidaquepasabanlashoras.Peronoselodijoasumujer.
EstherSalas acarició la frentede suhija.En sugesto flotóunadesesperanzadaesperanza.
—Mañanahabráquellamaralafamilia—volvióahablarenvozmuybaja.Lafamilia.Abuelosyabuelasquecompletaríanelcuadrodelatragedia.—Tumadresemorirá—dijoél.Habían preferido no hacerlo a lo largo del día, esperar, confiar, pero ahora, al
acercarse lanoche, todoseconvertíaenamargurayrealidad. Inclusoellos tendríanquedescansar, despuésdeunaprimeranoche envela.Tendríanquedescansar, porextrañoquepareciera.
Nohubieranqueridodormir,sinoestardespiertos,constantemente,paravelarelsueñodeLuciana.
Normaselevantó,sehabíamovidotodoeldíadeaquíparaallá,comounazombi,respondiendo al teléfono o haciendo cualquier cosa, incapaz de permanecer quietamásalládeunminuto.Cadavezqueunaemociónleasaltaba,teníaquehacerlo,paranocaerenelabismoabiertoasualrededor.
—Norma,¿adóndevas?—ladetuvosumadre.—Albaño—dijopordeciralgo.—Ah.Sequedaronmirándoselasdos,fijamente,conLuisSalasdemudotestigo.Luego
lachicaseencaminóallavabo.
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Capítulo73Negras:Reyd7
Norma cerró la puerta del baño y se apoyó en el lavabo. El espejo le devolvió suimagen, a mitad de camino de ninguna parte. Al menos así es como se sentía.Demasiadojovenparasermujer,demasiadomujerparaserjoven.
Todaslassensacionesvolvieronaella.Enbloque,sepultándolabajosupeso.Cuando se dejó caer sobre la taza del inodoro, para sentarse, al flaquear sus
piernas,comenzóallorarensilencio,conlacabezaechadahaciaatrásyapoyadaenlapared,conlosojoscerrados.
—¿Porqué?—gimió—.¿Porqué?Fueloúnicoquepudodecir,unayotravez,mientraspensabaensuhermana.
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Capítulo74Blancas:Torreh7+
Eloyentróen lazonade lavabosdelPopes.Primeroviounpasilloqueconducíaaunaespeciededistribuidor.Enél,lapuertadeladerechamostrabaelaccesoparaloschicosyladelaizquierdaparalaschicas.Nohabíanadieeneldistribuidor,asíquesemetióenellavabomasculino.Salvounpardemeonesnoencontrónada,peroseaseguró.Abriótodaslaspuertasdelosinodoros;cincoentotal.
Saliófuerayentonces,porlapuertafrontal, ladelaschicas,vioapareceradosmorenitas muy pintadas, clónicas, piernas desnudas, ombligo desnudo, brazosdesnudos.
—¡Dosmilquinientas!¡Cómosepasa!,¿no?—Tía,seránbuenas.—Ya,pero…Las vio alejarse por el pasillo. Y volvió a mirar hacia la puerta del lavabo
femenino.Zonaprohibida,anoserque…Esperóunossegundos,sóloparasentirsemástranquilo.Luegoempujólapuerta
unoscentímetros,dispuestoahacerseeldespistadooelborrachosiaparecíaalgunachica.Dentronovioanadie,porextrañoquelepareciera.Siemprehabíacreídoquelos lavabos femeninos estaban llenos a rebosar, conuna abigarrada fila de cuerposdelante de los espejos.Además, ellas iban de dos en dos, algo que tampoco habíaentendidojamás.Talvez,pensó,todoaquellofueseunmitoalimentadoporelcineylatele.Elcasoesque,porlahoraoporloquefuese,nohabíanadiealavista.
Salvoenunodelosretículosprivadosparahacernecesidadesmayores.Primerofueronsusvoces,quedas.Despuéssurealidad.—Vamos,decídete.—¡Estodoloquetengo,yhedevolveracasa!—Puesyomelargoya.Mebuscasmañana.—¡Jo!Eloycerrólapuertadellavabosinentrar.Oyóvocesasuespalda,porelpasillo.
Se apoyó en la pared fingiendo descansar después de la movida y esperó.Aparecierondoschicosyunachica.Cadacualsemetióensulugar.
Ni siquiera sabía si aquel camello era el quebuscaba,y, por lo tanto, si loquevendíaeraloquenecesitaba.
Sesintiónervioso.Siseibaabuscaralosotros,elcamellopodríaescapársele.Sisequedaba,talveztardaraenirseoencambiarsedelugar.
Eltiempoempezóatranscurrirmuydespacio.
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Laclientadelcamellosalióalcabodeunminuto.Teníaalrededordequinceaños,erasexyyatrevida.Lanuevachicaquehabíaentradosalióa los tresminutos,aúnretocándoseelpelo.Losdoschicosaparecieroncasiinmediatamente.
Yentonces,depronto,lapuertadellavabofemeninoseabrióyporellaasomóunhombre,treintaaños,narizaguileña.
SusojosseencontraronconlosdeEloy.Apenasunsegundo.El aparecido salió del lavabo y echó a andar por el pasillo, en dirección a la
discoteca.
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Capítulo75Negras:Reyd6
Lasirenayahacíaunosminutosquehabíaenmudecido.Elautomóvilrodabaahoraavelocidad moderada, porque el Popes se hallaba a la vista. Lorenzo Roca sepreocupabamásdebuscarunlugardondeaparcarquedeotracosa.
—Estoestálleno—rezongó.—Puesmegustaríaaparcarcercade laentrada,parapodervigilar lapuerta sin
tenerquebajardelcoche—repusoVicenteEspinós.—Ya.Sólolefaltóagregar:«¿yquémás?».Rodeó una parada de autobús en la que ya hacían cola un puñado de chicos y
chicas,muyvistosos.Lesecharonunaojeadadistraídayelinspectorvolvióapensarensupadre,enloqueledecíacuandoélibadehippy,olopretendía,conelcabellolargoylasropaspsicodélicas.Fueunpensamientofugaz.
—Claro,ahínovamosapoderentrar—manifestóRocamirandoladiscoteca—.Cantaríamoscomounaalmeja.
—Ya sabes que el noventa por ciento del trabajo policial consiste en perder eltiempo,peroeldiezporcientorestantedependecasisiempredelnoventaporcientoprimero.
—Todosesoscochesnopuedenserdelosqueestánahídentro,¿verdad?—No, porque son menores, pero las motocicletas sí —le señaló un pequeño
bosquellenodevehículosdedosruedas.—Bueno,¿quéhago?—Roca,¿quierequepienseyoentodo?—Paraalgoeseljefe,¿no?Aveceslehacíasonreír,aunquenotuvieraganas,comoenesemomento.—¿Ysillamamosporradioalagrúaparaqueselleveunodeestoscoches?—
propusoLorenzoRoca.
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Capítulo76Blancas:Torrexb7
PoliGarcía salióde los lavabosy se encaminóal barde ladiscotecapara tomarsealgoantesdelargarse.Nolegustabavenderdentro.Demasiadoarriesgado.Ymenoshacerloenloslavabos.Ymenosaúneneldelasmujeres.Perohabíasidonecesario,y discreto. Dadas las circunstancias, no se fiaba ya de nada ni de nadie. Tambiénhabía una diferencia: aquellos críos preferían no comprar fuera, por si alguien losveía.Teníantantomiedoquemásdeunoseloharíaencimaenunasituaciónextrema.Poresoloslavaboseranelmejorsitio.Secorríalavoz,yacudíancomomoscas.
Todavía le quedaban demasiadas pastillas, y allí ya había vendido todo lo queteníaquevender.Loquepodíavender.
Girólacabeza.Elmuchachoqueestabaeneldistribuidorhabíasalidotrasél.Parecíaobservarle.Suspiró.Yaempezabaconlasmaníaspersecutorias.—¡Mierda!—dejóescaparenvozbaja.Cuando antes acabase la mercancía, antes podría largarse. No le gustaba todo
aquello, sentirseasí, acorralado,asustado.Castronoeramásqueuncerdo. Inclusosabíaquesiaél le trincaban,nuncaseatreveríaadecirnada,porqueseríahombremuerto.Castropodíadormirtranquilo.
Élno.Se abrió paso sinmuchosmiramientos.Las inmediaciones del bar estabanmás
densamentepobladasdeadolescentes,aunqueaesahoralahuida,elregresoacasa,yasehabíainiciado.Teníased.
Hastaquesedetuvoenseco.Delantedeél,aunoscincometros,viounacara.Unacaravagamentefamiliar.Unacaraexpectante,yademásgesticulante.Sudueñomovíalosbrazos,dabala
impresión de estar diciéndole algo a alguien situado a sus espaldas, mientras loseñalabaaél.
Poligirólacabezaporsegundavez.Elmuchachodeloslavabosestabaahí,máscerca,comosipugnaseporavanzar
ensudirección.Yteníalasmandíbulasapretadas.Elcamellovolvióamiraraldelosgestos.Fueunflash,rápido,fugaz,perocontundente.La noche pasada, un amigo de uno que se llamaba Raúl, buen cliente, siete
pastillasdegolpe,unpardechicas…Quizáfueraunacasualidad,quizáno,peroteníalosnerviosaflordepielynose
detuvoapreguntar.
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Polienfiló lasalidade ladiscoteca,abriéndosepasoacodazosyempujones.Yredoblósusesfuerzosalverque losotrosdos,elde losgestosyelde los lavabos,echabanacorrertrasélconlamismanerviosaceleridad.
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Capítulo77Negras:Caballoxf6
EloynoesperabaaquellareaccióndeMáximo.—¡Yalosé,yalosé!¿Peronovesqueleestoysiguiendo?—gruñóparasímismo
—.¡Vasahacerque…!Claroque,consusgestos,Máximoleacababadedarlacertezafinal.Eraél.ElcamelloquelehabíavendidoaLucianaaquelcaballoblancoymortal.El resto estalló allí mismo, entre sus manos, en su mente, en cuestión de un
segundo.Elhombregirandolacabeza,reaccionandoconmiedo,echandoacorrerhaciala
salida.Siseescapaba,perderíansuúltimaoportunidad.—¡Cinta, Santi! —gritó aun sabiendo que era inútil—. ¡Va hacia vosotros!
¡Detenedle!Empujóacuantosencontrópordelante,sinmiramientos,derribóaunachica,hizo
caer algunos vasos y manchó a otros muchos al salpicarles con el vaivén de suspropios vasos.Unmurmullo de ira arropó susmovimientos junto a lamúsica queseguíamachacandosussentidos.Peroparaélloúnicoquecontabaeracogerlo.
Cogerlo.Sóloqueelcamelloparecíahabertomadoyaunasustancialventajaensuhuida.
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Capítulo78Blancas:gf6
Estáanocheciendo.¿Porquémeparecetodounsímbolo?Notengoporquétomarningunadecisión.Puedoestaraquítodoel tiempoque
meapetezca.Estoybien.Sinembargo…Todaslaspartidashandeterminar,antesodespués.Ycomobuenajugadora,sé
queesmejornoprolongarlasindefinidamente.¿Cuáleslasituación?Ella,lamuerte,atacaconsureinanegraseguraydominante.Yosólotengomi
caballo blanco, mi resistencia. Si hacemos tablas, me quedaré en este lugararmónico y apacible para siempre. Pero no quiero las tablas. Nunca ha sido miestilo.Prefiero…
Jaquemate.Ganaroperder.Anocheceyeselmomento,sí.Ymañanaseráotrodía.Tengo dos opciones, y el valor de enfrentarme a ellas. Una es ir hacia la
oscuridad, la paz eterna. El adiós. Otra es regresar por donde he venido, volver,asumireldoloryrecuperarmicuerpo,missensaciones.Oscuridadyluz.
Yenamboscasos,elcaminoesdifícil.Debodecidirme.Muevomicaballoblanco.Lareinanegraespera.Miturno,miturno.
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Capítulo79Negras:a5
Cinta y Santi se apoyaban en la pared, cerca de la puerta. Hacía rato que habíandejadodemirarendirecciónalinteriordeladiscoteca.Suatenciónsecentrabamásenquienes entrabano salían, incluso en su aspecto, si llevabanalgo en lasmanos,comosiesperasenverunapastillareciéncomprada.NohabíanirastrodeMáximonideEloy.
—Esetíonoviene—dijoél.—Oyasehaido—arguyóella.Cintagirólacabezahaciaelotrolado.Yseencontróconeltumulto.Tanpróximoaellaqueyaloteníaencima.Unhombrecorriendohacialapuerta,vagamentefamiliar,aunquelanochepasada
apenas si lehabía lanzadounaojeada.Ydetrás, aunosmetrosqueerancomounaenormedistancia,Eloyprimero,yMáximodespués.
Reaccionódemasiadotarde,barridaporelvientodelasorpresa.—¡Santi!Cuando su novio semovió, ya no pudo impedir que el camello lo atropellara,
empujándolesinmiramientos.Cayóhaciaatrás,y,alintentarsujetarse,arrastróaladesguarnecidaCintaconél.
—¡Seescapa!¡Seescapa!—chillólamuchacha.Elcamellosalíaporlapuertacuandoellostodavíaestabanenelsueloylosotros
dosademasiadadistanciacomoparaimpedirlo.
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Capítulo80Blancas:f7
PoliGarcíaseguíasinsaberacienciaciertaporquécorría.Perocorría.Contodasualma.Elloserandos,yaunquefuesendosniñatos,talveznisiquieraconmediatorta,
ensucasolomejoreranopreguntar.Aquellachicaencomalohabíacambiadotodo.Esoylapolicíabuscándole.
Tendríagraciaquefueraporotracosa.Yqueaquellosdosimbéciles…Sóloquenocreíaencasualidades,ymuchomenosentantas.¿Porquétendríaque
perseguirleunchicoalque lanochepasadahabíavendidosietepastillas?Si laqueestabaencomaeraunadeaquellasdosniñas…
Elmiedopusonuevasalasasuspies.Hastadejódepensar,aunquesumenteerauncaosdeideasenebullición,cuando,
depronto,chocócontraalguienqueselepusopordelante,cercadelapuerta.Otroidiota.Tuvoquederribarle.Era el últimoobstáculoparaganar la libertad, la calle.Allídesapareceríaenunabrirycerrardeojos.
Salióalexterior,porfin,ylabocanadadeairefrescoypurolehizosentirmejor,próximoaconseguirlo.Yanoteníaningunafrontera.Dependíadesímismoydesuspiernas.
Poliechóacorrerenlínearecta,haciaelaparcamiento.
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Capítulo81Negras:Torreg1
LorenzoRocadetuvoelronroneodelmotordelcochealcerrarelcontacto.Sugestoinmediato,estirandolosbrazos,comosihubieraconducidounmillardekilómetros,provocólacuriosaatencióndesusuperior.
—¡Bueno!—suspiróRocaalargandola«e»conresignadapaciencia.—¿Notegustaconducir?—Sí,claro.—¿Entonces?—Mepreparoparalopeor:pasaraquíunbuenrato—miróladiscoteca—.Nos
vanatomarpordosguarrosmirandoaesascríasycríos…—dejódehablarenseco.Susojossedilataronporlasorpresamientrasrecuperabadenuevoelhablaparagritar—:¡Jefe!
VicenteEspinósyalohabíavisto.PoliGarcía,elMosca,corriendoendirecciónalaparcamientoenelqueestaban
ellos, aunque no en línea recta. Acababa de sacarse algo del bolsillo sin dejar decorrerycorrer.
Y detrás, un grupo de chicos, tres muchachos y una muchacha, tambiéndistanciadosentresíaunquenotantocomoloestabandeél.
Lefuefácilreconocerlos.—¡Vamos!—ordenósaliendodelcoche.
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Capítulo82Blancas:a4
Hedeintentarlo.Pero¿porquémecuestatanto?Deberíadeserfácil,¿no?Essólovolveratrás,aunqueduela.Bajarymeterme
denuevoenmicuerpo.Intentarlo,intentarlo.¿Nopuedo?Lapazeslamuerte.Lareinanegrameabate.Elreynegroacecha.Eldoloresla
vida.Micaballoblanco,misalfiles,mistorres,mispeonesmellevanaljaquemate.Oscuridady luz.Peromesientoatrapada,paralizada.¿Eseso?¿Mialmaestá tanquietacomomicuerpoenesacama?
Estesilencio…Simedejollevar,volandohacialaoscuridad,todohabráacabado.Todo.Pero no quiero rendirme, ¡no quiero! Papá, mamá, Norma, Loreto, Eloy…
Vamos,¡vamos!Loestoyintentando.¿Alguienpuedeoírme?¡Loestoyintentando!
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Capítulo83Negras:c5
Loretoabriólapuertadesucasa.Notuvoquellamar.Sumadreaparecióalmomento,saliendodelasala.
—¿CómoestáLuciana?—Quierevivir—dijosuavementeella.—Pero…—lamujerpareciónoentenderelsignificadodesuspalabras.—Mamá.La abrazó, con fuerza, a pesar de su debilidad. Detrás de las dos apareció su
padre.Tampocoélparecióentenderquésucedía.—Loreto,¿quétepasa?—quisosabersumadre.—Estoyenferma,mamá,peroquierocurarme.Era laprimeravezque lodecía envoz alta.Lospsiquiatras se lohabíandicho
decenasdeveces: todo terminabacon laaceptaciónde laenfermedadpor suparte.Éseeraelprimerpaso.
—Loreto…—Yotambiénquierovivir—suspirósuhija—.Ayudadme,porfavor.Continuaban abrazadas, así que la mujer no pudo ver su cara, inundada de
dolorosaperofirmepaz.Supadreencambiosílavio.Éllasabrazóalasdos.EntoncesLoretocerrólosojos,ysumentevolviójuntoaLuciana.Libre.Suvozseguíaallí.
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Capítulo84Blancas:Reyd3
Eloyeraelquemáscercaestabadeél,peropeseatodo,ladistancianodisminuía,ycuantomásansiabacogerle,mássentíaelpesodetodassusemocioneslastrándole.
Eraunbuencorredor,ysinembargo…Elcamelloalcanzólazonadelaparcamiento.Empezóaponerobstáculosentreél
yellos.—¡Vamos,Eloy,vamos!—oyólavozdeMáximoasulado.
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Capítulo85Negras:Reyd5
Máximoveíacorreralcamellodelantedeél,perotambiénleoía.Suvoz,lapasadanoche.—Toma,chico:conesto,Disneylandia.—Prefieroalgounpocomásemocionante.—Loquetúquieras,hombre.Todoestáentumente.Disfruta.—¿Pordosmilpelas?—LallavedelParaísonosiempretieneporquécostardemasiado.LallavedelParaíso.CuandoEloyhubieraconseguidoaquellapastilla, ¡conquégusto le romperíael
almaaaquelhijodemalamadre!Silocogían.Elcamellodabalaimpresióndevolarporentreloscoches.
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Capítulo86Blancas:Torred7+
ASantiledolíaelbrazo,contusionadoporlacaída,perotratabadenoperderlaesteladelapersecución.Habíasidounidiota.Dejarsesorprenderdeaquellaforma…
Miróhaciaatrás.Cintaeralaúltima,peronopodíaesperarla.—¡Corre!¡Corre!—ledijoella.Corrió.Estabansolosenelmundo.Muysolos.
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Capítulo87Negras:Reyc6
Cinta sabía que no tenía lamenor posibilidad. Nunca había sido buena en eso demoverserápido.Peroconfiabaenellos,enlostres,sobretodoenlarabiadeEloy.
Alosveintemetrossehabríarendido,denoserporLuciana.Eraporella.Laúltimaoportunidad.Porellayparaliberarseasímismos.
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Capítulo88Blancas:Torrea7
MarianoZapatacolgóelteléfonoysequedóunossegundosensuspenso.Pensóenaquellapobrechica.¿Habríapreferidoqueledijeranqueestababien,quehabíasalidodelcoma?¿Corazóndeoro?Bien,yanoimportaba.Teníasugranexclusiva,ysuportada.Silascosaseranasí,asíescomoeran.Ypunto.—¡Adelante!—ordenó—.¡Todosigueigual!Después concluyó su trabajo echándose para atrás en su silla, con los brazos
debajodelanuca,ycerrólosojosmuchomástranquilo.
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Capítulo89Negras:Reyd5
Losojos.Quieroabrirlos.Ynopuedo.Siento una voz, en alguna parte, pero no la distingo, ni sé lo que me está
diciendo.Escomolasumademuchasvoces,demuchossentimientos.Mellaman,mellaman.
Sigointentándolo.Aunpasodelarendición,dedeciradiós,perosigo,sigointentándolo.Necesitotansólohacerelúltimomovimiento.Parecetanfácil…
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Capítulo90Blancas:c4+
Eloy se sorprendió al ver cómo el camello, de pronto, parecía detenerse en unafraccióndesegundo,justoparacambiarelrumbo,casideformafulminante,saliendodeestampidahacialaizquierda.
Asuderechavioadoshombres,tambiéncorriendohaciaelfugitivo.—¡Alto,Mosca!—gritóunodeellos.—¡Quieto!—ordenóelotro.No tenía ni idea de quiénes eran, pero desde luego iban tras su perseguido
igualmente.Noperdiótiempoendudasovacilaciones.Laventajasedecantabadesulado.
—¡Eslapolicía!—oyógritaraMáximo—.¡Yaesnuestro!Corrían codo con codo, a la par. Máximo se desvió un poco, para sortear un
automóvil. Eloy no.De un salto se subió a su capó, y de él pasó a otro vehículo,comosiacabasedeencontrarunatajoaéreo.
—¡Mosca,malditasea!—volvióaoírselavozdeunodelospolicías.Eloysaltóauntercercoche.Elcamelloyanoestabaamásdediezmetros.Aunqueibaasalirdeentrelosvehículosaparcados,paravolveracorrerenlínea
recta.Hizounúltimoesfuerzo.Ahoraélibaencabeza.UnúltimoesfuerzoporLuciana,
porsuvida.Elamor,tantocomoelodio,pusieronlasdefinitivasalasasuspies.Superseguidogirólacabeza,comosipercibierasualiento.Yentonces…El camello resbaló, pisó algo, o fue supropiavelocidad.Fuere como fuere sus
piernassalierondisparadashaciaarriba,mientraselrestodesucuerposelequedabaatrás.Manoteóenelaire,sorprendido,unbreveinstante.
Despuéscayóalsuelo,denuca.ElgritodevictoriadeEloyseconfundióconelsordoruidodelcráneohumano
astillándose, lo mismo que una cáscara de huevo vacía. Fue audible desde ladistancia.
Elcamellorebotójuntoaunaacera.Llevabaalgoenlamano.Unpaquetepequeñoqueaduraspenas,ymásporinstinto,consiguióecharporel
agujero de la alcantarilla que quedaba allí, a su alcance, antes de quedarsedefinitivamentequieto.
—¡No!—aullóEloycomprendiendodequésetrataba.
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Capítulo91Negras:Reye5
Fueelprimeroenllegar,peronoseocupódelcaído,nidelamanchadesangrequeibaformándosebajosucabeza.Seabalanzósobreelagujerodelaalcantarilla,comosiquisierameterseporél.
El ruido del agua corriendo por abajo le golpeó los sentidos como si fuera unpuñetazoenlaconciencia.
—No…—volvióadecirenvolviendosuexpresiónenungemidodedesaliento.Máximosearrodillóalladodelcamello.Santillegabaya,lomismoquelosdoshombresporelotrolado.Cintaaúnestaba
lejos.—Está…muerto—dijoMáximo.Eloyseincorporó,perosóloparaquedarsentadoenelbordillo.Desdeallímiróelcadáverconsuodiofinal.Noteníaqueregistrarleparasaber
queyanollevabaningunapastillaencima.
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Capítulo92Blancas:Reye3
Mispeonesacosan.Elfinestácerca.Jaque.Unajugadamásy…Jaquemate.Quierovivir.
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Capítulo93Negras:Reyd6
VicenteEspinósyLorenzoRoca llegaron junto al cuerpodePoliGarcía jadeando,máselprimeroqueelsegundo.Fueesteúltimoelqueseinclinósobreelcadáverparaponerlelosdedosíndiceymediodesumanoderechaenelcuello.
—Muerto—dijorotundo.El inspectormiródirectamente a los tresmuchachos.Cinta se acercabayamás
despacio,muylentamente,conlosojosmuyabiertosantelaescena.TambiénMáximomiróalpolicía.—Nosotros…—intentódecir.—Yanoimporta—ledetuvoEspinós—.Tranquilos.LorenzoRocaregistrabaalcamello.Deunodelosbolsillosdelachaquetasacó
un montón de dinero. Del otro un simple papel, el ticket de una consumicióncualquieraenunbarcualquiera.
—Nollevapastillas,jefe—dijoRoca—.Estálimpio.—Lasarrojóalaalcantarilla—dijoEloyenunhilodevoz—.Fueloúltimoque
hizoantesdemorir.Lasangre,buscandocaucesenelsueloporlosquefluir,tambiénsedirigíayacon
espesapacienciahacialamismaalcantarilla.CintallegóalladodeSanti.Selecolgódelbrazotanagotadacomoasustada.VicenteEspinóscogióeldineroquellevabaencimaelMosca.LorenzoRocase
quedóconelpequeñoticketblancoenlamano.—BarRestauranteLaPerla—leyóenvozalta.Susuperiorlemiróinquisitivamente.—¿Decuándoeseseticket?—preguntó.—Llevafechadehoy.Espinósarqueólascejas.—HacetiempoquesabemosqueeslatapaderadeAlexCastroysugente,pero
nuncalehemospilladonada—comentó—.Hastahoy.—¿Creequehabrásuerte?—preguntóRoca.Elinspectordepolicíaasintióconlacabezaunpardeveces,pensativo.Empezóa
sonreír.—Sí,creoquesí—dijo.Las«lunas»erannuevas,teníanqueestarenalgunaparte.Talvez…Searremolinabagenteentornoaellos.Inclusoseescuchóunasirenapolicial.—Llamaaldepartamento,Roca—sepusoenmarchaVicenteEspinós—.Vamos
aporCastro.—Sí,jefe.
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—Yvosotrosirosacasa,¿deacuerdo?—lesordenóaellos.Eloy,Máximo,CintaySantileobedecieron.—Señor…—tratódehablarEloy.—Séloquebuscabaisyporqué,chicos.Noospreocupéis.Ahoramarchaos.
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Capítulo94Blancas:Reye4,JaqueMate
Nodieronmásalládeunadocenadepasos.Lossuficientesparasalirdelcírculodeloscuriosos,quemirabanhechizadoselcuerporotodelcamello.
Sentíansuderrota,aunquenoloscuatro.LosojosdeCintabrillaban.Peroyanopormiedooacausadelimpactoporlosucedido.—¿Quéhacemos?—rompióelsilencioMáximo.—Yovoyalhospital—dijoEloy.Yanonecesitabacorrer,nihuirdenada,niperseguirningunautopía.Sólovolver.—Vamostodos—dijoCinta.Notaronsutono,y,almirarla,sedieroncuentadesusonrisadeesperanza.Nola
entendieron,hastaqueellaextendiósumanoderecha,abierta,mostrándolesalgo.—Debiódecaérselealcorrer—fuesuúnicocomentario.Enlapalmadelamanohabíaunapastillablanca,conunamedialunaenrelieve
impresaensusuperficie.
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Capítulo95Epílogo:Blancasgananpartida,
Negraspierdenpartida
Alsalirdeltúnel,amedidaquesereencontrabaconeldolor,perotambiénconlaluz,Lucianaabriólosojos.
Unavez.Parpadeó.Dosveces.SeencontróconsuhermanaNorma,quelamirabadecerca,boquiabierta.Lucianaesbozóunatímidasonrisa.YlaacentuóantelareacciónimpulsivayexcitadadeNorma.—¡Papá!¡Mamá!Cerró los ojos por última vez, sólo para ver cómo la reina negra se alejaba
vencidaporunrecododelcaminollevándoseasuderrotadorey,yconvencerseasímismadequehabíavuelto.Ydequehabíaganado.Después losabrió,dispuestaamantenerlosasí.
Vioasuspadresyasuhermana,rodeándola.Estabaviva.
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«Todaesagentesolitaria,¿dedóndehasalido?
Todaesagentesolitaria,¿adóndepertenece?»
PaulMcCartney,EleanorRigby
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Agradecimientos
Ennoviembrede1995unamuchachabritánicadedieciochoaños,LeahBetts,muriódespués de cinco días de permanecer en coma por haber tomado una pastilla deéxtasiseldíadesucumpleaños.Suspadresautorizaronaqueladramáticafotografíadesuhijaencomafuerapublicadaporlaprensa,ysirvieradeavisoatodosaquellosquecadafindesemanatomabanpastillas.LaimagendeLeahdiolavueltaalmundo.Suspadresdonaronposteriormentelosórganosdesuhijamuerta;elhígadodeLeahfuetrasplantadoaunamuchachaespañola.
Cada añomueren en elmundo decenas de adolescentes por el consumo de lasllamadas«drogasdediseño»,aparenteyfalsamenteinofensivas.Muchosmássufrencomas, alteraciones de personalidad, locuras, esquizofrenias, depresiones y unsinnúmerodeenfermedadespsíquicasyfísicas.Yessóloelcomienzo.Nadiesabeacienciaciertaquépasarádentrodeunosaños,cuandolosadictosdehoylleguenasuspuntos críticos y los del mañana sigan alimentando sus cuerpos con las nuevasquímicas.
Quiero agradecer la ayuda prestada para la elaboración de este libro a JaumeComas,EnriqueyLaiaEsteva,laGeneralitatdeCatalunyaatravésdelaConselleriadeSanitat,losarchivosdeElPeriódicoyLaVanguardia,asícomoatodoslosque,de una forma u otra, han aportado sus testimonios al respecto, algunos de ellosactuales«pastilleros»sinremedio,yotrosenfasederecuperacióndesusadicciones.
Otra muchacha, Helen Cousins, que logró despertar después de dos meses encoma,dijounafrasequeresumetodaestahistoria:«Nobailéisconlamuerte».
EstelibrofueescritoenIslaMargarita(Venezuela)yVallirana(Barcelona),entrelosmesesdemayoyjuniode1996.
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JordiSierraiFabranacióel26dejuliode1947enBarcelona,aunqueélprefieredecirsiemprequenacióenLaTierraporquenocreeenfronterasnibanderas.Alos8años decidió que sería novelista y no ha parado de escribir desde entonces. Hijoúnico,defamiliahumilde,seencontróconpocasposibilidadesdealcanzarsusueñoentreotrascosasporlaoposiciónpaternaaquefueraescritor.Suvinculaciónconlamúsica rock (ha sido director y en muchos casos fundador de algunas de lasprincipales revistas españolas entre las décadas de los años 60y 70) le sirvió parahacersepopular sinperdernuncadevista suauténticoanhelo: escribir lashistoriasquesuvolcánicacabezainventaba.Suprimerlibroloeditóen1972.Hoyhaescritocuatrocientas obras, muchas de ellas best-sellers, y ha ganado casi 30 premiosliterarios además de recibir un centenar de menciones honoríficas y figurar enmúltiples listas de honor. En 2005 fue candidato por España al Nobel Juvenil, elpremio Hans Christian Andersen 2006, en 2007 recibió el Premio Nacional deLiteratura del Ministerio de Cultura español y en 2009 vuelve a ser candidato alAndersende2010.Suscifrasdeventassuperanlos10millonesdeejemplares.
En2004creólaFundacióJordiSierraiFabraenBarcelona,queen2010recibióelPremio Ibby-Asahi dePromociónde laCultura, y laFundaciónTaller deLetrasJordiSierraiFabraenMedellín,Colombia,comoculminaciónatodaunacarrerayasucompromisoéticoysocial.
En2011ingresócomopatronodelInstitutoCervantes,siendoelprimerautordeliteraturainfantilyjuvenilenconseguirlo.
Másinformaciónenlaweboficialdelautor:www.sierraifabra.com
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