LUIS V É L E Z DE G U E V A R A
EL D I A B L O C O J U E L O
E D I C I Ó N DE R A M Ó N VALDÉS
E S T U D I O P R E L I M I N A R DE B L A N C A l ' E R I Ñ Á N
Contiene el estudio preliminar, el texto, las notas al pie y la tabla de la edición publicada en 1999 por Edi¬ torial Crítica y en la cual figuran el prólogo, el aparato crítico, las notas comple¬ mentarias y otros materiales
L A V I S I Ó N D I S P A R A T A D A
El pastelón de Madrid, con su relleno de sabandijas racionales desnudas y grotescas, «pepitoria humana de manos, pies y cabezas» visto por los protagonistas desde lo alto de la torre de San Salvador al levantar el Cojuelo el hojaldre de los techos, es una de las presencias del imaginario barroco que más ha hecho reír a jóvenes estudiantes y a adultos, así como el final de la novela, con la entrada del diablillo en el bostezo del escribano. Lo escribía una persona decepcionada y madura, una conciencia que pretendía contar algo más del mundo y decirlo de modo distinto respecto a sus escritos precedentes. Se coloca pues, en la curva existencial de su autor, como un momento de reflexión, una especie de punto de llegada a la fase de senectu-te, en una postura paralela a la que Lope adoptaba con su Tomé de Burguillos cuando acudía al registro de la burla y al filtro de la ironía para expresar estados de ánimo velados por la melancolía propia de quien está de vuelta de todas las cosas. Sin la complejidad ético-existencial ni la grandeza artística del apreciado amigo y maestro, Vélez elige también un alter ego del todo especial para pronunciarse alfinal de su vida, focalizando aspectos no centrales en su producción precedente—volcada hacia ficciones ambientadas en épocas históricas que debatieran cuestiones relativas al honor
femenino-. Se dirige para ello a otro modelo formal y lo hace enfatizando el cambio para confesar un agotamiento amargo de la palabra teatral que le tiranizaba. Es probable que la causa verdadera no fuera el cansancio del verso sino más bien la hipertrofia degenerativa de las comedias de aparato, fórmula a la que siempre se plegó en busca de éxito garantizado y que va a satirizar dentro de la novela en el divertido momento de la locura del poeta (Tranco IV). Del teatro se pasa a la prosa. O mejor dicho, de la comedia a este divertissement saturnal que es El Diablo Cojuelo.
La alternativa no podía ser distinta. Su reconocido "buen humor", quizás la peculiaridad más determinante de su estilo, que le había valido reconocimientos en la corte y alabanzas de colegas —«quitapesares» lo llamó Cervantes-, reflejaba una tendencia hacia la facetudo que debía estar bien anclada en predilecciones personales pero al mismo tiempo en cultos conocimientos normativos: los escritores de la época tenían presente la poética del genus en que encauzar "decorosamente" el propio sistema estilístico-retórico. Incapaz de tonos acres, en su ocaso desencantado, su opción de la forma novela caía en las mismas coordenadas de la comedia. Mucho se ha escrito sobre la reversibilidad de los dos géneros. Algo más creo que se puede decir para enmarcar adecuadamente el texto que aquí se presenta.
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X B L A N C A P E R I Ñ Á N
La identidad del binomio comedia=novela estaba plenamente calada en
la conciencia de los autores, aunque no sancionada en las preceptivas. Pero
la circulación de ¡as ideas era grande, como es bien sabido,, sobre todo en las
discusiones de Academia, y si en territorio peninsular carecemos de declara
ciones programáticas, sí que se conocían las italianas. No me parece inútil
recordar, como único ejemplo, la opinión que Francesco Boncianipresenta
ba en 15J4 en sus Lezioni sopra il comporre delle novelle. Ya se había
comentado abundantemente el dictado aristotélico sobre la comicidad, des
gajándolo de su contexto en la Poética y concediéndole dignidad de docu
mento autónomo a mediados de siglo, por parte tanto de Robortelli (que se
había pronunciado en el De salibus, en 1548) como de Maggi (que lo trató
en su De ridiculis, del 1550). Se reelabora el principio cardinal según el cual
la risa se basa en turpitudo y deformitas, observando además que lo risi
ble resulta potenciado cuando las cosas salen, sorprendentemente, al revés de
lo esperado, por medio de la des-ilusión de las expectativas; ese engaño pro
ducido por el reconocimiento, es en la comedia el pendent de la peripecia
trágica, requiriendo personajes y estilo mediocres. Pudiendo residir la feal
dad y deformidad tanto en el cuerpo como en el alma, y en lo extrínseco, a
esta última categoría va la atención de la escritura cómica, sobre todo al su
mársele la triunfante instancia de la admiratio. De manera explícita se teo
riza que si al turpis se le agrega singularidad y estupor, se obtiene mayor
efecto en la comicidad.
Cada vez con más claridad se define la "fealdad" y "deformidad" de las
cosas, o por sí mismas, o por el modo en que se expresan, es decir por su ca
lidad de mentiras artísticamente válidas. Ha quedado asentado un hori
zonte de expectativas, ¡a conciencia de un código lingüístico-retórico de lo ri
sible cuyos puntos cardinales venían a ser: que lo ridículo requiere, además
de fealdad y deformidad, novedad sorprendente; que la originalidad puede
consistir intrínsecamente en la cosa representada o en el modo de ser expre
sada; esa des-armonía puede surgir tanto del tejido verbal mismo (por caco
fonía, hipérbole, juego del vocablo), como de los contenidos (por expresión
de cosas fuera de lugar, discrepantia, sub absurdiaj; que las formas mix
tas con varias deformidades producen mayor placer; y que condición necesa
ria de la risibilidad será la mediocritas en el registro expresivo.
En i<;j2 Bernardo Pino Cagli, en una Breve considerazione intor-
no al componimento della commedia dei nostri tempi, registra el
cambio de postura necesario por parte del autor para adecuarse a las nuevas
exigencias del gusto (del vulgo). La imitatio no estará ligada al nivel hu
milde y bajo de los personajes, ni a la obscenidad de los contenidos, sino que
el principio de lo feo y deforme se centrará en «lo que no presenta las partes
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proporcionadas y correspondientes, de cuya correspondencia nace la belleza,
que no es más que orden y proporción de las partes»; lo turpis vale tanto en
las cosas materiales corporales «que ve el ojo», como «en las intelectuales
consideradas por el intelecto». Creo que en claras letras se está mostrando la
vía maestra que lleva al triunfo de la agudeza.
Dos años después, Boncíani, en el documento señalado, reporta come
dia y novela a la auctoritas de Luciano postulando para ambas, como de
nominador común, «el modo representativo del diálogo y que se imiten ac
ciones ridiculas, que son las causadas no por los malvados sino por los
necios que se dejan engañar». En sus premisas se remonta a la distinción
platónica entre dichos que inducen a la risa por su densa brevedad y los que
la causan por la simplicidad (kataghelaston), para afirmar que lo cómico
—en la comedia como en la novela- se ha de basar en esta última categoría.
Que es el enredo. De causas muy variadas (nos engaña el caso, nosotros
mismos, la astucia ajena...), se des-enmaraña por la anagnorisis que con
duce al cambio de la situación en lo contrario de lo que parecía, y que esfuen
te del máximo placer, tanto en la comedia como en la novela. La comicidad,
pues, más que estar basada en contenidos representativos de los vicios o tur-
pitudo moral, ha pasado a ser construcción intelectual, juego con la expec
tativa. La creación del mecanismo del enredo valora, más que la sustancia
del nudo, el placer del desciframiento, cuando es la constitución misma de
las cosas, como dice Boncíani, lo que produce la falacia puesto que «están or
denadas de manera que por ellas mismas originan tal efecto».
La necesidad de persuasión, tan profundamente sentida desde finales del
siglo, se adueña de todo tipo de técnicas de la convicción que plasmen tanto
contenidos como formas y que conduzcan con éxito a enfatizar la oposición
apariencia/realidad; de ahila infinita variación temática del des-engaño en
cuanto fórmula funcional, estructura portante del siglo, que realiza plena
mente la tensión y su caída. La poética del nudo con peripecia y anagnori
sis será una configuración perfecta del engaño a través de la ignorancia, que
complica para después aclarar. Eso es tanto la comedia como la «novela cor
ta». La burla, en el sentido que tuvo en la época, perseguido y descrito en el
libro de Monique foly, define por igual los desenredos que ocupan el amplio
espacio de una pieza teatral como las breves cristalizaciones de un chascarri
llo. El alargamiento del ámbito que va del nudo al desenlace, espacio de la
expectativa, es el terreno de cultivo de la novela barroca tras el triunfo de
la estética liberadora de la mezcla de estilos, según el principio omnipresente
de la variatio, que es variedad en las ideas y en la expresión con tal que la
red de correspondencias —gracias a la hidra del concepto y sus dimensiones
generativas— aten lo diverso con lo uno, como tan eficazmente ha descrito
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Aurora Egido. Lo grotesco y lo sublime se intercambian las reglas, las téc
nicas de la comicidad y de la agudeza confluyen definitivamente. Para so
brevivir, manteniendo su índole diversa, la comicidad de primer grado ha de
intensificarse.
De ahí el triunfo, en la comedia, de jácaras, bailes, mojigangas, nue
vas creaciones una vez que elgracioso no es ya la figura del humor sino que
han copiado su estatuto incluso los personajes protagonistas. Su desmesu
rada dilatación invade los terrenos de la expresión artística no siendo ne
cesariamente portadora de sentido o vehículo de sátira. Será comicidad
"intencional" en tantos casos, pero igualmente presentará carácter "inge
nuo", de juego literario, de burla por la burla a través de lo grotesco, pura
técnica de deformación para realizar el turpis et deformis; finalidad y no
instrumento, en una ostentación del lenguaje convertido en la mejor ma
teria de lo risible. Instancia moralizante en un caso, lúdica, de solo entre
tenimiento en otro, según el peso de la función eutrapélica. En una dosi
ficación variadísima de los dos niveles se construye gran parte de la
literatura aurisecular.
Que de la forma novela "no corta" se hubiera apoderado una figura
"risible" como la del picaro es otraprueba más que confirma la identidad del
binomio comedia=novela como lugar propio de la comicidad. El antihéroe
recogía, junto con tantos otros materiales procedentes de tradiciones folclóri-
cas y paródicas, nada más y nada menos que del ilustre Teofrasto una mez
cla de varios ethé o caracteres plenamente risibles, siendo el principal el de
"la abyección moral" que supone probar los más distintos y humildes oficios
(dice el carácter VI: «.. .sabe tener venta, garito, y no desdeña oficio por as
queroso que sea, como pregonero, cocinero o jugador de dados...»). A me
diados del XVI el personaje se combinaba de manera definitiva con el es
quema narrativo de la peregrinatio para dar lugar, con inusitada fuerza
invasora, al nuevo género de la picaresca. Bien se ha demostrado que de la
fusión de un carácter y un esquema literario surgió, en manos del anónimo
autor del Lazarillo, un prodigioso momento artístico, obra de gran moder
nidad al pensar desde dentro, con desdoblamiento del yo, al personaje "in
decoroso". Pero a lo largo de los decenios, la fórmula se había ido afirman
do y modificando en su sentido más extemo, caminando bajo la dirección
estética apuntada, hacia un reforzamiento de la comicidad, tanto por des
mesurado incremento de lo risible en los personajes y situaciones como en la
escritura de los mismos. En la exacerbación de ambos niveles se ve clara
mente la razón de la escritura deformante y deformada de la Pícara Justi
na y del Buscón, por citar los casos más llamativos de interrelación sígnica
de la des-armonía a principios del XVII.
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Vélez, cuando decide escribir su pieza nueva, da un giro de tuerca per
maneciendo dentro de su registro preferido, el de ridiculis; la dinámica de
sus orientaciones interiores lo mantiene en las estructuras de la comicidad
para llevar adelante su nueva reflexión sobre el mundo. De la fórmula no
vela concedió su preferencia, no a la "corta", lugar de la transgresión en el
terreno de lo amoroso y de las relaciones parentales, con su ejemplaridad a
contrario; eligió la forma novela larga itinerante con protagonista risible.
En ese avantesto —por decirlo con término bien precisado por Maria
Corti— compuesto de códigos múltiples, encuentra el lugar mental sobre el
que seguir algunas líneas de inspiración. Y se decidió por el doble protago
nista para concebir un viaje sin alejarse de su fórmula preferida que había
sido la modalidad representativa dialogada. Inventará el discurso fingido
entre dos seres heterogéneos que, a través de la palabra, no serán los usuales
compañeros de un itinerario picaril más sino una revisitación de la quête,
una exploración de las dobleces del mundo en un viaje iniciático, con una
mayéutica al revés en la que un diablo irá enseñando a mirara un joven que
no ve las verdades profundas del mundo, revelándole el principio de reali
dad. Hacia ese polo lo llevan —y lo está señalando y escondiendo a lo largo
de toda la novela— modelos analógicos bien presentes (y no texto-fuente):
toda la tradición lucianesca generadora de la sátira menipea, antigua y re
ciente, la de los viajes con guía, la picaresca, la sátira contemporánea y has
ta el Quijote mismo.
Una vez centrada su brújula, Vélez se prepara las herramientas con que
cincelar su idea según el principio de potenciación de lo turpis et deformis,
con añadidura de abundante admirado. Al elegir como mentor a un diabli
llo, se coloca en un círculo concéntrico más restringido del avantesto, el que
remite explícitamente a la narrativa ultramundana (como el Icaromenip-
po, el Pasquín del infierno de Pérez, a los Sueños de Quevedo, a los dis
cursos y vejámenes de academias que bien conocía) en la que encuentra una
visión sorprendente de la realidad subvertida. Por eso, como en todos ellos, la
perspectiva de su protagonista será desde «la otra vida», según el título de las
primeras ediciones de la novela; con ese marbete Vélez alude a la humani-
dad por debajo de las apariencias, distinta de la aprehensible gracias a la pers
pectiva deforme del deforme ser supranatural que lo descubre. Se une a todos
sus modelos para ofrecer una mirada alterada, desde lo alto de torres, azote
as, vuelos; un "viaje de la visión" como lo ha definido la crítica, en el que
tres instancias se articulan: el estudiante que mira, el diablo que da su inter
pretación peculiar, el autor implícito que orienta la visión del mundo.
Según la innegable autonomía del significante, es posible que a Vélez se
le fuera rellenando su idea de "objetos literarios", bien insertables en lafá-
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di estructura de la "brocheta" o "pincho" que la fórmula narrativa del via
je comporta. El diseño central se convertirá en una gigantesca "agudeza
compuesta": un diablillo familiar, rescatado de una redoma, donde le tiene
prisionero un astrólogo, por un estudiante que va huyendo de unos alguaci
les a causa de las consabidas cuestiones de honra malentendida, le ofrece
agradecido a su liberador sus servicios especiales de enseñanza, protección y
ayuda. Ante la rebelión que supone haberse escapado de la redoma, parte de
los infiernos otra persecución al propio Cojuelo, de manera que se establece
una doble fuga en paralelo, que se concluirá, de manera inesperada con la
vuelta al estado inicial de los dos actantes. Tal desengaño es el eje portante
de la novela.
Esta simple fábula se va llenando repetidamente de la figura estructural
por excelencia que es la fuga, con su pareja especular, la búsqueda, gene
rando redundantes nudos temáticos del tipo: obstáculo/fuga/nueva situación
de peligro/salida del peligro de modo mágico. A partir de la mitad de la no
vela, cuando para evitar ser descubiertos por alguaciles y demonios perse
guidores la acción se desplaza de Madrid a la más lejana Andalucía, el es
quema cambia algo: los actantes, aun manteniendo la misma relación
sabio-discente, no sólo van a ver el mundo y comentarlo, sino que van a ac
tuar en él. Puesto que han de hacerlo de manera críptica, la elección cae en
Sevilla, ciudad que, por encima de las descripciones idealizantes, es espacio
babélico, laberinto en el que perderse: «dicen que es Sevilla lugar tan confu
so, que no nos hallarán', si queremos, todos cuantos hurones tiene Lucifer y
Belcebú» (VII). Las secuencias se complican, articulándose a caballo entre
dos capítulos (VII con VIH y IX con X) e incluyendo, en un juego de ca
jas, escenas más amplias como marco de las acciones de los protagonistas,
junto a materiales de tan peculiar naturaleza como unapremática, y varia
dos resortes descriptivos.
Y para reforzar la calidad de lo grotesco, Vélez organiza la "situación
posible" de la fuga diabólica echando mano de las técnicas del disparate.
Puesto que los servicios propios de la índole del protagonista son supra físi
cos, mágicos van a ser los desplazamientos con que agasaje al compañero
Cleofás para observar el mundo desde especiales perspectivas. Al final de las
variadas aventuras, el diablo desaparecerá por arte de magia, quedando el
joven estudiante des-engañado de las falsedades del mundo gracias a cuan
to ha aprendido a observar, y de la existencia misma del peculiar guía que
ha sido el Cojuelo; y el lector, del "mundoposible" al que ha asistido en el
tiempo que ha durado la lectura de la ficción narrada. Bien se puede definir
a esta ficción como un lúdico "macro disparate", que autoriza la acogida en
su estructura del principio de la acumulación heteróclita, por hilvanamien-
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to, de cualquier tipo de transgresiones del mundo sensorial. Habiendo per
dido referencialidad mimética la ficción central, el mundo posible de la vi
sión diablesca permite que las escenas oteadas, desde lo alto como desde lo
bajo, sean tanto reales como alegóricas, directas o fantásticas: junto a edifi
cios, prados, calles, ríos, la percepción mágica del diablo permite ver lo que
ven en los espejos los presumidos y fatuos cortesanos; tan "posible" es ad
mirar el rollo de Ecíja al vuelo como la fuente de la Plaza Mayor vista a tra
vés de un espejo, o la cabalgata de la diosa Fortuna.
Con rigurosa linealidad temporal, la narración procede por una espacia-
lidad igualmente sensata: es la lógica externa del disparate, aparentemente
correcta. Dentro van las visiones deformadas de una humanidad risible. Los
"objetos literarios" que menos justificación tienen, a los ojos del lector mo
derno, son sin duda los largos pasajes epidícticos sobre la nobleza que llenan
especialmente el tranco VIII y en parte los VI, VII y IX, mal digeridos
siempre por las diversas posturas críticas que han intentado interpretar la no
vela. El principio de la variatio y la necesidad de rellenar para exorcizar el
horror vacui, típico del hombre barroco, lo permitían sin dificultades a lec
tores avezados a misceláneas y silvas de todo tipo. La corografía y escritura
sublimadora de los festejos lo exigían.
No es pura casualidad que por los mismos años aparecieran dos textos
que resultan extremadamente próximos en algunas de sus más interesantes
peculiaridades, uno en Amberes y otro en Madrid, las dos capitales del Im
perio, e/Estebanillo González y el Cojuelo. Ambos han sufrido una va
loración poco correcta a la zaga y ala sombra siempre del mucho más famo
so Buscón. Acusada la primera novela -como el Cojue lo- de falta de
unidad en el tratamiento de la intriga, solamente sus modernos editores le
han devuelto el lugar que le corresponde al haberla colocado en las precisas
coordenadas estéticas barrocas para su definitiva comprensión. "Epígonos"
en la serie de los picaros literarios, se ha dicho de ambas, respecto de un ca
non establecido a partir de la suma de invariantes desprendida del conjunto
del Lazarillo más el Guzmán, marcados por las operaciones definidas de
"disolución " de la fórmula, las que llevaron a la caída de sus rasgos más per
tinentes. Pero analizar las piezas exclusivamente sobre este patrón reducti-
vo es error hermenéutica, sobre todo a la luz de la conciencia del eclecticismo
característico de la novela del XVII, que toma formas diegéticas preexis
tentes, descontextualizándolas, para narrar según principios estructurantes
híbridos, mixtos, extraordinarios.
Aquí interesa resaltar que en ambas novelas se asiste a la visión defor
mada, en una prosa de difícil lectura -turpis et deformis ella misma— de la
realidad por parte de dos personas deformes, en una mezcla poderosa de
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veras y burlas disparatadas. Ambos textos son realizaciones funcionales del
des-engaño a través de la mentirosa fórmula del "libro de entretenimiento",
como los dos se presentan. Estebanillo ofreciendo la visión del enano bufón
que recorre las cortes itinerantes de la Europa atormentada por la primera
conflagración "mundial" de la modernidad; el disforme Cojuelo, ofrecien
do su visión diablesca de la sociedad como modalidad de lectura a sus desti
natarios para que fuera un entretenimiento a "trancos", como los del cojo
protagonista, que han de interpretarse como momentos de pura relajación.
El ludismo de la fachada es portador de ideología cargada de intocables cer
tezas oficiales; pero dentro de ellas se pueden solapar visiones críticas de dis
conformidad, según una hábil instrumentalización de la eutrapelia. En el
Estebanillo, sin duda más cercano al modelo picaresco, desde el final de
una laberíntica carrera, el truhán con su facundia histriónica narra sus mil
ocupaciones risibles, comenta el mundo, satiriza la vida militar pero ensal
za subliminalmente a un militar caído en desgracia, el comandante y co
mitente Octaviarlo Piccolomini. El Cojuelo, más cercano al esquema del
viaje con guía, presenta las más detestables figuras que pululan en la corte,
y subliminalmente habla, de manera afable, desde una diversidad que es la
de las vivencias del Vélcz converso.
Idealmente también se les acerca, en el mismo decenio, el otro viaje con
guía de un doble-yo por los males de la sociedad en un mundo real alegori
zado, El Criticón. En los tres se asiste a la misma dilatación de la tensión
narrativa según técnicas de la agudeza que coinciden con las de la comicidad
disparatada. Variedades temáticas son los mesones como encrucijadas y lu
gares de la burla, la visita a la casa de los locos, con repaso de vistosos tics so
ciales, la vergüenza en los linajes, las locuras de los arbitristas, etc. Esa vi
sión satírico-burlesca de la realidad en la que los personajes-espejo reflejan
núcleos fundamentales del microcosmos del seiscientos, simbólicos y emble
máticos, funciona al mismo tiempo como burla de la literatura: se "narrati-
vizan" las academias para insertar crítica anticulterana, las fiestas popula
res con justas, procesiones, mascaradas, los encuentros con ciegos que cantan
romances, con compañías de cómicos etc. Es un retrato de la impregnación y
transcendencia de la literatura en la vida de la época, filtrada a través de dis
tintos grados de palimpsestes, en un juego constante de intertextualidad y
alusividad, según una virtuosa teatralización de y sobre la escritura.
Juego. Clave del siglo, con la disimulación y la prudencia. Juego en
cuanto cifra a través de la que expresarlos engaños del mundo, la falibilidad
de la percepción directa, la imposibilidad de ta mirada simple, inocente, sin
segundas; instancia que muestra y esconde, que elabora modelos modificán
dolos voluntariamente para que el destinatario lea de una manera peculiar,
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para que descodifique activamente y llegue a apoderarse del mensaje—serio,
importante o leve— a través del placer de la lectura.
Sin temor alguno se puede afirmar que Vélez supo llevar en su novela el
juego a niveles de gran complejidad y finura construyéndose, como marca
personal, la teatralización no sólo de la escritura en los aspectos elocutivos,
sino de la operación inventiva global. Es cuanto se percibe si se focaliza de cer
ca la interrelación ingeniosa que establece la inventio con los niveles de dis-
positio y elocutio.
Para la forma del contenido se trataba de elaborar, en complicidad con el
destinatario, materia conocida para que se percibiera bien el remite a la tra
dición al mismo tiempo que el peculiar tratamiento de la misma. Al elegir el
mundo de lo sobrenatural, Vélez estaba trabajando, en primer lugar, sobre
un tema muy de su gusto; en El embuste acreditado ya había tratado la
personificación del demonio (donde había explicitado que «supuesto que
hay opinión / que al demonio cuerpo da», v. 1304), citando hechos mila
grosos, como señalaron Spencer y Schevill, que consideran rasgo caracterís
tico del autor su familiaridad y su preferencia por lo prodigioso; de la misma
manera, en El diablo está en Cantillana se había medido con el pacto dia
bólico y había manifestado simpatía por la mujer poseída, la enferma men
tal no castigable. Se había reído en sus versos de la redoma de vinagre (v. 837),
llamándola ya allí «cárcel de un demonio I a mi obediencia sujeto" (v. 1188),
y había rozado los mismos motivos en La abadesa del cielo y La corte
del demonio. Por otra parte, sus lectores bien sabían, como él, que el dia
blo era figura ambigua: in primis era ridiculum por su deformidad sor
prendente, horrible en sus facciones y deforme en las extremidades; su vis
maligna estaba en todos presente, era el adversario perpetuo del reino de
Dios, de presencia cotidiana. Figura debatida a lo largo de los siglos, su
existencia estaba admitida por la ortodoxia: el espíritu del mal está permi
tido y previsto por la providencia divina como instrumento de tentación para
ofrecer la posibilidad de redención a través del ejercicio del libre albedrío. La
teología y la ciencia describían su plena licitud. Ahí están las brillantes pá
ginas de Martín del Río, Ciruelo, Torquernada, tan citadas, para ilustrar
la familiaridad del hombre de la época con la figura, sobre todo en sus rela
ciones con la magia y con la nigromancia. Vélez sabe orquestar de manera
sumamente articulada en su arquitectura textual las mil facetas que el tema
ofrecía. Sobre todo en su vis cómica.
El diablo sale de una redoma, rasgo pertinente que remite al topos más
trillado, y alude, según fabliaux y miniaturas medievales, a un Virgilio
servidor del diablo, adepto a las artes mágicas, que rompía una botella con
tenedora de demonios y hacía ver reflejado en un espejo sucesos futuros del
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imperio romano (algo muy parecido hará el protagonista en el tranco VIII).
Recluido por un astrólogo en un obscuro studiolum, tal y como se describía
a estas figuras, a medias entre realidad y magia, el Cojuelo se va a permitir
en la novela los poderes que son los que realmente se creía que poseía el dia
blo: volar y hacer volar a otra persona así como transformar algo en algo, ha
cerse y hacer invisibles, en una palabra alterar la visión y la fantasía. El hilo
conductor de las acciones de un diablo serán, por lo tanto en la novela, "dia
bluras", y eso van a ser sus trancos o capítulos.
El «espíritu», que vive «en los dos mundos», juega con su ambigua na
turaleza, «se destose» al tomar la palabra para leer su soneto en la Acade
mia sevillana (IX); se proclama «español por la vida, y con quien vengo,
vengo» a la hora de discutir, en un divertido chascarrillo transformado en
narración, con individuos de nacionalidades rivales (V). No es Satanás sino
uno de los diablos menores («demonio más por menudo soy, aunque me
meto en todo; yo soy las pulgas del infierno, la chisme, el enredo, la usura,
la mohatra», I), que se vanagloria de ser el inventor de los bailes.
Según esa definición (en la que se acumulan quince variedades de ellos),
satírica por supuesto respecto del problema de la pecaminosidad y de la lici
tud de los mismos, queda connotada su actividad «profesional» en la nove
la, que será la de inquietar. Su naturaleza es una mezcla entre «demonio
luchador», categoría de la que decía Martín del Río «que incitaban a los
hombres a la lucha», y demonio meridiano, «cuyo deleite consiste en ator
mentar a los hombres». De ahí su predicado narrativo, su continua movili
dad, su imposibilidad de inacción, que es la razón misma de su insosteni
ble prisión en la redoma: «que éste a cuyos conjuros estoy asistiendo me tiene
ocioso sin emplearme en nada, siendo yo el espíritu más travieso del infier
no» (I). Solamente con Cleofás, en agradecimiento devoto por el favor de
haberlo rescatado de su «Argel de vidro», se porta de manera tranquilizan
te y protectora; con el resto del mundo se dedica a su constante actividad que
es meter cizaña. Esa es la razón de ser de su viaje nocturno al llegar al me
són de la Sevillana «. ..Éntrate dentro y pide un aposento y que te aderecen
de cenar, que a mí me importa llegarme esta noche a Constantinopla a al
borotar el serrallo del Gran Turco y hacer degollar doce o trece hermanos que
tiene, por miedo de que no conspiren a la Corona, y volverme de camino por
los Cantones de los esguízaros y por Ginebra a otras diligencias deste modo,
por sobornar con algunos servicios a mi amo, que debe de estar muy indig
nado contra mí por la travesura pasada; que yo estaré contigo antes que den
las siete de la mañana» (IV). Ni duerme: «madrugó sin dormir, dejando al
compañero en Triana, para espiar en Sevilla lo que pasaba... revolviendo
de paso dos o tres pendencias en el Arenal» (X), ni es capaz de reposar: tras
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un largo viaje aéreo «se había agradecido al sueño el tal don Cleofás, de
jando al compañero de posta como grulla de la otra vida» (VI). Si meter ci
zaña y volar son sus prácticas preferidas, también podrá conceder prestacio
nes profesionales de tipo brujeril, y lo hará en el disimulado sortilegio de la
visión a través del espejo narrada en el tranco VIII.
Para la expresión de las empresas mágico-demoníacas Vélez pone a dis
posición del autor implícito su pericia en el uso del disparate literario, en el
que encontraba mil recursos con que representar su "mundo posible", sobre
todo a través de figuras clave como el cuadro-tipo de la "visión " y el del "ca
tálogo heteróclito".
Está bien claro que Vélez ofrece indicios para una posible lectura de su
"discurso" en esta clave. «Escrito con particular capricho» dice en la Dedi
catoria que está, y ya sabemos que capricho era el "grutesco" o "dispara
te pictórico" en la época, relleno fantasioso de los espacios, paralelo en pin
tura y arquitectura de la poesía del dislate, una modalidad de concebir «fuera
de las reglas ordinarias y comunes», como lo define Autoridades. De ma
nera caprichosa empieza su novela, con un prólogo dirigido a quien no iba
a leerlo, a los pobladores de los corrales declaradamente analfabetos («pues
casi ninguno de vosotros sabe deletrear») de quienes pretende escabullirse; la
carta al lectoría había rubricado con fórmula típicamente disparatada: «De
Madrid, a los que fueren entonces del mes y del año, y tal y tal y tal», uni
dos heteróclitamente en la firma «El autor y el texto». «Peregrina y capri
chosa» se define la Premática leída por Cleofás en la Academia en el tranco
final, en la que, junto a momentos de crítica literaria satírica y divertida se
gún la técnica propia de los vejámenes, incluye elementos claramente dispa
ratados, como la inicial cosificación de mitologemas («Ypor que se celebren
y publiquen con la solemnidad que es necesaria, sirviendo de atabales los
cuatro vientos y de trompetas el Músico de Tracia —tan marido que por su
mujer descendit ad inferos— y Arión —que, siendo de los piratas con quien
navegaba arrojado al mar por roballe, le dio un delfín en su escamosa espal
da, alson de su instrumento, jamugas para que no naufragase» X) y el tex
to que está a punto de leer el Engañador—alias el Cojuelo- cuando irrum
pen el alguacil con doña Tomasa y su acompañante, iba a ser una de las
formas preferidas de disparate, precisamente un Pronóstico o perogrullada
dirigido a «Perico el de los Palotes».
Llamativa técnica del disparate, de origen carnavalesco, la más extendi
da en la escritura grotesca, es siempre la subversiva humanización de lo ob-
jetual y la inversa cosificación de lo humano: también Vélez incluye, con
voluntad de que sean percibidos, algunos momentos de esa clara naturale
za; por ejemplo, la escena en que el extranjero, rico y avaro, duerme meti-
X X B L A N C A P E R I Ñ Á N
do en el talego de sus doblones («y comenzando a desatolle, saca el tal es-
tranjero —que estaba dentro del, guardando su dinero, por no fialle de na
die— la cabeza, diciendo: "Señores ladrones, acá estamos todos"», II); y del
mismo tipo de "capricho" es, en el momento de la confusión final, la lucha
en plena boca del alguacil, «a agujazos y a dedalazos», para sacar al Co
juelo, que se ha metido en ella «calzado y vestido», entre los diablillos y una
cuadrilla de sastres —quizás vengadores del soneto satírico que les había di
rigido en la academia- que se quedan de rehenes «para unas libreas que ha
bían de hacer a Lucifer a la festividad del nacimiento del Antecristo» (X).
También en un figón son «asadores y torteras» los que pelean junto con los
ociantes (IV). Y toda una inversión "caprichosa" es la «ropería» de los li
najes donde uno se puede vestir un abuelo porque el suyo no le viene bien,
o se «llega a volver un agüelo suyo de dentro afuera y de atrás adelante, y a
rernendallo con la agüela de otro» (III), como lo es la cabalgata misma de
Fortuna (VII) en la que todo va invertido: los filósofos como caballerías, los
escritores como lacayos, y el monóculo Polifemo como guía en la injusta re
partición de las mercedes.
Un catálogo heteróclito son los tres primeros trancos, donde se pasa re
vista a oficios, caracteres humanos, figuras de la locura, "visiones" crítico-
satíricas de unidades situacionales breves expresadas en condensado concep
tismo; catálogo son las ristras de alabanzas de la nobleza, por mucho que se
haya interpretado esa anatomizarían del género epidíctico como un satírico
ritual a la retórica (Peale 1983), al igual que la sarta de nombres de pobres
(X). Vélez cita en un paso además, como firma diríamos, la famosa fórmu
la disparatada de las «trescientas cosas más», tan conocida en la poesía del
nonsense, al describir a la mujer con «mal de madre» cuyo marido «no ha
dejado ruda en la vecindad, lana ni papel quemado, escudilla untada con
ajo, ligaduras, bebidas, humazos y trecientas cosas más» (II).
El mecanismo con que se entrelaza la coherencia inventivo-argumen-
tal con la disposición del desorden, se basa en buena medida en unapecu-
liar elocutio, la que juega con el corpus de la fraseología incluyente el lema
"demonio" o sus posibles contingencias; con lo que los tres niveles retóricos
se dan la mano ingeniosamente.
Nada más cerciorarse el estudiante, al entrar en el studiolum, de que la
voz que oye por segunda vez es verdadera, exclama «¿quién diablos sus
pira aquí?» (I). La divertida interrogación lleva en sí una dilogía en función
gemela a la «ironía trágica»,—stricto sensu dramaturgia)—, que usa frases
significantes in praesentia anticipando al mismo tiempo situaciones sucesi
vas (in absentiaj. En este caso, el primer valor del término es puro refuer
zo articulatorio coloquial de la pregunta, y el segundo es avance de la natu-
E S T U D I O P R E L I M I N A R X X I
raleza del personaje que está a punto de aparecer, el ser infernal y todas sus
futuras acciones,
Al ir incluyendo en los trancos II y III a los varios personajes satiriza-
bles de la villa y la corte, aparecen en mezcla coherentemente heteróclita, fi
guras ligadas al mundo demoníaco: es la primera la «hipócrita a lo moder
no», mujer con ribetes de maga, es decir de nicodémicas prácticas; el travieso
Cojuelo aprovecha la ocasión para insertar una divertida digresión narcisis-
ta: teme ser reconocido por el cabrón-diablo al que van a celebrar la bruja y
su compañía en los encuentros nocturnos del sabat, jactándose de «una bo
fetada» y de «palabras mayores» habidas con él; queda introducida gracias
a una expresión modificada sub specie diabólica: «que también entre los
diablos hay libro del duelo, porque el autor que le compuso es hijo de veci
no del Infierno».
La "relación " del viaje dentro del viaje—la ida a Constantinopla ya alu
dida—se expone bajo el mismo prisma: los herejes ginebrinos son «demo
nios de si mismos», y su territorio es «el juro de heredad que más seguro te
nemos en el infierno después de las Indias» (V). Al acercarse a Roma, el
diablo justifica "sorprendentemente" el elogio de la ciudad y sus templos,
puesto que no debiera por su naturaleza incompatible con la esfera de lo ce
leste, diciendo que «aun los demonios, por cabeza de la Iglesia militante,
veneramos su población» (V); ante otra relación descriptiva de la catedral de
Sevilla, comenta la voz diabólica «salgámonos delta, que aun con las rela
ciones ni los pensamientos no podemos los demonios pasealla» (VII).
El tratamiento divertido -y satírico— de la contraposición (folclórica) en
tre cuatro bebedores, se concluye con otra interpretación al trasluz de lo dia
bólico, en este caso de la famosa taumaturgia del monarca francés al afirmar
el Cojuelo que el rey de Castilla tiene la virtud de «sacar demonios, que
es más generosa cirugía que curar lamparones» (V). Y la misma justificación
aguda tiene el presentarse tan disgustado, en el mismo tranco, contra el au
tor de comedias porque «es el peor representante del mundo y hace siempre
los demonios en los autos del Corpus, y está perdigado para demonio de
veras y para que haga en el infierno los autores si se representaren come
dias, que algunas hacen estas farándulas, que aun para el infierno son ma
las». Lo que canta el ciego en la plaza de Córdoba es, por supuesto, la «Re
lación muy verdadera que trataba de cómo una maldita dueña se había
hecho preñada del diablo, con una letrilla contra los demonios» (VI),y la
Prernática de la Academia quedará igualmente salpicada de chispas diabó
licas: el discurso, preparado durante la noche por Cleofás, empieza presen
tando a O feo, «que desciende a los infiernos», como el pronóstico del En
gañador va dirigido a Perico el de los palotes, Protodemonio (X).
X X I I B L A N C A P E R I Ñ Á N
Aunque «demonios hembras», gemelas de las «diablas» quevedescas,
pululan por doquier, una adquiere especial función diabólica en el tranco
VIII, la «güéspeda» Rufina María, iniciada en nigromancia, que sube a la
azotea con un espejo de cuerpo entero en el que, por arte mágica, el Cojue
lo le enseñará, a ella y a don Cleofás, lo que pasa en ese mismo momento
en la Calle Mayor de Madrid, «que esto sólo un demonio lo puede hacer,
y yo». La coherencia de la ida a la azotea debía ser reconocida por los lecto
res ejercitados, sabedores de que era el lugar donde subían las ancianas acu
sadas de brujería.
Como se habrá notado, la técnica elocutiva de que más usa Vélez es la
de nombrar lo diabólico para obtener, a través de metáfora o analogía, efec
to hiperbolizante; así están trabajadas cantidad de expresiones, sobre todo
por modificación de un segmento de frase o paremia, del tipo «irse al in
fierno en coche y alma» (II), o «que camino del infierno, tanto anda el
cojo como el sano» (1), perfectamente funcional a valencias satíricas. Cuan
do el alboroto es muchísmo parece «algún demonio que se ha perdido» (II).
En la exaltación visionaria que tanto hace reír a los huéspedes de la venta,
el poeta «amenazó a hacer una de todos los diablos» (IV). Con esta fun
ción diabólico-hiperbólíca se definen personajes, como el casamentero (II), o
a uno entre los locos que es «demonio casado, que se volvió loco con la con
dición de su mujer» (III).
De gran efecto ponderativo resulta el desahogo del Cojuelo cuando, al
salirse de la calle de los espejos en la que ha mostrado cantidad de despre
ciables cortesanos, tiene náuseas, «que con tener estómago de demonio y
no haberme mareado las maretas del infierno, me le han revuelto estas sa
bandijas» (III). Resultado similar tiene el decir del Cardenal Infante que
«ha dado al infierno las mayores entradas de franceses y holandeses», alu
diendo a las víctimas de laguerra de religión que lo veía protagonista, y para
ensalzar a su imperial esposa dirá «que hasta los demonios celebramos sus
grandezas» (VIII).
Está claro que la elocutio ingeniosa es el motor de las determinaciones
causales, siendo la cristalización lingüística la que genera o concluye la se
cuencia narrativa: la fuga volando ante el ventero se justifica «porque lo que
del diablo es, el diablo se lo ha de llevar» (IV). Pero el ápice de la elocutio
inventiva, momento de máxima diversión de la fábula, está construido so
bre un equívoco de acción, pensado desde el principio puesto que tiene
que ver con el título mismo de la novela y jugado como su conclusión. En el
garito de los pobres, de manera paralela al modelo cervantino del R i n c o -
nete, Vélez, variando una vez más la modalidad del catálogo, pinta la ini-
crosociedad de los mendigos que vive en la oscuridad una reglamentada y
E S T U D I O P R E L I M I N A R X X I I I
"risible" organización social, jugando onomásicamente con la descripción
de los personajes. Uno de ellos es el cojo Piedepalo, apodado por su morali
dad el diablo cojuelo. Según la técnica ya vista consistente en el contacto
entre dos planos situacionales distintos a través de un elemento de equivoci-
dad, en el preciso momento en que entran -aunque invisibles- Cleofás y el
diablillo, unapobra está diciendo por su cuenta, en otro contexto: «Ya vie
ne el Diablo Cojuelo» (IX) refiriéndose al ladrón Piedepalo; el estudian
te cree que por ellos lo dice, sintiéndose atrapado; el camarada le aclara que
se trata de un tullido «que trae unapierna de palo y una muleta en la mano
y se viene quitando la montera, y entre ellos le llaman el Diablo Cojue
lo por mal nombre», añadiendo como comentario «que es un bellaco, mal
pobre, embustero y ladrón y estoy harto cansado con él y con ellas porque le
llaman así, que es una sátira que me han hecho con esto, y que yo he senti
do mucho». Poco después llegan al garito los tres diablillos perseguidores y
preguntan: «¿Quién es aquí el Diablo Cojuelo?». En este caso buscan al
verdadero, al auténtico Cojuelo que —invisible- se escapa llevándose tras sí
al camarada Cleofás, mientras que, redoblado equívoco de acción, entregan al
Piedepalo o segundo Cojuelo, delatado sin escrúpulos por algunos colegas,
aunque otros saldrán en su defensa y acabará la escena en apaleamiento ge
neral, cual paso entremesil.
La especial atención concedida por Vélez a los elementos que redondean
el disparate ingenioso la revelan el cuidado y la finura con que trata los mo
mentos de magia, en coherencia con lo diabólico, brujuleando entre las cons
tricciones de la verosimilitud.
Nada más haber saltado el estudiante del tejado a la buhardilla, mar en
que naufraga como buen Leandro, el lector percibe la visión del estudiante,
el bufete de un astrólogo, pintado como confusa oficina (I), propia de
quien «tiene su punta de la mágica negra» (I). El primer suspiro que oye le
parece «imaginación o ilusión de la noche»; pero al percibirlo por segunda
vez, comenta el autor implícito, le pareció «que no era engaño de la fanta
sía». En los dos casos se detecta una perfecta sintonía terminológica con las
definiciones que se daban en los tratados serios de los efectos de lo misterio
so, de los engaños de los sentidos por obra diabólica.
Apariencia de sueño acompaña a las situaciones más "sorprendentes",
como en el tranco V, cuando al salir volando por la ventana, «elgüesped,
que parecía que lo soñaba, se volvió santiguando», es decir haciendo un cla
ro gesto de conjuro; ante otra fuga en el capítulo siguiente, los testigos se que
dan «suspensos y atribuyendo la agilidad de los nuevos volatines a sueño»
(VI). En la «pila de los dones» Cleofás comenta que «todo le parecía que lo
iba soñando», y le contesta el Cojuelo que «algo tiene de eso este fantástico
X X I V B L A N C A P E R I Ñ Á N
aparato» (III), truco narrativo de tipo cervantino que deja en entredicho y
duda ambigua al lector. Del mismo cariz es opinar de la casa de los locos que
es lugar «soñado al parecer» (III), y visión entresoñada resulta la cabalgata
de la Fortuna y su cortejo subversor ya que «el estudiante se incorporó en
tonces, supliendo con bostezos y esperezos lo que le faltaba por dormir»
(Vil). Ya decía Martín del Río que el demonio «todo lo que no puede pro
ducir deforma verdadera tratará de imitarlo a través del engaño de la fanta
sía», dado su poder de trastornarla; por eso se sirve con frecuencia de super
ficies reflectantes. Por eso —y no sólo como caricatura gestual «para entrar
más de rebozo»—, el Cojuelo y Cleofás, al ingresar en la reunión de litera
tos, se ponen anteojos, tanto la primera como la segunda vez (IX y X). Los
espejos de alinde, como las redomas o los círculos, atraían a los demonios...
De alguna manera, gracias a todos esos juegos al escondite con la verosi
militud, se tranquiliza al lector, al mismo tiempo que se le comunica, con el
voyeurismo divertido, la ilusión de una visión mágica.
Y mientras los llevaba a cabo, bastante se debió divertir Vélez. Por ejem
plo, variando la expresión de los vuelos de los protagonistas: en pago del res
cate salen por la buharda «como si los dispararan de un tiro de artillería»
(barón de Münchaussen anunciado) (I), o «flechados de sí mismos» (V), y
al escapar de la barabúnda en la plaza cordobesa «levantándose por el aire,
parecieron cohetes voladores» (VI). Por la ventana del mesón salen el Co
juelo y Cleofás sin pagar la cuenta, exclamando el último: «Lindos atajos
sabes», y respondiéndole el diablo «Somos gente de buena maña», puesto
que sus postas «comen alas de viento por cebada» (VIH). Caminan «lim
piándose el polvo de las nubes» o «tragando leguas de aire», reconociendo
burlescamente de vez en cuando: «descansemos un poco, que es mucho pa
jarear este, y nos metemos a lechuzas silvestres» (VI).
En esos guiños con la verosimilitud, en esas creaciones de lo «confuso» y
en la ingeniosidad de las operaciones retóricas creo que consiste el máximo
valor de la novelita veleciana, unido a sus sapientes entrelacements, a ve
ces metanarrativos («se deja para esotro tranco» VIII; «Dejemos a nuestros
caballeros... y volvamos a nuestro astrólogo», IV), siempre ingeniosos (de
clara sinécdoque entre «puchero humano de la corte» y «piélago racional» en
el que flotan las ballenas-coches, entre 1 1 y lll). El placer de los usuarios, la
percepción de las múltiples técnicas empleadas intencionalmente por el au
tor, sería mayor o menor en proporción directa con sus niveles de cultura li
teraria; la dinámica de la deseodificación depende siempre del sistema de
competencias del destinatario con quien se establece una clara complicidad.
Quizás no todos percibieran, por ejemplo, en la visión de la cabalgata de la
corte, que el retrato de la familia real, presentado como «disparate fiable»
E S T U D I O P R E L I M I N A R X X V
(VIII), sin la alabanza grandiosa concedida a tantos nobles y dentro de la
brujería del espejo, recibe subliminarmente connotación negativa, según la
presentación disimulada del Vélez que expresaba vivencias de converso.
En conclusión, las mismas vaguedades, voluntariamente ambiguas, que
dejan imprecisado el tratamiento de lo supranatural en el Coloquio de los
perros, o en el episodio del vuelo de Clavíleño, o la Cueva de Montesinos,
allí donde sepultan posibles mundos que tienen que ver con lo mágico pro
digioso, que es lo inquietante, son las percibidas en esta novela. En esa ilus
tre compañía queda legítimamente el Cojuelo.
Del modelo quevedesco, insistentemente señalado, Vélez se distancia
por la mayor amplitud narratológica concedida a su historia, respecto de las
escenas únicas, aunque de contenido homogéneo, que son cada uno de los
Sueños; amplitud articulada gracias a un uso ágil y estratégico de su gra
mática narrativa. También se diferencia de los otros textos que le son casi
gemelos en la deformación del vehículo expresivo; aun con su fuerte carga de
dificultades conceptistas, resulta más legible que La picara Justina y que el
Estebanillo, por una menor densidad en el juego con los valores referencia-
les del lenguaje. Sobre todo en ¡a segunda parte.
Sin duda alguna, en la hipertrofia de los niveles ingeniosos queda la cul
pa de que a Vélez se le escapara de las manos la novela; aunque nos deja
ra, como en el caso de sus hermanos citados y como bien han dicho plumas
más autorizadas, una espléndida obra de arte del lenguaje. Se la encontró
Lesage, y la hizo más novela, pero transmitió a la posteridad un diablo des
naturalizado y despojado de su alquimia juguetona, en un cosido de histo
rietas sacadas de distintas obras picarescas. A las exageraciones disparata
das, tan bien ligadas, había consignado Vélez el hechizo de su viaje, que es
nuestro viaje textual, viaje mágico posible «cuando crear curiosidad sor
prendente y agradar eran efectos válidos por sí mismos, en sintonía con una
estética de lo artificioso capaz de resolverse en arte como evasión y/o creación
de mundos posibles» (M. Corti). Y con su tropelía nos brinda su último
pensamiento sobre la humanidad descifrada, fruto de ese «temperamento ra
cionalista y contemplativo» que se le ha reconocido en su etapa final (Pea
le), en una senectud que es distancia de las vivencias más impactantes y ma
durez artística, ingredientes insustituibles para acrisolar un retrato risible de
la vida marcado por la levedad, aun dentro de los excesos barrocos.
B L A N C A P E R I Ñ Á N
E L D I A B L O C O J U E L O
Los signos ° y D remiten respectivamente a las Notas complementarias y a las entradas del Aparato crítico.
[ P R E L I M I N A R E S ]
S U M A D E L P R I V I L E G I O
Tiene privilegio por diez años Luis Vélez de Guevara para imprimir un libro intitulado El Diablo Cojudo, como más largamente consta de su original, despachado en el oficio de Antonio de Alosa Rodarte, en veinte y seis días del mes de setiembre de mil y seiscientos y cuarenta.
T A S A
Tasaron los señores del Consejo este libro intitulado El Diablo Co
judo, a cuatro maravedís y medio cada pliego, el cual tiene diez y ocho, que al dicho precio monta dos reales y ocho maravedís y medio en papel.' Despachóse en el oficio de Miguel Fernández, en 17 de diciembre de 1640 años.
Este libro intitulado El Diablo Cojuelo está bien y fielmente impreso con su original. En Madrid, a 16 de diciembre de I640.
Doctor don Francisco Murcia de la Llana1
' La tasa de los libros se establecía en
papel, es decir, sin encuadernar, y así se
almacenaban; el precio final del libro
subía según la encuademación que hi
ciera el librero para la ven ta . 0
2 Hijo homón imo del famoso c o
rrector del Quijote, que había testado a
su favor en 163 5.
A P R O B A C I Ó N D E L M U Y R E V E R E N D O P A D R E
M A E S T R O F R A Y D I E G O N I S E N O ,
D E L A O R D E N D E S A N B A S I L I O E L G R A N D E
Esta novela que se intitula El Diablo Cojuelo, escrita por Luis Vélez de Guevara, y que me manda censurar el señor Licenciado don L o renzo de Iturrizarra, Vicario General desta villa de Madrid, 3 etc., no sólo no tiene cosa alguna que se oponga al católico sentir de nuestra sagrada fe y buenas costumbres por que se pueda negar la l i cencia que el autor pide para estamparla, pero antes muchas de mucha moralidad y enseñanza, escritas con la sazón y variedad que de tal ingenio se podía esperar. Merece la licencia que pide porque este linaje de escritos es difícil de encuadernar con lo honesto y recatado de nuestras cristianas leyes, 4 y Luis Vélez ha sido en éste gloriosa excepción desta universal dolencia, pues entretiene sin ofender y enseña sin escandalizar. Este es mi parecer. En San Basilio de Madrid, setiembre, 5, de 1640.
Fray Diego Niseno5
3 desta: la contracción de preposicio
nes con artículos, adjetivos e incluso
pronombres es uno de los rasgos l in
güísticos de la época; en el Cojuelo se
encontrará del, destos, desta, dellos, etc.
También , por el contrario, a veces per
manecían separadas combinaciones
hoy contractas: de el, a el...° 4 encuadernar, 'adecuar, acomodar ' . 0
5 Fray D i e g o Niseno, destacado
enemigo de Quevedo , obstaculizó la
publicación de sus Juguetes de la niñez y
censuró negativamente el Discurso de
todos los diablos, lo que puede explicar la
referencia a los peligros que entrañan
estas sátiras. Esta aprobación es el más
temprano de los preliminares: el 5 de
septiembre de 1640 el Cojuelo ya estaba
escrito; entre esta fecha y el 1 7 de d i
ciembre (tasa) se cumplieron los d iver
sos trámites administrativos, saliendo el
libro de imprenta en 1 6 4 1 . 0
A P R O B A C I Ó N D E L P A D R E F R A Y J U A N P O N C E
D E L E Ó N , L E C T O R J U B I L A D O D E L A O R D E N
D E L O S M Í N I M O S , C A L I F I C A D O R
D E L C O N S E J O S U P R E M O D E L A S A N T A
Y G E N E R A L I N Q U I S I C I Ó N Y V I S I T A D O R
D E L A S L I B R E R Í A S D E E S P A Ñ A Y R E I N O S
D E S U M A J E S T A D
M . P . S.
Por orden de Vuestra Alteza he visto una novela cuyo título es El
Diablo Cojuelo, autor Luis Vélez de Guevara, en cuyo discurso se manifiesta lo que alcanza el arte y la malicia, y lo que, por salir esta de sus límites, estraga a la verdad y pureza, en cuyo abono en todos tiempos se hallan hombres que con el celo della se oponen a la injuria que con violencia introduce el mundano atrevimiento, enseñando con sus escritos la fuerza con que persuade la mentira aunque con fingidas apariencias se represente diferente de lo que es. En este libro no hay proposición sujeta a censura cristiana, ni política, ni cosa que le impida a no poder correr seguramente, 6
llevando con esto suficiente crédito, y más acompañando el asumpto desta novela el sazonado gusto de su autor, 7 mereciendo por él particular estimación, por haber puesto la naturaleza en su ingenio la elegancia del estilo, la suavidad del decir, la advertencia en el colocar, la atenta circunspección en las palabras, y todo con tal modo que deja suspensa la razón sobre a cuál de estas partes se deba con más justificación la primacía. En todo este discurso, con arte superior se corre la cortina a los conocidos engaños deste mundo, de modo que para penetrarlos con sutileza no necesita nuestra nación de salir de sus estendidos límites, pues dentro de sí cria sujetos que, aun en sueños y burlas, la dejan superiormente ilustrada. Por lo cual es muy justo que, siendo Vuestra Alteza servido, estos discursos o trancos se impriman seguros de
' 'que le impida circular con seguri
dad'. E l uso de no con verbo de sentido
negativo era aceptado en la época (véa
se V I , n. 62). 7 asumpto: en el siglo XVII los grupos
cultos como -mpt-, -pt-, -gn-, -ct-, -ce
se comportaban sin uniformidad: en el
Cojuelo aparecen tanto asumpto, baptis-
1110, disignio, acto c o m o asuntos, cautivo,
seta, o juridición.0
s
6 E L D I A B L O C O J U E L O
que no perderán por leídos el lugar que se les debe, bastándoles por recomendación el aplaudido nombre de su autor. Del convento de la Vitoria de Madrid, Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, a 15 de setiembre de 1640 años.
Fray Juan Ponce de León
Excelentísimo señor: La generosa condición de Vuestra Excelencia, patria general de
los ingenios, donde todos hallan seguro asilo, ha solicitado mi desconfianza para rescatar del olvido de una naveta en que estaba,8 entre otros borradores míos, este volumen que llamo El Diablo Co-
juelo, escrito con particular capricho 9 por que al amparo de tan gran Mecenas salga menos cobarde a dar noticias de las ignorancias del dueño; a cuya sombra excelentísima la Invidia me mirará ociosa, la Emulación muda y desairada la Competencia: que con estas seguridades no naufragará esta novela y podrá andar con su cara descubierta por el mundo. Guarde Dios a Vuestra Excelencia como sus criados deseamos y hemos menester.
Criado de Vuestra Excelencia que sus pies besa, Luis Vélez de Guevara
naveta: 'cajón de escritorio 1 . 9 'originalidad, rompiendo con las reglas ' . 0
7
P R Ó L O G O A L O S M O S Q U E T E R O S D E L A C O M E D I A D E M A D R I D 1 0
Gracias a Dios, mosqueteros míos —o vuestros—, jueces de los aplausos cómicos por la costumbre y mal abuso, que una vez tomaré la pluma sin el miedo de vuestros silbos, pues este discurso del Diablo Cojuelo nace a la luz concebido sin teatro original, fuera de vuestra juridición, 1 1 que aun del riesgo de la censura del leello está privilegiado por vuestra naturaleza,12 pues casi ninguno de vosotros sabe deletrear, que nacistes para número de los de más 1 3 y para pescados de los estanques de los corrales, esperando, las bocas abiertas, el golpe del concepto por el oído y por la manotada del cómico, y no por el ingenio. Allá os lo habed con vosotros mismos, que sois corchetes de la Fortuna,' 4 dando las más veces premio a lo que aun no merece oídos, y abatís lo que merece estar sobre las estrellas. Pero no se me da de vosotros dos caracoles:'5 hágame Dios bien con mi prosa' 6 entretanto que otros fluctúan por las maretas de vuestros aplausos,'7 de quien nos libre Dios por su infinita misericordia. Amén, Jesús.
1 0 Los mosqueteros -soldados y chusma diversa- constituían el público más ruidoso y temido de los corrales de c o medias (con sus silbos podían hundir una obra). El prólogo violento dirigido «al vulgo» fue habitual en el Siglo de Oro , como luego otro «al lector discreto» en un tono más benévolo , que también Vélez incluirá. 0
' 1 El Diablo Cojuelo, al ser concebido sin teatro original (modificación burlesca de concebida sin pecado original), es decir, por no ser teatro, queda fuera de la jurisdicción de los mosqueteros. 0
12 privilegiado: 'exento ' (para su uso metafórico, VI I , n. 48); leello: la asimilación rl>ll fue habitual en el siglo XVI , pero su frecuencia en el Diablo Cojuelo (criollo, repetille, acaballa, etc), mediado el XVII, constituye ya una excepc ión . 0
'para formar parte de los que están de más'; número: 'grupo ' . La desinencia -Síes en nacistes refleja la latina -stis y no
evolucionaría a la actual -steis hasta fines del x v i i . 0
14 Allá os lo habed: 'Allá vosotros ' . Se llamaba corchetes a los auxiliares de la justicia que retenían al preso, «porque asen c o m o estos ganchudos» ( C o v a -rrubias). Los mosqueteros son corchetes de la Fortuna caprichosa, pues con sus reacciones provocan el éxito o fracaso de una comed ia . 0
1 5 'no me importáis nada, un c o m í -n o ' . 0
1 La frase equivale a decir que prescinde de dudosas recompensas ajenas. 0
1 7 'otros se inquietan por vuestras ruidosas reacciones'; fluctuar: 'vacilar la embarcación por el movimien to de las olas del mar'; mareta, 'oleaje antes o después de la borrasca' y, f iguradamente, ' rumor de la muchedumbre antes o después de agitarse'. Aprovecha Vé lez el sentido literal y metafórico en el uso de ambas palabras.
8
C A R T A D E R E C O M E N D A C I Ó N
A L C Á N D I D O O M O R E N O L E C T O R
Lector amigo: yo he escrito este discurso —que no me he atrevido a llamarle libro— pasándome de la jineta de los consonantes a la brida de la prosa 1 9 en las vacantes que me han dado las despensas de mi familia y los autores délas comedias por Su Majestad. 3 0 Y , como es El Diablo Cojuelo, no lo reparto en capítulos, sino en trancos;2 1 suplí-cote que los des en su leyenda, 3 3 porque tendrás menos que censurarme y yo que agradecerte. Y , por no ser para más, ceso, y no de rogar a Dios que me conserve en tu gracia. 2 3
De Madrid, a los que fueren entonces del mes y del año, y tal y tal y tal.
El autor y el texto.
18 candido: ' ingenuo ' y 'blanco* por
oposición a moreno 'negro ' o, en len
guaje germanesco, 'astuto'. Q u e v e d o
encabezó prólogos con epítetos pareci
dos: «Al lector, como Dios me lo depa
re, candido o purpúreo, p ío o cruel,
benigno o sin sarna» (El mundo por de
dentro).0
jineta y brida son dos estilos de
montar a caballo, siendo el segundo
más cómodo y suelto, como la prosa
frente a los consonantes ('versos con
rima') a que obliga la comedia. 2 0 vacantes: 'vacaciones'; despensas:
'gastos'; autores de las comedias por Su
Majestad: 'directores de compañías tea
trales de título', que eran las más i m
portantes, sólo unas pocas nombradas
por el Conse jo R e a l , frente a las infe
riores compañías de la legua.0
2 1 'saltos'. La caprichosa originali
dad empujó a los autores del Siglo de
O r o a llamar a los capítulos, depen
diendo del argumento de la obra, «ali
vio», «crisis», «cama», «patraña»...; aquí
se llaman trancos, 'saltos', porque el
Diablo C o j u e l o los da de un lado a
o t r o . 0
2 2 lec tura ' . 2 3 ceso, y no de rogar a Dios: el aprove
chamiento de una misma palabra en
dos oraciones, elidida en la segunda
(zeugma) es muy habitual en el Cojuelo
y en su época . 0
9
D E D O N J U Á N V É L E Z D E G U E V A R A
A S U P A D R E 2 4
S O N E T O
Luz en quien se encendió la vital mía, de cuya llama soy originado, bien que 3 5 la vida sólo te he imitado, que el alma fuera en mí vana porfía;
si eres el Sol de nuestra Poesía, viva más que él tu aplauso eternizado, y, pues un vivir solo es limitado, no te estreches al término de un día.
Hoy junta en el deleite la enseñanza tu ingenio, a quien el tiempo no consuma, pues también viene a ser aplauso suyo.
Y sufra la modestia esta alabanza a quien, por parecer más hijo tuyo, quisiera ser un rasgo de tu pluma.
2 4 F u e J u a n V é l e z d e Guevara ( 1 6 1 1 - aunque no destacó tanto c o m o su
1675) autor de algunos entremeses y dre.°
varios dramas destinados a la corte, 2 5 ' a u n q u e ' 0
10
T R A N C O I
Daban en Madrid, por los fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles1 y, por faltar la luna, juridición y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte. 3 El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo, 3 y, en los baños de Manzanares, los Adanes y las Evas de la C o r te, fregados más de la arena que limpios del agua, decían el Ite, río es,4 cuando don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, hidalgo a cuatro vientos, caballero huracán y encrucijada de apellidos,5 galán de noviciado y estudiante de profesión,6 con un broquel y una espada,7
1 'hora aciaga, peligrosa para las ca
lles': una orden de 1639 permitía tirar
las aguas sucias por las ventanas a las
once en verano; aprovecha también el
sentido astrológico de hora menguada
('hora infeliz') para luego continuar la
dilogía con término, 'momento en que
un planeta tiene mayor poder de in
f lu jo ' . 0
" 'por la oscuridad total (faltar la luna)
dominio (término redondo) de todo re
quiebro nocturno (lechuzo) y represen
tación (patarata) de la muerte'; requiebro
lechuzo, aparte del 'requiebro noctur
no ' de galanes o busconas, puede i m
plicar 'nial suceso', pues la lechuza era
pájaro de mal agüe ro . 0
3 boqueaba: 'expiraba, daba los últi
mos suspiros', prosopopeya aplicada al
Prado, que empezaban a abandonar a
esa hora los coches que acostumbraban
a pasear por él, siendo la última jornada
tanto 'último día en la vida del paseo'
como 'último viaje de los coches ' . 0
4 La costumbre de bañarse en el
Manzanares en verano hacía de los cor
tesanos, por ir desnudos, Adanes y Evas;
fregados más de arena que limpios del agua,
por ser miserable el caudal del río (mo
tivo burlesco habitual en la época), lo
que explica también el Ite, río es, calca
do en latín macarrónico del «Ite, missa
est» que se dice al acabar la misa, o sea
' ¡Ea , se acabó el río!' y que continúa la
alusión religiosa y jocosa de Adanes y
Evas.0
5 don Cleofás... apellidos: los cuatro
nombres del personaje tienen, res
pect ivamente , resonancias judías , pa
ganas, cristianas plebeyas y moriscas,
de ahí encrucijada de apellidos e hidalgo a
cuatro vientos, que parodia la expres ión
«hidalgo por los cuatro costados»
—por las cuatro líneas genealógicas de
los abuelos—y podría significar 'h idal
go falso, sin casa solariega, a la i n t em
perie de los cuatro vientos ' (Rodr íguez
Mar ín ) . La insistencia en el v iento
—caballero huracán— indicaría una falsa
nobleza, 'hinchada o inexis tente ' .
Po r supuesto, el don an tecediendo a
estos nombres tiene un sentido bur
l e s c o . 0
6 noviciado, profesión: téngase p re
sente la dilogía de ambas palabras: ' n o
vato, nov ic io ' , 'of ic io , profesión rel i
g i o s a ' . 0
7 broquel: 'pequeño escudo redon
do ' . Cleofás, c o m o estudiante, tenía
prohibido portar armas. 0
1 I
1 2 E L D I A B L O C O J U E L O
aprendía a gato por el caballete de un tejado, huyendo de la justicia,8 que le venía a los alcances por un estrupo que no lo había co mido ni bebido, que en el pleito de acreedores de una doncella al uso estaba graduado en el lugar veintidoseno, 9 pretendiendo que el pobre licenciado escotase solo lo que tantos habían merendado; 1 0 y como solicitaba escaparse del «para en uno son» 1 1 -sentencia difini-tiva del cura de la parroquia y auto que no lo revoca si no es el v i cario Responso, juez de la otra vida—,'2 no dificultó arrojarse desde el ala del susodicho tejado, como si las tuviera, a la buharda' 3 de otro que estaba confinante, nordesteado de una luz que por ella escasamente se brujuleaba,'4 estrella de la tormenta que corría, en cuyo desván puso los pies y la boca a un mismo tiempo, 1 5 saludándolo como a puerto de tales naufragios y dejando burlados los ministros del agarro 1 6 y los honrados pensamientos de mi señora doña
8 aprendía agato como gato que va por
el caballete del tejado ('línea donde se
unen las dos vertientes'), y c ó m o d o ,
'ladrón' —en lenguaje de gemianía—
que huye de la justicia. 9 'la justicia le perseguía (venía a los
alcances) por un estupro que no había
cometido (comido ni bebido), pues era el
vigésimo segundo que había disfrutado
de la pretendida virginidad de la don
cella a la moda y uso'; estrupo: ' v io la
ción de doncella o virgen' (forma con
metátesis normal en el XVII); al uso: 'a la
moda' , pero uso también en su sentido
propio; en el pleito de acreedores el j uez
otorgaba un lugar (graduación) a los
acreedores para que satisfacieran sus
deudas; veintidoseno o 'vigésimo segun
do' , la forma arcaica concurría con la
moderna . 0
1 0 escotase solo...: 'pagase él solo —ca
sándose— lo que muchos habían m e
rendado —la pretendida virginidad—'.
La alusión burlesca al estupro como
merienda había comenzado más arriba
(comido ni bebido) y es correlativa al uso
del verbo escotar.0
! 1 Alusión al refrán «Para en uno son
los dos», que se aplicaba a los recién ca
sados. 0
1 2 El responso, 'rezo por los difuntos',
es vicario o 'representante' de la Muer te
(juez de la otra vida), la única que puede
disolver el ma t r imon io . 0
1 3 'buhardilla'. 14 nordesteado de: 'desviado hacia el
rumbo nordeste por. . . ' ; escasamente se
brujuleaba: 'se divisaba, se veía con difi
cultad'. Aprovecha Vélez ahora el l éx i
co marinero, c o m o antes e l jur ídico, en
su j u e g o de ingenio para narrar las an
danzas de don Cleofás, lo que en cierto
modo recuerda el principio de las Sole
dades de G ó n g o r a . 0
15 gobernar por una estrella, 'guiar la
nave según ese punto ' ; correr tormenta
significa continuar la navegación a pe
sar del temporal; puso los pies y la boca...:
'besó la tierra'. 1 6 'alguaciles' o 'corchetes ' (véase
Prels., n. 1 4 ) , llamados así burlesca
mente porque «agarran» al delincuente,
pero además es posible una intención
satírica ya que la misma expresión la
había aplicado Q u e v e d o a los alguaciles
por su cor rupc ión . 0
T R A N C O I 13
Tomasa de Vitigudino,' 7 doncella chanflona que se pasaba de noche como cuarto falso,1 8 que, para que surtiese efecto su bellaquería, había cometido otro estelionato más"J con el capitán de los j i netes a gatas que corrían las costas de aquellos tejados en su demanda 2 0 y volvían corridos de que se les hubiese escapado aquel bajel de capa y espada que llevaba cautiva la honra de aquella señora mohatrera de doncellazgos, 2 1 que juraba entre sí tomar satisfa-ción deste desaire en otro inocente chapetón de embustes donce-lliles, 2 2 fiada en una madre que ella llamaba tía, liga donde había caído tanto pájaro forastero.2'
A estas horas, el estudiante, no creyendo su buen suceso y deshollinando con el vestido y los ojos el zaquizamí, 2 4 admiraba la región donde había arribado por las estranjeras estravagancias de que estaba adornada la tal espelunca, 2 5 cuyo avariento farol era un can-
17 Tomasa es nombre burlesco, pues
en lenguaje de gemianía alude a la
«buscona por excelencia que " toma"
todo lo que le dan o puede sacar con
engaños y peticiones» (Léxico Margina-
lismo). E l principal defecto de las m u
jeres en la sátira áurea es este: piden,
toman y quitan. Véase V I I I , n. i . Viti
gudino: población de la provincia de Sa
lamanca. 0
1 chanflón es una 'moneda falsa difí
cil de pasar por su tosquedad'. Usado a
veces como adjetivo, sirve aquí para
calificar como 'falsa doncella' a doña
T o m a s a . 0
estelionato: 'delito consistente en
vender lo que ya no se tiene en propie
dad': doña Tomasa volvió a vender una
virginidad que ya no poseía. Aunque
todo pueda parecer pura broma, es
cierto que se hacían escrituras consta
tando la virginidad de las doncellas y su
venta a un galán (o a más de uno frau
dulentamente, como es el caso) . 0
2 0 jinetes... que corrían las costas: «jine
tes o corredores de la costa» eran los
guardacostas que las defendían de la p i
ratería mora; los alguaciles que persi
guen a don Cleofás son jinetes a gatas
porque van 'a gatas sobre el caballete
del te jado ' . 0
2 1 corridos: 'avergonzados' enlaza con
el anterior corrían; manteniendo los
atributos del caballero — capa y espada—
Cleofás es presentado como bajel pirata
que secuestra la honra de doña T o m a
sa, continuando la metáfora marinera
que seguirá hasta el párrafo siguiente al
hablar de la región donde había arribado;
mohatrera: 'estafadora' . 0
2 2 entre si: 'para sí '; chapetón: 'novato,
inexper to ' . 0
2 3 madre que ella llamaba tía: así se lla
maba a las alcahuetas; liga: a la vez
'alianza', entre la alcahueta y la busco
na, y 'trampa, materia viscosa con que
se cazan los pájaros'; un pájaro es al
guien 'astuto, sagaz' pero, al ser tam
bién forastero, es 'ajeno a dicha trampa y
alianza' . 0
2 4 deshollinando con el vestido ('lim
piando') y los ojos ( 'escrutando, miran
do atentamente') el zaquizamí ('des
v á n ' ) . 0
2 5 ' cueva ' , latinismo de uso cultera
no; estranjeras ('extrañas') y estravagan
cias, escritas con el grafema s, conforme
a la pronunciación de la x latina desde
•4 E L D I A B L O C O J U E L O
dil de garabato2 6 que descubría sobre una mesa antigua de cadena papeles infinitos mal compuestos y desordenados, 2 7 escritos de caracteres matemáticos, unas efemérides abiertas,1 8 dos esferas y algunos compases y cuadrantes: ciertas señales de que vivía en el cuarto de más abajo algún astrólogo dueño de aquella confusa oficina y embustera ciencia; 2 9 y llegándose don Cleofás curiosamente —como quien profesaba letras y era algo inclinado a aquella profesión—10 a revolver los trastos astrológicos, oyó un suspiro entre ellos mismos que, pareciéndole imaginación o ilusión de la noche, pasó adelante con la atención papeleando los memoriales de Euclides y embelecos de Copérnico. 3 ' Escuchando segunda vez repetir el suspiro, entonces, pareciéndole que no era engaño de la fantasía, sino verdad que se había venido a los oídos, dijo con desgarro y ademán de estudiante valiente: «¿Quién diablos suspira aquí?»; respondiéndole al mismo tiempo una voz entre humana y estranjera:'2
- Y o soy, señor Licenciado, que estoy en esta redoma," adonde me tiene preso ese astrólogo que vive ahí abajo, porque también tiene su punta de la mágica negra y es mi alcaide dos años habrá.' 4
—Luego ¿familiar eres? —dijo el estudiante.3 5
—Harto me holgara yo —respondieron de la redoma— que entra-
época medieval, a la que tienden inclu
so los cultismos. 0
2 0 'candil con g a n c h o ' . 0
"7 mesa de cadena: 'mesa p legable ' . 0
efemérides: 'libros de notas relativas
a los movimientos de los astros'.
Los ataques satíricos a la astrolo-
gía, en consonancia con la prohibición
y persecución inquisitorial, fueron tan
insistentes que pudieron tener mayor
efecto incluso que los tratados de teó
logos y filósofos. Efemérides, compa
ses, esferas, etc. (trastos astrológicos), son
habituales signos de identificación e x
terna de los astrólogos en sus retratos l i
terarios. 0
3 0 Aunque la charlatanería que g e
neraba ocasionara su rechazo, la astro-
logia formó parte, jun to a la astrono
mía, del bagaje de muchos sabios
humanistas. 0
31 embelecos: 'engaños'. Los límites
entre astrología y astronomía eran aún
confusos en el siglo XVII y las teorías de
Copérn ico ( 1 4 7 3 - 1 5 4 3 ) , expuestas en
su De revolutionibus Orbium Ccelestium
( 1 5 4 3 ) , fueron declaradas heréticas en
1 6 1 6 por la Inquisición tras ser asumi
das y defendidas por G a l i l e o . 0
3 2 'no natural, sobrenatural ' . 0
3 3 'vasija de vidrio de fondo ancho y
cuello estrecho'. 3 4 'tiene un poco (punta) de n igro
mante (mágica negra) y es mi carcelero
(alcaide) hará (habrá) dos años'. Le llama
alcaide porque lo tiene preso en la redo
m a . 0
Los astrólogos judiciarios recurrí
an, para acertar sus pronósticos, a la n i
gromancia; mediante pacto diabólico
obtenían la ayuda de un demonio fami-
liar—'auxiliar'— que, según creencia p o
pular, tenían encerrado en redomas o
anil los. 0
T R A N C O I 1 5
ra uno de la Santa Inquisición"5 para que, metiéndole a él en otra de cal y canto, me sacara a mí desta jaula de papagayos de piedra azufre.' 7 Pero tú has llegado a tiempo que me puedes rescatar, porque este a cuyos conjuros estoy asistiendo me tiene ocioso sin emplearme en nada, siendo yo el espíritu más travieso del infierno.
Don Cleofás, espumando valor, , s prerrogativa de estudiante de Alcalá, le dijo:
-¿Eres demonio plebeyo u de los de nombre? —Y de gran nombre' 9 - le repitió el vidro endemoniado— y el más
celebrado en entrambos mundos.
-¿Eres Lucifer? —le repitió don Cleofás. —Ese es demonio de dueñas y escuderos —le respondió la voz. -¿Eres Satanás? -prosiguió el estudiante.
—Ese es demonio de sastres y carniceros —volvió la voz a repetirle.
—¿Eres Bercebú? -volvió a preguntarle don Cleofás. 4 0
Y la voz a responderle:
—Ese es demonio de tahúres, amancebados y carreteros.4' -¿Eres Barrabás, Belial, Astarot? -finalmente le dijo el estu
diante.
—Esos son demonios de mayores ocupaciones —le respondió la voz—: demonio más por menudo soy, 4 2 aunque me meto en todo. Y o soy las pulgas del infierno, la chisme, el enredo, la usura, la mohatra;4' yo truje al mundo la zarabanda, el déligo, la chacona, el bu-
3 familiar de la Inquisición: 'ministro
del Santo Oficio ' ; zeugma dilógico
irreverente siendo la primera acepción
utilizada 'demonio auxiliar de nigro
mante ' . 0
3 7 «obra de cal y canto, la que es firme y
dura» (Covarrubias); papagayo, 'delator
al servicio de la justicia ' , en gemianía;
piedra azufre: se asociaba, por su mal
olor, al Infierno.
• 'rebosando va lo r ' . 0
«Nombre quiere decir algunas v e
ces la fama, que los antiguos decían
nombradla» (Covarrubias). 4 0 Bercebú, 'Belcebú ' , por confusión
habitual de / r / y / 1 / a final de sílaba o
palabra. 0
4 1 Vélez aprovecha burlescamente la
teoría teológica de que los diablos se
«especializaban» en determinados pe
cados. Irreverente, otorga bajas ocupa
ciones a Satanás, Lucifer y Be lcebú ,
mientras se creía que uno de ellos era el
monarca infernal. 0
4 2 Tras decir que es demonio de gran
fama, reconoce ser más por menudo
('más plebeyo') que Belial (virrey) o
Astarot (gobernador, según Fausto),
etc, —«diablos mayores»— porque, efec
tivamente, entre los diablos hay órde
nes y grados . 0
4 3 pulgas: 'nervios ' ; chisme: 'cotilleo
malintencionado'; mohatra: 'engaño,
fraude'. Algunas palabras, c o m o chisme,
1 6 E L D I A B L O C O J U E L O
llicuzcuz, las cosquillas de la capona, el guiriguirigay, el zambapa-lo, la mariona, el avilipinti, el pollo, la carretería, el hermano Bartolo, el carcañal, el guineo, el colorín colorado; 4 4 yo inventé las pandorgas, las jácaras, las papalatas, los cornos, las mortecinas, los títeres, los volatines, los saltambancos, los maesecorales, 4 5 y, al fin, yo me llamo el Diablo Co judo . 4 6
—Con decir eso -dijo el estudiante— hubiéramos ahorrado lo demás; vuesa merced me conozca por su servidor, 4 7 que ha muchos días que le deseaba conocer. Pero ¿no me dirá, señor Diablo C o judo , por qué le pusieron este nombre, a diferencia de los demás, habiendo todos caído desde tan alto que pudieran quedar todos de la misma suerte y con el mismo apellido? 4 8
—Yo, señor don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, que ya le sé el suyo, o los suyos -di jo el Cojue lo- , porque hemos sido veci nos por esa dama que galanteaba y por quien le ha corrido la jus ticia esta noche (y de quien después le contaré maravillas), me llamo desta manera porque fui el primero de los que se levantaron en el rebelión celestial y de los que cayeron y todo; 4 9 y como los demás dieron sobre mí, me estropearon, 5 0 y ansí quedé más que todos señalado de la mano de Dios 5 ' y de los pies de todos los diablos y con este sobrenombre, mas no por eso menos ágil para todas las facciones que se ofrecen en los Países Bajos , 5 2 en cuyas
o más adelante rebelión y otras muchas,
aún alternaban su géne ro . 0
4 4 yo truje ('traje') al mundo la zara
banda, el déligo,...: son todos bailes con
siderados descompuestos y lascivos, in
decentes; por supuesto, inventados en
el inf ierno. 0
4 5 yo inventé...: diversos tipos de m ú
sicas profanas, juegos y espectáculos ca
llejeros. 0
4 6 Su mismo nombre evoca un dia
blo enredador o t ravieso. 0
4 7 Aunque fuera fórmula de cortesía
habitual en la época, debe tenerse pre
sente que don Cleofás habla con un
diablo, pudiendo entonces interpretar
se como «pacto diabólico»; véase P ró
logo, § 5-4 8 ' sobrenombre' , aparte de ' nom
bre ' y 'apellido', c o m o ya se ha dicho. 4 9 ' también'; al principio del parla
mento usa el diablo le con valor acusa
tivo (ya le sé); el fenómeno del leísmo,
c o m o el laísmo y loísmo comenzó a g e
neralizarse en el x v i . 0
5 0 estropear significaba, precisamente,
'maltratar a uno dejándole lisiado'. 5 1 C o m o señalados por la mano de Dios
se aludía a los 'lisiados'. E l uso del dicho
aquí es irónico, pues se refiere al diablo,
permitiendo además el chiste del para
lelismo que vendrá a continuación. E l
adverbio ansí era ya forma anticuada o
dialectal y daba paso a así.° i2facciones, Países Bajos: ambos, posi
blemente, usados dilógicamente: ' ac
ciones de guerra' o 'amotinamientos'
en los Países Bajos: 'Flandes, Holanda.. . '
T R A N C O I 17
impresas nunca me he quedado atrás,5 3 antes me he adelantado a todos, que, camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento; 5 4 aunque nunca he estado más sin reputación que ahora en poder deste vinagre, 5 5 a quien por trato me entregaron mis propios compañeros, 5 ' ' porque los traía al retortero a todos, como dice el refrán de Castilla, 5 7 y cada momento a los más agudos les daba gato por demonio. 5 8 Sácame deste Argel de vidro, 5 9
que yo te pagaré el rescate en muchos gustos, a fe de demonio," 0
porque me precio de amigo de mi amigo, con mis tachas buenas y malas/"
—¿Cómo quieres -dijo don Cleofás, mudando la cortesía con la familiaridad de la conversación- 6 3 que yo haga lo que tú no puedes siendo demonio tan mañoso?
—A mí no me es concedido —dijo el espíritu—, y a ti sí, por ser hombre con el previlegio del baptismo"3 y libre del poder de los conjuros con quien han hecho pacto los principes de la Guinea in-
o 'el Infierno'. T o d o ello sin descartar
el posible sentido sexual de Países Bajos,
pues el Diablo Co jue lo era constante
mente requerido por su eficacia en los
conjuros hechícenles para atraer a
amantes. 0
53 impresas: 'empresas'; algunas voca
les presentaban estas vacilaciones en sí
labas no acentuadas, fenómeno al que
responde también, en este tranco, difi-
nitiva, previlegio, o en otros sepoltura, ci
menterios, azulea, etc.° 5 4 Variación jocosa del refrán «Ca
mino de Santiago tanto anda el cojo
como el sano» (Correas). 5 5 vinagre alude al astrólogo por su
carácter —'persona de mal g e n i o ' - y a la
vez al líquido en que se conserva el dia
blo en la redoma. 5 6 trato: ' traición'. Vue lve al lengua
j e guerrero y diplomático: facciones, Pa
íses Bajos, impresas, trato, etc. 5 7 traía al retortero a todos: 'marea
ba a todos con engaños ' ; refrán: ' d i
c h o ' . 0
5 8 Variación jocosa del dicho «Dar
gato por liebre» (Correas), 'engañar dan
do una cosa por otra'. 5 9 Argel: 'prisión' por antonomasia,
pues en Argel había por entonces m u
chos españoles cautivos; aquí se refiere
a la redoma en que está preso el d iablo . 0
, 0 Parodia de la fórmula a fe de caba
llero —usada para jurar o afirmar algo
con vehemencia—, cuya pretenciosidad
había sido objeto de sátira y burla desde
el siglo X V I . ° 1 ' con mis virtudes o defectos'. R e
sultan paradójicas y burlescas estas e x
presiones de hombría de bien en boca
de un d iablo . 0
0 2 cortesía: 'trato cotíes'; familiaridad:
'confianza', tuteando al diablo. Podría
también aludir a la relación entre un ni
gromante y su demonio «familiar».
Cleofás aceptará las propuestas y apro
ximaciones del Co jue lo y, sin duda, en
un proceso inquisitorial se le habría
considerado nigromante por tener pac
to y amistad con el diablo. 3 'bautizado'; baptismo es forma eti
mológica.
18 E L D I A B L O C O J U E L O
fernal/'4 Toma un cuadrante de esos y haz pedazos esta redoma, que luego, en derramándome, me verás visible y palpable. 6 5
N o fue escrupuloso ni perezoso don Cleofás y, ejecutando lo que el espíritu le dijo, hizo con el instrumento astronómico gigote del vaso, 6 6 inundando la mesa sobredicha de un licor turbio, escabeche en que se conservaba el tal diablillo; y, volviendo los ojos al suelo, vio en él un hombrecillo de pequeña estatura, afirmado en dos muletas, sembrado de chichones mayores de marca, 6 7 calabacino de testa y badea de cogote, 6 8 chato de narices, la boca formidable y apuntalada en dos colmillos solos —que no tenían más muela ni diente los desiertos de las encías—, erizados los bigotes como si hubiera barbado en Hircania, 6 9 los pelos de su nacimiento ralos, uno aquí y otro allí, a fuer de los espárragos, legumbre tan enemiga de la compañía que si no es para venderlos en manojos no se juntan; 7 0 bien hayan los berros, que nacen unos entrepernados con otros, como vecindades de la corte (perdone la malicia la comparación). 7 1
Asco le dio a don Cleofás la figura,72 aunque necesitaba de su favor para salir del desván, ratonera del astrólogo en que había caído huyendo de los gatos que le siguieron (salvo el guante a la me-
' 4 libre...: 'libre de los conjuros del as
trólogo, con quien han pactado los prín
cipes del Infierno', llamado Guinea infer
nal porque está habitado por negros
demonios. Los nigromantes pactan con
los príncipes infernales y por eso les de
ben obedecer los demonios familiares. 0
5 luego: 'enseguida'; en derramándo
me: el gerundio introducido por en se
usaba para indicar la inmediatez de una
acción tras otra. 0
6 6 gigote: 'trozos, picadillo' propia
mente era un 'guisado en que se pica la
carne en trozos muy pequeños ' , y se
usaba, traslaticiamente, como hoy hacer
picadillo.0
' 7 'desmedidos, e x c e s i v o s ' . 0 0
6 8 calabacino: 'calabaza pequeña' que
se usaba para echar vino; badea: 'melón
grande y de mala calidad'. 6 9 Comparac ión con los recios b i
gotes de los tigres de Hircania, los más
fieros según Plinio, a quien seguían los
l i teratos. 0
7 0 a fuer de los espárragos: ' c omo los es
párragos'. El modo en que crece el es
párrago originó dichos cuales «Solo
como el espárrago en el yermo» y que
más de un autor recurriera a él c o m o
imagen de soledad. La caricatura del
Diablo Co jue lo sigue una técnica que
procede del «apodo» del siglo XVI y se
desarrolla desde inicios del XVI I , con
cultivadores ilustres c o m o Q u e v e d o
(recuérdese la dueña Quintañona del
Sueño de la Muerte).0
7 1 Hay que perdonar la imagen inde
corosa de entrepernados. Igual que se
apodó y caricaturizó a personas, se hizo
con ciudades: así Q u e v e d o en su poesía
o López de Ubeda en La picara Justina
( 1 6 0 5 ) 0
7 2 'cuerpo, aspecto': según los trata
distas, todos y cada uno de los feos y r e
pelentes rasgos de los demonios delata
ban su depravación . 0
T R A N C O I 19
táfora); 7 3 y, asiéndole por la mano el Cojuelo y diciéndole: «Vamos, don Cleofás, que quiero comenzar a pagarte en algo lo que te debo», salieron los dos por la buharda como si los dispararan de un tiro de artillería,7 4 no parando de volar hasta hacer pie en el capitel de la torre de San Salvador, 7 5 mayor atalaya de Madrid, a tiempo que su reloj daba la una, hora que tocaba a recoger el mundo poco a poco al descanso del sueño (treguas que dan los cuidados a la vida, siendo común el silencio a las fieras y a los hombres; medida que a todos hace iguales); habiendo una priesa7" notable a quitarse zapatos y medias, calzones yjubones, basquinas, verdugados, guardainfantes, polleras, enaguas y guardapiés, 7 7 para acostarse hombres y mujeres, quedando las humanidades menos mesuradas 7 8 y volviéndose a los primeros originales, que comenzaron el mundo horros de todas estas baratijas.™ Y engestándose al camarada, 8 0 el Cojuelo le dijo:
—Don Cleofás, desde esta picota de las nubes, 8 1 que es el lugar más eminente de Madrid, malaño para Menipo en los diálogos de Luciano, 8 2 te he de enseñar todo lo más notable que a estas horas
7 3 'perdóneseme la metáfora, que va
sin mala intención': salvo el guante era
fórmula de disculpa por dar la mano sin
quitarse el guante, conociéndose la bue
na intención. La disculpa viene al caso
porque, el desván es ratonera en la metá
fora, y los alguaciles, gatos; estos han sali
do mal parados, ya que en lenguaje ger-
manesco gato significa ' ladrón' . 0
74 t ~ > , canon .
7 5 capitel: 'pináculo' . La iglesia de San
Salvador estaba próxima a la calle y pla
za M a y o r y la Puerta de Guadalajara, y
su torre era, al parecer, bastante eleva
da. La capacidad del diablo de llevar
por los aires personas era confirmada
por tratadistas y también por testimo
nios «históricos»: el doctor Torralba
confesó en un proceso inquisitorial ha
ber viajado a lomos de un espíritu fami
liar a R o m a para ver el saqueo de
1 5 2 7 . 0
7 6 ' teniendo una prisa' (uso y forma
arcaicos) . 0
7 7 Loa jubones vestían la parte supe
rior del cuerpo; el guardainfante era el
armazón que se ponía, con las diversas
enaguas y polleras, para dar vo lumen
bajo la basquina o 'falda plisada de m u
cho v u e l o ' . 0
? s 'respetables, graves, compuestas ' . 0
7 9 horros de... baratijas: 'desnudos de
vanas vestiduras', aunque puede tener
un valor más genérico: 'libres de vani
dades ' . 0
8 0 'encarándose, volv iendo el rostro
hacia el camarada'. S l picota: 'especie de horca o columna
alta donde se ahorcaba o exponía a la
vergüenza pública a los delincuentes',
significando también por asimilación, 'la
parte superior en punta de alguna torre o
montaña muy alta', sentidos ambos
aprovechados por Vélez: por la altura y
porque servirá para exponer y satirizar a
vicios y viciosos. Véase V I , n. 38.
' 3 malaño para: fórmula introductora
de un término de comparación anto-
2 0 E L D I A B L O C O J U E L O
pasa en esta Babilonia española,8 3 que en la confusión fue esotra con ella segunda deste nombre. 8 4
Y levantando a los techos de los edificios, por arte diabólica, lo hojaldrado, se descubrió la carne del pastelón de Madrid como entonces estaba, patentemente, 8 5 que por el mucho calor estivo estaba con menos celosías y tanta variedad de sabandijas racionales en esta arca del mundo, que la del diluvio, comparada con ella, fue de capas y gorras. 8 6
nomástico presentado como inferior;
Men ipo de Gadara (s.III a .C) , filósofo
cínico, protagoniza varios diálogos de
Luciano de Samósata ( 1 2 5 - 1 9 2 d . C ) ,
entre otros el karomcnipo, en el que ve
la tierra desde la luna y satiriza los vanos
y ridículos afanes humanos . 0
3 «Al lugar de gran población y de
mucho trato, adonde concurren diver
sas naciones, decimos, por encarecer el
tráfago grande que hay, y la confusión,
que es una Babilonia, especialmente si
con esto concurren vicios y pecados
que no se castigan» (Covarrubias). Por
supuesto, el origen del apodo es bíblico
(Génesis, X I , 1 - 9 ) . 0
8 4 Fórmula hiperbólica de c o m p a
ración —habitual en la época y en el
Cojudo- en que el término que posee
determinada cualidad por antonoma
sia {Babilonia: 'confusión') es colocado
en segundo lugar frente al término ac
tual que se quiere ponderar {Madrid, la
corte).
5 'a la vista'; quitar la hojaldre al pas
tel, metafóricamente, «significa descu
brir algún enredo, trampa o maraña,
que tratándose de ella se hizo patente y
conocida» {Autoridades). C o m o dice
Arellano, la metáfora es doblemente
peyorativa, pues el pastel —y especial
mente su relleno— era comida de ínfima
calidad (véase más adelante, I I I , n. 4 8 ) . 0
8 6 variedad...: arca del diluvio o de Noé
se decía de 'la que contenía muchas y
muy diversas cosas', pero la de N o é fue
de capas y gorras, 'de menor categoría'
—capas y gorras era vestimenta de estu
diantes pobres - que esta arca del mundo,
que contiene mayor variedad de saban
dijas racionales 'personas que, c o m o sa
bandijas, v iven y se crían en la putrefac
ción' . La alusión a las sabandijas racionales
y al arca del diluvio continúa la metáfora
del pastelón de carne, pues era habitual
burlarse del contenido de dichos paste
les, que llevaban de todo menos carne
de calidad. 0
T R A N C O I I
Quedó don Cleofás absorto en aquella pepitoria humana de tanta diversidad de manos, pies y cabezas' y haciendo grandes admiraciones dijo:
-¿Es posible que para tantos hombres, mujeres y niños hay lienzo para colchones, sábanas y camisas?2 Déjame que me asombre que entre las grandezas de la Providencia divina no sea esta la menor.
Entonces el Cojuelo, previniéndole, le dijo: -Advierte que quiero empezar a enseñarte distintamente,3 en este
teatro donde tantas figuras representan,4 las más notables, en cuya variedad está su hermosura.5 Mira allí primeramente cómo están sentados muchos caballeros y señores a una mesa opulentísima, acabando una media noche, que eso les han quitado a los relojes no más/1
Don Cleofás le dijo: —Todas estas caras conozco, pero sus bolsas no, si no es para ser
villas.7
—Hanse pasado a los estranjeros, porque las trataban muy mal estos príncipes cristianos —dijo el Cojuelo—, y se han quedado, con las caponas, sin ejercicio. 8
1 pepitoria: 'guisado con alas, pescue
zos y patas de aves'; aquí alude a la
'masa confusa de gente {humana)1 que
vive en la corte; metáfora habitual en el
lenguaje ingenioso áu reo . 0
" La oración subordinada, que hoy
exigiría subjuntivo, se construía en in
dicat ivo. 0
3 'por partes, de modo sistemático'
«para que mejor se perciba y entienda»
(Covarrubias). 4 figuras: 'dramatis personae, personajes
representados', con el sentido de 'perso
nas que engañan con su apariencia, hi
pócritas'; alude a los temas tópicos del
Teatro del Mundo , la apariencia y la
realidad, Engaño y Desengaño, como El
mundo por de dentro de Q u e v e d o . 0
T ó p i c o recurrente cuya más famo
sa formulación, continuamente citada,
fue la de Serafino Aqui lano en un v e r
so de su soneto 48 («E per tal variar na
tura é bella»). 0
6 media noche: cena que, en días de
ayuno religioso, se hacía esperando a
esa hora, sorteando así el precepto; eso
les han quitado a ¡os relojes no más: 'sólo
eso les han quitado a los re lo jes ' . 0
7 Cortésmente se decía de personas
desconocidas «no la conozco si no es
para servirla». Refe r ido a las bolsas de
los caballeros, indica burlescamente la
pobreza o tacañería de estos. 0
llaves caponas: 'llaves honoríficas e
inútiles—no abrían ni cerraban-' , la alu
sión Índica aquí que las bolsas de los
nobles, aunque sirvan para presumir,
no se usan, no contienen ya nada. S o
bre los extranjeros como acaparadores
de dinero, véase abajo, n. 2 4 . 0
2 1
2 2 E L D I A B L O C O J U E L O
-Dejémoslos cenar -dijo don Cleofás-, que yo aseguro que no se levanten de la mesa sin haber concertado un juego de cañas para cuando Dios fuere servido, 9 y pasemos adelante, que a estos magnates los más de los días les beso yo las manos, 1 0 y estas caravanas las ando yo las más de las noches,'' porque he sido dos meses culto vergonzante de la proa de uno de ellos 1 2 y estoy encurtido de excelencias y señorías solamente buenas para veneradas."
—Mira allí —prosiguió el Cojuelo— cómo se está quejando de la orina un letrado tan ancho de barba y tan espeso, que parece que saca un delfín la cola por las almohadas.' 4 Allí está pariendo doña Fáfula, y don Toribio, su indigno consorte, como si fuera suyo lo que paría, muy oficioso y lastimado; y está el dueño de la obra a pierna suelta en esotro barrio, roncando y descuidado del suceso.' 5
Mira aquel, preciado de lindo, o aquel lindo de los más preciados, cómo duerme con bigotera, torcidas de papel en las guedejas y el copete,' 6 sebillo en las manos y guantes descabezados, y tanta pasa
y El juego de cañas consistía en una ba
talla simulada de cuadrillas a caballo en
que se usaban lanzas de madera. Vi s to
so entretenimiento de nobles, a modo
de torneo, que fue censurado c o m o
signo de ociosidad por moralistas y satí
ricos c o m o Q u e v e d o . 0
1 0 El besamanos era acto reverencial
con que se reconocía el vasallaje y for
ma de saludo algo lisonjera. 0
11 caravanas: 'diligencias y cortejos
necesarios para obtener un beneficio' ,
aunque el sentido original 'misiones
corsarias en galeras' puede ser también
aprovechado, pues dichas caravanas las
hace en la proa de los coches, también
llamados, metafóricamente, galeras.0
' 2 La proa o 'parte delantera' de los c o
ches era reservada a los criados o devotos
del poderoso dueño del coche; culto ver
gonzante es remedo de la expresión po
bre vergonzante, 'que pide con ve r
güenza y disimulo' , indicando con culto
que 'usa en sus peticiones y adulacio
nes, un estilo culto o cultista, afectado',
de moda en ambientes cortesanos.
Puede ser nota autobiográfica: Vélez
tenía fama de pedigüeño en la corte,
aunque ingen ioso . 0
3 encurtido: 'avinagrado: ma lhumo
rado, harto'; excelencias y señorías: trata
mientos reservados a nobles y altos car
gos. 1 4 espeso: ' sucio ' . Diversos grupos
profesionales (filósofos, médicos, letra
dos) usaron la barba desde época clásica
c o m o signo de prudencia o sabiduría y,
también desde entonces, los satíricos
atacaron tal uso c o m o falsa apariencia
que ocultaba osadía e ignorancia . 0
' 5 Toribio (nombre de intención bur
lesca: 'cornudo' ) asiste al parto de su
mujer doña Fáfula oficioso y lastimado
('solícito y compadecido ' ) c o m o si pa
riera un hijo suyo mientras el verdade
ro padre duerme a pierna suelta, 'sin cui
d a d o ' . 0
1 E l lindo ( 'hombre presumido y
afeminado') duerme con bigotera, ' p r o
tector para que el bigote no se descom
ponga ' , y torcidas de papel ( 'bigudíes, la
minillas de p l o m o forradas de papel ')
T R A N C O I I 23
en el rostro que pueden hacer colación en él toda la cuaresma que viene. ' 7 Allí, más adelante, está una vieja, grandísima hechicera, haciendo en un almirez una medicina de drogas restringentes para remendar una doncella sobre su palabra, que se ha de desposar mañana.' 8 Y allí, en aquel aposentarlo estrecho, están dos enfermos en dos camas, y se han purgado juntos, y sobre quién ha hecho más cursos, como si se hubieran de graduar en la facultad,"' se han levantado a matar a almohadazos. Vuelve allí y mira con atención cómo se está untando una hipócrita a lo moderno, para hallarse en una gran junta de brujas que hay entre San Sebastián y Fuenterra-bía, 2 0 y a fe que nos habíamos de ver en ella si no temiera el riesgo de ser conocido del demonio que hace el cabrón, 2 1 porque le di una bofetada a mano abierta en la antecámara de Lucifer sobre unas palabras mayores que tuvimos, 2 2 que también entre los diablos hay libro del duelo, porque el autor que le compuso es hijo de vecino del Infierno.2 3 Pero mucho más nos podemos entretener por acá, y más si pones los ojos en aquellos dos ladrones que han entrado por un
para rizar las guedejas ( 'mechones de
cabellos sobre las sienes') y levantar el
copete o ' tupé' . Estos usos de los lindos,
atacados por satíricos y moralistas, fue
ron limitados por diversas pragmáti
cas . 0
1 7 Para cuidar la piel se untaba sebillo
en las manos - o enguantes descabezados,
sin la punta de los dedos— y una crema a
base de uva pasa (así llamada) en la cara,
de la que este lindo se puso tanta que,
para toda la Cuaresma, habría colación:
'refacción que se tomaba de noche los
días de ayuno' consistente «en un poco
de pan y dos o tres docenas de pasas»
(Rodr íguez M a r í n ) . 0
' drogas restringentes: se usaban para
estrechar el sexo de las mujeres y hacer
las pasar por vírgenes doncellas; remen
dar virgos y doncellas es ocupación típi
ca de hechiceras y alcahuetas, c o m o
Celestina; es doncella ( 'virgen') sobre su
palabra: irónica aclaración. 0
9 cursos: 'deposiciones' , y también
'cursos académicos ' . 0
2 0 La bruja (hipócrita pues oculta su
condición y se presenta c o m o beata)
recuerda a una mujer a la moda (a lo mo
derno) cuando se unta sus ungüentos,
que le sirven para volar al lugar del
aquelarre. Fuenterrabía fue famosa por
el proceso a sus brujas (161 i ) . °
E l demonio , transfigurado en m a
cho cabrío en los aquelarres, era adorado
por los concurrentes según descripcio
nes conservadas en procesos inquisito
riales y tratados. 0
2 2 bofetada a mano abierta: el golpe
dado en el rostro a mano abierta era
considerado una afrenta; palabras mayo
res, las 'injuriosas, ofensivas ' . 0
2 3 libro del duelo se refiere, genérica
mente, a los muchos tratados sobre
puntos de honor y desafíos que circula
ron, así como al conjunto de normas
que regulaban; dice que el autor es hijo
de vecino - ' n a t i v o ' - del Infierno porque
los duelos fueron prohibidos por la
Iglesia Católica en el Conc i l i o de
Trento ( 1 5 6 3 ) . 0
24 E L D I A B L O C O J U E L O
balcón en casa de aquel estranjero rico con una llave maestra, porque las ganzúas son a lo antiguo, y han llegado donde está aquel talego de vara y media estofado de patacones de a ocho, 2 4 a la luz de una linterna que llevan, que por ser tan grande y no poder arranca-lie 2 5 de una vez por el riesgo del ruido, determinan abrille y henchir las faltriqueras y los calzones, 2 6 y volver otra noche por lo demás; y comenzando a desatalle, saca el tal estranjero —que estaba dentro del guardando su dinero, por no fraile de nadie— la cabeza, diciendo: «Señores ladrones, acá estamos todos», cayendo espantados uno a un lado y otro a otro, como resurrección de aldea, y se vuelven gateando a salir por donde entraron. 2 7
—Mejor fuera —dijo don Cleofás— que le hubieran llevado sin desatar en el capullo de su dinero por que no le sucediera ese desaire, pues cada estranjero es un talego bautizado, que no sirven de otra cosa en nuestra república y en la suya, por nuestra mala maña. Pero ¿quién es aquella abada con camisa de mujer, 2 8 que no solamente la cama le viene estrecha, sino la casa y Madrid, que hace roncando más ruido que la Bermuda 2 9 y, al parecer, cámaras de tinajas, y come gigotes de bóvedas? 3 0
" 4 E l talego o 'saco' mide más de m e
tro y medio (la vara equivalía a 8 3 5 mm)
y está relleno de patacones de a ocho: ' re
ales de plata de a ocho ' . El episodio,
que plasma la idea de que los extranje
ros (genoveses sobre todo) eran res
ponsables de la ruina económica de E s
paña, refiere un hecho usual: el
acaparamiento de moneda de plata,
con que obtenían sustanciosos benefi
cios mediante operaciones muchas v e
ces ilícitas. 0
2 5 «Al que sacamos con fuerza de al
gún lugar decimos haberle arrancado»
(Covarrubias). 2 faltriqueras: 'bolsillos'.
"7 acá estamos todos: frase hecha que
dice la persona que se presenta inespe
radamente; aquí tiene su gracia, pues el
rico parece contarse entre los ladrones;
cayendo espantados...: alusión, común en
la época, a la escena de autos sacramen
tales sobre la Resur recc ión de Cristo en
que se desmayaban espantados los
guardias del sepu lc ro . 0
2 l abada: ' r inoceronte ' . A p o d o habi
tual para la mujer go rda . 0
9 Así se llama la principal de las islas
Bermudas, en la época temida por ma
rineros y famosa aun en tierra por sus
huracanes, razón del símil hiperbólico
con el ruido de los ronquidos . 0
3 0 cámaras de tinajas es regido por hace
más ruido roncando que; se refiere al rui
do que hacen las tinajas por el calor y la
fermentación cuando están vacías o a
punto de colmarse; come gigotes de bóve
das: hipérbole sobre la base de «comería
piedras» (Correas), siendo \os gigotes de
bóvedas, 'cascotes de bóvedas derruidas'
o 'guisados en ollas grandes c o m o b ó
vedas' . Juega Vélez con bóvedas y cáma
ras, las habitaciones donde so almace
nan las tinajas. 0
T R A N C O I I 25
—Aquella ha sido cuba de Sahagún 3 1 y no profesó —dijo el C o -juelo— si no es el mundo de agora, que está para dar un estallido,3 2
y todo junto puede ser siendo quien es, que es una bodegonera tan rica, que tiene, a dar rocín por carnero y gato por conejo a los estómagos del vuelo, 3 3 seis casas en Madrid, y en la puerta de Guada-lajara más de veinte mil ducados; 3 4 y con una capilla que ha hecho para su entierro y dos capellanías que ha fundado se piensa ir al cielo derecha: que aunque pongan una garrucha en la estrella de V e nus y un alzaprima en las Siete Cabrillas, me parece que será imposible que suba allá aquel tonel, 3 5 y como ha cobrado buena fama se ha echado a dormir de aquella suerte. 3 6
—Aténgome —dijo don Cleofás— a aquel caballero tasajo que tiene el alma en cecina, 3 7 que he echado de ver que es caballero en un hábito que le he visto en una ropilla a la cabecera, y no es el mayor remiendo que tiene, 3 8 y duerme enroscado como lamprea empa-
3 1 «Al que tiene gran tripa y es bebe dor decimos ser una cuba. T u v o n o m bre ['fama'] la cuba de San Segundo, vulgo Sahagún, la cual cabía tantas mil cántaras» (Covarrubias) . 0
3 2 ' A pesar de ser abada —se sobreentiende equívoco con abadesa— y que había monasterio en Sahagún, no profesó el mundo religioso, sino el de ahora, pues c o m o él está para estallar'; agora era ya forma arcaizante en el siglo XVII, reservada a la lengua literaria, mientras en la lengua hablada se había impuesto ahora, que aparece con igual frecuencia en el Cojuelo.0
3 3 a dar...: 'dando unas carnes por otras, estafando a los clientes pasajeros'; a + infinitivo tenía valor de gerundio. La acusación de dar carnes de ínfima calidad por otras mejores («gato por l iebre») era tópico satírico-folclórico contra bodegoneros, venteros y pasteleros. Los bodegoneros tenían su establecimiento en la ciudad y p roporc ionaban a precio módico platos guisados y un trozo de pan a multitud de pobres; tenían fama de gordos . 0
3 4 «tiene 20.000 ducados invertidos en negocios o en un banquero radicado en la Puerta de Guadalajara» (Arellano), que, desaparecida desde el incendio de 1 5 8 2 , cedió su nombre al lugar que ocupaba, donde había ricos mercaderes: plateros, usureros, inversores, etc. Respec to a la cantidad de dinero, piénsese que el ducado era moneda de o r o ; en 1 6 1 Ó las rentas de la O r d e n de Montesa importaban 23.000 ducados y en 1 6 3 7 se calculaba el valor de la hacienda de la Casa de Palma en unos 3.500 ducados . 0
"garrucha: 'polea ' ; alzaprima: 'palanca para move r o levantar grandes p e sos'; Siete Cabrillas: 'constelación estelar de las Pléyades ' .
3 ' Alusión al refrán «Cobra buena fama y échate a dormir, para perderla» (Correas).
3 7 Aténgome: 'Más m e llama la atención, prefiero'; tasajo y cecina: 'carne seca, enjuta', aludiendo a su de lgadez . 0
3 t echar de ver: 'percibir, advertir ' ; el hábito ('insignia de la orden de caballería') le ha servido c o m o remiendo po r -
26 E L D I A B L O C O J U E L O
nada, porque la cama es media sotanilla que le llega a las rodillas no más. 3 9
—Aquel —dijo el Cojuelo— es pretendiente, y está demasiado de gordo y bien tratado para el oficio que ejercita. 4 0 Bien haya aquel tabernero de corte, que se quita de esos cuidados y es cura de su vino, que le está bautizando en los pellejos y tinajas, y a estas horas está hecho diluvio en pena con su embudo en la mano, 4 1 y antes de mil años espero verle jugar cañas por el nacimiento de algún príncipe. 4 2
-¿Qué mucho -dijo don Cleofás— si es tabernero y puede emborrachar a la Fortuna?
- N o hayas miedo -dijo el Cojue lo- que se vea en eso aquel alquimista que está en aquel sótano con unos fuelles inspirando una hornilla llena de lumbre, 4 3 sobre la cual tiene un perol con mil variedades de ingredientes, muy presumido de acabar 4 4 la piedra filosofal y hacer el oro; que ha diez años que anda en esta pretensión, por haber leído el Arte de Reimundo Lulio y los autores químicos que hablan en este mismo imposible. 4 5
que lo ha cosido sobre algún roto de su
vieja ropilla: 'chaleco que se vestía so
bre e l jubón ' . Y a en 1 6 1 7 advertía Suá-
rez de Figueroa que los caballeros de
hábito eran «muchos, y no pocos p o
bres». 0
3 9 La sotanilla, efectivamente, era hu
milde prenda que sólo llegaba hasta las
rodillas. 0
4 0 El pretendiente de una renta, cargo,
hábito u oficio era figura común en la
corte y en la sátira. Su aspecto famélico
podía conmover al benefactor, lo que
explica la observación del Diablo C o
jue lo ; demasiado iba siempre seguido
por de cuando funcionaba como adver
b i o 0
4 1 El tabernero es cura de su pino por
que lo bautiza al aguarlo: chiste de or i
gen folclórico con amplio eco en la
sátira áurea; y es diluvio —imagen proce
dente de Quevedo— por 'diluviar sobre
el vino, echarle mucha agua'; en pena
porque, siguiendo la coherente cadena
de motivos religiosos —cura, bautizar, di
luvio—, recuerda, por hacerlo solo y de
noche, un alma en pena.0
4 2 antes de mil años ( 'pronto') el ta
bernero formará parte de la nobleza
—jugar cañas era entretenimiento propio
de esta (véase arriba, n. 9)—. La sátira a
estos gremios —bodegoneros, taberne
ros...— les adjudica un rápido ascenso
social gracias al enriquecimiento con
sus estafas, lo que no deja de ser exage
ración sin una gran base rea l . 0
4 3 inspirando: ' infundiendo aire'.
44 Í * > o
conseguir . 4 5 hablan en: 'hablan de, sobre ' . R a
món Llul l tuvo fama de alquimista y
de haber conseguido la piedra filosofal,
materia prima del oro artificial. E l fue
go y los repugnantes e innumerables
ingredientes usados son siempre m e n
cionados en la sátira de los a lquimis-
T R A N C O I I 27
- L a verdad es —dijo don Cleofás- que nadie ha acertado a hacer el oro si no es Dios, y el Sol, con comisión particular suya. 4 í i
- E s o es cierto —dijo el Cojuelo-, pues nosotros no hemos salido con ello. 4 7 Vuelve allí y acompáñame a reír de aquel marido y mujer, tan amigos de coche, que todo lo que habían de gastar en vestir, calzar y componer su casa lo han empleado en aquel que está sin caballos agora, y comen y cenan y duermen dentro del, sin que hayan salido de su reclusión —ni aun para las necesidades corporales— en cuatro años que ha que le compraron; que están encochados, como emparedados, y ha sido tanta la costumbre de no salir del, que les sirve el coche de conchas como a la tortuga y al galápago, que en tarascando cualquiera dellos la cabeza fuera del, 4 8 la vuelven a meter luego como quien la tiene fuera de su natural, y se resfrían y acatarran en sacando pie, pierna o mano desta estrecha religión;4'-1 y pienso que quieren ahora labrar un desván en él para ensancharse y alquilalle a otros dos vecinos tan inclinados a coche que se contentarán con vivir en el caballete d e l . 5 0
-Esos -dijo don Cleofás- se han de ir al infierno en coche y en alma. 5 '
—No es penitencia para menos —respondió el Cojuelo—. Diferentemente le sucede a esotro pobre y casado que vive en esotra casa más adelante, que después de no haber podido dormir desde que se acostó con un órgano al oído de niños tiples, contraltos, terceruelas y otros mil guisados de voces que han inventado para llorar,5 2 ahora
4 6 Puede referirse a los reflejos de los
rayos del Sol , o a la antigua creencia de
que el Sol engendraba en la Tierra el
mineral . 0
4 7 'no lo hemos conseguido ' . 4 8 tarascando: 'sacando, estirando'; 0 el
símil de la tortuga es tópico y el verbo ta
rascar es creado a partir de tarasca, especie
de serpiente gigante que desfilaba en las
fiestas del Corpus y que, alargando y en
cogiendo el cuello velozmente, quitaba
las caperuzas a los paisanos. 0
4 y 'estrecho y rígido modo de vida' ,
uso jocoso , pues se aplicaba a la vida re
l igiosa. 0
>0 labrar, 'construir'; caballete: ' techo' .
5 1 Variación jocosa de «en cuerpo y
en alma». La pasión por los coches—nu
merosísimos en el Madr id del XVII—
fue atacada por moralistas y satíricos y
limitada por legisladores al considerar
los causantes de ruina económica y
moral así c o m o forma de usurpación
socia l . 0
5 2 órgano vale aquí 'canto de coro ' ,
que se compone de las distintas mane
ras (guisados) de voces, entre ellas las ter
ceruelas, probablemente las más agudas.
El pobre y casado es figura tópica de la l i
teratura burlesca; en su soneto «A un
hombre casado y pobre» dice Q u e v e d o
que, c o m o tal, «fue mártir». 0
28 E L D I A B L O C O J U E L O
que se iba a trasponer un poco, le ha tocado a rebato un mal de madre de su mujer, 5 3 tan terrible que no ha dejado ruda en la vecindad, lana ni papel quemado, escudilla untada con ajo, ligaduras, bebidas, humazos y trecientas cosas más, 5 4 y a él le ha dado de andar en camisa un dolor de ijada con que imagino que se ha de desquitar del dolor de madre de su mujer.5 5
—No están tan despiertos en aquella casa —dijo don Cleofás— donde está echando una escala aquel caballero que, al parecer, da asalto al cuarto y a la honra del que vive en él: que no es buena señal, habiendo escaleras dentro, querer entrar por las de fuera.
—Allí —dijo el Cojuelo— vive un caballero viejo y rico que tiene una hija muy hermosa y doncella, y rabia por dejallo de ser con un marqués, que es el que da la escalada, que dice que se ha de casar con ella, que es papel que ha hecho con otras diez u doce y lo ha representado mal; 5 6 pero esta noche no conseguirá lo que desea, porque viene un alcalde de ronda, 5 7 y es muy antigua costumbre de nosotros ser muy regatones en los gustos, y como dice vuestro refrán, si la podemos dar roma, no la damos aguileña. 5 8
-¿Qué voces —dijo don Cleofás- son las que dan en esotra casa más adelante, que parece que pregonan algún demonio que se ha perdido?
- N o seré yo, que me he rescatado -dijo el Cojuelo—, si no es que
5 3 'le han despertado violentamente,
cual alarma por ataque enemigo (le ha
tocado a rebato), las quejas de su mujer
por una inflamación de matriz (mal de
madre)''. 5 4 Era lugar común el escándalo que
se armaba en la vecindad a causa del mal
de madre; este se aliviaba inhalando o lo
res fuertes de hierbas como la ruda, ajos,
humazos —'humos de papel o lana que
mados'— o atándose cuerdas —ligaduras—
en los brazos o los muslos; y trecientas co
sas más es latiguillo proverbial de am
plia fortuna literaria. 0
5 5 dolor de ijada (normalmente 'de rí
ñones') juega con dolor de madre.0
5 6 papel: 'escritura de casamiento'
-véase I, n. 1 9 - y 'papel de comedia'; lo
ha representado mal, en el sentido de que
no lo ha cumplido. Algunos editores
modernos, sin embargo, han entendido
que se debía reintegrar un no (no lo ha re
presentado mal), pues 'había salido con el
engaño ' . 0 El uso de la disyuntiva w aún
no se había fijado en el X V I I . 0
5 7 Estos alcaldes de ronda patrullaban
por la noche para evitar desórdenes y ac
tuaban con el mismo poder jurídico que
los alcaldes ordinarios durante el día.°
'somos m u y esquivos (regatones)
en favorecer gustos, y por eso si p o d e
mos dar algo peor, no lo damos mejor ' ;
gustos: aparte del sentido propio, tam
bién tenía el de 'deleites sexuales' . El
diablo, antes os la dará roma que aguileña:
las mujeres romas o 'chatas' tenían fama
de pecadoras, y de discretas las de nariz
agui leña. 0
T R A N C O I I 29
me llaman a pregones del infierno 5 9 por el quebrantamiento de la redoma; pero aquel es un garitero 6 0 que ha dado esta noche ciento y cincuenta barajas y se ha endiablado de cólera porque no le han pagado ninguna y se van los actores y los reos con las costas en el cuerpo, tras una pendencia de barato sobre uno que juzgó mal una suerte,6 1 y los mete en paz aquella música que dan a cuatro voces en esotra calle unos criados de un señor a una mujer de un sastre que ha jurado que los ha de coser a puñaladas.6 2
- S i yo fuera el marido -dijo don Cleofás- más los tuviera por gatos que por músicos. 6 3
-Agora te parecerán galgos -dijo el Cojuelo- porque otro competidor de la sastra, con una gavilla de seis o siete, 6 4 vienen sacando las espadas, y los Orfeos de la maesa,6-5 reparando la primera invasión con las guitarras, hacen una fuga de cuatro o cinco calles.6 6 Pero vuelve allí los ojos: verás cómo se va desnudando aquel hidalgo que ha rondado toda la noche, tan caballero del milagro en las tripas como en las demás facciones, pues quitándose una cabellera, queda calvo; y las narices de carátula, chato; y unos bigotes postizos, lampiño; y un brazo de palo, estropeado, que pudiera irse más camino de la sepoltura que de la cama. 6 7 En esotra casa más arriba está durmiendo un mentiroso con una notable pesadilla, porque sueña que
5 9 'me llaman, pregonando mi n o m
bre, desde el infierno'. 6 0 'propietario o director de un gari
to o casa de j u e g o ' . 1 una pendencia de barato: 'una pelea
de propina' —uso jocoso de barato: 'p ro
pina que daban los jugadores a los mi ro
nes'— tras el ju ic io polémico de un mi
rón sobre la suerte o 'resultado de un
juego ' ; actores y reos: 'acusadores y acusa
dos' han salido con las costas 'costas del
ju ic io y de las barajas impagadas', y tam
bién costas de la pelea en el cuerpo . 0
6 2 Obsérvese el j u e g o sastre / coser a
puñaladas ('acribillar, dar muchas puña
ladas ' ) . 0
13 gatos: ' ladrones' (en lenguaje ger-
manesco) de la honra del sastre, se en
tiende. Puede ser incluso que se trate
de verdaderos ladrones que se hacen
pasar por rondadores de la sastra para
huir tras el robo, c o m o ocurre en varios
entremeses. 0
gavilla: 'junta de bellacos'. 6 5 Orfeos: 'músicos' , recurridísima
antonomasia; maesa: por ser mujer de
un maestro de oficio (macse), recibe el
nombre de maestra o maesa, al igual que
sastra.0
1 reparando: 'resistiendo'; fuga: 'hui
da', aprovecha también el sentido de
'composición musical ' . La huida de los
músicos que dan la serenata es escena
tópica . 0
6 7 caballero del milagro en las tripas: 'sin
oficio ni beneficio, v ive y mantiene las
apariencias de milagro ' ; ...como en las
demás facciones: a pesar de ser calvo,
chato, lisiado (estropeado), etc., gracias
a los postizos (cabellera: 'peluca' ; carátu
la: 'máscara') , «milagrosamente» se r e
m o z a . 0
30 E L D I A B L O C O J U E L O
dice verdad. Allí un vizconde, entre sueños, está muy vano porque ha regateado la excelencia a un grande. 6 S Allí está muriendo un fullero 6 9 y ayudándole a bien morir un testigo falso, y por darle la bula de la Cruzada le da una baraja de naipes, 7 0 por que muera como vivió, y él, boqueando, por decir «Jesús», ha dicho «flux».71 Allí, más arriba, un boticario está mezclando la piedra bezar con los polvos de sen. 7 2 Allí sacan un médico de su casa para una aplopejía que le ha dado a un obispo. 7 3 Allí llevan aquella comadre para partear a una preñada de medio ojo que ha tenido dicha en darle los dolores a estas horas.7 4 Allí doña Tomasa, tu dama, en enaguas, está abriendo la puerta a otro que a estas horas le oye de amor.
—Déjame —dijo don Cleofás—; bajaré sobre ella a matarla a coces. —Para estas ocasiones se hizo el ¡tate, tate! —dijo el Cojuelo—, que
no es salto para de burlas.7 5 Y te espantas de pocas cosas: que sin este enamorado murciégalo hay otros ochenta para quien tiene repartidas las horas del día y de la noche. 7 6
—¡Por vida del mundo -dijo don Cleofás- que la tenía por una santa!
'ha evitado (regateado) tratar a un
grande de excelencia' , trato potestativo
a diferencia del obligado señoría. Evitar
el sometimiento a la nobleza superior
es vanidad usual de la inferior que sati
rizan los literatos. Sirva de ejemplo el
escudero del Lazarillo (III), que aban
dona su tierra o se esconde por no ve r
se obligado a saludos protocolarios hu
millantes. 0
6 y ' jugador que hace trampas'. 7 0 testigo falso: 'el que jura una m e n
tira a sabiendas'. La popular bula de la
Cruzada comportaba diversas indul
gencias para sus poseedores, incluso la
absolución de pecados . 0
7 1 boqueando: 'dando sus últimos sus
piros, muriendo ' (véase I, n. 3); flux:
suerte ganadora en el j u e g o de naipes
de la quínola o la primera consistente
en reunir cuatro cartas de un mismo
palo; por extensión, hacer flux es 'aca
barse una cosa, expi rar ' . 0
7 2 La piedra bezar se extraía de las en
trañas de cierta cabra montes de A m é
rica y se creía en sus propiedades cura
tivas, c o m o en las de la planta de sen,
con que se elaboraban unos polvos usa
dos c o m o purgante . 0
7 3 aplopejía: 'embolia cerebral, apo
plejía' (forma con metátesis) atribuíale
a excesos dietét icos. 0
7 4 preñada de medio ojo: expresión j o
cosa —construida sobre tapada de medio
ojo, que aludía a las mujeres que cubrían
con un manto la mitad de su ros t ro-
con la que se alude a una mujer, tal vez
prostituta, que ha ocultado su embara
zo, por eso dice que ha tenido dicha
('suerte') en parir de noche, sin que na
die se en tere . 0
7 5 tate, tate: ' ¡quieto, para!'; para de:
'para', combinación de preposiciones
usual entonces . 0
7 6 murciégalo (forma etimológica) de
nota la condición nocturna del amante;
quien era usado también con valor p lu-
ral.°
T R A N C O I I 3 1
—Nunca te creas de ligero 7 7 —le replicó el diablillo—. Y vuelve los ojos a mi astrólogo, verás con las pulgas y inquietud que duerme: 7 8
debe de haber sentido pasos en su desván y recela algún detrimento de su redoma. Consuélese con su vecino, que, mientras está roncando a más y mejor, 7 9 le están sacando a su mujer, como muela, sin sentillo, aquellos dos soldados.8 0
—Del mal, lo menos —dijo don Cleofás—, que yo sé del marido ochodurmiente que dirá, cuando despierto, lo mismo. 8 '
-Mira allí -prosiguió el Cojuelo- aquel barbero que, soñando, se ha levantado y ha echado unas ventosas a su mujer y la ha quemado con las estopas las tablas de los muslos, 8 3 y ella da gritos, y él, despertando, la consuela diciendo que aquella diligencia es bueno que esté hecha para cuando fuere menester. Vuelve allí los ojos a aquella cuadrilla de sastres que están acabando unas vistas para un tonto que se casa a ciegas, 8 3 que es lo mismo que por relación, con una doncella tarasca, fea, pobre y necia, y le han hecho creer al contrario con un retrato que le trujo un casamentero,8 4 que a estas horas se está levantando con un pleitista que vive pared y medio del,85 el uno a cansar
7 7 'Nunca creas tan fácilmente las
cosas'. 7 8 Hasta el siglo XVIII no se genera
lizó el uso de e ante i— inicial en el len
guaje escrito, aunque ya había defendi
do tal criterio Juan de Valdés en su
Diálogo de la lengua.0
7 9 'a placer, a conciencia ' . 0
sacando: también con el sentido de
'quitando' a su mujer, que, malévola
mente comparada con la muela, lleva a
recordar el refrán «Al que le duele la
muela, que se la saque», por eso tam
bién tiene doble intención sin sentillo:
'sin oírlo el marido' y 'sin dolerle'. 8 1 Del mal, lo menos: dicho referido
—recordando una facecia tradicional— a
la mujer (el mal), cuya desaparición c e
lebrará aquí el marido, a quien se llama
ochodurmiente aludiendo a los «siete dur
mientes de Efeso» (que según la leyen
da durmieron 196 años), como se hacía
en la época para apodar a los dormilo
nes . 0
8 2 'el ancho de los muslos ' . Los bar
beros, aparte de rapar barbas y cabe
llos, aplicaban ventosas y hacían san
grías, formando parte, j un to a médicos
y boticarios, de los «matarifes» satiriza
dos. Las estopas o 'hilos de l ino ' se que
maban en el interior del vaso o ventosa,
hacían el vacío y aspiraban la piel, e x
trayendo la sangre y los malos h u m o
res.
8 3 vistas: 'regalos que se hacen recí
procamente los novios ' ; enlaza luego,
aprovechando el sentido usual, con a
ciegas.0
8 4 trujo: 'trajo'. Casarse por relación,
' informe, descripción del casamentero'
es c o m o casarse a ciegas por la man ipu
lación que hace de la realidad; tarasca:
'monstruosa, fea' o bien ' insaciable,
voraz ' , por alusión al monst ruo de las
fiestas del Corpus (véase arriba, n. 48 a
este t r anco) . 0
8 5 'v ive en la casa contigua' , de la
que le separa sólo una pared.
32 E L D I A B L O C O J U E L O
ministros y el otro a casar todo el linaje humano; que solamente tú, por estar tan alto, estás seguro deste demonio, que en algún modo lo es más que yo. Vuelve los ojos y mira aquel cazador mentecato del gallo,8'' que está ensillando su rocín a estas horas y poniendo la escopeta debajo del caparazón8 7 y deja de dormir de aquí a las nueve de la mañana por ir a matar un conejo que le costaría mucho menos aunque le comprara en la despensa de Judas. 8 8 Y al mismo tiempo advierte cómo a la puerta de aquel rico avariento echan un niño que por partes de su padre puede pretender la beca del Antecristo, y él, en grado de apelación, da con él en casa de un señor que vive junto a la suya, 8 9 que tiene talle de comérselo antes que criallo, porque ha días que su despensa espera el domingo de casi ración. 9 0 Pero ya el día no nos deja pasar adelante, que el aguardiente y el letuario son sus primeros crepúsculos,9' y viene el Sol haciendo cosquillas a las estrellas, que están jugando a salga la parida,9 2 y dorando la pildora del mundo, tocando al arma a tantas bolsas y talegos y dando rebato a tantas ollas, sartenes y cazuelas, y no quiero que se valga de mi industria93 para ver los secretos que le negó la noche: cuéstele brujule-allo por resquicios, claraboyas y chimineas.9 4
Y volviendo a poner la tapa al pastelón, se bajaron a las calles.
mentecato: 'atontado, poseído por
el gallo' , ya que se levanta para cazar
con sus primeros cantos ° 8 7 'cubierta para la silla del caballo'. 8 8 Tópica alusión a Judas por ser este
furriel de los apóstoles; sisón y ladrón, los
alimentos de su despensa serían los más
caros; la sátira, sin embargo, va dirigida
también contra los despenseros en gene
ral, pues en el siglo XVII las despensas de
señores y embajadores, beneficiándose
de la ausencia de impuestos en sus c o m
pras, se convirtieron en fraudulentos lu
gares de venta a precios abusivos de los
alimentos y vino que acaparaban. 0
s < 9 E l niño puede pretender la beca
('insignia') del Antecristo po r ser hijo
de cura: se creía que el Anticristo
- h o m b r e diabólico perseguidor de la
Iglesia católica- debía nacer de la unión
de cura y monja. E l rico, en grado de ape
lación, 'apelando la «condena» que le
ha caído' , deja al niño a la puerta del
v e c i n o . 0
9 0 'hace días que su despensa espera
algo de comida ' ; domingo de casi ración:
variación jocosa de domingo de Cuasi-
mpdo, siguiente a la Pascua de R e s u
rrección, en que ya no hay que ayunar
tras la Cua re sma . 0
9 1 letuario: 'mermelada o confitura
de frutas' que, acompañada de aguar
diente, solía tomarse como desayuno.
Vendedores ambulantes o establecidos
la pregonaban desde horas tempranas. 0
9 2 J u e g o infantil en que, empuján
dose todos, uno es echado del corro y
entra otro en su lugar. 9 3 'maña, artificio'; dar rebato, tocar al
arma: aquí usados consent ido figurado:
'previniendo al ataque a las bolsas y a
entrar en acción a ol las . . . ' . 0
9 4 brujuleallo: 'mirarlo, atisbarlo' (véa
se I, n. 14) .
T R A N C O I I I
Y a comenzaban en el puchero humano de la corte a hervir hombres y mujeres, unos hacia arriba y otros hacia abajo y otros de través, 1 haciendo un cruzado al son de su misma confusión,2 y el piélago racional de Madrid a sembrarse de ballenas con ruedas, que por otro nombre llaman coches,' trabándose la batalla del día, cada uno con disinio y negocio diferente, y pretendiéndose engañar los unos a los otros, levantándose una polvareda de embustes y mentiras que no se descubría una brizna de verdad por un ojo de la cara;4 y don Cleofás iba siguiendo a su camarada, que le había metido por una calle algo angosta, llena de espejos por una parte y por otra, donde estaban muchas damas y lindos mirándose y poniéndose de diferentes posturas de bocas, guedejas, semblantes, ojos, bigotes, brazos y manos, haciéndose cocos a ellos mismos. 5 Preguntóle don C leo fás qué calle era aquella, que le parecía que no la había visto en M a drid, y respondióle el Cojuelo:
—Esta se llama la calle de los Gestos, que solamente salen a ella estas figuras de la baraja de la corte,6 que vienen aquí a tomar el gesto con que han de andar aquel día y salen con perlesía de lindeza, 7
unos con la boquita de riñon, otros con los ojitos dormidos, roncando hermosura, y todos con los dos dedos de las manos índice y me-
' Nó tese el parecido de este c o
mienzo con el del tranco anterior y sus
imágenes gastronómicas para retratar
la confusión de la corte (pepitoria hu
mana, pies, cabezas, puchero humano,
hervir).0
" cruzado: 'mudanza en que los que
bailan se cruzan y vuelven a su lugar'. Se
le escapan a Vélez aquí un par de oc to
sílabos entre la prosa (haciendo un cru
zado al son / de su misma confusión);
esto, que se consideraba un descuido tí
pico de versificadores, volverá a ocurrir
en el tranco V I I . ° 3 La imagen del piélago racional, 'mul
titud, mar de gentes', provoca después la
de ballenas con ruedas ('coches'); ballenas
quizá se refiera también a las mujeres
con sus aparatosos vestidos. 0
4 N i aun pagando mucho (un ojo de la
cara) se encontraría una brizna de v e r
dad. La confusión y las engañosas in
tenciones de sus habitantes son tópicos
del retrato de la co r t e . 0
s cocos: 'gestos, carantoñas'. Sobre es
tos lindos, véase II , n. l 6 . ° 6 A la imaginaria calle de los Gestos
sólo salen las figuras ('lindos y damas r i
dículos' por su afectación) de la baraja
('confusión, contienda') de la Cor te .
Ingeniosa frase dilógica, pues enlaza fi
guras (sota, caballo, rey) con la baraja de
na ipes . 0 0
7 Sus gestos parecen perlesía ('paráli
sis y espasmos musculares') más que c o
quetería.
33
34 E L D I A B L O C O J U E L O
ñique levantados, y esotros de Gloria Patri* Pero salgámonos muy apriesa de aquí, que con tener estómago de demonio y no haberme mareado las maretas del infierno,9 me le han revuelto estas sabandijas, que nacieron para desacreditar la naturaleza y el rentoy. 1 0
Con esto, salieron desta calle a una plazuela donde había gran concurso de viejas, que habían sido damas cortesanas," y mozas, que entraban a ser lo que ellas habían sido, en grande contratación unas con otras. Preguntó el estudiante a su camarada qué sitio era aquel, que tampoco le había visto, y él le respondió:
-Este es el baratillo de los apellidos, que aquellas damas pasas truecan con estas mozas albillas por medias traídas,12 por zapatos viejos, valonas,1 3 tocas y ligas, como ya no las han menester;1 4 que el Guz-mán, el Mendoza, el Enríquez, el Cerda, el Cueva, el Silva, el Castro, el Girón, el Toledo, el Pacheco, el Córdoba, el Manrique de Lara, el Osorio, el Aragón, el Guevara y otros generosos apellidos los ceden a quien los ha menester ahora para el oficio que comienza, y ellas se quedan con sus patronímicos primeros de Hernández, Martínez, López, Rodríguez, Pérez, González, etc., porque al fin de los años mil, vuelven los nombres por donde solían ir. 1 5
-Cada día -dijo el estudiante— hay cosas nuevas en la corte. Y a mano izquierda entraron a otra plazuela al modo de la de los
Herradores, donde se alquilaban tías, hermanos, primos y maridos como lacayos y escuderos para damas de achaque que quieren pasar en la corte con buen nombre y encarecer su mercadería. 1 6
boquita de riñon: 'fruncida'; ojitos
dormidos, 'semicerrados' , visaje que ri
diculiza Vélez al añadir roncando hermo
sura; levantados dos dedos... y esotros de
Gloria Patri, es decir, inclinados c o m o
los fieles mientras rezan el Gloria Pa
tri0
y maretas: 'mareas', en sentido figu
rado también 'alborotos'. 1 0 nacieron para desacreditar la naturale
za: por su amaneramiento y sus artifi
cios para mejorarla; . . .y el rentoy: su re
buscada gesticulación supera a la
empleada en el rentoy, j u e g o de cartas
en que los compañeros se hacen c o m
plicadas señas (como en el mus).° 1 1 Eufemismo con que se aludía a las
prostitutas de cierta ca tegor ía . 0
1 2 'Este es el mercadiílo (baratillo) de
los apellidos, que aquellas damas viejas
(arrugadas c o m o uvas pasas), intercam
bian con las mozas novatas y de piel ter
sa (como las uvas albillas) por prendas
usadas (traídas)'. Obsérvesela dilogía de
albillas y el j u e g o con pasas.0
1 3 'prenda de adorno que se ponía en
el cuel lo ' . 1 4 'porque (como) ya no las necesi
tan ' . 0
1 5 Variación del refrán «Al cabo de
los años mil, vuelven las aguas por do
solían Ír».° 1 1 E n la plazuela de los Herradores al
quilaban los servicios de parientes, la-
T R A N C O I I I 35
A la mano derecha deste seminario andante estaba un grande edificio,' 7 a manera de templo sin altar, y en medio del una pila grande de piedra llena de libros de caballerías y novelas, y alrededor muchos muchachos desde diez a diez y siete años y algunas donce-lluelas de la misma edad,' 8 y cada uno y cada una con su padrino al lado, y don Cleofás le preguntó a su compañero que le dijese qué era esto, 1 9 que todo le parecía que lo iba soñando. El Cojuelo le dijo:
—Algo tiene de eso este fantástico aparato, pero esta es, don Cleofás, en efeto, la pila de los dones, y aquí se bautizan los que vienen a la corte sin él. 2 0 Todos aquellos muchachos son pajes para señores, y aquellas muchachas, doncellas para señoras de media talla,2' que han menester el don para la autoridad de las casas que entran a servir, y agora les acaban de bautizar en el don. Por allí entra agora una fregona con un vestido alquilado, que la trae su ama a sacar de don, como de pila, 2 2 para darla el tusón de las damas, porque le pague en esta moneda lo que le ha costado el crialla,2 3 y aun ella parece que se quiere volver al paño, según viene bruñida de esmeril. 2 4
- U n moño y unos dientes postizos y un guardainfante pueden hacer esos milagros -dijo don Cleofás-. 2 5 Pero ¿qué acompaña-
cayos y escuderos falsos las damas de
achaque, prostitutas que pretendían pa
sar por damas. 0
1 7 La alusión al seminario es irónica,
pues en él se enseñaban a los niños las
buenas costumbres. 0
1 La lectura de libros de caballerías y
novelas (pastoriles, sentimentales, etc)
era tenida por vana ocupación e inclu
so peligro moral y social en la época . 0
1 9 «No tachará de defectuosa la e x
presión quien esté advertido de que so
lía decirse preguntar por pedir, de lo cual
hay en el Quijote muchos ejemplos»
(Rodr íguez M a r í n ) . 0
2 0 E l uso extendido del título h o n o
rífico de don, del que en principio sólo
podía disfrutarla nobleza, es tema habi
tual en la sátira áurea que refleja una
realidad social . 0
"' 'de menor relieve, de medio
pelo ' , que, para aparentar querían cria
dos con don.0
" sacar depila: 'apadrinar en un bau
tizo'; por tanto sacar de don, como de
pila: 'apadrinar en la adquisición del
don ' . 2 j Le da el don, que para estas damas
es la distinción social más preciada,
como si se tratara del tusón o ' toisón de
oro ' , para quele pague en esta moneda, es
decir, c o m o tusona o 'prostituta de ca
tegoría', lo invertido en criarla. 0
2 4 'parece querer volverá dedicarse al
paño de limpieza pues viene manchada,
maquillada (bruñida) con polvos de es
meril' (polvo negruzco para pulir, bru
ñir metales), y también volver al paño, 'a
guardarse c o m o oro en paño, y mante
ner su honra ' . 0 '"' • 2 5 Sobre los milagros que hacen los
postizos, véase I I , n. 67 y sobre guardain
fante, armazón que'da vuelo a la falda, I,
n. 77 .
E L D I A B L O C O J U E L O
miento -prosiguió diciendo- es este que entra agora, de tanta gente lucida, por la puerta deste templo consagrado al uso del siglo? 2 6
-Traen a bautizar -dijo el Cojuelo— un regidor muy rico, de un lugar aquí cercano, 2 7 de edad de setenta años, que se viene al don por su pie, 2 8 porque sin él le han aconsejado sus parientes que no cae tan bien el regimiento. 2 9 Llámase Pascual, y vienen altercando si sobre Pascual le vendrá bien el don, que parece don estravagante de la iglesia de los dones. 1 0
- Y a tienen ejemplar 3 1 —dijo don Cleofás- en don Pascual, ese que llamaron todos loco y yo Diógenes de la ropa vieja, 3 2 que andaba cubierta la cabeza con la capa, sin sombrero, en traje de profeta, por esas calles.
—Mudáranle el nombre a mi parecer —prosiguió el Cojuelo— por no tener en su lugar regidor Pascual, como cirio de los regidores. 3 3
—Dios les inspire —dijo don Cleofás— lo que más convenga a su regimiento, como la cristiandad de los regidores ha menester. 3 4
- E n acabando de tornar el señor regidor -dijo el Cojue lo - el agua del don, espera allí un italiano hacer lo mismo con un elefante que ha traído a enseñar a la Puerta del Sol.
—Los más suelen llamarse —dijo el estudiante— don Pedros, don Juanes y don Alonsos. N o sé cómo ha tenido tanto descuido su ayo
2 'uso seglar o civil, no religioso' . 27 lugar, 'pueblo ' , menor que villa y
mayor que aldea. 2 8 «Irse por su pie a la pila. Los que,
adultos y de edad, se van a bautizar por
su pie, y dáseles en el rostro de ser m o
ros ojudíos» (Correas). La var iac iónjo-
cosa irse por su pie al don (ya usada por
Quevedo) , satiriza la tardía adquisición
de una nobleza comprada. 0
2 9 regidor/regimiento: ' conce ja l /con
cejalía'. En un privilegio de 1638 se
exigía a los regidores de ciudades, villas
y lugares ser «hijosdalgo de sangre». 0
3 0 Pascual era nombre vulgar y sonaba
ridículo precedido de don (reparo que
aparece también en otras obras). Juega
con la polisemia de don, 'dádiva', título
de honor y abreviatura de dómine, 'cléri
go ' , y estravagante: 'extraño' y 'clérigo
que no pertenece a ninguna diócesis ' . 0
3 1 ' e jemplo ' . 3 2 Se refiere a Pascual de la Cor t e y
Vinor re , popular loco que aparece en
varias obras de la época; le llama Dió
genes de la ropa vieja: ' segundo D i ó g e
nes ' (ropa vieja era la que se vendía usa
da, de segunda mano) por la sabiduría
del filósofo cínico y del loco frente a
o t ros . 0
3 3 'para no tener en su pueblo regi
dor Pascual, igual que no tienen cirio
de los regidores ' . L o que sí había, en
cambio , era cirio Pascual: Ahí está el
chiste. 3 4 cristiandad: ' g r emio de los fieles',
aquí de los regidores. Sostiene la corres
pondencia conceptual con términos
religiosos (don, estravagante, cirio Pas
cual).
T R A N C O I I I 37
o naire, 3 5 como lo llaman los de la India Oriental; plebeyo debía de ser este animal, pues ha llegado tan tarde al don. ¡Vive Dios que me le he de quitar yo, porque me desbautizan y desdonan los que
veo! 3 6
—Sigúeme —dijo el Cojuelo— y no te amohines, que bien sabe el don dónde está, que se te ha caído en el Cleofás como la sopa en la miel. 3 7
Con esto, salieron del soñado —al parecer— edificio, y enfrente del descubrieron otro, cuya portada estaba pintada de sonajas, guitarras, gaitas zamoranas, cencerros, cascabeles, ginebras, caracoles, castrapuercos, pandorga prodigiosa de la vida, 3 8 y preguntó don Cleofás a su amigo qué casa era aquella que mostraba en la portada tanta variedad de instrumentos vulgares, «que tampoco la he visto en la corte, y me parece que hay dentro mucho regocijo y entretenimiento».
—Esta es la casa de los locos —respondió el Cojuelo— que ha poco que se instituyó en la corte, entre unas obras pías que dejó un hombre muy rico y muy cuerdo, donde se castigan y curan locuras que hasta agora no lo habían parecido. 3 9
-Entremos dentro —dijo don Cleofás— por aquel postiguillo que está abierto y veamos esta novedad de locos.
Y diciendo y haciendo se entraron los dos, 4 0 uno tras otro; pasando un zaguán, donde estaban algunos de los convalecientes pidiendo limosna para los que estaban furiosos,4' llegaron a un patio cuadrado, cercado de celdas pequeñas por arriba y por abajo, que cada una dellas ocupaba un personaje de los susodichos.
3 5 'cuidador, domador ' ; puede ha
ber un j u e g o : don/naire: donaire, 'burla,
gracia ' . 0
3 6 me desbautizan: 'me enfadan, m e
irritan'; desdonan: 'quitan el don ' o
'aburren' . D Efectivamente, ante el abu
so del don algunos nobles renunciaron a
su uso leg í t imo. 0
3 7 Alusión al refrán «Cayóle la sopa
en la miel», usado cuando algo sucedía
muy oportunamente. Estas observa
ciones sobre la calidad de Cleofás, así
como las de más adelante respecto a su
linaje, tienen sentido bur lesco. 0
3 8 sonajas... castrapuercos: instru
mentos ruidosos que simbolizan la l o
cura, de manera que el alboroto su
mado por ellos es la pandorga de la
vida.0
3 9 E l recurso a la casa de locos ( 'mani
comio ' ) para satirizar una serie de per
sonajes o arquetipos tiene más de un
precedente literario en obras de muy
diversos géneros y tonos . 0
4 0 diciendo y haciendo: ' inmediata
mente, dicho y h e c h o ' . 0
4 1 ' locos violentos' , a los que se tenía
encadenados o enjaulados.
38 E L D I A B L O C O J U E L O
A la puerta de una dellas estaba un hombre muy bien tratado de vestido, 4 3 escribiendo sobre la rodilla y sentado sobre una banqueta, sin levantar los ojos del papel, y se había sacado uno con la pluma sin sentillo. El Cojuelo le dijo:
-Aquel es un loco adbitrista, que ha dado en decir que ha de hacer la redución de los cuartos y ha escrito sobre ello más hojas de papel que tuvo el pleito de don Alvaro de Luna. 4 3
-B ien haya quien le trujo a esta casa -dijo don Cleofás-, que son los locos más perjudiciales de la república.
-Esotro que está en esotro aposentillo -prosiguió el Cojue lo- es un ciego enamorado, 4 4 que está con aquel retrato en la mano, de su dama, y aquellos papeles que le ha escrito, como si pudiera ver lo uno ni leer lo otro, y da en decir que ve con los oídos. En esotro aposentillo lleno de papeles y libros está un gramaticón que perdió el juicio buscándole a un verbo griego el gerundio. Aquel que está a la puerta de esotro aposentillo, con unas alforjas al hombro y en calzón blanco, le han traído porque, siendo cochero, que andaba siempre a caballo, tomó oficio de correo de a pie. Esotro que está en esotro de más arriba con un halcón en la mano es un caballero que, habiendo heredado mucho de sus padres, lo gastó todo en la cetrería y no le ha quedado más que aquel halcón en la mano, que se las come de hambre. Allí está un criado de un señor que, teniendo qué comer, se puso a servir. Allí está un bailarín que se ha quedado sin son bailando en seco. 4 5 Más adelante está un historiador que se volvió loco de sentimiento de haberse perdido tres décadas de Tito Livio . 4 6 Más adelante está un colegial cercado de mitras probándose la que le viene mejor, porque dio en decir que había de
4 3 'muy cuidado, a t i ldado ' . 0
4 3 El adbitrista (grafía usual) propone
en su arbitrio o 'proyecto ' —más vo lumi
noso que el pleito de don Alvaro de Luna,
valido de Juan II— la reducción de m e
tal precioso en la aleación de las m o n e
das de cuatro maravedís (cuartos) en b e
neficio de la empobrecida Corona
española; arbitrios y arbitristas protago
nizaron más de una página de la sátira
del Siglo de O r o . ° 4 4 Igual que ocurre con el arbitrista
que le precede, este enamorado con el re
trato, así como el gramaticón ocupado en
nimiedades, el caballero ocioso, el criado,
el letrado, el rico avariento, etc., que apa
recen más adelante, son arquetipos que
constituyen un canon satírico, residiendo
la originalidad más en el ingenio y agude
za de cada autor para retratarlos con dos
rasgos que en el vicio que lo caracteriza o
su mera presencia en la obra. 0
4 5 «Bailar sin son. Dícese de los que
vanamente hablan o hacen algo sin
t iempo ni sazón» (Correas). 4 6 E l historiador romano T i to L iv io
dividió en décadas su Historia de Roma
(Ab urbe condita librí CXLII).
T R A N C O I I I 39
ser obispo. Luego, en esotro aposentillo, está un letrado que se desvaneció en pretender plaza de ropa, y de letrado dio en sastre, y está siempre cortando y cosiendo garnachas. 4 7 En esotra celda, sobre un cofre lleno de doblones, cerrado con tres llaves, está sentado un rico avariento que, sin tener hijo ni pariente que le herede, se da muy mala vida, siendo esclavo de su dinero y no comiendo más que un pastel de a cuatro, ni cenando más que una ensalada de pepinos, y le sirve de cepo su misma riqueza. 4 8 Aquel que canta en esotra jaula es un músico sinsonte, que remeda los demás pájaros y vuelve de cada pasaje como de un parasismo.4 9 Está preso en esta cárcel de los delictos del juicio porque siempre cantaba,5 0 y cuando le rogaban que cantase, dejaba de cantar.
-Impertinencia es esa casi de todos los desta profesión. —En el brocal de aquel pozo que está en medio del patio, se está
mirando siempre una dama muy hermosa, como lo verás si ella alza la cabeza, hija de pobres y humildes padres, que, queriéndose casar con ella muchos hombres ricos y caballeros, ninguno la contentó y en todos halló una y muchas faltas y está atada allí en una cadena por que, como Narciso, enamorada de su hermosura, no se anegue en el agua que le sirve de espejo, 5 1 no teniendo en lo que pisa 5 3 al sol ni a todas las estrellas. En aquel pobre aposentillo enfrente, pintado por defuera de llamas, está un demonio casado, que se volvió loco con la condición de su mujer. 5 3
Entonces don Cleofás le dijo al compañero que le enseñaba todo este retablo de duelos: 5 4
4 7 plaza de ropa: 'puesto de juez ' , por
ser ropa la toga que vestían los magistra
dos; lo que en cambio consigue este l e
trado es cortar y coser c o m o sastre esa
ropa o garnachas (que también así se lla
maban las togas que vestían jueces y
consejeros). 0
4 8 Los pasteles de a cuatro eran unas
empanadillas rellenas de carne picada
de ínfima calidad (conforme a su pre
cio: cuatro maravedíes), comida de p o
bres. Los pepinos, por otro lado, eran
considerados alimento de poca calidad
y especialmente indigestos. 0
4 9 músico sinsonte: 'cantor' (sinsonte:
'pájaro exótico de canto melodioso ') ;
parasismo: ' p a rox i smo ' . 0
5 0 Usa la forma y sentido e t imológi
cos de delictos ('faltas, omisiones') y j u e -
ga con su sentido habitual (por esos de
lictos está en esa particular cárcel que es el
manicomio) . 5 1 El bello Narciso, c o m o se sabe,
tras despreciar a la ninfa E c o , se enamo
ró de su propia imagen reflejada en el
agua y se ahogó en ella (Ovidio, Meta
morfosis, III , 3 3 9 - 5 1 0 ) . 5 2 'despreciando ' . 0
5 3 condición: 'fuerte carácter ' . 0
5 4 'espectáculo de penas y desgra
cias'; se apodaba retablo de duelos a quien
sufría muchas desgracias. 0
40 E L D I A B L O C O J U E L O
—Vamonos de aquí, no nos embarguen por alguna locura que nosotros ignoramos, porque en el mundo todos somos locos, los unos de los otros."
El Cojuelo dijo: -Quiero tomar tu consejo, porque, pues los demonios enloque
cen, no hay que fiar de sí nadie. 5 6
-Desde vuestra primera soberbia —dijo don Cleofás— todos lo estáis, que el infierno es casa de todos los locos más furiosos del mundo.
—Aprovechado estás57—dijo el Cojuelo—, pues hablas en lenguaje ajustado.
Con esta conversación salieron de la casa susodicha y, a mano derecha, dieron en una calle algo dilatada que por una parte y por otra estaba colgada de ataúdes,5 8 y unos sacristanes con sus sobrepellices paseándose junto a ellos, 5 9 y muchos sepultureros abriendo varios sepulcros, y don Cleofás le dijo a su camarada:
-¿Qué calle es esta, que me ha admirado más que cuantas he visto, y me pudiera obligar a hablar más espiritualmente que con lo primero de que tu te admiraste?
—Esta es más temporal y del siglo que ninguna —le respondió el Cojuelo-, y la más necesaria, porque es la ropería de los agüelos, 6 0
donde cualquiera, para todos los actos positivos que se le ofrece y se quiere vestir de un agüelo porque el suyo no le viene bien o está traído, se viene aquí y por su dinero escoge el que le está más a propósito. 6 ' Mira allí aquel caballero torzuelo, 6 2 cómo se está proban-
5 5 embarguen: 'aprisionen'; todos so
mos locos... a ojos de los otros: el refrán
aparece c o m o moraleja del episodio
que aquí finaliza, subrayando la locura
y vanos afanes del género h u m a n o . 0
5 6 'nadie puede confiarse, estar tran
quilo ' . 5 7 'nada se te escapa, aprendes'; la
construcción con participio es usual . 0
5 8 'tapizada, cubiertas de ataúdes las
paredes ' . 0
5 9 sobrepelliz: 'prenda con anchas
mangas de lino blanco que se viste so
bre la sotana'. 6 0 agüelos, por abuelos, es forma v u l
garizante que responde a la tendencia
común desde la Edad Media de la vela
rización de / b / y / h / ante / u e / . ° 6 1 C o m o si de ropa vieja se tratara, en
esta ropería se exponen y cambian los
abuelos, es decir, 'el linaje', para conse
guir los actos positivos ('dictámentes posi
tivos tras exigentes probanzas de l impie
za de sangre'). El abuelo propio no le
viene bien si pertenece a linaje converso,
porque cuestiona su «limpieza de san
gre», o está traído si tiene un apellido muy
'usado', como «Pérez», que, con ser de
cristiano viejo, es poco distinguido. 0
6 2 'de baja condic ión ' o ' p i ca ro ' . 0
T R A N C O I I I 4 1
do una agüela que ha menester; y esotro, hijo de quien él quisiere, se está vistiendo otro agüelo y le viene largo de talle. Esotro más abajo da por otro agüelo el suyo, y dineros encima, y no se acaba de concertar, porque le tiene más de costa al sacristán, que es el ropero. 6 3 Otro a esotra parte, llega a volver un agüelo suyo de dentro afuera y de atrás adelante, y a remendallo con la agüela de otro. 6 4
Otro viene allí con la justicia a hacer que le vuelvan un agüelo que le habían hurtado y le ha hallado colgado en la ropería. Si hubieres menester algún agüelo o agüela para algún crédito de tu calidad, a tiempo estamos, don Cleofás Leandro, que yo tengo aquí un ropero amigo que desnuda los difuntos la primera noche que los entie-rran y nos le fiará por el tiempo que quisieres.
—Dineros he menester yo, que agüelos no —respondió el estudiante—: con los míos me haga Dios bien, 6 5 que me han dicho mis padres que deciendo de Leandro el animoso, el que pasaba el mar de Abido «en amoroso fuego todo ardiendo» y tengo mi ejecutoria en las obras sueltas de Boscán y Garcilaso. 6 6
—Contra hidalguía en verso —dijo el diablillo— no hay olvido ni cnancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes.6 7
—Si a mí me hicieran merced 6 8 —prosiguió don Cleofás—, entre Salicio y Nemoroso se habían de hacer mis diligencias, que no me habían de costar cien reales; que allí tengo mi Montaña, mi Galicia, mi Vizcaya y mis Asturias.6 8
>3 tiene más de costa: 'tiene que pagar
también'. La connivencia de los sacris
tanes en estos procesos de ennobleci
miento era notoria, pues ellos llevaban
los libros de bautismos y matrimonios,
el «registro civil» de la época . 0
6 4 Es decir, ha variado el orden de
sus apellidos y les ha añadido otro para
darles lustre. 6 5 ' tengo suficiente'; véase Prels.,
n. 1 6 . 6 6 Leandro, personaje mitológico
enamorado de He ro , atravesaba cada
noche nadando el estrecho que separa
las ciudades de Sesto y Abido para v e r
la; en amoroso juego todo ardiendo es el se
gundo verso del soneto X X I X de Gar
cilaso sobre Leandro, aducido por don
Cleofás, con la Historia de Leandro y
Hero, de Boscán, c o m o ejecutoria ( 'do
cumento que certifica su nobleza').
T o d o este pasaje es burla de algunos
genealogistas y familias que incluían en
sus linajes héroes famosos remontán
dose hasta Hércules, Adán , Ca ín y
A b e l . . . 0
6 7 Contra hidalguía... no hay chancille-
ría que baste: los fiscales de las chancillerías
('tribunales, audiencias') se oponían de
oficio a cualquier demanda de hidal-
gu í a . 0
1 Se entiende merced de un hábito de
cabal lero. 0
6 9 Salicio y Nemoroso son los protago-
42 E L D I A B L O C O J U E L O
—Dejemos vanidades agora —dijo el Cojuelo—, que ya sé que eres muy bien nacido en verso y en prosa, y vamos en busca de un figón 7 0 a almorzar y a descansar, que bien lo habrás menester por lo trasnochado y madrugado, y después proseguiremos nuestras aventuras.
nistas de la Égloga I de Garcilaso; Mon
taña: territorio que se extendía por la
zona de la Cordillera cantábrica y ac
tual provincia de Santander, era lugar
de procedencia que implicaba hidal
guía al que se aludía, c o m o aquí, por
antonomasia. 0
7 0 'casa de comidas' .
T R A N C O I V
Dejemos a estos caballeros en su figón almorzando y descansando, que sin dineros pedían las pajaritas que andaban volando por el aire y al Fénix empanado, 1 y volvamos a nuestro astrólogo regoldano y nigromante enjerto,2 que se había vestido con algún cuidado 3 de haber sentido pasos en el desván la noche antes y, subiendo a él, halló las ruinas que había dejado su familiar en los pedazos de la redoma y mojados sus papeles y el tal espíritu ausente; y viendo el estrago y la falta de su demoñuelo, comenzó a mesarse las barbas y los cabellos y a romper sus vestiduras, como rey a lo antiguo. 4 Y estando haciendo semejantes estreñios y lamentaciones, entró un diablejo zurdo, mozo de retrete de Satanás, diciendo que Satanás su señor le besaba las manos;5 que había sentido la bellaquería que había usado el Cojuelo, que él trataría de que se castigase, y que entre tanto se quedase él sirviéndole en su lugar. Agradeció mucho el cuidado el astrólogo y encerró el tal espíritu en una sortija de un topacio grande que traía en un dedo, 6 que antes había sido de un médico, con que a todos cuantos había tomado el pulso había muerto. 7 Y en el infierno se juntaron entre tanto, en sala plena, 8 los más graves jueces de aquel distrito, y haciendo notorio a todos el delito del tal Cojuelo, mandaron despachar requisitoria para que le prendiesen en cualquier parte que le hallasen. Y se le dio esta comisión a Cienllamas, demonio comisonario que había dado muy buena
1 Esas exquisiteces imposibles de
atender - c o m o las pajaritas ('pájaros')
que están volando o la mítica ave fé
nix— se requerían a venteros y f igone
ros en tono de b roma . 0
2 regoldano: 'que echa regüeldos,
eructos', también posiblemente 'van i
doso ' ; enjerto: 'injerto', es decir, 'por
demás'; aprovecha también otros senti
dos: la castaña silvestre es menos buena,
por producir eructos —de ahí regolda
na—, que la injerta, más refinada. 0
3 'preocupación, recelo' . 4 Se rasgan las vestiduras, por e j em
plo , los reyes que aparecen en las Escri
turas (II R e y e s , I, 11, y IV R e y e s ,
X I X , i ) . ° 5 mozo de retrete: 'ayuda de cámara';
besar las manos era cortesía obligada al
comienzo de todo mensaje verbal. El
ataque a los zurdos, de procedencia fol-
clórica, es un mot ivo recurrente en la
sátira áurea. 0
' Los demonios familiares, auxiliares
de nigromantes, eran encerrados en
sortijas o redomas; véase I, n. 3 5 . 7 Los médicos usaban sortijas porque
se creía en el poder curativo de las p ie
dras preciosas. Aquí , conforme al tópi
co satírico, el médico es asesino y la
sortija, mortífera. 0
'sesión plenaria'.
43
44 E L D I A B L O C O J U E L O
cuenta de otras que le habían encargado; y llevándose consigo por corchetes a Chispa y a Redina, demonios a las veinte, 8 y subiéndose en la muía de Liñán, 1 0 salió del infierno con vara alta de justicia en busca del dicho delincuente.''
En este tiempo, sobre la paga de lo que habían almorzado, habían tenido una pesadumbre1 2 el revoltoso diablillo y don Cleofás con el figón, en que intervinieron asadores y torteras," porque lo que del diablo es, el diablo se lo ha de llevar,'4 y acudiendo la justicia al alboroto, se salieron por una ventana, y cuando el alguacil de corte, con la gente que llevaba, pensaba cogellos, estaban ya de esotra parte de Getafe, en demanda de Toledo, y dentro de un minuto en las venti-llas de Torrejón, y en un cerrar de ojos, a vista de la puerta de Bisagra,' 5 dejando la Real Fábrica del Hospital de Afuera a la derecha mano.' 6 Y volviéndose el estudiante al camarada, le dijo:
-Lindos atajos sabes; mal haya quien no caminara contigo todo el mundo mejor que con el Infante don Pedro de Portugal, el que anduvo las siete partidas del.'7
—Somos gente de buena maña —respondió el Cojuelo. Y , cuando estaban hablando en esto, llegaban al barrio que lla
man de la Sangre de Cristo, y al Mesón de la Sevillana, que es el mejor de aquella ciudad.' 8 El Diablo Cojuelo le dijo al estudiante:
" J u e g a con la expresión correos a las
veinte, los correos que debían hacer
veinte leguas cada día; corchetes: ' aux i
liares'. Los nombres de los demonios
parecen burlescos: Chispa se usaba para
motejar al ' inquieto, colér ico ' y Redina
puede ser nombre proverbia l . 0
1 0 La muía de Liñán debe ser el aire,
aunque es alusión oscura . 0
" La vara alta, alzada, indicaba que
quien la llevaba actuaba en misión y ca
lidad de ministro de justicia, y tenía au
toridad para ejercerla. 0
' " 'riña, disgusto'.
figón se llamaba en el siglo XVII
también al ' f igonero' que guisaba la c o
mida; asadores y torteras: 'varillas para
asar y cazuelas planas para hacer tortas',
aquí usadas corno armas. 0
1 4 Parece refrán, aunque no se ha ha
llado en ningún refranero antiguo (sí en
modernos) u otras obras coetáneas. 1 5 Las ventillas de Torrejón, construi
das para atender a los pasajeros de viaje
a Andalucía, dieron origen a Tor re jón
de la Calzada (provincia de Madrid) ;
puerta de Bisagra: famosa puerta por la
que se entraba en T o l e d o desde Madr id
y los campos de la Sag ra . 0
1 fábrica: 'edificio ' . El Hospital de
San Juan Bautista u Hospital de Afuera
(así llamado por levantarse extramuros
de la ciudad) quedaba a la derecha l le
gando de M a d r i d . 0
1 7 ' anduvo todas las partes del m u n
do' . E n un libro de viajes se describían
los del infante don Pedro de Portugal
por todas o las siete partidas ('partes') del
mundo; mal haya: véase I, n. 8 2 . 0
' 8 Efectivamente, era mesón de cali
dad: en él se alojó el Príncipe de Gales
y su séquito en su visita a España de
T R A N C O I V 45
—Esta es muy buena posada para pasar esta noche y para descansar de la pasada. Éntrate dentro y pide un aposento y que te aderecen de cenar, que a mí me importa llegarme esta noche a Constan -tinopla a alborotar el serrallo1 0 del Gran Turco y hacer degollar doce o trece hermanos que tiene, por miedo de que no conspiren a la Corona, 3 0 y volverme de camino por los Cantones de los es-guízaros y por Ginebra a otras diligencias deste modo, 2 1 por sobornar con algunos servicios a mi amo, que debe de estar muy indignado contra mí por la travesura pasada; que yo estaré contigo antes que den las siete de la mañana.
Y diciendo y haciendo, se metió por esos aires como por una viña vendimiada, 2 2 meando la pajuela a todo pajaróte y ciudadano de la región etérea,2 3 a fuer de los de la jerigonza crítica, 2 4 y don Cleofás se entró a tomar posada, que aunque estaba llena de muchos pasajeros que habían venido con los galeones y pasaban a la corte, con todo, al güésped nuevo hicieron cortesía, porque la persona de don Cleofás traía consigo cartas de recomendación, como dicen los cortesanos antiguos.2 5
Convidáronle a cenar unos caballeros soldados aquella noche, preguntándole nuevas de Madrid, y, después de haber cumplido con la celebridad de los brindis por el R e y —Dios le guarde—, por sus damas y sus amigos, 2 6 y haber dado las aceitunas con los palillos carta de pago de la cena, 2 7 se fue cada uno a recoger a su aposento, por-
1623 y Cervantes situó allí la acción de
La ilustre fregona.0
1 9 'palacio rea l ' . 0
2 0 H o y se omitiría el no, usado en
tonces con verbos que significaban te
m o r . 0
2 1 'por el estilo'; esguízaros: 'suizos'. 22 «Entrarse como por viña vendimiada
es lo mesmo que entrarse con libertad,
porque después de cogido el esquilmo
no hay qué guardar» (Covarrubias); di
ciendo y haciendo: 'dicho y h e c h o ' . 0
23 meando...: 'desafiando y aventa
jando a todo pájaro y habitante del cie
lo ' ; mear la pajuela era, en un principio,
modo de afrenta en las peleas entre ni
ños y luego la frase se hizo proverbial;
contrastan ambas expresiones, una v u l
gar y otra culta, c o m o se subraya ense
guida . 0
2 4 ' c omo dirían los de la jerga culte
rana'; se refiere, burlescamente, a la e x
presión culterana ciudadano de la región
etérea.0
2 5 Así se decía de quien tenía cuali
dades, por su carácter o aspecto, para
hacerse est imar. 0
26 celebridad puede referirse a las par
tes de una celebración - l o s brindis- , las
personas celebradas —el rey, etc.—, y su
misma alabanza. 2 7 carta de pago: ' recibo de la cantidad
que se satisface a quien se debía', impl i
caba el final de un trato, igual que las
aceitunas y los palillos de dientes daban
término a la cena . 0
4 6 E L D I A B L O C O J U E L O
que habían de tomar la madrugada para llegar con tiempo a Madrid, 2 8 y don Cleofás hizo lo mismo en el que le señaló el güésped, sintiendo la soledad del compañero en algún modo porque le traía tan entretenido;2 9 y haciendo varios discursos sobre el almohada, se quedó como un pajarito,3 0 jurando al silencio de las sombras, como lo demás del mundo, el mesón de la Sevillana el natural vasallaje con el sueño, que solas grullas, los murciégalos y lechuzas estaban de posta a su cuerpo de guardia,3' cuando, a las dos de la noche, unas temerosas voces que repetían «¡Fuego, fuego!» despertaron a los dormidos pasajeros con el sobresalto y asombro que suele causar cualquier alboroto a los que están durmiendo, y más oyendo apellidar fuego 3 2 —voz que con más terror atemoriza los ánimos más constantes—, rodando unos las escaleras por bajar más apriesa, otros saltando por las ventanas que caían al patio de la posada, otros, que por las pulgas u temor de las chinches, dormían en cueros, como vinagre, hechos Adanes del baratillo,33 poniendo las manos donde habían de estar las hojas de higuera, siguiendo a los demás y acompañándolos don Cleofás con los calzones revueltos al brazo y una alfajía34 que, por no encontrar la espada, halló acaso en su aposento, como si en los incendios y fantasmas importase andar a palos ni a cuchilladas,35
natural socorro del miedo en las repentinas invasiones.
Salió, en esto, el güésped en camisa, los pies en unas empanadas de Fregenal, 3 6 cinchado con una faja de grana de polvo el estómago y un candil de garabato en la mano, 3 7 diciendo que se sosegasen,
2 8 tomar la madrugada o la mañana:
'madrugar ' . 0
2 9 soledad: 'ausencia'; añoraba don
Cleofás al C o j u e l o . 0
3 0 'se quedó dormido' ; discursos:
'pensamientos'; el almohada: se emplea
ba el ante sustantivo femenino con v o
cal inicial, átona o tónica . 0
3 1 Se decía de las grullas que quedaba
una de guardia mientras las demás dor
mían; de posta... cuerpo de guardia: 'de
guardia en el lugar asignado para la mis
ma'. El adjetivo solas puede ir seguido
directamente del nombre, como aquí , 0
sin necesidad de interponer artículo. 0
32 apellidar, 'gritar, llamar pidiendo
ayuda ' . 0
33 en cueros: 'desnudo' y 'en odres de
cuero ' como vinagre; son Adanes por ir
desnudos (véase I, n. 4), añadiendo con
del baratillo ('del mercadil lo ' , véase III ,
n. 12) un matiz despectivo, c o m o si
hoy se dijera «de pacotilla», «de saldo». 0
3 4 'listón de madera de una puerta o
ventana' . 35 acaso: 'por casualidad'; fantasmas:
'visiones' . 3 6 Fregenal era famosa por el curtido
del cuero. Los zapatos son empanadas de
Fregenal y los pies su re l l eno . 0
3 7 El gordo mesonero va cinchado
(cincha: 'faja de cáñamo o esparto para
muías o caballos') con una faja (también
es fajado el animal con banda de distin-
T R A N C O I V 47
que aquel ruido no era de cuidado, que se volviesen a sus camas, que él pondría remedio en ello. Apretóle don Cleofás, 3 8 como más amigo de saber, que le dijese la causa de aquel alboroto, que no se habían de volver a acostar sin descifrar aquel misterio. El güésped le dijo muy severo que era un estudiante de Madrid que había dos u tres meses que entró a posar en su casa, y que era poeta de los que hacen comedias, y que había escrito dos que se las habían chillado en Toledo, y apedreado como viñas, 3 0 y que estaba acabando de escribir la comedia de Troya abrasada, y que sin duda debía de haber llegado al paso del incendio y se convertía tanto en lo que escribía que habría dado aquellas voces; 4 0 que por otras experiencias pasadas sacaba él que aquello era verdad infalible como él decía; que para confirmallo subiesen con él a su aposento y hallarían verdadero este discurso.
Siguieron al güésped todos de la suerte que estaban y, entrando en el aposento del tal poeta, le hallaron tendido en el suelo, despedazada la media sotanilla, revolcado en papeles y echando espumarajos por la boca, y pronunciando con mucho desmayo: «¡Fuego, fuego!», que casi no podía echar la habla, porque se le había metido monja. 4 ' Llegaron a él muertos de risa y llenos de piedad todos, diciéndole:
-Señor licenciado, vuelva en sí y mire si quiere beber o comer algo para este desmayo.
Entonces el poeta, levantando como pudo la cabeza, dijo: - ¡ S i es Eneas! ¡Y Anquises, con los Penates y el amado Ascanio!
¿Qué aguardáis aquí, que está ya el Ilion hecho cenizas, y Príamo, Paris y Policena, Hécuba y Andrómaca han dado el fatal tributo a
to color de pelo) de grana de polvo: 'de
color rojo del polvo de la grana o c o
chinilla'; garabato: 'gancho ' . 3 'le instó don Cleofás ' . 0
3 5 Aprovecha el doble sentido de
apedrear: 'tirar piedras' o 'caer granizo'.
Véase más abajo, n. 58. 4 0 paso: ' lance ' . Ca lderón y Z a b a l e -
ta escribieron una comedia titulada
Troya abrasada, basada también en los
hechos de la guerra de T roya ; se estre
nó en 1 6 4 3 , pero la alusión de Vélez ,
si no a simple casualidad, podría res
ponder a una redacción previa de Z a -
baleta . 0
41 no podía echar el habla: 'estaba sin
aliento' porque se le había metido monja
( 'como monja, el habla se había retira
do, enclaustrado'); pero hay otro j u e g o
ingenioso: «monjas llaman los mucha
chos a aquellas centellas pequeñas que
quedan cuando queman un papel, y se
van apagando poco a poco» (Autorida
des); el poeta, al abrasarse Troya , ha tra
gado una monja de estas y, atragantado,
no puede hablar.
4« E L D I A B L O C O J U E L O
la muerte, y a Elena, causa de tanto daño, llevan presa Menalao y Agamenón? ¡Y lo peor es que los mirmidones se han apoderado del tesoro troyano! 4 2
—Vuelva en su juicio —dijo el güésped—, que aquí no hay almidones ni toda esa tropelía de disparates que ha referido, y mucho mejor fuera llevalle a casa del Nuncio, 4 3 donde pudiera ser, con bien justa causa, mayoral de los locos, 4 4 y metelle en cura, que se le han subido los consonantes a la cabeza como tabardillo. 4 5
—¡Qué bien entiende de afectos el señor güésped! —respondió el poeta, encorporándose un poco más.4"
- D e afectos ni de afeites —dijo el güésped— no quiero entender, sino de mi negocio; lo que importa es que mañana hagamos cuenta de lo que me debe de posada y se vaya con Dios, que no quiero tener en ella quien me la alborote cada día con estas locuras: basten las pasadas, pues comenzando a escribir recién llegado aquí la co media del Marqués de Mantua, que zozobró y fue una de las silbadas, fueron tantas las prevenciones de la caza y las voces que dio llamando a los perros Melampo, Oliveros, Saltamontes, Tragavientos, etc., y el «¡Ataja, ataja!» y el «¡Guarda el oso cerdoso y el jabalí colmilludo!»,4 7 que malparió una señora preñada que pasaba del Andalucía a Madrid del sobresalto; y en esotra del Saco de Roma —que entrambas parecieron cual tenga la salud—4" fue el estruendo
4 2 Personajes y sucesos de la guerra
troyana descritos por Virg i l io en la
Eneida (II); Menalao, por asimilación,
en lugar de «Menelao»; Penates: d iv i
nidades protectoras de la familia; mir
midones: aqueos a las órdenes de A q u i -
les. 4 3 Así se llamaba el manicomio de
To ledo por haberlo fundado el nuncio
Francisco Ortiz, casa de locos en que
no raras veces la sátira recluye a los poe
tas. 0
4 4 mayoral: 'capataz, j e fe ' . 4 5 Los 'versos' (consonantes) le han
afectado a la cabeza como tabardillo: f ie
bre tifoidea que producía manchas y
pústulas «subiendo» hasta la cara. 4 6 El éxtasis y furor poético son
c o m o una fiebre para el poeta, por eso
dice al tabernero que entiende de afec
tos, término preciso con que en la ora
toria se aludía a las pasiones anímicas
(del oyente, del orador o del mismo
personaje) . 0
4 7 «¡Guarda el oso cerdoso!»: ' ¡Atento
al oso peludo! ' (adjetivación tópica).
En El marqués de Mantua (h. 1600), tra
gicomedia de L o p e de Vega que r e c o
ge la tradición romanceril y legendaria,
hay escenas de caza, un perro llamado
M e l a m p o y un personaje con el n o m
bre de O l i v e r o s . 0
4 S Es decir, 'malas o faltas de ju i c io ' ;
era frase hecha usada para la compara
ción y también la maldición o buenos
augurios. U n a comedia de J u a n de la
C u e v a llevaba por título El saco de
Roma.°
T R A N C O I V 49
de las cajas49 y trompetas, haciendo pedazos las puertas y ventanas deste aposento a tan desusadas horas como estas, y el «¡Cierra, E s paña!», «¡Santiago, y a ellos!»,5 0 y el jugar la artillería con la boca como si hubiera ido a la escuela con un petardo, 5 ' o criádose con el basilisco de Malta, 5 3 que engañó el rebato 5 3 a una compañía de infantería que alojaron aquella noche en mi casa, de suerte que, tocando al arma, se hubieron de hacer a escuras unos soldados pedazos con otros, acudiendo al ruido medio Toledo con la justicia, echándome las puertas abajo, y amenazó a hacer una de todos los diablos;5 4 que es poeta grulla que siempre está en vela y halla consonantes a cualquiera hora de la noche y de la madrugada. 5 5
El poeta dijo entonces: -Mucho mayor alboroto fuera si yo acabara aquella comedia de
que tiene vuesa merced en prendas dos jornadas por lo que le debo, que la llamo Las tinieblas de Palestina, donde es fuerza que se rompa el velo de el Templo en la tercera jornada, 5 6 y se escurezca el sol y la luna, y se den unas piedras con otras, y se venga abajo toda la fábrica celestial con truenos y relámpagos, cometas y exhalaciones, en sentimiento de su Hacedor; que por faltarme los nombres que he de poner a los sayones no la he acabado. 5 7 ¡Ahí me dirá vuesa merced, señor güésped, qué fuera ello!
—Vayase —dijo el mesonerazo— a acaballa al Calvario, aunque no faltará en cualquiera parte que la escriba o la representen quien le crucifique a silbos, legumbre y edificio. 5 8
4 9 ' tambores' también llamados así,
sobre todo los de la guerra. 50 ¡Cierra, España!: ' ¡ A l ataque, E s
paña!'. Santiago, patrón de España, era
invocado en las batallas ya en tiempos
del C id , hasta el punto de significar,
por metonimia, ' acomet ida ' . 0
s l jugar la artillería significa específi
camente 'dispararla', al añadir con la boca
queda claro que el poeta imitó su ruido. 5 3 Se llamaba basilisco a un cañón de
gran calibre y longi tud. 0
5 3 'hizo creer que atacaban' (véase II ,
n. 93). 54 una de todos los diablos: 'una triful
ca, un alboroto' . Episodios c o m o estos
abundan en la sátira de los poetas: H o
racio se autorretrata gesticulando y gr i
tando poseído por la ficción, y el furor
poético del buscón don Pablos provoca
incidentes parecidos . 0
55 poeta grulla, 'nocturno ' , c o m o la
grulla (véase n. 31 a este tranco); conso
nantes: ' ve rsos ' . 0
5 se rompa el velo: 'se derrumbe el te
cho ' ; es un aparatoso efecto escénico,
como se verá. 57 sayones: 'verdugos ' . Es tópico en la
sátira del mal poeta que tropiece con
problemas nimios c o m o este para la r e
solución o ejecución de la comed ia . 0
5 8 E l mesonero impreca al poeta
aprovechando la materia de la c o m e
dia: por eso lo condena al calvario y a la
E L D I A B L O C O J U E L O
—Antes resucitan con mis comedias los autores 5 9 —dijo el poeta—; y para que conozcan todos vuesas mercedes esta verdad y admiren el estilo que llevan todas las que yo escribo, ya que se han levantado a tan buen tiempo, quiero leelles esta.
Y diciendo y haciendo, tomó en la mano una rima de vueltas de cartas viejas cuyo bulto se encaminaba más a pleito de tenuta que a comedia, 6 0 y arqueando las cejas y deshollinándose los bigotes dijo, leyendo el título, de esta suerte:
—Tragedia Troyana, Astucias de Sinón.6' Caballo griego, Amantes adúlteros y Reyes endemoniados. Sale lo primero por el patio, sin haber cantado, el Paladión, con cuatro mil griegos por lo menos, armados de punta en blanco, dentro del.62
—¿Cómo —le replicó un caballero soldado de aquellos que estaban en cueros, que parece que se habían de echar a nadar en la co media- puede toda esa máquina entrar por ningún patio ni coliseo de cuantos hay en España, ni por el del Buen Ret i ro , 6 3 afrenta de los romanos anfiteatros, ni por una plaza de toros?
—¡Buen remedio! —respondió el poeta— Derribaráse el corral y dos calles junto a él para que quepa esta tramoya, que es la más portentosa y nueva que los teatros han visto; 6 4 que no siempre sucede hacerse una comedia como esta, y será tanta la ganancia que podrá muy bien a sus ancas sufrir todo este gasto. 6 5 Pero escuchen, que ya
crucifixión y añade a los normales ob
sequios de un público descontento (sil
bos y legumbre) el edificio, o sea, ape
dreamiento con los cascotes del techo
desplomado. 0
5 9 'directores de compañías teatra
les'. Nótese el verbo resucitan, coheren
te con el tema de la comedia. 6 0 rima: 'montón ' ; cartas: 'hojas de
papel ya escritas', por eso usa las vueltas
o 'dorsos' . E l pleito de tenuta se hacía
para obtener la posesión provisional de
los frutos y rentas de un mayorazgo;
era largo y su legajo voluminoso: la sá
tira tacha a los malos poetas de prolífi-
cos .° 1 Sinón, con sus astucias, convence
a los troyanos de que metan el caballo
lleno de enemigos en Troya . 6 2 patio: en el corral de comedias ven
dría a ser la actual 'platea'; sin haber can
tado: antes que comenzara la obra solían
cantar los músicos; Paladión: aquí, 'el
caballo de Troya ' ; armados de punta en
blanco: 'de pies a cabeza y las armas de
senvainadas' . 0
3 máquina: 'mole , enorme ingenio
mecánico ' . E l Col iseo del B u e n R e t i
ro, inaugurado en 1640, estaba dotado
para las más aparatosas escenografías. 0
6 4 tramoya: 'máquina' . La solución
de derribar el corral y dos calles carica
turiza las reformas a veces necesarias en
los corrales para habilitar la maquinaria
escénica y puede ser recuerdo burlesco
de la leyenda troyana, en que se derri
ban los muros de T roya para introducir
el caba l lo . 0
65 a sus ancas: 'a su costa'; la ganancia
cubrirá sobradamente los gastos. 0
T R A N C O I V 51
comienza la obra, y atención, por mi amor: «Salen por el tablado, con mucho ruido de chirimías y atabalillos,66 Príamo, rey de Troya, y el príncipe París, y Elena, muy bizarra en un palafrén,6 7 en medio, y el rey a la mano derecha (que siempre desta manera guardo el decoro a las personas reales), 6 8 y luego, tras ellos, en palafrenes negros, de la misma suerte, once mil dueñas a caballo». 6 9
—Más dificultosa apariencia7 0 es esa que esotra —dijo uno de los oyentes—, porque es imposible que tantas dueñas juntas se hallen.
-Algunas se harán de pasta -dijo el poeta- y las demás se juntarán de aquí para allí;7 1 fuera de que si se hace en la corte, ¿qué señora habrá que no envíe sus dueñas prestadas para una cosa tan grande, por estar los días que se representare la comedia, que será por lo menos siete u ocho meses, 7 2 libres de tan cansadas sabandijas?73
Hubiéronse de caer de risa los oyones, 7 4 y de una carcajada se llevaron media hora de reloj al son de los disparates del tal poeta, y él prosiguió diciendo:
—No hay que reírse, que si Dios me tiene de sus consonantes,75 he de rellenar el mundo de comedias mías, y ha de ser Lope de Vega —prodigioso monstruo español y nuevo Tostado en verso— niño de teta conmigo. 7 6 Y después me he de retirar a escribir un poema he-
} > Las chirimías (similares al oboe) y
los atabalHlos ('tambores') anunciaban la
entrada de personajes importantes. 0
6 7 'caballo manso' usado para entra
das y desfiles; bizarra: aquí, 'galante, c e
remoniosa ' . 0
) l Les presenta y hace comportarse
conforme a su categoría. La alusión al
decoro, un tópico más en la sátira al mal
poeta, era de hecho una preocupación
real y fundada: una obra en que no se
guardara el decoro podía ser hundida
por el púb l ico . 0
9 N o le bastan al poeta la nueva tra
moya, trompetas y tambores, caballos:
sube también al tablado una m u c h e
dumbre, exagerada hasta el absurdo, de
once mil dueñas; el número puede alu
dir a las once mil vírgenes mártires ma
tadas por los hunos. 7 0 'aparición, entrada, efecto escé
n i c o ' . 0
7 1 'desde ahora para en tonces ' . 0
7 2 E l poeta es optimista, ya que las
obras solían representarse c o m o mucho
cinco o seis días seguidos . 0
73 cansadas: 'fastidiosas, pesadas' (sa
bandijas: véase I, n. 86). Las dueñas eran
mujeres de edad que, al quedar viudas,
entraban a servir en casas para dar respe
tabilidad: velaban por la honradez de la
señora y vigilaban al resto de los criados.
Su orgullo, chismorreos y misma fun
ción las hicieron enojosas y uno de los
blancos predilectos de la sátira áurea. 0
7 4 oyones: adaptación burlesca de
'oyentes' , calcada de mirones. 7 5 Modificación jocosa del refrán
«Dios nos tenga de su mano en invierno
y en verano, y en todo tiempo del año»,
o de otros refranes y dichos por el estilo. 0
7 6 L o p e de Vega , monstruo ( 'prodi
gio') y nuevo Tostado en verso (por lo
prolífico), será niño de teta ('simple afi-
52 E L D I A B L O C O J U E L O
roico para mi posteridad, que mis hijos o mis sucesores hereden, en que tengan toda su vida que roer sílabas.77 Y agora oigan vuesas mercedes. .. —amagando a comenzar, el brazo derecho levantado, los versos de la comedia, cuando todos a una voz le dijeron que lo dejase para más espacio,7 8 y el güésped, indignado, que sabía poco de filis,79
le volvió a advertir que no había de estar un día más en su posada. La encamisada, pues, de los caballeros y soldados se puso a me
diar con el güésped el caso, 8 0 y don Cleofás, sobre un Arte poética de Rengifo que estaba también corriendo borrasca entre esotros legajos por el suelo, tomó pleito homenaje al tal poeta, puestas las manos sobre los consonantes,8' jurando que no escribiría más comedias de ruido, sino de capa y espada,8 2 con que quedó el güésped satisfecho; y con esto se volvieron a sus camas, y el poeta, calzado y vestido, con su comedia en la mano, se quedó tan aturdido sobre la suya, que apostó a roncar con los Siete Durmientes, a peligro de no valer la moneda cuando despertase.83
donado ' ) comparado con él. Alfonso
de Madrigal «el Tostado», obispo de
Avila ( 1 4 0 0 - 1 4 5 5 ) , adquirió fama p ro
verbial en este aspecto, llegando a de
cirse «escribir más que el Tostado»; sólo
la edición de su voluminosa obra o c u
pó 24 tomos in folio y fue una impor
tante empresa de Es t ado . 0
7 7 roer sílabas, tal vez sobre la base de
roer huesos, con el sentido de 'tener de
qué mantenerse': de su poesía. T a m
bién es tópica en la sátira contra los
poetas esta alusión a los poemas heroi
cos, que los autores nunca acababan de
escribir. Véase X , n. 6 4 . 0
7 1 Para cuando hubiera 'más t iem-
p o \ ° 7 9 'no se andaba con delicadezas, fi
nuras': filis venía a ser la exquisitez de
trato, la buena crianza, elegancia, etc.° 80 encamisada: alude burlescamente al
hecho de ir todos semidesnudos, en ca
misa, y por la noche, pues encamisada,
propiamente, era «estratagema de los
que de noche han de acometer a sus ene
migos y tomarlos de rebato, que sobre las
armas se ponen las camisas, por que con
la oscuridad de la noche no se confundan
con los contrarios» (Covarrubias).
' 1 E l Arte poética española (Salaman
ca, 1592 ) de R e n g i f o gozó de gran é x i
to pero también fue satirizada por el
uso que se hizo de su Silva de consonan
tes c o m o diccionario de rimas por par
te de los poetas mediocres; de ahí que
don Cleofás tome pleito homenaje ( j u
ramento') sobre sus páginas al nefasto
poe t a . 0
S2 comedias de ruido: las que captaban la
atención del público con aparatosas es
cenografías, sobre todo las comedias de
santos o mitológicas; comedias de capa y
espada: las que requerían menos tramo
ya: bastaban la capa y la espada del prota
gonista. 0
3 Según la leyenda ya citada de los
siete durmientes de Efeso (véase I I ,
n. 8 i ) , al despertar estos tras dormir 196
años, su habla, ropas y monedas causa
ron extrañeza a sus conciudadanos.
Aqu í , según Arel lano, se esconde tam
bién una maliciosa alusión a la inestabi
lidad monetaria que España sufría en la
época (véase I I I , n. 4 3 ) . 0
T R A N C O V
Dentro de muy pocas horas lo fue de volverse a levantar los güés-pedes al quitar, haciendo la cuenta con ellos de la noche pasada el güésped de por vida,' esperezándose y bostezando de lo trasnochado con el poeta, y trataron de caminar,2 ensillando los mozos de muías y poniendo los frenos al son de seguidillas y jácaras y brindándose con vino y pullas los unos a los otros, ribeteándolas con tabaco en polvo y en humo, 3 cuando don Cleofás también despertó, tratando de vestirse, con algunas saudades de su dama, que las malas correspondencias de las mujeres a veces despiertan más la voluntad;4 y antes que diesen las ocho, como había dicho, entró por el aposento el camarada en traje turquesco, con almalafa y turbante5
—señales ciertas de venir de aquel país—, diciendo:
-¿Heme tardado mucho en el viaje, señor licenciado? El le respondió sonriéndose:
—Menos se tardó vuesa merced desde el cielo al infierno, con haber más leguas, cuando rodó con todos esos príncipes que no han podido gatear otra vez a la maroma de donde cayeron. 6
—¿Al amigo, señor don Cleofás —respondió el Cojuelo—, chinche en el ojo, como dice el refrán de Castilla?7 ¡Bueno, bueno!
-Pocos hay —respondió el estudiante— que en ofreciéndose el chiste miren esos respetos; pero esto lo digo yo en galantería y la amistad que hay ya entre nosotros.8 Mas dejando esto aparte, ¿cómo nos ha ido por esos mundos?
1 Los huéspedes son: al quitar, 'pasa
jeros, fugaces'; y de por vida, 'perma
nente': el mesonero. Vélez ha jugado
con conceptos jurídicos para eliminar
la ambigüedad de huésped; el censo podía
ser al quitar, ' redimible ' o de por vida, ' v i ta l ic io ' . 0
" 'hicieron lo necesario para ponerse
en marcha' . 3 seguidillas y jácaras (canciones aira
das), beber vino y lanzarse pullas (bro
mas obscenas) y fumar y aspirar tabaco
son aficiones poco loables de los mozos de muías (sátira tópica) . 0
4 T ó p i c o que se encuentra, por
ejemplo, en Ovid io : «El amor aumenta
con el dolor del desdén» (Metamorfosis);
saudades: 'soledades de ausencia, año
ranzas de su dama ' . 0
5 'vestido a lo turco, con turbante y
manto de lino que cubría todo el cuer
po (almalafa)'.
' 'subir a la cuerda floja', es decir, al
C ie lo . 7 «De amigo a amigo, chinche en el ojo:
cuando uno que profesa ser amigo de
otro no le hace obras de tal» (Covar ru-
b i a s ) ° s La burla de Cleofás es indicio de su
amistad: «de amigo a amigo una burla,
53
54 E L D I A B L O C O J U E L O
—Hice todo a lo que fui y mucho más —respondió el genízaro recién venido— y si quisiera me jurara por Gran Turco aquella buena gente; 9 que a fe que alguna guarda mejor su palabra y saben decir verdad y hacer amistades que vosotros los cristianos.
—¡Qué presto te pagaste! -dijo don Cleofás-. Algún cuarto debes de tener de demonio villano. 1 0
- E s imposible -respondió el Cojuelo— porque decendemos todos de la más noble y más alta Montaña de la tierra y del cielo, y aunque seamos zapateros de viejo, en siendo montañeses todos somos hidalgos; que muchos dellos nacen como los escarabajos y los ratones, de la putrefacción."
—Bien sé que sabes Filosofía —le dijo don Cleofás— mejor que si la hubieras estudiado en Alcalá, y que eres maestro en primeras l i cencias. 1 2 Dejemos estas digresiones y acaba de darme cuenta de tu jornada.' 3
- C o n el traje del país, como ves -respondió el diablillo—, por ensuciallos todos como cierto amigo que, por desaseado en estremo, ensució el de soldado1, el de peregrino y estudiante,1 4 volví por los Cantones, por la Bertolina y Ginebra, y no tuve que hacer nada en estos países, porque sus paisanos son demonios de sí mismos, 1 5 y
que no pase desta, se permite», aclara
Covarrubias tras explicar el refrán re
cién mencionado.
genízaro: 'soldado de la guardia im
perial turca'; Gran Turco: 'Su l tán ' . 0
10 ¡Qué presto te pagaste!: ' ¡Qué pron
to te cobraste mi deuda, me devolviste
la pulla!'; cuarto: 'abuelo, ascendencia'
—véase I, n. 5—; villano: 'de baja condi
ción ' , por maleducado. 11 decendemos todos..: alude jocosa
mente a la caída de los ángeles del cielo;
sobre la hidalguía de los montañeses, véa
se III, n. 69; el dellos se refiere a los zapa
teros, oficio vil al que la tradición satírica
atribuye un fraudulento enriqueci
miento y acceso a la nobleza; ratones y
escarabajos eran parte de las sabandijas
que, se creía, nacían de la inmundicia
(véase I, n. 86 ) . 0
12 maestro era el más alto título de es
tudios en Filosofía, equivalente de
'doctor ' , y primero en licencias, en la U n i
versidad de Alcalá, era el mejor a lumno
de cada promoción, que recibía p r ime
ro la graduación. 13 t - - j
viaje . 1 4 Parece referencia a una facecia o
dicho que subraya la diversidad de las
aventuras. E l traje de peregrino puede ser
el de viaje (elegante) o peregrinaje reli
gioso (esclavina, gran sombrero, buen
calzado, bordón y rosario); el de estu
diante era manteo y bone te . 0
15 son demonios de sí mismos po r ser
herejes. E l valle de la Bertolina o ' V a l -
telina' , paso obl igado de los Alpes en
la ruta de las tropas españolas, ocas io
nó constantes conflictos en que fue
determinante la rel igión protestante
de los grisones, que lo dominaban;
Ginebra, cabeza del protestantismo,
era considerada ciudad herética y l i
ber t ina . 0
T R A N C O V 55
este es el juro de heredad que más seguro tenemos en el infierno después de las Indias.'6 Fui a Venecia, por ver una población tan prodigiosa que está fundada en el mar, y de su natural condición tan bajel de argamasa y sillería que, como la tiene en peso el piélago Mediterráneo, se vuelve a cualquier viento que le sopla. 1 7 Estuve en la plaza de San Marcos platicando con unos criados de unos clarísimos esta mañana y, hablando en las gacetas de la guerra,' 8 les dije que en Constantinopla se había sabido, por espías que estaban en España, que hay grandes prevenciones della, y tan prodigiosas que hasta los difuntos se levantan, al son de las cajas,'0 de los sepulcros para este efeto, y hay quien diga que entre ellos había resucitado el gran Duque de Osuna; y apenas lo acabé de pronunciar, cuando me escurrí por no perder tiempo en mis diligencias. 2 0 Y , dejando el seno Adriático, me sorbí la Marca de Ancona, y por la Romanía, a la mano izquierda, dejé a Roma, porque aun los demonios, por cabeza de la Iglesia militante, veneramos su población. Pasé por Florencia a Milán, que no se le da con su castillo dos blancas de la Europa. 2 1 Vi a Genova la bella, talego del mundo, 2 2 llena de novedades, y, golfo lanzado, toqué a Vinaroz y a los Alfaques, pasando el de León y Narbona. 2 3 Llegué a Valencia, que juega cañas dulces con la primavera; 2 4 metíme en La Mancha, que no hay
' juro de heredad: 'derecho perpetuo
de propiedad'; las Indias occidentales
eran consideradas lugar propicio al en
riquecimiento corrupto . 0
1 7 Venecia fue considerada una re
pública traicionera dispuesta a cual
quier pacto, incluso con infieles moros
o herejes holandeses. 0
' 8 clarísimos: título nobiliario vene
ciano; gacetas: 'noticieros semanales'. 1 9 ' tambores de guerra'.
2 0 E l D u q u e de Osuna, virrey de S i
cilia y Ñapóles, auspició diversos pla
nes contra Venecia, como la famosa
Conjura . Fue odiado por los venecia
nos —que incluso quemaron su efigie—,
y por eso el Diablo Cojuelo escapa (me
escurrí) apenas pronuncia su nombre,
no por atender sus asuntos (Arel lano) . 0
2 1 En Milán, dominio español, esta
ba el castillo Sforza, hecho fuerte, por
eso no se le dan dos blancas ('no le impor
ta un comino, nada') del resto de E u r o -
pa.° 22 Genova la bella es denominación
proverbial; también se llama a la ciudad
talego ('saca de dinero') del mundo pues,
como decía Quevedo , el oro de las In
dias «viene a morir en España / y es en
Genova enterrado». 0
2 3 'sin hacer escalas en puertos (golfo
lanzado) superé el golfo de L e ó n y N a r
bona y paré luego en los puertos de los
Alfaques y Vinaroz ' , importantes en
tonces . 0
2 4 Aprovecha jugar cañas (véase I I ,
n. 9) y cañas dulces o 'de azúcar', uno de
los principales productos de Va lenc i a . 0
E L D I A B L O C O J U E L O
greda que la pueda sacar;25 entré en Madrid y supe que unos parientes de tu dama te andaban a buscar para matarte, porque dicen que la has dejado sin reputación; y lo peor es lo que me chismeó Zancadilla, demonio espía del Infierno y sobrestante de las tentaciones: 2 6 que me andaba a buscar Cienllamas con una requisitoria; y soy de parecer, para oviar estos dos riesgos, 2 7 que pongamos tierra en medio. Vamonos al Andalucía, que es la más ancha del mundo; y pues yo te hago la costa no tienes que temer nada, 2 8 que con el romance que dice:
Tendré el invierno en Sevilla y el veranito en Granada, 2 9
no hemos de dejar lugar en ella que no trajinemos. Y volviéndose a la ventana que salía a la calle, le dijo: -Hágote puerta de mesón. Vamos y sigúeme por ella, don C l e -
ofás, que hemos de ir a comer a la venta de Darazután, que es en Sierra Morena, veinte y dos o veinte y tres leguas de aquí. 3 0
—No importa —dijo don Cleofás—, si eres demonio de portante, aunque cojo."
Y diciendo esto, salieron los dos por la ventana flechados de sí mismos, 3 2 y el güésped, desde la puerta, dándole voces al estudiante cuando le vio por el aire, diciendo que le pagase la cama y la posada, y don Cleofás respondiendo que en volviendo del Andalucía cumpliría con sus obligaciones; y el güésped, que parecía que lo soñaba, se volvió santiguando y diciendo:
—Pluguiera Dios, como se me va este, se me fuera el poeta, aunque se me llevara la cama y todo asida a la cola. 3 3
25 greda: j a b ó n quitamanchas', chiste
tópico con el nombre de la r eg ión . 0
26 sobrestante: 'capataz'. 2 7 oviar. 'obviar, evitar'. 2 8 hago la costa: ' pongo los m e
d i o s ' . 0
2 9 Debió ser copla popular; la cita en
un entremés Quiñones de B e n a v e n t e . 0
3 0 La venta de Darazután D existió
realmente, aunque distaba de To ledo
unas diez leguas, lo que hace suponer
un error del cajista o del propio Vélez .
El uso del verbo ser para indicar situa
ción local (es en Sierra Morena) pervivió ,
aunque excepcionalmente, hasta muy
avanzado el siglo XVII . Sierra Morena se
llamaba entonces a un amplio grupo de
cadenas montañosas que incluía los
Montes de T o l e d o . 0
31 deportante: 'de paso ligero, ve loz ' ,
se aplicaba en rigor a las caballerías
(aquí parece conservar ese .sentido j o
cosamente: el diablo hace de muía), y
por extensión a personas. 0
3 2 'disparados por sí mismos' . 3 3 y todo: ' también' .
T R A N C O V 57
Y a en esto, el Cojuelo y don Cleofás descubrían la dicha venta y, apeándose del aire, entraron en ella pidiendo al ventero de c o mer, y él les dijo que no había quedado en la venta más que un conejo y un perdigón, 3 4 que estaban en aquel asador entreteniéndose a la lumbre.
—Pues trasládenlos a un plato —dijo don Cleofás—, señor ventero, y venga el salmorejo, 3 5 poniéndonos la mesa, pan, vino y salero.
El ventero respondió que fuese en buen hora, pero que esperasen que acabasen de comer unos estranjeros que estaban en eso, porque en la venta no había otra mesa más que la que ellos ocupaban. Don Cleofás dijo:
—Por no esperar, si estos señores nos dan licencia, podremos c o mer juntos, y ya que ellos van en la silla, nosotros iremos en las ancas. 3 6
Y sentándose los dos al paso que lo decían, fue todo uno, 3 7 tra-yéndoles el ventero la porción susodicha, con todas sus adherencias y incidencias,3 8 y comenzaron a comer en compañía de los estranjeros, que el uno era francés, el otro inglés, el otro italiano y el otro tudesco, que había ya pespuntado la comida más aprisa a brindis de vino blanco y clarete, y tenía a orza la testa,39 con señales de vómito y tiempo borrascoso, tan zorra de cuatro costados que pudiera temelle el corral de gallinas del ventero. 4 0 El italiano preguntó a don Cleofás que de adonde venía 4 1 y él le respondió que de Madrid. Repitió el italiano:
—¿Qué nuevas hay de guerra, señor español? Don Cleofás le dijo:
3 4 'pollo de perdiz'.
'salsa con que se adereza el cone
j o ' . 3 6 Se decía que la mesa o la olla su
frían ancas si había comida suficiente
para personas con quienes en principio
no se contaba; además distingue las si-
lías de las ancas de un banco; juega con
estos sentidos y el propio de la caballe
ría: unos montan en la silla y otros en la
grupa (las ancas).0
3 7 'a la vez, al mismo t i empo ' . 0
3 8 Se llamaba anherentes a la guarni
ción que acompañaba un plato. A l ha
blar Vélez de la susodicha porción, así
c o m o de sus •adherencias y incidencias
—términos propios de las escrituras—,
está jugando con la jerga jurídica ( R o
dríguez M a r í n ) . 0
3 9 'escorada, inclinada la cabeza'
como una embarcación, por efecto de
la borrachera (frase hecha); pespuntado:
' rematado, acabado ' . 0
4 0 zorra de cuatro costados: 'borracho
por completo ' . Tan to la dilogía con zo
rra (pudiera temelle...) c o m o la referencia
al tudesco ('alemán') borracho son luga
res comunes . 0
41 de adonde: 'de dónde' ; la preposi
ción a— perdió su fuerza semántica. 0
58 E L D I A B L O C O J U E L O
—Agora todo es guerra. —Y ¿contra quién dicen? —replicó el francés. —Contra todo el mundo —le respondió don Cleofás—, para po
nerlo todo él a los pies del R e y de España. —Pues a fe —replicó el francés— que primero que el rey de Espa
ña... Y antes que acabase la razón el gabacho, 4 3 dijo don Cleofás: —El R e y de España...
Y el Cojuelo le fue a la mano, 4 3 diciendo: —Déjame, don Cleofás, responder a mí, que soy español por la
vida, y con quien vengo, vengo, 4 4 que les quiero, con alabanzas del R e y de España, dar un tapaboca a estos borrachos, 4 5 que si leen las historias della hallarán que por R e y de Castilla tiene virtud de sacar demonios, que es más generosa cirugía que curar lamparones. 4 6
Los estranjeros, habiendo visto callar al español, estaban muy falsos,47 cuando el Cojuelo, sentándose mejor y tomando la mano, 4 8
y en traje castellano (que ya había dejado a la guardarropa del viento el turquesco), les dijo:
—Señores míos, mi camarada iba a responder, y a mí, por tener más edad, me toca el hacello; escúchenme atentamente, por caridad. El R e y de España es un Generosísimo Lebrel que pasa acaso solo por una calle y no hay gozque en ella que a ladralle no salga, 4 5
sin hacer caso de ninguno hasta que se juntan tantos que se atreve uno, al desembocar della a otra, pensando que es sufrimiento y no desprecio, a besalle con la boca la cola; entonces vuelve y, dando una manotada a unos y otra a otros, huyen todos de manera que no saben dónde meterse, y queda la calle tan barrida de gozques y con
4 3 Denominación insultante: los
franceses «se afrentan cuando los llaman
gabachos» (Covarrubias). 4 3 'le in terrumpió ' . 0
4 4 Máx ima proverbial que indica la
obligación, según las leyes del honor,
de tomar partido por la persona con
quien se v a . 0
4 5 tapaboca: en rigor 'bofetón en la
boca' , se usó con el sentido figurado de
'argumento con que se obliga a callar al
contrincante ' . 0
4 6 Se creía, en efecto, que el R e y de
Francia podía curar los lamparones o es
crófulas y, c o m o ocurre aquí, tal poder
se ridiculizaba frente a la virtud exor -
cista de los reyes castellanos. 0
4 7 'engañados, confiados', creyén
dose vencedores en la batalla dialécti
c a . 0
4 8 ' tomando la palabra ' . 0
4 0 gozque: 'perril lo ' —tal vez perro
salchicha—, vulgar y molesto. Es fábula
que aparece en fray Luis de Granada,
López de Ubeda y otros autores; pare
ce de origen c lás ico . 0
T R A N C O V 59
tanto silencio, que aun a ladrar no se atreven, sino a morder las piedras de rabia. Esto mismo le sucede siempre con los reyes contrarios, con las señorías y potentados, que son todos gozques con Su Majestad Católica; pero guárdese el que se atreviere a besarle la cola, que ha de llevar manotada que escarmiente de suerte a los demás que no hallen dónde meterse huyendo del.
Los estranjeros se comenzaron a escarapelar5 0 y el francés le dijo: - ¡ A h , bugre, coquín español!5 1
Y el italiano: -¡Forfante, marrano español!5 2
Y el inglés: -¡Nitesgut español!53
Y el tudesco estaba de suerte que lo dio por recibido, 5 4 dando permisión que hablasen los demás por él en aquellas cortes.
Don Cleofás, que los vio palotear y echar espadañadas de vino y herejías contra lo que había dicho su cantarada,55 acostumbrado a sufrir poco y al refrán de «quien da luego, da dos veces», 5 6 levantando el banco en que estaban sentados los dos, dio tras ellos, 5 7 adelantándose el compañero con las muletas en la mano, manejándolas tan bien que dio con el francés en el tejado de otra venta que estaba tres leguas de allí, y en una necesaria de Ciudad Rea l con el italiano, por que muriese hacia donde pecan, 5 8 y con el inglés de cabeza en una caldera de agua hirviendo que tenían para pelar un puerco en casa de un labrador de Adamuz; y al tudesco, que se había anticipado a caer de bruces a los pies de don Cleofás, le volvió al Puerto de Santa María, de donde había salido quince días antes, a dormir la zorra. 5 9 El ventero se quiso poner en medio y dio con él
5 0 'alborotar', la escarapela es una
'riña vulgar ' que empezaba con malas
palabras. 0
51 bugre: 'marica'; coquín: 'bribón'
(insultos franceses). La escena, según
los editores, está inspirada en la de La
hora de todos entre un español y tres
franceses ( X X X I ) . 0
52 Forfante: del italiano fufante, ' la
drón, sinvergüenza'; marrano: aquí, j u
dío ' ; insulto preferido por los extranje
ros para atacar a los españoles. 0
53 Nitesgut es palabra difícil de iden
tificar, aunque reaparece en otras obras
puesta siempre en boca de extranjeros.
Podría ser en inglés nittygoose: 'piojoso
menteca to ' . 0
5 4 ' lo dio por bueno, admi t ido ' . 0
55 palotear: 'hablar m u c h o y conten
der'; espadañadas: ' v ó m i t o s ' . 0
56 sufrir, 'aguantar'; luego: ' inmedia
tamente'. «Quien presto da, dos veces
da» (Correas) . 0
5 7 'fue a por ellos, les a come t ió ' . 0
5 8 necesaria: 'letrina'; dice porque mu
riese hacia donde pecan pues los italianos
tenían fama de sodomitas . 0
5 9 'borrachera'; véase arriba, n. 40.
6 o E L D I A B L O C O J U E L O
en Peralvillo, entre aquellas cecinas de Gestas, como en su centro. 6 0
Volviéronse con esto a sentar a comer de los despojos que había dejado el enemigo muy de espacio, 6 ' y estando en los postreros lances de la comida, entraron algunos mozos de muías en la venta llamando al güésped y pidiendo vino, y tras ellos, en el mismo carruaje, una compañía de representantes que pasaban de Córdoba a la corte, con gana de tomar un refresco en la venta. 6 2 Venían las damas en jamugas, 6 3 con bohemios, 6 4 sombreros con plumas y mascarillas en los rostros, los chapines, con plata, colgando de los respaldares de los sillones;6 5 y ellos, unos con portamanteos sin cojines y otros sin cojines ni portamanteos, 6 6 las capas dobladas debajo, las valonas en los sombreros, 6 7 con alforjas detrás, y los músicos con las guitarras en cajas, delante, en los arzones, 6 8 y algunos dellos ciclanes de estribos y otros eunucos, 6 9 con los mozos que le sirven a las ancas, unos con espuelas sobre los zapatos y las medias y otros con botas de rodillera, sin ninguna; 7 0 otros, con varas para hacer andar sus cabalgaduras y las de las mujeres. Los apellidos de los más eran va-
J 0 E n Peralvillo, cerca de Ciudad
R e a l , la Santa Hermandad (véase abajo,
n. 94) dejaba los cadáveres de los ajusti
ciados al aire, como cecinas: 'carne seca
curada al aire y al sol'; Gestas es el mal
ladrón crucificado con Cristo, por eso
cecinas de Gestas: 'cadáveres de ladro
nes', entre los que el ventero se halla
como en su centro, 'en su elemento, en su
lugar', por ser, también él, l adrón . 0
6 1 La forma contracta despacio no
acabó de imponerse hasta ya entrado el
siglo XVII I . ° 6 3 refresco: 'bebida o alimento ligero
que se toma para luego continuar ca
mino ' . 6 3 'cómodas sillas de montar con res
paldo y brazos que usaban las mujeres'. 6 4 'pequeñas capas que cubrían hasta
la cintura'. 6 5 Los chapines, eran unos chanclos
con altísima suela de corcho , c o m o los
coturnos griegos, sobre la que se
montaba una sandalia en que se in t ro
ducía el pie, ya calzado en una especie
de babucha; se confeccionaban lu jo
samente, según la moda, con tiras de
p la ta . 0
6 6 cojines: 'bolsas de viaje ' ; portaman
teos: 'maletas ' . 0
6 7 Llevaban las valonas ('adornos para
los cuellos') puestas en los sombreros
para que no se estropearan con el aje
treo del v i a j e . 0
Partes delantera o trasera, en for
ma de arco, de la silla de montar. 6 9 ciclan: 'que tiene un solo testículo',
por tanto, jocosamente ciclanes de estri
bos, 'que llevaban un solo estribo', y eu
nucos, 'que no llevaban ninguno' . P u e
de haber segunda intención también en
lo que sigue: los eunucos llevan los m o
zos a las ancas . 0
7 0 Las botas con rodillera, que cubrían
media pierna, se usaban para viajar; las
espuelas se debían poner con las botas,
no con zapato y media. Vélez retrata la
impropiedad del atuendo de los c ó m i
cos para el viaje. E n mozos que le sirven,
el le tiene valor p lura l . 0
T R A N C O V 6l
lencianos y los nombres de las representantas se resolvían en M a rianas y Anas Marías, hablando todos recalcado, con el tono de la representación.7' La conversación con que entraron en la venta era decir que habían robado a Lisboa, 7 2 asombrado a Córdoba y escandalizado a Sevilla, y que habían de despoblar a Madrid, porque con sola la loa que llevaban para la entrada, de un tundidor de Écija, 7 3
habían de derribar cuantos autores entrasen en la corte. Con esto se fueron arrojando de las cabalgaduras, y los maridos, muy severos, apeando en los brazos a sus mujeres, llamando todos al güésped,
y él de nada se dolía. 7 4
La autora se asentó en una alombrilla 7 5 que la echaron en el suelo; las demás princesas, alrededor; y el autor andaba solicitando el regalo de todos, como pastor de aquel ganado. Y dijo el Cojuelo:
—Con el señor autor estoy en pecado mortal de parte de mis ca-maradas.7<í
—¿Por qué? —dijo don Cleofás. Respondió el diablillo: —Porque es el peor representante del mundo y hace siempre los
demonios en los autos del Corpus, y está perdigado para demonio de veras 7 7 y para que haga en el infierno los autores si se representaren comedias, 7 8 que algunas hacen estas farándulas que aun para el infierno son malas.
71 hablando recalcado, es decir, con én
fasis y pronunciación exagerada, c o m o
se hacía en la época para representar
obras teatrales. 0
7 2 'habían fascinado al público de
Lisboa' , utilizando el verbo robar en el
sentido de robar corazones ('seducir, ha
cerse querer ') . 7 3 Puede tratarse de un personaje
real, de una irónica alusión a los «oficia
les» que cultivaron la poesía, que real
mente existieron, o incluso vejamen de
sí mismo, pues Vélez era de Écija y se
satirizaba a los malos poetas y plagiarios
tildándolos de sastres o zapateros. 0
7 4 Cita del romance anónimo que
dice: «Mira Ñ e r o de Tarpeya / a R o m a
cómo se ardía; / gritos dan niños e v i e
jos / y él de nada se dolía». 0
75 autora: la mujer del autor ( 'direc
tor de la compañía ' ) ; alombrilla: ' a l
fombr i l la ' . 0
?ñ estar en pecado: 'estar muy enfada-
d o ' . 0
7 7 perdigado: 'listo, preparado' , senti
do figurado de perdigar, del que tam
bién aprovecha su sentido literal ('asar
una perdiz u otra ave ' ) , puesto que, al
actuar c o m o demonio en los autos, se
guramente ya había sido «asado» en lla
mas . 0
7 8 Es decir, si en este mundo es autor
('director de compañía teatral', véase
Prels., n. 20) y hace papeles de d e m o
nios, en el infierno será demonio y re
presentará a los autores.
6 2 E L D I A B L O C O J U E L O
—Uno he visto aquí —dijo don Cleofás— entre los demás compañeros, que le he deseado cruzar la cara,™ porque me galanteó en A l calá una doncella, moza mía, que se enamoró del viéndole hacer un rey de Dinamarca.
—Doncella —dijo el Cojuelo— debía de ser de allá; 8 0 pero si quieres —prosiguió— que tomemos los dos venganza del autor y del representante, espera y verás cómo lo trazo; porque agora quieren repartir una comedia con que han de segundar en Madrid, y sobre los papeles has de ver lo que pasa.8'
Al mismo tiempo que decía esto el Cojuelo, el apuntador de la compañía sacó de un alforja los de una comedia de Claramonte, 8 2
que había acabado de copiar en Adamuz el tiempo que estuvieron allí, diciendo al autor:
-Aquí será razón que se repartan estos papeles entretanto que se adereza la comida y parece el güésped. 8 3
El autor vino en ello, porque se dejaba gobernar del tal apuntador como de hombre que tenía grandísima curia en la comedia 8 4 y había sido estudiante en Salamanca, y le llamaban «el Filósofo» por mal nombre. 8 5 Y llegando con el papel de la segunda dama a Ana María, mujer del que cantaba los bajetes y bailaba los días del C o r pus, 8 6 habiéndole dado la primera dama a Mariana, la mujer del que cobraba y que hacía su parte también en las comedias de tramoya, 8 7
arrojándole, dijo que ella había entrado para partir entre las dos los primeros papeles, y que siempre le daban los segundos, y que ella podía enseñar a representar a cuantas andaban en la comedia, porque había representado al lado de las mayores representantas del mundo, y en la legua la llamaban Amarilis, segunda deste nombre. 8 8
1 9 'señalarle el rostro a cuchilladas',
por venganza y con intención infama
toria.
Es decir: no de acá, poniendo en
cuestión su doncellez (de hecho se lla
maba a las prostitutas marcas y marcadas).
También es alusión burlesca a la donce
lla de Dinamarca del Amadís? 1 segundar, 'repetir', en este caso re
presentar la obra por segunda vez. E l
reparto de los papeles de la comedia en
tre los actores de la compañía se debía
hacer conforme a lo especificado en sus
contratos (primera, segunda dama, pr i
mer, segundo galán, gracioso. . . ) . 0
3 Andrés de Claramonte ( 1 5 8 0 -
1626) fue representante y escritor de
comedias c o m o Deste agua no beberé o
El honrado con su sangre. 8 3 'aparece, se hace ver el v e n t e r o ' . 0
8 4 curia: 'experiencia ' . 8 5 ' a p o d o ' . 0
86 bajetes: 'composiciones para barí
tono ' . 8 7 parte: 'papel ' ; comedias de tramoya:
'aparatosas' (véase IV, n. 82). 88 en la legua: 'entre los cómicos de la
legua, de compañías ambulantes'; Ama-
T R A N C O V
Esotra le dijo que no sabría mirar lo que ella con su zapato representaba, respondiéndole esotra que de cuándo acá tenía tanta soberbia, sabiendo que en Sevilla le prestó hasta las enaguas para hacer el papel de Dido en la gran comedia de don Guillen de Castro, echando a perder la comedia y haciendo que silbasen la compañía/ 9
—Tú eres la silbada —dijo esotra— y tu ánima. 9 0
Llegando a las manos y diciéndose palabras mayores, y tan grandes que alcanzaron a los maridos, 9 ' y sacando unos con otros las espadas, comenzó una batalla de comedia, metiéndolos en paz los mozos de muías con los frenos que acababan de quitar. Y dejándolos empelotados, 9 2 se salieron don Cleofás y el Cojuelo de la venta al camino de Andalucía, quedándose abrasando a cuchilladas la compañía, que fuera un Roncesvalles del molino del papel 9 3 si el ventero no llegara con la Hermandad en busca de los dos que se fueron para prendellos, 9 4 con escopetas, chuzos y ballestas;95 y hallando esta nueva matanza en su venta, y jarros, tinajas y platos hechos tantos en la refriega,96 los apaciguaron y prendieron a los dichos representantes para llevarlos a Ciudad Real , habiendo de tener otra pelaza9 7 más pesada con el alguacil que los traía a Madrid por orden de los arrendadores con comisión del Consejo. y S
rilis fue el nombre artístico de la famosa
actriz María de Córdoba, amante del
Duque de Osuna —se d i jo - y mujer de
Andrés de la Vega, director y empresa
rio de una compañía de comedias. 0
9 Guillen de Castro, en efecto, es
cribió (entre i ó 13 y 1616) Dido y Eneas;
esta comedia, admirada por L o p e de
Vega , hizo famosa a la actriz Angela
Dido , que por eso tomó este nombre. 9 0 Frase hecha para responder a un
insulto o ataque verba l . 0
9 1 Es decir, que una llamó a otra
puta, palabra mayor o 'injuriosa' que,
efectivamente, alcanzaba al marido
(cornudo); véase II , n. 22 9 'alborotados, enzarzados en plena
pelea'. 93 Roncesvalles: 'gran estrago' por
alusión al que allí causó Bernardo el
Carpió a los franceses; se desgarraban
los cómicos las ropas como lo haría un
molino para hacer la pasta del papel; j u e
ga además, con el papel de comedia, que
ha ocasionado la pe lea . 0
9 4 los dos que se fueron sin pagar, re
cuérdese, son Cleofas y el Co jue lo . La
Santa Hermandad, policía y tribunal que
perseguía los delitos en el campo, v ig i
laba caminos y ventas . 0
95 chuzos: 'vara larga con la punta ar
mada con un hierro punzante'. 9 tantos: 'añicos', rigurosamente las
'piedrecitas usadas c o m o fichas para
apostar en el j u e g o ' . 0
9 7 'riña, disputa'. y S Las compañías estaban obligadas
por contrato a acudir a la Cor te en el
caso de que esta quedara sin comedian
tes; su presencia era requerida por los
arrendadores de los corrales, que acu
dían al Conse jo de Castilla, el cual emi
tía la orden y comisionaba a un alguacil
para su cumpl imiento . 0
T R A N C O V I
En este tiempo, nuestros caminantes, tragando leguas de aire como si fueran camaleones de alquiler,' habían pasado a Adamuz, 2 del gran Marqués del Carpió, Haro y nobilísimo decendiente de los señores antiguos de Vizcaya y padre ilustrísimo del mayor Mecenas que los antiguos ingenios y modernos han tenido, y caballero que igualó con sus generosas partes su modestia.' Y habiéndose sorbido los siete vados y las ventas de Alcolea, 4 se pusieron a vista de C ó r doba por su fértilísima campiña y por sus celebradas dehesas game-nosas,5 donde nacen y pacen tantos brutos, hijos del Céfiro más que los que fingió la antigüedad en el Tajo portugués; 6 y entrando por el Campo de la Verdad 7 —pocas veces pisado de gente desta calaña— a la Colonia y populosa patria de dos Sénecas y un Lucano, 8 y del padre de la poesía española, el celebrado Góngora, a tiempo que se celebraban fiestas de toros aquel día yjuego de cañas, acto positivo que más excelentemente ejecutan los caballeros de aquella ciudad, 9
' tragando leguas de aire ( 'volando')
corno camaleones (se creía que estos se ali
mentaban con aire) de alquiler (cual mu-las de alquiler, usual medio de transpor
te en la época ) . 0
~ Adamuz , en el norte de la p rov in
cia de C ó r d o b a . 0
3 partes: 'cualidades'. Los aludidos
son Diego de Haro, V Marqués del
Carpió , y su hijo Luis Méndez de
Haro, que se distinguió como mecenas
y sería valido de Felipe IV ( i 6 4 3 - 1 6 6 1 )
tras la caída de su tío Gaspar de G u z -
mán, C o n d e - D u q u e de Ol ivares . 0
sorbido 'recorrido' (juega con el sen
tido literal, pues sorben el agua de los vados que atraviesan en el camino). En A l -
colea (a dos leguas de Córdoba) un gran
puente atravesaba el Guadalquivir y en
sus proximidades había dos ventas. 0
5 'gamonosas'; es decir, dehesas don
de abunda el gamón, especie de j u n c o
silvestre. 0
6 brutos: aquí, 'caballos'; hijos del Cé
firo: 'hijos del viento, veloces ' ; luego se
sobreentiende: 'más veloces, o con más
verdad hijos del viento, que los caballos
que fingió la antigüedad del Ta jo por
tugués' (según los clásicos las yeguas de
la zona de Lisboa quedaban preñadas
del viento y los potros que parían eran
tan veloces c o m o él, si bien morían a
los tres años) . 0
7 Campo de la Verdad: tal nombre se
debe a la frase «al campo salgo, donde
se sabrá la verdad», dicha por Alonso
Fernández cuando toda Córdoba creía
que este la iba a entregar a los m o r o s . 0
8 Colonia: 'Córdoba ' . «Llamóse Colonia patricia porque viniendo a poder
de los romanos, la habitaron los más
principales dellos» (Covarrubias). En
esa época nacieron en ella Séneca «el
Viejo» y «el Joven» y Lucano . Nótese la
importancia de la inmediata alusión a
Góngora . 9 Corridas de toros y juegos de cañas
son acto positivo, 'demostrativo de n o -
66 E L D I A B L O C O J U E L O
y tomando posada en el mesón de las Rejas, ' 0 que estaba lleno de forasteros que habían concurrido a esta celebridad, se apercibieron para ir a vellas, limpiándose el polvo de las nubes; y llegando a la Corredera," que es la plaza donde siempre se hacen estas festividades, se pusieron a ver un juego de esgrima que estaba en medio del concurso de la gente, que en estas ocasiones suele siempre en aquella provincia preceder a las fiestas, a cuya esfera no había llegado la línea recta ni el ángulo obtuso ni oblicuo, 1 2 que todavía se platicaba el uñas arriba y el uñas abajo de la destreza primitiva que nuestros primeros padres usaron,' 3 y acordándose don Cleofás de lo que dice el ingeniosísimo Quevedo en su Buscón, pensó perecer de risa, bien que' 4 se debe al insigne don Luis Pacheco de Narváez haber sacado de la obscura tiniebla de la vulgaridad a luz la verdad deste arte y del caos de tantas opiniones las demonstraciones matemáticas desta verdad.' 5
Había dejado en esta ocasión la espada negra un mozo de M o n -tilla,'6 bravo aporreador,' 7 quedando en el puesto otro de Los Pe -droches, no menos bizarro campeón, y arrojándose entre otros que la fueron a tomar muy apriesa, don Cleofás la levantó primero que todos, admirando la resolución de el forastero, que en el ademán les pareció castellano, y dando a su camarada la capa y la espada como
bleza' por ser entretenimientos propios
de dicha clase social (véase II , n. 9 y III ,
n. 6 1 ) . 1 0 Situado en la calle de la Herrería,
principal vía de Córdoba que coincidía
con la que iba de Madrid a Sevilla, de
bió de ser uno de los mejores mesones
de la c iudad. 0
'' Corredera, amplia plaza cordobesa;
se llamaban así las plazas de muchos lu
gares donde se hacían estas celebridades o
'celebraciones' de gran concurrencia. 0
12 esfera: 'círculo en que se combate' o
'dominio'; juega luego con la línea recta
ni el ángulo obtuso ni oblicuo, terminología
de la opaca teoría moderna de la esgri
ma, basada en la geometría euclidiana. 0
'3 el uñas arriba y el uñas abajo: 'giros
de mano y espada hacia arriba y abajo',
viejos movimientos de la destreza primi
tiva o 'esgrima antigua', frente a los más
complejos del nuevo arte de la destreza o
destreza verdadera.0
1 4 'aunque' . 1 5 Q u e v e d o ridiculiza en el Buscón
(II, 1) las teorías científicas sobre la des
treza de la espada de Luis Pacheco de
Narváez . Vélez , no obstante, defiende
la verdad casi esencial de tales teorías,
c o m o el mismo Pacheco las presentaba,
lo que no es de extrañar si se considera
que recibió lecciones de esgrima de é l . 0
"' espada negra: 'espada de esgrima';
estas espadas se llamaban así por ser de
color oscuro. 17 aporreador era término despectivo
con que los practicantes de la nueva es
grima se referían a los que la practica
ban intuitivamente, usando la fuerza y
no el cerebro, dando golpes y porrazos.
T R A N C O V I
es costumbre, puso bizarramente las plantas en la palestra. En esto, el maestro, con el montante, barriendo los pies a los mirones, abrió la rueda, 1 8 dando aplauso a la pendencia vellorí (pues se hacía con espadas mulatas);1 9 y partiendo el andaluz y el estudiante castellano uno para otro airosamente, corrieron una ida y venida sin tocarse al pelo de la ropa, 2 0 y a la segunda, don Cleofás, que tenía algunas revelaciones de Carranza, 2 1 por el cuarto círculo le dio al andaluz con la zapatilla un golpe de pechos, 2 2 y él, metiendo el brazal,2 3 un tajo a don Cleofás en la cabeza, sobre la guarnición de la espada; y convirtiendo don Cleofás el reparo en revés con un movimiento accidental,2 4 dio tan grande tamborilada al contrario, que sonó como si la hubiera dado en la tumba de los Castillas.2 5 Alborotáronse algunos amigos y conocidos que había en el corro, y sobre el montante del señor maestro le entraron tirando algunas estocadillas veniales al tal don Cleofás, que con la zapatilla, como con agua bendita, se las quitó, 2 6 y apelando a su espada y capa, y el Cojuelo a sus mule-
1 8 El montante era una espada ancha y
larga, con gran puño, que usaba el M a
estro de armas, empuñándola con am
bas manos, para separar a los conten
dientes o, como aquí, para apartar a los
mirones, abriendo (a rueda donde se ha
bía de combatir. I y aplauso: 'solemnidad', aquí; vellorí:
'paño gris parduzco'; califica así la pen
dencia aludiendo al color de las espadas
negras (mulatas es variación jocosa) usa
das para la esgrima. 0
2 0 'sin tocarse, sin herirse mínima
mente ' , es frase hecha . 0
Je rón imo de Carranza fue uno de
los precursores de la moderna esgrima,
c o m o reconoce Pacheco de Narváez
en su Libro de las grandezas de la espada en
que se declaran muchos secretos de que com
puso el Comendador Gerónimo de Carran
za, título que tal vez explique el uso de
revelaciones.
" D o n Cleofás toca a su adversario
en lo que la teoría de la esgrima lla
maba cuarta parte del círculo, 'el pecho ' ,
por eso luego dice que le da con la za
patilla —'protección de cuero en la pun
ta de la espada negra'— un golpe de pe-
dios.0
3 'armadura del brazo', metonimia,
por 'brazo' . 2 4 reparo: 'movimiento de defensa';
revés: 'golpe diagonal que hiere en la
parte derecha'; movimiento accidental, el
hecho hacia delante. Todos son térmi
nos de la esgrima. 25 tamborilada: 'golpe en la cabeza o
la espalda'; además de este sentido
aprovecha también el de 'ruidoso y
fuerte golpe en el suelo' . Se contaba
que en la tumba de los Castillas se oían
fuertes golpes al morir uno de ellos.
Este episodio del Cojuelo podría haber
inspirado a Zabaleta el j u e g o de esgri
ma que describe en su Día de fiesta por la
tarde0
2 6 C o m o pecados, las estocadas son
veniales —'no mortales'— y don Cleofás
se libra de estas con su zapatilla —alusión
metonímica a la 'espada'— del mismo
modo que persignándose con agua ben
dita se quitan los pecados veniales . 0
68 E L D I A B L O C O J U E L O
tas, hicieron tanta riza en el montón agavillado, 2 7 que fue menester echalles un toro para ponellos en paz, tan valiente montante de Sierra Morena, que a dos o tres mandobles puso la plaza más despejada que pudieran la guarda tudesca y española, 2 S a costa de algunas bragas que hicieron por detrás cíclopes a sus dueños,2" encaramándose a un tablado don Cleofás y su camarada, muy falsos,3 0 a ver la fiesta, haciéndose aire con los sombreros, como si tal no hubiera pasado por ellos; y acechándolos unos alguaciles, porque en estas ocasiones siempre quiebra la soga por lo más forastero,3' habiendo dejarretado el toro, 3 2 llegaron desde la plaza a caballo diciéndole:
-Señor licenciado y señor Cojo, bajen acá, que los llama el señor Corregidor. 3 3
Y haciendo don Cleofás y su compañero orejas de mercader, 3 4 comenzaron los ministros o vaqueros de la justicia a quererlo intentar con las varas, y agarrándose cada uno de la suya, a vara por barba, dijeron a los tales ministros, quitándoselas de las manos de cuajo:3 5
—Sígannos vuesas mercedes si se atreven a alcanzarnos. Y levantándose por el aire parecieron cohetes voladores, y los
dichos alguaciles, capados de varas, 3 6 pedían a los gorriones favor a
" 7 'se ensañaron, hicieron tanto des
trozo, estrago (riza), en el montón reu
n i d o . . . ' 0
2 8 Siguiendo con términos de esgri
ma, es el ' toro' montante y sus 'embesti
das con los cuernos' son mandobles, 'es
tocadas dadas con las dos manos'. Era
función específica de los soldados de las
guardias reales (española y alemana)
despejar la plaza para la corrida, mien
tras el mantenimiento del orden de
pendía de seis alguaciles. 0
2 9 Las bragas, 'calzones que cubrían
hasta la rodilla', destrozadas por las cor
nadas del toro hacen por detrás ciclopes a
sus dueños al mostrar sus ojos únicos (los
traseros). 0
3 0 'confiados, engañados' (véase V ,
n. 47) . J ' Varía el refrán «Siempre quiebra la
sogaporlo más delgado, por el que menos
puede» (Correas), aludiendo a la condi
ción de forasteros del Cojue lo y don
Cleofás en Córdoba . 3 2 Se desjarretaba al toro, es decir, se
le cortaban los tendones de las patas tra
seras para que, al andar ya cojeando, el
pueblo se divirtiera ensañándose con
é l . 0
33 Corregidor: alcalde nombrado por
el rey, funcionario superior del conce-
j o . 0
3 4 'haciéndose los sordos, no dándo
se por enterados'. 3 5 Los ministros de justicia parecen
vaqueros al usar sus varas {véase IV, n. 11)
para acosar c o m o si fuesen ganado al
Co jue lo y don Cleofás; estos cogen una
vara cada uno (por barba) arrebatándo
selas (quitándoselas de cuajo) a los algua
ciles, para volar sobre ellas, tal c o m o los
tratadistas admitían que hacían las bru
j a s . 0
3 'desprovistos de varas', agudeza al
estilo de adanes y eunucos de estribos
(véase V , n. óo).
T R A N C O V I 6 9
la justicia, quedándose suspensos y atribuyendo la agilidad de los nuevos volatines a sueño, haciendo tan alta punta los dos halcones, salvando a Guadalcázar, del ilustre marqués deste título del claro apellido de los Córdobas, que dieron sobre el rollo de Eri ja , 3 7 di-ciéndole el Cojuelo a don Cleofás:
—Mira qué gentil árbol berroqueño, que suele llevar hombres como otros fruta.38
-¿Qué coluna tan grande es esta? - l e preguntó don Cleofás. - E l celebrado rollo del mundo - l e respondió el Cojuelo. 3 9
-Luego ¿esta ciudad es Erija? - le repitió don Cleofás. -Esta es Erija, la más fértil población de Andalucía —dijo el dia
blillo—, que tiene aquel sol por armas a la entrada de esa hermosa puente, cuyos ojos rasgados lloran a Genil , 4 0 caudaloso río que tiene su solar en Sierra Nevada, 4 1 y después, haciendo con el Darro maridaje de cristal, viene a calzar de plata estos hermosos edificios, y tanto pueblo de abril y mayo. 4 2 De aquí fue Garci Sánchez de B a dajoz, aquel insigne poeta castellano,4 3 y en esta ciudad solamente se coge el algodón, semilla que en toda España no nace, además de otros veinte y cuatro frutos, sin sembrallos, de que se vale para vender la gente necesitada.4 4 Su comarca también es fértilísima: M o n -tilla cae aquí a mano izquierda, habitación de los heroicos marqueses de Priego, Córdobas y Aguilares, de cuya gran casa salió para honra de España el que mereció llamarse Gran Capitán por anto-
3 7 Son Cleofás y el Cojuelo 'volat i
neros' (volatines) por el salto que dan, o
halcones que, haciendo tan alta punta,
'volando tan alto y lejos', salvando ('su
perando') Guadalcázar, irán a caer a
Ecija. Era entonces II Marqués de G u a
dalcázar Francisco Fernández de C ó r
doba. E l rollo de Ecija era una gran c o
lumna de cuatro o cinco metros de
altura y tres palmos de diámetro con un
león sosteniendo el escudo de la ciudad
en la punta . 0
3 gentil árbol berroqueño: 'notable ár
bol de piedra berroqueña'. E n el rollo o
'picota' se colgaba y descuartizaba a los
delincuentes. 0
3 9 E l rollo de Ecija era 'celebrado
por todo el mundo, famoso ' . 0
4 0 La puerta de la ciudad, con el es
cudo que tiene un sol por armas, estaba
en el puente que cruzaba el río G e m í . 0
4 1 solar, en rigor, 'el suelo de la casa
antigua, de donde descienden los h o m
bres nobles' , aquí referido al lugar del
manantial del río Geni l . 4 2 'poblamiento, vegetación de pr i
mavera ' ; estas imágenes tan gongorinas
del río (maridaje de cristal, calzar de plata:
expresiones similares aparecen en el
Polifemo o las Soledades) tienen raigam
bre clásica e italiana. 0
4 3 Y a en el Siglo de O r o fue estima
do entre los grandes poetas con su c o
pla castellana. 0
4 4 La fertilidad de Ecija y su comarca
fue celebrada por propios y ext raños . 0
70 E L D I A B L O C O J U E L O
nomasia, y hoy a su marqués ilustrísimo se le ha acrecentado la casa de Feria, por morir sin hijos aquel gran portento de Italia, que malogró la Fortuna de envidia, cuyo gran sucesor, siendo mudo, ocupa a grandezas en silencio elocuente las lenguas de la Fama. 4 5 Más abajo está Lucena, del Alcaide de los Donceles, Duque de Cardona, en cuyo occéano de blasones se anegó la gran casa de Lerma. 4 0
Luego Cabra, celebrada por su sima, tan profunda como la antigüedad de sus dueños, pregona con las lenguas de sus almenas que es del ínclito Duque de Sessa y Soma y que la vive hoy su entendido y bizarro heredero. 4 7 Luego Osuna se ofrece a la demarcación destos ilustres edificios, blasonando con tantos maestres Girones la altivez de sus duques; 4 8 y veinte y dos leguas de aquí cae la hermosísima Granada, paraíso de Mahoma, que no en vano la defendieron tanto sus valientes africanos españoles, de cuya Alhambra y A l cazaba es alcaide el nobilísimo Marqués de Mondéjar, padre del generoso Conde de Tendilla, Mendozas del Ave María y credo de los caballeros.4 9 N o nos olvidemos, de camino, de Guadix, ciudad antigua y celebrada por sus melones, y mucho más por el divino ingenio del doctor Mira de Mescua, hijo suyo y Arcediano. 5 0
Cuando iba el Cojuelo refiriendo esto, llegaron a la Plaza Mayor de Erija, que es la más insigne del Andalucía, y junto a una fuente
4 5 Alonso Fernández de Córdoba y
Figueroa «el Mudo», V Marqués de
Priego, heredó el ducado de Feria tras
morir en 1 6 3 4 su yerno, G ó m e z Suá-
rez de Figueroa, III Duque , goberna
dor del Milanesado, y, aún niño, su
nieto, IV D u q u e , en 1 6 3 7 . Las alusio
nes a las lenguas que cubrían el cuerpo
de la fama y al silencio elocuente son
tópicas . 0
4 0 Varias herederas de la casa de L e r
ma se casaron con miembros de la casa
de Cardona, con lo que se traspasaron
varios títulos; occéano es forma hipercul-
ta que responde a razones puramente
gráficas. 0
4 7 'discreto y valiente heredero' . La
sima de Cabra era famosa por su gran
deza y profundidad. E l ducado de Ses
sa, era el título más importante de la
mencionada casa de los Córdobas . 0
4 ' s Los duques de la casa de Osuna,
entre quienes figura Pedro Tél lez G i
rón —véase V, n. 20—, eran maestres de
la Orden de Calatrava. 4 y D e b e referirse a Iñigo López de
M e n d o z a y M e n d o z a , V Marqués
de M o n d é j a r y a su hijo Iñigo L ó
pez de Mendoza y Vergara, V I I I C o n
de de Tendilla. La capitanía general de
la Alhambra y el marquesado fueron
concedidos a esta familia por Carlos V .
Les llama Mendozas del Ave María por
figurar en su escudo dicha inscr ipción. 0
5 0 Antonio Mira de Amescua ( 1 5 7 4 -
1644) destacó c o m o autor de dramas
religiosos, c o m o El esclavo del demonio o
La mesonera del cielo y fue arcediano en
Guadix desde 1 6 3 2 . Voluntariamente o
no, resulta un poco jocosa su alusión
tras la menc ión de los famosos melones
de G u a d i x . 0
T R A N C O V I 71
que tiene en medio de jaspe, con cuatro ninfas gigantas de alabastro derramando lanzas de cristal,51 estaban unos ciegos sobre un banco de pies y mucha gente de capa parda de auditorio,5 2 cantando la «relación muy verdadera» que trataba «de cómo una maldita dueña se había hecho preñada del diablo, y que por permisión de Dios había parido una manada de lechones»,53 con un romance de don Alvaro de Luna 5 4 y una letrilla contra los demonios que decía:
Lucifer tiene muermo, 5 5
Satanás, sarna, y el Diablo Cojuelo tiene almorranas. Almorranas y muermo, sarna y ladillas, su mujer se las quita con tenacillas.
El Cojuelo le dijo a don Cleofás: -¿Qué te parece los testimonios que nos levantan estos ciegos y
las sátiras que nos hacen? 5 6 Ninguna raza de gente se nos atreve a nosotros si no son estos, que tienen más ánimo que los mayores ingenios; pero esta vez me lo han de pagar, castigándose ellos mismos por sus propias manos, y daré de camino venganza a las dueñas porque no hay en el mundo quien no las quiera mal, y nosotros las tenemos grandes obligaciones porque nos ayudan a nuestros embustes, que son demonias hembras. 5 7
Y sobre la entonación de las coplas metió el Cojuelo tanta cizaña entre los ciegos que, arrempujándose primero y cayendo dellos
5 1 La fuente, que ya no está, databa al
parecer del siglo X V I . 0
5 2 Es decir que el auditorio estaba for
mado por muchos labradores o trabaja
dores, cuyo atuendo era la capa parda. 5 3 N o eran raras estas «relaciones
muy verdaderas» sobre partos extraor
dinarios y otras patrañas en el reperto
rio de los c iegos . 0
5 4 Los romances sobre este persona
j e —véase III , n. 43— fueron numerosos
y populares. 0
55 muermo se llamaba al catarro de
los animales. 5 6 La queja del diablo sobre las burlas
(sátiras) y acusaciones infamatorias que
les hacen (testimonios que les levantan)
con estas coplas, que m u y bien podían
ser realmente de ciegos, recuerda las
protestas del demonio en El alguacil en
demoniado de los Sueños quevedescos . 0
5 7 Tirso de Mol ina las l lamó «diablas
viudas» y Quiñones de Benavente ,
«diabli-dueñas»; aunque su función era
velar por la respetabilidad, se les acha
caba ser aliadas del d iab lo . 0
72 E L D I A B L O C O J U E L O
en el pilón de la fuente y esotros en el suelo, 5 8 volviéndose a juntar, se mataron a palos, dando barato de camino a los oyentes, que les respondieron con algunos puñetes y coces. 5 9 Y como llegaron a Erija con las varas de los alguaciles de Córdoba, pensando que traían alguna gran comisión de la corte, llegó la justicia de la ciudad a hacelles fiesta y a lisonjéanos con ofrecerles sus posadas, y ellos, valiéndose de la ocasión, admitieron las ofertas, con que fueron regalados como cuerpos de rey; 0 0 y preguntándoles qué era el negocio que traían para Erija, el Cojuelo les respondió que era contra los médicos y boticarios y visita general de beatas/'1 y que a los médicos se les venía a vedar que, después de matar un enfermo, no les valiese la muía por sagrado 6 2 y que, cuando no se saliese con esto, por lo menos a los boticarios que errasen las purgas, que no pudiesen ser castigados si se retrajesen en los cimenterios de las muías de los médicos, que son las ancas/'3 y que a las beatas se les venía a quitar el tomar tabaco, beber chocolate y comer gigote. 6 4
Parecióle al Alguacil Mayor, que no era lerdo y tenía su punta de hacer jácaras y entremeses, que hacían burla dellos/ 5 y quiso aga-
5' cayendo dellos... y esoíros...: ' cayen
do unos... y otros. . . ' . 0
'puñetazos y patadas'. E l barato o
'propina' son los golpes (véase II , n. 61);
el episodio de la pelea de ciegos perte
nece a la tradición folclórica. 0
6 0 Alude al dicho, recogido por C o
rreas, «Regalado y tratado como cuer
po de rey»; ese es el sentido propio de
regalar: 'agasajar como a un rey' . 61 visita: ' inspección'; las beatas, que
en la época hacían legión, vestían hábi
to religioso y llevaban, en principio,
una vida recogida y piadosa, aunque se
glar; se reunían en beateríos e incluso
predicaban, adquiriendo cierta rele
vancia en la vida rel igiosa. 0
6 2 H o y se eliminaría el no: 'se venía a
vedar que les valiese la muía por sagra
do' . La sátira tilda a los médicos de ase
sinos y los retrata sobre sus muías, don
de parecería que toman asilo como
asesinos en sagrado, 'en una iglesia', pues
siempre quedan impunes sus «asesina
tos». 0
3 'en caso de no conseguirse lo an
terior, al menos se pretendía vedar la
impunidad de boticarios aunque (si)
la buscaran en la grupa de las muías de
médicos ' . Si las muías eran iglesias, las
ancas o 'grupa' son cementerios - p o r en
tonces anexos a las iglesias—, conti
nuando así en la tópica asociación sa
tírica de estas profesiones con la
muer t e . 0
6 4 Po lo de Medina satirizó la g loto
nería de las dueñas (tipo p róx imo a la
beata) en su silva «A una dueña muy
golosa». La afición al tabaco y al c h o c o
late—que se tomaban considerando que
no quebrantaban el ayuno— llegó a ser
tan desmedida que se consideró v ic io , e
incluso se escribió al propósito algún
tratado. 0
65 tenía su punta: 'tenía un poco , sa
bía a lgo ' (véase I , n. 34) . C o m o autor
T R A N C O V I 73
rrallos para dar con ellos en la trena y después sacudilles el polvo y batanalles el cordobán/' 6 por embelecadores, embusteros y alguaciles chanflones;67 y levantando el Cojuelo una polvareda de piedra azufre y asiendo a don Cleofás por la mano, se desaparecieron entre la cólera y resolución de los ministros ecijanos, dejándolos tosiendo y estornudando, dándose de cabezadas unos a otros sin entenderse, haciendo los neblíes de la más obscura Noruega puntas a diferentes partes;6 8 y dejando a la derecha a Palma, donde se junta Genil con Guadalquivir por el vicario de las aguas, 6 9 villa antigua de los Bocanegras y Portocarreros, y de quien fue dueño aquel gran cortesano y valiente caballero don Luis Portocarrero, cuyo corazón excedió muchas varas a su estatura,70 y luego a la Monclova, bosque deliciosísimo y monte de Clovio, valeroso capitán romano, y po sesión hoy de otro Portocarrero y Enríquez, no menos gran caballero que el pasado,7' y a la hermosa villa de Fuentes, de quien fue marqués el bizarro y no vencido don Juan Claros de Guzmán el Bueno, que después de muchos servicios a su rey murió en Flandes con lástima de todos y envidia de más, 7 2 hijo de la gran casa de M e -dina-Sidonia, donde todos sus Guzmanes son Buenos por apellido, 7 3 por sangre y por sus personas esclarecidas, sin tocar al pelo de
de entremeses y jácaras (véase V , n. 3)
debía tener cierto ingenio y entender
de estas burlas. 6 6 trena: 'cárcel' en lenguaje germa-
nesco; como sacudilles el polvo y batana
lles el cordobán: 'azotarlos'; batanar es
propiamente 'sacudir con un mazo lla
mado batán' y cordobán la 'piel curtida
del cabr i to ' . 0
6 7 'alguaciles falsos'; embelecadores:
'embaucadores'; véase I, nn. 18 y 3 1 . 6 8 Si antes hacían alta punta (véase
arriba, n. 37) , ahora hacen puntas a di
ferentes partes, es decir, vuelan de un
lado a otro, c o m o neblíes, 'halcones
peregrinos' , los más estimados en la
cetrería, que proceden de Noruega , a
cuya oscuridad aluden numerosos au
tores . 0
A las orillas de la villa de Palma del
R í o , cercana a Écija, desemboca el G e
nil en el Guadalquivir.
7 0 Debe referirse Vélez al II C o n d e
de Palma del R í o , Luis Fernández P o r
tocarrero; Juan R u f o cita en sus Apoteg
mas (núms. 185 y 239) a este personaje,
aludiendo a su ingenio y también a su
baja estatura. 0
7 1 Este otro Portocarrero y Enríquez,
de otra rama de la familia, debe de ser
Antonio Portocarrero de Guzmán y de
la Vega Enríquez, I C o n d e de la M o n
c l o v a . 0
7 2 D o n J u a n Claros de Guzmán el
Bueno , II Marqués de Fuentes, murió
en diciembre de 1 6 3 9 de unas fiebres
cuando servía c o m o general en
D u n q u e r q u e . 0
7 3 Tanto por el apodo «el Bueno»,
que acabaron heredando y se convirtió
en un apellido más, c o m o por el signi
ficado de Guzmán, que «parece haber
traído origen de Alemania, porque la
lengua de aquel país goudman ogousman
74 E L D I A B L O C O J U E L O
la ropa a Marchena, 7 4 habitación noble de los duques de Arcos -marqueses que fueron de Cádiz—, de quien hoy es meritísimo señor el excelentísimo Duque don Rodrigo Ponce de León, en quien se cifran todas las proezas y grandezas heroicas de sus antepasados,75 columbrando desde más lejos a Villanueva del R í o , de los marqueses de Villanueva, Enríquez y Riberas, y hoy de don Antonio Álvarez de Toledo y Beamonte, marqués suyo y Duque de Güéscar, heredero ilustre del gran Duque de Alba, Condestable de Navarra, 7 6 llegaron de un vuelo los dos pajaretes de camarada, 7 7
no siendo esta la mayor pareja que habían corrido, 7 8 al pie de la cuesta de Carmona en su dilatada, fértil y celebrada vega, donde les anocheció, diciéndole don Cleofás al amigo:
-Camarada, descansemos un poco, que es mucho pajarear este, y nos metemos a lechuzas silvestres; que la serenidad de la noche y el verano brindan a pasalla en el campo.
—Soy de ese parecer—dijo el Cojuelo—: tendamos la raspa en este pradillo junto a este arroyo,™ espejo donde se están tocando las estrellas, porque aguardan a la madrugada visita del Sol, Gran Turco de todas esas señoras.8 0
Y don Cleofás, poniendo el ferreruelo S l por cabecera y la espada sobre el estómago, acomodó el individuo, 8 2 y estando boca arri-
vale tanto c o m o "buen hombre"» ( C o -
varrubias). 7 4 sin tocar al pelo de la ropa: 'sin tocar'
(véase arriba, n. 20). 7 5 D o n R o d r i g o Ponce de L e ó n
( 1 6 0 2 - 1 6 5 8 ) , IV D u q u e de Arcos y S e
ñor de Marchena, sería Virrey de V a
lencia y Ñapóles y tenía su habitación o
'residencia' en Marchena. U n antepa
sado homón imo suyo fue Capitán G e
neral en la guerra de Granada y privado
de los R e y e s Católicos. Enr ique IV
concedió en 1 4 7 1 el marquesado de
Cádiz a esta casa, que lo gozó durante
tres generaciones; la ciudad volv ió al
dominio real tras el descubrimiento de
Amér i ca . 0
7 6 A n t o n i o Álva rez de T o l e d o y
Beaumont , V I Marqués de Villanueva
del R í o , IV D u q u e de Huesear , 0 here
dero de Fernando Álvarez de Toledo ,
V I D u q u e de A l b a . 0
7 7 'acompañándose en el v i a j e ' . 0
7 8 Correr parejas era un j u e g o de ca
balleros en que iban cabalgando dos a la
par, a veces incluso dándose la mano o
saltando de un caballo a otro. Aqu í es
usado indicando que han recorrido
juntos una gran distancia. 0
7 9 tender la raspa: 'echarse a dormir o
descansar'; locución vu lga r . 0
' 0 se están tocando las estrellas: 'se arre
glan el pelo las estrellas' c o m o concubi
nas del Gran Turco o 'Sultán' , que es el
Sol . La imagen recuerda tópicos litera
rios del crepúsculo . 0
Si i
capa corta con un pequeño cue
llo y sin capucha'. 8 2 'se acomodó ' , ya que individuo «se
toma también por la propia persona, y
así se dice cuidar del individuo, mirar o con
servar el individuo» (Autoridades).0
T R A N C O V I 75
ba paseando con los ojos la bóveda celestial,8 3 cuya fábrica portentosa al más ciego gentil obliga a rastrear que la mano de su artífice es de Dios, y de gran Dios, 8 4 le dijo al camarada:
—¿No me dirás, pues has vivido en aquellos barrios, si esas estrellas son tan grandes como esos astrólogos dicen cuando hablan de su magnitud, 8 5 y en qué cielo están y cuántos cielos hay, 8 6 para que no nos den papillas cada día con tantas y tan diversas opiniones, 8 7
haciéndonos bobos a los demás con líneas y coluros imaginados, 8 8
y si es verdad que los planetas tienen epiciclos, 8 9 y el movimiento de cada cielo, desde el primer móvil al remiso y al trepidante,9 0 y dónde están los signos de estos luceros escribanos,9 1 por que yo desengañe al mundo y no nos vendan imaginaciones por verdades? 9 2
El Cojuelo le respondió: —Don Cleofás, nuestra caída fue tan apriesa que no nos dejó re
parar en nada; y a fe que si Lucifer no se hubiera traído tras de sí la tercera parte de las estrellas, como repiten tantas veces en los autos
8 3 ' recorriendo con los ojos, miran
do con detenimiento ' . 0
8 4 rastrear: metafóricamente, ' indu
cir'. R e c o g e Vé lez un tópico de la l i
teratura mística que procede de las
Sagradas Escrituras: «Caeli enarrant
gloriam De i , / et opera manuum eius
annuntiat firmamentum» (Salmos,
X V I I I , 2 ) . 0
8 5 Las estrellas se clasificaban según
su magnitud sobre una escala de seis. 8 6 Los cielos eran siete según las teo
rías de mahometanos y judíos, ocho se
gún Aristóteles, Ptolomeo defendía
que eran nueve, y los teólogos escolás
ticos, once. Esta última teoría, la más
aceptada en la época, situaba el firma
mento de las estrellas en el cielo octa
v o . 0
8 7 no nos den papilla: 'no nos engañen
como a b o b o s ' . 0
8 8 Los coluros imaginados son las dos
circunferencias imaginarias que divi
den verticalmente la esfera celeste en
cuatro «gajos» pasando sobre los polos y
equinoccios (coluro equinoccial), y los
polos y solsticios (coluro solsticial).
8 9 Según la teoría geocéntrica, los
planetas describían una doble órbita:
una alrededor de la tierra, y otra —epici
clo— alrededor de un determinado pun
to de la primera órbita, explicando así
los movimientos observados que no
encajaban con su simple órbita y que se
debían en realidad al hel iocentr ismo. 0
9 0 Sólo determinados cielos se m u e
ven en el sistema cristiano-ptolemaico:
el cielo cristalino, noveno , tiene un
movimiento casi imperceptible, tem
bloroso (trepidante), que m u e v e las es
feras inferiores. E l déc imo cielo es el
primer móvil que, ligero c o m o el pensa
miento humano, da una vuelta en
veinticuatro horas, mientras que el un
décimo cielo, el empíreo, permanece
remiso, es decir, i n m ó v i l . 0
9 1 Se refiere a los signos del Zod íaco
y, con luceros escribanos, a los astros que,
según la Astrología, escriben con sus
movimientos el destino de los h o m
bres, tópico de amplísima tradición. 0
9 2 La curiosidad de Cleofás recuerda
la tradición de la sátira menipea, en que
un personaje le cuenta a otro las verda-
7 6 E L D I A B L O C O J U E L O
del Corpus, 9 ' aún hubiera más en que haceros más garatusas la As -trología. 9 4 Esto, todo sea con perdón del antojo del Galileo y el del gran don Juan de Espina, cuya célebre casa y peregrina silla son ideas de su raro ingenio; 9 5 que yo hablo de antojos abajo, como de tejas,9 0 y, salvo la óbtica destos señores antojadizos,9 7 que han descubierto al Sol un lunar en el lado izquierdo, y en la Luna han linceado montes y valles, y han visto a Venus cornuta,9 í i lo que yo sé decir: que el poco tiempo que estuve por allá arriba, nunca oí nombrar la Bocina, el Carro, la Espica Virginis, la Ursa Mayor ni la Ursa minor, las Pléyades ni las Helíades, 9 9 nombres que los de la Astrolo-gía les han dado, y esa que llamaron Vía Láctea y ahora los vulgares Camino de Santiago, por donde anda tanto el cojo como el sano, 1 0 0
que, si esto fuera así, yo también, por lo cojo, había de andar aquel camino, siendo hijo de vecino de aquella provincia.
Y a en estas razones últimas se había agradecido al sueño el tal don Cleofás, dejando al compañero de posta, como grulla de la otra vida, 1 0 1 cuando un gran estruendo de clarines y cabalgaduras le des
des del universo contrastándolas con las
patrañas de los científicos, como ocurre
en el Icaromenipo de Luciano. 9 3 El motivo procede del Apocalipsis
( X I I , 4) y aparece, efectivamente, en
muchos autos sacramentales. 0
9 4 hacer garatusas: 'engatusar, embau
car'. Sobre la sátira de la astrología, véa
se I, n. 2 9 . 0
95 antojo del Galileo: 'anteojo, teles
copio de Gali leo ' , que le permitió nu
merosos descubrimientos. Juan de E s
pina fue un curioso personaje de la
época, con sus puntas de músico,
mago, científico y coleccionista. 0
9 6 Modificación burlesca del dicho
hablar de tejas abajo: 'no meterse en teo
logías quien no lo ent iende ' . 0
9 7 El equívoco a partir del doble sen
tido de antojo es tópico (véase X , n. 8);
óbtica: el mantenimiento del grupo cul
to con confusión de la consonante im
plosiva que etimológicamente corres
pondía se explica por la relajada
pronunciación e insegura grafía de es
tos grupos, que se puede observar tam
bién en Addante (VII , p. 88) o dragináti-
co ( IX , p. 106 y X , p. 1 1 9 ) . 0
0 linceado: 'visto desde lejos, como
linces', participio utilizado quizás con
intención, ya que Galileo pertenecía a la
Accademia dei Lincei, que costeó algu
na de sus publicaciones. Véíez está al c o
rriente de los descubrimientos de Ga l i
leo, que observó la mancha solar, el
relieve de la luna y las fases de Venus (por
eso cornuta: 'creciente o menguante ' ) . 0
9 9 Son todas constelaciones estelares:
la Bocina es la Osa M e n o r y el Carro, la
Osa Mayor ; la Espica Virginis es una es
trella de primera magnitud en el signo
de V i r g o . 0
1 0 0 La mención de la constelación
por su nombre vulgar da pie al recuer
do del refrán referido a la rutajacobea y
al chiste que s igue . 0
' o l de posta, como grulla: 'sóbrela grulla
como centinela', véase IV, nn. 3 1 y 55 .
T R A N C O V I 77
pertó sobresaltado, recelando que se le llevaba a otra parte más desacomodada el que le había agasajado hasta entonces, pero el diablillo le sosegó, diciendo:
—No te alborotes, 1 0 2 don Cleofás, que estando conmigo no tienes que temer nada.
—Pues ¿qué ruido tan grande es este? —le replicó el estudiante. —Yo te lo diré —dijo el Cojuelo— si acabas de despertar y me es
cuchas con atención. 1 0 3
1 0 3 ' N o te alteres'. 1 0 3 Es esta una situación típica de la
sátira menipea: recién dormido, C l e o
fás se despierta —así ocurre en El sueño o
el Gallo de Luciano— con una visión en
que el Cojue lo actuará c o m o guía (re
cuérdense los Sueños quevedescos, al
gunos cantos de El Crótalo», etc.).
T R A N C O V I I
El estudiante se incorporó entonces, supliendo con bostezos y esperezos lo que le faltaba por dormir, y prosiguió el diablillo diciendo:
- T o d o este estruendo trae consigo la casa de la Fortuna, que pasa al Asia Mayor a asistir a una batalla campal entre el Mogor y el Sofí para dar la victoria a quien menos la mereciere.' Escucha y mira; que esta que pasa es su recámara,2 y en lugar de acémilas van mercaderes y hombres de negocios que llaman, cargados de cajas de moneda de oro y plata, con reposteros bordados encima con las armas de la Fortuna, 1 que son los cuatro vientos y un harpón en una torre moviéndose a todos cuatro, 4 sogas y garrotes del mismo metal que llevan, y con ir con tanto peso, van descansados a su parecer. Esta tropa inumerable que pasa ahora mal concertada es de oficiales de boca: cocineros, mozos de cocina, botilleres,5 reposteros, despenseros, panaderos, veedores 6 y la demás canalla que toca a la bucólica. 7 Estos que vienen agora a pie, con fieltros blancos terciados por los hombros, son lacayos de la Fortuna, que son los mayores ingenios que ha tenido el mundo, entre los cuales va Homero, Píndaro, Anacreonte, Virgilio, Ovidio, Horacio, Silio Itálico, L u -cano, Claudiano, Estacio Papinio, Juvenal, Marcial, Catulo, Pro-percio, el Petrarca, Sanazaro, el Taso, el Bembo, el Dante, el Gua-rino, el Ariosto, el caballero Marino, Juan de Mena, Castillejo,
1 El Mogor ('gran Mogo l ' ) y el Soft
eran los soberanos de las dinastías india
y persa, en guerra por entonces. La in
justa Fortuna es tema predilecto del
Barroco; basta recordar las alegorías de
Quevedo en La hora de todos o Gracián
en El Criticón.0
" 'equipaje o aparato de camino para
el servicio de algún personaje'. 3 repostero: 'paño cuadrado con las ar
mas del señor que se pone sobre las acé
milas'. Los ricos mercaderes y hombres
de negocios son retratados como acémi
las ('muías de carga'), igual que los ava
rientos en los Emblemas de Alc ia to . 0
4 Los vientos y el harpón o 'veleta'
simbolizan la mutabil idad de la F o r
tuna . 0
5 Los botilleres se encargaban de lo r e
lacionado con la bebida (copas, vinos,
agua, etc.) en las grandes casas reales o
nobiliarias, a cuya semejanza se descri
be aquí la de la For tuna . 0
' Los veedores controlaban las cuentas
del despensero, acompañándole inclu
so a la compra para que no hubiera
fraudes (véase II , n. 88).° 7 ' y el resto de la chusma (canalla) r e
lacionada con las cosas de comer y
beber' . Se dice «bucólica por lo que toca
al comer» (Correas), c o m o si derivara
de boca.0
79
8o E L D I A B L O C O J U E L O
Gregorio Hernández, 8 Garci Sánchez, Camoes y otros muchos que han sido, en diferentes provincias, príncipes de la Poesía.
-Por cierto que han medrado poco -dijo el estudiante-, pues no han pasado de lacayos de la Fortuna. 9
—No hay en su casa —dijo el Cojuelo— quien tenga lo que merece.
-¿Qué escuadrón es este tan lucido, con joyas de diamantes y cadenas y vestidos lloviendo oro y perlas —prosiguió el estudiante— que llevan tantos pajes en cuerpo que los alumbran con tantas hachas blancas,1 0 y van sobre filósofos antiguos, que les sirven de caballos, de tan malos talles, que los más son corcovados, cojos, mancos, calvos, narigones, tuertos, zurdos y balbucientes?
-Estos son —dijo el Cojuelo— potentados, príncipes y grandes señores del mundo, que van acompañando a la Fortuna, de quien han recibido los estados y las riquezas que tienen, y con ser tan poderosos y ricos, son los más necios y miserables de la tierra.
- ¡Buen gusto ha tenido la Fortuna, por cierto! -dijo don C l e o -fás— ¡Bien se le parece que tiene nombre de mujer, que escoge lo peor!"
—Primero lo debieron a la Naturaleza' 2 —respondió el Cojuelo, y prosiguió diciendo-: Aquel gigante que viene sobre un dromedario, con un ojo, y ése ciego, solamente en la mitad de la frente, con un árbol en las manos de suma magnitud, lleno de bastones, mitras, laureles, hábitos, capelos, coronas y tiaras, es Polifemo, que, después que le cegó Ulises, le ha dado la Fortuna a cargo aquella escarpia de dignidades para que las reparta a ciegas, 1 1 y va siempre
8 el caballero Marino: Giambattista
Marino ( 1 5 6 9 - 1 6 2 5 ) , «el Góngora ita
liano»; Gregorio Hernández: famoso tra
ductor de la Eneida de Virgil io en el s i
glo X V I . ° 9 La pobreza de los poetas es un ras
go tan común en su retrato como el de
la locura que aparecía en el tranco I V . ° 10 en cuerpo: 'sin capa ni otras prendas
por encima del vestido'; hachas blancas:
'velas grandes de cera blanca', mejores
que las amarillentas, de sebo.
" se le parece: 'se le v e ' . E n la alegoría
de la Fortuna incluida en El Criticón de
Gracián, el Favor, primer ministro de la
Fortuna, siempre «escogía lo peor: en
viendo un ignorante, le llamaba y deja
ba mil sabios». 0
1 3 Se refiere el Co jue lo al buen o mal
aspecto de unos y otros, y c o m o buen
maestro en Filosofía sabe que la belleza,
salud, fuerza, etc. son dones de la Natu
raleza (vicaria de Dios) y no de la For
tuna (a ella se pueden atribuir riquezas,
alcurnia. . . ) . 0
1 3 La ceguera es uno de los atributos
típicos de la Fortuna, por eso aquí en
carga al cegado Pol i femo el reparto de
dignidades; escarpia: 'alcayata o clavo
grande para colgar cosas ' . 0
T R A N C O V I I 8l
junto al carro triunfal de la Fortuna, que es aquel que le tiran cincuenta emperadores griegos y romanos, y ella viene cercada de faroles de cristal, con cirios pascuales encendidos dentro dellos, sobre una rueda llena de arcaduces de plata que siempre está llenándolos y vaciándolos de viento, y esotro pie en el elemento mismo, ' 4 que está lleno de camaleones que le van dando memoriales y ella rompiéndolos.' 5 Ahora vienen siguiéndola sus damas en elefantes con sillones de oro sembrados de balajes, rubíes y crisólitos. 1 0 La primera es la Necedad, camarera mayor suya, y aunque fea, muy favorecida.' 7 La Mudanza es esotra, que va dando cédulas de casamiento, y no cumpliendo ninguna. Esotra es la Lisonja, vestida a la francesa de tornasoles de aguas,'8 y lleva en la cabeza un iris de colores por tocado y en cada mano cien lenguas. Aquella que la sucede, vestida de negro, sin oro ni joya, de linda cara y talle, que viene llorosa, es la Hermosura: una dama muy noble y muy olvidada de los favores de su ama. La Envidia la sigue y la persigue, con un vestido pajizo bordado de basiliscos y corazones.
—Siempre esa dama —dijo don Cleofás— come grosura, que es halcón de las alcándaras de palacio.' 9
—Esotra que viene —prosiguió el Cojuelo—, que parece que va preñada, es la Ambición, que está hidrópica de deseos y de imaginaciones. 2 0 Esotra es la Avaricia, que está opilada de oro y no quiere tomar el acero porque es más bajo metal. 2 ' Aquellas que vienen
1 4 La rueda —'noria'— de la Fortuna
llena y vacía los arcaduces o cangilones
de viento, es decir, de nada, de vanida
des, y posa su otro pie sobre el viento
mismo: nunca es firme.0
E l camaleón simboliza al preten
diente y adulador porque se mantiene
del viento —o falsas promesas de los p o
derosos— y cambia de color según la
conveniencia . 0
16 balaje: 'rubí de color morado' ; cri
sólito: ' topacio' . 17 camarera mayor: 'consejera, perso
na de confianza del rey', aquí de la F o r
tuna. 0
18 tornasoles de aguas: 'telas con visos y
reflejos' que simbolizan su falsedad; a la
francesa: alude a la moda, pero también
a la hipocresía y volubilidad de la pol í
tica de Francia, enemiga de España
(Arellano) ° 1 9 La envidia se suele representar
como aquí, con el color amarillo, c o
miendo su propio corazón (grosura: 'v is
ceras'); Vé lez la asocia al ambiente cor
tesano (alcándara: 'la percha donde se
ponen los halcones ' ) . 0
2 0 hidrópica: ' sedienta ' . 0
2 1 La tez amarillenta, de moda en
tre las mujeres, se conseguía al comer
barro —la Avar ic ia lo sustituye por
o r o - , lo que provocaba la opilación
( 'obstrucción de los conductos de los
humores ' ) ; el r emedio era tomar el ace
ro, agua o v ino donde se había met ido
hierro al rojo v i v o . La sed de oro es
82 E L D I A B L O C O J U E L O
con tocas largas y antojos, sobre minotauros, son la Usura, la S imonía, la Mohatra, la Chisme, la Baraja, la Soberbia, la Invención, la Hazañería, dueñas de la Fortuna. 3 3 Los que vienen galanteando a estas señoras todas y alumbrándolas con antorchas de colores diferentes son ladrones, fulleros, astrólogos, espías, hipócritas, monederos falsos, casamenteros, noveleros, corredores, 3 3 glotones y borrachos. Aquel que viene sobre el asno de oro de Lucio Apuleyo es Creso, mayordomo mayor de la Fortuna, 2 4 y a su mano izquierda, Astolfo, su caballerizo mayor. 3 5 Aquellos que van sobre cubas con ruedas y velicómenes en las manos, 2 6 dando carcajadas de risa son sus gentileshombres de la copa, que han sido taberneros de corte primero. 2 7 Aquella escuadra de selvajes que vienen en jumentos de albarda son contadores,3 8 tesoreros, escribanos de raciones, administradores, historiadores, letrados, correspondientes, agentes de la Fortuna, 2 9 y llevan manos de almireces por plumas y por papel pieles de abadas.3 0 Tras dellos viene una silla de manos, bordada de tro-
antiguo topos de la sátira contra la ava
r i c ia . 0
2 2 Mohatra: 'fraude, estafa'; Baraja:
'confusión, riña' —véase III, n. 6—; In
vención: 'engaño'; Hazañería: 'falsos m e
lindres'. Anteojos y tocas son atributos
arquetípicos de las dueñas -véase IV, n - 7 3 — i q . u e encarnan estos vicios. Pue
de ser recuerdo burlesco de las donce
llas que se le daban a comer al M i n o -
tauro.°
33 corredores de apuestas o negocios;
monederos falsos: 'falsificadores de m o
neda'. 3 4 mayordomo mayor: el pr imero en
tre los oficiales al servicio del R e y , d i
rigía y controlaba a todo el resto. C r e
so es siempre aducido en los textos del
siglo de O r o c o m o e jemplo de r ique
za, seguramente por eso le hace m o n
tar el asno de oro de A p u l e y o (aprove
cha el título de la obra), aunque tanto
Creso , sumido en la desgracia, c o m o
L u c i o transformado en asno son cla
ros ejemplos de adversa e inicua for
tuna . 0
3 5 Astolfo es personaje de libros de
caballerías; Vélez le hace caballerizo ma
yor: encargado de las caballerizas, tenía
el honor de ayudar al señor a montar y
desmontar del cabal lo . 0
3 ) velicómenes: 'copas grandes'. La
conocida imagen de los borrachos con
copas en las manos y sobre cubas p roce
de de las bacanales. 0
27gentilhombre de copa, o simplemente
copa era quien se ocupaba de elegir los
vinos y las bebidas del R e y . Sobre los ta
berneros de corte, véase II, n. 4 1 . ° 3 8 selvajes: 'salvajes', dicho así por in
flujo de selva; jumentos de albarda: ' m u
los de carga'; contadores: ' contables ' . 0
9 raciones: 'sueldos'; correspondientes:
'corresponsales comerciales ' . Son to
dos oficios necesarios para llevar la
«contaduría general» de una casa noble
o rea l . 0
3 0 abadas: ' r inocerontes' . E n muchas
ocasiones se bromea sobre las plumas
de los escribanos, signo distintivo del
gremio, aludiendo a sus gruesos «erro
res» y cor rupc ión . 0
T R A N C O V I I »3
feos, para las visitas de la Fortuna; los silleros son Pitágoras, Dióge-nes, Aristóteles, Platón y otros filósofos para remudar, con camisolas y calzones de tela de nácar," herrados los rostros con eses y clavos. 3 3 Aquellos que vienen agora de tres en tres, sobre tumbas enlutadas, a la jineta y a la brida, son médicos de la cámara y de la familia, boticarios y barberos de la Fortuna. 3 3 Agora cierra todo este escuadrón y acompañamiento aquella prodigiosísima torre andante, que es la de Babilonia, llena de gigantes, de enanos, de bailarines y representantes, de instrumentos músicos y marciales, de v o ces, de algazaras,34 que se ven y oyen por infinitas ventanas que tiene el edificio, coronadas de luminarias y flechando girándulas y cohetes voladores; 3 5 y en un balcón grande de la fachada va la E s peranza, una jayana vestida de verde, 3" muy larga de estatura y muchos pretendientes por abajo, a pie, soldados, capitanes, abogados, artífices y profesores de diferentes ciencias, mal vestidos, hambrientos y desesperados, dándola voces y con la confusión no se entienden los unos a los otros ni los otros a los unos. 3 7 Y por otro balcón del lado derecho va la Prosperidad, coronada de espigas de oro y vestida de brocado de tres altos,38 bordado de las cuatro estaciones del año, sembrando talegos sobre muchos mentecatos ricos, que van en literas roncando,3" que no los han menester y piensan que los sueñan. Ahora sigue todo este aparato una infinita tropa de carros largos, llenos de comida y vestidos de mujeres y de hombres, que es
3 1 La silla de manos (medio de trans
porte urbano) y los silleteros que se tur
nan (remudan) lucen las insignias (tro
feos) y galas requeridas para llevar a
personajes de categoría. 0
3 2 'marcadas, con un hierro al rojo,
las mejillas con una ese y un clavo ' , se
ñal de esclavo. 0
3 3 Llama tumbas enlutadas a las 'muías
enjaezadas con gualdrapas negras' alu
diendo de nuevo a la capacidad mortí
fera de estos oficios (véase V I , n. 62); ji
neta y brida son dos modos de cabalgar
(Prels., n. 19) ; de la cámara y de la familia:
'de la cámara real y su se rv ic io ' . 0
3 4 La torre de Babilonia, con los bai
larines, los instrumentos, la algazara,
simbolizan la confusión, otro de los ras
gos de la casa de la For tuna . 0
35 girándulas: 'ruedas de cohetes que
giran sobre sí mismas'. Los cohetes vola
dores subían alto, a diferencia de los bus
capiés.0
3 r jayana: 'giganta'; el verde simboli
za la esperanza, c o m o se sabe . 0
Imagen tópica, esta de los preten
dientes gritando alrededor de los pode
rosos . 0
3 8 E l brocado de tres altos era una rica
tela muy elaborada, bordada a tres ni
veles: fondo, labor y cuentecillas. 3 9 La litera era vehículo similar a la si
lla de manos, aunque más lujoso y car
gado por caballos (uno delante y otro
detrás) en los que se afianzaban dos v a
ras laterales.
8 4 E L D I A B L O C O J U E L O
la guardarropa de la Fortuna; y con ir tantos como la siguen desnudos y hambrientos, no les da un bocado que coman ni un trapo con que se cubran, y aunque los repartiera con ellos, no les vinieran bien, que están hechos solamente a medida de los dichosos.
Seguía este carruaje un escuadrón volante de locos a pie y a caballo y en coches, con diferentes temas, 4 0 que habían perdido el j u i cio de varios sucesos de la Fortuna por mar y por tierra, unos riéndose, otros llorando, otros cantando, otros callando y todos renegando della; y no tomaba de otros parecer —diligencia para no acertar nada—, desapareciendo toda esta máquina confusa una polvareda espantosa,41 en cuyo temeroso piélago se anegó toda esta confusión, llegando el día (que fue mucho que no se perdiera el Sol con la grande polvareda, como don Beltrán de los planetas).4 2
Subiéndose los dos cantaradas la cuesta arriba a la recién bautizada ciudad de Carmona, 4 3 atalaya del Andalucía, de cielo tan sereno que nunca le tuvo, 4 4 y adonde no han conocido al catarro si no es para servirle,4 5 y tomando refresco de unos conejos y unos pollos en un mesón que se llama de los Caballeros, pasaron a Sevilla, cuya G i ralda y Torre tan celebrada se descubre desde la venta de Peromin-go el Alto, 4 6 tan hija de vecino de los aires que parece que se descalabra en las estrellas.
Admiró a don Cleofás el sitio de su dilatada población, y de la que hacen tantos diversos bajeles en el Guadalquivir, valla de cristal de Sevilla y de Triana, 4 7 distinguiéndose de más cerca la hermo-
4 0 'manías, locuras'; carruaje: 'caravana de carros'; volante: 'itinerante', destinado a diversas operaciones según las necesidades bélicas.
4 ' Obsérvese que la polvareda espantosa es el sujeto de desapareciendo (con valor transitivo) cuyo objeto directo es esta máquina confusa; máquina, aquí, puede referirse tanto a la ' imaginación, v is ión ' c o m o al 'aparatoso desfil e ' . 0
42 no se perdiera el Sol..: cita burlesca y tópica del romance sobre la muerte de don Beltrán, que decía: «Con la m u cha polvareda, / perdimos a don B e l -trane».°
4 3 Felipe IV concedió a Carmona la
categoría de ciudad en 1 6 3 o . 0
4 4 El cielo sereno, 'claro, despejado', nunca tuvo sereno, 'humedad nocturna' (zeugma dilógico).
4 5 Es decir, que no lo han tenido. Sobre esta fórmula de cortesía que V é -lez usa burlescamente, véase II , n. 7.
4 6 Aunque hoy se llama Giralda a la torre de la Catedral de Sevilla, lo es propiamente sólo la figura de la V i c t o ria de la Fe que la corona, por eso aquí dice Giralda y Torre. La venta de Pero-mingo estaba en el camino de Córdoba a Sevilla, a tres leguas de esta. 0
4 7 L o p e de Vega, en La esclava de su galán, decía: «Divídese Sevilla, como sabes, / por este ilustre y caudaloso río, /
T R A N C O V I I »5
sura de sus edificios -que parece que han muerto vírgines y mártires, porque todos están con palmas en las manos, que son las que se descuellan de sus peregrinos pensiles, entre tantos cidros, naranjos, limones, laureles y cipreses-, llegando en breve espacio a Torre-blanca, una legua larga desta insigne ciudad, desde donde comienza su Calzada y los caños de Carmona, hermosísima puente de arcos, por donde entra el río Guadaira en Sevilla, cuya hidrópica sed se le bebe todo, sin dejar apenas una gota para tributar al mar, que es solamente el río en todo el mundo que está previlegiado deste pecho, 4 8 haciendo mayor la belleza desta entrada infinitas granjas, por una parte y por otra, que en cada una se cifra un jardín terrenal, granizando azahares, mosquetas y jazmines reales. Y al mismo tiempo que ellos iban llegando a la puerta de Carmona, 4" atisbo el Cojuelo entrar por ella a caballo, con vara alta y los dos corchetes que sacó del infierno, 5 0 a Cienllamas, y volviéndose a don Cleofás, le dijo:
-Aquel que entra por la puerta de Carmona es comisario de mis amos, que viene contra mí a Sevilla: menester es guardarnos.
- N o se me da dos blancas -dijo don Cleofás—, que yo estoy matriculado en Alcalá y no tiene ningún tribunal juridición en mi persona5' y, fuera de eso, dicen que es Sevilla lugar tan confuso que no nos hallarán, si queremos, todos cuantos hurones tienen Lucifer y Bercebú. 5 2
Entrándose en la ciudad los dos a buen paso y guiando el C o juelo, la barba sobre el hombro, fueron hilvanando calles,5 3 y llegando a una plazuela reparó don Cleofás en un edificio sumptuoso de unas casas que tenían una portada ostentosa de alabastro y unos
senda de plata por quien tantas naves / le
reconocen feudo y señorío». 0
4 8 previlegiado deste pecho: 'exento de
este impuesto' . Los acueductos o caños
de Carmona abastecían de agua potable a
Sevilla, y es el río o 'caudal ' de los p ro
pios caños el que se agota en Sevilla sin
llegar al mar, y no por supuesto el G u a
daira. 0
4 9 Para entrar en la Sevilla amurallada
había trece o catorce puertas. La de Ca r -
mona era el ingreso del camino de M a
drid y había sido restaurada en 15 5 0 . 0
50 con vara alta: 'en comisión de just i
cia'; corchetes: 'ayudantes'. Véase IV, n. 9
y Prels., n. 1 4 . 51 No se me da dos blancas: ' N o me im
porta un comino, nada' (véase V , n. 2 1 ) ;
no tiene ningún tribunal...: los estudiantes
matriculados en la Universidad de A l
calá gozaban de un fuero jur íd ico espe
cial y no podían ser juzgados por tribu
nales ordinarios. 52 hurón: 'persona que hurga en los
secretos o intimidades de o t ros ' . 0
5 3 'con recelo, mirando atrás por si
les seguían (la barba sobre el hombro) to
maron una calle tras otra ' . 0
86 E L D I A B L O C O J U E L O
corredores dilatados de la misma piedra. 5 4 Preguntóle don Cleofás al Cojuelo qué templo era aquel, y él le respondió que no era templo, aunque tenía tantas cruces de Jerusalén del mismo relieve de mármol, sino las casas de los duques de Alcalá, 5 5 marqueses de T a rifa, condes de los Molares y adelantados mayores de Andalucía, cuya grandeza ha heredado hoy el gran Duque de Medinaceli, por falta de hijos herederos, que aunque fuera mayor no le hiciera más, que por Fox y Cerda es lo más que puede ser. 5 6
—Ya conozco ese príncipe —dijo don Cleofás— y le he visto en la corte y es tan generoso y entendido como gran señor.
Con esta plática llegaron a la Cabeza del R e y don Pedro, cuya calle se llama el Candilejo, 5 7 y atravesando por cal de Abades, s 8 la Borciguinería y el Atambor, llegaron a las calles del Agua, donde tomaron posada, que son las más recatadas de Sevilla. 5 9
En este tiempo, a nuestro astrólogo o mágico se lo había llevado de una aplopejía el demoñuelo zurdo que sostituía al Cojuelo, 6 0 y bajó a pedir justicia a Lucifer en el güeso del alma, sin las mondaduras del cuerpo, del quebrantamiento de su redoma; y doña T o masa, no olvidando los desaires de don Cleofás, trataba con otra requisitoria de venir a Sevilla con un galán nuevo que tenía, soldado de los galeones, para tomar venganza casándose con el licenciado
54 dilatados: 'largos'. 55 las casas: «las de los hombres ricos
llamamos en plural» (Covarrubias). Se
trata de la famosa Casa de Pilatos, que
construyó en 1 5 2 0 , tras volver de J e r u
salén, don Fadrique Enríquez de R i b e
ra, D u q u e de Alcalá y Marqués de T a
rifa. 5 6 Tras morir Ana María Enríquez
de R i b e r a y Mora , V Marquesa de T a
rifa, Condesa de los Molares y D u q u e
sa de Alcalá, todos los títulos de esta fa
milia pasaron a su prima y se
incorporaron a la casa del marido de
esta, J u a n Luis de la Cerda, V I I Duque
de Medinace l i . 0
5 7 Tras ser descubierto un asesinato
cometido por Pedro I de Castilla en
esta calle, y dado que por su calidad re
gia no se le podía ejecutar, mandó él
mismo colocar en ella una figura de su
cabeza, c o m o si se la hubieran cortado.
La leyenda recuerda las dos facetas que
le caracterizaban en la literatura y que le
comportaron los dos motes con que se
le conocía: «el Cruel» y «el J u s t o » . 0
5 cal: abreviación de calle, usual so
bre todo en Sevilla. La calle de Abades,
que aún mantiene su nombre, desem
boca en la Gi ra lda . 0
5 9 La calle del Agua era lugar de
prostitución (recatadas tiene sentido
claramente irónico). Usa el plural calles
porque se refiere a la del Agua y a la in
mediata del Chorro (Rodr íguez Marín) .
La de Borciguinería era la actual M a t e
os G a g o que parte de la Gi ra lda . 0
6 0 aplopejía: 'apoplejía, embolia ' for
ma con metátesis; demoñuelo zurdo:
véase IV, n. 5.
T R A N C O V I I «7
Vireno de Madrid la Olimpia de mala mano/" sabiendo que se había escapado allá. Don Cleofás y su camarada no salían de su posada, por desmentir las espías"3 de Cienllamas y de Chispa y Redina, y subiéndose a un terrado una tarde, de los que tienen todas las casas de Sevilla, a tomar el fresco y a ver desde lo alto más particularmente los edificios de aquella populosa ciudad, estómago de España y del mundo que reparte a todas las provincias del la sustancia de lo que traga a las Indias en plata y oro"3 —que es avestruz de la E u ropa, pues digiere más generosos metales—,"4 espantándose don Cleofás de aquel numeroso ejército de edificios tan epilogado 6 5
que, si se derramara, no cupiera en toda la Andalucía, le dijo a su compañero:
—Enséñame desde aquí algunos particulares, si se descubren a la vista.
El Cojuelo le dijo: - Y a por aquella torre que descubrimos desde tan lejos discurri
rás que esa bellísima fábrica6 6 que está arrimada a ella es la Iglesia Mayor, y mayor templo de cuantos fabricó la antigüedad ni el siglo de agora reconoce. N o quiero decirte por menudo sus grandezas; basta afirmarte que su cirio pascual pesa ochenta y cuatro arrobas de cera, y el candelero de tinieblas, de grandeza notable, es de bronce y de tanta ostentación y artificio que si fuera de oro no hubiera costado tanto/' 7 Su custodia es otra torre de plata de la misma fábrica y modelo, su trascoro no perdonó piedra esquisita y preciosa a los minerales, su monumento es un templo portátil de Salomón. 6 8
1 Vireno abandona a Olimpia en el
Orlando Furioso de Ariosto; por eso lla
ma así a los personajes, aunque dada la
reputación de doña Tomasa añade de
mala mano, 'de mala calidad', expresión
aplicada primero a pinturas de poco
mérito y luego usada en otros contex
tos . 0
' 3 'zafarse' . 0
6 3 Gracián llama a Sevilla «estómago
indigesto de la plata» procedente de In
dias. 0
6 4 La avestruz traga y digiere todo
cuanto le arrojan, incluso metales. 0
6 5 'maravillándose don Cleofás de
aquella multitud de edificios tan con
centrada', pues epilogo, por ampliación,
vale lo mismo que ' resumen' y ' c o n
currencia de muchas cosas al mismo
t i e m p o ' . 0
' 'construcción, edificio' . 6 7 Vélez , siguiendo el modelo re tó
rico de la alabanza de ciudades, destaca
los mismos elementos de Sevilla (y de
su catedral) que otros predecesores su
yos c o m o Morgado (en su Historia de
Sevilla), Lope de Vega , Agustín de R o
jas, Fernández de R ibe ra , etc. 6 8 La custodia fue realizada por J u a n
de Arfe . El trascoro de la catedral, dise
ñado por M i g u e l de Zumárraga, fue
acabado en abril de 1 6 3 4 . 0
88 E L D I A B L O C O J U E L O
Pero salgámonos della, que aun con las relaciones ni los pensamientos no podemos los demonios pasealla, y vuelve los ojos a aquel edificio que se llama la Lonja, cortada del pemil de San L o renzo el Real, diseño de don Felipe II/"-' y a mano derecha della está el Alcázar, posada real y antigua de los reyes de Castilla, fértil albergue de la primavera de quien es ilustrísimo Alcaide el Conde D u que de Sanlúcar la Mayor (gran Adtlante del Hércules de España, 7 0
cuya prudentísima cabeza es el reloj del gobierno de su monarquía) 7 ' que, a no estar labrado el Buen Retiro, fábrica de inimitable ejemplar por el edificio, los jardines y estanques,7 2 tuviera este palacio sevillano la primacía de todas las casas reales del mundo, po niendo en primer lugarel real salón que la majestad del rey don F e lipe IV el Grande ha copiado de su divina idea, donde todas las admiraciones vienen cortas y las mayores grandezas enjaguadas.7 3
Más adelante está la Casa de la Contratación, que tantas veces se ve enladrillada de barras de oro y de plata.7 4 Luego está la casa del bizarro Conde de Cantillana, gran cortesano, galán y palaciego, airoso caballero de la plaza, crédito de sus aplausos y alegría de sus reyes; que esto confiesan los toros de Tarifa y Jarama cuando
'9 Lonja: 'lugar donde tratan merca
deres y comerciantes' , pero también
' loncha' del pemil de San Lorenzo por ser
obra del mismo arquitecto de San L o
renzo del Escorial, Juan de Herrera;
alude a la vez burlescamente a la muer
te de San Lorenzo, asado c o m o pemil
en la parrilla. 0
7 Se trata de Gaspar de Guzmán,
más conocido como C o n d e - D u q u e de
Olivares, privado de Felipe IV. La alu
sión mitológica es oportuna (Atlante y
Hércules sostienen la bóveda celestial),
pues además de expresar el auxilio del
privado en la carga del gobierno, se te
nía a Hércules por antepasado de los re
yes españoles y por eso se les llamaba a
ellos así.°
7 1 E l reloj es también símbolo de la
privanza, pues la labor del privado,
c o m o las ruedas de un reloj que lo ha
cen funcionar, no debe verse. Nótese la
lisonja de Vélez al C o n d e - D u q u e en
un momento en que este era ya contes
tado por la nobleza cortesana. 0
7 2 E l Palacio del B u e n R e t i r o estaba
ya construido (labrado) en 1 6 3 3 ; las
obras, comenzadas c o m o mera amplia
ción de las estancias de Felipe IV en el
Monasterio de San J e rón imo , acabaron
incluyendo nuevos y sobrios edificios y
fabulosos jardines y estanques. 0
7 3 Metátesis común por enjuagadas:
'resumidas' o 'glorificadas' . G E n el Sa
lón de R e i n o s del Palacio del B u e n
R e t i r o se colgaron cuadros que resu
mían y glorificaban las grandezas o ha
zañas bélicas que la monarquía españo
la había realizado durante el reinado de
Felipe I V . ° 7 4 La Casa de Contratación de S e v i
lla supervisaba el comercio con las In
dias y registraba el oro procedente de
ellas. 0
T R A N C O V I I 89
cumplen con sus rejones, como con la parroquia. 7 5 Luego está, junto a la puerta de Jerez, la gran Casa de la Moneda, donde siempre hay montones de oro y de plata, como de trigo, 7 0 y junto a ella el Aduana, tarasca de todas las mercaderías del mundo, 7 7 con dos bocas, una a la ciudad y otra al río donde está la Torre del Oro y el muelle, chupadera de cuanto traen amontonado los galeones en los tuétanos de sus camarotes. A mano derecha está la puente de Tria-na, de madera, sobre trece barcos. 7 8 Y más abajo, en el margen celebrado del río, las Cuevas, monasterio insigne de la Cartuja de San Bruno, que con profesar el silencio mudo, vive a la lengua del agua. 7 9 A estotra parte, sobre la orilla de Guadalquivir, está Gelves, donde todos los romances antiguos de moros iban a jugar cañas, 8 0 y hoy de sus ilustres condes y del gran Duque de Veragua, hijo y retrato de tan gran padre
que es, para no tener a mundos miedo,
Portugal y Colón, Castro y Toledo. 8 1
—Soltáronsete —dijo don Cleofás— los consonantes,8 2 camarada. —Cuidado fue, y no descuido —respondió el Cojuelo—, porque
me deba más que prosa el dueño destas alabanzas. Y prosiguió diciendo:
7 5 Juan Vicentelo de Leca y Álvarez
de To ledo , C o n d e de Cantillana, fue
famoso toreador; esto confiesan...: los
toros de Jarama y Tarifa (los más cele
brados) cumplen con los rejones c o m o
un fiel con la parroquia y entonces con
fiesan la habilidad del Conde de Cant i -
Hana.° 7 6 C o n el oro llegado directamente
de las Indias, la Casa de la Moneda de
Sevilla era la más activa de España y la
que más moneda acuñaba. 0
7 7 Se llamaba tarasca al 'glotón insa
ciable' por alusión a la tarasca que traga
ba las caperuzas de los transeúntes en la
procesión del Corpus (véase II, nn. 48
y 84). 0
7 8 E l fondo arenoso del Guadalqui
vir impidió la construcción de un
puente de piedra entre Sevilla y Triana
hasta 1 8 5 2 . 0
7 9 lengua, además del uso tópico y
metafórico que viene dado en este con
texto (lengua del agua: 'orilla') ofrece
luego, en su sentido propio, la antítesis
con silencio mudo (aludiendo al que p ro
fesan los cartujos). El monasterio de las
Cuevas estaba a la orilla del río en la
parte de Triana, fuera de la c iudad . 0
, S o E n los romances del moro Gazul
suele aparecer el mot ivo de ir a Gelves
a jugar cañas (sobre el juego de cañas véa
se II , n. 9). 0
s 1 Apellidos del V I C o n d e de Gelves
y V D u q u e de Veragua, Pedro Ñ u ñ o
C o l ó n de Portugal y Castro, cuyo pa
dre había muerto en 1 6 3 6 . 0
' 3 'versos', ya que el elogio del D u
que de Veragua le ha salido en endeca
sílabos rimados: que es... miedo / Toledo,
que en las ediciones antiguas, por cier
to, iban en texto corrido.
90 E L D I A B L O C O J U E L O
-Al l í es el Alamillo, donde se pescan los sábalos, albures y sollos, 8 3 y más abajo cae el Algaba, de los esclarecidos marqueses des-te título, de Árdales, y condes de Teba, Guzmanes en todo. 8 4 D e esotra parte cae el Castellar, de los Ramírez y Saavedras,S 5 y a la vuelta, Villamanrique, de las Zúñigas de la gran casa de Béjar, cuyo último malogrado marqués fue Guzmán dos veces Bueno, sobrino del gran Patriarca de las Indias, capellán y limosnero mayor del Rey 8 " (cuya generosa piedad se taracea con su oficio y con su sangre) y hermano del gran Duque de Sidonia, cuyo solio es Sanlúcar de Barrameda, corte suya, que está ese río abajo, siendo Narciso del Occéano y Generalísimo del Andalucía y de las costas del mar de España, a cuyo bastón y siempre planta vencedora obedece el agua y la tierra, asegurando a su R e y toda su monarquía en aquel promontorio donde asiste, para blasón del mundo. 8 7 Y pues ya llega la noche y destas alabanzas no puedo salir menos que callando para encarecellas, dejemos para mañana lo demás —bajándose del terrado a tratar que se aderezase la cena y a salir un poco por la ciudad a su insigne Alameda, que hizo y adornó con las dos colunas de Hércules el Conde de Barajas, Asistente de Sevilla y, después, de Castilla dignísimo Presidente. 8 8
3 Entre estos peces, eran famosos
los sábalos del Alamillo porque, siendo
marinos, subían hasta esta zona del
Guadalquivir para desovar en prima
v e r a 0
8 4 Eran Guzmanes en todo porque
descendían de dos líneas de los G u z
mán unidas en el siglo XVI : Brianda de
Guzmán, IV Condesa de Teba y III
Marquesa de Árdales, casó con Francis
co de Guzmán, I Marqués de la Algaba.
Véase también V I , n. 7 3 . 0
5 Castellar era condado de esta fa
milia desde 1539 . 0
1 ' Alonso Pérez de Guzmán el B u e
no, capellán real y limosnero mayor,
era tío del I X Duque de Med ina -S ido -
nia y de su hermano el malogrado M a r
qués de Villamanrique, muerto antes
que su padre; el marquesado era p r o
piedad entonces de Josefa Manr ique de
Z ú ñ i g a . 0
8 7 Gaspar Pérez de G u z m á n y San-
doval, I X Duque de Medina-Sidonia ,
tenía a su cargo la defensa de toda la
zona del Atlántico andaluz . 0
' ' Francisco Zapata de Cisneros (m.
1 5 9 2 ) , I C o n d e de Barajas, Asistente de
Sevilla (presidente del cabildo de desig
nación real, con atribuciones políticas y
jurídicas) y luego Presidente del C o n
sejo de Castilla bajo Felipe II , convirt ió
la Laguna de Sevilla en el jardín de la
Alameda de Hércules en 1 5 7 4 , a cuya
entrada se conservan aún las dos c o
lumnas de Hércu les . 0
T R A N C O V i l i
Y a , para ejecutar su disignio, había tomado doña Tomasa —que siempre tomaba, por cumplir con su nombre y su condición—' una litera para Sevilla y una acémila en que llevar algunos baúles para su ropa blanca y algunas galas, con las del dicho galán soldado, que, metiéndose los dos en la dicha litera, partieron de Madrid como unos hermanos, con la requisitoria que hemos referido. 3 Y a nuestro astrólogo no le habían dado sepultura sobre las barajas3 de un testamento que había hecho unos días antes y descubrieron en un escritorio unos deudos suyos, y estaba la justicia poniendo en razón esta litispendencia.4 Y el Cojuelo y don Cleofás, que habían dormido hasta las dos de la tarde por haber andado rondando la noche antes, la mayor parte della por Sevilla, después de haber comido algunos pescados regalados5 de aquella ciudad y del pan que llaman de Gallegos, 6 que es el mejor del mundo, y habiendo dormido la siesta —bien que 7 el compañero siempre velaba, haciendo diligencias para lisonjear a su dueño en razón de su delito—, se subieron al dicho terrado como la tarde antes y, enseñándole algunos particulares edificios a su compañero de los que habían quedado sin referir la tarde antes en aquel golfo de pueblos," suspiró dos veces don Cleofás y preguntóle el Cojuelo:
—¿De qué te has acordado, amigo? ¿Qué memorias te han dividido esas dos exhalaciones de fuego desde el corazón a la boca? 9
—Camarada —le respondió el estudiante—, acordóme de la Calle Mayor de Madrid y de su insigne paseo a estas horas, hasta dar en el Prado.
1 E l nombre alusivo y el j u e g o con
tomar son tópicos en la sátira áurea de la
mujer, tachada siempre de codiciosa y
pedigüeña: otros autores las llaman Ma
riquita o Quiteña.0
«como unos hermanos, es decir
c o m o unos cuadrilleros de la Santa
Hermandad que fuesen con requisito
ria en busca de algún malhechor» ( R o
dríguez Marín) , pero también c o m o
cofrades de la vida picaresca, sin descar
tar una irónica alusión a la relación en
tre ambos . 0
3 'por las riñas, discrepancias ' . 0
4 'pleito pendiente' ; deudos: 'parien
tes'. 5 'deliciosos, exquis i tos ' . 0
6 Puede aludir a la calle Gallegos,
donde tal vez hubiera un horno, a G a
llegos (comarca zamorana de la Tierra
del Pan), o a la borona, pan de maíz que
se hace y hacía en Ga l ic ia . 0
7 'aunque' . s golfo de... 'multitud de.. . ' , expre
sión poét ica . 0
9 Vé lez parodia el lenguaje propio
91
92 E L D I A B L O C O J U E L O
—Fácil cosa será verle—dijo el diablillo—tan al vivo como está pasando agora. Pide un espejo a la güéspeda y tendrás el mejor rato que has tenido en tu vida; que aunque yo, por la posta, 1 0 en un abrir y cerrar de ojos te pudiera poner en él (porque las que yo conozco comen alas del viento por cebada)," no quiero que dejemos a Sevilla hasta ver en qué paran las diligencias de Cienllamas y las de tu dama, que viene caminando acá, y me hallo en este lugar muy bien porque alcanzan a él las conciencias de Indias. 1 2
A este mismo tiempo subía a su terrado Rufina María, que así se llamaba la güéspeda, dama entre nogal y granadillo, por no llamarla mulata,1 3 gran piloto de los rumbos más secretos de Sevilla' 4 y al-faneque de volar una bolsa de bretón' 5 desde su faldriquera a las garras de tanta doncelliponiente como venían a valerse della. ' 6 Iba en jubón de holanda blanca acuchillado, ' 7 con unas enaguas blancas de cotonía, 1 8 zapato de ponleví con escarpín sin media,' y como es usanza en esta tierra entre la gente tapetada,2 0 que a estas horas se subía a su azotea a tocar de la tarántula2' con un peine y un espejo que
de la poesía l í r ica. 0
10 por ¡a posta: puede referirse tanto al
medio utilizado ('los caballos del c o
rreo') como a la rapidez con que le p o
dría transportar. 0
1 1 Las postas (el antecedente de las es
posta), 'caballos del servicio de correo ' ,
que conoce el Co jue lo comen, por c e
bada, alas del viento; es decir, que vuelan
y son velocísimas, y por eso podría p o
ner en un abrir y cerrar de ojos a Cleofas en
él (el P rado) . 0
1 2 Las corruptas conciencias de In
dias llegan (alcanzan) a Sevilla por el c o
m e r c i o . 0
1 3 El granadillo es un árbol de la India
de madera oscura. Vélez parodia los
eufemismos empleados para aludir a
negros y mulatos, que tanto abundaban
en Sevi l la . 0
14 rumbos j uega con su sentido m a
rí t imo (piloto de los...) y su sentido ge r -
manesco de 'trampas, engaños, pel i
g ros ' . 0
15 alfaneque: 'halcón'; volar una bolsa es
'seguirla' (cual halcón que sigue a su pre
sa) o simplemente 'robarla'; bretón: ' fo
rastero' o también 'inexperto, despreve
n ido ' . 0
1 6 Es decir, desde la faldriquera o 'bo l
sillo' del forastero a las manos de la don
celliponiente, 'doncella novata en la mala
vida' , neologismo calcado de barbipo
niente: 'muchacho al que empieza a sa
lir la barba' y ' n o v a t o ' . 0
17jubón: 'vestidurajusta y ceñida que
se pone sobre la camisa y se abrocha
con las calzas'; holanda: 'tela fina'; acu
chillado: 'abierto a trechos por los que se
ve otra tela de diferente c o l o r ' . 0
l l 'tela de algodón labrada'. I y ponleví: 'zapato de tacón alto',
moda francesa; escarpín: 'funda pequeña
de tela blanca con que se cubre el pie ' ,
se ponía debajo de la media. 2 0 'de color ' , denominación burles
ca; en sentido propio, cuero tapetado era
el ' o s c u r o ' . 0
3 1 'a arreglar el pelo con los dedos',
que parecen caminar c o m o una araña. 0
T R A N C O V I I I 93
podía ser de armar;3 2 y el Cojuelo, viendo la ocasión, se le pidió con mucha cortesía para el dicho efeto, diciendo:
-Bien puede estar aquí la señora güéspeda, que yo sé que tiene inclinación a estas cosas.
—¡Ay, señor! —respondió la Rufina María-, si son del nigromancia, me pierdo por ellas, que nací en Triana y sé echar las habas y andar el cedazo mejor que cuantas hay de mi tamaño, 3 3 y tengo otros primores mejores, 2 4 que fiaré de vuesas mercedes si me la hacen, 3 5 aunque todos los que son entendidos me dicen que son disparates.36
—No dicen mal -dijo el Cojuelo—, pero con todo eso, señora Rufina María, de tan gran talento se pueden fiar los que yo quiero enseñar a mi cantarada.37 Esté atenta.
Y tomando el espejo en la mano, dijo: —Aquí quiero enseñalles a los dos lo que a estas horas pasa en la
calle Mayor de Madrid; que esto sólo un demonio lo puede hacer y y o . 3 8 Y adviértase que en las alabanzas de los señores que pasaren, que es mesa redonda, que cada uno de por sí hace cabecera, y que no es pleito de acreedores, que tienen unos antelaciones a otros. 3 6
- ¡ A y , señor! —dijo la tal Rufina-, comience vuesa merced, que será mucho de ver; que yo, cuando niña, estuve en la corte con una dama que se fue tras de un caballero del hábito de Calatrava que vino a hacer aquí unas pruebas, 3 0 y después me volvieron mis pa-
" espejo de armar: 'espejo de tamaño
suficiente como para verse de cuerpo
entero' . 33 de mi tamaño: 'de mi categoría';
echar las habas: sortilegio adivinatorio
en que las habas, que simbolizaban a las
personas, se echaban entre diversos ob
jetos y, por su proximidad a unos u
otros, se adivinaba el futuro; el cedazo se
clavaba en unas tijeras y se le pregunta
ba (con frecuencia sobre objetos desa
parecidos) a lo que respondía andando o
' g i rando ' . 0
"4 primores: 'habilidades'.
~5 me la hacen: el antecedente es mer
cedes, es decir, 'me hacen la merced '
(este zeugma para abreviar la fórmula
cortés fue usadísimo). 0
2 6 E l escepticismo ante estas hechi
cerías no era raro en la época; incluso la
misma Inquisición condenó levemente
a las hechiceras, y más por embaucado
ras que por nigromantes . 0
3 7 N o se entiende bien a qué se re
fiere los: ¿los primores? ¿quienes voy a
mostrar?... 2 E l ver en los espejos sucesos que
ocurren lejos es una de las artes de ni
gromancia . 0
A diferencia de la mesa redonda,
símbolo de la igualdad, en el pleito de
acreedores, el j uez establecía una prela-
ción (véase I, n. 9). E l uso pleonástico
del que era aceptado. 0
3 0 caballero del hábito de Calatrava, es
decir, de dicha orden militar, una de las
9 4 E L D I A B L O C O J U E L O
dres a Sevilla, y quedé con grande inclinación a esa calle, y me holgaría de volverla a ver, aunque sea en este espejo.
Apenas acabó de decir esto la güéspeda, cuando comenzaron a pasar coches, carrozas y literas, y sillas," y caballeros a caballo, y tanta diversidad de hermosuras y de galas que parecía que se habían soltado abril y mayo y desatado las estrellas.32 Y don Cleofás, con tanto ojo, 3 3 por ver si pasaba doña Tomasa, que todavía la tenía en el corazón, sin haberse templado con tantos desengaños. ¡Oh proclive humanidad nuestra, que con los malos términos se abrasa y con los agasajos se destempla!3 4 Pero la tal doña Tomasa, a aquellas horas, ya había pasado de Illescas en su litera de dos yemas. 3 5
La Rufina María estaba sin juicio mirando tantas figuras como en aquel Teatro del Mundo iban representando papeles diferentes,3 6 y dijo al Cojuelo:
—Señor güésped, enséñeme al R e y y a la Reina, que los deseo ver y no quiero perder esta ocasión.
—Hija - le respondió el Cojuelo—, en estos paseos ordinarios no salen Sus Majestades; si quiere ver sus retratos al vivo, presto llegaremos a donde cumpla su deseo.
—Sea en hora buena —dijo la tal Rufina, y prosiguió diciendo—: ¿Quién es este caballero y gran señor que pasa agora con tanto lucimiento de lacayos y pajes en ese coche que puede ser carroza del Sol?
El Cojuelo le respondió: —Este es el Almirante de Castilla donjuán Alfonso Enríquez de
Cabrera, Duque de Medina de Rioseco y Conde de Módica, terror de Francia en Fuenterrabía.
—¡Ay, señor! —dijo la Rufina—. ¿Aquel nos echó los franceses de España? Dios le guarde muchos años. 3 7
más importantes; pruebas de limpieza de
sangre, necesarias para ingresar en la
misma. 3 ' Las carrozas eran los coches de ca
ballos más suntuosos; para las sillas de
manos y literas, véase V I I , nn. 3 1 y 39 . ° j 2 Tópicos poéticos habituales en los
panegíricos nobil iarios. 0
3 3 'con tanta atención' o incluso 'tan
expectante y ansioso ' . 0
'4 proclive: 'propenso a alguna cosa,
especialmente a lo malo' ; es tema de la
lírica amorosa; véase V , n. 4. 35 de dos yemas puede significar, fa
miliarmente, 'de la crema y nata', aun
que no se ha encontrado ningún uso
paralelo que lo conf i rme . 0
3 A lude nuevamente al tema del
tbeatrum mundi, que ya apareció en el
tranco II (véase I I , n. 4), pero aquí más
como bello espectáculo que causará ad
miración. 3 7 Enj i l l ió de 163 8 el ejército francés
cruzó la frontera española y sitió Fuen-
T R A N C O V I I I 95
- É l y el gran Marqués de los Vélez —respondió el Cojue lo- fueron los Pelayos segundos, sin segundos, de su patria Castilla. 3 8
-¿Quién viene en aquella carroza que parece de la Primavera? -preguntó la Rufina.
—Allí viene -dijo el Cojue lo - el Conde de Oropesa y Alcaude-te, sangre de Toledo, Pimentel y de la real de Portugal, príncipe de grandes partes;3" y el que va a su mano derecha es el Conde de Luna, su primo, Quiñones y Pimentel, Señor de la casa de Benavi-des en León, hijo primogénito del Conde de Benavente, que es Luna que también resplandece de día. El Conde de Lemos y A n -drade, Marqués de Sarria, pertiguero mayor de Santiago, 4 0 Castro y Enríquez, del Gran Duque de Arjona, viene en aquel coche, tan entendido 4' y generoso como gran señor. Y en esotro, el Conde de Monterrey y Fuentes, Presidente de Italia,4 2 que ha venido de ser Virrey de Ñapóles, dejando de su gobierno tanto aplauso a las dos Sicilias4 3 y sucediéndole en esta dignidad el Duque de las Torres, 4 4
Marqués de Liche y de Toral, Señor del castillo de Aviados, sumiller de corps de su Majestad, 4 5 Príncipe de Astillano y Duque de Sa-bioneta, que este título es el más compatible con su grandeza; a quien acompaña, con no menos sangre y divino ingenio, en Italia, el Marqués de Alcañizas, Almansa, Enríquez y Borja. Allí viene el Condestable prudentísimo Velasco, gentilhombre de la cámara de
terrabía, que dos meses después era l i
berada por las tropas del Almirante de
Castilla Juan Alonso Enríquez de C a
brera . 0
3 sin segundos, 'sin parangón' (pon
deración tópica de origen clásico). E l
Marqués de los Vélez era virrey de N a
varra en la época del asedio de Fuente-
rrabía. E l autor sigue la retórica propia
de estos panegíricos al comparar con
personajes célebres a los nobles de su
época (sobre los que aparecen a partir
de aquí se ofrecen datos en la nota
complementaria).° 3 5 'cualidades, dotes personales'. 4 0 Ca rgo honorífico de la catedral de
Santiago de Compostela que ostenta
ban miembros de la alta nobleza. 4 ' 'sabio, discreto'. 4 2 Es decir, 'Presidente del Consejo
de Italia', órgano de gobierno, en la
Cor te , que entendía en asuntos de E s
tado, gracia y hacienda de las posesio
nes españolas en Italia. 4 3 Se llamaba así, por razones histó
ricas, a los reinos de Sicilia y Ñapóles. 4 4 El Duque de Medina de las Torres
relevó al C o n d e de Monter rey en n o
viembre de 1 6 3 7 . O Vélez es descara
damente lisonjero, o es irónico: el v i
rreinato del conde de Monterrey , que
se negaba a abandonar el cargo, fue
muy confl ic t ivo. 0
4 5 «Empleo sumamente honorífico
en Palacio, a cuyo cargo está la asistencia
al R e y en su retrete ['habitaciones priva
das'] para vestirle y desnudarle y todo lo
perteneciente a la cama Real» (Autorida
des). Sólo se comentarán los cargos no
anotados ya en el tranco anterior.
9 6 E L D I A B L O C O J U E L O
Su Majestad, con su hermano el Marqués del Fresno. El Duque de Híjarle sigue, Silva y Mendoza y Sarmiento, Marqués de Alenquer y Ribadeo, gran cortesano y hombre de a caballo grande en entrambas sillas,46 que, por el último título que hemos dicho, tiene previlegio de comer con los Reyes la Pascua deste nombre. Va con él el Marqués de los Balbases, Espinóla, cuyo apellido puso su gran padre sobre las estrellas. Allí va el Conde de Altamira, Moscoso y Sandoval, gran señor y caballero en todo, caballerizo mayor de Su Majestad de la Reina. Allí pasa el Marqués de Povar, Aragón, con don Antonio de Aragón, su hermano, del Consejo de Ordenes y del Supremo de la Inquisición. 4 7 Los que atraviesan en aquel coche agora son el Marqués dejódar y el Conde de Peñaranda, del C o n sejo Real de Castilla, ambos Simancas de la jurispericia como de la nobleza.415
-¿Quién son aquellos dos mozos que van juntos —preguntó R u fina—,49 de una misma edad y al parecer que llevan llaves doradas?5 0
- E l Marqués de la Hinojosa -respondió el Cojuelo- , Conde de Aguilar y Señor de los Cameros, Ramírez y Arellano, es el uno, y el otro es el Marqués de Aytona, favorecedor de la música y de la poesía, que heredó hasta la posteridad de su padre; entrambos camaristas.5'
- ¿Qué coche es aquel tan lleno que va espumando 5 2 sangre generosísima en tantos bizarros mozos? —preguntó la tal güéspeda.
- E s del Duque del Infantado —dijo el Cojuelo—, cabeza de los Mendozas y Sandoval de varón, Marqués de Santillana y del Cene-te, Conde de Saldaña y del Real de Manzanares, hijo y retrato de
4 6 Es decir, hábil cabalgando a la j i
neta y a la brida; véase Prels., n. 19. 0
4 7 El Consejo de Ordenes se ocupa
ba del gobierno y la justicia en los terri
torios de las órdenes militares, de la
concesión de encomiendas, oficios,
dignidades y hábitos de las órdenes, así
como de las causas contra sus caballe
ros. El Consejo de la Inquisición esta
blecía el funcionamiento, procedi
miento judicial y competencias penales
de la Inquisición. 0
4 8 Alude a los archivos de Simancas;
archivo es aquí, metafóricamente, la per
sona que guarda sigilosamente los secre
tos. E l Consejo R e a l de Castilla era ór
gano de gobierno judicial y administra
tivo, columna del Estado, y sus m i e m
bros eran preponderantemente juristas. 0
4 9 ¿Quién son...?: era habitual el e m
pleo del pronombre singular con valor
plural . 0
5 0 Las llaves doradas daban acceso a la
cámara real, y por tanto quienes las te
nían y exhibían en sus pretinas eran ca
balleros o gentiles hombres de la cáma
ra del rey o la re ina . D O
5 1 'gentiles hombres o caballeros de
la cámara rea l ' . 0
5 2 ' rebosando' .
T R A N C O V I I I 97
tan gran padre. Los que van con él son el Marqués de Almenara, el más bizarro galán y bien visto de la corte, hijo del gran Marqués de Orani, el Almirante de Aragón, perfecto caballero, el Marqués de San Román, caballero de veras, heredero del gran Marqués de Velada, rayo de Oran, de Holanda y Gelanda," y su hermano el Marqués de Salinas, que iguala el alma con el cuerpo, copias vivas de tan gran padre, y don Iñigo Hurtado de Mendoza, primo del Duque del Infantado, grandes caballeros todos y señores que ellos solos pueden alabarse a ellos mismos con decir quién son, que todas las lenguas de la Fama no bastan.5 4 Va con ellos don Francisco de Mendoza, gentilhombre cortesano, favorecido de todos y diestro en entrambas sillas de la espada blanca y negra. 5 5
—¿Qué tropa es esta que viene agora a caballo? —preguntó la R u fina.
—Si pasan a espacio,5" te lo diré —dijo el Cojuelo—. Estos dos primeros son el Conde de Melgar y el Marqués de Peñafiel, que llevan en sus títulos sus aplausos; don Baltasar de Zúñiga, el Conde de Brandevilla, su hermano, hijos del Marqués de Mirabel, y que lo parecen en todo; 5 7 el Conde de Medellín, Portocarrero de varón, y el Príncipe de Arambergue, primogénito del Duque de Ariscot; el Marqués de la Guardia, que tiene título de ángel; el Marqués de la Liseda, Silva y Manrique de Lara, y Diego Gómez de Sandoval, comendador mayor de Calatrava, Marqués de Villazores, Añover y Humanes; don Baltasar de Guzmán y Mendoza, heredero de la gran casa de Orgaz; Arias Gonzalo, primogénito del Conde de Pu-ñonrostro, imitando las bizarrías de su padre y afianzando las imitaciones de su muy invencible agüelo. Allí vienen el Conde de M o lina y don Antonio Mesía de Tovar, su hermano, siendo crédito recíprocamente el uno del otro. Y entre ellos don Francisco L u -zón, blasón deste apellido en Madrid, cuyo magnánimo corazón
'Zelanda'. Oran fue «presidio» o
plaza española en el Norte de África.
Holanda y Zelanda eran provincias de
los Países Bajos limítrofes de Flandes con
las que tuvo España constantes conflic
tos. 0
5 4 El cuerpo de la Fama estaba cu
bierto de lenguas para difundir las op i
niones; véase V I , n. 45.
Hombre de ambas sillas, aparte del
sentido propio (véase arriba, n. 46 a este
tranco), el modismo se aplicó por e x
tensión a las personas diestras en dos
habilidades; aquí significa 'diestro con
la espada de combate (espada blanca) y la
de esgrima (espada negra)'.0
5 6 ' despac io ' . 0
5 7 Es decir, que 'parecen hijos suyos
no sólo físicamente sino en todas las
cualidades'.
98 E L D I A B L O C O J U E L O
hallará estrecha posada en un gigante. Va con él donjosef de Cas-trejón, deudo suyo, gran caballero, y ambos sobrinos del ilustrísi-mo Presidente de Castilla. 5 8 En este coche que les sigue viene el Duque de Pastrana, cabeza de los Silvas, estudioso príncipe y gran señor, con el Marqués de Palacios, mayordomo del R e y y decen-diente único de Men Rodríguez de Sanabria, Señor de la Puebla de Sanabria, mayordomo mayor del rey don Pedro; el Conde de Gra-jal, gran señor, y el Conde de Galve, su hermano del Duque, molde de buenos caballeros y en quien se hallara, si se perdiera, la cortesía. Los demás que van acompañándole son hombres insignes de diferentes profesiones, que este es siempre su séquito. Viene hablando en otro coche, con el Príncipe de Esquilache, su tío, y con el Duque de Villahermosa don Carlos, su hermano, este del C o n sejo de Estado de Su Majestad, 5 9 y esotro, príncipe de los ingenios. Va con ellos el Duque mozo de Villahermosa, don Fernando, en quien lo entendido y lo bizarro corren parejas/'0 y don Fernando de Borja, comendador mayor de Montesa/" de la cámara de Su M a jestad, con veinte y dos cursos de virrey, que se puede graduar de Catón Uticense y Censorino. 6 2 Allí viene el Marqués de Santa Cruz, Neptuno español y mayordomo mayor de la.Reina Nuestra Señora. 6 ' Aquel es el Conde de Alba de Liste, con el Marqués de Tábara y el Conde de Puñonrostro. Y tras ellos el Duque de N o chera, Héctor napolitano y Gobernador hoy de Aragón/ ' 4 En ese coche que se sigue viene el Conde de Coruña, Mendoza y Hurta-
5 8 D i e g o de Castejón (o Castrejón)
fue nombrado Presidente del Conse jo
R e a l y Supremo de Castilla (véase arri
ba, n. 48) en jun io de 1640, fecha a te
ner presente para la datación de la obra.
E l Consejo de Estado era el conse
j o «supremo» por la universalidad e i m
portancia de las materias que trataba, si
bien carecía de capacidad resolutiva o
precisas atribuciones administrativas m
judiciales. Era órgano consultivo que
asesoraba al rey, aunque en la práctica,
durante los valimientos de Lerma y
Olivares, estos lo sometieron a su servi
cio d i rec to . 0
6 0 'se igualan y compiten entre sí'
(uso metafórico; para el sentido propio,
véase V I , n. 7 8 ) . 0
6 1 ' comendador mayor de la Orden
de Montesa ' , una de las grandes órde
nes militares. > 2 Ca tón Censor ino ( 2 3 4 - 1 4 9 a .C.)
y Ca tón Uticense (95-46 a.C.) fueron
tribunos romanos recordados en el S i
glo de Oro por su buen gobierno, aus
teridad, prudencia, gravedad y sabidu
r ía . 0
6 3 El Marqués de Santa C r u z es
comparado con el dios del mar por sus
hazañas bélicas marítimas. 6 4 Héctor es héroe por antonomasia
por su defensa de Troya . E l gobernador
de Aragón debía mantener el orden y
suplir al virrey en la R e a l Aud ienc i a . 0
T R A N C O V I I I 99
do de las Nueve Musas, honra de los consonantes castellanos,6' en compañía del Conde de la Puebla de Montalbán, Pacheco y Girón. Allí, el Marqués de Malagón, Ulloa y Saavedra, y el Marqués de Malpica, Barroso y Ribera, y el de Frómista, padre del Marqués de Caracena (celebrado por Marte castellano en Italia),66 y el Conde de Orgaz, Guzmán y Mendoza, de Santo Domingo y San Ilefonso, todos mayordomos del R e y . Aquel que va en aquel coche es el Marqués de Floresdávila, Zúñiga y Cueva, tío del gran Duque de Alburquerque, que hoy está sirviendo con una pica en Flandes, 6 7
Capitán General de Oran, donde fue asombro del África levantando las banderas de su rey veinte y cinco leguas dentro de la Berbería. Allí va el Conde de Castrollano, napolitano Adonis. 6 8 Allí va el Conde de Garcíez, Quesada y andaluz gallardo; el Marqués de B é l -mar, el Marqués de Tarazona, Conde de Ayala, Toledo y Fonseca; el Conde de Santisteban y Cocentaina y el Conde de Cifuentes, divinos ingenios; el Conde de la Calzada, y tras él, el Duque de Pe ñaranda, Sandoval y Zúñiga. Y en esotro coche, don Antonio de Luna y don Claudio Pimentel, del Consejo de Ordenes, Castor y Pólux de la amistad y de la generosidad.6"
—¡Ay, señor!, aquel que pasa en aquel coche —dijo la Rufina—, si no me engaño, es de Sevilla, y se llama Luis Ponce de Sandoval, Marqués de Val de Encinas, y como que me crié en su casa.
El Cojuelo respondió:
—Es un muy gran caballero y el más bienquisto que hay en esta tierra ni en la corte, que no es pequeño encarecimiento. Y aquel con quien va es el Marqués de Ayamonte, estirado título de Castilla y Zúñiga de varón; 7 0 y no menos que él es ese que viene en ese coche, el Conde de la Puebla del Maestre, que tiene más maestres en su sangre que condes, mozo de grandes esperanzas, y lo fuera de
5 'versos castellanos'. 6 6 El Marqués de Caracena era a la
sazón Gobernador y Capitán General
del Estado de Milán, de ahí la mención
al dios de la guerra. 6 7 La pica, un tipo de lanza, era el
arma de los soldados llamados piqueros
en la infantería española del siglo XVII .
Se entiende, pues, que sirve en el
cuerpo de infantería en Flandes, c o m o
efectivamente hizo el D u q u e de A l
burquerque en 1 6 4 0 . 0
6 8 Adonis, el j o v e n griego amado
por Venus, aludido c o m o prototipo de
belleza. 6 9 Pólux no quiso aceptar la inmor
talidad que le ofrecía Zeus si Castor de
bía permanecer en el Infierno, y por
eso estos personajes mitológicos s im
bolizaban la amistad. 0
7 0 estirado: 'principal, digno de esti
mación y aprecio'.
100 E L D I A B L O C O J U E L O
mayores posesiones si tuviera de su parte la atención de la Fortuna. Allí pasa el Conde de Castrillo (Haro, hermano del gran Marqués del Carpió), Presidente de Indias,7' y tras él, el Marqués de Ladrada y el Conde de Baños, padre y hijo, Cerdas de la gran casa de M e -dinaceli. Esotro es el Marqués de los Trujillos, bizarro caballero. Y tras ellos el Conde de Fuensalida, con don Jaime Manuel, de la cámara de Su Majestad y hermano del Duque de Maqueda y Najara, que hoy gobierna el tridente de ambos mares. 7 2
—Dígame vuesa merced, señor licenciado —dijo la Rufina—: ¿qué casas sumptuosas son estas que están enfrente destas joyeras? 7 3
-Son del Conde de Oñate 7 4 -dijo el diablillo-, timbre esclarecidísimo de los Ladrones de Guevara, 7 5 Mercurio mayor de España y Conde de Villamediana, 7 0 hijo de un padre que hace emperadores y es hoy Presidente de Ordenes. 7 7
—Y aquellas gradas que están allí enfrente —prosiguió la tal R u f i na María— tan llenas de gente, ¿de qué templo son, o qué hacen allí tanta variedad de hombres vestidos de diferentes colores?
—Aquellas son las gradas de San Felipe —respondió el Cojuelo—, convento de San Agustín, que es el mentidero de los soldados, de adonde salen las nuevas primero que los sucesos. 7 8
—¿Qué entierro es este tan sumptuoso que pasa por la calle M a yor? —preguntó don Cleofás, que estaba tan aturdido como la mulata. 7 9
7 1 'Presidente del Conse jo de In
dias*, que desde la Cor te se ocupaba del
gobierno y administración de justicia
en las Indias occidentales. 0
7 2 El Duque de Maqueda era C a p i
tán General de la Armada del M a r O c é
ano desde 1 6 1 8 .
Puede entenderse ' joyerías' o,
metafóricamente fundas ( 'coches') de
joyas ( 'nobles ' ) . 0
7 4 Situada en la calle Mayor , era una
de las casas más distinguidas de la n o
bleza madrileña. 0
75 timbre esclarecidísimo: 'insignia, dis
tintivo ilustre, de claro l ina je ' . 0
7 6 C o n Mercurio, mensajero de los
dioses, alude Vélez al cargo de Cor reo
M a y o r que disfrutaba, por derecho
propio, el C o n d e de Vi l lamediana . 0
7 7 El V C o n d e de Oñate, participó,
por su condición de embajador español
en Viena, en la elección del R e y de R o
manos y luego Emperador del Sacro Im
perio R o m a n o Germánico Fernando
III, al que se menciona más abajo; Presi
dente de Ordenes, es decir, del Consejo de
Ordenes (véase n. 47 a este tranco). 0
7 ' s Las gradas del convento agustino
de San Felipe eran el mentidero madri
leño donde se reunían los ociosos a in
ventar los bulos que corrían por la cor
te y comentar y transformar las noticias
que los correos traían a la casa del C o n
de de Oñate, al otro lado de la ca l le . 0
7 9 Pasaje enmendado con respecto a
las ediciones antiguas, donde aparece
T R A N C O V I I I 101
—Este es el de nuestro astrólogo —respondió el Cojuelo—, que ayunó toda su vida para que se lo coman todos estos en su muerte y, siendo su retiro tan grande cuando vivo, ordenó que le paseasen por la calle Mayor después de muerto en el testamento que hallaron sus parientes.8 0
—Bellaco coche —dijo don Cleofás— es un ataúd para ese paseo.
—Los más ordinarios son esos —dijo el Cojuelo— y los que ruedan más en el mundo. 8 ' Y ahora me parece —prosiguió diciendo— que estarán mis amos menos indignados conmigo, pues la prenda que solicitaban por mí la tienen allá, hasta que vaya estotra mitad, que es el cuerpo, a regalarse en aquellos baños de piedra azufre.82
—¡Con sus tizones se lo coma! 8 3 —dijo don Cleofás. Y la Rufina estaba absorta mirando su calle Mayor, que no les
entendió la plática; y, volviéndose a ella, el Cojuelo le dijo:
—Ya vamos llegando, señora güéspeda, donde cumpla lo que desea; que esa es la Puerta del Sol y la plaza de armas de la mejor fruta que hay en Madrid. 8 4 Aquella bellísima fuente de lapislázuli y alabastro es la del Buen Suceso, 8 5 adonde, como en pleito de acreedores, están los aguadores gallegos y coritos gozando de sus antelaciones para llenar de agua los cántaros.8" Aquella es la Victo-
de la siguiente manera: sumptuoso —pre
guntó don Cleofás—, que pasa por la calle
mayor -que estaba tan aturdido como la
mulata.0
Vélez se hace eco de las críticas
erasmistas a los entierros suntuosos que
formulaban también, por ejemplo, V i -
llalón en El Crotalón o Quevedo en El
mundo por de dentro.0
' Es decir: 'los coches más ordina
rios son esos y los que más ruedan por el
mundo ' . Opor tuno recuerdo estoico
tras el desfile de vanidades recién pre
senciado: «Cotidianamente ante nues
tros ojos pasan entierros de conocidos y
desconocidos» (Séneca) . 0
regalarse: 'derretirse'; baños de pie
dra azufre: los del infierno, se entiende. 8 3 Variación jocosa del dicho «con su
pan se lo coma» (Correas), dado que se
habla del infierno.
8 4 En la Puerta del Sol , en el lado del
Conven to de la Victoria, había plaza o
mercado de fruta. Por ser el lugar don
de «formaban» los cajones de fruta o
por su aspecto de instalación provis io
nal la llama plaza de armas ( 'campamen
to militar' o 'plaza donde se forma y
hace instrucción mil i tar ' ) . 0
8 5 La fuente se situaba delante de la
iglesia del Hospital R e a l de Cor te , l la
mado del Buen Suceso, del que tomaron
el nombre tanto la iglesia c o m o la p ro
pia fuente. U n o de los orgullos del M a
drid barroco eran sus numerosas fuen
tes, muchas de costosa y bella factura. 0
8" coritos: 'asturianos, cántabros'. Los
aguadores, que repartían agua por las
casas, procedían efectivamente, en su
mayoría, del norte y llenaban sus cánta
ros en las fuentes por riguroso orden de
llegada, c o m o exigían los bandos m u -
102 E L D I A B L O C O J U E L O
ria, de frailes mínimos de San Francisco de Paula, 8 7 retrato de aquel humilde y seráfico portento que en el palacio de Dios ocupa la silla de nuestro soberbio príncipe Lucifer; 8 8 y mire allí enfrente los retratos que yo la prometí enseñar.
Sin estar la dicha mulata en la plática que hacia don Cleofás había dirigido el tal Cojuelo, y diciendo:
—¡Qué linda hilera de señores, que parece que están vivos! —El R e y nuestro Señor es el primero —dijo el Cojuelo. - ¡Qué hombre está!8'-' —dijo la mulata—. ¡Qué bizarros bigotes
tiene y cómo parece rey en la cara y en el arte! ¡Qué hermosa que está junto a él la Reina nuestra Señora! ¡Y qué bien vestida y tocada! ¡Dios nos la guarde! Y aquel niño de oro que se sigue luego, ¿quién es?
—El Príncipe nuestro Señor -dijo don Cleofás—, que pienso que le crió Dios en la turquesa de los ángeles.'-"3
—Dios le bendiga -replicó Rufina- , y mi ojo no le haga mal; 0 1 y viviendo más que el mundo, nunca herede a su padre; y viva su padre más siglos que tiene almenas en su monarquía. ¡Ay, señor! -prosiguió Rufina-, ¿quién es aquel caballero que, al parecer, está vestido a la turquesca, con aquella señora tan linda al lado, vestida a la española?
—No es —dijo el Cojuelo— traje turquesco; que es la usanza húngara, como' 2 ha sido rey de Hungría; que es Ferdinando de Austria, cesáreo Emperador de Alemania y R e y de Romanos, y la Emperatriz su esposa María, Serenísima Infanta de Castilla, 9 3 que hasta los demonios —volviéndose a don Cleofás— celebramos sus grandezas.
nicipales para evitar los conflictos que a
pesar de esas medidas frecuentemente
se desataban; pleito de acreedores: véase
arriba, n. 2 9 . 0
8 7 La iglesia del convento de la V i c
toria, fundado en 1561 y derribado en
1 8 3 6 . 0
8 8 Quevedo aludió a este hecho en
su «Glorioso túmulo a la Serenísima In
fanta sor Margarita de Austria»; «La silla
más excelsa, más gloriosa, / que perdió
el serafín amotinado / premió a Fran
cisco la humildad». 0
9 ' ¡Qué hombre, qué valiente está
pintado! ' . 0
y 0 turquesa: ' m o l d e ' . 0
9 1 C o m o Ruf ina es hechicera, p o
dría hacerle mal de ojo con sólo mirar
lo y alabarlo. 0
0 2 t , n
porque . 9 3 Fernando de Habsburgo, R e y de
Hungría, fue elegido R e y de R o m a n o s
en diciembre de 1 6 3 o y, tras la muerte
de su padre en 1 6 3 7 , le sucedió c o m o
Emperador del Sacro Imperio R o m a
no Germánico . Había casado en 1 6 3 1
con la Infanta María, hermana de Fel i
pe IV .
T R A N C O V I I I I03
—¿Quién es aquel de tan hermosa cara y tan alentadas guedejas 9 4
—preguntó la mulata- que está también en la cuadrilla vestido de soldado, tan galán, tan bizarro y tan airoso que se lleva los ojos de todos y tiene tanto auditorio mirándole?
—Aquel es el Serenísimo Infante don Fernando —respondió el Cojuelo—, questá por su hermano gobernando los estados de Flan-des y es Arzobispo de Toledo y Cardenal de España, 9 S y ha dado al infierno las mayores entradas de franceses y holandeses que ha tenido jamás después que se representa en él la eternidad de Dios, 9" aunque entren las de Jerjes y Darío, 9 7 y pienso que ha de hacer dar grada a mujeres de las luteranas, calvinistas y protestantes que siguen la seta de sus maridos, tanto, que los más de los días vuelve el dinero el purgatorio. 9 8
-Gana me da, si pudiera —dijo la mulata— de dalle mil besos. —En país está —dijo don Cleofás— que tendrá el original bastante
mercadería de eso; 9 9 que esta ceremonia dejó Judas sembrada en aquellos países. 1 0 0
- ¡Oh , cómo me pesa -dijo la Ruf ina- que va anocheciendo y encubriéndose el concurso de la calle Mayor!
—Ya todo ha bajado al Prado -dijo el Cojue lo- y no hay nada que ver en ella; tome vuesa merced su espejo, que otro día le enseñaremos en él el río de Manzanares, que se llama río porque se ríe de los que van a bañarse en él, no teniendo agua, que solamente tie-
9 4 'levantados, vigorosos m e c h o
nes ' . 0
9 5 E l Cardenal Infante Fernando de
Austria ( 1 6 0 9 - 1 6 4 1 ) , hermano de Fel i
pe IV, era Cardenal y Arzobispo de
Toledo desde su niñez, así como G o
bernador y Capitán General del ejérci
to de Flandes desde 1 6 3 4 , donde em
prendió campañas militares contra
Holanda y Francia. 9 6 después que: 'desde que ' . España
estaba en guerra con los holandeses
desde 1 6 2 1 y desde 1635 con Francia.
E n agosto de 1636 el ejército del C a r
denal Infante había llegado al alcance
de París. Obsérvese el léxico del espec
táculo teatral: entradas, representa...0
97 las deJerjes y Darío: 'inmensas mul
titudes'; Heródoto explicaba en sus
Historias que el rey persa Jerjes, hijo de
Darío I el Grande, al reunir a su ejérci
to, v io que este se extendía por el mar,
costas y val les . 0
9 8 Cont inúa la alegoría teatral: el te
atro del infierno está tan concurrido
que se da grada ('asientos laterales') a las
mujeres herejes para desahogar el corral
y el purgatorio devuelve el dinero po r
que no se hace en él representación al
faltar púb l i co . 0
9 9 E l original es el infante, que ha ser
vido de 'modelo ' para el retrato. 0
1 0 0 Alude al beso de judas y al uso de
besarse en público c o m o saludo, gesto
de cortesía mal visto en la España de la
época . 0
104 E L D I A B L O C O J U E L O
ne regada la arena, 1 0 1 y pasa el verano de noche, como río navarris-co , 1 0 2 siendo el más merendado y cenado de cuantos ríos hay en el mundo.
- E l más caudal del es -dijo don Cleofás—, pues lleva más hombres, mujeres y coches que pescados los dos mares. 1 0 3
- Y a me espantaba yo -dijo el Cojue lo - que no volvías por tu río. 1 0 4 Respóndele eso al vizcaíno que dijo: «O vende puente, o compra río». 1 0 5
- N o ha menester mayor río Madrid -dijo don Cleofás-, pues hay muchos en él que se ahogan en poca agua, y en menos se ahogara aquel regidor que entró en el ayuntamiento de las ranas del Molino Quemado. 1 0 6
- ¡Qué galante eres —dijo el Cojuelo—, don Cleofás, hasta contra tus regidores!
Bajándose con esto de la azutea, y la Rufina protestando al C o juelo que le había de cumplir la palabra el día siguiente. Todo lo cual y lo que más sucediere se deja para esotro tranco.
1 0 r E l poco caudal del Manzanares
fue mot ivo de múltiples burlas y chistes
(véase I, n. 4). 1 0 2 E l navarrisco, moneda navarra, no
pasaba, 'no se aceptaba', a no ser de n o
che, cuando no se veía; como mala
moneda, el Manzanares sólo pasa de
noche en verano porque de día está
s e c o . 0
103 el más caudal del es: 'es el más cau
daloso del mundo ' por los coches y
gentes que van a merendar y cenar al
río en las noches estivas. 0
1 0 4 'no defendías a tu río, no restau
rabas su fama ' . 0
1 0 5 M u c h o s de los chistes sobre el
Manzanares se burlaban de la despro
porcionada d imensión del puente de
Segovia («la puente segoviana»), cons
truido en 1 5 6 4 , para tan escuálido
r ío .° 1 0 6 Era el M o l i n o Q u e m a d o uno de
los lugares que frecuentaban los madri
leños en verano para divertirse; se aho
gan en poca agua: quizás alude burlesca
mente a que lo hacen en v ino , es decir,
se emborrachan, cosa habitual al pare
cer en el M o l i n o Q u e m a d o . N o se han
encontrado datos que permitan aclarar
la alusión al reg idor . 0
T R A N C O I X
Y saliéndose al ejercicio de la noche pasada,1 aunque las calles de Sevilla en la mayor parte son hijas del laberinto de Creta, 2 como el Cojuelo era el Teseo de todas, sin el ovillo de Ariadna llegaron al Barrio del Duque, que es una plaza más ancha que las demás, ilustrada de las ostentosas casas de los duques de Sidonia, 3 como lo muestra sobre sus armas y coronel un niño con una daga en la mano, 4 segundo Isac en el hecho —como esotro en la obediencia— el dicho, que murió sacrificado a la lealtad de su padre, don Alonso Pérez de Guzmán «el Bueno», Alcaide de Tarifa, 5 aposento siempre de los asistentes de Sevilla y hoy del que con tanta aprobación lo es, el Conde de Salvatierra,6 gentilhombre de la cámara del señor Infante Fernando y segundo Licurgo del gobierno. 7 Y al entrar por la calle de las Armas que se sigue luego a siniestra mano, en un gran cuarto bajo cuyas rejas rasgadas8 descubrían algunas luces, vieron mucha gente de buena capa" sentados con grande orden y uno en una silla con un bufete delante, una campanilla, recado de escribir y papeles, 1 0 y dos acólitos a los lados, y algunas muj eres con mantos, de medio ojo," sentadas en el suelo, que era un espacio que hacían los asientos, y el Cojuelo le dijo a don Cleofás:
1 Esto es, saliendo a callejear y ron
dar por Sevilla. E l uso del pronombre
reflexivo con verbos intransitivos,
c o m o salir, es típico de la época . 0
" La Sevilla del Siglo de Oro conser
vaba rasgos de una ciudad musulmana,
con estrechas y tortuosas calles y nume
rosos callejones sin salida. 0
3 ilustrada de las casas: 'realzada, en
noblecida por el palacio'. Aunque el
nombre era Plaza del Duque , se c o n o
cía comúnmente con el de Barrio del
Duque.0
4 amias y coronel: 'escudo y cimera o
corona heráldica'. 5 En 1294, cual Abraham dispuesto a
sacrificar a Isaac, Alonso Pérez de G u z
mán «el Bueno», por no ceder Tarifa a
los moros, que tenían como rehén a su
hijo, les arrojó desafiante su daga para
que lo mataran, hecho reflejado en el
coronel del e scudo . 0
6 García Sarmiento de Sotomayor , II
Conde de Salvatierra, fue asistente - ' c o
rregidor, gobernador'— de Sevilla entre
1634 y 1 6 4 2 . 0
7 Tópica alusión al famoso legislador
y gobernador de Esparta . 0
8 ( i- , o amplias .
9 'de calidad, reputada ' . 0
10 bufete: 'mesa plegable portátil'; re
cado de escribir: todo lo necesario para
e l l o . 0
11 de medio ojo o «tapadas» (como tam
bién se las llamaba), es decir, cubierto
con un manto un lado del rostro, de
jando a la vista, un solo ojo, a pesar de
ser moda prohibida . 0
105
E L D I A B L O C O J U E L O
—Esta es una academia de los mayores ingenios de Sevilla, que se juntan en esta casa a conferir cosas de la profesión y hacer versos a diferentes asumptos;1 2 si quieres, pues eres hombre inclinado a esta habilidad, éntrate a entretener dentro, que por güéspedes y forasteros no podemos dejar de ser muy bien recibidos.
Don Cleofás le respondió: —En ninguna parte nos podemos entretener tanto; entremos no
rabuena.
Y trayendo en el aire,' 3 para entrar más de rebozo, el diablillo dos pares de antojos, con sus cuerdas de guitarra para las orejas (que se los quitó a dos descorteses, que con este achaque palian su descortesía,1 4 que estaban durmiendo, por ejercella de noche y de día), entraron muy severos en la dicha academia, que apatrocinaba, con el agasajo que suele, el Conde de la Torre, Rivera y Saavedra y Guzmán, y cabeza y varón de los Riveras. ' 5 El presidente era A n tonio Ortiz Melgarejo, de la insignia de San Juan, ingenio eminente en la Música y en la Poesía, cuya casa fue siempre el museo de la Poesía y de la Música. 1 6 Era secretario Alvaro de Cubillo, ingenio granadino que había venido a Sevilla a algunos negocios de su importancia, excelente cómico y grande versificador, con aquel fuego andaluz que todos los que nacen en aquel clima tienen;' 7 y Blas de las Casas era fiscal, espíritu divino en lo divinó y humano. Eran, entre los demás académicos, conocidos don Cristóbal de Rozas y don Diego de Rosas, ingenios peregrinos que han honrado el poema dragmático, y don García de Coronel y Salcedo, fénix de las letras humanas y primer Píndaro andaluz. 1 8
1 2 Aunque no se sabe si esta acade
mia literaria existió realmente, sí se or
ganiza como las que tuvieron su auge
en la España del XVII : se repartían fun
ciones entre sus miembros (presidente,
fiscal...), se encargaban composiciones
sobre un tema, etc.° 13 en el aire: 'con gran presteza'. 1 4 C o n el achaque, 'pretexto ' y 'en
fermedad' que les obliga a l levarlos an
tojos ('anteojos', que se ajustaban a las
orejas con unas cuerdas) disculpan
cumplir las cortesías (véase al propósito
II , n. 68).° 1 5 Pedro de R i v e r a , C o n d e de la
Tor re y hermano del D u q u e de Alcalá
Femando Afán de R i v e r a (muerto en
1 6 3 7 ) , persona relevante en Sevi l la . 0
1 6 Antonio Ortiz Melgarejo , nacido
en 1 5 8 0 , presbítero del hábito de San
Juan , amigo de L o p e de Vega , fue acti
v o académico y recogió los cuentos de
Juan de A r g u i j o . 0
' 7 A l v a r o d e Cubi l lo (h. 1 5 9 6 - 1 6 6 1 ) ,
poeta y autor de comedias c o m o Las
muñecas de Marcela o El señor de las No
ches Buenas, que incluyó en El enano de
las Musas ( 1 6 5 4 ) . 0
1 primer Píndaro andaluz, 'primer
poeta andaluz', aludiendo por antono-
T R A N C O I X 107
Levantáronse todos cuando entraron los forasteros, haciéndolos acomodar en los mejores lugares que se hallaron, y, sosegada la academia al repique de la campanilla del presidente, habiendo referido algunos versos de los sujetos1 9 que habían dado en la pasada, y que daban fin en los que entonces había leído con una silva al Fé nix que leyó doña Ana Caro, décima musa sevillana, 3 0 les pidió el presidente a los dos forasteros que, por honrar aquella academia, repitiesen algunos versos suyos, que era imposible dejar de hacerlos muy buenos los que habían entrado a oír los pasados. Y don Cleofás, sin hacerse más de rogar, por parecer castellano entendido 2 ' y cortesano de nacimiento, dijo:
- Y o obedezco con este soneto que escribí a la gran máscara del R e y Nuestro Señor, 3 3 que se celebró en el Prado alto, junto al Buen Retiro, tan grande anfiteatro que borró la memoria de los antiguos griegos y romanos.
Callaron todos y dijo en alta voz, con acción bizarra 3 3 y airoso ademán, desta suerte:
S O N E T O
Aquel que, más allá de hombre, vestido de sus propios augustos esplendores, al Sol por virrey tiene y en mayores climas su nombre estrecha esclarecido; 3 4
aquel que, sobre un Céfiro nacido entre los ciudadanos moradores
masía al lírico griego. Salcedo Corone l
(m. 1 6 5 1 ) es hoy recordado por su edi
ción comentada de la obra de Góngora ,
al que también imitó c o m o poeta.
Poco más se sabe, aparte de lo dicho
por Vélez, de los demás académicos . 0
1 9 'temas'. 3 0 Ana Caro Mallén, poetisa y auto
ra de El Conde de Partinuplés, que parti
cipó con Vélez en la Academia burles
ca de 1 6 3 7 celebrada en la Cor te (véase
arriba, n. 22) , destacó como dramatur-
ga y cronista; décima musa: es frase tópi
ca para referirla a escritoras o damas
doctas. 0
3 1 'discreto'. 3 3 Se confunden aquí ficción y reali
dad: el rey participó en una máscara
(vistoso ejercicio ecuestre nocturno)
en 1 6 3 7 , y Vélez , en la Academia B u r
lesca que formó parte de las celebracio
nes, le dedicó el soneto que Cleofás lee
a continuación, así c o m o las «Premáti-
cas y Ordenanzas» del tranco X . ° 3 3 'declamación enérgica y elegante' . 0
2 4 climas: el espacio entre los parale
los. Los que domina el R e y son m a y o
res que los del propio Sol.
io8 E L D I A B L O C O J U E L O
del Betis, a quien más que pació flores plumas para ser pájaro ha bebido; 2 5
aquel que a luz y a tornos desaña en la mayor palestra que vio el suelo cuanta le ve estrellada monarquía; 2 6
es, a pesar del bárbaro desvelo, Filipo el Grande, que, arbitro del día, está partiendo imperios con el Cielo.
Aplaudiéndolo toda la academia con vítores y un dilatado estruendo festivo, y apercibiéndose el Cojuelo para otro, destosiéndose como es costumbre en los hombres, siendo él espíritu, dijo deste modo:
A U N S A S T R E T A N C A B A L L E R O Q U E N O Q U E R Í A
C O R T A R L O S V E S T I D O S D E S U S A M I G O S ,
R E M I T I É N D O L O S A S U M A S E B A R R I L E T E 3 7
S O N E T O
Panfilo, ya que los eternos dioses,' por el secreto fin de su juicio, no te han hecho tribuno ni patricio con que a la dignidad del César oses,
razón será que el ánimo reposes haciendo en ti oblación y sacrificio, que dicen que no acudes a tu oficio estos que cortan lo que tú no coses. 2 8
Los ojos vuelve a tu primer estado, las togas cose y de vestillas deja,
2 5 'sobre un veloz caballo nacido en
tre los del Guadalquivir , del cual más
que pacer flores, ha bebido plumas'.
Usa Vélez imágenes y leyendas ya alu
didas: los caballos veloces hijos del
viento que pacen gamones (VI , n. 5) o
comen alas del viento (VIII , n. 1 1 ) . 2 6 'aquel que desafía a toda la estre
llada monarquía que le ve a luz y vue l
tas (tomos)'; palestra: ' lugar donde se lu
cha' o la ' lucha' misma (cu l t i smo) . 0 0
2 7 Aunque parece referirse al sotasas-
tre, masebarrilete es palabra sin docu
mentar, compuesta de mase, 'maestro'
—con intención irónica— y barrilete, un
tipo de nudo marinero, lo que aludiría
a lo burdo de sus labores (Arel lano) . 0
2 8 cortar de vestir, aparte del sentido
propio, significaba, figuradamente, 'cri
t icar ' . 0
T R A N C O I X 109
que un plebeyo no aspira al consulado. Esto, Panfilo, R o m a te aconseja;
no digan que de plumas que has hurtado te has querido vestir como corneja.2"
El soneto fue aplaudido de toda la Academia, diciendo los más noticiosos 3 0 della que parecía epigrama de Marcial o en su tiempo compuesto de algún poeta que le quiso imitar, y otros dijeron que adolecía del doctor de Villahermosa, divino Juvenal aragonés, 3 ' pidiendo el Conde de la Torre a don Cleofás y al Cojuelo que honrasen aquella junta lo que estuviesen en Sevilla y que dijesen los nombres supuestos con que habían de asistilla, como se usó en la Corusca y en la Academia de Capua, de Ñapóles, de R o m a y de Florencia, en Italia, y como se acostumbraba en aquella. 3 2 Don Cleofás dijo que se llamaba «el Engañado» y el Cojuelo «el Engañador».3 3 Sin entenderse el fundamento que tenían los dos nombres y repartiendo los asuntos para la academia venidera, nombraron por presidente della al «Engañado» y por fiscal al «Engañador» (porque el oficio de secretario no se mudaba), haciéndoles esta l i sonja por forasteros y porque les pareció a todos que eran ingenios singulares. Y sacando una guitarra una dama de las tapadas, templada sin sentirlo,3 4 con otras dos cantaron a tres voces un romance excelentísimo de don Antonio de Mendoza -soberano ingenio
2 y Para embellecerse, se viste de
plumas ajenas y hace el ridículo. La fá
bula esópica, m u y citada, se aplicó
c o m o burla a los usurpadores sociales
así c o m o a los plagiarios, a los que ade
más se llamaba poetas-sastres y contra
quienes también podría ir dirigido el
s o n e t o . 0
3 0 'entendidos, eruditos cortesanos'. 0
adolecía: 'parecía'; tal vez jugando
con el sentido propio del verbo llama
luego doctor al Rector de Villahermosa,
Bar tolomé Leonardo de Argensola
( 1 5 6 2 - 1 6 3 1 ) , famoso poeta y autor de
unas Rimas de sabor clásico —por eso le
llamaban Juvenal aragonés- donde con
frecuencia citó y tradujo a Marcial y
Horacio 0
3 2 Las academias españolas se enor
gullecían de imitar a las italianas (la Co
rusca mencionada es la Crusca, de F l o
rencia). C o m o en ellas, se repartían
cargos y temas, y se usaban pseudóni
mos en que abundaban anagramas,
nombres pastoriles, clasicistas, s imbóli
cos o simplemente disparatados. 0
3 3 D o n Cleofás es engañado por doña
Tomasa, y el Cojue lo , diablo, p romue
ve los engaños que, bajo cuerda, pre
tenden hacer los hombres, y engañán
dolos él, luego los descubre . 0
3 4 'afinada sin o í r lo ' . «Es gentil enca
recimiento, pues el oír templar un ins
trumento fue siempre cosa harto m o
lesta» y muy criticada por los autores de
la época (Rodr íguez M a r í n ) . 0
1 10 E L D I A B L O C O J U E L O
montañés y dueño eminentísimo del estilo lírico, a cuya divina música vendrán estrechos todos los agasajos de su fortuna-, 3 5 con que se acabó la academia de aquella noche, dividiéndose los unos de los otros para sus posadas, aunque todavía era temprano, porque no habían dado las nueve. Y don Cleofás y el Cojuelo se bajaron hacia el Alameda con pretexto de tomar el fresco en la Almenilla, baluarte bellísimo que resiste a Guadalquivir para que no anegue aquel gran pueblo en las continuas y soberbias avenidas suyas. 3 6 Y llegando a vista de San Clemente el Real , que estaba en el camino a mano izquierda, convento ilustrísimo de monjas, que son señoras de todo aquel barrio y de vasallos fuera del, patronazgo magnífico de los Reyes, fundado por el Santo R e y don Fernando porque el día de su advocación ganó aquella ciudad de los moros, 3 7 le dijo el Cojuelo a don Cleofás:
—Este real edificio es jaula sagrada de un serafín, o Serafina, que fue primero dulcísimo ruiseñor del Tejo , 3 8 cuya divina y estranjera voz no cabe en los oídos humanos y sube en simétrica armonía a solicitar la capilla impírea, prodigio nunca visto en el diapasón ni en la naturaleza,39 pero no por eso previlegiada de la envidia. 4 0
A estos hipérboles iba dando carrete4' —verdades pocas veces ejecutadas de su lengua— cuando, al revolver 4 3 otra calle, pocas veces paseada a tales horas de nadie, oyeron grandes carcajadas de risa y aplausos de regocijo en una casa baja, edificio humilde que se indi-
3 5 Antonio Hurtado de Mendoza ,
Secretario del R e y , poeta lírico y dra
mático y amigo de Vélez, con quien
compartió autoría de comedias y parti
cipó en diversas academias. 3 6 Efectivamente, más de una vez se
desbordó el Guadalquivir. Para paliar
las inundaciones había una muralla en
la plaza de la Almeni l la . 0
3 7 Decía Morgado en su Historia de
Sevilla que este monasterio era «el más
antiguo y primero que de monjas en
ella fue fundado después de ganada de
poder de los moros». 0
3 serafín: ángel del segundo coro c e
lestial; se aplicaba también a personas
con hermosos dones. E n 1 6 3 2 tomaba
el hábito, en el monasterio de San C l e
mente, Ana María Serafina, hija de
unos lisboetas, que debe ser el aludido
ruiseñor del Tejo, 'Ta jo ' , en portugués
(Rodr íguez Mar ín) . °
capilla intpírea: ' coro divino ' , pues
el cielo empíreo es la morada de Dios ;
el quadruvium v igente distinguía: m ú
sica mundana, humana e instrumental
(diapasón), que revelan y permiten
la ascensión del alma a la música d i
v i n a . 0
4 0 'exenta de envidia, de ser envidia
da'; véase V I I , n. 48. 4' dar carrete: en sentido recto 'dar se
dal', aquí figuradamente 'soltando, lar
gando'; hipérbole presentaba alternancia
de género en la época . 0
4 2 ' tomar, volver , g i ra r ' . 0
T R A N C O I X 1 1 1
ciaba de jardín 4 3 por unas pequeñas verjas de una reja algo alta del suelo, que malparía algunos relámpagos de luces escasamente co nocidos de los que pasaban.4 4 Y preguntóle al Cojuelo don Cleofás qué casa era aquella donde había tanto regocijo a aquellas horas. El diablillo le respondió:
-Este se llama el garito de los pobres, que aquí se juntan ellos y ellas después de haber pedido todo el día, a entretenerse y a jugar, y a nombrar los puestos donde han de mendigar esotro día, 4 5 por que no se encuentren unas limosnas con otras. Entremos dentro y nos entretendremos un rato; que sin ser vistos ni oídos, haciéndonos invisibles con mi buena maña, 4 6 hemos de registrar este cónclave de San Lázaro. 4 7
Y con estas palabras, tomando a don Cleofás por la mano, se entraron por un balconcillo que a la mano derecha tenía la mendiga habitación, porque en la puerta tenían puesto portero por que no entrasen más de los que ellos quisiesen y los que fuesen señalados de la mano de Dios;4* y bajando por un caracolillo 4 9 a una sala baja, algo espaciosa, cuyas ventanas salían a un jardinillo de ortigas y malvas, como de gente que había nacido en ellas,5 0 la hallaron ocupada con mucha orden de los pobres que habían venido, comenzando a jugar al rentoy 5 ' limetas de vino de Alanís y Cazalla, 5 2 que en aquel lugar nunca lo hay razonable,5 3 y algunos mirones, sentados también y en pie. La mesa sobre que se jugaba era de pino, con tres pies y otro supuesto, que podía pedir limosna como ellos, un candelero
• 4 3 'parecía ser j a rd ín ' . 0
4 4 escasamente conocidos, en el sentido
de que apenas se veían. 4 5 'el día s iguiente ' . 0
4 6 Una de las habilidades del diablo
era la de hacerse invisible, según reco
nocían los tratadistas. 0
4 7 'hemos de ver esta junta de p o
bres'. Se llamaba Lázaro al 'pobre an
drajoso' por alusión al mendigo del
Evangel io, como Hospital de San Láza
ro al dedicado a curar la peste y la tina.
Podría también ser referencia literaria
al Lazarillo, implicando la picara c o m
posición del cónclave. Pérez de Herre
ra da noticia de la existencia de juntas
de mendigos y gentes de mal vivir en su
Amparo de pobres.0
4 l S ' l isiados' , aunque juega también
irónicamente con su sentido literal,
pues se refiere a tan miserables pe r
sonajes en esos términos ( como en I,
n. 5 1 ) . 4 y 'escalera de caracol' . 50 «Nacido en las malvas se decía de
quien procedía de familia pobre o in
cluso de padres desconocidos. G ó n g o -
ra añadió a la frase hecha la muletilla y
criado en las ortigas.0
5 1 J u e g o de naipes (véase III , n. 10). 0
52 limeta: 'botella de vientre ancho y
corto, y cuello bastante largo'; los vinos
de Alanís y Cazalla, en la provincia de
Sevilla, eran celebradísimos. 0
5 3 'nunca mediocre, mediano ' , sino
sólo superior, exce len te . 0
1 1 2 E L D I A B L O C O J U E L O
de barro con una antorcha de brea, y los naipes con dos dedos de moho hacia cecina, 5 4 de puro manejados de aquellos príncipes, y el barato que se sacaba se iba poniendo sobre el candelera. 5 5 Y a estotra parte estaba el estrado de las señoras, sobre una estera de esparto de retorno del ivierno pasado, 5 6 tan remendados todos y todas que parece que les habían cortado de vestir de jaspes de los muladares. 5 7
Y entrando don Cleofás y su compañero y diciendo una pobra, fue todo uno: 5 8 «¡Ya viene el Diablo Cojuelo!». Alteróse don Cleofás y dijo a su camarada:
—¡Juro a Dios que nos han conocido! 5" —No te sobresaltes —respondió el diablillo—; que no nos han cono
cido ni nos pueden ver, como te previne; que el que ha dicho la pobra que viene es aquel que entra agora, que trae una pierna de palo y una muleta en la mano y se viene quitando la montera, y entre ellos le llaman «el Diablo Cojuelo» por mal nombre, 6 0 que es un bellaco, mal pobre, embustero y ladrón, y estoy harto cansado con él y con ellos porque le llaman así, que es una sátira que me han hecho con esto y que yo he sentido mucho; pero esta noche pienso que me lo ha de pagar, aunque sea con la mano del gato, como dicen.6 1
—Muy grande atrevimiento —dijo don Cleofás— ha sido quererlas apostar contigo, 6 2 siendo tú el demonio más travieso del infierno, y no te la hará nadie que no te la pague.
—Estos pobres —dijo el Cojuelo—, como son de Sevilla, campan también de valientes y reñirán con los diablos;6-1 pero no se alabará,
5 4 'dos dedos de mugre (moho) que,
por su grosor, parecía cecina'; la antorcha se
componía de tres o cuatro velas con sus
mechas, unidas por capas de cera y retor
cidas, de modo que ofrecía mucha luz.° 5 5 E l barato, 'propina' que los gana
dores darían luego a los mirones, se iba
separando en el candelera . 0
5 Era el estrado una tarima que se al
zaba del suelo un palmo, lujosamente
cubierta con alfombras en invierno
(¡fiemo es forma etimológica y popular)
y esteras en verano, donde se sentaban
las señoras sobre coj ines . 0
5 7 ' con vestidos tan remendados que
parecían hechos con harapos de colores
(la piedra de jaspe es de diversos colores)
recogidos en vertederos (muladares)' ° 5 ' Y entrar el Co jue lo y su compa
ñero, y decir una pobra.. . , fue todo a la
vez ' (véase V , n. 37) ; pobra: femenino
j o c o s o . 0
5 9 El sobresalto hace que don C l e o
fás suelte un juramento blasfemo —pe
nado por la ley— que cuadra bien con su
apicarado y osado carácter. 0
6 0 'apodo, alias' (véase V , n. 8 5 ) . 0
6 1 Alusión al refrán «Sacar la brasa
con la mano del gato», 'Sacar la brasa con
mano ajena', sin correr r iesgos. 0
6 2 'querer rivalizar contigo ' . 3 campan de valientes: 'se jactan de
valientes', c o m o buenos sevillanos, se
gún corría fama . 0
T R A N C O I X 1 1 3
si yo puedo, éste de haber salido horro desta chanza;"4 que en el mundo se me han atrevido solamente tres linajes de gente: representantes, ciegos y pobres; que los demás embusteros y gente deste género pasan por demonios como yo.
En esto, se había acomodado o sentádose en el suelo «el Piede-palo», «Diablo Cojuelo» segundo deste nombre, diciendo muchas galanterías a las damas, y entró «el Murciégalo», llamado así porque pedía de noche a gritos por las calles, con «Sopaenvino»,"5 que le había encontrado agazapado en una taberna y sacado por el rastro de los mosquitos que salían del, como de la cuba de Sahagún/"5
Convidóles con su asiento «el Chicharro» y «el Gallo»: el uno, que cantaba pidiendo por las siestas en verano y despertando los lirones/' 7 el otro mendigaba por las madrugadas; y tomando el suelo por mejor asiento, porque cualquiera cosa más alta los desvanecía, y estando en esto, entró un pobre en un carretón a quien llamaban «el Duque», y todos se levantaron -ellos y ellas- a hacelle cortesía, y él, quitándose un sombrerillo que había sido de un carril de un pozo, dijo/' 8
—Por mi amor, que se estén quedos y quedas, o me volveré a ir. Temieron el disfavor/"' y llegándole el muchacho que le traía el
carretón a la mesa donde se jugaba, pidió cartas. «Faraón», que era uno de los del juego, llamado desta suerte porque pedía con plagas a las puertas de las iglesias,70 y «el Sargento», nombrado así porque tenía un brazo menos, 7 ' le dijeron que los dejase jugar Su Excelencia, que estaban picados, 7 2 que después harían lo que les mandaba;
' 4 'libre, sin pagar la bur la ' . 0
5 Era costumbre tomar vino ha
ciendo sopas, mojando pan. El mote
alude a lo impregnado que estaba este
personaje del licor, como hoy se mote
ja esponja al bebedor . 0
" 6 «Sopaenvino» había bebido tanto
que de él, como de la enorme y famosa
cuba de Sahagún -véase II , n. 3 1 - , salían
los mosquitos a los que tanto gusta el
vino (lugar c o m ú n ) . 0
" 7 Se refiere a la expresión «dormir
c o m o un lirón», 'dormir mucho ' . Pel i
groso hábito, mendigar a voces a la sies
ta ('hora de la siesta'), según se relata en
el Guztnán de Alfarache.0
" 8 El sombrerillo había servido para
proteger de inclemencias la garrucha
de un pozo y ahora, ya viejo, era útil
para demostrar pobreza y mendigar . 0
6 9 'caer en desgracia, perder el favor
del poderoso, causarle e n o j o ' . 0
7 0 plaga era tanto la 'Haga' c o m o el
' lamento que se entonaba para pedir
lastimándose de ella'; el mote lo asocia
además, en dilogía, a las siete plagas de
E g i p t o . 0
7 1 Seguramente pedía c o m o mutila
do de guerra, algo corriente entonces si
se atiende a Pérez de Her re ra . 0
72 «¿Pícase? A él le costará caro. C u a n
do uno se pica en el j u e g o , le adivinan
1 1 4 E L D I A B L O C O J U E L O
viniéndose «el Duque» con «el Marqués de los Chapines», que era un pobre que andaba arrastrando, y de la cintura arriba muy galán y estaba entreteniendo las damas, diciendo:
—Con Vusía me vengo, que está más bien parado. 7 3
Y a ninguno de los dos les habían las damas menester para nada. «La Postillona», llamada deste nombre porque pedía a las veinte
limosna, no dejando calle ni barrio que no anduviese cada día, 7 4
tuvo palabras con «la Berlinga», tan larga como el nombre, que había sido senda de Esgueva a Zapardiel, 7 5 sobre celos del «Duque»; y «la Paulina», que apellidaban ansí porque maldecía a quien no le daba limosna, 7 6 se picó con «la Galeona», que llamaban desta suerte porque andaba artillada de niños que alquilaba para pedir, 7 7 sobre haber dicho unas palabras preñadas7 8 al «Marqués» sin dar causa Su Señoría a ello, metiéndose «la Lagartija» y «la Mendruga» a revolverlas más, y «el Piedepalo» a las vueltas con «las Fuerzas de Hércules»,71' que eran dos pobres, uno sobre otro, que a no meterse «Zampalimosnas» —que era el garitero— de por medio, y «Pericón el de la Barquera» y «Embudo el Temerario», «Tragadardos», «Zancayo», «Peruétano» y «Ahorcasopas»,8 0 hubiera un paloteado entre los po bres y pobras de los diablos.8' «El Duque» y «el Marqués» interpu-
su pérdida. Picarse es tomar enojo y c ó
lera de perder, y porfiar a jugar por des
quitarse» (Correas). 73 más bien parado: 'bien puesto, arre
glado', incluso 'mejor ' , pero también
'quieto ' (irónico, pues se refiere a un
paralítico); Vusía: abreviación de Vues
tra Señoría, trato que se daba a marque
ses, como Excelencia a duques (uso pa
ródico de títulos y cortesías dado el
ambiente) . 0
74 Postillón: j ine te que muestra el ca
mino a los correos'; los correos a las vein
te recorrían veinte leguas diarias. El
mote alude pues a las largas distancias
que caminaba pidiendo. 75 larga: 'alta'. 'Medía tanto como la
senda de la Berlinga', que iba del río de
Zapardiel al de Esgueva, en Valladolid. 0
76 apellidaban: ' l lamaban' así porque
una Paulina era el 'edicto de e x c o m u
nión', y por extensión, la 'retahila de
maldiciones o injurias' dirigidas contra
a lguien. 0
7 7 Cual galeón armado de cañones
(artillado), «la Galeona» lleva a niños al
quilados para pedir; práctica de que
también daba cuenta Pérez de Herrera
en su Amparo de pobres.0
7 8 'por haber dicho unas palabras
con segunda in tenc ión ' . 0
7 6 andar a vueltas: 'reñir o luchar' ;
fuerzas de Hércules se llamaban los que
hacían torres humanas . 0
S o Algunos apodos pueden explicar
se: zampalimosnas: 'pobre desvergonza
do e importuno ' ; embudo: 'trampa; en
gaño, especie de embuste'; zancajo: 'roto
en el zapato o media ' , se aplicaba tam
bién a la apersona pequeña o de mala fi
gura' ; peruétano: se usaba para aludir a
una altura extraordinaria, pues su senti
do propio es 'pera l ' . 0
81 paloteado se usaba con el sentido
T R A N C O I X 1 1 5
sieron sus autoridades, y para quietallo de todo punto inviaron por un particular, que trujo luego «Piedepalo», para pagarlo de bonete, 8 2 que fueron unos ciegos y una gaita zamorana que muy cerca de allí se recogían,8-5 que fue menester pagárselo adelantado por que se levantasen, y se concertó en treinta cuartos, y dijo «el Duque» que no se había pagado tan caro particular jamás, por vida de «la D u quesa».8 4 Y al mismo tiempo que entró «Piedepalo» con el particular, se entró tras ellos «Cienllamas» con la vara en la pretina, 8 5 y Chispa y Redina con él, preguntando:
-¿Quién es aquí el Diablo Cojuelo? Que he tenido soplo 8 6 que está aquí en este garito de los pobres y no me ha de salir ninguno deste aposento hasta reconócenos a todos, porque me importa hacer esta prisión.
Los pobres y las pobras se escarapelaron viendo la justicia en su garito, 8 7 y el verdadero Diablo Cojuelo, como quien deja la capa al toro, dejó a Cienllamas cebado con el pobrismo, 8 8 y por el caracolillo se volvieron a salir del garito él y don Cleofás.
—Este es —dijo «el Duque», señalando a «Piedepalo»—; que nosotros, ni hombres como nosotros, no hemos de defender de la justicia a hombres tan delincuentes —tomando venganza de algunos embustes que les había hecho en las limosnas de la sopa de los conventos.8"
Y agarrando con él Chispa y Redina, comenzó a pedir iglesia a grandes voces «Piedepalo», que en un bodegón hiciera lo mismo, queriendo dalles a entender que era ermita y no garito donde estaban, y que todos y todas habían venido a hacer oración a ella. 9 0 El
burlesco de 'riña, pelea con golpes' y su
sentido propio era: 'danza rústica eje
cutada con palos ' . 0
8 3 'y para calmarlo del todo, envia
ron a Piedepalo a por algún entreteni
miento privado (particular), que este
trajo inmediatamente y pagarían entre
todos pasando la gorra (de bonete)' 0
8 3 'se retiraban a domiir ' . Cantando
sus famosas coplas, los ciegos solían pedir
por la calle acompañados de instrumen
tos y de perrillos que hacían gracias. 0
8 4 U n o de los juramentos más c o
munes fue y sigue siendo por la vida de
seres queridos. 0
8 5 Se entiende: la vara de justicia, en la
pretina o 'cinto ' para desembarazar las
manos . 0
8 6 ' información delatoria, chivata
zo ' , en lenguaje germanesco, c o m o
h o y . 0
87 escarapelarse: 'alborotarse' (véase
V , n. 50). 8 8 cebado: 'ensañado', c o m o se ceba
el toro con la capa . 0
8 9 E n las puertas de los conventos se
repartía sopa para los pobres . 0
9 0 pedir iglesia: ' reclamar la inmuni
dad del territorio sagrado'; la adverten
cia de Vélez (en un bodegón hiciera lo mis-
I I Ó E L D I A B L O C O J U E L O
tal Cienllamas y Chispa y Redina comenzaron a sacalle arrastrando, diciéndole, entre algunos puñetes y mojicones:5"
—No penséis, ladrón, que os habéis de escapar con esos embustes de nuestras manos, que ya os conocemos.
Entonces «el Marqués», metiendo las manos en los chapines, 9 2
dijo: -¿Por qué hemos de consentir que no contradiga «el Duque»
que lleve preso un alguacil a un pobrete como «el Cojuelo»? ¡Por vida de «la Marquesa», que no lo ha de llevar!
Y haciéndose los demás pobres y pobras de su parte, 9 3 y apagando las luces, comenzaron con los asientos y con las muletas y bordones a zamarrealle a él y a sus corchetes a escuras, 9 4 tocándoles los ciegos la gaita zamorana y los demás instrumentos, a cuyo son no se oian los unos a los otros, acabando la culebra con el día y con desaparecerse los apaleados.9 5
mo, queriendo dalles a entender...) es bur
lesca, pues de hecho, el garito, c o m o la
taberna, se conocían en ellenguaje ger-
manesco como ermita.0
9 1 'puñetazos y puñadas en la cara'. 9 2 Queda claro ahora el porqué del
mote: para arrastrarse calza las manos
en chapines (véase V , n. 65) .° 93 haciéndose...: 'poniéndose de su
parte, tomando su partido'. 9 4 bordones: 'bastones'; zamarrealle:
'maltratarlo v io len tamente ' . 0
95 culebra: 'paliza en la oscuridad', en
lenguaje ge rmanesco . 0
T R A N C O X
En este tiempo llegaban a Gradas su camarada y don Cleofás, 1 tratando de mudarse de aquella posada porque ya tenía rastro dellos Cienllamas, cuando vieron entrar por la posta, tras un postillón, dos caballeros soldados vestidos a la moda; y díjole el Cojuelo a don Cleofás:
—Estos van a tomar posada y apearse a cal de Bayona o a la Paje-ría,2 y es tu dama y el soldado que viene en su compañía, que por acabar más presto la jornada dejaron la litera y tomaron postas.3
-¡Juro a Dios -dijo don Cleofás- que lo he de ir a matar antes que se apee y a cortalle las piernas a doña Tomasa! 4
—Sin riesgo tuyo se hará todo eso —dijo el Cojuelo— ni sin tanta demostración pública; gobiérnate por mí agora, que yo te dejaré satisfecho.
—Con eso me has templado -dijo don Cleofás—, que estaba loco de celos.
- Y a sé qué enfermedad es esa, pues se compara a todo el infierno junto —dijo el diablillo—.5 Vamonos a casa de nuestra mulata: almorzarás y commutarás en sueño la pendencia; y acuérdate que has de ser presidente de la academia, y yo fiscal.
-¡Pardiez! 6 -dijo don Cleofás-. Todo se me había olvidado con la pesadumbre, pero es razón que cumplamos nuestras palabras como quien somos.
Y habiéndose mudado de la posada de Rufina otro día a otra de la Morería, 7 más recatada, pasaron los que faltaron para la academia
1 Las gradas de la catedral sevillana
eran mentidero, lugar de comercio y de
encuentro de los picaros. 0
cal de o 'calle de ' Bayona era una
algo estrecha, cercana a la catedral, con
grandes y cómodas casas, así c o m o una
de las más lujosas posacias de la c iudad . 0
3 Las postas eran caballos que se dis
ponían a lo largo de los caminos no
sólo al servicio de los correos (véase
V I I I , n. i ]) , sino también de los c o
munes viajeros; era el medio de trans
porte más rápido. El postillón los gu ia
ba y acompañaba para encargarse de
los cabal los . 0
4 Frase amenazadora c o m ú n . 0
5 La tópica comparación aparece
con frecuencia, por ejemplo, en los
versos de Lope de V e g a . 0
6 Forma eufemística de juramento
por D i o s . 0
7 otro día: 'al día siguiente'; la Morería:
así llamada por pertenecer al adarvejo,
barrio habitado por los moros hasta su
definitiva expulsión en 1503 por los
R e y e s Ca tó l icos . 0
1 1 7
n 8 E L D I A B L O C O J U E L O
en estudiar y escribir los sujetos que les habían dado, y en hacer don Cleofás una oración para preludio della, como es costumbre y obligación de las presidencias de tales actos; y llegado el día, se aderezaron lo mejor que pudieron, y al anochecer partieron a la palestra donde les esperaban todos los ingenios con admiraciones de los suyos y, con los mismos antojos de la preñez pasada,8 se fueron sentando en los lugares que les tocaban. Y haciendo señal con la campanilla para obligar al silencio, don Cleofás —llamado «el Engañado» en la academia— hizo una oración excelentísima en verso de silva, cuyos números1' ataron los oídos al aplauso y desataron los asombros a sus alabanzas. Y en pronunciando la última palabra, que es el dixi, volviendo a resonar el pájaro de plata,1 0 dijo:
- Y o quiero parecer presidente" en publicar agora, después de mi oración, unas premáticas que guarden los divinos ingenios que me han constituido en esta dignidad —leyendo desta manera un papel que traía doblado en el pecho:
« P R E M Á T I C A S Y O R D E N A N Z A S Q U E S E H A N
D E G U A R D A R E N L A I N G E N I O S A A C A D E M I A S E V I L L A N A
D E S D E H O Y E N A D E L A N T E . 1 2
»Y por que se celebren y publiquen con la solemnidad que es necesaria, sirviendo de atabales'3 los cuatro vientos y de trompetas el Músico de Tracia -tan marido que por su mujer descendit ad infe
ros-'4 y Arión -que, siendo de los piratas con quien navegaba arrojado al mar por roballe, le dio un delfín en su escamosa espalda, al son de su instrumento, jamugas' 5 para que no naufragase—,"5 etcoe-
s antojos: 'anteojos', pero también
'antojos, caprichos' del embarazo (pre
ñez), dilogía recurrente en el Cojudo
(VI , n. 97) y las comedias de Vélez; pre
ñez pasada, por semejanza con vez (pa
ronomasia), se refiere a la anterior se
sión de la Academia, donde ya habían
usado los dichos anteojos. 0
9 'versos' o 'cadencias ' . 0
1 0 'la campanilla'; se llamaba lengua
de plata al badajo.
' 1 'dar muestras de ser presidente'.
'" R e p r o d u c e Vélez aquí las premáti
cas - 'pragmáticas, leyes'— que compuso
c o m o presidente de la ya citada A c a d e
mia Burlesca de 1 6 3 7 . Las pragmáticas
paródicas eran molde conocido y de
éxito seguro. E l referente inmediato
son las Premáticas del desengaño contra los
poetas güeros de Q u e v e d o , también in
cluidas luego en el Buscón.0
1 3 ' tambores' . 1 4 C o n un verso del C r e d o alude al
descenso de Orfeo (Músico de Tracia) a
los infiernos para rescatar a Eu r íd i ce . 0
1 5 'sillas para montar ' .
' ' Ar ión , «habiendo ganado mucha
suma de dinero con el arte de tañer y
T R A N C O X 1 1 9
tus, et Amphion Thebane conditor urbis,'7 y pregonero la Fama, que penetra provincias y elementos, y secretario que se las dicte, Virgilio Marón, príncipe de los poetas, digan desta suerte:
»Don Apolo, por la gracia de la Poesía, R e y de las Musas, Príncipe de la Aurora, Conde y Señor de los oráculos de Delfos y Délo, Duque del Pindó,' 8 Archiduque de las dos Frentes del Parnaso' 0 y Marqués de la Fuente Cabalina, etc., 2 0 a todos los poetas heroicos, épicos, trágicos, cómicos, ditirámbicos, dragmáticos, auristas, en-tremeseros, bailinistas y villancieres,2' y los demás del nuestro dominio, ansí seglares como eclesiásticos, salud y consonantes.2 2 Sepades cómo, advirtiendo las grandes desórdenes y desperdicios con que han vivido hasta aquí los que manejan nuestros ridmos, 2 5 y que son tantos los que sin temor de Dios y de sus conciencias componen, escriben y hacen versos, salteando y capeando de noche y de día los estilos,24 conceptos y modos de decir de los mayores, no imitándolos con la templanza y perífrasis que aconseja Aristóteles, Horacio y César Escalígero y los demás censores que nuestra Poética advierten,2 5 sino remendándose con centones de los otros y haciendo mo-
cantar, se volvía a Cor in to , patria suya,
y los marineros en cuya nave pasaba, no
contentos de quitarle lo que llevaba,
determinaron echarle en la mar. P id ió
les que hiciesen gracia de dejarle tocar
su instrumento y cantar, a cuya a rmo
nía acudieron los delfines, los cuales le
recogieron, y llevándole uno de ellos
sobre sus espaldas, le sacó hasta el puer
to de Corinto» (Covarrubias) . 0
' 7 'y junto a estos, Anfión, fundador
de la ciudad de Tebas ' , que para levan
tarla hizo moverse a las piedras al son de
su lira. E l verso procede del Arte poética
de Horacio . A continuación nombrará
pregonera a la Fama, tópico que respon
de a la función de esta. 0
' M o n t e consagrado a A p o l o y las
musas, en Tesalia, en la península helé
nica.
" J 'las dos cumbres del monte Par
naso ' . 0
2 0 Fuente de Hipocrene o de la ins
piración poética, llamada también caba
lina porque la hizo brotar con su pata el
caballo mi to lógico Pegaso en el monte
Helicón. La relación de títulos parodia
las que encabezaban pragmáticas rea
les, de las que recoge otros formulis
m o s . 0
2 1 A lude con neologismos jocosos a
los autores de autos sacramentales, en
tremeses, bailes, y villancicos; dragmáti
cos es hipercultismo (véase V I , n. 9 7 ) . 0
2 2 Parodia de la fórmula Salud y gra
cia, siempre seguida en estos bandos del
sepades —'sabed'— que aparece a conti
nuación . 0
2"' Cul t ismo, con el sentido e t imoló
gico de 'versos' , que concurría con las
formas ritmo o rhythmo.0
2 4 capeando: ' robando' . Los capeadores
eran ladrones de capas, «habilidad» muy
extendida a juzgar por los textos . 0
2 5 Giul io Cesare Scaligero, huma
nista autor de un famoso comentario de
la Poética de Aristóteles (Poetices libri sep-
tem, Lyon , 1561) en que estudia en p ro -
120 E L D I A B L O C O J U E L O
hatras de versos, 2 6 fullerías y trapazas;27 y para poner remedio en esto, como es justo, ordenamos y mandamos lo siguiente:
«Primeramente se manda que todos escriban con voces castellanas, sin introducillas de otras lenguas, y que el que dijere fulgor, libar,
numen, purpurear, meta, trámite, afectar, pompa, trémula, amago, idilio, ni
otras desta manera, ni introdujere posposiciones desatinadas,28 quede privado de poeta por dos academias, y a la segunda vez confiscadas sus sílabas y arados de sal sus consonantes, como traidores a su lengua materna.2'7
»Iten,'° que nadie lea sus versos en idioma de jarabe ni con gárgaras de algarabía en el gútur, 3' sino en nuestra castellana pronunciación, pena de no ser oídos de nadie. 1 2
»Iten, por cuanto celebraron el Fénix en la academia pasada en tantos géneros de versos y en otras muchas ocasiones lo han hecho otros, levantándole testimonios a esta ave y llamándola hija y heredera de sí propia y pájaro del Sol , 3 3 sin haberle tomado una mano ni haberla conocido si no es para servilla, 3 4 ni haber ningún testigo de vista de su nido, y ser alarbe de los pájaros, pues en ninguna región ha encontrado nadie su aduar,3 5 mandamos que se ponga perpetuo silencio en su memoria, atento que 3 6 es alabanza supersticiosa y pá-
fundidad el problema de la imitación:
aquí se alude al viejo debate entre c ice
ronianos y anticiceronianos sobre la
conveniencia de imitar o emular con el
circunloquio (¡tcrífrasis).0
2 6 'estafas de versos'. Se llamó centón
a las obras compuestas de cláusulas y
sentencias de otros autores unidas sin
arte; de hecho, el sentido originario de
la palabra era 'manta remendada ' . 0
2 7 'fraudes de versos, trampas, esta
fas ' . 0
2 8 Cultismos léxicos y sintácticos
(posposiciones: 'hipérbatos'), de los que
tanto gustó el «culteranismo» y que fue
ron tan satirizados. 0
217 «Arar las casas y sembrarlas de sal, y
aun las ciudades, cuando han cometido
traición, es cosa sabida y muy antigua»
(Covarrubias). E n la satírica «Adjunta»
al Viaje del Parnaso cervantino se aran
con sal los campos de batalla donde
murieron los malos poetas. 0
3 0 'item, además': se usaba en los d o
cumentos anunciando los diversos te
mas o artículos en que se dividían. 3' algarabía: propiamente, 'lengua ára
be' , coloquialmente, 'lengua ininteli
gible ' ; gútur. 'garganta', la t inismo. 0
32 pena de: 'so pena de ' . ° 3 3 Tras morir en llamas, el ave fénix
renacía de sus cenizas (hija y heredera de sí
propia, expresión tópica) y llevaba los
restos de la madre a la ciudad del Sol. En
esta sátira de las poesías al fénix pudo V é -
lez inspirarse en el romance de Quevedo
que inicia «Ave del yermo, que sola...». 0
3 4 Se decía cortésmente de alguien a
quien no se conocía (véase I I , n. 7) . 35 alarbe: aquí, 'beduino, nómada' ;
aduar: 'tienda de campaña ' . 0
3 6 'puesto que ' . °
T R A N C O X 1 2 1
jaro de ningún provecho para nadie, pues ni sus plumas sirven en las galas cortesanas ni militares, ni nadie ha escrito con ellas, ni su voz ha dado música a ningún melancólico, ni sus pechugas alimento a ningún enfermo, que es pájaro duende pues dicen que le hay y no le encuentra nadie, 3 7 y ave solamente para sí; finalmente, sospechosa de su sangre, pues no tiene agüelo que no haya sido quemado, 3 8 estando en el mundo el pájaro celeste, el cisne, el águila, que no era bobo Júpiter, pues la eligió por su embajatriz,3 9 la garza, el neblí, la paloma de Venus, el pelícano, afrenta de los miserables, 4 0 y finalmente, el capón de leche, con quien los demás son unos picaros; 4' este sí que debe alabarse, y mátenle un fénix a quien sea su devoto cuando tenga más necesidad de comer. Dios se lo perdone a Claudiano, que celebró esta necedad imaginada, 4 3 para que todos los poetas pecasen en él.
siten, porque a nuestra noticia ha venido que hay un linaje de poetas y poetisas hacia palaciegos, que hacen más estrecha vida que los monjes del Paular, 4 3 porque con ocho o diez vocablos solamente, que son crédito, descrédito, recato, desperdicio, ferrión," desmán, atento, valido, desvalido, baja fortuna, estar falso, explayarse, quieren expresar todos sus conceptos y dejar a Dios solamente que los entienda, mandamos que se les den otros cincuenta vocablos más de ayuda de costa, 4 5 del tesoro de la academia, para valerse dellos, con tal que si no lo hicieren, caigan en pena de men-
37 pájaro duende: como los duendes, no se deja ver. E l chiste procede del mencionado romance de Quevedo , que la llama «ave duende» (v. 6 i ) . °
j 8 Alusión burlesca que implica la ascendencia judía: ya que todos los antepasados (agüelos) del ave fénix han sido quemados cabe sospechar que fueran penados por judaizantes. E n su romance Q u e v e d o llama a la fénix «descendiente de quemados» (v. 39).
3 9 Forma calcada del italiano, habitual en la época. Decían los poetas que el águila fue designada reina del resto de las aves por Júpiter , figuraba en su estandarte y portaba sus rayos, por los que no era her ida . 0
4 0 E l pelícano simbolizaba la piedad
porque, se decía, alimentaba a los p o -lluelos con su propia sangre por el callo bermejo de su p e c h o . 0
4 1 Corona la enumeración de aves míticas comparándolas burlescamente con un exquisito manjar, el capón de leche: 'pollo castrado y cebado con salvado y harina amasada con leche ' .
4 2 E l poeta Claudio Claudiano (307-404) dedicó al ave un poema titulado Phoenix.0
4 3 Los cartujos del monasterio del Paular de Segovia, con vo to de silencio.
4 4 'expresión o ademán de enojo ' . 4 5 'ayuda para gastos', especie de so
bresueldo, equivalente a las 'dietas' o 'gratif icación' . 0
122 E L D I A B L O C O J U E L O
guados y de no ser entendidos, como si hablaran en vascuence. 4 < í
»Iten, que en las comedias se quite el desmesurarse los embajadores con los reyes y que de aquí adelante no le valga la ley del mensajero; 4 7 que ningún príncipe en ellas se finja hortelano por ninguna infanta,48 y que a las de León se les vuelva su honra con chirimías, por los testimonios que las han levantado;4 1 1 que los lacayos graciosos no se entremetan con las personas reales si no es en el campo o en las calles de noche; 5 0 que para querer dormirse sin qué ni para qué no se diga: "Sueño me toma", ni otros versos por el consonante, como decir a rey, "porque es justísima ley", 5 ' ni a pa
dre, "porque a mi honra más cuadre", 5 2 ni las demás " A furia me provoco", 5 3 ' A q u í para entre los dos" y otras civilidades, 5 4 ni que se disculpen sin disculparse diciendo:
Porque un consonante obliga a lo que el hombre no piensa. 5 5
Y al poeta que en ellas incurriere de aquí adelante, la primera vez le silben, y la segunda sirva a Su Majestad con dos comedias en Oran. 5 6
4 6 menguados, 'deshonrados'; era ha
bitual la alusión burlesca al vasco y al
castellano hablado por vascos por ser
incomprensibles para el resto de los es
pañoles . 0
4 7 La inmunidad del mensajero en su
embajada, se entiende, como reza el di
cho: «Mensajero sois, amigo, no mere
céis culpa, no».° 4 8 Así ocurre en El príncipe Viñador,
del propio Vélez, y El hombre por su pa
labra y El soldado amante, de Lope de
Vega y antes en comedias de G i l V i
cente (Don Duardos), Torres Naharro
(Aquilana)... 4 9 D e nuevo, Vélez hace vejamen
de sí mismo: el mot ivo aparece en sus
comedias El Príncipe viñador, La monta
ñesa de Asturias y El Conde don Pero Vé
lez. T a m b i é n Q u e v e d o aludió en sus
Sueños a los poetas que deshonraban a
reinas e infantas con testimonios 6 1 -
5 0 Hasta aquí el artículo hace burla
de los problemas del decoro; véase IV,
n. 68. 5 1 Fue paronomasia recurridísima en
el teatro, la prosa y aforismos. Estas r i
mas fáciles eran tan tentadoras para los
poetas, que las usaban aun sin venir al
caso (sin qué ni para qué, frase hecha) . 0
2 ' convenga, se ajuste ' . 0
5 3 'me enfurezco'; el verbo provocar
ofrecía rimas fáciles con poco, loco, toco,
y por ello era muy usado. 0
5 4 'lugares comunes, frases manidas'
o 'bordonci l los ' . 0
5 5 Famoso verso de L o p e de Vega c i
tado, en más de una ocasión en tono de
broma, para disculparse los poetas por
obligarles la rima tirana a decir lo que
no querían o habían pensado. Los des
propósitos que se achacan a la rima son
mot ivo tópico de la sátira. 0
5 «Servir con dos comedias en Oran,
como con dos lanzas, que era condena
T R A N C O X 123
siten, que los poetas más antiguos se repartan por sus turnos a dar limosna de sonetos, canciones, madrigales, silvas, décimas, romances y todos los demás géneros de versos a poetas vergonzantes que piden de noche, 5 7 y a recoger los que hallaren enfermos comentando o perdidos en las Soledades de don Luis de Góngora; 5 8 que haya una portería en la academia por donde se dé sopa de versos a los poetas mendigos. 5 9
siten, que se instituya una Hermandad y Peralvillo contra los poetas monteses y jabalíes. 6 0
siten, mandamos que las comedias de moros se bauticen dentro de cuarenta días o salgan del reino.
siten, que ningún poeta, por necesidad ni amor, pueda ser pastor de cabras ni ovejas, 6' ni de otra res semejante, salvo si fuere tan hijo pródigo que, disipando sus consonantes en cosas ilícitas, quedare sin ninguno sobre qué caer poeta; 6 2 mandamos que, en tal caso, en pena de su pecado, guarde cochinos.6-'
siten, que ningún poeta sea osado a hablar mal de los otros si no es dos veces en la semana.
siten, que al poeta que hiciere poema heroico no se le dé de plazo más que un año y medio, y que lo que más tardare se entienda que es falta de la musa;6'4 que a los poetas satíricos no se les dé lugar en las academias, y se tengan por poetas bandidos y fuera del gre-
que solía imponerse a algunos nobles»
(Rodr íguez M a r í n ) . 0
57 poeta vergonzante, calcado de pobre
vergonzante, 'el que pedía disimulada
mente ' (como culto vergonzante, véase
II, n. 12).° 5 8 Alude a Pellicer, Salcedo Coronel
y otros comentaristas que se esforzaron
en explanar - c o n mayor o menor é x i t o -
las dificultades de la poesía gongorina. 0
5 9 C o m o se hacía en los conventos
con los pobres (véase I X , n. 89). 60 poetas monteses y jabalíes son los que
se anunciaban en el párrafo inicial, que
saltean en el desmonte y roban, es de
cir, los que plagian. La Santa Herman
dad perseguía a los delincuentes, que
ejecutaba en Peralvillo (véase V , nn. 60
Y 9 4 ) °
1 Las modas literarias pastoril y
morisca habían sido satirizadas por
Q u e v e d o en las Premáticas ya citadas,
así c o m o por Cervantes y L o p e de
V e g a . 0
«No tiene sobre qué caer muerto»;
el dicho conserva su sentido tras la feliz
modificación burlesca por la tópica p o
breza del poe ta . 0
3 Alusión a la parábola evangélica
en que el dilapidador hijo pródigo aca
ba como porquerizo (Lucas, X V , 1 1 -
32) . 6 4 U n buen poema épico, por lo su
blime del asunto, parecía requerir a su
autor un largo periodo de compos i
ción; de ahí nació esta burla que tam
bién hace Cervantes en el Viaje del Par
naso y el Coloquio de los perros.0
124 E L D I A B L O C O J U E L O
mió de la Poesía noble, y que se pregonen las tallas de sus consonantes, como de hombres facinerosos a la república. 6 5 Que ningún hijo de poeta que no hiciere versos no pueda jurar por vida de su padre, porque parece que no es su hijo.
»Iten, que el poeta que sirviere a señor ninguno muera de hambre por ello. 6 6
»Y al fin, estas premáticas y ordenanzas se obedezcan y ejecuten como si fueran leyes establecidas de nuestros príncipes, reyes y emperadores de la Poesía. Mándanse pregonar por que venga a noticia de todos.»
Celebradísimo fue el papel del «Engañado» por peregrino y caprichoso, 6 7 sacando, al mismo tiempo que le acababa, otro del pecho «el Engañador», llamado así en la academia y en los tres hemisferios,6 8 y fiscal de la presente, que decía desta manera:
« P R O N Ó S T I C O Y L U N A R I O D E L A Ñ O Q U E V I E N E ,
A L M E R I D I A N O D E S E V I L L A Y M A D R I D , C O N T R A
L O S P O E T A S , M Ú S I C O S Y P I N T O R E S .
C O M P U E S T O P O R " E L E N G A Ñ A D O R " ,
A C A D É M I C O D E L A I N S I G N E A C A D E M I A D E L B E T I S ,
Y D I R I G I D O A P E R I C O D E L O S P A L O T E S , 6 ' 7 P R O T O D E M O N I O 7 0
Y P O E T A D E D I O S T E L A D E P A R E B U E N A » 7 '
interrumpiendo estas últimas razones un alguacil de los veinte, 7 2
guarnecido de corchetes (y tantos que, si fueran de plata,7' pudie-
65 talla: 'recompensa ofrecida para
capturar un delincuente'. Los facinerosos
eran, precisamente, hombres de cate
goría que habían cometido graves deli
tos contra la república con cierta impu
nidad. Se condenaba a la sátira en su
faceta de invectiva, como forma de
murmuración, no a la sátira asermona
da horaciana. 0
66 ninguno: 'a lguno' se diría hoy. In
cumplían este artículo muchos poetas
de la Corte , entre ellos Vélez a lo largo
de toda su v ida . 0
67 peregrino y caprichoso: ' ingenioso,
raro, original' (véase Prels., n. y) . 6 8 Cuéntese también el hemisferio
infernal.
6 9 Era apodo de bobos y nec ios . 0
7 0 Uso burlesco del prefijo proto- so
bre la base de protonotario o protomédico,
así llamados por ser preeminentes en su
oficio; se encuentra también en C e r v a n
tes, Quevedo , Góngora . . . 0
7 ' Frase derivada de un cuentecillo
tradicional en que un médico ignoran
te repartía las recetas al azar entre los
enfermos diciendo «Dios te la depare
buena». La parodia del pronóstico as
trológico fue género literario menor de
cierto éxito desde el siglo X V . ° 7 2 El Alguacil M a y o r de Sevilla tenía
a sus órdenes veinte alguaciles a caballo, a
los que aquí se a lude . 0
7 3 Juega con los sentidos de corchetes
T R A N C O X 125
ran competir con la capitana y almiranta de los galeones cuando vuelven de retorno con las entrañas del Potosí y los corazones de los que los esperan y los traen), 7 4 doña Tomasa y su soldado, como entraron por la posta, para estar a la vista de la ejecución de su requisitoria. La academia se alteró con la intempestiva visita y el atrevido alguacil dijo:
-Vuesas mercedes no se alboroten, que yo vengo a hacer mi oficio y a prender no menos que 7 5 al señor presidente, porque es orden de Madrid y la he de hacer de evangelio. 7 6
Palotearon 7 7 los académicos y don Cleofás se espeluzó tanto cuanto, 7 8 y el fiscal, que era el Cojuelo, le dijo:
- N o te sobresaltes, don Cleofás, y déjate prender, no nos perdamos en esta ocasión; que yo te sacaré a paz y a salvo de todo. 7"
Y volviendo a los demás, les dijo lo mismo, y que no convenía en aquel lance resistencia ninguna; que si fuera menester, «el Engañado» y él metieran a todos los alguaciles de Sevilla las cabras en el corral. 8 0
—Hombre hay aquí —dijo un estudiantón del Corpus—81 graduado por la Feria y el pendón verde, 8 2 que si es menester no dejará oreja de ministro a manteazos,8' siendo yo el menor de todos estos señores.
('ministros de justicia' y 'broches'; véa
se Prels., n. 14) , como Quevedo en sus
poesías. 0
7 4 pudieran competir 'con la plata que
traen de las Indias (entrañas del Potosí) las
naves donde van los comandantes (capi
tana y almiranta) que dirigen la flota'.
Obsérvese el j uego entrañas/corazones.
La mención del cerro del Potosí se con
virtió en un tópico para aludir por anto
nomasia a la plata y riqueza de las Indias.
7 5 'precisamente, nada menos que ' . ° 7 6 'de verdad, sin falta'. Juega tam
bién con el sentido religioso de orden y
ser de Evangelio: 'haber recibido las ó r
denes de d iácono ' . 0
7 7 'Se alborotaron' (véase V, n. 55). 7 8 'se asustó un tanto, se le erizaron
los cabellos'; tanto cuanto era italianismo
de uso generalizado. 0
7 9 'te sacaré libre de peligro' .
' 0 «Meterle las cabras en el corral. P o
ner a uno miedo y apretarle en pen
dencia o con amenazas de daño en la
persona o hacienda, a imitación del
pastor que mete las cabras y ganado en
el corral cuando tiene miedo del lobo»
(Cor reas ) . 0
1 Estudiante valiente y corpulento
c o m o los gigantones del Corpus; aunque
este personaje no había sido menciona
do antes, hay que considerar que algu
nas academias literarias admitían la p re
sencia de púb l i co . 0
2 En Sevilla, en 1 5 2 1 , se rebeló la
chusma en el barrio de Feria, l levando
por bandera un estandarte verde, de
donde quedó la locución de la Feria y el
pendón verde para aludir a la 'chusma
pendenciera'; hería o feria significó tam
bién ' hampa ' . 0
1 3 E l mantear era castigo humillante.
126 E L D I A B L O C O J U E L O
El alguacil trató de su negocio sin meterse en más dimes ni diretes, deseando más que hubiese dares y tomares, 8 4 y doña Tomasa estuvo, empuñada la espada y terciada la capa, 8 5 a punto de pelear al lado de su soldado, que era, sobre alentada, muy diestra, como había tanto que jugaba las armas, 8 6 hasta que vio sacar preso al que le negaba la deuda libre de polvo y paja. 8 7 El Cojuelo se fue tras ellos, y la academia se malogró aquella noche y murió de viruelas locas. 8 8
El Cojuelo, arrimándose al alguacil, le dijo aparte, metiéndole un bolsillo en la mano de trecientos escudos:
—Señor mío, vuesa merced ablande su cólera con este diaquilón mayor, 8 ' que son ciento y cincuenta doblones de a dos. ' 0
Respondiéndole el alguacil, al mismo tiempo que los recibió: —Vuesas mercedes perdonen el haberme equivocado, y el señor
licenciado se vaya libre y sin costas, más de las que le hemos hecho; que yo me he puesto a un riesgo muy grande habiendo errado el golpe."
El soldado y la señora doña Tomasa, que también habían regalado al alguacil, por más protestas que le hicieron entonces, no le pudieron poner en razón, y ya a estas horas estaban los dos camaradas tan lejos dellos, que habían llegado al río y al Pasaje, que llaman, por
Amenaza mantear la oreja de un ministro
de justicia, es decir, al ministro (por si
nécdoque), o bien, incluso cortarle la
oreja, como se hacía con los ladrones
reincidentes. 0
8 4 'sin meterse en más discusiones,
deseando trato y n e g o c i o ' . 0
5 'envuelta la capa en el brazo'; se
hacía para poder manejar más cómoda
mente la espada. Recuérdese que doña
Tomasa va vestida de soldado. 8 'era, además de valiente, muy há
bil con las armas, porque hacía mucho
que se ejercitaba'; todo con doble sen
tido (estar armado: 'excitado sexual-
mente' , espada, 'pene' , pelear, 'acto se
xual ' , e tc . ) . 0
8 7 'libre de embarazos'. Cleofás, al fin
preso, le había negado la deuda sin em
barazos (nótese la antítesis: preso/libre). 8 8 'viruela que se manifiesta con gra
nos mayores que los normales'; aplica
do a la interrupción prematura de la
academia por ser enfermedad infantil
que llegaba a causarla m u e r t e . 0
1' diaquilón: 'emplasto para ablandar
tumores' , aludiendo al ' soborno ' , habi-
tualmente llamado untura. Era conoc i
da la buena disposición de los alguaciles
a los arreglos si mediaba una bolsa de
dinero (bolsillo) bien l lena . 0
' ° Los doblones podían ser de a dos, de
a cuatro o de a ocho escudos de oro; estos
constituían la unidad monetaria más
fuerte y, al ser de oro, su valor real au
mentaba conforme se emitía más m o
neda de vellón: 150 doblones o 300 es
cudos son una fuerte suma, si se tiene
presente que un General de Artillería
cobraba 200 escudos mensuales y un
oficial 1 2 . 0
" ponerse a riesgos: 'exponerse a ries
gos, arriesgarse'; habiendo errado el tiro:
'habiéndome e q u i v o c a d o ' . 0
T R A N C O X 127
donde pasan de Sevilla a Triana y vuelven de Triana a Sevilla;' 1 2 y tomando un barco, durmieron aquella noche en la calle del Altozano, calle mayor de aquel ilustre arrabal,9 3 y la Vitigudino y su galán se fueron muy desairados a lo mismo a su posada, y el alguacil a la suya haciendo mil discursos con sus trecientos escudos, y el C o -juelo madrugó sin dormir, dejando al compañero en Triana, para espiar en Sevilla lo que pasaba acerca de las causas de los dos, revolviendo de paso dos o tres pendencias en el Arenal. 9 4
Y el alguacil despertó más temprano con el alborozo de sus doblones, que había puesto debajo de las almohadas, y metiendo la mano no los halló, y levantándose a buscallos, se vio emparedado de carbón, y todos los aposentos de la casa, de la misma suerte, porque no faltase lo que suele ser siempre del dinero que da el diablo, 9 5
y tan sitiado desta mercadería que fue necesario salir por una ventana que estabajunto al techo, y en saliendo se le volvió todo el carbón ceniza; que si no fuera ansí, tomara después por partido 9 6 dejar lo alguacil por carbonero si fuera el carbón de la encina del infierno, 9 7 que nunca se acaba, amén, Jesús.
El Cojuelo iba dando notables risadas entre sí, sabiendo lo que le había sucedido al alguacil con el soborno. Saliendo en este tiempo por cal de Tintores a la plaza de San Francisco, 9 8 y habiendo andado muy pocos pasos, volvió la cabeza y vio que le venían siguiendo Cienllamas, Chispa y Redina; y dejando las muletas, comenzó a correr, y ellos tras él, a grandes voces diciendo:
-¡Tengan ese cojo ladrón!
9 " Morgado da noticia en su Historia
de Sevilla de «muchos barqueros que v i
ven de solo pasar gente de una a otra
banda en el Pasaje de Sevilla a Triana,
aun con estar pocos pasos por cima la
puente». 0
9 3 Se refiere Vélez a una calle que
derivaba en la plaza del Altozano
(adonde llegaba el puente de barcas de
Triana), la más importante del barr io . 0
9 4 Famosa zona portuaria a orillas
del río, entre la Puerta R e a l y la T o
rre del Oro , adonde concurrían los sol
dados de galeras, picaros, corchetes y
maleantes de diversa especie . 0
9 5 Era creencia popular que los teso
ros obtenidos por medio de duendes,
trasgos o diablos se convertían en car
b ó n . 0
9 6 'por ventajoso, conven ien te ' . 0
9 7 «Alude a la conseja según la cual
en medio del infierno hay una encina
de cuyas ramas se hace todo el carbón
que allí se consume, sin que se amen
güe jamás en este menester la leña de
aquel gigantesco árbol» (Rodr íguez
M a r í n ) . 0
9 8 E n esta plaza se situaban los j u z g a
dos y la cárcel, y así, era normal encon
trar en ella letrados y gente de mal vivir .
La de Tintores iba de esta plaza a la ca
lle de la Pajería. 0
128 E L D I A B L O C O J U E L O
Y cuando casi le echaban las garras Chispa y Redina, venía un escribano del número" bostezando y metiósele el Cojuelo por la boca, calzado y vestido, tomando iglesia, la que más a su propósito pudo hallar. 1 0 0 Quisieron entrarse tras él a sacalle deste sagrado Chispa, Redina y Cienllamas, y salió a defender su juridición una cuadrilla de sastres,101 que les hicieron resistencia a agujazos y a de-dalazos, obligando a Cienllamas a inviar a Redina al infierno por orden de lo que se había de hacer; y lo que trujo en los aires fue que, con el escribano y los sastres, diesen con el Cojuelo en los infiernos. Ejecutóse como se dijo, y fue tanto lo que los revolvió el escribano, después de haberle hecho gormar al Cojuelo , 1 0 2 que tuvieron por bien los jueces de aquel partido 1 0 3 echallo fuera y que se vol viese a su escritorio, dejando a los sastres en rehenes para unas l i breas que habían de hacer a Lucifer a la festividad del nacimiento del Antecristo; tratando doña Tomasa, desengañada, de pasarse a las Indias con el tal soldado, y don Cleofás de volverse a Alcalá a acabar sus estudios, habiendo sabido el mal suceso de la prisión de su diablillo, desengañado de que hasta los diablos tienen sus alguaciles y que los alguaciles tienen a los diablos, 1 0 4 con que da fin esta novela y su dueño gracias a Dios porque le sacó della con bien, suplicando a quien la leyere que se entretenga y no se pudra en su leyenda, 1 0 5 y verá qué bien se halla.
Laus Deo & Beatae Virgini Mar i s . Sub correctione Sanctas Matris Ecclesiae
Romanas.
9 9 'notario' sería h o y . ° 1 0 0 tomando iglesia...', ' refugiándose
en la inmunidad del territorio sagra-
do'(véase V I , n. 62 y I X , n. 90); satíri
ca suposición, que los escribanos son
«sagrados» para los diablos: se decía de
ellos que no tenían alma. Acorde a la
antigua idea de que el alma se escapa
ba por la boca, se creía que los d e m o
nios poseían los cuerpos penetrando
por sus or i f ic ios . 0
1 0 1 A propósito de la sátira a los sas
tres, véase III , n. 44.
102gormar: 'devolver , vomi ta r ' . 0
1 0 3 'distrito judicial ' . 1 0 4 Hay una referencia implícita al
Alguacil endemoniado de Q u e v e d o , una
sátira de los alguaciles y una especie de
divertida paradoja, pues los diablos tie
nen sus alguaciles ('tienen quienes les
persiguen' y 'poseen sus almas'), del
mismo m o d o que los alguaciles tienen
( 'detienen' y 'contienen en sus ende
moniados cuerpos') a los diablos. 1 0 5 'no se enfade ni aburra con su
lectura'.
TABLA
L A V I S I Ó N D I S P A R A T A D A I X
por Blanca Periñán
P R Ó L O G O
1. Una vida en la corte y la literatura x x i x 2. Proceso y fecha de composición de
El Diablo Cojuelo X X X 3. A propósito del género X X X V
4. Estructura y sentido X L V I I
5. La nigromancia y la tradición del Diablo Cojuelo L V I I I
6. El estilo L X V I
7. Historia del texto L X X X I
E L D I A B L O C O J U E L O
Preliminares 3 Tranco I 1 1 Tranco II 21 Tranco III 33 Tranco IV 43 Tranco V 53
Tranco V I 65 Tranco VII 79 Tranco VIII 91 Tranco I X 105 Tranco X 1 1 7
A P A R A T O C R Í T I C O 129
N O T A S C O M P L E M E N T A R I A S 1 3 5
B I B L I O G R A F Í A 359
Í N D I C E D E N O T A S 4 1 1
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