[LUZ EN LA OSCURIDAD, Iª PARTE] 9 de diciembre de 2017
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“Luz en la oscuridad”
(1ª parte)
Antes de que en el desierto reposara la arena, antes de que la primera gota de
agua cayera en el primer mar, fue nuestra historia. Antes de que el sol brillara
por primera vez, antes de la historia de cualquier criatura, vino nuestra historia,
la más antigua. Antes de nuestra historia no hay historia alguna. De hecho,
ésta historia tuvo lugar antes del Tiempo. En el principio, solo había una esfera
de luz resplandeciente en mitad de la oscuridad más absoluta, la oscuridad
perfecta. Únicamente existía esa esfera. Nadie la contemplaba, nadie la podía
ver, porque no había nadie. Esa esfera era grande como océanos de luz.
Colosal. Y quizá, en el instante exacto, antes del cual no hubo instante, surgió
una luz; la Luz. Imagino aquel acto como una explosión de luz a cámara lenta.
Me hubiera gustado empezar así, alguna de mis clases en el Instituto de
Enguera, donde soy profesor de Física. Este año, con desazón afrontaré mi
último curso y con optimismo, la jubilación. Ya comentan por las aulas: ¡Don
Javier se jubila! ¡Por fin!... Ya lo tiene bien!. Pero ahora y aquí, no voy a dar
ninguna clase; solo quiero contar la apasionante historia que compartí con
Juan, ex-alumno y vecino, donde se precipitan y encadenan los más
impensables e intrigantes acontecimientos a raíz de una visita inesperada.
Juan levantó la vista del papel fotográfico, y se frotó los doloridos ojos. Llevaba
más de dos horas revelando las fotos del viaje que recientemente había hecho
a Lanzarote. Suspiró y salió del cuarto oscuro. El verano estaba siendo más
caluroso de lo normal y el hecho de estar tantas horas allí metido hacía que
estuviese empapado de sudor. Un espejo próximo le devolvió la imagen
cansada de un joven de treinta años. Acompañado de su trípode y cámara
réflex, salió a la calle. Habíamos quedado en La Cruz de Piedra, a la entrada
del pueblo. Teníamos planeado, esa noche, ir a ver la lluvia de estrellas. Cómo
sería de intensa, iba a ser una incógnita porque hasta que no llega el momento
no se sabe. Iba a ser muy interesante este verano, pues si normalmente se
exponen unos 100 meteoros por hora, para este año se esperaba una media
de 500. Esta cifra convertía a las Perseidas en el evento astronómico del
verano. Esto, se produce cuando diminutos fragmentos de polvo procedentes
de la cola del cometa Swift-Tuttle, entran en la atmósfera. La combustión
produce un destello que dura menos de un segundo y eso es lo que vemos
desde la Tierra. Esta es la explicación que dan los científicos, pero las
Perseidas o lágrimas de San Lorenzo tienen otras historias detrás como la que
vivió Juan hace dos años en un monte de Enguera.
En Enguera, como en el resto del hemisferio norte, es posible ver el
espectáculo de las estrellas si el tiempo lo permite. A Juan, como fotógrafo, le
encanta fotografiar este tipo de cosas y a mí, también. Buscó lugares donde
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poder hacerlas; el Piquet, por ejemplo, no era una buena opción. Hay que
evitar la contaminación lumínica para que no interfiera en la zona de
observación. Un buen sitio, me dijo, resultó ser el poblado íbero del Cerro de
Lucena, donde hay una elevación ideal para observarlas, de mucha paz y
tranquilidad. Su situación geográfica proporcionaba un excelente campo visual.
Afortunadamente, la Luna no iba a ser un obstáculo por estar en fase creciente,
ideal para practicar observaciones astronómicas. Aquella calurosa noche, a
propuesta suya, le acompañaba yo.
Las noticias señalaban que el cielo estaría gran parte de la noche sin Luna. La
mejor forma de verlas es a simple vista porque los instrumentos ópticos
amplían una zona muy pequeña del cielo, y lo ideal es justo lo contrario: ver
una gran parte. Cuanto más oscuro está el cielo, más estrellas se ven. Juan
instaló el temporizador y dejó el obturador abierto unos minutos para conseguir
buenos trazos estelares.
Mientras oscurecía, reparamos en las zanjas del yacimiento. Nos situamos en
la parte más elevada. Al otro lado hay una zona de excavaciones con unos
veinte apartados y una torre de aparejo ciclópeo. El poblado estuvo habitado
hasta que en el s. I a.C. sus habitantes se fueron a vivir al pie del Cerro. Juan,
aprovechó para contarme que allí arriba, cerca de un murallón, ocurrió algo
insólito cuando se preparaba para un observar una lluvia de estrellas, como la
que compartiríamos esa noche. Las deterioradas piedras cubiertas de maleza,
se convirtieron en un observatorio celeste mientras los pinos cercanos
guardaban silencio. Me dijo que no había pasado ni un solo día desde
entonces, sin dedicarle un pensamiento; que allí vivió los momentos más
intensos de su vida. Desde la cima del cerro buscaba a la Luna.
Empezó a ennegrecer la noche. Mi afición por la fotografía surgió en la década
de los sesenta, cuando los Beatles nos enloquecían y los hippies nos
revolucionaban. Fue una década tan apasionante que, hablando de la Luna, no
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pudo acabar mejor: poniendo a un hombre allí arriba. Se materializó el sueño
de Julio Verne, quien 104 años antes escribió la novela "De la Tierra a la Luna".
Inquieto, Juan comenzó a narrar su experiencia de hace dos veranos, no con
estrellas fugaces sino con la Luna. Siempre se vio atraído por ella; le fascinaba
su influencia en la vida de las personas y le sorprendía -como a todos- las
historias que la gente imaginaba. Como en tiempos antiguos, quería saber
cosas del cielo oscuro; tal vez comprender mejor los asuntos de la naturaleza y
la influencia que estos ejercían sobre los seres vivientes. Todas las culturas le
han dado a la Luna, categoría de semidiosa culpándola o adorándola por su
influencia sobre el hombre, la Tierra, o las criaturas que habitamos en ella.
Algunas afirmaciones son concretas mientras que otras son especulaciones y
supersticiones. Para algunas civilizaciones antiguas, la Luna actuaba en la
psiquis de las personas. Durante tiempo perduró la creencia de que las fases
lunares podían ejercer influencias negativas sobre nosotros. Yo creo a Juan
cuando dice que hay cosas que todavía no comprende. ¿Pero pueden existir
realmente efectos relacionados con los astros?. Es cierto que la conducta de
muchas personas cambia con los fotones solares o el geomagnetismo de la
Luna. La ciencia comienza a entender misterios relacionados con el Sol, la
Luna, y los campos geomagnéticos. De modo que todo lo que nos rodea ejerce
cierta influencia en nosotros. Pero, lo más descabellado de todo lo que me
contó fue cuando le supuso a la Luna un origen artificial. ¿De dónde sacó esa
idea?. Según él, después de aquella experiencia, le vio una estructura que
pudo haber sido creada por una antigua inteligencia en tiempos inmemoriales,
con el fin de “vigilar” y controlar desde allí el desarrollo de la vida inteligente en
nuestro planeta. Puestos así, le pedí que me contara como trascurrió la noche
de aquél verano.
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-¡Todo era serenidad _comenzó diciendo_, cielo sublime y silencioso!
Extasiado, me entretuve unos minutos entre la admiración y la plegaria. Entre
los restos de excavaciones, tuve el presentimiento de que alguien rondaba
cerca. Oí pasos... Divisé a lo lejos, un bulto que me impresionó. Parecía un
hombre de substancia indefinible. Pensé que me hallaba ante un auténtico
fantasma mientras se aproximaba. Como una neblina, se iba convirtiendo en
una persona. Sonreía pero no decía nada. Se apoyó en el muro, me miró y
oteó el cielo. Instintivamente hice lo mismo: mirar hacia arriba era el mejor
descanso para mis pupilas. La lluvia de estrellas había comenzado. Desde
donde se apoyaba aquella entidad, pude verlas perfectamente.
-¿No tuviste miedo?, pregunté.
-Sí. Cuando lo vi cerca, tuve miedo; tenía los pelos de punta. Ante la aparición
de su voz, di un paso atrás, como el que recibe la embestida del viento, aunque
me tranquilicé cuando me llamó por mi nombre. Era una voz poderosa, con una
intensidad que no puedes imaginar. Sin ser amenazadora, su voz era tal que
dejaba claro que no admitía réplica. Mientras sucedía esto, los perros ladraban
por todas partes e intuí que allí había algo de "fenómeno extraño".
-¿Quién era? _Indagué.
-Me dijo que era una criatura cósmica con fines inconfesables; que extendiera
la mente más allá de estas colinas. Miré al cielo y vi caer un estrella fugaz, y al
cabo, otra.. y otra más, como si aquél ser me contemplara y me hablara desde
el paraíso. Me iba expresando lo infinito que es el universo y que su desarrollo
se encuentra en expansión continua. Que él, antiguo ocupante de este poblado
íbero, seguirá habitando la tierra, guiando mis pasos, dándome poco a poco la
tecnología para la supervivencia, pero también, vigilando mi comportamiento.
Me dijo que la vida planetaria está ahí, y que hemos desaprovechado sus
visitas para aprender de ellos, y para recibir sus mensajes de desarrollo y de
alerta.
¿Porqué de la oscuridad del cielo nocturno, surgen estas cosas?. Comprendí
que personaje había que situarlo unos 2000 años atrás, cuando los íberos
poblaron este Cerro. Las estrellas, la Luna y los planetas eran los mismos, pero
el lento movimiento de precesión del eje terrestre provocó una re-configuración
a lo largo del tiempo. La humanidad vivió desde el principio muy pendiente de
los fenómenos celestes. Usaba los movimientos regulares del firmamento, del
Sol y de la Luna como reloj y calendario. Buscaban predecir no solamente los
fenómenos naturales, sino también el devenir de sus individuos. La gran cúpula
estrellada estremecía las conciencias de aquellas gentes. Hoy, cegados por las
luces de nuestra civilización no podemos imaginarnos qué significó el cielo para
aquellas culturas. Ni siquiera sabemos lo que es un cielo estrellado. Juan,
emocionado, continuó con su historia:
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-La confusión se transformó en algo gratificante, en una auténtica experiencia
por la que el desconocido se convirtió en mi mejor aliado, portador de luz y de
conocimiento. Habló en un castellano perfecto. En su conversación, hubo
momentos de silencio. Él me preguntaba, yo le respondía, le preguntaba... me
respondía. Hablábamos mientras las estrellas centelleantes se desmoronaban.
¡Íberos...!, una época en que las únicas luces de la noche eran los astros.
Aquellas personas sabían mucho de eso; se extasiaban mirando los trémulos
puntos fríos de luz, con miedo y admiración. Algunas constelaciones que
entonces se veían, ahora quedan escondidas bajo el horizonte.
-¿Podría decirse que vino a dar información concisa sobre algo o alguien?
_Pregunté a Juan, y antes de contestar me pidió respeto sobre el asunto.
-Me manifestó que ellos pueden aparecer en forma humana cuando es
necesario; que se han aparecido a los humanos desde tiempos primitivos y que
podemos convivir con ellos y no ser conscientes. Aunque parecen humanos,
tienen habilidades sobrenaturales. Me pidió que nadie haga rituales en Luna
llena, ni creciente ni menguante y mucho menos cuando hay lluvia de estrellas.
Me indicó que no se manifestaría si se lo pidieran, ni él ni nadie como él; No
quiere que se les rinda culto. Dijo que ellos no tenían sacerdotes; que tenían un
grupo encargado de ritos y ceremonias religiosas, intermediarios entre hombres
y dioses. Como máximo dirigente del poblado de Lucena que fue, tuvo una
importante función religiosa.
-¡Te estabas comunicando con un antiguo habitante íbero!. _Exclamé.
-Así lo comprendí. Es más, me contó que tenían capillas dentro de algunas
viviendas y pequeños santuarios públicos; que fuera del poblado había un
templo para las ofrendas. Le pregunté qué tipo de ofrendas y me dijo que con
figuras o exvotos que depositaban allí para obtener favores de los dioses o en
agradecimiento por los ya recibidos; las figurillas representaban a personas,
animales o partes del cuerpo. En sus prácticas religiosas también ejecutaban
algún sacrificio de animales, ofrendas de frutos y cereales, y libaciones, es
decir, el vertido de líquidos en el lugar del ritual. Comentó que tenían estatuillas
de terracota y figuras talladas en piedra representando alguna divinidad. Así
mismo, indicó que nunca realizaban predicciones sobre otras personas, ni
contactaban con muertos o seres extracorpóreos. En las necrópolis hacían
prácticas dirigidas a interceder ante los dioses a favor de los fallecidos y
asegurar su renacimiento en el más allá. Dio a entender que no todos recibían
el mismo trato al final de sus vidas, ya que los ritos funerarios no sólo servían
para honrar al difunto, sino que también eran una forma de reafirmar su estatus
social porque muchos eran excluidos no sólo del enterramiento en los
cementerios, sino de los ritos funerarios.
-Sí, lo sé. Los ritos funerarios eran humildes para las personas con pocas
posibilidades; de hecho, después de la pira se dejaban los restos en el lugar de
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la cremación. Hace años, visitando un museo con alumnos, explicaron que una
vez consumidos por el fuego, recogían los restos del difunto y los introducían
en la urna funeraria junto a su ajuar. En este cerro han encontrado algunas. A
los recién nacidos los enterraban bajo las casas. ¿Qué más te dijo?.
-Que él no había venido a dar falsas esperanzas; que cumplía fielmente lo que
dice; que aunque no abduce a las personas, puede -él y otros como él-,
colocar circuitos integrados en nuestro organismo y monitorizarnos. Que ellos
se materializan y se hacen visibles a voluntad. Me reveló que las noches de
Luna nueva y Luna llena poseen una energía que puede facilitar grandes
cambios interiores. Que deberíamos mantener una vigilancia particular esas
noches. "¿Sabes?", añadió, "cuando subo a este cerro y susurro mis plegarias,
me sucede algo parecido al espectáculo que se nos ofrece esta noche: igual
que todas estas estrellas, veo refulgir las chispas del metal sobre las piedras
con las que se construyó ese lugar, que es sagrado".
Después de aquella noche, Juan comenzó a entender la existencia de otra
dimensión y que este mundo es ilusión. Y yo, ahora sé porqué algún navegante
espacial, no volvió como antes de realizar el viaje; el comportamiento, las
creencias religiosas, etc., cambiaron a la vuelta. Tras aquella insospechada
visita en Lucena, a mi amigo le cambió la vida; doy fe. Desde entonces no ha
parado de recibir comunicados de aquella “entidad”. ¿Porqué tienen lugar por
la noche? Me pregunto: ¿No será esto un efecto del silencio y de la penumbra
sobre la imaginación?.
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-Por la misma razón que la obscuridad nos hace ver durante la noche las
estrellas que no vemos de día. La claridad puede borrar una aparición ligera;
pero es un error creer que la noche sirve en cuanto a eso para alguna cosa.
Las manifestaciones son más frecuentes de lo que la gente cree; muchos no lo
dicen por miedo al ridículo. Cuando ocurren, mi ritmo cardíaco y respiratorio
aumentan y mis piernas empiezan a temblar. Así pasó cuando me manifestó
que la Luna estaba hueca y lo qué hicieron para que hablásemos de la
posibilidad de que nuestro satélite estuviera hueco.
-¿Te dijo que la Luna estaba hueca?
-Aquella noche no; en posteriores encuentros, cuando me explicó que la
antigüedad de la Luna era mayor que la de la Tierra, me confirmó que es hueca
y que algunas Agencias Espaciales pueden detectar ondas de radio emitidas
desde allí. Parece ser que la ingeniería de control de su interior fue creada
mientras era satélite de Saturno. De vez en cuando dejan ver luces y permiten
que fotografíen algunas construcciones y hablemos de si hay bases humanas o
no, en su interior. Me permitió despertar del sueño de mi ignorancia y salir por
mis propios medios, del desorden, confusión y sufrimiento en el que estaba
metido. Por ese motivo, para nuestros encuentros, el momento y el lugar no
pueden ser cualquiera; necesito poner los cinco sentidos para comprender qué
me quiere comunicar. Dijo que aunque al principio no comprendiera todo el
significado de sus palabras, la reflexión siembra una semilla, y el sentido de las
palabras echa raíces a través de todo el inconsciente; que como el lenguaje
verbal es limitado e imperfecto, la realidad no puede ser expresada a través del
lenguaje, y si lo haces, faltas a la verdad. No es posible transmitir la verdad, o
recibirla a través del lenguaje, del pensamiento o de la mente, porque la verdad
no puede internarse por esas estrechuras.
No sé la de veces que he explicado en clase la perfecta sincronía que hay en la
Luna entre sus movimientos de rotación y traslación alrededor de la Tierra, de
manera que siempre vemos la misma cara; también les digo que justamente
eso, no tiene parangón en ninguna parte del universo conocido. Cuando
hablamos de esto, hay a quién la imaginación se le escapa y sueña con una
Luna artificial que oculta equipos de observación dirigidos hacia nuestro
planeta, situados en su cara visible. El Sol y la Luna, aunque son astros de un
tamaño completamente diferente y se encuentran situados a una distancia de
la Tierra completamente dispar, se ven del mismo tamaño desde la Tierra. Por
eso, en la mayoría de eclipses de Sol, la Luna tapa milimétricamente el disco
solar, aunque también se producen eclipses de tipo anular por las periódicas
variaciones de distancia entre los tres astros. Yo, que he hecho cálculos de
probabilidades en relación con este tema llegué a la conclusión de que la
probabilidad de que astros con diámetros diferentes y situados a tan distintas
distancias de nuestro planeta se vean del mismo tamaño desde aquí, son casi
infinitesimales.
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Mientras Juan hablaba, iba configurándose en mi mente la idea de que la Luna
es un elemento de control, una estación espacial que analiza nuestro estado;
que se colocó donde está ahora y como su situación no es natural le crearon
un sistema de traslación artificial con giro concéntrico completo para que su
influencia sea constante e invariable. Visto así, me atreví a preguntarle:
-¿Crees que trató de decirte en algún momento que tienen bases en la cara
oculta de la Luna?. Son muchos los que creen que allí se esconde un lugar
desde donde somos controlados.
-Intuí algo de eso. El porqué no podemos ver la cara oculta de la Luna ha sido
una pregunta que nos hemos hecho muchas veces, siendo estudiantes, y las
explicaciones que no dabais, no nos convencían. Creo que podré contestar...
-Dime, dime.
-Aquél ser certificó que hay un compleja base lunar en la cara oculta de la
Luna. Parece absurdo pero es así; dijo que me daría pruebas…Sabe que la
Armada de Estados Unidos envió el satélite Clementine para fotografiar la
Luna. Durante dos meses envió más de un millón de imágenes. Algunas
mostraban un suelo tosco carente de vida como la cara visible. Su superficie
fue recubierta con minerales para darle la apariencia que ahora tiene. "Muchas
bases de la cara oculta de la Luna han sido vistas por astronautas de las
distintas misiones Apolo", me dijo. "Además de grandes máquinas y naves,
también hay naves nodriza". La teoría, Javier, dice que si estos seres provienen
de otro planeta en otro sistema solar, deberían tener una base desde la cual
poder realizar visitas regulares a la Tierra. ¿Qué mejor lugar que la cara oculta
de la Luna, que está perpetuamente oculta de nuestros ojos?.
-No sé, no sé... _Titubeé_. Desde la cara oculta de la Luna se han firmado
genocidios, guerras y grandes desastres de la humanidad por intereses
creados. Allí, tengo entendido que se crean frecuencias negativas para que la
energía no llegue con la información adecuada y así convertirla en energía con
la frecuencia de sus intereses. Y también desde allí, se manejan hilos
manipuladores hacia la Tierra, se proyectan conductos energéticos hacia
nuestros campos energéticos creando pasillos por donde seres energéticos
transitan a su antojo absorbiendo nuestra energía y alimentándose de ella.
Aunque he leído mucho sobre astrofísica, quisiera entender cosas que o no
puntualizaron, o yo nunca comprendí. Hoy no me atrevo a decir lo que siempre
pensé: Que manejan y controlan nuestra mente en una frecuencia de vibración
baja, por eso actuamos en estados de frecuencia inconsciente y entran a
nuestra psique e implantan sus programas sin esfuerzo. Imagino la mente
como un libro en blanco donde meten programas y obran como quieren. Nos
anulan un hemisferio cerebral, dejándonos la parte que no siente ni padece,
solo opera. Creo que Juan no está equivocado cuando dice que la Luna es
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artificial y oculta equipos de observación situados en la cara no visible. Nos
observan, escrutan nuestros sueños mientras dormimos, que es el momento
más peligroso ya que cuando dormimos activamos nuestra parte energética y
trabaja en fases que durante el día están latentes. Hay glándulas que se
activan en la oscuridad durante el sueño, provocando estados alterados de
conciencia donde podríamos abandonarnos y quizá, darnos cuenta que vivimos
enjaulados. La Luna realiza algo más que iluminar la noche.
-Dijo además que muchos niños son implantados con chips mientras duermen,
quedando monitorizados. Ellos nunca recuerdan eso, y les asignan a un grupo
de seres que les mantienen bajo vigilancia. No importa quienes son o donde
nacieron.
-La verdad es que el poder en la tierra está en manos de cuatro perversos que
no son humanos.
-Ahora ya sabes que nos controlan aunque no les veamos, ni entendamos
cómo operan; ni siquiera nos importa. Mientras estamos ocupados con
nuestras cosas no vemos el dominio y control que tienen sobre la Tierra.
A excepción de unas lejanas cigarras y un aullido casi subliminal que resonó
por el Cerro, la noche estaba totalmente calma. Nos tendimos sobre el césped
y levantamos la mirada hacia el cielo, sintiendo cómo se nos aceleraba el
corazón. Las estrellas nos reconfortaron; parecía que querían demostrarnos
que los cielos se crearon para beneficio nuestro. Algunos, hallaron en los cielos
una apertura hacia la sensibilidad religiosa. Otros, como yo, nos sentimos
sobrecogidos por la magnitud del cosmos. Quedan aquellos que se sienten
estimulados con el vuelo de su fantasía.
Sin bajar los ojos, extendí los brazos rozando la hierba. En el firmamento
refulgían miles de estrellas temblorosas. Lloraba San Lorenzo... La noche
parecía durar una eternidad, mientras que las estrellas hacían fragosos
movimientos. Una extraña sensación de vértigo nos impulsó a aferrarnos a las
piedras, como si fuésemos a remontarnos hasta el firmamento. Las estrellas
llegaban casi hasta los árboles más próximos. Repetía muchas veces en mis
clases, que en los últimos milenios se empezó a construir ciudades y a emigrar
hacia ellas. En las últimas décadas, la población abandonaba el campo y a
medida que se avanzaba tecnológicamente, se contaminaban los centros
urbanos y las noches quedaban sin estrellas. Ahora, las nuevas generaciones,
alcanzamos la madurez ignorando el firmamento que admiraron nuestros
mayores. Nos apartamos del cielo en un aislamiento cósmico que veremos
donde acaba.
Escuchando el silencio, descubrí que si las melodías que se pueden oír son
dulces, las que no se pueden escuchar lo son más. En medio del silencio,
regresó aquél ser; el mismo que visita a Juan desde hace dos años. Su llegada
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no fue el único hecho que le dio cierto carácter mágico. También salieron a la
luz revelaciones que confirmaron la excepcionalidad de la zona. Muchas
hipótesis tratarán de explicar la razón de éstos fenómenos, incluso dirán que el
Cerro está hueco y dentro de él hay una base extraterrestre. Pero lo cierto es
que este Cerro y sus alrededores emana una energía que provoca cambios a
nivel físico, psíquico y espiritual, inéditos. Esta energía, es la prueba de que
este es un punto dinámico, uno de los tantos que hay en el planeta. Este sitio
une fuerzas de energía, que a su vez se conecta con otros, que coinciden con
otros montes o espacios sagrados. La manifestación de este ser, aquí, alienta
la idea de que Lucena sea objeto de estudio por alguna razón que algún día
será revelada.
La entidad, de estar próxima a nosotros, paso a sentarse a nuestro lado. Me
miró y dijo: "Estáis contemplando un acto cósmico, reflejado en la misteriosa
luz que recibís por medio de las radiantes estrellas que cruzan fugaces el cielo.
La fusión de las energías sutiles que hay en el microcosmos de tu cuerpo es lo
mismo está sucediendo en el macrocosmos. Vosotros sois el microcosmos y el
Universo, el macrocosmos. En cuanto a la Luna, nunca la miréis sin parpadear,
porque su luminosidad puede ser perjudicial para la vista. No hay restricción
alguna cuando tratéis de mirar a las estrellas, que es una práctica iluminadora
que llena el alma".
-Parecido a estas estrellas que caen del cielo, vengo a iluminar el camino. La
humanidad, como las estrellas, se pierde en la inmensidad. Sirvo en Iesod, o
en Luna como la llamáis aquí. Me ocupo de transformar las energías
generadas por vuestros guías, en hechos de vuestra vida. Voy a estar cerca de
vosotros y responderé a vuestras solicitudes. Hace más de dos mil años, ocupé
con mi familia este lugar sagrado. Esto fue un centro de convocatoria mítica-
religiosa donde se desarrollaban ritos periódicos. Danzábamos tomados de las
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manos y entonábamos alabanzas. Con más de mil habitantes, controlábamos
todo el territorio circundante y los asentamientos agrícolas.
-No hace mucho _intervino Juan_, un muchacho del pueblo dijo haber visto
hombres caminando por la sierra y que desaparecían de forma imprevista.
Cuando insinuó que igual podía tratarse de seres que venían de la Luna, lo
tomaron como una tontería y nadie le dio importancia.
-Ya veo, pero no os preocupéis. Iesod guarda muchos secretos; no todas las
expediciones lanzadas a explorarla, donde la vida se antoja casi imposible, han
podido desvelar. Durante nuestra ocupación en estas tierras, tuvimos muchos
contactos como podéis imaginar. Nuestras costumbres iban evolucionando y
nuestra cultura se enriquecía con aportaciones fenicias, griegas y cartaginesas.
Comenzamos a llamar Selene a la Luna, tomada como una influyente diosa en
el devenir humano o como posible albergue de seres vivos. Contrariamente a lo
ocurrido con vosotros, la gran evolución ética y moral ha llevado a los selenitas
a un gran desarrollo tecnológico, gracias al cual sobrevivimos en el interior de
un cuerpo celeste cada día más inhóspito debido a causas naturales que han
hecho inhabitable la superficie lunar al faltar el oxígeno.
-Estoy impactado _ señalé _, con lo que dices y cómo lo dices y más aún,
cómo hablas el castellano sabiendo que vuestra lengua era muy difícil y que
permanece aún en el misterio. Creo que a pesar de los intentos que se han
hecho para descifrarla nadie lo ha conseguido.
-Podréis leerla, pero no traducirla. Aún no es el momento. Cuando tenga que
ser, se dará. Nosotros dependíamos de Saetabi, la capital de la Contestania,
tierras situadas entre los ríos Júcar y Segura. La fortificación que nos rodeaba
existía por prestigio y para protegernos. Nada que ver con lo que ahora se ve.
Ofrecíamos un aspecto monumental: murallas, torres, puertas y fosos. Aquí
_señaló hacia un lado_, habían unas enormes torres ciclópeas. Entrábamos
por unas puertas de madera forradas de hierro para hacerlas más resistentes y
protegerlas del fuego. Los fosos dificultaban la aproximación a las murallas. No
lo rodeaba todo, solo los puntos más expuestos.
Mientras hablaba, miró al cielo de nuevo y dijo que no son las estrellas las que
crean la luz, sino que es la luz la que crea las estrellas. "Todo está hecho de
luz –dijo–, y el espacio de en medio no está vacío". Comprendimos que la luz
es mensajera de vida, porque contiene toda la información. Nos dimos cuenta
de que la vida es la fuerza de lo absoluto, lo supremo, la creadora de todas las
cosas. Comprendimos que la percepción humana es sólo luz que percibe luz.
Ahora era yo quien se estaba dando cuenta de lo importante que era conocer a
estos seres y poder dirigirse a ellos, porque quieren revelarnos la verdadera
naturaleza de la luz. Hace dos años le pasó a Juan, ahora a mí.
(Continuará)