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CAPiTULO 1
LA PRAGMATICA Y LOS MARCADORES
1.1. La comunicaci6n inferencial
Comencemos por fijar las bases te6ricas de la corriente de la pragmMica que va a proporcionar los primeros fundamentos de nuestro estudio.7
Hasta hace pocos afios la comunicacion se explicaba como un proceso de codificaci6n y descodificaci6n de enunciados. Era 10 que hab!amos aprendido del Cours de linguistique generate (1916) de Ferdinand de Saussure [1857-1913) y de su versi6n perfeccionada en 1960 por Roman Jakobson [18961982) en «Linguistics and poetics». As!, cuando un hablante quer!a cornunicar algo, 10 codificaba, recurriendo al c6digo que era una lengua determinada; el oyente, que conoda ese c6digo, descodificaba el enunciado recibido y comprendfa 10 que se quena comunicar. Sin embargo, ya en 1967 el fi16sofo del lenguaje Herbert Paul Grice [1913-1988] habia rnantenido que 10 dicho no es todo 10 cornu
7. Algunos manuales de pragrmilica escritos en espaftolo tra· ducidos a nuestra lengua son Levinson (1983), Reyes (1990), Moeschler y Reboul (1994), Bertuccelli Papi (1993), Calvo (1994) y Escandell (1996).
1975}. Veamos el siguiente inter
(1) ANA: <.Te ha gustado ese tal Manolo? BEATRIZ: No me gustan los que se escuchan al ha
blar.
Despues de oir la intervenci6n de Beatriz, Ana conc1uye que Manolo se escucha al hablar y que, por este motivo, a su amiga no Ie ha gustado este muchacho. En rigor, ninguna de estas dos conclusiones, que Grice denomina «implicaturas»,8 ha sido dicha pero, ciertamente, forman parte de la comunicaci6n tanto como el enunciado expreso que las ha desencadenado (No me gustan los que se escuchan al/tablar).
Toda comunicaci6n verbal consta de una parte codificada y de otra parte producto de inferencias, esto es, de ciertos procesos mentales que Bevan a conclusiones como las anteriores. Los hablantes nos comunicamos presentando 10 dicho· como un estfmulo para desencadenar estas inferencias. La simple descodificaci6n nunca es suficiente, pues la comunicaci6n humana es esencialmente una comunicaci6n inferencial.
Para que se produzca este proceso inferencial, ademM de 10 dicho, es preciso un «contexto». El contexto de los participantes en una conversaci6n es siempre mental y esta formado por las creencias que residen en su memoria, pero tambien por aquellas que se derivan de su percepci6n inrnediata de la situaci6n 0, simplemente, de 10 que se ha dicho antes (Sperber y Wilson: 1986). Para com
8. Eol tc!rmino implicaillra es un neologismo propuesto por Grice paI2 evitar implicaci6n, que en filosoffa dellenguaje ya posela otro significado.
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prend.r I. Imparl.nel" dC'1 L'mHoxln Clon.tdoJ¥101 que nuellre", dOl Amlg,"" AIIII y Bel\trlz, lie 6clpl. den dlclc!ndose: A las die'l, (!J1 la puerto del cine. Aunque descodifiquemos sin problema este enunciado, no seremos capaces de acudir nosotros tambi~n a la cita. No sabemos si la cita es a las diez de la manana 0 de la noche, si es al otro dfa 0 dentro de un mes, y no tenemos la menor idea de cual es el cine. En fin, carecemos del contexto necesario para lograr las inferencias oportunas. Sin embargo, las dos muchachas, que alcanzan este contexto, logran, gracias al aporte pragmatico que les proporciona, una comprensi6n del enunciado que tal vez se podrfa parafrasear con: «Hemos acordado una cita manana, 9 de julio de 1998, a las diez de la manana, en la puerta del cine Coliseo. II
Un grave problema te6rico consiste en detenninar c6mo de un contt:xto mental enorme, como es el que cualquier persona posee, se selecciona aqueUa parte que Ie pennite lograr las inferencias deseadas en cada momento. H. P. Grice (1975) propone que se puede prever porque los hablantes respetan un «Principio de Cooperaci6nll , que se desglosa en cuatro categorfas que resumidas serfan: .
a) Cantidad. Proporcione toda la informaci6n que se precisa, pero no mas.
b) . Calidad. No mienta. c) Relacion. Lo que diga debe ser pertinente. d) Modo. Debe ser claro en la exposici6n.
.. Alguien nos dice Tengo friO. Suponemos que si
gue el Principio de Cooperaci6n: por ejemplo, que no nos miente -categorfa de calidad- y que nos ha dicho 10 que considera pertinente -categona de relaci6n-. Buscamos en el contexto ---en este
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c••o, In II habltacl6n- algo que nos permlta Inre. rlr alguna Impllcalura. Vemos una ventana ablerta. Todos sabemos -tenemos en nuestra memoriaque cerrar las ventanas alivia el frio y concluimos que nuestro interlocutor nos ha comunicado su sensaci6n con este fin. Una de las implicaturas de Tengo friO sera «Cierra la ventanall.
1.2. Implicaturas conversacionales e implicaturas convencionales
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Una vez establecido este hecho, el siguiente paso consistira en comprobar que papel desempenan unidades como pero, pues, sin embargo, bueno, claro, etc., en esta concepci6n de la comunicaci6n. Grice (1975) distingui6 dos tipos de conclusiones inferencia1es: las implicaturas «conversacionalesll y las implicaturas «convencionalesll. Las primeras se obtendrfan exclusivamente por el Principio de Cooperaci6n. Asi, por ejemp10, «Cerrar la ventana» en el ejemplo anterior sera una implicatura conversacional. Si variamos el contexto, 1a conclusi6n puede ser distinta. Supongamos ahora que 1a ventana esbi cerrada y que el frio 10 produce e1 aire acondicionado. Inferiremos que nuestro interlocutor desea que se abra 1a ventana.
Pol' e1 con~rario, las implicaturas convenciona1es son fijadas por palabras como perot Recordemos el ejemplo que vimos en Ia introducci6n:
(2) a) Es leo pero es simpAtico. [Asl que la chiea Ie harn caso.]
b) Es simpatico pero es leo. [Asl que la chiea no Ie harn caso.]
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.Sperber y Wilson,9 no es una regia cultural como laLa distinta conclusi6n que inferimos de .estos
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enunciados sobre el exito amoroso 0 el fracaso de nuestro conocido se debe a la posici6n de los dos miembros del discurso (Es feo / es simpatico) en relacion conpero. Este marcador, sea cual sea el contexto, nos dice que la conclusion a la que se ha de lIegar sera una que se obtenga del miembro del discurso que 10 sigue y no del que 10 precede. En (2a) la eV11clusi6n sera a partir de es simpatico yen (2b) de es feo. De este modo, las inferencias que se logren en cada caso estan «convencionalmente» condicionadas por pero.
Se ha de advertir, no obstante, que la conclusion concreta que se propone en estos ejemplos -«La chica Ie hara caSOl> para (2a) y «La chica no Ie hani caso» para (2b)- se obtiene conversacionalmente, ya que en otro contexto las conclusiones pueden ser distintas; aS1, en una selecci6n de personal para vendedores a domicilio la conclusi6n de 10 dicho en (2a) pudiera ser «Lo con. tratamOSl> y en (2b) «No 10 contratamos». Lo convencional se limita a que sea el miembro discursivo que sigue a pero, y no el anterior, aquel que orienta hacia la conclusi6n que se ha de ob. tener.
1.3. EI Principio de Pertinencia
Mas recientemente. el antrop610go frances Dan Sperber y la lingiiista inglesa Deirdre Wilson parten de la concepci6n de Grice, pero la modifican sustancialmente. Reducen las categotias a una de elIas, la de relaci6n, con un diferencia esencial: el «Principio de Pertinencia», como 10 denominan
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maxima de Grice, sino un principio natural. lO Se trata de un principio cognitivo que gufa el comportamiento comunicativo humano y para el que no existe excepci6n. La comunicaci6n precisa que las inferencias que fonnan parte esencial de ella sean inmediatamente previsibles tanto para el hablante como para el oyente. Esto sucede porque ambos comparten inexcusablemente este mismo principio. En todos los hablantes de todas las culturas, por el hecho de ser seres humanos. el principio de pertinencia gufa el proceso de obtenci6n de las inferencias.
El Principio de Pertinencia se resume en: atodo enunciado comunica a su destinatario la presunci6n de su pertinencia 6ptima». Las personas bus-' camos en la relaci6n entre 10 dicho y el contexto la pertinencia mayor; es decir; el efecto cognitivo rna· yor -Ia mayor infonnaci6n- en relaci6n con el esfuerzo de tratamiento mas pequeno. Supongamos que en la calle una persona Ie dice a otra: ;Cuidado!, haciendo una indicaci6n en una direcci6n determinada. El oyente observa. Ve a una madre con sus hijos, a un vendedor de cupones. una tienda de ropa y a un motorista que esta a punto de atropellarlo. Inrnediatamente comprende que su interlocutor Ie llamaba la atenci6n sobre el motorista y no sobre las demas personas 0 cosas. Ha
9. La versi6n espailola de su libro fundamental R4Jeval1Ce (1986) ha preferido el anglicismo relevanci4 a pertinencia. aunque Ja traducc:i6n al franc& del propio Sperber es 1A pertinence y en Haliano Ie habJa de pertinDWl. En cualquier caso, si Be prefiere utilizar relevancia. se ha de tener cuidado de no interpretarlo como cimportancia".
10. En Wilson y Sperber (1981-1998) y en Sperber y Wilson (1986.46-53) estos autores comentan sus diferencias con Grice. Un estudlo comparativo de los dos principios es el de Yus (1997).
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apli6ido eI principio de pcrtinencia a partir .de un enunciado y en relaci6n con un eontexto detenninado. Es mas pertinente «cuidarse» de un vehfculo que nos puede arrollar que de una madre que mantiene el orden. En:
(3) ANA: lEstas mareada? BEATRIZ; Me he tenido que sentar.
Para obtener la implicatura «Beatriz esta mareada». Ana ha aplicado al enunciado Me he tenido que se11.tar el principio de pertinencia, el cualla ha obligado a buscar en el contexto los conocimientos que Ie pelmitan obtener algun beneficio en el proceso comunicativo que se ha iniciado. Pensemos que de Me he tenido que sentar podrfa haber inferido: «hay asientos en la casa» 0 «Beatriz estaba antes de pie», pero ninguna de estas inferencias son pertinentes para responder a la pregunta de Ana.
De todos modos, como sucede con la Gramatica Generativa, se deben distinguir dos posiciones frente a Ia Teona de la Pertinenda. En el caso de la teona chomskyana se puede asumir que existe una competencia lingiHstica innata en el ser humano, pero se puede disentir del desarrollo concreto de los diversos modelos de la sintaxis generativista. Asimismo, la inmediatez con que se realizan las inferendas en la comunicaci6n parece confinnar la idea de un principio psicol6gico necesario e inexcusable en el proceso inferendal, tal y como mantienen los pertinentistas; sin embargo, se puede ser esceptico en los planteamientos -coneretos de la teona sobre c6mo funciona exacta. mente la mente en los procesos inferenciales. En cualquier caso, mas que los lingiiistas, seran los
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psic610gos quienes poseen instrumentos para juzgar esta parte de la teoria. II
1.4. Significado conceptual y significado de procesamiento
Los discipulos de Sperber y Wilson se han ocupado mas directamente que el10s mismos de los. marcadores discursivos. Diane Blakemore (1987. 1989, 1996), discipula de Deirdre Wilson, retoma la diferencia de Grice entre implicaturas conversacionales e implicaturas convencionales y mantiene que las implicaturas convencionales se deben al peculiar significado de las unidades lingiHsticas que las ocasionan. Para ella, unidades como ademds. por tanto o sin embargo poseen un significado de «pr~esamiento» de los enunciados en relaci6n con el contexto, mientras que el resto -v. gr. tienda, comprar o rdpido- tienen un significado «conceptual» y, por consiguiente, contribuyen a las condiciones de verdad de la proposici6n semantica que se encierra en el enunciado. 12 Tomemos dos intervenciones:
11. Adem~ de Sperber y Wilson ·(1986). una exposici6n mu sencilla de esta teoria es la de Blakemore (1992). Para un comentario cntico sobre Ia Teolria de la Pertinencia. Portol~s (l994a y 1994b). Muy interesantes soh las consideraciones desde la psicologfa de Sinchez de Zavala (1997).
12. En rigor. en Wilson y Sperber (1993) se distinguen cuatro posibilldades:
(I) Palabras con significado de representaci6n -lienda. comprar 0 rdpido-. donde se incluyen los adverbios Francamenle y En serio como adwrbios de modo (v. gr.. 1.0 diu (rancamente), lienen un significado conceptual y vericondicional.
(ii) Varios tipos de adveroios oracionales. que incluyen los adverbfos Francamente y En serio como adverbios i1ocutivos (v. gr.. Franaunente. no me 10 creo); tienen significado conceptual y no wncondiefonal: codifican conceptos que no son constituyentes de Ia proposicl6n expresada sino de explicaturas de m~ alto nivel. Para co
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Ana es de Terucl y, par tanto. cs hablad~ra.
Ana es de Teruel y. sin embargo. es habladora.
Las condiciones de verdad de sus proposiciones son identicas. Ambas seran verdaderas si Ana cumpIe el ser locuaz y el haber nacido en TeNel, y seran falsas en caso contrario. Sin embargo, las inferendas que obtenemos de estas intervenciones son distintas. De lapdmera concluimos que «Ana es habladora, porque los turolenses 10 son» y de la segunda, que «Ana es habladora, a pesar de no serlo los turolenses». De este modo, por tanto y sin embargo no contribuyen al significado conceptual de las intervenciones, ni a sus condiciones de verdad, pero S1 a su procesamiento, esto es, ala realizaci6n de unas inferencias determinadas a partir de la relaci6n de 10 dicho y el contexto.13
POl' mi parte, despues de un analisis minuci(,~0
de los marcadores del espano!, he constatado que la diferencia que propone Blakemore entre unas unidades con significado conceptual y otras con significado de procesamiento, a pesar de ser orientadora, simplifica en cierta medida los hechos lingti1sticos. Por un lado, las palabras que «representan» tambien pueden condicionar el procesamiento y, por otro, algunos marcadores conservan, al
mentarios en espafiol sobre el conceplo de explicatura se pueden consultar Leonetti (1993) y Portol~ (l994c).
(iii) Conectivos discur.;;ivos como poT tanto y despuis de todo tienen significado de procesamiento y no vericondicional: codifican restriceiones de procesamlento a las Implicaturas.
(iv) Palabras como los pronombres personales yo y td, que tienen significado de procesamienlo y vericondicional.
De estas cuatl"O posibilidades. en esta exposici6n nos Iimitamos a la (I) y a la (iii). .
13. Para una exposici6n del estudio de los marcadores discursivos dentro de la Teona de la Pertinencia. Montolfo (1997 y en prensa).
menos en parte, un significado conceptual. Para el primer caso partamos de un ejemplo:
(5) a) Beatriz ten(a muchos recuerdos de su infancia.
De este enunciado se puede inferir segiin los contextos tanto que los recuerdos de Beatriz eran felices como que eran infelices. No sucede 10 mismo con otros enunciados:
(5) b) Beatriz acarreaba muchos recuerdos de su infanda.
c) Beatriz. atesoraba muchos recuerdos de su infanda.
Con verbos como acarrear inferiremos que los recuerdos de la infancia eran desgraciados; con verbos como atesorar, que eran placenteros. Estos dos verbos restringen las posibles inferencias que se puedan obtener de su objeto directo. esto es, representan perc tambien orientan el procesamiento.
En cuanto a la existencia en algunos marcadores de significados conceptuales se debe tener en cuenta que, como veremos mas adelante (§ 3.S.D), la mayor parte de los marcadores son una evoluci6n hist6rica de unidades con este tipo de significado. EI marcador en cambio, por ejemplo, conservaba en buena parte del siglo XIX un significado conceptual de «cambiolil semejante al actual de a cambia. 14 Como este adverbio, podia tener complementos con de:
14. (1) Piensas que no te puede pasar nada bueno, sin que, a cambio. te suceda algo malo. [J. J. MillM, £1 worden de tu nomm. 158.]
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(6) Ahora, en cambia de sus cOllcesiones, yo voy If'hacer otras. [B. Perez Gald6s. Gloria, 326.] •
Sin duda, existe y es principalla idea de contraste entre los dos miembros que vincula este marcador, perc tambien pervive la de «cambio»: se cambia un
o conservaba el significado de «cambio» complemento:
aun sin epistolario por unos apuntes y un deshacer el rostro, por un crearse la voz.
Esto que sucede Con en cambia se repite en
(7) (... ) ttl podrias ser consuelo incfable de este anciano moribundo, recibiendo, en cambio, de mf 10 que jamas has tenido, ni csperas tener. '(B. Perez Gald6s,
otras ocasiones con el significado de «consecuencia» con en consecuencia, de «obstar» con ;10 obstante, de «consiguiente» con por consiguiente, de
£1 equipaje del rey Jose, 172.] «contrario» con por el contrario, etc. En suma, la clara diferencia entre unidades con un tipo de sig
En la actualidad, con su especializaci6n como nificado conceptual y otro de procesamiento que marcador, su significado de procesamiento Se limi propone Blakemore debe ser tomada con algunas ta a guiar un contraste entre dos miembros del dis precauciones. Los marcadores tienen un significacurso sin el significado de «cambio» originario. do de procesamiento, pero este significado fre
cuentemente posee una evidente relaci6n con el (8) Las personas son relativamente buenas; los pueblos, significado conceptual de las unidades que los han
en cambio, son violcntos y sanguinarios; todos sin excepci6n. [E. Mendoza, Una comedia ligera, 280.]
origillado.
En contraste con las personas, que son Relo.tiva.mente buenas, los pueblos son Violentos y sangui 1.5. Definicion de marcador del discurso
nanos. Ahora bien, en· algunos casos, el significado
conceptual originario de en cambio se conserva y coincide con el de procesamiento:
La hipOtesis te6rica que se ha expuesto hasta el momento se re~ume en: primero, la comunicaci6n humana es esencialmente inferencial; segundo, existen unidades lingiifsticas cuyo significado con
(9) a) Busque ese supuesto epistolario, que no encontre, pero encontre en cambio apuntes para una psicologla de los sentimientos. [J. A. Marina, El laberinto sentimental, 23.] .
vencionalmente fijado en la lengua condiciona el procesamiento del discurso en relaci6n con el contexto. A estas unidades las denominaremos marcadores del discurso. Con esta base, ya se puede pro
i b) Su companera de cscena [...] no entm bien en el escenario: tiene que deshacerse un poco mAs el I .
poner una definici6n de marcador:
rostra y, en cambio, crearse la voz para poder Los marcadores del discurso son unidades lingillssalir del cine y proyectarse hacia el publico. [E. ticas invariables, no ejercen una funci6n sintActica Ham Tecglen, en El Pals, 1O-XI-1996, 28.] en el marco de la predicaci6n omcional y poseen un
cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de II
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acuerdo con sus dislintas propiedades morfoontlicticas, semlinticas y pragmMicas. las inferencr.:ls que se realizan en la comunicaci6n.
A 10 largo del libro se ira explicando y concretando esta definici6n.15
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15. En Pons (1998, 41-60) se recogen otras definiciones que se han propuesto en las liltimas decadas para las unidades que nos ocupan.
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CAPiTULO 2
EL DISCURSO Y LOS MARCADORES
2.1. El discurso
Por «discurso» entiendo la acci6n y el resultado de utilizar las distintas unidades que facilita la gramatica de una lengua en un acto concreto de comunicaci6n; por ello, todo discurso se compone de una parte puramente gramatical y de otra pragmatica, esto eSt obtenida gracias al contexto.16 En un ejernplo de la introducci6n, alguien rechazaba una propuesta para ver una exposici6n diciendo Tengo mucho trabajo. Supongamos ahora que el mismo individuo se dirige en otras circunstancias a un colaborador con las mismas palabras (Tengo mucho trabajo), a 10 que una respuesta posible serfa: Ya voya ayudarte. Tanto en el primer caso como en el segundo, Tengo mucho trabajo constituye una misrna oraci6n, pero desde e1 punta de vista del discurso la situaci6n es distinta. El primer uso de Tengo mucho trabajo se puede comprender como un
16. Obras sobre analisis del discuno 0 del texto escritas en castellano 0 traducidas a esta lengua son Beaugrande y Dressler (1981), 1.0%8110 y otros (1982). Brown y Yule (1983), Stubbs (1983). Casado (1993). Bem4rdez (1995), Nliflez y Teso (1996), Fuentes (1996c) y Ganido (1997): en catalAn, CastellA (1992).
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