Medea vs. Medeade Galo Ontivero-Modelos de Estructuras Dramáticas 2013 1
Medea vs. Medea
de Galo Ontivero
Modelos de Estructuras Dramáticas
Prof. Héctor Levy-Daniel
Maestría en Dramaturgia- 2013
El objetivo de este trabajo consiste en revisar el mito de Medea y establecer cómo este es
reactualizado en las obras de Eurípides, Séneca y Müller.
En principio voy a hacer un repaso por el mito, y así tener en claro los hechos que emergen o son
velados en cada una de las apuestas dramatúrgicas.
Medea1 es hija de Eetes, rey de Cólquide. Es nieta del sol, Helio, y de la maga Circe. Su madre es
la oceánide Idia. Sin embargo, a veces se considera que su madre es la diosa Hécate, patrona de las
magas. En la literatura alejandrina y en Roma, Medea ha pasado a ser el prototipo de la hechicera,
papel que representa ya en la tragedia ática y en la leyenda de los Argonautas. Sin Medea, Jasón no
hubiera podido conquistar el vellocino de oro; ella le da el ungüento que ha de protegerlo contra la
quemadura de los toros de Hefesto, y adormece al dragón con sus hechizos. Medea era una princesa
de sentimientos muy humanos que llevó a su padre a encarcelarla y se liberó el día que los
argonautas desembarcaron en la orilla de Colco. Inmediatamente, la doncella unió su destino de
Jasón, prometiéndole a Jasón el vellocino a cambio de que fuera su esposo. Jasón se lo prometió, y
Medea, valiéndose de su conociemiento, hizo que le abriesen el templo donde se encontraba la
preciosa piel, mientras que los argonautas atacaban a los soldados. Una vez obtenido el vellocino de
oro, Medea huyó con Jasón y los Argonautas. Todas las leyendas concuerdan en que Jasón prometió
casarse con ella, por lo tanto todos sus crímenes quedan perdonados por el perjurio de Jasón. Para
perseguirlo y darle la victoria, la doncella no sólo había traicionado y abandonado a su padre, sino
también se habia llevado como rehén a su hermano Apsirto, al cual no vaciló en matar y despedazar
para retrasar la persecusión de Eetes. Hay dos versiones sobre el casamiento de Jasón y Medea.
Una, que no es la primitiva, dice que no se casaron en Cólquide sino en el país de Alcinoo y fue
llevada a cabo por Arete, su esposa, que previno a Medea que su esposo, el rey, había decidido
entregarla a los soldados de Cólquide, pero sólo si esta era todavía virgen. Arete previene a Medea y
1 Cf Grimal, P., Diccionario de Mitología Grecorromana , Buenos Aires, Paidós, 2004.
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Jasón se une a esta en la gruta de Macris. Hay otra tradición sobre el casamiento de Medea, no muy
tardía, que dice que Jasón se casó con Medea cuatro años antes cuando desembarcó en Cólquide.
Medea, sacerdotisa de Artemis-Hécate, tenía la misión de inmolar a todos los extranjeros que
desembarcaban en Cólquide. Pero al ver a Jasón se sintió atraída por un amor súbito (inspirado por
Afrodita) y la escena del sacrificio terminó en boda. Hesíodo cita a un hijo de Jasón y Medea,
Medeo. Otros autores una hija, Eriopis. Los trágicos dos hijos: Feres y Mermero; y Diodora cita a
Tésalo, Alcímenes y Tisandro. De regreso a Yocos, Medea empieza vengándose de Pelias, quien
había mandado a Jasón a buscar el vellocino de oro y que en su búsqueda tenía una muerte segura.
Convenció a las hijas de Pelias que podía rejuvenecer a cualquier ser vivo con uno de sus trucos el
cual se lo demostró. Descuartizó ante sus ojos a un viejo carnero y echó sus trozos a un caldero. A
los instantes, salió del caldero un carnero joven y vital. Las hijas durmieron a su padre y lo
despedazaron vivo. Lo echaron al caldero pero del caldero no salió nada. Sobre Acasto, hijo de
Pelias, en cambio, hay dos versiones. Una de ellas cuenta que, luego del asesinato, desterró a Jasón
y Medea de Yocos y la otra, que la misma Medea, luego del asesinato del rey, le entrega a Acasto el
reino de Yocos, ya que este le había advertido a Jasón sobre una muerte segura en Cólquide, por lo
que no hubo un destierro de Yocos sino una partida en paz, de Medea y Jasón, hacia Corinto.
Llegados a Corinto (donde existía un culto de los “hijos de Medea” y de allí la necesidad de los
trágicos de relatar la historia de Medea en una tragedia) , Creonte, rey del lugar, deslumbrado por
las aventuras de Jasón, quiere casar a este con su hija. Desterró a Medea, pero esta consiguió atrasar
el destierro un día. En ese día pudo armar su venganza. Impregnó con veneno un vestido, que lo
envió con sus hijos a su rival, Creúsa, hija de Creonte. Cuando esta abrazó el vestido, fue abrazada
por las llamas. También su padre que acudió a su ayuda y el palacio entero. Luego Medea mató a
sus propios hijos y voló en un carruaje alado, regalado por su abuelo el Sol, hacia Atenas. Se dice
que Eurípides fue el primero que afirmó que Medea había matado a sus hijos, porque otros
relataban que en realidad estos habían sido muertos por los Corintios luego que se produjera la
tragedia del rey, su hija Creúsa y el incendio del palacio. Medea huye a Atenas, en tanto ya había
planeado el crimen y acordado con Egeo que le daría hijos (este era estéril) si la recibía en sus
tierras cuando partiera de Corinto. Llegada a Atenas, se unió a Egeo y tuvo un hijo, Medo (opónimo
de los medos). Cuando llegó el hijo de Egeo, Teseo, a reclamar el trono, Medea intentó violentar la
relación padre e hijo pero no lo logró y Teseo la expulsó de Atenas. Luego regresó a Cólquide
donde Perses había destronado a Eetes. Hizo matar a Perses para restituir el reino a su propio padre.
Existe una tradición según la cual Medea no hubiera muerto sino que había sido transportada a los
Campos Eliseos donde se habría reunido con Aquiles, lo mismo que Ifigenia, Helena y Polixena.
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Luego de la exposición del mito, me propongo hacer la comparación con las obras mencionadas que
reactualizan la leyenda de Medea. En el comienzo de la obra de Eurípides y de Séneca2 se presenta
el personaje de Medea, pero cada autor lo hace de forma distinta. Si en Eurípides se hace a través de
los dichos de la nodriza, en Séneca, en cambio, es Medea misma quien se presenta. Mientras que en
el primero se dibuja al personaje como una mujer envuelta en sus pasiones y se pone en duda el rol
determinante del destino, en la medida en que el personaje de la nodriza reflexiona que, si Jasón no
hubiera desembarcado en la Cólquide, nada de los hechos posteriores hubieran ocurrido, el segundo
autor pone a Medea en un lugar más alejado de la figura del hombre y más cercana a los dioses, en
tanto que es la propia Medea quien decide que, si su historia comenzó con un crimen, la traición a
su padre y la influencia que ejerció sobre las hijas de Pelias para que lo desmembran vivo, es
necesario que la historia termine con otro crimen, el de Creúsa3 y de su padre Creonte. En este
monólogo, Medea le da al crimen un valor fundamental, como curador de otros crímenes y, a su
vez, se posiciona en su carácter de hechicera y de diosa, que de alguna manera, al darle más
características humanas, le había sustraído Eurípides. Ya desde el comienzo de las obras vemos dos
consideraciones distintas sobre el destino: Eurípides considera que el hombre puede modificarlo y
Séneca no, en tanto el hombre sólo puede reflexionar sobre su destino y esta reflexión lo que da
carácter humano al hombre.
En Eurípides, la acción siguiente es el anuncio del Ayo de que Creonte quiere desterrar a Medea.
Esta entra cantando y tiene, lógicamente, sentimientos dotados de humanidad ya que se arrepiente
de haber dejado a su padre y de los crímenes que cometió por Jasón. Lo describe a su marido como
un hombre común que puede dejarla luego de todo lo que ella hizo por él. En cambio, Séneca,
luego de dedicarle toda una escena al casamiento, casi divino, entre Jasón y Creúsa, Medea no se
arrepiente de sus actos, los considera no sólo parte del destino sino también como un acto de
valentía. Se ve a sí misma como una hechicera y como una diosa que no necesita más a Jasón para
seguir su camino. Responsabiliza a Creonte por lo que sucede quitándole, así, cierta carga de
responsabilidad a Jasón. En Eurípides, de esta manera, se presenta la contradicción en el personaje
de Medea determinada por el abandono de Jasón. Tal contradicción en Séneca no está, más bien la
que sí existe es la del cuestinomiento sobre los parámetros de la justicia.
2 Hay una diferencia en la esctructura de las obras que tiene que ver con la antigüedad de cada una y los contextos de construcción dramáticos. La obra de Eurípides está trabajada en un solo acto y la de Séneca en cinco.
3 Eurípides le llama Glauca a Creúsa para no entrar en conflicto con el nombre Creúsa hija de Príamo y Eneas, y tampoco con la protagonista de su tragedia Ion, hija del primer Rey de Atenas, Erecteo.
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Aquí comienza uno de los cambios más reveladores entre un autor y otro. Eurípides narra que,
luego de que Creonte expulsa a Medea de Corinto y esta planea su venganza, Medea y Jasón tienen
una larga discusión de alcoba, en la que afloran sus sentimientos más humanos. Antes de esta
discusión, pone en boca de Medea un largo monólogo donde describe cómo se vengará de Glauca y
su padre. Ya en estas dos escenas, el monólogo donde enuncia el crimen y la discusión con Jasón, la
muestra como una mujer calculadora y maquiavélica, libre de pasiones, que piensa cada una de sus
acciones. Así, Jasón se muestra como un personaje timorato, que sólo puede justificar sus faltas por
el miedo que le produce la precariedad a la que los lleva el tipo de vida que han llevado hasta el
momento. En Séneca, en cambio, este momento está suplantado por una larga discusión sobre la
justicia entre Medea y Creonte. El rey de Corinto le recuerda a Medea el cruel asesinato,
manipulado por ella, de Pelias por sus hijas. Se reactualiza el hecho con detalle, porque es el
principal argumento de Creonte. Pero Medea le trae un argumento aún mejor para responderle
diciéndole que, gracias a que ella manipuló esos crímenes, Grecia es libre de los bárbaros
argonautas. Si estos crímenes no hubieran existido, Jasón hubiera seguido con su campaña de
dominación sobre el territorio griego. Heiner Müller dialoga con Séneca, al relatar este momento
del mito en la primer parte de Medea Material, Ribera Despojada. Müller relata el encuentro
sumamente erotizado entre las mujeres de la Cólquide y los argonautas. Los argonautas son
descriptos como invasores de perfil norteamericano sobre tierra extranjera, y Medea y Jasón como
quienes consideran estas tierras extranjeras tierras sin futuro. Müller muestra a Medea como esclava
de sus pasiones, situación que la lleva a convertirse en un cipayo de su tierra.
Hay acuerdo Eurpides y en Séneca en que Medea pide un día para despedirse de sus hijos y
abandonar Corinto, sólo que el primero le sigue dando lugar y carnadura a la Medea calculadora.
Eurípides presenta toda una escena donde relata el encuentro entre Egeo, que no puede tener hijos y
por ello acude a la hechicera, y Medea, que se los promente a cambio de hospicio cuando abandone
Corinto. En Séneca es importante la reflexión que hace el coro donde contrapone las fuerzas del
hombre a las de la hechicería, dándole a esta últimas carácter divino. Hay una discusión con Jasón,
donde Medea le recuerda a Jasón que él es tan asesino como ella y que todavía tienen la posibilidad
de escaparse juntos de Corinto. Le recuerda su valentía y que está en él la posibilidad de quedar
bien parado históricamente y no como un juguete del destino. Este punto es importante para la
dramatugización de Müller, quien, en la última parte de Medea Material, Paisaje con Argonautas,
Jasón es quien habla y justifica cada una de sus acciones, mostrándose como un hombre de mar y
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de guerra, y como un individuo que ha podido resistir la visión de todos los horrores del mundo. El
relato de Jasón lo muestra a este en el pasaje de ser es un juguete del destino a un personaje, casi
secundario, en el mito de Medea. Personaje al que un director, al intentar realizar la puesta en
escena de la obra, le puede dar distinto carácter, de acuerdo con la interpretación que tenga del mito.
Esto lo deja de manifiesto en la metáfora en la que dice que ve a Fritz Lang asesinando a Boris
Carlof. Finalmente, compara a la humanidad como meros personajes de una deidad o director de
teatro que pueden llegar hasta ser estrangulados por el sadismo de este.
Eurípides continúa el relato con la enunciación de Medea de su plan en el que afirma que todo se
terminará de concretizar cuando mate a sus hijos. Séneca deja que el personaje de la Nodriza tema
por la furia incontrolable de Medea. Luego, relata una larga escena donde muestra a Medea en toda
su carnadura como hechicera, y antes de que llegue el relato de la muerte de Creúsa y su padre, el
coro pone a Medea como una mujer o dios producto del cruce del odio y del amor.
En el final, tanto en Eurípides como en Séneca, el mensajero es el encargado de relatar cómo
Creonte y su hija mueren abrazados por el fuego, producto de los regalos de Medea. La diferencia
estriba en que Eurípides pone el acento en describir la muerte de los niños, en bambalinas, y
continuar la discusión entre Jasón y Medea, mientras que Séneca se preocupa por seguir
describiendo la ferocidad de los sentimientos de venganza de Medea, que no ha calculado matar a
sus hijos, pero que debe hacerlo en tanto su furia no está satisfecha. El asesinato, en Séneca, es ante
los ojos de Jasón y del público. Por último, tanto en uno como en el otro, Medea se marcha en su
carro alado, aunque de una manera más expeditiva en Séneca que en Eurípides. Claramente, en
Séneca el final es el asesinato de los hijos, mientras que en Eurípides el final consiste en darle un
cierre final al conflicto entre Jasón y Medea. Müller, por su parte, en el monólogo Medea Material,
de la obra homónima, construye todo el relato pero desde el lugar de la furia de Medea, quien no
soporta el hecho de haber traicionado por un hombre que ahora la traiciona a ella.
Respecto de la recuperación del mito, creo que, mientras Eurípides se encarga de darle un carácter
más humano a Medea, Séneca le devuelve al personaje su carácter de hechicera y de diosa. Esto
queda demostrado en cómo Eurípides trata de mostrar, mediante los monólogos de Medea, su
carácter calculador para enfrentar cada uno de los hechos del relato. Séneca, por su parte, se
preocupa por describir con detalle los hechos de hechicería de Medea, la hace reflexionar sobre la
fuerza y emociones de los hombres versus las fuerzas y emociones de los dioses, y el coro mismo la
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muestran a Medea como producto de fuerzas que no son controladas por los hombres. Sobre este
punto hay que aclarar qué sustenta intelectualmente la obra de cada autor. A Eurípides “le
interesaba más que nada el hombre y veía en los dioses símbolos de los poderes naturales, y meras
ficciones engañosas”4 . Era un sofista, muy embuído por las nuevas oleadas intelectuales de su
época que no le permitían darle a sus tragedias la densidad que tenían las obras de Esquilo o
Sófocles. Pero lo cierto es que sí puede profundizar, justamente por estar interesado en la naturaleza
de los hombres, en aquellas particularidades más psicológicas del ser humano, trasladando estas a
sus personajes. De esta forma, la Medea de Eurípides se transforma en la lucha entre los
sentimientos maternos en conflicto con los sentimientos de venganza, por ser una mujer
abandonada. En cambio Séneca, que cultivaba la filosofía estoica en medio de la decadencia del
Imperio Romano, pone en juego a Medea como un ser que se describe más cercano a lo divino que
a lo humano, y cuyo error consiste en dejarse llevar por las pasiones. Me atrevo a formular la
hipótesis de que Séneca intenta demostrar que, si Medea hubiera reflexionado sobre sus emociones,
hubiera podido entender éticamente sus actos. Por ello es que ubica la muerte de los hijos como
punto final y culminante del relato, y la acción del filicidio como producto de la furia que encierra
el cuerpo de Medea. En esta misma hipótesis, al comparar las decisiones dramatúrgicas, veo el
interés que tiene Eurípides en resolver la tragedia mediante elementos psicologicistas.
Asimismo, hay que denotar las diferencias en las estructuras de las obras que tienen que ver con el
contexto histórico de producción. Séneca, escribió seis siglos después de Eurípides y su estructura
es más moderna, por lo tanto lo que era un sólo acto en el autor de tragedia ática, se divide en cinco
actos y tres escenas cada uno en el autor romano. Encontramos, también, cierta singularidad en H.
Müller que divide la tragedia en tres partes. Sólo en la segunda relata lo referido en la tragedia ática
y romana. En la primer y tercer parte, Ribera despojada y Paisaje con Argonautas, son
actualizaciones del mito de Medea que no están en las actualizaciones o versiones dramáticas
antiguas. Además, Müller pide en las didascalias que se representen las tres partes (Ribera
despojada, Medea Material y Paisaje con Argonautas) de manera simultanea. Hay una sensación
en esta actualización dramatúrgica del mito de que todo ocurre en el mismo momento.
También es cierto que, con detalle, Séneca recupera del mito, el asesinato de Pelias a manos de sus
hijas promovido por Medea . Esto le sirve en tanto es el motivo que usa Creonte para argumentar en
discusión con Medea sobre el acto injusto cometido por la cólquide. Medea le responde que es ella
4 Bowra (90)
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quién liberó a Grecia de los argonautas con sus crímenes. En cambio Eurípides recupera el arreglo
político que hace Medea con Egeo para que este, a cambio de la posibilidad de tener hijos, le dé
asilo luego de que ella cumpla con los asesinatos. Es decir, Séneca apuesta por demostrar el carácter
divino de Medea y el vínculo de la deidad con la justicia. Mientras que Eurípides dota al personaje
de Medea de caracteres propios de un estratega político.
Otro punto interesante a analizar es la pregunta que hace Medea a la Nodriza en el final de Medea
Material: “¿Conoces a este hombre?” Creo que Müller dialoga con el estoicismo de Séneca.
Reconoce a la memoria como determinante en la construcción de la historia de la humanidad. Se
pregunta si ese hombre que es Jasón, que es un yo colectivo, que es la humanidad toda hablando,
podrá tener lugar en la memoria, podrá tener lugar en el conocimiento del hombre. También puedo
arriesgar a decir que al preguntar por el “hombre” y no por el “sujeto”, la pregunta hace referencia a
la virilidad de Jasón, a su hombría. Esta reflexión Müller la realiza construyendo un marco
dramático que es Ribera despojada, que es el relato, cargado de erotismo, entre Medea y Jasón,
entre las mujeres de la cólquide y los argonautas, y Paisaje con Argonautas donde reflexiona sobre
el lugar de la humanidad en el teatro del mundo. Muller, además, reactualiza el mito mostrándolo
en didascalias como parte de las “tragedias del mundo contemporaneo”: un peepshow para el
encuentro erótico entre Medea y Jasón en la cólquide o una piscina con agua pudriéndose en
Beverly Hills para Medea diciendo su monólogo.
Sería interesante, para darle continuidad a este trabajo, el hacer una tarea de revisión histórica para
contextualizar el motivo por el cual cada dramaturgo pone en relevancia del mito algunos puntos y
no otros. Realizar un trabajo arqueológico-histórico para develar los mecanismos o procedimientos
de construcción dramática de cada uno de estos autores.
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Bibliografía
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Los estoico antiguos, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2004
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EURIPIDES
Las diecinueve tragedias, Editorial Porrúa, México, 1998
MULLER, H.
Germania: muerte en Berlín y otros textos, ArgitaletxeHiru, Navarra, 1996
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