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M ODOS DE PRODUCCI N Y D I ST RI BM ODOS DE PRODUCCI N Y D I ST RI BU-U-C INCIN
M a r i a n o F. En g u i t aM a r i a n o F. En g u i t a
Universidad de SalamancaDpto. de Sociologa
Este artculo se inscribe dentro de un trabajo ms amplio sobre la
desigualdad social o, si se pr efi er e, econm ica. En un ar t culo ant er ior (En-
guita, 1993) argument la necesidad de abordar el anlisis de las relacio-nes econmicas abordando simultneamente todas las que pueden conside-
r arse tales, y no solament e las que discur r en en el cont ext o de la economa
monetaria, ni mucho menos las que lo hacen a travs del mercado. Esta
base es necesaria para comprender cabalmente las distintas formas de des-
igualdad: en l a pr oduccin y di st r ibucin de los bienes y ser vcios (explot a-
cin ), en la pugna por el acceso a los r ecursos o fact or es (di scrm inacin) y
en las dotaciones iniciales de los mismos (herencia), as como la distinta
nat ur aleza de los agregados sociales dist inguib les en t or no a ellas (clases y
categoras sociales). El presente trabajo representa un nexo necesario en-
tre las redes econmicas, de un lado, y la explotacin y las clases sociales,
de ot r o: los modos de pr oduccin y distr ibucin.1
Si definimos la economa como el proceso de produccin y distribu-
cin de los recursos para la satisfaccin de las necesidades (el uso de re-cursos escasos para fines alternativos, dicen los economistas), debemos
considerar, junto al mercado y las empresas (a partir de aqu, las organiza-
ciones), el estado (o la comunidad poltica en general, para no limitarnos a
1 Al mismo tiempo, representa una revisin a fondo de las ideas expuestas en otro quepubliqu hace unos aos sobre el mismo tema (Enguita: 1989). Mantengo lo que eraesencial tanto en aqul como en ste: la idea de que toda sociedad es una combinacinde varios modos de produccin que coexisten en vez de sucederse, como sostena lamayor parte del marxismo, pero contemplo ahora ms modos bsicos y baso su delimi-tacin sobre otras coordenadas, concretamente las redes econmicas.
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su f or ma m oder na) y el hogar (o l a comu nidad domst ica en gener al, para
no confundirlo con su forma sedentaria, familiar y nuclear). Entonces nos
encontramos con cuatro grandes tipos de redes: hogares, estados, organi-
zaciones y mercados, bajo las cuales puede subsumirse prcticamente todala actividad econmica de la sociedad. Dos de ellas, hogares y estados, son
lo que Tnn ies habr a llamado for mas comun it arias, mient r as que lss ot r os
dos, mercados y organizaciones, son eminentemente asociativas. Al mismo
tiempo, dos de ellas, hogares y organizaciones, son esencialmente, a los
efect os que aqu im por t an, escenar ios de la pr oduccin cooperati va y de la
apropiacin de lo producido, mientras que las otra dos, estados y organiza-
ciones, son como tales escenario de otro momento de la distribucin: la
cir culacin hacia ot r os de lo pr eviament e apropiado y posedo por alguien.
El Cuadr o 1 r esume el cr uce de est as dos sencillas dist inciones dicot m icas.
C u a d r oC u a d r o 11
R e d e s e c o n m i c a sR e d e s e c o n m i c a s
Tipo de relaciones econmicas
Pr oduccin y apropiacin Adquisicin
ComunitariasHOGARES
( comunidades domsticas)
ESTADOS
(comun idades polt icas)Tipo derelaciones sociales
Asociativas
ORGANIZACIONES
(pbl icas o pr ivadas,especf icas o di fusas)
MERCADOS
(in cluidos tr ueque ydonaciones
Las redes econmicas no solamente coexisten y se combinan, sino
que, al h acer lo, dan lu gar a fenm enos nuevos, en par t e explicables en fu n-
cin de ellas pero en parte irreductibles a su sola presencia: los modos de
produccin. En general, los modos de produccin son algo ms que las re-
des econmicas (y tambin, adelantmoslo, algo menos, o bastante menos,
que las sociedades o, para decirlo en la jerga marxiana, que las formacio-
nes sociales). En primer lugar porque, como ya se ha apuntado, evocan
un a im agen din mica, de pr oceso, que no necesit amos tener en cuent a a la
hora de referirnos a las redes econmicas. En segundo lugar, y sobre todo,
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porque un modo de produccin comprende, tpicamente, la existencia de
dos o ms redes econmicas. Al pasar del concepto de red econmica al de
modo de produccin pretendo introducir una visin dinmica tanto del
pr oceso econmico com o de las desigualdades sociales.
Valga como ejemplo la diferencia entre el hogar y el modo de pro-
duccin domst ico. Para defini r el concept o de hogar bast a con sealar que
se trataba de un grupo de personas (incluido un grupo de una persona)
que ponen sus r ecur sos en com n con vi st as a la sat isfaccin de sus necesi-
dades. Para pasar al concepto de modo de produccin domstico debera-
mos aadir algo ms: la tendencia a la bsqueda de un equilibrio entre el
grado de bienestar y el nivel de esfuerzo. Si definimos dentro del hogar
grupos generacionales (de edad) y de gnero (sexuales), por ejemplo mayo-
r es y menor es y hom br es y mu jeres, el paso del concept o de r ed (h ogar) al
de modo ( domst ico) no n os llevar a una defin icin dist int a de los gru pos
en trminos estructurales, para lo cual no tenemos ninguna necesidad de
l, pero s a una mejor comprensin de su dinmica, pues nos permitir,
por ejemplo, ent ender la posibilidad de aut oexplot acin de los t r abajado-res domsticos en general y de las mujeres en particular. De manera simi-
lar , podemos ent ender sencillament e el m er cado como una coleccin de
personas dispuestas a comprar y vender, poseedores de mercancas, o de
dinero y de mercancas, a la manera de esos cuadros costumbristas sobre
mercados rurales en los que se adivina lo que va a hacer cada uno sin nece-
sidad de que lo h aga. Podemos dividi r ent onces a los pr esent es, de nu evo en
t r m inos est r uct ur ales, en compr adores y vendedor es, prest amist as y pr es-
tatarios, etc., pero si queremos ir ms all de la mera taxonoma en la
comprensin de las desigualdades que genera habremos de tener en cuenta
la dinmica de la competencia, el acaparamiento, el monopolio, etc. Pero,
para entonces, ya habremos pasado, aunque sea sin darnos cuenta, del
mercado al modo de produccin mercantil.
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Aqu no voy sino a apuntar muy elementalmente las caractersticas
y la dinmica de los modos de produccin y su fundamento en las redes
econmicas de las que se trat en el captulo anterior. Concretamente, se
argumentar la existencia de seis modos de produccin: domstico,hacendario, tributario, mercanti l , burocrtico y capitalista, a partir de
diversas combinaciones de las redes mencionadas: hogares, estados,
organizaciones y mercados. Antes, no obstante, indicar los requisitos que
me parecen mnimos para poder sealar la existencia de un modo de
produccin, por un lado, y tratar de deslindar este concepto y sus
implicaciones de las habitualmente asociadas a la tradicin marxista ms
or t odoxa. Empecemos por lo segundo.
Marx acu el concepto de "modo de produccin" para designar el
conj un t o de las relaciones sociales del p r oceso p r oduct ivo, la "est r uct ur a" o
la "base" social, y argumentar su prioridad sobre otras esferas en el anli-
sis de la estructura y la dinmica sociales.2 Aunque ocasionalmente habl
de otros modos de produccin comunista primitivo, asitico, esclavista,
feudal o mercantil, su anlisis se centr casi exclusivamente en el modode produccin capitalista, debido a la conviccin de que ste iba a absorber
al conjunto de la sociedad o, ms exactamente, de la produccin. Por otra
part e, Mar x alim ent im plcit a y, a veces, explcit ament e la idea de un a
sucesin de los modos de produccin, de la sust it ucin de uno por ot r o, en
la secuencia ant es enu nciada salvo por la sim ul t aneidad, en dist in t as
partes del mundo, de los modos esclavista o feudal y asitico, que culmi-
nara con el socialismo y el comunismo.3 Est a r epr esent acin r esul t f asci-
1 [ ...] En la pr oduccin social de su exist encia, los hombr es ent r an en r elaciones deter-minadas, necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de produccincorr esponden a un grado det er mi nado de desarr ollo de sus fuer zas pr oduct ivas mat e-r iales. El conj un t o de est as r elacion es de produ ccin const it uye la est r uct ur a econmi cade la sociedad, la base r eal, sobr e la cual se eleva una superest r u ct ur a ju r dica y polt icay a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. El modo de pro-duccin de la vida mat er ial condicion a el p r oceso de vida social, polt ica e int elect ual engeneral." (Mar x, 18 59 a: 37 )3 A grandes rasgos, los modos de produccin asitico, antiguo, feudal y burgus modernopueden definirse como las pocas progresivas de las formas econmicas de la sociedad. Las
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nant e par a el m arxismo post -Mar x, pues sim plif icaba el anlisis tant o sin-
crnico cada sociedad definida por un solo modo de produccin como
diacrnico la historia representada y previsible como una sucesin de
ellos, pero se convirti por ello mismo en una de sus ms contraprodu-cent es t ar as a la hor a del anlisis de las sociedades r eales.4
De hecho, Marx minimiz con todos los argumentos a su alcance lo
que pudieran considerarse otros modos de produccin presentes junto al
capitalista. De la produccin mercantil pensaba que era un vestigio del
pasado, llamado a desaparecer por la incesante acumulacin y
concent r acin del capit al como efect o de la competencia.5 De la produccin
domstica ni siquiera eso, pues la vea arrasada por el mercado y el
capitalismo, un mero recuerdo de tiempos pasados.6 En cuanto a la
pr oduccin bur ocrt ica, en la perspect iva de Mar x y Engels el est ado no er a
una institucin econmica, aunque sirviera fielmente a intereses
econmicos, sino poltica: en ltima instancia, un grupo de hombres
armados 7, una abstraccin de la sociedad civil,8 o pur a y simplement e, el
consejo de administracin que rige los intereses colectivos de la claseburguesa."9
r elaciones de pr oduccin bur guesas son l a lt im a for ma ant agnica del pr oceso de pr odu c-cin social. (Mar x, 1859 b: 9). A est os podran aadirse, claro est , el comu nista pr im it ivo yel comu nist a o socialist a modern o.
4 Como ha sealado Harris (1983: 234), "la teora marxiana [...] no es una teora de lasformaciones sociales capitalistas. [...] Nos proporciona una teora del modo de produccincapit alist a, per o n o no s brin da una sociologa del capit alismo."
5 El sur gim ient o de mu chos capit alistas --escribe Marx-- slo es posible mediant e un a
acumulacun multilateral, pues el capital, en general, slo mediante la acumulacin surge, yla acum ulacin m ult ilat er al se t r ansfor ma necesariament e en acum ulacin uni lateral. Laacumulacin, que bajo el dominio de la propiedad privada es concentracin del capitalenpocas manos, es un a consecuencia necesar ia cuando se deja a los capit ales segui r su cur sonatural. (Marx, 1844a: 74-75).
6 "[...] La gran industria haba disuelto, junto al fundamento econmico de la familia tradi-cional y al trabajo correspondiente a sta, incluso los antiguos vnculos familiares." (Marx,18 67 : I/ 2, 595 ) "[ ...] El sistema fabr il [ ...] se encarg de mi nar el lt im o vest igio de los int er e-ses comunes, la comunidad familiar de bienes, que se halla ya [...] en trance de liquidacin."(Engels, 184 3: 12 4)
7Engels, 188 4
8
Marx, 184 4b, 18439Marx y Engels, 184 8: 74
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Este carcter monotnico de la produccin, o esta condicin exhaus-
t iva de los modos de pr oduccin que, igualaba, al m enos a la lar ga, a cada
sociedad con un modo de produccin, convena perfectamente a la teora
del materialismo histrico. Reducida cada sociedad a un nico modo deproduccin, se poda tratar de identificar la dinmica de su autodestruc-
cin y superacin por otra forma ms progresiva en la lgica de un modelo
abstracto e impoluto, no contaminado por la desagradable diversidad del
mundo real. Aunque, en realidad, Marx slo teoriz esa lgica destructiva
( dialct ica) para el modo de produ ccin capit alist a, concebido en una t an
brillante como mstica clave hegeliana, el marxismo hizo como si esto de-
mostrase su existencia, mut at is mut andis , par a todos los modos de pr oduc-
cin (pero vanse, como demostracin de que no haba tal, las intermina-
bles polmicas sobr e la t r ansicin del feudalismo al capit alismo o sobr e las
causas de la cr isis del mu ndo ant iguo) .
Lo que aqu se sostiene, muy al contrario, es que diversos modos de
produccin pueden coexistir y coexisten en una misma sociedad, y ello no
de forma ocasional o transitoria (como residuos del pasado o como grme-nes del futuro), sino de forma regular y estable, aunque no tenga por qu
ser eter na. Una de las vent ajas de est a visin es que, ent onces, no solamen-
te importa, desde el punto de vista del anlisis de las desigualdades, de sus
causas y sus remedios, la dinmica interna de tal o cual modo de produc-
cin , sino t ambin su peso r elat ivo en la sociedad en gener al y su pert inen-
cia o no par a cada gr upo social en par t icular . En t r m inos sociolgicos ms
convencionales, no slo im por t a cada escala de est r ati fi cacin o cada f uen-
te de desigualdad, sino tambin su peso y su extensin relativos, sus rela-
ciones mutuas, etc. El modo de produccin capitalista, por ejemplo, con su
divisin entre propietarios y no propietarios de los medios de produccin,
es muy importante, pero pasa a serlo algo menos cuando el modo de pro-
duccin burocrtico (vulgo Estado del Bienestar), que iguala aproximada-
mente a todos los ciudadanos en el acceso a ciertos recursos y oportunida-
des, le resta espacio social (hasta los ms reticentes a este argumento es-
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t arn dispuest os a admit ir lo en sent ido in ver so, sobr e todo en t iempos pr i-
vati zador es com o l os actu ales).
Va de suyo, en funcin de lo dicho, que el concepto de modo de
produccin aqu empleado es, por as decirlo, de baja intensidad en
relacin con el propiamente marxiano. En primer lugar porque no supone
ninguna idea de contradiccin interna explosiva e insuperable. La sola
imagen de varios modos de produccin coexistiendo implica que los ms
recientes han hecho aparicin sin necesidad de enterrar a los ms
antiguos, los cuales, por consiguiente, no se habran mostrado muy
dialcticos. Por otra parte, la aceptacin de la simultaneidad echa abajo
la idea de sucesin y, por tanto, la de la necesaria destruccin de una
forma social para dar paso a otra. Todo esto no significa que no pueda o
deba haber cambio, evolucin y hasta revolucin, o que no existan fisuras,
oposiciones, contradicciones y conflictos, sino pura y simplemente que,
exist an o no, no se deducen de donde se supona.
Podran quiz considerarse otros modos de produccin que los aqu
propuestos. De hecho, la sociologa histrica y la teora polticasobre to-
do marxistas, pero no slo han aadido a la lista tpica (comunista pri-
mitivo, esclavista, feudal, asitico, mercantil, capitalista, socialista), en
realidad consistente en transmutar las grandes formas sociales en modelos
abstractos de modos de produccin, una lista adicional de aspirantes: pa-
triarcal, nmada, capitalista de estado, comunista (como distinto del socia-
lista), cooperativista Cabra tambin, por otra parte, postular una mul-
tiplicidad de modos o submodos a partir de las variantes reales o imagina-
rias de los modos principales: por ejemplo, distinguiendo entre modo do-
mstico patriarcal e igualitario, o extenso y nuclear, o entre el modo mer-
cantil puro y el gremial, entre modo capitalista libre y regulado, entre co-
lect ivismo cent r alist a y aut ogest ionario , ent r e est ado del bienest ar corpo-
rativo y liberal, etc., etc., pero no se nos alcanza cul sera la utilidad de
esto, es decir, de tildar como modos de produccin a cada una de las posi-
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bles versiones de los modos bsicos. La opcin adoptada aqu consiste, por
un lado, en destacar como modos de produccin los que surgen de las com-
binaciones bsicas entre las redes econmicas, siendo por tanto claramente
caracterizables y delimitables a partir de stas; por otro, han de presentarcierta consistencia y dinmica internas, propias, en el sentido de que pue-
dan sealarse regularidades en su funcionamiento y, a partir de ellas, de-
ducirse una lgica de desarrollo; finalmente, deben poseer cierta relevan-
cia, lo cual significa, fundamentalmente, unas dimensiones dignas de con-
sideracin afortunadamente, como se comprender enseguida, no es ne-
cesar io ent r ar en disquisiciones sobr e cunt a r el evancia o qu dim ensiones,
ni sobre eventuales diferencias entre su relevancia cuantitativa y cualita-
tiva, ya que los modos de produccin que se considerarn podran pasar
cualquier prueba razonable de mnimos.
L o s m o d o s d e p r o d u c ci n c o m o c o m b i n a ci o n es d eL o s m o d o s d e p r o d u c ci n co m o c o m b i n a c i o n e s d err ee d e sd es
La clasificacin que haremos de los modos de produccin y distribu-
cin se basa en un n ico cri t er io: la pr esencia en ellos de las disti nt as r edes
econmicas. Partimos de que una de ellas siempre est presente: los hoga-
res, sea directamente como tales o a travs de alguno de sus miembros, y a
continuacin consideramos los resultados segn se aadan las organiza-
ciones, los estados o los mercados. Hay que empezar, no obstante, por re-
cor dar un a difer encia element al ent r e los hogar es y las or ganizaciones, por
un lado, y los estados y los mercados, por otro. Hogares y organizaciones
son agentes de produccin y, en la medida y slo en la medida en que hay
que decidir a quin pertenece o corresponde lo producido, escenarios de
distribucin. Tambin son, lgicamente, escenario de la distribucin de lo
obtenido en otras redes de distribucin (del precio obtenido en el mercado
o de la transferencia recibida del estado). Estados y mercados, por su parte,
son redes de distribucin, y slo intervienen en la produccin de forma in-
directa, en tanto que ponen en relacin a los agentes productores (hogares
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y or ganizaciones), o qu e el est ado pone en pie por s mismo or ganizaciones
productivas. El Cuadro 2 presenta esto de manera esquemtica. En la di-
mensin vert ical nos encont r amos con los hogares o con las or ganizaciones
(o, en este segundo caso, los hogares ms las organizaciones, si se prefie-re). En la dimensin horizontal se distinguen tres posibilidades: que no
haya ningn mecanismo de dist r ibucin ent r e las un idades pr oduct ivas
lo que impli ca que st as sean aut osuf icient es, que int er medie el est ado o
que lo haga el m ercado.
C u a dC u a d r or o 22
Re d es y m o d o sRe d es y m o d o s
Dist r ibucin / Divisin social del t r abajo
Pr oduccin Nin gun a Est ado Mercado
Hogar MP DOMSTICO MP TRIBUTARIO MP MERCANTI L
Organizacin MP HACENDARIO MP BUROCRTICO MP CAPIT ALI STA
El modo de produccin ms elemental es, lgicamente, el domstico
(MPD), constituido exclusivamente por hogares ms o menos autosuficien-
tes. Comprende el conjunto de actividades que los individuos realizan parasatisfacer directamente sus propias necesidades o las de otros miembros de
sus hogares.10 Ha sido la forma predominante de produccin durante toda
la prehistoria de la humanidad y la mayor parte de la historia: desde la
horda primitiva hasta las unidades campesinas autosuficientes que todava
persisten por todo el mundo no industrializado. Obviamente, ha ido per-
diendo y perder todava ms (pero no mucho ms) terreno frente a for-
mas ms avanzadas de produccin, pero todava hoy, en un pas como Es-
paa, el total de horas dedicadas al trabajo domstico parece ser sensible-
1 0 La existencia y la especificidad del MPD han sido sealadas en varios frentes, con se o conot r o nom br e: en el est udio de las sociedades pr im it ivas, a part ir de Mor gan y su com un is-mo de vida, en lo que t ant o se apoyaron Mar x y Engels (en par t icular Engels, 188 4) , hast a elms reciente trabajo de Sahlins (1974) y su teora econmica de la Edad de Piedra o reglade Chayan ov ); en el anlisis de la lgica de las econom as campesinas, en especial a par t ir deChayanov (1924) y su teora de la organizacin econmica campesina, sobre todo, perotambin de otros autores como Meillassoux (1975) y, en cierto modo, toda la escuela del
Fern and Braud el Cent er, con su insistencia en l os hogares; fin alment e, en num erosos anlisis
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mente superior al de las consagradas a todas las formas de trabajo remu-
nerado.
Un grado ms de complejidad y de socialidad en la produccin nos
lleva al modo de produccin hacendario (MPH), denominacin que proba-
blemente resultar la ms extica para el lector.11 Sur ge cuando al hogar
se aade la organizacin, como va para obtener resultados que requieren
t rabajo a mayor escala, o el empleo de medios de pr oduccin f uera del al-
cance de un individuo o un grupo domstico, como forma extraccin siste-
mtica de trabajo excedente de unos hogares por otro o, lo ms plausible,
como ambas cosas a la vez. La unidad econmica en cuestin, la hacienda,
sigue siendo, como el hogar, unitaria y autosuficiente, autocontenida,
aunque tenga relaciones ocasionales con el exterior (con otra haciendas y,
en su caso, con el estado o con el mercado); el trabajo conoce entonces, en
t odo caso, una mayor especializacin in t er na. Las r elacion es en su in t er ior
pueden ser de cooperacin entre iguales o de sometimiento a un seor, in-
cluso de esclavitud (las esclavitud antigua puede incluirse aqu). Puede
considerarse que aqu entran, en todo o en parte, los seoros feudales olas haciendas romanas basadas en el trabajo esclavo. Vestigios de este mo-
do de produccin no pueden ya encontrarse en las democracias industria-
les, pero s, y nada desdeables, en las zonas rurales del Tercer Mundo,
par t icularm ent e en Lat inoamr ica.
Si, en lugar de la organizacin, lo que se aade al hogar es el estado,
en t ant o que r ed dist r ibut iva que no llega a alt er ar la produccin como t al,
surge el modo de produccin tributario (MPT). La produccin sigue depen-
feministas del trabajo domstico, por ejemplo Harrison (1973) o Gardiner (1973), o Delphy(1976).
1 1 Tambin hay pr ecedent es im por t ant es en la consideracin d el MPH. En pr im er lu gar, Weber(1922: I, 311), cuando se refiere a la oikoscomo "la gran hacienda domstica, autoritaria-mente dirigida, de un prncipe, seor territorial, patricio, cuyo motivo ltimo no reside en laadquisicin capit alista de din ero, sin o en la cober t ur a natu r al y or ganizada de las necesidadesdel seor. Para ello puede servirse de todos los medios en amplsima medida, sin descuidar elcambio exterior.Lo decisivo es que para l el principio informador es el 'aprovechamiento del
patr im onio' y no l a 'valori zacin del capit al'." Por supuest o, Weber no habla, no lo h abra
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diendo esencialmente de los hogares, mientras que el estado se dedica prin-
cipalmente a coger aqu y dar all, quedndose una buena parte por el ca-
m in o. Puest o que el est ado produce poco o nada per o r edist r ibuye una
parte importante de lo producido por los hogares, tiene pleno sentidohablar de un modo de produccin (o ms bien de distribucin, pero no ade-
lantemos acontecimientos, pues en este detalle entraremos ms adelante)
tributario, ya que su actividad econmica consiste sobre todo extraer re-
cursos de los hogares, sea en trabajo, en especie, en dinero o en cualquier
combinacin de los tres, para consumo del propio grupo dominante o para
transferirlo a otros hogares. Histricamente entran aqu tanto el despo-
tismo oriental como el feudalismo, que a este respecto se diferenciaran
tan slo por la extensin de su territorio o por el grado de centralizacin
del poder y, por tanto, de la extraccin tributaria de excedente.12 Hoy en
da, el presupuesto pblico supone fcilmente entre un tercio y dos tercios
de la renta nacional, lo cual va mucho ms all de lo supone la interven-
cin directa del estado en la produccin y evidencia su papel adicional pu-
ramente redistributivo.
Si, en vez del estado, se aade a los hogares, como mecanismo de dis-
t r ibucin, el mer cado, t opamos ent onces con el modo de pr oduccin m er-
cantil (MPM), que consiste en la produccin directa para el mercado lleva-
da a cabo por productores independientes (generalmente propietarios de
los medios de produccin que emplean, pero ni siquiera esto es necesa-
hecho j ams, de un modo de produ ccin , per o describe un sector econmico con un a lgi-ca econmica interna especfica, que es de lo que se trata.
1 2 Esto ha sido sealado especialmente por autores como S. Amin, a quien se debe, creo, elpr im er uso conocido de la expresin M.P. tr ibut ario , si bien est e aut or compart e con ot r osmar xist as la visin m onopol ista de los modos de pr oduccin, es decir, su ident ifi cacin conla totalidad de la sociedad. Segn Amin (1973: 11), este modo aade a la persistencia de lacomunidad aldeana un aparato social y poltico de explotacin de sta bajo la forma de laextraccin de un tributo; este modo de produccin tributario es la forma ms corriente quecaracteriza las formaciones de clase [pre]capitalistas; distinguiremos: a) sus formas preco-ces, y b) sus for mas evolu cionads, com o el modo de pro duccin f eudal, en qu e la com un idadaldeana pierde la propiedad eminente del suelo en provecho de los seores, y subsiste comocomunidad de familias.
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r io) .13 Surge cuando una parte importante de la produccin de las
unidades domsticas deja de ser consumida por stas, y una parte
importante de sus necesidades de consumo deja de ser directamente
cubierta por el producto de su trabajo. El MPM es una forma de desarrollode la divisin exter na o social del t r abajo alter nat iva al MPT, puest o qu e lo
que ambos hacen es poner en relacin a unidades domsticas hacendarias
que dejan, as, de ser autosuficientes. Probablemente no haya existido
nunca en estado puro y aislado, como no fuera, episdicamente, en las
zonas fronterizas de la colonizacin masiva de tierras nuevas (las que en
los nacientes Estados Unidos, por ejemplo, se llamaban territorios, a
diferencia de los estados). Su alcance hoy es el de la pequea produccin
(artesanos, profesionales, campesinos y comerciantes independientes, sin
asalariados). Aunque su peso relativo no ha dejado de disminuir, a largo
plazo, durante todo el proceso de industrializacin, siguen siendo una
proporcin considerable de la fuerza de trabajo e incluso parece ser que
han conocido cierta recuperacin en el periodo ms reciente. En Espaa,
por ejemplo, const it uen hoy ent r e un sexto y un spt imo de la poblacin
ocupada, un quinto si se suman los llamados ayudas familiares, y
probablemente algo ms si se pudiera computar adecuadamente la
economa informal.El m odo de pr oduccin bur ocrt ico (MPB) sur ge cuando el est ado, ya
presente como organizacin poltica de la comunidad y como cabeza del
MPT, pasa a organizar parcelas relevantes de la produccin a escala supra-
dom st ica; o, si se pr efi er e, cuando da el paso de lim it arse a la dist r ibucin
1 3 Del modo de produccin mercantil se ha ocupado poca gente, sin duda por esa perversacombinacin del estigma de ser un modo a extinguir y el sambenito de ser el Edn de losderechos humanos que le colg Marx (1867: I/1, 214). Lo han hecho, no obstante, quienes,como ya se indic, lo hicieron del mercado, es decir, algunos estudiosos del campesinado,como Chevalier (19 83 ), y algunos neo-marxistas analticos, como Roemer (19 82, 1988),concretamente los que han superado el prejuicio de que era una pura relacin entre indivi-duos libres iguales intercambiando valores equivalentes. En la medida en que comparte estepr ejui cio, se puede considerar a la t eora econmica clsica pur a como un gran const r uct oespeculativo sobre el MPM.
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a ocuparse de la produccin de la riqueza.14 El elemento diferencial respec-
t o del m odo t r ibut ario es la ir r upcin de la or ganizacin. Por consiguient e,
podemos considerarlo ya presente en las formas seoriales y despticas, en
t ant o que st as pasen de la pur a extr accin de tr ibut os a acomet er t r aba- jos pblicos o, en general, cualquier forma de produccin. Coexistiendo con
otras formas de produccin se presenta en los pases simplificadoramente
llamados capitalistas como sector pblico, y representa una parte impor-
tante de la produccin total: en Espaa, casi una quinta parte de los ocu-
pados. En los llamados pases socialist as lleg a r epr esent ar la m ayor par t e
de la produccin extradomstica, dejando apenas espacio al mercado de los
bienes de consumo, y en algunos casos la casi totalidad (por ejemplo, du-
r ant e la Gr an Revolucin Cult ur al ch in a).
El modo de produccin capitalista (MPC) se define por la configura-
cin como mercancas del capital y el trabajo y la compra del segundo (co-
mo fuerza de trabajo, o tiempo de trabajo) por el primero. En trminos de
redes econmicas esto significa que la organizacin se une al mercado (y a
los hogares), sin que sea tericamente necesaria otra intervencin del es-tado que la que corresponde a su papel de garante del orden social. Se dis-
tingue, pues, del MPM y el MPT por la presencia de la organizacin, y del
MPH y el MPB por la presencia del mercado. Es, sin lugar a dudas, el sector
ms amplio y ms pujante de las economas occidentales, en las cuales re-
presenta la mayor parte del trabajo extradomstico y de la riqueza mone-
taria y en las que, sobre todo, desempea un papel dominante que va mu-
1 4 El carcter productivo, adems de distributivo, de los imperios orientales fue sealado yapor Marx, al hablar del MP Asitico, y, posteriormente, por Wittfogel (1957), con su modelode despotismo oriental. La naturaleza de los pases del Este europeo, o socialistas, hallamado fuertemente la atencin, como es lgico, de los opositores a sus regmenes, que hantratado de encontrar una explicacin global a su existencia, recurriendo muchas veces a ex-presiones como modo de produccin burocrtico, colectivista burocrtico, estado obre-ro degenerado, etc., etc. Particularmente interesantes son los anlisis de Trotsky (1939),Rizzi (1939), Burnham (1941), Djilas (1957), Kuron y Modzelewsky (1976), Konrad y Szelen-yi (1 979) , Cast oriadis (19 75) o Bahr o (19 79). Por lt imo, han int ent ado encont rar una lgi-ca especfica, fuera autnoma o subsidiaria, al sector pblico en las economas de dominantecapit alist a algunos est udio sos del m ismo, como OConn or (197 3) o Gough (19 79 ), y analis-t as de la accin colectiva como Olson ( 19 65 ) o M arch y Simo n ( 19 58 ).
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cho ms all de su m era im por t ancia num ri ca (l a cual alcanza, en Espaa,
a las tres quintas partes de la poblacin ocupada, sumando los asalariados
del sector privado y los empleadores).15
Pr o d u c c i n y d iPr o d u c ci n y d i ss t r i b u c i nt r i b u c i n
Es preciso recordar de nuevo que los modos de produccin se distin-
guen a lo lar go de dos dim ensiones: la pr oduccin y l a dist r ibucin. No slo
importa qu y cmo se produce, sino tambin para quin se produce. Lo
que separ a ent r e s al MPD, el MPT y el MPM es la f or ma de dist r ibu cin
la autosuficiencia domstica, el estado o el mercado, no la forma de pro-
duccin en sentido estricto que es siempre el hogar. Otro tanto puededecirse del MPH, el MPB y el MPC, de nuevo separados, y en los mismos
trminos, por la forma de distribucin, pero con una base comn en la
pr oduccin: la or gani zacin . Por ot r a par t e, lo que separ a al MPD del MPH,
lo mismo que lo que distingue al MPT del MPB, o lo que diferencia al MPM
del MPC es la forma de produccin siempre, para cada par mencionado,
r espect ivament e, el hogar y la or ganizacin , no la for ma de dist r ibucin,
que es comn a cada uno de ellos ningun a o la aut osuf iciencia par a los
pr im er os, el est ado para los sigu ient es, el m er cado par a los dos l t im os.
Como formas de produccin, cada modo es a la vez una forma tcni-
ca de trabajo y una forma social de cooperacin (incluyendo la no coopera-
cin, en la produccin individual, o sea, domstica, dentro de los modos
domstico, tributario y mercanti l).16 Por un lado, como relacin entre los
1 5 Es discutible que los empleadores con un nmero muy reducido de trabajadores deban serconsiderados capitalistas, pero tambin lo sera considerarlos pequea burguesa sin otrasespecificaciones. En un captulo posterior entraremos precisamente en una delimitacin msdetallada de las clases.
16 Si acumulamos esta subdivisin entre proceso tcnico y cooperacin, dentro de la produc-cin, a la divisin entre produccin y distribucin, podemos encontrar una correspondenciaentre estas tres relaciones y las formas de accin instrumental, estratgica y comunicativasealadas por Haber mas (19 76 : 133 ): Lo decisivo es, por lo dems, el aspect o sociolgi code la transformacin de materia con arreglo a fines y segn las reglas de la accin instru-
mental. [...] Las r eglas de la accin est r at gicasegn las cuales se produce la cooperacin,son una parte componente necesaria del proceso de trabajo. [...]El reparto de productos aca-bados requiere, por tanto, unas reglas de interaccin que se puedan desligar de las situacio-
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procesos de trabajo, puede consistir en la autonoma de cada uno respecto
de los otros o en su coordinacin, es decir, en procesos independientes de
t r abajo o en cont r ibuciones cooperati vas a un pr oceso. Por ot ro, como r ela-
cin entre las personas puede tomar tres formas principales: dependencia,poder y necesidad. Llamo dependencia a la r elacin dif usa, a la vez aut or i-
taria y solidaria, propia de la estructura familiar y de las formas seoria-
les. Denomino poder a la capacidad de determinar directamente la activi-
dad de otro, incluso contra su voluntad, generalmente con la posibilidad
del recurso ltimo a la violencia. Finalmente, entiendo por necesidad la
sit uacin en l a que un a de las par t es se ve for zada por las cir cunstancias a
la relacin, pero tal relacin podra ser evitada, aun con un alto coste, y
debe mediar en t odo caso par a ello un act o de volun t ad. Est os dos t ipos de
vnculos funcionales y tres de vnculos personales se combinan en los mo-
dos de produccin ya mencionados como indica el Cuadro 3.
C u a d r oC u a d r o 33
V n c u l o s p er so n a l es y f u n c i o n a l e sV n c u l o s p e r so n a l es y f u n c i o n a l e s
Vnculos funcionalesAutonoma Coordinacin
Dependencia MPD MPH
Poder MPT MPBVnculos
personalesNecesidad MPM MPC
La diferencia que separa a los modos de produccin citados en dos
mit ades, a lo lar go de la dim ensin de la pr oduccin, ent r e los que se basan
en el hogar y los que se basan en la organizacin, tiene una consecuencia
de largo alcance para todos ellos. En los tres modos que se basan en la
pr oduccin en el h ogar , bien sea par a la subsistencia (MPD), par a el est ado
(MPT), para el mercado (MPM) o, por supuesto, para cualquier combina-
cin de ellos, el trabajador conserva siempre un elevado grado de control
nes concretas y establecer con carcter duradero como normas reconocidas o como r eglas de
la accin comunicativaen el nivel de la comprensin lingstica.
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sobre el objeto, el proceso y el ritmo de su trabajo. Por el contrario, en los
tres que se basan en la produccin por organizaciones, bien sea para s
(MPH), para el est ado (M PB), par a el m er cado (MPC) o par a cualqu ier mez-
cla de los mismos, el trabajador pierde autonoma en su trabajo para versesometido a la autoridad de la organizacin y de quienes en ella ocupan
posiciones de autoridad. Es tambin extremadamente probable, aunque no
inevitable, que se vea inmerso en una creciente divisin interna del trabajo
y, en ltima instancia, de las tareas en que puede descomponerse el proce-
so.
Pero el trmino distribucin encierra una realidad no menos sino
ms compleja. Por distribucin hay que entender la forma en que se distri-
buye el pr oducto t ant o ent r e las dist int as un idades pr oduct ivas, que es la
forma ms convencional de hacerlo y la que hemos venido utilizando hasta
ahora al hablar de los hogares y las organizaciones como meramente
pr oducti vos y sol ament e de los est ados y los mercados como di st ribut ivos
como dentro de cada unidad productiva. Podemos considerar ambos mo-
ment os como la dist r ibucin in t er na y exter na del pr oduct o, desde el pun t ode vista de la unidad que sirve de escenario al proceso productivo, o, para
usar una terminologa ms precisa, como la apropiacin y la adquisicin
del m ismo, r espect ivament e. Elij o est os dos t r m inos por que creo que ex-
pr esan, al m enos de for ma apr oximada, una dif er encia bsica: en el p r im er
caso se trata de tomar posesin de algo que existe, en principio, como r es
nul l ius , que todava no pertenece a nadie; en el segundo, de obtener algo
que pertenece previamente a alguien, el cual lo cede para que el otro lo
obtenga. En ese sentido, la apropiacin es un acto unilateral frente a su
objeto (aunque requiera la aquiescencia voluntaria o forzosa de los dems
(en particular la de los otros participantes en la produccin); la adquisi-
cin, en cambio, es siempre un acto al menos bilateral, en el que el bien
obtenido deja de pertenecer al otro (aunque tambin requiere, no menos
que la apropiacin, la aquiescencia voluntaria o forzosa de los dems, ter-
cer os que se abst ienen de int er veni r y aceptan el r esul t ado). La adqu isicin
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lo es, para cada recurso envuelto en ese momento distributivo, desde el
punto de vista de una de las partes involucradas; desde la perspectiva de la
otra es alienacin, y desde una perspectiva externa, ajena o global podra
designar se como cir culacin (desplazam ient o de los r ecur sos ent r e las un i-dades econmicas).
Cuando la unidad productiva es un individuo, a estos efectos no in-
merso en otras relaciones, produccin y apropiacin coinciden, o tal vez
debamos decir que no ha lugar a la apropiacin como un momento distin-
to. Pero ste apenas sera el caso de Robinson en su isla, antes de la llega-
da de Viernes, vale decir el de un individuo produciendo para s en una
economa de subsistencia, un hogar pero no una familia, o el de un indivi-
duo produciendo por s mismo para el mercado en las mismas circunstan-
cias o con una neta separacin entre produccin domstica y mercantil.
Cuando la produccin es un proceso cooperativo, como sucede en los hoga-
res (formados por ms de un individuo activo) y las organizaciones y en
esa forma mixta que es la hacienda, no hay una relacin directa entre el
pr oduct o fi nal, si es uno, o cada par t e o un idad del pr oduct o, si es ml t iple,y cada parte o unidad de la actividad productiva. Recurdese que estamos
hablando de producir en comn, en forma coordinada y cooperativa, y no
simplemente juntos, en forma paralela o yuxtapuesta. El proceso de pro-
duccin consiste precisamente en obtener, a partir de unos elementos de
origen dados (los factores) un resultado nuevo y distinto (el producto),
luego no hay equivalencia directa posible entre ste y aqullos. La equiva-
lencia es siempre indirecta y, en ltima instancia, convencional: la pro-
ducti vidad m arginal de cada fact or , la cont r ibucin en t r abajo, la posicin
jerrquica de los participantes Cualquiera que sea el criterio adoptado
(podramos decir tambin la teora del valor, pero slo en cuanto que teo-
ra normativa de la justicia), nos encontraremos ante un acto de apropia-
cin, es decir, de distribucin del producto entre los participantes en el
proceso productivo en unas proporciones que no se deducen de ste de mo-
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do inequvoco, sino a travs de la intermediacin de criterios convenciona-
les.
La apropiacin se basa en mecanismos diferentes segn cul sea su
contexto, el escenario de la produccin cooperativa. Si el escenario es el
hogar o la hacienda, el mecanismo son las relaciones de dependencia per-
sonal, sean de parentesco o de sometimiento, es decir, patriarcales o seo-
r iales. La dif erencia fundam ent al ent r e unas y ot r as, a est os efect os, es que
las relaciones de parentesco son relaciones de dependencia entre personas
(de las mujeres respecto de los hombres, de los menores respecto de los
adultos), pero van normalmente acompaadas de una dimensin afectiva y
una convivencia directa que en las de sometimiento no existe, y estn vin-
culadas a un proceso de reproduccin biolgica ajeno a stas. Si el escena-
rio es la empresa o la agencia, es decir, la organizacin en un contexto ca-
pitalista o burocrtico, el mecanismo son las relaciones de autoridad, que
consider amos dist in t as de las de dependencia en la m edida en qu e son fu n-
cionales, segmentarias y especializadas, como la organizacin misma, y no
difusas y conspicuas. En la empresa capitalista resultan a la vez urgidas ylimitadas en primer trmino por el contexto exterior , lo que significa ante
t odo el abanico de las opor t un idades alt er nat ivas, pero t ambin, secunda-
riamente, por el contexto interior, o sea, por los acuerdos y por la correla-
cin de fuerzas entre los participantes; en la agencia pblica dependen en
primer trmino del contexto interior, o sea, del consenso y de la correla-
cin de fuerzas, pero tambin del exterior, vale decir de las opciones (sobre
todo en el capitalismo) y de la fuerza aadida del estado (sobre todo en el
colectivismo).
Cuando la unidad econmica es autosuficiente, en el sentido de que
produce lo que consume y consume lo que produce, como pueden serlo el
hogar y la hacienda, la distribucin se reduce a la apropiacin, sin que
haya lugar para la adquisicin (o enajenacin, o circulacin). Pero si las
unidades econmicas producen recursos que no consumen y consumen
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otros que no producen, entonces debe haber alguna forma de adquisicin
de lo producido por otros y de enajenacin de lo que va a ser consumido
por ot r os, es decir , de cir culacin. La ci r culacin puede adopt ar l a for ma de
intercambio, a travs del mercado, comprendindose aqu tanto tanto elint er cambio dir ect o de product os, o t r ueque, como su int er cambio indir ect o
a travs del dinero, o compraventa, y por supuesto todas las variantes po-
sibles de uno u ot r o ( bilateral o mu lt i lateral, inm ediat o o a t r mino, et c.).
Puede adoptar la forma de asignacin, a travs del fisco, vale decir del es-
tado en funciones puramente distributivas, cuando es ste el que a travs
de sus mecanismos tributarios y presupuestarios toma recursos de unas
unidades y los transfiere a otras, incluido l mismo o ms bien los indivi-
duos, hogares y organizaciones asociados a l. Y puede tomar la forma de
donaciones, a travs de redes informales de solidaridad, cuando unas uni-
dades econmicas ceden recursos a otras sin una contrapartida necesaria,
aunque sobre ello puedan levantarse expectativas de reciprocidad en caso
de r epr oduccin de la sit uacin en sent ido i nverso. 17
Esta tercera forma es, sin duda, menos importante en una sociedadcuya distribucin est claramente dominada por el mercado y el estado,
pero esto no significa que haya sido antes o sea incluso hoy irrelevante.
As, por ejemplo, en una economa generalizada de subsistencia son fre-
cuentes los regalos rituales, las donaciones entre hogares unidos por rela-
ciones de parentesco ms o menos laxas, el apoyo mutuo entre vecinos, la
asistencia espontnea en caso de emergencia o necesidad, etc. En realidad,
sera difcil encontrar, en cualquier poca histrica y en cualquier contexto
geogr fico, hogar es o haciendas est r ictament e aut osuf icient es. La aut osu-
fi ciencia debe ent ender se como una aut osuf iciencia bsica y pr edom inant e,
no total y absoluta. Inclusive hoy, junto al estado y el mercado podemos
1 7 En cierto modo, las donaciones corresponderan a la reciprocidad, mientras que la asig-nacin a travs de mecanismos tributarios lo hara a la centricidad, las formas de funcio-namiento del sistema econmico anteriores al mercado sealadas, junto con la economa dehacienda, por Polanyi (1 944 ). El ot r o element o, la simetr a , encont r ara su desarr ollo en elpropio mercado.
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encontrar mltiples formas de donaciones entre parientes que traspasan
los lmites de los hogares, apoyo mutuo entre vecinos, compaeros y ami-
gos, auxilio en caso de necesidad o emergencia a propios y extraos, etc.
Tal vez no tanto como se pudiera esperar o desear, pero en todo caso s losuficiente para no considerar estas vas de circulacin como una cantidad
despreciable. Lo que empuja por lo comn a obliterarlas como quant i t ne-
gligableno es que sean r ealm ent e desdeables, sino que no son o son slo
difci lm ent e cuant if icables.
Y la distribucin no termina siquiera aqu. Si hay circulacin, es de-
cir, si los individuos, los hogares o las organizaciones adquieren recursos,
queda t odava pendient e la apr opiacin de est os recur sos adqui r idos. Obje-
to de apropiacin de lo adquirido sern, en hogares y organizaciones, los
r ecursos consegui dos por donacin en las r edes de soli dar idad, los pr ecios y
productos obtenidos en el mercado y las transferencias recibidas del esta-
do. Este momento de la distribucin no est previamente resuelto, pues o
bien se trata de recursos que la unidad econmica adquiere sin contrapar-
tida (como resultado de una donacin de otro o de una transferencia uni-lateral del estado), o bien se trata de recursos que obtiene como contra-
partida a la entrega de otros recursos que no fueron objeto de apropiacin
(el resultado del trabajo domstico no consumido, los beneficios no distri-
buidos , et c.). Por consiguient e, la apr opiacin puede ser lo, en cada unidad
econmica, de lo producido en ella misma o de lo adquirido del exterior, e
igual que puede haber unidades que producen pero no adquieren (autosu-
ficientes) tambin puede haberlas que adquieran pero no produzcan, aun-
que la mayora hagan, en distintas combinaciones, ambas cosas a la vez.
Secuencialmente, esta apropiacin de lo adquirido ha de tener lugar, con
bastante probabilidad, despus de la apropiacin (o no apropiacin) de lo
producido en la unidad econmica misma y, sin lugar a dudas, despus de
la adquisicin de lo producido por otras unidades econmicas (tal vez a
cambio de lo producido pero no apropiado por la unidad misma), pero el
pr oceso es sim ilar al de apr opiacin de lo pr oducido.
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Esta descomposicin en distintos procesos parciales del proceso glo-
bal de dist r ibucin se refleja de for ma esquemt ica en el Cuadr o 4
C u a d r oC u a d r o 44
L as f o r m a s d e d i s t r i b u c i nL as f o r m a s d e d i s t r i b u c i nDISTRIBUCIN MECANISMO
Patriarcal Hogar
Seorial HaciendaApropiacin
Autoritaria Organizacin
Asignacin Est ado como f isco
In t er cambio Mer cado, t r uequeAdquisicin
Donacion es Redes soli dar ias
Los distintos modo de produccin pueden ser, como tales, escenario
de ambas formas de distribucin o de slo una de ellas. Los modos de pro-
duccin domstico y hacendario lo son de procesos de apropiacin, pero no
de adquisicin (circulacin, enajenacin), ya que por definicin son auto-
suficientes. Los modos de produccin mercantil y tributario lo son de pro-
cesos de adquisicin, respectivamente a travs del mercado y del estado,pero no de apropiacin (como tipos ideales o modelos, ambos relaciona-
r an slo a pr oduct or es individuales, y si en r ealidad r elacionan hogar es es
porque se articulan con el modo de produccin domstico, que tpicamente
subyace o acompaa a todos los otros). Los modos de produccin burocr-
t ico y capit alist a, en f in, son escenar io t ant o de apropiacin ( de lo pr odu-
cido y de lo adquirido) como de adquisicin. Esto se resume en el Cuadro 5
C u a d r oC u a d r o 55
M o d o s d e p r o d u c c i n y p r o c e s o s d e d i s t r i b u c i nM o d o s d e p r o d u c c i n y p r o c e s o s d e d i s t r i b u c i n
Pr ocesos de dist r ibucin pr esent es
Slo apropiacin Slo adquisicin Apropiacin y adquisicin
MPD, MPH MPT, MPM MPB, MPC
Todo esto se reduce, en ltima instancia, a una diferencia elemental
ya mencionada. Hay apropiacin dondequiera que hay produccin a travs
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de una entidad social compleja, que sea algo ms que un individuo; es de-
cir, en los hogares y las organizaciones, que son, junto con los individuos
(en realidad, hogares unipersonales), las redes en las que, en el sentido
ms est r icto , se produce. Por ot r a par t e, hay cir culacin o asignacin en lasredes que, en sentido restringido, son puramente distributivas, concreta-
mente el mercado y el estado (el fisco). Por consiguiente, aunque para no
cargar ms una terminologa ya espesa seguiremos hablando a en general
de modos de produccin sin otro aadido, debe recordarse que se trata de
modos de pr oduccin y distr ibucin o, para ser exhaust ivos, modos de pro-
duccin, apropiacin y adquisicin (o circulacin).
Co n f l i c t o s i n h er en t esCo n f l i c t o s i n h er en t es
Cada uno de estos modos de produccin presenta sus propios conflic-
tos inherentes, internos o externos a las unidades econmicas en s. Para el
marxismo clsico, el MPC es escenario del conflicto central en la sociedad
actual, que podra contemplarse indistintamente como un conflicto en tor-
no a la produccin (de trabajo excedente) o a la apropiacin (del plusva-
lor), si bien esta distincin ha resultado ser cualquier cosa menos irrele-
vante para los intrpretes, como lo muestra el interminable debate, algo
escolstico, entre marxistas ortodoxos y neoricardianos. Del MPM se ha
venido suponiendo, como es sabido, que era el reino de la igualdad, la li-
bertad y Bentham18 (u na suposicin, por ciert o, en la que el marxismo vino
a coincidir en general, paradjicamente, con la economa burguesa), un
escenario libre de conflictos en s cuyo nico delito era el de encubrimien-to, al velar tras la aparente equivalencia de todos los intercambios, inclui-
do el de la fuerza de trabajo, la explotacin de ste por el capital.19 (En lo
que concierne al MPD y el MPB, el marxismo no los ha considerado nor-
malmente como modos de produccin, sino como esferas no econmicas,
1 8 Marx (1867 : I, 1, 214) .1 9 Pero esta circulacin es una nebulosa tras la cual se esconce un mundo entero, el mundode los nexos del capital. (Marx, 1857: II, 153)
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superestructurales, la familia en cuanto que estructura de parentesco y el
estado en cuanto que poder poltico, de manera que no podan ser escena-
rios del tipo de conflictos en torno a la explotacin que concentraban su
inters; hay que sealar, no obstante, que ciertos autores marxistas o deinfluencia marxista s han utilizado el concepto de modo de produccin
para analizar estas esferas. Finalmente, el marxismo no se refiri nunca al
MPT ni al MPH, pero s al MP feudal y al asitico, que cubriran conjunta-
mente el mismo mbito, y siempre lo hizo apuntando la oposicin entre
siervos y seores, amos y esclavos, etc.)
Aqu vamos a abordar el asunto desde una perspectiva ms amplia.
Puesto que los modos de produccin son, como se ha dicho, modos de pro-
duccin y distribucin, o ms exactamente de produccin, apropiacin y
adquisicin, cada uno de estos tipos de relaciones es potencialmente, en los
modos en los que est presente, una fuente de conflictos. Slo que no en
todos los modos est presentes todas las relaciones, de manera que habre-
mos de analizarlos uno por uno para indicar cules lo estn y cules no.
En los modos mercantil y tributario, en los cuales suponemos en principioque la unidad econmica es el individuo (y, si es el hogar, entonces queda
fuera del MPM y del MPT, pues corresponde al MPD articulado con ellos)
slo est pr esent e, en cuant o que tales, la dist r ibucin, o ms exactament e
la adquisicin, sea como intercambio o como asignacin, es decir, a travs
del mercado o del est ado. Los confli ct os son siempr e, por t ant o, exter nos a
las unidades productivas, ya que se sitan en las relaciones entre ellas. En
los modos domstico y hacendario, por el contrario, donde el hogar y la
hacienda son escenar ios de pr oduccin cooperati va, y por lo t ant o, a la vez,
de la pr oduccin y la apr opiacin, per o t ambin unidades econm icas aut o-
suficientes, sin una relacin regular con el exterior, por lo que no est pre-
sente la adquisicin, ni como intercambio ni como asignacin (ni como
mercado ni como estado). Los conflictos, en este caso, sean en torno a la
produccin o a la apropiacin, son siempre internos a las unidades produc-
tivas, nunca externos. Finalmente, en los modos burocrtico y capitalista,
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donde la empresa y la agencia son por s mismas escenarios de produccin
y de apropiacin, y donde se relacionan con sus semejantes o con la socie-
dad global a travs de redes de adquisicin, respectivamente de asignacin
y de intercambio o, lo que es lo mismo, del estado y del mercado, los con-flictos se dan en los tres mbitos y son, en consecuencia, internos unos y
externos otros desde la perspectiva de las unidades econmicas singulares.
El Cuadr o 6 r ene est as vari ant es.
C u a d r oC u a d r o 66
L o s m o d o s d e p r o d u c ci n c o m o e sc en a r i o s d e c o n f l i c t o sL o s m o d o s d e p r o d u c ci n c o m o e sc en a r i o s d e c o n f l i c t o s
Tipo de conf lict os y r elaciones afect adas
Conf lictos int er nos Conf lict os externos
Produccin Apropiacin Asignacin Intercambio
MPD + +
MPH + +
MPT +
MPM +
MPB + + +
MPC + + +
Es fcil ejemplificar esto. Las unidades del MPM entran en conflicto
unas con otras en torno a los precios. Las del MPT lo hacen con el fisco en
torno a los tributos o entre s en torno al balance individual tribu-
t os/ t r ansferencias o, lo que es lo m ismo , ent or no a la dist r ibucin de lost r ibut os ent r e los cont r ibuyent es y la de las t r ansferencias ent r e los bene-
ficiarios. Las del MPD, lo mismo que las del MPH, lo hacen en torno a la
divisin y la car ga de t r abajo (pr oduccin) y en t or no a quin per t enece el
producto (apropiacin), aunque en cada uno de esos modos se haga de
manera distinta por tratarse de conjuntos de relaciones claramente distin-
tos. Finalmente, en el MPB y el MPC encontramos reunidos todos los con-
flictos mencionados. Es notable que se haya podido contemplar estos mo-
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dos de produccin de for ma tan u ni lat er al como para consider ar los escena-
r ios de un n ico conf licto. As, por ejemplo, cuando Dahr endor f se r efi er e al
estado como una asociacin de dominacin marcada por la divisoria entre
administradores y administrados, lo que hace es centrarse de forma unila-teral en el conflicto externo propio de ese modo de produccin (asigna-
cin), incluso en una subesfera del mismo, la relacin entre las agencias y
su pblico, sin considerar las relaciones entre agencias (otra parte de la
asignacin) ni las relaciones internas a las mismas (produccin y apropia-
cin). Anlogamente, cuando Marx afirma que la divisoria que surca a la
empr esa capit alist a es la que separ a a los empleador es de los empleados, se
centra en el conflicto interno (produccin o apropiacin) dejando de lado
el externo (intercambio), y aun entonces no siempre est claro si se refiere
a aqul como un conflicto propio de la produccin, de la apropiacin o de
ambos.
Quedan dos precisiones por hacer. La primera es que entre la rela-
ciones de distribucin consideradas como potencialmente conflictivas no
aparecen las donaciones, lo cual se explica por su carcter en principio vo-luntario y ocasional. En el caso de que llegaran a regularizarse o rituali-
zarse hasta el punto de poder convertirse en escenario de conflicto sera
que se haban convertido en un proceso de asignacin. La segunda es que
slo hemos considerado el MPD en cuanto que encarnado en hogares como
escenarios de produccin cooperativa, es decir, constituidos por dos o ms
individuos. Sin embargo, un hogar puede ser puramente individual, y en-
tonces no es posible el conflicto interindividual. Sera, en tal caso, un con-
flicto intraindividual o, lo que es lo mismo, un conflicto entre el deseo de
minimizar el esfuerzo (produccin) y maximizar el disfrute (consumo) por
parte de un slo y nico individuo que debera, entonces, decidir sobre el
equilibrio ms adecuado para l, equilibrio trabajo-consumo. Este es el
hogar chayanoviano por excelencia: Chayanov generaliz a cualquier tipo
de hogar lo que slo puede predicarse en sentido estricto como lgica del
comportamiento individual. Cuando el hogar est constituido por varios
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individuos puede conservar en mayor o menor medida esta lgica, segn
que funcione de forma ms o menos consensual, o que quien detenta la
autoridad haga ms o menos suyos los intereses de todos por igual, o que
sus miembros acten todos con mayor o menor autonoma, pero tambinpuede convertirse en un escenario de intereses en conflicto, lo que suceder
en cuanto haya desacuerdo sobre cmo repartir la carga de trabajo (pro-
duccin) o sobr e cmo distr ibuir el pr oduct o (apr opiacin).
D i n m i ca s i n t er n a sD i n m i cas i n t er n a s
La dinmica de estos modos de produccin procede en general, como
sus conflictos inherentes, de las relaciones de produccin y distribucinque albergan. La pr oduccin , en general, ent r aa un esfu er zo indeseado, al
menos a partir de cierto punto. En consecuencia, all donde el trabajador
mant enga el contr ol de su t r abajo in t ent ar poner en pr ct ica algn t ipo
de equilibrio chayanoviano, es decir, de equilibrio entre trabajo y consumo,
entre esfuerzo y resultado.20 Esta lgica imperara sin restricciones en el
MPD a escala puramente individual, es decir, en hogares formados por un
solo individuo. De manera general, puede seguir imperando para los hoga-
res como tales en tanto que no tomemos en consideracin sus divisorias
internas, es decir, para los hogares pero no para los individuos. Si Chaya-
nov pudo generalizar esta frmula para los hogares campesinos, tanto ms
en una economa relativamente mercantilizada, y si Sahlins ha podido
hacerlo para los pueblos primitivos, sin tener en cuenta las enormes dife-
r encias de car ga de t r abajo ent r e hom br es y muj er es, ha sido pr ecisament econ esa condicin inconsciente y, por qu no decirlo, androcntrica. Pero
2 0 [...] La energa desarrollada por el trabajador [...] es estimulada por las necesidadesde consumo de la f amil ia y, al aument ar st as, sube fo r zosament e la t asa de explot acindel trabajo [...]. Por otra parte, el consumo de energas est inhibido por la fatiga deltrabajo mismo. Cuanto ms duro es el trabajo, comparado con la remuneracin, msbajo es el nivel de bienestar en el cual la familia deja de trabajar, aunque es frecuenteque para alcanzar incluso este nivel reducido deba hacer grandes esfuerzos. En otraspalabras, podemos afirmar positivamente que el grado de autoexplotacin de la fuerzade t r abajo se est ablece por la r elacin ent r e la m edida de la sat isfaccin de las necesida-des y la del peso del t r abajo. (Chayanov, 1924: 84 )
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si el hogar se ve atravesado, como sucede hoy y ha sucedido virtualmente
siempre, por la divisin del trabajo y la jerarqua entre los sexos, y tal vez
entre las generaciones, entonces, como en toda forma de cooperacin des-
igual y jerrquica en la que una parte ejerce su poder sobe la actividadproductiva de la otra, puede surgir y, en mayor o menor grado, surge una
oposicin de intereses. As, podemos seguir caracterizando al hogar como
una unidad econm ica dispuest a a dismi nu ir su carga de tr abajo o a aut o-
explotarse, pero no debemos olvidar que la parte cuya oferta de trabajo
presenta una mayor elasticidad es la mujer, con gran diferencia respecto
del hombre. Es un lugar comn, por ejemplo, que entre los llamados pue-
blos primitivos, como entre los gitanos o entre los rabes, la mujer sopor-
t a una carga de t r abajo m uy super ior a la del hombr e. In cluso hoy en da,
en las sociedades occidentales, en las que una pareja tpica combina el tra-
bajo remunerado del varn a tiempo completo con la responsabilidad ex-
clusiva o bsica de la mujer sobre la esfera domstica, con o sin incorpora-
cin de la mujer al trabajo remunerado y con o sin colaboracin del hom-
bre en las tareas del hogar, las probabilidades de autoexplotacin estn
casi siempr e del l ado de la mu jer , que es la que fr ecuent ement e incur r e en
la doble jornada 21 o en un trabajo domstico interminable, como tam-
bin lo est n, aunqu e en ocasion es ms cont adas, las de in clinar la balanza
claramente del lado del ocio, como puede suceder en el caso del ama de
casa burguesa, en hogares de elevados ingresos, o en el perodo del nido
vaco . Para decir lo r esum idam ent e: la economa dom st ica es el escenar io
pr ivilegiado del equilibr io chayanoviano, per o con fu er t es int er ferencias de
la divisin del trabajo y las jerarqua de los sexos y, en su caso, de las ge-
neraciones en su int er ior .
Donde los trabajadores conservan el control individual, o incluso
simplement e famil iar , del p r oceso de pr oduccin per o a ello se superponen
2 1 Como sealaron hace tiempo Young y Willmott (1973), lo que sucede a menudo en tanto
que no termina de llegar la anunciada familia simtrica es que las mujeres pasan a tener
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un as r elaciones de dist r ibucin con su pr opia dinmica, el r esult ado es, na-
turalmente, mixto. Esto es lo que sucede, de distintas formas, en el MPT y
el MPM. Como en el caso del MPD, el trabajador controla su trabajo, pero
ahora lo hace sometido a ciertas constricciones o imposiciones derivadas delas relaciones de distribucin: en el MPT, porque tiene que pagar el tributo
al seor, al funcionario real o imperial o a quien sea, con lo cual tiene que
producir cierto excedente ms all de lo necesario para la satisfaccin de
sus necesidades o las de su hogar ; en el MPM, por que t iene que adapt arse a
las caractersticas del producto y a los precios dictados por los mecanismos
de la compet encia, en l os que slo puede in fl ui r de manera muy par cial.
Donde, en fin, se organiza de forma cooperativa la produccin, como
sucede en el MPH, el MPB o el MPC, el trabajo de la mayora se ve sometido
a la voluntad de una minora, sea el seor, el burcrata o el capitalista, o
el valedor de cualqui era de ellos. Si el consum o, o en general el acceso a los
r ecur sos, de cualqu iera de est os per sonajes dot ados de poder dependen ms
del trabajo de las personas sometidas al mismo que del suyo propio,
intentarn emplear el poder que detentan para aumentar el trabajo deaquellos que lo sufren. Dondequiera que hay produccin cooperativa hay
tambin, como vimos en su momento, un problema de apropiacin. Pues
bien, en cualesquiera condiciones de produccin dadas la apropiacin de lo
producido una vez producido- puede considerarse como un juego de suma
cero, en el cual todo lo que una parte se apropia escapa por ello del alcance
de las otras. Esto es, en consecuencia, parte de la dinmica de todos los
modos de produccin en los que, de una manera u otra, interviene la
organizacin, o sea el MPH, el MPB y el MPC, y, en forma mitigada, de la
del MPD. La presencia de la organizacin hace estallar las condiciones del
equilibr io ch ayanoviano, porqu e ahor a ya no se plant ea ninguna oposicin
entre trabajo y consumo, ya que unos consumen (o al menos consumen
ms de lo que trabajan) y otros trabajan (o al menos trabajan ms de lo
que consumen) y, sobre todo, el consumo de quienes ejercen la autoridaddos emp leos uno dent r o del hogar y ot r o fu er a- mient r as que los hom br es conti nan conuno.
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y, sobre todo, el consumo de quienes ejercen la autoridad depende primor-
dialmente del trabajo de otros, ms que del propio. Quienes fundamental-
ment e consumen no ven como u na constr iccin para ellos el aument o de la
carga de trabajo, ya que ste aumento lo sufren otros, y quienes funda-mentalmente trabajan ya no pueden limitar por s mismos su esfuerzo
aceptando renunciar a una parte de su consumo, ya que han perdido el
control sobre su propio trabajo (e, indirectamente, sobre su propio consu-
mo).
Al irrumpir las redes de adquisicin, su lgica interna se suma a la
de la produccin y la apropiacin. Ni el equilibrio trabajo-consumo, cuando
la produccin es individual (o de la unidad familiar sin considerar a los
individuos) depende ya de la simple decisin del individuo, ni las dosis in-
dividuales de trabajo y de consumo cuando la produccin es cooperativa y
la apropiacin individual dependen ya meramente de la relacin de fuerzas
en la pr oduccin y la apropiacin . En el pr imer caso, porque las condi ciones
cambiant es del ent or no alt er an los t r mi nos del equilibr io, pudiendo exigir
menos trabajo para un mismo consumo u ofrecer ms consumo por unmismo trabajo si se tornan ms favorables o ms trabajo para el mismo
consumo o menos consumo por el mismo trabajo si se vuelven desfavora-
bles. En el segundo, porque, aunque las proporciones de la apropiacin se
mantengan constantes en funcin de la correlacin de fuerzas interna, en
condiciones favorables podr aum ent ar el consum o y/ o disminu ir la carga
de todos y en condiciones desfavorables tendr que disminuir el consumo
y/ o aum ent ar la carga gener al, salvo que el pr opio cambio del ent or no in-
duzca un cambio en la correlacin de fuerzas internas o que el consumo o
el trabajo de alguna de las partes alcance sus lmites inferiores o superio-
res, o se muestre ms inelstico. Las condiciones del entorno a las que nos
referimos son, naturalmente, los precios de compra de los factores y venta
de los productos en el mercado y el balance entre tributos entregados y
transferencias recibidas del estado.
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Lo interesante en este punto es que el entorno tiene un efecto esti-
mulante o disuasorio para la produccin, pero con distinta eficacia. Si el
modo de adquisicin o circulacin es el intercambio, el mercado, tanto la
apropiacin de los posibles beneficios, o sea las consecuencias de las posi-bles ineficiencias, como la cobertura de las posibles prdidas ser indivi-
dual, ya que el mercado es siempre una suma de relaciones bilaterales en-
tre unidades econmicas singulares. Si el modo de adquisicin o circulacin
es la asignacin, el estado, tanto la apropiacin de los beneficios como la
cobertura de las prdidas ser compartida, ya que el fisco o el presupuesto
es siempre una relacin de cada unidad econmica con el conjunto consti-
t uido por t odas ellas, no con n ingun a en par t icular . Por consiguient e, tan-
to las ganancias como las prdidas son, respectivamente, un elemento es-
timulante o un elemento disuasorio mucho ms eficaz en el mercado que
en el estado, cuando la forma de circulacin es el intercambio bilateral que
cuando es la asignacin colectiva. Esto vale tanto cuando el mercado o el
estado actan como relaciones de distribucin entre individuos u hogares
(MPM y MPT) como cuando lo hacen como relaciones de distribucin entre
organizaciones (MPC y MPB). Por eso han sido sociedades fundamental-
mente estancas, al menos en trminos econmicos, tanto las sociedades
fundamentalmente tributarias (feudalismo y despotismo), cosa que segu-
ramente nadie discute, como las sociedades fundamentalmente burocrti-
cas (el socialismo real), cosa que aceptar cualquiera que no siga empe-
ado en negar la evidencia, mientras que tanto las fundamentalmente
mercantiles (en la medida en que han existido separadamente, como en la
economa de frontera) como las fundamentalmente capitalistas han sido
esencialmente dinmicas y han conocido un crecimiento incomparablemen-
te mayor, aunque en todos los casos, los de crecimiento y los de estanca-
miento, con costes sociales muy elevados. 22
22
En trminos puramente econmicos, puede decirse que el empresario capitalistapuede desentenderse de sus trabajadores, mientras que el trabajador pblico puededesentenderse de su empresa. Lo primero ha llegado a ser parcialmente compensado en
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Finalmente, la mayor o menor presin externa de las relaciones de
adquisicin redefine las caractersticas de las relaciones internas de pro-
duccin y apr opiacin en las for mas de pr oduccin cooperati vas. La pr esin
de la competencia agudiza la pugna entre empleadores y empleados, o en-tre directivos y subordinados, por la intensidad de la produccin y las pro-
porciones de la apropiacin. Dicho en romn paladino, cuanto ms fuerte
sea la competencia externa ms fuerte tender a ser la dominacin, ms
intensa la explotacin y ms desiguales la proporciones en la distribucin
in t er na del pr oducto. La pr esin de las r elaciones de asignacin , en cam-
bio, al ser menor impulsa menos la dominacin interna y la explotacin,
incluso la desigualdad interna. Por eso el ritmo de trabajo, las posibilida-
des de ser despedido o las desigualdades e ingresos entre directivos y su-
bordinados eran sustancialmente menores en las empresas socialistas
que en las capitalistas, aunque con la contrapartida de que, a pesar de to-
do ello, los t r abajador es er an t ambin mucho m s pobr es.
Pero a lo largo de estas lneas que separan a los modos de produc-
cin, la produccin y la distribucin, discurre tambin otro mundo de op-ciones y, por ello, posibles conflictos: el del espacio relativo de cada uno. Si
miramos a nuestro ya familiar cuadro verticalmente, columna a columna,
y le echamos un poco de imaginacin, podemos ver ya en la primera, MPH
vs. MPD, a seores y siervos en una lucha secular, a veces larvada y a veces
descarnada, por el espacio relativo de la hacienda y el hogar (de la corvea y
el trabajo de subsistencia, por ejemplo); en la segunda, MPB vs, MPT, a los
estados de ayer y de hoy debatindose entre conseguir y transferir recur-
sos a travs de mecanismos tributarios o producirlos por s mismos (entre
la sanidad pblica y la concertacin con la privada, tal vez); en la tercera,
MPC vs. MPM, a los grandes capi t ales devorando a los pequeos product o-
res y a stos resistiendo contra viento y marea (las grandes superficies y
los tenderos del barrio, pongamos por caso). Pero no se pierda de vista, pe-
el capitalismo por el derecho laboral; lo segundo fue por un tiempo afrontado, en elsocialismo real, por la represin de los delitos contra la produccin.
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se a los ejemplos, que las pugnas entre hogares y organizaciones no se dan
exclusivamente dentro de cada red distributiva, sino en todas ellas y en
todas las direcciones: la escolarizacin, por ejemplo, representa el despla-
zamiento de la satisfaccin de una necesidad (tanto da que sea una nece-sidad creada) del MPD al MPB o al MPC, mientras que las pequeas yogur-
teras elctricas trasladan la transformacin de la leche en yogur del MPC
al MPD, et c. La organizacin susti t uye al i ndi viduo aislado o al hogar por-
que es claramente superior para la producin a gran escala, para el uso de
grandes medios de produccin, etc., pero tras el requisito funcional de la
coordinacin trae fcilmente consigo la dominacin y la explotacin del
trabajo. El individuo y el hogar subsisten dondequiera que los medios de
produccin mantienen una dimensin accesible, que no es necesaria la co-
operacin del tr abajo y/ o que la pr oduccin a mayor escala pr esent a ms
deseconomas que economas, empezando por los propios costes de organi-
zacin. Esto suele suceder cuando las tecnologas productivas no estn
mu y desarr olladas (por ejemplo en la pr oduccin ar t esanal) o, al cont r ario,
cuando su desar r oll o r educe dr st icament e la escala y el cost e de los me-
dios de produccin (por ejemplo, con la introduccin de los programa de
edicin en las ar t es gr ficas, as com o cuando la pr opia natu r aleza del bien
o servicio ofrecido impone su dispersin en el espacio (por ejemplo, buena
par t e de las r epar aciones).
Si lo miramos horizontalmente, movindonos a lo largo de cada fila
o de ambas a la vez, la cuestin es a travs de qu red se distribuye cada
t ipo de r ecur so: las un idades aut osuf icient es, el est ado o el mercado. Est a
pugna debe ser considerada independiente de la anterior, pues se cruza con
ella y no slo en nuestra inagotable representacin grfica, sino por enci-
ma de todo en la realidad. El problema del carcter domstico, pblico o
privado de la cobertura sanitaria, por ejemplo, enfrenta en bloque al cir-
cuito de las donaciones (hogares que se hacen cargo del cuidado de los en-
fermos, familiares que ayudan, vecinos que cooperan, etc.), con el estatal
(tributario y burocrtico, o sea, por quin paga y quin presta el servicio)
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y con el del m er cado (m er cant il y capit alist a, y ah se alinean por igual los
pr of esion ales independ ient es y los gr andes hospi t ales pr ivados). O sea:
redes de solidaridad (MPD y vestigios de MPH, donacin) vs. estado (MPT y
MPB, asignacin) vs. mercado (MPM y MPC, circulacin). Baste con sealar,en primer lugar, que, a iguales caractersticas y calidad del bien o servicio
de que se t r ate, cu alquier individuo pr eferi r recibir lo del est ado ant es que
adquirirlo en el mercado, para lo cual tendra que prescindir a cambio de
otros recursos, o que producirlo en el mbito domstico, para lo cual se
r equiere t r abajo, y pr eferi r adquir ir lo en el mer cado, si t iene los suf icien-
tes recursos para ello, antes que producirlo con su esfuerzo, ya que los re-
cursos posedos pueden ser en principio ilimitados en relacin con las nece-
sidades, mientras que la capacidad de produccin domstica es por princi-
pio limitada. En segundo lugar, las diferencias de calidad pueden empujar
al individuo en cualquier direccin entre el hogar, el estado y el mercado,
impulso que podr, en su caso, acumularse al procedente de las diferencias
de precio o contrarrestarlas, sea esto ltimo mitigndolas, anulndolas o
sobrepasndolas e imponiendo as su direccin. No nos detendremos el de-
sarrollo de la consiguiente casustica, que sera interminable, pero hay que
recordar que muchos de sus movimientos nos resultan bastante familiares.
El Cuadro 7, en el que cada ent r ada hor izont al (cada fila) r epr esent a a la
red que deja de producir o en la que se deja de adquirir un recurso y cada
entrada vertical (cada columna) a aquella (en la) que (se) pasa entonces a
hacer lo, r ecoge los casos ms comun es, con algun as denom inaciones t picas
y ot r as ad hoc.
C u a d r oC u a d r o 77
D esp l a z am i e n t o s en t r e r ed e s d e d i st r i b u c i nD esp l a z am i e n t o s en t r e r ed e s d e d i st r i b u c i n
Red de destino
Hogar Mercado Estado
Red
de Hogar . . . . . . . . . . .
Mercantilizacin de loque era dom st ico
Int it ulacin derechospersonales
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MercadoDomest izacin p or
dismi nucin r ecursos. . . . . . . . . . .
Socializacin,colectivizacin
EstadoDomest izacin p or
desprovisinPr ivat izacin de lo
que er a pblico. . . . . . . . . . .
Baste con sealar, una vez ms, algo especialmente importante de
cara al anlisis de las desigualdades: no slo importan la estructura de un
modo de produccin y la posicin que se ocupa en l, sino t ambin el lugar
de ese modo de produccin frente a otros, con sus correspondientes rela-
ciones y posiciones, y las posibilidades acceder a los recursos deseados a
travs de uno o de otro. La desigualdad es, necesariamente, un fenmeno
mult idimensional.
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